Psicologia Social y Vinculos
Psicologia Social y Vinculos
Psicologia Social y Vinculos
UN POCO DE HISTORIA
Enrique Pichon Riviére. Médico Psiquiatra y Psicoanalista, introductor
del psicoanálisis en la Argentina, fundador de la APA y de la escuela de
Psicología Social. Se dedicó a la construcción de una teoría social que
interpreta al individuo como la resultante de su relación con objetos
externos e internos.
Nacido el 25 de junio de 1907 en Ginebra, Suiza, fue un médico psiquiatra
y psicoanalista argentino de origen suizo, considerado uno de los
introductores del psicoanálisis en la Argentina y generador de la teoría de grupo conocida como
grupo operativo. En el año 1910, su familia llega a Buenos Aires para posteriormente trasladarse al
Chaco.
Cursa sus estudios secundarios en la ciudad de Goya y, una vez culminados, funda el Partido
Socialista de Goya. En 1924 comenzó sus estudios de medicina en la ciudad de Rosario,
terminándolos en 1936 en la ciudad de Buenos Aires. En Rosario trabajó un tiempo como
"instructor de modales" para trabajadoras sexuales de origen polaco en un prostíbulo (quilombo).
Posteriormente estudia antropología, carrera que abandona para dedicarse de lleno a la
psiquiatría y al psicoanálisis.
Pichon Rivière dice que la necesidad es el fundamento motivacional del vínculo, o sea que nos
relacionamos y nos vinculamos a partir de necesidades.
Vínculo, para el diccionario, sería el punto de encuentro, el anudamiento de una cosa con otra. El
vínculo humano tiene el agregado del elemento afectivo; nosotros nos vinculamos con los objetos,
las situaciones, pero el componente humano agrega el elemento de lo afectivo: los amores, las
broncas, las rivalidades...
Hay una frase de Nietzsche que a mí me parece muy interesante, porque dice que “el
conocimiento es la centella que brota del choque de dos espadas, que son las necesidades”. Y es
una frase absolutamente pichoniana, porque dice que para que haya conocimiento tiene que
existir el choque, el chispazo que surge y brotar del choque de las necesidades: ahí nos
vinculamos.
Esto es importante: muchos años ocurre que hay toda una cuestión porque la gente dice “...Pero
yo no me vinculo solamente por necesidad”. Suena como interesado, poco altruista, sobre todo
para los que trabajan en acciones comunitarias o de servicio.
Si entendemos “necesidad” sólo como un intercambio de objetos materiales, es probable que uno
no solamente se vincule esperando algo a cambio. Claro que no. Pero hay una necesidad de otro
orden, que nosotros satisfacemos cuando nos vinculamos en tareas que tienen que ver con lo
comunitario o que no tengan que ver con la respuesta o retribución de un algo material. Cuando
nos vinculamos en lo laboral, es la necesidad de supervivencia, con un valor de intercambio. Pero
cuando establecemos un vínculo afectivo y uno dice: “yo lo hago sin esperar nada a cambio”, es
mentira: siempre hay algo a cambio.
Los hijos lo dan cuando nos hacen sentir madres o padres, y eso que éste es uno de los vínculos en
los cuales se da más a cambio de menos. En el vínculo, en cualquiera que se forme, se establece
una relación en la cual uno satisface a otro; es decir son necesidades básicas del ser humano.
Son diversas necesidades: afectivas, espirituales… Ustedes están acá porque tienen una necesidad
que los trajo en la búsqueda. En algún momento hizo falta que experimentaran algún vacío que los
trajo a esta situación de búsqueda de aprendizaje, donde el conocimiento pretende dar respuesta
a algunas cuestiones que uno tiene, a vacíos existenciales. Algunos dirán que vienen porque
siempre les interesó, otros dirán que para ellos es una herramienta de trabajo, tenemos docentes,
catequistas, que sienten una falta de instrumentos técnicos.
Hay una necesidad que busca respuesta en esa vinculación con el aprendizaje. La psicología social
es vincular e intervincular. Con esto estoy diciendo que nosotros miramos dos cuestiones en los
grupos, las comunidades, las instituciones: vamos a mirar la comunicación y de qué manera se
establecen los vínculos. Cuando decimos “de qué manera se establece los vínculos” no hablamos
solamente de cómo se miran o se hablan las personas, sino cómo se vinculan con la tarea, la
institución; entre ellos, si prevalecen los vínculos de rivalidad o competencia, si hay alianzas,
vínculos de cooperación, si participan todos...
Ese es el tipo de mirada específicamente psicosocial en lo que es la cuestión grupal, institucional o
comunitaria. Pichon Rivière define el vínculo como una estructura de creación entre sujetos con
procesos de comunicación y aprendizaje: intercambios verbales y gestuales emitidos y recibido por
un emisor y un receptor alternativamente. En este proceso se producen mutuas modificaciones y
transformación de conducta, o sea aprendizaje. Lo primero que nos llama la atención es que
Pichon Rivière define el vínculo como estructura.
La visión estructural habla de un posicionamiento que entiende al vínculo como un sistema,
Cuando decimos “vínculo es estructura” estamos diciendo que es una concepción del vínculo
como sistema, en el cual absolutamente todas las partes que están vinculándose, influyen las unas
sobre las otras y se modifican todas ellas al mismo tiempo.
Siempre que nos vinculamos hay aprendizaje y hay cambio. Es imposible atravesar una estructura
vincular sin aprender. Uno podría decir que estaba allí en función de enseñar, de docente, pero
Pichon Rivière habla del enseñaje, el ida y vuelta. Siempre se aprende en los vínculos. Y siempre
que hay aprendizaje hay cambio. Dice Pichon Rivière que el vínculo implica una interjuego
dialéctico entre sujetos (Se conoce como dialéctica a la técnica que intenta descubrir la verdad
mediante la confrontación de argumentos contrarios entre sí. ... En un discurso, la dialéctica
consiste en presentar una idea principal o concepto, denominado tesis, al cual se le contraponen
diferentes argumentos e ideas, conocidas como antítesis..)
Los sujetos a vincularse tienen un juego mutuamente modificante, una ida y vuelta, una
reciprocidad por la cual hay una transferencia, en lo que Pichon Rivière llama “un encuentro-
reencuentro”: nos encontramos con partes nuestras, con partes del otro; cuando nos vinculamos
ya no somos las mismas personas.
Cada vínculo dejará marcas en nosotros. Los vínculos familiares, el cómo aprendemos a tratar y
cómo hemos aprendido a ser tratados… Es permanentemente un juego dialéctico entre sujetos,
porque el cómo hemos sido tratados, de alguna manera, nos enseña cómo debemos tratar. (Eso
no significa que inexorablemente trataremos a los otros tal cual hemos sido tratados. A veces uno,
por oposición, dice “yo esto no lo quiero ni hacer, ni sufrir, ni padecer…”). Somos, en una red
cotidiana vincular. Desde el momento en que el bebé nace, la condición y esencia de ese ser
humano tiene que ver justamente con ese participar y estar inmerso en una red cotidiana que es
vincular.
¿Qué otra cosa nos convierte en humanos si no es esta posibilidad de vincularnos con otros en una
compleja trama, que además nos permite conocer el universo de lo simbólico? En el momento del
nacimiento el bebé tendrá la posibilidad de ir socializándose, adquiriendo la norma, el lenguaje,
todo el peso de la carga de lo simbólico lo que aún no tiene lenguaje, palabra.
Nos recibe una red que es vincular, comienza nuestra vida con los vínculos. ¿Qué pasa con los
bebés de probeta, la fertilización asistida? Hay un vínculo establecido. Dice Pichon Rivière que el
interjuego entre el sujeto y el contexto social se fundamenta en la contradicción necesidad-
satisfacción. Esto es muy importante para que podamos poner nuestra mirada en la lectura de los
grupos.
Desde el momento de partida, el bebé va a experimentar necesidades que van a ser satisfechas
para dar paso a nuevas necesidades que van a ser satisfechas, y así hasta el fin de nuestras vidas.
El juego necesidad-satisfacción va a estar permanentemente dando motor a ese interjuego del
sujeto y su contexto. El bebé experimentará necesidades que son básicas y primarias. La inserción
en el medio cultural, el contexto social por ejemplo de las grandes ciudades, irá poniendo como la
zanahoria delante del burro, el marco de nuevas necesidades que “son requeridas” y cada vez se
hacen más complejas, para elaborar “nuevas” satisfacciones.
Sobre esa base se sostiene la publicidad, la propaganda, el shopping, en las grandes ciudades: esta
cuestión de sujetos solitarios que buscan llenar carencias de otro orden con los objetos. Uno lo ve
cuando está en lugares más tranquilos, donde hay menos consumo, menos posibilidad de gastar y
(se) satisfacen en el encuentro muchas de esas necesidades en las que las grandes ciudades los
dejarían más solos y a merced de estos grandes disparadores de elementos de consumo. El
interjuego del sujeto y su contexto permanentemente se va a fundamentar en la contradicción
necesidad-satisfacción. En las grandes ciudades, sujetos más solos con esa carencia afectiva irán a
través de mecanismos de consumo que harán que esta necesidad sea satisfecha a través del
consumo. Muchas veces en medios rurales, en la Patagonia, el eje necesidad-satisfacción va a
estar puesto en el encuentro entre las personas, hay más proximidad, el clima pone lo suyo...
La satisfacción y el deseo no son la misma cosa. Freud dice que “la satisfacción del deseo es
siniestra”. El motor de la vida tiene que ver con esta cuestión pulsional; estamos entre adultos: ese
pucho del después o su equivalente... Que quede un plus para que uno tenga ganas de ese
pucho... Que no se agote ese circuito que permanentemente se va a alimentar. La necesidad alude
a cuestiones concretas que se van realizando como satisfacción, constantemente, y dando lugar a
las nuevas necesidades que aparecen en la situación del hambre o del frío.
Determinados contextos sociales van a ser expertos en armar necesidades muchísimo más
complejas. La moda, ¿qué otra cosa es? Que este año tengas que vestirte de naranja, y otro año de
otro color...
Las modas son grandes generadores de necesidades que buscan satisfacción. La necesidad básica
en una tribu puede ser un taparrabos. Para una familia de hace 50 años, la radio o el piano podían
ser una satisfacción a casi todas las necesidades; fíjense cómo la tecnología ha ido inventando
pantallas planas, sonido estereofónico, DVD, CD. El celular es un ejemplo precioso. Aun los que
nos hemos resistido largamente, desde hace un tiempo, viajando, descubrimos que es maravilloso.
Cuando la sociedad provoca, pero a su vez no le ofrece las satisfacciones, ¿qué pasa? Cuando
estoy generando modas de cambiar colores a personas que no tienen trabajo...Es una buena
pregunta esta.
Las zapatillas Adidas, Nike, con las que uno corre, uno vuela, cuanto más exigente y más
ostentosamente, más expuesta está la carencia. Más claro queda dónde está la línea divisoria de
los que están dentro del sistema y aquellos que definitivamente se han caído. Esa diferencia
siempre existió. Lo ostentoso del mundo globalizado es quizá como está de expuesto esto. Quedan
cada vez más expuestas necesidades que quizá no lo sean, y cuya satisfacción es absolutamente
imposible para algunos.
el vínculo con otro -dice Pichon Rivière- permite configurarnos como personas constituyéndose el
aparato psíquico. Esto lo comparte con Freud: de alguna manera, es la mirada de un otro, que nos
recibe en el momento del nacimiento, que nos configuramos como personas. Es ese primer
vínculo que permite saber que hay un otro que nos significa a partir de la mirada, en ese primer
contacto, es que nos constituimos como humanos. Somos en la medida en que somos recibidos en
una trama vincular que nos hace personas. De esa manera se constituye el inicio del psiquismo.
Lo que Pichon Rivière va a decir es que existe un primer vínculo, protovínculo, primera experiencia
de relación entre el sujeto en gestación y la madre que lo contiene. No será lo mismo, por
condiciones de gestación y protovínculo, entre las condiciones de una mujer de zona norte -bien
alimentada y con un sistema de salud, calefacción en su casa si hace frío y de refrigeración si hace
calor, bien comida y calzada con sus condiciones básicas satisfechas- que una madre zafrera que
está levantando caña en Tucumán, en cuclillas y con su guagüita en cococho. Tienen
absolutamente otras condiciones. Tanto el contexto social como el contexto en que el bebé es
engendrado, gestado y parido, van a determinar de alguna manera esa vida. A partir del momento
del nacimiento va surgiendo la discriminación yo-no yo, esto que Pichon Rivière, siguiendo a
Melanie Klein, llama proto-yo, primer yo.
Habla también de la existencia de un protoesquema corporal, de un primer esquema corporal que
se relaciona con la discriminación de lo que se es, esas sensaciones corporales ya en la vida
intrauterina. Melanie Klein no habla de esto sino de “yo temprano”. Pichon Rivière va a decir que
existe una primera forma de discriminación entre lo que es su propio cuerpo y las paredes del
útero, el cordón; hoy las ecografías lo muestran. Como ustedes saben, Freud habla de la
precariedad del sujeto humano, del cachorro humano al momento del nacimiento, que requiere a
esto que llama “el otro de los cuidados ajenos”. Requiere a otro que lo cuide para poder
sobrevivir.
es prematuro a la hora de compararse con otros animales- implica un enorme nivel de
dependencia para poder sobrevivir. Esto marca un estilo vincular desde el comienzo de la vida.
Piensen ustedes que, por ejemplo, en los potrillos, maravillosos: el hecho de tener autonomía
implica ya una enorme independencia, con lo cual la ligazón afectiva también es otra. Piensen que
el cachorro humano es amamantado, sostenido, abrigado, cuidado... La ligazón objetiva que esto
genera a lo largo de los tiempos es otra. La dependencia física acarrea una enorme dependencia
emocional, marca un modo y estilo de vinculación propio del humano. Esto implica una doble
relación, por un lado, biológica (necesidad de amparo, abrigo, sostén, alimento) y por otro lado
psicológica.
Al nacer se rompe la continuidad interna del vínculo intrauterino y se establece una nueva relación
basada en la anterior, que está marcada con el contexto. El momento del nacimiento marca un
antes y un después. Marca la ruptura de la continuidad interna del vínculo intrauterino y el
establecimiento de una nueva relación que está basada en la anterior, pero la supera. Va a haber
otras personas en juego, otro nivel de relaciones, otro nivel de estimulaciones, van a entrar otros
elementos del contexto... Ambos, la madre y el hijo, se modifican al establecer ese vínculo. Lo que
Pichon Rivière va a decir es que la matriz del vínculo va a estar dada por díada madre-hijo. No es
que no nos vinculemos con todos; lo que pasa es que ese primer vínculo va a marcar una matriz,
un patrón que luego va a afectar a todos los vínculos de nuestra vida.
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