Título de Excepción

INCAPACIDAD DE RESISTIR POR CREENCIAS RELIGIOSAS
LA INCAPACIDAD DE RESISTIR EN LAS MUJERES VÍCTIMAS DE DELITOS

SEXUALES COMO PRODUCTO DE LA MANIPULACIÓN DE SUS CREENCIAS
RELIGIOSAS
CASO IGLESIA SALEM EN PASTO
NATALIA ANDREA HIDALGO LÓPEZ
UNIVERSIDAD SANTO TOMÁS FACULTAD DE PSICOLOGÍA

POSGRADOS EN PSICOLOGÍA JURÍDICA –
MAESTRÍA EN PSICOLOGÍA JURÍDICA
BOGOTÁ D.C., AGOSTO DE 2017
i
LA INCAPACIDAD DE RESISTIR EN LAS MUJERES VÍCTIMAS DE DELITOS

SEXUALES COMO PRODUCTO DE LA MANIPULACIÓN DE SUS CREENCIAS
RELIGIOSAS
CASO IGLESIA SALEM EN PASTO
NATALIA ANDREA HIDALGO LÓPEZ
Trabajo presentado para optar al título de Magister en Psicología Jurídica
Asesor
Jorge Enrique Acero Triviño
Magister en Psicología Jurídica
UNIVERSIDAD SANTO TOMÁS FACULTAD DE PSICOLOGÍA

POSGRADOS EN PSICOLOGÍA JURÍDICA –
MAESTRÍA EN PSICOLOGÍA JURÍDICA
BOGOTÁ D.C., AGOSTO DE 2017
ii
Tabla de Contenido
Introducción .............................................................................................................................................. 1
Objetivos ................................................................................................................................................. 41
Metodología ............................................................................................................................................ 42
Resultados ............................................................................................................................................... 45
Discusión................................................................................................................................................. 67
Referencias .............................................................................................................................................. 91
Lista de anexos ........................................................................................................................................ 95
Anexo A. Entrevista a Alejandra Cabrera Mosquera .......................................................................... 95
Anexo B. Entrevista presentada por Ángela Vanessa Alvarado Morales ......................................... 118
Anexo C. Entrevista presentada por Karen Xiomara Sánchez Izquierdo ......................................... 130
Anexo D. Entrevista presentada por Luz Dary Velázquez Ospina ................................................... 148
Anexo E. Entrevista presentada por Natalia Fernanda Villota Rosero ............................................. 165
iii
La incapacidad de resistir en las mujeres víctimas de delitos sexuales como producto de la

manipulación de sus creencias religiosas - caso iglesia Salem en Pasto
Natalia Andrea Hidalgo López
Resumen
El objetivo de la presente investigación fue determinar si el carácter de la incapacidad de resistir

en las mujeres víctimas de delitos sexuales, puede ser producto de la manipulación de sus
creencias religiosas desde el estudio del Caso de la Iglesia Salem de la ciudad de Pasto. Es un
estudio que empleó el método cualitativo, con un diseño de análisis descriptivo- narrativo, para
ello se utilizaron como unidades de análisis las declaraciones recepcionadas por el Fiscal de
conocimiento en el juicio oral en la audiencia pública del proceso contra el pastor Álvaro Gámez
Torres, acusado por el delito de acceso carnal en persona puesta en incapacidad de resistir,
obtenidas en audio; se realizó en esas condiciones por la similitud con el ejercicio del Ente
Acusador, la publicidad del juicio y para evitar la revictimización de las implicadas. En este
sentido, la tesis se llevó a cabo con cinco mujeres mayores de edad, a quienes el procesado, líder
de la iglesia cristiana, les practicó acceso carnal y cuyas experiencias datan desde muy temprana
edad. El procedimiento se adelantó en tres fases, documental, interrogatorio - entrevista y
resultados - discusión. La última fase se obtuvo a partir del análisis documental y su aplicación a
cada una de las declaraciones, concluyendo que el estado de la incapacidad de resistir en las
mujeres víctimas de delitos sexuales, si puede ser producto de la manipulación de sus creencias
religiosas, por la dinámica llevada a cabo al interior de una Iglesia con una posición de secta,
resultando como válido afirmar que por parte del administrador de justicia que evaluó el asunto,
en este caso el Juez Cuarto Penal del Circuito de Pasto, no realizó un análisis a profundidad del
caso y tampoco se generó una decisión conforme al entendimiento sobre el nivel de influencia
que pueden tener las sectas totalitarias y coercitivas como Salem, siendo evidente que estas
actividades provienen de la lógica del comportamiento psicológico y el razonamiento normal de
las personas.
Palabras clave: Incapacidad de resistir, acceso carnal, acto sexual, secta, persuasión,
manipulación, capacidad, creencias religiosas.
Abstract
The objective of the current research was determine whether the position the incapacity of
women to resist sexual offenses may be the result of the manipulation of their religious beliefs
from the study of the Case of the Salem Church in the city of Pasto. It is a survey which utilized
the qualitative method, with a descriptive-narrative analysis design. To this end, the instrument
used was the in-depth interview taken from the interrogations provided by the District Attorney
of the issue against Minister Álvaro Gámez Torres, accused by the crime of carnal access in
person put in incapacity to resist; It was implemented in these conditions by the similarity with
the exercise of the Accusing Entity, the trial publicity and for avoiding the revictimization of
those involved. In this sense, the thesis was carried out with five women of legal age, to whom
the accused, leader of the Christian church, exerted carnal access and whose experiences date
from an early age. The procedure was advanced in three phases, documentary, interrogation -
interview and results. The last phase was gotten from the documentary analysis and its
iv
application to each of the affidavits, concluding that the state of incapacity to resist in women
victims of sexual crimes, may be a product of manipulation of their religious beliefs, being valid
to assert that on the part of the judicial operator who evaluated the subject, did not do an in-depth
analysis of the issue and neither was reached a decision according to the understanding on the
level of influence that can have the totalitarian and coercive sects like Salem, being evident that
these activities come from the logic of psychological behavior and the normal reasoning of
people.
Key words: Inability to resist, carnal access, sexual act, sect, manipulation, capacity, religious
beliefs.
v
INCAPACIDAD DE RESISTIR POR CREENCIAS RELIGIOSAS 1
Introducción
La presente tesis se enmarca dentro de las circunstancias jurídicas y psicológicas
de las víctimas de delitos sexuales del caso de la Iglesia Salem de Pasto, partiendo del
planteamiento que posiblemente los punibles se pudieron perpetuar con un formal
―consentimiento‖ como consecuencia de la persuasión lograda a través de la manipulación
de las creencias religiosas de las víctimas; su justificación se basa teniendo en cuenta que
en los procesos penales tratándose de tal problemática se acude para analizar la capacidad
de la víctima a presupuestos jurídicos del derecho privado y no a analizar el problema
jurídico a partir del plano psicológico de la víctima. Esta premisa debe atenderse con
mayor rigor cuando se trata de conductas sexuales que requieren de un consentimiento
sin vicio de las personas que interactúan, pero al no existir el consentimiento de algunas
de ellas y la conducta sexual se realiza, quien no dio su consentimiento se convierte en
víctima de delito sexual, ese consentimiento puede estar afectado por la persuasión
instrumentalizada por la manipulación de sus creencias religiosas, así formalmente se
presente el supuesto ―consentimiento‖ por parte de la víctima. Sin embargo, es posible
detectar que en el debate penal no existen antecedentes en que se haya planteado esta
modalidad de incapacidad de resistir en asuntos que afectan la libertad e integridad sexual
de las víctimas, pues se observa desde la perspectiva del litigio, que los administradores
de justicia al momento de resolver casos de carácter jurídico-psicológico aplican
presupuestos legislativos que subsumen el comportamiento de cada individuo implicado,
a simples supuestos universales de conducta que no atienden el verdadero sentido
psicológico que en efecto significan, como es el caso del tratamiento judicial penal que se
brinda a la capacidad jurídica de las víctimas de delitos sexuales cuando puede estar
viciada por la manipulación de sus creencias religiosas y, por lo tanto, al analizar la
incapacidad de resistir que es su revés, no se obtiene un panorama claro, en vista a que

esta temática no se trata como un complejo de elementos psicológicos, sino, como un
simple hecho de capacidad aplicado desde los términos del derecho privado, como se
pretende demostrar en la presente investigación como un aporte al tema de la incapacidad
de resistir en los delitos sexuales.
En efecto, para el caso de los delitos sexuales, en particular, los artículos del Código
Penal Colombiano que desarrollan el concepto de incapacidad de resistir (207 y 210 de la
Ley 599 del 2000), no hacen referencia a una determinación psicológica de la capacidad
jurídica y, menos aún, desde las creencias religiosas de las víctimas, razón por la cual, los
administradores de justicia en la especialidad penal, aplican conceptos traídos desde el
derecho privado, cuyo enfoque se concentra en regular las relaciones de los particulares
en el agotamiento de actos jurídicos, entre estos, civiles o mercantiles. Dicha aplicación
conceptual se considera inapropiada para analizar delitos sexuales en personas puestas en
incapacidad de resistir, más aún cuando implica la manipulación de las creencias
religiosas de mujeres con fines lúbricos, ya que este último evento, para su configuración
no requiere ser estudiado desde un juicio iusprivatista mecánico, sino que demanda un
análisis juicioso de las circunstancias psicológicas que influyen en este tipo de
condiciones.
De modo que, se hace necesario definir el carácter de la incapacidad de resistir en las
mujeres víctimas de delitos sexuales como consecuencia de la manipulación de sus
creencias religiosas que se hace evidente en el plano psicológico mediante la persuasión
del ofensor para lograr llevar a cabo los actos sexuales, atendiendo además, que la Ley
599 del 2000 no presenta un desarrollo integral en torno al concepto de incapacidad de
resistir en el contexto que se plantea en este trabajo, situación que a la postre puede llegar
a generar impunidad.
Un claro ejemplo se presenta en el caso judicial en contra del pastor Álvaro Gámez
(Antiguo Director de la Iglesia Salem en Pasto), en el cual no se apreció ni valoró el
carácter psicológico que realmente ostenta la condición de incapacidad de resistir por la
persuasión ejercida por el acusado sobre las creencias religiosas de las víctimas, por el
contrario el juez acudió a conceptos del enfoque privatista, emanando una situación
inaceptable, que no solamente olvida la estructura mental humana, sino que al parecer
incurre en un yerro jurídico al asimilar la incapacidad de resistir a la aptitud de una
persona para ser titular de derechos y obligaciones.
Es evidente que el asunto se debe tratar y definir con el rigor psicológico y jurídico
pertinente, puesto que, cuando este tipo de violencia, entendida desde una condición
psicológica de incapacidad de resistir de las mujeres víctimas del delito sexual, se analiza
a la luz de las creencias religiosas, el sistema judicial y sus administradores, se enfrentan,
no sólo a un reto probatorio, sino al tener que analizar la influencia de la religión en el
plano psicológica de las víctimas, que puede generar situaciones fuera del alcance del
entendimiento general de la Ley.
En este orden de ideas, la investigación aborda el concepto de incapacidad de resistir
desde la manipulación de las creencias religiosas de las víctimas como una forma
persuasiva para lograr la conducta sexual por parte del perpetuador y que tal causal sea
atendida por los jueces en el proceso judicial, pues no es admisible que se apliquen
conceptos de orden civil o mercantil en los asuntos donde se involucran derechos de
victimas que por influencia psicológica, no orientaron su conducta en aras de negar las
acciones de su agresor, sobre todo tratándose de mujeres, pues son el mayor estigma en
este tipo de punibles.
Por lo anterior, se planteó la siguiente pregunta de investigación:

¿El carácter de la incapacidad de resistir en mujeres víctimas de delitos sexuales, puede
ser producto de la manipulación de sus creencias religiosas en el caso Salem de la ciudad
de Pasto?
Para dar respuesta a la pregunta de investigación, el presente trabajo investigativo de
corte cualitativo con diseño de análisis narrativo de las declaraciones recepcionadas por el
Fiscal de conocimiento en el juicio oral en la audiencia pública de las víctimas, para
evitar revictimización, se adelantó en tres fases: la documental para conceptualizar
elementos como la capacidad, los delitos sexuales, la incapacidad de resistir en su
modalidad persuasiva y las sectas; la segunda fase consistió en el análisis narrativo a las
entrevistas judiciales realizadas a cinco mujeres mayores de edad que pertenecieron a la
iglesia Salem de la ciudad de Pasto: Karen Sánchez, Alejandra Cabrera, Luz Dary
Velázquez, Ángela Alvarado y Natalia Villota, a partir de las narrativas sobre sus
vivencias dentro de Salem, se emplearon los elementos teóricos y conceptuales que
definen y caracterizan a una secta, y se subsumieron a las experiencias de las declarantes
con el fin de determinar que la iglesia Salem corresponde a una secta y particularmente a
aquellas de tipo coercitivo y totalitario; y la fase de análisis de resultados.
Es del caso anotar, que en la segunda fase se identificó el tipo de técnicas coercitivas
que fueron aplicadas dentro de la secta, las cuales son demostradas con fragmentos
específicos de las entrevistas donde se describe con detalle su uso dentro de las
actividades que se desarrollaban en Salem. Una vez culminado este análisis, se retomaron
los conceptos relacionados con la incapacidad de resistir y lo concerniente a delitos
sexuales, argumentando igualmente con partes de las entrevistas, para evidenciar la
comisión de accesos carnales y actos sexuales contra las entrevistadas, lo cual permitió
resolver la pregunta que motivó la presente investigación en una fase final de resultados.
No obstante, la investigación pretende sobrepasar la simple respuesta de los sucesos,
puesto que su alcance se extiende en la importancia que tiene este hecho en la
administración de justicia en la ciudad de Pasto, considerando que el fallo de este caso
resultó a favor del pastor Álvaro Gámez, quien actuó con la complicidad y coautoría de
sus ―profetas‖. Además, una vez definido el estado psicológico de las víctimas y resuelto
el problema jurídico planteado en la tesis, se refutan los argumentos que emitió el juzgado
de conocimiento para absolver de los cargos a los implicados.
Finalmente, se presentan las conclusiones generales de la investigación donde
sobresalen los resultados más importantes inferidos a partir de la exposición teórica y
fáctica realizada durante el estudio.
De esta forma, conforme a lo aludido líneas arriba, debe identificarse inicialmente el
problema jurídico de la investigación a partir de su tratamiento en el ordenamiento jurídico
colombiano y, posteriormente, justificar la necesidad de resolverlo desde un dialogo
interdisciplinario entre el derecho y la psicología.
Sin embargo, si bien la Carta Magna es clara, este sistema penal de normas no aplica el
concepto de autodeterminación mental y física visto desde aquel principio, pues se
fundamenta en gran medida en presupuestos jurídicos que subsumen el comportamiento de
cada individuo a simples supuestos universales de conducta que no atienden el verdadero
carácter psicológico que en efecto significan y su relación con la Dignidad Humana. Ese es el
caso de la capacidad jurídica en las víctimas de delitos sexuales cuando es alterada por la
manipulación de sus creencias religiosas, generándose de ese modo, un vacío en cuanto al
concepto de autodeterminación mental y física cuando confluyen factores religiosos. Dicha
situación, trae en consecuencia una limitación que impide establecer el verdadero sentido de
figuras legales que reflejen la condición en la psiquis de los sujetos pasivos cuando son
sometidos a este tipo de punibles en las condiciones descritas.

En efecto, como se anotó anteriormente para el caso de los delitos sexuales, en particular,
los artículos que desarrollan el concepto de incapacidad de resistir (207 y 210 de la Ley 599
del 2000), no hacen referencia a una determinación psicológica de la capacidad jurídica, y
menos aún desde las creencias religiosas de las víctimas, razón por la cual, es evidente que
algunos administradores de justicia en la especialidad penal como el Juez Cuarto Penal del
Circuito de Pasto, aplican conceptos traídos desde el derecho privado, cuyo enfoque se
concentra en regular las relaciones de los particulares en el agotamiento de actos jurídicos,
entre estos, civiles o mercantiles.
Deriva de ello, la desviación de las circunstancias que someten las condiciones
psicológicas en las personas que son sujetos pasivos de delitos sexuales, por lo tanto, y al
existir un juicio iusprivatista de capacidad e incapacidad que se aplica actualmente en
derecho penal, es necesario redefinir el concepto de incapacidad de resistir en las mujeres
víctimas de la comisión de delitos sexuales, específicamente, como una condición psicológica
producida por la manipulación de sus creencias religiosas, y para esto, el presente estudio
toma como muestra las mujeres sujetos pasivos de dicho delito en el caso de la Iglesia Salem
en la ciudad de Pasto.
De este modo, para justificar el problema de investigación, en general, se tiene que los
delitos sexuales contra las mujeres adultas son un tema de discusión pública y, pese a que son
afectadas, son también juzgadas por la sociedad, subjetivamente por los administradores de
justicia, su núcleo familiar, y finalmente se convierten en víctimas culpables porque se
considera que fueron ellas las que propiciaron el hecho delictivo. Esto se refleja en casos
donde la violencia sexual física es evidente, y genera una gran dificultad cuando la agresión
para vulnerar los derechos sexuales y reproductivos es psicológica, ya que la ley no es
suficiente para entender hasta dónde una persona puede ser violentada en su psiquis, hasta
disminuirla de tal manera que acepte la comisión de hechos sexuales sin un consentimiento
real y libre.
Ahora bien, el caso contra el Pastor Álvaro Gámez surtido en la ciudad de Pasto, generó
una polémica pública donde las víctimas fueron cuestionadas por la comunidad en general y,
frente al vacío existente en la norma, se absolvió en primera instancia de toda responsabilidad
penal al señor Gámez. El caso analizado es el primero en sus supuestos jurídicos en Colombia
respecto a la incapacidad de resistir en temas de delitos sexuales aplicada en mujeres adultas
por influencia religiosa.
En este orden de ideas, debe destacarse la viabilidad de la investigación, en el sentido de
que, si bien el Código Penal establece los delitos sexuales con persona en condiciones de
incapacidad de resistir, ésta debe definirse e incluirse en el estatuto de las penas
entendiéndose desde la dinámica psicológica de la manipulación de las creencias religiosas.
En suma, la investigación se desarrolla en torno a la necesidad de establecer un concepto
claro de incapacidad de resistir, en lo referente a la persuasión del ofensor frente a las
creencias religiosas de la víctima, para que éste sea atendido por los administradores de
justicia en el campo del derecho penal, y no la simple aplicación de conceptos de orden civil
o mercantil.
Ahora bien, dentro de un marco teórico y emperico para el desarrollo del tema en
cuestión, fue importante abordar estudios realizados por otros autores; cabe advertir que la
mayoría de investigaciones se presentan fuera del contexto colombiano y tratan la temática
del Derecho Penal frente a la dinámica del fenómeno social conocido como ―Sectas‖, y si
bien estos estudios no refieren directamente el concepto de incapacidad de resistir como el
producto de la manipulación de las creencias religiosas de sus adeptos para la comisión de
delitos sexuales, son útiles para este trabajo puesto que generan ideas para entender la
manipulación religiosa en torno a la comisión de diferentes tipos penales.

En primer término, la profesora titular de derecho penal de la Universidad Autónoma de
Barcelona Margarita Bonet Esteva (2012) en el estudio titulado ―Aspectos Jurídicos de los
Grupos de Manipulación Mental‖ destaca que:
Cualquier actuación jurídica ante el fenómeno social conocido como "secta" entra en una
dicotomía perversa e indisoluble entre las diferentes manifestaciones del derecho a la libertad
(religiosa, ideológica y de asociación) y la legitimación de la intervención protectora del individuo
por parte del Estado. La cuestión de fondo es, en mi opinión, excepcionalmente delicada e
indefinible pues se refiere a la capacidad de tolerancia social frente a la diferencia o a prácticas
minoritarias de carácter religioso, moral, ético o espiritual. Las múltiples teorías sobre qué es, o
son, la secta o las sectas pueden reducirse –en el plano de los principios– a la comparación entre la
normalidad espiritual (o pautas morales mayoritarias) y la disidencia en grupo (o concepciones
morales alternativas a las dominantes en nuestro entorno cultural). La principal dificultad que
aparece al analizar en profundidad las diversas definiciones de secta es que las características que
se le atribuyen pueden encontrarse a su vez en grupos religiosos mayoritarios u otras
organizaciones no religiosas pero, sin embargo, sí socialmente aceptadas. En todos estos supuestos
se trata de organizaciones con unos principios de conducta y unos ritos individuales y colectivos.
Punto este que pervive aunque empleemos la distinción entre "sectas" y "sectas destructivas"
(Bonet, 2012, p. 345 ).
El texto de Bonet (2012), permite advertir que el fenómeno sociológico sectario se
encuentra amparado por los derechos de quienes hacen parte de ellas, aludiendo que este
hecho social se genera a partir de la disidencia de ciertos grupos a las pautas mayoritarias de
comportamiento. Esta última consideración evidencia el contexto actual, y es que
evidentemente la ideología de cada grupo se maneja a partir de sus conductas y creencias
particulares, mismas que la identifican y cultivan en sus adeptos que la razón pertenece a ese
particular conjunto de individuos, reforzando el comportamiento del pequeño colectivo a un
ámbito cerrado de individualidad, derivando así, que no exista otra alternativa más que seguir
las instrucciones de un líder sectario, pues en definitiva cada grupo así lo demanda, dado que
este director es quien tiene la razón y la última palabra de acto y pensamiento.
Asimismo, la Profesora asume que si bien es cierto, la creación de la secta como un grupo
minoritario se encuentra amparada por las garantías constitucionales y legales de sus
integrantes, también lo es que el derecho penal interviene si los medios que emplea vulneran
bienes jurídicamente tutelados.
En este sentido, refiere la posibilidad de que existan conductas antijuridicas a partir de la
manipulación mental de los creyentes, por lo tanto, denomina a este fenomeno social como
los ―grupos de manipulación religiosa‖ (Bonet, 2012) que incurren en delitos basados en la
manipulación mental de las victimas y buscan la orientación del consentimiento del adepto y
su sumision a la voluntad del líder, sin importar que lo requerido al primero sea un hecho
delictivo o una afrenta contra su libertad de consciencia y consentimiento libre de agentes
externos que lo controlen. En estos términos la autora considera que:
Una de las consecuencias más destacables de la utilización de una manipulación mental, con
resultados suficientemente lesivos para legitimar una intervención penal, es que –mediante esta
actuación sobre la psique de los individuos– puede llegarse a malear su voluntad. De tal forma que
podría afirmarse, por ejemplo, que se consiente en los castigos corporales –la víctima no se niega y
puede marcharse–, que realizó la disposición patrimonial ella misma y por voluntad propia, en
resumen que consintió en las distintas lesiones y que tal disposición de voluntad exime de
responsabilidad a los autores materiales u otros partícipes en los hechos lesivos (Bonet, 2012, p.6).
Atendiendo lo expuesto, la investigación establece que la voluntad de las victimas puede
ser afectada agrediendo su autonomia e interfiriendo en su consentimiento libre, obligandolas
a actuar conforme a los intereses de los lideres del grupo, aun cuando su conducta constituya
un delito.
Cabe destacar, que este trabajo no refiere la figura de la incapacidad de resistir de las
victimas – adeptas cuando se trata de acciones delictivas contra sus bienes juridicos,
cometidas por parte del lider de la secta. El trabajo relata la manipulación de las creencias
religiosas de los integrantes del grupo con fines expresamente instrumentales, o en otras
palabras, define la autoria mediata de los fieles quienes llevan a cabo acciones delictivas con
una fuerte noción y en defensa del dogma implantado, afectando la comunidad de la que
disienten ideologicamente.
Asimismo, la instrumentalización del adoctrinado se establece en otro antecedente
investigativo titulado ―Evidencias de manipulación psicológica coercitiva en terroristas
islamistas‖ por los autores Trujillo, Ferran, Jiménez, & Ramírez (2009), donde se trata la
violencia de los adeptos yihadistas y se establece que:
(…) la radicalización violenta yihadista es fruto de un proceso de manipulación psicológica
dirigido sistemática y conscientemente por un líder carismático, muy similar al que se pueda
producir en un grupo sectario o totalitario (…) Así mismo, (…), el terrorismo suicida se explica
por el alto nivel de ―adoctrinamiento‖ de las personas que se inmolan. Dole (2006) también
encontró una cierta relación entre la radicalización violenta yihadista y la aplicación de distintas
técnicas de manipulación psicológica, concluyendo en su investigación que en Al Qaeda existían
altos niveles de ―abuso psicológico grupal‖, similares o superiores a los mostrados por algunos
grupos ―sectarios‖ altamente destructivos (p. 3).
En este sentido, el texto anterior defiende que la violencia yihadista se deriva de un
proceso de manipulación psicologica que requiere de un lider ―carismatico‖ que
instrumentaliza a los integrantes de esta célula terrorista, estos finalmente toman una
conducta radical, beligerante y suicida con la idea de que están actuando conforme a los
mandatos de sus lideres, especialmente de Alá y su profeta Mahoma. Esta circunstancia
ideológica no observa la legalidad pues según sus creencias, su conducta violenta esta
legitimada politica y espiritualmente. El estudio finalmente concluye, luego de un analisis
cuantitativo, que el comportamiento terrorista se debe al ―uso por parte de ciertos líderes
terroristas de dinámicas totalitarias de manipulación psicológica que podrían favorecer el

reclutamiento, adoctrinamiento y la radicalización violenta de las personas lideradas‖
(Trujillo et al., 2009, p. 12). Estas consideraciones también se relejan en la investigación
denominada ―Indicios de persuasión coercitiva en el adoctrinamiento de terroristas yihadistas:
hacia la radicalización violenta‖ de Trujillo, Ramírez, & Ferran (2009), donde se manifiesta
en similitud de términos que el adoctrinamiento y accionar de los terroristas nace de su
manipulación psicológica.
Por otra parte, el estudio de Nicolas Oxman (2015), profesor de derecho penal de la
Universidad Santo Tomás de Chile, aborda la incapacidad de resistir desde dos perspectivas,
la primera es fisica, encontrandose la victima del delito sexual en imposibilidad corporal de
evitar el delito, mientras la segunda es psicologica y de ella concluye que:
(…) la inclusión de comportamientos de abuso de superioridad y disminución de capacidades
psíquicas de la víctima –en lo que al Derecho penal sexual de adultos se refiere– debería ser una
cuestión necesaria de lege ferenda. Tal necesidad no puede servir para desnaturalizar de lege data
la esencia de las modalidades típicas del art. 361, abarcando casos en que una persona es
subordinada por una situación de dependencia con respecto al agresor por alguna circunstancia
como la existencia de un entorno intimidatorio, hostil, degradante, o bien, supuestos de
aprovechamiento de situaciones de vulnerabilidad, dependencia económica, afectiva o psicológica,
a consecuencia de adicciones, embarazos, trastornos de la personalidad, enfermedades mentales
que no alcanzan a un limitación absoluta de la capacidad de compresión del entorno, como del
sentido o contenido de los actos sexuales (Oxman, 2015, p.23).
Desde este punto de vista, se advirte que Oxman (2015) si bien estudia la incapacidad de
resistir como la incapacidad de oponerse, describe ésta como un acto de subordinación que
facilita la conducta sexual del agresor frente al manipulado, describiendo, entre otras, la
dependencia psicólogica.
La siguiente investigación, no profundiza en los delitos sexuales vistos desde la
manipulacion metal de las sectas religiosas, pero si se acerca al objeto de este estudio en
cuanto a la incidencia que tienen éstas en las creencias de las victimas de dicho punible,
actuar que se orienta a llevar a cabo los mandatos de los lideres de estos grupos. El estudio
titulado ―Fundamentos de Psicología Jurídica e Investigación Criminal‖ del psicologo social
Anastasio Obejero Bernal (2009) concluye, entre otros aspectos, que:
(…) las sectas y otras organizaciones totalitarias tienen a su alcance técnicas muy poderosas de
persuasión coercitiva con las que consiguen eliminar la libertad, la personalidad y la identidad de
algunos ciudadanos en provecho propio, y las utilizan eficazmente de tal forma que, dentro de tales
grupos y organizaciones, el individuo desaparece como ser humano, ya que el ―lavado de cerebro‖
que se le hace destruye sus características más humanas como son la libertad, la responsabilidad, la
autonomía personal y la identidad personal, de tal forma que, en esas condiciones, a los líderes de
esos grupos les resulta enormemente sencillo conseguir de él todo cuanto pretenden, desde trabajo
duro durante muchas horas diarias al servicio de la secta o la organización, hasta, en algunos casos,
conductas abiertamente delictivas, (…). Todo ello no debería quedar jamás penalmente impune.
Porque es evidente que el comportamiento de las sectas, y no sólo el de los grupos terroristas, es
totalmente destructivo tanto para el individuo como para la propia sociedad, lo que se agrava dado
su carácter premeditado, ya que existe un diseño y una estrategia previos, desde fuera del propio
individuo, para obligarle a actuar a éste de una manera opuesta a las exigencias mínimas de los
derechos humanos. De ahí la necesidad y la obligación absolutamente ineludible e inexcusable
que, en mi opinión, debería tener todo psicólogo -y no sólo los psicólogos- de conocer estos
procesos y, sobre todo, de conocer y saber utilizar eficazmente las técnicas existentes para hacer
frente a cualquier intento de influencia coercitiva, venga de donde venga (sectas, publicidad, etc.).
Sin embargo, todo lo anterior plantea importantes problemas de tipo jurídico que a veces no
resultan fáciles de dilucidar. En efecto, (…) la problemática generada por las sectas coercitivas
puede conculcar muy diversos preceptos legales que deberían ser examinados en cada caso. El
núcleo fundamental del problema nos sitúa directamente en los delitos contra la libertad y en los
delitos de torturas, así como en otros delitos contra la integridad moral (…).
Por consiguiente, ―si partimos de que las sectas coercitivas cometen un delito sobre el sujeto
captado, la cuestión clave ahí es la aportación de pruebas y evidencias que lo demuestran
suficientemente ante la autoridad judicial. Y aquí entra en juego un elemento polémico al tratar de
probar la existencia de coacción-coerción: la radical discrepancia de juicio entre un adepto y un ex
adepto a la misma secta. Se entiende que hablamos de un ex adepto que, ya fuera del grupo,
denuncia las prácticas coercitivas aplicadas sobre él y, en general, sobre sus compañeros. Los
hechos ahora denunciados por el ex adepto no son percibidos así por el aún adepto, el cual los
interpreta como algo normal, justificable en tanto que castigo merecido, limitación necesaria,
autosacrificio, renuncia, etc. Una vez más, los mismos hechos no suscitan las mismas percepciones
ni reciben las mismas valoraciones. Lo que para uno son evidencias de la coerción, son para el otro
muestras libres y voluntarias de aceptación de una disciplina o de sometimiento incondicional a
una doctrina y a los mandatos de una jerarquía. La alegación de que la persona dio su
consentimiento y se prestó voluntariamente a determinadas prácticas es común encontrársela en los
casos de sectas coercitivas (p.383).
Atendiendo lo expuesto en el trabajo investigativo del psicólogo Obejero (2009), es
palmario concluir que sus reflexiones no aluden directamente a la incapacidad de resistir
cuando es ocasionada por líderes religiosos o bien dirigentes sectarios a sus víctimas en
delitos sexuales, sin embargo, si hacen referencia a esta circunstancia de forma indirecta,
pues refiere que es posible que el líder deje al adepto en una situación que no le permite una
salida mínima de individualidad ni de autonomía, de tal manera que se subsume a la ideología
del grupo, atentando contra su propia libertad, que incluye la facultad, sin influencias
externas, de dirigir su conducta conforme a su propia autonomía sexual. En este punto, es
importante resaltar que en los delitos cometidos mediante manipulación mental ―no puede
aceptarse jurídicamente el consentimiento de la víctima para exonerar de culpa a las sectas,
ya que tal argumento no tiene eficacia cuando vulnera algún principio constitucional, como el
de la dignidad de la persona o el pleno desarrollo de la personalidad‖ (p.385).

La siguiente investigación proviene de España del autor Maqueda (2004), y advierte que
un derecho penal democrático se encuentra restringido ante las prácticas de las sectas, aún
cuando tienen el carácter de destructivas, esta situación se refleja en la práctica judicial de la
cual señala:
(…) ofrece una visión muy distinta de la realidad del fenómeno sectario y de la amenaza que
pudiera representar para los derechos fundamentales de sus adeptos una intervención penal
decidida. Son datos decisivos, por ejemplo, que la norma del derecho italiano declarada después
inconstitucional no fue aplicada más que en una ocasión y, que, en nuestro país, por sorprendente
que pueda parecer, no exista condena alguna por proselitismo ilegal ni por coacciones en relación
a conductas probadas de manipulación psicológica y despersonalización que, bien claro
evidencian, que la voluntad de un individuo puede ser ―esclavizada‖ y la libertad moral
gravemente violentada. Tampoco han llegado a prosperar en la jurisprudencia española las
acusaciones por el delito de asociación ilícita en relación a grupos que habían evidenciado una
dinámica delictiva programada y mantenida en el tiempo por la que fueron condenados: en
particular, en algunos casos referidos a infracciones tan distantes del ejercicio de la libertad
religiosa o de conciencia como la práctica de abusos sexuales. Es posible que la razón de ser de ese
vacío de tutela se encuentre en la defectuosa técnica legislativa empleada en la regulación de esas
figuras penales pero lo que parece seguro es la desprotección injustificada en que se deja a las
víctimas de estos actos de proselitismo abusivo. Más allá, pues, de cualquier afán persecutorio, lo
que se pretende entonces es garantizarles una tutela personal (p.16).
Vale destacar de lo citado, la ausencia de voluntad que el fenómeno sectario deja en sus
adeptos y la impunidad generada por las fallas legilsativas del ordenamiento jurídico español.
Estas falencias son facilmente asimilables a las leyes y a la práctica judicial colombiana, que
no ofrece respuestas acertadas ante la manipulación mental, manifestada en el dominio de las
creencias de los integrantes del grupo, menos a la supresión de la voluntad y la autonomia en
los delitos sexuales, cuando los líderes de la secta los cometen poniendo a su victima en
incapacidad de resisitir, que a fin de cuentas subsume su deseo al mandato de su victimario.
Finalmente, existe una investigación colombiana que trata el concepto de sectas religiosas
frente al Derecho Penal, evidenciando las respuestas que éste ofrece al problema jurídico que
suscitan, sirviéndose de un marco conceptual comparado entre España, Francia y Colombia;
conluyendo, entre otros aspectos, que ―tras el adoctrinamiento llevado a cabo en la confesión
religiosa, se anula la voluntad del fiel, quien de acuerdo a está hipótesis se encuentra
imposibilitado el consentimiento de manera jurídicamente válida‖ (Martínez, 2012, p. 254)
En esta medida, se entiende que el consentimiento es anulado cuando existe manipulación
de las creencias de las victimas, inhibiendo su voluntad y evitando que actúen por sus propios
medios. Se advierte entonces, que este estudio trata los delitos sexuales cometidos en persona
puesta en incapacidad de resistir y con incapaz de resistir, enfatizándo en la pérdida de la
voluntad del sujeto pasivo quien se encuentra absorbido por el deseo de su agresor.
Se conluye en estos términos, que no existen investigaciones que desarrollen directamente
el tema especifico de este estudio, sin embargo, ofrecen insumos para el analisis del problema
jurídico planteado en el caso de la Iglesia Salem de Pasto, asimismo para determinar si el
carácter de la incapacidad de resistir en las mujeres víctimas de delitos sexuales puede ser
producto de la manipulación de sus creencias religiosas, mediada por la persuasión del
perpetrador.
Por otra parte, después de abordar las investigaciones referentes al tema tratado, es
pertinente ahora desarrollar un marco conceptual para el apoyo de la investigación y, de ese
modo, establecer un derrotero teórico que permita responder el problema formulado, en este
sentido, vale precisar que para identificar la incapacidad de resistir en las mujeres víctimas de
delitos sexuales, como una condición que puede ser producto de la manipulación de sus
creencias religiosas, es preciso establecer un panorama conceptual desde la perspectiva del

derecho y la psicología, y en este último campo, constituir el marco de definiciones respecto
a la dinámica psíquica ejercida por las sectas religiosas.
Primeramente cabe definir aquello que jurídicamente se entiende por capacidad desde la
visión técnica del derecho, considerándose ésta como la aptitud de la persona natural para ser
sujeto de derechos y obligaciones, y desde esta perspectiva, se divide en dos tipos:
(…) la capacidad de derecho, goce o adquisición y la capacidad de obrar de hecho o de acción. En
el primer supuesto se refiere a la titularidad del derecho, o capacidad jurídica: que la tiene toda
persona, y la segunda, la aptitud para el ejercicio de los derechos de que se es titular (o capacidad
de obrar: cuestión que depende de la situación personal de cada sujeto). La capacidad de derecho,
goce o adquisición, atributo esencial de la persona, existe por el solo hecho de ser tal, implica la
posibilidad de adquirir, tener, ser titular de facultades, derechos y deberes.
La capacidad de hecho, también llamada capacidad de obrar o de ejercicio, es la aptitud o
idoneidad para la realización de actos jurídicos eficaces, o sea, es la posibilidad que tiene una
persona de ejercitar por sí misma, sin la intervención de terceros, los derechos que posee y que le
han sido reconocidos por el ordenamiento jurídico, ésta, por consiguiente, no corresponde a toda
persona ni es igual para todas ellas, algunos la poseen plenamente, otros de forma restringida y
otros carecen totalmente de ella, (Galiano, 2013, p. 7-8).
En este entendido, la Capacidad se define como aquella aptitud que tienen los sujetos por
el hecho de ser personas, es decir, como un atributo de la personalidad jurídica, y en segundo
lugar, como una aptitud para la realización de actos jurídicos sin la intervención de terceros,
empero, cabe resaltar que estos dos tipos de Capacidad comparten una misma condición, y es
que los dos axiomas se constituyen como una aptitud, motivo por el cual, puede deducirse
que son sinónimos y por esta razón, debe desarrollarse este último término desde el ámbito de
acción mental del sujeto, o como lo trata el derecho, de la persona natural.
Carreras (s.f) desarrolla el concepto de aptitud abordándolo desde los procesos mentales
de conciencia, afirmando que:

Nace este concepto del contraste entre la energía actual y la energía potencial. Nosotros no sólo
tenemos conciencia de que realizamos una serie diversísima de actos en los sucesivos instantes de
nuestra vida que atravesamos, sino que además estamos firmemente convencidos de que podemos
a voluntad realizar en un momento posterior otros actos iguales o muy parecidos a ellos. Esta
conciencia de la posibilidad de actos futuros, iguales o parecidos a nuestros actos presentes, reposa
no en una mera hipótesis, sino en la posesión efectiva de un principio de acción, que utilizamos al
querer ejecutarlos. Designamos a este principio con el nombre de aptitud y le consideramos como
una disposición real de nuestro espíritu o de nuestro organismo para ejecutar una clase de acciones
de sentido determinado. De las aptitudes se puede hablar en sentido abstracto o general en
consideración a la índole misma de las actividades que mediante ellas se ejercen, bien sean físicas
o mentales, determinar su distinto grado de desarrollo y ponderar su respectivo valor en la vida
general del individuo; así nos referimos a la aptitud muscular y a la capacidad respiratoria, a la
aptitud retentiva y a la capacidad intelectual. En la vida real estas aptitudes de carácter general se
combinan a veces de un modo peculiar para la obtención de determinados fines y nacen entonces
aptitudes más complejas orientadas a fines concretos (p.32).
Por lo expuesto, cabe señalar que la aptitud, entendida como un sinónimo de Capacidad,
estructura un concepto complejo que abarca elementos más allá de un simple atributo de la
personalidad para gozar de derechos, contraer obligaciones y realizar negocios jurídicos sin la
intervención de un tercero, pues esta cualidad del sujeto, corresponde a un término integral de
conciencia para presuponer actos futuros conforme al aprendizaje de los actos presentes, y
orientar la acción de acuerdo a dicha idea, implicando la voluntad pura, tanto en la psiquis
como en el organismo.
Así las cosas, el concepto de aptitud contiene además dos factores que tienen el carácter de
innatos y adquiridos:
Entre los primeros se cuentan, ante todo, los hereditarios, o sea, las cualidades transmitidas por los
padres o recibidas a través de ellos, del sexo, de la raza y de la especie en general. Las demás
cualidades nativas que no pueden imputarse a la herencia, constituyen la peculiaridad o

característica individual. El conjunto de estos dos grupos de cualidades, integra el fondo innato del
individuo y constituye el caudal propio que cada uno aporta a la vida en el momento de nacer.
Este caudal encierra gérmenes y posibilidades de desarrollo que estallan en todo su vigor al
contacto de la personalidad incipiente con el medio que la rodea. Abrase entonces aquélla a toda
suerte de influencias y se deja ampliamente modelar desde fuera, al propio tiempo que va
exteriorizando su empuje y desarrollando por impulso espontáneo sus cualidades nativas,
(Carreras, s.f, p.34).
Con claridad, es el factor adquirido de la aptitud aquel que puede ser influenciado por
medios externos, dado que el genético ya está preestablecido, por tanto, la Capacidad está
mediada por variables internas y externas al organismo, las cuales orientan la conducta del
sujeto pues tienen parte en su aprendizaje, relacionando sus pensamientos, sus gustos, sus
inteligencias, y por lo tanto, hasta sus creencias religiosas. Entonces, la capacidad no puede
aceptarse como un concepto meramente externo, es decir, el de poseer derechos, obligaciones
y ejecutar actos jurídicos como actualmente la concibe el derecho, sino como uno de los
procesos cognitivos, que implica una serie de variables, las cuales pueden ser influenciadas
para dirigir las acciones de las personas.
Dicho concepto de capacidad en derecho, trae también una excepción, y es que cuando una
persona no ostenta la aptitud se predica como incapaz. Para Moisset (2012) la incapacidad se
define como ―el grado de ineptitud para ser titular de derechos y obligaciones que, para casos
especiales, determina la ley como limitación de la titularidad” (p.3). Entonces si es la ley la
que define a las personas incapaces, como efectivamente lo prescribe el Código Civil
Colombiano en sus artículos 1503 y 1504, el listado debe ser taxativo, puesto que se trata de
una limitación legal en el ejercicio de derechos y la adquisición de obligaciones, además,
estas deben contener supuestos enumerados y únicamente aplicables a los grupos de personas
que se encuentran en la condición prescrita por la ley, ya que ―las incapacidades de derecho
no surgen de considerar a la persona individualmente, sino que se trata de incompatibilidades

comunes a un grupo de personas ligadas por idéntica función o por análoga investidura o
estado‖, (Moisset, 2012, p.3). Ergo, no debe admitirse la simple analogía a casos concretos
que requieren un análisis integral y particular de la condición psicológica de la persona, por
ejemplo, cuando es víctima de un delito, ya que este es un ámbito relativamente complejo al
momento de determinar si el sujeto tiene o no la condición de vulnerabilidad psicológica.
Sobre la base de lo expresado, resulta pertinente destacar que la capacidad e incapacidad
antes descritas, son conceptos que actualmente se limitan a la titularidad de derechos y
obligaciones para la ejecución de actos jurídicos propios del derecho privado, como
efectivamente lo demuestra el Código Civil colombiano, y generalmente, son implementadas
por esta disciplina al tener un margen restringido de aplicación.
Por otra parte, refiriéndose a los delitos sexuales, la máxima autoridad de la justicia
ordinaria en Sala de Casación Penal, mediante la sentencia N° 18455 del 7 de septiembre de
2005 con ponencia del Magistrado Jorge Luis Quintero Milanés, manifestó que:
(…) se puede concluir que los bienes jurídicos tutelados son la libertad y la dignidad humana. En
cuanto al primero, es decir, la libertad sexual que no es otra cosa que la facultad y el derecho que
tiene toda persona humana para elegir, rechazar, aceptar y autodeterminar el comportamiento
sexual, cuyos límites serán los postulados éticos en que se funda la comunidad y el respeto de los
derechos ajenos correlativos.
En otras palabras, la libertad sexual es la facultad que tiene la persona para autodeterminar y
autorregular su vida sexual. Así, los delitos sexuales vulneran el derecho de la persona a disponer
de su propio cuerpo, y por lo mismo, su objeto de protección se determina en las acciones o fines
sexuales verificados mediante la fuerza, abuso, error y engaño.
Por su parte, la dignidad humana significa el respeto a la integridad de la persona, puesto que las
conductas punibles regladas bajo este acápite buscan preservar que los seres humanos se
conviertan en un elemento de sometimiento y desigualdad en el campo sexual, sin desconocerse
que la actividad sexual es un derecho humano.

El capítulo ―De los actos sexuales abusivos‖, y teniendo en cuenta las conductas punibles
consagradas en este capítulo, debemos concluir que las mismas buscan proteger el indebido
aprovechamiento de las especiales condiciones y circunstancias en que se encuentra la víctima, que
ponen en evidencia su incapacidad o imposibilidad para dar el asentamiento (sic) sexual o para la
comprensión del acto en sí mismo, puesto que el agresor se aprovecha de la inferioridad de aquella
para realizar la agresión sexual (p.17).
Por otra parte, debe señalarse que normativamente, la Ley 599 de 2000 tipifica entre los
delitos sexuales dos conductas que es preciso desarrollar, el acto sexual y el acceso carnal.
Respecto al primer tipo, vale decir que el Código Pernal no establece una definición
específica, ya que de acuerdo a su Título IV debe entenderse como aquella conducta diversa
del acceso carnal, o en otras palabras, como actos sexuales diversos, en los que, sin implicar
penetración, existe vulneración de la libertad, la integridad y la formación sexuales de la
víctima.
Haciendo alusión al alcance de esta conducta, la Corte Suprema de Justicia ha señalado
que se entiende por zona erógena ―toda parte del cuerpo susceptible de ser lugar de una
excitación sexual. Así mismo se ha destacado que aparte de la boca y de los genitales, que
son las zonas que más frecuentemente entran en contacto, otros sectores se convierten
igualmente y con facilidad en zonas de estimulación y excitación (senos,
cuello, nalgas, orejas, ombligo… )‖ (Corte Suprema de Justicia. Sentencia No. 30305 del 5 de
noviembre de 2008, p. 13).
En este mismo sentido, la Alta Corporación señaló que
(…) La doctrina ha destacado que el carácter erótico de una zona la da, en cierta medida, el
agresor, y se ha puesto el ejemplo de tocar los zapatos de una mujer o tirarle una trenza, para
imaginar un fetichista cuyo impulso sexual se orienta a esa clase de actos. Sin embargo, es preciso
no olvidar el fin lúbrico de la acción, (Corte Suprema de Justicia. Sentencia No. 30305 del 5 de
noviembre de 2008, p. 13).

Analizando los anteriores pronunciamientos de la Corte respecto a los actos sexuales
diversos, Buenahora, Benjumea, Poveda, Caicedo & Barraza ( 2010) concluyen que:
El acto sexual se configura entonces por acciones de connotación sexual que comprometen zonas
íntimas, sexuales o erógenas de la víctima o del victimario, y no circunscritas a los genitales ni a
tocamientos. Siendo estos los alcances del tipo queda sentado que no se deben exigir al mismo
elementos adicionales como huellas del acto sexual en la víctima, porque estos pueden perfilarse
aún sin dejar huellas, o en el victimario. Tampoco se requiere que el acto tenga una duración
prolongada en el tiempo, pues no puede afirmarse que un acto rápido no alcanza a vulnerar los
bienes jurídicos de la libertad, integridad y formación sexuales (p.58).
De esta forma, si bien es cierto, los actos sexuales no tienen una definición concreta en el
actual Código penal, deben entenderse como aquella acción que siendo diversa del acceso
carnal, tiene connotaciones y consecuencias sexuales, dependiendo eso sí, del carácter lúbrico
que en cierta medida dé el agresor y las zonas erógenas implicadas, las cuales no
necesariamente están ligadas al concepto de genitales.
En cuanto al delito de acceso carnal, debe referirse que este punible, a diferencia de los
actos sexuales diversos, si tiene una definición especifica en la Ley 599 del 2000 pues lo
establece en el artículo 212 como “la penetración del miembro viril por vía anal, vaginal u
oral, así como la penetración vaginal o anal de cualquier otra parte del cuerpo humano u otro
objeto‖ (Arboleda, 2011, p. 184). De modo que, en cuanto a su alcance la Corte Suprema de
Justicia ha establecido lo que debe entenderse por penetración tomando en cuenta cuatro
aspectos i) la profundidad de la misma; ii) las partes del órgano reproductivo femenino
comprometidas; iii) los objetos con que se realiza; y iv) la relación mecánica entre
penetración y eyaculación, (Buenahora et al., 2010, p. 60).
Atendiendo dichos aspectos, Buenahora et al. (2010) a la luz de los procesos N° 21691
del 17 de septiembre de 2008; N° 23790 del 7 de septiembre de 2006; N° 22203 del 23 de
mayo de 2007; N° 23027 del 13 de julio de 2006; N° 18727 del 6 de abril de 2005; N° 21691
del 17 de septiembre de 2008; N° 23027 del 13 de julio de 2006; N° 26682 del 4 de febrero
de 2009; N° 22579, sentencia del 22 de agosto de 2008 y N° 24900 del 18 de agosto de 2009,
concluye que
(…) respecto a la profundidad y las partes del órgano reproductivo femenino comprometidas, la
judicatura ha planteado que: la introducción del asta viril, puede ser parcial o total, y por vía oral,
anal o vaginal del mismo o heterogéneo sexo y que esta puede comprometer solo el introito
vaginal puesto que el introito vaginal hace parte de los genitales internos. Con respecto a los
objetos que se reconoce pueden penetrar sexualmente a la víctima, la Corte recuerda que además
del pene, la penetración puede realizarse con los dedos o elementos no corporales. Y, finalmente,
en lo relativo a la relación mecánica entre penetración y eyaculación, la Corte ha manifestado que
el delito de acceso carnal se configura simplemente con la introducción del asta viril en el cuerpo
de otra persona, no es necesario que para la consumación se tenga perfección fisiológica.
Por tanto, en lo relacionado con los rastros que puede o no dejar el acceso carnal la Corte
desestima como relevantes para eximir de responsabilidad al inculpado que no haya huellas de sí
mismo sobre la víctima, tales como: espermatozoides, fluidos o ADN.
En efecto, la Corte ha planteado que el acceso carnal no ―depende para su consumación de huellas
espermáticas, líquidos o fluidos genéticos para su estructuración. Por ello, el sentido hermenéutico
de la referida norma no está condicionado a un elemento objetivo (espermatozoides), como
tampoco está determinado por la existencia de rastros de ADN del autor en la víctima. Muchos
factores pueden influir para que no se encuentre este tipo de rastros, por ejemplo: penetración con
elementos no corporales, el paso del tiempo que hace que la prueba se pierda, la realización del
delito sin eyaculación o sin dejar rastros de ADN en el cuerpo de la víctima (p.61).
Como corolario de lo expuesto, se tiene que el Código Penal colombiano, si bien tipifica
las conductas de actos sexuales y acceso carnal, estos punibles deben entenderse desde la
interpretación y la definición que para ellos desarrolla el derrotero jurisprudencial de la Corte
Suprema de Justicia, que finalmente establece la configuración de cada uno de ellos. El
primero de acuerdo a las zonas erógenas afectadas y el ámbito subjetivo de los sujetos
implicados, y el segundo, relacionado a la penetración tal como se desarrolló líneas arriba, en
ese entendido, es importante señalar que la legislación penal colombiana consagra el acceso
carnal y acto sexual con persona puesta en incapacidad de resistir y con incapaz de resistir.
De otro lado, la figura jurídica de la incapacidad de resistir se encuentra consagrada
inicialmente en el artículo 207 del Código Penal, canon legal que enjuicia la conducta de
aquel ―que realice acceso carnal con persona a la cual haya puesto en incapacidad de resistir o
en estado de inconsciencia, o en condiciones de inferioridad síquica que le impidan
comprender la relación sexual o dar su consentimiento‖ (Arboleda, 2011, p. 184).
Nótese que el Código Penal Colombiano encuentra jurídicamente posible la conducta
penal descrita en el artículo 207, aludiendo que puede efectuarse también como la puesta en
estado de inconsciencia pues incluye este supuesto en esta condición de hecho, sin embargo,
se limita únicamente a consignar en el estatuto sustantivo, la acción que pretende castigar con
una consecuencia penal, omitiendo la definición o la descripción del punible. Por esta razón,
para definir o interpretar dicho mandato debe acudirse nuevamente a la interpretación de la
Corte Suprema de Justicia en la Sala de Casación Penal.
En la sentencia 23290 del 20 de febrero de 2008 el Magistrado Ponente Julio Enrique
Soacha Salamanca, se delimitó los alcances del acceso carnal en persona puesta en
incapacidad de resistir considerando:
En cualquiera de las formas señaladas en el tipo penal, en las cuales el agente coloca a la víctima
para poder ejecutar el coito o el acto sexual ilícitos, se menoscaba la capacidad de
autodeterminación de la víctima ora porque no alcanza a comprender la relación o no tiene
capacidad cognitiva para asentir libremente en su realización.
Así, la puesta en estado de inconsciencia es la perturbación de los procesos síquicos internos,
básicos o complejos, afectivos o intelectivos que impiden al destinatario de los agravios disponer,
en un momento determinado, de las facultades provenientes de su conocimiento y de su contexto

social, desquiciando su capacidad para asimilar estímulos y actuar de manera coherente con los
mismos.
Desde la perspectiva estrictamente jurídica, la inconsciencia es despersonalización, aunque
sicológicamente la víctima oponga relativa resistencia acorde con su inteligencia normal y su
afectividad constante, a las agresiones físicas o que atentan contra los principios y virtudes
forjados durante su existencia, es decir, para su configuración no se requiere que quien entre en ese
estado quede en el coma profundo, anterior a la muerte, sino que, simplemente, suficiente es la
alteración de la capacidad cognitiva que le impida comprender lo que ocurre a su alrededor.
Por eso es por lo que a pesar de que los trastornos de la conciencia son cuantitativos y cualitativos,
según sea la intensidad de la perturbación, sólo tienen consecuencias jurídicas los segundos, los
cuales abarcan la obnubilación, la somnolencia y el coma, provocados con el fin específico de
lograr el acceso carnal o realizar el acto sexual (p.28).
En el mismo sentido, la Corte ha explicado que puede ponerse en incapacidad de resistir al
sujeto pasivo cuando se lo somete a condiciones de inferioridad psíquica, situación que
compromete los grados de confianza entre el agresor y la víctima.
Buenahora et al. (2010) explicaron desde la perspectiva de la Corte Suprema de Justicia
que:
(…) se puede poner en incapacidad de resistir a una persona también poniéndola en inferioridad
psíquica, por ejemplo haciendo que esta deposite la confianza en el agresor a tal punto de no
comprender que la acción que este comete es un delito. Esto es posible en las situaciones en que al
sujeto activo se le reconoce poder o conocimiento, ya sea por su cargo en la sociedad o por su
profesión, como se da en la relación entre un funcionario público y una usuaria o entre la de un
médico y su paciente, entre otras.
Estas situaciones en concreto presentan una potencialidad para inducir a la mujer en error,
logrando que no se resista bajo el supuesto de estar en un procedimiento legal de rigor o en uno
médico o terapéutico, lo que la pone en una situación de inferioridad psíquica que sin eliminar por
completo la consciencia la disminuya en tal medida que impide a la víctima el entendimiento de la

relación sexual, cualquiera que sea la persona, edad, y demás circunstancias, o dar su
consentimiento (p.68).
En este punto, es pertinente destacar que en la sentencia 32872 del 24 de febrero de 2010
también con ponencia del Magistrado Socha Salamanca, se estableció que:
(…) la afectación relevante del bien jurídico que el delito de acceso carnal o acto sexual en
persona puesta en incapacidad de resistir pretende proteger ocurre en todos los casos en los que el
autor se vale de su autoridad, cargo, posición o carácter para colocar a la víctima en cualquier
estado de inconsciencia, incapacidad o inferioridad psíquica y, con ello, le impide comprender el
acto o acceso cometido (p.38).
En similar línea de argumentación, el artículo 210 del Código Penal establece el acceso
carnal y los actos sexuales con incapaz de resistir, estableciendo que incurrirá en pena de
prisión aquel que ―acceda carnalmente a persona en estado de inconsciencia, o que padezca
trastorno mental o que esté en incapacidad de resistir‖ (Arboleda, 2011, p. 184).
Aunque este punible retorna a la incapacidad de resistir, tampoco la define. El Magistrado
Julio Enrique Socha Salamanca a través de la sentencia 24055 del 6 de mayo de 2009,
citando el Auto de 25 de noviembre de 2008 con radicación 30546, nuevamente al referirse a
este concepto pero en torno al artículo 210 aludió que:
(…) los comportamientos de que trata el artículo 210 se materializan en persona que ‗esté en
incapacidad de resistir‘, estadio en el cual sus capacidades, posibilidades y realidades de respuestas
negativa o más claramente de oposición material frente al acceso carnal o actos sexuales diversos a
aquel, se hallan doblegadas por la voluntad impositiva del agresor, frente a quien la víctima se
encuentra a su merced, es decir, a su unilateral disposición (p.21).
Por lo expuesto, es posible entender, de acuerdo a la doctrina que ha desarrollado el
concepto de incapacidad de resistir, que esta:
(…) puede configurarse también por un estado anímico especial, no originado en ninguna
sustancia, que no necesariamente implica quedar paralizada en su esfera psicomotriz y que, a su
vez, es aprovechado por el victimario para inducir la realización de una actividad sexual, a la cual
la víctima no prestó su consentimiento libre, como la debilidad extrema o la anemia exhaustiva, la
hipnosis, la narcosis, el sueño profundo y en general todas aquellas hipótesis que le impidan
oponerse a las pretensiones sexuales del agente, sin que dentro de esta lista eminentemente
enunciativa pueda excluirse alguna, pues la condición idónea para que el punible tenga realización
está dada porque el sujeto pasivo no pueda enfrentar, esto es, no pueda resistir el acto abusivo
(Buenahora et al., 2010, p. 70).
Vale agregar, en cuanto a la puesta en incapacidad de resistir en el delito de acceso carnal,
que la Corte Suprema de Justicia también se ha referido a las particulares condiciones de la
víctima. Un claro ejemplo es la sentencia Nº 24955 del 27 de julio de 2006, donde precisó
que:
Según el perfil psicológico de la víctima, se trata de una mujer que acusa carencia afectiva y
sensación de abandono, manteniendo una relación de sometimiento con su esposo, quien la golpea
con frecuencia, expresando confusión y miedo frente a tocamientos de índole sexual, reflejando
además una personalidad con rasgos de dependencia y pasividad en una relación disfuncional
crónica (fl.34 c.o.2). Así, la condición de falibilidad psicológica y anímica de la víctima en este
caso, fue más que propicia para el designio criminal del imputado, quien aprovechando el proceso
de interacción, confidencialidad y entrega absoluta de confianza en que se edifican las relaciones
entre un médico y su paciente y que por lo mismo sitúan al galeno en una posición superlativa de
poder ante sus revelaciones -íntimas dada la especialidad en sexología-, no tuvo el menor reparo en
transgredir no solamente -y desde luego-, elementales principios deontológicos, sino el propio
Código penal, al emplear ese conocimiento -que en el propósito concebido hacía por completo
vulnerable a la víctima dada la condición psicológica, sexual y cultural destacada-, en procura de
obtener la satisfacción de sus propias necesidades emocionales, inclinaciones sexuales y actos
libidinosos (p. 21).
Así las cosas, y manteniendo el ejemplo anterior, se tiene que, con la puesta en
incapacidad de resistir se lleva a la persona a tal situación que le sea imposible comprender el
delito sexual y la seriedad de su realización, de hecho, la Corte Suprema de Justicia en

sentencia Nº 24096 del 6 de abril del 2006, con ponencia de Edgar Lombana Trujillo es aún
más clara en establecer que la relación sexual se da sin que la víctima pueda oponerse a ella,
no por la fuerza física o moral que se ejerce sobre ésta sino porque no es capaz de
comprender lo que está haciendo:
En efecto, el tipo penal de acceso carnal o acto sexual en persona puesta en incapacidad de resistir,
descrito como el que realice acceso carnal con persona a la cual haya puesto en incapacidad de
resistir o en estado de inconsciencia, o en condiciones de inferioridad síquica que le impidan
comprender la relación sexual o dar su consentimiento; constituye una especie de violación de las
previstas en el capítulo 1º del título IV del Código Penal que protege el derecho constitucional de
la libertad, integridad y formación sexual, sancionando a su autor por el hecho de impedir a la
víctima ejercer el derecho a la libertad sexual, comprendiendo como tal la facultad de disponer de
su cuerpo para fines erótico sexuales, lo que implica realizar o abstenerse de ejecutar cualquier
práctica que lo satisfaga desde ese punto de vista.
La situación de inferioridad síquica conlleva a que sin eliminar por completo la consciencia la
disminuya en tal medida que impide a la víctima el entendimiento de la relación sexual, cualquiera
que sea la persona, edad, y demás circunstancias; o dar su consentimiento.
Cabe destacar que este delito se diferencia de los de acceso carnal y acto sexual violentos en que
en ellos existe un choque de fuerzas entre los sujetos activo y pasivo decidido a favor del primero,
confrontación ausente en él en virtud a que la víctima no puede rechazar la relación no por la
presencia de violencia física o moral sino por la incapacidad de comprender la relación o por
carecer del poder de disposición del consentimiento debido al estado de inferioridad síquica en que
ha sido puesta por el sujeto activo.
La conducta ha de estar orientada a agredir la libertad sexual puesto que si el acceso carnal o el
acto sexual no tienen connotaciones lúbricas no se configura, situación que ocurre v. gr. en el caso
de la persona que es asaltada y el delincuente para cometer el delito hace contacto con los órganos
sexuales de la víctima, En consecuencia, de la ponderación que hasta ahora se puede hacer de las
circunstancias que rodearon la ejecución de la conducta se deduce que el procesado puso a la

menor en condiciones de inferioridad síquica impidiéndole reconocer el acceso carnal y oponerse
al mismo (p.55).
Al respecto, la Sala de Casación Penal de la Corte Suprema de Justicia, reitera en
providencia Nº 28649 del 3 de junio de 2009 con ponencia de Jorge Luis Quintero Milanés
que:
No obstante el ingrediente común para ambos comportamientos –el acceso carnal- la diferencia
entre ellos es ostensible, pues el primero es una de las modalidades violentas con que se comete la
conducta punible sobre una persona respecto de quien no pesa alguna circunstancia que denote
inmadurez sicológica o incapacidad para resistir, mientras que el segundo excluye la violencia en
torno al acceso carnal y la sustituye por un elemento distinto, cual es el abuso que se materializa al
someter al acto sexual o acceso carnal a una víctima que, por su estado psíquico -determinado por
su minoría de edad, inconsciencia o trastorno mental- o bien por no poderse resistir a la acción,
termina siendo víctima de la conducta punible (p. 26).
Ahora bien, debe entenderse en igual sentido, que existe también diferencia entre el delito
en persona puesta en incapacidad de resistir y el incapaz de resistir, ya que en la primera el
victimario además del acto sexual ejerce conductas tendientes a lograr que la víctima entre en
estado de incapacidad, mientras que en el segundo, la víctima ya se encuentra en estado de
incapacidad para el momento de comisión del ilícito.
Para entender mejor dicha diferencia, cabe resaltar un caso expuesto por Buenahora et al.
(2010), desde los supuestos analizados por la Corte Suprema de Justicia:
Se trata del caso de una menor que tras ser abusada sexualmente por su padre se dirige a la Fiscalía
a interponer la denuncia. El fiscal que la atiende le solicita que le permita verificar si es virgen; si
bien en un principio la niña se opone después de que el fiscal la tranquiliza accede al examen
propuesto. El fiscal procede ―a la verificación‖ introduciendo un dedo en su vagina y afirma que la
niña hacía rato había tenido relaciones. La niña se viste y el fiscal comienza a hacerle preguntas. El
fiscal de la investigación imputó acceso carnal abusivo con incapaz de resistir, el mismo por el
cual fue condenado por el juzgado de conocimiento. Sin embargo la Corte, respaldando la decisión
del tribunal de declarar la nulidad de lo actuado a partir del acta de imputación, consideró que los
hechos debían adecuarse al delito del artículo 207, puesto que valiéndose de su estatus el agresor
en su calidad de funcionario público la puso en incapacidad de resistir. La decisión del juzgado
traslada el análisis judicial a una calidad subjetiva de la víctima (que no tiene) y no centra el debate
en la intención del victimario de poner a la víctima en un estado de indefensión (p. 71).
Ahora bien, frente a lo mencionado ut supra, se tiene que el sujeto activo del delito de
acceso o de acto sexual en persona puesta en incapacidad de resistir es simple, indeterminado,
puede ser cualquier persona; mientras que la calidad de sujeto pasivo solo la adquiere la
víctima bajo determinados presupuestos: quien haya sido puesta en incapacidad de resistir, en
estado de inconsciencia o en condiciones psíquicas que le impidan comprender la realización
del acto sexual.
Finalmente, la doctrina ha generado su propia concepción del tema tratado, por ejemplo, el
tratadista Carlos Castro Cuenca (2011) manifiesta que son tres las modalidades en que puede
configurarse el delito mencionado, así:
(…) poniendo a la víctima en incapacidad de resistir, en estado de inconsciencia o inferioridad
psíquica. La primera se configura cuando el agresor sin que medie ningún tipo de acto violento o
de intimidación pone a la víctima en condición de incapacidad, de modo que se encontrará
consciente y en aptitud de realizar el acto sexual. La segunda modalidad, consiste en el
sometimiento de la voluntad de la víctima a partir de la manipulación del estado de inconsciencia,
la víctima en este caso no comprenderá la relación sexual y no la puede evitar. En el tercer caso la
víctima se encuentra en estado de inferioridad psíquica por medio de la manipulación psicológica o
estado de sugestión (p.256).
En suma, la puesta en incapacidad de resistir y la incapacidad de resistir, son alteraciones
en el sujeto pasivo del delito sexual, evidentemente en sus capacidades, posibilidades y
realidades de respuesta a la oposición material y mental del hecho generado por el sujeto
activo del punible, acarreando en consecuencia, pérdida de su voluntad pues ésta se encuentra
a disposición del agresor, por tal razón, el concepto de capacidad e incapacidad, desde la
visión del derecho penal, no puede entenderse como un concepto básico de adquisición de
derechos y obligaciones, sino como unas premisas integradas por elementos
interdisciplinarios, permeados por aspectos psicológicos y jurídicos, como quiera que en
estos dos conceptos se encuentran las aptitudes internas y externas del agente agredido, que
puede estar influenciado por el rol social de autoridad que ejerce su victimario, como es el
caso del papel que ocupa el pastor frente a los seguidores de una secta religiosa.
Pasando a otro concepto, el de Secta, debe señalarse que la definición requiere un análisis
detenido de todo el conjunto de elementos que lo componen, y el desarrollo conceptual de los
efectos psicológicos que éstas generan en sus adeptos, todo de acuerdo al contenido
bibliográfico pertinente, buscando articular su definición con el marco jurídico y doctrinal
precedente.
Así las cosas, históricamente se tiene que el vocablo secta es el resultado del devenir
cultural que por siglos ha tenido la religión en la sociedad. Ferran (s.f.) sostiene que existen
tres perspectivas para la definición de esta palabra, la etimológica, la lingüística y, en efecto,
la histórico cultural.
Respecto a la definición etimológica de Secta el autor sostiene que ―como las
correspondientes en otras lenguas romances -secte, setta, seita, en francés, italiano y
portugués- así como del alemán –sekte- y del inglés -sect, substituida casi del todo por cult-
se le atribuye una posible doble procedencia latina‖ (p.10) Primera ―sequor-sequi,
secutus/secutus /secuta (seguir, seguido/a) que reflejaría el seguimiento de los adeptos al
fundador o líder de la secta‖ (p.10) y segunda ―la otra posible derivación tiene su origen en el
término latino seco-secare, sectus/secta, alusivo a la separación de un grupo, religión o
ideología ya existente y más numerosa (p.10).
Por lo expuesto, si bien a la definición etimológica se le atribuye una doble procedencia

latina, debe destacarse que ambas no son excluyentes en vista a que hacen alusión a la
creencia común de los fieles, en este sentido, la primera se refiere a seguir al líder, mientras la
segunda, señala la separación de un grupo, religión o ideología.
Por otro lado, para la definición lingüística Ferran (s.f.) recurre al Diccionario de la Real
Academia para destacar diferentes acepciones al vocablo Secta así:
a. f. Conjunto de seguidores de una parcialidad religiosa o ideológica.
b. f. Doctrina religiosa o ideológica que se diferencia e independiza de otra.
c. f. Conjunto de creyentes en una doctrina particular o de fieles a una religión que el
hablante considera falsa (p.10).
Asimismo, el autor recogiendo el Informe a nombre de la Comisión de investigación
sobre las sectas del Parlamento francés de 1995 aborda la aproximación semántica del
término Secta en la lengua francesa y resalta que ―La noción de secta, incluso en el lenguaje
corriente, no es unívoca; varios niveles de análisis no son suficientes para testificar la
diversidad y la riqueza del concepto‖ (p.11.).
Finalmente, en la definición histórico-cultural de secta, Ferran (s.f.) entiende que ésta es la
―doctrina religiosa (y sus adeptos) que se aparta de la tradicional u oficial‖ es una noción de
uso cultural que se hizo popular a través de la historia con el dominio del catolicismo romano
en Occidente y la Iglesia Ortodoxa en Oriente‖ (p.11) agrega que:
Con el tiempo fue cargándose peyorativamente: los heréticos, los perversos doctrinales eran la
secta, constituían la secta. De hecho, herético deriva del griego hairesis que se relaciona con
herejía.
Esta definición tiene un punto crítico: es arbitraria, ya que se enfoca exclusivamente en aspectos
religiosos y clasifica como secta toda religión que no sea mayoritaria en una cultura determinada
(en Rusia los católicos romanos eran sectarios para la Iglesia Ortodoxa). Actualmente al ―error
doctrinal‖, inserto en este concepto de secta, se le añade la conducta peligrosa y antisocial, y de
ahí su uso como arma para descalificar otras religiones aunque sus conductas no sean nocivas. Se
transforma en una etiqueta, estigma que fomenta la intolerancia religiosa (p.12).
Por otra parte, debido al origen de la palabra Secta, se tiene que desde la teleología
cristiana según el teólogo Juan Bosh (1993) existen tres aspectos que facilitan la descripción
de una secta o grupo religioso marginal: la doctrina, la universalidad y el mundo.
Desde la doctrina, se relaciona con sectarismo a todo aquello que cabe dentro de la herejía,
que consiste en predicar a otro Jesús diferente al predicado por los apóstoles y sus evangelios
por el peligro que esto representa para la verdad del cristianismo (Bosch, 1993).
Desde la universalidad del mensaje cristiano, se habla específicamente de la palabra secta
según Bosch la predicación de Jesús fue universal y nunca pretendió crear un grupo aparte o
de personas escogidas, o una asociación ―sectaria‖, sino que por el contrario su intención fue
crear una comunidad en la que todos caben. Por éste motivo, cualquier grupo que pretenda
ser integrado únicamente por los elegidos o privilegiados, se clasifica como una secta (Bosch,
1993).
Si se tiene como referencia el mundo, se encuentra que el fenómeno sectario se caracteriza
por su voluntad de alejarse de éste, pues ya da por hecho que está plagado del mal y se
encuentra condenado (Ferran, s.f.).
Bosh, también aporta la perspectiva de otro teólogo desde la óptica protestante, Paul
Tillich, quién además establece la diferencia entre secta e iglesia manifestando que aquella
(…) consiste en la diferente manera de concebir lo ―incondicionado‖. La secta lo ve factible en el
nivel de las realidades finitas, particulares, en lo que teología llama la ley. La Iglesia, por el
contrario, sabe que lo incondicionado es gracia, no exigencia de la ley, y que su participación por
las realidades finitas y mundanas es siempre relativa; por eso se mantiene en el terreno de la
universalidad, abierto a todos, en todas las situaciones y a toda la realidad. (Bosch, 1993, p.27)
En este mismo sentido, también resulta necesario conocer la definición sociológica de
Secta, pues quedarse con la concepción meramente teleológica, haría de éste un estudio
totalmente sesgado. Según los autores de la sociología clásica Max Weber y Ernst Troeltsh
tomados por Ferran (s.f.), ésta se define de la siguiente forma:
Para Weber: ―Asociación voluntaria, cualificada (según su idea propia) de manera
exclusivamente religioso-ética, en la que se ingresa libremente cuando se es aceptado
libremente en virtud del crédito religioso que se ha logrado‖ (p.16).
Para Troeltsh: ―La unión libre de cristianos estrictos y conscientes que se reúnen como
verdaderamente vueltos a nacer y se separa del mundo, quedando limitados a pequeños
grupos, acentuando la ley en lugar de la gracia, estableciendo en sus círculos la regla
cristiana de vida del amor con mayor o menor radicalismo, preparando y esperando de esa
manera la venida del reino de Dios‖ (p.16).
Estos preceptos, han sido tomados como base por sociólogos contemporáneos, quienes
ahondan en el estudio de las Sectas y su prolífero surgimiento en la actualidad, desarrollando
más profundamente las concepciones de la sociología clásica.
Por otra parte, el sociólogo español Andrés Canteras (1992), define la Secta como:
(…) un fenómeno antropológico asociativo, objetivo y autoconsciente dotado de un simbolismo
propio, trascendente por excelencia, elitista y legitimado; que lo convierte en un producto
genuinamente sociorreligioso socialmente manifestado en un cuerpo de personas autoidentificadas
con el grupo, voluntariamente unidas bajo una doctrina común con carácter exclusioncita y
escindidas –objetiva y/o subjetivamente – de un cuerpo institucionalizado, social eclesial y/o
doctrinal más amplio, respecto del cual, infaliblemente se sienten y actúan de forma más o menos
crítica (citado en Ferran, s.f., p.18).
Ahora bien, actualmente la religión se manifiesta en la convivencia de diversos órdenes y
modos de creer, acordes con 4 modelos de creencia:
 El de la espiritualidad autosuficiente (no apoyado en organizaciones religiosas)
 El asociativo-sectario (sustitutivo de modelo ortodoxo eclesial y que busca estructuras
de creencias sustitutorias susceptibles de organizar y ordenar su ignorancia religiosa y la

pérdida de referentes doctrinales, en un marco cohesionado de dotar sentido y seguridad,
bajo fórmulas simbólicas o rituales.
 El estudioso científico-espiritual (búsqueda a partir de asignaturas aprendidas en
diferentes ofertas de conocimiento que constituyen aspectos parciales de la formación de
la conciencia definitiva religiosa del creyente en un torbellino de cursos y seminarios no
fácilmente integrables por la experiencia individual no autorizada ni asumible
económicamente por el estudioso).
 El de víctima sectario destructiva y del fanático religioso (el creyente que se abandona
al ideario de un grupo pseudorreligioso manipulador o sectario coercitivo) (Ferran, s.f.,
p.18).
Siguiendo en la misma línea, se encuentra que los estudiosos de la antropología, prefieren
no utilizar el término Secta, por la connotación peyorativa que a través de éste análisis se ha
detectado, razón por la cual, los antropólogos prefieren usar términos como nuevos
movimientos o nuevas formas religiosas.
De este modo, por parte de la antropología el estudio de estos grupos se centra
principalmente en el análisis de la pluralidad de procesos de construcción socio-simbólica de
la realidad, en el conocimiento de los nuevos contextos y formas de interacción social que
ponen en marcha las religiones emergentes, en los movimientos que desencadenan y en los
sorprendentes caminos para la hibridación cultural que a menudo propician, como por
ejemplo la pérdida de fuerza que el surgimiento de éstos movimientos genera en las
religiones institucionalizadas (Ferran, s.f.).
Por otra parte, se encuentra que desde la psicología, el estudio de las sectas se enfoca
en el análisis del ―comportamiento colectivo grupal‖ y de los ―procesos de influencia y
manipulación social‖ que utilizan éste tipo de grupos, que pueden tener o no un fin espiritual,
y los efectos positivos o negativos que acarrean en el individuo. (Ferran, s.f.).

De esta forma, se destaca que distintos académicos han generado en torno a las Sectas,
diversas formas de denominación y diferentes conceptos de las mismas. La psicóloga clínica
Margaret Singer se refiere al término Secta como:
(…) cualquiera de los numerosos grupos que han surgido en nuestra sociedad y que son semejantes
en el modo en que se originan, en su estructura de poder y en su régimen de control. Existen
diversos tipos de sectas: desde las relativamente benignas a aquellas que ejercen un dominio
extraordinario sobre la vida de sus miembros y emplean procesos de reforma del pensamiento para
influir en ellos y controlarlos (Ferran, s.f., p. 36)
Desde otra perspectiva, Singer (2009) hace la precisión de aquellos procesos que se dan al
interior de las sectas denominándolos como relaciones sectarias, las cuales se dan cuando una
persona induce intencionalmente a otra a volverse total o casi totalmente dependiente de ella
respecto de casi todas las decisiones importantes de la vida, e inculca en esos seguidores la
creencia de que ella posee algún talento, don o conocimiento especial.
El psicólogo Federico Javaloy (1997), hace referencia a un concepto interesante conocido
como ―las sectas destructivas‖ asumiéndolo desde una visión totalitaria que presenta dos
factores: el liderazgo y las técnicas de persuasión que emplean en sus adeptos. En esta
medida, sostiene que la doctrina es considerada como una verdad revelada, que además no
tiene discusión alguna ya que es absoluta y, seductivamente, responde a todos los problemas
de la vida. Ésta, afirma el autor, es una idea usada para atraer a los creyentes a convertirse y
se reproduce a través de un líder que ―representa a la divinidad‖ con plena autoridad y por
esta condición exige la total sumisión de los adeptos en cuerpo y mente.
Javaloy (1997) agrega que las técnicas de persuasión coercitiva, adoctrinamiento o lavado
de cerebro que emplean las Sectas son características históricas de los regímenes totalitarios,
y como corresponde, las consecuencias pueden ser devastadoras sobre las personalidades de
los sujetos que interactúan en el ámbito de la Secta pues no queda espacio para la
individualidad.
Entonces, concluye el autor, si aquello que identifica a una Secta destructiva es la
característica totalitaria, lo que define a sus integrantes es su fanatismo, o dicho de otro
modo, existe una cierta adhesión afectiva a una idea que claramente se comparte por todo un
grupo, que es absoluta y que trata de causar efectos eliminando cualquier obstáculo que
interfiera en la ejecución de sus objetivos. Por esta razón, los adeptos tienen solo creencias
que se consolidan emocionalmente, y en consecuencia, defienden, de forma activa y
dinámica, una idea que no admite objeciones (absoluta) que se predica ser la única y
verdadera en la vida y esto los transforma en intolerantes con cierta tendencia a destruir lo
que contradiga sus ideales, haciendo que la violencia hacia sí mismo y la sociedad se torne
inevitable (Ferran, s.f.).
Asimismo, Javaloy (1997) haciendo énfasis en el totalitarismo reitera que es la
característica más visible de éste tipo de grupos, donde se absorben las capacidades del
individuo y se hace de él un instrumento útil. Así, el psicólogo señala que existen Sectas
Totalitarias que ya son una forma extrema de instituciones totales, o desde otra perspectiva,
son organizaciones absolutistas cerradas que exigen a sus miembros llevar una vida aislada
de la sociedad, imponiéndoles reglas y mandatos de los que no pueden escapar. De esta
forma, se organizan como sistemas que requieren realizar sus propios objetivos reforzando
sus tendencias extremistas de control y absorción.
De modo que, la Secta Totalitaria es una institución absolutista y voraz por sus exigencias,
pues requiere de sus integrantes la entrega y adhesión total sin ningún tipo de condiciones,
monopolizando sus posibilidades individuales y su fidelidad. Se alimenta de su personalidad
en todas sus facetas y engulle o normaliza cualquier interés o actividad del individuo a las
tendencias del grupo bajo lealtad exclusiva que disuelve cualquier vínculo ajeno al grupo,
trayendo como resultado el abandono de sus relaciones familiares y de amistad, sin importar,
a voluntad del líder sectario, que estos sean traicionados (Javaloy, 1997).
En esta misma línea de argumentación, otro aporte conceptual importante lo realiza
Rodriguez (1997) quien desarrolla el concepto de Secta Coercitiva, sosteniendo que ésta se
entiende como un grupo totalitario que emplea tecnicas coercitivas en su tarea de persuasión,
a ello le suma que, ésta emplea la manipulación y el control para captar a sus miembros y
conseguir su entrega, por un lado a los objetivos del lider religioso o por otro a la doctrina
que se les impone, provocando dependencia. Y esto, según señala el autor, sirve para
cuestionar la identidad del sujeto y le crea un vacio que trae como consecuencia su
transformación al punto de cambiar su identidad.
Este tipo de Sectas, como señala Rodríguez (1997), se impone sobre la voluntad
independiente del creyente gracias a la coerción o presión a la persuasión, limitando las
libertades individuales y esto se logra con el uso de la amenaza, el miedo, la presión moral, y
otras formas de castigo y humillación bajo la inducción psicológica y además la coerción
social en el ambiente o entorno del adepto, como las presiones grupales, colectivas o
institucionales que tienden a generar mejores resultados que la dominación física pues son
menos evidentes y no es fácil comprobarlas.
Teniendo ya en cuenta los diferentes tipos o concepciones de sectas que pueden
presentarse, es pertinente traer a conocimiento, algunas de las técnicas de persuasión
coercitiva que son utilizadas por éstas para ejercer algún tipo de dominio sobre sus
seguidores. Desde esta perspectiva, Ferran (s.f.) destaca las siguientes:
Técnicas de tipo ambiental
Estas las define desde cuatro aspectos: el aislamiento, el control de la información, la
creación de un estado de dependencia existencial y el debilitamiento psicofísico:
AI SLAMIENTO: ésta técnica, consiste en apartar al sujeto del mundo exterior, alejarlo de su
modus vivendi anterior al ingreso de la secta. Se trata de un aislamiento psicológico, social y del
mundo físico del individuo, generando de ésta manera que la persona se aleje de sus seres
queridos, de sus creencias y valores previos, y de su propia historia (p.47).

CONTROL DE LA INFORMACIÓN: al sujeto se le empieza a restringir su acceso a los medios
de comunicación y a cierta información. Se somete al individuo a una reinterpretación conveniente
de los hechos externos, muchas veces sin el sustento de la misma. También se ejerce un control
sobre la educación infantil del grupo (p.47).
CREACIÓN DE UN ESTADO DE DEPENDENCIA EXISTENCIAL: En la medida que el
individuo delega la responsabilidad de sí mismo en la secta coercitiva, el grupo acaba asumiendo
sus necesidades existenciales: comida, forma de vestir, lenguaje, expresión y hasta los detalles más
nimios de la vida personal. Consiste en entregar a la SC su capacidad sobre su propia
supervivencia (p.48).
DEBILITAMIENTO PSICOFÍSICO: Gira en base a tres sistemas de provocar el debilitamiento:
uno es la imposición de un régimen de alimentación empobrecido mediante una dieta insuficiente
o desequilibrada; otro es la limitación de las horas de sueño; y el tercero consiste en la explotación
de la energía hasta el agotamiento físico y psíquico (p.48).
Técnicas de tipo emocional
Ferran (s.f.) distingue las siguientes:
ACTIVACIÓN EMOCIONAL DEL GOZO: se trata de llenar al sujeto de sensaciones de amor,
felicidad, gozo, bienestar, prosperidad, etc.; causando que éste se olvide de su pasado y se
convenza de que llegó el momento de convertirse (p.48).
ACTIVACIÓN EMOCIONAL DEL MIEDO, LA CULPA Y LA ANSIEDAD CON LA
APLICACIÓN SELECTIVA DE PREMIOS Y CASTIGOS: se genera un círculo de culpa-
confesión-pena o castigo que se presta a una manipulación muy fuerte hasta el punto de ser
controlador estricto de la propia conducta y la de los otros (p.49).
Técnicas de tipo cognitivo
Ferran (s.f.) destaca que este tipo de técnicas se define desde la denigración del
pensamiento crítico, el uso de la mentira y el engaño, la demanda de condescendencia e
identificación con el grupo, el control de la atención, control sobre el lenguaje: y la alteración
de las fuentes de autoridad, cada una de ellas las trata como sigue:
DENIGRACIÓN DEL PENSAMIENTO CRÍTICO: directa o indirectamente se atenta contra la
capacidad individual de raciocinio (p.49).
USO DE LA MENTIRA Y EL ENGAÑO: al iniciar la captación de seguidores, se oculta la
verdadera finalidad de la secta (p.49).
DEMANDA DE CONDESCENDENCIA E IDENTIFICACIÓN CON EL GRUPO: se tiende a
convertir al individuo en un integrante más de la maza, procurando en lo posible de generalizar su
pensamiento con el del resto del grupo (p.49).
CONTROL DE LA ATENCIÓN: se enfoca en tener al individuo ocupado la mayor parte del
tiempo en la práctica de la doctrina de la secta (p.49).
CONTROL SOBRE EL LENGUAJE: muchas sectas procuran que sus adeptos tengan una forma
homogénea de expresión, al extremo que muchas de ellas terminan creando sus propios
diccionarios (p.50).
ALTERACIÓN DE LAS FUENTES DE AUTORIDAD: el título de autoridad de la secta está en
cabeza del líder y su doctrina (p.50).
Técnicas de inducción de estados disociativos
En esta categoría Ferran (s.f.) distingue aquellos que causan la alteración del estado de
conciencia y entre estos desarrolla los siguientes:
a) El uso de cánticos, mantras y el denominado ―hablar en lenguas‖ (p.50).
b) El empleo de diferentes sistemas de meditación, oración y de prácticas de no pensar
(p.50).
c) Los procedimientos de hipnosis y los rituales de renuncia al pasado (p.50).
d) El aislamiento y la privación sensorial (p.50).
e) La sobrecarga sensorial (p.50).
f) El debilitamiento psicofísico (p.50).
g) El desarrollo de tareas monótonas y repetitivas, las estimulaciones rítmicas y las danzas
(p.50).
h) El uso de drogas (p.50).
Por otra parte, la psicóloga Margaret Singer, afirma que éste tipo de técnicas,
denominados también programas de reforma de pensamiento, tienen como finalidad
desestabilizar la percepción misma del individuo, alterar su cosmovisión y aceptar una nueva
versión de la realidad, desarrollando en la persona una dependencia tóxica a la secta. (Singer,
2009).
Asimismo, es muy común que las sectas busquen que el individuo se convierta en un mero
instrumento siempre dispuesto a servir al líder y a su grupo, por eso exigen de él un
compromiso total, con dependencia psicológica-adictiva, y lo incapacitan para llevar una vida
autónoma (Javaloy, 1997).
En suma, los efectos que generan estas sectas en sus adeptos son muy variados. A nivel
psicosocial se presenta incapacidad de la persona para ejercer una vida autónoma y tomar
decisiones; relación de dependencia, adicción a la institución; incapacidad para el ejercicio de
una vida social y profesional independiente del grupo. A nivel psicopatológico, pueden
presentarse en aquellas personas que logran apartarse de la secta, consecuencias ligadas a la
―Reacción mayoritaria, Psicosis reactivas de tipo esquizoafectivo, Trastorno por estrés
postraumático, Trastornos disociativos atípicos, Ansiedad inducida por relajación y
reacciones varias, entre las que se incluyen ansiedad, automutilación, fobias, suicidio y
homicidio‖. (Langone, 1994)

Objetivos
Objetivo general
Determinar si el carácter de la incapacidad de resistir en las mujeres víctimas de delitos
sexuales, puede ser producto de la manipulación de sus creencias religiosas desde el estudio
del Caso de la Iglesia Salem de la ciudad de Pasto.
Objetivos específicos
Examinar los elementos teóricos que desarrollan la incapacidad de resistir en las mujeres
víctimas de delitos sexuales desde la perspectiva del derecho y la psicología.
Explorar las experiencias y vivencias religiosas de las mujeres víctimas de delitos sexuales
en el caso de la Iglesia Salem de la ciudad de Pasto.
Identificar la naturaleza jurídica y psicológica de la condición de incapacidad de resistir de
las víctimas en el caso de la iglesia Salem, al momento de la comisión del punible, en
consecuencia, los efectos frente a la administración de justicia en la ciudad de Pasto.

Metodología
Tipo de estudio
La presente investigación es de corte cualitativo. De acuerdo con Hernández,
Fernández y Baptista (2014), ―la investigación cualitativa se enfoca en comprender los
fenómenos, explorándolos desde la perspectiva de los participantes en un ambiente natural y
en relación con su contexto‖. El enfoque cualitativo para la presente investigación se
seleccionó en atención a que se busca comprender la perspectiva de las mujeres víctimas de
abuso sexual, caso Iglesia Salem, acerca de sus experiencias y cómo las perciben
subjetivamente, a partir de audios contenidos en CD que recogen sus declaraciones rendidas
en juicio oral en audiencia pública, que de acuerdo con la legislación colombiana se
constituyen en documentos.
Tipo de diseño
Diseño narrativo, por cuanto según los autores en cita se ―pretenden entender la
sucesión de hechos, situaciones, fenómenos, procesos y eventos donde se involucran
pensamientos, sentimientos, emociones e interacciones, a través de las vivencias contadas por
quienes los experimentaron‖. Asimismo, ―se centran en ―narrativas‖, entendidas como
historias de participantes relatadas o proyectadas y registradas en diversos medios que
describen un evento o un conjunto de eventos conectados cronológicamente (Czarniawska,
2004, citado por Hernández, Fernández y Baptista 2014).
Recolección de datos
Para la recolección de los datos se utilizaron los audios (documentos) en que se recogen
las declaraciones rendidas en juicio oral en audiencia pública.
Lo anterior, de acuerdo a Hernández, Fernández y Baptista (2014) en lo concerniente a
las herramientas de recolección de datos en los diseños narrativos, siendo útiles para el
análisis del discurso.

Regularmente se utilizan como herramientas de recolección de los datos a las entrevistas,
documentos (cartas, diarios, elementos en internet —mensajes o fotos en redes sociales— y
electrónicos—comunicados vía teléfono móvil—, etc.), artículos en prensa, imágenes, audios y
videos, artefactos, expresiones artísticas y biografías y autobiografías o historias de vida. En
ocasiones, se consideran diferentes evidencias de cada participante sobre el planteamiento o
fenómeno para desarrollar la narrativa individual (tal sería el caso de analizar una entrevista
videograbada, documentos producidos, fotografías y objetos personales) (p. 488)
Participantes
Propiamente no se puede hablar de participantes. Se acudió a unidades de análisis de
cinco mujeres que comparecieron al proceso penal por el caso de la Iglesia Salem de Pasto,
en calidad de víctimas.
Fases
La presente investigación se llevó a cabo en tres fases. Fases I (documental), Fase II
(análisis de las narrativas), y fase III resultados- discusión, conclusiones y elaboración del
escrito final.
Desde esta óptica, cabe señalar que esta investigación recoge las experiencias de las
víctimas del delito sexual para comprender su estado mental al momento de la comisión del
punible, y de esta forma subsumir las fases I y II en aras de alcanzar los objetivos propuestos
en la tesis en una fase de resultados y discusión.
El análisis documental se desarrolló en cinco acciones, a saber:
Rastrear e inventariar los documentos existentes y disponibles; y clasificar los
documentos identificados; Seleccionar los documentos más pertinentes para los propósitos
de la investigación;
Leer en profundidad el contenido de los documentos seleccionados, para extraer elementos
de análisis y consignarlos en "memos" o notas marginales que registren los patrones,
tendencias, convergencias y contradicciones que se vayan descubriendo;

Leer en forma cruzada y comparativa los documentos en cuestión, ya no sobre la totalidad
del contenido de cada uno, sino sobre los hallazgos previamente realizados, a fin de
construir una síntesis comprensiva total, sobre la realidad humana analizada (p.19).
Así las cosas, luego de realizar las acciones correspondientes y partiendo de un análisis
estructural y sistemático de varios textos con información normativa, jurisprudencial y
doctrinal en torno a la temática planteada, es posible identificar teóricamente el contexto de
las personas objeto de análisis y conocer su rol en la situación social específica, que en este
evento se trata de las víctimas de delitos sexuales, con una condición especial, y es que deben
estar sometidas por su agresor (líder religioso) a una situación de incapacidad de resistir.
Desde esta óptica, cabe señalar que esta investigación recoge las experiencias de las
víctimas del delito sexual para comprender su estado mental al momento de la comisión del
punible, y de esta forma subsumir las fases I y II en aras de alcanzar los objetivos propuestos
en la tesis en una fase de resultados y discusión.

Resultados
El desarrollo de esta fase corresponde a la exploración de las experiencias y vivencias
religiosas de las mujeres víctimas de delitos sexuales en el Caso de la Iglesia Salem de la
ciudad de Pasto, de modo que, antes de presentar las experiencias de las víctimas es
pertinente señalar que se mencionan sus nombres primeramente teniendo en cuenta que son
mayores de edad y, enseguida, como punto central, que se trata de un proceso en el cual se
profirió sentencia de primera instancia , lo que lo hace público y, en ese sentido, aplicable al
presente estudio puesto que se abordan las vivencias desde el proceso penal concluido en una
primera instancia.
Es así que, se presenta como herramientas de estudio las entrevistas realizadas a cinco
mujeres mayores de edad: Karen Sánchez, Alejandra Cabrera, Luz Dary Velázquez, Ángela
Alvarado y Natalia Villota; quienes pertenecieron al denominado Ministerio Apostólico,
Profético y de Guerra Salem de la ciudad de Pasto en diferentes periodos de tiempo. En las
entrevistas se abordó su experiencia personal y vivencias desde su ingreso hasta su retiro,
luego de ser víctimas de delitos sexuales por parte del pastor Álvaro Gámez.
En la experiencia de las entrevistadas, es posible avizorar su sujeción ante la doctrina que
impartiera el pastor Gámez y la influencia de la importancia de la opinión que él tuviera
frente a diversos aspectos. Si bien, se piensa que aspectos de la vida netamente personal son
privados y por lo tanto, no hay forma de tener conocimiento de ellos, es el concepto de
dependencia, sumisión y obediencia que se implantó en estas personas, aquel que lleva a
considerar una obligación de revelar la vida personal y solicitar aprobación de ésta a la figura
que ellos identifican como líder; lo anterior se refleja en lo expresado por Luz Dary
Velázquez de la siguiente forma:
(…) yo le consultaba todas mis cosas, ¿por qué?, porque él decía un verso ―sujetaos a
vuestros pastores‖ y decía que uno tiene que sujetarse y contarle todo, porque si uno hacía
las cosas que uno quería, que uno pensaba, le iba mal, y yo iba a salir mal y no iba
prosperar en lo que iba a hacer, que él tenía el consejo correcto para las personas, porque
también utilizaba un verso diciendo ―pastores que os apacienten con ciencia e
inteligencia‖. Él tenía el consejo correcto. Otra de las cosas, que si uno no se sujetaba, no
se acercaba, era porque uno quería hacer lo que uno quería y eso era pecado. (Pág. 6)
La obediencia y total sumisión de la cual se hace mención anteriormente se dirige
expresamente a la figura de mayor autoridad dentro de la iglesia Salem, en este caso el Pastor
Álvaro Gámez. En las entrevistas es posible percibir la estructura de la jerarquía que se
presentaba internamente para los seguidores de Salem, misma que es descrita con mayor
detalle por parte de Karen Sánchez de la siguiente forma:
(…) es muy piramidal la estructura que se maneja interna dentro de Salem, donde el señor
Álvaro Gámez está en la punta, donde él es el que decide, él es el que manda, él es el que
ordena, él es el que decide sobre la vida de los demás y entonces él está sobre todos.
Debajo venía su familia, su esposa, sus hijos. Debajo estaba este hermano de él (…)
debajo venía como un grupo de personas que éramos como los de más antigüedad dentro
de ese lugar. Y bueno después venían casi en el mismo lugar, la cuestión del grupo de las
profetas, venían los pastores, venían líderes, venía el resto de la gente, abajo. (Pág. 5)
Por su parte, Natalia Villota además de describir la jerarquía, puntualiza en la forma de
autoridad y el tipo de doctrina que el Pastor Gámez infundía en su iglesia:
(…) Otra palabra que él siempre decía era que no se puede tocar al ungido de Jehová,
Gámez decía ―yo soy el ungido de Jehová y a mí me protege Dios‖ y él nos pintaba la
pirámide jerárquica del Ministerio Apostólico, Profético y de guerra Salem de la siguiente
manera: estaba Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo y estaba Gámez, Álvaro
Gámez, no había ni siquiera otra persona sobre Gámez, era él (sic). Por lo tanto esa
jerarquía se quedó en mi mente desde que tenía muy pocos años. (Pág. 7)
(…) siempre tengo en mente lo que Gámez predicaba, que era un tema relacionado con la
obediencia absoluta a Dios, a su palabra; la obediencia absoluta al ungido de Dios, que en
este caso era Álvaro Gámez porque no había otra persona superior a él. (…) Entonces
nosotros éramos exigidos a creer, exigidos a creer en lo que Gámez decía, lo que Gámez
predicaba, y también predicaba acerca de obediencia, de la sujeción, predicaba acerca de
morir, de pagar un precio, de morir a nuestra carne para que Cristo crezca en nosotros,
escuché prédicas acerca de lo que nos ocurría. Había un tema que siempre recuerdo que
era ―bendiciones a causa de la obediencia‖ y también ―maldiciones a causa de la
desobediencia‖ u obediencia a la palabra que Gámez predicaba. (Pág. 5-6)
Profundizando en las vivencias de las entrevistadas es notorio el grado de sometimiento en
el que se encontraban en esta Secta, lugar donde ellas permanecían la mayor parte de su
tiempo, llevándolas incluso a abandonar definitivamente proyectos personales como los
estudios universitarios u otras actividades que se desarrollaran por fuera de ésta, tal como se
puede percibir en la experiencia de Ángela Alvarado:
(…) Todo el tiempo lo utilizaba allá, mi vida era allá, ese lugar, no tenía más expectativas
de la vida. O sea, mi profesión quedó a un lado, mi familia quedó a un lado, todo se había
vuelto, mi eje central era estar allá, servir, buscar más de Dios, ser agradable a Dios, hasta
el punto en el que cuando yo estuve en la universidad yo no dejaba que ningún hombre se
me acercara.‖ (Pág. 12-13)
Uno tenía la orden de orar, temprano en la madrugada, porque esa era mi instrucción
bíblica, orar en la madrugada. En las mañanas había grupos de intercesión, en el medio día
de pronto una comida. (…) En la noche, lunes, martes eran días de supervisión; los
miércoles en la noche culto, jueves en la mañana a las 5:00 AM culto hasta las 9 de la
mañana más o menos. Después de esto, hablar con Gámez, habían reuniones de
supervisoras, jueves en la noche culto, tenía que estar 5 o 5:30, también tenía que tomar
clases de bajo. Viernes a mediodía, sábados a las 5 de la mañana, sábados a las 6 de la
tarde. Domingos a las 7 de la mañana y en la tarde supervisión y en la noche también,
habían reuniones de supervisión (…). Y mientras no estuviera haciendo eso, tenía que
estar orando. (Alejandra Cabrera, pág. 5)
Por otra parte, el aislamiento era una de las situaciones más recurrentes en el diario vivir
de los adeptos de Salem; existía total control sobre la información que estaba permitida en
medios de comunicación y reglas estrictas respecto al contacto con personas que se
encontraran por fuera del Ministerio. Estas exigencias son evidentes en la experiencia dentro
Salem por parte de las entrevistadas, quienes después de su retiro, son conscientes de la vida
que llevaban dentro de su iglesia:
(…) pertenecer a algún tipo de red social, hablar con personas fuera de la iglesia, ver
televisión, leer libros, aunque sean cristianos, ver canales aunque sean cristianos; el canal
Enlace tampoco se podía ver, no podía escuchar música, ni siquiera música cristiana, tenía
que escuchar la música que solamente se tocaba en Salem. (Alejandra Cabrera, pág. 22)
Desde mis 8 años, yo ahorita a los 22 años que salgo vengo a saber qué es una vida social
(…) siempre era apartada, no podía ir a un gimnasio, una discoteca, un cine con un
compañero, un amigo, ni con una amiga, simplemente con la gente que asistía a Salem y
las actividades eran esas, reunirnos, tocar la alabanza, hacer la alabanza, la danza…
(Natalia Villota, pág. 29)
De esa forma, el uso de diversas técnicas de presión y persuasión psicológica aplicadas a
los seguidores de esta iglesia llevó, en consecuencia, a la entrega total de éstos a la doctrina
de su líder, Álvaro Gámez tal como se evidencia en lo reseñado por Karen Sánchez:
―Yo lo miraba como el ungido, como el representante de Dios aquí en la tierra, lo miraba
como un papá, (…) me hacía ver a mis papás como lo peor, que mi mamá era una idólatra,
mi padrastro era una persona que estaba mal con Dios, que por eso le iba mal, que él
estaba ocultando cosas y por eso le iba mal y que él era mi padre espiritual y por eso debía
obedecerlo a él.‖ (Luz Dary Velázquez, pág. 4)
(…) según el adoctrinamiento de Gámez, nosotros nos contaminábamos, entonces no
podíamos andar con gente que no fuese cristiana, ni siquiera con nuestras familias, ni
siquiera si nuestras familias no eran creyentes, nosotros no podíamos tener contacto con
ellos.‖ (Karen Sánchez, pág. 12)
Asimismo, aplicando técnicas coercitivas emocionales, como la inclusión en un grupo de
―elegidas‖ el Pastor Gámez logró que las entrevistadas accedieran a participar de prácticas
denominadas por él como ―ministraciones‖, mediante las cuales se consumaron los actos
sexuales y accesos carnales al interior del grupo; esta situación se verifica en las entrevistas
de Alejandra Cabrera y Ángela Alvarado:
(…) Me dijeron entonces que tenía que seguir leyendo, que estaba bien, que Dios hace ese
tipo de cosas. Que el versículo que dice ―y su bandera sobre mí, fue amor‖ quería decir
que era Cristo teniendo relaciones con su esposa que es la iglesia y que eso está bien, que
eso no estaba mal, porque no era este señor Álvaro Gámez, que era Dios a través de él y
que así íbamos a recibir bendiciones y que íbamos a recibir muchas cosas y que íbamos a
liberar a nuestra familia de problemas económicos, que nunca más habría sufrimiento para
nosotras.‖ (Alejandra Cabrera, Pág. 8-9)
(…) para más o menos octubre, me llevaron a una reunión… de personas muy importantes
para Dios, las personas que estaban más cercanas a Dios, y yo ya era parte de eso,
entonces me sentía también muy especial… (Alejandra Cabrera, pág. 10)
(…) yo no estaba consciente de lo que me había pasado, porque Álvaro Gámez me había
dicho que esa ministración era santa, porque venía de Dios, que eso no era ni adulterio ni
fornicación, que eso era del Espíritu Santo, por lo tanto eso no era malo, eso no era
pecado, eso no era malo (sic), porque era algo santo, que ellos lo veían así, que era algo de
Dios. (Ángela Alvarado, pág. 2)
La permanencia en este grupo selecto era condicionada por la obediencia y discreción total
de lo practicado durante las ―ministraciones‖, cualquier manifestación de desacuerdo,
desagrado, o en general cualquier actitud que el Pastor Gámez desaprobara, significaba
motivo suficiente de amonestación, la cual se realizaba mediante lo que las entrevistadas
denominan ―disciplina‖ o también mediante la humillación pública, con el fin de corregir los
comportamientos de las creyentes ―elegidas‖:
(…) si yo me revelaba contra eso, el señor Álvaro Gámez me iba a disciplinar. La
disciplina de él era quitarnos de los cargos, de las funciones que teníamos, además de la
humillación, de la humillación pública que él hacía cuando alguien desobedecía, cuando
alguien se rebelaba en contra de una orden que él daba, el humillaba a esa persona delante
de toda la congregación, delante de todo Salem, el humillaba cuando él predicaba, él ponía
ejemplos. (Ángela Alvarado, pág. 6)
Asimismo, desde el relato de las entrevistadas, es posible reforzar lo referido en los
párrafos anteriores, destacando su grado tan alto de sometimiento a Salem en los aspectos
ligados a su vida personal tal como lo referencia Luz Dary Velázquez:
(…) uno no podía tomar sus propias decisiones, tenía que consultar, en este caso pues era
la autoridad de Gámez en Salem, él era el apóstol en Salem y uno tenía que obedecerlo a él
porque él decía que era el representante de Dios en la tierra y que uno tenía que obedecerlo
para ser bendecido y que si uno no obedecía sería maldecido. (Pág. 4)
(…) después ahí fue que miré a mi esposo, este muchacho me gustó, y uno como siempre
tenía que consultarle a él todo, yo le consulté a él; era lo que él me dijera, si él me decía
―no, aleja a ese muchacho‖, yo tenía que dejarlo. Y gracias a Dios dijo que si, que él tenía
paz con respecto a eso (Pág.15)

En igual sentido, el discurso de las mujeres que hicieron parte de esta investigación apunta
a que el pastor Álvaro Gámez Torres, sí se identificaba como una figura en calidad de
divinidad. Así lo relata Luz Dary Velázquez: ―él decía que era el representante de Dios en la
tierra‖ (Pág.4), también Alejandra Cabrera al afirmar que:
Álvaro Gámez era la cabeza, era la cabeza de la jerarquía, la persona que más mandaba, la
persona incuestionable, como él se denominaba, autodenominaba ―el ungido‖ (…) Ser el
―ungido‖ es el ser el ―escogido‖ de Dios, eso no lo tiene cualquier persona, eso tiene que
ser una persona muy especial, una persona a la cual no se le puede cuestionar nada (…)
porque en el momento que uno llegase a dudar de las cosas que él decía, uno tenía severas
consecuencias espirituales y físicas. (Pág. 3-4)
Al mismo tiempo, tres de las víctimas coincidieron en establecer las exigencias de Salem
en cuanto a que sus adeptos lleven una vida aislada de la sociedad; esta obligación se hacía
efectiva mediante reglas y mandatos totalitarios efectuados a través de presión psicológica:
(…) por fuera no tenía vida social, porque aún dentro de Salem, él me prohibía tener
amigos y solo podía estar con personas que estuvieran cerca de él. En mi caso él me decía
que es que yo era una ―princesa del pueblo de Dios‖ y que no podía estar con el pueblo,
que tenía que estar cerca de las personas que estaban cerca de él, que eran las que él
aprobaba, que eran Tatiana, Alexandra, las muchachas que están en el proceso. (Luz Dary
Velázquez, pág. 14)
(…) yo mantenía en la iglesia todos los días, y cada vez este círculo también se cerraba…
mi vida social se reducía a eso. Y si no lo hacía, pues estaba haciendo mal y me iban a
disciplinar. (Alejandra Cabrera, pág. 25)
(…) yo me di cuenta que no había tenido vida, que yo viví la vida que este hombre me
dibujó. Porque ni siquiera yo tenía en mis amigas en el colegio, yo no salía con ellas, yo
nunca fui a un cine, yo nunca fui a una fiesta, yo nunca fui a una reunión, yo no tenía
amigos. Mi vida era ese lugar, era Salem, eso era mi vida. (Karen Sánchez, pág. 12)
En cuanto al alejamiento de la vida social, se tiene que, entre las formas de persuasión, se
encontraron técnicas que inducían al aislamiento y acentuaban la sumisión de las adeptas:
(…) cuando nosotros llegamos allá, fue tremendo porque fue un aislamiento total. (…) Él
por ejemplo me decía que mi mamá no servía para nada, que mi mamá era una poca cosa,
que mi papá era un frustrado que no había podido hacer nada en la vida. O sea, me
desapegó tanto de ellos, que para mí ellos no valía nada, (…) cuando uno llega allá, parte
del adoctrinamiento es eso, es como que te cogen y te aíslan y ya no hay familia para ti.‖
(Karen Sánchez, pág. 11-12)
Otros temas también como el apartarse, el tema de la santidad, del apartamiento, que
nosotras éramos personas que teníamos que estar apartadas del mundo natural, a qué le
hablo ―mundo‖, a todo lo que no tenga que ver con Salem, a todo lo de afuera, a todo lo
que no estaba dentro del mundo que Gámez planeó para nosotros. Todo eso era el mundo
y las personas del mundo eran mundanas y nosotros teníamos que ser santos, apartados
para Dios, para las cosas de Dios.‖ (Natalia Villota, pág. 6)
(…) Álvaro Gámez me dio instrucciones de que si quería agradarle a Dios, tenía que
apartarme; quería decir que yo ya no podía tener ningún tipo de contacto con mis amigos,
con las personas que yo les había generado algún tipo de confianza en mí. (Alejandra
Cabrera, pág. 21-22)
En el mismo sentido, el dialogo de Natalia Villota da cuenta que al interior de Salem
existía aislamiento comunicativo e informativo:
(…) yo no podía oír otro tipo de pastores, no podía ver o escuchar un tipo de música
diferente a la que en el ministerio se tocase. No podíamos recurrir a libros de pastores o
gente que haya escrito sus experiencias y que lo den a conocer al mundo, no. Era
simplemente lo que Álvaro Gámez decía, lo que Álvaro Gámez predicaba, lo que Álvaro
Gámez enseñaba. (Natalia Villota, pág.4)
En la exploración de cada entrevista, también fue posible detectar la alteración psicológica
de tipo ambiental que se ejerce mediante el debilitamiento psicofísico que afecta el sueño y el
aprovechamiento de la energía de las investigadas en beneficio de Salem, esto se refleja en el
tiempo que ellas dedicaban a las actividades dentro de este Ministerio. Alejandra Cabrera,
Karen Sánchez y Natalia Villota, comentan la exigencia en tiempo y en esfuerzo que les
requerían sus funciones dentro de esta secta.
(…) creo que desde que yo estaba en el colegio, iba al colegio y el resto era ir a la iglesia.
O sea, tenía lunes, martes, miércoles, jueves, viernes, sábado, domingo; teníamos en las
mañanas, teníamos en la tarde, en la noche. O sea que la mayor parte del tiempo yo la
pasaba allá, en la iglesia. (…) Diariamente, puedo decir que pasaba unas de 4 a 6 horas.
(Karen Sánchez, pág. 6)
Empezamos el día lunes, el lunes me levanto en la mañana, tenía clases de música todas
las mañanas con los muchachos que asistían a la iglesia, (…) regresaba a mi casa tipo 9-10
de la noche. (…) martes en la mañana a las 10:30 de la mañana predicaba, (…)
nuevamente retorno a mi casa a las 9 de la noche. Se llega el día miércoles, en la mañana
clases de música, regreso, almuerzo, preparo la prédica, (…) se empezaba a las 6 y
terminaba a las 9, yo tipo 10-11 estaba en mi casa. El día jueves nuevamente en la mañana
asistir a predicar a los líderes, (…) descansaba en la tarde y me preparaba nuevamente ir a
la iglesia a oír la prédica de Gámez que predicaba el día jueves (…). El día viernes en la
mañana iba, daba clases de música y a mediodía del viernes había una reunión que se
llamaba la reunión del ayuno y ahí también predicaba Álvaro Gámez, (…) tenía las
reuniones de danzas en la tarde, descansaba la noche. El día sábado tenía que ir
nuevamente en la mañana a las 6 de la mañana, (…) el sábado terminaba muy tarde. Luego
el domingo tenía que nuevamente ir a la iglesia a predicar en horas de la mañana a las
10am, se predicaba la palabra, se hacía el culto general y el día domingo al medio día yo
ya quedaba libre, cosa que la tarde del domingo era la única tarde libre que tenía para mi
descanso… (Natalia Villota, pág. 11-12)
Por otra parte, es importante reiterar que la obediencia y la sumisión son características
permanentes para perdurar en la iglesia; en estas condiciones, si las adeptas faltaban a las
obligaciones del Ministerio les haría acreedoras a la ―disciplina‖, generándoles temor a
contradecir cualquier mandato del pastor, pues en su estructura mental, era la divinidad
declarada. Luz Dary Velázquez y Alejandra Cabrera, a través de sus relatos permiten
evidenciar esta situación:
Si yo desobedecía él me iba a disciplinar. Disciplinar era, él me iba a quitar los servicios
que uno tenía, era ridiculizarlo frente a todo el mundo, era estar mal con él y estar mal con
él era estar mal con Dios. También iba a recibir maldiciones, me iba mal, me iba a ir mal
por rechazar esa ministración de Dios. (Luz Dary Velázquez, pág. 12)
Por cualquier motivo, yo mantenía muchas disciplinas. De las veces que recuerde, entre
algunas estuvieron sentirme mal, de pronto no sentarme adelante en el culto, hablar con
algún muchacho, hablar de hecho incluso con alguna amiga de las que estaban dentro del
grupo, cualquier cosa que para Álvaro Gámez no estaba bien, era motivo de disciplina.
(Alejandra Cabrera, pág.24)
Además, las manifestaciones de Luz Dary Velázquez y Alejandra Cabrera permiten
entender la denigración del pensamiento crítico ya que no tenían la capacidad mental para
cuestionar las disposiciones de su pastor. A la postre, Karen Sánchez, también lo describe de
la siguiente manera: ―(…) Era todo lo que él decía, nunca, nadie tenía que refutarlo. Él
siempre decía que él era la máxima autoridad, que no se podía tocar el manto de autoridad de
él…‖ (Pág. 5). Igualmente, Natalia Villota refiere en su entrevista que Álvaro Gámez les
entregaba todos los conocimientos posibles, lo que reforzaba la imagen superior del líder
sectario:
(…) Lo que yo predico, eso enseña, y si en algún momento te falta la revelación, no es
necesario escuchar otras prédicas de otros tipos de pastores de cualquier parte del mundo,
escucha mis prédicas, escucha las enseñanzas, métete, porque ahí está la revelación, ahí
está todo, tú no tienes necesidad de ir a buscar nada, yo les estoy dando todo, no solamente
un modelo, sino el modelo del éxito… (Pág. 8)
En cuanto a la superioridad de Álvaro Gámez y la fuerza de su discurso en la conducta de
las entrevistadas, es posible determinar que ellas hacían lo que éste precisara sin importar el
lugar, la hora o el día:
(…) A veces él me llamaba y yo estaba por decir en el gimnasio, y tenía que dejar de hacer
lo que estaba haciendo en el gimnasio y ponerme a orar con él. A veces de madrugada
también me llamaba… (Luz Dary Velázquez, pág. 6)
En el relato de tres de las entrevistadas, fue posible detectar el lenguaje exclusivo de la
secta, el cual permitía reforzar la manipulación mental; se empleaban los términos ―guerras
espirituales‖, ―liberaciones‖, ―ministraciones, cánticos; además se usaban formas de orar,
rituales de renuncia al pasado, danzas y el llamado ―hablar en lenguas‖:
(…) Yo salía mal de ese lugar, con… supuestamente se manejaba el término de ―opresión
espiritual‖, es cuando uno tenía ganas de llorar, cuando uno se sentía confundido, cuando
te sentías mal, cuando tenías rabia, todo eso se asociaba una opresión espiritual (…) Yo
salía de ahí y muchas veces me sentía con ganas de llorar, con ganas de llorar y oprimida
(…) yo me sentía mal, yo no entendía por qué si eso está bien yo me siento así. (Ángela
Alvarado, pág. 4)
(…) Gámez me dice que las ministraciones eran de la siguiente manera: que el Espíritu
Santo me tomaba, me poseía en la manera en que él tocaba mi cuerpo, me penetraba y que

esa penetración consistía en un derramamiento del poder del Espíritu Santo… (Natalia
Villota, pág. 18)
(…) En qué consisten las liberaciones: en coger, sentarte, orar por ti, derramar aceite, sacar
espíritus de mí, que yo no veía pero que Alexandra decía que tenía o la profeta que fuese.
Entonces ella me hacía como una limpieza espiritual alrededor mío y me daba una palabra
profética, esas palabras proféticas eran como ―Dios está contigo, Dios te bendice, eres
agradable a los ojos de Dios, no temas el Señor te da nuevas herramientas, nueva fuerza
para que tú vayas y sigas dando la batalla. (Natalia Villota, pág. 26)
Las guerras espirituales se hacían como el nombre lo dice, dentro del ámbito espiritual. Si
nos dicen que tenemos armas, no las vamos a poder ver ni tocar, sino que éstas solamente
son invisibles pero son espirituales, o sea que si existen. Estas guerras espirituales se
hacían con dirección profética, alguna profeta empezaba dar una dirección ―mover
espadas‖ y ―pelear contra demonios‖, ir hasta el infierno y rescatar, pelear contra el Santo
Padre, contra el Papa, también contra artistas, contra Shakira, que teníamos que matarla,
teníamos que atravesarla con espadas y también se hacía… bueno, escupir, escupir en el
suelo, recoger cosas... en eso se basaba una guerra espiritual. (Alejandra Cabrera, pág. 23-
24)
De este modo, la manipulación mediante el sometimiento mental y el manejo del discurso
trajeron, en consecuencia, la comisión de delitos sexuales:
(…) las ministraciones, también eran batallas espirituales en las cuales teníamos que orar
en lenguas, mientras él ministraba a una, las demás orábamos en lenguas a ver si el Señor
nos mostraba alguna visión espiritual, si se veía algún ataque para el ministerio, ataque
espiritual, si había algún brujo levantado de alguna nación, si había algunos espíritus o
potestades que se hayan levantado, algo en contra del ministerio, entonces nosotros
orábamos para que el Señor nos mostrara en visiones o en revelaciones qué pasaba en el
mundo espiritual. (Ángela Alvarado, pág. 3-4)
(…) ¿En qué consiste la guerra espiritual acá en Pasto?, se reunían pastores, profetas y la
gente del liderazgo más importante en Salem en el teatro Alcázar (…) y ahí empieza a
desarrollar la guerra profética. Entonces nos poníamos en un círculo e íbamos caminando,
íbamos marchando como si tomáramos una espadas, escudos ficticios porque no los
teníamos reales, por decirlo, cojo esta botella y esta es mi espada este es mi escudo y
empiezo a hacer así y a hablar en lenguas y a marchar alrededor y Gámez decía que
teníamos que pelear contra espíritus que estaban en Egipto, contra el Papa Juan Pablo II,
que teníamos que pelear contra Shakira. (…) Y yo movía mi espada y mi escudo como un
soldado, marchaba alrededor, todo lo que ellos decían yo lo hice esa noche, consistían esas
guerras en pelear contra esos espíritus y escupir y escupíamos alrededor de las cosas,
derramaban aceite alrededor de las cosas, desde pequeña vengo con eso en la mente. El
lugar a donde yo iba a predicar la palabra, veía una estatua por ejemplo, de la Virgen
María y yo me paraba alrededor y le echaba aceite y le escupía y la aplaudía, porque eso
fue lo que yo aprendí. (Natalia Villota, pág. 28-29)
(…) me dijeron que tenían que hacerme una ―liberación‖ y entonces me llevaron a… en el
teatro Alcázar hay una parte que se llama escenario y ahí había un biombo, y ahí
empezaron a hacer ciertos ritos, empezaron a hablar, empezaban a decir ―vasha vara…
(Lenguaje incomprensible) y decían que eso era hablar con Dios, eso era orar en lenguas,
cosa que era un nivel espiritual más alto. Y empezaban a decir cosas muy raras y de
repente Álvaro Gámez me dio un beso en la boca, yo me asusté en un principio, pues
porque es un hombre de 50 años, no es el beso que uno quiere. Pero se rieron con
Alexandra Castro y dijeron ―no, eso no está mal, eso está bien. Eso es para que tú recibas
de Dios.‖ (Alejandra Cabrera, pág. 8)

(…) él decía que eso era una ministración y que era una arma de guerra para liberar
personas, era un arma de guerra para liberar pueblos, que era un arma para hacer que las
finanzas crecieran, que era un arma de guerra para bendecir, para destruir maldiciones. De
hecho en una ocasión Alexandra dijo que yo tenía unas maldiciones, ella estaba ahí con
Álvaro Gámez, que tenía unas raíces generacionales (…) él le hacía ver eso en la familia y
le hacía dar temor, terror de que a uno le pasara eso, de vivir cosas, fracasos que vivieron
los antepasados y que uno iba a ser liberado en estas ministraciones. (Luz Dary Velázquez,
pág. 11)
Finalmente, ante el panorama lingüístico y el sometimiento permanente, fue posible
determinar que la manipulación mental y, sobre todo, el ejercicio de las ―ministraciones‖, se
impartía con una idea religiosa que inducia a la confusión y era reforzada por la obediencia a
Dios representado en Gámez conforme a su discurso; dicha idea, fue implantada mediante el
lenguaje estructurado del pastor para someter sexualmente a sus víctimas, empleando una
terminología específica y un procedimiento que fue simplificado por el tratamiento
psicológico histórico de cada entrevistada. Lo anterior se respalda en los siguientes
fragmentos de las entrevistas:
Karen Sánchez.
―(…) él empezó a citar a esas reuniones a algunas niñas y entonces empezó a dividir a la
gente en los lugares donde orábamos, (…) él se encerraba ahí con las luces apagadas con
las niñas que él llevaba. Y bueno, todo esto iba sucediendo, un día, yo fui a la reunión, me
sentí muy mal… estaba muy mal, entonces él me dijo: ―ven, que voy a orar por ti,
espérame aquí‖. (…) Llegó él con las niñas con las que él se encerraba, con la luz apagada
escondido allá en ese cuarto y entonces me dijo que me iba a liberar, empezaron ahí a orar,
este señor me decía que yo tenía que creer, que tenía que cerrar mis ojos, que tenía que, en
ese momento ―recibir la ministración del espíritu en fe‖, que cierre mis ojos, que me
disponga. O sea fue muy insistente en eso. En el momento empiezan a orar y empiezan a
decir que yo estaba enterrada en la China o en la India, que mi alma estaba enterrada allá
(…), esta muchacha empieza a decir que yo como estaba enterrada entonces que el apóstol
tenía que ―soplarme en la boca‖. Entonces este señor empezó a soplarme en la boca y cada
vez se acercaba más, se acercaba más, se acercaba más, hasta que me puso la nariz en mi
nariz y la boca de él en mi boca. Obviamente yo quise como esconder mi boca pues para
no sentirlo. Y bueno después de eso empezó a decir que él tenía que ―sellarme‖ con besos
todo el cuerpo. Entonces este señor empezó a besarme desde la frente, bajó por todo el
cuerpo, pues se detuvo en mi cuello, en mis senos, en mi cadera, en mis piernas, bueno eso
fue terrible la verdad, yo estaba muy asustada, yo realmente no sabía cómo reaccionar, no
sabía qué era lo que estaba pasando la verdad, y bueno siguió, después de esto, esta mujer
le dijo que él tenía que ponerse sobre mí ―como Elías sobre el niño‖, (…). Entonces en ese
momento, él le pide a una de las niñas que están ahí que abran mis brazos, que abran mis
piernas para que él pudiera ponerse sobre mí. (…) Y bueno se pone sobre mi cuerpo y yo y
entonces ya empiezo a sentirlo a él, sentir su cuerpo, sentir su pene, su excitación, todo
esto y realmente yo estaba muy asustada… (Pág. 7-8)
Ángela Alvarado.
(…) después al final de ese culto el domingo Tatiana me preguntó ―¿cómo te sentiste?‖ y
si estaba bien, y entonces yo le dije ―sí, estoy bien. Sí, sí estoy bien, pero estoy muy
adolorida‖ le dije, pero en realidad yo no me sentía bien, estaba muy mal, muy
confundida, con miedo de que no sabía lo que me había pasado, yo no estaba consciente de
lo que me había pasado, porque Álvaro Gámez me había dicho que esa ministración era
santa, porque venía de Dios, que eso no era ni adulterio ni fornicación… (Pág. 2)
Después, Álvaro Gámez llegó y me dijo ―¿quién te quitó la virginidad?, ¿quién te hizo
sangrar?‖ como en forma de chiste, en forma de burla, entonces yo solo me reía y

agachaba la cabeza, decía ―¿quién te quitó la virginidad?‖ y se reía en forma burlona y yo
solo me agachaba y me reía porque estaba muy nerviosa, no sabía qué hacer porque era el
ungido de Dios, decía ―no, no me está haciendo daño, porque él es mi papá espiritual, no
me va a hacer daño‖ y él me decía que eso era un dolor grato delante de Dios que había
sido un sacrificio que yo había hecho, que era un sacrificio, un dolor grato para Dios,
entonces yo lo acepté así, acepté que era un sacrificio para Dios (sic). (Pág. 3)
(…) la ministración que acabo de mencionar se repetía en varias ocasiones y yo entraba
con diferentes niñas como acabo de mencionar y después de un tiempo me acuerdo que
Álvaro Gámez decía que por cada virgen que él tenía, o sea que él podía ministrar, por
cada virgen el obtenía más territorio para su ministerio. (Pág. 3)
Alejandra Cabrera.
(…) Alexandra Castro. Ella me dijo ―es el vino que se entra por mi amado… por la boca
de mi amado y me hace hablar las lenguas‖ (usa gestos corporales para explicar), no
recuerdo bien el versículo, pero ella me dijo que el Espíritu Santo entraba en Álvaro
Gámez, que Dios a través de Álvaro Gámez me besaba… (Pág. 8)
(…) la instrucción fue (…) que yo me quitara la camisa, que yo me quitara el brassier. Me
dijo Alexandra ―yo me voy a voltear para no verte‖, pero pues Álvaro Gámez si podía
verme y empezó a tocarme y me sentó en sus piernas (alza la voz), y empezó a mamar de
mis pechos diciendo que ahí había leche espiritual, que él no estaba tomando nada, que era
el Señor, que era la Iglesia y que por esas cosas la iglesia iba a empezar a recibir muchas
bendiciones y que mucha gente iba a ser bendecida por estas cosas, porque Álvaro Gámez
estaba mamando de mis pechos; que esa era la forma en que la iglesia iba a ser bendecida,
y no solamente la iglesia de allí sino las naciones, que el mundo entero iba a conocer de
Cristo por ese acto. (Pág. 9)

(…) Álvaro Gámez se encontraba en la parte de atrás e íbamos pasando una por una, él nos
hacía… como digo, el cuarto estaba a oscuras, hacía que nos sentemos en sus piernas, con
los pantalones abajo y empezaba a tocar la vulva, nos decía ―¿te gusta?, ¿sí?, ¿esto es lo
que te gusta no?, pero acordate que no soy yo, es el Señor el que te está tocando, no soy
yo, qué voy a ser yo, yo aquí ni disfruto. Es el Señor que te está tocando y te está
bendiciendo‖ Y empezó a introducir sus dedos dentro de mi vagina y me tocaba, y son
dedos gordos, dedos secos que hacen doler, pero no podía hacer nada, porque en el
momento en el que yo dijera ―me duele‖, ¿qué hacía él?, lo hacía peor, lo hacía más duro.
También introducía los dedos en el ano y cuando ya acababa esta ―ministración‖, pasaba
otra niña.
Álvaro Gámez. Me dijo ―te tienes que quitar todo y te cambias rápido en ese baño que hay
allá y entras‖, entonces lo hice y entro y empieza otra vez con sus besos, esta vez ni un
pico, era de una a ver los besos un buen rato y luego decía ―bueno ahora te toca con el
siervo‖, el siervo es el pene de él, él le decía ―el siervo‖. Entonces lo saca y me dijo ―para
que ores mejor en lenguas, para que Dios te escuche‖ algo así, ―tienes que ponerlo en tu
boca‖, lo que ahora se llamaría sexo oral y ―ponete en cuatro muñeca, ponete en cuatro‖,
me pongo y entonces sin más ni más empezó a penetrar, empieza a penetrarme y empieza
el acto y me empieza a decir ―¿qué ves muñeca? ¿Qué ves?‖ o sea en medio de todo ―¿qué
ves? ¿Tienes visiones? ¿Tienes mejores visiones? ¿Qué te está mostrando el señor? (Pág.
16)
(…) él nunca utilizó el término ―relaciones sexuales‖, él siempre dijo que era una
―ministración‖, que era algo especial, que era algo de Dios, que no era él. Él muchas veces
dijo: ―yo aquí no estoy disfrutando, ustedes son las que disfrutan y ustedes son las que
están recibiendo de Dios. Yo no, yo aquí soy (utilizó la palabra) eunuco, yo jamás, y no
soy yo, es el señor Jesucristo el que las está llenando de bendición a ustedes en su espíritu‖
(Pág. 21)
Luz Dary Velázquez
(…) En la sede San Ignacio me citó antes de una reunión de supervisoras (…) me ordenó
que fuera en una falda; que fuera con falda a esas reuniones antes, previa, y él me empezó
a acariciarme diciéndome que era una dirección de Dios, empezó a tocarme. (…) Empezó
primero tocándome los brazos y luego pues me tocó los senos, levantó la falda, empezó a
tocarme, yo me asusté y por un momento me resistí, pero él decía que era una dirección de
Dios, que iba a ser bendecida. Y después él me dijo en una de esas, me tocó en la vagina,
metió sus dedos y me dijo ―tienes el himen, eres virgen‖. (Pág. 8)
(…) Después me citó de nuevo a los 15 días, me citó de nuevo y me puso en otro cuarto
que había ahí, que había una mesa, una mesa dura, bajita, me dijo que me acostara ahí, él
bajó sus pantalones y me dijo que me iba a penetrar por el ano. Antes de eso me dijo que
me lavara bien, que me iba a penetrar por el ano y me tocó e hizo eso, me dolió
muchísimo. Yo duré muchos, muchos días así, esto fue ya como a lo último, porque varias
fue así: me citaba, me tocaba (…) yo estuve muy mal de mí ano por eso que él hizo…
(Pág. 8-9)
Entonces Álvaro Gámez primero me llamó a mí de allá del cuarto (…) me dijo que fuera,
que me desvistiera, que me acostara y empezó a besarme, después él trató de penetrarme
pero yo me corría porque me dolía mucho, me subía, me hacía hacia arriba porque me
dolía mucho, varias veces, así intentaba penetrarme y yo me subía hacia la cabecera
porque me dolía mucho. Después él logró hacerlo y sangré, después de esto me dijo que
vaya y me lave, hubo después la reunión y después de la reunión me dijo que otra vez
volviera, volvió a hacer lo mismo… (Pág. 9)

(…) él siguió citándome pero ya en el teatro Alcázar en la oficina de él, él ya me citaba ahí
pero ya con otras personas. En esas ocasiones él llamaba a varias personas, nos ponía en 4
y él bajaba sus pantalones, por lo general nos hacía quitar la parte de arriba, otras veces no,
nos decía que fuéramos en ropa cómoda. (…) penetraba a una y luego penetraba a la otra y
volvía a repetirlo. Él me regañaba porque decía que no me movía, yo también resulté con
una infección, con unos hongos, la doctora me dijo que fuera a la farmacia de la EPS de
Coomeva y comprar clotrimazol. (Pág. 10)
(…) él no quería usar condón, él penetraba a las muchachas y cuando tenía ganas de
eyacular, qué él le llamaba ―leche espiritual‖, él sacaba el ―siervo de Dios‖, porque él le
llamaba al pene ―siervo de Dios‖, lo sacaba y eyaculaba en el abdomen. (Pág. 10)
(…) él decía que eso no era fornicación ni adulterio, que eso era una ministración de Dios,
que eso era una relación con Dios a través de él. (Pág. 13)
(…) después ya casada, me dijo ―entra, pero yo no voy a tocar lo que Alex ha tocado‖,
entonces no me daba besos, sino que me tocaba el cuerpo y me penetraba, solamente no
me daba besos, porque él me decía que ya me había dado besos porque era mi novio.
Después, más o menos un año antes me dijo que tenía que ya no me iba a seguir
ministrando, penetrando porque tenía que se me cerrara un poco la vagina para que Alex
no se diera cuenta, me dijo que solamente entrara y mirara para que recibiera de lo que
había en el ambiente de Dios. (Pág. 15)
Natalia Villota
(…) Pero las llamadas de Gámez empezaron a cambiar, (…) y él me decía ―mira, vas a ser
parte de un grupo de guerra espiritual de la iglesia, que es exclusivo solamente para un
tipo de personas.‖ En este caso eran todas profetas, todas mujeres, y él me dijo ―tú tienes
el don profético‖. (…) Y él me decía ―mira, esta ministración te va a desarrollar a ti los

dones, te va a desarrollar los talentos‖ (…) entonces yo empecé a creer en eso… (Pág. 16-
17)
(…) Cuando él viajaba a la ciudad de Valledupar en el primer semestre del año 2010 (…),
él me llama y me dice simplemente ―vayan a este hotel, porque tenemos que desempeñar
una guerra espiritual, el enemigo se ha levantado de una manera muy fuerte.‖ (…) y
cuando nosotros entramos nosotros lo llamamos ―estamos aquí‖. (…) Paula Villota, que
era mi prima. Fue una persona que participó ese día de la ministración. Llegamos al hotel,
Álvaro Gámez nos baja, nos recibe, nos dice que no dejemos ningún documento en la
recepción, seguimos detrás de él hasta la recámara. (…) Entonces me toma, me mete a un
baño y me dice ―quítate la ropa‖. Yo me quedo de esta forma (no es visible la posición)
no, no sabía qué hacer, entonces él me empieza, de la parte de atrás a levantarme, a
quitarme la ropa, y una vez que quedé totalmente desnuda, me pasó a la habitación (…),
me toma, me lleva hacia un espejo y me empieza a observar. Yo tímidamente tapo lo que
puedo de mi cuerpo y él por detrás me dice ―mira, estás muy hermosa, estás muy bonita‖,
me toma nuevamente y me lleva hacia la cama, me acuesta, abre mis piernas y se viene
encima mío, se viene encima de mí y empieza a acariciarme, empieza a besarme y
empieza a introducir su pene en mi vagina. Yo me retraía porque nunca antes yo había
tenido una experiencia de ese tipo, de ese carácter. No sabía lo que estaba pasando,
simplemente me sentía nerviosa, asustada y callada y yo simplemente me quedaba callada
(…), empezó a penetrarme y yo me retraía, me retraía porque me dolía bastante. Y él me
decía ―quédate quieta‖ y entonces él empezaba a hablarme con un lenguaje como bebé:
―¡ay la bebé!, la bebé que está linda, ¡cómo ha crecido!, que es especial para mí‖. Eran
besos alrededor de mi cara, tocaba mis pechos, tocaba mis nalgas, tocaba mis piernas, y
esa primera vez fue muy difícil porque luego me voltea, me pone como de posición en
cuatro y empieza a penetrarme de esa manera. Y yo como estaba, yo me quitaba tanto, él

coge un líquido desinfectante de manos, se lo aplica en las manos y empieza a frotarlo
sobre mi vagina porque no está en las condiciones para hacer nada de ese tipo y él empieza
a hacerlo de esa manera y yo simplemente recuerdo que mordí las cobijas porque me ardió
bastante, me lastimó bastante. Y cuando él se da cuenta de que me lastimó bastante llama a
mi prima y le dice ―trae un trapo y limpia esta sangre que se derramó aquí‖. (…) Y luego
llega, se para y me dice después de un tiempo ―listo, vete a bañar, que siga tu prima‖ (Pág.
21-22)
(…) A la segunda vez que fue, no recuerdo, creo que en la ciudad de Santa Marta, otra
vez me llama, me da la dirección y me pide que le lleve algo de comer (…) de ahí me pasa
a su habitación, me quita toda la ropa., (…) me movía las piernas para un lado o para el
otro de la manera que él quisiera y me decía constantemente ―ora, ora, ¿vez algo?, ¿ves los
espíritus?‖, como quien dice, ora en lenguas para que Dios reciba este sacrificio, y yo
simplemente aguantaba, me penetraba, hacía lo que él quería; siempre era muy difícil
porque tenía que aplicarme ese líquido de manos porque yo no estaba preparada para tener
eso, esas ministraciones. Él humedecía sus manos y penetraba, otras ocasiones metía su
dedo gordo por mi ano y lo preparaba ¿sí? (solloza). Y después de penetrarme por la
vagina, empezó a penetrarme por el ano y decía que esa era una herramienta más poderosa
para Dios. Que Dios había recibido ese sacrificio con un olor muy fragante, que Dios iba a
abrir muchas ventanas de bendición por lo que se había hecho, que yo tenía una fe, que yo
había creído en lo que Dios había dicho… (Pág. 23)
(…) Cuando yo vine a Pasto recuerdo que Gámez en una ocasión me decía a los finales de
las reuniones donde él predicaba, en el teatro Alcázar, ―quédate al final de la reunión
porque voy a ministrarte‖. (…) Entonces yo subía, me hacían subir y estaba Gámez con…
recuerdo a Alexandra, recuerdo a Tatiana, Diana que era una chiquita, no recuerdo más.
Entonces llegaba, subía y Gámez me ministraba, cuando Gámez me iba a ministrar, él me

hacía sentar de una manera que la gente de atrás no mirara (…) y cuando tenía la
oportunidad metía sus manos por debajo de mi ropa, que la gente atrás no mirase y ya, me
despedía con un abrazo. (Pág. 27)
Pero en una ocasión ya habían colocado una especie de biombo ahí en donde él predicaba.
Y al esperar mi turno para la ministración, yo subo y me dice Alexandra que el Señor me
iba a entregar algo muy grande, muy bonito. (...) Y Alexandra le decía a Gámez que ponga
sus manos sobre mis senos, sobre mi vagina, sobre mi cola y que declare en el nombre de
Jesús 3 veces que eso le pertenece a Dios. Entonces él lo hizo de esta manera, en forma de
puño decía así, y golpeaba (no es visible el gesto), mis senos, mi vagina y mi cola y decía
―esto le pertenece a Jesús, amén, amén y amén‖ (Pág. 27-28)
Lo experimentado por las adeptas durante los largos periodos de tiempo en los cuales
pertenecieron al Ministerio Salem, confluye en identificar y aseverar que existía un elevado
estado de dependencia sobre todos los aspectos de su vida, debido a la concepción que ellas
poseían de que su líder es el único con la capacidad de discernimiento adecuada sobre todo;
esta situación limitó totalmente la autonomía e individualidad en sus decisiones,
comportamientos y pensamientos conllevando, en consecuencia, que se cometieran delitos
sexuales sobre su cuerpo sin objeción alguna, puesto que, la historia de vida de cada
entrevistada al interior de Salem por el discurso y los procesos religiosos descritos, afectaron
íntegramente su capacidad mental y, de ese modo, se encontraban incapacitadas para resistir
acciones que a sus ojos eran mandato divino.

Discusión
Una vez finalizada la labor de exploración de las experiencias y vivencias religiosas que
dieron lugar a los resultados, ahora debe subsumirse estos últimos con los elementos teóricos
dispuestos en esta investigación con el fin de caracterizar el tipo de secta, identificar las
técnicas de coerción aplicadas en Salem y posteriormente identificar la naturaleza jurídica y
psicológica de la condición de incapacidad de resistir al momento de la comisión de delitos
sexuales y los efectos frente a la administración de justicia con el estudio del caso particular
de la Iglesia Salem de la ciudad de Pasto.
En efecto, los antecedentes de esta investigación han permitido un acercamiento al tipo de
patrones de comportamiento que se pueden presentar dentro de las denominadas ―Sectas‖, y
cómo éstas pueden afectar la libertad de conciencia y la voluntad de las personas mediante
manipulación mental a través de sus creencias religiosas. No obstante, antes de emitir un
concepto definitivo respecto al estado de indefensión de las víctimas y describir los delitos
sexuales cometidos contra su integridad, es pertinente establecer, conforme a la información
proporcionada por los interrogatorios analizados a modo de entrevista en profundidad y
subsumidos con los aspectos desarrollados a nivel conceptual y de antecedentes, la tipología
de la Iglesia Salem de la ciudad de Pasto, y posteriormente referir el manejo mental al que se
enfrentaron las cinco entrevistadas, y cómo este hecho permite determinar finalmente la
existencia de un estado de indefensión producto de la manipulación mental desde la actividad
religiosa de su Pastor y el Ministerio.
Primeramente, debe advertirse que las interacciones dentro de una Secta, sin que de
entrada se caracterice su tipo, definidas de acuerdo con Singer como ―relaciones sectarias‖, se
describen como aquellas que se presentan en el momento en el que una persona induce a otra
a su dependencia parcial o total, aludiendo que posee ―algún talento, don o conocimiento
especial‖ y por tal razón puede influir casi totalmente en las decisiones importantes de su
vida. De esta forma, desde la experiencia de las entrevistadas, en principio, es posible
identificar el grado de dependencia de los adeptos a Salem y particularmente de su vida
personal como consecuencia del nivel total de influencia que el pastor Gámez ejercía sobre
las personas, tal como lo referenciaba Luz Dary Velázquez.
A partir del análisis de las entrevistas, es posible colegir que Salem es el tipo de secta que
se plantea por Javaloy (1997) como ―sectas destructivas‖; respecto a éstas, el autor afirma
que a través del liderazgo y las técnicas de persuasión consiguen implantar y reproducir en
los adeptos la idea de una doctrina como una verdad revelada, absoluta e indiscutible a través
de un dirigente que se autodenomina una ―divinidad‖ y a quien por tal razón se le debe
sumisión total en cuerpo y mente, coartando todo tipo de individualidad personal.
De acuerdo a las entrevistas, todas concuerdan en identificar a Álvaro Gámez Torres,
pastor de la Iglesia Salem, como la figura de mayor autoridad, quien afirmaba ser una
divinidad, pues tal como relata Luz Dary Velázquez ―él decía que era el representante de
Dios en la tierra‖ (Pág.4), y Alejandra Cabrera al aludir a la jerarquía del grupo.
En este sentido, Javaloy encuentra que la característica determinante de estas sectas es el
carácter totalitario que las conforma, creando en sus integrantes un fanatismo que los
convierte en instrumentos de ésta. Así, se hace una aproximación de lo que constituye una
―Secta Totalitaria‖ que por su carácter absolutista ―exigen a sus miembros llevar una vida
aislada de la sociedad, imponiéndoles reglas y mandatos de los que no pueden escapar‖.
Por otra parte, es posible entender que Salem, además de conformarse como una secta
destructiva y totalitaria, es coercitiva y las situaciones que se presentaban dentro de ésta,
como las que dan cuenta todas las entrevistadas, permiten demostrar la forma cómo a través
de la doctrina se aplicaron varias de estas técnicas, empezando por la inducción al
aislamiento, que se encuentra dentro de la coerción de tipo ambiental.

Además, los integrantes de esta secta tenían que apartarse de todo lo que se encontrara por
fuera de lo que Álvaro Gámez considerara parte de su ―Iglesia‖, y a través de la insistencia de
su doctrina orientada hacia la obediencia, quienes hacían parte de ella no tenían otra opción
que seguir sus órdenes bajo la idea de que objetar lo enseñado, es una ofensa hacia la
voluntad de Dios. Con esta misma concepción se genera otra forma de coerción ambiental
que corresponde a la manipulación de la información.
Asimismo, la coerción ambiental que se ejerce mediante el debilitamiento psicofísico a
través de la limitación de horas de sueño o la explotación de energía, es posible describirla,
al reseñar el tiempo que las entrevistadas dedicaban a las actividades dentro de Salem. De
acuerdo a los resultados, Alejandra Cabrera, Karen Sánchez y Natalia Villota, pormenorizan
la exigencia en tiempo y en esfuerzo que les requerían sus funciones dentro de esta secta.
Aunado a lo expuesto, se distingue que también se aplicaron sobre las implicadas, técnicas
coercitivas de tipo emocional, como la activación emocional de gozo, bajo la concepción de
pertenecer a un grupo ―selecto‖ de personas, mediante un proceso que el pastor Gámez
denomina ―ministración‖, forma en la que se cometieron los delitos sexuales y mediante la
cual se les aseguraba a ellas lograr el agrado de Dios y además obtener beneficios personales
y sociales tanto espirituales como materiales.
Adicionalmente, el resultado de cada entrevista concluye que la permanencia en este grupo
selecto se encuentra condicionada a la obediencia y la sumisión, puesto que, contradecir
cualquier designio que Álvaro Gámez afirmara, sería amonestado mediante lo que todas
coinciden en llamar ―disciplina‖ que consistía en retirarlas de sus cargos y enfrentarlas a la
humillación pública a causa del desacato a alguna instrucción o doctrina de él, situación que
demuestra claramente la activación emocional del miedo, la culpa y la ansiedad con la
aplicación selectiva de premios y castigos, condiciones que generaban temor a la
desobediencia o a un pensamiento contrario a lo impartido en la ―iglesia‖, supeditando las

actitudes de estas mujeres por las consecuencias que conllevaba el ser ―disciplinadas‖ por el
pastor Álvaro Gámez.
En este sentido, se tiene además que los relatos de Luz Dary Velázquez y Alejandra
Cabrera, permiten evidenciar la forma de denigrar el pensamiento crítico como forma de
coerción cognitiva, pues la ―disciplina‖ recibida a causa de contradecir lo dicho por Álvaro
Gámez, anulaba la intención de pretender cuestionar los conocimientos que se impartían y
por ende conlleva a la asimilación sin conciencia del trasfondo o la interpretación manipulada
que pueda existir en éstos. Por otra parte, el pensamiento crítico se anulaba porque no existía
la posibilidad de opinar en medio de las prédicas, o sobre aquello que él ordenara. Conforme
con la respuesta de las entrevistadas al respecto, Karen Sánchez, lo describe de la siguiente
manera: ―(…) Era todo lo que él decía, nunca, nadie tenía que refutarlo. Él siempre decía que
él era la máxima autoridad, que no se podía tocar el manto de autoridad de él…‖ (Pág. 5).
Igualmente, Natalia Villota refiere en su entrevista que el pastor Álvaro Gámez les entregaba
todo lo que debían conocer, generando un estado de superioridad personal.
Hasta este punto puede reconocerse que las insistentes exigencias respecto a la obediencia,
el aislamiento, el carácter indiscutible de la palabra impartida, no muestran el objetivo que
realmente busca Salem con estas personas. Si bien este motivo existe para el dirigente y sus
allegados, es ignorado por los demás integrantes, quienes están plenamente convencidos de
que todas las actividades que realizan dentro de su ―iglesia‖, van encaminadas a favorecer la
voluntad de Dios y para el éxito en su vida personal; el uso de la mentira y el engaño, como
otra forma de coerción cognitiva, se representa en estas situaciones.
De esta forma, implantar la idea de una doctrina determinada, incuestionable y de la cual
la única necesidad es replicarla tal como se ha transmitido, cancela todo tipo de opinión
individual que pueda surgir respecto a la interpretación de los textos o prédicas, además,
porque como lo declaran las entrevistadas, eran vigiladas constantemente para verificar que
estuvieran efectivamente reproduciendo de forma exacta el modelo que había diseñado el
pastor Gámez para su iglesia. Lo anterior, es también muestra de la demanda de
condescendencia e identificación con el grupo, puesto que todos los integrantes son
―entrenados‖ para impartir un modelo de pensamiento homogéneo, el cual no permite las
opiniones o interpretaciones personales y, como consecuencia, quienes predican y reciben las
prédicas tienen el mismo modelo irrefutable de pensamiento.
La jerarquía que se maneja al interior de Salem, demostrada en esta última parte, da cuenta
de la alteración de fuentes de autoridad, de forma que en cabeza de su adalid, Álvaro Gámez,
se ejerce el control sobre todo lo que sucede dentro de su ―iglesia‖. A través de la obediencia,
se consigue captar por completo tanto el pensamiento como el tiempo de cada persona,
buscando que éstas ocupen la mayor cantidad de días y horas para las actividades de
adoctrinamiento, logrando así el control de la atención y clausurando definitivamente todo
tipo de actividades que permitan el desarrollo de la individualidad de sus integrantes.
De esta manera, así como se busca homogeneizar el pensamiento de sus adeptos, incluso
las formas de expresión llegan a ser exclusivas. Como se ha percibido dentro de esta secta, se
usaron conceptos con significados particulares, como las llamadas ―disciplinas‖, definidas
previamente; también se encuentran expresiones como ―opresión espiritual‖, ―ministración‖,
―liberación‖ y ―guerras espirituales‖, que únicamente eran desarrolladas y comprendidas por
quienes hacían parte de Salem.
Igualmente, las formas de lenguaje propias de esta secta, conducen a identificar la
existencia de técnicas de inducción a estados disociativos, pues se encuentra que, dentro del
desarrollo de las ―guerras espirituales‖, ―liberaciones‖, ―ministraciones‖, o en los cultos que
desarrollaban generalmente, se usaban cánticos, sistemas de oración diferentes, rituales de
renuncia al pasado, danzas y el llamado ―hablar en lenguas‖, los cuales tienen como efecto la
alteración del estado de conciencia.

Por lo expuesto en las entrevistas en conjunto con el soporte teórico y conceptual que se ha
desarrollado hasta el momento, es preciso establecer que dentro de Salem se aplicaron todos
los tipos de técnicas de persuasión conceptualizados previamente, abordando y supeditando a
la disposición del Pastor todos los aspectos de la individualidad de las creyentes indagadas.
Así las cosas, es pertinente ahora referir que los relatos de las entrevistadas permiten
identificar la naturaleza psicológica de la condición de incapacidad de resistir al momento de
la comisión del punible. En este sentido, es evidente que las técnicas de coerción ejercidas en
las exadeptas que hicieron parte de esta investigación, de acuerdo con Singer (2009), se
denominan programas de reforma de pensamiento; de los cuales, es posible afirmar que estos
programas generaron en ellas una alteración en su modo de pensar, en su capacidad crítica
para tomar decisiones autónomas sobre su vida, su cuerpo y su tiempo y una orientación de
su consentimiento que convergió a la ―aceptación‖ y abonaron el camino para ejecutar las
violaciones contra su libertad, integridad y formación sexuales. Todo el discurso del Pastor y
el contexto social de las mujeres indagadas, permite sostener que ellas eran vulnerables a los
designios de aquel, pues desde temprana edad se programaron para obedecer todo lo que su
lider espiritual les requiriera.
Como se describió en los antecedentes, la dificultad con los casos en los cuales se
cometen delitos mediante manipulación mental, y particularmente en los credos religiosos,
radica en la desventaja al momento de comprobar la existencia de un estado de indefensión de
las víctimas, porque éstas consienten los actos, en este particular, los delitos sexuales, y por
tal razón existe la posibilidad de eximir a los responsables. En Colombia no existe
actualmente una ley o dispocision judicial específica para el caso de delitos sexuales
perpetrados en las circunstancias mencionadas; sin embargo, las experiencias similares a
nivel nacional e internacional, mencionadas ut supra, han permitido inferir y configurar
acepciones que pueden ser aplicadas al caso particular de Salem. En estos estudios se
manifiesta el poder destructivo que tienen las sectas coercitivas y en general los grupos
totalitarios sobre sus adeptos a quienes convierten en instrumentos que obedecen y se
someten a todas las órdenes de sus líderes. Particularmente, la investigación de Obejero
(2009), hace alusión indirecta a la incapacidad de resistir producida en las sectas coercitivas,
considerando la polémica existente de la discordancia de juicio que existe entre un adepto y
un ex adepto, quien fuera del grupo sectario hace una denuncia de los hechos cometidos en su
contra, los cuales no consideraba incorrectos o delictivos mientras pertenecía a su secta.
Obejero (2009) entrevé la posibilidad de generar una relación líder-adepto en la cual no exista
salida autónoma para este último y, por lo tanto, sumido en la ideología de su grupo sea capaz
de atentar contra su propia libertad, incluyendo dentro de ésta, la autonomía sexual.
Lo evidenciado, permite establecer que las mujeres indagadas efectivamente se
encontraban en un estado psicológico en el cual sus creencias religiosas fueron viciadas por la
imposición de una doctrina permanente y reiterativa de obediencia y sumisión mediante
diversas técnicas de coerción, situación que conllevó a reducir sus capacidades psíquicas y
limitando toda autonomía con la finalidad de que ellas permitieran la comisión de los delitos
sexuales, pero sin un juicio real y libre. Por lo descrito, es posible afirmar que las
entrevistadas en primera medida estuvieron frente a un proceso de ―abuso psicológico
grupal‖, mismo que concluyó posteriormente en las acciones perpetradas por parte del pastor
Álvaro Gámez.
Ahora bien, deriva de todo lo reseñado que la naturaleza jurídica de la condición de
incapacidad de resistir de las exadeptas al momento de la comisión del punible, es el
resultado del estado psicológico de dependencia y sometimiento en la cual se encontraban las
entrevistadas al momento de la comisión del punible. En este caso, es preciso retomar lo
relacionado con el concepto de incapacidad de resistir para establecer si esta condición puede
ser catalogada como un estado de indefensión que permita aplicar el tipo que dicta el Art. 207
del Código Penal sobre el delito de acceso carnal o acto sexual en persona puesta en
incapacidad de resistir.
Como se desarrolló antes, el concepto de capacidad e igualmente incapacidad, no puede
comprenderse sólo como la aptitud que permita la realización de actos jurídicos, como lo
conceptualiza el Código Civil colombiano, sino que debe pensarse como un proceso
cognitivo en el cual intervienen factores internos y externos a la personalidad del individuo
que orientan su conducta y mediante los cuales se puede influenciar las acciones presentes y
cambiar la voluntad en la realización de actos futuros. Cuando se cometen delitos como los
perpetrados en el caso de la iglesia Salem, donde se involucran accciones que violentan la
libertad e integridad sexuales de mujeres, no es apropiado considerar la capacidad del primer
concepto porque es limitante en cuanto a los procesos mentales de conciencia que intervienen
en el consentimiento de este tipo de actos, los cuales no tienen la noción de acto jurídico en
absoluto.
Al existir conductas premeditadas, como las estrategias de coerción que se describieron,
está clara la intención del agresor Álvaro Gámez, de generar un estado de inferioridad
psíquica y de sumisión para orientar el comportamiento de sus adeptas hacia objetivos
particulares (tocamientos y penetraciones), desconocidos por ellas, haciendo uso de su
posición de autoridad y de la confianza depositada en él. Además, por parte de éstas no
existía entendimiento de las acciones cometidas, porque éstas fueron enmascaradas bajo la
figura de ―ministraciones‖, las cuales Álvaro Gámez negó que estuvieran relacionadas con la
fornicación o el adulterio.
Por las condiciones expuestas, aunadas al inexperiencia en lo referente a materia sexual
por parte de las entrevistadas, es posible afirmar que se generaron las condiciones suficientes
para influenciar su comportamiento y orientarlo hacia actos en los cuales existía un
consentimiento manipulado, por lo cual se establecería la existencia de un estado de

indefensión y de persona puesta en incapacidad de resistir por condiciones de inferioridad
psíquica, las cuales han sido argumentadas preliminarmente.
Ahora bien, es necesario revelar que los actos denunciados, bajo la forma de
―ministraciones‖, corresponden verdaderamente a delitos sexuales conforme lo expresa el
Código Penal. De acuerdo con las declaraciones de las entrevistadas, dentro de la
―ministración‖, el objetivo era ―impartir el poder del Espíritu Santo‖, sin embargo, esta
acepción fue tergiversada por el pastor Álvaro Gámez de tal forma que mediante esta figura
se satisficieran sus necesidades e inclinaciones sexuales.
Las experiencias de las víctimas demuestran la comisión de actos sexuales, definidos
como conductas diversas al acceso carnal, que no implican penetración, pero que vulneran la
libertad, integridad y formación sexual. En la mayoría de los casos presentados, el proceso de
―ministración‖ inició con tocamientos en zonas consideradas de estimulación y excitación
sexual (senos, nalgas, piernas, vulva) admitidas como tal por la Corte Suprema en la
Sentencia No. 30305 del 5 de noviembre de 2008. Posterior a estos actos sexuales, con
excepción de Karen Sánchez, las demás entrevistadas fueron objeto de accesos carnales por
vía vaginal, anal y oral, tanto del miembro viril como de los dedos, conforme está descrito en
sus testimonios.
Todo lo desarrollado hasta el momento, permite establecer que por la naturaleza
psicológica y jurídica de los casos en estudio, las victimas fueron puestas en condición de
incapacidad de resistir por reducción psíquica mediante manipulación mental de sus creencias
religiosas, que manipularon su consentimiento, puesto que, está manifiesta la utilización de
terminología propia de la iglesia Salem, interpretada a la conveniencia de Álvaro Gámez,
para impedir la comprensión íntegra de las acciones que él cometía con estas mujeres.
Por lo tanto, es posible la aplicación de la condena que dicta el artículo 207 del Código
Penal por la comisión del delito de acceso carnal o acto sexual en persona puesta en
incapacidad de resistir por reducción psíquica. Además, cabe agregar que en este caso
existen circunstancias de agravación punitiva relacionada con los numerales 1 y 2 que
corresponden a aquellas en las cuales: ―la conducta se cometiere con el concurso de otra u
otras personas‖ y ―el responsable tuviere cualquier carácter, posición o cargo que le dé
particular autoridad sobre la víctima o la impulse a depositar en él su confianza‖,
respectivamente.
Respecto al numeral 2, las relaciones de autoridad fueron argumentadas con claridad
anticipadamente, por lo tanto es clara la superioridad y la relación de confianza que estaba
depositada en Álvaro Gámez. En cuanto al concurso de otra u otras personas, pese a que en
los fragmentos anteriores se puede demostrar la presencia constante de dos mujeres:
Alexandra Castro y Tatiana Tulcán, profetas de Salem, es oportuno citar algunas
declaraciones de las entrevistadas en las cuales se expresa con mayor detalle la
comparecencia, conocimiento, y participación de ellas en los actos conocidos como
―ministraciones‖:
(…) después de que esto ocurrió varias veces, ahí dentro de la oficina del señor Gámez,
unas veces yo entraba con Tatiana, otras veces yo entraba con Alexandra, otras veces
entraba con Lorena Yaqueno creo que era, con varias niñas entraba, a veces entraban 3, a
veces entraban 2 personas. (Ángela Alvarado, pág. 3)
(…) si yo me rebelaba, decía algo en contra de eso, podía acarrear maldiciones sobre mi
vida y sobre mi familia, porque alguna vez recuerdo que Alexandra Castro nos dijo que si
contábamos esto a alguien, de esta ministración, iba a caer maldiciones sobre nuestras
vidas, la maldición de Judas. (Ángela Alvarado, pág. 6)
(Refiriéndose a la participación de Tatiana Tulcán) (…) Ella antes de que yo entrara por
primera vez a ese lugar, ella me decía ―mira, el apóstol está preguntando por ti‖, entonces
a ella le decía ―¿sí?, ¿qué te dice?‖ y ella me decía ―no te puedo decir, solo te puedo decir
que tienes que acercarte a él, llevándole presentes, algunos presentes, llévale ofrendas
especiales y acércate a él, ve acercándote a él porque Dios tiene algo muy grande para ti,
muy especial para ti‖. (Ángela Alvarado, pág. 9)
Tatiana tocaba la trompeta y era profeta y Alexandra era profeta y estaba en un coro de la
orquesta. (…) Álvaro Gámez enseñaba que él era apóstol y profeta y después seguían los
pastores y decía que los profetas iban a la par con el apóstol, que era como decir la mano
derecha (…) Habían muchos, muchos profetas (sic), pero él solo escuchaba a algunas
personas (…) A Alexandra, a Tatiana. (Luz Dary Velázquez, pág. 5-6)
(…) escuchaba que Álvaro Gámez hablaba a unas muchachas acerca de eso y Tatiana
estaba ahí en la plataforma, todos estábamos en la plataforma pero en diferentes distancias
y yo le dije a Tatiana ―yo no quiero que eso regrese‖, y me dijo Tatiana en un tono bravo
―No, es que va a regresar‖. De ahí el siguió metiendo otras muchachas, llamándolas y
metiéndolas allá y cada vez se hacían más personas y más personas porque había una
dirección dizque él iba a tener mil mujeres que eran sus concubinas y sus esposas. (Luz
Dary Velázquez, pág. 11-12)
(...) yo me quedaba sentada en cualquier silla del teatro y muy cerca al altar donde él
estaba y esperando mí turno. Entonces yo subía, me hacían subir y estaba Gámez con…
recuerdo a Alexandra, recuerdo a Tatiana, Diana que era una chiquita, no recuerdo más.
Entonces llegaba, subía y Gámez me ministraba… (Natalia Villota, pág. 27)
(…) ya ingreso y Tatiana me dice ―¡ay! Pobrecito el apóstol, si lo vieras, estaba tan mal‖,
pero pues los cultos siguieron normal, no hubo implicación legal y Tatiana decía ―esto si
es de Dios, y la ministración va a volver‖. (Alejandra Cabrera, pág. 13)
Por todo lo expuesto, es ineludible la importancia de este asunto penal en la
administración de justicia en la ciudad de Pasto, puesto que sienta un antecedente sobre
conductas similares que puedan acaecer posteriormente y deja manifiesta la necesidad de

considerar todas las posibilidades a la hora de determinar delitos en los cuales intervienen
formas de manipulación mental. En este particular, ésta se lleva a cabo a través de las
convicciones religiosas, y por los datos teóricos citados y las experiencias de las entrevistadas
existe efectivamente la posibilidad de lograr un grado tal de sumisión en el que se atente
contra la integridad propia, y en este caso, contra la libertad y conducta sexual.
No es admisible, por esta razón, que exista una ausencia de culpabilidad y responsabilidad
en estos procesos, cuando las conductas ejecutadas por el líder de la secta, Álvaro Gámez,
son premeditadas y estructuradas, porque existen grados de avance en su proceso, donde poco
a poco orienta sus acciones y doctrinas a la noción de acto sexual, obviamente realizadas bajo
la figura de ―ministraciones‖, evitando cuidadosamente usar los términos que refirieran
explícitamente a la relación sexual o negando que este hecho se relacionara con esto si se
presentaba la duda. Por otra parte, es evidente el abuso de autoridad que existió por parte de
él, quien desde su posición, usó toda su influencia para la comisión de delitos sexuales en
estas mujeres, actos que se extendieron por varios años procurando condiciones y
oportunidades programadas, preparadas y cooperadas por sus profetas Alexandra Castro y
Tatiana Tulcán, para evitar su descubrimiento.
Si los administradores de justicia deben garantizar que la resolución de conflictos sea
realizada con responsabilidad e imparcialidad, debe aceptarse como parte de esa
responsabilidad, profundizar en cada caso, es decir, considerar posibilidades que puedan
existir para resolverlo aunque estas no se encuentren expresas de forma explícita en la ley. El
caso de la iglesia Salem en Pasto, es un claro ejemplo de esto, puesto que el Código Penal no
determina de forma precisa que exista incapacidad de resistir por reducción psíquica debida a
la manipulación de las creencias religiosas; sin embargo, toda la teoría respecto a las formas
de coerción que se ha analizado bis a bis experiencias de las entrevistadas, demuestra que
efectivamente puede ocasionarse esta condición psicológica que permitió un

―consentimiento‖ alterado por la implantación constante de la idea de obediencia y
sometimiento que rodeó diariamente y desde temprana edad a estas mujeres. Concluir esto
requirió un estudio a profundidad que retomara experiencias relacionadas de las cuales se
extrajo lo necesario en aras de establecer lo que se ha concluido en este momento y que da
cuenta que, efectivamente, el carácter de la incapacidad de resistir en las mujeres víctimas de
esta clase de punibles, puede ser producto de la manipulación de sus creencias religiosas
conforme al estudio del Caso de la Iglesia Salem de la ciudad de Pasto.
Ahora bien, respecto a los efectos frente a la administración de justicia con el estudio del
caso particular de la Iglesia Salem de la ciudad de Pasto, debe manifestarse que las
consideraciones del Juez Luis Bayardo Bastidas Pérez, sobre el asunto con radicado N°
520016000496201200029, para hacer efectiva la presunción de inocencia de los acusados en
el caso mencionado, argumenta la insuficiencia en las declaraciones a la hora de demostrar la
condición de persona puesta en incapacidad de resistir por la modalidad de reducción
psíquica, éstas si bien mantienen coherencia por valorar lo expresado por las entrevistadas
literalmente, comete un error en la consideración del alcance que la manipulación mental
puede lograr en las personas. Él sugiere que:
(…) por más vehemencia que se haya cargado en las expresiones de las declarantes para
enfatizar que lo practicado era una ―ministración‖, rechazando que se haya tratado de un
acto sexual o un ayuntamiento carnal, lo cierto es que ninguna de las féminas describió los
episodios con palabras propias predicables de alguien que veía dichas prácticas como un
acto de bondad, por el contrario, lo calificaron como algo despreciable, feo, desagradable,
nauseabundo, sucio y así por el estilo, mostrando insatisfacción por la edad y apariencia
física del personaje masculino protagonista de los encuentros. (Sentencia N° 130, radicado
N° 520016000496201200029. Pág. 79)

Además, para refutar el hecho de ―que a la persona agraviada se le hubiere imposibilitado
comprender la relación sexual o dar su consentimiento‖, como presupuesto para la
configuración del delito descrito en el artículo 207 del Código penal, el juez afirma que:
(…) para el efecto lo que se desprende de las probanzas es que siempre comprendieron la
entidad de la relación sexual pese a la insistencia en voz inverosímil de concebir los
ayuntamientos como un rito llamado ministración, pues así mismo se delatan cuando
aludieron al recelo que les causaba estar con GT y por ello en no pocas veces se eludían
con algunas excusas como la existencia del periodo menstrual, o cuando telefónicamente
se dejaba de hacer lo que disponía el interlocutor del otro lado de la línea; pero si en gracia
de discusión se aceptara extremamente que permanecieron en el desconocimiento antes de
la salida de K, momento en el que según se dice se cuestionó el acontecer interno y a partir
de allí ya no había cuestionamiento que valga así se advierta que al no haberle pasado nada
a G el mensaje claro era que lo reprochado sí venía de dios. (Sentencia 130, radicado N°
520016000496201200029. Pág. 111)
Estas consideraciones dejan por fuera el hecho de que el estado de reducción psíquica en
este caso generó una alteración de la capacidad cognitiva frente a este acto en particular, y si
bien las entrevistadas opusieron resistencia o describían el sentimiento hacia los sucesos con
calificativos despreciativos, esto corresponde a una reacción normal a su percepción posterior
del acto, sin que por esta razón ellas dejaran de estar convencidas de que éste provenía de la
voluntad de Dios, como fue reiterativo aclarar en varias ocasiones por parte del pastor Álvaro
Gámez y de sus profetas.
Cabe dilucidar que, a pesar de que era de conocimiento para las entrevistadas que las
ministraciones implicaban de forma física lo concerniente a una penetración, por el
conocimiento teórico en sus años de estudio, esto corresponde a una asimilación de carácter
comparativo que su discernimiento les llevaba a realizar, situación que les generaba, como
ellas mismas lo describían, contradicciones internas, sentimientos de rechazo, tristeza,
―opresión‖.
Por otra parte, respecto a la afirmación del Juez según la cual no había posibilidad de
desconocimiento de las ―ministraciones‖ como algo que ―no era de Dios‖ por parte de las
víctimas, posterior a la confrontación de Karen Sánchez contra Álvaro Gámez sobre estos
actos, cabe aclarar que, además del hecho de que no existieran repercusiones legales de
momento, la versión de la discusión que sostuvieron, para todas las entrevistadas constituía
un rumor, puesto que ninguna de ellas presenció tal suceso y por su parte Álvaro Gámez,
afirmaba constantemente que ―no pasaba nada‖, agregando a esto a las calumnias públicas
que hizo sobre Karen Sánchez para desacreditar y ocultar lo que ella había denunciado.
Estos hechos confusos e inconclusos, sin repercusión legal alguna, reafirmaron la
creencia de lo divino de estos actos para las ―elegidas‖. Además, la confianza que ellas
habían depositado en su líder, les hacía rehusarse a pensar que los actos no correspondieran a
lo que él había afirmado como una ―impartición del poder del Espíritu Santo‖, sea por el
medio por el que fuese ejecutado, ellas por esta razón admitían ese significado como una
verdad, por fuera de la similitud que pudiera tener con lo relativo a relaciones sexuales.
Aunque para el común de las personas quedara entredicha esta situación, es parte
fundamental comprender que ellas se encontraban en una condición que les impedía entender
los hechos desde una perspectiva normal, por lo cual internamente se generaban dudas y
contradicciones, se sobreponían sus creencias y convicciones al respecto debido a esta
circunstancia.
Así pues, el juez estableció que al no existir hechos determinados para considerar que el
pastor Álvaro Gámez puso en incapacidad de resistir a las víctimas y afirmando que ellas si
tenían capacidad de comprender que las ministraciones incluían actos relacionados con lo
sexual, afirma que:

(…) la posibilidad de dar el consentimiento no estaba cercenada dado que en el amplio
interregno tuvieron el dominio de la voluntad, no siendo de recibo la excusa de que la
misma fue doblegada por el temor a ser disciplinadas y perder lo logrado para sí o su
familia, lo cual potencialmente era eludible y afrontable en las circunstancias temporales
indicadas, eso bajo la premisa de que tal actitud mermara su psiquis, lo que es
controvertible, habida cuenta que si veladamente se tomara como una amenaza debía
haberse considerado como violencia moral que se sale de la conducta endilgada, pero no
obstante, tampoco podría redireccionarse porque no vemos la gravedad que acarrearía la
cabal pérdida al desobedecer lo reclamado. (Sentencia 130, radicado N°
520016000496201200029. Pág. 112)
De lo anterior es posible inferir que la posición del Juez respecto a la capacidad de
consentimiento y discernimiento que tenían las víctimas frente a las ―ministraciones‖
impartidas por el pastor Gámez, corresponde a la capacidad que el común de las personas
tendría para dilucidar y diferenciar cualquier tipo de actos, teniendo la autonomía para
modificar o extinguir cualquier relación como lo expresa la capacidad jurídica de las
personas, desde el punto de vista civil. No obstante, este no es el tipo de capacidad al cual
debe hacerse alusión en estos casos, puesto que, como se ha manifestado anteriormente, la
capacidad está influenciada por estímulos externos y factores internos que intervienen en el
proceso cognitivo de las personas configurando la voluntad actual y futura para realizar
determinadas acciones.
Como ya se argumentó, se utilizaron varias técnicas de coerción que abordaban y
coartaban diferentes ámbitos de la individualidad de los adeptos a la Secta Salem, los cuales
moldearon y falsearon la voluntad de las entrevistadas para el asentimiento en la realización
de actos de los cuales no tenían conciencia real.

Asimismo, es evidente que la aplicación de estas técnicas es planeada con un fin que el
pastor debió reconocer como algo indebido, caso contrario, no hubiese existido la necesidad
de ocultar el significado de los actos sexuales y accesos carnales bajo la figura de
―ministraciones‖, o encubrir el nombre de su miembro viril denominándolo ―siervo‖, o el del
producto de la eyaculación como ―leche espiritual‖, para lograr el consentimiento de sus
adeptas sin ninguna confusión de que esto pudiera ser considerado incorrecto.
Teniendo en cuenta lo previo, está determinada claramente la intención oculta de toda la
doctrina impartida, puesto que el proceso no se llevaba a cabo de inmediato, sino una vez
haya sido asimilada la acepción de obediencia total y sumisión a su palabra, en seguida, se
situaba a cada una de las víctimas en un grupo de ―elegidas‖, las cuales se hallaban en una
posición especial dentro de la ―iglesia‖, por ese motivo ellas accedieron a participar del
proceso conocido como ―ministración‖ y de la misma forma, mantenerlo oculto para el resto
de integrantes de Salem.
Respecto a esto, el juzgado afirmó que:
(…) un aspecto de relevancia en este interregno es que independientemente de los
sermones abiertos precisados en el culto general que eran captados por todas las personas
asistentes, con mensajes claro está derivados del texto bíblico como se ha aceptado por las
deponentes, en ninguno de esos momentos se exteriorizó el tema de la ministración
especial con las connotaciones conocidas, lo que impone deducir entonces que no es de
recibo achacar las expresiones genéricas emanadas desde el púlpito como una maniobra
específica de adoctrinamiento en la forma direccionada por el ente acusador, pues ello cae
en el terreno de lo abstracto. (…) no hay una probanza indicativa que en esos estados el
señor GT haya desplegado su proceder a las destinatarias en concreto. (Sentencia N° 130,
radicado N° 520016000496201200029. Pág. 81)

Por lo visto, lo reseñado no es aplicable en el sentido de las técnicas de coerción y la
doctrina impartida de obediencia absoluta, aunque estuviera dirigida para todos los adeptos a
esta secta, los fines eran distintos para cada uno de éstos, porque, como se puede percibir en
la entrevista de Natalia Villota, su familia dependía en absoluto de Salem, y por su asidua fe
realizaron grandes esfuerzos, incluso económicos, para mantener y expandir esta ―iglesia‖ en
favor de conseguir beneficios económicos que eran destinados a Álvaro Gámez.
Puntualmente ella lo relata de la siguiente forma:
(…) el viaje de Ipiales a Sincelejo era muy largo y Gámez no costeó el pasar nuestros
bienes a Sincelejo, por lo tanto tuvimos que viajar simplemente con nuestra ropa.
Viajamos a la ciudad de Sincelejo y encontramos si una casa, si un lugar donde se
predicaba la palabra de Dios y habitaciones, pero encontramos pues, no había la
comodidad para una familia de 5 personas a lo cual nos tocó adaptarnos simplemente
porque eso para Gámez era pagar el precio. Fuimos a pagar el precio a Sincelejo, fue una
vida totalmente diferente. (Pág. 12)
(…) Yo recuerdo varias veces que no nos fue suficiente el dinero y añadido a eso teníamos
que ahorrar para los viajes que Gámez nos exigía hacer cuando él visitaba algunas de las
ciudades de la costa, teníamos que tener el dinero, el recurso para movilizarnos desde
Sincelejo hasta cualquiera de las ciudades de la costa que Gámez se fuera a predicar (sic).
(…) Pero con esos recursos que nosotros recibíamos yo recuerdo varias veces que a
nosotros nos tocó pasar hambre, pasar necesidad… (Pág. 13)
Cuando él viajaba a alguna de esas ciudades, (...) Por ejemplo él viajaba de aquí el mes
que viene, llegaba a la ciudad donde él se quería dirigir, llegaba el día lunes y el día lunes
predicaba en la noche, se le tenía que buscar un hotel espacioso, grande, lujoso, prepararle
comida, alimento para darle al almuerzo, la cena. (…) era un pecado, era un delito no
recibirlo, no atenderlo. Teníamos que recibirlo porque era una visita apostólica, lo más
importante para nosotros, la persona, la figura más importante dentro del Ministerio
Apostólico y Profético y de Guerra Salem, a la cual nosotros teníamos que honrarlo,
recibirlo, atenderlo. (Pág. 14)
En situaciones como las relatadas por Natalia, es su núcleo familiar entero, que en
seguimiento al ideal de obediencia y por orden expresa del pastor Gámez, tuvo que difundir
sus prédicas en departamentos lejanos a su lugar de residencia; además, todos los ingresos
recibidos en esta nueva sede por ofrendas, en su mayoría eran enviados a él, dejando lo
estrictamente necesario para la supervivencia. En cada visita que el pastor hacía en esos
lugares, él exigía los lujos y comodidades que deseara, mientras los demás tenían que pasar
necesidades para costear sus atenciones. El beneficio de su doctrina con las personas
diferentes al grupo de ―elegidas‖, consistía en el trabajo que les exigía, en obtener de ellos la
disponibilidad de dejar todo lo que tuvieran para ir a cualquier lugar a continuar la expansión
de su iglesia y el ―enriquecimiento económico‖ que esto significaba.
Es preciso afirmar, conforme a lo expuesto por el juzgado, que efectivamente la doctrina
general de los cultos no especificaba en ningún momento los actos concretos que iban a ser
realizados en la ―ministración‖, pero no se puede dejar de lado que no existiera un fin oculto
en su doctrina, para cada grupo de personas a quienes el pastor Gámez dirigía sus prédicas
había un objetivo particular, como se demostró en lo declarado por la entrevistada.
Los demás argumentos expresados para considerar inexistente la condición de persona
puesta en incapacidad de resistir por reducción psíquica, corresponden en mayor medida a
vacíos e irregularidades procedimentales. Las manifestaciones de peso, relacionados en estas
conclusiones, pueden ser rebatidos con todo lo inferido a lo largo de esta investigación.
En suma, conforme a las Fases I y II, y de acuerdo a la discusión respecto a la naturaleza
jurídica y psicológica de la condición de incapacidad de resistir al momento de la comisión
de delitos sexuales supeditados a la manipulación mental de las creencias religiosas y, en

relación a los efectos frente a la administración de justicia en la ciudad de Pasto, es palmario
concluir que el carácter de la incapacidad de resistir en las mujeres víctimas de esta clase de
punibles, si puede ser producto de la manipulación de sus creencias religiosas y los
administradores de justicia tienen el deber de garantizar los derechos de justicia, verdad y
reparación, lejos de posiciones formalistas que superen la realidad psíquica de las víctimas en
esta clase de eventos.
Ahora bien, una vez finalizada la discusión, es preciso abordar varias conclusiones
respecto al trabajo elaborado. En principio debe manifestarse que el concepto de capacidad se
estructura desde un concepto complejo que abarca elementos más allá de un simple atributo
de la personalidad para gozar de derechos, contraer obligaciones y realizar negocios jurídicos
sin la intervención de un tercero, pues esta cualidad del sujeto corresponde a un término
integral de conciencia para presuponer actos futuros conforme al aprendizaje de actos
presentes y orientar la acción de acuerdo a dicha idea, implicando la voluntad pura, tanto en
la psiquis como en el organismo; por esta razón, es posible que sea manipulada con actos
dirigidos por un persona que domina la vida cotidiana personal y familiar y más tratándose de
experiencias religiosas.
El discurso totalitarista y coercitivo de un líder sectario como el pastor Álvaro Gámez deja
al adepto en una situación que no le permite una salida mínima de individualidad ni de
autonomía, de tal manera que el creyente se subsume a la ideología del grupo, atentando
eventualmente contra su propia libertad sexual e inhibiendo su facultad, sin influencias
externas, de dirigir su conducta conforme a su propia autonomía, la cual le permitiría decidir
el camino de sus acciones sexuales, tal como ocurrió en el caso estudiado.
La afectación relevante del bien jurídico que el delito de acceso carnal o acto sexual en
persona puesta en incapacidad de resistir pretende proteger ocurre en todos los casos en los
que el autor se vale de su autoridad, cargo, posición o carácter para colocar a la víctima en
cualquier estado de inconsciencia, incapacidad o inferioridad psíquica y, con ello, le impide
comprender el acto o acceso cometido; por otra parte, la incapacidad de resistir puede
configurarse también por un estado anímico especial, no originado en ninguna sustancia, que
no necesariamente implica quedar paralizada en su esfera psicomotriz y que, a su vez, es
aprovechado por el victimario para inducir la realización de una actividad sexual, a la cual la
víctima no prestó su consentimiento libre.
La puesta en incapacidad de resistir y la incapacidad de resistir, son alteraciones en el
sujeto pasivo del delito sexual, evidentemente en sus capacidades, posibilidades y realidades
de respuesta a la oposición material y mental del hecho generado por el sujeto activo del
punible, acarreando en consecuencia, pérdida de su voluntad pues ésta se encuentra a
disposición del agresor, por tal razón, el concepto de capacidad e incapacidad, desde la visión
del derecho penal, no puede entenderse como un concepto básico de adquisición de derechos
y obligaciones, sino como unas premisas integradas por elementos interdisciplinarios,
permeados por aspectos psicológicos y jurídicos.
El Ministerio Apostólico Salem en cabeza del Pastor Álvaro Gámez, podría definirse
como una Secta Totalitaria y Coercitiva que implica que se funja como una institución
absolutista y voraz por sus exigencias, pues requiere de sus integrantes la entrega y adhesión
total sin ningún tipo de condiciones, monopolizando sus posibilidades individuales y su
fidelidad; se alimenta de la personalidad de los fieles en todas sus facetas y engulle o
normaliza cualquier interés o actividad del individuo a las tendencias del grupo bajo lealtad
exclusiva que disuelve cualquier vínculo ajeno al grupo, trayendo como resultado el
abandono de sus relaciones familiares y de amistad sin importar, a voluntad del líder sectario,
que estos sean traicionados.
El carácter totalitario y coercitivo de la secta Salem se evidencia en cada una de las
entrevistas realizadas a las víctimas de los delitos sexuales estudiados, donde se concluye que
éstas no podían ser conscientes de sus actos, los consintieron, pero mediadas por la creencia
de que estaban actuando bajo el mandato de Dios. Esta situación inhibió cualquier tipo de
respuesta a los deseos del Pastor Gámez, que según su discurso manipulador, es emitido por
el representante de esa divinidad en la tierra.
El Discurso del líder sectario Álvaro Gámez, se impuso sobre la voluntad independiente de
las creyentes gracias a la coerción o presión a la persuasión, limitando sus libertades
individuales y esto se logró con el uso de la amenaza, el miedo, la presión moral, y otras
formas de castigo y humillación bajo la inducción psicológica y además la coerción social en
el ambiente o entorno del Ministerio. Lo anterior fue evidente en las presiones grupales,
colectivas e institucionales que generaron mejores resultados que la dominación física,
sirviendo de canal para el sometimiento de las víctimas a la voluntad del pastor Gámez bajo
una condición de incapacidad de resistir.
El desarrollo conceptual y de antecedentes de la presente investigación, efectivamente
permitió identificar que Salem se configura como una secta destructiva, totalitaria y
coercitiva, y dentro de ella se encontró que se emplearon todos los tipos de técnicas de
persuasión y coerción expuestas a lo largo del marco conceptual, las cuales lograron poner a
disposición del líder de la secta, Álvaro Gámez, todos los aspectos de la individualidad de las
entrevistadas.
La serie de técnicas, que se constituyen, de acuerdo con los postulados de Singer, en lo
denominado programas de reforma de pensamiento, generaron en las estudiadas
precisamente lo que su nombre afirma, una alteración en su modo de pensar y en su
capacidad crítica; situación que progresivamente fue orientando su consentimiento para que
al parecer general se percibiera como una ―aceptación‖ con voluntad real de las afectaciones
realizadas contra su libertad, integridad y formación sexual. No obstante, ésta voluntad y
consentimiento fue viciado por el efecto de la doctrina permanente y reiterativa de obediencia

y sumisión que se impartió durante años a los integrantes de la secta Salem, por parte del
pastor Álvaro Gámez.
Por los efectos que generaron las técnicas coercitivas a nivel psíquico en las victimas, y la
limitación de la autonomía y discernimiento que es evidente a través de lo expresado en las
entrevistas; se establece que ellas fueron puestas en incapacidad de resistir en la modalidad de
reducción psíquica por parte del pastor Álvaro Gámez y, dada la condición de este caso en
particular, es preciso configurar la existencia de la condicion de reducción psíquica
ocasionada a través de la manipulación de las creencias religiosas, lo cual hasta el momento
no se encuentra determinado por el Código Penal.
Para determinar los delitos sexuales perpetrados en Salem, se requirió un análisis de la
capacidad y la voluntad de las involucradas desde el punto de vista psicológico como es
apropiado para un asunto penal de esta naturaleza; sin embargo, es indudable que la
perspectiva del Juez aplicada para dictaminar el fallo de este asunto no consideró el alcance
de manipulación psicológica que puede tener una secta coercitiva y totalitaria como Salem
sobre la capacidad de discernimiento y la voluntad de las personas, sino que asumió la
incapacidad de resistir por parte de las entrevistadas desde la óptica civil, donde la aptitud de
una persona está determinada por la capacidad para ser titular de derechos y obligaciones, lo
cual es limitante y evade en su totalidad los procesos mentales que intervienen en el
asentimiento de este tipo de actos, mismos que se encuentran muy apartados de la noción de
un acto jurídico en esas condiciones.
En el proceso penal donde el procesado fue Álvaro Gámez, existieron innumerables vacíos
al momento de probar la existencia del estado de indefensión de las víctimas, por esta razón,
el alcance investigativo de este trabajo extiende las posibilidades a la hora de determinar la
culpabilidad en casos como el de la Iglesia Salem, que requieren de una revisión exhaustiva
de los factores internos y externos que actúan para establecer los efectos que pueden acaecer
a causa de la manipulación mental y, particularmente, de la originada mediante las creencias
religiosas.
El carácter de la incapacidad de resistir en las mujeres víctimas de delitos sexuales, si
puede ser producto de la manipulación de sus creencias religiosas, por lo tanto, es válido
afirmar que por parte del administrador judicial no existió un análisis a profundidad del caso
y tampoco se generó una disposición al entendimiento del nivel de influencia que pueden
tener las sectas totalitarias y coercitivas como Salem, porque sobrepasan la lógica de
comportamiento psicológico y el razonamiento normal de las personas y es en este sentido
que es necesario que la administración de justicia, a partir del presente estudio, amplíe el
marco de las posibilidades para este tipo de procesos, puesto que es necesario sobrepasar la
simple interpretación gramatical de la norma.

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Lista de anexos
Anexo A. Entrevista a Alejandra Cabrera Mosquera
Nombre: Alejandra Cabrera Mosquera

Lugar: Juzgado Cuarto Penal del Circuito
Juez: Luis Bayardo Bastidas Pérez
Fiscal: Jairo Alberto Fajardo Rondón
Delitos: Acceso carnal o acto sexual en persona puesta en incapacidad de resistir
Juez: Señora Alejandra Cabrera Mosquera, por favor de pie. Usted va a rendir una
declaración bajo la gravedad de juramento. Previamente le informo que no está obligada a
declarar contra usted misma, contra su cónyuge, contra su compañero o compañera
permanente o parientes dentro del cuarto grado de consanguinidad civil o segundo de
afinidad. El juramento tiene una importancia a nivel social, moral, legal y por ello
previniendo que en caso de faltar a la verdad se incurre en el delito de falso testimonio, que
de acuerdo al artículo 442 del Código Penal, a quien bajo la gravedad de juramente falte a la
verdad o la calle total o parcialmente tiene sanción de 6 a 12 años.
Con esas prevenciones, levante la mano derecha. ¿Jura usted decir la verdad en lo que va a
ser interrogada en esta audiencia?
Alejandra: Lo juro.
Juez: Por favor díganos su nombre completo.
Alejandra: Mi nombre es Alejandra Cabrera Mosquera
Juez: En seguida nos a dar a conocer los datos que la identifiquen a usted, como si fuera una
hoja de vida, su estado civil, su profesión, sus estudios, todo aquello que la pueda a usted
distinguir como persona. Proceda por favor.
Alejandra: Mi nombre es Alejandra Cabrera Mosquera, estoy identificada con la cédula de

ciudadanía 1.085.264.915 de la ciudad de Pasto, soy una mujer soltera, soy administradora de
empresas de la Universidad de Nariño.
Fiscal: Señorita Alejandra, ¿nos puede informar si usted ya terminó sus estudios?
Alejandra: Estoy en décimo semestre, estoy egresada y estoy presentando mi tesis.

Fiscal: Correcto. Coméntenos, ¿usted conoce el denominado Ministerio Apostólico y

profético Salem?
Alejandra: Si, asistí allá.
Fiscal: ¿Cuánto tiempo asistió?
Alejandra: Desde el año 2000, hasta el año 2010 serían 10 años.
Fiscal: ¿Esa asistencia fue continua?
Alejandra: No, no fue continua, en algún tiempo fue intermitente.
Fiscal: ¿Se interrumpió, en qué momento se interrumpió?
Alejandra: Es intermitente.
Fiscal: ¿Por qué motivo es intermitente?
Alejandra: Porque por algunas situaciones del colegio tuve que retirarme y también en el
año 2007 por un escándalo que hubo yo también me retiré.
Fiscal: Dentro de la iglesia Salem, ¿usted qué papel desempeñaba?
Alejandra: Yo era músico, yo tocaba bajo, yo era supervisora, yo era profeta. Si, esas eran
mis actividades.
Fiscal: Esas actividades que efectuó allá, ¿las efectuó al ingresar o cómo fue eso?
Alejandra: Como se trataba de una organización jerarquizada, yo tenía que empezar desde
los puestos más bajos y cada vez iba ganando más jerarquía dentro de ese lugar.
Fiscal: Por las actividades que usted menciona, ¿recibía algún tipo de remuneración?
Alejandra: Algunas veces, no era continuo, era algunas veces un dinero, pero nunca conté
con prestaciones sociales ni un salario fijo.
Fiscal: Podría indicarnos, ¿qué cantidad de dinero se le cancelaba?
Alejandra: A veces $100.000, alguna vez fueron $40.000, depende de la actividad que
desempeñaba y depende de lo que quería Álvaro Gámez darme.
Fiscal: ¿Quién le cancelaba ese dinero?
Alejandra: Al principio me lo cancelaba María Isabel…

Fiscal: María Isabel, perdón, ¿qué apellido?
Alejandra: María Isabel, mmm no recuerdo, ella era esposa de un señor Molina, la verdad no
recuerdo el apellido de ella… ¡Enríquez!, María Isabel Enríquez y luego la contadora que era
después era Liliana Guzmán.
Fiscal: ¿Cuál fue la razón que la llevó a vincularse a Salem?
Alejandra: Yo pasaba por algunos problemas familiares en los cuales se involucra mi papá,
el divorcio de mis papás y algún tipo de acoso, tipo pues el bullying que sufría en el colegio.
Y esto, pues al querer buscar a Dios, una fuerza sobrenatural, el amor, buscar paz interior, me
llevaron a buscar una iglesia, a buscar a Dios en una iglesia y así fue como llegué allá.
Fiscal: ¿Ese ingreso lo realizó usted directamente o a través de otra persona?
Alejandra: Hay ciertas personas que se llaman evangelizadores, que son personas que van de
puerta a puerta entregando tarjetas para que uno asista, con los horarios de reuniones, los
días, y yo asistí por esto, porque llegó un muchacho, un niño a mi casa a entregarme una de
estas tarjeticas.
Fiscal: ¿Nos puede indicar si dentro de Salem conoció a los acusados Álvaro Gámez,
Alexandra Castro y Tatiana Tulcán?
Alejandra: Si, si los conocí a los 3.
Fiscal: ¿Qué papel cumplían ellos en la iglesia?
Alejandra: Álvaro Gámez era la cabeza, era la cabeza de la jerarquía, la persona que más
mandaba, la persona incuestionable, como él se denominaba, autodenominaba ―el ungido‖,
Alexandra Castro era la profeta mayor, también era supervisora, y Tatiana Tulcán también era
profeta y supervisora.
Fiscal: ¿Nos puede explicar qué significa ser ―ungido‖?
Alejandra: Ser el ―ungido‖ es el ser el ―escogido‖ de Dios, eso no lo tiene cualquier persona,
eso tiene que ser una persona muy especial, una persona a la cual no se le puede cuestionar
nada, si dice que el ―negro es blanco‖ pues así es; la persona incuestionable, la persona que
no se la puede tocar, que no se puede decir, de la cual no se puede hablar porque en el
momento que uno llegase a dudar de las cosas que él decía, uno tenía severas consecuencias
espirituales y físicas: enfermedades, el mismo infierno, que uno podía tener cáncer, uno podía
tener todas las cosas malas. Tocar a ese hombre, hablar en contra de él, o siquiera pensar algo
en contra de él, del ―ungido‖ (interrupción del juez y de la defensa, la respuesta se extiende)
Fiscal: Señorita Alejandra, ser profeta ¿qué significa?
Alejandra: Ser profeta es la que escucha la voz de Dios, y dirige a las personas en qué hacer
con respecto a las decisiones que tome en su vida.
Fin vídeo 9:40 minutos
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Fiscal: Señorita Alejandra, nos puede indicar usted si conoce ¿quién determinaba la calidad
de ―ungido‖ o de ―profeta‖?
Alejandra: Eso lo decía Álvaro Gámez y era incuestionable eso.
Fiscal: Usted durante el tiempo que asistió a Salem, ¿qué tipo de creencias se le impartió?
Alejandra: Yo pertenecía a la iglesia católica, fui bautizada de niña en la iglesia católica y

esa era la religión que yo profesaba antes de ingresar a este culto.
Fiscal: ¿Había diferencias de la iglesia católica con relación a Salem?
Alejandra: Si, muchas. Las cosas que se hacían, los horarios, una misa dura una hora o 45
minutos, en cambio acá las reuniones duraban 3 horas seguidas y muchos días.
Fiscal: ¿Usted qué tipo de relación tenía con el señor Álvaro Gámez?
Alejandra: Yo era… era una relación ahora que me doy cuenta, manipulada, de sumisión.
Pero en el tiempo yo lo miraba como que… (Interrupción defensa y juez)
Fiscal: Señorita testigo, ¿usted recibía órdenes del señor Álvaro Gámez?
Alejandra: Si.
Fiscal: ¿En qué sentido tenía órdenes de él?
Alejandra: Órdenes de supervisar las denominadas ―llamas‖, que son iglesias más pequeñas;
órdenes proféticas, órdenes de qué hacer, en qué momento.
Fiscal: ¿Usted cuánto tiempo le dedicaba a las actividades de Salem?
Alejandra: 24/7, 24 horas al día, 7 días a la semana.

Fiscal: Nos puede precisar en detalle, ¿Cómo se daba eso, la dedicación de ese tiempo?
Alejandra: Uno tenía la orden de orar, temprano en la madrugada, porque esa era mi
instrucción bíblica, orar en la madrugada. En las mañanas había grupos de intercesión, en el
medio día de pronto una comida, en las tardes había ensayos de las llamas, uno tenía que
prepararse para ir a las llamas que estaban en lugares muy peligrosos de la ciudad. En la
noche, lunes, martes eran días de supervisión; los miércoles en la noche culto, jueves en la
mañana a las 5am culto hasta las 9 de la mañana más o menos. Después de esto, hablar con
Gámez, habían reuniones de supervisoras, jueves en la noche culto, tenía que estar 5 o 5:30,
también tenía que tomar clases de bajo. Viernes a mediodía, sábados a las 5 de la mañana,
sábados a las 6 de la tarde. Domingos a las 7 de la mañana y en la tarde supervisión y en la
noche también, habían reuniones de supervisión a las que teníamos que… reuniones de
llamas a las que teníamos que supervisar. Y mientras no estuviera haciendo eso, tenía que
estar orando.
Fiscal: Ese culto que menciona, ¿dónde se realizaba?
Alejandra: Desde que yo estuve, eso se realizaba en el Amorel, de la avenida de los

estudiantes y luego se trasladó al teatro Alcázar.
Fiscal: ¿A cargo de quién estaba el culto?
Alejandra: De Álvaro Gámez
Fiscal: ¿Él era el que realizaba las prédicas?
Alejandra: Si señor.
Fiscal: ¿Él se basaba en algún libro religioso/ texto religioso para las prédicas?
Alejandra: Si, en la Biblia.
Fiscal: Correcto. ¿Usted recuerda qué tipo de enseñanzas se les impartía?
Alejandra: Enseñanzas que parecían bíblicas, enseñanzas de que no hay que fornicar, no hay
que adulterar, hay que dar el diezmo, si no se da el diezmo uno es maldito. Si se habla mal
del apóstol es maldito, hay que hacer lo que dicen las profetas, hay que escuchar a las
profetas. También en los cultos se nos decía que éramos tontos, que éramos… que no
servíamos para nada, que solamente estando allí era que podíamos lograr algo en la vida, sino
no; que toda la gente que se salía de la iglesia, ―rebeldes‖, los llamaban, eran personas que
aparte de ser rebeldes eran personas que iban a morir de alguna enfermedad o ya habían
muerto, las habían asesinado, estaban mal económicamente. Ese es el tipo de enseñanzas que
más o menos se daba allá.
Fiscal: Durante el culto, ¿había una posibilidad de que la gente pudiera opinar?
Alejandra: Nunca.
Fiscal: ¿Usted recuerda durante su permanencia en Salem si ocurrió alguna situación especial
que deba comentarla en este juicio?
Alejandra: Si, que se hicieron algunos abusos en contra de mi voluntad.
Fiscal: Puede precisar en detalle, ¿Cómo ocurren esos abusos que usted menciona?
Alejandra: Esos abusos ocurren desde que yo entro a la iglesia. A mí se me ha enseñado que
yo no tengo por qué dejar que alguien toque mis partes íntimas y Álvaro Gámez en su calidad
de apóstol y yo creyendo que él era un hombre de Dios, no iba a hacer nada malo, empezó
con manoseos, que él llamaba ―imposición de manos‖ y eso se prolongaron durante un
tiempo, luego hubo penetración, hubo abuso sexual no consentido y esas son las cosas que
pasaron allá.
Fiscal: Perdóneme señorita testigo, que tratemos de ser más precisos en este punto. En primer
lugar nos puede indicar ¿desde cuándo ocurren estos abusos?
Alejandra: Si, yo para el año 2000, yo empecé a ir a una llama, que ya dije que era, y
empecé a asistir, pero a mí, como yo estaba también asistiendo a una iglesia que se llamaba
―Casa sobre la Roca‖, me dijeron que yo tenía que sacar una cita con el apóstol porque no
estaba bien que yo estuviera en una iglesia, como él llamaba, ―iglesia tibia‖, entonces él habló
conmigo y me dijo ―bueno, voy a orar por ti, porque tú estuviste en una iglesia de ―tibios‖,
una ―iglesia tibia‖ quiere decir que es una iglesia que según un pasaje bíblico que es donde
Dios repugna tanto a una persona, una iglesia, un culto, que lo vomita; entonces que al haber
estado yo allá, no estaba santificada, que yo debía estar santificada para estar dentro de su
iglesia, dentro de su culto.
Entonces yo al querer santificarme, al querer estar bien con Dios, dejo que él me unja, eso se
hace con aceite de oliva, en su oficina tenía aceite de oliva y procedió a ungir mi cabeza, a
aplicarme aceite de oliva en la cabeza, en esta parte que es el corazón (señala su pecho), pero
ya empezaba a tocar mis pechos. Yo me sentí mal, pero yo no pensé que una persona de Dios
podía llegar a hacer algo tan malo, tal vez estaba muy sucia, tal vez estaba mal yo y quería
estar bien delante de Dios. Y así estos eventos ocurrieron porque a mí se me pedía que vaya
varias veces a estas citas.
Juez: Perdone, ¿desde qué año dijo?
Alejandra: Desde el 2000 aproximadamente.
Fiscal: ¿Durante cuánto tiempo se presentaron estos abusos que usted menciona?
Alejandra: Era cada vez que yo tenía que solicitar una cita. Porque él me dijo ―tienes que
venir a…‖ (Respuesta interrumpida por el juez para redireccionamiento de la testigo a lo
fáctico)
Fiscal: Señorita Alejandra, usted habla de que ha habido accesos, ¿a qué se refiere?
Alejandra: Al acceso es de, que Álvaro Gámez me penetró vaginalmente.
Fiscal: ¿Cómo se dio esa situación?
Alejandra: Eso se dio en el 2006, en la sede San Ignacio, pues todo tenía un proceso, eso no
era iba de una a penetración, sino que empezaban con versos de la Biblia, me dijeron que yo
tenía que leer Cantar de los Cantares. Yo al principio no entendía nada, que él quería decir
esto, no entendía, porque es un libro, era un libro para mi sagrado y yo no iba a entender.
Entonces aunque lo leyera yo no entendía.
Cuando un día me sentí, no sé, sentía que estaba enloqueciéndome, tenía muchas
contradicciones, me dijeron que tenían que hacerme una ―liberación‖ y entonces me llevaron
a… en el teatro Alcázar hay una parte que se llama escenario y ahí había un biombo, y ahí
empezaron a hacer ciertos ritos, empezaron a hablar, empezaban a decir ―vasha vara vara
vara… (Lenguaje incomprensible) y decían que eso era hablar con Dios, eso era orar en
lenguas, cosa que era un nivel espiritual más alto. Y empezaban a decir cosas muy raras y de
repente Álvaro Gámez me dio un beso en la boca, yo me asusté en un principio, pues porque
es un hombre de 50 años, no es el beso que uno quiere. Pero se rieron con Alexandra Castro y
dijeron ―no, eso no está mal, eso está bien. Eso es para que tú recibas de Dios.‖ Yo tuve que
aceptarlo, porque como dije no se podía, no había manera que uno pudiera decir que eso está
mal también y yo dije ―bueno esta vez ya voy a estar más cerca de Dios, ¡qué bueno!‖.
Y me dijeron que no era Álvaro Gámez el que me estaba besando sino que era Dios, a través
de él.
Fiscal: Perdón, señorita testigo, ¿quién le dijo eso?
Alejandra: Eso lo dijo Alexandra Castro. Ella me dijo ―es el vino que se entra por mi
amado… por la boca de mi amado y me hace hablar las lenguas‖ (usa gestos corporales para
explicar), no recuerdo bien el versículo, pero ella me dijo que el Espíritu Santo entraba en
Álvaro Gámez, que Dios a través de Álvaro Gámez me besaba, eso fue.
Fiscal: ¿Y qué más ocurrió?
Alejandra: Y Bueno, entonces ese día salí. Me dijeron entonces que tenía que seguir
leyendo, que estaba bien, que Dios hace ese tipo de cosas. Que el versículo que dice ―y su
bandera sobre mí, fue amor‖ quería decir que era Cristo teniendo relaciones con su esposa
que es la iglesia y que eso está bien, que eso no estaba mal, porque no era este señor Álvaro
Gámez, que era Dios a través de él y que así íbamos a recibir bendiciones y que íbamos a
recibir muchas cosas y que íbamos a liberar a nuestra familia de problemas económicos, que
nunca más habría sufrimiento para nosotras.
Y entonces las cosas siguieron así, me uno a ese grupo de muchachas ―escogidas‖, de
muchachas ―bendecidas‖ y empezó a avanzar y en alguna ocasión… Por eso se hacía detrás
de un biombo, la instrucción fue que yo me quitara la… yo utilizaba uniforme de la iglesia,
que yo me quitara la camisa, que yo me quitara el brasier. Me dijo Alexandra ―yo me voy a
voltear para no verte‖, pero pues Álvaro Gámez si podía verme y empezó a tocarme y me
sentó en sus piernas (alza la voz) y empezó a mamar de mis pechos diciendo que ahí había
leche espiritual, que él no estaba tomando nada, que era el Señor, que era la Iglesia y que por
esas cosas la iglesia iba a empezar a recibir muchas bendiciones y que mucha gente iba a ser
bendecida por estas cosas, porque Álvaro Gámez estaba mamando de mis pechos; que esa era
la forma en que la iglesia iba a ser bendecida, y no solamente la iglesia de allí sino las
naciones, que el mundo entero iba a conocer de Cristo por ese acto.
Fiscal: ¿Usted creía todas estas cosas que le decían?
Alejandra: Si, yo creía, porque yo quería la salvación de las personas, yo quería que
conozcan de Cristo en las naciones, que la gente conozca y sea feliz, que mi familia sea feliz,
que no haya más problemas económicos, no sé yo hasta esperaba que de pronto mis papás
volvieran a estar juntos y porque a través de esto yo lo iba a lograr. Mi familia ya iba a
conocer de Dios y ya iba a crecer, iba a haber mucha bendición… yo quería esas cosas.
Fiscal: ¿Usted en esa época qué edad tenía?

Alejandra: Eso fue en el 2006, tenía más o menos 18 años.
Fiscal: Este episodio que narra, ¿se presentó en una sola ocasión?
Alejandra: No, varias veces.
Fiscal: ¿Cuántas veces?
Alejandra: No podría precisar, son muchas veces.
Fiscal: ¿Durante cuánto tiempo?
Alejandra: Hasta el día que hubo este escándalo, creo que fue marzo de 2007
aproximadamente, en que todo esto se descubrió.
Fiscal: Usted habló anteriormente que el señor Gámez la accedió carnalmente, ¿nos puede
indicar cómo se dio esta situación?
Alejandra: Bueno, entonces como venía diciendo, es un proceso. De ahí me llevaron, para
más o menos octubre, me llevaron a una reunión, de…
Fiscal: Octubre, ¿de qué año?
Alejandra: 2006… a una reunión muy especial, de personas muy importantes para Dios, las
personas que estaban más cercanas a Dios, y yo ya era parte de eso, entonces me sentía
también muy especial y empieza una ―guerra espiritual‖ que se llama, no es guerra con armas,
no es guerra con cosas físicas, sino espiritual. Entonces se reúnen las personas líderes de la
iglesia y nosotras, un grupo de unas 10 niñas nos reunimos en un cuarto de las doncellas, que
son las niñas que bailan, y curiosamente esto se hace a oscuras, ni una sola luz prendida, si
acaso una muy lejana para medio saber dónde pisábamos y se empieza a hacer esta reunión,
en donde lo que digo, se empieza a hablar en lo que se llama ―lenguas‖. Empiezan todos a
hablar ―vasha vara shara (aproximación del lenguaje) y la dirección era ―agiten sus espadas‖
(hace gestos corporales de la dirección), ―agiten sus espadas‖, ―agiten sus espadas‖, ahora sí,
―chucen al enemigo, corten al enemigo, ¡córtenlo!, córtenlo, y ahora reciban, reciban‖… ese
tipo de direcciones.
Y al final, cuando todos se fueron, nos dejaron a nosotras, nos sentamos mirando hacia la
ventana, Álvaro Gámez se encontraba en la parte de atrás e íbamos pasando una por una, él
nos hacía… como digo, el cuarto estaba a oscuras, hacía que nos sentemos en sus piernas,
con los pantalones abajo y empezaba a tocar la vulva, nos decía ―¿te gusta?‖, ―¿sí?, ¿esto es
lo que te gusta no?, pero acordate que no soy yo, es el Señor el que te está tocando, no soy
yo, qué voy a ser yo, yo aquí ni disfruto. Es el Señor que te está tocando y te está
bendiciendo‖ Y empezó a introducir sus dedos dentro de mi vagina y me tocaba, y son dedos
gordos, dedos secos que hacen doler, pero no podía hacer nada porque en el momento en el
que yo dijera ―me duele‖, ¿qué hacía él?, lo hacía peor, lo hacía más duro. También
introducía los dedos en el ano y cuando ya acababa esta ―ministración‖, pasaba otra niña.
Mientras tanto nosotras estábamos esperando nuestro turno.
Luego ya avanzó la reunión y se hizo en la casa de San Ignacio, en el tercer piso, y recuerdo
que era un piso alfombrado, y también a oscuras.
Fiscal: Perdón, ¿está hablando de la misma fecha?
Alejandra: No, eso fue en enero de 2007. Porque pasaron unos meses con la misma práctica,
dedos, dedos, manoseo en los senos, besos, chupar los senos, los pezones, un tiempo, hasta
que llegó enero.
En enero de 2007, se hace esa reunión ahí en San Ignacio, la instrucción era que teníamos que
esperar en la sala, cada una tenía que ir arriba, tenía ya que ir ―preparada‖; y la instrucción
con Álvaro Gámez en este cuarto era ―quítate la ropa‖… ―bueno‖, me quito la ropa,
―acuéstate en el piso, ya‖, y procedió a penetrarme, no hubo un juego previo, nada, de una a
penetrarme. Situación dolorosa, horrible, putrefacta, situación… (Interrupción defensa y juez,
prosigue)
Sí, entonces estamos en enero de 2007 y estas ―ministraciones‖ que llamaba él, se hicieron
varias veces, con varias personas, con diferentes personas y así hasta marzo de 2007 que se
supo qué era lo que estaba pasando y gracias a Karen pues se descubrió qué era lo que estaba
pasando en esa iglesia.
Fiscal: En ese lapso entre enero y marzo de 2007, este episodio que usted ha narrado ¿se
presentó en más de una oportunidad?
Alejandra: En más de una oportunidad y no solamente conmigo, teníamos que esperar turnos
y cada vez eran más muchachitas las que llegaban. Sí, eran muchas veces.
Fiscal: Después de marzo de 2007, ¿qué ocurrió?
Alejandra: Bueno, después de ese escándalo él dijo, él estaba preocupado; él a mí me dijo

―yo estoy preocupado por Geraldine y Jasmine, que las hagan hablar en contra mía y yo me
vaya a la cárcel, ¿te imaginas?, ¿te imaginas yo con una cobija y comiendo con campana?
¿Te imaginas yo en esa situación?‖. Y estaba muy temeroso y de hecho ya por esa situación
yo también decidí retirarme un tiempo.
Fiscal: Usted dice que se retira y después de ello, ¿qué ocurrió?
Alejandra: Bueno, como no sucedió nada, pues yo pensé que iba a haber una repercusión
legal o algo así, mientras estaba afuera y no sucedió, entonces yo dije ―tal vez si sea de Dios‖,
―tal vez si Dios actúa por medio de este hombre, tal vez (como no pasó nada) Dios nos
protegió a todas y lo protegió a su ungido‖. Entonces hasta el 13 de diciembre de 2013 es que
yo vuelvo, pero no vuelvo bajo mi propia voluntad, porque yo sentía que no tenía que ir, tenía
esa contradicción…
Juez: Por favor repite la fecha
Alejandra: Diciembre 13 de 2007.
Fiscal: Usted habla de que hubo un escándalo por lo de Karen, ¿a qué se refiere esto?
Alejandra: Resulta que Francy, le contó a Karen, Karen no estaba dentro de este grupo de
niñas abusadas, ―ministradas‖, le contó a Karen qué era lo que estaba sucediendo, entonces
Karen dijo ―esto no está bien, esto no está según la Biblia, esto no es Dios‖ y entonces
decidió confrontar a Álvaro Gámez, lo confrontó; según dicen él lloró, se arrodilló, pidió
perdón, dijo que nunca más iba a volver a hacer eso, incluso dicen que hay grabaciones. Lo
curioso es que eso es lo que ella decía que pasaba, pero acá Gámez nos decía ―no, no está
pasando nada‖, era como una contradicción, luego de repente ―no, tengo miedo‖, entonces era
un sinfín de contradicciones y entonces se retiró mucha gente, mucha gente de la iglesia que
entendió que eso estaba mal, que eso no era de Dios, y se retiró.
Fiscal: ¿Usted dice que se retiró en esa época?
Fiscal: Y regresó… ¿nos puede recordar cuándo regresa?
Alejandra: Si, yo mantenía contacto con Tatiana Tulcán, ella me llamaba algunas veces, yo
estaba tratando de tener una vida normal, de cualquier joven de mi edad y entonces de repente
empiezo a ver que mi mamá llega llorando y me dice ―es que Tatiana me dijo que usted se va
a perder, que usted allá en el mundo lo único que va a hacer es quedar embarazada y perderse
y alcoholizarse‖ y llegaba mi mamá llorando porque Tatiana le decía esas cosas, y yo por no
ver a mi mamá llorando fue que dije ―bueno, voy a volver‖, con miedo, con temor, decidí
volver el día 13 de diciembre de 2007.
Fiscal: Después de esa última fecha, ¿qué más ocurrió?
Alejandra: ¿Después del 13 de diciembre?
Fiscal: Si.
Alejandra: Bueno, pues ya ingreso y Tatiana me dice ―¡ay! Pobrecito el apóstol, si lo vieras,
estaba tan mal‖, pero pues los cultos siguieron normal, no hubo implicación legal y Tatiana
decía ―esto si es de Dios, y la ministración va a volver‖.
Fiscal: ¿A qué se refiere a que creía que era de Dios?
Alejandra: A que, como no pasó nada, a que como nunca hubo una repercusión legal, a que
como la gente siguió yendo porque como pues solamente ciertas personas se enteraron de este
escándalo, y las personas que se fueron realmente se habían ido por rebeldes porque eran
unos demonios que le estaban haciendo mal a Álvaro Gámez, que eso estaba bien, la iglesia
siguió y que eso era que Dios estaba aprobando ese tipo de abusos.
Fiscal: Y con relación a usted, ¿volvió a ocurrir alguna situación especial después de
regresar?
Alejandra: Si, yo volví y se me volvió a instruir en lo mismo, que era algo bueno, que nunca
había pasado nada malo, que esa era la muestra, que no haya pasado nada, que Gámez
siguiera y la iglesia y que todo estaba bien, esa era la muestra de que era una aprobación de
Dios. Entonces que tenía que seguir orando, que tenía que seguir yendo, tenía que seguir
diezmando, pactando. Diezmar es dar el 10% de mis ganancias; pactar, era dar dinero cuanto
más, mucho mejor, para poder ingresar de nuevo a este grupo selecto; y bueno es ahí donde
yo me entero que eso sigue, hay nuevas personas dentro de la ministración.
Fiscal: ¿En estas ministraciones usted se vio involucrada?
Alejandra: Si.
Fiscal: Cuéntenos ¿cómo ocurrió?
Alejandra: A mi Álvaro Gámez me dijo que yo iba a volver a la ministración y que
Corte vídeo 30:22 a 30:56

Alejandra: Yo podría precisar esas fechas, yo apunté en mi diario esas fechas, ¿puedo
utilizar?
Juez: Bueno, ¿usted tiene el diario?
Alejandra: Si señor
Revisión diario por parte de la defensa (Fin vídeo 32:20)
Fiscal: La fiscalía comparte la decisión suya de autorizar el uso de los documentos

proporcionados por la testigo para que sirva de recreación de los hechos que ella menciona en
su testimonio.
Señorita Alejandra, usted nos puede indicar, después de enero de 2007, perdón, diciembre de
2007, ¿qué ocurrió con posterioridad?
Alejandra: Después de 2007, cuando yo vuelvo a ingresar, aquí dice, señalado el 13 de

diciembre aquí como ―volví a mi casa‖, luego pasa al 2008, empiezo a otra vez al mismo
proceso de humillación ante Dios, un proceso de santificación, de oración, y sabiendo que,
como me dijo Tatiana, la ―ministración todavía sigue‖; pero dijo ―ahora con más cuidado‖,
entonces por haberme salido, yo tenía una maldición sobre mí, que era de traicionar la iglesia,
ser una rebelde. Entonces yo tenía que sacar eso de mí, yo no podía permitir que Dios me
tuviera en ese concepto, porque las profetas me decían eso ―tú eres una rebelde‖, ―tú
traicionaste a tu apóstol, a mi ungido‖ que Dios decía eso: ―tú traicionaste a mi ungido, a mi
amado‖. Entonces yo quería sacar eso de mí y entonces quiero volver y entonces para el año
de 2009 aquí puesto como… yo no podía escribir exactamente qué estaba sucediendo, yo
utilizaba mis códigos, porque en el caso que mi mamá llegase a encontrar esto iba a ser un
problema. Por eso no está escrito específicamente lo que pasa, yo utilizo palabras bíblicas
como ―purín‖…
Fiscal: Por favor, ¿nos repite la palabra que menciona?
Alejandra: Purín. P-U-R-I-N, que es como un tipo de fiesta, la señala en el 8 de enero,

porque para mí era una fiesta que se me aceptara de nuevo dentro de esta ministración. En
orden, obviamente, en orden de volver a ingresar a la alabanza, a mí me gusta mucho la
música, me gusta mucho tocar el bajo también y sobre todo hacerlo para Dios era mucho
mejor, entonces hacer esto por Dios y hacerlo santificada y hacerlo para que la gente baile y
dance para el señor, estaba bien. El 8 de enero sucede eso, para el 21 de marzo, señalado
aquí…
Fiscal: Perdón, está hablando de ¿qué año?
Alejandra: 2009. Para el año 2009 el 21 de marzo escribo aquí: ―volví a tocar en la
alabanza‖, y entonces empiezan otra vez, como yo ya estoy en la alabanza y los viernes en la
noche se hacían ensayos, ensayos en los que yo solamente tenía que estar sentada atendiendo
cualquier necesidad de Álvaro Gámez, porque ni siquiera se me permitía tocar en esos
ensayos, llevándole comida, porque esto iba a hacer que me santifique. Llevarle un buñuelo y
una Coca-Cola Light, que eran sus gustos, iba a hacer que yo me santifique y que Dios me
vea con más agrado.
Entonces todos los viernes, desde las 6 de la tarde hasta las 9 de la noche en el teatro Alcázar,
se hacían los dichosos ensayos y al final de los ensayos este señor me decía que me quede y
que me iba a ministrar. Al principio, otra vez, como digo todo es un proceso, empezó con una
imposición de manos y luego viene a decirme que debe tocarme mis senos otra vez y
entonces de espaldas al escenario, donde a veces estaban sus hijos sentados, él
minuciosamente, sutilmente, metía la mano dentro de la blusa y empezaba a tocar y
empezaba a repetir palabras como ―¿te gusta?, eso muñeca, eso‖ y empezó a hablar, para él
supongo que es… en un tono como de niño (imitando la voz de un niño) ―¿así te gusta?, eres
una bebé, eres una bebé del Señor‖, eso me decía; y yo empezaba a reírme, porque bueno, es
gracioso y parecía que era como si Dios me consintiera y pues obviamente a través de él,
Dios estaba haciendo algo.
Y pasa esto y hasta que me dice que, yo empiezo a notar que los domingos están yendo con
falda algunas niñas, con faldas largas, niñas que siempre utilizaban pantalones empezaron a
usar faldas largas y entonces ya entiendo que ahí ya está de nuevo la ministración que se
hacía los domingos después de los cultos, más o menos a las 10 de la mañana. Él entraba a su
oficina, yo no sabía qué estaba pasando, me imaginaba qué estaba pasando; pero no sabía a
ciencia cierta qué era lo que pasaba allá adentro y había una chica afuera con un celular, otra
chica adentro también con celular, porque después vine a entender cómo era esto.
Y bueno hasta el día que ya me dicen ―ya vas a entrar a la ministración‖, que pues iba a estar
Johana ahí en la oficina de él, pero tienes que, me dijo que… las instrucciones eran las
siguientes: tengo que quedarme hasta el final, no tengo que tener nada debajo de la falda, la
falda que yo usaba, a diferencia de las otras niñas, era por el uniforme que yo usaba los
domingos, una falda larga negra y entonces que tenía que ingresar por la puerta del sitio que
era para que estén los niños, que también tenía otra puerta para la oficina de él.
Fiscal: Disculpe, ¿quién le dio estas instrucciones?
Alejandra: Álvaro Gámez.
Me dijo ―te tienes que quitar todo y te cambias rápido en ese baño que hay allá y entras‖,
entonces lo hice y entro y empieza otra vez con sus besos, esta vez ni un pico, era de una a
ver los besos un buen rato y luego decía ―bueno ahora te toca con el siervo‖, el siervo es el
pene de él, él le decía ―el siervo‖. Entonces lo saca y me dijo ―para que ores mejor en
lenguas, para que Dios te escuche‖ algo así, ―tienes que ponerlo en tu boca‖, lo que ahora se
llamaría sexo oral y ―ponete en cuatro muñeca, ponete en cuatro‖, me pongo y entonces sin
más ni más empezó a penetrar, empieza a penetrarme y empieza el acto y me empieza a decir
―‘ ¿qué ves muñeca? ¿Qué ves?‖ o sea en medio de todo ―¿qué ves? ¿Tienes visiones?
¿Tienes mejores visiones? ¿Qué te está mostrando el señor? Entonces en medio de eso yo
digo ―si, si‖ con miedo digo ―si, si yo estoy viendo‖, ―¿qué estás viendo?‖, ―yo veo guerras,
yo veo que usted va en un caballo, levantando una bandera y que estamos peleando contra
Egipto‖ y cosas así. Bueno, esto en una ocasión, en otra ocasión sería…
Juez: Perdón, ¿lo que usted manifiesta era lo que usted le decía que veía?
Fiscal: Disculpe señorita Alejandra. Usted nos puede de acuerdo a sus apuntes, podría decir
si recuerda ¿cuándo ocurrió este episodio que acaba de mencionar?
Alejandra: De todas las veces, pues hay ciertas señalaciones en rojo, que fueron las veces
que este señor me penetraba, pero no tengo exactamente cuándo, pero fue durante este año,
entre marzo y septiembre.
Fiscal: ¿De qué año?
Alejandra: Del 2009.
Fiscal: Continúe
Alejandra: Los domingos. Y entonces si había en algún momento alguna cosa que yo dijera
mal o pensara mal, que tenía alguna duda de que eso estaba bien o que no era algo que estaba
bien de pronto, tenía que rechazar estos sentimientos; yo a veces le preguntaba ―¿esto está
bien?‖ o ―apóstol yo me siento en una palabra, opresión, me siento un poco mal‖, entonces
me mandaba a hacer una liberación, y en el momento en el que uno más o menos decía esto,
me disciplinaba. Disciplinaba era que ya no podía tocar, ya no recibía esta… una asignación,
se llamaba al dinero, y no, pues al estar ya sentada abajo, obviamente todos se daban cuenta
que a mí me habían disciplinado, que yo había hecho algo malo, que yo ya no era agradable a
los ojos de Dios, y aquí precisamente señalo en septiembre que me habían disciplinado.
Para el 15 de noviembre, volví a estar dentro de la ministración, entonces aquí lo señalo como
que ―entendí muchas cosas lindas del Señor‖. Me vuelven a disciplinar y también lo señalo
para el 20 de diciembre del 2009. Él tomaba vacaciones, así que en enero no sucede nada y
para febrero vuelve la ministración, vuelvo a estar dentro de esa oficina, y aquí lo señalo
como ―usted tiene dueño‖, el 8 de febrero también lo señalo como ―especial‖.
Fiscal: ¿De qué año?
Alejandra: 8 de febrero de 2010 y 18 de febrero de 2010, los señalo como ―especial‖ y que
―yo tengo dueño‖.
Fiscal: De acuerdo a esos apuntes que usted tiene en sus manos. ¿Ahí tiene consignado si se
realizaron accesos carnales?
Alejandra: Estos ―especial‖ y ―usted tiene dueño‖ si significaban accesos carnales.
Fiscal: Estos accesos carnales, ¿en dónde ocurrían concretamente?
Alejandra: En la oficina de Álvaro Gámez, en el teatro Alcázar.
Fiscal: ¿Había presente alguna otra persona ahí en ese momento?
Alejandra: Si, a veces estaban Johana Lasso, a veces Tatiana, en alguna ocasión estuvo Luz
Dary; estos encuentros fueron cada vez más dispersos porque ya habían muchas niñas y
entonces cada una tenía que tener un horario. Entonces ahí era que de vez en cuando ya a uno
le tocaba una ministración y además, como venía diciendo, ya entendí cuál era la función de
la niña que estaba adentro con el celular, que era avisar si alguien estaba cerca o si alguien
había entrado a la parte de la reunión de niños, ¿para qué?, para que todas lleguemos y nos
cambiemos y no ha pasado nada.
Fiscal: ¿Nos puede precisar si en estas ministraciones que usted denomina, participaba
Alexandra Castro?
Alejandra: En la primera, antes de mi primera salida, si participaba; en las guerras con luz
apagada ella si participaba.
Fiscal: ¿De qué manera participaba?
Alejandra: Ella era la que daba las direcciones porque ella era una profeta, entonces era la
que decía ―muevan las espadas así‖, ―muevan los pies así‖, ―escupan‖, ―escupan para arriba,
escupan para abajo‖, ―hablen en lenguas‖ y empezaba a parlotear ―asha vara shara…‖, ella
era la que hacía ese tipo de cosas, porque ella era la profeta principal. Para el dos mil…
después del 2007, yo ya no la veo, pero a mí me dicen que ella si está dentro de las
ministraciones. Es que habían tantas niñas que ya uno no sabía quién estaba adentro y quién
no.
Fiscal: Cuando se realizan este tipo de ministraciones en las cuales hay encuentros sexuales,
¿usted participa voluntariamente en ellos?
Alejandra: No
Fiscal: Usted, ¿por qué motivo entonces asiste a este tipo de ministraciones?
Alejandra: Porque yo, como había dicho, eran para salvar a mi familia. Lo que se nos había
dicho era que por medio de esto borrábamos los pecados, no solo nuestros sino de nuestra
familia. Él decía ―¿si ven como yo tengo dinero? ¿Si ven las camionetas, las casas que
tengo?, eso es porque el Señor está de parte mío, me está mostrando su favor‖. Entonces claro
uno también quiere contar con el favor, porque si usted es pobre, usted está con el diablo; si
uno es pobre está totalmente en pecado, es una persona desagradable a Dios. Entonces él nos
dice que por medio de él, por medio de estas ministraciones, por medio del Espíritu Santo
entrando en él podíamos salvar nuestra familia, de hecho ya que era tan grande y tan
poderoso esto, que ya salvábamos hasta la iglesia, ya salvábamos departamentos, el país,
Colombia entera, Suramérica y hasta gente de otros continentes.
Fiscal: ¿Usted en algún momento puso resistencia a la realización de estos actos?
Alejandra: El día de poner resistencia, el único día que yo puse resistencia, sería pensar que
estaba mal y por esto se me disciplinó.
Fiscal: ¿Cuándo ocurrió esto?

Alejandra: El 9 de septiembre de 2009. Hago un mínimo comentario de que siento que no

está bien y que estoy deprimida, y se me disciplina 1, 2 y 3 veces; si, dos o tres veces por esos
pensamientos, entonces no debía tener ese tipo de pensamiento, estaba mal.
Fiscal: ¿A usted de alguna manera se le sugirió que iba a tener relaciones sexuales?
Alejandra: No
Fiscal: ¿Usted tenía conocimiento de que se trataban de relaciones sexuales?
Alejandra: Lo que había aprendido en el colegio
Fiscal: ¿Qué tipo de experiencia tenía en esa materia, en materia sexual cuando ocurrieron
esas relaciones?
Alejandra: Solo lo teórico, lo que le enseñan a uno en el colegio, la reproducción.
Fiscal: ¿Usted cómo se sentía cuando ocurrían?
Alejandra: Yo me sentía mal, sentía que estaba haciendo algo que era… primero el dolor,
porque estas penetraciones eran grotescas, eran duras, eran sin consentimiento, no tenía
ningún tipo de placer, aunque Gámez nos preguntaba mucho ―¿sientes placer?, ¿sientes
placer?‖ y si uno le decía que no, estaba mal y obviamente como le digo ya era, eso
solamente eso ya era rebelarse y pensar que estaba mal y ya incurría en una disciplina. Era
horrible, pero uno pensaba en la familia y pensaba en uno mismo, porque se nos dijo a
nosotras en una ceremonia que era supuestamente un matrimonio con Álvaro Gámez, se nos
dijo que en el momento en que nosotras habláramos de esto o dijéramos algo iba a caer sobre
nosotros la maldición de Judas. La maldición de Judas era que nos íbamos a sentir tan pero
tan mal, que nos íbamos a suicidar, y que toda nuestra familia iba a caer en desgracia y que
nos íbamos a ir al infierno donde había crujir y rechinar de dientes, donde los demonios nos
iban a comer las carnes y nunca más íbamos a recibir de Dios y Dios nos iba a ver mal, y
Dios nos iba a vomitar y a despreciar.
Fiscal: ¿Usted creía en esto de la maldición de Judas?
Alejandra: Si, yo creía.
Fiscal: ¿Tenía miedo de que le ocurriera lo que implicaba esa maldición?
Alejandra: Mucho miedo, tenía mucho miedo… (Interrupción defensa)
Fiscal: ¿Usted sabía que se trataba de relaciones sexuales?

Alejandra: No, porque él nunca utilizó el término ―relaciones sexuales‖, él siempre dijo que
era una ―ministración‖, que era algo especial, que era algo de Dios, que no era él. Él muchas
veces dijo: ―yo aquí no estoy disfrutando, ustedes son las que disfrutan y ustedes son las que
están recibiendo de Dios. Yo no, yo aquí soy (utilizó la palabra) eunuco, yo jamás, y no soy
yo, es el Señor Jesucristo el que las está llenando de bendición a ustedes en su espíritu‖
Fiscal: En cuanto a este diario que usted ha utilizado en su testimonio, ¿cómo lo obtuvo?
Alejandra: Yo lo hice.
Fiscal: ¿Cuándo lo realizó?
Alejandra: Yo empecé a hacerlo en el año 2004.
Fiscal: ¿Por qué motivo lo realizó?
Alejandra: Me gusta consignar algunas cosas y fechas especiales para mí.
Fiscal: ¿Y en dónde lo tenía usted?
Alejandra: Yo este lo vine a encontrar recién, estaba entre algunas cajas y papeles que ya
había querido olvidar.
Fiscal: ¿Conocía alguna persona de la existencia de este diario?
Alejandra: No, lo tenía muy bien escondido.
Fiscal: Cuéntenos, ¿usted le comentó a alguien, a alguna otra persona lo que le estaba
ocurriendo?
Alejandra: No podíamos, porque también parte de la maldición de Judas era esto, el

momento en que ustedes hablen… (Interrupción del juez, respuesta repetida)
Fiscal: Usted en cuanto a amistades ¿cómo era su círculo de amistades?
Alejandra: Al principio era normal, pero luego se me dio instrucciones, Álvaro Gámez me
dio instrucciones de que si quería agradarle a Dios, tenía que apartarme; quería decir que yo
ya no podía tener ningún tipo de contacto con mis amigos, con las personas que yo les había
generado algún tipo de confianza en mí. Entonces el círculo cada vez se vio más cerrado,
pero pues a mí me decía que eso era como más exclusivo, ya no iba a tener tantas amistades
sino que tener muy pocas, entonces ya solamente eran mis amigas, eran las niñas que estaban
dentro de esta ministración.
Fiscal: ¿Tenía amistades que no asistieran a Salem?
Alejandra: No, podía, no podía tener porque eso era contaminación, eso era del diablo y
entonces eso podía incurrir en una disciplina.
Fiscal: ¿Quién le decía que no podía tener amistades?
Alejandra: Álvaro Gámez
Fiscal: ¿Usted llevaba vida social?
Alejandra: No podía. Primero que todo porque yo mantenía en la iglesia todos los días, y
cada vez este círculo también se cerraba porque al pensar que estas personas podían hacerme
daño o cierto tipo de actividades, por ejemplo, pertenecer a algún tipo de red social, hablar
con personas fuera de la iglesia, ver televisión, leer libros, aunque sean cristianos, ver canales
aunque sean cristianos; el canal Enlace tampoco se podía ver, no podía escuchar música, ni
siquiera música cristiana, tenía que escuchar la música que solamente se tocaba en Salem,
entonces mi vida social se reducía a eso. Y si no lo hacía, pues estaba haciendo mal y me iban
a disciplinar.
Fiscal: Usted para la época que ocurren estos hechos que ha narrado, ¿tenía alguna vida
sentimental?
Alejandra: No, tampoco se podía, porque si uno tenía un sentimiento, una atracción por
alguien, eso estaba mal, eso era del diablo y estaba traicionando a Jesús porque en alguna
ceremonia yo dije que yo iba a ser la esposa de Jesús, y yo no podía tener más de eso; a
menos que Álvaro Gámez me autorizara.
Fiscal: Cuando se desata el escándalo aquí en la ciudad de Pasto, ¿usted estaba asistiendo aún
a la iglesia?
Alejandra: ¿El escándalo de 2012 o de 2007?
Fiscal: 2012
Alejandra: No, yo ya no, yo ya me había retirado.
Fiscal: ¿Usted fue requerida para rendir versión de estos hechos durante esta investigación?
Fiscal: ¿Quién la requirió?

Alejandra: La investigadora Ana Caicedo.
Fiscal: ¿Esa versión la contestó por escrito?
Alejandra: Si
Fiscal: ¿Usted recuerda si se le hizo algún tipo de amonestación para rendir la versión?
Alejandra: No
Fiscal: ¿Y si se le indicó alguna obligación a usted?
Alejandra: No.
Fiscal: ¿Hubo algún tipo de presión para que rindiera la versión?
Alejandra: No
Fiscal: ¿Usted recuerda si la versión que suministró ante la persona que acaba de mencionar
corresponde a lo que ha dicho en esta audiencia?
Alejandra: Si.
Fiscal: Habló del término ―guerras espirituales‖, ¿a qué se refiere cuando habla de ese
término?
Alejandra: Las guerras espirituales se hacían como el nombre lo dice, dentro del ámbito
espiritual. Si nos dicen que tenemos armas, no las vamos a poder ver ni tocar, sino que estas
solamente son invisibles pero son espirituales, o sea que si existen. Éstas guerras espirituales
se hacían con dirección profética, alguna profeta empezaba dar una dirección ―mover
espadas‖ y ―pelear contra demonios‖, ir hasta el infierno y rescatar, pelear contra el Santo
Padre, contra el Papa, también contra artistas, contra Shakira, que teníamos que matarla,
teníamos que atravesarla con espadas y también se hacía… bueno, escupir, escupir en el
suelo, recoger cosas... en eso se basaba una guerra espiritual.
Fiscal: Mencionó anteriormente que a usted se la disciplinó, ¿cierto?
Alejandra: Si
Fiscal: ¿Quién la disciplinó?
Alejandra: Álvaro Gámez
Fiscal: ¿Por qué motivo?

Alejandra: Por cualquier motivo, yo mantenía muchas disciplinas. De las veces que
recuerde, entre algunas estuvieron sentirme mal, de pronto no sentarme adelante en el culto,
hablar con algún muchacho, hablar de hecho incluso con alguna amiga de las que estaban
dentro del grupo, cualquier cosa que para Álvaro Gámez no estaba bien, era motivo de
disciplina.
Fiscal: ¿Usted conoce a Johana Milena Lasso?
Alejandra: Si
Fiscal: Esta persona, ¿qué actividad desempeñaba en Salem?
Alejandra: Ella era supervisora, era profeta, y… no sé si cuenta como función, ella era la que
tenía el celular, para estar, para revisar o avisar si alguien iba a entrar a la oficina.
Fiscal: ¿Qué tipo de relación había entre usted y ella?
Alejandra: Casi nula, pues podría decirse una amistad pero muy, muy escasa.
Fiscal: Dentro de las ministraciones que acaba de mencionar, ¿participó en alguna ocasión
Johana Milena Lasso?
Alejandra: En una.
Fiscal: ¿Recuerda cuándo ocurrió eso?
Alejandra: No recuerdo cuál de todas fue pero yo recuerdo que mientras a mí me estaban
penetrando, ella estaba allí.
Fiscal: ¿Hizo algo ella?
Alejandra: No.
Fiscal: Al señor Oscar David Lucero, ¿lo conoce?
Alejandra: Muy poco
Fiscal: ¿Tuvo algún tipo de trato con esta persona?
Alejandra: Lo básico, el saludo.
Fiscal: ¿Usted sabe qué funciones cumplía el señor Oscar David Lucero? (pregunta retirada
por el juez)
Le hacemos una última pregunta a la testigo. Nos puede precisar ¿cuántas veces se
presentaron las ministraciones que usted dice?
Alejandra: No tengo un conteo exacto, pero fueron varias.
Fiscal: El periodo en el que transcurrieron las mismas, ¿puede precisarlo?
Alejandra: Entre… perdón, ¿esto es con penetración?
Fiscal: Si
Alejandra: Me disculpan me voy a referir a mis… (Revisa diario). Del año 2006 al 2007, y
desde el 2009 hasta el 2010.
Fiscal: ¿Estos eventos dónde ocurrían?
Alejandra: En el teatro Alcázar o en la otra sede que era en San Ignacio, una vez sucedió ahí.
Fiscal: No más preguntas señor Juez.

Anexo B. Entrevista presentada por Ángela Vanessa Alvarado Morales
Nombre: Ángela Vanessa Alvarado Morales

Fecha: 16 de Julio de 2014
Hora: 09:08 a.m.
Juez: Nos va a dar a conocer los datos que la identifiquen como cuando se llena una hoja de
vida, los datos esenciales, su estado civil, su estudio, su ocupación, todo aquello que la pueda
identificar, por favor en voz alta, tiene la palabra Ángela Vanessa.
Ángela: Mi nombre es Ángela Vanessa Alvarado Morales, identificada con cédula de

ciudadanía 1.085.283.298 de Pasto, mi estado civil es soltera, acabé mi carrera profesional de
contaduría pública en la Universidad Mariana, en el año 2012, tengo 23 años y vivo con mi
familia.
Juez: ¿cuál es su ocupación?
Ángela: En este momento estoy estudiando inglés.
Fiscal: Ángela Vanessa, usted además de terminar sus estudios que acaba de mencionar,
¿usted se dedica a alguna otra actividad?
Ángela: No, pues en este momento entré a trabajar como promotora de una empresa de
cuadernos. En este momento más nada aparte de estudiar inglés.
Fiscal: ¿Sus ingresos económicos de qué dependen?
Ángela: En este momento del trabajo que estoy haciendo, pero pues yo vivo con mis papás y
dependo económicamente de ellos.
Fiscal: Señor Juez, ¿podríamos verificar sobre el documento que mencionamos? (una nota de
la testigo)
Juez: Ángela Vanessa, ¿usted tiene ahí un documento que es para efectos de la declaración?
Ángela: Si, en este documento únicamente estoy precisando algunas fechas y algunas frases
que el señor Álvaro Gámez nos decía para direccionar nuestra conducta, para yo poder dar mi
declaración más oportuna, más correctamente.
Juez: Por favor, ponemos en conocimiento de los sujetos procesales que intervienen.
Fin video (6-10)
--------------------------------------------------------------------------------------------------------------
Fiscal: Ángela, usted estaba haciendo una narración de los hechos, le rogaría que por favor
continúe con la misma. En primer lugar, ¿ya se siente en condiciones de continuar?
Ángela: Si, ya estoy mucho mejor.
Fiscal: Usted estaba comentando que se le ingresó a un cuarto donde hubo una penetración
que usted sangró y que luego terminaron esa situación. Entonces, ¿nos puede continuar con el
relato desde ese punto?
Ángela: Si. Salimos de ahí y después al final de ese culto el domingo Tatiana me preguntó
―¿cómo te sentiste?‖ y si estaba bien, y entonces yo le dije ―sí, estoy bien. Si, si estoy bien,
pero estoy muy adolorida‖ le dije, pero en realidad yo no me sentía bien, estaba muy mal,
muy confundida, con miedo de que no sabía lo que me había pasado, yo no estaba consciente
de lo que me había pasado, porque Álvaro Gámez me había dicho que esa ministración era
santa, porque venía de Dios, que eso no era ni adulterio ni fornicación, que eso era del
Espíritu Santo, por lo tanto eso no era malo, eso no era pecado, eso no era malo, porque era
algo santo, que ellos lo veían así, que era algo de Dios. Era tanto así, puede sonar muy
absurdo, pero delante de Dios yo me sentía virgen, o sea, era muy absurdo, pero yo decía ―yo
soy virgen delante de Dios‖
Si, o sea, porque no había pasado nada malo, en mi pensar, no había sido ni fornicación, ni
había sido adulterio, no había sido nada de eso, entonces yo me seguía sintiendo virgen
aunque no era así, pero yo lo sentía así. Y ese día yo llegué a mi casa, me sentía muy mal, no
desayuné, porque hasta esas horas de la mañana eran las 11:30 de la mañana más o menos
que llegué a la casa, no desayuné y me encerré en mi cuarto y comencé a llorar, comencé a
llorar y me tiré al piso y le decía ―Dios mío, ayúdame, yo sé que esto es tuyo, porque esto
viene de ti Dios mío‖ y trataba de aceptarlo, trataba de asociarlo, trataba de acomodarme a
eso, de decir ―no, tranquila, eso no es malo, no has hecho nada malo, eso es del Espíritu
Santo‖ entonces ya trataba de no dudar, no pensaba nada más, pero yo seguía llorando, seguía
llorando y yo no podía ver a mis papás; yo no quería ver a nadie, yo me sentía irritable, todo
ese día me sentí irritable, no dejaba que nadie me hable. Estaba muy mal, muy mal y me la
pasé llorando todo el día.
Después, Álvaro Gámez llegó y me dijo ―¿quién te quitó la virginidad?, ¿quién te hizo
sangrar?‖ como en forma de chiste, en forma de burla, entonces yo solo me reía y agachaba la
cabeza, decía ―¿quién te quitó la virginidad?‖ y se reía en forma burlona y yo solo me
agachaba y me reía porque estaba muy nerviosa, no sabía qué hacer porque era el ungido de
Dios, decía ―no, no me está haciendo daño, porque él es mi papá espiritual, no me va a hacer
daño‖ y él me decía que eso era un dolor grato delante de Dios que había sido un sacrificio
que yo había hecho, que era un sacrificio, un dolor grato para Dios, entonces yo lo acepté así,
acepté que era un sacrificio para Dios.
Después él me dijo que después de que esto ocurrió varias veces, ahí dentro de la oficina del
señor Gámez, unas veces yo entraba con Tatiana, otras veces yo entraba con Alexandra, otras
veces entraba con Lorena Yaqueno creo que era, con varias niñas entraba, a veces entraban 3,
a veces entraban 2 personas; y era repugnante, repugnante esa escena, era totalmente
asqueroso…
Fiscal: Perdón, ¿a qué se refiere cuando dice que ―esto ocurrió varias veces‖?
Ángela: De las ministraciones, la ministración que acabo de mencionar se repetía en varias

ocasiones y yo entraba con diferentes niñas como acabo de mencionar y después de un
tiempo me acuerdo que Álvaro Gámez decía que por cada virgen que él tenía, o sea que él
podía ministrar, por cada virgen el obtenía más territorio para su ministerio. O sea, que él
podía abrir más obras, más iglesias pequeñas del ministerio aquí en Pasto o fuera de
Colombia, o en Colombia; que eso le daba más territorio, más poder espiritual y que había
más crecimiento de la iglesia, tanto de personas como en lo económico, que eso traía más
prosperidad al pueblo. También decía que esas ministraciones eran batallas espirituales, que
eso no solamente era una ministración especial sino que también se libraban batallas
espirituales en las cuales se recogían botines de guerra, que también se peleaba con
potestades, con jueces espirituales, que se peleaba con brujos, con chamanes y que cuando se
realizaban estas ministraciones ganábamos esas batallas; él tenía el botín de guerra, el botín
de guerra era la prosperidad, lo que acabo de mencionar, más territorio, y esas eran las
ministraciones, también eran batallas espirituales en las cuales teníamos que orar en lenguas,
mientras él ministraba a una, las demás orábamos en lenguas a ver si el Señor nos mostraba
alguna visión espiritual, si se veía algún ataque para el ministerio, ataque espiritual, si había
algún brujo levantado de alguna nación, si había algunos espíritus o potestades que se hayan
levantado, algo en contra del ministerio, entonces nosotros orábamos para que el Señor nos
mostrara en visiones o en revelaciones qué pasaba en el mundo espiritual.
Entonces uno oraba en lenguas, oraba en lenguas, y a algunas nos pedía que le demos las
direcciones espirituales para hacer esta guerra, y esto sucedió varias veces, estas
ministraciones…
Fiscal: ¿Recuerda cuántas fueron?
Ángela: No, en total no, pero fueron varias. Eran casi una vez por semana más o menos, de
2010 desde septiembre más o menos, del 2010, no recuerdo con exactitud.
Fiscal: ¿Hasta cuánto tiempo duraron, del 2010 hasta qué año?
Ángela: Hasta el año 2012, febrero de 2012.
Fiscal: ¿Recuerda cuándo fue la última vez?
Ángela: El día no, pero en febrero de 2012.
Fiscal: Correcto.
Ángela: Y eso era, esas ministraciones eran lo más asqueroso, era repulsivo tenerlo encima,
era desagradable, era… y yo sentía temor, sentía mucho temor. Yo siempre salía temblando
de ese lugar, me temblaba todo el cuerpo, porque era algo que una niña de mi edad, pues no
es algo común de ver, tener 2, 3 niñas ahí adentro ministrándolas, como él nos lo hacía
entender, eso era un panorama muy desagradable, era muy terrorífico. Yo salía mal de ese
lugar, con… supuestamente se manejaba el término de ―opresión espiritual‖, es cuando uno
tenía ganas de llorar, cuando uno se sentía confundido, cuando te sentías mal, cuando tenías
rabia, todo eso se asociaba una opresión espiritual lo cual aprendí en Salem, todo eso se
asociaba y me mandaban a hacer liberaciones. Yo salía de ahí y muchas veces me sentía con
ganas de llorar, con ganas de llorar y oprimida como se utilizaba allá ese concepto de
opresión y yo le decía a una de las profetas que me haga una liberación porque yo, yo me
sentía mal, yo no entendía por qué si eso está bien yo me siento así.
Fiscal: Ángela, ¿usted nos puede informar estas ministraciones en qué lugar ocurrieron?
Ángela: Todas ocurrieron en la oficina del señor Álvaro Gámez, cuando se realizaban los
cultos a veces en medio de los cultos y muchas veces al final, cuando se terminaban los
cultos.
Fiscal: Este lugar quedaba a la vista del público.
Ángela: La puerta de Álvaro Gámez si, la miraba todo el mundo, pero nosotras entrábamos
por la puerta de los niños, cuando la gente estaba distraída, o cuando estaban en el momento
de adoración, entrábamos, o sea, teníamos que hacerlo muy cuidadosamente para que las
personas no se dieran cuenta de que teníamos que entrar, que entrábamos a ese lugar, al
cuarto de los niños, a la plataforma.
Fiscal: ¿Había posibilidad de que fueran observadas por la gente?
Ángela: ¿Que entráramos a esas puertas? Sí. Yo creo que mucha gente miró que entrábamos,
pero no se imaginaban a qué entrábamos.
Fiscal: ¿A usted se le indicaba para qué motivos se la hacía entrar a esa oficina?
Ángela: Pues después ya me decía este señor Álvaro Gámez le decía a Tatiana o a Alexandra
―mira, dile a ella que entre‖, ellas me avisaban o me decían a mí, después me decían que
entrara tales días.
Fiscal: Cuando mencionó que Tatiana Tulcán la llevó las primeras veces a esa oficina, ¿le
informó a qué iba?
Ángela: Al principio no, al principio no sabía a qué iba. Ella me decía ―una ministración
especial, vístete de esta forma‖ y ya cuando entré ya supe a qué iba.
Fiscal: Usted describe estas experiencias como ―asquerosas‖, ―repugnantes‖. ¿Si eran de esa
naturaleza, usted por qué motivo volvía?
Ángela: Porque o sea era como un instinto de supervivencia, o sea, yo ya estaba en esa
ministración y no quería, si rechazaba eso, era ser rebelde, no tener fe y no estar en la
voluntad de Dios, porque yo pensaba que estaba en la voluntad de Dios al acceder a esas
ministraciones espirituales. Yo estaba en la voluntad de Dios y que eso Dios había permitido
en mi vida, pero o sea, eran repugnantes, pero yo pensaba que si yo me rebelaba, decía algo
en contra de eso, podía acarrear maldiciones sobre mi vida y sobre mi familia, porque alguna
vez recuerdo que Alexandra Castro nos dijo que si contábamos esto a alguien, de esta
ministración iba a caer maldiciones sobre nuestras vidas, la maldición de Judas. La maldición
de Judas se refiere a muerte, entonces que eso iba a caer sobre mi vida y sobre mi familia,
entonces yo no quería eso sobre mí, porque eso era una convicción. Lo espiritual era una
convicción para mi vida, o sea era mi vivir, era todo, entonces yo creía eso y por esa razón no
lo hice; además de que si yo me revelaba contra eso, el señor Álvaro Gámez me iba a
disciplinar. La disciplina de él era quitarnos de los cargos, de las funciones que teníamos,
además de la humillación, de la humillación pública que él hacía cuando alguien desobedecía,
cuando alguien se rebelaba en contra de una orden que él daba, el humillaba a esa persona
delante de toda la congregación, delante de todo Salem, el humillaba cuando él predicaba, él
ponía ejemplos.
Fiscal: Perdón, ¿cómo se daba esto de la humillación pública?
Ángela: Yo me acuerdo, pues la experiencia que más me impactó fue la de Karen Sánchez,
porque en el 2007 cuando ella se fue, yo apenas estaba consagrándome a fondo en Salem, o
sea estaba asistiendo continuamente y quería realizar un servicio para Dios en ese tiempo.
Entonces yo conocí a Karen Sánchez, antes de que se fuera la miraba como una sierva de
Dios, una profeta muy usada por Dios, porque ella también estuvo por muchos años al lado
de Álvaro Gámez, ella estuvo por muchos años al lado de él, sirviendo como profeta principal
y era pastora, después se volvió pastora, entonces para mi ella era una sierva, un ejemplo para
mí, a seguir, porque era una sierva más de Dios, yo pensaba que era una sierva muy especial
para Dios, entonces yo a ella la miraba muy alto.
Fiscal: Una pregunta específica que usted nos puede dar, sobre ¿Cómo se daba eso de la
humillación pública?
Ángela: Si. Cuando ella se fue, supuestamente por rebeldía como decía Álvaro Gámez, él
habló muy mal de ella por mucho tiempo, por muchos años. Él la humillaba públicamente,
decía que ella era una bastarda, que ella nunca fue hija de Dios, que ella nunca fue una sierva
verdadera de Dios, que ella lo único que quería era sustituir el cargo de Álvaro Gámez, que
era una rebelde, que no debíamos acercarnos a ella, que no debíamos hablar con ella porque
Dios la había sacado de ese lugar, porque ella no pertenecía a Salem, ella no pertenecía al
pueblo de Dios.
Entonces eso quedó marcado en mí, yo pensé en que ella cometió un error y por ese error,
porque ella desobedeció, no tuvo fe, él la empezó a humillar delante de toda la gente y él
hablaba siempre de ella, entonces eso se quedó marcado en mi mente y entonces yo dije ―no
Dios mío, yo tengo que ser obediente, tengo que ser fiel a ti‖, porque no quería que me
sucediera lo mismo, no quería estar expuesta, además de que si me disciplinaban, me quitaba

el cargo de doncella y no podía ejercer el cargo de danzarina en ese lugar. La humillación va
a ser pública de todas formas en ese lugar porque toda la gente nos podía mirar cuando
nosotras danzábamos en la plataforma, toda la gente y si una no danzaba la gente ya se daba
cuenta de que nos habían disciplinado o habíamos hecho algo mal y por esa razón no
danzábamos.
Fiscal: ¿Miró usted otro caso en que se humillara públicamente a alguien?
Ángela: Yo recuerdo a Ana Milena, Ana Milena Recalde, ella es hermana de Eliana Recalde
que fue compañera mía, que fue una de las que me indujo a asistir a Salem, que mencioné
anteriormente, entonces me acuerdo que ella estaba hablando en la prédica, estaba hablando
con el novio o con alguien, no recuerdo bien, estaba hablando en la prédica y Álvaro Gámez
paró de predicar y llegó y dijo ―tú Ana Milena, con el otro que está al lado, por favor silencio,
sino dejo de predicar, entonces váyanse a la parte de atrás‖. Entonces ellos tuvieron que salir
del lugar donde estaban, ellos estaban de primeros, en los primeros puestos y tuvieron que
irse a la parte de atrás y toda la gente los quedó viendo como desobedientes, como no
respetan la palabra de Dios, en el momento que él está predicando. Entonces eso también se
quedó en mí y me dio temor y yo dije ―no, eso no me puede pasar a mí, yo tengo que estar
callada‖ o sea, sumisión.
O sea la consecuencia de eso fue que yo sea sumisa, sumisa de lo que Álvaro Gámez decía,
porque él decía que tenía el carácter de Cristo y si él trataba así a las personas era porque
Cristo era así, decía, que él tenía el carácter de Cristo, si él era seco, prepotente, entonces era
porque así lo quería Dios.
Fiscal: Perdón, ¿usted en estas ministraciones participó voluntariamente?
Ángela: ¿De cuál?, ¿las ministraciones?
Fiscal: Las ministraciones que ha mencionado, que ocurrieron en la oficina.
Ángela: Claro que no, ahora entiendo que no, o sea yo no quería, siempre había en mí esa
tristeza, ese asco, esa repulsión, ese rechazo a esto, porque me hacía mucho daño, me hacía
mucho daño. Yo después de esto me acuerdo tanto, cuando yo estaba estudiando en la
universidad en 8° semestre de contaduría, eso fue en el año 2011, empecé a sufrir como de
ataques de pánico y siempre era con un vacío en el estómago y yo decía ―¿por qué me siento
así, Dios mío, ayúdame!‖, y yo me tiraba al piso y yo le decía… o sea ni siquiera podía
estudiar, o sea de lo que yo sentía no podía estudiar, no podía hacer bien mis trabajos, medio
los hacía, mis compañeras me ayudaban. Mis compañeras de grupo con las que yo estaba,
ellas me ayudaron a hacer los trabajos, me ayudaban porque ellas sabían que yo asistía a
Salem y tenía un horario riguroso y yo, o sea, pasé mi carrera mi carrera de forma muy
mediocre, porque todo mi tiempo era para allá, para ese lugar, porque yo no tenía cabeza para
estar en mi estudio, en mi carrera y me acuerdo que fue todo ese semestre que yo tenía ese
pánico que no podía sentarme al computador a hacer mis trabajos, siempre quería llegar a mi
casa rápido y quería estar en mi cuarto sola, quería sentirme protegida, quería sentirme bien;
y siempre me levantaba con ese vacío en el estómago y me acostaba con ese mismo vacío y
me sentía angustiada, también me dio como… me faltaba la respiración, hubo un tiempo en el
que me empezaba a faltar la respiración y me empezaba a sudar las manos…
Fiscal: Perdón que la interrumpa. ¿Usted qué conocimientos en materia sexual tenía cuando
empezaron a ocurrir estas ministraciones?
Ángela: Las básicas, las del colegio. Del órgano sexual masculino y del órgano sexual
femenino, del resto no tenía más conocimiento, porque como le digo no tenía novio, yo no
había experimentado nada sexual hasta ese momento.
Fiscal: En concreto, ¿cuál era la participación de Tatiana Tulcán?
Ángela: Ella antes de que yo entrara por primera vez a ese lugar, ella me decía ―mira, el
apóstol está preguntando por ti‖, entonces a ella le decía ―¿sí?, ¿qué te dice?‖ y ella me decía
―no te puedo decir, solo te puedo decir que tienes que acercarte a él, llevándole presentes,
algunos presentes, llévale ofrendas especiales y acércate a él, ve acercándote a él porque Dios
tiene algo muy grande para ti, muy especial para ti‖. Esas eran las palabras de ella, ella solo
me decía que me acercara y… ah no, recuerdo también que antes de llevar a estas
ministraciones a la parte física, un domingo cuando estuve hablando con Álvaro Gámez
después de que hablé, después de que me haya dicho ―linda‖, ―bonita‖, de que me haya
cogido la mano y que me haya dicho que me besaba espiritualmente, bajé de la plataforma y
Tatiana estaba en la parte de abajo y me dijo ―uy vela! Como baja de achantada, de roja‖,
entonces yo solo la quedé mirando y me reí, pero era de los nervios, del achante; pues ahí me
di cuenta que ella sabía lo que estaba pasando, de qué se trataba, a lo que iba.
Fiscal: Cuéntenos, ¿usted por qué motivos se retiró de Salem?

Ángela: Me retiré porque ya cuando hubo el escándalo de los videos, bueno yo seguía
creyendo que esto era de Dios, y como Álvaro Gámez nos decía que esto era una prueba, no
sólo para nosotros sino para el ministerio en general, para el pueblo de Dios, que eso era una
prueba que había puesto Dios que era muy grande, pero que después de esta prueba el Señor
iba a levantar ese ministerio a nivel internacional, que el señor iba abrir obras fuera de
Colombia, en más países se iba a extender el ministerio, entonces nosotros lo mirábamos así,
que esto era una prueba de Dios y que el enemigo quería destruir el ministerio, entonces que
nuestra fe tenía que resistir esto y que debíamos respaldarlo a él porque él era el siervo de
Dios, que teníamos que respaldarlo porque él había hecho las cosas conforme a la voluntad de
Dios, que él no había dicho nada malo, entonces nosotros seguíamos creyendo que eso era
así.
(Interrupción juez para que concrete la respuesta específica de las razones)
Bueno después de eso empezaron a decir que Alexandra era bruja, que ella había provocado,
que ella había dado las direcciones para que esto se diera, entonces que ella era la culpable,
eso empezaron a decir, y entonces empezamos a cuestionarnos entre nosotras, o sea, pero
nosotras decíamos ―¿será que es verdad? ―¿será que esto no es de Dios?‖, pero nosotros no
aceptábamos que eso no hubiera sido de Dios, no lo aceptábamos, esto no puede ser un
engaño, esto es una prueba de Dios y tenemos que seguir y ser fieles a la causa de Cristo,
seguir creyendo que esto era así y que esto iba a pasar, y que Dios iba a levantar el ministerio
en alto, entonces todo eso estaba en nuestra cabeza y por ahí en la fecha de noviembre, más o
menos por ahí, nosotros no aguantábamos la situación porque ya veníamos dudando de que
esto sea verdad, de que esto sea del Espíritu Santo.
Entonces me acuerdo que el señor Efrén Villota y Blanca Alicia, ellos eran pastores del
ministerio, ellos tienen una hija que se llama Paula Villota, la cual era pastora de una de las
iglesias de esta ciudad de Colombia, a la cual le pasó lo mismo. Entonces ella habló, ella les
dijo a los papás lo que había pasado, entonces ellos se levantaron, ellos ya no regresaron más
a Salem. Entonces nos llamaron un día, un miércoles a mí, a todas a las que danzábamos en la
plataforma, mi hermana Geraldine, bueno todas incluyéndome y nos llevaron allá y nos
dijeron que… nos empezaron a explicar que esto había sido un engaño de Dios, ellos abrieron
los ojos por la hija, por lo que la hija les contó, entonces ellos nos ayudaron a abrir los ojos,
entonces ellos nos dijeron ―miren, esto es un engaño, esto no es de Dios, esto es del diablo, lo
que él les hizo no era del Espíritu Santo, no era santo‖.
En ese momento nosotros nos desgarramos a llorar, pues ya veníamos mal pero nos
desgarramos a llorar, no entendíamos por qué nos había pasado eso. Estábamos en shock,
entramos en shock, entramos en no saber qué hacer. Entonces mi hermana comenzó a llorar y
yo le dije… ella no creía en ese momento lo que nos estaban diciendo don Efrén y la señora,
ella no creía y ella comenzó a llorar y comenzó a decir ―no, no, no, esto no puede ser‖ ella lo
negaba y ella lloraba, lloraba y lloraba y yo le decía ―Leidy, mira esto fue así, nos
engañaron‖. Cuando ellos nos hablaron, ya caímos en cuenta de lo que nos había pasado, de
que habíamos sido abusadas y nos contactaron con Mirna, Mirna de red de apoyo, la cual nos
ayudó a entender de que fuimos abusadas sexualmente, de que no había sido ninguna
ministración.
Fiscal: Perdón Ángela Vanessa, usted nos habla de su hermana, ¿quién es su hermana?
Ángela: Mi hermana es Leidy Alvarado.
Fiscal: ¿Ella también asistía a Salem?
Ángela: Si, ella asistía a Salem y pasó por lo mismo.
Fiscal: Gracias. Usted anteriormente habla de que el señor Álvaro Gámez al desatarse ese
escándalo le pidió que debía respaldarlo. ¿Usted lo hizo?
Ángela: Si, porque en ese tiempo todavía pensábamos que estaba bien, que era el ungido de
Dios, todavía seguíamos creyendo en eso y teníamos que tapar lo de los videos. O sea si
alguien nos preguntaba si eso era verdad teníamos que decir que eso era montaje, teníamos
que decir que era montaje porque no podíamos descubrir la ministración, porque la
ministración no la podíamos descubrir porque ya nos iban a caer las maldiciones, pues yo lo
hacía también por mi familia, porque según yo, o sea según lo que Álvaro Gámez decía, la
provisión y la bendición de mi familia eran porque yo servía a Dios y por esas ministraciones,
por eso era la bendición de mi familia.
Fiscal: ¿Usted de alguna manera concreta lo respaldó al señor Álvaro Gámez en estos
hechos?
Ángela: En esa declaración que nos hizo hacer con un abogado de ellos, creo que fue
Caballero, creo que fue, él vino para hacernos una entrevista, pero a nosotros no nos dijeron
que podía haber una repercusión judicial, nada que ver, nos dijeron ―miren, va a haber un
investigador‖, eso nos lo dijo Jhonny Gámez un miércoles en la noche dijo ―miren, va a venir
un investigador (no nos dijo abogado), un investigador de los abogados del apóstol y que
tienen… les va a hacer unas preguntas y ustedes tienen que responder a favor de Álvaro
Gámez, ustedes saben que él es el siervo de Dios, el ungido de Dios y ustedes tienen que
protegerlo, ustedes tienen que guardarlo porque ustedes saben cómo son la gente incrédula,
ellos no van a entender lo que pasa en lo espiritual‖, entonces teníamos que mentir.
Fiscal: ¿Se le recibió esa versión a usted?
Ángela: Si, me la recibieron el día jueves en la mañana. Me acuerdo que Geraldine subió por
la mañana, era un culto de liderazgo y por Skype Álvaro Gámez habló con ella y cuando bajó
de la plataforma de hablar por Skype con Álvaro Gámez me dijo ―mira…‖ nos dijo a las que
estábamos ahí: Leidy, Zamara, la hermana de Geraldine, Leidy Johana Alvarado, mi hermana
y yo. Y Geraldine nos dijo ―miren, el apóstol me dijo que nos van a hacer algunas preguntas,
que el investigador iba a ser un poco tosco pero que no nos preocupemos, que recordemos
que…
(Interrupción del juez por tema objeto de rechazo del juzgado en la audiencia preparatoria)
Fiscal: A usted dice que se retiró de Salem, que se encontraba en shock, usted al confrontar
esa situación… mejor dicho ¿cuál fue su percepción de la realidad cuando salió de Salem?
Ángela: Fue devastador para mí porque Salem era mi vida, o sea todo giraba en torno a mi
servicio a Dios. Yo amaba danzar, yo amaba servir a Dios, o sea era mi razón de ser, eso era
lo que llenaba mi vida, servir a Dios, yo amaba danzar para Dios en la plataforma, lo amaba
porque yo sentía que lo hacía para Dios, lo hacía con todo mi amor, sacrifiqué casi todos esos
años porque yo utilizaba todo el tiempo, todo el tiempo de esos 6 años lo utilicé allá. Me
levantaba a las 4 de la mañana los sábados, los domingos me levantaba a las 5 de la mañana,
tenía que asistir a ensayos. Bueno todo lo sacrifiqué por estar allá, mi carrera, por eso la dejé
a un lado, hacía las cosas por hacerlas, muchas veces me ayudaban mis compañeras a
entregar los trabajos, me anotaban en los trabajos porque ni tiempo tenía para eso, yo llegaba
a mi casa a estudiar por las noches y a veces pasaba de largo, a veces no podía ni dormir por
estar estudiando para parciales. Todo el tiempo lo utilizaba allá, mi vida era allá, ese lugar, no
tenía más expectativas de la vida. O sea, mi profesión quedó a un lado, mi familia quedó a un
lado, todo se había vuelto, mi eje central era estar allá, servir, buscar más de Dios, ser
agradable a Dios, hasta el punto en el que cuando yo estuve en la universidad yo no dejaba
que ningún hombre se me acercara.
Fiscal: Perdón, ¿Usted a la fiscalía le rindió alguna versión de estos hechos?
Ángela: A la fiscalía sí.
Fiscal: En esa ocasión, ¿le contó la versión que está suministrando aquí?
Ángela: No, no.
Fiscal: ¿Qué versión le suministró a la fiscalía?
Ángela: ¿Cuando salí?
Fiscal: Usted dice que se le recibió una versión por parte de la fiscalía, ¿cierto?
Ángela: Si.
Fiscal: La pregunta es si ¿lo que usted ha dicho en esta audiencia concuerda con lo que dijo
en esa oportunidad?
Ángela: Dije algunas cosas, pero pues estoy complementando lo que me quedó.
Fiscal: No más preguntas señor Juez.

Anexo C. Entrevista presentada por Karen Xiomara Sánchez Izquierdo
Entrevistada: Karen Xiomara Sánchez Izquierdo

Juez: Inicialmente el juzgado le requiere a usted nos diga, si desea declarar en este estrado,
no en el sitio en que se encuentra sino aquí en el salón de audiencias.
Karen: No, yo voy a declarar aquí donde estoy.
Juez: Más fuerte por favor, va a hablar más fuerte.
Karen: Voy a declarar aquí donde me encuentro.
Juez: Señora Karen Xiomara Sánchez Izquierdo, usted va a rendir una declaración bajo la
gravedad de juramento. Inicialmente le manifiesto que no está obligada a declarar contra sí
mismo, contra su cónyuge, contra su compañero o compañera permanente o parientes dentro
del cuarto grado de consanguinidad civil o segundo de afinidad. Pero le advierto que si desea
hacerlo en el evento de que se presente alguna de esas situaciones, tiene que sujetarse a la
verdad y a la importancia que tiene este acto para la sociedad, para la justicia. Y le requiero
que me diga única y exclusivamente la verdad o sino de lo contrario recurre en el delito de
falso testimonio, que de acuerdo al artículo 442 del Código Penal, tiene sanción de 6 a 12
años, el que bajo la gravedad de juramento ante la autoridad competente falte o calle total o
parcialmente.
Conocedora de ello, levante la mano derecha por favor. ¿Jura usted decir la verdad en lo que
va a ser preguntada y lo que se le requiera en esta declaración?
Karen: Lo juro.
Juez: Inicialmente por favor nos da a conocer los datos que le identifiquen, su estado civil, su
ocupación, su grado escolar, todos esos aspectos.
Karen: Mi nombre es Karen Xiomara Sánchez Izquierdo, tengo 31 años, tengo el 5 grado de
música y en este momento trabajo en una iglesia cristiana.
(Fin audio Karen Xiomara 3 minutos)

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Fiscal: Señora Karen, nos puede informar ¿cuál es su actividad profesional?
Karen: En este momento trabajo en una iglesia cristiana y estoy en quinto semestre de
música.
Fiscal: Gracias. ¿Su estado civil?
Karen: Casada
Fiscal: Señora testigo, ¿usted conoce al denominado Ministerio Apostólico Profético Salem?
Karen: Si
Fiscal: ¿Usted pertenece o perteneció a ese Ministerio?
Karen: Si
Fiscal: ¿Cuál fue su tipo de vinculación con Salem?
Karen: Llegué muy niña, cuando tenía aproximadamente 12 años y desempeñé algunos
cargos en la alabanza, como profeta y…eso.
Fiscal: Por la actividad que acaba de mencionar, ¿usted recibía algún tipo de remuneración?
Karen: Si, más o menos después de unos 10 años de haber estado allá, empecé a recibir
remuneración, empezaron a darme más o menos setenta mil pesos.
Fiscal: ¿Cuánto, perdón?
Karen: Setenta mil pesos, empezaron pagándome.
Fiscal: Esos setenta mil pesos eran semanales, mensuales, ¿cómo eran?
Karen: Mensuales
Fiscal: Eso dice que ocurrió… ¿después de cuánto tiempo?
Karen: De estar allá, más o menos, unos que… 10 años, 8 años.
Fiscal: O sea, en los primeros años, ¿recibió remuneración?
Karen: Cuando empecé a trabajar ahí.
Fiscal: Usted exactamente recuerda ¿en qué año ingresó ahí?

Karen: Yo ingresé allá cuando tenía 12 años, exactamente el año, no.
Fiscal: ¿Durante cuánto tiempo asistió a Salem?
Karen: Durante 15 años aproximadamente.
Fiscal: Señora testigo, ¿Usted por qué motivos se vinculó a Salem?
Karen: Porque mi mama me llevó allá, ya que teníamos problemas familiares, entonces nos
llevó allá.
Fiscal: ¿Qué tipo de problemas familiares había?
Karen: Mmmm, con mi papá, mi mamá. Mi papá tomaba mucho, nos daba una vida terrible,
a mi mamá cada semana la golpeaba. En una de esas crisis, alguien de allá llegó y nos
compartió y nos llevó allá.
Fiscal: Usted cuando llegó ahí a Salem, ¿qué creencia se le impartió?
Karen: Pues cuando yo llegué allá, llegué con un propósito y el propósito de mi mamá era
que busquemos a Dios, y empezamos a buscar a Dios y nos encontramos con muchas cosas, y
aparte al pasar el tiempo pues ya nos fuimos dando cuenta de la doctrina y de la filosofía que
se manejaba allá.
Fiscal: Nos puede indicar ¿cuál era la doctrina que se enseñaba?
Karen: Bueno, ya al pasar de los años, pudiendo ya como analizar todo lo que pasó, la
doctrina obviamente era una doctrina que no era Cristocéntrica, sino que estaba alineada más
bien a las órdenes de Álvaro Gámez y pues obviamente todo era alineado con lo que él decía,
con lo que él pensaba, la autoridad; se hablaba todo el tiempo sobre la autoridad, sobre la
disciplina, sobre la obediencia, sobre la sumisión. Se maltrataba mucho a la gente, se usaba
muchísimo el humillar a la gente, ponerlos al escarnio público, bueno todo esto se veía allá
dentro, cómo se manejaba la vida de la gente, porque era lo que él decía, lo que él quería, lo
que él disponía y a él nadie le podía decir nada.
Fiscal: ¿Usted recuerda si se utilizaba algún tipo de texto religioso para sustentar estas
creencias?
Karen: Si. Todo lo que él decía, todo lo que él enseñaba tenía base bíblica, todo. O sea no
había nada que se saliera digamos, él siempre usó la Biblia para hacer todo lo que quiso y
para controlar las vidas de las personas, porque realmente todos los que estábamos allá
teníamos o vivíamos la vida que él decidía.
Fiscal: Cuéntenos. Nos puede indicar cómo era su vida personal y familiar antes de que
ingresara a Salem?
Karen: Bueno antes de ingresar obviamente lo que acabo de comentar, tenía una vida
familiar difícil, mi papá nos dio una vida difícil, dura. Era una niña con problemas familiares,
pero pues igual una niña que vivía con su familia, con su papá, con su mamá, con mi
hermano que tenía contacto con la familia de cada uno de mis papás y pues en mi colegio, y a
la edad de 12 años pues muy niña.
Fiscal: Durante el tiempo de permanecía en Salem, ¿usted conoció a los acusados?, al Señor
Álvaro Gámez ¿lo conoció?
Karen: Si, claro.
Fiscal: A la señora Johana Alexandra Castro.
Karen: Si
Fiscal: A la señora Tatiana Tulcán
Karen: Si
Fiscal: Nos puede informar, ¿qué papel cumplían cada uno de ellos?
Karen: Álvaro Gámez era la máxima autoridad, el apóstol, él estaba sobre todo y sobre
todos. Alexandra llegó a ser profeta y también estuvo cantando en el coro y Tatiana ella fue
también profeta y tocaba la trompeta en la alabanza
Fiscal: Ya, usted dice que el señor Álvaro Gámez era la máxima autoridad de Salem, ¿cierto?
Karen: Si.
Fiscal: ¿Siendo él la máxima autoridad, había posibilidad de discutir sus decisiones?
Karen: Nunca. O sea si él decía ―blanco‖ era ―blanco‖. Si él dice que hoy es miércoles, es
miércoles. Era todo lo que él decía, nunca, nadie tenía que refutarlo. Él siempre decía que él
era la máxima autoridad, que no se podía tocar el manto de autoridad de él, que todo lo que él
decía era dirigido por Dios y que nadie tenía por qué decirle qué hacer. O sea, que ese era…
muchas veces lo dijo, que ―ese era su negocio‖ y que ahí se hacía lo que él decía.
Fiscal: Señora testigo, ¿cómo era su relación con Álvaro Gámez?
Karen: Pues yo llegué a la edad de 12 años, de un hogar difícil y pues al principio establecer
como una cercanía. Llegué algún día a verlo como un papá, cosa que obviamente era un error,
y mi relación con él dentro de la iglesia era eso, de servir a la iglesia a través de las
actividades que yo tenía.
Fiscal: Jerárquicamente, ¿cómo estaba organizada la iglesia Salem?
Karen: Pues la iglesia Salem, obviamente tiene una estructura muy piramidal, arriba, en la
punta va él, que manda, que tiene la razón en todo, que nadie puede decirle nada, y
obviamente… (Respuesta interrumpida por objeciones de la defensa por posesión de
documentos de la testigo)
(Prosigue con la respuesta a la pregunta después de autorización del juez)
Yo creo que se me permite describir lo que yo observé ¿no?, porque me están preguntando de
esta manera, entonces este señor Gámez era… yo lo que decía es que es muy piramidal la
estructura que se maneja interna dentro de Salem, donde el señor Álvaro Gámez está en la
punta, donde él es el que decide, él es el que manda, él es el que ordena, él es el que decide
sobre la vida de los demás y entonces él está sobre todos. Debajo venía su familia, su esposa,
sus hijos. Debajo estaba este hermano de él… ¿cómo se llama?, el hermano que encarga él
siempre que él no está, debajo venía como un grupo de personas que éramos como los de más
antigüedad dentro de ese lugar. Y bueno después venían casi en el mismo lugar, la cuestión
del grupo de las profetas, venían los pastores, venían líderes, venía el resto de la gente, abajo.
Fiscal: Señora testigo, ¿conoce usted quién estableció ese orden jerárquico?
Karen: Álvaro Gámez
Fiscal: Cuéntenos, ¿cuál era el tiempo que le dedicaba usted a las actividades en Salem?
Karen: Bueno… creo que desde que yo estaba en el colegio, iba al colegio y el resto era ir a
la iglesia. O sea, tenía lunes, martes, miércoles, jueves, viernes, sábado, domingo; teníamos
en las mañanas, teníamos en la tarde, en la noche. O sea que la mayor parte del tiempo yo la
pasaba allá, en la iglesia.
Fiscal: Digamos en promedio diario, ¿podría decirnos cuánto tiempo asistía?
Karen: Diariamente, puedo decir que pasaba unas de 4 a 6 horas.

Fiscal: Durante el tiempo que permaneció allá en esa iglesia, ¿existe alguna situación
especial que valga la pena mencionar relacionada con el señor Álvaro Gámez?
Karen: Si. Eh bueno, yo creo que por eso estamos aquí ¿no? La situación empieza, yo
quisiera narrarlo desde el día que a mí la fiscalía me requiere, esto empieza como una
investigación de oficio. Yo había salido de Salem ya unos años atrás, decidí vivir mi vida,
olvidarme de todo lo que pasó, olvidarme de este señor Gámez, olvidarme de todo lo que viví
allá…
Fiscal: Momento por favor la testigo, usted nos comenta que quería olvidarse de algo. Nos
puede comentar ¿de qué se trató específicamente eso de lo que quería olvidarse?
Karen: Yo quería olvidarme de los abusos a los que fui sometida, quería olvidarme de todos
los abusos que este hombre cometió allá, de todo de lo que yo fui testiga y de todo lo que en
algún momento yo lo confronté. Yo quise olvidarme de todo esto ya.
Fiscal: Perdón señora testigo, ¿qué tipo de abusos está refiriendo?
Karen: Pues en mi caso, lo que pasó conmigo. Todo lo que este señor hizo conmigo, los
tocamientos indebidos, todo lo que pasó a raíz de una supuesta liberación que él me iba a
hacer. Si, actos sexuales abusivos.
Fiscal: ¿Nos puede detallar con más precisión cómo ocurrió esta situación?
Karen: Bueno, nosotros teníamos los lunes en la noche una cuestión que se llamaba ―guerra
espiritual‖, que se llevaba haciendo por muchos años; muchos años nos reuníamos con gente
de la iglesia y orábamos. Después empezó a cambiar, él empezó a citar a esas reuniones a
algunas niñas y entonces empezó a dividir a la gente en los lugares donde orábamos, unos por
un lado otros por el otro, y él empezó a encerrarse en la habitación del segundo piso del teatro
donde las niñas de las danzas guardaban sus vestidos; él se encerraba ahí con las luces
apagadas con las niñas que él llevaba. Y bueno, todo esto iba sucediendo, un día, yo fui a la
reunión, me sentí muy mal… estaba muy mal, entonces él me dijo: ―ven, que voy a orar por
ti, espérame aquí‖. Entonces me llevó al segundo piso del teatro y me dijo que espere que el
ya venía. Llegó él con las niñas con las que él se encerraba, con la luz apagada escondido allá
en ese cuarto y entonces me dijo que me iba a liberar, empezaron ahí a orar, este señor me
decía que yo tenía que creer, que tenía que cerrar mis ojos, que tenía que, en ese momento
―recibir la ministración del espíritu en fe‖, que cierre mis ojos, que me disponga. O sea fue
muy insistente en eso.
En el momento empiezan a orar y empiezan a decir que yo estaba enterrada en la China o en

la India, que mi alma estaba enterrada allá. De repente llega Alexandra Castro y dice ―El
señor si me dijo que venga, que estaba pasando algo‖ que no sé qué y entonces ella me dice
que me tenían encerrada… enterrada, en la India; bueno dijeron dos lugares distintos, lo que
me pareció como raro, entonces él me dijo ―no, no es que eso pasa sí, en el mundo espiritual
es así, en microsegundos te transportan de un lado al otro‖, bueno. Entonces ellas estaban a
mi alrededor, estaba todo ahí, de repente esta muchacha empieza a decir que yo como estaba
enterrada entonces que el apóstol tenía que ―soplarme en la boca‖. Entonces este señor
empezó a soplarme en la boca y cada vez se acercaba más, se acercaba más, se acercaba más,
hasta que me puso la nariz en mi nariz y la boca de él en mi boca. Obviamente yo quise como
esconder mi boca pues para no sentirlo. Y bueno después de eso empezó a decir que él tenía
que ―sellarme‖ con besos todo el cuerpo. Entonces este señor empezó a besarme desde la
frente, bajó por todo el cuerpo, pues se detuvo en mi cuello, en mis senos, en mi cadera, en
mis piernas, bueno eso fue terrible la verdad, yo estaba muy asustada, yo realmente no sabía
cómo reaccionar, no sabía qué era lo que estaba pasando la verdad, y bueno siguió, después
de esto, esta mujer le dijo que él tenía que ponerse sobre mí ―como Elías sobre el niño‖, que
es una narración que está en la Biblia en los libros de Reyes y donde el profeta Elías resucita
a un niño que está muerto, poniéndose encima de él; entonces ese señor se va a poner encima
de mí, yo estaba muy tensa muy asustada, me temblaba todo, me temblaban las mejillas, los
párpados, en fin.
Entonces en ese momento, él le pide a una de las niñas que están ahí que abran mis brazos,
que abran mis piernas para que él pudiera ponerse sobre mí. Entonces me disponen, me
acomodan de tal manera que él se pone sobre mí y obviamente pues se pueden sentir, toda su
lujuria, todo su porquería (Objeción por calificativos del acto, se solicita sólo narrar los
hechos, continúa narración)
Y bueno se pone sobre mi cuerpo y yo y entonces ya empiezo a sentirlo a él, sentir su cuerpo,
sentir su pene, su excitación, todo esto y realmente yo estaba muy asustada. No sabía qué
hacer, en ese momento, no sabía qué pasaba, me sentía sucia, me sentía mal, pero al mismo
tiempo yo pensaba que no que tal vez eso no estaba mal porque él era como un papá para mí,
porque no… yo no sabía qué hacer, porque él es el pastor, él es la autoridad, tal vez es mi mal
corazón, que yo estoy viendo las cosas mal, pero al mismo tiempo me sentía mal. Era una
cosa horrible, porque era mi cabeza llena de todo tipo de pensamientos, de sentimientos, en
fin.
Cuando ya estaba en esa situación, yo tengo… pues reacciono de distintas maneras, pues
cuando estoy muy asustada me paralizo, estaba paralizada, temblando, pero en algún
momento de todo esto yo como que pude despertarme un poco y correrlo un poco y
obviamente él se dio cuenta de mis nervios. Me levanté y estaban ahí todas las niñas
cercándome y entonces él me dijo ―todavía no te puedes ir‖, entonces me dijo ―tienes que
abrir tus ojos, para que Alexandra se meta por tus ojos y te saque de donde tú estás‖.
Entonces yo le dije que no, que no podía, que no podía y yo cerré mis ojos y yo no los quería
abrir, entonces él le ordenó a las niñas que estaban ahí que abrieran mis ojos para que
Alexandra se metiera por mis ojos. Y se vinieron encima mío, me cogían la cara, me cogían
los párpados, me los abrían para que yo mire a Alexandra, para que ella se pudiera meter
supuestamente en mi cuerpo.
Después de eso, yo estaba llena de susto y entonces él me dijo que si ya me sentía bien y
entonces yo le dije ―sí, sí, sí, yo me siento bien‖, pero era para que me dejaran tranquila. De
repente las niñas se corrieron un poco y hubo como un espacio entre el lugar, como de la
puerta y alcancé a bajar y las personas, porque había como un grupo de gente ahí, pero las
personas estaban como en la parte de atrás del teatro, de la puerta a la parte de atrás. O sea
nosotros no teníamos contacto con ellos, entonces yo lo que hice fue bajar, hacerme donde
ellos estaban, pero yo no dije nada, no dije nada, no hablé con nadie, yo me quedé ahí, yo no
sabía que pasaba, o sea, no lo asimilé.
Cuando ya llegué a mi casa, llegué muy mal, llegué llorando, mis papás ya no estaban porque
Álvaro Gámez los había mandado de pastores al Ecuador, entonces cuando yo llegué solo
estaba una prima que vivía conmigo y me dijo que qué me pasaba y yo empecé a llorar y a
llorar y yo le dije que no pasaba nada, que no pasaba nada.
Fiscal: Concretamente nos puede precisar, ¿qué actos fue que realizaron en su contra? (se
sugiere cambio de pregunta repetitiva)
Señora testigo, nos puede informar si recuerda ¿cuándo ocurrió esta situación?
Karen: Bueno, yo he tenido dificultad con respecto a las fechas, ya que como lo narré a un
principio cuando yo salí, este señor Gámez se ensañó conmigo y para que la gente no se diera
cuenta de todo lo que él había hecho, entonces él empezó a hablar mal de mí desde el púlpito,
empezó a decir una serie de mentiras, de cosas terribles de mí, para que la gente no se
acercara a mí, fue tan terrible que ese odio, o no sé, esa persecución, no sé qué era lo que
pasaba con él, que se desató conmigo para impedir, según él, que la gente se enterara de lo
que él hacía.
Fiscal: Perdón, creo que se está saliendo de la pregunta como tal, entonces por favor
concrete.
Karen: Si, voy allá. Entonces todo esto llevó a que yo intente olvidarme, porque el odio que
él tenía lo infundió a 5.000, 6.000 personas, entonces me perseguían me insultaban, era
terrible, entonces pasé años intentando olvidar, cuando me llaman y me requieren y me
preguntan todo esto, pues yo empecé a tratar de recordar que en qué fechas, ciertas cosas y lo
que yo le decía ya, en una de las veces que hablamos, testificando, era que yo recordaba más
o menos este suceso, más o menos, no puedo decir una fecha exacta, pero más o menos en el
2007, entre febrero y abril.
Fiscal: Usted habla de que hubo otras personas presentes en ese momento, ¿recuerda quiénes
se encontraban allí?
Karen: Pues si recuerdo, no recuerdo a todas, pero estaba Tatiana, estaba Alexandra, estaba
Luz Dary, Geraldine, Diana Benavides, mmmmm, no recuerdo más.
Fiscal: Estos hechos, en los cuales dice usted, resultó afectada, ¿fueron realizados
voluntariamente por usted?
Karen: Nunca, a mí me llevan para hacerme una liberación.
Fiscal: ¿Usted tenía conocimiento de que se trababa de un acto sexual?
Karen: No, porque a mí me llevan engañada a una liberación, supuestamente van a orar por
mí, y en ese momento empieza este hombre a hacer todo lo que hace conmigo, yo nunca tuve
conocimiento de que era un acto sexual, ni nunca di mi consentimiento para eso.
Fiscal: ¿Usted qué tipo de experiencia sexual tenía en esas fechas?
Karen: Yo nunca había tenido relaciones sexuales.
Fiscal: ¿Cómo se sintió cuando ocurrieron esos hechos?
Karen: Cuando ocurrieron esos hechos, me sentí sucia, me sentí manoseada, me sentí
vulnerada, pero me sentí confundida, porque vuelvo y repito, eso, no sabía. Por una lado
estaba mi sentimiento, lo que yo sentía, de sentirme tan cochina; pero por otro lado estaba el
decir ―pero no puede ser así‖ o sea, no puede ser que esta persona que ha sido como un papá
para mí, me haya hecho algo, algo malo, o sea, tal vez yo lo vi mal, o sea son tantos
sentimientos.
Fiscal: De esta situación, ¿le comentó a alguien, de lo que pasó?
Karen: Esa noche, como le digo, no hablé con nadie, ni siquiera a mi prima, no hablé. Al
otro día, yo tenía que ir a orar por unos enfermos con la señora María Isabel Enríquez, ella ha
sido como una mamá para mí. Cuando mis papás se fueron a Quito me recomendaron
especialmente a ella, y cuando fuimos ella me dijo: ―¿te pasa algo?‖, entonces yo le dije ―no,
no me pasa nada‖, ella me insistió varias veces porque tal vez me vio la cara...
Juez: Perdón, ¿qué persona?
Karen: María Isabel Enríquez. Y entonces me insistió, yo me puse a llorar y entonces como
allá no podíamos hablar del ungido, ni hablar de absolutamente nada porque era una
maldición, entonces por esto nos callábamos. En ese momento ella me dijo ―dime‖, y yo le
dije ―tú sabes Chava, que yo no puedo‖, porque yo le digo ―Chava‖, María Isabel, yo no
puedo decirte, no puedo hablar. ―Dime‖, me insistió, le conté, vi la cara de ella de sorpresa y
también me di cuenta de que ella sabía algo o había notado algo, no sé. Entonces me dijo
―mira, es la última vez que tú dejas que el apóstol ore por ti, no quiero que te vuelvas a
acercar. Si tú necesitas que alguien ore por ti, voy a ser yo‖, eso me dijo ella.
Fiscal: Señora testigo, usted nos comenta que estaba viviendo con una prima, ¿recuerda
quién es ella?
Karen: Mi prima Sandra Beltrán.
Fiscal: Cuéntenos usted en el tiempo que permaneció en Salem, ¿cómo era el trato suyo con
su familia?
Karen: Pues, muy distante, a pesar de que yo venía de una familia con tantos problemas, mi
papá pues conmigo, a pesar de ser como era, fue como protector, como cariñoso. Pero cuando
nosotros llegamos allá, fue tremendo porque fue un aislamiento total. O sea, mis papás para
mí no valían nada, lo que ellos decían para mí no tenía importancia. Porque una de las cosas
que cegaban al adoctrinarnos, es hacernos pensar que nuestra familia no sirve. Él por ejemplo
me decía que mi mamá no servía para nada, que mi mamá era una poca cosa, que mi papá era
un frustrado que no había podido hacer nada en la vida. O sea, me desapegó tanto de ellos,
que para mí ellos no valía nada, o sea yo con mi familia no tenía casi contacto, porque tenía
mi tiempo en el colegio, después iba a la iglesia, salía tarde; yo no tenía un domingo con
ellos, yo no tenía un paseo con ellos, yo no hablaba nunca de mis cosas con mis papás, jamás.
O sea, cuando uno llega allá, parte del adoctrinamiento es eso, es como que te cogen y te
aíslan y ya no hay familia para ti.
Fiscal: Cuéntenos, ¿usted tenía amistades que no asistieran a Salem?
Karen: No, no. Porque según el adoctrinamiento de Gámez, nosotros nos contaminábamos,
entonces no podíamos andar con gente que no fuese cristiana, ni siquiera con nuestras
familias, ni siquiera si nuestras familias no eran creyentes, nosotros no podíamos tener
contacto con ellos.
Fiscal: Cuéntenos, ¿cómo era su vida social?
Karen: No la tenía, yo en este tiempo, cuando especialmente, cuando fui a medicina legal y
el psicólogo comienza a preguntarme de mi vida, yo me di cuenta que no había tenido vida,
que yo viví la vida que este hombre me dibujó. Porque ni siquiera yo tenía en mis amigas en
el colegio, yo no salía con ellas, yo nunca fui a un cine, yo nunca fui a una fiesta, yo nunca
fui a una reunión, yo no tenía amigos. Mi vida era ese lugar, era Salem, eso era mi vida.
Fiscal: En cuanto a su vida sentimental, ¿cómo era?
Karen: Siempre se nos prohibió tener novio, tener amigos. Nosotras las mujeres teníamos
que andar con mujeres y no nos permitían bajo ningún punto establecer noviazgos con nadie
ni tener amistades masculinas.
Fiscal: ¿Qué ocurría si se incumplían es estas órdenes?
Karen: Pues nos disciplinaban, nos regañaban. Yo recuerdo que en algún momento tuve
un… admirador, y él vivía, estudiaba en Popayán, él estudiaba medicina y él estaba
interesado en mí. Él habló con el pastor de allá, que era este señor Lasso, y le dijo que estaba
interesado en mí. Yo la verdad no sabía que había hablado con el pastor. El pastor viene y
habla con Gámez y le dice lo que este muchacho le había dicho, que estaba interesado en mí,
en fin.
Un día yo llegué a la iglesia en un ayuno y este hombre me esperó, estaba en la plataforma y

estaba bravísimo. Y entonces me dijo ―¡mira!, ¡si tú quieres hacer lo que se te da la gana, lo
haces de esas gradas para abajo!, porque lo que es aquí si tú quieres estar aquí arriba, tú tienes
que hacer lo que yo te diga y si tú quieres tener novio, pues ¡te bajas de aquí!‖. Entonces era
también al mismo tiempo tan agresivo, impositivo, autoritario y para nosotros era de lejos
pensar en tener una relación porque se nos disciplinaba con el servicio a Dios, o sea, se nos
quitaba todo.
Fiscal: Usted, ¿hasta cuándo permaneció en Salem?
Karen: Yo permanecí en Salem hasta finales de noviembre de 2007.
Fiscal: Nos puede informar, ¿por qué motivo se desvinculó de allá?
Karen: Yo me retiré por las circunstancias que yo ya narré. En un momento ehhh… bueno
nosotros veíamos que estaban pasando cosas, cosas allá dentro. Un día nosotros nos reunimos
en el teatro a orar con María Isabel Enríquez, con Palomino, mi prima Sandra Beltrán, estaba
yo, estaba Jenny Cortés, estaba Francy Rodríguez; nosotros nos reunimos a orar y de repente
Francy y Jenni empezaron a pelear las dos en una esquina, entonces empezaron ―no, vos
decí‖ ―no vos no, vos sabes que no podemos hablar‖, bueno empezaron así, cuando Jenny
que era como la más de carácter dijo: ―Si, aquí están pasando muchas cosas‖.
Entonces nosotros dijimos ―¿qué cosas?‖ y entonces en ese momento nos empezaron a narrar
todo lo que este hombre hacía encerrado con las niñas, que él tenía relaciones sexuales con
ellas, que las penetraba… todo, todo, todo lo que pasaba allí todo nos lo narraron. Esa noche
(interrupción del juez para redireccionamiento de la pregunta)
Fiscal: Señora testigo, ¿usted al salir de Salem nos comentó que hubo rechazo por parte del
señor Gámez hacia usted? ¿Qué pasó?
Karen: Si. Bueno, yo salí, a mí me enviaron de pastora a Quito y de allá yo decidí salir, yo
decidí no estar más. Antes de que él me enviara a Quito, el día que él me despidió, él me
abrazó de una forma muy lujuriosa y me dijo: ―me acercaré a ti, en la medida en que tú me lo
permitas, ¿me entiendes?‖. Ese día yo entendí que él iba a terminar lo que empezó y yo me
fui con una fuerte convicción a Quito de que yo no iba a volver a ese lugar, aunque estuve
trabajando 3 meses con ellos, a pesar de volver a Pasto yo no volví nunca a ese lugar y de ahí
yo me retiré.
Fiscal: ¿Usted siguió manteniendo contacto con las personas que asistían a Salem?
Karen: En ningún momento, porque él puso a todas esas miles de personas que dice que
tenía, las puso contra mí. Entonces yo nunca tuve un contacto porque esta gente lo único que
hacía era agredirme.
Fiscal: ¿De qué manera la agredían?
Karen: Me insultaban, oraban en lenguas, reprendían al diablo, incluso me echaron de

negocios que ellos tenían, la gente que estaba allá que tenía negocios, me echaba de los
negocios. Yo estuve encerrada 3 meses en mi casa pensando que de pronto me podían matar.
Fiscal: Usted comenta que rindió una versión de estos hechos ante la fiscalía, ¿cierto?
Karen: Si.
Fiscal: Nos puede informar, ¿por qué motivo lo hizo?
Karen: Como lo dije, esto inicia como una investigación de oficio, a mí me requieren y
empiezan a decirme que hay una investigación en curso de este señor Gámez y me empiezan
a preguntar y a decir que si yo fui víctima de él, de sus abusos; y después de haber callado
tantos años, es como que el pasado se te pone al frente y dice ―y ahora, ¿qué vas a hacer?‖. Y
ese día decidí que iba a hablar y que lo iba a confrontar.
Fiscal: Cuando rindió esa versión ante la fiscalía, ¿se le hizo algún tipo de advertencia de
carácter legal?
Karen: Si.
Fiscal: ¿Qué se le dijo?
Karen: Pues que tenía que ceñirme a la verdad, que todo lo que declare pues iba a quedar ahí
consignado, me hicieron leer toda mi declaración.
Fiscal: ¿Hubo algún tipo de presión para que rindiera esa versión ante la fiscalía?
Karen: No, ninguna.
Fiscal: ¿Ese relato que hizo ante la fiscalía, concuerda con lo que ha dicho aquí?
Karen: Si.
Fiscal: ¿Usted conoce a la psicóloga Mirna García?
Karen: Si
Fiscal: ¿En qué momento tuvo contacto con ella?
Karen: Bueno, cuando me requieren como… pues para dar mi versión, bueno, lo que había
pasado, en mí vuelven a despertarse todos los temores que parecía yo había vencido. Volví a
tener sueños con este señor, volví a tener miedo de salir, volví a vivir (llanto) sensaciones que
ya había olvidado. En ese momento no supe qué hacer, porque yo lo único que quise es
olvidarme, olvidarme de esto y dejarlo atrás; cuando todo vuelve, fue como que una película
vuelve a mi cabeza (cesa el llanto)… y necesitaba ayuda. Entonces mi esposo y yo
empezamos a buscar ayuda y en esa ayuda encontramos a Mirna, y Mirna me hizo entender y
ver cosas que hasta ese momento, a pesar de haber salido tantos años atrás, yo no había
entendido.
Fiscal: Concretamente, ¿qué le hizo entender ella?
Karen: Primero, me hizo entender que todo lo que nosotros habíamos vivido era una
manipulación. ¿Sabe?, aunque suene extraño yo (llanto/sollozos) salí de allá y en el fondo de
mi corazón guardaba la esperanza de que este hombre se hubiese arrepentido y que hubiese
cambiado, pero no (cesa llanto). Y cuando hablamos con Mirna, ella me hizo entender que
estábamos bajo una manipulación, que lo que nos enseñaron no era así, que nos cambiaron el
modo de vivir, nos cambiaron las ideas, nos manipularon mentalmente. Me hizo entender
todo lo que pasaba conmigo, me hizo darme cuenta de tantas cosas que pues,
psicológicamente hablando yo no las entendía, de toda esa manipulación que se creó, que se
orquestó, alrededor de la Biblia y de Dios, para lograr…
Juez: Perdón señora testigo, señor fiscal, este no es un tema para efecto de canalizarlo a
través del perito y ya está hablando de una experiencia que se sale de lo fáctico, que es lo que
debe narrar el testigo (discusión juez, fiscal y defensa)
Fiscal: Señora testigo, cuando le ocurrieron esos hechos que narró anteriormente, ¿qué
apreciación de los mismos tenía? ¿Cómo los entendía?
Karen: Cuando me sucedió lo que me sucedió a mí, yo no tenía claridad, es como no saber
qué pasó. Yo creo que cuando a una mujer la abusan en la calle, esa mujer puede tener clara
conciencia de que fue abusada. Pero cuando abusan de ti en un recinto religioso…
(Interrupción de la defensa por respuesta conclusiva, aceptada por el juez)
Fiscal: Señora testigo, ¿de qué manera le cambió su vida la experiencia vivida en Salem?
Karen: Pues de muchas maneras. Cuando yo salí, me di cuenta, eso, que había dejado de
vivir los mejores años de mi vida, cuando salí me di cuenta que había dejado de hacer muchas
cosas y que había un mundo real que me esperaba, que había una familia que me esperaba. Y
cuando salí entonces empecé a intentar como seguir con mi vida, a intentar hacer lo que dejé
de hacer y bueno es como empezar una vida, es eso.
Fiscal: Usted nos ha hablado del término ―ministración‖, ¿qué significa eso dentro del
contexto de Salem?
Karen: Pues allá la ministración era la que Dios le mandaba a hacer o a decir a uno a través
de Gámez o a través de las profetas.
Fiscal: Y el término de ―guerra espiritual‖, ¿qué significa?
Karen: Guerra espiritual era cuando nos reuníamos a orar por la ciudad, porque
supuestamente hay cosas demoníacas que hay que vencer a través de la oración.
Juez: Perdón, ¿por la ciudad dijo?
Karen: Si, por la ciudad.
Fiscal: El término ―liberación‖, ¿qué significa?
Karen: Liberación es cuando una persona supuestamente está endemoniada o tiene algo en
ella que no le permite seguir a Dios entonces hay que sacarlo.
Fiscal: ¿El señor Gámez en sus prédicas hablaba sobre el tema de la fornicación o del
adulterio?
Karen: Si, y era muy drástico con eso en las prédicas, en las prédicas públicas.
Fiscal: Exactamente, ¿cuál era la posición al respecto?
Karen: No pues si yo recuerdo que en ese tiempo una de las muchachas cayó en fornicación
y la orden era que no la miráramos, que no la saludemos, que no nada, porque ella era una
pecadora. O sea era ese punto de que una persona que caía en algo así, ni siquiera se merecía
el saludo de la gente.
Fiscal: Usted nos habla anteriormente del término ―disciplinar‖, ¿esto qué implica?
Karen: Disciplinar es cuando a ti te retiran de un oficio que tú estás realizando dentro. Por
ejemplo, si tú estás tocando en la alabanza, te disciplinan y dejas de tocar por el tiempo que él
te diga.
Fiscal: ¿Quién se encargaba de disciplinar?

Karen: Él.
Fiscal: ¿A quién se refiere?
Karen: A Álvaro Gámez
Fiscal: En cuanto al tema de la obediencia, ¿cuál era la posición que se manejaba en Salem?
Karen: En cuanto al tema de la obediencia también era estricto, o sea era lo que él decía
irrefutablemente se tenía que obedecer, se tenía que hacer tal cual, al pie de la letra, porque si
no se obedecía, también te disciplinaban.
Fiscal: ¿Usted conoce al señor Fausto Molina?
Karen: Si lo conozco.
Fiscal: ¿Qué tipo de trato tiene con él?
Karen: Pues nunca tuve un trato con él, pues él es el esposo de María Isabel Enríquez, mi
trato, toda la vida fue con ella, incluso ellos estuvieron separados por años, después este señor
Fausto llega a este lugar y bueno pero yo nunca tuve trato con Fausto.
Fiscal: Usted nos cuenta que las ―guerras espirituales‖ se realizaban en grupo, ¿cierto?
Karen: Si
Fiscal: ¿Usted recuerda si en alguna de esas guerras espirituales participó con usted el señor
Fausto Molina?
Karen: Él hacía parte, o sea él hizo parte de las guerras espirituales pero ya mucho tiempo
después, un poco antes de que yo me retire.
Fiscal: ¿Usted lo conoció al señor Oscar David Lucero?
Karen: Si.
Fiscal: ¿Usted qué tipo de relación tiene con esa persona o tuvo?
Karen: Ninguna, absolutamente.
Fiscal: ¿Él tenía conocimiento de lo que usted hiciera en Salem?
Karen: Si, porque era público lo que yo hacía.
F: Después de que se retiró de la iglesia, ¿qué hizo?

Karen: ¿A qué me dediqué?
Fiscal: Si.
Karen: Bueno, cuando yo salí de allá, un grupo de personas supo lo que estaba pasando, no
por mi boca, de diferentes maneras se enteraron. Entonces ellos dijeron que no sabían qué
hacer, qué camino tomar, que no creían en nadie, que no confiaban en nadie, que los ayude.
Entonces que si yo podía ayudarlos, orar por ellos. Entonces yo les dije que yo la verdad no
quería, que yo quería irme de aquí, y ellos me pidieron que los ayude, entonces empezamos a
orar con ellos a pasar tiempo orando y de ahí surge una pequeña iglesia.
Fiscal: Usted nos puede informar, ¿cómo era su relación con la señora Alexandra Castro?
Karen: Pues mi relación era normal, de dos personas que no tienen confianza, pero que
trabajan en un mismo lugar, o sea simplemente el saludo.
Fiscal: ¿Existieron algún tipo de discrepancias con ella?
Karen: Pues que yo sepa, no.
Fiscal: ¿Usted conoció a Maritza Benavides?
Karen: Si
Fiscal: ¿Quién es esta persona?
Karen: Ella fue una muchacha a la que mi mamá le arrendó una pieza en la casa donde
vivíamos.
Fiscal: ¿Usted le hizo a ella algún tipo de comentarios sobre lo que ocurrió en Salem?
Karen: Nunca. (Explicación interrumpida por la defensa – pregunta sugestiva)
Fiscal: Señora testigo, ¿dentro de Salem había la posibilidad de expresar los pensamiento de
forma independiente?
Karen: No, vale la pena aclarar que nosotros no podíamos leer libros, tener acceso a otros
pastores, a gente de otras iglesias. (Interrupción del juez por argumento ya manifestado)
Fiscal: ¿Qué percepción se tenía de los otros grupos religiosos?
Karen: Él siempre decía que el mejor, que el único era Salem, que los demás eran unos
pobretones que no tenían ni para pagar un garaje y se burlaba de ellos, se burlaba de los que
vendían en sus iglesias empanadas y siempre creó en nosotros como una desconfianza con los
demás (argumento interrumpido por el juez por objeto de la pregunta)
Anexo D. Entrevista presentada por Luz Dary Velázquez Ospina
Nombre: Luz Dary Velázquez Ospina

Fecha: 17 de Julio de 2014
Hora: 8:46am
Juez: El documento original de identidad de Luz Dary Velázquez Ospina, quien se identifica
con cédula de ciudadanía 27.094.184 quien tiene como fecha de nacimiento el 18 de mayo de
1980.
(Juramento)
Juez: Le pido el favor que hable fuerte, sea concreta en todas las respuestas de lo que le
pregunten y en seguida le solicito nos dé a conocer los datos que la identifiquen, su estado
civil, ocupación, estudios, por favor.
Luz Dary: Mi nombre es Luz Dary Velázquez, tengo 34 años, soy casada, soy cantante y
también estoy estudiando.
Juez: ¿Qué estudia?
Luz Dary: Contabilidad y finanzas.
Juez: ¿y su actividad laboral?
Luz Dary: Ahorita estoy estudiando.
Fiscal: Señora testigo, ¿nos puede indicar dónde está estudiando?
Luz Dary: en el SENA.
Fiscal: Gracias. ¿Usted ejerce alguna actividad comercial o mercantil?
Luz Dary: No, lo único que hago es que los sábados doy unas clases en una fundación.
Fiscal: Gracias. Cuéntenos señora Luz Dary, ¿usted conoce al Ministerio Apostólico y
profético Salem?
Luz Dary: Si.

Fiscal: ¿Usted pertenece o ha pertenecido a ese ministerio?
Luz Dary: Pertenecí.
Fiscal: ¿En qué periodo perteneció?
Luz Dary: En 1997, 12 de julio, hasta el año 2012.
Fiscal: ¿Usted desempeñaba alguna función en ese ministerio?
Luz Dary: Si. Cantaba, oraba, tenía un grupo familiar, en un tiempo supervisora.
Fiscal: Cuéntenos, ¿las funciones de supervisora en qué consisten?
Luz Dary: la función de supervisora era ir a visitar grupos familiares, pues en mi caso solo
me tocaron grupos familiares, y mirar que los líderes en este caso, porque en otro caso en
iglesias son los pastores, tenía que ver que estuvieran, que siguieran el modelo tal como lo
enseñó el señor Álvaro Gámez, tenían que estar predicando lo que ellos decían, lo que Álvaro
Gámez decía.
Fiscal: La sede principal de Salem ¿en dónde estaba ubicada?
Luz Dary: últimamente estaba en el teatro Alcázar
Fiscal: ¿existían otras sedes?
Luz Dary: Si. Pues cuando yo empecé en Salem, primeramente era en San Ignacio, después
intercalaban con el Parque infantil y San Ignacio. Después otro tiempo fue en la Avenida los
estudiantes, en el Amorel, como había otra sede, que era la iglesia de la pastora Ruth, después
la pasaron a San Felipe que ahí era donde tenía la señora Ruth, tenía la iglesia y también
estaba el teatro Alcázar que era donde estaban los cultos grandes donde presidía Álvaro
Gámez.
Fiscal: ¿Existían grupos más pequeños? Según lo que le entendí.
Luz Dary: Si, existían más iglesias, existían grupos familiares.
Fiscal: ¿Estos dónde se encontraban?
Luz Dary: En diferentes partes de la ciudad y también en diferentes partes de Colombia y

algunas fuera de Colombia.
Fiscal: Por las actividades que usted cumplía, ¿recibía algún tipo de remuneración?
Luz Dary: Si. Por cantar.
Fiscal: ¿Cuánto se le cancelaba?
Luz Dary: Al principio era poco, después fue aumentando y luego fue $1.150.000
Fiscal: Ese pago, ¿de qué manera se hacía?
Luz Dary: Era mensual
Fiscal: ¿quién le cancelaba esa suma?
Luz Dary: Esa suma pues la contadora que estaba en ese tiempo, porque habían varias
contadoras, primero estaba María Isabel, María Isabel Enríquez y después Liliana Guzmán…
ahh perdón y alguna vez Leonardo Gámez.
Fiscal: Cuéntenos, ¿A usted qué la llevó a vincularse a Salem?
Luz Dary: Resulta que nosotros, mi familia y yo cuando vivíamos en los llanos en Granada,
Meta, mi papá murió cuando yo tenía 5 años, mi mamá se volvió a casar, ellos fueron
amenazados por la guerrilla, se perdieron todas las cosas. Salimos como desplazados para
Pasto, porque resulta que ya estábamos muy mal económicamente, ya habíamos perdido todo,
aún la casa; y mi hermana mayor que es Yineth Velázquez, en ese tiempo vivía en Pasto, nos
dijo que nos fuéramos para allá. Primeramente a mí ya no me podían pagar el último año de
estudio, once. Mi hermana me dijo que me viniera, mi mamá me mandó para acá y me puso
bajo las órdenes de ella, de que me cuidara, de que estuviera ahí conmigo y ella me ayudó a
pagar el último año de estudio y mi hermana fue la que me llevó.
Fiscal: ¿Qué edad tenía cuando se vinculó?
Luz Dary: 17 años.
Fiscal: Usted, cuando recién ingresó a Salem, ¿cómo se sintió?
Luz Dary: Cuando el día que asistí a Salem porque mi hermana me llevó era un culto en la
noche, era el 12 de julio, porque yo llegué el 11, ese día me llamó mucho la atención la
música, porque a mí me gusta cantar, eso me llamó la atención primeramente
Fiscal: Dice que tenía 17 años, ¿recuerda que año era cuando se vinculó?
Luz Dary: Si, en 1997.
Fiscal: Gracias. Aparte de la música, ¿a usted qué le llamó la atención en Salem?

Luz Dary: Mirar cómo la gente buscaba a Dios, buscaba de Dios, en las cosas que decía
Gámez, que iba a ver bendiciones y prosperidad si uno obedecía a Dios.
Fiscal: Usted recuerda ¿qué creencias se le impartían allá?
Luz Dary: ¿En Salem?
Fiscal: Si.
Luz Dary: Todo era bajo, todo lo que uno podía hacer era bajo autoridad, uno no podía
tomar sus propias decisiones, tenía que consultar, en este caso pues era la autoridad de
Gámez en Salem, él era el apóstol en Salem y uno tenía que obedecerlo a él porque él decía
que era el representante de Dios en la tierra y que uno tenía que obedecerlo para ser
bendecido y que si uno no obedecía sería maldecido, también hablaba de la sujeción dice que
―sujetaos a vuestros pastores‖, entonces uno tenía que consultarle todo, si uno no le
consultaba algo era estar mal con él y estar mal con él era estar mal con Dios. Otra de las
cosas que hablaba era del Antiguo Testamento, de los prototipos de la antigüedad que eran el
Rey David, Noé, hablaba de Saúl y decía que él era así como un prototipo de ellos e iba a
establecer que el reino Davídico, esto consistía que era gobernado en ese tiempo, en la
antigüedad por reyes, y él da la orden de ellos, nadie podía decir nada. Otra de las cosas era
que uno tenía que dejar todo lo que tenía que dejar, familia, estudios por causa del reino de
Dios, el reino de Dios era servirlo, hacer su voluntad y él conocía la voluntad de Dios y que
uno tenía que obedecerla. Que había unas jerarquías y uno tenía que obedecerlas.
Fiscal: ¿cómo era su vida personal y familiar antes de llegar aquí a Salem?
Luz Dary: Mi mamá pues cuando se casó pues mi padrastro me sobreprotegía demasiado,
era tanta la sobreprotección que mi vida social era de la casa al colegio, del colegio a la casa.
Cuando había una fiesta tenía que ir con mi hermano, me cuidaban muchísimo, en el salón,
en el colegio yo permanecía sola, era muy rechazada, se burlaban, triste, no podía
relacionarme con la gente. Esa era mi vida antes de Salem
Fiscal: ¿qué concepto tenía del Señor Álvaro Gámez, cómo lo miraba a él?
Luz Dary: Yo lo miraba como el ungido, como el representante de Dios aquí en la tierra, lo
miraba como un papá pues yo crecí y pues sin esa figura paterna y pues él hizo unas cosas
que me llevó a verlo como un papá, primero porque él me decía siempre ―yo soy tu padre
espiritual‖, me hacía ver a mis papás como lo peor, que mi mamá era una idólatra, mi
padrastro era una persona que estaba mal con Dios, que por eso le iba mal, que él estaba
ocultando cosas y por eso le iba mal y que él era mi padre espiritual y por eso debía
obedecerlo a él.
Fiscal: Estas creencias que mencionó en la anterior respuesta, ¿cómo se impartían?
Luz Dary: Él pues en los cultos, en la alabanza que era después de más o menos una hora, él
predicaba de eso con la Biblia y nombraba muchas cosas de la Biblia a su forma nos decía
todo eso basado en la Biblia.
Fiscal: Durante esos cultos, digamos ¿cuántas personas asistían aproximadamente?
Luz Dary: Era diferente porque eran muchas reuniones, entonces en cada reunión el número
era diferente. Las reuniones más grandes eran los sábados por la noche, los jueves en la noche
y los sábados en la mañana que era una reunión de los líderes, de todos los que servían en
Salem, entonces todas las cantidades eran diferentes.
Fiscal: ¿Esos temas podían discutirse en público?
Luz Dary: Si, claro.
Fiscal: ¿Y la gente podía hacer preguntas en las prédicas?
Luz Dary: Ah, no, no, no. Pensé que me hablaba de otra cosa. No la gente no podía decir
nada, era lo que él dijera y nada más.
Fiscal: ¿En alguna oportunidad alguien intentó preguntar?
Luz Dary: Si, pero él los mandaba a callar y en algunas ocasiones sacaba a la gente.
Fiscal: ¿Usted conoció dentro de Salem a Alexandra Castro y Tatiana Tulcán?
Luz Dary: Si.
Fiscal: ¿Ellas qué rol cumplían en Salem?
Luz Dary: Tatiana tocaba la trompeta y era profeta y Alexandra era profeta y estaba en un
coro de la orquesta.
Fiscal: ¿Había un orden jerárquico en Salem?
Luz Dary: Si
Fiscal: ¿Ellas en qué posición del orden jerárquico estaban?

Luz Dary: Ellas estaban de segundas. Porque Álvaro Gámez enseñaba que él era apóstol y
profeta y después seguían los pastores y decía que los profetas iban a la par con el apóstol,
que era como decir la mano derecha. Él explicaba mucho ―creer en sus profetas y seréis
prosperados‖ y hablaba mucho de que cuando la gente no obedecía las profecías como en la
antigüedad eran… pues les esperaba lo peor, las maldiciones, muerte, destrucción, si no
obedecía.
Fiscal: ¿Cuántos profetas había?
Luz Dary: Habían muchos, muchos profetas, pero él solo escuchaba a algunas personas.
Fiscal: ¿A quiénes?
Luz Dary: A Alexandra, a Tatiana.
Fiscal: ¿Usted cuánto tiempo le dedicaba a las actividades de Salem?
Luz Dary: muchas horas y diferentes horas, porque uno estaba en la alabanza y tenía que por
obligación quedarse todo el tiempo hasta el final del culto, además él me llamaba también a
orar, yo tenía también que visitar a grupos familiares en otros horarios. A veces él me
llamaba y yo estaba por decir en el gimnasio, y tenía que dejar de hacer lo que estaba
haciendo en el gimnasio y ponerme a orar con él. A veces de madrugada también me llamaba.
Como en otro tiempo también estuve predicando, él me mandó a que me fuera a otro grupo
familiar y también predicaba ese tiempo.
Fiscal: ¿Por las actividades que usted cumplía, tenía contacto directo con el señor Álvaro
Gámez?
Luz Dary: Si, claro porque uno tenía que estar sujeto totalmente a él, tenía que contarle todo.
Cualquier consulta uno tenía que hacérsela a él.
Fiscal: ¿Usted le consultaba todas sus cosas?
Luz Dary: Si, yo le consultaba todas mis cosas ¿por qué?, porque él decía un verso ―sujetaos
a vuestros pastores‖ y ´decía que uno tiene que sujetarse y contarle todo, porque si uno hacía
las cosas que uno quería, que uno pensaba, le iba mal. Y no iba a salir mal y no iba prosperar
en lo que iba a hacer, que él tenía el consejo correcto para las personas, porque también
utilizaba un verso diciendo ―pastores que os apacienten con ciencia e inteligencia‖. Él tenía el
consejo correcto. Otra de las cosas, que si uno no se sujetaba, no se acercaba era porque uno
quería hacer lo que uno quería y eso era pecado.
Fiscal: ¿usted creía esas enseñanzas que se le impartían?
Luz Dary: Si claro, yo creía estas enseñanzas
Fiscal: ¿las mismas servían de guía en su vida?
Luz Dary: Si claro, esa era mi vida.
Fiscal: ¿Sus elecciones las tomaba teniendo en cuenta estas enseñanzas?
Luz Dary: Si, pero era según las enseñanzas de él, así era.
Fiscal: Durante el tiempo que usted permaneció en Salem, usted tuvo alguna situación
especial que le haya ocurrido con el Señor Álvaro Gámez?
Luz Dary: Si.
Fiscal: ¿Nos puede comentar?
Luz Dary: Si, anteriormente a esto les quiero comentar acerca de la doctrina. (Interrupción
defensa y juez)
Fiscal: Señorita Luz Dary, le ruego responda la pregunta que se le ha hecho ―¿existe alguna
situación especial relacionada con el señor ´Álvaro Gámez que usted deba comentar en esta
audiencia?
Luz Dary: Si claro. Son muchas cosas. Una de las cosas es que cuando llegó Alexandra a
Salem, miré que ellos dos hablaban mucho y después él se me acercó y me dijo ―con ella,
Dios le había dado la dirección a ella de que él tenía miel en su rostro y debía recibir besos en
la cara, después me dijo besos en los labios, que tenía miel.
Fiscal: ¿usted qué hizo ante esa dirección?
Luz Dary: Como él dijo que eso era algo de Dios, que debía obedecerlo, yo obedecí.
Fiscal: ¿una dirección en qué consiste?
Luz Dary: En que él daba una orden y esta orden tocaba obedecerla porque si uno no la
obedecía uno recibía maldición de parte de Dios.
Fiscal: Bueno se le da esa dirección y ¿usted qué hizo entonces?
Luz Dary: Bueno, obedecí…
Fiscal: ¿qué hizo exactamente?

Luz Dary: Besé el rostro y los labios de Álvaro Gámez, pero una de las cosas era que a mi
mirarle los dientes me daba asco y fue muy duro pero tenía que obedecer.
Fiscal: Y si le daba asco, ¿por qué lo hizo entonces?
Luz Dary: Porque era una orden
Fiscal: Ya. ¿Ocurrió algo más?
Luz Dary: Si, ocurrieron otras cosas después.
Fiscal: Perdón, antes de que continúe, ¿esto cuándo ocurrió?
Luz Dary: Esto ocurrió más o menos para agosto del… espéreme… del… para mí esto es
muy duro… en agosto de 2006.
Fiscal: ¿Y dónde ocurrió esto?
Luz Dary: Esto ocurrió en el teatro Alcázar en la plataforma, ahí donde se sentaba Álvaro
Gámez, del lado derecho.
Fiscal: ¿qué ocurrió después?
Luz Dary: Después, él me citó en una sede… recuerda que les había dicho que habían sedes
intercaladas. En la sede San Ignacio me citó antes de una reunión de supervisoras que había
cada 15 días. Las supervisoras eran las que iban a vigilar todo lo que estaba pasando, cómo
funcionaban las iglesias, si estaban haciendo lo que Álvaro Gámez decía.
Antes de esa reunión él me ordenó que fuera, me ordenó que fuera en una falda; que fuera
con falda a esas reuniones antes, previa, y él me empezó a acariciarme diciéndome que era
una dirección de Dios, empezó a tocarme.
Fiscal: ¿en dónde la tocó?
Luz Dary: Empezó primero tocándome los brazos y luego pues me tocó los senos, levantó la
falda, empezó a tocarme, yo me asusté y por un momento me resistí, pero él decía que era una
dirección de Dios, que iba a ser bendecida. Y después él me dijo en una de esas, me tocó en
la vagina, metió sus dedos y me dijo ―tienes el himen, eres virgen‖.
Fiscal: ¿Esto cuándo ocurrió?
Luz Dary: Esto fue así, también en agosto más o menos, esto fue así como seguido de lo
anterior que comentaba. Ahí terminó él, de ahí empezó la reunión de supervisoras. Después
me citó de nuevo a los 15 días me citó de nuevo y me puso en otro cuarto que había ahí, que
había una mesa, una mesa dura, bajita, me dijo que me acostara ahí, él bajó sus pantalones y
me dijo que me iba a penetrar por el ano. Antes de eso me dijo que me lavara bien, que me
iba a penetrar por el ano y me tocó e hizo eso, me dolió muchísimo. Yo duré muchos, muchos
días así, esto fue ya como a lo último, porque varias fue así: me citaba, me tocaba y él puso
también un biombo en el teatro Alcázar para tocarme, también en otras ocasiones en otros
cultos ahí, yo estuve muy mal de mí ano por eso que él hizo…
Fiscal: Perdón, ¿por qué se sentía mal?
Luz Dary: Porque me sentía sucia, me dolía mucho, realmente me lastimó mucho, cuando
iba al baño me dolía muchísimo, me sentía triste, desesperada. Después en otra ocasión,
cuando hubo un viaje a Quito, Ecuador, él allá nos llevó con Alexandra a Quito, Ecuador en
un hotel, era en un segundo piso, el cuarto de él estaba en un extremo y el cuarto de
Alexandra y mío estaba en el otro extremo y él nos llevó allá y durante el camino, en el
trayecto hacia allá en el carro, Alexandra y Álvaro Gámez dijeron que iban a echar suertes
para ver a quién le tocaba. Y ellos dijeron que me tocaba a mí, que echaron suertes y me
tocaba a mí primeramente.
Entonces Álvaro Gámez primero me llamó a mí de allá del cuarto, eso fue tipo por la tarde
antes de un culto, porque él iba a dar unas predicaciones que había en una iglesia en Quito,
Ecuador, me llamó antes del culto como 5 de la tarde más o menos, me dijo que fuera, que
me desvistiera, que me acostara y empezó a besarme, después él trató de penetrarme pero yo
me corría porque me dolía mucho, me subía, me hacía hacia arriba porque me dolía mucho,
varias veces, así intentaba penetrarme y yo me subía hacia la cabecera porque me dolía
mucho. Después él logró hacerlo y sangré, después de esto me dijo que vaya y me lave, hubo
después la reunión y después de la reunión me dijo que otra vez volviera, volvió a hacer lo
mismo. Me decía que si yo sentía algo, le decía que yo no sentía nada.
Estaba muy mal, estaba muy triste, pero tenía que hacerlo porque Alexandra había dicho esto,
me dijo que Dios le había dicho que yo tengo que, que era una orden de Dios entregarle la
virginidad a Dios a través de Álvaro Gámez, que él era un instrumento y que ese era el
sacrificio.
Fiscal: Perdón una pregunta señorita Luz Dary, usted dice que ―logró hacerlo‖, ¿a qué se
refiere con ―logró hacerlo?
Luz Dary: Logró penetrarme después de varios intentos.
Fiscal: ¿Recuerda cuándo sucedieron esos hechos?
Luz Dary: eso fue para el… eso fue antes de mi cumpleaños del 2007, tenía 26 años, eso fue
qué en marzo.
Fiscal: ¿Este tipo de episodios se presentaron en otras ocasiones?
Luz Dary: SI. Bueno después de esto, él antes viajaba pues con personas de la alabanza,
hombres y mujeres, después de esto ya no viajaban mujeres y él siguió citándome pero ya en
el teatro Alcázar en la oficina de él, él ya me citaba ahí pero ya con otras personas. En esas
ocasiones él llamaba a varias personas, nos ponía en 4 y él bajaba sus pantalones, por lo
general nos hacía quitar la parte de arriba, otras veces no, nos decía que fuéramos en ropa
cómoda. En mi caso como yo estaba en la alabanza y no podía asistir con ropa, tenía que usar
uniforme, pero a otras personas si les decía que fueran con falda, que fueran con sudadera,
allá nos ponía en 4 y penetraba a una y luego penetraba a la otra y volvía a repetirlo. Él me
regañaba porque decía que no me movía, yo también resulté con una infección, con unos
hongos, la doctora me dijo que fuera a la farmacia de la EPS de Coomeva y comprar
clotrimazol.
Fiscal: Perdón, usted dice que dentro de esas reuniones iban otras personas, ¿quiénes eran?,
recuerda ¿quiénes más asistían?
Luz Dary: SI, es que en esa ocasión de las que recuerdo, porque él las turnaba. Yo recuerdo a
Tatiana, recuerdo a Alejandra, recuerdo a Geraldine, a Jasmine Rosero, a Nadia Rosero…
recuerdo a esta muchacha hermana de Leidy. Yo tengo un problema a partir de esto de
memoria, se me van los nombres…
Fiscal: Bueno, usted dice que la citaban ahí, ¿con qué finalidad la citaban y quién la citaba?
Luz Dary: Álvaro Gámez me citaba allá… (Interrupción del juez, respuesta repetitiva)
Fiscal: Nos puede indicar ¿qué más ocurría ahí dentro en esas reuniones?
Luz Dary: Bueno, él no quería usar condón, él penetraba a las muchachas y cuando tenía
ganas de eyacular, qué él le llamaba ―leche espiritual‖, él sacaba el ―siervo de Dios‖, porque
él le llamaba al pene ―siervo de Dios‖, lo sacaba y eyaculaba en el abdomen.
Fiscal: Usted dice que le dio una infección ¿cierto?, ¿en qué parte de su cuerpo?
Luz Dary: en la vagina
Fiscal: ¿Dice que se le recetó una droga?
Luz Dary: Si, clotrimazol
Fiscal: Ya, y ¿qué más ocurrió?
Luz Dary: Bueno, él allá nos ponía a orar, porque él decía que eso era una ministración y que
era una arma de guerra para liberar personas, era un arma de guerra para liberar pueblos, que
era un arma para hacer que las finanzas crecieran, que era un arma de guerra para bendecir,
para destruir maldiciones. De hecho en una ocasión Alexandra dijo que yo tenía unas
maldiciones, ella estaba ahí con Álvaro Gámez, que tenía unas raíces generacionales y que yo
iba a ser liberada a través de esa ministración. Raíces generacionales es como la genética así
como cuando por decir, el abuelo tuvo cáncer y entonces dice que el nieto va a tener cáncer
por la genética, entonces va al médico, le preguntan qué enfermedades hay en su familia.
Entonces las raíces generacionales, maldiciones, es eso, pero en lo espiritual; es decir, que si
una persona se separó entonces la siguiente generación u otra generación se va a separar, que
si fue pobre entonces también va a ser pobre. Entonces él le hacía ver eso en la familia y le
hacía dar temor, terror de que a uno le pasara eso, de vivir cosas, fracasos que vivieron los
antepasados y que uno iba a ser liberado en estas ministraciones.
Fiscal: Estas ministraciones, ¿durante cuánto tiempo ocurrieron?
Luz Dary: Primeramente pues conmigo empezó lo que les digo en el 2006 y cuando pasó
más o menos como unos, pasaron más o menos como un año y esto se paró porque Karen
Sánchez habló, ella yo no sé exactamente, pero hasta él mismo hablaba mal después de
Karen, que era una maldita, que satanás está a su diestra; el paró y dijo que de hecho eso no
era de Dios.
Fiscal: ¿Nos puede ubicar en el tiempo de la pregunta?
Luz Dary: Si, es que quiero explicarles bien, es con relación a la pregunta.
Juez: En orden cronológico
Luz Dary: Ah, ¿solo cronológico?
Fiscal: Si
Luz Dary: Ahh entonces eso fue desde el 2006 hasta el 2012.
Fiscal: ¿Eso fue continuo?
Luz Dary: No, paró, lo que les digo un año y medio, dos años paró. Después yo escuché, yo
estaba en la plataforma y escuchaba que Álvaro Gámez hablaba a unas muchachas acerca de
eso y Tatiana estaba ahí en la plataforma, todos estábamos en la plataforma pero en diferentes
distancias y yo le dije a Tatiana ―yo no quiero que eso regrese‖, y me dijo Tatiana en un tono
bravo ―No, es que va a regresar‖. De ahí el siguió metiendo otras muchachas, llamándolas y
metiéndolas allá y cada vez se hacían más personas y más personas porque había una
dirección dizque él iba a tener mil mujeres que eran sus concubinas y sus esposas.
Fiscal: A ver, usted dice que se reiniciaron las ministraciones, nos puede decir ¿en qué
tiempo volvieron a reiniciarse? ¿Cuando empezaron, cuándo terminaron?
Luz Dary: Calculando 2008 y terminaron 2012
Fiscal: en estas ministraciones ¿usted participaba?
Luz Dary: Si, porque él me ordenaba.
Fiscal: ¿Qué le ocurría a usted en esas ministraciones?
Luz Dary: Pues además de que para mí eso era muy duro, no quería entrar, pero porque era
un sacrificio, tenía que hacerlo, porque tenía que obedecer, porque si no obedecía era
rechazar la ministración de Dios a través de Álvaro Gámez, era rechazar a Dios. Él por
ejemplo, una persona que es Diana Pantoja…
Fiscal: Perdón Señorita testigo, le pregunto, ¿qué implicaba para usted una ministración?
Luz Dary: ¿Me explica por favor?
(Interrupción defensa, pregunta sugestiva, procede objeción)
Fiscal: Nos puede indicar usted, cuando ocurrían estas ministraciones, ¿participaba
voluntariamente en ellas?
Luz Dary: No
Fiscal: ¿Por qué lo hacía entonces?
Luz Dary: Porque él me lo ordenaba.
Fiscal: Y si usted desobedecía, ¿qué pasaba?

Luz Dary: Si yo desobedecía él me iba a disciplinar. Disciplinar era, él me iba a quitar los
servicios que uno tenía, era ridiculizarlo frente a todo el mundo, era estar mal con él y estar
mal con él era estar mal con Dios. También iba a recibir maldiciones, me iba mal, me iba a ir
mal por rechazar esa ministración de Dios.
Fiscal: ¿Se la amenazaba para que participe en esas ministraciones?
Luz Dary: Si, me amenazaba con temor, con terror de que no iba a ser libre de esas
maldiciones y que yo iba a ser pobre, que iba a separarme después cuando me casara.
Fiscal: Usted dice que en estas ministraciones el señor Gámez la penetraba, ¿Usted entendía
que iba a esto… a que la penetraran?
Luz Dary: No, porque él decía que eso no era fornicación ni adulterio, que eso era una
ministración de Dios, que eso era una relación con Dios a través de él.
Fiscal: ¿Usted qué tipo de experiencia sexual tenía para esa época?
Luz Dary: Ninguna
Fiscal: ¿Usted había tenido novios anteriormente?
Luz Dary: No, anteriormente no. Después, cuando pasó la primera vez que se paró eso, me
dijo que me consiguiera un hombre, pero allá no se podía tener ni fornicación ni adulterio,
porque él decía que eso era pecado y a la gente la echaba.
Fiscal: Usted en el colegio, ¿recibió clases de educación sexual?
Luz Dary: Si, claro.
Fiscal: ¿Usted cómo se sentía cuando ocurrían las ministraciones?
Luz Dary: Me sentía sucia, triste, desesperada, era algo que yo no quería hacerlo porque no
me gustaba esa persona, no me gustaba el señor Álvaro Gámez, yo lo miraba de otra forma,
como un siervo de Dios y yo me sentía muy mal, aterrada, con miedo y no sentía nada
físicamente.
Fiscal: ¿De estos hechos le comentó a alguien?
Luz Dary: No, uno no podía comentarle a nadie porque si uno comentaba algo era como el
caso de Noé, que Noé se emborrachó y estaba desnudo, él tenía 3 hijos y un hijo de él dice
que empezó a hablar de él. Él decía que si uno hablaba era descubrir la desnudez de su padre
y también que iba a recibir la maldición de Judas, que era que iba a morir uno así como Judas
que terminó muerto, uno o la familia y que también que la gente no podía recibir eso, que
había que tener mucha fe, que la gente no entendería. Todo eso decía, entonces yo no podía
comentarle a nadie.
Fiscal: Cuéntenos Luz Dary, ¿usted tenía amistades por fuera de Salem?
Luz Dary: No, no tenía amistades porque, yo tenía unos amigos de años cuando yo vivía en
Granada, Meta y ellos me llamaban, yo no había perdido contacto con ellos y él me dijo…
uno tenía que consultarle todo no, me dijo ―corta esa amistad con ellos, no hables más con
ellos‖ que tenía que cortar renunciar a esos amigos, no no hubo ninguna amistad.
Fiscal: ¿Usted tenía vida social?
Luz Dary: No, pues por fuera no tenía vida social, porque aún dentro de Salem, él me
prohibía tener amigos y solo podía estar con personas que estuvieran cerca de él. En mi caso
él me decía que es que yo era una ―princesa del pueblo de Dios‖ y que no podía estar con el
pueblo, que tenía que estar cerca de las personas que estaban cerca de él, que eran las que él
aprobaba, que eran Tatiana, Alexandra, las muchachas que están en el proceso.
Fiscal: Usted al inicio del interrogatorio nos dijo que su estado civil era casada, ¿usted
cuándo se casó?
Luz Dary: Me casé en el 2011, en septiembre.
Fiscal: ¿Quién es su esposo?
Luz Dary: Alexander Javier Portillo Gómez
Fiscal: A esta persona ¿dónde la conoció?
Luz Dary: En Salem
Fiscal: Esta persona, ¿asistía allá?
Luz Dary: Si
Fiscal: Usted nos dijo que el señor Álvaro Gámez no le permitía tener amistad con otras
personas pero usted dice que se casó con una persona que asistía a Salem, ¿Cómo es eso?
Luz Dary: Resulta que cuando él me alejaba de la gente. De hecho una ocasión había un
muchacho que se me estaba acercando y él me dijo ―hazte en otro lado‖. En otra ocasión me
dijo de otro muchacho que se me estaba acercando, que ese si me estaba gustando ese
muchacho, pero no había nada y él me dijo que había tenido un sueño y ese muchacho estaba
en harapos, era pobre y me dijo ―si tú te metes con él, vas a ir a pobreza‖.
Después, bueno, ahí no me permitía tener nada. Cuando pasó lo del primer escándalo que
habló Karen Sánchez acerca de esto, él me dijo ―consíguete a un hombre‖ y como yo estaba
acostumbrada a que lo que él dijera uno tenía que obedecerlo, tenía que hacerlo. Había un
muchacho que me estaba pretendiendo, a mí no me gustaba este muchacho pero por esa orden
que me había dado, porque él le decía hasta a uno ―no pienses, obedece y cree‖. Entonces uno
simplemente obedecía, entonces yo le hice caso a este muchacho, pero después él supo quién
era y dijo ―yo no siento paz con este muchacho‖, después ahí fue que miré a mi esposo, este
muchacho me gustó, y uno como siempre tenía que consultarle a él todo, yo le consulté a él;
era lo que él me dijera, si él me decía ―no, aleja a ese muchacho ―yo tenía que dejarlo. Y
gracias a Dios dijo que si, que él tenía paz con respecto a eso, ya a mis 28 años que fue que le
comenté a él de Alexander que es ahora mi esposo.
Fiscal: Esto dice que ocurrió en el 2011, ¿cierto?
Luz Dary: Si
Fiscal: Usted nos dice que lo que ocurrió se presentó hasta el 2012, lo de las ministraciones,
usted estaba casada cuando asistía a las ministraciones?
Luz Dary: Cuando yo me hice novia de Alexander fue en un momento en que había parado
eso, que él dijo que eso no era de Dios. Cuando regresó de nuevo esto, yo estaba de novia con
Alexander y yo no quería entrar y de hecho en una ocasión me dijo bravo ―si quieres entras‖,
o sea me estaba desaprobando, me decía ―tú estás mal‖ me dijo ―tú estás mal por esa relación
que tienes con Alexander‖
Entonces yo tenía pues que obedecer y entrar y sonreírle porque durante todo ese tiempo yo
estuve llore y llore y él una vez en una ocasión me dijo, ―si tu lloras, te voy a disciplinar‖.
Entonces, después ya casada, me dijo ―entra, pero yo no voy a tocar lo que Alex ha tocado‖,
entonces no me daba besos, sino que me tocaba el cuerpo y me penetraba, solamente no me
daba besos, porque él me decía que ya me había dado besos porque era mi novio. Después,
más o menos unos meses, un año antes, me dijo que tenía que ya no me iba a seguir
ministrando, penetrando porque tenía que se me cerrara un poco la vagina para que Alex no
se diera cuenta, me dijo que solamente entrara y mirara para que recibiera de lo que había en
el ambiente de Dios, que él quería que yo siguiera entrando, ya vestida para que recibiera lo
que había en el ambiente de Dios y me decía que mirara, me dijo que él quería que yo
siguiera recibiendo de Dios, que era una mujer poderosa y me decía que yo todo lo que había
recibido era por medio de esa ministración, que todo lo que tenía era por medio de esa
ministración.
Fiscal: Momento, precise, él le pidió que mirara, ¿qué le pidió que mirara?
Luz Dary: Las relaciones, ministraciones que él estaba haciéndole a las otras muchachas.
Fiscal: Usted cuando se desató este escándalo que dio origen a este proceso, ¿qué hizo?
Luz Dary: él nos dijo que teníamos que decir que era un montaje que teníamos que mentir,
que la gente no podía entender eso, que la gente no tenía fe para recibir eso y por lo tanto era
un secreto de Dios que nadie lo podía saber, entonces yo lo que hice fue negarlo, eso.
Fiscal: Usted, ¿en qué momento se retiró de Salem?
Luz Dary: Bueno, resulta que yo, ya estando casada, recién casada, porque eso fue casi al
final de año que me casé, estaba recién casada, enamorada y mi esposo resulta que a él le
enviaron, porque había alguien que tenía acceso a la oficina de Álvaro Gámez, que eran
Liliana Guzman y Andrés Caicedo, de unas cámaras y por eso fue que se dieron cuenta de
todo eso, y esta información ya llegó a la fiscalía, a él le enviaron unas fotos del momento, de
uno de los sucesos donde él aparecía con los pantalones abajo y penetrando una muchacha. Él
miró estas fotos y él dijo ―yo me retiro de Salem‖ y entonces resulta que Ruth, la esposa de
Álvaro Gámez me dijo ―vete del apartamento‖ porque yo estaba viviendo con él y dijo ―coge
la ropa que puedas, y vete donde tu mamá y yo lo extrañaba a mi esposo y fui hasta el
apartamento y me quedé con él, desobedeciendo, porque Ruth me decía, no le respondas
llamadas no lo llames, pero yo extrañándolo con mucho dolor y fui y después me dijo
vámonos. Y yo ya me iba a ir con él cuando al otro día llegó Alexandra y Tatiana y me
dijeron que nos fuéramos que teníamos que irnos y me sacaron de aquí de Pasto y me
sacaron, a mi mamá le di un beso y me puse a llorar y recién casada imagínese, que tenía que
irme porque si no me iba me iban a caer las maldiciones de levantarme contra el siervo de
Dios, contra el ungido de Dios, porque Saúl, porque en la antigüedad cuando se levantaban
contra el ungido de Jehová les esperaba muerte nada más.
Fiscal: Perdón, usted dice que salió de aquí de Pasto, ¿a dónde se dirigió?
Luz Dary: a mí me llevaron a Pereira, me dejaron encerrada, me quitaron el celular para que
no me comunicara con mi esposo.
Fiscal: ¿Y quién hizo esto perdón?
Luz Dary: Tatiana Tulcán y Alexandra Castro. Después me llevaron a Bogotá a una casa en
la ciudad de Bogotá, allá también ellas me tuvieron, me quitaron el celular.
Fiscal: Le ruego por favor a la testigo que se ubique ¿cuándo se retiró de Salem?
Luz Dary: Bueno yo llamé a mi hermano en Tauramena y estando en Tauramena me retiré.
Fiscal: ¿Cuándo ocurrió eso?
Luz Dary: Eso fue en septiembre antes de una audiencia que tuvo Álvaro Gámez que fue el
28 de septiembre, eso fue para finales de septiembre de 2012
Fiscal: ¿Usted mantuvo contacto durante ese tiempo con el señor Gámez?
Luz Dary: ¿Cuando estaba con mi hermana?
Fiscal: No, antes de retirarse
Luz Dary: Si, él me llamaba siempre a preguntarme cómo estaba, yo estaba mal, pero me
hacían comunicar con otras personas.
Fiscal: ¿Dice que hacía contacto con su hermano?
Luz Dary: Si es que yo quería explicar, pero dicen que no es el momento.
Fiscal: ¿Y a partir de ese momento se desvinculó de Salem?
Luz Dary: Si.
Fiscal: Una última pregunta Luz Dary, ¿usted usó ayuda psicológica para este caso?
Luz Dary: Si, busqué ayuda.
Fiscal: No más preguntas.

Anexo E. Entrevista presentada por Natalia Fernanda Villota Rosero
Nombre: Natalia Fernanda Villota Rosero

Instalación de la audiencia.
Juez: Continúa la fiscalía con la testigo Natalia Fernanda Villota Rosero, quien ya se encuentra
en el salón de cámara Gessel, ella de acuerdo al documento de identidad que tengo a la vista es el
número 1.102.833.915, tiene como fecha de nacimiento el 6 de junio de 1990.
Le pregunto Natalia Fernanda Villota Rosero, buenas tardes. ¿Usted quiere declarar desde el
lugar donde se encuentra o quiere hacerlo acá en el estrado?
Natalia: Desde el lugar en que me encuentro.
Juez: En seguida se va a proceder a juramentarla, de pie por favor. Natalia Fernanda Villota
Rosero. Usted va a rendir una declaración bajo la gravedad de juramento. Usted tiene que decir
la verdad, única y exclusivamente, de lo contrario se incurre en el delito de falso testimonio, que
el artículo 442 del Código Penal, que establece que quien bajo la gravedad de juramento falte a la
verdad o la calle total o parcialmente incurrirá en prisión de 6 a 12 años. Le advierto sobre el
compromiso legal, moral, social que tiene el juramento y le advierto que usted no está obligada a
declarar contra usted misma, contra su cónyuge, contra su compañero o compañera permanente o
parientes dentro del cuarto grado de consanguinidad civil o segundo de afinidad.
Por favor, levante la mano derecha. Bajo las prevenciones que se le han hecho, ¿jura decir la
verdad en lo que le consulte y va a ser preguntada?
Natalia: Si.
Juez: Nos da a conocer los datos esenciales que a usted la identifiquen como el estado civil, el
grado de educación, su ocupación. Por favor Natalia Fernanda.
Natalia: Mi nombre es Natalia Fernanda Villota Rosero, número de cédula 1.102.833.915, soy
soltera, alcancé a estudiar hasta 5to semestre de administración de empresas.
Juez: ¿A qué se dedica?
Natalia: En el momento trabajo.
Juez: ¿en qué labor?
Natalia: Soy secretaria en una empresa de sistemas.
Fiscal: Señorita Natalia, usted nos puede indicar, ¿usted a qué se dedica específicamente?
N: ¿En el trabajo actual?
Fiscal: Si.
N: Mis funciones son de secretaria general en una empresa de sistemas y aplicaciones en línea de
unos ingenieros que se encargan del desarrollo de aplicaciones de software.
Fiscal: ¿Usted aparte de los estudios que ha mencionado, ha realizado otro tipo de estudios?
Natalia: Estudié música, estudié administración de empresas, llegué hasta 5to semestre, la
música también hasta tercer semestre. Esos son los únicos estudios que he hecho.
Fiscal: Gracias. ¿Usted nos puede informar si conoce al Ministerio Apostólico y Profético
Salem?
Natalia: Si lo conozco. Desde los 8 años de edad lo conocí.
Fiscal: ¿Usted pertenece o ha pertenecido a ese ministerio?
Natalia: Pertenecí a este ministerio desde 1998.
Fiscal: Dice que tenía 8 años de edad, ¿cierto?
Natalia: Si señor
Fiscal: ¿Y hasta qué tiempo estuvo ahí?
Natalia: Estuve en el Ministerio Apostólico, Profético y de guerra Salem hasta los 22 años de
edad.
Fiscal: ¿Cuál fue su vinculación con Salem?
Natalia: Cuando yo tenía 8 años de edad mis padres conocieron de este ministerio y asistimos a
la iglesia donde predicaba el pastor Gámez, entonces a partir de ese momento, de mis 8 años,
empezamos a asistir a esa iglesia y de ahí en adelante se convirtió prácticamente en nuestra vida,
hasta que yo salgo prácticamente en mis 22 años de edad del Ministerio Apostólico, Profético y
de guerra Salem
Fiscal: ¿Usted cumplió alguna función dentro del ministerio?
Natalia: Si. Desde que llegué mi función fue… hice parte del liderazgo del ministerio Salem acá
en Pasto, hice parte de la alabanza en algunos grupos familiares acá en Pasto, luego mi familia
fue enviados como pastores a la ciudad de Ipiales, en la cual duramos un año. Luego fuimos
enviados a la ciudad de Sincelejo como familia pastoral, en la cual desempeñamos alrededor de 5
años, luego fui enviada a la ciudad de Montería, también como asistente de la pastora, la cual
duró más o menos un año y dos meses y luego estuve en la ciudad de Santa Marta como pastora
principal alrededor de un año o 10 meses.
Fiscal: Gracias. Usted por estas actividades que ha mencionado ¿recibía algún tipo de
remuneración?
Natalia: Nosotros como pastores recibíamos, en un inicio yo recibí de Gámez 520.000 pesos
cuando yo estaba en Montería y en Santa Marta recibí 980.000 pesos. Pero esos ingresos los
recibí ya en el año, cuando tenía 20 años, 21 y 22. Los años atrás, de Sincelejo hacia atrás, mi
trabajo, mi esfuerzo conjuntamente con mis padres, nunca fue remunerado por Gámez,
simplemente tenía que hacer el trabajo, realizar el trabajo para él en la iglesia y nunca recibí
ninguna remuneración, a pesar de la capacitación musical, a pesar de la capacitación de la
palabra que se predicaba, de los viajes que se hacían, nunca recibí remuneración de ello.
Fiscal: ¿En qué consistían sus funciones? Empecemos por, usted habló de liderazgo… ¿en qué
consistía esto?
Natalia: Cuando yo tenía, cuando yo cumplí 12 años de edad, Gámez me hizo una liberación en
la cual Dios le dijo a él que yo ya estaba apta para poder empezar ministerialmente mi carrera.
En un inicio yo empecé en un grupo que se llama ―intercesión‖, que consiste en que un grupo de
personas, pongamos un ejemplo, 10-8 personas se reúnen para orar por las necesidades del
Ministerio Apostólico, Profético y de guerra Salem, estas necesidades eran jerárquicas; orábamos
primero por el apóstol, Álvaro Gámez, por su familia, por los apóstoles de todas las iglesias en
Colombia y fuera de Colombia y por las diferentes necesidades que la gente presentaba a la
iglesia mediante papeles.
Luego, Gámez me pregunta en una reunión en un grupo familiar que si yo sabía orar, yo le dije
que sí, entonces él me nombró, me dio la orden que a partir de mis 12 años empezaba a ser líder,
asistente del líder que en ese momento se llamaba Santiago Insuasty. Entonces cuando él
predicaba, yo lo asistía, con las oraciones de la reunión, al inicio de la reunión; tenía que también
compartir a la gente, evangelizar al barrio, hacer lo que tiene que ver con la parte profética antes
de la reunión, y cuando el líder no se encontraba, yo tenía que tomar su lugar y empezar a
predicar.
En varias ocasiones, a los 12 años prediqué, asistiendo al líder que no se encontraba.
Fiscal: En cuanto al cargo o función de asistente de pastora, ¿en qué consiste?
Natalia: Consiste, también era el nombre de pastor, pero no era el pastor principal, nos
dividíamos las funciones. La pastora principal tenía unas funciones, días en los cuales predicaba,
yo tenía otras funciones que cumplía, ella hacía la predicación en el lugar principal, en la sede
principal en la ciudad en la que estuviese o en los barrios de la ciudad. En este caso, cuando fui
pastora secular fue en la ciudad de Montería, entonces se me asignó un número de grupos
familiares en diferentes barrios de la ciudad, a la cual yo tenía que asistir, que predicar la palabra
de Dios, enseñarla, colocar el modelo apostólico que había aprendido desde mis 8 años de edad,
cuando era una niña, y seguir implementando todo lo que había aprendido de Álvaro Gámez.
Fiscal: ¿Usted predicaba las enseñanzas que se impartían ahí mismo, en Salem?
Natalia: Si, era solamente lo que oía de Gámez, yo no podía oír otro tipo de pastores, no podía
ver o escuchar un tipo de música diferente a la que en el ministerio se tocase. No podíamos
recurrir a libros de pastores o gente que haya escrito sus experiencias y que lo den a conocer al
mundo, no. Era simplemente lo que Álvaro Gámez decía, lo que Álvaro Gámez predicaba, lo que
Álvaro Gámez enseñaba. Por lo tanto, nosotros teníamos la obligación de comprar unos CD‘s
que Álvaro Gámez los distribuía en una librería que tenían acá en Pasto, nosotros los
mandábamos a pedir desde la ciudad en la cual nos encontrábamos y esos CD‘s iban con un
número de prédicas, como 10 prédicas en un CD, a las cuales yo me dediqué desde muy
pequeña, desde muy niña a aprendérmelas, a estudiármelas, porque tenía que seguir el modelo
que Gámez decía, el modelo apostólico y profético y el modelo de guerra de Salem. Porque si no
estábamos en la visión, no hacíamos parte del ministerio Salem. Todos nosotros, todos los que
predicábamos la palabra de Dios en Salem, teníamos que ser similares a Álvaro Gámez, de lo
contrario no hacíamos parte porque también teníamos unas personas que nos supervisaban a ver
si lo que nosotros predicásemos y enseñáramos tenía, estaba igual a lo que aprendíamos que
estaba a nuestro ejemplo a seguir, a nuestro padre espiritual que era Gámez; por lo tanto yo
personalmente me dediqué a aprender las prédicas, a escuchar, a tomar nota, llené muchos
cuadernos durante toda mi vida desde que tenía 8 años, con las prédicas de Álvaro Gámez, y
cada vez que iba a predicar a la gente, yo me dedicaba simplemente a oír sus prédicas, a leer lo
que él había dicho y a enseñarlo a la gente.
Fiscal: Usted, aunque dice que ingresó a los 8 años de edad, ¿recuerda por qué motivo se vinculó
a Salem?
Natalia: Recuerdo que mis padres simplemente conocieron, escucharon de esta iglesia por
medio de un familiar mío, un tío, y este tío nos hizo una invitación. Entonces mis padres
decidieron ir y como nosotros, yo y mis hermanos, éramos muy pequeños, empezamos la
asistencia con mis padres a Salem. Como éramos pequeños simplemente nos vinculamos y desde
un inicio empezamos con clases de niños, un método muy didáctico para enseñarles a los niños
por medio de dibujos, por medio de películas, de obras de teatro, por medio de enseñanzas que
daban en ese entonces.
Fiscal: Cuéntenos, ¿cuáles eran las creencias que se les impartían allá en Salem?
Natalia: Desde que llegué, siempre tengo en mente lo que Gámez predicaba, que era un tema
relacionados con la obediencia absoluta a Dios, a su palabra; la obediencia absoluta al ungido de
Dios, que en este caso era Álvaro Gámez porque no había otra persona superior a él. Temas con
respecto a la fe: que esta vida que nosotros vivimos no es una vida natural, es una vida por fe, y
el que no tiene fe en este camino de Dios, esta persona no es nadie. Entonces nosotros éramos
exigidos a creer, exigidos a creer en lo que Gámez decía, lo que Gámez predicaba, y también
predicaba acerca de obediencia, de la sujeción, predicaba acerca de morir, de pagar un precio, de
morir a nuestra carne para que Cristo crezca en nosotros, escuché prédicas acerca de lo que nos
ocurría. Había un tema que siempre recuerdo que era ―bendiciones a causa de la obediencia‖ y
también ―maldiciones a causa de la desobediencia‖ u obediencia a la palabra que Gámez
predicaba.
Temas como por ejemplo, la cruz, que Jesucristo fue y padeció y murió en la cruz y entregó su
sangre y aunque él no lo quería hacer, Jesús, él fue por obediencia a su Padre y nosotros
teníamos que hacer lo mismo ―tomar nuestra cruz y seguir ese camino‖. Hablaba y predicaba
acerca de que nosotros éramos como unos soldados de una milicia, que nosotros teníamos que,
como los soldaditos, van a la guerra con la mentalidad de que ellos pueden entregar su vida y
morir por una causa.
Para mí desde los 8 años de edad, cuando era una niña, mi causa se convirtió Salem, ese
ministerio, creer en Jesucristo, avanzar, tener fe, hacer todo lo que tenía posible en mis manos
para alcanzar ese nivel de fe que Gámez predicaba, que Gámez exigía. Otros temas también
como el apartarse, el tema de la santidad, del apartamiento, que nosotras éramos personas que
teníamos que estar apartadas del mundo natural, a qué le hablo ―mundo‖, a todo lo que no tenga
que ver con Salem, a todo lo de afuera, a todo lo que no estaba dentro del mundo que Gámez
planeó para nosotros. Todo eso era el mundo y las personas del mundo eran mundanas y nosotros
teníamos que ser santos, apartados para Dios, para las cosas de Dios.
Gámez predicaba acerca de la siembra y la cosecha. Lo que nosotros queremos cosechar el día de
mañana para nuestras vidas para nuestras vidas, para nuestras familias, eso lo teníamos que hacer
desde pequeños, desde niños, y si nosotros sembrábamos obediencia, sumisión, fidelidad,
nosotros el día de mañana íbamos a cosechar eso en nuestras vidas y en nuestras familias.
Recuerdo muchos temas que Gámez predicaba acerca de las maldiciones, que se quedaron en mi
mente, a tal punto que yo tenía pánico a desobedecer la palabra de Dios, pánico a equivocarme.
Otra palabra que él siempre decía era que no se puede tocar al ungido de Jehová, Gámez decía
―yo soy el ungido de Jehová y a mí me protege Dios‖ y él nos pintaba la pirámide jerárquica del
Ministerio Apostólico, Profético y de guerra Salem de la siguiente manera: estaba Dios Padre,
Dios Hijo y Dios Espíritu Santo y estaba Gámez, Álvaro Gámez, no había ni siquiera otra
persona sobre Gámez, era él. Por lo tanto esa jerarquía se quedó en mi mente desde que tenía
muy pocos años.
Temas, prédicas también sobre el diezmo, sobre la ofrenda, que nosotros teníamos que entregar
desde muy pequeños, yo aprendí a ofrendar a pesar de que en mi colegio me podían dar $500 de
recreo, pero yo ahorraba y eso lo daba, porque así lo aprendí en el Ministerio Apostólico,
Profético y de guerra Salem, aprendí a diezmar, a sacar el 10% de lo que yo recibía a pesar de
que no tenía un trabajo y de que era solo una niña, lo aprendí a hacer desde esos cortos años de
edad.
También aprendimos lo que son los ―pactos‖, las ―primicias‖, y lo que hay que sembrar
espiritualmente. Todo eso me enseño Álvaro Gámez, lo que es la siembra, la cosecha, las
primicias, el tema de la muerte, el tema de la sujeción, el tema de seguir en pos de lo que Cristo
quiere para mí, que yo no puedo tener la decisión de mi vida, que tengo que sujetarme porque en
la palabra estaba escrito ―si tú te sujetas, vas a estar bendecido‖ y ¿a quién tenía que sujetarme?,
a la máxima autoridad que era Álvaro Gámez Torres en el Ministerio Apostólico, Profético y de
guerra Salem. Esos eran algunos de los temas que recuerdo de las prédicas de todos estos años en
el ministerio Salem.
Fiscal: ¿Qué implicaba el término sujetarse?
Natalia: Sujetarse tenía que ver en un término muy general. Si yo entro a Salem, mis padres,
cuando yo vi eso, mis padres cuando ellos entraron, a ellos se les empezó a imponer la autoridad
del ministerio, ¿quiénes eran las autoridades?, ya sea Gámez, ya sea los pastores que Gámez
colocaba, ya sea los líderes que Gámez colocaba, entonces mi papá y nosotros, cuando yo era
pequeña, mi papá no podía tomar decisiones por su vida personal, recuerdo en una ocasión que
mi papá le dijo al señor Gámez ―mire apóstol, yo hace un tiempo tuve una demanda de una casa,
mi papá tenía una casa y la arrendó y esta persona que la arrendó le quedó mal y mi papá lo
demandó, años después mi papá gana la demanda, y mi papá le comenta a Álvaro Gámez, ―mire
apóstol, gané la demanda‖ y Gámez qué le dice ―no, no la aceptes, deja eso ahí, porque tú eres
siervo de Dios, y los siervos de Dios tienen que vivir por fe, esa plata no es para ti‖
Fiscal: Cuéntenos además Natalia, ¿estas prédicas que se le realizaba, usted las replicaba
igualmente?
Natalia: Igualmente, yo tenía la obligación y la responsabilidad de aprenderme las prédicas

exactamente como Gámez las enseñaba. Si Gámez decía una palabra, yo la decía. Si Gámez
exhortaba de una manera a la gente, yo los exhortaba de la misma manera. Si Gámez se atrevía a
decir ―aquí el que manda soy yo‖ pues yo también lo decía ―aquí el que manda es el apóstol‖
donde estemos ―y se tienen que hacer las cosas como el apóstol lo dice‖ porque era un requisito,
era un requisito y nosotros teníamos que aprender del modelo. Yo quiero que usted señor Juez
me entienda, que nosotros desde muy pequeños, nosotros aprendimos a ver este modelo en el
Ministerio Apostólico, Profético y de guerra Salem, a la ciudad a la cual usted fuera de Colombia
usted iba a encontrar las cortinas verdes, la bandera de Israel y Jerusalén, iba a encontrar la parte
musical igual como usted la ve acá en Pasto, no sé si lo haya visto en algunas fotos, lo iba a
encontrar en todas partes de las ciudades de Colombia donde usted fuera y a los países donde
usted se dirigiera, porque era el modelo apostólico, no solo era la parte física, era la parte de la
prédica, era la parte de la enseñanza, se replicaba la palabra profética, porque era una exigencia.
Gámez decía ―primero está el apóstol, primero están los profetas, evangelistas, pastores y
maestros‖ y era un modelo que nosotros teníamos que replicar a cada ciudad donde nosotros
fuéramos porque éramos encomendados por Dios para poderle enseñar a la gente, y cuando a
veces nosotros le decíamos ―¿y qué vamos a enseñar a la gente?‖, ―lo que tú me oyes hablar a
mí. Lo que yo predico, eso enseña, y si en algún momento te falta la revelación, no es necesario
escuchar otras prédicas de otros tipos de pastores de cualquier parte del mundo, escucha mis
prédicas, escucha las enseñanzas, métete, porque ahí está la revelación, ahí está todo, tú no tienes
necesidad de ir a buscar nada, yo les estoy dando todo, no solamente un modelo, sino el modelo
del éxito‖ que Gámez decía, perdón, las palabras que van a causar efecto en la gente, la
prosperidad, el que la gente asista, el que las iglesias crezcan en todas partes del mundo.
Nosotros simplemente éramos imitadores de lo que veíamos hacer en Álvaro Gámez.
Fiscal: ¿Se utilizaba algún tipo de texto religioso para las enseñanzas?
Natalia: La Biblia.
Fiscal: Correcto. ¿Se hacían interpretaciones de la Biblia?
Natalia: Álvaro Gámez siempre interpretó la Biblia a su manera. Siempre tomaba versos de la
Biblia y los leía. Por ejemplo, ―Jehová es mi pastor, nada me faltará, en lugares de delicados
pastos me hará descansar‖ etc., y luego ese pedazo de la Biblia él lo enseñaba a la gente como él
le placiera porque para nosotros era la revelación del Espíritu Santo lo que él nos decía, yo les
predico es pura revelación del Espíritu Santo, yo no hablo aquí las cosas por hablar, yo les hablo
lo que a mí el Espíritu Santo me dice, yo soy el enviado de Dios, soy el ungido. En una ocasión
él nos explicó como lo que significaba más o menos, decía que él era como una antena, que él
recibía la señal de Dios, del cielo y que él era simplemente la boca, o un micrófono de Dios,
hablaba la palabra de Dios. Entonces nosotros siempre nos acostumbramos a eso, a ver a Álvaro
Gámez, a escuchar a Álvaro Gámez y a escuchar las interpretaciones como él las quisiera hacer.
En el momento de hoy yo no puedo decir ―esa revelación se la dio el Espíritu Santo‖, pero en ese
momento yo creía, creía firmemente que Dios era el que le hablaba, porque Gámez así me lo
había enseñado toda la vida.
Fiscal: Usted, ¿Cómo era la relación que llevaba con el señor Álvaro Gámez?
Natalia: en un inicio, cuando nosotros entramos al Ministerio Apostólico, Profético y de guerra

Salem, cuando yo tenía 8 años, la relación simplemente era: él era el apóstol, el ungido y yo era
una persona que asistía y me empezaron a enseñar y empecé a escuchar de Gámez que tenía que
honrar al ungido de Dios y acercarme y pedir la bendición, porque de manos de él venía la
bendición para mi vida, para mi familia. En un inicio simplemente fue el acercamiento a buscar
la bendición porque Gámez lo decía y lo exigía así, porque las personas que no lo hacían, no
estaban en la visión de Gámez, no estaban bien, no eran entendidos de que tenían que buscar
cosas espirituales. En un inicio simplemente fue eso.
Cuando yo cumplí 12 años y él me nombra como líder asistente y me permite participar de un

grupo de intercesión, me manda a otros lugares a tocar instrumentos musicales, yo empiezo a ser
parte y entonces ya empiezo a ser parte del equipo del Ministerio Apostólico, Profético y de
guerra Salem. También estuve en danzas, quien lo dirigía era Claudia Solís y empecé a participar
de las danzas. Claudia desde muy pequeña, recuerdo, nos empezaba a exigir que preparemos
danzas para honrar al ungido, para honrar al siervo, entonces en el cumpleaños del apóstol, en el
cumpleaños de la pastora, de los hijos del apóstol, se tenían que hacer ese tipo de honras de
celebraciones, presentarles danzas, presentarles canciones, presentarles obras de teatro. Y desde
muy pequeña empecé a aprender eso, a ver a Gámez como una persona a la que yo tenía que
honrar, tenía que obedecer, y la palabra que él enseñaba a toda la gente, a todos los que lo
escuchábamos, tenía que ver con eso, nosotros tenemos que ―subir de nivel‖ ―subir de nivel‖,
adquirir ese nivel de fe que es necesario para poder agradar a Dios.
En una ocasión Gámez dijo ―¿cómo tú te das cuenta de que estás agradando a Dios? – agradando
al ungido‖. Si el ungido te ve y se te acerca, eres bien recibido, recibes la bendición bien,
entonces eso quiere decir que Dios está bien contigo. Pero si el ungido de Dios detecta algo malo
en ti o se aleja, eso es que tú no estás bien delante de los ojos de Dios.
Fiscal: En un día en promedio, ¿cuánto tiempo usted le dedicaba a las actividades en Salem?
Natalia: Para mí, en un comienzo empezó a ser de la siguiente manera: yo estudiaba en el

colegio cuando todavía estaba en la ciudad de Pasto. Salía de mi colegio, tenía que hacer tareas
lo más rápido posible, dirigirme al barrio de Pasto que tuviera que cumplir las actividades, ya sea
de música, de evangelización y de la predicación de la palabra. Yo terminaba mis tareas tipo 3-4
de la tarde, me dirigía hacia cierto lugar, evangelizaba, las reuniones se acababan a las 8 o 9 me
dirigía nuevamente a mi casa y después cuando yo viajo, cuando Gámez nos ordena que nos
vayamos a la ciudad de Ipiales, para mí se convirtió en un 24/7, porque a pesar de que estaba en
un colegio yo tenía que cumplir con las actividades de la Iglesia. Yo le voy a contar señor Juez
más o menos una semana mía de qué manera era:
Empezamos el día lunes, el lunes me levanto en la mañana, tenía clases de música todas las
mañanas con los muchachos que asistían a la iglesia, entonces me dirigía a la iglesia, les daba su
clase de música, regresaba a mi casa, almorzaba, nuevamente me alistaba porque lunes tenía que
predicar en un barrio de una ciudad, entonces me alistaba, tomaba mi guitarra, mis partituras,
preparaba lo que es la palabra, escuchaba las prédicas de Gámez, me las aprendía tal cual como
él las decía, me dirigía a ese lugar y enseñaba, predicaba la palabra, tenía que esperar para
despedir a la gente bien, regresaba a mi casa tipo 9-10 de la noche. El día martes en horas de la
mañana tenía nuevamente que ir a predicar en una reunión que se llamaba de liderazgo, martes
en la mañana a las 10:30 de la mañana predicaba, bueno tomaba un receso de media o una hora y
luego seguía con las clases de música, luego iba a mi casa, almorzaba, luego me preparaba
porque martes en la tarde tenía otro grupo familiar al cual yo asistía. Tenía que tocar, tenía que
predicar, tenía que evangelizar, nuevamente retorno a mi casa a las 9 de la noche. Se llega el día
miércoles, en la mañana clases de música, regreso, almuerzo, preparo la prédica, porque el
miércoles era un día de prédica importante, se llamaba la reunión familiar, entonces tenía que
preparar el tema, escuchaba las prédicas de Gámez, las anotaba, hacía un esquema de lo que iba a
predicar, me dirigía, avanzaba la reunión, el día miércoles e demoraba más, se empezaba a las 6
y terminaba a las 9, yo tipo 10-11 estaba en mi casa. El día jueves nuevamente en la mañana
asistir a predicar a los líderes, luego enseñar a las clases de música, luego me dirigía a mi casa,
almorzaba, descansaba en la tarde y me preparaba nuevamente ir a la iglesia a oír la prédica de
Gámez que predicaba el día jueves. Y nosotros en otras ciudades donde estuviéramos, nos
conectábamos por medio del internet, para que no solamente yo como pastora sino todas las
personas presentes reciban la capacitación de la prédica de Álvaro Gámez Torres. El día viernes
en la mañana iba, daba clases de música y a mediodía del viernes había una reunión que se
llamaba la reunión del ayuno y ahí también predicaba Álvaro Gámez, por lo tanto se adaptaba el
lugar, se conectaba al internet y desde ahí escuchábamos la prédica de Gámez el día viernes a
mediodía, salía el día viernes, tenía las reuniones de danzas en la tarde, descansaba la noche. El
día sábado tenía que ir nuevamente en la mañana a las 6 de la mañana porque acá en Pasto
también predicaba Álvaro Gámez y yo me conectaba y recibía la prédica el sábado en la mañana
yo con todas las personas presentes en la iglesia; el día sábado en horas de la tarde tenía que
predicar yo, por lo tanto toda la tarde me dedicaba a preparar la prédica, escuchaba las prédicas
de Gámez, tomaba mis notas, hacía mi esquema de predicación y me dirigía a la iglesia,
enseñaba la palabra, la predicaba, el sábado terminaba muy tarde. Luego el domingo tenía que
nuevamente ir a la iglesia a predicar en horas de la mañana a las 10am, se predicaba la palabra,
se hacía el culto general y el día domingo al medio día yo ya quedaba libre, cosa que la tarde del
domingo era la única tarde libre que tenía para mi descanso y el lunes comenzaba de la misma
manera que le acabo de comentar.
Fiscal: Usted dice que utilizaba internet para conectarse con Álvaro Gámez, ¿cierto?
Natalia: Si.
Fiscal: ¿Ese internet lo usaba para algunos otros fines?
Natalia: No, simplemente nosotros contratamos el internet en la iglesia donde nos íbamos y
nosotros nos metíamos en una página que ellos abrieron y nos enlazábamos, entonces
escuchábamos y recibíamos las prédicas.
Fiscal: Cuando usted dice que se dirige hacia la costa, hacia Sincelejo, ¿qué actividades cumplió
allá en Sincelejo?
Natalia: Cuando yo me dirijo a la ciudad de Sincelejo, tenía la edad de 15 años, recién

cumplidos mis 15 años y fuimos a Sincelejo, al llegar a Sincelejo nos encontramos… antes de
viajar nosotros tuvimos que dejar todas nuestras pertenencias materiales en Ipiales, porque el
viaje de Ipiales a Sincelejo era muy largo y Gámez no costeó el pasar nuestros bienes a
Sincelejo, por lo tanto tuvimos que viajar simplemente con nuestra ropa. Viajamos a la ciudad de
Sincelejo y encontramos si una casa, si un lugar donde se predicaba la palabra de Dios y
habitaciones, pero encontramos pues, no había la comodidad para una familia de 5 personas a lo
cual nos tocó adaptarnos simplemente porque eso para Gámez era pagar el precio. Fuimos a
pagar el precio a Sincelejo, fue una vida totalmente diferente. En Sincelejo yo comienzo a apoyar
el trabajo de mi padre como pastor de la iglesia de Sincelejo, mis funciones eran ser líder de
intercesión, ser líder de un grupo familiar de un barrio de la ciudad de Sincelejo, mi función era
también enseñar las danzas que había aprendido en Pasto de Claudia Solís, llegarlas a enseñar
allá a la ciudad de Sincelejo, eran tocar un instrumento, el instrumento que tocaba yo era la
guitarra o el bajo. Esas eran mis funciones en un inicio en la ciudad de Sincelejo.
Fiscal: ¿Su sostenimiento cómo se hacía?
Natalia: Yo recuerdo que mi padre tomaba nota de todos los ingresos que entraban a la iglesia,
las ofrendas de todos los días, entonces si habían reunido los miércoles, jueves, viernes, sábados,
se tomaba nota de esos ingresos y esos ingresos se los mandaba también a Gámez acá a Pasto
mediante un reporte, un informe de contabilidad. Con esos ingresos, mi papá le decía ―mire tanto
entró a la iglesia, tanto nos hace falta‖. Yo recuerdo que Sincelejo no era una iglesia
autosuficiente, igual Gámez costeaba lo que es el arriendo, creo, del lugar y los servicios; pero lo
demás que entraba a la iglesia tenía que dividirse para lo que es el alimento, para lo que es el
estudio, para lo que es el vestido, para lo que es la universidad que en ese momento estábamos
cursando. Yo recuerdo varias veces que no nos fue suficiente el dinero y añadido a eso teníamos
que ahorrar para los viajes que Gámez nos exigía hacer cuando él visitaba algunas de las
ciudades de la costa, teníamos que tener el dinero, el recurso para movilizarnos desde Sincelejo
hasta cualquiera de las ciudades de la costa que Gámez se fuera a predicar. Era una obligación
como pastor y como familia pastoral ir, y oír y aprender de lo que Gámez tenía que ir a enseñar a
esas, se le llamaban ―campañas apostólicas‖. Pero con esos recursos que nosotros recibíamos yo
recuerdo varias veces que a nosotros nos tocó pasar hambre, pasar necesidad. Por ejemplo,
nosotros… (Interrupción defensa)
Fiscal: Señorita Natalia, usted dice que en Sincelejo solía ir el señor Álvaro Gámez, ¿cierto?
Natalia: Visitaba todas las ciudades de la costa.
Fiscal: Cuando llegaba allá, ¿él se encontraba con usted?
Natalia: Si. Cuando él viajaba a alguna de esas ciudades, no es que nos gustara irlo a ver, era
una obligación irlo a ver y teníamos que conseguir el dinero o el transporte como fuera y
teníamos que ir a verlo, porque él viajaba, en un mes viajaba. Por ejemplo él viajaba de aquí el
mes que viene, llegaba a la ciudad donde él se quería dirigir, llegaba el día lunes y el día lunes
predicaba en la noche, se le tenía que buscar un hotel espacioso, grande, lujoso, prepararle
comida, alimento para darle al almuerzo, la cena… (Interrupción defensa)
Fiscal: Por favor señorita Alejandra, le rogamos que nos responda de manera específica las
preguntas que le hagamos para que podamos hacer más fluido el interrogatorio.
Cuéntenos, usted nos dice que estaba obligada a atenderlo, ¿cómo se la obligaba?
Natalia: Cuando él viajaba a las ciudades de la costa, la familia encargada de las ciudad debía
tener listo un lugar para que Gámez llegue a predicar, ese lugar tenía que tener listo la parte de la
alimentación en los almuerzos porque se compartía un momento con los pastores y las familias
pastorales que se movilizaban de todas las ciudades de la costa hasta donde estuviera.
Fiscal: Si no se lo atendía, ¿qué ocurría?
Natalia: Se enojaba, era un pecado, era un delito no recibirlo, no atenderlo. Teníamos que
recibirlo porque era una visita apostólica, lo más importante para nosotros, la persona, la figura
más importante dentro del Ministerio Apostólico y Profético y de guerra Salem, a la cual
nosotros teníamos que honrarlo, recibirlo, atenderlo.
Fiscal: Natalia, usted conoce que este proceso se adelanta en contra del señor Álvaro Gámez y
usted nos puede comentar si ¿existe alguna situación especial que le deba comentar al juzgado
sobre este asunto?
Natalia: Si señor.
Fiscal: Por favor, nos responde y tratemos de precisar los hechos.
Natalia: Cuando yo tenía 15 años en la ciudad de Sincelejo, aparte del trabajo ministerial que yo
desempeñaba y desarrollaba, empieza a suceder ―algo‖, Gámez empieza a comunicarse conmigo
de la siguiente manera. Él llamaba todas las semanas a mi padre para pedirle un reporte de cómo
iba la iglesia y cómo estaba el funcionamiento tanto económico como de asistencia de personal a
la iglesia. En esas llamadas, al final de esas llamadas, Gámez empieza a pedirle a mi padre que
me empiece a pasar al teléfono, mi padre simplemente me pasa el teléfono y cuando yo recibí la
llamada, empecé a recibir las llamadas de Gámez, él me dice de la siguiente manera ―el Señor te
ha escogido a ti, para que tú hagas parte de una ministración especial dentro del ministerio, esto
es un secreto del corazón de Dios, no lo sabe todo mundo, no lo saben todos los pastores. Es algo
que Dios me lo ha entregado sola y exclusivamente a mí y yo estoy para darlo y en este caso
Dios te ha escogido a ti y voy a empezar a orar por ti, voy a empezar a ministrarte‖
¿De qué manera, en qué consisten las ministraciones? Él me llamaba y él oraba en lenguas,
entonces él decía ―oh varavaravaravara el Espíritu Santo está besando la noción apostólica,
profética y de guerra‖ y seguía orando en lenguas ―ohvaravavaravaravaravaravara‖ soplaba en el
teléfono, lo hacía de la siguiente manera (imita el soplo – intermitente). Entonces decía ―recibe la
noción apostólica, profética y de guerra, recibe al Espíritu Santo, el Espíritu Santo está llegando
a tu vida, el Espíritu Santo está descendiendo sobre ti, recíbelo, porque esta noción, esta
ministración se pretendía que iba a desarrollar los dones, los talentos y la parte profética que a mí
se me había dicho que tenía, proféticamente. Entonces yo empiezo a recibir esa ministración
especial y empezó a hacer, las llamadas fueron todas las semanas. Empezó llamándome de esta
manera, ministrándome, mi actitud hacía recibir esa ministración. Yo lo consideré como algo
muy especial porque yo creí que Dios me había escogido para algo especial, yo creí que todo el
esfuerzo que hasta ese momento había hecho había valido la pena en el sentido en que, todo lo
que había hecho había sido grato para los ojos de Dios. (Quiebra la voz) Y yo recibía esa oración
de Gámez con mucha fe, con mucha creencia en lo que él decía; y si él decía ―mira Dios te está
abrazando‖ yo realmente creía que Dios me estaba abrazando. (Sollozos) si él decía ―mira Dios
está en tu recámara dándote consuelo, te está tocando la mejilla, te está dando besos‖, yo lo creía,
yo lo recibía con ese corazón de niña. Yo tenía simplemente 15 años y Gámez empieza a
llamarme, a llamarme, a llamarme.
Cuando el visitaba las ciudades en la costa de Colombia, recuerdo que Gámez ordenaba las
mesas de forma que los pastores se sentaran a su lado. Entonces en una mesa eran Gámez y todos
los pastores presentes y en otra mesa eran los hijos de los pastores. Yo era una hija de un pastor y
Gámez me empezó a llamar a sentarme a su lado, a su derecha o a su izquierda, yo no entendía
por qué lo hacía, porque yo decía ―yo no soy pastora, yo soy simplemente la hija de un pastor,
¿por qué estoy aquí?‖. Pero Gámez me lo explicaba y me decía ―esta es una honra que Dios te
da, es una honra que Dios te está dando, sentarte a mi lado‖. Y yo entraba a los lugares y Gámez
decía ―mira tú fulano, siéntate aquí, tú fulano, siéntate acá, tú acá‖ y a mí siempre me hacía
sentar a su lado. Yo nunca lo pedí, nunca lo busqué, nunca fui y me le senté al lado. Yo siempre
estaba ahí, esperando las órdenes de Gámez, siempre estuve atenta a las órdenes de Gámez. Y él
empezó así a acercarse a mí porque no había otra manera, era en esos viajes en los cuales él se
empezó a acercar a mí, con la palabra de Dios, atento, y me preguntaba ―¿Cómo te ha ido en la
iglesia? ¿Cómo te ha ido en el grupo familiar?‖. Y yo le comentaba ―bien, estoy predicando, la
gente, asiste tanta gente, hay incremento de las finanzas, hay un incremento de la gente, no solo
de los niños, de los jóvenes, sino de adultos y personas ancianas también‖ y él se alegraba, él se
alegraba y me felicitaba y varias veces me puso como ejemplo delante de la gente como que
estaba haciendo un buen trabajo para Dios. Y yo me sentía muy orgullosa de que era un
instrumento útil en las manos de Dios.
Pero las llamadas de Gámez empezaron a cambiar, me empezó a hablar de una forma diferente,
ya no era el Gámez que yo conocía que en un inicio le tenía miedo. Yo me acercaba y le decía
―su bendición apóstol‖ y salía corriendo. Ya él cambió su tono de hablar, cambió su manera de
expresarse hacia mí, y en esas llamadas él me empezaba a decir palabras de la Biblia. Por
ejemplo me decía ―hola Paloma‖, porque en la Biblia está escrito en el libro de los Cantares
―¿Cómo está la paloma?, el Señor te ama mucho, ven te voy a ministrar, ven voy a orar por ti‖,
yo simplemente callaba y le decía ―amén apóstol, amén‖ y yo cerraba mis ojos y levantaba mis
manos y oraba en lenguas, yo oraba en lenguas, decía ―ohvaravavaravaravaravaravara‖ y oraba
en lenguas y él me decía ―mira, vas a ser parte de un grupo de guerra espiritual de la iglesia, que
es exclusivo solamente para un tipo de personas.‖ En este caso eran todas profetas, todas
mujeres, y él me dijo ―tú tienes el don profético‖. ¿Tú has tenido visiones o revelaciones? Y yo
le dije en un principio ―no, a mí una profeta de Salem si me dijo que yo iba a ser profeta, que iba
a predicar la palabra de Dios, pero yo hasta el momento no he visto nada‖. Y él me decía ―mira,
esta ministración te va a desarrollar a ti los dones, te va a desarrollar los talentos‖, obviamente el
talento de la profecía que consiste en oír la voz de Dios, ver a Dios, cosas del mundo espiritual,
sino que consisten también en otras áreas, que se desarrolle la palabra que tú predicas, que te
asista más gente, que te entren más ingresos económicos, entonces yo empecé a creer en eso y
yo…
Fiscal: Perdón, una pregunta, recuerda ¿en qué época se presentaron estas llamadas que
cambiaron de tono?
Natalia: Cuando Gámez me empezó a llamar yo tenía 15 años, eso fue en el… 2005. Y del 2005
al 2008 duraron las llamadas de Gámez.
Fiscal: En esta época usted estaba, ¿dónde?
Natalia: En Sincelejo.
Fiscal: Y se le habló de unas ministraciones especiales dijo
Natalia: Si señor.
Fiscal: ¿En qué consistían esas ministraciones especiales?

Natalia: Cuando Gámez empieza a tocar el tema de la ministración, Gámez empieza a decir que
había un tipo de guerra dentro del Ministerio Apostólico y Profético y de guerra Salem, había un
tipo de ministración que Dios le había dado, que él, solo él la tenía y que él la podía impartir y
utilizar, que era una herramienta de guerra que Dios a él le había dado, por decirlo así una
espada, un escudo, un casco, la cabeza… cosas para la guerra porque Gámez nos enseñó que
siempre ese ministerio no era cualquier ministerio; este ministerio se enfrentaba a los espíritus
que no podemos ver pero que existen. Por ejemplo, un fantasma, una bruja… no sé si alguien
tenga en la mente, se logre imaginar eso. Brujas, duendes, ogros y cosas por el estilo espíritus
como las momias, espíritus de pobreza como viejos pobres sin ropa, que Gámez los pintaba. Y
estas ministraciones consistían en que Dios le había dado a él un poder tan especial que lo tenía
que desarrollar para que el ministerio apostólico, que la matriz está en Pasto, pueda seguir
surgiendo en las ciudades de Colombia y en los países alrededor de Colombia, por eso el
ministerio apostólico alcanzó a llegar a muchos países, entonces cuando Gámez me empieza a
decir lo de la ministración, en un inicio fue recibir, yo simplemente callaba y él oraba, me decía
de la manera que les dije anteriormente, oraba en lenguas ―oh varavaravaravara‖ y soplaba sobre
mí, y decía, declaraba que se desarrollaba mi don profético, declaraba que se desarrollaba todo.
Pero llega un momento en que Gámez me dice ―mira, Dios, Jesucristo y el Espíritu Santo están
llegando a tu habitación, tú cierra tus ojos e imagínate, acuéstate sobre tu cama. ¿Estás
acostada?, me decía, y yo le decía ―sí‖ aunque no lo estuviera y yo le decía así, y yo me acostaba
y él me decía el ―Espíritu Santo está sobre ti y te está abrazando, te está acariciando, te está
besando, ¿sientes esos besos de Dios?, ¿sientes esos abrazos?‖ y yo simplemente del susto, de los
nervios le decía ―si, si, si, siento todo‖
Interrupción juez, respuesta extensa, que puede servir de preámbulo a lo que sigue pero debe
concretar.
Fiscal: Testigo, le ruego que concretemos el tema de las ministraciones especiales que usted
menciona, ¿en ellas participó usted?
Natalia: Si señor.
Fiscal: ¿Y de qué manera?

Natalia: en un inicio como yo les comento, yo no estuve en la ciudad de Pasto, yo estuve en otra
ciudad, en la ciudad de Sincelejo y cuando avanzaron el tema de las ministraciones y las
llamadas, Gámez me dice que las ministraciones eran de la siguiente manera: que el Espíritu
Santo me tomaba, me poseía en la manera en que él tocaba mi cuerpo, me penetraba y que esa
penetración consistía en un derramamiento del poder del Espíritu Santo. En un inicio, como todo
era por teléfono, yo simplemente cerraba mis ojos y lo creía, y lo creía y lo aceptaba. Yo sabía
que eso que yo estaba haciendo por fe, era algo que iba a repercutir en bendición para el
ministerio apostólico, el ministerio de Gámez.
Fiscal: ¿Esas ministraciones se concretaron?
Natalia: Si señor.
Fiscal: ¿De qué manera?
Natalia: Cuando él viajaba a la ciudad de Valledupar en el primer semestre del año 2010, fue
compañía de todas las personas que tocan, pero también le dio la orden a una familiar mía que se
llama Paula Villota, que vaya a la ciudad de Valledupar porque él tenía que seguir, el siguiente
paso conmigo. Cuando Gámez estuvo en la ciudad de Valledupar, él me dice que él viajaba
entonces él llegaba a la ciudad de Valledupar en horas de la mañana, en horas de la tarde él
descansaba donde se hospedaba, en horas de la noche él predicaba y al día siguiente él predicaba
en la mañana. En el día martes de que él llegó a Valledupar, él me llama y me dice simplemente
―vayan a este hotel, porque tenemos que desempeñar una guerra espiritual, el enemigo se ha
levantado de una manera muy fuerte.‖ Yo recuerdo que estaba iniciando otra vez ese tema de la
ministración porque cuando en el 2007 sale Karen, se hizo un escándalo en el ministerio, y él
trató muy duro a Karen haciéndola ver como una bruja.
Fiscal: Por favor sigamos con la narración del Pastor Gámez.
Natalia: Si señor. Entonces nos dio la dirección que teníamos que hacer, nos dio la orden ―vayan
a tal hotel‖ y cuando nosotros entramos nosotros lo llamamos ―estamos aquí‖.
Juez: Perdón, ¿―nosotros―?, ¿habla en plural?
Fiscal: ¿Con quién estaba?

Natalia: Con Paula Villota, que era mi prima. Fue una persona que participó ese día de la
ministración. Llegamos al hotel, Álvaro Gámez nos baja, nos recibe, nos dice que no dejemos
ningún documento en la recepción, seguimos detrás de él hasta la recámara. En el ascensor nos
dirigimos hacia allá, nos bajamos, entramos, el abrió su habitación y nos sienta en una sala y nos
dice… nos habla primero que como están, que como llegaron del viaje, cómo están tus papás. A
Paula le pregunta ¿cómo están tus padres?, a mí ¿cómo están mis padres?, ¿cómo está la iglesia
de tus padres?, ¿cómo les fue?, ¿cómo les había ido esta semana? y nosotras le hablábamos de un
reportaje de números: fueron tantas personas, fue puesto este tipo de ofrendas, fue bueno; y dice
―listo, bueno Paula ya sabes a lo que vienes, voy a empezar con Natalia‖. Entonces me toma, me
mete a un baño y me dice ―quítate la ropa‖. Yo me quedo de esta forma (no es visible la
posición) no, no sabía qué hacer, entonces él me empieza, de la parte de atrás a levantarme, a
quitarme la ropa, y una vez que quedé totalmente desnuda, me pasó a la habitación aquí y
empieza a hacer comentarios, que había orado con tiempos antes de que nosotras llegáramos, que
había orado con Alexandra Castro, acerca de que había una obra espiritual muy grande, muy
fuerte que se había levantado, que quería tumbar el ministerio apostólico que quería dañar el
ministerio, dañar el nombre de Gámez y el ministerio que él estaba dirigiendo y que se tenía que
hacer la ministración para contrarrestar la obra del diablo, para contrarrestar todo lo que se estaba
levantando.
Aunque yo no lo veía, yo creía que había una obra espiritual, porque Gámez así me lo decía y
que nosotros teníamos que hacerlo para… (Interrupción defensa).
Entonces cuando él me comenta eso, simplemente él empieza… me toma, me lleva hacia un

espejo y me empieza a observar. Yo tímidamente tapo lo que puedo de mi cuerpo y él por detrás
me dice ―mira, estás muy hermosa, estás muy bonita‖, me toma nuevamente y me lleva hacia la
cama, me acuesta, abre mis piernas y se viene encima mío, se viene encima mío y empieza a
acariciarme, empieza a besarme y empieza a introducir su pene en mi vagina. Yo me retraía
porque nunca antes yo había tenido una experiencia de ese tipo, de ese carácter. No sabía lo que
estaba pasando, simplemente me sentía nerviosa, asustada y callada y yo simplemente me
quedaba callada y Gámez me decía ―ora en lenguas, ora en lenguas‖. Entonces yo oraba en
lenguas en mi mente y simplemente me quedaba ahí quieta. Gámez empezó a introducir…
empezó a penetrarme y yo me retraía, me retraía porque me dolía bastante. Y él me decía
―quédate quieta‖ y entonces él empezaba a hablarme con un lenguaje como bebé ―¡ay la bebé!, la
bebé que está linda, ¡cómo ha crecido!, que es especial para mí‖. Eran besos alrededor de mi
cara, tocaba mis pechos, tocaba mis nalgas, tocaba mis piernas, y esa primera vez fue muy difícil
porque luego me voltea, me pone como de posición en cuatro y empieza a penetrarme de esa
manera. Y yo como estaba, yo me quitaba tanto, él coge un líquido desinfectante de manos, se lo
aplica en las manos y empieza a frotarlo sobre mi vagina porque no está en las condiciones para
hacer nada de ese tipo y él empieza a hacerlo de esa manera y yo simplemente recuerdo que
mordí las cobijas porque me ardió bastante, me lastimó bastante. Y cuando él se da cuenta de que
me lastimó bastante llama a mi prima y le dice ―trae un trapo y limpia esta sangre que se derramó
aquí‖. Entra mi prima, limpia, lava lo que pudo y tira el trapo en el baño de allá cerca de la
recámara y ella se queda allá afuera. Y luego llega, se para y me dice después de un tiempo
―listo, vete a bañar, que siga tu prima‖
Entonces yo salgo de ese lugar, salgo de la cama y me dirijo hacia el baño, duré bastante tiempo
en el baño, no sabía, no supe qué fue lo que me pasó, no sabía, simplemente supe, decía ―si esto
es una guerra espiritual y es por la voluntad de Dios, se tiene que hacer‖. Entra mi prima, no supe
nada porque fue puerta adentro, me visto, espero en el asiento de afuera de la sala que nos
recibió, atemorizada y a la expectativa sale mi prima, se baña, se viste, luego sale Álvaro Gámez,
nos ofrece algo de tomar y nos empieza a comentar acerca de lo que ha pasado, de lo que había
hablado por teléfono con Alexandra y dice que ―el enemigo se había levantado de una manera
muy terrible, que a él le quieren derribar el ministerio, pero que Dios le había dado una
herramienta totalmente poderosa, que con esa herramienta se puede vencer todo, que esto nunca
va a ser descubierto porque es algo secreto del corazón de Dios y que se necesita fe, que se
necesita valentía para creer‖. Entonces salimos de ese lugar, él nos despidió en su puerta, salimos
y nos fuimos con mi prima a tomar algo, no recuerdo qué, de ahí llegamos a la casa donde nos
estábamos hospedando, nos alistamos y fuimos a la reunión donde Gámez predicaba esa noche y
yo al llegar a ese lugar me sentí realmente mal ya, físicamente porque me dolía, me dolía mi
vientre, me dolían mis partes genitales, me dolían las piernas, no podía caminar y estaba
inflamada el estómago totalmente inflamada y Gámez me alzaba a ver y me decía como quien
dice ―¿estás bien?‖ y yo simplemente tenía que aparentar frente a mis padres porque íbamos a
escuchar una prédica de Gámez y yo me paraba y trataba de danzar.
Fiscal: Una pregunta, cuando a usted se la llama para que vaya al hotel, ¿indicó a qué iba?
Natalia: A orar, a desarrollar una guerra profética, que teníamos que ir a orar allá. Que nuestra
función era esa, porque era ―vengan, vamos a tener una guerra profética, una ministración, es
necesario, es esencial que se haga‖.
Fiscal: Esta situación, ¿dónde ocurrió?
Natalia: Ocurrió en Valledupar.
Fiscal: ¿Cuándo ocurrió?
Natalia: Ocurrió en el primer semestre del año 2010
Fiscal: Esta situación, ¿se repitió alguna otra vez?
Natalia: Si señor.
Fiscal: nos puede indicar, ¿de qué manera?
Natalia: en otra ocasión, ya nosotros regresamos, regresamos con mis padres a Sincelejo y
Gámez viajaba cada 3 meses o cada 2 meses a las ciudades de la costa. Cuando él viajaba y
llegaba por ejemplo a Barranquilla, Cartagena, Santa Marta, Valledupar, Riohacha, nosotros
teníamos que viajar y durante todos los viajes que él hizo no recuerdo la siguiente, no las tengo
presente en el orden, pero yo recuerdo que al viajar, a la segunda vez que me tocó, me tocó ir
sola y estaba con mis padres, no recuerdo en qué ciudad y Gámez me dice ―ven al hotel‖, me da
la dirección, porque se va a desempeñar una guerra y de ese lapso de la primera vez a la segunda
se siguió manteniendo las ministraciones por teléfono. A la segunda vez que fue, no recuerdo,
creo que en la ciudad de Santa Marta, otra vez me llama, me da la dirección y me pide que le
lleve algo de comer recuerdo esa vez, entonces yo tomé plata mía, cogí un taxi, les di una excusa
a mis papás que tenía que hacer una tarea en un internet en un café internet de esa ciudad porque
tenía que presentarlo a mi universidad, entonces mis papás me dijeron ―listo, como estamos cerca
de la playa, usted vaya y desocupe y llega allá o nos vemos acá en la casa‖. Entonces yo salgo,
llego al hotel, le llevo los alimentos; él sale, me recoge, no dejé la cédula en la recepción ni nada,
subimos y nuevamente hace lo mismo, me toma, me recibe con un beso en la entrada, recuerdo
que estaba como con un pantalón de lana y una camisa blanca, me entra, me pregunta primero
por mis padres, cómo están mis padres, cómo está la iglesia, como están las finanzas, cómo te ha
ido en el grupo familiar, cómo te ha ido en la universidad… y de ahí me pasa a su habitación, me
quita toda la ropa. Pero en esa ocasión recuerdo que me dijo que hiciera de cuenta que el león de
la tribu de Judá, que aparece en la Biblia, se estaba posando sobre mí, y yo simplemente cerraba
mis ojos e intentaba imaginarme a aquel león que Gámez me decía que era y simplemente yo era
quieta, hacía lo que él me decía, me movía las piernas para un lado o para el otro de la manera
que él quisiera y me decía constantemente ―ora, ora, ¿vez algo?, ¿ves los espíritus?‖, como quien
dice, ora en lenguas para que Dios reciba este sacrificio, y yo simplemente aguantaba, me
penetraba, hacía lo que él quería; siempre era muy difícil porque tenía que aplicarme ese líquido
de manos porque yo no estaba preparada para tener eso, esas ministraciones. Él humedecía sus
manos y penetraba, otras ocasiones metía su dedo gordo por mi ano y lo preparaba ¿sí? (solloza).
Y después de penetrarme por la vagina, empezó a penetrarme por el ano y decía que esa era una
herramienta más poderosa para Dios. Que Dios había recibido ese sacrificio con un olor muy
fragante, que Dios iba a abrir muchas ventanas de bendición por lo que se había hecho, que yo
tenía una fe, que yo había creído en lo que Dios había dicho, por lo tanto él me decía ―mira cómo
se abrió tal país, mira cómo se incrementaron las ofrendas en las iglesias. Mira que no se podía
entrar a Panamá y ya tenemos iglesia en Panamá y eso es por causa de la ministración, eso es por
causa de la ministración‖ me decía muchas veces ―lo que tienen tus padres, la iglesia que tienen
tus padres no es por ellos, no es por el trabajo de ellos, es por lo que tú haces, por la fe que tú
tienes al disponerte en la ministración.
Fiscal: Esta segunda ministración que acaba de comentar recuerda, ¿en qué tiempo se presentó o
aproximadamente cuándo fue?
Natalia: Fue a mediados de 2010, porque yo recuerdo que en junio cumplo años yo, pero en
julio recuerdo que Gámez separa a mis padres de mí, y los manda y los deja en Sincelejo y a mí
me manda para la ciudad de Montería como coo-pastora, entonces fue en ese lapso entre 2010 y
2011, antes de julio, antes del mes de julio.
Fiscal: Usted dice que para ello tuvo que excusarse con sus padres, para ir a ver al pastor,
¿cierto?
Natalia: Si, eso fue lo que me dijo Gámez que dijera.

Fiscal: ¿Esa fue la excusa?
Natalia: Si.
Fiscal: Correcto. Aparte de esta situación, ¿hay alguna otra situación que deba comentar?
Natalia: De ahí en adelante Gámez me separa de mis padres, los deja a ellos en Sincelejo y a mí
me manda a la ciudad de Montería y estando en Montería yo ya no tenía a mis padres que me
acompañen. Gámez desde un inicio, en un inicio todos lo íbamos a recoger al hotel o lo íbamos a
recoger al aeropuerto cuando él llegaba. Pero luego les prohibió a los hombres y a los pastores
que lo vayan a traer y empezó a aislar a mis padres de mí. A mí me dio la orden ―salte de la
universidad, porque vas a ser pastora las 24 horas, vas a servir en el ministerio y vas con Paula a
Montería‖. Entonces yo alisto mis cosas porque era una orden, una orden, iba a ser Pastora,
entonces yo viajo para la ciudad de Montería, viajo para allá, me instalo allá, mis padres me
ayudan a pasar mis cosas y ellos siguen en Sincelejo. Al poco tiempo Gámez manda a mis padres
de Sincelejo para el Ecuador, ya no los podía ver (llanto) no los podía tener cerca, y de ahí en
adelante cada vez que Gámez viajaba a las ciudades de la costa, nosotros teníamos que ir a
desempeñar esa función de la ministración en el hotel donde él se encontrara, era una orden, él
nos decía ―tienen que ir‖ y en todas las ciudades a las cuales él viajaba, nosotros íbamos y se
llevaba a cabo la ministración que les estoy comentando. No recuerdo las ciudades, no recuerdo
el número de veces, pero de ahí en adelante fue de esa manera.
Fiscal: Puede recordar ¿hasta cuándo se dieron esas ministraciones?
Natalia: La última vez fue en la ciudad de Santa Marta, para el año 2012, porque yo era pastora
de Santa Marta, yo recibí a Gámez, tenía que atenderlo, era la anfitriona de esa ciudad,
juntamente en ayuda de Paula, Paula ya no era pastora de Santa Marta, pero estaba muy cerca
estaba en Barranquilla, y entonces Gámez viaja a Santa Marta, yo lo recibo, lo atiendo, buscamos
el mejor hotel para Gámez, se buscó el lugar y ahí en Santa Marta como tenía ir al hotel, ver lo
que necesitaba, entonces en esas ocasiones él llevaba a cabo las ministraciones, y él me decía
―mira, tu iglesia aquí en Santa Marta va a ser la más grande de Santa Marta, porque por tu fe, por
estas ministraciones tú vas a ver, cuando yo me vaya de aquí, vas a ver cómo te va a crecer la
iglesia, cómo te va a asistir más gente, vas a ver cómo te van a incrementar las ofrendas de la
iglesia, vas a ver cómo vas a poder construir, porque en ese momento yo estaba planeando
construir un lugar para el ministerio Salem en Santa Marta, estaba invirtiendo de las ofrendas que
llegaban a la iglesia, estaba invirtiendo para construir un templo en la ciudad de Santa Marta y
Gámez me decía ―vas a ver cómo estas ministraciones, esto es poderoso, esto es algo que nadie
lo tiene, esto es algo que solamente yo lo tengo y vas a ver cómo al tú creer, al tú estar
participando de estas ministraciones, cómo te va a incrementar la iglesia, cómo te va a
incrementar todo.
Fiscal: ¿Usted no se acuerda en qué momento trató de resistirse a esas ministraciones?
Natalia: Yo creía en esas ministraciones, yo creí en lo que Gámez decía, en la palabra que él
predicaba. La primera vez, al resistirme era cuando él me decía ―quédate quieta, quédate quieta‖
y seguía sin importarle lo que yo pensaba, lo que yo sentía, y me dolía bastante, la primera vez
fue la vez que yo me resistí de esa manera, de tratar de quitarme porque yo no resistía ese dolor
que sentía. Sin embargo Gámez me decía ―quédate quieta, relájate‖ y me daba palmadas en la
espalda y me decía ―relájate, relájate‖
Fiscal: ¿Usted tenía posibilidad de retirarse de Salem en el transcurso de estas ministraciones?
Natalia: No, era imposible, era imposible, a quién iba a recurrir si mis padres dependían
prácticamente de… era la vida nuestra, el Ministerio Apostólico, Profético y de guerra Salem era
toda la vida, era el sueño de ser siervos, de ser pastores, no podía decirle a nadie. Porque yo
recuerdo que Karen, en el 2007, trató de hablar, yo soy testigo de cómo Gámez habló de ella.
Dijo ese poco de cosas de ella, que era una mentirosa, que era una bruja que quería derribar el
ministerio y yo no quería, yo no podía hablar, porque sabía que si yo hablaba, de mí iban a decir
eso y mis padres estaban en la iglesia, eran pastores de la iglesia, mi familia, toda mi familia.
Fiscal: Otra pregunta, ¿usted participó voluntariamente en estas ministraciones?
Natalia: No, no participé voluntariamente de esas ministraciones.
Fiscal: Usted, ¿qué experiencia sexual tenía para ese entonces?
Natalia: Yo no conocía ninguna experiencia sexual, lo único que yo había conocido de eso era lo
que aprendí en el colegio, no más, porque no tuve un novio hasta que tuve 22 años y sabía de esa
secta desde los 8 años hasta los 22 años, Gámez predicó muy fuerte sobre eso y nos tenía
prohibido. Yo recuerdo que no había una pareja en la iglesia que libremente pudieran decir ―este
es novio de este‖ porque era un rigor muy fuerte, nosotros teníamos que tener en mente eso ―el
ministerio, el ministerio, el ministerio‖, estar santificados, estar apartados para la honra de Dios,
para que… Gámez quería que nosotros hiciéramos, que fuéramos siervos, pastores que
predicáramos, y predicaba fuertemente sobre la fornicación y el adulterio sobre este tipo de
cosas. Yo no conozco nada aparte de lo que aprendí en Salem.
Fiscal: ¿Usted conoce a Alexandra Castro?
Natalia: Si
Fiscal: ¿quién es ella?
Natalia: Era la profeta mayor del Ministerio Apostólico, Profético y de guerra Salem
Fiscal: ¿Qué relación tuvo con ella?
Natalia: La verdad la relación fue casi nula porque yo estaba en otra ciudad pero cuando yo
venía a la ciudad de Pasto, Alexandra me hizo muchas veces varias liberaciones. En qué
consisten las liberaciones: en coger, sentarte, orar por ti, derramar aceite, sacar espíritus de mí,
que yo no veía pero que Alexandra decía que tenía o la profeta que fuese. Entonces ella me hacía
como una limpieza espiritual alrededor mío y me daba una palabra profética, esas palabras
proféticas eran como ―Dios está contigo, Dios te bendice, eres agradable a los ojos de Dios, no
temas el Señor te da nuevas herramientas, nueva fuerza para que tú vayas y sigas dando la
batalla‖. En esas circunstancias conozco a Alexandra Castro.
Fiscal: Usted dice que algunas ocasiones vino a esta ciudad ¿cierto?
Natalia: Si señor
Fiscal: ¿Se presentó algún suceso en esta ciudad que deba comentarlo?
Natalia: Si. Cuando yo visito la ciudad de Pasto, más o menos para el año 2008-2009, siempre
mi papá nos enviaba una semana antes para que pudiésemos disfrutar de nuestra familia y de la
iglesia, porque las reuniones en la iglesia eran todos los días. Cuando yo vine a Pasto recuerdo
que Gámez en una ocasión me decía a los finales de las reuniones donde él predicaba, en el
teatro Alcázar, ―quédate al final de la reunión porque voy a ministrarte‖. Entonces yo me
quedaba sentada en cualquier silla del teatro y muy cerca al altar donde él estaba y esperando mí
turno. Entonces yo subía, me hacían subir y estaba Gámez con… recuerdo a Alexandra, recuerdo
a Tatiana, Diana que era una chiquita, no recuerdo más. Entonces llegaba, subía y Gámez me
ministraba, cuando Gámez me iba a ministrar, él me hacía sentar de una manera que la gente de
atrás no mirara y él imponía su mano sobre mi cara de la siguiente manera (no es visible el gesto)
y me sacudía y soplaba sobre mí de la siguiente forma (imita soplo intermitente) y decía ―recibe
la noción apostólica y profética y de guerra‖ y cogía con su mano aquí (no es visible dónde) y
decía ―ay la bebé! Como está de bonita, la bebé, el Señor te ama mucho, te amo, te amo‖ y me
sacudía la cabeza y cuando tenía la oportunidad metía sus manos por debajo de mi ropa, que la
gente atrás no mirase y ya, me despedía con un abrazo.
Pero en una ocasión ya habían colocado una especie de biombo ahí en donde él predicaba. Y al
esperar mi turno para la ministración, yo subo y me dice Alexandra que el Señor me iba a
entregar algo muy grande, muy bonito.
Fiscal: Perdón. ¿A qué Alexandra se refiere?
Natalia: Alexandra Castro.
Fiscal: Continúe
Natalia: Entonces llego y pues yo simplemente alzo mis manos para recibir lo que Dios me iba a
dar, cierro mis ojos y estaba orando en lenguas. Y Alexandra le decía a Gámez que ponga sus
manos sobre mis senos, sobre mi vagina, sobre mi cola y que declare en el nombre de Jesús 3
veces que eso le pertenece a Dios. Entonces él lo hizo de esta manera, en forma de puño decía
así, y golpeaba (no es visible el gesto), mis senos, mi vagina y mi cola y decía ―esto le pertenece
a Jesús, amén, amén y amén‖ y eso él decía en cada parte y luego decía que... yo me quebranté,
lloré, porque el Señor me estaba hablando, decía que me amaba, que el Señor me amaba y yo me
hago es postrar y Gámez me dice ―besa mis pies 3 veces‖. Era una dirección de Dios la cual yo
tenía que obedecer y yo me agacho y beso sus zapatos 3 veces, y entonces Alexandra dice
―Natalia está representando lo que es el momento de María Magdalena cuando derrama sus
lágrimas a los pies de Cristo‖ y decía no las miremos, a las demás muchachas que estaban ahí,
decía ―no las miremos porque no van a entender lo que es la palabra de Dios.
Entonces ya después de llorar en los zapatos de Gámez, llego yo y me levanto, fui despedida. A
la semana que estaba me dice Gámez ―tienes que hacer parte de la guerra espiritual acá en
Pasto‖. Entonces yo asisto a la guerra espiritual. ¿En qué consiste la guerra espiritual acá en
Pasto?, se reunían pastores, profetas y la gente del liderazgo más importante en Salem en el
teatro Alcázar, entonces Gámez divide por grupos las personas que van a orar en diferentes
partes del teatro, el grupo al cual Gámez me dice que tenía que estar, era el grupo de él, en el
cual estaban todas las profetas, no recuerdo la cantidad pero eran más o menos de 8 a 10
muchachas y ese grupo se sube al segundo piso al cuarto de danzas, donde las muchachas de
danzas tenían sus vestidos para cambiarse y ahí empieza a desarrollar la guerra profética.
Entonces nos poníamos en un círculo e íbamos caminando, íbamos marchando como si
tomáramos una espadas, escudos ficticios porque no los teníamos reales, por decirlo, cojo esta
botella y esta es mi espada este es mi escudo y empiezo a hacer así y a hablar en lenguas y a
marchar alrededor y Gámez decía que teníamos que pelear contra espíritus que estaban en
Egipto, contra el Papa Juan Pablo II, que teníamos que pelear contra Shakira. Decía ―Dios es más
fuerte que Shakira, porque a Shakira la tengo aquí en la palma de la mano, tengo que pelear
contra Juanes, que es un espíritu‖ o sea, él decía que eran espíritus, yo nunca los vi, pero Gámez
decía que eran espíritus y simplemente creía. Y yo movía mi espada y mi escudo como un
soldado, marchaba alrededor, todo lo que ellos decían yo lo hice esa noche, consistían esas
guerras en pelear contra esos espíritus y escupir y escupíamos alrededor de las cosas, derramaban
aceite alrededor de las cosas, desde pequeña vengo con eso en la mente. El lugar a donde yo iba
a predicar la palabra, veía una estatua por ejemplo, de la Virgen María y yo me paraba alrededor
y le echaba aceite y le escupía y la aplaudía, porque eso fue lo que yo aprendí.
Fiscal: Por favor una pregunta, cuéntenos ¿usted, sus amistades quiénes eran?
Natalia: Yo en Salem no tenía amistades, en la universidad y en el colegio tampoco, era una

persona muy solitaria, pero siempre he sido amigable, siempre saludo bien, entro bien, pero yo
tenía metido en la cabeza que yo tenía que estar santificada y apartada para Dios porque eso era
lo que aprendí de Gámez, estar apartada y santificada. Si iba al colegio o iba a estudiar procuraba
no hacer amigos, yo nunca fui a unos 15 años de una compañera mía, casi ni el mío me lo
celebran. En la universidad eran las cosas del estudio, estudiaba y estudiaba y me regresaba a la
casa porque tenía que predicar o tocar o hacer cualquier tipo de actividad Ministerial y en la
iglesia cuando yo iba a Pasto saludaba a todas las personas que conocía, que eran parte grande mi
familia, y otras personas que había conocido que era un simple saludo, pero yo no tenía
amistades
Fiscal: Usted ¿tenía vida social?
Natalia: No, nula. Desde mis 8 años, yo ahorita a los 22 años que salgo vengo a saber qué es una
vida social, vengo a saber qué es el compartir con la gente, el tener amistades, el compartir un
diálogo con la gente. Porque antes yo no tenía eso, porque yo decía ―si yo estoy en la iglesia‖,
esta persona que es mi compañero de estudio es mundano, entonces yo no puedo acercarme a esa
persona, no puedo compartir con esa persona porque me va a ensuciar, me va a pasar lo malo de
él. Entonces siempre era apartada, no podía ir a un gimnasio, una discoteca, un cine con un
compañero, un amigo, ni con una amiga, simplemente con la gente que asistía a Salem y las
actividades eran esas, reunirnos, tocar la alabanza, hacer la alabanza, la danza, cuando íbamos a
las campañas en la costa los pastores tenían un momento donde iban a la playa y si estaban mis
padres yo iba, y si no, no iba, una vida social personal yo nunca tuve hasta ahorita a mis 22 años
de edad.
Fiscal: ¿Usted durante el tiempo que permaneció en Salem, tuvo vida sentimental?
Natalia: No, nunca, nunca, nunca jamás, Gámez se encargó de alejar de mi vida una persona que
yo me entero ahora que yo le gustaba, y esta persona la primera vez que le dijo a Gámez que si
podía hablar conmigo, ni siquiera tener una relación, un noviazgo, simplemente hablar conmigo.
Gámez le dice ―aléjate de ella‖ y le dio la orden rotunda ―aléjate de ella‖, esa persona se llama
Álvaro Esteban, ―aléjate de ella, corta toda relación, toda comunicación, tú no puedes‖ y a mí me
lo dijo de la misma manera ―aléjate de esa persona, tú que prefieres, el ministerio o tener…‖ ni
siquiera era un novio, ni una relación, ni una llamada telefónica con un amigo yo no tenía eso, y
menos en un tema sentimental. Cuando de mis 8 años hasta mis 22 años, yo no tuve un novio.
Fiscal: Usted dice que no podía tener vida sentimental, ¿por qué motivo se da esa prohibición?
Natalia: Por todo lo que Gámez predicaba, él era muy insistente en eso, muy pendiente, a
Gámez le llegaba toda la información del ministerio y si él se llegaba a enterar que uno tenía una
persona con la que hablaba, era disciplinado. Ser disciplinado en qué consistía, en que las
funciones que tú desempeñabas en Salem, el tocar, el danzar, iban a serte quitadas, sancionadas
de raíz. Porque era un requisito, si tú quieres servir a Dios tienes que estar apartado y santificado
para servirle a Dios, porque tu corazón no puede estar dividido. En una ocasión él me lo dijo ―tu
corazón no puede estar dividido, tú no puedes empezar a confiar en Álvaro, en la persona que a
mí me gustaba, porque realmente a mí me gustaba, porque yo desde que lo vi me enamoré de él
de Álvaro Esteban Enríquez, él empieza a darse cuenta y le comento y me dice ―no, aléjate de él,
apártate‖
Fiscal: En esa relación que acaba de mencionar que tuvo o que le gustaba una persona, ¿qué
pasó con esta situación?
Natalia: A mí me gustó un muchacho en la iglesia que se llama Álvaro Esteban Enríquez y

Álvaro Gámez sabía eso y siempre nos alejó, siempre me hablaba mal de él.
Juez: ¿está hablando del mismo anterior?
Natalia: Álvaro Esteban Enríquez, si señor
Juez: Por favor, está reiterando señor fiscal.
Fiscal: ¿Usted tuvo alguna relación con esta persona?
Natalia: No, hasta ahorita que salgo, a mis 22 años que salgo de Salem.
Fiscal: ¿En el momento tiene alguna relación con esta persona?
Natalia: Si. Soy novia de él, desde mis 22 años, tengo 24 años.
Fiscal: Es decir, ¿recuerda desde qué fecha es novia?
Natalia: Yo salgo de Salem, eso fue para el año 2012, en el 2012, salgo de Salem y llegando acá
a Pasto estando en Santa Marta, hablamos con él, él también se sale de Salem y pudimos tener la
libertad y la paz de no pedirle permiso a nadie de qué hacer con nuestras vidas y simplemente
hacer lo que sentíamos. Siempre a mí él me gustó toda la vida y yo igual a él y hablando todas
las cosas él me pidió que fuera su novia y lo acepté.
Fiscal: ¿Por qué motivo se retira de Salem?
Natalia: Yo me retiro de Salem porque recibo una amenaza de Álvaro Gámez, cuando yo estaba
en Santa Marta, no teníamos la comunicación que podíamos tener acá en Pasto, todo esto surgió
acá en Pasto el problema y a nosotros siempre Gámez nos decía ―prediquen a la gente, animen a
la gente, no pasa nada, todo está bien, de mí están diciendo esto y esto. No le hagan caso a la
gente, prediquen, anímenlos en la fe, ustedes tienen que estar ahí‖
Juez: Concrete la amenaza
Natalia: Si señor. Cuando yo le cuento a Álvaro Gámez que yo les dije a las personas de la
iglesia, que yo les dije a mis padres lo que decían de Gámez públicamente es verdad. Yo le
cuento a Gámez eso y él me regaña, me dice ―¿por qué lo hiciste?, ¿con qué autorización lo
hiciste?, Yo le dije ―simplemente mis padres me confrontaron y me dijeron y yo tuve ya que
decirles, no aguantaba más esa presión y yo les dije‖ ―eso no es posible, no es posible‖ decía y
llamó a mi tío, llamó a mi padre y después me llamó a mí y me dijo ―llama a tu tío y dile que me
espere que me dé una oportunidad de hablar con él, con la iglesia, con tu papá, y ¿tú cómo
estás?. Simplemente estaba como que ―ven oro por ti, ven te ministro‖ y yo alejaba el celular
porque no quería nada más, y luego me dice ―mira porque si tú te pones como el caso de las otras
niñas o de Luz Dary que dicen que yo tengo la culpa, yo voy a decir de ti que tú me sedujiste‖.
Ahí yo abro los ojos y digo ―¡Por Dios!, ¿seducirlo?, ni que me gustara‖, nunca me gustó, jamás
y yo dije ―no, esto no puede ser‖. Yo llamo a mis padres en Pasto y les digo ―papá, mamá, me
pasa esto, estoy pasando por esto, y yo hice maletas lo más rápido que pude, de Santa Marta
mandé mis cosas, cogí un avión y me vine y no supe más.
Fiscal: Recuerda ¿cuándo sucedió esto?
Natalia: Eso fue en el 2012, para el mes de… perdón, 2011 para el mes de diciembre.
Fiscal: Usted menciona un escándalo ¿cierto?, ¿a qué se refiere de ese escándalo?

Natalia: Cuando yo estaba en Santa Marta se hablaba, o sea, yo no creía que Gámez, que Álvaro
Gámez había violado a las niñas que habían unos videos, yo nunca miré esos videos porque se
nos tenía prohibido ver en youtube, conectarnos a internet, cuando pasaban noticias de Gámez yo
apagaba el televisor porque esa era la orden que nos había dado y Gámez me llamaba a cada rato
y me decía ―¿cómo estás, cómo está la iglesia, cómo está la gente?‖, porque habían varios
pastores que ya se habían enterado y que estaban yéndose de las iglesias y él me llamaba
―tranquila, cálmate, anima a la gente‖ y el escándalo consistía en que acá en Pasto, Gámez se
había ido yo no sé a dónde, pero que estaba huyendo de la justicia, eso fue lo que me enteré. Y
yo allá estaba simplemente preocupada porque no era solamente yo sino que era toda la iglesia
de Santa Marta a mi cargo y yo no sabía qué hacer con la gente, la gente me presionaba ―dígame
la verdad, dígame la verdad, ¿qué es lo que está pasando?‖ y yo hablaba con calma y decía ―no,
no pasa nada, anima a la gente, apóyalo, dile que el que no quiera aceptar que se vaya‖ y así…
Fiscal: Una pregunta, cuando usted dice que se enteró de ese escándalo, ¿usted siguió
predicando allá en la costa?
Natalia: Cuando yo hablo lo que me sucedió a mí fue lo siguiente, mi prima Paula se salió antes
que mi de la iglesia y yo sentía esa responsabilidad de la iglesia de Santa Marta y ella se contactó
con red de apoyo y ella escucha y ella me llama y me dice ―ven a mi casa que necesitas hablar
con una persona‖. Yo voy a la casa de mi prima y la vi a ella muy diferente, muy cambiada, muy
tranquila y me dice ―necesitas escuchar a Mirna‖. Y yo hablo con Mirna, le escucho, me explica
lo que me está pasando, cosa que yo apenas abro mis ojos y me doy cuenta y yo le digo ―Mirna,
¿yo qué puedo hacer?‖. Para mi estaba a mi cargo todavía la responsabilidad de las personas de
Santa Marta y yo le digo ―¿qué puedo hacer con estas personas?‖ y ella me dijo ―háblales la
verdad, diles la verdad y que cada una de las personas tome la decisión que quiera, que ya no sea
una maldición que tú te vas del Ministerio Apostólico, Profético y de guerra Salem y vas a ser
maldito, esa maldición no existe‖. Y a mí se me quita la venda de los ojos y me salgo y me
vengo.
Fiscal: ¿Cómo se sentía de esta situación al salir de Salem?
Natalia: Sentí una paz absoluta que no puedo explicar, me sentí libre por primera vez en mi
vida, pero a la vez aterrorizada porque tenía miedo de las cosas que quedaron en mi cabeza,
porque yo hice un juramento, el juramento que Gámez me hizo hacer, el juramento de Judas.
Que si yo algún día llegaba hablar de este tema, si yo lo sacaba de mi boca, la maldición de Judas
iba a caer sobre mi vida, sobre mi familia. En qué consiste la maldición de Judas…
Fiscal: Cuando sale de Salem y confrontar las creencias que se impartía allá con otras creencias,
¿usted qué entendió de la vida?
Natalia: Yo entendí que era esclava, eso fue lo primero que se me vino a la mente, que era
esclava desde mis 8 años hasta mis 12 años, tal vez no físicamente pero si psicológicamente, sí
en mi mente, por todo lo que yo había creído a este tipo, a Gámez.
Fiscal: esas creencias que se le impartió allá, ¿la llevaron a permanecer ahí?
Natalia: total, desde un inicio se manejó una exigencia, un rigor que nosotros teníamos que
cumplir.
Fiscal: No más preguntas Señor Juez.

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INCAPACIDAD DE RESISTIR POR CREENCIAS RELIGIOSAS

LA INCAPACIDAD DE RESISTIR EN LAS MUJERES VÍCTIMAS DE DELITOS

CASO IGLESIA SALEM EN PASTO

NATALIA ANDREA HIDALGO LÓPEZ

UNIVERSIDAD SANTO TOMÁS FACULTAD DE PSICOLOGÍA

BOGOTÁ D.C., AGOSTO DE 2017

LA INCAPACIDAD DE RESISTIR EN LAS MUJERES VÍCTIMAS DE DELITOS

CASO IGLESIA SALEM EN PASTO

NATALIA ANDREA HIDALGO LÓPEZ

Trabajo presentado para optar al título de Magister en Psicología Jurídica

UNIVERSIDAD SANTO TOMÁS FACULTAD DE PSICOLOGÍA

BOGOTÁ D.C., AGOSTO DE 2017

Lista de anexos ........................................................................................................................................ 95

Anexo A. Entrevista a Alejandra Cabrera Mosquera .......................................................................... 95

La incapacidad de resistir en las mujeres víctimas de delitos sexuales como producto de la

Natalia Andrea Hidalgo López

El objetivo de la presente investigación fue determinar si el carácter de la incapacidad de resistir

La presente tesis se enmarca dentro de las circunstancias jurídicas y psicológicas

planteamiento que posiblemente los punibles se pudieron perpetuar con un formal

―consentimiento‖ como consecuencia de la persuasión lograda a través de la manipulación

de la víctima a presupuestos jurídicos del derecho privado y no a analizar el problema

mayor rigor cuando se trata de conductas sexuales que requieren de un consentimiento

de ellas y la conducta sexual se realiza, quien no dio su consentimiento se convierte en

instrumentalizada por la manipulación de sus creencias religiosas, así formalmente se

presente el supuesto ―consentimiento‖ por parte de la víctima. Sin embargo, es posible

modalidad de incapacidad de resistir en asuntos que afectan la libertad e integridad sexual

de justicia al momento de resolver casos de carácter jurídico-psicológico aplican

presupuestos legislativos que subsumen el comportamiento de cada individuo implicado,

a simples supuestos universales de conducta que no atienden el verdadero sentido

viciada por la manipulación de sus creencias religiosas y, por lo tanto, al analizar la

incapacidad de resistir que es su revés, no se obtiene un panorama claro, en vista a que

esta temática no se trata como un complejo de elementos psicológicos, sino, como un

pretende demostrar en la presente investigación como un aporte al tema de la incapacidad

de resistir en los delitos sexuales.

Penal Colombiano que desarrollan el concepto de incapacidad de resistir (207 y 210 de la

administradores de justicia en la especialidad penal, aplican conceptos traídos desde el

en el agotamiento de actos jurídicos, entre estos, civiles o mercantiles. Dicha aplicación

conceptual se considera inapropiada para analizar delitos sexuales en personas puestas en

incapacidad de resistir, más aún cuando implica la manipulación de las creencias

análisis juicioso de las circunstancias psicológicas que influyen en este tipo de

De modo que, se hace necesario definir el carácter de la incapacidad de resistir en las

mujeres víctimas de delitos sexuales como consecuencia de la manipulación de sus

creencias religiosas que se hace evidente en el plano psicológico mediante la persuasión

599 del 2000 no presenta un desarrollo integral en torno al concepto de incapacidad de

(Antiguo Director de la Iglesia Salem en Pasto), en el cual no se apreció ni valoró el

carácter psicológico que realmente ostenta la condición de incapacidad de resistir por la

incurre en un yerro jurídico al asimilar la incapacidad de resistir a la aptitud de una

persona para ser titular de derechos y obligaciones.

a la luz de las creencias religiosas, el sistema judicial y sus administradores, se enfrentan,

no sólo a un reto probatorio, sino al tener que analizar la influencia de la religión en el

entendimiento general de la Ley.

En este orden de ideas, la investigación aborda el concepto de incapacidad de resistir

conceptos de orden civil o mercantil en los asuntos donde se involucran derechos de

este tipo de punibles.

Por lo anterior, se planteó la siguiente pregunta de investigación:

¿El carácter de la incapacidad de resistir en mujeres víctimas de delitos sexuales, puede

ser producto de la manipulación de sus creencias religiosas en el caso Salem de la ciudad

Para dar respuesta a la pregunta de investigación, el presente trabajo investigativo de