Derecho Electoral
Derecho Electoral
Derecho Electoral
D ERECHO E LECTORAL
Una contribución institucional para el
conocimiento de la ley como valor
fundamental de la democracia
TRIBUNAL ELECTORAL
DEL PODER JUDICIAL
DE LA FEDERACIÓN
AUTORES DE LOS APUNTES DE DERECHO ELECTORAL
AGUIRRE GÓMEZ ELSA O. COVARRUBIAS DUEÑAS JOSÉ DE JESÚS MARTÍNEZ BRAVO SANDRA ANGÉLICA
ANDRADE CANO JOSÉ ALFONSO DE LA CRUZ RUVALCABA RAFAEL MACIAS HERNÁNDEZ PATRICIA
ANGULO AGUIRRE JOSÉ DE JESÚS DÍAZ LÓPEZ LUIS FERNANDO MENDOZA QUIROZ PATRICIA
BAZÚA LÓPEZ SANDRA REYNA ENRÍQUEZ DOMÍNGUEZ MARÍA DEL MAR MIRANDA FERNÁNDEZ EDGAR
BRAVO SALDATE CLAUDIA GUADALUPE GARCÍA VALDEZ LYDIA MARGARITA MONTANE MOROYORQUI A. ELIZABETH
CARDOSO FERREIRA ALBERTO GONZÁLEZ GÓMEZ ANDRÉS MORENO MIRAMONTES JORGE
CASAS RAMÍREZ JOSÉ ALBERTO GONZÁLEZ VELÁZQUEZ GABRIEL MURO PICO JESÚS FERNANDO
CASTRO SÁNCHEZ LUIS GUZMÁN MARISCAL DAGOBERTO ROMERO FERRERO RICARDO ALBERTO
CHÁVEZ CÁRDENAS GUILLERMINA HERNÁNDEZ PARTIDA KARINA RUVALCABA GARCÍA GABRIELA DOLORES
CHÁVEZ RAMÍREZ JOSÉ LUIS IBARRA CÁRDENAS JOSÉ DE JESÚS TRONCOSO ÁVILA JACOB
COSSÍO PONCE MAURICIO LEÓN CHIRINOS GUILLERMO
DIRECTORIO
Sala Superior
Magdo.JoséLuisdelaPezaMuñozCano
Presidente
Magdo.JoséGuadalupeTorresMorales
Magdo.MauroMiguel ReyesZapata 5ª. Circunscripción
Lic.ManuelBarquínÁlvarez
Lic.Sergio VallsHernández SalaToluca
Comisionados
Magdo.ÁngelRafaelDíazOrtíz
Lic.JoséLuisDíaz Vázquez Presidente
Secretario Magdo.Carlos OrtízMartínez
1237
Art. Artículo
Arts. Artículos
CAPEL Centro de Asesoría y Promoción Electoral
CEDAT Centro de Acopio y Transmisión
CENARREP Centro Nacional de Recepción de Resultados Preliminares
COFIPE Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales
CONASE Comité Nacional de Supervisión y Evaluación
C.P. Código Penal
FMVE Forma Migratoria de Visitante Extranjero
Frac. Fracción
GATPP Grupos de Asesores Técnicos de los Partidos Políticos
IFE Instituto Federal Electoral
IMSS Instituto Mexicano del Seguro Social
INFONAVIT Instituto del Fondo Nacional de la Vivienda para los Trabajadores
LFOPPE Ley Federal de Organizaciones Políticas y Procesos Electorales
LGEEPA Ley General del Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente
LGSMIME Ley General del Sistema de Medios de Impugnación en Materia Electoral
Lic. Licenciado
LOPPE Ley Federal de Organizaciones Políticas y Procesos Electorales
OEA Organización Estados Americanos
ONG Organización No Gubernamental
ONU Organización de las Naciones Unidas
P.P. Partido Político
PAC Political Action Comittee
PAN Partido Acción Nacional
PARM Partido Auténtico de la Revolución Mexicana
PC Partido Cardenista
PFCRN Partido del Frente Cardenista de Reconstrucción Nacional
PMS Partido Mexicano Socialista
PMT Partido Mexicano de los Trabajadores
PPS Partido Popular Socialista
PRD Partido de la Revolución Democrática
PREP Programa de Resultados Electorales Preliminares
PRI Partido Revolucionario Institucional
PRT Partido Revolucionario de los Trabajadores
PSD Partido Social Demócrata
PSR Partido Socialista Revolucionario
PST Partido Socialista de los Trabajadores
PSUM Partido Socialista Unificado de México
PT Partido del Trabajo
Pte. Presidente
PVEM Partido Verde Ecologista de México
RFE Registro Federal de Electores
RP Representación Proporcional
SAR Sistemas de Ahorro para el Retiro
VNE Votación Nacional Emitida
347.07 Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación
M837a (México)
Apuntes de Derecho Electoral: una Contribución
Institucional para el Conocimiento de la Ley como
Valor Fundamental de la Democracia.-- México : El
Tribunal, 2000.
2 v.
Una vez expuestos los antecedentes y razones que impulsan este es-
fuerzo colectivo, con fundamento en lo dispuesto por el artículo 55
del Reglamento Interno del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la
Federación, se someten estos “Apuntes de Derecho Electoral” a la
consideración del Consejo Editorial, para que decida sobre la perti-
nencia de su publicación.
SUMARIO: I. Génesis y evolución del Estado. 1. Las categorías preestatales. 2. El nombre del
Estado. 3. Semántica del concepto de Estado. 4. El Medioevo y el Renacimiento. 5. El Estado
moderno. 6. El pensamiento moderno y el Estado absoluto. 7. El Racionalismo y la Ilustración. 8.
Las ideas políticas de la modernidad. 9. Elementos constitutivos del Estado. II. Poder y soberanía en
los Estados liberales. 1. La dinámica del poder. 2. La conceptualización histórica del poder. 3.
Poder y funciones del Estado. 4. Aspectos sociológicos del poder. 5. Legitimación y poder. 6. Poder
político. 7. El poder público y las instituciones jurídicas. 8. El desarrollo histórico de la idea de
soberanía. 9. Concepto de soberanía del Estado. 10. Características de la soberanía. 11. Soberanía
interna y soberanía externa. III. La democracia. 1. El concepto de democracia en el pensamiento
occidental. 2. Democracia formal. 3. Democracia directa y democracia representantiva. 4.
Democracia semidirecta. 5. Democracia política. 6. Democracia social y democracia económica. 7.
El concepto constitucional de la democracia. IV. La representación. 1. El concepto de
representación. 2. Evolución de la idea de representación. 3. Naturaleza político-jurídica de la
representación. 4. Representación popular de elecciones. 5. Antecedentes inmediatos de la
representación popular. 6. La representación fraccionada. 7. La representación nacional. 8. El
mandato imperativo. 9. El mandato representativo.
Las expresiones romanas sobre las formas de organización política, van desde la
monarquía o regnum, sigue con la res publica y concluye en el imperium. En esta
larguísima historia, al igual que en Grecia, tuvo mayor importancia la pertenencia a
la comunidad que la pertenencia al territorio; en otras palabras, lo que identifica o
caracteriza el entorno de lo político, no es el solo hecho de vivir en un lugar
específico, sino el de pertenecer a un conglomerado de individuos, a un grupo de
personas determinadas mediante adhesión y suma y conforme a derecho.
El vocablo latino civitas llega hasta la Edad Media, como un concepto local y lejano
de la concepción antigua, sus declinaciones son elocuentes: de ese vocablo se deriva
civis y en ese orden consecuente citoyen, citadin, citadino, scitizen. A esos modos
de organización comunal se yuxtaponen los conceptos territoriales de burg, wik y
ciudad.
El Estado, como advierte Georg Jellinek, “...forma parte del mundo de los hechos
y por consiguiente está encajado dentro del mundo de lo real en el sentido objetivo,
esto es, que tiene existencia fuera de nosotros...”; es un ente que se desenvuelve en
el tiempo y en el espacio, y su unicidad y mismidad son advertidas incluso por
quienes no conocen nada acerca de los fines políticos de una sociedad humana, en
un lugar y tiempo determinados11.
En este orden de ideas, el Estado, dice Hermann Heller, es una función social, cuya
misión es “...cumplir como ‘factor’, como unidad de acción en la conexión de la
actividad social”12 . De ahí que su concepción requiera devenir en una interpretación
concreta para el hombre, pues solamente para éste tiene significado, es decir, una
interpretación de la realidad que se inscribe en su propia cultura que lo determina13.
En este orden de ideas, el Estado resulta ser una unidad de asociación, que sin ser
la única, es la más completa, de mayor y compleja organización; unidad
omnicomprensiva cuyo poder desde la, y para la sociedad (y a cuya acción nadie
puede substraerse) es un super poder sobre los poderes inferiores, que a su vez,
derivan de él.
El vocablo estado proviene del latín status, que deviene, a su vez, de stare, es
decir, la conditio de existentia en que se da o es una cosa.
Desde esta perspectiva, y con este sentido, el término estado, lo mismo refiere a la
Europa feudal, y al pasado mediterráneo que aun a las formaciones políticas
autóctonas de Asia, África y América.
La etimología del vocablo estado, más que un elemento dilucidador que permita
construir un concepto,24 es un quid que obliga a buscar los datos necesarios para la
explicación del término; datos que no pueden ser otros que los históricos,
sociológicos y jurídicos.
4. EL MEDIOEVO Y EL RENACIMIENTO
La sociedad medioeval tiene lugar en un conglomerado de estados. En la
civilización europea, el Estado es un ordenamiento católico romano, ordenamiento
en el cual, cada reino o poder terrenal ocupa el lugar que la ley natural y la ley
divina providencialmente les asignan, rango y conditio.
La vida pública del medioevo es un ámbito común a todos los pueblos cristianos; es
la cristianización del antiguo imperio romano, es una renovatio, es decir, una
continuación ecuménica del universalismo romano; hegemonía de la iglesia católica,
bajo cuyo influjo el mundo medioeval es histórico y ecuménico 25.
El clero y la nobleza, son estratos dominantes, es decir, son las fuerzas monolíticas
que cuidan que todo se mantenga dentro de sus cauces. Por su parte, el rey está
limitado en su ejercicio por la sumisión a leyes más poderosas que su reinado; leyes
que devienen del derecho natural y divino, de ahí que transgredir el orden equivale
a rebelarse contra los designios de Dios (léase el papado).
El rey tiene, algunos deberes recíprocos con sus vasallos y un deber de justicia
frente a la iglesia, si no los observa, el vasallo tiene, por ese solo hecho, frente al
rey, el “derecho de resistencia”, ya que la conducta del monarca desobedece a su
“Estado”, es decir, a lo que iglesia y vasallos esperan y exigen de él.
La rebelión contra las formas medioevales de poder, destruye los vínculos de lo que
fuera la comunidad-cristiana. Un espíritu “liberal-individual” viene a carcomer las
viejas estructuras del orden social y con ello, el orden divino natural e inamovible.
Este hecho no es fortuito, sino que obedece a todo un proceso histórico. Dos son los
fenómenos que determinan el sino de esa sociedad, y ambos tienen como escenario
la península itálica: por un lado, el papado con todas sus consecuencias político-
ideológicas, y por el otro, el comercio y la transformación de las economías de la
sociedad occidental.
Así, a principios del siglo XV el término estado es usado como forma que define
una cierta convivencia de un grupo social determinado; es decir, dicho término
designa expresamente al gobierno y la corte; en el sentido que refiere, no a la
existencia de un Estado moderno, sino al status respecto de la constitución del
poder organizado y el orden de él emanado28.
En esa efervescencia del cambio (renovatio, nova vita, renasci) las ideas
medioevales retrocedían lenta pero inexorablemente no sin luchas, rupturas, cismas
y aun retornos. Las ideas ecuménicas del pensamiento medioeval cedían paso a paso
a las ideas universalistas del pensamiento renacentista. Es una nueva época de la
civilización europea, es la modernidad, el principio del individualismo frente al
vetusto “yo colectivo”; cambio de los vínculos sociales, aparentemente inamovibles
de esa sociedad29 .
Sin embargo, cabe advertir que esas rupturas, heterodoxias y luchas no se dieron de
una manera inmediata y tajante; lo paganizante, crítico y anticlerical fue surgiendo
gradualmente, pari passu que declinaban las viejas ideas y tomaban vigencia los
30
nuevos conceptos .
El Renacimiento no es una ruptura radical, es, sí, una ruptura, pero ésta, se va
dando en una lenta evolución, marcada por acontecimientos, esos sí, radicales que
conforme se dan, ahondan la sima de su separación con el medioevo. No debe
olvidarse que el Renacimiento se dio no sólo en Italia, sino en la mayor parte de la
Europa occidental, sin embargo, es en Italia donde se gestan y maduran con mayor
hondura y velocidad los cambios trascendentes, aunque no los únicos, recuérdese el
cisma de la reforma luterana, en Alemania, Holanda, Bélgica, etcétera.
El humanismo renacentista y el progreso de la imprenta traen aparejados la
revolución de la enseñanza en las universidades 31. El conocimiento se vuelve
enciclopédico, literario, científico; y por lo tanto surge una nueva concepción del
mundo. En el siglo XVI, se hablará de “República de las Letras” para designar al
conjunto de esos entes cultos. Humanismo que se extendía por, París, Lyon,
Basilea, Florencia, Padua, Roma; ciudades que se hacen célebres como centros del
saber, como el de los Médicis y su “academia”. Surgen por doquier, mecenas:
banqueros, gobiernos de la ciudad, señorías; la iglesia y aun los conventos se
consagran, mediante hombres ilustres32, a la búsqueda del saber: Teología,
Derecho, Medicina, Artes, etcétera.
El Estado moderno tiene en todo ello su génesis; las publicaciones del saber laico y
aún religioso en las lenguas regionales (Casiodoro de Reina traduce al español la
Biblia en 1569) trae como consecuencia el sentido de pertenencia y por ende el
espíritu de nación, la Nación-Estado es el nuevo ideal que en lo político subyuga a
la sociedad. La naturaleza humana es exaltada y las grandes obras intelectuales
contribuyen a la renovación de las lenguas nacionales; nace el culto a los héroes
nacionales 33.
Para mediados del siglo XV, la hegemonía del Papa retorna con fuerza arrolladora,
a pesar de que durante el siglo anterior, proporcionalmente a la disminución de la
preponderancia papal, había venido creciendo el poder del monarca en casi toda la
Europa continental. Para entonces, el poder del rey se impone inexorable sobre
nobleza, parlamentos, ciudades libres e iglesia, ello significa la caída irreversible
del sistema político medieval. Los poderes de los señores feudales y corporaciones
estamentarias se centralizan en el monarca, quien encarna, por principio, la idea
relativa de la unidad nacional. Surge así la concepción de un soberano fuente de
todo poder y de todo sentimiento nacionalista. Esa radical transformación del
pensamiento y la práctica política será el reflejo de los cambios producidos en las
instituciones económicas medievales, convertidas en revolución silenciosa pero
efectiva.
No obstante que aún perduraban las ideas de una iglesia universal y un imperio
universal, la economía era un asunto local, es decir, un ejercicio que
monopolizaban las ciudades como tales, sin importar bajo qué poder estuvieran
sometidas, de ahí que las ciudades portuarias y las que eran de paso obligado hacia
el interior de Europa se convirtieron en verdaderos baluartes de las hegemonías
económicas, Florencia es la más célebre de éstas, su privilegiada ubicación para el
comercio la hizo ejercitar de facto una amplísima independencia, la ciudad
monopolizaba las rutas del comercio y mercados y los que ejercían esa libérrima
profesión eran los burgueses. El comercio era controlado por los gremios de
productores que habían convertido a ésta como a otras ciudades (Génova) en centros
de organización comercial. Es preciso recordar que para el siglo XIV y principios
del XV la libertad de tránsito era restringida, por una parte, y por la otra, el uso de
la moneda, como unidad de cambio, apenas empezaba a generalizarse.
5. EL ESTADO MODERNO
Florencia, al igual que otras ciudades de Italia, pasó por el impulso mismo de la
dinámica del mercado, de un comercio controlado y monopolizado localmente al
libre mercado. Surgen así los llamados “mercados aventureros” que dominan la
producción dejando fuera a los gremios y ciudades. Esos mercaderes trajeron como
consecuencia, que por primera vez, en la sociedad europea, hubiera una clase social
que poseía no sólo riqueza, sino además un sentido empresarial.
Nicolás Maquiavelo fue espectador y artífice de esa época de crisis y cambio. Vale
recordar que la Constitución de Florencia se transformó seis veces en cuarenta
años. Cuán cierto resulta lo dicho por Maquiavelo, quien sin falsa modestia
afirmaba: “no entiendo nada de los tejidos de lana o seda, de las pérdidas y
ganancias; sólo algo sé acerca del Estado”.
Ese escenario impele a Maquiavelo a componer dos de las obras más singulares del
pensamiento político occidental. El florentino escribió muchos y aun variados
documentos, su epistolario, constituye uno de los acervos, en cuanto a la política,
más ricos e importantes por su contenido y perspicacia con que analiza los hechos
de su época. No obstante la importancia de esos escritos, palidecen ante sus obras
políticas más célebres: El Príncipe y los Discursos Sobre la Primera Década de Tito
Livio (comenzados ambos en 1513). Dichas obras, proporción guardada, estudian
aspectos de un mismo fenómeno: las causas del auge y decadencia del Estado y el
cómo de los medios para la obtención y conservación el poder político. En “El
Príncipe” hace el análisis de los gobiernos, mientras que en los“Discursos” estudia
por excelencia a la República Romana, su expansión y sus consecuencias históricas.
Más que ningún otro pensador político fue Maquiavelo el creador del
significado que se ha atribuido al estado en el pensamiento político moderno.
Aún la propia palabra “estado” empleada para designar al cuerpo político
soberano, parece haberse difundido en los idiomas modernos en gran parte
debido a sus escritos. El estado como fuerza organizada, suprema en su propio
territorio y que persigue una política consciente de engrandecimiento en sus
relaciones con otros estados, se convirtió no sólo en la típica institución política
moderna, sino en la institución cada vez más poderosa de la sociedad moderna.
Sobre el estado recayeron en grado cada vez mayor el derecho y la obligación
de regular y controlar a todas las demás instituciones sociales y de dirigirlas
siguiendo líneas trazadas francamente en interés del propio estado. El papel que
el estado así concebido ha desempeñado en la política moderna es un índice de
la claridad con que percibió Maquiavelo la tendencia de la evolución política.39
Antes de entrar al estudio de los fenómenos políticos que dan nombre a este
período, es menester hacer un somero repaso de la situación económica que privara
en el siglo XVII.
En la Europa occidental habían surgido estados unificados y poderosos entre los que
destacaban Inglaterra, Holanda, Francia, España y Portugal. Concomitante a ellos
irrumpe también una burguesía en el sentido moderno del término.
La Alemania del siglo XVII, contrastando con los grandes poderes absolutos de la
Europa occidental42, se encontraba dividida en un gran número de territorios
dinásticos, arruinados en su riqueza material y políticamente desfasados como
consecuencia de la Guerra de los 30 años. Alemania tarda en recobrarse de los
efectos de esta guerra y sólo los estados orientales más grandes, como Prusia y
Austria pueden actualizarse en lo político y lo económico, participando en el
ejercicio mercantilista del comercio exterior mediante la estimulación de una
industria de exportación (llamada entonces “manufacturas”) y la restricción de
importaciones, además del fomento a la actividad industrial doméstica y una política
comercial encaminada a eliminar o reducir las barreras creadas por la añeja
economía y las restricciones gremiales43 .
La revolución del pensamiento político que tiene como escenario el siglo XVII
europeo, es flujo y reflujo, no solamente en lo concerniente a la economía, sino en
la ciencia y en la Filosofía; correspondiéndole a ésta última diseñar y darle
basamento racional a la moderna concepción del mundo (“mundo natural”).
Corresponde a Jean Bodin proponer la idea de lo que él entiende por Estado, así, en
su obra “Los Seis Libros de la República”45 dice que es “el recto gobierno de
varias familias, y de lo que les es común, con potestad soberana” (Respublica est
familiarum rerumque inter ipsas communium, summa potestas ac ratione moderata
multitudo). Como puede observarse, el concepto de Estado en el pensamiento
bodiniano empieza a conformarse el Estado como una categoría histórica.
Por la misma época en que Hobbes escribe el Leviatán, el filósofo racionalista judío
Baruch Spinoza (1632-1677), en sus tratados políticos Tractatus Theologico
Politicus y Tractatus Politicus expone su concepción de Estado, en la que afirma
que éste es consecuencia de la naturaleza racional del hombre; afirma que el Estado
surge mediante un pacto y subsiste como unidad de poder dotada de soberanía. Para
Spinoza el Estado es una unidad persistente y orgánica, reflejo político de la unidad
real y racional de las voluntades de quienes lo integran.
Para Locke el trabajo del hombre y sus resultados son su propiedad, asimismo el
hombre tiene el derecho de autoconservación, por lo tanto nadie puede quitarle al
hombre el fruto de su trabajo, de ahí que el objetivo principal del establecimiento de
una sociedad política sea el mantenimiento de esos derechos, pues afirma que: la
gran y principal finalidad de los individuos que se unen en una república y se
someten a un gobierno es el mantenimiento de esos fines. En consecuencia, tiene
lugar el derecho positivo y por consiguiente los jueces independientes y órganos
ejecutivos. Sólo de esta manera el hombre puede proteger la vida, la libertad y la
propiedad. Sin embargo, la asociación política no recibe más poder que aquél del
que renuncian a su libertad natural, los individuos que la integran y el poder de esa
asociación política no va más allá ni dura más de lo necesario para servir a los fines
del hombre. Empero, el Estado puede ser disuelto en cualquier momento.
La nueva actitud, trae aparejada diversa ciencia, alteridad que se desarrolla sobre
bases materiales y prácticas que desatan el ingenio creativo y revolucionario así
como las relaciones de producción, dando origen a la ciencia moderna.
Dilthey afirma que: “Sólo después del año cuarenta de ese siglo XVII, se produjo
ese desarrollo de conocimiento de la naturaleza, en el curso del cual el sistema
natural del mundo moral se incorporó a un sistema comprensivo de
conocimientos...” 47 . Esa es la piedra de toque del pensamiento descarteano
(Discours de la Méthode -1637) y su duda metódica: cogito, ergo sum; el individuo
burgués “dice y se dice”, consciente de sí mismo y con un pensamiento totalmente
moderno en donde su ego es, mediante la palabra, el creador racional del mundo.
En el pensamiento del hombre del siglo XVII, el individuo antecede a la sociedad.
Es pertinente recordar que durante todo el siglo XVIII se afirma una y otra vez, por
los intelectuales franceses la ideología de “la libertad genérica del hombre”: el
hombre es libertad; únicamente mediante la libertad se puede ser hombre; la
libertad no sólo es derecho sino deber; sin libertad no hay moralidad y sin moral no
hay humanidad.
Este acto de asociación tanto en su intención como su extensión hace una unidad
dialéctica de la diversidad dando como resultado la reproducción objetiva del
pensamiento en la dialexis de lo concreto; en otras palabras convierte históricamente
a la persona individual de cada contratante, en parte de un cuerpo moral y
colectivo, formado por tantos integrantes como votos tiene la asamblea; la cual
recibe de manera concreta y de manera universal su unidad, su yo común y su
voluntad. Es así como la persona pública se constituye por la unión de todas las
demás, y ésta toma colectivamente el nombre de pueblo y particularmente de
ciudadanos como partícipes de la autoridad soberana y el de súbditos, por estar
sometidos a la voluntad general.
De la idea de “voluntad general” como modalidad del querer, como transformación
de lo particular a lo general, deduce Jean Jacques a la institución de la soberanía.
El pacto social establece entre los ciudadanos una igualdad tal, que todos se
obligan bajo las mismas condiciones y todos gozan de idénticos derechos. Así
por la naturaleza del pacto, todo acto de soberanía, es decir, todo acto auténtico
de la voluntad general, obliga a favorecer igualmente a todos los ciudadanos
[...] He aquí lo que debe entenderse por un acto de soberanía, que no es otra
cosa que el acto de cada uno de sus miembros, entendido en una misma
voluntad y en una misma dirección: convención legítima, porque tiene como
base el contrato social; equitativa, porque les es común a todos; útil, porque no
puede tener otro objeto que el bien general y sólida, porque tiene como garantía
el poder supremo. Mientras que los súbditos estén sujetos a tales convenciones,
no hacen sino obedecer su propia voluntad...55
Para Rousseau la voluntad general es una simbiosis entre la esencia natural del
querer humano y un pacto como consecuencia del mismo.
Marcel de la Bigne de Villeneuves dice: para que el Estado surja requiere que se
den dos hechos indispensables: la existencia de una comunidad humana y la
absoluta necesidad de un territorio, en el que se manifieste su dominio e
independencia. A éstos se les denomina elementos de orden extrínsecos, o
condicionantes de la existencia material del Estado. Para determinar los elementos
esenciales estatales es menester que entre la población y el espacio se mantenga una
relación fija y constante, como principio de condicionalidad. El Estado es
esencialmente una cosa inmaterial, una entidad percibida por la inteligencia. Lo que
manifiesta la existencia de este ser inmaterial, político-jurídico llamado Estado es el
establecimiento, en la comunidad social, de una cierta organización unificante y
general, que requiere de un fin común, así como de un orden jerárquico único y
estable; un orden jerárquico con un poder de mando sumado a ciertos fines, que
impliquen, unidad y permanencia. Éstos son los elementos de orden interno
necesarios para la formación del Estado 61.
Los factores geográficos como el suelo, el clima, la topografía del terreno, las
regiones, etc., ejercen una influencia determinante sobre la vida de una sociedad,
sobre todo, cuando el grupo se hace sedentario, permanece estable y se fija en un
lugar determinado. A decir de Burdeau: “...el suelo es para el hombre un verdadero
maestro de la vida: le impone leyes y orienta sus deseos”62 .
El orden jurídico general señala los diferentes dominios que comprende el Estado
moderno:
Ø El dominio terrestre;
Ø El dominio marítimo;
Ø El dominio del subsuelo;
Ø El dominio aéreo;
Ø El dominio de las aguas;
Ø La plataforma continental y el zócalo submarino;
Ø Las playas;
Ø La zona marítima; y
Ø La zona económica exclusiva
De ahí que la sociedad determine el ser y el acontecer del individuo, así como su
proceso constante e ininterrumpido hacia estadios cada vez más complejos de
relación donde la interdependencia de individuos y pueblos se vuelve definitiva e
irreversible.
Formado el grupo, éste asume como propias las finalidades sociales: satisfacción de
las necesidades colectivas, la autodefensa, la supervivencia del grupo y la
adaptación constante al medio.
En una acepción política podría decirse que el término “pueblo”, se presenta como
un aspecto referido a una parte de la población; a la que ejercita los derechos civiles
y políticos, por lo cual constituye el “cuerpo electoral”. Por su parte al pueblo le
corresponde la sustentación de las situaciones populares.
Dice Renan:
Una nación es un alma, un principio espiritual. Dos cosas que, en verdad, tan
sólo hacen una, constituyendo esta alma, este principio espiritual. La una está
en el pasado, la otra en el presente. La una es la posesión en común de un rico
legado de recuerdos; la otra es el consentimiento actual, el deseo de vivir
juntos, la voluntad de seguir haciendo valer la herencia que se ha recibido
indivisa. La nación, ...es la desembocadura de un largo pasado...El culto de los
antepasados es el más legítimo de todos; los antepasados nos han hecho lo que
somos...he aquí el capital social sobre el que se asienta una idea nacional.
Tener glorias comunes en el pasado, una voluntad común en el pasado, una
voluntad común en el presente; haber hecho grandes cosas juntos, querer aún
hacerlas...Una nación es, pues, una gran solidaridad constituida por el
sentimiento de los sacrificios que se han hecho y de los que aún se está
dispuesto a hacer. Supone un pasado, pero se resume, sin embargo, en el
presente por un hecho tangible: el consentimiento, el deseo claramente
expresado de continuar la vida común...Como la existencia del individuo es una
afirmación perpetua de vida.68
Así, para algunos el poder tiene su origen en la divinidad. “Los reyes de Francia
debían su poder a Dios y a su espada”. (El antiguo concepto de la Divina
Providencia) 71. Para los marxianos el poder político se da como la
superestructura creada por los vencedores para dominar a los vencidos.
Los individuos que parecen mandar y que en todo caso están en aptitud de
obligar a los demás a someterse a su voluntad, son los gobernantes, los
individuos a quienes aquéllos mandan y a los cuales les imponen su situación de
obligados, son los gobernados. Se puede por tanto, decir que en todas las
sociedades humanas, grandes o pequeñas, primitivas o civilizadas, existe una
diferenciación entre gobernantes y gobernados, a la que exclusivamente se
reduce lo que en el fondo se llama el poder político. En la acepción más general
de la palabra, se puede decir que hay un estado de poder político allí donde
exista, una determinada diferenciación política.72
El poder del Estado es creado por la sociedad, como una necesidad imprescindible
en su vida de relación. Sin él no habría convivencia social, de ahí que en las formas
políticas y sociales, cualesquiera que éstas sean, se advierten diferencias entre
gobernantes y gobernados. Sería una equivocación, atribuir a una sola causa los
principios de esas relaciones de mando, obediencia y jerarquía del grupo que
detenta el poder público, el poder en términos generales resulta de una compleja
combinación de poderes; de “la suma de los factores reales de poder” diría
Lassalle73.
5. LEGITIMACIÓN Y PODER
El término legitimidad como concepto de Derecho guarda una estrecha relación con
el derivado orden jurídico. La calidad de lo que es legítimo, es todo aquéllo que se
da en el sentido de algo conforme a la ley, con la justicia, con la razón, en suma,
conforme a derecho. Luego entonces, la legitimidad del poder conlleva la relación
del proceso de mando con los principios jurídicos que dominan en un lugar y
tiempo determinados.
Los tratadistas que se han ocupado del estudio del poder político o del poder del
Estado, lo hacen en dos grandes corrientes: los que sostienen la legitimidad del
poder y los que niegan la legitimidad del poder.
Jean Jacques Rousseau niega la legitimación del poder, y afirma que es un orden
político alejado del estado de naturaleza. Rousseau, partidario de la idea de la
soberanía popular expresa que el gobierno no tiene ningún derecho en sí, por lo que
niega la tesis de la representación, porque la única democracia es la ejercida por el
pueblo directamente76.
6. PODER POLÍTICO
El poder del Estado es una fuerza material y jurídica que una sociedad concentra en
órganos políticos determinados; esa fuerza corresponde al órgano de que se trate;
pero, no obstante que fuese una persona física la que lo ejerza, no es a ella en su
calidad particular a la que se le asigna el ejercicio del poder. De ahí que el poder
aparezca como la capacidad o autoridad que se tiene para dominar y controlar, la
conducta externa de los individuos, obtener su obediencia y encauzar su actividad
en una dirección determinada de una manera institucional.
Una sociedad que ha llegado a la forma política superior que es el Estado, crea un
sistema complejo de relaciones de poder cuya expresión es la organización político
administrativa del mismo. Cabe señalar que ningún poder es superior al poder del
Estado. Hasta hoy el Estado tiene el monopolio del poder legal; pero aun así
necesita apoyarse en la opinión pública, en los principios político-sociales de la
comunidad nacional y en el derecho. Sin este último, el poder del Estado sería una
fuerza sin autoridad incontenible e indominable.
Pero también, sin el poder material, el Estado no tendría la fuerza suficiente para
contener a los transgresores del derecho. De ahí que el poder del Estado se vierta
en la ley, de manera tal, que constituye una forma de una coacción material, o un
sistema de sanciones proporcional a la magnitud del orden establecido -razón de
Estado-. La violencia institucionalizada es un elemento indispensable.
Cuando se dice que un Estado es soberano se alude a que el poder público tiene
como característica esencial el de ser un poder soberano permanente e
independiente, que no supone otro poder por encima de él. Se está frente a un poder
que se manifiesta por sobre los demás poderes que existan al interior del mismo.
Por otra parte, la soberanía debe ser sancionada por la legitimación jurídica y
apoyada por la fuerza material de que dispone el poder del Estado para ejercitar sus
decisiones.
11. SOBERANÍA INTERNA Y SOBERANÍA EXTERNA
La soberanía es una propiedad única y exclusiva del Estado consistente en que este
máximo poder es la fuerza interna organizada jurídicamente, que se impone a
cualquiera otra.
III. LA DEMOCRACIA
Según Bobbio:
2. DEMOCRACIA FORMAL
4. DEMOCRACIA SEMIDIRECTA
5. DEMOCRACIA POLÍTICA
IV. LA REPRESENTACIÓN
1. EL CONCEPTO DE REPRESENTACIÓN
Como casi todos los términos políticos o sociológicos tienen una connotación
equívoca, entre las acepciones ya decantadas se encuentran las que contienen los
siguientes significados: como idea de mandato; como idea de representatividad
propiamente dicha (parecido o similitud) y como idea de responsabilidad98 .
En su obra dice Rousseau que: “La Soberanía no puede ser representada por la
misma razón de ser inalienable”; y afirma que la esencia de la soberanía es la
voluntad general y que a ésta no se le puede representar; por lo tanto, al decir del
ginebrino, “Los diputados del pueblo no son ni pueden ser representantes; son
únicamente sus comisarios y no pueden resolver nada en definitiva” y agrega:
“Toda ley que el pueblo en persona no ratifica es nula”100. El ginebrino afirma que:
“No siendo la Ley sino la encarnación de la voluntad general, es evidente que en el
poder legislativo el pueblo no puede ser representado; pero puede y debe serlo en el
poder ejecutivo, que no es sino la fuerza aplicada a la ley”101. Advierte que los
pueblos modernos que se creen libres tienen representantes, a diferencia de los
antiguos que no los tenían y sentencia: “...tan pronto como un pueblo se da
representantes, deja de ser libre y, además, deja de ser pueblo” 102 (Sin embargo
Jean Jacques Rousseau acepta el gobierno representativo como un mal necesario).
6. LA REPRESENTACIÓN FRACCIONADA
7. LA REPRESENTACIÓN NACIONAL
En ese orden de ideas, ningún ciudadano puede pretender un derecho de voto que le
pertenezca sino es la Nación quien tiene la facultad de atribuir el poder electoral
únicamente a aquellos que considere dignos o aptos, por lo tanto, el sufragio no
tiene por qué ser universal, pues como se decía en líneas anteriores, la cualidad de
elector única y exclusivamente refiere a una función pública que la Nación concede
de acuerdo a su conveniencia. Esto es lo que la teoría ha llamado el “electorado-
función”. Lo que permite justificar todo tipo de restricciones al derecho de voto.
8. EL MANDATO IMPERATIVO
9. EL MANDATO REPRESENTATIVO
Esta teoría tiene su correspondencia con la soberanía y la representación nacionales,
según la cual, el conjunto de los elegidos representa a la Nación entera, por lo tanto
los representantes no están ligados por un mandato directo recibido de sus electores,
puesto que como ya dijimos el verdadero mandante es la Nación; y ésta, al ser un
ente colectivo incapaz de expresarse de manera individual no puede instruir
mandato a sus representantes, lo único que hace es otorgarles el mandato de
representarla, esto es, de expresarla. De esta manera los representantes son libres
en cuanto a sus actos y decisiones, pues dichos actos y decisiones constituyen
propiamente la expresión de la Nación.
NOTAS
1 HAURIOU, Maurice. Principes de Droit public. París, 1916, p. VII.
2 Ethos: Carácter homogéneo y generalizado de formas de conducta social; es decir, las maneras socialmente ejercitadas en
que se reconoce una sociedad, cuya conducta refleja su idea de principios axiológicos.
3 Aristóteles. En la Ética Nicomaquea I, II “... La Política determina cuáles son las ciencias necesarias en las ciudades y
cuáles las que cada ciudadano debe aprender y hasta donde...el fin que les es propio abraza lo de todas las otras ciencias, al
punto de ser por excelencia el bien humano”.
4 Entendiéndola no en el sentido moderno del término, sino como un principio histórico-categórico, de la participación de los
muchos.
5 Platón. La República o el Estado. Libro Cuarto. “...cuando cada una de las órdenes del Estado, el de los mercenarios, el de
los guerreros y el de los magistrados, se mantenía en los límites de su oficio y no los traspasa, esto debe ser lo contrario de la
injusticia, es decir, la justicia, y lo que hace justo, en tanto que es justo, no se diferencia en nada de un Estado justo, sino que
será perfectamente semejante a él”.
6 Cicerón, Salustio y Tito Livio especularon sobre la realidad romana mediante una visión griega. El mejor romanista de
entonces fue el griego Polibio, aunque ya su terminología política conlleva la idea de la res publica romana.
7 Poseen el derecho de ciudadanía:
9 Podría equipararse ese concepto, en gran similitud, con lo que hoy se entiende en el pensamiento inglés como
Commonwealth.
10 Según Aristóteles el hombre por naturaleza es un zoón politikón y, por lo tanto un ente gregario incapaz de vivir aislado de
la comunidad.
11 JELLINEK, Georg. Teoría General del Estado. Ed. Albatros. Buenos Aires, Argentina, 1970, p. 102.
12 HELLER, Hermann. Teoría del Estado. Ed. Fondo de Cultura Económica. México, 1970, p. 61.
13 HELLER, Hermann. Ibid., p. 64. “...la Teoría del Estado es, en todos sus aspectos, una ciencia sociológica de la realidad
que considerando al Estado como una formación real, histórica, se propone comprenderlo y explicarlo causalmente mediante
la interpretación de la ‘conexión de actividad’ histórico-social”.
14 Cfr. HELLER, Hermann. Ibid. Supra, nota 12.
15 MARX, Karl. El Capital, t. I. Ed. Fondo de Cultura Económica. México, 1973, p. 841.
16 El concepto de sociedad civil en cuanto alteridad concomitante al Estado, es un fenómeno relativamente reciente en el
pensamiento occidental. Su uso se deriva del capitalismo como ideología y, por consiguiente, de la desaparición de la
sociedad estamental.
17 REYES HEROLES, Jesús. En busca de la Razón de Estado. Discurso pronunciado en el Paraninfo de la Universidad de
función del Estado... no es nunca una mera situación natural... Hácese ésta una necesidad que domina nuestro obrar en el
momento en que se produce una determinada situación cultural a saber, cuando los pueblos se hacen sedentarios”.
19 León Duguit, jurista de principios de este siglo, decía que, en todo grupo humano, desde el más pequeño hasta el más
grande, existen los que mandan y los que obedecen, los que dan órdenes y los que las acatan, los que toman las decisiones y
los que a ellas se someten, las cumplen; los primeros son los gobernantes, los segundos los gobernados. (Ésta es una relación
de poder político y en consecuencia una cuestión de Estado).
20 JELLINEK, Georg. Op. Cit., p.104. “Lo que en el espacio y el tiempo se nos presenta como limitado respecto de algo, lo
7 y 55.
24 Concepto: se entiende como la propiedad definida de un objeto de conocimiento que muestra en su conjunto cualidades,
ciertas y generales cuyos elementos tienen concordancia entre el discurso que lo condensa y la realidad que representa.
25 Cfr. WECKMANN, Luis. El Pensamiento Político Medieval y los Orígenes del Derecho Internacional. Ed. Fondo de
1981, p. 15.
27 MAYER, J.P. Trayectoria del Pensamiento Político. Ed. Fondo de Cultura Económica. México, 1985, pp. 77 a 102.
28 El pasado y ya lejano Imperio Romano limitado en la cristiandad, deviene en el Imperio Carolingio y posteriormente, en el
30 Los primeros humanistas, Petrarca, Boccacio, Salutati, no tomaron distancia de los pensadores medioevales; aun los
humanistas del siglo XV, Poggio, Boccadelli, que tienen un marcado avance respecto a sus antecesores, ante la “verdad
revelada”, callan y admiten su valor.
31 Alcalá de Henares fundada en 1508, Lovaina fundada en 1517. En 1530, Francisco I crea el Colegio de los Siete Lectores
34 Los hombres del s. XVI adoptan con bastante retraso el término “renacimiento”, ya empleado por los teólogos del s. XV,
aunque con un sentido de “renacimiento del alma”. Según André Curvosier (Historia Moderna, 1986), el primero que utiliza
ese término con sentido secular es el italiano Vasarien en 1550.
35 The Civilization of the Reinaissanse in Italy. Cit. por J.P. MAYER, en: Trayectoria del Pensamiento Político. Ed. Fondo
37Cfr. MAQUIAVELO, Nicolás. Dictámen Sobre la Reforma de la Constitución de Florencia, párrafos 21 a 26. Hecho a
40 Edicto de Nantes: fue promulgado por Enrique IV (1589), después de las guerras de religión en Francia. Establecía la
libertad de cultos para todos y la donación a los hugonotes de varias plazas de seguridad.
41 Cit. por MAYER, J. P. Op. Cit. Supra, nota 27, p. 107.
42 Fueron también reyes absolutos: Federico el Grande de Prusia; Catalina Segunda de Rusia y el Emperador
José II de Austria.
43 La Guerra de los 30 años: fue librada a causa de la oposición existente entre católicos y protestantes y la lucha de Bohemia
contra la autoridad de los Austria. Los príncipes alemanes protestantes se coaligaron en la unión evangélica (1608) y los
católicos hicieron liga entre ellos (1609). Tiene su inicio con la llamada defenestración de Praga (1618) y concluye con la
firma de la llamada Paz de Westfalia (1648). Por ella, Alemania perdió toda su influencia en Europa, quedando dividida en
estados independientes.
44 MAYER. J.P. Op. Cit. Supra, nota 27, p.110 y sgts.
46 Leviathan o la materia, forma y poder de una república eclesiástica y civil. 1651. El título de la obra hace referencia a un
50 Idem.
51 Idem.
53 Idem.
54 Idem.
55 Idem.
56 Idem.
57 ROUSSEAU, Jean Jacques. Op.Cit. Libro Segundo. Cap. VI. La voluntad general es siempre recta; pero el juicio que la
fantasía, y unirse a los demás (con los cuales no puede evitar el encontrarse en relaciones recíprocas), sometiéndose a una
constricción exterior públicamente legal; es necesario, por tanto, entrar en un estado (Zustand), en el que se determine
legalmente lo que debe ser reconocido a cada quien como suyo y se le asigne como parte por una potencia suficiente (que no
es la potencia de un individuo, sino una potencia exterior); vale decir, que antes que nada cada uno debe entrar en un estado
civil”. Cit. por A. Córdova en: Sociedad y Estado en el Mundo Moderno.
59 Kant, considera a las ideas estado natural y contrato social, como simples conceptos racionales. No les da validez histórica
alguna, tal vez influenciado por Rousseau, cuando éste, en la introducción al Discurso sobre el orígen y fundamento de la
desigualdad entre los hombres, sostiene la obviedad de que ni el estado natural ni el contrato social fueron “hechos” que
ocurrieron en la realidad. No obstante, en su pensamiento propone un supuesto paralelo: concibe a la multitud amorfa de
individuos transformándose en pueblo, como un conjunto de seres racionales para los que se impone la exigencia de vivir en
el Estado; sin embargo, esa multitud, antes de transformarse en pueblo gobernante y gobernado, es una “voluntad general” y
en cuanto tal, se somete a un legislador supremo, que mediante una ficción jurídica sustituye a esa voluntad general, teniendo
como su consecuencia inmediata una “voluntad jurídico” (este “supuesto paralelo kantiano” no muestra la sucesión de
momentos de cómo la razón se da en la voluntad general y ésta pasa a la voluntad del supremo legislador, sino que la plantea
como una simple yuxtaposición).
60 JELLINEK, Georg. Teoría General del Estado. Ed. Albatros. Buenos Aires, Argentina, 1970, p. 321.
61 Cfr. BURDEAU, Georges. Traité Général de L’Etat. Ed. Sirey. París, 1936.
62 BURDEAU, Georges. Método de la Ciencia Política. Ed. Depalma. Buenos Aires, Argentina, 1964, p. 281.
65 BUBER, Martin. ¿Qué es el hombre? Ed. Fondo de Cultura Económica. México, Breviarios, No. 10.
66 SARTORI, Giovanni. Aspectos de la Democracia. Ed. Limusa-Wiley, S.A. México, 1965, p. 32.
67 RENAN, Ernesto. ¿Qué es una Nación? Centro de Estudios Constitucionales. Madrid, España, 1983, pp. 35 y 55.
68 Idem.
71 MONTESQUIEU, Charles Marie Louis de Secondat, Barón de La Brède. El espíritu de las leyes. Ed. Tecnos. Madrid,
España, 1987, p. 152. “Cada monarca mantiene en pie todos los ejércitos que podría tener si su pueblo estuviese en peligro de
ser exterminado y llama paz a este estado de esfuerzo de todos contra todos”.
72 DUGUIT, León. Traitè de Droit Constitutionnel., t. I. Ancienne Librairie Fontemoing. París, 1921, p. 394.
73 LASSALLE, Ferdinand. ¿Qué es una Constitución? Ed. Ariel. Barcelona, España, 1976, p. 70.
74 HAURIOU, Maurice. Principios de derecho público y constitucional. 1927, p. 162. “El poder es una libre energía que,
gracias a su superioridad asume la empresa del gobierno de un grupo humano por la creación continua del orden y del
derecho”.
75 Cfr. VITORIA, Francisco. De Reelecciones (Relectiones de potestate civile). No. 10.
76 KROPOTKIN es uno de los autores que han sostenido la ilegitimidad absoluta de toda clase de gobierno. Este autor ha sido
considerado como el precursor del anarquismo (del griego carencia de gobernantes). Esta doctrina sostiene la abolición del
Estado y la formación de una sociedad libre.
77 SERRA ROJAS. Andrés. Ciencia Política. Ed. Porrúa, 12ª ed. México, 1994, p. 401.
79 DABIN, Jean. Doctrina General del Estado. Ed. Jus. México, 1948, pp. 124 y sgts.
80 SARTORI, Giovanni. Teoría de la Democracia, t. II. Ed. Alianza Editorial. México, 1994, p. 374.
81 Idem.
82 BOBBIO, Norberto. El Futuro de la Democracia. Ed. Fondo de Cultura Económica. México, 1989, pp.15 y 16.
83 Ibid., p.32.
84 Cfr. ROUSSEAU, Jean Jacques. Op. Cit. Supra, nota 48. Libro Segundo. Cap. I.
85 Aristocracia. Gobierno en que solamente ejercen el poder “La clase de notables” del Estado, aristocracia del saber, del
dinero, etcétera. Presume un gobierno ejercido por los mejores; sin embargo, la determinación de quiénes son los mejores,
necesariamente lleva a la parcialidad. Las constituciones republicanas rechazan los privilegios personales pues son contrarios
a la igualdad de todos los individuos; lo que equivale a la supresión de la aristocracia como estructura social y por ende como
forma de gobierno.
Autocracia. Es el sistema de gobierno en el cual la voluntad de un solo individuo es la ley suprema, como la dictadura,
tiranía, absolutismo y totalitarismo.
86 DUVERGER, Maurice. Instituciones políticas y derecho constitucional. Ed. Ariel. Barcelona, España, 1970.
87 Referéndum. En lo político, se entiende como tal, aquella función del sufragio que permite intervenir en la adopción
definitiva de nuevas leyes. El referéndum constituye una especie de prerrogativa de veto y de sanción análoga en sus alcances
a las que tienen, por ministerio de ley, atribuidas los jefes de estado en los sistemas constitucionales.
Plebiscito. Se entiende por tal la resolución tomada en pluralidad de votos (todo el pueblo), pues representa los actos de
voluntad popular mediante la cual el pueblo manifiesta públicamente su opinión sobre un hecho determinado de su vida
política.
88 TOCQUEVILLE, Alexis de. La Democracia en América. Ed. Fondo de Cultura Económica. México, 1996, Segunda
Parte. Cap. III. “En los Estados Unidos la Democracia lleva incesantemente hombres nuevos a la dirección de los asuntos
públicos; el Gobierno; pues, goza de poca continuidad y orden en sus medidas. Pero los principios generales de gobierno son
allí más estables que en otros países y las opiniones principales que regulan a la sociedad, son más duraderas”.
89 Ibid. América es el país del mundo que más partido ha sacado de la asociación y donde se ha aplicado este poderoso medio
de acción a una mayor diversidad de objetos. Aparte de las asociaciones permanentes creadas por la ley bajo el nombre de
municipios, ciudades y condados, hay otras muchas que únicamente deben su nacimiento y desarrollo al capricho individual.
90 SARTORI, Giovanni. ¿Qué es la Democracia? Tribunal Federal Electoral e Instituto Federal Electoral. México, 1993, p.
5.
91 Idem.
92 El concepto de democracia al igual que el de la soberanía, como ya lo hemos estudiado con anterioridad, es un término
equívoco y polémico, que es utilizado en todos los regímenes contemporáneos occidentales, que se autocalifican de
democráticos.
93 DUVERGER, Maurice. Instituciones Políticas y Derecho Constitucional. Ed. Ariel. Barcelona, España, 1970, p.70. “Los
sistemas políticos liberales funcionan en unas sociedades con rasgos claramente marcados: sociedades capitalistas fundadas en
la libre empresa, el “laisser-faire, laisser-passer”, y la propiedad privada de los medios de producción; sociedades
industriales, fundadas en un desarrollo técnico muy avanzado; sociedades individualistas, fundadas en la ideología liberal. Por
otra parte, los sistemas políticos liberales se desarrollaron primero, generalmente, en el interior de sistemas monárquicos y
aristocráticos, de los que han conservado ciertos rasgos, reemplazándolos. Y, por último, han sufrido la influencia del
desarrollo concomitante de otros sistemas y de otras ideologías”.
94 Aprobada y proclamada por la Asamblea General de las Naciones Unidas, el 10 de diciembre de 1948.
95 Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Artículo 35. Son prerrogativas del ciudadano:
...
III. Votar en las elecciones populares en los terminos que señale la ley;
IV. Desempeñar los cargos de elección popular de la Federación o de los Estados, que en ningún caso serán gratuitos, y
V. Desempeñar los cargos concejiles del municipio donde resida, las funciones electorales...
97 Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Artículo 41, base III. La organización de las elecciones federales
es una función estatal que se realiza a través de un organismo público autónomo denominado Instituto Federal Electoral,
dotado de personalidad jurídica y patrimonio propios, en cuya integración participan el Poder Legislativo de la Unión, los
partidos políticos nacionales y los ciudadanos, en los terminos que ordene la ley. En el ejercicio de esa función estatal, la
certeza, legalidad, independencia, imparcialidad y objetividad serán principios rectores.
98 International Encyclopedia of the Social Sciences. Representational Systems., vol.13.The Free Press. Nueva York, 1968,
p.465.
99 ROUSSEAU, Jean Jacques. Op. Cit. Supra, nota 48. Libro Tercero. Cap. XV, p. 99.
100 Ibid., p. 98. “El pueblo inglés piensa que es libre y se engaña; lo es sólo mediante la elección de los miembros del
Parlamento; tan pronto como éstos son elegidos, cae en su condición de esclavo, no es nada. El uso que hace de su libertad en
los cortos momentos que la disfruta es tal, que bien merece perderla.”
101 Idem.
102 Idem.
103 SIEYÈS, Emmanuel. ¿Qué es el Tercer Estado? Ed.UNAM. México, 1989, pp.113 y 114.
104 Asambleas de Estado. Siglo XIV. Se conservan en Gran Bretaña, bajo la forma de Parlamento.
105 PÉREZ GÁNDARA, Raymundo. Los Partidos Políticos como Entidades de Interés Público. Revista Ágora. Órgano de
Difusión del Tribunal Electoral del Poder Judicial del Estado de Hidalgo. México: TEPJEH. Año II. No. 4, mayo-agosto,
1998; y en: Boletín del Centro de Capacitación Judicial Electoral. Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación.
Año 5. No. 5. Septiembre-octubre 1999, pp.1 y 3 a 6.
106 Cfr. DUVERGER, Maurice. Op. Cit. Cap. II. Primera Parte.
108 El concepto de nación utilizado por los ideólogos de la burguesía francesa del siglo XVIII a la caída del Directorio, fue
necesariamente contra-revolucionario, con una sólida carga ideológica, que no era otra, sino la reacción de la burguesía para
impedir cualquier movimiento o rebelión por parte del populacho; justificando con dicha conceptualización su permanencia en
el poder, dejando de esta manera fuera al pueblo en el ejercicio del mismo.
109 DUVERGER, Maurice. Op. Cit. Supra, nota 93, pp. 117 y 118.
110 Los Cuadernos de Agravios, redactados en el momento de elecciones para los Estados Generales, 1789, constituían
instrucciones de este tipo. Toda proporción guardada, los programas y plataformas políticas de los candidatos actuales, tienen
la misma idea.
MARCO TEÓRICO DEL DERECHO ELECTORAL
I. INTRODUCCIÓN
En este trabajo, haré un recorrido por diversos temas con apoyo en los cuales cada
quien podrá asumir su propia visión teórica del Derecho Electoral.
Una específica teoría del Derecho Electoral no será presentada aquí por la simple y
sencilla razón de que considero que actualmente, no existe una incontrovertible
noción que solitariamente ocupe el sitial de “la teoría” del Derecho Electoral. Lo
que en la actualidad existe en la literatura jurídica mexicana son diversas ópticas o
posiciones teóricas respecto de nuestra disciplina. Alguna de estas visiones tal vez
llegue a consolidarse como la teoría del Derecho Electoral, mientras tanto, ninguna
de ellas merece dejar de ser estudiada.
Los temas diversos que trataré son aquéllos que inciden en la construcción, no de
una teoría particular, sino de cualquiera de ellas.
Antes de continuar, me permitiré recordar aquí lo que es una teoría, así como los
que son una definición y un concepto.
Una definición y una teoría son también conceptos, pero conceptos que reúnen
determinadas cualidades de precisión o extensión.
Atento a lo anterior, una teoría del Derecho Electoral sería un concepto o conjunto
de conceptos ordenados sistemática y coherentemente, que nos permite, no sólo
representar intelectualmente los límites y elementos estructurales de tal derecho –
cosa que se logra con la simple definición–, sino que también, y sobre todo, nos
permite entender y explicar la dinámica endógena y exógena del Derecho Electoral,
esto es, cómo funcionan o cómo se relacionan o vinculan entre sí los diversos
elementos integrantes del Derecho Electoral (dinámica endógena), y cómo se
relaciona o vincula el Derecho Electoral con otros fenómenos diversos y externos
aunque próximos a él (dinámica exógena), como tal es el caso de la política.
Ahora bien, de entre los variados temas que inciden en la construcción de una teoría
del Derecho Electoral, en este artículo me referiré sólo a los siguientes que
considero básicos:
Ø Definición del Derecho Electoral. Las teorías explican cómo funciona “algo”,
siendo imposible teorizar sobre un “algo” que no hubiésemos delimitado
previamente. Contar con una definición del Derecho Electoral es paso previo
para tener una teoría del Derecho Electoral.
Antes de continuar, cabe hacer la siguiente observación: este trabajo gira en torno a
la idea de que en este momento en México, no existe una incontrovertible teoría
jurídica del Derecho Electoral, sino que, en todo caso, existen diversas posiciones
teóricas confrontadas doctrinalmente entre sí. Incluso el presente trabajo se
estructura, no en el sentido de presentar y argumentar a favor de una única teoría,
sino ofreciendo diversos elementos orientados a motivar la participación general en
el debate teórico sobre el Derecho Electoral; debate que apenas comienza pero que
ya ha revelado su enorme trascendencia tanto en la aplicación como en la
elaboración de la ley comicial. Ahora bien, estando pues aún pendiente la tarea de
definir y consolidar una teoría para el Derecho Electoral en México, no faltará a
quien le asalte la duda de cómo pueden las autoridades electorales aplicar la ley
comicial con objetividad y certeza, cuando no hay uniformidad en la concepción de
los fundamentos teóricos del derecho aplicable. Sobre este particular en el párrafo
siguiente se ofrece una aclaración.
Todo aquel que comulgue con una determinada teoría del Derecho Electoral, lo
hace sobre la base de considerarla verdadera o correcta respecto de otras que no lo
son en el mismo grado. La formulación y confrontación de opiniones académicas se
orienta a purgar la diversidad con el noble deseo de uniformar a todos en la verdad
–aun a sabiendas de que esto nunca se logrará y conscientes de que uno mismo
puede ser el equivocado, lo cual por cierto, funda la característica tolerancia del
académico–. En sentido contrario, los órganos colegiados de autoridad, así como la
existencia de autoridades que revisan a otras autoridades, parten de la idea de que
es inescapable la diversidad de opiniones, por lo que en lugar de intentar eliminarla,
se establecen reglas para definir cuál de ellas debe prevalecer. La objetividad y la
certeza en la actuación de la autoridad, se cumple no sólo cuando existe opinión
unánime, sino cuando se convierte en decisión de la autoridad precisamente la
opinión que debe prevalecer sobre las otras de acuerdo con las reglas que el propio
derecho establezca.
Ahora bien, existen ciertos objetos de estudio o fracciones de la realidad que son
muy complejos, de tal modo que pueden analizarse desde muy diversas
perspectivas, desde cada una de las cuales puede “capturarse” apenas una de las
facetas del referido objeto complejo. Uno de estos ejemplos es, por supuesto, el ser
humano. Respecto del hombre, un médico nos puede dar una determinada
definición, un psicólogo nos dará otra, y otras diferentes nos aportarán el
antropólogo, el moralista, el economista,
etcétera, no obstante que todos estos especialistas se estarán refiriendo al mismo
hombre in genere. Incluso dentro de la Medicina será distinta la visión que del
hombre tenga un médico alópata a la que tenga un médico homeópata. Pues bien,
algo semejante ocurre con el Derecho Electoral; respecto de éste pueden existir
diversas definiciones según la óptica desde la cual se le analice, o según la
formación ideológica del observador.
Desde la perspectiva jurídica, las elecciones no son otra cosa sino conductas –
realizadas por personas– que pueden ser calificadas como jurídicamente permitidas
para realizarse obligatoriamente (obligaciones), o como jurídicamente permitidas
para realizarse potestativamente (derechos) o como jurídicamente prohibidas
(infracciones y delitos). Las elecciones, desde esta óptica, son la actualización de
las diversas normas jurídicas que en conjunto integran al Derecho Electoral; normas
jurídicas que, con la finalidad de lograr un determinado objetivo, ordenan y
vinculan el comportamiento de sujetos específicos estableciendo derechos para unos
y correlativas obligaciones para otros.
La perspectiva jurídica es la característica de los abogados, pero sobre todo, es nada
menos que la que la ley impone como guía de actuación de las autoridades
electorales, las cuales no pueden invocar consideraciones políticas, sociales o
económicas, sino exclusivamente prescripciones de derecho como fundamento para
tener por autorizada o prohibida una conducta. No politizar al Derecho, sino
juridizar todas las conductas que ocurren en torno al fenómeno político-electoral, es
la gran contribución de la perspectiva jurídica al desarrollo democrático de México.
El Derecho Electoral mexicano ha dejado de ser un Derecho “politizado”, y su
principal reto ahora es el de “juridizar” la política, para lo cual, previamente, debe
consolidar su perfil técnico-jurídico del que deben excluirse conceptos y
consideraciones políticos que son resabio de tiempos pasados. Es importante
distinguir las perspectivas política y jurídica del Derecho Electoral. Este trabajo
buscará inscribirse totalmente en la óptica jurídica.
El Derecho Electoral es una fracción, un pedazo, una parcela del orden jurídico; de
entre todas las normas que integran el universo jurídico, un determinado conjunto
de ellas integra el Derecho Electoral.
El Derecho en general se inscribe dentro del género “orden normativo”, en el que
también se ubican la moral y los convencionalismos sociales; el Derecho, sin
embargo, es un orden normativo susceptible de imponerse coactivamente y ésta es
la característica que lo distingue respecto de los demás fenómenos inscritos en su
género. A su vez, el Derecho Electoral se inscribe dentro del género “Derecho”, en
el que también se ubican las demás disciplinas jurídicas. Sobre este punto no existe
duda: el Derecho Electoral es un conjunto de normas jurídicas, pues éste no es otra
cosa sino Derecho. Sin embargo, en este caso la pregunta es ¿qué diferencia
específica distingue a las normas jurídicas que integran al Derecho Electoral,
respecto de las que integran las demás disciplinas jurídicas?
Las normas jurídicas, como sabemos, tienen cuatro ámbitos de validez: el material,
el personal, el espacial y el temporal. Pues bien, cada uno de estos ámbitos puede
usarse como referencia para dividir al Derecho, aunque es el ámbito material al que
con más frecuencia se recurre para fraccionar al Derecho en diversas disciplinas, y
así decimos que, por ejemplo, las normas jurídicas que integran al Derecho
Constitucional se distinguirán de las demás en que ellas son las que “...configuran
la forma y sistema de gobierno, la creación, organización y atribución de
competencia de los órganos del propio gobierno, y garantizan al individuo un
mínimo de seguridad jurídica y económica” 11, mientras que el Derecho Penal se
distinguirá de las demás disciplinas al integrarse sólo por las normas jurídicas
“...que establecen los delitos y señalan las penas y medidas de seguridad, así como
su forma de aplicación”12 .
Ø que “...tiene por objeto hacer efectivo el principio de que la soberanía reside en
el pueblo”. “...que permiten actualizar no sólo la soberanía popular sino nuestra
naturaleza de República representativa, democrática y federal (artículos 39, 40 y
41 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos)”. La primera
parte de este concepto corresponde a Manuel Aragón Reyes16, y la segunda parte
es autoría de J. Jesús Orozco Henríquez17. En este caso, lo que tenemos es tal
vez la visión más amplia posible del ámbito material del Derecho Electoral, en
la que se propone que todas aquellas normas jurídicas relativas al pueblo
soberano, ya sea como elector o elemento del Estado republicano y federal,
pueden quedar incluidas dentro del conjunto de disposiciones que el derecho
electoral estudia.
Como se advierte, para los autores citados el Derecho Electoral se integra por un
conjunto específico de normas jurídicas, las cuales se distinguen del resto de las
normas que integran el universo jurídico en razón de la materia que regulan; sin
embargo, no hay consenso respecto a qué fracción del Derecho abarca el Derecho
Electoral.
Nohlen y Sabsay18 señalan que tradicionalmente los abogados han evitado el uso de
conceptos amplios del Derecho Electoral, toda vez que en estos pueden quedar
incluidos temas políticos, sociológicos e históricos que rebasan el campo de lo
estrictamente jurídico. Circunscribir el Derecho Electoral a su dimensión
exclusivamente jurídica tiene la ventaja de lograr mayor precisión técnico-jurídica.
Ampliar los límites del Derecho Electoral e inclusive hacerlo multidisciplinario, en
cambio, tiene la ventaja de lograr un concepto que es socialmente más relevante.
Nohlen y Sabsay opinan que “...parece preferible un concepto más ambiguo (y
hasta ahora poco usado) pero relevante, a uno unívoco, más utilizado pero menos
relevante” 19. Por mi parte, coincido en que el fenómeno electoral debe ser estudiado
desde todas las perspectivas: jurídica, política, sociológica e histórica; sin embargo,
también creo que, en aras de la rigurosidad metodológica cada ciencia o disciplina
debe avanzar en sus estudios de manera paralela a las otras y no mezcladas entre sí.
Particularmente, los estudios jurídicos de la normativa comicial no deben
mezclarse con consideraciones diversas a lo estrictamente jurídico.
Ahora bien, ¿a qué sujetos y a qué vínculos jurídicos son a los que se refiere el
Derecho Electoral?
Los principales sujetos o actores del Derecho Electoral son: los electores, los
elegibles y las autoridades que constatan y cuentan la voluntad de aquéllos.
Ø Entre los electores todos los autores coinciden en incluir, por supuesto, a los
ciudadanos. Adicionalmente, algunos autores incluyen en este rubro al “cuerpo
electoral” que es un ente colectivo que se integra por un conjunto de ciudadanos
pero que es diverso a los ciudadanos individualmente considerados. A partir de
lo apuntado por Pizzorusso podemos decir que la noción de “cuerpo electoral”
puede aplicarse lo mismo en los sistemas electorales con voto indirecto (ejemplo
Estados Unidos) que en los de voto directo (ejemplo México). Esto es, la noción
“cuerpo electoral” puede utilizarse para denominar a cada uno de los “colegios
electorales” que se integran por electores previamente elegidos en votación
popular y que tienen la atribución de a su vez elegir, por ejemplo, al Presidente
de los Estados Unidos o a los consejos regionales, provinciales o municipales de
Italia, aunque también la denominación “cuerpo electoral” puede aplicarse
correctamente para significar al total de los ciudadanos que en votación directa
eligen a sus representantes populares y, desde esta última perspectiva –explica
Pizzorusso–, los “colegios electorales” citados deben ser considerados como
órganos de un “cuerpo electoral” único, integrados por la suma de los
ciudadanos y que tiene con el pueblo no una relación de representación sino de
inmediación20 .
Ø Entre los elegibles, desde luego encontramos a los candidatos, que son las
personas físicas respecto de los cuales se elige. También en este rubro podemos
ubicar a los partidos políticos, las agrupaciones políticas, los frentes y
coaliciones, que serían las opciones ideológicas respecto de las cuales se vota.
En este punto encontramos el debate teórico sobre si el elegido es la persona
física o la posición ideológica que ésta ofrece. Tomemos como ejemplo el caso
de los diputados federales, ¿éstos representan a los ciudadanos de su respectivo
distrito o circunscripción que directamente votaron por él, o representan a la
Nación (como lo señala el artículo 51 constitucional), o representan a la
ideología de su respectivo partido que es precisamente la que por ley están
obligados a ofertar los candidatos durante sus campañas electorales (artículo
182, párrafo 4, del Código Federal de Instituciones y Procedimientos
Electorales)? Lo anterior tiene importancia para determinar quién debe decidir
la selección de los candidatos, ya sea el partido o directamente la ciudadanía, ya
sea que vayan a representar la postura del instituto político o la suya propia.
Tiene importancia también para promover un determinado comportamiento del
electorado,
...cuando votamos por personas sí importa quién es quién (cuáles son sus
antecedentes) y puede convertirse en un factor decisivo, en tanto que donde se
vota por listas se está votando básicamente por un partido (su símbolo,
ideología, programa y plataforma) y en gran medida éste controla a su vez a los
ganadores individuales...en los distritos que sólo eligen un representante, los
electores ven a personas concretas con nombres propios. Aunque no establece
por sí solo que las personas adquieran más importancia que el partido.22
Y tiene importancia también para establecer quién o qué grupo tiene derecho a
exigirle a su representante político, que efectivamente lo represente, quedando
aquí incluido el caso de los tránsfugas que son aquellos legisladores que una vez
electos renuncian a su partido político o fracción parlamentaria y respecto de los
cuales algunos autores opinan que deben perder su investidura como
consecuencia de haber renunciado a representar la postura ideológica de su
partido; y
Sujetos que, en conjunto, son la parte “orgánica” del Derecho Electoral, o sea algo
así como los jugadores del juego de los comicios democráticos.
Ø Los derechos y obligaciones que los diversos sujetos electorales tienen entre sí,
por ejemplo: el derecho de cada ciudadano a que, habiendo cumplido con los
requisitos y trámites correspondientes, sea inscrito en el padrón de electores y
obtenga oportunamente su credencial para votar, así como la inclusión de su
nombre en los listados nominales, con la correlativa obligación de la autoridad
registral para realizar estas inscripciones y expedir el documento; el derecho de
los ciudadanos a registrarse como candidatos cuando hubiesen sido postulados
con este carácter por un partido político y la correlativa obligación de la
autoridad electoral a realizar tal registro; el derecho de cada ciudadano a
escoger de manera libre, directa, secreta, personal e intransferible, a qué
candidato le otorga su voto o a abstenerse de elegir uno y la correlativa
obligación a cargo de toda persona y autoridad de abstenerse de generar presión
o coacción sobre el electorado; el derecho de los partidos políticos a que las
leyes establezcan reglas equitativas para la distribución del financiamiento
público y para el acceso a los medios de comunicación social, con la
correspondiente obligación a cargo de las instancias legislativas de regular con
equidad tales materias, etcétera;
Ahora bien, los vínculos o relaciones que las diversas teorías propongan para
explicar la dinámica del Derecho Electoral, serán válidos o verdaderos sólo en la
medida en que cumplan con los criterios de validez o verdad que el propio Derecho
Electoral establece; criterios de veracidad sobre los que a su vez, se estructuran los
criterios de interpretación jurídica.
Así como las ciencias naturales tienen sus particulares criterios de veracidad25 ,
también el Derecho en general y el Derecho Electoral cuenta con sus propios
criterios o parámetros de validez dentro de los cuales, ciertamente, no queda
incluida la experimentación científica. Los enunciados teóricos que proponen
específicas maneras de relacionarse entre sí los elementos del Derecho Electoral,
serán considerados como correctos básicamente en la medida en que sean
conclusión de una cadena de argumentos desarrollada en apego a cualquiera de los
métodos, procedimientos o criterios de interpretación previamente admitidos como
válidos y aplicables a la respectiva materia.
Una teoría del Derecho Electoral será formalmente válida o correcta cuando sus
afirmaciones sean producto de una determinada forma de razonamiento jurídico
previamente aceptado como válido o correcto. Más específicamente, un postulado
jurídico será correcto cuando pueda ser conclusión de un determinado
procedimiento, método o criterio de interpretación jurídica aceptado. De aquí la
pertinencia de incluir a los criterios de interpretación como tema que incide en la
construcción de cualquier teoría del Derecho Electoral. Pongamos como ejemplo
una proposición que afirmara que “...en consideración a que los derechos políticos
son Derechos Humanos, los derechos del ciudadano a votar y ser votado no pueden
restringirse en modo alguno, por lo que incluso deben considerarse como válidos
los votos que obtengan los candidatos que no hubieren sido previamente registrados
como tales por la autoridad”, pues bien, esta generalización que afirma que el
registro de los candidatos ante la autoridad electoral no puede ser condición de la
que dependa el goce del derecho a ser votado, es decir, este posicionar a los
derechos políticos del ciudadano en un plano de supremacía que limita el alcance y
condiciona el funcionamiento de cualquiera otra institución jurídico-comicial, será
en todo caso una afirmación teóricamente correcta en la medida en que sea
conclusión de una interpretación adecuada, en este caso, de los artículos 35,
fracción II, y 41 fracción I, constitucionales, así como de los artículos: 7º, 8º, 175,
205, párrafo 2, inciso j); 227, párrafo 2, y 230 del Código Federal de Instituciones
y Procedimientos Electorales26.
Creo que no existe mucha controversia en torno a la afirmación formal de que los
mismos criterios que sirven para construir una teoría jurídica correcta, son los que
sirven para descifrar el significado correcto de la misma teoría jurídica. Lo anterior,
ya que en general las mismas reglas con las que cualquier cosa se construye, deben
servir también para desensamblar y volver a ensamblar infinidad de veces la misma
cosa. Sin embargo, cuando a estas afirmaciones enteramente formales les queremos
asignar un contenido material concreto, surge entonces un enorme e inacabado
debate de opiniones contrapuestas entre sí. ¿Cuáles, específicamente, son las
referidas reglas o criterios que lo mismo sirven para construir que para descifrar el
significado de las normas de Derecho?, es una interrogante frente a la cual existen
múltiples y muy diferentes respuestas.
Ø Sin razones suficientes, a términos idénticos que se utilizan en las reglas legales,
no se les debería dar diferentes significados;
Ø El significado de los signos lingüísticos complejos del lenguaje legal deberá ser
determinado según reglas sintácticas del lenguaje natural común.
García Máynez34 afirma que todos los órdenes establecidos por el hombre, ya sean
los de naturaleza técnica o los normativos, son siempre medios o instrumentos para
la realización de los propósitos de su creador. “Se ordena no por ordenar, sino para
conseguir, a través de la ordenación, determinados objetivos”35. Así, un elemento
esencial del Derecho y de cada una de las normas jurídicas que lo integran es su
finalidad36 .
La finalidad es elemento esencial del Derecho. Sin referencia a los propósitos que
orientan al Derecho, éste sería ininteligible como instrumento, pues en general los
medios sólo pueden ser integralmente explicados, entendidos y justificados, en
relación con los objetivos que con ellos se pretenden alcanzar37. Un volante de
automóvil, por ejemplo, se explica y se entiende, no como simple círculo, sino
como instrumento o medio que permite direccionar al vehículo, con independencia
de que tenga o no forma circular. El concepto de “volante” sería ininteligible sin
referencia a su finalidad dentro del sistema al que pertenece.
Pero, ¿qué propósitos, de los diversos que orientan a las normas comiciales, son los
que resultan trascendentes jurídicamente?, esto es, ¿con base en cuáles de ellos
debemos hacer la interpretación funcional del Derecho Electoral? En relación con
estas preguntas, en la doctrina encontramos un grande y clásico debate que
podríamos dividir en dos grandes rubros, uno consistente en definir qué fines o
valores, de entre los diversos conocidos, son los que orientan al Derecho Electoral
y otro consistente en dilucidar a quién y de acuerdo con qué metodología,
corresponde determinar los fines o valores que orientan al Derecho Electoral. Para
unos el debate es sustantivo y consiste en resolver cuál o cuáles, de todos los fines o
propósitos alguna vez propuestos, es (o son) el mejor, el más conveniente, el más
valioso o el más cierto. Para otros, en cambio, el debate tiene un énfasis
metodológico y consiste en resolver, no cuál es el destino, sino cuál es el camino o
método para llegar a aquél, tratando básicamente de determinar qué proporción de
objetividad y subjetividad debe aceptarse en los métodos y procedimientos a través
de los cuales se establecen los fines del Derecho.
2.1. El debate sustantivo: ¿Qué fines o valores son los del Derecho Electoral?
¿Cuál es o debe ser el oriente verdadero o más valioso del Derecho Electoral?, es
una pregunta cuyos ecos resuenan hasta los fundamentos mismos de la ciencia
jurídica y frente a la cual sólo pueden darse respuestas que deriven y comulguen
con una visión integral del Derecho. Son tres los enfoques integrales del Derecho:
ius naturalismo, ius realismo sociológico y el ius positivismo, teniendo cada una de
estas grandes escuelas de pensamiento jurídico, su propia respuesta a la interrogante
aquí planteada.
La doctora Leticia Bonifaz Alonso40, por su parte, al reflexionar sobre los aspectos
que concentran la atención del ius realismo sociológico, se ocupa del tema de la
eficacia del Derecho, y en torno a esto opina “...la obediencia a la autoridad
(elemento de la eficacia del Derecho) será mayor si esta autoridad es legítima”, y
agrega la autora: “...un gobierno puede derivar legitimidad de su origen en la
legalidad de su elección. Ésta implicó un apoyo mayoritario de la población que
puede mantenerse o aumentar durante el ejercicio del poder, pero también puede
decrecer. Esto haría entrar en crisis a un gobierno legítimo de origen”. Desde esta
perspectiva los conceptos de obediencia, legitimidad y eficacia del Derecho se
relacionan, por lo que la elaboración y aplicación del Derecho deben hacerse
orientadas por la percepción social que se tenga sobre los asuntos públicos, ya que
esta percepción de afinidad entre lo querido por el Estado y lo querido por los
gobernados, funda la obediencia del Derecho y la legitimidad del actuar de las
autoridades públicas.
De entre todos los autores ius positivistas, ninguno tan representativo como Hans
Kelsen41, quien declaró a la democracia perfectamente compatible con el sistema
positivista: “...a la concepción metafísico absolutista del mundo se ordena la actitud
autocrática, así como la democracia corresponde a la concepción científica del
universo al relativismo crítico”.
Kelsen parte de una idea antiheróica de la igualdad y la libertad entre los hombres
que lleva a cualquiera de estos a la siguiente inquietud anárquica: “...él es un
hombre como yo, y todos somos iguales, ¿de dónde emana su derecho a
mandarme?”. El ideal, opina Kelsen, es que nadie domine a nadie, pero “la
experiencia demuestra que para seguir siendo iguales necesitamos soportar un
dominio ajeno”. Ahora bien, la inevitabilidad del gobierno, Kelsen la matiza
inicialmente con nociones rousseaunianas “...pero ya que hayamos de ser
gobernados, aspiramos al menos a gobernarnos por nosotros mismos...es
políticamente libre quien, aún estando sometido, lo está solamente a su propia
voluntad y no a la ajena”; sin embargo, luego el ilustre vienés, complementa su
idea y afirma que aunque el gobierno es en principio producto de la voluntad propia
“...debe mediar también la posibilidad de una diferencia entre el orden y la
voluntad sujeta a éste...ni siquiera el que vote con la mayoría puede decir que está
exclusivamente sometido a su propia voluntad, como puede apreciarlo tan pronto
como modifique la opinión que manifestó en su voto”. Atento a lo anterior concluye
Kelsen “...la validez objetiva del orden estatal a que está sujeto” que es nada
menos que la premisa fundamental del positivismo como teoría del Derecho y como
ideología.
El doctor Fernando Ojesto –de cuya obra he extractado las ideas de Preciado,
Bonifaz y Kelsen– apunta las siguientes ideas kelsenianias en torno a la democracia
y el Estado: “A causa de la inevitable discrepancia entre la voluntad individual,
punto de partida de la idea de libertad, y el orden del Estado, que prevalece sobre
aquella voluntad, aun en el régimen democrático, donde esta discrepancia queda
reducida a un mínimo, se produce una nueva transformación en la representación de
la voluntad política. La libertad del individuo que fundamentalmente es imposible,
pierde poco a poco importancia ante la libertad colectiva social” y entonces resulta
inminente, dice Kelsen, que sea a “...la personalidad anónima del estado, a la que
se le atribuye el imperio, y no a ninguna persona física”. Así “...la apariencia del
Estado como persona inmaterial oculta el hecho del dominio del hombre sobre el
hombre, intolerable al sentir democrático. La personificación del Estado, que viene
a ser fundamental para la teoría del derecho político, tiene también, sin duda, su
raíz en esta ideología de la democracia”.
Otros muy interesantes estudios sobre la teleología del Derecho Electoral, son los
que el maestro José de Jesús Orozco Henríquez ha elaborado tratando
específicamente de:
Los maestros José Woldenberg y Luis Salazar44, por su parte, para identificar a
“...los valores que ofrecen sentido y horizonte a la propia democracia”, elaboran
dos conjuntos de valores, cada uno de los cuales atiende a una diferente perspectiva
de construcción democrática. En un primer conjunto, ubican a los siguientes
principios que permiten construir la democracia a partir de la soberanía popular: el
principio constitutivo de la soberanía popular; el principio de la mayoría y la
defensa de los derechos de la minoría; el principio de la representación política
democrática; los principios de libertad, de igualdad y de fraternidad político-
democráticas; así como los principios de racionalidad y cooperación. En un segundo
conjunto, los autores citados listan los siguientes valores que intervienen en la
construcción de un gobierno legítimo: pluralismo; tolerancia; competencia regulada;
principio de mayoría; legalidad; derechos de las minorías; igualdad; ciudadanía;
soberanía popular; relación de dependencia de los gobernantes con respecto a los
gobernados; representación; revocabilidad de los mandatos; paz social; convivencia
de la diversidad; participación; procesamiento de intereses diversos; inducción a la
organización; gobernabilidad con apoyo ciudadano; derechos individuales.
2.2. El debate subjetivo y metodológico: ¿Quién, y con cuál método, establece los
fines o valores del Derecho Electoral?
La escuela del Derecho Libre es, hoy día, una posición sólo aceptada en las
sociedades teocráticas o fundamentalistas. Este criterio parte de la idea de que el
Derecho no debe constreñirse ni a los límites y formalismos del texto de la ley, ni a
la opinión perfectible del legislador humano, sino que los jueces deben aplicar el
único derecho válido o justo, que no es necesariamente el consignado por el
legislador humano en los textos de la ley, sino uno superior que aquél pretende
expresar, a veces con éxito pero otras veces imperfectamente. Los jueces pueden
resolver en contra de lo dispuesto por el legislador humano invocando las normas y
los fines del orden superior. Desde la perspectiva de esta escuela del Derecho
Libre, a los fines del Derecho accede el juez “sabio” libremente, en ejercicio de
una atribución soberana no dependiente del órgano legislativo ni de ningún otro
poder. Los fines del Derecho serán verdades subjetivas, prescripciones de valor,
cuya “veracidad”, sin embargo, será plenamente reconocida y validada cuando
procedan de la fuente legítima para declararlos, en este caso el juez.
El voluntarismo, por su parte, sostiene que la voluntad del legislador es el único fin
posible para la norma jurídica, “...según el voluntarismo jurídico la reglas jurídicas
son únicamente el producto de la voluntad del legislador... el voluntarismo jurídico
ha encontrado su más reciente encarnación en la doctrina imperativista del Derecho,
en esa doctrina que ha sido dominante en el último siglo entre los juristas, sobre
todo en Alemania e Italia, y para la que el Derecho es el conjunto de los mandatos
del legislador”45.
El voluntarismo es sin duda la posición adoptada por la Suprema Corte de Justicia
de la Nación, la cual ha reiterado que los fines de las normas jurídicas deben
obtenerse de la intención del legislador. En jurisprudencia firme ha establecido la
Corte que: “…la jurisprudencia no constituye legislación nueva ni diferente a la que
está en vigor, sino sólo es la interpretación de la voluntad del legislador. La
jurisprudencia no crea una norma nueva, sino únicamente fija el contenido de una
norma preexistente”46. En el mismo sentido, la tesis que establece que:
Es bien sabido que dos elementos debe tener presentes el juez en todo acto de
interpretación: el texto o sentido gramatical de las palabras, y la intención o
propósito que llevaron al legislador a dictar la ley. Cuando el sentido gramatical
de las palabras va enteramente de acuerdo con el fin que se persigue, no habrá
duda sobre su aplicación; pero si examinados los propósitos del legislador, se
encuentra una palpable contradicción entre estos propósitos y el aparente
significado de las palabras empleadas, todo hará suponer que esta significación
no es la real.47
La Corte ha establecido, por lo tanto y sin lugar a dudas, el principio de que “La
interpretación de la ley tiende a descubrir la voluntad del legislador, y perdería todo
significado si se empleara para atribuirle una voluntad ausente o inexpresada” 48.
Ahora bien, como ya lo advirtió Wróblewski, la ‘voluntad’ del legislador puede ser
tomada bien como un hecho del pasado o bien como una construcción teórica de la
ciencia jurídica y/o de la práctica jurídica. “A una regla se le debería atribuir un
significado de acuerdo con la intención del legislador histórico...A una regla legal
se le debería atribuir un significado de acuerdo con la intención perseguida por el
legislador contemporáneo al momento de la interpretación”49.
Para el “voluntarismo” que afirma que el fin de una norma sólo puede ser el que el
legislador histórico intencionalmente deseó, el fin de la norma será, por lo tanto, un
dato histórico, externo al intérprete y objetivo, cuya “veracidad” dependerá de los
elementos objetivos que lo hagan demostrable. El fin de la norma, por lo tanto, se
obtendrá a través de una investigación histórica y deberá encontrarse directa y
explícitamente expresado en documentos o testimonios históricos, o bien, deberá
concluirse deductiva o inductivamente, a partir de elementos objetivos y relativos a
las circunstancias prevalecientes en el momento de creación de la norma sujeta a
interpretación. Lo anterior exactamente del mismo modo que para llegar a
afirmaciones históricas, procedería quien investiga científicamente el pasado, pues
para esta modalidad de voluntarismo el fin de la norma será, reitero, un dato
histórico.
“La técnica jurídica exige que una norma legal sea formulada lo más claramente
posible, para que su significado sea incuestionable; sin embargo, este requisito sólo
puede cumplirse parcialmente, dado que las normas legales utilizan el lenguaje
humano, a menudo ambiguo. Lo cual explica que con frecuencia pueda encontrarse
más de un significado para una misma norma legal” 51. En lo personal, creo que
difícilmente una finalidad única y unívoca para una determinada norma jurídica
puede obtenerse deduciéndola o induciéndola a partir de hechos históricamente
objetivos. La finalidad de una norma es el propósito humano que hay detrás de ella,
explicándola y justificándola. Los propósitos son decisiones o actitudes de personas.
¿Podría yo afirmar categóricamente que para tal hecho o estímulo corresponderá
siempre una determinada conducta humana intencional y libre?, ¿las personas
actúan siempre igual frente a estímulos idénticos?, la respuesta es no. Considerando
que el hombre siempre podrá actuar libremente y de modo impredecible, esta
afirmación no puedo hacerla categóricamente, sino en todo caso sólo puedo
proponerla como verdad probable, frente a la cual necesariamente existe, por lo
menos, otra verdad probable. Del mismo modo cabría preguntarse, ¿podría yo
afirmar categóricamente que determinados efectos o consecuencias externos, sean
precisa y necesariamente los efectos intencionalmente deseados por quien actuó?,
¿iguales manifestaciones externas son siempre producto de idénticas intenciones?, la
respuesta es no. Todos sabemos que los efectos de una conducta no siempre
corresponden a la intención deseada, pues si la intención necesariamente se reflejara
en los efectos exteriores de una conducta, entonces no habría frontera entre moral y
Derecho. Que los efectos correspondan con la intención querida, es sólo una
probabilidad frente a la cual necesariamente existe, por lo menos, otra verdad
probable.
La hermenéutica supone el conflicto de tener que decidir entre más de una opción
disponible y resuelve el conflicto eligiendo la “más valiosa” de las opciones. Esta
perspectiva no resulta aplicable cuando la intención del legislador es sólo una,
indubitable, unívoca y jurídicamente coherente. El método hermenéutico no es para
derogar o corregir la intención del legislador, sino para establecer ésta cuando haya
más de una posible.
Segundo caso. Me refiero al caso del dispositivo que ordena que “...la votación
recibida en una casilla será nula cuando se acredite... instalar la casilla, sin causa
justificada, en lugar distinto al señalado por el Consejo Distrital correspondiente”57 ;
precepto en relación con el cual en 1991, la entonces Sala Central del Tribunal
Federal Electoral estableció, en tesis de jurisprudencia, que:
Esto es, una vez habiendo identificado el o los valores preponderante(s) dentro de la
jerarquía valorativa de un sistema normativo determinado, lo que procede en
segundo término es la aplicación jurídica de tales fines. Será aplicación jurídica la
que se hace atendiendo sólo a los criterios metodológicos y de coherencia que
derivan directamente de lo prescrito por el derecho, sin considerar las ventajas o
desventajas de posibles consecuencias de orden económico, social o político que
podrían derivarse de la aplicación del fin jurídico de la norma.
Para la aplicación jurídica de los fines o valores del Derecho Electoral existen
varios criterios. En efecto, los fines de la norma comicial pueden aplicarse de
manera “extensiva” o de manera “restrictiva”, e igualmente puede optarse entre
aplicar tales fines de manera “formalista-estática”, o bien, de forma “dinámico-
evolutiva”.
Así, por ejemplo, es doctrina reiterada del Tribunal Constitucional español “...que
la legalidad debe ser interpretada en el sentido más favorable a los derechos
fundamentales, por lo que si el órgano judicial no aplica la normativa legal en ese
sentido incurre en lesión del Derecho Constitucional de que se trate”62.
En 1994 la Sala Central del entonces Tribunal Federal Electoral estableció, una
tesis relevante cuyo contenido es:
“El Derecho regula su propia creación y su propia reforma”75, de tal manera que el
origen y fundamento de validez jurídica de toda norma de Derecho debe encontrarse
precisamente en otra norma de Derecho previa que constituye la fuente de aquélla,
y así hasta llegar a la “fuente originaria” que es la norma fundante de todas las
demás. Atento a lo anterior, las fuentes del Derecho pueden dividirse en “fuentes
originarias” y “fuentes derivadas”; las primeras serían las normas jurídicas de
suprema jerarquía que fundamentan la creación y validez de las demás normas que,
en conjunto, integran un determinado orden normativo, y las segundas serían
precisamente estas normas derivadas de las cuales, a su vez, se derivan otras
normas jurídicas. “Las fuentes derivadas de la originaria no tienen siempre igual
importancia, ni se hallan todas en un mismo nivel”76 .
Artículos 94, 98, 99, 101 y 105 constitucionales, relativos, en general, al Poder
Judicial Federal y, específicamente, a la integración y competencia del Tribunal
Electoral, que es la máxima autoridad jurisdiccional encargada de garantizar la
constitucionalidad y legalidad de todo acto y resolución de las autoridades
electorales federales y locales. El numeral 105 se refiere a las acciones de
inconstitucionalidad de leyes electorales que son los medios impugnativos a
través de los cuales la Suprema Corte de Justicia de la Nación se erige en
garante de la constitucionalidad de las leyes comiciales.
Cabe precisar que “las estipulaciones contenidas en los tratados celebrados con
las potencias extranjeras tienen fuerza de ley para los habitantes del país, según
reza una tesis sostenida por la Suprema Corte de Justicia de la Nación
(Semanario Judicial de la Federación, Quinta Época, T.XII, p.576), siempre
que no estén en contravención con la Constitución federal y además sean
ratificados por el Senado. Asimismo, debe tenerse presente que todo tratado en
vigor obliga a las partes y debe ser cumplido de buena fe (pacta sunt servanda),
y un Estado parte no puede invocar las disposiciones de su derecho interno
como justificación para el incumplimiento de un tratado (artículos 26 y 27 de la
Convención sobre el Derecho de los Tratados)”78.
Por cuanto hace a las leyes federales, entre éstas, las que principalmente regulan
la materia electoral son: el Código Federal de Instituciones y Procedimientos
Electorales, que establece las principales normas de carácter sustantivo en
materia de organización de las elecciones; la Ley General del Sistema de
Medios de Impugnación en Materia Electoral, expedida en 1996 y que incluye la
regulación procesal del sistema federal de medios jurisdiccionales de
impugnación; la Ley Reglamentaria de las Fracciones I y II del Artículo 105
constitucional, dentro de la cual se contemplan las reglas procesales especiales
aplicables a las acciones de inconstitucionalidad planteadas respecto de leyes
electorales; el Código Penal para Distrito Federal en materia común y para toda
la República en materia Federal, que tipifica los delitos electorales federales, y
la Ley Orgánica del Poder Judicial de la Federación.
Los acuerdos dictados por la autoridad administrativa electoral así como los
convenios de colaboración que celebran el Instituto Federal Electoral y las
autoridades electorales de las entidades federativas, serán también fuentes del
Derecho Electoral cuando así lo autorice la ley. La doctrina no es fuente del
Derecho Electoral pues la ley no le reconoce fuerza obligatoria.
IV. DISYUNTIVAS EN LA CONSTRUCCIÓN DE UNA TEORÍA DEL
DERECHO ELECTORAL
Construir una teoría del Derecho Electoral consiste en ubicar a éste dentro de un
esquema ordenado de relaciones de causalidad, de tal manera que tanto al Derecho
Electoral en su conjunto, como a cada uno de los elementos que lo componen, los
identifiquemos como efectos de ciertas causas, al propio tiempo que como causas de
ciertos efectos. No existe objeto o fenómeno que no se vincule por lo menos a otro
mediante relaciones de causa-efecto, a tal punto que conocer cualquier cosa depende
en gran medida de identificar sus vínculos con otras realidades. El conocimiento
empírico, lo mismo que el conocimiento racional, ya sea deductivo o inductivo, se
estructuran por premisas y conclusiones que expresan relaciones entre las cosas.
Toda existencia se explica en relación con otras.
Construir una teoría, por lo tanto, consiste en hacer una formulación válida sobre
las relaciones que vinculan a fenómenos o conceptos diversos, y esto con la
finalidad u objetivo de describir, explicar o reproducir intelectualmente uno o varios
de los fenómenos o conceptos involucrados. Elaborar una teoría es algo así como
unir escenas cortas y diversas hasta lograr una película cinematográfica que exprese
no sólo movimiento, sino una trama que da sentido a la película en conjunto y que
da justificación y explicación a cada una de sus partes. Elaborar una definición del
Derecho Electoral, en cambio, es como plasmar en un mapa o fotografía los
contornos estáticos que delimitan a la materia jurídica comicial.
Imaginemos que lo que tuviéramos que armar fuera una película cinematográfica a
partir de escenas sueltas. Una vez identificadas las escenas y enterados de las reglas
de edición aplicables al caso, nos enfrentaríamos, sin duda, con varias disyuntivas.
Una disyuntiva sería, por ejemplo, tener que escoger entre poner las escenas de
amor al principio y las escenas de separación al final, lo cual significaría un filme
dramático, o bien, poner la soledad al principio y el amor al final, para así armar
una película romántica. Otra disyuntiva podría ser determinar si, a partir de las
escenas que tengo lo que debo hacer es construir la película que a mí más me
gustaría, o bien, si lo que debo hacer es ordenar dichas escenas con la secuencia
que originalmente tuvieron a efecto de reconstruir, con la mayor fidelidad posible,
la película original de donde tales escenas provienen. Aunque el término
“disyuntiva” expresa una alternativa entre dos cosas, es obvio que con mucha
frecuencia las opciones posibles entre las que se debe elegir, no son sólo dos, sino
más.
En relación con la construcción de una teoría del Derecho Electoral, me parece que
son dos las disyuntivas frecuentes y torales que deben resolverse:
Primera disyuntiva:
Elegir entre construir una teoría prescriptiva o construir una teoría descriptiva del
Derecho Electoral. Esto es, construir una teoría que refleje lo que el Derecho
Electoral “debe ser” de acuerdo con los intereses o valores propios de una persona,
grupo o comunidad, o bien, construir una teoría que refleje lo que el Derecho
Electoral efectiva y realmente “es”, con abstracción de lo que cada uno de nosotros
hubiera preferido que fuera.
Segunda Disyuntiva:
Elegir si, previo al derecho positivo electoral y como materia que éste regula,
existen derechos políticos del ciudadano o una función estatal, o no existen ni
pueden existir derecho ni función pública pre-positivos, ya que sólo las leyes
expedidas por el Estado pueden crearlos y, por lo tanto, previo al derecho positivo
electoral sólo existen intereses o valores políticos, como, por ejemplo, los de
legitimidad y gobernabilidad, por citar sólo a los que más influyen en el diseño de
las leyes electorales.
Lo que Hume puntualiza es la distinción fundamental que existe entre, por una
parte, hacer una afirmación descriptiva que, por ejemplo, diga que “...la norma
jurídica electoral ordena tal o cual conducta”, y, por la otra parte, hacer una
afirmación prescriptiva que, por ejemplo, diga que “...la norma jurídica electoral
debería ordenar tal o cual conducta”. Las afirmaciones de “deber ser” –apunta
Hume–, sólo pueden derivarse de otras premisas de “deber ser”, de la misma
manera que las afirmaciones de “ser” sólo pueden derivarse de otras premisas de
“ser”, hasta llegar, en ambos casos, a postulados o afirmaciones que no tienen
fundamento en una afirmación previa y que por lo tanto son apriorísticos81.
La lógica moderna, respaldada en el argumento de Hume, hoy acepta que las
premisas indicativas o descriptivas como las de las ciencias naturales, por una parte,
y las premisas prescriptivas como las de la ética y la política, por otra parte, son
deductivamente independientes entre sí.
Por ejemplo, de las premisas “fumar daña la salud” y “Pedro fuma”, sólo puede
derivarse la conclusión “Pedro daña su salud”, sin que pueda concluirse que “Pedro
debería dejar de fumar”, ya que para llegar a esta afirmación, sería necesario
introducir previamente en el silogismo la afirmación de que “la salud debe
preservarse”. Esto es, para llegar a una conclusión de “deber ser”, es indispensable
que en el silogismo que la fundamente exista una premisa que exprese precisamente
un “deber ser” previo. En lógica es incorrecto arribar a afirmaciones prescriptivas
o de “deber ser” partiendo sólo de afirmaciones descriptivas o de “ser”.
Cabe aclarar que las premisas instrumentales como por ejemplo “para enfriar el
agua debes de enfriarla hasta cero grados”, si bien es cierto que en el idioma
español también suelen expresarse en términos de “deber ser”, lo cierto es que no
tienen una naturaleza prescriptiva. Las premisas instrumentales sólo nos muestran el
camino que hay que seguir para lograr algo, sin embargo, exactamente tal y como
ocurre con los mapas de carreteras, el hecho de conocer las rutas no significa que
tales caminos “deban ser” obligatoriamente recorridos como imperativo de valor.
Por tanto, habrá que tener cuidado en no considerar como premisas prescriptivas a
las premisas instrumentales. En el idioma inglés esta dificultad no se presenta toda
vez que cuentan con la palabra ought, con la cual puede expresarse sin confusión un
deber ser de naturaleza prescriptiva, y con a la palabra must, para expresar un
deber ser instrumental.
Ahora bien, lo que Hume observó respecto del discurso de la moral, también es
aplicable al discurso jurídico y, en general, a todo sistema de ideas. Respecto del
Derecho Electoral puede construirse una teoría de lo que “debería ser” o una teoría
respecto de lo que “es”, y ambas teorías serían paralelas e independientes entre sí.
Una teoría del Derecho Electoral que “debe ser”, sería una teoría política o
prescriptiva muy útil para los legisladores y para la ciudadanía en general, pues
habiendo identificado cada uno de nosotros el Derecho Electoral que a nuestro
juicio “debería ser”, tendríamos consecuentemente, un parámetro para evaluar en
qué medida el Derecho Electoral que “es” se ajusta o no a nuestro ideal. Las
conclusiones obtenidas de tal confrontación fundamentarían luego nuestras acciones
y/o propuestas de defensa o reforma del régimen jurídico comicial vigente, según
estuviéremos o no conformes con éste. Tal proceso desembocaría en una actitud
política de conformidad o disconformidad.
Una teoría del Derecho Electoral que “es”, en cambio, sería una teoría descriptiva
muy útil para quienes están obligados a aplicar la ley de acuerdo con lo que ésta
“es” y con independencia de lo que les hubiere gustado que fuera. En los sistemas
jurídicos que, como el de México, han adoptado un esquema de división de
poderes, encargando a cada uno el ejercicio especializado de una función pública,
corresponde al Poder Legislativo dictar las leyes y corresponde al Poder Judicial
declarar lo que tales leyes ordenan, con independencia de lo que le hubiere gustado
al juez que ordenaran. “La norma jurídica es con frecuencia resultado de disputas
políticas condicionadas ideológica o interesadamente; ella debe acabar con éstas y
asegurar la paz dentro de una comunidad jurídica. Mas, para ello, es importante que
la norma jurídica en cuanto sea posible, sea entendida e interpretada desde sí
misma, y que no se convierta reiteradamente, al ser aplicada e interpretada, en
objeto de decisión política” 82. En un debate prescriptivo-político puede discutirse lo
que el Derecho Electoral “debería ser”, en cambio, en un debate descriptivo-
jurídico sólo reflexionar en torno a lo que el Derecho Electoral “es”. Una teoría
descriptiva sería el fundamento, no de una actitud política, sino de una actitud
jurídica frente al Derecho Electoral.
Así pues, la primera gran disyuntiva en la construcción de una teoría del Derecho
Electoral consiste en determinar si haremos una teoría descriptiva-jurídica o si
haremos una teoría prescriptiva-política. Ambas son útiles en el campo del
Derecho, una es valiosa para elaborar, evaluar y perfeccionar constantemente al
Derecho, la otra es indispensable para aplicar el Derecho Electoral con objetividad
jurídica.
Para unos, las elecciones son una función pública (posición de la que deriva la
teoría del voto función o voto-obligación), lo que equivale a decir que los diversos
actos a través de los cuales el conjunto de los ciudadanos designa a los integrantes
de los poderes públicos representativos, son una función del Estado o una función
de gobierno.
Considerar a las elecciones como una función del Estado, se deriva de concebirlas
como una expresión directa del pueblo soberano, esto es, como la manifestación de
“la población” que, junto con el territorio y el gobierno, es uno de los elementos
básicos integrantes del Estado. Ciertamente que desde la perspectiva del discurso
político-democrático, los comicios son el momento en que el pueblo, gigante
dormido, periódicamente se despierta para mandar y constituir a los gobernantes
mandatarios que deberán realizar la voluntad de aquél; sin embargo, desde la óptica
jurídica, a mí me parece insostenible considerar a las elecciones como actividad del
soberano, sencillamente, porque admitir esto supondría la derogación total del
Derecho Electoral. Soberano significa lo que está por encima de todo, es poder
“que no admite limitaciones o determinaciones jurídicas extrínsecas”84 . Si fuera el
pueblo soberano el que se expresa el día de la elección, la validez de su
manifestación de voluntad no podría estar condicionada al cumplimiento de los
requisitos de tiempo, modo y lugar, que establecen las leyes electorales, ya que el
soberano no reconoce al Derecho como límite de su actuación. Sólo admitiendo que
la elección no es expresión soberana, cobra vigencia el Derecho Electoral que
establece las reglas en apego a las cuales, no el soberano, sino en todo caso un
determinado órgano de gobierno (el “cuerpo electoral”), ejerce una función pública,
necesariamente supeditada a la ley y consistente en determinar la integración de los
poderes representativos del gobierno. “En sentido estricto no es el pueblo mismo el
que manifiesta su voluntad, sino esa prolongación suya que es el cuerpo
electoral...De ahí que se considere al elector como un órgano del Estado, encargado
de desempeñar la función electoral”85 .
Considerar a las elecciones como una función pública gubernamental, por otra
parte, no equivale a decir que las autoridades encargadas de organizar las elecciones
y/o los tribunales competentes para juzgar los conflictos comiciales, necesariamente
constituyan o deban constituir un nuevo o cuarto poder adicional a los poderes
ejecutivo, legislativo y judicial. Al margen de estos órganos de autoridad y sin
incluirlos, considerar a las elecciones como función gubernamental podría implicar
únicamente reconocer que el conjunto de los ciudadanos, organizados y movilizados
para votar, constituyen en sí mismos un órgano o poder de gobierno (el “cuerpo
electoral” o el “poder electoral”), que sólo se integra en las fechas y bajo las
condiciones preestablecidas por la ley, para luego quedar en receso durante el
tiempo que transcurre entre dos elecciones.
“El Poder Supremo del Estado se divide para su ejercicio en: Electoral, Legislativo,
Ejecutivo y Judicial”. Este fue texto constitucional en el Estado de Nuevo León,
contenido literalmente en el artículo 18 de la Constitución Política del Estado Libre
y Soberano de Nuevo León, del año de 1849; en el artículo 38 de la Constitución
Política del Estado Libre y Soberano de Nuevo León y Coahuila, del año de 1857,
y en el artículo 38 de la Constitución Política del Estado Libre y Soberano de
Nuevo León, del año de 187486. Además, la Constitución Nacional de 1843 (“Bases
Orgánicas de la República Mexicana”), igualmente establecía un “Título VIII.
Poder Electoral” 87.
La noción de que las elecciones son una función pública, es una idea que
históricamente se ha enfrentado a otras concepciones respecto de las elecciones.
Entre las teorías rivales de la elección-función, está la que concibe a los comicios
como el ejercicio de derechos previos y superiores al orden jurídico positivo.
Existe, desde luego, la posibilidad de que las elecciones nunca puedan ser
consideradas como una función pública o un derecho o conjunto de derechos cuya
existencia, previa e independiente al Derecho Electoral, sea precisamente el objeto
de regulación de éste. Desde esta perspectiva no hay derecho o función pública que
no derive de la legislación positiva, y así, desde esta óptica, diríamos que los
derechos electorales o la función pública eleccionaria no constituyen el objeto de las
normas jurídico-comiciales, sino el resultado o la expresión de éstas; derechos
electorales y función pública electoral no son realidades reguladas, sino normas
jurídicas reguladoras.
Más adelante en este trabajo me referiré a la disyuntiva que plantea el tener que
elegir si son los valores o los intereses políticos los que determinan al Derecho
Electoral.
Ahora bien, no es cosa fácil resolver la disyuntiva que en este punto he tratado, esto
es, establecer cuál es el objeto que el Derecho Electoral regula y, en caso de aceptar
que dentro de tal objeto queden incluidas las elecciones, resolver si las elecciones
son una función pública o un derecho pre-positivo o simplemente un fenómeno o
imperativo político. Lo difícil de optar entre una u otra posibilidades, se deriva del
hecho de que cualquiera que sea la determinación, ésta influirá en uno u otro
sentido en la concepción o idea que se tenga respecto de prácticamente todas las
instituciones jurídicas del Derecho Electoral. Esto último considerando que, cuando
de un cierto sistema de ideas se deriva la naturaleza de una institución jurídica que
pertenece a él, lo consistente es que del mismo sistema de ideas se derive también la
finalidad, teleología o funcionalidad que corresponde a la referida institución
jurídica y con referencia a la cual debe tal institución interpretarse 91.
Por su parte, la tesis funcional que tiene basada en que la soberanía pertenece a la
Nación, es decir, “...a la colectividad de los ciudadanos considerada como un ser
real distinto de los individuos que la componen”95, de manera que el conjunto de los
ciudadanos constituye el órgano encargado de designar a los representantes del
pueblo (Nación), desemboca en considerar al ejercicio del sufragio como una
función pública y no un derecho, razón por la que se justifican las restricciones al
derecho de voto o la llamada “discriminación electoral”, puesto que; “...ningún
ciudadano puede pretender un derecho de voto que le pertenezca en propiedad, la
Nación tiene la facultad de atribuir el poder electoral sólo a aquellos que considere
más dignos o más aptos”96 ; además, siguiendo este orden de ideas, se arriba luego a
considerar que el funcionario electo recibe un mandato representativo en el que los
electores no tendrán el carácter de mandantes, puesto que el verdadero mandante
será la Nación, pero como ésta “...es un ser colectivo incapaz de expresarse, no
puede dar instrucciones a sus representantes, solamente les da el mandato de
representarla, es decir, de expresarla” 97 y, consecuentemente, los gobernantes son
libres en cuanto a sus actos y decisiones, que serán considerados como la expresión
de la Nación.
Los que creemos tanto en los derechos humanos como en el derecho positivo,
debemos reconocer que los derechos humanos son de observancia obligatoria para
la autoridad pública, no en toda su extensión filosófica, sino sólo en la medida o
grado en que hayan sido recogidos por el derecho positivo; aunque, en
complemento a esta consideración, también suscribamos la opinión de Peces-Barba
para quien “...siempre su nivel de positivación [de los derechos humanos] será
insuficiente y el horizonte de futuro seguirá exigiendo esfuerzos de los hombres
para progresar en esta materia, donde la utopía será todavía el motor de la
historia”99 .
Mi opinión personal en torno al debate sobre la naturaleza jurídica del voto, es que
todas las posturas antes referidas son correctas en cierto grado, ya que mi posición
es la de considerar al voto activo como una “institución jurídica”, entendiendo por
ésta al “...conjunto de normas jurídicas que rigen un cierto comportamiento social
claramente identificado”104. Algunos de los derechos y obligaciones que he
considerado integran a la “institución jurídica” del voto, son los siguientes: la
obligación del ciudadano de solicitar su registro en el padrón de electores; el
derecho de cada ciudadano a obtener su registro en el referido padrón, así como la
respectiva credencial de elector, una vez cumplidos los requisitos y trámites
correspondientes; la obligación de cada ciudadano de acudir a la urna a votar el día
de la elección; el derecho de cada ciudadano a producir su voto o sufragio en entera
libertad; el derecho de cada ciudadano, así como el derecho genérico del “cuerpo
electoral”, a que toda persona se abstenga de realizar actos que eviten que el
proceso electoral se desarrolle conforme a la Constitución y la ley; el derecho del
“cuerpo electoral” a que su voto trascienda a la integración de los órganos de
elección popular del Estado105.
Las reglas que formula la ciencia política son, como en toda ciencia, de carácter
descriptivo y expresan lo que se ha observado que ocurre con mayor probabilidad,
al margen de que sea o no lo que debe ser. Sin embargo, conociendo los efectos que
en la realidad política genera cada sistema electoral, no hay legislador, partido
político o grupo de presión que no busque la adopción del sistema electoral que más
favorezca o mejor promueva al sistema de gobierno o de partidos que les conviene
más, según sus propios intereses, en una práctica conocida como “ingeniería
electoral”, así, el Derecho Electoral se elabora atendiendo a consideraciones
políticas. Las proposiciones descriptivas de la Ciencia Política son un importante
oriente (aunque no el único) para el legislador electoral.
Siguiendo a Dieter Nohlen111, podríamos afirmar que en el debate electoral hay dos
niveles: el nivel normativo o dogmático y el operativo.
Sin embargo, además de los propósitos que el discurso normativo refleja, hay otros
propósitos más “terrenales” y no necesariamente de valor positivo para todos; a
estos propósitos no les daremos el rango de “valores”, sino que los identificaremos
como “intereses”, y son fundamentalmente los consistentes en incrementar y
conservar el poder propio en detrimento de todo poder rival.
En este punto la disyuntiva que hay que resolver en la construcción de una teoría
del Derecho Electoral, consiste en definir si la ley electoral debe elaborarse –teoría
prescriptiva-política del Derecho que debería ser–, o debe explicarse –teoría
descriptiva del Derecho que es–, dando preeminencia a los valores o a los intereses
políticos. Esta disyuntiva parece, en principio, ingenua, toda vez que enfrentado el
valor general con el interés particular parecería difícil imaginar a alguien que
declarara la superioridad del último sobre el primero; no obstante, la confrontación
es no sólo posible sino frecuente, debido a que, por una parte, en relación con el
proceso de producción de leyes, la conducta típica de las fracciones partidarias en
las asambleas parlamentarias es la de actuar exclusivamente en apego a sus propios
objetivos políticos e idearios partidistas y, por otra parte, en el proceso de
aplicación de la ley, algunos consideran etérea y fantasmagórica la figura del “valor
general”; ¿cómo reconocer y defender un valor general, si lo único que puedo
advertir es lo que es valioso según mi propio criterio? Así, desde esta perspectiva,
no existe tal cosa como un valor social o general, sino sólo intereses particulares en
pugna, entre los cuales sólo se da la posibilidad de equilibrio cuando tienen un
poder semejante.
Los impedimentos jurídicos que en México existen para reelegir legisladores o para
que los ciudadanos se postulen como candidatos independientes, ¿deben explicarse
en atención a que son instituciones que favorecen el valor de la gobernabilidad pues
evitan la multiplicación y atomización de los interlocutores políticos, o deben
explicarse en razón del interés particular de las cúpulas partidistas por fortalecer
estructuras y prácticas cupulares y antidemocráticas al interior de los partidos
políticos?
Ø Elaborar una teoría general que exprese las diversas alternativas existentes para
construir los distintos, aunque todos válidos, discursos posibles sobre el
Derecho Electoral, o bien;
Elegibles: quiénes pueden ser electos, esto es, a quiénes corresponde el derecho a
ser votados; requisitos de elegibilidad; plenitud del derecho individual cívico-
político, así como la ventaja de establecer una relación y recompensas directas entre
representantes y representados contra la conveniencia de la disciplina interpartidista,
en el caso de la no reelección de legisladores; la misma plenitud del derecho
político versus la inconveniencia de “atomizar” representantes e interlocutores
políticos, en el caso de los candidatos independientes; a quién representan los
funcionarios electos: a los ciudadanos de su distrito o al pueblo o a una ideología; sí
o no reelección, candidatos independientes y tránsfugas; los partidos políticos son
medios que facilitan el acceso de los ciudadanos al poder o únicas vías posibles de
acceso al poder representativo, esto es, monopolio o no para que los partidos
postulen candidatos.
Como se ha advertido en este trabajo, la teoría jurídica del Derecho Electoral aún
no tiene el grado de madurez que, por ejemplo, tienen las teorías del acto jurídico,
el acto administrativo, y el delito y la pena, que, respectivamente, corresponden a
los derechos Civil, Administrativo o Penal; sin embargo, lo anterior no impide
afirmar que el estudio técnico jurídico del Derecho Electoral en el país ha avanzado
extraordinariamente durante los últimos doce años.
Ahora bien, entre las actividades de corte académico, cabe destacar, por una parte,
los tres congresos internacionales de Derecho Electoral, todos ellos celebrados en
nuestro país125 y gracias a los cuales se han presentado aportaciones sustantivas al
campo jurídico-electoral 126, y por otra parte, el hecho de que, mientras diversas
instituciones de educación superior han incluido en sus programas académicos
asignaturas de Derecho Electoral para las licenciaturas en Derecho y en
Administración pública, otras promueven la difusión del Derecho Electoral a través
de diplomados.
En el ámbito internacional, existen instituciones como el Centro Interamericano de
Asesoría y Promoción Electoral (CAPEL), que depende del Instituto Interamericano
de Derechos Humanos (IIDH); el Instituto Internacional de Democracia y
Asistencia Electoral (IDEA), con sede en Estocolmo, y la International Foundation
of Electoral Systems (IFES) de Estados Unidos. Estos organismos ofrecen asesoría
técnica y/o realizan estudios de legislación comparada en materia electoral.
Finalmente, un hecho que no debo pasar por alto, y que habla de la importancia de
los fenómenos electorales en la conformación y en la consolidación o crecimiento
de las democracias, se manifiesta mediante la proliferación creciente de “sitios” de
internet 127 en los que se puede encontrar amplia información relativa a los procesos
electorales en diversos países, lo que nos habla de que las cuestiones electorales
están ocupando un lugar especial en el ámbito del conocimiento.
NOTAS
1 REAL ACADEMIA ESPAÑOLA. Diccionario de la Lengua Española, t. I. Ed. Espasa-Calpe, 20ª ed. España, 1984, p.
351.
2 Ibid., p. 447.
3 Vid. GUTIÉRREZ SÁENZ, Raúl. Introducción a la Lógica. Ed. Esfinge, 19ª ed. México, 1984, p. 121.
5 WOLDENBERG, José. Consideraciones políticas en torno a la legislación electoral, en: Justicia Electoral. Revista del
su famosa ley sociológica tripartita que estableció las influencias entre fórmulas electorales y sistemas de partidos, en: Los
partidos políticos. Ed. FCE. México, 1957 e Instituciones Políticas y Derecho Constitucional. Ed. Ariel. España, 1970; la
de Giovanni SARTORI, Ingeniería Constitucional Comparada. Ed. FCE. México, 1994; y la de Dieter NOHLEN, Sistemas
Electorales y Partidos Políticos. Ed. FCE. México, 1994.
7 Esta sería la perspectiva que correspondería a Ferdinand LASALLE, quien en el Siglo XIX concibió al Derecho como
expresión del equilibrio de poder que guardan las fuerzas sociales. Vid. Infra, nota 10.
8 BOGDANOR, Vernon. Enciclopedia de las Instituciones Políticas. Alianza Editorial. España, 1991, p. 419.
9 ARAGÓN, Manuel. Tendencias contemporáneas del Derecho Electoral en el mundo. Memoria del II Congreso
Internacional de Derecho Electoral. Palabras del Doctor Manuel Aragón, en representación de los participantes extranjeros,
en la Ceremonia de Inauguración. Cámara de Diputados del Congreso de la Unión, IFE, TFE, UNAM, Instituto de
Investigaciones Jurídicas. México, 1993, pp. XXIV y XXV.
10 LASALLE, Ferdinand. Derecho y Poder, artículo editorial del diario Reforma de Berlín, del 7 de febrero de 1863, en:
1996, p. 291.
12 AMUCHATEGUI REQUENA, Irma G. Derecho Penal. Ed. Harla. México, 1993, p. 14.
13 NOHLEN, Dieter. Voz: Derecho Electoral, en: Diccionario Electoral. Instituto Interamericano de Derechos Humanos,
15 ARAGÓN REYES, Manuel. Derecho Electoral: sufragio activo y pasivo, en: NOHLEN, Dieter et al. Compiladores.
Tratado de derecho electoral comparado de América Latina. Fondo de Cultura Económica y coeditores. México, 1998, p.
104.
16 Ibid., pp. 104 y 105.
17 OROZCO HENRÍQUEZ, Jose de Jesús. Los valores éticos tutelados por el régimen electoral, en: GARCÍA RAMÍREZ,
Sergio. Coordinador. Los valores en el derecho mexicano. Una aproximación. Ed. Fondo de Cultura Económica. UNAM,
Instituto de Investigaciones Jurídicas. México, 1997, p. 325.
18 Cfr. NOHLEN, Dieter y Daniel SABSAY. Derecho Electoral, en: NOHLEN, Dieter et al. Compiladores. Tratado de
derecho electoral comparado de América Latina. Ed. Fondo de Cultura Económica y coeditores. México, 1998, pp. 14 y 15.
19 Ibid., p. 14. z
20 Cfr. PIZZORUSSO, Alessandro. Lecciones de Derecho Constitucional. Tr.: Javier Jiménez Campo. Centro de Estudios
Constitucionales. Madrid, 1984, pp. 255 a 259.
21 Vid. ARENAS BÁTIZ, Carlos Emilio. El Poder Supremo del Estado se divide para su ejercicio en: Electoral, Legislativo,
Ejecutivo y Judicial; reflexiones sobre la elección como función pública a cargo de un poder estatal, a partir de las
constituciones nuevoleonesas del siglo XIX, en: Revista del Tribunal Electoral del Estado de Nuevo León. Año II. No. 13.
México, 1999, pp. 8 a 11.
22 SARTORI, Giovanni. Ingeniería constitucional comparada. Tr.: Roberto Reyes Mazzoni. Ed. Fondo de Cultura
Material distribuido en: Taller Internacional Sobre los Organismos electorales como Instituciones de Gobernabilidad,
celebrado para discutir la obra del profesor López Pintor, organizado por el Programa de las Naciones Unidas para el
Desarrollo, el Instituto Federal Electoral y el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación. México, mayo de 1999.
24 Integración Nacional de Poderes Representativos:
Universitaria de Buenos Aires, Argentina, 1987, pp. 477 a 530. Copi manifiesta que, por ejemplo, para determinar la validez
de la afirmación que Newton propuso en el sentido de que “toda partícula material del universo atrae a toda otra partícula con
una fuerza que es directamente proporcional al producto de sus masas e inversamente proporcional al cuadrado de la distancia
que las separa”, no es necesario que los físicos vayan partícula por partícula del universo hasta constatar que todas se
comportan como dijo Newton, sino que basta con que tal proposición satisfaga los criterios de verdad específicamente
aplicables en la ciencias naturales, entre ellos, la posibilidad de realizar prueba científica que permita confrontar la propuesta
con la realidad verificando en la experiencia su adecuación, así como la compatibilidad de la proposición con otras previas
proposiciones teóricas consideradas correctas.
26 Los preceptos federales citados, son los que principalmente encuadran la polémica en el sentido de que si los votos a favor
de candidatos o fórmulas no registrados, que se expresan en el recuadro que para este específico efecto contienen las boletas
electorales, son votos válidos o votos nulos. Si son votos válidos, entonces, esto significa que en México pueden existir como
candidatos independientes, no los que hubiesen obtenido su registro de manera independiente sin intervención de los partidos
políticos, sino los que no se hubiesen registrado del todo. Si son votos nulos, entonces, con qué propósito la ley ordena que
las boletas contengan un espacio para candidatos o fórmulas no registradas.
27 CARPIZO, Jorge. Op. Cit. Supra, nota 11, p. 71.
28 TENA RAMÍREZ, Felipe. Derecho Constitucional Mexicano. Ed. Porrúa, 19ªed. México, 1994, p. 95.
29 Cfr. VALADÉS, Diego. El sistema electoral de la democracia mexicana. Federación Nacional de Abogados al Servicio
del Estado. Ed. Miguel Ángel Porrúa, 2ª ed. México, 1991, p.16.
30 Vid. WRÓBLEWSKI, Jerzy. Constitución y teoría general de la interpretación jurídica. Ed. Civitas. España, 1985; el
resumen de las directrices que, para los diversos criterios de interpretación, propone Wróbleswki, puede verse en: OJESTO
MARTÍNEZ PORCAYO, José Fernando. Estudio sobre el orden público, la interpretación normativa y los principios de
constitucionalidad, legalidad y definitividad en materia electoral federal, en: Justicia Electoral. Revista del Tribunal
Electoral del Poder Judicial de la Federación. No. 9. México, 1997, pp. 79 a 81.
31 Cit. por BECERRA ROJASVÉRTIZ, Rubén. Comentarios a los criterios de interpretación de la ley electoral federal, en:
Análisis Electoral. Publicación del Comité Editorial del Tribunal Electoral de Tamaulipas. No. 15. México, julio 1998, p. 2.
32 Cit. por CABANELLAS, Guillermo. Voz: Interpretación gramatical, en: Diccionario Enciclopédico de Derecho Usual, t.
Tesis derivada de la sentencia dictada el 24 de agosto de 1955, en la revisión fiscal 207/50 Simmons, S.A. Ponente: Felipe
Tena Ramírez.
34 Cfr. GARCÍA MÁYNEZ, Eduardo. Filosofía del Derecho. Ed. Porrúa, 5ª ed. México, 1986, p. 29.
35 Ibid., p. 30.
36 El propio Kelsen, que pretendió reducir el Derecho a su mero continente lógico-estructural, en un acto ejemplar de
honestidad y valor intelectual, al final de su vida, a los ochenta y tres años de edad, renunció a la idea de que había normas
que no correspondían a una intención. “En mi doctrina –escribió Kelsen– la norma básica fue siempre concebida como una
norma que no era el contenido significativo de un acto de volición sino que estaba presupuesta por nuestro pensamiento...
Pueden creerme, no ha sido fácil renunciar a una doctrina que he defendido durante décadas. La he abandonado al comprobar
que una norma (sollen) debe ser el correlato de una voluntad (wollen)”. Vid. KELSEN, Hans. Die Grundlage der
Naturrechtslehre. Cit. Por SÁNCHEZ VÁZQUEZ, Rafael. Metodología de la Ciencia del Derecho. Ed. Porrúa, 2ª ed.
México, 1997, p. 281.
37 Tampoco sería inteligible el Derecho si le faltara cualquiera otro de sus elementos esenciales, por ejemplo, no podría
entenderse al Derecho sin referencia a su ordenación lógico-estructural o sin referencia al lenguaje a través del cual
ineludiblemente debe expresarse (de aquí que los otros dos grandes criterios de interpretación jurídica sean el lógico-
sistemático y el gramatical).
38 OJESTO MARTÍNEZ PORCAYO, José Fernando. La positividad de los valores democrático-electorales, ponencia
presentada en el III Congreso Internacional de Derecho Electoral, realizado en Cancún, Quintana Roo, México, marzo de
1998.
39 PRECIADO HERNÁNDEZ, Rafael. Significación actual de la democracia, en: Estudios de Filosofía del Derecho.
Homenaje al Dr. Eduardo García Máynez. Facultad de Derecho de la UNAM. México, 1973, pp. 277 a 291. Cit. por
OJESTO MARTÍNEZ PORCAYO, José Fernando. Ibid.
40 BONIFAZ ALONSO, Leticia. El problema de la eficacia del Derecho. Ed. Porrúa. México, 1993, pp. 94 y sgts. Cit. por
Federal mexicano, en: Revista Justicia Electoral. No. 9. Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación. México,
1997, p. 87. Un artículo previo en el que el maestro Orozco trata el tema con menor extensión, se publicó con el título
Valores éticos tutelados por el régimen electoral. Op. Cit. Supra, nota 17.
43 Cfr. Ibid., pp. 97 a 107.
44 Vid. SALAZAR, Luis y José WOLDENBERG. Principios y Valores de la Democracia. Cuadernos de Divulgación de la
46 Semanario Judicial de la Federación. Cuarta Sala. Séptima Época, t. 151-156. Quinta Parte, p.149. Tesis que también
48 Semanario Judicial de la Federación. Tercera Sala. Quinta Época, t. CXXVI, p. 621; Tercera Sala. Quinta Época, t.
CXXVIII, p. 559; Tercera Sala. Quinta Época, t. CXIX, p. 351; Sala Auxiliar. Quinta Época, t. CXXVI, p. 526; Sala
Auxiliar. Quinta Época, t. CXVII, p. 1169 y Tercera Sala. Sexta Época, t. XXVI. Cuarta Parte, p. 48.
49 WRÓBLEWSKI, Jerzy. Constitución y teoría general de la interpretación jurídica. Ed.Civitas. España, 1985, p. 51.
50 TAMAYO Y SALMORÁN, Rolando. Voz: Interpretación Jurídica, en: Diccionario Jurídico Mexicano, t. III, I-O.
UNAM, Instituto de Investigaciones Jurídicas. Ed. Porrúa, 10ª ed. México, 1997, p. 1798.
51 KELSEN, Hans. ¿Qué es Justicia? Tr.: Albert Calsamiglia. Ed. Ariel. España, 1992, p. 274.
52 BARQUÍN ÁLVAREZ, Manuel. Artículo 54, en: Derechos del pueblo mexicano. México a través de sus constituciones,
t. VII. Cámara de Diputados del Congreso de la Unión y UNAM, Instituto de Investigaciones Jurídicas. Ed. Porrúa, 4ª ed.
México, 1996, p. 67.
53 CARPIZO, Jorge y Jorge MADRAZO. Derecho Constitucional, en: Introducción al derecho mexicano, t. I. UNAM,
57 Desde 1996, es el artículo 75, párrafo 1, inciso a), de la Ley General del Sistema de Medios de Impugnación en Materia
Electoral; entre 1990 y 1996 lo fue el artículo 287, párrafo 1, inciso a), del Código Federal de Instituciones y
Procedimientos Electorales; entre 1987 y 1990, lo fue el artículo 336, fracción I, del Código Federal Electoral; entre 1977 y
1987, lo fue el artículo 222, fracción I, de la Ley Federal de Organizaciones Políticas y Procesos Electorales; entre 1973 y
1977, lo fue el artículo 174, fracción I, de la Ley Federal Electoral. Inclusive desde la Ley Electoral del 7 de enero de 1946,
en el artículo 120, se precisa que: “La votación recibida en una casilla será nula: I. Cuando se haya instalado la casilla
electoral en distinto lugar al señalado y en condiciones diferentes a las establecidas por esta Ley”.
58 INSTALACIÓN DE LA CASILLA SIN CAUSA JUSTIFICADA EN LUGAR DISTINTO AL SEÑALADO POR LA
60 Vid. TREMBLAY, Luc. B. L’interprétation téléologique des droits constituionnels, artículo de la Facultad de Derecho de
PRIMERAS 3,052 SENTENCIAS DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL ESPAÑOL. Sentencia 254/88, del 21 de
diciembre, FJ3. Ed. Civitas. Madrid, 1997, pp. 1618 y 1619.
62 Sentencia 48/91, del 28 de febrero de 1991, y en el mismo sentido, las siguientes sentencias del Tribunal Constitucional
español: 34/83, del 6 de mayo de 1983; 17/85, del 9 de febrero de 1985; 57/85, del 29 de abril de 1985, y 24/90, del 15 de
febrero de 1990. Cit. Ibid., p. 1616.
63 CANOSA USERA, Raúl. Interpretación constitucional y fórmula política. Centro de Estudios Constitucionales. Madrid,
1988, p. 259.
64 REGIDOR DE AYUNTAMIENTO. SU DIFERENCIA CON LOS REQUISITOS PARA SER DIPUTADO O
GOBERNADOR (LEGISLACIÓN DE SINALOA).Tesis de Jurisprudencia J.7/98, con clave de publicación S3ELJ 07/98,
dictada por la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, en: Revista. Justicia Electoral.
Suplemento No. 2. México, 1998, p. 21.
65 SILVA NAVA, Carlos de. La jurisprudencia, interpretación y creación del derecho, en: VÁZQUEZ, Rodolfo.
Compilador. Interpretación jurídica y decisión judicial. Colección Doctrina Jurídica Contemporánea. No. 4. Distribuciones
Fontamara. México, 1998, p. 177.
66 Vid. BARNES, Jeffrey. Statutory Interpretation and the theory of the disorder of law, en: The Federal Law Review, vol.
22. Australian National University, 1995. Este documento puede ser consultado en:
http://uniserve.edu.au/law/pub/edinst/anu/flrv22/federall.html.
67 Vid. OJESTO MARTÍNEZ PORCAYO, José Fernando. Estudio sobre el orden público … Op. Cit. Supra, nota 30, pp. 79
a 81.
68 El Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales, en su artículo 3, establece: “1. La aplicación de las
normas de este Código corresponde al Instituto Federal Electoral, al Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación y
a la Cámara de Diputados, en sus respectivos ámbitos de competencia. 2. La interpretación se hará conforme a los criterios
gramatical, sistemático y funcional, atendiendo a lo dispuesto en el último párrafo del artículo 14 de la Constitución.” La Ley
General del Sistema de Medios de Impugnación en Materia Electoral, en su artículo 2, establece: “Para la resolución de los
medios de impugnación previstos en esta ley, las normas se interpretarán conforme a los criterios gramatical, sistemático y
funcional. A falta de disposición expresa, se aplicarán los principios generales del derecho.”
69 TRIBUNAL FEDERAL ELECTORAL. Memoria 1994, t. II. Tesis relevantes de la Sala Central. Segunda Época. México,
1995, p. 739.
70 Incluyen textos análogos a los previstos por el Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales y la Ley
General del Sistema de Medios de Impugnación en Materia Electoral, por ejemplo, los siguientes preceptos de las leyes y
códigos electorales locales: artículo 7 de la Ley de Instituciones y Procesos Electorales del Estado de Baja California
(oct.1997); artículo 4 de la Ley Electoral del Estado de Baja California Sur (jun.1998); artículo 2 del Código Estatal
Electoral de Durango (sept.1997); artículo 2 del Código Electoral del Estado de México; artículo 3 del Código Electoral del
Estado de Guerrero (feb.1998) y artículo 2 de la Ley del Sistema de Medios de Impugnación en Materia Electoral del
Estado de Guerrero (feb.1998); artículo 2 de la Ley Estatal de Medios de Impugnación en Materia Electoral de Hidalgo
(may.1998); artículo 5 del Código de Instituciones Políticas y Procedimientos Electorales de Oaxaca (oct.1997); artículo 2
del Código Electoral del Estado de Puebla (feb.1997); artículo 4 del Código de Instituciones y Procedimientos Electorales
del Estado de Quintana Roo (jul.1998); artículo 2 de la Ley Electoral del Estado de Sinaloa (ene.1998); artículo 3 del
Código Electoral para el Estado de Tamaulipas (oct.1997); artículo 3 del Código Electoral del Estado de Tlaxcala
(feb.1998); y artículo 3 del Código Electoral del Estado de Yucatán (dic.1994).
71 No contienen precepto que expresamente incluya o excluya determinados criterios de interpretación, por ejemplo, la Ley
Electoral del Estado de Aguascalientes (jun.1997), el Código Electoral del Estado de Coahuila (nov.1998), el Código
Electoral del Estado de Chiapas (oct.1997), la Ley Electoral del Estado de Chihuahua (oct.1997), la Ley Electoral del
Estado de Jalisco (abril 1997), el Código Electoral del Estado de Michoacán (may.1995), la Ley Electoral del Estado de
Nuevo León (jul.1999) ni la Ley Electoral del Estado de San Luis Potosí (dic.1996).
72 Ejemplos de leyes electorales locales que expresamente consignan criterios de interpretación, pero sin incluir al criterio
funcional, son: la Ley Electoral del Estado de Nayarit (sept.1998), que en el artículo 3 establece “Para la aplicación de esta
ley a los casos concretos, se estará a lo dispuesto por el párrafo final del Artículo 14 de la Constitución General de la
República. En ausencia de reglas específicas y tratándose de los pueblos indígenas, se respetarán sus usos y costumbres.” La
Ley Electoral del Estado de Querétaro (nov.1996), que en su artículo 3 dispone que “La interpretación de la presente ley para
su aplicación, se hará atendiendo en principio, al sentido gramatical, la interpretación por analogía y mayoría de razón, así
como los principios generales del derecho, buscando siempre la equidad en la aplicación de la norma, y de acuerdo a lo
dispuesto por el artículo 14 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos”. Asimismo, el Código Electoral del
Estado Libre y Soberano de Zacatecas (oct.1997), en su artículo 305, dispone que “Toda resolución deberá estar fundada, se
decidirá conforme a la letra de la ley o a su interpretación jurídica y a falta de la ley conforme a los principios generales del
derecho”, aunque en este caso debe advertirse que la regla apuntada es igual a la prevista en el párrafo final del artículo 14
Constitucional, de tal modo que el criterio funcional queda también incluido en los mismos términos en que es considerado
por los juzgadores al sentenciar juicios civiles.
73 Anteriormente, sólo el Poder Legislativo tenía atribuciones para interpretar las leyes; el Poder Judicial sólo podía aplicar
directamente aquellos preceptos cuyo significado estuviera fuera de duda. En la actualidad, las constituciones reconocen al
Poder Judicial sus atribuciones de interpretación y se estima consustancial a la función jurisdiccional la facultad de interpretar,
de tal modo que esta facultad se reconoce al Poder Judicial aun y cuando no se mencione de manera expresa en los preceptos
del derecho positivo.
74 COSSÍO, José Ramón. Los conflictos en el Poder Judicial, en: Enfoque. No. 241. Suplemento del periódico Reforma de
76 Ibid., p. 192.
77 Vid. SCHMILL, Ulises. Fundamentos Teóricos de la Defensa de la Constitución en un Estado Federal, en: COSSÍO,
José Ramón y Luis M. PÉREZ DE ACHA. Compiladores. La Defensa de la Constitución. Ed. Fontamara. México, 1997,
pp. 23 y 24.
78 SILVA ADAYA, Juan Carlos. Defensa integral de los derechos políticos propios de la democracia participativa, ponencia
presentada en el III Congreso Internacional de Derecho Electoral, realizado en Cancún, Quintana Roo, México, marzo de
1998.
79 ARENAS BÁTIZ, Carlos Emilio. El Juicio de Revisión Constitucional Electoral tiene rasgos de casación que agravan las
tensiones entre los tribunales electorales federal y locales, en: Tribunal Electoral. Revista del Tribunal Estatal Electoral de
Zacatecas. No. 4. Zacatecas, México, 1999.
80 HUME, David. Treatise of Human Nature. Ed. Fontana. Inglaterra, 1972, p. 293 (traducción propia).
81 Vid. ARENAS BÁTIZ, Carlos Emilio. Statesmen´s Morality. Disertación sometida para obtener el grado de Master in Arts
en la University of Leeds, Inglaterra, 1992 (inédita). El necesario fundamento apriorístico e “irracional” de nuestro
pensamiento racional, que ha sido utilizado para enfatizar los límites de la razón y desacreditar a la epistemología por su
inescapable circularidad, en mi opinión, no demerita la validez de la racionalidad, pues a ésta no puede condicionársele al
imposible de que fundamente de manera racional, la veracidad de una premisa original (inclusive el “cogito, ergo sum”, de
Descartes, está fundado en la afirmación apriorística de que todo pensamiento deriva de una existencia).
82 LARENZ, Karl. Metodología de la ciencia del derecho. Ed. Ariel, 3ª ed. Barcelona, 1994, p. 144. Larenz apunta lo
Derecho Administrativo. Tr.: Julio San Millán Almagro, t. II. Ed. Depalma. Argentina, 1949, p. 164.
84 TENA RAMÍREZ, Felipe. Op. Cit. Supra, nota 28, p. 19.
85 BORJA, Rodrigo. Derecho Político y Constitucional. Ed. Fondo de Cultura Económica, 2ª ed. México, 1991, p. 223.
86 Vid. MADERO QUIROGA, Adalberto Arturo. Compilador. Nuevo León a través de sus constituciones. Congreso del
1997, p. 430.
88 DE CABO DE LA VEGA, Antonio, en: El derecho electoral en el marco teórico y jurídico de la representación. UNAM,
Instituto de Investigaciones Jurídicas, Serie G, Estudios Doctrinales. No. 152. México, 1994, p. 48, apunta cómo la visión de
Sieyès es la que funda el esquema francés de acuerdo con el cual los diputados representan a la Nación.
89 Artículos 25 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, y 23 de la Convención Americana sobre Derechos
Humanos.
90 Las diversas vías de ingreso a la función pública son: el nombramiento (la designación la efectúa un solo individuo); la
elección (la designación es colegiada pues la hacen varios individuos); el sorteo (la designación se hace por azar, sin
intervención de la voluntad humana), y la designación por ministerio de ley (son automáticamente designados todos aquellos
que cumplan con los extremos previstos por la ley).
91 BOBBIO, Norberto, en: Contribución a la Teoría del Derecho. Ed. Debate. España, 1990, p. 151, afirma que: “el
procedimiento empleado para obtener reglas de la naturaleza de las cosas coincide con el llamado razonamiento teleológico”.
92 DUVERGER, Maurice. Instituciones políticas y derecho constitucional. Ed. Ariel. Barcelona, España, 1992, p. 74.
93 Ibid., p. 75.
94 Ibid., p. 76.
95 Ibid., p. 74.
96 Ibid., p. 75.
97 Ibid., p. 76.
98 Una exposición resumida sobre las diversas doctrinas jurídicas en torno al voto, puede encontrarse en: ARNALDO
ALCUBILLA, Enrique. Voz: Sufragio, en: Diccionario Electoral. Op. Cit. Supra, nota 13, pp. 662 a 665; y OJESTO
MARTÍNEZ PORCAYO, José Fernando. El derecho de sufragio, en: Informe de actividades del Tribunal de lo
Contencioso Electoral Federal 1987-1988. Tribunal de lo Contencioso Electoral. México, 1988, pp. 203 a 222.
99 PECES-BARBA, Gregorio, Liborio HIERRO, Santiago ÍÑIGUEZ y Ángel LLAMAS. Derecho Positivo de los Derechos
Humanos. Ed. Debate. España, 1987, p. 16.
100 El Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales, en su artículo 4, establece que: “Votar en las elecciones
constituye un derecho y una obligación del ciudadano que se ejerce para integrar los órganos del Estado de elección popular”.
Los artículos 35, fracción I, y 36, fracción III, constitucionales, establecen que: “Votar en las elecciones populares” es
prerrogativa y obligación del ciudadano.
101 Vid. GALINDO GARFIAS, Ignacio. Artículo 35. Comentario al Artículo, en: Derechos del Pueblo Mexicano. México a
través de sus constituciones., t. V. Ed. Miguel Ángel Porrúa, 4ª ed. Cámara de Diputados del Congreso de la Unión y
UNAM, Instituto de Investigaciones Jurídicas. México, 1994, p. 1228, así como NÚÑEZ JIMÉNEZ, Arturo. El nuevo
sistema electoral mexicano. Ed. FCE. México, 1991, p. 23.
102 Vid. GARCÍA MÁYNEZ, Eduardo. Op. Cit. Supra, nota 34, pp. 356 a 412.
103 LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA., en: Op. Cit., t. II., p. 1099, establece: Prerrogativa. f. “Privilegio, gracia o
exención que se concede a uno para que goce de ella, aneja regularmente a una dignidad, empleo o cargo. 2. fig. Atributo de
excelencia o dignidad muy honrosa en cosa inmaterial. 3. Facultad importante de alguno de los poderes supremos del Estado,
en orden a su ejercicio o a las relaciones con los demás poderes de clase semejante.”
104 Vid. TAMAYO Y SALMORÁN, Rolando. Voz: Institución, en: Diccionario Jurídico Mexicano, t. III. UNAM, Instituto
enero de 1997, propuse que “podríamos interpretar que el texto que dice ‘votar en las elecciones constituye un derecho y una
obligación del ciudadano para integrar los órganos del estado de elección popular’, en realidad se traduce en diversas
obligaciones y derechos (con sus correlativos derechos y obligaciones, respectivamente), tanto para cada ciudadano como para
el conjunto de los ciudadanos o cuerpo electoral”. Entre otros derechos y obligaciones, los siguientes:
1.- Obligación del ciudadano de inscribirse en el Registro Nacional de Ciudadanos y facultad del Estado a sancionar a los
ciudadanos que no cumpla tal deber, la que tendría una tutela indirecta en la acción del ciudadano, del partido, o de la
autoridad (inclusive de oficio), según el caso, para que la autoridad competente declare que el incumplido se ubica en la
hipótesis de suspensión de prerrogativas o derechos ciudadanos prevista por el artículo 38 constitucional. Esto es, al que
injustificadamente no se inscriba en el Registro Nacional de Ciudadanos (el cual, hasta en tanto se instituye, debe entenderse
como el Registro Federal de Electores, en términos de los artículos transitorios de la reforma Constitucional de 1990), le
corresponde ser suspendido en sus prerrogativas y derechos ciudadanos. Todo ciudadano puede accionar por la vía penal
denunciando a aquel que se haya presentado a votar sin tener derecho a ello, por carecer de credencial para votar con
fotografía y/o no estar inscrito en la lista nominal. Un partido político o la autoridad de oficio, asimismo, podrían, al revisar
los requisitos de elegibilidad de algún candidato, solicitar o declarar, respectivamente, la inelegibilidad de éste porque
injustificadamente no se registró en el Padrón Electoral, y, consecuentemente, debe estar suspendido en sus derechos
ciudadanos, entre los que se incluye el derecho a ser votado.
2.- El derecho de cada ciudadano a obtener su registro en el padrón y el documento comprobatorio respectivo, siempre y
cuando cumpla con los requisitos y trámites correspondientes, tendría la tutela directa consistente en la acción del ciudadano
para promover juicio de protección de derechos político electorales, el cual tiene por finalidad asegurar al ciudadano
agraviado el ejercicio de su derecho al voto, y la expedición de su credencial para votar y/o su inclusión en el listado nominal
correspondiente a la sección de su domicilio.
3.- Obligación de cada ciudadano de acudir a la urna a votar el día de la elección. Frente a esa obligación existiría el
correlativo derecho de todos a que cada ciudadano cumpla con su obligación de sufragar en las elecciones populares. A este
derecho de todos le correspondería una tutela indirecta consistente en la posibilidad de declarar al incumplido en suspensión
de sus prerrogativas y derechos ciudadanos, de acuerdo con el 38 constitucional. Sin embargo, en relación con este punto, se
discute la viabilidad de sancionar al ciudadano que incumple su obligación de acudir a votar, y para ilustrar esta dificultad a
continuación se refiere una caso polémico: supongamos que un determinado candidato cumplió con todos los requisitos de
elegibilidad al momento de su registro, pero se comprueba que ese candidato, injustificadamente, no votó el día de la jornada
electoral, por lo que cabría suspenderlo en su derecho político a ser votado, de tal manera que ese candidato podría ser
declarado inelegible al momento de calificar la elección, y así el incumplimiento a su obligación de sufragar podría,
consecuentemente, arrojar hasta la nulidad de la elección. Repito que éste es, desde luego, un punto muy debatible, máxime si
se estima que la ley no aclara la vía procesal y los requisitos para solicitar e imponer tal sanción.
4.- Derecho de cada ciudadano a producir su voto en entera libertad, sin presión de ninguna índole. La obligación del
ciudadano es acudir a votar, pero, ya estando frente a la boleta electoral, el ciudadano tiene la absoluta libertad de escoger la
opción política de su preferencia o incluso de no escoger ninguna. El ciudadano tiene derecho de abstenerse de votar, pero no
tiene derecho de ausentarse o no presentarse a votar.
5.- Derecho de cada ciudadano, así como derecho del “cuerpo electoral” integrado por el conjunto de todos los electores, a
que toda persona se abstenga de realizar una serie de actos que puedan impedir o evitar que el proceso se desarrolle conforme
lo mandan la Constitución y la ley. Derecho de ambos (del cuerpo electoral y de cada ciudadano) que, sin embargo, se
distingue por la tutela jurisdiccional que a cada uno corresponde. Para cada ciudadano, individualmente considerado, este
derecho tiene una tutela indirecta, consistente en la acción del ciudadano para denunciar la comisión de un ilícito, a efecto de
que se imponga al responsable la pena o sanción correspondiente al delito o infracción cometida. En cambio, para el “cuerpo
electoral”, este derecho tiene una tutela directa, consistente en la acción de un partido político para solicitar, en los casos
previstos por la Ley General del Sistema de Medios de Impugnación en Materia Electoral, la nulidad del acto de autoridad o
de la votación o elección viciada. El ciudadano individual no puede pedir la nulidad de la votación ni de la elección, un
partido político sí: cuando se alega el interés de todo el “cuerpo electoral” quien está legitimado para impugnar son sólo los
partidos políticos, quienes así actúan de manera análoga al Ministerio Público cuando se defiende el interés social.
6.- El derecho del “cuerpo electoral” a que su voto trascienda a la integración de los órganos del Estado de elección popular.
En relación con este último, sabemos muy bien que el voto de un ciudadano puede anularse completamente cuando se anula la
votación recibida en la casilla, e igualmente sabemos que, incluso la fórmula electoral al permitir sobrerrepresentación a
algunos partidos y consecuentemente subrepresentación a otros, acepta que no todo voto individual va a trascender hasta
integrar los órganos del Estado, por lo que sólo al voto de esa entidad genérica denominada “cuerpo electoral”, integrado por
la totalidad de los electores, es posible reconocerle el derecho a que el sentido de su decisión tenga correspondencia o se vea
reflejada en la integración de la autoridad representativa. Finalmente, el derecho a que el voto trascienda, tiene una tutela
directa consistente en la acción del partido político, nuevamente en representación del interés del cuerpo electoral, para
solicitar la nulidad de la ley que consigne una fórmula electoral de trascendencia diversa a la constitucional, y para impugnar
la calificación electoral no apegada a la fórmula legal.
106 FRAGA, Gabino. Derecho Administrativo. Ed. Porrúa, 23ª ed. México, 1984, p. 230.
108 VALDÉS ZURITA, Leonardo. Sistemas Electorales y de Partidos. Cuaderno de Divulgación Democrática. No. 7.
110 Vid. RAE, Douglas. The Political Consecuences of Electoral Laws. Yale University Press. U.S.A. New Haven, 1967 y
Arend LIPJHART. Las Consecuencias Políticas de las Leyes Electorales 1945-1985, en: Revista Estudios Públicos. No.46.
Centro de Estudios Públicos. Chile, 1992.
111 NOHLEN, Dieter, La trilogía: sistema de gobierno, sistema electoral y sistema de partidos, en: Memoria de la III
Conferencia de la Unión Interamericana de Organismos Electorales. Tribunal Federal Electoral. México, D.F., 1996.
112 Ibid., p. 22.
113 NACIF, Benito. La no reelección consecutiva y la persistencia del partido hegemónico en la Cámara de Diputados de
México. Cuaderno de Trabajo No. 63 de la División de Estudios Políticos del Centro de Investigación y Docencia
Económicas, A.C. México, 1997, p. 37.
114 La elección de representantes por representación proporcional, se hace votando por una lista de candidatos dentro de las
circunscripciones plurinominales previamente delimitadas. Ahora bien, la referida lista de candidatos puede adoptar la
modalidad de ser una “lista abierta”, una “lista cerrada”, una “lista bloqueada” o una “lista desbloqueada”.
a) Lista Abierta. Es aquella en la que el elector selecciona libremente de entre todos los candidatos presenta dos por
los diversos partidos, a aquellos por los cuales votará para que accedan a un cargo de representación proporcional.
El elector puede incluso votar por candidatos de diferentes partidos políticos.
b) Lista Cerrada. Es aquella en la que el elector sólo puede votar por una lista previamente confeccionada por un
partido político. El elector necesariamente vota por todos los candidatos de un mismo partido político que integran
la lista.
c) Lista bloqueada. Esta es una sub-especie de las listas cerradas, en la cual el elector no puede introducir ninguna
variación a la lista de candidatos configurada por el partido político. El elector no puede establecer ni variar el
orden de prelación según el cual se asignarán a los candidatos las curules o escaños de representación proporcional.
Los partidos políticos definen y ordenan los nombres de los candidatos que integran las listas.
d) Lista desbloqueada. Esta también es una sub-especie de las listas cerradas, pero en ésta es el elector el que define
el orden de prelación según el cual se asignarán a los candidatos las curules o escaños de representación
proporcional. Los partidos políticos definen los nombres de los candidatos que integran las listas, pero es el elector
el que determina, con su voto, en qué orden deben asignarse las curules o escaños plurinominales a tales
candidatos.
En México, tanto para la elección de los diputados de representación proporcional, como para la elección de los senadores por
el mismo principio, prevalece el sistema de listas cerradas y bloqueadas.
115 HERNÁNDEZ BECERRA, Augusto. El Derecho Electoral y su Autonomía, en: Proceso Electoral y Regímenes
Políticos. Memoria del II Curso Anual Interamericano de Elecciones. Instituto Interamericano de Derechos Humanos,
Centro Interamericano de Asesoría y Promoción Electoral. Costa Rica, 1989, p. 46.
116 Ibid.
117 Cfr. TERRAZAS SALGADO, Rodolfo y Gerardo SUÁREZ GONZÁLEZ. Marco constitucional y legislativo del Derecho
Electoral, trabajo presentado en el Diplomado: El Derecho Electoral Mexicano, Facultad de Derecho de la UNAM. Instituto
Federal Electoral y Tribunal Federal Electoral. México, 1993 (inédito); ALANÍS FIGUEROA, María del Carmen. El
derecho electoral y los sistemas electorales, en: Introducción al estudio del Derecho Electoral. Centro de Capacitación
Judicial Electoral del Tribunal Federal Electoral. México, 1995, p. 7, (inédito) y GALVÁN RIVERA, Flavio. Derecho
Procesal Electoral Mexicano. Ed. Mc Graw Hill. México, 1997, pp. 508 a 511 y 520 a 522.
118 OROZCO HENRÍQUEZ, José de Jesús. Evolución del derecho electoral en México durante el siglo XX, en: La ciencia
del Derecho durante el siglo XX. UNAM, Instituto de Investigaciones Jurídicas. México, 1998, pp. 1029 a 1095.
119 Ibid., p. 1029.
124 Cfr. Artículos 186, fracción VIII, de la Ley Orgánica del Poder Judicial de la Federación y del 44 al 48 del Reglamento
Segundo tuvo lugar en 1992, en la Ciudad de México, y el Tercero se llevó a cabo en 1998, en Cancún, Quintana Roo,
México.
126 Cfr. OROZCO HENRÍQUEZ, José de Jesús. Evolución del derecho electoral en México durante el siglo XX. pp. 1074 a
1079.
127Vid. en internet, la página del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, en: http://www.trife.gob.mx; la del
Instituto Federal Electoral, en: http://www.ife.org.mx; Elections and Electoral Systems by Country, en:
http://www.keele.ac.uk/depts/po/election.htm; Yahoo! – Government:Politics:Elections, en:
http://www.yahoo.com/text/Government/Politics/Elections/; Election Notes: Daily International … and Electoral Politics, en:
http://klipsan.com/elecnews.htm; Election Resources Webliography, en: http://www.lib.lsu.edu/soc/elec.html. También son
interesantes las siguientes páginas: Lijphart Elections Archive; Norwegian Helsinki Committee; Electoral Reform Society;
Voting Systems, Election, and Political Science.
AUTORIDADES ADMINISTRATIVAS ELECTORALES
I. INTRODUCCIÓN
1. LA NOCIÓN DE “AUTORIDAD”
Ahora bien, para evitar los costos que la monopolización del poder coercitivo del
Estado ha significado históricamente, la Constitución trata de impedir la
centralización del poder político, dividiéndolo entre las entidades federativas y la
federación, y separando las facultades conferidas en ambos casos entre tres poderes
independientes: legislativo, ejecutivo o administrativo y judicial.
2. AUTORIDADES ELECTORALES
Sin ignorar que entre las facultades conferidas a las diversas autoridades electorales
estatuidas por la Constitución de los Estados Unidos Mexicanos, sus leyes
secundarias; las constituciones particulares de los estados, y las leyes derivadas de
ellas; así como el Estatuto de Gobierno, y las leyes relativas, en el caso del Distrito
Federal, existen atemperaciones al principio de división de poderes, mismos que en
su oportunidad serán destacados en las etapas correspondientes del presente
diplomado. En principio, podemos considerar que son autoridades en la materia las
siguientes:
Como quiera que sea, lo que importa es destacar que la autoridad encargada de
organizar las elecciones, hoy en día, es por completo ajena a ambas esferas de la
administración pública, y más aún al sistema de empresas de participación estatal.
Lo cual deja en pie la pregunta de porqué designarla como autoridad electoral
administrativa.
De dichos principios nos ocupamos en otra parte de este documento, por ahora, es
suficiente destacar el verbo transitivo organizar y el sustantivo femenino legalidad.
Ambos vocablos sirven perfectamente a nuestro propósito, en cuanto que el
primero, refiere el carácter esencial de las tareas encomendadas al Instituto:
organizar, que no crear leyes o impartir justicia en materia electoral; más bien: en
el marco creado por las leyes, y sujeto a la potestad jurisdiccional, desarrollar
actividades relativas a la capacitación y educación cívica, geografía electoral,
padrón y lista de electores, impresión de materiales electorales, preparación de la
jornada electoral, etcétera; y el segundo, el principio de derecho público que
establece que la administración sólo puede actuar, para procurar la ejecución de la
ley, dentro de las formas prescritas por la ley, y únicamente en la medida prevista
por la ley.
Con lo anterior nos ubicamos ante uno de los signos distintivos del régimen del
estado de derecho: la imposibilidad jurídica de que la autoridad administrativa
pueda imponer a los administrados algo ajeno a la ley; la imposibilidad de aplicar a
los administrados medidas no previstas explícitamente por las leyes o al menos no
implícitamente autorizadas por ellas; situación que se perfecciona cuando se
confiere a los administrados el poder jurídico de actuar ante una autoridad
jurisdiccional con objeto de obtener la anulación, la reforma o por lo menos, la no
aplicación de los actos administrativos en cuya realización se hubiesen infringido la
ley o la Constitución8 .
1.1. De la integración
En este rubro, los organismos que nos ocupan tienen las de: convocar a elecciones;
elaborar, imprimir y distribuir las boletas electorales; suministrar a los organismos
electorales inferiores todos los documentos y útiles electorales necesarios para el
desarrollo de sus labores; registrar a los candidatos; practicar los escrutinios finales,
la asignación de curules y la expedición de credenciales, aunque normalmente ésta
es una facultad que se encuentra descentralizada; velar por el mantenimiento del
orden público y de la libertad de elegir en el día de la jornada electoral; formular el
proyecto de su presupuesto y remitirlo a las autoridades competentes, así como
administrar los fondos que le han sido otorgados; velar por el respeto de los
derechos y garantías consagrados a favor de los ciudadanos y de los partidos
políticos; publicar las memorias y la jurisprudencia relacionada con los procesos
electorales; velar porque la propaganda electoral y las encuestas se ajusten a las
normas aplicables; reglamentar la participación de los partidos políticos en los
medios de difusión del Estado. La configuración de algunas circunscripciones para
la elección de los congresistas sólo es facultad de la autoridad administrativa
electoral en México y Venezuela.
Durante los casi dos siglos de evolución de las autoridades electorales en México,
hay tres momentos que se caracterizan por la adopción de un modelo de autoridad
perdurable en el tiempo, con cambios apenas significativos a pesar de las diversas
modificaciones legales: el inicial, en el que la autoridad electoral se instituye a
imagen y semejanza del modelo español vigente en la Constitución de Cádiz de
1812; el intermedio, en el que, con base en las disposiciones de la Ley Electoral
Federal de siete de enero de 1946, se crea la Comisión Federal de Vigilancia
Electoral como el primer organismo central encargado de la organización de las
elecciones federales; y el más reciente, que, con base en las disposiciones del
Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales de quince de agosto
de 1990, crea el Instituto Federal Electoral, como el organismo público,
permanente, encargado de la función estatal de organizar las elecciones, que debe
ser autoridad en la materia, independiente en sus decisiones y funcionamiento y
profesional en su desempeño 11.
Por ello, para poder apreciar mejor el significado de cada momento, a continuación
presentamos el modelo de autoridad que cada uno de dichos ordenamientos
instituyó.
En las juntas de las etapas electorales subsecuentes, la integración viene dada por
los propios electores concurrentes, y también es frecuente que la autoridad de la
cabecera de partido, de distrito, de la provincia, estado o departamento, sea a quien
se le asigne la función de presidente. Con todo ello, las leyes electorales relativas
no significarían un cambio de modelo en lo relativo a la regulación de la autoridad
electoral administrativa sino hasta 1946, como a continuación veremos.
Por su parte, las comisiones locales electorales fueron facultadas para resolver las
controversias que se presentaran en relación con el funcionamiento de los comités
electorales distritales, artículo 13.
Tal fue la base del marco normativo del Instituto Federal Electoral durante los
primeros cuatro años de su existencia. La reforma constitucional de 1994 a ese
dispositivo, terminaría por adoptar dicho concepto, al establecer: “La organización
de las elecciones federales es una función estatal que se realiza a través de un
organismo público autónomo, dotado de personalidad jurídica y patrimonio
propios”.
1.2. Designación
1.3. Inamovilidad
También para fortalecer la autonomía de los miembros con derecho a voz y voto en
el Consejo General, se estableció el principio de inamovilidad en su cargo por siete
años. Dado que se supone que la certeza y seguridad en la permanencia en el cargo
propende a generar un cumplimiento imparcial e independiente de las obligaciones
asumidas y tiende a disipar las eventuales presiones externas.
1.4. Inmunidad
2. CONTROLES
La autonomía del Instituto Federal Electoral se ve atemperada por diversos
controles, entre los que destacan:
3. PRINCIPIOS RECTORES
Los principios rectores del ejercicio de la función estatal de organizar las elecciones
son los imperativos capitales20 que deben observarse en dicho procedimiento:
certeza, legalidad, imparcialidad, objetividad, profesionalismo e independencia.
Los cinco primeros fueron elevados a nivel constitucional, como parte del párrafo
séptimo del artículo 41, merced al decreto del 4 de abril de 1990, que entre otras
cosas dispuso: “la certeza, legalidad, imparcialidad, objetividad y profesionalismo
serán principios rectores en el ejercicio de esta función estatal”, la de organizar y
realizar las elecciones federales.
3.1. Certeza
Alude, en fin, a la necesidad de que todas las acciones que desempeñe el Instituto
Federal Electoral estén dotadas de veracidad, certidumbre y apego a los hechos;
esto es, que las bases y resultados de sus actividades sean completamente
verificables, fidedignos y confiables.
3.2. Legalidad
3.3. Imparcialidad
Significa que en el desarrollo de sus actividades, todos los integrantes del Instituto
Federal Electoral deben reconocer y velar permanentemente por el interés de la
sociedad y por los valores fundamentales de la democracia, supeditando a éstos, de
manera irrestricta, cualquier interés personal o preferencia política.
3.4. Objetividad
3.5. Profesionalismo
3.6. Independencia
4. FINES
Aludir a los fines del Instituto significa hablar del objeto para el que fue creado, de
la razón a la que su ser debe obedecer y del papel que desempeña en la sociedad. El
catálogo correspondiente se halla establecido en el artículo 69 del Código Federal
de Instituciones y Procedimientos Electorales, en los términos siguientes:
5. ESTRUCTURA Y FACULTADES
Ahora bien, debe destacarse que, merced a lo trascendente que para la vida nacional
es el ejercicio de las facultades conferidas al Instituto, para su integración se ha
dispuesto un mecanismo especial que contempla la concurrencia tanto del Poder
Legislativo de la Unión, como de los partidos políticos nacionales y de los
ciudadanos24 .
Debe enfatizarse que los niveles local y distrital reproducen, en términos generales,
la forma plural de integración que corresponde al Consejo General, aunque no
cuentan con consejeros del Poder Legislativo.
Ø Designar al Secretario Ejecutivo por el voto de las dos terceras partes de sus
miembros, conforme a la propuesta que presente su presidente;
Los consejos locales son cuerpos colegiados temporales, establecidos en cada una
de las entidades federativas e integrados con un presidente que será el vocal
ejecutivo de la junta local ejecutiva; seis consejeros electorales; representantes de
los partidos políticos nacionales; un secretario, que será el vocal secretario
correspondiente; y los vocales de organización, del Registro Federal de Electores y
de capacitación electoral y educación cívica. Todos ellos con voz, pero sólo el
presidente y los consejeros electorales con voto.
Dichos órganos delegacionales deberán iniciar sus sesiones a más tardar el treinta
de noviembre del año anterior al de la elección ordinaria.
Los consejos distritales también son órganos que se instalan únicamente para el año
del proceso electoral, y deberán tener su primera sesión a más tardar el día 31 de
diciembre del año anterior al de la elección. Se integran también con un presidente,
que será el vocal ejecutivo distrital; seis consejeros electorales; representantes de
los partidos políticos nacionales; un secretario, que será el vocal secretario de la
junta distrital ejecutiva; y los vocales de organización, del Registro Federal de
Electores y de capacitación electoral y educación cívica. Todos ellos con voz, pero
sólo el presidente y los consejeros electorales con voto.
Los órganos ejecutivos del Instituto Federal Electoral son los cuerpos permanentes
responsables de la realización de todas las tareas técnicas y
administrativas necesarias para el desarrollo adecuado del proceso electoral. Los
empleados de estos cuerpos colegiados son profesionales de carrera, seleccionados y
entrenados en el servicio profesional electoral.
Las juntas locales ejecutivas también son cuerpos permanentes que ejecutan las
decisiones del Instituto en cada una de las entidades federativas. Están compuestas
de cinco miembros: el Vocal Ejecutivo, que la preside; el vocal secretario; el Vocal
de Organización Electoral; el Vocal del Registro Federal de Electores; y el Vocal
de Capacitación Electoral y Educación Cívica.
Más aún, el sistema territorial permite diversas combinaciones, porque puede darse
al sufragio una estructura unitaria y nacional, o fraccionar la operación electoral en
sectores más o menos amplios, cuya suma o resultante traduzca el sentir
generalizado, y la confianza de los electores en determinados candidatos. Es decir,
que puede darse el sistema de colegio nacional único o el de división electoral,
distribuyendo el territorio nacional en cierto número de demarcaciones.
A su vez, dicha distribución puede operarse sobre la base de distritos, cada uno de
los cuales elige a un solo candidato, o por medio de circunscripciones, en que se
vota una lista con varios nombres, normalmente en un marco de representación
proporcional.
Por otra parte, nada tiene que ver con la unidad del colegio nacional, de los distritos
o de las circunscripciones, la existencia de múltiples secciones electorales, cada una
con su correspondiente mesa directiva; pues a poco que la superficie
correspondiente alcance cierta extensión es indispensable organizar un sistema de
secciones en que un núcleo prudencial de electores emita su sufragio, sin tener que
desplazarse a puntos remotos. Lo que da unidad al ámbito territorial relativo es que
en las diversas secciones del mismo se vote con respecto al mismo asunto o a las
mismas opciones personalizadas, que no partidos26 .
En el caso mexicano, todas las figuras antes señaladas han sido adoptadas en la
organización de las diversas elecciones federales: para la elección presidencial, se
sigue el principio de colegio nacional único, pues en todo el territorio del país se
vota para el mismo catálogo de candidaturas, no obstante que se realizan trescientos
cómputos distritales relacionados con dicha elección.
En la elección de los integrantes de la Cámara de Diputados se siguen los sistemas
de distritos electorales uninominales y de circunscripciones plurinominales. Al
efecto, los artículos 52 y 53 de la Constitución General disponen la integración de
dicho cuerpo con quinientos diputados: trescientos electos según el principio de
votación mayoritaria relativa, mediante el sistema de otro tanto de distritos
electorales uninominales, que resultarán de dividir la población total del país entre
el número señalado; y doscientos más, según el principio de representación
proporcional y el sistema de listas regionales votadas en cinco circunscripciones
electorales.
Los órganos del Instituto con competencia en todo el territorio nacional son: el
Consejo General, la presidencia de dicho consejo, la Junta General Ejecutiva y la
Secretaría Ejecutiva. En cada una de las entidades federativas el Instituto cuenta con
una delegación integrada por: la junta local ejecutiva, el vocal ejecutivo y el consejo
local. En cada uno de los 300 distritos electorales el Instituto cuenta con: una junta
distrital ejecutiva, un vocal ejecutivo y un consejo distrital.
De todos los órganos antes señalados hemos referido puntualmente las facultades
que la ley les confiere. En éstas puede apreciarse una limitación directamente
vinculada al ámbito territorial correspondiente.
Aquí, sólo nos restaría destacar, sin ánimo de profundizar en el tema que más
adelante habrá de tratarse en un apartado específico de este diplomado, lo relativo a
la sección electoral y a las mesas directivas de casilla, que son reguladas por el
código en sus artículos 118, 155 y 192; considerando que la sección electoral es la
fracción territorial de los distritos electorales uninominales para la inscripción de los
ciudadanos en el padrón electoral y en las listas nominales de electores. Cada
sección deberá tener como mínimo 50 y como máximo 1,500 electores; en toda
sección electoral, por cada 750 electores o fracción, se deberá instalar una casilla
para recibir la votación de los ciudadanos residentes en la misma sección.
Tal marco se complementaría con el título segundo del libro cuarto del Código
Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales, de quince de agosto de 1990,
relativo a las bases para la organización del servicio profesional electoral, en las
que se consideró que éste servirá para asegurar el desempeño profesional de las
actividades del Instituto Federal Electoral, artículo 167; disponiendo que la
objetividad y la imparcialidad serían los principios para la formación de los
integrantes del servicio. En el código se precisó qué organización del servicio sería
regulada por las normas establecidas en él y en el estatuto que aprobara y expidiera
el titular del Poder Ejecutivo Federal, una vez que le fuera remitido el proyecto
aprobado por el Consejo General del Instituto28 .
En cuanto al ingreso a los cuerpos del servicio, las bases referidas disponen que
“procederá cuando el aspirante acredite los requisitos personales, académicos y de
buena reputación que para cada uno de ellos señale el estatuto y además haya
cumplido con los cursos de formación y capacitación correspondientes y realice las
prácticas en los órganos del Instituto. Asimismo, serán vías de acceso a los Cuerpos
el examen o concurso, según lo señalen las normas estatutarias”.
Ø Definir los niveles o rangos de cada cuerpo y los puestos o cargos a los que dan
acceso;
Finalmente, se dispuso que el personal que integre los cuerpos del servicio
profesional electoral y las ramas administrativas del Instituto, será considerado de
confianza y quedará sujeto al régimen establecido en la fracción XIV, del apartado
“B”, del artículo 123 de la Constitución, debiendo ser incorporado al Instituto de
Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado.
El titular del Poder Ejecutivo Federal expidió el Estatuto del Servicio Profesional
Electoral, que fue publicado en el Diario Oficial de la Federación del día
veintinueve de junio de 1992, y que sería la base para la integración del servicio a
partir de junio de 1993. Desde entonces, la operación del mismo se realizaría a
través de tres líneas de acción complementarias, a saber:
No obstante, casi en la víspera de las elecciones de 1997, los avances relativos aún
se consideraban “insuficientes para ofrecer un marco consolidado de confianza a
todos los actores políticos acerca del funcionamiento imparcial y objetivo del
Servicio, ni seguridad laboral de largo aliento a quienes lo integran”30 . Por ello, el
tema no podía quedar al margen en las reformas de 1996.
Más aún, la propia reforma constitucional de ese año fue aprovechada para purgar
vicios que habían sido apuntados por la academia respecto al hecho de que en el
estatuto, cuya naturaleza jurídica corresponde no a la de la ley sino a la del
reglamento, se regulara lo relativo a la relación laboral de los trabajadores del
Instituto31. Así, al dispositivo constitucional inicialmente citado, entre otras cosas,
se agregó un enunciado para quedar en los términos siguientes:
De igual modo, se dispuso lo necesario para que el Secretario Ejecutivo del Instituto
ejercite las facultades anteriormente conferidas al Director General, para celebrar
convenios con instituciones académicas y de educación superior, para impartir
cursos de formación, capacitación y actualización para aspirantes y miembros
titulares del servicio profesional electoral, artículo 169, párrafo 3.
El nuevo estatuto que, habiendo sido aprobado por el Consejo General en sesión de
dieciséis de marzo de 1999, fue publicado en el Diario Oficial de la Federación del
día veintinueve de los mismos, está compuesto de 324 artículos agrupados en dos
libros: el relativo al servicio profesional electoral, y el propio del personal
administrativo, los trabajadores auxiliares y las condiciones generales de trabajo.
El libro primero, que es el más directamente vinculado con el tema que nos ocupa,
comprende los primeros 194 artículos divididos en cinco títulos: del servicio, del
ingreso al servicio, de la formación, la evaluación, la promoción, el ascenso y los
incentivos; de los derechos, las obligaciones y las “prohibiciones” de los miembros
del servicio; y del procedimiento administrativo para la aplicación de sanciones.
El título primero, que contiene las disposiciones generales, precisa que el servicio
es un sistema de carrera compuesto por los procesos de ingreso, formación y
desarrollo profesional; evaluación, promoción, ascenso e incentivos y sanción, cuyo
objeto radica en:
Respecto del personal de carrera establece que se integrará con miembros del
servicio, provisionales y titulares, que deberán desempeñar sus funciones en forma
exclusiva dentro del servicio. Asimismo, que el servicio se integra por personal
calificado, organizado en dos cuerpos: el de la función directiva, que proveerá el
personal de carrera que cubrirá los cargos con atribuciones de dirección, de mando
y de supervisión; y el de técnicos, que realizará las actividades especializadas y
cubrirá los puestos autorizados en el catálogo correspondiente. Ambos cuerpos se
estructurarán en rangos en orden ascendente, y éstos se diferenciarán de los cargos
y puestos definidos en la estructura orgánica del Instituto, artículos del 20 al 32.
Cabe destacar que, en tal sentido la legislación federal y la legislación local que
regulan dichos aspectos se encuentran en un plano de igualdad, una respecto de la
otra y, en consecuencia, sería incorrecto afirmar la supremacía de una frente a la
otra. Lo que sí existe, desde luego, es el establecimiento de ámbitos de competencia
diversos.
Más aún, hay otra cosa que equipara a la legislación federal y de las entidades
federativas: ambas “están subordinadas a las leyes constitucionales y a los tratados
internacionales y sobre todas ellas resplandece la única norma suprema y base de
todo el orden jurídico: la Constitución” 33.
De igual modo, el artículo 122, párrafo sexto, inciso c), base primera, en relación
con el Distrito Federal, establece que para la organización de las elecciones, la
expedición de constancias y los medios de impugnación en la materia, la ley de la
materia deberá tomar en cuenta lo dispuesto en los artículos 41, 60 y 99 de la
propia Constitución General; lo cual somete a sus autoridades, tanto las normativas
como las administrativas y jurisdiccionales, a las disposiciones constitucionales
referidas en los párrafos precedentes.
NOTAS
1 Cfr. BURGOA ORIHUELA, Ignacio. El juicio de amparo. Ed. Porrúa, 27ª ed. México, 1990, p. 190.
2 Las propias legislaturas de los estados, excepcionalmente, en algunos casos se constituyen también en colegios electorales
para calificar elecciones.
3 Cfr. TRIBUNAL ELECTORAL DEL PODER JUDICIAL DE LA FEDERACIÓN. Panorama electoral. Estudio
comparativo de las legislaciones electorales en la República Mexicana. Cap. VI. Autoridades electorales. Órgano
administrativo. México, 2000.
4 PÉREZ SERRANO, Nicolás. Tratado de derecho político. Ed. Civitas, 2ª ed. Madrid, España, 1984, p. 384.
5 POSNER, Richard A. El análisis económico del derecho. Tr.: Eduardo L. Suárez. Ed. Fondo de Cultura Económica.
7 Ibid., p. 198.
8 CARRÉ de MALBERG R. Teoría General del Estado. Tr.: José Lión Depetre. UNAM. Ed. Fondo de Cultura Económica,
2ª ed., en español, a la ed. francesa de 1922. México, 1998, pp. 427 a 472.
9 JARAMILLO, Juan. Los órganos electorales supremos, en: NOHLEN, Dieter et al. Compiladores. Tratado de derecho
electoral comparado de América Latina. IIDH, Universidad de Heidelberg, TEPJF, IFE y FCE. México, 1998, p. 206.
10 Ibid., pp. 224 y 225.
11Vid. GARCÍA OROZCO, Antonio. Compilador. Legislación electoral mexicana 1812-1988. Adeo-editores, 3ª ed.
México, 1989, y GUTIÉRREZ SALAZAR, Sergio Elías y Roberto Rives. La Constitución mexicana al final del siglo XX.
Ed. Líneas del Mar. México, 1995, para la consulta de los ordenamientos relativos; OJESTO MARTÍNEZ PORCAYO, José
Fernando. Evolución y perspectiva del derecho electoral mexicano. La justicia electoral. Tesis doctoral. México, 1998 y
TENA RAMÍREZ, Felipe. Leyes fundamentales de México 1808-1997. Ed. Porrúa, 20ª ed. México, 1997, para apreciar los
acontecimientos de la historia nacional que rodearon a la creación de tales ordenamientos.
12 En efecto, el Código Federal Electoral del 12 de febrero de 1987, en su artículo 165, dispuso que la participación referida
se regularía de la manera siguiente: a) Un comisionado por cada partido político nacional registrado que hubiese conseguido
hasta 3% de la votación nacional efectiva en la elección federal inmediata anterior, para diputados de mayoría relativa; b) Un
comisionado adicional para los partidos que hubiesen obtenido más del 3% y hasta el 6% de esa misma votación nacional; c)
Cada partido que hubiese obtenido más del 6% de la votación nacional efectiva, tendría derecho a tantos comisionados en
total, como veces contuviera su porcentaje el 3% de la votación referida; d) Ningún partido podía acreditar más de 16
comisionados; e) Los partidos políticos con más de un comisionado, podían designar a un representante común para que
actuase ante la comisión. En este esquema, además, se confirió el derecho de voto a todos los comisionados.
13 PESCHARD, Jacqueline. ¿Quién controla las elecciones? Revista etcétera. No. 40, 4 de noviembre de 1993, p. 19. “Las
controvertidas elecciones de 1988 fueron el punto de inflexión que llevó a cambiar la composición misma de los organismos
electorales...Dado que la falta de credibilidad en las autoridades electorales se convirtió en el móvil de la futura reforma
electoral, el debate en torno a ésta no sólo se partidizó, es decir, se convirtió en campo propicio para que los partidos
políticos proyectaran sus intereses, sino que se polarizó al rededor de si debía o no participar el gobierno en la organización
de los comicios. Para el PRD, la única garantía de elecciones limpias era que el gobierno quedara al margen de su
organización, mientras que para el PRI y para el PAN, la presencia del gobierno era necesaria justamente para asegurar que
no privaran los intereses de las fuerzas partidarias.”
14 Así, el Consejo General se integraría con un Consejero del Poder Ejecutivo, que seguía siendo el Secretario de
Gobernación, y a quien correspondía la Presidencia, cuatro consejeros del Poder Legislativo, seis consejeros magistrados y
representantes de los partidos políticos nacionales, y el secretario, que era el Secretario General del Instituto, artículo 74,
Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales.
15 GALVÁN RIVERA, Flavio. Derecho procesal electoral mexicano. Ed. Mc Graw-Hill. México, 1997, p. 18.
16 CÁRDENAS GRACIA, Jaime et al. Presente y Futuro de la Autonomía del Instituto Federal Electoral. Ponencia
presentada en el III Congreso Internacional de Derecho Electoral, celebrado en Cancún, Quintana Roo, México, del 23 al 25
de marzo de 1998, p. 1. (26 de abril de 1998), en:http://www.trife.gob.mx/congreso/cardenas.html
17 Ibid., p. 11.
18 A dicho servicio dedicamos el apartado VII del presente documento: El Servicio profesional electoral como garantía de la
Internacional de Derecho Electoral, celebrado del 23 al 25 de marzo de 1998, pp. 3 y 4. (26 de abril de 1998), en:
http://www.trife.gob.mx/congreso/begne.html
20 Cfr. THINES, Georges y Agnés LEMPEREUR et al. Diccionario general de ciencias humanas. Ed. Cátedra. Madrid,
España, 1978, p. 722. Se ha dicho que “En un sentido normativo los principios designan reglas de acción que se le presentan
especialmente al espíritu y que el individuo debe aplicar en su actividad... Si tienen un valor universal y objetivo, son
imperativos; si sólo valen para el individuo, son máximas.”
21 GALVÁN RIVERA, Flavio. Op. Cit., p. 72.
22 Cfr. THINES, Georges y Agnés LEMPEREUR. Op. Cit., pp. 639 y 640. “La objetividad es el resultado de un proceso de
objetivación consistente en unas operaciones instrumentales o lógicas por las que las observaciones empíricas se independizan
del observador y de las condiciones espaciotemporales en las que están recogidas. Puede definirse aquí la objetividad como un
esfuerzo metodológico que trata de eliminar la subjetividad del conocimiento manteniendo la actividad del sujeto en este acto
de conocimiento.”
23 Ibid., p. 727. “Hay profesión cuando un tipo de actividad no se ejerce más que mediante la adquisición de una formación
controlada, la sumisión a reglas y normas de conducta entre los miembros y respecto a los no-miembros y la adhesión de una
ética del servicio social.”
24 En efecto, el Consejo General se integra por un Consejero Presidente, ocho consejeros electorales, consejeros del Poder
Legislativo, representantes de los partidos políticos y el Secretario Ejecutivo. Tanto el Consejero Presidente como los
consejeros electorales serán elegidos por el voto de las dos terceras partes de los miembros presentes de la Cámara de
Diputados, de entre las propuestas formuladas por los grupos parlamentarios. Los consejeros del Poder Legislativo serán
propuestos en la Cámara de Diputados por los grupos parlamentarios con afiliación de partido en alguna de las cámaras.
Asímismo, cada partido político nacional designará un representante propietario y un suplente con voz pero sin voto. El
Secretario Ejecutivo, que al igual que los consejeros del Poder Legislativo y los representantes de partido sólo cuentan con
voz pero no con voto, será nombrado y removido por las dos terceras partes del Consejo General a propuesta del Consejero
Presidente, artículos 41, base III, de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y 74 del Código Federal de
Instituciones y Procedimientos Electorales.
25 Cfr. PÉREZ SERRANO, Nicolás. Op. Cit. Supra, nota 4, p. 351.
27 Ello, siguiendo las palabras empleadas en julio de 1992, por Rubén Lara León, entonces Director Ejecutivo del Servicio
profesional electoral, en la presentación de la edición del Instituto Federal Electoral al Estatuto del Servicio profesional
electoral, p. 13.
28 La disposición relativa fue reformada mediante el decreto publicado en el Diario Oficial de la Federación del 22 de
noviembre de 1996.
29 MERINO HUERTA, Mauricio. La Reforma al Servicio profesional electoral Mexicano. Ponencia presentada en el III
Congreso Internacional de Derecho Electoral, celebrado en Cancún, Quintana Roo, México, del 22 al 25 de marzo de 1998,
(10 de marzo de 1999) , en: http://www.trife.gob.mx/congreso/merino.html
30 Ibid., p. 2.
31 Cfr. ACOSTA ROMERO, Miguel. Los derechos laborales de los servidores públicos de los organismos electorales,
Instituto Federal Electoral y Tribunal Federal Electoral, y los procedimientos para hacerlos valer. Memoria del Congreso
Nacional de Derecho Procesal. México, 1996, pp. 683 a 724.
32 CARPIZO, Jorge. Estudios constitucionales. Ed. Porrúa, 6ª ed. México, 1998, pp. 88 y 89.
33 Ibid., p. 113.
34 Cfr. TRIBUNAL ELECTORAL DEL PODER JUDICIAL DE LA FEDERACIÓN. Op. Cit. Supra, nota 3.
REGISTRO DE ELECTORES
I. MARCO TEÓRICO
1. CONCEPTUALIZACIÓN
1.1. Definición
En efecto, en primer lugar, se requiere contar con un registro general que contenga
los datos de todos los ciudadanos de un determinado país, así como de otro que
específicamente contenga los de los ciudadanos empadronados, es decir, de aquellos
que acudieron a las oficinas del ente estatal que organiza las elecciones, con el
propósito de registrarse para posteriormente poder votar, o que de alguna forma no
fueron afectados por los procedimientos de depuración. Al efecto, es menester que
el registro del padrón electoral se actualice constantemente con base en los datos
que aporten las autoridades competentes.
Finalmente, tiene lugar el procedimiento de control que comprende aquellos que las
leyes electorales prevén para que el mismo elector y los partidos políticos puedan
inspeccionar las inscripciones electorales y contribuir a la actualización y
depuración del registro electoral 2.
De esta manera, podemos afirmar que los procedimientos relativos a la inscripción,
actualización, depuración y control forman los elementos constitutivos del sistema
de registro electoral.
2. JUSTIFICACIÓN
Dichos instrumentos que expiden los organismos registrales electorales son bienes
públicos constituidos con fondos también públicos, por lo que deben estar sujetos a
un estrecho control y escrutinio social, el cual se ejerce hoy en día por los partidos
políticos, por las entidades responsables y, desde luego, por los propios ciudadanos
al acudir ante las oficinas correspondientes a verificar que se encuentren sus
nombres para que, en el momento de acudir a votar, no enfrenten obstáculo alguno.
Es de tal modo necesario que exista esta institución electoral y que cuente con todas
las facilidades tanto legales como económicas para llevar a cabo el registro electoral
de los ciudadanos que de lo contrario, no podrían llevarse a cabo unas elecciones
que garanticen la legalidad e imparcialidad en los comicios, de tal manera que
pueda actualizarse el axioma electoral “un ciudadano, un voto”, lo cual significa
que voten los ciudadanos que efectivamente hubiesen acudido a empadronarse y que
una vez que hayan cumplido los requisitos legales depositen su voto en la urna, para
que éste “cuente y se cuente”.
Debe agregarse que la función registral debe correr a cargo exclusivamente del
Estado, a través de las entidades que para tal efecto haya facultado, en la
inteligencia de que no podría recaer la responsabilidad de esta función en manos
distintas a aquél, habida cuenta que es una actividad no rentable, en tanto que
tampoco podría realizarse solamente por los ciudadanos, en virtud de que se
requieren cuantiosos recursos que solamente puede hacerles frente el Estado.
Ahora bien, puede afirmarse que la función registral que realizan los entes
electorales responsables, ciertamente requiere de una cantidad considerable de
fondos públicos para que estén en posibilidad de llevar a cabo su cometido. Sin
embargo, queda claro que es un gasto por demás necesario y premisa fundamental
para realizar unas elecciones en las que efectivamente sean los ciudadanos
debidamente registrados ante las instancias electorales y que cuenten con los
instrumentos que exija la ley, los que estén en posibilidad de ejercer su derecho de
voto el día de la jornada electoral.
A mayor abundamiento, los gastos que implica tener registros electorales confiables
que cumplan con los requisitos de seguridad para que no puedan darse alteraciones,
o bien que éstas queden minimizadas, deben ser considerados indispensables en el
marco de cualquier sistema democrático. Adicionalmente, deben ser consideradas
otras erogaciones aparte de las que pudieran derivarse de los gastos censales, de
inscripción, de actualización, etc., como son aquéllos que deben darse para tener un
control estrecho sobre los documentos necesarios para emitir el sufragio, los cuales
pueden ser de carácter tecnológico o propiamente administrativo.
Por último, puede decirse que la necesidad administrativa y el gasto que se realice
en este rubro será plenamente justificado en la medida en que los documentos que al
efecto se realicen, respondan plenamente a las expectativas electorales de las
sociedades, en el sentido de que sean documentos que reflejen fielmente la situación
de los votantes que en su oportunidad emitirán su voto, ya que evidentemente
dichos gastos implican un sacrificio de recursos por parte de la población. A pesar
de lo anterior, dicho esfuerzo será eficaz cuando se logren unas elecciones
transparentes y confiables, convalidándose en ese momento las ministraciones que
hayan sido destinadas a los organismos electorales responsables de la función
registral, amén de que tales archivos de información son indispensables en la
administración del Estado moderno.
Asimismo, las funciones registrales electorales deben ser confiables, esto es, libres
de sospecha por parte de la sociedad, así como de los institutos políticos,
fundamentalmente. Tal es el caso de que los registros electorales no contengan
errores significativos, actos dolosos o negligentes que impidieran contar con un
documento que garantice que los ciudadanos que allí se encuentren inscritos
efectivamente resulten ser ciudadanos en pleno goce de sus derechos políticos, es
decir, que no hayan sido inhabilitados o suspendidos en el ejercicio de los mismos,
dado que además de los controles que puedan darse con posterioridad a la emisión
del voto, la premisa principal para que unas elecciones sean transparentes es
precisamente la convicción de que las funciones encomendadas a los organismos
electorales registrales sean realizadas con honestidad y exactitud.
2.4. Legitimidad
Además, para que exista legitimidad en los resultados materiales que realizan los
organismos electorales responsables de llevar a cabo la función registral no debe
tener abultamientos, es decir, no debe darse una sobrepoblación injustificada de los
registros ciudadanos, por lo que resulta aplicable lo ya manifestado respecto al
soporte documental que deben de tener todos y cada uno de los registros de los
ciudadanos inscritos.
Para finalizar, cabe anotar que la legitimidad de las funciones registrales dependerá
en gran medida, tanto de la buena voluntad que tenga la ciudadanía, como los
demás actores que intervengan en los procesos electorales, así como de los
controles que al efecto se lleguen a instrumentar, en la inteligencia de que para estar
en posibilidad de hablar de unas elecciones auténticas, resulta evidente que los votos
que en ellas se emitan sean genuinos, garantizando de esta manera la legitimidad de
la actuación de los organismos registrales electorales.
1. DEFINICIÓN
El Registro Federal de Electores es una dirección ejecutiva de la Junta General
Ejecutiva del Instituto Federal Electoral, de carácter permanente, que tiene a su
cargo, fundamentalmente, la inscripción de todos aquellos ciudadanos mexicanos
que estén en posibilidad de votar, con el propósito de elaborar y mantener
actualizado un padrón electoral, y con base en éste, emitir listados de electores, así
como expedirles una credencial para votar con fotografía. Lo anterior, mediante la
aplicación de técnicas censales, de la inscripción directa y personal de los
ciudadanos, y del ingreso de los datos que aporten las autoridades competentes
relativos a todos aquellos requisitos negativos que legalmente excluyan a los
ciudadanos del padrón mencionado.
2. ANTECEDENTES
Este apartado tiene como propósito ofrecer una breve descripción orgánica del IFE,
de tal forma que se facilite la identificación en la misma de las instancias
concretamente encargadas de la función registral electoral.
En cada una de las entidades federativas, el IFE cuenta con los siguientes órganos,
con sede en la capital de cada uno de los estados y en el Distrito Federal:
Ø El Vocal Ejecutivo; y
Ø El Consejo Local.
En un tercer escalón administrativo, el IFE tiene presencia en cada uno de los 300
distritos uninominales en que se divide el territorio nacional, para lo cual cuenta con
los siguientes órganos:
Ø El Vocal Ejecutivo, y
Ø El Consejo Distrital.
Una vez ubicado el órgano interno encargado de la función registral electoral dentro
del organigrama del IFE, es factible entrar al estudio del Registro Federal de
Electores.
4.1. Integración
Ambas secciones son similares entre sí en la medida en que las dos constituyen, a la
vez, una base de información acerca de los ciudadanos mexicanos con propósitos
electorales. Sin embargo, podría afirmarse que los datos contenidos en el catálogo
nos habla de información un tanto rústica, que sólo nos indica una potencialidad
consistente en la medición cuantitativa de la ciudadanía que en el mejor de los
escenarios podría participar en el ejercicio del voto activo, en tanto que el padrón
expresa información depurada, que señala una posibilidad concreta y sustentable de
los ciudadanos mexicanos que objetivamente pueden ejercer el voto activo, por estar
habilitados para tal efecto y por haber satisfecho los requisitos formales que para
ese ejercicio se demanda en el COFIPE.
4.2. Funciones
b) Aplicar en los términos del artículo 141 de este Código, la técnica censal
total en el territorio del país para formar el Catálogo General de Electores;
c) Aplicar la técnica censal en forma parcial en el ámbito territorial que
determine la Junta General Ejecutiva;
i) Formular, con base en los estudios que realice, el proyecto de división del
territorio nacional en 300 distritos electorales uninominales, así como el de las
cinco circunscripciones plurinominales;
Por otra parte, es de destacar que los documentos, datos e informes proporcionados
al Registro Federal de Electores por parte de los ciudadanos al dar cumplimiento a
sus obligaciones constitucionales y legales en la materia, tendrán el carácter estricto
de confidenciales. El artículo 135, párrafo 3, del COFIPE establece tres
excepciones al respecto:
Ø Para cumplir con las obligaciones previstas por el COFIPE en materia electoral
y por la Ley General de Población en lo referente al Registro Nacional
Ciudadano; o
A) El Consejo General.
Asimismo, los inferiores jerárquicos del Consejo, los consejos locales y distritales,
son los intermediarios a través de los cuales el registro hace llegar a las mesas
directivas de casilla los listados nominales definitivos con fotografía a emplearse
durante la jornada electoral.
El IFE, a través del Presidente del Consejo General, celebra convenios con las
autoridades electorales locales a fin de que la Dirección Ejecutiva del Registro
Federal de Electores aporte información y documentos para la celebración de los
procesos electorales estatales.
DIFERENCIAS
SEMEJANZAS
Ø Son registros de carácter censal y, por tanto, funcionan como contro- les de
población;
1. FINALIDAD
2. FORMACIÓN
Con base en el censo general de población que se celebra cada diez años en nuestro
país se establece una nueva demarcación territorial de los 300 distritos electorales
uninominales en que se divide la federación, y si el Consejo General del IFE lo
estima pertinente, ordena entonces a la Dirección Ejecutiva del Registro Federal de
Electores la aplicación de diversas técnicas, incluida la censal total, con el objeto de
formar el catálogo general de electores.
Cabe resaltar la importancia que tiene esta fase de levantamiento de datos, pues
como lo manifiesta el doctor Carlos A. Urruty:
3. ACTUALIZACIÓN
La técnica censal parcial utiliza la misma metodología de campo que la total, con la
diferencia de que tiene lugar específicamente en distritos o secciones, en los cuales
así lo ordene la Junta General Ejecutiva, a fin de mantener actualizados el catálogo
general de electores y el padrón electoral, ya sea en el aspecto de la información, o
bien para ratificar la misma.
Esta técnica censal puede ser solicitada por la Junta General Ejecutiva a instancia de
la Comisión de Vigilancia, y se le considera complementaria, pues funciona
únicamente en casos y zonas concretos.
Para tal efecto, la dirección del registro realiza anualmente una campaña de
convocatoria general en un período del uno de octubre al quince de enero siguiente,
etapa en la cual deberán acudir ciudadanos aún no inscritos o ya incorporados, que
se encuentren en los siguientes supuestos:
4. OBLIGACIONES RELATIVAS
1. FINALIDAD
2. FORMACIÓN
Una vez llevado a cabo el procedimiento descrito la Dirección Ejecutiva, por medio
de entrevistadores, entrega a cada interesado, personalmente, y casa por casa, la
credencial correspondiente, y se procede a formar el padrón electoral y las listas
nominales de electores con los nombres de aquéllos a los que se les haya entregado.
Las credenciales que no se recogen son destruidas por la Dirección Ejecutiva ante la
respectiva comisión de vigilancia, y conserva la relación de los nombres
correspondientes a las credenciales destruidas, sin incluirse en la lista nominal del
padrón electoral.
3. ACTUALIZACIÓN
Toda vez que la conformación del padrón electoral es de interés público, y que uno
de sus principales objetivos es la confiabilidad y autenticidad del mismo, se requiere
de su constante actualización.
4. OBLIGACIONES RELATIVAS
Ø Dos representantes por cada partido político, uno lo será el representante ante la
Comisión Nacional de Vigilancia, y el otro será designado por éste. Ambos
tendrán su respectivo suplente, debiendo contar preferentemente con una alta
calificación técnica en las áreas de estadística, actuaría, informática y
demografía.
Las listas nominales de electores son las relaciones de ciudadanos elaboradas por la
Dirección Ejecutiva del Registro Federal de Electores, agrupadas por distrito y
sección, de aquellos a quienes se ha expedido y entregado su credencial para votar.
El objetivo esencial de los listados nominales es contar con una sistematización del
padrón electoral que responda a la división territorial de la geografía electoral del
país y que permita a los ciudadanos acudir a votar cerca de su domicilio.
2. INTEGRACIÓN
Los ciudadanos deberán acudir a los módulos del Instituto a recoger su credencial
con fotografía para votar a mas tardar el día treinta de septiembre del año siguiente
a aquel en que la haya solicitado, y verificar su inclusión en la lista nominal de
electores o acudir a solicitar la rectificación de la omisión ante la autoridad
responsable de su inscripción en el padrón electoral.
3. PUBLICACIÓN
4. REVISIÓN
5. IMPUGNACIONES
Por otra parte, los partidos políticos también tienen la posibilidad de revisar, en su
caso, formular las observaciones que estimen pertinentes al Registro Federal de
Electores respecto de los ciudadanos que no se incluyeron, o bien, que consideren
que fueron excluidos indebidamente de las listas nominales de electores señalando
casos concretos en forma individualizada, los que la autoridad deberá estudiar para
determinar su procedencia o improcedencia, debiendo rendir un informe de la
atención que dé a cada caso a la Comisión Nacional de Vigilancia y al Consejo
General del Instituto.
1. FINALIDAD
Se expresa con dos dígitos la clave del ESTADO o entidad federativa en que habite
el ciudadano. Por ejemplo en el caso del Distrito Federal es el 09. En el caso del
apartado relativo al DISTRITO, éste se ha dejado en blanco para facilitar la
redistritación electoral del país en fecha posterior. Se señala el número de
MUNICIPIO, que en el caso de la Ciudad de México es el número correspondiente
a la delegación política, los dígitos correspondientes a la LOCALIDAD, que son los
dígitos que convencionalmente determina el IFE. En el caso del Distrito Federal es
el 0001, así como el número de la SECCIÓN electoral correspondiente, que es
precisamente donde le corresponde sufragar al ciudadano.
Ø Sello a manera de holograma con el logotipo del padrón electoral, que cubre
parcialmente la parte inferior izquierda de la fotografía;
Ø Código de barras cubierto por una banda negra sensible a la luz infrarroja;
Además, cada credencial contiene los datos del ciudadano titular, que la hacen un
documento único, personal e intransferible.
2. EXPEDICIÓN
De esta guisa, el quince de marzo del año en que se celebre el proceso electoral
ordinario, la Dirección Ejecutiva del Registro Federal de Electores entregará, a
través de medios magnéticos, a cada uno de los partidos políticos las listas
nominales de electores divididas en dos apartados, ordenadas alfabéticamente y por
secciones correspondientes a cada uno de los distritos electorales. El primer
apartado contendrá los nombres de los ciudadanos que hayan obtenido su credencial
para votar con fotografía al quince de febrero del año de las elecciones, y el
segundo apartado contendrá los nombres de los ciudadanos inscritos en el padrón
electoral que no hayan obtenido su credencial para votar con fotografía a esa fecha.
3. PERÍODOS DE SOLICITUD
Los mexicanos que en el año de la elección cumplan los dieciocho años entre el
dieciséis de enero y el día de la jornada electoral, deberán solicitar su inscripción,
como ya se apuntó, a más tardar el día quince del citado mes de enero.
Las credenciales para votar estarán a disposición de los ciudadanos en las oficinas o
módulos que determine el Instituto Federal Electoral a través de la Dirección
Ejecutiva del Registro Federal de Electores, hasta el treinta y uno de marzo del año
de la elección.
4. CIUDADANOS INCAPACITADOS
5. IMPUGNACIONES
En este sentido, durante el tiempo que transcurra entre dos procesos electorales
federales y en los procesos electorales federales extraordinarios, conocerá la Sala
Superior del Tribunal Electoral en única instancia. Al respecto, cuando la sentencia
que se dicte resulte favorable a los intereses de los ciudadanos promoventes, la
autoridad responsable, federal o local deberá gestionar la credencial respectiva y
entregarla al ciudadano promovente, de manera indefectible. No obstante, si por
razón de los plazos legales o por imposibilidad técnica o material, no se les pueda
expedir el documento que exija la ley electoral para poder sufragar, bastará la
exhibición de la copia certificada de los puntos resolutivos del fallo así como de una
identificación para que los funcionarios electorales permitan que los ciudadanos
respectivos ejerzan el derecho de voto el día de la jornada electoral, en la mesa de
casilla que corresponda a su domicilio o, en su caso, en una casilla especial en los
términos de la ley de la materia13 .
VII. DERECHO ESTATAL COMPARADO
1. JUSTIFICACIÓN
1.1. Autonomía
Lo que hace que cada una de las entidades federativas que conforman nuestra
república gocen de autonomía, a saber: cuentan con sus respectivos poderes, están
facultadas para elaborar su propia constitución, su propia legislación electoral y en
consecuencia, para elegir a sus respectivos poderes Ejecutivo y Legislativo.
Con base en esta autonomía es que cada estado puede determinar libremente, entre
otras muchas cosas, si crea su propio registro electoral o no, generalmente las
legislaciones estatales se van adecuando, de acuerdo con sus características propias,
a las normas electorales federales, sin embargo esto no es una obligación, cada
estado es libre de adoptar lo contenido en la norma federal o de introducir
disposiciones distintas, teniendo como límite el no contradecir a la Constitución
Política de los Estados Unidos Mexicanos y adoptar las bases contenidas en su
artículo 116, fracción IV.
1.2. Legitimidad
De explorada doctrina es que entre las funciones que desempeñan las elecciones se
encuentra la de ofrecer legitimación, y qué mejor manera de hacerlo que contando
con insumos propios, elaborados y revisados por organismos electorales estatales,
que permiten dar mayor confiabilidad a los procesos locales.
1.3. Residencia y ciudadanía estatal
Otra de las causas que justifican a los registros electorales estatales es la existencia
de ciertos requisitos indispensables para ejercer localmente el derecho al sufragio,
como la residencia y la ciudadanía estatal. El contar con sus propios padrones
electorales y sus propias listas nominales les permite asegurarse de que sólo quienes
cumplan con los requisitos que señale la ley podrán ejercer su derecho al sufragio.
Los casos analizados son los siguientes: Aguascalientes (Ley Electoral del Estado de
Aguascalientes), Baja California (Ley de Instituciones y Procesos Electorales del
Estado de Baja California), Baja California Sur (Ley Electoral del Estado de Baja
California Sur), Chiapas (Código Electoral del Estado de Chiapas), Chihuahua (Ley
Electoral del Estado de Chihuahua), Distrito Federal (Código Electoral del Distrito
Federal), Durango (Código Electoral del Estado de Durango), Estado de México
(Código Electoral del Estado de México), Guerrero (Código Electoral del Estado de
Guerrero), Hidalgo (Ley Electoral del Estado de Hidalgo), Michoacán (Código
Electoral del Estado de Michoacán), Nayarit (Ley Electoral del Estado de Nayarit),
Oaxaca (Código de Instituciones Políticas y Procedimientos Electorales de Oaxaca),
Puebla (Código Electoral del Estado de Puebla), Quintana Roo (Código de
Instituciones y Procedimientos Electorales del Estado de Quintana Roo), Sinaloa
(Ley Electoral del Estado de Sinaloa), Tamaulipas (Código Electoral para el Estado
de Tamaulipas), Tlaxcala (Código Electoral del Estado de Tlaxcala), y Veracruz-
Llave (Código de Elecciones y Derechos de los Ciudadanos y las Organizaciones
Políticas del Estado de Veracruz).
Ø Realizar los estudios y formular los proyectos de la división territorial del estado
en distritos y secciones electorales, atendiendo los criterios de carácter técnico,
geográficos, demográficos y procurando equilibrar el número de electores por
distrito a la media estatal;
Ø Aplicar la técnica censal total o la técnica censal parcial para la formación del
catálogo general de electores;
Ø Elaborar las listas nominales de electores, clasificadas por distritos y secciones
electorales y ordenadas alfabéticamente;
Por su parte las listas nominales de electores son las relaciones agrupadas por
distrito y sección, ordenadas alfabéticamente, que contienen el nombre de las
personas incluidas en el padrón estatal electoral, a quienes se ha expedido y
entregado su credencial estatal de elector.
Una vez que el Consejo Estatal Electoral declare que el padrón estatal electoral y
las listas nominales de electores son válidos y definitivos, la Dirección General del
Registro ordenará la impresión de las listas nominales de electores con imagen por
distrito y por sección electoral, las que serán utilizadas el día de la jornada
electoral, pudiendo incluir en ellas la huella digital y firma del elector.
Los ciudadanos a los que se les expida su credencial estatal de electores quedan
incluidos en la lista nominal de electores de la sección que corresponda a su
domicilio, y en la lista nominal de electores con imagen correspondiente. La
Dirección General del Registro Estatal de Electores, verificará que los nombres de
los ciudadanos que no hayan recogido su credencial, no aparezcan en las listas
nominales de electores.
Ø Recibir las solicitudes y los respectivos elementos probatorios que presenten los
partidos políticos, para la depuración y actualización del padrón estatal electoral
y de las listas nominales de electores;
Ø Coadyuvar en la actualización del padrón estatal electoral;
Ø Someter a consideración del Consejo Estatal Electoral, los acuerdos que normen
las actividades que sea necesario implementar para la buena marcha de los
trabajos relacionados con el padrón estatal electoral, la entrega de la credencial
estatal de elector y la elaboración de los listados nominales de electores;
El comité técnico estatal estará integrado por un coordinador, que será el Secretario
Técnico de la Comisión Estatal de Vigilancia, y se auxiliará de los funcionarios de
la Dirección General del Registro Estatal de Electores que requiera para el
desarrollo de sus funciones, y por dos representantes por cada partido político, uno
será el representante acreditado ante la Comisión Estatal de Vigilancia, y el otro se
acreditará ante el comité, debiendo contar con una alta calificación técnica en las
áreas de estadística, actuaría, informática o de demografía.
Ø Planeación estratégica;
Ø De monitoreo y seguimiento;
Ø De evaluación; y
Ø De auditoría.
1. JUSTIFICACIÓN
Con tal propósito, la autora citada considera al registro de electores desde tres
perspectivas: como un organismo, como una base de datos y como un sistema.
Si bien los registros electorales son públicos, es decir, de acceso a todo aquel que lo
solicite, un factor relevante al proporcionar la información es el derecho individual
a la privacidad, el cual se encuentra protegido constitucionalmente según
interpretaciones jurisprudenciales de la Corte Suprema de Justicia; por tal motivo,
ante una petición, sólo se proporcionan los cuatro requisitos obligatorios que exige
la ley federal, y se mantiene la reserva sobre el resto de la información,
especialmente sobre el número de seguridad social, pues a partir de este dato es
posible investigar el historial médico, crediticio y financiero de cualquier
ciudadano.
En algunos otros estados, California por ejemplo, y bajo ciertas circunstancias que
demuestren un riesgo a su seguridad personal (por ejemplo, policías o servidores
públicos en fiscalías o tribunales), un ciudadano puede solicitar a un juez que su
registro en el padrón se mantenga en absoluta confidencialidad, razón por la cual no
aparecerá ni siquiera en los listados nominales. Estos “votantes confidenciales” no
tienen entonces la opción de sufragar en casilla el día de las elecciones, sino que lo
hacen a través del voto ausente por correo.
2.2. Inglaterra
Inglaterra, junto con Gales, Escocia e Irlanda del Norte, además de las islas bajo
dominio británico, forman en su conjunto el Reino Unido. A pesar de constituir un
solo Estado, cada una de las cuatro entidades más importantes cuenta con su propio
sistema jurídico electoral, distinguibles aunque muy similares entre sí.
Para participar en las elecciones parlamentarias, un súbdito británico debe contar
con al menos dieciocho años de edad, no tener alguna incapacidad legal y estar
inscrito en el padrón electoral de su respectivo distrito electoral (constituency).
El registro de electores está regulado por las Leyes de Representación del Pueblo
(Representation of the People Acts) de 1983, 1985, 1989 y 1991, las cuales otorgan
el derecho a ser inscritos en el padrón no sólo a los ciudadanos británicos, sino a
todos los ciudadanos de los países de todo el mundo que integran el Commonwealth
y de la República de Irlanda que residan en territorio británico. Pareciera ser que a
tales ciudadanos extranjeros, lejos de temer su participación política, se les
considerara miembros activos de la propia comunidad.
La vinculación existente entre los departamentos Civil y Electoral del Registro Civil
conlleva una doble ventaja: por una parte permite que el Padrón Nacional Electoral
recabe información segura de manera pronta y eficaz con los datos enviados del
Departamento Civil, y por otra permite que un mismo instrumento, la Cédula de
Identidad, sea a la vez un documento de identificación civil y electoral.
2.4. Argentina
Cada uno de los veinticuatro jueces federales electorales tiene a su cargo el registro
de electores de su propio distrito, en el cual figuran todos los nacionales argentinos
por nacimiento o por naturalización mayores de dieciocho años y con domicilio
ubicado en el correspondiente distrito, a través de un procedimiento en el que
participan el Registro Civil y el Ministerio de Interior a través del Registro
Nacional de las Personas.
En las distintas oficinas del Registro Civil se inscriben, entre otros los nacimientos
ocurridos en territorio nacional, y en el acto se otorga al recién nacido el
denominado Documento Nacional de Identidad, el cual debe ser actualizado primero
a los ocho años de edad, y luego en forma definitiva al cumplir los dieciocho años.
En esta etapa se levanta una ficha individual que contiene los datos de filiación del
registrado, su profesión u oficio, firma e impresión digital.
Las fichas son remitidas al Registro Nacional de las Personas, dependiente del
ministerio del interior, el que clasifica, controla y procesa la información recibida,
y la transmite posteriormente a las secretarías de cada uno de los juzgados federales
electorales para el manejo del registro electoral en su propio distrito.
2.5. España
La oficina realiza una actividad dual, pues por una parte se encarga del censo
electoral y por la otra resuelve jurisdiccionalmente en primera instancia las
reclamaciones que puedan surgir sobre el censo.
Toda vez que existen más de ocho mil ayuntamientos en España, la ley aplicable
prevé mecanismos de sustitución con la última información disponible.
2.6. Cuba
Una vez realizadas las correcciones procedentes, los listados son remitidos a la
comisión electoral municipal competente. Dentro de los veinte días siguientes a la
recepción de los listados, dichas comisiones elaboran o actualizan los registros de
electores de sus municipios, y posteriormente los entregan a sus inferiores
jerárquicos, las comisiones electorales de circunscripción.
Una persona puede ser excluida de los listados de electores sólo por los siguientes
motivos:
NOTAS
1 Vid. LEÓN RÖSCH, Marta. Los Registros Electorales, en: Tratado de Derecho Electoral Comparado de América Latina.
NOHLEN, Dieter, et al. Compiladores. IIDH, Universidad de Heidelberg, TEPJF, IFE, y FCE. México, 1998, p. 250.
2 Ibid., pp. 251 a 253.
3 Sin embargo, debe mencionarse que en la actualidad existe una marcada tendencia, sobre todo en países latinoamericanos, de
que la inscripción electoral se considere de carácter obligatorio, como requisito para el ejercicio de los derechos inherentes a
la ciudadanía.
4 Vid. ¿Qué es el Instituto Federal Electoral? Instituto Federal Electoral, obra inédita, consultable en el Centro de
7 Las reformas y adiciones a la Constitución se publicaron en el Diario Oficial de la Federación del día 6 de abril de 1990, y
el decreto mediante el cual se expidió el Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales, se publicó el 15 de
agosto del mismo año.
8 Cfr. HERRERO ÁLVAREZ, Juan Manuel. El registro de electores. conferencia expuesta en: II Conferencia Trilateral
sobre Sistemas Electorales. Canadá-Estados Unidos-México, segunda parte, tema 3. Lista de Votantes. Ottawa, Canadá, 10
al 12 de mayo de 1995, pp. 5 y 6.
9 Cfr. HOMS TIRADO, María Elena. Composición de los órganos encargados de la vigilancia del registro de electores.
Conferencia impartida en el Foro Nacional para discutir la agenda de la Reforma Política Electoral. Toluca, Estado de
México, 13 de julio de 1995, p. 58.
10 Cfr. HERRERO ÁLVAREZ, Juan Manuel. Registro electoral: mantenimiento del registro electoral y usos de tecnología.
Conferencia impartida en: III Conferencia Trilateral sobre Sistemas Electorales. Canadá- Estados Unidos- México.
Washington, D. C., 8 de mayo de 1996, p. 36.
11 Cfr. HOMS TIRADO, María Elena. Op. Cit., p. 58.
12 BADILLO GUTIÉRREZ, Óscar Eduardo. Conferencia sustentada en: Foro Nacional para discutir la Agenda de la
15 Ibid., p. 251.
16 Vid. TURPIN, Colin. British Government and the Constitution. Weidenfeld and Nicolson Ltd, 2ª ed. Londres, Inglaterra,
1990.
17 FRANCO GONZÁLEZ SALAS, José Fernando. La Administración Electoral en México: con comentarios sobre los
Sistemas en Centroamérica. Trabajo inédito consultable en el Centro de Documentación del Tribunal Electoral del Poder
Judicial de la Federación. México, 1992, p. 21.
18 Vid. CASTRO DOBLES, Marisol. Relación entre el Registro Civil y el Registro Electoral en los casos en que el Registro
Civil está bajo la jurisdicción de la Organización Electoral. Experiencia de Costa Rica. Panel. Tercer Seminario para
Técnicos Gestores de la Administración Electoral de los Países Iberoamericanos, material de trabajo. Instituto Interamericano
de Derechos Humanos. Bolivia, 16 al 20 de septiembre de 1996.
19 Vid. MUNNE, Rodolfo Emilio. Tratamiento de la Materia Electoral en la República Argentina. Ponencia presentada en:
Conferencia Interamericana de Sistemas Electorales en la Ciudad de Caracas, Venezuela, 15 al 19 de mayo de 1990.
20 Vid. SANTOLAYA MACHETTI, Pablo. Manual de Procedimiento Electoral. Ministerio de Justicia e Interior, 3ª ed.
Madrid, España, 1995, pp. 55 y sgts.; y ARNALDO ALCUBILLA, Enrique. La Administración Electoral Española, en:
Justicia Electoral. No. 8. Revista del Tribunal Federal Electoral. México, 1996, pp. 53 a 73.
21 DE LAMO RUBIO, Jaime. La Administración Electoral: Organización y Competencias. Revista: Publicación para el
I. INTRODUCCIÓN
Todos los ciudadanos hemos sido testigos de la celebración de las elecciones. Hoy
en día sería casi imposible que una persona se mantuviera al margen del desarrollo
de una elección y eso, en buena medida, se debe al alcance de los medios
electrónicos en la difusión de todos y cada uno de los actos relacionados con un
proceso electoral. Adicionalmente, la gran mayoría de ciudadanos ha tenido la
oportunidad de emitir su voto en favor del partido político de su preferencia; sin
embargo, pocos se habrán percatado del esfuerzo que implica la organización y
desarrollo de una elección.
Sólo basta agregar un elemento que aumenta el grado de dificultad de las elecciones
que se desarrollan en México: actualmente, se cuenta con un padrón electoral que
rebasa los 56.7 millones de electores, por lo que resulta difícil imaginar la
organización de una elección para un cuerpo electoral de tal magnitud.
Como podemos observar, organizar una elección no es una tarea fácil, máxime que
debe desarrollarse con el mayor grado de transparencia e imparcialidad, a fin de
evitar eventuales cuestionamientos por parte de los contendientes. De ahí la
importancia de esta función.
Ante la relevancia del tema que nos ocupa, en el presente estudio se abordará el
tema de la organización de las elecciones, intentando conceptualizar al respecto,
tomando en consideración la experiencia nacional y el derecho comparado.
Posteriormente, a la luz de los ordenamientos electorales vigentes, estudiaremos
todos los aspectos relativos al proceso electoral y a cada una de las etapas que lo
componen, lo cual nos permitirá tener una visión completa de los principales pasos
que se siguen en la organización de las elecciones en nuestro país.
Por su parte los doctores Dieter Nohlen y Mario Fernández Baeza, definen la
elección como “un método democrático para designar a los representantes del
pueblo”3. También se considera como el “procedimiento a través del cual la
ciudadanía determina, por medio del voto, quiénes de los candidatos participantes
deben ocupar los cargos de elección popular...”4 .
Con base en las definiciones anteriores podemos señalar que una elección implica
un “método mediante el cual los ciudadanos, a través del voto, designan a sus
representantes populares”.
Para Julio Brea Franco, un proceso electoral representa “la secuencia de actividades
y de interrelaciones desplegadas y sostenidas por los órganos electorales,
candidatos, partidos y demás agrupaciones políticas y que tienen como propósito la
preparación, desarrollo y vigilancia del ejercicio de la función electoral, así como la
determinación, declaración y publicación de los resultados”6 .
En consecuencia, todos los actos llevados a cabo por el Instituto Federal Electoral
vinculados con la renovación de los órganos de representación popular, nos sitúan
en la esfera de la administración electoral, entendida como un conjunto de actos y
funciones.
Ø Mediante las elecciones, los ciudadanos eligen a quienes integrarán los órganos
de representación por un período determinado;
Resulta difícil encontrar dentro del derecho comparado un sistema de tipo político
puro, sin embargo, debido a la influencia que tienen los partidos políticos en la
designación de los integrantes del órgano electoral, se pueden mencionar los
siguientes casos: Colombia con el Consejo Nacional Electoral, que se integra con
miembros designados por los tres partidos políticos mayoritarios, y El Salvador,
cuyo Tribunal Supremo Electoral se integra con tres magistrados nombrados por la
Asamblea Legislativa a propuesta de los partidos políticos10.
Sistema judicial. Los organismos rectores de las elecciones están integrados con
funcionarios que pertenecen a la judicatura. Sus críticos consideran que la función
judicial de los tribunales se desvirtúa al encomendárseles la organización de los
procesos electorales.
Mediante este sistema, se integran el Tribunal Supremo de Elecciones de Costa
Rica; la Junta Electoral Nacional argentina y el Tribunal Superior de Justicia
Electoral paraguayo.
Por su parte, la Cámara de Senadores, se integra con 128 miembros, de los cuales
en cada uno de los treinta y un estados y el Distrito Federal, dos serán elegidos
según el principio de votación mayoritaria relativa y uno será asignado a la primera
minoría. Los treinta y dos senadores restantes serán elegidos según el principio de
representación proporcional, mediante el sistema de listas votadas en una sola
circunscripción plurinominal nacional. Esta cámara se renovará en su totalidad cada
seis años.
El proceso electoral federal ordinario, inicia en el mes de octubre del año previo al
de la elección y concluye con el dictamen y declaración de validez de la elección de
Presidente de los Estados Unidos Mexicanos15 , comprendiendo las siguientes
etapas:
Concluye: Con los cómputos y declaraciones que realicen los consejos del instituto, o
resoluciones, que en su caso, emita la última instancia del Tribunal Electoral
Dictamen y declaraciones de validez de la elección Inicia: Al resolverse el último de los medios de impugnación que se hubiese interpu
de presidente Electo de los Estado Unidos en contra de esta elección o cuando se tenga constancia de que no se prese
Mexicanos ninguno.
Concluye: Al aprobar la Sala Superior del Tribunal Electoral el dictamen que conteng
cómputo final y la declaración de validez de la elección17
Antes de referirnos a los actos que se llevan a cabo en cada una de las etapas del
proceso electoral, se considera oportuno mencionar algunas actividades que tienen
lugar en el denominado “período interproceso” o bien, en el tiempo que transcurre
entre dos procesos electorales federales, los cuales se consideran fundamentales por
la íntima relación que guardan con la celebración de los comicios.
1. DEFINICIÓN DE LOS CONTENDIENTES (PARTIDOS POLÍTICOS)
Una vez que concluye un proceso electoral, la Junta General Ejecutiva del Instituto
Federal Electoral, determinará a los partidos políticos sobrevivientes, es decir, a
aquéllos que conservarán su registro por haber obtenido el porcentaje mínimo de
votación nacional del 2%.
Para tal efecto, las organizaciones políticas que tengan interés en constituir un
nuevo partido político, entre los meses de enero y julio del año siguiente al de la
elección, deberán notificarlo al Instituto Federal Electoral, a fin de que se lleven a
cabo todos los actos tendientes a la integración de la documentación que demuestre
que se cumple con los requisitos establecidos para tal efecto, por el COFIPE.
Una vez realizados los actos relativos a la constitución de un partido político, las
agrupaciones interesadas, durante el mes de enero del año previo al de la elección,
deberán presentar la solicitud de registro ante el Instituto, acompañando toda la
documentación correspondiente.
El Consejo General del Instituto contará con un plazo de 120 días contados a partir
de que se tenga conocimiento de la solicitud para resolver lo conducente. En su
caso, el registro de los partidos políticos surtirá sus efectos a partir del uno de
agosto del año anterior al de la elección, fecha en la que también se deberá hacer
efectiva la entrega del financiamiento público que les corresponda.
El Instituto Federal Electoral deberá con toda anticipación llevar a cabo todas las
actividades administrativas relativas a la contratación de personal eventual, renta de
bodegas, procesos de licitación, diseño de la documentación electoral, papelería y
demás material que se utilizará durante el día de la jornada electoral. Lo anterior,
considerando lo difícil que resulta organizar una elección para un cuerpo electoral
de tal magnitud.
Cabe destacar que esta etapa del proceso electoral contempla una gran diversidad de
actividades ejecutadas por los órganos del Instituto que, por razones de espacio,
resultaría muy pretencioso mencionar en lo particular. Es por lo anterior, que se
pretende acercar el presente estudio a los principales actos de la preparación de los
comicios, a fin de comprender su importancia dentro del Derecho Electoral.
Es el período de mayor duración dentro del proceso electoral ya que se extiende un
poco más de nueve meses, lapso en el cual la autoridad electoral, partidos políticos
y ciudadanos, proceden a la realización de los actos ordenados por el código con un
solo objetivo, dejar todo listo para el desarrollo adecuado de los comicios.
Como ya se mencionó, esta etapa inicia con la sesión inaugural del proceso electoral
que celebre el Consejo General del Instituto en la primera semana del mes de
octubre del año previo al de la elección. Este acto tiene una relevancia simbólica,
debido a que a partir de este momento arrancan todos los actos del proceso.
Generalmente, en esta sesión de carácter especial 20, cada uno de los miembros que
integran el citado Consejo formulan pronunciamientos acerca del desarrollo del
proceso y, además, se hace entrega a los representantes de los partidos políticos, de
los catálogos de medios electrónicos y medios impresos de comunicación, a fin de
que los mismos puedan elaborar sus planes de contratación y notificar a más tardar
el día quince de diciembre los tiempos que sean de su interés respecto de la elección
presidencial.
El Consejo General del Instituto, debe designar a los funcionarios que actuarán
como consejeros presidentes y además, deberá nombrar a los consejeros electorales
que fungirán durante el proceso electoral. En ambos casos, la designación deberá
realizarse a más tardar el día treinta de octubre, a fin de que el día treinta y uno del
mismo mes, se instalen debidamente los consejos locales.
Los representantes de los partidos políticos ante los consejos locales, deberán estar
acreditados a más tardar dentro de los treinta días siguientes a la celebración de la
sesión de instalación del consejo que corresponda. La omisión por parte de los
partidos políticos dentro del plazo señalado les traerá como consecuencia el que no
formaren parte del consejo respectivo durante el desarrollo del proceso electoral,
artículo 126 del COFIPE.
1.2. Instalación de los consejos distritales electorales
Estos consejos deberán quedar instalados a más tardar el día treinta y uno de
diciembre. Los consejeros presidentes son nombrados por el Consejo General y en
el caso de los consejeros electorales, éstos son nombrados por los respectivos
consejos locales. Por lo que hace a la acreditación de los representantes de los
partidos políticos, se da la misma situación que en la instalación de los órganos
locales citada con anterioridad.
En todo proceso electoral, se debe definir quién puede votar, de ahí la importancia
que reviste la preparación de los instrumentos electorales. Como se indicó en el
tema correspondiente al Registro Federal de Electores, esta campaña intensa de
actualización se lleva a cabo del primero de octubre al quince de enero del año de la
elección.
El presupuesto del Instituto con miras a la celebración del proceso electoral deberá
definirse, a más tardar, el día quince de octubre anterior al año de la elección, a
efecto de que se envíe al Ejecutivo Federal para su incorporación en el Presupuesto
de Egresos de la Federación. El presupuesto aludido se integra de la siguiente
forma:
Ø El monto del financiamiento público para los partidos políticos, en el año del
proceso electoral duplica el rubro destinado para el sostenimiento de las
actividades ordinarias permanentes, con el fin de proporcionar las
ministraciones relativas al financiamiento para actividades tendientes a la
obtención del voto.
Los partidos políticos que deseen postular un mismo candidato para la elección de
Presidente de los Estados Unidos Mexicanos, deberán presentar el convenio de
coalición correspondiente entre el uno y el diez de diciembre ante el Presidente del
Consejo General del Instituto. Como podemos observar, este es uno de los primeros
actos del proceso electoral.
5. REGISTRO DE CANDIDATOS
Las fórmulas de candidatos se presentarán ante los órganos del Instituto Federal
Electoral que correspondan dentro de los plazos siguientes:
REGISTRO DE CANDIDATOS
ELECCIÓN PLAZO ÓRGANO QUE REGISTRA
Presidencial 1° al 15 de enero Consejo General
Senadores de mayoría relaativa 15 al 30 de marzo Consejo Locales
Senadores de repsentación proporcional 1° al 15 de abril Consejo General
Diputados de mayoría relativa 1° al 15 de abril Consejo Distrital
Diputados de representación proporcional 15 al 30 de abril Consejo General
La solicitud de registro de candidaturas deberá señalar el nombre del partido
político o coalición que las postulen y los siguientes datos de los candidatos,
artículo 178 del COFIPE:
Cabe destacar, que los candidatos deberán cumplir los requisitos establecidos en la
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos 23 y en el Código Federal de
Instituciones y Procedimientos Electorales 24 para ocupar el cargo de elección
popular al que aspiren. Es por ello, que al momento de solicitar el registro, deberán
acompañar los documentos correspondientes a fin de demostrar que cumplen con
los requisitos aludidos, entre otros: acta de nacimiento, credencial para votar y la
constancia de residencia, etcétera.
Ø Dentro de los tres días siguientes al vencimiento del plazo para el registro, los
consejos general, locales y distritales, celebrarán una sesión para registrar las
candidaturas que procedan, debiendo los últimos notificar al Consejo General
acerca del registro que hayan realizado. Lo anterior, a fin de que se
complemente el registro de todos los candidatos;
Para que un partido político pueda contender en toda la elección de diputados por el
principio de mayoría relativa, necesita registrar 300 fórmulas de candidatos, es
decir, debe contar con 600 candidatos a diputados propietarios y suplentes.
Adicionalmente, para la asignación de los diputados electos por el principio de
representación proporcional, deberá registrar cinco listas regionales integradas con
40 fórmulas de candidatos cada una, es decir, 400 candidatos entre propietarios y
suplentes. En suma, para que un partido político tenga presencia en toda la elección
de la Cámara de Diputados, debe contar con 1,000 aspirantes, sin perjuicio de las
candidaturas simultáneas, que no serán superiores a sesenta.
Lo anterior, ocasiona dos tipos de dilemas, por un lado existen partidos políticos
que cuentan con un número de militantes que aspira a ocupar un cargo de elección
popular infinitamente mayor al número total de candidaturas que puede registrar,
que lo obligan a establecer mecanismos de selección de candidatos muy
meticulosos, a fin de evitar fricciones y pugnas internas que fragmenten su
estructura.
Por otro lado, hay partidos políticos que no cuentan dentro de sus filas con
aspirantes idóneos que les permitan registrar el número mínimo de 200 fórmulas de
candidatos para contender en la elección y tener derecho a la asignación de
diputados de representación proporcional.
Lo anterior, sin tomar en consideración toda la problemática que gira en torno a qué
militantes competirán, por qué cargos, en qué lugar de las listas de representación
proporcional serán asignados, etcétera.
Una vez registrados los candidatos, existen tres formas de sustituirlos, artículo 181
del COFIPE:
Ø Se puede sustituir libremente a los candidatos dentro del plazo del registro sin
necesidad de la renuncia del mismo;
Ø Vencido el plazo para el registro, procede la sustitución en cualquier momento
en los casos de defunción, inhabilitación o incapacidad total; y
6. CAMPAÑAS ELECTORALES
Las mesas directivas de casilla son órganos que forman parte de la estructura de la
autoridad electoral, que se integran con ciudadanos facultados para recibir la
votación y realizar el primer escrutinio y cómputo de los votos en las secciones
electorales en las que actúan. Poseen estructura diferenciada jerárquicamente, ya
que entre sus miembros se estipulan cargos tales como presidente, secretario y
escrutadores, quienes desempeñan funciones específicas. Las casillas electorales
constituyen el órgano de contacto con el elector el día de las elecciones 29.
Ø Las casillas extraordinarias. Son aquellas que se instalan para facilitar el acceso
de los electores residentes en secciones cuyas condiciones geográficas hagan
difícil su concurrencia a un mismo sitio. Al respecto, es importante destacar
que una de las finalidades de la organización de las elecciones consiste en hacer
posible la participación de todos los ciudadanos en los procesos democráticos,
de tal forma que se allane cualquier obstáculo o circunstancia que los disuada de
ejercer su voto; y
Ø Las casillas especiales. Son aquellas destinadas para recibir el voto de los
ciudadanos que se encuentren transitoriamente fuera de la sección
correspondiente a su domicilio.
7.2. Integración de las mesas directivas de casilla
Como se indicó líneas arriba, las mesas directivas presentan una estructura
jerarquizada, de tal suerte que se integran de la siguiente forma:
Ø Un presidente;
Ø Un secretario;
Ø Dos escrutadores; y
Ø Tres suplentes generales.
Para ser miembro de una mesa directiva de casilla, se deberán cubrir los siguientes
requisitos:
Ø Ser ciudadano residente en la sección electoral que comprenda a la casilla;
7.3.2. Capacitación
A los ciudadanos que resulten seleccionados, se les convocará para que asistan a un
curso de capacitación que se impartirá del veintiuno de marzo al treinta de abril del
año de la elección. Las juntas distritales ejecutivas llevarán a cabo una evaluación
objetiva para seleccionar con base en los datos que los ciudadanos aporten en los
cursos de capacitación, a los que resulten aptos, prefiriendo a los de mayor
escolaridad.
A más tardar el quince de mayo, las juntas distritales integrarán las mesas directivas
de casilla y según la escolaridad de los funcionarios designados, determinarán las
funciones que cada uno desempeñará en la casilla. Una vez integradas las casillas,
las juntas distritales ordenarán la publicación de las listas de los miembros para
todas las secciones electorales de cada distrito, artículo 193 del COFIPE.
Es por demás obvio destacar lo complicado que resulta para los órganos distritales
del Instituto Federal Electoral, determinar la ubicación de las casillas en atención
del número de ciudadanos que acudirán a ellas para sufragar.
Cabe destacar que en el caso de las casillas especiales, los consejos distritales en
función de la cantidad de municipios comprendidos en su ámbito territorial, de su
densidad poblacional y de sus características geográficas y demográficas,
determinarán la instalación de hasta cinco casillas especiales en cada distrito
aplicando las mismas reglas para la integración y ubicación de las demás casillas.
Los representantes de los partidos políticos ante las mesas directivas de casilla,
están facultados para permanecer en ellas durante el día de la jornada electoral y
observar el estricto cumplimiento de las disposiciones del código en todos los
actos realizados desde la instalación hasta su clausura, debiendo firmar los
apartados del acta de la jornada electoral, final de escrutinio y cómputo, y de
clausura de casilla correspondientes. Asimismo, se encuentran facultados para
presentar los escritos de incidentes38 y los escritos de protesta 39 que consideren
pertinentes.
Por su parte, los representantes generales de los partidos políticos están facultados
para actuar de manera individual en las mesas directivas de casilla para las que
fueron acreditados, si bien no sustituyendo a los representantes registrados ante las
mismas, sí coadyuvando en sus funciones y ejercicio de los derechos de su partido
o, en su caso, recibiendo de ellos informes relativos a su desempeño. Pueden,
además, presentar escritos de incidentes que se susciten durante la jornada electoral
y sólo podrán presentar escritos de protesta si el representante de su partido ante la
mesa directiva de casilla correspondiente no estuviere presente.
Cabe destacar que en el proceso electoral de 1997, los partidos políticos acreditaron
un total de 650,549 representantes propietarios y 162,095 suplentes ante las mesas
directivas de casilla, lo que da un total de 793,644 representantes, asimismo,
registraron 51,810 representantes generales 40.
Ø Los partidos políticos podrán sustituir libremente a sus representantes hasta con
diez días de anticipación a la fecha de la elección;
Ø Boletas electorales: son los documentos que sirven para que los ciudadanos
ejerzan su derecho al voto, contienen el nombre y emblema de los partidos
políticos, así como los nombres de los candidatos propuestos por éstos. Al
momento en que el ciudadano emite su voto, debe cruzar el emblema del partido
de su preferencia;
Antes del inicio del proceso electoral del Consejo General del Instituto, aprobará el
modelo de la boleta que se utilizará para la elección y una vez registrados a los
distintos cargos de elección ordenará su impresión.
Las boletas deberán estar en poder de los consejos distritales veinte días antes de la
elección a fin que éstas sean entregadas a los presidentes de las mesas directivas de
casilla, dentro de los cinco días previos al anterior de la elección:
El material electoral consiste en las urnas para recibir la votación, una por cada
elección de que se trate; el líquido indeleble; útiles de escritorio; los canceles o
elementos modulares que garanticen que el elector pueda emitir su voto en secreto;
máquinas para marcar la credencial para votar; artículos de oficina, tales como
hojas en blanco, lápices, plumas, crayones, papel para envolver los paquetes
electorales, etcétera.
Generalmente, antes del inicio del proceso electoral se lleva a cabo el diseño y
aprobación de la documentación y material que se utilizará en la elección. Previos
los procesos de licitación correspondientes, se procede a su elaboración o
adquisición, salvo el caso de las listas nominales de electores y las boletas
electorales, que tienen sus fechas específicas de preparación.
Hasta aquí, hemos tratado de hacer una referencia muy apretada de los principales
actos llevados a cabo por los órganos del Instituto Federal Electoral durante los
poco más de nueve meses que dura la etapa de preparación de la elección. A partir
de que se entrega la documentación y material electoral a los presidentes de las
casillas, se puede decir que todos los elementos humanos y recursos materiales se
encuentran listos para el día de la elección.
Si bien la jornada electoral tiene menor duración comparada con las otras etapas, a
nuestro juicio es la más importante por las siguientes razones:
A las 8:00 horas del primer domingo de julio del año de la elección 44, los
funcionarios nombrados como propietarios de las mesas directivas de casilla
procederán a la instalación en presencia de los representantes partidistas que
concurran.
En este supuesto, se requerirá la presencia de un juez o notario público que acuda a dar fe de los hechos. Si no
posible la presencia de algún fedatario. Bastará que los representantes expresen su conformidad para designa
los funcionarios.
1.1.2. Cambios de ubicación de casilla
Por regla general, la casilla deberá instalarse en el lugar aprobado por el consejo
distrital correspondiente; sin embargo, el día de la jornada electoral se pueden
presentar diversas circunstancias que impidan la instalación en el lugar designado.
Ø Las condiciones del local no aseguren la libertad o el secreto del voto, o bien,
no garanticen la realización de las operaciones electorales en forma normal; y
Ø El consejo distrital así lo disponga por causas de fuerza mayor o caso fortuito.
2. VOTACIÓN
Existen pocas definiciones que precisen lo que representa la votación, todas ellas
generalmente se refieren a la serie de actos cuya resultante es el ejercicio del voto 47.
Sin embargo, podemos pensar que es el acto mediante el cual los ciudadanos que
cuentan con su credencial para votar con fotografía y están inscritos en la lista
nominal de electores, reciben la o las boletas electorales de la elección que
corresponda, con la finalidad de que en el recinto que garantice el carácter
reservado y secreto de dicha acción, decidan la opción política de su preferencia e
inmediatamente después, depositen su boleta en la urna correspondiente.
Cabe destacar que en México los ciudadanos solamente podrán emitir su voto en el
interior de la casilla, no existiendo la posibilidad de que el mismo se emita en
hospitales, lugares aledaños53, vía correo, o por algún otro medio, como se presenta
en otros países. Solamente en caso de aquellos electores que no sepan leer o se
encuentren impedidos para marcar sus boletas, se podrán hacer asistir por una
persona de su confianza.
Tendrán derecho a ingresar a la casilla, los electores que hayan sido admitidos por
el presidente para votar, los representantes de los partidos políticos debidamente
acreditados 54, los notarios públicos y los jueces que deban dar fe de cualquier acto
relacionado con el desarrollo de la jornada electoral y los funcionarios del Instituto
Federal Electoral que fueren llamados por el presidente de la casilla.
Ø Cumplidos los requisitos para acreditar la calidad de elector y anotados los datos
en el acta correspondiente, el presidente de la casilla le entregará las boletas a
que tuviere derecho; y
Ø Después: cuando a las 18:00 horas aún se encuentren electores formados para
votar. En este caso, la casilla se cerrará hasta que voten los ciudadanos en
cuestión.
3. ESCRUTINIO Y CÓMPUTO
Con los expedientes de casilla, las boletas sobrantes e inutilizadas, las que
contengan los votos válidos y los votos nulos, así como el ejemplar de la lista
nominal de electores, se integrarán los paquetes electorales. Finalmente, se fijará en
el exterior de la casilla el aviso con los resultados de cada una de las elecciones.
4. CLAUSURA DE CASILLA
Con este acto concluye formalmente la etapa de la jornada electoral. Una vez
integrados los paquetes electorales, el secretario levantará constancia de la hora de
clausura de la casilla y el nombre de los funcionarios y representantes que harán la
entrega del paquete que contenga los expedientes electorales.
De manera excepcional, los paquetes electorales podrán ser entregados fuera de los
plazos arriba señalados, solamente si existe alguna causa justificada cuando medie
caso fortuito o fuerza mayor.
Como ya se indicó, esta etapa inicia con la remisión de los paquetes electorales a
los consejos distritales y culmina con la declaración de validez y entrega de
constancias de mayoría o asignación que realicen los órganos del Instituto, o bien,
con las resoluciones que emita en última instancia el Tribunal Electoral del Poder
Judicial de la Federación.
2. RESULTADOS PRELIMINARES
Actualmente, este acto tiene una especial relevancia, debido a que aunado a los
sistemas informáticos de conteo adoptados por el Consejo General del Instituto,
permiten que las tendencias electorales sean conocidas rápida, abierta y
simultáneamente por cualquier ciudadano. Todo lo anterior, en aras de imprimirle
una mayor certeza y transparencia a la elección. Como ejemplo se puede
mencionar, que en el proceso electoral de 1997, a la una de la mañana se contaba
con el resultado preliminar del 52% de las casillas.
3. CÓMPUTOS DISTRITALES
Es la suma que realiza cada consejo distrital de los resultados anotados en las actas
de escrutinio y cómputo de las casillas que integran un distrito. Este cómputo se
realiza a las 8:00 horas del miércoles siguiente al de la elección, para hacer el
cómputo ininterrumpido y sucesivo de las elecciones en el siguiente orden:
4. CÓMPUTOS LOCALES
Éstos son realizados por los consejos locales con residencia en las capitales
designadas como cabecera de circunscripción58, a fin de determinar la votación
obtenida en la elección de diputados por el principio de representación
proporcional, con base en los resultados de los cómputos emitidos por los consejos
distritales respectivos. Esta práctica se lleva a cabo también el domingo siguiente a
la jornada electoral.
A reserva de que la forma en que opera esta etapa del proceso electoral, que será
materia de diverso capítulo en esta obra, se considera oportuno hacer al respecto
algunas consideraciones:
Dentro del marco establecido por el COFIPE para el proceso electoral, esta etapa
tiene lugar al momento en que se resuelve el último de los medios de impugnación
que en contra de esta elección se hayan interpuesto o cuando se tenga constancia de
que no se presentó ninguno, y concluye con la aprobación, por parte de la Sala
Superior del Tribunal Electoral, del dictamen que contenga el cómputo final y la
declaración de validez de la elección.
Resulta importante destacar, que esta modalidad surge en nuestro país como
consecuencia de la desaparición del Colegio Electoral de la Cámara de Diputados,
dejando en el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación tan importante
atribución.
A fin de culminar la descripción de todos los actos que tienen lugar con motivo de
la organización de las elecciones en México, se considera oportuno sólo enunciar
algunas de las actividades que realiza la autoridad electoral al concluir el proceso
electoral:
Ø Convocatoria para llevar a cabo elecciones extraordinarias en caso de que se
declare la nulidad de alguna elección. Esta convocatoria deberá expedirse dentro
de los 45 días siguientes a la conclusión del proceso electoral;
La fracción IV, del artículo 116 de la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos, marca las pautas para la organización de las elecciones estatales. Lo
anterior, a fin de uniformar los procesos electorales en todo el país y con ello
garantizar un mínimo de condiciones electorales para todos los ciudadanos.
Acorde con lo anterior, el precepto en cita establece que las constituciones y leyes
electorales de los estados deben garantizar lo siguiente:
Ø Que las autoridades que tengan a su cargo la organización de las elecciones y las
jurisdiccionales que resuelvan las controversias en la materia, gocen de
autonomía en su funcionamiento e independencia en sus decisiones;
Ahora bien, surge una pregunta: ¿Cómo se garantiza que se cumplan estas
condiciones?
En todos los casos, los organismos se integran con consejeros electos por las
legislaturas respectivas, casi todos por un sistema de mayoría calificada;
Ø Se garantiza la presencia vigilante de los partidos políticos en todos los actos del
proceso electoral; y
XII. CONCLUSIONES
PRIMERA: En todo sistema político democrático, sin duda alguna, una elección
constituye el medio idóneo que garantiza la representación legítima de los
gobernantes. Por ello, resulta fundamental que las elecciones se realicen con un alto
grado de organización y transparencia a fin de dotar de confianza a los procesos
electorales.
SEGUNDA: La función de organizar las elecciones ha contribuido en el alto grado
de confianza que la sociedad tiene con respecto a los procesos electorales en
México. Tanto es así, que hoy en día los procesos electorales no son materia de
discusión entre los partidos políticos.
NOTAS
1 SERRA ROJAS, Andrés. Voz: Elección, en: Diccionario de Ciencia Política, t. I. Mexicana de Ediciones, S.A. de C.V.
9 OROZCO GÓMEZ, Javier. El Derecho Electoral Mexicano. Cit. por ALANÍS FIGUEROA, María del Carmen.
Organización de las elecciones, profesionalismo y capacitación, en: Justicia Electoral Revista del Tribunal Federal
Electoral, vol. IV. No. 5. México, 1995, pp. 7 y 8.
10 Idem., p. 8.
11 Esta integración surge como consecuencia de las reformas constitucionales del mes de agosto de 1996, en las cuales se
mayoría relativa.
13 GALVÁN RIVERA, Flavio. Derecho Procesal Electoral Mexicano. McGraw-Hill Interamericana Editores, S.A. de C.V.
15 Cada seis años se lleva a cabo el proceso electoral para elegir al Presidente de la República, a la totalidad de los miembros
del Senado y coincide además con la renovación de los integrantes de la Cámara de Diputados, como en los comicios del año
2000. Adicionalmente, cada tres años, se desarrollan las denominadas “elecciones intermedias” en las cuales se eligen
solamente a los miembros de esta cámara, lo que se podrá observar en el año 2003.
16 Conforme con el artículo 60 constitucional, la calificación de las elecciones de diputados y senadores corresponde a los
consejos del Instituto Federal Electoral, los cuales declaran la validez de las elecciones y otorgan las constancias de mayoría y
de asignación respectivas a las fórmulas de candidatos que correspondan. Si no existe inconformidad por parte de los
contendientes acerca de las decisiones referidas, automáticamente adquieren el carácter de válidas, definitivas e inatacables.
En caso contrario, dichas determinaciones podrán ser impugnadas ante las salas regionales del Tribunal Electoral del Poder
Judicial de la Federación. Adicionalmente, las resoluciones que emitan dichas salas en primera instancia, podrán ser revisadas
por la Sala Superior del propio Tribunal. Los fallos emitidos en la referida segunda instancia serán definitivos e inatacables.
17 Conforme con lo dispuesto por el artículo 99, fracción II, de la Constitución, las impugnaciones que se presenten sobre la
elección de Presidente de los Estados Unidos Mexicanos, serán resueltas en única instancia por la Sala Superior del Tribunal
Electoral. Una vez falladas las impugnaciones que se hubiesen interpuesto, dicha sala realizará el cómputo final de la elección
procediendo a formular la declaración de validez de la elección y la de Presidente Electo respecto del candidato que hubiese
obtenido el mayor número de votos.
18 OJESTO MARTÍNEZ PORCAYO, José Fernando. Estudio sobre el orden público, la interpretación normativa y los
principios de constitucionalidad, legalidad y definitividad en materia electoral federal, en: Justicia Electoral. Revista del
Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación. No. 9. México, 1997, p. 83.
19 Esta actividad surge a partir de la reforma constitucional del año de 1977, en la cual se preconfigura la integración de la
Cámara de Diputados, por lo tanto, el número de diputados ya no se asocia con el índice de población, por lo que se crearon
los 300 distritos electorales con la idea de actualizar la dimensión de los mismos, en función del incremento de la población.
Como consecuencia del establecimiento del sistema mixto en la integración de la cámara, con la aparición de los diputados
electos mediante el principio de representación proporcional, aparecen las circunscripciones plurinominales en que
geopolíticamente se divide el país.
20 El Consejo General del Instituto celebra sesiones ordinarias, mínimo una cada tres meses en el período interproceso, y al
menos una cada mes durante el proceso electoral; sesiones extraordinarias cuando sean convocadas por el Presidente del
Consejo a propuesta de alguno de sus miembros, y sesiones de carácter especial, ordenadas por el código como es el caso de
la sesión de inicio del proceso electoral, de registro de candidatos, la sesión permanente durante el día de la jornada electoral
y sesión de asignación de diputados o senadores electos por el principio de representación proporcional.
21 FERNÁNDEZ SEGADO, Francisco. La candidatura electoral: plazos, calificación, recursos, proclamación, en: Tratado
de derecho electoral comparado de América Latina. NOHLEN, Dieter et al. Compiladores. IIDH, Universidad de
Heidelberg, TEPJF, IFE, y FCE. México, 1998, p. 339.
22 SERRA ROJAS, Andrés, Voz: Plataforma de partido. Op. Cit., t. II. Supra, nota 1, p. 880.
23 El artículo 55 de la Costitución Política de los Estados Unidos Mexicanos establece los requisitos para ser diputado; el 58,
26 Vid. BREA FRANCO, Julio. Voz: Campañas Electorales. Op. Cit. Supra, nota 2, p. 73.
27 LAUGA, Martín. La campaña electoral: publicidad y propaganda, período, prohibiciones, en: Op. Cit. Supra, nota 21,
p. 425.
28 Ibid.
29 Vid. NOHLEN, Dieter. Tratado de derecho electoral comparado de América Latina. GLOSARIO. IIDH, Universidad de
32 Para el proceso electoral de 1997, el padrón electoral se integró con 52’208,960 electores.
33 Cifras obtenidas de la Memoria del Proceso Electoral 1997 del Instituto Federal Electoral.
36 INSTITUTO FEDERAL ELECTORAL. Memoria del proceso electoral federal 1997. México, 1998, p. 314.
37 Vid. SOTTOLI, Susana. Las mesas electorales., en: Op. Cit. Supra, nota 21, p. 535.
38 Escritos de incidentes: son aquellos documentos que pueden presentar los representantes de los partidos políticos ante las
mesas directivas de casilla, con el fin de dejar constancia de irregularidades ocurridas durante el desarrollo de la jornada
electoral que, en su concepto, constituyan alguna violación a lo dispuesto por el Código Federal de Instituciones y
Procedimientos Electorales.
39 Escritos de protesta: son los documentos presentados ya sea por los representantes de los partidos políticos ante las mesas
directivas de casilla, al término del escrutinio y cómputo, o por los representantes de los partidos ante los consejos distritales
antes del inicio de las sesiones de cómputo distrital correspondientes, con la finalidad de hacer valer la existencia de presuntas
violaciones ocurridas durante el desarrollo de la jornada electoral. También son considerados requisito de procedibilidad del
juicio de inconformidad.
40 INSTITUTO FEDERAL ELECTORAL. Op. Cit., p. 315.
42 El tema que antecede lleva a cabo el estudio de las listas nominales de electores con mayor amplitud, motivo por el cual se
mediante las elecciones. No hay que soslayar que, en nuestro país, el cuerpo electoral asciende a los cincuenta y seis millones
de ciudadanos.
44 El día designado para el desarrollo de la jornada electoral generalmente ha sido el domingo, esto obedece a cuestiones de
carácter religioso que datan desde las primeras elecciones llevadas a cabo en nuestro país conforme con la Constitución de
Cádiz, misma que regulaba que las elecciones se celebrarían al término de la misa.
45 Número de casillas aprobadas para el proceso electoral de 1997. Para las elecciones del 2000 se estima la instalación de más
47 LAZARTE R., Jorge. La votación, en: Op. Cit. Supra, nota 21, p. 571.
48 Ibid., p. 577.
49 Recibir la votación en fecha distinta a la señalada para la celebración de la elección es una conducta considerada como
causal de nulidad de la votación recibida en casilla, conforme lo establece el artículo 75, inciso d), de la Ley General del
Sistema de Medios de Impugnación en Materia Electoral. Al respecto, debe entenderse por fecha no sólo el día, sino
también la hora en que habrá de iniciarse la misma, acorde con la jurisprudencia emitida por la Sala Superior del Tribunal
Electoral.
50 Cabe señalar, que es requisito indispensable para sufragar contar con la credencial para votar, salvo los casos de aquellas
personas que no cuenten con la misma pero que, sin embargo, presenten los puntos resolutivos de una sentencia del Tribunal
Electoral del Poder Judicial de la Federación, mediante la cual se ordene su expedición, y que en caso de no ser posible en
razón de los plazos electorales, ese fallo hará las veces de credencial de elector acompañada de una identificación con
fotografía.
51 Igual que en el caso de la credencial de elector, es requisito para votar estar incluido en las listas nominales de electores,
salvo los casos de aquellas personas que cuenten con una sentencia del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación
que ordene su incorporación en dicho listado y, en su caso, que con la presentación de la misma se subsanará dicho requisito.
También podrán votar, sin estar en la lista nominal, los representantes partidistas acreditados en la casilla correspondiente y
aquellas personas que acudan a votar a una casilla especial.
52 Negar a los ciudadanos el ejercicio del sufragio es una conducta considerada por el artículo 75, inciso j), de la Ley General
del Sistema de Medios de Impugnación en Materia Electoral, como una de las causales de nulidad de la votación recibida en
casilla.
53 Es el caso de los minusválidos que no pueden ingresar al local por alguna causa como escaleras, se autoriza a alguien de
los funcionarios de la casilla para que acuda al lugar donde se encuentren para recibir su voto.
54 Impedir el acceso de los representantes de los partidos políticos al interior de la casilla o haberlos expulsado de la misma sin
justificación, puede dar lugar a una impugnación y, como consecuencia de ello, a la eventual declaración de la nulidad de la
votación recibida en la casilla correspondiente, como lo prevé el artículo 75, inciso h), de la Ley General del Sistema de
Medios de Impugnación en Materia Electoral.
55 Verbigracia: Cambio de la ubicación de la casilla para hacer el escrutinio, actos de violencia o presión sobre los
funcionarios, durante el mismo, etcetéra.
56 Cabe destacar la importancia de que los paquetes electorales sean entregados dentro de los plazos previstos por el Código
Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales, ya que la entrega extemporánea de los mismos se encuentra
sancionada con la declaración de la nulidad de la votación recibida en la casilla a la que correspondan, de conformidad con el
artículo 75, inciso b), de la Ley General del Sistema de Medios de Impugnación en Materia Eletoral.
57 La Sala Superior del Tribunal Electoral ha establecido el significado del término inmediatamente, es decir, que entre la
clausura de la casilla y la entrega del paquete electoral solamente transcurra el tiempo necesario para el traslado del lugar en
que estuvo instalada la casilla al domicilio del consejo distrital, atendiendo a las características de la localidad, los medios de
transporte y las condiciones particulares del momento y del lugar. TESIS DE JURISPRUDENCIA JD.2/97. Tercera Época.
58 Primera circunscripción Guadalajara, segunda Monterrey, tercera Xalapa, cuarta Distrito Federal y quinta Toluca.
59 Apuntes tomados del módulo impartido por los licenciados BECERRA, Ricardo y Pedro SALAZAR en el Diplomado en
I. FÓRMULAS ELECTORALES
Derivado de los sistemas electorales, para hacer posible el acceso a los cargos de
elección popular, a los partidos políticos de conformidad con la Constitución
Política de los Estados Unidos Mexicanos y el Código Federal de Instituciones y
Procedimientos Electorales (COFIPE), les corresponde en forma exclusiva solicitar
el registro de sus fórmulas de candidatos. Durante el proceso electoral,
específicamente en la etapa de preparación de la elección, los partidos políticos
registrarán a sus candidatos a través de las llamadas fórmulas electorales.
1. CONCEPTO
De las anteriores consideraciones, tenemos que señalar que candidato y fórmula son
diferentes, el primero atiende a requisitos de elegibilidad, en tanto que la segunda
atiende a las características de los sistemas electorales, en esa virtud es importante
establecer el concepto de fórmula. Desde el punto de vista gramatical.
Acorde con D. W. Rae: “La fórmula electoral es, precisamente, el mecanismo que
se aplica para la distribución de los escaños y puestos selectivos en base a los
resultados de la votación”. 2
2. CARACTERÍSTICAS
Es necesario destacar, que existe una unidad de la fórmula. La ratio juris del
sistema electoral de fórmulas, consiste en que por elección concomitante e
inseparable de dos personas, para actuar una, y la otra sólo en suplencia de la
primera, se disminuye la posibilidad de vacancia para un cargo de representación
legislativa y por ende de los inconvenientes que ello acarrearía. De esta ratio juris
se colige la unidad o esencia unitaria de la fórmula electoral y de que los cargos
legislativos se votan por fórmula y no candidaturas individuales.
Ahora bien, dependiendo del tipo de elección, se dan diversas fórmulas electorales
que en nuestro derecho se pueden concretar en las siguientes: para Presidente de la
República, y toda vez que nuestro sistema es presidencial, la fórmula es
unisubjetiva, es decir, individual. Para diputados y senadores por el principio de
mayoría relativa, la fórmula se integra por un propietario y un suplente. Para
diputados de representación proporcional las fórmulas, además del propietario y
suplente, se integran por listas regionales, de acuerdo a las cinco circunscripciones
en que se divide el país, en tanto que para senadores por el mismo principio, se
realizará una lista en una sola circunscripción plurinominal nacional.
Caso especial lo encontramos en el estado de San Luis Potosí, toda vez que en éste,
en tratándose de ayuntamientos, se estableció una segunda votación en caso de que
la planilla ganadora no obtenga la mayoría absoluta, más aún, si después de la
segunda votación persiste el empate, el Congreso del Estado nombrará un consejo
municipal hasta la celebración de elecciones extraordinarias.
En el caso de los diputados, la Constitución señala en los artículos 52, 53 y 54, que
dicha cámara se integra por 300 diputados electos por mayoría relativa y 200 según
el principio de representación proporcional mediante el sistema de listas regionales,
votadas en circunscripciones plurinominales, en base a fórmulas de candidatos.
II. Todo partido político que alcance por lo menos el dos por ciento del total de
la votación emitida para las listas regionales de las circunscripciones
plurinominales, tendrá derecho a que le sean atribuidos diputados según el
principio de representación proporcional;
III. Al partido político que cumpla con las dos bases anteriores, independiente y
adicionalmente a las constancias de mayoría relativa que hubiesen obtenido sus
candidatos, le serán asignados por el principio de representación proporcional,
de acuerdo con su votación nacional emitida, el número de diputados de su lista
regional que le corresponda en cada circunscripción plurinominal. En la
asignación se seguirá el orden que tuviesen los candidatos en las listas
correspondientes;
IV. Ningún partido político podrá contar con más de 300 diputados por ambos
principios;
Una vez revisados los documentos aportados por los partidos políticos con derecho
a la asignación de diputaciones por el principio de representación proporcional, se
comprobó que todos los candidatos reúnen los requisitos de elegibilidad, tanto
constitucionales como legales.
Que atento a lo dispuesto por el artículo 14, párrafo 1, del código electoral, para la
aplicación de la fórmula de proporcionalidad pura se observará el procedimiento
siguiente:
En primer lugar, debe obtenerse el cociente natural, para lo cual se divide el total
de la votación nacional emitida entre los 200 diputados a asignar, lo que da el
siguiente resultado:
VOTOS 28´625,422
= 143,127 COCIENTE NATURAL
CURULES 200
Atento a lo anterior y conforme al párrafo 3, del artículo 14, del código electoral,
la asignación por circunscripción plurinominal al Partido Revolucionario
Institucional, se da en los siguientes términos:
Ø Se obtendrá el cociente de distribución, el cual resulta de dividir el total de
votos del partido político que se halle en este supuesto, entre las diputaciones a
asignarse al propio partido;
Ø Los votos obtenidos por el partido político en cada una de las circunscripciones
se dividirán entre el cociente de distribución, asignando conforme a números
enteros las curules para cada una de ellas; y
Ø Si aún quedaren diputados por asignar se utilizará el método del resto mayor.
72 2 74
SEGUNDA CIRCUNSCRIPCIÓN
TERCERA CIRCUNSCRIPCIÓN
CUARTA CIRCUNSCRIPCIÓN
QUINTA CIRCUNSCRIPCIÓN
De acuerdo a los resultados anteriores, las curules por partido político por circunscripción
plurinominal, quedarían de la forma siguiente:
PARTIDO
POLÍTICO 1ª. 2ª. 3ª. 4ª. 5ª. TOTAL
PAN
16 15 9 7 7 54
PRD
6 4 13 14 16 53
PT
0 2 1 0 0 3
PVEM
1 0 0 2 2 5
TOTAL
23 21 23 23 25 115
En virtud de que aún quedan once diputaciones por asignar, conforme al artículo
15, párrafo 2, inciso d), del código de la materia, se utilizará el método de resto
mayor para dicha asignación.
La aplicación de los restos mayores será respetando las curules asignadas por
partido y por circunscripción, siempre y cuando en cada ejercicio no se sobrepase el
límite de cuarenta diputaciones por circunscripción. En caso de que el resto mayor
de un partido se encuentre en una circunscripción en la que ya se hubiesen
distribuido las cuarenta diputaciones, se le asignará su diputado de representación
proporcional al siguiente resto mayor en la circunscripción donde todavía hubiese
curules por distribuir, por lo tanto:
PAN 1 0 0 1 1 3
PRD 0 1 0 1 0 2
PT 1 0 1 0 1 3
PVEM 0 1 1 1 0 3
TOTAL 2 2 2 3 2 11
Una vez hechas todas las operaciones a que constriñen la Constitución y el código
electoral, la asignación de las 200 curules por el principio de representación
proporcional, quedó de la siguiente manera:
PAN 17 15 9 8 8 57
PRI 15 17 15 14 13 74
PRD 06 5 13 15 16 55
PT 1 2 2 0 1 6
PVEM 1 1 1 3 2 8
TOTAL 40 40 40 40 40 200
Una vez más, para el desarrollo de la fórmula nos remitiremos al acuerdo del
Consejo General del Instituto Federal Electoral, publicado en el Diario Oficial de la
Federación el día veintinueve de agosto de 1997, toda vez que en él se consignan
los datos oficiales, en su relación directa con las reglas legales establecidas.
En principio, se debe entender por votación total emitida: la suma de todos los
votos depositados en las urnas para la lista de circunscripción plurinominal
nacional.
PC 337,328 1.12%
PT 745,881 2.47%
Por el cociente natural se distribuyen a cada partido político tantos senadores como
número de veces contiene su votación dicho cociente:
El código electoral señala que resto mayor es el remanente más alto entre los restos
de las votaciones de cada partido político después de haber participado en la
distribución de senadores mediante el cociente natural.
PAN 8 1 9
PRI 12 1 13
PRD 8 0 8
PT 0 1 1
PVEM 1 0 1
TOTAL 29 3 32
Toda vez que en las elecciones pasadas sólo se eligieron senadores por el principio
de representación proporcional 7, los partidos políticos no tuvieron que acreditar el
registro de por lo menos veintiún listas con las dos fórmulas por entidad federativa
de las candidaturas a senadores de mayoría relativa, requisito que el COFIPE, en su
artículo 178, párrafo 5, exige para el registro de las listas nacionales de
candidaturas a senadores por el principio de representación proporcional para la
circunscripción plurinominal nacional.
Cabe advertir que el desarrollo de las fórmulas se llevó a cabo, obviamente, con los
resultados electorales, esto quiere decir que ya se han realizado todos los escrutinios
y cómputos. Aunque técnicamente esta parte corresponde a resultados, se consideró
que para fines didácticos era mejor su tratamiento en este apartado.
1. CONCEPTO
Por su parte, este autor no sólo se refiere al escrutinio en las mesas electorales,
pues afirma que con la conclusión de esta fase no finaliza el procedimiento electoral
ya que todavía queda por realizarse el escrutinio general, el cual define, en sentido
estricto, “...como el recuento y suma de los resultados parciales obtenidos en las
distintas mesas electorales correspondientes a una misma circunscripción” 11.
Al respecto, Arturo Núñez establece que el escrutinio implica “...la revisión atenta
de las boletas electorales para clasificarlas conforme a las reglas establecidas a fin
de hacer el cómputo o recuento de los votos”12.
Según Luis Farías Mackey, el escrutinio “...es el examen cuidadoso de los votos
emitidos del número de electores que votaron y de la cantidad de boletas
sobrantes”13.
En lo tocante al vocablo “cómputo”, de manera muy general, Luis Farías, dice que
el cómputo “...es la cuenta y suma de los votos” 14.
Según Javier Patiño Camarena, el cómputo distrital “...es la suma de los resultados
electorales en las actas de escrutinio y cómputo de las casillas de cada uno de los
distritos electorales”15 .
Para Arturo Núñez Jiménez, es “La suma de los resultados de las actas de
escrutinio y cómputo de las casillas consignadas en las formas legales
establecidas,...que se asentará en el acta correspondiente” 16.
Como se puede apreciar escrutinio y cómputo son diferentes pero al mismo tiempo
concomitantes, por lo que se puede decir que es correcto hablar de escrutinio y
cómputo de casilla, que es el que se realiza el día de la jornada electoral; cómputo
distrital que se efectúa desde las ocho horas del siguiente miércoles a la jornada
electoral; cómputo de entidad federativa que se lleva a cabo al siguiente domingo
del día de la jornada electoral; al igual que el cómputo de representación
proporcional en cada circunscripción, así como el cómputo total de las elecciones de
senadores y diputados por el principio de representación proporcional; y finalmente,
el cómputo que verificará el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación
para la elección de Presidente de la República en el año 2000.
Para entender el hecho sin precedente del cómputo que realizará el Tribunal
Electoral, es necesario contemplar la evolución histórica de dicha actividad, cabe
hacer la aclaración, que los resultados electorales y la calificación de las elecciones
serán tratadas simultáneamente a los cómputos en el desarrollo de esta visión
panorámica, hasta la legislación actual. Lo anterior, debido a que estas tres
instancias (escrutinio y cómputo, resultados y calificación de elecciones), son actos
continuos y su estudio en este caso consideramos debe ser en conjunto.
3. EVOLUCIÓN
Publicaba el presidente esta votación por medio de copia certificada del escrutinio,
circulándola por los pueblos de la feligresía.
A las nueve de la mañana del día de la elección, reunidos siete ciudadanos por lo
menos, en el sitio público que se haya designado, y bajo la presidencia del vecino
que al efecto haya comisionado el ayuntamiento, para sólo instalar la mesa,
procedían a nombrar de entre los individuos presentes, que hubiesen recibido
boleta, un presidente, dos escrutadores y dos secretarios que desde luego
comenzarían a funcionar.
Ley Electoral del 6 de febrero de 1917. Una vez cerrada la casilla se procedía de
inmediato a hacer el cómputo de los votos emitidos, comenzando por la elección de
diputados, para ello uno de los escrutadores sacaba del ánfora respectiva una por
una las boletas y leía en voz alta el nombre de las personas a cuyo favor se hubiese
emitido el voto, lo que era comprobado por el otro escrutador, simultáneamente los
secretarios formaban las listas de escrutinio, una vez concluido, se levantaba el acta
correspondiente en la que se hacía constar:
Las juntas computadoras se integraban por los presidentes de las casillas electorales,
quienes se reunían en el lugar que la autoridad municipal de la cabecera del distrito
señaló con anterioridad, el jueves siguiente al día de la elección a partir de las diez
de la mañana, para tal efecto nombraban un presidente, un vicepresidente, cuatro
secretarios y cuatro escrutadores.
La junta computadora del primer distrito electoral de cada estado o del Distrito
Federal era el encargado de hacer el cómputo de los votos emitidos en el mismo
estado o en el Distrito Federal, para la elección de senadores al Congreso de la
Unión, el cual se realizaba exactamente en los mismos términos.
Por último, debemos señalar que los secretarios de las juntas tenían la obligación de
hacer público, los resultados de los cómputos, informando al Gobierno del Estado o
del Distrito Federal, a la Secretaría de Gobierno, a la secretaría de la Cámara de
Senadores, en el Diario Oficial del Estado, fijándolos en lugares públicos,
subsistiendo la autocalificación.
Ley Para la Elección de Poderes Federales del dos de junio de 1918. Durante la
vigencia de esta ley el escrutinio y cómputo en la casilla se realizaba de la siguiente
forma:
Una vez cerrada la votación, se procedía a enumerar por orden las boletas sobrantes
y se inutilizaban por medio de dos rayas diagonales con tinta. Se comprobaba si el
número de votos contenidos en el ánfora correspondía al número de electores que
hubiesen emitido su voto, uno de los escrutadores sacaba una por una las boletas
contenidas en el ánfora, contándolas en voz alta y depositándolas en la mesa; el otro
escrutador sumaba al mismo tiempo el número de electores que hubiesen votado.
De esta operación se tomaba nota para ser consignada en el acta.
Al terminar el cómputo debían llenarse tres esqueletos, uno sería fijado al levantarse
la casilla, esqueleto que contenía los resultados de dicha casilla.
Las cámaras calificaban las elecciones de sus miembros, las resoluciones que sobre
ello se pronunciaran, serían definitivas e inatacables.
El decreto del dos de julio de 1920. En cuanto a los cómputos, establecía que el
congreso local, o la Cámara de Diputados, si se trataba de la elección de senadores
por el Distrito Federal, recibían los expedientes que les remitían las juntas
computadoras de los distritos y hacían la computación total de votos, ajustándose a
las prescripciones aplicables al caso, contenidas en la Ley Electoral del primero de
julio de 1918, expresando el número de votos obtenidos por cada candidato y en
cuál de ellos recaía la elección por haber obtenido el mayor número de votos.
Al final debían agregar al expediente respectivo las boletas de votación por orden
numérico y un ejemplar del resumen final de la votación computada.
Ø Debían abrir los que aparecieran sin alteración, siguiendo el orden numérico de
las casillas y tomando nota de los resultados constantes en el acta de escrutinio;
si hubiere objeción fundada contra las constancias de esa acta, repetían el
escrutinio de la sección, haciendo el recuento de los votos;
El secretario anotaba en hojas por separado los resultados de cada una de las
operaciones realizadas, los que una vez verificados, transcribía en las respectivas
actas de escrutinio y cómputo de cada elección.
Los presidentes de las mesas de casilla fijaban avisos en lugar visible del exterior de
las mismas, con los resultados de cada una de las elecciones.
Cómputos distritales. Los consejos distritales debían celebrar sesión a partir de las
8:00 horas del miércoles siguiente al día de la jornada electoral, para hacer el
cómputo de cada una de las elecciones, en el orden siguiente: el de la votación para
diputados, el de la votación para senador, y el de la votación para Presidente de los
Estados Unidos Mexicanos.
Las reformas de 1993, que surtieron efectos para la elección del año siguiente,
introdujeron la derogación de los colegios electorales de las Cámaras de Diputados
y Senadores.
Por lo tanto, nos encontramos aquí ante un sistema de calificación de elecciones que
se considera mixto, por la intervención del órgano jurisdiccional y el colegio
electoral.
En todo lo anterior, es decir, en el escrutinio y cómputo y resultados electorales, en
casilla, distrito y entidad federativa, así como circunscripción plurinominal, subsiste
el sistema que imperaba en el código electoral de 1991.
Ø Los dos escrutadores bajo la supervisión del presidente, clasificarán las boletas
para determinar: el número de votos emitidos a favor de cada uno de los
partidos políticos o candidatos y el número de votos que sean nulos; y
Ø El secretario anotará en hojas por separado los resultados de cada una de las
operaciones señaladas.
Para determinar la validez o nulidad de los votos se observarán las reglas
siguientes: se contará un voto válido por la marca que haga el elector en un solo
cuadro en el que se contenga el emblema de un partido político, el de una coalición
o el de los emblemas de los partidos coligados; se contará como nulo cualquier voto
emitido en forma distinta a la señalada, y los votos emitidos a favor de candidatos
no registrados se asentarán en el acta por separado. En ningún caso se sumarán a
los votos nulos las boletas sobrantes que fueron inutilizadas.
Cumplidas las acciones a que nos referimos, los presidentes de las mesas directivas
de casilla, fijarán avisos en lugar visible del exterior de las mismas los resultados de
cada una de las elecciones, los que serán firmados por el presidente y los
representantes que así deseen hacerlo.
Los consejos distritales celebrarán sesión a partir de las 8:00 horas del miércoles
siguiente al día de la jornada electoral, para hacer el cómputo de cada una de las
elecciones, en el orden siguiente: el de la votación para Presidente de los Estados
Unidos Mexicanos, el de la votación para diputados y el de la votación para
senadores.
Cada uno de los cómputos a los que se refiere el párrafo anterior, se realizará
sucesiva e ininterrumpidamente hasta su conclusión.
Ø Cuando existan errores evidentes en las actas, el consejo distrital podrá acordar
realizar nuevamente el escrutinio y cómputo;
Ø Acto seguido, se abrirán los paquetes en que se contengan los expedientes de las
casillas especiales;
Ø Se tomará nota de los resultados que consten en cada una de las actas de
cómputo distrital;
Ø La suma de esos resultados constituirá el cómputo de entidad federativa de la
elección de senador;
El presidente del consejo local deberá publicar en lugar visible los resultados
electorales.
Ø Se tomará nota de los resultados que consten en las actas de cómputo distrital de
la circunscripción;
1. CONCEPTO
Una vez realizados los diferentes tipos de cómputos, el efecto natural de ellos, son
los resultados, mismos que como concepto genérico lo podemos entender como la
consecuencia de un hecho u operación matemática, en materia electoral se refieren
precisamente al conteo final que se realiza en las casillas y en los distintos consejos
del Instituto Federal Electoral para determinar al ganador de una elección.
2. CARACTERÍSTICAS
El resultado que se da en casillas es obviamente parcial, toda vez que sólo revela
una parte de la elección, pero al mismo tiempo definitivo con respecto a esa casilla,
si no es anulada por una impugnación que resuelva el Tribunal Electoral del Poder
Judicial de la Federación.
Por lo que toca al resultado del cómputo distrital, su resultado es definitivo respecto
a la elección de diputados de mayoría relativa por ese distrito, si no es modificada
por las impugnaciones que en el caso de haberlas, resolvería el Tribunal Electoral
del Poder Judicial de la Federación y parcial respecto a otras elecciones.
A todos estos resultados tenemos que agregar el resultado del cómputo que realiza
el Consejo General para la asignación de diputados y senadores por el principio de
representación proporcional.
A este respecto debemos señalar que el Consejo General para realizar este cómputo
y obtener un resultado definitivo de las elecciones por el principio de representación
proporcional, en primer lugar, debe de tomar en cuenta las sentencias pronunciadas
por el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación y acatarlas en sus
términos, y con las recomposiciones que en su caso hubiese realizado el tribunal.
4. RESULTADOS PRELIMINARES
Los objetivos de este programa son difundir de manera inmediata antes de que se
efectúe el cómputo en los consejos distritales, los resultados fehacientes y oportunos
de los diferentes tipos de elección, así como garantizar la seguridad, transparencia,
confiabilidad e integridad en la información en los resultados electorales, porque al
darlos a conocer de manera inmediata, se eliminan las suspicacias respecto a la
legalidad de las elecciones.
Finalmente, una vez que se han realizado los diferentes cómputos, por obviedad se
continúan con los resultados electorales, éstos no sólo determinan al ganador en las
elecciones de mayoría relativa, sino que precisamente con estos resultados y con las
bases que establece la Constitución y la ley electoral se desarrolla la fórmula para la
asignación de diputados y senadores por el principio de representación
proporcional, cuyas bases y lineamientos se comentaron al principio de este trabajo
y por lo mismo en ese apartado se desarrolló la fórmula matemática para la
asignación respectiva.
1. SISTEMA DE AUTOCALIFICACIÓN
1.1. Concepto
1.2. Características
2. SISTEMA DE HETEROCALIFICACIÓN
2.1 Concepto
Por lo que respecta al sistema heterocalificación, se puede señalar que está confiado
a un órgano jurisdiccional, pudiendo conceptualizarse “...como la facultad de
revisar y determinar la nulidad o validez de las elecciones, confiado a un órgano
jurisdiccional ordinario especializado”21 , en el que se ventila un proceso que
combina con una resolución y se sustenta también en dos principios: el de
juridicidad, ya que existen órganos jurisdiccionales con atribuciones para dirimir las
controversias y, el de división de poderes, porque la calificación electoral debe ser
realizada por autoridades que formal y materialmente tengan la tarea de juzgar,
siendo independientes del congreso o asamblea, para resolver con imparcialidad.
2.2. Características
3. SISTEMA MIXTO
3.1. Concepto
3.2 Características
4. SISTEMA JURISDICCIONAL
4.1. Concepto
4.2. Características
Dicho sistema nos permite garantizar que todos los actos y resoluciones de las
autoridades electorales, pueden ser sujetos a impugnación que debe ser resuelta por
un órgano especializado del Poder Judicial Federal, el cual basa sus resoluciones en
los principios de constitucionalidad y legalidad.
Por otro lado, encontramos que el sistema mixto se dio en nuestro país al
surgimiento de órganos especializados de 1987, el denominado Tribunal de lo
Contencioso Electoral, pero aun así prevalecía la decisión de los colegios
electorales.
Por último, debemos señalar que el Consejo General del Instituto Federal Electoral
al realizar el cómputo final de las elecciones por el principio de representación
proporcional, entrega las constancias de asignación por dicho principio.
NOTAS
1 MARTÍN, Alonso. Voz: Fórmula, en: Enciclopedia del idioma, t. II. Ed. Aguilar. México, 1991, p. 2038.
2 RAE, D.W. Cit. por BERLÍN VALENZUELA, Francisco. en: Memoria del Primer Congreso Internacional de Derecho
Electoral, vol. II. UNAM, Universidad Veracruzana de Xalapa, Veracruz. México, 1991, p. 9.
3 NOHLEN, Dieter. Sistemas Electorales y Partidos Políticos. Ed. Fondo de Cultura Económica. México, 1995, p. 92.
4 Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación. México,
Centroamérica. No. 25. UNAM, Instituto de Investigaciones Jurídicas, Corte de Constitucionalidad de Guatemala y
Procurador de Derechos Humanos de Guatemala. México, 1997, p. 163.
6 Vid. GARCÍA ÁLVAREZ, Yolli. Senadores de Representación Proporcional, debut y despedida, en: Boletín del Centro de
Capacitación Judicial Electoral. Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación. México, mayo-junio, 1998. Año 4.
No. 3, pp. 4 a 7 y 15.
7 Según se dispone en el Artículo Noveno Transitorio del Decreto de reformas al Código Federal de Instituciones y
Procedimientos Electorales, publicado en el Diario Oficial de la Federación. México, D. F., 22 de noviembre de 1996.
8 RUÍZ NAVARRO PINAR, José Luis.Voz: Escrutinio, en: Diccionario Electoral (CAPEL). San José de Costa Rica, 1989,
p. 273.
9 Ibid., p. 273.
10 Ibid., p. 274.
11 Ibid., p. 278.
12 NÚÑEZ JIMÉNEZ, Arturo. El nuevo Sistema Electoral Mexicano. Ed. Fondo de Cultura Económica. México, p. 209.
13 FARÍAS MACKEY, Luis. La Jornada Electoral, paso a paso. Ed. Miguel Ángel Porrúa. México, 1997, p. 85.
14 Ibid., p. 85.
15 PATIÑO CAMARENA, Javier. Derecho Electoral Mexicano. UNAM. México, 1994, p. 442.
22 OROZCO HENRÍQUEZ, José de Jesús. Comentarios al Artículo 60 Constitucional. Constitución Política de los Estados
Unidos Mexicanos comentada. UNAM, Instituto de Investigaciones Jurídicas. México, D. F. 1994, p. 227.
LOS DERECHOS POLÍTICO ELECTORALES
DE LOS CIUDADANOS MEXICANOS
Arturo BARRAZA
Sumario. I. Los derechos fundamentales. II. Clasificación. 1. Los derechos humanos. 2. Las
garantías sociales. 3. Las garantías individuales. 4. Los derechos político electorales. 4.1. Los
derechos político electorales y el derecho público. 4.2. Los derechos político electorales como
derechos fundamentales. 4.3. Los derechos político electorales y el estado de derecho. 4.4. La
persona como ciudadano. 4.5. El ciudadano como representante de la soberanía del pueblo. 4.6. La
democracia y la renovación del poder público. 4.7. Sujetos y limitaciones: 4.8. Los principios
constitucionales. 4.9. El régimen federal y los derechos político electorales. 4.10. Legislación
Electoral.
Más tarde, con fecha veintiocho de enero de 1992, apareció publicado en el Diario
Oficial de la Federación, el decreto por el que se modificó el artículo 102 de la
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, adicionando a dicho
numeral el actual apartado B). Esta modificación a la Ley Suprema, concedió
facultades al Congreso de la Unión y a las legislaturas de los estados, para que
dentro del ámbito de sus respectivas jurisdicciones, se establecieran organismos de
protección de los derechos humanos, los cuales conocerán de las quejas en contra
de actos u omisiones de naturaleza administrativa que provengan de cualquier
autoridad o servidor público, excepción hecha de los correspondientes al Poder
Judicial de la Federación. Asimismo, se les otorgó competencia para formular
recomendaciones, las cuales tienen el carácter de públicas, autónomas, no
vinculatorias, así como de presentar denuncias y quejas ante las autoridades
respectivas.
Por otra parte, con fecha doce de noviembre del mismo año, se publicó en el Diario
Oficial de la Federación, el Reglamento Interno de la Comisión Nacional de
Derechos Humanos. Con esta reforma se eleva a rango constitucional la Comisión
Nacional de Derechos Humanos y se establece que las legislaturas de los estados
dispondrán de un año, a partir de la publicación de este decreto, para instaurar
organismos para su defensa y protección dentro del ámbito de sus respectivas
jurisdicciones.
Resulta particularmente importante manifestar que en nuestro país desde 1847 han
existido organismos de protección a los derechos humanos. Entre ellos podemos
mencionar la Procuraduría de Pobres, impulsada por Ponciano Arriaga en San Luis
Potosí en el año de 1847; la Dirección para la Defensa de los Derechos Humanos en
el Estado de Nuevo León en el año de 1979; la Procuraduría de Vecinos en la
Ciudad de Colima en 1983; la Defensoría de los Derechos Universitarios instaurada
en la Universidad Nacional Autónoma de México en 1985; la Procuraduría para la
Defensa del Indígena en Oaxaca creada en el año de 1986; la Procuraduría Social de
la Montaña en el Estado de Guerrero fundada en 1987; la Procuraduría de
Protección Ciudadana en el Estado de Aguascalientes en 1988; la Defensoría de los
Derechos de los Vecinos en el Municipio de Querétaro en el año de 1988; la
Procuraduría Social del Departamento del Distrito Federal en 1989; la Comisión de
Derechos Humanos en el Estado de Morelos creada en 1989. Es importante señalar
que antes de la creación de la Comisión Nacional de Derechos Humanos el seis de
junio de 1990, en la propia Secretaría de Gobernación ya existía una Dirección
General de Derechos Humanos establecida el trece de febrero de 1989.
En esta relación jurídica, el Estado a través de las autoridades, realiza una actividad
de conciliación de intereses entre estas dos capas económicamente diferentes. Esta
conducta de la autoridad, obviamente no es discrecional sino que se encuentra
fundada y motivada, no sólo en los preceptos constitucionales de carácter social a
que hemos hecho alusión, sino también en los demás ordenamientos jurídicos
reglamentarios de dichos preceptos.
Sobre el particular y toda vez que las garantías forman parte de la Constitución,
para que éstas sean modificadas, ya sea a través de reformas o de adiciones, se
requiere necesariamente la intervención del Poder Constituyente Permanente y de la
observancia del procedimiento especial que establece el artículo 135 constitucional.
Consecuentemente, las garantías gozan también del principio de rigidez.
En este contexto, la Constitución se convierte en la fuente principal de los derechos
fundamentales del hombre, los cuales por el hecho de encontrarse en la Norma
Suprema gozan de los principios de supremacía, primacía y rigidez constitucional y
quien atente contra estos principios atenta contra la propia Norma Suprema. Por
otra parte, la importancia de que los derechos fundamentales se encuentren en la
Carta Magna es toral, toda vez que en la Constitución se fundamenta el estado de
derecho, obra magna construida por una sociedad en la que el hombre, con base en
los atributos de su propia dignidad, es decir, de su inteligencia, libertad y
sociabilidad, le obligan a buscar mediante un orden sistematizado la justicia, la
seguridad y el bien común, por tal motivo “Si alguna ley debe ser cumplida y
observada -espontánea o coercitivamente-, es la ley suprema del país”12.
Por lo que se refiere a sus características jurídicas, no hay duda que los derechos
políticos son derechos fundamentales, prueba de ello, es su reconocimiento por los
documentos de mayor importancia en el Derecho. En el ámbito internacional, la
Declaración Universal de Derechos Humanos de la Organización de la Naciones
Unidas establece en su artículo 21, “1. Toda persona tiene derecho a participar en
el gobierno de su país, directamente o por medio de representantes libremente
escogidos. 2. Toda persona tiene el derecho de acceso en condiciones de igualdad, a
las funciones públicas de su país”16 . En nuestro sistema jurídico, la Constitución
Política de los Estados Unidos Mexicanos reconoce en diversos artículos los
derechos políticos a favor de los gobernados, en el ejercicio de sus actividades
relacionadas directa e indirectamente con el Estado en su función política. No
obstante, cabe aclarar que estos derechos se reconocen tanto a favor de los
individuos como de los ciudadanos relacionados directa o indirectamente con el
Estado en el ejercicio de su función política. Entendiendo por “individuo” a todo
ser humano desde su nacimiento, con independencia de sexo, edad, nacionalidad,
religión, estado civil, posición económica, etcétera, y por “ciudadano”, según el
artículo 34 constitucional, los varones y las mujeres que teniendo la calidad de
mexicanos, ya sea por nacimiento o naturalización, hayan cumplido dieciocho años
y tengan un modo honesto de vida. En este contexto, los derechos políticos en
general no sólo se refieren a los derechos de los ciudadanos de votar, ser votado, de
asociación y de afiliación política, como lo establecen las fracciones I, II y III del
artículo 35, así como el párrafo segundo de la fracción I del artículo 41; sino
también a los derechos que tiene todo individuo para intervenir en actividades que
se encuentren relacionadas con el Estado en el ejercicio de la función política, es
decir, con independencia de que se trate de derechos para elegir a autoridades
públicas, o de ser electo, o de asociarse, o de reunirse pacíficamente para tomar
parte en los asuntos políticos del país. Estos derechos también protegen el ejercicio
de petición, de manifestación de las ideas, ya sea en forma escrita o en forma oral,
e inclusive la propia actividad legislativa que es una función política. En fin, estos
derechos son muy amplios pues no sólo se refieren a la elección de quienes habrán
de gobernarnos como órganos del Estado, sino a la totalidad de la función política
de éste. Un ejemplo muy claro de los derechos políticos en general, es el artículo
11 de la Constitución Política del Estado de Jalisco, el cual considera los procesos
de plebiscito y referéndum, a saber: “Artículo 11. El Sufragio es la expresión de la
voluntad popular para la elección de los integrantes de los poderes Legislativo y
Ejecutivo, de los gobiernos municipales y para la participación en los procesos de
plebiscito y referéndum en los términos que establezcan las leyes. La renovación de
los Poderes Legislativo y Ejecutivo y de los ayuntamientos del Estado, se realizará
en elecciones, mediante la emisión del sufragio universal, libre, secreto, directo e
intransferible”. De igual manera se pronuncia la Constitución del Estado de
Chihuahua en su artículo 21 el cual establece: “Son derechos de los ciudadanos
chihuahuenses: I. Votar en las elecciones populares del Estado, así como participar
en los procesos plebiscitarios, de referéndum y de revocación de mandato”.
Bajo esta perspectiva, los derechos político electorales pertenecen por su naturaleza
a la rama del Derecho Público, ya que a través de su ejercicio es como
participan los gobernados que tienen el carácter de ciudadanos para configurar a
los órganos del Estado, ya sea por medio del sufragio, a través de partidos y
asociaciones políticas o con el carácter de candidatos. En el supuesto de que estos
derechos sean violados, existen recursos y juicios que se hacen valer, conforme a la
normatividad aplicable en la materia, e inclusive esta defensa y protección adquiere
el rango constitucional, al establecer la base IV del artículo 41, “Para garantizar los
principios de constitucionalidad y legalidad de los actos y resoluciones electorales,
se establecerá un sistema de medios de impugnación en los términos que señalen
esta Constitución y la ley. Dicho sistema dará definitividad a las distintas etapas de
los procesos electorales y garantizará la protección de los derechos políticos de los
ciudadanos de votar, ser votado y de asociación...”. En ese sentido, la Ley General
del Sistema de Medios de Impugnación en Materia Electoral señala:
ARTÍCULO 3
1. El sistema de medios de impugnación regulado por esta ley tiene por objeto
garantizar:
a) Que todos los actos y resoluciones de las autoridades electorales se sujeten
invariablemente, según corresponda, a los principios de constitucionalidad y de
legalidad; y
b) La definitividad de los distintos actos y etapas de los procesos electorales.
2. El sistema de medios de impugnación se integra por:
a) El recurso de revisión, para garantizar la legalidad de actos y resoluciones de
la autoridad electoral federal;
b) El recurso de apelación, el juicio de inconformidad y el recurso de
reconsideración, para garantizar la constitucionalidad y legalidad de actos y
resoluciones de la autoridad electoral federal;
c) El juicio para la protección de los derechos político-electorales del
ciudadano; y
d) El juicio de revisión constitucional electoral, para garantizar la
constitucionalidad de actos o resoluciones de las autoridades locales en los
procesos electorales de las entidades federativas.
...
Por lo anterior, podemos distinguir con claridad que los derechos político
electorales pertenecen por su naturaleza a la rama del Derecho Público, toda vez
que éste regula, a través de la legislación aplicable en la materia, relaciones entre
los que ostentan el carácter de ciudadanos y el Estado. Este tema será retomado en
el apartado correspondiente a los sujetos del Derecho Electoral.
Por lo que se refiere a la relación existente entre los derechos político electorales y
el estado de derecho, podemos asegurar que se trata de una relación indisoluble
entre la persona, la sociedad, el orden jurídico y el Estado, pues es a través de los
derechos político electorales como se elabora un sistema jurídico, se conforma al
Estado, se designa la forma de su gobierno y se elige a las autoridades de los
poderes públicos, las cuales por medio de sus actos, representan al Estado en su
funcionamiento, es decir, en sus actividades de carácter legislativo, ejecutivo y
judicial.
Desde el punto de vista filosófico, la palabra fue introducida por el estoicismo para
indicar los papeles representados en la vida por el hombre. Dice Epicteto:
“Recuerda que tú no eres otra cosa que actor de un drama, el cual será breve o
largo según la voluntad del poeta. Y si a éste le place que representes la P. de un
mendigo, trata de representarla en forma adecuada. De igual modo, si te es
asignada la P. de un cojo, de un Magistrado, de un hombre común. Puesto que a tí
sólo te corresponde el representar bien a la P. que se te destina, cualquiera que sea:
corresponde a otro el elegirla”25. Asimismo, la noción de persona tuvo amplia
repercusión en el pensamiento cristiano. Al respecto, de los autores más influyentes
en este tema se distingue Severino Boecio, filósofo romano del siglo V, quien
definió a la persona como: “...la sustancia individual de naturaleza racional”26. A
partir de entonces a la persona se le tiene por reconocido un rango y una categoría
superiores que derivan del intelecto, toda vez que se trata de un ser dotado por la
naturaleza con inteligencia, lo cual le permite razonar, tener voluntad y
autodeterminación. Este atributo es inmanente a la persona y es lo que conocemos
como dignidad. Como consecuencia, la dignidad no se fundamenta en el sexo, la
raza, el color, las creencias religiosas o la condición económica; tiene como base la
inteligencia y la voluntad propia del ser humano como persona, es decir, como ser
pensante.
Art. 18. Son ciudadanos aquellos españoles que por ambas líneas traen su
origen de los dominios españoles de ambos hemisferios, y están avecindados en
cualquier pueblo de los mismos dominios.
Art. 19. Es también ciudadano el extranjero que, gozando ya de los derechos de
español, obtuviere de las Cortes carta especial de ciudadano.
Art. 20. Para que el extranjero pueda obtener de las Cortes esta carta, deberá
estar casado con española y haber traído o fijado en las Españas alguna
invención o industria apreciable, o adquirido bienes raíces por los que pague
una contribución directa, o establecídose en el comercio con un capital propio y
considerable a juicio de las mismas Cortes, o hecho servicios señalados en bien
y defensa de la Nación.
Art. 21. Son asimismo ciudadanos los hijos legítimos de los extranjeros
domiciliados en las Españas que, habiendo nacido en los dominios españoles, no
hayan salido nunca fuera sin licencia del gobierno, y teniendo 21 años
cumplidos, se hayan avecindado en un pueblo de los mismos dominios,
ejerciendo en él alguna profesión, oficio o industria útil.
Es importante señalar que en los ordenamientos jurídicos a que nos hemos referido,
el término de ciudadano sólo era aplicable al varón, no a la mujer; siendo hasta el
diecisiete de octubre de 1953, fecha en que aparece en el Diario Oficial de la
Federación el decreto mediante el cual se reforma el artículo 34 constitucional y
establece la igualdad política entre el hombre y la mujer. En dicho numeral se
estableció: “Artículo 34. Son ciudadanos de la República los varones y las mujeres
que, teniendo la calidad de mexicanos, reúnan, además, los siguientes requisitos: I.
Haber cumplido 18 años, siendo casados, o 21 si no lo son, y II. Tener un modo
honesto de vivir”. En la iniciativa para la reforma constitucional, que surgió del
Poder Ejecutivo en uso de las facultades que para tal efecto le confiere la propia
Constitución, destaca lo siguiente: “Que a partir de la revolución y consciente de su
alta misión en las vicisitudes de nuestras luchas libertarias, la mujer ha logrado
obtener, una preparación cultural, política y económica, similar a la del hombre,
que la capacita para tener una eficaz y activa participación en los destinos de
México” 28.
Por otra parte, durante el régimen constitucional del licenciado Miguel Alemán
Valdés, se reformó el doce de febrero de 1947 el artículo 115 constitucional,
reconociendo el derecho político de la mujer para votar y ser votada en las
elecciones municipales en igualdad de condiciones que los varones29. Esto nos
demuestra que antes del reconocimiento en la Constitución Política de los Estados
Unidos Mexicanos de los derechos político electorales a favor de la mujer, primero
fueron reconocidos en el ámbito municipal.
ARTICULO 34
Son ciudadanos de la República los varones y las mujeres que, teniendo la
calidad de mexicanos, reúnan, además, los siguientes requisitos:
I. Haber cumplido dieciocho años, y
II. Tener un modo honesto de vida.
ARTÍCULO 30
La nacionalidad mexicana se adquiere por nacimiento o por naturalización.
A) Son mexicanos por nacimiento:
I. Los que nazcan en territorio de la República, sea cual fuere la nacionalidad
de sus padres;
II. Los que nazcan en el extranjero de padres mexicanos, padre mexicano o de
madre mexicana, y
III. Los que nazcan a bordo de embarcaciones o aeronaves mexicanas, sean de
guerra o mercantes.
B) Son mexicanos por naturalización:
I. Los extranjeros que obtengan de la Secretaría de Relaciones carta de
naturalización, y
II. La mujer o el varón extranjeros que contraigan matrimonio con varón o con
mujer mexicanos y tengan o establezcan su domicilio dentro del territorio
nacional.
Más tarde, el absolutismo hizo suyo este concepto y fue entonces cuando el rey se
adjudicó este poder, identificando así al Estado con la figura del monarca. Este
sistema fue uno de los motivos principales que provocaron la Revolución en Francia
en el año de 1789, la cual a su triunfo no sólo hace efectivos los derechos naturales
del hombre al describirlos en la declaración, sino que también se distinguen en este
documento nuevas formas de organización política (no olvidemos que antes de la
Revolución Francesa existía la monarquía), entre los que se encuentran la soberanía
nacional y el régimen representativo:
Los artículos antes descritos que corresponden a la Declaración de los Derechos del
Hombre y del Ciudadano de 1789, revelan claramente un cambio significativo para
la época, toda vez que de un absolutismo en la persona del rey, las potestades que le
eran propias son transferidas directamente al pueblo en calidad de su titular directo.
En ese mismo sentido, se asegura que la ley debe ser consecuencia de la voluntad
general y para tal efecto faculta a los ciudadanos para que concurran, personalmente
o por medio de sus representantes a su formación, asimismo, se reconoce el
derecho de los ciudadanos para desempeñar cargos y empleos públicos, surgiendo
con ello, además del principio de soberanía en poder del pueblo, el régimen
representativo.
Por otra parte y por excepción, existen algunas autoridades que representan también
al pueblo en el ejercicio de su soberanía. Por ejemplo, cuando se elabora la
Constitución no es el pueblo quien interviene, es el constituyente quien en su
representación realiza esta tarea. Citaremos otro ejemplo: en los sistemas en los que
la Constitución es rígida (como el nuestro), para reformar o adicionar la
Constitución, existe un órgano especial para llevar a cabo este trabajo y tampoco se
acude al pueblo para que en forma directa modifique la Norma Suprema, sólo es
necesario la aplicación del artículo 135 constitucional el cual dispone:
Por lo antes expuesto, concluimos que los ciudadanos son los legítimos
representantes de la soberanía nacional.
Sin embargo, como el presente trabajo tiene como ámbito de referencia los derechos
político electorales de los ciudadanos mexicanos, únicamente nos dedicaremos a
este tema, los demás serán materia de otras investigaciones que seguramente serán
publicadas en esta obra.
ARTÍCULO 35
Son prerrogativas del ciudadano:
I.Votar en las elecciones populares;
II.Poder ser votado para todos los cargos de elección popular y nombrado para
cualquier otro empleo o comisión, teniendo las calidades que establezca la ley;
III.Asociarse individual y libremente para tomar parte en forma pacífica en los
asuntos políticos del país.
Ø La nacionalidad mexicana;
Ø La calidad de ciudadano;
Ø Haber cumplido dieciocho años; y
Ø Tener un modo honesto de vida.
Por lo que se refiere a la nacionalidad, ésta se puede adquirir por nacimiento o por
naturalización. Según el artículo 30, son mexicanos por nacimiento: los nacidos en
el territorio nacional, sea cual fuere la nacionalidad de sus padres; los que nazcan
en el extranjero de padres mexicanos, de padre mexicano o de madre mexicana, y
los nacidos a bordo de embarcaciones o aeronaves mexicanas, sean de guerra o
mercantes. Por otra parte, son mexicanos por naturalización: los extranjeros que
obtengan de la Secretaría de Relaciones carta de naturalización, y la mujer o el
varón extranjeros que contraigan matrimonio con varón o con mujer mexicanos y
tengan o establezcan su domicilio dentro del territorio nacional.
Sin embargo, para que este derecho pueda ser ejercitado es necesario, además,
cumplir con otros requisitos que se encuentran establecidos en el Código Federal de
Instituciones y Procedimientos Electorales (COFIPE), concretamente: estar inscrito
en el Registro Federal de Electores y contar con la credencial para votar.
ARTÍCULO 6°
1. Para el ejercicio del voto los ciudadanos deberán satisfacer, además de los
que fija el artículo 34 de la Constitución, los siguientes requisitos:
a) Estar inscritos en el Registro Federal de Electores en los términos dispuestos
por éste Código, y
b) Contar con la credencial para votar correspondiente.
2. En cada distrito electoral uninominal el sufragio se emitirá en la sección
electoral que comprenda al domicilio del ciudadano, salvo en los casos de
excepción expresamente señalados por este Código.
Por otra parte, para que el ciudadano se considere inscrito en el Registro Federal de
Electores es necesario que aparezca en el catálogo general de electores, en el
padrón electoral y en la lista nominal de electores de la sección correspondiente a su
domicilio, así como contar con la credencial para votar.
Además, en el supuesto caso de que alguno de estos derechos sea violentado por la
autoridad administrativa electoral, la Ley General del Sistema de Medios de
Impugnación en Materia Electoral tiene previsto para tal efecto, el juicio para la
protección de los derechos político electorales del ciudadano, el cual en el artículo
80 establece:
ARTÍCULO 80
1. El juicio podrá ser promovido por el ciudadano cuando:
a) Habiendo cumplido con los requisitos y trámites correspondientes, no hubiere
obtenido oportunamente el documento que exija la ley electoral respectiva para
ejercer el voto;
b) Habiendo obtenido oportunamente el documento a que se refiere el inciso
anterior, no aparezca incluido en la lista nominal de electores de la sección
correspondiente a su domicilio;
c) Considere haber sido indebidamente excluido de la lista nominal de electores
de la sección correspondiente a su domicilio.
ARTÍCULO 55
Para ser diputado se requieren los siguientes requisitos:
I. Ser ciudadano mexicano, por nacimiento, en el ejercicio de sus derechos;
II. Tener veintiún años cumplidos al día de la elección;
III. Ser originario del Estado en que se haga la elección o vecino de él con
residencia efectiva de más de seis meses anteriores a la fecha de ella.
Para poder figurar en las listas de las circunscripciones electorales
plurinominales como candidato a diputado, se requiere ser originario de alguna
de las entidades federativas que comprenda la circunscripción en la que se
realice la elección, o vecino de ella con residencia efectiva de más de seis
meses anteriores a la fecha en que la misma se celebre.
La vecindad no se pierde por ausencia en el desempeño de cargos públicos de
elección popular;
IV. No estar en servicio activo en el Ejército Federal, ni tener mando en la
policía o gendarmería rural en el distrito donde se haga la elección, cuando
menos noventa días antes de ella;
V. No ser Secretario o Subsecretario de Estado, ni Ministro de la Suprema
corte de Justicia de la Nación, a menos que se separe definitivamente de sus
funciones noventa días antes de la elección, en el caso de los primeros y dos
años, en el caso de los Ministros.
Los Gobernadores de los Estados no podrán ser electos en las entidades de sus
respectivas jurisdicciones durante el período de su encargo, aun cuando se
separen definitivamente de sus puestos.
Los Secretarios de Gobierno de los Estados, los magistrados y jueces Federales
o del Estado, no podrán ser electos en las entidades de sus respectivas
jurisdicciones si no se separan definitivamente de sus cargos noventa días antes
de la elección;
VI. No ser ministro de algún culto religioso, y
VII. No estar comprendido en alguna de las incapacidades que señala el artículo
59.
Por lo que se refiere a los requisitos para ser senador el artículo 58 establece: “Para
ser senador se requieren los mismos requisitos que para ser diputado, excepto el de
la edad, que será la de veinticinco años cumplidos al día de la elección”.
Por otra parte, el artículo 59 que tiene relación con los requisitos para ser diputado
o senador, dispone: “Los senadores y diputados al Congreso de la Unión no podrán
ser reelectos para el período inmediato. Los senadores y diputados suplentes podrán
ser electos para el período inmediato con el carácter de propietarios, siempre que no
hubieren estado en ejercicio; pero los senadores y diputados propietarios no podrán
ser electos para el período inmediato con el carácter de suplentes”.
Como podemos observar los requisitos para ser diputado y para ser senador, son
requisitos especiales que tienen como fundamento la importancia del cargo para el
cual están propuestos como candidatos; por lo tanto, se trata de requisitos mayores
a los que establece el artículo 35 en su fracción I, es decir, para votar. Así, para
ser diputado y senador es necesario tener la ciudadanía mexicana por nacimiento;
por lo tanto, los mexicanos por naturalización únicamente gozarán de los derechos
de votar, pero no de ser votados. Igual tratamiento se otorga a los ministros de los
cultos, al disponer en el artículo 130, inciso d): “En los términos de la ley
reglamentaria, los ministros de cultos no podrán desempeñar cargos públicos. Como
ciudadanos tendrán derecho a votar, pero no a ser votados”. Sin embargo, existe la
excepción para que los ministros de cultos puedan ser votados, que consiste en
separarse formal, material y definitivamente de su ministerio con la anticipación que
señala el artículo 14 de la Ley de Asociaciones Religiosas y Culto Público, a saber:
El artículo 130 constitucional, dispone como excepción el que los ministros de los
cultos sí pueden ser votados siempre y cuando se separen de su ministerio con la
anticipación y formalidades que establece la correspondiente ley reglamentaria. Las
hipótesis que nos presenta la citada ley depende de las funciones públicas a
desempeñar, las cuales son clasificadas en tres partes: puestos de elección popular,
cargos públicos superiores y, los demás cargos. Sin embargo, no especifica ni
detalla esta clasificación. En el caso que nos ocupa, es decir, para ser diputado o
senador, es de suponerse que estamos en presencia según esta ley en los puestos de
elección popular, para el cual deberán separarse formal, material y definitivamente
de su ministerio cuando menos cinco años antes de la elección. Para puestos de
cargos públicos superiores, tres años antes del día de la elección; para los demás,
bastarán seis meses. En estos casos existen obligaciones a cargo de las asociaciones
religiosas o de los ministros separados, consistente en que la separación de los
ministros de culto deberá comunicarse a la Secretaría de Gobernación dentro de los
treinta días siguientes al de su fecha. La separación o renuncia del ministro contará
a partir de la notificación realizada a la Secretaría de Gobernación.
Por lo que se refiere a la fracción VII del artículo 55, de la Ley Fundamental, nos
remite dicha fracción a las incapacidades señaladas por el artículo 59, el cual
señala: “Los senadores y diputados al Congreso de la Unión no podrán ser reelectos
para el período inmediato. Los senadores y diputados suplentes podrán ser electos
para el período inmediato con el carácter de propietarios, siempre que no hubieren
estado en ejercicio; pero los senadores y diputados propietarios no podrán ser
electos para el período inmediato con el carácter de suplentes”. Este artículo tiene
relación directa con el principio de la no reelección establecido en México como
consecuencia de la Revolución Mexicana de 1910, el cual era uno de sus
postulados. En ese sentido, si en el artículo 59 no existiera la disposición que
señala, podríamos encontrarnos en la reelección, es decir, un período estaría en
funciones el senador y el diputado propietario; en el siguiente el suplente podría ser
propietario, y el propietario suplente.
ARTÍCULO 7
1. Son requisitos para ser diputado federal o senador, además de los que señalan
respectivamente los artículos 55 y 58 de la Constitución, los siguientes:
a) Estar inscrito en el Registro Federal de Electores y contar con Cre- dencial
para Votar;
b) No ser magistrado electoral o secretario del Tribunal Electoral del Poder
Judicial de la Federación, salvo que se separe del cargo un año antes de la fecha
de inicio del proceso electoral de que se trate;
c) No ser Secretario Ejecutivo o Director Ejecutivo del Instituto, salvo que se
separe del cargo un año antes de la fecha de inicio del proceso electoral de que se
trate;
d) No ser consejero Presidente o consejero electoral en los consejos General,
locales o distritales del Instituto, salvo que se separe del cargo un año antes de la
fecha de inicio del proceso electoral de que se trate;
e) No pertenecer al personal profesional del Instituto Federal Electo- ral,
y
f) No ser presidente municipal o titular de algún órgano político-administrativo en
el caso del Distrito Federal, ni ejercer bajo circunstancia alguna las mismas
funciones, salvo que se separe del cargo tres meses antes de la fecha de elección.
En este artículo, distinguimos que se refiere a funcionarios electorales, los cuales
podemos clasificar tomando en consideración la institución a la que pertenecen, o
sea, al Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación o al Instituto Federal
Electoral. En el caso del primero, se encuentran los magistrados y el secretario
general; en el caso del segundo, el secretario ejecutivo, director ejecutivo,
consejero presidente, consejeros electorales y personal profesional. Por otra parte,
también se refiere a los presidentes municipales y a los titulares de los órganos
político administrativos del Distrito Federal. Asimismo, se establecen plazos para la
separación del cargo; para los magistrados, secretario general de acuerdos del
Tribunal; secretario ejecutivo, director ejecutivo, consejero presidente y consejeros
electorales del Instituto Federal Electoral, un año antes de la fecha del inicio del
proceso electoral de que se trate; para los presidentes municipales o titulares de
algún órgano político administrativo del Distrito Federal, tres meses antes de la
fecha de la elección; para el caso del personal profesional del Instituto Federal
Electoral, simplemente la no pertenencia.
En cuanto a los requisitos para ser Presidente de los Estados Unidos Mexicanos,
antes de su análisis es importante señalar la existencia del Presidente interino,
Presidente sustituto, Presidente provisional y Presidente Electo de acuerdo a la
consulta popular de los ciudadanos manifestada en las urnas, en el ejercicio de sus
derechos político electorales.
ARTÍCULO 82
Para ser Presidente se requiere:
I. Ser ciudadano mexicano por nacimiento, en pleno goce de sus derechos, e
hijo de padre o madre mexicanos y haber residido en el país al menos durante
veinte años;
II. Tener treinta y cinco años cumplidos al tiempo de la elección;
III. Haber residido en el país durante todo el año anterior al día de la elección.
La ausencia del país hasta por treinta días, no interrumpe la residencia;
IV. No pertenecer al estado eclesiástico ni ser ministro de algún culto;
V. No estar en servicio activo, en caso de pertenecer al Ejército, seis meses
antes del día de la elección;
VI. No ser secretario o subsecretario de Estado, jefe o secretario general de
Departamento Administrativo, Procurador General de la República, ni
gobernador de algún Estado, a menos de que se separe de su puesto seis meses
antes del día de la elección, y
VII. No estar comprendido en alguna de las causas de incapacidad establecidas
en el artículo 83.
Por otra parte, el artículo 83 dispone: “El Presidente entrará a ejercer su encargo el
uno de diciembre y durará en él seis años. El ciudadano que haya desempeñado el
cargo de Presidente de la República, electo popularmente, o con el carácter de
interino, provisional o sustituto, en ningún caso y por ningún motivo podrá volver a
desempeñar ese puesto”.
En este contexto, los ministros de cultos a que se hace referencia, sí pueden ser
votados siempre y cuando se separen de su ministerio con la anticipación y
formalidades que establece el artículo 130 aludido, y la correspondiente ley
reglamentaria.
Para tutelar los derechos a ser votados, que establece el artículo 35 constitucional,
en su fracción II, el juicio para la protección de los derechos político electorales del
ciudadano, dispone en el artículo 80 y 82 de la correspondiente Ley General del
Sistema de Medios de Impugnación en Materia Electoral, lo siguiente:
ARTÍCULO 80
1. El Juicio podrá ser promovido por el ciudadano cuando:
(...)
d) Considere que se violó su derecho político electoral de ser votado cuando,
habiendo sido propuesto por un partido político, le sea negado indebidamente su
registro como candidato a un cargo de elección popular.
ARTÍCULO 82
1. Cuando por causa de inelegibilidad de los candidatos, las autoridades
electorales competentes determinen no otorgar o revocar la constancia de
mayoría o de asignación respectiva, se deberá atender a lo siguiente:
a) En los procesos electorales federales, el candidato agraviado sólo podrá
impugnar dichos actos o resoluciones a través del juicio de inconformidad y, su
caso, el recurso de reconsideración en la forma y términos previstos por los
Títulos Cuarto y Quinto del Libro Segundo de la presente ley; y
b) En los procesos electorales de las entidades federativas, el candidato
agraviado sólo podrá promover el juicio a que se refiere el presente Libro,
cuando la ley electoral correspondiente no le confiere un medio de impugnación
jurisdiccional que sea procedente en estos casos o cuando habiendo agotado el
mismo, considere que no se reparó la violación constitucional reclamada.
Por lo que se refiere al artículo 35, fracción III, éste dispone: “Son prerrogativas
del ciudadano: Asociarse individual y libremente para tomar parte en forma pacífica
en los asuntos políticos del país”. Como podemos observar, este artículo también
protege el derecho de asociación, con la diferencia de que la protección que brinda
se establece en sentido estricto, es decir, exclusivamente en materia política y como
derecho, sólo es reconocido a los ciudadanos, es decir, a los mexicanos mayores de
dieciocho años y con un modo honesto de vida. Con estos argumentos, entendemos
por asociación, el derecho político de que dispone el ciudadano para constituir
personas morales cuyos objetivos principales sean de carácter político. No obstante,
para que este derecho sea válido jurídicamente, es necesario que su ejercicio se
realice en forma individual, libre y pacífica.
Por otra parte, entre las personas morales de carácter político reconocidas
legalmente, se encuentran los partidos políticos y las agrupaciones políticas, así lo
dispone el Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales en su
artículo 5, párrafo 1 al determinar: “Es derecho de los ciudadanos mexicanos
constituir partidos políticos nacionales y agrupaciones políticas”. Por lo que
respecta a los primeros, el artículo 41 constitucional, fracción I, dispone: “Los
partidos políticos tienen como fin promover la participación del pueblo en la vida
democrática, contribuir a la integración de la representación nacional y como
organizaciones de ciudadanos, hacer posible el acceso de éstos al ejercicio del poder
público, de acuerdo con los programas, principios e ideas que postulan y mediante
el sufragio universal, libre, secreto y directo”.
Por su parte, el artículo 33 del código aludido, señala: “1. Las agrupaciones
políticas nacionales son formas de asociación ciudadana que coadyuvan al desarrollo
de la vida democrática y de la cultura política, así como a la creación de una
opinión pública mejor informada. 2. Las agrupaciones políticas nacionales no
podrán utilizar bajo ninguna circunstancia las denominaciones de partido o partido
político”. Al hacer el estudio comparativo de estos artículos, encontramos que tanto
los partidos políticos como las agrupaciones políticas, se reconocen expresamente
como asociaciones políticas; sin embargo, si bien es cierto que sus finalidades son
parecidas, existen diferencias en cuanto a grado. Por ejemplo, los fines principales
del partido político son: promover la participación del pueblo en la vida
democrática del país y hacer posible el acceso de los ciudadanos al ejercicio del
poder público; en cambio, las agrupaciones políticas sus finalidades son coadyuvar,
es decir, apoyar o auxiliar al desarrollo de la vida democrática y de la cultura
política del país.
En este derecho de agrupación existe una asociación sui generis, que es la que se
refiere a la de observadores electorales, es decir, cuando el ciudadano interviene en
el proceso electoral con tal carácter, siendo requisito el de pertenecer o crear una
organización con ese propósito principal; contrario sensu, de las agrupaciones
políticas nacionales que su objeto es participar directamente en la vida política del
país. Al respecto el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación ha
sostenido como tesis relevante:
Así, a partir de 1993 existe la figura jurídica del observador electoral nacional;
posteriormente, a partir de 1994, la de visitante extranjero.
ARTÍCULO 130
...
e) Los ministros no podrán asociarse con fines políticos ni realizar proselitismo
a favor o en contra de candidato, partido o asociación política alguna. Tampoco
podrán en reunión pública, en actos del culto o de propaganda religiosa, ni en
publicaciones de carácter religioso, oponerse a las leyes del país o a sus
instituciones, ni agraviar, de cualquier forma, los símbolos patrios.
Queda estrictamente prohibida la formación de toda clase de agrupaciones
políticas cuyo título tenga alguna palabra o indicación cualquiera que la
relacione con alguna confesión religiosa. No podrán celebrarse en los templos
reuniones de carácter político.
Por otra parte, el juicio para la protección de los derechos político electorales del
ciudadano procederá, según el artículo 80, inciso e), de la Ley General del Sistema
de Medios de Impugnación en Materia Electoral, cuando el ciudadano
“...habiéndose asociado con otros ciudadanos para tomar parte en forma pacífica en
asuntos políticos, conforme a las leyes aplicables, consideren que se les negó
indebidamente su registro como partido político o agrupación política”. En este
caso, es competente para conocer la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder
Judicial de la Federación en única instancia, conforme al artículo 83, párrafo 1,
inciso a), de la citada ley. En este supuesto y como excepción a la regla, la
demanda deberá ser presentada por conducto de quien ostente la representación
legítima de la organización o de la agrupación política agraviada.
4.7.5. Limitaciones
Este artículo contiene derechos a favor del gobernado y obligaciones a cargo de las
autoridades. En efecto, los gobernados tienen el derecho de petición, siempre y
cuando cumplan con determinados requisitos, como son: que la solicitud sea por
escrito y que la forma sea pacífica y respetuosa. Por su parte, las autoridades ha
quien se haya dirigido el documento tienen la obligación, no sólo de respetar este
derecho, sino de asumir una conducta activa que consiste en otorgar contestación al
gobernado.
EXTRANJEROS PERNICIOSOS
Las disposiciones del artículo 33 constitucional son tan terminantes, que no se
prestan a interpretación alguna ni puede admitirse que la facultad concedida al
Ejecutivo de la Unión, para expulsar del país a los extranjeros perniciosos, esté
limitada o restringida en determinado sentido; pues si se admitiera, se sustituiría
el criterio de los Tribunales Federales al del presidente de la República, cosa
contraria a lo que establece el artículo 33 citado. La aplicación que de ese
precepto se haga a un extranjero, no constituye una violación de garantías
constitucionales, sino una limitación a ellas, autorizada por el artículo 1° de la
Constitución, que dispone que dichas garantías pueden restringirse y
suspenderse, en los casos que la misma Constitución previene.52
ARTÍCULO 37
...
B) La ciudadanía mexicana por naturalización se perderá en los siguientes
casos:
I. Por adquisición voluntaria de una nacionalidad extranjera, por hacerse pasar
en cualquier instrumento público como extranjero, por usar un pasaporte
extranjero, o por aceptar o usar títulos nobiliarios que impliquen sumisión a un
Estado extranjero, y
II. Por residir durante cinco años continuos en el extranjero.
C) La ciudadanía mexicana se pierde:
I. Por aceptar o usar títulos nobiliarios de gobiernos extranjeros:
II. Por prestar voluntariamente servicios oficiales a un gobierno extranjero sin
permiso del Congreso Federal o de su Comisión Permanente;
III. Por aceptar o usar condecoraciones extranjeras sin permiso del Congreso
Federal o de su Comisión Permanente;
IV. Por admitir del gobierno de otro país títulos o funciones sin previa licencia
del Congreso Federal o de su Comisión Permanente, exceptuando los títulos
literarios, científicos o humanitarios que pueden aceptarse libremente;
V. Por ayudar, en contra de la Nación, a un extranjero, o a un gobierno
extranjero, en cualquier reclamación diplomática o ante un tribunal
internacional, y
VI. En los demás casos que fijan las leyes.
En el caso de las fracciones II a IV de este apartado, el Congreso de la Unión
establecerá en la ley reglamentaria respectiva, los casos de excepción en los
cuales los permisos y licencias se entenderán otorgados, una vez transcurrido el
plazo que la propia ley señale, con la sola presentación de la solicitud del
interesado.
ARTÍCULO 38
I. Por falta de cumplimiento, sin causa justificada, de cualquiera de las
obligaciones que impone el artículo 36. Esta suspensión durará un año y se
impondrá además de las otras penas que por el mismo hecho señalare la ley;
II. Por estar sujeto a un proceso criminal por delito que merezca pena corporal,
a contar desde la fecha del auto de formal prisión;
III. Durante la extinción de una pena corporal;
IV. Por vagancia o ebriedad consuetudinaria, declarada en los términos que
prevengan las leyes;
V. Por estar prófugo de la justicia, desde que se dicte la orden de aprehensión
hasta que prescriba la acción penal, y
VI. Por sentencia ejecutoria que imponga como pena esa suspensión.
La ley fijará los casos en que se pierden y los demás en que se suspenden los
derechos de ciudadano, y la manera de hacer la rehabilitación.
Por último, cabe destacar que las limitaciones impuestas por el constituyente tienen
como fundamento legal el preservar los principios rectores de la función electoral,
que son los de certeza, legalidad, independencia, imparcialidad y objetividad de la
elección, establecidos en la base III del articulo 41 de la Constitución.
Por otra parte, el artículo 128 señala: “Todo funcionario público, sin excepción
alguna, antes de tomar posesión de su encargo, prestará la protesta de guardar la
Constitución y las leyes que de ella emanen”. Por este motivo, todo funcionario
público, como órgano del Estado, sus actos deberán estar sujetos a la ley, en primer
lugar a la Constitución, de conformidad con este artículo en correlación con el 133,
los cuales sitúan a la Carta Magna en primer lugar. Como consecuencia, al
reconocerse los derechos político electorales en la Norma Suprema, por ese solo
hecho se les tiene como reconocido el grado de primacía en su aplicación, a pesar
de las disposiciones en contrario que pueda haber en las constituciones o leyes de
los estados.
Por lo que se refiere a la rigidez constitucional, en nuestro sistema para que una
disposición constitucional pueda ser modificada, es necesario la aplicación de
formas y procedimientos especiales para realizar dicha actividad. Así, el artículo
135 establece:
Por último, reconociendo expresamente que los derechos político electorales que
tutela nuestra Constitución, inmanentemente se encuentran investidos de
supremacía, primacía y rigidez constitucional, quien atente contra estos derechos,
atenta contra la Norma Suprema de nuestro país.
Título II
SECCION UNICA
El Estado federal, expresa Felipe Tena Ramírez, ocupa un lugar intermedio entre el
Estado unitario y la Confederación de Estados. “En la federación los Estados-
miembros pierden totalmente su soberanía exterior y ciertas facultades interiores en
favor del gobierno central, pero conservan para su gobierno propio las facultades no
otorgadas al gobierno central”55 . Con este fundamento, se realiza la distribución de
competencias, identificando dos ámbitos como fuente de autoridad: por una parte,
los órganos centrales a los que hemos llamado poderes federales; y por la otra, los
de los estados miembros. Estos dos órdenes a su vez están regulados en su
estructura, organización y funcionamiento por la Constitución Política de los
Estados Unidos Mexicanos.
Los estados, a su vez, con base en los artículos 41 y 133, tienen la facultad para
otorgarse su propia Constitución, así lo dispone el artículo 41, al expresar: “El
pueblo ejerce su soberanía por medio de los Poderes de la Unión, en los casos de la
competencia de éstos, y por los de los Estados, en lo que toca a sus regímenes
interiores, en los términos respectivamente establecidos por la presente Constitución
Federal y las particulares de los Estados, las que en ningún caso podrán contravenir
las estipulaciones del Pacto Federal”. Este artículo se relaciona con lo señalado por
el 133: “Esta Constitución, las leyes de Congreso de la Unión que emanen de ella y
todos los tratados que estén de acuerdo con la misma, celebrados y que se celebren
por el Presidente de la República, con aprobación del Senado, serán la Ley
Suprema de toda la Unión. Los jueces de cada estado se arreglarán a dicha
Constitución, leyes y tratados, a pesar de las disposiciones en contrario que pueda
haber en las Constituciones o leyes de los Estados”.
Por lo que compete a los estados, de conformidad con los artículos 115 y 116, éstos
tienen la obligación de adoptar para su régimen interior, la forma de gobierno
republicano y representativo, teniendo como base la división de poderes. En efecto,
el artículo 115 constitucional establece: “Los Estados adoptarán, para su régimen
interior, la forma de gobierno republicano, representativo, popular, teniendo como
base de su división territorial y de su organización política y administrativa, el
Municipio Libre...” Por su parte, el artículo 116, dispone: “El poder público de los
Estados se dividirá, para su ejercicio, en Ejecutivo, Legislativo y Judicial, y no
podrán reunirse dos o más de estos poderes en una sola persona o corporación, ni
depositarse el Legislativo en un solo individuo”.
Por lo que respecta a las legislaturas de los estados, los diputados serán electos
según los principios de mayoría relativa y de representación proporcional.
Asimismo, no podrán ser reelectos los diputados propietarios para el período
inmediato; en cambio los diputados suplentes podrán ser electos para el período
inmediato con el carácter de propietario, siempre que no hubieren estado en
ejercicio, pero los diputados propietarios no podrán ser electos para el período
inmediato con el carácter de suplentes. Como podemos observar los requisitos son
similares al ámbito federal por lo que respecta a los diputados de las entidades
federativas.
Ahora bien, en relación a los derechos político electorales, las reformas del
veintidós de agosto de 1996, en relación con los estados se modificó el artículo 116
de la Constitución Federal, con el objeto de que las reformas en esta materia fueran
de manera integral, es decir, no sólo en el ámbito federal, sino también en el de las
entidades federativas y en el Distrito Federal.
Por lo que se refiere a los estados, se garantiza que las elecciones de sus
representantes populares, sean gobernadores, diputados o integrantes de los
ayuntamientos, se lleve a cabo mediante sufragio universal, libre, secreto y directo;
asimismo, que la función electoral tengan como principios rectores los de legalidad,
imparcialidad, objetividad, certeza e independencia; asimismo, que las autoridades
electorales gocen de autonomía en su funcionamiento e independencia en sus
decisiones; para tal efecto, se obliga a los estados al establecimiento de normas en
las que se regulen medios de impugnación, con el objeto de que todos los actos y
resoluciones electorales se sujeten invariablemente al principio de legalidad;
asimismo, el que los partidos políticos, de acuerdo con las disponibilidades
presupuestales, reciban en forma equitativa el financiamiento público y los apoyos
correspondientes; se fijen criterios para determinar límites a las erogaciones de los
partidos políticos en sus campañas electorales; de igual manera, que se legisle en
materia electoral para que se tipifiquen los delitos y determinen las faltas, así como
las sanciones que en esta materia deban de imponerse.
En cuanto a los diputados a la asamblea legislativa, éstos serán electos cada tres
años por voto universal, libre, secreto y directo; en cuanto a los requisitos para ser
diputado a la asamblea legislativa, no podrán ser menores a los que se establece
para ser diputado federal.
Por lo que se refiere al Jefe de Gobierno del Distrito Federal, su encargo durará
seis años; para ser Jefe de Gobierno se requiere: ser ciudadano mexicano por
nacimiento en pleno goce de sus derechos, con una residencia efectiva de tres años
inmediatamente anteriores al día de la elección si es originario del Distrito Federal
o de cinco años ininterrumpidos para los nacidos en otra entidad; tener cuando
menos treinta años cumplidos al día de la elección y no haber desempeñado
anteriormente el cargo de Jefe de Gobierno con cualquier carácter.
NOTAS
1 BURGOA ORIHUELA, Ignacio. Las Garantías Individuales. Ed. Porrúa. México, 1988, p. 15.
2 Cit. por DORANTES TAMAYO, Luis. ¿Qué es el Derecho? Ed. UTEHA, 2ª ed. México, 1976, p. 33.
3 FLORÍS MARGADANT, Guillermo. Panorama de la Historia Universal del Derecho. Ed. Miguel Ángel Porrúa. México,
1987, p. 52.
5 NORIEGA CANTÚ, Alfonso. Los derechos sociales creación de la Revolución de 1910 y de la Constitución de 1917.
8 DE PINA VARA, Rafael. Diccionario de Derecho. Ed. Porrúa, S.A. México, 1980, p. 279.
10 Cfr. Diccionario Unesco de Ciencias Sociales, vol. IV. Ed. Planeta-De Agostini, S.A. Madrid, España, 1987, p. 2063.
11 TENA RAMÍREZ, Felipe. Derecho Constitucional Mexicano. Ed. Porrúa, 30ª ed. México, 1996, p. 19.
12 Ibid., p. 491.
13 MOCTEZUMA BARRAGÁN, Javier. José María Iglesias y la Justicia Electoral. UNAM, México, 1994, p. 15.
14 SÁNCHEZ AGESTA, Luis. Derechos y Deberes Políticos. Diccionario Electoral. Serie Elecciones y Democracia. Centro
Interamericano de Asesoría y Promoción Electoral (CAPEL). Programa Especializado del Instituto Interamericano de
Derechos Humanos. Costa Rica, 1989, p. 228.
15 Cit. por GONZÁLEZ URIBE, Héctor. Teoría Política. Ed. Porrúa, S.A. México, 1982, p. 271.
17 GARCÍA MÁYNEZ, Eduardo. Introducción al Estudio del Derecho. Ed. Porrúa. México, 1975, p. 78.
18
Diccionario Jurídico Mexicano. D-H. Ed. Porrúa, 10ª ed. UNAM, México, 1997, p. 1032.
19 Enciclopedia Jurídica Omeba, t. VIII. DERE-DIVA. Ed. DRISKIL, S.A. Buenos Aires, Argentina, 1994, p. 166.
20 LE FUR, Louis. El fin del derecho: bien común, justicia, seguridad., en: Los fines del derecho bien común, justicia,
seguridad. Tr.: Daniel Kuri Breña. Manuales Universitarios. UNAM. México, 1967, p. 20.
21 Cit. por DELOS, J.T. Ibid., p. 31.
23 Diccionario Jurídico Espasa. Ed. Espasa Calpe. Madrid, España, 1999, p. 739.
24 FERRATER MORA, José. Diccionario de Filosofía, t. II. Ed. Sudamericana, Buenos Aires, Argentina, 1971, p. 402.
25 ABBAGNANO, Nicola. Diccionario de Filosofía. Ed. Fondo de Cultura Económica, México, 1996, p. 909.
26 Ibid., p. 910.
27 GÓMEZ DE SILVA, Guido. Breve diccionario etimológico de la lengua española. Ed. Colegio de México y Fondo de
coagraviados, 30 de abril de 1949. Unanimidad de 5 votos. La publicación no menciona el nombre del ponente. Quinta
Época. Segunda Sala.
31 Semanario Judicial de la Federación, vols. CIX-CXIV. Sexta Parte. Séptima Época., p. 63. Tribunal Colegiado del
Cuarto Circuito. Amparo en Revisión 169/77. Alfredo Corella Gil, 17 de marzo de 1978, unanimidad de votos. Ponente:
Federico Taboada Andraca. Sostiene la misma tesis: Amparo en Revisión 226/77. Humberto Junco Voigt y Coagraviados, 17
de marzo de 1978, unanimidad de votos. Ponente: Federico Taboada Andraca.
32 SAYEG HELÚ, Jorge. El Constitucionalismo Social Mexicano, t. 2. Instituto Nacional de Estudios Históricos de la
38 CORONADO, Mariano. Elementos de derecho constitucional mexicano (1899). Ed. Oxford University Press. México,
1999, p. 75.
39 GALINDO GARFIAS, Ignacio. Derechos del Pueblo Mexicano. México a través de sus Constituciones, t. V. p. 1110.
40 TRIBUNAL FEDERAL ELECTORAL. Memoria 1994, t. II. p.726. SI-REC-111/94. Partido de la Revolución
42 TESIS DE JURISPRUDENCIA. J.67/94. Segunda Época. Sala Central. Materia Electoral. (SCO23.2EL4) J.67/94.
43 TESIS DE JURISPRUDENCIA J.4/98. Tercera Época. Sala Superior. Materia Electoral. Aprobada por unanimidad de
votos, en: Justicia Electoral. Suplemento No. 1. Revista del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación. México,
1997, pp. 21 y 22.
45 Diccionario Jurídico Espasa, p. 93.
46 BURGOA ORIHUELA, Ignacio. Op. Cit. Supra nota 1, pp. 380 y 381.
47 TRIBUNAL ELECTORAL DEL PODER JUDICIAL DE LA FEDERACIÓN. Revista Justicia Electoral. Suplemento No.
1. México, 1997, p. 35
48 ESPASA CALPE. Op. Cit. Supra nota 23, p. 36.
49 TRIBUNAL ELECTORAL DEL PODER JUDICIAL DE LA FEDERACIÓN. Revista Justicia Electoral. Suplemento No.
3. México, 2000, p. 42
50 BURGOA ORIHUELA, Ignacio. Op. Cit. Supra nota 1, p. 197.
51 CONGRESO DE LA UNIÓN. Derechos del Pueblo Mexicano. México a través de sus constituciones, t. I. México, 1967,
p. 925.
52 Ibid., t. I, p. 78.
53 ARTEAGA NAVA, Elisur. Tratado de Derecho Constitucional. Biblioteca de Derecho constitucional. Oxford University
56 Cit. por DE LA MATA PIZAÑA, Felipe. Boletín del Centro de Capacitación Judicial Electoral. Tribunal Electoral del
SUMARIO: I. Introducción. II. Origen. III. Procedimiento jurídico para el funcionamiento del
estado de partidos en México. 1. Régimen jurídico 1911-1993. 2. Marco constitucional y legal de
1996. 3. Constitución. 4. Documentos básicos. 5. Registro y pérdida. 6. Derechos y obligaciones. 7.
Agrupaciones políticas nacionales. 8. Frentes, coaliciones y fusiones. IV. Conclusiones.
I. INTRODUCCIÓN
La primera fase narra las bases estructurales de los partidos políticos a través del
conocimiento doctrinal que permite distinguir los antecedentes europeos más
importantes que dieron pie a la formación del partido político, intentando así,
responder a la interrogante siguiente: ¿cuáles han sido los motivos históricos
concedidos antes de instituirse como partido político? Nos referimos a las pequeñas
corrientes, grupos políticos o facciones, aglutinados entorno a las ideologías e
intereses en común que surgieron antes de la formación de partido.
Dado este paso, es importante mencionar los principales partidos políticos que
surgieron a final del siglo XVIII y principio del siglo XIX en México, para más
tarde darse la reglamentación jurídica del partido político en México mediante las
distintas leyes electorales durante el período de 1911 a 1993, y su reconocimiento e
incorporación al texto constitucional.
La segunda fase aborda el funcionamiento de los partidos políticos que tiene como
referencia el marco constitucional y legal de 1996, dividido en: constitución,
documentos básicos, registro y pérdida, así como derechos y obligaciones.
En relación a las agrupaciones políticas nacionales se indica: definición, registro,
régimen fiscal, financiamiento, obligaciones y pérdida del registro.
Sin perder de vista otros artículos del mismo ordenamiento electoral que se
relacionan con los enunciados, como pueden darse con el financiamiento de los
partidos del artículo 49 o con las sanciones establecidas bajo las causales y
procedimientos señalados en los artículos 269 y 270 respectivamente, pero
recordando que estos dos temas no son objeto del estudio que aquí realizamos.
II. ORIGEN
Hablar del origen de los partidos políticos, constantemente nos conduce, como bien
sabemos, a la función o actividad que desarrollan dentro del sistema electoral, ya
que éste es un elemento fundamental de la actividad de las instituciones políticas
para identificar, primordialmente, los principios legales a los que se encuentran
sujetos los partidos políticos y las agrupaciones políticas. Para la formación de estas
instituciones en el sistema político, es necesario abordar los antecedentes
ideológicos que le otorgaron una denotada presencia ante su misma organización y
funcionamiento. Sin embargo, es menester aclarar que la figura de partido político
es distinta a la de agrupación política, sobre todo para los fines de su desarrollo
actual. Por eso, no es lo mismo la estructura y funcionamiento de una agrupación
política que la de un partido político. Las características de su formación y actividad
son distintas.
El origen de los partidos políticos proviene de las denominadas facciones, pequeños
grupos unidos entorno a ideologías, a fin de sostener el bien común con el logro de
participar en política. La exigencia de mayor representación de la sociedad, rebasó
la estructura y organización de estos grupos, provocando la formación de nuevas
organizaciones que pudieran proporcionar una vida política más activa en el sistema
político. De tal forma, surge la denominación de “partido político”.
Así tenemos, que el origen de los partidos políticos deriva de la exigencia de una
mayor representación, requerida para la solución de problemas sociales, políticos,
económicos o culturales, teniendo como consecuencia el desarrollo de la
democracia representativa. Por consiguiente, los partidos políticos son configurados
sosteniendo bases organizacionales y estructurales más sólidas que las facciones.
El parlamento fue la sede principal durante los períodos electorales, donde pequeñas
asociaciones canalizaban intereses para que les fueran representados por los
candidatos elegidos. Esta representación estuvo caracterizada por los notables
quienes suministraban el financiamiento del movimiento electoral.
Entre sus principales rasgos de formación estaban las masas y los funcionarios para
cumplir con el desarrollo político y el programa político formulado. La
organización y estructura de los partidos de trabajadores estuvo mejor cimentada a
diferencia de los partidos de notables; con una base configurada por tres formas de
organización: secciones, circunscripciones electorales y dirección central.
Para formar con ellos el concepto de partido, surgió otra organización: el partido
electoral de masas, que ayudó a formar las plataformas suficientemente completas
para obtener la confianza de la sociedad2.
En México, los partidos políticos a finales del siglo XVIII y hasta inicio del siglo
XX (1910), se aglutinaban en distintas formaciones políticas, algunos identificados
con el término partido político y otros con distintos nombres e ideologías, que no
correspondían propiamente a la denominación de partido político, más bien se
identificaban como asociaciones o agrupaciones políticas de carácter político, según
la denominación fue por la formación ideológica.
Una diferencia fue que, por vez primera, en el sistema político mexicano se
conceptualiza la imagen de un partido de oposición, que fundamentalmente sostuvo
vigilar el ejercicio del poder gubernamental.
Los puros, a través de las Bases Orgánicas de 1843, mantuvieron su posición con:
la soberanía popular, un gobierno federado, supremacía del poder civil sobre la
iglesia y una reforma social.
Ahora bien, concedidos los primeros enfoques del origen de la figura de partido
político, con la denominación movimiento político, a pesar de las diferentes formas,
a los partidos federalistas y centralistas, se les concede el nombre de partido
político, porque fue una estructura más sólida en la participación y representación
frente al Estado.
Mientras tanto, a los partidos políticos, Moisei Ostrogorski (La démocratie et les
parties politiques) los consideró como grupos de ciudadanos organizados para
lograr un fin político. Si bien es cierto, entonces el partido político puede
considerarse como un conjunto de personas asociadas para favorecer en común el
bien de la nación mediante la conquista del poder o la influencia sobre el mismo,
vía la aplicación de determinados principios sobre los cuales están todos de acuerdo.
Tomando en cuenta que, uno de los principales fines de los partidos políticos es lo
electoral 5.
Con estas figuras, se construyen los derechos políticos, como así lo expresan las
prerrogativas de los ciudadanos en la fracción III del artículo 35 constitucional: de
“asociarse individual y libremente para tomar parte en forma pacífica en los asuntos
políticos del país”. La formación se complementa con la última parte del párrafo
segundo de la base I del artículo 41 constitucional cuando establece que: “Sólo los
ciudadanos podrán afiliarse libre e individualmente a los partidos políticos” (la
Constitución indica que son ciudadanos mexicanos los que reúnan los siguientes
requisitos: haber cumplido dieciocho años y tener un modo honesto de vivir
(artículo 34, fracciones I y II).
Los principios enunciados tienen determinados lazos con el párrafo primero del
artículo 5 del COFIPE al referirse que: “Es derecho de los ciudadanos mexicanos
constituir partidos políticos nacionales y agrupaciones políticas y afiliarse a ellos
individual y libremente”.
Por su parte, el inciso d) del mismo artículo, continúa diciendo, que: en los
términos de la ley reglamentaria, los ministros de cultos no podrán desempeñar
cargos públicos. Como ciudadanos tendrán derecho a votar, pero no a ser votados.
Ahora bien, con el derecho que tienen los ciudadanos para tomar parte en los
asuntos políticos del país, surge la necesidad de abordar la acepción que se
complementa como una formación de la actividad de los partidos en particular el
fin, plenamente reconocido en la Constitución. En este sentido, a los partidos se les
concede el carácter de entidades de interés público que tienen como fin promover la
participación del pueblo en la vida democrática. De tal modo contribuyen a la
integración de la representación nacional y como organizaciones de ciudadanos
hacer posible el acceso de éstos al ejercicio del poder (artículo 41, base I, párrafo
segundo).
Durante esta etapa, el reconocimiento jurídico de los partidos políticos fue de poca
resonancia en el sistema político mexicano, no concede la ley electoral el concepto
de partido político, limitándose a señalar las disposiciones antes enunciadas. Las
funciones de los partidos no presentaron avance alguno. La inestabilidad política de
entonces fue la que más preo-cupó al sector político, procurando la estabilidad del
sistema político.
Sin embargo, por los acontecimientos políticos del momento y por el surgimiento
del estallido de la Revolución Mexicana, no se llevaron a efecto más reformas en
materia de partidos políticos. Mientras duraba el período de inestabilidad fueron
poco reglamentados. Así lo demostró con la Ley Electoral del seis de febrero de
1917 y la Ley para la Elección de los Poderes Federales del dos de julio de 1918,
cuya única aportación fue la figura del control, para regular la actividad de los
partidos políticos.
Ahora bien, los motivos que impedían, temporalmente, el registro de los partidos
eran porque sus órganos fundamentales no funcionaban adecuadamente o porque
carecían de oficinas permanentes que facilitaran el desarrollo de sus funciones. Otro
de los motivos para negar o cancelar su registro de forma definitiva, aludía a los
supuestos señalados en el artículo 24 de la citada ley del 46: al incumplimiento de
los preceptos
constitucionales de acuerdo con su actuación pública; afiliarse o depender de
partidos extranjeros o de organizaciones internacionales; el de adoptar
denominación propia; y el hacer referencia de carácter religioso o social.
Con lo antes expuesto, el artículo 20, fracción I de la ley de 1973, vuelve de forma
peculiar a estipular la actividad de los partidos en correlación con la Constitución y
señala, que la declaración de principios respectiva debía contener la obligación de
observar la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, de respetar las
leyes y las instituciones que de ella emanen.
Así pues, entre las principales innovaciones de esta ley nos encontramos -además de
las ya citadas-, con la creación de un capítulo de prerrogativas en el cual se
mencionaban las exenciones fiscales. Por ejemplo, a las franquicias postales y
telegráficas se les otorgaba el derecho de utilización masiva de la radio y televisión
(artículo 39, fracción III).
Por último, como así lo expone Javier Orozco, se forma el concepto jurídico de
partido político en el artículo 17 de la citada ley, principalmente se refiere a los
partidos nacionales e indica la integración que les corresponde, como son: “...por
ciudadanos en pleno ejercicio de sus derechos políticos; para fines electorales de
educación cívica y orientación política”13. De esta forma, es posible afirmar que
surgen otros elementos del concepto de partido político que por primera vez se
enunció en el ordenamiento electoral de 1946.
Los partidos políticos son entidades de interés público; la ley determinará las
formas específicas de su intervención en el proceso electoral. Los partidos
políticos tienen como fin promover la participación del pueblo en la vida
democrática, contribuir a la integración de la representación nacional y como
organizaciones de ciudadanos, hacer posible el acceso de éstos al ejercicio del
poder público, de acuerdo con los programas, principios e ideas que postulan y
mediante el sufragio universal, libre, secreto y directo. Los partidos políticos
tendrán derecho al uso en forma permanente de los medios de comunicación
social, de acuerdo con las formas y procedimientos que establezca la ley. En los
procesos electorales federales los partidos políticos nacionales deberán contar,
en forma equitativa, con un mínimo de elementos para sus actividades
tendientes a la obtención del sufragio popular. Los partidos políticos nacionales
tendrán derecho a participar en las elecciones estatales y municipales.
a) Contara con 3,000 afiliados en cada una, cuando menos, de la mitad de las
entidades federativas o bien tener 300 afiliados, cuando menos, en cada uno de
la mitad de los distritos electorales uninominales; b) el número total de afiliados
en el país deberá ser, en cualquiera de los casos, no inferior a 65,000; c) haber
celebrado en cada una de las entidades federativas del país o de los distritos
electorales uninominales una asamblea en presencia de un juez municipal, de
primera instancia o de distrito, notario público o funcionario acreditado, en la
que certificaran los extremos legales necesarios para dar vida al partido; y d)
haber celebrado una asamblea nacional que en presencia de cualquiera de los
funcionarios autorizados dé fe del cumplimiento de los requisitos legales
establecidos para el efecto.19
Esta misma ley presentó una innovación constante en el registro condicionado de los
partidos, es decir, que los partidos políticos podían obtener de dos formas su
registro; por el resultado de las elecciones, ya sea definitivo o condicionado. Las
medidas de aplicación de dichos requisitos fueron flexibles en el sentido de la
simplificación de los registros para constituir un partido. Es importante resaltar que
la introducción del registro condicionado y definitivo fueron las aportaciones más
novedosas en la citada ley.
Para la obtención del registro definitivo era necesario que el partido con registro
condicionado obtuviera 1.5% de la votación en las elecciones en que participó con
dicho registro, y en otro caso se prevé que el partido político nacional que en dos
elecciones consecutivas no lograra este porcentaje de votación perdía su registro
(artículo 34 de LOPPE).
Cabe hacer mención que el aspecto de los partidos políticos en 1983, desde un
punto de vista formal, era el siguiente: siete partidos políticos registrados: Partido
Revolucionario Institucional (PRI), Partido Acción Nacional (PAN), Partido
Socialista Unificado de México (PSUM), Partido Popular Socialista (PPS), Partido
Socialista de los Trabajadores (PST), Partido Demócrata Mexicano (PDM) y
Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT). Respecto a los que perdieron su
registro: un partido político con registro condicionado, ya que en los resultados de
las elecciones federales de 1982 no obtuvo el definitivo, Partido Social Demócrata
(PSD); un partido que pierde su registro debido a las luchas internas y la
consecuente pérdida de su base electoral, Partido Auténtico de la Revolución
Mexicana (PARM) 21.
Así tenemos que la ley electoral de 1987 menciona las causas de la pérdida
definitiva del registro a saber: no obtener el 1.5% de la votación nacional, en
ninguna de las elecciones federales, artículo 35; el incumplimiento de los requisitos
y obligaciones necesarios para obtener un registro; cuando se coaliguen o fusionen
los partidos en contraposición, según lo establecido en el artículo 34; no publicar ni
difundir en cada elección federal en que participe su plataforma electoral mínima; y
aceptar propaganda proveniente de partidos o entidades del exterior y de ministros
de culto de cualquier religión o secta.
Ahora bien, los partidos políticos, con la creación de las leyes electorales y de
reformas constitucionales, se han establecido como formas de unión ciudadana con
ciertas libertades ante la ley, y reconocidos por ésta. Su constitución al sistema
jurídico de partidos tiene el propósito de encauzar los principios democráticos, por
ende, participar en los procesos electorales, bajo la intervención del conjunto de
ideas emergidas del Estado, de la sociedad y de la nación. Implica la pluralidad de
principios democráticos. Sus interacciones están cimentadas por la plataforma o
programa político de cada partido y en la forma de organización (sectores, células,
corporaciones, masas o bases). Ciertamente, como lo afirma Dieter Nohlen, estas
tendencias demuestran un pluralismo creciente necesario de ser controlado24 .
Por otro lado, se presenta una serie de reformas relacionadas con la participación de
los partidos políticos, por medio de los siguientes factores: las fuerzas de oposición
proclamaban el acceso a un poder político en la Cámara de Diputados del que no
disponían en legislaturas anteriores, por lo que veían limitada su participación en la
toma de decisiones políticas. La legislatura de entonces mostraba lo contrario ya
que su fuerza política aumentó al ejercer una estructura más sólida en la mayoría
bajo la presión de modificaciones electorales. Por lo que respecta al PRI, buscó
reagruparse internamente con reformas electorales a fin de recuperar la hegemonía
perdida25.
De tal forma, la ley electoral de 1990, se encaminó a cumplir con las disposiciones
constitucionales relativas a la integración de la Cámara de Diputados y de la
Asamblea de Representantes del Distrito Federal y de sus colegios electorales. Así
tenemos que el COFIPE establece la acción de los partidos políticos bajo los
siguientes lineamientos generales:
Ø Propiciar la articulación social;
Por otra parte, la ley electoral de 1990, en su artículo 22, introduce nuevamente el
registro condicionado para las organizaciones o agrupaciones políticas que tengan
interés por participar en las elecciones federales. En este sentido, se accede al
reconocimiento de personalidad jurídica:
Cabe señalar, que los ordenamientos electorales de 1951, 1973, 1977, 1987 y 1990
reiteraron a los partidos políticos los mismos requisitos para la obtención de su
registro, como son: declaración de principios, programa de acción y estatutos.
El artículo 127 del citado código, es modificado en las sanciones atribuidas por la
ausencia de representantes de los partidos políticos ante los consejos del Instituto
Federal Electoral, con la exclusión de los partidos políticos en el proceso electoral.
La reforma trascendió también a otros artículos como son el 13, 55 y 366, referente
a la sobrepresentación en la Cámara de Diputados. Sin embargo, en lo concerniente
al procedimiento, constitución y obligaciones de los partidos políticos no presentó
reforma alguna, por lo cual siguió con lo establecido por la ley electoral de 1990.
Hasta aquí, son algunos de los cambios manifestados a lo largo de las reformas
jurídico-políticas en materia electoral desde la ley electoral de 1911 hasta la reforma
de 1993, principalmente, sobre el reconocimiento legal, funcionamiento y
participación de los partidos políticos, que a su vez se determinan con el registro
definitivo y condicionado, entre otros mecanismos indispensables para intervenir en
varios procesos electorales. Todo ello, además, que ha fortalecido el régimen de
partidos, asevera que los partidos son los protagonistas en el desarrollo democrático
del país, aunque sea de forma sosegada.
Una vez enunciada la base que permitió sostener la actividad de los partidos
políticos a través de las reformas constitucionales y legales de 1911 a 1993,
abordaremos la parte referente a las reformas constitucionales y legales de 1996,
donde estudiamos los principales elementos y otras modalidades que coadyuvan
para el desarrollo de la actividad de los partidos políticos.
El contenido que se presenta en este primer rubro, es una introducción, que señala
los rasgos generales que hacen referencia a varios aspectos que en los siguientes
temas nos abocaremos con profundidad.
3. CONSTITUCIÓN
Los partidos tienen como naturaleza jurídica la asociación, concedida por el derecho
de asociación establecida en el artículo 9 de la Ley Fundamental, siempre y cuando
sea por vía pacífica y lícita de un grupo de individuos que manifiesten intereses
comunes. Dicha manifestación constitucional también se instrumenta por el párrafo
1 del artículo 5 del COFIPE, con el derecho que otorga a los ciudadanos mexicanos
para constituir instituciones políticas donde pueden afiliarse de una forma individual
y libre.
Del mismo modo, se desprenden otros valores, como podemos comprobar, con los
principales fines de los partidos que les obliga el ordenamiento constitucional a
cumplir, señalados en el párrafo 2, base I del artículo 41, de ellos depende: “...
promover la participación del pueblo en la vida democrática, contribuir a la
integración de la representación nacional y como organizaciones de ciudadanos,
hacer posible el acceso de éstos al ejercicio del poder público, de acuerdo con los
programas, principios e ideas que postulan y mediante el sufragio universal, libre,
secreto y directo”.
4. DOCUMENTOS BÁSICOS
Los documentos básicos son los instrumentos fundamentales que requiere toda
institución política para participar reglamentariamente en los procesos electorales.
El Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales, completa la
división de los documentos básicos bajo los siguientes rubros: declaración de
principios, estatutos y programa de acción. Cada uno expresa, mediante sus
disposiciones, la postura ideológica, los postulados y los procedimientos que deben
adoptar para su actividad.
Así tenemos, que entre sus principales características podemos aludir que se
componen de: una declaración de principios, mantenida por principios ideológicos
de carácter político, económico y social (artículo 25, párrafo 1, inciso b); un
programa de acción para realizar postulados y obtener el logro de sus objetivos
sostenidos en la declaración de principios (artículo 26, párrafo 1, inciso a);
proponer políticas a fin de resolver los problemas nacionales (artículo 26, párrafo 1,
inciso b); los estatutos que establecen los procedimientos para la afiliación
individual, libre y pacífica de sus miembros, así como sus derechos y obligaciones
(artículo 27, párrafo 1, inciso b); los procedimientos democráticos para la
integración y
renovación de los órganos directivos, así como las funciones y facultades de los
mismos (artículo 27, párrafo 1, inciso c); las normas para la postulación
democrática de sus candidatos (artículo 27, párrafo 1, inciso d); y la obligación de
presentar una plataforma electoral, para cada elección en que participe, sustentada
en su declaración de principios y programas de acción.
5. REGISTRO Y PÉRDIDA
Para que una organización pueda ser registrada como partido político nacional, en
todo caso, que obtenga su registro definitivo, es fundamental formular los
documentos básicos, comprendidos bajo tres rubros: declaración de principios,
programa de acción y estatutos, siempre con el propósito de normar sus
actividades.
La formulación de los documentos básicos induce a cumplir con los principios antes
conferidos, además, deberá contar con determinados participantes que estén
identificados con sus postulados, esto es, con 3,000 afiliados en por los menos diez
entidades federativas o tener 300 afiliados, en por lo menos 100 distritos electorales
uninominales; en ningún caso, el número de sus afiliados en el país podrá ser menor
al 0.13% del Padrón Electoral Federal que haya sido utilizado en la elección federal
ordinaria inmediata anterior a la presentación de la solicitud de que se trate, artículo
24, inciso b) del COFIPE.
Para tal efecto, incluirá la aprobación de los documentos básicos por sus miembros,
siempre y cuando acate los términos formulados en el artículo 28; las listas
nominales de afiliados por entidades o por distritos electorales conformadas con el
nombre, apellidos y clave de la credencial para votar y las listas de afiliados
formadas con los demás militantes con que cuenta la organización del territorio
(fracción II del inciso a), y fracción V del inciso b), del artículo 28), y; las actas de
las asambleas celebradas en las
entidades federativas o en los distritos electorales, y la de su asamblea nacional
constitutiva (artículo 29, párrafo 1).
Por su parte, el Consejo General del Instituto Federal Electoral dispone del plazo de
ciento veinte días contados a partir de que tenga conocimiento de la presentación de
la solicitud del registro de la agrupación que pretenda constituirse como partido
político nacional, para resolver en base al proyecto del dictamen de la comisión
(artículo 31, COFIPE). En caso de que proceda el registro, surte efectos a partir del
uno de agosto del año anterior al de la elección (artículo 31, párrafo 3). En caso de
negativa, fundamentará las causas que la motivan y lo comunicará a los
interesados. La resolución deberá publicarse en el Diario Oficial de la Federación y
podrá ser recurrida ante el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación.
Una vez obtenido el registro, los partidos están sujetos a su cancelación y pérdida
por varios motivos, entre los cuales podemos mencionar cuando: no obtenga por lo
menos el 2% de la votación en algunas de las elecciones federales ordinarias para
diputados, senadores o Presidente de los Estados Unidos Mexicanos, asimismo,
perderá todos los derechos y prerrogativas expresadas en el COFIPE (artículo 32,
párrafo 1 y artículo 66, párrafo 1, inciso b).
6. DERECHOS Y OBLIGACIONES
Además, los partidos también tienen derecho a participar en las elecciones estatales
y municipales de acuerdo a lo dispuesto en la base I, del artículo 41 constitucional.
Otros de los derechos son los de poseer, administrar o ser propietarios sólo de los
bienes inmuebles indispensables para el cumplimiento directo e inmediato de sus
fines; establecer relaciones con organizaciones o partidos políticos de otros países,
no obstante tendrán que mantener incondicionalmente su independencia política y
económica, así como el respeto irrestricto a la integridad y soberanía del Estado
mexicano y de sus órganos de gobierno, y suscribir acuerdos de participación con
las agrupaciones políticas nacionales.
Por su parte, las obligaciones señaladas en el artículo 38 del COFIPE, fijan los
compromisos de los partidos nacionales, los cuales deberán acatar bajo los canales
legales apropiados donde sus militantes respetarán y cumplirán con la misma
exigencia que les solicita la observancia de los principios del Estado democrático,
dado para una participación política justa, que debe ajustarse al respeto de las
instituciones, como característica fundamental de responsabilidad con los demás
partidos y ciudadanos.
Del mismo modo, no podrán alterar el orden público, perturbar el goce de las
garantías o impedir el funcionamiento de los órganos de gobierno. Es obligación
mantener un número determinado de afiliados en las entidades federativas o distritos
electorales. Con ello, hacer ver la denominación, emblema y color o colores que
tengan registrados.
Además, para realizar su actividad, es necesario que los partidos políticos cumplan
con las normas establecidas en los documentos básicos, especialmente con las
normas de afiliación. Asimismo, tendrán que acatar los procedimientos que
dictaminan los estatutos para la postulación de candidatos.
Otra de las obligaciones a las que se hayan sujetos los partidos, es la de permitir
auditorías y verificaciones provenientes de la Comisión de Fiscalización de los
Recursos de los Partidos y Agrupaciones Políticas, a su vez entregar toda
documentación respecto a sus ingresos y egresos cuando la comisión señalada así lo
requiera.
Todas aquellas modificaciones que se hayan realizado no surtirán efectos hasta que
el Consejo General del Instituto Federal Electoral declare la procedencia
constitucional y legal de las mismas. Por tanto, el plazo para dictar la resolución no
deberá exceder de los treinta días contados a partir de la presentación de la
documentación correspondiente. Cabe resaltar que las modificaciones no se podrán
realizar una vez iniciando el proceso electoral (artículo 38, párrafo 2).
En la medida que incumplan con sus obligaciones se les sancionará a los partidos
políticos y agrupaciones, independientemente de las responsabilidades en la que
incurran sus dirigentes, miembros o simpatizantes: con multa de 50 mil días de
salario mínimo general vigente para el Distrito Federal; con reducción de hasta el
50% de las ministraciones del financiamiento público; con la supresión total de las
ministraciones del financiamiento que les corresponda; con la suspensión o
cancelación del registro, ya sea del partido o agrupación.
El aspecto anterior manifiesta relación con las sanciones a los partidos políticos y
agrupaciones políticas denotando el porqué les son impuestas, como así lo indica el
párrafo segundo del artículo 269 de la ley electoral, cuando no cumplen con las
disposiciones del artículo 38 del mencionado ordenamiento electoral o bien, por
incumplimiento de las resoluciones o acuerdos emitidos por el Instituto Federal
Electoral.
Para el informe anual, serán presentados a más tardar dentro de los sesenta días
siguientes al último día de diciembre del año del ejercicio que se reporte, inciso a)
fracción I del artículo 49-A. Para el informe de campaña serán presentados a más
tardar dentro de los sesenta días siguientes contados a partir del día en que
concluyan las campañas electorales, inciso b) fracción II, del artículo 49-A del
COFIPE.
Por último, en el ámbito de las sanciones nos encontramos cuando las instituciones
políticas excedan durante la campaña electoral los topes a los gastos referidos a la
propaganda; para gastos operativos de la campaña; y para gastos de propaganda en
prensa, radio y televisión.
Ahora bien, el párrafo segundo del artículo 34, apunta que para el registro de los
acuerdos de participación se presentan ante el Presidente del Consejo General del
Instituto Federal Electoral, siempre y cuando se sujeten a los plazos para la elección
de Presidente de los Estados Unidos Mexicanos entre el uno y diez de diciembre del
año anterior al de la elección. Respecto a la elección de diputados o senadores
deberá presentarse a más tardar treinta días antes de que se inicie el registro de
candidatos de la elección de que se trate (artículo 64, párrafos 1 y 5).
Por consiguiente, para obtener el registro como agrupación política nacional tiene
que cumplir con los requisitos fijados en el artículo 35 de la ley electoral, tales
como: contar con un mínimo de 7,000 asociados en todo el país; contar con un
órgano directivo de carácter nacional; tener delegaciones en cuando menos diez
entidades federativas. De igual manera, disponer de documentos básicos,
denominación distinta a otra agrupación política o partido.
Una vez cubiertos los requisitos, el Consejero General del Instituto Federal
Electoral emitirá la resolución de las solicitudes de registro dentro de un plazo
máximo de 60 días naturales contados a partir de la fecha que conozca de las
solicitudes.
En caso de que proceda la solicitud, el Consejo General expedirá el certificado del
registro a la agrupación política. En caso de negativa, expresará las causas que lo
motivan y lo comunicará a la asociación interesada. La resolución correspondiente
deberá publicarse en el Diario Oficial de la Federación. Por ende, si proceden,
surtirán efectos los registros otorgados a partir del uno de agosto del año anterior a
la elección.
Por lo tanto, a más tardar, en el mes de diciembre de cada año las agrupaciones
políticas con registro presentarán ante el Consejo General los comprobantes que
acreditan los gastos efectuados. Cabe distinguir que ninguna agrupación podrá
recibir más del 20% del total del fondo constituido para este financiamiento.
Es posible que una agrupación política pierda su registro por haber acordado, por
mayoría de sus miembros, su disolución o por haberse dado las causas de disolución
establecidas en los documentos básicos de la agrupación. De la misma manera, por
omitir rendir su informe anual del origen y aplicación de sus recursos; por
incumplir de manera grave con las disposiciones de la ley electoral; por dejar de
cumplir con los requisitos necesarios para obtener el registro; y por cualquier otra
norma que disponga el código electoral.
La ley electoral las define con claridad, comprendiendo que los partidos políticos
nacionales gozan de la autoridad para constituir frentes, con el propósito de
alcanzar objetivos políticos y sociales compartidos de índole no electoral mediante
acciones y estrategias específicas y comunes.
También, los partidos políticos nacionales pueden formar coaliciones para fines
electorales donde podrán postular los mismos candidatos en las elecciones federales:
Presidente de los Estados Unidos Mexicanos; de senadores, y de diputados por el
principio de representación proporcional, así como de senadores y de diputados por
el principio de mayoría relativa.
Entonces, los frentes son para objetivos políticos y sociales; las coaliciones para
fines electorales y las fusiones para constituir un nuevo partido político.
Para la elección de senadores o diputados, a más tardar treinta días antes de que se
inicie el registro de candidatos de la elección que se trate debe presentarse ante el
mismo funcionario que la de Presidente de la República.
IV. CONCLUSIONES
Los partidos políticos y las agrupaciones disponen de diferentes significados,
mientras a los primeros se les consideran fundamentales para sostener los elementos
democráticos, a las agrupaciones se le atribuye la coadyuvancia que requieren los
partidos para el mantenimiento de la democracia y de la cultura política.
En México, las bases jurídicas de los partidos políticos marcaron una notable
diferencia en la ley electoral de 1946, introduciendo, por vez primera, el concepto
jurídico de partido, con ello denotó cierto avance en el desenvolvimiento de los
partidos políticos, que se reafirmó en 1977 cuando obtuvieron su
constitucionalización.
Con las reformas político-electorales de 1993 a 1996, los partidos políticos ejercitan
la actividad política sostenida por la normativa electoral, que le concede más
elementos de participación y representación. No obstante, las mismas reformas, sin
prevenir, proyectaron la apertura para la creación de más organizaciones con interés
de constituirse en partido político nacional, como fueron las agrupaciones políticas.
En tal sentido, es probable una mayor demanda de solicitudes para obtener el
registro como partido político nacional, y suscitar una proliferación de partidos
políticos jóvenes y poco sólidos.
NOTAS
1 OPPO, Anna. Voz: Partidos políticos, en: Diccionario de política, dirigido por Norberto Bobbio, Siglo Veintiuno Editores,
3 OÑATE, Pablo. Los partidos políticos, en: Manual de la Ciencia Política. Ed. Trotta. Madrid, España, 1977, pp. 251 y
sgts.
En relación con el entendimiento específico de las funciones de los partidos políticos.
4 Cfr. FUENTES DÍAZ, Vicente. Los partidos en México. Ed. Altiplano. México, 1996.
5 ESPARZA MARTÍNEZ, Bernardino. Crisis democrática en los partidos políticos. Cárdenas Editor Distribuidor. México,
1999, p. 15.
6 Ibid., pp. 221 y sgts.
7 Vid. CÁRDENAS GRACIA, Jaime F. Crisis de legitimidad y democracia interna de los partidos políticos. Ed. Fondo de
Cultura Económica. México, 1992, pp. 160 y sgts.
8 Vid. RAMOS ESPINOSA, Ignacio y José HERRERA PEÑA. Código de Instituciones y Procedimientos Electorales
diputados de partido. Figura relevante en la configuración de la representación popular. Cfr. CÁRDENAS GRACIA, Jaime
F. Op. Cit., pp. 160 y sgts.
10 BURGOA ORIHUELA, Ignacio. Derecho constitucional mexicano. Ed. Porrúa, 8ª ed. México, 1991, p. 549. Del mismo
autor, El régimen constitucional de los partidos políticos en México. UNAM. México, 1975. Vid. RUÍZ MASSIEU, José
Francisco. Normación constitucional de los partidos políticos en América Latina. UNAM, Instituto de Investigaciones
Jurídicas. México, 1974, p. 66.
11 NÚÑEZ JIMÉNEZ, Arturo. El régimen de los partidos políticos. La reforma electoral de 1989-1990. Ed. Fondo de
Cultura Económica. México, 1993, p. 43 y sgts. Respecto a la evolución del régimen de partidos en sus diferentes
modalidades, de 1911 a 1990. Vid. PATIÑO CAMARENA, Javier. Derecho electoral mexicano. UNAM. México, 1994, pp.
259 y sgts., para la evolución del régimen de partidos de 1973 a 1993.
12 Vid. CÁRDENAS GRACIA, Jaime. Op. Cit., pp. 163 y sgts. Entre los mecanismos que dieron origen a esta reforma
electoral, podemos considerar a los que se fundamentaron mediante los lineamientos de la Exposición de Motivos del
presidente Luis Echeverría al considerar la necesidad del cambio democrático en el país mediante el aceleramiento del
desarrollo político encauzado por las reformas constitucionales para mejorar el carácter nacional de los partidos mexicanos,
como fue la integración de éstos a los organismos electorales. Vid. Exposición de motivos de la reforma política del
presidente Luis Echeverría. Planes de la nación mexicana. Libro Diez. Cámara de Senadores de la República. México,
1987, pp. 131 y sgts.
13 OROZCO GÓMEZ, Javier. El derecho electoral mexicano. Ed. Porrúa. México, 1993, p. 28.
14 Cfr. BLANCO VALDÉS, Roberto. Los Partidos Políticos. Ed. Tecnos. Madrid, España, 1990, p. 75.
15 LUCAS VERDÚ, Pablo. La relativización constitucional a los partidos políticos, en: DE VEGA Pedro. Teoría y práctica
de los partidos políticos. Cuadernos para el Diálogo. Madrid, España, 1977, pp. 374 y sgts.
16 TRIEPEL, Heinrich. Derecho constitucional y realidad constitucional, en: Recopilación a cargo de Kurt LENK y Franz
NEUMANN. Teoría y sociología críticas de los partidos políticos. Tr.: Ignacio Otto. Ed. Anagrama. Barcelona, España,
1980, pp. 187 y sgts.
17 Vid. RUÍZ MASSIEU, José Francisco. Op. Cit. Supra, nota 10, pp. 34 y sgts. Respecto al origen de la constitucionalidad
de los partidos políticos en América Latina, RUIZ MASSIEU señala que, “...en América Latina, la constitucionalización
partidaria arranca con el texto uruguayo de 1919, inspirado en el pensamiento doctrinario de Batlle y se intensifica en la
Segunda Guerra Mundial”. Dentro de este mismo orden de ideas, cita a Miranda quien dice que, “la tendencia a la normación
de los partidos políticos es bastante manifiesta en las constituciones latinoamericanas de la última década, se aferra la libertad
para formarlos y pertenecer a ellos: se dan determinaciones sobre su naturaleza y constitución, se prohíbe a los que se salgan
de ciertos cauces...”.
18 BURGOA ORIHUELA, Ignacio. Op. Cit., p. 551.
21 PICHARDO PAGAZA, Ignacio. Introducción a la administración pública. Instituto Nacional de Administración Pública y
Planes de la nación mexicana. Libro Diez. Cámara de Senadores de la República Mexicana. México, 1987, pp. 164 y sgts.
23 BURGOA ORIHUELA, Ignacio. Op. Cit. Supra, nota 10, p. 554.
24 NOHLEN, Dieter. Los sistemas electorales en América Latina y el debate sobre reforma electoral. UNAM, Instituto de
Derecho constitucional comparado México-Estados Unidos. UNAM. México, 1990, pp. 297 y sgts.
26 Vid. LARA SÁENZ, Leoncio. El nuevo sistema electoral mexicano. Universidad Nacional Autónoma de México, Corte de
Constitucionalidad de Guatemala. México, 1992, pp. 14 y sgts. Respecto a los avances democráticos a través del
fortalecimiento del régimen de los partidos políticos.
27 BECERRA, Ricardo, Pedro SALAZAR y José WOLDENBERG. La reforma electoral de 1996. Una descripción general.
I. INTRODUCCIÓN
Este tipo de fenómenos se manifestó hasta más allá de la primera mitad del siglo
XX, momento histórico en que aparece regulado jurídicamente el financiamiento a
los partidos políticos en varios países, por ejemplo, Costa Rica en 1957, Alemania
en 1959, Suecia en 1965, etc. En nuestro país, es en 1963 cuando aparecen los
primeros intentos legislativos para otorgar prerrogativas a los partidos políticos,
evolución que encuentra su momento de mayor sistematización en las reformas
constitucionales y legales de 1996.
Por otra parte, se presentan diversas gráficas que ilustran los montos (y su
crecimiento) que por concepto de financiamiento público se han entregado a los
partidos políticos durante los procesos electorales federales en 1991, 1994 y 1997,
así como algunas gráficas adicionales para complementar la visión que sobre estas
erogaciones realiza el Estado a través del Instituto Federal Electoral.
1. CONCEPTO
Por ello, para los especialistas de las ciencias económicas o financieras resultaría
inapropiado hablar de “finanzas” de los partidos políticos, aunque en un sentido
amplio también refleja la idea de que nos referimos al conjunto de bienes o
derechos de los que goza un partido político. No obstante ello, es preferible utilizar
los vocablos financiamiento o financiación, ya que además de ser el primero de
ellos el que utiliza la ley de la materia, son los que resultan gramaticalmente
correctos.
Ahora bien, además de las definiciones que nos proporcionan las enciclopedias,
encontramos que algunos estudiosos de la Ciencia Política y el Derecho Electoral
han expresado cómo se vincula el concepto del financiamiento con el estado de
desarrollo actual que tienen los partidos políticos. Así, Berlín Valenzuela dice que
financiamiento de partidos políticos es un “Proceso por medio del cual se canalizan
recursos económicos o bienes y servicios hacia los partidos políticos, para
posibilitarles el cumplimiento de los altos fines que tienen reservados en las
sociedades contemporáneas, dentro de un Estado de Derecho...”5. Por su parte,
Xiomara Navas indica “Así, definimos aquí el financiamiento de los partidos como
la política de ingresos y egresos de las fuerzas políticas tanto para sus actividades
electorales como las permanentes” 6.
Las normas de la financiación de los partidos y sus campañas las explica Cabo de la
Vega como “...las que establecen el monto máximo de inversión por campaña, la
distribución de la financiación estatal, las contribuciones privadas a las campañas, la
financiación propia de los partidos en relación con las campañas electorales, los
fondos destinados a las campañas institucionales junto con las normas de
fiscalización de todos estos gastos y los órganos que de ello se encargan”7.
2. ANTECEDENTES HISTÓRICOS
El nacimiento de los partidos políticos como una organización con estructura estable
y que realiza actividades permanentes y extraordinarias, implicó el problema de
lograr recabar fondos para poder realizar esas tareas, lo que originó que aparecieran
una gran diversidad de formas para resolverlo, algunas no totalmente claras o
lícitas, pero sí muy efectivas. En este sentido, señala Duverger que el nacimiento de
los partidos políticos en Inglaterra es producto de un proceso de corrupción y
explica al respecto que en 1714 fue establecido el puesto de Secretario Político de la
Tesorería, el cual asumía funciones financieras; dicho secretario, The Patronage
Secretary, disponía de la nominación de los empleos del gobierno en una forma
corrupta, lo que le permitía mantener el control de los partidarios de su grupo. Este
antecedente muestra que un problema básico que toda organización partidista ha
tenido es el de reunir fondos, los que fueron utilizados para conseguir lealtad en la
época de la preformación de los partidos y que una vez establecidos como
organizaciones estables, el problema consistió en recaudar esos fondos para
mantener operando al partido.
Los partidos evolucionaron de una situación de partidos de cuadros, los cuales
dependen de las aportaciones de sus miembros (por lo general son personas con
grandes recursos económicos), al surgimiento de los partidos de masas, donde
aparece la técnica de pago de cuotas como un tipo de financiamiento democrático,
siendo misión de la unidad básica de operación (que los partidos de masas
denominan “sección”) la de recaudar puntualmente las aportaciones “Así el partido
reúne los fondos necesarios para su obra de educación política y su actividad
cotidiana; así puede, igualmente, financiar las elecciones: el punto de vista
financiero se une aquí al punto de vista político”8. Con esto, los partidos se alejaban
de la influencia de los grandes banqueros, comerciantes, industriales o
terratenientes, al repartir los gastos entre sus miles de afiliados, los que contribuyen
con cuotas muy bajas a los gastos del partido. Como parte de esta realidad, los
partidos de masas se conformaban básicamente por sindicatos que ayudaban a
recaudar las cuotas y las trasmitían con posterioridad a la sección. Esto volvió
realmente muy poderosos a algunos partidos, como el caso del “...Partido Social-
Demócrata Alemán especialmente, con más de un millón de miembros, con un
presupuesto anual de casi 2 millones de marcos, constituía un verdadero Estado,
más poderoso que algunos Estados nacionales” 9.
3. JUSTIFICACIÓN
En la medida que los países comenzaron a reconocer el papel de los partidos
políticos como mecanismos que facilitan la formación de la voluntad popular, al
participar en los procesos electorales, y como instrumentos que ayudan a crear una
opinión pública más informada y participativa, se manifestó la necesidad que el
Estado tenía de ellos como coadyuvantes en estas tareas democráticas. Hoy en día
es evidente que su actividad no queda restringida a los períodos eleccionarios, sino
que su actividad es permanente y por ello se hizo necesario que los gobiernos
colaboraran en el sostenimiento de los partidos. Además, el financiamiento público
busca, entre otras cosas, crear condiciones de equidad en las competencias
electorales y evitar que los grandes intereses económicos logren influir en los
partidos políticos y éstos a su vez (convertidos en gobierno), actúen favoreciendo a
tales grupos y no a la sociedad. En sentido contrario, se sostiene que el
financiamiento público aleja a los partidos del control de sus afiliados, simpatizantes
o electores, y los vuelve ajenos a los intereses y demandas de la ciudadanía.
Inclusive, en una postura contraria a las explicaciones del porqué es necesario el
financiamiento público, en el debate español se ha llegado a plantear la tesis de que
tal financiamiento gubernamental es producto de los errores cometidos al restringir
el financiamiento privado. Resulta obvio decir que la postura que permite este
planteamiento se fundamenta en la noción liberal clásica de que los partidos son
entes de carácter privado y deben mantenerse fuera de la influencia del gobierno.
Ramón Cotarelo sostiene que toda financiación pública de los partidos debe cumplir
con tres premisas que son fundamentales “...la de la igualdad, la de la libertad y la
del derecho de los partidos pequeños a participar en la vida política con unas
expectativas razonables”14. Además, continúa manifestando Cotarelo, se deben
tomar cuatro criterios particulares al considerar la financiación de los partidos.
El tercer criterio se refiere al control de los recursos de los partidos, y para que
dicho control sea eficaz debe tomar en cuenta dos aspectos fundamentales: el de la
obligación de rendir cuentas y el de los órganos de control. Del primero, señala la
importancia que tiene el que la ciudadanía conozca el origen de los recursos de cada
partido, fundamentalmente del privado, ya que ello le permite a la población saber
qué intereses defiende cada instituto político. Del segundo, es obvio que el punto de
la fiscalización de los partidos es uno de las temas más debatidos, pues se trata de
lograr que los partidos realicen las actividades que la Constitución les reconoce y no
actividades ajenas a su naturaleza, por lo que:
1. PÚBLICO
...expuso que los partidos políticos cumplen “un servicio público de la mayor
trascendencia” que el Estado debería financiar. Proponía que lo hiciera con
aportaciones en dinero, de acuerdo con los votos obtenidos por cada partido en
la elección anterior o bien de acuerdo con el número de sus militantes. Y
podría ser precursor de una modalidad todavía no aceptada en México: aquella
según la cual las contribuciones de simpatizantes y miembros de un partido
“sean deducibles hasta cierta suma razonable de sus ingresos para fines
fiscales”.20
A este respecto, nuestra Carta Magna establece en el artículo 41, fracción II, inciso
a), lo siguiente:
Una vez determinado el costo mínimo de campaña para cada una de las elecciones,
se procede a multiplicar dicha cifra por el número de representantes a elegir y este
resultado por el número de partidos políticos que tengan representación en las
cámaras. Obtenido el total por campaña, se debe sumar el resultado de cada una de
ellas para determinar la cantidad de financiamiento público que deberá asignarse a
los partidos políticos. Dichas operaciones las podemos representar como sigue:
DIPUTADOS
Costo mínimo de campaña 500 diputados 5 Partidos
268,095.55 134´047,775.00 670´238,875.00
SENADORES
Costo mínimo de campaña 128 Senadores 5 Partidos
541,929,.03 69´366,915.84 346´834,579.20
Sin embargo, al no haber elección federal durante 1998 ni 1999, este rubro de
financiamiento público para gastos de campaña no se actualizó en tales años.
A este respecto, nuestra Carta Magna establece en su artículo 41, fracción II, inciso
c), lo siguiente: “Se reintegrará un porcentaje de los gastos anuales que eroguen los
Partidos Políticos relativos a la educación, capacitación, investigación
socioeconómica y política, así como a las tareas editoriales”.
2. PRIVADO
La fracción primera del inciso a), que se comenta, prescribe: “I. El órgano interno
responsable de financiamiento de cada partido deberá expedir recibo de las cuotas o
aportaciones recibidas, de los cuales deberá conservar una copia para acreditar el
monto ingresado”.
A este respecto, resulta lógico que los recibos de las cuotas o aportaciones recibidas
se deban expedir en forma consecutiva e incluyan el número de folio, el lugar
donde fueron emitidos, el tipo de campaña en su caso, el nombre de la persona a
quien fueron expedidos, su monto y fecha, así como el funcionario del partido que
autorizó. Lo anterior, para lograr un control exacto de dichas aportaciones.
Por su parte, la fracción segunda indica que: “II. Cada partido político determinará
libremente los montos mínimos y máximos y la periodicidad de las cuotas ordinarias
y extraordinarias de sus afiliados, así como las aportaciones de sus organizaciones,
y...”.
En el mismo sentido que en la fracción anterior, queda a criterio del propio partido
político establecer el límite que sus candidatos tendrán que observar en cuanto a las
aportaciones personales para sus campañas, toda vez que se trata de un asunto
interno del partido político. Sin embargo, debe tenerse presente a la regla genérica
del límite del 0.05% que, como máximo, puede aportar cualquier persona física o
moral autorizada para ello.
Siguiendo con el análisis del inciso b) del artículo 49 del código, su fracción
primera establece:
Como se observa, existe un límite general para cada uno de los partidos políticos,
límite que podemos ilustrar tomando como base el total del financiamiento público
para actividades ordinarias que se asignó a todos los partidos políticos para el año
de 1999.
En tal virtud, la cantidad que como máximo podría recibir para 1999 cada partido
político por parte de sus simpatizantes, lo representa el 10% de $
1’192’746,596.70, esto es, $ 119’274,659.67.
II. De las aportaciones en dinero deberán expedirse recibos foliados por los
partidos políticos en los que se harán constar los datos de identificación del
aportante, salvo que hubieren sido obtenidas mediante colectas realizadas en
mítines o en la vía pública, siempre y cuando no impliquen venta de bienes o
artículos promocionales. En el caso de colectas, sólo deberá reportarse en el
informe correspondiente el monto total obtenido. Las aportaciones en especie se
harán constar en un contrato celebrado conforme a las leyes aplicables;
A este respecto, es evidente que los recibos foliados que expidan los partidos
políticos por los ingresos percibidos en efectivo deberán contener elementos
suficientes para identificar donante, monto, fecha, lugar, etc. Por lo que hace a los
ingresos percibidos en especie, éstos deberán respaldarse con los recibos foliados y
contratos correspondientes y acompañarse con el criterio de valuación respectivo.
La fracción tercera señala que:
III. Las aportaciones en dinero que realice cada persona física o moral facultada
para ello, tendrán un límite anual equivalente al 0.05% del monto total de
financiamiento público para el sostenimiento de actividades ordinarias
permanentes otorgado a los partidos políticos, en el año que corresponda;
Como se advierte, existe un límite para las aportaciones de las personas físicas o
morales facultadas para realizar aportaciones en dinero a los partidos políticos,
límite que podemos ilustrar como sigue:
En tal virtud, la cantidad que como máximo podría aportar en 1999 cada persona
física o moral facultada para ello lo representa el 0.05% de $ 1’192’746,596.70,
esto es, $ 596,373.29.
2.3. Autofinanciamiento
Este tipo de ingresos deberán estar apoyados en un control por cada evento que se
realice y, de acuerdo con el reglamento que establece los lineamientos
correspondientes, deberá contener la siguiente información: número consecutivo,
tipo de evento, forma de administrarlo, fuente de ingresos, control de folios,
números y fechas de las autorizaciones legales para su celebración, importe total de
los ingresos brutos obtenidos, importe desglosado de los gastos, ingreso neto
obtenido y nombre y firma del responsable del evento.
La ley facultó a los partidos políticos para crear fondos o fideicomisos que les
permitan tener un ingreso adicional, sin embargo, esta vía ha sido cuidadosamente
limitada a efecto de evitar fenómenos de especulación que irían en contra de la
naturaleza jurídica de los partidos políticos, así como de los fines que la
Constitución les ha asignado a los mismos. El control que de tales ingresos perciban
los institutos políticos estarán sustentados, de acuerdo con el reglamento que
establece los lineamientos correspondientes, con los estados de cuenta que les
remitan las instituciones bancarias o financieras, así como con actos constitutivos o
modificatorios de las operaciones financieras de los fondos o de los fideicomisos
correspondientes, toda vez que resulta evidente que tales actos jurídicos se
encuentran regulados por las leyes especiales de la materia.
La fracción segunda del inciso en comento señala que: “II. Los fondos y
fideicomisos que se constituyan serán manejados a través de las operaciones
bancarias y financieras que el órgano responsable del financiamiento de cada
partido político considere conveniente, con excepción de la adquisición de acciones
bursátiles ...”.
A este respecto, resulta lógico que cada instituto político cuente con un órgano
interno responsable del manejo financiero de sus recursos en lo general, y
particularmente por lo que hace a la celebración de los diversos actos y contratos
que deberá realizar con las instituciones financieras autorizadas para tal efecto por
lo que cada partido político deberá contar con una estructura organizacional y con
un manual de operación que permite identificar a los responsables de las funciones
de administración financiera en sus diferentes fases de obtención, registro, control y
aplicación de recursos.
Por su parte, la fracción tercera del inciso en comento establece: “III. Los
rendimientos financieros obtenidos a través de esta modalidad deberán destinarse
para el cumplimiento de los objetivos del partido político”.
Es evidente que no podría ser de otra manera, ya que los fines de los partidos
políticos tienen que ver con la formación y desarrollo de la cultura democrática,
cuestiones ajenas a aspectos comerciales, mercantilistas o de especulación
financiera.
1. DE PRESIDENTE
El código ordena que tal determinación se lleve a cabo a más tardar el último día de
noviembre del año anterior al de la elección, por lo que para la elección federal del
año 2000 este acuerdo deberá tomarse a más tardar el día treinta de noviembre de
1999. Ahora bien, tomando como base que el costo mínimo de campaña para la
elección de diputados de mayoría relativa determinado por el Consejo General del
Instituto Federal Electoral para 1999 fue de $268,095.55, esta cifra deberá
actualizarse al mes de octubre siguiente, incrementándola con base en el índice
nacional de precios al consumidor determinado por el Banco de México. Enseguida,
el costo mínimo de campaña actualizado debe multiplicarse por 2.5 y por 300
distritos; finalmente, la cifra obtenida se divide entre los días que dura la campaña
para diputados de mayoría relativa y el cociente obtenido se multiplica por los días
que dura la campaña de presidente. Los días de duración de la campaña de
diputados los representaremos tomando en consideración que el plazo para registro
de candidatos es del uno al quince de abril del año de la elección, la sesión de
registro de candidaturas se realiza dentro de los tres días siguientes, es decir, como
límite el dieciocho de abril y en consecuencia el inicio de la campaña respectiva lo
sería el diecinueve de abril y concluiría el día vientiocho de junio, en virtud que el
código establece que las campañas deben concluir tres días antes de celebrarse la
jornada electoral (para el año 2000 lo será el día dos de julio), por lo que la
duración de esta campaña sería de 73 días. Por otra parte, los días de duración de la
campaña de presidente los representaremos tomando en consideración que el plazo
para el registro de candidatos es del uno al quince de enero del año de la elección,
la sesión de registro se realiza dentro de los tres días siguientes, es decir, como
límite el dieciocho de enero y en consecuencia, el inicio de la campaña respectiva lo
sería el diecinueve de enero y concluiría el día veintiocho de junio, por lo que la
duración de esta campaña sería de 162 días.*
2. DE DIPUTADOS
El código ordena que tal determinación se realice a más tardar el último día de
enero del año de la elección, por lo que para la elección federal del año 2000 tal
acuerdo debe tomarse a más tardar el día treinta y uno de enero del año 2000.
Ahora bien, tomando como base que el costo mínimo de campaña para la elección
de diputados de mayoría relativa determinado por el Consejo General del Instituto
Federal Electoral para 1999 fue de $ 268,095.55, esta cifra deberá actualizarse al
mes de diciembre de 1999, incrementándola con base en el índice nacional de
precios al consumidor determinado por el Banco de México. Enseguida, el costo
mínimo de campaña actualizado debe multiplicarse por 2.5, y el resultado
representará el límite de gastos a erogar por el partido político en un distrito
electoral.*
3. DE SENADORES
El código ordena que tal determinación se realice a más tardar el último día de
enero del año de la elección, por lo que para la elección federal del año 2000 tal
acuerdo debe tomarse a más tardar el día treinta y uno de enero del año 2000.
Ahora bien, tomando como base que el costo mínimo de campaña para la elección
de senadores de mayoría relativa determinado por el Consejo General del Instituto
Federal Electoral para 1999 fue de $ 541,929.03, esta cifra deberá actualizarse al
mes de diciembre de 1999, incrementándola con base en el índice nacional de
precios al consumidor determinado por el Banco de México. Enseguida, el costo
mínimo de campaña actualizado debe multiplicarse por 2.5, y por el número de
distritos que comprendan la entidad de que se trate, tomando en consideración que
el número máximo será de veinte.*
4. INFORME ANUAL
A este respecto, la ley establece para los partidos y agrupaciones políticas la
obligación de informar sobre el origen y destino de sus ingresos. En efecto, el
párrafo 1, inciso a), del artículo 49-A del Código Federal de Instituciones y
Procedimientos Electorales, establece lo siguiente :
a) Informes anuales :
I. Serán presentados a más tardar dentro de los sesenta días siguientes al último
día de diciembre del año del ejercicio que se reporte, y
II. En el informe anual serán reportados los ingresos totales y gastos ordinarios
que los partidos y las agrupaciones políticas hayan realizado durante el ejercicio
objeto del informe.
5. INFORME DE CAMPAÑA
Por lo que toca a los informes de campaña, el párrafo I, inciso b), del artículo 49-A
del Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales, establece lo
siguiente:
b) Informes de campaña:
I. Deberán presentarse por los partidos políticos, por cada una de las campañas
en las elecciones respectivas, especificando los gastos que el partido político y
el candidato hayan realizado en el ámbito territorial correspondiente;
II. Serán presentados a más tardar dentro de los sesenta días siguientes contados
a partir del día en que concluyan las campañas electorales;
III. En cada informe será reportado el origen de los recursos que se hayan
utilizado para financiar los gastos correspondientes a los rubros señalados en el
artículo 182-A de este Código, así como el monto y destino de dichas
erogaciones.
Debe destacarse que los partidos políticos presentarán tantos informes de campaña
como elecciones en las que participen, es decir, un informe por la campaña de su
candidato para Presidente de la República; tantos informes como fórmulas de
candidatos a senadores por el principio de mayoría relativa hubiesen registrado;
tantos informes como fórmulas de candidatos a diputados por el principio de
mayoría relativa hayan registrado.
En íntima relación con los informes anuales, en cada informe de campaña deberá
ser reportado el origen y destino de los recursos utilizados, así como las fuentes de
ingreso.
Los partidos políticos deberán contar con los soportes documentales respectivos, así
como tener a disposición de la comisión de fiscalización toda la información y
documentación adicional que resultara conducente, inclusive, a través de la entrega
de dicha documentación a la autoridad electoral o permitiendo el acceso a sus
oficinas al personal de la comisión de fiscalización para entregar la documentación
respectiva.
6. RÉGIMEN FISCAL
El Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales, establece en los
artículos 50, 51 y 52 disposiciones relativas al régimen especial de los partidos
políticos, con independencia de lo que al respecto prevén las leyes fiscales,
verbigracia: Ley del Impuesto Sobre la Renta, Ley del Impuesto al Valor
Agregado, Código Fiscal de la Federación, etc., cuyas vinculaciones jurídicas no
son materia del presente trabajo.
Artículo 50
1. Los partidos políticos nacionales no son sujetos de los impuestos y derechos
siguientes:
a) Los relacionados con las rifas y sorteos que celebren previa autorización
legal, y con las ferias, festivales y otros eventos que tengan por objeto allegarse
recursos para el cumplimiento de sus fines;
b) Sobre la renta, en cuanto a sus utilidades gravables provenientes de la
enajenación de los inmuebles que hubiesen adquirido para el ejercicio de sus
funciones específicas, así como los ingresos provenientes de donaciones en
numerario o en especie;
c) Lo relativo a la venta de los impresos que editen para la difusión de sus
principios, programas, estatutos y en general para su propaganda, así como por
el uso de equipos y medios audiovisuales en la misma, y
d) Respecto a los demás que establezcan las disposiciones legales aplicables.
Artículo 51
1. El supuesto a que se refiere el artículo anterior, no se aplicará en los
siguientes casos:
a) En el de contribuciones, incluyendo tasas adicionales que establezcan los
Estados sobre la propiedad inmobiliaria, de su fraccionamiento, adicionales que
establezcan los Estados sobre la propiedad,
división, consolidación, traslación y mejora, así como los que tengan por base
el cambio de valor de los inmuebles, y
b) De los impuestos y derechos que establezcan los Estados o los municipios
por la prestación de los servicios públicos.
Artículo 52
1. El régimen fiscal a que se refiere el artículo 50 de este Código no releva a
los partidos políticos del cumplimiento de otras obligaciones fiscales.
Debe destacarse que no obstante que los partidos políticos son personas morales no
contribuyentes en los términos de la Ley del Impuesto sobre la Renta, se
encuentran sujetos a diversas obligaciones que derivan de dicho ordenamiento.
Entre algunas de sus obligaciones de carácter fiscal más relevantes podemos señalar
las siguientes:
Ø Solicitar, a las personas que contraten para prestar servicios subordinados, las
constancias a que se refiere el artículo 83, fracción III de la Ley del Impuesto
Sobre la Renta; y
Desde luego, las cifras aquí presentadas sufrieron diversos incrementos en virtud de
las disposiciones vigentes en aquellos años, así como posteriores reformas a la ley
electoral, que inclusive consideraron otros rubros de financiamiento público no
contemplados inicialmente.
En el mismo sentido que el numeral anterior, las cifras que se presentan sufrieron
diversos incrementos durante los años de su aplicación, además de haberse otorgado
financiamiento por otros rubros tales como actividades generales, actividades
específicas, por subrogación del Estado en las contribuciones de los legisladores,
etcétera.
De la misma manera que en los numerales anteriores, las cifras que se presentan
sufrieron diversos incrementos durante los años de su aplicación, además de haberse
otorgado financiamiento por otros rubros tales como actividades generales,
actividades específicas, por subrogación del Estado en las contribuciones de los
legisladores, para el desarrollo de los partidos políticos, etcétera.
* A estos partidos políticos se les otorgó financiamiento sólo por los primeros ocho
meses de 1997, dado que así lo establecía la legislación vigente.
* A estos partidos políticos se les ministró por los primeros ocho meses de 1997,
conforme a la legislación vigente.
1. COSTA RICA
En la medida que la teoría liberal, que considera a los partidos como entes de
carácter privado, fue reemplazada por la teoría de Hans Kelsen, quien los consideró
como órganos indispensables para realizar tareas democráticas; representar a una
parte de la opinión pública; formar la representación popular y ayudar a los
ciudadanos a convertirse como organización en gobierno, se empezó a manifestar la
necesidad de otorgar subsidio estatal a dichos partidos. La primera legislación que
lo realizó, la de Costa Rica, lo hizo “Mediante una reforma constitucional, en 1956
se introdujo en el artículo 96 la contribución estatal a los gastos que efectúan los
partidos en cada período de propaganda eleccionaria”30 . Lo que Costa Rica buscó
con el financiamiento público era: aliviar el problema financiero de los partidos y
evitar con ello la influencia de los grupos de interés, tanto al interior de los partidos
como al del gobierno; además, buscaba garantizar una mayor equidad en la
competencia electoral de los partidos.
2. ALEMANIA
Ya desde la ley tributaria de 1954 se había establecido un privilegio fiscal para los
partidos, en el sentido de que donaciones hechas a ellos disminuyeran la cantidad de
los impuestos, es decir, eran deducibles de impuestos por ciertas cantidades, ya que
eran consideradas como donaciones destinadas al bien común. La medida tomada a
mediados de los sesentas por la República Federal Alemana de establecer el
financiamiento público de los gastos de campaña, es considerada como la decisión
que produjo una independencia marcadamente mayor de los partidos políticos frente
al apoyo financiero privado. En la sentencia del Tribunal Constitucional Federal de
Alemania de 1966, se determinó que sólo se debían reembolsar los gastos
producidos directamente por la campaña electoral, lo mismo que ocurría en Costa
Rica. Fue la resolución que posteriormente dio origen a la Ley de Partidos Políticos
de 1967, la cual no alcanzó el consentimiento del más alto Tribunal de Alemania y
fue vuelta a publicar el tres de marzo de 1989. De hecho el fallo “...declaró
principalmente inconstitucional (cursivas en el original) el financiamiento de los
partidos como tal y se admitió solamente ‘la restitución de los gastos necesarios de
una campaña electoral adecuada’ ”36. En el Tribunal Constitucional se debatió el
problema de la financiación de los partidos políticos por parte del Estado, los
argumentos que se plantearon fueron básicamente tres, a saber: la garantía de
supervivencia de los partidos; la necesidad de que se respete el principio de
igualdad de oportunidades; y la conveniencia de evitar prácticas de financiación
ilícita y de corrupción.
3. ESPAÑA
...no sólo se mantiene la combinación del doble criterio del número de escaños
y número de votos, duplicidad que favorece a unos partidos mayoritarios a los
que ya la fórmula electoral potencia a la hora de traducir votos en escaños, sino
que, además, se dispone que los dos tercios de la consignación presupuestaria
que se ha de repartir en función del número de votos se asignarán a la vista no
de todos (sic) los sufragios obtenidos por cada partido, sino solamente (sic) de
los obtenidos en distritos electorales en los que el partido se sitúe por encima de
la cota (sic) del tres por ciento de los votos válidos. Con ello, como es obvio,
los grandes partidos resultan de nuevo favorecidos y los pequeños otra vez
perjudicados, sin que sea fácil de explicar la razón en que legítimamente –es
decir, desde el punto de vista de la legitimidad democrática- se puede basar tal
discriminación.41
4. ESTADOS UNIDOS
En los Estados Unidos prevalece la noción de que los partidos son entidades de
carácter privado y por ello, la financiación de los partidos políticos no es un asunto
de debate muy importante y la legislación ha corrido en sentido negativo, es decir,
creando limitaciones. La primera legislación federal americana que considera una
regulación fue aprobada en 1907, y buscaba evitar el financiamiento de las
empresas a los candidatos, pero era fácilmente rehuible, ya que las empresas les
daban a sus ejecutivos compensaciones y éstos a su vez las entregaban a los partidos
a título personal. En 1940, la ley Hatch limitaba a 5,000 dólares las contribuciones
personales para un candidato federal; en 1947 prohibía mediante la ley Taft- Harley
la donación a los sindicatos, además, una ley fiscal federal fijaba tasas de impuestos
progresivas a las contribuciones de más de 3,000 dólares de un solo comité. En la
FECA, The Federal Campaing Act, junto con la Ley de Ingresos de 1971, se
consideró de hecho que el financiamiento de los partidos era un asunto privado, que
el financiamiento del gobierno podría ser para las campañas electorales, pero era
supletorio del privado y no complementario, por ello, aquellos candidatos que
aceptaran dicho financiamiento debían renunciar al financiamiento privado. Este
apartado fue derogado y “... se permitieron las aportaciones personales hasta un
máximo de 1,000 dólares por persona y 5,000 por cada Comité de Acción Política
(Political Action Comittee), así como un límite superior de 50,000 dólares
provenientes del patrimonio particular o familiar del candidato postulado para
Presidente o Vicepresidente”43.
Esta figura permite que el financiamiento privado se organice y así la ley de 1907 y
la Taft-Harley pueden ser pasadas por alto, ya que la prohibición de que personas
morales no puedan hacer llegar recursos a los candidatos, es saltada cuando un
grupo de personas se organizan y dan una donación mayor a 5,000 se convierten en
un PAC (por sus siglas en inglés). Ahora los límites para un año son de una
donación individual al candidato o su comité por 1,000 dólares, al comité de un
partido nacional por año civil es de 20,000 y a cualquier comité político por año
civil 5,000, en todo caso, lo más que puede entregar una persona son 25,000
dólares por año civil. Si el ciudadano al dar su donación a un comité político sabe
que éste lo destinará a un candidato el límite es de 1,000 dólares. Además, nadie
puede hacer una donación a nombre de otra persona, ni donar más de 100 dólares
en efectivo. También está prohibida la donación para elecciones federales de: las
empresas, las asociaciones laborales, los contratistas del gobierno federal y los
ciudadanos extranjeros.
En los Estados Unidos se otorgan estímulos fiscales para que los contribuyentes
realicen contribuciones a los candidatos en las campañas o a los partidos, mediante
el Tax-Credit System, mismo que permite que el contribuyente deduzca una parte de
sus obligaciones fiscales, de 50 dólares por persona soltera y de 100 si se trata de
un matrimonio. Esto permite que se realicen deducciones en los impuestos de los
contribuyentes por las cantidades de las donaciones realizadas. Además del límite
fijado en las contribuciones, se prohibe realizarlas en nombre de otra persona, si
provienen de extranjeros, de empleados públicos o cuando se trate de instituciones
de crédito. Por ello, los partidos en el ámbito federal tienen la obligación de rendir
cuentas.
Existen los llamados desembolsos independientes, es decir, que los comités políticos
pueden realizar gastos de propaganda a favor de un candidato o en contra de otro,
pero el candidato favorecido no puede dar su consentimiento, ni cooperar, ni ser
realizados en función de una petición o sugerencia del candidato. No existen límites
en los gastos, pero sí la obligación de dar a conocer el origen de los recursos
utilizados.
El estudioso John Bailey, considera que el problema que ellos tienen con el
financiamiento no es que sea público o no, sino que:
PRIMERA. Podemos señalar que los partidos políticos, como todo tipo de
organización pública o privada, necesariamente requieren de diversos tipos de
recursos para la realización de las actividades que les son propias.
SEXTA. Una de las maneras más eficientes para la fiscalización de los recursos de
los partidos políticos consiste –más allá de los registros contables sobre el origen de
los recursos-, en el control y tope a los gastos que realizan tales institutos políticos.
NOTAS
3 GOLDSTEIN, Mateo. Voz: Finanzas, en: Enciclopedia Jurídica Omeba, t. XII. Ed. Driskill, S.A. Buenos Aires,
Interamericano de Asesoría y Promoción Electoral (CAPEL). San José de Costa Rica, 1988, p. 303.
6 NAVAS, Xiomara. La financiación electoral: subvenciones y gastos, en: NOHLEN, Dieter et al. Compiladores. Tratado
de Derecho Electoral Comparado de América Latina. IIDH, Universidad de Heidelberg, TEPJF, IFE y FCE. México,
1999, p. 455.
7 DE CABO DE LA VEGA, Antonio. El Derecho Electoral en el Marco Teórico y Jurídico de la Representación. UNAM,
Instituto de Investigaciones Jurídicas. Serie G: Estudios Doctrinales. No. 152. México, 1994, p. 105.
8 DUVERGER, Maurice. Los Partidos Políticos. Ed. Fondo de Cultura Económica, decimoquinta reimpresión. México,
1996, p. 93.
9 Ibid., p. 96.
10 Ibid., p. 451.
11 BARQUÍN ÁLVAREZ, Manuel. El financiamiento de los partidos políticos en México, en la reforma de 1993, en:
PÉREZ FERNÁNDEZ DEL CASTILLO, Germán et al. Coordinadores. La Voz de los Votos: Un análisis crítico de las
Elecciones de 1994. Miguel Ángel Porrúa, Librero-Editor. México, 1995, p. 39.
12 Ibid.
13 CORTÉS, Cecilia.Voz: Financiamiento de Partidos Políticos, en: Diccionario Electoral. IIDH, Centro Interamericano de
políticos. UNAM, Instituto de Investigaciones Jurídicas. Serie B: Estudios Comparativos, b) Estudios Especiales. No. 26.
México, 1993, p. 30.
15 MIRÓN LINCE, Rosa María y Karla VALVERDE VIESCA. Partidos Políticos, Financiamiento y Reforma, en: MIRÓN
LINCE, Rosa María y Leonardo VALDÉS. Coordinadores. Partidos y Elecciones. Colegio Nacional de Ciencias Políticas y
Administración Pública, UNAM e IFE. México, 1996, p. 321.
16 COTARELO, Ramón. Op. Cit., p. 24.
17 MIRÓN LINCE, Rosa María y Karla VALVERDE VIESCA. Op. Cit., p. 320.
18 Ibid., p. 321.
19 HINOJOSA, Óscar. Partidos Políticos. Financiamiento público, privado y secreto, en: ALCOCER, Jorge y Rodrigo
MORALES, Coordinadores, La Organización de las Elecciones: Problemas y Proyectos de Solución. Miguel Ángel Porrúa,
Librero-Editor. México, 1994, pp. 101 y 102.
20 Ibid., p. 103.
21 MIRÓN LINCE, Rosa María y Karla VALVERDE VIESCA. Op. Cit., p. 311.
22 MIRÓN LINCE, Rosa María y Karla VALVERDE VIESCA. Op. Cit., p. 313.
23 Las cifras que se presentan fueron publicadas en el Diario Oficial de la Federación del día 3 de febrero de 1999.
24 Las cifras que se presentan se tomaron de la Memoria del Proceso Electoral Federal 1997, publicada por el Instituto
Federal Electoral en 1998, p.184.
* Nota del editor: A estos partidos políticos se les otorgó financiamiento sólo por los primeros ocho meses de 1997, dado que
así lo establecía la legislación vigente.
25 MIRÓN LINCE, Rosa María y Karla VALVERDE VIESCA. Op. Cit. Supra, nota 15, p. 312.
* Nota del editor: El día trece de diciembre de 1999 se publicó en el Diario Oficial de la Federación, el acuerdo del Consejo
General del Instituto Federal Electoral, de fecha treinta de noviembre de ese mismo año, mediante el cual determinó el tope a
los gastos de campaña para la elección federal del año 2000, actualizando el costo mínimo de campaña con base en el índice
nacional de precios al consumidor, determinado por el Banco de México, que fue del 10.22%, dando como resultado la
cantidad de $295,494.91, la cual se multiplicó por 2.5, resultando $738,737.27, y ésta, a su vez, fue multiplicada por 300
distritos, obteniéndose la cantidad de $221’621,182.50; esta cifra se dividió entre 73, por considerar que serían los días que
duraría la campaña para diputados de mayoría relativa, estimando que esta campaña iniciaría el diecisiete de abril y concluiría
el veintiocho de junio, de lo que se obtuvo la cantidad de $3’035,906.60, cifra que multiplicada por los 162 días que dura la
campaña electoral de Presidente, en virtud de que iniciaría el diecinueve de abril y concluiría el veintiocho de junio, arrojó un
total de $491’816,870.75, cantidad que constituye el tope máximo de gastos de campaña para Presidente de los Estados
Unidos Mexicanos.
* Nota del editor: En el Diario Oficial de la Federación del trece de diciembre de 1999, se publicó el acuerdo de fecha
treinta de noviembre del mismo año, mediante el cual el Consejo General del Instituto Federal Electoral determinó el tope a
los gastos de campaña de la elección de diputados de mayoría relativa, actualizando, al mes de octubre de ese mismo año, el
costo mínimo de campaña, incrementándolo con el índice nacional de precios al consumidor determinado por el Banco de
México, que fue del 10.22%, dando como resultado la cantidad de $295,494.91, multiplicando ésta por 2.5, obteniéndose un
total de $738,737.27, que representa el límite de gastos a erogar por el partido político o coalición en un distrito electoral.
* Nota del editor: En el Diario Oficial de la Federación del trece de diciembre de 1999, se publicó el acuerdo de fecha
treinta de noviembre del mismo año, mediante el cual el Consejo General del Instituto Federal Electoral determinó el tope a
los gastos de campaña de la elección de senadores de mayoría relativa, actualizado al mes de octubre de ese año, el costo
mínimo de campaña, incrementándolo con el índice nacional de precios al consumidor determinado por el Banco de México,
que fue del 10.22%, dando como resultado la cantidad de $597,314.17, que multiplicada por 2.5 da como resultado la
cantidad de $1’493,285.42, la cual debe multiplicarse por el número de distritos que comprende la entidad de que se trate,
tomando en consideración que el número máximo será de veinte.
26 Las cifras que se presentan se tomaron de las Memorias del Proceso Electoral Federal de 1991, en: Partidos Políticos, t.
III, vol. 1, publicadas por el Instituto Federal Electoral en 1993, pp. 27 y sgts.
27 INSTITUTO FEDERAL ELECTORAL. Memorias del Proceso Electoral Federal de 1991. Partidos Políticos, t. III, vol. 1.
29 INSTITUTO FEDERAL ELECTORAL. Memorias del Proceso Electoral Federal de 1997. México, 1998, p. 184.
30 CORDERO, Luis Alberto. La Fiscalización del Financiamiento de los Partidos Políticos: Un asunto de conciencia
crítica, en: III Congreso Internacional de Derecho Electoral. (6 de octubre de 1998), p. 3, en:
http://www.trife.gob.mx/congreso/cordero.html
31 Ibid., p. 2.
32 Ibid., p. 4.
33 Ibid., p. 5.
34 CASTILLO, Pilar del. Financiación de los Partidos Políticos: La Reforma Necesaria, en: GONZÁLEZ ENCINAR, José
Juan. Coordinador. Derecho de Partidos. Ed. Espasa Calpe, S.A. España, 1992, p. 152.
35 HORN, Hans Rudolf. Vías alemanas a un financiamiento de los partidos políticos indicadas por el antagonismo entre
legislación y jurisdicción, en: Aspectos Jurídicos del Financiamiento de los Partidos Políticos. UNAM, Instituto de
Investigaciones Jurídicas. Serie B: Estudios Comparativos, b) Estudios Especiales. No. 26. México, 1993, p. 65.
36 Ibid.
37 Loc. Cit.
40 MARÍN LEIVA, D. Félix. Financiamiento y Fiscalización de los Recursos de los Partidos Políticos en España, en: III
44 BAILEY, John. Perspectivas comparadas del financiamiento de las campañas y democratización, en: Aspectos Jurídicos
del Financiamiento de los Partidos Políticos. UNAM, Instituto de Investigaciones Jurídicas. Serie B: Estudios Comparativos,
b) Estudios Especiales. No. 26. México, 1993, p. 17.
45 Ibid., p. 16.
CAMPAÑAS ELECTORALES
Existe cada vez más, la seria tendencia de incluir el tema de campañas electorales,
no sólo en los planes y programas de estudios de las escuelas o facultades que
tienen incorporada la materia de Derecho Electoral, sino también en cursos,
talleres, y desde luego en diplomados, la razón de ser de ello es la relevancia que
cada día cobran ese conjunto de actividades enclavadas, en nuestro caso en la etapa
de preparación de la elección.
Dice también que se inicia a partir del día siguiente de la sesión del consejo
respectivo para el registro de candidaturas y concluye tres días antes de la jornada
electoral.
En nuestro parecer los partidos políticos nacionales no sólo son entidades de interés
público para obtener protección, cualquiera que ésta sea, del Estado, sino que son
de interés para el buen desarrollo de la democracia, llámese formal, sustancial,
económica, política o cualquier otro calificativo, lo que nos lleva sin ser la premisa
de este artículo, a entender que sin ellos en nuestro sistema político no sería factible
ni siquiera estarlo discutiendo.
Por si no fuera suficiente, entre los fines de los partidos políticos está el hacer
posible el acceso de los ciudadanos al ejercicio del poder público, lo que induce
lógicamente a entender que es a través de éstos que efectivamente logran sus
escaños o la presidencia en el ejecutivo, no se reparten constancias de mayoría o de
asignación a nombre de los partidos políticos nacionales para que éstos a su vez las
distribuyan a su antojo, sino que existen en fórmulas o en listados los nombres de
las personas físicas, ciudadanos, convertidos en candidatos de mayoría relativa o
representación proporcional, que son titulares de aquéllas, por consiguiente, son
parte importantísima del desarrollo del proceso electoral y la consecuente
participación partidista.
Sin extendernos en ejemplos podemos decir que si el registro para Presidente de los
Estados Unido Mexicanos se da del primero al quince de enero, para senadores de
mayoría relativa del quince al treinta de marzo, de diputados de mayoría relativa y
senadores de representación proporcional del primero al quince de abril y el de
diputados de representación proporcional del quince al treinta de abril, todos del
año de la elección, en el primer caso la sesión a que nos referíamos puede ser el
dieciséis, diecisiete o el dieciocho, habida cuenta que, al día siguiente se inicia la
campaña electoral.
Por lo que toca a la culminación o cierre de campaña nuestro derecho lo ubica tres
días antes del de la jornada electoral, a este lapso se le conoce como período de
reflexión, período de salvaguarda, período de meditación. El mismo es genérico al
menos para gran parte de los países de Latinoamérica, y conlleva en la actualidad
una gran inferencia por lo imperceptible de la línea divisoria entre comunicación y
política.
En ese entendido, lo que se persigue es que el gran electorado disfrute de un plazo
prudente en el cual pueda, sin influencia de ningún tipo, aterrizar su decisión y por
tanto elegir al candidato o partido político de su conveniencia, gusto o preferencia,
esto es, la legislación protege de cualquier afectación exterior el impacto final del
sufragio.
Hasta aquí y sin ánimo de dar por concluida la breve explicación de la definición
indirecta y básica que de campañas electorales nos proporciona el código de la
materia.
De la misma manera se dice que dicha plataforma electoral debe estar sustentada en
la declaración de principios y en los programas de acción de los propios partidos
políticos nacionales, pero de nueva cuenta no dice con certeza qué debe ser y menos
qué debe contener.
No pretendemos sostener que todos los contenidos temáticos de esta figura jurídica
electoral sean iguales, pero sí debe quedar claro son muy similares, cierto al caso
que al no existir una conceptualización aceptada, todos son admisibles.
Con las anteriores hilaciones y en una exposición strictu sensu, ha quedado
explicado el primer numeral relativo a las campañas electorales, del artículo 182 del
código electoral vigente.
Decíamos que los actos de campaña son la promoción verbal de las candidaturas y
que incluyen a las reuniones públicas, las asambleas, las marchas y sus similares.
Primero, que como garantía de reunión que es, acorde al artículo noveno de la
Constitución General de la República, ésta debe llevarse a cabo con un objeto lícito,
en la que sólo pueden participar ciudadanos mexicanos y que los mismos no deben
de portar arma alguna.
Enseguida, que debe privar el respeto a los derechos de terceros, así como de los
partidos contendientes y sus candidatos.
Por último, se señala que para el uso gratuito de locales cerrados de propiedad
pública para los fines de la campaña electoral se deberá solicitar con antelación, sin
especificar tiempo, y además señalar la naturaleza del acto, número de invitados, el
horario, la infraestructura requerida y el nombre de la persona responsable del buen
uso del inmueble. Lo anterior en obediencia al deber de propiciar un trato equitativo
a todos los partidos políticos nacionales.
Igual ocurre con las marchas que impliquen una interrupción temporal a la vialidad,
en virtud de que este hecho se debe dar a conocer a la autoridad competente a
efecto de que modifique la circulación y garantice el buen camino de la marcha
acorde a su itinerario.
V. PROPAGANDA ELECTORAL
Al parecer, existe un acuerdo del Consejo General del Instituto Federal Electoral
con los partidos políticos nacionales, que también lo integran, respecto a la
publicidad fijada, colgada o pegada, en el cual no se establece diferencia entre cada
una de ellas, lo cual de ser cierto, y dándose como se da en vías de hecho, no
quiere decir ni gramatical, ni jurídicamente hablando que signifiquen lo mismo, así
como tampoco, en el caso de ser real ese acuerdo –por nadie impugnado– la
posibilidad de su asimilación legal en contravención a lo estatuido, el mismo de
existir, y a pesar del acuerdo de las partes sería nulo.
Con relación a la autorización del dueño, debemos entender que ésta sólo puede
constar en un escrito que lo consigne y que no implique en su forma exterior acto
jurídico alguno, sino tan sólo la declaración unilateral de voluntad del propietario.
En efecto, de la lectura del tercer párrafo del artículo 186 del COFIPE, se abren
dos panoramas jurídicos que debemos considerar: por un lado, la Ley de Imprenta
que parecería un péndulo entre el derecho positivo y el derecho vigente; por otro,
las disposiciones civiles y penales que sean procedentes. En la Ley de Imprenta se
ordena la obligación de publicar gratuitamente las rectificaciones o respuestas que
las autoridades, empleados o particulares quieran dar a las alusiones que se les
hagan en artículos, editoriales, párrafos, reportazgos o entrevistas, siempre que la
respuesta se dé dentro de los ocho días siguientes a la publicitación.
Desde luego, la extensión de la respuesta no debe ser mayor del triple del párrafo o
artículo en que se contenga la alusión que se contesta, tratándose de autoridades, en
el caso de particulares puede ser del doble, en ambos casos no deben usarse injurias
o expresiones contrarias al decoro del periodista, no debe contener ataque a terceras
personas y tampoco cometer alguna infracción prevista en la Ley de Imprenta.
La remisión que nuestra ley electoral vigente hace del daño moral nos lleva
irremediablemente, a terrenos del Derecho Civil y a dilucidar el trazo que debemos
seguir para su correcta aplicación en el transcurso de una campaña electoral, para
ello es menester aclarar que el daño moral, en nuestro sistema jurídico mexicano
podría estar no adecuadamente planteado, aun después de sus últimas reformas.
En el Código Civil para el Distrito Federal en Materia Común y para toda la
República en Materia Federal vigente, se hace referencia a dicho supuesto en cuatro
de sus artículos, a saber: el 143 en relación con la figura de los esponsales que no
es el caso a tratar aquí, el 2116 relativo a la destrucción de un objeto con el solo
ánimo de lastimar en sus afectos al propietario, que tampoco sería el caso, y el 1916
y el 1916 bis que son los aplicables.
Las tesis que ilustran su aplicación no han llegado a sentar jurisprudencia, de hecho
han sido repetitivas, éstas en síntesis han refrendado que el daño moral es algo
subjetivo, que lo que debe acreditarse es la realidad del ataque, una de ellas podría
ser importante para los fines que persigue este ensayo en razón de que recayendo en
el artículo 1916, remite al 1916 bis para concretar que no es exacto que el concepto
de daño moral hubiese sufrido una ampliación con relación a los hechos ilícitos,
sino todo lo contrario, con fundamento en este último, y remitiéndonos –he aquí lo
importante– a los artículos sexto y séptimo constitucionales sí se puede en las
campañas electorales, probando los extremos de estos dos preceptos de la
Constitución, hacer procedente la acción de reparación del daño moral contra los
propios medios de comunicación.
En lo anterior, se podría también ahondar aún más, pero será motivo de otro
estudio.
En otro orden de ideas, pero dentro del mismo panorama que nos abrió el artículo
186, del Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales, es juicioso
aun con la brevedad del caso, entrar en el Código Penal para el Distrito Federal en
Materia Común y para toda la República en Materia Federal, con omisión por el
momento de los delitos cometidos por servidores públicos y los relativos a los
delitos electorales, o sea, mirar sucintamente la difamación y la calumnia, y solo
para recordar sus excluyentes y desde luego, referirlas a las pasiones políticas,
sustrato de las campañas electorales.
Establece el código penal mencionado, en su artículo 352, fracción II: “Al que
manifestare su juicio sobre la capacidad, instrucción, aptitud o conducta de otro, si
probare que obró en cumplimiento de un deber o por interés público, o que con la
debida reserva lo hizo por humanidad, por prestar un servicio a persona con quien
tenga parentesco o amistad, o dando informes que se le hubieren pedido, si no lo
hiciere a sabiendas, calumniosamente,...” no será penalmente responsable de los
ilícitos que citábamos.
Otra más del mismo ordenamiento punitivo, nos señala que no se castigará como
calumniador si probare plenamente haber tenido bastantes causas para incurrir en
error, la pregunta obligada sin tocar a criterio de quien, es ¿Causas bastantes que
lleven al error en el lapso de las muchas y muy diversas campañas electorales?, la
respuesta inmediata, sin consideración alguna, sin mediar criterio u opinión, sería:
todas.
Por ser del tema, cuando el delito se cometa por medio de un periódico, estarán
obligados a publicar el fallo, imponiéndose multa de cien pesos por cada día que
pase sin hacerlo, la cual no podrá exceder de diez mil pesos, sin mayor trámite y a
riesgo de parecer utilitaristas, una sola respuesta: se los pagan por anticipado.
3. PROPAGANDA ELECTORAL GRABADA
Sin tratar de profundizar en el tema y tan sólo por la referencia a que nos lleva
nuestra ley electoral, sin desconocer que es importante para mejor proveer en su
momento, sentaremos algunas bases, por ejemplo la federación en cuanto al ruido
sólo vigila y regula, expide la normatividad necesaria, los estados, el Distrito
Federal y los municipios son los encargados de prevenir y controlar.
Por último, el código penal en la fracción III, del artículo 415, después de señalar
la penalidad de tres meses a seis años de prisión y de mil a veinte mil días de multa,
indica que ésta se le aplicará a quien contravenga las disposiciones legales o normas
oficiales mexicanas, genere emisiones de ruido que ocasionen daños a la salud
pública, a los recursos naturales, a la flora, a la fauna o a los ecosistemas.
Sin ser la cuestión central de estas líneas, no está por demás, aun de manera
concisa, citar algunas prerrogativas de acceso permanente a la radio y a la
televisión, con el único afán de distinguir entre lo que antes se llamaba o se
clasificaba en propaganda oficial y comercial, y ahora se conoce como oficial o
pagada por el Instituto Federal Electoral y la otra, como privada o pagada por los
partidos políticos nacionales.
La propaganda oficial se circunscribe a los quince minutos que del tiempo total
mensual del Estado se le otorga a los partidos políticos en dos programas semanales
de menos de dos minutos cada uno, más un programa especial dos veces al mes en
cobertura nacional, en la regional se puede incluir hasta por la mitad del tiempo de
la primera.
Entre las reglas generales por ejemplo, en los promocionales de radio y televisión
que no se utilicen, se pierde la garantía de producción y difusión, etc., destaca la
utilización de un mínimo del 50% de todo lo anterior, en el sostenimiento y
postulación de las plataformas electorales a que nos referimos en el primer apartado
de este trabajo.
La propaganda electoral privada o pagada por los partidos, conlleva una serie de
disposiciones que van desde los mecanismos de la disponibilidad de contratación a
través de catálogos de horarios y tarifas que les proporciona a los partidos políticos
nacionales la Dirección Ejecutiva de Prerrogativas, pasando por el escrito que los
interesados deben remitir a ésta, donde manifiesten cuáles son los compromisos que
desean adquirir, hasta la celebración del contrato respectivo directamente con la
empresa proveedora de servicios de comunicación.
No omitimos señalar que una vez que los partidos políticos han escogido horarios y
tarifas y lo han expresado en la forma escrita, no pueden contratar en tiempos
posteriores, ni aun directamente, como tampoco es permitido que terceras personas
convengan con las empresas televisoras o radiodifusoras, espacios a favor de
partidos o candidatos, a lo anterior surge la consecuencia lógica de que la Comisión
de Radiodifusión del Consejo General del Instituto Federal Electoral hace un
muestreo permanente de los tiempos de transmisión durante las campañas
electorales.
Sin embargo, todo lo aquí vertido le es, de un modo u otro, aplicable, sin perder de
vista que lo no prohibido está permitido.
6. PROPAGANDA ELECTORAL DE ENCUESTA Y SONDEO
La encuesta o sondeo que se difunda o publique por cualquier medio, deberá ser
entregada al Secretario Ejecutivo del Instituto Federal Electoral, no obstante es
omisa la ley, en cuanto a si dicha entrega debe hacerse antes o después de su
publicación, lo que a nuestro parecer genera peligros innecesarios en el uso de los
criterios generales de carácter científico y ni siquiera pensar en un encubrimiento en
la posterior entrega de esa información y su correlativa veracidad.
Una vez que adquieren ese carácter los candidatos, el Presidente del Consejo
General podrá solicitar a las autoridades competentes proporcionen seguridad
personal para aquéllos, más que una situación de carácter jurídico, se ha convertido
en una coyuntura de imagen por la cercanía que algunos de los candidatos, deben
mostrar con la colectividad de la que pretenden obtener su voto.
2. DEBATES PÚBLICOS
La organización y difusión de los debates públicos entre los candidatos, puede ser
llevada a cabo por el Instituto Federal Electoral, sólo a petición de las partes
interesadas, lo que contrasta a simple vista de que a pesar de que las expectativas de
triunfo de los candidatos cada vez son mayores, los debates públicos son rehuidos,
no se celebran, o quien los gana en la opinión pública no triunfa necesariamente en
las elecciones.
3. SANCIONES
Se verán in extenso, en otro artículo del propio objeto; sin embargo, es aconsejable
dar lectura al artículo 191 del COFIPE, que nos remite por lógica jurídica al
artículo 269 del mismo ordenamiento, sobre esta base podemos afirmar que todas
las faltas administrativas y sus correspondientes sanciones se pueden dar en las
campañas electorales.
Nos llama la atención los cajones de sastre que amplían el espectro de las
infracciones y restringen una sanción específica, lo cual podría crear coyunturas
injustas y aprovechables para el señalamiento de errores en nuestro sistema jurídico.
De la misma manera no nos parece adecuado ubicar bajo los diversos supuestos
jurídicos, únicamente a los partidos políticos nacionales y a las agrupaciones
políticas, por analogía inclusive a las coaliciones, en su caso a los candidatos,
faltaría precisarlo.
Conviene señalar que aquellos factores para algunos aprovechables, para otros
perjudiciales, estando previstos en la normatividad, necesariamente lo estarán en la
planeación estratégica de las campañas electorales de los distintos partidos políticos
nacionales.
Evidentemente todos estos factores son impugnables a través del juicio para la
protección de los derechos políticos electorales de los ciudadano, o en su caso del
recurso de apelación por lo que corresponde a la función jurisdiccional, y en la
administrativa se tendrá el recurso de revisión.
2. FACTORES COYUNTURALES
Por último y ante la crítica de algunos sectores profesionales relacionados con las
campañas electorales, en el sentido de que nuestras instituciones jurídicas no
preservan ni inculcan los valores republicanos en este tema, damos cuenta con las
siguientes disposiciones del Código Federal de Instituciones y Procedimientos
Electorales:
VIII. CONCLUSIONES
En algunos casos, como también deben desprenderse del estudio de este artículo, es
menester precisar ciertas figuras jurídicas como en el caso de las plataformas
electorales que nos atrevimos a definir, en su caso, puntualizar algunos actos de
campaña que permeen al órgano encargado de organizar las elecciones o definan
momentos y plazos para el conocimiento oportuno de la autoridad administrativa
electoral del contenido de la propia propaganda electoral, en algunas de sus
vertientes o subclasificaciones que hemos elaborado en las líneas anteriores.
SIN NOTAS
OTROS ACTORES ELECTORALES
I. INTRODUCCIÓN
Este es un tema heterogéneo que abarca el análisis de varios aspectos del Derecho
Electoral. En tal virtud, es necesario resaltar cuáles son los rubros o apartados que
contiene. Así se pueden indicar los siguientes:
Así las cosas, los pueblos deben hacer de ella su expresión cotidiana de vida, en el
entendido de que las decisiones de gobierno que se adopten deben ser expresiones
de su propia y soberana voluntad. Así lo entiende la Constitución Política de los
Estados Unidos Mexicanos, en su artículo tercero, fracción II, inciso a), cuando
define el criterio que orientará a la educación en México, manifestando que será
democrática, considerando a la democracia, no solamente como una estructura
jurídica y un régimen político, sino como un sistema de vida fundado en el
constante mejoramiento económico, social y cultural del pueblo, luego, la
democracia debe verse como una manera de ser, como una verdadera idiosincrasia,
una cultura y una convicción que modele cada acto de la vida social de un pueblo.
De esta manera, lo que debe ser generalizado y común que es el vigilar cada
actividad que se realice, o bien cada sector de la vida de un sujeto; así, se vigila la
salud, se vigila el aprovechamiento escolar, se vigila la adecuada impartición de
justicia, el cobro de los impuestos etc., en materia electoral, la vigilancia se hace de
absoluta necesidad, dada la gran cantidad de intereses políticos que convergen en
ese aspecto fundamental que es el proceso electoral, mecanismo por el cual se elige
a los titulares de los órganos de representación que ejercerán su mandato durante un
período determinado de ejercicio institucional.
1. CONCEPTO DE VIGILANCIA
La palabra vigilancia deviene del verbo vigilar, palabra latina que deriva de
vigilans, dividido en vigil-ilis, adjetivo que significa cuidadoso, atento o atentus 1.
Por otra parte, es una acción establecida y dispuesta por mandato de la ley, porque
es en la legislación en donde debe esencialmente estar el fundamento de formación
y ejercicio de esa vigilancia, caso de los observadores electorales regidos por el
artículo 5 del Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales
(COFIPE); pero puede hablarse de una “vigilancia informal” que de cualquier
modo se ejerce, como es el caso de la establecida por los medios masivos de
comunicación y, en última instancia, por la corriente mayoritaria de opinión
pública, que a su vez se ve fuertemente influenciada por aquéllos, y que de alguna
manera viene a representar una medida de vigilancia y de control en los procesos
electorales.
Además, por los sujetos que ejercen la vigilancia electoral, cabe hablar de:
También cabe señalar, por su vinculación con las autoridades electorales, la:
Vigilancia de origen internacional, como puede ser la que lleven a cabo los
organismos intergubernamentales, como sería, en su caso, la Organización de
las Naciones Unidas, por ejemplo.
Finalmente, por su alcance o materia que abarca la vigilancia, ésta puede ser:
Vigilancia especial, si sólo abarca una etapa de este proceso, como sería el caso
de la jornada electoral exclusivamente.
Preparación de la elección;
Jornada electoral;
Ahora bien, es evidente que al desarrollar una tarea electiva de las proporciones que
representa el proceso electoral, en este caso federal, y cuya consecuencia será el
determinar la nueva titularidad de los responsables del gobierno nacional, es
necesario mantener en todo momento una bservancia irrestricta de las disposiciones
constitucionales y legales que norman esa parte fundamental de la democracia
mexicana. De aquí que resulte de primordial interés ejercer una eficiente vigilancia
respecto del proceso electoral.
( ...)
c) Aplicar la técnica censal en forma parcial en el ámbito territorial que
determine la Junta General Ejecutiva;
d) Formar el Padrón Electoral;
i) Formular, con base en los estudios que realice, el proyecto de división del
territorio nacional en 300 distritos electorales uninominales, así como el de las
cinco circunscripciones plurinominales;
Estas tres últimas atribuciones implican una doble labor de vigilancia entre la
Dirección Ejecutiva del Registro Federal de Electores y las comisiones de vigilancia
nacional, locales o distritales.
Más adelante, el artículo 135 del COFIPE, añade que el Instituto Federal Electoral
(IFE) prestará, por conducto de la dirección ejecutiva competente y de sus vocalías
en las juntas locales y distritales ejecutivas, los servicios inherentes al Registro
Federal de Electores.
También se dice en el citado artículo que los miembros de los consejos general,
locales y distritales, así como de las comisiones de vigilancia, tendrán acceso a la
información que conforma el padrón electoral, exclusivamente para el cumplimiento
de sus funciones y no podrán darla o destinarla a finalidad u objeto distinto al de la
revisión del padrón electoral y de las listas nominales.
De esta manera, el artículo 165 del COFIPE, indica cómo se integran las
comisiones de vigilancia, en sus niveles nacional, locales o distritales. De acuerdo
con este precepto se puede presentar el siguiente cuadro comparativo:
LAS COMISIONES DE VIGILANCIA
( Integración )
Artículo 165 del COFIPE
NIVEL INTEGRANTES
El director Ejecutivo del Registro Federal de Electores (quien preside la comisión);
Un presidente propietario y un suplente por cada uno de los partidos políticos nacionales;
Nacional Un secretario designado por el presidente respectivo, entre los miembros del Servicio
profesional Electoral con funciones en el área registral; y
Un representante del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática.
El Vocal del Registro Federal de Electores del caso (quien preside la comisión);
Local Un representante propietario y un suplente por cada uno de los partidos políticos; y
Un Secretario designado por el presidente respectivo, entre los miembros del Servicio
Profesional Electoral con funciones en el área registral.
El Vocal del Registro Federal de Electores del caso (quien preside la comisión);
Distrital Un representante propietario y un suplente por cada uno de los partidos políticos; y
Un secretario designado por el presidente respectivo, entre los miembros del Servicio Profesion
Electoral con funciones en el área registral.
Como puede observarse, la integración de las comisiones es relativamente
uniforme, sólo se adecua, por sentido común, al nivel del funcionario que las
preside (el Director Ejecutivo del Registro Federal de Electores o el vocal local o
distrital que corresponda) y en la Comisión Nacional se añade un representante del
Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática.
El artículo 166 ordena que las comisiones de vigilancia sesionen por lo menos una
vez al mes y que de cada sesión se levante el acta que deberá ser firmada por los
asistentes a la misma. Además, en caso de inconformidades, éstas se consignarán
en la propia acta, de la cual se entregará copia a los asistentes.
A su vez el artículo 144, párrafo 5, del COFIPE, contiene otro aspecto que
involucra a las comisiones de vigilancia, ya que ordena:
La técnica censal parcial tendrá por objeto recabar la información básica de los
ciudadanos no incluidos en el Catálogo General de Electores o, en su caso,
verificar los datos contenidos en el mismo, mediante visitas casa por casa.
En lo que toca a las listas nominales de electores, que son definidas por el artículo
155 como las relaciones elaboradas por la Dirección Ejecutiva del Registro Federal
de Electores, que contienen el nombre de las personas incluidas en el padrón
electoral, agrupadas por distrito y sección, a quienes se ha expedido y entregado su
credencial para votar, lo que se refiere a la Comisión Nacional de Vigilancia, se
puede agrupar en el siguiente cuadro comparativo:
LA COMISIÓN NACIONAL DE VIGILANCIA
(Funciones referentes a las listas nominales de electores)
(Artículos 156 a 159 del COFIPE)
Recibir de los partidos políticos las observaciones que formulen a las listas
nominales de electores;
El artículo 160 del COFIPE señala que los partidos políticos contarán en la
Comisión Nacional de Vigilancia con terminales de computación que les permitan
tener acceso a la información contenida en el padrón electoral y en las listas
nominales de electores. Igualmente, y conforme a las posibilidades técnicas, los
partidos políticos tendrán acceso permanente al contenido de la base de datos, base
de imágenes, documentos fuente y movimientos del padrón.
En otro orden de ideas, el artículo 163 del COFIPE indica que las solicitudes de
inscripción realizadas por los ciudadanos que no acudan a la oficina o módulo del
Instituto correspondiente a su domicilio a fin de obtener su credencial para votar, a
más tardar el treinta de septiembre del año siguiente a aquél en que solicitaron su
inscripción en el padrón electoral, serán canceladas.
Los formatos de las credenciales de los ciudadanos, cuya solicitud haya sido
cancelada serán destruidos ante las respectivas comisiones de vigilancia, a más
tardar el quince de enero de cada año.
Entonces, por acuerdo del Consejo General del Instituto Federal Electoral, se
estableció que la auditoría externa del padrón electoral la realizarían empresas o
instituciones académicas mexicanas, seleccionadas por licitación pública, y que al
efecto se formaría un Consejo Técnico para supervisar los trabajos respectivos. El
informe final de la auditoría debía ser entregado a cada uno de los miembros del
Consejo General para su análisis, a más tardar el once de mayo de 1994, a fin de
estar en tiempo para solicitar, de los auditores e instancias de supervisión
competentes, las aclaraciones e información adicionales necesarias durante los
treinta días siguientes a la recepción del informe.
Entonces se dio a conocer que esta auditoría externa tenía como antecedente el
hecho de haber ya practicado con anterioridad 36 revisiones y auditorías, y la
auditoría que en 1992 ordenó el propio Consejo General, desarrollada a nivel
nacional.
Las auditorías efectuadas desde entonces han venido a demostrar que el padrón
electoral tiene una cobertura y confiabilidad superior o equivalente a los padrones
electorales de países que en el mundo se consideran altamente democráticos. Es de
observarse que la auditoría externa se desarrolló sin que las autoridades del Instituto
intervinieran en su diseño, preparación, supervisión y conclusiones.
El artículo 174 del COFIPE, en su párrafo 4, establece que la jornada electoral (la
segunda etapa del proceso electoral) se inicia a las 8:00 horas del primer domingo
de julio y concluye con la clausura de casilla; para algunos autores, como Jochen
Fuchs, este período podría ser llamado “núcleo de la jornada electoral”5. Para otros
autores, la jornada electoral es el tiempo transcurrido desde el primer acto concreto
de preparación electoral hasta la declaración final de los resultados; sin embargo, el
código electoral mexicano, en el artículo en comento, es preciso e inequívoco, si
bien parece ser, según este mismo autor, el único código latinoamericano que
precisa un concepto de jornada electoral6.
w Certeza;
w Legalidad;
w Independencia,
w Imparcialidad; y
w Objetividad.
Se deben determinar con toda precisión, por ley o por convenio, los siguientes
aspectos:
Dado que los partidos políticos, por definición del artículo 41 de la Constitución
Federal, son “...entidades de interés público...que tienen como fin promover la
participación del pueblo en la vida democrática, contribuir a la integración de la
representación nacional y como organizaciones de ciudadanos, hacer posible el
acceso de éstos al ejercicio del poder público, de acuerdo con los programas,
principios e ideas que postulan y mediante el sufragio universal, libre, y directo.”
En tal virtud, la representatividad de los partidos políticos se hace presente en todos
los aspectos de la vida democrática y electoral del país, desde la constitución y
funcionamiento de los distintos órganos integrantes del Instituto Federal Electoral
hasta en los actos más simples de su ejercicio. Tal es el caso, por ejemplo, de las
comisiones de vigilancia ya estudiadas con anterioridad.
¿Cuándo pueden los partidos políticos registrar a sus representantes para efectos
de las elecciones?
¿Hasta cuándo pueden firmar los representantes de los partidos políticos ante
casilla o generales sus nombramientos como tales?
A las que señala el artículo 199 del COFIPE que son las siguientes:
El doctor Flavio Galván Rivera, indica que el escrito de protesta tiene una
doble función, “ya que constituye un medio para establecer la existencia de
presuntas violaciones durante la jornada electoral y simultáneamente, es
requisito sine qua non de procedebilidad del juicio de inconformidad,
cuando el actor hace valer causales de nulidad de la votación recibida en
casilla, salvo si aduce entrega extemporánea de los paquetes que contienen
los expedientes electorales...” 7 ; y
w Los partidos políticos podrán sustituir a sus representantes hasta con diez
días de anterioridad a la fecha de la elección, devolviendo con el nuevo
nombramiento el original del anterior.
¿A qué reglas se sujetará la devolución hecha por los consejos distritales a los
partidos políticos del original de los nombramientos respectivos?
¿Qué otras medidas específicas se deben tomar para el buen desarrollo de las
funciones de los representantes de partidos políticos en las elecciones?
w Tanto para los representantes generales, como para los de casilla, al
reverso de sus nombramientos se imprimirá el texto de los artículos del
código que correspondan a sus funciones respectivas;
El artículo 212 del mismo ordenamiento, establece que a las 8:00 horas del día de la
elección, se instalará la casilla en presencia de los representantes de los partidos
políticos que concurran en ese momento. También dice que a solicitud de uno de
esos representantes, las boletas electorales podrán ser rubricadas o selladas por uno
de los representantes partidistas designados por sorteo, si el designado así se negara
a firmar o sellar las boletas, el representante que lo haya solicitado podrá proceder a
firmar o sellar esos documentos.
En el acta de instalación deberá constar, entre otras cosas, que las urnas se armaron
y abrieron en presencia, entre otros, de los representantes partidistas, esto para
probar que tales urnas estaban vacías y se colocaron en lugar adecuado y a la vista
de los representantes de partidos.
Recuérdese que los representantes no podrán, en ningún caso, ser nombrados como
miembros de casilla y sí, en cambio, deben firmar las actas respectivas.
La votación una vez iniciada no deberá ser suspendida, sino por causa de absoluta
fuerza mayor, en cuyo caso el presidente deberá dar aviso de inmediato al consejo
distrital mediante un escrito con todos los detalles, ese documento deberá ser
firmado por dos testigos, que serán preferentemente los integrantes de la mesa
directiva o los representantes de los partidos políticos.
Los representantes ante las mesas directivas de casilla podrán ejercer en ellas su
derecho de voto, escribiendo sus nombres y la clave de sus credenciales para votar
al final de las listas nominales de electores respectivas, según el párrafo 5 del
artículo 218 del COFIPE. El artículo 219 al enlistar a las personas que tendrán
derecho de acceso a las casillas, menciona a los representantes generales y de
casilla. En ese mismo artículo se establece que los representantes generales
permanecerán en las casillas el tiempo necesario para cumplir con sus funciones,
pero no interferirán en el libre desarrollo de la votación, ni deberán pretender
asumir las funciones propias de los directivos de las mesas de casilla. Incluso el
presidente de una mesa podrá conminarlos a cumplir con sus funciones, y en su
caso, podrá ordenar su retiro, cuando los representantes dejen de cumplir sus
labores, coaccionen las elecciones, o en cualquier forma afecten al desarrollo
normal de la votación.
Sobre este último punto debe señalarse que el artículo 75 de la Ley General del
Sistema de Medios de Impugnación en Materia Electoral establece que será nula la
votación recibida en una casilla cuando se den como causales: “...h) Haber
impedido el acceso de los representantes de los partidos políticos o haberlos
expulsado, sin causa justificada...”
Continuando con las funciones de los representantes de partidos políticos durante la
votación, el artículo 220 del COFIPE indica que en caso de quebranto del orden
público el presidente de la mesa de casilla podrá pedir el auxilio de las fuerzas de
seguridad pública, ordenando el retiro de cualquier persona que altere el orden, en
este caso el secretario de la casilla hará constar las causas del desorden y las
medidas tomadas por el presidente en un acta que firmarán los funcionarios de
casilla y los representantes de partido; y si alguno de ellos se negara a firmar, el
secretario hará constar la negativa.
En el artículo 225, párrafo 2, se indica que los representantes deberán firmar el acta
de cierre de votación. El artículo 252 enlista la relación de escritos de protesta
presentados por los representantes en el contenido del acta de escrutinio y cómputo
de la elección respectiva.
El artículo 233 ordena la firma, sin excepción, de las actas de escrutinio y cómputo
por parte de los representantes, si bien ya se ha dicho, pueden hacerlo bajo protesta,
indicando los motivos de la misma.
El artículo 234 indica que los sobres que contienen los paquetes electorales de cada
elección también serán firmados por los representantes.
El artículo 236 del COFIPE, establece que los avisos que se fijan en un lugar
visible del exterior de las casillas, con los resultados de cada una de las elecciones,
también pueden ser firmados por los representantes que así lo deseen. El artículo
237 indica que una vez concluidas todas las tareas de la casilla, el secretario
levantará constancia de la hora de la clausura de la misma y el nombre de los
funcionarios y representantes que harán la entrega del paquete con los expedientes
respectivos. Esta constancia la firmarán los funcionarios de casilla y los
representantes de partido que desearen hacerlo.
Ø Requisitos positivos:
Ante estas perspectivas el magistrado Rodolfo Terrazas Salgado señala que estamos
en presencia de “un recurso innominado de impugnación”, dado que la ley no lo
enumera en forma expresa9.
Ø El recurso de revisión, porque sólo puede ser interpuesto por partido político y
en este caso carece de interés jurídico para actuar, según lo dispone el artículo
35, párrafos 2 y 3 de la Ley General del Sistema de Medios de Impugnación en
Materia Electoral;
Ø Instalación de la casilla;
Ø Desarrollo de la votación;
Ø Clausura de la casilla;
Es notorio que el artículo 219, párrafo 3, del código, al señalar los sujetos que
tendrán derecho de acceso a las casillas, omite a los observadores, y que tampoco el
artículo 222 les concede una especie de “fuero” el día de la jornada electoral, ni el
218 los considere para ejercer su voto activo en alguna de las casillas del distrito en
que hacen su observación. Es de entenderse que muchos de estos aspectos se salvan
a través de las indicaciones que se reciben en los cursos de capacitación, pero de
cualquier manera la legislación debiera ser explícita al respecto.
En un mundo cada vez más globalizado, el origen de la observación electoral hay
que buscarlo en el interés que, a nivel internacional, despiertan cada vez más las
elecciones efectuadas en un país; así, sobresalen en el ámbito político tres opciones
de posibilidad, a saber: irregularidades en la transmisión del poder, período de
transición (el caso mexicano) y elecciones después de una etapa de carencia de
poderes10.
Fue en el proceso electoral federal de 1994, cuando por vez primera la Unidad de
Atención Electoral de las Naciones Unidas brindó su apoyo y asistencia técnica a
los grupos iniciales de observación electoral.
En tal acuerdo se dice también, que ostentando su gafete podrían presentarse en una
o varias casillas, lo cual salva la laguna legal antes comentada.
4. VISITANTES EXTRANJEROS
Dado que por disposición del artículo 5, párrafo 3 del Código Federal de
Instituciones y Procedimientos Electorales: “Es derecho exclusivo de los ciudadanos
mexicanos participar como observadores de los actos de preparación y desarrollo
del proceso electoral, así como de los que se lleven a cabo el día de la jornada
electoral...”, la observación internacional de elecciones debe ser asignada a otro
tipo de personas a las que se denomina “Visitantes Extranjeros”.
Lo mismo cabe decir de los corresponsales de prensa, radio y televisión, igual que
de los comentaristas, quienes divulgan todo tipo de datos y análisis en torno a los
fenómenos electorales de cualquier país.
En lo que toca a las misiones desarrolladas por la OEA, se sabe que desde 1962 ha
habido observadores designados por el Secretario General de este organismo, sin
embargo,“...sirven a título individual y, en teoría, no son representantes de la
O.E.A. A pesar de ello, tales observadores generalmente son acompañados por
funcionarios de la Secretaría; cuentan con apoyo financiero de la organización y
presentan un informe detallado a la institución”15 .
Estas misiones no han tenido criterios definidos de observación, puede decirse que
las misiones han presentado aspectos coyunturales de trabajo, tal vez debido a la
historia muy accidentada de la América contemporánea, incluso, en 1979, se creó
en el seno de la OEA un grupo de trabajo para estudiar el procedimiento para el
desempeño de las misiones de observación, pero en realidad, no se llegó a un
avance práctico al respecto.
Las que sólo toquen algunos o algunas de estos aspectos serán misiones de
observación restringida o limitada.
Es de notarse que: “En la primera mitad del decenio de 1990 hubo un verdadero
boom de misiones de observación electoral en América Latina patrocinadas por la
OEA y la ONU”16. El paso fundamental en este aspecto, fueron las elecciones en
Nicaragua en febrero de 1990, pero hay importantes antecedentes de observaciones
no gubernamentales como las que se efectuaron durante el plebiscito de 1988 en
Chile. Por su parte, la OEA ha estado presente en calidad de observador electoral
en Costa Rica, República Dominicana, Ecuador, Guatemala, Panamá, El Salvador y
Honduras.
Este tipo de actividades para la OEA o para la ONU no siempre ha sido fácil y en
ocasiones se ha tenido que enfrentar con la oposición de sus propios países
integrantes, así, en 1988, el entonces Secretario General Javier Pérez de Cuéllar
declaró que la ONU “...no enviaría observadores electorales a estados miembros
porque ello no forma parte de sus
tareas...”17.
Para dar una idea de la forma en que ha crecido el interés por la observación
internacional, en el caso concreto de América Latina, se puede indicar que la OEA
entre 1990 y 1994 ha realizado diecisiete misiones, de acuerdo al siguiente listado:
Otro caso en el que participó la ONU, fue el de las elecciones en Haití en 1990 y
1991 que fueron particularmente controversiales debido a la inestabilidad política de
ese país caribeño, incluso en el seno mismo de la ONU, hubo desacuerdo respecto a
formar esa misión cuestionando que excedía los fines de la organización por no
estar en juego la paz internacional, al menos así lo manifestaron los gobiernos de
Colombia, Cuba y México.
El caso de las elecciones de El Salvador, del veinte de marzo de 1994, es peculiar
porque, debido a su trascendencia dentro del proceso de pacificación de la región,
“...hubo unos 900 observadores de Naciones Unidas que estaban presentes en los
355 centros de votación, contándose además con unos 2000 o 3000 observadores de
ONG”19, es decir, organizaciones no gubernamentales; es de destacarse el hecho de
que la información generalizada de estos observadores fue en el sentido de que las
elecciones salvadoreñas tuvieron lugar “...bajo condiciones adecuadas de libertad,
competitividad y seguridad. A pesar de las serias diferencias de organización y
transparencia...” 20.
A esto hay que agregar las observaciones hechas por organismos de carácter
internacional, como el Centro Internacional de Desarrollo de Derechos Humanos y
Desarrollo Democrático, el Instituto Interamericano de Derechos Humanos, las
Universidades de York y Toronto, en Canadá, la Academia Mexicana de Derechos
Humanos y el Centro Ami Damasco de Vitoria, el Centro Carter y otros más,
incluso, de Asociaciones de Estudios Interamericanos, con más de 2,000
académicos especialistas en América Latina, en prácticamente todas las
universidades de Estados Unidos, quienes celebraron en marzo de 1994, en Atlanta,
su XVIII congreso anual, en donde destacó el llamado grupo de trabajo sobre
democracia en México, con su enfoque específicamente al tema de la observación
internacional electoral.
Así, se llegó al año de 1994 cuando una reforma adicionó el artículo 82 con un
punto 2 del COFIPE, para facultar al Consejo General del Instituto a efecto de que,
a propósito de la celebración de procesos electorales federales, pueda decidir sobre
la invitación y las bases y criterios con que habrá de atenderse e informar a los
visitantes extranjeros que acudan a conocer las modalidades de su desarrollo en
cualquiera de sus etapas.
Con base en esto, para el proceso electoral de 1994 se acreditaron 943 visitantes
extranjeros provenientes de 34 países. Para 1997 y, con la experiencia vivida tres
años atrás, surgió el acuerdo respectivo, el veintiuno de febrero de 1997, en donde
se define al “visitante extranjero”, como toda persona física extranjera interesada en
conocer sobre elecciones federales y que haya sido debidamente acreditado por el
órgano superior de dirección.
Así las cosas, se lanzó una convocatoria abierta a nivel nacional e internacional, el
cuatro de marzo siguiente, para dar la mayor oportunidad a los interesados en
participar como observadores de ese proceso electoral. El plazo respectivo se vencía
el veintiuno de junio y las solicitudes debían hacerse llegar al Consejo General del
Instituto.
Los formatos del caso se distribuyeron en cada una de las capitales de las entidades
federativas y en las embajadas y consulados mexicanos. Para ser acreditado como
visitante extranjero, era necesario:
Se permitía en el acuerdo:
Ø Cumplir en todo tiempo y lugar, con las leyes mexicanas y demás disposiciones
legales aplicables, durante su estancia en el país. Dada la naturaleza de la
observación internacional electoral se tuvo que generar un esquema de
coordinación entre el Instituto Federal Electoral y las secretarías de Relaciones
Exteriores y de Gobernación.
CONTINENTE PAÍS
AMÉRICA Argentina, Belice, Brasil, Canadá, Colombia, Costa Rica, Chile, Ecuador, E
Salvador, Estados Unidos de Norteamérica, Guatemala, Honduras, Nicaragua
Panamá, Paraguay, Puerto Rico, Uruguay y Venezuela
ÁFRICA Kenia
ASIA Japón
EUROPA Alemania, Austria, Dinamarca, España, Finlandia, Francia, Inglaterra, Italia, Polon
y Suecia
La abrumadora mayoría de los visitantes extranjeros acreditados asistieron en
representación de alguna organización o institución de carácter internacional o
de su país de residencia. El espectro de organizaciones e instituciones
representadas fue de lo más variado, pero siempre especializado o relacionado
con actividades de organización investigación o asistencia electoral, promoción
de la democracia o defensa de los derechos humanos.
En el capítulo quinto, del título tercero, del libro quinto del COFIPE, que se refiere
a disposiciones complementarias de la jornada electoral, aparece normada su
participación, concretamente el artículo 241 manifiesta:
Por eso, afirma Eduardo Galindo Becerra que: “...los hechos le tienen que constar
al fedatario, pues de otra manera nos encontraremos ante otro tipo de prueba, que
puede ser la testimonial o confesional, pero de ninguna manera la documental
pública” 27.
Por otro lado, si por causas diversas, a las 10:00 horas no se ha instalado una
casilla y por razones de distancia o dificultad de las comunicaciones no sea posible
la intervención oportuna del personal designado por el Instituto, los representantes
de los partidos políticos ante las mesas directivas de casilla designarán, por
mayoría, a los funcionarios necesarios para integrar las casillas de entre los
electores presentes, en este caso se requiere la presencia de un juez o de notario
público, quien tiene la obligación de acudir a dar fe de los hechos, pero en ausencia
de éstos, bastará que los representantes expresen su conformidad para designar, de
común acuerdo a los miembros de la mesa directiva, los nombramientos deberán
recaer en electores que se encuentren en la casilla para emitir su voto, todo esto se
ordena en el artículo 213 del COFIPE.
Por otra parte, debe recordarse que la función notarial es de orden público, artículo
1o. de la Ley del Notariado para el Distrito Federal, y que los notarios están
obligados a prestar sus servicios en los casos y términos que señale la legislación
electoral según lo ordena el artículo 8o. del mismo ordenamiento.
V. ORGANIZACIONES NO GUBERNAMENTALES
Actualmente las llamadas ONG han tenido un papel destacado en las observaciones
electorales; ya que por razones de financiamiento; del respaldo que incluso
psicológicamente tiene un observador al estar dentro de una organización, y el
mejor acceso a la información, capacitación y divulgación de sus observaciones,
cada vez más los observadores electorales se incorporan a organismos no
gubernamentales.
Por otro lado, existe tesis relevante de la Sala Superior del TEPJF que manifiesta
que las agrupaciones políticas nacionales no pueden realizar actividades de
observación electoral, el texto respectivo dice:
VI. POLICÍA
En estos casos, el secretario de la casilla hará constar las causas del quebranto del
orden y las medidas acordadas por el presidente, en un acta especial que deberán
firmar los funcionarios de casilla y los representantes de partidos políticos
acreditados ante la misma, y si algún funcionario o representante se negara a
firmar, el secretario hará constar la negativa.
Además, el artículo 222 del COFIPE, como se ha dicho en otra parte de este
trabajo, indica que ninguna autoridad podrá detener a los integrantes de las mesas
directivas de casilla o a los representantes de los partidos durante la jornada
electoral, salvo en caso de flagrante delito.
En otro aspecto hay que considerar a los asistentes electorales, cuya actividad está
reglamentada en el artículo 241-A del COFIPE, el que por su importancia se
transcribe textualmente:
Estos tres rubros pueden ser tratados conjuntamente, dado el tema que se desarrolla
en este trabajo, porque simplemente se refieren entre ellos al rango o ámbito de
ejercicio de autoridad en una República Federal como lo es México.
b) Las certificaciones de los hechos que les consten o de los documentos que
existan en los archivos a su cargo, relacionados con el proceso electoral;
c) El apoyo necesario para practicar las diligencias que les sean demandadas
para fines electorales, y
Cada vez cobra mayor importancia la vigilancia de las elecciones y, por lo mismo,
cada país en su afán de ganar credibilidad ante la ciudadanía pretende establecer
medidas más o menos efectivas para garantizar el buen desarrollo de esa vigilancia.
En términos generales, se pueden señalar algunos casos particularmente
interesantes, por ejemplo:
X. EVOLUCIÓN HISTÓRICA
Estos rubros pueden ser desarrollados conjuntamente para efectos de este trabajo.
Así, en la Constitución Política de la Monarquía Española, conocida popularmente
como de Cádiz o de 1812, se establece un sistema de elecciones indirectas para el
nombramiento de Diputados a Cortes, que en el nivel más elemental era el de las
Juntas Electorales de Parroquia, en las que el presidente de la junta preguntaba si
algún ciudadano tenía que exponer alguna queja relativa a cohecho o soborno, para
que la elección favoreciera a alguna persona, y si la hubiera, debería hacerse
justificación pública y verbal en el mismo acto. Siendo cierta la acusación, serían
privados los responsables de voz activa y pasiva, si bien los calumniadores sufrirán
igual pena, y lo que se decidiera se ejecutaría, sin recurso alguno para esta vez y
este solo efecto (artículo 49). Igual se hacía tratándose de las juntas de partidos y de
provincia.
En 1912, el gobierno del propio Madero introdujo una reforma para formar una
junta para realizar el cómputo de la elección de diputados y de senadores, la cual
estaría integrada por diez ciudadanos residentes en el distrito electoral respectivo.
En la Ley Electoral del seis de febrero de 1917 de la época del Primer Jefe Don
Venustiano Carranza, se señala que si a las ocho de la mañana del día de la
elección, no se hubieran presentado de menos nueve de los ciudadanos inscritos en
el padrón de la sección, se mandaría citar por conducto de la policía y mediante
orden estricta a las personas necesarias para completar este número. Cualquier
reclamación de un ciudadano sobre el padrón electoral se haría ante la autoridad
municipal y, en segunda instancia, ante los jueces locales, sin mayor formalidad y
se resolvería sumariamente dentro de las 48 horas siguientes a la recepción de la
reclamación.
En la Ley para la Elección de los Poderes Federales de 1918 del propio Carranza se
señala, entre las causas de nulidad de votación, el no haber permitido a los
representantes de partidos políticos ejercer su cargo.
En el decreto de reforma de la Ley Electoral de 1920 se ordena que una comisión
del Senado de la República determine la legitimidad de la credencial para votar.
En la Ley Electoral Federal del siete de enero de 1946, del Presidente Manuel Ávila
Camacho, se crea la Comisión Nacional de Vigilancia Electoral, integrada con el
Secretario de Gobernación, otro miembro del gabinete presidencial, dos miembros
del Poder Legislativo, un senador y un diputado y dos comisionados de los partidos
políticos nacionales. Esta comisión convocaría a los partidos políticos para que
propusieran el personal que debía entregar informes y recomendaciones sobre lo
actuado por comisiones locales y distritales y que, en general, realizaría
investigaciones respecto a diferentes aspectos del proceso electoral.
2. ÁMBITO INTERNACIONAL
Estos ejemplos de la antigüedad dejan como reflexión, el que en todos los tiempos
se ha requerido de órganos controladores del ejercicio electoral, sin embargo, la
observación nacional e internacional, como ya se ha dicho en este mismo trabajo, se
inicia propiamente en el presente siglo y a partir de la formación de organismos
internacionales, independientemente de que las embajadas acreditadas en un país y
los corresponsales de prensa siempre han sido, a su vez, atentos observadores y
comentaristas de los procesos electorales.
3. PERSPECTIVAS DOCTRINALES
En todo lo referente al proceso electoral, tratándose de irregularidades cometidas,
se insiste a través de las disposiciones normativas del caso, si éstas son o no
significativas en los resultados de una contienda electoral, esto antes que anular la
votación conformada por el voto de muchos ciudadanos, sólo en virtud de que se
dieran unos cuantos casos de irregularidad poco significativas. Lo que resulta
esencial en todo proceso electoral, es ver si el cuerpo ciudadano cuenta con los
medios necesarios para expresar con toda libertad su voluntad electoral y constatar
si los resultados responden al sentido de esa voluntad; si los partidos políticos y sus
candidatos participaron en las elecciones en las condiciones de igualdad y equidad
que establece la ley, y si los partidos políticos ocupan los cargos de representación
que les correspondan de acuerdo al voto ciudadano33 .
Estos tres puntos se reducen, sin embargo, en el caso mexicano, al respeto del
principio de la soberanía, en este contexto debe comprenderse:
Sobre todo esto, cabe aportar algunas ideas que señalaron los tratadistas Acosta
Romero y Castañeda González respecto a otros asuntos:
Ø Adrián Lajous, mexicano, añade que la misma razón que llevó a México a
firmar la Carta de Derechos Humanos, lo llevará igualmente a reconocer la
jurisdicción de la ONU o de la OEA en esta materia por lo que, ya no será
posible seguir encerrados en nuestra pobre fortaleza.
Ø Siempre serán bienvenidas las instancias que coadyuven a realizar una contienda
más transparente, opina Ricardo Dajer Nahúm34 .
Hay que tomar en cuenta que desde tiempo atrás han venido al Tribunal Electoral
del Poder Judicial de la Federación y el Instituto Federal Electoral, en delegaciones
o en forma personal, distinguidos extranjeros que siempre han sido tratados con
toda cordialidad y que han presentado informes elogiosos para el sistema electoral
mexicano y sus autoridades, tal es el caso de los Presidentes de los siguientes
organismos: del Tribunal Supremo Electoral de Ecuador, Comisión Federal
Electoral de Estados Unidos de América, Tribunal Nacional de Elecciones de
Honduras, Consejo Supremo Electoral de Nicaragua, Tribunal Electoral de
Panamá, Tribunal Superior de Justicia Electoral de Paraguay, Comisión Estatal de
Elecciones de Puerto Rico, Corte Electoral de Uruguay, Servicio Electoral de
Chile, Consejo Directivo del Instituto Interamericano de Derechos Humanos,
Consejo Nacional Electoral de Colombia, Dirección de Elecciones de Canadá,
etcétera.
Además, hay una estrecha comunicación e intercambio institucional con el IFES
(Internacional Foundation for Election Systems), con el International Institute for
Democracy and Electoral Assistence, (IDEA), con sede en Estocolmo y con la
Unión Interamericana de Organismos Electorales (UNIORE), que fue presidida por
el magistrado presidente del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación,
licenciado José Luis de la Peza, junto con el Instituto Federal Electoral de México.
Así mismo, los magistrados del Tribunal Electoral han participado como
observadores en diversas elecciones celebradas en Honduras, Colombia, Argentina
y varios países más.
Este tema debe ser tratado en el presente estudio, distinguiendo un punto específico,
este es, la influencia que tienen los medios masivos de comunicación en el
desarrollo del proceso electoral.
Ø Los tiempos y espacios que los medios dedican, como parte de su programación
rutinaria para tratar temas de interés político-electoral, por ejemplo en
noticieros, entrevistas, mesas de análisis, comentarios, etcétera.
El primer caso no es de incumbencia de este estudio, puesto que fue tratado al
estudiar las prerrogativas de los partidos políticos, el segundo, en cambio, es el que
ahora se analiza, es decir, el tiempo y el espacio que los propios medios de mutuo
propio, destinan a presentar aspectos de la vida electoral del país.
Hoy día subsisten estas formas casi rituales de las campañas, sociológicamente no
cambia tan rápidamente la forma de ser de las comunidades, sin embargo, para
ciertos sectores más ilustrados y con mayor acceso a los medios selectivos de
divulgación, les resulta francamente obsoleto ese tipo de propaganda política. Es
cada vez más frecuente encontrar personas a las que ya no satisface, ni convence la
fotografía reproducida en cartulinas que contaminan las calles de las ciudades, ni la
imagen jovial, sonriente y cálida del candidato, que se permite saludos y abrazos
con las personas más marginadas de la sociedad. Hoy estamos en tiempos de un alto
cuestionamiento social, a la gente le preocupa, en mayor medida la ideología del
partido y del candidato, sus propuestas de soluciones a los grandes problemas
nacionales, su proyección frente a los mismos medios, y su rapidez y eficacia de
respuesta, frente a cuestionamientos planteados a través de una entrevista o de un
debate con otros candidatos rivales, esto porque así es de verse su actitud, serenidad
y firmeza ante los retos que las circunstancias plantean a cualquier hombre público.
Es esto, además de la relativa facilidad con que el ciudadano promedio tiene acceso
al uso de los medios, lo que ha venido a establecer una nueva cultura política-
electoral, que tiene sus grandes ventajas, como también sus serias limitaciones.
Dentro de este campo, los debates entre candidatos despiertan enorme interés, al
grado de que en Canadá, el proceso de éstos se dio a propuesta de la elección de
1968, en tanto que ahora constituyen una experiencia regular en toda campaña
federal o local, y que hay mucha disposición para que se eleven al grado de
obligatorios, porque los debates resultan esenciales para decidir el voto ciudadano.
En ese mismo sentido, en España, en las elecciones generales de 1993, los debates
que se daban entre Felipe González y José María Aznar cubrió una audiencia de
9’625,000 personas, para el primero de ellos, y 10’526,000 para el segundo,
indudablemente, esto se debió al interés que despertó en el público el primer
debate.
1. LA PRENSA
Desde el siglo XVIII se popularizó el uso de la prensa para divulgar ideas políticas.
De alguna manera esos primeros periódicos contribuyeron a desarrollar las luchas
libertarias de Francia, en su gran revolución, y de Estados Unidos, en su
independencia.
Los actuales periódicos nacionales como el Excélsior, Uno más Uno, la Jornada, El
Heraldo de México, Reforma, Novedades y otros más, deben verse en una
panorámica amplia, con las revistas nacionales, muchas de ellas, de abierta
tendencia política y de gran impacto nacional.
En los últimos tiempos la difusión de ciertas noticias han logrado, de una u otra
forma, convertirse en verdaderas “bombas de tiempo” en el panorama nacional, y
la influencia, positiva o negativa, de estos medios, puede a veces resultar molesta,
infundada y hasta difamatoria, lo que no puede negarse, es la influencia que se
ejerce sobre la opinión pública.
En las primeras décadas de este siglo, los periódicos solían tener una línea
oficialista, esto se dio hasta la década de los años setenta porque la tendencia fue
fundamentalmente comercial, hoy siguen existiendo algunos diarios con una
tendencia definida, pero su circulación se reduce notablemente.
2. LA RADIO
Ø Más control por parte del Estado, por el alto índice de dependencia que significa
su concesionamiento; y
La radio tiene sobre la televisión, su más fuerte rival como medio masivo de
difusión, los siguientes aspectos a su favor:
Ø Puede penetrar a sus oyentes en tiempos y lugares que la televisión no logra por
ejemplo: cuando éstos se preparan para acudir a sus ocupaciones cotidianas,
realizan actividades de trabajo o de tareas domésticas, y viajan especialmente
conduciendo sus propios automóviles;
Ahora el político debe saber como utilizar los medios de comunicación; la radio, en
este caso, representa un reto peculiar, por ejemplo el tono de voz elevado y
afectado que es propio de la plaza pública, resulta de una cursilería inaguantable en
un medio más íntimo como lo es la radio, se dice más “íntimo” porque el oyente no
se ve influenciado por el contorno de la multitud y sus reacciones, como sí sucede,
aunque a distancia, en la televisión que enfoca a la gente reunida en torno al político
parlante.
De igual manera una voz fría, ausente, con timbres incómodos o monótona sería el
fin de las expectativas de un político, respecto al destino de sus votos, a diferencia
de aquél otro, cuya voz con timbre jovial, tal vez incompatible con su verdadera
edad, la fuerza de lo expresado y la agilidad de sus respuestas, despertaría un buen
número de simpatías por su causa.
Finalmente, el anonimato, especialmente del público que opina o cuestiona, y que si
bien puede ser identificado, no “da la cara”, hace que su intervención pueda ser
más comprometida para un político frente a un programa radiofónico.
Por todo ello, es de considerarse la gran influencia que ejerce aún en este tiempo la
radio como medio masivo de información, en lo referente a la vida político-electoral
de un país.
3. LA TELEVISIÓN
Fue a fines de los años cuarenta y principios de los cincuenta cuando ésta comenzó
a hacerse popular, primero entre las clases alta y media, y a partir de los setenta,
aun en los estratos más humildes de la sociedad. La televisión tiene como grandes
ventajas:
Por eso ahora, el político debe aprender a ser un verdadero actor frente a las
cámaras; hay toda una mercadotecnia de su imagen; lo asesoran expertos
profesionales respecto a su arreglo personal, su mejor expresión y ángulo para ser
fotografiado o filmado, de aquí el éxito cada vez más creciente de los debates entre
candidatos.
De esta suerte, el político que hasta hace poco se desenvolvía bajo el esquema
tradicional y gastado del mitin popular, ahora difícilmente podría parecer serio,
parado frente a las cámaras de la televisión. De aquí que algunos hayan caído en el
otro extremo y se presenten en programas de alta audiencia a participar incluso del
espectáculo cantando, bailando, procurando resultar agradables a un público
anónimo, cuyas reacciones se harán sentir a la distancia, en las crónicas de los
medios impresos después de su presentación.
Queda al aire el tema específico de las encuestas, que tanta trascendencia tiene para
los resultados electorales, y en donde los medios masivos de comunicación, son un
factor básico de influencia y de posible manipulación.
Ø El descrédito de lo político;
Ø La sospecha de manipulación;
4. INTERNET
Actualmente, este medio se encuentra cada vez más divulgado, con la desventaja de
que, por sus características, es posible de hecho publicar por cualquier persona,
todo tipo de información y mensaje con un impresionante promedio de rapidez y de
cobertura.
México es por cierto, uno de los países que tiene una amplia utilización de este
medio. En la red se tienen registrados 97 títulos de periódicos mexicanos
consultables de manera ordinaria.
XII. CONCLUSIONES
NOTAS
1 Diccionario de la Lengua Latina. Ed. Don Bosco, 6ª ed. Buenos Aires, Argentina, 1996. p. 119.
Diccionario Larousse de la Lengua Española. Larousse Editorial, decimosexta reimpresión. México, 1994, p. 683.
2
3 PATIÑO CAMARENA, Javier. Derecho Electoral Mexicano. UNAM, Instituto de Investigaciones Jurídicas. Serie G:
Estudios Doctrinales. No. 164. México, 1994, p. 70.
4 Datos de la declaración hecha por el doctor Jorge Carpizo Mc Gregor, Secretario de Gobernación y Presidente del Instituto
Federal Electoral, el 1o. de marzo de 1994, citados por PATIÑO CAMARENA, Javier. Ibid., p. 88.
5 FUCHS, Jochen. La jornada electoral: Orden Público, Garantías, Prohibiciones, en: NOHLEN, Dieter et al.
Compiladores.Tratado de Derecho Electoral Comparado de América Latina. IIDH, Universidad de Heidelberg, TEPJF, IFE
y FCE. México, 1998, p. 492.
6 Ibid.
7 GALVÁN RIVERA, Flavio. Derecho Procesal Electoral Mexicano. Mc Graw Hill Interamericana Editores, S.A. de C.V.
9 TERRAZAS SALGADO, Rodolfo. Cit., por JUÁREZ CRUZ, Alejandro. Análisis de la figura del “observador” en el
Contexto Jurídico Electoral Mexicano. Centro de Capacitación Judicial Electoral del Tribunal Electoral del Poder Judicial de
la Federación. México, 1997, p. 33.
10 JUÁREZ CRUZ, Alejandro. Ibid., p. 4.
11 Idem.
13 ACOSTA ROMERO, Miguel y Jorge A. CASTAÑEDA GONZÁLEZ. La observación internacional de elecciones. Ed.
16 NOLTE, Detlef. La Observación Internacional de las Elecciones, en: NOHLEN, Dieter et al. Compiladores.Tratado de
Derecho Electoral Comparado de América Latina. IIDH, Universidad de Heidelberg, TEPJF, IFE y FCE. México, 1998, p.
674.
17 PÉREZ DE CUÉLLAR, Javier. Cit., por NOLTE, Detlef. Ibid.
20 Ibid., p. 686.
23 ACOSTA ROMERO, Miguel y Jorge A. CASTAÑEDA GONZÁLEZ. Op. Cit., Supra, nota 13, p. 154.
27 GALINDO BECERRA, Eduardo, en: Estudio Teórico Práctico del Sistema de Medios de Impugnación en Materia
Electoral. ELÍAS MUSI, Eduardo. Coordinador. Centro de Capacitación Judicial Electoral del Tribunal Electoral del Poder
Judicial de la Federación. México, 1997, p. 57.
28 GALVÁN RIVERA, Flavio. Op. Cit. Supra, nota 7, p. 284.
29 Diccionario Jurídico Espasa. Ed. Espasa Calpe, S.A. Madrid, España, 1998, p. 713.
ELECTORAL. Sala Superior. S3EL003/97. Juicio para la protección de los derechos político-electorales del ciudadano. SUP-
JDC-009/97. Alianza Cívica, Agrupación Política Nacional. 14 de febrero de 1997. Unanimidad de votos. Ponente: José de
Jesús Orozco Henríquez. Recurso de Apelación. SUP-RAP-004/97. Alianza Cívica, A.C. Agrupación Política Nacional, 14
de febrero de 1997. Unanimidad de votos. Ponente: Alfonsina Berta Navarro Hidalgo. Revista. Justicia Electoral.
Suplemento No. 1. México, 1997, p. 35.
31 Datos tomados de FUCHS, Jochen. Op. Cit. Supra, nota 5, pp. 493 a 518.
32 FLORÍS MARGADANT, Guillermo S. Panorama de la Historia Universal del Derecho. Miguel Ángel Porrúa, Librero
34 ACOSTA ROMERO, Miguel y Jorge A. CASTAÑEDA GONZÁLEZ. Op. Cit. Supra, nota 13, pp. 84 y 85.
35 KINGSLEY, Jean Pierre. Acceso de los Partidos Políticos a los medios de Comunicación. Conferencia. Instituto Federal
...el criterio ético que nos obliga a dar al prójimo lo que se le debe conforme a
las exigencias ontológicas de su naturaleza, en orden a su subsistencia y
perfeccionamiento individual y social. Criterio ético, porque se trata de un
principio destinado a dirigir obligatoriamente la acción humana. Y que nos
manda a dar, atribuir o reconocer a todo ser humano lo que se le debe de
acuerdo con su naturaleza, porque no es un criterio convencional sino objetivo;
pues se funda en los datos constitutivos de la dignidad personal, que son
esenciales al ser humano y que por esto mismo excluye racionalmente toda
discriminación en el trato a nuestros semejantes, sin razón objetiva suficiente.2
Asimismo, la justicia se ha analizado desde múltiples consideraciones, entre las que
destacan aquellas que la consideran desde el punto de vista de una estimativa
jurídica, inspirada en la doctrina de los valores que tiene como contenido
determinar los valores supremos que en todo caso deben inspirar al Derecho y a sus
normas ideales de carácter general aplicables a todo caso y situación, referentes a la
dignidad moral del ser humano. También consideran la relación de otros valores no
jurídicos que tienen participación en la elaboración de las normas del Derecho, es
decir, con las consideraciones de la realidad social. Por otra parte, implica precisar
cuáles valores que, a pesar de serlo y aun de ocupar un alto nivel en la jerarquía
axiológica jurídica, en ningún caso se pueden confundir o integrar como los valores
religiosos, los morales o los culturales. Además, considera aquellos principios o
leyes de la realidad social que junto con los jurídicos, influyen en la regulación de
las necesidades humanas para concretarse, finalmente, en la creación de las leyes
que tienden a realizar los valores jurídicos.
2. LA JURISDICCIÓN
...es el poder o autoridad que tiene alguno para gobernar y poner en ejecución
las leyes; y especialmente, la potestad de que se hallan revestidos los jueces
para administrar justicia, o sea para conocer de los asuntos civiles o criminales
o así de unos como de otros, y decidirlos o sentenciarlos con arreglo a las leyes.
También se toma esta palabra por el distrito o territorio a que se extiende el
poder de un juez; y por el término de algún lugar o provincia; como igualmente
por el Tribunal en que se administra la justicia.
I. La palabra jurisdicción se deriva de la expresión latina ‘jus dicere, o
jurisdictione’, no de ‘juris ditione’, como algunos han pretendido; y así no
envuelven ni lleva consigo la potestad de formar o establecer el derecho, sino
tan solo la de declararlo o aplicarlo a los casos particulares: Jurisdictio non
intelligitur ditio sive potestas juris condendi, sed juris dicendi .4
Para la doctrina, son varios los elementos que integran el concepto de jurisdicción,
como son entre otros: la necesidad de resolver un conflicto entre dos partes; la
conveniencia de satisfacer un interés incumplido de parte; el interés del Estado de
asegurar la actuación de la ley para mantener el orden jurídico que promulga; la
necesidad de que el Estado intervenga para resolver los conflictos entre partes
determinadas, etc. De lo anterior resulta que, según la importancia que el Estado
atribuya a tales situaciones, varía el contenido del concepto de la jurisdicción; por
ello, la idea de “conflicto” es inseparable de la función judicial que supone un
choque de intereses tutelados por el Derecho, esto es, una lesión, un
desconocimiento o un incumplimiento de una obligación, etc., en tanto que la
“controversia”, implica un desacuerdo de opiniones que puede faltar en un proceso,
como sucede en un juicio civil seguido en rebeldía o en un juicio penal cuando el
acusado está confeso. También, el concepto de la jurisdicción es distinto cuando en
el Estado se asegura la convivencia social por medio de la norma jurídica que
regula todo el campo de las relaciones sociales y, por otra parte, también es
diferente el contenido de la jurisdicción cuando en la generalidad de los casos se ha
comprobado que la disposición de las leyes no ha sido cumplida por los gobernados,
o bien, cuando un particular reclama del Estado que obligue a otro particular al
cumplimiento de la ley, lo que demuestra que el interés de una parte interesada es
un elemento de la jurisdicción. Igualmente, el contenido de la jurisdicción puede
suponer la intervención del Estado, toda vez que la actividad que ejercen los
particulares no es jurisdiccional, de lo que resulta que no se puede prescindir del
Estado para ubicar el concepto de la función jurisdiccional.
También, conviene precisar que son varias las tendencias diferenciadas con base en
las cuales se pretende definir a la jurisdicción, mismas que señalan aquellas que las
relacionan con el órgano que la ejerce, porque estiman imposible caracterizar la
función por el objeto, el fin o la naturaleza del acto y que por lo mismo la
jurisdicción esta caracterizada por el agente que la ejerce y por la forma en que es
ejercida. Otros autores de Derecho Público opinan que los elementos distintivos de
las diversas funciones del Estado y en particular de la jurisdicción, se pueden ubicar
desde el punto de vista puramente material, esto es, en la naturaleza intrínseca del
acto mismo y no en la calidad de los órganos o en la manera que éstos se
desempeñan, así para algunos autores la jurisdicción debe tutelar los derechos
subjetivos; otros afirman que la jurisdicción procura la actuación del derecho
subjetivo y otros más, encuentran que por la jurisdicción se consigue la tutela de
los derechos subjetivos, aunque el fin inmediato es el de defender el derecho
objetivo. Por su parte, otros autores señalan que sólo se puede entender a la
jurisdicción en relación con la norma jurídica, muchos son los tratadistas que
sostienen que las características de la jurisdicción surgen de la naturaleza y
características de la norma jurídica y como ésta tiene una función de garantía,
entienden que se integra con dos elementos: uno, “principal o mandato”, dirigido a
las personas en general, que se encuentran en una situación determinada, a quienes
impone observar una determinada conducta; y el otro elemento, “secundario”,
consiste en una orden dirigida al Estado para que, en su caso, haga cumplir la
disposición principal, lo que implica a su vez obligar al autor de la inobservancia a
acatar los actos que el Estado realice para proveer a dicha actuación, en resumen, la
jurisdicción tiene por objeto la actuación de la sanción que la norma jurídica
contiene, determinando lo que el Estado debe hacer para dicho fin.
3. LA JURISPRUDENCIA
4. LA RESPONSABILIDAD
De esta forma se han formado tres corrientes doctrinarias básicas que explican
el contenido de la responsabilidad: una, es la ‘Tesis Dualista’, que encuentra
una diferencia importante entre la responsabilidad que llama ‘contractual’ y otra
a la que denomina ‘extra-contractual’. La responsabilidad ‘extra-contractual’ se
refiere a las fuentes de las obligaciones, en tanto que la llamada ‘contractual’ se
relaciona con los efectos de las obligaciones. En la práctica se presenta una
diferencia esencial entre lo que es ‘la transgresión a la Ley’, misma que es
defendida por el interés público y ‘el contrato’, que es defendida por los
intereses de los particulares. Igualmente se indica que es diferente trasgredir un
deber general como es el de no hacer daño a los demás y el transgredir una
obligación propia, porque hay culpas diferentes, en las que se admite su
graduación, como son los casos de las ‘contractuales’, mientras que en otras que
se fijan en la Ley, no es posible dicha admisión, toda vez que las primeras
derivan del contrato que determina su naturaleza y alcance con reglas
preestablecidas para graduar la culpa y que las fijan las partes, en tanto que en
las últimas, no se puede hacer lo mismo, o sea que en la culpa extra-
contractual, por estar determinada en la Ley, es obligatoria. Además en cierto
tipo de responsabilidad existe un vínculo pre-existente que no opera en la culpa
extra-contractual; por último, existen dos tipos de responsabilidades en cuanto
que en unas operan la prescripción, la solidaridad y otros principios jurídicos,
en tanto que ciertos tipos de responsabilidad, no las admiten.7
5. LA NORMA
En cuanto a la norma, se puede afirmar que es un término del latín, que
significaba regla, patrón de medida, o una pauta de acción; en su orígen
correspondió a una escuadra o regla de carpintero. En un sentido lato la norma
se equipara a regla de conducta, estas son las llamadas normas sociales; las
normas son el patrón de comparación con el cual se juzga el comportamiento y
con base en el cual se otorga una aprobación o una repulsa; en este sentido la
norma no es un promedio estadístico del comportamiento real, sino una
definición ideal común del comportamiento deseable.
Las normas pueden surgir en relación con cualquier aspecto de las actividades y
de las experiencias humanas que lleguen a ser reconocidas como importantes o
trascendentes, por ello es que existen normas para percibir, sentir, pensar,
valorar y actuar. Además, las normas difieren mucho entre sí, no solo en cuanto
al objeto por el que versan, sino también en cuanto a las actitudes que asumen
en distintas sociedades y en períodos históricos diferentes.
Una norma jurídica positiva es válida cuando ha sido creada de acuerdo con el
procedimiento prescrito aplicable, esto es, un criterio dinámico formal y en
concordancia con el contenido lógico, que es un criterio estático-material de otra u
otras normas más generales que fundamentan su validez, todo lo cual constituye su
vigencia.
6. LA SANCIÓN
Otro de los elementos importantes para el Derecho Electoral Mexicano es el relativo
a la sanción, la cual tiene diversas características según la proyección que se le
otorgue, de esta manera, el sociólogo Radcliffe-Brown la definió: “...como una
reacción social frente a un determinado modo de conducta que con ella queda
aprobado o reprobado”, definición que se ha convertido en un concepto clásico de
la Antropología; en opinión de dicho autor la sanción tiene una gran importancia
para la Sociología, ya que las sanciones proporcionan un eficaz instrumento para
regular las conductas conforme a los usos sociales. En opinión de otros tratadistas,
su formulación margina una serie de puntos relevantes porque efectivamente su
definición, al menos en uno de sus aspectos, cumple una función disuasiva, pero,
lógicamente, para alcanzar este objetivo la sanción debe preceder a la reacción, esto
es, la sanción debe existir cuando se produce la infracción de la norma, por lo cual
se estima que es preferible definir a la sanción como:
Ahora bien, el vocablo falta se deriva del latín “fallasitas” que significa engaño; se
relaciona directamente con el término “contravención” que proviene de los
conceptos del latín transgressio, que significa infracción o violación y de violatio o
violationis, que proviene del término violo, que significa “acción de dañar o
perjudicar”, de lo que resulta que contravenir, es actuar en contra de lo que está
mandado o establecido y contraventor, es el agente de la falta, el transgresor o el
violador de la ley; de esta forma, se considera a la falta administrativa como el
incumplimiento de la obligación jurídica del deber en virtud de la norma vigente
aplicable; sólo que en sí misma la falta constituye un peligro simple para el orden
social. Por lo tanto, las faltas o contravenciones administrativas:
Pueden ser sujetos de las faltas administrativas electorales: los ciudadanos, las
autoridades federales, estatales y municipales, los funcionarios electorales, los
notarios públicos, los extranjeros, los ministros de culto religioso y las
asociaciones, iglesias o agrupaciones de cualquier religión o secta y los partidos
políticos.
Bolivia. Su ley electoral establece que las faltas administrativas electorales son
aquellas acciones u omisiones voluntarias e involuntarias en el cumplimiento de los
deberes del sufragio, que no revistan gravedad, las cuales se sancionan con multas y
en ciertos casos con privación de la libertad.
En Costa Rica, se podrá sancionar con multa que fluctúa entre los cincuenta y los
trescientos sesenta colones o bien, con privación de la libertad de veinticinco a
ciento ochenta días a los particulares que: violen el secreto del voto; voten sin tener
derecho a hacerlo; coaccionen o sobornen a los electores; se presenten al local de
una junta electoral portando armas o en un notorio estado de embriaguez;
sustraigan, retengan, destruyan o inutilicen la cédula personal de un elector o las
papeletas de emisión del voto; impidan ejercer su derecho de voto a quienes estén
prestando sus servicios personales en un cuartel o cárcel; y, a quienes entreguen o
enajenen su cédula personal de votación el día de los comicios, serán sancionados
con multas o con privación de la libertad en el grado y medida que determinen las
autoridades competentes.
El acto administrativo requiere para su formación estar precedido por una serie
de formalidades y de otros actos intermedios que le dan al autor del propio acto,
la ilustración y la información necesarias para guiar su decisión, al mismo
tiempo que constituye una garantía de que la resolución que se dicta no es
arbitraria sino que se apoya en las normas legales procedentes.
Por lo tanto, si se considera que por proceso administrativo se entiende a los actos
realizados ante y por un órgano jurisdiccional para resolver una controversia entre
partes calificadas; si además se entiende que el procedimiento administrativo es
una serie de pasos o medidas tendientes a la producción o ejecución de un acto
jurídico. Además, si se considera que el proceso administrativo posee como
característica fundamental ser una secuencia de actos que tiene por fin decidir una
controversia entre partes (litigio) por parte de una autoridad imparcial e
independiente (juez) con fuerza de verdad legal, (autoridad de cosa juzgada) y que
por su parte el procedimiento administrativo, es aquel que fija
preestablecidamente los cauces de los actos que contribuyen a un objeto final, se
puede concluir que entre ambos conceptos existen plenas diferencias.
Por lo tanto, se puede admitir la división del referido concepto bajo dos aspectos
para afirmar, como lo hace el maestro don Gabino Fraga, que desde el punto de
vista formal “...el contencioso administrativo se define en razón de los órganos
competentes para conocer las controversias que provoca la actuación administrativa,
cuando dichos órganos son tribunales especiales, llamados tribunales
administrativos”. Y que por otra parte, desde el punto de vista material existe
“...el contencioso-administrativo cuando se presenta una controversia entre un
particular afectado en sus derechos y la Administración, con motivo de un acto de
ésta última” 20 .
Contencioso de represión; y
Contencioso de interpretación.
Es común que a la responsabilidad por una acción política infructuosa, se sumen las
acusaciones de violación de normas constitucionales, formas legales de
enriquecimiento personal y actos inhumanos y brutales considerados como crímenes
de guerra o delitos contra la humanidad.
Los procesos aplicados a los regímenes anteriores a los que ejercen el poder,
combinan las características más problemáticas de los procesos políticos.
Invariablemente suscitan la actuación de un tribunal ad hoc, es decir, nombrar
jueces para un fin específico, así como la réplica “tu quoque” discutida
anteriormente. Además, adolecen de defectos de procedimiento, de restricciones a
la libertad de defensa y la falta de medios y tribunales de apelación; se orientan en
gran medida a la creación de una imagen políticamente conveniente para quien
ejerce el poder.
Sin embargo, cuando el acceso a los tribunales es relativamente libre y legítimo, los
testigos son protegidos frente a toda posible forma de intimidación o de violencia,
en cuyo caso los tribunales pueden ejercer una doble función, por una parte,
legitiman la reacción oficial frente a los desafíos abiertos a las autoridades
constituidas y, por otra parte, se permite someter la acción oficial a una supervisión
superior, la cual actúa como freno al desarrollo de la violencia gubernamental.
Por otra parte, en caso de que no se produzca ningún desafío físico grave a la
autoridad establecida, la posibilidad de procesamiento político esta unida a
consideraciones de tipo táctico y propagandístico. Asimismo, depende de la fuerza o
de la debilidad de las tradiciones liberales, de los criterios ideológicos, de diversas
perspectivas de erosión continua de la autoridad existente y de la calma o el temor
de los funcionarios del gobierno, ante situaciones fuera de su control, que se opere
una legítima aplicación del juicio político.
Todo tribunal electoral que realiza actos de justicia política normalmente rechaza
los argumentos de ilegalidad y de prejuicios que se le imputan en los juicios
políticos e insiste en la estricta legitimidad de sus bases de acción, sólo que si los
tribunales aplican una norma vigente improcedente a hechos adecuadamente
demostrados, como si aplican por el contrario, una norma ilegítima a supuestos
hechos que no se realizaron, como si también aplican una norma ilegítima o
improcedente para el hecho o acto concreto, actúan bajo la influencia de los órganos
y de los poderes instituidos, da por resultado que dichas acciones de los tribunales
sólo sirven para apoyar, mitigar o controlar los actos ilegítimos de los órganos
políticos del Estado.
Es necesario llevar a cabo una breve referencia al contenido del concepto juicio
para ubicar el sentido y el alcance del “juicio político”, así como el de la
proyección de los juicios administrativos y electorales laborales que trataremos
posteriormente.
Según Hannah Arendt: “...es menester construir las categorías de lo que se debe
llamar la vida política, esto es, las consideraciones distintivas y fundamentales que
presuponen la política y su diferenciación entre los actos privados y públicos”29 .
“La justicia política, bajo estos planteamientos, adquiere una cierta eficacia, es
decir, para expresarlo en términos kelsenianos: un sistema jurídico existe si, y sólo
si, alcanza un mínimo de eficacia”30 . Para el profesor vienés, “...la eficacia de un
sistema está en función de la eficacia de sus normas” 31 .
Cuando se construyen los preceptos legales como síntesis de las prácticas o acciones
colectivas, se da, asimismo, forma a la política mediante el Derecho. Este concepto,
no solamente es aplicable en el ámbito del Derecho Constitucional, sino a cualquier
construcción normativa de derecho. Todo acto jurídico requiere de lo político, y esa
necesidad es la que le da el carácter de acción judicial del Estado, aun en un
régimen autoritario. Por lo tanto, la justicia política es legal y judiciable, aunque no
necesariamente jurisdiccional.
5. ÉTICA Y DERECHO
“En este orden de ideas se da el principio del móvil y no del fin35 . “Esta
construcción ético-jurídica en la idea de justicia política, permite que el concepto de
lo bueno o lo malo no debe ser determinado por una jurisdiccionalidad pública, sino
por una eticidad pública”36 , o mejor dicho, por una eticidad de las instituciones. El
móvil de la conducta en la justicia pública es que el bien no se define por su
perfección o idealidad sino solamente como un objetivo de la voluntad institucional
o de las reglas que dirigen los valores políticos, bajo un cierto estatuto, el cual
cambia de lugar a lugar y de tiempo en tiempo, contando además, con su finalidad
inmediata.
6. PODER Y DERECHO
“Cabe advertir que como juicio político ello no implica el estatuto de cosa juzgada,
sino una mera acción cognoscitiva que formuló la relación de una conducta con
unas reglas conductuales”37 y “su resultante, sin que ello sea óbice para volver
sobre el mismo caso y reabrirlo, si los intereses de la política lo demandan”38 .
La política es una forma de la acción humana desde, por y para el poder, es una
conditio ejercida dentro de un sistema que no prescribe la ejecución de acciones,
sino que éstas se ejecuten tomando en consideración la tradición y el estatuto que
privan en un lugar y tiempo determinados.
El poder del juicio radica en el acuerdo potencial con otros, y el proceso del
pensar que es activo al juzgar algo que no es, permanece como el proceso del
pensamiento de puro razonamiento (lógico), un diálogo entre yo y yo mismo,
pero que siempre y ante todo se encuentra, aun cuando estoy solo al tomar
decisiones, en una comunicación prevista con otros con quienes sé que al final
debo llegar a un acuerdo. 43
La particularidad del juicio tiene una doble característica: por una parte se refiere
siempre a una unicidad y a una enticidad (una situación, un acontecimiento, una
persona) y no implica absolutamente alteridad. La otredad es ajena a su universo de
demostración.
Con base en los principios expuestos, estimamos que tenemos los elementos
suficientes para comprender la naturaleza del juicio político, cuya teoría general
considera que la justicia política tiene una proyección de “eficacia”, en cuanto a
que un sistema jurídico existe sólo si alcanza un mínimo de eficacia, por lo que la
eficacia de un sistema jurídico está en función de la efectividad de sus normas,
conforme a los principios del positivismo jurídico.
Por otra parte, el juicio político reconoce y refleja los antecedentes y las
perspectivas del grupo que ejerce dicha acción, pero esa unión de voluntades de
juicio político parte de los aspectos deductivos pero también intuitivos que, como
conjunto complejo y diferenciado, tiene una coherencia y autosuficiencia que les
viene de ciertas reglas preestablecidas, generalmente de orden constitucional o
legal.
Por otra parte, “...las reglas se justifican a sí mismas, cuando con razones válidas
en su entropía se corresponden rasgos conceptuales y características comunes”46.
Si lo anterior es así, “...el juicio de los políticos requiere vis a vis con la política,
por lo menos tres presupuestos: 1) Identificar el universo conceptual que lo hace ser
lo que es, un performance; 2) Identificar lo particular e insertarlo en el performance
del juicio de la política; y 3) Descubrir las características de lo individual para
insertarlo argumentativamente (genérico específico) en toda la formulación de los
procesos expresados en lo universal” 48 .
Fracción X.- Suspender en sus cargos a los magistrados electorales de las salas
regionales a solicitud de la autoridad judicial que conozca del procedimiento penal
que se sigue en su contra. En estos casos, la resolución que se dicte deberá
comunicarse a la autoridad que la hubiere solicitado. La suspensión de los
magistrados por parte de la comisión de administración, constituye un requisito
previo indispensable para su aprehensión y enjuiciamiento si se ordenare o efectuare
alguna detención en desacato a lo previsto en este precepto, se procederá de
conformidad con lo dispuesto en la parte final del segundo párrafo de la fracción X
del artículo 81 de la ley.
Fracción XIV.- Imponer las sanciones que correspondan a los servidores del
tribunal por las irregularidades o faltas en que incurran en el desempeño de sus
funciones, a partir del dictamen que le presente la Comisión Sustanciadora del
propio Tribunal, aplicando los artículos 152 al 161 de la Ley Federal de los
Trabajadores al Servicio del Estado,
reglamentaria del apartado B) del artículo 123 de la Constitución Política de los
Estados Unidos Mexicanos, en aquellos que fuere conducente.
En relación con las infracciones en que incurran las organizaciones a las que
pertenezcan los observadores electorales, según lo previsto en el párrafo 4, del
artículo 5 del COFIPE, la sanción consistirá en multa de 50 a 200 días de salario
mínimo general vigente para el Distrito Federal y será aplicada por el Consejo
General, conforme al procedimiento señalado en el artículo 270 del COFIPE.
Las infracciones que cometan las autoridades federales, estatales y municipales a los
que se refiere el artículo 131 del COFIPE, en los casos en que no proporcionen en
tiempo y forma la información que les sea solicitada por los órganos del Instituto
Federal Electoral, deberá seguir el procedimiento siguiente: conocida la infracción
se integrará un expediente que será remitido al superior jerárquico de la autoridad
infractora, para que ésta proceda en los términos de ley; el superior jerárquico a
que se refiere el párrafo anterior, deberá comunicar al Instituto las medidas que
haya adoptado en el caso.
Las infracciones en que incurran los notarios públicos por el incumplimiento de las
obligaciones que les impone el COFIPE, serán conocidas por el Instituto Federal
Electoral, mismo que integrará un expediente que se remitirá al Colegio de Notarios
o autoridad competente, para que proceda en los términos de la legislación
aplicable; el Colegio de Notarios o la autoridad competente deberá comunicar al
Instituto las medidas que haya adoptado en el caso.
Las infracciones en que incurran los extranjeros que por cualquier forma pretendan
inmiscuirse o se inmiscuyan en asuntos políticos, será del conocimiento del Instituto
Federal Electoral, mismo que tomará las medidas conducentes y procederá a
informar de inmediato a la Secretaría de Gobernación, para los efectos previstos por
la ley. En caso de que los extranjeros se encuentren fuera del territorio nacional,
procederá a informar a la Secretaría de Relaciones Exteriores, para los efectos a
que hubiere lugar.
Con multa de 50 a 5,000 días de salario mínimo general vigente para el Distrito
Federal;
Sobrepasen durante la campaña electoral los topes a los gastos fijados conforme
al artículo 182-A; y
1.4. Estatuto del Servicio Profesional Electoral y del Personal Eventual del Instituto
Federal Electoral.
2.2. Ley Orgánica del Congreso General de los Estados Unidos Mexicanos
Regula, especialmente en sus artículos 12, 42, 43 fracción II, 53, 55 y otros
relativos, la posibilidad de ejercer acciones por cuestiones políticas en las que se
impliquen a diputados y senadores así como a otros funcionarios.
2.3. Reglamento Interior del Congreso General de los Estados Unidos Mexicanos
Artículo 5o que dispone: “En los términos del primer párrafo del Artículo 110 de la
Constitución General de la República, son sujetos de juicio político los servidores
públicos que en él se mencionan. Los gobernadores de los Estados, los Diputados a
las Legislaturas Locales y los Magistrados de los Tribunales Superiores de Justicia
locales podrán ser sujetos de juicio político por violaciones graves a la Constitución
General de la República, a las leyes federales que de ella emanen, así como del
manejo indebido de fondos y recursos federales”.
Artículo 6o: “Es procedente el juicio político cuando los actos u omisiones de los
servidores públicos a que se refiere el artículo anterior, redunden en perjuicio de los
intereses públicos fundamentales o de su buen despacho”.
Juicio político.
Establece:
Quiénes son sujetos de responsabilidad;
Quiénes son las autoridades competentes para llevar a cabo los procedimientos e
imponer las sanciones.
Procedencia:
Usurpación de atribuciones;
Omisiones graves; y
Sanción:
Destitución; e
Inhabilitación de uno a veinte años.
Las sanciones deben imponerse en un plazo no mayor a un año una vez iniciado
el procedimiento; y
Cámara de Senadores;
Cámara de Diputados; y
Si se debe desechar.
Sección Instructora:
Las partes presentan sus alegatos en los seis días naturales posteriores;
Cámara de Senadores:
Consideramos que el presente tema reviste una especial trascendencia para los
efectos de la justicia electoral de nuestro país, porque se relaciona con el factor
humano de quienes prestan sus servicios a las autoridades electorales en todos sus
niveles y jerarquías, teniendo presente que los mismos regulan sus actividades con
base en lo establecido en el artículo 123 de la Constitución Política de los Estados
Unidos Mexicanos que ordena: “Toda persona tiene derecho al trabajo digno y
socialmente útil; al efecto, se promoverán la creación de empleos y la organización
social para el trabajo, conforme a la ley.
El Congreso de la Unión sin contravenir a las bases siguientes deberá expedir leyes
sobre el trabajo, las cuales regirán:...B Entre los Poderes de la Unión, el Gobierno
del Distrito Federal y sus trabajadores; asimismo, agrega su fracción XII: Los
conflictos individuales, colectivos o intersindicales serán sometidos a un Tribunal
Federal de Conciliación y Arbitraje, integrado según lo prevenido en la ley
reglamentaria.
Competencia:
Conflictos laborales:
La Sala Superior se reunirá cuantas veces sea necesario para resolver los dictámenes
de la comisión sustanciadora.
Apelación:
Presenta proyecto de resolución en los veinte días hábiles del siguiente en que se
turne el expediente (salvo que se requiera plazo mayor que no excederá el plazo
de ley); y
Efectos:
Confirmar;
Modificar; o
Revocar.
Como un complemento al análisis del libro quinto, “Del Juicio para Dirimir los
Conflictos o Diferencias Laborales de los Servidores del Instituto Federal Electoral”
de la Ley General del Sistema de Medios de Impugnación en Materia
Electoral, se presentan como anexos seis Jurisprudencias del Tribunal Electoral
del Poder Judicial de la Federación, en materia laboral.
Del juicio para dirimir los conflictos o diferencias laborales de los servidores del
Instituto Federal Electoral
Días hábiles son todos con excepción de sábados, domingos y días de descanso
obligatorio; y
Supletoriedad de leyes:
Trámite:
Firma autógrafa.
La sustanciación:
De la contestación de la demanda; y
De la audiencia:
Conciliación; y
Admisión, desahogo de pruebas y alegatos.
Consejero Presidente; y
Secretario Ejecutivo.
Recurso de Revisión;
Recurso de Apelación;
Juicio de Inconformidad; y
Recurso de Reconsideración.
De la resolución:
La Sala Superior resuelve en forma definitiva e inatacable en los diez días hábiles
siguientes al en que se celebre la audiencia o se tengan por desahogadas las pruebas
por exhorto u oficio.
De la notificación:
Personalmente;
Por estrados.
De la aclaración de la sentencia:
Procede en los tres días hábiles para precisar o corregir algún punto, en ningún caso
se puede modificar.
Confirmar;
Modificar; o
Revocar.
Es necesario resaltar que la comisión sustanciadora del Tribunal Electoral del Poder
Judicial de la Federación en la tramitación de los conflictos o diferencias laborales
que surjan entre el Tribunal Electoral y sus servidores, deberá sujetarse al
procedimiento previsto al respecto en el título séptimo de la Ley Federal de los
Trabajadores al Servicio del Estado, misma que regula el citado procedimiento en
sus artículos 118 al 161.
En relación con lo anterior, se debe subrayar que no obstante que el título séptimo
de la Ley Federal de los Trabajadores al Servicio del Estado, regula el
procedimiento a seguir en los casos de presentarse conflictos entre el Poder Judicial
y sus servidores, del cual forma parte el Tribunal Electoral, con base en lo
dispuesto en los artículos 41, fracción IV, 60 párrafos segundo y tercero y, 99
párrafo cuarto de nuestra Ley Suprema, se establece que: “Le corresponderá al
Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, el conocer y resolver los
conflictos o diferencias laborales entre el Tribunal y sus servidores, o entre el
Instituto Federal Electoral con los suyos” y de acuerdo al artículo 95 del
Reglamento Interno del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, la
comisión sustanciadora al tramitar los conflictos o diferencias laborales, deberá
sujetarse a los procedimientos antes citados; con base en lo establecido en los
artículos 186 y 189 de la Ley Orgánica del Poder Judicial de la Federación.
3.6. En el Estatuto del Servicio Profesional Electoral y del Personal del Instituto
Federal Electoral y su procedimiento
Estatuto del Servicio Profesional Electoral y del Personal del Instituto Federal
Electoral. Sanciones administrativas por incumplimiento al código, estatuto,
acuerdos y circulares. Se establece un procedimiento administrativo específico para
la imposición de sanciones.
La equidad.
Se establecen días y horas hábiles. Son días hábiles todos los del año excepto
sábados, domingos, vacaciones y días de descanso obligatorio. Son horas hábiles las
comprendidas entre las nueve a dieciocho horas. Los plazos se cuentan por días
hábiles.
Las formas de notificación podrán ser: personal, correo certificado y estrados.
Sanciones:
Amonestación;
Suspensión;
Multa.
Gravedad;
Nivel jerárquico;
Intencionalidad;
Reiteración; y
Hechos;
Pruebas;
Derecho; y
Firma autógrafa.
Procedimiento de oficio.
Pruebas:
Técnicas;
Periciales;
Presuncionales; e
Instrumental.
El infractor en diez días, contesta, formula alegatos y ofrece pruebas (después sólo
se aceptan supervenientes hasta antes del cierre de instrucción).
En los cinco días posteriores, se admiten o desechan pruebas y se acuerda su
desahogo. Se notifica el auto en los tres días siguientes.
Concluida la audiencia, se dicta auto de cierre de instrucción (se señalan las pruebas
desahogadas y las desiertas).
Recurso de inconformidad:
La resolución impugnada; y
Agravios, derecho y pruebas (sólo las que no conozca el recurrente durante el
procedimiento).
Veinte días después del auto que lo tenga por interpuesto. Contra resoluciones
de las direcciones ejecutivas, substancia y resuelve la Secretaría Ejecutiva;
Efectos:
Anular;
Revocar;
Modificar; o
Confirmar.
El Código Electoral del Distrito Federal, publicado en la Gaceta Oficial del Distrito
Federal de cinco de enero de 1999, establece la regulación de las faltas
administrativas y de las sanciones, en un capítulo único denominado
“Disposiciones Generales”, cuyo artículo 274 determina la competencia del
Instituto Electoral del Distrito Federal para conocer de las infracciones que cometan
los ciudadanos que participen como observadores electorales, los cuales podrán ser
sancionados con la cancelación inmediata de su acreditación e inclusive, con la
inhabilitación para acreditarlos como tales en, al menos, dos procesos electorales y
será aplicada por el Consejo General del Instituto Electoral del Distrito Federal.
Asimismo, de las infracciones que cometan las organizaciones que pertenezcan los
observadores electorales, según lo previsto en el código en mención, que podrán
sancionarse con multa de 50 a 200 días de salario mínimo general vigente para el
Distrito Federal y será aplicada por el Consejo General.
Asimismo, de las infracciones de las autoridades del Distrito Federal a las que se
refiere el artículo 103 de ese código, en los casos en que no proporcionen en tiempo
y forma la información que les sea solicitada por los órganos del Instituto Electoral
del Distrito Federal. Igualmente, dicho Instituto conocerá de las infracciones y
violaciones que a las disposiciones del código mencionado cometan los funcionarios
electorales, procediendo a su sanción, la que podrá ser amonestación, suspensión,
destitución del cargo o multa hasta de 100 días de salario mínimo, en los términos
que señale el Estatuto del Servicio Profesional Electoral. Además, a los notarios
públicos por incumplir las obligaciones que les impone el código citado; conocida la
infracción, se integrará un expediente que se remitirá al Colegio de Notarios o
autoridad competente para que proceda en los términos de la legislación aplicable.
El Colegio de Notarios o la autoridad competente deberá comunicar al Instituto
Electoral del Distrito Federal las medidas que haya adoptado en el caso.
También se podrán aplicar sanciones por las infracciones que cometan las
asociaciones políticas. En los casos en que los ministros de culto, asociaciones,
iglesias o agrupaciones de cualquier religión o secta induzcan al electorado a votar
en favor o en contra de un candidato o partido político, o a la abstención, en
edificios destinados al culto o en cualquier otro lugar, o bien, realicen aportaciones
económicas a un partido político o candidato, así como a una agrupación política, el
Instituto Electoral del Distrito Federal informará a la Secretaría de Gobernación,
para los efectos legales conducentes.
Por su parte, el artículo 175 del citado código establece las causas y las sanciones
aplicables a las asociaciones políticas, independientemente de las responsabilidades
en que incurran sus dirigentes, miembros o simpatizantes.
Así mismo, el artículo 176 del referido ordenamiento precisa las sanciones
aplicables a las causas establecidas en su artículo 275 y, por último, el artículo 277
dispone que un partido político aportando elementos de prueba podrá pedir al
Consejo General del Instituto Electoral del Distrito Federal, que se investiguen las
actividades de otros partidos políticos o agrupaciones políticas, cuando incumplan
sus obligaciones de manera sistemática, conforme al procedimiento contenido en el
artículo en mención. Asimismo, dispone que cualquier persona u organización
política podrá presentar queja ante los presidentes de los consejos distritales o ante
el Secretario Ejecutivo conforme al contenido del artículo señalado.
3.8. Estatuto del Servicio Profesional Electoral del Personal Administrativo, de los
Trabajadores Auxiliares y del Personal Eventual del Instituto Electoral del Distrito
Federal, publicado en la Gaceta Oficial del Distrito Federal de diez de marzo de
1999
3.9. De los juicios laborales electorales entre las autoridades electorales de las
entidades federativas y sus servidores
V. JURISPRUDENCIA
Sala: Superior
Época: Tercera
Tipo de Tesis: Jurisprudencia
No. de Tesis: J.1/98
Votación: Unanimidad de 6
Clave de Publicación: S3LAJ 01/98
Materia: Laboral
Juicio para dirimir los conflictos o diferencias laborales entre el Instituto Federal
Electoral y sus servidores. SUP-JLI-021/97. José Antonio Hoy Manzanilla. 7 de
agosto de 1997. Unanimidad de votos. Ponente: Alfonsina Berta Navarro Hidalgo.
Juicio para dirimir los conflictos o diferencias laborales entre el Instituto Federal
Electoral y sus servidores. SUP-JLI-047/97. María del Consuelo González
Saucedo. 15 de octubre de 1997.
Juicio para dirimir los conflictos o diferencias laborales entre el Instituto Federal
Electoral y sus servidores. SUP-JLI-054/97. Fernando Rangel Rodríguez. 20 de
octubre de 1997. Unanimidad de 4 votos. Ponente: Leonel Castillo González.
Ausente: Magistrado José Luis de la Peza, Eloy Fuentes Cerda y José de Jesús
Orozco Henríquez.
OBSERVACIONES:
Esta tesis fue aprobada el 29 de enero de 1998 y se encuentra publicada en el
Suplemento No. 2 de la Revista Justicia Electoral, 1998, p.11.
Las claves de publicación y control fueron asignadas por la Coordinación de
Jurisprudencia y Estadística Judicial para su identificación, de conformidad con el
Acuerdo de la Sala Superior publicado en el Diario Oficial de la Federación el 24
de septiembre de 1997.
Sala: Superior
Época: Tercera
Tipo de Tesis: jurisprudencia
No. de Tesis: J.2/98
Votación: Unanimidad de 6
Clave de Publicación: S3LAJ 02/98
Materia: Laboral.
Juicio para dirimir los conflictos o diferencias laborales entre el Instituto Federal
Electoral y sus servidores. SUP-JLI-021/97. José Antonio Hoy Manzanilla. 7 de
agosto de 1997. Unanimidad de votos. Ponente: Alfonsina Berta Navarro Hidalgo.
Juicio para dirimir los conflictos o diferencias laborales entre el Instituto Federal
Electoral y sus servidores. SUP-JLI-048/97. María del Carmen Chalico Silva. 25 de
noviembre de 1997.
Juicio para dirimir los conflictos o diferencias laborales entre el Instituto Federal
Electoral y sus servidores. SUP-JLI-049/97. Dora María Pacheco Rodríguez y
Sonia Chávez de la Cruz. 25 de noviembre de 1997. Unanimidad de 6 votos.
Ponente: Eloy Fuentes Cerda. Ausente: Magistrado José Fernando Ojesto Martínez
Porcayo.
OBSERVACIONES:
Esta tesis fue aprobada el 29 de enero de 1998 y se encuentra publicada en el
Suplemento No. 2 de la Revista Justicia Electoral, 1998, p. 13.
Sala: Superior
Época: Tercera
Tipo de Tesis: Jurisprudencia
No. de Tesis: J.3/98
Votación: Unanimidad de 6
Clave de Publicación: S3LAJ 03/98
Materia: Laboral
OBSERVACIONES:
Esta tesis fue aprobada el 29 de enero de 1998 y se encuentra publicada en el
Suplemento No. 2 de la Revista Justicia Electoral, 1998, pp. 18-19.
Las claves de publicación y control fueron asignadas por la Coordinación de
Jurisprudencia y Estadística Judicial para su identificación, de conformidad con el
Acuerdo de la Sala Superior publicado en el Diario Oficial de la Federación el 24
de septiembre de 1997.
Sala: Superior
Época: Tercera
Tipo de Tesis: Jurisprudencia
No. de Tesis: J.4/98
Votación: Unanimidad de 6
Clave de Publicación: S3LAJ 04/98
Materia: Laboral
Juicio para dirimir los conflictos o diferencias laborales entre el Instituto Federal
Electoral y sus servidores. SUP-JLI-046/97. Salvador Ávalos Espardo y otros. 11
de septiembre de 1997. Mayoría de 6 votos. Ponente: Leonel Castillo González.
Disidente: Magistrada Alfonsina Berta Navarro Hidalgo.
Juicio para dirimir los conflictos o diferencias laborales entre el Instituto Federal
Electoral y sus servidores. SUP-JLI-029/98. Hilda Cabrera Peláez y otros. 5 de
junio de 1998. Mayoría de 4 votos.
Juicio para dirimir los conflictos o diferencias laborales entre el Instituto Federal
Electoral y sus servidores. SUP-JLI-030/98. María Isela Zúñiga Mendoza y otros. 8
de junio de 1998. Mayoría de 6 votos. Ponente: Leonel Castillo González.
Disidente: Magistrada Alfonsina Berta Navarro Hidalgo.
OBSERVACIONES:
Esta tesis fue aprobada por la Sala Superior el 6 de julio de 1998 y se encuentra
publicada en el Suplemento No. 2 de la Revista Justicia Electoral, 1998, pp. 13-14.
Las claves de publicación y control fueron asignadas por la Coordinación de
Jurisprudencia y Estadística Judicial para su identificación, de conformidad con el
Acuerdo de la Sala Superior publicado en el Diario Oficial de la Federación el 24
de septiembre de 1997.
Sala: Superior
Época: Tercera
Tipo de Tesis: Jurisprudencia
No. de Tesis: J.5/98
Votación: Unanimidad
Clave de Publicación: S3LAJ 05/98
Materia: Laboral
CADUCIDAD EN MATERIA LABORAL. CARGA DE LA PRUEBA. Si el
instituto demandado hace valer la defensa de caducidad, sobre la base de que la
demanda se presentó extemporáneamente, a dicha parte le corresponde probar la
fecha en que el actor fue notificado de la determinación correspondiente. En efecto,
en conformidad con el artículo 96, párrafo 1, de la Ley General del Sistema de
Medios de Impugnación en Materia Electoral, la notificación de la determinación
mediante la cual, el servidor fue sancionado, destituido de su cargo o afectado en
sus derechos y presentaciones laborales, es la que sirve de base para el cómputo del
plazo de quince días hábiles con que cuenta para la presentación de la demanda
laboral. En consecuencia, si el instituto enjuiciado aduce que la acción se ejercitó
extemporáneamente, le toca demostrar el hecho fundamental que sirve de base a su
defensa, consistente en la fecha en que el servidor fue notificado de la resolución o
acto, en aplicación del principio general de derecho, de que al que afirma le
incumbe la carga probatoria.
Juicio para dirimir los conflictos o diferencias laborales entre el Instituto Federal
Electoral y sus servidores. SUP-JLI-019/98. Humberto Vázquez Ramírez. 24 de
abril de 1998. Unanimidad de votos.
Juicio para dirimir los conflictos o diferencias laborales entre el Instituto Federal
Electoral y sus servidores. SUP-JLI-024/98. Miguel Ángel Garza Porras y otros. 19
de agosto de 1998.
Unanimidad de votos.
OBSERVACIONES:
Esta tesis fue aprobada por la Sala Superior el 17 de noviembre de 1998 y se
encuentra publicada en el Suplemento No. 2 de la Revista Justicia Electoral, 1998,
pp. 12-13.
Sala: Superior
Época: Tercera
Tipo de Tesis: Jurisprudencia
No. de Tesis: J.6/98
Votación: Unanimidad
Clave de Publicación: S3LAJ 06/98
Materia: Laboral
Esto en razón de que, cuando una persona está en posibilidad de combatir un acto
que la perjudica, pero únicamente dentro de un plazo determinado, y no obstante se
abstiene de hacerlo, resulta lógicamente admisible inferior que se conformó con el
acto. Sin embargo cuando el afectado dispone de dos o más medios para impugnar,
indistintamente, un acto o resolución, el hecho de que no ocurra a uno de ellos no
es elemento suficiente para formar la inferencia indicada, especialmente si expresa
de manera clara y contundente su voluntad de combatirlo mediante la utilización del
medio legal distinto, previsto para el mismo efecto.
Juicio para dirimir los conflictos o diferencias laborales entre el Instituto Federal
Electoral y sus servidores. SUP-JLI-001/98. Benigno Brast Navarro. 6 de marzo de
1998. Unanimidad de votos.
Juicio para dirimir los conflictos o diferencias laborales entre el Instituto Federal
Electoral y sus servidores. SUP-JLI-007/98. Luis Martín Esparza Ramírez. 16 de
marzo de 1998. Unanimidad de votos.
Juicio para dirimir los conflictos o diferencias laborales entre el Instituto Federal
Electoral y sus servidores. SUP-JLI-004/98. María Luisa Ramírez Pacheco. 24 de
abril de 1998. Unanimidad de votos.
OBSERVACIONES:
Esta tesis fue aprobada por la Sala Superior el 17 de noviembre de 1998 y se
encuentra publicada en el Suplemento No. 2 de la Revista Justicia Electoral, 1998,
p. 15.
NOTAS
1 OMEBA. Enciclopedia Jurídica, t. XVII. Ed. Driskill, S.A. Buenos Aires, Argentina, 1986, pp. 652 y sgts.
2 PRECIADO HERNÁNDEZ, Rafael. Lecciones de Filosofía del Derecho. Ed. Jus, 9ª ed. México, 1978, p. 217.
3 RECASÉNS SICHES, Luis.Tratado General de Filosofía del Derecho. Ed. Porrúa, 12ª ed. México, 1997, p. 479.
4 ESCRICHE, Joaquín. Diccionario Razonado de Legislación y Jurisprudencia, t. II. Madrid, España, 1873. Cárdenas
7 Ibid.
8 Enciclopedia Internacional de las Ciencias Sociales, t.7. Ed. Aguilar, S.A. Madrid, España, 1975, pp. 348 y sgts.
12 FRAGA, Gabino. Derecho Administrativo. Ed. Porrúa, 22ª ed. México, 1982, p. 13.
15 OMEBA. Op. Cit., t. XIV, p. 964. 16 OMEBA. Op. Cit., t. IV, p. 698.
21 Diccionario Jurídico Espasa. Ed. Espasa Calpe, S.A. Madrid, España, 1998, p, 287.
23 ESPASA. Diccionario Enciclopédico, t. 3. Ed. Espasa Calpe, S.A. Madrid, España, 1993, p. 952.
24 BUENO, Miguel. Principios de Lógica. Ed. Patria, S.A. México, 1960, p. 112.
29 ARENDT, Hannah. The Life of the Mind, vol. 1. New York: Harcourt Brace Jovanovich, 1978, pp. 6 y 7.
30 KELSEN, Hans. Teoría pura del derecho. Ed. Porrúa S.A. México, D.F., 1995, pp.15 a 38.
31 KELSEN, Hans. Ibid. “... bajo la noción de eficacia de una norma jurídica [...] no ha de entenderse únicamente el hecho
de que esa norma sea aplicada por órganos jurídicos y, en especial, por los tribunales [...]”, sino también el hecho de que esa
norma sea acatada por los sujetos sometidos al orden jurídico.
32 Eje de Juicios que comprende al mismo tiempo el eje de simultaneidades y el eje de sucesiones, epistémicamente
contemplados.
33 Derecho objetivo: conjunto de normas jurídicas que constituyen el ordenamiento vigente. Derecho subjetivo: facultades que
las normas jurídicas vigentes conceden y garantizan a las personas a ellas sometidas.
34 HUME, David. A treatise of human nature, vol. I. Ed. Fontana. Inglaterra, 1972.
35 Entendiéndose las categorías “móvil y fin” en los términos del discurso Kantiano. (KANT, Emmanuel. Crítica de la Razón
privada del bien; la eticidad es la relación del bien mismo en realidades históricas o institucionales.
37 Algunas ex post facto.
38 Hay algunas disposiciones político-jurídicas que dan por concluido el asunto a veces en forma definitiva y otras, en el que
entre las cuales se insertan los mismos conceptos acuñados con anterioridad, como conceptos nuevos en los que se expresan
los resultados experimentales. El razonamiento es una cierta manera de eslabonar proposiciones, mediante los conceptos
relacionados en esas proposiciones. El raciocinio opera con los conceptos formados por la razón, ordenándolos, agrupándolos,
vinculándolos y combinándolos conforme a ciertas reglas.
42 GORTARI, Elí de. Dialéctica del concepto y diálexis del juicio. Ed. Océano. Barcelona, España, 1983, p. 178.
43 ARENDT, Hannah. Lectures on Kant’s Political Philosophy (Disertaciones sobre La Filosofía Política de Kant), p.40.
44 Cfr. NIETZSCHE, Federico. Sobre verdad y mentira en un sentido extramoral (1873). Ed. Tecnos. Madrid, España,
1994.
45 ECO, Umberto. Kant y el Ornitorrinco. Cap. 2. Ed. Lumen. Barcelona, España, 1999.
46 WILLIAM, James. Pragmatismo. Ed. Sarpe. Madrid, España, 1984, pp. 141 y 160.
48 DERRIDA, Jacques. Márgenes de la Filosofía. Ed. Cátedra, Madrid, 1994, pp. 356 a 372.
49 POULANTZAS, Nicos. Crítica de la hegemonía del Estado. Ed. Cuervo, Buenos Aires, 1976, No.17, pp. 22 y 23.
50 “...así como el poder del Estado corresponde exclusivamente al Estado, la razón de estado corresponde exclusivamente al
Estado... Es razón del Estado y para el Estado... De esta manera, la razón de Estado resulta -a la clásica- la razón de ser y
medrar del Estado, su base de conservación y desarrollo,... la biografía de esta idea en muchos momentos se confunde con la
biografía misma del Estado. (REYES HEROLES, Jesús. En busca de la Razón de Estado. Ed. Miguel Ángel Porrúa,
México, 1982, p. 31).
51 HELLER, Hermann. Ideas políticas contemporáneas. Ed. Labor. Barcelona,
España, 1930, p. 24. “La más grandiosa secularización del poder político se
manifiesta en las obras de Maquiavelo, quien, bajo el influjo de la antigüedad
enseñó la ragione di stato emancipada de la Iglesia y de la Moral, la autonomía de
la técnica política racional.”
DERECHO PENAL ELECTORAL
SUMARIO: I. El ilícito electoral. II. Ilicitud electoral plena e ilicitud electoral relativa. III. Delitos
electorales. IV. Código Penal de 1871 (de Martínez de Castro). V. Ley para la Elección de los
Poderes Federales de 2 de julio de 1918. VI. Código Penal de 1929 (de Almaraz). VII. Código
Penal de 1931. VIII. Ley Electoral Federal de 1946. IX. Ley Electoral Federal de 1951. X. Ley
Federal Electoral de 1973. XI. Ley Federal de Organizaciones Políticas y Procesos Electorales de
1977. XII. Código Federal Electoral de 1987. XIII. Reforma penal de 1990. XIV. Reforma penal de
marzo de 1994. XV. Reforma penal de noviembre de 1996. XVI. Código Penal Federal vigente. 1.
Definiciones (artículo 401). 2. Inhabilitación y destitución del cargo (artículo 402). 3. Delitos
cometidos por cualquiera (artículo 403). 4. Delitos cometidos por ministros de culto religioso
(artículo 404). 5. Delitos cometidos por funcionarios electorales (artículo 405). 6. Delitos cometidos
por funcionarios partidistas (artículo 406). 7. Delitos cometidos por los servidores públicos (artículo
407). 8. Delitos cometidos por diputados o senadores (artículo 408). 9. Delitos en materia de
Registro Nacional de Ciudadanos (artículos 409 y 410). 10. Delitos en materia del Registro Federal
de Electores (artículo 411). 11. Delitos en actos de campaña (artículo 412). 12. Autoría intelectual
(artículo 413). XVII. Bien jurídico tutelado. XVIII. Fiscalía Especial para la Atención de Delitos
Electorales. 1. Dificultades en la investigación de los delitos electorales y en la aplicación de las
penas. XIX. Conclusiones.
I. EL ILÍCITO ELECTORAL
Así se afirma, que las conductas con la calidad de ilícitas son por una parte la
omisión de los actos ordenados y por la otra la ejecución de los actos prohibidos, en
tanto que las conductas susceptibles de ser consideradas con la calificación de
licitud son contrario sensu: la ejecución de los actos ordenados, la omisión de los
actos prohibidos y la ejecución u omisión de los actos potestativos.
Ahora bien, el ilícito electoral en tanto acto contrario a la norma, puede ser
calificado de tres distintas formas y consecuentemente sancionado de tres distintas
maneras:
Nos atreveríamos a afirmar entonces, que la ilicitud electoral puede producir efectos
jurídicos en dos campos totalmente distintos del derecho, a saber: en el campo
electoral y en el campo del derecho penal. Y ello es así, porque en algunas
ocasiones el legislador atribuye a una misma conducta ilícita, bien el doble carácter
de causa de nulidad y delito electoral, como habremos de precisarlo al referirnos a
los delitos electorales susceptibles de ser cometidos por los funcionarios electorales,
o bien el de una falta administrativa sancionada administrativamente y un delito
electoral sancionado con la imposición de una pena, como ocurre en el caso de los
ministros de cultos religiosos.
Lo anterior, nos permite intentar una clasificación de la ilicitud electoral en: ilicitud
electoral plena, e ilicitud electoral relativa. La ilicitud electoral plena se daría,
cuando la conducta ilícita cometida tenga un doble carácter y produzca efectos de
derecho tanto en el campo del Derecho Electoral como en el del Derecho Penal.
Es menester determinar en cada caso, cuál habrá de ser la nota que distinga, cuando
se produzcan únicamente consecuencias en el ámbito del Derecho Electoral y
cuando adicionalmente, se generan además, en el campo de la ilicitud penal
propiamente dicha.
No compartimos este punto de vista, pensamos que se trata de dos ámbitos jurídicos
perfectamente diferenciados. Reiteramos que la conducta delictuosa corresponde al
ámbito del Derecho Penal y la causal de nulidad de casilla o de votación, al ámbito
del Derecho Electoral. Los procedimientos penales y electorales, se dan
lógicamente en momentos distintos y deberán satisfacerse también elementos
diferentes para tener por acreditada o no la causal de nulidad o para tener por
cometida o no la conducta delictuosa.
Nada impediría desde luego, que en algún caso concreto la autoridad penal pudiese
tomar en cuenta, si es ofrecido como prueba en el expediente incoado una
resolución del Tribunal Electoral, en que se hubiese tenido por acreditada una
causal de nulidad pero ello no conlleva, necesariamente, a que esta determinación
fuese definitiva al dictarse sentencia en el proceso penal correspondiente.
Muchos años después aparece la figura del broglio, que significa intriga y que en el
lenguaje común de Italia, reemplaza a la palabra ámbito, por lo cual al ambicioso
intrigante se le conocía como brogliatore. El broglio aludía a la compra de votos,
que era considerada entre las intrigas ilícitas, pues se partía del presupuesto de que
no es delito desear un empleo, ni lo es tampoco emplear medios honrados para
obtenerlo, la criminosidad del hecho no consiste en desear o pedir un cargo, sino en
los medios inmorales que se emplean para conseguirlo, lo que genera la distinción
entre las intrigas lícitas y las ilícitas, según hayan sido honestos o inmorales, los
medios escogidos para ganarse el favor de los electores.
Los delitos que atentan contra la libertad del sufragio o el libre ejercicio de los
derechos electorales, han recibido muy diversas denominaciones, desde la más
simplista que alude a ellos como “delitos electorales”, hasta aquellas que con mayor
rigor científico hacen alusión de modo preferente a la objetividad jurídica, esto es,
al bien jurídico tutelado por la norma que resulta vulnerado por la comisión del
ilícito.
La libertad;
El sufragio; y
La voluntad popular.
Ello es así, porque los bienes jurídicos tutelados por las infracciones electorales, no
son únicamente la libertad política en cuanto bien jurídico individual, porque
definitivamente, más que atentarse contra la libertad del elector, se agravia el
principio mismo de soberanía sobre el que descansa la organización del Estado.
Es necesario dejar sentado desde ahora, que si bien algunos temas del Derecho
Electoral han cobrado importancia en distintas épocas, en cambio, los delitos
electorales han sido unos protagonistas permanentes de nuestra legislación electoral,
a la que han sido cotidianamente invitados.
En efecto, a partir de la Constitución de Cádiz y hasta las últimas reformas
constitucionales y legales del año de 1996, han existido en nuestro país un poco más
de 70 ordenamientos legales, que de alguna u otra manera han tratado la materia
electoral.
Las sanciones impuestas a dichas conductas delictuosas, han girado en torno a los
dos polos característicos del derecho punitivo mexicano, a saber: la multa y la
prisión.
La sanción pecuniaria ha ido desde cien hasta veinte mil pesos; de cincuenta a mil
días de salario mínimo general vigente en el Distrito Federal y desde cincuenta
hasta quinientos días multa, que es la más elevada y que consigna precisamente el
artículo 404 de nuestro Código Penal Federal vigente.
Por lo que se refiere a la pena privativa de libertad, ha ido desde arresto y prisión
de un mes hasta cuatro meses y de uno hasta nueve años de prisión, que establece el
recientemente reformado artículo 412.
Durante este período que duró nueve años, coexistieron el capítulo de Delitos
Electorales del Código Penal de 1871 con carácter supletorio y el catálogo de
delitos electorales contenido en el Capítulo XI de la Ley para la Elección de
Poderes Federales de 1918.
La tesis del Derecho Penal codificado, fue la que pareció más prudente a las
Comisiones de Gobernación y Puntos Constitucionales y de Justicia, que finalmente
convinieron en que con una mejor técnica legislativa se trataran los delitos con
plena y total autonomía, remitiéndolos al código penal, fue así como la reforma
constitucional se inscribió en tres perfiles o líneas de acción fundamentales: la
reforma constitucional (cinco de abril de 1990); la entrada en vigor del Código
Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales (quince de agosto de 1990); y
la adición del título vigésimo cuarto, capítulo único del libro segundo al Código
Penal, denominado “Delitos Electorales y en Materia de Registro Nacional de
Ciudadanos” (quince de agosto de 1990).
No podemos dejar de señalar que a pesar de que se trata de una legislación que
estuvo en vigor hace más de un siglo, describe conductas delictuosas atribuibles a
ciudadanos y funcionarios electorales, cuyas hipótesis se encuentran redactadas en
términos muy semejantes y en algunas ocasiones idénticos a los que utiliza el
Código Penal vigente, al describir las conductas imputables a ambos sujetos activos.
Similitud entre las conductas delictuosas descritas en el Código Penal de 1871 y las
tipificadas en el Código Penal vigente.
La Ley para la Elección de Poderes Federales del dos de julio de 1918, puede
inscribirse como la norma electoral decretada bajo el amparo de nuestra actual
Constitución de 1917, contenía un capítulo XI denominado “Disposiciones Penales”
en el que, a través de los artículos 109 al 123, elaboró un largo e interesante
catálogo de delitos electorales.
Constituyó el segundo gran esfuerzo para sistematizar las conductas delictivas en
materia electoral, destaca por su riqueza en materia de Derecho Penal Electoral, y
puede considerarse como la primera muestra del Derecho Penal Especial de la
Revolución. Logró sobrevivir formalmente casi tres décadas y no fue substituida
sino hasta la Ley Electoral Federal del siete de enero de 1946, promovida por el
Presidente Manuel Ávila Camacho, aunque de hecho muchas de sus disposiciones,
como vamos a precisarlo posteriormente, estuvieron prácticamente vigentes hasta
1977, en que entró en vigor la Ley Federal de Organizaciones Políticas y Procesos
Electorales, (LOPPE).
Como hemos señalado anteriormente, esta ley coexistió con las disposiciones
relativas del Código Penal de 1871 y consecuentemente encausó su clausulado al
establecimiento de sanciones prioritariamente hacia los funcionarios electorales,
habida cuenta que los delitos cometidos por los ciudadanos, se encontraban ya
ampliamente contemplados en el Código Penal de 1871 al que hemos hecho
referencia.
Este concepto de “utilidad diaria” es retomado por nuestro código penal vigente que
lo define como “día multa”, en su artículo 29, el cual establece textualmente que:
“La multa consiste en el pago de una cantidad de dinero al Estado, que se fijará por
días multa, los cuales no podrán exceder de quinientos, salvo los casos que la
propia ley señale. El día multa equivale a la percepción neta diaria del sentenciado
en el momento de consumar el delito, tomando en cuenta todos sus ingresos”.
Dice Carrancá y Trujillo5 en su Código Penal Anotado que “el C.P. sueco,
conforme al proyecto de Thyren, consigna el “dagsbot” o “día multa”, que
comprende los ingresos líquidos diarios del multado o sea su ingreso bruto con
deducción de sus egresos justificados, propios y familiares, por alimentación,
habitación, vestido, educación, mantenimiento de la salud, diversiones honestas,
etcétera.
Con fecha ocho de enero de 1946, entró en vigor la Ley Electoral Federal que en su
artículo 4º transitorio derogó a la Ley para la Elección de Poderes Federales de
1918. Estuvo vigente escasamente cinco años, hasta 1951, en que fue abrogada por
la Ley Electoral Federal de este año.
El código penal vigente en 1946, contenía un capítulo XII denominado “De las
Sanciones” en que recogió las conductas delictuosas en materia electoral.
Salvo algunas pequeñas excepciones, este ordenamiento jurídico repitió las mismas
conductas delictuosas que habían consignado ya el Código Penal de 1871 y la ley de
1918, en algunas ocasiones utilizando incluso los mismos textos y en otras
cambiando algunas palabras de su redacción. Mantuvo la costumbre de nuestros
ordenamientos electorales penales de describir las conductas delictuosas,
agrupándolas en función de los sujetos activos. En los artículos 125 al 136,
estableció un largo catálogo de conductas delictuosas.
Con fecha cinco de enero de 1973, entró en vigor la Ley Federal Electoral que en
su artículo segundo, abrogó a la Ley Electoral Federal de tres de diciembre de
1951.
Esta ley, como las dos analizadas en último término, contiene un capítulo II,
denominado “De las Sanciones”, en que repitió también textualmente, las conductas
ilícitas en materia electoral que se habían mantenido en los mismos términos, tal
como lo hemos comentado en las leyes electorales de 1946 y 1951. Repite de
manera unívoca todas las conductas delictuosas clasificando en la misma forma a los
sujetos activos e imponiendo las mismas penas.
Esta notoria reducción de hipótesis delictivas, respecto a las que contemplaron las
leyes electorales de 1946, 1951 y 1973, fue compensada, de alguna forma, con la
inclusión de dos artículos en los que se estableció de manera supletoria la aplicación
de las leyes penales (artículos 249 y 250).
Debemos recordar que con fecha seis de enero de 1982, fue publicado el decreto
por el que se reforma y adiciona la Ley Federal de Organizaciones Políticas y
Procesos Electorales, por lo que se refiere a las conductas delictuosas en materia
electoral, modificó exclusivamente el artículo 244 que establece las sanciones a los
funcionarios públicos, incrementándolas por una parte y agregando después de las
tres fracciones que lo componían, un párrafo en el que se establece la sanción para
los notarios públicos en ejercicio (multa de veinte mil pesos o prisión hasta de tres
años y cancelación de su autorización para actuar como notarios), que sin causa
debidamente justificada, se nieguen a prestar los servicios públicos que establece la
ley.
González de la Vega8 al respecto afirma que: “Son, en realidad, tan sólo la LOPPE
de 1977, que intencionalmente abandona el Derecho Penal Electoral y el Código
Federal Electoral de 1986, los únicos ordenamientos de este tipo en la historia
mexicana, que no contaron con un catálogo de delitos electorales ...”.
Este capítulo se componía exclusivamente de diez artículos, de los cuales los dos
últimos, el 409 y el 410 no han sido aplicados.
El código clasificó los delitos en materia electoral en relación a los posibles sujetos
activos de la comisión ilícita y no como lo hacen otras legislaciones por la conducta
o por el tiempo en que ésta se realiza en relación a las distintas etapas del proceso
electoral.
Algunos de los textos originales estuvieron en vigor escasamente tres años y medio,
hasta el veinticinco de marzo de 1994, en que fue publicado en el Diario Oficial de
la Federación, el decreto de reformas y adiciones a diversos artículos del código
penal, en materia de delitos electorales, al que se hace amplia referencia en el
apartado subsecuente.
XIV. REFORMA PENAL DE MARZO DE 1994
Resulta indispensable dejar sentado que prácticamente desde que entró en vigor
en el mes de agosto de 1990, el Título Vigésimo Cuarto del Código Penal, se
alzaron algunas voces criticando los catálogos de las conductas punibles
atribuidas a los ciudadanos, a los funcionarios electorales, a los funcionarios
partidistas y a los servidores públicos, por considerar que resultaban
incompletas y en muchas ocasiones reiterativas, en tanto que por otra parte, se
omitían muchas otras que en distintos comicios se habían presentado
reiteradamente. El proceso electoral federal de 1991, pareció dar la razón a
quienes se habían pronunciado en este sentido. Efectivamente, a través de los
medios de comunicación; de denuncias formuladas por los representantes de
algunos partidos políticos y agrupaciones ciudadanas e inclusive en algunos de
los recursos presentados por los propios partidos ante las distintas salas del
entonces Tribunal Federal Electoral, se tuvo conocimiento de un sinnúmero de
actividades de promoción del voto, tales como: desayunos el día de la
jornada electoral; contactos personales y directos con el electorado; operaciones
clientelares y corporativas de distintos tipos, entre otras, algunas de las cuales
supuestamente se realizaron de manera generalizada durante el día de la
jornada electoral.9
Vale destacar, que si bien algunas de estas prácticas no eran entonces contrarias a
dispositivo legal alguno, existió consenso en el sentido de que resultaba
indispensable evitarlas, con el propósito de acceder a niveles más elevados de
desarrollo democrático y de civilidad política, porque aun cuando no eran
estrictamente ilegales, se encontraban muy alejadas de la voluntad del legislador10 .
Estos y algunos otros temas colaterales, fueron recogidos de manera puntual por la
reforma penal de marzo de 1994.
Siguiendo una vieja tradición en materia electoral, en el sentido de que toda reforma
constitucional o legal venga acompañada de una reforma respecto a los delitos
electorales, en el mes de noviembre del año de 1996 fue publicado en el Diario
Oficial de la Federación, un decreto de reformas y adiciones al título vigésimo
cuarto denominado: “Delitos Electorales y en Materia de Registro Nacional de
Ciudadanos” del Código Penal para el Distrito Federal en Materia de Fuero
Común, y para toda la República en Materia de Fuero Federal, en virtud del cual se
reformaron los artículos: 401; 403 y 404; las fracciones II, IV a VI, VII, X y XII
del artículo 405; el primer párrafo y las fracciones I, III a VI del artículo 406; las
fracciones I a III del artículo 407; y el artículo 411. Se adicionan la fracción XIII,
al artículo 403; la fracción VII, al artículo 406; y una fracción IV al artículo 407.
Se deroga la fracción IX del artículo 405.
Resulta indispensable resaltar que si bien algunas de las conductas que establecen
las diversas hipótesis conductuales, podrían en teoría tolerar la comisión culposa, en
atención al sistema de “Numerus Clausus”, adoptado en el segundo párrafo del
artículo 60, del código penal, -reforma publicada el diez de enero de 1994 y en
vigor el uno de febrero de ese año-, al no mencionarse en este precepto ninguno de
los artículos que prevén los delitos electorales, para todos ellos la forma de
comisión culposa quedó eliminada y consecuentemente carecen de valor las
referencias al dolo que contienen diversas fracciones de los diversos artículos que
integran este título.
Señalaba el código penal en 1990, que por la comisión de cualquiera de los delitos
comprendidos en el capítulo, se podría imponer al responsable, además de la pena
señalada, la suspensión de derechos políticos de uno a cinco años.
Esta norma, como es natural, está dirigida también a hacer efectivo el principio
constitucional de imparcialidad que debe caracterizar la actuación de todas las
autoridades electorales. Establece una pena complementaria, que es aquella que
aunque señalada también en la ley, debe entenderse como potestativa. Se trata de
una pena que en todo caso debe agregarse a otra de mayor importancia y por tal
razón, por su naturaleza y por su fin, debe considerarse secundaria.
Este artículo que describe las conductas delictuosas en materia electoral en que
puede incurrir cualquier persona, es el que ha sufrido un mayor número de
reformas en 1994 y en 1996, reflejando la preocupación del legislador, por
identificar de una mejor manera los conceptos de violación y responder, en la
medida de lo posible, sancionando todas aquellas conductas ilícitas que en los
sucesivos procesos electorales federales han sido preocupación de la sociedad en su
conjunto.
Durante los ocho días previos a la elección y hasta la hora oficial del cierre de
las casillas que se encuentren en las zonas de husos horarios más occidentales
del territorio nacional, publique o difunda por cualquier medio los resultados de
encuestas o sondeos de opinión que de a conocer las preferencias de los
ciudadanos.
Precisa los delitos en que pueden incurrir los ministros de cultos religiosos; con la
reforma de 1994 sufrió dos modificaciones. La primera, al indicar que el ilícito
debe cometerse en el “desarrollo de actos propios de su ministerio”, y el segundo,
suprimir la expresión que contenía anteriormente este precepto, en el sentido de que
los actos punibles debían llevarse a cabo “en los edificios destinados al culto o en
cualquier otro lugar”. Se refiere a la misma situación que se prevé para los
ministros de los cultos religiosos en el Código Federal de Instituciones y
Procedimientos Electorales (artículo 341, texto original antes de la reforma, ahora
el 268, párrafo 1, inciso a ); es la misma conducta, no tiene ni un sólo concepto que
pueda diferenciarla. Se utiliza casi la misma redacción, sancionando a los ministros
que:
ARTICULO 404.- Se impondrán hasta 500 días multa, a los ministros de cultos
religiosos que, en el desarrollo de actos públicos propios de su ministerio,
induzcan expresamente al electorado a votar en favor o en contra de un
candidato o partido político, o a la abstención del ejercicio del derecho al voto.
Resulta desde luego aconsejable apuntar que cuando el código penal se refiere a
“funcionarios electorales” ha de estarse al espíritu del “servidor público”, que
modernamente utiliza la Constitución y la Ley Federal de Responsabilidades de los
Servidores Públicos.
Una reflexión obligada derivada del estudio de este precepto, nos conduce a señalar
que el artículo 75 de la Ley General del Sistema de Medios de Impugnación en
Materia Electoral (LGSMIME), establece un catálogo de causales de nulidad de la
votación recibida en las casillas electorales, las que hechas valer a través de los
medios impugnativos que establece dicho ordenamiento, deberán ser resueltas en la
vía estricta de la jurisdicción contenciosa electoral, por el Tribunal Electoral del
Poder Judicial de la Federación.
Debemos hacer notar que las conductas delictuosas atribuidas a los funcionarios
partidistas, constituyen en realidad una repetición en muchas ocasiones incluso
textual, de las que se atribuyen a los funcionarios electorales, tal como se precisa en
el cuadro siguiente:
No compartimos el punto de vista de algunos autores que sostienen que, por cuanto
a los elementos objetivos del tipo, el sujeto activo es calificado y exclusivamente
monosubjetivo, consideramos que la forma y términos como se encuentran
redactados el primero y cuarto párrafo del artículo 63 constitucional y el artículo
408 del código penal, no dejan lugar a duda, se exige un sujeto activo
plurisubjetivo, pues al referirse al sujeto acreedor a la sanción, lo hacen siempre de
manera plural, utilizando las expresiones: quienes; electos; harán; presentes,
etcétera.
Precisaremos inicialmente que el primero de los artículos fija los tipos y sanciones
y, el segundo, señala una hipótesis de agravación de la pena cuando las conductas
sean cometidas por personal que preste sus servicios en el Registro Nacional de
Ciudadanos.
Este precepto constituyó la respuesta del legislador al tema del padrón electoral que
había sido uno de los aspectos más cuestionados en la vida pública mexicana en los
últimos años.
Debe entenderse entonces, que toda conducta llevada a cabo por cualquier persona
sin requerirse calificación alguna de sujeto activo, que vulnere cualquiera de las
disposiciones en comentario, deberá ser sancionada en términos del artículo a que
se viene haciendo referencia.
El nuevo artículo 412, adicionado con la reforma de 1994, puede considerarse como
el corolario de la fracción III, del artículo 407, que establece las conductas ilícitas
atribuidas a los servidores públicos.
El artículo 13, en su fracción I, dispone que son autores o partícipes del delito: “los
que acuerden o preparen su realización”. Este precepto recoge fundamentalmente la
vieja tesis de la coparticipación, comúnmente denominada también de la
participación correspectiva, que ha adquirido una importancia subrayada en los
últimos años y que precisamente pretende delimitar el grado de participación en una
conducta delictiva, cuando varias personas concurren a la comisión de un delito,
bien sea con el carácter de autores intelectuales, cómplices o encubridores –según la
conocida clasificación en esta materia- a efecto de sancionar a todas ellas y no
únicamente a quienes lo ejecutan directamente con el carácter de autores materiales.
Debemos recordar, que es condición precisa para que exista la codelincuencia que
varias personas quieran la ejecución de un mismo delito y que además realicen algo
encaminado a su producción, por ello, es indispensable: la intención de todos los
partícipes de realizar un determinado delito y que todos los copartícipes ejecuten
por lo menos algún acto encaminado directa o indirectamente a la producción del
delito.
La norma es uno de los polos del eje del derecho; el otro es, el bien jurídico. En
efecto, Jiménez de Asúa ha sostenido que: “Cuando los intereses fueron protegidos
por el Derecho se elevaron a bienes jurídicos. Estos son de inapreciable
importancia, para indicar el fin de un determinado precepto y de todo el
ordenamiento jurídico; es decir, el bien jurídico ha de ser tenido en cuenta en la
interpretación teleológica”13 .
Los tratadistas en la materia distinguen respecto del objeto del delito entre objeto
material y objeto jurídico. El objeto material es la persona o cosa, sobre la que
recae la conducta delictuosa. Lo son los sujetos pasivos o bien, las cosas animadas o
inanimadas.
El objeto jurídico, está constituido por el bien o interés jurídico, objeto de la acción
incriminable, por ejemplo: la vida, la integridad corporal, la libertad sexual, la
propiedad privada, etcétera.
El Derecho Penal fijando pena a los actos que se apartan realmente de un actuar
conforme al derecho, ampara, al mismo tiempo, los bienes jurídicos,
sancionando el disvalor del acto correlativo. Así, asegurando la fidelidad para
con el estado, protege al estado; asegurando el respeto por la personalidad
humana, protege la vida, la salud, el honor del prójimo; con la honradez, el
respeto a la propiedad ajena, etc. Sin embargo, la misión primaria del Derecho
Penal no es el amparo actual de los bienes jurídicos; es decir, el amparo de la
persona individual, de la propiedad, etc., pues es allí, precisamente, a donde,
por regla general, llega su acción demasiado tarde. Por encima del amparo de
los bienes jurídicos individuales concretos, está la misión de asegurar la validez
real (la observancia) de los valores del actuar según el pensamiento jurídico.
Puede afirmarse, por último, que cada tipo delictivo consignado en el código penal
protege al menos un bien jurídico.
El análisis del título vigésimo cuarto del código penal, permite precisar cuál o
cuáles son los bienes jurídicos tutelados para cada una de las conductas delictuosas
que establece.
Con apego a este planteamiento, es válido afirmar que en el artículo 403 (delitos
cometidos por cualquiera), el bien jurídico fundamental es el derecho al voto, así se
desprende de los textos de las fracciones I, II, III, IV, VI, VII, VIII, IX y XI, que
utilizan las expresiones “vote y voto”, por lo cual puede sostenerse que a través de
estos preceptos el legislador protege al voto, que es y constituye, el acto electoral
por excelencia, garantizando que el mismo se emita de manera universal, libre,
secreta y directa, sancionando en consecuencia, cualquier acto tendiente a la
frustración de dichas cualidades. Únicamente tres fracciones de este artículo, no
tienen como bien jurídico tutelado al voto y son: la V, en que el bien jurídico
tutelado es la credencial para votar; la X, que protege el resultado de las elecciones,
al sancionar la introducción o sustracción de las urnas de una o más boletas
electorales; y la XIII, que garantiza la extemporánea publicidad de los resultados
electorales, al sancionar la publicación o difusión de los resultados de encuestas o
sondeos de opinión, que den a conocer las preferencias de los ciudadanos.
Por lo que se refiere al artículo 404 (delitos cometidos por ministros de culto
religioso), el bien jurídico tutelado, considero que lo constituye la preservación de
la decisión histórica de separación entre la Iglesia y el Estado, que postula que las
iglesias deben ejercer un liderazgo espiritual y no participar en política militante.
Por lo que se refiere al artículo 408, (delitos cometidos por diputados o senadores
electos), no cabe la menor duda, de que el bien jurídico tutelado lo constituye el
garantizar el funcionamiento adecuado de las cámaras de diputados y senadores,
dada la trascendencia de su actuación en la vida nacional.
Respecto a los artículos 409 y 410, (delitos cometidos en materia del Registro
Nacional de Ciudadanos) el bien jurídico tutelado lo constituye la preservación de la
confiabilidad del Registro Nacional de Ciudadanos, que habrá de constituirse en un
instrumento fundamental, en muy diversos aspectos de la vida nacional.
En cuanto hace al artículo 411, (delitos cometidos en materia del Registro Federal
de Electores), el bien jurídico tutelado radica en preservar los principios de certeza
y confiabilidad, que deben existir en el Registro Federal de Electores, los listados
nominales y la expedición de credenciales para votar, instrumentos indispensables
en el proceso electoral, que permiten a los ciudadanos concurrir a la jornada
electoral y emitir su sufragio. La transparencia en la elaboración y el manejo de
estos instrumentos, ha sido preocupación fundamental de los partidos políticos en la
última década y se considera indispensable punto de partida para alcanzar comicios
electorales que satisfagan plenamente a la sociedad.
Las reformas en materia penal electoral que se llevaron a cabo en 1994 y 1996, no
han resuelto de manera alguna este problema. Pareciera que en las condiciones en
que se presentan en la realidad las reformas electorales, nunca existe el tiempo
suficiente para madurarlas en forma integral.
Por otra parte, ha sido tradicional que los partidos políticos en los foros y mesas de
concertación, lleven a cabo negociaciones que en muchas ocasiones, alcanzan
incluso a la comisión de hechos delictuosos, lo que se traduce en la práctica en no
hacer del conocimiento oportuno de la autoridad competente, la comisión de los
ilícitos electorales, o bien, en el ocultamiento o no aportación de las pruebas que
permitan a la autoridad, fincar las responsabilidades correspondientes.
Resulta natural que ante esta gran diversidad de conductas típicas, el código haga
referencia a un sinnúmero de circunstancias de tiempo, modo y lugar en que deben
darse las conductas delictuales, lo que dificulta en la práctica, de manera muy
importante, la investigación y aplicación de las penas en los delitos electorales.
En cuanto al lugar, destacan los siguientes: interior de las casillas; lugar en que se
encuentren formados los votantes; lugar distinto al legalmente señalado y zonas de
husos horarios más occidentales del territorio nacional.
XIX. CONCLUSIONES
Para concluir, debemos mencionar que la ley, por sí misma, jamás podrá erradicar
las conductas antisociales en materia político-electoral; podrán quizá seguir
produciéndose las mismas prácticas fraudulentas, clientelares y corporativas a pesar
de la existencia de la norma, pero pienso que el esfuerzo del legislador ha sido
verdaderamente importante, porque tiende a garantizar órganos electorales
imparciales; una actuación impecable de los funcionarios partidistas y servidores
públicos y a inhibir, en lo general, la comisión de cualquier conducta que atente
contra el sufragio.
NOTAS
1 SILVA MEZA, Juan N. Los Delitos Electorales, su naturaleza y vinculación con las causas de nulidad y el recurso de
inconformidad. Ponencia presentada en Reunión Nacional de Magistrados del Tribunal Electoral. México, 1994, p. 5.
2 FERNÁNDEZ DOBLADO, Luis. El Ilícito Electoral. La Tutela Penal del Sufragio. Acta. Revista de Análisis y
Actualización Jurídica. Año I. No. 2. México, enero de 1991, p. 26.
3 CARRARA, Francesco. Programa de Derecho Criminal. Parte Especial, vol. V. Ed. Temis Bogotá. Depalma. Buenos
7 Leyes Penales Mexicanas. t. III. Instituto Nacional de Ciencias Penales. México, 1979, p. 290.
8 GONZÁLEZ DE LA VEGA, René. Derecho Penal Electoral. Ed. Porrúa, S.A. México, 1991, p. 230.
9 BARREIRO PERERA, Francisco Javier. Reforma Penal en Materia de Delitos Electorales y del Registro Nacional de
Ciudadanos del 25 de marzo de 1994, en: Justicia Electoral. Revista del Tribunal Federal Electoral, vol. IV. No. 5. México,
1995.
10 Pronunciamiento de la Sala Central del Tribunal Federal Electoral en el Expediente SC-IRI-010/91.
11 Artículo 6 de la Ley de Asociaciones Religiosas y Culto Público, publicada en el Diario Oficial de la Federación del día 15
de julio de 1992.
12 Las negrillas son del autor.
13 JIMÉNEZ DE ASÚA, Luis. La Ley y el Delito. Ed. Hermes, 4ª ed., corregida y aumentada. México, p. 20.
14 WELZEL, Hans. Derecho Penal. Roque de Palma Editor. Buenos Aires, Argentina, 1956, p. 3.
I. INTRODUCCIÓN
Las elecciones en los Estados modernos -se afirma por autores como Dieter Nohlen-
constituyen un fenómeno común y representan el método democrático para la
designación de representantes a través del voto del electorado. Las elecciones
competitivas, característica de los sistemas democráticos, se efectúan siguiendo
diferentes principios y procedimientos que conforman el presupuesto esencial para
el reconocimiento de los resultados electorales.
Bajo esta óptica, las actuales definiciones del Derecho Electoral deben ser
interpretadas y armonizadas a la luz del concepto que de éste vierte Manuel
Aragón3 , mismo que en sus conclusiones considera que “...el derecho electoral no
es sólo una técnica jurídica al servicio de la democracia, un instrumento, pues, de
garantía; también desempeña, y ése es su otro carácter, una función legitimadora,
ya que la democracia se afianza precisamente gracias al correcto funcionamiento de
los procesos electorales”.
Así las cosas, la nulidad en materia electoral se contempla como una característica
básica del sistema de medios de impugnación, si bien de acuerdo con el marco
jurídico vigente5 , es a través del juicio de inconformidad cómo el Tribunal Electoral
puede llegar inclusive a declarar la nulidad de una elección, en dicho medio, el
objeto de la nulidad electoral está relacionado directamente con los resultados
electorales y es una garantía jurídica del estado de derecho por la cual se priva de
valor y eficacia, a los actos electorales contrarios a los principios de
constitucionalidad y legalidad.
La nulidad de los actos jurídicos constituye una noción básica y medular que
recorre todos los ámbitos del Derecho en un juego dual e interdependiente con la
noción contraria de validez.
En este sentido Cipriano Gómez Lara11 afirma, que los actos jurídicos en cuanto a
su forma de exteriorizarse presentan una serie de elementos, tanto de carácter
sustantivo o de fondo, como de carácter externo o de forma. Señala así, que en la
estructura del acto jurídico se pueden observar elementos de existencia y elementos
de validez, y que éstos están establecidos por la ley. Identifica que entre los
primeros se encuentran el consentimiento y el objeto, y que su inobservancia
ocasionará la inexistencia del acto; entre los segundos enumera a la capacidad de las
partes, la ausencia de vicios en la voluntad, el error o dolo en la persona y en el
objeto y la falta de cumplimiento en la forma señalada por la ley. La falta de
cumplimiento de estos requisitos ocasionará ya sea la nulidad absoluta o la nulidad
relativa del acto jurídico respectivo.
Si bien el acto en este estado no puede nacer a la vida jurídica, el acto nulo en tanto
no sea destruido, efectúa la función de un acto regular, es decir, produce efectos
jurídicos. El fenómeno de la nulidad es radicalmente distinto al de la inexistencia.
En este campo, la cuestión esencial se plantea bajo la forma del dilema de existir o
no existir, en el de la nulidad el problema se reduce al binomio validez-invalidez
que excluye radicalmente cualquier cuestionamiento acerca de la existencia del acto.
De las anteriores definiciones se pueden deducir los elementos esenciales del acto
administrativo y que de su ausencia, sería imposible concebir su existencia y son: la
falta de competencia del órgano, es decir, no sólo el límite del poder jurídico del
órgano, sino ese mismo poder; la falta de objeto; y la omisión de las formas
constitutivas del acto administrativo, cuando éstas se encuentran establecidas como
solemnidades.
Por esta razón, muchos tratadistas prefieren referirse a los distintos grados de
ineficacia que pueden afectar a los actos administrativos, por tanto, éstos pueden ser
ineficaces o nulos por las siguientes causas:
Del estudio conjunto del contenido de los artículos citados en el acápite anterior, se
puede extraer que la nulidad de los actos administrativos se produce por:
La propia ley de referencia, por otro lado, establece que no es aplicable en materia
fiscal y en materia de responsabilidades de los servidores públicos, por lo que, en lo
que respecta al tema de nulidades en dichas materias, el órgano competente para
decretarla es el Tribunal Fiscal de la Federación, mismo que al dictar sus sentencias
con base en los artículos 238 y 239 del Código Fiscal de la Federación, establece
las causas por las cuales una resolución es ilegal y que dicho tribunal podrá declarar
la nulidad respectiva. Conviene precisar que de los preceptos anteriormente
mencionados se observa que se prevé la nulidad y anulabilidad.
Por su parte, los artículos 390 y 393 de la Ley Federal del Trabajo, prevén las
hipótesis por las que el acto jurídico pudiera estar afectado de nulidad relativa,
mismas que respectivamente se refieren a la celebración por escrito del contrato
colectivo de trabajo y a su depósito en la junta de conciliación y arbitraje y, a la
necesidad de acompañar al contrato colectivo el tabulador de salarios.
En esta materia se considera conveniente iniciar señalando los conceptos que del
Derecho Electoral se han vertido, para de ahí partir a dibujar una posible
concepción del acto electoral y con base en éste, establecer el objeto de la nulidad
en esta materia y sus alcances.
El Magistrado José Luis de la Peza 18 refiere que “El Derecho Electoral es la rama
del Derecho Público que regula la organización y los procedimientos para el
ejercicio de las prerrogativas que, en un sistema democrático, tienen los ciudadanos
para la integración de los poderes del Estado”.
El Derecho Electoral es por tanto una rama autónoma del Derecho, ya que éste
como conjunto de normas y principios que regulan el proceso electoral compone un
sistema jurídico particular. Bajo esta perspectiva es lógico deducir que en el
Derecho Electoral se articule una particular teoría del acto jurídico y una propia
doctrina de las nulidades.
Este acto puede ser entendido a la luz de los preceptos constitucionales y legales por
los que se faculta al Congreso de la Unión, a los poderes legislativos de los estados
y a la Asamblea Legislativa del Distrito Federal, para expedir, reformar, derogar y
adicionar los ordenamientos que rigen los procesos de elección de los órganos de
poder y/o de representación política, así como a la facultad reglamentaria de las
autoridades electorales administrativas o jurisdiccionales, tanto federales como
locales, para expedir los lineamientos que rijan su actividad interna.
Si bien las normas que surjan de dicha actividad legislativa deben adecuarse al
marco constitucional, es el caso que de no ser así, el poder revisor de la
Constitución estableció en la fracción II, del artículo 105, la acción de
inconstitucionalidad. La sentencia que de ésta emane de la Suprema Corte de
Justicia de la Nación aprobada por una mayoría de cuando menos ocho votos de los
ministros y que en la misma se contenga una declaración de invalidez, tendrá como
efecto la inaplicabilidad de la norma impugnada, es decir, en este caso podemos
atrevernos a considerar que ha operado la nulidad del precepto o preceptos legales.
En materia federal se puede aventurar a decir, que si bien en la Ley General del
Sistema de Medios de Impugnación en Materia Electoral no se contempla en forma
expresa que las actuaciones y resoluciones de la autoridad administrativa electoral
en lo que no estén de acuerdo con los ordenamientos legales son anulables, lo
anterior puede entenderse así, ya que los medios de impugnación previstos en el
ordenamiento jurídico anteriormente citado -recurso de revisión, apelación, juicio
de inconformidad, recurso de reconsideración contra las asignaciones por el
principio de representación proporcional que realice el Consejo General del Instituto
Federal Electoral, el juicio para la protección de los derechos político-electorales
del ciudadano y el juicio de revisión constitucional electoral en contra de los actos o
resoluciones de las autoridades competentes de las entidades federativas para
organizar y calificar los comicios locales- contemplan como posible efecto, el de
revocación de los actos y resoluciones impugnados, en concreto.
En materia federal, la función orgánica del acto electoral no es un acto que suceda
cotidianamente, ya que se manifiesta en tiempos legalmente determinados como
elecciones ordinarias o, en su caso, elecciones extraordinarias y específicamente en
el proceso electoral. Éste a su vez, está conformado por una serie de etapas
perfectamente diferenciadas por plazos y actos electorales en los que participan no
sólo los ciudadanos, sino también las autoridades electorales y los partidos políticos.
El grado máximo de formalidad para el caso de las nulidades se encuentra
constreñido en la etapa de la jornada electoral e inicio de su subsecuente
denominada etapa de resultados y declaración de validez de las elecciones, en las
que se regula en forma pormenorizada la serie de actos que se inician desde la
instalación de la casilla, hasta su clausura y remisión de expedientes a los consejos
distritales.
Puede acontecer entonces, que los votos emitidos por los electores pudieran estar
afectados de algún vicio imputable a funcionarios electorales, a representantes
partidarios o a simples particulares, que con sus conductas afecten la credibilidad de
los resultados consignados en las casillas respectivas y que se podrán ver reflejados
en los cómputos distritales o de entidad federativa, y que mediante mecanismos de
cascada pudieran inclusive ocasionar la nulidad de una elección.
Las sentencias o fallos que emitan los órganos jurisdiccionales pueden ser
definitivos, firmes e inatacables, o bien, pueden ser revisados y, en su caso,
modificados o revocados por otro órgano jurisdiccional.
Son fallos definitivos, firmes e inatacables los dictados por el Tribunal Electoral del
Poder Judicial de la Federación, al resolver los recursos de apelación y
reconsideración, así como los juicios para la protección de los derechos político-
electorales del ciudadano y de revisión constitucional electoral.
III. ANTECEDENTES
La segunda época corre de los años de 1857 hasta 1945 y está determinada por las
siguientes legislaciones: Ley Orgánica Electoral del 12 de febrero de 1857, Ley
Electoral del 18 de diciembre de 1901, Ley Electoral del diecinueve de diciembre
de 1911, Ley Electoral para la Formación del Congreso Constituyente del 20 de
septiembre de 1916, Ley Electoral del 6 de febrero de 1917 y Ley para la Elección
de Poderes Federales del 2 de julio de 1918.
Esta época se caracteriza entonces, por contener en los capítulos IV, V, VII y IX de
las leyes que la conforman la enumeración de causas de nulidad de las elecciones,
mismas que podían ser reclamadas por todo ciudadano mexicano. Sin embargo, a
partir de la Ley Electoral de 1911, se estableció la condición de residencia o
empadronamiento del ciudadano en el distrito, estado o territorio según la elección
que reclamara.
La tercera época comprende los años de 1946 a 1976 y se integra con las siguientes
legislaciones: Ley Electoral Federal del 7 de enero de 1946, Ley Electoral Federal
del 4 de diciembre de 1951 y Ley Electoral Federal del 5 de enero de 1973.
Otra característica de esta época radicó en establecer que, además de los ciudadanos
avecindados o empadronados, por primera vez los partidos políticos y sus
candidatos podían reclamar la nulidad del voto, en el caso de la ley de 1946, o la
nulidad de la votación recibida en casilla o la nulidad de una elección. En esta
época, es pertinente mencionar que en la Ley Electoral Federal de 1973 se
contempla por última vez la posibilidad de anular la elección presidencial.
La cuarta época comienza en el año de 1977 y termina con las reformas al Código
Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales de 1993 - 1994. Esta época se
integra con las siguientes legislaciones: Ley Federal de Organizaciones Políticas y
Procesos Electorales del veintiocho de diciembre de 1977, Código Federal Electoral
del doce de febrero de 1987, Código Federal de Instituciones y Procedimientos
Electorales del quince de agosto de 1990 y las reformas a éste que tuvieron lugar en
1993 - 1994.
Esta época a diferencia de las anteriores, se caracteriza por establecer que sólo los
partidos políticos podían reclamar las causas de nulidad y ésta debía efectuarse a
través de un recurso específico. Además, se estableció la competencia de la
Suprema Corte de Justicia de la Nación para la revisión de la calificación de las
elecciones y de tribunales electorales para el conocimiento y resolución de las
causas de nulidad que se hicieran valer.
En el año de 1987 con el Código Federal Electoral, una vez derogadas las bases
estructurales del recurso de reclamación, se instituyó el primer Tribunal Electoral el
cual se conoció como “Tribunal de lo Contencioso Electoral” y que era un
organismo autónomo administrativo. Éste conocía de los recursos de queja
interpuestos por los partidos políticos para hacer valer causas de nulidad y sus
resoluciones sólo podían ser modificadas por el colegio electoral de cada cámara.
Con las reformas constitucionales del año de 1990 y la entrada en vigor del Código
Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales del mismo año, se creó un
Tribunal Federal Electoral, que a diferencia del anterior, era un órgano
jurisdiccional autónomo. Éste conocía de los recursos de inconformidad interpuestos
por los partidos políticos por el que se hacían valer causas de nulidad y sus
resoluciones, reuniendo ciertos requisitos, podían ser modificadas o revocadas por
los colegios electorales mediante el voto de las dos terceras partes de sus miembros
presentes. Cabe hacer notar que en esta legislación electoral, se dio de nueva cuenta
facultad de intervención a los candidatos, pero únicamente como coadyuvantes.
Con las reformas constitucionales y legales de los años de 1993 - 1994, el Tribunal
Federal Electoral se constituyó como máxima autoridad jurisdiccional en la materia.
A partir de esta fecha, este órgano conocería del recurso de inconformidad que
interpusieran los partidos políticos para hacer valer causas de nulidad sin que sus
resoluciones fueran revisadas o modificadas por los colegios electorales de la
Cámara de Diputados o Senadores. Con lo anterior, se modificó el sistema de
calificación, correspondiendo al Tribunal Federal Electoral la calificación
jurisdiccional de la elección de diputados y senadores y sólo se reservó al Colegio
Electoral de la Cámara de Diputados, la calificación de la elección de Presidente de
la República.
Otra característica de esta época, la constituye el hecho de que las causas de nulidad
a partir del Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales del año de
1990, se dividieron en: nulidad de la votación recibida en casilla, nulidad de
elección de diputados de mayoría relativa en un distrito electoral uninominal y
nulidad de la elección de senador en una entidad federativa; además, a partir de las
reformas al Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales de 1993-
1994, se previó una causa genérica de nulidad de una elección.
La quinta época comienza con las reformas constitucionales y legales del año de
1996, por las cuales se constituyó al Tribunal Electoral como máxima autoridad
jurisdiccional en la materia y órgano especializado del Poder Judicial de la
Federación. La principal característica de esta época radica en la exclusiva
competencia del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación en la
calificación jurisdiccional de las elecciones de diputados, senadores y Presidente de
la República, así como la revisión de la calificación de las elecciones de las
entidades federativas.
IV. FUNDAMENTACIÓN
1. FUNDAMENTOS CONSTITUCIONALES
2. FUNDAMENTOS LEGALES
En efecto, el título sexto del libro segundo de la Ley General del Sistema de Medios
de Impugnación en Materia Electoral comprende de los artículos 71 al 78 y en éstos
se exponen los lineamientos a que se sujetan las nulidades en la materia.
El artículo 71, en su primer párrafo, expresa que las nulidades podrán afectar desde
una votación emitida en casilla hasta la elección de senadores por el principio de
mayoría relativa o asignación a la primera minoría.
Por su parte, el segundo párrafo del artículo 71, señala que la nulidad no deben
extender sus efectos más allá de la votación o elección para la que expresamente se
haya hecho valer el juicio de inconformidad.
Así en los artículos 12, párrafo 2 y 18, párrafo 1, inciso b), del Código Federal de
Instituciones y Procedimientos Electorales, respectivamente se expresa: “En la
aplicación de la fracción III, del artículo 54, de la Constitución, para la asignación
de diputados de representación proporcional, se entenderá como votación nacional
emitida la que resulte de deducir de la votación total emitida, los votos a favor de
los partidos políticos que no hayan obtenido el 2% y los votos nulos”; “La
asignación de senadores por el principio de representación proporcional se hará
considerando como votación nacional emitida la que resulte de deducir de la total
emitida, los votos a favor de los partidos políticos que no hayan obtenido el 2% de
la votación emitida para la lista correspondiente y los votos nulos”.
En el primer punto, el voto nulo es declarado así por los integrantes de cada una de
las mesas directivas de casilla al realizar el escrutinio y cómputo; en cambio, la
nulidad de la votación es decretada por el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la
Federación al resolver el juicio de inconformidad que se interponga en contra de los
resultados consignados en las actas de cómputo distrital o de entidad federativa.
En el segundo punto, el voto sólo puede ser declarado nulo cuando el elector no
marca en la boleta electoral un solo cuadro que contenga el emblema del partido
político, el de la coalición o los emblemas de los partidos coaligados; mientras que
la nulidad de la votación sólo se producirá si se encuentran plenamente acreditadas
y, en su caso, sean determinantes para el resultado de la votación, las causales
previstas ex profeso por el artículo 75 de la Ley General del Sistema de Medios de
Impugnación en Materia Electoral.
El tercer punto de diferenciación radica en que el voto nulo produce sus efectos
directamente sobre el cómputo de una casilla, o bien, en la suma de votos de una
circunscripción plurinominal; en cambio, la nulidad de la votación puede tener
como efectos el declarar la nulidad de la votación emitida en una o varias casillas y
como consecuencia de lo anterior, modificar las actas de cómputo distrital y de
entidad federativa y, en su caso, revocar las constancias expedidas a favor de una
fórmula o candidato a diputado o senador.
De la interpretación de los artículos 12, 218, párrafos 1 y 3, 227, 229 y 230 del
código electoral vigente, se advierte que la votación recibida en casilla comprende
la totalidad de los votos depositados en las urnas, esto es, los votos válidos, los
votos nulos y los votos a favor de candidatos no registrados.
La principal diferencia entre estos términos se plasma en las causales por las cuales
se producen y sus efectos. La nulidad de la votación se diferencia de la nulidad de
una elección, ya que en la segunda se pueden ver reflejadas las causas de la
primera, esto es, las causas de nulidad de la votación pueden producir la nulidad de
una elección cuando éstas se acrediten en por lo menos veinte por ciento de las
casillas de un distrito o en el veinte por ciento de las secciones de una entidad
federativa. La nulidad de una elección se producirá también por otras causas no
contempladas en la nulidad de la votación y son, a saber: cuando no se instalen las
casillas y, por ende, la votación no se hubiera recibido en el veinte por ciento de las
secciones de un distrito electoral o de una entidad federativa, y por motivos de
inelegibilidad de la fórmula de candidatos.
La votación recibida en una casilla será nula cuando se acrediten cualesquiera de las
siguientes causales:
Esta causal guarda una estrecha relación con la etapa de preparación de la elección,
ya que es en ésta donde se desarrollan los trabajos tendientes a determinar los
lugares en los cuales deberán ubicarse las casillas para el día de la elección, lugares
que fueron previamente publicados por el consejo distrital correspondiente.
Para determinar el lugar donde deberán instalarse las casillas, deben atenderse
determinados requisitos que se contemplan en el texto del artículo 194 del Código
Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales, mismos que pueden dividirse
en:
• Positivos: se establece que las casillas deberán ubicarse en lugares que permitan
el fácil y libre acceso de los electores y asimismo permitan la instalación de
canceles o elementos modulares que garanticen el secreto en la emisión del
voto; y
• Prohibitivos: se establece que no deben instalarse en: a) las casas habitadas por
servidores públicos de confianza, federales, estatales o municipales o por los
candidatos registrados en la elección de que se trate; b) los establecimientos
fabriles, templos o locales destinados al culto o locales de los partidos políticos;
y c) locales ocupados por cantinas, centros de vicio o similares.
En estos términos, las únicas causas que justifican el cambio de ubicación de una
casilla se encuentran delimitadas por el artículo 215 del ordenamiento anteriormente
citado y corresponden a: que no exista el local indicado en las publicaciones; que el
local se encuentre cerrado o clausurado y no permita la instalación de la casilla; se
advierta al momento de la instalación, que ésta se pretende realizar en un lugar
prohibido por la ley; que las condiciones del local no permitan asegurar la libertad o
el secreto del voto o el fácil y libre acceso de los electores, o bien, no garanticen la
realización de las operaciones electorales en forma normal, y que el consejo distrital
así lo disponga por causa de fuerza mayor o caso fortuito y se lo notifique al
presidente de la casilla.
Si la casilla por las anteriores causas tuviera que cambiar de lugar de ubicación, la
condición a observar será que ésta quede instalada en la misma sección y en el lugar
adecuado más próximo, debiendo dejar aviso de la nueva ubicación en el exterior
del lugar original.
En la interpretación y aplicación de las hipótesis que justifican legalmente la
instalación de las casillas en lugar distinto al señalado por el consejo distrital, la
extinta Sala Central del Tribunal Federal Electoral emitió el criterio jurisprudencial
cuyo rubro se identifica como:
Se considera que existe causa justificada para que los paquetes sean entregados
fuera de los plazos establecidos, incluyendo los casos de ampliación, cuando medie
caso fortuito o fuerza mayor, mismos que se deben hacer consistir en un
determinado hecho, claramente descrito y fehacientemente acreditado, quedando al
prudente arbitrio del juzgador la calificación correspondiente. Lo anterior fue
considerado así por la extinta Sala Central del Tribunal Federal Electoral al emitir
la tesis de jurisprudencia cuyo rubro se identifica como:
En otro orden de ideas, la causal en turno tiene relación directa con la ubicación e
instalación de la casilla, dado que si ésta se ubica e instala en el lugar determinado
por el consejo distrital, o por el contrario, se instala en lugar diverso y por las
causas justificadas anteriormente señaladas, el escrutinio y cómputo se efectuará en
el mismo lugar de su ubicación. Por lo anterior, también se puede afirmar que si la
casilla se instala en lugar diverso sin causa justificada, el escrutinio y cómputo sigue
la misma suerte de la nulidad de la primera.
Bajo esta óptica, la otrora Sala Central del Tribunal Federal Electoral estableció el
criterio que se contiene en la tesis jurisprudencial identificada como:
Respecto de esta causal, debe tenerse presente que la votación iniciará una vez
instalada la casilla (no antes de las 8:00 horas del día de la elección) y llenado y
firmado el apartado correspondiente del acta de la jornada electoral relativo a la
instalación de la casilla, en tal caso, el presidente de la mesa anunciará el inicio de
la votación y ésta se cerrará a las 18:00 horas. En este tenor, el Código Federal de
Instituciones y Procedimientos Electorales en su artículo 224 contempla los únicos
casos por los que la casilla podrá cerrar anticipadamente, o bien, permanecer
abierta después de las 18:00 horas y estos casos corresponden a: que el presidente y
el secretario certifiquen que hubieran votado todos los electores incluidos en la lista
nominal correspondiente, o que a la hora de cierre se encontraren aún electores
formados.
Esta causal al igual que las dos anteriores se encontraba prevista como una
violación sustancial para la nulidad de una elección, así en el inciso c) de la misma
fracción y artículo anteriormente citados de la LOPPE se disponía: “...Se entiende
por violaciones sustanciales: c) La recepción de la votación por personas u
organismos distintos a los facultados por esta Ley”.
La casilla como órgano electoral facultado para recibir la votación, se debe integrar
por un presidente, un secretario y dos escrutadores, cada uno de los cuales realiza
una función específica en la jornada electoral, por lo que la presencia de estos
funcionarios debe estar a lo largo de toda la jornada, la ausencia total o falta de
nombramiento de alguno de estos integrantes puede también desembocar en la
actualización de esta causal, pero para tal caso, deberá atenderse a la importancia de
las funciones que tengan encomendadas.
Por dolo debe entenderse a la conducta que lleva implícita el engaño, el fraude, la
simulación o la mentira, esto es, una conducta ilícita realizada en forma voluntaria y
deliberada, mientras que por error se debe entender cualquier idea o expresión no
conforme con la verdad o que tenga diferencia con el valor correcto, jurídicamente
implica la ausencia de mala fe. La sola presencia del dolo o error en la computación
de los votos no actualiza necesariamente la nulidad de la votación recibida en una
casilla, sino más bien es la adminiculación de los dos elementos lo que provocaría
la nulidad.
En el estudio del contenido y alcance del segundo elemento que configura esta
causal, el Tribunal Electoral ha partido para su análisis a través de dos criterios,
uno de carácter cuantitativo y otro de carácter cualitativo. En el primero se han
emitido diversas tesis de jurisprudencia, específicamente por la extinta Sala Central
del Tribunal Federal Electoral, en las cuales el elemento de importancia radica en la
diferencia de votos computados en exceso en relación con la diferencia numérica
que exista entre los partidos que ocuparon el primero y segundo lugar de la
votación. En este sentido, las tesis que sustentan lo anterior se identifican como:
Esta causal tiene como su primer antecedente la redacción del inciso g), del artículo
287 del Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales del quince de
agosto de 1990, inciso que en sus términos expresaba: “Permitir sufragar sin
Credencial para Votar o a aquéllos cuyo nombre no aparezca en la lista nominal de
electores, salvo los casos de excepción señalados en el párrafo 5 del artículo 218 y
en el artículo 223 de este Código, y siempre que ello sea determinante para el
resultado de la votación”.
Es un hecho innegable que, para que los ciudadanos el día de la elección puedan
ejercer su derecho al voto, es requisito indispensable que presenten su respectiva
credencial para votar con fotografía y además se encuentren inscritos en la lista
nominal de electores correspondiente a su domicilio. A lo anterior, el Código
Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales y la Ley General del Sistema
de Medios de Impugnación en Materia Electoral prevén casos de excepción, mismos
que la propia causal alude.
Por su parte, los representantes acreditados ante cada una de las mesas directivas de
casilla observarán la instalación de ésta y observarán y vigilarán el desarrollo de la
elección, asimismo podrán recibir toda copia legible de las actas de instalación,
cierre y de escrutinio y cómputo. Así también, podrán presentar los escritos de
incidentes y de protesta y acompañar al funcionario de la mesa directiva de casilla
designado para la entrega de los paquetes electorales al consejo distrital
correspondiente.
Una vez precisados los vocablos violencia física y presión, atendamos al factor
“determinante para el resultado de la votación”. Siguiendo la fórmula cuantitativa
expresada en la causal citada con el inciso f), los votos recibidos bajo la
circunstancia de violencia física o presión serán determinantes para el resultado de
una votación, cuando su número resulte igual o superior a la diferencia existente
entre los partidos que obtuvieron el primero y segundo lugar de la votación. Al
respecto, la extinta Sala Central del Tribunal Federal Electoral emitió la tesis
jurisprudencial cuyo rubro se identifica como:
Esta causal tiene como su primer antecedente la redacción del inciso j), del artículo
287 del Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales reformado en
los años de 1993-1994, inciso que a la letra decía: “Se compruebe que se impidió,
sin causa justificada, ejercer el derecho de voto a los ciudadanos y esto sea
determinante para el resultado de la votación”.
En el análisis del primer elemento que configura esta causal de nulidad, se debe
tener presente las hipótesis por las cuales válidamente se puede impedir que el
ciudadano ejerza su derecho y deber de voto. Éstas se deducen del contenido de los
artículos 140, párrafo 2; 217, párrafos 1, 2 y 4; 218, párrafos 1 y 4, incisos a) y b);
y 219, párrafo 5, del Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales,
así como del artículo 85, contrario sensu de la Ley General del Sistema de Medios
de Impugnación en Materia Electoral, y corresponden a: que el ciudadano no cuente
con credencial para votar con fotografía, o bien, no aparezca en el listado nominal y
no se contemple dentro de los casos de excepción; que el ciudadano se presente a la
casilla con una credencial para votar con muestras de alteración o que no le
pertenezca; que el ciudadano se presente a votar con su credencial marcada
previamente por otra casilla, o bien, con el dedo pulgar impregnado con tinta
indeleble, y que concurra el ciudadano a votar intoxicado, bajo el influjo de
enervantes, embozados o armados.
Por lo que hace al segundo elemento de esta causal, el factor “determinante para el
resultado de la votación”, se obtendrá siguiendo la formulación cuantitativa
anteriormente expresada, esto es, si el número de ciudadanos a los que se les
impidió ejercer su derecho al voto, sin causa justificada, resultare igual o superior a
la diferencia existente entre los partidos que obtuvieron el primero y segundo lugar
de la votación, esto configura la causal de nulidad.
Cabe mencionar que se considera que no existe ningún antecedente toda vez que si
bien en el siglo pasado se podía impugnar alguna elección por diversas
irregularidades, es hasta 1996 en que se establece que dichas irregularidades sean
graves.
Por el segundo elemento debe entenderse que los actos contrarios a la ley se
encuentren debidamente probados, es decir, que se presente la ausencia de
incertidumbre, por lo que en el juzgador debe existir una completa convicción de la
presencia de las irregularidades que se hagan valer, mismas que deben estar
apoyadas con los elementos probatorios aportados48 .
Las causas de nulidad comprendidas en los artículos 76 y 77, así como la causal
genérica del artículo 78 de la Ley General del Sistema de Medios de Impugnación
en Materia Electoral, tienden únicamente a la nulidad de una elección de diputados
o senadores por el principio de mayoría relativa, o bien, a la asignación de
senadores por la primera minoría, según sea el caso, no así a una elección de
diputados o senadores por el principio de representación proporcional ni a la
elección del Presidente de los Estados Unidos Mexicanos.
Por su parte, los supuestos normativos para la nulidad de una elección de senadores
en una entidad federativa, se localizan en el artículo 77 y corresponden:
Cabe hacer notar que los dos primeros incisos de los artículos citados en el párrafo
que antecede, encuentran correspondencia en la legislación electoral de Paraguay.
Por lo que hace al tercer supuesto de nulidad de ambas elecciones, se debe tener
presente que en un distrito electoral uninominal cada partido político solicitará el
registro de una fórmula de candidatos a diputados integrada por un propietario y un
suplente. Ahora bien, para la elección de senadores, serán registradas en una
entidad federativa por cada partido político dos fórmulas de candidatos integradas
igualmente por propietarios y suplentes. En ambas elecciones al dejar de reunir un
candidato propietario los requisitos de elegibilidad constitucionales y legales,
tomará su lugar el suplente, pero, en el caso de que ambos integrantes de una
fórmula resulten inelegibles, se actualizará este supuesto de nulidad de una elección,
destacando para la elección de senadores, que la causal de inelegibilidad sólo
afectará a la fórmula que resulte inelegible sin perjuicio de la otra fórmula.
Ahora bien, las violaciones pueden ser las que se contemplan como causales de
nulidad según el artículo 75 de la Ley General del Sistema de Medios de
Impugnación en Materia Electoral, pero no únicamente éstas sino también
cualquiera otra transgresión a la ley que se manifieste en un acto contrario a su
texto, o que implique que la ley no fue observada o fue indebidamente interpretada.
Además, tienen que darse en forma generalizada, es decir, que si bien no actualizan
causal de nulidad individualmente consideradas, constituyen por su amplitud una
evidencia de que el desarrollo de la jornada electoral no cumplió con los principios
constitucionales de certeza, legalidad y objetividad que deben imperar en toda
elección; por ello, el Tribunal Electoral como garante de que los actos electorales se
sujeten invariablemente a tales principios, debe estimar objetivamente todos
aquellos aspectos particulares del desarrollo de la elección para determinar la
validez o nulidad de los resultados de la misma.
Al respecto, la otrora Sala Central del Tribunal Federal Electoral, emitió la tesis
que se identifica como:
Como punto de partida de este capítulo, se debe tener presente que el único
organismo electoral competente para decretar la nulidad de la votación recibida en
una casilla y de una elección es el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la
Federación a través de sus salas regionales, tratándose de las elecciones de
diputados y senadores por ambos principios; y la votación recibida en casilla, la
Sala Superior, en el caso de la elección de Presidente de la República, siempre y
cuando estas elecciones hayan sido impugnadas por el medio de impugnación
respectivo.
Cuando sea declarada nula una elección de diputado por el principio de mayoría
relativa en un distrito electoral uninominal por cualesquiera de los supuestos
previstos en el artículo 76 de la Ley General de Medios de Impugnación, o la
elección de senadores en una entidad federativa por los dos primeros supuestos
previstos por el artículo 77 del mismo ordenamiento, el efecto será la celebración
de elecciones extraordinarias, mismas que en términos del artículo 20 del Código
Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales, se deberán celebrar dentro de
los cuarenta y cinco días siguientes a la conclusión de la última etapa del proceso
electoral.
Ahora bien, en el caso de que los integrantes de una de las fórmulas de candidatos
para la elección de senadores por el principio de mayoría relativa resultaren
inelegibles, el efecto será la convocatoria a elecciones extraordinarias
exclusivamente para la fórmula de candidatos que resultó inelegible.
NOTAS
1 NOHLEN, Dieter. Introducción, en: NOHLEN, Dieter et al. Compiladores. Tratado de Derecho Electoral Comparado de
América Latina. IIDH, Universidad de Heidelberg, TEPJF, IFE y FCE. México, 1998, p.7.
2 Ibid., p. 7.
3 NOHLEN, Dieter y Daniel SABSAY. Derecho Electoral, en: NOHLEN, Dieter et al. Compiladores. Ibid., pp. 18 y 19.
4 OROZCO HENRÍQUEZ, Jesús. El Contencioso Electoral/La Calificación Electoral, en: NOHLEN, Dieter et al.
Compiladores. Op. Cit., p. 709.
5 Ley General del Sistema de Medios de Impugnación en Materia Electoral, vigente a partir de su expedición en el Diario
7 Otros autores como Guyard en 1920, Conso en 1972 y Rojina Villegas en la doctrina nacional, sostienen una posición
contraria. El primero de los autores cita: “La nulidad no es siempre la sanción pronunciada por la ley frente a un acto
irregular. La ley se conforma a veces con exigir una rectificación... Incluso, en algunos casos, la irregularidad no es
sancionada”. El segundo autor señala: “La sanción es un quid que se alcanza como reacción a un comportamiento valorado en
forma desfavorable o incluso prohibido por el ordenamiento; es, más precisamente, el efecto típico que el ordenamiento
imputa la integración de esquemas ilegales. Intentar una aproximación entre la no observancia de la obligación y la no
liberación de la carga en el plano de sus efectos, reconociendo en la invalidez y en cada una de sus formas una sanción,
constituye no solamente una alteración del concepto de sanción, sino sobre todo una confusión entre dos niveles del todo
diversos, incluso formalmente. El acto ilícito, en efecto, configura una fattispecie; el acto inválido no configura ninguna,
antes bien, es inválido precisamente por esta razón”. Por último, el tercer autor afirma que “la nulidad no es, por lo menos,
sólo una sanción y que, fundamentalmente, debe considerársele como una medida jurídica protectora”. Ibid., pp. 8 a 10.
8Ibid., pp. 7 y 8.
9 BONNECASE, Julien. Précis de droit civil, t. II, p. 216. Cit. por GARCÍA MÁYNEZ, Eduardo. Introducción al Estudio
11 GÓMEZ LARA, Cipriano. Las Nulidades en el Derecho Electoral, en: III Reunión Nacional de Magistrados. Tribunal
13 MÁRQUEZ GONZÁLEZ, José Antonio.Op. Cit. Supra nota 6, pp. 255 y 256.
14 DE PINA, Rafael y Rafael DE PINA VARA. Diccionario de Derecho. Ed. Porrúa, 24ª ed. México, 1997, p. 51.
15 ACOSTA ROMERO, Miguel. Teoría General del Derecho Administrativo. Ed. Porrúa, 8ª ed. México, 1988, p. 811.
16 Vid. FRAGA, Gabino. Derecho Administrativo. Ed. Porrúa, 36ª ed. México, 1997, pp. 296 a 298.
17 DE BUEN LOZANO, Néstor. Derecho del Trabajo. Ed. Porrúa, 10ª ed. México, 1997, p. 558.
18 DE LA PEZA MUÑOZ CANO, José Luis. Principios Generales del Derecho Electoral, en: Curso Propedéutico de
Capacitación para el Personal Jurídico. Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación. México, 1996, pp. 1 y 2.
19 BRAUNIAS, Karl. Das Parlamentarische Wahlrecht, 1932. Cit. por BERLÍN VALENZUELA, Francisco. Los Sistemas
Electorales, en: Primer Congreso Internacional de Derecho Electoral. Xalapa, Veracruz, México, 1991, pp. 8 y 9.
20 NOHLEN, Dieter. Voz: Derecho Electoral, en: Diccionario Electoral. Centro Interamericano de Asesoría y Promoción
769.
22 OJESTO MARTÍNEZ PORCAYO, José Fernando. Evolución y Perspectiva del Derecho Electoral. La Justicia Electoral.
24 En la clasificación de las cinco épocas, se señala como último año de cada una de ellas el previo al que se expidió una nueva
ley. Ejemplo: Primera Época 1821-1856, toda vez que en 1857 se expidió una nueva ley.
25 ROJINA VILLEGAS, Rafael. Derecho Civil Mexicano, t. V, vol. I. Ed. Porrúa, 6ª ed. México, 1992, p. 144.
26 TRIBUNAL FEDERAL ELECTORAL. Memoria 1994, t. II. Criterios de Jurisprudencia y Tesis Relevantes. México,
1995, p. 674. Con base en el artículo QUINTO transitorio del Decreto por el que se reforman, adicionan y derogan diversas
disposiciones de la Ley Orgánica del Poder Judicial de la Federación del 19 de noviembre de 1996, los criterios de
jurisprudencia sostenidos por la Sala Central y la Sala de Segunda Instancia del Tribunal Federal Electoral, según
corresponda, continuarán siendo aplicables en tanto no se opongan a las reformas establecidas en los artículos SEGUNDO,
TERCERO Y CUARTO del mismo Decreto. Para que los criterios de jurisprudencia de las Salas anteriores resulten
obligatorios, se requiere de la declaración formal de la Sala Superior del Tribunal Electoral.
27Ibid., p. 690.
28 TRIBUNAL ELECTORAL DEL PODER JUDICIAL DE LA FEDERACIÓN. Tesis de Jurisprudencia, en: Justicia
Electoral. Suplemento No. 2. Revista del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación. México, 1998, pp. 19 y 20.
29 HERNÁNDEZ VALLE, Rubén. Principio de conservación del acto electoral, en: Justicia Electoral. Revista del Tribunal
elector aparece en las listas nominales y que haya exhibido su credencial para votar con fotografía, el presidente le entregará
las boletas de las elecciones para que libremente y en secreto marque sus boletas en el círculo o cuadro correspondiente al
partido político por el que sufraga, o anote el nombre del candidato no registrado por el que desea emitir su voto. Lo anterior
obedece a que en la estructura de la boleta electoral se localiza un espacio para los candidatos o fórmulas no registradas
(inciso j) del párrafo 2 del artículo 205 del mismo ordenamiento). Ahora bien, de la redacción del artículo 230 no se aprecia
que estos votos deban ser considerados como nulos, además de que serán asentados en el acta de escrutinio y cómputo de la
casilla respectiva por separado; lo anterior privilegia el derecho de emisión del voto, pero atendiendo a la redacción de la
fracción I del artículo 41 constitucional, los partidos políticos como entidades de interés público, tienen como uno de sus fines
hacer posible el acceso de los ciudadanos al ejercicio del poder público.
31 TRIBUNAL FEDERAL ELECTORAL. Op, Cit., pp. 686 y 687.
32 TRIBUNAL ELECTORAL DEL PODER JUDICIAL DE LA FEDERACIÓN. Tesis de jurisprudencia, en: Justicia
Electoral. Suplemento No.1. Revista del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación. México, 1997, pp. 27 y 28.
33 TRIBUNAL FEDERAL ELECTORAL. Op. Cit. Supra nota 26, pp. 687 y 688.
34Ibid., p. 686.
35 TRIBUNAL ELECTORAL DEL PODER JUDICIAL DE LA FEDERACIÓN. Op. Cit. Supra nota 28, pp. 40 y 41.
37 De la redacción del artículo 213 del Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales, se extrae que los
ciudadanos podrán, en ausencia de los funcionarios designados como propietarios y suplentes de las mesas directivas de
casilla, formar parte de las mismas, aún más, cuando por razones de distancia o dificultad de las comunicaciones no sea
posible la intervención oportuna del personal del Instituto Federal Electoral designado, a las 10:00 horas, los representantes
de los partidos políticos ante las mesas directivas de casilla designarán, por mayoría, a los funcionarios necesarios para
integrar las casillas de entre los electores presentes (inciso f) del párrafo 1 del artículo 213 del ordenamiento citado).
38 TRIBUNAL FEDERAL ELECTORAL. Op. Cit., pp. 713 y 714.
39 Ibid., p. 685.
40 Ibid., p. 685.
41 Ibid., p. 725.
42 TRIBUNAL ELECTORAL DEL PODER JUDICIAL DE LA FEDERACIÓN. Op. Cit. Supra nota 32, pp. 22 a 24.
43 TRIBUNAL FEDERAL ELECTORAL. Op. Cit. Supra nota 26, p. 718.
44 Ibid., p. 689.
45 GALVÁN RIVERA, Flavio. Derecho Procesal Electoral Mexicano. Ed. McGraw-Hill. México, 1997, pp. 314 y 315.
47 Ibid., p. 673.
48 CETINA MENCHI, David. Análisis de la Causal Genérica de Nulidad de Votación Recibida en Casilla. Tribunal
Electoral del Poder Judicial de la Federación. Xalapa, Veracruz, México, 1997, pp. 4 a 6.
49Ibid., p. 7.
50Ibid., pp. 8 y 9.
I. INTRODUCCIÓN
Para algunos autores, entre los que destaca Mauro Cappelletti, los antecedentes del
principio de supremacía constitucional, se remontan a antiguos órdenes jurídicos
como el Ateniense, ya que aun cuando en esa época no existía propiamente lo que
actualmente conocemos como constitución, los atenienses distinguían entre los
nomoi, o sea las leyes, y los psefísmata, que eran lo que hoy conocemos como
decretos, siendo que los nomoi tenían un carácter que podría aproximarse a las
modernas constituciones, toda vez que sólo podían ser modificados bajo un
procedimiento especial y, además, los jueces no estaban obligados a aplicar los
psefísmata, si contradecían a los nomoi 1.
Otro antecedente más del principio en estudio se encuentra, según Jorge Carpizo, en
la Edad Media, consistente en la existencia del derecho natural como orden superior
al derecho positivo. Asimismo, señala que los juristas de la escuela del derecho
natural de los siglos XVII y XVIII clasificaron a las leyes en fundamentales y
ordinarias; siendo las primeras superiores a las ordinarias2 .
Uno de los grandes exponentes del principio en estudio fue Hans Kelsen, quien en
su obra “Teoría Pura del Derecho” considera que el orden jurídico de un país se
encuentra estructurado en un sistema de forma piramidal, en el que su vértice está
ocupado por una “norma hipotética fundamental”, de la que deriva la validez de
todo el orden jurídico nacional7. De tal manera que el orden jurídico no se integra
por normas de un mismo nivel, sino que se encuentran jerarquizadas,
distinguiéndose las normas primarias o fundamentales y las secundarias o derivadas.
Dicha teoría sostiene, que la validez de las normas secundarias o derivadas estriba
en que se presupone que fueron creadas de acuerdo con la existencia de otras cuya
validez se admite, y la norma cuya validez no puede derivar de otra superior es la
ley fundamental. Asimismo: “Todas las normas cuya validez puede ser referida a
una y la misma norma fundamental constituyen un orden o sistema normativo” 8. La
estructura escalonada y piramidal del orden jurídico a que hace alusión Kelsen, se
puede apreciar claramente en el sistema jurídico mexicano, en el que existe un
notable sometimiento de las normas jurídicas secundarias a la Constitución Política
Federal.
Del análisis del referido artículo, se infieren los aspectos esenciales que caracterizan
al principio de supremacía constitucional, a saber: la Constitución Federal es la ley
suprema y fundamental; y, los ordenamientos jurídicos que deriven de ella, trátese
de leyes federales, tratados internacionales o leyes locales, deben ser congruentes
con lo dispuesto por la Constitución para que resulten válidos 10.
2. EL CONTROL DE LA CONSTITUCIONALIDAD
En forma previa debe señalarse que se ha considerado que la sola declaración
formal del principio de supremacía constitucional no basta para que éste resulte
eficaz, ya que si bien es cierto, la observancia a la Constitución en principio debe
ser voluntaria y natural, también lo es, que en la práctica ello no es suficiente, de
ahí la necesidad de la implementación de diversos instrumentos jurídicos que
permitan garantizar la salvaguarda de la ley suprema ante la posibilidad real de ser
infringida o vulnerada. A estos instrumentos se les ha denominado defensa de la
Constitución o control de la constitucionalidad.
Uno de los países que con mayor énfasis ha defendido el sistema por órgano
político, es Francia, nación que como lo ha señalado Mauro Cappelletti, cada vez
que ha querido consagrar un control constitucional de las leyes ordinarias lo ha
encomendado a un órgano que carece de naturaleza judicial.
Esta determinación obedece a razones de tipo histórico, como es el caso de que con
anterioridad a la Revolución, existía una gran desconfianza hacia los jueces
franceses, cuyas decisiones en no pocas ocasiones fueron adoptadas en forma
arbitraria y abusiva.
Aunadas a los motivos históricos existen las razones de tipo ideológico, que
encuentran apoyo en la teoría de la separación de poderes sostenida por
Montesquieu, según la cual, resulta inadmisible la interferencia de los jueces en la
esfera del poder legislativo14 .
Pero además, debe destacarse que de acuerdo con el Acta de Reformas del
dieciocho de mayo de 1847, a propuesta de don Mariano Otero, en México se
implantó un sistema de control de la constitucionalidad de las leyes por órgano
político. De acuerdo con este sistema, al Congreso General y a las legislaturas
locales les correspondía declarar si la ley, de cuya invalidez se trataba, era o no
anticonstitucional. El escrito de “reclamación” de una ley que se estimaba
anticonstitucional, debía plantearse ante la Suprema Corte dentro del plazo de un
mes de publicada una ley, a petición “del Presidente, de acuerdo con su Ministerio,
o por diez diputados o seis senadores, o tres legislaturas”, y sólo le competía a la
Suprema Corte de la Nación la facultad de someter la ley al examen de las
legislaturas, así como escrutar y computar los votos emitidos por los referidos
órganos legislativos estatales; y, en caso de ser afirmativa la “reclamación”, se
debía insertar la letra de la ley anulada y el texto de la Constitución o ley general a
la que se oponía18.
El sistema de control constitucional por órgano judicial ha sido el más acogido por
las legislaciones, y se caracteriza en que el control de la constitucionalidad de las
leyes está a cargo de uno o varios órganos de carácter judicial, o bien, a cargo de
un solo órgano jurisdiccional. Este sistema presenta una subdivisión de dos tipos: el
difuso o americano; y el concentrado o austriaco.
John Marshall consideraba que ello no constituye una invasión del juez en la esfera
del poder legislativo, sino una función interpretativa propia de todo juzgador,
conforme al criterio tradicional de interpretación jurídica consistente en que cuando
existe discrepancia entre disposiciones de distinta jerarquía normativa, la norma
superior debe prevalecer siempre sobre la disposición inferior.
Una de las desventajas de este tipo de control, es que al estar facultados todos los
órganos judiciales para ejercer el control constitucional de las leyes pueden emitirse
criterios contradictorios, lo que vulneraría el principio de igualdad de todos ante la
ley y provocar una situación delicada de incertidumbre en la aplicación del derecho.
De acuerdo con la idea de Kelsen, este tipo de control implica depositar en un solo
tribunal constitucional, independiente del poder judicial y de los otros dos poderes,
el control de la constitucionalidad de las leyes 21.
Ahora bien, del análisis comparativo de los modelos americano y austriaco se puede
concluir, que las características esenciales de ambos se circunscriben a lo siguiente:
el control americano es predominantemente difuso, incidental, especial y
declarativo; por el contrario, el control austriaco es concentrado, principal, general
y constitutivo.
Actualmente, en los diversos países en que se ha adoptado el sistema de control
constitucional por órgano judicial o jurisdiccional, existe la tendencia de
implementar modelos intermedios entre el americano y el austriaco, que aprovechen
las ventajas de ambos y eliminen sus inconvenientes. Tal es el caso de países como
Italia, Alemania y España, que han adoptado un tipo de control constitucional
preponderantemente concentrado reservado exclusivamente a sus respectivos
tribunales constitucionales, a través de dos vías: una de acción en abstracto
conferida a determinados órganos del Estado, como sucede en el modelo austriaco;
y, otra que se aproxima al tipo americano, consistente en que por lo menos todos
los jueces comunes están facultados para plantear ante el tribunal constitucional, las
cuestiones de inconstitucionalidad de las leyes, pero sólo en cuanto a las leyes
pertinentes para resolver los casos concretos sometidos a su decisión, debiéndose
suspender el proceso hasta que dicho tribunal resuelva lo relativo al conflicto
normativo.
Sin embargo, respecto al tipo de control por órgano judicial que se aplica en
México existen criterios encontrados, ya que algunos juristas sostienen que opera
exclusivamente el control concentrado, en tanto que otros opinan que se debe
aplicar el control por órgano judicial difuso.
Independientemente del debate doctrinario que existe al respecto, cabe señalar que
la Suprema Corte ha sostenido lo que se ha denominado como el “Monopolio del
Poder Judicial Federal”, sobre la revisión de la constitucionalidad de las leyes.
Así, la justificación del Poder Judicial Federal para considerar que los órganos
jurisdiccionales ajenos a él, carecen de competencia para pronunciarse en cuanto a
la constitucionalidad de las leyes, se sustenta en que de conformidad con el
principio de la división de poderes, el órgano judicial está impedido para intervenir
en la calificación de inconstitucionalidad de los actos de los otros poderes, a menos
que a ese órgano se le otorgue una competencia expresa para ello, como ocurre con
lo dispuesto en el artículo 103 de la Ley Suprema, que confiere a los tribunales de
la federación, la facultad para examinar la constitucionalidad de las leyes y actos de
cualquier autoridad 25; y que si bien es cierto, el artículo 133 constitucional
establece que los jueces estatales deben preferir la Constitución a las leyes locales
cuando éstas se le contrapongan, también es verdad que no les precisa una
competencia explícita para ello ni los medios para ejercerla 26.
En cuanto a los ministros que estuvieron a favor, Gudiño Pelayo recordó a los
ministros presentes una profunda crítica hecha por Mariano Azuela Rivera en 1950
a la jurisprudencia, suscribiendo íntegramente este criterio, que señala que cualquier
juez debe eludir la aplicación de las leyes inconstitucionales siempre que la
oposición entre la ley ordinaria y el texto constitucional sea claro, pero si para
declarar la inconstitucionalidad de la ley hay que llevar a cabo una labor de
interpretación del texto constitucional, entonces debe esperar la sentencia de la
Corte27.
Por último, dentro de este grupo, el ministro Góngora Pimentel con gran agudeza
comenta que el artículo 133 constitucional no establece el control de la
constitucionalidad de las leyes, es decir, el examen de la validez de las normas
sujetas a la Constitución Federal, pero sí el llamado control federal, que tiene por
objeto hacer efectiva la supremacía, no de la Constitución sobre todas las leyes,
sino de ese conjunto heterogéneo. Agrega que la efectividad o cumplimiento de la
supremacía nacional sí corresponde a los jueces locales a quienes va dirigida la
obediencia de la superioridad del derecho federal, los cuales tienen también la
facultad de juzgar si las leyes del Congreso de la Unión y los tratados
internacionales son acordes con la Constitución y si dichas leyes federales y tratados
no reúnen el requisito de la constitucionalidad, los jueces de los estados deben
preferir sus respectivas leyes locales que entraron en conflicto con aquéllas.
Por lo que respecta a las posturas en contra del control difuso de la Constitución, el
ministro Aguirre Anguiano apoya el fundamento que menciona que la competencia
para examinar la constitucionalidad de los actos de cualquier autoridad corresponde
sólo al Poder Judicial Federal; sin embargo, hace un razonamiento de cómo el
artículo 133 en su concepción respecto al control difuso es letra muerta, porque
hace falta una ley reglamentaria que regule reenvíos rápidos y cortos al máximo
tribunal como en España, para que en forma breve se pronuncie acerca de la
constitucionalidad de la norma ordinaria en entredicho, y que por razón de la
distribución de competencias, hasta la fecha sólo el Poder Judicial Federal es el que
puede interpretar la constitucionalidad de las otras leyes.
El ministro Azuela Güitrón sostiene que sólo el juicio de amparo es el medio idóneo
para determinar la constitucionalidad de las leyes y sólo el Poder Judicial puede
hacerlo.
Finalmente, el ministro Aguinaco Alemán se pronunció a favor de la posición de la
jurisprudencia de la Corte, aduciendo que es la más sana y la más estable.
Asimismo, en cuanto a los efectos de las sentencias, que en el control difuso son
particulares y en el concentrado generales, se puede manifestar que en México, las
sentencias recaídas a los distintos medios de control de la constitucionalidad de las
leyes tienen efectos tanto particulares como generales, ya que de acuerdo a la
fórmula Otero en el juicio de amparo los efectos son particulares o relativos,
mientras que en las acciones de inconstitucionalidad son generales.
El juicio de amparo es considerado como el medio de defensa más eficaz que puede
hacer valer el gobernado, frente a los actos inconstitucionales e ilegales de las
autoridades, pero debe destacarse que a partir de las posturas antitéticas sostenidas
por José María Iglesias e Ignacio L. Vallarta, la Suprema Corte ha estimado que
resulta improcedente en materia político-electoral. Esta tendencia tiene su origen en
la segunda mitad del siglo pasado, conforme al marco histórico, político y
normativo siguiente:
El artículo 2o. de la primera Ley de Amparo de 1861, establecía que todo habitante
de la República que considerara violadas las garantías que le otorgaba la
Constitución o sus leyes secundarias, tenía derecho a solicitar el amparo y
protección de la justicia federal, por lo que no se limitaba la procedencia del
amparo sólo a la violación de las garantías individuales, sino que también procedía
por la infracción a las leyes secundarias.
Por tal razón y muchas otras más, que no se relacionan con este tema, se expidió la
segunda Ley de Amparo, promulgada el veinte de enero de 1869, en la cual se
prohibió categóricamente la procedencia del amparo contra resoluciones judiciales 32.
Dicha prohibición fue considerada inconstitucional por la Suprema Corte, en la
sentencia dictada el veinte de julio de 1869, al resolverse, en revisión, el juicio de
amparo promovido por el licenciado Miguel Vega contra una sentencia dictada por
el Tribunal Superior de Justicia de Sinaloa33 .
De acuerdo con los contornos del asunto, todo parece indicar, que Ignacio L.
Vallarta planteó en el juicio de amparo que el órgano legislativo que había
destituido al gobernador, era una autoridad ilegítima por haberse integrado con
diputados designados y no electos por el voto popular y que la injerencia del
Congreso de la Unión en apoyo a esa determinación vulneraba la soberanía del
estado de Querétaro, obteniendo así, una sentencia favorable de un juez de distrito.
Una de las etapas de mayor trascendencia del juicio de amparo en materia político-
electoral, se inicia en el año de 1874, cuando Don José María Iglesias fue electo
Presidente de la Suprema Corte. Durante su desempeño, falló el célebre amparo
conocido como “Morelos” y sentó la tesis de la incompetencia de origen, la cual,
en forma aislada, ya había sido aplicada por la Corte antes de que él la presidiera.
En este caso, varios hacendados del Estado de Morelos, a través del juicio de
amparo, impugnaron la Ley de Hacienda estatal del doce de octubre de 1873, por
considerarla violatoria del artículo 16 de la Constitución Federal, en atención a lo
siguiente:
El quórum de la legislatura que aprobó la ley impugnada, se había integrado con el
diputado Vicente Llamas, el cual había sido electo, a pesar de que la constitución
local prohibía su elección por ser jefe político de un distrito; el general Leyva,
quien promulgó la ley, fue reelecto como gobernador, contra la prohibición expresa
de la constitución estatal, la que no había sido reformada en los términos prescritos
por ella; y, que aun suponiendo debidamente reformada la constitución, el general
Leyva fue reelecto por menos de las dos terceras partes de los votos que exigía la
propia constitución reformada 37.
Al resolverse en revisión este amparo38 , Don José María Iglesias sostuvo la “Tesis
de Incompetencia de Origen”, bajo el argumento de que si el amparo cabría contra
todos los actos de autoridad incompetente, procedía por lo mismo contra los actos
de las falsas autoridades o ilegítimas que habían sido elevadas al poder sin contar
con el voto popular o que resultaran electas infringiendo las bases electorales de la
Constitución Federal o de las constituciones de los estados39.
Asimismo, la Suprema Corte ha sostenido que los derechos políticos no pueden ser
objeto de la protección federal, en virtud de que el artículo 14 constitucional
protege derechos que son susceptibles de controversia ante los tribunales, es decir,
los derechos privados de la persona o de la propiedad, que caen dentro de la
jurisdicción del poder judicial. Por derechos políticos, la propia Corte entiende toda
acción encaminada a la organización de los poderes públicos, a su conservación o a
su funcionamiento45.
La justificación que han esgrimido los tribunales de amparo para inhibirse del
conocimiento de los asuntos relativos a los derechos político-electorales preservados
en la Constitución Política Mexicana, ha sido cuestionada continuamente, sobre
todo la distinción dogmática entre garantías individuales y derechos políticos; pero
más aún, el que dichos tribunales sistemáticamente se han negado a entrar al estudio
de aquellos juicios de amparo promovidos en contra de disposiciones electorales
que, en sí mismas, se consideren violatorias no tan sólo de derechos políticos, sino
inclusive de garantías individuales46 .
2. REGLAS ESPECÍFICAS
El penúltimo párrafo del artículo 105 constitucional establece que las “leyes
electorales” federal y locales deberán promulgarse y publicarse por lo menos 90
días antes de que inicie el proceso electoral en que vayan a aplicarse, y que durante
el mismo no podrá haber modificaciones legales fundamentales.
Sin embargo, cómo debe computarse dicho plazo de 90 días, dado que si la mayoría
de las legislaciones sobre la materia, con excepción de Baja California, Guerrero,
Jalisco y Nuevo León, señalan que los procesos electorales se iniciarán con la
primera sesión que celebre el órgano electoral respectivo en la primera semana de
un mes determinado, resulta evidente que en estos casos no existe una fecha exacta
para el inicio del correspondiente proceso electoral.
En tal virtud, si se está en el caso de que las reformas respectivas tienen el carácter
de modificaciones legales fundamentales y respecto de las cuales sólo se hizo valer
la violación formal de referencia, la consecuencia será que se suspenda su vigencia
durante el proceso electoral respectivo y aun antes del mismo, como lo determinó la
Suprema Corte en la sentencia recaída a la acción de inconstitucionalidad 6/97, la
cual se referirá más adelante.
En el caso concreto existen reglas específicas, toda vez que el segundo párrafo del
artículo 60 de la Ley Reglamentaria de las fracciones I y II del artículo 105
constitucional, establece que en “materia electoral”, para el cómputo de los plazos,
todos los días son hábiles, por lo que en consecuencia, todos los plazos se deben
computar por días naturales, dado que de acuerdo al principio de seguridad jurídica,
tales acciones se deben resolver antes de que inicien los procesos electorales
respectivos.
2.5. ¿Qué debe entenderse por normas generales electorales para los efectos de
aplicación de las reglas específicas?
Sobre este problema tuvo que pronunciarse la Suprema Corte al resolverse la acción
de inconstitucionalidad número 10/98 promovida en contra de la Ley del Servicio
Profesional Electoral, expedida por el Congreso de Nuevo León, ya que la polémica
surgida en este asunto, planteaba si la ley impugnada era de naturaleza jurídica
laboral o electoral.
Por lo tanto, con independencia de que la Ley del Servicio Profesional Electoral sea
o no intrínsecamente electoral, lo cierto es que también regula cuestiones
electorales, por lo que la tramitación y resolución de la acción de
inconstitucionalidad promovida en su contra debe sujetarse a las disposiciones
específicas previstas para tales asuntos57.
3.1. Procedencia
Pero, si como ha quedado expuesto, las acciones en cuestión proceden, entre otros
casos, para plantear la no conformidad de leyes electorales a la Constitución, surge
la interrogante si a través de las acciones de inconstitucionalidad se podrá plantear
la no conformidad de normas generales a las constituciones locales o a las leyes
secundarias.
Sin embargo, no debe perderse de vista que si se impugna la reforma a una ley
electoral local que tiene su antecedente u origen en una reforma realizada a un
precepto de la respectiva constitución local, la acción de inconstitucionalidad resulta
improcedente, por tratarse de un acto derivado de otro consentido, ya que dicha
acción debe promoverse previamente en contra de la reforma a la constitución
estatal, por ser el antecedente y la causa generadora de las normas que deriven de
ella62.
3.2. Partes
En tal virtud, la Suprema Corte ha sostenido que para tener por acreditada la
legitimación y representación de los partidos políticos se deben satisfacer los
extremos siguientes:
Ø Que el partido político cuente con registro definitivo ante la autoridad electoral
correspondiente, lo que debe demostrarse con el original o la copia certificada
de la constancia respectiva;
3.2.2. Demandados
Como es sabido, estos órganos podrán ser el Congreso de la Unión, los congresos o
legislaturas locales, así como el Presidente de la República o los gobernadores de
los estados.
Este funcionario público puede intervenir como actor por encontrarse legitimado
constitucionalmente para hacer valer las acciones de inconstitucionalidad; pero
además, en los supuestos en que no participe con ese carácter, dicho funcionario
colabora como parte específica en el procedimiento de las acciones de referencia.
Ø Los nombres y firmas de los promoventes. Resulta importante hacer notar, que
cuando la acción de inconstitucionalidad se haga valer por cualesquiera de las
minorías legislativas, en la demanda respectiva, deberán constar los nombres y
firmas de cuando menos el treinta y tres por ciento de los integrantes del órgano
legislativo de que se trate; esto significa que cuando no se cumpla en su
integridad con este requisito, la demanda será desechada de plano por
notoriamente improcedente;
3.6. Instrucción
Ø Una vez transcurrido el plazo anterior, el ministro instructor dará vista a los
órganos legislativos que hubieren emitido la norma y el órgano ejecutivo que la
hubiere promulgado, para que dentro del plazo de seis días naturales rindan el
informe que contenga las razones y fundamentos tendientes a sostener la
constitucionalidad de la ley impugnada;
Es menester enfatizar, que cuando la acción se interpone en contra de una ley
electoral, el ministro instructor podrá solicitar opinión a la Sala Superior del
Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, lo que en la práctica se
ha hecho en todas las acciones de inconstitucionalidad promovidas en contra de
leyes electorales.
Ø Una vez concluidas las referidas etapas procesales, el ministro instructor pondrá
los autos a la vista de las partes para que formulen alegatos dentro del plazo de
dos días naturales; y
Ø Dentro de los cinco días naturales siguientes a aquel en que se haya agotado el
procedimiento, el ministro propondrá al Pleno de la Suprema Corte el proyecto
de sentencia para la resolución definitiva del asunto planteado, debiéndose dictar
el fallo, dentro de los cinco días naturales siguientes.
Las sentencias deben contener los requisitos siguientes: la fijación breve y precisa
de las normas generales objeto de la controversia; los preceptos que la
fundamenten; las consideraciones que sustenten su sentido y los preceptos que en su
caso se consideren violados; los alcances y efectos de la sentencia; y, los puntos
resolutivos.
Ø Desestimatorias, que son aquéllas que no son aprobadas por un mínimo de ocho
votos, lo que conlleva a desestimar la acción ejercitada y a ordenar el archivo
del asunto.
• Por último, un efecto general de toda sentencia que hubiese sido aprobada por
cuando menos ocho votos, consiste en que las razones contenidas en los
considerandos que funden los resolutivos, serán obligatorias para las salas de la
Corte, tribunales unitarios y colegiados de circuito, juzgados de distrito,
tribunales militares, agrarios y judiciales del orden común de los estados y del
Distrito Federal, y administrativos y del trabajo, sean éstos federales o
locales 71; sin que se haya incluido al Tribunal Electoral del Poder Judicial de la
Federación dentro de dichas autoridades, de lo que se infiere que el Tribunal
Electoral en el ejercicio del control de la constitucionalidad de actos y
resoluciones electorales, puede sostener criterios diferentes a los emitidos en las
sentencias recaídas a las acciones de inconstitucionalidad, en cuyo caso, se
podrá plantear la contradicción de tesis, conforme a lo dispuesto en el quinto
párrafo del artículo 99 constitucional.
En efecto, el artículo 41, base IV, de la Constitución Federal dispone que: “Para
garantizar los principios de constitucionalidad y legalidad de los actos y
resoluciones electorales, se establecerá un sistema de medios de impugnación en los
términos que señalen esta Constitución y la ley.”
Conforme a lo anterior, es válido concluir que las salas del Tribunal Electoral se
encuentran facultadas para ejercer el control de la constitucionalidad de los actos y
resoluciones electorales, a través de los medios de impugnación de su respectiva
competencia.
Por otra parte, en los términos del artículo 10, párrafo 1, inciso a), de la Ley
General del Sistema de Medios de Impugnación en Materia Electoral, los medios de
impugnación serán improcedentes cuando se pretenda impugnar la no conformidad a
la Constitución de leyes federales o locales.
Salvo mejor opinión, se considera que no existe impedimento legal para que el
Tribunal Electoral ejerza el control de la constitucionalidad de actos aplicativos
derivados de normas electorales contrarias a la Constitución, en razón de lo
siguiente:
En este contexto, otros argumentos más por los cuales se considera que el Tribunal
Electoral podría conocer de la inconstitucionalidad de un acto aplicativo derivado de
una norma que se estime contraria a la Ley Fundamental, estriban en lo siguiente:
De manera que, desde este punto de vista, se puede considerar que el Tribunal
Electoral goza de competencia suficiente para determinar la inconstitucionalidad de
un acto aplicativo de una ley que se estime contraria a la Constitución, argumento
que también encuentra apoyo en la ya citada iniciativa, que en lo conducente dice:
“...con la distribución de competencias que se propone, el Tribunal Electoral del
Poder Judicial de la Federación tendrá a su cargo, además de su tradicional facultad
para resolver las impugnaciones que se presenten en los procesos electorales
federales, el análisis de la constitucionalidad de los actos y resoluciones
controvertidos”75.
Esta tesis relevante también fue aplicada por segunda ocasión en el juicio de
revisión constitucional número 41/99, por lo que de ser aplicada en otro caso,
podría convertirse en jurisprudencia.
Es obvio que los efectos de las sentencias recaídas a los medios de impugnación en
materia electoral, consistirán en la desaplicación de la norma general que resulte
inconstitucional y, como consecuencia de ello, en la modificación o revocación del
acto o resolución impugnado, así como, en su caso, en la emisión de un nuevo acto
o resolución, sin hacer una declaración general de inconstitucionalidad del precepto
legal que dio origen a dicho acto.
Pero, ¿qué sucedería cuando con motivo de la desaplicación de la norma que resulte
inconstitucional se genera un vacío o laguna dentro del esquema jurídico de algún
procedimiento o contexto normativo?
Por otra parte, también puede suceder, y esto acontece con cierta frecuencia en la
realidad, que la ley sea omisa en el tratamiento normativo de cuestiones que el
legislador no previó, pero que plantea la vida del Derecho, que es esencialmente
dinámica y está en perenne evolución o transformación. Ante cualquier omisión o
imprevisión de la ley, los tribunales deben integrarla, lo cual implica la creación o
construcción del Derecho. Desde un punto de vista técnico, la integración de una
norma, no implicaría una tarea legislativa por parte del juzgador, sino más bien,
una tarea jurisdiccional, con el propósito de lograr la aplicación práctica, por
encima de la deficiencia de una norma secundaria.
3. CONSIDERACIÓN ESPECÍFICA
Otro problema que surge en cuanto a los actos aplicativos de normas electorales que
se estimen contrarias a la Constitución, consiste en determinar si sobre la materia
opera un control concentrado exclusivamente a cargo del Tribunal Electoral del
Poder Judicial de la Federación, o bien, si puede operar el control difuso a través
de los tribunales electorales de las entidades federativas.
Ahora bien, en el caso específico de la materia electoral, cabe comentar que la Sala
“A” del Tribunal Electoral del Estado de Chiapas, haciendo prevalecer la ley
fundamental, revocó un acuerdo del Consejo Estatal Electoral del Estado de
Chiapas, por considerar que el artículo 23 de la Ley Orgánica Municipal de la
entidad que lo fundamentaba, contravenía de manera directa y manifiesta el
principio de no reelección establecido en los artículos 115, fracción I, de la Ley
Fundamental y 60, fracción II, de la Constitución de dicho estado, al permitir que
los regidores propietarios que llenaran los requisitos de elegibilidad previstos en la
ley, podrían ser candidatos para el cargo de presidente municipal y síndico, y
viceversa.
En tal virtud, todo parece indicar que tratándose de actos y resoluciones aplicativos
de normas generales electorales de las entidades federativas que se estimen
inconstitucionales, puede operar el control difuso a cargo de todos los tribunales
electorales locales, entre otros casos, cuando exista contravención directa y
manifiesta a la Constitución Federal.
NOTAS
1 CAPPELLETTI, Mauro. El control judicial de la constitucionalidad de las leyes en el derecho comparado. UNAM.
3 PATIÑO MANFFER, Ruperto. Comentario al Artículo 133 Constitucional, en: Derechos del pueblo mexicano. México a
través de sus constituciones. Cámara de Diputados del Congreso de la Unión. Ed. Porrúa, 4ª ed. México, 1994, pp. 1189 a 1192.
4 Cabe hacer notar que este principio se advierte desde el Decreto Constitucional para la Libertad de la América Mexicana,
sancionado en Apatzingán el 22 de octubre de 1814; sin embargo, ese documento tuvo vigencia en México, sólo en el territorio
dominado por los insurgentes que luchaban por la independencia.
5 TENA RAMÍREZ, Felipe. Leyes fundamentales de México 1808-1995. Ed. Porrúa, 19ª ed. México, 1995, p. 627.
6 Diccionario Jurídico Mexicano, t. P-Z. Ed. Porrúa, 5ª ed. UNAM, Instituto de Investigaciones Jurídicas. México, 1992, p.
3023.
7Ibid., p. 3025.
8 KELSEN, Hans. Teoría general del derecho y del estado. Tr.: Eduardo GARCÍA MÁYNEZ. UNAM., 2ª ed. México, 1988,
10 Cfr. RABASA, Emilio O. y Gloria CABALLERO, en: Mexicano: ésta es tu constitución. Instituto de Investigaciones
Legislativas de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión. 9ª ed. México, 1994, p. 381.
11 DEL CASTILLO DEL VALLE, Alberto. La defensa jurídica de la constitución en México. Ed. Herrero. México, 1994, p.
XXIII.
12 FIX-ZAMUDIO, Héctor. La Constitución y su Defensa (ponencia general), en: La constitución y su defensa. UNAM.
15Ibid., p. 9.
17 Base Segunda, artículos 1 y 12, fracciones I y II de las Leyes Constitucionales de la República Mexicana de 1836.
20 Ibid., p. 36.
21 RODRÍGUEZ PIÑEIRO y BRAVO FERRER, Miguel. El Tribunal Constitucional Español, en: Cuadernos
Constitucionales México-Centroamérica. No. 8. UNAM, Corte de Constitucionalidad de Guatemala, Procurador de Derechos
Humanos de Guatemala. México, 1994, pp. 12 y 13.
22 CAPPELLETTI, Mauro. Op. Cit., pp. 35, 37, 42 y sgts.
23 FIX-ZAMUDIO, Héctor. Estudio Preliminar, en: BISCARETTI DI RUFFIA, Paolo. Introducción al derecho
constitucional comparado. Tr.: Héctor Fix Zamudio. Ed. Fondo de Cultura Económica. México, 1996, p. 31.
24 FIX-ZAMUDIO, Héctor. La Justicia Constitucional en el Ordenamiento Mexicano , en: Estudios jurídicos en torno a la
Constitución Mexicana de 1917 en su Septuagésimo Quinto Aniversario. UNAM, Instituto de Investigaciones Jurídicas. Serie:
G. Estudios Doctrinales. No. 132. México, 1992, pp. 160 a 162.
25 Cfr. CONTROL DIFUSO DE LA CONSTITUCIONALIDAD DE LAS LEYES, en: Semanario Judicial de la Federación.
Tercer Tribunal Colegiado en Materia Administrativa del Primer Circuito. Octava Época, t. III. Segunda Parte-1, p. 228.
26 Cfr. CONSTITUCIONALIDAD DE LAS LEYES. EXAMEN DE LA, IMPROCEDENTE POR LA AUTORIDAD
JUDICIAL COMÚN, en: Semanario Judicial de la Federación. Tercera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
Séptima Época, t. 42. Cuarta Parte, p. 17.
27 Discusión sobre el control difuso de la constitución. Sesión de Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, del 9
29 CONSTITUCIÓN. SU APLICACIÓN POR PARTE DE LAS AUTORIDADES DEL FUERO COMÚN CUANDO SE
ENCUENTRA CONTRAVENIDA POR UNA LEY ORDINARIA, en: Semanario Judicial de la Federación. Tercera Sala.
Sexta Época, t. LX. Cuarta Parte, p. 177.
30 PROCEDIMIENTO PENAL. SU REPOSICIÓN. CASO DE APLICACIÓN DEL PRINCIPIO DE SUPREMACÍA
CONSTITUCIONAL, en: Semanario Judicial de la Federación. Tribunales Colegiados de Circuito. Octava Época, t. VII, p.
363.
31 CAPPELLETTI, Mauro. Op. Cit. Supra, nota 1, p. 35.
32 MOCTEZUMA BARRAGÁN, Javier. José María Iglesias y la justicia electoral. UNAM, Instituto de Investigaciones
34 CABRERA ACEVEDO, Lucio et al. La Suprema Corte de Justicia de la Nación en la República Restaurada 1867-1876.
36 Ibid., p. 47.
37 DE LA PEZA MUÑOZ CANO, José Luis. Notas sobre la Justicia Electoral en México. Ponencia. III Congreso
Internacional de Derecho Electoral, celebrado en Cancún, Quintana Roo, México, del 22 al 25 de marzo de 1998, p. 4.
38 MOCTEZUMA BARRAGÁN, Javier. Op. Cit., p. 113.
39 Cit. por TERRAZAS SALGADO, Rodolfo. El Juicio de Amparo y los Derechos Político-Electorales, en: Justicia Electoral.
Revista del Tribunal Federal Electoral, vol. V. No. 8. México, 1996, p. 103.
40 MOCTEZUMA BARRAGÁN, Javier, Op. Cit. Supra, nota 32, pp. 247 a 251; y Vid. TERRAZAS SALGADO, Rodolfo.
Ibid., p. 105.
41 JURISPRUDENCIA Y TESIS AISLADAS 1917-1998. IUS 8. Disco Compacto editado por la Suprema Corte de Justicia de
43 Semanario Judicial de la Federación. Pleno. Séptima Época, vol. 71. Primera Parte, p. 23.
45 Vid. TERRAZAS SALGADO, Rodolfo y Felipe DE LA MATA PIZAÑA. Juicio para la Protección de los Derechos
Político Electorales del Ciudadano, en: ELÍAS MUSI, Edmundo. Coordinador. Estudio teórico práctico del sistema de medios
de impugnación en materia electoral. Centro de Capacitación Judicial Electoral del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la
Federación. México, 1997, pp. 249 a 251.
46Cfr. TERRAZAS SALGADO, Rodolfo. Algunas Reflexiones sobre el Control de la Constitucionalidad y Legalidad en
Materia Electoral Federal, trabajo presentado en el Foro Nacional para la Reforma Electoral de 1995, celebrado en las
instalaciones del Instituto Federal Electoral el día 28 de julio de 1995. Centro de Capacitación Judicial Electoral del Tribunal
Federal Electoral. México, 1995, pp. 1 y 2.
47 Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta. Pleno, Salas y Tribunales Colegiados de Circuito. Novena Época.
Justicia Electoral. Revista del Tribunal Federal Electoral, vol. V. No. 8. México, 1996, p. 42.
49 CASTRO, Juventino V. El artículo 105 constitucional. Ed. Porrúa, 2ª ed. México, 1997, p. 121.
51 Vid. ACCIÓN DE INCONSTITUCIONALIDAD 6/97, en: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta. Pleno,
Salas y Tribunales Colegiados de Circuito. Novena Época. México, diciembre de 1997, pp. 531 a 534.
52 Compila II. Compilación de Leyes. Disco Compacto editado por la Suprema Corte de Justicia de la Nación. México, 1997.
53 Vid. DÍAS NATURALES, en: Semanario Judicial de la Federación. Tercera Sala. Quinta Época, t. LXX, p. 1333.
54Vid. DÍAS NATURALES, QUÉ DEBE ENTENDERSE POR, A EFECTO DE FIJAR LA DURACIÓN DE LOS PLAZOS
EN EL JUICIO DE AMPARO, en: Semanario Judicial de la Federación. Tercera Sala, vol. 199-204. Cuarta Parte, p. 18.
55Vid. ACCIONES DE INCONSTITUCIONALIDAD Y CONTROVERSIAS CONSTITUCIONALES, en: Semanario
Judicial de la Federación y su Gaceta. Novena Época, t. IX. México, marzo de 1999, pp. 453 y 454.
56 Vid. ACCIÓN DE INCONSTITUCIONALIDAD. MATERIA ELECTORAL, PARA LOS EFECTOS DEL
PROCEDIMIENTO RELATIVO, en: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta. Pleno, Salas y Tribunales Colegiados
de Circuito. Novena Época. México, abril de 1999, pp. 255 y 256.
57 La EJECUTORIA RELATIVA A LA ACCIÓN DE INCONSTITUCIONALIDAD 10/98, aparece publicada en el Semanario
Judicial de la Federación y su Gaceta. Novena Época, t. IX. México, marzo de 1999, pp. 355 y sgts.
58 Vid. INSTITUCIONES DE CRÉDITO. EL ARTÍCULO 68 DE LA LEY RELATIVA NO CONSTITUYE UNA
Salas. Novena Época, t. IX. México, enero de 1999, pp. 513 y 517.
63 Ibid.
64 Vid. ACCIÓN DE INCONSTITUCIONALIDAD 5/96, en: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta. Pleno,
de los Estados Unidos Mexicanos, Exposición de Motivos. México, Distrito Federal, 6 de abril de 1995, en: Compila II.
Compilación de Leyes. Disco Compacto editado por la Suprema Corte de Justicia de la Nación. México, 1997.
66 Vid. ACCIÓN DE INCONSTITUCIONALIDAD 7/97, en: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta. Pleno y Salas.
70 Vid. ACCIÓN DE INCONSTITUCIONALIDAD 6/97, en: Semanario Judicial de la Federación. Pleno, Salas y Tribunales
Colegiados de Circuito. Novena Época, t. VI. México, diciembre de 1997, pp. 447 y sgts.
71 Artículo 73, en relación con el 43, ambos de la Ley Reglamentaria de las Fracciones I y II del artículo 105 de la
Trabajo de los Magistrados Electorales con la Misión de Expertos de las Naciones Unidas. Tribunal Electoral del Poder
Judicial de la Federación. México, 22 de abril de 1997.
73 BECERRA, Ricardo, Pedro SALAZAR y José WOLDENBERG. La reforma electoral de 1996. Ed. Fondo de Cultura
UNIDOS MEXICANOS, en: Revista del Tribunal Electoral del Estado de México. No. 3. TEEM. Toluca, México,
diciembre de 1996, p. 21.
75 Ibid., p. 22.
76 Vid. Justicia Electoral. Suplemento No. 2. Revista del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación. México,
del control de constitucionalidad. BAZÁN, Víctor. Coordinador. Ediciones Ciudad Argentina. Buenos Aires, Argentina, 1996,
pp. 63 y 64.
79 VIGO, Rodolfo Luis. Interpretación constitucional. Ed. Abeledo-Perrot. Argentina, 1993, p. 83.
INTERPRETACIÓN JURÍDICA. Memoria 1994, t. II. Tesis Relevantes. Sala Central. Tribunal Federal Electoral. México,
1994, p. 739. “El criterio de interpretación gramatical, básicamente consiste en precisar el significado del lenguaje legal que se
emplea en determinado precepto jurídico, cuando genera dudas o produce confusiones, ya sea porque alguno o algunos de los
términos empleados por el legislador no se encuentran definidos dentro de su contexto normativo, o bien, porque los vocablos
utilizados tienen diversos significados. El criterio sistemático consiste en determinar el sentido y alcance de una disposición,
cuando la misma resulta contradictoria o incongruente con otras disposiciones o principios pertenecientes al mismo contexto
normativo. Conforme al criterio funcional, para interpretar el sentido de una disposición que genera dudas en cuanto a su
aplicación, se deben tomar en cuenta los diversos factores relacionados con la creación, aplicación y funcionamiento de la norma
jurídica en cuestión, que no pertenezcan a los criterios de interpretación gramatical y sistemático.”
LA JURISDICCIÓN ELECTORAL
I. INTRODUCCIÓN
A todo lo largo de nuestra vida como país independiente se han venido realizando
elecciones de una manera más o menos regular. La normatividad de estos comicios
durante cerca de dos siglos ha sido muy diversa. Prácticamente no hay cuestión
alguna que no haya sufrido modificaciones en estos casi doscientos años: la forma
de organizar las elecciones; la estructura y competencia de las autoridades
electorales; el sistema electoral; las características del voto; las reglas para
impugnar los resultados electorales; éstas y otras cuestiones han sido objeto de
cambios constantes en nuestras leyes electorales.
Para ilustrar lo anterior basta señalar que de 1812 a la fecha, se han modificado las
leyes electorales más de ochenta veces, es decir, en los últimos ciento ochenta y
siete años, los cambios en materia comicial se han dado, en promedio,
aproximadamente cada veintiocho meses, y esto desde luego atendiendo solamente a
la legislación federal. En esta cambiante marcha de las leyes electorales en nuestro
país, hemos de analizar a la jurisdicción electoral, desde diversas perspectivas:
Ø Desde un punto de vista teórico, a través del cual procuraremos, acorde con lo
establecido por diversos tratadistas, precisar qué es la función y el acto
jurisdiccional electoral y cúales son sus principales características;
Ø Desde la perspectiva histórica y siguiendo una clasificación de carácter formal,
trataremos de identificar, en las diversas etapas de nuestra evolución como
Nación, a quién correspondía dirimir las controversias por leyes o actos en
materia comicial, es decir, cuál era el órgano del Estado encargado de aplicar la
justicia electoral. Igualmente, así sea de una manera breve, intentaremos
señalar, aunque sea a grandes rasgos cuál era la forma en que se resolvían las
controversias electorales;
Ø Por último, por ser producto indirecto del ejercicio de la jurisdicción, habremos
de establecer de manera somera, las principales reglas relativas a la
jurisprudencia en materia electoral federal.
1. DEFINICIÓN
Para Gabino Fraga8, el hecho de que la legislación no haya sostenido el rigor que la
teoría de la separación de los poderes impone, al distribuir una función diferente a
cada uno de los poderes, obliga a utilizar en la clasificación de las funciones del
Estado dos criterios, a saber: el formal y el material.
Desde el punto de vista del órgano que la realiza, es decir, adoptando un criterio
formal, subjetivo u orgánico, que prescinde de la naturaleza intrínseca de la
actividad, todas las funciones, según estén atribuidas al Poder Legislativo, al
Ejecutivo o al Judicial, se denominan formalmente legislativas, administrativas o
jurisdiccionales, respectivamente9.
Así por ejemplo, en algunos órdenes jurídicos, el Poder Ejecutivo realiza actos
jurisdiccionales a través de tribunales administrativos con competencia en las
materias tributaria, laboral, etc.; el Poder Legislativo, por su parte, cuenta entre sus
atribuciones, la de erigirse en jurado para conocer de diversas causas. De igual
modo, podemos señalar que materialmente existen funciones administrativas
desempeñadas por los poderes legislativo y judicial, así como actos, propiamente
legislativos, que competen a los órganos del ejecutivo y judicial.
El autor señalado, refiere que se ha pretendido fijar la diferencia entre ambos tipos
de jurisdicción en el carácter contencioso de la relación jurídica, pero, sigue
diciendo, ello no es esencial al proceso, puesto que puede haber proceso sin
contienda, como ocurre en el caso de los juicios en rebeldía, y aun puede haber
proceso en el que el demandado reconozca la pretensión adversaria. Igualmente,
afirma que ni siquiera la coacción es un carácter exclusivo del proceso, pues no es
exacto que toda resolución de jurisdicción voluntaria carezca de carácter
obligatorio; asimismo, indica que es inexacto afirmar que el fin de los actos de
jurisdicción contenciosa es la represión, y de los actos de jurisdicción voluntaria la
prevención, ya que existen formas procesales de naturaleza preventiva y viceversa.
Así, sostiene Chiovenda que “...la jurisdicción voluntaria es, pues, una forma
particular de actividad del Estado, ejercitada en parte por los órganos
jurisdiccionales, en parte por los administrativos y perteneciente a la función
administrativa, pero distinta también de la masa de los actos administrativos por
ciertos caracteres particulares...” 16.
Entre los principios que los tratadistas mencionan, en este apartado podemos señalar
los siguientes:
En relación con este principio, Arellano García33 apunta que, los juzgadores no son
instrumentos para la obtención de objetivos de mala fe, y citando a Pallares anota,
“...según este principio, el proceso es una institución de buena fe que no ha de ser
utilizada por las partes con fines de mala fe o fraudulentos. El juez está obligado a
dictar las medidas necesarias para evitar que los litigantes conviertan el proceso en
un instrumento al servicio de intenciones contrarias al funcionamiento expedito de
la justicia”.
5.1. Las bases esenciales son las condiciones de existencia sinequibus non del
proceso, y se refieren a su trilogía estructural:
Puede llamarse por ejemplo, juez, tribunal, corte, jurado, etc., a quien corresponde
el jurisdecir o jurisdiccionalidad y que es “...un tercero extraño a la contienda
que no comparte los intereses o las pasiones de las partes que combaten entre sí, y
que desde el exterior examina el litigio con serenidad y con despego; es un tercero
inter partes, o mejor aún, supra partes...El interés que lo mueve es un interés
superior, de orden colectivo, el interés de que la contienda se resuelva civil y
pacíficamente...para mantener la paz social” 36. Su presencia implica su potestad
legal de dirección del debate, la coactividad de su decisión del conflicto pretensional
y una actuación que debe revestirse entre otras, de las siguientes formas:
Ø Igualdad de las partes. Como se apuntó, implica un mismo trato, una igual
oportunidad de hacer valer sus derechos y ejercitar sus defensas, dentro de la
inevitable desigualdad que produce la condición de ser actor o demandado39 .
El proceso está constituido por actos que se producen de tal modo concatenados,
que cada uno se basa en el anterior y da sustento al que le sigue, por lo cual, forma
una serie compuesta por grados (posibilidad de impugnar actos procesales ante
órganos jurisdiccionales de mayor nivel) y fases. La serie avanza progresivamente y
de manera irreversible. Por ello, al precluir o cerrarse cada etapa, decaen los
derechos no ejercidos en ella. Así, los principios de la dinámica procesal son42 :
serialidad, gradualidad, progresividad, irreversibilidad, preclusividad y
decaimiento.
Son las modalidades que cada legislador, de acuerdo a su propia política, adopta
para el desenvolvimiento de los principios procesales y para el logro de los
desiderata; y generalmente implican una opción entre los elementos de una
alternativa.
Ø Garantía de independencia de los tribunales, tanto del Poder Ejecutivo como del
Legislativo, ésta se pretende lograr con la inamovilidad judicial y la elección de
los jueces sin que en ella intervengan los otros dos poderes;
Por otra parte, entre las características del proceso jurisdiccional electoral federal
mexicano, en torno a sus bases esenciales se incluyen las antes mencionadas,
respecto del acto jurisdiccional electoral y, además, entre otras, las reglas que a
continuación se describen:
En nuestro país, como una medida para no afectar la oportuna integración de los
órganos de elección popular, por mandamiento constitucional, la interposición
de los medios de impugnación en materia electoral, en ningún caso producen
efectos suspensivos sobre el acto o resolución impugnada.
En el ámbito de las características del proceso jurisdiccional electoral federal,
cabe precisar que los principios técnicos operantes son, entre otros, los de:
dispositividad, inmediación, concentración de actuaciones, escrituración,
especialización del órgano juzgador, publicidad, adquisición procesal y
economía procesal. Sólo se hará refencia a los dos últimos, por virtud de no
tener referencia previa;
Ø Adquisición procesal. Este principio opera cuando las pruebas de una de las
partes pueden resultar benéficas a los intereses de la contraria del oferente o
colitigante, de lo que se sigue que la autoridad jurisdiccional está obligada a
examinar y valorar las pruebas que obren en autos, a fin de obtener con el
resultado de esos medios de convicción, la verdad histórica que debe prevalecer
en el caso justiciable, puesto que las pruebas rendidas por una de las partes, no
sólo a ella aprovechan, sino también a todas las demás, hayan o no participado
en la rendición de las mismas 59; y
1. ETAPAS EN LA EVOLUCIÓN
Con este sistema integral de justicia electoral, se llenó un vacío que se generó desde
el siglo pasado, con las posiciones opuestas de Vallarta e Iglesias, y se pretende
recoger lo mejor de sus tesis: de Vallarta, la idea de que el derecho de los
ciudadanos mexicanos a ser gobernados por autoridades legítimas no puede hacerse
efectivo a través del juicio de amparo, sino por vías distintas, que desde luego
debían estar establecidas de manera expresa en la Constitución y en la ley; de
Iglesias, la idea de que corresponde al Poder Judicial Federal garantizar la
constitucionalidad y legalidad de todas las leyes y actos de autoridad, incluyendo
desde luego a los electorales.
En 1809, la Junta de Sevilla, a fin de unir más a sus colonias con la metrópoli
española, decidió abrirles las puertas del gobierno de Estado, llamando a formar
parte de ella a nueve representantes americanos y uno filipino. Se concedía ese
privilegio a los virreinatos de Nueva España, Perú, Buenos Aires y Santa Fe de
Bogotá y a las Capitanías Generales Independientes de Cuba, Puerto Rico,
Guatemala, Chile, Venezuela y Filipinas.
El decreto de convocatoria a elecciones fue expedido en el Alcázar de Sevilla el
veintidós de enero de 1809 y publicado en la ciudad de México el catorce de abril
siguiente.
En la Nueva España, era la primera vez que se celebraba una elección para un
cargo de tanta importancia; se despertó tal interés, que compitieron los más
destacados personajes de este virreinato. Se acordó que cada provincia eligiera:
“tres individuos de notoria probidad”, una vez electos, por sorteo se proponía uno
al Real Acuerdo, quien a su vez, seleccionaba una terna en la que por sorteo
resultaba el que sería diputado por la Nueva España ante la Junta de Sevilla.
Este reglamento fue en gran parte, producto del genio de José María Morelos, y
“aunque no tuvo una vigencia positiva, su valor principal estriba en que es un
documento que descubre la personalidad de nuestros primeros hombres de Estado y
tiene el interés histórico de servir como índice para juzgar a la luz de las ideas
políticas contemporáneas, a Morelos y al grupo que lo rodeaba: Quintana Roo,
López Rayón, Cos, Murguía, Liceaga, Ortíz de Zárate, Sotero Castañeda,
Argándar, Herrera y Verduzco, entre otros”65, a más de que, honrosamente,
constituye el primer ordenamiento electoral mexicano.
Cabe aclarar, que en estos tiempos, se entendía que había una clara diferencia entre
la aplicación y la interpretación de la ley. La aplicación de la ley era un acto del
Poder Judicial, por el cual se declaraba que un hecho era o no de los que la ley
mandaba, permitía o prohibía. Por otra parte, interpretar una ley era un acto
exclusivo del Poder Legislativo, mediante el cual se otorgaba a la ley un contenido
o un alcance que anteriormente no tenía, es decir, se creaba una nueva situación
jurídica, anteriormente desconocida. El efecto de la aplicación de la ley era singular
y sólo para el caso que la provocaba, sin poder producir efectos generales ya que no
podía hacerse extensivo a todos los casos similares, en cambio, la interpretación de
la ley tenía un efecto general, permanente y duradero, un efecto erga omnes, y con
base en estas concepciones se entendía que la interpretación de la ley sólo podía
corresponder al Legislativo67.
Por lo que hace a las elecciones en las entidades federativas, en el período que nos
ocupa, durante la vigencia de la Constitución de 1824, el Congreso Federal
realizaba de hecho la calificación de las elecciones de las legislaturas locales y esta
práctica era aceptada como constitucional. Isidro Montiel y Duarte, distinguido
jurista del siglo pasado, en su “Estudio constitucional sobre la soberanía de los
estados de la República Mexicana”, a través de ejemplos de casos concretos
demostró esta situación. En su obra, entre otros casos señala:
Ø En 1826, el Congreso General dictó una ley que declaró la forma como debía
instalarse el Congreso Constitucional de Durango;
Este tipo de actos no fueron prácticas aisladas sino reiteradas y reputadas como
constitucionales, sin que se creyera que vulneraban la soberanía de los estados.
De todo lo anterior podemos afirmar, que salvo las excepciones señaladas, la
solución de los conflictos que se suscitaban en materia electoral o la declaración de
inconstitucionalidad de actos o leyes, hasta antes de la Constitución de 1857, eran
materia exclusiva del Poder Legislativo.
Para conocer los medios de impugnación que en materia electoral podían hacerse
valer y la forma de su tramitación, resulta indispensable examinar, aunque sea a
grandes rasgos, las leyes electorales y sus principales cambios en este período.
En las Cortes, se reunía una primera junta preparatoria encabezada por el presidente
de la diputación permanente e integrada con escrutadores y secretarios designados
por la misma diputación. En esta junta, los presuntos diputados de provincia
nombraban dos comisiones para examinar sus certificaciones, una examinaba los
papeles de todos los diputados y la segunda examinaba los de la primera comisión.
En la segunda junta preparatoria se informaba sobre el resultado de la revisión de
las certificaciones. Todas las dudas al respecto eran resueltas por la junta de manera
definitiva. Una vez calificada la elección, los diputados debían, con los santos
evangelios sobre la mano, jurar defender la religión, la Constitución y el leal y fiel
desempeño del encargo78 .
Después del análisis de las legislaciones electorales del período de 1812 a 1857,
hemos de concluir que la forma de dirimir los conflictos electorales es,
esencialmente, la establecida desde la Constitución de Cádiz en 1812.
No es posible cerrar este primer período de la evolución de la justicia electoral en
nuestro país, sin hacer referencia a una memorable declaración de nulidad en
materia electoral, decretada en este período, que podría constituir un ejemplo de
cómo se llegaban a resolver las controversias electorales.
Ø En el artículo 79, se estableció que “...en las faltas temporales del Presidente
de la República y en la absoluta, mientras se presentara el nuevamente electo
entraría a ejercer el poder el presidente de la suprema corte de justicia”89.
También se argumentó, que las leyes, para ser obedecidas, debían ser promulgadas
por un Poder Ejecutivo legítimo y que el gobernador Francisco Leyva no lo era, ya
que se había reelegido, mediante una reforma cuyo procedimiento no se ajustó a lo
previsto en la propia constitución del estado. Además de que su elección no era
válida, porque no se reunieron las dos terceras partes de la votación 97.
Por lo anterior, Iglesias se dio a la tarea de explicar los fundamentos con que
sostenía su voto en el Amparo Morelos, a través de la publicación de un “Estudio
Constitucional sobre Facultades de la Corte de Justicia”. En esta obra, señaló que
la cuestión a determinar, se reducía en esencia, a resolver, si cabía en las facultades
de la Corte, examinar, en algunos casos, la legitimidad de las autoridades de los
estados102.
Del texto constitucional concluyó que los tribunales de la federación, de los que el
primero era la Corte, debían resolver las controversias que por vía de amparo se
suscitaran, contra leyes o actos de cualquier autoridad, que violaran las garantías
individuales, cuando a esta autoridad se negara el carácter de competente 103.
Para Iglesias, competencia y legitimidad eran ciertamente cosas diversas, pero
ligadas íntimamente, de tal forma que la competencia no podía existir sin la
legitimidad. En el caso de las autoridades, podían ser legítimas y no competentes
para determinado negocio; pero para ninguno podían ser competentes las
autoridades a quienes faltaba la legitimidad. En consecuencia, el amparo procedía
contra quienes funcionaran como autoridades, incluyéndose las falsas autoridades,
las ilegítimas o las usurpadoras, y si el amparo podía concederse por una falta de
competencia, con mayor razón por la falta absoluta de legitimidad 104.
Por otra parte, según Iglesias, si el amparo procedía por actos o leyes de cualquier
autoridad que violaran las garantías individuales, esto incluía a las de los estados,
ya que los colegios electorales estatales no podían ser considerados como los
árbitros de los destinos del país, y tenían la obligación incuestionable e ineludible de
acatar las leyes, y más aún, sus constituciones. Cuando no lo hicieren, estarían
afectando a la soberanía popular y correspondería a los Poderes de la Unión,
restablecer en el estado, la forma de gobierno violada, es decir, la republicana
representativa y popular105 .
Comienza una lucha con tres caudillos al frente, Lerdo de Tejada, José María
Iglesias y Porfirio Díaz. En el desenlace final: Lerdo de Tejada abandona en
diciembre la Ciudad de México, acompañado de numerosa escolta y bien provisto
de fondos de la Tesorería, sale con rumbo a Guerrero y de ahí, al exilio en Nueva
York; Iglesias, después de varias derrotas, se embarca a Mazatlán, pero el puerto se
había pronunciado a favor de Díaz, por lo que continúa su viaje forzado a San
Francisco y de ahí, a Nueva Orléans; Díaz resulta vencedor, convoca a elecciones y
es nombrado presidente constitucional.
Consideraba el jalisciense, que si bien era cierto, que todo mexicano tenía derecho a
ser gobernado por autoridades legítimas, también lo era que ese derecho no podía
hacerse efectivo en el amparo, sino en la vía y forma que determinaran las leyes.
Quien creyera ilegítimo a un Presidente, a un Congreso, a un gobernador o a una
legislatura no podía acudir a los tribunales entablando una demanda contra ellos,
aunque fuera una demanda de amparo, sino que debía ocurrir ante el colegio
electoral, que revisaba, computaba los votos, apreciaba las causas de nulidad de la
elección y resolvía, en forma definitiva y final, sobre la validez del acto político113.
En su voto al Amparo Dondé incluyó un estudio con el que pretendió demostrar que
la posibilidad de que los tribunales tuvieran la facultad de calificar la legitimidad de
las autoridades no tenía sustento en legislaciones extranjeras114 .
Por lo que hace a las formas establecidas en las leyes electorales para resolver los
conflictos, con la Ley Orgánica Electoral de 1857, se establecen nuevas causales de
nulidad de elección y un procedimiento para reclamar la nulidad, que podríamos
reconocer como un recurso en materia electoral establecido con el fin de posibilitar
la impugnación de los resultados de las elecciones. El establecimiento de este
recurso será, con algunas modificaciones, reiterado en sucesivas legislaciones. Las
causales establecidas eran: la falta de algún requisito legal en el electo o porque
estuviere comprendido en alguna restricción de las que expresaba la ley (es decir,
por inelegibilidad); por que en el nombramiento hubiere intervenido violencia de la
fuerza armada; por haber mediado cohecho o soborno en la elección; por error
sustancial respecto de la persona nombrada; por falta de la mayoría absoluta de los
votos presentes en las juntas electorales que no fueran primarias; y por error o
fraude en la computación de los votos (art. 54)119 . En lo referente al recurso, se
estableció que todo ciudadano podía reclamar la nulidad de las elecciones y solicitar
la declaración correspondiente. El denunciante tenía la obligación de presentar la
instancia por escrito, ante la junta a quien le correspondiera fallar o ante el
Congreso, antes del día en que debían resolver acerca de los expedientes y
credenciales respectivas. Debía el recurrente, además, determinar y probar la
infracción a la ley. Después de ese día, no se admitía ningún recurso y se tenía por
legítima la elección (art. 55)120.
Aunque fuera del período al que se hace referencia, vale la pena señalar que en
diciembre de 1977, se modificó este artículo estableciéndose:
En esta etapa es de notar que las leyes electorales se hacen más complejas y
detalladas. Como ejemplo, baste señalar, que las legislaciones del principio de este
período no constaban de más de 60 artículos, en tanto que, las del final, contienen
más de 200 artículos. El tema de la justicia electoral no podía escapar a esta
creciente complejidad, aunque cabe advertir, que el mayor detalle y precisión en las
normas no siempre condujo al incremento de las garantías de los ciudadanos, sino
más bien, en muchas ocasiones, a dificultar sus posibilidades de impugnación. Con
todo, el gran avance en este período, se dio en lo que se refiere a la construcción de
un sistema de medios de impugnación, constituido por varios recursos, claramente
diferenciados y todos a cargo de la autoridad administrativa electoral.
Ø Finalmente, la elección era nula: por ser el electo inelegible; cuando por medio
de cohecho o soborno, presión o violencia sobre los electores se hubiera
obtenido la mayoría de votos de la elección; cuando se hubieren cometido
graves irregularidades en la preparación y desarrollo de toda la elección; y, por
error sobre la persona elegida, salvo que el error fuese sólo sobre el nombre o
apellido, lo que podía enmendar la cámara correspondiente (arts. 119 a 121)140 .
En cuanto a la posibilidad de los ciudadanos para impugnar los resultados
electorales a través de un recurso, la regulación era semejante a la de las
legislaciones anteriores.
El Tribunal tuvo una corta vida, pues sólo funcionó tres años, quizá porque en
1988, le correspondió participar en una elección presidencial, que ha sido
reconocida como de las más disputadas en la historia reciente de nuestro país. Sin
embargo, su actuación se dio con un marco legal claramente defectuoso y el
Tribunal fue severamente criticado, como lo fueron también los colegios electorales
que resolvieron en última instancia las impugnaciones sobre los resultados de los
comicios.
Los magistrados del Tribunal Federal Electoral eran propuestos por el Ejecutivo
Federal y electos por el voto de las dos terceras partes de los miembros presentes
de la Cámara de Diputados. El tribunal se integraba con diecisiete magistrados
propietarios, cinco de la Sala Central, tres de cada una de las cuatro salas
regionales (Guadalajara, Durango, Xalapa y Toluca) y por seis magistrados
suplentes (dos de la sala central y uno por cada regional).
Las salas regionales funcionaban sólo durante los procesos electorales, después de
los cuales entraban en receso, en tanto que la Sala Central funcionaba de manera
permanente.
Con el referido marco legal se dio la actuación del Tribunal Federal Electoral en las
elecciones federales de 1991 y 1994, en el primero de estos procesos el tribunal
resolvió en total 680 recursos, de los cuales 465 fueron de inconformidad153, es
decir, contra los resultados de las elecciones; en el proceso de 1994, resolvió en
total 81,549 recursos de los cuales 80,023 fueron interpuestos por ciudadanos
reclamando su exclusión o inclusión indebida en el listado nominal o errores en la
entrega de su credencial para votar; y en lo que hace a los resultados de las
elecciones se resolvieron 1,232 recursos de inconformidad (a cargo de la Sala
Central y las regionales) y 211 de reconsideración (competencia de la Sala de
Segunda Instancia) 154.
1. ANTECEDENTES
Ø Los partidos políticos con registro ante el Instituto Federal Electoral, por
conducto de sus dirigencias nacionales, cuando se impugnen leyes electorales
federales o locales; y, los partidos políticos con registro estatal, a través de sus
dirigencias, exclusivamente cuando impugnen leyes electorales expedidas por el
órgano legislativo del estado que les otorgó el registro.
El señalamiento a nivel constitucional de que las acciones son la única vía para
plantear la no conformidad de las leyes electorales a la Constitución, elimina la
posibilidad de procedencia del amparo o alguna otra vía para reclamar la
inconstitucionalidad de las leyes, y esta regla, relacionada con la que establece que
las leyes electorales federales y locales deberán promulgarse y publicarse por lo
menos noventa días antes de que inicie el proceso electoral en que vayan a
aplicarse, y que durante el mismo no podrá haber modificaciones legales
fundamentales, constituye una garantía de seguridad y estabilidad jurídico política,
que pretende evitar la posibilidad de que una vez iniciado el proceso electoral se
produzca una declaración de inconstitucionalidad de una norma electoral y la
consecuente deslegitimación del proceso y las autoridades electorales158.
Por otra parte, con ella se busca: evitar la expedición de reformas electorales
precipitadas; que los actores electorales conozcan el marco legal aplicable; y, que
los órganos legislativos estén en posibilidad de recomponer las normas declaradas
contrarias a la Constitución por la Corte159 .
El tribunal se integra con una Sala Superior, con sede en el Distrito Federal y cinco
salas regionales ubicadas en cada una de las ciudades designadas cabeceras de
circunscripción plurinominal, es decir, en Guadalajara, Jalisco; Monterrey, Nuevo
León; Xalapa, Veracruz; Distrito Federal; y, Toluca, Estado de México.
Las salas regionales se integran con tres magistrados designados para un período de
ocho años improrrogables, salvo que sean promovidos a cargo superior, y deben
instalarse en la primera semana del mes en que dé inicio el proceso electoral, y
entrar en receso al concluir éste, es decir, son temporales. Cada sala elige a su
presidente, de entre sus miembros, para un proceso electoral. Para sesionar
válidamente se requiere la presencia de los tres magistrados.
Todos los magistrados del Tribunal Electoral deben ser electos por el voto, cuando
menos, de las dos terceras partes de los miembros presentes de la Cámara de
Senadores, o en sus recesos, por la Comisión Permanente, a propuesta de la
Suprema Corte de Justicia de la Nación, aunque cabe señalar, que por virtud del
artículo quinto transitorio de las reformas de 1996 a la Constitución, por única
ocasión, en la primera designación, se requirió el voto de las tres cuartas partes.
3.3. Competencia
Ø Los juicios para dirimir los conflictos o diferencias laborales entre el Instituto
Federal Electoral y sus servidores;
3.4. Administración
Para el adecuado cumplimiento de las tareas que encomienda la ley al presidente del
tribunal, además del apoyo de la Secretaría y la Subsecretaría General de Acuerdos,
se cuenta con el auxilio de varias coordinaciones:
Por lo que hace a la actuación del tribunal, dentro de este nuevo marco legal,
durante el proceso electoral federal de 1997 y hasta el treinta y uno de diciembre de
ese año, conoció de 8,173 medios de impugnación. Entre éstos, contra los
resultados de las elecciones federales se interpusieron 194 juicios de inconformidad
y 73 recursos de reconsideración; 7,548 fueron juicios para la protección de los
derechos político electorales del ciudadano; y, 220 juicios de revisión
constitucional 160 .
Como conclusión, cabe señalar que la reforma de 1996 llenó un vacío, largamente
reclamado, en nuestro sistema de control constitucional, e indudablemente
constituyó un avance en la construcción de un estado de derecho, en el que se
cuente con garantías constitucionales para reclamar las leyes, actos o resoluciones
en materia electoral, que sufran de vicios de inconstitucionalidad; sin embargo,
tomando en consideración que históricamente se ha demostrado que el estado
natural de las leyes e instituciones electorales, es el de la constante transformación
y cambio, y, considerando también, que las instituciones y tribunales de la
República han de ganarse y justificar su posición en el concierto social, hemos de
esperar algún tiempo, para que se hagan evidentes las lagunas, imperfecciones o
carencias de nuestras leyes y órganos jurisdiccionales electorales161.
1. ENTIDADES FEDERATIVAS
Por lo que hace a las leyes electorales de las entidades federativas, sin llegar a ser
una copia de la legislación federal, delatan en general una fuerte influencia, que
entre otros aspectos, se hace evidente en lo que se refiere al sistema contencioso
electoral. Actualmente, en todos los estados se han establecido tribunales con
competencia para conocer de impugnaciones en materia electoral.
2. AMÉRICA LATINA
Con el ánimo de dar congruencia a esta parte, con otras de este trabajo, la
clasificación o tipología del contencioso electoral que habrá de utilizarse será de
carácter formal, es decir, nuevamente tomaremos como punto de partida la
determinación de a quién corresponde la aplicación de la justicia electoral, en otras
palabras, cuál es el órgano del Estado encargado de dirimir los conflictos
electorales.
Ø El contencioso electoral con una jurisdicción a cargo del Poder Judicial, como
está regulado en Brasil, México y Paraguay.
Por lo que hace al contencioso electoral mixto, éste presenta también variables:
Para este tipo de situaciones, la Ley Orgánica del Poder Judicial de la Federación
establece que la jurisprudencia del Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la
Nación, será obligatoria para el Tribunal Electoral, cuando se refiera a la
interpretación directa de un precepto de la Constitución, y en los casos en que
resulte exactamente aplicable.
Por otra parte, para el caso de que alguna sala del tribunal sustente un criterio sobre
la inconstitucionalidad de un acto o resolución, o sobre la interpretación de un
precepto de la Constitución y dicho criterio pudiese ser contradictorio con otro
sostenido por las salas o el Pleno de la Corte, los ministros, las salas o las partes
podrán denunciar la contradicción.
En consecuencia, con las reformas de 1996 se dio inició a una Tercera Época de la
jurisprudencia electoral, en la que a la fecha (mayo de 1999), se han emitido 38
tesis jurisprudenciales, de las cuales, 27 corresponden a la materia electoral y 11 a
la materia laboral.
Por último, cabe resaltar el importante papel que la jurisprudencia emitida por el
Tribunal Electoral puede llegar a tener en el ámbito de la justicia electoral de
nuestro país, porque a más de su indiscutible relevancia, por su carácter obligatorio,
puede llegar a tener un enorme valor por su carácter orientador.
Las razones aludidas para que las autoridades locales se apoyen en los criterios
establecidos por el Tribunal Electoral, mantienen su validez para que, a su vez, el
Tribunal Electoral se apoye en las jurisprudencias o criterios relevantes establecidos
por las autoridades locales.
Este acercamiento entre las autoridades del nivel federal y local puede contribuir,
eventualmente, a un desarrollo más armónico y uniforme de la legislación electoral
mexicana y, por consecuencia, a que el cuerpo ciudadano tenga un conocimiento
mejor y más claro, de las leyes y de la función que realizan los tribunales
electorales.
NOTAS
1 ALONSO, Martín. Enciclopedia del idioma, t. II. M. Aguilar Editor, S.A. de C.V., cuarta reimpresión. México, 1998, p.
2074.
2 MARTÍNEZ MORALES, Rafael I. Diccionarios Jurídicos Temáticos, vol. 3. Derecho Administrativo. Ed. Harla. México,
1999, p. 124.
3 CHIOVENDA, Giuseppe. Principios de Derecho Procesal Civil, t. I. Tr.: José Casais y Santaló. Instituto Editorial Reus.
5 BURGOA ORIHUELA, Ignacio. Diccionario de Derecho Constitucional, Garantías y Amparo. Ed. Porrúa, 2ª ed.
12 GÓMEZ LARA, Cipriano. Teoría General del Proceso. Ed. Harla, 9ª ed. México, 1996, pp. 120 a 124.
13 GÓMEZ LARA, Cipriano. Voz: Jurisdicción, en: Diccionarios Jurídicos Temáticos, vol. 4. Derecho Procesal. Colegio
de Profesores de Derecho Procesal de la Facultad de Derecho de la UNAM. Ed. Harla. México, 1997, p. 115.
14 CHIOVENDA, Giuseppe. Op. Cit., p. 362.
16 Ibid., p. 385.
17 ADAME GODDARD, Jorge. Voz: Seguridad Jurídica, en: Diccionario Jurídico Mexicano. UNAM, Instituto de
22 OLABARRI GORTÁZAR, Miguel. Voz: Principio de imparcialidad, en: Diccionario Jurídico Espasa. Ed. Espasa Calpe,
Jurídico Mexicano, t. IV. UNAM, Instituto de Investigaciones Jurídicas. Ed. Porrúa, 9ª ed. México, 1996, p. 3023.
26 CETINA MENCHI, David. El control de la constitucionalidad de las leyes electorales. Trabajo inédito.
27 PALLARES, Eduardo. Diccionario de Derecho Procesal Civil. Ed. Porrúa, 10ª ed. México, 1977, p. 628.
29 OLABARRI GORTÁZAR, Miguel. Voz: Principio de audiencia, en: Op. Cit. Supra, nota 22, p. 791.
30 USINGER, Owen G. Voz: Independencia, en: Enciclopedia Jurídica Omeba, t. XV. Ed. Driskill, S.A. Buenos Aires,
33 ARELLANO GARCÍA, Carlos. Teoría General del Proceso. Ed. Porrúa, 7ª ed. México, 1998, p. 37.
35 ZEPEDA TRUJILLO, Jorge Antonio. Voz: Principios procesales, en: Op. Cit. Supra, nota 13, pp. 158 y 159.
40 FAIRÉN GUILLÉN, Víctor. Examen de los principios del proceso, en: XV Congreso Mexicano de Derecho Procesal.
UNAM, Instituto de Investigaciones Jurídicas e Instituto Mexicano de Derecho Procesal. México, 1998, p. 414 y sgts.
41 BECERRA BAUTISTA, José. El Proceso Civil en México. Ed. Porrúa, 14ª ed. México, 1992, pp. 54 y 55.
42 ZEPEDA TRUJILLO, Jorge Antonio. Op. Cit. Supra, nota 13, p. 159.
46 GÓMEZ LARA, Cipriano. Voz: Competencia, en: Op. Cit. Supra, nota 13, p. 50.
48 KISCH, Wilhelm. Elementos de Derecho Procesal Civil. Tr.: Leonardo Prieto Castro. Apud. ARELLANO GARCÍA,
México, 1977, p. 30. Apud. MADRAZO, Jorge. Voz: Garantías Judiciales, en: Op. Cit., t. II. Supra, nota 17, pp. 1518 a
1520.
50 PALLARES, Eduardo. Op. Cit. Supra, nota 27, p. 386.
51 DORANTES TAMAYO, Luis. Teoría del Proceso. Ed. Porrúa, 5ª ed. México, 1997, pp. 172 y 173.
54 Cfr. OROZCO HENRÍQUEZ, José de Jesús. Consideraciones sobre los principios y valores tutelados por el Derecho
Electoral mexicano, en: Justicia Electoral. Revista del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación. No. 9.
México, 1997, p. 105.
55 PECES-BARBA MARTÍNEZ, Gregorio et al. Derecho Positivo de los Derechos Humanos. Ed. Debate. Madrid, España,
59 TRIBUNAL ELECTORAL DEL PODER JUDICIAL DE LA FEDERACIÓN. Revista Justicia Electoral. Suplemento No.
61 OROZCO HENRÍQUEZ, José de Jesús. El Contencioso electoral y la calificación, en: NOHLEN, Dieter et al.
Compiladores.Tratado de Derecho Electoral Comparado de América Latina. IIDH, Universidad de Heidelberg, TEPJF, IFE
y FCE. México, 1998, pp. 740 y 741.
62
Ibid., pp. 746 a 752.
63 Ibid., pp. 754 y 755
64 CONGRESO DE LA UNIÓN. Derechos del Pueblo Mexicano, t. I. México, 1967, pp. 314 a 316.
65 Ibid., p. 82.
66 GARCÍA OROZCO, Antonio. Legislación Electoral Mexicana 1812–1988. Adeo Editores, 3ª ed. México, 1989, p. 3.
68 TENA RAMÍREZ, Felipe. Leyes Fundamentales de México 1808-1978. Ed. Porrúa, 8ª ed. México, 1978, pp. 73, 75, 89
y 91.
69 Ibid., pp. 172, 177, 179 y 193.
70 CAPPELLETTI, Mauro. El Control Judicial de la Constitucionalidad de las Leyes en el Derecho Comparado. Ed. Stylo.
78 Ibid., p. 73.
80 Ibid., p. 169.
82 Ibid., p. 609.
83 En 1831, se firman los Convenios de Zavaleta, arreglo personal entre el General Antonio López de Santa Anna y los
militares beligerantes; acuerdan que concluya Manuel Gómez Pedraza el período presidencial que le debió corresponder y es
presidente por tres meses. Por otra parte, Guerrero ejerció su inconstitucional gobierno durante menos de 9 meses, pues en
enero de 1830, el Legislativo declara que Guerrero tiene imposibilidad de gobernar y atribuye a Bustamante el cargo
supremo.
84 CONGRESO DE LA UNIÓN. Op. Cit., t. II. Supra, nota 64, p. 306.
85 Ibid., p. 313.
86 MOCTEZUMA BARRAGÁN, Javier. José María Iglesias y la Justicia Electoral. UNAM. México, 1994, pp. 52 y 53.
87 Ibid.
90 GALEANA DE VALADÉS, Patricia. Los siglos de México. Ed. Nueva Imagen. México, 1991, p. 219.
91 Ibid., p. 225.
93 IGLESIAS, José María. Estudio constitucional sobre facultades de la Corte de Justicia. Imprenta de Díaz de León y
97 Ibid.
99 Ibid., p. 105.
100 Periódico Oficial del Estado de Morelos. No. 79, del 22 de mayo de 1874. Cit. por MOCTEZUMA BARRAGAN, Javier
102 IGLESIAS, José María. Op. Cit. Supra, nota 93, pp. 3 y 4.
111 MOCTEZUMA BARRAGÁN, Javier. Op. Cit. Supra, nota 86, p. 234.
112 VALLARTA, Ignacio L. Votos del C. Ignacio L. Vallarta Presidente de la Suprema Corte de Justicia en los negocios
más notables resueltos por este tribunal, t. III. Ed. Porrúa. México, 1989, pp. 250 a 262.
113 Ibid., p. 259.
117 MOCTEZUMA BARRAGÁN, Javier. Op. Cit. Supra, nota 86, p. 251.
118 COSÍO VILLEGAS, Daniel. La Constitución de 1857 y sus críticos. Ed. Clío. México, 1997, pp. 92 a 95.
119 GARCÍA OROZCO, Antonio. Op. Cit. Supra, nota 66, p. 192.
125 GUTIÉRREZ SALAZAR, Sergio Elías et al. La Constitución Mexicana al final del Siglo XX. Ed. Líneas del Mar, 2ª
127 Apéndice al Semanario Judicial de la Federación, 1917-1988. Primera Parte. Tribunal Pleno, p. 663.
128 Semanario Judicial de la Federación. Quinta Época, 1918, t. III, p. 1312. Cit. por MOCTEZUMA BARRAGÁN, Javier.
144 GUTIÉRREZ SALAZAR, Sergio Elías. Op. Cit. Supra, nota 125, p. 282.
145 GARCÍA OROZCO, Antonio. Op. Cit. Supra, nota 66, pp. 314 y 315.
147 Renovación política electoral, t. I. Comisión Federal Electoral. México, 1982, p. 491. Cit. por MOCTEZUMA
BARRAGÁN, Javier. José María Iglesias y la Justicia Electoral. UNAM. México, 1994, pp. 347 y 348.
148 GARCÍA OROZCO, Antonio. Op. Cit. Supra, nota 66, pp. 351 y 352.
150 TRIBUNAL DE LO CONTENCIOSO ELECTORAL FEDERAL. Elecciones 1988. Talleres Gráficos de la Nación.
152 PATIÑO CAMARENA, Javier. Derecho Electoral Mexicano. UNAM. México, 1994. p. 496.
153 TRIBUNAL FEDERAL ELECTORAL. Memoria 1991. Talleres Gráficos de la Nación. México, 1992, pp. 195 a 198.
154 TRIBUNAL FEDERAL ELECTORAL. Memoria 1994, t. II. Gama Sucesores. México, 1995, p. 353.
155 FRANCO GONZÁLEZ SALAS, José Fernando. La reforma de la fracción II del nuevo artículo 105 constitucional en
157 FRANCO GONZÁLEZ SALAS, José Fernando. La incorporación del Tribunal Electoral al Poder Judicial de la
160 TRIBUNAL ELECTORAL DEL PODER JUDICIAL DE LA FEDERACIÓN. Memoria 1997, t. II. Gama Sucesores,
162 TRIBUNAL ELECTORAL DEL PODER JUDICIAL DE LA FEDERACIÓN. Panorama Electoral. VI.2. Órgano
165 TRIBUNAL FEDERAL ELECTORALa. Op. Cit. Supra, nota 153, pp. 210 a 226.
166 TRIBUNAL FEDERAL ELECTORAL. Op. Cit. Supra, nota 154, pp. 673 a 679, 691 a 719 y 721 a 727.
INTRODUCCIÓN AL DERECHO PROCESAL ELECTORAL
I. INTRODUCCIÓN
El objetivo general del tema es ubicar dentro de la teoría general del Derecho
Procesal los conceptos básicos y las generalidades que rigen al proceso electoral. Se
aspira a través de este documento y del desarrollo del tema mismo, a que ustedes
interpreten y apliquen con un método sistemático, las normas constitucionales,
legales y reglamentarias que regulan la materia procesal electoral.
La vida en sociedad como fue concebida desde el pacto social de Juan Jacobo
Rousseau2 , en aquellas palabras de que: “cada uno de nosotros pone en común su
persona y todo su poder bajo la suprema dirección de la voluntad general,
recibiendo también a cada miembro como parte indivisible del todo”, implica un
estado ideal, en el que efectivamente renunciemos toda persona particular en el acto
de asociación, a nuestra individualidad, para producir un cuerpo moral y colectivo
que nos represente; ello pareciera resolver nuestros problemas, pero en la vida
diaria sabemos que entre más nos relacionamos, más posibilidad existe de tener
conflictos interpersonales de muy diferente alcance y estos conflictos se han dado a
través de toda la historia de la humanidad, por eso es que se ha analizado la manera
de cómo históricamente se han resuelto o de menos se ha pretendido llegar a una
solución de la conflictiva social, cito a Fairén 3 y al maestro Gómez Lara4, quienes
ilustran respecto de las formas de solución y proponen como otros muchos autores,
tres alternativas principales de solución, a saber: autotutela, autocomposición y
heterocomposición.
1. AUTOTUTELA
Sobre la autotutela, se ha dicho que es la herramienta más primitiva en la solución
de los conflictos, el tomar lo que nos es debido, el aplicar la ley del talión, es
unilateral por naturaleza, en la actualidad opera ya únicamente en algunos aspectos.
Don Cipriano5 en la obra citada, menciona entre muchos ejemplos como formas
que han sobrevivido en la autotutela a: la legítima defensa; la retención de equipaje;
la defensa del honor; el controvertido asunto del aborto por causa de violación; el
robo de famélico; la huelga y desde luego la guerra y la revolución.
2. AUTOCOMPOSICIÓN
3. HETEROCOMPOSICIÓN
No son estas tres, las únicas formas en que se puede dar la solución de los
conflictos de intereses entre partes determinadas. No desconozco la existencia
histórica como medio de solución, del duelo, o la aún presente pero cada día más
olvidada amigable composición, y también algo que cada día sienta mayor raíz en el
Derecho Procesal, aun en el de más estricto derecho, como es el civil y me refiero a
la conciliación. Estas tres herramientas no coinciden con todos los elementos de
ninguna de las tres soluciones principales ya relatadas. Sin embargo, es necesaria su
inclusión para poder apreciar, como lo trataremos más adelante, de ubicar la forma
en que se pueden solucionar los conflictos en la materia electoral.
Las normas procesales destinadas a la aplicación del Derecho Social, para poder ser
eficaces, deben de estar inspiradas en el mismo principio de igualdad por
compensación, o como también se le llama, principio de justicia social; deben tener
como punto de partida las desigualdades reales de las partes, para tratar de
otorgarles una verdadera igualdad de oportunidades en el proceso, atribuyendo la
carga de la prueba de los hechos discutidos, a la parte que esté en mejores
condiciones reales de aportar los medios de prueba, e incrementando las facultades
de dirección del juzgador; deben procurar la mayor rapidez y sencillez en los
procedimientos, pues sus dilaciones y complicaciones normalmente son en perjuicio
de la parte trabajadora o campesina. De lo contrario, los derechos otorgados por las
normas sustantivas se harían nugatorios cuando se reclamasen ante los tribunales, a
causa de normas procesales que, en lugar de establecer un medio adecuado para la
aplicación de Derecho Social, constituiría un obstáculo para dicha aplicación.
Pareciera en principio que esta discusión teórica sale sobrando en el tema, pero a
los que nos tocó vivir el nacimiento del Tribunal Federal Electoral, padecimos
nuestras propias deformaciones, en relación a considerar que las resoluciones del
Tribunal Federal Electoral deberían de someterse al rigor de los principios
dispositivos del Derecho Procesal Civil, por la remisión que hacía el Código
Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales (COFIPE) en las reglas de
interpretación, a la parte final del artículo 14 constitucional; el tiempo se encargó de
desmentirnos y de darle la razón a juristas tan relevantes como Fernando Franco
González Salas, quien desde aquella época, insistía en la naturaleza peculiar del
Derecho Procesal Electoral, que no podía ser ubicado secamente en las reglas de
estricto derecho del principio dispositivo. Luego, al transcurso de los años
ubicamos a todo el sistema de medios dentro de lo que hoy entenderíamos como
Derecho Procesal publicista, dado que en los asuntos políticos del país pareciera
que más importante que lograr la solución efectiva del conflicto, resultara el que la
sentencia no dejara ningún lugar a dudas acerca de su soporte jurídico, esto es, que
regía plenamente el principio del estricto derecho. Se justificaba plenamente lo
anterior, por el contexto en que funcionaba el Tribunal Federal Electoral en
aquellas épocas, con un lastre de incredulidad en los resultados electorales y en la
intervención del estado en la solución de los conflictos, entonces no se valía que en
una resolución se arriesgaran criterios que pudieran ser considerados carentes de
fundamentación, que permitiera dudar de la objetividad en el fallo. Así pues, el
principio rector de esos años fue el de la irrestricta objetividad en la resolución,
sacrificándose a veces elementos de convicción que pudieran ser apreciados para
encontrar la verdad material. Aún en la actualidad, el sistema recursal previsto por
la Ley General del Sistema de Medios de Impugnación en Materia Electoral
(LGSMIME), cuenta en buena medida, con esa característica, en algunos medios en
especial, como la revisión, la apelación y la reconsideración, que son medios de
impugnación en los cuales impera esencialmente el principio de legalidad que se
traduce en un buen grado de estricto derecho.
Del anterior punto de vista se puede deducir una discrepancia profunda respecto de
la forma en que la Ley General del Sistema de Medios de Impugnación22 ,
reglamentó los procesos legales y constitucionales en materia electoral. La
existencia de reglas comunes para procedimiento de naturaleza diversa en que la
comunidad de características es mínima, se convierte en una camisa de fuerza para
el Tribunal Electoral en la solución constitucional de los problemas, de los
conflictos que se someten a su resolución. No es óbice para la anterior conclusión,
el hecho de que además se prevean reglas especiales para cada uno de los medios de
impugnación, cuando se advierte que de esas reglas especiales no se contemplan las
diferencias sustanciales en cuanto a las facultades que en materia de resolución
deben ser muy diferentes. Así pues, resolver una revisión constitucional con las
mismas reglas de un recurso de revisión es casi una negación de justicia. Igual
puede pasar en el caso del juicio de inconformidad, definido como proceso
constitucional con todos los privilegios de apreciación que esta categoría lleva
implícitos y que sin embargo su segunda instancia, la más especializada, la más
confiable, por el número y la calidad individual de ese colegio, es de naturaleza
legal, la interpretación sistemática hace arribar a esa conclusión.
El artículo 41, base IV, parte final de la Constitución Federal, hace la distinción
entre medios de impugnación legales o constitucionales, aunque el artículo 3,
párrafo 2, inciso b) de la LGSMIME, incluye a la reconsideración como garantía de
constitucionalidad, el 61 de la ley no le da esa naturaleza a diferencia del 49, que en
materia de inconformidad sí lo señala expresamente, y por otra parte los requisitos
y presupuestos especiales de la reconsideración lo hacen de estricto derecho
revelando su naturaleza legal, lo que lo ubica como un recurso publicista, de
estricto derecho y un obstáculo para que la Sala Superior pueda conocer con toda
amplitud, y desde el ángulo mayor de la Constitución23 los actos más importantes
del proceso electoral, que son el de la jornada electoral, el de la etapa de resultados
o la calificación misma de la elección 24.
V. REGLAS COMUNES
Por tratarse este trabajo de un apunte para clase y no de un tratado sobre la materia,
no se abordarán la totalidad de puntos posibles en el tema, sino se seguirá el sistema
inicial de ubicar las principales reglas comunes contenidas por la ley, en el marco
del Derecho Procesal, procurando desentrañar su naturaleza, ventajas y
limitaciones.
Ubicar este apartado de la LGSMIME dentro de los principios del Derecho Procesal
Electoral nos lleva de la mano a recordar dos principios que constituyen anhelos
fundamentales de todo procesalista. El principio de unidad procesal y el de
economía procesal. Como todos sabemos en el primero, la pretensión es la unidad
de todos los procedimientos previstos para las diferentes materias a que se refieren
los códigos de la República; esto se agrava en la medida en que adoptamos el
sistema de doble jurisdicción, es decir, tenemos jurisdicción federal y jurisdicción
estatal. Entre otras dificultades, la doble jurisdicción multiplica el número de los
criterios en temas comunes, así pues, para la materia civil federal está el Código
Federal de Procedimientos Civiles, y para la materia civil local hay otros tantos
códigos que la regulan. El Derecho Procesal Electoral, junto con el Derecho
Procesal Agrario, son indiscutiblemente los más evolucionados en la República, en
ellos el legislador buscó agrupar para todo el sistema de medios, reglas que en lo
general fueran aplicables buscando obviamente el que en esta materia no se
pulverizaran los criterios, porque en lo electoral no puede haber obstáculos para
resolver, no puede haber rezago judicial y como ya podrán haber advertido, en esta
área del Derecho no se da la suspensión de los efectos del acto, lo que es lógico, en
la medida de la necesidad de que prontamente se haga el cambio de gobierno para
evitar la inestabilidad política con sus graves consecuencias25.
El principio de economía procesal va unido de alguna manera con la misma
necesidad que el de unidad. El principio implica como se dijo antes que los
procesos judiciales fueron diseñados únicamente para que cumplan el fin de resolver
los conflictos de intereses electorales, así pues, entre más ágiles, entre más breves
sean, mejor se cumplirá su temporalidad. Los procesos nunca fueron concebidos
como una sucesión compleja de actos que se realicen de manera indefinida, sino por
el contrario de la forma más expedita posible.
1. PREVENCIONES GENERALES
El tiempo útil para impugnar oportunamente, por regla general, es el plazo común
de cuatro días computado a partir del siguiente a la fecha en que el demandante
tenga conocimiento del acto o resolución impugnado, o de aquél en el que se
practique la correspondiente diligencia de notificación. El plazo excepcional debe
estar expresamente previsto en las disposiciones jurídicas aplicables. Sin este
conocimiento o notificación, también por regla, el plazo genérico o específico no
puede transcurrir válidamente
(artículo 8 LGSMIME).
Por otra parte, también opera en beneficio de la mayor certeza en los resultados
electorales, el hecho de que en general se hayan ampliado los plazos para presentar
las demandas de tres a cuatro días, como se establecía en la legislación derogada,
sólo con las excepciones de los recursos de apelación contra actos del Registro
Federal de Electores. Asimismo, el de reconsideración que siguió contemplando
como plazo el de tres días, en el caso de tratarse de una resolución del juicio de
inconformidad y de 48 horas, para las resoluciones del Consejo General del
Instituto Federal Electoral, por la asignación de diputados o senadores por el
principio de representación proporcional. La ley en vigor no sólo amplía los
términos, sino que los iguala, de tal manera que con ello se ha visto que en la
práctica se evitan las confusiones al no ser la ley, como la derogada, casuista, para
cada uno de los medios de impugnación contemplados en la codificación electoral.
3. REQUISITOS MATERIALES Y FORMALES DE LOS MEDIOS DE
IMPUGNACIÓN
Tal vez la parte más criticable en este capítulo es la falta de distingo entre juicio y
recurso, cuando la construcción del escrito inicial difiere notablemente según el
caso; en la demanda, como ya lo expresa la ley basta identificar el acto de molestia
con mediana precisión para que opere el aparato jurisdiccional, el mejor ejemplo es
la inconformidad, en donde la actuación a calificar en la mayoría de los casos
proviene de las mesas directivas de casilla, y el acto queda registrado en el acta de
la jornada, documento que no puede ser equiparable en un recurso, como el de
reconsideración o apelación, en los cuales se impone superar jurídicamente los
argumentos expresados en la sentencia de primer grado.
Como se sostiene en otra parte, el establecimiento de reglas comunes, sin que en las
especiales se complemente la regulación puede, como en el presente caso de los
requisitos de la demanda, tener inconvenientes que deben ser corregidos en la
siguiente actualización de la ley para que cada día se reflejen con mayor precisión
instituciones procesales que reglamenten el derecho al acceso de la justicia, sus
obstáculos para encontrar la verdad material a que aspira válidamente la sociedad,
en otras palabras, una luz sin trampas técnicas.
Bien hizo el legislador al haber retomado del Reglamento Interior del Tribunal
Federal Electoral, los relevantes temas que ahora nos ocupan. Si en cualquier
materia procesal es importante que lleguen a sentencia de fondo, únicamente los
asuntos que no han podido ser resueltos por las vías preventivas o de solución
extrajudicial, era un imperativo que el juzgador electoral contara entre las
herramientas, con las facultades, para deshacerse de aquellos asuntos que dejan, por
algunas de las causas previstas en la ley, de tener interés para las partes y para la
sociedad. Es el caso de cuando se pretenda ejercitar una acción de
inconstitucionalidad en la vía electoral, contrariando lo dispuesto por el artículo 105
constitucional, o cuando se carezca de interés jurídico en el actor, se hayan
consumado de una manera irreparable los actos que dieron lugar a la reclamación o
se hubiesen consentido expresamente; igual tratamiento merecerá la carencia de
legitimación del promovente o que éste no haya agotado las instancias previas
establecidas por las leyes, porque de hacerlo de otra manera, se estaría ante la
inseguridad jurídica que implica el no respeto a las diferentes etapas que todo
proceso electoral contiene violando el principio de definitividad. Por último, mucho
ruido en anteriores procesos causó polémica, el hecho de que en un mismo escrito,
se hicieran impugnaciones a diversas elecciones de una manera indiscriminada,
previéndose ahora así como regla general la improcedencia y el caso de excepción
del juicio de inconformidad, en el que por economía procesal, se obliga al
promovente a presentar un solo escrito, cuando impugne elecciones de diputados
por ambos principios, o de senadores por los tres principios operantes.
La actual legislación, comparada con las anteriores a 1994 y aún con la última que
estuvo en vigor, es muy superior en cuanto a la claridad y la forma en que se legisla
sobre la improcedencia y el sobreseimiento, ya que los casos se precisan sin
necesidad de usar las viejas fórmulas de la frivolidad y notoria improcedencia que
pudieron dar lugar a injusticias, porque parecía que podía resultar de aplicación
caprichosa, y que ahora son materia del reglamento interno36.
5. DE LAS PARTES
6. DE LA LEGITIMACIÓN Y PERSONERÍA
La legitimación jurídica debe entenderse como una situación del sujeto de derecho,
en relación con determinado supuesto normativo, cuya realización le autoriza a
adoptar determinada conducta. Por ello, toda legitimación no es, en esencia, sino
una facultad o autorización normativa a determinado sujeto para que haga algo o
deje de hacerlo.
Desde el punto de vista teórico, habrá que distinguir entre legitimación en la causa
y legitimación en el proceso, y así pues, obviamente, que el capítulo VI de la ley,
se refiere a la legitimación en el proceso y de ellas, teóricamente, se describen entre
otras, tres tipos de representación procesal, que son la legítima, la estatutaria y la
convencional; el legislador, en materia electoral, engloba en la legítima a los tres
tipos lo que no es muy ortodoxo, pero tampoco crea confusión alguna.
Los ciudadanos y los partidos políticos son los directamente legitimados en la causa
y en el proceso de nuestra materia, y respecto del recurso o juicio que se trate,
pudiendo haber la representación o personería en el caso de las asociaciones o
agrupaciones políticas y de los partidos políticos39.
7. DE LAS PRUEBAS
Las pruebas son los elementos de convicción que someten las partes, que son
propios, según el derecho, para justificar la verdad de los hechos alegados en el
pleito 40.
Dentro de los sistemas probatorios reconocidos por la teoría general del proceso, se
ubican los de catálogo abierto, mixto y cerrado. Esto es, hay sistemas en que hay
absoluta libertad en la aportación, desahogo y valoración de los medios de prueba,
hay sistemas mixtos y hay sistemas como el electoral, que es de catálogo cerrado,
en la medida en que no se prevén posibilidades para que las partes o la autoridad
puedan desahogar otros elementos de convicción que no sean exactamente los
previstos en este capítulo séptimo, del título segundo, de libro primero, de la Ley
General del Sistema de Medios de Impugnación y así lo declara el artículo 14, al
establecer la limitación de que sólo podrán ser ofrecidas y admitidas las pruebas que
se describen en los artículos subsecuentes.
8. DEL TRÁMITE
Por regla, el escrito inicial de impugnación debe ser interpuesto, dentro del plazo
legalmente establecido, ante el órgano electoral responsable, esto es, ante la
autoridad que emitió el acto o la resolución objeto de controversia, sin que el
incumplimiento de este deber jurídico tenga mayor trascendencia que la apuntada
con antelación (artículos 9, párrafo 1 y 17, párrafos 2 y 3 de la LGSMIME).
Los medios de impugnación contemplados por la ley son de los que don Juventino
Castro43 estima como procesos concentrados. Esta peculiaridad, se da para cumplir
fielmente con el artículo 17 constitucional, en cuanto se establece un servicio
público de justicia que entre sus características, tiene el de la agilidad; pero además
como ya se ha dicho anteriormente, el proceso electoral no admite rezagos, así
pues, gran parte del desahogo de dicho proceso queda a cargo de las autoridades
administrativas y por ello es que dicho proceso se ha identificado en cuatro etapas
que serían, sucesivamente, el trámite, la sustanciación, el juicio y la ejecución de
las sentencias.
Como se decía en párrafos anteriores, es en la etapa del trámite cuando las partes en
el proceso electoral, desahogan toda su actividad procedimental, ya que basta la
simple lectura de la ley para advertir que las demandas se presentan ante la propia
autoridad responsable y que es en este libelo, o en el mismo plazo, donde se deben
además ofrecer las pruebas que serán acompañadas; en este punto ha habido algunas
confusiones por defectos en la lectura, cuando se puede estimar que son diferentes
plazos, el de presentación de demanda, respecto del de ofrecimiento de pruebas y
basta la lectura del inciso f) del párrafo 4, del artículo 17 del COFIPE, para
verificar que es el mismo plazo, en el que se presenta la demanda, que podía ser
presentada por decir cualquier cosa, en el segundo día y en el cuarto día ofrecer las
pruebas que se estimen pertinentes para demostrar las afirmaciones contenidas en la
demanda. Como comentario final al respecto, es importante resaltar que ante las
nuevas facultades del Instituto Federal Electoral, para que sus consejos al término
del escrutinio validen el proceso electoral antes de expedir la constancia de mayoría
y tengan a su cargo una parte importante del trámite de los medios de impugnación,
se reafirma la necesidad del profesionalismo y la complementariedad que se da
entre el Instituto Federal Electoral y el Tribunal Electoral del Poder
Judicial de la Federación, así como también la participación de los fedatarios
públicos en la recepción de algunos elementos de convicción.
9. DE LA SUSTANCIACIÓN
La evolución del Derecho Procesal Electoral mexicano ha llegado al grado que los
requerimientos antes explicados ya no se caracterizan por ser excepcionales, sino
práctica común en la actuación cotidiana de la Sala Superior y las salas regionales
del Tribunal Electoral, a los cuales se debe adicionar el requerimiento de elementos
probatorios, ya a petición de parte o a iniciativa del magistrado instructor siempre
con la finalidad de contar con el mayor y mejor número de medios para resolver la
litis, no sólo conforme a derecho, sino también de manera justa (artículo 199,
fracción XII de la LOPJF).
Entre las actuaciones extraordinarias están las denominadas diligencias para mejor
proveer que, en otros procesos, generalmente se practican una vez concluida la fase
de instrucción (artículos 9, fracción II del RITEPJF y 21 de la LGSMIME)44.
10. DE LA ACUMULACIÓN
Con el maestro Gómez Lara se habrá de recordar que existen tres diferentes tipos
de acumulación procesal: la acumulación por partes iguales; la acumulación de
acciones, que mejor hubiera sido dicho de pretensiones; y la acumulación de autos o
de expedientes. La Sala Superior al aprobar el Reglamento Interno del Tribunal
Electoral del Poder Judicial de la Federación aún reclasifica la acumulación según el
tipo de juicio de que se trate, así pues podrán ustedes advertir en el artículo 73 los
casos en que pueden acumularse para resolverse en una misma sentencia los asuntos
puestos a consideración del Tribunal Electoral.
Las resoluciones son declaraciones de voluntad producidas por el juez, que tienden
a resolver el conflicto procesal; sus efectos son confirmar, modificar, o revocar el
acto reclamado.
Las sentencias del Tribunal Electoral, por regla, se dictan en sesión pública de
resolución, a la cual tiene derecho de asistir toda persona interesada con el único
deber de conducirse correctamente durante el desarrollo de la sesión; si los
asistentes no guardan la compostura adecuada e incumplen su deber de respeto y
consideración hacia los demás y especialmente al tribunal, como institución de la
República que es, el presidente de la sala podrá imponer las correcciones
disciplinarias que considere procedentes, ordenar el desalojo del local y continuar
en privado la sesión de resolución (artículos 24, párrafo 2, 32 y 33 de la
LGSMIME y 191, fracción III, de la LOPJF).
Con la asimilación del Tribunal Federal Electoral al Poder Judicial, se cumple una
de las exigencias teóricas para el avance de la justicia, que es el de unidad de la
jurisdicción. Este principio de la unidad de la jurisdicción que opera en muchos
países, como podría ser el caso de España, garantiza no sólo la independencia de
los jueces, sino la existencia de la carrera judicial y no obstante que en materia
electoral aún las salas regionales entran en receso y en especial el cuerpo jurídico de
la sala regional no tiene la posibilidad de la especialización, en virtud de que en el
mejor de los casos y dos de cada de tres años tendrá que ocuparse de su subsistencia
en muy diversas materias o inclusive ocupaciones diferentes a la abogacía. Sin
embargo, las resoluciones del Tribunal Electoral, en especial de la Sala Superior,
hacen pensar sin posibilidad de equívoco, que transitamos hacia la satisfacción
plena de un derecho de acceso a los tribunales que se había reconocido
doctrinariamente y está contemplado en el artículo 17 constitucional, pero que cada
vez se advierte más, que en los razonamientos de las resoluciones existe el ánimo de
remover todos los obstáculos materiales que impidan el acceso efectivo de las
personas a los tribunales, cumpliéndose la máxima de pasar de una justicia formal,
a la obtención de una justicia cada vez más material, más objetiva.
NOTAS
1 GALLO ÁLVAREZ, Gabriel. La Equidad en la Legislación Electoral Mexicana. Boletín del Centro de Capacitación
3 FAIRÉN GUILLÉN, Víctor. Teoría General del Derecho Procesal. UNAM. México, 1992, pp. 17 y 18.
4 GÓMEZ LARA, Cipriano. Teoría General del Proceso. Ed. Harla, 8ª ed. México, 1990, pp. 15 a 35.
6 GOLEMAN, Daniel. La Inteligencia Eamocional. Ed. Vergara, décima reimpresión. México, 1995.
7 GONZÁLEZ URIBE, Héctor. Teoría Política. Ed. Porrúa, 11ª ed. México, 1998, p. 555.
8 Vid. FRANCO GONZÁLEZ SALAS, José Fernando. Evolución del Contencioso Electoral Federal Mexicano, en: Justicia
Electoral, vol. V. Revista del Tribunal Federal Electoral. No. 8. México, 1996, pp. 5 a 44.
9 MOCTEZUMA BARRAGÁN, Javier. José María Iglesias y La Justicia Electoral. UNAM. México, 1994, pp. 64 a 79;
GUDIÑO PELAYO, José de Jesús. Problemas Fundamentales del Amparo Mexicano. ITESO. México, 1991, pp. 63 a 72; y
GALVÁN RIVERA, Flavio. Derecho Procesal Electoral Mexicano. Ed. Mc Graw Hill. México, 1997, pp. 167 a 178.
10 Vid. GALVÁN RIVERA. Flavio. Op. Cit., pp. 481 a 486.
11 Vid. FIX-ZAMUDIO, Héctor y José OVALLE FAVELA. Derecho Procesal. UNAM. México, 1991, pp. 8 a 26.
12 SOBERANES FERNÁNDEZ, José Luis. Voz: Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición, en: Diccionario Jurídico
Mexicano, t. P-Z. UNAM, Instituto de Investigaciones Jurídicas. Ed. Porrúa, 10ª ed. México, 1997, pp. 3168 y 3169.
13 El artículo 3 de la Constitución Federal establece que todo individuo tiene derecho a recibir educación; el artículo 27, que
sólo los mexicanos por nacimiento o por naturalización y las sociedades mexicanas tienen derecho para adquirir el dominio de
las tierras, aguas y sus accesiones o para obtener concesiones de explotación de minas o aguas; y el artículo 123, que toda
persona tiene derecho al trabajo digno y socialmente útil, al efecto se promoverán la creación de empleos y la organización
social para el trabajo conforme a la ley.
14Vid. COVARRUBIAS FLORES, Rafael y José de Jesús COVARRUBIAS DUEÑAS. La Sociología Jurídica en México:
una aproximación. Universidad de Guadalajara, 2ª ed. Guadalajara, Jalisco, México, 1998, pp. 207 a 233. En ese
documento, se analizan los elementos del estado supranacional europeo y se compara con la integración en Norteamérica
conforme al Tratado de Libre Comercio.
15 FIX-ZAMUDIO, Héctor. El Pensamiento de Eduardo J. Couture y el Derecho Constitucional Procesal. Boletín
y el artículo 107, se ha modificado en 16 ocasiones: contradicciones de tesis, suplencia de la queja, amparo directo e
indirecto, amparo en revisión y contradicciones de tesis, de manera básica. Vid. COVARRUBIAS DUEÑAS, José de Jesús.
Derecho Constitucional Electoral. Ed. Porrúa. México, 2000, p. 89.
17 El artículo 105 constitucional ha tenido a la fecha 4 reformas (1968, 1993, 1994 y 1996); destaca la fracción segunda,
reformada en 1996 (22 de agosto), al permitir la acción de inconstitucionalidad en materia electoral. Cfr. COVARRUBIAS
DUEÑAS, José de Jesús. Ibid
18 OVALLE FAVELA, José. Garantías Constitucionales del Proceso. Ed. Mc Graw Hill. México, 1996, pp. 287 a 292.
NO ES NECESARIO AGOTARLO EN CASO DE RIESGOS DE TRABAJO. Con motivo de las reformas a la Ley del
Seguro Social, vigentes a partir del primero de julio de mil novecientos noventa y siete, se estableció que para la solución de
las controversias entre los asegurados o sus beneficiarios y el instituto, relativas a las prestaciones otorgadas por dicha
legislación, necesariamente debe agotarse el recurso de inconformidad previsto por el artículo 294 de la propia ley. En el
anotado contexto, la Junta Federal queda facultada para desechar demandas si advierte que previamente no se agotó la
instancia administrativa. Empero, cuando se trata de riesgos de trabajo no es dable entender que el espíritu de la legislación
reglamentaria restrinja materialmente el alcance de la norma constitucional que faculta a las Juntas de Conciliación para
dirimir las controversias de trabajo, al exigir que el propio trabajador o sus deudos, en el caso de muerte de aquél,
obligadamente agoten el recurso administrativo de inconformidad como presupuesto procesal para la instancia jurisdiccional,
pues de lo que se trata es de que tanto el trabajador como sus beneficiarios reciban a la mayor brevedad los beneficios
correspondientes a las prestaciones en materia de riesgos profesionales, y ante la preeminencia de los preceptos
constitucionales y el espíritu rector de la Ley del Seguro Social, de ampliar los derechos de la parte laboral y facilitarle el
acceso a los tribunales para su defensa, es claro que la Junta debe tramitar las demandas que ante ella se presenten, que traten
de este rubro, como caso de excepción a lo estatuido por el artículo 295 de la legislación de seguridad social.Cuarto Tribunal
Colegiado del Cuarto Circuito. Amparo directo 499/97. Guadalupe Galván Rangel. 13 de enero de 1998. Unanimidad de
votos. Ponente: María Luisa Martínez Delgadillo. Secretaria: Myriam Elizabeth Aguirre Cortez, en: Semanario Judicial de
la Federación y su gaceta, t. VII. Novena Época. Tribunales Colegiados de Circuito, marzo de 1998. Tesis IV, 4º, 7 L., p.
827.
RECURSO DE INCONFORMIDAD PREVISTO POR LA LEY DEL SEGURO SOCIAL. TRATÁNDOSE DE
CONTROVERSIAS ENTRE LOS ASEGURADOS O BENEFICIARIOS Y EL INSTITUTO MEXICANO DEL SEGURO
SOCIAL PARA LA PROCEDENCIA DEL JUICIO LABORAL ES INTRASCENDENTE QUE SE AGOTE EL. Es inexacto
que tratándose de controversias entre los asegurados o beneficiarios y el Instituto Mexicano del Seguro Social para la
procedencia del juicio laboral respectivo, sea necesario agotar el recurso de inconformidad ante el Consejo Técnico de ese
propio Instituto, toda vez que el artículo 275 de la Ley del Seguro Social, establece: “Las controversias entre los asegurados o
sus beneficiarios y el Instituto sobre las prestaciones que esta Ley otorga, podrán ventilarse ante la Junta Federal de
Conciliación y Arbitraje sin necesidad de agotar previamente el recurso de inconformidad que establece el artículo anterior.”
De ahí, que no exista la obligación de agotar el recurso en comento.Tribunal Colegiado del Vigésimo Circuito. Amparo
directo 710/95. Instituto Mexicano del Seguro Social. 25 de enero de 1996. Unanimidad de votos. Ponente: Francisco A.
Velasco Santiago. Secretario: Rafael León González, en: Semanario Judicial de la Federación y su gaceta, t. III. Novena
Época. Tribunales Colegiados de Circuito, abril de 1996, Tesis XX, 36 L., p. 457.
20 RECONSIDERACIÓN PREVISTA EN EL ARTÍCULO 192 DEL ESTATUTO DEL SERVICIO PROFESIONAL
ELECTORAL. ES OPTATIVO AGOTARLA. Los servidores del Instituto Federal Electoral, antes de acudir al juicio para
dirimir los conflictos o diferencias laborales, que prevé el Libro Quinto de la Ley General del Sistema de Medios de
Impugnación en Materia Electoral, no están obligados a agotar, como requisito de procedibilidad de dicho juicio, el recurso
de reconsideración establecido por el artículo 192 del Estatuto del Servicio Profesional Electoral, dado que, en términos de lo
que previene este precepto, al referir que dichos servidores «podrán» utilizarlo, su agotamiento se convierte en optativo,
constituyendo, en consecuencia, la interposición de tal recurso, sólo un medio por el cual pueden optar los servidores con el
fin de tratar de lograr, administrativamente, la satisfacción de sus pretensiones, sin necesidad de acudir al Tribunal Electoral
del Poder Judicial de la Federación, al que la Constitución le reservó la facultad de decisión de las controversias laborales
surgidas entre tal organismo y sus servidores.
Sala Superior. S3LAJ- 02/97.
Juicio para dirimir los conflictos o diferencias laborales entre el Instituto Federal Electoral y sus servidores. SUP-JLI-002/97.
Eduardo Manuel Rivas Buenfil. 9 de julio de 1997. Unanimidad de votos. Ponente: José de Jesús Orozco Henríquez.
Juicio para dirimir los conflictos o diferencias laborales entre el Instituto Federal Electoral y sus servidores. SUP-JLI-021/97.
José Antonio Hoy Manzanilla. 7 de agosto de 1997. Unanimidad de votos. Ponente: Alfonsina Berta Navarro Hidalgo.
Juicio para dirimir los conflictos o diferencias laborales entre el Instituto Federal Electoral y sus Servidores SUP-JLI-046/97.
Magdaleno Villanueva Flores y otros. 11 de septiembre de 1997. Unanimidad de votos. Ponente: Leonel Castillo González.
TESIS DE JURISPRUDENCIA J.2/97. Tercera Época. Sala Superior. Materia Laboral. Aprobada por Unanimidad de votos,
en: Justicia Electoral, Suplemento No. 1. Revista del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación. México, 1997,
p.30.
21 Cfr. VILLORO TORANZO, Luis. El Poder y el Valor. Ed. Fondo de Cultura Económica. México, 1997.
22 El artículo primero de la Ley General del Sistema de Medios de Impugnación en Materia Electoral, establece: “La
presente ley es de orden público, de observancia general en toda la República y reglamentaria de los artículos 41, 60 y 99 de
la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos”.
23 OJESTO MARTÍNEZ PORCAYO, José Fernando. Estudio sobre el orden público, interpretación normativa y los
principios de constitucionalidad, legalidad y definitividad en materia electoral federal, en: Justicia Electoral. Revista del
Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación. No. 9. Año 1997, pp. 75 a 84.
24 COVARRUBIAS DUEÑAS, José de Jesús. Op. Cit. Supra, nota 16, p. 89.
25 El Magistrado Presidente del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, José Luis de la Peza Muñoz Cano, ha
manifestado que: debido a la propia naturaleza de los valores que protege, no puede darse el lujo de permitir que existan
rezagos que pudieren poner en riesgo las decisiones fundamentales del pueblo o atrasar la transición pacífica y por la vía legal
de los poderes. Vid. Memoria 1997, t. I. Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación. México, 1998, pp. 53 a 68;
y Boletín del Centro de Capacitación Judicial Electoral. Año 4. No. 2, marzo-abril de 1998, p. 9.
26 OVALLE FAVELA, José. Op. Cit. Supra, nota 18, p. 290.
27 FRANCO GONZÁLEZ SALAS, José Fernando. Op. Cit. Supra, nota 8, p. 29.
28 GALVÁN RIVERA, Flavio. El Principio de Legalidad en Materia Electoral, en: Tendencias Contemporáneas del
Derecho Electoral en el Mundo. Memoria II Congreso Internacional de Derecho Electoral. Cámara de Diputados del
Congreso de la Unión, IFE, Tribunal Federal Electoral, UNAM. México, 1993, pp. 680 y sgts.
29 Vid. TESIS DE JURISPRUDENCIA SUP-J. 1/97. Tercera Época. Sala Superior. Materia Electoral. Aprobada por
Unanimidad de votos; en el sentido de que el error en la elección o designación de la vía no determina de manera necesaria su
improcedencia, ya que es más importante la preservación de los principios que rigen el Derecho Electoral, en: Tribunal
Electoral del Poder Judicial de la Federación. Op. Cit. Supra, nota 20, pp. 26 y 27.
30 El pragmatismo legislativo y en no pocas ocasiones en la interpretación de la ley por el Poder Judicial, lleva a la existencia
de híbridos procesales, como este caso, típico en la revisión constitucional donde se puede dar cuando haya tiempo el reenvío
y, en caso contrario, se resuelve en plenitud de jurisdicción como en el sonado asunto del Estado de Yucatán, ventilado en los
expedientes SUP-JRC-023/98 y SUP-JRC-029/98 que dieron lugar a la tesis relevante publicada en el informe 1997-1998 que
rindió el señor Presidente del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, Magistrado José Luis de la Peza Muñoz
Cano, p. 164.
31 GUDIÑO PELAYO, José de Jesús. Introducción al Amparo Mexicano. Coeds. ITESO y Noriega. México, 1999, pp. 117
y 118.
32 Vid. PÉREZ DUARTE Y N., Alicia Elena. Voz: Plazos y términos, en: Op. Cit. Supra, nota 12, pp. 2426 y 2427.
33 PALLARES, Eduardo. Voz: Término, en: Diccionario de Derecho Procesal Civil. Ed. Porrúa, 21ª ed. México, 1994, pp.
763 y 764. El Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, a fin de evitar confusiones, ha determinado que existen
plazos sustantivos (proceso electoral, Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales) y plazos adjetivos (Ley
General del Sistema de Medios de Impugnación en Materia Electoral). Vid. SUP-JRC-080/97, 5 de septiembre de 1997.
34 TRIBUNAL ELECTORAL DEL PODER JUDICIAL DE LA FEDERACIÓN. Op. Cit. Supra, nota 20, p. 56.
35 De las leyes electorales anteriores a la actual, encontramos que en el siglo XIX existieron, entre otros documentos jurídico-
políticos: Actas, Manifiestos, Planes, Exposiciones, Pronunciamientos, Peticiones, Decretos, Exaltaciones, Dictámenes,
Artículos, Proyectos, Bases, Circulares, Convenios, Leyes, Cartas, Instrucciones, Representaciones, Armijos, Protestas y
Notas; que desde 1808 a 1856 sumaron 1088, y de 1857 a 1911, 148; de 1912 a 1920, 233 y de 1920 a 1940, 204.
En el siglo pasado, antes de la Ley Federal de Organizaciones Políticas y Procesos Electorales (LOPPE) del 28 de diciembre
de 1977, encontramos leyes electorales en 1911, 1916, 1917 y 1918, así como la Ley Electoral Federal del 7 de enero de
1946; la del 4 de diciembre de 1951; y la del 5 de enero de 1973. También, encontramos el Código Federal Electoral del 12
de febrero de 1987; el Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales del 15 de agosto de 1990; y las Reformas
Constitucionales y Legales del 22 de agosto y 22 de noviembre de 1996, respectivamente, al COFIPE; Cfr. COVARRUBIAS
DUEÑAS, José de Jesús. Op. Cit. Supra, nota 16, pp. 8, 26 a 33 y 35 a 44.
36 SOBRESEIMIENTO. CUÁNDO PROCEDE DECRETARLO POR FALTA DE MATERIA EN EL RECURSO DE
INCONFORMIDAD. Tesis Relevante. Segunda Época. Sala Regional Xalapa. 1994. Materia Electoral. SX003.2 EL1.
RECURSO DE INCONFORMIDAD. CASO EN QUE PROCEDE EL SOBRESEIMIENTO PARCIAL DEL. Tesis de
Jurisprudencia. J.96/94. Segunda Época. Sala Central. Materia Electoral. SC2EL.J96/94,
en: Memoria 1994, t. II. Tribunal Federal Electoral. México, 1994, p. 145.
37 Artículo 82, parráfo 1, de la Ley General del Sistema de Medios de Impugnación en Materia Electoral.
38 Vid. PALLARES, Eduardo. Voz: Legitimación, en: Diccionario de Derecho Procesal Civil. Op. Cit. Supra, nota 33.
39 La Ley General del Sistema de Medios de Impugnación en Materia Electoral reconoce a los partidos políticos la
representación legal, estatutaria y convencional: representantes legítimos, son los registrados formalmente ante el órgano
electoral responsable (IFE, que pueden ser los consejeros en sus tres niveles general, locales y distritales) cuando éste haya
dictado el acto o resolución impugnado y se limita su actuación ante el órgano; la estatutaria, le corresponde a los miembros
de los comités nacionales, estatales, distritales y municipales, según corresponda, y su acreditación será con su
nombramiento; la difusa y la legal, que es la que se origina a través de quienes tengan facultades de representación conforme
a sus estatutos o mediante poder otorgado en escritura pública por los funcionarios del partido facultados para ello. Los
candidatos deberán acompañar el original o copia certificada del documento donde conste su registro. Las organizaciones o
agrupaciones políticas o de ciudadanos, a través de sus representantes legítimos, de conformidad con los estatutos respectivos
o en los términos de la legislación electoral o civil aplicable. Vid. Art. 13 de la Ley General del Sistema de Medios de
Impugnación en Materia Electoral.
40 PALLARES, Eduardo. Voz: Pruebas, en: Op.Cit. Supra, nota 33, pp. 561 a 568.
41 Vid. FRANCO GÓNZALEZ SALAS, José Fernando. Op. Cit. Supra, nota 8, p. 39.
REQUISITOS PARA SU ADMISIÓN. Tesis relevante. Tercera Época. Sala Superior. Materia Electoral. S3EL-004/97. 14
de febrero de 1997. Unanimidad de votos. Ponente: José de Jesús Orozco Henríquez.
PRUEBAS DOCUMENTALES. ALCANCE DE LAS. Tesis Relevante. Tercera Época. Sala Superior. Materia Electoral.
S3EL-051/98. 24 de Septiembre de 1998. Unanimidad de votos. Ponente: Alfonsina Berta Navarro Hidalgo.
43 CASTRO, Juventino V. Garantías y Amparo. Ed. Porrúa. México, 1996, pp. 303 a 308.
44 De las diligencias para mejor proveer se ha dicho: “Llámanse así las medidas probatorias extraordinarias que, luego de las
vistas o alegatos escritos de las partes, pueden los jueces o tribunales practicar o hacer que se practiquen de oficio para
ilustrarse más adecuadamente y fallar sin atenerse tan solo a los medios propuestos por las partes. Esta facultad especial de la
que se hace poco uso, quizás por indolencia, sin excluir del olvido, significa la quiebra del impulso procesal a instancia de
parte, que se erige como principio del Enjuiciamiento Civil. De esta forma, la magistratura puede abandonar el papel pasivo
de espectadora de las pruebas y asumir la iniciativa. Estas diligencias que configuran una prueba adicional y por iniciativa del
juzgador, plenamente discrecionales para él, están revelando una actuación parcial de las partes, que presumiblemente han
ocultado elementos desfavorables o que han tratado de confundir la fase probatoria, con el suministro de datos insuficientes o
sin validez”. CABANELLAS, Guillermo. en: Diccionario Enciclopedico de Derecho Usual, t. III. D-E. Ed. Heliasta, S. de
R. L. Buenos Aires, Argentina, 1997, p. 255.
DILIGENCIAS PARA MEJOR PROVEER. PROCEDE REALIZARLAS CUANDO EN AUTOS NO EXISTAN
ELEMENTOS SUFICIENTES PARA RESOLVER. Tesis de Jurisprudencia. J.10/97. Tercera Época. Sala Superior. Materia
Electoral, 25 de septiembre de 1997. Aprobada por unanimidad de votos. Ponente: Alfonsina Berta Navarro Hidalgo, en:
Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación. Op. Cit. Supra, nota 20, pp. 20 y 21.
45 TRIBUNAL ELECTORAL DEL PODER JUDICIAL DE LA FEDERACIÓN. Ejecución de sentencias en los juicios de
revisión constitucional electoral (caso Yucatán). Colección Sentencias Relevantes. No. 1, edición del Tribunal Electoral del
Poder Judicial de la Federación. México, 1998.
MEDIOS DE IMPUGNACIÓN EN MATERIA ELECTORAL I
En todos los sistemas procesales, se busca que los justiciables cuenten con la
posibilidad de combatir, oponer o atacar actos o resoluciones que son violatorios de
lo establecido en las leyes.
Si se parte de la idea de que “errare humanum est”, y que los jueces son humanos,
es imprescindible que el régimen legal contenga los correctivos necesarios y
suficientes para evitar actos irregulares derivados de la administración de justicia.
De igual manera, el sistema judicial debe contemplar un principio general de
impugnación 1; es decir, debe prever mecanismos de verificación o constatación de
actos y resoluciones que dentro del mismo sistema procesal, corrijan actos
anómalos o que dejen de producir sus efectos, por presentarse errores de redacción
o vicios en su implementación jurídica.
1. PRINCIPIO DE CONSTITUCIONALIDAD
De igual manera, se concibe un Tribunal Electoral ante quien se podrán ventilar los
conflictos derivados de las determinaciones relativas a la declaración de validez, el
otorgamiento de las constancias y la asignación de diputados o senadores, la
calificación de la elección de Presidente de los Estados Unidos Mexicanos, la tutela
o protección de los derechos político-electorales de los ciudadanos, la impugnación
de actos o resoluciones firmes derivadas de autoridades electorales de los estados
relacionadas con la celebración de elecciones estatales, así como los actos que
impongan alguna sanción a los actores electorales.
2. PRINCIPIO DE LEGALIDAD
De igual manera, se considera que los actos jurídicos que impliquen molestia a los
particulares y que deriven de un ente de autoridad, deben cumplir con el requisito
constitucional de que emanen de autoridad competente y estar debidamente
fundados y motivados, so pena de incurrir en violaciones constitucionales. A mayor
abundamiento, las leyes electorales de los estados de la República también
contienen reglas específicas para que los actos y resoluciones de las autoridades
electorales derivadas de procesos electorales de los estados cumplan
invariablemente con este principio.
3. PRINCIPIO DE DEFINITIVIDAD
De ahí la necesidad de que, por medio de decisiones del órgano electoral encargado
de administrar la elección, o bien, por las sentencias del Tribunal Electoral 5 se
vayan dando decisiones definitivas que impidan sean revisados de nueva cuenta
actos pasados y concluidos, para lo cual existe una institución procesal que es la
preclusión de las oportunidades procesales por no haberlas aducido con la
oportunidad y dentro de los plazos que se señalan en las leyes.
4. PRINCIPIO DE IMPUGNABILIDAD
De igual manera, se precisa que todos los actos y resoluciones de las autoridades
electorales pueden ser impugnados, estableciéndose como una garantía a los sujetos
del Derecho Electoral de poder acudir a los órganos de la jurisdicción a fin de
ventilar todas aquellas situaciones que provoquen la disconformidad con dichos
actos y resoluciones de las autoridades electorales.
Este principio está íntimamente relacionado con el anterior, en virtud de que los
órganos de la jurisdicción electoral no pueden actuar de oficio, sin que nadie se los
pida u oficiosamente, sino que debe mediar una solicitud por escrito de la persona
que se sienta lastimada jurídicamente por un acto o una resolución emitida por un
órgano electoral y de esa forma echar a andar la maquinaria jurisdiccional electoral.
El artículo 9, párrafo 1, de la Ley General del Sistema de Medios de Impugnación
en Materia Electoral, establece los requisitos que deben contener los escritos
iniciales de los distintos recursos y juicios en materia electoral.
Paralelamente a la posibilidad de instar, existe para la autoridad jurisdiccional
resolutora el correlativo deber de referirse a todos y cada uno de los argumentos,
agravios o hechos formulados por los recurrentes o promoventes y valorar todas y
cada una de las pruebas ofrecidas y aportadas por las partes, es decir, debe existir
un principio de exhaustividad6 en las resoluciones y sentencias de carácter electoral.
6. PRINCIPIO DE ORALIDAD
Así también, en materia electoral tienen plena razón de ser las dos instituciones que
caracterizan a esta tendencia procesal, como son: la suplencia en la deficiencia del
agravio y la prueba para mejor proveer; instituciones que permiten equilibrar la
relación jurídica entre las partes contendientes, subsanando errores u omisiones en
que ha incurrido alguna de las partes por ignorancia, error o, inadecuada asesoría.
Este principio implica que las pruebas que obran en el expediente electoral pueden
aprovechar no solamente a aquella parte que las aporta, sino también a todas las
demás que participen en el trámite contencioso electoral. Este principio ha sido
tomado por la jurisprudencia electoral en una tesis relevante denominada
“Adquisición procesal. Opera en materia electoral”7.
8. PRINCIPIO DE PLENITUD DE JURISDICCIÓN
1. REMEDIOS
Los primeros son los más sencillos o simples, puesto que, permiten al órgano
emisor remediar sus errores de cálculo, en las personas o en el objeto del litigio. En
estos casos las leyes procesales establecen un mecanismo de aclaración que puede
hacerse valer de oficio o a petición de parte, lográndose la reparabilidad de dichos
errores en forma automática.
2. RECURSOS
Los recursos, propiamente dichos, son los medios de defensa por excelencia que
abren una segunda instancia judicial ante un órgano superior jerárquicamente
hablando, quien será el encargado de solucionar en definitiva las causas de agravio
aducido por el recurrente. Este trámite en algunos procedimientos es obligatorio y
en otros es opcional para el que resultó vencido en un juicio inicial.
3. PROCESOS
Existe también la posibilidad de que una sentencia dictada en un juicio sea revisada
mediante la apertura de otro juicio, es decir, que se inicia una tramitación procesal
por todas y cada una de sus fases hasta culminar en una sentencia definitiva y de
fondo que determinará la legalidad o ilegalidad del fallo recurrido.
En nuestro sistema procesal se tienen dos ejemplos característicos sobre el
particular, uno de ellos, lo constituye el trámite que se denomina en el Código de
Procedimientos Civiles del Distrito Federal, como apelación extraordinaria, pero
que en el fondo se convierte, si prospera el “recurso”, en un nuevo proceso, a
partir del emplazamiento que fue mal realizado; y el otro ejemplo lo constituye el
juicio de amparo que se intenta para impugnar sentencias definitivas, al grado de
que uno de los efectos de la sentencia de amparo será dejar sin efectos los actos
ordenados en dicha sentencia impugnada o que se conserven parcialmente dichos
efectos; o bien, se ordene emitir una nueva sentencia 10.
Los recursos que prevé la Ley General del Sistema de Medios de Impugnación en
Materia Electoral, en su artículo 3, párrafo 2, son el de revisión, apelación y
reconsideración y los juicios regulados en dicha legislación son el de protección de
los derechos político-electorales del ciudadano, inconformidad, revisión
constitucional y el laboral.
2. NATURALEZA JURÍDICA
3. ANTECEDENTES LEGISLATIVOS
Este recurso tiene su antecedente en la Ley Electoral Federal del año de 1946, que
estableció un órgano máximo, de carácter federal encargado de organizar las
elecciones de diputados federales y senadores al Congreso de la Unión y la elección
presidencial; le otorga la competencia para resolver las impugnaciones que se
pudieran presentar derivadas de las elecciones. Este órgano era competente para
solucionar las disconformidades que se llegaren a presentar. En la Ley Federal de
Organizaciones Políticas y Procesos Electorales del año de 1977, se establece por
primera vez un catálogo de medios de impugnación y todos ellos tendrían su origen
y resolución final ante la Comisión Federal Electoral, encargada de solucionar
dichos conflictos y se incluyó expresamente la revisión como un recurso; en el
Código Federal Electoral de 1987, también se le conservó12 y de igual manera en el
código vigente de 1990 también se confirma, aunque sus características no sean
idénticas en dichos cuerpos legales para 1996, subsiste un solo recurso
administrativo y todos los demás son de naturaleza jurisdiccional.
4. ACTOS IMPUGNABLES
5. PLAZOS DE INTERPOSICIÓN
Los partidos políticos tienen un plazo de cuatro días para interponer el escrito que
contenga el recurso, contados a partir del día siguiente a aquél en que se haya
notificado o se tenga conocimiento del acto o la resolución que se recurre. Esta
regla tiene su fundamento en la naturaleza misma de los órganos colegiados del
IFE, puesto que los partidos políticos participan con representantes en los órganos
de dirección, tanto distritales como de entidad federativa y pueden estar presentes
en las sesiones de toma de decisiones, por lo que en estos casos opera la llamada
notificación automática, a la que se refiere el artículo 30, párrafo 1, de la ley
procesal electoral, a los partidos políticos que estuvieron presentes en dicha sesión;
o bien, los acuerdos son notificados a los partidos políticos en el domicilio que
hayan señalado para tales efectos. Los recursos de revisión que se presenten dentro
de los cinco días anteriores al día de la elección no serán decididos por el órgano
administrativo, sino que se enviarán a la sala regional del Tribunal Electoral, de
acuerdo a la competencia territorial para que sean resueltos junto con los juicios de
inconformidad con los que guarden relación; por lo que es inexacta la disposición
establecida en el artículo 37, párrafo 1, inciso h), de la Ley General del Sistema de
Medios de Impugnación en Materia Electoral en el sentido de que en el recurso de
revisión se deberá señalar la conexidad de la causa, en caso contrario, se enviarán
al archivo como asuntos total y definitivamente concluidos.
Toda resolución emitida en el recurso de revisión debe cumplir con los requisitos de
forma que establece el artículo 22 de la Ley General del Sistema de Medios de
Impugnación en Materia Electoral, es decir, debe constar por escrito, señalándose
la fecha, el lugar y órgano que la emite, un resumen de los hechos o puntos de
derecho controvertidos, el análisis de los agravios, el examen y valoración de las
pruebas, los fundamentos jurídicos y, en su caso, el plazo para su cumplimiento.
8. NOTIFICACIONES
Las resoluciones emitidas por los órganos competentes del IFE al resolver el
recurso de revisión se entenderán notificadas al recurrente de manera automática, a
través del representante acreditado del partido político que haya asistido a la sesión
pública en la que se resolvió el recurso de revisión respectivo; en el caso de que no
tenga representante acreditado o no haya asistido a la sesión de resolución, se le
notificará personalmente y de acuerdo con las reglas generales de notificación, y
ésta se deberá realizar a más tardar al día siguiente al en que se dictó la resolución,
en los términos del párrafo primero del artículo 27, de la Ley General del Sistema
de Medios de Impugnación en Materia Electoral, en el domicilio que haya señalado;
o bien, por estrados. A la autoridad responsable, se le notificará por correo
certificado, o por oficio, debiéndose agregar una copia certificada de la resolución y
al partido tercero interesado por correo certificado.
9. ESTADÍSTICA
1. DELIMITACIÓN TERMINOLÓGICA
2. NATURALEZA PROCESAL
2.1. Clasificación
Es el único medio de impugnación que una vez admitido, empieza a correr el plazo
perentorio que tiene el órgano jurisdiccional para emitir su sentencia.
3. ANTECEDENTES LEGISLATIVOS
El código vigente en 1990, estableció este recurso para impugnar las resoluciones
recaídas al recurso de revisión y en contra de actos o resoluciones emitidos por los
órganos centrales del Instituto Federal Electoral.
4. ACTOS IMPUGNABLES
Fuera del año del proceso electoral federal, el recurso procede contra lo resuelto
por las juntas ejecutivas al resolver el recurso de revisión, o contra lo resuelto por
el Consejo General al resolver el citado recurso; en contra de los actos y
resoluciones del Consejo General o de la Junta General Ejecutiva; en contra del
informe rendido por la Dirección Ejecutiva del Registro Federal de Electores al
Consejo General y a la Comisión Nacional de Vigilancia, relativo a las
observaciones al listado nominal de electores realizadas por los partidos políticos;
por actos del Presidente del Consejo General o cuando el Consejo General imponga
una sanción a los partidos políticos, organizaciones o agrupaciones políticas o de
ciudadanos y personas físicas o morales.
En el año del proceso electoral federal, el recurso se puede intentar para impugnar
lo resuelto en el recurso de revisión por los consejos locales y General y las juntas
locales ejecutiva y General Ejecutiva, por actos o resoluciones del Consejo General
o de su presidencia, contra el informe de la Dirección Ejecutiva del Registro
Federal de Electores en relación con las observaciones formuladas por los partidos
políticos a la lista nominal de electores; contra la imposición de sanciones a los
partidos políticos y en la etapa de resultados contra lo resuelto por el recurso de
revisión contra actos o resoluciones de los consejos no vinculados con los resultados
de las elecciones.
Actos o resoluciones del Consejo General. Durante el año del proceso electoral, el
Consejo General sesiona a partir de la primera semana del mes de octubre anterior
al año electoral y así sucesivamente, el Consejo sesionará cada mes en sesión
ordinaria y en sesión extraordinaria cuando así sea convocado. En consecuencia, el
Consejo General tiene atribuciones propias, como la de registrar las plataformas
electorales que van a ser postuladas por los partidos políticos en las campañas
electorales; el registro de candidatos a la presidencia de la República; el registro de
diputados y senadores electos por el principio de representación proporcional; el
registro supletorio de candidatos a diputados y senadores electos por el principio de
mayoría relativa; la aprobación de los modelos de la papelería electoral, incluyendo
las boletas electorales, la logística de la distribución nacional de la papelería y
demás elementos de la elección, la determinación de los topes a los gastos de
campaña de los partidos políticos; las determinaciones para declarar la validez de
las listas nominales de electores, es decir, en otras palabras, todos los actos y
resoluciones del Consejo General pueden ser impugnados por medio del recurso de
apelación.
El Presidente del Consejo General del IFE, también puede realizar una serie de
actos especificados en el código electoral, que pueden ser violatorios de la ley, y en
consecuencia, los partidos políticos pueden recurrir dichos actos por medio del
recurso de apelación.
Este informe es necesario que lo sancione el Consejo General a más tardar el quince
de mayo del año de la elección, para declarar la definitividad de la lista nominal de
electores, pero dicho informe debe contemplar las observaciones previas
manifestadas por los partidos políticos a dicho listado nominal; sin embargo, el acto
que se impugna es el acto del Consejo General al aprobar el informe de la dirección
ejecutiva.
5. PLAZOS DE INTERPOSICIÓN
Los plazos para interponer el recurso de apelación siguen la regla general, es decir,
se debe presentar el escrito inicial dentro de los cuatro días siguientes a aquel en
que se haya notificado o se tenga conocimiento del acto o la resolución que se
impugna; salvo cuando se impugna el informe de la Dirección Ejecutiva del
Registro Federal de Electores relativa al listado nominal, que será de tres días a
partir de la sesión del Consejo General en la cual se conoció el informe señalado21.
En los casos en que se interpongan recursos de apelación dentro de los cinco días
anteriores al día de la jornada electoral, no serán resueltos, sino que se emitirá un
auto de reserva para que sean resueltos junto con los juicios de inconformidad con
los que guarden relación y en caso contrario se enviarán al archivo como asuntos
total y definitivamente concluidos. Es inexacta la disposición contenida en el
artículo 46, párrafo 1, de la Ley General del Sistema de Medios de Impugnación en
Materia Electoral, en el sentido de que el promovente deberá señalar la conexidad
de la causa, puesto que ésta debe ser argumentada en el juicio de inconformidad,
con fundamento con el artículo 52, párrafo 1, inciso e), de la ley procesal señalada.
7. SENTENCIA Y EFECTOS
Las sentencias en el recurso de apelación deben cumplir con los requisitos de forma
que establece el artículo 22, de la Ley General del Sistema de Medios de
Impugnación en Materia Electoral, es decir, que debe contener la fecha, el lugar y
la sala que la emite; el resumen de los hechos o puntos de derecho controvertidos;
el análisis de los agravios, así como el examen y valoración de las pruebas; los
fundamentos jurídicos, los puntos resolutivos y el plazo para su cumplimento.
Estas sentencias deben ser emitidas dentro de los seis días siguientes a aquel en que
se haya admitido dicho recurso, so pena de incurrir en responsabilidad; salvo por lo
que respecta a los recursos de apelación que se hayan interpuesto dentro de los
cinco días anteriores al día de la jornada electoral, los cuales no serán resueltos,
sino que quedarán en reserva hasta que se acredite la conexidad de los mismos con
alguno de inconformidad con los que guarde relación; de igual manera en las
sentencias se pueden suplir las deficiencias en la argumentación de los agravios que
haya aducido el recurrente, y en la manifestación de los preceptos de derecho que
se hayan expresado en el citado escrito.
8. NOTIFICACIONES
9. ESTADÍSTICA
Por una tradición histórica, los ciudadanos no podían acudir en defensa de sus
intereses políticos a los medios tradicionales de defensa de garantías
constitucionales (léase juicio de amparo), por lo que se establecieron actos de
carácter administrativo para que los ciudadanos pudieran oponerse a los padrones
electorales o a algunos actos o resoluciones de las autoridades electorales, sin
embargo, había un gran espacio en el cual la ciudadanía no tenía la posibilidad de
defensa de sus intereses políticos.
Para tales efectos, los ciudadanos pueden acudir al juicio para la protección de los
derechos político-electorales del ciudadano, a fin de solucionar los problemas
relacionados con la no expedición de su credencial para votar con fotografía, los
problemas relacionados con las listas nominales de electores o bien, por la negativa
de la autoridad del registro de electores para tramitar de conformidad dichas
solicitudes, y estas dos circunstancias derivadas de una suspensión de los derechos
políticos ordenada por alguna autoridad judicial.
El ciudadano debe ser postulado por un partido político, ya que nuestra legislación
impide la existencia de candidatos sin partido o mejor llamados candidatos
independientes; en consecuencia, los candidatos se sujetan a las plataformas
electorales que hayan sido registradas previamente por los partidos políticos y que
son los postulados que deberán regir las campañas políticas para acceder a los
órganos de gobierno. De igual manera, el candidato debe cumplir con requisitos de
carácter personal para que la autoridad electoral proceda a registrarlo con el
carácter de candidato a algún cargo de elección popular. La Sala Superior ha
emitido una tesis de jurisprudencia en la que establece que existen dos momentos
para comprobar el análisis de la elegibilidad de los candidatos; el primero, ante la
autoridad electoral y el segundo, en forma definitiva e inatacable ante la autoridad
jurisdiccional, este último derivado de la calificación que realice la autoridad
electoral en la sesión de cómputo final de la elección respectiva23.
En todos los problemas que pudieran existir alrededor de estas situaciones, con
independencia de que el partido político pueda impugnar las resoluciones emitidas al
respecto, el ciudadano, por su propio derecho, puede acudir al juicio de protección
a fin de salvaguardar sus intereses político-electorales.
Los ciudadanos de manera libre y pacífica pueden reunirse para crear agrupaciones
políticas, que vienen a constituirse como un antecedente indispensable en la
formación de partidos políticos nacionales.
Dichas agrupaciones políticas deben contar con un registro otorgado por el Instituto
Federal Electoral, una vez que hayan acreditado el cumplimiento de una serie de
requisitos, representados básicamente por la comprobación de contar con un
número determinado de asociados y con un número de afiliados en un determinado
número de entidades federativas; así como acreditar que se cuenta con los
documentos básicos de toda organización política.
Por supuesto que, el análisis de los requisitos por parte de los órganos competentes
del Instituto Federal Electoral, implicará una serie de resoluciones que pueden
llegar a afectar los intereses político-electorales de los ciudadanos miembros de
dichas agrupaciones, por lo que el juicio de protección es el instrumento procesal
que permite la defensa jurisdiccional de dichos intereses cuando se alegue que
fueron lesionados.
El mandato constitucional señala que la afiliación en los partidos políticos debe ser
de manera libre, pacífica e individual, a fin de evitar la llamada afiliación
corporativa que había sido el procedimiento usual en la historia política de nuestro
país, hasta antes de la reforma constitucional del año de 1996.
4. ANTECEDENTES LEGISLATIVOS
Desde los primeros cuerpos legislativos del siglo XIX 25, se estableció la posibilidad
de que el elector considerado en forma individual, pudiera impugnar la relación de
electores de su entidad o localidad y en otras más poder impugnar los resultados
electorales.
5. COMPETENCIA
6. ACTOS IMPUGNABLES
De igual manera, pueden acudir a este juicio aquellos ciudadanos que sientan
vulnerado su derecho político al habérsele negado el registro como candidato a
cargo de elección popular de algún partido político; en este caso, si el partido
político impugnó la negativa de registro de candidato, a través del recurso de
revisión o de apelación correspondiente, la Sala Superior del Tribunal Electoral
ejercerá su derecho de atracción y en
consecuencia el consejo del Instituto o la sala regional deberán remitir los
expedientes respectivos para que sean resueltos junto con el juicio de protección
promovido por el ciudadano y cuando el Instituto Federal Electoral niegue el
registro como asociación política nacional a aquella agrupación que lo haya
solicitado o cuando se niegue el registro como partido político nacional a aquella
agrupación política que haya solicitado su reconocimiento.
7. PARTES
8. TRÁMITE
9. SUBSTANCIACIÓN Y RESOLUCIÓN
Una vez que el expediente es recibido en la oficialía de partes de alguna de las salas
del tribunal, el Presidente de la sala lo turnará al magistrado que corresponda para
el efecto de la substanciación de dicho expediente.
En este juicio existe el principio in dubio pro cive que quiere decir, que se deberá
estar en todo aquello que beneficie al ciudadano, por lo que en muchas ocasiones
las supuestas inconsistencias que presente el escrito de demanda del ciudadano o los
problemas en los trámites iniciales, se entenderán subsanadas por la falta de
orientación y asesoría adecuadas por parte de los funcionarios y empleados del
Registro Federal de Electores.
11. ESTADÍSTICA
Para el año del proceso electoral de 199729 y con corte al treinta y uno de diciembre
de ese año, se promovieron 7,548 juicios de protección de los derechos político-
electorales del ciudadano; de los cuales, 7,501 fueron presentados en la etapa de
preparación de la elección; en la etapa de resultados se promovieron 6 y en la etapa
posterior al proceso electoral se promovieron 41 demandas del juicio de protección.
Ahora bien, de los 7,548 juicios; 7,531 fueron promovidos por ciudadanos, 17 por
agrupaciones políticas y 2 por candidatos; 7,400 se declararon fundados; 71
infundados, 12 sobreseídos, 58 desechados, 6 se remitieron a la responsable y 1 se
tuvo por no interpuesto.
NOTAS
1 GÓMEZ LARA, Cipriano, Derecho Procesal Civil. Ed. Harla, 5ª ed. México, 1991. p. 43.
2 OVALLE FAVELA, José. Teoría General del Proceso. Ed. Harla, México, 1991, p. 187.
3 GALVÁN RIVERA, Flavio. Derecho Procesal Electoral Mexicano. Ed. McGraw-Hill. México, 1997. p. 72.
4 Cfr. PRINCIPIO DE LEGALIDAD ELECTORAL. Tesis Relevante, en: Justicia Electoral. Suplemento No. 1. Revista del
Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación. México, 1997, pp. 58 y 59.
5 Artículo 3, párrafo 1, inciso b), de la Ley General del Sistema de Medios de Impugnación en Materia Electoral.
6 Cfr. EXHAUSTIVIDAD, PRINCIPIO DE... Tesis Relevante, en: Justicia Electoral. Suplemento No. 1. Revista del
Suplemento No. 1. Revista del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación. México, 1997, pp. 33 y 34.
8 TESIS DE JURISPRUDENCIA JD.1/98. Tercera Época. Sala Superior. Materia Electoral, en: Justicia Electoral.
Suplemento No. 2. Revista del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación. México, 1998, pp. 19 y 20.
9 FIX ZAMUDIO, Héctor. Introducción a la Teoría de los Recursos en el Contencioso Electoral, en: Manual sobre los
Medios de Impugnación en el Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales. IFE, UNAM, Instituto de
Investigaciones Jurídicas. México, 1992, pp. 20 a 23.
10 El artículo 357, de los Códigos de Procedimientos Civiles de Sonora, Zacatecas y Morelos señalan que la cosa juzgada
Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales. IFE, UNAM, Instituto de Investigaciones Jurídicas. México,
1992, p. 133.
12 GARCÍA OROZCO, Antonio. Legislación Electoral Mexicana 1812-1988. Adeo Editores, S.A. 3ª ed. México, 1989, pp.
Federal, Durango, Estado de México, Guerrero, Jalisco, Michoacán, Nuevo León, Oaxaca, Sonora, Tabasco, Tamaulipas,
Tlaxcala, Veracruz y Yucatán, en: Panorama Electoral. Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación. México,
2000.
14 OROZCO HENRÍQUEZ, Jesús. El Contencioso Electoral/ La calificación electoral, en: NOHLEN, Dieter et al.
Compiladores. Tratado de Derecho Electoral Comparado de América Latina. Ed. FCE. y Coeds. México, 1998, pp. 757 y
sgts.
15 TRIBUNAL ELECTORAL DEL PODER JUDICIAL DE LA FEDERACIÓN. Memoria 1997. Ed. Gama Sucesores, S.A.
en el Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales. IFE, UNAM, Instituto de Investigaciones Jurídicas.
México, 1992, p. 57.
18 GARCÍA OROZCO, Antonio. Op. Cit., pp. 351 y 352.
19 Aguascalientes, Baja California Sur, Campeche, Coahuila, Colima, Chihuahua, Distrito Federal, Durango, Estado de
México, Guanajuato, Guerrero, Jalisco, Michoacán, Nayarit, Nuevo León, Oaxaca, Puebla, Querétaro, San Luis Potosí,
Sonora, Tabasco, Tamaulipas, Veracruz, Yucatán y Zacatecas, en: Panorama Electoral. Tribunal Electoral del Poder Judicial
de la Federación. México, 2000.
20 Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Guatemala, México, Panamá, Paraguay, Perú,
República Dominicana y Uruguay, en: OROZCO HENRÍQUEZ, Jesús. Op.Cit. Supra nota 14, pp. 775 y sgts.
21 Vid. Artículo 43, párrafo 1, inciso a), de la Ley General del Sistema de Medios de Impugnación en Materia Electoral.
22 TRIBUNAL ELECTORAL DEL PODER JUDICIAL DE LA FEDERACIÓN. Op. Cit. Supra nota 15.
Jurisprudencia J.11/97, en: Justicia Electoral. Suplemento No. 1. Revista del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la
Federación. México, 1997, pp. 21 y 22.
24 JUICIO PARA LA PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS POLÍTICO-ELECTORALES DEL CIUDADANO. ES
IMPROCEDENTE CONTRA ACTOS DE PARTIDOS POLÍTICOS. Tesis Relevante, en: Justicia Electoral. Suplemento
No. 1. Revista del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación. México, 1997, pp. 48 y 49.
25 GARCÍA OROZCO, Antonio. Op. Cit. Supra nota 12, pp. 145, 146, 150, 151, y sgts.
26 PATIÑO CAMARENA, Javier. Derecho Electoral Mexicano. Ed. Constitucionalista. México, 1996, p. 525.
27 TRIBUNAL ELECTORAL DEL PODER JUDICIAL DE LA FEDERACIÓN. Panorama Electoral. México, 2000.
29 TRIBUNAL ELECTORAL DEL PODER JUDICIAL DE LA FEDERACIÓN. Op. Cit. Supra nota 15.
MEDIOS DE IMPUGNACIÓN II
JUICIO DE INCONFORMIDAD,
RECURSO DE RECONSIDERACIÓN
Y JUICIO DE REVISIÓN CONSTITUCIONAL ELECTORAL
I. INTRODUCCIÓN
1. ASPECTOS TEÓRICOS
1. NATURALEZA JURÍDICA
2. CONCEPTO
Como podrá apreciarse, definiciones habrá tantas como el número de estudiosos del
derecho se aboquen al tema, por lo que, atendiendo a su naturaleza jurídica y a lo
dispuesto por la Ley General del Sistema de Medios de Impugnación en Materia
Electoral, es válido afirmar que el juicio de inconformidad es la acción impugnativa
mediante la cual los partidos políticos podrán impugnar la validez de la votación de
las elecciones de Presidente de los Estados Unidos Mexicanos; de diputados y
senadores por ambos principios, por los motivos y por las causas que la propia ley
adjetiva señala; y que los candidatos podrán hacer valer en su favor, cuando por
motivos de inelegibilidad la autoridad electoral correspondiente decida no otorgarles
la constancia de mayoría o de asignación de primera minoría. Realmente, los
elementos que constituyen una u otra de las definiciones descritas son los mismos
aunque expuestos unos con mayor generalidad que otros, sólo de la última
definición cabe destacar que como novedad incorporada en la Ley General del
Sistema de Medios de Impugnación en Materia Electoral, sobresale el hecho
indiscutible que de acuerdo a la nueva regulación del medio de impugnación de que
se trata, se faculta a los candidatos a puestos de elección popular, a promover este
juicio, en el supuesto que ha quedado precisado, posibilidad con la que no se
contaba en los anteriores ordenamientos, lo que da mayor apertura a la garantía de
acceso a la justicia que como principio general contempla el artículo 17 de la Carta
Magna.
3. ANTECEDENTES
Por cuestión de método, resulta ocioso destacar todos y cada uno de los
antecedentes que prevalecieron al ahora juicio de inconformidad, por lo que sólo
serán mencionados aquéllos comprendidos en la Ley Electoral del cinco de enero de
1973; Ley Federal de Organizaciones Políticas y Procesos Electorales del
veintiocho de diciembre de 1977; Código Federal Electoral del veintiuno de
diciembre de 1987 y Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales
antes de las reformas de noviembre de 19965.
4. PROCEDENCIA
5. ACTOS IMPUGNABLES
Son actos impugnables a través del juicio de inconformidad, en los términos del
Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales y el artículo 50 de la
Ley General del Sistema de Medios de Impugnación en Materia Electoral, los
siguientes:
6. REGLAS ESPECIALES
7. COMPETENCIA
8. LEGITIMACIÓN Y PERSONERÍA
La Ley General del Sistema de Medios de Impugnación en Materia Electoral
establece, como una facultad exclusiva de los partidos políticos, la promoción del
juicio de inconformidad, y sólo por excepción podrá ser promovido por los
candidatos, únicamente cuando por motivos de inelegibilidad la autoridad electoral
correspondiente decida no otorgarles la constancia de mayoría o de asignación de
primera minoría.
Esta es una regla específica del juicio de inconformidad, sin embargo, cabe hacer
notar que los partidos políticos son personas morales, por lo que para determinar
por conducto de quien pueden formular el juicio de que se trata, es menester
remitirnos a las reglas comunes de los medios de impugnación previstas en el
artículo 13 de la ley adjetiva de la materia, de donde se deduce que el juicio de
inconformidad podrá ser promovido por los partidos políticos a través de sus
representantes, entendiéndose por éstos:
9. PLAZOS Y TÉRMINOS
En este tenor, sólo resta hacer notar que en el caso del plazo para la interposición
del juicio de inconformidad, está señalado por días, por lo que su cómputo será de
veinticuatro horas y no de momento a momento, de tal manera que el plazo para su
interposición empezará a correr a partir del día siguiente de aquél en que termine la
práctica de cómputo de la elección que se impugna, y no del momento en que
termine dicha práctica ni la sesión del cómputo distrital o de entidad federativa que
se impugnan.
10. NOTIFICACIONES
Existe una gran tendencia en la doctrina procesal para considerar que los procesos
de naturaleza esencialmente jurisdiccional se pueden subdividir en dos grandes
apartados que son la instrucción y el juicio.
Ø Cuando se impugnen por error aritmético los resultados consignados en las actas
de cómputo distrital o de entidad federativa, deberá señalarse en que consistió el
error; y
Además, deberá enviar cualquier otro documento que estime necesario para la
resolución del asunto y el informe circunstanciado, el cual por lo menos deberá
contener la mención de si el promovente o compareciente tiene reconocida la
personalidad con que se ostenta, así como los motivos y fundamentos jurídicos en
que considera, se sustenta la constitucionalidad y legalidad del acto o resolución
impugnado.
12. SUSTANCIACIÓN
La sustanciación del juicio de inconformidad, puede considerarse en esencia como
la fase de instrucción que un gran número de estudiosos del Derecho Procesal
atribuyen a un proceso, ya que es en esta etapa del juicio de inconformidad, cuando
el órgano resolutor realiza los actos y ordena las diligencias que sean necesarias
para la debida integración de los expedientes, a fin de allegarse los elementos
necesarios para su resolución.
Cuando del análisis del escrito de demanda, el magistrado electoral advierta que el
promovente omitió acompañar el o los documentos necesarios para acreditar su
personería o no identificó el acto o resolución impugnado ni señaló a la autoridad
responsable, y estos datos no puedan deducirse de los elementos que obran en el
expediente, podrá formular requerimiento para que dentro del término de
veinticuatro horas dé cumplimiento a esos requisitos, con el apercibimiento de que,
en caso de no dar cumplimiento en el plazo fijado, se tendrá por no presentado el
juicio de inconformidad correspondiente.
Cuando el magistrado electoral advierta que el escrito del tercero interesado fue
presentado en forma extemporánea, no se presente ante la autoridad responsable del
acto o resolución impugnado; en él no consta el nombre del tercero interesado ni
obre su firma autógrafa, en el proyecto de sentencia del juicio de inconformidad,
propondrá a la sala tener por no presentado el referido escrito.
Esta última fase del juicio de inconformidad deberá llevarse a cabo en las salas del
Tribunal Electoral de Poder Judicial de la Federación competentes para resolverlo,
y se sujetará a los siguientes pasos:
Ø Por lo menos con veinticuatro horas de antelación, por orden del presidente de
la sala, deberá ser publicada en los estrados correspondientes, la lista de asuntos
que serán ventilados en cada sesión; y
Ø Las salas del Tribunal Electoral dictarán sus sentencias en sesiones públicas de
acuerdo al siguiente procedimiento: abierta la sesión pública por el presidente de
la sala y existiendo quórum legal, se procederá a analizar cada uno de los
asuntos listados, exponiendo las consideraciones y los preceptos jurídicos que
funden la resolución, así como el sentido de los puntos resolutivos propuestos;
se discutirán los asuntos y cuando el presidente estime que así ha sucedido, los
someterá a votación. Las sentencias serán resueltas por mayoría de votos o por
unanimidad; si el proyecto es votado en contra por la mayoría, a propuesta del
presidente se designará a otro magistrado electoral para que dentro de las
veinticuatro horas siguientes a la conclusión de la sesión, engrose el fallo con
las consideraciones y razonamientos jurídicos correspondientes; en las sesiones
públicas sólo podrán participar y hacer uso de la palabra los magistrados
electorales, por sí o por conducto de alguno de sus secretarios, así como el
secretario general el cual levantará el acta circunstanciada. Sólo en casos
extraordinarios la sala podrá diferir la resolución de un asunto.
14.1. Conclusión
El recurso de reconsideración reviste una doble naturaleza jurídica, pues por lo que
se refiere a la impugnación de las resoluciones recaídas al juicio de inconformidad,
técnicamente es un recurso que por ser intraprocesal vive y se da dentro del seno
mismo del proceso como un mecanismo que obliga al reexamen parcial del acto
impugnado, alegando ciertas cuestiones en una segunda instancia; y por lo que se
refiere a la impugnación de la asignación de diputados y senadores por el principio
de representación proporcional, adquiere la naturaleza de una verdadera acción
impugnativa, ya que es de carácter extraordinario y da lugar a un nuevo y ulterior
proceso, ajeno al de origen.
2. ANTECEDENTES LEGISLATIVOS
Las legislaciones que rigieron en este lapso, también establecían una serie de
recursos administrativos y los órganos encargados de la organización y desarrollo
de los procesos electorales tenían facultades para resolverlos. Esta serie de recursos
de naturaleza administrativa coexistían con el sistema contencioso político-electoral.
Fue hasta el año de 1977 cuando se realizó el primer intento de judicializar los
conflictos que se presentaban en materia electoral, al implantar el recurso de
reclamación. Dicho recurso lo formulaban los partidos políticos ante la Suprema
Corte de Justicia de la Nación, para impugnar la calificación de diputados que
realizaba el colegio electoral correspondiente. Este recurso fue muy cuestionado ya
que la resolución que al respecto era emitida por la Suprema Corte, no tenía efectos
vinculatorios y era una sentencia con efectos meramente declarativos, lo que ponía
en entredicho a nuestro máximo tribunal15 .
En 1990, se crea el Tribunal Federal Electoral y con éste aparece como medio de
impugnación el recurso de inconformidad, instrumento establecido para impugnar
los resultados de las elecciones por el cual se podía lograr la nulidad de la votación
e incluso de una elección de diputados o senadores. Sin embargo, al igual que en el
recurso de queja que lo había precedido, las resoluciones que se emitieran, podían
ser modificadas por los colegios electorales de las cámaras del Congreso de la
Unión, con la diferencia que su modificación estaba sujeta a ciertas reglas, pues los
colegios electorales sólo podían modificarlas cuando al revisarlas encontraran que
en las sentencias emitidas en los recursos de inconformidad, se hubiesen violado las
reglas de admisión o valoración de pruebas o cuando el fallo fuere contrario a
derecho, con la exigencia de que así fuere votado por las dos terceras partes de los
miembros presentes del colegio correspondiente. En esta legislación se dio un
avance substancial hacia la desaparición del sistema de autocalificación, pues se
matizaron las facultades extralimitadas que a este respecto tenían los colegios
electorales.
3. PROCEDENCIA
Ø Procede para combatir las sentencias de fondo que sean dictadas por las salas
regionales en los juicios de inconformidad que se hayan formulado en contra de
los resultados de las elecciones de diputados y senadores;
Ø También procede para impugnar del Consejo General del Instituto Federal
Electoral, las asignaciones que realice respecto de las elecciones de diputados y
senadores por el principio de representación proporcional; y
4. PRESUPUESTOS
La Ley General del Sistema de Medios de Impugnación en Materia Electoral fija los
presupuestos que se deben satisfacer para su procedencia. Algunos de ellos, se
refieren a la actuación de las salas regionales del Tribunal Electoral al dictar las
sentencias, y otros, a la actuación del Consejo General del Instituto Federal
Electoral, al realizar la asignación de diputados y senadores por el principio de
representación proporcional.
Así, por lo que se refiere a la actuación de las salas regionales del Tribunal
Electoral, son presupuestos del recurso de reconsideración los siguientes:
Cuando una sala regional del Tribunal Electoral declara la nulidad de una elección
por acreditarse causales de nulidad en los términos de los artículos 76 y 77 de la
Ley General del Sistema de Medios de Impugnación en Materia Electoral, el partido
a favor de quien el órgano del Instituto Federal Electoral correspondiente,
originalmente declaró la validez de la elección y le otorgó la constancia
correspondiente, haya o no comparecido al juicio de inconformidad como tercero
interesado, deberá señalar este presupuesto en el recurso de reconsideración que
formule contra la sentencia de primer grado.
Por lo que se refiere a la participación del Consejo General del Instituto al realizar
la asignación de diputados y senadores, son presupuestos del recurso de
reconsideración:
En estos casos, cualquier partido político que se vea afectado con dichos actos del
Consejo General del Instituto Federal Electoral, podrá formular el recurso de
reconsideración correspondiente, y al hacerlo deberá señalar con precisión cuál de
estos presupuestos sirven de sustento a su impugnación. En el caso del error
aritmético, cabe precisar que el partido impugnante deberá señalar con detalle en
qué consistió el error y sólo lo será, el cometido en el cómputo realizado por el
Consejo General del Instituto.
5. REQUISITOS ESPECIALES
Para la procedencia del recurso que se trata, además de cumplir con los requisitos
que establece el párrafo 1 del artículo 9 de la ley adjetiva de la materia, a excepción
del relativo al ofrecimiento de pruebas, deberá cumplirse con los siguientes:
Ø Expresar agravios por los que se aduzca que la sentencia puede modificar el
resultado de la elección. Se entenderá que se modifica el resultado de una
elección cuando el fallo pueda tener como efecto:
• Anular la elección;
• Revocar la anulación de la elección;
6. COMPETENCIA
Por lo que se refiere a la impugnación de las sentencias dictadas por las salas
regionales en los juicios de inconformidad, privó el criterio relativo al grado, en
tanto que al formularse el recurso de reconsideración correspondiente,
prácticamente se abre una segunda instancia en la que la Sala Superior del Tribunal
Electoral se constituye como el superior jerárquico de las salas regionales y revisa
en una segunda cognición, si el acto o resolución impugnado se ajusta o no a
derecho.
7. LEGITIMACIÓN Y PERSONERÍA
Por imperativo constitucional y legal, son los partidos políticos los que pueden
hacer valer este recurso y por consecuencia son los legitimados, pues así lo
establecen los artículos 60, tercer párrafo del Pacto Federal y 65 de la Ley General
del Sistema de Medios de Impugnación en Materia Electoral. Sólo por excepción se
legitima a los candidatos para formular ante la instancia correspondiente el medio
de impugnación de que se trata, y estos casos de excepción se circunscriben a
aquéllos en que sentencias de la sala regional confirmen la inelegibilidad decretada
por el órgano competente del Instituto al realizar la calificación de la elección; o
bien, revoque la determinación de dicho órgano por la cual estableció que cumplía
con los requisitos de elegibilidad.
De esta forma, tenemos que este medio de impugnación sólo podrá ser presentado
por el representante del partido político que interpuso el juicio de inconformidad al
que recayó la sentencia impugnada, o aquel representante que compareció ante la
sala regional, en nombre de un partido tercero interesado. Si el representante que
promovió fue sustituido, el recurso podrá ser promovido por quien lo sustituyó e
igual acontece en el caso del representante del partido tercero interesado.
También podrá ser presentada la reconsideración por los representantes del partido
político impugnante acreditados ante los consejos locales del Instituto Federal
Electoral que correspondan a la sede de la sala regional cuya sentencia se impugna.
Los candidatos, no podrán ser representados de manera alguna, por lo que deberán
presentar en forma personal el recurso de reconsideración, cuando se confirme por
la sala regional la inelegibilidad decretada por el órgano del Instituto, o se revoque
la determinación de aquél, en el sentido de que cumplió con los requisitos de
elegibilidad.
8. PLAZOS Y TÉRMINOS
El legislador con cierta frecuencia utiliza los vocablos término y plazo como
sinónimos sin hacer distinción alguna. Sin embargo, la doctrina sí los distingue y en
síntesis establece que el término es el momento en que ha de cumplirse o
extinguirse una obligación, y el plazo es el lapso en el cual puede realizarse; en
otras palabras, el término es el fin del plazo22 .
9. TRÁMITE
Una vez que la sala regional responsable o el Secretario Ejecutivo del Consejo
General del Instituto Federal Electoral, según sea el caso, reciben el recurso de
reconsideración, de forma inmediata lo remitirán a la Sala Superior y lo harán del
conocimiento público, mediante cédula que fijarán en los estrados respectivos por
un término de cuarenta y ocho horas.
Recibidos los escritos del tercero interesado o del coadyuvante en su caso, la sala
regional o el Secretario Ejecutivo del Consejo General del Instituto, tienen la
obligación de enviarlos de inmediato a la Sala Superior. En todos los casos,
concluido el término de la publicación del recurso presentado, por la vía más
expedita, darán cuenta de la conclusión a la Sala Superior.
El trámite que la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la
Federación, debe dar al recurso de reconsideración una vez recibido éste, se
concreta a los siguientes pasos:
Existen dos plazos en que deben ser resueltos los recursos de reconsideración
planteados. Así, por cuanto a los recursos formulados que versen sobre los
cómputos distritales de la elección de diputados y de entidad federativa de
senadores, deberán ser resueltos a más tardar el diecinueve de agosto del año de la
elección.
11. NOTIFICACIONES
Al Consejo General del Instituto Federal Electoral por oficio, acompañado de copia
certificada de la sentencia, a más tardar al día siguiente al en que se dictó.
1. PARTE INTRODUCTORIA
La ley suprema del país, en este caso la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos, debe ser cumplida y observada, ya sea en forma espontánea o
coercitiva.
De acuerdo a Felipe Tena Ramírez, “El respeto debido a la Constitución tiene que
ser, en principio, espontáneo y natural. Sólo como excepción cabe considerar la
existencia de violaciones constitucionales, dentro de un orden jurídico regular.
Cuando la excepción se convierte en regla, es que la anarquía o el despotismo han
reemplazado el orden constitucional” 24.
Ø Por leyes o actos de las autoridades de los estados o del Distrito Federal que
invadan la esfera de competencia de la autoridad federal.
Así pues, de acuerdo al contenido del artículo 103 de la Carta Magna, tenemos que
el juicio de amparo realiza íntegramente la defensa de la parte dogmática de la
Constitución; nada tiene, pues de control de la constitucionalidad en sentido
estricto.
Ø De alguno de los tres poderes federales con respecto a los otros dos poderes
federales;
Ø De alguno de los tres poderes locales con respecto a los otros dos poderes
locales;
Son dos los aspectos fundamentales que conviene destacar de estas reformas y que
son de interés para el tema que nos ocupa. El primero de éstos y en relación a lo
que dispone el artículo 99 de la Carta Magna, es que se reforma integralmente, para
establecer la competencia del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación
como máxima autoridad en la materia electoral y órgano especializado del Poder
Judicial de la Federación.
Aspecto importante de esta reforma que se analiza es aquél por el cual, con el
objeto de conservar la larga tradición de la no participación directa del Poder
Judicial de la Federación, en los conflictos político electorales, se incorpora a dicho
poder, el Tribunal Electoral, como órgano especializado en la materia, a excepción
de lo dispuesto en la fracción II, del artículo 105 de la Carta Magna.
3. NATURALEZA JURÍDICA
4. DELIMITACIÓN TERMINOLÓGICA
Primeramente, cabe dejar establecido que con la reforma al artículo 99, fracción
IV, de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, 189, fracción I,
inciso e), de la Ley Orgánica del Poder Judicial de la Federación y 86, de la Ley
General del Sistema de Medios de Impugnación en Materia Electoral, que en
síntesis establecen el juicio de revisión constitucional electoral, se ha generado en
algunos, o más bien en muchos, la idea de que con esta reforma se está afectando el
régimen federalista que permea en la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos, porque según se razona, al conceder a un órgano jurisdiccional federal,
como lo es la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la
Federación, la facultad de resolver respecto de actos y resoluciones emitidos por las
autoridades electorales locales, se realiza un acto de intromisión de la federación al
ámbito de competencia de los estados federados, lo que no significa otra cosa,
según los detractores del juicio de revisión constitucional electoral, sino una franca
violación a la soberanía de las entidades federativas.
Sin embargo, existen razones más que suficientes para pensar que no es así puesto
que el artículo 135 del Pacto Federal dispone que la propia Constitución Política
puede ser reformada o adicionada y para que la reforma o adición llegue a ser parte
de nuestro Máximo Cuerpo Normativo, se requiere el acuerdo correspondiente del
Congreso de la Unión, obtenido por el voto de las dos terceras partes de los
asistentes a dicho órgano colegiado; y que además, dicho acuerdo de adición o
reforma constitucional, debe ser aprobado por la mayoría de las legislaturas de los
estados, cuyo cómputo lo realizará el Congreso de la Unión, o en su defecto la
Comisión Permanente.
Ahora bien, ¿cuáles son los alcances del control constitucional de los actos y
resoluciones de las autoridades estatales electorales?
Para dar respuesta a esta interrogante, resulta pertinente dejar establecido cuáles son
las fuentes que pueden originar la inconstitucionalidad de los actos y resoluciones
de las autoridades electorales locales. Son dos los aspectos que pueden originar esta
circunstancia. El primero, es la posible contravención directa de disposiciones
constitucionales que realicen las autoridades electorales locales, por aplicación o
inaplicación indebida de un precepto constitucional.
Esta facultad que se confiere al Tribunal Electoral, no pugna con lo que establece la
fracción II, del artículo 105 de la Constitución Política, en el sentido de “la única
vía para plantear la no conformidad de las leyes electorales a la Constitución es la
prevista en este artículo”, ya que tal imperativo constitucional, sólo tiene el alcance
de establecer que los ordenamientos legislativos no pueden ser anulados en forma
directa en una sentencia, sino sólo a través de la acción de inconstitucionalidad,
pero no impide que el Tribunal Electoral, desaplique una norma en un caso
concreto28.
6. PROCEDENCIA
7. REQUISITOS DE PROCEDIBILIDAD
Ø Que los actos o resoluciones impugnados por este medio, sean definitivos y
firmes.
Existe estrecho vínculo entre los dos requisitos transcritos con anterioridad, ya que
el primero, básicamente exige que exista el tiempo suficiente para la tramitación y
resolución del juicio de revisión constitucional, que es el único mecanismo de
defensa con eficacia para reparar el perjuicio legal sufrido por el partido político
recurrente; y el segundo, prácticamente establece como exigencia, que el juicio de
revisión, sea factible de ser resuelto antes de que se instale el órgano electo, o se
haya tomado posesión material y efectiva del puesto de elección popular de que se
trate, respecto de éstos. La teleología de estos requisitos se debe al valor que
protege la norma, consistente en la seguridad que deben tener los gobernados, en el
sentido de que la actuación de los órganos instalados y de los funcionarios que los
integran, será continua y permanente y debe garantizarse que haya certeza y
continuidad en el ejercicio de la función pública correspondiente, certeza y
continuidad que no pueden existir si cabe la posibilidad de que después de
instalados los órganos de gobierno y de haber tomado posesión sus integrantes, se
declare la ineficacia de la instalación del órgano, o de la toma de posesión definitiva
de los funcionarios elegidos, como consecuencia del cumplimiento de la sentencia
del juicio de revisión constitucional electoral que declara la invalidez de la elección
o de la asignación de los funcionarios29.
En relación a estos imperativos, cabe precisar que los conceptos instalación del
órgano y toma de posesión de los funcionarios elegidos, no debe tomarse en el
sentido formal, sino en el material que se considera es más amplio, y consiste en la
entrada real en ejercicio de la función, mediante la realización de las actividades
propias del órgano o del funcionario30.
Ø Que se hayan agotado en tiempo y forma todas las instancias previas
establecidas por las leyes, para combatir los actos o resoluciones electorales en
virtud de los cuales se pudieran haber modificado, revocado o anulado.
Por último, basta decir que este requisito no significa otra cosa sino el principio de
definitividad de los actos procesales aplicado a esta materia, y que en esencia
requiere que antes de ocurrir al juicio de revisión constitucional electoral, el partido
recurrente deberá haber agotado todas las instancias o recursos que la ley electoral
local establezca para impugnar los actos o resoluciones que reclama, de tal suerte
que si no lo hace así, el juicio resulta improcedente, considerando en forma
particular que la improcedencia deviene del consentimiento tácito del acto, al no
haber sido impugnado en tiempo y forma por el partido que se diga agraviado, a
través del medio de impugnación previsto por la legislación local que regula el acto.
8. DE LA COMPETENCIA
9. DE LA LEGITIMACIÓN Y PERSONERÍA
En la relación jurídico-procesal intervienen cuando menos tres sujetos: dos, que son
aquéllos entre los que se ubica el conflicto de intereses, y un tercero, que es el
juzgador.
Las partes, al igual que el juzgador son los sujetos principales de la relación
jurídico-procesal, pero a diferencia del juzgador -que es el sujeto procesal ajeno a
los intereses en litigio-, las partes son los sujetos del proceso cuyos intereses
jurídicos se controvierten en el proceso, que en otros términos se designan como
actor y demandado, entendiendo por el primero, el que reclama la titularidad de la
pretensión, y por el segundo, a quien se le reclama la misma.
Ø Los partidos terceros interesados y los coadyuvantes, que serán los candidatos a
puestos de elección popular postulados por los partidos políticos.
Conforme a lo expuesto, queda claro que los únicos legitimados para promover el
juicio que aquí se estudia, son los partidos políticos.
Ahora bien, los partidos políticos al ser personas morales, no pueden comparecer
con la totalidad de sus integrantes a la Sala Superior a reclamar justicia. Es aquí en
donde resulta pertinente analizar lo relativo a la personería y dejar claro que,
tratándose del juicio de revisión constitucional electoral, tendrán personería para
promoverlo a nombre de los partidos políticos, sus representantes legítimos, que
serán las personas físicas que reúnan los atributos que la ley exige para promover
en nombre de otro, determinando la propia Ley General del Sistema de Medios de
Impugnación en Materia Electoral, que cuentan con esos atributos para estos
efectos, los representantes de los institutos políticos denominados partidos y que
son:
Ø Los que tengan facultades de representación de acuerdo con los estatutos del
partido político respectivo, en los casos que sean distintos a los precisados en
los apartados anteriores.
12. SUSTANCIACIÓN
No resta sino analizar cuales son los efectos de las sentencias que se dicten en el
juicio de revisión constitucional electoral, los que de acuerdo a lo dispuesto en el
artículo 93 de la ley de la materia, serán los siguientes:
La revocación, por el contrario, tiene como consecuencia lógica y legal dejar sin
efecto jurídico alguno el acto o resolución impugnado, y trae como consecuencia la
modificación de una parte del acto o resolución impugnado y por ende, la parte no
acorde a derecho, deberá ser reparada, a través de las medidas que la Sala Superior
provea para reparar la violación constitucional acreditada, sea por reenvío o para el
efecto de que la responsable emita otro acto o resolución ajustado a las normas
constitucionales que fueron violentadas, o bien, en plenitud de jurisdicción, la Sala
Superior emitirá la resolución que corresponda, sustituyéndose de esta manera a la
responsable.
NOTAS
1 CALAMANDREI, Piero. Derecho Procesal Civil., en: Biblioteca clásicos del derecho.Tr.: Enrique Figueroa Alfonzo. Ed.
3 OVALLE FAVELA, José. El recurso de Inconformidad, consultable en el Centro de Capacitación Judicial Electoral del
6 Cfr. NOTIFICACIÓN POR FAX. REQUISITOS PARA SU VALIDEZ. Sala Superior. S3EL 011/98, en: Revista Justicia
Electoral. Suplemento No. 2. Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación. México, 1998, p. 62.
7 GÓMEZ LARA, Cipriano. Teoría General del Proceso. Ed. Harla, 9ª ed. México, 1996, p. 100.
8 Artículo 51, párrafos 1 y 2, de la Ley General del Sistema de Medios de Impugnación en Materia Electoral.
9 Cfr. ESCRITO DE PROTESTA, VALOR PROBATORIO DEL y ESCRITO DE PROTESTA, NATURALEZA JURÍDICA
DEL, en: Memoria 1991. Tribunal Federal Electoral. Talleres Gráficos de la Nación. México, 1992, p. 218.
10 Vid. Justicia Electoral. Suplemento Número 1. Revista del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación.
12 CETINA MENCHI, David. Recurso de Reconsideración, ponencia presentada en: Curso de Derecho Electoral,
14 OROZCO HENRÍQUEZ, José de Jesús. Justicia Electoral y Resolución de Conflictos, en: Revista Justicia Electoral. No.
11. Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación. México, 1998, p. 47.
15 CETINA MENCHI, David. Op. Cit., p. 2.
16 Dictamen de la Cámara de Senadores sobre las reformas a los artículos 41, 54, 60, 63, 74 y 100 de la Constitución Política
de los Estados Unidos Mexicanos, publicadas en el Diario Oficial de la Federación del 3 de septiembre de 1993.
17 CETINA MENCHI, David. Op. Cit., p. 7.
en: Justicia Electoral. Suplemento No. 1. Revista del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación. México, 1997,
p. 62.
19 OVALLE FAVELA, José. Teoría General del Proceso. Ed. Harla, 4ª ed. México, 1996, p. 134.
p. 2426.
23 GÓMEZ LARA, Cipriano. Teoría General del Proceso. Ed. Harla, 9ª ed. México, 1996, p. 239.
24 TENA RAMÍREZ, Felipe. Derecho Constitucional Mexicano. Ed. Porrúa, 31ª ed. México, 1997, p. 491.
25 PALLARES, Eduardo. Diccionario de Derecho Procesal Civil. Ed. Porrúa, 23ª ed. México, 1997, p. 464.
26 Diccionario de la Lengua Española, t. II. Real Academia Española. Ed. Espasa-Calpe, S.A., 20ª ed. Madrid, España,
1984, p. 1187.
27 CASTILLO GONZÁLEZ, Leonel. Juicio de Revisión Constitucional Electoral, trabajo presentado en la reunión celebrada
con la Misión de Expertos de la ONU, para el Estudio del Sistema Electoral Mexicano, el 22 de abril de 1997.
28 Cfr. TRIBUNAL ELECTORAL DEL PODER JUDICIAL DE LA FEDERACIÓN. TIENE FACULTADES PARA
30 Cfr. INSTALACIÓN DE LOS ÓRGANOS Y TOMA DE POSESIÓN DE LOS FUNCIONARIOS ELEGIDOS. SÓLO
ACOSTA ROMERO, Miguel. Los derechos laborales de los servidores públicos de los organismos
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REGLAMENTOS
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contabilizadora aplicables a los partidos políticos nacionales en el registro de sus ingresos y
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DECRETOS
Decretos de Reformas y Adiciones al Título Vigésimo Cuarto del Código Penal Vigente (1990),
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la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, publicadas en el Diario Oficial de la
Federación el 3 de septiembre de 1993.
ACUERDOS
Acuerdo del Consejo General del Instituto Federal Electoral, por el que se modifican los contenidos
del acuerdo tomado por el órgano en sesión celebrada el 28 de febrero de 1994 en relación a
los observadores electorales y por el que establecen lineamientos adicionales para su
acreditación y actuación, 29 de julio de 1994.
Acuerdo del Consejo General del Instituto Federal Electoral, por el cual se establecen lineamientos
para la acreditación y desarrollo de las actividades de los ciudadanos mexicanos, como
observadores durante la Jornada Electoral Federal de 1994.
Acuerdo del Consejo General del Instituto Federal Electoral por el que se establecen lineamientos
para la acreditación y desarrollo de las actividades de los ciudadanos mexicanos, como
observadores durante el Proceso Electoral Federal de 1997, 23 de diciembre de 1996.
Acuerdo del Consejo General del Instituto Federal Electoral por el que se establecen las bases y
criterios con que habrán de atenderse e informar a los visitantes extranjeros que acudan a
conocer las modalidades del Proceso Electoral Federal de 1997, 21 de febrero de 1997.
Acuerdo del Consejo General del Instituto Federal Electoral por el que se establecen las bases y
criterios con que habrá de atenderse e informar a los visitantes extranjeros que acudan a
conocer las modalidades del Proceso Electoral Federal de 1997, 30 de marzo de 1997.
Acuerdo del Consejo General del Instituto Federal Electoral por el que se establecen lineamientos
para la acreditación y desarrollo de las actividades de los ciudadanos mexicanos que actuarán
como observadores electorales al Proceso Electoral Federal de 1997, 3 de junio de 1997.
Acuerdo del Consejo General del Instituto Federal Electoral por el que se establecen los lineamientos
y el formato a que deberán sujetarse las organizaciones de observadores electorales en la
rendición de sus informes sobre el origen, monto y aplicación del financiamiento que obtengan
para el desarrollo de las actividades relacionadas directamente con la observación electoral, 25
de marzo de 1997.
Acuerdo del Consejo General del Instituto Federal Electoral respecto de las solicitudes presentadas
por diversas personas y organizaciones para acudir al país en calidad de visitantes extranjeros
en ocasión del Proceso Electoral Federal de 1997, 6 de septiembre de 1997, (añade nombres de
solicitantes respecto al acuerdo del 3 de junio de 1997).
Acuerdo sobre las Reformas Constitucionales y Régimen Electoral, Comisión de Reforma Electoral,
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Boletín del Centro de Capacitación Judicial del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la
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SILVA MEZA, Juan N. Los Delitos Electorales, su naturaleza y vinculación con las causas de
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TERRAZAS SALGADO, Rodolfo. Algunas Reflexiones sobre el Control de la Constitucionalidad
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DISCOS COMPACTOS
Compila II. Compilación de Leyes. Disco Compacto editado por la Suprema Corte de Justicia de la
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NOTAS O APUNTES
CASTRO DOBLES, Marisol. Relación entre el Registro Civil y el Registro Electoral en los casos
en que el Registro Civil está bajo la jurisdicción de la Organización Electoral-Experiencia de
Costa Rica, (expositora) Tercer Seminario para Técnicos Gestores de la Administración
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marzo de 1998, en: http:/www.trife.gob.mx/begne.htm1, 26 de abril de 1998.
ÍNDICE ONOMÁSTICO
Caracalla, Marco Aurelio Antonio Basiano llamado: 9 De la Mata Pizaña, Felipe: 474, 928
Cárdenas Gracia, Jaime F.: 188, 489, 492, 493, 496 De la Peza Muñoz Cano, José Luis: 474, 676, 778,
Carpizo Mcgregor, Jorge: 83, 99, 114, 115, 217, 619, 781, 852, 926, 951, 1067, 1071
651, 813, 906, 1014 De Lamo Rubio, Jaime: 286
Carrancá y Rivas, Raúl: 802 De Pina Vara, Rafael: 408, 848
Carrancá y Trujillo, Raúl: 802 De Pina, Rafael: 848
Carranza, Venustiano: 669, 670 Del Castillo del Valle, Alberto: 909, 912
Carrara, Francesco: 793 Delos, Jean T.: 420, 972
Carré de Malberg R.: 54, 177 Demóstenes: 8
Carrillo Flores, Antonio: 535 Derrida, Jaques: 743
Casiodoro de Reina: 18 Descartes, René: 30, 136
Castañeda González, Jorge A.: 643, 645, 649, 652, Dewey, John: 740
675 Díaz, Porfirio: 484, 1010
Castillo González, Leonel: 778, 781, 782, 783, 1064, Díez-Picazo, Luis M.: 101
1186 Dilthey, Wilhelm: 31
Castillo Ruíz, Rafael: 1114 Dondé, Salvador: 927
Castillo, Pilar del: 563, 566 Dorantes Tamayo, Luis: 401, 983
Castro Dobles, Marisol: 282 Duguit, León: 12, 47
Castro y Castro, Juventino V.: 920, 930, 943, 1085 Duverger, Maurice: 59, 62, 67, 68, 69, 80, 144, 527,
Catalina II de Rusia: 26 528
Cervantes, Julio: 925, 1011
Cetina Menchi, David: 893, 975, 1160, 1163 E
Chávez Castillo, Raúl: 988
Chiovenda, Giuseppe: 967, 969, 970, 971, 972, 983 Echeverría Álvarez, Luis: 493
Cicerón, Marco Tulio: 8 Eco, Umberto: 741
Coing, Helmut: 137 Elías Musi, Edmundo: 658, 928
Colbert, Jean Baptiste: 24 Emeri, Claudè: 152
Conso, Giovanni: 845 Enrique IV: 25
Copi, Irving: 96 Epicteto: 423
Cordero, Luis Alberto: 561 Erasmo de Rotterdam: 18
Córdova, Arnaldo: 37 Escriche, Joaquín: 697, 699
Coronado, Mariano: 433 Esparza Martínez, Bernardino: 485
Cortés, Cecilia: 529
Cos, José María: 996 F
Cosío Villegas, Daniel: 1012
Cossío, José Ramón: 124, 126 Fairén Guillén, Víctor: 979, 1049
Cotarelo, Ramón: 530, 531, 532 Farías Mackey, Luis: 367
Cotteret, Jean Marie: 152 Federico el Grande de Prusia: 26
Couture, Eduardo J.: 1061, 1138 Fénelon, Francois de Salignac: 25
Covarrubias Dueñas, José de Jesús: 1061, 1062, 1067, Fernández Baeza, Fernando: 293
1074 Fernández Doblado, Luis: 793, 840
Covarrubias Flores, Rafael: 1061 Fernández Segado, Francisco: 310
Covarrubias y Leyva, Diego: 49 Ferrater Mora, José: 423
Cromwell, Oliver: 24 Ficino, Marcilio: 18
Curvosier, André: 19 Figueroa Alfonzo, Enrique: 973
Fix-Zamudio, Héctor: 676, 909, 910, 911, 917, 918,
D 919, 924, 982, 1059, 1061, 1062, 1064, 1104
Florís Margadant, Guillermo S.: 402, 671
Dabin, Jean: 54, 55 Fraga, Gabino: 149, 175, 676, 707, 708, 709, 718,
Dajer Nahúm, Ricardo: 675 721, 849, 919, 967, 968
De Andrea Sánchez, Francisco José: 500 Franción: 19
De Buen Lozano, Néstor: 852 Francisco Franco: 565
De Cabo de la Vega, Antonio: 142, 526 Francisco I: 18
De la Madrid Hurtado, Miguel: 499 Franco González Salas, José Fernando: 282, 930, 931,
1026, 1034, 1055, 1064, 1069, 1083
1239
Frank Smith, James: 500 Herrero Álvarez, Juan Manuel: 251, 254
Fuchs, Jochen: 620, 668 Hidalgo y Costilla, Miguel: 679
Fuentes Cerda, Eloy: 778, 779, 781 Hierro, Liborio: 145
Fuentes Díaz, Vicente: 484 Hinojosa, Óscar: 534, 564
Hitler, Adolf: 563
G Hobbes, Thomas: 28, 29, 33
Homs Tirado, María Elena: 254
Galeana de Valadés, Patricia: 1006 Horn, Hans-Rudolf: 563, 564
Galindo Becerra, Eduardo: 658 Hume, David: 135, 136, 137, 734
Galindo Garfias, Ignacio: 146, 437
Gallo Álvarez, Gabriel: 1048 I
Galván Rivera, Flavio: 161, 187, 193, 301, 626, 659,
888, 1055, 1059, 1069, 1100, 1140 Iglesias, José María: 414, 907, 923, 924, 926, 930,
García Álvarez, Yolli: 364 993, 994, 995, 1000, 1004, 1006, 1007, 1008,
García Máynez, Eduardo: 102, 125, 147, 417, 846, 1009, 1010, 1016, 1022, 1055, 1056
847, 907 Íñiguez, Santiago: 145
García Orozco, Antonio: 182, 996, 1003, 1013, 1017, Ionasco, Trojan R.: 845
1021, 1022, 1108, 1116, 1127, 1141
García Ramírez, Sergio: 85, 408, 1114 J
Gil Valdivia, Gerardo: 525
Goldstein, Mateo: 525 Japiot, René: 845
Goleman, Daniel: 1050 Jaramillo, Juan: 177
Gómez de Silva, Guido: 424 Jellinek, Georg: 10, 12, 13, 37, 45
Gómez Lara, Cipriano: 847, 969, 981, 1049, 1051, Jéze, Gastón: 138
1090, 1098, 1149, 1177 Jiménez Campo, Javier: 88
Gómez Pedraza, Antonio: 1004 Jiménez de Asúa, Luis: 833
Góngora Pimentel, Genaro David: 920 José II de Austria: 26
González de la Vega, Francisco: 802 Juan Sin Tierra: 403
González de la Vega, René: 808 Juárez Cruz, Alejandro: 636, 638, 657
González Encinar, José Juan: 563 Juárez García, Benito Pablo: 799, 1006
González Graf, Jaime: 660 Justiniano: 402
González Uribe, Héctor: 415, 1050
González, Felipe: 679 K
Gortari, Eli de: 738
Gramsci, Antonio: 17 Kant, Emmanuel: 36, 37, 735, 741, 742
Granados Chapa, Miguel Ángel: 660 Kelsen, Hans: 39, 40, 102, 104, 105, 106, 113, 561,
Grocio, Hugo: 24, 34 732, 907, 915
Gudiño Pelayo, José de Jesús: 920, 1055, 1072 Kingsley, Jean-Pierre: 678
Guerrero, Vicente: 1004 Kisch, Wilhelm: 981
Gui Mori, Tomás: 119 Kropotkin, Piotr Alexélevich: 49
Gutiérrez de Velasco, Manuel: 1107 Kuri Breña, Daniel: 420
Gutiérrez Sáenz, Raúl: 74
Gutiérrez Salazar, Sergio Elías: 182, 1016, 1021, 1024 L
Guyard, Charles: 845
Lajous, Adrián: 675
H Lara León, Rubén: 208
Lara Sáenz, Leoncio: 502
Hammurabi: 402 Larenz, Karl: 137
Hauriou, Maurice: 5, 48, 967 Lasalle, Ferdinand: 47, 81
Hegel, George Wilhelm Friedrich: 735 Laski, Harold Joseph: 25
Heller, Hermann: 10, 11, 12, 39, 46, 54, 744 Lauga, Martín: 316
Hernández Becerra, Augusto: 161 Lavisse, Ernest: 44
Hernández Valle, Rubén: 868 Lazarte R., Jorge: 332
Herrera Peña, José: 489 Le Fur, Louis: 420
Herrera, José Manuel de: 996 Legaz y Lacambra, Luis: 105
1240
Patiño Manffer, Ruperto: 906 Ruíz Massieu, José Francisco: 492, 495
Peces-Barba Martínez, Gregorio: 145, 985 Ruíz-Navarro Pinar, José Luis: 366
Peco, José: 840
Pérez de Acha, Luis M.: 126 S
Pérez de Cuéllar, Javier: 647
Pérez Duarte y Noroña, Alicia Elena: 1073 Sabine, George H.: 22, 23
Pérez Fernández del Castillo, Germán: 528 Sabsay, Daniel: 86, 844
Pérez Gándara, Raymundo: 66, 150 Salazar, Luis: 108
Pérez Serrano, Nicolás: 174, 205 Salazar, Pedro: 344, 505, 951
Peschard, Jacqueline: 186 Salustio: 8
Petrarca, Francesco: 18 Salutati: 18
Pichardo Pagaza, Ignacio: 497 San Millán Almagro, Julio: 138
Pizzorusso, Alessandro: 88 Sánchez Agesta, Luis: 414, 415
Planiol, Marcel: 847 Sánchez Vázquez, Rafael: 102
Platón: 8, 402 Santana, Araceli: 660
Poggio, Bracciolini: 18 Santolaya Machetti, Pablo: 285
Polibio: 8 Sartori, Giovanni: 41, 56, 60, 80, 89, 684
Posner, Richard A.: 175 Savigny, Friedrich Karl von: 101
Poulantzas, Nicos: 743 Sayeg Helú, Jorge: 429
Pozas Horcasitas, Ricardo: 660 Schmill, Ulises: 126
Preciado Hernández, Rafael: 104, 106, 694, 695 Schönke, Adolfo: 981
Prieto Castro, Leonardo: 981 Sepúlveda, César: 676
Puyol Montero, Francisco Javier: 973, 974 Serra Rojas, Andrés: 45, 52, 293, 295, 310, 319
Servio Tulio: 9
Q Sieyès, Emmanuel J.: 64, 65, 68, 141, 142, 146
Silva Adaya, Juan Carlos: 129
Quintana Roo, Andrés: 996 Silva Meza, Juan N.: 790
Silva Nava, Carlos de: 121
R Soberanes Fernández, José Luis: 1060
Sócrates: 402
Rabasa, Emilio Ó.: 908 Soderini, Francisco: 21
Rabelais, Francois: 974 Sotero de Castañeda, José: 996
Radcliffe-Brown, A. R.: 704 Soto, Domingo de: 49
Rae, Douglas W.: 153, 350 Sottoli, Susana: 322
Ramírez, Ignacio: 924 Spinoza, Baruch: 24, 29
Ramos Espinosa, Ignacio: 489 Suárez González, Gerardo: 161
Rebollo Fernández, José Luis: 1055 Suárez, Eduardo Luis: 175
Recaséns Siches, Luis: 695 Suárez, Francisco: 49
Renan, Ernesto: 42, 43
Reyes Heroles, Jesús: 12, 743 T
Reyes Mazzoni, Roberto: 89
Reyes Zapata, Mauro Miguel: 783 Tamayo y Salmorán, Rolando: 112, 147
Richelieu, Armand Jean Du Plessis, Cardenal de: 25, Tena Ramírez, Felipe: 100, 101, 139, 140, 182, 411,
26 429, 432, 433, 466, 467, 906, 997, 998, 1001,
Ripert, Jorge: 845 1014, 1178
Riva Palacio, Raymundo: 681 Terrazas Salgado, Rodolfo: 161, 390, 636, 927, 928
Rives, Roberto: 182 Theognis: 695
Rocco, Alfredo: 979 Thines, Georges: 191, 194
Rochefoucauld, Francois Duque de la: 31 Tito Livio: 8, 21, 23
Rodríguez Piñeiro y Bravo Ferrer, Miguel: 915 Tocqueville, Alexis de: 60
Rojina Villegas, Rafael: 845, 866 Tremblay, Luc. B.: 117
Rooselvet, Franklin D.: 682 Triepel, Heinrich: 495
Rousseau, Jean Jacques: 32, 33, 34, 35, 36, 37, 49, Turpin, Colin: 281
58, 64, 65, 68, 141, 146, 1048
Ruffo Appel, Ernesto: 276
1242
ÍNDICE TEMÁTICO
Consejos distritales: 200, 309 Derecho Electoral: 80, 83, 87, 1071
-Atribuciones: 200, 340 -Autonomía en México: 160
-Integración: 200 -Fuente originaria: 125, 126
-Fuentes delegadas: 125, 130
Consejos locales: 199, 308 -Fuentes derivadas: 125, 127
-Atribuciones: 199, 341 -Sujetos jurídicos: 87
-Integración: 199 -Teorías: 73, 76, 96, 157
-Valores: 103, 107
Control constitucional: 908
-Judicial concentrado: 915 Derecho Procesal Constitucional: 1061
-Judicial difuso: 913, 920, 921
-Por órgano judicial: 913 Derecho Procesal Electoral: 1059
-Por órgano político: 911
Derechos fundamentales: 399, 403, 408
Control constitucional en México: 344, 918, 921 -Derechos humanos: 141, 404
-Acción de inconstitucionalidad de leyes: 174, -Derechos político electorales: 404
904, 929, 936, 940, 942, 944, 946 -Garantías individuales: 407
-Controversias constitucionales: 1026, 1062 -Garantías sociales: 406
-Juicio de amparo: 414, 1061
-Medios de impugnación en materia electoral: Derechos político electorales: 404, 414, 416, 421,
418, 1069, 1139, 1027 466, 473, 928
-A ser votado: 1124
Correcciones disciplinarias: 713, 1091 -De afiliación a partidos políticos: 1126
-De asociación: 487, 1125
Credencial para votar: 250, 258, 264, 438, 617, 884 -De reunión: 456, 487, 580
-De votar: 885, 890, 1124
1245
Gobernabilidad: 153 Juicio político: 724, 729, 737, 739, 741, 753, 755,
1062
I -Jurado de sentencia: 753
-Órgano de acusación: 758
Ilicitud electoral: 790 -Procedencia: 754, 755
-Sanciones: 189, 757
Incompetencia de origen: 923, 1005, 1055 -Sección instructora: 759
-Sujetos: 754
Informe circunstanciado: 1085
Juntas distritales ejecutivas: 203
Instituto Federal Electoral: 187
-Antecedentes: 183, 1020 Junta General Ejecutiva: 201
-Autonomía: 187 -Dirección Ejecutiva de Administración: 203
-Fines: 195 -Dirección Ejecutiva de Capacitación Electoral y
-Organigrama: 234 Educación Cívica: 203
-Dirección Ejecutiva de Organización Electoral:
Instancia administrativa: 257, 265 202
-Dirección Ejecutiva de Prerrogativas y Partidos
J Políticos: 202
-Dirección Ejecutiva del Registro Federal de Elec-
Jornada electoral: 620 tores: 201, 609
-Causas justificadas de cambio de ubicación de -Dirección Ejecutiva del Servicio Profesional Elec-
casilla: 875 toral: 202
-Cierre de votación: 880 -Secretario Ejecutivo del Instituto Federal
-Clausura de casilla: 337 Electoral: 201
-Escrutinio y cómputo en casilla: 877
-Instalación de casillas: 328, 629, 881 Juntas locales ejecutivas: 203
-Recepción de la votación en casilla: 630
-Reglas para la votación en casillas especiales: 334 Jurisprudencia electoral: 131, 1039
-Características: 1042
Juicio de amparo: 1061 -Épocas: 1041
-Improcedencia en materia electoral: 923, -Por contradicción: 1040
927, 1017, 1123
Justicia electoral: 1034
1247
Ciudadano: 243
Sistema electoral: 150, 151
Representantes de los partidos políticos en casilla:
624, 885, 886 Solución de conflictos: 1048, 1051
-Derechos: 323, 625, 626 -Autocomposición: 1049, 1052
-Registro: 624, 627 -Autotutela: 1049, 1051
-Heterocomposición: 1050, 1055
Resolución: 1090, 1110, 1120, 1131, 1155
Sufragio: 67, 107, 623, 840
Resultados electorales: 387
-Cómputo de circunscripción plurinominal: 341 Suprema Corte de Justicia de la Nación: 1027, 1064
-Cómputo de entidad federativa: 341, 368 -Facultad para investigar violaciones al voto públi-
-Cómputo distrital: 340 co: 1014
-Cómputo final de la elección de Presidente de la -Recurso de reclamación: 861, 949, 1020, 1056
República: 1032
-Escrutinio y cómputo en casilla: 336 T
-Preliminares: 339, 388
-Tipos de escrutinio: 336 Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación:
747, 749, 762, 770, 904, 949, 954, 1029
S -Antecedentes: 1022, 1056, 1082
-Comisión de Administración: 1032
Sala Superior del Tribunal Electoral: 1030 -Competencia: 174, 386, 419, 435, 747, 749,
-Competencia: 1030 762, 770, 950, 1030, 1128, 1145, 1170, 1193
-Designación de Magistrados: 1030 -Integración: 1030
-Integración: 1030 -Naturaleza jurídica: 1029
-Magistrados: 1030, 1087 -Órganos auxiliares: 1033
-Sede: 1030 -Presidente: 1030
ÍNDICE GENERAL
Presentación. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . IX
Prólogo. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . XI
Libro I
Parte Primera
III. La democracia. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 55
1. El concepto de democracia en el pensamiento occidental. . . . . . . . . . . . . . . . . . . 55
2. Democracia formal. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 57
1252
IV. La representación. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 63
1. El concepto de representación. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 63
2. Evolución de la idea de representación. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 64
3. Naturaleza político-jurídica de la representación. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 66
4. Representación popular de elecciones. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 66
5. Antecedentes inmediatos de la representación popular. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 67
6. La representación fraccionada. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 67
7. La representación nacional. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 68
8. El mandato imperativo. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 69
9. El mandato representativo. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 70
I. Introducción. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 73
I. Introducción. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 169
REGISTRO DE ELECTORES
I. Introducción. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 291
1. Concepto. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 350
2. Características. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 351
3. Diversos tipos de fórmulas. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 351
4. Desarrollo de las fórmulas de representación proporcional. . . . . . . . . . . . . . . . . . . 353
Parte Segunda
ACTORES ELECTORALES
I. Introducción. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 477
I. Introducción. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 523
2. Alemania. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 562
3. España. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 565
4. Estados Unidos. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 567
CAMPAÑAS ELECTORALES
I. Introducción. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 601
Libro II
Parte Primera
JUSTICIA ELECTORAL
6. La sanción. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 704
7. El Derecho Administrativo en México. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 707
8. La función administrativa. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 708
I. Introducción. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 843
I. Introducción. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 903
Parte Segunda
LA JURISDICCIÓN ELECTORAL
I. Introducción. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 965
1. Antecedentes . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1026
2. Suprema Corte de Justicia de la Nación. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1027
3. Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1029
I. Introducción. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1047
MEDIOS DE IMPUGNACIÓN II
I. Introducción. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1137
1. Aspectos teóricos. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1138
Bibliografía. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1203