Semana 2
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Semana 2
2016;14(2):110-121
Doi: 10.18004/Mem.iics/1812-9528/2016.014(02)110-121
Artículo de Revisión/ Review Article
RESUMEN
Los anticuerpos constituyen un componente fundamental del sistema inmune,
permitiendo el reconocimiento con alta especificidad y posterior destrucción de moléculas
extrañas. Los anticuerpos monoclonales, producidos por la tecnología del hibridoma,
presentan desventajas para su uso en terapia humana debido a su origen en una especie
diferente. La ingeniería genética posibilitó la utilización de los anticuerpos monoclonales
para terapias humanas, generando los anticuerpos recombinantes terapéuticos. Así, los
anticuerpos recombinantes se han transformado en un importante grupo de fármacos; con
decenas de ellos aprobados para terapia humana y cientos en desarrollo. Se utilizan con
éxito como tratamiento para un amplio rango de patologías, tales como cáncer,
autoinmunidad e infecciones, siendo desde hace años el biofármaco con mayores ventas.
Inicialmente todos los anticuerpos recombinantes terapéuticos presentaban la estructura
convencional de los anticuerpos. Sin embargo, más recientemente, se han generado nuevos
diseños que no poseen las características estructurales naturales, como los anticuerpos de
simple cadena y bi-específicos. Debido al desarrollo y éxito de la tecnología de anticuerpos
recombinantes, se espera un aumento constante en el número de anticuerpos terapéuticos
contra nuevos blancos, además de la generación de nuevas estructuras, usos y estrategias
terapéuticas. En esta revisión, nos centraremos en las características estructurales y los
nuevos formatos de anticuerpos, así como su aplicación clínica en el tratamiento de diversas
patologías. Además analizaremos los nuevos formatos de anticuerpos que se encuentran en
el mercado y la aparición de los anticuerpos biosimilares.
ABSTRACT
Antibodies are a key component of the immune system, acting in the highly specific
recognition and subsequent destruction of foreign molecules. Monoclonal antibodies
produced by hybridoma technology have disadvantages for use in human therapy because
of its origin in a different species. Genetic engineering enabled the use of monoclonal
antibodies for human therapies, generating recombinant therapeutic antibodies.
Thus, the recombinant antibodies have become an important group of drugs; dozens of
them are approved for human therapy and there are hundreds in development. They are
successfully used as a treatment for a wide range of pathologies, such as cancer,
autoimmunity and infections, being the biopharmaceutical with higher sales. Initially
therapeutic recombinant antibodies showed the conventional structure of the antibodies.
Fecha de recepción: junio 2016. Fecha de aceptación: agosto 2016
Autor correspondiente:Patricia Langjahr. Dpto. de Inmunología, IICS, UNA y Pablo Sotelo, Dpto. de
Biotecnología, Dir. de Investigaciones, Facultad de Ciencias Químicas, UNA, Paraguay
E-mail: [email protected], [email protected]
Langjahr et al Presente y futuro de los anticuerpos recombinantes terapéuticos.
However, more recently, new designs that do not have natural structural features have
been generated such as single chain formats and bi-specific antibodies. Due to development
and success of recombinant antibody technology, a steady increase in the number of new
therapeutic drugs against new targets is expected in addition to the generation of new
structures, uses and therapeutic strategies. In this review, we will focus on their structural
features and clinical application in the treatment of various pathologies. We will also discuss
new formats of antibodies and the emergence of biosimilar antibodies.
INTRODUCCIÓN
El uso de anticuerpos en el tratamiento de enfermedades se remonta a 1890 cuando Emil
Von Behring describió que la inoculación de animales con pequeñas dosis de toxinas
permitía generar un suero capaz de neutralizar a éstas. Sin embargo, no fue hasta 1986
que se aprobó el primer anticuerpo monoclonal murino para uso terapéutico (1,2).
Posteriormente, y gracias al desarrollo de la ingeniería genética, se generaron los primeros
anticuerpos recombinantes con secuencias humanas, constituyéndose en uno de los
mayores avances en la medicina y principal componente de la industria biofarmacéutica. En
la última década los anticuerpos recombinantes se han posicionado como el grupo de
fármacos biotecnológicos con mayores ventas en Estados Unidos (3,4).
En esta revisión nos centraremos en las características estructurales de los anticuerpos
recombinantes, su uso clínico y los nuevos formatos de anticuerpos recombinantes.
ANTICUERPOS RECOMBINANTES
Los anticuerpos monoclonales (AcMo) son producidos por los hibridomas, principalmente
de origen murino, desarrollados por Milstein y Kohler en 1975, lo cual les valió el premio
Nobel en 1984 (6). Los AcMo derivan de una sola célula de linfocito B, por lo tanto
presentan una secuencia y especificidad única dirigida contra un solo blanco.
Inicialmente, los AcMo murinos se utilizaron en terapia humana, sin embargo,
demostraron baja eficacia en terapias que requieren tratamientos prolongados y con
múltiples dosis en individuos inmunocompetentes. Esto deriva principalmente de la reacción
inmune contra las secuencias murinas del anticuerpo o respuesta HAMA (human anti-mouse
antibody); la cual provoca una rápida eliminación del AcMo de la circulación sanguínea,
además de incrementar la posibilidad de sufrir una anafilaxia (7–9).
A fin de superar esta limitación, mediante la ingeniería genética, se procedió a reemplazar
las secuencias murinas del AcMo por secuencias de anticuerpos humanos. La modularidad
estructural de los anticuerpos facilitó la fusión de secuencias de la RV antígeno-específico de
un AcMo murino a la secuencia de la RC de un anticuerpo humano, generando los
anticuerpos quiméricos (Figura 1b)(10). Esto permitió disminuir la respuesta HAMA y
además aportó la capacidad de realizar las funciones efectoras a estos anticuerpos.
Posteriormente, a fin de disminuir el porcentaje de secuencia murina presente en los
anticuerpos recombinantes, se desarrollaron los anticuerpos humanizados que contienen un
90% de material humano. En estos AcMo las regiones CDR de un AcMo murino son
incorporadas a un anticuerpo humano (Figura 1b). Más recientemente, han sido
desarrollados los anticuerpos totalmente humanos, los cuales presentan un 100% de
secuencias de anticuerpo humano. Existen al menos tres métodos para la obtención de
anticuerpos totalmente humanos. El primero corresponde al uso de ratones productores de
inmunoglobulinas humanas, en los cuales se eliminan los genes murinos de
inmunoglobulinas mediante la técnica de inactivación génica o knock out y se incorporan los
genes de inmunoglobulinas humanas por medio de transgénesis. Estos ratones al ser
inoculados con un antígeno de interés son capaces de producir solamente anticuerpos con
secuencias humanas (11,12).
complementario de IgP e IgL. Esta secuencia es sintetizada y utilizada para producir el AcMo
humano (16).
Tabla 1 – Continuación
Infecciones
Proteína F de
Palivizumab (Synagis) virus sincicial Humanizado
respiratorio
Toxina de
Raxibacumab (ABthrax) Bacillus Humano
anthracis
Cardiología
Glicoprot.
Abciximab (ReoPro) Fab quimérico
IIb/IIIa
Evolocumab (Repatha) PCSK9 Humano
Alirocumab (Praluent) PCSK9 Humano
Trasplante de órganos
A pesar de estos logros, alrededor de 15% de los pacientes tratados con Trastuzumab
sufren recaídas (39)(40). Debido a esto se desarrolló Pertuzumab, AcMo humanizado anti-
HER2 dirigido contra un epitopo diferente, lo que permite actuar bloqueando la dimerización
de HER2 con otros miembros de la familia de HER (EGFR, HER3 and HER4) inhibiendo de
esta manera la señalización del receptor. En el 2012, la FDA aprobó el uso de Pertuzumab
en conjunto con Trastuzumab y el agente quimioterapéutico Docetaxel para el tratamiento
de pacientes con cáncer de mama HER2+ metastásico que no recibieron previamente
agentes anti-HER o quimioterapia (41).
La inhibición de la vascularización o angiogénesis del tumor mediante anticuerpos se
utiliza en el tratamiento de tumores sólidos. El AcMo humanizado Bevacizumab, dirigido
contra el factor de crecimiento endotelial vascular (VEGF), fue el primer anticuerpo anti-
angiogénico aprobado en 2004 para el tratamiento de cáncer colorrectal metastásico y de
carcinoma de pulmón de células no pequeñas (42). Adicionalmente, ha sido utilizado en el
tratamiento de leucemia mieloide aguda, mieloma múltiple, cáncer de mama, melanoma,
carcinoma de células escamosas de cabeza y cuello, cáncer de próstata, entre otros (43).
Otra estrategia importante para el tratamiento del cáncer consiste en direccionar a los
linfocitos T citotóxicos hacia el tumor, con la finalidad de que estos se activen por
proximidad y destruyan a la células tumorales. Para ello se han desarrollado los anticuerpos
bi-específicos de tipo BiTE, capaces de unirse a la célula tumoral y al linfocito T en forma
simultánea. En este grupo se encuentra el anticuerpo bi-específico Blinatumomab aprobado
para casos de leucemia linfoblastíca aguda (ALL) (20). Es de notar que existen varios
anticuerpos BiTE en proceso de aprobación.
El Catumaxomab utilizado en ascitis maligna es un anticuerpo considerado tri-específico,
ya que posee dos RV diferentes (uno capaz de unir a un linfocito T y el otro a un marcador
tumoral) y una RC pudiendo unirse a tres tipos de células en forma simultánea (44).
Anticuerpos recombinantes en el tratamiento de enfermedades autoinmunes e
inflamatorias
Los anticuerpos recombinantes utilizados para el tratamiento de enfermedades
autoinmunes e inflamatorias producen el efecto terapéutico a través de diferentes
mecanismos, tales como bloqueo o neutralización de citoquinas o factores de crecimiento,
bloqueo de un receptor, depleción de tipos celulares específicos (45).
Entre los anticuerpos terapéuticos bloqueantes de citoquinas más exitosos se encuentran
los AcMo antagonistas del Factor de Necrosis Tumoral alfa (TNFα). El primer anticuerpo
terapéutico aprobado en 1998 para el tratamiento de enfermedades inflamatorias fue el
Infliximab. Este anticuerpo ha demostrado ser exitoso en el tratamiento de la artritis
reumatoide y otras patologías inflamatorias (46). El Infliximab es un AMo quimérico, el cual
se une de manera específica tanto a la forma soluble de la citoquina y como también a la
unida a la membrana celular, principalmente de macrófagos. La unión del anticuerpo a la
citoquina bloquea su unión al receptor y además induce apoptosis de las células que
presentan TNFα a nivel de la membrana celular (45).
El desarrollo de la ingeniería de anticuerpos condujo a la producción de otros agentes
bloqueantes del TNFα (Tabla I), como el Adalimumab, un AcMo totalmente humano
derivado de una librería de fagos (45) (47).
En la terapia para las enfermedades autoinmunes también se utilizan anticuerpos que se
unen a un receptor, bloqueando la unión ligando-receptor. Entre ellos se encuentran: el
Tocilizumab, un AcMo anti-receptor de IL-6 (IL-6R), para artritis reumatoide y artritis
idiopática juvenil sistémica (48); el Natalizumab, un anti-subunidad α4 de integrinasα 4β1 y
α4β7, indicado para esclerosis múltiple y enfermedad de Crohn (49)(50).
Anticuerpos recombinantes en cardiología
Las plaquetas participan en los mecanismos fisiopatológicos del síndrome coronario agudo
y de las complicaciones trombóticas en la intervención coronaria percutánea. A fin de inhibir
la agregación plaquetaria se utiliza el Abciximab, una molécula de fragmento de unión al
antígeno (Fab) quimérica indicada en la intervención coronaria percutánea. Abciximab se
une al receptor plaquetario glicoproteína IIb/IIIa e impide la adhesión al fibrinógeno, factor
von Willebrand y otras moléculas adhesivas. Adicionalmente, Abciximab se une al receptor
de vitronectina (aVb3) presente tanto en las plaquetas como en las células endoteliales
(51).
Anticuerpos anti-proproteína convertasa subtilisina/kexina tipo 9 (PCSK9), denominados
genéricamente como ―inhibidores de PCSK9‖, se utilizan para el tratamiento de la
hipercolesterolemia y se encuentran aprobados para el uso en pacientes con niveles
elevados de colesterol de lipoproteínas de baja densidad (LDL-C) no controlados por los
tratamientos convencionales (52). Entre ellos se encuentra Evolocumab, AcMo totalmente
BIOSIMILARES
La caída de las patentes de gran parte de los anticuerpos terapéuticos en los últimos años
ha permitido el desarrollo de los denominados anticuerpos biosimilares. Este término se
aplica a aquellos biofármacos producidos por un fabricante diferente al del biofármaco
innovador, utilizando sus propios bancos celulares, procesos y métodos analíticos. Por lo
tanto, los biosimilares pese a tener la misma secuencia no son idénticos al producto de
referencia.
Existe un amplio debate sobre los requerimientos a nivel de ensayos clínicos necesarios
para la aprobación y registro de AcMo biosimilares. En torno a este tema, la agencia de
registro de medicamentos europea (EMA) ha liderado el proceso y ha establecido criterios
de bio-comparabilidad para el registro de estos productos. Así, en el 2013 los primeros
AcMo biosimilares al Infliximab fueron comercializados en Europa, bajo los nombres de
Resima e Inflectra.
Actualmente hay un fuerte interés en la introducción de AcMo biosimilares en diferentes
mercados de Latinoamérica; en abril del 2015 Brasil aprobó el uso del primer AcMo
biosimilar (57). Se espera que esta clase de productos, debido a su menor precio, permita
una mayor penetración de los AcMo recombinantes en el mercado. Sin embargo, temas
como los criterios de calidad, seguridad y farmacovigilancia deben ser abordados y
discutidos por las autoridades pertinentes con el fin de asegurar el beneficio de los
pacientes.
CONCLUSIÓN
Debido a su alta eficacia en el tratamiento de diferentes tipos de patologías, existen más
de 300 anticuerpos recombinantes terapéuticos en diferentes fases de ensayos clínicos
contra múltiples blancos.
Se estima que el número de anticuerpos aprobados se encuentra limitado principalmente
por número de blancos antígenos con funciones conocidas. La disponibilidad de nuevos
blancos validados es uno de los mayores desafíos para el desarrollo de nuevos productos.
Sin embargo, a medida que las ―omicas‖ y la biología de sistemas avancen en comprender
el proteoma humano se podrá contar con nuevos blancos para el desarrollo de anticuerpos
recombinantes.
Los distintos diseños de anticuerpos plantean nuevas posibilidades y usos para los AcMo,
desde moléculas multiméricas capaces de unir y neutralizar una gran cantidad de blancos
hasta su uso como transportador de moléculas tóxicas o virus a células tumorales. Dentro
de esta área, merece un comentario particular el desarrollo de los anticuerpos bi- y tri-
específicos, ya que amplían las funciones terapéuticas de los AcMo a áreas anteriormente
impensables. Un ejemplo de ello es el AcMo humanizado ACE910/RG6013, que se encuentra
en fase II para su uso en casos de hemofilia A. Este AcMo es capaz de unir los factores de
coagulación IXa y X y gracias a esto reemplazar al factor VIII de la coagulación (58).
La aparición de nuevas técnicas de producción, así como la introducción de los
biosimilares sugieren una disminución en los precios de estos productos, lo que permitirá
una mayor penetración de los mismos en mercados emergentes como los de Latinoamérica.
Agradecimientos
PS agradece el apoyo del INBIO y la DGICT UNA.
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