22A. - Eva Pierrakos. Lectura #46
22A. - Eva Pierrakos. Lectura #46
22A. - Eva Pierrakos. Lectura #46
PATHWORK MÉXICO
LA AUTORIDAD
Conferencia # 46
Esto no es ni tan fácil ni tan difícil como podría parecer. Cuando digo
"entenderse a sí mismos" no me refiero a sus actos, decisiones y reacciones
exteriores. Muchas veces pueden explicar y racionalizar éstos, y por lo tanto creen
que se conocen. Pero, ¿existe algún ser humano que no se vea forzado a tener
reacciones y tomar decisiones determinadas por sus propias tendencias
compulsivas e inconscientes?
El camino específico en el que yo los guío, mis queridos amigos, les permitirá
entender, paso a paso, cómo y dónde se conectan sus problemas exteriores con
sus conflictos interiores, dónde reaccionan emocionalmente de una manera que
atraerá a ustedes ciertas ocurrencias tan inevitablemente como un imán atrae el
hierro. Podrán entender verdaderamente estas fuerzas sólo cuando destapen sus
emociones y descubran el significado más profundo de ellas. Y con ese
conocimiento encontrarán la razón y el propósito específicos de su vida, de su
propia existencia individual. Cuando esto se descubre, la entidad ha alcanzado una
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Así se crea una barrera entre el niño y la autoridad, el adulto. La cosa es peor
si falta el amor, o si éste no se da de la manera en que el niño lo necesita. Pero aun
cuando el amor esté presente, sigue existiendo el conflicto. Por una parte, el niño
anhela el amor de los padres; por la otra, se resiste y se rebela contra la restricción
de la autoridad. El niño siente la autoridad como una fuerza hostil, un enemigo que
lo encierra tras las rejas de una prisión, donde se siente frustrado. Con frecuencia
hay un solo anhelo impaciente en el niño: convertirse en adulto para que dejen de
existir lo que él cree que son paredes limitantes. Pero cuando el pequeño crece, la
autoridad sólo cambia: en vez de padres y maestros, la autoridad está representada
ahora por la sociedad, el gobierno, las policías, un patrón u otras personas
poderosas de las que él depende.
En la otra categoría están los que en un momento dado han dado la vuelta,
pensando inconscientemente: "Si me vuelvo uno con la autoridad, por mucho que
me disguste esa autoridad, estoy seguro". La creencia en esta aparente seguridad
lleva al tipo extremo de esta categoría a convertirse en un estricto defensor de la
ley; no necesariamente siempre de una manera abierta, sino tal vez de maneras
más sutiles. Los defensores de la ley, a fin de salvaguardar su propia posición y
ocultar su rebeldía --que en el fondo es muy similar a la de los violadores de la ley--,
se opondrán con todas sus fuerzas a estos últimos. Cuanto más miedo tienen de
sus propias tendencias de rebeldía oculta frente a la ley y la autoridad, más
necesario les resulta volverse muy severos con los violadores de la ley, en quienes
ven una parte de sí mismos que no quieren exhibir. Dar a conocer sus verdaderos
sentimientos fue exactamente lo que les había parecido tan arriesgado y peligroso
que decidieron unirse al "campo enemigo". El miedo de exhibirse vuelve a estas
personas doblemente "buenas". Pero no interpreten la palabra "bueno" en su
sentido real. Úsenla entre comillas. Sin embargo, no quiero decir que estos
defensores de la ley no puedan ser también personas muy buenas; tan buenas
como las que tienden a la rebeldía oculta. Ambos reaccionan inmadura e
ignorantemente. Las motivaciones internas del defensor de la ley descritas aquí
tienen sus raíces en la debilidad y el miedo. Y un acto o una actitud que provenga
de la debilidad y el miedo nunca puede producir resultados positivos. El hecho de
que esta actitud haya sido adoptada inconscientemente y en la ignorancia no
modifica los resultados. Para lograr un resultado positivo debe hacerse una elección
libre, fuerte e independiente.
Éste es un tema muy difícil, porque es de naturaleza muy sutil. Cada uno de
ustedes puede descubrir con mucha facilidad a cuál de estas dos categorías básicas
pertenece predominantemente, y en qué aspecto de su vida una o la otra tendencia
puede expresarse con más fuerza. Si examinan su vida y sus reacciones internas a
este respecto, no les será difícil descubrir cuál. Una vez que se respondan, pueden
dar otro paso y pensar en el remedio. Asimismo, consideren el efecto que su actitud
ha tenido en su vida, en sus conflictos y en su ambiente, incluidos algunos de sus
seres queridos.
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Si descubren que son más del tipo que se rebela contra la autoridad,
entonces deben meditar para adquirir el concepto correcto. Hagan un esfuerzo por
darse cuenta de la diferencia entre la autoridad real en el sentido divino y la
autoridad humana imperfecta con la que se han topado en su vida, ya que la
humanidad es imperfecta. Vean que inconscientemente están bajo la impresión de
que la autoridad significa sólo el tipo equivocado. Una vez que puedan diferenciar y
reconocer los dos tipos de autoridad --aunque muy pocas veces, o ninguna, se
hayan topado con el tipo verdadero-- su resistencia a ella disminuirá
automáticamente. Después de este reconocimiento, ya no les molestará ni la mitad
la existencia del hermano distorsionado y débil de la verdadera autoridad y la
verdadera ley que es su protección tanto como la de todos los demás. Ya no
sentirán que la autoridad, como tal, es una fuerza enemiga.
Como dije antes, el círculo vicioso, cuando sigue y sigue con una persona
que no está desarrollada espiritualmente, puede llevar a actos criminales, y a éstos
debe ponerse un alto, desde luego. Hay muchos criminales que cometen crímenes
no por el crimen en sí ni por las "ventajas" que el crimen les pueda traer. La raíz
profunda, subyacente, es más bien la oposición a la "santurronería" del defensor de
la ley. Cuando las personas llegan hasta ese punto en este círculo vicioso, ya no
pueden reconocer el tipo verdadero y correcto de autoridad, aunque se toparan con
él. Reaccionarán ciegamente sin discriminación interna, porque no se imaginan que
exista una diferencia. Por eso es tan importante adquirir el concepto correcto
pensando en esto detenidamente.
Una vez que se dan cuenta perfecta de que sí existen dos diferentes tipos de
autoridad --la santurrona o farisaica y la superior que existe en ustedes-- podrán
divorciarse de la generalización de que uno tiene que reaccionar automáticamente
contra cualquier autoridad. Entre otras cosas, este proceso sano de razonamiento
fortalecerá su poder para discriminar de una manera muy sutil... no intelectual, sino
intuitivamente.
Comprenderán que sólo porque están del lado de la autoridad, del lado de la
ley, son doblemente responsables en su obligación de no rechazar al lado que se
opone a la ley, sino de sacar a la persona de su error mediante la comprensión.
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¿Por qué creen que Jesús, el hombre, fue tan censurado? La autoridad
humana lo censuró porque se relacionaba con los humildes, con los criminales
comunes y las prostitutas. Y todas esas personas humildes sentían esa clase de
comprensión en él. Contra Jesús no se rebelaron, porque sentían no sólo su
verdadera bondad, sino también su comprensión de las razones por las que eran lo
que eran. Sentían que no los juzgaba, sentían que estaba con ellos, a pesar del
hecho de que, desde luego, se oponía a sus actos y actitudes equivocadas. Incluso
podía reír con ellos, y también reír del tipo equivocado y pomposo de autoridad que
está tan orgullosa de su ley y su letra. El de Jesús es el tipo de autoridad que deben
esforzarse por ser, amigos míos. Vayan con la otra persona que se rebela de alguna
manera sutil que quizás sólo alcancen a intuir, mientras que también ustedes,
sutilmente y sin saberlo, reaccionaron de la manera equivocada. El otro también
sintió esto vagamente. Entiendan su actitud entendiendo la propia, rían con él,
hagan terreno común con él. No se erijan en jueces, aunque pueden hacerlo muy
inconscientemente. Este equilibrio es muy sutil, amigos míos, y deben encontrarlo y
resolverlo en lo más íntimo de su alma.
De ninguna manera implica eso que el violador de la ley deba escapar del
castigo. Ese no es el punto. Cuando se vuelve peligroso para el bienestar de otros,
tiene que aprender una lección. Pero si eso sucede, se debe en parte a que el tipo
incorrecto de autoridad ha prevalecido demasiado tiempo, y ha sumido al violador
de la ley más profundamente en la ignorancia y la oscuridad, en vez de sacarlo de
ellas. Queridos míos, sepan que todos los infortunios de esta Tierra, los problemas
reales como la criminalidad, la guerra, las injusticias de cualquier tipo, las
enfermedades y otros problemas graves, son el resultado de defectos de larga data.
Cuando a nosotros los espíritus nos preguntan cuál es el remedio para tal o cual
situación --sea general o personal-- no podemos dar tan fácilmente la respuesta.
Toda una reacción en cadena tiene que examinarse, y muchas veces de una
manera desagradable, hasta llegar a la raíz del problema. Todos los problemas
graves se deben a algún círculo vicioso atroz que tiene que cristalizarse y
entenderse a fin de encontrar esa raíz. Desde luego que tiene que tratarse el último
eslabón de toda la reacción en cadena, el que se manifiesta hacia afuera, mientras
que los eslabones anteriores están ocultos. Pero este tratamiento siempre será
doloroso, sobre todo si la raíz interna no se busca mientras el remedio externo se
aplica por necesidad. Así, por ejemplo, la guerra es ciertamente trágica, pero en
ciertos casos es un último recurso, incluso necesario, porque la humanidad no ha
buscado las raíces interiores de los problemas.
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Así pasa con todo lo demás. Debe impedirse que los criminales comunes
sigan cometiendo sus actos mediante instituciones que hagan cumplir la ley, aunque
éstas, ineludiblemente, sean imperfectas. De nuevo, la solución tiene que
encontrarse antes para que este resultado final y drástico de la reacción en cadena
pueda evitarse. En todos estos círculos viciosos todos están involucrados, no sólo el
violador de la ley, no sólo el aparente delincuente. A fin de construir un mundo en el
que se eviten o se rompan los círculos viciosos antes de que lleguen a su última y
desafortunada manifestación exterior, ustedes pueden aportar las piedras angulares
examinando sus propias reacciones y entendiendo de qué manera han contribuido o
están contribuyendo mediante sus propias reacciones emocionales inconscientes a
poner en movimiento una avalancha. De esta manera, ustedes y muchos otros
pueden ayudar a prevenir toda la reacción en cadena.
RESPUESTA: No. Dije que en algunos casos puede haber una mezcla de
cincuenta y cincuenta, más o menos. En la mayoría de los casos, una es un poco
más dominante. En otros, una es realmente predominante. Pero en muchos casos
hay una mezcla. En estos casos será muy útil e interesante descubrir cuándo, en
qué oportunidades, en qué casos y situaciones, o con qué tipos de personas
predomina una tendencia, y cuándo predomina la otra. Eso también les dará claves
sumamente importantes en su autobúsqueda. Habrá patrones de comportamiento
que reconocer.
RESPUESTA: Sí, eso es muy cierto. Éstos serían los factores predominantes
en cada caso. Y el orgullo también desempeña un papel en ambos casos, sólo que
usado de diferentes maneras.
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RESPUESTA: Eso depende enteramente del caso, sobre todo del desarrollo
de la entidad, y también de algunos otros factores. En general y brevemente puedo
decir esto: como regla, cuando un alma regresa a su hogar espiritual, estará --
después de un rato, no siempre inmediatamente, algunas veces más temprano,
otras veces más tarde-- en una posición de ver ya sea la encarnación antes de la
última que vivió y recuerda en parte bastante bien, o varias anteriores, según el
caso, el plan de vida pasado y cómo se conecta éste con encarnaciones previas. El
algunos casos es necesario ver unas cuantas encarnaciones a fin de evaluar la
tarea y la causa y el efecto que van de una vida a la siguiente. Así, la personalidad
verá cualquier cosa que sea importante para juzgar y evaluar su progreso o la falta
de él.
Ahora me retiraré a mi mundo otra vez, pero los dejaré, amigos míos, con
una bendición muy fuerte, con una luz celestial que brilla sobre cada uno de
ustedes. No se desesperen cuando estén tristes y desanimados; no hay razón. La
vida es eterna, y ustedes están construyendo su morada eterna en esta su vida, en
el camino que con tanta valentía recorren. En esa morada podrán vivir en una
felicidad eterna, sin tristeza, sin penas, sin decir jamás adiós, ¡nunca! Así que vayan
en paz, queridos míos, sean benditos en su alma y su espíritu. ¡Queden con Dios!