Poemas de Radovan Ivsic
Poemas de Radovan Ivsic
Poemas de Radovan Ivsic
I
Sombría, ella está en el vacío. Su dedo despierta, titubea, después se convierte en pez. Todo
su cuerpo se ilumina. Es la niebla, piensa ella.
II
Pesada, en el remolino, ella es sólo una herida. Un grito entreabre su boca pero los dedos de
sus pies son mariposas que levantan vuelo. Es el rayo, piensa ella.
III
Roja, ella se asombra: ya no son escamas las que recubren su cuerpo sino labios
minúsculos, innumerables. Se envuelve con una sábana blanca. Es la nieve, piensa ella.
IV
Temblorosa, avanza hacia el abismo, aunque quisiera alejarse. No es un abismo sino un
buitre el que se precipita hacia la punta desnuda de su seno. Ella se echa a reír. Es el
espejismo, piensa ella.
Ciudadana, posee el secreto de abrir las jaulas. Junto con el primer tigre, desciende las
escaleras del metropolitano. Muy pronto se encuentran en el desierto. Las lámparas se
apagan, pero en la oscuridad no tardarán en encenderse dos ojos verdes. Es el eclipse,
piensa ella.
VI
Jadeante, acaba de alcanzar la cima del más alto acantilado. De pronto, detrás de una roca,
divisa un ojo y después otro: millares de pupilas ávidas están fijas en ella. Rápido,
comienza a desvestirse. Desnuda al fin, avanza hacia la abrupta pendiente cubierta de
hierba y desciende hacia la llanura saltando sobre las manos. Es el ciclón, piensa ella.
VII
Nocturna, en el musgo descubre las estrellas, los rastros de un ciervo y finalmente una
fuente. Un armiño en fuga se oculta en su axila. Es el cometa, piensa ella.
VIII
Celosa, ve la espalda de un desconocido que se contempla en un espejo. Ella toma un hacha
de debajo de la almohada y la arroja hacia la fría superficie para aniquilar su engañosa
profundidad. El desconocido se vuelve y la examina para ver quizá su nueva imagen. No.
Es el terremoto, piensa ella.
x I
xxxx
Fue antes del amanecer se levantó, se deslizó
cerca de lo desconocido y se despertó con una larga
beso en la boca.
Xxxx
Escucha qué punto desea, murmuró para ella.
Su mano dormida, me gustaría, antes que yo,
hipnagógicas la mano que acaricia. Que lo haga por usted.
xxxx
Cuando todas las ramas llevaron de noche
sus dedos quedaron bajo la pelusa salvaje como
ondas largas largas con el sonido de los pequeños
Trineos en acoplamiento con alas de búho ofuscado y el granero
cuando, después de la muerte del rayo, ella le mostró la
boca abajo donde el lince pasos, lágrimas
sin fin, besó los guantes de seda y se rompió el
llorar, de lo contrario el silencio estrellado en
trueno, los gritos desgarrados de más
profundidad de remolinos.
Xxxx
No, ellos no hubieran querido para mí, con-
Lo firmó. Es sólo el placer que yo buscaba en
Aurora primero.
Cuando el siglo
la mente y la mente
las apariciones toman
el lugar de los sueños.
DESDE?
BRIONI
Annie
ECO BRIONI
Annie todavía
LA MUERTE DE PASOS
alrededor de la piedra
en la parte superior de la sordera de los abismos
en la noche anoitecida
en el aire
en el aire
la
la
desfolhou arriba.
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Soñemos entonces
----
cabida a la olla.
No sé lo que haces
en la avalancha de mi infancia
la piedra y laminados
y degenerado en una,
desiertos tragamonedas
que la vida sósializa,
no deja
no te callas?
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La sequedad ese beso
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o estaban confundidos?
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hasta al fin
a un punto
III
en la otra orilla
primavera de voz de piedra y alas perdidas
fluctúa por el cuerpo
un sol herido preso en la vidriera
la ventana que se despoja
revela el secreto del abismo
de la desnudez del viento y su memoria líquida
la piel del laberinto en el abandono de los
[sueños
rocío al alcance de los ojos
en el reflejo la sombra del último sueño
en el lenguaje del agua
en los punteros de la carne
en el dorso en el otro margen anochece
I
la noche inunda a narciso
con tufos de peces
las ramas de los sueños en los párpados de
[la floresta
de la
rama húmeda
y viento verde
narciso avanza
mueve el cubrecama de las sombras
escucha el miedo de los escogidos
entierra el viento
y un árbol adormecido
II
el silencio se insinúa
dentro de la lengua del tiempo
de un niño de otro tiempo
el corte en la visita de las sombras
río orilla de otro río
margen de sí mismo
un espejo se desagua en el mar
embarcada en el fuego en forma de secreto
toca los hombros de narciso