Cuando Vinieron Los Jurua Marcelo Bogado PDF

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Trajetórias, narrativas e epistemologias plurais, desafios comuns

Cuando vinieron los ​jurua


Marcelo Bogado Pompa

Resumen: ​El presente trabajo se propone mostrar, a partir de fragmentos de relatos de historia de
vida, la memoria existente entre personas del pueblo mbya guaraní del Paraguay con respecto a su
contacto e interrelación con miembros de la sociedad envolvente. Los fragmentos presentados
muestran la historia del avance del colonialismo interno (que se dio a través de colonos paraguayos y
extranjeros) sobre el territorio mbya; avance que se dio primeramente de manera tímida para pasar a
presentarse como abiertamente agresivo décadas más tarde; proceso que llevó en unos cincuenta
años a la perdida de gran parte del territorio de los Mbya del Paraguay.

Palabras clave: ​Mbya Guaraní; Avance colonizador; Historias de vida

Introducción

Además de la subordinación económica y política, el colonialismo tuvo como


consecuencia un aspecto ideológico, sustentando las diferencias sociales que se
crearon entre colonizados y colonizadores, al propugnar una supuesta inferioridad de
los primeros sobre los segundos (CABRERA, 2016, p. 174). La dimensión ideológica
del colonialismo ha moldeado la historia de los países colonizados, implicando con
ello una manera de vivir la experiencia temporal; creando así una colonialidad de las
narrativas históricas (POLO, 2018, p. 118), en donde la situación colonial se ha
mostrado (y en gran medida aún se muestra) como positiva.
La colonialidad de las narrativas históricas, que ha erigido las versiones
oficiales de la historia de los países latinoamericanos –y que continúa vigente– ha
producido el ocultamiento de las historias de aquellos que fueron sometidos y
dejados de lado a partir del hecho colonial.
El presente trabajo pretende contribuir a mostrar a un público no indígena la
manera como miembros de un pueblo indígena del Paraguay, los Mbya-Guaraní,
han experimentado el avance de la sociedad envolvente sobre su territorio.
Consideramos esta tarea de importancia, ya que las consecuencias de esta
situación han impactado negativamente a los Mbya, perdiendo estos en gran parte
su territorio tradicional en el Paraguay, no pudiendo continuar de manera

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satisfactoria las pautas de subsistencia ligadas a la selva y encontrándose hoy en


día viviendo en la pobreza. Que los descendientes de aquellos que forman parte de
la nación de la que surgieron los frentes colonizadores que tuvieron como
consecuencia esto conozcan estas historias debería de implicar una toma de
consciencia sobre la responsabilidad que como nación se tiene sobre estos hechos,
de asumirlo, para a partir de aquí revertir lo hecho. Si en algo se puede contribuir
con este tipo de historias es en esto.
Lo aquí tratado es conocido sobradamente por los Mbya del Paraguay. No así,
por los paraguayos y los “blancos” en general. Aunque no numerosos, existen libros
y artículos que tratan sobre el tema del avance del colonialismo interno paraguayo
sobre el territorio del pueblo mbya y de su impacto (LEHNER, 1989; MELIÀ, 2016;
BOGADO, 2017).
Con el presente trabajo pretendemos contribuir con esta literatura, con el
agregado de utilizar testimonios directos de los protagonistas de los hechos, a través
de fragmentos de historias de vida que narran los episodios aquí expuestos.
El texto presenta las experiencias vividas en primera persona de personas del
pueblo mbya sobre situaciones ligadas con el avance colonizador sobre sus
territorios. De manera a mostrar la visión de los Mbya del Paraguay sobre el tema
hemos dividido el texto en tres apartados, que corresponden a diferentes momentos
del avance colonizador: 1. La vida en la selva, 2. La llegada de los primeros colonos
y 3. Los conflictos y la lucha por la tierra.
Con respecto a “La vida en la selva” se presentan testimonios en los cuales se
evoca el pasado previo a la perdida del territorio en el que los Mbya tenían acceso a
la selva. “La llegada de los primeros colonos”, en la década de 1940, con quienes se
relacionaron pacíficamente los Mbya, dio como resultado (una vez que los colonos
se asentaron plenamente, que crecieron en número y se apropiaron de las tierras
mbya) a “los conflictos y la lucha por la tierra”, que puede considerarse como un
periodo de la historia reciente del pueblo mbya que actualmente continúa vigente.

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Los testimonios de los que se basa el presente trabajo se obtuvieron a partir de


entrevistas realizadas en los años 2011 y 2017, dentro del marco de investigaciones
del autor en comunidades mbya guaraní del Paraguay1. Las entrevistas no fueron
hechas de manera expresa para realizar una investigación sobre la historia del
pueblo mbya sino que fueron realizadas con otros fines. Sin embargo, a partir de
fragmentos en los que los entrevistados narraron sus “historias de vida” nos valimos
de los mismos como muestras de la vivencia histórica de miembros del pueblo
Mbya-Guaraní del Paraguay sobre el tema del artículo en la perspectiva de una
“historia oral temática” (​ACEVES, ​1997). Los hechos aquí expuestos comenzaron
para los Mbya cuando vinieron los ​Jurua2.

La vida en la selva

En personas del pueblo mbya del Paraguay hoy en día mayores de 70 años,
cuya memoria se remonta a la década de 1940, existe la memoria de los tiempos
pasados, cuando aún existían las selvas, como un pasado idílico, en donde se podía
vivir plenamente el modo de vida tradicional mbya (​mbya reko​), asociado a un estilo
de vida de la selva. “La vida en la selva” presentada en sus relatos constituye una
evocación de un pasado con el que se sienten identificados identitariamente los
Mbya. Esta vida asociada a la selva implica el dedicarse a la cacería, la recolección,
la pesca y la agricultura en rozados (BOGADO, 2017, p. 140).
En este sentido, la perdida del acceso a las selvas por parte de los Mbya, que
se dio por la deforestación y la perdida de su territorio, cuya consecuencia práctica
implicó la imposibilidad de seguir el modo de vida mbya (BOGADO, 2017, p. 144),
tuvo como resultado, a nivel discursivo, una evocación, por parte de varios ancianos,
de este pasado como una suerte de paraíso perdido; dándose una “nostalgia de la
selva” de quienes vivieron en este tiempo.

1
Los fragmentos de las entrevistas son presentados en castellano y fueron traducidos del guaraní por
el autor.
2
​Jurua es la forma como los Mbya llaman a los no indígenas o blancos. Textualmente significa “boca
peluda” o “bigotudo”. Hace referencia al hecho de que los blancos poseen barbas y bigotes.

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A pesar de no haber sido vivido este pasado por personas más jóvenes, suele
ser común hallar en individuos del pueblo mbya la reproducción de este mismo
discurso, en donde la auto representación en tanto mbya suele ser la de presentarse
como pertenecientes a un “pueblo de la selva”.
Este elemento identitario de la percepción de los Mbya, identificados como
“pueblo de la selva”, se manifiesta en sus visiones de la historia. Se la encuentra en
“el mito de las dos humanidades”, en donde se presenta a los Mbya como creados
por los dioses para vivir en las selvas, con un estilo de vida asociado a éstas,
quienes se distinguen de los ​Jurua, que fueron creados para vivir en los campos,
para vivir un estilo de vida distinto a los Mbya (BOGADO, 2016).
La representación del modo de vida mbya como asociado a la selva se
encuentra igualmente en la historia del Cacique Guairá y del Cacique Paragua, en
donde se presenta la historia de los primeros tiempos de la conquista española en lo
que hoy en día es Paraguay con dos grandes caciques guaraní como principales
protagonistas: Guairá y Paragua3. Según la versión encontrada entre los Mbya, se
presentan a sí mismos como los descendientes del Cacique Guairá, quien
permaneció viviendo en las selvas, resistiendo al orden colonial, considerándose los
Mbya descendientes de este cacique así como de quienes hicieron frente a los
invasores españoles, mientras que los paraguayos son vistos como descendientes
de quienes se entregaron y se sometieron a los españoles. A la manera del Cacique
Guairá, que permaneció resistiendo al orden colonial en las selvas, los Mbya tienen
la obligación de seguir el ejemplo de este Cacique, que les sirve de modelo ideal;
deben vivir en la selva y con un estilo de vida asociado a la selva (BOGADO, 2018).
Esta evocación del pasado en donde los Mbya vivían en la selva se presenta,
por tanto, como un momento en donde los Mbya vivían plenamente un modo de vida
considerado el propio de ellos, lo cual es evocado con frecuencia como la
contraposición al presente, donde la ausencia de la selva implica la imposibilidad de
vivir el estilo de vida asociado a ésta.

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Esta misma historia se encuentra igualmente entre los Ava Guaraní y los Paĩ Tavyterã, con versiones distintas.

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El hecho de que este pasado en el que se vivía en la selva es presentado


como algo de imposible cumplimiento en la actualidad hace una alusión –implícita o
explícitamente– a que esto es una consecuencia del avance colonizador de los jurua
sobre el territorio mbya. Si hoy los Mbya ya no viven en la selva esto es así porque la
perdieron luego de la venida de los ​jurua​.
En el siguiente fragmento de un testimonio vemos como la selva del pasado
es vista como la que posibilitaba la práctica del modo de ser mbya y su ausencia
como la imposibilidad de hacerlo:

Antes, hace mucho tiempo, mi madre, mi padre y compañía se acuerdan de


cómo vivían. Comían así carne del monte. Tomaban miel. Comían así,
cosas de la selva... Comían frutas, así. No eran así cosas que se compran.
Los de antes así, de este modo vivían. Ahora ya no hay nada. Ya no hay
animales del monte. Ya no hay miel. Ya no hay así que te vas y buscás
naranja en el monte o qué. Así, frutas del monte. Te vas y buscás y ya no
hay más. Y siempre así, de este modo. Se compra carne. Se compra pollo.
Así. En el almacén. Es por eso que a veces hay algunos que dicen “Los
niños de hoy en día que crecen ya no son como los de antes. No son como
los de antes que se alimentaban naturalmente”, dicen. A veces mi madre
dice: “Antes, vivíamos según nuestra usanza, auténticamente como
indígenas. Los niños se alimentaban de animales de la selva”. Es así. Y
ahora ya no hay más selva (CENTURIÓN, 2011).

En esta misma línea, afirma don Mamerto Legal de 76 años (en el 2017), de
la comunidad Jaguary que la disminución de las selvas imposibilitó la práctica del
modo de ser mbya: “Ahora es difícil seguir nuestro modo de ser porque nos
acostumbramos a las comidas de los paraguayos […] Antes no era así porque
habían muchas selvas para conseguir comida. Ahora ya no” (LEGAL, 2017).
En este sentido, al asociar el modo de vida mbya con las condiciones
proveídas por la selva, hay quienes sostienen que a pesar de que las selvas en la
actualidad sean escasas, sin embargo, aún reducidas, las pocas que quedan
permiten al menos mínimamente practicar el modo de vida mbya. “Ya no existen
realmente [selvas] como para que nos den tanta comida ni para matar tantos
[animales]. Pero si necesitamos tenemos alguito de selvas con lo que podemos
rebuscarnos. Ya que eso es lo nuestro” (PAREDES, 2017).

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Un discurso semejante al de los Mbya del Paraguay suele hallarse entre


individuos del pueblo mbya habitantes del Brasil y de la Argentina. En el caso de la
Argentina:
Los relatos de los ancianos mbya sobre el pasado suelen estar
acompañados de la frase: yma roiko porã ve, “antes vivíamos muy bien”,
que repiten mientras enumeran las especies que cultivaban y los animales
que eran pieza de caza favorita. La memoria de los ancianos, remarca la
abundancia de alimentos de los “buenos tiempos”, justamente aquellos
antes de que el contacto con los blancos se volviera permanente e
inevitable (CEBOLLA & otros, 2016, p. 16).

La llegada de los primeros colonos

El contacto con la sociedad envolvente de los que pueden ser considerados


como los antepasados de los Mbya, en lo que puede tomarse como su
“descubrimiento”, se dio a partir de la experiencia misionera del jesuita Martín
Dobrizhoffer en las selvas del Mba'e Vera, hacia 1760 (MELIÀ, 2016, p. 51).
En los próximos 150 años, los Mbya conocieron un proceso de mayor
contacto con miembros de la sociedad envolvente, que fue paulatinamente
intensificándose. Esto se dio a partir de tropillas de obrajeros y yerbateros que se
introdujeron en el territorio de los Mbya, quienes tenían un trato hostil con estos, que
buscaron defender sus tierras; pero como los yerbateros y obrajeros contaban con el
apoyo de las autoridades locales, los Mbya se percataron de lo inútil de practicar
una resistencia abierta, por lo que usaron como opción de resistencia la huida a las
selvas. A medida que se intensificó el contacto con la sociedad envolvente, se
produjeron grandes epidemias, que diezmaron a la población mbya (LEHNER, 1989,
p. 7-9).
En 1910 misioneros del Verbo Divino fundaron una Misión en la zona del río
Monday conocida como “​Pa'iha”​ . Esta misión permitió a los Mbya una relación no
violenta con miembros de la sociedad paraguaya y sirvió, asimismo, como un refugio
ante los excesos de estos. A partir de esta misión se estableció un puente entre la
sociedad mbya y la paraguaya. Si bien continuaron los atropellos por parte de
obrajeros y yerbateros, se pudo establecer una relación política de tipo pacífico entre

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las autoridades de ambas sociedades. Esto implicó la decisión de los líderes mbya
de “entregar las armas” y de buscar negociar con los miembros de la sociedad
paraguaya, situación impuesta por las circunstancias históricas (LEHNER, 1989, p.
9-10).
A partir de aquí, a comienzos del siglo XX, se dio un mayor acercamiento
entre los Mbya y la sociedad nacional, lo cual permitió para los Mbya el acceso a
bienes deseados de la sociedad occidental, sobretodo herramientas hechas de
hierro. Los hombres mbya empezaron a formar parte de las tropillas de obrajeros y
yerbateros, y a partir de sus changas, accedieron a herramientas de hierro, así como
otros bienes, como ropas y mantas (LEHNER, 1989, p. 10).
Hacia los años 1940s la necesidad de acceder a los bienes del mundo de los
blancos a partir de la changa hizo que se intensificará el acercamiento de los Mbya a
la sociedad envolvente, con lo que se introdujeron cambios en la economía mbya,
continuándose en ciertos aspectos la economía tradicional (BOGADO, 2017, p. 127).
En este momento comienzan a asentarse de manera permanente colonos en
los territorios mbya, cambiándose así el tipo de relación entre los Mbya y sus nuevos
vecinos, paraguayos primeramente, a los que se incorporaron luego colonos
provenientes igualmente de otros países.
Es de este momento –de la década de 1940– del que contamos con ciertos
testimonios, que retratan lo que fue el asentamiento de estos colonos y del tipo de
relaciones que los Mbya establecieron con estos.
Presentaremos aquí fragmentos de testimonios de tres hombres mbya
nacidos en la década de 1940. En el caso de Bernardino Martínez, nacido en 1944
en la zona de Jukyry, el mismo recuerda su infancia en la cual los Mbya aún
contaban con pocos vecinos paraguayos, que en esta época comenzaron a
asentarse en las inmediaciones de sus comunidades. En este tiempo los Mbya
tenían relaciones cordiales con sus vecinos paraguayos, para quienes realizaban
trabajos estacionales con el fin de poder acceder a algo de efectivo para comprar
bienes que deseaban del ámbito criollo.

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Habían unos cuantos vecinos [blancos]. No era propiamente una colonia.


Aquí en la zona de Jukyry habían por lo menos unas 6 o 7 casas. No eran
de verdad propietarios pero vivían también ahí […] Íbamos junto a los
paraguayos para trabajar. Les hacíamos trabajitos así de carpida y de
corpida, les hacíamos rozados4. Así nos manejábamos. Esto te puedo
contar de cuando era chico (MARTÍNEZ, 2017).

En el caso de Anselmo Miranda, nacido en 1947 en la zona de Yhu, el mismo


se asentó con su familia en el año 1953 en la comunidad de Jaguary, en donde
quedó a vivir desde ese entonces. En aquel tiempo su familia fue traída a la zona por
los menonitas (provenientes de Canadá), con el fin de trabajar para ellos cortando
los montes para abrir rozados, aprovechando igualmente madera en su aserradero.
Los mismos fundaron en el año 1948 las colonias Bergthal y Sommerfeld en las
cercanías de Jaguary.

Nos habíamos ido a Caazapá. Luego volvimos otra vez a la zona de Yhu.
Ahí fueron los menonitas y nos trajeron aquí, en el año 53. Recuerdo que
los menonitas nos trajeron […] Nos metieron al monte para cortar árboles
[…] En Bergthal había un aserradero (MIRANDA, 2017).

Con respecto a otro testimonio proveniente de la misma comunidad de


Jaguary, Mamerto Legal recuerda la relación que los Mbya tenían con los menonitas
de Bergthal durante los primeros años de la década de 1960, cuando existían varios
tapyi ​(comunidades) mbya dentro de las tierras que fueron vendidas a los menonitas,
existiendo en ese tiempo relaciones armoniosas entre ambos grupos.

Había comunidades mbya por todas partes. No era como ahora. No era
parte de la Colonia [Bergthal] porque eran puras comunidades mbya. ​En
Campo 2 era puro comunidades mbya. Y entonces vinieron los menonitas y
nos fueron arrinconando […] El primero que vino y entró aquí fue don
Anselmo. Anselmo Miranda […] Él hacía rozados entre los menonitas. Yo
también trabajé con ellos. Talábamos árboles (LEGAL, 2017).

4
En el campo paraguayo se conoce como “corpida” a la acción de cortar malezas con el machete
para preparar la tierra. “Carpida” es la acción de limpiar la tierra de las plantaciones de yuyos por
medio de la azada. El rozado es abrir una zona de monte echando los árboles para luego quemarlos.

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Los conflictos y la lucha por la tierra

El avance de la sociedad envolvente, que se intensificó a partir de los años


1940s, en forma de una mayor extracción de yerba mate y madera, y con el
comienzo de la ocupación estable de asentamientos por parte de colonos, tuvo
consecuencias negativas para los Mbya, al limitar su acceso a los montes. No
afectando aún en este momento drásticamente las condiciones de reproducción de
la economía tradicional, porque si bien disminuyó el acceso a tierras y a montes los
Mbya aún accedían a estos.
A partir de los años 1950s la situación cambió radicalmente. El frente
colonizador se hizo más numeroso, dándose una colonización masiva de
paraguayos y de colonos extranjeros, formándose en pocos años nuevos núcleos
poblacionales rurales.
Sin tener consideración sobre los derechos territoriales o el impacto de este
proceso sobre las condiciones de reproducción de su economía, los Mbya fueron
desalojados de sus tierras y arrinconados a zonas que aún no eran de interés
económico de los colonos (LEHNER, 1989, p. 11).
A partir de este momento las relaciones entre los Mbya y los colonos
cambiaron. Si los primeros colonos que aparecieron en los territorios mbya
mantenían buenas relaciones con los Mbya, contratándolos para ayudarlos en sus
chacras, y manteniéndose los Mbya con un acceso aún suficiente y sin limitaciones a
tierras y recursos de la selva, con la intensificación del proceso de colonización, las
relaciones entre ambos grupos cambiaron. Lo que hacía unos años eran tierras
indiscutiblemente de los Mbya pasaron a ser consideradas como propiedades
privadas de los colonos. Con esto, los Mbya fueron expulsados de sus tierras.
Quedándose virtualmente sin tierras propias, arrinconados en los montes aún
no reclamados por colonos o asentados en tierras ya consideradas como propiedad
privada, ahora como un “favor” de los nuevos propietarios, esta situación generó
conflictos abiertos entre ambos grupos, al reclamar los colonos su derecho de

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propiedad –concedido por el estado paraguayo– sobre el territorio tradicional de los


Mbya, lo que en la práctica implicó desalojos y expulsión de los Mbya de donde
hasta ese momento eran sus tierras.
Habiendo ya depuesto las armas décadas atrás, la lucha a partir de este
momento fue de otro tipo distinto al de la resistencia violenta del pasado. En este
nuevo contexto los Mbya tuvieron que establecer nuevos mecanismos para
garantizar su acceso a tierras y montes, lo cual encontraron en los reclamos
territoriales al estado paraguayo, que se vio facilitado a partir de la promulgación de
la ley 904/1981, en la cual se asegura el derecho de los pueblos indígenas del
Paraguay a poder contar con tierras.
Presentaremos aquí un ejemplo de este tipo de situaciones, con el caso de la
comunidad Jaguary, del distrito de J. Eulogio Estigarribia, que representa el tipo de
situaciones que vivieron en las distintas comunidades mbya del Paraguay a partir de
los años 1950s. Esta comunidad se encuentra en lo que fuera el ​tekoha guasu
(territorio) del mburuvicha Che'iro, uno de los últimos grandes líderes mbya, quien
murió a comienzos del siglo XX.
En el año 1948 menonitas provenientes de Canadá adquirieron tierras al
estado paraguayo, fundaron las colonias Sommerfeld y Bergthal, y se asentaron en
el territorio mbya que pertenecía al territorio de Che'iro, encontrándose la comunidad
Jaguary en estas tierras.
Al llegar los menonitas, desconfiando de estos, los Mbya abandonaron sus
comunidades y huyeron al monte. Al ver que los colonos se encontraban
acompañados de sus esposas e hijos, y por tanto no constituían una amenaza, los
Mbya volvieron a sus tierras, perdiendo sin embargo la posesión plena de sus tierras
(LEHNER, 1989, p. 14). “Aunque los colonos menno se comportaban ya en todo
sentido como los nuevos dueños de la tierra, reservando las mejores para sí, se
estableció una convivencia pacífica entre las dos sociedades. La relación entre los
mbya y los colonos menno, en esos primeros tiempos, era una relación de mutuo
provecho, los mennonitas encontraban en los hombres mbya la mano de obra que

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necesitaban para establecer sus colonias y para los mbya, cuya economía de
subsistencia estaba aún intacta, el trabajo con los mennonitas significaba una
changa provechosa” (LEHNER, 1989, p. 16).
Esta situación duró aproximadamente una década. Luego de esto, los Mbya
tuvieron que cambiar repetidamente de ubicación y fueron obligados a dejar la zona.
Ante esta situación, en los años 1960s los Mbya buscaron infructuosamente apoyo
del gobierno para que se respeten sus territorios (LEHNER, 1989, p. 17).
Como consecuencia de esto se originó un conflicto por la tierra entre los Mbya
y los menonitas; conflicto que duró varias décadas. A comienzo de los años 1980s
los menonitas intentaron desalojar definitivamente a los pobladores de Jaguary.
Según Anselmo Miranda, protagonista de los hechos, esto se dio de la siguiente
manera:

Vinieron junto a nosotros y quisieron echarnos. Muchas veces quisieron


echarnos. Vinieron y nos dijeron: “Vayan a otro lado. Busquen otro lugar
para ustedes. Nosotros ya vamos a usar toda nuestra tierra” […] Aquí
vinieron primero contra nosotros. Después fueron a las otras comunidades
[mbya de la zona] e hicieron lo mismo. Algunos se fueron a vivir a otros
lados […] Se les llevó a otros lugares. Los Mbya son tontos pues. Algunos
son muy tontos y querían que se les pague un dinerito […] Los menonitas
les pagaron y les llevaron a otras comunidades […] Les subieron a
camiones y les pagaron para llevarles. Negociaron el monte con los
menonitas […] Y nosotros no nos íbamos a ir. En aquel tiempo estaba el
proyecto Guaraní […] Vinieron de ahí y nos dijeron que los menonitas ya
quieren usar sus tierras. “Veamos otro lado”, dijeron. Y ahí vino la Ley 904.
Nos agarramos de eso y ahí ya nos planteamos que este estatuto de la Ley
904 nos amparaba […] Unos 4 o 5 años estuvo con nosotros [un técnico del
proyecto Guaraní], después él se vendió [a los menonitas] y nos dejó […]
Nos dijeron: “Ellos tienen dinero y con su cooperativa van a venir sobre
ustedes”. El Instituto Paraguayo del Indígena nos mandó un abogado que
no estuvo mucho tiempo con nosotros y no salió a nuestro lado. Rápido nos
vendió (MIRANDA, 2017).

La comunidad presentó su solicitud de titulación de tierras en el año 1981, que


fue aprobada por el Congreso en 1989. Luego de apelaciones en los tribunales y
sentencias favorables, la comunidad esperó más de 20 años para obtener su título.
Recién lo hizo en el año 2015.

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Conclusión

En el presente texto hemos presentado un bosquejo de como se desarrolló la


historia reciente del pueblo mbya guaraní del Paraguay a partir del avance de la
sociedad envolvente sobre su territorio, tomando como punto de partida el momento
en el que vinieron los ​jurua​.
De modo a tratar de comprender la manera como se dio este proceso hemos
establecido una periodización básica en tres momentos del avance colonizador
sobre el territorio mbya: 1. La vida en la selva, 2. La llegada de los primeros colonos
y 3. Los conflictos y la lucha por la tierra.
Si bien lo que evocan los Mbya como el primer momento aquí presentado, ​La
vida en la selva,​ es anterior a la llegada masiva de los colonos al territorio mbya,
este momento previo es aún un eje vertebrador de la identidad mbya en la
actualidad. La vida que se tenía en los tiempos en los que se accedía sin
limitaciones a la selva es presentada como parte de un pasado idílico en el que se
podía vivir plenamente el modo de vida mbya, dándose una auto representación de
los Mbya como “pueblo de la selva”. En este sentido, este pasado es presentado
como algo de imposible cumplimiento en la actualidad y si esto es así lo es por las
consecuencias del avance colonizador de los ​jurua​ sobre el territorio mbya.
Como característica principal del segundo momento de nuestra periodización,
del momento en el cual se asentaron de manera permanente los primeros colonos
hacia la década de 1940, tenemos que este proceso se dio de manera amistosa,
trabajando los Mbya para estos colonos como forma de acceder a bienes de
consumo.
En el tercer momento de nuestra periodización, en el que aparecieron los
conflictos y la lucha por la tierra, pudimos mostrar la principal consecuencia de la
irrupción masiva de los colonos a los territorios mbya que se dio a partir de la década
de 1950. A partir de este momento las relaciones que tenían los Mbya con los
primeros colonos cambiaron. La figura de la propiedad privada, como instrumento

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que legitimó la posesión de las tierras que pertenecieron a los Mbya, llevó a
conflictos entre ambos grupos. A partir de esta situación los Mbya pasaron a recurrir
a los reclamos territoriales al estado paraguayo como mecanismo de lucha para
recuperar al menos en parte sus tierras. Situación que continúa presente en la
actualidad.
Puede realizarse una periodización más detallada sobre la historia del avance
de la sociedad envolvente en el Paraguay sobre los territorios de los Mbya, tal vez
con diferentes momentos y con una caracterización distinta a la aquí propuesta.
La presente periodización es una propuesta general del autor para la
comprensión de la manera como se dio y se vivió el proceso descripto en el presente
texto, que podrá ser enriquecida y complementada con estudios posteriores.

Referencias bibliográficas

ACEVES, Jorge. ​Un enfoque metodológico de las historias de vida. In: GARAY,
Graciela. ​Cuéntame tu vida. Historia oral: historias de vida​. México: Instituto
Mora, 1997

BOGADO, Marcelo. El mito de las dos humanidades y el origen de la diferencia entre


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BOGADO, Marcelo. Continuidades, rupturas e incorporaciones en la economía mbya


guaraní. ​Revista Novapolis​, v. 12, p. 125-153, 2017.

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