Mujeres Extraordinarias

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Mujeres extraordinarias

“En una casa grande no solo hay vasos de oro y de plata, si no de madera y de barro, unos para
usos más nobles y otros para usos más bajos. Si alguien se mantiene limpio llegara a ser un vaso
noble santificado útil para el Señor y preparado para toda buena obra.” 2 Timoteo 2:20

“El Señor me preparo para toda buena obra”. Todas somos creación de parte de Dios, hemos sido
creadas para buenas obras. Todas hemos venido a este mundo con un propósito que ha nacido en
el corazón de Dios. Siempre te recuerdo que somos reinas de nuestro Dios. Él quiere que te
muestres como esa mujer que hace cosas extraordinarias diferentes a lo que hace la gente común.

No son una mujer común

Tampoco has sido creada para ser uno más del montón, has sido creada por Dios para ser una
mujer extraordinaria que va hacer cosas extraordinarias. Dios está sacando de cada una del
diamante que está escondido, Dios está sacando de adentro tuyo todas las capacidades y
habilidades que no sabías que tenías y estaban escondidas.

Dios te fue a buscar en algún rincón de tu vida en medio de alguna circunstancia complicada o
difícil para decirte “ese no es tu lugar donde tienes que estar”. Tu lugar es el lugar donde suceden
cosas extraordinarias, dice Dios “Yo te he levantado de lugares de abandono, de lugares de
miseria, de llanto, de depresión. Te he sacado de esos lugares para ponerte en lugares de honra”.
Dios te ha elegido para ponerte en lugar privilegiado. Te dice “paloma mía, princesa mía”.

Tienes que dejar lo común para ser una mujer extraordinaria

Por ahí nunca escuchaste esas palabras de parte de tus padres, pero Papá que te creo, te las dice
al oído. Te levanta en sus brazos y te dice “hija querida son lo mejor que yo he podido crear”. Hay
mujeres que se pierden de sacar a luz eso extraordinario que ellas tienen dentro, hay mujeres que
podrían ser extraordinarias pero son ordinarias. No lo digo en el sentido despectivo que a veces
usamos de esa palabra, si no como mujeres comunes que pasan desapercibidas por la vida.

Hay distintas características que tienen esas mujeres comunes:

* Son mujeres por ejemplo que no quieren trabajar en sí misma para encontrar lo poderoso que
hay dentro de ella.

* Son esas mujeres que escuchan: “tienes que prepararte, tienes que formarte, tienes que saber
ministrar en sanidad interior”.

Pero piensan: “¡uh! todo eso tengo que hacer, estoy tan cansada”. Cuando empiezan hacer algo,
pensando que lo van a intentar, no lo van a lograr porque ya van como perdedoras, ya van sin las
fuerzas necesarias para poder vencer todos los obstáculos.

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* Van pero para quedarse a mitad de camino, son mujeres que ante los desafíos que se le plantean
en la vida o ante las posibilidades de salir de un lugar de anonimato y empezar hacer una mujer
protagonista de su propia vida dicen: “es muy difícil, es mucho trabajo”

* No quieren pagar el precio. Todo precio necesario para sacar fuera todo lo que Dios puso en tu
vida lo tienes que pagar. Esto te beneficia a ti, y beneficia al reino de Dios.

Oraciones extraordinarias, vida extraordinaria

Hay mujeres que todos los días oran lo mismo y viven repitiendo las oraciones. No tienen
oraciones jugadas, no dicen “Señor yo te creo que voy a tener riquezas extraordinarias y declaro
que vienen a mi vida, a mi familia, a mi hogar”

Tienes que salirte del molde, no tienes que permitir que te amolden las oraciones, si no que cada
día, cada semana puedas jugarte con tu manera de orar. Declara: “Señor vos dijiste que por tu
llaga soy sana: tengo que ser sana”. Él te ama y cuando tú le crees realmente mueve la mano de
bendición sobre tu vida. Tienes que mover la mano de Dios a través de tu fe. Hay mujeres que no
pueden descubrir lo poderoso, lo extraordinario que Dios ha puesto en su vida por que se la pasan
toda la vida corriendo detrás de los demás, o corriendo detrás de lo que los demás dicen que
hagan. No tienen iniciativa, si tú le dices que vaya a la puerta, va a la puerta, pero por iniciativa
propia no se mueve.

Si quieres crecer y quieres avanzar tienes que ser una mujer vista, no son invisibles. Tienes que ser
una mujer invencible pero no invisible para nadie, ni si quiera en la casa del Señor.

Para ser una mujer visible, tenemos que dar algunos pasos:

- En primer lugar, tengo que tener convicciones firmes. Si tú tienes claro que son una mujer que va
a realizar, que va a moverse en lo extraordinario. Lo que pasa que las mujeres un día nos
entusiasmamos y al otro día se nos fue todo el entusiasmo, un día queremos estudiarnos todas las
carreras, y al otro día no queremos hacer nada. Se nos fueron las fuerzas: “yo me propongo que
voy hacer una dieta”. Empieza y consérvala después.

Si no tienes firmeza en tu convicción un día esa madre paciente que puede escuchar a sus hijos y
puede dialogar con ellos y al día siguiente no escuchas nada y empiezas a los gritos. Encima
después te viene la culpa y decís: “otra vez volví a fallar, yo que quería ser una madre tranquila”.
Te sentís que volviste a fallarte a ti misma. Es preferible que en medio de esas convicciones firmes
metas la pata y vuelvas a hacerlo y no que un día estés diciendo quiero y al otro día digas no
quiero.

Las mujeres de convicciones firmes son mujeres extraordinarias, son sólidas en lo que creen y
hacen lo que otras no hacen, pagan el precio que otras no pagan y logran lo que aquellas que

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Algún día no quieren y al otro día quieren nunca van a poder lograr.

Estas destinada a lograr las mejores cosas pero no depende de Dios, no depende de tu líder,
depende de las convicciones firmes y de la seguridad que tengas, si Dios te ha dicho que él te ha
puesto como un vaso noble, un vaso de honra es porque él te ha llenado de su honra y de su
nobleza para lograr todas las cosas extraordinarias.

Segundo, Mujer responsable: En lo que debe hacer y en lo que no debe hacer, es una mujer que se
compromete y toma el compromiso con responsabilidad, se compromete a formarse y lo va hacer
hasta que lo logre, se compromete a salir con sus hijos y lo va hacer, no que larga palabra y habla y
habla. Una vez que esta dicho van a venir los reclamos sobre las palabras dichas, las declaraciones
que hacemos, entonces tenemos que ser responsables en lo que hacemos y responsable en lo que
decimos.

Las mujeres tenemos responsabilidad sobre nuestra vida y durante cierto tiempo sobre la vida de
nuestros hijos, pero después llega un momento en que la vida de nuestro hijos la tenemos que
soltar para que ellos sean responsables de su propia vida. La vida que nunca deberíamos haber
soltado nunca es la nuestra. Tenemos que hacernos cargo de nuestra propia vida, de nuestra
felicidad, de nuestro propio bienestar y no cargárselo a los demás.

A veces nosotras nos hacemos cargo de media humanidad en lugar de hacernos cargo de nosotras.
Hay mujeres que dicen: “Y lo que pasa que tengo que ocuparme de mi hijo”. El hijo vuelve a las
doce del mediodía, tiene treinta años, es un vago de aquellos. Son las mamás que dicen: “Pero es
mi hijo. El hijo es para la toda la vida” pero llega un momento que el nene se tiene que hacer cargo
de su propia vida y nunca lo va hacer si siempre hay una mamá que está sobreprotegiendo a su
hijo.

Hay mujeres que quieren ser extraordinarias. Cuando termina el año o empieza el año dicen:
“Señor te prometo que voy hacer este curso, voy a viajar, voy a estudiar, voy hacerme control
dental”. Se lo prometimos a Dios, pero, ¿Cuánto duro la promesa?

Tengo que ser responsable de mi misma, cumple con lo que le prometiste a Dios, porque Dios no
va hacer las cosas porque se las prometas o no se las prometas pero las consecuencias vienen
sobre nuestra propia vida.

Tercero, Mujeres firmes: Job decía: “determinaras una cosa y te será firme”, determinación y
responsabilidad hacen de una mujer, una mujer extraordinaria, una mujer diferente, una mujer
que hace las cosas de acuerdo a lo que Dios le está indicando.

Una mujer extraordinaria tiene una mente de poder. El poder de Dios dentro tuyo, si Dios dice que
podes ser una mujer extraordinaria es porque puso dentro tuyo todo lo necesario para que puedas
ser una mujer extraordinaria.

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Tienes que ser una mujer experta. Si tienes una pelea con tu marido, hazle una mirada espiritual o
una mirada sobre natural a eso que está sucediendo. Piense “como puedo revertir a través de una
mente de poder de Dios esta situación que está aconteciendo dentro de mi pareja”. Lo que te está
sucediendo no glorifica a Dios, pero con tu mente de poder seguí declarando y seguí viendo el
poder de Dios.

Una mujer extraordinaria es una mujer que va a poder con sabiduría de Dios analizar la situación y
encontrar una salida, encontrarle una meta. Una mujer extraordinaria es una mujer que busca y
encuentra la solución a todas esas dificultades que se le presentan en medio del camino. Jesús se
manifestó como un experto, experto en amor, en salvación y en todo lo que tenía que hacer. De
tal manera que se manifestó como un experto y a la misma muerte la transformo en vida y en vida
en abundancia que nos alcanza hasta el día de hoy. Él fue un experto en el amor, cuando parecía
que todo estaba perdido, resucito al tercer día y nos dio la victoria sobre todas las cosas y a un
sobre la muerte misma a cada una de nosotras.

Dios dice que puedes transformar la tristeza en alegría, puedes transformar la confusión en mente
de paz, la enfermedad en la salud, la enemistad en lazos de amor a través de nuestro Señor,
puedes transformar todas las cosas.

Tienes que soltar el pasado

No permitas que el mundo te siga marcando y te siga señalando por como eras antes de haber
conocido al Señor. Hay gente que dice “Ahí viene la chismosa, ahí viene la llorona”. No permitas
que te sigan llamando de esa manera. También hay mujeres que las siguen llamando así porque a
pesar de que conocieron Dios, a pesar que tienen a Dios en sus vidas son mujeres que siguen
teniendo viejas actitudes o viejas maneras de pensar. Mujeres que se victimizan, que por todo
lloran, que se muestran como pobrecitas y que manipulan para tener gente a su alrededor. Lo
único que tienen es un rato de abrazo y de compañía. A nadie le gusta estar con una persona que
se queja todo el tiempo.

Cuando estas con una persona con fe, alguien que va para adelante, alguien que al problema
siempre le encuentra la solución te sientes cómoda, no como la gente que te contagia la mala
onda. Esas son las personas con las que nos gusta estar, son las que nos llevan a conquistar las
mejores cosas.

Bucear en las profundidades de Dios

Es una mujer que sabe transformar lo negativo en positivo, que sabe transformar lo que no es, en
lo que sí es en el nombre de Jesús.

Hubo un momento en que Jesús le estaba enseñando a una multitud, y la multitud lo seguía y lo
escuchaba. Él subió a una barca y se alejó de la orilla. A veces nosotras estamos buscando cerca de
nosotros lo que no está cerca de nosotros él dice que se alejó de la orilla y se fue mar adentro. Allí
es donde están las mejores cosas.

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Para el que sabe de pesca, los mejores peces no se encuentran en la orilla del agua. Si vas al mar o
al río, sabes que en la orilla te encuentras con las mojarras que te sirven de anzuelo para lo que
luego seguir pescando. A medida que te vas metiendo al agua, y el agua te pasa los tobillos a la
rodilla y de la rodilla te paso la cintura, llega un momento donde solamente nadando vas poder
andar. Cuando te vas metiendo mar adentro, si no sabes nadar sentís temor por lo que puede
llegar a suceder, decís: “hasta acá llego y me vuelvo”.

El Señor te dice que tienes que meterte en sus profundidades, porque cuando te metes es cuando
descubres lo nuevo. Las profundidades de Dios no te producen el mismo temor que te produce el
agua pero te produce temor también. Por qué vas a meterte en cosas desconocidas, vas a meterte
en asuntos desconocidos.

Mujeres que se quedan a la orilla

Estaba el apóstol Pedro pescando y Jesús se le acerco cuando él no había pescado nada y le dijo:
“voy al mar adentro, métete adentro porque acá en la orilla no pescaste nada, pero ándate a las
profundidades que ahí vas a descubrir”. Cuando una mujer se queda en la orilla de la vida, son
esas mujeres que dicen: “aunque sea voy a la reunión y escucho” “aunque sea una vez por semana
oro”, con esa actitud se quedan en la orillita y no se meten en las profundidades que vienen de
parte del Señor. Quieren ser extraordinarias y no quieren pagar el precio de meterse en las
profundidades de Dios.

Llega un momento donde Dios te dice: “deja la barca y metete en las profundidades deja lo
seguro, córrete de la comodidad y empieza a moverte y entra a lo profundo a buscar lo que yo
tengo para ti”. Dice que en una casa grande no solo hay vasos de oro y plata, sino también de
madera y de barro. Los distintos tipos de vasos que había en la época en que fue escrita la palabra.
Hoy en día también te encuentras con distintos tipos de recipientes, todos pueden contener
líquido o algún tipo de materia, pero no todos los recipientes pueden ser usados en todas las
ocasiones.

Vasos de oro

La Biblia no solo hablaba que había vaso de oro y de plata, también de madera y barro que iba
conteniendo en su momento distintos alimentos o distintas materias.

El vaso de oro, es el vaso que nos pertenece tener a nosotras, es el vaso que usaban los reyes, era
el vaso que usaban para servirse sus bebidas, era un vaso destacado. No era un vaso para retener
el aceite, no era un vaso para retener la sal, no era para contener el agua, el vaso de oro era para
uso noble.

Dios te dice que puedes contener las cosas más sencillas, pero él te ha preparado para que
además de las cosas más sencillas, contengas las cosas más nobles que están en su reino y las ha
preparado para tu vida.

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Los contenidos más nobles en ti

Toda la fe, todo el poder, todos los dones que vienen de parte de Dios están disponibles para
todas aquellas que cuidan sus vidas como un vaso noble porque Dios no ha hecho acepción de
personas. Dios no elige a quien darle lo mejor, Dios dice que para todas sus hijas tiene un lugar
como vaso noble o como vaso destacado.

Nos da esa posibilidad si nosotras queremos, podemos utilizarlo. Para el Señor, cada una de
nosotras somos tesoro, somos el tesoro del señor. A veces te lo dicen o te lo decís, pero tienes que
hacerte esta pregunta: “¿Yo realmente creo que soy un vaso de oro precioso en la mesa de mi
Dios, en la casa del Señor?”

Date el valor que te corresponde por herencia

Hay mujeres que no necesitan que la menosprecien porque ellas solas a sí mismas se sacan valor,
dicen: “yo por lo menos un vaso de plata soy”, porque creen que sus vidas no tienen valor, creen
que sus vidas son comunes.

Dios te ha llamado para que seas un vaso de oro, dentro tuyo esta todo lo necesario para que
puedas entender, puedas mostrarte al mundo como es ese vaso de honra que Dios ha dicho que
sois a través de Jesucristo.

Como hija de Dios no puedes pasar desapercibida, porque una mujer de Dios, es una mujer de
victoria, no permitas que la circunstancias de tu alrededor te hagan ser una mujer común y
corriente que vive como víctima, que vive quejosa, que vive viendo lo negro en vez de ver la vida
maravillosa que Dios nos da para vivir cada día. Tienes que declarar: “Soy una mujer extraordinaria
que va a marcar lo extraordinario donde quiera que me mueva”.

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