Unidad I Modernismo PDF
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FACULTAD DE FILOSOFÍA
LETRAS
LITERATURA HISPANOAMERICANA II
CUARTO CURSO
Unidad I
El Modernismo Hispanoamericano
El Modernismo Hispanoamericano fue un movimiento literario que nació en América con Rubén
Darío, con su obra "Azul" que se publicó en Valparaíso en el año de 1888 hasta la muerte del iniciador
Rubén Darío en 1916.
Puede decirse que el modernismo representa la mayoría de edad de la literatura hispanoamericana. Por
vez primera se desarrolla en el subcontinente un movimiento literario autóctono que influirá en España y
no al revés, como había sucedido hasta ahora. Además, se abre la puerta a la gran poesía del siglo XX.
El modernismo, está caracterizado por una actitud inconformista, provocada por el desacuerdo de los
escritores con el espíritu materialista y utilitario de la sociedad española de la segunda mitad del siglo
XIX y primeras décadas del XX. Esta sociedad nace con la Revolución Industrial y lleva al poder político
a la clase burguesa, que impone una rígida moral y unas pautas de comportamiento férreas. A finales del
siglo XIX se produce el Desastre del 98, que tiene como consecuencia el nacimiento del
regeneracionismo y de una corriente revisionista: los escritores reclaman la modernización de España en
lo económico y en lo político. Los autores modernistas rechazan la literatura española decimonónica y
buscan una renovación estética en la recuperación del transcendentalismo romántico europeo y en la
literatura europea contemporánea, especialmente en el simbolismo y parnasianismo franceses. El
parnasianismo defiende la idea del arte por el arte y el simbolismo convierte la poesía en un instrumento
de conocimiento que capta la realidad suprarracional. A principios del siglo XX se extiende la distinción
entre los escritores que se refugian en el esteticismo como rechazo del mundo (modernistas) y aquellos
que muestran una actitud crítica ante la realidad, defienden la necesidad de cambios y adoptan un
compromiso social y político explícito. Estos últimos constituyen la Generación del 98.
Sin embargo, esta distinción no es tan evidente: los escritores de ambos grupos mantuvieron una relación
personal y literaria constante. Las características generales de la literatura de principio de siglo XX
son: la rebelión romántica contra la sociedad posterior a la primera revolución industrial; el
primitivismo, que lleva a los autores a revalorizar lo antiguo y lo intemporal, no como una recuperación
histórica del pasado, sino renegando de la Historia; el decadentismo, que manifiesta una especie de
complacencia en lo mortecino y ruinoso; el hastío vital, que se expresa en el escepticismo, el pesimismo,
la insatisfacción, el descontento y la desconfianza; el erotismo, expresión máxima del anhelado
vitalismo;
lo marginal; lo exótico, que se busca en la civilizaciones asiáticas, en el mundo musulmán y en las
antiguas culturas;
el cosmopolitismo, gusto común por los viajes y por conocer gentes y lugares distintos (vida bohemia);
el espiritualismo, que lleva a los autores a buscar lo transcendente más allá de lo aparente; y el
esteticismo, búsqueda de la armonía, de lo absoluto y de la unidad poética.
La transición entre los siglos XIX y XX viene marcada en Hispanoamérica por el modernismo,
movimiento literario fundamentalmente poético, que surge del deseo de superación del realismo.
Influido por el simbolismo francés el modernismo pretende desligarse de la tutela literaria española. Así,
se sientan las bases de lo que será la gran literatura hispanoamericana del siglo XX y su perpetua
búsqueda de formas nuevas para expresar la compleja realidad de los distintos países del continente.
Se produce una profunda renovación del lenguaje literario, cuyo objetivo será la belleza absoluta (para
sus características formales. Algunas notas temáticas distintivas son:
Características
Temas:
La temática modernista revela, por una parte, un anhelo de recreación de armonía frente a un
mundo inarmónico, y así un ansia de plenitud y perfección; y, por otra parte, una búsqueda de
raíces en la crisis que produjo un sentimiento de desarraigo en el escritor, quien se presenta
como guía capaz de mostrarle al hombre común los valores verdaderos. Los temas tratados son
muy variados, pero estos son algunos de los más recurrentes:
La desazón típica del romanticismo: el hastío de la vida y una profunda tristeza, junto a la
melancolía y la angustia. Búsqueda de la soledad y rechazo de una sociedad. El escapismo,
evasión de la realidad del tiempo y del espacio. El amor y el erotismo, con cierta idealización
del amor y de la mujer. El tema del amor imposible se presenta con diferencias respecto al ideal
romántico. Hay un contraste entre el profundo y delicado amor y un intenso erotismo. El
cosmopolitismo muestra el anhelo de distinto y aristocrático. Los modernistas demostraban
mucha devoción por París. Los temas americanos, en especial los temas indígenas, muchas
veces con una defensa del indígena. Lo hispano como antecedente histórico valioso que otorga
una armonía frente al mundo inarmónico.
La belleza sensorial y la huida del mundo: los modernistas buscan un mundo más bello y
expresivo en donde puedan refugiarse, quieren huir del mundo real, de lo cotidiano y de la rutina
abstracta. Por tanto, tienen predilección por el mundo medieval, por el mundo clásico y el
Renacimiento, por la Francia de Versailles de los siglos XVII y XVIII y por los lugares lejanos y
exóticos. Son comunes los ambientes refinados, e historias en las que aparecen princesas, héroes
mitológicos y literarios, etc. El color azul y el cisne son algunos de los elementos favoritos de los
modernistas. El azul simboliza la libertad y el cisne representa la tendencia a lo aristocrático (en
oposición a lo burgués). Esta tendencia a evadirse del mundo real y buscar otros más bellos tiene
relación con el Romanticismo, anterior al Realismo.
El mundo interior del escritor: los modernistas se alejan del Realismo, que se centra en la
observación de los ambientes y los paisajes, para pasar a describir sus sentimientos personales,
que muchas veces se identifican con el paisaje, que es el reflejo del estado de ánimo del autor.
Hay que destacar también el sensualismo y la idealización de la mujer y del amor. En la
expresión del mundo interior también encontramos relación con el Romanticismo; aunque, por
ejemplo, el amor imposible es tratado de manera distinta.
Estilo
Para plasmar la belleza y su mundo interior, los modernistas escogen cuidadosamente las palabras, para
producir efectos de musicalidad y color. Recursos:
Utilización de una gran cantidad de recursos fónicos como onomatopeyas, aliteraciones, etc.
Uso abundante de otras figuras literarias como metáforas, alegorías, paralelismos y sinestesias.
Empleo frecuente de adjetivación ornamental y de palabras exóticas, cultas y sugerentes que
expresen sus sentimientos.
Recuperación de algunos tipos de versos poco utilizados, como el alejandrino o el eneasílabo,
aunque se continúan utilizando otros como el endecasílabo y el octosílabo, que ya estaban más
que consagrados en la literatura española. También se da una recuperación de estrofas en desuso
como la cuaderna vía (que utiliza versos alejandrinos) y se crean nuevas estrofas.
Versificación por pies (distribución idéntica de acentos en grupos de sílabas iguales) para
conseguir una acentuación del ritmo.
Parnasianismo y Simbolismo
La influencia de estos dos movimientos, desarrollados en Francia desde mediados del siglo XIX, fueron
muy importantes en la instauración del Modernismo en España.
Lenguaje:
Con respecto al lenguaje, el Modernismo reacciona contra el retoricismo, el descuido formal del
Romanticismo y la "vulgaridad" del Realismo y del Naturalismo. Se nutre básicamente de dos
movimientos líricos surgidos en Francia, en la segunda mitad del siglo XIX: el Parnasianismo y el
Simbolismo.
Precursores e iniciadores
José Enrique Rodó (1871-1917), uruguayo, fue el ideólogo del modernismo en su prólogo
(1899) a Prosas profanas de Rubén Darío y en otros ensayos de estética, como Ariel (1900).
Manuel González de Prada (1848-1918), polémico ensayista político-social peruano y defensor
de los indios, fue también poeta innovador y preciosista en Minúsculas (1901) y Exóticas (1911).
Salvador Díaz Mirón (1853-1928), político y poeta mexicano, pasó de un optimismo romántico
a un tono sombrío y una búsqueda de perfección formal en Lascas (1901).
Manuel Gutiérrez Nájera (1859-95), mexicano, muestra en sus versos y en sus cuentos riqueza
melódica y plástica y una honda preocupación por la brevedad de la vida.
Los grandes poetas modernistas