Trastorno Dismórfico Corporal

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TRASTORNO DISMÓRFICO CORPORAL

Behar, R., Arancibia, M., Heitzer, C., & Meza, N. (2016). Trastorno dismórfico corporal:
aspectos clínicos, dimensiones nosológicas y controversias con la anorexia nerviosa.
Revista Médica de Chile, 144(5), 626–633.
CARLOS ASCENCION LOPEZ, 201710402
PSIQUIATRÍA 7:00-8:00
Las distorsiones cognitivas relacionadas con la apariencia son centrales en el trastorno
dismórfico corporal , cuyos afectados demuestran preocupación por defectos físicos
imaginarios, leves o aún invisibles a los demás y en ciertos casos cercanos a una
condición delirante, que se podría presentar desde la idea sobrevalorada, con una alta
ponderación de las creencias individuales, surgidas a partir de fuertes sentimientos en
torno a defectos percibidos de sí mismo que se relaciona con la introspección cognitiva y
racional.
Esta entidad parece ser relativamente común en la población general y en contextos
psiquiátricos, dermatológicos y de cirugía cosmética principalmente. La relación entre el
TDC y los trastornos de la conducta alimentaria se expresa principalmente en la anorexia
nerviosa, más su presencia ha sido poco investigada y diagnosticada, reflejándose en una
severa discapacidad psicosocial, con una baja calidad de vida e incluso alto riesgo
suicida.
El inicio del TDC se presenta a principalmente en la adolescencia, esta puede ser gradual
o abruptamente, debido, entre otros factores, al refuerzo positivo del aspecto físico
durante la infancia, eventos traumáticos como humillación, acoso sexual, fracaso público
en atletismo o danza, lesiones o enfermedades físicas y burlas sobre la apariencia, las
que desencadenarían sentimientos de vergüenza relacionados a la autoimagen y la
autoestima; también las experiencias familiares y personales fuentes de incomodidad,
inseguridad y rechazo son factores de riesgo, así como las influencias culturales
transmitidas por los medios de comunicación que favorecen las creencias de que el valor
propio y la aceptabilidad emanan desde la belleza física.
En cuanto a la epidemiología general del objeto de muestra del articulo analizado, la
prevalencia y características clínicas asociadas a TDC y TCA en un grupo de bailarinas
de ballet; 15,8% presentó AN restrictiva y 10,5% TDC, cifras mayores que en la población
general, pudiendo vincularse a la exposición pública del cuerpo, a los altos estándares de
belleza y a repetidas exposiciones frente al espejo.
Hay ciertos elementos fenomenológicos es posible establecer un parangón entre el
continuum que representan los TCA y el TDC. Ambos presentan evidentes similitudes:
insatisfacción con y distorsión de la imagen corporal, preocupación por imperfecciones en
la apariencia percibida, conductas repetitivas de chequeo, edad de comienzo y evolución.
Asimismo, las diferencias en donde se va a reflectar en el peso y la forma corporal en los
TCA comparado con algunas regiones más específicas en el TDC; igualmente, se difiere
en cuanto a distribución por sexo: mayor prevalencia de TDC en hombres y TCA en
mujeres. La funcionalidad y la calidad de vida han demostrado ser notablemente
deficientes en ambos grupos, sin diferencias significativas.
La comorbilidad es un aspecto importante a destacar ya que, esta se encuentra con las
siguientes; TDM, espectro obsesivo compulsivo, espectros psicóticos, ansiosos, afectivos,
trastornos de conducta alimenticia y suicidio.
Psicoterapia

En cuanto a la terapéutica de este, primeramente se recomienda de elección para el TDC


la psicoterapia cognitivo-conductual, teniendo como objetivo modificar los patrones de
pensamiento obsesivo, fomentar el aprendizaje de habilidades de confrontamiento
alternativas al problema y sensibilizar la percepción de aspectos positivos del propio
cuerpo. Cuando las intervenciones cognitivas preceden a las conductuales, los resultados
normalmente son mejores
Se ha optado por la psicofarmacología, desde un abordaje clínico-fenomenológico, la
naturaleza obsesivo-compulsiva del TDC sugiere que los tratamientos para el trastorno
obsesivo-compulsivo serían procedentes, por lo que parte fundamental del arsenal
terapéutico empleado en la afección lo constituyen drogas usadas en este desorden.

En primer lugar, tendremos a los Antidepresivos; Alrededor de 75% de los enfermos de


TDC mejoran significativamente gracias al tratamiento con inhibidores de la recaptura de
serotonina en dosis altas, cuyos efectos secundarios son habitualmente bien tolerados,
particularmente ante refractariedad a la terapia cognitivo-conductual aislada.

Antipsicóticos; El uso de neurolépticos no ha sido bien establecido. Sin embargo, si


existen pensamientos delirantes se podrían añadir.

Ansiolíticos, la sintomatología ansiosa es prominente en el TDC, pudiendo ceder ante el


uso de antidepresivos duales, buspirona y benzodiacepinas utilizadas a corto plazo24.

Cirugía plástica, los tratamientos dermatológicos y quirúrgicos se habla que estos pueden
a llegar a ser contraproducentes. Se informó que 81% de los pacientes con TDC estaban
insatisfechos con los resultados de la cirugía y que en 88% los tratamientos no
psiquiátricos empeoraron el cuadro o no ejercieron cambio alguno. Aproximadamente
15% de quienes buscan cirugía correctiva padece TDC, experimentando estos
infrecuentemente mejoría clínica, incluso, según algunos expertos, representaría una
contraindicación para intervenciones de este tipo.

En conclusión, se ha demostrado una fuerte relación entre TDC y TCA, particularmente


con la Anorexia, con la cual se comparten diversas similitudes y colores, cuyo factor
común y céntrico la distorsión de la imagen corporal. Hablando de su nosología
permanece en controversia, pues el TDC a lo largo de la historia se ha considerado como
un trastorno somatomorfo, evocando la esfera psicosomática, aunque las nuevas
clasificaciones lo contemplan dentro del espectro obsesivo-compulsivo, lo que mencionan
algunos especialistas, a la Anorexia, y a su vez, ellos formarían parte de la familia más
vasta de los trastornos afectivos.
En la forma terapéutica, como es mencionada la psicoterapia como la psicofarmacología
han mostrado gran eficacia en la mejoría perceptual y comportamental, poniendo de
elección la psicoterapia cognitivo conductual simultánea al uso de pro-serotoninérgicos,
esta combinación ha evidenciado mayor efectividad que los antipsicóticos, aun en el
subtipo delirante del TDC. Es importante el seguimiento de estudios clínicos y ensayos
para evaluar tratamientos combinados que pudieran ser efectivos para el TDC.

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