Edad de Hierro
Edad de Hierro
Edad de Hierro
En esta etapa prehistórica se produjo la invasión de los pueblos celtas, a través
de la cordillera de los Pirineos, procedentes (en teoría) del centro de Europa y
pertenecientes a las culturas de Hallstatt (Austria) y La Tené (Suiza). Las etnias de
celtas e íberos cohabitaron en la mitad norte de la Península Ibérica, dando lugar
a los pueblos celtíberos, tras un proceso de fusión o aculturación.
El pueblo celta introdujo los enterramientos en campos de urnas (destino de las
cenizas de los difuntos) con ajuar funerario, compuesto generalmente de cerámica
y metales, y contribuyó al desarrollo de la metalurgia del hierro y de la agricultura
con los cultivos de cereales y la práctica del arado en sus áreas de influencia de la
Meseta y el Norte de la Península Ibérica. La cultura celta practicó una religión
basada en el culto a los elementos de la naturaleza (como el agua, las montañas y
los bosques) bajo la dirección de los druidas. Los principales yacimientos
peninsulares de la cultura celta son los de Cortes (Navarra), Mondoñedo (Galicia),
Espollá y Tivissa (Cataluña). La Región de Murcia cuenta con pocos yacimientos
de la Edad del Hierro y se localizan en el área del Valle del Guadalentín. Estos
restos arqueológicos demuestran la existencia de hábitats o poblados
prehistóricos de la etapa del Hierro en el Levante español relacionados con la
cultura íbera. La influencia celta no llegó al sureste peninsular durante el proceso
de su expansión cultural.
Difusionismo
No hay unanimidad al respecto de estas teorías. Algunos autores, como Vere Gordon Childe,
defienden que el hierro llega por invasión de gente oriental que introducen la nueva tecnología y
se asientan en hill forts. Otros defienden un difusionismo limitado, el cual no requiere de personas
foráneas pues el factor más importante es la difusión de las técnicas. Las personas ven las ventajas
del nuevo metal y por eso lo asimilan.
Autoctonismo
Estas teorías están bastante desacreditadas, e incluso tildadas de racistas, pues los
autoctonistas defienden la importancia del factor receptor. Los nuevos elementos solo se
adoptan donde dan una transformación conveniente a esta sociedad, en especial a las élites.
Por ejemplo, el hierro no se aplica en la Europa templada en instrumentos de producción
agrícola, pese a la gran importancia de estos elementos en la sociedad. La mayor parte del
hierro ha sido utilizado para adornos. En cuanto al armamento, las armas de hierro son
difíciles de encontrar y son halladas en depósitos funerarios. Son armas que duplican el
estilo de las de bronce de la época, por tanto, elaboraciones locales. Según estudios de
Mohee el 67% de objetos de hierro de esta época son hierros dulces, armas con poco
carbono y por ello escasamente eficaces; no eran armas prácticas.
Sin embargo, en Anatolia el hierro se producía de forma sistemática a partir de una fuente
de hierro meteórico, no muy lejos de vetas explotadas de otros metales durante la Edad de
Bronce. De ahí surge el uso y producción más antiguos de objetos de hierro. Las recientes
investigaciones arqueológicas en el valle del Ganges, en la India, descubrieron un primer
uso y trabajo del hierro hacia el 1800 a. C.4