Contratos de Juego y de Apuesta

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Capítulo 25 - Contratos de juego y de apuesta

ARTÍCULO 1609. Concepto Hay contrato de juego si dos o más partes compiten en una actividad de destreza física o intelectual,
aunque sea sólo parcialmente, obligándose a pagar un bien mensurable en dinero a la que gane

Concepto de contrato de juego en sí es una actividad lúdica, recreativa y competitiva en la cual existen reglas, sometida al
riesgo que depende del azar y las partes se someten a un hecho incierto en el que la finalidad es la de ganar o perder. Para que
exista juego se requiere que el resultado dependa de un evento aleatorio, que puede ser de diversos grados: el sorteo, la
habilidad física, la inteligencia. La regulación de este contrato se origina por la producción de consecuencias jurídicas, como lo
es la creación de la obligación de pagar a quien resulte ser el ganador.
Se consideran tres aspectos: la competencia entre 2+ partes, que sea de destreza física o intelectual y que exista la obligación a
pagar un bien mensurable en dinero a la parte ganadora.
Caracteres: es consensual, bilateral, típico, nominado, oneroso, aleatorio, tiene finalidad recreativa, intuito personae, y no
requiere de formalidad. Es oneroso porque el objeto de este contrato debe ser una transacción jurídica, si o si de contenido
patrimonial. No se admite que el contrato de juego pueda ser de carácter gratuito, ya que no se consideraría un contrato típico.
Las partes: Se requiere como mínimo dos partes o más que participen en el juego, ya que no es excluyente la posibilidad de que
sean más los que participen en una actividad de destreza, tanto física como intelectual. Existe un sector que dicen que pueden
intervenir más partes (carácter plurilateral) y para otro sector de la doctrina, no.

ARTÍCULO 1610. Facultades del juez El juez puede reducir la deuda directamente originada en el juego si resulta extraordinaria
respecto a la fortuna del deudor

Este art. tiene una finalidad protectora. Se emplea el principio de equidad cuando permite a la facultad de los jueces, ante un
reclamo judicial, la posibilidad de reducir las deudas originadas en el juego, cuando sean extraordinarias respecto a la fortuna
del deudor.
Límite a las obligaciones por causa del juego resguarda los intereses del deudor, en este caso del perdedor, si el resultado de la
deuda causada por el juego excede extraordinariamente su fortuna, en base a las reglas de equidad. Quedan como mero deber
de moral las deudas no reconocidas.
Disminución judicial de la deuda Es la facultad que la norma le concede al juez para morigerar las deudas por motivo de los
juegos tutelados. El juez debe evaluar si la deuda es extraordinaria respecto de la fortuna del deudor y la naturaleza del juego
tutelado, debiendo aplicar el principio de equidad. Resguarda a las partes de situaciones de aprovechamiento de alguna de
ellas, de conductas abusivas o de un posible fraude. Se entiende que el juego tiene una finalidad recreativa, aspiración a la
destreza física o desarrollo intelectual, y lo que se evita es que se incremente el patrimonio del ganador

ARTÍCULO 1611. Juego y apuesta de puro azar No hay acción para exigir el cumplimiento de la prestación prometida en un
juego de puro azar, esté o no prohibido por la autoridad local. Si no está prohibido, lo pagado es irrepetible. Sin embargo, es
repetible el pago hecho por persona incapaz, o con capacidad restringida, o inhabilitada.

Concepto del contrato de apuesta y distinción con el de juego El CC definía al contrato de apuesta y este sucedía cuando dos
personas que son de una opinión contraria sobre cualquier materia, conviniesen que aquella cuya opinión resulte fundada,
recibiría de la otra una suma de dinero. Lo determinante que se remarcaba entre ambos contratos es que, en el contrato de
juego, ambas partes interactúan activamente, con intención de influir en el resultado y en el contrato de apuesta las partes
asumen una actitud pasiva, solo manifiestan su voluntad a través de determinado acontecimiento y dejan el resultado en
manos de la mera suerte. El CCyC no brinda una noción legal del contrato de apuesta como contrato autónomo y omite una
regulación expresa del mismo. No dispone a qué reglas debe someterse el contrato de apuesta pero lo equipara con los juegos
de puro azar, a los cuales la norma priva de cualquier tipo de acción judicial para este tipo de juegos en los que dependen
completamente de la aleatoriedad, es decir, de la suerte o puro azar.
Tipos de juegos:
a) Juegos tutelados: aquellos en los que el Estado autoriza expresamente y generan obligaciones, con la posibilidad de, reclamar
judicialmente las deudas contraídas a causa de estos juegos.
b) Juegos permitidos o tolerados: aquellos que el Estado no ha permitido expresamente pero tampoco ha prohibido. Estos
generan obligaciones naturales, las cuales no dan la posibilidad de reclamo judicial, lo pagado es irrepetible.
c) Juegos prohibidos: aquellos que están expresamente prohibidos por el Estado. No dan origen a ningún tipo de obligación ni
civil ni natural. No dan lugar a acción para exigir el cumplimiento de la prestación prometida por motivo de un juego de puro
azar, los cuales por decreto-ley 6618/1957 se encuentran expresamente prohibidos. (Apuestas sobre carreras de caballos fuera
del hipódromo)
Pago hecho por persona incapaz Hay casos en los que sí es repetible el pago, sin seleccionar según la legitimación pasiva de
quién lo hace, ganadores o titulares de casas de juego, sino que se limita a afirmar que es repetible el pago en todos los casos
que sean realizados por persona incapaz o con capacidad restringida. Por ello, los representantes legales del incapaz tendrán
acción de repetición del pago realizado por su representado, de lo cual se presume que los ganadores debían tener
conocimiento de la discapacidad.

ARTÍCULO 1612. Oferta pública Las apuestas y sorteos ofrecidos al público confieren acción para su cumplimiento. El oferente
es responsable frente al apostador o participante. La publicidad debe individualizar al oferente. Si no lo hace, quien la efectúa
es responsable.

Se trata de un artículo nuevo con finalidad protectoria que no tenía un antecedente previo en el Código Civil, pero sí en otras
leyes vinculadas a la defensa y los derechos del consumidor, (85) y responde a un nuevo paradigma del Estado en el que
interviene publicitando el juego como mecanismo de recaudación para la inversión en distintas políticas de Estado como las
obras públicas o para movilizar y dinamizar el consumo y la economía.

Se distinguen dos sujetos: oferente y apostador. En virtud de la naturaleza del juego y de la oferta se aplica la Ley de Defensa
del Consumidor (arts. 7° y 8°) sobre condiciones de la oferta y la venta y respecto del apostador es quien interviene aceptando
el contrato de apuesta. Entre las condiciones previstas por este artículo se prevé la responsabilidad del oferente frente al
apostador y la obligación de individualizarlo en la publicidad. Ante un incumplimiento se responsabiliza al que efectúa la
publicidad en forma solidaria en función de las normativas de consumo. En las deudas nacidas de los juegos de azar organizados
por el Estado o concesionarios de una autorización estatal, las partes tienen acción recíproca para el cobro de sus créditos, ya
que sería escandaloso que el Estado se negara a pagar el premio, beneficiándose de mala fe.

ARTÍCULO 1613. Juegos y apuestas regulados por el Estado Los juegos, apuestas y sorteos reglamentados por el Estado
Nacional, provincial, o municipios, están excluidos de este Capítulo y regidos por las normas que los autorizan.

La norma establece un régimen distinto para los juegos, apuestas y sorteos reglamentados por el Estado, en cualquiera de sus
formas, los que se rigen por normas específicas y no por las de este código.

La disposición es clara en cuanto a que en los casos de juegos, apuestas y sorteos organizados por el Estado o reglamentados
por este, rigen las normas específicas dispuestas para ello; lo que no excluye la aplicación analógica de las disposiciones de este
Código para la integración de la regulación en todo lo que ella hubiera podido omitir. El art. 2069 CC ya disponía la remisión a
las ordenanzas municipales en estos tipos de juegos. El fundamento de la exclusión es dejar por fuera aquellos juegos en los
que el Estado (nacional, provincial y municipal) sea parte organizador, ya que no sería apropiado que el CCyC regulara sobre su
prohibición o sus límites, dado que, al ser de carácter público, deben ser regidas y reguladas por el derecho administrativo, que
establece las pautas para la prueba y los requisitos para ser acreedor del premio. De hecho, la relación entre el Código Civil y el
derecho administrativo fue establecida por la jurisprudencia, al establecer que el Código Civil se aplica subsidiariamente en
materia probatoria. El Estado no puede ser indiferente a este tipo de juegos y dejarlo en mano de particulares, por lo que
corresponde su intervención reguladora para que los beneficios económicos de la explotación de esa actividad ingresen a las
arcas del Estado como una forma de recaudación con el fin de destinarlo a la dinamización de la economía. Además, la
regulación estatal es necesaria porque debe asegurarse el funcionamiento transparente y el desarrollo regular del juego, en el
marco de sus potestades como custodio de la seguridad pública, la moralidad, las buenas costumbres y la protección de la
minoridad

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