Ángeles y Humanos
Ángeles y Humanos
Ángeles y Humanos
Estimado lector, ¿cuenta usted con un ángel de la guarda personal que vele
sus entradas y salidas, protegiéndole? Millones de personas creen
solemnemente que los ángeles existen, asegurando que cada ser humano
tiene el suyo propio. Por otra parte, no faltan quienes se mofan de esta
creencia, consignando a los ángeles al panteón de seres míticos que existen,
según alegan, solo en mentes supersticiosas. Los saduceos, secta judía,
negaban la existencia de ángeles, mientras los fariseos la afirmaban (Hechos
23:8). ¿Qué cree usted? Lo cierto es que intrigan a casi todos los seres
humanos, incluso a este servidor.
El que lee la Biblia atentamente se percata pronto de que los “ángeles” figuran
en muchos escenarios, tanto terrenales como celestiales, a través de las
distintas épocas que cubre la milenaria historia divina. Su primera intervención
se registra en Génesis 3:24, donde se relata que Dios “puso al oriente del
huerto de Edén querubines (ángeles)…”. La última referencia en la Biblia se
halla en el último capítulo de Apocalipsis. Al postrarse el apóstol Juan para
adorar al ángel que le había mostrado las visiones, aquel ser le dice: “Mira, no
lo hagas; porque yo soy consiervo tuyo, y de tus hermanos los profetas, y de
los que guardan las palabras de este libro. Adora a Dios” (Apocalipsis 22:8-11).
En el presente estudio, nuestra meta es presentar concisamente alguna
información clave revelada en las Sagradas Escrituras acerca de los ángeles.
A. ¿Cuántos ángeles creó Dios? No unos pocos miles sino una gran multitud.
El apóstol Juan escribe: “Y miré, y oí la voz de muchos ángeles alrededor del
trono, y de los seres vivientes, y de los ancianos; y su número era millones de
millones” (Apocalipsis 5:11). Daniel corrobora esta estadística, diciendo:
“Millares de millares le servían, y millones de millones asistían delante de él”
(Daniel 7:10).
B. ¿Se casan los ángeles? Negativo. “Entonces respondiendo Jesús, les dijo:
Los hijos de este siglo”, es decir, los seres humanos de los tiempos terrenales,
“se casan, y se dan en casamiento; más los que fueren tenidos por dignos de
alcanzar aquel siglo y la resurrección de entre los muertos, ni se casan, ni se
dan en casamiento. Porque no pueden ya más morir, pues son iguales a los
ángeles, y son hijos de Dios, al ser hijos de la resurrección” (Lucas 20:34-36).
Los que aman y obedecen al Señor hasta la muerte, serán “tenidos por dignos”
de ser resucitados de entre los muertos, recibiendo cada uno nuevo cuerpo
espiritual, y no carnal, poderoso, y no débil, glorioso, y no deshonroso, inmortal,
y no mortal (1 Corintios 15:42-44 ). En estos nuevos cuerpos, “ni se casan, ni
se dan en casamiento”, siendo hechos “iguales a los ángeles”. Por
consiguiente, se deduce que los ángeles ni se casan, ni se dan en casamiento.
D. Una vez creados los millones de ángeles, ¿en qué lugar celestial vivían?
En un área asignada por Dios, su Creador. Tenían su “propia morada”. “Y a los
ángeles que no guardaron su dignidad, sino que abandonaron su propia
morada …” (Judas 6). De la manera que “la tierra” es el lugar prefijado por
Dios, nuestro Creador, para los seres humanos, asimismo él preparó un lugar
determinado donde moraran los ángeles. “Y de una sangre ha hecho todo el
linaje de los hombres, para que habiten sobre toda la faz de la tierra; y les ha
prefijado el orden de los tiempos, y los límites de su habitación” (Hechos
17:26). El orden y la organización en toda la creación de Dios, tanto la
celestial como la terrenal, tanto la visible como la invisible (Colosenses 1:16),
se manifiestan en toda obra suya realizada a plenitud.
F. ¿Quiénes son los “ángeles caídos”? Son “el dragón y sus ángeles”
(Apocalipsis 12:7). El dragón es Satanás. “Y fue lanzado fuera el gran dragón,
la serpiente antigua, que se llama diablo y Satanás, el cual engaña al mundo
entero; fue arrojado a la tierra, y sus ángeles fueron arrojados con él”
(Apocalipsis 12:7-9).
2. ¿Qué castigo recibieron los ángeles que pecaron? “Dios no perdonó a los
ángeles que pecaron, sino que arrojándolos al infierno los entregó a prisiones
de oscuridad, para ser reservados al juicio ” (2 Pedro 2:4). El “fuego eterno”
fue “preparado para el diablo y sus ángeles” (Mateo 25:41), y no para el ser
humano. Sin embargo, todo hombre, mujer y joven que echa su suerte con el
diablo, sufrirá el mismo castigo. “Y al siervo inútil echadle en las tinieblas de
afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes”, palabras del Señor en Mateo
25:30. De allí, no le sacará ningún ángel. ¿Cree el “siervo inútil”, el “siervo
malo”, en ángeles? No por ello será admitido al cielo, ni escapará de la
condenación eterna.
G. ¿Hay algún ángel que sea superior a Cristo? Negativo. ¡Ni siquiera el
arcángel Miguel! Cristo es “hecho tanto superior a los ángeles, cuanto heredó
más excelente nombre que ellos. … ¿A cuál de los ángeles dijo Dios jamás: Mi
Hijo eres tú, Yo te he engendrado hoy? … Cuando introduce al Primogénito en
el mundo, dice: Adórenle todos los ángeles de Dios . … ¿ A cuál de los
ángeles dijo Dios jamás: Siéntate a mi diestra, hasta que ponga a tus enemigos
por estrado de tus pies” (Hebreos 1:1-14). Cristo es el “solo mediador entre
Dios y los hombres” (1 Timoteo 2:5), el único Salvador. Ningún ángel es
mediador o salvador.
-Estimado lector, ¿acaso está esperando usted que “me toque un ángel”, o que
“me hable un ángel”, para convertirse a Cristo? ¿Ha prometido Dios enviarle un
ángel que le “toque” en su espíritu, ablandando su corazón, conmoviéndole y
haciendo que cambie sus actitudes y conducta? De albergar usted semejante
fe o ilusión, nos corresponde informarle que no hay tal promesa en toda la
Biblia. “Agradó a Dios salvar a los creyentes por… la predicación” del
“evangelio”, el cual “es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree” (1
Corintios 1:20-23; Romanos 1:16). La Gran Comisión fue dada a hombres
idóneos para llevarla a cabo, y no a los ángeles. “Id, y predicad el evangelio a
toda criatura. El que creyere, y fuere bautizado, será salvo; el que no creyere,
será condenado” (Marcos 16:15-16). Este mensaje tan poderoso como preciso
debe ser suficiente para motivarnos a la obediencia, ¿no le parece?
-En "El plan divino de salvación" se explican más ampliamente las condiciones
bíblicas para ser salvo. En "Amigo, amiga, le invitamos a conocer a la iglesia
que Cristo estableció" se identifica la iglesia bíblica a la que el Señor mismo
añade a toda persona que ha de ser salva.
2. ¿Quiere decir esto que cada cristiano fiel cuenta con un ángel que le proteja
día y noche? “Proteger” y “servir” no son del todo sinónimos. Acercándose a la
hora de ser crucificado, Jesús “comenzó a entristecerse y a angustiarse en
gran manera” (Mateo 26:37). En Getsemaní, se aparta de los discípulos y ora:
“Padre, si quieres, pasa de mi esta copa. … Y se le apareció un ángel del cielo
para fortalecerle”. No se registra lo que aquel ángel dijera o hiciera, pero, en
verdad, NO libró al Señor del arresto inminente, el juicio ante Pilato, los
azotes, la corona de espinas o la cruel muerte de cruz. Aun en el huerto, a
pesar de la presencia del ángel Cristo seguía “estando en agonía”, orando
“más intensamente; y era su sudor como grandes gotas de sangre” (Lucas
22:39-46). Con todo, observamos, admirados, cómo el Señor se resigna, se
repone y se arma de valor, entregándose como sacrifico para salvar al mundo.
¡Fue fortalecido! El ángel “sirve” a Cristo, pero no le “protege” de todo peligro,
prueba o sufrimiento.
a) En la hora de terrible crisis, el ángel ministra a favor del Señor. No todos los
días, a toda hora o a todo siervo por igual, sino al siervo en una situación
verdaderamente crítica. Asimismo ministran los ángeles, pensamos, a los
cristianos fieles: no todos los días, las veinticuatro horas del día, sino en la hora
de la grande crisis espiritual; no para evitarles toda tentación, conflicto o dolor
sino para servir y fortalecer. Después de su largo ayuno en el desierto, seguido
por fuertes tentaciones traídas por “el tentador” , “he aquí vinieron” donde
Jesús “ángeles y le servían” (Mateo 4:11). Es evidente que ni siquiera al Hijo
de Dios le acompañaban o atendían constantemente los ángeles.
b) ¿Qué forma toman los ángeles para servir a los fieles? Dios “hace a sus
ángeles espíritus”. “Son todos espíritus ministradores” (Hebreos 1:7, 14).
Ahora bien, “un espíritu no tiene carne ni huesos”, explica Cristo (Lucas 24:39),
y por ende, un espíritu (un ser espiritual) no es visible para el ojo humano. Por
consiguiente, ningún ser humano ha visto jamás a un ángel en su esencia
original espiritual, no obstante infinidad de “testimonios” de personas que
aseguran: “¡Vi a un ángel! ¡Se me presentó un ángel! ¡Un ángel me tocó!”
¿Qué hombre o mujer ha visto a Dios, al Cristo glorificado, al Espíritu Santo, a
Satanás, al diablo, a un demonio? Gran número afirma categóricamente haber
visto a todos estos seres espirituales. Su problema es el mismo que trastornó a
los discípulos del Señor cuando este “se puso en medio de ellos”: “espantados
y aterrorizados, pensaban que veían espíritu” (Lucas 24:36-37). Su concepto
de “espíritu” no es correcto. “Un espíritu no tiene carne ni huesos”, instruye el
Señor. En su esencia espiritual, los ángeles no tienen carne ni huesos. Ningún
ser humano los ha visto en su esencia espiritual. Entonces, siendo seres
espirituales, ¿cómo se las arreglan para servir a los humanos?
(1) “Llegaron, pues, los dos ángeles a Sodoma a la caída de la tarde; y Lot
estaba sentado a la puerta de Sodoma. Y viéndolos Lot, se levantó a
recibirlos” (Génesis 19:1). Estos dos ángeles se identifican como “varones”;
caminan, conversan y comen como hombres (Génesis 19:1-13). En su esencia
verdadera, son seres espirituales. Para servir en la tierra, se incorporan en
cuerpos humanos. Son dos, y no centenares o miles. Andan en misión bien
definida y muy particular. Opinamos que este caso ejemplifica la clase de
circunstancias en las que Dios suele emplear algunos ángeles suyos en la
tierra: en tiempos y lugares críticos donde su intervención cambia derroteros y
destinos de pueblos y naciones, haciendo posible el cumplimiento de los
designios del Creador para toda su creación (Daniel 10 y 11; Apocalipsis 10:5-
7).
(2) “Jehová despertó el espíritu de Ciro rey de los persas, el cual hizo
pregonar de palabra y también por escrito, por todo su reino, diciendo: …
Jehová… me ha mandado que le edifique casa en Jerusalén” (2 Crónicas
36:22-23). Por fe, aceptamos que, de igual manera, los ángeles enviados por
Dios, en su papel de “ministros”, o “espíritus ministradores” (Hebreos 1:7, 14),
pueden despertar el espíritu de quienes son enviados a servir, bien sea el de
gobernantes (Daniel 10 y 11), o el del siervo fiel al Señor acosado duramente
por algún mal intransigente, tenaz tentación o persistente prueba. ¿Quién dirá
que no puedan asimismo despertar la mente de cristianos fuertes para que
estos brinden el oportuno socorro al que está en crisis de vida o muerte?
Estimada alma, ¿qué cree usted, y por qué lo cree? Los gálatas recibieron al
apóstol Pablo “como a un ángel de Dios, como a Cristo Jesús” (Gálatas 4:14).
Estando el siervo o la sierva fiel en grandes apuros, ya físicos o espirituales, al
acudirse de repente una persona con el remedio, sin haber sido llamada o
avisada, quizás haya mucha justificación para exclamar, como hacen algunos:
“¡Usted es un ángel enviado por Dios!” ¿Quién quita que lo sea de verdad, o al
menos el instrumento utilizado por un ángel para evitar el desastre?
I. ¿En qué momento y circunstancias ve todo ser humano a los ángeles como
Dios los ve, es decir, como “espíritus”, como seres espirituales? No, por cierto,
durante esta existencia terrenal, sino al morir el cuerpo físico, saliendo el alma
hacia su destino espiritual. “Había un hombre rico, que se vestía de púrpura y
de lino fino, y hacía cada día banquete con esplendidez. Había también un
mendigo llamado Lázaro, que estaba echado a la puerta de aquél, lleno de
llagas. … Aconteció que murió el mendigo, y fue llevado por los ángeles al
seno de Abraham; y murió también el rico, y fue sepultado. Y en el Hades alzó
sus ojos, estando en tormentos” (Lucas 16:19-31).
1. Lázaro representa a todo hombre, mujer o joven que vive conforme a los
designios de Dios para cada ser humano en particular, bien sea pobre o
acaudalado, bajito o alto, blanco o moreno. Al morir el justo “en Cristo”
(Apocalipsis 14:13), habiendo conservado hasta el fin su dignidad, ¡ los ángeles
le reciben cuando pasa, ya como ser puramente espiritual también, la frontera
de lo material! Entonces, y no antes, los puede ver como son en su esencia,
pues ¡ya él es como ellos, y será igual a ellos! Al instante de morir el cuerpo
físico, traspasa el alma la cortina divisoria que separa la creación visible de la
invisible, y los primeros seres que ve el justo ¡son ángeles! Por primera vez los
ve en toda su hermosura y poder. Ahí están para llevarle al “seno de Abraham”,
es decir, al “paraíso” (Lucas 23:43). ¡Maravilla de maravillas! Experiencia
gloriosa que este servidor anhela tener. ¿Y usted, amada alma? ¿Guarda usted
sin mancha su dignidad, siguiendo fielmente al Señor, para al fin morir en él, y
tener enseguida esta experiencia inigualable?
Inteligencia espiritual”
Colosenses 1:9
I. Introducción.
-“Como empresario industrial, ¡el Señor Juan Rivera es tan y tan inteligente!
Siempre aventaja a sus competidores.”
3. A casi todo ser humano le gusta ser encomiado. ¿A usted le agradaría que
le dijeran “inteligente”? Yo me sentiría muy complacido que me lo dijeran. No
que me lo hayan dicho, pero, no niego que me caería bien. Ahora pues, ¿cuál
de los siguientes dos elogios le llenaría de más satisfacción y orgullo
personal?
c) ¿Cuál de estos dos elogios le llama más la atención? ¿Cuál le llenaría más
de satisfacción y orgullo personal? Su respuesta honesta arroja mucha luz
sobre sus prioridades, enfoques y metas.
B. Estas cuatro “inteligencias”, ¿cuál de ellas persigue usted con más ahínco?
¿La “inteligencia material sana” o la “pervertida”? ¿La “inteligencia espiritual
sana” o la “pervertida”? Su respuesta honesta arrojará fulminante luz sobre la
trayectoria de su vida en esta tierra, señalando además su eventual desenlace
en la eternidad, de no efectuarse cambios en sus prioridades, metas o
ejecutorias.
(2) Por consiguiente, el ser humano que aspira a ser lleno de “sabiduría e
inteligencia espiritual” ha de convertirse en “hijo adoptivo”.
5. Así sucede, amado amigo, que todo varón, dama o joven que adquiere la
“inteligencia espiritual” de las condiciones para la relación “Padre-hijo
adoptivo”, confronta dos opciones, a saber:
c) ¿Cuál de estas dos opciones elige usted? Ojala sea la primera, para que se
convierta sin demorar en “hijo adoptivo” de Dios, privilegio único que le
proporciona acceso a los tesoros inagotables de la “sabiduría e inteligencia
espiritual” .
“Dios… quiere (1) que todos los hombres sean salvos y (2) vengan al
conocimiento de la verdad”
(1 Timoteo 2:4).
“No cesamos de orar por vosotros, y de pedir que seáis llenos del
conocimiento de su voluntad
en toda sabiduría e inteligencia espiritual” (Colosenses 1:9).
I. Introducción.
2. Supongamos que tomen la silla por turno todos los presentes en esta
ocasión, sometiéndose a la misma maniobra. ¿Cuántas páginas se requerirían
para imprimir todos los conocimientos de cada persona adulta?
a) Dos cosas quiere, según 1 Timoteo 2:4. “Dios… quiere (1) que todos los
hombres sean salvos y (2) vengan al conocimiento de la verdad. ” Señor de
los cielos, ¿qué quieres de mí? Y del alto cielo se hace escuchar la respuesta
divina: “Que seas salvo y vengas al conocimiento de la verdad”. Esto, para
“todos los hombres”, es decir, para todo varón, dama y joven.
(2) ¿Es inteligente Jehová Dios, Creador de todo lo visible e invisible? ¿Nos
creó él a “su imagen y semejanza”? Pues, quiere que cada ser humano sea
inteligente, sabio y lleno del conocimiento de su voluntad, y no bruto, torpe,
tosco o ignorante.
Esto es lo que quiere Dios para mi, y para usted. Ahora bien, mi “querer”, su
“querer”, ¿armoniza con el del Ser que nos creó?
b) Esta misma mentalidad está contagiando rápidamente, tal cual algún virus
transmitido por los aires, a muchas iglesias y a mucha gente que se acerca a
ellas en busca de “algo espiritual” para sus vidas.
-“Ministerio.” Observamos que se nombran dos: (1) “el ministerio grabado con
letras en piedras” y (2) “el ministerio del espíritu”. ¿Correcto?
-El primero fue “grabado con letras en piedras”. Esta es la primera clave para
identificarlo acertadamente. La segunda clave es que “fue con gloria”. La
tercera clave es que hacía resplandecer el rostro de Moisés. Estas tres pistas
apuntan hacia los Diez Mandamientos que Dios grabó en dos tablas de piedra
en el monte de Sinaí, entregándoselas a Moisés. ¿Cierto? Ya sabemos el
significado de “ministerio” en este contexto. Es sinónimo de “ley”, “testamento”
o “pacto”.
-“De muerte… fue con gloria… la cual había de perecer.” Nos concentramos
en estas tres frases descriptivas del “ministerio” de los Diez Mandamientos. “De
muerte”, y no de vida. “Fue”, tiempo pasado, y no presente. “Fue con gloria”, o
sea, en una época tenía gloria, pero, por implicación, ya no la tiene. “Perecer”,
o sea, acabar, fenecer, dejar de ser.
-¿Qué enseña todo esto? Una verdad divina muy sencilla y de gran importancia
que usted mismo puede discernir sin mayor trabajo mental: que la gloria del
ministerio de los Diez Mandamientos perecería. ¿Cuándo? Razonemos un
poco. Lógicamente, al llegar el segundo “ministerio” nombrado en el texto. ¿Y
cuál es el segundo? Se identifica como “el ministerio del espíritu”. ¿De qué
“espíritu”? Del único que obra de parte de Dios, del Espíritu Santo. “El
ministerio del espíritu” es, pues, la nueva ley espiritual revelada por el Espíritu
Santo.
-¿Y dónde se encuentra este nuevo “ministerio del espíritu”, el que, sí, en
definitiva, actualmente tiene “gloria?
-El Antiguo, con todo y Diez Mandamientos, perdió su gloria al ser clavado en
la cruz. Ninguno de sus estatutos, mandamientos, ritos, etcétera, está en vigor.
Esta verdad aplica tanto a diezmos y sábados como al sacerdocio levítico y
sacrificios de animales.
c) ¿Cuál de los dos testamentos de la Biblia debe usted obedecer? ¡El Nuevo!
He aquí “conocimiento de la voluntad de Dios” que alumbra con luz fulgurante
su mente. ¡La porción de la Biblia que está vigente para el tiempo que vivimos
es el Nuevo Testamento! Usted está en la libertad de leer el Antiguo, pero el
que rige es el Nuevo. Este “conocimiento” simplifica notablemente el
entendimiento de toda la Biblia.
(1) Creer.
(2) Bautizarse.
-No establece creer con única condición para salvación. Antepone también el
bautismo a ser “salvo”, haciendo el bautismo un requisito indispensable para
alcanzar el perdón.
-Todo texto del Nuevo Testamento relacionado con el propósito fijado por la
Deidad para el bautismo (inmersión) armoniza con lo legislado por el Señor en
Marcos 16:16.
c) ¿Quiere usted que sus pecados sean borrados? No lo logra sin conocer las
condiciones, entendiéndolas correctamente y obedeciéndolas. Pero, son tan
elementales que aun el analfabeto, escuchándolas expuestas sin
tergiversaciones, las entiende enseguida.
IV . Invitación.
- “Yo sé que la Biblia dice que el bautismo es para perdón de los pecados. Mi
iglesia no lo enseña así, ni fui yo bautizado con ese propósito, pero…
-“… cada iglesia tiene sus errores, algunas más que otras…”
-“… mi pastor me asegura que amar a Dios y a los hermanos es suficiente para
que seamos salvos eternamente…”