El documento discute el concepto de tiempo en la liturgia cristiana. Explica que la liturgia eleva el tiempo cronológico humano (kronos) a una realidad trascendente (kairos) mediante la cual Dios está constantemente creando y recreando. La liturgia une las naturalezas humana y divina al celebrar memorialmente la Pascua de Cristo y hacer participar a los fieles de la vida de Dios. Concluye con recomendaciones para enfatizar los diferentes tiempos litúrgicos y catequizar sobre su significado.
0 calificaciones0% encontró este documento útil (0 votos)
61 vistas2 páginas
El documento discute el concepto de tiempo en la liturgia cristiana. Explica que la liturgia eleva el tiempo cronológico humano (kronos) a una realidad trascendente (kairos) mediante la cual Dios está constantemente creando y recreando. La liturgia une las naturalezas humana y divina al celebrar memorialmente la Pascua de Cristo y hacer participar a los fieles de la vida de Dios. Concluye con recomendaciones para enfatizar los diferentes tiempos litúrgicos y catequizar sobre su significado.
El documento discute el concepto de tiempo en la liturgia cristiana. Explica que la liturgia eleva el tiempo cronológico humano (kronos) a una realidad trascendente (kairos) mediante la cual Dios está constantemente creando y recreando. La liturgia une las naturalezas humana y divina al celebrar memorialmente la Pascua de Cristo y hacer participar a los fieles de la vida de Dios. Concluye con recomendaciones para enfatizar los diferentes tiempos litúrgicos y catequizar sobre su significado.
El documento discute el concepto de tiempo en la liturgia cristiana. Explica que la liturgia eleva el tiempo cronológico humano (kronos) a una realidad trascendente (kairos) mediante la cual Dios está constantemente creando y recreando. La liturgia une las naturalezas humana y divina al celebrar memorialmente la Pascua de Cristo y hacer participar a los fieles de la vida de Dios. Concluye con recomendaciones para enfatizar los diferentes tiempos litúrgicos y catequizar sobre su significado.
Descargue como DOCX, PDF, TXT o lea en línea desde Scribd
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 2
U.P.B.
18/09/2019 Escuela de Teología, Filosofía y Humanidades Liturgia Fundamental Pbro. Juan David Muriel Michael A. Contreras Ramírez El tiempo en la Liturgia
Liturgia: del Cronos humano, al Kairós Trinitario
Desde que el hombre ha adquirido uso de razón, la pregunta por el tiempo ha estado siempre presente: ¿qué es el tiempo?¿cómo medirlo?¿cómo controlarlo?. Esta categoría temporal, ha jugado un papel decisivo en todas las construcciones socio-culturales, que a lo largo de los siglos, el hombre ha desarrollado. El ámbito religioso no ha sido la excepción; el tiempo ha sido la base de elaboración de muchos andamiajes celebrativos de diversas experiencias religiosas, no sólo actuales, sino incluso arcaicas: Helénica, Alejandrina, Judía, Oriental, Cristiana, entre otras). Como he mencionado anteriormente, incluso en nuestra experiencia cristiana, el concepto de tiempo ha jugado un papel vital en la construcción de la realidad celebrativa. A ejemplo de Cristo que irrumpe de manera salvífica en nuestra historia, la Iglesia se apropia del Κρόνος (Kronos) para elevarlo a una realidad trascendente, tarea que el mismo Jesucristo consumó con su Misterio Pascual; esta elevación suprema es la que deriva en toda la construcción celebrativa (litúrgica), que como el modelo de la Encarnación (Jn 1,14), se desarrolla en la realidad temporal: en un aquí y ahora específicos, pero que dado su carácter divino, supera a su vez toda realidad natural. La liturgia cristiana hunde sus raíces en la realidad temporal; esto tiene todo el sentido: pues si el mismísimo Hijo de Dios quiso enmarcar su obra redentora en una realidad histórica concreta (Ga 4,4), con cuanta mayor razón la Iglesia, ha de manifestar el Misterio Pascual en una bellísima expresión que da el paso trascendente del Κρόνος al Kαιρός (Kairós). Este paso es perceptible en nuestra construcción celebrativa: el año litúrgico y sus tiempos, el domingo, solemnidades, fiestas, ferias, etc; son una clara muestra de que el tiempo (Κρόνος) ha alcanzado con Cristo una plenitud mayor (Kαιρός), una plenitud soteriológica, en la cual Dios (a través de su Hijo en el Espíritu Santo) está en constante creación y recreación (salvación-redención). Por ello considero que más que celebrarse en el tiempo, la liturgia cristiana es tiempo, el tiempo oportuno, el tiempo de la gracia, el tiempo de Cristo (Pascual) que como en la Encarnación, irrumpe en nuestra cotidianidad para salvarnos. La liturgia es un gran Kαιρός, donde Cristo sigue apareciendo pleno y glorioso (παντοκράτωρ) en nuestra historia, en nuestra humanidad, y más aún, en nuestra realidad espacio-temporal. Es la Liturgia una construcción “Pascualizada” del tiempo cronológico, una construcción que como en Jesús, une dos naturalezas: la humana, representada por todo el pueblo santo de Dios, que en comunidad, celebra el memorial de su Pascua (no un acontecimiento pasado, sino una realidad siempre actual); y por otro lado la naturaleza Divina, representada en la acción salvífica de la Trinidad, la cual según su designio, ha querido adentrarse en la realidad espacio-temporal del hombre, para desde allí hacerle partícipe de su vida inmortal: vida del Padre, manifestada en su Hijo Jesucristo, a través de la acción renovadora y santificadora del Espíritu Santo. Es en esta realidad cronológica donde tiene plena expresión la vida litúrgica de la Iglesia, es más, la misma liturgia es muestra de esta realidad temporal, en la cual Cristo irrumpe glorioso ejerciendo el único sacerdocio de la Nueva Alianza. Él ha dividido en dos la historia cronológica de la humanidad (a.C. y d.C.), de esta manera, cada vez que la Liturgia es celebrada y vivida, se actualiza y plenifica este acontecimiento que aparece a modo figurativo en los libros de historia: Cristo como centro y culmen de la historia, del tiempo, y plenamente, del tiempo Kairótico que es la Liturgia de la Iglesia. Conclusiones celebrativas -Reforzar y respetar los elementos particulares de cada tiempo litúrgico y a su vez ofrecer catequesis de su significado y razón de ser: ausencia de flores en cuaresma, austeridad del Adviento, expresión gozosa de la Pascua, etc; de modo que se evidencie la riqueza y diversidad del tiempo litúrgico. -Fomentar, por lo menos, el rezo solemne de las horas mayores de la Liturgia de las Horas, ya sea en un día de importancia comunitaria como fiestas patronales, o días de precepto, solemnidades y fiestas. -Involucrar los acontecimientos históricos de la comunidad a la celebración litúrgica; por ejemplo: Eucaristía en el aniversario de creación del barrio, culto eucarístico orando por buen tiempo meteorológico, Eucaristía al finalizar el año laboral o escolar, etc; de este modo se da a entender catequéticamente, que la Liturgia no es ajena al tiempo, sino que se enmarca en él y lo santifica. Conclusiones discipulares -Hacer breves catequesis antes de cada Eucaristía dominical, en donde se recuerde a la asamblea el tiempo litúrgico en el que se está, su significado, y el reto que este implica para la vida cristiana (Adviento: Preparación para la llegada del Señor; Navidad: hacer presente a Jesús en cada uno de nosotros; Cuaresma: Penitencia y arrepentimiento; Pascua: Reflejar en nosotros el rostro del Resucitado; Ordinario: Ser otro Cristo en medio de la comunidad y la cotidianidad). -El documento de Guillermo Rosas, toca un punto álgido en la actualidad pastoral: la inculturación. Se debe hacer un sano replanteamiento de lo que es y no es inculturación; de modo que la liturgia no se vea “obligada a sufrir desagradables deformaciones que…no son en modo alguno inculturación, sino confusión”1. En este punto todos debemos unirnos para lograr una formación adecuada del pueblo de Dios. Desde el presbítero hasta el laico comprometido, debemos concientizarnos de que en algunos momentos con decir a todo sí, no estamos sino sometiendo a los fieles a continuar en errores, que los llevan a perderse del abundante lenguaje que ofrece la vida litúrgica de la Iglesia. -Colocar en un lugar visible del templo el esquema espiral del Año Litúrgico, de modo que los fieles se vayan familiarizando con él y a la vez lo conozcan. Esto se puede reforzar con la entrega de algún material físico, o catequesis dirigida, con el fin primeramente de comprender lo que allí se propone, su composición, y lo más importante, saber ubicarnos en él de acuerdo al tiempo en el que se esté. 1 Joseph Ratzinger, Introducción al espíritu de la liturgia, San Pablo, 2018, Parte IV: La vida litúrgica, Capítulo II, p.166