Ángeles y Humanos

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 25

Ángeles y humanos

Un ángel anuncia el nacimiento del Mesías.


¿Cuántos ángeles creó Dios?
¿Se casan los ángeles?
Al crear Dios a los millones de ángeles, ¿también los organizó?
Una vez creados los millones de ángeles, ¿en qué lugar celestial vivían?
¿Dotó Dios a los ángeles de libre albedrío?
¿Quiénes son los “ángeles caídos”? ¿Qué gran transgresión cometieron los
ángeles que pecaron?
La mayoría de los seres humanos, ¿pisa los talones de los ángeles caídos?
¿Qué castigo recibieron los ángeles que pecaron?
¿Hay algún ángel que sea superior a Cristo?
¿Acaso esté esperando usted que “me toque un ángel”, o que “me hable un
ángel”, para convertirse a Cristo?
¿Tiene cada persona su propio “ángel de la guarda”?
¿Quiénes son los que tienen “sus ángeles en los cielos” que “ven siempre el
rostro de mi Padre que está en los cielos”?
Estando el Señor en agonía, “le apareció un ángel del cielo para fortalecerle”.
¿Qué nos enseña este ejemplo?
¿Qué forma toman los ángeles para servir a los fieles? Lot y los dos ángeles
que le visitaron en Sodoma.
“¡Vi a un ángel! ¡Se me presentó un ángel! ¡Un ángel me tocó!”
¿En qué momento y circunstancias ve todo ser humano a los ángeles como
Dios los ve, es decir, como “espíritus”, como seres espirituales?
Lázaro y los ángeles. “Aconteció que murió el mendigo, y fue llevado por los
ángeles” al Paraíso.
“Murió también el rico”, pero los ángeles ¿dónde se encuentran? ¿No hay
ángeles que acompañen su alma a su destino?

Estimado lector, ¿cuenta usted con un ángel de la guarda personal que vele
sus entradas y salidas, protegiéndole? Millones de personas creen
solemnemente que los ángeles existen, asegurando que cada ser humano
tiene el suyo propio. Por otra parte, no faltan quienes se mofan de esta
creencia, consignando a los ángeles al panteón de seres míticos que existen,
según alegan, solo en mentes supersticiosas. Los saduceos, secta judía,
negaban la existencia de ángeles, mientras los fariseos la afirmaban (Hechos
23:8). ¿Qué cree usted? Lo cierto es que intrigan a casi todos los seres
humanos, incluso a este servidor.
El que lee la Biblia atentamente se percata pronto de que los “ángeles” figuran
en muchos escenarios, tanto terrenales como celestiales, a través de las
distintas épocas que cubre la milenaria historia divina. Su primera intervención
se registra en Génesis 3:24, donde se relata que Dios “puso al oriente del
huerto de Edén querubines (ángeles)…”. La última referencia en la Biblia se
halla en el último capítulo de Apocalipsis. Al postrarse el apóstol Juan para
adorar al ángel que le había mostrado las visiones, aquel ser le dice: “Mira, no
lo hagas; porque yo soy consiervo tuyo, y de tus hermanos los profetas, y de
los que guardan las palabras de este libro. Adora a Dios” (Apocalipsis 22:8-11).
En el presente estudio, nuestra meta es presentar concisamente alguna
información clave revelada en las Sagradas Escrituras acerca de los ángeles.

A. ¿Cuántos ángeles creó Dios? No unos pocos miles sino una gran multitud.
El apóstol Juan escribe: “Y miré, y oí la voz de muchos ángeles alrededor del
trono, y de los seres vivientes, y de los ancianos; y su número era millones de
millones” (Apocalipsis 5:11). Daniel corrobora esta estadística, diciendo:
“Millares de millares le servían, y millones de millones asistían delante de él”
(Daniel 7:10).

B. ¿Se casan los ángeles? Negativo. “Entonces respondiendo Jesús, les dijo:
Los hijos de este siglo”, es decir, los seres humanos de los tiempos terrenales,
“se casan, y se dan en casamiento; más los que fueren tenidos por dignos de
alcanzar aquel siglo y la resurrección de entre los muertos, ni se casan, ni se
dan en casamiento. Porque no pueden ya más morir, pues son iguales a los
ángeles, y son hijos de Dios, al ser hijos de la resurrección” (Lucas 20:34-36).
Los que aman y obedecen al Señor hasta la muerte, serán “tenidos por dignos”
de ser resucitados de entre los muertos, recibiendo cada uno nuevo cuerpo
espiritual, y no carnal, poderoso, y no débil, glorioso, y no deshonroso, inmortal,
y no mortal (1 Corintios 15:42-44 ). En estos nuevos cuerpos, “ni se casan, ni
se dan en casamiento”, siendo hechos “iguales a los ángeles”. Por
consiguiente, se deduce que los ángeles ni se casan, ni se dan en casamiento.

C. Al crear Dios a los millones de ángeles, ¿también los organizó? Es evidente


que sí, ya que se nombran “arcángeles”. Estos componen el rango de ángeles
que dirigen o gobiernan a los demás ángeles, o sea, hacen el papel de
“oficiales”. Hasta se nos revela el nombre de uno de los arcángeles: Miguel.
“Pero cuando el arcángel Miguel contendía con el diablo, disputando con él por
el cuerpo de Moisés…” (Judas 9). Este mismo “Miguel” está al frente de los
ángeles de Dios en la “gran batalla en el cielo” . “Después hubo una gran
batalla en el cielo: Miguel y sus ángeles luchaban contra el dragón; y luchaban
el dragón y sus ángeles” (Apocalipsis 12:7). “Porque el Señor mismo con voz
de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo;
y los muertos en Cristo resucitarán primero” (1 Tesalonicenses 4:16 ). La “voz
de arcángel” es voz de autoridad y poder.

D. Una vez creados los millones de ángeles, ¿en qué lugar celestial vivían?
En un área asignada por Dios, su Creador. Tenían su “propia morada”. “Y a los
ángeles que no guardaron su dignidad, sino que abandonaron su propia
morada …” (Judas 6). De la manera que “la tierra” es el lugar prefijado por
Dios, nuestro Creador, para los seres humanos, asimismo él preparó un lugar
determinado donde moraran los ángeles. “Y de una sangre ha hecho todo el
linaje de los hombres, para que habiten sobre toda la faz de la tierra; y les ha
prefijado el orden de los tiempos, y los límites de su habitación” (Hechos
17:26). El orden y la organización en toda la creación de Dios, tanto la
celestial como la terrenal, tanto la visible como la invisible (Colosenses 1:16),
se manifiestan en toda obra suya realizada a plenitud.

E. ¿Dotó Dios a los ángeles de libre albedrío? Las decisiones y acciones de


los ángeles demuestran claramente que tenían esta facultad y el derecho de
ejercerla. Algunos “abandonaron su propia morada” (Judas 6). Determinaron
no seguir en ella. Decidieron no honrar la voluntad de su Creador. En cambio,
otros eligieron seguir acatando la voluntad de su Creador. Los ángeles no eran
robots; no eran autómatas. Eran seres pensantes y racionales, con voluntad
propia.

F. ¿Quiénes son los “ángeles caídos”? Son “el dragón y sus ángeles”
(Apocalipsis 12:7). El dragón es Satanás. “Y fue lanzado fuera el gran dragón,
la serpiente antigua, que se llama diablo y Satanás, el cual engaña al mundo
entero; fue arrojado a la tierra, y sus ángeles fueron arrojados con él”
(Apocalipsis 12:7-9).

1. Estos ángeles “pecaron” (2 Pedro 2:4 ). ¿Qué gran pecado cometieron?


“Abandonaron su propia morada.” Se sublevaron contra Dios. Rompieron la
organización establecida por su Creador. Introdujeron el caos en la creación,
acto cargado de enorme peligro ya que el caos desenfrenado abre la puerta a
la total desintegración. “No guardaron su dignidad” (Judas 6). Perdieron su
dignidad. Su condición original fue tan privilegiada, y su pecado de tal
magnitud, que Dios determinó no perdonarlos. “Dios no perdonó a los ángeles
que pecaron” (2 Pedro 2:4 ). Lo serio y grave de su pecado se resaltan en el
siguiente trozo de Isaías 14:12-15. “¡Cómo caíste del cielo, oh Lucero, hijo de
la mañana! … Tú que decías en tu corazón: Subiré al cielo; en lo alto, junto a
las estrellas de Dios, levantaré mi trono, y en el monte del testimonio me
sentaré, a los lados del norte; sobre las alturas de las nubes subiré, y seré
semejante al Altísimo. Mas tú derribado eres hasta el Seol, a los lados del
abismo.”

-Aplicación para la actualidad. ¿No es cierto que la mayoría de los seres


humanos pisa los talones de los ángeles caídos? Abandonan el lugar y el
papel que el Creador les ha asignado en su creación. Esposos y esposas,
padres, madres e hijos, invierten o intercambian roles establecidos por Dios.
Varones y mujeres cambian el uso sexual natural determinado desde el
principio, haciéndose homosexuales, travestidos, unisexo, etcétera. Rompen el
orden y la organización establecidos por Dios. Crean caos. No guardan su
dignidad. Imponen su propia voluntad, obviando a Dios. Irónicamente, no pocos
humanos de esta mentalidad creen en los ángeles, aun reclamando no pocos
tener su propio “ángel de la guarda”. Mas le vale a cada uno comparar sus
propias actitudes y acciones con las de los ángeles que fueron arrojados al
infierno, a no ser que sufran el mismo destino amargo en el día del juicio.

2. ¿Qué castigo recibieron los ángeles que pecaron? “Dios no perdonó a los
ángeles que pecaron, sino que arrojándolos al infierno los entregó a prisiones
de oscuridad, para ser reservados al juicio ” (2 Pedro 2:4). El “fuego eterno”
fue “preparado para el diablo y sus ángeles” (Mateo 25:41), y no para el ser
humano. Sin embargo, todo hombre, mujer y joven que echa su suerte con el
diablo, sufrirá el mismo castigo. “Y al siervo inútil echadle en las tinieblas de
afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes”, palabras del Señor en Mateo
25:30. De allí, no le sacará ningún ángel. ¿Cree el “siervo inútil”, el “siervo
malo”, en ángeles? No por ello será admitido al cielo, ni escapará de la
condenación eterna.

G. ¿Hay algún ángel que sea superior a Cristo? Negativo. ¡Ni siquiera el
arcángel Miguel! Cristo es “hecho tanto superior a los ángeles, cuanto heredó
más excelente nombre que ellos. … ¿A cuál de los ángeles dijo Dios jamás: Mi
Hijo eres tú, Yo te he engendrado hoy? … Cuando introduce al Primogénito en
el mundo, dice: Adórenle todos los ángeles de Dios . … ¿ A cuál de los
ángeles dijo Dios jamás: Siéntate a mi diestra, hasta que ponga a tus enemigos
por estrado de tus pies” (Hebreos 1:1-14). Cristo es el “solo mediador entre
Dios y los hombres” (1 Timoteo 2:5), el único Salvador. Ningún ángel es
mediador o salvador.

-Aplicaciones para nosotros y nuestros tiempos. La fe sentimental en ángeles,


tan popular en la actualidad, por si sola no salvará a nadie. La fe en Cristo, la
que “obra por el amor” (Gálatas 5:6), la que actúa, obedeciendo, no siendo
“muerta” (Santiago 2:14-26), es la que conduce a la salvación. La fe que salva
“es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios” (Romanos 16:17). La fe sincera e
inteligente produce arrepentimiento, llevando al que la tiene a procurar
enseguida el bautismo por inmersión “para perdón de los pecados” (Hechos
2:38 ; Marcos 16:16; Romanos 6:1-7). ¿Perdón cuándo? No, de cierto, al ser
“tocado por un ángel”, sino al creer, arrepentirse, confesar el nombre de Cristo
y zambullirse en el agua para que sean lavados los pecados. “¿Por qué te
detienes? Levántate y bautízate, y lava tus pecados, invocando su nombre.”
Asimismo dijo el predicador inspirado Ananías al pecador Saulo, según
Hechos 22:16.

-Estimado lector, ¿acaso está esperando usted que “me toque un ángel”, o que
“me hable un ángel”, para convertirse a Cristo? ¿Ha prometido Dios enviarle un
ángel que le “toque” en su espíritu, ablandando su corazón, conmoviéndole y
haciendo que cambie sus actitudes y conducta? De albergar usted semejante
fe o ilusión, nos corresponde informarle que no hay tal promesa en toda la
Biblia. “Agradó a Dios salvar a los creyentes por… la predicación” del
“evangelio”, el cual “es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree” (1
Corintios 1:20-23; Romanos 1:16). La Gran Comisión fue dada a hombres
idóneos para llevarla a cabo, y no a los ángeles. “Id, y predicad el evangelio a
toda criatura. El que creyere, y fuere bautizado, será salvo; el que no creyere,
será condenado” (Marcos 16:15-16). Este mensaje tan poderoso como preciso
debe ser suficiente para motivarnos a la obediencia, ¿no le parece?

-En "El plan divino de salvación" se explican más ampliamente las condiciones
bíblicas para ser salvo. En "Amigo, amiga, le invitamos a conocer a la iglesia
que Cristo estableció" se identifica la iglesia bíblica a la que el Señor mismo
añade a toda persona que ha de ser salva.

H. ¿Tiene cada persona su propio “ángel de la guarda”? ¡Ojala! Pero, ¿toda


persona, aun las malas? ¿El borracho, ladrón, drogadicto, adúltero, mentiroso,
homicida? ¿Los mafiosos también? ¿Los supersticiosos e idólatras? ¿Y los
falsos profetas y apóstoles? ¿En virtud de “creer en ángeles”? “Mirad que no
menospreciéis a uno de estos pequeños; porque os digo que sus ángeles en
los cielos ven siempre el rostro de mi Padre que está en los cielos”, advierte
Cristo (Mateo 18:10). Aquellos pecadores nombrados, y los demás seres
humanos que no guardan “su dignidad”, ¿figuran entre “estos pequeños”?
“Estos pequeños” son “estos pequeños que creen en mí” (Mateo 18:6). ¡Son
las personas que creen en Cristo, humillándose y sometiéndose a su voluntad!
No tan solo niños chiquitos inocentes (Mateo 18:1-5) sino adultos que se hacen
“como niños”. “Si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino
de los cielos” (18:3). ¡Estos sí tienen “sus ángeles en los cielos” que “ven
siempre el rostro” del “Padre que está en los cielos” ! ¿Y qué implica este
hecho para el creyente obediente, el cristiano de verdad? ¿Qué sus ángeles le
libren de toda prueba material o espiritual? ¡De modo alguno! Pues, de ser así
el sentido de las palabras de Cristo, ¡jamás sufriría ningún cristiano verdadero
persecución o conflicto alguno! Semejante promesa no se encuentra en el
evangelio puro. Todo lo contrario: “En el mundo tendréis aflicción; pero confiad,
yo he vencido al mundo” (Juan 16:33). Entonces, ¿cómo explicar la afirmación
del Señor? Las palabras de Cristo encierran una amenaza velada para
quienquiera menospreciara a cualquiera que creyera en el Señor: “¡Cuidado!
Sus ángeles están velando, e informando al Padre, siendo ellos instrumentos
para vengar el maltrato de inocentes.” Esto mismo lo vemos hecho realidad en
algunas visiones de Apocalipsis, donde los ángeles ejecutan castigos divinos
sobre perseguidores y recalcitrantes de todo rango (Apocalipsis 16; 19:11-21.

1. Pero, ¿no intervienen los ángeles para socorrer y fortalecer siquiera a


cristianos fieles? De cierto, “todos” son “espíritus ministradores, enviados para
servicio a favor de los que serán herederos de la salvación” (Hebreos 1:14).
¿A favor de quiénes? No de todos y cada uno de los seres humanos sino solo
“de los que serán herederos de la salvación”. ¿Y quiénes son estos que
heredan salvación eterna? Pues, ya lo hemos aprendido, ¿no? Son los que
creen en Cristo, se arrepienten, se sumergen en agua “para perdón” (se
bautizan conforme a las directrices del Espíritu Santo) y perseveran hasta el fin.

2. ¿Quiere decir esto que cada cristiano fiel cuenta con un ángel que le proteja
día y noche? “Proteger” y “servir” no son del todo sinónimos. Acercándose a la
hora de ser crucificado, Jesús “comenzó a entristecerse y a angustiarse en
gran manera” (Mateo 26:37). En Getsemaní, se aparta de los discípulos y ora:
“Padre, si quieres, pasa de mi esta copa. … Y se le apareció un ángel del cielo
para fortalecerle”. No se registra lo que aquel ángel dijera o hiciera, pero, en
verdad, NO libró al Señor del arresto inminente, el juicio ante Pilato, los
azotes, la corona de espinas o la cruel muerte de cruz. Aun en el huerto, a
pesar de la presencia del ángel Cristo seguía “estando en agonía”, orando
“más intensamente; y era su sudor como grandes gotas de sangre” (Lucas
22:39-46). Con todo, observamos, admirados, cómo el Señor se resigna, se
repone y se arma de valor, entregándose como sacrifico para salvar al mundo.
¡Fue fortalecido! El ángel “sirve” a Cristo, pero no le “protege” de todo peligro,
prueba o sufrimiento.

a) En la hora de terrible crisis, el ángel ministra a favor del Señor. No todos los
días, a toda hora o a todo siervo por igual, sino al siervo en una situación
verdaderamente crítica. Asimismo ministran los ángeles, pensamos, a los
cristianos fieles: no todos los días, las veinticuatro horas del día, sino en la hora
de la grande crisis espiritual; no para evitarles toda tentación, conflicto o dolor
sino para servir y fortalecer. Después de su largo ayuno en el desierto, seguido
por fuertes tentaciones traídas por “el tentador” , “he aquí vinieron” donde
Jesús “ángeles y le servían” (Mateo 4:11). Es evidente que ni siquiera al Hijo
de Dios le acompañaban o atendían constantemente los ángeles.

b) ¿Qué forma toman los ángeles para servir a los fieles? Dios “hace a sus
ángeles espíritus”. “Son todos espíritus ministradores” (Hebreos 1:7, 14).
Ahora bien, “un espíritu no tiene carne ni huesos”, explica Cristo (Lucas 24:39),
y por ende, un espíritu (un ser espiritual) no es visible para el ojo humano. Por
consiguiente, ningún ser humano ha visto jamás a un ángel en su esencia
original espiritual, no obstante infinidad de “testimonios” de personas que
aseguran: “¡Vi a un ángel! ¡Se me presentó un ángel! ¡Un ángel me tocó!”
¿Qué hombre o mujer ha visto a Dios, al Cristo glorificado, al Espíritu Santo, a
Satanás, al diablo, a un demonio? Gran número afirma categóricamente haber
visto a todos estos seres espirituales. Su problema es el mismo que trastornó a
los discípulos del Señor cuando este “se puso en medio de ellos”: “espantados
y aterrorizados, pensaban que veían espíritu” (Lucas 24:36-37). Su concepto
de “espíritu” no es correcto. “Un espíritu no tiene carne ni huesos”, instruye el
Señor. En su esencia espiritual, los ángeles no tienen carne ni huesos. Ningún
ser humano los ha visto en su esencia espiritual. Entonces, siendo seres
espirituales, ¿cómo se las arreglan para servir a los humanos?

(1) “Llegaron, pues, los dos ángeles a Sodoma a la caída de la tarde; y Lot
estaba sentado a la puerta de Sodoma. Y viéndolos Lot, se levantó a
recibirlos” (Génesis 19:1). Estos dos ángeles se identifican como “varones”;
caminan, conversan y comen como hombres (Génesis 19:1-13). En su esencia
verdadera, son seres espirituales. Para servir en la tierra, se incorporan en
cuerpos humanos. Son dos, y no centenares o miles. Andan en misión bien
definida y muy particular. Opinamos que este caso ejemplifica la clase de
circunstancias en las que Dios suele emplear algunos ángeles suyos en la
tierra: en tiempos y lugares críticos donde su intervención cambia derroteros y
destinos de pueblos y naciones, haciendo posible el cumplimiento de los
designios del Creador para toda su creación (Daniel 10 y 11; Apocalipsis 10:5-
7).

(2) “Jehová despertó el espíritu de Ciro rey de los persas, el cual hizo
pregonar de palabra y también por escrito, por todo su reino, diciendo: …
Jehová… me ha mandado que le edifique casa en Jerusalén” (2 Crónicas
36:22-23). Por fe, aceptamos que, de igual manera, los ángeles enviados por
Dios, en su papel de “ministros”, o “espíritus ministradores” (Hebreos 1:7, 14),
pueden despertar el espíritu de quienes son enviados a servir, bien sea el de
gobernantes (Daniel 10 y 11), o el del siervo fiel al Señor acosado duramente
por algún mal intransigente, tenaz tentación o persistente prueba. ¿Quién dirá
que no puedan asimismo despertar la mente de cristianos fuertes para que
estos brinden el oportuno socorro al que está en crisis de vida o muerte?
Estimada alma, ¿qué cree usted, y por qué lo cree? Los gálatas recibieron al
apóstol Pablo “como a un ángel de Dios, como a Cristo Jesús” (Gálatas 4:14).
Estando el siervo o la sierva fiel en grandes apuros, ya físicos o espirituales, al
acudirse de repente una persona con el remedio, sin haber sido llamada o
avisada, quizás haya mucha justificación para exclamar, como hacen algunos:
“¡Usted es un ángel enviado por Dios!” ¿Quién quita que lo sea de verdad, o al
menos el instrumento utilizado por un ángel para evitar el desastre?

I. ¿En qué momento y circunstancias ve todo ser humano a los ángeles como
Dios los ve, es decir, como “espíritus”, como seres espirituales? No, por cierto,
durante esta existencia terrenal, sino al morir el cuerpo físico, saliendo el alma
hacia su destino espiritual. “Había un hombre rico, que se vestía de púrpura y
de lino fino, y hacía cada día banquete con esplendidez. Había también un
mendigo llamado Lázaro, que estaba echado a la puerta de aquél, lleno de
llagas. … Aconteció que murió el mendigo, y fue llevado por los ángeles al
seno de Abraham; y murió también el rico, y fue sepultado. Y en el Hades alzó
sus ojos, estando en tormentos” (Lucas 16:19-31).

1. Lázaro representa a todo hombre, mujer o joven que vive conforme a los
designios de Dios para cada ser humano en particular, bien sea pobre o
acaudalado, bajito o alto, blanco o moreno. Al morir el justo “en Cristo”
(Apocalipsis 14:13), habiendo conservado hasta el fin su dignidad, ¡ los ángeles
le reciben cuando pasa, ya como ser puramente espiritual también, la frontera
de lo material! Entonces, y no antes, los puede ver como son en su esencia,
pues ¡ya él es como ellos, y será igual a ellos! Al instante de morir el cuerpo
físico, traspasa el alma la cortina divisoria que separa la creación visible de la
invisible, y los primeros seres que ve el justo ¡son ángeles! Por primera vez los
ve en toda su hermosura y poder. Ahí están para llevarle al “seno de Abraham”,
es decir, al “paraíso” (Lucas 23:43). ¡Maravilla de maravillas! Experiencia
gloriosa que este servidor anhela tener. ¿Y usted, amada alma? ¿Guarda usted
sin mancha su dignidad, siguiendo fielmente al Señor, para al fin morir en él, y
tener enseguida esta experiencia inigualable?

2. El rico representa a todo hombre, mujer o joven, irrespectivo de raza,


posición o cantidad de bienes materiales, que vive a su antojo, obviando planes
o propósitos divinos. “Murió también el rico”, pero los ángeles ¿dónde se
encuentran? ¿No hay ángeles que acompañen su alma a su destino? Este
detalle el Señor no lo cubre. Así que, especulamos un poco. Quizás no acuda
ningún ángel, teniendo que ir solito el pecador al lugar de castigo, pues este
sitio tenebroso es su triste destino. O, tal vez, esté esperándole uno, o más, de
los ángeles que ejecutan las sentencias divinas sobre los pecadores. En tal
caso, su primer contacto con estos “espíritus” al servicio de Dios no será
ocasión de regocijo sino de espanto y terror. De todos modos, en el Hades verá
ángeles, pero no los ángeles de Dios sino los ángeles de Satanás, pues estos
ángeles caídos están guardados en aquellas “prisiones eternas, para el juicio
del gran día” (Judas 6). ¡Qué perspectiva más aterradora!, ¿no le parece a
usted? Y peor aún: el ser humano que sale de esta vida sin haberse
reconciliado para con su Creador, ¡pasará la eternidad en compañía de
Satanás y sus ángeles caídos! Palabra del Señor, y no de este servidor o de
hombre alguno: “Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el
diablo y sus ángeles” (Mateo 25:41). Ni usted, ni yo, ni ningún ser humano está
supuesto a escuchar esta dura sentencia, ya que el Señor no quiere “que
ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento” (Pedro 3:9).
Entonces, si este historial del rico le amedrenta, si estos escenarios de
“ángeles caídos y castigo eterno” le hacen temblar de angustia, ¿por qué se
detiene? Levántese, y bautícese, invocando el nombre del Señor, tal como
exhorta Ananías a Pablo (Hechos 22:16). A propósito, Dios nos ha enviado a
nosotros para este servicio a favor de usted, y gozosamente cumpliremos para
que usted también sea heredero de la salvación eterna. Aguardamos nos
contacte.

Inteligencia espiritual”

Colosenses 1:9

I. Introducción.

A. Salutación. El amor y la gracia de Dios abunden en todos los presentes.

B. Tema. En esta ocasión, quisiera compartir con ustedes algunas Reflexiones


sobre la inteligencia espiritual.

1. Esta especie de “inteligencia” es mentada en Colosenses 1:9. “Por lo cual


nosotros, desde el día que lo oímos, no cesamos de orar por vosotros, y de
pedir que seáis llenos del conocimiento de su voluntad en toda sabiduría e
inteligencia espiritual.”
a) El apóstol Pablo quería que los cristianos en Colosas fuesen llenos, y no a
medias, sino completamente, de “inteligencia espiritual” . Su querer expresa
también el del Espíritu Santo, pues aquel ilustre apóstol hablaba, y escribía, “no
con palabras enseñadas por sabiduría humana, sino con las que enseña el
Espíritu” (1 Corintios 2:13).

b) Este servidor aspira a ser enteramente lleno de la “inteligencia espiritual”,


deseando además que todos y cada uno de los presentes la reciban sin
medida.

c) Al respecto, ¿qué desea usted para sí mismo? Lo que anhela su alma


ardientemente, eso mismo alcanzará usted, con toda probabilidad.
¿Fervientemente ansia su espíritu abundancia de “inteligencia espiritual” ?
Entonces, la procurará con diligencia incansable.

2. “Espiritual” hace contraste con “material, mundano o carnal”.

1. La gran mayoría de los seres humanos valúa la inteligencia material muy


por encima de la espiritual. Sus expresiones comunes dilatan su escala de
valores. Suelen decir, con respeto y admiración:

-“Silvia es una muchacha muy inteligente en las ciencias físicas.”

-“¡Tan inteligente abogado es el Licenciado Ramón que no pierde ni un caso!.”

-“Como empresario industrial, ¡el Señor Juan Rivera es tan y tan inteligente!
Siempre aventaja a sus competidores.”

-“En la tecnología de comunicaciones, ¡Noel es un general! ¡Tan inteligente


que resuelve en un dos por tres problemas de cualquier índole!”

2. Pero, ¿cuán a menudo se escucha decir, con sincero respeto y admiración,


evaluaciones como las siguientes?

-“En toda materia relacionada con la Biblia y la iglesia, el hermano Jorge es


excepcionalmente inteligente.”
-“Muy, pero muy inteligente es la hermana Juanita en todo lo concerniente al rol
de la mujer en el matrimonio, el hogar, la sociedad y la iglesia, según Dios.”

3. A casi todo ser humano le gusta ser encomiado. ¿A usted le agradaría que
le dijeran “inteligente”? Yo me sentiría muy complacido que me lo dijeran. No
que me lo hayan dicho, pero, no niego que me caería bien. Ahora pues, ¿cuál
de los siguientes dos elogios le llenaría de más satisfacción y orgullo
personal?

a) “Usted, si, tiene una inteligencia descomunal en toda materia relacionada


con su profesión (oficio, trabajo).”

b) O: “Usted es sumamente Inteligente en todo lo relacionado con Dios, la


Biblia y la iglesia.”

c) ¿Cuál de estos dos elogios le llama más la atención? ¿Cuál le llenaría más
de satisfacción y orgullo personal? Su respuesta honesta arroja mucha luz
sobre sus prioridades, enfoques y metas.

II . Está claro que existen en nuestro mundo dos categorías principales de


“inteligencia”, a saber, la material y la espiritual.

A. Cada una de las dos principales se subdivide en dos más.

1. La categoría principal de “inteligencia MATERIAL” se compone de:

a) Primera subdivisión: la “inteligencia material SANA”, siendo necesaria una


buena cantidad de esta para nuestro desenvolvimiento y supervivencia en el
mundo material.

b) Segunda subdivisión: la “inteligencia material PERVERTIDA o MAL


USADA”. Esta tiende a producir excesos de materialismo, resultando en la
explotación destructiva e innecesaria de los recursos del planeta Tierra.
Produce ciencias, ingenierías y tecnologías cuya aplicación en escala mayor
crea vastos sistemas o redes de índole netamente materialista, pero cuya
contribución al verdadero bien de nuestra raza está en tela de juicio. Por
ejemplo, las gigantescas industrias de comunicaciones, o las de diversiones. Si
bien tienen estas su lado positivo, no es menos cierto que socavan aún más los
valores éticos o espirituales de crecientes multitudes, particularmente de la
juventud, llevándolas todavía más lejos de principios nobles y conducta
altruista.

-A quienes poseen y ejercen al máximo este tipo de “inteligencia material


pervertida” les conviene saber que el Creador los llamará a cuentas, pues, al
consumarse el plan divino para el universo y sus habitantes, los veinticuatro
ancianos que están en sus tronos delante de Dios dicen: “Ha venido… el
tiempo de… destruir a los que destruyen la tierra” (Apocalipsis 11:15-19). En
la actualidad, muchas personas que no siguen a “dios” alguno lamentan la
destrucción alarmante que sufre el planeta Tierra en la Época Industrial y la
Post Industrial.

2. La categoría principal de “inteligencia ESPIRITUAL” también se subdivide


en dos:

a) Primera subdivisión: la “inteligencia espiritual SANA”, fluyendo esta de la


mente de Dios a la mente humana, iluminando el entendimiento, la conciencia y
el alma.

b) Segunda subdivisión: la “inteligencia espiritual PERVERTIDA”, la cual


trastorna el entendimiento, desorienta a la conciencia y conduce al alma por
tenebrosos senderos resbaladizos que desembocan en el pozo de la perdición.

(1) ¿Son “inteligentes” no pocos mafiosos, narcotraficantes, promotores de


vicios, criminales y maleantes de toda categoría? El “crimen organizado”
testifica su “inteligencia”. También su increíble éxito.

(2) ¿Son “inteligentes” los falsos profetas, apóstoles o maestros? En grado


sumo. Confeccionan teologías muy complejas para dar la apariencia de
credibilidad a sus errores religiosos. Acostumbran utilizar un lenguaje muy
elevado, palabras eruditas y expresiones sublimes. Pero, sus escritos,
disertaciones o predicaciones elocuentes disfrazan “doctrinas” que son
“mandamientos de hombres”, los que invalidan, asegura Cristo, “el
mandamiento de Dios” (Mateo 15:4-9).
(3) ¿Es “inteligente” Satanás? Tan inteligente que logró persuadir a muchos
ángeles a unirse con él en su sublevación contra Dios. Tan inteligente que es
capaz de engañar a seres humanos considerados de “la intelectualidad”, la
“crema de los intelectuales” de la tierra, habiendo ganado ya a casi todos ellos.
Tan inteligente que el mismo Espíritu Santo advierte su “astucia” (2 Corintios
11:3), señalando sus “artimañas del error” (Efesios 4:14), “maquinaciones” (2
Corintios 2:11) y “doctrinas de demonios” (1 Timoteo 4:1-4).

B. Estas cuatro “inteligencias”, ¿cuál de ellas persigue usted con más ahínco?
¿La “inteligencia material sana” o la “pervertida”? ¿La “inteligencia espiritual
sana” o la “pervertida”? Su respuesta honesta arrojará fulminante luz sobre la
trayectoria de su vida en esta tierra, señalando además su eventual desenlace
en la eternidad, de no efectuarse cambios en sus prioridades, metas o
ejecutorias.

1. Respetuosamente, le pregunto: ¿Se afana usted más, quizá mucho más,


por la “inteligencia material” que por la “espiritual”?

a) De responder en lo afirmativo, ¿me permite hacerle el siguiente


planteamiento? Toda la “inteligencia material” que adquiera usted en esta vida,
con todos los elogios, premios o recompensas recibidas, ¿se los llevará
consigo al pasar de esta vida al mundo o esfera que no es material? Sin duda,
su inteligencia innata de ser creado a imagen y semejanza de Dios le dice que
no lo hará. También el sentido común. Más aún, Dios mismo se lo dice con
diáfana claridad en su evangelio para la humanidad. “Porque nada hemos
traído a este mundo, y sin duda nada podremos sacar” (1 Timoteo 5:7). Ahí
van incluidos diplomas, certificados, bachilleratos, maestrías y doctorados en
materias terrenales o mundanos, juntamente con todo los reconocimientos,
honores, medallas, placas, premios, etcétera, brindados por los ciudadanos de
este mundo. No que todo esto sea “malo”, pues lo sano no lo es, sino que
sencillamente no puede ser sacado de este mundo para el nuevo mundo
espiritual.

b) La “inteligencia MATERIAL”, ¿para qué sirve en un mundo que no es


material sino netamente ESPIRITUAL? Pregunta retórica que resalta el valor
relativo y la temporalidad de toda “inteligencia puramente material”. En cambio,
la “inteligencia espiritual sana” tiene valor intrínseco para la vida en la tierra,
conservándose su valor para toda la eternidad, pues no es temporal.

2. De estas consideraciones se desprende que la “inteligencia espiritual sana”


es infinitamente superior a la “inteligencia material sana”.
a) ¿Coincide usted? Si está de acuerdo, entonces lo “inteligente” sería
afanarse más, mucho más, por adquirir la valiosísima “inteligencia espiritual”
sana que por llenarse de la menos valiosa “inteligencia material sana”.

b) Comprendemos que invertir prioridades no es nada fácil, pero los frutos de


tal acción, tanto para esta vida como para la venidera, ¡son deliciosos y
abundantes! Entre ellos, amistad con Dios el Padre y su Hijo Jesucristo, paz y
tranquilidad para el alma, mente sosegada y equilibrada, corazón puro, tiempo
bien aprovechado haciendo lo bueno, comunión con innumerables compañeros
también deseosos de aumentar su “inteligencia espiritual”, etcétera.

3. Si está usted decidido a efectuar el cambio de prioridades, lo


espiritualmente inteligente es entrar en la relación con Dios que él ha
establecido como necesaria para recibir todo el caudal de conocimiento,
entendimiento y sabiduría espiritual que dispone él para todo aquel que lo ama,
obedeciendo su voluntad.

a) Esa “relación” espiritual es la de “Padre-hijo adoptivo”.

(1) Dios el Padre es la fuente de toda “sabiduría e inteligencia espiritual”.


Desea compartir su tesoro incomparable con todos los seres humanos, pero lo
hace solo con los que recibe él como “hijos adoptivos” (Romanos (8:14-15).

(2) Por consiguiente, el ser humano que aspira a ser lleno de “sabiduría e
inteligencia espiritual” ha de convertirse en “hijo adoptivo”.

b) Las condiciones para entrar en la relación espiritual “Padre-hijo adoptivo”


son: creer que Cristo es el Hijo de Dios, arrepentirse de todo pecado, confesar
el nombre de Cristo delante de los hombres y bautizarse “para perdón de los
pecados” (Hechos 2:38).

4. ¿Qué es la “inteligencia”? El Diccionario de uso del español, Tomo II ,


página 150, de María Moliner, la define como “Facultad espiritual con la que se
captan, se relacionan y se forman las ideas”. Así pues, aplicando esta
definición, entendemos que la “inteligencia espiritual” capta, relaciona y forma
ideas “espirituales”.
a) Capta el profundo significado de cada condición establecida por Dios para
entrar en la relación espiritual “Padre-hijo adoptivo”.

b) Relaciona estas condiciones, comprendiendo y apreciando el bien


elaborado enlace doctrinal y espiritual entre ellas.

c) Forma la idea espiritual de que todas son necesarias para entrar en la


relación “Padre-hijo adoptivo”, no exceptuándose la inmersión en agua como
requisito para ser salvo (Marcos 16:16).

5. Así sucede, amado amigo, que todo varón, dama o joven que adquiere la
“inteligencia espiritual” de las condiciones para la relación “Padre-hijo
adoptivo”, confronta dos opciones, a saber:

a) Rehusar actuar inteligentemente, decidiendo no llenar las condiciones para


convertirse en “hijo adoptivo” de Dios.

b) O, actuar inteligentemente, cumpliendo, con sinceridad y esmero, cada


condición.

c) ¿Cuál de estas dos opciones elige usted? Ojala sea la primera, para que se
convierta sin demorar en “hijo adoptivo” de Dios, privilegio único que le
proporciona acceso a los tesoros inagotables de la “sabiduría e inteligencia
espiritual” .

"Llenos del conocimiento de su voluntad en toda sabiduría e inteligencia


espiritual”

El libro de la vida. www.behance.net

“Dios… quiere (1) que todos los hombres sean salvos y (2) vengan al
conocimiento de la verdad”
(1 Timoteo 2:4).
“No cesamos de orar por vosotros, y de pedir que seáis llenos del
conocimiento de su voluntad
en toda sabiduría e inteligencia espiritual” (Colosenses 1:9).

I. Introducción.

A. Salutación. Este servidor agradece muy sinceramente la invitación de


presentar un mensaje espiritual en esta ocasión.

B. Quisiera empezar con un experimento. En esta mesa, ven una


computadora, una impresora, un mecanismo con sensores y cables, el que
conecta la computadora a objeto determinado, más una cantidad de papel. Me
hace falta un voluntario que tome la silla al lado de la mesa. El hermano José
Vizcarrondo será el “voluntario”. El experimento consiste en lo siguiente:
conectar el cerebro del hermano José a esta computadora, copiando al disco
duro todo el conocimiento que él tiene en este instante, luego imprimiéndolo
todo en papel. Querido hermano José, ¿me autoriza a proceder con este
experimento? Posiblemente, ¡exceda la capacidad del disco duro la cantidad de
información almacenada dentro del cráneo de este varón! Procedamos.

1. ¿Cuántas páginas tamaño carta ocupará su cúmulo total de conocimientos


de toda categoría? ¿Diez, cien, mil, muchos miles? Sin duda, decenas de
miles, aun cientos de miles, ya que José cuenta con amplios conocimientos de
varias ramas del saber, tanto de la creación visible como de la invisible. Desde
luego, aún no existe tecnología que haga factible semejante experimento. El
propósito de la ilustración es resaltar la gran capacidad del ser humano para
adquirir y almacenar en su cerebro muchísima información. Gracias, José, por
colaborar en este “experimento”.

2. Supongamos que tomen la silla por turno todos los presentes en esta
ocasión, sometiéndose a la misma maniobra. ¿Cuántas páginas se requerirían
para imprimir todos los conocimientos de cada persona adulta?

3. Si hacemos lo mismo con un niño de ocho años, ¿se reduce la cantidad de


páginas? Claro, grandemente. Sin embargo, el monto de las páginas sería
impresionante, pues aun el niño normal tiene mucho conocimiento de toda una
gama de variadas materias, desde juegos hasta el idioma que habla,
matemática, etcétera.
4. ¿Y qué tal si conectamos un mono a la computadora? ¿Cuántas páginas de
conocimientos adquiridos saldrían? ¿Acaso una sola?

a) El cerebro del animal está lleno de Instintos naturales, alambrado


principalmente para el control de nervios motrices. Pero, ¿conocimientos
adquiridos? ¿Entendimiento, inteligencia o sabiduría? Muy poco acumula
durante todos los años de su vida.

b) En realidad, es casi infinita la brecha entre el cerebro de los simios y el


cerebro del ser humano maduro, adiestrado, académicamente preparado,
educado, estudioso y aplicado, que día tras día añade al tesoro de sus
conocimientos. Su mente, querido amigo, amado hermano, es la suprema
maravilla de la creación. ¿Está usted utilizando amplia y constantemente sus
asombrosos poderes?

C. Alteramos el experimento, transfiriendo a la computadora solo sus


conocimientos de DIOS y la BIBLIA, imprimiéndolos. ¿Cuántas páginas
ocuparían sus conocimientos de Dios y la Biblia, nada más?

D. Apretemos todavía más los parámetros del experimento, copiando e


imprimiendo solo sus conocimientos CORRECTOS de Dios y la Biblia,
¿cuántas páginas llenarían? “Correctos” es la palabra clave.

1. Multitudes de almas piensan tener el conocimiento correcto de la voluntad


de Dios y su verdad, pero si su conocimiento proviene mayormente de fuentes
humanas, ¿con qué razón o justificación confiar en su veracidad?

2. Este último experimento, aplicado a todos los habitantes de este lugar,


daría, incuestionablemente, el siguiente resultado general: mucho conocimiento
sobre muchos temas y asuntos MATERIALES; poco conocimiento correcto de
la voluntad de Dios y su verdad para la humanidad, precisamente todo lo
contrario de lo que el Creador quiere para nosotros. ¿Qué quiere él de
nosotros? Hemos aquí sobre este planeta Tierra, seres vivientes
supuestamente inteligentes, capaces de adquirir enormes conocimientos. Él
nos tiene aquí. ¿Qué quiere para nosotros? Nos lo ha dicho con sencilla
claridad y concisión.

a) Dos cosas quiere, según 1 Timoteo 2:4. “Dios… quiere (1) que todos los
hombres sean salvos y (2) vengan al conocimiento de la verdad. ” Señor de
los cielos, ¿qué quieres de mí? Y del alto cielo se hace escuchar la respuesta
divina: “Que seas salvo y vengas al conocimiento de la verdad”. Esto, para
“todos los hombres”, es decir, para todo varón, dama y joven.

b) Quiere que seamos “llenos del conocimiento de su voluntad en toda


sabiduría e inteligencia espiritual ” (Colosenses 1:9).

(1) ¿“Llenos” de qué clase de conocimiento? Del “conocimiento de su


voluntad”, y que ese mismo conocimiento sea acompañado de “toda sabiduría
e inteligencia espiritual”.

(2) ¿Es inteligente Jehová Dios, Creador de todo lo visible e invisible? ¿Nos
creó él a “su imagen y semejanza”? Pues, quiere que cada ser humano sea
inteligente, sabio y lleno del conocimiento de su voluntad, y no bruto, torpe,
tosco o ignorante.

c) Además, no quiere “que ninguno parezca, sino que todos procedan al


arrepentimiento” (2 Pedro 3:9). Por lo tanto, es “paciente para con nosotros”,
guiándonos al arrepentimiento “las riquezas de su benignidad, paciencia y
longanimidad” (Romanos 2:4).

Esto es lo que quiere Dios para mi, y para usted. Ahora bien, mi “querer”, su
“querer”, ¿armoniza con el del Ser que nos creó?

a) ¿Quiero ser lleno del conocimiento correcto de la voluntad divina, o prefiero


ignorar voluntariamente sus verdades (2 Pedro 3:5)?

b) ¿Quiero ser inteligente y sabio, o ignorante y necio?

c) ¿Quiero arrepentirme y ser salvo eternamente, o hundirme en el


conocimiento de lo material, lo carnal y el mal, perdiéndome eternamente? ¡De
mi depende!

II . Dos pasos primordiales, esenciales para ser salvo eternamente.


A. Primer paso primordial: querer ser salvo. Tanto nos ama Dios, y tanto
quiere nuestra salvación, que dio a su unigénito Hijo en rescate por nosotros.
¿Reciproca usted su amor, deseando también ser rescatado del infierno y
puesto a salvo eternamente en el glorioso nuevo mundo venidero? Querer esto
con toda el alma es el primer paso inicial crucial. Ser fuertemente motivado.
Amar la vida. Anhelar y buscar afanosamente “gloria y honra e inmortalidad”
(Romanos 2:6-11). Temer a Dios. Amar a Dios.

B. El segundo paso crucial es adquirir el conocimiento correcto de cómo


lograrlo. Dada nuestra inteligencia innata, ¡esto es fácil! Entonces, ¿por qué
resistir tomarlo? Multitudes se niegan a tomarlo. ¿Por qué razón? Dos actitudes
bien negativas se evidencian casi universalmente, a saber, vagancia mental y
letargia intelectual. Males dañinos y peligrosos que afligen a gran parte de
nuestra raza. Querer hacer o lograr algo, pero ser renuente a pasar el trabajo
de aprender cómo.

1. ¿Cuántos de los presentes saben usar con destreza la computadora? Unos


pocos, nada más. ¿Cuántos quisieran dominarla? ¡Ah! Muchos, ¿verdad?
Ahora bien, de los que no saben pero quisieran tener la habilidad, ¿cuántos
están dispuestos a pasar el trabajo de aprender cómo operarla, siguiendo las
instrucciones correctas? “Aprender” implica “esfuerzo mental, concentración,
disciplina, seriedad y dedicación”.

a) Pero, estos elementos o atributos son poco populares en las culturas


actuales. “Quiero divertirme continuamente. Desde abrir los ojos por la mañana
hasta cerrarlos por la noche, diversiones, sensaciones físicas o emotivas, relajo
y risas, ¡eso es lo que quiero! Gozarme de la vida, ‘mano, ¿sabes?, ¡eso es lo
que quiero!” En la calle, en la escuela, en el trabajo y en la iglesia también.

(1) Esta mentalidad es típica no solo de mucha juventud sino además de


muchos adultos y mayores de edad.

(2) Sus frutos amargos o nocivos abundan.

-Alarmante tasa de alumnos, incluso universitarios, más gran número de otras


personas de toda categoría y edad, que apenas saben leer con entendimiento,
descifrar, analizar o razonar. No aprenden, no por falta de capacidad
intelectual, sino porque no quieren someterse a la disciplina y los esfuerzos
necesarios.
-A nuestro tiempo le dicen la “Edad Informática”. Con tan solo presionar unas
pocas teclas de esta computadora, están al alcance literalmente billones de
páginas de información. Pese a esta tecnología asombrosa, ciertamente
acertamos al observar que, irónicamente, en nuestro mundo, entre la vasta
mayoría, está menguando el conocimiento correcto de lo realmente importante,
bien sea del universo material o del espiritual.

b) Esta misma mentalidad está contagiando rápidamente, tal cual algún virus
transmitido por los aires, a muchas iglesias y a mucha gente que se acerca a
ellas en busca de “algo espiritual” para sus vidas.

(1) “¿Adquirir el conocimiento correcto de cómo lograr la salvación? ¿Llenarme


del ‘conocimiento’ de la voluntad de Dios? Predicador, ¡que tema más seco y
aburrido este del ‘conocimiento’! ¡Bendito! Lo que yo quiero es divertirme en
esta campaña. Divertirme en la iglesia. Quiero escuchar música cristiana salsa,
rock o rap. ¡No me diga que no cuenten ustedes con una banda para esta
noche! Quiero que me entretengan con unas dramas. Que usted, predicador,
cuente testimonios extravagantes, chistes o anécdotas fantásticas. Quiero
sentir la presencia de Dios, estremecerme, elevarme, que se me paren los
pelos, que caiga en éxtasis. ¿Aprender? ¿Estudiar? ¿Buscar conocimiento?
¡Demasiado pesado! ¡A eso no vengo!”

(2) El fruto de esta mentalidad en las iglesias y personas contagiadas es un


grado espantoso de confusión e ignorancia doctrinal.

-Los afectados suelen burlarse de “doctrina” y menospreciar el “conocimiento”.


Aun citan la Biblia en defensa de su noción, donde dice el apóstol Pablo que “El
conocimiento envanece, pero el amor edifica” (1 Corintios 8:1), exclamando:
“¡Ve! ‘El conocimiento envanece.’ No hace falta el conocimiento. Solo el amor”.

-Sin duda, el conocimiento no templado por la humildad envanece, pero no es


menos cierto que la humildad no acompañada del conocimiento correcto es
insuficiente para conocer a Dios, su voluntad y su verdad.

-“El amor edifica.” Positivo. ¿Cómo? ¿Acaso sino el conocimiento de la


voluntad divina? ¡Imposible! “Si me amáis, guardad mis mandamientos. El que
me ama, mi palabra guardará” (Juan 14:15-24). ¿Cómo guardar los
mandamientos de Cristo sin aprenderlos? ¿Y cómo aprenderlos sin estudiar?
¿Y cómo dedicarse a estudiar si lo único que quiere es que “la iglesia o la
religión sea una diversión más”?
-“¡Mi Dios no es serio! ¡Mi Dios es divertido!”, me escribió cierta dama. Pues
bien, temo que esté creando un “dios” a su propia imagen y mentalidad
humana, ¿no le parece? Con todo, no dudo de que el único y verdadero Dios
se divierta, se goce, se regocije, disfrute o se ría. Al leer su Palabra en la Biblia,
entiendo que entre las cosas que más deleite le traen figuran “todas las
riquezas de pleno entendimiento”, como además “todos los tesoros de la
sabiduría y del conocimiento”, expresiones tomadas de Colosenses 2:2.

III . Es divertido explorar, y hacer suyos, “todos los tesoros de la sabiduría y


del conocimiento”, “todas las riquezas de pleno entendimiento”. Satisface.
Deleita. Llena. Como ninguna otra experiencia. Y son inigualables, invaluables
y ricos en sumo grado los beneficios, dividendos y bendiciones, tanto para esta
vida como para la venidera. Por cierto, es necesario usar la mente. ¿Y qué?
¿Va usted a llegar a la muerte, no habiendo aprovechado en casi nada los
poderes fenomenales de su magnífico intelecto? ¡Qué vergüenza! ¿Casi vacía
su mente? ¿Sin riquezas? ¿Sin tesoros? ¿Ignorante su espíritu? ¡Inconcebible!
No sea mentalmente ocioso, se lo ruego. Eche su intelecto a funcionar. “¡Ah!
Pero la Biblia es tan grande, misterioso y difícil”, replica usted. ¡Qué va! Usted
puede adquirir, con un poco de trabajo mental, los “tesoros… del conocimiento”
bíblico indispensables para la salvación eterna de su alma. Le reto a hacer la
prueba en esta ocasión con solo tres textos de la Biblia.

A. Tres textos de la Biblia que imparten importantísimo conocimiento espiritual.

1. 2 Corintios 3:7-8. “Y si el ministerio de muerte grabado con letras en


piedras fue con gloria, tanto que los hijos de Israel no pudieron fijar la vista en
el rostro de Moisés a causa de la gloria de su rostro, la cual había de perecer,
¿cómo no será más bien con gloria el ministerio del espíritu?”

a) “¡Ea!”, dice usted, “No entiendo nada, nada en absoluto. Es como si me


hablara en ruso o chino. Un embrollo de palabras y frases que no significan
nada para mí.” ¡Aguántese! No se desespere. Para entender la matemática, o
cualquier otra ciencia, ¿le hace falta un maestro competente? Para la práctica
eficiente de cualquier oficio, ¿le conviene instrucción? ¿Contar con una
persona capacitada que le enseñe o guíe? En el tiempo de los apóstoles de
Cristo, allá en el Siglo I, un buen día el tesorero de Etiopía, país de África,
mientras viajaba de Jerusalén hacia su país, leía un texto de la Biblia.
“Acudiendo Felipe”, un predicador de la recién establecida iglesia, le pregunta:
“¿Entiendes lo que lees? Él dijo: ¿Y cómo podré, si alguno no me enseñare? Y
rogó a Felipe que subiese y se sentara con él” (Hechos 8:26-40). Pues, ¡ esto
es justamente lo que a usted le hace falta para entrar pronto en entendimiento:
de su parte, una menta abierta, y también la intervención de quien le guíe un
poco.

b) Concéntrese en las palabras claves de este texto. “Ministerio, muerte,


grabado, letras, piedras, gloria, rostro, perecer y espíritu.” Son comunes; no
son grandes o complicadas.

-“Ministerio.” Observamos que se nombran dos: (1) “el ministerio grabado con
letras en piedras” y (2) “el ministerio del espíritu”. ¿Correcto?

-El primero fue “grabado con letras en piedras”. Esta es la primera clave para
identificarlo acertadamente. La segunda clave es que “fue con gloria”. La
tercera clave es que hacía resplandecer el rostro de Moisés. Estas tres pistas
apuntan hacia los Diez Mandamientos que Dios grabó en dos tablas de piedra
en el monte de Sinaí, entregándoselas a Moisés. ¿Cierto? Ya sabemos el
significado de “ministerio” en este contexto. Es sinónimo de “ley”, “testamento”
o “pacto”.

-“De muerte… fue con gloria… la cual había de perecer.” Nos concentramos
en estas tres frases descriptivas del “ministerio” de los Diez Mandamientos. “De
muerte”, y no de vida. “Fue”, tiempo pasado, y no presente. “Fue con gloria”, o
sea, en una época tenía gloria, pero, por implicación, ya no la tiene. “Perecer”,
o sea, acabar, fenecer, dejar de ser.

-¿Qué enseña todo esto? Una verdad divina muy sencilla y de gran importancia
que usted mismo puede discernir sin mayor trabajo mental: que la gloria del
ministerio de los Diez Mandamientos perecería. ¿Cuándo? Razonemos un
poco. Lógicamente, al llegar el segundo “ministerio” nombrado en el texto. ¿Y
cuál es el segundo? Se identifica como “el ministerio del espíritu”. ¿De qué
“espíritu”? Del único que obra de parte de Dios, del Espíritu Santo. “El
ministerio del espíritu” es, pues, la nueva ley espiritual revelada por el Espíritu
Santo.

-¿Y dónde se encuentra este nuevo “ministerio del espíritu”, el que, sí, en
definitiva, actualmente tiene “gloria?

-Los vocablos “antiguo”, o “viejo”, y “nuevo” las entiende perfectamente, ¿no?


Pues, este libro sagrado llamado “Biblia” se compone del “Antiguo Testamento”
y del “Nuevo Testamento” . ¿Cuál se supone sea el “ministerio del espíritu…
con gloria” en la actualidad? Lógicamente, el Nuevo Testamento.

-El Antiguo, con todo y Diez Mandamientos, perdió su gloria al ser clavado en
la cruz. Ninguno de sus estatutos, mandamientos, ritos, etcétera, está en vigor.
Esta verdad aplica tanto a diezmos y sábados como al sacerdocio levítico y
sacrificios de animales.

c) ¿Cuál de los dos testamentos de la Biblia debe usted obedecer? ¡El Nuevo!
He aquí “conocimiento de la voluntad de Dios” que alumbra con luz fulgurante
su mente. ¡La porción de la Biblia que está vigente para el tiempo que vivimos
es el Nuevo Testamento! Usted está en la libertad de leer el Antiguo, pero el
que rige es el Nuevo. Este “conocimiento” simplifica notablemente el
entendimiento de toda la Biblia.

2. Efesios 5:23. “Cristo es cabeza de la iglesia, la cual es su cuerpo, y él su


Salvador.” Palabras muy sencillas. Expresiones bien concisas que imparten
vital conocimiento espiritual fácilmente entendible.

a) Cristo es la cabeza de la iglesia. Hagamos uso de la razón y el sentido


común. Él vive y reina. En su rol de “cabeza”, dirige a la iglesia en la tierra
mediante el Nuevo Testamento que selló para ella con su propia sangre. Por
consiguiente, no le hace falta a ningún hombre en la tierra que se encargue de
gobernar o dirigir a su iglesia.

b) La iglesia es el cuerpo de Cristo. El cuerpo de Cristo en la tierra es la


iglesia. Controla este cuerpo espiritual la cabeza espiritual, a saber, Cristo
mismo. La “cabeza” una sola es. El “cuerpo” uno solo es. Cristo tiene a un solo
cuerpo espiritual en la tierra. Lo gobierna una sola cabeza en el cielo. ¡Tan
sencillo! ¡Y lógico!

c) Cristo es el “Salvador” de la iglesia. Lógicamente, no salva a las personas


que se encuentran fuera de su iglesia. Deducción: es necesario estar en la
iglesia del Señor para ser salvo. De hecho, el Señor añade “cada día a la
iglesia” los que han de ser salvos (Hechos 2:47).

3. Marcos 16:15-16. “Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda


criatura. El que creyere y fuere bautizado será salvo; mas el que no creyere,
será condenado.” Mandamientos y cláusulas expresadas con diáfana claridad.
a) Cristo quiere que su evangelio sea predicado “a toda criatura” en “todo el
mundo”. Este deseo implica que toda persona normal potencialmente puede
escuchar el evangelio para salvación.

b) Cristo establece dos condiciones para ser “salvo”.

(1) Creer.

(2) Bautizarse.

-No establece creer con única condición para salvación. Antepone también el
bautismo a ser “salvo”, haciendo el bautismo un requisito indispensable para
alcanzar el perdón.

-Todo texto del Nuevo Testamento relacionado con el propósito fijado por la
Deidad para el bautismo (inmersión) armoniza con lo legislado por el Señor en
Marcos 16:16.

c) ¿Quiere usted que sus pecados sean borrados? No lo logra sin conocer las
condiciones, entendiéndolas correctamente y obedeciéndolas. Pero, son tan
elementales que aun el analfabeto, escuchándolas expuestas sin
tergiversaciones, las entiende enseguida.

IV . Invitación.

A. Estas verdades, una vez obedecidas, liberan al alma entendida y obediente


de la ignorancia religiosa, el error doctrinal, yugos de esclavitud que imponen
falsos maestros, supersticiones y vanas tradiciones arrastradas del pasado,
huecas filosofías, pecados y vicios. “Conoceréis la verdad, y la verdad os hará
libres” (Juan 8:32). ¿Se fija en el verbo “conoceréis”? ¿Cómo conocer “la
verdad” de Cristo sin aprenderla? ¿Y cómo aprenderla sin ningún esfuerzo
mental?

B. El conocimiento no puesto en práctica permanece estéril. No produce frutos


de salvación.
1. Al respecto, observamos otro fenómeno preocupante de nuestros tiempos:
personas que han adquirido el conocimiento correcto de la voluntad de Dios,
pero ¡no lo ponen por obra!

- “Yo sé que la Biblia dice que el bautismo es para perdón de los pecados. Mi
iglesia no lo enseña así, ni fui yo bautizado con ese propósito, pero…

-“… no voy a cambiar…”

-“… no voy a dejar mi iglesia, a pesar de que no sigue la doctrina bíblica…”

-“… cada iglesia tiene sus errores, algunas más que otras…”

-“… mi pastor me asegura que amar a Dios y a los hermanos es suficiente para
que seamos salvos eternamente…”

2. Pero, la “sabiduría” y la “inteligencia espiritual” que han de acompañar el


conocimiento correcto de la voluntad y la verdad de Dios impulsan al alma
sincera y honesta a poner en práctica lo que ha aprendido.

3. Querida alma, al usted poner en práctica el conocimiento correcto de la


voluntad divina, disfrutará de verdadera libertad en el Señor, pues “si el Hijo os
libertare, seréis verdaderamente libres” (Juan 8:36).

También podría gustarte