La Ciencia Mide El Campo Energético Humano
La Ciencia Mide El Campo Energético Humano
La Ciencia Mide El Campo Energético Humano
Esta situación está cambiando rápidamente gracias a las investigaciones hechas en todo el
mundo.
La historia de como el concepto de “energía de curación” pasó de la fase inicial de sospecha
y ridículo a la respetabilidad, es una de las más fascinantes y significantes que se pueden
contar.
Igual que en muchos otros campos de la investigación, lo que era absolutamente cierto hace
20 años, ha cambiado drásticamente. Por ejemplo, en el transcurso de unas décadas, los
científicos pasaron de la convicción de que no hubiera algo que se pudiera llamar un campo
energético alrededor del cuerpo humano, a la convicción de que este campo existe. Además,
comprendemos cada vez más el papel de estos campos energéticos en cuanto a la salud y a
la enfermedad. La mayoría de la gente no es consciente todavía de estas investigaciones y
persisten en su actitud de que no hay una base lógica para la curación energética.
Para resumir los descubrimientos hechos hasta el momento, los editores de un nuevo
periódico internacional2 han pedido una revisión del concepto de la “energía de curación”. A
pesar del hecho de que nosotros venimos estudiando este tema desde hace unos 15 años, la
preparación de una revisión completa nos llevo a un profundo examen del asunto, llegando
a algunas conclusiones sorprendentes.
Habitualmente, los descubrimientos-clave no son hechos por científicos que estudian las
diferentes técnicas como el Reiki, el TT (Toque Terapéutico) o el HT (Healing Touch).
Lo que ocurre es que científicos tradicionales, con la lógica habitual y utilizando métodos
científicos, empiezan a clarificar el papel de las diferentes energías en el proceso de
curación. Por lo tanto, sus conclusiones tienen la misma base científica que la de la
medicina clínica moderna. Para más detalles, ver los artículos que hemos publicado sobre el
tema3.
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El Campo Energético Humano
Desde hace tiempo se sabe que las células y los tejidos generan un campo eléctrico que se
puede medir en la superficie de la piel. Pero, las leyes de la física afirman que cualquier
corriente eléctrica genera un campo magnético correspondiente en el espacio. Dado el
hecho que estos campos magnéticos son demasiado pequeños para ser detectados, los
científicos asumieron que dichos campos no podían tener una importancia fisiológica.
Esta situación empezó a cambiar en 1963. Gerhard Baule y Richard McFee, del
Departamento de Ingeniería Eléctrica, Universidad de Siracusa, Siracusa NY, detectaron el
campo biomagnético proyectado por el corazón humano utilizando dos electroimanes de 2
millones de vueltas de hilo cada uno, conectados a un amplificador muy sensitivo.
En 1970, David Cohen de MIT, utilizando el magnetómetro SQUID, confirmó los resultados
concernientes al corazón. En 1972, Cohen, había mejorado la sensibilidad de su aparato, lo
que le permitía medir los campos magnéticos producidos por la actividad del cerebro,
alrededor de la cabeza.
Seguidamente, se descubrió que todos los tejidos y los órganos producen pulsaciones
magnéticas específicas, que son ahora conocidas bajo el nombre de campos biomagnéticos.
Los exámenes tradicionales, como el electrocardiograma y electroencefalograma, se
completan ahora por exámenes biomagnéticos llamados magnétocardiograma y
magnétoencefalograma. Por distintas razones, el estudio del campo magnético alrededor del
cuerpo, da indicaciones más exactas sobre la fisiología y la patología que el estudio del
campo eléctrico.
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La patología altera el campo biomagnético
En los años ’20 y ’30, Harold Saxon Burr, eminente investigador de la Escuela de Medicina
de la Universidad de Yale, sugería que se puede detectar las enfermedades en el cuerpo
energético antes de que los síntomas aparecieran. Estaba convencido también de que se
podría evitar las enfermedades alterando el campo energético.
Estos conceptos, que entonces parecían demasiado prematuros, son hoy confirmados por
los laboratorios de investigación médica en todo el mundo. Científicos utilizan aparatos
SQUID para realizar cartas de las alteraciones del campo magnético alrededor del cuerpo
debido a las enfermedades. Otros, aplican campos magnéticos pulsantes para estimular la
curación.
Una vez más, personas sensitivas han descrito estos fenómenos desde hace tiempo, pero no
había una explicación lógica del proceso.
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La proyección de energía por las manos de “curanderos – terapeutas”
Al principio de 1980, el Dr. John Zimmerman empezó una serie de estudios sobre el toque
terapéutico, utilizando un magnetómetro SQUID, en la Escuela de Medicina de la
Universidad de Colorado, en Denver. Zimmerman descubrió que un enorme campo
biomagnético pulsante emanaba de las manos de un practicante de toque terapéutico. La
frecuencia no era estable, sino “barría” sobre un segmento de 0,3 a 30 Hz (ciclos por
segundo), con una parte importante de su actividad alrededor de 7 – 8 Hz (Figura 2).
Las pulsaciones biomagnéticas de las manos están en la misma frecuencia que las ondas
cerebrales. Los estudios científicos de las frecuencias necesarias para la curación indican
que las ondas cerebrales “barren” constantemente todo el segmento de frecuencias
terapéuticas, estimulando de esta manera la curación en todo el cuerpo.
Después, los estudios sobre los practicantes de Chi Kung, se centraron en los campos
sonoros, de luz y térmicos emitidos por los “curanderos – terapeutas”. Lo que es
particularmente interesante es que la frecuencia de la pulsación varía de un momento a
otro.
Asimismo, los investigadores médicos que desarrollan las terapias de campos magnéticos
pulsantes, encuentran que esta misma frecuencia es eficaz para desencadenar el proceso de
“curación espontánea” en muchas enfermedades incluso para pacientes enfermos desde
hace 40 años. Frecuencias específicas estimulan el crecimiento de nervios, de huesos, de
piel, de capilares y de ligamentos.
Para poder estudiar la proyección de la energía de las manos de terapeutas, los científicos
tienen primero que aceptar la idea de que hay diferencias enormes entre las personas.
Además, la práctica de diferentes técnicas puede aumentar aún más el efecto.
Existen explicaciones neurofisiológicas y biofísicas en cuanto al papel de la Práctica y de la
Intención.
Un hecho que no es muy conocido es que las “ondas cerebrales” no son confinadas
únicamente en el cerebro, sino que se difunden por todo el cuerpo mediante el sistema
perineural, los tejidos que rodean los nervios. El Dr. Robert O. Becker describió justamente
como este sistema, más que cualquier otro sistema del cuerpo, se encarga de la curación de
las heridas en todo el cuerpo.
El sistema nervioso actúa como una “antena” para proyectar las pulsaciones biomagnéticas
que empiezan en el cerebro, en el thalamus. Además, las ondas que empiezan en el cerebro
como pulsaciones relativamente débiles, ganan fuerza mientras se desplazan a lo largo de
los nervios periféricos hasta las manos. El mecanismo de esta amplificación incluye
probablemente el sistema perineural y los demás sistemas de tejidos de conexión.
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Conclusión :
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He mostrado en este breve resumen como ciertas experiencias de los terapeutas energéticos
tienen una base en la biología y la física. Despreciadas durante siglos, las terapias
energéticas pueden tener su plaza en la medicina clínica. Los grandes descubrimientos de
los biólogos y de las personas sensitivas se están integrando para darnos una comprensión
más profunda de la vida, de la enfermedad y de la curación. La ciencia no puede quitar el
último misterio a la vida, ni borrar el lado espiritual de la curación. Creemos que la
investigación sobre las terapias energéticas puede llevarnos a una comprensión completa de
la VIDA, de la ENFERMEDAD y de la CURACIÓN.
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Jim y Nora Oschman
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