Auxiliares Hispanos - 7 PDF
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y ampliarla, dado que la situación crítica en que se hallaba, amenazado por Oriente y
Occidente por tropas enemigas, abandonar Hispania a Pompeyo habría representado
perder su influencia en la Ulterior, que no se habría pronunciado por él si consideraba
perdida su causa 131. Pero aún en el desarrollo de la lucha aparece siempre presente la
diversa actitud de las ciudades, territorios e individuos de acuerdo con sus preferencias
o antipatías. Así, una gran cantidad de ciudades del norte del Ebro, es decir, en la
propia Citerior, se pasaron a César 132, entre ellas, Osca, que, como sabemos, había
sido durante mucho tiempo el cuartel general de Sertorio. Aquí reinaba, pues, un
ambiente desfavorable al princeps, aún fomentado por su sometimiento violento por
Afranio 133 . De forma contraria, es particularmente característica la lealtad lusitana a los
pompeyanos 134, que podríamos explicar por la negativa actuación de César - no
justificable en algunos autores 135 - con respecto a la población indígena 136. Del mismo
modo, la Celtiberia estaba fuertemente ligada a Pompeyo, y de ahí los intentos de
Afranio y Petreyo de trasladar a su territorio las operaciones, donde podía contar con el
apoyo de la población autóctona, entre la cual César era prácticamente desconocido.
! 131 M. GELZER, Caesar. Der Politiker und Staaatsman, Wiesbaden, 1960, 196.
!138 P.A. BRUNT, Italian Manpower (221 B.C. - A.D. 14), Oxford, 1971, 472 s.; cf. Caes. b. c. I, 38; II 18,
1; 20, 4. Según Caes. b. c. I 87, se desprende que un tercio de los legionarios tenían domicilio en
Hispania, sin contar los de la Ulterior.
!143 Caes. b. c. I 32, 2: ...auxilia peditum [X] milia, equitum III milia, [quae] omnibus superioribus bellis
habuerat...
es decir, se trataba de auxilia estables, como precedente genial de la posterior
reorganización del ejército imperial bajo Augusto 144 y, por ello, de mayor efectividad en
el combate.
Tras Ilerda, las cinco legiones de Afranio y Petreyo fueron licenciadas 145 y,
finalmente, después de entregado el ejército de Varrón, César, al abandonar Hispania
dejó en la Ulterior cuatro legiones, las dos de Varrón - II y Vernacula -, que no fueron,
pues, licenciadas, y dos nuevas, recientemente enroladas en Italia - XXI y XXX - al
mando de Q. Cornificio 146, que sería sustituido luego por Q. Casio Longino 147.
Indirectamente estamos autorizados a pensar que este ejército de la Ulterior se
correspondía con unos efectivos similares en la Citerior, es decir, otras cuatro legiones,
al mando de M. Emilio Lépido, puesto que en 48, al rebelarse las legiones de la Ulterior
contra Casio, Lépido acudió de la Citerior con treinta y ocho cohortes legionarias, es
decir, tres legiones y media 148. No conocemos, en cambio, el volumen de los auxilia
adscritos a estos ejércitos, aunque es indudable que los hubo 149 e importantes.
Todavía Casio añadió a sus tropas una quinta legión reclutada en la Península 150 y
realizó levas entre los caballeros romanos de la provincia 151.
! 145 Caes. b. c. I 86 s.
! 147 Caes. b. c. II 21; Apiano b. c. 42; bell. alex. 48, 1; Cass. Dio 41, 24.
!149 Cf. bell. alex. 63, 1: sobre el ejército de Lépido. Casio, bell. alex. 50, 3, alistó mil jinetes e hizo levas
de auxiliares en Lusitania (bell. alex. 53, 1). Bogud de Mauritania, llegado a Hispania en ayuda de Casio,
añadió a las fuerzas que traía - una legión - muchas cohortes auxiliares de hispanos (bell. alex. 62, 1).
El destino de este ingente ejército hispano, que había ligado su suerte al partido
pompeyano, en su mayor parte - de creer al autor del bellum hispaniense -, no
sobrevivió a Munda, ya que perecieron más de 30.000 soldados y hasta unos 3.000
caballeros romanos, que, en parte, eran hispanos 155. Pero seguramente muchos
pudieron escapar, puesto que poco después encontramos en Corduba varias legiones -
no se precisa el número -, según la misma fuente 156, ex perfugis conscriptae, partim
oppidanorum servi qui erant a Pompeio Sexto manumissi. No sería, siguiendo la misma
fuente, mejor el destino de los mismos, ya que, atacados por César, perecieron en
número de más de 22.000.
!153 Una buena edición con comentario es la de G. PASCUCCI, [C. Iulii Caesaris] bellum Hispaniense ,
Florencia, 1965. En Introducción I, II, se estudian los problemas relativos a la relación del bell. hisp. con
el corpus caesarianum y los motivos de propaganda y aspectos ideológicos mantenidos en él.
!154 Bell. hisp. 30, 1. Seis mil jinetes con soldados de infantería ligera y seis mil auxiliares de infantería
en el bando pompeyano; ocho mil jinetes en el ejército de César, sin mencionar infantería, aunque antes,
bell. hisp. 7, 5, afirma que en tropas ligeras y caballería era superior en calidad y número a sus
enemigos.
1. Caballeros.
2.Legionarios, es decir, ciudadanos romanos provinciales.
3. Auxiliares: caballería, infantería y tropas ligeras.
- Equites hispanos.
En primer lugar, vemos cómo a lo largo de las guerras civiles en Hispania
aparecen en distintos lugares una serie de equites Romani cuyo especial distintivo es
! 157 Apiano b. c. 1, 105; 3, 4; 4, 83; Cass. Dio 45, 10, 1; Estrabón p. 161; Cass. Dio 45, 10.
!158 Frente a Cass. Dio 45, 10, que da cuenta detallada de estas felices campañas de Sexto contra
Asinio Polión, Veleyo (2, 73) hace inclinar la balanza del lado de éste, diciendo que condujo contra Sexto
una brillantísima campaña, lo que no es probable.
!159 Apiano, b. c. 4, 88, cuatro mil jinetes galos y lusitanos con Bruto, y Casio con dos mil iberos y galos;
Plut. m. ant. 32, diez mil iberos y galos en Armenia con Marco ANtonio en 36 a. C.
su origen provincial, hispano. Como es sabido, los caballeros 160, que en la temprana
república se incluyen en dieciocho centurias aparte de la primera clase, formando las
tropas montadas ciudadanas, hacía mucho tiempo que habían perdido esta obligación
para pasar a los aliados itálicos y, a partir del 90 a. C., a provinciales sin derecho de
ciudadanía. Su papel se había tornado preponderantemente económico, especialmente
tras el impulso dado en este sentido por los Gracos. Pero, de cualquier forma,
continuaron prestando servicio al ejército, ocupando los puestos de oficiales, tribuni y
praefecti en las legiones y en las tropas auxiliares de infantería y caballería, o bien, sin
cargo fijo, en el estado mayor del general (amici). La aparición de equites Romani
hispanos, de forma tan frecuente, no ha de extrañar teniendo en cuenta la emigración
itálica hacia Hispania y los progresos de la romanización. Aún queda subrayada esta
extensión con el ejemplo de Cicerón, que, en una carta a Asinio Polión (ad fam. 10, 32,
a), alude a catorce filas de teatro reservadas en Gades a los caballeros,lo que se
corresponde con Estrabón, III, 5, 3, que cita a quinientos caballeros gaditanos en un
censo de su época. Sabemos aún que Casio Longino hizo una leva de caballeros
romanos en la Ulterior en el año 48 a. C., cuando su intento de pasar a Africa, aunque
la fuente (bell. alex. 56, 4) añade que permitía a los que temieran servir al otro lado del
mar, redimirse con una contribución. Por ello es más probable que lo que en realidad
Casio pretendía era conseguir dinero de un estrato bien acomodado y potente
económicamente, mediante este pretexto. Pero ello no excluye el que de hecho se
encontraran muchos caballeros hispanos en la contienda. Sólo en Munda 161 cayeron
del ejército pompeyano unos tres mil, entre hispanos y romanos 162. Es lógico que
precisamente entre ellos, por sus mayores influencias y su más amplia participación en
la vida política, la lucha civil se presentara más particularmente activa y, por tal razón,
!160 El mejor estudio del ordo equester para la República es de CL. NICOLET, L'ordre equestre a
l'époque républicaine (312-43 av. J.C.) I: Définitions juridiques et structures sociales, París, 1966.
!162 CL. NICOLET, L'ordre equestre a l'époque républicaine (312-43 av. J.C.), París, 1966, 208 s., frente
a E. GABBA, Athenaeum 32, 1954, 85 n. 2, duda de que se trate de verdaderos equites Romani,
apoyándose en que César a continuación cuenta sus propias pérdidas en pedites y equites. Literalmente
el texto, bell. hisp. 31, 9 s., menciona: in quo proelio ceciderunt milia hominum circiter XXX et siquid
amplius, praeterea Labienus, Attius Varius quibus occisis utrisque funus est factum, itemque equites
Romani partim ex urbe, partim ex provincia ad milia III. Nostri desiderati ad hominum mille partim
peditum, parti equitum saucii ad D. No vemos paralelo en los miembros de la frase ...hominum...equites
Romani, de un lado, y peditum...equitum de otro. El autor da como cifra total de las pérdidas
pompeyanas unos treinta mil hombres y luego, de ellos, resalta como más graves la muerte de Labieno y
Atio Varo y la de los tres mil caballeros. Por el contrario, en el ejército de César, tratando de
empequeñecer las pérdidas, cita globalmente mil hombres, en parte, infantes y, en parte, jinetes. Por otra
parte, cuando César se refiere a la caballería, es decir, a las fuerzas montadas, utiliza las expresiones
nostri equites, equitatus o equites Iuliani, pero nunca equites Romani, que tiene un sentido muy preciso
como perteneciente al orden ecuestre. Nicolet trata de salvar este escollo aduciendo que los
pompeyanos no tenían caballería auxiliar, lo cual en ningún caso puede admitirse conociendo las formas
de reclutamiento del ejército pompeyano, en una fuerte proporción hispana, precisamente de donde en
mayor grado se sacaba la caballería auxiliar. En este sentido, hubiera cuadrado mucho más a César esta
expresión, ya que gran parte de su caballería sí era, por el contrario, itálica (bell. hisp. 10, 1 s.).
tomaran partido decidido por uno u otro bando, con todas sus consecuencias.
Conocemos incluso nominalmente a algunos. Así, anterior a la contienda, Q. Junio
había ya participado como lugarteniente de César en la campaña de las Galias 163. Dos
hermanos, los Titios, a cuyo padre había hecho César senador, cumplen el cargo de
tribunos de la legio V 164; seguramente uno de ellos es el L. Titio que aparece en otro
lugar 165 como tribuno de la legio Vernacula 166, la cual, por otro lado, considerando su
origen, es lógico que tuviera su oficialidad compuesta en su totalidad por caballeros
hispanos. Lugar relevante tiene en Munda 167 otro caballero hispano, de Italica, Q.
Pompeius Niger, paladín de César, que, a la manera heroica, según subraya la propia
fuente, aceptó el reto singular de un pompeyano, Antistius Turpio.
!163 CL. NICOLET, L'ordre équestre a l'époque républicaine (312-43 av. J.C.), París, 1966, 201, piensa
que no se trata propiamente de un ofical del ejército, sino de un personaje civil, que, por sus especiales
dotes, fue incluido en las tropas para cumplir una función diplomática. En cualquier caso, aparece
inmerso en las hostilidades.
! 166 CL. NICOLET, L'ordre équestre a l'époque républicaine (312-43 av. J.C.), París, 1966, 205.
!168 Bell. hisp. 26, 2. La fuente dice textualmente: qui nuntiaverunt equites Romanos coniurasse omnis
qui in castris Pompei essent, ut transitionem facerent. G. PASCUCCI, [Iulii Caesaris] bellum Hispaniense,
Florencia, 1965, 299, piensa, y es lo más probable, que la decisión de pasarse a César se refiera a todos
los caballeros, pero sólo los de Hasta, ya que sabemos cómo después cayeron en Munda tres mil, por lo
que es improbable que se tratase de un motín general. Como veremos, en la contienda hay ciudades
cesarianas y pompeyanas, y de ahí la toma de partido, en cuya decisión no serían ajenas las personas
más influyentes y, entre ellos, los caballeros.
gratiae provincialis homo 169. Precisamente, el primer jefe elegido por los soldados
sublevados - la legio II y la Vernacula - era también un hispano de Italica, Titus Torius.
Bastan, pues, todos estos ejemplos para calibrar el peso del elemento hispano romano
dirigente en el desarrollo de la contienda.
!169 E. GABBA, Athenaeum 32, 1954, 85, los considera como equites: contra, CL. NICOLET, L'ordre
equestre à l'époque républicaine (312-43 av. J.C.), París, 1966, 204 s.
!172 Caes. b. c. 2, 20, 4; bell. alex. 53, 5; 54, 3; 57, 3; bell. hisp. 7, 4; 10, 3; 12; 20, 4 s. Sobre la misma,
A. V. DOMASZEWSKI, Neue Heidelberger Jahrbuch 4, 1894, 169; E. RITTERLING, RE XII, 1792, nota 2;
CH. GOODFELLOW, The Roman Citizenship, Lancaster, 1935, 59 s.; R.E. SMITH, Service in the Post-
Marian Army, Manchester, 1959, 55 s.; A. GARCIA Y BELLIDO, "Los auxiliares hispánicos en los ejércitos
romanos de ocupación (200 al 30 a. de C.)", Emerita 31, 1963, 224 ss.; T. JOSHIMURA, "Über die legio
Vernacula des Pompeius", Annuario del Istituto Giaponese di Cultura di Roma 1, 1963-64, 101-106; H.
BOTERMANN, Zetemata 46, Munich, 1968, 187 ss.; J.M. ROLDAN, "Legio Vernacula, iusta legio?,
Zephyrus 25, 1974, 457 ss.
!173 La investigación se inclina o bien a subrayar el carácter peregrino de los soldados de la legio
Vernacula o más bien a contar con una pronta concesión de la ciudadanía romana a la entrada en la
legión. Al segundo grupo pertenecen, además de TH. MOMMSEN, Gesammelte Schriften VI 31, ss.;
MARQUART, Römische Staatsverwaltung, Leipzig, 18812, 432 s.; R.E. SMITH, Service in the Post-
Marian Army, Manchester, 1958, 55 ss. (es el que va más lejos, puesto que supone la inclusión en la
ciudadanía a la entrada en la legión o también el reclutamiento de hijos ilegítimos y, por tanto,
peregrinos, de soldados); H. HARMAND, L'armée et le soldat à Rome de 107 à 50 avant notre ère, París,
1967, 235 s. El carácter peregrino lo defienden, por ejemplo, VEITH, en J. KROMAYER-G. VEITH,
Heerwesen und Kriegsführung der Griechen und Römer, Munich, 1928, 386; CH. E. GOODFELOW, The
Roman Citizenship, Lancaster, 1935, 61 s.; A. PASSERINI, Diz. Epigr. IV, 552; E. FORNI, Il reclutamento
delle legione de Augusto a Diocleziano, Milán, 1953, 62; H. BOTERMANN, Zetemata 46, Munich, 1968,
187-190; P.A. BRUNT, Italian Manpower (224 B.C. - A.D. 14), Oxford, 1971, 698. Por nuestra parte,
hemos discutido los argumentos que autorizan a suponer el carácter de iusta legio de la unidad en
Zephyrus 25, 1974, 457 ss.
El apoyo textual por el que hemos de pensar que se trata de una legión formada
regularmente con ciudadanos romanos creemos que queda evidente en la observación
del autor del bellum alexandrinum: nemo enim aut in provincia natus ut vernaculae
legionis milites aut diuturnitate iam factus provincialis, quo in numero erat secunda
legio. Un provincial peregrino no es sólo in provincia natus, y, si el autor pretendía
demostrar claramente las simpatías de ambas legiones, hubiera podido expresarlo
mejor haciendo referencia al nacimiento peregrino y a la procedencia hispana. Pero es
claro que el autor presupone soldados del mismo status jurídico, sólo con distintos
lazos con respecto a la provincia. No vemos la razón para un encubrimiento de su
carácter por parte de los cesarianos, puesto que la legio Vernacula había pertenecido
antes al ejército de Pompeyo. El contexto histórico hace, por un lado, improbable un
reclutamiento de peregrini. La formación ha de colocarse hacia el año 55 a. C., es decir,
poco después de hacerse Pompeyo cargo de la Península, puesto que el bellum
alexandrinum, 61, 1, señala a la II y Vernacula como veteranas multisque proeliis
expertas legiones, que sólo es posible pensar si ambas habían sido fogueadas en las
guerras lusitanas de Pompeyo o sus legados 178. Y precisamente por esta época
hemos dicho que los legados de Pompeyo completan las otras legiones con hispanos
en un múmero muy elevado. No tendría, pues, nada de extraño el que de estas
!175 Cf. A. V. DOMASZEWSKI, Neue Heidelberger Jahrbuch 4, 1894, 169; E. RITTERLING, RE XII,
1382, 1439, 1564, 1792; H. BOTERMANN, Zetemata 46, Munich, 1968, 207; exactamente, en cambio,
KUBITSCHEK, RE XII, 1204.
!177 En el primer caso, de la Transalpina, reclutada por César entre 55 y 50 para sustituir a la las
legiones I y XV, devueltas o cedidas a Pompeyo (Suet. div. iul. 24, 2). La Deiotariana, por su parte, sólo
alcanzó status jurídico de legión con Augusto en 25 ó 24 a. C. Se trata de cuerpos de tropa del rey del
estado vasallo de Galacia, Deiotarus, que armó y organizó a la manera legionaria con súbditos suyos
hacia el 50 a. C. Vid. sobre el tema, por ejemplo, TH. MOMMSEN, CIL III p. 1210; E. RITTERLING, RE
XII 1791 ss.; O. CUNTZ, Jahreshefte des Österr. Inst. 25, 1929, 78-81; R. SYME, JRS 23, 1933, 19 ss.;
CH. E. GOODFELOW, Roman Citizenship, Lancaster, 1935, 60 s.
!178 cf. Caes. b. c. I, 44, 2: cum Lusitanis reliquisque barbaris [continenter bellum gerentes barbaro]
quodam genere adsuefacti.