Taller Cta 2
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Taller Cta 2
2020 - 1
Estaba sentado en el escaño de madera bajo las hojas amarillas del parque solitario,
contemplando los cisnes polvorientos con las dos manos apoyadas en el pomo de plata del bastón,
y pensando en la muerte. Cuando vino a Ginebra por primera vez el lago era sereno y diáfano, y
había gaviotas mansas que se acercaban a comer en las manos, y mujeres de alquiler que parecían
fantasmas de las seis de la tarde, con volantes de organdí y sombrillas de seda. Ahora la única
mujer posible, hasta donde alcanzaba la vista, era una vendedora de flores en el muelle desierto.
Le costaba creer que el tiempo hubiera podido hacer semejantes estragos no sólo en su vida sino
también en el mundo.
Era un desconocido más en la ciudad de los desconocidos ilustres. Llevaba el vestido azul oscuro
con rayas blancas, el chaleco de brocado y el sombrero duro de los magistrados en retiro. Tenía un
bigote altivo de mosquetero, el cabello azulado y abundante con ondulaciones románticas, las
manos de arpista con la sortija de viudo en el anular izquierdo, y los ojos alegres. Lo único que
delataba el estado de su salud era el cansancio de la piel. Y aun así, a los setenta y tres años,
seguía siendo de una elegancia principal.
Aquella mañana, sin embargo, se sentía a salvo de toda vanidad. Los años de la gloria y el poder
habían quedado atrás sin remedio, y ahora sólo permanecían los de la muerte. Había vuelto a
Ginebra después de dos guerras mundiales, en busca de una respuesta terminante para un dolor
que los médicos de la Martinica no lograron identificar. Había previsto no más de quince días, pero
iban ya seis semanas de exámenes agotadores y resultados inciertos, y todavía no se vislumbraba
el final. Buscaban el dolor en el hígado, en el riñón, en el páncreas, en la próstata, donde menos
estaba. Hasta aquel jueves indeseable, en que el médico menos notorio de los muchos que lo
habían visto lo citó a las nueve de la mañana en el pabellón de neurología.
La oficina parecía una celda de monjes, y el médico era pequeño y lúgubre, y tenía la mano
derecha escayolada por una fractura del pulgar. Cuando apagó la luz, apareció en la pantalla la
radiografía iluminada de una espina dorsal que él no reconoció como suya hasta que el médico
señaló con un puntero, debajo de la cintura, la unión de dos vértebras.
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Fragmento: “BUEN VIAJE, SEÑOR PRESIDENTE”. Doce Cuentos Peregrinos. Gabriel García Márquez.
TALLER:
Fecha: MARZO/2020
Resuelva los siguientes numerales tomando como referencia el texto: “BUEN VIAJE, SEÑOR
PRESIDENTE, de Gabriel García Márquez. “Doce Cuentos Peregrinos”.
MICROESTRUCTURA.
3. REFERENCIAS:
“…Para él no era tan fácil.” SE REFIERE:
a) A la valoración del doctor (….)
b) A la impresión que le causó al señor presidente (….)
c) El dolor que padecía el señor presidente (….)
5. LÉXICO.
a) Temporalidad (….)
b) Causa / Consecuencia (….)
c) Descripción (….)
d) Problema / Solución (….)
SU SECUENCIA DOMINANTE ES DESCRIPTIVA YA QUE EXPLICA Y MEZCLA LA NARRACIÓN DE
ASPECTOS FÍSICOS Y CUALIDADES DEL PROTAGONISTA ADEMÁS DEL ESPACIO DONDE ESTE SE
ENCUENTRA, DE LO QUE HAY A SU ALREDEDOR Y DE LOS SUCESOS QUE ESTÁ PRESENCIANDO.