Manifiesto de Iturbide

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MAN-rFIES1'O

DEL GENERAL

rLAG~~TIN DE IT~RBIIlE
LIBERTADOR DE MEXICO

--- ~
Edieion de La Voz do lUilxico.

MÉXICO.

IMPRENTA A CARGO DE M. ROSElLO.


Escalerillas número 21.
1871.
INTRODUCOION.

Las pasiones y las opllllOnes de los hombres


no pueden cambiar la naturaleza de los hechos, ni
menos deshacerlos. El trascurso del tiempo amor-
tigua las pasiones y acredita 6 desvanece las opi-
niones, segun que han sido conformes 6 contrarias
á la verdad.
Los hombres prominentes y los acontecimientos
trascendentales, de que nos habla la historia, son
objeto de diversos pareceres y de la complacencia
6 desagrade de los partidos. Mas cuando la ex-
perienCIa posterior y los · infortunios públicos han
hecho COnocer los sucesos y los personages, cuya
calidad y mérito se controvil'ti6, la justicia se
sobrepone á la pasion y la verdad á las ilusiones
de los partidarios.
IV
Por algun tiempo se disput6 sobre la indepen·
dencia de México y sobre los méritos del grande
hombre que la consum6. La ligereza en el juzgar,
la falta de instruccion en los heches, el resenti-
miento de los adversarios, la envidia de los coo-
peradores, la rivalidad y la ambicion frustrada de
los caudillos, pudieron influir en otro tiempo para
juzgar erradamente del Libertador de México y
de la grande obra que realiz6. Mas cuando ha
trascurrido medio siglo, cuando se han extinguido
las malas pasiones de los contemporáneos, cuando
una série de acontecimientos mas 6 menos adversos
han acaecido en México, ya no seria excusable que
los partidos y las facciones juzgaran de Iturbidc
y de sus hechos, como en 1823.
Para recomendar una persona, sea cual fuere
su conducta, ó su importancia, no es necesario
rebajar el mérito de otra de sobresalientes pren-
das y de rara magnitud. Propio es de la en-
vidia ruin infamar á los hombres ilustres de su
patria. Los entendimientos generosos y los cora~
zones rectos, gustan de hallar buenas y eminentes
cualidad.es en sus compatriotas. Las naciones se
honran con las her6icas acciones de sus hijos y se
hacen ilustres por sus grandes hombres. Los que
propenden á denigrar los ::ervicios á la patria, no
se mueven por patriotismo, sino por algun afecto
vil, mas 6 menos encubierto y disimulado.
'if
No se disputa ya sobre la Independencia de
México; pero no faltan detractores de su libertador
La. fiesta que nuestros antepasados le dedicaron,
ha sido :mprimida: pero no se puede suprimir la
historia nacional. En ella consta que -el General
Don Agustin de Iturbide consumó la independen-
cia. lle M6xico, el 27 de Setiembre de 182l. No
habrá poder bastante capaz de b0rrar este suceso
en las páginas de la historia de nuestro siglo. Si
se han omitido las festividades con que los . mexi-
canos conmemorábamos antes aquel plausible acon-
tecimiento, no se puede quitar de la memoria de
la patria. Quiérase 6 no, los nombres de México
Independiente y de Iturbide triunfador. son inse-
parables. Y quien ame la Independencia de Méxi-
co, no puede ser indiferente á la memoria de Itur-
bide.
N osotros, que amamos entrañablemente nues-
tra nacionalidad, tambien recordamos con gratitud
y con veneracion al gefe del Ejército rrrigarante.
y aunque sea ba3tante conocitlo entre los mexi·
canos, mucho se ha olvidado de sus altas cuali·
dades, y mucho Sil .debe saber todavía del ilustre
mexicano. Se le conoce como un gran general:
pero se ha olvid~do que tambien era un gran po-
lítico. Se habl~ frecuentemente de su heróico
valor: pero no se tiene una idea bastante exacta
de su talepto. La. prueba monumental de su génio,
VI
no son sus batallas, en que siempre alcanzó la.
victoria, sino aquel memorable discurso que diri ..
gi6 á sus compatriotas y á su posteridad, el 27 de
Setiembre de 1823, escrito bajo el bello cielo de
la Italia, en una hermosa quinta de Liorna. No
necesitamos recomendarlo á todo mexicano. El se
recomienda por sí mismo. Y no dudamos que será
leido con mucho interés por naturales y extranje-
ros, por personas de todas opiniones y creencias,
con tal que sean amantes de la Independencia de
México. Es el J.1[anijiesto á la Nacíon fofexícana,
con sus notas y documentos correspondientes. Y
para completar la historia de tan exclarecido com-
patriota, por mas doloroso que sea, tambien pu-
blicaremos los documentos relativos á su viaje, su
proscripcion y su sacrificio en Padilla.

LOS RED!CTOREB DE "L-' VOZ DE MEx rco:'


MANIFIESTe,

A LA N ACION MEXICAN A..

N o' escribo para ostentar erudicion: quiero ser


enten\lido de todas las clases del pueblo. La época
en que he vivido ha sido delicada: no lo e3 menos
la en que voy á presentar al mundo el cuadro de
mi con,lucta política. Mi nombre es bastante cono-
cido: mis acciones lo son tambien; pero estas toma-
ron el colorido que les dieron los intereses de los
que las trasmitieron á regiones distantes. Una na-
cion grande (1) y muchos individuos en particular

(1) La nacion española, !'lin embargo de que cuan-


do resunó en Iguala la voz de independencia, habia
dado un ejemplo de cuanto debe apreciar UD pueblo
BU libertad civil, condenó en los mexicanos, lo mismo
que ella reputaba como una gloria inmortal. Tal elil
el efecto de las pasiones humanas: conocemos el bien,
2
se creyeron oJendidos y me denigraron. Yo díré
con la franqueza de un militar lo que fuí y lo que
soy; lo que hice y por qué; los imparciales juzga-
rán: mejor aún la posteridad. N o conozco otra pa-
sion que la de gloria, ni otro interés que el de con-
servar mi nombre, de manera que no se avergüen-
cen mis hijos de llevarle.
Tengo pOtO puerilidad perder el tiempo en refu-
t ar los libelos que se escribieron contra mí: (1)
ellos están concebidos del módo mas {í, propósito
para descreditar á sus autores: parecen inspirados
por las furias: venganza y sangre solamente respi-
ran; y poseidos de pasiones bajas, ni reflecsionar
pudieron en sus contradicciones. ¡Miserables! ellos
me honran. ¿Cual fué el hombre de bien que tra-
bajó por su patria, á quien no le persiguieran ene-
migos envidiosos'?
Di la libertad á la mia, tuve la condescenden-
cia 6 llámese debilidad, de permitir me sentásen

l e apetecemos para llosotro8, y nos desagrada que los


demás lo apetescan tambien para sÍ, cuando éste ape-
tecer se opone á nuestros interesel:l, reales ó aparen-
tes ~ (*).
(1) En .F iladellia,en la Habana, en algunos perió.
dicol'! d e Europa se. ha hablado de mí, pintándome Con
los m ::¡'d negros rasgos. Cruel, :ambicio30, interesado:
~on lai nota~ Illas marcadas de mi retrato ~(a).
3
en un trono que cree, destinándole á otros; y ya.
en él, tuve valor para oponerme á la intriga y al
desórden. Estos son mis delitos;,no obstante ellos,
ahora y siempre me presentaré con semblante tan
s~reno á los españoles y á su rey, como á los me-
xicanos y a sus nuevos gefes; á unos y á otros hi-
ce importantes servicios: ni aquellos ni estos su-
pieron aprovecharse de las ventajaH que les pro-
porcioné: faltas que ellos cometieron, son las mis-
mas con qua me acnmman.
En el año de 10, era yo un simple subalter-
no (1): hiz? su explosion la revolucion proyectada
por D; Miguel Hidalgo, cura de Dolores, quien
me ofreció la faja de · teniente general (2). La

(1) Serví en la clase de teniente del regimiento


provincial de Valladolid, ciudad de mi nacimiento:
sabido es que los que militan en estos cuerpos no dis-
frutan sueldo alguno; yo tampoco 10 disfrutaba, ni ]a
carrera militar era mi profesion: cuidaba de mis bie-
nes y vivia independiente, sin que me inquietase el
deseo de obtener empleos públicos que no necesitaba,
ni para subsistir, ni para honrar mi nombre, pues lit
Providencia quiso darme un orígen Hustre ,que jamás
desmintieron mis accidentes, y hasta en mi tiempo
supieron todos mis deudos conservar con honor ~(b)
(2) D. Antonio LaVRl'rieta, en un informe que
dirigió contra mí al vírey, dice: que yo habría tenido
uno de los primeros lugares en aquella revolucion, si
propuesta era seductora, para un jóven sin expe-
riencia y en la edad de ambicionar; la desprecié
sin embargo, porque me persuadí á que los planes
del cura estaban mal concebidos; ni podian produ,
cir mas que desórden, sangre y destruccion, y s~n
que el objeto que se proponia llegara jamás á ve·
rificarse ~(*). El tiempo demostró la certeza
de mis predicciones. Hidalgo y los que le succe-
dieron, siguiendo su ejemplo, desolaron el país,
destruyeron las fortunas, radicaron el ódio entre
europeos y americanos, sacrificaron millares de
víctimas, obstruyeron las fuentes de las riquezas,
desorganizaron el ejército, aniquilaron la industria,
hicieron de peor condicion la suerte de los ameri-
canos, escitando la vigilancia de los españoles, á
vista del peligro que les amenazaba, corrompieron
las costumbres; y léjos de conseguir la indepen-
dencia, aumentaron los obstáclllos que á ella se
opoman.
Si tomé las armas en aquella época, .no fué para
hacer la guerra á los americanos, sino á los que
infestaban el país. (1)

hubiera querido tomar parte en ella. Bien sabia La-


varrieta las propuestas que se me hicieron.
(1) El congreso de México trató de erigir estátnas
á los gefes de la insurreccion, y hacer honores fúne-
bres á sus cenizas. A estos mismos gefes habia yo per-
6
Por Octubl'e del mismo año de 10 se me ofreció
un salvo conducto para mi padre y para mi fami-
lia, é igualmente que las fincas de éste y mias
estarian exentas del saqueo y del incendio, y li-
bres de ser destinada~ á su servicio (cual fuera
entonces la costumbre), con sola la condicion de
que me separase de las banderas del rey y per-
maneCi()M~ n eutl'al (1). Tuvo igual suerte esta

seguido. y volvería á perseguir. si retrogradásemos á


aquel tiempo: para que pueda decirse quien tiene ra-
zon, :oí el congreso ó yo, es neeesario no olvidar, que
la voz de insurreccion no significaba independen-
cia, libertad justa, ni era el 'Objeto reciamar ¡Jos
derechos, de la nacíoll; siau extcmlÍna¡' á todu ' eu-
ropeo, destruir ¡as po~e5iones, prostitUirse, despreciar

las leyes de la guerra, y hasta la de la rfilligion: las
partes beligerantes se hicieron la guerra. á muerte: el
desórden precedia á las operaciones de americanos y
europeos; pero es preciso confesar, :que los primeros
fueron culpables, no solo por los roa-leo qne causaron
sino por que dieron márgen á los segundos, para que
practicaran las mismas atrocidades que veían en sus
enemigos. Si tales hombres merecen estátuas, ¿qné se
reserva para los que no se separan de las sendas de
la virtud? ~ (c)
(1) Por notoriedad ed conocida de los mexicanos
esta proposicion que se me hizo por los gefes de aque-
lla insnrreccÍon desastrasa: yo me hallaba en S. Feli-
pe del Obrage, me veía mandando un destacamento
6
proposlClOll que la anterior. Siempre consideré
criminal al indolente cobarde, que en tiempo de
convulsiones -políticas, se conserva apático especta-
dor de los males que aflijen á la sociedad, sin to-
mar en e11os, una parte, para disminuir al menos
los de sus conciudadanot',: salí pues á campaña pa-
ra servir á los mexicanof'l; al rey de España y á
los españoles. ~(e)
Siempre fuí feliz en la guerra: la victoria fué
compañera inseparable de las tropas que mandé.
N o perdí una accion (1): batí á cuantos enemigos

de treinta y seis infantes; y á cuatro leguas distante


de mí estaba la fllerza de ~Hidalgo, que ascendía á
noventa mil hombres: ningnn auxilio esperaba, y ha-
bria muerto e.n aquel panto, sino hubiera recibido ór-
den del gobierno á que pertenecia, para pasar á Tolu-
ca, ántes que contribuir ála ruil1ademi patria ~(d)
(1) Solo fuÍ rechazado y obligado á reLhal'me el
año de 15 que" ataqué á Cóporo, punto militar inacce-
sible LPor la ,naturaleza del lugar donde yo ataqué,
y bien fortificado. ,Servía yo entónces á las órdenes
del general español Llanos: éste me previno qne ata-
case: la delicadeza militar no me permitió poner difi-
cu1tades á una determinacion de esta. clase: yo bien
sabia que el éxcito deb :a ser contrario, ya marchaudo
lo manifesté al general por medio de un oficio, volvi
como babia cd.lcu)ado, tuve sin embargo la suerte de
salvar cuatro quintas Vllrtes de mi fuerza, en cuya ac-.
cioo debí perderla toda ~(f).
7
se me presentaron 6 encontré, muchas veces con
fuerzas inferiorés en proporcion de uno á diez y
ocho ó veinte. Mandé en gefe sitios de puntos
fortificados: de todos desalojé al enemigo, y des-
truí aquellos asilos en que se refugiaba la discor-
dia. No tuve otros contrarios que los que lo eran
de la causa que defendía, ni mas rivales que los
que en lo sucesivo me atrajo la envidia por mi
buena suerte; ¿á quién le faltaron cuando le lison
geó la fortuna? ~(g)
En el año de 16 mandaba las provincias de
Guanajuato y Vallad01id, y el ejército del Norte;
todo lo renuncié por delicadeza, retirándome á
vivir conforme á mi natural inclinacion, cultivando
mis posesiones (J): la ingratitud de los hombres me

(1) Dos vecinos de Querétaro, á q nienes se agre-


garon despnes cinco casas de Guanaj uato, de los que
tres eun de tres hermanos, y pueden repntarse como
por una, representaron contra mí al virey; varios eran
los delito3 de que me acusaban, no encontraron un
testigo que depusiese ásu favor. sin embargo de que
mi renuncia de todo mando no tnv? otro objeto, sino
el que no se creyeseqne dejaban dehacerlo por temor
ó por la esperanza de que les agradeciese el servicio.
Las casas de la condesa viuda de Rul y Alamán, die·
ron una prueba de que fueron sorprehendidas y en-
gañadas, abandonando la acusacion. Los vi reyes Ca-
lleja y Apadoca conocieron de este negocio, y despues
2
(')
T)

habi::t herido en 10 mas sensible. Su rna1a fé trie


habi:l obligado á e itar las ocasiones de volvel" á
ser el blanco de sus tiros: por otra parte, desecho
el m;:,yor número de partidos dididentes y casi en
tran quilidad el país, ya estaba libre del compro-
miso que seis años antes me ligó. La patria no
me necesitaba, y podia sin faltar á mi deber des-
cansar de los trabajos de la campaña.
Restablecióse en el año de 20 la llamada cons-
titucion de las Españas. El nuevo órden de cosas,
el estado de fermentacion en que se hallaba la
península, las maquinaciones de los descontentos,
la falta de moderacion en los causantes del nuevo
sistema, la indecision de las autoridades, y la con-
ducta del gobierno de Madrid y de las cortes, que
parecian empeñadas en perder aquellas posesio-
nes, segun los decretos . que expedian, segun lGS

de informarse üe 10R ayuutamientos, curas, gafes po-


líticos, comandantes y gefes militares mejor reputa-
los de la~ provincias y del ejército (que hicierou mi
Ipología), declararon conforme al dictámen de su au-
di t. r, y de los ministroi! togado.: ser la acusacion
(;a\ umnio,;a en todas sus partes, quedarme expedita la
C:l.ecl<'Il de injnria contra lúB calnmuiantes, y que vol.
viese á desempeñar los mandos que obtenía. Ni quise
mandar, lni usé de mi derecho, y renuncié el sueldo
qU,e disfrutaba.
9
discursos que por algunos diputados se pronun-
ciaron; avivó en los buenos patricios el deseo de
la independencia: en los españoles establecidos en
el país, el temor de f.J.ue se repitiesen las horroro-
sas escenas de la insurreccion; los gobernantes
tomaron la actitud del que recela y tiene la fuer~
za; y los que antes habian vivido del desórden, se
preparaban á continuar en él. En tal estado, la
mas bella y rica parte de la América del Septen-
trion iba á ser despedazada por facciones. Por
todas partes se hacían juntas clandestinas, en que
se trataba del sistema de gobierno que de~ia adop-
tarse: entre los europeos y sus adictos, unas tra-
bajaban por consolidar la constitucion, que mal
obedecida y truncada, era el preludio de su poca
duracion; otras pensaban en reformarla, porque en
efecto tal cual la dictaron las cortes de España
era inadaptable en lo que se llamó Nueva España:
y ~otras suspiraban por el gobierno absoluto,
apoyo de sus empleos y de sus fortunas, que
ejercian con despotismo y adquirian con monopo-
lios. Las clases privilegiadas y los poderosos, fo-
mentaban estos partidos decidiéndose á uno ó á
otro, segun su ilustracion y los proyQctos de en-
grandecimiento que su imaginacion les presentaba.
Los americanos deseaban la independencia; pero
no estaban acordes en el modo de hacerla, ni en
el gobierno que debia adoptarse; en cuanto á lo
10
primero, muchos opinaban que ante todas cosas
'debian ser exterminados los europeos i confisca-
dos sus bienes; los menos sanguinarios se conten-
taban con arrojarlos del país, dejando así huérfa-
nas un millon de familias; y otros mas moderados
los excluian de todos los empleos, reduciéndolos
al estado en que ellos habian tenido por tres si-
glos á los naturales. ~En cuanto á lo segun·
do, monarquía absoluta, moderada con la constitu-
cion española, con otra constitucion, república fe-
derada, c~ntral, etc., cada sistema tenia sus parti-
darios ~los que llenos de entusiasmo se afa-
naban por establecerlo.
Yo tenia amigos en las principales poblaciones,
que lo eran antiguos de mi casa, ó que adquirí en
mis viajes y tiempo que mandé; contaba tambien
con el amor de los soldados: todos los que me co-
nocían se apresuraron á darme noticias. Las me·
jores provincias las habia recorrido, tenia ideas
exactas del terreno y del carácter de sus habitan-
tes, de los puntos fortificables, y de los recursos
con que podia contar. Muy pronto debian estallar
mil revoluciones: mi patria iba á anegarse en san-
gre; me creí capaz de salvarla, y corrí por segunda
vez á desempeñar deber tan sagrado.
Formé mi plan (véase el apendice del documento
n. 1) conocido por el de Iguala, mio porque solo lo
11
concebí, lo extendí, lo publiqué y lo ejecuté (1):
me propuse hacer independiente á mi patria, por-
que este era el voto general de los americanos;
voto fundado en un sentimiento natural y en los
principios de justicia, y voto que se consideró y
era medio único de que prosperasen ambas nacio~
nes. Log españoles no han querido convencer: e
de que su decadencia. empezó con la adquisicion
de aquellas colonias; los colonos sí lo estaban de
que habia llegado el tiempo de emanciparse. Los
políticos lo dirán, yo no escribo disertaciones.
El plan de Iguala garantía la religion que here-

(1) Un folletitita ha dicho que C8 obra de una rell-


nion de serviles, que telJian sus juntas l n la Profesa,
edilicio de la congregacion de ~an Felipe en México;
~~ cualqlliera qlle haya leido el pian BCl cOllvence-
rá, por solo sa eontextv,;,¡llÜ 110 plldo haber sidüdicta-
do por el servilis mo: prescil\ch de las ideas de a(~ue-
1108 á quienes se atri buye; son co ~ as en qne ordinaria-
mente el vulgo se equivoca. Para mi sun perSOlJ:i S muy
respetables po!' sus virtl1 , le~ y saber; este escrito lle-
gará jÍ sus manos, y yo no lile atrevería á llamarle
mio, porque teogoiba~tallte delicadeza, plll'a exponer >
rneá ser desmelltido. Despues de extendido el plan
que luego se llamó de Iguala, lo consulté con aquelluA
personas mejor reputadas de los diversos partidos, sin
que de una sola dejase de merecer la aprohaci on: ni
recibió modificaciones, ni diminuciones, ni aUluen-
tos
12
damos de nuestros mayores. A la casa reinante de
España proponia el único medio que le restaba
para conservar aquellas dilatadas y ricas provin-·
cias. A los mexicanos concedia la facultad de dar-
se leyes y tener en su territorio el gobierno. A los
españoles ofrecia un asilo que no habrian despre-
ciado, si hubieran tenido prevision. Aseguraba los
derechos de igualdad, de propiedad, de libertad.,
cuyo conocimiento ya está al alcance de todos; y
una vez adquirido, no hay quien no haga cuanto
está en su poder~ para conservarlos 6 Fara reinte-
grarse de ellos. El plan de Iguala destruía la odio-
sa diferencia de castas: presentaba á todo extran-
gero la mas segura y c6moda hospitalidad: dejaba
expedito el camino al mérito para llegar á obtener:
conciliaba las opiniones razonables, y oponia un
valladar impenetrable á las maquinaciones de los
díscolos.
La ejecucion tuvo el feliz resultado qu,;} me ha-
bia propuesto: seis meses bastaron para desatar el
apretado nudo que ligaba á los dos mundos. Sin
sangre, sin incendios, sin robos, ni depredaciones,
sin d'esgracias, y de una vez, sin llorar y sin due-
los, mi patria fué libre, y transformada de col~nia
en grande imperio (1). Solo faltaba á la obra un

(1) Todos loseuropeos que quisieron seguir la suer-


te del país conservaron los empleos que obtenian y
15
perfil para. estar tambien conforme á ias costum-
bres admitidas: un tratado que agregasen los di-

fu ero:! a~c,!!lditl()s sl1ccesivamente á at¡lIellos á que te-


IiÍan derecho :;, por ::lIlS servicios y méritos. Posterior-
¡;)ente fueron liamados á ocnp::u' 103 primeros destillos
y deselfljJefíar las comisiones mas íl11portante~. En el
congreso, en el consejo de estado, en las- secretarías
del despaeho,cn el ejércit(¡, á la cabeza de las provin-
cia~l , habia españoles en no poco número, y 108 habia
ft mi lado cuando yo ocupaba el tronu. Los que no
q \lisicron ser ciudadanos de México, quedaron en pIe·
na libertad para trasladarse, con sus faniilias y cauda-
les, á donde cOllsideraron conveniente; á los emplea-
dos q'le lo solicitaron se les auxilió para el viaje, á lo
menos con la cuarta parte del sueldo que disfrutaban;
á los militares se les pagó el trasporte hasta la Haba-
lla, y esto aun aquellos que despnes de ·establecido el
gobienno, y dada su palabra de no oponerse á él, in-
tentaron trastornllrlo de mano armada, y fueron bati-
des y desol'denados. Tal vez esta generosidad mia dió
lugar fi que se me creyese de acuerdo con los cuerpos
expedicionarios, pero si algo de esto hubiera habido,
ellos lo habrían dicho, aunque no fnese mas que por
echar sobre mi la culpa de un atentado que deshon-
raba á BUS gefes, ~que á ellos les envilecia, y que les
costó la afrenta de verse batidos y desarmado!:!, presos
y procesados: el resultado de la causa debió serIes fa-
tal, pero tambien obtuvieron indllIto. Ni un solo es-
pañol fué tratado mal, mientras la guerra de indapen_
dencia que yo dirijí: la muerte del coronel Concha
fué resultado de un desafio particular~
14
plomáticos al largo catálogo de los que ya iienen'
y que de ordinario sirven de testimonio' de la nUI -
la fe de los hombres, pues no es raro que se que-
branten cuando hay intereses en ha cerlo, por la
parte que tiene la fuerza, Sin embargo, bueno es
seguir la práctica. Ea 24 de Agosto (véase el
apéndice n. 4) tuve en la villa de Córdoba una en-
trevista con el dignÍsimo general español D. Juan
O'Donojú, yen el mismo dia qued6 concluido el
que corre con el nombre del lugar en que se for-
m6, é inmediatamente remitido al Sr. D. Fernando
VII, con un gefe de la comitiva de O'Donojú . .
El tratado de Córdoba me abrió las puertas de
la capital~ yo las habría hecho practicables de to-
dos modos, pero siempre me resultó la satisfaccion
de no expone),' mis soldados, ni hacer correr la san-
gre de los que fueron mis compañeros de armas.
Hay génios disputadores que gustan de hacerlo
todo cuestionable; estos encontraron en el tratado
de Córdoba un objeto de discusion, poniendo en
duda mis facultades y las de Ü'Donojú, para pac-
tar en materia tan delicada: seria muy fácil con-
testarles, que en r1Í est aba depositada la voluntad
de los mexicanos; lo primere, porque lo que yo
firmé á mi nombre es lo que debian querer; lo
segundo, porque ya habían dado pruebas de que lo
querian en efecto, uniéndoseme los que podian
llevar las armas, auxiliándome otros del 'modo
15
que estaba en sus facultades, y recibiéndome todos
en los pueblos por donde transité con elogios y
aplausos del mayor entusiasmo, y supuesto que
ninguno fué violentado para hacer estas demos-
traciones, es claro que aprobaban mis designios, y
que su voluntad estaba conforme con la mia. Con
respecto al general O'Donojú, él era la primera au,
toridad con credenciales de su gobierno; y aun
cuando para aquel caso no tuviese instrucciones
especiales, las circunstancias le facultaban para
hacer en fav or de su nacion, todo lo que estaba en
su arbitrio. Si este general hubiese tenido á su
disposicion un ejército de que disponer, superior
al mio, y recursos para hacerme la guerra, hubie-
ra hecho bien en no firmar el tratado 'de C6rdoba,
sin dar antes parte á su corte, y esperar la re60-
lucion; empero; acompañado apénas de una docena
de oficiales, tocupado todo el país por mí, eiendo
contraria su mision á la voluntad de los pueblos,
l sin poder ni aun proporcionarse noticias del esta-
do de las cosas, sin conocimiento del terreno, en-
cerrado en una plaza débil á infestada, con un ejér-
cito al frente, y las pocas tropas del rey que ha-
bian quedado en México, mandadas por un intruso
(D. Francisco de Novella); digan los que desaprue-
ban la condncta de O'Donojú ¿qué habrian hecho
en su caso, 6 que les parece que debi6 hacerse?
Firmar el tratado de C6rdoba, 6 ser mi prisionero,
le
6 volverse á E spaña~ no babia mas arbitrio. Si ele-
gia el último, todos sus compatriotas quedaban
comprometidos, y el gobierno de Bspaña perdía
las espe-ranzas ,le las ventajas que ent6nces consi-
guiera, las que seguramente no habria obtenido,
no siendo yo el que mandaba, y O'Donojú un há-
bil político, y un excelente español.
Entré en México el 27 de Setiembre: el mismo
dia qued6 instalada la junta gubernativa de que
hablan el plan de Iguala y tratados de C6rdoba:
fué elegida por mí; pero no á mi arbitrio, pues
quise sobre todo en su totalidad llamar á aquellos
hombres de todos 103 partidos, que disfrutaban,
cada uno en el suyo, el mejor conc~pto. único me-
dio en estos casos extraordinarios, de consultar la
opinion del pueblo.
Hasta aquí todas las determinaciones fueron
mías, todas merecieron la aprobacion general, y
jamás me engañé en mis esperanzas: los resulta-
dos siempre corresponlieron á mis deseos . Empe-
z6 la junta á ejercer sus funciones, me faltaron
las facultades que le habia cedido; á los pocos
días de su instalacion, ya ví cuál habia de ser el
término de mis sacrificios: desde entonces me com-
padeci6 la suerte de mis conciudadanos. Estaba
en mi arbitrio volver á reasumir los mandos, de-
bia hacerlo, porque así lo exigia la salvacion de
la patria; ¿pero podría resolverme sin temeridad á
17
tamana empresa, fiado solo en mi juicio? ¿Xi có·
mo consultarlo, sin que el proyecto trasccnrh:sG,
y lo lue era solo amor á la patria y deseos de ;,ci.
bien, se atribuyese á miras ambiciosas y es preso
quebrantamiento de lo prometido? Además: en ei
caso de haber hecho lo que con venia, el plan de
Iguala se dilataba, y yo queria sostenerle, porque
lo consideraba la egida de la felicidad general.
Estas fueron las verdaderas razones que me con-
tuvieron, á las que se añadian otras dI,) no menos
importancia. Era preciso chocar con la opinion
favorita del mundo culto, y hacerme por algun
tiempo objeto de la execracion de una porcion de
hombres infatuados por una quimera que no sa-
ben, 6 no se acuerdan de que la repúQlica mas
celosa de su libertad tuvo tambien sus dictadores.
Añádase que soy consiguiente en mis principios:
habia ofrecido formar la junta, cumplí mi palabra;
no gusto de destruir mis hechuras.
Algunos diputados idólatras de su pasion, de
aquellos hombres que tienen en poco el bien pú-
blico, cuando se opone á sus intereses; que habian
adquirido algun concepto por acciones generosas,
para los que reciben el beneficio sin conocer las
miras ocultas del bienhechor; que saben intrigar;
que tienen la felicidad de humillarse con bajeza
cuando les conviene, y desplegar todo el orgullo
de carácter cuando preponderan, y que me odia-
18
ban, porque mi teputacion hacia sombra ú su va·
nidad, empezaron á fomentar dos partidos irre-
conciliables, que se conocieron despues con los
nombres de republicanos y borbonist~s: unos y otros
tenían por objeto principal destruirme. Aquellos
fueron mis enemigos, porque estaban convencidos
de que jamás me reducirian :i contribuir al esta-
blecimiento de un gobierno, que á pesar de todos
sus atractivos no conviene á los mexicanos (1).
Los borbonistas fueron mis enemigos, porque una
vez ~.lanifestada la resolucion del gobierno en Ma-
drid por medio del decreto de 13 de F ebrero es-

(1) La naturaleza :oada produce por salto~ , sillo


por grados intermedios. El mundo moral 5igue las
reglas del mundo fisico: querer pasal' repentinamente
de un estado de abatimiento cual es el de la. servi-
dumbre, de un estado de ignorancia comocl que pro-
ducen trescieneos años,sin libros, sin maestro:;, y sien-
do el saber un motivo de 'persecllcioD, querer derre-
pente y como PO!' encanto adquirir ihl&traci')I\, tener
virtudes, olvidar preocupaciones, penetrarse de que
no es acreedor á reclamar sus derechos el hombre
que no cumple sus deberes, es un imposible, que solo
cabe en la cabeza de U1\ visionario. ¡Cuántas razones
se podrian exponer cou tra la sonada república de los
mexicanos, y que poco alcanzan los que comparan á
lo que se llamó Nueva España con los Fstados-Unidos
de América! Las desgracias y el tiempo dirán á mis
paisanoll lo que les falta. ¡Ojalá me equivoquo ~
ID
(véase el apéndice número 3) egpedido despues por
la gobernacíon de ultralOar, en que se desaprobaba
la conducta del general O'Donoj ú, quedaba sin fuer-
za el tratado ele Córdova, en cuanto al llamamiento
,de los Borbones, y vigente con n:specto tÍ. estr.r ]a
nacion ea plena libertad para elegir por rnonaréa á
quien co lIsidel'ase mas digno. Los borbonistas pues,
no tenian por objeto el que reinase un Borbon en
México. ~* sino que volyiesemos ála antigua.
dependencia: retrogradacion imposible, atendida la
impotencia de los españoles y la decision de los
americanos; y de aquí es, que yo quedaba hecho
el blanco de ambas facciones, porque teniendo en
mi mano la fuerza, y siendo el centro de la opinion,
para que cualquiera de ellas preponderase, era
preciso que yo no existiese. Los directores de es-
tas facciones no perdonaban medio de adquirirse
prosélitos, y encontraron en .efecto muchos que
les siguieran; unos que menos hábiles se dejaban
reducir con facilidad, por que no veian en los pro-
yectos mas que lo que se les queria presentar, y
no hay alguno á quien no se le puedan dar diver-
sos aspectos; otros porque en un trastorno espera-
ban mej9rar de fortuna; otros en fin, porque siem-
pre disgustados ¡del6rden establecido, sea el que
fuese, siempre aprecian la novedad: bien podia nom-
brar entre estos algunos que se precian,de litera-
tos, y que figuran en la rcvolucion.
s
El primer deber de la junta despues de instala·
da, era formar la convocatoria para un congre3o
que diese COIJstitucion á la monarquía: desempeñó
este deber mas tarde de lo que convenia, é incurrió
en faltas muy considerables. La convocatoria era
deféctuosísimn; pero COil todos sus defectos fué'
aprobada, y yo no podia mas que conocer el mal
y sentir. N o se tuvo presente el cupo y po blacion
...de las provincias; y de aquí es que se concedió un
diputado por ejemplo á la que tenia cien mil ha-
bitantes, y cuatro á la que tenia la mitad. 'ram-'
poco entró en el cálculo que los representantes
llebian estar en proporcion de la ilustracion de los
representados; de éntre cien ciudadanos instruidos,
bíe:1 pueden sacarse tres ó cuatro que tengan las
üU2li<lades de un buen diputado; y entre mil que
carecen tle ilustracion y de principios, con dificul-
tad se encoll trará tal vez á quien la naturaleza
haya dotado de penetracion para conocer lo con-
veniente; de imaginacion para ver los negocios por
105 aspecto~ precisos, al ménos para 110 incurrir
en defectos notables; de firJlleza de carácter para
votar por lo que le parezca mejor, y no variar de
opinion. una vez convencido ele la verdad; y de la
experiencia neeesaria, para saber cuáles son los
males que afligen á su provincia y el modo de re-
mediarlos; pues auu cuando esto último no esté
21
á su alcance, bastaria que oyendo supiese dlstla..
guir (1).

(1) Si n" hRIl \-iaGeeid,) extravío 10ti archivoB de


las secrctuías de Estado, debell encontrarse en las pri-
meras representaciones de casi todas las provincias,
l'filclamando la nl1lir!ad de las elócciolles de diputados:
los habia tachados de eoudllcta pub~icamente escan-
dalosa, los habia pfocesados con cansa criminal, los
habLa quebrado", antows de asonada;¡ militares, capi-
tulados que des¡))'cciando el derecho de la guerra y
faltando h sn palabra, habian vuelto á tomar las armas
cOlltra la cansa de la libertad, y batidoshabian capitu-
lado por s<'gnnda vez: 1013 h~bia, ant.i ·· independientes,
y hasta un fraiie habia, estando prohibido fuesen di-
putados aun los religiosos. Oft'ecÍ;ln tarnbien probar
los autores de las representaciones, haberse faltado en
la eleccion á las reglas preecritas en la convocatoria,
y no ser los elegidos los que deseaba la mayoría, sino
los que habia ~abido intrigar mejol·. Estos expedien-
tes fueron todos á mi secretaría, siendo generalísimo
almirante, desde donde l'os mandé pasar, ya emperador,
á la de Relaciones interiores, para que se archivasen:
no quise di rijirlos al cOlIgreso, porq ue¡en él estaban los
que habian aprobado los poderea en la junta, y por-
que aun cualldo se obrara Je justicia, lo que no era
de esperar, cOlJ6ideré en estos docume:üos un semille-
ro de odios, callsa de averignaciolles y pleitos; se per-
eeria el tiempo en nuevas elecciones, pues las mas
debian rehacerse, y lo que importaba mas en mi con-
cepto era, constituirnos cuanto ántes; Y. últimamente,
22
Estas nulidades eran suficientes para no espe-
rar nada bueno de la convocatoria de la junta: te-
nia mil otras de que no hago mencion, porque no
me he propuesto impugnarla; pero no puede pa-
sarse en silencio la de haber de nombrarse los di-
putados á voluntad, no del partido, esto es, de la
pluralidad de los ciudadanos, sino á la de los
ayuntamientos de las capitales: véase qué injuria
se hizo al pueblo.
Dióse voto en la eleccion á los electores, porque
no poclia privrárseles de él, y dióse tambien á todos
los individuos que formaban el ayuntamiento de
la cabeza de partido para la eleccion de ayunta-
mientos: se pudo y se intrigó en efecto con facili·
dad, porque no es tan general el prurito de aspí:
rar á estos cargos públicos, como lo es el de am-
bicionar tener lugar en un congreso: formados pues,
los ayuntamientos á su placer, y por consiguiente
viciados, y teniendo todos sus individuos voto en
la eleccion, resultó no haber mas electores que los
ayuntamientos: lo que concibe con facilidad todo
el que sabe cuán despoblado se halla aquel país y

porque sllpollia que los defectos en que incurriese


aquel congreso se enmendarian por 01 que le reempla-
zase: este modo de discnnir seria desatinado en cual-
quiera otra circunstancia: en aquella tenia lugar, por-
que Si tratabá de evital' males mayores.
23
la desproporcion que se encuentra de vecindario
entre las villas y sus anexos. Mas claro: tiene la
ciudad, capital de provincia, cuatro, ocho ó diez
mil vecinos sin contar á México, que pasa de cien-
to setentl't mil habitantes y otras: los ayunhmien-
tos de estos grandes pueblos constan de cuarenta,
cin,cuenta ó sesenta i ndi viduos; los partidos que
han de mandar á la capital sus electoret3, apénas
les cabe nombrar ocho, nueve 6 diez: por consi-
guiente este número de electores en concurrencia
con aquel número de individuos del ayuntamiento,
queda reducido á la nulidad: 6 lo que es lo mis-
mo, se engañó al pueblo diciéndole que existia en
él la soberanía, que iba á delegarla en sus dipu-
tados, y que al efecto 'iba á nombrarlos, no habien-
do tal nombramiento, sinoior parte de los ayun-
tamientos, ó mas bien, de los directores de aque-
lla máquina, que luego quedaron en el congreso,
despues de la cesacion de la junta, para continuar
sus maniobras como lo hicieron.
A esta convocatoria, así concebida, se agregó la
mtriga en las elecciones. N o se buscaron los hom-
bres mas dignos: tampoco los decididos por un
partido determinado: bastaba que el que habia de
elegirse fuese mi enemigo, 6 tan ignorante (1) que

(1) Para dar una idea ole los conocimientos polí-


ticos de alguDo3 diputados, baste cital' el ejemplo de
24
pudiese ser persuadido con facilidad: con solo uno
de estos requisitos, ya nada le faltaba para des"
empeñar encargo tan sagrado, como el que iba ~
conferÍrsele. Se verificaron, pues, las elecciones, y
resultó un congreso tal cual se deseaba, por los
que influyeron en su nombramiento. Algunos
hombres verdaderamente dignos, sábios, virtuo-
sos, de acendrado patriotismo, fueron confundidos
con una multitud de intrigantes presumidos y de
intenciones siniestras; aquellos disfrutaban de un
concepto tan general que no pudieron las maqui-
naciones impedir tuviesen muchos sufragios á su
favor. No quiero ser creido por mi palabnt. Exa-
mínese lo que hizo el congreso en ocho meses, que
corrieron desde su instalacion hasta su reforma:
su objeto principal era formar la constitu~ion del
imperio: ni un solo renglon se escribi6 de élla~ En
el país mas rico del mundo, el erario estaba ex-

uno de ellos, que comprendido en la causa di} conspi-


raeion de que se hablará de5pues, quería (i lle se le
respetase como agente diplomático de la. que lIa.maba
república de San Sal vador de Guatemala e 11 insur-
receion, que se trdnquilizó luego, persuadido á que no
había incompatibilidad en ser diputadode un congre-
so, y agente diplomático de una potencia extranjera,
ante la nacion á quieTl rep¡'esenta aquel. E ,te es un
hecho que res'llta de la sumaria formada, (!ue debe
obrar en la primera secretaría de E8tado.~~
25
hatlsto, no había con que pagar el ejército, ni á
los empleados: no habia de hacienda ni aun siste-
ma. establecido, pues el que regia en tiempo del
gobierno español se habia abolido, sin sustituirle
otro: el congreso no quiso ocuparse de negocio tan
importante, á pesar de las reclamaciones repetidas
y urgentes que hice de palabra y por medio de
los secretarios de Estado. La administracion de
justicia estaba aba.ndonada, pues en un trastorno
como el que acaba de suceder, unos ministros ha-
bian salido del imperio, otros abrazaron diversos
destinos; y los partidos y los tribunales se halla-
. ,
ban casi disueltos: tampoco sobre esto se dictaron
providencias por los vocales del congreso, y en
una palabra, necesitando la patria su auxilio para
todo, nada hicieron en un imperio naciente. Los
discursos que se dirigieron, de ninguna importan-
cia; y si alguno se versó sobre m~teria digna, fué
á lo ménos impertinente, porque no era la ocasion
de tratarla. Qué honores fúnebres debian hacerse
á los gefes de la insurreccion, que ya habian falle-
cido. Cómo habia de jurar el arzobispo. Quién
habia de nombrar el supremo tribunal de justicia
y reclamar un fraile apóstata, pr@so en el castillo
de San Juan de Ulúa .....• E~tos fueron, con otros
semejantes, los graves asuntos de que se ocupó
un cuerpo por su institucion tan respetable. Ni
reglamento interior se formó: de aquí es que llegó
26
á ser el oprobio del pueblo, y á caer en un estado
de abyeccion y abatimiento. Los papeles públicos
le zaherian, y aun algun diputado escribió mani-
festando su parecer, que era el de que el cuerpo
debia reformarse (1). Era visto, pues, que el ob-
jeto de los que daban movimiento á aquella má-
quina, no era otro que el de ganar tiempo y ell-
gañarse recíprocamente, hasta encontrar la ocasion,
que ocultamente trabajaban porque llegase, para
dejar caer la 'máscara. A pesar de la astucia que
emplearon y la disimulacion con que procuraron
manejarse, el pueblo y el ejército traslucieron sus
intenciones: éstos no querian dependencia ni re-
pública, ni que aun se me espusiese á un desaire:
véase, pues, cómo toda la nacíon recibia ya con
desconfianza, las determinaciones que traian su
orígen de un cuerpo viciado.
Por el mes de Abril de 22 ya se notaban agi-
taciones, que amenazaban anarquía: un hecho pú-
blico, escandalosamente manejado, descubrió la hi-
pocresía. El congreso depu60 á tres regentes, de-
jando solo uno, l'eputado,tenemigo mio, para redu-

(1) D. Lorenzo Zavala, diputado por la provincia


de M.érida d~ Yucatan, en aquella ocasion yen otras,
opinó públicameute por la reforma del congre3o, y
fué, despues qne varió la ese,ena, uno de los que mas
murmuraron del gobierno. ~
27
cir mi voto á la nulidad en el poder ejecutivo' no
se ,atrevieron á deponerme, temiendo ser desobe-
decidos por el ejército y el pueblo, entre quienes
sabian el concepto que disfrutaba. Esta determi-
nacion se tom6: y habiéndose presentado el punto
result6 discutido, y ejecutado en una sola sesion,
sin embargo de que estaba decretado anteriormente,
que toda proposicion que se hiciese, habia de leer-
se tres veces, en tres distintas sesiones, ántes de
pasar á discutirse. Despues de este paso quisieron
aventurar otro, presentando la comision encargada
un reglamento para la regencia, en el que se decla-
raba incompatible el mando militar en un miembro
del poder ejecutivo: les tenia recelosos tuviese á
mi disposicion bayonetas; era muy natural el mie-
do en hombres ,de su especie. Este reglamento,
aunque no se lleg6 á aprobar por falta de tiempo,
no dej6 duda de los tiros que se me asestaban, y
fué el que apresur6 el suceso de 18 de Mayo. A
las diez de la noche de aquel dia memorable, me
aclam6 el pueblo do Mexico y su guarnicion empe-
rador. ¡Viva Agustin primero! fué el grito univer-
sal que me asombr6, siendo la primera vez de mi
vida que experimenté esta clase de sensacion. In-
mediatamente, como si en todos obrase un mismo
sentimiento, se iluminó aquella gran capital. Se
I

adornaron los balcones, y se poblaron de gentes


que respondian llenas de júbilo á las aclamaciones
28
da un pueblo inmenso que ocupaba las calles, es"
pecialmen.ta las inmediatas á. la casa de mi mora-
da. N o hubo un solo ciudadano que manifestase
desagrado: prueba de la debilidad de mis contrarios,
y de lo generalizada que estaba la opinion á. mi
favor. Ninguna desgracia, ningun des6rden. Agus~
tin primero llenaba en aquellas horas la imagina-
cion de todos. Lo primero que se ofreci6 á la mia,
fué salir á manifestar mi repugnancia á admitir
una corona, cuya pesadumbre ya me oprimía de-
masiado: si no lo hice, fué cediendo á los consejos
de un amigo que se hallaba conmigo: "lo conside-
rarán un desaire, tuvo apénas lugar ,le decirme, y
el pueblo es un m6nstruo, cuapdo creyéndose des-
preciado se irrita: haga vd . este nuevo sacrificio
al bien público: la patria peligra: un momento de
indecision es el grito de muerte " Hube de resig-
narme á. sufrir esta de~gracia, que para mi era la
mayor, yemplee toda aquella noche fatal para mí,
en calmar el entusiasmo, en preparar al pueblo y
á las tropas, para que diesen lugar, á decidir y á
obedecer la resolucion del congreso, única esperan-
za que me restaba. Salí á. hablarles repetida,') veces,
ocupando los ratos é interm~di05 en escribir una
pequeña proclama, que hice circular la mañana si-
guiente, en la que expresaba los mismos sentimien-
tos, en convocar la regencia, en reunir á. los gene-
rales y gefes, en dar cOllocimiento oficial al presi-
dente del congreso, y pedirle que citase in~nediata­
mente una sesion extraordinaria. La regencia fué
de parecer que debia conformarme con la opinÍon
general: los gefes del ejército añadieron, que así
era la voluntad de todos: que así convenia: que yo
no podia disponer de mí mismo, desde que me ha-
bia dado todo á 1ft patria: que sus privaciones y
sufrimientosserianinútiles, sipartia por la negativa
qae habiéndose comprometido por mí,fy obedecién-
dome sin restricciones, se lcreian acreedores i1 wi
condescendencia.IEn seguida extendieron unalrepre-
sentacion al congreiSo, suplicándole tomase en con-
sideracion negocio tan importante. Tambien firmó
el presidente de la acta 'de Casa de Mata, y uno de
los actuales miembros del poder ejecutivo.
Reunióse en efecto el congreso la mañana ~i­
guiente. El pueblo se agolpaba á las galerías y
entrada al salon: no cesaban los aplausos: el albo-
roto era general. Los discursos de los diputados
eran interrur;lpidos por la multitud de impacien-
tes. Es muy difícil observar órden en estos mo-
mentos: p.ero díscusion tan importa.nte exigía que
lo hubiese, y para restablecerlo quiso el mismo
congreso que yo asistiera. N ombróse una comision
que me comunicase el llamamiento: lo repugné,
porque debiéndose tratar de mi persona, hallarme
presente se consideraría un obstáculo, para hablar
con libertad y manifestar cada uno .su opinion
;30
ciara y francamente: insistió la diputacion é ins-
taron los generales (1); ya era preciso ceder á to-
do, salí inmediatamente para dirigirme al punto
donde se hallaba reunido el congreso. Las calles
estaban intransitables, ocupadas por las reuniones
de aquella numerosa poblacion: me quitaron los
tiros del coche y fuÍ conducido por el pueblo has-
ta el punto que me dirigia: á mi entrada en el 'sa-
Ion resonaron con mas entusiasmo los vivas, que
no habian cesado de repetirse en toda la carrera.
Se discuti6 el punto del nombramiento, no hu-
bo un solo diputado que se oIUisiese á mi ascenso

(1) Uno de los mas empeñados en que yo concur-


riese á la sesion de aquel dia, fué el teniente general
D. Pedro Celestino Negrete, hoy miembro del poder
ejecutivo. Este habia sido ántes mi amigo, lo apa-
rentaba entónces, y continuó manifestándose tal, casi
hasta los últimos momentos de mi abdicacion, á cuye
tiempo ya me dió á conocer, que su trato nunca ha-
hia si lo sincero, y que es de aquellos hombres que se
plegan con facilidad á 1as circunstancias. El amor
propio suele hacernos creer que tenemos algun mérito,
para fijar la voluntad de aquellos, que habiendo sido
malos amigos de otros, nos persuadimos, podemos
hacerlos buenos JilUestr( ' ~ .
Negrete habia sido illgrato con el general Cruz, á
quien debió obsequios y sus aseemos en la carrera
militar; y DI> era. difícil preveer haria conmigo lo que
habia hecho con sn bienhechor.
31
al trono; lo único que se expuso por algunos, fué
que no consideraban que hubiese en sus poderes
tanta extension, que les fa.culta.sen á decidir en la
cuestioll propuesta, y que les parecia conveniente
dar conocimiento á)as provincias, pidiendo amplia-
don á los poderes ya concedidos ú otros especia-
les para este solo caso: apoyé (1) esta opiniou que
me daba lugar á buscar el medio de evadir la ad·
misiou de mi destino, que siempre habia visto, pue-
do asegurar, con horror; pero la mayoría opin6 en
contra y quedé aprobado por setenta y siete votos
contra quince (2). Estos no me negaron sus su-
fragios; redujéronse solo á repetir que se consul-
tase á las provincias, porque no se consideraban
facultados, aunque estaban persuadidos de que así

(1) Hasta tercera vez hablé al pueblo, apoyando


las ra.zones .en que funaaban su parecer los diputados
que opinaron de esta manera, esforzando cuanto pude
los principios en que se fundaban, con tanto mas ca-
lor, cuanto eraJpara mílgrande ~i' inte~éa que tenia en
que se siguiese su dictámen: razones dichas con firme-
za,y hasta el ruego emplee para persuadir; todo fué
en vano.
(2) Noventa. y cuatro diputados asistieron á la. se-
sion, dos se salieron sin votar, lo que no obsta para
que sean contados, á pesar Iode que sin ellos tambien
estaba completo el ¡número requerido, como se verá
despues.
3.o4J
I

penHtl ban sus comitentes, y de que así convenía.


Jamás se vi6 en México dia de mas satisfaccion;
todas las clases manifestaron regocijo: volví á mi
casa como habia venido, esto es, en brazos de
los ciudadanos; y Ee apresuraron todos á felicitar-
me, mostrándome el placer que les reílultaba de
haber cumplido sus votos.
Se circul6 la noticia á las provincias por ex-
traordinarios; y vinieron succesivamente las contes-
taciones, no solo aprobando todo lo hecho, sin que
un solo pueblo disentiese, sino aña.diendo que aquel
había sido su deseo, el que no habían manifestado
mucho ántes, por hallarse comprometidos á obser-
var el plan U0 Iguala y tratados de Córdoba, que
habian jurado. Tambien hubo quien me felicitase,
hallándose á la cabeza de su cuerpo de tropas, y
con influjo en una considerable extension de terre-
no, diciéndome que era su mayor sn.tisfaccion, y
tanto que ya tenia dispuestas sus cosas, para pro-
clamarme en caso de que no lo hubiesen hecho en
México (1). L03 autores de los libelos que se han
escrito contra mí, no se han olvidado de las ocur-
rencias del 18 y 19 de Mayo, en las que me pin-

en I~ ! bl'igadierSanta-Anna, coronel ael regimien-


to núm. ~ de íllfalltería, el primero que dió la voz de
l'epÍlblica 011 la plaza de Veracruz, y uno de ~ IOB q ne
llIa,; han declamado contra mi iostalacion al trono.
33
tan como nn tirano ambicioso, atribuyéndome los
movimientos y ocurrencias de aquellos dias, y
suponiéndolos producciones de manejos ocultos
mios y de intrigas de mis amigos~ Estoy seguro
de que no probarán estas aserciones, ni podrán
tener crédito entre los que saben, que al ingreso á
México el 27 de Setiembre, y al tiempo de jurar
la independencia en 27 de Octubre, se quiso tam-
bien proclamarme emperador, y no lo fuí porque
no quise serlo (1); costándome no poca dificultad
reducir á los que ent6nces llevaban la voz, porque
desistiesen de su proyecto, y no se empeñasen en
retribuir mis servicios con el mayor de los ma-
les.
Si yo hubiese tenido, como se me imputa, las
miras de ceñirme la corona, no hubiera dicho lo
contrario en el plan de Iguala, añadiendo esta
dificultad á las que la empresa traia consigo; y si
este plan tuvo por objeto alucinar, como se quiere
decir, ¿qué razon podrá darse para que repitiese lo
mismo en el tratado de C6rdoba, cuando] nadie po-
dia obligarme á disimular? ¿Y si hasta ent6nces
por un fin particular procuré ocultar mis desig-
nios, qué ocasiones habria encontrado mas favora-
bles á su cumplimiento, que los dias 27 de Se-

(1) Véase lo que dice el congl'eso en su manifiesto


de 21 de M.ayo, y )0 que copio enloadocumentos n. 4,
34
tiembre y 27 de Octubre del mismo año? Todo el
imperio se dirigió por mi voz: no habia ,mas fuer-
zas que las que yo mandaba: era el primer gefe
del ejército: no habia un solo soldado á mis órde·
nes contra su voluntad: todos me amaban y los
pueblos me llamaban su libertador: no me amena-
zaban enemigos por ninguna parte: ya no habia
tropas españolas: el gobierno de Madrid no tenia
á. quien dirigir sus decretos en Nueva España: los
esfuerzos de aquella corte que yo sabia donde po-
dian extenderse, no me imponian. Si cuando no so-
lo pude ser emperador, sino que tuve que vencer
mil difieultades para dejar de serlo, no empuñé el
cetro, .¿cómo podrá decirse que despues lo debí á
la intriga y á. la cábala?
Se ha dicho tambien que no hubo libertau en
el congreso para mi eleccion (1), alegándoseque

(1) ~Bi no tuvieron libertad el19 de Mayo, la. ten-


drían el 3 de Abril cuando declararon nnlos los actos
de mí gobiern01 N o tardará en salir otro decreto -de
lI\Llidad y otros, míéntras el congreso sea el mismo.
El 19 de Mayo la votacion fué secreta, el 2 de Abril
pública, en I-'resencia de los gefe s de la re volúcion y'
de muchos jóvenes militares, q !le ya h abian perdid,o la
disciplina y el respet0 á las autoridades: El19 dé Ma·
yo me tenían á mí, q\le los sost'lvíese: así lo ofl'ecí en
la misma sesíon; 80'31 lo dije en mi proclama del mis-
mo dia; a.sí lo manifesté siempre: pruebas teniao de
asistí á ella. Ya se ha visto que lo hice porque
el mismo congreso me llamó: que las galerías no
dejaban hablar á los diputados, no es tan cierto:
que cada uno expuso su parecer, sin Dlas que :1J"
gunas interrupciones: esto sucede siempre que se
discute una materia importante, sin que por ello
los decretos así discutidos, dejen de ser tan legíti-
mos como los que resultan de una sesion secreta:
que me acompañaron algunos gefes: el destino que
yo entónces obtenia, el objeto para que habia sido
llamado, exigía trajese á mí lado quien comunicara
mis órdenes, en casos necesarios (1). Tambien es

que sé cumplir mi p"alabra. ¿Empero con quién con-


taban cuando extendieron el decreto de nulidad~ Oon
ejército mandado por hombres que resistieron á re-
conocerles despues de reinstalados, y dijeron que se
someterian solo á sUs decisiones, si estas eran contTa
mí: así resulta de una acta formada en Puebla,- que
corre en los papeles públicos.
(1) Por mas que se quiera decir, que mi acompaña-
miento impuso al cohgreso, los mismos que lo dicen
están convencidos de que ni es Ri puede ser cierto:
cuatro ayudantes y el comandante de mi escolta com-
ponian mi comitiva; hasta seis ú ocho capitanes, y
subalternod vÍ además que se mezclaron entre el pue-
blo, que estaba agolpado á la puerta del salon; estos
no iban conmigo, ni eran mas en aquel, que unos de
tantos curiosos; pero ni estos, ni aquellos, ni los mili-
36
falso que el salon estuviese ocupado por el pueblo
y los diputados confundidos entre él. Desgracia-
damente, así se ha asegurado por el co~greso mis-
mo; y entre los muchos motivos que tengo para
estar contento de mi suerte actual, es uno el no
tener un imperio en que me confirmaron hombres
tan inexactos y tan débiles, que no se avergüen~
zan de faltar á la verdad, y decir á la faz del mun-
do que tuvieron miedo y obraron contra su con-
dencia, en el negocio mas grave que pudo presen-
társeles jamás. ¿Qué confianza podrán tener de
ellos las provincias? ¿Qué cargo podrá conferírse-
les con probabilidad del buen éxito? ¿Y qué con-
cepto debe formarse de quien ni tiene carácter, ni
rubor para manifestar su cobardía? Yo habría
castigado como un infame, á todo el que hubiese
dicho que el congreso no habia obrado libremente;
pero una vez que él mismo lo dice, y que yo no
tengo facultades para juzgarle, los que le oigan
clirán lo que les parezca, y la posteridad lo hará
sin duda de una manera poco decorosa á su nom-
bre.
Se asegura que no hubo número suficiente de

tares, ni los paisanos, d nadie, dijo. ni hizo [cosa que


pudiese parecer amenaza, ni imponer, no ya á una
reunion de hombres escogidos; pero ni aun á que hu-
bieran ido eligiendo lvs mas débiles.
37
diputados, para que fuese válida la eleccion .. N 0-
venta y cuatro concurrieron: ciento setenta y dos
eran el total de lo que ántes se llamó vireinato
de México: al reino de Guatemala que se agregó
despues del imperio, no pudieron asignársele, por-
que hicieron las elecciones en unos partidos con-
forme á la constitucion españela, en otro segun
una. convocatoria rparticular que firmaron: excep-
tuando tambien los que debieron venir por las
provincias de San Salvador, con quienes se contó
y no debió contarse, porque habian proclamado un
gobierno independiente de los mexicanos: podian
llegar á veinte cuando más los que resultan, y así
un total de ciento ochenta y dos, cuya mitad es
noventa y uno, asistieron noventa y cuatro, aun-
que no votaron mas que noventa y dos: de lo que
se sigue que con todas las restricciones que se
quiera, hubo la mitad y uno mas que exige la cons-
titucion de España: añádase que estaba decidido
se observase en este punto la expresada constitu-
cion, pues muchos decretos tuvieron fuerza, no ha-
biendo concurrido á la sesion, en que se acordaron
mas de sesenta ú ochenta diputados. ¿Y que dirán
los sostenedores de la nulidad, al ver que en 22 de
Junio de 22 el congreso, por sí solo, sin gestion al-
guna por parte del gobierno, sin concurrencia ex-
traordinaria que interrumpiese á los diputados, ni
apresurase los discursos, sin que mi presencia liS
38
sirviese de obstáculo, ni movimiento en el pueblo
y en la mayor tranquilidad toda la guarnicion, re-
solvi6 con una unidad absoluta de ciento nueve
que asistieron (1), hereditaria la corona en mi fa-
milia por succecion inmediata, dando el título de
Príncipe del Imperio á mil hijo promogénito, á
quien designaron heredero: de Príncipes mexica-
nos al resto de mis hijos: Príncipe de la Union á
mi padre, y Princesa de Iturbide á mi hermana?
Tambien hicieron el reglamento de la inauguracion,.
y todo sin que hubiese antecedido, ni ocurrido los
motivos que alegaron ¡:fara.la violencia en la acla-
macion. N o es esto representar d3rechos que de
muy buena voluntad renuncié, estoy decidido á no
reclamar jamás, sino contestar cabilaciones, y dar
a conocer la mub. fe con que se ha obrado. .
~~ P ara evitar murmuraciones despues de mi elec-
¿ton, no disrensé aquellas gracias que ya está en
p{'áctica prodigar en casos de tal naturaleza (2).
"I J

'/ ;(1) t3e trató d e expresar en el acta poraclamacion


1~ d ccl ar:lciúll de la dinastía, y no se expresó, por-
q¡l]p a lgn l,o espn- o, que el punto habia sido discutido,
y r.t: st a circunstancia impedia que se di)"ese había sido
v~ l
ppt· l : (~¡a trlacíoli; sio elobargo de que ninguno había
w
d-. l SCll tl.J o.
- {-t ) El brigadier Santa-Anna que tenia dispuesto
p"~ll~~ ~ :l. llI a J'me sin consultar al congreso, ofreció y dió
gl;i\dos á los oficiaiee con quienes contaba, yo y lo des-
á)'rtQbé.
39
N o es cierto, pues, que repartí dineros ni otros
empleos, que el de capitan á un sargento, no por-
que hubiese contribuido á mi proclamacion, sino
porque mereciendo el mejor concepto al cuerpo en
que servia, quise dar á los soldados una prueba
de mi afecto hácia ellos, ascendiendo al que consi-
deraban digno de una clase superior. Véase lo que
dijo el congreso á los mexicanos despues de ha-
berme elegido (apéndice 5), y compáre~e lo que
dijo él mismo en el decreto de 8 de Abril de este
año (apéndice 6). Esta conducta del gobierno me-
xicano prueba bastante, <'lue los mismos que se po-
nian á la cabeza del partido republicano, carecían
de las virtudes indispensables para tal forma de
gobierno.

He dicho muchas veces ántes de ahora, y repe-


tiré siempre, que admití la corona por hacer á mi
patria un servicio y salvarla de la anarquía. Bien
persuadido estaba de que mi suerte empeoraba in-
finitamente, de que me perseguiria la envidia, de
que á muchos desagradarian las providencias que
era indispensable tomar, porque es imposible con-
tentar á todos, de que iba á chocar con un cuerpo
lleno de ambicion y de orgullo que declamando
contra el despotismo trabajaba por reunir en sí to-
uos los poderes, dejando al monarca hecho un fan-
tasma, siendo él en la realidad el que hicieso la
40
ley, la ejecutase y juzgase: tiranía mas insufrible,
cuando se ejerce por una corporacion numerosa,
que cuando tal abuso reside en un hombre solo: los
mexicanos habrian sido ménos libres que los que
viven en Argel, si el congreso hubiese llevado to~
dos los preyectos adelante: tal vez se desengaña-
rán:ylojalá,no sea tan tarde que se les hagan innu-
merablesllas dificultades; bien persuadido estaba de
que iba á ser un esclavo de los negocios, que el
servicio que emprendí no seria agradecido de to-
dos, y que por una fortuna que para mí, no lo era,
y siempre tuve por instable, iba á dejar abandona~
do y perder lo que poseia, lo que heredé yadqui-
rí, y que era bastante para que siempre mis hijos
pudiesen vivir cómodamente en cualquiera parte.
Con mi subida al trono parecia que habian cal-
mado las disensiones; pero el fuego quedó encu 4

bierto y los partidos continuaban en sus maquina-


ciones,!disimularon por poco tiempo, y volvi6 á ser
la conducta del congreso el escándalo del pueblo.
Tun~ denuncias repetidas de juntas clandestinas,
habidas por varios diputados, para formar planes
que tenia n por objeto trastornar el gobierno Gu-
rado por toda la nacion, cuyo acto religioso se ve-
rific.6 en varias provincias, con solo la noticia de
alguna carta particular, sin esperar avisos oficia-
les). Bien penetrados estaban los facciosos, de que
chocaban oon la voluntad general, y creyeron ne-
41
ces ario propagar que yo me quería erIgir -en mo--
narca absoluto, para tener algun pretexto de so·
duccion. Ni una sola razon expusieron jamás que
pudiese servir de prueba á este cargo: ¿ni cómo
podría probársele 'al que, por dos veces excus6 ad.
mitir la corona que se le ofrecia, al que cuando no
conoció rival en la opinion y fuerza, no solo no
procuró conservar el poder ilimitado que obtenia,
sino que le desmembró, dividiéndole y cediéndole?
Cuando entré en México, mi voluntad era la ley,
yo mandaba la fue¡·za. pública, los tribunales no
tenian mas facultades que las que emanaban de
mi autoridad. ¿Pude ser mas absoluto? ¿Y quién
me obligó á dividir los poderes? Yo, y solo yo,
porque así lo consi~eré justo. Entó nces no quise
ser absoluto. ¿Y lo desearia despues? ¿C6mo po-
drán probar variaciones á extremos tan proba
dos?
La verdadera razon de la conducta del congreso,
no os otra, sino que est a máquina se movía por el
impulso que le da ban sus directores, y éstos mira-
ban eon ódio que yo hubiese hecho la independen-
cia, sin el auxilio de ninguno de ellos, cuando quie~
ren que todo se les debiese; y ya que no tuvieron
valor ni talentos, para decidirse á to mar parte en
la epoca del peligro, querian figurar _de algun mo-
do, alucinando á inocentes, cuando nada tenia n
que hacer, sino emplearse en disputar como es'
42
colares, esforzar la voz para que los ignorantes los
tuviesen por sábiOf:~.
lIabian llegado á mis manos tantas denuncias,
quejas y reclamaciones, que ya no pude desenten-
derme, ora porque veía expuesta la tranquilidad y
seguridad pública, ora porque tales documentos
fueron dirigidos por las secretarías; y de cualquie-
ra desgracia (que estuvieron muy próximas las
mayores), yo habria sido responsable á la nacion
y al mundo.
Me decidí, pues, á proceder contra Ili S indic¿L-
dos de la manera que estaba en mis facultades: si
alguno me las disputa que vea el arto 17 de la
coustitucion española, que en esta parte estaba vi-
gente (a).
El 16 de Agosto mandé proceder á la" detencion
de los diputados comprendidos en las denuncias, y
contra de quienes habia datos de ser conspirado-
res (1). Si estos datos eran legítimos y si tuve

(L) Los que malO instaron R que arresta5e á los di-


putados, los que entónces nada solicitaban, sino que
se les impusiese la pella capital, los que comunicaron
las órdenes; los que las ejecutaron, son los que mas
hanlfigurado en la últi ;narevolucion, y los qne repen-
tinamente ,seconvirticron en repu blicanos.'Sallta-Anna
de palabra y por escrito me importunó mil veces pa·
fa que disolviese el congreso, ofreciéndose á ir en per-
43
Tazon para decidirme á. un paso que ha llamado
violento y desp6tico; dígalo el fiscal de la suma-
ria, cuyo parecer fué aprobado en todas sus par-
tes por el consejo de Estado (1).
El congreso reclam6 imperiosamente á los de-
tenidos y pidi6 los motivos de la detencion, para
que fuesen juzgados por el tribunal de cortes; re-
sistí la elltrega hasta que se concluyese la suma-
ria, y hasta que se decidiese por quién habian de
ser juzgados, pues no podía convenir en que · fue~
ran por el citado tribunal, individuos del mismo
congreso, sospechosos de estar comprendidos en la
conspiracion, parciales miembros de un cuerpo cu-
ya mayoría estaba desacreditada, pues entre otras
pruebas de su mala fé, habia dado la de mirar con

sona á echarlos del salon á bayonetazos. Echávarri


arregló los lugares de detencion, hizo por medio de
oficiales de su cuerpo el arresto de varios diputados.
Negrete algun tiempo ántes me habia dicho era nece-
sario resolver, porque ya el congreso era un obstáculo
á la felicidad pública. Calvo sumarió y aprehendió
al brigadier Parre5: y todos, ó casi todos ellos se apre-
suraron á felicitarme, por el servicio importante que
habia hecho á la patria.
( 1) Uno de,los consejeros que aprobaron el parecer
fiscal que !'le copia en los documentos núm. 8, fué el
brigadier Bravo, hoy miembro _del poder ejecutivo, y
uno de los primeros gefes de la última revoluciono
9
44
indiferencia las indicac~ones que le hice, en 3 de
Abril sobre los manejos ~cultos de algunos de ellos,
habiendo tenido la poca delicadeza de asistir á la
sesion los comprendidos en mis indicaciones, entre
los cuales se contaba el que era entónces presi-
dente.
En contestaciones se pasó, .
el tiempo, hasta el
30 de Octubre: á esta fecha el descontento del
pueblo amenazaba é iba á acabarse &:u sufrimiento,
del que se habia abusado; los escritores multipli.
caron ~us invectivas, las provincias se resistían á
contribuir con las dietas á unos apoderados que
no desempeñaban su encargo (1). La representa-
cion nacional ya se habia hecho despreciable, por
su apatía en procur~r el bien, por su actividad en
atraer males, por su insoportable orgullo y porque

(1) El diputado que no tenia 0tm subsistencia que


las dietas, sin embargo de haberlo yo anxiliado de la
tesorería general, en calidad de reintegro¡ con can ti-
dado:! consi derables, vivia lleno de escasez y de acree-
J.ül'es, Los que tenian caudal propio ú otra. clase de
r entas para snbsistir, no por eso se desdeñaban de r6 -
cibir las dietas de sus respectivas provincias, cuando
eatas pudieron contribuirlas, y recibieron tambien las
veces q ne se repartió el caudal de tesorería, dando
pl'llebas de sn poca generosidad y poco amor al bien
~Olllun, ya sea do la sociedad general, ya del cuerpo
n. que se perteneciese.
45
habia permitido, que individuos de su seno sostu-
viesen en sesiones públicas, que ninguna conside-
racion debia tenerse al Plan de Iguala y tratados
de C6rdoba, sin embargo que juraron sostener
uno y otros, á. su ingreso en el santuario de las le-
yes, y no obstante que estas fueron las bases .que
les dieron sus comitentes (1). A tamaños males

(1) Trataban con desprecio el plan de Iguala, cuaR-


do no pudieron hacel' otra cosa, porque yo los soste-
nía como la expre~ion de la voll1l1tad del pueblo; fal-
té, y ya no se contentaron COIl hahlar,sino que ,proce-
dieron á anular una de sus bases fundamentales, usan-
do de un sofisma: para anular elllamamíento de los
BOI'bones, antllan Ia;monarquía moderada: iq ué conec-
cion tiene uno con otro1 En 8 de Abril acordaron un
decreto, cuyo tenor es á ¡la letra como se copia en el
documento núm. 5 y 6, en el que se dice que no sub-
sisten el Plan de Iguala y Tratados de Córdoba, en
cuanto á la forma del gobierno y llamamiento que
hace, quedando' (la nacion) en plena libertad para cons-
tituirse. En efecto, ninguna fuerza tenian ya aquellolil
documentos con respecto á lo que anula el congreso,
sobre elllamamien to de los Borbones; empero su fuer-
za la perdieron, no porque tal fné la vlÜluntall de la
nacíon al conferir á los diputados sus poderes, sino
porque el gobierno de Madrid no quiso ratificar el
tratado fil'mado por Ü'Donojú, ni admitir el llama-
miento que de sus príncipes hicieron espontáneamente
los mexicanos. El congreso no debió decir, que en
4e
ya no bastaban paliativos ni alcanzaban remedios:
aquel congreso ni podia existir, así me pareci6:
del mismo modo pensaron todos los que consulté
sobre la materia en el particular: una junta de no-
tables que públicamente tuve en mi palacio, á la
que convoqué los hombres mejor reputados, los
ministros, el consejo de Estado, los generales y
gefes y setenta y dos diputados.

ningun tiempo hubo derecho para obliga .. ú la nacio!1


mexicana á sujetarse áninguua ley ni tratados sino por
sí misma ó por sus representantes, etc. puef; amlgue la
proposicion aisladamente es verd.adera, es fall-llsÍma
refiriéndose '111 plfln de Iguala y Tratados de Córdo-
ba: primero, porq ue uno y otro. e ra n la expresion de
la voluntad general de JOB mexicanos, comu ya dijimos
en el manifiestu: seguudo, porque le,s pod e res q ne se
les confiaron (docnlJ~ ento núm. D), el juramento (du-
cumento núm. 10), estaban fundaJ os e n eti l oS princi-
pios y ap oyadoH en esblS bUje., Cllllf')J'/l1e ::l! 'plan dG
Iguala.y Tratados de Córdoba. Se i e~ d ice por tillS co-
mitentes que constituyan el gobierno d eí IlIlperio, ba-
jo sus bases fundamentales. S i, p lle ~ , esta" bases 110 es-
taban conforme á [o que (txije el derecho p{lblico de
las naciones libres, ~de dónde les viII o á los diputados
formar congreso V á éste las facultades de legü,lar~
Muchos de los decretos de aqllei cuerpo están d.icta .
dos con tan poco discernimiento como este. PildierolJ
decir muy bien que e1- llamamiento de 10 8 Borbones
era nulo, porque ellos no lo admitioroll; pero decir
47
El 30 de Octubre pasé un oficio al presid entr
del congreso, diciéndole que el cuerpo habia cum·
plido (1) Y sin otras formalidades, sin violencias
y sin requisitos, el cuerpo quedó reformado á las
doco del dia, sin que ~adie tomase parte en su
desgracia: por el contrario, recibí felicitaciones de
todas partes, y con este motivo volvieron á llamar-
me libertador del Anáhuac y padre de los pue-
blos.
Para que un cuerpo tan respetable por su ins-
tituto no faltase, y se creyese que yo me abrogaba
el poder de hacer las leyes, le sustituí en el mis-

que en esta parto es nuJo el Plan de Iguala y Trata-


dos de Córdoba, es desatinar, y es tocar al extremo
de la ignorancia ó de la malicia, añadir que no pudo
s el' obligada la nacion :í. establecer como base la cla-
sed e gobierno que creia c0nveniente, por los mismos
que al congreso )0 hicieron congreso. Si hnbiese sa-
bido lo neces3rio lamayoda, y obrado con honradezy
buena fe, habría respetado el Plan de Iguala, como el
orígen de sus facultades y el cimiento del edificio (:1).
(1) Este oficio lo entregó al pres'i dente en mano
vroviael brigadier Corta zar, que entónces dió las gra-
cias por habérsele honrado con tal comision: él filé el
que cerró las puertas del edificio, [volviendo ]Jeno de
satisfacciones,:por ha:ber ,.desempeñado un cargo que
le era tan grato, y fl!.é de los! primeros pronunciados
por la. república.
48
mo dia, con una junta que llamé instituyente, com~
puesta de individuos de su seno, y cuyo número
elegido de todas provincias ascendia á CUíLrenta y
ocho suplentes.
Todos habian sido elegidos por sus respectivas
provincias: de todas quedaron representantes. Su
encargo estaba limitado á formar una nueva con-
vocatoria y á ejercer las funciones de poder legis.
lativo solo en los casos urgentes, teniendo presen ·
te en cuanto á lo primero, evitar los grandes de·
fectos de la que formó la junta gubernativa, apli-
cando su mayor atencion á dejar al pueblo toda
libertad, precaviéndole de las cavilaciones de los
que abusan de su sencillez.
Dichosamente hasta aquí mis determinaciones
I
eran seguidas por la aprobacion general: tambien
recibí felicitaciones por la instalacion de la junta.
A esta época el imperio estaba tranG],uilo, el go-
bierno trabajaba por consolidar la prosperidad pÚo
blica, y enmendados los males interiores, solo res-
taba posesionarse de San Juan de Ulún, como
único punto que ocupaban los españoles, que do-
mina la plaza de Veracruz, y que releva sus guar-
niciones con tropas de la Habana, y que por su
proximidad á la isla de Cuba, ofrecia todas las
comodidades á los enemigos exteriores, para una
nvaSlOn.
El brigadier Santa-Anna mandaba la plaza de
Veracruz y era comandante general de la provin-
cia, subordinado á Echávarri, capitan general de
la misma; ambos tenian instrucciones relativas á la
toma del castillo, se suscitaron entre ellos celos de
autoridad, hasta el extremo de sustentar el pri-
mero, que el segundo fuera asesinado en una sor-
presa por los españoles, para lo que tomó tambien
sus medidas. Echávarri debió la vida al valor de
una docena de soldados y al aturdimiento ue los
que le atacaron, segun el testimonio del mismo
Echávarri. Con este motivo, unidas las rep3tidas
quejas que tenia contra Santa-Anna del anterior
capitan general, de la diputacion provincial, del
consulado, de muchos vecinos en particular, como
del teniente coronel del cuerpo que mandabl)., y de
varios oficiales que declamaba contra la arbitra-
riedad y orgullo del gobierno, me ví en la neeesi-
dad de separarlo del mando que se le habia con-
ferido, porque creí que tenia valor, virtud que
aprecio en un militar, y esperaba que el rango en
que lo colocaba, corregiria los defectos que yo tam-
bien le con ocia; suponia igualmente que le haria
entrar en razon la experiencia y el deseo de no des-
agradarme. Yo le habia aprobado el grad06 e te-
niente coronel, que le dió por equivocacion el úl-
timo virey, le habia condecorado á mandar uno de
los mejores regimientos del ejército, el gobierno de
la plaza mas importante en a<).uella. época, el em-
50
pIe o de brigadier con letras, y hecho segundo ca- -
bo de la provincia, siempre le habia distinguido:
tampoco quise que esta ocas ion quedase desairado;
y la órden de separacion, previne al ministro fue-
se en términos honrosos y acompañada de otra lla-
mándole á la corte ,adonde se necesitaba de sus
servicios, en una comision que debió considerar co-
mo un ascenso.
Nada bastó para contener aquel génio volcúni-
co; se dió por ofendido, ::;e propuso vengarse de
quien le colmó de beneficios, aunque fuera con la
ruina de la patria: voló á hacer su explosion á
Veracruz, á donde no había llegado aún la noticia
de su separacion del mando, y en donde una gran
parte de la poblacion es de españoles, á quienes
dú influencia su caudal, y están mal avenidos con
su independencia, porque con ella se acabó el co·
mercio exclusivo, manantial inagotable de sus ri·
quezas, con perjuicio de las demas naciones, no
ménos que de los mexicanos á quienes exigen pre-
cios á su placer: aquí fué donde Santa-Anna pro-
clamó república, halagó con grados á los oficiales,
engañó con promesas á la guarnicion, sorprendió
á la parte honrada del vecindario, é intimidó á los
pueblos vecinos de Al varado y la Antigua, y á los
de color de las rancherÍas inmediatas: quiso sor-
prender tambien la villa de Jalapa, y fué batido
con pérdida de toda la infantería y artillería, y
51
total dispersion de la caballería que se sali6 por
la ligereza de los caballos. Mientras Santa-Anna
atacaba 6, Jalapa, Alvarado y la Antigua por sí
mismos volvieron á ponerse bajo la proteccíon del
gobierno. Este fué el momento de terminar la
sublevacíon y castigar al traidor. El general Echá-
varri y el brigadier Cortazar, que mandaban fuer-
tes divisiones y que habian sido destinados á per-
seguirle, pudieron tomar la plaza de Veracruz, sin
resistencia é interponiéndose entre ésta y Santa-
Ana, aprehenderle con los restos de caballería que
pudo reunir despues de su derrota; pero nada
hicieron.
El suceso de Jalapa desengañ6 á los que habian
creído las imposturas de Santa-Anna, quedando
este reducido á sola la plaza de Veracruz, y al
Puente lmperial, punto verdaderamente militar;
que qued6 cubierto por doscientos pardos á las 6r-
denes de D. Guac1alupe Victoria (1). Encerrado

(1) D. Félix Fel'llundez ern.lIamado, y cuando to-


mo partido en la insurreccion anterior, adoptó volun-
tariamente el de Guadalnpe Victoria; tiene la virtud
de la constancia, pues aunque con sus gerrillas no lo-
gró ventaja alguna en favor de la patria., 110 se pre-
sentó en solicitud de indlllto,se mantuvo errante por
los montes con auxilio de pocos amigos suyos. El úl-
timo gobierno do México despues de mi separaci0ll
52
en Veracruz embarc6 su equipaje, y agit6 el trans-
porte para sí y los mas comprome.tidos, que ya !!e
disponían á huír luego que fuesen atacados.
Aunque la apatía de Echávarri habria sido bas-
tante motivo para desconfiar (le su probidad, no
lo fué para mí, porque tenia formado de ella el
mejor concepto. Echávarri me habia merecido las
mayores pruebas de amif3tad, le habia tratado siem-
pre como un herrp.ano, le habia elevado de la nada
en el 6rden político al alto rango que ocupaba, le
había hecho confianzas como á un hijomio, y sien-
to verme en la necesidad de hablar de él, porque
sus acciones no le hacen honor.
Dí 6rdenes para que se pusiese sitio á la plaza,
faculté al general para que ob,ase por sí. sin aguar-
dar las resoluciones de la corte, en todos los casos
que lo considerase conveniente: tropas, artillería,
víveres, municiones, y dinero, nada le faltaba; la
guarniclon estaba acobardada; los gefes decididos á
abandonarle, la poca elevacion y debilidad de las
murallas, hacia muy fácil un asalto, cuando no
quisiesen a.brir brecha, y por é'ualquíera parte po-
día hacerse practicable en una hora; A pesar de
todo, solo se verificaron algunas escaramuzas y el

del mando supremo, le dió el título de gellel'al, sin de-


signade grado, y le nombró el congreso miembro del
poder ejecutivo.
53
sitio duró hasta el 2 de Febrero, dia en <}ue se
firmó la acta de Casa Mata, por la que sitiados y
sitiadores se unieron para restablQcer el congreso,
único objeto que decian entónces proponerse.
La falta que creo cometí en mi gobierno (e) fuó
no tomar el mando del ejército, desde que debí
conocer la defeccion de Echávarri; me alucinó la
demasiada confianza: ya conozco que (véanse los
documentos número 9 y siguientes) esta siempre
es perjudicial en hombres tIe Estado, porque es
imposible penetrar hasta donde llega la perversi-
dad del corazon (1).
Ya se ha visto que no fué amor á la patria el
que condujo:á Santa-Anna á dar el grito de re-
pública; júzguese si seria este amor el que sirvió
á Echávarri de norma, al saber que:en aquel tiem-
po llegaron á San Juan de Ulúa comisionados del

(1) Era Echávarri eapitan de un cuerpo principal


olvidado del virey y sepultado en uno de los peores
territorios del vireinato, en poco mas de un áüo lo
ascendí á mariscal de campo, caballero de la órden
del número imperial de Guadalupe, mi edecan y ea-
pitan general de las provincias de Puebla, Veracruz
y Oajaca: este español era de los que yo colmaba de
beneficios, y uno de 108 que destinaba á que formase
el vínpulo de union y fre.ternidad, qne siempre me pro~
puse establecer entre americanos y penínsulares, co-
mo tan oO:Qveniente en ambas naciones.
54
gobierno español, para pacificar aquella parte de la
América., que consideraba en insurreccion . Echá-
varri se puso en correspondencia con ellos y con
el gobernador del castillo: 01vid6 repentinamente
sus justos resentimientos con Sa.nta-Anna, identi-
ficándose con este en opinion, olvid6 mi amistad,
olvidó lo que debia á los mexicanos, olvidó hasta
su honor, porque el adherirse al sistema de su
enemigo, que no era aun el particular, capitular
con él siendo muy superior en fuerzas, e:3 un ne-
gro é indeleble borron para aquel general. ¿Seria
que Echávarri se acordó de su orígen, y quiso ha-
cer á sus paisanos un servicio por el que olvidase
su conducta anterior? N o quiero calificarlo fijando
mi juicio: ya lo harán los que no pueden ser ta-
chados de parcialidad (b).
Celebrada la acta de Casa de Mata, unidos si-
tiados y sitiadores, se precipitaron como un tor-
rente por las provincias de Veracruz y Puebla, sin
contar para nada con el gobierno y sin ninguna
consideracion para mí, sin embargo de que era
capítulo terminante remitirme la expresada acta
con UIlR comision, que se redujo á un oficial, quien
S9 presentó cuando el ejército todo estaba en mo-
vimiento, ocupados todos los puntos á que les al~
canz6 el tiempo, y sin encargo de esperar contes-
tacion, para saber si se admitia 6 rechazaba en
t9do 6 en parte. Se expresaba tambien en el ao.
.. ,.
UD

ta, que no nabia de aten-tarse contra mi autoridad


y mi persona.
El marqués de Viva.nco mandaba interinamente
á Puebia, tambien era de los agraciados por mí:
nunca fué ni pudo s~r jamás republicano (e), abor-
recia personalmente á Santa-Anna, y él era odiado
del ejército- por anti-independiente y por su ca-
rácter adusto: con todos: tarubien Vi vanco se uni6
á los rebeldes y Puebla se negó á ~bedecer al go-
bierno. Salí á situarme entre México y los suble-
vad~s, con el objeto de reducirlos sin violencia,
condescendiendo á olvidar lo pasado y cuanto di-
jese relacion á mi persona. Quedamos convenidos
en que se reuniese un nuevo congreso, cuya con.
vocatoria, el 8 de Diciembre 56 vió en la junta ins-
tituyente impresa inmediatamente, ya iba á cir-
cularse (1), se fijaron límites á unas y otras tropas,
y se estipuló permanecer' en aquel estado hasta
que reunida la representacion nacional decidiese,
conformándonos _á someternos á su determinacion:

{l) El acta de Casa Mata no se verificó hasta el


2 de Febrero: á principioi de Diciembre ya estaba
concluida la convocatoria del nuevo congreáo,de aquí
se signe que ni yo habia pensado en reasumir el po-
der legislativo, ni la reunion del cuerpo que habia de
ejercerlo fué la verdadera razon de levantar el sitio
de Veracrllz y proceder á formar la expresada acta.
6
56
:1.sí q ueJ.6 pactado por los comisionados que -mandé
al efecto y. tambien se me falt6, traspasando los lío
mites señalados; despac nando emisarios capciosos
á todas las provincias,_para persuadirles á que se
adhiriesen á la acta de Casa Mata. Así se hizo
con muchas de las diputaciones provinciales, quie·
nes al urtirse n0 dejaban de protestar el respeto
de mi pe r SOl1Cl y '1lte se oponian á cuanto quisiese
hacerse contra, ella á pesar de las Heduccio119s
que se emplearon y de verse amenazados por la
fuerza.
Dijeron que queria erigirme en absoluto, ya es·
tá probada la falsedad de esta acusacion: dijeron
tambien que me habia enriquecido con los cauda-
les del Estado, siendo así que hoy no cuento para
subsistir, sino con la pension que se me ha asigna-
do y con los caudales que me debe la nacion: si
aígun otro sabe que en 'c ualquier banco extranjero
hay fondos mios, le hago cesion de ellos, para que
los distribuya á su arbitrio (1).

(1) La me jol" prueba de que no me emiquecí es


<¡ UO TI 0 soy rico: no tengo ni lo que tenia. cualldo ellF
prelldí la independencia. Nosoto no a~u~é JQ los cau-
dn le ~, públicos; pero ni aun tomé de la tesorería las
asi 6 n:\c:olles qne se me hicieron. La junta gnberna':i-
va illalldó se me elltregaran un mitloll de pCi!()g de la
extinguida inq uisiciQn Y' se me pUdiese en p03"l:lio de
57
Díjose que habia sido un atentado detener pri-
mero algunos diputados del congreso y reformarlo
despues: ya he contestado á esta acusacion: díjose
que no habia respetado la propiedad porque usé
de la conducta de platas, importante un millon y
doscientos mil pesos fuertes, que salió de México
con destino á la Habana,1en Octubre de 822. El
congreso, instado por el gobierno para que facili·
tase arbitrios que cubriesen las atenciones del era-

veinte ¡ogltas cuuumdu,; de tiena úIl Ja~l provincias


internas: no tomé ni un real, el congreso decretó se
me fa.cilitase pIra. lI1i~ g~St0; por la tesorería todo lo
que pidies:.l y la junia instituyente me seI1:dó millon
y medio de pesos anuales, riada percibí, sino lo muy
preciso para. mi sub,istom;Íct, en cantidades parcialeti
que recibía mi admíuí,tra.dol' cada cuatro ó seis días,
preliriéndo laj necesidades públicas á las mias y las
de mi familia. Otra prueba de qua no ei mi pasion el
interés, cuando la j unta instituyente me asignó el mi-
110n y medio de pesad, destinó la tercera parte de este
caudal para formar un banco que-sirviese de fomento
á la minería, ramo principal de industria en aquel
,país, y que por las convulsiones pasadas so hallaba
muy arsuinado: ya estaban e¡;critos los reglamentos
por hom bres instruidos en esto!'! ramos, comision ados
al efecto. Ni enriqúecí á milS parient.es dándoles em-
pleos lucrativos: si alguno coloqué, es porqne le cor-
respondía en la escala de sus ascelJsos, Ó porque se lo
proporcionó la revolucioD, segun el estado en Q1l0 se
58
lro, me facultó para tomar de cualquier fondo
existente y me avisó en particular por medio de
unos diputados, que habian tenido en considera-
cion la conducta, y no se habia expresado en el
decreto, por evitar que desde su promulgacion has-
ta que se diesen la.s órdenes correspondientes, los
propietarios retiraran cada uno la parte que le
correspondiese. N o habia con que costear al ejér-
cito: los empleados estaban sin sueldos, agotados
todos los fondos públicos: ya no habia quien pres-
tase: los recursos que podian solicitarse de algu-
na potencia extranjera exigían tiempo, á lo que no
daba lugar la necesidad (1). A pesar de todo, sa-
biendo yo cuanto es respetabl·) la propiedad de

lnUaban en los días de 1:1 variací'-'II dd gubierao,sin


qlle hubiese "ido mejo,)!' m suerte por mi elevacion al
~rono. Un paricliie mio se hallaba de alcalde en Va-
lh·, dolid cuando los sucesos ,de Iguala, faltó el gefe
polltico, la constitucion le lIamaha:l ejercer hs fun-
ciones de este destll1o, continuó detiempeiíándolas has-
ta mi entrada en México, que fué confirmado ell él por
la regencia, como lo fueron el de Puebla, Qlleréta-
ro, y otras que oiuguo parentezco tenian conmigo.
(1) Se trabajaba en la actualidad sobre un présta-
mo de los ingiesés: la negociacion pre~entaba buen
aspecto; pero su conclusioll no podia retardar lIlénns
que cinco Ó Reís meses, y la;; necesidades e.·an d~) mLl~
ment9·
59
los ciudadanos, no habria convenido á la disposi·
cion del congreso, si no hubiese tenido motivos
fundados para creer, que en aquella conducta iban
caudales al gobierno español: bajo nombres su-
puestos casi todos se dirigian á la Península, iÍ
donde inconcusamente servirian para fomentar el
partido contrario á los mexicanos. Creo quedará
bien probado este mi sentimiento, con asegurar que
los extranjeros que probaron ser suya alguna par·
te de aquellos fondos, obtuvieron luego órdenes
mias para que se les reintegrara inmediatamente;
pero permitiendo sin conceder que hubiera nacido
una falta en tomar los enunciados caudales, ¿á
quién debia atribuirse? ¿A mí, en quien no habia
facultad para levantar contribuciones ni emprésti-
tos; ó al congreso que en ocho meses no habia sis-
temado las rentas, ni for;:;.¡ado un plan de hacienda?
¿A mí, qué no podia ménos que ejecutar una ley
perentoria, -6. al oongreso que la dictó? ¿Porqué
fatalidad pues ha de recaer sobre mi opinion, lo
que es efecto de la indolencia y malicia de otros?
El acta de Casa Mata acabó de justificar mis
determinaciones, tomadas en Agosto y Octubre, con
respecto al congreso: el último trastorno no ha si-
do mas que -la realizacion del plan de aquellos
conspiradores; no han dado un paso que no sea
conforme á lo que resultó ,de la sumaria formada
en aquel tiemfo. Los puntos en donde habia de
60
darse primero la voz de alarma, los cuerpos mili-
tares mas comprometidos, las personas que habian
de dirigir la revolucion, lo que habia de hacerse
de mí y de mi f::¡,milia, lo q ne habia de decret:i.r el
congreso, el gobierno que se habia de establecer:
todo se encuentra en las declaraciones y resulta
de la sumaria. ¿Qué mayor demostracion de que
ni la detencion de los diputados, ni la forma del
congreso, ni la toma de la conducta fueron las ver-
daderas causas del último trastorno?
Solicité repetidas veces tener una entrevista con
los principales gefes disidentes, sin que hubiese
podido conseguir mas que una contestacion, en una
carta particular de Echávarri. El delito les retraia,
y los confundia su ingratitud. Desesperaban de que
les tratase con indulgencia, y este es otro testimo-
nio de su debilidad, apésar de que no ignoraban
que siempre estuve pronto á perdonar á mis ene-
migos, y que jamás me valí de la autoridad para
vengar ofensas propias.
El suceso de Casa Mata habia reunido i los re-
publicanos y borbonista:o, que jamás pue(len con-
ciliarse sin otro objeto que de destruirme; conve-
nia pues que cuanto ántes se les quitase la más.
cara y fuesen conocidos. Esto no podia verificarse
sin mi separacion del mando: volví á reunir el mis-
mo confireso reformado: abdiqué la corona y solici-
té expatriarme, haciénqolo presente al poder legis·
61
lativo, por el ministro de relaciones. Véase el do
cumento de la materia.
Dejé el mando porque ya estaba libre de las
obligaciones, que violentamente me arrastraron á
obteaerlo: la patria no necesitaba de mis servicios
contra enemigos exteriores, que por ent6nces no te-
nia; y con respecto á los interiores, léjos de serle
útil, podia peljudicarle mi presencia, porque ella
era un pretexto, para que se dijese que se hacia la
guerra por mi ambician, y un motivo para que per-
maneciese por mas tiempo oculta lalhipocresía polí-
tica de los partidos: no lo hice por mielo de mis
enemigos: a: todos los conozco, y sé lo que valen (1):
tampoco porque hubiese perdido en el concepto del
pueblo, y me faltase el amor de los soldados, bien

(1) He sabido vellcel' con ciu cnen ta hom bres á mas


de tres mil: con tl'escientos sesenta á catorce mil: ja-
más me retiré en campaña sino una sola vez que co-
mo he dicho fllí mandado por otro, y con solo ocho-
cientos hombres en'l.prendí qnitár al gobierno espafiol
el dominio en la América del Septentrion cuando él
con taba con todos los caudales, Con Ol'lce regimientos
expedicionarios europeos, siete veteranos, y diez y seis
provinciales del país que se consideraban comode lí-
nea, y setenta ú ochenta mil patriotas ó realistas que
habian obrado con firmeza contra los secuaces del plan
de Hidalgo. iY no teniendo miedo, habria incnrrido
en la necedad de dejarme matar por 110 defenderme?
82
sabía que á. mi voz los mas se reunían ii, tos vaiien ·
tes que me acompañaban; y los pocos que quedasen,
lo verificarian en la pritnera accian, 6 serian derro·
tados. Con mayor razon contaba con los pueblos,
cuanto que los mismos me había.n consultado sobre
l~conducta que debían observar en aquellos acontecí
mientos, y que todos ellos no hil.cian mas que obe-
decer mis óruenes' reducidas á que permaneciesen
tranquilos, porc!UO así convenia. á sus intereses y mi
reputacíon. Ln el ministerio de Estado y capita-
nía general de México se encontrarán las represen-
ta.ciones, de los pueblos, y mis contestaciones, to-
das dirigida.s (:, 1fJ., paz, y ft que no se vertiese
sangre.
El amor á, la pa.tria me condujo á Iguala: él me
llevó al tron c: el me hizo uescender de tan peligro-
sa altura; y toa;tVÍa 00 me he arrepentido, ni de
dejar el cetro, ni de haber obrado como obré. De-
jé el p::tís de mi nacimiento, i despu€s de haberle
presentado el mayor de los bienes para trasladar-
me, me hice extranjero en otro con mi familia nu-
merosa y delicada, y sin mas bienes que los crédi-
tos indicados y una pension, con la que no puede
contar el <lue sabe lo que son revoluciones y el
estado en <lue ueje á México.
N o faltará quien me impute á falta de previ-
sion 6 debilidad la reposicion de un congreso cu·
yas nulidades conocia, y cuyos individuos habian
63
de continuar siendo enemigos mios decididos: la
razon que tuve fué el que quedase alguna autori-
dad conocida, porque la reunion de otro congreso
exigía tiempo y las circunstancias no admitian di-
lacion: de otro modo, la anarquía era imfalible al
descubrirse los partidos y segura la disolucion del
Estado: quise hacer el último sacrificio por la pa-
tria.
A este mismo congreso ·dije me señalase el pun-
to que quería que ocupase y las tropas que fue-
sen de su agrado para la escolta que habia de
acompañarme hasta el puerto de mi embarque;
para éste se designó uno de los del seno mexica-
no y por escolta quinientos hombres que quise
fuesen de los que se habian separado de mi obe-
diencia, mandados por el brigadier Bravo, que yo
elegí tambien de los disid;mtes (1) para, hacer
conocer <!lue no habia dejado de batirme por mie·
do y que dejaba las armas para entregarme á
aquellos cuya mala fé habia tanto esperimentado.
El dia que pensé salir de Mexico no lo pude
verificar, porque me lo impidi6 el pueblo. Cuando

(1) De ltlos tropas que asistían á mi lado en Tacu- .


baya lleve solo dos hombres por compai'lla para dar-
les una prueba de mi gl'atitudy calmar el entuciasmo
de los demas, que no encontraba medio de persuadir
á que me dejasen marchar con la escolta (Jesjgnada.
64
entró el ejército que sin saber porqué, se llamab~~
libertador, ninguna demostracion se hizo que ma-
nifestase ser bien recibido: se vieron en la necesi·
dad de:acuartelar las.,tropas, y colocar artillería eh
las principales avenidas. En los pueblos por dón-
.de transité, que fueron pocos, porque se procuró
llevarme de ~hacienda en hacienda, me recibieron
con repiques, y apésar de la violencia con que eran
tratados por mis conductores, los vecinos e orrian
anciosos paJa verme, y darme los sinceros testimo-
nios de su amor y respeto. Despues de mi salida
de Méqico la fuerztt contuvo al ¡pueblo que me
aclamaba, y cuando el marqués de Vivanco, en ca-
lidad de ~ eneral ell gefe, areng6 á las que dejé en
Tacubaya, tuvo ei disgusto de oirles gritar: ¡Viva
Agustin primero! y que oyeran su arenga con des-
precio. Estas y las otras que parecerian, si se refi-
rieren, pequeñeces, Hon demostraciones de que no
filé la .voluntad general la que influyó en mi sepa-
racion del m~tndo supremo.
Yo habia dicho: que luego que conociese que
mi gobierno no era conforme con la voluntad de
todos, ó que el permanecer al frente de los nego-
cios era un motivo de que la tranquilidad públi-
ca se alterase, descenderÍ:1 del trono gustoso: que
si la nacion elegia una clase de gobierno, que en
mi concepto le fuese perjudicial, no contribuirian á
su establecimiento, porque no está en mis princi-
65
pios obrar contra lo que creo justo y conveniente;
pero tampoco haria oposicion aunque pudiese, y
abandonaria para siempre mi patria. Así lo' dije
en Octubre de 21 á la junta gubernativa, y repe
tidas veces al congreso (1), y á la junta institu -
yente lo mismo que á las tropas y á varios parti-
culares en lo privado y en lo público. Lleg6 el
caso, cumplí mi palabra y solo tengo que agrade-
cer á inis perseg~idores, que me hayan1.~dado oc:t-
sion de manifestar de un modo inequivoco, que es-
tuvieron siempr,e en ' consonancia mis palabras con
mis sentimientos \2).
Mi mayor sacrificio ha sido abandonar p~ra
siempre una paeria que me es tan cara, un padre

(1) Sielllpre habté COII franqueza: sirva de, prueba


10 q\le dije alcon.greso restabu)cido, ál sep.u'al'llle del
imperio, por conducto Jel ministro de Etltado: véase
el documento nÚlIl. 9,
(1) Consecuente á la re~· titlld Je mis principios,
no qnise como pllde, ponel'me á la cabeza. do la últi-
ma revolncioJl: á ella me invitaron sus principales
cori feos,entre quienes baste ci tal' á Negrete, Cortaza r,
y Vivanco. Si hubiera verit1ca.do lo que este q ueria,
conservando el mando supremo eDil un nombre ó con
otro, y si hubiera tenido ambicioll, reteniendo ellllan-
do; el tiempo me habría dado mil oMoiones de ojer-
cerIo á mi placer; pero los negocios mil. eran odiosos,
pesado el cargo, y filialmente era Mntraponerme á
Ja cabeza de aquel partido.
66
idolatrado, cuya edad septuagenaria no permiti6
traer conmigo, una hermana, cuya memoria no
puedo recordar sin dolor, deudos y amigos que
fueron los compañeros de mi infancia y de mi ju-
ventud, y cuya sociedad formó en tiempo mas fe-
liz los mejores dias ¡le mi vida ...... .
Mexicanos, este escrito llegará á vosotros; su
principal objeto es manifestaros, que el mejor de
vuestros amigos jamás desmereció el afecto y con--
fianza que le prodigasteis; mi gratitud se acabará
con mi existencia. Cuando instruyais á vuestros
hijos en la historia de la patria, inspiradles amor
al primer gefe del ejército trigarante: y si los mios
necesitan alguna vez de vuestra proteccion acor-
daos que su padre empleó el mejor tiempo de su
vida en trabajar porque fueseis dichosos. Recibid
el último adios, sed felices.
Casa de campo en laslinmediacioees de Liorna, á
21 de Setiembre de 1823.

AGUSTIN DE ITURBIDE.
G7

Nota.

N o habiéndose podidó imprimir esta Memoria


en Toscana, el tiempo que ha trascurrido desde
su conclusion, me da lugar para observar, que los
acontecimientos de México, des pues de mi salida
añaden justificacion á lo que llevo dicho del pri -
mer congreso. Se ha viHto que se queria prolon-
gar el término de sus funciones para, continuar
siendo el árbitro de todos los poderes y formar la
constitucion á su propio placer, contra las faculta-
de3 que le habían sido concedidas, despreciando de
este modo la voluntad general, y las representa-
ciones terminantes de las provincias, para qne se
limitase á hacer una nuev~ convocatoria: así fué,
que estas para obligarlo, esforzaron de nuevo su
solicitud, hasta llegar al extremo de negar la
aquiescencia y obediencia á las disposiciones y ór-
denes de dicho congreso, y del gobierno creado por
él. Esto prueba de un modo inequívoco, el descon-
cepto del mayor nÚD:lero de diputados para con
sus comitentes. La nueva convocatoria exigia mas
I?
tiempo y gastos, y ciertamente no habrian estas
adoptado tal partido, si hubieran tenido por sábios
firmes y virtuosos al mayor númeJ!o de aquellos,
6 si la conducta que los mismos diputados obser-
varon, despues de su reposicion en el santuario de
las leyes, hubiera sido conforme á la voluntad de
los pueblos, y no {¡, sus miras particulares y fines
tortuosos (f).
RELATIVOS AL

MANIFIESTO
l-\NTERIOR.
NUMERO 1.

Oarta oficial dirigida desde Igualq, p01' el gefe del


flfército ·trigarante, al virey de Nueva España.

Exmo. Sr.-Qué feliz es el hombre que puede


evitar la desgracia de otro hombre, y hacer su for-
tuna. ¡phI y cuánto mas venturoso el que puede
evitar males y establecer la felicidad, no ya de
otro hombre, sino de un reino entero. Afortunada-
mente V. E. se halla en este caso con el de Nue-
va España.
La noche del 15 al 16 de Septiembre de 810 se
di6 el grito de independencia, entre las sombras
del horror, con un sistema (si así puede llamarse)
cruel, bárbaro, sanguinario, grosero é injusto por
consecuencia; y á pesar de que el modo no podía
ser mas contrario al génio moderado y dulce de
los americanos, aun subsiEten sus efectos en el año
72
de 21. ¿Qué es subsistir? Hoy vellOS reanimar de
un modo bien notable, y con llama mas viva, el
mismo fuego. Verdad que, no pudielldo ser desco-
nocida á esa superioridad, convence sin cquivoca-
cion el generalizado y uniforme voto de los habi-
tantes todos de esta América. Nadie puede dudarlo.
Yo mismo he tenido la. suerte de evi tú hace
pocos dias un rompimiento desastroso, f1ue iba á
suceder en provincia bien distante; ¿qué importa
esto, yo no puedo lisonjearme de que corto cl mal'?
Cuántos otros planes, Sr. Exmo., se es ~ .arán for-
mando hoy en Oajaca, en Puebla, en Valladolid,
en Querétaro, en (3 uadalajara, en San 1 uis Poto-
sí.. .... en la misma ca.pital, alrededor de V. E.;
tal vez dentro de su misma habitaciún! ;,Y habrá
quien pueda deshacer la opinion de un reino ente ·
ro? Bien ha probado la experiencia de todos los
siglos, y con ejemplo muy reciente nuestm Penín-
sula española el acsioma de que, es libre aquel país
que quiere serlo. ~No nos engañemos, R'. Exmo:
la Nueva España quiere ser independiente: esto
nadie lo duda, le conviene. La misma mad re pátria
le ha enseñado el camino; le ha franqueado la
puerta, y es preciso que lo sea. Por lo ménos no
dejará de emprenderlo, y en el ,dia, de manera
muy diversa, con otra ilustracion, con otros recur-
sos, con otro séquito, que en el año de diez.
Evite V. E.) pues está en su mano, la horroro-
sa cata.strofe que amenzaa. Hagai nmortal su nom-
bre y lo que es mas, contraiga V. E al propio
tiempo un verdadero mérito: ante el Supremo Sér
I

que recompensa con la vida ,eterna un solo jarro


de agua, que se dá en su nombre bendito, fijando
en este suelo, cuya crÍsis se aceren, nuestra reli-
gion santa; cerrando á la impiedad las puertas en
que vemos se agolpa bajo diferentísimos disfraces,
ántes que se difunda 'con mas velocidad que el fue-
go eléctrico, par la vasta extension de estas pro-
vincias.
El remedio es de gerarquía: pero la enfermedad
aguda así lo exige, y es preciso fIue el médico
obre en armonía con la constitucion del enfermo, y
se acerque á contentar en lo posible sus deseos "y
afecciones: entremos en materia.
Yo haria un notorio agravio á V. E., á su pie-
dad cristiana y á su ilustracion, si tratase de con-
vencer la necesidad de separar la América septen·
trional, para conservar nuestra sagrada religion,
porque los enemigos que la amagan son muy co-
nocidos, y en cuante á la conveniencia política, na-
die duda que es violento Ee mendigue de otro la
fortuna, por aquel que dentro de su misma casa
tiene los recursos necesarios para lograrla. Asen-
tado, pues, por principio, que es necesaria la se-
paracion de estos dominios, para conservar ilesa
nuestra religion, porque la luz misma priva de la
7-1
vista, al que careciendo de ella por mucho tlemp (
de improviso le hiere la pupila, y de que la inde-
pendencia es útil á la Nueva España, 6 que por lo
méno3 todos sus habitantes así lo creen, pasemos
á examinar si la senda es llana ó impracticable.
Mas claro, examinemos los síntomas del enfermo.
El mas funesto sin duda es la complica~ion en
que hemos visto sus humores: que los ácidos des-
ocupando el vientro donde contribuyen á la robus-
tez del cuerpo, han atacado el corazon y el cere-
bro. Tal es el espíritu departido, la rivalidad de
Europeos y Americanos, que debiendo haberse
presentado solo con una emulacion ob\ia en el cen-
tro de la sociedad, para disputarso unos á otros la
pritctica de las acciones nobles, de virtud, útiles y
generosas, es la que dejenerando y saliendo de ls.
esfera que le señal6 el sábio autor de la natura.le-
za, nos .ha tenido mas de diez años al borde del
precipicio, e impeliéndonos á la ruina y al exter-
minio. Cortemos de rafz el ;-.lal: hagamos ocupar
aquellos ácidos el lugar que les' corresponde. Allí
contribuirán á la accion para que son destinados
y tornará en bien, en salud, el mal que de otro,
modo solo podria producir. La Uníon, Sr. Exmo.,
es el ataque directo y seguro al mal: véamos el
modo de aplicarle.
Es axioma sabidísimo, que los contrarios con los
contrarios se curan: la desconfianza, con estímulos
75
de confianza: el 6dio con pruebas de amor: la des-
union, con lazos de fraternidad.
Nada ha estado mas en el6rden natural, que el
que los europeo~ desconfien de los americanos,
porque éstos 6 por lo ménos algunos, tomando el
nombre general, sin razou, sin justicia, bárbara-
mente en todos sentidos, atentaron contra sus vi-
das, contra su fortuna, envolvienuo ¡qué horror!
á sus lJiujeres é hijos en tal ruina.; pero por for-
tuna es igualmente cierto, que los americanos y la
parte mas noble de ellos, sin duda han sido los
que justamente indignados contra un proceder ti-
rano é impolítico, quisieron abandonar y abando·
naron en efecto con gusto su comodidad, sus inte-
reses, las delicias de sus familias, y expusieron su
propia vida f1 veces sin cuento, por salv'ar las de
sus padres los europeos, porque éstos gozasen
tranquilos de los placeres que sus esposas aman-
tes les presentaban, de los halagos de sus hijos, y
que se ocupasen solo en el giro de sus negocios.
¿N o es esto cierto? Sí, lo es por fortuna, repito:
es un hecho innegable. ¿Y no serán bastante para
infundir confianza estos recuerdos? Deben bastar:
y yo que me glorío de no haber vacilado un solo
instante, de haberme decidido por la justicia y por
la razon desde un principio, atreviéndome á salir
garante del nuevo sistema, creo ya destruida con
'lo expuesto la desconfianza, y curado' por tanto el
76
primer Índicante de nuestro mal; Pasemos á la
segunda afecciono
El ódio: - este nunca ha sido, es, ni puede ser
justo. El Criador nos pone por precepto necesario
para salvarnos, el amor ú nuestrt>s enemigos . No
hay autoridad comparable con esta, para que des-
aparezca de entre nosotros: pero si por tal'razon
suficientísima debe desaparecer entre europeos y
americanos, ¿cuánto mas fácil no nos es este pre-
cepto, observando que las razones políticas y las
virtudes morales nos persuaden y estimulan á ello?
Si unos cnantos americanos sin meditacion, sin
ideas, y metidos en el error, acaso por un plan
abortado, procedieron contra una porcion tan noble
de nuestra sociedad, y á la que debemos la ilus-
tracion con ~otros mil bienes, y el que es mayor
sobre todos, el de la creencia que profesamos, el
de la santa religion, ¿no es otra porcion de ame-
ricanos, ya que los salvó, aventurando cuanto tenian
que aventurar, como he indicado úntes? ¿Quiénes
dieron las importantes y decisivas batallas en su
época de Carrozas, Cruces, Aculco, Guanajuato,
CaIderon, Yurira, Salvatierra, Valladolid, Purua·
rán, etc, etc., etc? ¿Y quiénes son los que en el fe-
liz gobierno de V. E. han hecho mas y mas, al
propio intento? Si hubiera quién lo dudase, fácil
me seria hacer un manifiesto histórico; pero las ver-
dades que son conocidas por sí mismas, no necesitan
!n
de pruebas ... .Me distraia del asunto: vuelv() á él.
El recuerdo de estos h@chos, ¿cómo podrá dejar de
excitar en los ánimos de los europeos genen\S0S y
grand€s, la grati tud y de sobreponer esta. al resen-
timiento por las ofensas? Así lo creo: y esto ueja
curada la segun la afecciono Pasemos á la tercera.
Desuníon. De la confianza y del amor resulta
por necesidad la Union: porque si yo tengo con-
fianza de V. E., si yo amo á V. E., ¿cómo podrán
ser diversos y mucho ménos opue~tos sus intere-
ses y los mios? ¿Qué importa qüe V. E. haya na-
cido en las Andalucías, Aguirrevengoa en Vizca-
ya, Cortina en las montañas, Agreda en la Rioja;
este en la Mancha, aquel en Galicif~, el otro en
Castilla, Rayas en Guanajuato, Azcárate en Méxi-
co, Iturbide en Michoacan, etc? Si todos vivimos
en Nueva España, si los intereses de esta son los
mismos, si es un acaso despreciable en un sentido
justo, liberal, que uno deba su orígen á Castilla, y
haya nacido en Guadalajara, que otro como yo lo
deba á la Navarra y sea su cuna Valladolid de Mi-
choacan, ¿qué hombre de . razon, qué hombre de
crítica, que hombre ilustrado se ocuparía de tales
accidentes, dejando la importancia del asunto? Se-
ria hacer mucho agravio á las' luces de nuestra
época, á las provincias de la Península, á los de
esta América, y a los mismos individuos, creer
por flolo un instante, que entre la paja y el gra-
78
no, dejando este, se hiciese eleccion de aq uella.
Léjos de nosotros idea tan miserable y ofensiva.
Los intereses de comercio, las relaciones de sangre,
de familia y cuanto en la naturaleza y en 1:1, so-
ciedad estrecna mas los vínculos, obligan mas á
los europeos residentes en Nueva España con 103
americanos, que con sus paisanos mismos existen·
tes en Ultramar. Son mas interesados, sí, lo repi-
to, en la felicidad de la América que en la, de la
Península. AqUÍ disfrutan los placeres del amor
conyugal. AqUÍ se ven reproducidos. /l.quí vi-
ven...... ¿Qué razones mas poderosas para. des-
truir la injusta desunion de americanos y euro,
peos, y para estrechar los brazos entre aquellos
que han recibido y han dado el sér relativamente?
Debe desaparecer la desunioJ;l; nuestros intereses
son unos, el lazo debe ser cordial, Íntimo, firme,
indisoluble.
Están demostradas en mi juicio las tres propo":"
siciones. Resta únicamente buscar diestrcs facul-
tativos, que disuelvan el veneno 6 emboten su ac-
cion, por medio del antídoto mas eficaz, de la tria-
ca mas pUl:a, y persuadiendo al enfermo al mismo
tiempo la necesidad de tomarla, para que éste la
acepte con una buena fé y á ojo cerrado (por va·
lerme de esta frase vulgar), y seguro en la con-
fianza del acierto do aquellos, por su juicio, su
ciencia1 su destreza y por todas las virtudes del
79
casu, no repare en lo fuerte de la medicina, y la. to·
me con voluntad, tlespreciando su color, su gusto,
olfato; reflexionando que el cuerpo político y físi
co tiem:n cierta analogía constante, y que así co-
mo á este los amargos le suelen ser los tónicos
mas convenientes, los mayores estomacales, lo son
tambien á aquel. ¿Qué cosa mas desagradable que
la quina para el gusto? ¿Pero qué antipútrido hay
mas conocido? N o nos equivoquemos, conozcamos
nuestros verdaderos intereses, y abracémoslos sin
reparar en accidentes.
V. K, los Sres. D. Miguel Bataller, Marqués
de Rayas, Dr. D. Matías Monteagudo, Dr. D. Mi-
guel Guridi y Alcocer, Lic. D, Juan José Espino-
sa, D. José María Fagoaga, D. Isidro Yañez, Lic.
D. Juan Francisco Azcárate, y en <!3fecto de d-
guno los Sres. D, Hafael Pereda, Lic. D. Juall
Martinez y D. Francisco Sanchcz de T,tglü: unee
todas las circuns!:'ancias que pueden apetecerse en
el caso, sin que puedan desconfiar ni de sus luces
ni de su honradez, ni de su firmeza de carácter los
partidos respectivos, que hasta hoy han sido COIl-
trarios, y desde mañana deben formar una causa
comun, abrazar un solo interés, así como deben
hacer una sola familia.
Poniéndose V. E. á la cabeza de los ocho indi"
viduos nombrados en primer lugar, y sustituyen-
do por defecto de alguno el que le corresponda de
8
10 streH suhsecU~nLés, se formad tina jünLci. g;Uhel"
nativa, que pueda reunir, como he indicado, la opio
nion general, y llamar velozmente á los uiputado s _
de c6rtes, que exÍstan en ell'eino de último 1l0111-:'
bramiento y ant}3riores; pues ellos podrán con u n:L
repl'esentacion suficiente; Ji con los conocimientos
necesarios, promover lo ~ uc com-enga, para el ti 1I
que he propilesto á V. K en el principio. Entre :-
tanto la junta, como depositaria de la. confianza y
opinion de todos, paralizará cualesquiera proyec-
to de las sublevaciones tumultuarias, que amena-
zan por todas parLes.
Mu y grande y áruua le parecerá á V.R. mi
propoúúÍon y llena de inconvenientes; pero siendo
cierto, como lo es inconc~i~am'ente,que la opinion
general Está decidida por. la independencia, '¿ qué
partido mus prudente queda que tomar, que aquel
que cOllocienu.o un paso de necesidad, con una sá-
hin. prevision, evita los escoU<?s mas funestos y
trascendentales? La opinion está decidida; no pue-
do dejar de referirlo á V. K, ni V. E., ni yo, ni
otra persona alguna puede variarla; ni tampoco
tiene V. E. fuerza que oponerle. La t~opa toda
del país siente del mismo modo, y entre la euro-
pea. (J.ígolo por la gloria suya) no tiene V. E. un
cuerpo solo completo que poder 9poner. Es púo
blico cómo piensan estos dignos militares. En ellos
reinan las ideas filantrópicas de ilustracion y li,
SI
beralidad, esparcidas en nuestra Península . Casi
todos están íntimamente adheridos al sistema del
país. Algunos pocos buscarán el camino solo de
volver pa.ra su patria; y raro, rarísimo será, no el
cuerpo, sino el individuo que por estupidez ó falta
de ideas, ó por capricho, tenga la resolucion ne -'
cesaria para intentar oposicion, y ésta ciertamente
seria nula. . Sé demasiado, Sr. Exmo., en el
particular; y así COillO creo, que por el plan que le
propongo se evitará. sin duda la efusion de san·
gre, creo t ambien que este país seria feliz, y lo
poseeria el Sr. D. Fernando VII, si se acomodase
á venir tí, México; ó en su defecto alguno de los
Serenísimos Señores Infantes D. Cárlos 6 D. Fran-
cisco de Paula; y que de otra manera, sin entrar
en cálculos de resultados, el mes de Marzo próxi.
mo, México será el teatro de la sangre y del horror.
Yo no soy europeo ni americano, soy cristiano,
soy hombre, soy partidario de la mzon, conozco el
tamaño de los males que nos amenazan. Me per-
suado que no hay otro medio de evitarlos, que el
que he propuesto á V. E,~ y veo con sobresalto
que Gn sus superiores manos está la pluma que
debe escribir: Religion, paz, felicidad; 6 confusion,
sang1·e, desolacion, á la América Septentrional.
H e cumplido, Sr. Exmo., con trasladar á V. E.
mis sentimientos y mis ideas. Sobre V. E. vendrá
la bendicion 61a execracion de muchas genera.cio-
82
Iles. La verdau, la justicia, la sensibilidad, form(t
mi carácter, no conozco otro idioma.
El Señor Dios de los Ejércitos, á quien pido
ilumine á V. E., guarde su importante vida mu·
chos años. Iguala 2,1 de Febrero de 1821.--Agus·
tin dc Ituróide.

Plan ó indicaciones para el gobiemo que debe insia-


la?'se provisionalmente, con el o~ir:to de asegurar
nuestra sagraclal'eligion, y establecer la indepen.
dencia del imperio me:cicano: tendrá el título de/uu-
ta gubernativa de la Amériett Septentrional, pJ'O '
puesto pOi' el &/'. coronel D, Agustín de lturóide,
al Exmo. Sr. virey de Nueva .España, Conde del
Venadito.
1. La l'eligion de la N. E. es y será católica,
apostólica, romana, ¡:;in tolerancia de otra alguna.
2. La N. E. es independiente de la antigua y
de toda otra potencia aun de nuestro continento.
83
3. Su gobierno será monarqula moderada, con
arreglo á la constitucion peculiar y adaptable del
remo.
4. Será su emperador el Sr. D. Fernando VII;
y no pre~entándose personalmente en México den-
tro del término q \le las cortes señalaren á prestar
el juramanto, serán llamados en su caso, el serení-
simo Sr. Infante D. Cárlos; el Sr. D. Francisco de
Paula, el archiduque Cárlos, ú otro individuo de
casa reinante, que estime por con V'eniente el con-
greso.
5. Interin las, c6rtes se reunen habrá u na junta
que tendrá por objeto tal reuníon, y hacer se cum~
pla con el plan en toda su extension.
6. Dicha junta, que se denominará gubernati-
va, debe componerse de los vocales que habla la
carta oficial del Exmo. Sr. Virey.
7. lnterin el Sr~ D. Fernando VII se presenta
en México y hace el juramento, gobernará lajunta
á nombre de S. M" en virtud del juramento de fi ·
delidad que le tiene prertado la nacion, sin embar-
go de que se suspenderán todas la~ órdenes que
diere, Ínterin no haya prestado dicho juramento.
8. Si el Sr. D. Fernando VII no se dignare ve-
nir á México, Ínterin se r~rilUelve el emperador que
deba coronarse, la junta (f la regencia mandará en
nombre de la nacion.
9. Este gobierno será sostenido por el ejército,
ue las tres garantías, de que Sé hablarit desf¡ues.
10. Las c6rtes resoi verán la continuacion ele la.
junta. 6 si debe sustituirla. una regencia, interin
llega la persona q uc deba coronarse.
11. Las c6rtes establecerán en seguida ia con:; . .
titucion del imperio Mexicano.
1? Todos los habitantes de ht Nuevn ESDaña ...
sin distincion algul1¡L lle ouropeo.3, africanos, ni in-
dios, son, ciudadanos de esta monarquía, con op-
eíon á todo empleo, segun su mérito y virtudes.
13. Las personas de todo ciudadano y sus pro;
piedades, serán respetadas y protegidas p S i' el
gobierno.
11. El clero secular y legular ser<'Í. conservado
en todos sus fueros y preminencias.
15. La junta cuidará de que todos los r;'.:llo:,;
del Estado q neden sin alteracion aJguna, y t odos

los empleados políticos, eclesiásticos, civiles 'J mi·
litares, en el estado mismo en que existen en el
dia. Solo serán removidos los que manifieste!1 no
entrar en el plan, sustituyendo en su lugar los
que mas se distingan en virtud y mérito.
16. Se formará, un ej ército protector, que se
denominará de las tres 9'ü;'antías, porque bajo su
proteccion toma lo prirn ~ 1' 0, la conservacion de la
religion cat61ica, apost6jcn, romana, cooperando
de todos los modos que estén á su alcance, para .
que no haya mezcla alguilu, de otra secta y se ata-
85
quen oportunamente los enemigos que puedan da-
ñarla; lo segundo, la independencia, bajo el siste ·
ma manifestado: lo tercero, la union Íntima de ame-
ricanos y europeos; pues garantizando · bases tan
fundamentales de la felicidad de N. E., ántes qua
consentir la infraccion de ellas, se sacrificará, dan-
do la vida del primero al último de sus indivi-
duos.
17. Las tropas del ejército observarán la mas
exacta disciplina á la letra de las 6rdenanzas, y los
gefes y oficialidad continuarán bajo el pié en que
están hoy; es decir, en sus respectivas clases, con
cpcion á los empleos vacantes, y que varen, por los
que no quisieren seguir sus banderas 6 cualquiera
otra causa, y con opcion á los que se consideren
de necesidad ó conveniencia.
18. Las tropas de dicho ejército se consideran
como de línea.
19. Lo mismo sucederá con las que sigan lue-
go este plan. Las que no lo difieran, las del an-
terior sistema de la independencia que se unan
inmediatamente á dicho ejército y los paisanos
que intenten alistarse, se considerarán como tro-
pas de milicia nacional, y la forma de todas para
la seguridad interior y exterior del reino la dicta-
rán las c6rtes.
20. Los empleos se concederán al verdadero
méri to, á virtud de informes de los respectivos
gefes, y en hiJti11ne de la nadan 1)l·ovisíonahnuiiill.
21. Illterin las c6rtes se establecen se procede-
rá en los delitos con total :1lTe~:lo ft la, constitu-
cion española.
2-2. En el de conspiracíon contra, la independen-
cia, se procederá á pl'ision sin pa.sar á otra cosa,
hasta que las c6rtes decidan In pena al mayor do
los delitos del de lesa magestad dí vinn.
23. Se vigilará sobre los que iI/tenten fomentlir
la desunion, y se reputan como cOllf;piradores con-
tra la independencia..
24. Como las tortes que van á instalarse han de
ser constituyentes, se ha cenec6sal'io que reciban los
diputados los poderes bastantes para el efecto; y
como á mayor abundamiento es de mucha impor-
tancia, <}ue los electores sepan que sus represen-
tantes han de ser para el congreso de México y
no de Madrid, la junta prescribirá las reglas jus·
tas para las elecciones, y señalará el tiempo nece
sario pam, ellas y pl'!-ra la apertura del congreso.
Ya que uo puedan verificarse las elecciones en
Marzo se estrechará cuan to sea posible el término
Iguala, 2 b ue Febrero de 1821.-Es copia-
Itzl?'bide.
NUMERO 3.

Oficio del Exnzo. Sr. D. Juan O'Donojú, dirigido al


señor goúernador de la plaza de Veracruz.

Incluyo á V. S. copia del tratado en que he-


mos convenido el primer gefe del ejército imperial
y yo; él tiene por objeto la felicidad de ambas
Lspañas, y poner de una vez fin ú los horrorosos
desastres de una guérra íntestinu; él está apoyado
en el derecho de las naciones; á él le garantizan
las luces del siglo, la opinion general de los pue-
blos ilustrados, el liberalismo de nuestras c6rtes,
las intenciones benéficas de . nuestro gobierno y las
paternales del rey; La humanidad se resiente al
contemplar el negro cuadro de padres é hijos, her-
manos y hermanos, amigos y amigos, que se per-
siguen y se sacrifican: de provincias que habita-
Ion hombres de un mismo orígen, de una misma.
88
l'cligion, protegidos por 1:1:3 mismas l'.1yes, hanlaH ·
do un idioma y teuiendo iguah)s co~;Lumbres, in-
cGlHliadas y devastadas por aquGll::.':,; que pocos
meses úntes las cult:iVal'Oil af,moso.-;, fi.¡tndo .á su
ferLilida.d In esperanza de su dimento y el de sus
familias, felices cuando gozaron la pa:~, desgracia-
das, indigentes, vagamundas y mcnestCi'0SaS en la
guerra. ;:'010 un corazon amasado con hiel y con
ponzoña puede preveer sin estreme\:ersc tamañas
desventuras. ¿Y qué sacrificio no hará gustosa
una alma bien formllda, si ha de evitar con él tra-
bajos, sangre, muerte y exterminio'? Ve V. S.
aquí, señor gobernador, las reflexiones que Irle ha ·
brian arrebatado á firmar el tratau0 que servirá
de cimiento á la eterna alianza de dús naciones,
destinadas por la Proviuencia y ya designadns por
la política, el ser grandes y oel1 p,u' 1.1 II LgM dis-
tinguido en el mundo, aun cuando no hnbie~: 8 0:3 -
tado, como lo estoy, convencido do L'o j u:3tici:" (1 ue
asiste á toda sociedad, para pronunciar su lilJertad
y defenderla á par de la vida. de sus individuos:
de la inuti.lidad de cuantos esfuerzos ije hagim, de
cuantos diques se opongan, para contener este sa-
grado torrente, una vez que haya o~nprenc1ido su
curso magestuoso y sublime: do que es imposible
contrariar ni aun alterar el órden de la naturalezA.:
ella puso límites á las naciones, hizo lapsos y
inucHes los miembros de un cuerpo grande; no
8'0ü
¡lOS dió sentidos t;ap,wcJ de recibir impresiones de~'.-
,1: ' l· r • , 1
11e muy 1\~J(}S; y SI en ,;L lnI an0 ln ¡iOS proveyo (¡e 1411'1

madre tÍCl'lU que no~) alimenta!j;) en la. niñez y j~í


ventud, uo palhes y maestros flue nos educasen y
nos dirigieson, nos di6 on h vil'ibhd razon y fueI -
za para ser independientes y !lO vi"ír sujetos á tu-
tela.. El mundo moral está modelado por las mismas
reglas que el físico. Principi:ls ta.n luminosos no
podiaú ocultarse ú. ],L alta pe.nelracion del rey, y
la sabiduría del congreso. ¿Ni c6mo podriamos si
no conciliar los progresos llc h constitucion en
España, con la ignorancla~ quc era preciso suponer
en los españoles que desconociesen estas verdades?
En efecto, ya la l'€.prcsentacion nacional pensaba
ántes de mi EaliJa <20 la, Península, en preparar h
independencia mexl~a.na; ya en Ull'l. Ile sus comi-
siones, con asistencia. de los secretarios de Estado,
propus ieron y aprobaron las bases: ya no se duda-
ba de que ántes de cerrar sus sC3ionos la.s c6rtes
ordinarias, quedal'ia concluido este negocio impor-
tante á las dos Españas, en que está. comprometi.
do el honor de ambas, y en que tiene fijos los ojos
la Europa entera. El español que por miras par-
ticulare3, ó un privado interés I}o se conviniere
con el sentir comun de S!lS compatriotas, sobre
desconocer lo que le cOilvi~ne, está limitado á un
círculo muy estrecho, no tieno formada una idea
justa de que su nacion basta para hacer la felici-
90
dad de SÜi) individuos, y no es digno hijo el J uua.
patda generosa, liberal y equitativa. Pero los me-
xicanos, á quienes la tcmperátura de su clillla, di~
untl. imaginacion viva. y fogosa, y que por otra
parte en razon de la inmensa distancia que les se·
para de la Península carecian, de noticias exactas,
se pronunciaron independientes y tomaron un as-
pecto hostil, creyendo que los mismos ñ. quienes
daben su religion, su ilustracion, y el estr..do en
que están de poder figurar en el mundo civilizado,
habian de cometer la injusticia de atentar contra
EU libertad; cuanclo ellos por sostE::l1er la sUyil. aca·
ban de ser el asombro del universo; ejem¡::lo de
valor y constancia, y terror del poder mas colosal
que conoció la historia.
y encontraron en efecto alguna re81stenc¡ (~, OLl'
péro considérese esta, el resultado de una fidelidad
llevada al extrelllO de UllOS sentimientos exal tados
y de una bravura irreflexiva; mas vari6 leí e::;cena,
americanos y europeos se conocen recíprocamente,
y saben que si ha habidQ extravíos por una y otra
parte, todos tienen su orígon en virtudes que les
nonran; vuelven {¡, ser hermanos, todos quieren
estrechar los vínculos de su union: las relaciones
serán íntimas, los dereóos de unos y otros serán
fielmente respetados: así lo pactamos, y aun cuan-
do no, á esto están deci (lidas las voluntades, y este
tmtado que hizo el aulO!' y la recíproca inclina-
91
cion, tendrá por siempre. el cumplimiento que ja-
mas tuvir.ron los que form6 la política y la fuerza.
El contenido de esta carta se servirá V. S. man-
daJilo publicar, y yo espero que si hay aun algu-
no que no esté desengañado, lo quedará con su lec-
tura: si esta no bastase, considérese como pertur~
bador de la tranquilidad pública, al que de cual-
quier manera manifieste desagrado 6 desconfor-
midad.
Tengo noticias que se dirig~n á este puerto prOa
cedente s de la Habana 400 6 mas hombres, envia-
dos por el capitan general de dicha isla para la
guarnicion de la plaza: variaron las circunstancias;
.y estas tropas léjos de ser útiles, serian perjudi-
cialísimas, porque entre otros males producirian
el ue que se dudase de mi buena fé, sin que tan
corto número de soldados pudiese aun cuando es-
tuviesemos en el caso de iutentar defensa, ser de
algun provecho. ¿A qué militar se le ocultará la
uefensa que puede hacer Veracruz, aun guarneci-
da? Y suponiéndola una fortificacion de primer 6r-
den, ¿cuál seria al fin el resultado? Sucumbir ¿Y
si se conservase? Para España seria de ninguna
utilidad. Esto supuesto, y :cefiriendome á lo que
llevo dicho, prevengo á V. S. (y le hago respon-
sable en caso de inobservancia), que no permita' el
desembarco ue tales tropas, sino que si han llega-
rlo las mande reembarcar inmediatamente, pl'opor~
cionándoies ~¡:¡'á·l. ¡{tie se vuelvan, al punto du doH·
de salieron, todos los auxilios que necesiten, p::tra
lo que usará V . S. de cualquier recurso y de cual·
quier fondo por privilegiado que sea, en la inteli-
gencia que no tendrá V. S. disculpa si no lo veri-
fica, porque le concedo para este caso todas las fa-
cultades que yo tengo. Si aun no han llegado, sal-
drá luego luego una embarcacion ménor, la que
esté mas pronta, á cruzar á la altura que oonven·
ga y por donde deban venir necesariamente, á co-
municarles mi deteaminacion de que regresen sin
entrar en el puerto. Si enfermedades, falta de ví.
veres, ú otra razon exigiere que toque á tierra án·
tes de cambiar de rumbo, que se dirijan á Tampi.
Cl), Ó Campeche, á donde en tal caso exhortará
V. S. á las autoridades, para que sean auxiliadas,
y me avisará para -proporcionar yo se comuniquen
las 6rdenes convenientes al mismo efecto.
El servicio es interesantísimo, y espero sea pun·
t ualmente desempeñado, confiando en la actividad
de V. S., y en el tino con que sabe dar sus dispo-
SlCiones.
Este pliego es conducido por un extraordinario
y por el mismo se servirá V. S. dirigirme la con-
testacion, sin perjuicio de que me dé avi,sos opor-
tunos de cualquier novedad que merezca atencion.
Dios guarde á V. S. muchos años.
93
Villa de C6rdoba; 26 de Agosto de 1821.-Juan
O'Donoiú.-Sr. Gobernador de Veracruz.

NUMERO 4

Tratados celebrados en la villa de 06rdoba, el 24 del


presente, entre los señores D. Juan O'Donojú, te-
niente general de los e.fércitos de España, lJ D.
Agustin de Itu1'bide, primer gefe elel E. I.1lf. de
las tres garantías.

Pronunciada por Nueva España la independen-


cia de la antigua" teniendo un ejél'cito que sostu-
viese este pronunciamiento, tlecididas por él las
provincias del ni no, sitiada la capital en donde
se habia depuesto á la autoridad)egítima, y cuan-
do solo quedaban por el gobierno europeo las pla-
zas de Veracruz y Acapulco, desguarnecidas y sin
medios de resistir, á un sitio bien dirigido y que
durase aIgun tiempo, liegó al primer puerto el
teniente general D. Juan O'Donojú, con el ca.rácter
94
Y representacion de capitan general y gafe supe-
rior político de este r6ino, nombrado por S. M. C.,
fluien deseoso de evitar los males que afligen á
los pueblos, en alteraciones de esta clase, y tratan-
do de conciliar los intereses de ambas Españas,
invitó á una entrevista al rrimer gefe del ejército
imperial D. Agustin de Iturbide, en la que se dis~
cutiese el gran negocio de la independencia, des-
atando sin romper los vínculos que unieron á los
dos continentes. Verific6se la entrevista en 1ft vi-
lla de C6rdoba, el 24 de Agosto de 1821, y con la
representacion de su carácter el pri'mero y la del
imperio mexicano el segundo, des pues de haber
conferenciado detenidamente, sobre lo que mas con-
venia á una y otra nacioi1, atendido el esta~o ac-
tual y las últimas ocurrencias, con vinieron 'on los
artículos siguientes, que firmaron por duplicado,
para darles toda la consolidacion tIc fiue son capa-
ees esta clase de documentos, conserv:1-ntlo un ori··
ginal cada uno en su poder para mayor segnridad
y validacion.
L Esta América se reconocerá por nacion sobe-
rana é independiente, y se llamará en lo sucee-
r>ivo imperio moderado.
2. El gobierno del imperio será monárquico
constitucional mexicano.
3. Sed. llamado á rein:1-1' en el imperio mexica-
no (prévio el juramento que designa. el arto 4 del
95
plan), en primer lugar el Sr. D. Fernando VIl,
rey católico de España, y por su renuncia ó no ad-
mision, su hermano el serenísimo Sr ~ infante D. Cár .
los; por su renuncia ó no admision,el serenísimo
Sr. infante D. Francisco de Paula~ por su renun-
cia ó no admision, el serenísimo Sr. D. Cárlos Luis,
infante de España, ántes heredero de Etruria, hoy
de Luca, y por la renuncia ó no admision de este,
el que las córtes del imperio designaren.
4. El emperador fijará su c6rte en México, que
será la capital del imperio.
5. Se :nombrarán dos comisionados por el Exmo.
Sr_ O'Donojú, los que pasarán á la corta de ~ s­
paña, á poner en las reales manos del Sr. D. Fer ·
nando VII copia de este y tratado, exposicion que
le acompañará, para que sirva á S. M. de antece-
dente, miéntras las c6rtes del imperio le ofrecen
)a corona, con todas las formalidades y garantías
que asunto de tanta importancia exige; y suplican
á S. M., que en el caso del artículo 3° se digne
noticiario á los serenísimos Sres. Infantes, llama-
dos en el mismo artículo por el órden que en él
se nombran; interponiendo su benigno influjo, para
que sea una persona de las señaladas de su au-
gusta casa, la que venga á este imperio, por lo
que se interesa en ello la prosperidad de ambas
naciones, y por la satisfaccion que recibirán los
mexicanos, en añadir este vínculo á los df:mas <le
00
amistad, con que podrán y q literen unitoe á, los
españoles.
6. Se nombrará inmediatamente conforme al
espíritu del Plan de Iguala, una junta compuesta
de los primeros hombres del imperio por sus vir·
tudes, por sus destinos, por sus fortunas, repre-
sentacion y concepto, de aquellos que están de-
signados por la. opinion general, cuyo número . sea
bastante considerable, para que la reunion de luces
asegure el acierto en sus det~rminaciones, que se·
rin emanaciones de la autoridad y facultados que
les conceden los artículos siguientes.
7. Ln junta de que trata el aItÍculo anterior se
llamará junta provisional gubernativa.
8 . Será individuo de la junta plovisioi1uJ de .go.
hiel'no el teni ente general D. Juan O'Donojú, en
consideracion á la conveniencia de que una perso·
na de su clase tenga una parte activa é inmediata
en el gobierno, y ele que. es indispensable omitir
algunas de las que estaban señaladas en el expre-
sado plan, en conformidad de su mismo espíritu.
9, La junta provisional del gobierno tendrá un
presidente nombrado por ella misma, y cuya elee ..
eion recaerá en uno de los individuos de su seno,
ó fuera de él, que reULI la pluralidad absoluta de
sufragios; lo que si en la primera votaeion no se
verificase, se procederú á segundo escrutinio, en-
trando á él los dos que hayan reunido mas votos.
91
10. El primer paso de la. junta provisional de
gobierno, sed. hacer un manifiesto al pbblico de
su instalacion, y motivos que la reunieron, con las
demás explicaciones que considere convenientes
par a ilustrar al pueblo sobre sus intereses, y mo-
do de proceder en la eleccion de diputados á c61'-
tes, de que se hablará despues.
11. La junta provisional de gobierno nombrará
en seguida de la eleccion de su presidente, una
regencia compuesta de tres personas de su seno Ó
fuera de él, en quien resida el poder ejecutivo y
que gobierne en nombre del monarca hasta que
éste empuñe el cetro del imperio.
12. Instalada la junta provisional, gobernará
interinamente conforme á las leyes vigentes, en
todo lo que no ¡¡;e oponga al plan de Iguala, y
mientras las c6rtes formen la com:titucion del Es-
tado.
13. La regencia inmediatamente despues de
nombrada, procederá á la convocacion de c6rtes,
conforme al método que determine la junta provi-
sional de gobierno; lo que es conforme al espíritu
del arto 24 del citado plan.
14. El poder ejecutivo reside en "la regencia, el
legislativo en las c6rtes; pero como ha de medlar
algun tiempo antes que éstas se reunan, para que
ambos no recaigan en una misma autorida.d, ejer-
cerá la -junta el poder legislativo: primero, para
los casos que puodan ocurrir y qUé 110 dGrl túg:i. t'
á esperar la reunion de las c61'tes; y entonces pro-
cederá de acuerdo con la regencia: segundo, pllra
servir á la regencia de cuerpo auxiliar y consul·
tivo en sus determinaciones.
15. Toda persona que pertenece á una sociedad,
alterado el sistema de gobierno ó pasando el país
á poder de otro príncipe, queda en el estado de li-
bertad natural par trasladarse con su fortuna á
donde le convenga, sin que haya derecho para pri-
varle de esta libertad, á ménos que tenga contrai-
da alguna deuda con la sociedad á que pertenecia,
por delito 6 de otro de los modos qqe conocen los
publicistas: eu este caso están, los europeos ave-
cindados en Nueva España y los americanos resi-
dentes en la Pel~ínsula; por consiguiente serán ár-
bitros á permanecer adoptando esta 6 aquella pa-
tria, ó á pedir su pasaporte, que no podrá negar"
;:;eI8s, para salir del reino en el tiempo que se pre-
fije, llevando 6 trayendo consigo sus ·familias y
bienes, pero satisfaciendo á la salida por los últi-
mos, los derechos de exportacion establecidos 6 que
se establecieren por quien pueda hacerlo.
l G. No tendrá lugar la anterior alternativa res
pecto de los empleados 'públicos ó militares, que
notoriamente son desafectos á la independencia
mexicana; sino que estos necesariamente saldrán
de este imperio, dentro del término que la regencia
99
prescriba, llevando sus intereses, y pagando los de-
rechos de que habla el artículo anterior.
17. Siendo un obstáculo á la realizacion de este
tratado la ocupacion de la capital por las tropas
de la Península, se hace indispensable vencerlo:
pero como el primer gefe del ejército imperial,
por sus sentimientos y los de la nacion mexicana,
desea no conseguirlo con la fuerza, para lo que le
sobran recursos, ein embargo del valor y cOIJ'Stan-
cía de dichas tropas peninsulares, por la falta de
medios y arbitrios para sostenerse contra el siste,
ma adoptado por la nacion entera, D. Juan O'Do-
nojú ofrece empIcar su autoridad, para que di-
chas tropas verifiquen su salida sin efusion de
sangre y por una capitulacion hOIlrosa.
Villa de C6rdoba, ' 24 de AgoHto de 182l.-
Agustin de lturbíde.-,Tuan O'Donqfú.

Por vía de incidencia se inserta aisladamente pa-


ra las reflexiones convenientes la siguiente representa-
cíon del genel'al Garza al Soberano Congreso, pidién ..
dole dos dias antes de la proclarnacion que se hizo del
Sr. Iturbide para Empel'ador, la forma de qobiel'no
republicano.
Señor.-Cuando vá de pormedio la salud de 1:1
patria, el silencio es un crímen, tanto mayor, cuan~
100
to mas inminente sea el peligro. A este convenci-
miento es debido el que yo, animado del patriotis-
mo mas puro, me permita el hodor de elevar hasta
V. M. los santimientos y ia opinion de estos pue-
blos, sobre lo que mas les interesa.-Ellos, señor,
al declararse por la causa augusta de }8, indepen-
Ilencia, aspiraron á sustraerse para siem pre de la
tlominacion real, que tan ominosa les fué, y que
por lPas límites y barreras que se-le opongan, tiende
constantemente á ensancharse, hasta degenerar en
tiranía. Así juraron el plan de Iguala, que garan·
tía las bases esenciales de Independencia, Relgion
y Union, sin dudar un momento que el gobierno
monárquico, establecido en él, y elllamamÍento de
los Borbones no podian ser con mas fin qua el po~
lítico de unir la opinion de un número considera-
ble de gentes; que espantadiza de cuatcluiora otra
forma que se hubiese proclamado por su nimio
apego á aquella ínstitucion, podrian haber retn.rda-
do por mas tiempo el general pronunciamiento de
las provincias, y causándonos mayores males. Ni po-
dian creer otra cosa, cuando saben muy bien que
facultad t'Bn delicada solo puede ejercerse legíti-
mamente por V. 1\1., que representn la soberanía
nacional, sea cual fuere el mérito y las circunstan-
cias en que se vi6 el héroe libertador de la patria.
Dejaban pues, á la sabiduría y prudeucia de V. M.
la aprobacion que de derecho le pertenecia1 sobre
101
el plan de Iguala, y tratados de Córnoba; y que
rompiendo el mUl'O que oponían á vuestra. autori -
dad soberana, hnbiese V, M. sancionado con abso-
y
luta libertad la forma de gobierno mas análoga útil
á la nacion: forma que se acomodase tambien á la
establecida gener::tllllente en todos los Estados in~
dependientes de ambas Américas: forma que ase-
gurase para siempre nuestra libertad y la sobera-
nía del pueblo; fOl'~la, en fin, republicana ,.. . .. El
digno representante de esta provincia trasmitió
este voto á V. M., en su vez, y no puede atribuirse
á espíritu de novacion el deseo que ella tiene por
verlo admitido y sanciónado por V. M.
Pero cuando estos mismos pueblos perdieron su
mas lisongera esperanza, con la sancion que V. M.
di6 al gobierno monárquico moderado; cuando re-
cordaron que para esto se coart6 la libertad de V.
M. con juramento pr6vio que mudó la esencla de
V. M., de, constituyente en constituido; cuando ad·
virtieron que pudo V. M. ser sorprendido por los
partidarios del gobierno e~pañol, así como es oe
creer lo fué el gobierno provisional, que precedió
á la instalacion de V. M" , por la detencion de esta
misma instalacion, demorada contra la espectacion
y deseos de toda la nacio)), convocando al fin la
representacion nacional de una ma.nera contraria
á los sencillos elementos de la eleccion popular,
circunscribiendo á los pueblos, y sus poderes á fol'-
102
mulas viciosas; ent6nces, Señor, lleg6 á su colmo
el sufrimiento, y unos querian negarse abierta-
mente á la obediencia, protestar otros, y tod0s
habrian hecho un sacudimiento, si no los hubiese
contenido la firme seguridad que presagiaron de
que aun era tiempo para que V. M. aguardase un
momento favorable en que pronunciarse por sus
mas caros interese.~.
Vino por fin tan feliz instante. España invali-
da el tratado de C6rdoba: nos declara la guerra y
apresta escuadras con que dominarnos nuevamen-
te. Mas V. M. con motivo tan solemne, recobra
su libertad para entrar en nueva sancion y decla-
rar la forma de gobierno que mas convenga y
acomode á la augusta nacion que representa. Nin-
guna consideracion puede retraer á V. M. de tan
urgente como importante declaracion. Venturosa-
mente reune V. M. todos los medios de hacerlo; X
si por desgracia faltase á V. M. la, fuerza armada
yo tengo la satisfaccion de estar y consagrarme á
las 6rdenes de V, M., con esta provincia de mi
mando y con dos mil caballos que sostendrán á
todo trance las resolucione::¡ de V. M. Conviene,
Señor, no perder la oca',ion y ganar tiempo. Los
enemigos interiores y exteriores se acercan siem-
pre cautelosos, y la patria con sus mas esforzados
hijos está á riesgo de ser víctima del mas pequeño
desouido. Sálvela V. M" dando á la tiranía el gol-
103
p:3 mortal, y á la santa libertad un (tia de giotb
y de satisfaccion, que . trasmitirá á ht mas remota
posteridad con alabanza y bendiciones el nombre
glorioso de los padres de la patria.
Soto la Marina, 16 de Mayo de 1822.-Señor.
-Felipe de la Gm'za.-AI soberano congreso cons-
tituyente mexicano.

NOTA.

N o consta en las colecciones de órdenes y decretos


de la soberana Junta ni del congreso, tos relativos al
nombramiento de Generalísimo Almirante, y reconoci·
miento de Emperador, en la persona del Sr. Iturbide.
Tampoco existe el que le autoriz6 para ocupar la con-
duela de caztdales que marchaba Veracruz; sin em-
bargo, Itay motivos fundados para creer que se expi-
dieron y fluyen de la connivencia, al méno8 aparente,
del soberano cuerpo legislativo, JI ele la lectura ele SU3
sesiones en aqu,ellos dias.

'lO
104

NUMERO 5.

Repnsentaeion del b1'ifJadier D. Felipe de la Garza


al empe1 ador.
1

Señor.-El gefe de la provincia del N uev-o San-


tander, el ayuntamiento y vecindario de Soto la
i,farina, y los oficiales y tropa de las compañías
de la milicin. de la misma provincia, reunidos con
ella, penetrados del mas vivo sentimiento por las
p rovidenciai'! opresivas de la libertad política de
la nacion~ que con escándalo universal y violaClon
de los derechos mas sagrados ha adoptado en es-
tos dias el gobierno de V. M. 1., bien ciertos de
que ellas no proceden de la recta intencion de
V~ M. l., sinQ de las arterias é intrigas del minia·
105
terio, vendido á los partidarios del gobierno espa-
ñol, para dividirnos y despedazarnos, elevamos á
V. M.!., con toda la dignidad de hombres libres.
la representacion de nuestras quejas y agravios, y
la sorpresa que nos ha causado la prision de los
beneméritos diputados del soberano congreso cons-
tituyente, con que ha quedado reducida á mera
nulidad la representacion nacional, y bajo la in-
fluencia del gobierno, si ya no se ha disuelto. ¿Có-
mo tan pronto olvidarse V. M. 1., del sagrado ju-
ramento que otorgó en el seno del congreso? Allí
protest6 V . M. 1., del modo mas solemne ante
Dios y los hombres, que respetaria sobre todo la
libertad política de la. nacion y la personal de cada
individuo. ¿Y como se entiende esto, Señor, con la
destruccion del congreso, con las prisiones ejecu-
tadas en esta capital, y las que se han mandado
hacer en las provincias, de hombres patriotas aman·
tes de su libe,r tad'? Se cohonesta es cierto, con el
especioso velo de subversiones, divergencias de
opiniones, y trastorno del Estado: pero, Señor, en
quien está la verdadera~subversion y divergencia,
es en el ministerio, cuyos intereses son irreconci.
liables con los de los pueblos. El, Señor, aspira á
gobernar bajo el nombre de V. M. 1., sin sujeoion
ni responsabilidad: él quiere reunir en su seno too
dos los poderes, y ejercel:los despótica. y tiránica-
mente: él quiere imponernos un yugo tan duro,
106
flue proclamemos como el mejor, el sacudido glo~
riosamente por por el venturoso y glorioso grito
de Iguala: él quiere en fin, comprometer á V. M.1.
con los pueblos, haciendo parecer distintos sus in.
tereses, cuando están identificados.
Señor, nosotros no pretendemos establ€cer nue-
vas formas, ni derogar cosa alguna de las sancio-
nadas. Queremos sí, que gobierne la ley y no el
capricho; que el gobierno haga nuestra felicidad, y
no la suya: que V. M. entienda que no nos guia
el espíritu revolucionario, ni inovador, sino el de-
seo único del bien de la patria. Hemos jurado un
gobierno monárquico constitucional, y no tratamos
de alterarJo, ni atacarlo; pero si deseamos y pre-
tennemos, que no degenere en abseluto. exigimos
el cumplimiento del juramento de V. l\I., y na-
da mas.
Consiguiente á essa resolucion que hemos adop-
tado y jurado sostener, sacrificando si es preciso
nuestras vidas, nuestras fortunas y cuanto tene-
mos ue mas caro sobre la tierra, suplicamos á
V. l\I. 1:
1. Que se sirva mandar poner en libertad ill~
mediatamente á los diputados del congreso, apre-
hendidos en la noche del 26 de Agosto, y á todos
los demás que despues lo hubieren sido.
2. Que el congreso se instale en el punto que
elija, y donde delibere con absoluta libertad.
101
3. Que el ministro actual sea. depuesto y juz-
gado con arreglo á la ley.
4. Que se extingan y supriman esos tribunales
militares de seguridad pública, en donde estén ya
establecidos.
5. Que igualmente se pongan en liberta.i todos
los demás presos por sospechas, que hubiere en
México y en las provincias, por la circular de la
primera secretaría de Esta.do, de 27 de Agosto,
juzgándose con arreglo á las leyes y por los tri-
bunales establecidos por ellas, á los que resulta~
ren convencidos de algulI crÍmen; y por último,
que se observen las 'leyes fundamentales que he-
mos adoptado interinamente.
Si (lo que Dios no permita) V. 1\1. 1. desoye
estas sencillas peticiones, el genio del Ulal y de la
discordia vá á lanzarse sobre el desolado Anáhuac,
y vamos á ser envueltos en una guerra, cuyo tér-
mino será siempre por la causa augusta. de la li-
bertad.
N osotros, á lo ménos, y toda esta provincia del
Nuevo Santander, fieles á nuestros juramentos y
justos apreciadore3 de IR libertad, morirémos pri-
mero gloriosamente en el campo del honor que su-
cumbir al fiero despotismo. Hemos tomado las
armas, no para dirigirlas contra V. M~, sino contra
los que abusando de su nombre quieren esclavi·
zarnos, con cadenas muy mas pesadas que las qne
108
acabamos de l'Oll1pel'~ y no las dejarém05 de la
mano, hasta haber conseguido libertar al congreso,
libertar á V. M., de las insidiosas~asechanzas que
le están tejiendo hombres malvados, para perd~r á
V. M. y á la nacion, y sobre todo hasta salvar á
esta de los males que la amenazan. En Vl1estra
mano, Señor, está el evitarlos. Que diga la posteri-
dad que el grande Agustin 1 salv6 dos veces á la
. .
namon meXIcana.
y miéntras que V. M. re~uelve sobre los par-
ticulares que dejamos asentados, no hemos permi-
tido se encargue del mando de esta provincia el
coronel D. Pedro José Lanuza, que venia :í. reci-
birlo, y por quien no queremos ser mandados aho-
ra, ni en ningun tieIllpo. El gefe 'Rctual que tane,
mos es de toda nuestra confianzá y satisface ion, y
debe serlo de la de V. M., por sus virtudes y pa~
triotismo, y no dejarémos que se encargué.) otro
ninguno del mando, hasta no haber asegurado nues·
tra libertad. Tampoco permitirémos que se intro-
duzca tropa de fuera. Si alguna quisiere 11 :tcerlo
á fuerza de almas, sin oir la voz de la razor, y la
justicia que nos asiste, para acudir en cualquier
caso á V~ M., como á buen padre de sus pu eblos,
se les contestará tambien con las armas, sin que
por nuestra parte se dé lugar al derramamiento
de sangre, á ménos que no seamos forzados á re-
peler la fuerza con la fuerza, y siempre, guardaré-
109
mos el derecho de la guerra y el de gentes, lloran-
do eternamente la sangre de nuestros hermanos
ciue seamos precisados á verter.
Plegue á Dios ilustrar á V. M. 1. sobre la reso "
lucion que esperamos por el mismo conducto, y
conservar i,le3a la preciosa vida de V. M., los mu-
chos años que le pedimos, para que haga :::nuestra
felicidad.
Soto la Marina, 26 de Setiembre de 1822, 2°
de nuestra independencia.-Señor.-Felipe ele la
Garza.
Siguen las firmas del ayuntamiento, de los elec-
tores é indi viduos de la diputacion provincial, del
cura párroco, de los oficiales de las milicias y ve·
cindario de consideracion.-Dicha representacion
lleg6 el domingo 6 de Octubre de 1822.
110

NUMERO 6.

Copia de la circular comunicaaa con fecha de ayer


por el Exmo. Sr. D. José María de Herrera,
secretaría de Estado y del despacho de Relaciones
interio'f'cs .7/ exterim·es.

Pocos dias despues de comunicada á este go-


bierno la noticia de una sublevacion verificada en
la Colonia del Nuevo Santander, por D. Felipe de
la Garza, complicado en la con5piracion que sofo·
có la vigilancia de S. M. I., en 26 de Agosto úl·
timo, se han recibido partes oficiales de la com-
pleta pacificacion de aquel territorio, debida á las
providencias que con la velocidad del rayo dictó
la actividad de nuestro digno Emperador, para pre-
caver los movimientos que temia por aquella par-
te, á consecuencia de los antecedentes que obraban
111
en la caUíla, contra la conducta del expresado Gar-
za, seducido por las intrigas de los agitadores de
esta capital, que tenian todas sus esperanzas en l<l.
cooperacion de aquel incauto gefe. La completa
su misio n de todos sus secuaces, y el amargo de-
sengaño de la impotencia de tales esfuerzos, para
derrocar el trono de S. 1\1., cimentado en el amor
acendrado de los pueblos, ha sido el fruto de unas
tentativas que jamás dejarán de producir l'Os mis-
mos resultados, cuantas geces intenten;}enovarse.
En oficio de 13 del corriente, dirigido desde la
Haciendo de Buenavista al Exmo. señor capitan
general .de las provincias interuas de Oriente y
Occidente, D. Anastasio Bustamante, dice el señor
brigadier D. Zenon Fernandez, cO~~landante gene-
ral de San Luis Pdtosí, lo siguiente:
"Dirijo á V. l:!:. el pliego y documento que me
acompaña el coronel D. Pedro Lanuza, y un oficio
de D. José Antonio Quintero: de todo resulta que
Garza se fugó solo, y 6.. los preocupados que habia
reunido les entró el miedo, y cada uno se volvió ú
su casa, en vista de nuestras tropas.
Cincuenta leguas caminamos, y sigo, para me-
jor informarme,c1ando un coIto paseo á la tropa
por la Culonia, para que imponga respeto, por si
acaso hubiere alguna mala semilla.
'roda mi tropa y oficiales están llenos de dis ..
gusto por no haberse batido, lo que no pudieron
11!?
conseguir, pues circuladas mis órdenes, conocida
mi firma y mi tropa, ya no quisieron seguir á

Garza lo~ de la Colonia, á quienes ciertamente
tenia engañados.
Suplico á V ..K que de mi parte haga presente
á S. M.!., que la Colonia queda pacífica y que es
regular que Garza se haya ido á Monterey, para
presentarse al t I'. López, bajo el abrigo del canó·
nigo Ramos Arizp@, que seguramente ha estado
con el expresado Garza."
Tengo la satisfaccion de participar á V. esta
plausible noticia, que al mismo tiempo que acre-
dita el celo con que S. M. 1. vela sobre la consel'-
vacion y bienestar de sus pueblos, justifica mas y
mas la necesidad de las medidas que se vi6 obli-
gado á tomar, para, reprimir la conspiracion en-es-
ta capital y otros puntos del imperio. Espero se
sirva V. comunicar á quien le corresponda este
feliz acontecimiento por los conductos de estilo.
113

NUMERO 7.

Acta de Casa Mata.

Los Sres. generales de di vis ion, gefes de cuer-


pos sueltos, oficiales del estado · mayor uno por
clase dal ejército, reunidos en el alojamiento del
general en gefé, para tratar sobre la toma de la
plaza de Veracruz y de los peligros que amenazan
la patria, por la falta de repre~entacion nacional
(único baluarte que sostiene la libertad civil). des~
pues de haberse discutido extensamente sobre su
felicidad, con.presencia del voto general, acordaron
en este dia lo siguiente:
Art. 1. Siendo inconcuso que la soberanía resi-
de esencialmente en la nacion, se instalará el con-
greso á la mayor brevedad posible.
Art. 2. La convocatoria para las nuevas c6rtes
f$e ha.rá bajo las bases prescritas para las primeras.
114
Art. ~. Respecto que entre los señores diputa-
dos que formaron el extinguido congreso, hubo al-
gunos, que por sus ideas liberales y firmeza de ca·
rácter, se hicieron acreedores al aprecio público, al
paso que otros no correspondieron debidamente á la
confianza que en ellos se deposit6; tendrán las pro·
vincias la libre facultad de reelegir á los primeros
y sustituir á los segundos, conlsugetos mas ido neos,
para el desempeño de sus árduas obligaciones.
Art. 4. Luego que se reunan los representantes
de lanacion, fijarán su residencia en la ciudad 6
pueblo que estimen por~mas conveniente, para dar
principio á sus sesiones.
Art. 5. Los cuerpos que componen este ejérci-
to y los que succesivamente se adhieran, ratifica-
rán el solemne juramento de sostener á toda costa
la representacion nacional.
Art.6. Los gefes, oficiales y tropa que TIO es-
tén conformes con sacrificarse por el bien Je la
patria, podrán trasladarse adonde les convenga.
Art. 7. Se nombrará una comision que con co-
pias de la acta marche á la capital del imperio, á
ponerla en manos de S. M. el Emperador.
Art. 8. Otra comision con igual copia á l~ pla-
za de Veracruz, á proponer al gobernador y coro
poraciones de ellailo acordado por el ejército, para
ver si se adhieren á él ó no.
Art. 9. ütl'o á los gefes de los cuerpos dépen.
115
dientes de este ejé~cito que se hallan sitiando al
puente y en las villas.
Art. 10. En el ínterin contesta el supremo go-
bierno, con presencia de lo acordado por el ejérci.
to, Ia diputacion provinsial de esta provincia será
la que delibere en la. parte administrativa, si aque-
lla resolucion fuese de acuerdo con la opinion.
Art. 11. El ejército nunca atentad. contra la
persona del Emperador, pues lo contempla decidi"
do por la represeutacion nacional: aquel se situará
en las villas 6 en donde las circunstancias lo exijan,
y no se desmembrará con pretexto alguno, hasta
que no lo disponga el soberano congreso, atendien"
do á que será el que lo sostenga en sus delibera-
ciones.
Cuartel general de Casa Mata, á 19 ue Febrero
de 1823.-Pol' el regimiento de infantería núm. 10,
Simon Rubio, Vicente N eri y Barbosa, Luis de la
Portilla, Manuel María Hernandez, José María
Gonzalez Arévalo. Id. por el núm. 7, Andrés
Rangel, Antonio Morales. Id. por el núm. 5, Ma-
riano García Rico, Rafael Rico, José Antonio He-
redia, Ra.fael de Ortega. Id. por el núm. 2, José
Sales, José Antonio Valenzuela, Juan Bautista
Morales, Juan de Andonegui. Id. por los granada
ros de infantería, J oaquin Sanohez Hidalgo. Id .
por la artillería, Franoisco Javier Berna. Por el
12 de oaballería, José de Campo. Id. por ellO,
II
115
J osé María Leal, Estévan de la Mora, ÁUástaslo
Bustamante, Juan Nepomucéno Aguilar Tablada,
Id. por el 1, Manuel Gutierrez, Luciano Muñoz,
Ventura Mora, Francisco Montero. Mayor de ór-
denes de la izquierda, Andrés MartinEfz. Id. de la
derecha, Rafael de Ortega. Id. del ejército, José
María Travesí. Gefe suelto, Juan Arago. Gefe
del centro, Juan José Codallos. Id. de la izquier-
da, Luis de Cortazar. Id. de la derecha, José )la-
ría Lovato. General del ejército, José Antonio de
Ech&vrni·-Es copia.-Fecha ut supra.-Grego-
rio de Arana, secretario.

NUMERO 8.

-
P'i'octamade S. M. el Emperador al
~jército triglrante.
Soldados trigarantes: nunca os ·dirigiera la pa
¡arba con mas necesidad, ni oon mayor importancia,
117
que cuando se empeñan en extravÍaros de la senda
del bien, y cuando la patria se interesa grandemcil_
te en el acierto de vuestros pasos. Yo estoy seguro
de la rectitud de vuestras intenciones, y os amo
cordialmente como á hijos los mas beneméritos,
porque vosotros cambiasteis momentáneamente y
sin estragos, el gobierno español en mexicano, ha-
ciendo independiente nuestro suelo, del dominio
extrangero, porque sois los primeros soldados del
mundo, que sabeis reunir al furor en la batalla, la
compasion con el venoido y débil, á la fortaleza
la generosidad; porque soy testigo de vuestra re·
signacion en las privaciones y fatigas. Os amo fi-
nalmente, porque me amais, y porque siempre ha-
beis unido gustosos vuestra suerte con la mía.
Sí, soldados, mi suerte y la vuestra están hoy
intimamente unidas á la de la patria: las desgra-
cias de esta, son nuestras yen su posteridad y bie-
nes, tendremos la mejor Farte, porque nadie nos
quitará la gloria de haberla dado libertad, conso-
lidado el gobierno que deseaba y precavídola de
males incalculables, á costa de sacrificios y fatigas,
que sabrá apreciar la posteridad.
Soldados: libertásteis por dos veces á la patria
de la anarquía; estais en el caso y obiigacion de
hacerlo la tercera. La. division en los pueblos es
causa precisa de su desolacion; esto es lo que pro-
cura el gobierno español, para dominarnos de nue-
118
vo y esto es por lo mismo, lo que mas cuidadosa,
mento debemos evitar. Sabed: qt:e las intrigas
inhumanas y astutas del gabinete de Madrid, son
causa de las guerras intestinas de Buenos-Aires,
aunque la España no haya sacado otro fruto que
el triste sacrificio de cien mil hombres. El mismo
empeño tiene en Colombia y en el Perú: sepamos,
pues, en México frustrar sus miras, imitando el
carácter firme y constante de los chilenos.
Mi voz debe ser para vosotros el norte mas se-
guro. He llegado á la última dignidad (aunque
contra mi voluntad y deseo): no tengo á que aspi-
rar, y por lo tanto no necesito hacer escala de ca-
dáveres, como otros quieren para subir. Acordaos
que siempre os dirigí á la vjctoria; siempre en fa-
vor de la patria; siempre por el camino del bien,
y siempre evitando la efusion de sangre, porque
para mí es de mucha estima la de cualquier hom-
bre.
Sabeis que cuando algunos representantes del
pueblo, extraviados en el santuario mismo de las
leyes, á tiempo que acabábais de establecer la re-
presentacion nacional, os llumaban carga pesada,
Q insoportable, asesillos pagados, y se empeñaban
en hacer desaparecer el ejército, yo fuí quien lo
sostuvo á todo trance, y lo sostuvo porque vues-
tros servicios inestimables os hacian acreedores á
ello, y porque era preciso para conservar nuestra
119
indep~ndencia, precaver las convulsiones interiores
y consolidar nuestro gobierno en su mismo estable-
címienlo. Considerad con atenta circunspeccion la
conducta y las operaciones de los que os hablan,
qué es lo que tienen que perlter, y á lo que pue-
den aspirar, y esta regla os será muy útil para
evitar el engaño.
Finalmente, soldados, tened presentes vuestros
juramentos, la denominacion de trigarantes, os 103
recuerdan. Debeis de sostener la religion cristiana,
mantener la independencia de nuestro país/y con-
servar la union entre sus habitantes. Jurásteis
tambien mantener la monarquía moderada consti-
tucional, porque así es conforme al voto unúnime
de los pueblos del septentrion. Yo)stoy ligado con
iguales juramentos, los hice en Iguala, y los he
ratificado solemnemente ante el Dios de la verdt>.d,
con la mayor efusion de mi corazon, porque estoy
plenamente convencido de haberlo hecho con la
mayor justicia y necesidad. Me vereis siempre ú
vuestro lado para desempeñar mis deberes, por los
cuales haré sacrificio gustoso de mi comodidad, de
mi reposo y de mi existencia: ni un padre a.nciano,
ni ocho hijos tlernos, ni una esposa amable, ni co~
sa alguna me servirá de obstáculo, para obrar con-
forhle á mis principios; por el contrario, en todas
esas caras prendas de la naturaleza, descubre mi
honor nuevos estímulos. N o salga de vuestros lá-
120
bios, ni se aparte de vuestros corazúnes el deseo
de sacrificaros conmigo, si es preciso, por la reli·
gion santa que profesll.mos, por la libertad de nues-
tra patria, por la union y 6rden entre todos sus
-.habitantes, y por la monarquía moderada constitu-
cional, pues que así lo jurásteis, así es convenien-
te, y ésta esla voluntad general de la nacion.
México, 11 de Febrero de 1823.-Agustin.

~'¡ U.MERÜ 9.

EJ-fJosícion del ex-Emperador al cong1'eso


.f1lacionat•

"Señores diputados,-La expresion de la ver-


dad, jamás ofendi6 á la delicadeza, ni al mas pun·
donoroso decoro: jamás tampoco la oyeron con de-
sagrado el hombre de bien: en el palacio y en la
cabaña, siempre di6 honor al que la pronunci6, y
no ménos al que no se resinti6 de oirla.
121
Pr6ximo á alejarme de la c6rte, es mi deber
manifestarla á la. nacion, dirigiéndome á sus repre-
sentantes.
Subiendo al trono no se deja de ser hombre: el
patrimonio de estos es el error: los monarcas no
son infalibles; por el contrario, mas disculpables
en sus faltas, 6 llámeseles delitos, si cabe tal con·
tradiccion con los principios del dia; sí, mas dis-
culpables, porque colocados en el centro de los mo-
vimientos, en el punto á que se dirigen los nego-
cios, 6 10 que es lo mismo, en que chocan todas las
pasiones de los que forman los pueblos, su aten--
cion dividida en multitud de ¡numerables objetos, su
alma aturdida fluctúa entre la verda.1 y la mentí·
ra, la franqueza y la hipocresía, ia amistad y el
interés, la a.dulaoion y el patriotismo: todos usan
un mismo lenguaje, todo se presenta al príncipe
con iguales apariencias: él bien podrá desear lo
mejor, y este mismo deseo le precipita al mal; pe-
ro el fil6sofo descansa. en su conciencia, y si está
expuesto á sentir, no lo está sufrir los remordi-
mientos del arrepentimiento: por desgracia aun los
consejos que ~e dan de buena fe no son siempre
los que producen el acierto.
Los que hoy sobre las providencias que mas han
fijado la atencion, me persuadieron que la felici-
dad de la patria exigia hacer lo qU,e hice, y á lo
que se atribuyen resultados que habrían si~ los
122
mismos de otro modo, con solo la diferenoia de
que la causa verdadera 6 aparente (esto lo decidi·
rá el tiempo), habría sido en un caso · debilidad y
en otro despotismo: ¡triste es la situacion del que
no puede acertar, y mas triste cuando está. pene-
trado ue esta importancia! Los' hombres no son
justos con sus contemporáneos; es preciso apelar
al tribunal de la posteridad, porque las pasiones
se acaban con el corazon que las abriga.
Se habla mucho de la opinion, de su violento
desarrollo: siemprQ se yerra de prisa, y por lo co-
mun solo de8p :lcio se acierta: la opinjon tiene su
crisol, sus efectos no son efimeros; esto me porsua-
de que tadavía no podemos fijarnos en cual sea la
de los mexicanos, porque 6 no la tienen, 6 no la han
manifestado: en doce años bien podian contarse ca-
si otras tantas opiniones tenidas por tales. Comen-
zaren las diferencias, no me era desconocido su tér-
mino, ni me era dado tampoco evitar los efectos
!lel destino: yo debía aparecer como débil 6 como
déspota: me decidí por lo primero, y no me pesa:
sé que no lo soy: economicé males á los pueblos:
puse un dique á raudales ds sangre; esta satisfac-
cion es mi recompensa.
N o desconozco la adhesion qua se tiene á mi
persona en di versas partes, ni puedo dudar de ella,
á vista de testimonios ,que la convencen. Tampoco
ignoro que danuo energía al génio de la discordia
123
Y activando la marcha de la anarquía que imena-
za á la ,nacion, los pueblos que ahora están desu-
nidos, harian votos di versos y pronunciarian vo-
untad distinta.
Pero mi sistema jamás será el de la discordia.
Miro c@n horror la anarquía, detesto su inflnncia
iunesta y deseo la unidad en bien de la nacion don-
de he nacido, y que por tantos títulos debe ser
cara á mis ojos.
El plan que elegí para terminar diferencias ha
sido de paz y harmonía, de 6rden y tranquilidad,
no Il!irando á mi persona, fijando la vista en la na-
cion, haoiendo sacrificios por mi parte, procuran-
do escusar los de los pueblos, evitando que la re-
volucion tenga el carácter siem pre de reaccion fi-
sica, trabajando para que tenga el de un movimien-
to indicado solamente por los pue blos, y ejecutado
con prudencia por las autoridades.
Mandé á Jalapa comisionados para que hablando
en)a confianza de la armonía con los generales y
gefes del ejército, se terminasen en paz y sosiego
las diferencias ocurridas: presenté á la deliberacion
de la junta los puntos que iban embarazando la
conclusion de un negocio tan sério como trascen-
dental: decreté el restablecimiento del congreso,
cuando se me manifest6 primero por los comisio ·
nados y despues por la diputaeion de esta provin-
cia, que la reposicion del que existia antes,era
124
conforme á la voluntad de la mayoria y á los de-
seos de los generales y gefes: lo restablecí cuando
supe que habia en México suficiente número de
diputados para formarlo: le ma.nifesté el dia. de su
restablecimiento que estaba dispuesto á cualquiera
sacrificio que exigiese el verdadero bien de la na-
cíon: dejé á su eleccÍon lo del lugar donde juzgase
necesario reunirse y tener sus sesiones: le reiteré
mi respeto á la voluntad general de la nacion y
al congreso <iJ.ue la representa; propuse que si pa-
ra su libertad y seguridad estimaba necesario que
se retirasen todas las tropas, su acuerdo seria de-
cisivo y el congreso deliberaria sin ver armas en
derredor de él: le hice presente por el ministerio
respectivo que si no creia bastantes para verse li-
bre y seguro las medidas hasta ent6nces tomadas,
acordase las que creyese necesarias, convencido de
que el gobierno dispolldria al instante su ejecucion
y cumplimiento: abdiqué la corona expresando que
si era orígen de disenciones,no queda lo queem-
barazase la felicidad de los punblos: añadí que de-
cidido este punto me expatriaria, saliendo de esta
América, y fijando mi residencia y la de mi fami-
lia en un país extraño, donde distante de México,
no se presumiese jamás influjo mio en la marcha
que siga esta gran sociedad: expuse que miéntras
se resol via el artículo de abdicacion, me retiraria
di la c6rte, para dar esta prueba mas de mis deseos
125
por ia libertad del congre::o en negocio tan grave:
pedí que él mismo comisionase individuos de su
seno, para que trat.ando con los generales del ejér-
cito, fijase, oida su voz y la mia, el modo decoroso
con que debia retirarme: no quise hacer uso de la
eleccion que se me daba para nombrarlos quinien-
tos hombres, que debían servil' de escolta á mi per-
sona: propuse yo mismo que el general D. Nicolás
Bravo, que merece justamente la confianza públi-
ca, fueso el gefe de a quella escolta: he querido que
vistos mis pasos, oidas mis voces, presenciadas ::ais
acciones, las de los pueblos, caminando á su felici-
dad, 6 alejándose de ella, no se crean jamás influi-
das por mi.
N o se ha presentado al pensamiento la necesi-
dad de otro sacrificio. Si en la extension de la
posibilidad hay algun otro que exija el verdádero
interés de la nacíon, yo estoy dispuesto á hacerlo.
Amo la patria donde he nacido, y creo que dejaré
á mis hijos un nombre mas sólidamente glorioso,
sacrificándome por ella, que mandando á los pue-
blos desde la altura peligrosa del trono.
. Salgo con toda mi fámilia: antes do salir debia
ponerlo en noticia del congreso, desenvolver los
planes de mi 'gobierno y desarrollar les de mI
alma.
Conocí que esta parte rica de la América no
dibia. estar sometida. á Castilla. Presumí que esta
1~6
era la voluntad de la nacion: sostuve sus derechos
y proclame su independencia; He trabajado en su
gobierno y abdico la corona, si la abdicacion es
necesaria para su felicidad.
El congreso es la autoridad primera que vá á
dar direccion al movimiento de los pueblos. Si
éstos llegan al objeto de HUS deseos, sin derramar
la sangre de sus individuos; si unidos en derredor
de un centro comun, cesan las divergencias y di·
visiones, siempre embarazadoras del bien; si cons-
tituidos por unas leyes sábias levantadas sobre
bases s6lidas, quedan asegurados en el goce de
sus derechos; si gozando de los que les dá la na-
turaleza, trabajan sin ser distraidos por convul·
siones, en abrir 6 limpiar las fuentes de riqueza;
si protegidos por un gobierno que deje en libertad
el interés individual de los labradores, arteE1nos
y comerciantes, llegan todos á ser ricos 6 ménos
pobres; si la nacion mexicana, feliz con la felicidad
de sus hijos, llega al punto que debe ocupar en la
carta de las naciones, yo seré el primer admirador
de la sabiduría del congreso, me gozaré de la fe·
licidad de mi patria, y terminaré gustoso los dia,s
de mi existencia.
'l'acubaya, 22 de Marzo de 1823.-Auusti1"
, .
'. '-'
-
;

NUMERO 10.

Oficio ae la secretapía ael soóerano congreso.

Ex:mo. Sr.-El soberano congreso general cons-


tituyente ha oido la exposicion, que de L6ndres le
hace D. Agustin de lt.urbide, fecha 13 de Febrero
último; y en consecuencia manda se publique In,
referida exposicion, acompañada del decreto de 28
de Abril próximo pasado.
Lo que comunicamos á V, E., con copia del men-
cionado documento, para su debido cumplimiento.
Dios y Libertad, México 7 de Mayo de 1824.
- Luis ae OOl'tazar, diputado secretario.- Jesé
Agustín Paz, diputado secretario.-Exmo. Sr. se-
cretario de Estado y del despacho de relaciones.
En, consecuencia de 6raen de S. A, S. se insertan
108 documentos 8í9uientea~
12
128

PlUMERO.

Rxposicion del Exmo. Sr. D. Agusiin de littrbide.

El amor á la patria animó el grito Ile Iguala:


él me hizo salir, de ella arrostrando graves obstá-
culos y arde hoy en mi pecho de la misma manera,
sin que ha.yan sido bastante para sacrificarlo ni los
términos en que fué concebido el decreto de 8 de
Abril de 1823, ni las expresiones que algunas au·
tOl'idade3 y alguna corporacíon han vertido contra
mi buen nombre, sin provecho y sin verdad; todo
lo he visto como resultado de equívocos y de pa-
siones de individuos: respecto de la nacíon mexi-
cana, no encuentro sino motivos de reconocimiento
y gratitud eterna. ,
Por esto, luego que se uescubrieron de un modo
claro las miras euro.peas contra las Américas, lo
que estuvo de tiempo muy atrás en mi pre visioD1
129
resolví pasar á un punto donde estuviese expedito
para volver á servir á los mexicanos, si ellos lo
querian, y frustar las medidas que, para impedirlo,
presumí tomaban algunos ministros, enviados ante
el gobierno de Toscana, y que posteriormente he
visto confirmadas por hechos públicos, que supongo
en conocimiento de vuestra Soberanía.
A los representantes de esa gran nacion perte-
nece calcular y decidir, si mis servicios como un
simple militar, por el prestigio que acaso subsis-
tirá en mi favor, pueden ser de utilidad para reu-
nir los votos de los pueblos, y contribuir con ellos
y con mi espada á asegurar la independencia y li-
bertad de ese país: á mí toca solo manifestar la
disposicion en que me hallo para servir, y con sabido
funda~ento puedo ofrecer, que llevalia conmigo ar-
mas, municiones, vestuarios y dinero, y protestar
solemnemente, que si viese á México con su liber-
tad asegurada, con una voz sola, y con un interés
á todos sus habitantes, y sin enemigos poderosos
que combatir, no haria sino felicitarla por tantas
venturas, y •congratularme cordial~ente con ella
desde mi retiro. Ni mis deseos; ni mis palabras
deben interpretarse: la felicidad verdadera de mi
patria es lo que siempre quise: y por ella hago al
Todopoderoso fervientes votos.
L6ndres, 13 de Febrero de 1824.-Agustin de
130
Iturbíde.-AI soberano congreso constituyente .de
la nacion mexicana.
Es copia. México 7 de Mayo de 1824.-Anto·
nío de Mier.

SEGUNDO.

Soberano decreto que se cita, de 28 de Abril pr6zimo


pasado.

Primera secretaría de Estado.-Seccion de go-


bierno.-EI supremo poder ejecutivo me ha dirijido
el decreto que sigue.-EI supremo poder ejecutivo,
nombrado provisionalmente por el 'soberano con-
greso mexicano, á todos las que las presentes vie.
ren y entendieren, sabea: que el soberano congreso
general constituyente ha decretado lo que sigue:
131
"El soberano congreso general constituyente se
ha servido decretar:
19 Se declara trai .1or y fuera de la ley á D .
Agustin de lturbide, siempre que bajo cualquiera
título se presente en algun punto de nuestro ter·
ritorio. En est.e caso, queda por el mismo hecho
declarado enemigo público del Estado.
29 Se declaran traidores á la federacion, y se-
rán juzgados conforme á la ley de 27 de Setiem-
bre de 1823, cuantos cooperen por escritos enco-
miásticos, 6 de cualquiera otro modo, á favorecer
su regreso á la República mexicana.
39 La misma declaracion se hacJ respecto de
cuantos de alguna manera protegieren las miras de
cualquier invasor extranjero, los cuales serán juz-
gados con arreglo á la misma ley."
Lo tendrá enten~ido el supremo poder ejecuti-
vo .y dispondrá su cumplimiento, haciéndolo im-
primer, publicar y circular.
México, 28 de ;Abril de 1824.-4.-3.-José
l}faría C'abrem, presidente.-FmnGÍsco Elo1>riaga.
diputado secretario. ·--·...Tosé llIaría Júnenez, di puta-
do ~ecretario.
Por tanto mandarnos tÍ todos los tribunales, jus-
ticias, gefe&~ gobernadores y demás autoridades~ a.sí
civiles como Iililitares y eclesiásticas, de cualquie-
ra clase y dignidad, que guarden y hagán guardar,
cumplir y ejecutar el presente decreto en todas
132
sus partes. TendreÍslo entendido para su cumpli-
miento, y dispondreis se imprima, publique y cir-
cule.
En México, á 28 de Abril de 1824.-Nicolás
Bravo, presidente.-Miguel Dominguez, A. D. Pa-
blo de la Llave.- Y lo comunico á V. para su in-
teligencia y cumplimiento.-Dios guarde á V. mu-
chos años. México, 28 de Abril de 1824.-.Llave.

En carta oficial que ha recibido el supremo go-


bierno, fecha en Lóndres, á nueve de Febrero último,
se dice lo siguiente:
"Iturbide suplica 6 exige que le den 12,000 pe-
sos fuertes, del préstamo que acaba de hacerse, á
cuenta de su sueldo, 6 á cuenta de los intereses
que tiene en: México, para los que está comisiona-
do el Sr. Navarrete.-V. E. bien verá que estas
solicitudes del Sr. Iturbide me son penosas, pues
sin instrucciones de nuestro gobierno, nada puedo
hacer por él; por otra parte, segun el exámen que
133
me parece he hecho bien, creo que Iturbide no
tiene recursos numerarios. El mismo Iturbi<le me
ha asegurado que para subsistir ha vendido ya
algunas alhajas, y á su paso por Francfort dej6
un hilo y sarcillos de perlas de su mujer, que cos-
taron en México 14,000 pesos y le adelantaron
por ellos en Francfort 3,500 pesos."
8. A. 8. tiene dispuesto qlte por ningun motivo se
imprima aisládamente en ningun peri6dico ni papel
sltelto, la exposicion del Exmo. 81'. D. Agustín de
Ituróide, sin ir acompañada de los documentos que
se han insertado á su continuacion.

NUMERO 11.

Decreto.
El soberano congreso constituyente mexicano,
en sesion del dia de ayer, ha decretado 10 si-
guiente:
134
1. Que siendo la coronacion de D. Agustin de
Iturbide obar de la violencia y de la fuerza, y nula
de derecho, no ha lugar á discutir sobre la abdi·
cacion que hace de la corona.
2. De consiguiente, tambien declara nula la 8U-
cesion.hereditaria y títulos emanados de la coro-
nacion, y que todos los actos del gobierno pasadQ,
desde el 19 de Mayo 'hasta 29 de Marzo último,
son ilegales, ,quedando sujetos á que el actual los
revise, para confirmarlos ó revocarlos.
3. El S. P. B. activatá la pronta salida de D.
Agustin de Iturbide del territorio de la nacion.
4. Aq uena se verificará por uno de los puertos
del golfo mexicano, fletándose por cuenta del Es·
tacto un buque neuti:al, que lo conduzca con su fa·
milia al lugar que le acomode.
5. S 8 liSij i~ ;'u ~ (t D. Agustin de Iturbide, duranto
su vida, veinte y cinco mil pesos anuales, pagade-
ros en esta Citpital, con ¡a condicion de que esta-
blezca E,U residencia en cualquiera punto de la Ita·
lia. Despucs de su muerte gozará su familia de
ocho mil pesos, bajo las reglas establecidas para
las penSIOnes del montepío militar.
6 . .D. Agustin de lturbide tendrá el tratamien-
to de Exxelencia.
Lo que tendrá entendido, etc. México, 8 de Abril
de 1823. •
1;35

NUMERU

Decreto.

El soberano congreso constituyente mexicano,


en atencion á estar declarado por el artículo pri-
mero del decreto de 8 del corriente, que D. Agus-
tin de Iturbide no ha sido Emperador de México,
ha decretado lo siguiente:
Que se tenga por traidor á quien proclame al
expresado D. Agustin de Iturbide con vivas, 6 in-
fluya de cualquiera otro modo á recomendarle co-
mo Emperador.
Lo tendrá entendido, etc. México, 16 de Abril
de 1823.
136

NUMERO 13.

Carta al minist1'o Ganning.

E.l amor á mi patria y l:t obligacion que contra-


je haciendo su independencia, me ponen en la ne-
cesidad de vol ver á ella y prescindir de mi propia
conveniencia y gusto, que hago consistir ·en el pe-
queño círculo de mi familia .
Mi objeto e3 contribuir á ia. consolidacion de un
gobierno, que haga feliz aquel país, digno de serlo,
y que ocupe el rango que le corresponde entre las
demás naciones. He sido llamado de diversos pun-
tor repetidamente, y no puedo hacerme sordo por
mas tiempo.
Voy, no á buscar un imperio que nada me lison-
jea, ni quiero; estoy como un soldado, no á fomen-
tar la discordia ni la guerra, sino á mediar entre
los partidos opuestos y á procurar la paz.-Uno
137
de mis primerob cuidados será fijar bases para es·
tablece~' relaciones sólidas y de interés recíproco
con la Gran Bretaña. Siempre opiné del mismo
modo.
Habria manifestado á V. E. anticipadamente mi
n~ solucion, pues es bastante conocido el \lloda de
pensar de V. E. Y su finísima penetracion ; pero
creí que podria comprometer en alguna, manera la
alta política de este gobierno.
Por la misma razon no me procuré el honor de
ofrecer mis respetos personalmente á S. M. el rey
de la Gran Bretaña, y aun ahora no puedo sino
rogar á V. E. proceda como estime mas conveníen~
te en este punto, recibiendo mi carta, como la ex-
posicion del alto aprecio y afecto, con que se re-
pite del ~r. C'annig.-Agustin de Itu1'bide.-Lón-
dres, 6 de Mayo de 1824.

NUMERO 14.

Señor Almirante.-L6ndres 6 de Mayo de


1824, - Soy llamado con mucho empeño por
138
personas respetables de muchos lugareíil de Mé-
xico; que me honran con el concepto de que ¡me,
do contribuir muy eficazmente á reunir la. opi-
nion, y consolidar la independencia y libertau de
aqnel país. N o puedo negarme á los clamores de
una patria tan cara, y me he resuelto á dejarla
tranquilidall del retiro, aunque estaba decidido á
permanecer hasta el fin de mis dias.-Ya resuel-
to me impongo de nuevo la obligacion de procural;
á mi cara patria, por todos medios, su seguridad y
tranqcilidad; es un obstáculo para ello el castillo
de 1Jlúa y hé aquí el objeto satisfactorio de mi
carta;-AI Lord Cochrane quiero que se dela una
parte grande en la remocion d3 aquel escollo: sus
talentos, su valor, su actividad y su decisi(;ll en
favor de la libert3.d de los pueblos, acreclita,(h tan-
tas veces, me hace esperar prestará gusto~) sus
auxilios importantes, tan pronto como pue 1a y
apoyo esta esperanza tambien, en las ofertas :;ene-
rosas que se sirvió hacer á México de sus 13l'vi.
cíos, hallándome yo á la cabeza de la regenc· a de
aquella nacion.-Me lisongeo de que la milic ~ J. y
tripulacion seria bien recompensada de sus fati-
gas y el Lord Cochrane aumentaria con esta ope-
recion sus glorias y la nacion mexicana las ,'eco-
noceria con mucha grati tud.
Si Lord Cochrane se decidiese por la afirma ~ i va,
será útil anticipe un oficial de su oonfianza ~)ara
139
acordar en México los puntos que estímare conve-
nientes, pues ahora no puedo hablar sino con ge-
neralidad, y asegurarle que es un admirador justo
de las virtudes reelevantes del Sr. Cochrane, con
la mayor consideracion JI afecto.-Agustin de Itur.
hiele.

NUMERO 15.

Oopia de una carta escrita de J1féxwo, por el diputa-


do D. Oárlos María Bustamante, á 8tt amigo D.
J1fanuel Basconcelos, preso en Perote, por amigo
JI subordinado del 8r. Iturhide (fusilado en Pa-
dilla), con fecha 23 de Abril de 1823.

Estimado paisano y amigo mio: no ha tres h(}o


·ras qu;;: recibí la de V., fecha 15 del corriente, en
Huamantla, y por ella he visto la desgraciada par.
te que le ha cabido en la presente convulsion: las
13
14(\
Jo. V

de esta naturaleza son semejantes á un torrente,


que derramándose por una llanura, se lleva consigo
á lobos y corderos. Haré cuanto penda de mi ar-
bitrio, para que se mejore la. triste situacion de
V., sin asegurarle el buen éxito de mis diligencias,
pues yo solo respondo de lo que pende de mí y
no de agena mano: entiendo, sin embargo, que no
será accequible su regreso á esta capital, por la
delicadeza con que se tratan estos negocios, fermen-
to de pasiones y trascendencia de éstos á la clase
mas numerosa, pero ménos entendida del Estadc.
Solo la luna del tier<lpo disipa estos obstáculos, y
hace tardar mucho para que desaparezca el pres-
tigio y memoria de un hombre tan célebre por sus
empresas, como por el desenlace de la escena en
que ha figurado: no obstante, repito que haré
cuanto quepa en la estrecha órbita de mi posibi-
lidad. V. tranquilícese, y crea qu@ en el actual
gobierno hay virtudes, y que jamás aparecerá cri-
minal á sus ojos, si la desgracia de V. no tiene
otro principio, que haberle sido fiel amigo al Sr.
Iturbide.-Entiendo que estará en compañía de
V. el P. Treviño, persdna tÍ quien amo con incli-
nacion y gratitud: ofrézc!tle V. mis respetos, ase-
gUl'<1ndole que jamás olvidaré, que en mi prision
tuve en él y tuvo mi familia un tutelo: no me
avergonzaré en decir que por él comí muchos dias,
y que cuando todo el mundo me vi6 con desdén,
141
él solo di6 sobre mí miradas compasivas. Me hon"
raré con ser el 6rgano de sus expresiones al con-
greso y de endulzade el cáliz de su desgracia.--
Consérvese V. tan bueno como desea su atento
servidor que B. S. M.-Oárlos lJIIaría Bt~stamante

NUM~RO 16.

-
Cz'rcular á los amzgos en L6ndres.

Miguel J. Quin, Mathew Fletcher, W. Jacob,


etc.-L6ndres, 6 de Mayo de 1824.-Es probable,
que luego que se tenga noticia de mi marcha se;
manifiesten diversas opiniones, y algunas con co-
lores fuertes; quiero que V. sepa de un modo au-
téntico lo que hay de verdad.
Por una desgracia muy lamentable se hallan di-
vididas las principales provincias de México: too
das las de Guatemala, Nueva Galicia, Oajaca, Za..
14:¿
ca.tecas, Qlleréta.ro y otras son buenos ejemplos de
esta verdad.
Tal estado hace en extremo peligrosa la. inde '
pendencia del país: si la perdiese, muchos siglos
pasarian en una esclavitud terrible,
He sido invitado por diversas ,p'a rtes, conside-
rándome necesario para formar allí una opinion y
consolidar el gobierno, no tengo la presuncion de
creerme ,tal, pero sí estoy seguro de poder contri·
buir en gran manera á la amalgamacion de los in-
tereses particulares de las provincias, y á calmar
en parte las pasiones exaltadas, que preparan la
anarquía mas desastrosa: con tal objeto voy sin
otra ambicio n por mi parte, que la gloria de hacer
bien á mis semejantes, y desempeñar las obliga-
ciones que contraje con mi patria al nacer, ya que
dió grande extension al suceso de la independen-
cia: cuando abdiqué la corona de México lo hice
eon gusto y mis sentimientos no varían.
Si logro dar á mi plan todo el lleno que deseo,
muy pronto se verá consolidado el gobierno de
México, se uniformará la opinion, y se dirigirán
los pueblos á un punto.
Reconocerán todos los gravámenes, que por el
estado actual pesarian solo sobre unos pocos, y
las negociaciones de minas y comercio, tomarán el
vigor y estabilidad de que ahora carecen: nada es
seguro en la anarquía.
14:3
Creo que la nacion inglesa que sabe pensar, de-
ducirá muy bien por los antecedentes el resultado
político de México.
Concluyo con repetir á V. la recomendacion de
rais hijos, en cuya separacion dolorosÍsima se en -
contrará una nueva prueba de los verdaderos sen-
timientos que animan el corazon de su muy ami-
go.-Agustin de Iturbide.

NUMERO 17.

Exposicion del general liuróide á, la república


de Oentro-América.

En fines de 822 me preparaba para pasar den-


tro de pocos meses á las provincias unidas de la
América-Central, lisongéandome que mi visita
personal les produciria ventajas de ,mucha impor-
tancia, porque esperaba recursos grandes, y ansia-
ba satisfacer mi espíritu lleno de gratitud, hácia
un país á que tanto le debiera. Su pronta deci-
1!4
sion por tI plan de Iguala, su espontánea union á
México por niis insinuacione~, y sus manifcsta~
ciones cuando fuí prochmado emperador, fueron
para mí testimonios tan interesantes, como serán
firmes é indelebles.
La revolucion de Veracruz sostenida, y animada
con mucho arte y empeño por el castillo de San
Juan de Ulúa, dejaron sin efecto mis mas ardien-
tes deseos. Debí abdicar 6 faltar al sistemo cons-
titucional que me propuse desde Iguala, aparecien-
do como déspota, 6 como débil; nome decidí por lo
primero: no amaba la corona, ni queria sostenerla;
pero ni aun en caso contrario la habría sostenido
con sangre; así fué que aunque pude no quise; mas
yo conocia muy claramente que los enemigos de la
libertad de nuestro país minaban para destrui 1'10,
y en mi persona encontraban pretexto para epga-
ñar á los partidarios de la dem.ocracia y otros: no
podia yo hacerle servicio mas interesante, que qui-
tarme del medio, para que viese claramente, de~
jándola sin guerra, y con un centro de union.
Finalmente, concebí que si de mi separacioD de
México resulhban males, no deberia imputársfme
lá culpa, porque no hacia mas que, á costa de sa-
crificios mios y de mi familia, dejar á la nacion nas
expedita, para que probase y eligiera el gobie,'no
que mas conveniente y grato le fuese.
No terminaron 110s efectos de la revolucion de
145
Veracl'UZ en lo dicho: yo debía ocultar por mas
tiempo mis sentimientos de aprecio, y de gratitud
á las provincias unidas de la América Central: mis
expresiones :in tes ue ahora habrian sido malamen·
te interpretadas, y debia hacerme la cruel violen-
cia de esperar mejor oportunidad, para expresarlas:
lleg6 ya gracias al Todopoderoso, y tengo la dulce
complacencia de indicarlas; sí, indicacion solo será
pues no es dado á mi pluma presentar una mani~
festacion clara de aquellos afectos sublimes, que
ocupan mi alma sensible.
Re venido á México para sostener su indepen-
dencia y libertad justa, para contrastar el espíritu
de partido, restablecer la paz disipando la anar-
quía mas desastrosa; he venido, en fin, á contribuir
por mi parte á la prosperidad y engrandecimiento
de mi patria, pero vengo sin otro carácter que
aquel con que formé el plan de su independencia,
en el año de 21, y me lisongeo de que lograré
igual éxito.
Los mismos enemigos que tiene el territorio que
compuso el vireinato de México, tienen las pro-
vincias del reino de Guatemala; y mi disposicion
para servir á esta, es igual á la que tengo en favor
de aquel; con mi paso á Europa adquirí algunos
conocimientos, y contraje relaciones que podré ha-
cer valer en favor de mi patria (por tal reputo
tambien á las provincias unidas de la América
146
Central): dinero en abundancia, armas y cuanto sea
necesario para mantener la independencia y pro-
mover su prosperidad, tendrán unos y otros, con-
solidando el gobierno y uniformando la opinion, y
yo tendré el placer de servirlas eficazmente, apro-
vechando las circunstancias, que en mi favor se pre-
sentan para el efecto.
Deseo que mis planes sean generalmente cono-
cidos de los americanos, y por eso acompaño á ese
soberano congreso ...... ejemplares de las exposi-
ciones que con fecha 13 de Febrero y ...... re-
mití al soberano congreso ue México; ... . .. del im-
preso que cito en la. segunda, y .....• de la exposi-
cion que tambien remití á los congresos de los Es-
tados, enteudiendo vuestra soberanía, que lo mis-
mo que digo á aquellos, digo á todos y á cada uno
de los Estados que se formen de las provincias
unidas de la América Centra1.-Agustín de Itw1 bíde.

Decreto.
El soberarro c::>rÍgreso general constituyente se
ha servido decretar lo que sigue;
147
l. Se declara traidor y fuera de la ley á D.
Agustin de Iturbide, siempre que bajo cualquier
título se presente en algun punto de nuestro ter-
ritorio. En este caso, queda por el mismo hecho
declarado enemigo público del Estado.
2~ Se declaran traidores á la federacion, y serán
juzgados conforme á la ley de 27 de Setiembre de
823, cuantos cooperen por escritos encomiásticos ó
de cualquiera otro modo, á favorecer su regreso á
la República mexicaRa.
3. La misma declaracion se hace, respectv de
cuantos de alguna manera protegieren las miras de
cualquier invasor extranjero, los cuales serán juz-
gados con arreglo á la misma ley.
Lo tendrá entendido, etc. México, 28 de Abril
de 1824.

NUMERO 19.

Carta despedida deZ general Iturbide á su hy'o


mal/oro
Vamos á separarnos, hijo mio Agustin; pero DO
es fácil calcular el tiempo de nuestra ausencia: ita J
148
vez no volveremos á vernos/ Est~ consideracion
traspasa el corazon mio, y casi aparece mayor mi
pesar á la fuerza que debo oponerle. ciertamente
me faltaría el poder para obrar 6 el dolor me con·
sumiría, si no acudiese á los auxilios divinos, úni·
cos capaces de animarme en circunstancias tan es-
quisitas y tan críticas.-A tiempo mismo que mi
espíritu es mas débil, conozco que ht Providencia
divina se complace en probarme con fuerza: sí, hi.
jo mio, quisiera entregarme á meditaciones, y á
cierto reposo, cuando los deberes meimpelen y el
amor me obliga á hablar, porque nunca necesitas
mas de mis consej os y advertencias, que cuando no
podrás oirme, y es preciso que te proporcione en
pocos renglones, que leas frecuentemente, los re-
cuerdos mas saludables y mas precisos, para que
por tí mismo corrijas tus defect0s y te dirijas sin
extravío al bien. Mis consejos aquí serán mas
que otra cosa, una indicacion que recuerde, lo que
tantas veces y con la mayor eficacia te he dado.-
Te hallas en la edad mas peligrosa, porque es la
de las pasiones mas vivas, la de la irreflexion y de
la mayor presuncion; en ella se cree que todo se
puede: ármate con la constante lectura de buenos
libros y con la mayor desconfianza de tus propias
fuerzas y de tu juicio.-N o pierdas jamas de vis-
ta cuál es el fin del hombre: estando firme en él,
recordándolo frecuentemente, tu marcha será reo-
149
t:t: nada te importe la crítica de los impíos y li-
bertinos: compadécete de ellos y desprecia sus má·
ximas, por lisongeras y brillantes que se te pre-
senten.-Ocupa todo el tiempo en obras de moral
cristiana y en tus estudios: así vivirás mas con·
tento y mas sano, y te encontrarás en pocos años
ca.paz de servir á la sociedad á que pertenezcas, á
tu familia y á tí mismo. La virtud y el saber son
bienes de valor inestimable, y nadie puede quitar
al hombre; los demas valen poco, y se pierden con
mayor facilidad que se adquieren.-Es probable
que cada dia seas mas observarlo, por consiguiente,
tus virtudes ó tus vicios, tus buenas calidades ó
tus defectos, serán conocidos de muchos, y esta es
otra razon auxiliar para conducirte en todo lo me-
jor posible.-Es preciso que vivas muy sobre tu
génio: eres demasiado seco y aun adnsto, estudia
para hacerte afable, dulce, oficioso: procura servir
á cuantos puedas: respeta á tus maestros y gentes
de la casa en que vas á vi vir, y con los de tu ~dad
sé tambien comedido sin familiarizarte.
Procura tener por amigos á hombres virtuosos
é instruidos, porque en su compañía siempre ga-
narás.-Ten una deferencia ciega, y observa muy
eficaz y puntualmente las reglas y plan de instruc-
cion que se te prescriban. Sin dificultad te persua-
dirás, que varones sábios y ejercitados en el modo
de dirigir y enseñar á los jóvenes, sabrán mejor
150
que tú lo que te conviene.-No creas que solo
puede aprenderse aquello á que somos inclinados
naturalmente: la inclinacion contribuye, es verdad,
para la mayor felicidad; pero tambien lo es, que
la razon persuade, y la veluntad obedece. Cuando
el hombre conoce la ventaja que le ha de producir
una obra y se decide á. practicarla, con el estudio
y el trabajo vence la repugnanch y destruye los
obstáculos.-¿ Qué te diré de tu madre y herma-
nos? Inumerables ocasiones te he repetido la obli·
gacion que tienes de atenderlos, y sostenerlos en
defecto mio. Dios nada hace por acaso; y si quiso
que nacieses en tiempo oportuno para instruirte y
ponerte en disposicion de serles útil, tú no debes
desentenderte de tal obligácion, y debes por el con-
trario, ganar tiempo con la multiplicacion de tareas,
á fin de ponerte en aptitud de desempeñar CO:1 lu-
cimiento los deberes de un buen hijo y de un buen
hermano. Sí, al cerrar los qios para siempre, e3toy
persuadido de que tu madre y tus hermano!:' en-
contrarán en tí un buen apoyo, tendré el m eyor
consuelo de que es susceptible mi espíritu y mi
corazon; pero si por desgracia fuere lo contr;~rio,
mi mUePte seria en extremo amarga, y me bOr! aria
tal consideracion mucha parte de la tranquil idad
de espíritu, que en aquellos momentos es tan im ..
portante, y tú debes desear y procurar á tu p: ~ dre
en cuanto de tí dependa.-En otra carta te diré
151
las personas ,á quienes con tus hermanos te dejo
especialmente recomendado, la manera con que de-
bes conducirte ~on ellas, con otras instrucciones
para tu gobierno; y concluiré esta, repitiéndote pa-
ra que jamás lo olvides: que el temor santo de Dios,
bztena instrucGÍon?J maneras corteses, son las cualida-
des que harán tu ver'dadera felicidad y tu fortuna;
para lograrlas: buenos :libroslJ compañías; m~tcha
aplicacion lJ sumo cuidado.-Adios, hijo mio, muy
amado: el Todopoderoso te conceda los bienes que
te deseo: y á mí el inesplicable contento de verte
adornado de todas las luces y requisitos necesarios
y convenientes para ser un buen hijo, un buen her-
mano, un buen patpiota, y para desempeñar digna-
mente los cargos á que la Providencia divina te
destine. Bury Street en L6ndres á 27 de Abril de
1824.--Agustin de Iturbide. '

14
N U.ÜL',H.O 20 .

Oatástrofe de D. Agustín de lfurbide, adamado Em-


perador de Méxiao, eZ 18 de .Lllayo del año de 1822
ó relaciGn exacta de las circunstancias que han
acompañado el desembarco II la mua'te de este
hombre célebre.
El 14 de Julio de 1824, Iturbide llegó á la bar_
ra de Soto la Marina en el bergantin inglés Esprink,
acompañado de su esposa., sus dos hijos menores,
dos eclesiásticos, su sobrino D, José Ramon Malo,
y el coronel polaco Cárlos Beneski. Inmediatamen-
te envi6 á este á tierra para que se informase del
estado de la nacíon, y si podría ser útil su presen·
i a. e:1 ella para reunir los diV'ersos partidos, y pre-
pJ.L'cH la. tlafe l1sa para el caso de que el gobierno
español protegido por la Santa Alianza intentase,
158
la reconquista. Al efecto llevó Beneski una catar
de recomendacion del religioso Ignacio Treviño,
confesor de Iturbide, para el brigadier D. Felipe
de la Garza, comandaBte de armas del Estado de
T::tmaulipas á que pertenece el püerto de Soto la
Marina.
Entregó Beneski esta carta á Garza, quien al
momento escribió á Iturbide dándole el tratamien-
to de Magestad y suplicándole que viniese luego
porque sin él se perdia seguramente la nacion por
los diversos partidos qUQ la devoraban, ofrecién-
dole su persona, todos sus recursos, el grande in ·
flujo que tenia en aquel Estado y la fuerza arma-
da que estaba á sus órdenes. En vista de esta car-
ta, saltó inmediatamente Iturbide á tierra, acom-
pañado solamente de Beneski; se dirijió en busca
de Garza y habiéndole encontrado en el paraje de
los Arrollos, saludó á Garza con el tratamiento de
amigo, y éste le correspondió con el de emperador.
Iturbide lo ínstruyó, de que el objeto de su veni-
da, n~ era otro, que el de manifestar al soberano
congreso general de la nacion, los preparativos
hostiles de la Santa Alianza (1) contra nuestra

(1) Parece que trae nna carta original del duque


de San CárloB que le dirijió ~ Lóndres, proponiéndole
á llOmbre de Fernando VII, el indulto y aun el virei-
nato de México, si se ponía á la cabeza de una expe-
dicion para reconquistar la América septentrional.
154
independencia, la .poca esperanza que habia de que
la Inglaterra reconociese esta miéntras no se con-
solidase el gobierno, y la necesidad de que todos
los mexicanos se reunieran estrechamente, olvidan-
do partidos y resentimientos por los anteriores su~
cesos, y preparándose para una defensa vigorosa.
Le dijo que si su espada y prestigio pudiera con-
venir para un fin tan importante, estaba pronto á
servir de últimv soldado, y que en caso contrario
se retiraría á los Estados-TInidos del Norte, por~
que tenia datos positivos para asegurar que peli-
graba su persona en cualquier punto de Europa.
En conversacion caminaron los tres hasta el pue-
blo de Soto la Marina donde Garza dijo á Iturbi-
de que convenia se alojase en una casa distinta de
la suya, y que esperase allí con Beneski un poco
de tiempo hasta que el mismo Garza viniese á
verlo.
En efecto, estuvieron esperando los dos mas de
una hora, y al cabo de ella se pl'esent6un oficial
del mismo Garza á intimarle que dentro de una
hora seria pasado por las armas en cumplimiento
del decreto de 8 de Abril, en que el soberano con-
greso lo declaraba fuera de la ley siempre que vol-
viese al suelo mexicano. En seguida de esta ¡nti-
mll.cion hizo el oficial que lo desarmaran y le puso
centinela de vista. Iturbide suplic6 que viniera
Garza á hablar con él, y consiguió que se auapen:
155
diera la ejecucion y se diese cuenta al congreso de
Tamaulipas que estaba en la villa de Padilla, y
que marchasen ambos para ella como lo verifica-
ron, escoltados de sesenta hombres. A las tres le·
guas (le camino mand6 Garza que hiciese alto la
tropa y formase un círculo, la diriji6 la palabra
haciéndola grandes elogios de Iturbide, y man-
dándcle lo reconociese por su generalísimo, hacién-
dolo primero Garza y devolviéndole la espada.
Luego le suplic6 le volviese la carta que le habia
escrito invitándole á que viniera, y Iturbide se
desprendi6 de este documento porque acaso le pa-
reci6 oportuno no manifestarle desconfianza.
Habiéndolo re~ogido Garza, pretest6 negocio en
Soto la Marina, y le dijo á Iturbide que continua-
se para Padilla á donde lo iria á alcanzar. Así lo
hizo éste, y en todo el camino hasta el rio de Pa-
dilla, no observ6 movimiento alguno, por donde
poder sospechar la intriga de Garza. Hizo alto en
el rio, que dista muy poco de la villa, y despach6
á un oficial con una exposicion para el congreso en
que le indicaba el inocente motivo de su vuelta á la
nacion, y le suplicaba. le permitiese entrar para
instruirlo verbalmente de cosas muy importantes
en beneficio de la rúisma nacion. Solo habia siete
represen tantes en ~l congréso, porque los demás
se habian fugado luego que supieron la arribada
de Iturbide: cuatro de ellos fueron de opinion, que
166
se le debía negar la entrada., y rehusar toda con-
testacion: el presidente presbítero D. Anastacio
Gutierrez de Lara salvó su voto y pidió que se
tuviera su persona por no existente en aquel acto.
Cuando el oficial se instruyó de la respuesta del
congreso, amenazó, que entraría por la fuerza, y
cuando volvió á dar cuenta de su encargo á It~r­
bide, llegó tambien Garza, é impuesto de. las con-
testaciones que habian ocurrido con el congreso,
dijo á !turbide, que convenia que entrase en cali-
dad ó en aparato de arrestado, y así se verificó.
Garza se presentó en el congreso, y tuvo una lar-
ga conferencia con los diputados; la discusion fué
acalorada, y duró hasta las tres de la tarde del 19
de Julio. Garza tom6 parte en ella, y sostuvo que
no estaba Iturbide en el caBO de sufrir la pena
que le imponia una ley que no habia podido in-
fringir porque no pudo llegar á su noticia; el con
greso llegó á vacilar, pero un diputado tomando
por fundamento el dicho de Caifás (conviene (lue
muera uno para que no perezcan todos), logró con-
vencer á la asamblea, y con unanimidad de los roeia
vocales que habian quedado, se decretó que Gar-
za lo hiciese pasar por las armas, en el término de
tres horas, como se verific6.
A las tres de la tarde del di1t. 19 de Julio, so le
intimó la sentencia que oyó con mucha serenidad,
y entregó una exposicion [copia núm. 1], que ha..
157
bia comenzado á. escribir para el soberano congre-
so, desde que en Soto la Marina se le intimó el
decreto de proscripcion. Solo tuvo tres horas de
término para disponerse: el pueblo se mostró muy
enternecido, y la. oficialidad tuvo grande trabajo
para contener á la tropa que trataba de libertarlo.
El mismo avisó al oficial de su guardia que ya
era hora de caminar al suplicio; salió á la plaza, la
recorrió con una pronta ojeada, se informó del lu-
gar del suplicio, y caminaba para él; pero los dos
soldados le detuvieren el paso para atarle los bra-
zos; él dijo no necesitaba ir ligado, y sin mas ré-
plica se dejo ligar y vendar: ofreciéndole á Dios
este sacrificio de su obediencia. El sacerdote lo co-
menzó á exortar, y él respondia con la mayor en-
tereza derramando su efilpÍritu en expresiones de
contricion, amor y confianza en Dios. Llegado al
lugar del suplicio, produjo la arenga (núm. :'f) .
Protestó que no era traidor á su patria; suplicó
que no recayese esta nota sobre sus hijos; perdonó
en alta voz á sus enemigos; entregó á su confesor
el reloj y el rosario que traia al cuello para que
se remitiese á su hijo el mayor, una carta que ha·
bia escrito bien larga y concertada para su esposa
dándole instr~cciones y consejos, y previno que
se repartiesen entre los soldados que le iban á ti-
rar ocno onzas de oro que traia en la bolsa; se in-
eó de rodillas, rezó un credo y un acto de contri-
158
cion, y muri6 de las balas que le dieron en la ca- -
beza y le atravesaron el corazon.
Así acabó el memorable libertador de la Améri-
Ca septentrional: su patria lo llora en silencio, y
atribuyendo esta catástrofe al ódio é intrigas de
los españoles, que tuvieron arbitrio para exaltar
contra él á los amantes del gobierno republicano,
se halla en el dia; estrechamente u nida contra los
mismos españales, consolidando mas y mas su in-
dependencia, y no tardará mucho tiempo en dar
un testimonio auténtico de que no ha sido ingrato
al óngular beneficio que debió al héroe inmortal
que la elevó al rango de nacíon soberana: que su-
po expatriarse y bajar del trono cuando creyó que
así conven~a para el bien de su patria; que volvi6
á ella con el loable fin de volverla á libertar, y
que fué víctima de la ignorancia de teis diputados
de un Estado corto é insignificante, y de la im;ru-
dencia de un general que ya úntes le habia sido
traidor, y a quien no solo habia librado de la pena
de muel te, sino que le dispensó su amistad, y se
entregó en sus manos, persuadido de que aunque
fuese solo por gratitud no le corresponderia con la
perfidia que aparece de la antecedente relaciono
15~

Copia núm. 1.

Con asombro he sabido que vuestra soberanía


me ha proscripto y declarado fuera de la ley, cir·
culando el decreto para los efectos consiguientes.
Tal resolucion dictada. por el cuerpo mas respeta-
ble de la patria en que la circunspeccion y la jus-
ticia deben formar su primer carácter, me hace
recorrer =cuidadosamente mi conducta para hallar
el crÍmen atroz que di6 motivo á \dictar providen-
cia tan cruel á los representantes de una nacion
que han hecho alard~ de ser ilimitada su clemen-
cia y lenidad. Discurro si haber formado el plan
de Iguala y el ejército trigarante que convirtieron
á la patria repentinamente, de esclava, en señora,
será el crímen. Si será el haber ,establecido el sis-
tema constitucional en México, reuniendo violenta-
mente un congreso que le diese leyes conforme á
la voluntad y conveniepcia de ella. Si el haber
destruido dos veces los planes que se formaron
para erigirme monarca desde el año de 1821. Si
160
el haber admitido la corona, cuando yo no pude
evitarlo, haciendo este gran sacrificio para librar
á la patria, como en efecto la libré ent6nces de la
anarquía. ": i será, por no haber dado empleos á
mis deudos mas inmediatos, ni aumentado su for-
tuna. Si será, porque conservando la representa-
cíon nacional en la junta instituyente, reformé un
congreso que en nueve meses, no hizo cosa algum
de constitucion, de ejército ni hacienda, y que
voluntaria 6 involuntariamente, nos arrastraba Con
todas sus providencias á la anarquía y al yugo es-
pañol; porque corté los p!1S0S al congreso qua en
el mismo dia que se instal6 y jur6 mantener sepa-
rados los tres poderes de la nacion, se los abrogó
todos, y se separ6 de los términos de los poderes
que había recibido, quebrantando sus solemnes ju-
ramentos; un congreso, en fin, que había desmere-
cido la confianza pública, como lo manifest6 toda
la nacion despues de mi salida, privándolo de los
poderes que ántes le habia dado pan;, constituirla.
Si será, porque restablecí este mismo congreso,
para librar otra vez á la patria de la anarquía, de~
jando á mi salida un centro de union, estando se-
guro de que este cuerpo haria cuanto pudiese en
mi contra, porque en él reinaba, siento decirlo, el
espíritu de partido, la inmoralidad y las ideas mi-
serables. Si será, porque apénas se indic6 por dos
6 tres diputaciones providenciales y una parte del
161
ejército, que ia nacion deseaba un nuevo gobierno,
abdiqué gustoso la corona que se me habia obli-
gado á admitir.
Si fijerá porque me entregué ciego á los que ya
me habian ['titado como gefe supremo de la nacion,
y puse mi existencia en manos de aquellos que
por todos medios, sin exceptuar los mas bajos y
miserables, habian procurado destruirla, parecién-
dome todo preferible á que se vertiera una sola
gota de sangre americana en mi defensa. Si será
porque á costa de sacrificios mios, de mi familia y
amigos evité los choques intestinos que habrian
dado grandes ventajas á la faccion española, ompe-
ñada ent6nces como ahora en dividirnos, para po -
ner la pesada cadena en las cervices americanas.
Si será porque 'dejé á mi honrado, virtuosísimo y
venerable padre en escasez, y yo partí con la misma
c~n ocho hijos y mi mJljer, con mucha probabilidad
de mendigar mi subsistencia,\ á dos mil leguas de
mi patria. Si será p'orque habiendo estado en mi
mano, no tomé de los fondos de la nacion, lo que
ella misma me habia asignado; pQrque en las esca-
seces quise que fueran pagados de preferencia á
las necesidades de mi estado, los sueldos y las die-
tas de aquellos que fingian creerme lleno de teso-
ros, y lo aseguraban así sin pudor á la faz de la
nacion, que poco fintes 6 d~spues habia de conocer
la verdad. Si será porque con riesgo de todas cla-
162
ses me sobrepuse á la amenazas de la Santa-Liga
para ponerme en disposicion de vol ver á servir á
mi patria cuando se preparaba contra ella. Si será
porque hice expo~icion de mi buena voluntad al
mismo congreso soberano, no habiendo escrito ni
una sola palabra á mis de ud os ni á mis amigos
que les diese la menor esperanza de mi vuelta á
este país, para que esta no sirviese de ocasion ni
aun remota para disenciones interiores.
Si será, porque á este soberano congreso, le ma-
nifesté francamente mis deseos, por el bien de la
nacion, y que en manera alguna me contemplaba
ofendido por ella. Si será porque he escuchado
filosóficamente las calumnias mayores, y perdona-
do á mis enemigos, ya sean de voluntad, ya por
equivocaciones erróneas. Si será, porque ofrecí
traer armas, dinero y cuanto se necesitase, y pro·
testé cordialmente que contribuiria gustoso á sos-
tener el gobierno que á la nacíon fuera grato. No
encuentro, señores, despues .de tan escrupu loso
examen, cuál ó cuáles sean los crímenes por qu ~ el
soberano congreso me ha condenado. Yo quis :era
saberlo, para destruir el error, pues estoy seguro,
que mis ideas son rectísimas, y que los reso ~·tes
de mi corazon son la felicidad de mi patria, el a nor
á la gloria sublime'y desinterés de cuanto en alJun
modo pueda llamarse material.
Señores, las naciones cultas y el mundo ent aro
163
se horrorizará, y mas aun la. hístoria, por la fuI-
minacion de que hablo, y suplico á vuestra sobe·
rauÍa que por su propio honor, y aun mas el de
la gran nacíon quo representa, lea de nuevo, exa-
mine punto por punto la exposicion que le dirijí
desde L6ndres, el 18 de Febrero, y la del 14 del
corriente, para que sus deliberaciones sean dicta-
das con el tino que exigen las circunstancias del
momento; y ruego á todos y á cada uno de los se~
ñores diputados, que entren dentro de sí!mismos,
que examinen imparcialmente el asunto, y que re-'
suelvau en él, como si hubiesen de ser juez único
y único gobernador, por lo que mi conducta ofrece
y pOi' lo que sugieran los espíritus inmorales y
pusilámincs, que siempre piensan de los demás lo
peor, y se asustan de su propia sombra . Tambien,
suplico al soberano congreso, que considero cuan,!,
to puedo influir al bien de la patria, contribuyendo
á cortar sus disenciones y á unir el espíritu pú-
blico, cuya fuerz ct, es la única, que nos ha de sal-
var del gran peligro que nos amenaza.
No hay que dudar, que la Francia, sin esfuerz\l,
introdujo en España 140,000 hombres, y derram6
tesoros por solo destruir el sistema constitucional;
¿qué no hará esta misma nacíon, unida con las po-
derosas de la Santa Alianza, para destruir las nue~
vas repúblicas, y vol verlas en colonias á sus an-
tiguos señores, y para sostener la legitimidad en
15
164
flue son tan Ínteresadas las antiguas dinastías?
Hecuerde vuestra soberanía, que las c6rtes de Es-
paña, arrogantes y &in prevision, no cuidaron de
hacer dentro de su casa, lo que debian, y espera-
ban sin prudencia, auxilios extranjeros que 110 re-
cibieron: el éxito es sabido, é igual suerte tendrá
México, si los que le deben salvar f3iguiesen el mis-
mo camino. Suplico por último, á vuestra sobera-
nía, que no me considere como un enemigo, sino
como el amante mas verdadero de la patria, y que
Vlene para servir1:t con especialidad en el punto
m.as interesante de la conciliacion de opiniones,
porque el amor de los mexicanos, comparado con
los que pudieran llamarse enemigos, están en ra-
'i,on de 97 á 3.
Por todas esta razones, he venido con violencia
descl1biertamente y sin preparativos hostiles, y
me dirijo en todo por el camino mas recto; y tam-
bien porque si mi sangre habia de hacer fructifi-
car los árboles de la paz y de la libertad, con tan-
to gusto y ta.n gloricEamente la ofreceria como vÍc-
tima en un cadalso, como la vertiria en el campo
del honor, mezclándola sin confundirla con la de
los enemigos de la nacíon , La ruina de mi patria
y su deshonra, aun momentánea, son las dos cosas
á que tengo jurado no sobrevivir ...... .
En este estado de mi exposicion, ss me presenta
le ayudante D. Gordiauo Castillo, y me intima,
165
cuando ménos lo esperaba, en nombre del general
ciudadano Felipe de la Garza la pena de muerte,
para ejecutarse á las seis de la tarde y eran las
dos y cuarto. ¡Santo Dios! ¿cómo podria pintar
los sentimientos que se agolparon sobre mi espíri-
tu ? Yo veia perecer á mi patria por la di vision in·
terior y á manos del gobierno español su enemigo
irreconciliable: veia que manos am@ricanas decre-
taron mi sentencia, y manos americanas la iban á
ejecutar: que se me aplicaba una pena, d~ que no
tenia ni podia tener noticia, porque fué fulminada
en Abril, y mi salida de Lóndres se verificó el 4
de Mayo, y de la isla de \Vight el 11, y no he to-
cado en puerto alguno hasta mi llegada ála barra
de Soto la Marina; veia ejecutar esta pena sin oir-
me, y lo que es mas sin darme el tiempo necesario
para disponerme como cristiano; veia seis hijos
tiernos en un p:tis extranjero, y en el que no es
dominante la religion santa que profesamos, otros
dos de cuatro años y de diez y siete meses á bor-
do del bergantín con su infeliz madre, que lleva en
el vientre otro inocente; veia ...... mas para qué
perder tiempo con relaciones tiernas. Sigo á lo
esencial do mi narracion.
N o pedí por la conservacion de la vida que ofre-
cí tantas veces á mi patria, y he expuesto muchas
por librarla d0 sus enemigos, mi súplica se redujo
á que se me concediesen tres dias para disponer
166
mi concienoia, que por desgracia no es tan libre en
mi vida privada, como en la pública; á que se me
permitiese escribir algunas instrucciones á mi mu-
jer é hijos, y á que se salvase de pena. tan cruel
á mi amigo Cárlos Beneski, mas inocente, si pue-
de ser, que yo, y que:por amistad y seguro de la
rectitud de mis intenciones volvió á servir á esta
patria mía, que le condena .... '. El general Garza
no pudiendo dudar de la justicia de mis exposicio-
nes, de que me presenté de buella fe, sin un hom-
bre, un fusil, ni la menor sañal de hostilidad, en h
parte de la República en que ménos amigos tenia,
y decidido á obedecer las resoluciones del sobera-
no congreso general, ya fuese admitiendo mis ser-
vicios, ya disponiendo mi salida del territorio de
la República, y á no volver mas á él, suspendi6 la
ejecucion de la pena, y salió en la tarde del. 17, di-
rigiéndome con una escolta al honorable congreso
de Tamaulipas, en Padilla, en donde quedaré se-
pultado dentro de tres horas, para perpetua me-
mona.
Padilla, Julio 19, á las tres de la tarde.~· Agus-
tín de Iturbide.
167

Oopia núm. 2.
Méxicanos: en el acto mismo de mi muerte, os
recomiendo el amor á la. patria y observancia de
nuesta santa religion: ella es quien os ha de con-
ducir á la gloria. Muero por haber venido á ayu-
daros; y muero'gustoso, porque muero entre voso-
tros: muero con honor, no como traidor: no quedará
á mis hijos y su posteridad esta mancha; no soy
traidor, no. Guardad subordinacior:, y prestad
obediencia á vuestros gefes, que hacip~ldo lo que
ellos mandan, es cumplir con Dios: no digo esto
lleno de vanidad, porque estoy muy distante de
tenerla.
168

Manifiesto del Sr. Iturbide á los mexicanos, que se


h':Jlló entre los papeles que traia á bordo.

Méxicanos: al Ilegal' á vuestras playas, des pues


de saludaros con el mas vivo afecto y cordialidad,
mi primer deber es instruiros Ide los motivos por
qué he vuelto de la Italia, como vengo, y con qué
objeto, espero que os presteis dóciles á mi voz, y
que dareis á mis palabras el ascenso que merece
el que en todas ocasiones fué ve1·az. La experien-
cia, os ha enseñado por una série de acontecimien-
tos tan esquisitos, como claros y sabidos, que
siempre precedi6 la meditacion á mis operaciones
de pública trascendencia, que estas tuvieron cons-
tantemente por m6vil la verdadera felicidad de la
patria, y por regla la prudencia y la justicia.
169
Os haria agravio notorio, si tratase de persua·
dirnos que la España está protegida por la Santa
Alianza, y que no se conformó, ni se conformará
con la pérdida de la joya mas preciosa que pudie-
ra apetecer; no podeis con todo, estar al alcance de
lGS innumerables resortes que se mueven, á la dis-
tancia y dentro de nuestro propio suelo, para vol-
ver á dominarlo; mas yo que con mi visita á la
Europa, me vÍ, en estado de saber mucho y conocer
mas sobre ei5te punto, quedé muy seguro de vues'.
tra inminente ruina, la que jamás podria sérme
indiferente; y hé aquí, mexicanos, los motivos
porque vuelvo á visitaros desde regiones tan re-
motas, venciendo los obstáculos, y eludiendo las
tramas que la misma Santa Liga me formaba para
impedirl o
Vengo, no como emperador, úno C01110 un solda-
do, y corno un mexicano, mas aun por los senti-
mientos de ~u corazon, que por los comunes de la.
cuna: vengo, como el primer interesado en la con-
solidacion de nuestra independencia y justa liber-
tad: vengo, atraido del reconocimento que debo al
afecto de la nacion en general, y sin memoria al-
guna de las calumnias atroces, con que quieren de-
, nigrar mi nombre mis enemigos, ó enemigos de la
patria.
El objeto es solamente contribuir con mis pala-
bras y espada á sostener la independencia y liber-
1-/0
tad mexicana, 6 á no sobre vi vir á la nueva y mas
ominosa exclavitud, quo con empeño le procJIran
naciones poderosas, á quienes sirven de instrumen-
to hijos desnaturalizados, y muchos ingratos espa-
ñoles.
Pretendo así mismo mediar en las diferencias
que existen entre vosotros, y que os arrastrarian
por 'sí solas á la ruina: restablecer el inestimable
bien de la paz, sostener el gobierno que sea mas
conforme á la voluntad nacional, sin restriccion alft
guna, y concurrir con vosotros 4 promover eficaz-
mente la prosperidad de nuestra comun patria.
Mexicanos, muy en breve os dirigirá nuevamente
la. palabra vuestro amigo mas sincero y afecto.-
Agustín deIltl1,óide.-A bordo del bergantín Spring,
Junio de 1824.
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NUMERO 22.

Carta que el Sr. Iturbide dirigió á bordo á Slt javo-


?'eceaor en Lónares lWateo Fletcher.
"A bordo del bergantin Spring, frente á la bar~
ra de Santander, 15 de Julio de 1824'.
Mi apreciable amigo: hoy voy á tierra acompa-
ñado solo de Beneski á tener una conferencia con el
general que manda esta provincia, esperando que
sus disposiciones sean favorables á mí, en virtud
de que las tiene muy buenas en beneficio de mi
patria. Sin embargo, indican no estar la opinion
en el punto en que me figuraba, y no será dificil
que se presente grande oposision lJ aun ocurran des-
gracias. Si entre estas ocurriese mi fallecimiento,
mi mujer entrará oon V. en oontestacion, sorbe
li2
nuestras cuentas y negocios pendientes; mas yo en-
tretanto no puedo prescindir, de renovar para este
caso los encargos á V. con respecto ú mis hijos, á
lJ.uienes ruego preste los mismos auxilios, por nues-
tra amistad á su beneficio, cuidando especialmente
de que se conserven siempre en la religion de su
padre. N o puedo decir mas, sino que es de V. su
afectísimo amigo Q. S. M. B.-Agustin de lturb~­
de.-S.r D. Mateo Fletcher.-L6uores.

NUM:illH,v :'3 .

Relacion circunstanáada qtte dd el geneml czudadano


Felipe de la Garza del desembarco y muerte de D.
Aflllstin de Iturbide, al ministro de la fluerm.
Exmo. Sr.-Deseando satisfa{!er las miras de
S. A. S., comunicadas por el ministerio de V. E.,
en órdenes de 27 y 28 de Julio, con relacion á que
informe los pasos, miras y ralabras de D. Agustín
73
de Iturbide, desde su desembarco hasta su muerte, ·
entraré en los pormenores, con la exactitud que se
me encarga.
En carta de 17 de Julio, núm. 192, dije á V. E.
el modo y extratagema con que se me present6 el
extranjero Cárlos Beneski, y que restituido á bor-
do con licencia, para el desembarco de su compa-
ñero inglés, volvi6 á la~ cinco de la tarde del dh
15, en el bote de su barco, dirigiéndose á la pes-
caderia, situada á una legua fio arriba, sin tocar en
el destaca mento de la barra, ignorando acaso que
allí hubiera vigilancia. Salt6 en tierra Beneski,
dejando el bote retirad,o con toda la gente de mar,
y su compañerp acostado, envuelto de cabeza y
cara) cubierto con un capote: ptdi6 un mozo, y dos
caballos ensillados, para venir á la villa con un
compañero, y miéntras se le dieron permáneci6 en'
el bote, en la misma disposicion.
A las seis de la tarde, mont6 con el mozo, que
tambien era soldado m,cional, arrim6 el caballo á
la orilla, y tomando los del bote en brazos al com-
pañero, lo pusieron en tierra: dej6 el capote y mon-
tó á caballo con agilidad, no conocida en los in-
gleses. El cabo Jorge Espino·, encargado de aquel
punto, preparaba un correo que despach6 á poco
rato con el parte de lo ocurrido, dando 6rdenes de
que en la noche adelantaran á los pasajeros. Poco
despues, hablando C<4Il el teniente coronel retirado
l74
D. Juanl Manuel de Azunzolo y Alcalde, le dijo
éste, que el disfrazado se parecia en el cuerpo á
Iturbide. El cabo en el acto hizo montar tres sol-
dados, dándoles 6rden de alcanzar á los pasajeros,
y acompañarles ante mi presencia. A las cuatro
de la mañana les dieron el'alcance, en el rancho de
los Arroyos, donde los pasajeros dormian al raso,
á las siete leguas de la jornada: el tropel inter-
rumpi6 su sueño, y pronto fueron informados del
negocio que traian. Beneski resistia el acompaña-
miento, tanto como lo exigian los soldados: propú.
soles que escribirían una carta para que unO la
trajese, y se quedasen dos con ellos hasta recibir
mi contestacíon: aceptaron o.os, y escrita la carta,
partió uno con ella: era bien tarde, y aun perma-
necía acostado el compañero, cnbierto, 's ln hahlar
palabra.
A las diez del, dia se presentaron los COi ~'eos
con poca ventaja, y en seguida marché con do;; ofi-
ciales y los sold~dos que pudieron juntarse. e )mo
á las cuatro y media llegué al citado rancho el ! los
Arroyos, é informado de los soldados d6nde e:,ta-
ban los pasajeros, entré en el jacal, y descubl ien-
do á Iturbide me dirijí á él diciéndole: ¿Qu ·J es
esto? ¿qué anda vd. haciendo por aquí? A lo que
contestó .....• Aquíme tiene vd., vengo de L6n(l1'es
con mi mujer y dos hijos menores, para ofrecer de
nuevo mis servicios á la patria ..• ••• ¿Qué servicios?
175
(le dije), si está vel. proscrito y fuera de la ley,
por el soberano congreso de México...... Contes-
tóme: no sé cuál sea la causa; mas estoy resuelto
á sufrir en mi país, la suerte que se me prepare.
Vol viendo luego á Beneski, le reclamé el engaño
que me habia hecho, quien contestó que era mili·
tal', y que aquellas órdenes habia recibido; Itur-
bid e repuso, que él lo habia mandado así, por te-
ner el gusto de prese!1tarse ántes de ser visto;
pues amigo: [le dije,] esa órden ha comprometido
á vd: contestó ...... no puede remedia¡·se. En segui-
da, le pedí los papeles que trajese, de que me hi-
zo entrega, siendo los mismos que acompañé á V.
E., en la citada carta del 17, Y un pliego cerrado
para el honorable congreso del Estado, que remití
en la misma forma: saludó luego á los oficiales que
me acompañaban: dijo ~ que habia querido venir á
esta provincia, porque era justamente la que mé-
nos le queria, deseando evitar que un grito de
cualquier zángano comprometiese la quietud y su
existencia. Pregunté á Iturbide, qué gente traia
en el barco, qué armas ó municiones, á que con-
testó, qu~ su mujer embarazada, dos niños, por-
que los otros seis quedaban en Lóndres, sus dos
capellanes, y t1'n sobrino que llevó de México: dos
ext1'anferos impresores, dos criadas, y dos criados,
que era todo su acompañamiento, además del ca-
pallan y tres marineros, sin otro armamento, que
16
176
cuatro cafiones, y sus correspondientes municiono::'
propias del barco. Se mandó ensillar, sirviéndose
el chocolate á Iturbide, quien dijo que era el pri.
mero que habia tomado despues de su salida de
México: se habló en seguida de los partes que se
me habian dado de la costa, á que contestó ltur-
bide, que él no se habia disfrazado, que estuvo
acostado por el maréo continuo de los viajes, y
que los pañuelos, se los amarró por los mosquitos.
Con el mismo vestuario de levita y pantalon neo
gro, tomó la silla ligero {lo pesar de ser muy mala,
llevando muy bien el caballo, que no era mejor, y
hablando con referencia al campo; dijo, que era
muy apreciable el suelo natal. Despues de algu-
nas horas me preguntó la suerte que debería cor-
rer, y contestándole que la de muerte conforme á
la ley, dijo ...... no lo sentiré ...... si llevo el con-
suelo de que la nacion se prepare y ponga en de-
fensa: que estaba bien instruido de las tramas que
se urdian en los gabinetes de Europa, para resta-
blecer su dominacion colonial. Dijo además, que
tenia documentos con que acreditar que á él mis-
mo le habian querido hacer instrumento de sus
miras, y que perdida la esperanza, le persiguieron

de muerte, obligándole á salir de Liorna, con inmen-
sos trabajos y peligros. La noche é incomodidades
del camino, cort6 la convQrsacion hasta llegar á la
villa donde se le puso en prision con el compañero
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bajo la responsabilidad de un oficial con quince
hombres. Sirvi6se la cena, en la que distingui610s
frijoles, y un catre de guardia; que despues se le
puso. Bene8ki repugnaba ocupar una mesa desnú.
da, é Iturbide le dijo. . .. nunca e8 malo lo que el
tiempo ofrece.
El 17 despert6 algo tarde, sin duda por haber
escrito parte de la noche, y á las diez se le mandó
disponer, para morir á las tres de la tarde; púsose
en pié, oyó con serenidad y dijo ••.••• Ya conseguie.
ron l08 españoles sus de8e08: contestó luego ...... di·
ga vd. que obedezco; pero que 8e me haga la gracia de
que venga mi capellan que e8tá á bordo. Sigui6 es-
cribiendo, y cuando volvió el ayudante con la ne ..
gativa, entregó en borrador, una exp0f!licion para el
soberano congreao, rogándole la pusiese en sus ma-
nos, y que se le permitiese hablar conmigo. Esto
le fué negado: pidió en seguida un sacerdote, y
que se le diesen tres dias para disponerse como
cristiano. Algo inclinado, me ocurrió tambien, que
en este tiempo, podia presentarlo al honorable
congreso del Estado, y salvar la duda de si se
hallaba en el caso de la ley, aunque no la supiese;
me decidí por esto, avisándole que se suspendía la
ejecucion, y dí la órden de marchar á las tres de
la tarde. Poco despues me mandó la carta que ir:-
cluyo, informándome en ella, que me habia llama·
do para hablarme con respecto á su familia, y no
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comprometerme en manera alguna; suplicándome
además, que se le dijese á qué congreso lo iba á
mandar, y que se le devolviesa el borrador de su
tercera exposicion. Devólviosele este; diciéndole
que iba al congreso de Padilla, y sobre la marcha
tendria lugar el encargo de su familia.
Llegada la hora, se le presentaron caballos, re-
gularmente aderezados: montaron, encargando una
pequeña maleta, y un capote, y marcharon á la
vanguardia con la misma custodia. lturbido, salu-
dó con la mano ,á la tropa, y al pueblo reunido en
la plaza. En seguida, salí yo con el resto de la
tropa hasta cuarenta hombres, y -un religioso, que
dispuse me acompañase. Sobre la marcha, me en-
cargó, que viera con caridad á su familia, mas des-
graciada que él: yo le ofrecí, cuanto estuviera de
mi parte, hacer en su beneficio, y él repuso, que
de Dios tendria el premio. Añadió, que sentia seis
hijos que dejaba en Lóndres, con asistencia solo
para seis meses, de que iban vencidos dos; que si
quedaran en su patria, hallarian hospitalidad, ó
algun terreno que trabajar para vivir: que habia
salido de Lóndres, por amor de su patria y por
necesidad, pues no ·Ie quedaba mas dinero ni alha-
jas de él y de su mujer, que una docena de cu-
biertos. Continuó habland~ de los trabajos de
Italia, para sustraerse de la liga, las dificultades
que despues tuvo para que saliera la familia, y
179
concluyó afirmando, que el interés d~ las Améri-
cas, no era de España solamente, sino comun á la
Europa, así por la riqueza, como por afirmar sus
tronos amenazados de la liberted americana.
Le pregunté, qué datos tenia de la invasion eu-
ropea contra la América, y dijo, que á bordo en
sus papeles los habia positivos: que eran públicos
los alistamientos, y las armadas navales de Fran-
cia y España: que la proteccion inglesa era nula,
ni podia creerse, que el gobierno de aquella nacion
quisiese nuestros ~progresos, en la industria y en
las artes, con menoscabo de los suyos.
Tocamos en el paraje del Oapadero, donde se hi-
zo alto, y pasó la noche: la guardia con los presos,
se situó como á cincuenta varas del campo, é !tur-
bide llamó al religioso, para hablar de conciencia.
A las cuatro de la mañana del dia 18, tomé la
marcha; á las seis, se hizo alto en la hacienda de
Palo Alto. La guardia con lturbide desmontó en
la caballeriza"concurri6 á misa devotamente, se
desayunó despues, y marchamos en seguida. Era
necesario [asegurarse de la verdadera inteligencia
del pronóstico, para no despreciar lo que tuviese
de tcierto, y desde aquí me propuse instruir de
otro modo.
En el paraje llamado de los Muchachitos donde
sesteé hice formar la partida: díjela que los pasos
y palabras de aquel hombre, me parecian de bue-
180
na fe, y que no seria capaz de alterar nuestro so-
siego: que la ley de proscripcion, necesitaba en mi
concepto, aclararse por el poder legislativo: que
entre tanto, no le trataria como reo; ni necesitaba,
ni mas guardia, ni mas fiscal de sus operaciones,
que ellos mismos: que iba á ponerlo en libertad al
frente de ellos, para que aSÍ, se presentase en Pa-
dilla, á disposicion del honorable congreso, cuya
resolucion debia ser puntualmente ejecutada: hice
llll.mar á los presos, y les manifesté la que habia
tomado: diéronme las gracias tan sorprendidos, que
Iturbide ofreciendo su entera obediencia á las au-
toridades, poco mas dijo, concluyendo con:que no
podia hablar. Preguntó luego, si se le obedecería,
porque él no estaba hecho á mandar soldados que
no lo hiciesen así: dijeron todos q1le sí, y yo re-
puse: "como ustedes no falten á mis órdene~ , no
tendrán comprometimiento."
Retiróse la taopa: incorporé la guardia, y se dis-
puso la marcha de Itur}¡¡ide con la tropa á Pad ¡Ua,
y yo marché acompañado de dos soldados con di-
reccion á la Marina: montamos y nos despedLnos
para vernos pronto; mas Iturbide no sabia adóude.
Parecerá á V. E. la traza demasiado aventun~da,
mas el éxito se afianzaba en órdenes reservadas,
en la confianza de los oficiales y tropa, y el: mi
vigilancia. El nuevo "caudillo forzó la marcha el
l'esto del dia, y la. noche mas de¡qui~ce leguas; pe-
181
re no varió de lenguaje: trató de intrigas cerca de
los supremos poderes, y qué convendria varias-en
la residencia de México; solo se advirtió que ha-
blaba en el concepto de volver pronto á Soto la
Marina, sin considerar la resolucion del honorable
congreso del Estado, que peco ántes habia protes.
tado obedecer. Durante la noche habló con su com-
pañero, y como á las ocho de la mañana cerca de
Padilla ofici6 al congreso suscrito comandante 9~­
neral del Estado. La honorable asamblea compuesta
en su mayoria de enemigos mios, titubeaba; mas
no faltando quienes asegurasen mi conducta con su
misma vida, se resolvió la contestacion negando á
Iturbide la entrada, y haciéndoseme el honor que
no podía esperar, estuve á tiempo que la recibia, y
por su contenido vine en . conocimiento de lo que
habia dicho. Mandé luego nn oficial que pidiese
el pase de palabra: dije á la tropa que aquel hom-
bre no era digno de confianza: 10 restitui á la prí-
sion conforme estaba, y entré en la villa. Iturbide
fué conducido por la guardia á una estancia del
cuartel, y la tropa se alojó en otra parte.
Los diputados y el pueblo reunidos en mi posa-
da se informaron del caso, quedando tan satisfe-
chos, que volvian risa los temores pasado\). Poco
despues se abri6 la sesion, en la que me presenté
á ofrecer mis respetos, asegurando que podian ourar
cou la oonfianza de que serian puntualisimamente
182
obedecidas sus órdenes. Diéronme pruebas verda-
deramente satisfactorias, y tambien se me dió
asiento. Durante la sesíon se me pidieron informes
que satisfice: en otrag veces se me mandó hablar;
hícelo en favor de la víctima, y me retiré. A las
tres de la tarde se me entregó la declaracion del
honorable congreso, conforme á la ley, auterizán·
dome para que dispusiese el castigo, cuando me.pa·
reciera conveniente: en el acto dí la órden para
que se verificara á las seis de la misma tarde.
Iturbide habia ocurrido al congreso, pidiendo
que se le oyese, y la honorable asamblea decretó
que pasa.se á mí la instancia, para que conforme á
la facultad que se me habia concedido, diese 6 no
la audiencia que se pedia. Ya estaba impuesto de
cuanto él queria decir, y no me pareció convenien-
te aventurar el paso mas tiempo. Ocurrió segunda
vez á la misma autoridad de palabra por conducto
del capellan auxiliar presidente de la misma asam-
blea, Br. D. José Antonio Gutierrez de Lara, y
contestándosele lo mismo, se conformó. Llegada la
hora formó en la plaza la tropa cerca del suplicio,
y al sacarle la guardia dij o... ... "A ver muchachos,
daré al mundo la última vista," Volteó á todos la-
dos, preguntó d6nde era el Euplicio, y satiEfecho,
él mismo se vend6 los ojos: pidió un vaso de agua
que probó solamente, y al atarle los brazos dijo
que no era necesario; pero instado por el ayudan-
183
te se prestó luego diciendo bien ...... bien ...... su
marcha de mas de ochenta pasos y su voz, fueron
con la mayor entereza.
Llegado al suplicio, se dirijió al pueblo comen-
zando ...•.• ¡,Mexicanos! Se redujo á exhorta, que
siempre unidos y obedientes á sus leyes y autori-
dades, se librasen de segunda esclavitud, resistien-
do con vigor, el pronto ataque que se preparaba
por la Santa Liga, contra la que él venia como un
símple soldado, para sostener el gobierno republi-
cano, que se habia jurado. Concluyó, asegurando
que no era traidor á su patria, pidiendo no reca-
yese en su familia, esta falsa nota: besó el Santo
Cristo, y murió al rumor de la descarga. Su voz
fué siempre entera, y tanto y tan fuerte, que se
oyó en el ángulo de la plaza.
El sentimiento fué general, manifestándolo los
semblantes, y durante la noche. Su cuerpo des-
pues de algun~s horas, se puso en un atahud, y
se condujo á la estancia donde habia estado, la
misma que sirve de capilla para celebrar, y de sa-
la de sesiones al honorable congreso. Se le vistió
con el hábito de San Francisco, y se puso sobre
una "mesa con cua.tro velas de cera, bajo el cuidado
de la misma guardia.
La mañana del 20, se convidó para la misa y
entierro, al que asistieron losjndividuos del con-
greso, lo mas del pueblo, y la tropa. Concluida la
184
misa y vigilia, se acompañó el cuerpo, haciéndole
cuatro posas en la plaza, á la Iglesia vieja sin te-
jado, donde se le dió sepultura como á las ocho
del dia. Estos honores fueron pagados por mLtRe-
tiróse la guardia, que lo habia ejecutado, y fué
gratificada con tres onzas y media en escudos de
á real, que el difunto habia entregado al ayudante
con este fin.
Cuanto dejo expuesto, es lo que puedo informar
á V. E. con la integridad que me es propia, y co-
mo testigo presencial. Por lo respectivo á la ex-
hortacion que no pude oir con exactitud, refiérome
á los mejores informes, y al que acompaño origi-
nal del tI'. Gutierrez de Lara, que lo auxilió.
De mi parte, ruego á V. E., manifieste á S. A.
S. la sanidad de mis intenciones respecto á mi con-
ducta:; y si por desgracia el juicio que su S. A.
formare, fuere:contrario, tendré el gusto de purifi-
carla con documentos irrecusables, que obran en mi
poder.-Dios, etc.
Soto la Marina, 13 de Agosto de 1826.-Felipe
de la Garza.-Exmo. señor ministro de la guerra."

-
1'.o."' )
i;e.·

-
Oontestacion del ministro de la guerra, eztrañaudo
la tm·orosidad de Garza para la decapitacion de
Iturbide, l/ ofreciéndole la primera vacante de ge-
neral de brigada.
"Aunque el supremo poder ejecutivo ha visto
con mucha satisfaccion por los ~partes de V. S. de
17 y 19 del corriente, en que me a~isa el desem-
barco y muerte de D. Agustia de Iturbide, el gran-
de servicio que V. S. ha hecho á la nacion, pre-
servándola de una guerra civil, por un .solo acto
decisivo, por lo cual ha merecido la gratitud de
todos los patriotas mexicanos; ha reparado sin em-
bargo la irresolucion en que lo puso algunos mo..
185
mentos, sobre el cumplimiento de la ley, la falsa
sumision con que el referido Iturbide se presentó
á cometer el designio mas desastroso para nuestra
patria, reputando por dureza una ley tan saluda-
ble y preservativa del soberano congreso, que ma-
nifiesta la sabiduría y prevision con que trat6 de
evitar la ruina de la nacÍon."
"Así mismo memanda S. A. S., que á su nom-
bre dé á V. S. las debidas gracias, y le manifieste
que será ascendido á general de brigada efectivo,
en el momento que haya una vacante, que ahora
faH a, por estar completo el número de esta clase,
que designa la ley: y en cumplimiento de dicha
superior órden, lo comunico áV. S. para su inte-
ligencia y satisfaccion.-Dios y libertad.-Méxi-
cO, 28 de Julio de 1824.-Te'rán.'·

NUMERO 25.

Re1JNca Garza al ministro, se ofrece á responder


enjuicio, y rehusa admitir la oferta.
"Al reconocer la órden de 28 de Julio próximo
pasado, en que V. E. se sirve darme las gracias,
11. 7
ofreciéndome la alta consideracion de S. A. S. J.la-
ra el grado inmediato, por la ejecucion de O. Agus-
tin de Iturbide, el 19 del pasado, advierto con do-
lor que se me culpa de poca resolucion para ejecu-
tarlo en los primeros momentos de haberse presen-
tado. N o está á mi alcance ciertamente manifestar
á V. E. los remordimientos que pasaban en mi con
ciencia al cumplir la ley, hasta salvar el paso con
la declaracion del honorable congreso del Estado.
Por otra parte, obraban vivamente en mi alma la.
sensibilidad y la gratitud, hácia un hombre que
parese reclamaba aquella consideracion con que á
mí me trat6 en otro tiempo. Hallábanse tambien á
su favor razones poderosas, que encontrará V. E.
en sus esoritos, en sus pasos y palabras hasta el
suplicio. Una reunion de circunstancias me intere-
saron, y en mi cOilceptv habria pecado de ingrato
si no las hubiese manifestado al cuerpo legislativü,
sin que por eso se dudase un momento de mi sana
intencion y deferencia de las leyes. Así se declar6
en sesion del 20, honrándoseme además con , el
apreciable título de oenémeritQ del Estado. Pero si
no bastase esta sencilla exposicion, para satisfacer
á S. A. S., me presentaré gustoso á responder en
juicio que purifique mi conducta.
"Me falta úñicamente rogar á V. E., manifies-
te ~ S. A. S. de mi parte, el mas constante agra~
decimiento, por la oferta del grado que se me ha
17
188
ce; protestando desde ahora, no admitirlo, por
superior á mis servicios, incompatible con mis lu-

ces, y perjudicial mi propia comodidad é inte-
reses.
Dios y libertad. Soto la Marilla, 8 de Agosto
de 1824.-Exmo. señor.-Felipe de la Gm·za.-
..eAxmo; señor secretario de guerra y marina.
189

Extracto de una carta .del lIV'O primogénito del Sr.


Iturbide, al gobierno sztpl'emo de la federacion.

Por conductos fidedignos, hemos sabido, que en


Abril del año presente, escribi6 Agustín de Itur-
bide (el hijo), una carta datada en un lugur de los
Estados-Unidos del Norte, al Exmo. señor Pre
sidente de la República Mexicana, manifestándole
que ueseaba servir á su patria, y que no pudien-
do hacerlo por las circunstancias, en el seno de
ella misma, suplicaba, que se le agregase, á una
legacion extranjera, cualquiera que ella fuese.
Si esto es tan cierto, como lo creemos en buena
crítica, descansando en la fe de las veraces y auto-
rizadas personas que nos lo han dicho, parece que
no es tan loco el jóven, que intente reponer ese
trono aéreo, que cual una fantasmagoría especial,
pensando en ascender á él, subiria de hecho al ca-
dalso.
190

ADVERTENCIA.

Estas contra-notas que siguen se han pue5to de


contraveneno á algunas equivocaciones 6 ~bsurdos;
de claridad para algunas citas, y de mejor prueba
de imparcialidad. Las que tienen manecilla y es-
trella, las de manecilla y letra, y las de manecilla
sola, se, encuentran correspondientes en dichas con·
tranotas.

-
191

CONTRA-NOTAS
iE LA EDICION DE 1827.

~ (*) foco calculadora la naoion española,


Iéjos de entretenerse en vomitar injurias . oontra
~l oaudillo de Iguala, debia de haber aoeptado las
extipulaoiones oelebradas en este lugar, y en el
de C6rdoba, porque de perderlo todo, á oontar ~on
una muy grande parte, hay netabilísima diferen~
cia. Debia de agradecerle un sesgo tan prudente,
tomado en circunstancias las mas difíoiles; pero
muy distante de· aquel espíritu, verdaderamente
grande, se crey6 quo todo lo podia, y renunci6 al
pacto favorable que se le presentaba,' ¡Feliz qui-
jotada, que nos hizo verdaderamente independien-
tes!
~ (á) Libelistas desenfrenados tomaron
en efecto á su cargo, vindicar las supuestas inju-
l'ias, inferidas á la nacion española. Folletos tan
192
soeces como indignos del carácter dulce de los
mexicanos, se escribieron en el calor de las pasio-
nes, se publicaron con aplauso y vocería, y se ex-
pendieron profusamente, favorecidos por algunos
españoles, y malos americanos. La detraccion pa-
s6 por patriotismo, la licencia por heroicidad, la
audacia por magnanimidad. ¡Desgraciado pueblo
por ent6nces!
~ (b) La vanagloria, dice Santo Tomás,
que es siempre un vicio; pero que, no tiene tal
carúcter aquel aplauso, que el hombre hace de sí
propio, no refiriendo á sí, sino á la Providencia.
Algunas veces, es tan necesario, ese elogio perso-
nal, que sin él, no nos estimularíamos á las accio-
nes grandes. San Pablo se alab6, y ¿qué otra cosa
hace el inocente, cuando se vindic.a é indemniza,
que vociferar sus operaciones gloriosas? Sil" em-
bargo, no se puede negar, que cuando el Sr. I tur-
bíde, escribió su memoria, aun estaba preocu)ado
por las ideas góticas, pues tenia por un don d~ la
Providencia, el accidente de lo que se llame ori-
gen ilustre.
~ (*) Yo creo que los planes del Sr. Hi-
dalgo, hubieran logrado su pronto efecto, si m6nos
compasivo se atreviera á ocupar la capital, deSi)ues
de la accion memorable de las Cruces. VeD : ~gas
tembló de pensarlo, porque veía una ciudad des-
guarnecida, sin mas que unas pocas tropas y t·)dos
193
los ánimos poseidos de un letal estupor. Hecho
dueño del centro del poder, de la riqueza y espíR
rita público, ló habria sin duda logrado: esto no
se pudo escapar á su penetracion; pero calcu16 que
.
entraria sobre arroyos de sangre, y horrendos ha·
ces de cadáv~res, que en su mayor 'parte fueran
-

mexicanos:, calcul6 con error, pues por mucha que


ent6nces hubiera sido vertida, estaba en razon de
diez~ ciento con la que fluy6 en once años por to-
do ei ámbito de Anáhuac. Esta es la única equÍR
vocacion que advierto en sus planes, y así es que
no convendl"é en ,cuanto á lo demás. ¡Sangre JI des R

ü·uccion! ¿Pues qué, para libertar á un pueblo in-


menso de un yugo bárbaro, arraigado por el des-
carrío de centenares .de años; favorecido por la ig-
norancia, auxilirtdo por el fn n¡:;,(;istllo y so:-; tenid o
por la fue rza y el e m be le::; ü ~ podriR. Fe l'ifi ea.n~e sin
sangre, devastacion y llanto? Si f3 El satisfizo ó no
al objeto, lo dice el fausto dia 27 de Setiembre de
1821. Sin Hidalgo no hubiera !turbide: sin Hi-
dalgo no hubiera ilustracion: sin Hidalgo no hu-
biera libertad .
~ (c) Está mI.!] equivocado el Sr. Iturbi-
de: los primeros que se resistieron á entrar por un
aoomodamiento, fueron los sátrapas españoles: cali·
ficaron el esfuerzo por crímen, y el osouro gabinete
de México, d.estac6 tropas en su persecucion. Los ga.
chupines autorizando los desbaratos en Aranjuez,
94
perpetrados por el príncipe de Asturias contra su
rey y padre presunto, y repitiendo igual escella,
con el virey Iturrigaray, dieron al mundo el es-
cándalo mas inaudito y la prueba mas perentoria

.
de su inmoralidad y barbarie. ¿Qué podian esperar
.
los esclavos, al notar agreSIOnes tan horrendas con
su rey, consumadas por los mismos que se jacta.
ban de atacarlo? El éxito lo comprobó: el orgullo
español se dió por ofendido con las propuestas de
los gefes mexicanos, cargó la fu~rza . sobr~ ellos,
dictó ~uplicios, ejecutó asesinatos. ¿Qué podia na.
cerse en este caso? ¿Desistir d-e la empresa para
sacrificarse inútilmente·? ¿Contentarse con repre-
sentar para morir en un patíbulo, dentro de veinte
y cuatro horas, sin haber conseguido prender la
chispa gloriosa de lit insurreccion? No habia mas
que tres términos; ó no haber tomado las armas,
sino ceñídose á representar con sumision, y esto
hubiera sido sobre ciertamente peligroso, cierta-
mente inútil; Ó dejarlas rlespues de empeñada la
accion, y era lo mismo, con el agregado de una es-
túpida cobardía; ó continuar 1<1 guerra, que era lo
único que prometía esperanzas, lo único glorioso,
tanto mas, cuant~ desigual ~ra la lucha.
Si hubo partidas de americanos, decididos solo
á desahQgar sus pasiones, no nos debemos admi-
rar, pues este es el resultado preciso de las revolu- .
ciones, á mas de que 1:\0 eran ellas en su mayor
195
parte tales. Las tropas realistas enchidas de or-
gullo, y rabiosas de venganza, perpetraron, sin
duda mayores, mas en número, y mas mal, circúns·
tanciados los crímenes. El robo, el estupro, la violen
cia, la rapiña, la obcenidad, la blasfemia, el sacrile-
gio, el homicidio, la crueldad, la sevicia, el horror,
el estrago, llevaban por divisas esas hordas de fora-
gidos, acaudilladas por gefes sin moral, sin patria,
sin honor, y sin conciencia. Ellas peleaban sin jus-
ticia; las de los americanos, con la mas evidente:
ellas contaban con los auxilios de un gobierno sis-
temado y opulento; los otros con el único de sus
escasas fortunas, y denodados pechos, ellos ........ .
¿pero á qué cansarnos? Todas las razones, que á
unos hacen aparecer como fieras, 6 bandidos sin pu-
dor, sin humanid3d ni gloria, consti1 uyen á los otros
héroes magnánimos, atletas impertérritos, ~constan.
tes adalides.
~ (d) Hé aquí una nueva prueba, de que
los americanos, no deseaban la guerra desastroza;
pues en el caso propuesto, otra habria sido la con-
ducta del Sr. Hidalgo~
~ (e) Protejer 6 servir al rey de España,
en la usurpacion pacífica de las Américas, no es
accion que cede en honor del Sr. Iturbide. El rey
de España, no era legítimo dueño del hemisferio
de Colon, y sí solo, un poseedor de mala fe; de
consiguiente, protegiendo á este de su lucha con-
196
tra los verdaderos dueños, era favorecer la injus-
ticia, y canonizar el delito. Ménos malo fuera que
el Sr. Iturbide dijese, que sirvió, como ta n tos, po
equivocacion al tirano, que no hacer alarde de unosr
procedimientos que condena la filosofía y la ra~on.
~ (f) Dígase lo que se quiera,.el Srr. Itur-
bide, sabia dirijir al soldado á la victoria, sabia
entusiasmarlo y precaverlo: era. militar.
~ (es) A varios individuos, les oí aplau-
dir las decantadas muel'te~ de Salvatierra, como
un hecho de justicia, como accion heroica y digna
de un génio superior, cuando vivia el gobierno e ~­
pañol: muri6 éste, y gobernó Iturbide, no se men-
cionaron tales atentados: cayó Iturbide, se hizo
l'eminicencia de ellos, reprobándolos hasta el úl-
timo término de exageracion. Para mí, las muertes
de Salvatierra, siempre fueron inhumanas; perojuz-
go que las crueldades de Concha, la sevicia de Hé-
bia, la sed ferina de Negrete y otro:" y otros ... ge-
fes realistas de aquel tiempo, DO pueden entrar en
comparacion con 1&.8 de Iturbide . tOur tam varíe?
~ Constitucion media y ley para todo, de"
bi6 llamársele á la española: era un plagio (co-
mo lo son muchas\ ; pero nos aprovecharon sus mis.
mos defectos, y perdieron á los españoles.
~ Vé aquí como dividida 13. nacion en tres
partidos, en cuanto al modo de tratar á los espa-
ñoles, la lenidad mexicana apénas ha estado en
197
parte, no la mayor, por el sistema de mas modera-
cion, sin embargo de que todos conocen, que es in-
compatible la tranquilidad pública, con la perma-
nencia de ellos entre nosotros.
~ Entónces habia tres sectas que acabaron
con el gobierno que las nutria; pero no consta
que hubiese mas que tal cual logia escosesa: y se
hizo lo mismo que ahora: una parte de sus agen~
tes deprimia al clero, otra lo alentaba . De este
modo, luchando los eclesiásticos entre la confian-
za de mejoras, y desesperacion por los ataques brus-
cos que le dirigian, tomaron con empeño la rega-
neracion y se logró. Esta misma táctica que se
us6 para destruir al gobierno español, se está
practicando hoy para hacerlo renacer de sus ce-
nizas.
~ Este es D. Vicente Rocafuerte, autor
del bosquejo: hombre hábil; pero habla mas de lo
que pIensa.
~ y aun está no se puede decir, que ~se
ejecutó durante la guerra de independencia, sino
d€spues de concluida. El hecho, cualquiera que
fuese, muestra evidentemente lo bien querido que
estaría Concha: pocas horas ántes de presentarse
en la palestra titubeaba, obraba con irregularidad
como un sonámbulo, y teniendo arbitrios para evi·
tal' aquel fracaso, no supo echar mano de ellos.
Deus ultionum Dominu8.
198
~ La experiencia que se burla de los
raciocinios, principalmente en artes conjetura-
les como la política, ha demostrado, que con-
viene á los mexicanos, solo la forma democrá-
tica, popular, federal. Con sumagisterio dominan-
te, nos ha hecho ver, que lo mismo será abandonar
esta clase de gobierno, que sumirnos en la anarquía,
ó en el despotismo. Los mexicanos tienen virtu-
des primordiales íntimas: esto basta, para prome-
terse la duracion de su libertad: las demás virtu-
des, son retoños de éstas, y no habiendo esta cla~e
de gobierno que las fecunda, se sigue, que solo en
él podrán fructificar; porque la virtud, es' el re-
sultado de la educacion, auxiliada por la. buena
disposicion de la naturaleza. Esta es innegable en
los mexicanos; luego es inconcuso, que solo l,uede
hacer su felicidad. aquel gobie: no que prodl:ce lit
mejor educacion, y este es el democrático, p0pU--
lar, federal.
~ * El plan de Iguala y tratados de Cór-
doba, si desgraciadamente hubieran tenido su
exacto cumplimiento, habrían sido el instru lleno
to de una ruina irreparable para el Nuevo Ml: ndo.
El primero fué, no hay duda, el que nos aca-
bó de emancipar, y á su vez, la obra maestn en
política; pero con un Borbon en México, ¡cuál
habría sido nuestra suerte? La mas desventur ~da,
La independencia seria puramente nominal. Para
199
mí peor fuera eso, que el sistema antiguo de los
vireyes.
~ Ojalá fuera el único caso que pudiera ci-
tarse en comprobacion de la ignorancia de algunos
de los diputados del primer eongreso, que se lla-
m6 constituyente. ¡Pobre patria!~
A la verdad, que tanta razon habia para lo uno,
como para lo otro, porque ningun hombre de sin-
déresis, podia ser tolerante expectador de la apa-
tía del primer congreso, de las facciones que lo
compusieron, ni del des6rden del sistema imperial,
de su aparato insultante, de su aptit ud Qminosa.
(a) Ninguna conducencia tiene el artículo 17
de la copstitucion española, con la autorizacion
para aprehender á los diputados. Este fué un
lazo tendido al Sr. Iturbide, por los mismos ene-
migos, para precipitarle, disminuirle su fuerza
moral, y vengarse de él, con él mismo. Como esta
providencia, fueron muchas; é igual táctica se es-
tá usando ahora, para debilitar á nuestro gobier-
no; mas sus conatos, serán vanos: les sucederá hoy,
lo que les ha sucedido ayer: cada paso de los bor-
bonistas para esclavisarnos, nos ha prevenido y
afianzado en el goze de nuestros derechos, y á
ellos los ha hecho de peor condiciono
(a) El plan de Iguala, no fué mas que la indica-
cion de la voluntad nacional, en una fecha en que
no se podía expresar por un 6rgano fiel y legíti~
16
200
mo; ni el Sr. Iturbide como libertador, podia go-
.
zar de este carácter universal. Variaron las cir-
cunstancias: pudo la nacion emitir su voto con
franqueza, y no estuvo por muchos de los artículos
que forman la subsistenc¡'a de dicho plan.
(d) Ya lo dice claramente su causa instruida:
ya lo dicen los clamores públicos: él mismo lo dijo
en Jq, asonada militar de l>uebla.
(f) No hay mas que decir á esto, sino encojer-
I!e de hombros. Que aquel congreso, fué compeli-
do á una transformacion que poco le favorece, es
innegable; luego sus miembros en la mayoría, no
cumplieron con sus deberes, 6 por ignorancia ó por
malicia: yo no tengo la culpa de formar esta suma
sencilla: tres y tres son seis: la culpa será del
que puso en columnas ambos números. Si he de
decir mi opinion, la diré francamente: si permane-
cen mas tiempo, aquella legislatura y gobierno, ya
Paquito de PauIa estaría ahorcános oon su boca
llena de risa.

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ADVERTENCIA DE LOS REDACTORES


DE LA "VOZ DE MEXICO."

Hemos reimpreso la edicion de 18:J7. N os ha pa-


recido conveniente omitir algunas fraccione.:, por
estar dictadas con una pasion repugnante, ya en
este tiempo. Habriamos omitido por igual causa
las cont'Pa-nútas Pero están anexas al texto del
manifiesto, del que nada omitimos.
No estamos conformes con las apreciaciones de
algunas ccntra-notas. Ni el autor de ellas, las ra·
tificaria hoy que hubiera visto, cuan errado esta-
ba en sus pronósticos.
La sana filosofía política, y la experiencia de
medio siglo, no permiten, que se juzguen hoy los he-
chos del Sr. lturbide, como se les juzgaba en 1827.
El mismo libertador, pensaría hoy, con alguna
diferencia respecto á los suceso!) de que habla: y
se complaceria de ver confirmadas muchas de sus
previsiones.
Su poder acabó con su vida. Pero los honores
debidos á su génio, á su patriotismo y á su firme-
za y rectitud de principios no deben acabar. N os-
otros le tributamos el que como periodistas podemos.

Redactores de la VOfiJ de México.

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