Sylvia de Bejar-Ebook PDF
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1
UnaUna aclaración antes de empezar
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Ya no eres una niña –¡está claro!– y es probable que
quieras decidir por ti misma una serie de cuestiones que
consideras importantes: quiénes son tus amistades, qué
haces en tu tiempo libre, si prefieres copa, tampón o
compresa, cómo te apetece vestirte, si te maquillas o no,
cuánto tiempo quieres pasar con tu familia, qué música
escuchas, si te van los chicos o las chicas, o te van por
igual…
La lista es larga, muy larga, porque, en definitiva, lo
que quieres es empezar a dirigir tu propia vida, aunque en
ocasiones te asuste –porque muchas situaciones son nuevas
para ti– y en otras no puedas hacerlo del todo, porque aún
dependes de tus mayores y, cuando les da, echan el freno
de mano.
La adolescencia no es un camino de rosas. Para nada.
Cuando tenía tu edad, muchas veces vivía con la sensación
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de ir metida en un vagón de una montaña rusa. Todo eran
subidas y bajadas emocionales, mi estabilidad duraba muy
poco y, francamente, había días en que lo pasaba fatal.
¿Acaso no te ocurre que a los momentos de gran alegría,
incluso histérica alocada alegría, le suceden otros de
inseguridad, angustia y/o tristeza? ¡Uf!, qué duro es ser una
adolescente y cómo cuesta, a veces, soportarse a una
misma, ¿no te parece? ¡Y no te digo a los demás! Sobre todo
si en casa son de ordeno y mando.
No desesperes, por mucho que te confundan tus
altibajos emocionales, has de saber que son de lo más
normal, o sea que acéptalos como una parte del viaje: estos
vaivenes irán desapareciendo. Todo irá a mejor. He pasado
por lo mismo, o sea que lo he comprobado. Confía en mí y,
sobre todo, ¡en ti misma! Esto lo superarás con nota.
Pero ahora… Ahora vas sentada en una atracción de
feria, o sea que te imagino metida en un baile de emociones,
encadenando negociaciones –quizás peleas– con los adultos
para que suelten cuerda y te dejen vivir tu vida, mientras
que, a la par, intentas adaptarte a tu entorno y te enfrentas a
numerosas situaciones y decisiones que, a veces, no
resultan nada fáciles. ¡Cuántas cosas!
Entre estos asuntos que te hacen darle vueltas a la
cabeza, y quizás te quitan el sueño, está uno fundamental
del que te quiero hablar: tener relaciones sexuales. ¡Ojo!,
eso son palabras mayores. Para más de una, un auténtico
quebradero de cabeza. Tenerlas o no tenerlas, esa es la
cuestión. No me negarás que la pregunta se las trae. Si lo
sabré yo: ¡la de meses que le dedique al temita! Por esa
razón, porque lo viví ¡y lo sufrí!, me gustaría echarte un
cable.
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Con tu permiso, quisiera ayudarte a pensar como una
chica lista. ¿Acaso no lo eres? Yo creo que sí, porque estoy
convencida de que si tienes buena información serás capaz
de reflexionar, tomar decisiones y actuar cuidando de ti
misma. En eso consiste empoderarse, es decir, tomar el
poder, algo que, seguro, estás empezando a experimentar.
Si te apuntas, me gustaría, para empezar, dejar claros
algunos temas.
Uno primordial es que tienes derecho a tomar la
decisión por ti misma. Lo que hagas –tanto si das el paso,
como si no–, es algo que solo te incumbe a ti. A nadie más
que a ti. Es decir, ni tus padres, ni tus amistades, ni la
persona con la que estás pensando liarte, puede hacerlo por
ti. Y como lo sé, también yo pienso respetarte y no
empujarte en ninguna dirección; lo único que voy a hacer
es intentar que decidas en las mejores condiciones posibles
y darte unas cuantas explicaciones para despejar las típicas
dudas que solemos tener las mujeres en torno a esta
cuestión.
Por ejemplo, es típico preguntarse ¿cuándo es el
momento adecuado para la primera vez? o ¿qué edad es la
ideal para perder la virginidad? “Primera vez”,
“virginidad”, ¡qué conceptos tan carcas!, pero cuánto nos
pesan. ¿Y a santo de qué? ¿Por qué se les suele dar tanta
importancia? ¿A quién beneficia que lo hagamos?
Comencemos por acotar qué significan. Se refieren a
practicar el coito por primera vez y a la supuesta rotura del
himen que se produce. Pues, siento ser tan tosca, pero ¡vaya
gilipollez! Y me explico.
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¿Acaso besarse hasta agotarse, y estimular manual u
oralmente a otra persona, y dejarse hacer lo propio, no es
una relación sexual? ¡Por supuesto que lo es! Estás
sintiendo tu cuerpo y el suyo, probablemente excitándote y
excitándole, si eso no es sexo, ¡qué alguien me lo explique!
Y espera, que allí no acaba la cortedad mental: ¿si eres
lesbiana y no te interesa para nada experimentar la
penetración en tus encuentros con otras chicas te has de
considerar eternamente virgen a pesar de que tu sexualidad
es de lo más gozosa? Cómo que no, ¿verdad?
Por lo tanto, no te quepa duda: si has besado o tocado
eróticamente a alguien, si has dado y sentido placer, ya eres
una persona que tiene relaciones sexuales. Y, de hecho,
aunque la primera vez se ha identificado con el coito
vaginal, creo que es importante que entiendas que hay
muchas primeras veces sexuales: la primera vez que
descubriste tu vulva fue una primera vez, la primera vez que
tuviste un pensamiento erótico fue una primera vez, la
primera vez que te imaginaste besando a una persona y te
excitaste fue una primera vez, la primera vez que te tocaste
fue una primera vez, la primera vez que tuviste un orgasmo
fue una primera vez, el primer beso con lengua fue una
primera vez, las primeras caricias compartidas fueron una
primera vez… y así es para cada cosa que experimentes ¡por
primera vez! Y no le des más vueltas.
Si durante tantos siglos se le ha dado tanta importancia
a la maldita primera vez y a la perdida de la virginidad es
porque le convenía al sistema heteropatriarcal1. Hasta hace
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poco, a las mujeres se nos consideraba y trataba como seres
inferiores, estábamos al servicio del hombre y la
procreación de sus hijos, que eran propiedad del varón,
quien, por supuesto, no debía poner en tela de juicio que
fueran suyos. ¿Y cómo lograr que nosotras nos plegáramos
sin rechistar? Manteniéndonos sumisas por medio de la
dependencia económica y el miedo. Una de las formas de
controlarnos en lo sexual era intimidarnos con la posible
pérdida de nuestra reputación, con el qué dirán y con la
amenaza del repudio si osábamos experimentar en este
terreno antes de la noche de bodas... ¡y después!
Pero, por suerte, esta ya no es tu historia. A ti te toca
pasar página, ¡hacerlo de una vez por todas!
O sea que no temas: desear relacionarte sexualmente
con alguien es algo natural y sano, no un acontecimiento
que deba asustarte o debas vivir como algo solemne que
puede cambiar el curso de tu vida. No lo es, y no pierdas el
tiempo ni te permitas sufrir por estas memeces. Pon el foco
en encontrar a las personas adecuadas y en disfrutar de tus
encuentros sexuales, desde el primero al último y sean del
tipo que sean. Eso sí que es ser una chica lista.
Desterrados los mitos, retomemos las preguntas, pero
reformulándolas: ¿Cuándo es el momento adecuado para
relacionarse sexualmente con otra persona? ¿Y cuál es la
edad ideal para iniciarse en tal o cual práctica sexual, sean
besos, caricias, sexo oral, coital…? Siento decirte que no
puedo responderte, porque tener equis años no implica que
estés más o menos lista para iniciarte en una determinada
práctica sexual.
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Cada mujer es única y evoluciona y madura a su
ritmo, o sea que lo que es adecuado para una joven de tu
edad no tiene por qué serlo para ti, y viceversa. Es más, a
pesar de llevarse muchos años, una chica de 14 y otra de
18 pueden estar igual de preparadas (o no) para compartir
besos, caricias, sexo oral o lo que se tercie. ¿Y qué
significa esto? Pues que eres tú quién tiene que decidir con
quién, cuándo y qué va a experimentar. Por eso es tan
importante que ejerzas tu libertad sabiendo cuidar de ti
misma.
Esto me ha recordado que cuando era adolescente, y
de eso hace mucho, muchísimo tiempo, mi mejor amigo me
advirtió que si no me acostaba con alguien antes de cumplir
la mayoría de edad iba a quedar traumatizada de por vida.
Tenía 13 años y ya estaba angustiada, más que angustiada
por el dichoso tema. No es de extrañar, a todas las mujeres
nos ha inquietado, independientemente de la época en que
nos haya tocado vivir. Y con amigos así de “rotundos”,
quién no se iba a preocupar. Piensa que entonces apenas
había información sexual. Rectifico: no había y punto.
¡Ojalá hubiera tenido una chuleta como ésta! Pero no, no
existía, y allí estaba yo comiéndome el tarro todo el día. ¡Lo
que me llego a agobiar su maldita profecía!
Tanto, que al final no me quedo otra: le eché valor y se
lo conté a mi padre, un tipo bastante abierto de miras –mi
mamá era más estricta y menos asequible–, o sea que la
decisión de a quién acudir era clara. Casi lloré mientras le
confesaba mi miedo, pero mi disgusto duro poco. Cuando
estalló en carcajadas, me asusté, pero cuando me miro lleno
de ternura y me sonrío, los males se me pasaron de golpe.
“¡Vaya tontería! –dijo–. Lo que intenta es liarse contigo”.
¡Qué alivio sentí! No sería una traumada hiciera lo que
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hiciera. A eso le siguió una conversación que me dejó
tranquila, pero algo mosqueada con el capullo de mi amigo.
¿Sería cierto que lo que pretendía era llevarme a la cama?
¡Vaya cara! Pero disfrutaba tanto teniéndole cerca, que no
deje que eso interfiriera en nuestra amistad. De hecho,
nunca se lo pregunté para no incomodarle, pero como
escribirte me lo ha recordado, esta vez no se libra, voy a
acorralarle para que confiese.
Ahora, cuando rememoro aquello, sonrío, pero si
pienso en ti, mi sonrisa se transforma en mueca, porque a
mi solo me presionaba él (entonces era un tema del que se
hablaba poco), pero ahora es obvio que lo sexual funciona
de otra forma, las cosas van más rápido y las presiones son
mayores, porque se supone que todo el mundo lo está
haciendo y hay quien trata de cateto a quien no se apunta.
Pues bien, chica lista, te animo a grabarte esto entre
ceja y ceja: al igual que tienes derecho a que tus mayores
no se metan de por medio (en eso nos hemos puesto de
acuerdo enseguida, ¿verdad?), las líneas rojas, esas que
nadie debe cruzar, no solo las han de respetar ellos, también
lo han de hacer tus amistades.
Te lo explico con un ejemplo: da igual si tu mejor
amiga es una mojigata y te da la vara a todas horas para que
no caigas en brazos del guapito o la guapita de turno, y
tampoco importa si se va con cualquiera sin pensárselo dos
veces y asegura que eres una cría por no hacer lo mismo. Ni
caso. A ti todo esto no te ha de importar… ¡para nada! Y lo
que vale para tu queridísima amiga –quizás la pobre se ha
llevado una crítica inmerecida por mi parte– también vale
para todas esas chicas y chicos que, por mucho que te
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aprecien y les aprecies, no pueden tomar tus decisiones por
ti.2
Que tu grupo o quienes te rodean practiquen o no sexo
(sea del tipo que sea), y tengan una opinión u otra al
respecto, no es una razón para que tú te lances a la piscina
o dejes de hacerlo. Y has de exigir que te dejen tomar tus
propias decisiones y vivir tu vida como te dé la real gana…
igual que tú se la dejas vivir a los demás, o eso espero.
Tener relaciones sexuales con otra persona es un paso
que has de dar porque tú desees darlo, no porque te lo digan,
te lo recomienden, te animen, te empujen, te incomoden, te
amenacen, lo hagan, ¡lo que sea! los demás. Y, cuidado, no
te creas que tener sexo te hace guay. No lo es. Insisto: lo
que mola es hacer las cosas porque quieres, no porque creas
que es lo que toca o porque lo hagan o te digan que has de
hacerlo los demás.
Y, por supuesto, esos límites rojos tampoco los puede
traspasar la persona que quiere liarse contigo. Por mucho
que te lo pida, si no quieres acostarte (o apuntarte a
cualquiera de sus propuestas sexuales), has de aprender a
cuidar de ti misma y decir no, ¡y esa negativa ha de ser
respetada! Es inadmisible que te sientas obligada a
compartir tu cuerpo para que tu pareja, o ese chico o chica
que te atrae, esté contenta, no se enfade, siga a tu lado o no
hable mal de ti. Si te respeta y tú no quieres tener un
encuentro sexual, tiene manos para darse placer. ¿Acaso no
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sabe masturbarse? Pues que lo haga. Tus deseos han de ser
acatados.
No dudo que habrás oído hablar sobre el
consentimiento sexual, pero me gustaría detenerme algo
más en lo que implica. Supongo que, a estas alturas, estarás
de acuerdo conmigo en que el sexo es algo que no se
impone; que jamás hay que forzar una situación sexual. Por
lo tanto, entenderás que, por respeto, hay que preguntar y
saber a ciencia cierta que quien tengo en frente quiere lo
mismo que yo, y no vale imponerse o intentar seguir
adelante porque es lo que me apetece a mí. Y lo mismo he
de esperar, ¡exigir!, de la persona con la que me estoy
compartiendo. Todo lo que se salga de allí, es inadmisible,
además de ilegal.
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mal por ello, no es culpa tuya, sino de quien no respeta los
limites.
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Como hay quienes tienen “dificultades” en aceptar los límites e intentan
liarnos con sus razonamientos, te animo a ver este video de Blue Beat
Studios. El original se llama Tea Consent:
https://www.youtube.com/watch?v=oQbei5JGiT8
En español: https://www.youtube.com/watch?v=NXfcbrET9LA
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tú misma; te controla constantemente; te menosprecia; tiene
celos; es posesiva/o; intenta dominarte, y/o te hace sentir
culpable cuando algo no sale como espera. Si te ves
reflejada en cualquiera de esas situaciones, no te engañes ni
le justifiques: ¡algo no funciona! Y no te queda otra: por
mucho que te cueste, ¡toca darle el pasaporte!
Verás, quienes te hacen sentir mal no te convienen,
sean supuestas amigas, amigos, amores, ligues… Quizás
tengas miedo a quedarte sola, y lo entiendo, todos tememos
la soledad no deseada, pero, aunque te cueste creerlo, eso
no va a suceder, pronto encontrarás tu lugar. Si mantienes
relaciones de cualquier tipo con gente tóxica y quieres
liberarte, pero te está resultando difícil, apóyate en tus
padres, en tus profes, en las amistades que sí son
beneficiosas para ti, incluso en una terapeuta, y, con tiempo,
encontrarás a quienes sean más dignos de tu amistad, de tu
amor y de tu deseo.4
Si te perturba lo que te acabo de explicar, por favor, no
sigas leyendo. Lo primero que has de hacer es afrontar esta
situación. Una persona tóxica no cambia y por más miedo
o inseguridad que te genere dar el paso, has de salir de esa
relación. Sea como sea, no te estanques con quien, antes de
lo que te imaginas, te va a hacer más infeliz (de lo que ya lo
eres) y destrozarte anímicamente. Y si se trata de tu pareja
4Hay formas de salir de los círculos en los que nos movemos habitualmente.
Si tienes una afición, te apuntas a un taller que te interese, haces algún tipo
de voluntariado o practicas un deporte, por poner unos ejemplos, además de
disfrutar, conocerás a personas con las que, de entrada, ya tendrás algo en
común. Haz una lista de cosas qué podrías hacer y sondea a otras personas
(en las que confíes) en busca de ideas.
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y tienes miedo a no encontrar otra, pregúntate por qué se
llama “primer amor”. Si se le ha adjudicado un número es,
precisamente, porque luego suelen haber otros. Es poco
habitual que ese “primer amor” sea para siempre, sobre todo
si, para colmo, es alguien cuyo comportamiento te
envenena. O sea que no tengas miedo, tu vida no se acaba
con su despido (que espero inmediato), más bien lo
contrario: tu vida, la que te mereces, empezará cuando te
saques de encima esa lacra. A la que te sientas libre de ser
quien eres y disfrutes de ello, te darás cuenta de lo bueno
que fue tomar esa decisión por mucho que te costara. Y no
dudes que llegará otro amor, quizás amores. El tiempo lo
cura todo. Y sé que esto ahora te sonará a frase de la abuelita
o pensarás algo del tipo “qué sabrá ella”, pero descubrirás
que es cierto antes de lo que crees y, entonces, te acordarás
de mi y sonreirás.
Creo que ha llegado el momento de abordar los seis
puntos que espero te ayuden a decidir si das el paso… sea
cual sea la experiencia sexual que te estés planteando. No
te agobies, esto no tiene nada que ver con un examen
escolar, solo es una guía que puedes usar en la medida que
quieras… ¡o no!
Si la comparto contigo es porque pienso que te ayudará
a tener las ideas claras y, gracias a ello, es probable que
vayas mucho más segura al encuentro, lo que, a su vez,
permitirá que disfrutes más. A mí me parece un buen
motivo para darle un repaso, ojalá estés de acuerdo.
1. ¿Hasta qué punto te conoces íntimamente?
Muchísimas jóvenes mantienen sus primeros roces
sexuales sin haberse masturbado o habiéndolo hecho pocas
veces, es decir, sin apenas conocer su cuerpo y los placeres
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que le puede deparar. Voy a dar por sentado que no es tu
caso, es decir, que has visto y palpado tu vulva y tu vagina
en más de una ocasión, y que te masturbas con cierta
frecuencia y disfrutas haciéndolo. ¿Para qué si no le
dedicamos un capítulo entero a explicar lo importante que
es experimentar a solas antes de compartirse?
Si no lo has hecho, creo que el mejor consejo que te
puedo dar es que no te líes con alguien hasta que hayas
aprendido a satisfacerte a ti misma. Es muy improbable que
logres gozar en pareja si no sabes de antemano lo que te da
placer, sobre todo si eres heterosexual, porque los chicos
suelen tener poca idea de lo que necesitan las chicas para
disfrutar. De gustarte las mujeres siempre puedes tener la
grandísima suerte de que tu compañera de juegos sí que
haya hecho los deberes y, conociéndose a si misma, te
ayude a encontrar tu camino.
Sea como sea, si no te has explorado y disfrutado a
solas difícilmente sabrás lo que necesitas y, desde luego, no
podrás explicarle lo que te gusta y lo que no a otra persona.
Eso no es justo ni para ti ni para ella. Si tú le importas,
querrá verte disfrutar y hacerte feliz.
Después de escribir el último párrafo, he estado
dándole vueltas y he pensado que quizás he sido muy
tajante en lo de recomendarte que no te líes, o sea que voy
a matizar mis palabras. Obviamente, no te prohíbas los
besos e incluso las caricias, pero no vayas muy lejos en tus
encuentros. Antes de pasar a mayores, ponte las pilas y
conócete tanto como puedas.
Te contaré una cosa que desconocen muchas mujeres,
incluso mayores, y que todas las chicas deberían saber: es
un tremendo error ¡además de egoísta! pensar que la otra
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persona sabrá qué hacer, te enseñará todo lo necesario o
adivinará lo que necesitas. ¡Ni siquiera vale en el caso de
que tenga más experiencia que tú! El sexo no es magia. Se
trata de compartirse, no de que una de las partes tenga que
dirigir la escena y la otra limitarse a esperar el milagro de
que todo vaya bien.
Y, por último, no cuidar de ti misma (que, en este
caso, implica no haberse conocido y disfrutado
previamente) puede boicotear gran parte de tu satisfacción.
La de chicas que lloran sus penas por sus malos comienzos
sexuales, que a menudo cuestan lo suyo de enderezar. No te
falles a ti misma. Te mereces cuidarte. Sabes lo que te
conviene, o sea que empodérate y hazlo.
2. ¿Por qué quieres tener esta experiencia sexual, sea
del tipo que sea?
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Empieza por enumerar los pros, es decir, los motivos
positivos que te animan a decir sí:
o le quieres;
o te corresponde;
o le deseas;
o crees que estás lo suficientemente preparada (me temo
que nunca se está del todo preparada para nada en la
vida; o sea que esto equivaldría a que la balanza se
incline más hacia el lado de la seguridad que hacia el
lado de la incertidumbre);
o tienes tus ideas claras y no te dejas influir por los que
te rodean.
o sabes lo qué quieres y lo que no;
o te ves capaz de expresarle tus necesidades y de poner
límites si es necesario;
o te sientes muy segura cuando estás en compañía de esa
persona;
o sabes que puedes mostrarte vulnerable sin miedo y no
le juzgas o te incomoda que haga lo propio;
o tanto tú como él/ella sois responsables;
o te sientes capaz de manejar lo que suceda durante el
encuentro, incluidas tus emociones, por intensas que
sean, tanto si son positivas (subidón, felicidad…)
como negativas (confusión, decepción…);
o tu pareja es capaz de manejar las suyas (no puedes
estar del todo segura, pero si de entrada no te lo parece,
el semáforo está en rojo);
o eres consciente de qué el encuentro puede cambiar
vuestra forma de relacionaros, incluso que dejéis de
hacerlo;
o ¿lo es la otra persona?, y
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o sabes y sabe qué hacer si algo va mal (preservativo
roto, embarazo no deseado…).
18
pros pueden ser negativas según cómo las contestes. Tenlo
en cuenta.
Si tus razones para dar el paso tienen que ver con tus
miedos o están más motivadas por los deseos o necesidades
de la otra persona que por los tuyos, ¡no lo des! Recuerda
que esta decisión es tuya, la has de tomar por ti, porque tú
eres lo más importante, no por motivos que no son tuyos o
no te convienen.
19
respetar tus necesidades, aceptar tus límites y/o practicar
sexo seguro, ponle en modo pausa. Aún no ha llegado el
momento. Y si te pregunta cuándo llegará, espero que
tengas clara tu respuesta: ¡cuando esos nubarrones se
esfumen! ¿Y cómo se logra eso? Hablando y haciendo lo
necesario para solventar aquello que no te permite sentir
esa seguridad y ese respeto que estás buscando y te
mereces. Esto nos lleva al siguiente punto de la lista.
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pase, la otra persona respetará tus tiempos y tus deseos.
Obviamente, esto ha de ser recíproco.
Por cierto, ese chico o chica puede ser alguien de quien
estés enamorada o alguien con quién te sientas muy a gusto.
Ya hemos hablado de que sexo y amor no necesariamente
van unidos: tú eres quien escoge cómo combinar ambos
factores. Aquí de lo que se trata es de que tu vivencia sea
positiva.
Y una última reflexión: si elijes a alguien que ha
experimentado más que tú, eso no implica, como te dije en
el primer punto, que lo dejes todo en sus manos. Pero a
esto quiero añadirle algo más: tampoco implica que esa
persona se crea con derecho a llevar la batuta o que te
pliegues a todo lo que te proponga. Ojo con hacer o dejarte
hacer cosas que no deseas por miedo o por no querer
quedar mal. Por mucho que hayas elegido bien a tu pareja,
si luego no te expresas y le sigues la corriente aunque no
te convenza lo que está sucediendo, no habrás cuidado de
ti. Y tú eres lo más importante.
21
Lanzarse a la piscina sin flotador cuando no se sabe
nadar es temerario, ¿no te parece? Por eso es importante que
antes de compartirte te conozcas sexualmente muy bien y
tengas una visión realista de cómo son las diferentes
prácticas sexuales, qué puedes esperar de ellas, cómo
practicar sexo seguro, etc. Esto, a su vez, te ayudará pensar
en qué quieres y no quieres que suceda. De no tenerlo claro,
igual te ves arrastrada hacia un lugar al que no deseas ir.
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está prohibido o mejor no hacer, y es mucho más probable
que os entendáis mejor y el encuentro se salde
satisfactoriamente para los dos.
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mujer, ¡seguro que te ha quedado clarísimo por qué es
importante elegir a la persona adecuada!
24
mundo. Recuerda que la práctica hace al experto. Con el
tiempo, tus experiencias sexuales pueden mejorar y mucho,
pero para ello, ya lo sabes, has de conocerte, respetar las
necesidades de tu cuerpo y comunicarte con quien te
compartes.
5. ¿Dónde lo hacemos?
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6. Sexo seguro.
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quieres aumentar tus posibilidades de que todo vaya bien,
mejor te tomas en serio esta lista, y si ves que en algo
flaqueas o flaquea tu pareja, lo dicho: dale al botón de pausa
y date y dale el tiempo para estar a la altura de lo que
necesitas para cuidarte.
27
Sobre mí
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