Historia de La Llorona

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HISTORIA DE LA LLORONA

La Llorona es un espectro perteneciente a la cultura popular latinoamericana, el


cual se aparece como una mujer de aspecto descuidado llorando cerca de una
fuente hídrica, normalmente un río, aunque en algunas ocasiones puede ser la
playa o un lago.
Antes de la conquista española, varias culturas precolombinas poseían mitos
donde era recurrente la figura de una mujer llorando cerca de un río. Sin
embargo, sus versiones variaban mucho de una cultura a otra. No fue sino
hasta la llegada y expansión del idioma español y sus hablantes en el
continente americano, que el mito fue haciéndose uniforme, aunque guardando
ciertos aspectos en uno y otro país.
Por ejemplo, en Colombia, La Llorona es el alma en pena de una mujer que
viste con una larga túnica blanca que le baja hasta los talones. De su cabeza
cae un cabello descuidado por lo general oscuro, y en el cual anidan
luciérnagas, cucarrones y mariposas. Normalmente vista junto a un río, la
Llorona sostiene entre sus manos huesudas el cuerpo de un bebé sin vida. En
varias regiones del país tiene nombres diferentes. Así, en Nariño la llaman la
Tarumama, y en Antioquia María Pardo.
En la versión de Costa Rica se le agrega un pasado: se cree que la mujer en
vida había sido una princesa indígena hermosa. En el momento de la
conquista, esta se enamoró de un guerrero español, así como él de ella. Sin
embargo, su padre ya la había comprometido al rey indígena de otra tribu. Por
ello, la pareja se veía a escondidas en la cima de una cascada. De estos
encuentros, la mujer quedó embarazada, y tuvo a luz un hijo mestizo que
escondió de su padre. Pese a sus esfuerzos, el rey se dio cuenta y retó a
combate a su amante español por haberla deshonrado. La mujer intervino para
evitar el duelo, pues quería que su hijo tuviera un padre y un abuelo, pero el rey
le confesó que había descubierto al niño y lo había arrojado por la misma
cascada en la cual se veía con el español. Luego de esto, la maldijo a errar por
el mundo, y mientras ella corría adentrándose en la selva, el español y el rey
cruzaron sus espadas hasta que ambos murieron.

En Ecuador, la mujer no es indígena, pero si tiene un amante, con el cual se


casa y tiene un hijo. Debido a su demencia, la mujer ahoga a su hijo en el río.
Luego de descubrir lo que ha hecho, se lanza a las aguas a buscarlo y muere
en el intento. En Chile, en cambio, la mujer decide ahogar a sus hijos porque se
sentía celosa de que su esposo pasara más tiempo con ellos que con ella. En
Panamá la mujer cría al hijo sin su padre. Y una noche decide ir a una fiesta,
por lo que le pide a su madre que lo cuide por ella, pero esta no accede. Por
esto deja al hijo cerca al río para adormecerlo con el ruido del agua mientras
ella va a la fiesta. Al volver, encuentra que a su hijo se lo ha llevado la
corriente. Por otro lado, en Venezuela la mujer es abandonada por el padre de
la criatura, por lo que la mujer la mata en el río por desesperación.
En Centroamérica las versiones son más detalladas. En Guatemala, por
ejemplo, la mujer se llamaba María, y era una criolla de la clase alta casada
con otro hombre acomodado. Mientras este se fue de viaje, María inició un
romance con uno de los trabajadores de la hacienda donde vivía. De este
amorío, María tuvo un hijo llamado Juan de la Cruz. Dado que este evidenciaba
que había sido infiel, María lo ahogó en un río cercano. En México, La Llorona
es asociada con la Chocacítahuatl, un ser mitológico del que se podía escuchar
su llanto en las cercanías del lago de Texcoco. Se creía que oír sus lamentos
era presagio de mala suerte y hasta de una próxima muerte. Tanto los Texicas,
pobladores de la zona antes de la conquista, como los españoles cuando ya se
estaban apropiando de estos territorios, aseguraban ver a una mujer vestida de
blanco llorando.
Incluso hay una versión del mito en España, donde se cuenta que una mujer
joven y hermosa se enamoró de un hombre rico. La pareja sostuvo la relación
estable durante buen tiempo, pero el esposo fue aburriéndose hasta que un día
decidió abandonar a su esposa. La mujer quedó entonces al cuidado de dos
niños, que, a diferencia de las otras versiones, ya podían caminar.
Decepcionada y melancólica, la mujer llevó a sus hijos a pasear cerca a la
playa, donde los lanzó al agua y los ahogó. Tras darse cuenta de lo que hacía,
corrió rápidamente del lugar, y en su huida fue arrollada por un vehículo.

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