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COORDINACIÓN EDITORIAL
Roberto Blancarte
Pauline Capdevielle
Coordinadores
ISBN 978-607-30-2338-2
CONTENIDO
Prólogo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1
Primera parte
Los fundamentos del fundamentalismo.
Aproximaciones teórico-conceptuales
Segunda parte.
Algunos casos prácticos:
religión, dogmatismos y política
VII
VIII CONTENIDO
PRÓLOGO
Academy of Arts and Sciences, vol. 42, núm. 2, noviembre de 1988, pp. 15-29.
1
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Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
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2 PRÓLOGO
https://www.britannica.com/topic/fundamentalism.
2
PRÓLOGO 3
4 PRÓLOGO
PRÓLOGO 5
Primera parte
Roberto Blancarte
Mateo 10:34-38.
I. Religión y violencia
El pasaje anterior del Evangelio según San Mateo debería ser suficiente para
mostrarnos por qué las religiones, incluso las que más predican con base
en sus textos sagrados la paz, el amor y la concordia, tienen en sí mismas, a
pesar de todo, también los gérmenes de la intolerancia, de la exclusión y de
la violencia.
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10 ROBERTO BLANCARTE
1 Sobre el tema de identidad y religión, véase Greil, Arthur L. y Davidman, Lynn, “Re-
ligion and Identity”, en Beckford, James y Demerath III, N. J. (eds.), The Sage Handbook of the
Sociology of Religion, Londres, Sage Publications, 2007, pp. 549-565.
2 Francisco (Jorge Mario Bergoglio), “Discurso del Santo Padre. Visita al Congreso de los
Estados Unidos de América”, Washington, 24 de septiembre de 2015, disponible en: http://
w2.vatican.va/content/francesco/es/speeches/2015/september/documents/papa-francesco_20150
924_usa-us-congress.html.
Véase EFE, “El «puñetazo» del Papa Francisco sacude a católicos y laicos”, El In-
3
1967, p. 46.
Ibidem, p. 48.
5
Idem.
6
Ibidem, p. 121.
7
12 ROBERTO BLANCARTE
por lo mismo, no podrían subsistir sin él, aunque sea para exorcizarlo. Las
religiones, en todo caso, no son extrañas a la violencia. Viven y sobreviven
con ella. Y, en ese sentido, no es que únicamente sean “utilizadas” para jus-
tificar la violencia, sino que tienen una relación más estrecha con ella.
Más allá de la relación consustancial con la violencia, a la que tratan
de responder o en ocasiones justificar las agrupaciones religiosas, los gru-
pos de poder o las instituciones políticas como el Estado, hay que examinar
el papel que la religión desempeña como articulador de identidades y en
ese sentido de exclusiones, pero también como instrumento para legitimar
el orden social establecido o, por el contrario, para intentar subvertirlo.
Como decía el jesuita Luis Ugalde en su prólogo al clásico libro de nuestro
colega venezolano, Otto Maduro, Religión y conflicto social: “había [hasta los
años sesenta en América Latina] un consenso en admitir que la religión
es un puntal firme del orden establecido y que sólo sirve de ideología a la
clase dominante”. Pero también decía: “Ahora esta clase [la dominante]
en América Latina empieza a denunciar a la Iglesia por subversiva y revo-
lucionaria”. La relativa ambivalencia de “la religión”, así entendida, nos
permite apreciar las dificultades para entender esta compleja relación.8
Por lo demás, como ya se ha mencionado, el cristianismo no es el único
caso de una religión que ha servido para justificar la violencia. Podría decir-
se, de hecho, que ninguna religión ha escapado a esta relación. Lo cual sig-
nificaría que quizás no es algo intrínseco a lo religioso, sino a lo social, como
veremos más adelante. Pero las circunstancias políticas internacionales son
cambiantes y el foco de atención gira de un lado a otro.
Antes de que los medios lo clasificaran como “fundamentalismo islámi-
co” (sobre el cual trataremos más adelante), las nuevas posiciones del islam
fueron señaladas más bien como el “islam político” y solamente después
como fundamentalistas, utilizando códigos generados por el cristianismo,
puesto que el primer fundamentalismo tuvo un origen protestante y no tenía
un carácter negativo. Porque regresar a los fundamentos de algo no significa
proponer comportamientos violentos.
El budismo, que gracias a personajes como el Dalai Lama tiene una
imagen en general muy positiva, es presentado en Occidente como una re-
ligión de paz, equilibrio y tranquilidad. Pero un acercamiento al budismo
practicado por los samuráis en la época de la restauración Meiji, a media-
dos del siglo XIX, a través del código de conducta Bushido (el camino del
guerrero), muestra la extrema violencia que se vivió durante décadas en
8 Maduro, Otto, Religión y conflicto social, México, Centro de Estudios Ecuménicos, Cen-
tro de Reflexión Teológica, 1980, p. 7.
9 Hillsborough, Romulus, Samurai Tales; Courage, fidelity, and Revenge in the Final Years of the
Shogun, Tokio, Tuttle Publishing, 2010.
14 ROBERTO BLANCARTE
Como decía Robert Lee, en un clásico libro de hace más de medio siglo
(1964) acerca de la religión y el conflicto social:
10 Marsden, George M., Fundamentalism and American Culture; the Shaping of Twentieth-Century
Evangelicalism 1870-1925, Oxford, Oxford University Press, 1980, p. 3.
11 Algunas de estas cuestiones se han desarrollado en Blancarte, Roberto, “El Estado lai-
co y Occidente”, Revista Mexicana de Ciencias Políticas y Sociales, vol. 61, núm. 226, enero-abril
de 2016, pp. 141-158.
16 ROBERTO BLANCARTE
Aún entre los defensores del cambio económico y social, hay una diferencia
fundamental entre aquellos que hablan de “estar en” una revolución y aque-
llos que hablan de “hacer” una revolución. Para algunos católicos, la mayor
conciencia entre las clases desposeídas —rurales
y pobres de la ciudad— de la
necesidad del cambio y un mayor nivel de aspiraciones materiales dentro de
los sectores populares constituyen, desde ya, un progreso revolucionario. La
misión del revolucionario —argumentan— es reconocer y encaminar estas
presiones dentro de los canales institucionales democráticos y no violentos.
Para otros dentro de la Iglesia sin embargo la percepción de la revolución re-
quiere una restructuración drástica del sistema económico vigente, de tal ma-
nera que sea capaz de erradicar la explotación del hombre por el hombre.12
12
Maduro, Otto, op. cit., p. 12.
V. A manera de conclusión;
legitimidad religiosa y secular
18 ROBERTO BLANCARTE
13 Durkheim nos dice: “Es la constitución moral de la sociedad la que fija en cada ins-
tante el contingente de muertos voluntarios. Existe entonces para cada pueblo una fuerza
colectiva, de una energía determinada, que empuja a los hombres a matarse”, Durkheim,
Émile, Le suicide, París, Presses Universitaires de France-Quadrige, 1983, p. 337.
VI. Bibliografía
FUNDAMENTALISMO RELIGIOSO
Y TERRORISMO EN UNA PERSPECTIVA
DE DERECHO INTERNACIONAL
Fernando Arlettaz
I. Introducción
Desde hace varios años, incluso varias décadas, en el discurso de los líde-
res políticos, de los medios de comunicación y de los ciudadanos ordinarios
aparecen recurrentemente las expresiones “fundamentalismo religioso” y
“terrorismo”. La utilización de estos términos es ambigua y los participantes
en una comunicación no siempre se ponen de acuerdo sobre lo que quieren
decir en un contexto concreto. Esta ambigüedad originaria es quizá una de
las razones de los muchos malentendidos que existen en las discusiones sobre
esos fenómenos.
La presente comunicación se propone considerar, desde una perspec-
tiva de derecho internacional, esos dos fenómenos. Por supuesto, abordar
en toda su amplitud fenómenos tan complejos como los señalados en el
párrafo precedente no es tarea que pueda realizarse en unas pocas páginas.
De hecho, las aristas son tantas que, posiblemente, incluso su considera-
ción desde el ángulo estricto del derecho internacional sea una pretensión
demasiado grande para el texto de una comunicación como la que aquí se
presenta. Por ello, hemos optado por exponer las líneas generales de la pro-
blemática desde una perspectiva estrictamente conceptual. En otras pala-
bras, nos preguntaremos qué se entiende por “fundamentalismo religioso”
y por “terrorismo”.
21
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22 FERNANDO ARLETTAZ
2 Sirvan como ejemplos algunos trabajos recientes dedicados al tema. Maltby, Paul, Chris-
tian Fundamentalism and the Culture of Disenchantment, Virginia, Virginia University Press, 2013.
Davidson, Lawrence, Islamic Fundamentalism, California, Praeger, 2013. Ariel, Yaakov, “Biblical
narratives, messianic hopes and religious radicalism: Jewish fundamentalism in our time”, In-
terdisciplinary Journal for Religion and Transformation in Contemporary Society, vol. 2, núm. 2, 2016.
3 Véase, por ejemplo, Montero, Feliciano, “Las derechas y el catolicismo español. Del
integrismo al socialcristianismo”, Historia y Política, núm. 18, 2007, pp. 101-118; Montero,
Feliciano, “El peso del integrismo en la Iglesia y el catolicismo español del siglo XX”, Mélan-
ges de la Casa de Velázquez, vol. 44, núm. 1, 2014, pp. 131-156.
4 Steve Bruce, uno de los representantes contemporáneos de la denominada teoría de
la secularización, cree que el concepto sólo es aplicable a grupos dogmáticos y monoteístas,
y que por ello no podría aplicarse al budismo y al hinduismo. Bruce, Steve, Fundamentalismo,
Madrid, Alianza, 2003 (ver en particular el capítulo 1, “La naturaleza de la bestia”).
5 Kepel, Gilles, La revancha de Dios, Madrid, Alianza, 2005, pp. 9-13.
6 Gellner, Ernest, Posmodernismo, razón y religión, Barcelona, Paidós Ibérica, 1994, p. 14.
24 FERNANDO ARLETTAZ
*****
12
Sobre la historia del fundamentalismo, además de las obras ya citadas, véase Wood,
Simon y Watt, David H. (coords.), Fundamentalism. Perspectives on a contested history, Carolina del
Sur, University of South Carolina, 2014. Corm, Georges, La question religieuse au XXI siècle,
París, La Découverte, 2006. Armstrong, Karen, Los orígenes del fundamentalismo en el judaísmo, el
cristianismo y el islam, Barcelona, Tusquets, 2004. Galtung, Johan, Fundamentalismo USA: Fun-
damentos teológico-políticos de la política exterior estadounidense, Barcelona, Icaria, 1999. Naïr, Sami,
En el nombre de Dios, Barcelona, Icaria, 1995.
13 Véase Brouwer, Steve et al., Exporting the American Gospel: Global Christian Fundamentalism,
Nueva York, Routledge, 2013, pp. 13-32.
26 FERNANDO ARLETTAZ
14 Es significativo que visiones tan alejadas entre sí como la del millonario y filántropo
de la Open Society George Soros y la revista jesuita La Civiltà Cattolica coincidan, en líneas
generales, en la descripción de este fundamentalismo. Soros, George, La burbuja de la supre-
macía norteamericana, Buenos Aires, Sudamericana, 2004. Véase, en especial, el capítulo 1 “La
doctrina Bush”. Spadaro, Antonio y Figueroa, Marcelo, “Evangelical Fundamentalism and
Catholic Integralism: A Surprising Ecumenism”, La Civiltà Cattolica, 2017, disponible en:
http://www.laciviltacattolica.it/articolo/evangelical-fundamentalism-and-catholic-integralism-in-the-usa-
a-surprising-ecumenism.
15 Véase Casanova, José, “El revival político de lo religioso”, en Díaz-Salazar, Rafael et
al. (eds.), Formas modernas de la religión, Madrid, Alianza, 1994.
16 Díaz-Salazar, Rafael, España Laica. Ciudadanía plural y convivencia nacional, Madrid, Espa-
sa, 2008, pp. 30 y 31.
17 Véase nuestro trabajo Arlettaz, Fernando, Matrimonio homosexual y secularización, Méxi-
co, UNAM, 2014.
18
Casanova, José, op. cit.
Watt, William M., Islamic Fundamentalism and Modernity, Nueva York, Routledge, 2013, p. 71.
19
20
Gellner, Ernest, op. cit., p. 19.
21
Luckmann, Thomas, “Reflexiones sobre religión y moralidad”, en Bericat Alastuey,
Eduardo, El fenómeno religioso. Presencia de la religión y de la religiosidad en las sociedades avanzadas,
Sevilla, Centro de Estudios Andaluces, 2008, p. 23.
22 Milton-Edwards, Beverley, Islamic Fundamentalism since 1945, Nueva York, Routledge,
2014, pp. 73-75.
28 FERNANDO ARLETTAZ
*****
*****
30 FERNANDO ARLETTAZ
dense quizá tampoco sea un hombre de fe, pero recordemos que durante la
presidencia de Bush era algo usual que los líderes políticos estadounidenses
adoptaran decisiones militares en reuniones que comenzaban con una ple-
garia. El conductor del camión quizá también actuaba movido por una mo-
tivación religiosa.
La diferencia, claro está, es la calificación jurídica del acto. Atropellar
peatones con un camión con la finalidad de sembrar el miedo es un acto
criminal condenado por el derecho interno de los Estados (de conformidad
con el derecho internacional, obviamente). El accionar de la policía, en
cambio, es al menos en principio considerado un ejercicio legítimo de la
fuerza por parte de un Estado que, en la medida en la que tenga un cierto
control efectivo sobre el territorio y sea reconocido como tal por la comuni-
dad internacional, tiene atributos de soberanía. El uso de la fuerza armada
contra otro Estado puede ser legítimo o ilegítimo según el caso (de hecho,
veremos que, respecto de Afganistán, no hay coincidencia sobre la califica-
ción legal).
Obviamente, la diferencia en la calificación de la legalidad de estos actos
no es una cualidad esencial e intrínseca del propio acto que se afirma legal
o ilegal. Es el resultado de una evolución histórica en la que cierto equilibrio
de fuerzas ha producido la aceptación de ciertos actos como legales, mientras
que otros han quedados etiquetados con el oprobio de la ilegalidad.
*****
25 Véase un conjunto de diferentes definiciones en Tortosa Blasco, José María, “La pala-
bra terrorista”, Afrontar el terrorismo, Zaragoza, SIP, 2006, pp. 31-62.
32 FERNANDO ARLETTAZ
ricanas de las décadas de los sesenta y los setenta eran llamadas terroristas
por los gobiernos de entonces. Ellas preferían llamarse a sí mismas revo-
lucionarias. Por supuesto, no hay un único criterio moral de legitimidad y
la calificación de un grupo como héroe o villano depende del respectivo
punto de vista.
Así las cosas, es difícil salir del atolladero. Si no se incluye ningún crite-
rio de calificación moral, muchas actividades aceptadas como moralmente
legítimas podrían quedar comprendidas en la definición de “terrorismo”.
Pero si se pretende incluir ese criterio moral resulta que tendremos tantas
definiciones de este término como perspectivas morales existen.
Si cambiamos el criterio de la legitimidad moral por uno de legalidad,
el significado de “terrorismo” dependerá de la variedad de definiciones
acerca de cuáles conductas violentas son lícitas y cuáles son ilícitas según
cada orden jurídico. En el caso del derecho internacional, aunque obvia-
mente éste cuenta con criterios de calificación de la licitud de las conduc-
tas, los límites entre unas y otras no son siempre absolutamente claros. Lo
que para unos puede ser un acto legítimo de guerra para otros puede ser
un acto terrorista: ¿fue la guerra de Afganistán iniciada en 2001 un acto
de legítima defensa, un uso de la fuerza armada contrario al derecho in-
ternacional o un uso de la fuerza armada contrario al derecho internacio-
nal que, además, puede ser calificado de acto terrorista?
*****
34 FERNANDO ARLETTAZ
*****
30 Citado en Brownlie, Ian, International Law and the Use of Force by States, Oxford, Claren-
don Press, 1963, p. 340.
31 Véase, en este sentido, y entre muchas otras, la Resolución 1214 (1998) sobre el con-
flicto generado por los talibanes en Afganistán.
32 2001 Bucharest Document, Ministerial Council Decision, núm. 1, párrafo 3.
drían ser calificados de terroristas), pero sin incluirlos en una categoría general
como la de terrorismo.
Desde los años sesenta, cuando se comenzaron a producir incidentes en
aeronaves (como los producidos en los vuelos entre Florida y Cuba) se adop-
taron los siguientes tratados internacionales relativos a la seguridad de la na-
vegación aérea:33 el Convenio sobre las infracciones y ciertos actos cometi-
dos a bordo de las aeronaves (Tokio, 14 de septiembre de 1963), el Convenio
para la represión del apoderamiento ilícito de aeronaves (La Haya, 16 de
diciembre de 1970) y el Convenio para la represión de actos ilícitos contra
la seguridad de la aviación civil (Montreal, 23 de septiembre de 1971). Tras
los atentados perpetrados en los aeropuertos de Roma y Viena en 1985, este
último Convenio fue completado por un Protocolo para la represión de ac-
tos ilícitos de violencia en los aeropuertos que presten servicios a la aviación
civil internacional (Montreal, 24 de febrero de 1988).
Todas estas convenciones abordan temáticas que se superponen parcial-
mente a la nuestra. El Convenio de Tokio de 1963 establece que el Estado
de la matrícula es el competente respecto de los delitos y otros actos que
pongan en peligro la seguridad de la aeronave y que hayan sido cometidos
en ella. Por el Convenio de La Haya de 1970 los Estados se obligan a esta-
blecer, en sus derechos internos, penas severas a quienes se apoderen ilíci-
tamente de una aeronave mediante violencia, amenaza o intimidación. El
Convenio también establece normas sobre el Estado competente para juz-
gar ese delito. Por el Convenio de Montreal de 1971 los Estados se obligan
a establecer, en sus derechos internos, penas severas a quienes realicen ac-
tos de violencia contra una persona que pongan en peligro la seguridad de
la aeronave, causen daños a una aeronave en servicio, coloquen artefactos
capaces de causar esos daños, dañen servicios de navegación aérea o comu-
niquen informes falsos que pongan en peligro la seguridad de la aeronave.
El Convenio también establece normas sobre el Estado competente para
juzgar ese delito. El Protocolo de 1988 agregó, entre los delitos que deben
ser castigados, la violencia contra el personal de los aeropuertos o los daños
36 FERNANDO ARLETTAZ
37 United States Diplomatic and Consular Staff in Tehran, Judgment, ICJ Reports 1980, p. 3. La
Corte concluyó que, aunque la toma de la embajada no podía ser inmediatamente atribuida
al gobierno iraní, éste no había hecho nada para prevenirla o hacerla cesar. Además, luego
de producida, varios representantes iraníes habían declarado su apoyo a la misma.
38 Otras convenciones internacionales se refieren a determinados tipos de armamentos,
conteniendo previsiones para evitar que caigan en poder de grupos terroristas. Tal es el caso
del Convenio sobre la protección física de materiales nucleares (Viena, 03 de marzo de 1980)
y del Convenio sobre la marcación de explosivos plásticos para fines de detección (Montreal,
1 de marzo de 1991).
39 Véase Plant, Glen, “The Convention for the Suppression of Unlawful Acts against the
Safety of Maritime Navigation”, The International and Comparative Law Quarterly, vol. 39, núm.
1, 1990, pp. 27-56; Tiribelli, Carlo, “Time to Update the 1988 Rome Convention for the
Suppression of Unlawful Acts against the Safety of Maritime Navigation”, Oregon Review of
International Law, núm. 8, 2006, pp. 133 y ss.
38 FERNANDO ARLETTAZ
Esta afirmación deja en claro dos cosas. Por un lado, que los actos de
las fuerzas armadas de los Estados no pueden ser considerados atentados
terroristas en los términos de ese convenio (lo cual no quiere decir que no pue-
dan ser considerados tales en el marco de otra regulación legal, o desde un
punto de vista moral o político). Por otro lado, que los actos de las fuerzas
militares de los Estados no son en su sustancia tan distintos de algunos actos
terroristas (aunque la consideración jurídica de unos y otros sea radicalmen-
te diferente). En efecto, si no existiera esta similitud entre unos y otros no se-
ría necesaria la aclaración de que los actos militares no son actos terroristas.40
La mención al derecho internacional humanitario para definir los con-
ceptos de “fuerzas armadas” y de “conflicto armado” parecería permitir la
conclusión de que las actividades de las partes no estatales en un conflicto
armado de carácter no internacional (artículo 3 común a las cuatro Con-
venciones de Ginebra y Protocolo II a esas Convenciones) también están
fuera del ámbito del Convenio. Esta exclusión, sin embargo, no parece que
pueda extenderse a los actos cometidos con bombas por parte de movimien-
tos de liberación y autodeterminación que luchan contra una ocupación
extranjera o una situación de dominación colonial (salvo, obviamente, en
la medida en que tal acto pudiera ser considerado como parte de un con-
40
Sobre
el Convenio, véase Witten, Samuel, “The International Convention for the Sup-
pression of Terrorist Bombings”, American Journal of International Law, núm. 92, 1998, pp.
774-781.
40 FERNANDO ARLETTAZ
los actos criminales con fines políticos concebidos o planeados para provocar
un estado de terror en la población en general, en un grupo de personas o
en personas determinadas son injustificables en todas las circunstancias, cua-
lesquiera sean las consideraciones políticas, filosóficas, ideológicas, raciales,
étnicas, religiosas o de cualquier otra índole que se hagan valer para justifi-
carlos [punto 3].44
*****
conceptuales que se realizan en cada uno de ellos, nos limitaremos a enunciarlos. Entre
otros: Convención de la Asociación del Asia Meridional para la Cooperación Regional
sobre la eliminación del terrorismo (04 de noviembre de 1987); Convención de la Orga-
nización de la Unidad Africana sobre la prevención y lucha contra el terrorismo (14 de
septiembre de 1999); Convención árabe para la supresión del terrorismo (abril de 1998);
Convenio de la Organización de la Conferencia Islámica para combatir el terrorismo in-
ternacional (julio de 1999); Convención interamericana contra el terrorismo (3 de junio de
2002); Convenio europeo para la represión del terrorismo (27 de enero de 1977); Convenio
del Consejo de Europa para la prevención del terrorismo (16 de mayo de 2005). En el ám-
bito del derecho de la Unión Europea debe ser mencionada la Directiva (UE) 2017/541
del Parlamento Europeo y del Consejo de 15 de marzo de 2017 relativa a la lucha contra
el terrorismo y por la que se sustituye la Decisión marco 2002/475/JAI del Consejo y se
modifica la Decisión 2005/671/JAI del Consejo.
48 El Consejo de Seguridad condenó reiteradamente los actos de terrorismo. Además
de la Resolución citada en el cuerpo del texto, ver la Resolución 1269 (1999), que contiene
una condena general, y las sucesivas que se citan más abajo en relación con otros atentados.
La acción del Consejo de Seguridad en relación con Afganistán e Irak está detalladamente
explicada en Méndez Silva, Ricardo, El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas y los casos de
Afganistán e Irak, México, UNAM, 2014.
42 FERNANDO ARLETTAZ
Al-Qaeda, sino que se dirigía (también) contra los talibanes que ostenta-
ban de facto el gobierno de Afganistán y que se negaban a cooperar para
evitar que su territorio fuera utilizado por un grupo terrorista como base
de operaciones. En efecto, la idea de que la legítima defensa se puede
invocar contra un Estado que apoya el terrorismo es mucho más fácil de
aceptar que la idea de que la legítima defensa se puede invocar contra un
Estado sólo porque en su territorio hay terroristas.53 Para algunos, los actos
de Estados Unidos (acompañados y/o tolerados por otros Estados) ha-
brían ampliado la regla consuetudinaria que autoriza la legítima defensa
para cubrir también los ataques contra Estados que patrocinan o albergan
a terroristas, una vez que un acto terrorista se ha producido.54
Una resolución posterior, la 1377 (2001), conocida como Declaración
conjunta sobre la acción mundial para combatir el terrorismo, aunque rea-
firmó la idea de que el terrorismo es una amenaza para la paz y la seguridad
internacionales, no definió tampoco qué entendía por tal.55 Tampoco lo hi-
cieron las múltiples resoluciones posteriores en las que el Consejo condenó
actos terroristas cometidos en diferentes lugares del planeta.56
Unos años después de adoptar la Resolución 1373, el Consejo de Se-
guridad adoptó, también en el marco del capítulo VII, otra resolución se-
mejante en relación con las armas nucleares. De acuerdo con la Resolución
1540 (2004), los Estados deben abstenerse de suministrar apoyo a los agen-
tes no estatales que traten de desarrollar, poseer o emplear armas nuclea-
res, químicas o biológicas y sus sistemas vectores; también deben adoptar y
aplicar leyes apropiadas y eficaces que prohíban a los agentes no estatales el
desarrollo, posesión o empleo de esos elementos, en particular con fines de
terrorismo. La Resolución no definió qué es “terrorismo”, pero sí quiénes son
los agentes no estatales que en ella se mencionan (“persona física o entidad
53
Aunque, como ya dijimos, ni la Resolución 1368 (2001) ni la Resolución 1373 (2001)
autorizaron el uso de la fuerza, sí mencionaron de modo general, en sus preámbulos, el dere-
cho a la legítima defensa individual o colectiva. Por primera vez en la historia, fue invocado
el artículo 5 de la Carta de la OTAN, que autoriza la legítima defensa colectiva.
54 En este sentido, véase Byars, Michel, op. cit.
55 Lo mismo haría, unos años más tarde, en la Resolución 1456 (2003) que contiene la
Declaración sobre la cuestión de la lucha contra el terrorismo.
56 Resolución 1438 (2002), que condena los atentados de Bali; Resolución 1440 (2002),
que condena los atentados de Moscú; Resolución 1450 (2002), que condena los atentados
de Kenya; Resolución 1465 (2003), que condena los atentados de Bogotá; Resolución 1516
(2003), que condena los atentados de Estambul; Resolución 1530 (2004), que condena los
atentados de Madrid; Resolución 1611 (2005), que condena los atentados de Londres; Reso-
lución 1618 (2005), que condena los atentados en Iraq.
44 FERNANDO ARLETTAZ
*****
60
Higgins, Rosalyn, “The General International Law of Terrorism”, en Higgins, Ro-
salyn y Flory, Maurice (eds.), Terrorism and International Law, Londres, Routledge, 1997, pp.
26 y 27.
61 Saul, Ben, “Attempts to Define «Terrorism» in International Law”, NILR, 2005, p. 68.
62 Annuaire de la Commission du droit international, 1996, II-2
63 Véase al respecto Cassese, Antonio, International Criminal Law, Oxford, Oxford Univer-
sity Press, 2003, p. 125. Boister, Neil, “The Exclusion of Treaty Crimes from the Jurisdiction
of the Proposed International Criminal Court: Law, Pragmatism, Politics”, Journal of Armed
Conflict Law, núm. 3, 1998, pp. 27-43. Rubin, Alfred, “Legal Response to Terror: An Interna-
tional Criminal Court?”, Harvard International Law Journal, núm. 43, 2002, pp. 65-70. Krohne,
Steven, “The United States and the World Need an International Criminal Court as an Ally
in the War against Terrorism”, Indiana International and Comparative Law Review, núm. 8, 1997,
pp. 159-187.
64 En este sentido, véase Ambos, Kai y Timmermann, Anina, “Terrorism and custom-
ary international law”, en Saul, Ben (ed.), Research Handbook on International Law and Terrorism,
Cheltenham, Elgar, 2014, pp. 20-38. Saul, Ben, Defining Terrorism in International Law, Oxford,
Oxford University Press, 2010 (en particular el capítulo IV: “Terrorism in customary inter-
national law”).
65 Cassese, Antonio, “Terrorism is also disrupting some crucial legal categories of inter-
national law”, European Journal of International Law, vol. 12, núm. 5, pp. 993-1001.
46 FERNANDO ARLETTAZ
66
Tribunal Europeo de Derechos Humanos, Refah Partisi (le Parti de la Prospérité) y otros c.
Turquía, 13 de febrero de 2003, Gran Sala.
67 Tribunal Europeo de Derechos Humanos, Hizb Ut-Tahrir y otros c. Alemania, 16 de junio
de 2012.
68 El Tribunal ya había señalado, en una sentencia previa, que no era posible servirse
de la libertad de asociación para proteger una asociación antisemita. Tribunal Europeo de
Derechos Humanos, W. P. y otros c. Polonia, 2 de septiembre de 2004.
48 FERNANDO ARLETTAZ
69
Tribunal Europeo de Derechos Humanos, Güler y Ugur c. Turquía, 02/12/2014.
70
Obviamente, la prohibición de la tortura se aplica en cualquier caso de terrorismo,
tenga o no una inspiración religiosa. Véase por ejemplo Comité contra la Tortura, Tapia Pérez
c. Suecia, 28 de abril de 1997. Comité contra la Tortura, Agiza c. Suecia, 20 de mayo de 2005.
71 Véase por ejemplo Comité de Derechos Humanos, Observación General núm
. 20, 1992. Comité de Derechos Humanos, Alzery c. Suecia, 25/10/2006.
72 Ver por ejemplo Tribunal Europeo de Derechos Humanos, Irlanda c. Reino Unido, 18 de
enero de 1978. Tribunal Europeo de Derechos Humanos, Aksoy c. Turquía, 18 de diciembre
de 1996. Tribunal Europeo de Derechos Humanos, Chahal c. Reino Unido, 15 de noviembre
de 1996. Tribunal Europeo de Derechos Humanos, Martínez Sala c. España, 2 de noviembre
de 2004. Tribunal Europeo de Derechos Humanos, Shamayev y otros c. Georgia y Rusia, 12 de
abril de 2005. Tribunal Europeo de Derechos Humanos, Frérot c. Francia, 12 de junio de 2007.
Tribunal Europeo de Derechos Humanos, Saadi c. Italia, 28 de febrero de 2008, Gran Sala.
Tribunal Europeo de Derechos Humanos, Daoudi c. Francia, 3 de diciembre de 2009. Tribunal
Europeo de Derechos Humanos, Ökalan c. Turquía II, 18 de marzo de 2014. Tribunal Europeo
de Derechos Humanos, Etxebarría Caballero c. España, 7 de octubre de 2014. Tribunal Europeo
de Derechos Humanos, Ataún Rojo c. España, 7 de octubre de 2014. Tribunal Europeo de
Derechos Humanos, Beortegui Martínez c. España, 31 de mayo de 2016. Tribunal Europeo de
Derechos Humanos, Kasymakhunov c. Rusia, 14 de noviembre de 2013.
73 El carácter absoluto de la prohibición de la tortura está ampliamente aceptado en
derecho internacional. Véase, sin embargo, una opinión contraria en Greer, Steve, “Is the
Prohibition Against Torture, Cruel, Inhuman and Degrading Treatment Really «Absolute»
in International Human Rights Law?”, Human Rights Law Review, Oxford, vol. 15, núm. 1,
2015, pp. 101-137. Sobre Estados Unidos en particular, véase Rodley, Nigel S., “The Prohi-
bition of Torture: Absolute Means Absolute”, en Kaleck, Wolfgang et al., International Prosecu-
tion of Human Rights Crimes, Nueva York, Springer, 2007, pp. 185-200.
Por otra parte, incluso los miembros de los grupos terroristas se benefi-
cian de ciertos derechos procedimentales, como el principio de legalidad,74
el derecho a ser llevado prontamente ante un juez,75 el derecho a ser juzga-
do en un plazo razonable76 o el derecho al debido proceso.77
V. Algunas conclusiones
74
Véase por ejemplo Tribunal Europeo de Derechos Humanos, Kasymakhunov y Saybatalov
c. Rusia, 13 de marzo de 2013, también relativo a la organización Hizb Ut-Tahrir. Tribunal
Europeo de Derechos Humanos, Yavuz y Yaylalı c. Turquía, 17 de diciembre de 2013.
75 Véase por ejemplo Tribunal Europeo de Derechos Humanos, Brogan y otros c. Reino
Unido, 29 de noviembre de 1988.
76 Véase por ejemplo Tribunal Europeo de Derechos Humanos, Berasategi c. Francia,
26 de enero de 2012. Tribunal Europeo de Derechos Humanos, Esparza Luri c. Francia, 26
de enero de 2012. Tribunal Europeo de Derechos Humanos, Guimon Ep. Esparza c. Francia,
26/01/2012. Tribunal Europeo de Derechos Humanos, Sagarzazu c. Francia, 26/01/2012.
Tribunal Europeo de Derechos Humanos, Soria Valderrama c. Francia, 26 de enero de 2012.
77 Véase por ejemplo Tribunal Europeo de Derechos Humanos, Pavel Ivanov c. Rusia.
Tribunal Europeo de Derechos Humanos, Heaney y McGuinness c. Irlanda, 21 de diciembre de
2000. Tribunal Europeo de Derechos Humanos, Salduz c. Turquía, 27 de noviembre de 2008,
Gran Sala. Tribunal Europeo de Derechos Humanos, El Haski c. Bélgica, 25 de septiembre de
2012. Tribunal Europeo de Derechos Humanos, Ibrahim y otros c. Reino Unido, 13 de septiem-
bre de 2016, Gran Sala. Comisión Africana de Derechos Humanos y de los Pueblos, Media
Rights Agenda c. Nigeria, 31 de octubre de 1998. Corte Interamericana de Derechos Humanos,
Castillo Petruzzi y otros c. Perú, 30 de mayo de1999.
50 FERNANDO ARLETTAZ
VI. Bibliografía
52 FERNANDO ARLETTAZ
Carmen García-Villoria
I. Introducción
1
Hugo, Víctor, L’Etat chez lui, l’eglise chez elle, discurso en la discusión del proyecto de
ley sobre la enseñanza, 15 de enero de 1850, disponible en: https://www.apmep.fr/IMG/pdf/
education_v_hugo.pdf.
55
DR © 2019. Universidad Nacional Autónoma de México - Instituto de Investigaciones Jurídicas
Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
www.juridicas.unam.mx https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv Libro completo en:
https://tinyurl.com/y2enmz6g
56 CARMEN GARCÍA-VILLORIA
2 Ley Falloux de 1850 sobre las escuelas privadas religiosas concertadas en Francia,
disponible en: https://www.legifrance.gouv.fr/affichTexteArticle.do;jsessionid=5EEDC28E21C82644
41FF394AC83734FF.tpdjo14v_3?cidTexte=JORFTEXT000000332156&idArticle=LEGIARTI0
00006435625&dateTexte=29990101&categorieLien=id.
3 Cartago, Cipriano de, Epístola, 4 y Epístola 73.
4 Gaffiot, Félix, “profano”, Dictionnaire. Latin Français, París, Hachette, 1934, disponible
en: https://www.lexilogos.com/latin/gaffiot.php?q=profanum.
5 Gaffiot, Félix, “templo”, Dictionnaire. Latin Français, París, Hachette, 1934, disponible
en https//www.lexilogos.com/latin/gaffiot.php?q=temple.
6 Peña-Ruiz, Henri, Le dictionnaire amoureux de la laïcité, París, Plon, 2014, 850 pp.
7 Moore, Robert, The war on heresy faith and power in medieval Europe, Londres, Profile Books,
History & Classics, 2012, p. 416.
8 Casas, Bartolomé de las, Brevísima relación de la destrucción de las Indias, 1552, disponible
en http://aix1.uottawa.ca/~jmruano/relacion.pdf.
9
“Ataque contra «Charlie Hebdo»: la historia de un día negro”, Le Monde, 8 de enero
de 2015, disponible en: http://www.lemonde.fr/attaque-contre-charlie-hebdo/article/2015/01/08/
ce-que-l-on-sait-sur-l-attentat-contre-charlie-hebdo_4551235_4550668.html.
10 Clavreul, Gilles, Laicité, valeurs de la République et exigences minimales de la vie en société:
des principes à l’action, París, Ministerio del Interior, 2018, p. 27, disponible en: http://www.
laicite-republique.org/rapport-clavreul-laicite-valeurs-de-la-republique-et-exigences-minimales-de-la.html.
11 Ibidem, passim.
12 Ibidem, passim.
58 CARMEN GARCÍA-VILLORIA
13 Weber, Max, Economie et societé. Les catégories de la sociologie, París, Agora, 2003, t. I, p.
416; Weber, Max, Economie et societé. Organisation et puissances de la société dans leur rapport avec
l’économie, París, Agora, 2003, t. II, p. 448.
14 “La república no reconoce, ni sufraga, ni subvenciona ninguna religión”. Véase la Ley
de Separación de las Iglesias y del Estado de 1905 disponible en: https://www.legifrance.gouv.
fr/affichTexte.do?cidTexte=JORFTEXT000000508749.
15
Spinoza,Baruch, Traité théologico-politique, París, PUF, 2012, p. 720.
16
Le Coran, Sourate An Nissa, parte V, versículo 34, trad. de Jacques Berque, París, Albin
Michel, 2002.
60 CARMEN GARCÍA-VILLORIA
17
Weber, Max, Economie et societé. Les catégories de la sociologie, París, Agora, 2003, t. I, passim.
18
Tamames, Laura y Tamames, Ramón, Introducción a la Constitución española, Madrid,
Alianza, 2003, p. 464.
19 Weber, Max, Economie et societé. Les catégories…, cit., passim.
20 Ley sobre la relación entre el Estado y las instituciones educativas privadas de 1959,
disponible en: https://www.legifrance.gouv.fr/affichTexte.do?cidTexte=JORFTEXT000000693420.
21 Traducción de la autora. En francés, “Suivant les principes définis dans la Constitu-
tion, l’Etat assure aux enfants et adolescents dans les établissements publics d’enseignement
la possibilité de recevoir un enseignement conforme à leurs aptitudes dans un égal respect de
toutes les croyances. L’Etat proclame et respecte la liberté de l’enseignement et en garantit
l’exercice aux établissements privés régulièrement ouverts”.
También añade:
El Estado toma todas las disposiciones necesarias para garantizar a los alum-
nos de la educación pública la libertad de culto y de la instrucción religiosa.
En las escuelas privadas concertadas que tienen un contrato con el Estado,
la enseñanza se encuentra bajo el control del Estado. La escuela privada, al
mismo tiempo que conserva su carácter propio, debe ofrecer una enseñanza que
respete plenamente la libertad de conciencia. Todos los alumnos sin distin-
ción de origen, opinión o creencia pueden acceder a este tipo de escuela.22
22
Traducción de la autora. En francés, “L’Etat prend toutes dispositions utiles pour as-
surer aux élèves de l’enseignement public la liberté des cultes et de l’instruction religieuse.
Dans les établissements privés qui ont passé un des contrats prévus ci-dessous, l’enseigne-
ment placé sous le régime du contrat est soumis au contrôle de l’Etat. L’établissement, tout
en conservant son caractère propre, doit donner cet enseignement dans le respect total de la
liberté de conscience. Tous les enfants sans distinction d’origine, d’opinions ou de croyance,
y ont accès”. Cursivas de la autora.
23 Peña-Ruiz, Henri y Scot, Jean-Paul, La política en Victor Hugo: cartas a España, Cuba y
México, Madrid, Laberinto, 2002, pp. 89 y 220.
24 Idem.
62 CARMEN GARCÍA-VILLORIA
los fueros del clérigo y del ejército, y declaraba a todos los ciudadanos igua-
les ante la ley. Por su lado, la Ley Lerdo de 1856 obligaba a las corporaciones
civiles y eclesiásticas a vender casas y terrenos, y la Ley Iglesias de 1857 pro-
hibió el cobro de derechos y subvenciones parroquiales, es decir, el diezmo.
Recordemos que Francia promulgó una ley de separación idéntica el 9 de
diciembre de 1905.25 El 20 de enero de 1850, Víctor Hugo hizo un breve
resumen del significado de esta separación, mediante la famosa frase L’Etat
chez lui, l’Eglise chez elle que se puede traducir como “El Estado a lo suyo, la
Iglesia a lo suyo”, en su discurso en la Asamblea Nacional durante la discu-
sión del proyecto de ley sobre la enseñanza.26 Asimismo, Georges Clémen-
ceau, presidente del Consejo de Ministros en 1918, adoptó la misma actitud
que Benito Juárez, negándose a asistir, en nombre de la separación laica, a
un Te Deum organizado en Nuestra Señora de París. Clémenceau aclaró
el tema explicando que eso no impedía, de manera alguna, a las personas
ir a la iglesia de forma privada, pero él no asistiría como representante del
pueblo, ya que en un pueblo existen ateos o creyentes de otras religiones.
En resumen, la emancipación del Estado significa su liberación con
respecto a cualquier tipo tutela. Tres principios27 emanan de esta libera-
ción, que, en una paradoja solamente aparente, une a todos los seres hu-
manos: a) la libertad de conciencia, es decir, la religión se impone sólo a
los creyentes y el ateísmo sólo a los ateos; b) la igualdad de derechos, que
suprime todo privilegio, y c) la universalidad de la acción pública, orienta-
da hacia el interés general, es decir, el bien común. Un hospital público es
de interés general, ya que cuida de todos los enfermos sin marcar diferen-
cia alguna. En cambio, un lugar de culto es de interés particular.
Esos tres principios crean la paz social mediante el derecho y encarnan
el bien común, mediante exigencias complementarias: a) la neutralidad,
del latín neuter (ni el uno, ni el otro), significa que no existe preferencia pública
para la religión o el ateísmo; b) la abstención: el Estado renuncia a producir
leyes en relación con la esfera privada, siempre y cuando la conciliación
de las libertades individuales sea respetada, por ejemplo, si un hombre
ejerce violencia de género pensando que su religión se lo permite, este
hombre deberá ser sancionado de acuerdo con la legislación francesa, y c)
la promoción de la libertad en sus diferentes aspectos: i) libertad de elegir
25 Ley de Separación de las Iglesias y del Estado de 1905, disponible en: https://www.
legifrance.gouv.fr/affichTexte.do?cidTexte=JORFTEXT000000508749.
26 Hugo, Victor, op. cit.
27 Estos principios derivan de la Declaración Universal de la Laicidad en el siglo XXI, dis-
ponible en: http://catedra-laicidad.unam.mx/wp-content/uploads/2015/06/Declaraci%C3%B3n-L
aicidad.pdf.
1. Literalismo
28 Veáse La Biblia de las Américas, San Mateo, capítulo 14, versículos 14 al 21, y capítulo
15, versículos 32 al 38.
29 Veáse La Biblia de las Américas, Génesis, capítulo 3, versículo 16.
64 CARMEN GARCÍA-VILLORIA
El Corán no se queda atrás al afirmar que la mujer está muy por debajo
del hombre. “Un testimonio de hombre vale dos testimonios de mujeres”.31
Allah dice: “hacedlo frente a dos hombres de entre quienes consideréis jus-
tos que sean vuestros testigos, y si no contáis con dos hombres recurrid a
un hombre y dos mujeres, de manera que si una de ellas se equivoca la otra
subsane el error. Que los testigos no se rehúsen si son citados”. El Sura An
Nissa exige de la esposa que obedezca al marido y que el marido les pegue a
sus mujeres si desobedecen: “Las mujeres virtuosas son las verdaderamente
devotas, que guarden en la intimidad que Dios ha ordenado que se guarde.
Pero a aquellas cuya animadversión temaís, amonestadlas primero; luego
dejadlas solas en el lecho; luego pegadles; pero si entonces os obedecen, no
tratéis de hacerles daño”.32
30
Veáse
La Biblia de las Américas, Carta a los Efesios, capítulo 5, versículos 22 y 33.
31 Coran, Sourate Al-Baqarah, parte II, versículos 221 a 223 y 882, trad. de Jacques
Le
Berque, París, Albin Michel, 2002. Traducción de la autora.
Le Coran, Sourate An Nissa, parte V, versículo 34, trad. de Jacques Berque, París, Albin
32
El vestuario debe de ser distinto del que llevan las infieles, las judías, las cris-
tianas y las idólatras. Imitar a esas mujeres está prohibido en el islam que
quiere que los musulmanes se diferencien y sean independientes en el fondo y
la forma. Esa es la razón por la cual él [el profeta Muhammad] ordenó hacer
lo contrario de lo que hacen los infieles.34
66 CARMEN GARCÍA-VILLORIA
3. El multiculturalismo
40
Ley sobre la Libertad de Prensa de 1981, disponible en: https://www.legifrance.gouv.fr/
affichTexte.do?cidTexte=LEGITEXT000006070722.
41 Disposiciones referentes a la incitación al odio racial y su prohibición. Véase https://
www.service-public.fr/particuliers/vosdroits/F32575.
42 Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, 1789, disponible en: ht
tp://www.ub.edu/ciudadania/textos/humanos/humano1789.htm.
43 Gaffiot, Félix, «cultura», Dictionnaire. Latin Français, París, Hachette, 1934, disponible
en: https://www.lexilogos.com/latin/gaffiot.php?p=-1.
68 CARMEN GARCÍA-VILLORIA
l’Aube, 2008.
70 CARMEN GARCÍA-VILLORIA
para las personas desfavorecidas. Es útil recordar al respecto que ese tipo de
acciones emancipadoras para el ciudadano se basan en los derechos huma-
nos con una visión universalista que abarca lo que une a los seres humanos
en vez de apuntar sus diferencias. Una manera de saber si algo es universal
es preguntarse si es algo bueno para todos los seres humanos.47 No puede
universalizarse, como algo positivo, la explotación, la dominación de los se-
res humanos. Recordemos que, so pretexto de una “misión civilizadora”, el
colonialismo occidental presentó su cultura específica como universal, lo que
fue una gran mistificación y puede generar desconfianza hoy día hacia el ver-
dadero universalismo. El verdadero universalismo no puede definirse como
la absolutización de una cultura específica.
En su libro Race et Histoire, Claude Lévi-Strauss48 plantea la problemáti-
ca de la raza aplicada a los hombres de manera caricaturística y deconstru-
ye una pseudojerarquización de las culturas, la cual es obviamente inaceptable.
Sin embargo, cuando se plantea la crítica a una tradición, no significa que
se rechace dicha tradición en su totalidad, sino que se apunta a ciertas
costumbres que son violentas y peligrosas para la persona (tales como la
amputación de la mano por robo, por ejemplo). Desde este punto de vista,
vemos que no se trata de “traicionar su cultura” como pretenden los adep-
tos de una sumisión total a las tradiciones, sino que basta con emanciparse
de las tradiciones que parecen injustas. Recordemos a Averroes en su Dis-
curso Decisivo:49 “Cuando un enunciado entra en conflicto con la razón, es
necesario interpretarlo”.50
Los defensores de un multiculturalismo diferencialista culpan al univer-
salismo laico de carecer de consideración para las diferencias entre los seres
humanos, sin embargo, la meta del universalismo estriba en enfocar lo que
reúne a las personas en vez de acentuar lo que las diferencia. Las diferen-
cias no deben ser instrumentalizadas para convertirse en la punta de lanza
de posibles conflictos ya que el encierre en la diferencia cultural se conjuga
frecuentemente con un comunitarismo excesivo. La unión de la diversidad
mediante la unidad de un marco común no puede realizarse privilegiando
un particularismo impuesto a todos. Esta unión de la diversidad no puede
hacerse tampoco a través de una simple yuxtaposición de comunitarismos.
Evidentemente, la ausencia de marcos y de leyes comunes a todas las comu-
nidades dificulta su coexistencia.
47
Véase Kant, Immanuel, Critique de la raison pure, París, PUF, 2012.
48
Véase Lévi-Strauss, Claude, Race et histoire, París, Folio Essai, 1987.
Averroes, Le livre du discours décisif, Paris, Garnier-Flammarion, 1996, p. 254.
49
50
Traducción de la autora.
51 Buisson, Ferdinand, artículo laico, Diccionario de Pedagogía, cit. en Coutel, Charles, Répu-
blique et l’Ecole, París, Agora, 1991, p. 22.
52 Aragon, Louis, “La Rose et le Réséda”, La Diane Française, Paris, Seghers, 2012, p. 195.
72 CARMEN GARCÍA-VILLORIA
V. Conclusiones
En una sociedad que quiere ser emancipadora para los seres humanos,
la mujer también debe emanciparse; para ello debe liberarse del patriar-
cado valorado y apoyado por la religión, y debe disponer libremente de su
cuerpo y de su conciencia, esto concierne el aborto, la píldora, la sexualidad
de placer, la igualdad de derechos en la pareja. Quiero en esta ocasión ren-
dir homenaje al movimiento Mujeres Católicas por el Derecho a Decidir.
También la emancipación laica se relaciona con la emancipación de los
homosexuales y de la sexualidad misma. Esta emancipación no tiene que
ver con un nihilismo y una ausencia de valores o de referentes. En una so-
ciedad laica, la violación sigue siendo considerada como un crimen. Pero la
actividad sexual no lo es cuando los individuos que la comparten lo hacen
libremente y dentro del respeto mutuo.
53 Jefferson, Thomas, Letter to the Danbury Baptists, Biblioteca del Congreso, 1 de enero de
1802, disponible en: https://www.loc.gov/loc/lcib/9806/danpre.html.
Así las cosas, queda claro que, para superar los fundamentalismos, el
pilar central estriba en la laicidad. Pero más allá de esta idea esencial de la
laicidad, podemos abrir la reflexión sobre acciones posibles y necesarias.
En mi opinión, una de las acciones necesarias radica en la educación
popular laica, y en resistir a la confusión semántica: cultura, religión, iden-
tidad, blasfemia, racismo, guiada por los fundamentalistas y retomada por
numerosos medios de comunicación. Es imprescindible aclarar estos con-
ceptos fundamentales a través de la educación. También es urgente seguir
desplegando campañas de prevención mediante los medios de comunica-
ción y en particular en las redes sociales dirigidas a los jóvenes para pre-
venir los riesgos de radicalización. De la misma manera, son necesarias las
campañas de información sobre las teorías de la conspiración que afectan
mucho a la juventud en las sociedades occidentales. Este punto se relaciona
estrechamente con el anterior, ya que los jóvenes se informan esencialmente
a través de las redes sociales, donde circulan muchas fake news y teorías del
complot. Este fue el caso después de los atentados de enero de 2015 en París
y sigue siendo verdad cada vez que hay un atentado.54
Otra solución podría estribar en la ampliación de los derechos socia-
les. Es imprescindible invertir en recursos humanos y equipos en todos los
campos donde se encuentra el riesgo fundamentalista, especialmente, en los
barrios desfavorecidos, pero también en la cárcel en donde pueden radica-
lizarse algunos jóvenes. En todos los campos sociales, abandonados por el
Estado, la caridad religiosa proselita fundamentalista e integrista se sustitu-
ye a los poderes públicos.55 En Francia, por ejemplo, existía, hasta mitad de
los años ochenta, una red de educadores sociales en los barrios desfavore-
cidos con equipos de deporte y centros sociales que fueron desapareciendo
a causa de los recortes en el ámbito social. Desde los años ochenta, dichas
subvenciones no han dejado de disminuir para quedar reducidas en la ac-
tualidad en su mínima expresión. La educación popular y los apoyos socia-
les fueron sustituidos por la caridad religiosa fundamentalista en los mismos
barrios, con la llegada de imanes autonombrados. En 2003 un movimien-
to de mujeres magrebíes, cuyo nombre es Ni putes ni soumises (Ni putas ni
sumisas),56 denunciaron, a través de una marcha por toda Francia, el fuerte
desarrollo de la presión comunitarista patriarcal musulmana. También de-
54 Véase Galland, Olivier y Muxel, Anne, La tentation radicale: enquête sur les lycéens, París,
PUF, 2018.
55 Véase Galland, Olivier y Muxel, Anne, La tentation radicale: enquête sur les lycéens, París,
PUF, 2018, y Amara, Fadela, Ni putes ni soumises, París, La Découverte, 2002.
56 Amara, Fadela, Ni putes ni soumises, París, La Découverte, 2002.
74 CARMEN GARCÍA-VILLORIA
VI. Bibliografía
76 CARMEN GARCÍA-VILLORIA
Kessel, Patrick, Ils ont volé la laïcité, París, Jean-Claude Gawsewitch, 2012.
La Biblia de las Américas.
Le Coran, trad. de Jacques Berque, París, Ed. Albin Michel, 2002
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1995, disponible en: http://clio.revues.org/485.
Leroux, Luc, “La CEDH autorise l’expulsion d’un imam salafiste vers l’Al-
gérie”, Le Monde, 20 de abril de 2018, disponible en: https://www.lemonde.
fr/police-justice/article/2018/04/20/la-cedh-autorise-l-expulsion-d-un-imam-sa-
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Lévi-Strauss, Claude, Race et histoire, París, Folio Essai, 1987.
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t. I.
Weber, Max, Economie et societé. Organisation et puissances de la société dans leur
rapport avec l’économie, París, Ágora, 2003, t. II.
“RADICALIZACIÓN”,* POLITIZACIÓN
Y HEGEMONISMO RELIGIOSO EN NOMBRE DEL ISLAM:
¿ES CULPA DEL “OCCIDENTE” Y DE LA LAICIDAD FRANCESA?
Haoues Seniguer**
I. Introducción
Este texto que se presenta a continuación tendrá, sobre todo, una vocación
teórica, orientada a identificar de la manera más precisa posible los térmi-
nos de una cuestión de gran acuidad: la articulación entre radicalización y
formas discursivas de hegemonismos religiosos en nombre del islam, que no
se manifiestan exclusivamente mediante el llamado a la guerra, a la violen-
cia armada, y al “yihad”,1 ordinariamente entendido como la violencia o
guerra emprendida con fines propagandísticos del islam. En otras palabras,
*
Es necesario señalar desde un principio que este término plantea enormes problemas
de orden epistemológico que intentaremos discutir más ampliamente a continuación. Al
respecto, remitimos los lectores a un artículo crítico dedicado al examen de la palabra. Seni-
guer, Haoues, “De quelques réflexions sur les sinuosités de la radicalisation”, Histoire, Monde
et Cultures religieuses (HMC), núm. 39, 2016, pp. 13-31.
**
Traducción de Pauline Capdevielle.
1 En los orígenes árabes de la palabra, mucho antes del advenimiento del islam en el siglo
VII, el término yihad, construido en la raíz jahada, tiene como significado principal el hecho de
hacer un esfuerzo ardiente, agotador, que exige energía.
77
DR © 2019. Universidad Nacional Autónoma de México - Instituto de Investigaciones Jurídicas
Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
www.juridicas.unam.mx https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv Libro completo en:
https://tinyurl.com/y2enmz6g
78 HAOUES SENIGUER
2 Cfr. Seniguer, Haoues, Petit précis d’islamisme: des hommes, des textes et des idées, París, L’Har-
mattan, Bibliothèque de l’Iremmo, 2013, pp. 29-40.
3 Keucheyan, Razmig, “Qu’est-ce qu’une pensée radicale? Aspects du radicalisme
épistémique”, Revue du MAUSS permanente, 2010, disponible en: http://www.journaldumauss.ne
t/?Qu-est-ce-qu-une-pensee-radicale.
4 Raynaud, Philippe, “Les nouvelles radicalités. De l’extrême gauche en philosophie”,
Le Débat, París, 1999, vol. 105, núm. 3, pp. 90-117; Raynaud, Philippe, L’extrême gauche plu-
rielle: entre démocratie radicale et révolution, París, Cevipof Autrement, 2006.
5 En francés: “L’extrême gauche plurielle. Entre démocratie radicale et révolution”.
6
Traducción libre.
7
Traducción libre.
8 Traducción libre.
9 Schmitt, Carl, Teología política, trad. de Francisco Javier Conde y Jorge Navarro Pérez,
8a. ed., Madrid, Trotta, 2009.
80 HAOUES SENIGUER
posibilidades de acceder a dicha esencia, más los sociólogos que los filósofos
herederos de Platón y del platonismo.
Si extrapolamos un poco las palabras de Keucheyan, que no considera
el extremismo religioso, sería finalmente mediante las periferias incandes-
centes, es decir, el terrorismo en nombre del islam, que seríamos capaces de
detectar el discurso religioso que posibilita el paso al acto violento. Es decir,
en muchos casos, los teólogos musulmanes no desactivan realmente a nivel
de los principios la sacralización de la violencia. Por ejemplo, la autoriza-
ción, supuestamente fundada en el Corán, para el varón de constreñir a su
esposa, física o moralmente. O también, en algunas ocasiones, los mismos
teólogos invocan el yihad contra “los enemigos” o “adversarios” del islam y
de los musulmanes. Así, dichos clérigos asumen a minima una responsabili-
dad moral en el ejercicio de la violencia religiosamente motivada, pero que
no se inscribe directamente en el marco del terrorismo.
De acuerdo con un informe del diputado socialista Sébastien Pietrasan-
ta (2012-2017), se estimaban, a finales de 2015, cerca de 1,800 “franceses
o residentes extranjeros en Francia involucrados en las redes yihadistas en
Siria e Irak, entre los cuales 475 estaban en zonas de combate”. Francia
encabezaría, desde este punto de vista, los países europeos proveedores de
“yihadistas” o “combatientes”, por delante de Reino Unido, Alemania, Bél-
gica, Países Bajos, Dinamarca, y España.10 En dicho informe, el autor de-
fine el término “radicalización” con base en una definición del historiador
Pierre Conesa: “Una legitimación intelectual, filosófica y religiosa del paso
a la violencia”.
Ahora bien, ¿es idóneo el término “radicalización” para describir la le-
gitimación de la violencia? y ¿de qué violencia se trata? Pocos de los que res-
paldan y usan el término especifican a qué tipo de violencia se refieren, pero,
en la mayoría de los casos, se intuye que apuntan a los hechos de terrorismo.
En otro informe, titulado Valores republicanos, laicidad y prevención de derivas
radicales en el campo del trabajo social, encomendado a Michel Thierry, inspector
general de asuntos sociales, tras los atentados del 13 de noviembre de 2015
en París —entre otros, por la ministra de Asuntos Sociales en el gobierno de
François Hollande, Marisol Touraine (2012-2017)—, se señala que prevenir
el adoctrinamiento de los jóvenes supone una buena comunicación sobre
laicidad, la cual no debe parecer hostil a la religión, sino ser presentada
como “lo que es común a todos los seres humanos, más allá de sus diferen-
10 Cfr. Pietrasanta, Sébastien, La déradicalisation, outil de lutte contre le terrorismo, París, 2015,
disponible en: http://www.ladocumentationfrancaise.fr/var/storage/rapports-publics/154000455.pdf;
Prévention de la radicalisation. Des outils pour les maires, París, 2015, disponible en: http://www.
maire-info.com/upload/files/prevention_radicalisation.pdf (fecha de consulta: 9 de agosto de 2017).
82 HAOUES SENIGUER
13 Cfr. Corcuff, Philippe, La société de verre. Pour une éthique de la fragilité, París, Armand
Colin, 2002.
14 Centre national de la recherche scientifique. N. t.
15 Cfr. Crettiez, Xavier y Sezé, Romain, Saisir les mécanismes de la radicalisation violente : pour
une analyse processuelle et biographique des engagements violents, Institut National des Hautes Études
de la Sécurité et de la Justice, Mission de Recherche Droit & Justice, Centre de recherches
Sociologiques sur le Droit et les Institutions Pénales, 2017.
16 Crettiez, Xavier, “Penser la radicalisation. Une sociologie processuelle des variables
de l’engagement violent”, Revue Française de Science Politique (RFSP), vol. 66, pp. 709-727.
Este artículo propone una definición de la radicalización: “Definiremos la radicalización
como la adopción progresiva y evolutiva de un pensamiento rígido, verdad absoluta y no
negociable, cuya lógica interna estructura la visión del mundo de sus autores, que utilizan
para hacer visible el repertorio de la acción violenta, en la mayoría de los casos dentro de
estructuras clandestinas, formalizadas o virtuales, que los aíslan de los referentes sociales or-
dinarios y los remiten a un proyección grandiosa de ellos mismos. Tres elementos fundan el
acercamiento de la radicalización: su dimensión evolutiva; la adopción de un pensamiento
sectario; el uso de la violencia armada”, p. 712. El politólogo escoge incluir a su definición
de la radicalización la dimensión armada. No es forzosamente el caso. No estamos plena-
mente convencidos que la palabra sea la adecuada, ni tampoco satisfechos de restringirla a
la dimensión armada de la violencia justificada a partir de un corpus religioso.
84 HAOUES SENIGUER
Para comenzar, es importante subrayar que las tesis de los investigadores re-
feridos, lejos de excluirse sistemática y definitivamente, aparecen como com-
plementarias en muchos aspectos, al contrario de lo que podrían suponer los
protagonistas mismos.
Al expresarse sobre los atentados de París de noviembre de 2015, Oli-
vier Roy afirmó, en un artículo publicado en el periódico Le Monde unos días
después de los acontecimientos, que “el yihadismo es una revuelta genera-
cional y nihilista”.17 Por lo tanto, el investigador suponía que los criminales,
pertenecientes en su mayoría a los hijos de la segunda generación de la in-
migración magrebí, subsahariana o a la categoría de conversos, rechazaban
toda forma de principios religiosos y morales, lo que puede parecer bastante
contradictorio. Asimismo, lo que les seduciría y los llevaría a la acción vio-
lenta no sería propiamente la ideología político-religiosa de la organización
Estado Islámico. Al contrario, serían disposiciones previas a la radicalidad
que los llevarían progresivamente, lenta o rápidamente según los casos, a
adoptar la retórica y los códigos de ruptura propuestos y dispensados por las
diferentes organizaciones que se valen de un islam violento. En definitiva,
para Roy, si existieran otras causas movilizadoras hoy en día, los radicales
las escogerían, fuesen o no musulmanas. Al respecto, explica la adhesión a
la causa radical en términos tajantes: “la adhesión de los jóvenes a Daesh es
oportunista”. Ciertamente, el politólogo quiso, en esta ocasión, marcar sus
distancias y diferencias con sus dos colegas François Burgat y Gilles Kepel,
al expresar su desacuerdo con el “tercermundialismo” del primero y el “cul-
turalismo” del segundo, supuestos o reales.
En una de sus primeras intervenciones públicas tras los atentados, Roy
dio la sensación de querer eliminar la dimensión religiosa de los fenómenos
de violencia, aunque matizó su postura al reconocer que, mediante la ruptu-
ra con los padres, “la clave de la revuelta” de estos jóvenes era “la ausencia
17 Roy, Oliver, “Le djihadisme est une révolte générationnelle et nihiliste”, Le Monde, Fran-
cia, 24 de noviembre de 2015, disponible en: https://www.lemonde.fr/idees/article/2015/11/24/
le-djihadisme-une-revolte-generationnelle-et-nihiliste_4815992_3232.html (fecha de consulta: 8 de
agosto de 2017).
86 HAOUES SENIGUER
Ibidem,
24 p. 73.
Ibidem,
25 pp. 99 y 100.
26 Kepel, Gilles y Jardin, Antoine, Terreur dans l’Hexagone. Genèse du djihad français, París,
Gallimard, 2015.
27 Toranian, Valérie, “Gilles Kepel: «Le salafisme est l’arrière-plan culturel du djiha-
disme»“, Revue des Deux Mondes, París, 2016, disponible en: http://www.revuedesdeuxmondes.fr/gilles-
kepel-le-salafisme-est-larriere-plan-culturel-du-djihadisme (fecha de consulta: 10 de agosto de 2017).
28 Kepel, Gilles y Rougier, Bernard, “«Radicalisations» et «islamophobie»: le roi est nu”,
Liberation, París, 2016, disponible en: http://www.liberation.fr/debats/2016/03/14/radicalisa
tions-et-islamophobie-le-roi-est-nu_1439535 (fecha de consulta: 10 de agosto de 2017).
29 Al-Souri, Abou Moussab, Llamado a la resistencia islámica mundial, 2005, disponible en:
https://ia800303.us.archive.org/25/items/Dawaaah/DAWH.pdf (fecha de consulta: 28 de fe-
brero de 2018). Brugat, François, “Réponse à Olivier Roy: les non-dits de «l’islamisation
de la radicalité»”, París, 2015, disponible en: https://www.nouvelobs.com/rue89/rue89-parti-
pris/20151201.RUE1504/reponse-a-olivier-roy-les-non-dits-de-l-islamisation-de-la-radicalite.html (fe-
cha de consulta: 10 de agosto de 2017).
30 Idem.
31 Burgat, François, Comprendre l’islam politique. Une trajectoire de recherche sur l’altérité islamiste,
1973-2016, París, La Découverte, 2016.
88 HAOUES SENIGUER
allá de la radicalización, que percibe más como política que religiosa, Bur-
gat ve en el islamismo o el salafismo una dimensión más “metafórica” que
“religiosa”, en particular, la expresión de una revancha de las sociedades del
sur, o de los musulmanes, sobre las políticas hegemónicas occidentales. Los
que no adoptarían esta interpretación,32 como Olivier Roy y Gilles Kepel,
estarían del lado de lo “políticamente correcto”, esto es, la exoneración de
Occidente como posible responsable del terrorismo, y la inculpación del is-
lam y de los musulmanes por sí mismos. Peor aún, para el politólogo de Aix-
en-Provence, sus colegas ignoran por completo la asimetría entre los “do-
minantes” (los verdaderos responsables de las violencias en el mundo) y los
dominados (los radicales del islam).
Es posible señalar rápidamente un límite a la tesis de François Burgat:
considerar la radicalidad, el radicalismo o la radicalización de índole “musul-
mana” o “islámica” como la simple consecuencia de una relación de fuerza
desigualdad entre Occidente y los mundos del islam no puede ser satisfacto-
rio analíticamente:33 el régimen de Arabia Saudita, que goza de una relación
privilegiada con Estados Unidos y muchos países de Europa del Oeste, y que
dispone además de recursos importantes provenientes de los yacimientos de
petróleo, adopta una lectura integral o integralista del islam. Ni la laicidad,
ni las injerencias occidentales supuestas o reales son la verdadera causa de la
elección de dicha orientación religiosa, que se desarrolla en un territorio ma-
yoritariamente musulmán, que no sufre las agresiones “occidentales”. Ahora
bien, ¿qué podemos sacar de todo lo dicho anteriormente?
Ibidem,
32 p. 255.
Cfr.
33 Seniguer, Haoues, “Lutte contre le terrorisme : attention à ne pas tomber dans le
manichéisme”, Libération, 6 de septiembre de 20117, disponible en: http://www.liberation.fr/de
bats/2017/09/06/lutte-contre-le-terrorisme-attention-a-ne-pas-tomber-dans-le-manicheisme_1594276.
90 HAOUES SENIGUER
A cada vez, ellos intentan hacer creer que los musulmanes son unos terroris-
tas. Yo, nací en Francia. Si no hubieran atacado en otro lugar, yo no estaría
aquí… Hubo el norte de Malí y hubo Siria, un montaje, al mismo tiempo…
No hubo exacción en Malí… Tienen que parar… de atacar el Estado islámi-
co, de quitarle el velo a nuestras mujeres, de meter a nuestros hermanos en la
cárcel por nada… Para nosotros, es la ley del talión. La conocen muy bien…)
Alá ha dicho en el Corán: “Ellos transgreden, transgredan a transgresión
36
Kolakowski, Leszek, Philosophie de la religion, París, Fayard, 1985, p. 282.
92 HAOUES SENIGUER
En un ataque bendecido, cuyas causas han sido facilitadas por Alá, un grupo
de creyentes de soldados del Califato —qué Alá les dé fuerza y victoria— ata-
có la capital de las abominaciones y perversiones, la que lleva el estandarte de
la cruz en Europa: París… Francia y sus seguidores deben saber que siguen
siendo el principal blanco del Estado islámico y que siguieron oliendo el olor
de la muerte por haber encabezar la cruzada, haberse atrevido a insultar
nuestro profeta, jactarse de combatir el Islam en Francia y haber golpeado a
los musulmanes en tierra del Califato con sus aviones…
“cruzados”, basta con citar algunos fragmentos más: “No hay duda que Alá
no nos ha dejado sin exponer de manera detallada la manera de establecer
esta religión. La misma sirah del profeta Muhammad es considerada como
una metodología detallada para establecer la religión en la tierra, juzgar y
administrar los servidores de Alá por Su Ley”.
39 El islamólogo egipcio, del cual hablaremos a continuación, Nasr Hamid Abu Zayd,
demostró que entre el “discurso moderado” y el “discurso extremista” se trata en muchos
caso de una “diferencia de grado y no de naturaleza”, ya que el discurso islámico contempo-
ráneo dominante, aun cuando se presenta como “moderado”, se apoya sobre fundamentos
que permiten, en algunas circunstancias, justificar y legitimar la misma violencia que el dis-
curro religioso más extremo. Cfr. Abu Zayd, Nasr Hamid, “Le discours religieux contempo-
rain. Mécanismes et fondements intellectuels”, Égypte/Monde arabe, 2008, núm. 3, disponible
en: http://ema.revues.org/243.
94 HAOUES SENIGUER
idea que estructura toda nuestra reflexión: la religión puede ofrecer un marco
de pensamiento, que determina la relación del sujeto con el mundo; en otras
palabras, es menos la radicalización política que genera una radicalización
religiosa, sino lo contrario, dada la potencia causal intrínseca de lo religioso.40
Al respecto, dos fechas son particularmente significativas: el 7 de febre-
ro de 2012, con ocasión de una concentración organizada en el Cairo, bajo
la presidencia de Mohamed Morsi, 107 personalidades41 “ulemas e intelec-
tuales de diferentes corrientes islámicas y políticas”, “oficiales o no oficia-
les”, dieron a conocer una declaración. En dicho documento, denunciaron
cualquier apoyo a las fuerzas del régimen de Bashar al-Assad. Por un lado,
los autores llamaron a sus partidarios al “apoyo material y simbólico nece-
sario del Ejército Sirio Libre y de todos los revolucionarios”, lo que suponía
también apoyar a los movimientos islamistas más radicales.
En tanto, por el otro lado, exhortaron a “los pueblos árabes e islámicos”
a organizar la “retirada de los embajadores (en puesto en Siria), enviando,
por ejemplo, cartas de protesta a los Estados que apoyan el régimen Assad,
especialmente Rusia y China”. Múltiples personalidades, de los más eminen-
tes a los menos conocidos del mundo árabe y musulmán, pero no solamente,
se hallaron uno al lado del otro en dicha concentración, entre ellos Yusuf al-
Qaradawi, presidente de la Unión Internacional de los Ulemas Musulmanes
(UISM) y miembro del Consejo Europeo de la Fatwa y de la Investigación
(CEFR), Ali Jum’a, el muftí de Egipto, el jeque Abdallah Ben Biya, ex miem-
bro de la Unión Internacional de los Sabios Ulemas Musulmanes (UISM)
y miembro del Consejo de la Fatwa y de la Investigación, el jeque Rachid
Ghanuchi, líder tunecino de Ennahda y miembro de la UISM y del CEFR,
el queje marroquí Ahmad Raisuni, ex presidente del Movimiento Unicidad
y Reforma en Marruecos y actual vicepresidente de la UISM, etcétera. La
declaración, insiste, en particular, sobre la “vergüenza e infamia” de Dios que
golpeará a “los testigos y todos los que se callan” sobre “la sangre vertida” por
los inocentes de Siria bajo los golpes de del régimen de Bashar al-Assad y de
sus aliados libaneses e iraníes. En este llamado está escrito: “…Hacemos un
llamado a los musulmanes y al mundo libre para apoyar este Ejército (Sirio
Libre), en todo medio posible, ya sea material o simbólico” en vista de la “ob-
tención de su libertad y sus derechos”, al mismo tiempo que “la preservación
de los derechos de las minorías religiosas y étnicas” de Siria.
42
Entendemos aquí por “concepción cultural” o culturalista, la idea de que la laicidad
no sería simplemente una herramienta jurídica de separación entre la Iglesia y el Estado, o
de neutralidad de los agentes del servicio público o de la administración pública, sino más
bien un instrumento de promoción de la secularización en el espacio público y lugares de
vida colectiva, para evitar el riesgo, real o supuesto, de control intolerante de la religión sobre
los individuos, en especial, los menores de edad.
96 HAOUES SENIGUER
islam: “Cuando muchas voces en el PS43 y UMP44 (hoy en día Los Repu-
blicanos) llaman poner en entredicho la laicidad con el propósito de poder
financiar el islam, el Frente Nacional, de su lado, se ostenta como un defen-
sor acérrimo de los principios y textos que fundan la Laicidad en Francia”.45
No se sabe con certeza a qué principios se refiere el partido: ¿quid de las
libertades de conciencia y de culto de estos musulmanes? Se nota la focaliza-
ción sobre el islam por las referencias más o menos implícitas a dicha religión:
El Frente Nacional utiliza cada vez más la laicidad como un nuevo ins-
trumento político para señalar a las poblaciones francesas, provenientes de
la inmigración, la alterización de ellas, en particular, las que practican el
culto musulmán y que son visibles en el espacio público: de acuerdo con
la lectura del partido nacionalista francés, el “comunitarismo” musulmán
sería un hecho masivo. De hecho, la laicidad nunca es objeto de una defi-
nición en un discurso con fuertes tintes nacionalistas, y el uso de los signos
religiosos en el espacio público sería, de acuerdo con él, ya el signo de una
extranjeridad irrefragable, de un “comunitarismo” latente o evidente, de
una manifestación antilaica y “extremista”.46
43
Partido Socialista, n. t.
44
Unión para un Movimiento Popular, n. t.
45 Frente Nacional, “Ley de 1905 sobre laicidad: no a su debilitamiento por el UMPS, ¡sí a su
aplicación real!”, disponible en: https://www.rassemblementnational.fr/loi-de-1905-sur-la-laicite-non-a-
son-affaiblissement-par-lumps-oui-a-son-application-reelle (fecha de consulta: 3 de marzo de 2018).
46 Frente Nacional, “Laicidad: depende de la República ser demandante”, 24 de agosto
de 2016, disponible en: https://www.rassemblementnational.fr/communiques/laicite-cest-a-la-republi
que-detre-revendicative/?doing_wp_cron=1502196423.3452579975128173828125 (fecha de con-
sulta: 11 de marzo de 2017).
98 HAOUES SENIGUER
47
Amal, Kenin, “Pandoud destaca el éxito del modelo marroquí en la lucha contra el
terrorismo”, Hespress, 21 de abril de 2016, disponible en: https://www.hespress.com/orbites/3
03391.html (fecha de consulta: 24 de agosto de 2017).
Ibidem,
51 p. 26.
Ibidem,
52 pp. 26 y 27.
Ibidem,
53 pp. 27 y 28.
Ibidem,
54 p. 29.
IX. Bibliografía
Segunda parte
Felipe Gaytán
Terry Eagleton1
I. Introducción
1
Gumucio, Rafael, “Terry Eagleton: «El fundamentalismo no es odio, es miedo»”, El
País, 9 de agosto de 2016, disponible en: https://elpais.com/cultura/2016/08/08/babelia/1470
658452_112309.html.
2 Véase Arendt, Hannah, Los orígenes del totalitarismo, Madrid, Taurus, 1998.
109
DR © 2019. Universidad Nacional Autónoma de México - Instituto de Investigaciones Jurídicas
Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
www.juridicas.unam.mx https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv Libro completo en:
https://tinyurl.com/y2enmz6g
Conservadurismo Fundamentalismo
Conversión-integración y
Eliminación y/o
Relación social subordinación del extraño a las
conversión total
reglas sociales
la fuerza del clero que se oponía a ello, pues en su imaginario era indivisible
el ciudadano del creyente.9
La pugna por descatolizar el espacio público opacó el reconocimiento
de la diversidad religiosa, cultural e, incluso, política. El progresivo au-
mento de contactos culturales, migraciones, avances tecnológicos y nuevas
formas de pensamientos, lecturas diversas y cambios culturales en otras la-
titudes condujo a una secularización de las sociedades latinoamericanas en
diferentes grados e intensidades. Esto provocó que las formas seculares de
convivencia fueran configurando en los ciudadanos la exigencia de ampliar
los derechos y libertades civiles.10
Fue entonces que el propio concepto de laicidad tuvo que reestructurar-
se en términos legales y políticos, pues ya no bastaba la simple separación
del Estado de la Iglesia católica ni una educación laica. Sectores sociales
secularizados comenzaron a presionar a las instancias políticas para am-
pliar sobre la libertad de gestión del cuerpo, desde las identidades sexuales
hasta el aborto. Otros más querían un reconocimiento de sus preferencias y
opciones sociales, culturales y étnicas que salían de la normalidad católica
y a veces atentaban contra ella. Protestar contra festividades como el día de
muertos en México, el Te Deum en Argentina y la obligación de contenidos
religiosos en clínicas de salud en Perú configuraron una laicidad centrada en
el ciudadano, en su libertad de elección.11
Pero esa misma laicidad, al centrarse en la catolicidad, opacó las otras
manifestaciones religiosas, culturales y también al resto de las Iglesias y
agrupaciones religiosas, y se centró en el ciudadano, en la defensa de sus
libertades, dejando en el punto ciego cualquier opinión, argumento o mani-
festación de los otros, ya fueran católicos, protestantes, evangélicos y hasta
agnósticos y ateos, que podrían estar sin Dios o contra él pero que en su fue-
ro interno no eran liberales sino conservadores y rechazaban tal apertura.
Esto puede constarse en diferentes encuestas en diferentes países.12
9 Giumbelli, Emerson, Símbolos religiosos em controversias, São Paulo, Terceriro Nome,
2014, pp. 83 y 84.
10 Cayetano, Gerardo, “Laicismo y política en el Uruguay contemporáneo”, en Costa,
Néstor da (org.), Laicidad en América Latina y Europa. Repensando lo religioso entre lo público y lo
privado en el siglo XXI, Uruguay, CLAEH-Europea ID, 2006, pp. 131-133.
11 Huaco Marco, Procesos constituyentes y discursos contra hegemónicos sobre laicidad, sexualidad y
religión, Buenos Aires, Clacso, 2012, p. 56.
12 Cooperman, Alan, “Religion in Latin America: Widespread Change in a Historically
Catholic Region”, Pew Research Center, Washington, 2014, pp. 1-130, disponible en: http://ww
w.pewforum.org/2014/11/13/religion-in-latin-america. Torre, Renée de la et al., Creer y practicar en
México: comparación de tres encuestas sobre religiosidad, México, Universidad Autónoma de Aguas-
calientes, 2014, pp. 1-430. Hernández, Alberto et al., Encuesta Nacional sobre prácticas y creencias
13 Blancarte, Roberto, “Religión, política y libertades en los albores del tercer milenio”,
Metapolítica, México, vols. 6-7, núms. 26-27, noviembre-febrero de 2002-2003, pp. 39-44.
14 Idem.
19
Alonso Tejeda, Aurelio, op. cit., pp. 70 y 71.
20
Mansilla, Miguel Ángel, La cruz y la esperanza, Santiago, Universidad Bolivariana,
2008.
21
Laclau, Ernesto, La razón populista, México, Fondo de Cultura Económica, 2006, pp. 91
y 92.
22 Conniff, Michael, “Neopopulismo en América Latina: La década de los 90 y después”,
Revista de Ciencia Política, Chile, vol. XXIII, núm. 1, 2003, pp. 34 y 35.
23
Laclau, Ernesto, op. cit., p. 64.
24
Deusdad, Blanca, “El concepto de liderazgo político carismático: populismo e identi-
dades”, Revista Opción, Maracaibo, vol. 19, núm. 41, 2003, pp. 23-25.
25
Conniff, Michael, op. cit., pp. 31-38.
26
Figueroa Ibarra, Carlos y Moreno, Octavio, op. cit.
como una amenaza a la propia estabilidad del grupo.27 Si a esto se suma que
el reconocimiento no era sólo cultural sino legal y político desde el Estado
laico, entonces se volvía necesario reivindicar la vuelta al mandato sagrado
para reconstruir la paz sagrada deteriorada por esa misma diversidad y el
relativismo cultural, amén de la exaltación de un individualismo social que
para los grupos diversos se consideraba necesario confrontar.
La seguridad de la libertad fue el eje que motivó a esos movimientos
populistas, caracterizados por liderazgos carismáticos evangélicos y por el
discurso católico del pueblo elegido por Dios, que habrá de imperar en to-
dos los ámbitos sociales. En Brasil, Colombia, Argentina y Chile aparecie-
ron líderes evangélicos carismáticos que irrumpieron en el espacio público.
Algunos ocupando cargos públicos como la alcaldía de Río de Janeiro para
purificar ese espacio, en otros dictaron sentencias bíblicas y llamados al pue-
blo de Dios para recuperar la moralidad de la política como en Colombia.
En un caso singular, los evangélicos en México lograron crear un partido
político, esquivando los candados legales. Ese populismo religioso reivindica
la purificación del espacio público, pervertido por el relativismo cultural y
por la pérdida de valores de los integrantes de la sociedad como la permisi-
vidad de un Estado que se apega a la corrección política del reconocimiento
de derechos de la diversidad y de género que no forman parte de la idiosin-
crasia latinoamericana.
El discurso populista religioso se constituyó en señalar la condición del
pueblo elegido por Dios, quien hablaría a través de sus dirigentes. En ge-
neral, Dios dará las señales a sus designados para representarlo y guiará a
su pueblo que ignora los peligros ante el demonio. Tanto evangélicos como
cristianos recurren a la metáfora para señalar que sus acciones son como la
parábola bíblica de la oveja pérdida.28 ¿En qué punto convergen este tipo de
populismo y el conservadurismo? El punto de encuentro gira en torno a dos
elementos discursivos que permiten al populismo catalizar los movimientos
conservadores y, a su vez, estos últimos generan ese discurso de seguridad y
de autoridad para hablar en nombre de Dios frente a una laicidad que mina
la identidad y la convivencia en el espacio público. Estos ejes son el discurso
de la familia y él de la vida. En el primero, se remite a la necesidad de con-
servar el valor primario del núcleo familiar bajo el discurso idealizado de
una familia que protege de los peligros; mientras que el segundo, respecto a
27
Stavrakakis, Yannis, “Religión y populismo en la Grecia contemporánea”, en Panizza,
Francisco (ed.), El populismo como espejo de la democracia, México, Fondo de Cultura Económica,
2009, p. 320.
28 Idem.
V. Conclusiones
31
Schmitt, Carl, Teología política, Madrid, Trotta, 2009, pp. 123-135.
VI. Bibliografía
FUNDAMENTALISMO Y VIOLENCIA.
¿UN VÍNCULO INEVITABLE?
EL FUNDAMENTALISMO HINDÚ EN INDIA
I. Introducción
129
DR © 2019. Universidad Nacional Autónoma de México - Instituto de Investigaciones Jurídicas
Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
www.juridicas.unam.mx https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv Libro completo en:
https://tinyurl.com/y2enmz6g
II. Fundamentalismo
6
Emerson, Michael y Hartman, David, op. cit., pp. 131 y 132.
7
Almond, Gabriel et al., “Fundamentalism: Genus and Species”, en Marty, Martin E. y
Appleby, R. Scott (eds.), Fundamentalisms Comprehended, Chicago, The University of Chicago
Press, 1995, pp. 402-404.
8 Ibidem, p. 406.
Ibidem,
9 pp. 406 y 407.
Ibidem,
10 407 y 408.
11 Para Ruby, el fundamentalismo es particularmente peligroso para las mujeres pues
afirma una estructura patriarcal y al volverse clave para la identidad de un grupo o Estado,
las mujeres se vuelven ámbitos para las disputas. En dichos ámbitos se debe reflejar de ma-
nera precisa los principios que el movimiento defiende. Véase Ruby, Jenny, “Fundamental-
isms on the Rise”, Off Our Backs, vol. 36, núm. 3, 2006, pp. 11-13. No obstante, habría que
considerar que el fundamentalismo es en general peligroso para hombres y mujeres que no
se conforman con los ideales de masculinidad y feminidad, tal como el caso de aquellos que
pertenecen a la comunidad de la diversidad sexual.
12 Riesebrodt analiza cuidadosamente por qué las relaciones de género y la estructu-
ra familiar son tan relevantes para los movimientos fundamentalistas. Estos construyen un
“milieu cultural”, que refleja sus principios. Los cambios sociales recientes (parte de una
crisis general para los fundamentalistas) afectan de manera directa las relaciones de género
(división de tareas y espacios para hombres y mujeres) o la familia (el respeto a los padres),
de allí que estos se vuelvan objeto de defensa a ultranza. No obstante, añade, en algunos
casos precisamente esto ha permitido que se renegocien las relaciones de género. Riesebrodt,
Martin, “Fundamentalism and the Resurgence of Religion”, Numen, vol. 47, núm. 3, 2000,
pp. 266-287.
13
Appleby, R. Scott y Marty, Martin E., op. cit.
Ibidem,
14 p. 21.
Ibidem, pp. 20 y 21.
15
Ibidem,
29 pp. 13 y 14.
Ibidem,
30 p. 18.
Ibidem, pp. 21 y 22.
31
Ibidem, p. 79.
34
35 Esto no dejar ser un tanto irónico, si se piensa que Nathuram Godse, quien asesinó a
Gandhi en 1948, perteneció a la RSS. Godse asesinó a Gandhi por considerar que su postura
fue favorable a los musulmanes y terminó posibilitando la partición de India.
36 Tal como hemos visto, estas nociones sobre la relevancia de la fuerza física se encuen-
tran desde Savarkar y son centrales hasta el día de hoy para el fundamentalismo hindú.
Romila Thapar sostiene que este largo proceso ha dado como resulta-
do una visión en la cual el hinduismo es una religión unificada y uniforme,
basada en los brahmanas y que incluye, de alguna forma, a budistas, jainas,
saivas, vaisnavas y saktas. Esta religión, a diferencia de la tradición semítica,
no tiene un profeta, un libro revelado que sea sagrado, un dios monoteísta,
una organización eclesiástica, debates teológicos sobre ortodoxia y herejía
ni idea de conversión.37
Esta visión del hinduismo, dice Thapar, es extraída de su filosofía, icono-
logía y rituales, pero no del examen de sus fuentes con sus contextos sociales,
ni de las relaciones entre las distintas sectas, ni de la religiosidad popular, con
lo cual se borra una parte importante de su historia.38 Por ejemplo, se hace
abstracción de la relación de enemistad entre brahmanas y sramanas (esta
última categoría engloba a budistas, jainas, ajivikas, etcétera) y, de hecho, se
presenta a estos últimos como parte del hinduismo. Hacia el segundo milenio
d. C., surgen una serie de cultos devocionales —el término utilizado en gene-
ral es bhakti— centrados en una deidad, pues es a través de ésta que se busca
la salvación. En torno al surgimiento de estas sectas se da un fenómeno im-
portante para el hinduismo actual: la búsqueda de una topografía sagrada.39
Como hemos visto, la lectura reciente que se hace del hinduismo provie-
ne de la época colonial, de la “ausencia” de elementos en éste, que sí tenían
las religiones de origen semítico.40 Asimismo, la codificación de la ley hindú
convirtió las leyes que eran consuetudinarias y sociales en homogéneas y
atemporales. Es así que terminamos con una serie de características que el
hinduismo dice poseer: a) el concepto de ahimsa o no violencia —aunque
ocurre por primera vez en los Upanisads, son los budistas y jainas quienes lo
convierten en la base de sus enseñanzas—, y b) nunca llevaron a cabo perse-
cuciones contra otras comunidades (aunque tengamos múltiples casos, tales
como la persecución de sivaítas contra sramánicos en Cachemira en el siglo
VII o la persecución de sivaítas hacia monjes y monasterios budistas alrede-
dor de Gandhara en el siglo XII).41
En el siglo XIX, surgieron varias obsesiones e imágenes cultivadas por
el régimen colonial: el sistema de castas, los códigos legales hindúes —ade-
37 Thapar, Romila, “Imagined Religious Communities? Ancient History and the Mod-
ern Search for a Hindu Identity”, Modern Asian Studies, vol. 23, núm. 2, 1989, pp. 210 y 211.
38 Ibidem, p. 211.
39 Ibidem, p. 214.
40 Para Frykenberger, esto es parte de un proceso de institucionalización del hinduismo
bajo el régimen colonial. El hinduismo se volvió prácticamente la religión oficial. Fryken-
berg, Robert Eric, op. cit., p. 600.
41 Ibidem, pp. 218-220.
V. El ascenso al poder
Ibidem,
42 p. 229.
43
Shankar, Ravi, “The Day of Ram’s Tigers”, India Today, 31 de diciembre de 1992, dis-
ponible en: https://www.indiatoday.in/magazine/cover-story/story/19921231-babri-masjid-demoliti
on-when-men-in-saffron-bandanas-struck-screaming-the-name-of-ram-767472-2013-05-21.
cas de algunas minorías.44 Pero también a factores de otro tipo como, por
un lado, el deseo del gobierno de ejercer un mayor control sobre ciertos
lugares de peregrinaje que se han vuelto destinos turísticos para ciertas
clases, y la transmisión de la serie televisa Ramayana (1987), que según
Peter van der Veer:
Esto ha contribuido más que cualquier otra cosa a elaborar una versión es-
tándar del poema épico y a hacerlo popular entre la clase media india. Mu-
cho más, esto ha hecho del conocimiento popular que Ayodhya es el lugar de
nacimiento de Rama y por lo tanto como uno de los lugares más importantes
de peregrinación en Uttar Pradesh.45
44 Jaffrelot, Christophe, The Hindu Nationalist Movement in India, Nueva York, Columbia
University Press, 1996, p. 9.
45 Veer, Peter van der, Religious Nationalism. Hindus and Muslims in India, Berkeley, Univer-
Ibidem,
49 pp. 154 y 155.
Ibidem,
50 p. 159.
Ibidem, pp. 316 y 317.
51
VI. Conclusiones
VII. Bibliografía
“India Probe after «Cow Vigilantes Kill Muslim Man»”, BBC News, 5 de
abril de 2017, disponible en: https://www.bbc.com/news/world-asia-india-3
9499845.
Almond, Gabriel et al., “Fundamentalism: Genus and Species”, en Marty,
Martin E. y Appleby, R. Scott (eds.), Fundamentalisms Comprehended, Chica-
go, The University of Chicago Press, 1995.
Appleby, R. Scott y Marty, Martin E., “Fundamentalism”, Foreign Policy,
Washington, 2002, núm. 128, enero-febrero de 2002.
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12 de agosto de 2015, disponible en: http://www.bbc.com/news/magazine-3
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Biswas, Soutik, “A Night’s Patrol with India’s Cow Protection Vigilantes”,
BBC News, 29 de octubre de 2015, disponible en: http://www.bbc.com/news/
world-asia-india-34634892.
Carballido Coria, Laura, “Silencios en la historia: Una reflexión en tono
a la violencia”, en Yébenes, Zenia y Barbosa, Mario (coords.), Silencios,
discursos y miradas sobre la violencia. Reflexiones desde la filosofía, la historia y la
sociología, Barcelona, Anthropos-UAM, Unidad Cuajimalpa, 2009.
I. Introducción
Imagen 1
Imagen 2
Imagen 3
5
González, Fernán, op. cit., p. 297.
Ibidem,
6 p. 301.
7 El caso paradigmático de los “curas rebeldes” fue el padre Camilo Torres Restrepo,
párroco de la Universidad Nacional de Colombia, que ingresó al Ejército de Liberación
Nacional (ELN) en 1965 y fue abatido en combate el 15 de febrero de 1966. A este grupo
armado se sumaron los sacerdotes españoles Manuel Pérez, José Antonio Jiménez y Do-
mingo Laín, entre otros. Véase Restrepo, Javier Darío, La revolución de las sotanas, Bogotá,
Planeta, 1995; Torres Restrepo, Camilo, Liberación o muerte, La Habana, Instituto del Libro,
1967; Weiss, Anita (comp.), Golconda; el libro rojo de los “curas rebeldes”, Bogotá, Muniproc, 1969;
Broderick, Walter J., El guerrillero invisible, Bogotá, Intermedio, 2000.
8
Monseñor Revollo, citado en Arias, Ricardo, op cit., pp. 324 y 325.
9
Aunque estos grupos armados tienen una génesis anterior, la Operación Marquetalia
(Tolima), el 14 de mayo de 1964, marca el surgimiento formal de las FARC, guerrilla de ante-
cedente liberal y campesino, marxista-leninista. El ELN, seguidor de la Revolución Cubana,
también marxistas-leninista, se funda el 4 de julio de 1964 y tiene su primera confrontación
armada el 7 de enero de 1965 en Simacota (Santander).
10 Véase Ramírez, Laura Camila, Entre altares y mesas de diálogo. El episcopado colombiano en
acercamientos de paz con grupos armados ilegales, Bogotá, Penguin Random House-IEPRI, 2015,
pp. 49 y 55.
11 Tras un escándalo mediático, el Fiscal fue desmentido con pruebas por los mismos
prelados y la institución eclesiástica. Ibidem, pp. 60-64.
mistas. Según estas estadísticas, Colombia es el séptimo país con más cató-
licos del mundo, con 45,300,000 millones, es decir, el 93% de la población,
dato distante del 74% del Pew Reseach Center y el 70,9% de la Unal y la Sergio
Arboleda. Para William Mauricio Beltrán, director de esta última investiga-
ción, “la pluralización religiosa ha permitido la instauración de un mercado
religioso de libre competencia, en una situación donde la Iglesia católica no
sólo compite con los NMR [Nuevos Movimientos Religiosos], sino también
con nuevas ofertas seculares de sentido y comunidad”.17
Curiosamente, mientras se disminuía el porcentaje de católicos en Co-
lombia, la imagen que la ciudadanía se hacía de la Iglesia se mantenía en
niveles altos. Aunque fluctuante, en función de la coyuntura eclesiástica y
sociopolítica, entre 1994 y 2006, la institución eclesiástica conservó una fa-
vorabilidad entre el 65 y el 75%, según las encuestas anuales de Gallup Poll
(véase gráfica 1).18 Entre 2000 y 2017, el pico más alto de favorabilidad lo re-
gistró en julio de 2001, con el 78%, durante el gobierno de Andrés Pastrana
(1998-2002, Partido Conservador), y el más bajo en septiembre de 2007, con
el 51%, durante el mandato de Álvaro Uribe (2002-2010, Partido de la U),
los dos gobiernos de centro-derecha y derecha con posiciones antagónicas
frente a la solución del conflicto. Pese a dicho resultado, hasta la actualidad,
la Iglesia sigue ocupando los primeros lugares en las encuestas sobre con-
fianza institucional —estatus que comparte con las Fuerzas Armadas—.19
Este puesto privilegiado no deja de contrastar con los escándalos nacionales
e internacionales de pederastia, malas prácticas financieras, intransigencia
frente a grupos de diversidad sexual o diferencias internas entre la jerarquía.
En el caso de Colombia, no se descarta que la reducción de la ima-
gen favorable esté asociada, entre otras cosas, a la polarización política y
el descrédito ciudadano de los diálogos de paz con las FARC y el ELN, en
contravía con la postura de apoyo que ha mantenido el episcopado. En la
última década, líderes de los sectores más radicales de la derecha, con un
considerable caudal electoral, vieron con relativa distancia a los prelados
involucrados en dichas negociaciones.20
Ibidem,
17 p. 24.
18
Encuestas citadas en Ramírez, Laura Camila, op. cit., p. 282.
19 Gallup Poll, Encuesta Colombia, Bogotá, febrero de 2017, p. 89, disponible en: http://w
ww.eltiempo.com/contenido/politica/gobierno/ARCHIVO/ARCHIVO-16832164-0.pdf.
20 En 2016, el ex presidente Uribe señaló al sacerdote jesuita Javier Giraldo como “sa-
cerdote al servicio de la guerrilla”. “Uribe vuelve a despacharse contra Santos, el fiscal y el
padre Giraldo”, Semana, Bogotá, 23 de marzo de 2016, disponible en: http://www.semana.
com/nacion/articulo/para-uribe-su-hermano-santiago-es-un-preso-politico/466488 (fecha de consulta:
7 de noviembre de 2017).
La Iglesia católica
78 77
80 75
73 7272 73 72 74 73 72
7575
73 73 74 73 73 7473 72 70
71 71 72 73 71 71
68 69 68 69 69 69 69 69 69 69 69 69 67 69 68 68 69 70 68
67 66 66 65 65 65 65 65 65 66 65 65 65 65 66 66 6567 67 65
65 64 62 64 63 64 64 62 64 64 65 64 64 66 63 63
64
63 61 60 61
59 59
60 51 56 55
40 43
40
35 37
35 36
33 33 33 32 33 31 32 33 32
31 323230 30 31 3031 31 30
34
28 28 29 29 29 30 29 31 30 29 29 31 29 30 29 29 32
26 26 26 26 26 29 27 25 29
20 25 22 23 22 22 22 22 2121 22 25 25 25 24 24 24
26 26 27
25 24
19 19 20 21 20 21 20 20 21 20 20 22
18 19 18 19 18
17
Nov. 09
Feb. 00
May. 00
Ago. 00
Dic. 09
Feb. 10
Abr. 10
Jul. 10
Sep. 10
Oct. 10
Dic. 10
Feb. 11
May. 11
Jun. 11
Ago. 11
Dic. 00
Jul. 01
Sep. 01
Dic. 01
Abr. 02
Jul. 02
Sep. 02
Nov. 02
Ene. 03
Abr. 03
Jul. 03
Oct. 03
Dic. 03
Mar. 04
Jun. 04
Sep. 04
Dic. 04
Mar. 05
Abr. 05
Jul. 05
Ago. 05
Nov. 05
Ene. 06
Abr. 06
Jun. 06
Sep. 06
Oct. 06
Dic. 06
Feb. 07
Abr. 07
Jul. 07
Sep. 07
Nov. 07
Ene. 08
Mar. 08
Abr. 08
2 días antes de Jaque Jun. 27
Ago. 08
Oct. 08
Dic. 08
May. 09
Jul. 09
Sep. 09
Nov. 11
Dic. 11
Feb. 12
Abr. 12
Jun. 12
Ago. 12
Oct. 12
Dic. 12
Feb. 13
Abr. 13
Jun. 13
Ago. 13
Oct. 13
Dic. 13
Feb. 14
May. 14
Jun. 14
Ago. 14
Oct. 14
Dic. 14
Feb. 15
Abr. 15
Jun. 15
Ago. 15
Nov. 15
Dic. 15
Feb. 16
Abr. 16
Jun. 16
Ago. 16
Oct. 16
Dic. 16
Feb. 17
2 días después de Jaque Jul. 3
Favorable Desfavorable
Nota: Las cifras están expresadas en porcentaje
Gráfico 1: Consolidado de imagen favorable de la Iglesia católica 2000-2017. Imagen tomada de Gallup Poll, Encuesta Colombia,
febrero de 2017, p. 89, disponible en: http://www.eltiempo.com/contenido/politica/gobierno/ARCHIVO/ARCHIVO-16832164-0.pdf.
26
Cepeda, Álvaro, “Pentecostales, reforma política y elecciones: análisis comparativo de
las elecciones 2002-2006”, en González, Eduardo (coord.), Diversidad y dinámicas del cristianismo
en América Latina, Bogotá, Universidad de San Buenaventura, 2007, p. 202.
27
En las elecciones de 1998, el voto cristiano alcanzó los 150,347 sufragantes en el Se-
nado y 77,754 en la Cámara. La cifra es diciente, considerando que para acceder a la prim-
era entidad eran suficientes 39,000 votos y a la segunda 25,000.“Los votos de la fe”, Semana,
14 de marzo de 1998, disponible en: http://www.semana.com/especiales/articulo/los-votos-de-la-
fe/35590-3 (fecha de consulta: 17 de julio de 2017). Moreno, Pablo, “Evangélicos y política
en Colombia en la década del 90”, en González, Eduardo (coord.), Diversidad y dinámicas del
cristianismo en América Latina, Bogotá, Universidad de San Buenaventura, 2007, p. 191.
28 El candidato de C4, el pastor de la Iglesia Bethesda (Enrique Gómez) y el MUC (Víc-
tor Velásquez Reyes) no obtuvieron ningún escaño. Cepeda, Álvaro, op. cit., p. 215.
29 Sánchez, Óscar, “Los cristianos, una fuerza clave para las presidenciales de 2018”, El
Colombiano, Antioquia, 19 de febrero de 2017, disponible en: http://www.elcolombiano.com/co
lombia/politica/posibles-candidatos-de-cristianos-a-las-elecciones-presidenciales-de-2018-CF5979433
(fecha de consulta: 20 de julio de 2017).
30 Gómez, Eduardo, “Del MIRA como movimiento político”, en González, Eduardo
(coord.), Diversidad y dinámicas del cristianismo en América Latina, Bogotá, Universidad de San
Buenaventura, 2006, p. 249.
31
Moreno, Pablo, “Evangélicos y política…”, cit., p. 190.
32
Véase edición impresa, “Iglesia pide cerrar el paso a «elefantes»”, El Espectador, Bo-
gotá, 14 de febrero de 1998, p. 9A.
33 Véase edición impresa, “«Voten en blanco» pide Castrillón”, El Tiempo, Bogotá, 12 de
junio de 1994, p. 15A.
34 Quevedo, Norbey y García, Hugo, “Los pastores del presidente”, El Espectador, 24 de
octubre de 2009, disponible en: http://www.elespectador.com/alvaro-uribe/articulo168504-los-pas
tores-del-presidente (fecha de consulta: 20 de julio de 2017).
Es preciso señalar que frente a la paz no hubo consenso entre los cris-
tianos. Unos meses antes del plebiscito, en julio de 2016, 115 líderes de es-
tas comunidades manifestaron personalmente al gobierno su respaldo a las
negociaciones de La Habana.40 Son numerosas las iniciativas de paz prove-
nientes de Iglesias cristinas en Colombia. Ante la escala de violencia en las
regiones surgió la fundación Cristianos por la Paz, el Plan de Acción Pasto-
ral de las iglesias por la Paz de Colombia, la Comisión de Paz de la Iglesia
Luterana de Colombia, el Comité Central Menonita a través de Justa Paz
y el Comité de Paz de la Convención Bautista, además de la Comisión de
Derechos Humanos y Paz que durante los noventa conformó el Cedecol,
entre otros proyectos.41
Por su parte, la Iglesia católica dejó en libertad a sus feligreses de elegir
la opción que consideraran más apropiada para el plebiscito del 2 de octu-
bre. La postura de “neutralidad”, de fondo, hacía evidente una división in-
terna. Así lo demostraron algunos jerarcas, como Darío Monsalve, de Cali,
quien dijo que todo ciudadano honesto debía dar su voto por el “sí”42 y
Libardo Ramírez, obispo emérito de Garzón y ex presidente del Tribunal
Eclesiástico Nacional, quien en un artículo de opinión señaló: “mi voto «en
conciencia» será no a esos acuerdos”. 43 La convocatoria oficial de la Confe-
rencia Episcopal de Colombia fue dar “un voto informado y a conciencia”.
¿Era contradictorio no apoyar la campaña del “sí”, tras la extensa trayec-
toria de la jerarquía eclesiástica con los procesos de paz con las FARC? ¿En
correspondencia con su apoyo oficial a la salida negociada, debió haber
orientado la posición de sus creyentes a la aprobación del acuerdo final?
¿Asumir neutralidad y dejar a los feligreses en libertad de ejercer su voto, a
favor o en contra, fue, finalmente, una postura respetuosa del Estado laico y
la libertad de conciencia de los ciudadanos?
Con los resultados del plebiscito y el respaldo de algunas congregacio-
nes pentecostales y evangélicas a la campaña del “no”, quedó en evidencia
el poder de convocatoria, disciplina y activismo de un sector religioso tradi-
cional y, en ocasiones, “intransigente” en sus preceptos, que desea participar
40
Sánchez, Óscar, op. cit.
41
Moreno, Pablo, “Protestantismo histórico…”, cit., p. 447.
42 Criollo, Olga Lucía, “«Todo ciudadano honesto dará su voto por el Sí»: monseñor Da-
río de Jesús Monsalve”, El país, Cali, 15 de agosto de 2016, disponible en: http://www.elpais.
com.co/proceso-de-paz/todo-ciudadano-honesto-dara-su-voto-por-el-si-monsenor-dario-de-jesus-monsalve.
html (fecha de consulta: 21 de octubre de 2017).
43 Ramírez, Libardo, “Mi balance”, Voto Católico, 18 de septiembre de 2017, disponible
en: http://www.votocatolico.co/2016/09/mi-balance-por-mons-libardo-ramirez.html (fecha de con-
sulta: 1 de octubre de 2017).
44 Beltrán, William Mauricio, “El voto evangélico, el nuevo botín electoral”, El Tiempo,
Bogotá, 17 de octubre de 2017, disponible en: http://www.eltiempo.com/politica/partidos-poli
ticos/analisis-de-la-influencia-del-movimiento-evangelico-en-la-politica-colombiana-141382 (fecha de
consulta: 21 de octubre de 2017).
51
“Asíson los colombianos frente a la religión y la política”, Semana, Bogotá, 7 de febrero
de 2017, disponible en: http://www.semana.com/nacion/articulo/colombianos-consideran-a-la-religi
on-muy-importante-en-sus-vidas/530679 (fecha de consulta: 24 de octubre de 2017).
González, Fernán y Arias, Ricardo, op. cit., pp. 188-195.
52
VII. Bibliografía
¿FUNDAMENTALISMOS Y VIOLENCIAS?
ANÁLISIS CONCRETO DE SITUACIONES CONCRETAS
Y EL PODER DE NOMINAR DE LAS CIENCIAS SOCIALES
EN SOCIEDADES QUE RECOMPONEN SUS CREENCIAS
Fortunato Mallimaci
I. Introducción
Advertencia previa1
179
DR © 2019. Universidad Nacional Autónoma de México - Instituto de Investigaciones Jurídicas
Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
www.juridicas.unam.mx https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv Libro completo en:
https://tinyurl.com/y2enmz6g
la gran mayoría de los habitantes de nuestro país buscan vivir sus creencias a
su manera, quieren y exigen elegir sus pertenencias, y si bien bautizan a sus
hijos, quieren que ellos elijan sus propias religiosidades. Hay una disminución
de la adscripción al catolicismo, y aumenta la distancia que separa a esos cre-
yentes de las normas y las instituciones. Se vive un cuentapropismo religioso.
Esta situación histórica impulsó a las instituciones católicas a un acercamien-
to y una seducción por y para que el Estado impusiera un «coercitivo orden
cristiano», y así compensar desde el poder aquello que puede ser obtenido
desde el consenso.6
10 Blancarte, Roberto, Para entender el Estado laico, México, Nostra Ediciones, 2008.
Bauberot, Jean et al. (eds.), Laïcité, laïcités. Reconfigurations et nouveaux défis, París, Ediciones
de la Casa de las Ciencias del Hombre, 2014; Blancarte, Roberto, “El Estado laico y Occi-
dente”, Revista Mexicana de Ciencias Políticas y Sociales, México, nueva época, año LXI, núm.
226, 2016.
11 Mallimaci, Fortunato, El mito de la Argentina laica. catolicismo, política y Estado, Buenos
Aires, Capital Intelectual, 2015.
12
Peter Berger fue autor en 1966 junto a Thomas Luckmann de uno de los libros más
leídos en el mundo de las ciencias sociales, Construcción social de la realidad. Tratado de sociología
del conocimiento y luego escribe Dosel Sagrado. Para una teoría sociológica de la religión en 1967. Vaya
nuestro sincero homenaje por su gran contribución y criticidad a las ciencias. Hay que tener
grandeza para reconocer que uno se ha equivocado en sus planteos y análisis y busca así
nuevos caminos.
13 Berger, Peter, “Nuevas reflexiones en torno de la religión y la modernidad”, trad. de
Germán Torres y María Eugenia Funes, Sociedad y Religión, Buenos Aires, vol. XXVI, núm.
45, 2016.
Idem.
14
15
El movimiento feminista y las teorías que ha generado han colaborado particularmen-
te para quebrar modelos blancos, varoniles y noratlánticos.
16 Fraser, Nancy, Fortunas del feminismo. Del capitalismo gestionado por el Estado a la crisis neoli-
beral, Quito, IAEN, Traficantes de Sueño, 2015; Casanova, José, Religiones públicas en el mundo
moderno, Madrid, PPC, 2000.
17 Habermas, Jürgen, A Post-Secular Society. What Does That Means?, trad. de Raúl Ernesto
Rocha, Buenos Aires, Cátedra de Historia Social Argentina, Facultad de Ciencias Sociales,
2013, disponible en: https://es.scribd.com/document/163861385/273923925-Habermas-Sociedad-Po
stsecular.
Creer y afirmar que hay una violencia innata en la religión, en este caso
en el islam, y que “conflictos explosivos de origen profano, se encienden por
primera vez cuando son codificados en términos religiosos”, es una concep-
ción más metafísica que científica. Afirmación muy similar había realizado
el papa Benedicto XVI, sobre la imposibilidad del islam para dialogar con
la modernidad.21 Afirmaciones que no distinguen grupos, clases, momentos
históricos, ni contextos religiosos o políticos de Irán, y confundiendo más
que comprendiendo. La afirmación de que hay una violencia innata en la
religión es importante para comprender el significado y el momento de sus
miedos, rechazos y amenazas; pero esa expresión es también muy peligrosa
por la generalización de ese vínculo. Es temerario y osado afirmar que hay
conflictos explosivos de origen profano, por un lado, y codificados en térmi-
nos religiosos que los encienden, por el otro. ¿No serán encendidos también
por motivos tan profanos como el dinero, recursos naturales, imperios que
se expanden, intereses geopolíticos, ocupación de territorios?
Más allá de que uno puede afirmar —en el mismo sentido— que tam-
bién hay una violencia innata en la política, en la economía, en el patriar-
26
Weber,Max, L’ethique protestante et l’esprit du capitalisme, París, Gallimard, 2003.
27
Baczko, Bronislaw, Los imaginarios sociales. Memorias y esperanzas colectivas, Buenos Aires,
Nueva Visión, 1991.
Creer que son militares liberales unos y nacionalistas otros, actores cató-
licos conservadores unos y progresistas otros, militares católicos unos y mili-
tares liberales o masones otros, católicos antimilitaristas unos y católicos mi-
litaristas otros, es perder de vista lo que tienen y comparten en común. Esto
es, ser aristócratas de la salvación: creer que se tiene un destino manifiesto en
común, sentirse los auténticos defensores de la nacionalidad y la Patria; com-
partir una ética del sacrificio y la lucha frente al placer mundano (durante
ese período serán utilizados conceptos como “guerra santa”, “guerra justa”,
“guerra contra el subversivo”, y la tortura como un instrumento naturaliza-
do y necesario) y un imaginario de la amenaza de la otredad externa e interna.
Además de estas coincidencias de lucha contra la “subversión” en todas
sus manifestaciones —recordemos que en el caso argentino “comunista” es
un concepto polisémico dado que el Partido Comunista no fue un partido
de masas—, se pueden repasar otros conceptos e ideas comunes a ambos y
que los han involucrado.
1. La concepción antiliberal
3. Argentinidad
28 Primera vez en toda la historia moderna que se vive un periodo tan extenso sin golpes
cívico-militares y religiosos.
29 “Unanimidad en el Senado contra el 2x1 a genocidas”, Página 12, Buenos Aires, 10 de
mayo de 2017, disponible en: https://www.pagina12.com.ar/36865-unanimidad-en-el-senado-con
tra-el-2-x-1-a-genocidas.
30 Una exposición más amplia en se encuentra en el capítulo V, “Catolización y milita-
rización. Catolicismos y militarismos”, en Mallimaci, Fortunato, El mito de la…, cit., pp.165-
205.
diócesis pasó a contar con 60, y de cuatro obispos en función a más de 100
en la actualidad.
Esto coincidió con la paulatina pérdida de peso del proyecto de recris-
tianizar progresivamente desde la sociedad civil, frente a la propuesta de
hacerlo directamente desde el Estado, sin intermediarios y con la vigilancia
del propio cuerpo episcopal. Los gobiernos militares permitieron y favore-
cieron este proceso, mientras que desde 1983 los democráticos lo han debi-
litado sin cuestionarlo en sus raíces.
El discurso de deslegitimación liberal llevó también a una profunda crí-
tica a funcionarios y dirigentes partidarios de gobiernos democráticos. La
denuncia de la corrupción del mundo político, de los negocios que se hacen a
espaldas del pueblo, de los que aprovechan la función pública para su rique-
za personal, de los que no piensan en el bien común, se hizo constante y co-
tidiana tanto en las proclamas militares como en los documentos episcopales.
Los golpes cívicos-militares-religiosos tuvieron en Argentina el apoyo
y el consenso necesario para su realización. Ni los partidos políticos, ni las
instituciones sociales, ni el movimiento obrero o estudiantil hicieron del an-
timilitarismo una cuestión de principios. Cada uno esperó sacar provecho
de la nueva situación y buscó reemplazar al grupo político saliente. No se
intentaba construir un poder alternativo, sino que el apoyo de algunos de
ellos para consolidar el propio. Esto creó una solidaridad creciente entre el
clero y los oficiales, y una mirada en la que el ascetismo del cuartel y de la
parroquia o seminario contrastaba con el lujo y el mundanismo del político.
El mesianismo clérico-militar de burócratas virtuosos aparecía como
más eficiente, productivo y desinteresado que el de las negociaciones y
acuerdos de las maquinarias políticas. Las fuerzas armadas aparecen, en el
contexto actual, en situación defensiva y con un enorme desprestigio social
y cultural. Son ahora las fuerzas policiales provinciales las que asumen la
misión de vigilar, reprimir y controlar el nuevo malestar social desde para-
digmas poco democráticos, de aprovechamiento corporativo y de punitivis-
mo mediático. La desmilitarización es casi total. La catolización continúa
con el intento de nuevas leyes de libertad religiosa que no eliminan los pri-
vilegios católicos en el Estado proveniente de la dictadura, y se comparten
prebendas con otros grupos religiosos.
Por eso el texto de la Ley Religiosa que presentó el actual gobierno
al Parlamento argentino, por ejemplo, no deroga las normativas vigentes
sobre religión, sancionadas durante la última dictadura cívico-militar-reli-
giosa, que consolidó el privilegio legal a la institución católica, sino que los
expande a otros grupos religiosos.
también a ser problema del poder judicial. Arenas y esferas que se vinculan
más que se autonomizan.
31
Olvera, David, “El fundamentalismo atenta contra los derechos LGBTI”, Desastre.mx,
23 de octubre de 2016, disponible en: http://desastre.mx/mexico/el-fundamentalismo-atenta-los-de
rechos-lgbti-activistas-de-america-latina-se-reunieron-en-mexico-contra-el-fundamentalismo.
32 http://www.jornada.unam.mx/2016/09/07/opinion/017a2pol.
nalidad que son más propensos al fundamentalismo, como las personas con
pensamiento dogmático y rígido, con resistencia a lo nuevo y a lo diferente.
El fundamentalista suele ser muy egocéntrico, incapaz de distinguir el mundo
real del mundo del yo, incapaz de aceptar la visión ajena sobre la realidad. La
inseguridad interior en la que muchos viven les mueve a buscar estructuras
rígidas que brinden solidez y seguridad, con un discurso paranoide que des-
confía de cualquier matiz que se pueda hacer sobre su institución o doctrina.
Poulat, Émile, Integrisme et catholicisme intégral, París, Casterman, 1969; Poulat, Émile,
35
Catholicisme, démocratie et socialisme, París, Casterman, 1977; Poulat, Émile Église contre bourgeoi-
sie, París, Casterman, 1977.
36
Las siglas WASP significan White Anglo Saxon Protestant.
Mallimaci, Fortunato, “Ernst Troeltsch y la sociología histórica del cristianismo”, So-
37
Entonces, ¿a qué tipo de vínculos con las religiones nos estamos refiriendo?
¿Mantener y creer una verdad absoluta, una pureza total, no transigir con
“lo falso” y no aceptar otras verdades no son características de muchos mo-
vimientos? ¿Es exigir la verdad que proviene de un libro, de una tradición,
de una persona, de una organización para someter a otros? ¿Será la misma
difusión y comprensión en América Latina y el Caribe que en Estados Uni-
dos, Europa, el Oriente mediterráneo, la India, China y el Este del Pacifico?
Innegablemente la definición depende de contextos, actores y relaciones de
poder. El concepto hoy más difundido, que es el de fundamentalismo islámi-
co, es una creación contemporánea fruto de los cambios en las relaciones de
poder a nivel mundial.
Los diccionarios son un ejemplo de esos cambios e intereses sociopolíti-
cos-religiosos en juego en las definiciones y traducciones. La Real Academia
Española recién incorporó a fin del siglo XX el islamismo en la definición.
Antes no existía. Hoy afirma:38
fundamentalismnoun [ U ]
UK /ˌfʌn.dəˈmen.təl.ɪ.zəm/ US /ˌfʌn.dəˈmen.t̬əl.ɪ.zəm/
the belief in old and traditional forms of religion, or the belief that what is
written in a holy book, such as the Christian Bible, is completely true.
Recent years have witnessed a growth in religious fundamentalism.40
38
Real Academia Española, Diccionario de la lengua española, Madrid, 2018, disponible en:
http://dle.rae.es/?id=IbmbRma.
39 Cambridge University Press, Cambridge Dictionary, edición en línea, disponible en: htt
ps://dictionary.cambridge.org/es/diccionario/ingles-espanol/fundamentalism.
40 La creencia en formas viejas y tradicionales de religión, o la creencia de que lo que está
escrito en un libro sagrado, como la Biblia cristiana, es verdadero. Los últimos años han sido
escenario de los fundamentalismos religiosos.
Fondamentalisme
Doctrine prônant le retour aux fondements d’une religion, d’un principe, etc.
Interprétation littérale des textes.42
Fondamentaliste
Partisan du fondamentalisme, du retour aux fondements de la religion, d’un
principe, etc.
(En particulier) Partisant de la vision traditionnelle de la religion chez les
musulmans.43
Fundamentalismo
s. m. Movimiento conservador y reaccionario que se produce en alguna
creencia religiosa, alguna tendencia política, etc, que busca regresar a los ele-
mentos básicos de su fe o de su ideología, generalmente agrediendo a los que
no están de acuerdo con él y tratando de imponerse a cualquier precio: funda-
mentalismo musulmán, fundamentalismo protestante.
Le
41 Petit Robert, París, Éditions Le Robert, 2014.
42
Doctrina que aboga por el regreso a los cimientos de una religión, un principio, etcétera.
Interpretación literal de textos.
43 Partidario del fundamentalismo, del retorno a los fundamentos de la religión, un prin-
cipio, etc. (En particular) A partir de la visión tradicional de la religión entre los musulmanes.
44 Diccionario del español de México, El Colegio de México, edición en línea, disponible en:
http://dem.colmex.mx/moduls/BuscadorAvanzado.aspx.
45 Bobbio, Norberto et al., Diccionario de política, México, Siglo XXI, 1993. Palabra “inte-
gralismo” en edición portuguesa que finaliza: “Muito mais que o integrismo, o Integralismo
continua, pois, sendo uma concepção e uma atitude aberta e discutida. Ele se apresenta de
novo sempre que se analisa o lugar da religião na sociedade e se verifica que ela, de modo
algum, tende a deixar-se reduzir ao mero âmbito da consciência, da interioridade e da pri-
vaticidade”.
46 Cassin, Barbara y Apter, Emily (eds.), Vocabulaire Europeen des Philosophies, París, Seuil,
2004.
47
Teológicamente conservadores.
48
“AMLO asumió ayer la candidatura del partido evangélico con el que ha hecho alian-
za, Partido Encuentro Social, PES. Durante el acto el dirigente del PES, Hugo Eric Flores,
le dijo a AMLO “usted para nosotros es Caleb a punto de conquistar el Monte Hebrón”.
Mauleón, Héctor de, “El día en que AMLO se convirtió en Caleb”, El Universal, México, 21
de febrero de 2018, disponible en: http://www.eluniversal.com.mx/columna/hector-de-mauleon/nac
ion/el-dia-en-que-amlo-se-convirtio-en-caleb.
En lo que tiene que ver con el fundamentalismo, debe considerarse que los
movimientos religiosos de más rápido crecimiento, como los pentecostales
y los musulmanes radicales, pueden ser fácilmente descritos como “funda-
mentalistas”, porque luchan contra el mundo moderno o se retiran de él,
cayendo en el aislamiento. Sus formas de culto combinan espiritualismo y
adventismo con concepciones morales rígidas y observancia literal de las
Sagradas Escrituras.49
ps://www.firstthings.com/article/2008/02/secularization-falsified.
52
Esto lo vimos en Habermas y en otros autores.
53
¿Cuál de ellas?, ¿la cultural, la económica, la democrática, la erótica, la de género, la
mediática?
57
Blancarte, Roberto, El Estado laico y…, cit., p. 153.
58
Stoeckl, Kristina, “Poltical Liberalism and Religious Claims: Four Blind Spots”, Phi-
losophy and Social Criticism, California, vol. 43, núm. 1, 2017.
sos. A partir del estudio de los textos de Rawls y Habermas, menciona las
lagunas a las que ese liberalismo no puede dar respuesta, y que entonces
dificultan el diálogo y la comprensión: a) el contexto de traducción o tras-
lación de los conceptos religiosos al mundo secular, que en el texto citado
de Habermas es un elemento central y que las comunidades religiosas de
interpretación hacen cotidianamente; b) la política de las excepciones, que
a veces nos dificulta, y donde deberemos ver más diversidades y caminos
diferentes; c) las múltiples voces de la teología y los actores religiosos sobre
un mismo asunto, que muchas veces son desconocidas en otros ambientes,
y d) la naturaleza trasnacional de la contestación a las normas de los grupos
religiosos, donde el Vaticano, con sus relaciones con más de 180 Estados-
nación, es uno de esos emergentes.
¿Se puede ser moderno y progresista, y apoyar al actual capitalismo
liberal que concentra y empobrece planetariamente? ¿Se es conservador y
reaccionario por oponerse a la actual globalización capitalista financiera?
No debemos olvidar que los grupos organizados para la práctica socio-
político-religiosa aparecen como comunidades de interpretación, activas,
movilizadas y con memorias diversas donde grupos, personas e instituciones
producen identidades, liderazgos y militancias que dan sentido y presencia
en la arena cultural, política y religiosa, disputando en un espacio demo-
crático —no libre de conflictos— la modernidad sociorreligiosa de ALC
realmente existente.
Por eso, antes de nominar busquemos, con paciencia y rigurosidad, in-
terpretar y comprender desde lo histórico y lo sociológico. No hay sociedad
ni Estado-nación que se escape hoy a estas nuevas relaciones y recomposi-
ciones democráticas entre lo político, lo religioso, y la disputa por el poder
y control de los Estados-nación en ALC. El futuro, por suerte, sigue siendo
una aventura incierta.
IX. Bibliografía
Fernando Arlettaz
Roberto Blancarte
Carmen García-Villoria
213
DR © 2019. Universidad Nacional Autónoma de México - Instituto de Investigaciones Jurídicas
Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
www.juridicas.unam.mx https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv Libro completo en:
https://tinyurl.com/y2enmz6g
Felipe Gaytán
Fortunato Mallimaci
Haoues Seniguer