La Premisa en El Guion
La Premisa en El Guion
La Premisa en El Guion
Qué es la premisa
Según Lajos Egri en el clásico Cómo escribir un drama (Art of Dramatic Writing): “Todo
tiene un propósito, o premisa. Cada segundo de nuestra vida tiene su propia premisa, ya
sea que seamos o no conscientes de ello. Esa premisa puede ser tan simple como respirar
o tan compleja como una decisión emocional vital, pero siempre existe.” Básicamente lo
que quiere decir Egri, es que todo pasa por algo, y llevado al mundo de la creación, que
todos tenemos una intención o propósito cuando contamos una historia.
Y es que el concepto de premisa que utiliza Egri ha sido empleado por muchos teóricos y
creadores con anterioridad, tanto refiriéndose al teatro como el cine. Algunas de las
diferentes palabras que han usado para designar la misma cosa son: tema, tesis, idea raíz,
idea central, meta, designio, fuerza de conducción, asunto, propósito, plan, trama,
emoción fundamental, moraleja, significado o mensaje. Todas estas palabras nos ayudan a
contextualizar más el concepto, pero entre todas yo prefiero seguir utilizando “premisa”
para este podcast.
Podríamos definir premisa como el punto de vista que el autor va a querer dar sobre un
tema con su historia. Es decir, hay un tema, que veremos reflejado por el conflicto de la
historia, pero el autor va a tener que tomar un punto de vista sobre cómo abordarlo, que
se reflejará en el desenlace de la narración. Ahí es donde veremos claramente cuál es la
premisa de la historia. Por eso lo mejor según Lajos Egri es formular la premisa como una
proposición (en el sentido lógico del término).
Para ver un ejemplo voy a utilizar uno de los que propuso Lajos Egri en Cómo escribir un
drama, Otelo de Shakespeare. Os recuerdo la historia: Otelo halla el pañuelo de
Desdémona en el albergue de Cassio. Ha sido llevado allí ́ por lago con el solo propósito de
ponerlo celoso. A causa de esto mata a Desdémona y hunde un puñal en su propio
corazón.
El tema de la historia y su motivo principal son los celos. Pero con ese asunto se podrían
elaborar muchas premisas. Para saber cuál es la nuestra debemos conocer la historia y
hacernos algunas preguntas. ¿De dónde provienen los celos de Otelo? ¿Era coqueta
Desdémona? ¿Se sentía Otelo inferior? ¿Tenía Otelo amantes? ¿Eran unos celos
fundados? ¿Sufría Desdémona con Otelo? Cada una de estas preguntas nos llevaría a una
premisa diferente.
En el caso de la obra de Shakespeare no importa lo que hizo levantar las sospechas para
que Otelo tuviera celos. Lo importante es que los celos constituyen la fuerza en este
drama y su desenlace, ya que Otelo no solamente mata a Desdémona sino que también se
da la muerte a sí mismo. La premisa entonces es: «Los celos destruyen al celoso y al
objeto de su amor». Si Otelo hubiera sufrido los celos pero no hubiera matado a
Desdémona sino que solamente se hubiera suicidado, estaríamos hablando de otra
premisa: “Los celos destruyen a los que los padecen”, y si hubiera matado solo a
Desdémona: “Los celos destruyen al objeto deseado”.
Veamos algunas premisas formuladas como una proposición para que nos quede más
clara la idea de Egri:
Aunque estas son proposiciones fijas, contienen todo aquello que es necesario para una
premisa bien construida: carácter, conflicto, y conclusión.
Creer en la premisa
Pero para que una premisa cobre vida no hacen falta solo estas tres partes, sino que es
primordial que el autor esté convencido de ella. Un guionista debe defender la tesis de su
premisa con las acciones de sus personajes y la estructura de su historia. Pero debe creer
realmente en ella para que se posicione con todas sus fuerzas y sea efectiva.
Como veremos más adelante deberemos crear una tesis y una antítesis sobre el tema en
cuestión, y el guionista debe tomar parte por una de las dos, en este caso la tesis, para
que realmente la premisa tenga eficiencia en el drama. El desenlace de una historia no es
momento de relativismos. Nuestro protagonista conseguirá o no su objetivo, y con ello,
nos mostrará la premisa del autor.
Si tenemos clara nuestra premisa antes de escribir será más sencilla la escritura de
nuestro guion, pero no es imprescindible. También podemos lanzarnos a pensar el
argumento e ir escribiendo la historia poco a poco. Pero entonces debemos ser
conscientes de que estamos en proceso de búsqueda de la premisa, y en algún momento
tendremos que tomar parte en la historia y decidir nuestro punto de vista.
Esta búsqueda de la premisa se puede convertir en un proceso muy enriquecedor que nos
haga plantearnos muchas cosas de nuestra historia y de nuestra forma de ver el mundo.
Por eso debemos estar abiertos a modificar nuestra premisa a lo largo de la escritura del
guion. Podemos comenzar con una idea clara pero resulta muy interesante darle tales
argumentos a la antítesis que nos haga incluso dudar a nosotros mismos de la premisa.
Eso sí, si cambiamos la premisa deberemos cambiar también la sinopsis de nuestra
historia enfocada a esta nueva premisa. Como dice Egri: “Nadie puede construir un drama
sobre dos premisas, o una casa sobre dos cimientos”.
1. El tema.
Podemos comenzar a escribir una historia a partir de un personaje o a partir de una trama
o anécdota… pero en algún momento vamos a tener que saber de qué tema estamos
hablando: El amor, los celos, la guerra, la amistad juvenil, el poder político, la destrucción
del planeta… El tema acota un poco el contenido de nuestra historia pero nos abre un
abanico demasiado amplio.
2. El debate.
Sobre el tema anterior tenemos que generar un debate. Ahí tenemos que mostrar la tesis,
que es lo que defenderá el guionista con el desenlace de la trama y el guion, y la antítesis,
que es la que mostrará el guionista con las fuerzas antagónicas. Esta antítesis debe ser lo
más razonable e interesante posible para que el debate sea real.
Como guionistas debemos decidir en qué parte del debate queremos estar, eso definirá la
premisa al final de la historia. Pero a lo largo de la narración debemos ver cómo el debate
se decanta a un lado u otro de la balanza, estando los dos lados equilibrados. Al final
ganará la tesis que defiende el autor, pero durante el proceso debe haber dudas por lo
que no debe ser un debate con un claro vencedor desde el principio.
3. La conclusión.
Como decía antes, al final de la narración debe prevalecer la tesis del autor. Ahí es cuando
la premisa se muestra en toda su claridad. Ahí es cuando vemos que el amor que tienen
Romeo y Julieta “es tan fuerte que superará a la muerte”, cuando comprobamos que la
“ambición cruel de Macbeth conduce a su propia destrucción”, o cuando descubrimos que
la “confianza ciega de El Rey Lear en sus hijas le conduce a la perdición”.
4. La verdad universal.
Una de las características de las premisas es que pueden verse como verdades
universales. No necesariamente uno tiene que estar totalmente de acuerdo con ella,
porque como ya hemos visto la premisa muestra el punto de vista del autor, y no todos
tenemos el mismo punto de vista ante las mismas cosas. Pero sí que al ver la proposición
entendemos su universalidad, que habla de algo en lo que todos podemos sentirnos
identificados de una u otra manera. Cualquiera que hayamos amado podemos entender la
premisa de Otelo que nos dice que “los celos no protegen a la pareja, sino que la
destruyen”. Aunque seguro que también hay gente que piensa lo contrario, por supuesto,
y podría escribir un guion con una premisa que lo defendiera.
6. Mantener la premisa.
Y por último, debemos defender nuestra premisa. Es posible que si es una premisa muy
original o disruptiva los productores quieran cambiárnosla en pos de un “final feliz” o más
comercial. Ese es el momento de defender nuestro punto de vista de la historia. La
premisa es nuestra opinión más profunda en relación a un tema propuesto y debemos
defender nuestras opiniones.
Enlace: https://cursosdeguion.com/101-crear-la-premisa-guion/