Filosofia - Semana 1 PDF
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SEMANA DE APLICACIÓN :
COLEGIO CALENDARIO B
AÑO LECTIVO 2019- GRADO 11 PERIODO III DOCENTE
2020
ESTANDAR
N/A
COMPONENTE
La pregunta del hombre frente a su mundo social y cultural.
INDICADOR DE DESEMPEÑO
Cito a los filósofos que hablan sobre la axiología y determino la importancia de esta en mi vida he identifico los
valores, su trascendencia, su evolución y las transformaciones que estos han desarrollado a lo largo del devenir
histórico -CONOCIMIENTO-
1. Unidad didáctica
UNIDADES DIDÁCTICAS
Unidad No.1 (Axiología)
1. Los valores.
2. Valores auténticos.
3. Ética Aplicada.
2. Propósito
Que analice la filosofía de los valores a través del estudio de la axiología.
APERTURA
1. ¿Cuál es el tema que trata el video? ¿Con qué tipo de problemáticas actuales se puede
relacionar este video?
2. ¿Cuál crees que es el propósito de este video?
3. ¿Qué características tienen los pajaritos? ¿Qué valores o antivalores identificas?
4. ¿Qué será un antivalor?
5. ¿Qué característica tiene el ave más grande? ¿Qué valores o antivalores lo identifican?
6. ¿Qué es un valor?
4. Desarrollo Metodológico
Prepara la siguiente lectura y determina por lo menos 3 conclusiones, es importante que subrayes palabras desconocidas y
las definas. Además, las palabras claves del documento y escribe igualmente su significado.
¿QUÉ ES LA AXIOLOGÍA?
La llamada axiología o “teoría de los valores” no se limita a utilizarlos como concepto, sino que reflexiona sobre la naturaleza
y pertinencia de los mismos, sin reducirse a juicios de valor o preferencias estimativas del todo subjetivas.
En este tema revisaremos las principales características de la axiología y la relación que ejerce en conceptos sociales como
el establecimiento de normas y la moral. Al mismo tiempo, considerando al ser humano como ser de valores, se describe la
relación que ejercen estos conceptos en procesos como la educación, la enseñanza y el aprendizaje.
Una norma no puede tener aplicación indiscriminada ni ilimitada, se debe ponderar y revisar permanentemente para
garantizar que vele por la integridad de todos, sin afectar a nadie al hacerlo. Otro tanto puede decirse de los valores que
deben ser evaluados, de acuerdo con cada sociedad, pues sólo así podrán tener sentido.
Desde tiempos antiguos, Aristóteles pensaba que, si un hombre no hacía lo correcto, lo bueno y aceptado por todos, no era
porque fuera malo por naturaleza o decidiera deliberadamente hacer lo malo, sino porque no sabía cómo hacer lo bueno.
Con todo lo exagerada y poco acertada que hoy nos parezca dicha explicación, ahora revela un aspecto que no se puede
ignorar sobre cómo hacer lo bueno o lo correcto o lo mejor en cada caso, pues quién dudaría de que si supiéramos hacer
una cosa, o se nos hubiera dado instrucción para saber cómo hacerla, no nos pedirían después cuentas por errores
cometidos.
En este panorama, resulta claro que habría que encontrar una forma de no equivocarnos, evitando cometer cierta acción y
meditando de antemano sus consecuencias, pero ¿cómo preverlas, si lo que nos falta no es buena voluntad para actuar, sino
saber qué hacer?
Ello demanda aprender a hacer lo que se debe en cada caso, lo que se logra irreflexivamente imitando a otros, comportándose
donde se esté bajo el dicho “haz lo que hacen los otros”, aunque no se sepa por qué o se esté en desacuerdo, e
hipócritamente se haga lo que mejor convenga, “dándole por su lado” a los demás; o bien, se podría conocer cómo ve el
mundo aquél al que está a nuestro lado, tratar de tener empatía con él, estar dispuesto a entender por qué cree en lo que
cree y cómo lo cree, “sintonizándose en su misma frecuencia”. Tomado de:
https://programas.cuaed.unam.mx/repositorio/moodle/pluginfile.php/1151/mod_resource/content/1/contenido/index.html
Para este propósito nos apoyaremos en la información que nos aporta el siguiente link, aprenderás la forma como debes
analizar un texto por medio del comentario.
https://www.webdianoia.com/estudiar/comentario.htm
MAX SCHELER
Librodot
MAX SCHELER.
INTRODUCCIÓN
Si se pregunta a un europeo culto lo que piensa al oír la palabra hombre, casi siempre empezarán a rivalizar en su cabeza
tres círculos de ideas, totalmente inconciliables entre sí. Primero, el círculo de ideas de la tradición judeocristiana: Adán y
Eva, la creación, el Paraíso, la caída.
Segundo, el círculo de ideas de la antigüedad clásica; aquí la conciencia que el hombre tiene de sí mismo se elevó por
primera vez en el mundo a un concepto de su posición singular mediante la tesis de que el hombre es hombre porque posee
“razón”, logos, fronesis, ratio, mens, etc., donde logos significa tanto la palabra como la facultad de apresar el “qué” de todas
las cosas. Con esta concepción se enlaza estrechamente la doctrina de que el universo entero tiene por fondo una “razón”
sobrehumana, de la cual participa el hombre y sólo el hombre entre todos los seres. El tercer círculo de ideas es el círculo
de las ideas forjadas por la ciencia moderna de la naturaleza y por la Psicología genética y que se han hecho tradicionales
también hace mucho tiempo; según estas ideas, el hombre sería un producto final y muy tardío de la evolución del planeta
Tierra, un ser que sólo se distinguiría de sus precursores en el reino animal por el grado de complicación con que se
combinarían en él energía y facultades que en sí ya existen en la naturaleza infrahumana. Esos tres círculos de ideas carecen
entre sí de toda unidad. Poseemos, pues, una antropología científica, otra filosófica y otra teológica, que no se preocupan
una de otra. Pero no poseemos una idea unitaria del hombre. Por otra parte, la multitud siempre creciente de ciencias
especiales que se ocupan del hombre, ocultan la esencia de éste mucho más de lo que la iluminan, por valiosas que sean.
Si se considera, además, que los tres citados círculos de ideas tradicionales están hoy fuertemente quebrantados, y de un
modo muy especial la solución darwinista al problema del origen del hombre, cabe decir que en ninguna época de la historia
ha resultado el hombre tan problemático para sí mismo como en la actualidad. Por eso me he propuesto el ensayo de una
nueva antropología filosófica sobre la más amplia base. En lo que sigue quisiera dilucidar tan sólo algunos puntos
concernientes a la esencia del hombre, en su relación con el animal y con la planta, y al singular puesto metafísico del hombre
—apuntando una pequeña parte de los resultados a que he llegado.
Ya el término y el concepto de hombre encierran una pérfida anfibología, sin aclarar la cual ni siquiera se puede acometer la
cuestión del singular puesto del hombre. La palabra hombre indica en primer lugar los caracteres morfológicos distintivos que
posee el hombre como subgrupo de los vertebrados y de los mamíferos. Es claro que —cualquiera que sea el resultado que
ofrezca este modo de formar el concepto de hombre— el ser vivo llamado hombre, no sólo está subordinado al concepto de
animal, sino constituye también una provincia relativamente muy pequeña del reino animal. Así continúa siendo el caso, aun
cuando, con Linneo, llamemos al hombre el “ápice de la serie de los vertebrados mamíferos” —lo que, por lo demás, es muy
discutible objetiva y conceptualmente—; pues también este ápice, como todo ápice de una cosa, sigue perteneciendo a la
cosa de que es ápice. Mas prescindiendo por completo de semejante concepto, que junta en la unidad del hombre la marcha
erecta, la transformación de la columna vertebral, el equilibrio del cráneo, el potente desarrollo cerebral del hombre y las
transformaciones orgánicas que la marcha erecta tuvo por consecuencia (como la mano de pulgar oponible, el retroceso de
la mandíbula y de los dientes, etc.), la misma palabra “hombre” designa en el lenguaje corriente y en todos los pueblos cultos,
algo tan totalmente distinto, que apenas se encontrará otra voz del lenguaje humano en que se dé análoga anfibología. La
palabra hombre designa, en efecto, asimismo un conjunto de cosas que se oponen del modo más riguroso al concepto de
“animal en general” y, por lo tanto, también a todos los mamíferos y vertebrados y a éstos, en el mismo sentido que, por
ejemplo, al infusorio Stentor, aunque no es discutible que el ser vivo llamado hombre es, desde el punto de vista morfológico,
fisiológico y psicológico, incomparablemente más parecido a un chimpancé que el hombre y el chimpancé a un infusorio. Es
claro que este segundo concepto del hombre ha de tener un sentido y un origen completamente distintos del primero, que
designa sólo un rincón muy pequeño de la rama de los vertebrados.
Llamaré a este segundo concepto el concepto esencial del hombre, en oposición a aquel primer concepto sistemático natural.
El tema de nuestra conferencia es: si ese segundo concepto, que concede al hombre como tal un puesto singular,
incomparable con el puesto que ocupan las demás especies vivas, tiene alguna base legítima. Librodot El puesto del hombre
en el cosmos Max Scheler
Tomado de http://www.jeanlauand.com/SchelerHombreCosmos.pdf
1. Desde los tiempos más remotos de la cultura griega, la educación de los jóvenes era la gran preocupación de la clase
noble y de los filósofos. Dicha educación aristocrática ejercitaba a los jóvenes para adquirir cualidades tales como fuerza
física, valentía, resistencia, sagacidad, sentido del deber y del honor. La existencia de una educación destinada a promover
tales valores se explica porque la clase noble griega
2. Para los sofistas, la naturaleza moral del hombre es moldeable y perfectible a través de la razón y de la persuasión de la
palabra, motivo por el cual se hace necesario que el hombre adquiera conocimiento sobre
3. Para Sartre, la libertad humana es la facultad de hacer lo que uno quiera sin ninguna limitación. La libertad formalmente
no tiene ningún contenido determinante, no está sometida a ninguna necesidad o ley. Sin embargo, Sartre afirma que la
libertad es una condena, porque
B. exige del hombre madurez frente a la forma en la que elige su modo de actuar
4. La raíz griega “ethos” (de la cual proviene la palabra “ética”) y la palabra latina “mores” ( de la cual se origina el término
“moral”), se relacionan con las costumbres humanas. Sin embargo, debemos aclarar que con ello no se precisa lo específico
de la ética como disciplina filosófica y su diferencia con la moral. De esta forma, es importante distinguir adecuadamente la
Ética de la moral, porque
5. Según los estoicos, un acto solamente pertenece al ámbito de la moral, es decir, puede ser bueno o malo, cuando depende
de nuestra decisión. Los actos que no dependen de nosotros son indiferentes para la moral. De acuerdo con esta noción es
posible afirmar que
B. la escuela estoica jamás admitió la posibilidad del suicidio como algo válido
C. el hombre que se quita la vida desconoce los principios morales del estoicismo