Análisis de La Película El Discurso Del Rey
Análisis de La Película El Discurso Del Rey
Análisis de La Película El Discurso Del Rey
“El discurso del Rey” narra una pequeña anécdota histórica sucedida en un
momento especialmente relevante de la historia reciente. La voz de un rey, como
la de cualquier figura política, es su mejor arma para comunicar, convencer y
liderar a su pueblo. Un rey que tartamudea puede parecer un líder débil, una figura
endeble.
Conocer esta anécdota, investigar sobre ella y decidir escribir una película con una
trama aparentemente tan nimia es, en mi opinión, lo mejor del trabajo de guión de
“El discurso del Rey”. Por lo que leo en la entrada de la Wikipedia sobre la
película, fue David Seidler, que ha obtenido el Oscar al guión original por esta
película, quien tuvo la idea inicial de la película, ya que, habiendo sufrido la
tartamudez, se sintió especialmente identificado con el problema del monarca.
Esto confirma lo que decía Jean Claude Carrière sobre el guionista: “Sucede con
bastante frecuencia que un guionista es una persona cultivada. Y tiene razón
en serlo, incluso aunque su cultura, adquirida a menudo según el azar de su
trabajo, sea dispersa e incompleta”.
Se trata pues de una historia de superación. Hasta un niño pequeño podría resumir en qué
consiste el esquema básico de estas historias: Un tipo tiene un problema, parece imposib le de
solucionar. Acude a un maestro que, a través de un proceso muy severo, le hace aprender algo
sobre sí mismo, algo imprescindible para superar su problema, algo que le limita o constriñe. En el
proceso, el aprendiz se rebela contra el maestro varias veces, siente que no está avanzando, se
resiste a cambiar… pero, finalmente, utilizando las enseñanzas adquiridas, el protagonista logra su
propósito. Sigue siendo el mismo, pero ha cambiado. Derrota al dragón, gana a los malos o… vence
la tartamudez.
Es muy posible que en esto la película sea fiel a la realidad: es probable que la
tartamudez del Rey Jorge no tuviera una causa psicológica o que, si la tuviera, el
logopeda Logue no la hallara. Muy posiblemente el Rey no superara nunca del
todo su tartamudez y que sus discursos sólo fueran moderadamente
emocionantes.
Esta es, más o menos, la impresión que uno extrae de la película: que, gracias a
un tipo entrañable, un rey sin excesivo carisma casi superó un defecto del habla.
La realidad es, muchas veces, así de mediocre. A las películas yo suelo pedirles
un poco más. Aunque sea mentira.
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