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Hortalizas para
Procesamiento Agroindustrial
Gabriel Saavedra Del Real, Ing. Agrónomo, Ph.D.
Boletín INIA / N° 411 Constanza Jana Ayala, Ing. Agrónomo, Dr.
www.inia.cl Elizabeth Kehr Mellado, Ing. Agrónomo, Mg.
ISSN 0717-4829
Hortalizas para
Procesamiento Agroindustrial
Editores:
Gabriel Saavedra Del Real, Ing. Agrónomo, Ph.D.
Constanza Jana Ayala, Ing. Agrónomo, Dr.
Elizabeth Kehr Mellado, Ing. Agrónomo, Mg.
Temuco, 2019
Director Responsable:
Elizabeth Kehr M.
Directora Regional INIA Carillanca
ISSN 0717-4829
Diseño y diagramación:
Este Boletín es el resultado de varios proyectos adjudicados por INIA para su eje-
cución con el cofinanciamiento de Corfo, a través de instrumentos como FDI-Corfo
(Fondo de Desarrollo e Innovación) y Comité Innova Chile, que desde principios del
nuevo milenio apoyaron estas iniciativas de desarrollo agroindustrial.
Sin embargo, ninguno de estos proyectos se hubiese podido realizar sin el apoyo de
la industria privada, quienes aportaron fondos, equipos técnicos y conocimiento. La
siguiente lista menciona a aquellas empresas que colaboraron durante los últimos
años en el desarrollo de la horticultura para la agroindustria:
- Iansafrut
- Biofrut, posteriormente Diana Naturals
- Surfrut
- Pinto-Piga Seeds
- Vivero Los Olmos
- Clearwater Chile S.A.
- Semameris
Tomate 7
Centro de origen y características de la especie 9
Adaptación agroclimática 19
Requerimientos climáticos 24
Agronomía del cultivo 25
Índice de cosecha 48
Productividad 48
Variedades 50
Valor Nutritivo 51
Referencias bibliográficas 56
Zanahoria 62
Centro de origen y características de la especie 63
Adaptación agroclimática 68
Agronomía del cultivo 71
Índice de cosecha 88
Productividad 88
Variedades 96
Valor nutritivo 99
Referencias Bibliográficas 102
Kale 160
Centro de origen y características de la especie 161
Adaptación agroclimática 162
Agronomía del cultivo 163
Riego 165
Sanidad 165
Productividad 166
Perejil 177
Centro de origen y características de la especie 178
Adaptación agroclimática 178
Agronomía del cultivo 179
Productividad 184
Variedades 190
Valor Nutritivo 193
Referencias Bibliográficas 195
Alcachofa 198
Centro de origen y características de la especie 199
Adaptación agroclimática 205
Agronomía de cultivo 211
Valor nutricional de la alcachofa 222
Referencias bibliográficas 224
Estas especies silvestres crecen y se adaptan a una gran variedad de hábitat, desde
el nivel del mar del océano pacífico hasta las sierras de Los Andes sobre 3.300 m de
altura (Rick, 1973; Taylor, 1986). Esta variedad de climas, que ha seleccionado en
forma natural caracteres de adaptación, más su diversidad genética, hacen que este
germoplasma sea muy interesante para introducirlo a las bases genéticas del tomate.
Sin embargo, hay problemas de compatibilidad genética entre las diferentes espe-
cies, lo que complica su introgresión y van muy de acuerdo a los grupos formados por
distancias genéticas y otras características morfológicas, como color de fruto. Peralta
y otros (2006) clasificaron las especies silvestres en cuatro grupos, desagregando
algunas especies en dos especies nuevas, de acuerdo a los trabajos con marcadores
moleculares. En el Cuadro 1 se pueden observar estos grupos con su composición de
especies y los nombres anteriores que se usaron por muchos años.
Grupo Lycopersicon
Grupo Neolycopersicon
Grupo Eriopersicon
Grupo Arcanum
Solanum pimpinellifolium
Solanum pennellii
Solanum chilense
El tallo es erguido durante los primeros estados de desarrollo, pero se tuerce de-
bido al peso en el caso de plantas de crecimiento determinado, aunque en plantas
indeterminadas está dado por el manejo de poda y conducción dado durante su cre-
cimiento. La superficie es angulosa, provista de pelos agudos o tricomas y glándulas
que desprenden un líquido de aroma muy característico.
Las hojas son compuestas, insertándose en los nudos en forma alterna (Figura 3). El
limbo puede tener de siete a once foliolos, y al igual que los tallos poseen glándulas
secretoras aromáticas. El mesófilo o tejido parenquimático está recubierto por una
epidermis superior e inferior, ambas sin cloroplastos. La epidermis inferior presenta
un alto número de estomas. Dentro del parénquima, la zona superior o zona en em-
palizada, es rica en cloroplastos. Los haces vasculares son prominentes, sobre todo
en el envés, y constan de un nervio principal.
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La flor es perfecta, regular e hipógina, los sépalos, pétalos y estambres están insertos
en el receptáculo por debajo del gineceo (ovario supero), tiene 5 o más sépalos e
igual número de pétalos de color amarillo y dispuestos helicoidalmente a intervalos
de 135º. Igual número de estambres soldados que se alternan con los pétalos y for-
man un cono estaminal que envuelve al gineceo. El ovario puede ser bi o plurilocular,
que da origen a un fruto o baya bi o plurilocular constituida por el pericarpio, el teji-
do placentario y las semillas, conocido en todo el mundo y utilizado como hortaliza
tanto en fresco como sometido a diferentes procesos de transformación industrial
(Figura 4).
El fruto para consumo en fresco se puede clasificar por sus diferentes características.
Diez y Nuez (2008) lo clasificaron de acuerdo al calibre:
Vemone Pimiento
Oval Cuadrado
Sin embargo, además hay otras características que requieren el agricultor y la indus-
tria en el fruto que procesan, los cuales los hacen muy diferentes a las variedades
destinadas a consumo fresco. Principalmente, se ha convertido en un cultivo alta-
mente mecanizado desde el trasplante hasta la cosecha, pero para lograr estos obje-
tivos las variedades modernas de tomate han tenido que ser adaptadas, agregando
algunas características típicas para este tipo de producción, las que se describen a
continuación.
Fruto
- Debe ser resistente al agrietado o cracking, para evitar la entrada de hongos
parásitos y saprófitos que reducen calidad del producto
- Presentar ausencia de cicatriz en el punto de inserción con el cáliz e hincha-
zones o deformaciones en el fruto
- La piel tiene que ser flexible para facilitar el pelado y el pericarpio grueso y
firme
- La forma del fruto puede ser redondo, suavemente alargado, cilíndrico o for-
ma de pera
- Color rojo intenso y uniforme a madurez
- Indicador de intensidad de color a/b con valores entre 2,2 y 2,5
- pH del jugo entre 4,2 y 4,4 para asegurar la estabilidad microbiológica duran-
te el proceso
- Valores altos en ácidos solubles totales
- Alta viscosidad y materia seca
- Contenido de azúcares o sólidos solubles superior a 4,5ºBrix.
Consumo fresco
Figura 6. Evolución de la superficie cultivada con tomate para consumo fresco en los últimos
10 años, excepto 2008 donde no hay información (ODEPA, 2018).
Región t/ha
Atacama 61,6
Coquimbo 30,8
Valparaíso 94,4
Metropolitana 61,9
O’Higgins 58,7
Maule 68,9
Biobío 49,7
Nacional 71,1
Procesamiento
Las exportaciones de pasta de tomate durante el año 2017 alcanzaron las 125.578
toneladas con un ingreso de US$ 111.327.473, y entre enero y octubre del 2018 se
exportaron 85.944 toneladas con un valor de US$ 74.288.908 (ODEPA, 2018). Esta
hortaliza procesada es la principal exportación hortícola de Chile.
Requerimientos climáticos
La planta de tomate se desarrolla bien en un amplio rango de condiciones ambienta-
les, latitudes, tipos de suelos, temperaturas y es moderadamente tolerante a la sali-
nidad (Voykovic y Saavedra, 2007; Chamarro, 2001), pero prefiere ambientes cálidos,
con buena iluminación y suelos con buen drenaje.
La temperatura diurna promedio, más que las temperaturas diurna y nocturna, con-
trola el número de racimos y de flores (Hurd y Cooper, 1967). Temperaturas menores
a 10°C durante inicio de inflorescencia promueven las ramificaciones de este resul-
tando en más flores por inflorescencia. Similarmente, una baja en la temperatura de
raíces promueve un incremento del número de flores del primer racimo. Sin embar-
go, altas temperaturas diurnas provocan un desarrollo más rápido de las flores, que
altas temperaturas nocturnas. Por otra parte, temperaturas altas estimulan el aborto
floral, como consecuencia de falla en la cuaja de frutos más que un efecto directo de
la temperatura. Al parecer, la baja disponibilidad de asimilados durante el desarrollo
floral estimula el aborto de botones florales, esto es producido porque el exceso de
temperatura disminuye la tasa de fotosíntesis, por lo tanto, hay menos asimilados
disponibles. Altas temperaturas, sobre 40°C, dañan el polen, siendo el estado más
crítico durante el desarrollo del polen la meiosis, que ocurre alrededor de nueve días
antes de la antesis.
Ciclo de desarrollo
La cosecha se realiza desde fines de enero hasta principios de abril, siendo totalmen-
te mecanizada.
Fertilización
El tomate industrial tiene altos requerimientos de nutrientes, pero además los agri-
cultores suelen aplicar niveles de nitrógeno superiores a las necesidades del cultivo
para evitar riesgos de menor rendimiento, con los perjudiciales efectos medioam-
bientales que esto implica.
Aplicaciones racionales debería ser un manejo común para los productores, usan-
do la cantidad que el cultivo extrae de acuerdo con el rendimiento esperado y a la
eficiencia de uso del fertilizante. De esta manera se hace un manejo más amigable
con el medio ambiente y se disminuyen pérdidas de material y económicas. Una
aplicación racional de nutrientes parte del conocimiento de la extracción por unidad
de peso de fruta a producir, por ejemplo, en el Cuadro 4 se muestra una de las esti-
maciones por tonelada de fruta producida.
Por otra parte, Martínez (2017) propone que la extracción en plantas francas, no
injertadas por tonelada de fruta cosechada es de 2,6 kg de N; 0,5 kg de P2O5; 3,9 de
K2O; 1,6 de CaO y 0,4 de MgO.
En otros países, como España, hay normas que rigen las aplicaciones de nutrientes
en el cultivo del tomate (Macua y otros, 2017). Esta se llama Norma Técnica Especí-
fica de Producción Integrada de Tomate, es diferente para cada Comunidad Autóno-
ma, dependiendo de las condiciones de suelo, clima y producción. Por ejemplo, en
la Comunidad Autónoma de Extremadura esta Norma permite la aplicación máxima
por tonelada de producción de 3,0 kg de N; 1,5 kg P2O5; 4,0 kg K2O; 2,0 kg Ca y 1,0 kg
de Mg. En el Cuadro 5 se muestra lo permitido por esta Norma en otras comunidades
importantes en producción de tomate.
Una programación de riego eficiente pone a disposición del cultivo el agua que ne-
cesita a lo largo de todo su ciclo. Aplicaciones de agua mediante riego superiores a
las necesidades del cultivo o distribuida de forma incorrecta generarán pérdidas de
agua, ya sea por debajo de la zona de raíces o por escurrimiento superficial. Además,
el exceso de agua arrastrará nutrientes y suelo fértil, incrementando los costos del
cultivo en forma injustificada y contribuyendo a la contaminación de acuíferos y cau-
ces de agua.
En general, el tipo de riego determina el consumo de agua. Riego por surco tradicio-
nal tiene un consumo de agua de alrededor de 11.500 m3/ha, incluyendo pérdidas e
ineficiencias; mientras que el riego presurizado es de alrededor de 5.000 a 5.500 m3/
ha por temporada.
1. Fase de pos-trasplante (fase I): esta fase se inicia con el trasplante. La dura-
ción depende en cierta medida de la recuperación de la planta al estrés del
trasplante y se considera que finaliza cuando la hilera de plantas alcanza un
porcentaje de suelo cubierto de un 5%
2. Fase de crecimiento rápido (fase II): durante esta fase las plantas tienen un
crecimiento muy rápido, el porcentaje de suelo cubierto pasa rápidamente
de un 5 % hasta alcanzar valores del 80 %. Esta es también una etapa de
crecimiento muy activo de raíces, de forma que al final de la misma suelen
alcanzar el máximo desarrollo en profundidad. Aquí tiene lugar la floración
y cuaja; por tanto, un déficit de agua en este período provoca abortos de
flores y tiene consecuencias negativas: menor número de frutos cuajados,
prolongación de la floración y cuaja provocando menor uniformidad en la
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maduración, y frutos con podredumbre apical. Todo ello supone una pérdida
clara de cosecha; por ello, en esta fase es fundamental garantizar que el cul-
tivo esté en óptimas condiciones hídricas
3. Fase de crecimiento de frutos (fase III): se inicia tras la cuaja, y dado que se
produce de forma escalonada, tampoco hay un momento exacto de inicio,
ya que en una misma planta encontraremos frutos en diferente estado de
desarrollo. Se considera como el inicio cuando se estabiliza el crecimiento
de la vegetación
4. Fase de maduración (fase IV): los frutos comienzan a cambiar de color, pa-
sando de verde a rojo. (Macua y otros, 2017).
El riego, por ser uno de los factores de mayor influencia en el rendimiento y calidad
industrial del tomate para procesamiento, nunca debe ser deficitario. Sin embargo,
hay estrategias de manejo de riego con restricciones hídricas en etapas fenológicas
no críticas para la producción. Aplicaciones de volúmenes de agua por debajo de
las necesidades reales han obtenido resultados positivos en incremento de sólidos
solubles, pero con disminución en la producción (Harmanto y otros, 2005; Campillo,
2007). La planta de tomate es sensible al estrés hídrico (Nuruddin et al., 2003) y re-
quiere un suministro de agua constante y adecuado durante el período vegetativo,
siendo la etapa reproductiva (floración-cuaja) la más sensible al déficit (Waister y
Hudson, 1970), por lo que se recomienda aplicar una estrategia de restricción hídrica
Sanidad
El tomate agroindustrial como todo cultivo tiene una serie de enemigos naturales
que afectan su rendimiento y calidad de producción. Las plagas y enfermedades son
bastante comunes con respecto al tomate para consumo fresco. La actual tendencia
a utilizar menos agroquímicos para una producción limpia implica la implementación
de una serie de medidas restrictivas y de manejo, así como la utilización de técnicas
como el manejo integrado de plagas y enfermedades (MIPE), el cual involucra los
diferentes métodos de control existentes.
Enfermedades
El cultivo de tomate al aire libre es afectado por una serie de enfermedades que
merman la producción. La incidencia y severidad de estas enfermedades depende
del organismo que las causa, la susceptibilidad de la planta y el medioambiente (Se-
púlveda, 2017). Las principales enfermedades y su tratamiento son:
- Pudrición gris: Causada por el hongo Botrytis cinerea, puede infectar la plan-
ta de tomate en cualquier estado de desarrollo. El patógeno es favorecido
por alta humedad y temperaturas de 20°C.
Esta pudrición puede aparecer en cualquier estructura de la planta como tallos, ho-
jas, flores y frutos. Las esporas del hongo, de coloración gris, pueden cubrir flores y el
cáliz, infectando los frutos. La infección puede ocurrir por el contacto con estructuras
infectadas o mediante la germinación de conidias cuando existe presencia de agua li-
bre, que puede provenir de lluvia, niebla, rocío o riego. Se produce una esporulación
gris abundante sobre los tejidos infectados.
Las plantas con mayor susceptibilidad son aquellas que bajo una condición de estrés
presentan una mayor proporción de tejido envejecido o senescente, como es el caso
de cultivos con fertilización deficiente, particularmente nitrógeno, alta carga frutal o
con problemas de salinidad.
Afecta principalmente a las hojas, pero también a tallos y frutos. Se observan lesio-
nes necróticas oscuras y anilladas. En los foliolos se aprecian estas lesiones rodeadas
de un halo clorótico. En ataques severos se puede producir una defoliación de la
planta afectada. En tallos, éstas pueden estrangular parcial o totalmente la planta.
En frutos sólo compromete la parte externa con una lesión hundida, firme, de color
café oscuro o verde oliváceo, generalmente asociado a daño por sol. Estas lesiones
en frutos también pueden aparecer durante el almacenaje (Reyes, 2016).
Los factores que favorecen la enfermedad son temperaturas entre 22 y 32°C; suelos
arenosos y ácidos; los días cortos y la baja intensidad de luz (Millas y France, 2017); y
el uso de fertilizantes amoniacales (Mc. Govern y Datnoff, 1992).
La aradura profunda mejora las características físicas del suelo, modifica la porosi-
dad, aumenta la retención de agua, la oxigenación y temperatura, acelera la descom-
posición de residuos vegetales al reducir su tamaño inactivando parte del inóculo
presente en ellos y, en consecuencia, disminuyendo la incidencia de la enfermedad
(Neshev, 2008). La población del hongo también puede ser reducida mediante culti-
vos de cobertura, usados como fuente de carbono (Butler et al., 2012b). El trasplante
de plántulas en camellones mejora el drenaje, afectando adversamente la tasa de
desarrollo de la enfermedad (Castaño-Zapata, 2002). Toda práctica que conduzca a
un ambiente desfavorable para fusarium (Ajilogba & Babalola, 2013) produce una
disminución de inóculo, así como la desinfección de suelos mediante vapor, dazo-
met, metam sodio o solarización. También existen varios ingredientes activos que
ayudan el control de esta patología, los cuales se presentan en el Cuadro 6.
Sin embargo, la mayoría de los virus vegetales son transmitidos de planta en planta
por agentes vectores, como insectos (pulgones, mosquita blanca, trips), nemátodos,
ácaros y hongos. Estos agentes vectores son capaces de provocar heridas que hacen
posible la diseminación horizontal de los virus fitopatógenos, ya que por sí solos no
pueden ingresar a las plantas. Por ejemplo, el pulgón verde del duraznero (Myzus
persicae), transmite el Virus del Mosaico del Pepino (Cucumber Mosaic Virus, CMV)
y el Virus del Mosaico de la Alfalfa (Alfalfa Mosaic Virus, AMV). Entre los trips el
Thrips tabaci, Frankliniella occidentalis y Frankliniella fusca, son vectores del Virus
del Bronceado del Tomate o peste negra (Tomato Spotted Wilt Virus, TSWV) (Arre-
dondo, 2016).
En general, los síntomas varían de acuerdo con el virus que se trate, pero normal-
mente se observa disminución del tamaño de planta y fruto, número de frutos, mo-
saico, amarillez de follaje, necrosis de tejidos, malformaciones de frutos y hojas, y
anormalidades en el crecimiento de la planta (Sepúlveda, 2011).
Cuadro 6. Fungicidas químicos y orgánicos autorizados para botrytis, oidio, tizón temprano
y fusarium en tomate (SAG, 2019).
Tizón
Ingrediente Activo Nombre Comercial Botrytis Oidio Fusarium
Temprano
Plagas
El daño lo produce la larva en hojas, brotes, flores y frutos. En hojas consume todo
el mesófilo, dejando sólo la epidermis, por lo cual la hoja queda transparente. En
brotes produce deformaciones, por consumo de la parte apical. En frutos verdes y
maduros, entra por la zona de los sépalos, dejando perforaciones y galerías internas
(Estay, 2006).
El ciclo de desarrollo del insecto pasa desde los estados de adulto, huevo, cuatro
estados larvarios y pupa. Adultos se presentan durante todo el año desde la V a la
VII regiones. Hacia fines de octubre, se presenta la máxima población de adultos. La
segunda generación se presenta a fines de noviembre y luego una tercera generación
en la tercera semana de diciembre. A partir de este vuelo se produce un traslape en
las siguientes generaciones.
Los métodos de control se inician con el tipo cultural, donde se debe inspeccionar
las plántulas provenientes de la plantinera, eliminando toda planta contaminada. En
potrero, deshojar y retirar hojas con larvas o daño presente, así como la eliminación
inmediata del rastrojo después de deshoje y cosecha. Es necesario estar atento a la
presencia de enemigos naturales como parasitoides del género Trichogramma, los
cuales oviponen en el interior de los huevos de la polilla del tomate y otros lepidóp-
teros, los huevos parasitados se vuelven negros. Las liberaciones de este controlador
se deben realizar cuando se observan los primeros huevos de T. absoluta en las hojas.
La dosis recomendada es 100 pulgadas2 de Trichogrammas/ha. La liberación se debe
relacionar con la densidad y distribución de la plaga, colocando una mayor densidad
en los focos detectados (Olivares y Guzmán, 2017).
- Gusano del choclo: El gusano del choclo (Heliothis zea (Boddie)) es un insec-
to muy polífago, con mucha actividad en maíz, tomate, alfalfa, cebolla, ajo,
melón, tabaco, trigo y gran diversidad de malezas. Está presente desde la Re-
gión de Arica y Parinacota a la de Los Lagos. En estado de plántula el gusano
corta la planta a nivel del cuello, matándola (Estay y Vitta, 2017).
En tomate, el daño es provocado por la larva recién eclosada, muchas veces se con-
funde con el causado por gusanos cortadores, pero estos últimos atacan preferen-
temente a los frutos que están en contacto con el suelo (Larraín, 1987). La larva
comienza consumiendo hojas, pero también puede taladrar tallos. En plena fructi-
ficación, la larva se traslada al fruto teniendo preferencia por los frutos verdes. Ge-
neralmente completan su ciclo larval en un sólo fruto al que muerden perforando
superficialmente, lo que a menudo facilita la introducción de patógenos. Las larvas
pequeñas también pueden afectar a varios frutos, perforándolos superficialmente, el
daño típico es una galería profunda, generalmente en frutos verdes, los cuales, a raíz
del daño, comienzan a madurar, aunque no se encuentren plenamente desarrollados
(Estay y Vitta, 2017).
Los huevos son depositados en forma aislada, usualmente en la parte inferior de las
hojas más cercanas a flores y frutos. Ocasionalmente se encuentran en los tallos o en
La pupa es obtecta, o sea los apéndices están soldados al cuerpo de la pupa. Es de co-
lor rojizo y luego marrón oscuro. Se puede encontrar en el suelo enterrada entre 5 a 8
cm de profundidad. En la zona central de Chile invernan como pupa de tercera gene-
ración. Los adultos son mariposas de tamaño mediano, de 25 a 42 mm de expansión
alar, las alas anteriores son de color café claro, con ligeros tintes amarillo-verdosos.
Sobre el ala se distingue una mancha negra pequeña, ubicada en la parte superior
del área pos mediana y una banda gris que ocupa el área sub apical y sub marginal
externa. A 0,5 mm existe una línea oscura a lo largo de la cual están ordenados en
hilera 8 puntos negros diminutos. Las alas posteriores son de color amarillo con una
banda parda en el extremo. Carecen de mancha distal o está muy difusa. El tórax y el
abdomen están cubiertos de pelos del mismo color que el primer par de alas (Estay
y Vitta, 2017).
La detección y prevención son fundamentales para controlar esta plaga, así la pre-
sencia de machos adultos puede ser detectada mediante el uso de trampas con fero-
mona sexual sintética específica. En la zona central, a partir de octubre, observar la
presencia de huevos y daño en hojas, antes que se inicie la fructificación, ya que una
vez que penetran al fruto es muy difícil su control.
Una adecuada preparación del suelo es importante, con uso de rastra que invierta el
suelo y que exponga al sol a las pupas invernantes que están enterradas en el suelo,
para que se deshidraten o los pájaros se las coman. También es muy importante man-
tener los predios limpios de malezas, especialmente las hospederas de este insecto.
Existe una serie de enemigos naturales que ejercen acción sobre huevos y larvas
destacando las especies de dípteros de la familia Tachinidae. También los micro hi-
menópteros de la Familia Braconidae, Ichneumonidae y Trichogrammatidae, este
último, parasitoide de huevos. Como predador de huevos en condiciones de campo
Es una especie polífaga, que ataca diversas hortalizas y plantas ornamentales, tanto
al aire libre como invernadero, tales como tomate, papa, acelga, arveja, lechuga, al-
falfa, trébol, clavel y lisianthus, y malezas como chamico, palqui y tomatillo (Olivares
y Guzmán, 2017). El daño ocurre en las hojas, cuando los adultos perforan las hojas
tanto para alimentarse como para depositar los huevos, lo que se evidencia como
una serie de puntos blancos. La larva se alimenta del mesófilo de la hoja formando
galerías que se van ampliando durante su crecimiento. Esto produce una reducción
de la capacidad fotosintética de la planta, y con ataques severos la hoja muere pre-
maturamente (Olivares y Guzmán, 2017; Rodríguez, 2017).
La hembra puede depositar más de 250 huevos bajo la epidermis de la hoja, de pre-
ferencia en su envés. La larva que eclosa pasa por tres estadios para luego pupar y
dar origen a un nuevo adulto. Su ciclo de vida dura casi tres semanas a 20°C (Ro-
dríguez, 2017). El rango óptimo de temperatura para el desarrollo de la mosca está
entre 20 y 27°C, pero lluvias prolongadas pueden afectar negativamente la vida del
insecto. La mayor actividad de la plaga se produce en horas de poca luminosidad (5 a
6 am y 4 a 6 pm). En verano, la presencia de enemigos naturales es capaz de regular
la población de moscas minadoras (Larraín, 2002).
Existen numerosos agentes de control biológico asociados a la plaga como los para-
sitoides Opius sp., Ganaspidium sp., Halticoptera circulus, H. patellana, Lamprotatus
tubero, Didimotropis cercius, Dyglyphus sp. y Chrysocharis phytomyzae (Rodríguez,
2017).
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En caso de observarse una alta densidad de la plaga (por ejemplo, más de 130 adul-
tos/trampa) y baja actividad de enemigos naturales en invierno, se puede recurrir
al uso de agroquímicos que deben ser de preferencia selectivos y con registro SAG
(Cuadro 7). Su uso debe considerar la rotación para evitar resistencia.
Cuadro 7. Insecticidas químicos y orgánicos autorizados para polilla del tomate, gusano del
choclo y mosca minadora en tomate (SAG, 2019).
Polilla Gusano
Ingrediente Activo Nombre Comercial del del Minador
tomate choclo
Fast 1.8 EC, Vermitec 018 X X X
EC, Numek, Romectin 1,8
EC, Kraft EW, Grimectin,
Abamectina Fast Plus, Abamite 1,8% EC,
Abamectin 18 EC Agrospec,
Abamite ME, Abamax 1,8%
EC
X X X
Acefato Orthene 75 SP
X
Clorhidrato de Cartap Neres 50 % SP
X X
Flubendiamida Belt 480 SC
Hidrogenooxalato de X X
Evisect 50 SP
Tiociclam
X
Lufenuron Sorba 050 EC
X
Metaflumizona Verismo
Monitor 600, X X X
Methamidophos 60%, MTD
Metamidofos
600 SL, MTD 600, Hamidop
600, M-600, Rukofos 60 SL
Lannate Blue, Balazo 90 SP, X
Metomilo
Kuik 90 SP
X X
Permetrina Pounce
X X X
Profenofos Selecron 720 EC
X
Tebufenozida Mimic 2 F
X
Triflumuron Alsystin 480 SC
Malezas
Las malezas no solo causan daños por competencia, sino también por alelopatía y
por dificultades de desplazamiento de equipos y personas en el potrero. Por otra par-
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te, causan daños indirectos ya que muchas son hospederos y propician la presencia
de plagas y enfermedades.
El cultivo del tomate industrial necesita estar libre de competencia con malezas hasta
que tenga 20 a 30 cm de altura, es lo que se denomina “periodo crítico de competen-
cia”. Durante este periodo inicial es cuando se debe fomentar la capacidad del cul-
tivo para competir con las malezas utilizando los medios culturales disponibles que
fortalezcan las plantas y debiliten las malezas. Un rápido crecimiento inicial permite
una mayor capacidad de competir al cultivo contra las malezas presentes y lograr un
mejor cubrimiento de suelo en el menor tiempo.
Control cultural: Estas son las primeras medidas que se toman para hacer control de
malezas, estas incluyen una serie de tareas y labores como:
- Rotación de cultivos, al alternar diferentes especies con formas de crecimiento y
de manejos diversos, permite disminuir las poblaciones de algunas especies de
malezas. Por ejemplo, alternando con gramíneas como avena, maíz de grano, dul-
ce o choclero, o con hortalizas de hoja como lechuga, repollo, espinaca, o también
con hortalizas de raíz como zanahoria y betarraga.
- Densidad poblacional, evitar espacios libres sobre hilera, dejando el cultivo bien
cerrado, a distancias que la planta pueda crecer bien y producir abundantes fru-
tos.
Control mecánico
El control mecánico se basa en la calidad de las labores de preparación de suelo
primario y secundario, al realizar estas labores con tiempo, permite hacer un control
bastante eficiente de malezas de semillas y disminuir las poblaciones de malezas
perennes como maicillo y chépica.
Algunos herbicidas autorizados por el SAG para ser usados en tomate se presentan
en el Cuadro 8.
Ingrediente Tipo de
Nombre comercial Aplicación Malezas
activo acción
Dicloruro de
Pre siembra,
Paraquat / Contacto no
Farmon pre y pos
Dibromuro de selectivo
emergencia
Diquat
Sistémico,
Pre siembra,
Glifosato- Rango 75 WG, pos
pre y pos
Monoamonio Rangoclan 75 WG emergente,
emergencia
no selectivo
Chufa,
Halosulfuron-
Sempra WG Sistémico Pos emergencia verdolaga y
Metilo
malvilla
Gramíneas
Sistémico y
Propaquizafop Agil 100 EC Pos emergencia anuales y
selectivo
perennes
Gramíneas
Quizalofop- Sistémico y
Flecha 9.6 EC Pos emergencia anuales y
Etilo selectivo
perennes
Gramíneas
Quizalofop-P- Sistémico y
Assure Pro Post emergencia anuales y
Etilo selectivo
perennes
Gramíneas
Quizalofop-P- Sistémico y
Pantera Plus, Sector – T Pos emergencia anuales y
Tefurilo selectivo
perennes
Sistémico y Gramíneas y
Rimsulfurón Matrix Pos emergencia
selectivo hoja ancha
Gramíneas y
S-Metolacloro Dual Gold 960 EC Selectivo Pre trasplante
hoja ancha
Gramíneas
Tepraloxidima Aramo Sistémico Pos emergencia anuales y
perennes
Gramíneas y
Trifluralina Treflan, Triflurex 48 EC Suelo activo PSI
hoja ancha
Índice de cosecha
El cultivo de tomate industrial sigue un criterio de cosecha que normalmente es ini-
ciarla cuando hay un porcentaje de fruto rojo comercial de un 80-85%, pero siem-
pre que el peso de fruto sobre maduro no exceda de un 5%, intentando cosechar
en estado de plena madurez para optimizar los parámetros de calidad como color,
contenido de sólidos solubles, pH, contenido en ácidos, vitaminas y sabor (Macua y
Lahoz, 2018).
Los ácidos más abundantes presentes en la maduración del fruto son el ácido cítrico
y málico. Desde que el fruto está verde maduro hasta rojo maduro, la acidez alcanza
un máximo, lo cual está marcado con la aparición de la pigmentación amarilla; luego
de esto sigue un decrecimiento progresivo en la acidificación mientras dura la madu-
ración (Arredondo, 2016).
Productividad
Rendimiento
Rendimiento Industrial
Variedades
La variabilidad del material genético existente es muy amplia, tanto por los tipos de
tomate industrial que se producen, como por el gran surtido de variedades que tie-
nen las compañías semilleras en sus catálogos, por lo tanto, hay que diferenciar muy
bien por su destino final (Macua y Lahoz, 2018).
Cuadro 9. Composición química del tomate maduro (Petro-Turza, 1987; Yilmaz, 2001).
Contenido (g/100 g
Grupo Compuesto
peso seco)
Fructosa 25,0
Azúcares Glucosa 22,0
Sacarosa 1,0
Ácido Cítrico 9,0
Ácidos Orgánicos
Ácido Málico 4,0
Minerales Minerales 8,0
Proteínas 8,0
Sólidos Insolubles en Alco- Pectinas 7,0
hol Celulosa 6,0
Hemicelulosa 4,0
Aminoácido dicarboxílico 2,0
Lípidos 2,0
Ácido Ascórbico 0,5
Otros Pigmentos 0,4
Otros aminoácidos, vitaminas, po-
1,0
lifenoles
Compuestos volátiles 0,1
Esta hortaliza de fruta no tiene un gran valor nutritivo general, porque contiene
aproximadamente un 94% de agua, y el 6% restante es una mezcla compleja en la
Cuadro 10. Valor nutritivo general de 100 g de peso fresco de tomate maduro (Dietas.net,
2018).
Sin embargo, constituye uno de los frutos de mayor interés en la dieta humana por
los beneficios que aporta su ingesta, debido a su riqueza principalmente provitamina
A y vitamina C (Cuadro 11), elementos minerales como el potasio (Cuadro 12), alto
contenido de fibra soluble e insoluble, compuestos funcionales y gran cantidad de
agua.
Cuadro 11. Contenido de minerales en 100 g de peso fresco de tomate maduro (Dietas.net,
2018).
Valor Nutracéutico
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Rubatzky y otros (1999) separan las zanahorias cultivadas en dos tipos (Figura 1):
Vavilov (1994) indica la presencia de zanahoria silvestre como una maleza común en
viñedos y jardines de hortalizas en Afganistán y Turkestán (Asia Central). Pero, asume
que el principal centro de origen de las zanahorias de tipo asiático fue el Asia interior,
que comprende el nor oeste de India (Punjab y Kashemira), Afganistán, Tadzhikistán
y Uzbekistán, así como el oeste de Tien-Shan. En el caso de las de tipo occidental,
considera como centro de origen al Asia Menor, como Transcaucasia, Irán y Turkme-
nistán, pero primariamente Turquía.
La zanahoria es una planta bianual que crece de una raíz comestible la cual se de-
sarrolla desde los tejidos de la raíz principal y el hipocotilo durante el primer año
de crecimiento. Esta raíz es de tipo napiforme, o sea, con forma de nabo, cuya raíz
central es principal, nítida y dominante sobre las raíces laterales y se engrosa total
o parcialmente por la acumulación de sustancias de reserva. La intervención de una
gran parte del hipocotilo en la constitución de este tipo de raíz provoca que estos
órganos pueden resultar morfológicamente heterogéneos y, a pesar de su semejanza
externa, pueden presentar considerables diferencias en su estructura anatómica.
Instituto de Investigaciones Agropecuarias INIA / MINISTERIO DE AGRICULTURA 73
Una vez germinada y emergida, la zanahoria presenta una clara demarcación entre
la raíz principal y el hipocotilo, este último es más grueso y no tiene raíces laterales.
El tallo de la planta de la zanahoria durante su estado vegetativo sobresale un poco
del suelo y está muy comprimido por lo que los internudos no se pueden apreciar
con claridad. Cuando se produce la inducción floral, este tallo se alarga y produce una
inflorescencia llamada umbela.
Las primeras hojas verdaderas aparecen después de 10-15 días, con una hoja nue-
va desarrollándose aproximadamente en el mismo intervalo durante la mayoría del
crecimiento activo. Las hojas y la roseta basal son alternas y compuestas. Las hojas
nuevas se desarrollan en forma centripétala en una espiral dentro de la formación
básica de los pecíolos precedentes. Las hojas tienen los peciolos largos, dobles o tri-
plemente pinnadas-partidas. Hojas oblongas con segmentos lineares a lanceolados
y pecíolos ensanchados en la base. Foliolos de 3 a 7 pares por segmento, más uno
terminal, lineares lanceolados, con el borde entero o denticulado, el ápice agudo
mucronado y lampiño a híspidos especialmente en nervaduras y bordes (Alessandro,
2013; Rubatzky y otros, 1999)
El color naranjo y amarillo de las raíces está ligado a la presencia de pigmentos como
alfa y betacarotenos. Los betacarotenos pueden representar más del 50% de los
carotenoides totales y por lo general duplican a los alfacarotenos. El contenido de
carotenoides no está uniformemente distribuido en la raíz, debido a que la síntesis
proviene de tejidos proximales a distales, y el floema contiene comúnmente más
carotenoides que el xilema (Rubatzky y otros, 1999).
El desarrollo y apertura de las flores de cada umbela es centrípeta, o sea de afuera ha-
cia adentro, generalmente iniciándose en la umbela primaria. El periodo de floración
de las umbelas individuales normalmente está entre 7 a 10 días, entonces una planta
puede estar en floración por 30 a 50 días. La polinización es entomófila, la atracción
de los insectos se debe a la forma de las umbelas y la presencia de nectarios. Una vez
ocurrida la fertilización y la semilla comienza a desarrollarse, las umbelas interiores
de la umbela principal comienzan a doblarse hacia adentro cambiando la forma de
ligeramente convexa o casi plana a cóncava, como en forma de nido de pájaro.
Figura 6. Superficie nacional de zanahoria sembrada por año en hectáreas. Fuente: ODEPA,
2014.
La distribución por región en la temporada 2012 (ODEPA, 2014) se presenta en el
Cuadro 1, donde la Metropolitana es la que tiene la mayor superficie sembrada con
casi 37% del total nacional, seguida por Valparaíso (22%) y del Biobío (18%). En las re-
giones no mencionadas en el cuadro, también hay pequeñas superficies sembradas,
generalmente en huertos caseros o para autoconsumo.
Ciclo de desarrollo
En Chile se produce zanahoria a lo largo de todo el año, aunque hay zonas que tienen
limitaciones climáticas para la producción. Estos problemas, generalmente, ocurren
con temperaturas bajas que pueden producir vernalización e inducir la floración pre-
matura, lo que provoca un deterioro del producto y caídas fuertes en rendimiento.
Octubre-
Región Enero-marzo Abril-junio Julio- septiembre
diciembre
Arica y Parinacota
Atacama
Coquimbo
Valparaíso
Metropolitana
O’Higgins
Maule
Biobío
Araucanía
Los Lagos
Magallanes
Siembra normal
Mayor concentración de siembra
Sin siembra
Arica y Parinacota
Atacama
Coquimbo
Valparaíso
Metropolitana
O’Higgins
Maule
Biobío
Araucanía
Los Lagos
Magallanes
Cosecha normal
Mayor concentración de cosecha
Sin cosecha
Sistema de siembra
Se debe crear una capa superficial de suelo mullido, que asegure un buen contacto
íntimo entre la semilla y el suelo húmedo, de manera de facilitar la acción de los
herbicidas y asegurar durante la emergencia el suministro de agua a las raíces por
capilaridad.
La siembra del cultivo de zanahoria se puede realizar con varios tipos de sembrado-
ras, por ejemplo: manuales (de una hasta 6 hileras) o mecanizadas, de plato fijo o de
precisión (Figura 11).
Figura 11. Tipos de sembradoras manuales y mecanizadas de pequeña escala. (Fotos: Gen-
tileza de Terradonis)
Las sembradoras de precisión (neumáticas o cintas alveoladas) descargan individual-
mente cada semilla y son más convenientes cuando las condiciones son propicias,
tanto para reducir la cantidad de semilla a utilizar como para distribuir uniformemen-
te las semillas en profundidad y en el plano horizontal (Figura 12).
Población
Comparada con otras hortalizas, la zanahoria es sembrada a densidad muy alta. Las
semillas de zanahoria son pequeñas, fluctúa entre 0,9 a 2g el peso de 1.000 semillas,
dependiendo del cultivar. Por lo tanto, se siembran a poca profundidad de manera
de facilitar la emergencia y minimizar las dificultades que puede poner el suelo a las
frágiles plántulas. Se siembra normalmente a una profundidad de 3-5 mm, profundi-
dades mayores a 10 mm se deben evitar a menos que la temperatura superficial del
suelo sea alta y la humedad baja. La semilla de zanahoria germina entre 10 y 35ºC,
pero la emergencia más rápida ocurre entre 20 y 30ºC.
Cuando se trata de zanahoria para industria, se requiere obtener alto tonelaje por
hectárea, especialmente en el caso de la producción de jugo. Pequeños producto-
res del sur siembran manualmente, en superficies de 0,5 a 5 hectáreas, con lo cual
es posible el raleo, labor que se realiza al cosechar en forma parcializada. En zonas
lluviosas, es recomendable sembrar en mesas de hasta 1,2m de ancho, con hileras
distanciadas a 25cm, y 2 a 3cm entre plantas. La dosis de semilla varía entre 2,5 y 4
kg/ha (Kehr y Díaz, 2012).
Las poblaciones finales varían bastante de acuerdo a la finalidad del cultivo, por
ejemplo, para mercado fresco, Lazcano y otros (1998) recomendaron 1,75 millones
de plantas por hectárea, pero también esta población va a depender del tipo de za-
88 BOLETÍN INIA N° 411
nahoria que se trate. Las de tipo “Nantesa” deberían tener poblaciones que varían
entre 1,4 y 2,2 millones de plantas/ha, mientras que las de tipo “Chantenay” 0,8 a 1,2
millones de plantas/ha. Sin embargo, para procesamiento de cualquier tipo, las po-
blaciones bajan en ambos tipos entre 0,6 y 1,2 millones de plantas/ha en este último
tipo, y para “Nantesa” entre 1,0 y 1,8 millones de plantas (Rubatzky y otros, 1999).
Fertilización
Como en todos los cultivos, antes de aplicar cualquier nutriente, es conveniente rea-
lizar un análisis de suelo con el fin de determinar la disponibilidad de elementos
químicos para la planta. Un punto importante de conocer, teniendo el resultado del
análisis, es la extracción de nutrientes por el cultivo y el rendimiento esperado. Tam-
bién se debe tener en consideración la época del año del cultivo y la rotación por los
residuos que quedan disponibles en el suelo, los cuales aportan nutrientes.
Nutriente Removido
Nutriente
(kg/ha)
Nitrógeno 213,6
Fósforo 50,3
Potasio 273,0
Calcio 150,8
Magnesio 41,4
g/ha
Boro 260,3
Cobre 72,5
Manganeso 529,0
Zinc 760,9
Por tratarse de una raíz el órgano de consumo, el potasio (K2O) y el fósforo (P2O5)
juegan un importante rol en el resultado productivo. La planta de zanahoria absorbe
más fósforo de los niveles superiores del suelo, pero también absorbe una cantidad
interesante desde los 60 a 90 cm de profundidad, aunque tienen una mejor respues-
ta al fósforo recién aplicado que al residual (McPharlin y otros, 1994).
La zanahoria es un cultivo que requiere tener agua disponible durante todo su pe-
ríodo de desarrollo, pero es muy poco tolerante al anegamiento. Tiene tres estados
críticos para las necesidades de agua del cultivo:
En los riegos del cultivo de zanahoria se deben considerar aspectos que pueden da-
ñar el rendimiento y/o calidad de las raíces a cosechar, como la excesiva humedad
del suelo, que satura los espacios porosos y limita el contenido de oxígeno. Bajo estas
condiciones se produce una limitación en la absorción de nutrientes y agua, pero
además se ve facilitado el ataque de fitopatógenos. Por otra parte, estos períodos
de excesiva humedad en el suelo durante el crecimiento disminuyen el color, largo
y forma de la raíz e incrementa el tamaño y el número de raíces fibrosas. En suelos
ricos en materia orgánica, el crecimiento temprano de la raíz principal puede ser
severamente reducido por la exposición de las plantas a períodos de 12 horas en un
ambiente de suelo saturado de agua.
La cantidad y frecuencia de riego del cultivo van a depender de la capacidad del suelo
para retener humedad y de la demanda de evapotraspiración de la región. Para esto
se debe conocer, además de las características del suelo, la cantidad de agua trasferi-
da a la atmósfera, o sea la tasa de evapotraspiración del cultivo. La evapotraspiración
media diaria del cultivo de zanahoria, considerando el ciclo completo de crecimien-
to, varía de 3 a 6 mm/día, siendo menor en climas más suaves (Carvalho, 1995). Los
requerimientos de agua varían en un rango de 6.000 a 9.000 m3/ha según Villeneuve
and Leteinturier (1992), con una evaporación de bandeja (EB) promedio de 6 a 7
mm/día, dependiendo principalmente del periodo de crecimiento del cultivo, el cual
dura entre 100 y 140 días.
En clima cálido tropical, Da Silva y otros (2011) encontraron que el mejor rendimien-
to de zanahoria en peso y calidad fue con tratamientos de aplicación de láminas de
agua de 180% EB. Mientras que Gibberd y otros (2003) determinaron que en un sue-
lo arenoso el mejor rendimiento comercial de este cultivo estuvo con aplicaciones
de 150% EB.
Sanidad
Enfermedades
La zanahoria, en general, es un cultivo bastante sano, sin embargo, hay algunas en-
fermedades que aparecen y deben ser controladas preventivamente a través de con-
trol cultural, o vía control químico.
Una prospección realizada por Sepúlveda y otros (2012) en la zona de Calama y Chiu
Chiu encontraron que el principal problema sanitario de zanahoria era Alternaria.
Por otra parte, Kehr y Díaz (2012) reportaron para la Región de la Araucanía ataques
frecuentes de este hongo.
Por lo tanto, el uso de medidas culturales para prevenir ataques es recomendable,
como, utilizar semilla sana libre de Alternaria, desinfectar la semilla con algún fun-
gicida como Mancozeb (Cadilac 80 WP, Dithane NT), hacer rotación de cultivos en el
potrero de a lo menos dos años, elegir suelos profundos, sueltos con buen contenido
de materia orgánica y buen drenaje.
Eliminar plantas voluntarias que pueden ser hospederos del hongo y realizar un buen
control de malezas. Evitar el exceso de humedad, realizar riegos solo cuando el cul-
tivo lo requiera y aplicar una fertilización balanceada. Después de cosechar retirar
todos los restos del cultivo y evitar siembras tardías (Tay y Sepúlveda, 2011).
Azoxystrobin Amistar 50 WG
Azoxystrobin/Difenoconazole Amistar Top
Bravo 720, Glider 72SC, Hortyl 720, Balear 720SC, Cloro-
Chlorotalonil
talonil 720, Pugil 720, Point Clorotalonil 720SC, Rhino
Score 250EC, Caldera 250EC, Dominio 25EC, Premiado
Difenoconazole
250EC, Difeconazol25EC Agrospec
Folpet Folpan 50WP
Metalaxil Metalaxil 25DP
Otra de las enfermedades presente en el cultivo, pero con baja incidencia es oídio,
causado por el hongo Erysiphe poligoni que se manifiesta como un polvo blanco so-
bre la superficie de las hojas, que corresponde a micelio del hongo. Esto resulta en
senescencia temprana de las hojas y reducción de rendimiento. Las esporas (coni-
dias) se dispersan por aire y sobreviven en el suelo y contaminando la semilla. La
infección es favorecida por alta humedad relativa y temperaturas entre 13º y 32ºC
(Rubatzky y otros, 1999). Dependiendo de las condiciones del cultivo es necesario
controlar con fungicidas autorizados, cuyos ingredientes activos se mencionan en el
Cuadro 7 (Sepúlveda y otros, 2012).
Plagas
Las moscas ovopositan en el suelo u otros cultivos. A los 10 a 12 días salen las larvas
que penetran en el interior de la raíz, excavando una galería descendente que llega
hasta casi el final de la raíz. Transcurrido un mes, se transforman en ninfas. Pasan el
invierno como larvas en las raíces o como crisálidas en el suelo. Los adultos emergen
en primavera, oviponen después de unos pocos de días. Los huevos eclosionan en
8-10 días y las larvas maduran en 4-6 semanas. La posibilidad de desarrollar varias
generaciones durante la temporada de cultivo incrementa el daño potencial.
Los ataques en plantas jóvenes pueden impedir su crecimiento, mientras que los
más tardíos en la estación pueden desarrollar podredumbres secundarias que hacen
que la zanahoria se descomponga en el suelo o durante el almacenaje. Las larvas
blanco-amarillentas de esta mosca excavan para entrar en las raíces creando un daño
mecánico y proveyendo una entrada para los patógenos de pudrición de la raíz. Si las
condiciones son favorables se produce una pérdida del valor comercial de las raíces
atacadas.
Otro problema que a veces se presenta son los gusanos del suelo del género Agrostis
y gusanos alambre, estos pueden ser controlados con tratamientos al suelo similares
al usado para mosca de la zanahoria.
Malezas
El control de malezas en zanahoria comienza como en todos los cultivos con una
buena preparación de suelos. Se puede continuar con una combinación de uso de
cultivadoras entre hileras y/o limpias manuales con rasquetas u otros implementos.
El control químico es necesario, por ser una hortaliza de siembra directa, donde la
cama de semillas está limpia al comienzo, pero debe mantenerse de esa manera has-
ta que la semilla germine y la plántula se establezca definitivamente. Hay varias alter-
nativas de productos químicos para usar, algunos específicos y otros más bien de tipo
graminicida. Se puede usar un producto de pre siembra e incorporarlo con el último
rastraje, de manera de dar una cobertura desde la siembra, también es factible apli-
car un herbicida de preemergencia a modo de prevención. Productos recomendados
para el cultivo de zanahoria son presentados en el Cuadro 8.
Pre siembra
Spectro 33EC Hoja ancha y
Pendimentalin incorporado y pre
Pendiclan 33EC gramíneas
emergencia
Dicloruro de Paraquat/
Farmon No selectivo Pos emergencia
Dicloruro de Diquat
Flecha 3.6 EC
Quizalofop-Etilo Gramíneas Pos emergencia
Assure Pro
Quizalofop-p-Tefurilo Sector - T Gramíneas Pos emergencia
Hoja ancha y Pre y pos
Aclonifeno Prodigio 600 SC
gramíneas emergencia
Tepraloxidima Aramo Gramíneas Pos emergencia
Índice de cosecha
Productividad
Rendimiento
Los rendimientos del cultivo de zanahoria son bastante variables y dependen mucho
del destino del cultivo. En el mundo, según datos de FAO (2019) el promedio de ren-
dimiento fue de 37,3 t/ha en el año 2017, siendo Oceanía el continente con el rinde
mayor con 48,6 t/ha promedio, seguido de Norteamérica con 47,3 t/ha y Asia con
42,8 t/ha, mientras que Sudamérica presentó un promedio de 23,5 t/ha. En cuanto
Instituto de Investigaciones Agropecuarias INIA / MINISTERIO DE AGRICULTURA 101
a países productores, el promedio más alto se observó en el Reino Unido con 65,4 t/
ha, seguido de Holanda con 57,0 t/ha.
Los cultivos para procesamiento tienen mayor rendimiento, pero también tienen ma-
yores poblaciones. El rendimiento potencial es de hasta 100 t/ha, pero por lo general
se obtienen alrededor de 30 a 60 t/ha en el caso de zanahoria para mercado fresco
siendo un promedio bastante común.
En Chile, el promedio nacional según FAO (2019) fue de 48,2 t/ha, mientras que
ODEPA (2010) estimó que en la temporada 2008-2009 hubo un rendimiento prome-
dio de 40,5 t/ha. El mejor rinde promedio estuvo en la Región de Bio Bio con 47,1 t/
ha y la menor fue Arica y Parinacota con 19,7 t/ha, como se presenta en el Cuadro 9.
El rendimiento general para todos los colores de zanahoria fue bastante inferior al
promedio regional. Sin embargo, como se observa en el Cuadro 11, la cosecha de raí-
ces desde marzo a septiembre incrementó notoriamente el rendimiento, alcanzando
un promedio general en julio de 95,2 t/ha y en junio 87,4 t/ha. En estos mismos
102 BOLETÍN INIA N° 411
meses, las variedades de color amarillo y blanco lograron los rendimientos más altos
respecto a los otros colores.
Cuadro 11. Rendimiento promedio (t/ha) de variedades de zanahoria con diferentes fechas
decosecha, clasificadas por color de raíz. INIA La Platina, temporada 2008/2009.
Rendimiento industrial
Materia seca
Cuadro 13. Contenido de materia seca (%) de ensayo de variedades de zanahoria con dife-
rentes fechas de siembra en la Región Metropolitana, clasificados por color de raíz. INIA La
Platina, temporada 2008/2009.
Figura 14. Contenido de materia seca (%) de ensayo de variedades de zanahoria con
diferentes fechas de siembra en Vilcún, Región de La Araucanía, clasificados por color
de raíz. INIA Carillanca, temporada 2007/2008.
Instituto de Investigaciones Agropecuarias INIA / MINISTERIO DE AGRICULTURA 105
Al observar estos resultados, se demuestra el efecto que tiene la época de siembra
en el contenido de materia seca de las raíces de zanahoria. Por lo tanto, siembras
muy tardías, para fines agroindustriales, no son recomendables para rendimiento
industrial.
Sólidos solubles
Cuadro 15. Contenido de sólidos solubles (ºBrix) en ensayo de variedades de zanahoria con
diferentes fechas de siembra en Vilcún y Labranza, Región de La Araucanía, clasificados por
color de raíz. INIA Carillanca, temporada 2007/2008.
Producción de jugo
Los efectos del medio ambiente más la composición genética de las variedades y ti-
pos de zanahoria, se pudieron observar en un ensayo realizado en INIA La Platina en
la temporada 2009, cuyos resultados en contenido de jugo se presentan en la Figura
16. La fecha de siembra es muy importante en el rendimiento, tal como se aprecia
en la siembra de febrero en la Región Metropolitana, la que produjo un rendimiento
muy superior cuando se cosechó en junio a los 140 días y en julio a los 170 días, para
todos los tipos de zanahoria. Los rendimientos tan bajos en zanahoria morada en
siembra de octubre se explican porque las variedades florecieron antes de tiempo,
por lo tanto, su rendimiento en jugo fue muy pobre.
Figura 16. Evaluación del contenido de jugo (L/ha) en cuatro diferentes tipos de zanahoria
sembradas en tres fechas y cosechadas en dos épocas distintas. INIA La Platina, Región Me-
tropolitana, temporada 2008/2009.
Esta especie tiene varios tipos de raíz, con tamaño, forma y ápice radicular diferen-
tes. Cada tipo tiene características particulares de uso, algunos son para consumo
fresco y otras para la industria de procesamiento.
Los tipos más comunes que se usan en el país son Chantenay y Nantesa, entre los
cuales se encuentran variedades de polinización abierta e híbridos, pero además za-
nahorias de color, la mayoría para uso industrial.
Zanahoria pequeña redonda de uso para consumo fresco, en el país se siembra como
una planta exótica por su forma (Figura 21). Existen variedades en el extranjero,
como Romeo.
Vitaminas
Valor nutracéutico
Los principales aportes de la zanahoria, del punto de vista nutracéutico, son flavonoi-
des del tipo Quercetina con 0,07 mg por 100 g en promedio y carotenoides, funda-
mentalmente α-caroteno y β-caroteno en cantidades promedio de 10,65 µg y 18,25
µg por 100 g, respectivamente (Li, 2008).
Los carotenos son sustancias que al ser ingeridas son trasformadas en vitamina A
en la mucosa del intestino delgado y almacenados en el hígado en forma de reti-
nol. El contenido de carotenos varía con los cultivares, lugar de producción y otros
factores ambientales (Simon y otros, 1982), pero principalmente influenciado por
el genotipo. La vitamina A es esencial para el correcto funcionamiento de la visión,
especialmente la nocturna, pero además tiene mucha importancia en la mantención
del sistema inmune, mejora la calidad de piel y la protege contra los rayos UV. Ha sido
reportado que ayuda a prevenir diferentes tipos de cáncer, enfermedades cardiovas-
culares y baja el riesgo de accidentes vasculares. Puede ser usada como tratamiento
para diarreas, presión arterial alta, alto colesterol, problemas hepáticos y de piel,
inclusive arrugas (Duke, 1997).
Estos compuestos se pierden en parte al ser cocinados, menos al vapor que fritos,
pero disminuyen en la medida de mayor tiempo siendo sometidos a temperatura.
Al procesar zanahoria, por ejemplo deshidratar, hay pérdida de carotenoides cuan-
do son almacenadas por mucho tiempo. Al enlatar, hay un incremento aparente de
114 BOLETÍN INIA N° 411
carotenos, pero hay reportes que hablan de disminución de 7 a 12% en zanahorias
enlatadas cocidas (Simon y Lindsay, 1983). La zanahoria fresca almacenada, si es
mantenida en buenas condiciones conserva e incluso incrementa sus carotenos, pro-
bablemente por deshidratación leve, hasta el momento de brotación. Entonces, el
tiempo de duración y calidad de almacenaje pueden influenciar la estabilidad del
contenido de carotenos, incluso algunos carotenos específicos son más susceptibles
a pérdidas que los carotenos totales (Rubatzky y otros, 1999).
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La planta fue introducida a España por Colón, desde donde se propagó por el resto
del mundo. Los portugueses introdujeron el ají India, donde es usado en grandes
cantidades, así como en África y América tropical, donde los frutos desarrollan ma-
yor pungencia que en territorios más fríos. Durante los últimos 100 años se ha dado
mayor importancia al mejoramiento genético de la especie Capsicum annuum, tanto
picante como dulce, que, a las otras especies de este género, probablemente debido
al tamaño del fruto comparado con las otras especies.
Las tres especies que comprenden el complejo Annuum comparten un pool gené-
tico ancestral (Figura 2). La mayoría de los cultivares de C. annuum desarrolla un
tallo simple con 8 a 15 hojas antes de la aparición de la primera flor. Al parecer, el
número de hojas antes de floración estaría controlado por la temperatura ambiental
y el genotipo. Al aparecer el primer botón floral, la planta se ramifica en el ápice en
dos o más brotes de tallos. Cada brote tiene una o dos hojas, termina en una flor y
entonces se divide en dos ramificaciones de segundo orden. La iluminación diaria
total tiene sobre el desarrollo del tallo un efecto mayor que la calidad de la luz y el
fotoperiodo. La velocidad de elongación del tallo está muy influenciada por la tem-
peratura, la baja retrasa el crecimiento, y excesivas producen tallos delgados, siendo
la temperatura óptima de 25ºC. Para producción de materia seca, o sea tallos más
firmes, el rango óptimo se encuentra entre 20 y 25ºC, que es común para plantas que
tienen fotosíntesis tipo C3 (Condés, 2017).
Las hojas del pimiento tienen variación en tamaño, forma y color, la mayoría son
simples, enteras y simétricas, de forma lanceolada o aovada. Pueden ser planas y
suaves o corrugadas y glabras, algunas son pubescentes como las del tipo serrano.
Son corrientemente verdes, aunque se encuentran tipo púrpuras, variegadas y ama-
rillentas (Condés, 2017).
La forma de los frutos es una manera de clasificar los diferentes grupos dentro del
complejo Annuum. Los frutos de C. annuum se pueden clasificar primero en pun-
gentes y no pungentes, lo cual se manifiesta por la presencia o no de capsicina en el
fruto. La otra clasificación viene de la forma del fruto, donde se caracterizan grandes
grupos.
Este grupo comparte muchas de las características del tipo Bell, como tamaño de
fruto grande, no pungente y pericarpio grueso más dulce que el tipo Bell. Tienden a
producir frutos con forma acorazonada o cónica (Figura 5). Los frutos maduros de
color rojo o amarillo son utilizados en fresco o procesado como conserva de pimiento
asado, jugo, deshidratados y como pickles.
Paprika
Esta es una categoría bastante peculiar de ajíes, considera desde pungentes a suaves,
hasta sin pungencia. El tipo chileno “Cacho de Cabra” se podría clasificar en este gru-
po (Figura 8), por su forma, grosor de pericarpio y uso en deshidratado. En general
son bastante alargados, de pericarpio delgado (1 a 3 mm), de textura de piel suave,
color rojo oscuro brillante cuando maduro y la pungencia depende del tipo que se
trate como el Húngaro para polvo de paprika algo picante, o el español para ají de
color con muy poca pungencia, o el mencionado Cacho de Cabra chileno, bastante
pungente para Merken (Crosby, 2008).
Este tipo de ají es muy pungente, uno de los con mayor contenido de capsaicina, tie-
ne entre 30.000 y 50.000 unidades Scotville. Es de forma alargada (20 a 25 cm), muy
delgado (10 a 20 mm), con piel más arrugada, fruto torcido y de pericarpio delgado
(1 a 2 mm) (Figura 9). Es muy usado en el sur de EEUU para salsas y deshidratado,
es principalmente cultivado para procesamiento, aunque también se consume en
fresco en algunos países como India y México (Crosby, 2008).
Jalapeño
Adaptación agroclimática
También destacan las regiones de Atacama (42 t/ha) y Maule (46 t/ha), siendo la
Región de Atacama donde la producción es casi completamente para deshidratado al
utilizar las excelentes condiciones naturales de secado al sol que existen. En la Región
del Maule, la mayoría del pimiento es para la agroindustria de jugos y conservas.
Atacama 42.470
Coquimbo 32.450
Valparaíso 35.020
O’Higgins 42.160
Maule 45.900
Biobío 32.980
Metropolitana 29.320
Nacional 36.960
Requerimientos agroclimáticos
Tanto el pimiento como el ají son cultivos muy susceptibles a las heladas, aunque con
clima favorable se comportan como planta perenne. Al parecer, la semilla de Capsi-
cum no tiene requerimientos de luz para germinar, pero en cuanto a temperatura
exige entre 15 y 30ºC. La semilla tiene un tiempo bastante prolongado para germinar
y emerger, la temperatura óptima para lograr buenos resultados es alrededor de
30ºC, reduciéndose considerablemente la velocidad de germinación entre 15 y 20ºC.
El fruto no cuaja con temperaturas bajo 16ºC o por sobre 32ºC, inclusive puede haber
aborto floral con temperaturas nocturnas sobre 24ºC. La mejor cuaja ocurre cuando
la temperatura de día y de noche está entre 16ºC y 21ºC. (Álvarez y Pino, 2018).
En cuanto a la humedad relativa, la óptima oscila entre 50% y 70%. Si es muy elevada
favorece el desarrollo de enfermedades aéreas y dificulta la fecundación. La coinci-
dencia de altas temperaturas y baja humedad relativa puede ocasionar la caída de
flores y de frutos recién cuajados.
Los suelos más adecuados para el cultivo del pimiento son los franco-arenosos, pro-
fundos, ricos y bien drenados. El pH óptimo del suelo varía entre 6,5 y 7, mientras
que en el agua de riego es 5,5 a 7.
Ciclo de desarrollo
Capsicum se puede producir durante todo el año como cultivo protegido, sin embar-
go, para cultivo al aire libre se debe evitar heladas que causan mucho daño, aunque
posteriormente rebrota, pero demora más en llegar a máxima producción.
Dependiendo de la zona es la fecha en que se realizan los almácigos, los cuales pue-
den ser a raíz desnuda o cubierta, no tiene limitaciones. La mayor limitación es la
temperatura de germinación que debe alcanzar, porque demora mucho tiempo en
germinar y emerger si no están las condiciones adecuadas. Por eso hay fechas de
siembra por región donde se tiene más o menos éxito con el cultivo dependiendo
del objetivo y del clima. Como se observa en la Figura 14, hay una cobertura total
a nivel nacional de siembras de pimiento, esencialmente las regiones de Atacama,
Coquimbo y Valparaíso donde se produce todo el año. No así en Arica y Parinacota,
que sólo se siembra para cubrir las épocas de falta de producción en la zona central
y sur del país, lo que se ve reflejado en la Figura 15, donde se muestran las épocas
de cosecha, no se produce en el último trimestre en cantidades porque está cubierto
con producto de zonas más cercanas como la Región de Valparaíso.
134 BOLETÍN INIA N° 411
Región Ene - mar Abr - jun Jul - sep Oct - dic
Arica y Parinacota
Atacama
Coquimbo
Valparaíso
O’Higgins
Maule
Biobio
Metropolitana
Superficie principal
Superficie secundaria
Superficie marginal
Figura 14. Épocas de siembra e importancia relativa por regiones productoras de pimiento.
Superficie principal
Superficie secundaria
Superficie marginal
Figura 15. Épocas de cosecha e importancia relativa por regiones productoras de pimiento.
Sistema de plantación
Población
La población de plantas por hectárea es muy discutida para Capsicum, porque varía
entre 57.000 y 240.000 plantas por hectárea, con resultados de rendimiento muy
interesantes. La agroindustria en Chile utiliza poblaciones de 57.200 plantas por ha,
distribuidas entre hileras a 0,70 m y sobre hilera a 0,25 m. Sin embargo, se ha visto
aumento de rendimiento constante hasta poblaciones de 120.000 plantas por ha,
comenzando a disminuir con poblaciones mayores a 200.000 plantas, distanciadas
a 1 m entre hilera. Por ejemplo, una población de 100.000 plantas en invernadero
rindió 80 toneladas por hectárea de frutos, pero con 240.000 plantas solo alcanzó a
40 toneladas.
Poblaciones de Pimento
700 140
600 120
)s 500 100
e
il
m
( 400
s 80 a
o
t h
u /t
rf 300 60
e
d
º 200 40 Nº de frutos
N
Rendimiento
100 20
- -
57.200 71.500 85.800 114.400
Nº plantas por hectárea
Figura 17. Rendimiento de pimiento var. Resistant cultivado en cuatro poblaciones. CRI Rai-
huen, Villa Alegre, Región del Maule. Temporada 2008/2009.
Fertilización
Extracción
Nutriente
(kg/T de fruto)
N 2,30 – 4,10
P2O5 0,52 – 1,03
K2O 3,56 – 5,75
CaO 1,69 – 3,78
MgO 0,46 – 1,10
Nitrógeno
Un ensayo realizado por Kirnak y otros (2003) demostraron que usando cobertura
plástica o mulch en el suelo incrementó la disponibilidad de N a las plantas y que ade-
Instituto de Investigaciones Agropecuarias INIA / MINISTERIO DE AGRICULTURA 139
más mitigó el efecto de estrés hídrico en pimiento, posiblemente al conservar mejor
la humedad del suelo por menor evaporación de agua del suelo, las raíces tuvieron
más disponibilidad de nutrientes en la solución del suelo. Respecto a la pungencia en
ajíes, Johnson y Decoteau (1996) encontraron que N aplicado al trasplante incremen-
tó la pungencia en forma lineal, pero que iniciar la aplicación en floración no tuvo
efecto sobre la pungencia de los frutos.
Fósforo
El fósforo (P) es otro de los nutrientes esenciales para el crecimiento de las plantas,
es demandado en mayor proporción en las etapas iniciales de desarrollo. Sus funcio-
nes no pueden ser ejecutadas por ningún otro nutriente y se requiere un adecuado
suplemento para que la planta crezca y se reproduzca en forma óptima.
Potasio
Este elemento es otro de los que se aplican completos antes de trasplante, incorpo-
rándolo con el último rastraje antes de hacer los camellones o mesas, de manera que
esté disponible para las plantas desde el momento de trasplante hasta término del
cultivo. La deficiencia de potasio se manifiesta también con crecimiento limitado, y
en las hojas más viejas se observan manchas de color rojizo, mientras que en hojas
jóvenes los márgenes de las hojas se ponen amarillos comenzando desde las puntas.
Calcio
El calcio puede ser aplicado como parte de mezclas fertilizantes incorporado con
el último rastraje, pero también como enmienda foliar. La deficiencia se manifiesta
principalmente en los frutos, donde se observan áreas quemadas café pálido en la
zona distal. En el follaje, las hojas más jóvenes desarrollan márgenes amarillos, pri-
mero en las puntas siguiendo a las zonas intervenales.
Fertilizantes
La base de la nutrición vegetal siempre es N-P-K, por lo tanto, se inicia la toma de de-
cisiones con estos elementos, fundamentalmente el N. También hay que considerar
el tipo de explotación que se tiene, en suelo o hidroponía, la disponibilidad local de
fertilizantes sólidos o solubles, el pH del suelo, entre otros factores antes de decidir
qué fertilizante adquirir. Cada fertilizante tiene sus características específicas de ac-
ción, por lo tanto, se debe informar de cuál es el más apropiado para las condiciones
de suelo y cultivo.
La fertilización foliar tiene sus limitaciones y en algunos casos puede ser considera-
da excesivamente laboriosa por la cantidad de aplicaciones que se deben hacer. No
obstante, a lo largo de los años ha alcanzado un lugar de privilegio en los diferentes
esquemas de nutrición de las plantas, especialmente con las enmiendas cuando se
producen deficiencias específicas de nutrientes. La utilización de fertilizantes alta-
mente solubles y nutrientes puros es esencial para alcanzar el mejor comportamien-
to desde este enfoque.
Riego
El pimiento posee un sistema radicular poco profundo y muy sensible a las varia-
ciones de humedad, por lo que es importante el manejo del riego para favorecer su
desarrollo. Aunque los Capsicum se consideran hortalizas de arraigamiento mode-
radamente profundo (90 a 120 cm), más de la mitad del volumen radicular se desa-
rrolla entre los 5 y 15 cm de profundidad (Keng y otros, 1979). La densidad radicular
disminuye en profundidad y rápidamente bajo los 20 cm, mientras que la distribu-
ción horizontal de raíces es más bien pobre (Morita y Toyota, 1998). Según Dimitrov y
Ovtcharova (1995), Capsicum extrae el 70 a 80% del agua que usa a una profundidad
entre 0 y 30 cm.
Métodos de riego
Son variados los métodos disponibles para distribuir el agua en el cultivo de pimien-
to y ají, estos van desde los muy comúnmente usados de tipo gravitacional con sus
diferentes conducciones, hasta los de tipo presurizado. Cada uno tiene sus ventajas
y desventajas, generalmente relativas a la eficiencia del uso de agua y costo de ins-
talación.
La aplicación de riego presurizado es muy conveniente, pero siempre que no sea por
aspersión. Este tipo de riego, por aspersión, no es recomendable, porque mojando
las hojas y frutos se favorece el desarrollo de hongos.
El riego por goteo o por cinta facilita la distribución de agua y además permite la
aplicación de fertilizantes solubles y algunos pesticidas a través de la fertirrigación. El
manejo de frecuencia y cantidad de agua a entregar va a depender del tipo de suelo
que se tenga y el estado fenológico de la planta, para poder suplir sus necesidades
reales y no someterla a estrés hídrico o a excesos de agua.
Instituto de Investigaciones Agropecuarias INIA / MINISTERIO DE AGRICULTURA 145
Frecuencia de riego
El riego ha de ser moderado y constante en todas las fases del cultivo, no obstante,
soportan bien una falta puntual de agua. El riego por goteo resulta ideal.
La decisión del momento y volumen de riego está dada básicamente por los siguientes
parámetros:
Tensión del agua en el suelo, cuya forma científica de determinarla es mediante ten-
siómetros a distintas profundidades. Alrededor del 75% del sistema radicular del pi-
miento se encuentra en los primeros 30-40 cm del suelo, por lo que será conveniente
colocar un primer tensiómetro a una profundidad de 15-20 cm, que deberá mante-
ner lecturas entre 11 y 14 cb, un segundo tensiómetro a unos 30-50 cm, que permi-
tirá controlar el movimiento del agua en el entorno del sistema radicular y un tercer
tensiómetro ligeramente más profundo para obtener información sobre las pérdidas
de agua por drenaje; valores inferiores a 20-25 cb en este último tensiómetro indica-
rán importantes pérdidas de agua por filtración.
Como regla general, se dice que las hortalizas consumen alrededor de 2,5 cm por
semana de agua de lluvia o suplementada por riego para crecer vigorosamente. Los
requerimientos de riego son dependientes de la temporada de cultivo (fría o cálida),
factores ambientales, tipos de suelo, tipo de riego, etc. Por ejemplo, en climas tro-
picales como Cuba, León y otros (1991) encontraron que el máximo rendimiento de
pimiento lo obtuvieron regando a 85% de capacidad de campo, entregando un total
de 1.800 m3 por ha (16 cm) en nueve riegos.
En caso de invernaderos, Chartzoulakis y Drosos (1998) encontraron que con evapo-
traspiración que estuvo entre 0,5 y 4,0 mm por día, el requerimiento de agua alcanzó
a 34,8 cm para toda la temporada de crecimiento del cultivo.
Un consumo medio razonable de agua por día y planta varía entre 400 cc y 2000
cc, en función del clima y el estado de desarrollo de la planta. En invernadero, dada
la mayor actividad de la planta y la evaporación, las cantidades aumentarán en un
tercio aproximadamente. En un cultivo de pimiento de primavera (diciembre-abril),
las necesidades hídricas se estiman en 1m3 por m2 de superficie, aproximadamente.
Sanidad
Enfermedades
- Caída de almácigo
La siembra de almácigos, tanto a raíz cubierta o desnuda, si el sustrato y semillas no
están esterilizado o desinfectado, las plántulas pueden ser atacadas por el complejo
de hongos llamado “Caída de plantas” o “Dumping off”, donde participan una se-
rie de patógenos, siendo los más comunes Pythium spp., Rhizoctonia spp., Fusarium
spp. y Phytophthora spp (Larraín y otros, 2010). Estos patógenos pueden encontrarse
en el suelo o en la semilla, dominando unas especies sobre otras según la temperatu-
ra y las condiciones de humedad. Puede afectar tanto a la semilla como a la plántula,
produciéndose daño en los almácigos, la semilla infectada no germina y se pudre, no
hay emergencia de plántulas por sectores y en las plántulas afectadas se observan
manchas marrón justo por encima y por debajo de la línea del suelo. La parte basal
del tallo se estrecha y ablanda, no pudiendo soportar la plántula, la cual cae, se mar-
- Tizón o mildiu
Es una enfermedad muy cosmopolita en Capsicum, tal vez la principal en el país, pro-
ducida por la especie Phytophthora capsici, un hongo Oomicete. Este es un patógeno
altamente dinámico y destructivo que tiene un amplio rango de hospederos entre
las hortalizas cultivadas dentro de las familias Solanaceae (ají, pimiento, tomate, be-
renjena), Fabaceae (poroto) y Cucurbitaceae (zapallo, melón, pepino) (Zitter, 2018).
La incidencia y severidad de la enfermedad ha aumentado considerablemente en las
últimas décadas.
Figura 18. Ataque de Phythophthora capsici en Capsicum y sus síntomas típicos.
Existen algunos productos que pueden realizar un buen control químico, aplicados
en el momento y dosis precisa, pero además con una rotación de ingredientes acti-
vos apropiada, de manera de no seleccionar poblaciones de hongos tolerantes al fun-
gicida. En el Cuadro 4 se indica una serie de ingredientes activos que tienen efecto en
el control de este patógeno en Capsicum.
- Oidio
Esta enfermedad causada por el patógeno Leveillula taurica, ascomicete del orden
Erysiphe, es más común en Capsicum cultivado en invernadero, donde hay alta hu-
medad relativa y temperatura. Las condiciones óptimas de desarrollo de la enferme-
dad son temperatura entre 20-25º C y 50-70% de humedad relativa.
El signo está constituido por una masa de micelio, conidios y conidióforos de color
ceniza claro que se observan en la cara inferior de las hojas y se corresponden en el
haz con manchas cloróticas (Larraín y otros, 2010). Los primeros síntomas siempre
aparecen en las plantas más maduras y en las hojas más viejas que son más suscep-
tibles al patógeno. A medida que la enfermedad avanza los síntomas aparecen en las
hojas más nuevas y las manchas cloróticas se van uniendo, surgiendo áreas necróti-
cas que pueden observarse también en la parte superior de las hojas. Generalmente,
produce caída de hojas (Figura 19a).
El patógeno se propaga a través de los conidios que son transportados por el viento.
Por lo tanto, es recomendable remover y eliminar malezas, permitir una ventilación
apropiada, eliminando las hojas basales para permitir el flujo de aire libre y reduc-
ción de la humedad relativa local. La rotación de cultivos también es una práctica ne-
cesaria, junto con la elección de variedades que presenten algún grado de tolerancia
o resistencia a esta enfermedad.
- Virosis
En general las virosis presentan sintomatologías asociadas a cambios de coloración
en hojas (moteado y mosaicos). Deformación de hojas o frutos, enanismo o creci-
mientos anormales de parte o toda la planta. En frutos se pueden presentar manchas
cloróticas, amarillentas o necróticas.
Según estudios realizados por Sepúlveda y otros (2005), los virus con mayor presen-
cia en pimiento en la zona centro norte de Chile, son Virus del mosaico del pepino
(Cucumber mosaic virus, CMV), Virus del bronceado del tomate (Tomato spotted wilt
virus, TSWV), Virus del mosaico de la alfalfa (Alfalfa mosaic virus, AMV) y Virus Y de la
papa (Potato virus Y, PVY). Según este estudio se pudo caracterizar que CMV presen-
ta deformación de las hojas (filiformes y mosaicos), los frutos presentaron en algunas
ocasiones leves decoloraciones. Los síntomas de TSWV fueron principalmente anillos
cloróticos en hojas y frutos, aborto de frutos recién cuajados. Las plantas afectadas
por AMV presentan un mosaico amarillo blanquecino. Los principales vectores son el
trips de California (Frankliniella occidentalis),
pulgón verde del duraznero (Myzus persicae) y el pulgón de la papa (Macrosiphum
eurphobiae).
- Mosquita blanca
Actualmente en Capsicum se encuentran dos especies, Trialeuroides vaporarioum y
la recientemente introducida al país Bemicia tabaci. Ambas son de importancia en la
transmisión de virus más que por el daño intrínseco que puedan causar por su tipo
de alimentación en la planta. Presentan mayor importancia y daño en invernaderos,
siendo en la Región de Arica y Parinacota una de las plagas principales en cultivo de
pimiento. En la zona Centro Norte es de menor importancia, pero está presente y
debe ser controlada.
- Trips
Los trips presentes en Capsicum son de la especie Frankliniella occidentallis, la cual
pertenece al orden de los Tisanopteros. Esta plaga la causa tanto la larva como el
adulto, su importancia se debe a los daños que produce y a que transmite el virus del
bronceado del tomate, que causa pérdidas graves en el pimiento. Parece ser origina-
rio de América del Norte y está muy extendido por todo el mundo debido a su gran
variedad de alimentación. En Chile se encuentra en todo el país, aunque no es una
plaga de importancia mayor en pimiento o ají por su daño directo a la planta, pero si
lo es en forma indirecta con la transmisión de virus (Figura 20b).
Son insectos pequeños que miden entre 1 y 2 mm de longitud con una coloración
que varía del marrón oscuro al amarillo claro. Saltan, vuelan y se desplazan con gran
agilidad de un lugar a otro. Como adulto, produce lesiones en frutos, hojas y flores
debido a su aparto bucal y a la oviposición. Al picar los tejidos y succionar el conte-
nido de las células vegetales, la zona afectada adquiere primero un color plateado y
posteriormente muere. La oviposición se realiza primero sobre hojas jóvenes y lue-
go en las flores, porque se sienten atraídos por el polen, donde nacen las primeras
larvas que se alimentan picando los tejidos para extraer los jugos celulares. En una
154 BOLETÍN INIA N° 411
misma planta se pueden encontrar todos los estados del insecto en frutos, hojas y
flores. Cuando la hembra coloca los huevos en el interior de los tejidos vegetales,
provoca pequeñas heridas que secan la zona afectada. Tienen varias generaciones
por año (Estay y Vitta, 2018).
Las larvas pueden adquirir el virus del bronceado del tomate (TSWV) y una vez que
pasan a estado adulto infectan el cultivo de pimiento. Se manifiesta en forma de
manchas circulares con muerte del tejido, tanto en hojas, flores y frutos. Posterior-
mente, las plantas dejan de crecer, pierden su coloración natural y se deforman. La
magnitud del daño puede variar entre pérdida de rendimiento hasta destrucción to-
tal del cultivo.
El monitoreo de esta plaga se realiza con trampas cromáticas azules, donde se pue-
den contar los individuos adultos atrapados y decidir el método de acción a seguir
para su control. Un paso básico en la prevención es la eliminación de malezas y restos
de cultivos anteriores, que sirven de reservorio a los estados de conservación de esta
especie. Se debe tener mucho cuidado con los enemigos naturales del trips, como lo
son unos ácaros del género Amblyseius y los Heterópteros del género Orius, evitando
hacer aplicaciones de químicos excesivas o sin necesidad cuando están presentes en
forma natural o han sido liberados de como producto comercial en el cultivo.
- Gusanos cortadores
Hay muchas especies de gusanos cortadores que participan en los ataques que cau-
san daño a las plantas de Capsicum, ellos son larvas de una gran familia de polillas,
entre las que se encuentran principalmente Agrotia bilitura, Agrotis ípsilon, Agrotis
hispidula, Feltia malefida y Peridroma saucia (Giaconi y Escaff, 1998).
El daño principal ocurre una vez que la plántula es trasplantada, donde las larvas
se alimentan de los tallos tiernos cortando la plántula completamente o cortando
parcialmente el tallo y la plántula muere. En plantas adultas el daño es en raíces, por
destrucción o galerías que hacen las larvas, lo que facilita el ingreso de patógenos a
la planta.
El adulto realiza las posturas de huevos en primavera, sobre hojas de los cultivos,
malezas o en el suelo; el periodo de incubación depende de la temperatura, variando
en condiciones normales de dos días a dos semanas. Pasa por seis a siete estados
larvarios, la larva mide alrededor de 3 a 5 cm de longitud, se alimenta por la noche,
el tiempo de desarrollo larvario se estima en 25 a 30 días. Puede tener una única
generación en climas templados, aunque a veces pueden aparecer dos. Pupan en el
suelo, variando su tiempo de 1 a 8 semanas según la temperatura. Las polillas tienen
un periodo de vida de entre 12 a 25 días y pueden poner 500 a 1.000 huevos. Las
posturas de huevos son nocturnas en hojas o en el suelo, oviponiendo entre 80 y 500
huevos por postura.
Las orugas de estas especies se alimentan de los brotes, hojas y frutos de pimiento
y ají causando un debilitamiento de la planta. Por otra parte, al ingresar al fruto y
consumir parte de estos, inducen a podredumbres fungosas las cuales pueden con-
taminar otras frutas sanas. Los adultos oviponen en el envés de las hojas tiernas,
generalmente de noche por el hábito nocturno de los adultos.
- Minahojas
En este caso la principal especie es un Díptero de la familia Agromizidae llamada
Liriomyza huidobrensis, cuyas larvas se alimentan realizando galerías en las hojas y
tallos de los Capsicum. No es una plaga de mayor importancia en el país, pero está
presente y causa algún daño económico si no es controlada apropiadamente.
El daño lo causan adultos y larvas, las cuales consumen el tejido por dentro de la lá-
mina de la hoja haciendo galerías, mientras que los adultos clavan el oviscapto ovipo-
niendo dentro del tejido foliar y alimentándose de la savia que exuda la perforación,
siendo estas heridas causales de pudriciones.
Para su control existen enemigos naturales, por lo tanto, hay que observar si están
presentes antes de aplicar un insecticida específico, de los que se presentan en el
Cuadro 5.
Estas especies son bastante fecundas, se multiplican por oviposición y en forma vi-
vípara, produciendo muchas generaciones por temporada mientras las condiciones
ambientales les son favorables.
Poseen muchos enemigos naturales, por lo tanto, hay que revisar las trampas cromá-
ticas amarillas si hay presencia de pulgones y enemigos naturales, aplicar químicos
sólo si hay poblaciones muy altas, pero es fundamental mantener el cultivo libre de
malezas dentro y en los alrededores. El control químico se debe realizar usando una
rotación de ingredientes activos (Cuadro 5) para evitar que sobrevivan individuos re-
sistentes a alguno de estos. En invernadero, estos deben ser manejados de la misma
manera en que se recomendó para Mosquita Blanca, con cierres y mallas antiáfidos.
Abamectina
Acetamiprid
Alfacipermetrina
Azadirachtina
Azinphos Metil
Carbaryl
Chlorpyrifos
Cipermetrina
Ciromazina
Diazinon
Dimetoato
Esfenvalerato
Fenvalerato
Gammacihalotina
Imidacloprid
Lambdacihalotrina
Malathion
Metamidofos
Metomil
Novaluron
Oxamilo
Permetrina
Pirimicarb
Profenofos
Thiometoxan
Las malezas tienen un fuerte efecto en el cultivo de pimiento y ají debido a compe-
tencia por luz, espacio, agua y nutrientes, pero además son reservorio de plagas y
enfermedades, las cuales pueden pasar al cultivo y dañarlo seriamente. Estas horta-
lizas, después de ser trasplantadas, tienen un periodo largo de crecimiento antes de
ser competitivas con las malezas, hasta los 50 días aproximadamente, pero el daño
más fuerte puede ocurrir entre los 25 a 35 días después de trasplante (Smith y Le
Strange, 2005).
Los métodos de control en este cultivo son variados, pero lo más recomendable es
una estrategia de control integrado, utilizando aquellos más amistosos con el medio
ambiente y de menor costo. Estrategias hay muchas, así como combinaciones de
acciones para tener un cultivo limpio y sano. Sin embargo, un punto de partida es
el manejo cultural del cultivo de pimiento, siendo la rotación de cultivos muy im-
portante para mantener poblaciones de malezas baja. No se debe plantar pimiento
o ají después de haber tenido en el mismo potrero estos cultivos, por dos razones
fundamentales, la primera es sanitaria por plagas y enfermedades, y la segunda por
el manejo de malezas, porque las especies que sobrevivan continuarán presentes y
colonizando con mayor espacio para desarrollarse al no tener mayor competencia
con otras especies que fueron eliminadas. Esto es seguido de un control mecánico a
través de una preparación de suelos oportuna y anticipada, de manera de eliminar
malezas emergentes y desechos de otras plantas. Aquí se puede aplicar un herbici-
da de pre siembra (Cuadro 6) e incorporarlo con el último rastraje antes de armar
las mesas. Sin embargo, también es posible aplicar un herbicida de amplio espectro
(Cuadro 6) antes de iniciar el movimiento del suelo para eliminar todas las malezas
que crecieron durante el tiempo de barbecho.
Índice de cosecha
En el caso de ají, el momento de cosecha va a depender mucho del tipo de ají que se
cultiva y de la manera que se consume, por ejemplo, los de tipo Anaheim, Yellow Wax
y Jalapeños, se consumen mayoritariamente inmaduros, mientras que la mayoría de
los otros tipos se consumen completamente maduros y secos.
Productividad
Rendimiento
Variedad kg/ha
Aristotele F1 34.350
Aurelio F1 33.733
Paloma F1 33.051
Olímpico F1 30.721
Impacto F1 28.594
Tambora F1 28.480
CLX-225 F1 27.833
Cherokee F1 26.707
Calahorra 25.934
Resistant 25.504
Phytosun R 24.881
Volga F1 24.580
Capistrano F1 23.858
Barón F1 21.507
Platero F1 21.329
Indra F1 19.496
Stanley F1 19.350
Tirano F1 15.871
California Wonder 15.253
En cuanto a variedades de color amarillo (Cuadro 9), destacó Snowdon con 33 t/ha,
aunque el resto de las accesiones evaluadas estuvieron muy parejas en su rendi-
miento. Este tipo de variedades de color tienen buen rendimiento en general, muy
parecido a los mejores de las variedades rojas.
Variedades Kg/ha
Snowdon F1 33.044
Whitney F1 25.930
BSS-518 F1 23.391
Finita F1 22.741
Favolor F1 21.912
En general, las plantas de ají son más fructíferas que los pimientos, pero con menor
peso individual por fruto, ya que los tipos que se producen en el país son en su ma-
yoría de tipo cónico medianamente delgado y de pulpa no muy gruesa, como es el
caso de los Anaheim o “Cacho de Cabra” que se usan en la preparación de merken o
para polvo de ají seco.
Rendimiento
Variedad Tipo
(kg/ha)
G-76 Anaheim 28.475
Mitla Jalapeño 31.077
Grande Jalapeño 27.142
Inferno Yellow Wax 22.486
Cristal Yellow Wax 33.270
Rendimiento Industrial
Una evaluación realizada del contenido de sólidos solubles de frutos maduros en tres
regiones, para 10 variedades de pimiento rojo, mostró en general valores más altos
en la Región Metropolitana, seguido de la Región del Maule y por último la Región
de Valparaíso (Figura 22). Este resultado indicaría que el alto rendimiento en peso
obtenido en Panquehue no se refleja en contenido de azúcares, por lo tanto, hay
un incremento del contenido de agua en los frutos. Se observa claramente, en este
ensayo, que hay una respuesta diferencial en contenido de sólidos solubles de cada
variedad a los diferentes medios ambientes a las que fueron sometidas, por lo tanto,
dependiendo de la finalidad del cultivo se puede decidir qué variedad usar para esas
condiciones y tipo de consumo
Por otra parte, el contenido de materia seca (MS), en el mismo ensayo mostró dife-
rencias claras entre regiones, como se puede observar en el Cuadro 11. La Región
del Maule presentó el contenido promedio de materia seca más alto con 7,7%, se-
guido de Panquehue en la Región de Valparaíso con 7,2%, mientras que en la Región
Metropolitana solo alcanzó a 5,6%. La variedad Resistant en Villa Alegre presentó
el mayor contenido de MS con 8,7% en promedio de dos temporadas, sin embargo,
en las otras regiones no mantuvo un nivel superior comparada con otras variedades.
Por el contrario, la variedad de menor rendimiento en MS fue Impacto en la RM con
4,4%, la cual en las otras regiones tampoco presentó un gran rendimiento para esta
variable.
Al observar los resultados del promedio de contenido de MS, se puede inferir que
hay una al medio ambiente diferenciado de cada variedad por cada región evaluada,
por lo tanto, es posible hacer recomendaciones varietales para la agroindustria de
acuerdo con cada zona agroecológica, con el fin de optimizar el rendimiento indus-
trial a través del contenido de MS de los frutos cosechados.
No se encontró diferencias mayores entre regiones para este carácter, por lo tanto,
se puede deducir que no hubo influencia mayor del medio ambiente en el compor-
tamiento del grosor de pericarpio.
Variedades
Adaptación
Las variedades antiguas y ecotipos locales llevan años adaptándose a los diferentes
ambientes por presión de selección natural o de los mismos agricultores que eligen
las plantas más productivas y de mejor comportamiento para extraer las semillas,
conservando así este patrimonio genético. Sin embargo, con la introducción de nue-
vos híbridos comerciales, algunos de los cuales que no alcanzan a ser competitivos
170 BOLETÍN INIA N° 411
con las variedades de polinización abierta, se ha erosionado mucho el patrimonio ge-
nético nacional de esta especie. No existen cifras, ni menos cuantificaciones hoy día,
pero el desplazamiento de variedades antiguas por híbridos modernos de pimiento
es un hecho. Por ejemplo, la variedad de ají Cristal, conocida como “ají verde” tradi-
cionalmente, que corresponde a un ají tipo húngaro Yellow wax, está siendo despla-
zada en el comercio de semillas por variedades importadas del mismo tipo, pero con
otras características de tamaño, sabor y pungencia.
Muchas de las variedades híbridas de Capsicum que son introducidas al país son
comercializadas por sus características específicas para uso o resistencia a enferme-
dades, sin embargo, no hay variedades con resistencia a Phythophtora capsici, que
es la principal enfermedad en el país, y las variedades que han tenido no han sido
efectivas en Chile, tal vez por las diferencias de razas. Además, estos híbridos vienen
con resistencia a enfermedades y plagas que no existen en el país.
Cada variedad tiene aptitudes de uso diferentes, siempre influenciadas por el medio
ambiente. Por lo tanto, el comportamiento de una variedad en un agroclima puede
variar cuando es cultivada en otro, como por ejemplo sucede con el ají, que some-
tidos a temperaturas mayores a 30ºC se induce la pungencia siendo más picantes.
Otras variedades interesantes fueron Calahorra y Finita por el alto contenido de ma-
teria seca, lo que las hace muy recomendables para uso en deshidrataos y conservas.
Valor nutritivo
Cuadro 13. Valor nutritivo general de 100 g de peso fresco de pimiento verde, rojo y ají
maduro (Dietas.net, 2018).
En cuanto al contenido de minerales (Cuadro 14) llama la atención el cde calcio, mag-
nesio, potasio y fósforo, aunque las cantidades que tiene el fruto son sólo aportes a
las necesidades diarias, ya que no alcanzan a cubrirlas totalmente. Sin embargo, el
ají duplica a pimiento en contenido de magnesio, sodio, potasio y fósforo. El potasio
ayuda en la actividad muscular y regula el balance de agua dentro y fuera de la célula,
el magnesio mejora la inmunidad y posee un suave efecto laxante, el fósforo al igual
que calcio juegan un papel importante en la formación de huesos y dientes. Por su
aporte en potasio posee una acción diurética que favorece la eliminación del exceso
de líquidos del organismo e incrementa la actividad eléctrica mejorando el funciona-
miento del corazón.
Instituto de Investigaciones Agropecuarias INIA / MINISTERIO DE AGRICULTURA 173
Cuadro 14. Contenido de minerales en 100 g de peso fresco de pimiento verde, rojo y ají
maduro (Dietas.net, 2018).
Cuadro 15. Contenido de vitaminas de 100 g en peso fresco de pimiento verde y rojo (Die-
tas.net, 2018).
Valor nutracéutico
Por otra parte, el fruto en su etapa roja madura aumenta significativamente el conte-
nido de carotenoides. Los metabolitos secundarios sintetizados durante la madura-
ción del fruto del pimiento no solo actúan en mecanismos de defensa que protegen
a la planta de varios estreses bióticos y abióticos, sino que también son beneficiosos
para la salud humana. Particularmente cuando el fruto alcanza un rojo total, se han
cuantificado mayor concentración de vitamina C (como ácido ascórbico), provitami-
na A y mayor contenido de carotenoides, betacarotenos y capsantina (Marín y otros,
2004), asociados a efectos beneficiosos en la salud (Gouni-Berthold y Berthold, 2002;
Wahyuni y otros, 2013).
Instituto de Investigaciones Agropecuarias INIA / MINISTERIO DE AGRICULTURA 175
El pimiento y el ají constituyen una importante materia prima para la producción de
jugo, y extractos tanto líquidos como en polvos. Los extractos funcionales naturales,
capsantina y capsaicina (sólo presente en ají) son ampliamente utilizados en la indus-
tria de alimentos, industria farmacéutica, química y cosméticos, con alta demanda en
países desarrollados como los Estados Unidos, Japón, Corea y Europa. En la industria
de alimentos los extractos de pimientos son usados como colorantes y saborizantes
naturales (Pino y otros, 2018).
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Los orígenes del kale pueden ser encontrados en ecotipos y plantas silvestres que
crecen en la península Ibérica y en la región del mar Negro (Christensen y otros,
2011). Probablemente, fueron seleccionadas al comienzo de la domesticación de los
primeros repollos como una planta de hoja, y como el órgano de consumo eran las
hojas, fueron seleccionadas las plantas con hojas más grandes, las cuales serían pro-
pagadas para el próximo año. Esto resultó, por lo tanto, en plantas con hojas cada vez
más grandes, las cuales fueron favorecidas por la conservación y reproducción por
parte de los agricultores. El kale ha sido cultivado por más de 2.000 años en Europa,
fue la hortaliza verde más consumida hasta la Edad Media, cuando los repollos se
hicieron más populares. Históricamente ha sido de mayor importancia en regiones
frías debido a su resistencia a heladas. En la actualidad, es una hortaliza globalmente
cultivada en un amplio rango de latitudes, pero principalmente en el norte y centro
de Europa, como también en Norteamérica (Neugart y otros, 2012).
La planta de kale es bastante robusta y puede tolerar temperaturas frías bajo punto
de congelamiento (Steindal y otros 2015). Las bajas temperaturas activan los pro-
cesos de aclimatación a frío de las plantas, lo que implica una serie de cambios bio-
químicos y fisiológicos, que al final estimulan la tolerancia a congelamiento (Levitt,
1980). Por esto, es común observar plantas sin cosechar en campo durante el invier-
no, en países fríos, para ser utilizadas como hortaliza fresca durante esa temporada
del año.
Adaptación agroclimática
Esta especie no está muy difundida en el país, actualmente sólo es sembrada con
fines de procesamiento en la zona central por una o dos compañías que exportan
como jugo o concentrado.
La producción ha estado concentrada en la zona central del país, sin embargo, esta
especie por sus características de crecimiento en zonas frías de Europa podría tener
un potencial muy alto en la Patagonia chilena como hortaliza fresca en otoño – in-
vierno.
Requerimientos climáticos
El kale es una de las hortalizas de invierno que expuesta a bajas temperaturas y radia-
ción solar es capaz de crecer. Es una de las plantas más versátiles de cultivar, prefiere
temperaturas frescas para crecer, inclusive tolera temperaturas de -7ºC hasta 27ºC,
pero el óptimo está entre 15 y 21ºC. Esta versatilidad le permite ser cultivado en
invierno, con bajas temperaturas y radiación solar en latitudes bajas (áreas sobre el
círculo polar ártico) y en verano en latitudes mayores (Decoteau, 2000).
Ciclo de desarrollo
Sistema de plantación
Este cultivo se puede manejar de las dos maneras tradicionales, siembra directa y
almácigo trasplante. En siembra directa se usan aproximadamente 4 a 5 kg/ha de
semillam en hilera simple distanciando entre hileras 0,7 a 0,75 m. En este sistema, la
fecha de siembra debe ser más temprano para favorecer la germinación de la semilla
con mejor temperatura de suelo antes que comience el enfriamiento y el posterior
desarrollo primario de plantas en su establecimiento.
Población
El kale tiene aproximadamente entre 300 a 350 semillas por gramo, es una semilla no
pequeña, esférica como todas las brásicas y muy parecida a la de repollo y col de Bru-
186 BOLETÍN INIA N° 411
selas.Se recomiendan poblaciones de entre 30.000 a 35.000 plantas por hectárea,
con distancias entre hileras de 0,7 a 0,75 m, pero trasplantando aproximadamente
2,5 plantas por metro lineal.
Fertilización
La información sobre fertilización de kale es bastante poca o nula, sin embargo para
formarse una idea de las necesidades nutricionales se puede asimilar a los requeri-
mientos de repollo (Cuadro 1). Esta hortaliza es muy cercana al kale y los rendimien-
tos son bastante similares, el nitrógeno y el potasio son los principales nutrientes
extraídos, pero se debe tener en cuenta el contenido de azufre, debido a la alta pre-
sencia de compuestos órgano-sulfurados en los tejidos de esta familia. Las brásicas
son una fuente importante de glucocianolatos, bien conocidos como metabolitos
secundarios que contienen azufre, hasta ahora se han identificado 130 moléculas.
Elemento kg/ha
Nitrógeno N 230 – 250
Fósforo P 28 – 33
P2O5 65 - 75
Potasio K 241 – 266
K2O 290 – 320
Boro B 5
Magnesio Mg 60 – 134
Azufre S 34 - 56
Riego
El riego es necesario para un buen desarrollo del cultivo, especialmente en las etapas
iniciales de almácigo, donde se debe mantener húmedo el sustrato para tener una
buena germinación y crecimiento de la plántula, más aún si se siembra en febrero
cuando la temperatura ambiental es bastante elevada.
Al trasplante, se debe tener el suelo con bastante humedad, de manera que el estrés
se minimice y mejore el establecimiento de las plántulas en el potrero. Los primeros
riegos deben ser pos trasplante durante marzo, la frecuencia dependerá del tipo de
suelo y del método de distribución de agua (surco o cinta). El riego se debería realizar
hasta el mes de abril, cada vez con menor frecuencia, pero va a depender de la plu-
viometría. Si no llueve lo suficiente durante el periodo de crecimiento, es recomen-
dable regar durante los siguientes meses.
Por ser el kale un cultivo invernal, presenta menos probabilidades de ataques de pla-
gas y enfermedades, pero no significa que sea inmune. Una de las principales plagas
de la familia brasicaceae es la mariposa blanca de las crucíferas (Pieris brassicae L.),
la cual es muy activa en primavera y otoño, por lo tanto, es un peligro para el kale
solamente al trasplante y establecimiento, durante el crecimiento con temperaturas
más bajas este insecto hiberna, al igual que Plutella xylostella L., la cual pasa el invier-
no oculta en restos de cultivos de brásicas, por lo tanto, se deben eliminar del campo
para evitar futuras apariciones de esta especie. Otras plagas comunes son los áfidos
como Myzus persicae y Brevicorine brassicae, los cuales eventualmente podrían apa-
recer durante la época de cultivo del kale, especialmente en otoño. Estos se pueden
controlar con productos químicos específicos para áfidos como: pirimicarb, tiame-
toxam o lambda cihalotrin, sin embargo, en la actualidad se recomienda el uso de
productos para producción orgánica que tienen muy buena eficiencia en el control
de áfidos como los extractos de cítricos y jabones potásicos.
Índice de cosecha
El indicador que las hojas están listas para ser cosechadas es el tamaño y suavidad de
estas, que no alcancen a ponerse fibrosas y duras. La cosecha se realiza inicialmente
por hojas desde abajo, o sea las hojas más viejas, pero una vez que la planta alcanza
su altura definitiva, se debe cosechar completa para que no pierda calidad culinaria.
Rendimiento
El kale es usado industrialmente para producir jugo, el cual es mezclado con otras
hortalizas para su comercialización, por lo tanto, el contenido de sólidos solubles es
importante. De acuerdo al Cuadro 3, los azúcares fluctuaron entre 8 y 10ºBrix y el
porcentaje de materia seca entre 15 y 17%, valores bastante buenos para la agroin-
dustria.
El rendimiento en materia seca entre 2,3 y 4,1 t/ha está dentro de lo esperado para
kale hortícola. Al respecto, Korus (2010) informa rendimientos entre 3,0 y 3,6 t/ha.
Sin embargo en Nueva Zelandia al ser usado como forraje con poblaciones alrededor
de 90.000 plantas por hectárea obtuvieron rendimiento en materia seca de 6 y 19 t/
ha (Wilson y otros, 2006), 12 a 15 t/ha (Brown y otros, 2007) y 7 a 10 t/ha (Adams
y otros, 2005). Estos valores indican el potencial productivo agroindustrial de este
cultivo, además de que podría ser una buena fuente de verdura fresca en zonas de
climas fríos como la patagonia chilena en otoño–invierno.
Variedades
Sin embargo, de acuerdo a lo evaluado por INIA, se distinguen tres tipos de varieda-
des, clasificadas por el tipo de hoja y color, tal como se presenta en la Figura 2.
c) Crespo Verde
Figura 2. Clasificación de variedades de kale según tipo de hoja.
El tipo crespo de color morado corresponde en este caso a la variedad híbrida Redbor
(Figura 2a) de buen rendimiento en el ensayo antes mencionado, pero también cita-
da por otros autores por su rendimiento (Balčau y otros, 2013; Korus, y otros, 2010).
El tipo liso de color verde presenta algunas corrugaciones en las hojas y correspon-
de, en este caso, al híbrido Winterbor (Figura 2b). Finalmente, está el tipo crespo de
color verde, que en esta figura 2c corresponde al híbrido Darkibor.
Todas estas variedades son usadas internacionalmente para consumo fresco o para
la agroindustria de jugos, pero además algunas son utilizadas como plantas forrajeras
como recurso fresco invernal (Brown y otros, 2007).
Valor nutritivo
El órgano de consumo del kale es la hoja fresca tierna, la cual puede ser consumida
directamente como ensalada fresca, cocinada en guisos o procesada agroindustrial-
mente convirtiendo la materia prima en jugo concentrado. Es considerado una de las
hortalizas más sanas, nutritiva y además desconocida. Es muy rico en vitaminas C, K y
A, además de contener altos niveles de fierro y calcio, tiene un nivel muy elevado de
antioxidantes. Tiene 50 Kcal y 2g de fibra dietética por 100g de hojas crudas.
Fructosa, glucosa y sacarosa son los principales azúcares solubles que contiene la
hoja de kale, pero también contiene ácidos orgánicos como lo son cítrico y málico
(Ayaz y otros, 2006). Los niveles de concentración de azúcares solubles en las hojas
se ven afectados por el fotoperiodo y temperatura ambiental. Steindal y otros (2015)
encontraron que los niveles de azúcares solubles en los tejidos de hoja de kale incre-
mentaron en respuesta a aclimatación de plantas a bajas temperaturas, probable-
mente como respuesta a la tolerancia a frío e incrementando el dulzor de las hojas
comestibles. Por otra parte, temperaturas altas durante el crecimiento de plantas,
combinadas con longitud de día de 12 horas redujeron el contenido de glucosa y
fructosa en el tejido foliar.
En cuanto a los ácidos grasos, Ayaz y otros (2006) encontraron 18 ácidos grasos dife-
rentes en hojas de kale, siendo los más abundantes el insaturado α-linolenico (18:3)
y los saturados ácido palmítico (16:0) y behénico (22:0), coincidiendo con Steindal y
otros (2015). Los ácidos linoleico y α-linolenico son esenciales para la dieta humana
porque no pueden ser sintetizados por humanos (Innis, 1996; Sinclair, 1990), las ho-
jas de kale contienen estos ácidos en casi 66% del total de ácidos grasos y podrían sa-
tisfacer parte de los requerimientos de omega-3 de la dieta humana. La temperatura
de crecimiento y fotoperiodo afectan directamente el contenido de ácidos grasos,
Steindal y otros (2015) observaron interacción entre largo de día y temperatura.
Los minerales tienen un rol esencial como activadores de reacciones enzimáticas ca-
talizadoras, por ejemplo, potasio es un nutriente esencial que cumple un rol funda-
mental en la síntesis de aminoácidos y proteínas, o calcio y magnesio con su acción
en la fotosíntesis, metabolismo de carbohidratos, ácidos nucleicos y otras funciones
en la pared celular. Las hojas de kale son ricas en calcio, elemento que presenta el
nivel mayor al compararlo con los otros minerales presentes. Potasio es el otro ma-
cronutriente en alta concentración en hojas de kale, mientras que el micronutriente
más abundante es fierro, siendo manganeso y zinc los segundos más abundantes.
Además, las hojas contuvieron una alta concentración del elemento traza estroncio,
que es esencial y su función es similar al calcio en la formación de huesos y preven-
ción de caries dentales (Ayaz y otros, 2006).
Valor nutracéutico
El kale es una planta que además de contener altos niveles de elementos nutricio-
nales es rica en antioxidantes beneficiosos para la salud humana. Estos antioxidan-
tes están compuestos por diferentes vitaminas (C, E, carotenos, tocoferoles, etc.),
compuestos fenólicos (flavonoides, antocianinas, etc.) y glucosinolatos, los cuales
han sido asociados a la disminución del riesgo de contraer una serie de enfermeda-
des crónicas como artereoesclerosis y cáncer (Gosslau y Chen, 2004; Kris-Etherton y
otros, 2002).
Compuestos fenólicos
Entre las hortalizas de consumo fresco, el kale tiene uno de los mayores contenidos
de compuesto fenólicos totales, siendo duplicado solamente por la espinaca, pero
tiene 1,5 veces más que la chalota y 3,5 veces que el repollo (Ismail y otros, 2004).
Los compuestos fenólicos, especialmente, los flavonoles tienen diferentes activida-
des biológicas, siendo la más importante la actividad antioxidante. En kale se han
identificado 23 flavonoides y 9 derivados de ácido fenólico, mostrando como princi-
pales compuestos al kaempferol, quercetina y a los ácidos sinápico y ferúlico (Lin y
Harnly, 2009; Olsen y otros, 2009; Heimler y otros, 2006; Zhang y otros, 2003). Por
otra parte, Ayaz y otros (2008) encontraron 9 ácidos fenólicos en hojas de kale: gá-
lico, protocatéquico, p-hidroxibenzoico, vanílico, salicílico, p-cumárico, caféico, feru-
lico y sinápico. Los ácidos más abundantes encontrados en hojas fueron ferúlico y
caféico, alcanzando entre ambos a casi el 74% del total de ácidos fenólicos.
Glucosinolatos
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El nombre científico del perejil se puede usar como Petroselinum sativum Hoffm. o
el sinónimo Petroselinum crispum (Miller) A.W. Hill. Es una planta herbácea de la fa-
milia Apiaceae, bianual, aunque se cultiva principalmente como anual por sus hojas
y peciolos. Forma una roseta adornada de hojas muy divididas, alcanza los 15 cm de
altura y posee tallos floríferos que pueden pasar de 60 cm con pequeñas flores verde
amarillentas. Hay dos tipos de variedades botánicas de perejil (Figura 1): Petroseli-
num sativum var. latifolium, de hoja lisa que es el más difundido en Chile y Petroseli-
num sativum var. crispum.
El centro de origen de la especie estaría en la zona del Mediterráneo Oriental, consi-
derando como centro secundario el Asia Menor (Vavilov, 1992). Su cultivo se conoce
desde hace más de 300 años y sus primeros usos habrían sido como planta medici-
nal, siendo reconocida como tal ya en las épocas de las culturas griegas y romanas.
Aproximadamente, en el siglo XVI se habría iniciado en Italia su cultivo como planta
alimenticia, extendiéndose después a Inglaterra, Alemania, otros países de Europa y,
eventualmente introducida a América por los conquistadores europeos. Se distribu-
ye ampliamente por todo el mundo y generalmente se cultiva para ser usada como
condimento, siendo una de las plantas aromáticas más populares de la gastronomía
mundial.
Esta hortaliza se cultiva durante todo el año a lo largo del país, mayormente con-
centrada en las regiones Metropolitana, Valparaíso y Coquimbo, en zonas extremas
como Magallanes se hace bajo plástico y por lo general está muy localizado en pe-
queñas superficies, huertas caseras y jardines de casas, estimándose la superficie
sembrada en unas 150 hectáreas en el país.
Requerimientos climáticos
El perejil es una planta muy rústica y crece bien en las zonas de clima templado a ple-
no sol, pero preferiblemente a media sombra. Aunque prefiere clima cálido, resiste
bien el frío. En consecuencia, se puede cultivar, prácticamente en todo tipo de climas
(Maroto, 2017).
Las temperaturas óptimas de desarrollo están entre 16-20°C. Temperaturas bajo 0°C
y sobre 35°C no las tolera.
Suelos ricos en materia orgánica son los más indicados para su cultivo, pero se adap-
ta a cualquier tipo de terreno. Prefiere suelos profundos, sueltos, con materia orgá-
nica muy descompuesta y libre de malezas. En suelos ligeramente ricos en materia
orgánica, que se rieguen regularmente, puede producir buenos rendimientos (Ma-
roto, 2017).
El suelo debe ser neutro, no tolerando pH inferior a 6,5 ni superior a 8,0.
Ciclo de desarrollo
La siembra puede efectuarse desde los últimos días de febrero hasta septiembre. La
germinación es muy lenta, tardando casi un mes en aparecer las plántulas, debién-
dose mantener el suelo continuamente húmedo. La demora en germinar es debido
a que lo que se siembra corresponde al fruto, estos son pequeños aquenios que con-
tienen una diminuta semilla, debiéndose podrir su cubierta por la humedad, hasta
que esta llegue a la semilla (Maroto, 2017).
Además, se debe considerar que en la cubierta de la semilla existen sustancias, como
en el resto de las umbelíferas, que promueven la inhibición de la germinación hasta
que las condiciones del ambiente son las óptimas para su germinación.
Aproximadamente, transcurridos tres meses desde la germinación, ya se puede co-
sechar: los sembrados en febreromarzo pueden recolectarse en julio y los sembrados
en agosto-septiembre durante la primavera.
Instituto de Investigaciones Agropecuarias INIA / MINISTERIO DE AGRICULTURA 205
Sistema de plantación
Población
70
60
)a
h
/t 50
(
o
cs 40 3er corte
e
rF
o 2do corte
s 30
e
P 1er corte
20
10
0
7,5 15,0 22,5 30,0
Dosis de semilla (kg/ha)
Figura 2. Rendimiento en peso fresco por corte y acumulado en ensayo de diferentes dosis
de semilla de perejil. INIA La Platina, RM. Temporada 2007/2008.
Fertilización
El perejil es una planta de alta demanda de nutrientes minerales para asegurar pro-
ducciones abundantes, debido principalmente al tipo de órgano de consumo, como
son las hojas y peciolos.
Por cada tonelada de producción extrae del suelo: 4,8 kilos de N, 0,6 kilos de P2O5, 5,6
kilos de K2O, 1,4 kilos de Ca y 0,5 kilos de Mg.
En un ensayo realizado en INIA La Platina (RM), se evaluó el efecto de 4 dosis de ni-
trógeno en el rendimiento acumulado en peso fresco de perejil de hoja lisa, usando
una dosis de semilla de 15 kg/ha a la siembra. La figura 3 muestra los resultados de
este ensayo, donde se observa que el incremento sistemático de las dosis de nitró-
geno aumenta el rendimiento. Entre 75 y 150 kg/ha de nitrógeno hubo un aumento
de 30% en rendimiento de peso fresco, mientras que el salto desde el testigo sin
aplicación contra la dosis de 150 kilos fue de tres veces. Por lo tanto, estos resultados
indican que la dosis más apropiada para tener un rendimiento alto está en 150 kg/
60
50
)a
h 40
/t
(
o
cs 30 3er corte
e
rF
o 2do corte
s
e 20
P 1er corte
10
0
0 75 150 225
Nitrógeno (kg/ha)
Figura 3. Rendimiento en peso fresco por corte y acumulado de perejil de hoja lisa bajo
cuatro dosis de nitrógeno. INIA La Platina, RM. Temporada 2007/2008.
Como muchos cultivos de hoja, el perejil tiende a acumular nitratos bajo ciertas con-
diciones, como baja intensidad lumínica y gran aplicación de nitrato. Aunque el con-
sumo de nitrato puede ayudar a disminuir la presión arterial y mejorar las condicio-
nes cardiovasculares, también puede producir una serie de desórdenes en la salud
humana cuando son consumidos en exceso (Hord y otros, 2009).
El exceso de contenido de nitratos en los tejidos de las plantas se puede reducir to-
mando algunas medidas como ajustar la tasa de aplicación de nitrógeno, eligiendo la
fuente nitrogenada apropiada, interrumpir la aplicación de nitrógeno unos cuantos
días antes de iniciar la cosecha, elegir variedades que tengan menor tendencia a acu-
mular nitratos. La decisión de cuando sembrar también afecta, porque el incremento
del largo del día, intensidad de luz y temperatura del aire afectan la acumulación de
nitratos por la promoción de la actividad de nitrato reductasa en las hojas (Petropou-
los y otros, 2011).
Productividad
Rendimiento
60
50
)a
h
/t 40
(
F
P
o
t 30
n
e
i
im
d20
n
e
R
10
0
0 75 150 225
Nitrógeno (kg/ha)
Figura 4. Rendimiento acumulado en peso fresco (PF) de perejil bajo diferentes dosis de
nitrógeno. INIA La Platina, Región Metropolitana. Temporada 2008/2009.
Rendimiento Industrial
7,00
6,00
)a
h
/t 5,00
(
a
c
e
S 4,00 3er corte
ia
r
e 2do corte
ta 3,00
M 1er corte
2,00
1,00
0,00
0 75 150 225
Nitrógeno (kg/ha)
Figura 5. Promedio de materia seca por corte y acumulada (t/ha) de perejil liso bajo diferen-
tes niveles de aplicación de nitrógeno. INIA La Platina, Región Metropolitana. Temporada
2008/2009.
800
700
600
)a
h
/g 500
k
(
a
c
e 3er corte
S 400
ia
r 2do corte
e
t 300
a 1er corte
M
200
100
0
7,5 15,0 22,5 30,0
Dosis de Semilla (kg/ha)
Figura 6. Promedio de materia seca por corte y acumulada (kg/ha) de perejil liso con dife-
rentes dosis de semilla. INIA La Platina, Región Metropolitana. Temporada 2008/2009.
Respecto a las diferencias por corte entre dosis de semilla, no se observaron mayores
incrementos ni disminuciones en contenido de MS.
Los sólidos solubles también se ven afectados por la fertilización nitrogenada, como
se observa en la figura 7, en perejil tipo liso hubo una disminución de azúcares en la
medida que se incrementó el nitrógeno, independiente del corte. Esto se debe prin-
cipalmente al aumento del contenido de agua en los tejidos del perejil con la mayor
disponibilidad de nitrógeno en el suelo, en que las vacuolas se llenan más, la planta
se pone de color verde más intenso y aumenta la turgencia, lo que no significa que
acumule más azúcares, sino que las que produce se diluyem en la solución del proto-
plasto. Por lo tanto, esto redunda en un crecimiento por expansión celular y no por
acumulación de azúcares estructurales.
14,0
)x
ir
b
º(
s 12,0
e
l 1er corte
b
u
l
o
s 2do corte
s 10,0
o 3er corte
id
l
ó
S Promedio General
8,0
6,0
0 75 150 225
Dosis de nitrógeno (kg/ha)
Figura 7. Contenido de sólidos solubles promedio (ºBrix) por corte en perejil liso con cuatro
aplicaciones de nitrógeno. INIA La Platina, Región Metropolitana. Temporada 2008/2009.
Respecto a las diferencias entre cortes, el primero es el que acumula más azúcares
solubles, puesto que la planta está intacta y ha acumulado durante todo el periodo
de crecimiento; pero luego del corte a mediados de invierno, normalmente, la plan-
ta utiliza las reservas de las raíces para iniciar el nuevo crecimiento, la fotosíntesis
continúa activa a través de las hojas nuevas que vienen creciendo y los peciolos que
quedan después del corte. Al incrementar la luz y temperatura en primavera, hay
un crecimiento de las hojas bastante mayor, que se refleja en rendimiento en peso
fresco del corte, pero no en acumulación de sólidos solubles, los cuales están más
diluidos en mayor cantidad de tejido fresco. El tercer corte concentra más sólidos
por el periodo de crecimiento previo que tiene en plena primavera, aunque también
tiene menos materia verde, por lo tanto, están los azúcares más concentrados en los
tejidos de las hojas.
Para producir perejil para procesamiento es recomendable usar dosis de nitrógeno
no superiores a 150 kg/ha cuando el destino de la producción es jugo, sobre esa
cantidad no hay incrementos físicos de rendimiento, pero sí de costos directos de
producción y costos ecológicos. Sin embargo, dosis de hasta 75 kg/ha son suficientes
si la producción está destinada a deshidratado, hay una mejor concentración de ma-
Variedades
- Liso
- Crespo
- Raíz
También hay algunas variedades especiales para producir semilla de la cual se ex-
traen aceites esenciales.
En el país se han introducido algunas variedades, especialmente tipo crespas, pero
no han sido muy demandadas por los agricultores, especialmente debido a la falta
de comercio de este tipo. El consumidor no compra perejil crespo, principalmente
por desconocimiento y por la calidad, es un poco más duro y tosco al paladar, y está
siendo usado principalmente de adorno en los platos gourmet.
En un ensayo realizado en el INIA LA Platina en la temporada 2007/2008, se evalua-
ron cinco variedades de perejil liso, dos de crespo y uno de raíz. En altura de planta,
rendimiento en peso fresco y peso seco, los de tipo liso fueron muy superiores a los
crespos y de raíz, como se observa en el Cuadro 4. El mejor rendimiento en fresco
y seco lo presentó la variedad Novas de tipo liso con 50 y 11 t/ha para peso fresco
y seco, respectivamente. Sin embargo, las variedades corrientes de perejil liso 1 y 2
también tuvieron un muy buen comportamiento, aunque 22% en peso fresco y 18%
en peso seco menor a Novas. La mayoría de las variedades tipo liso fueron superiores
a las de tipo crespo y de raíz. Entre las variedades de tipo crespo, Krausa fue superior
en rendimiento a Petra con 27% y 25% en peso fresco y seco, respectivamente.
La altura de planta refleja lo mismo que el rendimiento, donde las más altas tuvieron
los mejores rendimientos. La variedad Titán, en el caso del tipo liso fue la que pre-
sentó resultados muy inferiores a las otras, casi a nivel del tipo para raíz, las cuales
tienen un fenotipo adecuado para la acumulación de reservas en una raíz tuberosa y
un follaje menor por las características que se buscan por uso.
Variedad Tipo Altura de planta (cm) Peso fresco (kg/ha) Peso seco (kg/ha)
Figura 8. Ensayo de variedades de perejil y comparación entre variedades tipo liso con cres-
po. CRI La Platina, Región Metropolitana. Temporada 2007/2008.
218 BOLETÍN INIA N° 411
El contenido de sólidos solubles por variedad y órgano se presenta en la Figura 9,
donde se observa que en general no hubo variaciones muy grandes dentro de cada
órgano analizado. En planta total destaca Liso 2 y Eagle (de raíz) con alrededor de
14ºBrix, mientras que las otras variedades se mantienen dentro de un promedio en-
tre 11 y 12ºBrix.
En hoja, se repite nuevamente el mismo resultado, pero con la diferencia que en
este caso estas variedades estuvieron entre 17 y 18ºBrix y el resto se mantuvo sola-
mente entre 15 y 16ºBrix. Las hojas mostraron una gran acumulación de azúcares,
probablemente debido a que es el principal órgano que realiza fotosíntesis, por lo
tanto, hay una actividad muy intensa de almacenamiento y traslocación hacia otros
órganos.
20,0
18,0
)x
ir 16,0
b
º(
s 14,0
e
l
b
lu12,0
o
s
o
d
li 10,0 Planta
só Peciolos
e 8,0
d
o Hojas
id 6,0
n
e
t
n
o 4,0
C
2,0
0,0
Novas Liso 1 Liso 2 Rialto Titan Petra Krausa Eagle
variedades de Perejil
Figura 9. Contenido de sólidos solubles (ºBrix) total, en hoja y peciolo de ocho variedades
de perejil. CRI La Platina, Región Metropolitana. Temporada 2007/2008.
Los peciolos mostraron menor contenido de azúcares, en promedio general sólo al-
canzan 9,8ºBrix, sin embargo, se repiten las ubicaciones en los resultados, siendo
Liso 2 la de mayor contenido, mientras que Eagle y Titán presentaron resultados si-
milares. La variedad de más baja acumulación de azúcares en peciolo fue la de tipo
crespa Krausa con 8,1ºBrix. La menor acumulación de azúcares solubles en el peciolo
se debe a que éste es principalmente un órgano de soporte de la hoja y de conduc-
ción de solutos a otras partes de la planta.
Instituto de Investigaciones Agropecuarias INIA / MINISTERIO DE AGRICULTURA 219
Como se observa en la Figura 10, la materia seca total de la planta tuvo como prome-
dio 22%, sin embargo, en general todas las variedades estuvieron por sobre el 20%.
Las Liso 1 y 2, más Eagle presentaron valores un poco más alto cerca del 23%, mien-
tras que las de tipo crespo Petra y Krausa fueron las más bajas con alrededor de 20%.
Los peciolos en promedio mostraron 2% más de MS que las hojas, algo que no es
raro, porque al ser órganos de soporte deben tener más azúcares estructurales como
celulosa y hemicelulosa que aportan fuertemente a la materia seca. En promedio, los
peciolos tuvieron 17,3% de MS, fluctuando entre 15,4% y 18,9% para Novas y Liso 2,
respectivamente.
Las hojas fluctuaron entre 14,0% y 16,3% para Krausa y Eagle, respectivamente. El
promedio general estuvo en 15,3%, aunque se observa que los rendimientos en %MS
fueron bastante parejos para todas las variedades.
25,0
)
%
( 20,0
ac
e
S
ai
r 15,0
e
ta
M Planta
e
d10,0 Hojas
o
id Peciolos
n
e
t
n 5,0
o
C
0,0
Novas Liso 1 Liso 2 Rialto Titan Petra Krausa Eagle
variedades de Perejil
Figura 10. Contenido de materia seca (%) total, en hoja y peciolo de ocho variedades de
perejil. CRI La Platina, Región Metropolitana. Temporada 2007/2008.
En resumen, las variedades que presentaron mejores características para procesa-
miento fueron las de tipo liso, por su buen contenido de materia seca, sólidos so-
lubles y rendimiento en peso fresco. Si se usan para procesamiento deshidratado
tienen alrededor de 20 a 22% de rendimiento industrial, lo que es muy bueno para el
procesamiento de órganos vegetales como hojas y peciolos, los cuales generalmente
contienen mucha agua. Al ser usadas para producción de jugo, la extracción de sóli-
dos solubles de estas mismas variedades las hace muy interesantes.
220 BOLETÍN INIA N° 411
Valor Nutritivo
El perejil es más bien usado tradicionalmente en la cocina como un condimento,
aderezo y ornamento de platos más que como una hortaliza con un interesante valor
nutritivo. Esta hortaliza es rica en varias vitaminas como K, C, B9 y A, pero también es
un buen aporte en minerales como potasio (811 mg/100 g MV), hierro (3,6 mg/100
g MV) y calcio (179 mg/100 g MV), teniendo pocos carbohidratos (7,4 g/100 g MV) y
calorías (59,1 kcal/100 g MV).
Las hortalizas verdes, como lo es el perejil, aportan muchos beneficios a la salud
debido a las vitaminas, minerales y fitonutrientes que contienen, tales como com-
puestos fenólicos, folatos y flavonoides (Farzaei y otros, 2013; Pereira y otros, 2001).
Muchos usos en la medicina tradicional le han dado al perejil, probablemente por
su gran actividad farmacológica, la cual ha sido publicada en innumerables artículos
y fue recopilada (Farzaei y otros, 2013), donde se describen actividades como an-
tioxidante, hepatoprotector, anti plaquetario, laxante, estrogénico y diurético, por
nombrar algunas.
Los azúcares totales en hojas de perejil varían entre 3,3 y 4,1% (Karkleliené y otros,
2014), siendo glucosa y fructosa los principales. También se ha detectado, además de
glucosa y fructosa, apiosa en semillas, tallos y hojas, la cual contribuye mayormente
en las estructuras de flavonoides glucósidos (Farzaei y otros, 2013).
Respecto a los ácidos grasos presentes en perejil, linolénico C18:3 es el más abun-
dante, seguido por linoleico C18:2, palmítico C16:0 y esteárico C18:0 (López y otros,
1999). (Pereira y otros, 2001) encontraron que perejil producido en Australia tenía el
porcentaje más alto en composición y concentración de ácidos grasos omega-3 po-
liinsaturados, esencialmente 18:2n-6, respecto a otras 11 hortalizas verdes, las cua-
les representan aproximadamente el 59 a 72% del total de ácido grasos de la planta.
Dentro del valor nutritivo del perejil, cabe destacar el gran contenido de minerales
que posee como potasio, calcio, hierro, fósforo, magnesio y sodio. Esta planta, al ser
tan rica en potasio ayuda a mejorar la circulación sanguínea, regulando la presión
arterial, hecho muy relacionado a la vez con la capacidad diurética que posee debido
a una inhibición de la bomba Na+ - K+ que conduciría a una reducción de Na+ y reab-
sorción de K+ conduciendo hacia un flujo osmótico de agua en el lumen y provocando
diuresis (Kreydiyyeh y Usta, 2002).
Valor nutracéutico
El perejil posee una gran cantidad de antioxidantes como flavonoides y vitaminas,
pero también aceites esenciales de alto valor nutracéutico. Pero, además contienen
una amplia variedad de fitoquímicos bioactivos como cumarinas, que tienen efectos
nutritivos, preventivos y curativos de enfermedades (Cherng y otros, 2008).
Instituto de Investigaciones Agropecuarias INIA / MINISTERIO DE AGRICULTURA 221
Vitaminas
Las principales vitaminas o provitaminas encontradas en perejil son vitamina K, se-
guido de vitamina A, ácido ascórbico o vitamina C y ácido fólico o vitamina B9.
La vitamina K se puede encontrar en cantidades de aproximadamente 1.640 μg/100
g de MV (US Department of Agriculture), alcanzando a cubrir el 2.050% de las necesi-
dades diarias. Sin embargo, otra investigación encontró que ese valor era muy alto y
que la variación estaba entre 640 – 787 μg/100 g de MV (Presse y otros, 2015), valo-
res que coinciden con los encontrados por investigaciones realizadas anteriormente
(Koivu y otros, 1997; Shearer y otros, 1996). Además el perejil deshidratado presentó
valores cerca de los 2.600 a 3.000 μg/100 g (Presse y otros, 2015), mostrando una
concentración a causa de la deshidratación de los tejidos.
Uno de los precursores de la vitamina K son las filoquinonas, que es sintetizada en
plantas verdes como aceptor de electrones del fotosistema I (Presse y otros, 2015).
Esta vitamina tiene un rol importante en la correcta coagulación de la sangre, así
como para el metabolismo de los huesos, pero también es esencial para la síntesis
de esfingolípidos (Denisova y Booth, 2005), que es la grasa necesaria para mantener
la cubierta de mielina alrededor de los nervios y del sistema nervioso en general.
Esta hortaliza posee también un alto contenido en vitamina C, el cual fluctúa entre
138 a 162 mg/100g de MV (Karkleliené y otros, 2014), valor que representa 222% de
las necesidades diarias. La alta cantidad de vitamina C que contiene el perejil puede
traer varios beneficios a la salud humana, por ejemplo, su efecto antioxidante elimi-
nando los radicales libres, estimula el sistema inmune, mantiene los dientes y huesos
sanos, además de muchas otras funciones.
El contenido de vitaminas o precursores de vitaminas varía después del corte en
fresco. Resultados de un experimento mostraron que en perejil, después de 10 días
de corte mínimamente procesado, disminuyó el α-tocoferol, ácido ascórbico y nico-
tinamida, pero incrementó el contenido de β-caroteno, tiamina, riboflavina, ácido
pantoténico, piridoxina y ácido fólico (Santos y otros, 2014).
Compuestos fenólicos
Los compuestos fenólicos son metabolitos secundarios comúnmente encontrados
en las diferentes hortalizas, dentro de ellos los flavonoides son los más importantes
y ampliamente distribuidos en las diferentes especies hortícolas. En el caso de pere-
jil el más abundante encontrado es apiina (apigenina-7-0-apiosilglucosido) seguidos
por una serie de derivados del ácido p-cumárico, dentro de 11 compuestos fenólicos
caracterizados, además exhibiendo una fuerte actividad antioxidante (Kaiser y otros,
2013).
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INIA – Intihuasi
Figura 1. Personaje que tiene en la mano derecha una alcachofa. Tumba del XIV siglo A.C.
Museo Británico de Londres.
Adaptación agroclimática
Distribución nacional y zonas productoras
La superficie de alcachofa a nivel nacional es de 1.606,5 ha (Odepa, 2018), con una
disminución en los últimos 8 años cercana al 70%, principalmente por razones de
mercado (Figura 12). Chile fue un gran exportador de alcachofa procesada, pero per-
dió competencia con otros mercados y hoy la producción está orientada al mercado
nacional.
Figura 13. Distribución por zona de producción de alcachofa en Chile, período 2010-2018.
Requerimientos agroclimáticos
El clima más adecuado para alcachofa es el marítimo del tipo Mediterráneo. La plan-
ta prefiere clima libre de heladas, primaveras suaves sin cambios bruscos de tempe-
ratura y humedad relativa alta.
Es una planta sensible a heladas y temperaturas de 15 a 18°C son consideradas óp-
timas para su cultivo. Temperaturas bajo 0°C dañan la planta en forma irreversible,
ya que la parte más externa del capítulo cambia de color y pierde su valor comercial;
con temperaturas mayores a 24° C, la cabezuela se torna más fibrosa y aumenta la
posibilidad de espinas en las brácteas.
La alcachofa necesita bajas temperaturas y un fotoperiodo específico para generar el
tallo floral y florecer. Se comporta como una planta bianual, es decir, requiere bajas
temperaturas seguidas por días largos para iniciar la floración y la elongación del
tallo floral. La temperatura más recomendable para vernalización está entre los 2 y 7
°C (Mauromicale y Ierna, 1995, 2000). El frío es un factor esencial para la inducción
floral, aun cuando sea mínimo y el efecto se mantiene a través de la propagación
vegetativa, ya que se acumularían giberelinas en el ápice de la planta: Ppor otro lado,
la inducción floral de variedades de semilla es de 250 horas de temperaturas bajo los
7ºC.
Instituto de Investigaciones Agropecuarias INIA / MINISTERIO DE AGRICULTURA 237
La alcachofa se adapta a una gran gama de suelos, pero los mejores rendimientos y
calidad se obtienen en suelos profundos y bien drenados, ya que su sistema radical
es profundo. En suelos arenosos las producciones obtenidas son bajas por el nivel de
fertilidad. Es una especie medianamente tolerante a la salinidad, pudiendo tolerar un
rango de conductividad eléctrica de 4 a 10 dS/m (Giaconi y Escaff, 2004).
Variedades de alcachofa en Chile
En Chile se cultivan diversos tipos varietales y nuevas variedades híbridas. Los tipos
varietales son de propagación vegetativa y los híbridos, de semilla. Los tipos varieta-
les tradicionales se denominan localmente “francesa o española”; “argentina” y un
tipo varietal que ya ha desaparecido, “chilena”.
Chilena era una planta grande y vigorosa de 1,8 m de altura, probablemente de ori-
gen francés derivada de Camus de Bretaña, de una cabezuela grande, abierta y con
espinas. Con requerimientos de frío, por ende, de producción primaveral (Figura 14).
Agronomía de cultivo
Ciclo de desarrollo
Figura 24. Se prepara la púa para el injerto y se injerta asegurando con un film.
Riego
La planta de alcachofa requiere riegos frecuentes durante el periodo de crecimiento
de la planta. En Chile se utilizan diversos métodos de riego para esta especie. Uno de
los más utilizados es el riego por surco, que se ha realizado en forma tradicional en
esta especie, con un nivel tecnológico bajo. Como regla general, el riego por surcos
es recomendable solo para suelos de permeabilidad media a baja, en suelos muy
permeables de tipo arenoso la eficiencia se ve muy disminuida y obliga a acortar el
largo de surcos a menos de 50 metros. Se debe evitar el mojamiento directo de la
base de la alcachofa con agua de riego, por lo tanto, los surcos deben tener una pro-
fundidad de al menos 30 centímetros (Márquez y Balbontín, 2018).
Riego por goteo es menos usado que sistemas de riego tradicional, ya que se consi-
dera a esta especie un cultivo rústico, sin embargo, hoy que ha aumentado la super-
ficie de variedades híbridas, se está usando y con emisores de riego con descarga de
5 litros por metro lineal y con goteros distanciados a 20 cm. Grandes superficies de
alcachofa, también se han regado con sistema de pivote central, sistema de riego cir-
cular, que permite regar desde 20 ha con una torre, hasta 200 ha con 20 torres, que
se van movilizando sobre ruedas y que se adaptan a variados tipos de suelo.
Márquez y Balbontín (2018), realizaron estimaciones de los valores de Kc modelados,
para determinar la cantidad de agua a aplicar en cultivo de alcachofa, bajo diferentes
sistemas de riego, en la Región de Coquimbo (Cuadro 4).
Meses Riego por goteo Riego por surcos Riego por aspersión
Índice de cosecha
La alcachofa es una especie de alto valor nutricional, con elevado contenido de com-
puestos fenólicos, tales como flavonoides, pero también por su elevado contenido de
inulina, minerales y fibra. El valor nutricional de la alcachofa se observa en el Cuadro
6.
Agua 84 G
Proteínas 2,7 g
Lípidos 0,2 g
Glúcidos disponibles 2,5 g
Fibras 5,5 g
Energía 22 Kcal
Sodio 133 mg
Potasio 376 mg
Hierro 1 mg
Calcio 86 mg
Fósforo 67 mg
Niacina 0,5 mg
Vitamina C 12 mg
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El maíz dulce pertenece a la familia Gramineae que está compuesta por unos 450 a
530 géneros y casi 5.000 especies. Es una de las familias más importantes en la ali-
mentación mundial, pues a ella además del maíz, pertenecen el trigo, arroz, avena,
triticale y centeno.
El maíz dulce se generó a partir de una mutación en la raza peruana de maíz llamada
Chullpi, aunque fue mayormente cultivada por nativos de Norteamérica desde tiem-
pos pre-colombinos (Brown y otros, 1985). La raza Chullpi o Chulpi es muy usada
en Perú como consumo tostado para acompañar aperitivos, comúnmente llamadas
“canchas” (Figura 1). Mangelsdorf (1974) propuso la hipótesis que la raza Chulpi fue
la fuente original del gen su1 y el progenitor de la raza Maíz Dulce de Jalisco, México.
Posteriormente, fue cruzada con maíz de tipo Reventador (Popcorn) para generar
Ducillo del Noroeste en esa zona de México (Wellhausen y otros, 1952). A partir de
este tipo de maíz, el gen su1 fue introgresado en razas del norte, incluyendo los tipos
Northern Flint, el progenitor de los maíces dulces comerciales modernos (Revilla y
Tracy, 1995). Sin embargo, Tracy y otros (2006) plantean en su investigación a nivel
de nucleótidos en 57 accesiones de maíz dulce de diversos orígenes que contienen
el gen su1, que los eventos de mutaciones ocurrieron en las zonas centro-norte o
suroeste de EEUU y migraron al Noreste posteriormente. Hay muchas teorías aún
sobre el origen de la mutación del gen su1 que produce acumulación de azúcar, todas
aportan algún valor, pero no hay algo claro hasta el momento.
Figura 2a. Grano de maíz dulce fresco Figura 2b. Grano de maíz dulce seco
En el caso de modificaciones parciales, los granos que contienen el gen sugary (su)
son modificados por la segregación de los genes modificadores mayores, de manera
que cerca del 25% de los granos tienen endosperma del tipo doble mutante, enton-
ces poseen el beneficio incremental de azúcar del gen modificador. La adición del
gen sugary enhancer (se) junto con uno de los mayores genes modificadores (sh2)
modificarán aún más los granos dulces que contienen el gen su, a alrededor del 44%
de tipo endosperma doble mutante (Brown y otros, 1985).
Para la modificación completa (100%), los granos sugary (su) son todos modificados
con el gen sugary enhancer (se) para producir la doble combinación (su se) para obte-
El maíz dulce tiene una base genética bastante estrecha, desde donde se han extraí-
do y combinado genes para la generación de híbridos modernos. Según Ordas y otros
(2007), existen tres grupos genéticos principales de donde han derivado las mejoras
genéticas en esta especie, estos son Golden Bantam, Stowell’s Evergreen y Country
Gentleman. A partir de Golden Bantam se ha realizado la principal mejora, esta es
una variedad introducida por Burpee en 1902, siendo la primera variedad en tener
endosperma amarillo, anteriormente todo el maíz dulce tenía endosperma blanco
(Tracy, 1997). Así, casi todos los maíces dulces de endosperma amarillo actuales tie-
nen algo de Golden Bantam en su pedigrí (Revilla y Tracy, 1995).
Adaptación agroclimática
El maíz dulce se cultiva en todo Chile, desde Arica por el norte hasta Puerto Natales
por el sur. Por ser una especie que posee variedades bastante precoces, permite
su uso en regiones donde el periodo de crecimiento es corto, como en la Región
de Magallanes, pero siempre bajo invernadero protegido. La mayor concentración
de la producción es en temporada de primavera-verano y en la zona central, don-
de las regiones Metropolitana, de O’Higgins y del Maule son las más importantes
en superficie sembrada, mayormente con fines agroindustriales. La Región de Arica-
Parinacota, también posee una gran importancia en la producción nacional, ya que
abastece los mercados de la zona central con choclo dulce durante el invierno y parte
de la primavera.
Requerimientos edafo-climáticos
El maíz dulce, al igual que todas las razas de maíz, son plantas de tipo C4, que tienen
la capacidad de utilizar el carbono muy eficientemente, lo cual facilita su crecimiento
y desarrollo. Por lo tanto, la planta tiene un gran desarrollo vegetativo, para lo cual
posee un abundante y profundo arraigamiento. Ello presupone que las más altas
producciones se deberían obtener en suelos cuyas características le permitan desa-
rrollar al máximo su sistema radicular, acompañado de un medio ambiente favorable
en temperatura del aire y del suelo.
El maíz dulce puede prosperar en suelos con un drenaje imperfecto, pero es afectado
por asfixia radicular en el caso de un drenaje más restringido. Muchas veces el pro-
blema de drenaje está asociado a presencia de salinidad, suelos con conductividad
eléctrica mayor a 2 mmhos cm-1 presentan problemas para la producción de maíz.
Este cultivo se considera poco tolerante a salinidad, inclusive suelos con conductivi-
dad eléctrica de 2,5 a 3,9 mmhos cm-1, pueden disminuir el potencial de producción
entre 75% y 50%, pero sobre 6,7 mmhos cm-1 simplemente no prospera.
El cultivo de maíz dulce soporta pH que varía de 5,6 (medianamente ácido) a 8,4
(moderadamente alcalino), siendo el pH óptimo entre 5,6 y 6,5. El principal problema
con los pH extremos es la falta de disponibilidad de algunos nutrientes minerales en
el suelo para la planta, y la toxicidad provocada por otros, lo cual provoca retraso de
crecimiento y muchas veces pérdida total del cultivo.
Es muy sensible a las bajas temperaturas, siendo el período entre emergencia y flo-
ración (Figuras 3a y 3b), el de máxima sensibilidad. La temperatura del suelo para
germinación de semilla debe estar entre 15 y 20°C; temperaturas menores o hasta
12°C producen un retraso y disminución de la germinación. Por lo tanto, la semilla
embebida de agua queda expuesta por un periodo más largo de tiempo a patógenos
del suelo, los cuales la atacan y destruyen. Sin embargo, una vez ocurrida la germi-
nación una baja en la temperatura del suelo no afecta el desarrollo de la plántula.
Temperaturas mayores a 28°C en el suelo, también son dañinas para la germinación
de la semilla.
Temperaturas del aire mayores a 35°C coincidentes con antesis, afectan directamen-
te la viabilidad del polen, independiente del suministro de agua a la planta. La via-
bilidad del polen no es mayor a 24 horas, aunque normalmente no supera las tres
horas, dependiendo del potencial hídrico de la atmósfera. En atmósferas más secas,
el grano de polen se deshidrata más rápidamente Estas condiciones de alta tempera-
tura restringen la fecundación y formación de granos en la mazorca, pero se ve más
afectado si existen condiciones de falta de humedad en el suelo.
Ciclo de desarrollo
Las variedades híbridas de maíz dulce han sido generadas para ser sembradas en
áreas temperadas de adaptación para este cultivo en el país, hay otros híbridos adap-
tados para climas tropicales, y cualquier cambio altera su respuesta al medio y su
rendimiento. Por lo tanto, el agricultor debe seleccionar un híbrido apropiado para
su zona y objetivo de producción, ya sea para producción temprana, normal o tardía,
para consumo fresco o para agroindustria (Saavedra, 2015b).
Sistema de siembra
Otro tipo son las sembradoras neumáticas, que poseen mecanismos dosificadores
que actúan por diferencia de presión, por lo cual no se requiere semilla muy bien
calibrada para lograr una misma distancia de separación entre ellas sobre la hilera,
aunque se trabaje a mayor velocidad. Su uso se ha difundido con rapidez debido a
que son muy eficientes, independiente del tamaño o forma de la semilla. Además,
su velocidad de avance es superior a la utilizada con la sembradora de plato y por
consiguiente su rendimiento diario es mayor.
En el cultivo del maíz dulce se recomiendan poblaciones altas, entre 70.000 y 80.000
plantas por hectárea, lo cual implica una distancia a 18 cm sobre hilera para 0,7 m
entre hileras y 16,9 cm para 0,75 m entre hileras, respectivamente. Este resultado
obliga a botar 56 y 59 semillas por cada 10 m recorridos de máquina sembradora,
según la distancia determinada entre hileras.
Fertilización
N P K
Mazorca Autor
kg ha-1
Materia N P K
Biomasa total seca Autor
(t ha-1) kg ha-1
El suelo tiene sus reservas nutritivas en los minerales y en la materia orgánica. Pero
no basta con que el suelo sea capaz de reponer lo perdido, sino que, además, ello
debe ocurrir a una velocidad tal que permita un buen abastecimiento del cultivo
siguiente. Si no es así, se produce en el cultivo establecido un estado de deficien-
cia en uno o varios nutrientes. El déficit puede ser detectado mediante análisis de
suelo, que es la herramienta más rápida y barata para hacer un diagnóstico antes de
sembrar o antes del inicio del período de crecimiento de un nuevo cultivo. Es decir,
posibilita anticiparse o prevenir un problema.
Debe entenderse que en la categoría deficiente se espera una muy alta respuesta
positiva a la fertilización con el elemento, y alta si el nivel determinado es bajo. En el
otro extremo un valor alto indica una baja probabilidad de respuesta, y si es muy alto
una respuesta muy baja o nula.
El nitrógeno es el nutriente más dinámico del suelo, siendo fácilmente alterado por
muchos factores. El potencial productivo de un suelo es fuertemente influido por fac-
tores climáticos, en especial temperatura, y por sus características de profundidad,
textura, tipo de arcillas, drenaje, compactación, acidez, presencia de sales, calidad de
agua de riego, disponibilidad de fósforo y potasio, contenido y calidad de la materia
orgánica, etc. La materia orgánica es la responsable principal, pero no la única, del
aporte de nitrógeno del suelo, la que, a través del proceso de mineralización, entrega
el nutriente en forma aprovechable por la planta. El proceso se activa con el aumen-
to de temperatura, razón por la cual en primavera-verano, época de crecimiento del
maíz, se mineraliza una cantidad importante de materia orgánica. Lo anterior, junto
a los otros factores enunciados, determina que suelos similares puedan tener poten-
ciales productivos muy diferentes.
Otra forma de estimar el aporte del suelo es directamente a partir del análisis. Dado
que el análisis mide las dos fracciones aprovechables por el cultivo (nitratos y amo-
nio), se puede calcular la cantidad de N disponible por hectárea, multiplicando el
peso de la hectárea hasta 25 cm de profundidad (aprox. 3000 t) por el contenido de
N. Por ejemplo, un suelo que tiene un contenido de 22 ppm de N, representa 66 kg
de N de aporte.
Un modelo simple que permite estimar las dosis de N conocidos o estimados los
factores anteriores, es el llamado “Método de Stanford” cuya fórmula es la siguiente:
Fósforo (P)
Las formas aprovechables, entre las que se cuentan las de fertilizantes agregados al
suelo, son absorbidas por el cultivo, pero una fracción importante de ellas sufre reac-
ciones químicas inevitables con otros componentes del suelo que las transforman a
compuestos insolubles, perdiéndose la posibilidad de ser inmediatamente utilizadas.
En tales casos, se establece una competencia entre planta y suelo por determinados
compuestos fosfatados. Se estima que la eficiencia de recuperación de los fertilizan-
tes agregados no va más allá de 20-25% en suelos minerales de la zona central. Ha-
cia el sur, la fracción disponible del fosfato va disminuyendo, siendo especialmente
menor en suelos trumaos, donde fluctúa entre 7 y 12%. Por último, la retención es
mayor en los suelos con muy bajo contenido de fósforo disponible, en contraste con
aquellos que muestran altos índices.
La necesidad de fertilizar con fósforo un cultivo se define por el índice de este nu-
triente medido en el análisis químico de una muestra del suelo superficial. La can-
tidad de fertilizante a aplicar deriva de la relación establecida entre los índices y la
respuesta de los cultivos a dosis crecientes del fertilizante. En el Cuadro 5 se muestra
a manera de orientación algunas recomendaciones conforme al grado de suficiencia
del nutriente y al tipo de suelo.
Potasio (K)
Por ahora no se cuenta con suficiente investigación que permita establecer el grado
de respuesta del maíz a dosis crecientes de potasio, pero se ha encontrado que,
cuando el suelo tiene menos de 40 mg kg-1 de K disponible, existe una respuesta del
cultivo a las aplicaciones de abonos potásicos. En suelos con valores de alrededor de
100 mg kg-1 no se ha encontrado una respuesta clara al K. En el Cuadro 6 se muestran
recomendaciones de fertilizantes potásicos en maíz según la disponibilidad del suelo.
En relación a este nutriente, se distinguen dos tipos de suelo según su aporte a los
cultivos: uno, de alto potencial de restitución del potasio disponible retirado por el
cultivo, y otro, con bajo potencial de hacerlo. Dicha característica depende princi-
palmente del tipo de minerales que originó el suelo y de la textura. En general los
suelos de texturas arcillosas son de alto suministro de K, exceptuando suelos en que
predominan las arcillas ilíticas o caoliníticas. Los suelos arenosos por lo general son
de más bajo suministro.
** Sólo en algunos suelos podría haber respuesta a una aplicación moderada de fertilizantes potásicos.
Riego
El método de riego a utilizar está condicionado por el tipo de suelo, la dotación del
agua del predio y la disponibilidad de mano de obra. Si en el predio el recurso agua
y mano de obra no es limitante, además el suelo presenta pendientes inferiores al
1,5 %, texturas que permitan una frecuencia de riego de más de tres días y profundi-
dades que toleran la nivelación, el riego por surcos puede ser apropiado. Si alguna
de las condiciones o situaciones indicadas no se cumple se recomienda el riego por
aspersión, con un diseño alto y con baja intensidad de lluvia de los aspersores de
manera de no dañar el cultivo (Antúnez y otros, 2015).
El maíz dulce se cultiva en una amplia gama de suelos, que difieren ampliamente en
sus propiedades físicas. En casos extremos, por ejemplo, suelos arenosos y arcillosos
tienen amplias diferencias de manejo en la programación de riego. Por ejemplo, sue-
los arenosos con baja capacidad de retención de agua (50 mm m−1) requieren riegos
frecuentes en máxima demanda, mientras que el mismo cultivo en suelos arcillosos
de alta retención (150 mm m−1) requieren riegos con una frecuencia mucho menor.
Estrechamente relacionada con la capacidad de retención del suelo, está la profun-
didad de raíces del cultivo. En general, la planta de maíz explorará una profundidad
en un rango entre 80 y 120 cm si las condiciones del suelo lo permiten, aunque en
suelos bien aireados la profundidad de arraigamiento será mayor que en suelos sin
esta característica (Antúnez y otros, 2015).
Tradicionalmente en Chile, previo a la siembra del cultivo, se realiza un riego por ten-
dido (“riego de tierra”) para homogenizar el contenido de agua del suelo. Obtenida
la humedad apropiada, se hace una labor con rastra de discos, a la cual se puede
acoplar una rastra de clavos y un rastrón de palo, con el objeto de dejar lista la cama
de semilla para la siembra. De esta forma, la semilla se siembra y la plántula de maíz
emerge en un suelo húmedo, sin recibir riego.
Una vez emergido el maíz, el cultivo requiere ser regado, labor que en Chile tradicio-
nalmente se hace por medio de surcos con caudal continuo de agua. Tradicionalmen-
te los surcos se abren con arado surcador. Esto generalmente ocurre en plantas con
30 cm de altura y dos a tres hojas verdaderas expandidas. En este método de riego,
se aporta el agua continuamente desde la cabecera del predio y se deja avanzar a lo
largo del surco. De esta forma, el tiempo de permanencia del agua en la cabecera del
Un buen diseño del sistema de riego por surcos debe considerar factores como suelo
(pendiente, textura y profundidad), cultivo y sistema de distribución del agua en el
predio. La pendiente limita el largo de los surcos, por lo que no se recomiendan para
suelos con pendientes mayores a un 1,5%, a menos que se hagan en curvas a nivel de
0,2 a 0,5% de pendiente, según la textura del suelo (Antúnez y otros, 2015).
En el Cuadro 7 se indica el largo máximo que deben tener los surcos de riego de
acuerdo con la textura y pendiente del terreno. Además, se incluye la profundidad
del suelo, ya que este factor hace que la cantidad de agua a aplicar sea mayor. Los
largos de surco señalados no siempre son posibles de utilizar en el campo y a veces es
necesario hacerlos más cortos. El riego en tales condiciones será eficiente siempre
Instituto de Investigaciones Agropecuarias INIA / MINISTERIO DE AGRICULTURA 279
y cuando se observen las normas sobre tiempo de riego, que permitan humedecer
total y uniformemente el suelo.
Cuadro 7. Largo máximo de surcos (m), según pendiente, textura y profundidad del suelo.
Otra relación que se debe tener en cuenta con el diseño de riego por surcos es la
cantidad de agua que se debe entregar o caudal del surco, que varía con la pendiente
(Cuadro 8). Si en terrenos de gran pendiente se aplican caudales muy grandes, las
pérdidas de suelo por erosión pueden ser significativas. Una vez que el agua llega al
final del surco el caudal debe reducirse a un tercio de lo señalado, hasta completar
el tiempo de riego; ello permite evitar las pérdidas por escurrimiento superficial y
aprovechar mejor el agua.
Los fertilizantes nitrogenados (urea o salitre) pueden ser aplicados en el fondo del
surco. Se ha determinado que incluso los caudales erosivos no producen arrastre de
los fertilizantes, y que las pérdidas por lixiviación no son significativas.
Gastos máximos
Pendiente (%)
no erosivos (L/seg)
0,3 2,0
0,5 1,2
1,0 0,6
1,5 0,4
Fuente: Antúnez y otros, 2015.
Enfermedades
Carbón común del maíz (Ustilago maydis (DC) Corda.), puede presentarse en cual-
quier etapa de desarrollo de la planta, evidenciándose tumores o agallas de pocos
milímetros a varios centímetros, en raíces adventicias, cañas, nudos, nervaduras de
hojas, panoja y mazorca. Los tumores están cubiertos por una membrana blanco
grisácea que, al desgarrarse, deja escapar un polvo oscuro correspondiente a esporas
del hongo. Las esporas invernan en residuos vegetales afectados y en el suelo pue-
den llegar a infectar a otras plantas de maíz en la temporada siguiente.
El carbón se desarrolla con clima cálido y seco, con temperaturas entre 26 y 34°C. La
penetración de esporas puede producirse a través de las raicillas; a partir de ahí se
difunden por vía vascular, instalándose en cualquier parte de la planta, pero prefe-
rentemente en la mazorca que es donde hay mayor concentración de nutrientes (Se-
púlveda, 2015). Esta enfermedad ataca preferentemente plantas jóvenes, suculentas
y en proceso de rápido crecimiento, en suelos ricos en nitrógeno y materia orgánica.
Esto debido a que esta suculencia facilita la penetración de las hifas, daños físicos
también facilitan la entrada del hongo a la planta (Figura 6a).
Poco se sabe de las condiciones que favorecen esta enfermedad, puede aparecer en
un gran rango de temperaturas, pero suelos relativamente secos parecen ser más
favorables que los húmedos para la invasión en el huésped. Las heridas parecen no
incrementar la incidencia del carbón de la panoja a diferencia del carbón común del
maíz, debido a su naturaleza sistémica (Figura 6b).
282 BOLETÍN INIA N° 411
a) Carbón común del maíz b) Carbón de la espiga del maíz
Los hongos mencionados pueden afectar a casi todas las partes de la planta y en
cualquier etapa de desarrollo de ella. Los síntomas se presentan como pudrición de
semilla, marchitez en el estado de plántula, ataque a la mazorca, ataque localizado o
marchitez total de planta adulta.
Síntomas en raíces: se produce una pudrición seca. Los extremos de las raíces ad-
quieren tonalidades rosáceas. Posteriormente la coloración se extiende por las raí-
ces fibrosas que se ahuecan y pudren.
La enfermedad debilita las cañas. El viento y la lluvia las doblan o tienden, haciendo
difícil la faena de cosecha.
Síntomas en hojas: los ataques tempranos las hacen tomar una apariencia verde
grisácea, mostrando luego aspecto de marchitez hasta que, por último, se tornan
amarillas y se secan.
Entre las medidas que contribuyen a disminuir la incidencia del ataque, se debe con-
siderar la rotación de cultivos, uso de semilla sana, no sembrar granos de mazorcas
afectadas, separar y quemar mazorcas afectadas, controlar plagas, y aplicar una fer-
tilización balanceada, especialmente nitrógeno evitando excesos (Sepúlveda, 2015).
La mayoría de los híbridos comercializados actualmente son resistentes a fusariosis.
El uso de variedades resistentes es una de las formas de evitar este virus, pero tam-
bién se debe considerar el uso de semilla de procedencia conocida, sin infección. El
control de maicillo es muy necesario, para evitar su diseminación y transmisión al
cultivo de maíz.
Plagas
El cultivo del maíz es atacado durante su desarrollo por varias especies de insectos,
las que disminuyen el rendimiento y deterioran la calidad de la mazorca. Algunas de
éstas constituyen plagas de importancia económica por la frecuencia y gravedad del
daño que producen, por lo tanto, es necesario controlarlas. Mientras otras no afec-
tan mayormente, pues se presentan en forma ocasional y no se justifica su control.
Cabe destacar que una buena preparación de suelos ayuda a eliminar la carga de
plagas presentes. Los gusanos cortadores invernan en el suelo, de modo que, al
efectuar las labores de preparación, la maquinaria los destruye o los deja expuestos
en la superficie, siendo fácil presa de aves y otros enemigos naturales.
a) Gusano cortador en maíz larva y adulto b) Gusano barrenador en maíz larva y adulto
Las larvas hacen perforaciones a nivel del cuello destruyendo el centro de crecimien-
to, lo que provoca la muerte de la hoja central y luego de la planta completa. El daño
es característico y permite reconocer fácilmente el ataque. Las larvas viven enterra-
das casi a ras del suelo, protegidas por una especie de tela que se adhiere a la planta.
El adulto es pequeño, de aspecto alargado cuando está en reposo y con una expan-
sión alar de 18 a 25 mm. La cabeza es pequeña de color marrón, palpos labiales
erectos y relativamente más largos en el macho. Presenta las alas anteriores angos-
tas, siendo en el macho de color pajizo con márgenes grisáceos y con varios puntos
oscuros. El tórax es de color crema a manera de cola. Las hembras son de mayores
tamaños que los machos.
Es una plaga de muy difícil control por su hábito de mantenerse protegida y por la
rapidez con que destruye a las plantas. Lo más aconsejable parece ser una buena
preparación de suelo, sembrar con la mayor humedad posible (lo cual disminuye la
postura de huevos), desinfección de semillas y el control químico, utilizando produc-
tos de tipo piretroides – recomendados para control curativo de gusanos cortadores -
desde que se observan los primeros síntomas (Cuadro 10). Es muy importante vigilar
cuidadosamente las plantas desde la emergencia. Condiciones de sequía, suelos are-
nosos, altas temperaturas y siembras tardías favorecen su incidencia (Estay, 2015).
Dosis
Ingrediente activo Producto comercial* Pre siembra Pos -emergencia
Acephato Orthene 75 SP 1,0 – 1,2 kg/ha
Acephato 0,8–1,0 kg/100 kg de
Orthene 80 ST semilla
Clorpirifos Cyren 15 G 15–20 kg/ha
Clorpirifos Lorsban 4E 3–5 L/ha 1,5 – 2,0 L/ha
Clorpirifos Lorsban 10D 5–10 kg/ha
Clorpirifos Lorsban 15G 10–15 kg/ha
Clorpirifos Pyrynex 48EC 3–5 L/ha 3 – 4 L/ha
Clorpirifos Pointer 15G 10–15 kg/ha
Clorpirifos + cipermetrina Lorsban Plus 0,75 - 1,0 L/ha
Clothianidin Poncho 600 FS 2 cc/1000 semillas
Diazinon Diazinon 600EC 3,5 – 4,0 L/ha
Esfenvalerato Halmark 75 EC 150–250 cc/ha
Fenvalerato Fenvalerato 30EC 150–200 cc/ha
Lambdacihalotrina Karate Zeon 250–350 cc/ha
Lambdacihalotrina Karate Zeon 050 CS 250–350 cc/ha
Lambdacihalotrina Invicto 50 CS 250–350 cc/ha
Teflutrina Force 3 GR 3–5 kg/ha
Thiametoxam Cruiser 70 WS 300-450 g/100 kg semilla
600–900 cc/ 100 kg de
Thiametoxam Cruiser 350 FS
semilla
350–525 cc /100 kg de
Thiametoxam Cruiser 600 FS Semillero
semilla
Thiametoxam + Lambdaci-
Engeo 247 SC 150–200 cc/100 L agua
halotrina
Thiametoxam + Lambdaci-
Orbita SC 150–200 cc/ha
halotrina
*Productos comerciales son solamente referencias, los nombres pueden variar en el tiempo.
Los adultos están activos durante las horas crepusculares, ovipositan 500 a 3000 hue-
vos de preferencia sobre los pistilos y potencialmente pueden infestar a un número
igual de mazorcas; pudiendo ocasionar un fuerte daño a los cultivos. Después de 2
a 10 días de la postura, de cada huevo nace una larva que inicialmente se alimenta
de los pistilos o seda fresca, dirigiéndose a la mazorca; luego entra en ella donde se
alimenta por el resto de su vida larval. La larva pasa por seis estadios en su desarrollo,
periodo que puede durar de 2 a 4 semanas, abandonan la mazorca y se introducen
a una profundidad de 12 cm en el suelo, y de pupa de 10 a 25 días. En este estadio
puede invernar en el suelo y los adultos emerger entre octubre y diciembre.
Se distribuye entre las regiones de Arica y Parinacota hasta Los Lagos, es una especie
muy polífaga, alimentándose también de otros cultivos y malezas. Es común ver ata-
que en tomate, frutilla, arveja, arándano y otros.
Las prácticas de control deberían integrar diferentes tipos de manejo, desde cultural
hasta químico, considerando los enemigos naturales y variedades con mayor toleran-
cia a la plaga.
En general, los pulgones tienen bastantes enemigos naturales, por lo tanto, se debe
observar su presencia y cantidad de infestación para tomar la decisión de aplicar
productos químicos. También, al aplicar aficidas (Cuadro 12), se debe considerar le
periodo de carencia del producto con respecto a la fecha de cosecha del choclo.
Las especies más comunes que se encuentran en el cultivo de maíz dulce son:
Malezas
Las malezas constituyen uno de los factores bióticos adversos de mayor importancia
en el cultivo del maíz dulce. La implementación del control de malezas requiere del
conocimiento previo de aspectos particulares de estas especies y de las interacciones
con el cultivo y su manejo.
Las directas están relacionadas con la competencia entre las plantas de maíz y las
malezas por espacio, luz, agua y nutrientes. Las malezas son tremendas competi-
doras, especialmente si emergen al mismo tiempo que el cultivo o más temprano,
debido a que muchas de ellas tienen tasas de crecimiento altas o más altas que el
maíz dulce (Blanco y Saavedra, 2015).
Las indirectas tienen que ver con la dificultad para la preparación de suelos y labores
de cosecha, y el aumento de riesgo por presencia de plagas y enfermedades al ser
hospederas.
Las malezas anuales son menos difíciles de controlar por los diferentes métodos y
programas, sin embargo, al producir gran cantidad de semillas, siempre van a existir
plantas germinando y proliferando en los potreros, especialmente debido al manejo
actual de maíz con altas dosis de fertilizantes y agua, lo que facilita también la sobre-
vivencia al ser más eficiente en capturar nutrientes por ser más rústicas y agresivas
ocupan rápidamente el espacio y compiten con las plantas de maíz.
Las malezas perennes en maíz siempre son más difíciles de controlar, ya que todas
poseen propágulos vegetativos subterráneos, tales como rizomas o bulbos, que tie-
nen una alta capacidad de rebrote, destacándose el maicillo por su mayor persisten-
cia y dificultas en su eliminación. De las seis especies perennes determinadas, tres
son gramíneas (pasto bermuda, chépica y maicillo) dos de hoja ancha (correhuela y
suspiro) y una ciperácea (chufa) (Figura 9).
El control de malezas en maíz dulce implica diferentes métodos, los cuales se pueden
unir y realizar un control integrado que cubre con más eficiencia la protección del
cultivo contra malezas dañinas, especialmente en los primeros estados de desarrollo
del maíz dulce. El periodo crítico de competencia del maíz dulce, o sea cuando es
más susceptible a daño por competencia y debería estar libre de malezas es hasta
cuando la planta alcanza unos 25 a 30 cm de altura y comienza la etapa fenológica
de encañado.
Instituto de Investigaciones Agropecuarias INIA / MINISTERIO DE AGRICULTURA 297
El control cultural de malezas en maíz dulce involucra sistemas que no implican ac-
ciones mecánicas directas o uso de agroquímicos, sino una serie de decisiones técni-
cas de simple implementación que permiten un manejo preventivo de malezas con
estrategias que involucran a todo el sistema de cultivo.
El barbecho con una preparación primaria del suelo (aradura) y que luego se deja
descansar por un periodo de tiempo, es muy utilizado para prevenir presencia de
especies de malezas muy persistentes. Las estrategias que se pueden utilizar varían
desde continuar con labores de preparación de suelo una vez que hayan emergido
las malezas, antes que florezcan y produzcan semillas, hasta el uso de herbicidas de
control total (Paraquat, Glifosato) usados como barbecho químico.
Las malezas ejercen una fuerte competencia por los nutrientes disponibles en el sue-
lo, por lo tanto, el rendimiento y calidad de mazorca de maíz dulce se ve afectado
ante la presencia excesiva de las malas hierbas. Al crecer el maíz en competencia con
malezas, al compararlo con maíz libre de malezas, solo utiliza el 44% del potasio, 53%
del nitrógeno y produce solamente el 75% de materia seca. Por lo tanto, las malezas
son más beneficiadas que el cultivo con la fertilización (Blanco y Saavedra, 2015).
Se recomienda el uso de una nutrición balanceada y ajustada a las necesidades del
cultivo, lo que implica una economía en fertilizantes, disminuye la contaminación
ambiental y limita el crecimiento de malezas.
Una buena labranza primaria es el inicio de un buen control de malezas. Si hay male-
zas perennes dominando, entonces hay que realizar un mínimo de labores y evitar el
trozado de partes vegetativas para que no se reproduzcan. Las labores mínimas tam-
bién permiten mantener la semilla de malezas en la superficie, las que al germinar
son fácilmente destruidas. Las labores secundarias son usadas para la preparación de
la cama de semillas, pero también facilitan la emergencia de las malezas al ofrecer
mejores condiciones de crecimiento con una labor bien mullida. La preparación tem-
prana de suelo permite la germinación y emergencia de malezas antes de la siem-
bra del cultivo de maíz, entonces pueden ser controladas con otro implemento de
cultivo. Las labores terciarias son básicamente el manejo mecánico de malezas en el
cultivo en desarrollo. Estas pueden ser con implementos dentro del surco de riego, o
aporcas para hacer el surco de riego (Figura 10) (Blanco y Saavedra, 2015).
Cuadro 13. Ingrediente activo, nombre comercial, dosis de los herbicidas y momento de
aplicación para los productos recomendados para el control de malezas en maíz dulce.
(SAG, 2018).
Momento de
Ingrediente activo Producto comercial Dosis de aplicación
aplicación
2,0 L/ha*
Atrazina Atranex 50% SC PSI–PRE - POS
4,0 L/ha**
1,4 kg/ha*
Atranex 90 WG PRE-POS
1,6 kg/ha**
2,0 L/ha*
Atrazina 500 SC PSI–PRE - POS
4,0 L/ha**
1,1 kg/ha*
Atrazina 90 WG PSI
2,2 kg/ha**
1,3 kg/ha*
Genius PRE - POS
1,7 kg/ha**
1,6 kg/ha*
Gesaprim 90 WG PSI – PRE - POS
1,6 kg/ha**
3,0 L/ha*
Trac 50 FL PSI – PRE - POS
3,0 L/ha**
Índice de cosecha
En el caso de maíz dulce, se usa como índice de cosecha la desecación de las “sedas
o pelos” (estilos) y los granos siguen inmaduros (Figura 11). Las hojas de envoltura o
chalas aún siguen apretadas y tienen un buen aspecto verde. La mazorca se encuen-
tra firme y turgente. Los granos están hinchados en un estado lechoso y no pastoso
(Saavedra, 2015b). Los granos de maíz dulce común tienen, en esta instancia, un con-
tenido de agua de 70-75% mientras que los granos de maíz sh-2 tienen un contenido
de agua de 77-78%.
Productividad
Rendimiento
Rendimiento industrial
El rendimiento industrial en maíz dulce está dado por el número de corridas de gra-
nos en la mazorca, largo y diámetro de la mazorca, profundidad de grano y contenido
de sólidos solubles de los granos. Sin embargo, es importante determinar atributos
del grano para procesamiento, ya que esto es determinante para la calidad del pro-
ducto final.
Un parámetro de calidad del grano es el grosor del pericarpio, que determina el nivel
de ternura del grano, muy importante en la estimación de la calidad del grano para
procesamiento (Szymanek, 2012). El pericarpio es uno de los componentes del tejido
de la cubierta seminal y forma la cubierta externa del grano. Otros factores de impor-
tancia en este tipo de maíz son el grado de dulzor que depende del contenido de azú-
304 BOLETÍN INIA N° 411
cares, mientras que la textura del grano depende de varios factores como la ternura
de la cubierta seminal, humedad y contenido de polisacáridos solubles en agua. Por
otra parte, el sabor está asociado al contenido de DMS (Dimetilo de sulfuro).
Largo y diámetro de mazorca tienen una relación directa con el número de granos
que se pueden procesar, pero además tiene un componente importante como el nú-
mero de hileras por mazorca. Estos parámetros son factores que indican la cantidad
de materia prima convertida en producto final, mientras más delgada y larga sea la
coronta, más granos contendrá, de acuerdo al número de hileras, que para procesa-
miento debería ser superior a 16 hileras. En el Cuadro 14 se presentan resultados de
mediciones en diferentes partes del mundo y en Chile, donde se observa que las va-
riaciones en largo y diámetro de mazorca no son muy amplias, pero sí en el número
de hileras.
INIA
Ramírez y Szymanek, INIA Carillanca,
La Platina,
otros, 2004 2012 2017
2018
Largo de mazorca (cm)
20,1–24,3 19,3–21,7 17,0–21,5
19,6–24,6
Diámetro de
42,8–48,7 39,6–59,2 43,9–49,1 42,1–52,3
mazorca (mm)
Número de hileras 14-16 13-16 14-18 16-18
Contenido de
sólidos solubles 21,8–33,1 28,7–29,0 17,1–25,9 19,7–27,5
(ºBrix)
En cuanto a contenido de sólidos solubles, que es una medida del contenido de azú-
cares que tiene el grano, se estima que óptimo para la mejor categoría de choclo a
procesar está entre 24 y 30ºBrix, siendo <24°Brix inmaduro y >30°Brix sobremaduro.
En este parámetro hay una correlación directa con el contenido de humedad, debido
Instituto de Investigaciones Agropecuarias INIA / MINISTERIO DE AGRICULTURA 305
a que el grano al deshidratarse concentra el azúcar, por eso es importante concentrar
la cosecha cuando el grano alcanza 72 a 73% de humedad.
Variedades
Valor nutritivo
Básicamente, el grano de maíz dulce está compuesto por agua y sólidos totales, pro-
porción que varía de acuerdo con la humedad de cosecha. Pero, además se debe
considerar que la composición química del grano va a estar relacionada con las con-
diciones climáticas, madurez y método de almacenaje (Ghorpade y otros, 1998). Gra-
nos cosechados con 72% de humedad contienen en los sólidos 81% de carbohidra-
tos, 13% de proteínas, 3,5% de lípidos y 2,5% de otros compuestos, siendo el almidón
el principal carbohidrato.
El mayor valor nutritivo del grano es en la fase de grano lechoso, pero en la medi-
da que continúa la maduración a grano pastoso, el contenido de azúcar disminu-
ye, acompañado por un incremento en contenido de almidón (Suk y Sang, 1999).
Cuadro 16. Valor nutritivo general de 100 g de peso fresco en grano de maíz dulce (Dietas.
net, 2018).
Proteínas g 3,2
Fibra g 2,7
Agua g 76,6
El maíz dulce tiene un buen contenido de minerales como potasio y magnesio como
aporte a la dieta, pero también tiene un aporte interesante en fósforo y selenio. Este
último oligoelemento es muy importante en la formación de enzimas antioxidantes,
las cuales participan en la prevención de daño celular. Por otra parte, el potasio cum-
ple funciones múltiples en el cuerpo humano, como en la formación de músculos,
regulación de agua inter e intracelular, regulación de presión arterial, etc.
Esta hortaliza tiene un importante aporte en vitamina E o tocoferoles, que son com-
puestos liposolubles y muy fotosensibles, protegen el cuerpo de radicales libres cau-
santes de degeneración de tejidos, conserva la piel en buenas condiciones y joven,
tiene propiedades antiinflamatorias y es precursora en la generación de una serie de
hormonas relacionadas con la procreación y gestación. Otro componente importante
dentro del grano de maíz dulce es el ácido fólico o vitamina B9, protege las células
sanas, previene un tipo de anemia, contribuye a controlar la hipertensión, intervie-
ne en la formación del sistema nervioso, es beneficioso para el tratamiento de los
síntomas asociados a la menopausia, reduce las probabilidades de padecer cáncer
de colon, cáncer de cuello uterino y, en algunos casos, cáncer de seno. Tiene mucha
importancia para las mujeres en edad fértil y para las embarazadas, ya que, protege
al futuro bebé de presentar malformaciones como ausencia de todo o parte del ce-
rebro, espina bífida, hendidura del labio y el paladar, entre otras, también disminuye
las posibilidades de dar a luz un bebé prematuro y de bajo peso.
En todo caso, el maíz dulce aporta vitaminas y minerales, pero no suple completa-
mente los requerimientos diarios de estos elementos, por lo tanto, la dieta se debe
complementar con otros alimentos y verduras para alcanzar estos requerimientos.
B1 Tiamina mg 0,10
B2 Riboflavina mg 0,09
B6 Piridoxina mg 0,10
E Tocoferol mg 0,26
Valor nutraceútico
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