3 (Restrepo, Tobón)

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ERRADICANDO COCA Y DESPLAZANDO CAMPESINOS

El caso de la erradicación manual forzosa en la subregión del


Bajo Guayabero, dentro del PNN Sierra de la Macarena.

1
2
Presentación

El documento que a continuación se presenta es parte de la historia


contada directamente por un grupo de familias campesinas,
habitantes de la subregión del bajo Guayabero, ubicada en los límites
de los Departamentos del Meta y Guaviare en comprensión de los
municipios de Puerto Concordia y San José del Guaviare
respectivamente.

Estas familias, eran ocupantes de hecho, de una porción del territorio


del Parque Nacional Natural Sierra de la Macarena desde hacía unos
28 años en algunos casos, 18 en otros y las que menos tenían unos
10 años. Allí desarrollaron durante ese tiempo, el proyecto de vida
que estuvo a su alcance, bajo su propia responsabilidad, e iniciativa y
con sus propios recursos; ante el literal abandono del Estado
colombiano y sometidas además, al pretendido orden alternativo y de
facto que impuso la guerrilla de las Fuerzas Armadas revolucionarias
de Colombia – Ejercito del Pueblo (FAR – EP), en la región.

Estas familias, de las cuales sólo pudieron censarse 100 de ellas,


fueron desplazadas por la fuerza pública del Estado Colombiano,
como resultado de la “Operación Colombia Verde”, una de las más
grandes operaciones militares contra la guerrilla de las FARC – EP en
la región, que tuvo como propósito destruir las plantaciones de coca y
golpear las finanzas del grupo insurgente , presentándose ante la
opinión pública como una operación de lucha antidrogas inaugurando
la modalidad de la erradicación manual forzosa.

Parte de estas familias participaron en la investigación “Erradicación


Forzosa de cultivos de uso ilícito y Desplazamiento Forzado de
población en algunos municipios de los departamentos de Meta y
Guaviare”, auspiciada por la Pontificia Universidad Javeriana y en
desarrollo de ella, aportaron su experiencia y conocimiento. De
manera particular, quisieron que parte de su historia se recogiera en
un texto escrito que les sirviera como memoria histórica y a ello
obedece el contenido de cada uno de los capítulos en los cuales se
estructura el documento.

Sus historias, se inician desde el momento en que tomaron la


decisión de colonizar y poblar una alejada y desintegrada región,
atraídos por el aparente espejo fabuloso de la bonanza de la coca en
el Guaviare, a lo que responde una primera parte. La segunda parte,
contiene las descripciones de ese orden alternativo de facto que
estableció la guerrilla, cuando debilitó la fuerza de las convicciones
políticas e ideológicas por la fuerza de las armas y el ejercicio de un
poder basado en un precario sistema de penas y castigos.

3
La tercera parte, se dedica a narrar la experiencia de la coca, como
cultivo que sembró en lo pobladores la esperanza de una vida mejor y
la ilusión de acumular los recursos que su modesta actividad
agropecuaria nunca se los permitió.

La cuarta y quinta parte, se ocupan de la más amarga experiencia


que se vieron obligados a vivir en contra de su voluntad, es decir, de
los perversos efectos que tuvo la modalidad de erradicación manual
forzosa, la que con su desproporcionada operación militar por tierra,
agua y aire, los trató con una violencia tal, que las fuerzas del
Estado, terminaron por destruir los pocos bienes que habían
alcanzado a conseguir en tantos años de sudor y trabajo.

Finalmente, la sexta parte, trata la amarga experiencia de las


promesas incumplidas por parte del Estado, el que a través de la
Unidad Especial del Sistema de Parques Nacionales Naturales, intentó
realizar una experiencia piloto de relocalización de la población que
ocupó el PNN entre 28 y 10 años, sin saber en principio, que se
habían “fundado” en un área protegida, declarada reserva biológica
de la humanidad y en la que, según las normas ambientales, no
podían adquirir ningún derecho.

La mencionada experiencia piloto, consistía en que las 100 familias


censadas, desistieran de reivindicar su condición de desplazados y a
cambio, para iniciar, 40 de ellas, serian reubicadas en un predio de
extinción de dominio de 800 hectáreas, localizado en el municipio de
Puerto López (Meta), perteneciente al narcotraficante confeso
Leonidas Vargas. La entidad responsable de sanear el predio y hacer
efectiva la entrega, no cumplió y no fue capaz de hacer que
prevalecieran los derechos de estas familias desplazadas de hecho
por el Estado y sin ofrecerles alternativa alguna, fueron nuevamente
abandonadas y dejadas a su propia suerte, deambulando por las
calles de Villavicencio, Granada (Meta), y San José del Guaviare, para
llevar a cabo la única alternativa que les deja la otra faceta del
desplazamiento, conocida coloquialmente como economía del
rebusque, empleando para ello todos los medios y recursos
disponibles y a su limitado alcance.

4
1. Localización geográfica.

La subregión del bajo Guayabero, se encuentra localizada en los


límites entre los Departamentos de Meta y Guaviare y de manera
particular entre los municipios de Puerto Concordia (Meta) y San José
del Guaviare. Del mismo modo, se pueden tomar como referencia
para mayor exactitud, los límites entre la parte más suroriental del
Parque Nacional Natural (PNN) Sierra de la Macarena y la Serranía de
la Lindosa. Estas dos áreas protegidas, hacen parte de una de las
más importantes experiencias de ordenamiento territorial ambiental
alcanzadas en Colombia, conocida como Área de Manejo Especial de
la Macarena (AMEM) y regulada normativamente mediante el decreto
1989 de 1989, con base en un notable estudio técnico y social, hecho
por la Universidad Nacional de Colombia en el año 1982.

En el mencionado decreto se incluyen importantes áreas de cuatro


PNN y de algunos de los Distritos de Manejo Integrado que contempló
el ordenamiento, así: Parte de los PNN Sumapaz y Cordillera de Los
Picachos1 y la totalidad de Tinigua2 y Sierra de La Macarena.
Adicionalmente, se establece la categoría de Zona de Preservación
(estricta restricción de uso) que se aplica a la Vertiente Oriental 3 y
Serranía de La Lindosa4.

Lo antes dicho, permite señalar la gran importancia ambiental y


biológica que tiene la región de la Macarena, como una de sus
características más sobresalientes, importancia que además se
aumenta toda vez que constituye la gran transición entre los
ecosistemas andinos y amazónicos.

A continuación se puede observar la localización general del área del


bajo Guayabero, entre los dos municipios arriba señalados, la
subregión es bañada por los ríos Ariari y Guayabero que confluyen y
terminan su recorrido para unir sus caudalosas aguas al rio Guaviare.

En su gran mayoría la población del bajo Guayabero realiza todas sus


actividades comerciales, políticas, administrativas y logísticas con el
municipio de Guaviare y la localidad de la Carpa que pertenece al
Meta. Algunas de las veredas en las que se concentró el grueso de la

1 Solamente se encuentra dentro del AME Macarena la parte de estos dos Parques incluidos
en el departamento del Meta.
2 El Parque Nacional Natural Tinigua fue declarado conjuntamente con el AME Macarena en

1989, por lo tanto es el más nuevo de los Parques de esta región.


3 La “Zona de Preservación Vertiente Oriental” permite la continuidad de los Parques

Nacionales Naturales Sumapaz y Cordillera de Los Picachos a través de la Cordillera Oriental.


4 La “Zona de Preservación Serranía de La Lindosa” se encuentra dentro del Distrito de

Manejo Integrado Ariari – Guayabero del AME Macarena, siendo una porción de territorio que
pertenece al departamento del Guaviare.

5
operación militar “Colombia Verde” fueron: La Ceiba, Charco Carbón
Medio - Bajo, Buenos Aires y La Carpa.

Figura 1. Localización de la subregión bajo Guayabero

AREA DE MANEJO ESPECIAL DE LA


MACARENA LOCALIZACION
GENERAL

Bajo Guayabero

6
2. Contexto regional.

El caso de las familias campesinas de la subregión del bajo


Guayabero que fueron desplazadas, como consecuencia de la
aplicación de la política antidrogas con un alto componente de lucha
contrainsurgente, puede entenderse mejor, si se tienen en cuenta
algunas características centrales del contexto regional en el que se
localiza esta experiencia.

En primer lugar, nos debemos ubicar geográficamente en la región


del suroriente colombiano, conformada por los departamentos del
Meta, Guaviare y Caquetá. Esta región representa en nuestra historia,
uno de los lugares más representativos en los que se presentaron los
principales conflictos agrarios de la primera mitad del siglo XX y que
por el tratamiento que les dio el Estado colombiano en la época,
pasaron de ser un movimiento social agrario, a un movimiento
armado campesino de autodefensas, para constituir luego, los
primeros núcleos de la guerrilla de las FARC – EP.

En segundo lugar, la región representa parte de los últimos procesos


de colonización vividos por la nación colombiana, en la que han
tenido lugar las distintas formas de colonización: espontánea,
colonización inducida por la violencia política de los años 50, dirigida
por el Estado, dirigida por actores armados, y la colonización inducida
por el establecimiento de los denominados cultivos de uso ilícito, en
la región, principalmente de marihuana y coca.

En tercer lugar, es una región en la que las guerrillas de las FARC –


EP, lograron construir por más de 40 años sus principales, más
fuertes, mejor dotadas y más especializadas estructuras militares y
en la que se concentran aún, sus más altos niveles de mando.
Razones que explican la fuerte influencia social, el control, dominio y
expansión territorial que han mantenido, desde su conformación
como proyecto político – militar insurgente durante décadas y en una
localización geoestratégica que les permite importantes conexiones y
corredores de movilidad con el centro, el sur del país, la Orinoquia y
Amazonia colombianas.

En cuarto lugar, es una de las regiones que presenta los más altos
índices de biodiversidad y riqueza en recursos naturales de Colombia,
por estar situada en una zona de confluencia y transición entre los
ecosistemas andinos, amazónicos y orinocenses con altos y
aceptables niveles de conservación, a pesar del alarmante deterioro,
fragmentación y explotación irracional de que han sido objeto sus
recursos naturales.

En quinto lugar, a propósito de lo antes señalado, en la región han


predominado las economías de enclave, basadas en actividades
7
extractivas de recursos naturales, que recuerdan por ejemplo, la
explotación del caucho, las pieles y la madera en las primeras
décadas del siglo XX. Del mismo modo, ha sido una región cuyos
períodos de mayor dinamismo económico se han dado justamente
con base en las bonanzas, o bien de las que produjo la actividad
extractiva de recursos antes señalada, o bien de las que las que
produjo la marihuana y la coca. Esta última desde los años 70 hasta
nuestros días.

En sexto y último lugar, es una de las regiones en las que desde el


año 2002, se concentra la mayor parte de la aplicación de la política
de seguridad democrática de los gobiernos del presidente Álvaro
Uribe Vélez y de los planes contrainsurgentes: Plan Colombia y Plan
Patriota, este último reformulado actualmente, y denominado Plan
Consolidación.

El Plan Colombia, fue definido y aprobado por el Congreso de los


Estados Unidos de Norteamérica en julio del año 2000, como dice
Gloria Restrepo5, como un monto de ayuda económica que ascendió a
US$1.300 millones (Restrepo, 2006: 3).

Esta ayuda económica tendría la siguiente distribución presupuestal:

El 80% se destinaría a fortalecimiento militar y policial (ayuda militar


y policial 25%, ayuda policial 21%, y ayuda militar 34%). El 8% a
sustitución de cultivos de hoja de coca y el desarrollo e
implementación de proyectos productivos alternativos, el 4% para la
población desplazada por la agudización del conflicto armado y la
fumigación de cultivos de uso ilícito, el 5% para la protección de los
derechos humanos y para la reforma judicial, el 2% para el
fortalecimiento del Estado de derecho y la Fiscalía y el 1% para
gastos administrativos6

El Plan Patriota, se concibió como una operación principalmente


militar a gran escala, que desplegó en la región, 17.000 hombres
organizados en Brigadas móviles, compañías de fuerzas especiales y
el apoyo de las Fuerzas de Despliegue Rápido (FUDRA) adscritas al
Comando General de las fuerzas militares. Además contó con el
apoyo de Estados Unidos, que asignó más de 800 asesores
norteamericanos, dotados con equipos y tecnologías de comunicación

5 Socióloga y Profesora – Investigadora de la Pontificia Universidad Javeriana. Coautora de la


investigación sobre Erradicación Manual forzosa y desplazamiento de población en el Meta y
Guaviare y de la presente cartilla.
6
Datos tomados del estudio hecho por Henry Salgado, denominado “Una política de
inseguridad humana para las poblaciones campesinas, indígenas y afrodescendientes” en,
http://www.mamacoca.org/FSMT_sept_2003/es/doc/salgado_plan_colombia_y_seguridad_h
umana.htm. Retomado el 24 de enero de 2007.

8
radial, satelital y medios aéreos para realizar inteligencia táctica y
estratégica.

El principal objetivo de este plan fue golpear las estructuras de


dirección y mando nacional de las FARC –EP, llegando hasta las
profundidades de la selva, en busca de sus principales dirigentes para
capturarlos o abatirlos.

Es en el marco del desarrollo del Plan Patriota, de algunos reveses


militares que tuvo el ejército colombiano y de un amplio
cuestionamiento a la decisión del gobierno de fumigar con glifosato
los cultivos de coca que se encuentran en los Parques Nacionales
Naturales, como se diseña y estructura la famosa y fracasada
“Operación Colombia Verde”, para el PNN Sierra de la Macarena, con
ésta se inaugura en la región, la modalidad de la erradicación manual
forzosa, que se convertiría más tarde en la responsable del desalojo y
desplazamiento de las familias campesinas.

La “Operación Colombia Verde”, tuvo como objetivo central erradicar


4.600 hectáreas de coca en el PNN Sierra de la Macarena y 12.000
entre el Meta y Guaviare. Ésta consistió en el empleo de 930
erradicadores civiles organizados en 32 grupos móviles, y 5.000
efectivos de la fuerza pública, dentro de los cuales habían unos 1.500
hombres de la policía nacional de la sección antinarcóticos y de la
fuerza jungla, varias unidades de la fuerza naval y 3 brigadas móviles
del ejército, con el apoyo de la Fuerza de Despliegue Rápido
(FUDRA).

A ella se refirió el director nacional de la policía de la época, en los


siguientes términos: “Es la tarea más monumental y titánica de la
historia de nuestra institución”7.

Pero no sólo se trataba de erradicar la coca sembrada dentro del PNN


Sierra de la Macarena, esta fue apenas una de las justificaciones
políticas, para emprender nuevas escaladas en la fase actual de la
guerra que se libra en Colombia y hace parte de una estrategia de
mayor alcance: Destruir las finanzas de las FARC, especialmente las
que provienen de la relación que este actor armado tiene con las
distintas fases de la cadena productiva de la coca y cortar todos los
flujos e intercambios de dinero, armas y drogas en la región.

En este sentido, el comandante de la IV División del ejército a inicios


del año 2006, Coronel Luis Antonio Coronado, ratifica el real objetivo,
de la mencionada operación, cuando al conceder una declaración a la

7
Palabras del director nacional de la policía de Colombia, José Daniel Castro, en entrevista
realizada por la revista semana y publicada en su edición número 1239 del 2 de febrero de
2006.

9
revista Semana, señaló: “Hoy tenemos un objetivo y es neutralizar
las finanzas del Bloque Oriental, del Estado Mayor y de todas las
cuadrillas de las FARC que mantienen el negocio del narcotráfico”8.

Finalmente, el mecanismo de la erradicación manual forzosa, que se


implementó por el gobierno del Presidente Álvaro Uribe Vélez, a partir
del 20 de enero de 2006 adquirió rasgos propios y particulares que la
convirtieron en la primera experiencia de su género, aplicada en una
región con fuerte presencia y control de las Fuerzas Armadas
Revolucionarias de Colombia FARC – EP., la región del Guayabero, en
los límites de los departamentos de Meta y Guaviare y en parte de las
629.000 hectáreas del área protegida del PNN Sierra de la Macarena.

Dicho mecanismo, adoptó una peculiar modalidad caracterizada en su


operación por el empleo simultáneo y desproporcionado de agresivas
operaciones militares y personal civil. Las primeras, combinaron la
acción de las distintas armas de la fuerza pública (Infantería, marina
y fuerza aérea) y los segundos se organizaron en grupos de
erradicadores móviles, que avanzaban en el terreno desraizando las
plantas de coca, siempre y cuando los anillos de seguridad que los
rodeaba se los permitiera.

8
Una mayor información puede encontrarse en el artículo elaborado por Juanita león y
Andrea Peña, a propósito de la erradicación de coca en el PNN Sierra de la Macarena
“Cultivos ilícitos. Un buen comienzo” para la edición No. 1239 de la Revista Semana
publicada el 2 de febrero de 2006.

10
LA COLONIZACIÓN

Los procesos de colonización que se han dado en la Amazonia y


Orinoquia colombianas en general y en particular, como parte de
ellas, en el Guaviare según plantea el Instituto Sinchi 9 “…..presenta
constantes como la existencia de tierras disponibles para ser
incorporadas a la producción, la riqueza de los recursos naturales, la
búsqueda de la recomposición campesina de una población
marginada o expulsada de otras zonas del país, las bonanzas
económicas –lícitas e ilícitas -, y la débil presencia del Estado a través
de las instituciones”(Instituto Sinchi, 1999:28).

En la investigación antes citada, se distinguen cuatro períodos de


dicho proceso colonizador, brevemente resumidas de la siguiente
manera:

Un primero período, caracterizado por un lento poblamiento alrededor


de actividades de tipo extractivo con el cultivo del caucho y la
comercialización de pieles de la abundante fauna en la región,
principalmente del tigrillo y comúnmente conocida como el “Tigrilleo”,
entre las últimas décadas del siglo XIX y las 5 primeras del XX.

El segundo período, estuvo marcado por la profunda violencia política


partidista de los años 50, que convirtió la región en zona de refugio
de amplios sectores provenientes, entre otros, de los departamentos
de Tolima, Huila, Cundinamarca y Boyacá.

Al tercer período, le correspondió distinguirse por la amplia


colonización agrícola y pecuaria promovida desde el Estado mismo y
financiada por instituciones como la Caja de Crédito Agrario y Minero
y el Instituto Colombiano de la Reforma Agraria (INCORA) durante los
años 60 y mediados de los 70.

Un cuarto período, caracterizado por la introducción en la región de


los denominando cultivos de uso ilícito, marihuana y coca. A los que
se atribuye el mayor dinamismo económico de los últimos tiempos y
se les conoce como la bonanza de la “marimba” y la de la coca. La
primera, fue de corta duración y dejo una estela de ruina y quiebra
en la región y la segunda, se ha mantenido por casi unos 30 años,
hasta el presente.

Sobre esta última bonanza y la fuerte ola migratoria que conllevo,


después del fracaso de la bonanza marimbera, hasta convertirse en

9
Se trata del Instituto Amazónico de Investigaciones Científicas, quien realizó una
investigación sobre el tema denominada “Guaviare: Población y Territorio”.

11
una forma especial de colonización, se refirió Alfredo Molano10 en los
siguientes términos: “. La vida volvió a San José, se extendió a las
vegas del Guaviare y, con ella, llegaron miles de personas: un
abigarrado ejército de desempleados, aventureros trujamanes,
comerciantes de todo género, mujeres, niños, jóvenes, viejos….Era la
bonanza de la coca. La esperada. El kilo de base llego a pagarse a un
millón de pesos en 1979” (Molano, 1987:65).

Con estos antecedentes, leamos las trascripciones de viva voz, de la


experiencia de poblamiento que tuvieron algunas de las familias
entrevistadas:

- Llegaron en múltiples migraciones a partir de los años 60:


desde Concepción, Caicedo, Betulia, Carolina del Príncipe
(Antioquia); La Dorada (Caldas); El Hobo, Rivera, Pitalito,
Baraya, Neiva (Huila); Monterrey, San Martín (Meta); Vélez,
Cimitarra (Santander).

- Más de 100 familias buscando tierras donde pudieran dejar


atrás una larga historia de migración, encontrar alternativas
para enfrentar la pobreza e incluso refugio ante una justicia sin
credibilidad en el campo. Vienen así hasta el municipio de
Puerto Concordia, departamento del Meta.

Así se expresaron los campesinos:

“…de los que hemos llegado por allá prácticamente el


90% no hemos nacido en el Parque, el 10% sí ha nacido
en el Parque y ese 90% somos gente desplazada de otras
partes, no por fuerzas mayores sino por la pobreza en la
que hemos vivido…”11

“No, yo siempre he estado por ahí, andando, porque es


muy berraco conseguir trabajo entonces uno tiene que
andar buscando empleo o una y otra cosa por ahí: Formas
de pobreza. No hay empleo en los pueblos, entonces es
ahí dónde uno se viene…”

10
Sociólogo de la Universidad Nacional de Colombia, uno de los más destacados
escritores que han recogido la historia oral de la región amazónica y orinocense y
sus procesos socioeconómicos. una mayor ampliación, de este tema puede verse en
“Selva Adentro: una historia oral de la colonización del Guaviare”, publicada en
1987 y 2006 por el Ancora editores.
11 Es importante que en este momento, cuando en el documento “histórico” entra el
testimonio, aparezca un dato preciso de cuál fue la población a la cual se le aplicó las
entrevistas. Por ejemplo a través de una nota al pie que diga: “Testimonios de los
desplazados de (tales y cuales lugares), recogidos entre (tales y cuales fechas) de
2007”

12
“Yo quería conseguir, o sea cambiar de medio de vida, o
sea tener cosas mejores. De pronto tener una propiedad,
de pronto tener una familia organizada y tener con qué
alimentarla…”

“Nosotros llegamos al parque buscando un futuro bueno,


una forma de trabajo, de comida. Y la verdad es que sí
encontramos: teníamos comida, ropa, dormida, de todo…”

“…hay también varias personas huyéndole a la justicia y


que no pueden salir. Al ocultarse en una selva hacen su
plante y a la vez están a salvo de la justicia. La selva es
como una cárcel, pero esa sí es para regenerarse. La
región ofrecía la posibilidad de cambiar la situación y
<<construir un mejor futuro>>…”

- La construcción de un futuro mejor estaba ligada a los ingresos


que les generaría el cultivo de la coca.

“Por eso llega uno a un sitio de estos: porque carece.


Porque uno pues carece de unos estudios, de una forma
de subsistir en la ciudad; entonces uno dice: <<me radico
allí a sembrar mis matas, de pronto la coquita me va
dejando algo, tengo una vaca, un cerdo y una
gallina>>…”

- El rumor de la coca se fue extendiendo a través de redes


familiares y de amigos.

“De pronto habían familiares que ya estaban por acá


radicados en esa zona, entonces le comentaban a uno que
en tal parte es bueno para trabajar, que hay platica…”

“Llegué al parque por unos amigos que me dijeron que


era bueno para trabajar porque se encontraba trabajo. Yo
llegué con dos amigos…”

- El territorio del PNN Sierra de la Macarena, fue así apropiado y


ordenado en la medida en que avanzó la colonización antes y
después de la década del 60. A través del trabajo, el ahorro y
los préstamos, los colonos adquirieron y mejoraron grandes
lotes.

“Se organizaron algunos linderos: Usted es propietario


hasta acá y usted es propietario hasta acá, usted me
respeta esto y yo le respeto esto…”

13
“Eso como es a ojo. Cuando yo compré esa tierra me
dijeron: <<Vea, usted linda con ese señor aquí: va por
este caño hasta allá>>. Nunca la alcancé a medir…”

- Invertían al predio con la expectativa de lograr titular la tierra y


conseguir una mayor integración de la región al país a través
de la construcción de infraestructura. El proyecto de muchos
colonos consistía en generar un capital inicial a través del
cultivo de la coca, para montar así sus fincas. Una vez
<<fundados>> esperaban titular los predios.

“Estando allá nosotros estábamos ilusionados de que eso


algún día podía tener título, que nosotros podíamos ser
propietarios de eso. Porque eso no estaba muy lejos de
San José y de los pueblos; entonces iban a sacar un
proyecto, a la larga iban a titularnos las tierras y nosotros
nos dejamos llevar de eso…”

“Y de todas maneras cuando llegamos decían por ahí que


se iba a mejorar mucho todo, que eso a la larga iba a
haber títulos de tierra. Y entonces pues yo siempre pensé
que ahí iba a acabar mi vida, siempre me fundé en eso,
que ahí iba a ser…”

“Pero que <<acabando la coca podía ser eso titulado>>,


me decían a mí. Que más adelante iba a ver cómo
acabábamos la coca y entonces nos poníamos a hacer
otros plantes y podíamos titular eso, pero que llevaría
tiempo. Pero que sí se titulaba…”

- En el proceso de colonización resultó de gran importancia la


formación de Juntas de Acción Comunal: a través de éstas se
gestiona y construye la infraestructura básica en las veredas.
También se edifican lazos de confianza, un primer sentido de
<<comunidad>>.

“La Junta de Acción Comunal no sobrevive por el


gobierno. El gobierno lo que les aporta son cosas muy
bajas, aporta por ahí unas laminitas de zinc y muchas
veces les da unas varillas, les da un ladrillo; pero la mano
de obra toda la hace el campesino, la población (…) Se
hace a base de bazares, de reuniones, de cosas, así se
empieza a trabajar…”

“…nos tocó trabajar tumbando, limpiando, desraizando:


sacando raíces hasta de 2 metros de profundidad (…)
para poder rellenar y hacer una carretera…”

14
“Ya nos trasladamos nosotros a Buenos Aires, ya
fundamos nuestra vereda. Sacamos nuestros propios
recursos, sacamos nuestra personería jurídica y ya
empezamos a trabajar en el bien de la vereda.
Adquirimos unos beneficios…”

EL ORDEN

En regiones como la del Bajo Guayabero, el orden que prevalece es el


que impone el actor armado dominante. Este establece frágiles y
precarios sistemas de justicia y un conjunto de penas y castigos que
pretenden regular las relaciones entre los ciudadanos en lo público y
en lo privado.

Como diría María Teresa Uribe, citada por González (2004), son
regiones en las que la soberanía del Estado central está en vilo, lo
que implica que la Ley, el orden y la autoridad que predomina es la
que decide el actor armado de facto, cuya principal consecuencia
según afirma la autora es que “,….la ciudadanía se vuelve virtual y los
derechos de los ciudadanos se tornan precarios y vulnerables, ya que
las normas y leyes del Estado operán sólo de manera restringida
como referentes para la acción pública de los sujetos”. Y concluye
que el ciudadano “En suma, actúa de acuerdo con, los órdenes
alternativos de hecho y no con referencia a la Ley o al orden
institucional”

Al respecto del orden que aportan los actores armados en sus zonas
de control e influencia recientemente y a propósito de un artículo
sobre las FARC - EP, escribió Marco Palacios: “Aportan al orden social
de las zonas de frontera cocalera la organización del mercado, el
respeto a reglas básicas de convivencia social jerarquizada y el
"poder que nace del fusil". Es un orden siempre frágil, negociable, tan
inestable y precario como el que allí logra construir el Estado
nacional”. (Palacio, 2008)

Así de esta manera, el proceso de construcción de la sociedad local


tuvo importancia la presencia de la guerrilla. Esta asumió la
regulación de las relaciones en la zona en un momento en el cual,
ante la precariedad de la ayuda estatal, los conflictos se resolvían a la
fuerza. En este sentido, los campesinos perciben ese tipo de orden de
la siguiente manera:

“Allá, según me dicen, nadie es propietario de nada. Pero


cada quien hace respetar los derechos de su pedazo de
tierra que tiene cada uno (…) Yo no me le puedo pasar ni
le puedo ir a quitar un palo, cada quien se tiene que hacer
15
respetar sus cosas. Eso es un medio que la misma
organización guerrillera ha organizado y eso para bien de
las comunidades porque nosotros lo hemos mirado como
bien, porque anteriormente antes de que eso sucediera
habían muchos crímenes, se mataba gente por un palo,
habían problemas. Todavía, cierto, se encuentran
problemas, pero ya no tanto como cuando se
organizaron…”

- La guerrilla solucionaba sus conflictos, promovía los procesos


de organización comunitaria, vigilaba el manejo de los recursos
naturales, promovía la construcción de infraestructura entre
otras. Se constituyó en la autoridad local.

“Lo que pasa es que en La Macarena manda la guerrilla.


Aquí mandan ustedes, allá mandan ellos…”

“Con la guerrilla es tan berraco, jefe. Es tan berraco que


no ha hecho cosas el gobierno y la guerrilla sí la ha
hecho: que es marcar una carretera de aquí San José del
Guaviare al Caquetá. No hay río, roca, nada (que pare)…
fuerza bruta y déle (…) Entonces el método que esta
gente utilizaba era que obligaba a cada vereda a que
rompiera y juntaba los pedazos de cada vereda…”

“¿Sabe qué reúne el personal? La guerrilla. Es que


aparece aquí o si no se muere. Era obligación o tocaba
pagar multa, $100.000 o $200.000. O le montaban
inquina a uno, entonces eso ya era un problema…”

- A cambio se aseguraban la lealtad de los habitantes de la zona.

“Hubieron reuniones que decían: <<Cada que vayan a


salir al pueblo pidan permiso, nos avisan a qué van a ir,
de tal parte a tal parte hay un fulano de tal y una firma
ahí que diga que usted salió tal día y a qué hora>>…”

LA COCA

A la región del Suroriente colombiano y por ende al Meta y Guaviare,


llega el cultivo de coca, como sucesor del efímero y fracasado cultivo
de marihuana, que había dejado una experiencia expresada en
cuanto a las técnicas de cultivo, construcción de infraestructura,
logística, manejo de rutas, caminos y formas de transporte terrestre,
fluvial y aéreo, conexiones regionales, nacionales e internacionales.

Los trabajos realizados por Alfredo Molano y el Instituto Sinchi, dan


cuenta de que la coca llego al Guaviare por los años de 1978, año en
16
el que se establecieron las primeras “chagras”, puntualiza Molano que
“Lo cierto es que la misma red de traficantes que había visto
frustados sus negocios con la marihuana introdujo el cultivo comercial
de la hoja…… A la vuelta de pocos meses, cientos - léase bien – de
toneladas de semilla fueron distribuidas de mano en mano, gratuita y
afanosamente, y al poco tiempo las primeras cosechas estaban listas
para ser raspadas”. (Molano, 1987: 64)

- Para colonizar y establecer el cultivo de la coca, los pobladores


de Puerto Concordia hicieron esfuerzos importantes en capital y
en trabajo. La posibilidad de obtener ganancias significativas
estaba asociada al establecimiento de amplias extensiones de
cultivos. En muchas ocasiones esto implicó la búsqueda de
créditos y préstamos.

“Claro Jefe, eso es un proceso grande, eso no se hace de


la noche a la mañana. El que planta una hectárea de coca
tiene una resignación muy personal, es una dedicación.
Como cuando usted arrancó sus estudios: <<voy a
hacerle y voy a coronarla>>, que le tocó pedir prestado,
fiado ó de pronto raponear, pero <<voy por lo mío>> (…)
¿Qué pasa con la coca?: Adquiere muchas deudas, hay
personas que a diario viven enproblemadas, le están
debiendo al cogedor, le están debiendo al almacén, le
están debiendo al que le vende combustible, le están
debiendo al que le hace el transporte. Prácticamente si no
tengo cantidad eso no me sirve y si no tengo con qué
trabajar eso no me sirve, por eso será tanto daño del
sistema ecológico o sea, hay que romper mucha tierra
para avanzar en grandes cantidades. Porque si no tengo
cantidades no me sirve, porque como no hay otra forma
de vida, no hay otra forma que nos ayude sino la coca…”

- Los beneficios de la coca en la zona se comienzan a extender


más allá del propietario del cultivo: Comerciantes locales,
traficantes y trabajadores temporales (raspachines) reciben
ganancias importantes mientras los grupos armados, por su
parte, controlan el comercio.

“La coca tiene algo muy importante y es que produce


mucho empleo (…) hay en qué trabajar, en que
emplearla, a la gente se le paga, se le mantiene bien
porque al tipo que no se le mantiene bien tenga la plena
seguridad que abandona y se va, sí, eso sí tenga la plena
seguridad. Un raspachín llega y si encontró que yo le doy
mala comida ya está que se le va para dónde el vecino;
17
allá no hay control de nada porque se trabaja sin ningún
control y eso porque al principio, cuenta la gente, que el
raspachín era muy mal pagado, de pronto mala comida,
de pronto el pago era muy poco. Después no, ya empieza
el raspachín a tener su propia independencia y empieza a
exigir sus propias cosas. Hoy en día, en el 2006, cuando
yo salí de allá, prácticamente el que mandaba era el
trabajador. Esa época era muy berraca porque usted
como dueño de su plante, sea porque lo tenía en su
bolsillo o sea porque lo hizo, le ha costado el sudor de su
frente y llegar usted y fiarnos (…) El señor llega con 500
gramos y usted con el kilo, si está a dos millones yo se lo
pago a 1`800.000y va sacando los intereses de esa mora,
si no, lo saca por ese lado el timbo de gramos que vale un
promedio, no sé en cuánto está ahora. Para usted poder
sobrevivir en la zona los que mandan son ellos. Ellos, por
ejemplo, mañana yo tengo X cantidad de mercancía pero
ellos dicen no hay plata, yo la tengo que entregar por A o
por B, la tengo que entregar, o sea yo estoy en las manos
de ellos…”

- Para las personas que trabajan con los cultivos de coca es claro
que se está trabajando con un producto ilícito. Sin embargo, se
asume como la única opción frente a las diversas crisis
económicas que los motivaron a llegar a la zona.

“Obviamente: ¿usted no se ha puesto a ver que las cosas


difíciles son las que uno más pretender hacer? Muchas
veces sí, proponerme esa vaina, eso era obvio que era
ilícito, pero como era ilícito también de un momento para
otro podía cuadrarse. En dos años trabajando y que lo
dejen trabajar, usted en dos años puede hacerse a $100.
millones de pesos…”

- En múltiples casos la coca se asume como plante para otras


producciones, como la base del “futuro mejor” que se buscaba
en la zona. Para los productores es claro que el nivel de vida
cambia significativamente a partir del cultivo de coca.

“Uno sabía que eso era ilícito, pero que si lo dejaban


trabajar uno en 5 años podía sacar un plantecito…”

“Lo que sí es que vivíamos de la coca. Pero a parte de la


coca cultivábamos yuca, plátano, teníamos la gallina,
cultivábamos el ganado, teníamos el marrano, la bestia
para movilizarnos. Entonces nosotros vivíamos bien. Ya
con mi familia conseguí unas hectáreas de tierra que
empecé a trabajar las 12 horas del día, a tumbar y
18
sembrar coca que es lo primero que uno va a buscar y de
ahí pues ya con más cultivos, con lo que se va a ayudar
como la yuca, plátano, maíz y hacer también pasto,
pensando también en el ganadito y en un caballo para
poder movilizarse, porque es el medio de transporte. Por
allá un caballito para llevar el mercadito de la tienda para
la finca a donde uno vive a 1, 2, 3 horas. Pues como sea
no y nunca nos faltó eso de tener yuca, plátano; las
gallinas y los marranos no le pueden faltar a uno, el que
no los tenga es que es descuidado porque allá se facilita
tener uno. Con eso pude sustentar a mi familia y mis tres
hijos que tenía cuando eso, porque hoy en día tengo 4 y a
la fecha en que fuimos sacados empezamos a trabajar la
cuestión de la coca, pero entonces lo que sí miramos es
que se empieza un nivel de vida diferente porque ya
después de haber aguantado hambre, de haber salido de
ahí uno empieza un cambio de vida, porque ya empecé a
cultivar comida, a cultivar la yuca, plátano, ahuyama -
que se produce muy bueno -, a cultivar cebolla, tomate,
que a tener la gallina, el marrano, que a comprar la
vaquita, que a formar el corral. Bueno, y se empieza una
forma de vida muy diferente a la que había llevado,
entonces empieza un nivel de vida bueno…”

- Las grandes ganancias de la coca llevaban sin embargo a ciclos


sin fin en la siembra del ilícito, así como a una escasa
reinversión en otros proyectos. La crisis del comercio de la coca
y las fumigaciones les mostraron a muchos productores la
necesidad de emprender otros proyectos económicos y buscar
la seguridad alimenticia a través de la siembra de otros
cultivos.

“Tengo la primera experiencia en 1990 y es cuando se


viene la crisis. Una crisis espantosa - que creo que los
compañeros recuerdan: la crisis de la coca cuando
mataron a Galán-, se puso la coca que por nada la
compraban. En ese tiempo no había trabajo, no había
nada, eh... En ese tiempo, en esa crisis, el que tenía
comida tenía que vigilarla, cuidarla porque la gente tenía
que robársela (…) Ahí hubieron problemas. Había un
problema y es un problema que todavía no alcanzamos a
entender y es que había gente, digamos no el 100% pero
sí por ahí el 70%, se dedican solamente a la coca, no se
acuerdan de cultivar comida…”

19
- Una nueva lección surgiría tras el proceso de desplazamiento:
la reinversión de las ganancias del cultivo no debía hacerse en
la zona.

“A Caño Ceiba yo llegué con $2000 entre el bolsillo no


más. Me puse a trabajar. Yo dejé la señora por allá y me
vine a ver si era cierto. Al llegar y ponerme a los parques,
en el momentito me resultó un señor que necesitaba un
servicio en la cocina y yo ahí mismo me fui por ella y la
traje y comenzamos a trabajar. Y no le voy a decir que no
me iba bien pero de todas maneras a los días me dieron 6
hectáreas de tierra y las planté en pasto y en coca y ya,
esas las alcancé a vender y conseguí otra más amplia y el
error de nosotros fue ese: no haber sacado algo para
afuera. Ya comenzamos a invertir, en esto bueno, la casa
buena, cambullones, cercas (…) Cuando yo ya estaba
pensando en salir ya fue tarde, porque ya llegó la
erradicación y ya quedamos fue sin nada…”

“No, yo llegué con un señor que ya había estado


trabajando por acá y me dejé llevar de él que porque acá
era muy bueno y comencé a trabajar, comencé a sembrar
y pues todo lo que tenía ahí quedó, porque no pensamos
en sacar alguito sino en invertir. Esta es la hora que todo
está botado allá, todo el trabajo está allá…”

- La noticia de la ilegalidad de establecerse en un Parque Natural


era desconocida por muchos y sólo fue entendida como un
problema de manera tardía. Resultaba contradictorio a algunas
construcciones de infraestructura del gobierno local en la zona,
tanto como al reconocimiento legal de las Veredas y Juntas de
Acción Comunal.

“Bueno, en eso hay algo que es muy importante y es que


para nosotros darnos de cuenta que esas tierras, o sea
que no podíamos nosotros estar ahí, o estábamos
ocupando de pronto unas tierras que no nos pertenecían,
empezamos nosotros a ver la verdad fue cuando
conocimos Acarigua.
La unidad de Parque nos va a decir es que lo que usted
tiene aquí es que esto es ilícito, entonces a nosotros se
nos hizo extraño y nos dicen es que hasta una gallina que
tengan aquí es ilícita y nosotros por qué y nos dicen es
que esto es del gobierno, ni siquiera del estado sino que
esto es de otras naciones que han adquirido el derecho
por el problema del oxígeno, entonces fue cuando
nosotros entendimos cuál es el conflicto hoy en día en el
Parque de la Macarena.
20
Si yo hubiera sabido desde un principio que esas tierras
no eran nuestras, que nosotros no teníamos ningún
derecho, nunca me hubiera puesto a hacer eso, sino yo
me voy a buscar otro camino más bien y a salirme a
invertir en otra parte…”

- Se contemplaba incluso la posibilidad de titular la tierra una vez


se acabara con los cultivos de coca.

“Se pensaba que más adelante iba a tener títulos, que


eso más adelante iba a traer (…) a tirar carretera pa` que
quedara eso central y que entonces podía ya uno sacar el
cultivo (…) Pero que acabando la coca podía ser eso
titulado, me decían a mí, que más adelante iba a ver
cómo acabábamos la coca y entonces nos poníamos a
hacer otros plantes y que podíamos titular eso (…) Que
llevaría tiempo pero que sí se titulaba. Y eso nunca puede
ser titulado. Estando allá nosotros estábamos ilusionados
que eso algún día podía tener título, que nosotros
podíamos ser propietarios de eso, porque eso no estaba
muy lejos de aquí de San José, de los pueblos. Que iban a
sacar un proyecto, que iban a titularnos esas tierras a la
larga y nosotros nos dejamos llevar de eso, falta de
estudios y conocimiento. Nunca llegamos a leer un papel
de eso que nunca iba a ser titulado en la vida, que son
tierras baldías, nunca tituladas…”

- La condición de ilegalidad de la tenencia de la tierra en el


parque hizo que fuera imposible tener alternativas frente a los
cultivos de uso ilícito.

“Tuvimos un proyecto de hacer una asociación de 3


veredas para producir caña y el mismo Parque se rió de
nosotros porque dijeron que nosotros íbamos a hacer un
proyecto donde nosotros no éramos propietarios de nada.
Entonces ya la gente se desmoraliza…”

21
LA ERRADICACIÓN

- No hay claridad sobre el inicio de las fumigaciones en el Parque.


Algunos las perciben como un evento histórico constante en la
región, otros afirman que estas empezaron en el 96.

“Las fumigaciones empezaron desde siempre, pero las


que ya fueron continuas fueron como en el 2000 para
adelante...”

“Lógico, nosotros fuimos necios con las fumigaciones. Yo


tuve una en el 96, hubo una brava. Después fumigaron a
uno que otro (…) en el 2002. En el 99 hubo otra. Ahorita
en el 2007 hace como unos tres meses hubo otra…”

- Si bien las fumigaciones producen un impacto importante en la


economía loca, los productores generan múltiples estrategias
para enfrentarla y mantener o volver a instalar el cultivo. Se
percibe entonces a la fumigación como una medida que en el
corto plazo es efectiva frente a los cultivos de uso ilícito.

“Pues se hace un proceso, uno tratando de sobrevivir,


tratando de salvar el plantecito de que siempre se habla.
Sí, buscando en que al fertilizante, porque como ya está
entre vida y muerte hay que fertilizar la planta, entonces
se le aplica la melaza, entonces uno inventa que de
pronto en algunas partes da resulta, en otras no. Porque
la tierra en una parte es con más vegetación y en otra
más estéril. Entonces es ahí donde se inventaba la
fórmula: en meterle buen desarrollo, en meterle la
melaza y bueno, no me recuerdo qué más. Primero
fumigan y apenas fumigan de una vez se echa la
melaza…”

“Con la fumigación hace lo mismo que le pasa a las


hormigas: las hormigas se matan y las que quedan
construyen más adelantito su comita otra vez y así
hacemos nosotros con lo poquito que le quedaba. Al uno
se ayuda al otro y así se levantaba y si a uno le fumigaron
la comida se iba para donde el vecino y entonces
decíamos bueno: ¿a usted le quedó yuca?, entonces ahí
se sostenía mientras volvía a cultivar. Entonces no había
problema: si pasó una avioneta, tiene una hectárea de
coca acá y pasó por este lado, fumigó de pronto la mitad
y uno con la mitad sobrevive y el resto lo deja uno ahí
22
que se rastrojee y después de 4 meses y cuando va
cogiendo como vida, uno vuelve y le echa…”

- Existen, sin embargo, múltiples quejas por la aplicación


indiscriminada de glifosato, la afectación de la salud, el daño de
los cultivos de pancoger y la esterilización de las tierras.

“Ahoritica hace como un mes hubieron fumigaciones y


fumigaron comida, pasto. Ellos no respetan nada. A la
coca le tiran por las orillitas y fumigan la comida y el
pasto, lo hacen como para que la gente se muera de
hambre y se tenga que salir. Mire, en este momento para
acá para la trocha de ganadería ya no da, no da ni
siquiera yuca, la tierra se esteriliza de una manera tan
berraca que ya ni tierra da. En este momento las tierras
que han sido fumigadas varias veces ni siquiera han dado
maleza…”

- A pesar de los efectos que ha generado la fumigación, afirman


que no se compara a los impactos producidos por la
erradicación manual.

“La fumigación nos perjudicaba pero no tanto, no a raíz.


Porque si se fumigaba, por ejemplo, el cultivo de coca,
uno iba y lo soqueaba o le echabas un defecto y como
mucha gente la hiciera o de pronto te quedaba la opción
de tumbar y el próximo año sembrar, te quedaba comida
y los animales y todo. Las fumigaciones no tienen
maltrato a la población, o sea no tienen temor. En cambio
con eso de la erradicación es un temor para todo: la
gente llora, que le quemaron las cositas, eso la gente se
mete las cosas que tiene afuera, todo lo meten a la casa y
le meten candela, se le comen lo que tienen, le pegan, lo
maltratan en palabra. El que está allá está de resignado.
En cambio en la fumigación uno espera una avioneta que
fumigó y espera dos días para ver si quedó algo, si la
familia quedó lo mismo, la casa sigue lo mismo…”

- El primer operativo de erradicación se realizó el 18 de enero de


2006. La Operación, denominada <<Colombia verde>>, fue
realizada por 930 erradicadores móviles divididos en 32
cuadrillas custodiadas por 1350 hombres de la Policía Nacional
en coordinación con el Ejército. La meta era erradicar
manualmente 4598 hectáreas de coca que existían en el Parque
La Macarena.

“Prácticamente, porque ya la demora es al 20 de enero


que inclusive fue el 18 que yo me salí, el día que entró el
23
operativo, que empezaron a regar tropas por todo lado,
que empezó la erradicación manual. Claro que ya más
antes habían habido erradicaciones aéreas que nos
afectaban.
Llegaron con erradicadores y con Ejército y con todo. ¿No
más cuántos erradicadores habían? ¡900 personas!...”

- Más allá de afectar los cultivos, la erradicación manual lastimó


la dignidad de los habitantes de Puerto Concordia. La
erradicación <<arrasó con todo>>, no dejó posibilidad de
reconstruir la vida en la zona. Hizo además imposible un
retorno pues transformó el orden y dejó a muchos campesinos
enfrentados a la guerrilla.

“Sí, ellos iban a erradicar, iban a acabar con la comida.


Se comen las gallinitas, le queman la casa. Y peligrando
nosotros ahí, teniendo 4 o 5 hijos, pues ¿qué teníamos
que hacer? Coger nuestro camino antes de que fuera
tarde…”

“Al llegar la erradicación sí acabaron ellos con todo,


porque se comieron yuca, plátano, lo que encontraron (…)
Fue el pánico que quedó sembrado…”

“En mi caso al ver el operativo iba y decía <<pobrecitos,


porque aquí va a quedar desierto>>, me decía uno del
orden público, que aún no había llegado a la casa y al ver
que yo estaba sólo en la casa, porque en esos días había
quedado totalmente sólo me fui a vivir a dónde un vecino.
Y cuando volví a la casa ya había tumbado las puertas y
estaba totalmente vacía, ¿eh?: pues las maticas de yuca y
plátano se las había comido, lo que había, las maticas de
coca solo las arrancaron…”

“Ahora otro temor que nos quedó: que si yo le doy un


plato de comida a un soldado o le colaboré entonces la
guerrilla lo culpaba a uno que nosotros los apoyábamos…”

EL DESPLAZAMIENTO

- Frente a las consecuencias de la erradicación manual y la


posibilidad de futuros operativos militares, las familias se
desplazaron hacia el casco urbano de San José del Guaviare.

“El mismo Ejército le sugirió a las familias salir de la zona.


Eso llegó el Ejército, me hicieron matar gallinas, yuca,
caña; me hicieron acabar con todo y ellos a mí sí me
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dijeron personalmente <<sabe qué, lo mejor es que se
salga y se vaya, porque detrás de nosotros viene un
operativo más bravo y nosotros no respondemos>>.
Entonces uno con la familia ahí pues le da más miedo,
entonces yo preferí salirme y dejar la casa ahí sola…”

“Y bestias, gallinitas, marranos y trabajé ahí hasta la


fecha del 18 de enero que fue cuando nos tocó salir. Ya
llegó el operativo del Ejército y a mí me dijo la Policía
<<mire muchacho, lo mejor es que salga de acá, le
pueden venir problemas y no respondemos por nada.
Váyase con su familia>> y me demoré unos días y me fui
para Bogotá…”

- Inicialmente se desplazaron los raspachines, quienes tenían


menores vínculos con la zona. Posteriormente salieron los
propietarios que habían construido ya un capital en la región.
Se aclara constantemente que antes que defender el capital, les
interesaba salvar la vida.

“Los trabajadores salieron cuando eso comenzó a poner


como feito, ¿cierto? Unos no se salieron porque tenían sus
bichitos, su finquita, enseres, semovientes; estaba
pegado a lo suyo. Pero ya cuando esa joda se complicó
entonces tiene que decidir entre su vida y sus bienes, y
de la vida a los bienes 100% la vida…”

- A San José del Guaviare llegaron 105 familias. No fueron


reconocidas como desplazadas pues en el momento no se
consideraba que las acciones de erradicación pudieran ser
entendidas como causales de desplazamiento. Recibieron
entonces una ayuda humanitaria temporal.

“Hicimos todo el trámite pero no nos reconocieron como


desplazados. A nosotros nos dijeron que no éramos
desplazados: en San José del Guaviare quedamos dos
representantes el 10 de febrero, la primera ocasión a San
José a pedir ayuda y nos entraron a un coliseo y los
primeros días. Nos atendieron, nos dieron comida, acción
social, la alcaldía y la gobernación nos colaboraron.
Pero a la siguiente salida, que nos fuimos para arriba y les
dijimos a qué nos íbamos: a traer otros enseres y nos
devolvemos otra vez, llegamos 39 familias el 26 de
febrero. Llegamos a San José del Guaviare y nos
mandaron al coliseo y se nos trató de una forma
totalmente discriminalizada porque no se nos dio ninguna
ayuda de Acción Social. Nosotros componíamos un total
de 105 personas de esas 39 familias, entre mujeres y
25
niños y ancianos. Sobrevivimos gracias a la ayuda del
pueblo, a lo que el comercio nos regaló. Duramos 15 días
ahí hasta que fuimos sacados de allá, nos dijeron que
necesitaban el coliseo y que nos sacaban a las buenas o a
las malas de allá…”

- Frente al trato, los prejuicios y la precaria atención que


recibieron en San José, las familias migraron hacia Villavicencio,
esperando mayor reconocimiento y colaboración por parte de
las instituciones del Meta.

“Por eso nosotros llegamos a San José: era un sitio más


adecuado, más cerca y se nos facilitaban las cosas para
nosotros llegar a San José más no a Villavicencio. Pero
después que salimos de allá nos tuvimos que venir a
Villavicencio. En San José se nos trata de forma
discriminalizada a todos, se nos tilda de guerrilleros…”

- Llegan a Villavicencio a enfrentar un contexto hostil, a generar


nuevos medios de vida en la ciudad y enfrentar los miedos
referentes a una sociedad que desconocen y de la que
desconfían.

“Y llegar a una ciudad donde uno no conoce o sí conoce,


porque por ejemplo Villavicencio yo había tenido el gusto
de vivir acá, pero ya uno llega totalmente desorientado,
uno sale y esto queda totalmente desorientado…”

- Frente a las condiciones ofrecidas por la ciudad, se presentar


tres opciones para las familias desplazadas:

1. Declararse como desplazado alegando causas diferentes a las


erradicaciones manuales.

“Supuestamente, cuando uno declara para tener la


condición de desplazado, uno dice que fueron
fumigaciones y no le dan. Y uno dice que fueron
operativos militares y le tiene que dar la condición de
desplazado o no”12

2. Retornar a Puerto Concordia asumiendo múltiples riesgos.

12
Este testimonio no argumenta de qué manera optan por alegar causas diferentes a la de la
erradicación manual. La última oración dice que “le tienen que dar la condición de
desplazado o no”, es una contradicción que confunde mucho más el texto. Explícame el
sentido y demos con una salida

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“Hay mucha gente que creo y se ha devuelto porque han
tratado de buscar al menos una forma de sobrevivir y no
la han encontrado. ¿A qué se devuelven allá? Con la idea
de seguir trabajando, pero exponerse a una bala cruzada
o una persona que no esté de acuerdo con lo que piensa o
con lo que hace y lo terminan matando…”

3. Esperar la respuesta de los programas de reubicación ofrecidos


por el gobierno.

“Es que nosotros no somos desplazados, nosotros


estamos cambiando una finca por otra finca. Estamos
esperando un lote entre Puerto López y Puerto Gaitán, ahí
cargo un mapa de la finca…”

“En las condiciones que estamos, nosotros estaremos


completamente motivados y queremos eso, creo que en
eso estamos de acuerdo: ya no nos interesa lo que allá
más produzca o lo que menos produzca, sino lo que
queremos es que nos digan eso es lo de ustedes, porque
ya no tenemos otra alternativa…”

- Por ahora, el mayor consenso está en las pérdidas y en la


necesidad de recibir algún tipo de reparación.

“Perdí el futuro y esfuerzo del tiempo que viví allá. Mis


amigos, mis bestias, todo cuanto. Mis años, mis enseres.
Tenía harto: mi finca, mi familia y toda mi estabilidad
económica, todas las cosas de mi vida…”

“Yo perdí la estabilidad económica y también lo más


difícil: la desintegración familiar. Y lo último que perdí fue
mi finca con la casa y todos los enseres…”

“Perdí el futuro de mi familia y de salir adelante.


Animales, casa y tierra, cultivos y mucha moral…”

“Perdí el futuro que le hubiera podido dar a mis hijos por


la estabilidad económica que teníamos…”

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ERRADICANDO COCA Y DESPLAZANDO CAMPESINOS

La operación <<Colombia verde>> fue llevada a cabo en enero de


2006 en el Parque La Macarena. Con ella se pretendían erradicar
4598 hectáreas a través de 930 erradicadores móviles custodiados
por 1350 hombres de la Policía y el Ejército.
Esta operación implicó el desplazamiento de más de 100 familias que
habían colonizado la zona desde la década del 70. Dichas familias,
quienes no han sido reconocidas aún como desplazadas, esperan la
solución de dilatados procesos de reubicación en albergues de
Villavicencio y San José del Guaviare.
Esta cartilla reconstruye, desde las voces de las familias, el
testimonio de una historia de colonización, bonanza, erradicación y
desplazamiento. En nuestro caso, la memoria es una forma de
denuncia.

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