Primer Capitulo Del Límite Del Caos PDF
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LIBRO I
El Sucio Secreto de las Princesas
Alexandra Simón
Código: 1607098339068.
Amazon
ISBN-13: 978-1535193573
ISBN-10:1535193573
DEDICADO
A todas las que han estado en este viaje desde hace seis
años, a las que estuvieron ahí desde el inicio y a las que se
agregaron después, a las que se mantuvieron y nunca
desistieron; a las que me acompañaron y me animaron, a
aquellas que se hicieron mis amigas y cómplices, a todas las
que tuvieron fe en mí y en el Dragón, a las que creyeron en
esto como algo real, a todas.
Este es mi regalo para cada una ellas.
ÍNDICE
CAPÍTULO PÁGINAS
Prólogo 4
Arden y Mae 6
Jefe y Secretaria 50
El Tirano y La Rebelde 128
El Príncipe y La Hermanastra 207
El Dragón y La Ninfa 333
Epílogo 559
PRÓLOGO
No hay tiempo.
No puede negarse, no puede decir que no, ya es demasiado tarde, hay
un Dragón recorriendo las calles en su brillante auto de negro acero y
viene a reclamarla. Puede huir, pero no quiere; puede negarse a ese
demonio y sin embargo el Sí sale por su boca despedazando la inocencia.
No hay manera de salir corriendo, él vuela y puede sentirlo respirar en
su nuca así como siente la lengua serpentina que se arremolina con la suya
y, hasta escucha el sonido de sus gemidos roncos en el oído.
No quiere huir, es más, se impone desnudarse, sabe que es hora de
hacerlo, que es hora de dejar de tener miedo. Un día corrió lejos para
salvarse, ahora corre hacia él que es la destrucción y no le importa, él es lo
que oscuramente ha soñado.
El rastrillar de las llantas de auto chirrean en la acera, respira
sabiendo que se acerca, que los segundos cuentan para dejar de ser lo que
ha conocido, se apresta a ser su alimento ¿puede ser ella la que quiere
sucumbir desgarrada? ¡Oh sí! ¡sí! su madre la observa desde la memoria y
sus ojos son intensos: «mi niña, mi chica linda, mi hada preciosa, ¡se
fuerte!, ¡se fuerte!»
Su corazón se sale del pecho al escuchar un rugido interno, se conoce y
sabe que es el deseo. Ha sido una hipócrita pero, ya no más, tras aquella
máscara de timidez y silencio está ella, la real, la que con ojos de lobo
hambriento desea la sangre, el semen y el sexo de ese hombre a quien,
desde que lo vio en aquel ascensor, lo reconoció como su otra mitad.
Unos fuertes golpes en la puerta, uno, dos, tres, es él, ha llegado
finalmente, ha llegado a su vida, ¡qué importa si después ella es olvido!, lo
importante es el ahora y este es el momento preciso: ella abriendo la puerta
de su vida, observando ‒con gratitud y entre lágrimas‒ al hombre que
viene del infierno a destruir todos los estúpidos paradigmas de amor por los
cuales se guió en su antigua existencia.
Capítulo I
Arden & Mae
Susy llegó a su apartamento esa noche con una rica lasaña en sus
manos y sin preámbulos dijo:
—¿Estás lista, linda?
—Estoy muy asustada, Susy, no quiero decepcionarte.
—No, no lo harás, Cameron ya sabe quién eres, él se preocupa
por quien rodea a su hijo.
Como si fuera el príncipe heredero.
—Tus funciones por ahora serán muy básicas, manejaras los
archivos, cosa que ya haces muy bien, contestarás los teléfonos,
revisaras correos, manejaras una de las cuatro computadoras y le
llevaras el café a Arden.
¡No!
—No te asustes, la mayoría de la veces, no se da cuenta que estas
a su alrededor, en fin son varias cosas que irás aprendiendo con el
tiempo.
—Susy, dime la verdad ¿cómo es él?
Suzanne sonrió enigmática, si su esposo escuchara lo que iba a
decir, seguramente le diría «¡lo sabía, lo sabía!»
—Es difícil, callado, terco, obsesivo por el control, todo lo tiene
que manejar, nada se le puede escapar. Habrá veces en que no te
dará los buenos días, porque estará tan estresado que no sabe ni que
día es, habrá otros en los que lo veras entrar, pero no lo verás salir
porque trabaja hasta la madrugada, sobre todo estos últimos tres
meses —Susy se pasó una de sus finas manos por su frente, un signo
de paciencia se ocultaba en el gesto—. Lo verás sonreír cuando su
hermana Ashley llegue, la chica es un huracán, y nunca, jamás le
digas que no la puede atender. Por ocupado que esté, siempre está
para su hermana o su madre, cuando ellas dos lo visitan o lo llaman,
él sonríe como niño pequeño y es glorioso, Ashley lo suaviza un
poco, entonces será más paciente. Yo suelo encargarme de todo lo
personal, así que esto que te voy a decir sobra, porque sé quién eres,
cualquier cosa que se filtre sobre su vida privada es una hecatombe
en esa oficina. Poco a poco tendrás acceso a todo, entre más discreta
y callada seas es mejor, hay que mantener una imagen en su oficina,
entrará gente muy poderosa, no llames la atención, Rebecca, tú y yo
somos su sombra.
Marilyn sonrió nerviosa
—Parece un personaje de novela gótica.
—Lo es, todos ellos lo son, hay algo misterioso e inalcanzable en
esa familia, no, no creas que son engreídos o que andan por el
mundo creyendo que porque tienen más dinero que cualquiera están
por encima de todos, no, son una buena familia, lo que pasa es que a
veces, tanto poder da a las personas una cualidad de lejanía, ellos
son... diferentes.
Mae se paseaba de un lado a otro y se abrazó tratándose de
protegerse de algo que ella no entendía muy bien.
—Linda, si no quieres dímelo, no me voy a enojar.
La chica miraba las fotos de su familia, Aimé y Stuart, ella era el
resumen de ambos, la fuerza interior de su padre y el espíritu lúdico,
rebelde e impredecible de su madre.
—¿Sabes? mi pueblo es pequeñito, mi vida siempre fue mi
madre y mi padre y, bueno —suspiró— ¡no importa! cuando Aimé
murió, mi vida se limitó aún más. Mi mamá era mi conexión con lo
salvaje, la libertad y el mundo, Stuart ¡que Dios lo bendiga! es
alguien conforme con su vida, esa fue su falla con Aimé. Ella soñaba
para mí y para ella muchas cosas, «el mundo nos espera, bebito»
solía decirme —tomó aire—. Yo no quiero tener miedo Susy, pero
¿qué hago yo siendo secretaria de Arden Russell? A veces siento
que no he salido de mi cuarto de niñez, que estoy escondida porque
salí una vez y fue un error. Esta Marilyn que estudia arte, que vive
en Nueva York, que ascendió a presidencia de semejante compañía
¿quién es?, ¿lo haré bien?, ¿viviré mi vida?, ¿saldré afuera algún
día?
—¡Ay, linda! —Suzanne le dio un beso tierno a la chica—. Uno
hace de su vida lo que desea, mira esto como una oportunidad, una
manera de aprender cariño ¡la vida es arte! Seguramente tu madre lo
sabía.
Antes de dormirse, Marilyn miraba su ropa de uniforme, eran
vestidos sobrios y elegantes, que la hacían verse bastante mayor; por
comodidad, ella pidió talla grande. Eran cinco tenidas doble, una
para cada día, Ashley Russell las mandaba a hacer con un diseñador
amigo. Trabajar en presidencia era acercarse al lujo y al glamur que
la familia real de Nueva York y eso también la incomodaba.
Trataba de dormir, pero no podía así que salió de su cama, fue
por un vaso de agua tibia y cuando cruzó frente al espejo, quedó
mirándose.
—¿ Y si todo esto es un desastre? ¿Y si no soporto trabajar con
ese hombre tan terrorífico?
Se vio aniñada, con su pelo suelto y su camisola de corazones
que le llegaba hasta la rodilla.
—Sería tan fácil correr ¿no es así, Richard? y estarías feliz,
esperando en Aberdeen para burlarte de mí y para matarme, lo sé.
Tomó un sorbo de agua y, más decidida que nunca, volvió a su
cama.
—Pero no te daré en el gusto ¡Soy un guerrero! ¡Soy un
guerrero! ¡Un guerrero! El sombrío Señor del Castillo no podrá
conmigo. ¡No señor!