Laudan, L. Verdad, Error y Proceso Penal. Cap. 4
Laudan, L. Verdad, Error y Proceso Penal. Cap. 4
Laudan, L. Verdad, Error y Proceso Penal. Cap. 4
VERDAD, ERROR
Y PROCESO PENAL
Un ensayo sobre epistemología jurídica
Traducción de
Carmen Vázquez y
Edgar Aguilera
Marcial Pons
MADRID I BARCELONA 1 BUENOS AIRES I SAo PAULO
2013
CAPÍTULO IV
LA INOCENCIA DEL ACUSADO, LA CARGA
DE LA PRUEBA Y EL ENREDO
CON LAS CAUSAS EXCLUYENTES
DE RESPONSABILIDAD PENAL
1
Flores v. State, 1995 OK CR 31 (Okla. Crim.App., 1995).
138 LARRY LAUDAN
1. LA PRESUNCIÓN DE INOCENCIA.
¿MATERIAL O PROBATORIA?
2 Agradezco a Ron ALLEN haberme motivado a completar este capítulo y por sus comenta-
rios críticos una vez acabado. Una versión de este capítulo se discutió en la Tenth Anual Confe-
rence on Anaiytic Philosophy of Law en Austin, 2005.
3
A continuación tenemos la instrucción modelo para el jurado sobre la presunción de ino-
cencia en el Estado de California: «El acusado en una causa penal es presumido inocente hasta
que no se prueba lo contrario y, en caso de que se demuestre satisfactoriamente alguna duda
razonable sobre su culpabilidad, el acusado tiene derecho a un veredicto de no-culpabilidad. Esta
presunción deposita en el estado la carga de probar la culpabilidad del acusado más allá de toda
duda razonable» (CALTIC 2.90). Como es típico en las instrucciones al jurado que se dan en
Estados Unidos, la presunción de inocencia y la carga de la prueba van de la mano.
LA INOCENCIA DEL ACUSADO, LA CARGA DE LA PRUEBA Y EL ENREDO... 139
4
La Declaración Universal de los Derechos del Hombre y del Ciudadano dice que: todo
hombre es considerado inocente hasta no haber sido declarado culpable».
5
El art. 11 de la Constitución Nacional de Argentina insiste en que: «Toda persona acusada
de un delito tiene el derecho a ser presumida inocente».
' Coffin v. US, 156 US 432 (US, 1895).
' Kentucky v. Whorton, 441 U.S. 786 790 (US, 1979).
" Coffin v. US, 156 US 432: 453 (1895).
' Este/le v. Willioms, 425 US 501. 503 (1976).
140
w LAUFER, 1995: 333-334: «Pruebas de este valor, como un reflejo de la presunción de ino-
cencia, pueden observarse en la regla acerca de la duda razonable, así con10 en una serie de sal-
voconductos sustantivos y procesales que discutiblemente presuponen la inocencia jurídica del
acusado, por ejemplo, en el privilegio en contra de la autoincriminación y en el derecho a guardar
silencio ya sea estando bajo custodia de la policía o durante la etapa del juicio oral; en el deber
del Estado de revelar las pruebas exculpatorias; en el derecho a las pruebas obligatorias; en el
derecho a confrontar a los testigos contrarios; y en el derecho a contar con una asesoría jurídica
efectiva.»
11
En el caso Lego v. Tworney, la Corte Suprema sostuvo que «un estándar de prueba severo
es necesario, tal como se dijo en el caso Winship, para proteger al acusado contra las condenas
injustas, al dar sustancia a la presunción de inocencia>> (404 US 477: 486 (US, 1972).
12 (El énfasis es mío). En 1895, el magistrado WHITE escribió en una decisión unánime lo
siguiente:
«El hecho de que la presunción de inocencia sea reconocida como una presunción jurídica y
que sea caracterizada como presumptio juris, demuestra que es una prueba a favor del acusado.
Dado que en todos los sistemas jurídicos las presunciones son tratadas como prueba para que ten-
gan eficacia ... la presunción de inocencia constituye una prueba a favor del acusado introducida
por el propio ordenamiento en beneficio de aquél» (Coffin v. US, 156 US 432: 460 (US, 1895).
Esto es inaudito, claramente la presunción de inocencia no constituye prueba excul-
patoria alguna, sino simplemente una asunción o presupuesto. Aun si supusiéramos que la
Pdl, como pasa con las pruebas exculpatorias, inclina la balanza de la justicia a favor del
acusado, este análisis deja totalmente abierta la cuestión de cuánto peso probatorio tiene la
presunción de inocencia. Sin saber esto, un jurado se vería en bastantes apuros para determi-
nar cuándo podrían prevalecer las pruebas inculpatorias ofrecidas por la acusación en caso
de que prevalezcan.
¡,A!NOCENCIADELACUSADO,LACARGADELAPRUEBA Y EL ENREDO... 141
Mientras que para el estudioso del derecho puede ser fácil comprender
que la presunción de inocencia y la carga de la prueba que tiene la fiscalía
son lógicamente similares, el ciudadano ordinario puede obtener una guía
para comprender lo anterior precisamente mediante una instrucción del juez
acerca de la presunción de inocencia 17 •
«La función de la instrucción sobre la presunción de inocencia consiste en dejar claro que la carga
de persuasión reside enteramente en la acusación. La instrucción que requiere de una prueba más
allá de toda duda razonable desempeña la misma función» [Taylor v. Kentucky, 436 US 478: 491
(1978)).
17
!bid.: 485.
142
" Bell v. Woljish,441 US 520: 533 (US, 1979). [Lelond v. Oregon, 343 US 790: pp. 802-03
(1952)].Aquí se reproduce el argumento que en su voto discrepante elaborara el magistrado Felix
Frankfurter, un cuarto de siglo antes: «Si la presunción de inocencia se interpreta literalmente
como si aplicara a todas las etapas previas a la del juicio respectivo, se vuelve imposible jll<;tificar
la imposición de fianzas o la detención preventiva. Ambas instituciones consdtuyen restricciones
impuestas al acusado, pese a la presunción de inocencia a su favor» [Leland v. Oregon, 343 US
790: 802 (1952)].
19
!bid.
144
26
Un tribunal de apelación del estado de Texas ha sostenido que: «la presunción de inocen-
cia está implícita en el requerimiento de tener una causa probable». [Lanes v. State, 767 S.W.2d
789 796 (fex. Crim.App. 1989)].
JNOCENCIADELACUSADO,LACARGADELAPRUEBA Y EL ENREDO .. , 147
27
Flores., 1995 OK CR 9 (Okla. Crim. App., 1995). Para opiniones similares véase: State v.
Perce, 260 Kan. 859 (Kan., 1996).
148
28 Algunos rastros de la inocencia (m) pueden hallarse en revisiones de condenas por habeas
corpus, así como en casos civiles y penales en los que se alega un falso arresto o una falsa acusa-
ción. La poca frecuencia de estos casos constituye una prueba contundente que apoya la tesis de
que el sistema de justicia penal estadounidense se muestra bastante indiferente a la inocencia (m)
de quienes pasan por dicho sistema.
29 En California existe una categoría jurídica de inocencia (m). Después de una absolución,
cualquier acusado puede solicitar al juez que emita una resolución de «inocencia fáctica». La car-
ga de la prueba recae en el solicitante, quien debe mostrar que no existe «causa razonable» para
creer que haya cometido el delito por el que fue absuelto.
¡,AJNOCENCIADELACUSADO,LACARGADELAPRUEBA Y EL ENREDO .. , 149
... representa algo más que una regla probatoria. Representa un compro-
miso con la proposición de que una persona acusada de un delito no tiene me-
nos derecho que su acusador a la libertad y al respeto que recibiría cualquier
miembro inocente de su comunidad 31.
30
No queda claro por qué en Massachusetts se piensa que es necesario asumir que el acusa-
do es inocente «de todo delito». Lo más apropiado es que se presuma que el acusado es inocente
de los delitos que le han sido imputados.
31
El énfasis es mío. El análisis que LAURENCE realiza de la noción de inocencia ha sido res-
paldado por las Cortes de distrito de los Estados Unidos (Augustus v. Roemer, 771 F. Supp. 1458
r p. 1464 (D. La., 1991)). Es difícil para mí concebir lo que TRIBE está pensando. ¿Acaso es posible
que este autor se refiera a la detención, al arresto y a la prisión preventiva como ejemplos de la
clase de «libertad y respeto» que concedemos a alguien que genuinamente es considerado «como
un miembro inocente de la comunidad»? ¿Acaso otorgamos la misma «libertad» a aquellos acu-
sados de un delito que la que otorgamos a quienes los acusan?
32
Véase, por ejemplo, KrrAI, 2002; L\uFER, 1995; SHEPPARD, 2003; SuNDBY, 1989; THALER,
1978.
150
33
US v.Andujar, 49 F.3d 16 p. 24 (ler Cir., 1995). Se añadió: «Repetimos aquí que, debido
a los riesgos de confundir al jurado, las cortes distritales deben abstenerse, sietnpre que ello sea
posible, de emplear la comparación «culpabilidad o inocencia» al emitir sus instrucciones para
el jurado» (!bid.),
34
La instrucción que dio el juez de la causa fue la siguiente: «Se les instruye a considerar que
al acusado se le presume como no-culpable del delito que se le imputa ... a menos que su culpabili-
dad quede establecida por pruebas que no dejen ninguna duda razonable al respecto, y esa presun-
ción de no ser culpable continúa ... a menos que cada alegato material ... sea probado por pruebas que
excluyan toda duda razonable» (Flores v. State, 1995 OK CR 9 (Okla. Crim. App., 1995).
35
El tribunal de apelación sostuvo que la instrucción del juez en el caso Flores sobre pre-
sumir que el acusado no es culpable, era una «infamia» (Flores v. State, 1995 OK CR 31 (Okla.
Crim.App., 1995).
36
!bid.
37
!bid .
.>X fbid.
Lf\INOCENCIADELACUSADO,LACARGADELAPRUEBA Y EL ENREDO... 151
39 Algunos tribunales han tenido la temeridad de sugerir que la Pdl puede requerir que el
ntiembro del jurado asuma que la probabilidad inicial de culpabilidad es de cero. En este sentidü";--
la Corte Suprema de Connecticut opinó que: «Si asumiéramos que la presunción de inocencia re-.
quiere que la probabilidad inicial de culpabilidad sea igual a cero, la probabilidad de autoría en un
caso penal siempre sería cero, debido a que el Teorema de Bayes requiere que el índice de autoría
sea multiplicado por una probabilidad previa positiva a los efectos de tener alguna utilidad. En
otras palabras, el Teorema de Bayes sólo es funcional si la presunción de inocencia desaparece de
nuestras consideraciones» [State v. Skipper, 637 A.2d 1101. 1107 (Conn., 1994)1.
La Corte pudo haber concluido que la Pdl es viable sólo si permite que se asigne alguna
magnitud positiva a la probabilidad de culpabilidad (m).
40 Por ejemplo, Richard FRIEDMAN (2000: 885) escribe que: «Un miembro del jurado sensato
comenzaría con valores de probabilidad inicial de culpabilidad no de 1:1, sino de l:X, en donde
X constituye un número grande, tal vez incluso del tamaño de la población entera de personas que
pudieron haber cometido el delito en cuestión».
¡,A!NOCENCIADELACUSADO,LACARGADELAPRUEBAYELENREDO.,. 153
41
La instrucción fue propuesta por el Quinto Circuito en US v. Walker, 861F.2º 810,p. 813
(1988).
154
• N. de los tt.: Suele suceder que en el proceso de deliberación del jurado, sus miembros
voten de manera informal varias veces a efectos de monitorear en qué estado se encuentra la
deliberación y, de ese modo, poder continuar a partir de este conocimiento.
42
Un tribunal de apelación de Texas ya ha notado este problema previamente: «Si todo
miembro de un jurado, por ley, tuviera que creer que el acusado es genuinamente inocente con
antelación a la emisión de un veredicto, entonces todo miembro del jurado tendría que creer que
el acusado es inocente cuando se encuentre votando un veredicto particular. Y si cada miembro
del jurado cree que el acusado es inocente cuando está emitiendo su voto, ¿qué clase de veredicto
inevitablemente será?» (Miles v. State, 2004 Tex. App. LEXIS 9788 (Tex.App., 2004). La cursiva
es núa.
156
(por ejemplo, creer que Iones le disparó a Smith en legítima defensa obvia ·
mente descarta la creencia de que Jorres no le disparó).
Interesantemente, ninguna de las instrucciones modelo ofrece alguna:
pauta para resolver estas tres preocupaciones. En concreto, estas instruccio;l
nes no le dicen a los miembros del jurado cuán fuerte debe ser su creencia
en la inocencia (m) del acusado, ni cómo han de adoptar una creencia para la
que no existe ninguna prueba, ni mucho menos cuántos de los elementos que:
conforman la imputación deben no creer. Estas interrogantes pueden ser sn- ·
mamente intrigantes, pero todavía no nos conducen a la raíz del problema de ,
la Pdl. Ésta se halla en un nivel aún más profundo que nuestras dudas y pre-,
ocupaciones derivadas de aceptar creencias sin ningún fundamento probato-
rio, de asignar arbitrariamente valores probabilísticos a las aseveraciones de·
inocencia (m) o de la falta de claridad acerca de cómo distribuir la inocencia ·
entre los diversos elementos que conforman la imputación. El error principal
en el que incurren estos usos promiscuos de la expresión «inocencia», que
pueden hallarse tanto en las instrucciones modelo que se dan al jurado como
en el tratamiento que la academia hace de la Pdl, consiste en la suposición
de que la Pdl, per se, tiene algo que ver con diversas hipótesis acerca de la
inocencia (m) del acusado. Argumentaré que, entendida adecuadamente, la
PdI debe requerir de los miembros del jurado, no que crean en la inocencia
(m) del acusado, sino que crean en su inocencia (p) al comenzar la etapa
del juicio oral en un procedimiento penal. Como el juez en el caso Flores,
sostendré que la Pdl es una presunción de inocencia probatoria (es decir, una
presunción de que la culpabilidad del acusado no ha sido establecida aún), y
no una presunción de inocencia (m).
La anterior es una tesis controversia!, de modo que tenemos que aproxi-
marnos a ella con cautela. Para empezar, recordemos que una absolución
no es una aseveración de la inocencia (m) del acusado. Al contrario, una
absolución es plenamente compatible con que el acusado sea culpable (m).
Como lo han enfatizado diversos tribunales de segunda instancia, una abso-
lución simplemente asevera que el caso presentado por la fiscalía fracasó en
su intento de satisfacer el estándar relevante de prueba 43 • En otras palabras,
una absolución es agnóstica con respecto a la culpabilidad (m) o inocencia
(m) del acusado.
Si queremos un proceso justo para el acusado, esperamos que el juzgador
de los hechos comience la etapa del juicio oral asumiendo que si no conside-
ra que la acusación ha presentado pruebas contundentes, entonces terminará
43
El Cuarto Circuito Federal explica que: «Un veredicto absolutorio sólo demuestra la au-
sencia de pruebas más allá de toda duda razonable; no establece necesariamente la inocencia del
acusado» (US v. Isom, 886 F.2d 736 p. 738 (4° Cir., 1989).
1J\ INOCENCIA DEL ACUSADO, LA CARGA DE LA PRUEBA Y EL ENREDO.... 157
44
PosNER, 1999: 1514.
LAINOCENCIADELACUSADO, LA CARGA DE LA PRUEBA Y EL ENREDO... 159
45
Debemos dejar de abusar de la noción, inspirada en el teorema de Bayes, de que uno asig-
debe asignar, cierta probabilidad aquí y ahora, a una extensa colección de estados de cosas
l!'••·.·····rnruros. como yo no tengo ninguna opinión respecto de si es probable que el próximo 23 de
septien1bre llueva a mediodía en Kuala Lumpur, así también un miembro sensato del jurado no
' ' ':'"'cnaestar dispuesto a asignar valores de probabilidad a los posibles resultados de un proceso
~.~,que a¡iern" comienza.
160
Aun así, para continuar sería preferible contar con algo más que con·
pruebas anecdóticas. Obviamente tenemos muy pocas pruebas directas en·
virtud de que la culpabilidad y la inocencia genuinas son inescrutables en.
la mayoría de los casos. Sin embargo, podemos realizar algunas inferencias
plausibles a partir de los datos que disponemos. Comencemos por tomar
nota de que la tasa de absoluciones en los Estados Unidos es del orden del
30-40 por 100 (aunque existen variaciones entre diversas jurisdicciones y
entre diferentes delitos, la cifra panorámica ha permanecido estable por dé-
cadas). Partamos del punto medio -35 por 100- y veamos qué podemos
concluir. La primera y más obvia inferencia (pero no necesariamente la más
informativa) es que en opinión de los miembros del jurado (y en la de los
jueces) la mayoría de los acusados son culpables. De hecho, su culpabilidad
aparente es tan abrumadora que una clara mayoría ha sido hallada culpable
BARD. Así que, si aproximadamente el 65 por 100 de aquellos que han ido
a juicio oral fueron hallados culpables BARD, probablemente había muchos
otros cuya culpabilidad aparente se encontraba por encima del O,5 y quienes,
por tanto, bien podrían ser culpables. Sin embargo, incluso los miembros
jurado mejor intencionados en ocasiones cometerán eJTores; de modo que
inferir que al menos el 65 por 100 de los acusados es genuinamente culpable
sería apresurado.
El estándar de prueba nos peJTnite restringir un poco más la inferencia
previa. En particular, el EdP nos proporciona un mecanismo para establecer
un límite superior plausible a la proporción de acusados que son inocen-
tes (m), suponiendo, claro, que los jurados emplean un EdP que produce
alrededor de 1O absoluciones verdaderas por cada condena falsa y que las
inferencias que los miembros del jurado realizan a partir de las pruebas pre-
sentadas son razonables. Con base en la interpretación más caritativa de los.
datos disponibles -caritativa en el sentido de que es la más favorable a
la posibilidad de la inocencia- supongamos que los miembros del jurado
no cometen errores al absolver a los acusados. Si suponemos lo anterior,
al menos 35 de cada 100 acusados son inocentes (m). La hipótesis de que
no se dan absoluciones falsas es altamente implausible, sin embargo, adop-
témosla dado que queremos encontrar la máxima proporción plausible de
acusados inocentes (m) de entre quienes llegan a juicio oral. Tomando en
cuenta el EdP, podemos inferir que otro 10 por 100 (es decir, alrededor de 4)
¡,A!NOCENCIADELACUSADO, LACARGADELAPRUEBA Y EL ENREDO... . 163
2. LACARGADELAPRUEBA
46
Alan GELFAND y Herbert SOLOMAN (1974: 35-36), empleando un tipo de cálculo diferente
al mío, han estimado que la razón proporcional de los genuinamente culpables contra los genui-
namente inocentes que llegan a la etapa del juicio oral es alrededor de 2/1.
164
ción de probar algo hace que sea más fácil asegurar una absolución; más fá,. ·
cil de lo que sería si aquél tuviera la obligación de probar su inocencia. Si no•.
estuviéramos interesados en promover que se produzcan más absolucion ·
falsas que condenas falsas, haríamos lo que hacen los tribunales civiles. Es'.
decir, emplear un EdP poco demandante y permitir que la carga de la prueba""
cambie continuamente entre las partes durante el proceso.
Si entendemos de esta manera la noción de la carga de la prueba, se
vuelve evidente que existe una redundancia conceptual considerable entre.
la PdI y el EdP. El EdP puede ser definido en los siguientes términos: «el.
acusado debe ser absuelto a menos que el Estado establezca que las prue;.
has sobre la culpabilidad del acusado satisfacen BARD (o cualquier otro·,
estándar en operación)». En otras palabras, el estándar de prueba establece•;•
un nivel o grado de prueba; proporciona una regla de decisión para conde-"'.
nar o absolver, y (en la versión que he esbozado), establece que la carga de:
la prueba recae en la acusación. Desde este punto de vista, es innecesario""
un principio adicional acerca de la carga de la prueba. Alternativamente
podríamos ofrecer una definición más restringida del EdP del modo que
sigue: «el acusado debe ser absuelto a menos que las pruebas de su culpa-
bilidad excedan cierto nivel de exigencia». En esta formulación no queda
tan claro en quién recae la carga de la prueba y probablemente necesite de
una regla suplementaria que especifique que en el Estado recae tal carga ..
Pero si aceptarnos el EdP y la Pdl, entonces la tesis de la carga de la prue-
ba se vuelve superflua. Por el contrario, fusionar el EdP con la carga de
prueba no haría innecesaria a la Pdl, ya que ni el EdP ni el principio de la
carga de la prueba hacen enteramente explícito que el acusado debe iniciar
la etapa del juicio sin prejuicio alguno en su contra. En otras palabras, el
componente de una «salida limpia» implicado por la Pdl no se encuentra
explícitamente presente en la combinación del EdP con el principio de la
carga de la prueba 47 • Así concebida, la Pdl constituye un dispositivo pro-
filáctico importante que advierte a los miembros del jurado en el sentido
de no atribuir ningún significado probatorio al hecho de que el acusado.
metafóricamente «esté en el calabozo». Sin embargo, bajo circunstancias
normales, no se puede decir lo mismo del principio de la carga de la prue-
ba, del cual podemos prescindir siempre que estén en operación un EdP
demandante y una presunción de inocencia probatoria.
47
De hecho, existe un modelo de instrucción al jurado que dice eso: «Les recuerdo que la
imputación en sí misma no constituye prueba alguna. Simplemente describe qué cargos son im~
putados al acusado. Se trata de una acusación. No puede ser considerada por ustedes como prueba
de la culpabilidad del acusado. Al determinar si el gobierno ha probado o no la culpabilidad del-
acusado más allá de toda duda razonable, sólo pueden considerar las pruebas introducidas o
presentadas durante el juicio, o bien, la falta de pruebas» (1-3 Modern Federal Jury Instructions-
Criminal P 3.01).
¡,A!NOCENCIADELACUSADO, LACARGADELAPRUEBA Y EL ENREDO... 165
48
Otro importante, aunque inobjetable, conjunto de circunstancias en las que el acusado
tiene la carga de la prueba, tiene lugar en la audiencia probatoria preliminar. Si el acusado pro-
pone introducir cierta prueba, a lo que la acusación opone una objeción, corresponde al acusado
demostrar -bajo el estándar de la preponderancia de las pruebas- que la prueba particular que
pretende presentar cumple con los requisitos establecidos en las Rules of Evidence. En el capítu-
lo V me encargo de discutir la lógica de esta situación.
49
1-4 Modern Federal lury Jnstructions-Criminal p. 4.01. El énfasis es mío.
166
50
Una muy buena discusión de las sutilezas filosóficas de las excluyentes de responsa~,·
dad puede hallarse en: BERMAN, 2003. ---
51 Alaska, Delaware, Illinois, Louisiana, Maryland, Ohio, Pennsylvania, Rhode Island,
rolina del Sur, Texas y Virginia del Oeste.
~1 ''"J,A.INOCENCIADELACUSADO, LA CARGA DE LA PRUEBA Y EL ENREDO... 167
52
Véase Rivera v. Delaware, 429 US 877 (1976) and Leland v. Oregon, 343 US 790
'"'"'·'(1952).
168
53
JEFFRIES y STEPHAN (1978: 1347) no pueden entender por qué alguien diría las cosas_<i
aquí digo. Estos autores nos dicen: «Estos dispositivos (las presunciones y las excluyentes de
ponsabilidad) han existido por un largo tiempo y en ese lapso no han sido percibidas, ni amp
mente condenadas, como invasiones o intrusiones a la presunción de inocencia.» Sin emb
la ausencia de un escarnio público parece ser un criterio bastante endeble para evaluar cualq
política pública.
J.,A!NOCENCIADELACUSADO,LACARGADELAPRUEBA YELENREDO,.. 169
54 Como UNDERwoon (1977: 1322) acertadamente sostiene: «Los costos de las canden~.;
erróneas y de las absoluciones erróneas no son diferentes sólo por el carácter del acusado». ·-
55 Digo a la «mayoría» porque creo que existen unas cuantas excluyentes en las que el cálcU:..i
lo de los c_ostos de los errores y la razón proporcional de absoluciones verdaderas contras conde~
nas falsas debe ser diferente de las estimaciones usuales. Por ejemplo, considérese el caso de la_
excluyente que tiene que ver con la prescripción de la acción penal. En este escenario, el acusa4~r
concede que cometió el delito, no ofrece justificación exculpatoria alguna para haberlo hechó
simplemente dice que el tiempo se ha acabado para proceder penalmente. En dichos casos,B
o algún otro estándar severo, serían inapropiados en virtud de que en casos como el del ejempld
no se pone al genuinamente inocente en riesgo [ya que el acusado es genuinamente culpable (m)],
Argumentos similares podrían emplearse para el caso de la inmunidad diplomática.
56
Por ejemplo, JEFFRIES y STEPHAN (1978: 1356) han argumentado que: «trasladar la car
de la prueba al acusado en ocasiones es políticamente necesario para garantizar el proceso'
reforma legislativa. Parece entonces muy probable que la prohibición de este dispositivo proces
inhibiría la refonna e induciría una regresión en el derecho procesal penal».