Ensayo Sobre La Violencia Política Version 2.0
Ensayo Sobre La Violencia Política Version 2.0
Ensayo Sobre La Violencia Política Version 2.0
Indagar sobre la violencia en sentido general y teórico puede echar luz acerca
de algunos problemas, sobre todo aquellos que tienen que ver con la
individualización de procesos de socialización, procesos que repercuten como
diría Bourdieu, en el habitus de los sujetos. O cómo piensa Foucault que
repercuten en los cuerpos; pero esa búsqueda no realiza un aporte significativo
a entender que la violencia siempre es acto y acción en el marco de una
historia, de sujetos concretos que la ejercen y no solamente de estructuras. Por
1
tanto, pensar los mecanismos de legitimación del uso de la violencia 1 es la
búsqueda de este ensayo. Sin dudas esta interrogante, aunque no perciba una
respuesta tajante ni certera, será guía y faro para la reflexión y claro también,
para el actuar, porque qué es acaso la palabra, sino una forma de la acción del
pensamiento. Con eso sólo no basta, pero en todo esto que se trata de
transformar desde lo que hay a una nueva cosa, algo superador, empuñar la
palabra está lejos de ser una tarea inútil. Espero que sirva para pensar nuestra
historia y sobre todo cómo pensar en transformarla, armando a los pueblos con
la palabra justa.
Fuimos país desde el 25 de mayo de 1810. Allí, más allá de los tecnicismos, se
empezó a gestar la revolución que devendría en nuestra independencia de la
corona española. Esta revolución a menudo estudiada en todos los niveles de
educación pública se tiñó de un aire idealista. Los patriotas se encaminaron al
cabildo abierto, con modales más o menos cordiales, y allí expulsaron al Virrey
Cisneros y su prole. Nada de los chisperos de French y Berutti, nada de los
encendidos discursos de Moreno y Castelli son moneda corriente en la
enseñanza de la historia. La operación de ocultamiento de la violencia en este
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La construcción de los Estados Nación en toda Nuestramérica lleva aparejado la formación
institucional de las Fuerzas Armadas, que otra institución acaso es más paradigmática a la hora
de pensar la racionalización de la violencia, la construcción de aparatos capaces de ejercer la
fuerza a causa del interés nacional.
2
Proclama realizada por Artigas en Cuartel general de Mercedes, 11 de abril de 1811.
2
caso tiene que ver con la construcción de una historia en la cual los pueblos
carecen de la capacidad de la fuerza. Sin embargo, Mariano Moreno en su Plan
de Operaciones3, y como secretario general de la Junta, escribía:
3
M. Moreno (1915) Escritos políticos y económicos. Ordenados y prólogo de Norberto Piñero.
Buenos Aires, La cultura Argentina
3
La fuerza de los revolucionarios era justamente, la revolución. Es allí donde
reside el filo del arma que se empuña, llegado el caso, según Moreno, para
salvar los profundos intereses de la Patria.
¿Se podría acusar a Mariano Moreno de despuntar los primeros pasos de una
Patria libre y soberana, o quizás de iniciar un largo período de conflicto, donde
la violencia se legitimaba por intereses políticos y fue usada por diferentes
actores que se disputaron, justamente, el control y la legitimidad de esa
violencia?
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Esta frase puede resultar polémica, ante la primera refutación weberiana respondo que no ha
lugar, ya que no estaba constituido sino hasta 1870 un Estado-Nación de las características
que prefigura Weber para su conocido planteo del Estado como monopolio de la legitimidad del
uso de la fuerza.
4
Una de las operaciones más comunes del discurso liberal es la de silenciar a
los pueblos, de reducir su capacidad de transformación a los votos y/o al buen
tino de sus representantes políticos. La capacidad de acción cotidiana, la
militancia como gustamos en llamar en la actualidad, es la contraposición a esa
idea simplista y liberal de la transformación a través de la “correcta” 5 colocación
de individuos en las instituciones del Estado.
Si trazamos una línea histórica veremos como ese discurso cobró forma desde
variados ángulos hasta lograr, luego del auge de la lucha popular en los ’70 y
su posterior derrota, configurarse como el discurso dominante de la década del
’80 y los ’90. El fracaso en términos políticos y económicos, y por supuesto, la
tortura y la desaparición forzada de militantes de la última dictadura militar van
a configurar que la recuperación de la democracia en 1983 sea festejada por
amplios sectores sociales y políticos. El rechazo al régimen castrense sumado
a la gran derrota de la guerra de Malvinas lograban, en la década del ’80, un
efecto anti-militarista de un cáliz quizás similar al de identificar la fuerza, lo
militar, lo armado como una antigua forma de la barbarie. Se reedita el viejo
esquema que tanto propiciara Sarmiento y los intelectuales de la generación
del ’37: Civilización o Barbarie. Bajo esta operación de reencuadre ideológico
de la dominación, la década del ’90 será testigo de un pacifismo hipócrita, de
un pacifismo que por izquierda y por derecha concebían a quienes seguían
luchando, como retrasados, como nostálgicos de los ’70, amantes del caos. Y
de esta forma se buscó invisibilizar las luchas populares de nuestra historia, no
había historia, Fukuyama había declarado su fin. Los pueblos no tardarían en
demostrar lo incorrecto de esta ignominiosa tesis imperial.
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La valoración es en última instancia moral, siempre posadas sobre un individuo, logrando de
esta forma un pensamiento que además de pecar de inexacto y ahistórico, configura una idea
de la política idealista, quitando de la primer línea de valoración de la política a los sujetos,
intereses, conflictos y contradicciones.
5
complejo de relaciones políticas, de alianzas y traiciones, de ejércitos de
variados escudos. Pero todos argentinos.
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Manifiesto del General Felipe Varela a los pueblos americanos sobre acontecimientos
políticos de la República Argentina en los años 1866-67 (Potosí, enero de 1868). En la
Biblioteca Nacional, Nº 52 650.
6
¡Soldados federales! Nuestro programa es la práctica
estricta de la Constitución jurada, el orden común, la paz y
la amistad con el Paraguay y la unión con las demás
Repúblicas Americanas. ¡Ay de aquel que infrinja este
programa! 7
La hora de la Espada
7
Ídem
7
Lugones venía de diversa orientación ideológica, sin embargo ya en este
momento es clara su adhesión a postulados de la filosofía de Nietzsche y
Schopenhauer. En estos autores, podemos notar como realizan un quiebre en
la noción del hombre y de la sociedad. Es el primero quien va a decir que el
hombre es motorizado, no por amor, ni por la razón, ni por religiosas premisas
sino más bien por una voluntad de poder. Allí reside entonces la diferencia
entre los hombres vulgares y quienes son los más aptos, los guerreros que
deben encadenar sus destinos a los de la gloria y el sacrificio. Para Nietzsche
el súper hombre sería un deber ser. Schopenhauer será quien venga a
demostrar que la nación como tal, no pertenece al orden de la identidad de sus
habitantes, ni de las fronteras de su territorio, ni de la razón (cualquiera sea) de
su existir, sino que es una voluntad. Esa voluntad difiere ontológicamente de la
razón, es una voluntad que se ejerce todos los días, que no necesariamente
abriga verdades universales, sino más bien es un deseo, una búsqueda que
obviamente prefigura una acción. Esta base ideológica va a inspirar a
intelectuales y académicos en toda Nuestramérica, siendo conocida como la
corriente vitalista. Cuando Lugones pronuncia su discurso, lo hace desde un
lugar crítico al orden político existente en nuestro país, para él era un régimen
demagogo que venía anteponiendo intereses menores a los profundos
intereses de la Patria. Es así que clamaba:
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“Pacifismo, colectivismo, democracia, son sinónimos de la
misma vacante que el destino ofrece al jefe predestinado,
es decir al hombre que manda por su derecho de mejor,
con o sin la ley, porque ésta, como expresión de potencia,
confúndese con su voluntad.”
No es casual que Leopoldo Lugones pasara con sus conferencias por los
recintos de la oficialidad militar durante la década del ’20. Se preparaba una
nueva afrenta contra el pueblo argentino. Donde la violencia ya no era un mal
del pasado, una demostración de la barbarie, una condena moral de
infradotados. Sino más bien, la característica de los fuertes, de los hombres de
mando, de quienes por derecho natural debían gobernar.
8
Primeramente fue Ley provincial en Buenos Aires. En 1975 por Ley Nacional N° 21154, el
Congreso Nacional extendió a todo el territorio argentino la vigencia del 10 de noviembre como
“Día de la Tradición”
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Para la discusión sobre este tema ver el trabajo de Luis Fanlo “Emergencia de la matriz
militar-discursiva argentina: el discurso de Leopoldo Lugones”
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¿Es el Estado el monopolio de la violencia legítima?
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con un golpe de estado por parte del sector castrense. El gobierno de Hipólito
Irigoyen fue derrocado por un levantamiento militar encabezado por el general
Uriburu, en plena crisis internacional, en los años 1930. Este primer golpe de
Estado abriría un camino de intervención de las Fuerzas Armadas en nuestro
país que desembocaría en la genocida dictadura cívico-militar de 1976 a 1983.
La operación de construcción de legitimidad de este primer gobierno defacto
tiene potentes implicancias con respecto al tema en cuestión, ya que ¿Hay
acaso algo más violento, en términos de una democracia, que un golpe de
Estado?
Ese plano superior del que habla el discurso castrense no es más que una
construcción ideológica. La cual se basa en el descrédito de la política como
10
Citado en H. Verbitsky (1998) Medio siglo de proclamas militares. Buenos Aires. Ed. Página
12. Pág. 44
11
Ídem. Pág. 45
11
herramienta capaz de ordenar y propiciar el desarrollo de la Nación. Esa
construcción tendrá insondables repercusiones históricas. Hará mella en la
tradición militar de nuestros oficiales. Tendrá, también, sus intelectuales
orgánicos quienes se encargarán de cimentar lo que sería el comienzo de todo
un siglo de golpes militares que, con la complicidad del imperio, en sus
macabros planes para la región y nuestro país, serán productores del
cambalache de nuestra historia.
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organizarnos les dicen mafias, bandas o patotas
(…)”
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Finalmente el 20 de diciembre del 2001 sintetizó la implosión de una década de
saqueo y miseria. Algunos de los protagonistas de esa gesta fueron los
compañeros dirigentes del Movimiento Patriótico Revolucionario Quebracho:
Fernando Esteche y Raúl Lescano. Hoy encarcelados bajo una causa
caratulada por rotura de vidrios e intento de incendio. Los hechos: el asesinato
del docente Carlos Fuentealba un 4 de abril en la ruta 22 a la altura de arroyito,
provincia de Neuquén. La condena no fue para los responsables de ese
asesinato Jorge Sobisch y sus funcionarios. La condena fue para quienes
fueron repudiarlo. Si quisiéramos podríamos ahondar largas y penosas páginas
analizando este hecho, pero será quizás lo más claro, analizar la definición del
propio Esteche en una entrevista realizada en el penal de Ezeiza: “Somos los
presos posibles, por ser militante de quebracho estamos en prisión. Si estos
jueces pudieran meterían en cana a toda la militancia popular. Pero somos
nosotros los presos posibles.” Quebracho nació en pleno neoliberalismo, con
enormes limitaciones pero con la fortaleza de ser parte de la historia viva de
nuestro pueblo, con la convicción de que en Argentina había (y hay) que dar
vuelta la tortilla, cambiar todo. Hacer la revolución.
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Bibliografía
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