EL DERECHO MINERO Y PETROLERO Investigue

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EL DERECHO MINERO Y PETROLERO

CONCEPTOS DE DERECHO MINERO Y DERECHO


PETROLERO

Entendiendo que en Venezuela son de gran importancia y relevancia los recursos


mineros y petroleros, que hemos de diferenciar en su estudio y análisis; y por cuanto,
como veremos en su evolución histórica, las normas jurídicas tuvieron su origen en el
estudio de los minerales, hasta el comienzo de la explotación industrial del petróleo en
la segunda década del siglo XX; creemos conveniente en este estudio, desarrollar lo
inherente a su legislación, construyendo un bosquejo continuo y concatenado, que nos
ofrezca una visión clara de su desarrollo y separación, cuando fuere necesario, pero
manteniendo los criterios claros de que minas y petróleo son conceptos diferentes y que
por lo tanto, así se desarrolla su legislación. En este sentido, y solo para efectos
didácticos, hemos elaborado dos conceptualizaciones diferentes del derecho referido a
las minas y al petróleo.

Concepto de Derecho Minero

Entendemos como Derecho Minero, al "conjunto de normas de Derecho Público con


carácter de especial, que regulan para el Estado y para los particulares, la materia
relativa a la exploración, explotación, transformación, almacenamiento, tenencia,
circulación, transporte y comercialización de los minerales, así como la administración
general de la industria minera, atendiendo al principio constitucional de la defensa y
conservación de los recursos naturales, cuya acción debe estar dirigida primordialmente
al beneficio colectivo de los venezolanos".

Concepto de Derecho Petrolero

El Derecho Petrolero es el "conjunto de normas de Derecho Público con carácter de


especial, que regulan para el Estado, para los particulares y para el concierto
internacional, la materia relativa a la exploración, explotación, transformación,
almacenamiento, tenencia, circulación, transporte y comercialización de los
hidrocarburos, así como la administración general de la industria petrolera, atendiendo
al principio constitucional (Art. 106 CRBV) de la defensa y conservación de los
recursos naturales, cuya acción debe estar dirigida primordialmente al beneficio
colectivo de los venezolanos."

Como puede verse, esta definición es una disgregación que hacemos de la definición
que hemos elaborado en materia del Derecho Minero, de cuya relación es imposible
separarse. No obstante, no escapa a nuestro estudio, el hecho de que en Venezuela, las
materias y normas jurídicas minera y petrolera se han ido separando, estableciéndose
normativas que son cada vez más diferenciadas.

ÓPTICA CONSERVACIONISTA DEL DERECHO DE MINAS E


HIDROCARBUROS

La Constitución orienta el manejo y la explotación de los recursos naturales, con una


óptica conservacionista, asimilando el interés universal de la protección de los recursos
naturales, considerados como patrimonio universal.
En este sentido expresa:

Artículo 302. El Estado se reserva, mediante la ley orgánica respectiva, y por razones de
conveniencia nacional, la actividad petrolera y otras industrias, explotaciones, servicios
y bienes de interés público y de carácter estratégico. El Estado promoverá la
manufactura nacional de materias primas provenientes de la explotación de los recursos
naturales no renovables, con el fin de asimilar, crear e innovar tecnologías, generar
empleo y crecimiento económico, y crear riqueza y bienestar para el pueblo.

De manera general, en la Exposición de Motivos abarca un cúmulo normativo referido


al Preámbulo y el texto constitucional, y así expresa:

"En lo que se refiere a los derechos ambientales, la Constitución, además de establecer


por vez primera en nuestra historia constitucional un Capítulo especialmente dedicado a
los mismos, supera, con una visión sistemática o de totalidad, la concepción del
conservacionismo clásico que sólo procuraba la protección de los recursos naturales
como parte de los bienes económicos.

En efecto, anteriormente la protección jurídica del ambiente se caracterizaba por una


regulación parcial cuyo principal objeto era la conservación de los recursos naturales.
Ahora, impulsados por una necesidad y una tendencia mundial, los postulados
constitucionales exigen que la normativa en esta materia responda a políticas
ambientales de amplio alcance que se inscriban en los parámetros contenidos en los
tratados internacionales de carácter ambiental, todo ello con el objeto de garantizar un
desarrollo ecológico, social y económicamente sustentable, en el que el uso de los
recursos por parte de las presentes generaciones no comprometa el patrimonio de las
futuras.

La Constitución en su preámbulo señala entre los fines que debe promover nuestra
sociedad, la protección del equilibrio ecológico y de los bienes jurídicos ambientales
como patrimonio común e irrenunciable de la humanidad. Consecuente con ello, el texto
constitucional se caracteriza por desarrollar con la amplitud necesaria, los derechos y
deberes ambientales de cada generación, y por reconocer el derecho que ellas tienen a
un medio ambiente seguro, sano y ecológicamente equilibrado. Destaca, en este sentido,
la necesidad de mantener un eficaz desarrollo de la seguridad ambiental en las fábricas y
complejos industriales.

Así, el Estado, con el objeto de garantizar un desarrollo ecológico, social y


económicamente sustentable, protegerá el ambiente, la diversidad biológica, los
recursos genéticos, los procesos ecológicos, los parques nacionales y monumentos
naturales y demás áreas de especial importancia ecológica; al tiempo que velará por un
medio ambiente libre de contaminación, en donde el aire, el agua, los suelos, las costas,
el clima, la capa de ozono, las especies vivas, gocen de especial protección. De igual
manera, el Estado desarrollará una política de ordenación del territorio que atienda a las
exigencias del desarrollo sustentable, la cual deberá contar con la participación
ciudadana."

ORIGEN Y EVOLUCIÓN DEL DERECHO MINERO Y DE


HIDROCARBUROS EN VENEZUELA
La historia de la legislación minera de Venezuela, pudiéramos dividirla en tres etapas
perfectamente definidas:

• UNA PRIMERA ETAPA exclusivamente minera, que comienza desde


la normativa impuesta a partir del descubrimiento, hasta el inicio de la
explotación petrolera.

• UNA SEGUNDA ETAPA, desde la aparición e inicio de la explotación


petrolera, cuando la legislación se dirige a las minas y a los
hidrocarburos, hasta el momento de la nacionalización de las industrias
del hierro y de los hidrocarburos.

• UNA TERCERA ETAPA, o etapa de la racionalización de las


industrias básicas del Estado, que comienza con la legislación
fundamental de la nacionalización, hasta hoy, cuando, con las aperturas
petrolera y minera, sin perder el sentido del manejo por parte del Estado
de estas industrias, que conocemos como nacionalizadas, se abrió el
campo para la participación de empresas nacionales e internacional, en el
proceso de privatización y de asociación estratégica de servicios en
ambas industrias, conocidos como de apertura minera y petrolera.

La Influencia Española

El origen y el desarrollo de nuestra legislación minera y de los hidrocarburos, surge y se


enmarca fundamentalmente en los principios consagrados en la legislación francesa de
1.810; que pasaron a España y de allí a la América Hispana, los cuales dieron origen a
normas constitucionales, principios y otros fundamentos legislativos, que podemos
considerar como sus fundamentos.

En los siglos XVI, XVII y XVIII, la Corona española dictó un conjunto de leyes y
disposiciones sobre la materia para su aplicación a la Nueva España y al Virreinato del
Perú, los cuales constituían los principales centros mineros de España en América. Para
entonces, la Provincia de Venezuela se caracterizó por su ínfima importancia minera
para la Corona de España, por lo que prácticamente, no representó para ella, un centro
minero de importancia, no obstante, el esfuerzo de los conquistadores españoles y
alemanes, quienes se adentraron en todo el territorio en búsqueda de minerales
preciosos. Actividad ésta, poco recompensada, lo que originó la consideración de
Venezuela, como una de las provincias más pobres de España en América. Pero al
transcurrir del tiempo, al aparecer el mito de "El Dorado" y la misteriosa ciudad de
"Manoa", posiblemente inventados por los indígenas para alejar a los conquistadores,
vuelca una cantidad apreciable de aventureros a la región de la Guayana venezolana.
Hasta que, con el descubrimiento de yacimientos auríferos en el rio Yuruari y sus
afluentes cercanos al caserío de Tupuquén, por el brasileño P. J. Ayres en 1.842, cuando
es reconocida la relevancia la importancia minera en esta zona y en general de
Venezuela, con lo que atrajo, en el transcurso de los años, grandes migraciones de
venezolanos, colombianos, peruanos, antillanos y europeos hacia esa región, cuyas
aldeas adquirieron la fisionomía de pueblos.
Es del Derecho español; particularmente de la legislación impuesta por el descubridor y
por el conquistador de donde surge su influencia, a más de la instrumentación de
nuestro Derecho Minero, que podemos relacionar de la siguiente manera:

- LA LEY DE PARTIDAS U ORDENAMIENTO DE ALCALÁ, dictada


en 1384.

- LA BULA NOVERINT UNIVERSI, DEL 4 DE MAYO DE 1483, que


nos coloca bajo el dominio español, al decidirse la disputa existente entre
España y Portugal sobre la propiedad del territorio. Es este el punto de
partida del sistema regalista en América y el origen de la propiedad
minera.

- LA REAL CÉDULA DEL 9 DICIEMBRE DE 1.526, emitida por


Carlos I, con la cual la Corona Española afianza su dominio y la
propiedad de las minas en el Nuevo Continente. Dio facultades a los
particulares para extraer el oro y otros metales en las minas que
descubrieran, con la sola condición de dar cuenta anticipada al
Gobernador. Surge así el denuncio en el Derecho Minero.

- LA ORDENANZA DE MINERÍA DEL 17 DE DICIEMBRE DE 1536,


emitida por Felipe II, con la cual se reincorporan a la Corona española
todas las minas de oro de las colonias, donde se hallasen. Esta ordenanza
excluye la explotación por parte de los particulares, respetando solo a los
concesionarios que hubieran comenzado la explotación de acuerdo a las
ordenanzas antiguas.

- LA RECOPILACIÓN DE INDIAS DE 1650. Cuerpo de Leyes


elaborado por jurisconsultos del Gran Consejo y de la Casa de
Contratación de Sevilla, en las cuales se tratan los asuntos de la minería,
orientados a engrosar el fisco. Se abolió toda legislación anterior.

- LAS ORDENANZAS DE MINERÍA DE NUEVA ESPAÑA, del 22 de


mayo de 1783, dictadas en Aranjuez por el Rey Carlos III cuya
aplicación en la Intendencia de Venezuela se hizo, por Real Resolución,
a partir de 1784. Según González Berti , son las que mayor influencia
tuvieron en nuestro Derecho Minero.

Estas ordenanzas rigieron en América Hispana por más de un siglo en su forma original,
consagrando el sistema regalista, nacido de los principios que asignan en propiedad al
Estado la riqueza del subsuelo. El Título V de estas Ordenanzas, trata el Dominio
radical de las minas, de su concesión a los particulares y del derecho que por ello deben
pagar. En tal sentido dispone:

"Artículo 1º: Las minas son propias de mi Real Corona, así por su naturaleza y origen
como por su reunión dispuesta en la Ley IV, Título 13, Libro 6º de la Nueva
Recopilación;

Artículo 2º: Sin separarlas de mi Real Patrimonio, las concedo a mis vasallos, en
propiedad y posesión, de tal manera que puedan venderlas, permutarlas, arrendarlas,
donarlas, dejarlas en testamento o por herencia o manda o de cualquier otra manera
enajenar el derecho que en ellas les pertenezca en los mismos términos que los posean y
en personas que puedan adquirirlo"

De esta influencia española, surge el Decreto de El Libertador, publicado en Quito el 24


de octubre de 1829. En este Decreto, el Libertador al nacionalizar las minas, ratifica el
uso de las ordenanzas, por lo que en él expresa:

"Mientras se forma una ordenanza propia para las minas y mineros de Colombia, se
observará provisionalmente la ordenanza de Minería de Nueva España, dada el 22 de
mayo de 1783, exceptuando todo lo que trata del Tribunal de minería y Jueces,
Diputados de Minas y lo que sea contrario a las Leyes y Decretos vigentes" .

Reafirma el dominio que ejerce el Estado sobre las minas y a su vez, confirma el
sistema regalista, al establecer lo siguiente:

"Conforme a las leyes, las minas de cualquier clase corresponden a la República, cuyo
gobierno las concede en propiedad y posesión a los ciudadanos que las pidan; bajo las
condiciones expresadas en las leyes y ordenanzas de minas y con las demás que
contiene este Decreto".

El 29 de abril de 1832, el Congreso de Venezuela resolvió:

"Que con arreglo al decreto de 24 de Octubre de 1829, la Ordenanza que debe seguir de
regla al Gobierno en lo relativo a minas es la de Nueva España de 22 de Mayo de 1783,
en los términos que el mismo decreto expresa".

En 1836, el Gobierno republicano, dictó ciertas normas administrativas sobre la mina de


Urao en la localidad de Lagunillas, Edo. Mérida. A partir de entonces, fue perfilándose
en la naciente República, lo que en el futuro inmediato comenzó a constituirse en la
legislación minera independiente.

Como podemos ver, el origen de nuestra legislación minera y de los hidrocarburos,


como hemos indicado, surge fundamentalmente del Derecho español, particularmente,
como indicamos antes, del contenido en materia minera de las Ordenanzas de Nueva
España, las que, fundamentadas en el sistema regalista nacido de los principios que
establecen, asigna en propiedad al Estado la riqueza del subsuelo.

El Código de Minas de 1854

Las Ordenanzas de Nueva España se mantuvieron vigentes, hasta la aparición del


primer conjunto normativo o Código de Minas, que fue promulgado bajo la presidencia
de José Gregorio Monagas el 20 de mayo de 1854, con el cual se derogaron las referidas
Ordenanzas. Nace este Código, luego de ocurrido el descubrimiento de los placeres
auríferos del Yuruari, lo que dio lugar a una extensiva explotación de estos yacimientos
y el despertar de la exploración para encontrar nuevas minas. Se quiso desde entonces,
reglamentar la actividad minera y adaptarla a la legislación de la República. Este
Código contiene ocho leyes: La Primera, dedicada a la Propiedad de las Minas; la
Segunda, dedicada a los Actos que han de preceder a la solicitud de concesión; la
Tercera, referida a la Minas; la Cuarta sobre la Súper vigilancia de las Minas; la Quinta,
referida a las Concesiones que Precedieron al Código; la Sexta, referida a las
Experticias; la Séptima, sobre la Policía y la Jurisdicción, y la Octava, sobre
Disposiciones Generales.

Potestad de administración por los estados (Constituciones de 1864 y 1881)

El 22 de abril de 1864, se incluyó en la Constitución del Estado Federal, la potestad de


los estados de la Federación, para el otorgamiento de concesiones, dentro de la
administración de los productos nacionales existentes de cada uno de ellos. En tal
sentido, el Artículo 13 consagra a cada estado de la Unión, la libre administración de
sus productos naturales, incluidas fundamentalmente las minas.

De esta liberación administrativa en el Estado Federal, las leyes elaboradas por ellos
fueron deficientes, empíricas e incoherentes, con lo que contribuyeron a empeorar la
situación administrativa de esa época. Al respecto, acota el Dr. González Berti:

"El desajuste administrativo provocado por el ensayo del Régimen Federal, aplicado
indiscriminadamente y sin justificación alguna a las minas, convenció a los legisladores
nacionales, que la única forma de encauzar nuevamente la industria minera por senderos
que pudieran hacerla progresar, era la aplicación en primer lugar, de un sistema
uniforme de legislación, y por otra, de una administración fuerte y controlada
directamente por el Ejecutivo Nacional. Este convencimiento aparece muy claro en la
Carta Fundamental del 27 de abril de 1881, que estableció este sistema uniforme y ese
control administrativo en manos del Gobierno Federal." En este sentido, la
Constitución, derogando la atribución antes indicada estableció la siguiente excepción:
"A ceder al Gobierno de la Federación la administración de las minas, terrenos baldíos y
salinas con el fin de que las primeras sean regidas por un sistema de explotación
uniforme, y que las segundas se apliquen en beneficio de los pueblos".

Decretos mineros de 1883

En conformidad con la Constitución de 1881, fueron dictados dos Decretos-Leyes sobre


Minas. El Primero, el 13 de marzo de 1883, con el cual se trató de organizar la
explotación minera en todo el territorio nacional. Decreto que, aun cuando adoleció de
deficiencias, establece por primera vez lo que puede llamarse un sistema minero.
Establece, entre otras cosas, la diferenciación de la propiedad de la mina, haciéndola
distinta de la propiedad superficial del suelo. El Segundo Decreto, dictado el 15 de
noviembre, ratifica las disposiciones del anterior sobre el concepto geométrico de la
mina, estableciendo que ésta estará constituida por una hectárea que se determinaría en
la superficie por puntos fijos y líneas en la profundidad por planos verticales.

Código de minas de 1885

El 23 de mayo de 1885, el Congreso de la República deroga el Decreto-Ley de 1883 y


promulga un nuevo Código de Minas, cuyas innovaciones podemos enunciarlas así:

"Si en una concesión se encontrare enclavada otra, el dueño de la primera tiene derecho
de continuar la explotación del filón, que, naciendo en una concesión pase por la
concesión enclavada, hasta llegar a la otra parte de su concesión".
La ley de minas de 1887

El 30 de mayo de 1887, fue promulgada una brevísima ley contentiva de seis (6)
artículos, los cuales reproducen parte de los anteriores códigos o leyes. Esta Ley omite
muchas materias, dejando al Ejecutivo Federal la potestad para reglamentarla (Art. 5º).
En el fondo, es el Reglamento de la Ley, promulgado el 3 de agosto de 1887, el que va a
contener la normativa de la materia.

Código de Minas de 1891

El 16 de junio de 1891, fue aprobado por el Congreso un nuevo Código de Minas, el


cual derogó la Ley de Minas de 1887 y el Reglamento antes mencionado. Esta Código
reprodujo parte del anterior Código de 1885 y trató de precisar algunos conceptos, tales
como el señalar que "las minas en general son propiedad del Estado, su administración
es atribución del Poder Federal; la explotación de aquel que obtuvo su título"; trata de
precisar cuáles son las substancias minerales consideradas minas, que pueden ser
aprovechadas por el dueño de la concesión. Insiste, además, que la explotación minera
no es una actividad libre, que debe sujetarse a los requisitos establecidos por el Estado.

Decreto o Código de 1893

Este Decreto o Código, promulgado el 29 de marzo de 1893, mantiene con muy pocas
diferencias, las normas y principios establecidos en el Código de 1891. Comienza,
exponiendo que se considera mina: "Toda acumulación de substancias inorgánicas y los
combustibles que, en filones, capas o cualquiera otra forma de yacimientos se encuentra
en el interior o en la superficie de la tierra y las piedras preciosas que se presten a
explotación y se usen en joyería."

Separación de las minas y los hidrocarburos – Primera ley de


hidrocarburos

En 1920, se incorpora en la Ley, la separación del tratamiento para la explotación de


los hidrocarburos, dándole autonomía a estas normas, que se separan de la legislación
minera, hasta entonces incorporadas en los códigos de minas. En esta legislación
especial, se confiere a los dueños del suelo, el derecho prioritario para la solicitud y
adjudicación de concesiones de hidrocarburos.

En la Ley de 1922 se precisan los diversos tipos de concesiones y la determinación y


limitación de la extensión de las parcelas otorgadas en concesión. Se reafirma el
concepto de reservas y se declara al Estado como propietario de los yacimientos, por
encima del derecho de los propietarios del suelo.

AUTONOMÍA DEL DERECHO MINERO Y DE


HIDROCARBUROS

Desde hace mucho tiempo, el Derecho de Minase Hidrocarburos se separó del Derecho
Administrativo, al cual perteneció. Se hizo autónomo, en consideración a la importancia
que tienen para la economía los recursos que regula; y por la relevancia que sus normas
han tomado tanto para el Derecho en sí mismo, como para la actividad administrativa de
su manejo. Sin embargo, esta autonomía se restringe hoy día, dada la imposición que
sobre todo el sistema normativo que regla los recursos naturales, viene haciendo el
Derecho Ecológico, con sus ramas administrativas y penal ambiental.

Las normas se caracterizan por su especialidad, y en conjunto, han adquirido una


connotación propia que abarca un sector específico, tanto de la economía nacional,
como del Derecho propiamente dicho. En conjunto, abarcan leyes especiales y
reglamentos propios, cuyo único objetivo es la utilidad pública y el bienestar social.
Para Venezuela, el Derecho que regula las minas y el petróleo, asume un rol relevante
que requiere el concurso del propio Estado, como función prioritaria y el análisis y
estudio de muchas otras ramas jurídicas y demás disciplinas.

Podemos decir que este Derecho es autónomo, por estar afianzado en una serie de leyes
y reglamentos especiales que lo constituyen, orientándolo para que persiga fines propios
de utilidad e interés público. Pero sabemos, como indicamos anteriormente, que aun
siendo autónomo, este Derecho, concatenadamente mantiene relaciones con otras
ciencias o ramas del Derecho en general que lo hacen mantener vigente. En nuestro
estudio, lo relacionamos fundamentalmente con el Derecho Administrativo y lo
ubicamos como parte del Derecho Ecológico.

IMPORTANCIA DEL DERECHO DE MINAS E


HIDROCARBUROS

Venezuela es un país eminentemente petrolero y minero. Desde la conquista, con la


llegada de los españoles en busca de tesoros, es evidente que la principal consigna del
conquistar en estas tierras, fue la de obtener, bien de los indígenas por intercambio, o
mediante explotación propia, minerales preciosos para la Corona.

Desde entonces, la búsqueda de minerales y su explotación, conformaron un esquema


económico reluciente, aún en efervescencia, que marca hitos históricos. En un principio,
la minería suplantó a la agricultura. Luego fue la explotación petrolera, hasta nuestros
días, pero aún, sigue siendo relevante el tratamiento de la minería en el país y por ello,
ocupa un lugar de importancia en su economía.

En cuanto al petróleo, dada la relevancia e importancia que ha asumido, tanto en su uso


como combustible, como en la producción de diferentes y variados bienes de consumo,
se ha magnificado su estudio en forma separada dentro de las ciencias que ensayan en
los más recientes y modernos aspectos tecnológicos. En sí, se ha ubicado el petróleo
como uno de los elementos fundamentales en las estrategias económicas de todos los
Estados, incluyéndose como uno de los principales factores dominantes en las
estrategias de seguridad nacional.

No se puede negar, que hoy la industria petrolera forma desde cualquier punto de vista
un todo indivisible y físico, caracterizado por una inseparable identidad sustancial de
propósitos y de objetivos, que van desde la perforación del pozo, hasta su uso por el
consumidor final. En este sentido, la generalidad de los países, especialmente los
productores, han ido conformando un cúmulo de normas jurídicas destinada a regular su
extracción, manejo y comercialización, en lo que podemos denominar el Derecho
Petrolero, como una especialidad del derecho público, que se ha ido separando del
propio Derecho Minero, así como éste fue separándose, sin desvincularse del Derecho
Administrativo.
El Derecho Petrolero, es en sí, como indicamos, un amplio contenido normativo, que
siguiendo al tratadista italiano Ilardi y, con los parámetros que hemos establecidos en
nuestro estudio para elaborar definiciones propias como lo hicimos antes, y en tal
sentido, evidenciando esta importancia de la normativa legal que regula las actividades
minera y petrolera, pudiéramos decir, que su importancia la encontramos en los
siguientes puntos analíticos:

1. Materia de relevante importancia

En Venezuela, el Derecho de Minas e Hidrocarburos norma la materia de mayor


importancia para la economía del Estado, como lo es la relativa a las industrias de los
hidrocarburos y minera.

2. Relevancia estratégica de la industria

Por la relevancia y connotación estratégica de las industrias mineras y de hidrocarburos


para el Estado y para el mundo, sus normas por lógica deductiva, se transforman
también en estratégicas, con la relevancia que ello conlleva.

3. Relación con la Economía

La relación de los hidrocarburos y de otros minerales con la economía de los Estados y


como fuente de energía y de riquezas, involucran también en su importancia, a las
normas jurídicas de la materia, que las organizan, orientan y regulan en sus diferentes
etapas y procesos productivos.

4. Control y manejo de los recursos

Es también relevante dentro de esta normativa, lo inherente al control y al manejo


racional de estos recursos, y a la interrelación de su explotación con el medio ambiente
donde se encuentran, lo cual lo obligan a considerar también como importante la
preservación de los demás recursos naturales que conforman su base de existencia.

PRINCIPIOS DEL DERECHO DE MINAS E HIDROCARBUROS

A los efectos de evitar duplicidad al tratar de encontrar criterios contrapuestos o


repetitivos, hemos creído conveniente aprovechar la similitud del tratamiento de las
normas que han venido regulando en el tiempo las minas y los hidrocarburos, para unir
en un mismo sentido los principios con los que siempre hemos manejado el Derecho
Minero acogidos por nuestro Derecho de la legislación española, y por cuanto son pocas
las diferencias que se generaron desde que se separaron ambos derechos.

Denominamos como principios del Derecho minero, todos aquellos fundamentos o


dogmas, que le dan fisionomía propia de disciplina jurídica y lo concatenan con otras
ramas del derecho público. Principios que se han originado del derecho francés y del
español, como veremos más adelante. Así, consideramos como principios de nuestra
legislación los siguientes:

1. Principio de utilidad pública y social


En consideración a este principio, el Estado dicta normas de suprema eficacia, a fin de
poder realizar sus altos fines en la industria minera, haciendo privar el interés de
la colectividad sobre el interés de los particulares.

Este principio de utilidad pública, es equivalente al mismo interés social que el Estado
le imprime a la sociedad, porque en líneas generales la utilidad pública y el interés
social, pueden tener la misma definición. Para que exista el principio de utilidad
pública, se requiere la existencia de tres presupuestos:

• Que exista una necesidad colectiva

• Que exista un bien capaz de satisfacer esa necesidad colectiva

• Que exista la obligación por parte del Estado de satisfacer las necesidades colectivas.

Este principio de utilidad pública y social en materia minera, lo encontramos en la Ley


de Expropiación por Causa de Utilidad Pública, en tal sentido, considera como obra de
utilidad pública o social, "la que tenga por objeto, proporcionar a la Nación cualquier
beneficio que propenda al bienestar común y a mejorar las condiciones de existencia de
la sociedad misma."

Artículo 3°Se declara de utilidad pública la materia regida por esta Ley.

También lo encontramos en la Ley de Hidrocarburos:

Artículo 4º Las actividades a las cuales se refiere el presente Decreto Ley, así como las
obras que su realización requiera, se declaran de utilidad pública y de interés social.

Artículo 5º Las actividades reguladas por este Decreto Ley estarán dirigidas a fomentar
el desarrollo integral, orgánico y sostenido del país, atendiendo al uso racional del
recurso y a la preservación del ambiente. A tal fin se promoverá el fortalecimiento del
sector productivo nacional y la transformación en el país de materias primas
provenientes de los hidrocarburos, así como la incorporación de tecnologías avanzadas.

Los ingresos que en razón de los hidrocarburos reciba la Nación propenderán a financiar
la salud, a la educación, a la formación de fondos de estabilización macroeconómica y a
la inversión productiva, de manera que se logre una apropiada vinculación del petróleo
con la economía nacional, todo ello en función del bienestar del pueblo.

2. Principio de la Indivisibilidad

Mediante este principio, se considera la mina y con ella a la concesión, como una
unidad no susceptible de división, a los efectos de la ley.

La Ley de Minas establece la indivisibilidad de una concesión, y como no hace


distinciones de ningún género, debe entenderse que esta indivisibilidad es tanto material
como subjetiva. Sin embargo, dentro del aspecto subjetivo, hay que considerar una
excepción producto de los derechos nacidos de una concesión, que crean una situación
de cotitularidad de una mina, tal es el caso que se presenta con la sucesión hereditaria,
en la cual los herederos pasan a ser cotitulares de los derechos que originalmente tenía
su causante. En este sentido, la Ley de Minas establece:

Artículo 31: Todo acto jurídico que tenga por objeto la concesión o que de algún modo
la afecte, respetará la indivisibilidad de la misma. Los traspasos parciales no surtirán
efecto respecto del Ejecutivo Nacional, pero quedan a salvo de esta disposición los
traspasos que versen acerca del derecho proindiviso de los cotitulares, cuyos cesionarios
responderán solidariamente del pago de la totalidad de los impuestos y del
cumplimiento de las demás obligaciones que apareja la concesión.

La sucesión en materia minera

Artículo 48. La concesión de exploración y subsiguiente explotación, confiere al


concesionario, sus herederos o causahabientes, durante el período exploratorio, el
derecho exclusivo, de explorar el área concedida y de elegir para su explotación la
superficie que determine el estudio de factibilidad técnico, financiero y ambiental; pero
en ningún caso dicha superficie será mayor de la mitad del área concedida para la
exploración en parcelas que dentro de ellas seleccionare y no podrán exceder de
quinientas trece hectáreas (513 has.) cada una, según el plano general que deberá
presentar al Ministerio de Energía y Minas.

Habría que hablar también de una divisibilidad facultativa por parte del Ejecutivo
Nacional, en el caso, por ejemplo, de la explotación de algunos contratos sobre algunos
minerales y piedras no preciosas, que puedan encontrarse en terrenos baldíos.

Artículo 13.El beneficiario de derechos mineros podrá utilizar los terrenos baldíos en las
condiciones y mediante las compensaciones que pacte con el Ejecutivo Nacional, el cuál
según las circunstancias puede exonerarle de las mismas. Cuando en los terrenos baldíos
existan mejoras de particulares, la indemnización que corresponda la pagará el
beneficiario de los derechos mineros.

Igualmente se presenta en materia de hidrocarburos, con la posible división que se hace


por concepto de la accesión que resulta de una concesión, conforme a lo establecido en
la Ley.

Artículo 2. Toda persona natural, venezolana o extranjera, hábil en derecho para


adquirir concesiones conforme a esta Ley, puede libremente hacer exploraciones
superficiales para descubrir criaderos de las sustancias a que la presente Ley se refiere,
en el territorio nacional; con excepción de los terrenos cubiertos por concesiones en
vigor y las zonas a que se refiere el parágrafo primero de este Artículo y con las
limitaciones establecidas en el Artículo 17 de esta Ley. La profundidad de las
perforaciones o cateos que hubieren de ejecutarse en virtud de esta disposición no podrá
pasar de cien metros.

3. Principio de la Imprescriptibilidad

Mediante la consideración de este principio, las minas no pueden ser en ningún


momento adquiridas por prescripción; por lo tanto, en ningún caso una mina puede ser
propiedad de persona alguna aplicando la norma del Derecho Civil de la adquisición por
prescripción adquisitiva. Vemos en contrario, que cuando una mina es explotada por un
particular, la misma revierte al Estado al término de su actividad por el motivo que
fuere.

Por otra parte, jurídicamente, la prescripción no tiene efecto respecto de las cosas que
están fuera del comercio; y en el caso concreto de las minas, éstas se hallan sometidas a
un régimen especial que las sustrae de la libre comercialización por parte de los
particulares, depositándolas exclusivamente en manos del Estado.

Sabemos que, en materia de Derecho Civil, para que proceda la prescripción


adquisitiva, es necesario tener la posesión legítima, pacífica e ininterrumpida de quien
pretenda ser propietario, pero en materia de Derecho Minero no podemos hablar de la
posesión legítima de un yacimiento, si no es a través de una concesión legítimamente
otorgada por el Estado o mediante cualquiera de los otros actos o modalidades a quien
cumpla con los requisitos exigidos por la ley.

Ahora bien, como la cesión es por un plazo determinado hace que a su término la mina
término vuelva a su estado natural, es decir, al patrimonio del Estado, es por lo que no
podemos hablar de prescripción adquisitiva en materia minera, como derecho de quien
está en posesión precaria de una mina.

El derecho de propiedad de las minas en Venezuela

En este sentido, la Constitución establece:

Artículo 12. Los yacimientos mineros y de hidrocarburos, cualquiera que sea su


naturaleza, existentes en el territorio nacional, bajo el lecho del mar territorial, en la
zona económica exclusiva y en la plataforma continental, pertenecen a la República, son
bienes del dominio público y, por tanto, inalienables e imprescriptibles. Las costas
marinas son bienes del dominio público.

De la Ley de Minas:

Artículo 2º Las minas o yacimientos minerales de cualquier clase existentes en el


territorio nacional pertenecen a la República, son bienes del dominio público y por tanto
inalienable e imprescriptible.

Constitución de servidumbres, ocupación temporal y expropiación

Recuerda la Ley, que en ningún caso, los propietarios del suelo ni del subsuelo pueden
reclamar la propiedad de los yacimientos que es siempre de la República. Para facilitar
las actividades mineras, el uso de la superficie y permitir el cabal desarrollo de las
mismas, los beneficiarios de derechos mineros gozarán además de la posibilidad de
constituir servidumbres, la ocupación temporal y la expropiación; así como, el derecho
para la utilización de los terrenos baldíos y al uso y aprovechamiento racional de las
aguas del dominio público.

Bienes del dominio público inalienables e imprescriptibles

Los yacimientos de hidrocarburos gaseosos que se encuentren en el territorio nacional y


en cualquier espacio donde ejerza su soberanía la República, Pertenecen a ésta y son
bienes del dominio público inalienables e imprescriptibles y así se les declara en esta
Ley.

Se mantiene el derecho de propiedad como derecho inmanente a la República, de donde


se derivan importantes consecuencias como son: las de que el Estado puede explotar
directamente esos recursos, de que puede regular su explotación velando por los
intereses nacionales cuando sea realizada por otras personas y el derecho a obtener de
éstas una Participación o regalía sobre el recurso explotado.

4. Principio de la Temporalidad

Mediante este principio, la explotación de las minas conlleva una limitación en el


tiempo, impuesta por la ley. En tal sentido, las concesiones deben ser otorgadas por un
plazo determinado.

La tendencia en la mayoría de las legislaciones es reducir cada día más los lapsos de
vida de la concesión, por eso hablamos de legislaciones pasadas que otorgaban una
concesión a perpetuidad, luego con el tiempo el criterio perpetuidad bajó a 99 años, más
adelante de 99 a 50 años y en los últimos tiempos de 50 a 40 años, lapso adoptado para
las concesiones venezolanas.

La vigente Ley de Minas estableció el régimen de concesión única, la cual será de


exploración y subsiguiente explotación, cuya duración no excederá de veinte (20) años,
con posibilidad de prórrogas, que sumadas no podrán ser superiores a ese período.

Artículo 9ºLos derechos mineros son temporales, se ejercen dentro de límites


geográficos determinados y conforme a los términos de esta Ley y demás disposiciones
legales aplicables.

Artículo 25. Las concesiones que otorgue el Ejecutivo Nacional conforme a esta Ley,
serán únicamente de exploración y subsiguiente explotación su, duración no excederá de
veinte (20) años, contados a partir de la fecha de la publicación del Certificado de
Explotación en la Gaceta Oficial de la República de Venezuela, pudiendo prorrogarse su
duración por períodos sucesivos no mayores de diez (10) años, si así lo solicitase el
concesionario dentro de los tres (3) años anteriores al vencimiento del período inicial y
el Ministerio de Energía y Minas lo considere pertinente, sin que las prórrogas puedan
exceder del período original otorgado.

Igualmente, para la pequeña minería en la explotación de oro y diamante, concede un


período que no excederá de diez (10) años, en áreas previamente establecidas mediante
resolución.

La exploración minera tendrá una duración no mayor de tres años

Artículo 49. El período exploratorio tendrá una duración no mayor de tres (3) años, de
acuerdo con la naturaleza del mineral de que se trate y demás circunstancias pertinentes,
según lo determinen los reglamentos de esta Ley…El período de exploración podrá ser
prorrogado por una sola vez y por un lapso no mayor de un (1) año.
Por último, la adopción de contratos de servicios cuya vigencia es de 20 años contados a
partir de la explotación y 5 años a partir de la exploración.

5. Principio del Riesgo Unilateral

El Estado no garantiza la existencia del mineral en una mina, por lo tanto, el Estado no
se obliga al saneamiento de ley correspondiente y quien toma una concesión, aparte de
que adquiere una serie de obligaciones, toma la concesión con el riesgo de que si no
extrae el mineral, el Estado no tiene obligación de indemnizarlo por tal motivo, pero si
puede el Estado, exigirle la explotación de la mina si hubiere mineral, o la devolución
de la misma.

Artículo 34.Se presume, hasta prueba en contrario, la existencia del mineral y que éste
es industrial y económicamente explotable; pero con el otorgamiento del título no se
hace responsable la República de la verdad de tales hechos. Así mismo, la República no
responde por saneamiento legal.

Es importante la consideración, que el interesado en obtener una concesión, debe


demostrar la capacidad económica para la explotación, la transmisibilidad y la
disponibilidad de las minas.

Artículo 60.El concesionario presentará a satisfacción del Ministerio de Energía y


Minas antes de iniciar la explotación, fianza de fiel cumplimiento del programa de
desarrollo y explotación librada por bancos o empresas de seguro de reconocida
solvencia, por un monto equivalente al cinco por ciento (5%) de los ingresos estimados
de las ventas anuales. Esta fianza será renovada y actualizada cada año. El Ministerio
ordenará la ejecución de la fianza en caso de paralización por más de seis (6) meses de
las actividades, sin causa justificada.

Por su parte, la ley Orgánica de Hidrocarburos es clara en cuanto al riesgo del


concesionario y la irresponsabilidad del Estado:

Artículo 35. La República no garantiza la existencia de las sustancias, ni se obliga al


saneamiento. La realización de las actividades se efectuará a todo riesgo de quienes las
realicen en lo que se refiere a la existencia de dichas sustancias. Tales circunstancias en
todo caso, deberán hacerse constar en el instrumento mediante el cual se otorgue el
derecho a realizar las actividades y para el caso de no constar expresamente, se tendrán
como incorporadas en el texto del mismo.

Artículo 36. En los instrumentos mediante los cuales se otorgue el derecho a realizar las
actividades, se podrán establecer ventajas especiales para la República, tales como el
aumento de la regalía, de las contribuciones u otras contraprestaciones previstas en este
Decreto Ley; el empleo y cesión de nuevas y avanzadas tecnologías, así como el
otorgamiento de becas, oportunidades de entrenamiento técnico u otras actividades de
desarrollo del factor humano.

6. Principio de la Reversibilidad

En virtud de este principio, todas las minas retornan a su propietario original, que es el
Estado. La reversibilidad opera en todo caso de explotación minera, por lo que la
concesión o cualquiera otra forma de explotación, conlleva, como hemos dicho, un
tiempo determinado, al término del cual, regresa la mina al Estado, libre de todo
gravamen, y con todas las obras, mejoras y bienhechurías permanentes existentes en el
área cedida en concesión. También pasan a propiedad del Estado, todas las maquinarias,
útiles, enseres y materiales que se encuentren abandonados dentro del perímetro de la
concesión. En este sentido, la ley dispone:

Artículo 102: Las tierras, obras permanentes, incluyendo las instalaciones, accesorios y
equipos que formen parte integral de ellas así como cualesquiera otros bienes muebles o
inmuebles, tangibles e intangibles, adquiridos con destino a las actividades mineras,
deben ser mantenidos y conservados por el titular en comprobadas condiciones de buen
funcionamiento según los adelantos y principios técnicos aplicables, durante todo el
término de duración de los derechos mineros y de todo el término de duración de los
derechos mineros y de su posible prórroga, y pasarán en plena propiedad a la República
libres de gravámenes y cargas, sin indemnización alguna, a extinción de dichos
derechos, cualquiera sea la causa de misma.

Artículo 103. El titular de derechos mineros deberá presentar al Ministerio de Energía y


Minas un inventario detallado de todos los bienes adquiridos, con destino a las
actividades mineras que realice, afectos a ellas, bienes de los cuales no podrá disponer
en forma alguna sin la previa autorización Ministerio de Energía y Minas, dada por
escrito.

Como parte del artículo 156 de la Constitución, en las competencias del Poder Público,
se expresa:

"15…El Ejecutivo Nacional no podrá otorgar concesiones mineras por tiempo


indefinido. La Ley establecerá un sistema de asignaciones económicas especiales en
beneficio de los Estados en cuyo territorio se encuentren situados los bienes que se
mencionan en este numeral, sin perjuicio de que también puedan establecerse
asignaciones especiales en beneficio de otros Estados."

El artículo 103ºde la Constitución establece:

"Las tierras adquiridas con destino a la exploración o explotación de concesiones


mineras, comprendidas las de hidrocarburos y demás minerales combustibles, pasarán
en plena propiedad a la Nación, sin indemnización alguna, al extinguirse por cualquier
causa la concesión respectiva

7. Distinción entre el suelo y el subsuelo.

Dada la naturaleza de la actividad minera y la presentación de dichos recursos, y con el


objeto de atender las posibles colisiones entre el superficiario y el minero, se hace la
distinción entre el suelo y el subsuelo. En tal sentido, el suelo comprende la simple
superficie y la capa que alcanza hasta donde llegue el trabajo del superficiario en
actividades ajenas a la minería y el subsuelo se extiende indefinidamente en
profundidad desde donde el suelo termina. Se hace esta distinción con el propósito de
establecer que las actividades mineras que se realicen en el subsuelo no dan derecho a
indemnización para el superficiario, quien sólo tiene ese derecho cuando tales
actividades se realicen en el suelo.
En virtud de este principio, la concesión minera comprende solo el subsuelo en
propiedad particular. Nace de allí, el derecho que adquiere el concesionario de
usufructuar como propietario de la superficie, ejerciendo temporalmente, mientras dure
la concesión, el ejercicio de las dos propiedades, la superficial y la del subsuelo,
independiente la una de la otra.

La vigente Ley de Minas hace la distinción así: el suelo comprende la simple superficie
y la capa que alcanza hasta donde llegue el trabajo del superficiario en actividades
ajenas a la minería y EL SUBSUELO se extiende indefinidamente en profundidad desde
donde el suelo termina. En este sentido, la ley expresa que, en ningún caso, los
propietarios del suelo ni del subsuelo pueden reclamar la propiedad de los yacimientos
mineros, ya que ésta es siempre de la República.

CARACTERISTICAS DEL DERECHO DE MINAS E


HIDROCARBUROS

Con el criterio que establecimos al comienzo del Tema, manejaremos las características


del Derecho Minero y del Petrolero en un solo contenido a sabiendas de que existen
algunas características que son diferenciadas en cada legislación. De manera general
podemos considerar las siguientes características:

1. Ambos derechos conforman una especialidad autónoma

Tanto el Derecho Minero como el Petrolero han ido conformando contenidos propios y
específicos, aunque el conjunto podemos calificarlo como un derecho especial y
autónomo.

2. Regulan intereses del Estado

Ambos derechos mantienen relación inseparable con el Derecho Público, tanto privado
como internacional, regulando las relaciones intereses generales del Estado por encima
de los particulares y de los demás Estados.

3. Es un Derecho de alto contenido mercantil y político

Su importancia económica y su grande y fundamental participación en el ingreso del


Estado, lo convierten en norma fundamental para las relaciones estratégicas en el
comercio internacional y en su manejo regulador del consumo interno. Hoy por hoy,
desarrolla situaciones normativas especiales, para atender los cambios producidos en la
operatividad para las aperturas minera y petrolera.

4. Es un Derecho de alto contenido tecnológico

La constante evolución en el empleo y en el contenido orgánico tanto de la explotación


minera y la petrolera mantienen un constante estudio para descubrir campos de utilidad,
y de igual manera, el desarrollo de cambiantes tecnologías para minimizar su efecto
contaminante.

5. Es un derecho de protección y conservación del ambiente, de


resguardo minero y fiscal
El conocimiento del daño ecológico que producen las actividades minera y petrolera, ha
obligado a implementar normas y procedimientos tendentes a la protección ambiental,
que regulen la necesaria depredación de los suelos y fondos marinos donde se explote
estos recursos. La vigente Ley crea una Comisión Interministerial Permanente,
integrada por los Ministerios con competencia en Energía, Minas, Ambiente y Recursos
Naturales, de Finanzas y de la Defensa, con el propósito de coordinar las materias de la
competencia de dichos Despachos relativas a la minería, a la protección ambiental, al
Resguardo Minero y a la materia fiscal. Enfatizacon esta Comisión, lograr una mayor
celeridad en el otorgamiento de derechos mineros y conforme a lo previsto en la Ley
Orgánica de Procedimientos Administrativos, se establecieron los lapsos por días
continuos, permitiendo el acortamiento de los lapsos a cumplir para el otorgamiento de
las concesiones.

Acatamiento a la legislación ambiental

Artículo 15 Las actividades mineras deben efectuarse con acatamiento a la legislación


ambiental y a las demás normativas que rigen la materia.

6. Es un Derecho Multidisciplinario

Su amplio campo de relaciones y el gran contenido energético y productos, lo


relacionan con diferentes ciencias y disciplinas. De igual manera, su gran vinculación
con el campo económico y laboral, lo relacionan con las disciplinas jurídicas y
administrativas que relacionan los campos de las relaciones laborales y la gerencia.

LA LEGISLACIÓN DE LOS HIDROCARBUROS GASEOSOS

Para el momento de la promulgación de la Ley de Hidrocarburos Gaseosos coexisten


diversas leyes en materia de hidrocarburos con diferentes rangos y dictadas en distintas
épocas para responder a variadas situaciones. Concurrencia de leyes que dificultaba su
aplicación, toda vez que entre sí habían venido derogándose expresa o tácitamente, o
colidiendo sus disposiciones. Así, la Ley Orgánica que Reserva al Estado la Industria y
el Comercio de los Hidrocarburos, dictada en 1975 para nacionalizar la industria
petrolera, derogó parcialmente a la ley de Hidrocarburos del año 1943, consagratoria del
régimen de concesiones, que a su vez había sido reformada en los años 1955 y 1967. La
Ley de Nacionalización dejó vigentes, en cuanto no colidan con ella, las disposiciones
de la Ley que Reserva al Estado la Industria del Gas Natural del año 1971 y de la Ley
que Reserva al Estado la Explotación del Mercado Interno de los Productos Derivados
de los Hidrocarburos del año 1973, modificada esta última, a su vez, parcialmente por la
Ley Orgánica de Apertura del Mercado Interno de la Gasolina y Otros Combustibles
Derivados de los Hidrocarburos para Uso en Vehículos Automotores, del año 1998.
Además, la Sentencia de la Corte Suprema de Justicia de fecha 23 de abril de 1991 dejó
sin efecto buena parte del articulado de la citada Ley del Gas de 1971.

Sé pensó, que la mejor manera de resolver la situación era mediante una Ley Orgánica
de Hidrocarburos, que ordene y regularice las materias comprendidas en la citada
legislación. Su ámbito lo constituyen las actividades con los hidrocarburos gaseosos,
líquidos o bituminosos, con dedicación de un capítulo especial relativo al gas. A estos
fines fue solicitada al Congreso la habilitación requerida para hacerla, pero sólo autorizó
a dictar las medidas necesarias para el aprovechamiento del gas, desde su exploración y
explotación hasta su industrialización en el país. En este sentido, fue formulado el
Proyecto de la Ley Orgánica de Hidrocarburos Gaseosos objeto de esta exposición.

La creciente utilidad del gas natural

La necesidad surge de la creciente utilidad del gas natural, por su poder energético y en
razón de ser un combustible más limpio, que produce poca contaminación al medio
ambiente, que lo hace más apetecible para su consumo en las ciudades y zonas
industriales, ya sea como combustible doméstico, para generación de termoelectricidad
o para insumo de la industria petroquímica u otros importantes procesos industriales,
inclusive para formular el metano; y etanol, sustitutos de la gasolina en la combustión
interna. Posición que se refuerza, porque Venezuela cuenta con ingentes reservas de gas
asociado y libre, que para el año de 1998, son del orden de 142 BPC (Billones de Pies
Cúbicos) equivalentes a 25 mil millones de barriles de petróleo y la sitúan entre los
primeros siete (7) países del mundo, de las cuales el noventa por ciento (90%) está
constituida por el gas asociado a la producción del petróleo.

Ambas situaciones hicieron concluir en la necesidad de procederse a explotar dichas


reservas para atender primordialmente el mercado nacional doméstico, comercial e
industrial y sucedáneamente el de exportación como materia prima o combustible a
otros países. Y para hacer un desarrollo estable y permanente de esta industria, se
requiere incrementar las reservas del gas libre, para no depender demasiado del gas
asociado sujeto a las variables de la producción petrolera. Para ello, se ha concebido
estimular la búsqueda de yacimientos de gas libre y propiciar una adecuada utilización
de dicho gas junto con el asociado. Ello se lograría mediante una ley que dé mayor
oportunidad al sector privado nacional y extranjero, de Participar en todas las fases y
actividades relativas a dicha industria. Este es el propósito de la Ley Orgánica de
Hidrocarburos Gaseosos, cuyo carácter orgánico le ha sido atribuido porque atiende a
materias que afectan o modifican disposiciones contenidas en otras leyes del mismo
rango, como lo es la de nacionalización. Su denominación obedece a que el ámbito de
su aplicación se contrae a todos los hidrocarburos gaseosos como lo son el gas natural
asociado o no a la producción del Petróleo u otros fósiles y a los gases provenientes de
la refinación del petróleo, además incluye los líquidos del gas natural. Ella ha sido
formulada con el propósito de que sea más permanente, regule situaciones futuras y no
sólo las coyunturales presentes.

Participación del Estado en las actividades con hidrocarburos

Según esta Ley, las actividades con hidrocarburos gaseosos pueden ser realizadas
directamente por el Estado o a través de entes de su Propiedad, o por personas Privadas
nacionales o extranjeras con o sin la participación del Estado; de esta manera se abre
más la posibilidad a los inversionistas de actuar en este sector. Para ello, estarán sujetos
a la Obtención de una licencia, cuando se trate de la exploración para la búsqueda de
Yacimientos de gas libre y de la explotación de los mismos, o de un Permiso si van a
realizar actividades distintas a las señaladas, como son la recolección, procesamiento,
industrialización, transporte, distribución Y comercialización del gas. En todo caso, se
le da direccionalidad al uso del gas al exigirse como condición indispensable, tanto para
la licencia como para el permiso, que su Obtención estará vinculada a un proyecto
determinado a ser aprobado por el Ministerio de Energía y Minas. Todo dirigido,
primordialmente, al desarrollo nacional mediante el aprovechamiento intensivo y
eficiente de los hidrocarburos gaseosos, ya sea como combustible de uso doméstico o
Industrial, materia prima industrial o Para Su eventual exportación.

Régimen fiscal fundamentado en la participación del Estado en su


condición de propietario

El régimen fiscal previsto en esta Ley se fundamenta en la participación del Estado, en


su condición de propietario de los yacimientos, al exigirse una regalía de veinte por
ciento (20%) sobre los volúmenes de hidrocarburos gaseosos producidos. Esta regalía
puede ser recibida, a juicio del Ministerio de Energía y Minas, total o parcialmente, en
especie o en dinero, equivalente al pago de dichos volúmenes. Además, las actividades
reguladas por esta Ley quedan sujetas a los impuestos que les resulten aplicables
conforme a lo dispuesto en otras leyes.

En reafirmación a lo establecido en otras leyes, se atribuye al Ministerio de Energía y


Minas la competencia para otorgar las licencias y permisos requeridos para realizar
dichas actividades, así como para planificarlas, vigilarlas, fiscalizarlas e imponer las
sanciones correspondientes por infracción a las disposiciones previstas en esta Ley.

Ente nacional del gas para el desarrollo del sector

Se crea un ente con autonomía funcional denominado Ente Nacional del Gas para
promover el desarrollo del sector y la competencia en todas las fases de la industria de
los hidrocarburos gaseosos relacionadas con las actividades de transporte y distribución
y para coadyuvar en la coordinación y salvaguarda de dichas actividades. El ente estará
adscrito al Ministerio de Energía y Minas y entre sus funciones tendrá la de elaborar
propuestas de bases encaminadas a la fijación de tarifas justas y adecuadas para ser
aplicadas a las mismas actividades, así como vigilar e informar al referido Despacho
sobre posibles conductas monopólicas o no competitivas, y propiciar el equilibrio
económico entre los participantes.

El transporte y la distribución de hidrocarburos para el consumo


colectivo son declarados servicios públicos

El transporte y la distribución de hidrocarburos destinados al consumo colectivo son


declarados servicios públicos y en consecuencia, quedan sujetos a las normas y
controles característicos de estos servicios destinados a que sean prestados en forma
eficiente.

Los precios y tarifas deberán atender a los principios establecidos en la Ley dirigidos a
facilitar la recuperación de las inversiones, a obtener una rentabilidad razonable, así
como al mantenimiento adecuado del servido y asegurar a los consumidores el menor
costo posible.

A fin de evitar conductas monopólicas, se prohíbe que una misma persona realice o
controle en una región dos o más de las actividades de producción, transporte o
distribución, sin embargo, cuando la viabilidad del proyecto así lo requiera, podrá ser
autorizada por el Ministerio de Energía y Minas para ejercerlas, en este caso deberá,
llevarse contabilidades separadas como unidades de negocio claramente diferenciadas.
Las actividades previstas en la Ley deberán efectuarse con sujeción a las mejores
prácticas científicas y técnicas disponibles y a las normas de seguridad, higiene y
protección ambiental aplicables para evitar daños a las personas, a los bienes y al
ambiente.

La prestación del servicio de almacenamiento, transporte y distribución de


hidrocarburos gaseosos deberá hacerse en forma continua, con eficiencia, calidad y en
beneficio de los consumidores.

LA VIGENTE LEGISLACIÓN MINERA

La normativa minera de 1922 se mantuvo vigente por más de 20 años, cuando es


promulgada la ley de 1944, la cual se mantuvo hasta 1999, cuando fue derogada el 5 de
Septiembre por el Decreto 295 con Rango y Fuerza de Ley de Minas.

La ley de 1944, fue considerada como un logro importante y eficiente para el manejo de
la industria, mediante un sistema principalmente de concesiones, pero que hoy, aun
cuando se mantiene el sistema de concesiones, requería de un cambio radical para
actualizarla a la situación existente en Venezuela, que multiplicó su población cuatro
veces y que insurge en un mundo generalista y global.

En la historia de la legislación, ha sido relevante el criterio sobre las disposiciones más


importantes de esta Ley, donde destaca la unificación de todos los regímenes de
concesiones existentes y se establecen nuevos términos para las futuras concesiones,
para el aumento del impuesto de exploración, se incluye la obligación a las compañías
extranjeras de construir refinerías en el país, y se enfatiza con procedimientos precisos,
un sistema de control y de supervisión por parte del Estado, sobre las compañías
concesionarias.

En fecha 28 de septiembre de 1999 fue promulgada en la Gaceta Oficial Extraordinaria


Nº 5 el Decreto con rango y fuerza de Ley de Minas. En su Exposición de Motivos se
expresa que:

"Durante el tiempo de vigencia de la Ley de Minas de 1945, han surgido una serie de
hechos que en la actualidad han dado como resultado, en la mayoría de las veces, la
desaplicación de la Ley ante actividades de carácter público o privado que han venido
siendo realizadas al margen de la misma, tal como ocurrió con las encomiendas,
asignaciones y delegaciones hechas a la Corporación Venezolana de Guayana(C.V.G.)
para el desarrollo, exploración y explotación de oro y diamante, en la región Guayana,
que originó una complejidad de contratos de dudosa legalidad…"

EL SISTEMA MINERO EN VENEZUELA

Durante muchos años se debatió el tema de la forma de ejercer la actividad minera,


entendiendo que dicha actividad involucra un conjunto de operaciones, generalmente
continuas y complementarias, pero independientes, a las cuales hay que atender para
lograr su fin, que es la obtención del producto minero o petrolero.
En un principio, la minería se regía por la ejecución de actividades mineras, poco
reguladas por la Ley, que venían manteniendo los procedimientos del inicio de esta
actividad. Así encontramos los siguientes ejercicios sobre el denuncio y la explotación:

El denuncio minero y la concesión de otorgamiento facultativo

En la misma Exposición de Motivos de la ley, se expresa que las circunstancias


indicadas han conducido a la revisión de los principios y normas contenidos en la Ley
de Minas, entre los que cabe destacar, la figura del denuncio minero y la concesión de
explotación, de otorgamiento facultativo por parte del Ejecutivo Nacional y
adicionalmente, la situación sobrevenida con el Decreto No.2.039 de fecha 15 de
febrero de 1977, mediante el cual el Ejecutivo Nacional se reservó la exploración y
explotación de todos los minerales que no hubiesen sido reservados con anterioridad.
Como consecuencia de esta reserva, quedó en suspenso el derecho a la exploración libre
y exclusiva, influyendo de igual modo, sobre el derecho de explotación al dejar también
en suspenso la aplicación del régimen de denuncio minero.

FORMALIZACIÓN LEGAL DEL APROVECHAMIENTO DE


LOS MINERALES

Estas actividades: la exploración, la explotación, la transformación, la distribución y la


comercialización, en el aprovechamiento de los minerales, asumieron una mejor
formalidad, ya que dado el caso de que las minas y el petróleo son propiedad del Estado,
existen formas de ejecutar estas actividades, como se establece en la legislación vigente
de la materia, dichas actividades pueden estar en manos del propio Estado o en
particulares, cuando no existe el monopolio de ellas.

Es importante destacar que el sistema minero legal actual, es de tipo dominial, por
cuanto las minas son patrimonio del Estado y su explotación requiere del régimen de
concesiones mineras otorgadas por éste en forma facultativa, acorde con los requisitos
establecidos en la Ley. Inclusive, de acuerdo con la Constitución, por razones de
conveniencia nacional el Estado queda facultado para reservarse determinadas
actividades económicas, de manera particular en el sector minero y petrolero y reconoce
que el dominio sobre esas áreas puede hacerse de acuerdo con el sector privado, dejando
claramente establecido que el Estado puede entrar en convenios de asociación con el
sector privado para el desarrollo y la explotación de esas actividades.

La misma Constitución, en su Artículo 12 expresa:

"Los yacimientos mineros y de hidrocarburos, cualquiera que sea su naturaleza,


existentes en el territorio nacional, bajo el lecho del mar territorial, en la zona
económica exclusiva y en la plataforma continental, pertenecen a la República, son
bienes del dominio público y, por tanto, inalienables e imprescriptibles. Las costas
marinas son bienes del dominio público".

Es decir, que cualquier clase de minas que se encuentren en el territorio, solo pueden ser
exploradas, explotadas y aprovechado su producto mediante las modalidades
establecidas en la Ley:
Artículo 72.La exploración, explotación y aprovechamiento de los recursos mineros
sólo podrá hacerse mediante las siguientes modalidades:

a) Directamente por el Ejecutivo Nacional;

b) Concesiones de exploración y subsiguiente explotación;

c) Autorizaciones de Explotación para el ejercicio de la Pequeña


Minería;

d) Mancomunidades Mineras; y,

e) Minería Artesanal.

La concesión minera

Se entiende por concesión minera, el derecho referido a la explotación de los minerales


a que se contraen la Ley de Minas y otras normas que le son conexas. Es un concepto de
naturaleza administrativa, de donde deriva su naturaleza jurídica en el sentido de su
vigencia y por cuanto su definición corresponde al Derecho Administrativo. Al
respecto, tanto la Constitución como la Ley, contemplan normas rectoras que dan al
Estado las atribuciones para el manejo de la actividad que genera la explotación de las
industrias minera y petrolera, estableciéndose como requisito fundamental para el
ejercicio por entes del mismo Estado o por particulares, la instrumentación de una
formalidad, denominada concesión, la cual constituye, un acto legal mediante el cual el
Poder Ejecutivo otorga a una persona, el derecho de explotar alguna riqueza del
patrimonio de la República bajo su cuenta y riesgo; y bajo el sometimiento a las
limitaciones y condiciones que establece la ley; derivando de dicha concesión el
derecho del concesionario a disfrutar de los beneficios que resulten de la explotación.

La Ley de Minas establece, que la concesión minera es el acto del Ejecutivo Nacional,
mediante el cual se otorgan derechos e imponen obligaciones a los particulares para el
aprovechamiento de recursos minerales existentes en el territorio nacional.

La concesión minera confiere a su titular el derecho exclusivo a la exploración y


explotación de las sustancias minerales otorgadas que se encuentren dentro del ámbito
espacial concedido.

En cuanto al derecho de explotación que se deriva del ejercicio de la actividad de la


pequeña minería es a título precario, se otorga intuito personae, y en consecuencia, no
confiere derechos reales inmuebles, por lo que no podrá ser enajenado, gravado,
arrendado, traspasado ni cedido; salvo su aporte al fondo social constituido para la
formación de mancomunidades mineras.

La concesión minera comprende solo el subsuelo, separado de la propiedad particular


del suelo, pues como hemos estudiado, las minas hoy en día son bienes separados de la
propiedad civil, al considerarse que están dentro de la tesis de la propiedad originaria
del Estado. De no ocurrir esta distinción, evidentemente surgirían conflictos entre la
propiedad civil y la propiedad originaria de las minas por parte del Estado.
Hablar de concesiones en el Derecho Positivo venezolano, implica hablar de los más
diversos actos del poder público. Es así como algunos autores la definen como "el acto
por el cual el Estado otorga a un particular el Derecho de gestión de determinado
servicio público, obligándose el concesionario a ejecutar la gestión o la explotación por
su cuenta y riesgo y sometido a las condiciones impuestas por el Estado, obteniendo a
cambio las ganancias resultantes de la prestación del servicio o de la explotación".

Dentro de este concepto, incluimos dos aspectos esenciales en el tratamiento del tema,
como lo son: el Servicio Público y el de Explotación de la riqueza natural, siendo éste
último el de mayor interés para nuestro estudio.

La Constitución vigente (1999) contempla en su normativa, la facultad del Estado a dar


concesiones para diferentes servicios y actividad, en este sentido, expresa en la parte in
fine del Artículo 113 lo siguiente: "… Cuando se trate de explotación de recursos
naturales propiedad de la Nación o de la prestación de servicios de naturaleza pública
con exclusividad o sin ella, el Estado podrá otorgar concesiones por tiempo
determinado, asegurando siempre la existencia de contraprestaciones o contrapartidas
adecuadas al interés público.

Objeto y operaciones mineras a concesionar.

Antes de entrar a clasificar las concesiones, es necesario que nos detengamos a


comprender las diferentes operaciones que conlleva la actividad minera, la cual da
origen a las mismas, por la necesidad legal de obtenerlas, sin cuyo requisito es
imposible operar en este campo.

En este orden de ideas, debemos entender que existen operaciones de exploración,


explotación, exploración y subsiguiente explotación, refinación, industrialización,
circulación, almacenamiento, tenencia, transporte y comercialización; sin dejar de
incluir la administración de los diferentes procesos, tanto operativos, como de
programación y de apoyo.

Clases de concesiones mineras

Las concesiones, como hemos dicho, proceden del Ejecutivo Nacional, para efectuar
algunas de las operaciones mineras que hemos analizado, conforme a las disposiciones
legales. Estas concesiones conllevan operaciones diversas. Es por ello que las
analizaremos desde el punto de vista del operador o concesionario. En tal sentido, las
operaciones en materia de minas pueden ser efectuadas en la forma siguiente:

La exploracion minera.

La exploración constituye la fase previa de las industrias minera y petrolera. Ella


conlleva la ejecución de dos operaciones fundamentales: la acción de "cavar", que
significa y conlleva la remoción de la tierra en el suelo, y la acción de "catar", que
significa y conlleva la investigación de la tierra para determinar el contenido geológico
minero. En base a estos dos aspectos operativos, podemos decir que la exploración
consiste en los trabajos preliminares y preparativos que se efectúan con miras a la
explotación.
Los trabajos exploratorios consisten en el reconocimiento del terreno mediante
procedimientos y métodos apropiados, que tienen como finalidad cerciorarse de la
existencia del mineral cuya explotación se pretende iniciar.

La Ley de Minas contiene las siguientes normas fundamentales en materia de


exploración:

Artículo 52: Dentro del lapso de exploración contemplado en esta Ley, el concesionario
presentará un estudio de factibilidad técnica, financiera y ambiental de la concesión y
cualquier otra información sobre las actividades que para el aprovechamiento del
mineral se proponga llevar a cabo.

En caso de que el estudio de factibilidad técnico, financiero y ambiental no sea


conformado por el Ministerio de Energía y Minas, así lo hará saber al interesado por
acto debidamente razonado y el concesionario dispondrá de hasta noventa (90) días
continuos para la presentación de un nuevo estudio.

La exploración y subsiguiente explotación

Artículo48: La concesión de exploración y subsiguiente explotación confiere al


concesionario, sus herederos o causahabientes, durante el período exploratorio, el
derecho exclusivo de explotar el área concedida y de elegir para su explotación la
superficie que determine el estudio de factibilidad técnico, financiero y ambiental, pero
en ningún caso dicha superficie será mayor de la mitad del área con-cedida para la
exploración en parcelas que dentro de ellas seleccionare y no podrán exceder de
quinientas trece hectáreas (513 has.) cada una, según el plano general que deberá
presentar al Ministerio de Energía y Minas. Las parcelas podrán agruparse con el fin de
obtener una racional explotación del yacimiento, serán de forma rectangular excepto en
aquellas que en razón de la configuración de los linderos del lote deban adoptar una
forma diferente. La superficie que deje libre el concesionario dentro del número de
hectáreas que mide el lote, quedará sometido a las disposiciones del Artículo 47 de esta
Ley.

Artículo 49: El período exploratorio tendrá una duración no mayor de tres (3) años, de
acuerdo con la naturaleza del mineral de que se trate y demás circunstancias pertinentes,
según lo determinen los reglamentos de esta Ley

Parágrafo Único. El período de exploración podrá ser prorrogado por una sola vez y por
un lapso no mayor de un (1) año.

La exploración libre o común y el libre aprovechamiento

La primera condición que exige esta operación, es que puede ser ejercida por cualquier
persona natural o jurídica, nacional o extranjera pero hábil en derecho, para poderse
obligar ante terceras personas. Aun cuando en este caso, el explorador no tiene relación
de derecho con una concesión, nacen para él responsabilidades frente a terceros,
derivadas de su actividad.

Con el Decreto No. 2.039 de fecha 15 de febrero de 1977, el Ejecutivo Nacional se


reservó la exploración y explotación de todos los minerales que no hubiesen sido
reservados con anterioridad. Como consecuencia de esta reserva, quedó en suspenso el
derecho a la exploración libre y exclusiva, influyendo de igual modo, sobre el derecho
de explotación al dejar también en suspenso la aplicación del régimen de denuncio.

El tradicional libre aprovechamiento existente en la legislación del pasado, perdió


vigencia por disponer el artículo 200 de la Ley de Minas que, en zonas declaradas de
reserva, en nuestro caso, todo el territorio nacional, queda prohibido el libre
aprovechamiento. Sin embargo, es posible constatar que, en la práctica, a pesar de la
prohibición expresa de la Ley, existe este tipo de explotaciones ilegales.

Las mancomunidades mineras

Se introduce también, en la legislación minera nacional la figura de las


Mancomunidades Mineras (Art. 77). Su esencia proviene de la Ley de Minas de España,
y se aspira ponerla en práctica con el fin de obtener un mejor aprovechamiento de los
recursos mineros, facilitar las operaciones técnicas de los yacimientos, mejorar el
rendimiento de las explotaciones y proteger los recursos naturales y el ambiente. La
Mancomunidad Minera se orienta hacia el mejoramiento y organización de la actividad
minera, lo cual tendrá una repercusión social en las áreas donde se desarrolle,
permitiéndoles a los titulares de éstas, la posibilidad de obtener una concesión en fase
de explotación.

Otra de las ventajas desde un punto de vista económico de las Mancomunidades


Mineras, es que de ellas resulta una concentración de actividades en una localidad
(región) reduciendo los costos, aunque cada empresa sea pequeña. La concentración
genera la posibilidad de tener costos más bajos por servicios conexos, infraestructura y
tiende a generar proveedores más eficientes, por lo que surge la tendencia a la
formación de complejos industriales.

Artículo 81: El ejercicio de la actividad minera mediante mancomunidades mineras,


estará sujeto al pago de los impuestos previstos en esta Ley.

La minería artesanal

Artículo 82 La minería artesanal es aquella que se caracteriza por el trabajo personal y


directo en la explotación de oro y diamante de aluvión, mediante equipos manuales,
simples, portátiles, con técnicas de extracción y procesamiento rudimentarios y que sólo
puede ser ejercida por personas naturales de nacionalidad venezolana.

Articulo 83 El Estado atenderá el ejercicio de la minería artesanal y prestará


asesoramiento técnico para su evolución hacia estadios superiores de la actividad. El
Ejecutivo Nacional señalará, mediante decreto, las áreas especialmente destinadas para
el ejercicio de esta actividad.

Artículo 84 La minería artesanal deberá ser realizada con estricto acatamiento de la


normativa ambiental.

Artículo 85 El ejercicio de la minería artesanal estará sujeto al pago de los impuestos


previstos en esta Ley que le sean aplicables.
La pequeña minería

Se consagra una nueva figura distinta de la tradicional concesión para tener una minería
de menor escala, como es, la pequeña minería la cual está concentrada específicamente
en la explotación de oro y diamante. Este sistema constituye un régimen más flexible
que el de la concesión, su trámite administrativo es más breve y permite explotar un
pequeño número de hectáreas. Se otorga mediante una Autorización de Explotación
emanada del Ministro de Energía y Minas, la cual es a título precario, no confiere
derechos reales y sólo puede ser ejecutada por los venezolanos.

La concesión única

Da importancia la Ley al establecimiento del régimen de concesión única, la cual será


de exploración y subsiguiente explotación, cuya duración no excederá de veinte (20)
años, con posibilidad de prórrogas, que sumadas no podrán ser superiores a ese período.
Otra característica de la concesión diseñada, consiste en la eliminación de la distinción
basada en la presentación del mineral, en cuanto a veta, manto y aluvión, es decir, el
concesionario tendrá derecho a la explotación del mineral cualquiera que sea su
presentación.

La extensión horizontal de la concesión será de forma rectangular, cuya unidad de


medida superficial es la hectárea. Los lotes estarán conformados por "unidades
parceladas", las cuales representan la unidad mínima de división del lote. La superficie
de la unidad parcelada variará entre un mínimo de 493 Has., y un máximo de 513 Has.,
todo ello permite darle una medida real a los lotes de acuerdo a la curvatura de la tierra
y sobre la base de las más avanzadas técnicas de medición en materia minera. Se
mantiene el sistema de proyección Universal Transversal Mercator (U.T.M.) que les
permitirá ordenar de manera segura el otorgamiento, localización y control de las
concesiones.

Dentro del ámbito de la concesión, el Ejecutivo Nacional por razones de beneficio


colectivo, podrá reservarse la ejecución de las actividades mineras sobre los minerales
no otorgados en el título y se establece la obligación del concesionario de comunicarle
al Ministerio de Energía y Minas el hallazgo de tales minerales, ya que conforme al
nuevo sistema, la concesión no abarca todos los minerales que se encuentren dentro del
área otorgada, sino expresamente aquellos a los cuales el título se refiere.

Los concesionarios tienen un derecho preferente ante cualquier otro solicitante de


concesión, para que le sean otorgados cualesquiera otros minerales y de hacer uso de
este derecho, bastará que celebre convenios con el Ministerio de Energía y Minas ..

Siguiendo principios de nuestra legislación minera, el Ministerio de Energía y Minas


podrá estipular con el concesionario, ventajas especiales para la República, con ocasión
de los derechos mineros a ser otorgados.

La servidumbre minera

Artículo 11. El beneficiario de derechos mineros para ejercer las actividades reguladas
por esta ley, podrá solicitar la constitución de servidumbres, la ocupación temporal y la
expropiación de bienes.
Cuando las servidumbres hayan de constituirse sobre terrenos de propiedad privada, el
beneficiario de derechos mineros podrá celebrar con los propietarios los contratos
necesarios. De no lograrse el avenimiento, el beneficiario podrá ocurrir a un Tribunal de
Primera Instancia en lo Civil, con jurisdicción en la localidad, para solicitar la
autorización del comienzo de los trabajos. El solicitante señalará con precisión las áreas
y bienes que se afectarán y los trabajos a realizarse…

Uso de los terrenos baldíos

Artículo 13 El beneficiario de derechos mineros, podrá utilizar los terrenos baldíos en


las condiciones y mediante las compensaciones que pacte con el Ejecutivo Nacional, el
cual según las circunstancias puede exonerarlo de las mismas. Cuando en los terrenos
baldíos existan mejoras de particulares, la indemnización que corresponda la pagará el
beneficiario de los derechos mineros.

Uso y aprovechamiento racional de las aguas del dominio público

Artículo 14. El beneficiario de derechos mineros tiene derecho al uso y


aprovechamiento racional de las aguas del dominio público para el ejercicio de sus
actividades mineras, sujeto al cumplimiento de las disposiciones ambientales que rigen
la materia. Así mismo, el beneficiario tiene derecho a. la expropiación o al
establecimiento de servidumbres para el aprovechamiento y uso de las aguas del
dominio privado en su actividad minera.

Toda persona, natural o jurídica, nacional o extranjera, podrá obtener


los derechos mineros

Artículo 17 Toda persona, natural o jurídica, nacional o extranjera, hábil en derecho, y


domiciliada en el país, podrá obtener los derechos mineros para realizar las actividades
señaladas en esta Ley, salvo las excepciones en ella establecidas…

La explotación minera

Artículo 58 Se entiende que una concesión está en explotación, cuando se estuviere


extrayendo de las minas las sustancias que la integran o haciéndose lo necesario para
ello, con ánimo inequívoco de aprovechamiento económico de las mismas y en
proporción a la naturaleza de la sustancia y la magnitud del yacimiento.

13. LA LEGISLACIÓN DE LOS HIDROCARBUROS

Antecedentes Historico-Legales

Es criterio del legislador para la elaboración de las vigentes leyes de hidrocarburos, que
si para el momento de concebirse nuestras primeras leyes, ya el petróleo era un recurso
valioso, hoy, es plena la comprensión de la altísima importancia mundial de este recurso
natural no renovable, por lo que la regulación de su explotación y aprovechamiento está
en los más altos rangos del interés de países productores y consumidores, orientado por
básicos propósitos estratégicos. En nuestro caso, por la esencial atención de los intereses
de la Nación venezolana como una integridad, en la medida en que estos intereses
queden garantizados, la Nación mantendrá su disposición para continuar contribuyendo
con su petróleo al progreso de la humanidad, mediante el desempeño de un rol
fundamental en el equilibrio del mercado mundial, al proporcionar su petróleo en forma
oportuna, permanente y segura.

Es el espíritu de esta Ley, regular de manera progresiva y armónica, el desarrollo y


aprovechamiento de los inmensos recursos de hidrocarburos con que cuenta Venezuela
y el mejoramiento de los crudos para la obtención de productos cada vez más eficientes
y amigables con el ambiente. Igualmente, propende a la transparencia y a la coherencia,
de los aspectos económicos relativos a las actividades petroleras, las cuales involucran
tanto al sector público como al privado; marco donde se inscriben los cimientos para el
desarrollo de un sector petrolero privado nacional sólido que agregue valor al país y
reduzca su dependencia externa.

A comienzos del siglo XX, cuando el mundo comienza a tomar conciencia de la


extraordinaria significación del petróleo, iniciándose la incursión en nuestra actividad
petrolera para buscar, extraer y refinar el petróleo, que por falta de tecnología nacional
fue necesario poner en manos extranjeras su explotación.

En 1918 cuando se dicta un Reglamento dedicado a hidrocarburos y en 1920 se


promulga la primera Ley de Hidrocarburos. Antes, como indicáramos, regían las
"Ordenanzas de Minería para la Nueva España", promulgadas en Aranjuez el 22 de
mayo de 1783 y aplicadas en la Capitanía General de Venezuela por Real Cédula del 27
de abril de 1784.

A partir de la ley de 1920 se dictaron leyes de hidrocarburos: el 16 de junio de 1921, 9


de junio de 1922, 18 de julio de 1925, 18 de junio de 1928, 17 de junio de 1935, 5 de
agosto de 1936 y 21 de diciembre de 1938. La Reforma Petrolera de 1943 dio origen a
una nueva ley, que tuvo entre sus méritos unificar el tratamiento legal de los
hidrocarburos y mejorar la participación económica de la Nación, mediante su propia
normativa o permitiendo la aplicación de leyes impositivas, ya que el tratamiento de los
hidrocarburos quedó no sólo sujeto a la ley de la materia sino al conjunto de la
legislación nacional. Esto permitió al país iniciar un proceso para incrementar los
ingresos que recibía por la explotación del petróleo, complementado con el
llamado "fixty fixty", es decir, repartir el producto petrolero, mitad para los
concesionarios y mitad para la Nación, que se superó con la aplicación de la Ley del
Impuesto Sobre la Renta. La Ley de Hidrocarburos de 1943 cumplió su cometido y
nuevos propósitos nacionales sobre hidrocarburos debieron ser atendidos por las
reformas de dicha Ley efectuadas en 1955 y 1967, así como por las leyes siguientes:
Ley de Reversión y Ley de Gas, de 1971; Ley que Reserva al Estado la Explotación del
Mercado Interno de los Productos Derivados de Hidrocarburos, de 1973; Ley Orgánica
que Reserva al Estado la Industria y el Comercio de los Hidrocarburos, de 1975 y la Ley
Orgánica de Apertura del Mercado Interno de la Gasolina y Otros Combustibles
Derivados de los Hidrocarburos para el Uso de Vehículos Automotores, de 1998.

Se concluye, en que se requiere de una ley que le garantice a la Nación venezolana la


optimización de su industria petrolera, dentro de los parámetros de explotación racional,
garantía de justos ingresos fiscales, conservación del recurso, contribución al desarrollo
social y protección del ambiente; acciones todas, que coadyuven a fortalecer y a
garantizar la seguridad. No podemos dejar de reconocer que la legislación sobre los
hidrocarburos es una de las más importantes del país, después de la Constitución,
porque debe regular, en forma clara y precisa, una de las bases del principal sustento de
la economía de la sociedad venezolana.

Es importante reconocer, que la Ley de Hidrocarburos es un texto legal que regula las
diferentes actividades sobre los hidrocarburos, la participación en las mismas de los
actores público y privado, con garantía de seguridad jurídica y dinamismo para la
sustentabilidad, la permanencia y el desarrollo constante del sector.

Carácter orgánico de la ley

La Ley es investida con el carácter de orgánica por expreso mandato del Artículo 302 de
la Constitución, que establece la reserva al Estado de las actividades petroleras por
razones estratégicas y de conveniencia nacional, y que debe derogar otras del mismo
rango, como son la Ley Orgánica que Reserva al Estado la Industria y el Comercio de
los Hidrocarburos y la Ley Orgánica de Apertura del Mercado Interno de la Gasolina y
Otros Combustibles Derivados de los Hidrocarburos para Uso de Vehículos
Automotores.

Propiedad de los yacimientos

La Ley recoge el principio constitucional de la propiedad de la República sobre los


yacimientos de hidrocarburos, igual que los mineros. En tal sentido, el Artículo 12 de la
Constitución establece que, "los yacimientos mineros y de hidrocarburos, cualquiera
que sea su naturaleza, existentes en el territorio nacional, bajo el lecho del mar
territorial, en la zona económica exclusiva y en la plataforma continental, pertenecen a
la República, son bienes del dominio público y por tanto inalienables e
imprescriptibles." Hace marcada referencia a los yacimientos que se encuentren dentro
de las fronteras nacionales, en razón de que con tal delimitación se comprenden áreas
derivadas de la celebración de tratados internacionales con países circunvecinos.

Se entiende como derivación de este principio, que el Estado puede explotar


directamente esos recursos, regular su explotación y cuando las referidas actividades
sean realizadas por otras personas, tiene el derecho a obtener de éstas una participación
o regalía sobre el recurso explotado, dada la plena propiedad de los recursos. Vale
recordar en este sentido, que la Organización de las Naciones Unidas reconoce el
derecho de propiedad de las naciones sobre sus recursos naturales, pero esa propiedad es
común e indivisa, es decir no puede repartirse o acreditarse, ni en tiempo ni en espacio,
como cuota parte para el patrimonio particular de cada ciudadano, sino que debe
permanecer como un bien patrimonial común e indiviso.

Ámbito de la ley

La Ley comprende a todos los hidrocarburos y las actividades que sobre ellos se
realizan: exploración, explotación, refinación, industrialización, transporte,
almacenamiento, comercialización y conservación de los hidrocarburos, así como las
obras que la realización de estas actividades requiera, excluyendo su aplicación lo
referente a los hidrocarburos gaseosos, los cuales por sus características, se rigen por su
propia Ley Orgánica, la cual, sin embargo debe interpretarse y aplicarse armónicamente
con esta Ley Orgánica de Hidrocarburos, conforme a las reglas de la interpretación
analógica.
Actividades de exploración y búsqueda reservadas al Estado

La Ley reserva al Estado las actividades de exploración en búsqueda de yacimientos de


hidrocarburos, la extracción de estos, su recolección, transporte y almacenamiento
inicial, las cuales se denominan actividades primarias. Igualmente reserva al Estado las
refinerías existentes, de su propiedad o de sus empresas, así como las ampliaciones y
mejoras de las mismas.

El Estado podrá realizar las actividades reservadas, directamente o por medio de


empresas de su exclusiva propiedad, o en determinadas circunstancias por empresas
mixtas en las cuales posea una participación mayor del cincuenta por ciento (50%) del
capital social. Por esta norma, el Estado se obliga a intervenir directamente en el
negocio, superando el rol de simple recaudador de renta que tuvo hasta el momento de
la nacionalización; además, le permite mantener un control real y le otorga poder
decisorio en todos los negocios y operaciones de las empresas que actúan en actividades
reservadas, más allá de otras fórmulas, como el de la acción privilegiada que sólo
confiere derecho a veto para ciertas decisiones determinantes. En todo caso, por tratarse
de materia de interés nacional, la constitución de las empresas mixtas para la realización
de las actividades primarias, requiere de la autorización previa de la Asamblea
Nacional.

Declaración de utilidad pública e interés social

La Ley declara de utilidad pública y de interés social las actividades a las referidas, así
como las obras que su realización y manejo requieran. Actividades primordialmente
dirigidas a contribuir con el desarrollo integral, orgánico y sostenido del país, en
procura del beneficio colectivo. En consecuencia, el ingreso neto que ellas generen
deberá propender a financiar la inversión real productiva, de tal manera que se logre la
vinculación del petróleo con la economía nacional.

Acuerdos y tratados internacionales

Conforme a la Ley, quienes realicen las actividades previstas en ella, deberán ajustarse a
las decisiones que adopte la República en virtud de los tratados o acuerdos
internacionales por ella celebrados en materia de hidrocarburos. Sujetos como están
quienes realicen actividades en el país a toda la legislación del mismo, y siendo los
tratados internacionales de aplicación preferente, no pueden quedar exentos de su
aplicación quienes realicen actividades con los hidrocarburos.

Competencia para la administración de los hidrocarburos

La Ley otorga, en forma expresa, competencia al Ministerio de Energía y Minas en


cuanto a la administración de los hidrocarburos y le confiere el derecho y la obligación
de realizar, planificar, vigilar, inspeccionar y fiscalizar todas las actividades que con
dichas sustancias se realicen. También desarrolla el derecho de fiscalizar las
operaciones que causen impuestos, tasas y contribuciones en ella establecidos, así como
las contabilidades de las personas que las realicen. Se prevé la dotación de los recursos
necesarios al Ministerio para el cumplimiento de las funciones que se le atribuyen.

Participación de capital privado y formación de capital nacional


La participación del capital privado se consagra, mediante la posibilidad de integrarse
en la constitución de empresas mixtas para la realización de actividades primarias, así
como la de su intervención en las actividades industriales y comerciales realizadas con
hidrocarburos, todo sujeto al cumplimiento de los requisitos en ella previstos.

La Ley ordena al Ejecutivo Nacional determinar las medidas que propicien la formación
de capital nacional y su participación en las actividades señaladas en ella, así como
establecer las medidas necesarias para que los bienes y servicios de origen nacional
concurran en condiciones de transparencia y no desventajosas en el desarrollo de
proyectos relacionados con dichas actividades.

Industrialización de los hidrocarburos

Establece la Ley, que el Ejecutivo Nacional dictará las medidas necesarias para la


industrialización de los hidrocarburos en el país y determina que aquellas deberán, entre
otras disposiciones, prever medidas orientadas a estimular la transformación de los
hidrocarburos refinados, desarrollar parques industriales alrededor de las refinerías y en
zonas donde se facilite el suministro de hidrocarburos; que las refinerías y plantas
procesadoras bajo el control del Estado garanticen el suministro de las materias primas
disponibles; que los precios y condiciones de suministro oportuno de las materias
primas permitan el desarrollo de empresas competitivas en los mercados internacionales
y que las empresas que realicen actividades de industrialización de hidrocarburos en el
país, fomenten a su vez la industrialización aguas abajo de los insumos por ellas
producidos.

Contempla, además, que la separación, purificación y transformación de los


hidrocarburos naturales y de los productos obtenidos, realizados con el propósito de
añadir valor a dichas sustancias o productos y la comercialización de los mismos
(corriente abajo), configuran actividades industriales y comerciales y pueden ser
realizadas por el Estado, por empresas de su exclusiva propiedad, por empresas mixtas
con participación del capital estatal y privado, en cualquier proporción y por empresas
privadas. De esta manera aspira variar el tradicional modelo petrolero extractivo
exportador que se ha venido aplicando, desde los inicios de la actividad petrolera hacia
un modelo que mire más al desarrollo de las actividades petroleras con el país.
Internalizar esas actividades para agregarle valor al recurso natural petrolero, mediante
el trabajo en el país y con oportunidades para la gerencia y el capital nacional, son sin
duda propósitos esenciales del presente Decreto Ley de Hidrocarburos.

Comercialización de los hidrocarburos

Se prevé que el transporte, almacenamiento, suministro, distribución y expendio interno


de los hidrocarburos, destinados directa o indirectamente al consumo colectivo,
constituyen un servicio público y que el Ejecutivo Nacional, por órgano del Ministerio
de Energía y Minas, fijará los precios de los productos derivados de los hidrocarburos y
decidirá lo que fuere necesario para garantizar la eficiencia del servicio, la protección
del ambiente y evitar su interrupción.

En relación con la gestión del comercio exterior de los hidrocarburos naturales y de los


productos derivados, se pauta que ésta se realice conforme a la política y los
lineamientos que dicte el Ejecutivo Nacional por órgano del Ministerio de Energía y
Minas.

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