EL DERECHO MINERO Y PETROLERO Investigue
EL DERECHO MINERO Y PETROLERO Investigue
EL DERECHO MINERO Y PETROLERO Investigue
Como puede verse, esta definición es una disgregación que hacemos de la definición
que hemos elaborado en materia del Derecho Minero, de cuya relación es imposible
separarse. No obstante, no escapa a nuestro estudio, el hecho de que en Venezuela, las
materias y normas jurídicas minera y petrolera se han ido separando, estableciéndose
normativas que son cada vez más diferenciadas.
Artículo 302. El Estado se reserva, mediante la ley orgánica respectiva, y por razones de
conveniencia nacional, la actividad petrolera y otras industrias, explotaciones, servicios
y bienes de interés público y de carácter estratégico. El Estado promoverá la
manufactura nacional de materias primas provenientes de la explotación de los recursos
naturales no renovables, con el fin de asimilar, crear e innovar tecnologías, generar
empleo y crecimiento económico, y crear riqueza y bienestar para el pueblo.
La Constitución en su preámbulo señala entre los fines que debe promover nuestra
sociedad, la protección del equilibrio ecológico y de los bienes jurídicos ambientales
como patrimonio común e irrenunciable de la humanidad. Consecuente con ello, el texto
constitucional se caracteriza por desarrollar con la amplitud necesaria, los derechos y
deberes ambientales de cada generación, y por reconocer el derecho que ellas tienen a
un medio ambiente seguro, sano y ecológicamente equilibrado. Destaca, en este sentido,
la necesidad de mantener un eficaz desarrollo de la seguridad ambiental en las fábricas y
complejos industriales.
La Influencia Española
En los siglos XVI, XVII y XVIII, la Corona española dictó un conjunto de leyes y
disposiciones sobre la materia para su aplicación a la Nueva España y al Virreinato del
Perú, los cuales constituían los principales centros mineros de España en América. Para
entonces, la Provincia de Venezuela se caracterizó por su ínfima importancia minera
para la Corona de España, por lo que prácticamente, no representó para ella, un centro
minero de importancia, no obstante, el esfuerzo de los conquistadores españoles y
alemanes, quienes se adentraron en todo el territorio en búsqueda de minerales
preciosos. Actividad ésta, poco recompensada, lo que originó la consideración de
Venezuela, como una de las provincias más pobres de España en América. Pero al
transcurrir del tiempo, al aparecer el mito de "El Dorado" y la misteriosa ciudad de
"Manoa", posiblemente inventados por los indígenas para alejar a los conquistadores,
vuelca una cantidad apreciable de aventureros a la región de la Guayana venezolana.
Hasta que, con el descubrimiento de yacimientos auríferos en el rio Yuruari y sus
afluentes cercanos al caserío de Tupuquén, por el brasileño P. J. Ayres en 1.842, cuando
es reconocida la relevancia la importancia minera en esta zona y en general de
Venezuela, con lo que atrajo, en el transcurso de los años, grandes migraciones de
venezolanos, colombianos, peruanos, antillanos y europeos hacia esa región, cuyas
aldeas adquirieron la fisionomía de pueblos.
Es del Derecho español; particularmente de la legislación impuesta por el descubridor y
por el conquistador de donde surge su influencia, a más de la instrumentación de
nuestro Derecho Minero, que podemos relacionar de la siguiente manera:
Estas ordenanzas rigieron en América Hispana por más de un siglo en su forma original,
consagrando el sistema regalista, nacido de los principios que asignan en propiedad al
Estado la riqueza del subsuelo. El Título V de estas Ordenanzas, trata el Dominio
radical de las minas, de su concesión a los particulares y del derecho que por ello deben
pagar. En tal sentido dispone:
"Artículo 1º: Las minas son propias de mi Real Corona, así por su naturaleza y origen
como por su reunión dispuesta en la Ley IV, Título 13, Libro 6º de la Nueva
Recopilación;
Artículo 2º: Sin separarlas de mi Real Patrimonio, las concedo a mis vasallos, en
propiedad y posesión, de tal manera que puedan venderlas, permutarlas, arrendarlas,
donarlas, dejarlas en testamento o por herencia o manda o de cualquier otra manera
enajenar el derecho que en ellas les pertenezca en los mismos términos que los posean y
en personas que puedan adquirirlo"
"Mientras se forma una ordenanza propia para las minas y mineros de Colombia, se
observará provisionalmente la ordenanza de Minería de Nueva España, dada el 22 de
mayo de 1783, exceptuando todo lo que trata del Tribunal de minería y Jueces,
Diputados de Minas y lo que sea contrario a las Leyes y Decretos vigentes" .
Reafirma el dominio que ejerce el Estado sobre las minas y a su vez, confirma el
sistema regalista, al establecer lo siguiente:
"Conforme a las leyes, las minas de cualquier clase corresponden a la República, cuyo
gobierno las concede en propiedad y posesión a los ciudadanos que las pidan; bajo las
condiciones expresadas en las leyes y ordenanzas de minas y con las demás que
contiene este Decreto".
"Que con arreglo al decreto de 24 de Octubre de 1829, la Ordenanza que debe seguir de
regla al Gobierno en lo relativo a minas es la de Nueva España de 22 de Mayo de 1783,
en los términos que el mismo decreto expresa".
De esta liberación administrativa en el Estado Federal, las leyes elaboradas por ellos
fueron deficientes, empíricas e incoherentes, con lo que contribuyeron a empeorar la
situación administrativa de esa época. Al respecto, acota el Dr. González Berti:
"El desajuste administrativo provocado por el ensayo del Régimen Federal, aplicado
indiscriminadamente y sin justificación alguna a las minas, convenció a los legisladores
nacionales, que la única forma de encauzar nuevamente la industria minera por senderos
que pudieran hacerla progresar, era la aplicación en primer lugar, de un sistema
uniforme de legislación, y por otra, de una administración fuerte y controlada
directamente por el Ejecutivo Nacional. Este convencimiento aparece muy claro en la
Carta Fundamental del 27 de abril de 1881, que estableció este sistema uniforme y ese
control administrativo en manos del Gobierno Federal." En este sentido, la
Constitución, derogando la atribución antes indicada estableció la siguiente excepción:
"A ceder al Gobierno de la Federación la administración de las minas, terrenos baldíos y
salinas con el fin de que las primeras sean regidas por un sistema de explotación
uniforme, y que las segundas se apliquen en beneficio de los pueblos".
"Si en una concesión se encontrare enclavada otra, el dueño de la primera tiene derecho
de continuar la explotación del filón, que, naciendo en una concesión pase por la
concesión enclavada, hasta llegar a la otra parte de su concesión".
La ley de minas de 1887
El 30 de mayo de 1887, fue promulgada una brevísima ley contentiva de seis (6)
artículos, los cuales reproducen parte de los anteriores códigos o leyes. Esta Ley omite
muchas materias, dejando al Ejecutivo Federal la potestad para reglamentarla (Art. 5º).
En el fondo, es el Reglamento de la Ley, promulgado el 3 de agosto de 1887, el que va a
contener la normativa de la materia.
Este Decreto o Código, promulgado el 29 de marzo de 1893, mantiene con muy pocas
diferencias, las normas y principios establecidos en el Código de 1891. Comienza,
exponiendo que se considera mina: "Toda acumulación de substancias inorgánicas y los
combustibles que, en filones, capas o cualquiera otra forma de yacimientos se encuentra
en el interior o en la superficie de la tierra y las piedras preciosas que se presten a
explotación y se usen en joyería."
Desde hace mucho tiempo, el Derecho de Minase Hidrocarburos se separó del Derecho
Administrativo, al cual perteneció. Se hizo autónomo, en consideración a la importancia
que tienen para la economía los recursos que regula; y por la relevancia que sus normas
han tomado tanto para el Derecho en sí mismo, como para la actividad administrativa de
su manejo. Sin embargo, esta autonomía se restringe hoy día, dada la imposición que
sobre todo el sistema normativo que regla los recursos naturales, viene haciendo el
Derecho Ecológico, con sus ramas administrativas y penal ambiental.
Podemos decir que este Derecho es autónomo, por estar afianzado en una serie de leyes
y reglamentos especiales que lo constituyen, orientándolo para que persiga fines propios
de utilidad e interés público. Pero sabemos, como indicamos anteriormente, que aun
siendo autónomo, este Derecho, concatenadamente mantiene relaciones con otras
ciencias o ramas del Derecho en general que lo hacen mantener vigente. En nuestro
estudio, lo relacionamos fundamentalmente con el Derecho Administrativo y lo
ubicamos como parte del Derecho Ecológico.
No se puede negar, que hoy la industria petrolera forma desde cualquier punto de vista
un todo indivisible y físico, caracterizado por una inseparable identidad sustancial de
propósitos y de objetivos, que van desde la perforación del pozo, hasta su uso por el
consumidor final. En este sentido, la generalidad de los países, especialmente los
productores, han ido conformando un cúmulo de normas jurídicas destinada a regular su
extracción, manejo y comercialización, en lo que podemos denominar el Derecho
Petrolero, como una especialidad del derecho público, que se ha ido separando del
propio Derecho Minero, así como éste fue separándose, sin desvincularse del Derecho
Administrativo.
El Derecho Petrolero, es en sí, como indicamos, un amplio contenido normativo, que
siguiendo al tratadista italiano Ilardi y, con los parámetros que hemos establecidos en
nuestro estudio para elaborar definiciones propias como lo hicimos antes, y en tal
sentido, evidenciando esta importancia de la normativa legal que regula las actividades
minera y petrolera, pudiéramos decir, que su importancia la encontramos en los
siguientes puntos analíticos:
Este principio de utilidad pública, es equivalente al mismo interés social que el Estado
le imprime a la sociedad, porque en líneas generales la utilidad pública y el interés
social, pueden tener la misma definición. Para que exista el principio de utilidad
pública, se requiere la existencia de tres presupuestos:
• Que exista la obligación por parte del Estado de satisfacer las necesidades colectivas.
Artículo 3°Se declara de utilidad pública la materia regida por esta Ley.
Artículo 4º Las actividades a las cuales se refiere el presente Decreto Ley, así como las
obras que su realización requiera, se declaran de utilidad pública y de interés social.
Artículo 5º Las actividades reguladas por este Decreto Ley estarán dirigidas a fomentar
el desarrollo integral, orgánico y sostenido del país, atendiendo al uso racional del
recurso y a la preservación del ambiente. A tal fin se promoverá el fortalecimiento del
sector productivo nacional y la transformación en el país de materias primas
provenientes de los hidrocarburos, así como la incorporación de tecnologías avanzadas.
Los ingresos que en razón de los hidrocarburos reciba la Nación propenderán a financiar
la salud, a la educación, a la formación de fondos de estabilización macroeconómica y a
la inversión productiva, de manera que se logre una apropiada vinculación del petróleo
con la economía nacional, todo ello en función del bienestar del pueblo.
2. Principio de la Indivisibilidad
Mediante este principio, se considera la mina y con ella a la concesión, como una
unidad no susceptible de división, a los efectos de la ley.
Artículo 31: Todo acto jurídico que tenga por objeto la concesión o que de algún modo
la afecte, respetará la indivisibilidad de la misma. Los traspasos parciales no surtirán
efecto respecto del Ejecutivo Nacional, pero quedan a salvo de esta disposición los
traspasos que versen acerca del derecho proindiviso de los cotitulares, cuyos cesionarios
responderán solidariamente del pago de la totalidad de los impuestos y del
cumplimiento de las demás obligaciones que apareja la concesión.
Habría que hablar también de una divisibilidad facultativa por parte del Ejecutivo
Nacional, en el caso, por ejemplo, de la explotación de algunos contratos sobre algunos
minerales y piedras no preciosas, que puedan encontrarse en terrenos baldíos.
Artículo 13.El beneficiario de derechos mineros podrá utilizar los terrenos baldíos en las
condiciones y mediante las compensaciones que pacte con el Ejecutivo Nacional, el cuál
según las circunstancias puede exonerarle de las mismas. Cuando en los terrenos baldíos
existan mejoras de particulares, la indemnización que corresponda la pagará el
beneficiario de los derechos mineros.
3. Principio de la Imprescriptibilidad
Por otra parte, jurídicamente, la prescripción no tiene efecto respecto de las cosas que
están fuera del comercio; y en el caso concreto de las minas, éstas se hallan sometidas a
un régimen especial que las sustrae de la libre comercialización por parte de los
particulares, depositándolas exclusivamente en manos del Estado.
Ahora bien, como la cesión es por un plazo determinado hace que a su término la mina
término vuelva a su estado natural, es decir, al patrimonio del Estado, es por lo que no
podemos hablar de prescripción adquisitiva en materia minera, como derecho de quien
está en posesión precaria de una mina.
De la Ley de Minas:
Recuerda la Ley, que en ningún caso, los propietarios del suelo ni del subsuelo pueden
reclamar la propiedad de los yacimientos que es siempre de la República. Para facilitar
las actividades mineras, el uso de la superficie y permitir el cabal desarrollo de las
mismas, los beneficiarios de derechos mineros gozarán además de la posibilidad de
constituir servidumbres, la ocupación temporal y la expropiación; así como, el derecho
para la utilización de los terrenos baldíos y al uso y aprovechamiento racional de las
aguas del dominio público.
4. Principio de la Temporalidad
La tendencia en la mayoría de las legislaciones es reducir cada día más los lapsos de
vida de la concesión, por eso hablamos de legislaciones pasadas que otorgaban una
concesión a perpetuidad, luego con el tiempo el criterio perpetuidad bajó a 99 años, más
adelante de 99 a 50 años y en los últimos tiempos de 50 a 40 años, lapso adoptado para
las concesiones venezolanas.
Artículo 25. Las concesiones que otorgue el Ejecutivo Nacional conforme a esta Ley,
serán únicamente de exploración y subsiguiente explotación su, duración no excederá de
veinte (20) años, contados a partir de la fecha de la publicación del Certificado de
Explotación en la Gaceta Oficial de la República de Venezuela, pudiendo prorrogarse su
duración por períodos sucesivos no mayores de diez (10) años, si así lo solicitase el
concesionario dentro de los tres (3) años anteriores al vencimiento del período inicial y
el Ministerio de Energía y Minas lo considere pertinente, sin que las prórrogas puedan
exceder del período original otorgado.
Artículo 49. El período exploratorio tendrá una duración no mayor de tres (3) años, de
acuerdo con la naturaleza del mineral de que se trate y demás circunstancias pertinentes,
según lo determinen los reglamentos de esta Ley…El período de exploración podrá ser
prorrogado por una sola vez y por un lapso no mayor de un (1) año.
Por último, la adopción de contratos de servicios cuya vigencia es de 20 años contados a
partir de la explotación y 5 años a partir de la exploración.
El Estado no garantiza la existencia del mineral en una mina, por lo tanto, el Estado no
se obliga al saneamiento de ley correspondiente y quien toma una concesión, aparte de
que adquiere una serie de obligaciones, toma la concesión con el riesgo de que si no
extrae el mineral, el Estado no tiene obligación de indemnizarlo por tal motivo, pero si
puede el Estado, exigirle la explotación de la mina si hubiere mineral, o la devolución
de la misma.
Artículo 34.Se presume, hasta prueba en contrario, la existencia del mineral y que éste
es industrial y económicamente explotable; pero con el otorgamiento del título no se
hace responsable la República de la verdad de tales hechos. Así mismo, la República no
responde por saneamiento legal.
Artículo 36. En los instrumentos mediante los cuales se otorgue el derecho a realizar las
actividades, se podrán establecer ventajas especiales para la República, tales como el
aumento de la regalía, de las contribuciones u otras contraprestaciones previstas en este
Decreto Ley; el empleo y cesión de nuevas y avanzadas tecnologías, así como el
otorgamiento de becas, oportunidades de entrenamiento técnico u otras actividades de
desarrollo del factor humano.
6. Principio de la Reversibilidad
En virtud de este principio, todas las minas retornan a su propietario original, que es el
Estado. La reversibilidad opera en todo caso de explotación minera, por lo que la
concesión o cualquiera otra forma de explotación, conlleva, como hemos dicho, un
tiempo determinado, al término del cual, regresa la mina al Estado, libre de todo
gravamen, y con todas las obras, mejoras y bienhechurías permanentes existentes en el
área cedida en concesión. También pasan a propiedad del Estado, todas las maquinarias,
útiles, enseres y materiales que se encuentren abandonados dentro del perímetro de la
concesión. En este sentido, la ley dispone:
Artículo 102: Las tierras, obras permanentes, incluyendo las instalaciones, accesorios y
equipos que formen parte integral de ellas así como cualesquiera otros bienes muebles o
inmuebles, tangibles e intangibles, adquiridos con destino a las actividades mineras,
deben ser mantenidos y conservados por el titular en comprobadas condiciones de buen
funcionamiento según los adelantos y principios técnicos aplicables, durante todo el
término de duración de los derechos mineros y de todo el término de duración de los
derechos mineros y de su posible prórroga, y pasarán en plena propiedad a la República
libres de gravámenes y cargas, sin indemnización alguna, a extinción de dichos
derechos, cualquiera sea la causa de misma.
Como parte del artículo 156 de la Constitución, en las competencias del Poder Público,
se expresa:
La vigente Ley de Minas hace la distinción así: el suelo comprende la simple superficie
y la capa que alcanza hasta donde llegue el trabajo del superficiario en actividades
ajenas a la minería y EL SUBSUELO se extiende indefinidamente en profundidad desde
donde el suelo termina. En este sentido, la ley expresa que, en ningún caso, los
propietarios del suelo ni del subsuelo pueden reclamar la propiedad de los yacimientos
mineros, ya que ésta es siempre de la República.
Tanto el Derecho Minero como el Petrolero han ido conformando contenidos propios y
específicos, aunque el conjunto podemos calificarlo como un derecho especial y
autónomo.
Ambos derechos mantienen relación inseparable con el Derecho Público, tanto privado
como internacional, regulando las relaciones intereses generales del Estado por encima
de los particulares y de los demás Estados.
6. Es un Derecho Multidisciplinario
Sé pensó, que la mejor manera de resolver la situación era mediante una Ley Orgánica
de Hidrocarburos, que ordene y regularice las materias comprendidas en la citada
legislación. Su ámbito lo constituyen las actividades con los hidrocarburos gaseosos,
líquidos o bituminosos, con dedicación de un capítulo especial relativo al gas. A estos
fines fue solicitada al Congreso la habilitación requerida para hacerla, pero sólo autorizó
a dictar las medidas necesarias para el aprovechamiento del gas, desde su exploración y
explotación hasta su industrialización en el país. En este sentido, fue formulado el
Proyecto de la Ley Orgánica de Hidrocarburos Gaseosos objeto de esta exposición.
La necesidad surge de la creciente utilidad del gas natural, por su poder energético y en
razón de ser un combustible más limpio, que produce poca contaminación al medio
ambiente, que lo hace más apetecible para su consumo en las ciudades y zonas
industriales, ya sea como combustible doméstico, para generación de termoelectricidad
o para insumo de la industria petroquímica u otros importantes procesos industriales,
inclusive para formular el metano; y etanol, sustitutos de la gasolina en la combustión
interna. Posición que se refuerza, porque Venezuela cuenta con ingentes reservas de gas
asociado y libre, que para el año de 1998, son del orden de 142 BPC (Billones de Pies
Cúbicos) equivalentes a 25 mil millones de barriles de petróleo y la sitúan entre los
primeros siete (7) países del mundo, de las cuales el noventa por ciento (90%) está
constituida por el gas asociado a la producción del petróleo.
Según esta Ley, las actividades con hidrocarburos gaseosos pueden ser realizadas
directamente por el Estado o a través de entes de su Propiedad, o por personas Privadas
nacionales o extranjeras con o sin la participación del Estado; de esta manera se abre
más la posibilidad a los inversionistas de actuar en este sector. Para ello, estarán sujetos
a la Obtención de una licencia, cuando se trate de la exploración para la búsqueda de
Yacimientos de gas libre y de la explotación de los mismos, o de un Permiso si van a
realizar actividades distintas a las señaladas, como son la recolección, procesamiento,
industrialización, transporte, distribución Y comercialización del gas. En todo caso, se
le da direccionalidad al uso del gas al exigirse como condición indispensable, tanto para
la licencia como para el permiso, que su Obtención estará vinculada a un proyecto
determinado a ser aprobado por el Ministerio de Energía y Minas. Todo dirigido,
primordialmente, al desarrollo nacional mediante el aprovechamiento intensivo y
eficiente de los hidrocarburos gaseosos, ya sea como combustible de uso doméstico o
Industrial, materia prima industrial o Para Su eventual exportación.
Se crea un ente con autonomía funcional denominado Ente Nacional del Gas para
promover el desarrollo del sector y la competencia en todas las fases de la industria de
los hidrocarburos gaseosos relacionadas con las actividades de transporte y distribución
y para coadyuvar en la coordinación y salvaguarda de dichas actividades. El ente estará
adscrito al Ministerio de Energía y Minas y entre sus funciones tendrá la de elaborar
propuestas de bases encaminadas a la fijación de tarifas justas y adecuadas para ser
aplicadas a las mismas actividades, así como vigilar e informar al referido Despacho
sobre posibles conductas monopólicas o no competitivas, y propiciar el equilibrio
económico entre los participantes.
Los precios y tarifas deberán atender a los principios establecidos en la Ley dirigidos a
facilitar la recuperación de las inversiones, a obtener una rentabilidad razonable, así
como al mantenimiento adecuado del servido y asegurar a los consumidores el menor
costo posible.
A fin de evitar conductas monopólicas, se prohíbe que una misma persona realice o
controle en una región dos o más de las actividades de producción, transporte o
distribución, sin embargo, cuando la viabilidad del proyecto así lo requiera, podrá ser
autorizada por el Ministerio de Energía y Minas para ejercerlas, en este caso deberá,
llevarse contabilidades separadas como unidades de negocio claramente diferenciadas.
Las actividades previstas en la Ley deberán efectuarse con sujeción a las mejores
prácticas científicas y técnicas disponibles y a las normas de seguridad, higiene y
protección ambiental aplicables para evitar daños a las personas, a los bienes y al
ambiente.
La ley de 1944, fue considerada como un logro importante y eficiente para el manejo de
la industria, mediante un sistema principalmente de concesiones, pero que hoy, aun
cuando se mantiene el sistema de concesiones, requería de un cambio radical para
actualizarla a la situación existente en Venezuela, que multiplicó su población cuatro
veces y que insurge en un mundo generalista y global.
"Durante el tiempo de vigencia de la Ley de Minas de 1945, han surgido una serie de
hechos que en la actualidad han dado como resultado, en la mayoría de las veces, la
desaplicación de la Ley ante actividades de carácter público o privado que han venido
siendo realizadas al margen de la misma, tal como ocurrió con las encomiendas,
asignaciones y delegaciones hechas a la Corporación Venezolana de Guayana(C.V.G.)
para el desarrollo, exploración y explotación de oro y diamante, en la región Guayana,
que originó una complejidad de contratos de dudosa legalidad…"
Es importante destacar que el sistema minero legal actual, es de tipo dominial, por
cuanto las minas son patrimonio del Estado y su explotación requiere del régimen de
concesiones mineras otorgadas por éste en forma facultativa, acorde con los requisitos
establecidos en la Ley. Inclusive, de acuerdo con la Constitución, por razones de
conveniencia nacional el Estado queda facultado para reservarse determinadas
actividades económicas, de manera particular en el sector minero y petrolero y reconoce
que el dominio sobre esas áreas puede hacerse de acuerdo con el sector privado, dejando
claramente establecido que el Estado puede entrar en convenios de asociación con el
sector privado para el desarrollo y la explotación de esas actividades.
Es decir, que cualquier clase de minas que se encuentren en el territorio, solo pueden ser
exploradas, explotadas y aprovechado su producto mediante las modalidades
establecidas en la Ley:
Artículo 72.La exploración, explotación y aprovechamiento de los recursos mineros
sólo podrá hacerse mediante las siguientes modalidades:
d) Mancomunidades Mineras; y,
e) Minería Artesanal.
La concesión minera
La Ley de Minas establece, que la concesión minera es el acto del Ejecutivo Nacional,
mediante el cual se otorgan derechos e imponen obligaciones a los particulares para el
aprovechamiento de recursos minerales existentes en el territorio nacional.
Dentro de este concepto, incluimos dos aspectos esenciales en el tratamiento del tema,
como lo son: el Servicio Público y el de Explotación de la riqueza natural, siendo éste
último el de mayor interés para nuestro estudio.
Las concesiones, como hemos dicho, proceden del Ejecutivo Nacional, para efectuar
algunas de las operaciones mineras que hemos analizado, conforme a las disposiciones
legales. Estas concesiones conllevan operaciones diversas. Es por ello que las
analizaremos desde el punto de vista del operador o concesionario. En tal sentido, las
operaciones en materia de minas pueden ser efectuadas en la forma siguiente:
La exploracion minera.
Artículo 52: Dentro del lapso de exploración contemplado en esta Ley, el concesionario
presentará un estudio de factibilidad técnica, financiera y ambiental de la concesión y
cualquier otra información sobre las actividades que para el aprovechamiento del
mineral se proponga llevar a cabo.
Artículo 49: El período exploratorio tendrá una duración no mayor de tres (3) años, de
acuerdo con la naturaleza del mineral de que se trate y demás circunstancias pertinentes,
según lo determinen los reglamentos de esta Ley
Parágrafo Único. El período de exploración podrá ser prorrogado por una sola vez y por
un lapso no mayor de un (1) año.
La primera condición que exige esta operación, es que puede ser ejercida por cualquier
persona natural o jurídica, nacional o extranjera pero hábil en derecho, para poderse
obligar ante terceras personas. Aun cuando en este caso, el explorador no tiene relación
de derecho con una concesión, nacen para él responsabilidades frente a terceros,
derivadas de su actividad.
La minería artesanal
Se consagra una nueva figura distinta de la tradicional concesión para tener una minería
de menor escala, como es, la pequeña minería la cual está concentrada específicamente
en la explotación de oro y diamante. Este sistema constituye un régimen más flexible
que el de la concesión, su trámite administrativo es más breve y permite explotar un
pequeño número de hectáreas. Se otorga mediante una Autorización de Explotación
emanada del Ministro de Energía y Minas, la cual es a título precario, no confiere
derechos reales y sólo puede ser ejecutada por los venezolanos.
La concesión única
La servidumbre minera
Artículo 11. El beneficiario de derechos mineros para ejercer las actividades reguladas
por esta ley, podrá solicitar la constitución de servidumbres, la ocupación temporal y la
expropiación de bienes.
Cuando las servidumbres hayan de constituirse sobre terrenos de propiedad privada, el
beneficiario de derechos mineros podrá celebrar con los propietarios los contratos
necesarios. De no lograrse el avenimiento, el beneficiario podrá ocurrir a un Tribunal de
Primera Instancia en lo Civil, con jurisdicción en la localidad, para solicitar la
autorización del comienzo de los trabajos. El solicitante señalará con precisión las áreas
y bienes que se afectarán y los trabajos a realizarse…
La explotación minera
Antecedentes Historico-Legales
Es criterio del legislador para la elaboración de las vigentes leyes de hidrocarburos, que
si para el momento de concebirse nuestras primeras leyes, ya el petróleo era un recurso
valioso, hoy, es plena la comprensión de la altísima importancia mundial de este recurso
natural no renovable, por lo que la regulación de su explotación y aprovechamiento está
en los más altos rangos del interés de países productores y consumidores, orientado por
básicos propósitos estratégicos. En nuestro caso, por la esencial atención de los intereses
de la Nación venezolana como una integridad, en la medida en que estos intereses
queden garantizados, la Nación mantendrá su disposición para continuar contribuyendo
con su petróleo al progreso de la humanidad, mediante el desempeño de un rol
fundamental en el equilibrio del mercado mundial, al proporcionar su petróleo en forma
oportuna, permanente y segura.
Es importante reconocer, que la Ley de Hidrocarburos es un texto legal que regula las
diferentes actividades sobre los hidrocarburos, la participación en las mismas de los
actores público y privado, con garantía de seguridad jurídica y dinamismo para la
sustentabilidad, la permanencia y el desarrollo constante del sector.
La Ley es investida con el carácter de orgánica por expreso mandato del Artículo 302 de
la Constitución, que establece la reserva al Estado de las actividades petroleras por
razones estratégicas y de conveniencia nacional, y que debe derogar otras del mismo
rango, como son la Ley Orgánica que Reserva al Estado la Industria y el Comercio de
los Hidrocarburos y la Ley Orgánica de Apertura del Mercado Interno de la Gasolina y
Otros Combustibles Derivados de los Hidrocarburos para Uso de Vehículos
Automotores.
Ámbito de la ley
La Ley comprende a todos los hidrocarburos y las actividades que sobre ellos se
realizan: exploración, explotación, refinación, industrialización, transporte,
almacenamiento, comercialización y conservación de los hidrocarburos, así como las
obras que la realización de estas actividades requiera, excluyendo su aplicación lo
referente a los hidrocarburos gaseosos, los cuales por sus características, se rigen por su
propia Ley Orgánica, la cual, sin embargo debe interpretarse y aplicarse armónicamente
con esta Ley Orgánica de Hidrocarburos, conforme a las reglas de la interpretación
analógica.
Actividades de exploración y búsqueda reservadas al Estado
La Ley declara de utilidad pública y de interés social las actividades a las referidas, así
como las obras que su realización y manejo requieran. Actividades primordialmente
dirigidas a contribuir con el desarrollo integral, orgánico y sostenido del país, en
procura del beneficio colectivo. En consecuencia, el ingreso neto que ellas generen
deberá propender a financiar la inversión real productiva, de tal manera que se logre la
vinculación del petróleo con la economía nacional.
Conforme a la Ley, quienes realicen las actividades previstas en ella, deberán ajustarse a
las decisiones que adopte la República en virtud de los tratados o acuerdos
internacionales por ella celebrados en materia de hidrocarburos. Sujetos como están
quienes realicen actividades en el país a toda la legislación del mismo, y siendo los
tratados internacionales de aplicación preferente, no pueden quedar exentos de su
aplicación quienes realicen actividades con los hidrocarburos.
La Ley ordena al Ejecutivo Nacional determinar las medidas que propicien la formación
de capital nacional y su participación en las actividades señaladas en ella, así como
establecer las medidas necesarias para que los bienes y servicios de origen nacional
concurran en condiciones de transparencia y no desventajosas en el desarrollo de
proyectos relacionados con dichas actividades.