Historia Del Cobre Chileno
Historia Del Cobre Chileno
Historia Del Cobre Chileno
X N 7' E CED E N T ES HI S TO RI C 0S DE
LA PRODUCCION DE, COBKE EN CHILE
ALEXANDER
S~JTULOV
'iilo5 tlc 511 historia, por lo menos 13,2y0 de la producci6n mundial de cobre.
F\lo indira, de inmediato, que en materia de producci6n y posesih de recur-
$o$ tlc metill rojo, Chile ha superado su presencia fisica en el globo terriqueo,
iioi lo iiiciio<, en 40 veces; y, por tratarse de un recimo bisico de gran importan.
( 1'1 ? $ t i, i t & + ( a y significado tecnol6gic0, es concebible que la producci6n d e
(ohc (le Chile haya impactado a1 mundo en la misma proporcih significativa.
\Iioia bien, en base a este simple ra7onamient0, es posible afirmar que, sin
iliitl,i ;ilguna, en su territorio nacional no existe ningdn otro recurio econcimico
qiie ptliera compararse en importancia, a escala de producri6n mundial, con el
impacto internacional que hace nuestra produccihn de cobre, sean &os metales
l c r i o m como hierro y manganeso, combustibles como petrdeo y carbones, o no
metAicos como salitre, ~7oclou otro\.
De este modo, es tonveniente tener una conriencia cabal de que el cobre se
1 1 ~trnnsformado en un nexo lundamental entre nu:.;tra economia y la economia
I
Aqui comienm el desafio en el plano internacional paia nuestro pais, ya que
Ins reservas de cobre conocidas hasta el momento en el mundo alcanzan, arenas,
iinas 400.000.000 a 420.000.000 de toneladas mktricas.
Tabla 1.1
IRIPORTANCIA RELATIVA DEL COBRE CHILENQ EN PRODUCCJON MUNDPAL
Produc. clizirria/
Perlodo PTorluc. muridial Produc. chilena Pioduc. mundial I P / 2 Q lugar
3
de subdesarrollo. En este sentido y acoplado a la condicibn indispensable del
desarrollo de 10s recursos humanos, el cobre es la viga maestra de nuestro desa-
rrollo y la esperama mris grande de nuestro bienestar y futuro.
En 10s capitulos que siguen, analizaremos en forma objetiva y desapasionacla
lo5 aspectos hist6ricos, politicos, ecan6micos, legales y tecnolhgicos de esta
riqueza-eje de nuestro pais, cuyo desarrolla se estri transformandlo en imperativo
categ6rico de nuestra Cpoca.
DESDELA PREHISTORIA
HASTA LA COLONIA
5
4,
h
LAMINA I
a) Tres pulseras de cobre q u e datun de 500 afios a. C . encontrndos e n Larrache' y Sequitor; b ) Mazos rom-
pecabezas. Datan del Siglo VII a VIII. d. C . Encontrados en Larrache'; c) Pulseras q u e probablenzente daten del
Siglo XII d. C., y d ) Cinceles de cobre. {Gentileza del Mvseo Arqueoldgico de San Pedro de Atacama).
LAMINA I1
(1) de Larrachk del Siglo v. a. C.; b ) Aros con incrustaciones de Turquesa, encontrados e n Solor.
P~~ctoiales
Drrlcrn del Siglo x de nziestra era, y e) Espdtula de Tenara del Siglo IV. d. C. (Gentileza del M u ~ Arqueoldgico
o
rfr Ynii Pedio de Atacama).
LAMINA 111
a ) Hachas q u e datan del period0 cornpendido entre 10s Szgloc v n l x de Tiiiestra era; b ) Ciichzllos p a i n UFOS
dombticos seinejantes a los encontrados en Per& Dalan del perioclo cotnprenddo entre 10s Szglos VIII a1 XII de
nuestra era, y c ) Carnpanas fabricadas durante 10s Siglos vi11 (11 XII. (Gentzlezn del Museo Arqueoldgico de San
P d r n de Atnrnrnn) ._ - ~ ___ ~~~ ~
LAMIhA I\’
ii) I leclia ri7coiitrfl~kien Seyicitoi que data de 10s cottazenzor d e la era Crzctzana, b ) Czizcela para tallar hechos
iri colirr lTiio do ellos esla tablado y file encontrado eiz lap rrzznas de \an Juan de Montnrmquz, y c) Alfaleres,
r r q r r p , / ~ r e ~ ~ d e d o vr r ctznceles fznor que coriesponden a1 Szglo xv d e niiectia era. (Gentzlera del Museo Arqueo-
I i i r r i r i i 1/11 ,Sori P e d r o de atru;runo i
a ) Crisoles d e C q o y Solor, lugares e n 10s que se fundia el cobre para deslme's anzartillarlo; b ) H a c h d e
Solor y Sequitor qzie dntan del Siglo x d e nuestra era, $1 c) Crisol y trozo de cobre rotado. (Gentileza del Museo
Aiqueoldgico d e Sun I'edqo de Atacanin).
0
11
a ) hlanopla encontrada en San J u a n d e Monturaqui, probablenlente proviene del periodo incaico; b ) Hacha
con adornos pertenecientes a una +oca entre 10s Siglos XII a1 xv d. C., y c) Hacha maciza que data del Siglo
x de nuestra era. (Gentileza del Museo Arqueoldgico d e San Pedro de Atacama).
Vega, en siis Coinentarios Reales describe, segiln Vicufia Mackenna, la forma c6-
1110 10s indios fundian el cobre:
“Fundian a poder de soplos con unas cafiitas de cobre largos de media braza,
i d s o menos, mmo era la funclici6n, <grandeo chica. Los cafiitos cerraban por un
calio y dejhbanles un agujero pequeiio poi- donde el aire saliese mks recogido y
iecto. Junthbase ocho, dieL o cloce, como eran menester para la fundici6n y
;intlalian alrededor del fuego soplando con 10s caiiitos”.
Tabla 1.2
1601.1 MO 8W 20
1641 1670
~ 1.500 50
1671 1700
~ 2.250 75
1701-1720 2.000 100
1721-1740 5.000 250
1741 1760
~ 15.000 300
1761-1800 40.000 1.000
1801-1810 15.000 1.500
Total 81.550
13
llornos p ~ i i n i t i ~ opara
s fundicicin de metales
1 4.
irol6gicos. Finalmente, la Corona era muy celosa de sus derechos monop6licos
de comercio y prohibia en forma estricta cualquier comercio con terceros, a1
eytremo que, en ocasiones, el cobre debia ser contrabandeado.
Curiosamente, la primera informaci6n hist6rica sobre el cobre chileno aparece
.I t i a1.i.s (le actividades de piratas ingleses y holandeses en las costas del Pacifico,
( n tlontle ejercian tanto el comercio ilicito del contrabando como la pirateria
inikmn, lo que se transform6 en una verdadera guerra entre la Corona espafiola
5 ~ 1 5rivales europeos. En el afio 1615 el Conde de Montes Claros, Virrey del
!’en’i, orden6 un cargamento urgente de cobre desde La Serena para la fundici6n
de cafiones, que usaria para la defensa del Virreinato contra 10s piratas.
Las piovincias mAs productivas de cobre durante el periodo de la Colonia
iueron Coquimbo y Aconcagua. En La Serena, cuna del cobre chileno, se pro-
tlucia el Ilamado “cobre dulce” que era sumarnente puro, ya que llegaba de yaci-
mientos niineralizados exclusivamente por 6xidos, y se obtenia a1 fundirlo con
tailiOn de lefia. Este cobre era d6ctil y conveniente para la fabricacibn de
plancha5, utensilios y objetos de arte. Por otra parte, el cobre de Aconcagua
tenia el nombre de “cobre campanil” ya que, debido a la presencia de pequefias
cantitlades de sulfuros y otras impurezas era bastante duro y con significativas
iiiyopiedades de sonoridad. Este cobre se utilizaba para la fabricaci6n de cafiones,
(:impanas, herramientas y otros objetos que necesitaban cierta dure7a com-
pirable a la de 10s bronces.
Hay que tener Clara conciencia que, liasta 10s principios del siglo XIX, no se
Iiabian conocido 10s hornos de reverbero y conversihn de mate cuprifero en cobre
metUico. Por lo tanto, 10s sulfuros de cobre no servian como materia prima
para la producci6n de cobre ya que, a1 fundirllos con carbdn, producian lo que
llamaban “brozas”, material frAgil y sin propiedades metilicas. Por esto, las
mtiguas minas durante la Colonia explotaban s6lo el “mineral de color”, vale
tlecir silicatos, carbonatos, sulfatos y otros 6xidos de cobre tales como arurita,
malaquita, crisocola, brochantita, cuprita y otros. Estos se mezclaban con carb6n
(le leiia y se reducian en hornos primitivos de manga y otros, que eran precur-
sores del homo de Cuba. Hay testimonio de estos hornos primitivos desde 1635,
10s que eran s610 un poco m i s sofisticados que 10s usados por 10s indios en el
periodo precolonial.
En general, se puede decir que en el periodo Colonial la producci6n de cobre
en Chile fue muy pobre tanto tecnoldgica como econhmicamente. Lo que bus-
caban 10s espaiioles en Chile era or0 y plata y, si hub0 alguna actividad minera,
ista se orient6 principalmente a la extracci6n de estos dos metales preciosos.
?,as minas cupriferas eran pocas y de pequefio volumen, ademis de que estaban
pobremente equipadas y con faha cr6nica de obra de mano. Los siguientes
Iiechos son bastante ilustrativos: se estima que la prloducci6n minera cldena
durante su larga historia de 434 afios desde 1540 hasta 1974, h a alcanzado u n
valor total de unos us$ 35.000.000.000. Sin embargo, en el periodo Colonial que
tlur6 270 afios, vale decir el 62% del tiempo que lleva Chile como nacibn, el
total de su producci6n minera n o alcanz6 siquiera a us$ 300.000.000, o sea, menos
de un 1% del total a la fecha. Ahora bien, dentro de este total, el cobre alcanzaba
stilo una quinta parte, mientras que el or0 y la plata formaban la mayor parte
del salclo. Es asi que, mientras en el periodo Colonial se produjo &lo $4 del
1% de la pmducci6n hist6rica de cobre del pais, en or0 se produjo el 45%
v en plata el 2,5% de la producci6n total a la fecha.
Durante esos tiempos el cobre chileno, aparte d e darle pequefiios USOS nacio-
d e s , tuvo salida en tres direcciones principale5: Per& Espafia y Argentina.
15
TiPo\ n i in eros ch ilen os
El primer envio de cobre a Callao, lordenado por el virrey del Per6, era
tie G68 quintales, vale decir de unas 30 t, y tom6 casi 10 aiios completar la orden.
En el siglo XVIII se establecih un comercio bastante extenso, entre Callao y Cal-
(lei2 que era el puerto de Copiap6 (San Francisc’o de la Selva) , que se denomin6
“rolxe por trigo”.
Segdn Vicufia Mackenna, desde 1707 se descubrieron en la zona de Copiap6
minas ricas en oro, lo que produjo gran afluencia de mineros a esa regi6n. Los
nlimentos y abastecimientos llegaban desde el Per6 o desde Arica y 10s barcos
que traian trigo volvian vacios a1 Callao. Fue en esa Ppoca cuando 10s mineros
:ttacamefios empezaron a pagar por 10s alimentos y el trigo con cobre, que, por
vi gran peso, servia de lastre para 10s barcos. En esta misma Cpoca tuvo su
origen el “trapiche” o “molino chileno”, que empez6 a usarse desde 1732, prin-
tipalmente en la industria del oro.
Las exportaciones a Espafia se efectuaban desde 10s puertos de Coquimbo y
Vnlparaiso y llegaban a la Peninsula, principalmente a Cidiz o a La CoruAa,
1 tlesde ahi se distribuian a las industrias de bronce y lat6n, como tambikn a las
17
Mientras en la primera dCcada despuCs de la Independencia, la producci6n
de cobre permaneci6 estacionaria y a veces se vi0 reducida por las intensas luchas
revolucionarias, la situaci6n empez6 a mejorar en la tercera dkcada del siglo.
Si en 18,ZO Chile producia anualmente d l o unas 2.000 toneladas de cobre por
afio, a partir de esa fecha comienza una expansi6n gradual de la producci6n que,
ya en la dCcada del 1830, asegurari el 140 lugar para el pais a escala mundial;
en la dCcada d e 1840, lo colocari en el 20 lugar, despuks de Inglaterra; y en la
dCcada de 1850 le asegurari el 1"'. lugar en la producci6n mundial de cobre.
Esta evoluci6n de la producci6n concuerda con el crecimiento de la demanda.
Ya en 10s siglos XVII y XVIII el cobre adquiere status de metal importante, tanto
por sus usos bClicos como por 10s monetarios. La escuadra espafiola yueda
integramente equipada con artilleria hecha de bronce. Tambitn 10s reyes bri t i -
nicos, en competencia con Espafia por el predominio mundial, abastecen sus
ejbrcitos y marina con artilleria hecha de bronce. En 1714 Inglaterra compra
700 t de metal rojo para la acufiaci6n de monedas.
Sin embargo, el clonsumo intenso del cobre d l o empieza con la RevoluciGn
Industrial. La mecanizaci6n, cada vez mayor de las operaciones y la aplicacihn
de nuevas maquinarias, no s610 ha hecho m i s econbmica y ficil la extracci6n
del cobre, sina tambiCn ha creado nuevas fuentes de consumo. La marina
comienza a usar extensamente planchas de cobre y bronce para el revestimiento
de 10s barcos; tambiCn la invenci6n de la miquina a vapor abre u n nuevo
consumo de metal rojo e n calderas y tuberias. A medida que se perfeccionan
las tCcnicas de elaboraci6n, este pasa a servir en usos domCsticos, ademis de
10s industriales.
S610 en el siglo XIX el cobre adquiri6 importancia como metal bisico. El hecho
que promovib en alto grado el us0 del cobre, fue la invenci6n del generador
electric0 por Faraday en 1831. Este acontecimiento condujo posteriormente a una
enorme necesidad de conductores, tanto en la generaci6n como en el transporte
de la electricidad.
Terminada la lucha por la Independencia, en la cual la industria de cobre
chilena abasteci6 a 10s patriotas con municiones, vino, entre 1817 y 1830, un
period0 de inestabilidad institucional y politica en el que se produjo la renuncia
del Padre de la Patria don Bernard0 O'Higgins, su exilb, el gobierno de don
Ram6n Freire y una interminable lucha entre pelucones y pipiolos.
El problema se solucion6 en abril de 1830, a1 enfrentarse las fuerzas opuestas
en la batalla de Lircay en la que triunfaron 10s pelucones quienes, con Joaquin
Prieto, instalaron una Repitblica autocritica y estable que dur6 30 aiios, hasta
1861. \
18
Tabla 1.3
PRODUCCION MUNDIAL DE COBRE EN EL PERIOD0 ENTRE 1801 Y 1850
(en toneladas mi-tricas)
Europa:
Inglatema 534.0010 10.680
Rusia 195.000 3.900
Succia 44.000 880
.+\lemania 28.000 560
Soruga 23.000 4680
Aastro-Hungia 16.000 320
Espafia y Portugal 7.000 140
Itnlia 6.000 120
69.0010 1.380
20
Para un pais que en aquella +oca contaba con d l o apenas 1.000.000 de
habitantes y con un presupuesto nacional de s610 $ 2.000.000 anuales, esta
inyecci6n de capital y talent0 profesilonal extranjero era altamente beneficiosa.
\si llegaron al pais hombres de negocios y mineros de origen inglCs, como
(:,dtlcleugh, Sir Francis Mead, Miers, Edwards, Cameron, Chadwick, Waddington,
\\'alker, Sewell y muchos otros, quedhdose, la mayoria de ellos en este pais
luego nacionalizhndose camo ciudadanos chilenos. H U ~ tO a m b i h otros de
origen franc& como Subercaseaux, alemhn como Borkoski y Schmidtmeyer e
italiano como Ios~Gallo.
Estos mineros comienzan a explotar minas descubiertas anteriormente por
cateadores chilenos y les traen nueva vida con sus inversiones. De esta manera,
el trabajo cle 10s cateadores chilenos como Diego de Almeyda, Jose Antonio
,\loreno, y otros descubridores de Salado, Algarrobo, Paposo y otras minas, cul-
mina en una acci6n productiva que coloc6 a Chile en una importante posici6n
internacional en la producci6n del metal rojo.
Las actividades mineras de aquella Cpoca se extendieron desde Chaiiaral,
Caldera y Copiap6 en Atacama, hasta La Higuera, La Serena, Brillador,
tnclacollo y Tamaya en Coquimbo y, m&sal sur, en Aconcagua, Quillota y Las
Condes.
KO obstante, tal vez ning6n acontecimiento en la historia del cobre fue tan
importante y tuvo un impact0 histbrico tan <grande,como la llegada del quimico
dsaciano don Carlos Santiago Lambert, quien vino como Gerente de la Com-
paiiia Minera Sudamericana a La Serena en 1524. El sefior Lambert, a pocos
,tl?o$ de su Ilegada, se dio cuenta de la inmensa fortuna que se perdia en Chile
a1 no saber tratar 10s sulfuros de cobre, 10s que debian enviarse a las fundiciones
de Swansea en Gales, para convertirlos en cobre methlico, proceso que requeria
el p q o de costosos fletes y grandes descuentos.
El sefior Lambert compr6 minerales sulfurados a1 gran minero y senador
de la zona don Bernard0 del Solar, minerales que eran considerados como
rniitiles, instalando el primer horno tipo reverbero en Chile en 1831. Junto
con hacerse rico, solucion6 un gran prloblema, a1 establecer un proceso para el
tratamiento de 10s sulfuros cupriferos, en 10s momentos en que la riqueza
ciiprifera encontrada en cobres oxidados se estaba agotando y transformando
estos sulfuros en la columna vertebral del abastecimiento d e cobre en Chile.
La primera lundicicin de Lambert estaba en Guayachn. Instal6 en La Serena,
cn 1541, el primer laminador de Chile, el cual dio abasto a todas las necesidades
de la marina en cobre y lat6n.
A1 exterminarse 10s bosques del norte y debido a las grandes necesidades
de las nuevas fundiciones, la b h q u e d a de combustibles condujo a 10s indus-
triales chilenos hacia el sur, a la provincia de Concepci6n, dende se descubrieron
Yrandes minas de carb6n que, en 10s afios venideros, proporcionaron combus-
tible barato tanto a1 transporte como a la fundici6n de minerales. En 1546 se
establecieron las primeras fundiciones de cobre en L i r q d n , basadas en el carb6n
de este mineral en operaci6n ya d e d e 1840. Los barclos que navegaban entre
Coquimbo (Guayachn) y LirquCn traian minerales de cobre desde el norte
i iegresaban con carb6n desde el sur.
21
Miner0 chileno del Siglo XIX
22
mundo, desputs de Inglaterra, Jap6n y Rusia. En aquella dtcada, Inglaterra
produjo unas 110.000 t.
En la dCcada de 1841 a 1850, Chile producia un total de 88.000 t y ocupa el
segundo lugar despub de Inglaterra, quien producia un total de 138.000 t
siendo la totalidad de la producci6n mundial 440.000 t.
Este desarrollo coincidib con el auge de otro metal, la plata. En 1832 se
descubre el famoso mineral de plata d e Chafiarcillo que, en la dbcada de 1832
n 1841 empez6 a producir u n promedio anual de 1.000.000 de onzas (30.000 kg)
y, a partir de 1850, un promedio anual de 200.000 kg. Estas minas, junto a otras
como Arqueros, descubierta en 1825, y Tres Puntas, descubierta e n 1848, habian
nlcanzado a fines del siglo XIX una producci6n total de 8.000.000 de kilos de
plata (260 millones de onzas) cuyo valor super6 10s us$ 300.000.000. Esto produjo
tin auge econ6mico que permiti6 el financiamiento de la guerra de 1837 a 1839
7, por primera vez en su historia, Chile pudo pagar la deuda nacional.
Esta aventura con la plata que, a precios actuales, trajo a Chile unos
LS% 1.500.000.000, desplaz6 momentaneamente el interCs chileno en el cobre;
mientras 10s ingleses seguian produciendo cobre, 10s chilenos se dedicaban a
cosechar las lnuevas fortunas enterradas en Chafiarcillo, Arqueros, Tres Puntas y
en otros minerales argentiferos y a gastarlas sin visible resultados.
PER~ODO
DE IGLORIA DEL COBRE CHILENQ (1850-1880)
liano, manifestada durante 10s gobiernios de don Jost Joaquin Prieto (1831-
1841), don Manuel Bulnes (1841-1851) y don Manuel Molntt (1851-1861) trajo
no sGlo un fuerte desarrollo cultural, sino tambitn una intensificacihn de las
nctividades industriales.
El gran auge de la producci6n de cobre chilena empez6 a partir de 1850.
Si en la dCcada 1840-1850 la producci6n chilena fluctu6 entre 9.000 y 10.000 t, en
la dCcada 1850-1860 aumentb de 10.000 a 34.000 t y luego, en la dCcada siguiente,
de 45.000 a 50.000 t. El rCcord de producci6n chilena en el siglo XIX se alcanz6
en 1876 cuando Chile pmdujo 52.308 t.
Este aumento de producci6n en la segunda mitad del siglo XIX se debi6,
23
Labores mineros de Coqziirnbo.
24
principalmente, a1 descubrimiento de nuevas minas, mejores medios de trans-
porte, construcci6n de ferrocarriles, nuevas fundiciones y, desde luego, a la
ciiorme demanda de cobre en el mundo entero. Es la Cpoca del descubrimiento
del telCgrafo en 1840, del telClono en 1875 y de la ampolleta elCctrica en 1879.
El establecimiento de las grandes fundiciones de Guayacln y Tongoy tuvo
una importancia lundamental, ya que privb de abastecimiento y mercados a 10s
ingleses, basados durante tantos aiios en la exclusividad y el secret0 del proceso
gallCs de Swansea. El hecho de que Chile produjera y fundiera sus propios
Lulfuros, signified una fuerte competencia y la decadencia de Inglaterra como
principal productor de cobre del mundo. Ya en la dCcada 1851-1860 Inglaterra
qiieda detrls de Chile, con una producci6n total de 142.000 t en comparaci6n
;I las 215.000 t de Chile. En la dCcada 1861-1870 Inglaterra decay6 todavia mis,
produciendo s610 116.000 t en comparaci6n con 442.000 t de Chile y 1.000.000
tle t de tloclo el mundo, pero ahn asi mantiene un segundo lugar en la produc-
cihn mundial.
Sin embargo, en la dPcada 1871-1880 se produce un derrumbe en la produccibn
inglesa. Mientras Chile produce 503.000 t y el total mundial es de 1.250.000 t
la producci6n inglesa no alcanza ni a 50.000 t e Inglaterra cae a1 quinto lugar
(le la producci6n mundial para deslizarse a1 octavo lugar y desaparecer luego,
a fine4 de siglo, coin0 factor mundial, debido a1 agotamiento de E ~ minasS de
cobre.
Quienes reemplazan como potencias mundiales a Inglaterra en la producci6n
de cobre son Espafia, Portugal y, especialmente, Estados Unidos. Este iiltimo
tlescubre nuevas minas, nuevos procesos y, particularmente, aumentan enorme-
mente el consumo de sus propios metales.
En 1879 la situacihn mundial de producci6n de cobre era como sigue:
Chile 46.422 t
Espafia y Portugal 33.895 ”
Australia 9.:6’52”
Alemania 9.144 ”
Jxph 3.962 ”
Rusia 3.353 ”
25
La antigun mina d e Tnnzaga.
a una suma cercana a 10s us$ r2~.500.000.000(el cobre alcanzb precios de us$ 0,47
por libra) , valor que significaria en la actualidad nibs de US$ 6.500.000.000. En
evte sentido, Chile se convirti6 en uno de 10s paises mineros mAs iinportantes
del mundo.
A partir del afio 1880, el cobre empieza a ser desplazaclo de su lugar primordial,
por otro recurso natural de gran auge: el salitre.
Tabla 1.4
PRODUCCION MUNDIAL DE COBRE EN EL SIGLO XIX
Con t in m t e TM yo de total
Ambrica del Norte 3.425.000 33,1
Ambrica del Sur 2.128.009 20,G
Eriropa 3.520.000 34,l
Asia 616.000 60
Africa 180.0'00 1,7
Australia 470.000 4,5
~
El principal productor de America del norte era Estados Unidos (3.000.000 t) ; d- AmCrica
tlcl sur, eia Chile (1.875.000 1) ; y de Asia, Jap6n; 4fiica todavia no habia toinado concicncia
(IC 311 enorrne riqueza en metal rojo.
27
So es de estrafiarse entonces que la eficiencia de la produccibn fuera baji-
viii.i. Las estaclisticas oficiales nos indican por ejeniplo que en 1902, u n obrero
~IIC trabajaba un promedio de 270 dias a1 afio, no alcanmba una producci6n
[ I t , i i i ~(le I00 kg de mineral bruto, con leyes de cobre entre 5 y 8c7,,el que
11 Lhile aim no era posible trabajar econcimicamente las minas que tuvieran u n
(onte:iitlo de cohre inierior a1 G y 8yo, por 10s altos costos que ocasionaba la
1,iIt;i (le mecanizacibn.
.\si fue como la producci6n cliilena de cobre siifri6 una rApida declinacibn,
1)‘ijancIo de 45.000 t en 1882 a 25.000 t en 1889 y alcanzando 511 nivel mAs bajo,
( o i i 21.127 t e n 1897.
tlr tonelatlas. Esta demanda, ademLs de ser fomentada por 10s usos tkcnicos y
c‘lktricos del cobre, lo fue tambign por las actividades militares, ya que en
29
nqiiella i-poca se preparaba una confrontacibn entre las grandes potencias, que
L ulmin6 en la primera guerra mundial.
El consumo mundial del cobre, que en el lapso de tres dkcadas habia sobre-
p15atlo por la menos en 2,s veces el consumo total durante 10s GO siglos ante-
iiores, habia significado el agotamiento de las minas de alta ley de 10s paises
t l c w rollados y habia creado problemas a muchos consumidores industriales.
In(1uw en Chile, en el afio 1860, existia una seria preocupacih por el posible
qolamiento de 110s minerales de alta ley.
Por todas estas razones el ingeniero norteamericano Daniel Jackling, tomando
(on10 base el p a n desarrollo tecnoldgico en la mineria de fines del siglo XIX y
p i 1 ticularmente de 10s equipos fundamentales de perforacih, carguio y trans-
p i t e habia planteado una idea tan simple como genial que atrajo gran
:itencibn: usando estos equipos para operaciones en gran escala se puede, con
t reciente volumen de operacih, compensar la decreciente ley de minerales ya
qiie, con el aumento en la escala de operaciones 10s costos fijos bajan y las
ymancias, aun con mirgenes mAs reducidos, aumentan, por el gran volumen de
mineral tratado.
A y i por ejemplo, una planla que Eataba 500 t / d de mineral de 3 a 4%,
podia ser ficilmente reemplazada por una de 2.000 t/d, que procesara mineral
(le 27, de cobre sin que disminuyera la producciOn de cobre metPlico y per-
initienclo que, a1 bajar 10s costos de produccih, las ganancias subieran en forma
poporcional. En esla forma, ademAs, se aprovechaban las minas de baja ley
que lau habian en gran abundancia (2"/, Cu), y se podia paliar la escasez
tlc minerales de alta ley (superiores a 5% de Cu) .
El ingeniero Jackling expuso su idea a 10s hermanos Guggenheim quienes,
t1cspuC.s de ciertas dudas, invirtieron us$ 5.000.000 en su primera planta de
L'.OOO tjd en Bingham, Estado de Utah. En realidad, el ingeniero Jackling tenia
en proyecto una planta de 6.000 t/d, per0 no se habia atrevido a presentarlo
p a i n que no pensaran que habia perdido la ra76n. Asi de poderosos eran 10s
111 ejuicios y la tradicidn en aquellos a5os.
Esta primera planta para el tratamiento de grandes depbsitos de minerales
tlc baja ley (cobres porfiricos), fue inaugurada en 1906 y su kxito fue tal, que
c n 1907 la expandieron a 6.000 t/d. Posteriormente este complejo fue expan-
dido a 15.000 t/d, 30.000 t/d y a la lecha opera con una capacidad de 110.000
t '(I.
La experiencia en Bingham afectb directamente a Chile. y fue as1 como el
inyeniero William Braden, poi- encargo d e ciertas iirmas norteamericanas, ex-
plold diversas propiedades mineras, entre ellas 10s minerales de El Teniente
(posteriormente nominados en honor de 61) y Potrerillos. Otros gedogos e
inqenieros de minas estudiaron otras propiedades conocidas como las de Chuqui-
riimata, Rio Blanco, Andacollo y otras.
Estor estudios llevaron a la formacidn d e las Empresas Mineras d e El
Teniente (1904), Chuquicamata (1912) y Potrerillos (l920), las cuales se
!I nnsformaron en las tres industrias bAsicas de mineria cuprifera, conocidas
l)'iio el nombre de la Gran Mineria del Cobre.
E1 Mineral de El Teniente empez6 a operar con una planta de concentraci6n
yinvitacional de 250 tjd, aumentando su capacidad a 3.000 t/d en 1908 y
Ileyando, en la actualidad a 66.000 t/d. Fue una de las primeras plantas de
flotacibn en el mundo y, tal vez, la primera en donde se probd, en 1916, este
ptievo proceso. Esto signific6 un aumento en la recuperacidn de cobre del
60% a que se llegaba por 10s mCtodw gravitacionales, a 85 6 90% con el
nuevo proceso de flotaci6n. L O hermanos
~ Guggenheim tambiCn aportaron en
Estados Unidos, capitales para la planta de Chuquicamata. Como 10s yaci-
mientos eran enormes, se parti6 de inmediato en gran escala con una planta
que debia producir 100.000.000 Ib de cobre por aAo partiendo de u n mineral
de 1,75%. Esta planta inici6 sus operaciones en 1915.
Finalmente la tercera planta, la de Potrerillos, fue construida entre 1920 y
1927 con un cost0 de US$ 67.500.000 y contaba con una planta de lixiviaci6n,
una de concentracibn y una fundicibn. En 1959, despuCs de haber producido
1.600.000 t de cobre fino, termin6 sus operaciones y fue substituida por una
nueva planta concentradora basada en el mineral de El Salvador, de u n costo
total de us$ 109.000.000. Cabe recordar que las deficiencias del C6digo de Mi-
neria de 1874 fueron corregidas por el de 1888 y los inversionistas extranjeros,
hasindose en las ventajas de este Gltimo, se establecieron en el pais con condi-
riones de operaci6n mPs favorable para las compaiiias extranjeras.
Es interesante el hecho de que 10s hermanos Guggcnheim, por un error de
apreciacibnt, se deshicieran de sus propiedades de cobre para invertir masiva-
mente en el salitre previendo, aparentemente, grandes ganancias por sus posibles
usos bClicos o agicolas, per0 sin percatarse de la potencialidad que encerraba
el crecimiento de producci6n del salitre sintetico. Es a d como en 1915 vendiemn
a Kennecott, por US$ 57.000.000, el 95% de El Teniente, y, en 1923 a Anaconda,
por us$ 77.000.000, el 51% d e sus acciones de Chuquicamata. Chuquicamata,
ya en aquella Cpoca, usaba el proceso de lixiviaci6n en bateas a gran escala,
el mismo que despuCs se aplic6 en las salitreras como el proceso Guggenheim.
Estas iaversiones tonificaron grandemente a Chile y, junto con crear nuevas
fuentes de trabajo, lo volvieron a su papel hist6rico en la producci6n del cobre.
Asi, la producci6n chilena de metal rojo creci6 de 26.000 t en 1906 a 42.700 en
1909, a 100.000 en 1917 y a 200.000 t en 1926. En e1 periodo inmediatamente
anterior a la crisis mundial, Chile producia ya 320.000 t de cobre a1 aiio, lo
que representaba un 16,7% de la producci6n mundial.
La producci6n minera, que e n el periodo 1890-1900 alcanzaba un valor de
sdo us$ 60 y 70 millones, subi6 en 1905 a us$ 150 millones y en 1914 a US$ 250
millones. Este aumento substancial se d e b 3 principalmente a la introduc-
cicin de nuevas tecntologias, grandes inversiones, descubrimiento de nuevos yaci-
mientos, y aplicaci6n de mCtodos modernos de producci6n.
b
k
3
0
de estos problemas la producci6n de metal rojo en Chile, que en 1918 alcanzaba
a 106.800 t, decae en 1919 a 79.600 t y en 1921 llega a s610 59.200 t*
Esta situaci6n caus6 una fuerte desocupaci6n, la desvalorizaci6n de la mone-
(la nacional y la pCrdida de su valor adquisitivo, lo que desemboc6 en numero-
sas huelgas y movimientos politicos de corte socialista. Ademis, la crisis mundial
de I929 pus0 presiones casi insostenibles a la caja fiscal y a la economia nacional
en general.
Alarmado por esta situaci6n el gobierno empcz6 a tomar algunas medidas
protectivas. En 1927 crea la Caja de CrCdito Minero, cuya funci6n principal era
la de ayudar y subvencionar a1 pequeiio minero en su duro trabajo. Las empre-
sas mismas cumplen en gran parte una funci6n social y dentro de sus planes de
desarrolIo contemplan la formaci6n de infraestructuras. Sin embargo todo est0
no fue suficiente y el colapso de la Bolsa de Valores de Nueva York tiene repcr-
cusiones mundiales desastrosas.
En I929 Ia demanda mundial de cobre quc era de 1.922.000 t cay6 a 905.000
en 1932, lo que para Chile signifid la apreciable diferencia en producci6n entre
320,6100 t en 1929 y 103.200 t en 1932. Y esta caida no s610 se manifest6 en 10s
volhmenes de producci6n sino tambiCn en 10s precios del cobre, 10s cuales hajan
a 7 y 6 centavos de d6lar la libra, de 25 centavos durante la guerra y 13 a I5
centavos en 10s primeros ail0 de la postguerra. Esta baja en 10s precios hace anti-
econdmica la operaci6n de la gran mayoria de minas del mundo e incluso de las
de Chile. La fuerza minera de trabajo sufre en este pais una desocupaci6n de un
66% y 10s problemas sociales se agudizan. De 10s 91.000 miner05 de Chile, en
diciembre de 1931 tienen trabajo sblo 31.000 y el valor de producci6n baj6 un
.52% comparado con el de 1929.
Esta situaci6n desembocd finalmente en fuertes medidas gubernamentales
de estabilizacibn y controles estatales. Se introducen nuevos impuestos y se
echan bases para una planificaci6n estatal. En 1931 el gobierno se hace cargo de
las ventas de salitre y y d o , y en 1932 monopoliza las ventas de oro. En 1938 de-
Clara la prohibicidn de inversiones extranjeras y nacionales en el petdleo, ri-
queza que pasa a ser monopolio del Estado. En 1939 crea la Corporaci6n de Fo-
mento de la Froducci6n (CORFO) para abocarse al desarrollo industrial de Chile
que debe reemplazar el financiamiento forAneo y particular, a la vez que trans-
lormarse en organism0 plani€icador y rector de nuevas industrias quimicas, me-
talhrgicas y energeticas.
Como consecuencia de la flojedad de 10s mercados y de las tendencias estati-
zantes del gobierno, la atracci6n de capitales experimenta una fuerte caida. Si
entre 1925 y 1930 las inversiones aumentamn cuatro veces, entre 1930 y 1939 &as
wmaron s610 us$ 12.000.000
La segunda guerra mundial coincide con el ascenso del Frente Popular a1 poder,
rn 1938, cuyo principal coinponente era el Partido Radical. Con ello se inicid en
Chile la era de 10s gobiernos radicales, que duro 14 aiios y tuvo 3 Presidentes con-
se cn t ivos.
*Para evitar la catrlstrofe inminente se forma en Estados Unidos, bajo una ley especial, Ia
Awciaci6n de Exportadores de Cobre, primera versi6n de CIPEC, pero manejada principalmente
pnr 10s norteamericanos e ingleses duefios de minas en Chile, Rhodesia y Congo. Esta Asocia-
ci6n liquida, en forma ordenada, las reservas acumuladas junto con las nuevas existencias, a
un precio controlado de entre 13 y 15 centavos de d6lar por libra.
35
Aunque Chile no particip6 en la guerra en forma activa, apoyaba la causa de
10s aliados y, en materia de cobre, era uno de sus principales abastecedores. De
10s 17,5 millones de toneladas de metal rojo que se colnsumieron en el periodo
1939-1945, Chile produjo 3,l millones, sin que ello le significara enriquecimiento
alguno.
En agosto de 1941 Estados Unidos intervino el mercado libre, fijAndole
un precio obligatoria de 12 centavos por libra, medida que tuvo acogida entre
las compafiias norteamericanas; en ese tiempo el precio de mercado libre era de
37 centavos por libra. Asi fue como mientras 10s productores norteamericanos
recibian una subvenci6n de 5 centavos por libra, el cobre chileno se vendi6
durante todo el periodo bClico a u n precio fijo de 11,87 centavos la libra.
En la tabla 1.5 se detallan 10s datos m i s revelantes de aquella kpoca:
Tabla 1.5
Es fAcil ver que mientras las utilidades de las empresas eran de u n m i s que
razonable 25,80/, sobre las ventas y aun considerablemente m i s sobre las inversio-
nes, el Fisco chileno habia perdido en ventas una suma superior a 10s IUS$ 1.100
millones y en impuesto us$ 800 millones. Estos cilculos son naturalmente hipotk-
ticos, ya que hub0 una intervenci6n del mercado libre y es bueno saber que
Chile aport6 su cuota de sacrificio en la segunda guerra mundial.
36
nnteriormente, pues su participaci6n en la producci6n mundial decreci6, de
19,1% en 1946, a s610 11,2% en 1954.
Las causas que llevaron a tal situaci6n fueron: 1) el descontento de las gran-
de? empresas cupriferas por la baja de sus ganancias a 17,3y0 sobre las ventas, en
comparacibn con las 25$% obtenida durante la segunda guerra mundial; 2) la
Iijaci6n de cambios arbitrarios a1 d6lar de retorno efectuado por el gobierno de
Chile; 3) la flojedad general del mercado del cobre en el periodlo de postguerra
v el establecimiento por el gobierno de Estados Unidos de precios mPximos para
el cobre durante el conflicto de Corea, precios a 10s cuales las compafiias ameri-
(anas se sometieron voluntariamente.
El cuadro general de ventas, costos, impuestos y ganancias netas de las compa-
hias norteamericanas en Chile para este periodo, se presenta en la Tabla 1.6.
Tabla 1.6
37
Complejo metaltirgico de Clzuquicaniata
38
mal de las ventas introducido en 1950 y 10s altos impuestos con que el Fisco se
tlefendia de sus problemas presupuestarios, desenibocaron en una s i t u a c i h en
que ambas partes sufrian las consecuencias. Estas fueron las razones por las cua-
les se ]leg6 a un nuevo trato. st
I’OLiTICA DE NUEVOTRATO
(1955-1964)
La Ley de Nueva Trato, promulgada en mayo de 1955, tuvo como objetivo so-
lucionar en forma honesta y prLctica las deficiencias que aqu i“j ab an nuestra
industria del cobre, limitando asi la inversi6n extranjera. Esencialmente
trat6, basdndose en una espansi6n de la producci6n, de procurar mejores ganan;
tias a1 Fisco y a 10s inversionistas. Ofreci6 a las compaiiias un cambio equitativo
de d6lar junto con devolverles el control de sus propias ventas. Y por otra parte,
se preocup6 de la creaci6n de un organism0 tCcnico con capacidades comerciales
para defender nuestra politica de cobre y promover la necesidad de industriali-
rarla dentro de 10s limites posibles en Chile.
Estableci6, adem& una politica tributaria justa, equitativa y realista que
asegurara tanto el flujo de inversiones como la posici6n competitiva del cobre
chileno en 10s mercados mundiales. Para tener un adecuado control tPcnico y
econdmico sobre este importantisimo recurso nacional, cre6 el Departamcnto
del Cobre.
Para fomentar las inversiones estableci6 una tasa fija de impuesto b5sico de
50% y otra, variable, de 25y0,que disminuia con el aumento de la producri6n.
Para fijar la producci6n de Ias empresas, se tom6 como base el promedio entre
10s aiios 1949 y 1953; con ello &stasse vieron favorecidas, pues la producci6n de
por si era baja.
La tasa tributaria se fijaba, entonces, del siguiente modo:
l’roducci6n en tCrminos
de capacidad instalada 100 150 200 250
Tasa media de tributaciones 75,O 62,5 50,O 50,O
De esta manera, si a1 mismo precio del cobre la renta imponible crecia prs-
porcialmente a la produccibn, el ingreso tributario crecia de la siguiente manera:
Despuds de N u w o Trato
40
Tabla 1.8
I’EQUE~A Y MEDIANA
MINER~AS
cntre 10s us$ 5.000 y IJS$ 10.000, voluinen que tradicionalmente significaban 70
w l d o s vitales en Chile. Por otra parte hay una gran distancia entre este limite
\ 10s aproximadamente US$ 200.000.000, inversi6n estimada para que una em-
41
Para 10s efectos prhcticos, la Mediana Mineria consiste en una media docenh
de empresas con una producci6n de entre 3.500 y 38.000 t de cobre por afio, y
ENAMI,con una producci6n aproximada de 50.000 t de cobre por aiio. Esta
hltima trata casi todo el product0 de la Pequeiia Mineria.
Una parte importante de la producci6n de la Mediana Mineria que alcanzaba
entre su 50 y 60% era tradicionalmente controlada por dos empresas extranjeras:
la Disputada de Las Condes, fundada en 1916 y con 861% de su capital pertene-
ciente a Pefiamya; la otra, Mantos Blancos fundada en 1957 y que empez6 su
producci6n en 11960, perteneciente a un consorcio de intereses entre 10s que
predominaban 10s de la familia de Mauricio Hochschild; y, finalmente, Sagasca
que, aunque se fund6 en 1968, no empez6 sus operaciones hasta 1972. Todas
estas empresas gozaban de franquicias tributarias muy favorables, pero estaban
obligadas a retornar a1 pais sus ingresos en moneda dura.
El sector de la Pequefia y Mediana Minerias evolucion6 bastante durante el
periodlo 1960-1970. Mientras en la dPcada de 10s cincuenta su participaci6n en la
producci6n nacional de cobre alcanzaba s610 a u n 10% (6% para el sector Me-
diana Mineria y 4% para el sector Pequeiia Mineria), en 1965 su importancia
relativa alcanz6 a un 18% de la producci6n (14,l Mediana y 3,9y0 Pequefia
Mineria) elevhndose, en 11470, a 22,701, (16,7 Mediana y 6,0% Pequefia Mineria).
Est0 se debi6 principalinente a la activa labor del Gobierno quien, a traves
de ENAMI, favoreci6 las actividades de 10s pequefios mineros y promovi6 activa-
mente las inversiones medianas.
ENAMI se cre6 en 1960, mediante la fusi6n de la Caja de CrPdito Minero, es-
pecie de Banco Minero formado en 1927, y otra empresa estatal, la Empresa
Nacional de Fundiciones. Las funciones que especificamente se le asignaron fue-
ron las de adquirir, a precios favorables, sus minerales a 10s pequeiios mineros
chilenos, a la vez que proveerlos de insumos, creditos e incluso capital. ENAMI
cuenta con varias plantas de beneficio y con la Fundici6n de Paipote, antigua.
mente de 'propiedad de la Empresa Nacional de Fundiciones y, construy6 la Fun-
dici6n de Ventanas en 1964, y a la que en 1966 dot6 de su propia refineria.
El panorama general de la Pequefia y Mediana Minerias es bastante hetero-
gCneo, como se desprende de la Tabla 1.9 cuadro que se expone a continuacibn,
comprendiendo plantas de flotaci6n y lixiviaci6n con su nGmero y tonelajes:
Tabla 1.9
Plantas de:
Flotaci6n 58 3s 30 12 4 142
Plantas de:
7 4
Lixiviaci6n 9
--- 5
- - .- -_-3 28
Total 67 43 37 16 7 170
42
Tabla 1.10
._
1 Ill):
Produc. en
Tabla 1.11
Produccidn Costos de
lliria T M 1965 programada Expansidn
para 1970
*Esta inversibn primer0 fue evaluada en us$ 89.000.000, per0 debib ser ajustada posterior-
mente.
I i b
45
Planta de flotacidn svbterrdnea en Andina
46
1iii interbs variable, se le aprob6 una tasa de 20y0 sobre su renta imponible,
307; de impuesto adicional sobre 10s dividendos de Kennecott, cuya
i i i , i s iin
tlcl 52,57; sobre las utilidades, m L s una tasa variable de 33y0 en funci6n de
1.1 protluccicin. A Andes Copper -El Sahador-- se le mantuvo una tasa ilnica
tlcl 50:; en virtud de sus inversiones anteriores (1960). A la Compafiiia Minera
r'\Ohca se le fijh una tasa del 15y0 sobre las ventas imponibles y d e l 30%
wbre 10s dividendos a1 exterior. En resumen, el cas0 de cada Empresa se estitdi6
('11 forma particular y se le concedi6 u n tratamiento equitativo, se$n sus
11161itos. Chile en compensaci6n a la inversicin extranjera mis grande de su
Iii\toria, de entre 500 y 600 millones cle dblares, que le permitiria duplicar
~ I capacidad
I productiva y mejorar la calidad de sus productos, estuvo dispuesto
.I qniantizar una legislaci6n equitativa p estable, por lo menos durante 10s
ptivimos 20 afios, vale decir hasta 1985.
Sucedib. sin embargo, lo que no sle pudo preter: el precio hist6rico del cobre
(le LJS$ 0,29 la libra empez6 a crecer en forma rjpida apenas firmados 10s
tonvenios y se elev6 de 29,3 centavos en 1963 a 58,s centavos en 1965, a 69,5
tcntavos en 1966, para mantenerse entre 51 y 66 centavos durante 10s afios
IOM a 1970, d4e tal forma, que las ganancias de las compafiias sobrepaaron
qinntlemente lo estimado. La Tabla 1.12 nos d a una imagen elocuente de 10s
tlr'isticos cambios experimentados en la Gran Mineria del Cobre de un periodo
, I otio:
Tabla 1.12
---
Promedio Promedio
1959-1964 1965-1970
48
Tabla 1.13
528 94 622
479 105 684
525 100 625
536 124 660
519 138 657
540 148 6888
541 151 692
Sin embargo, aim con esta producci6n estable, las entradas del gobierno se
tluplicaron en comparaci6n con el periodo de administracibn anterior, lo que
‘
perinitib acumular en nuestro Banco Central una suma considerable de divisas.
49
politicas del CIPEC y solucionar a1 mundo comunista uno de sus problemas bisi-
COS,cual era el deficiente abastecimiento de este metal estrategico.
La nacionalizacicin del cobre presentaba dos problemas legales que debian ser
solucivrnados para mantener las apariencias democrhticas y juridicas: el primero
era el “derecho de propiedad” garantizado por nuestra Constituci6n Politica, el
cual aseguraba a las compafiias extranjeras la propiedad de sus inversiones; y el
segundo era el problema de una compensaci6n justa, rhpida y equitativa q u e
mantuviera impecable la imagen de Chile frente a la opini6n phblica mundial a1
procederse a la nacionalizacibn.
El primer punto qued6 solucionado a1 modificarse el articulo 10, N’? 10 de la
Constituci6n Politica, en el sentido de que el Estado “tiene dominio absoluto,
exclusivo, inalienable e imprescriptible de todas las minas, canteras..., etr.” y
entreghndole el pleno derecho de nacionalizar o reservar tales dominilos de re-
cursos naturales “cuando el inter& de la comunidad nacional lo exija”.
Resuelto el problema constitucional, se procedi6 a aprobar el 1 1 de julio de
1971 la ley de nacionalizaci6n despuks de una votaci6n sin oposici6n y casi sin
modificaciones a1 texto del Ejecutivo. Dentro del ambiente politico existente,
u n comportamiento diferente era equivalente a traici6n a la Patria.
Sin embargo, habian ciertas discrepancias en la evaluaci6n de la propiedad
de las Compaiiias y en la forma de compensarlas. Entre las muchas proposiciones
presentadas, exageradas unas y minimas otras, se opt6 por la proposici6n formal
del “valor de libros”, que, por lo demhs, era la real, lo que significaba la diferen-
cia entre 10s capitales efectivamente invertidos por las compafiias y 10s amortiza-
dos desde el principio de las operaciones. Como fecha de referencia se seleccion6
el 31 de diciembre de 1970. A 10s valores de libro a esa fecha se descontaron, sin
embargo, las revalorizaciones de las empresas hechas desde 1965, durante el
periodo de la “chilenizaci6n”. Ademhs se dedujeron 10s valores de indemnizaci6n
por deficiencias en equipos, instalacioaes, procesos, derechos, etc., ocurridlos por
descuido de las compafiias, y que alguien debia arreglar.
Una vez establecidos estos valores netos de libros por el Contralor General de
la Repitblica, se procedi6 a evaluar las “rentabilidades excesivas”, considerando
coma tal todas utilidad que excediera el 10% sobre el valor de libros de las com-
paiiias desde el Nuevo Tratada adelante, es decir desde 19’55.
Este sistema fue, naturalmente, establecido como u n concept0 nuevo y retro-
i
active, ya que nunca se habia pactado ni en el Nuevo Trato ni en la expansi6n
de la industria del cobre establecida bajo el plan de “chilenizacih”.
Resumidos estos datos, se obtuvo el siguiente balance indicado en la Tabla
1.14. (Cifras en millones de d6lares) .
Tabla 1.14
50
I,i\oiable de “ExOtica” cuyo 75% de capital pertenecia a Anaconda, fue dedu-
(itlo del balance negativo de Chuquicamata y El Salvador. [Quedaba, por lo
[,into, solamente Anclina, propiedad, en u n 70% de Cerro Corporation, para
W I rompensada por el gobierno marxista.
Allende us6 este hltimo cas0 para mantener las esperanzas del Occidente, de
w s intenciones de estricta legalidad. Y pasarian muchos meses antes que la opi-
Ghn piiblica mundial se convenciese de que, a1 igual que en el cas0 de Fidel
Castro, no existian, desde el comienzo, tales intenciones. Pero con estas manio-
h a s mantuvo confusas incluso a las autoridades de Estados Unidos, quienes le
1)uscaban una soluci6n ficil y conveniente para que resolviera sus problemas,
ci i tando asi las consecuencias desastmzas que pudiera tener una nacionalizaci6n
<in compensacih para el capital norteamericano invertido en America latina.
l’cio el Presidente Allende no estaba dispuesto a ceder ni tenia intenci6n alguna
tlc suavizar las cosas, sino mAs bien de agravarlas hasta donde le fuera posible.
EFte planteamiento y decisi6n del gobierno marxista trajo, primero, apelacio-
ncs legales, luego protestas y finalmente, medidas de embargo, las que Allende
tainbien utiliz6 para sus propios fines politicos.
Sin embargo ya en 1971 y mientras se celebraba la “segunda independencia”,
cnipez6 a scntirse el manejo politico en la producci6n del cobre, dentro de las
cmpresas mismas. Si la producci6n planificada para 1971 era de 821.000 t, esta
(ifra pronto debi6 ser rectificada por ODEPLAN a 720.000 t y, en mayo del mismo
a130 reducida a s610 675.000 t. Muchas fueron las excusas tendientes a culpar a
Ins compaiiias extranjeras de la disminuci6n de la produccibn, para alejar la
iecponsabilidad de la intervenci6n politica en 10s minerales con su secuela de
persecuci6n a 10s profesionales y completo descuido en costos y eficieincia de
producci6n.
Los efectos mis dramiticos de estos manejos “socialistas” y “estatales” se sintie-
ion de inmediato en las Areas en donde, sin excepcihn, siempre ellos fallan:
cn 10s costos y las utilidades. Si durante el gobierno de Frei las compaiiias cupri-
ferns fueron grandes ganadoras de dinero, durante el gobierno de Allende se
t i nnsformaron en perdedorasi netas, casi sin precedente en nuestra historia. A ti-
~ n l ode ejemplo podemos invocar el cas0 de El Teniente, empresa que en 1969
Iiabia acusado utilidades por us$ 168 millones y en 19“70 por us$ 115 millones
que, en 1971 perdi6 mis de us$ 18 millones. Se lleg6 hasta el extremo, lnunca
ocurrido antes, de que el Fisco, a travks del Banco Central, tuvo que financiarle
w c gistos de operacibn, lo que constituye una demostraci6n patente de 10s extre-
inos a que lleva la demagogia. Bajo la mano politica, ignorante e incompetente,
la “viga maestra” de Chile se estaba transformando en una carga social, siendo
tlc conocimiento pGblico que sin este “sueldo de Chile” la economia nacional no
rontaba con otro recurso para salvarla.
Durante 10s tres aiios de la Unidad Popular la situaci6n productiva de la
iiitlustria del cobre se iba agravando m i s y mis, debido a1 exlodo masivo d e profe.
\ionales, a1 incremento del deficit de repuestos y a las presiones politica en 10s
5indicatos que desembocaron en huelgas y graves pCrdidas de producci6n. Final-
mente, en 1973, se lleg6 a1 punto en que la Gran Mineria del Cobre trabajaba
;I shlo el 60% de su capacidad instalada, dejando de producir unas 170.000 t de
tolxe por aiio.
En la Tabla 1.15 se entrega la estadistica de este declive.
Las cifras de la Gltima columna corresponden a1 period0 posterior a1 Pronun-
Iinmiento Militar, ellas alcanzaron 10s niveles correspondientes a su capacidad
W
Tabla 1.15
Produccicin de la Gran Minerfa del Cobre
cn 10s primeros scmestres de 1971 a 1974
(en toneladas metricas)
1971 1972 1973 1974
52
Esto significa que con u n precio medio del cobre de 49,3 centavos e n 1971
\ tlc 48,5 centavos en 19712, el cobre casi dej6 de producir utilidades a1 Fisco.
40 El informe concluye que, en general, el aprovecliamiento de la capacidad
iiistnlada era baja a1 no sobrepasar el 75 a 80% de la mina, que las pCrdidas
11ictn16rgicaseran altas, que 10s costos eran elevados y que el funcionamiento
tlc la$ ernpresas era arritmico e irregular.
53
I
I 60
I
NES
I 20
'54
Parlamento y las proyecciones del Plan de Expansicin, vencen las objecciones de
la oposici6n marxista y desde 1965 las cosas empiezan a andar. Esto coincide cion
el gran auge en 10s precios del cobre, parcialmente debido a intensificacihn de
la guerra de Vietnam, y Chile recibe 35, 461, 52 y 66 @ por libra de su cobre en el
period0 1965-1969. Las utilidades del Fisco y de las compafiias se duplican y
triplican y esto, naturalniente lleva a una nueva escalada en costos de produc-
c i h , que ahora sube a ‘niveles record de 23, 25 y 28 d por libra de cabre. El
nfio electoral de 1970 resulta el mlis car0 de todos, ya que 10s votos t a m b i h
se contaban como factor importante, y 10s costos de producci6n suben a un nivel
abismante de casi 33 @ por libra. Como 10s costos no tienen tendencia a bajar
(contraria a 10s precios) , esto resulta en cambio irreversible, vale decir pQdidas
permanente en utilidades cuando 10s precios de metal rojo bajan. Asi sucede
va en 1970, cuando el Fisco reduce sus ingresos en mhs de 20 $ por libra del
cobre en coniparaci6n con el afio anterior.
Sin embargo nadie ni en sus sueiios m i s atrevidos podria imaginarse el
desastre que preparaba el manejo incompetente, politico y sectario de la UP a la
industria cuprifera cliilena en aiios venideros. Los dirigentes marxistas empeza-
ron su gesti6n aumentando 10s costos en un 30% poi- incorporacidn inorghnica
y politica de nuevos trabajadores, y aun obteniendo precios relativamente de-
centes de 47 y 48 $ por libra de cobre han reducido utilidades, primer0 a 4,5 @
y despuks a 1,6 $ por libra. Vale decir que el “sueldo de Chile” se redujo de
unos us% 359. millones en 1969, a us$ 111 millones en 1970, US$ 44 millones en
1971 y us$ 7,5 millones en 1972. Es una confirmaci6n elocuente de demagogia
y despilfarro irracional baja el pretext0 del “inter& nacional”. En tres afios de
estos manejos, Chile ha sufrido dafios tan inmensos que para repararlos se ne-
cesitarlin dPcadas de trabajo meticuloso y eficiente.
DEL 11 DE
DESPUBS SEPTIEMERE
56
ni,iuimo visible de una organizaci6n clandestina (OLAS) . Con posterioridad se
romprobar,
~)ii(lo que el Pronunciamiento del 11 de septiembre frustr6 u n vasto
phn (le exterminacibn de la Clite intelectual, politica y militar de la Inacidn,
ct,1iocido como Plan “Z”. De este modo el Pronunciamiento se efectu6 prPctica-
Illcnte en forma preventiva y perfecta, s610 a una semana del plazo en que 10s
yolxtnantes marxistas pensaban envolver a1 pais en n n bai5o de sangre.
E1 apojo popular que ha tenido la Junta de Gobierno desde el pronuncia-
niiento se ha observado en varios hechos: primero, casi nadie se levant6 a defen-
tiel- ni a1 Presidente ni a su Unidad Popular. Esta frustraci6n es tal vez la causa
iiiis importante que pesaba en la decisi6n del Primer Mandatario para suici-
( L i i w . Segundo, el orden politico y civil fue ertablecido de inmediato y casi sin
rlifirultades, pudiendo la ciudadania volver a las actividades habituales en tiem-
110 itcord. Tercero, la cooperaci6n del pueblo y de trabajadores con el nuevo
Desde el afio 1974 las cosas han mejorado a6n mris. CODELCO estP en vias de
(iiniplir su plan de producci6n d e 740.000 t por afio. Con la misma capacidad
instalatla, pero con disciplina laboral efectiva y con mando profesional compe-
tente, se logr6 un aumento de 25y0 slobre el promedio anual de 1971 a 1973. Los
c le( tos en recuperaci6n de subproductos, donde la competencia metal6rgica es
tlec isiva, 10s resultados son todavia m i s impresionantes: en la proclucci6n de
niolibdenita en 10s primeros nueve meses del afio 1974 se experiment6 u n
,irimento de producci6n de 75% en comparaci6n con el mismio periodo del ai50
1973 y es asi como la producci6n de molibdeno crecerri de 4.940 t en 1973 a por
lo tnenos unas 8l.000 t en el aiio 1974.
En el plan general, el nuevo Gobierno, junto con iniciar un proceso de
Retvnytrucci6n Nacional, ha abierto el pais a la economia libre y competitiva.
1 1 1 cl rector cobre ha promovido nuevas inversiones tanto nacionales como ex-
1 1 ;injeras, ha formulado un nuevo estatuto para 10s inversionistas con amplias
:,tiantias y se ha mostrado respetuoso con 10s compromisos internacionales a1
( ii(ontrar la f6rmula justa para compensar las compafiias estranjeras nacionali.
/cl(l‘l$.
1:s (le esperar que este conjunto de medidas deseniboquen en una Politica
*<xionalde Cobre, que fijarri las metas y estrategias para que el metal rojo ocupe
\ I I l u p r Iiist6rico en el desarrollo de a t e pais.
U N A MIRADA HACIA EL FUTURO
58
Por otra parte el cobre h a rnejorado notablemente su estructura de precios
en las l'lltimas dCcadas y se puede considerar que su extracci6n es u n buen nego-
cio. Combinados ambos factores -crecimiento de demanda y buenos precios-
\e olrece un panorama muy favorable para nuestro futuro.
Es conveniente destacar aqui que la expansi6n cuprifera chilena no pudo
q u i r el ritmo de expansicin mundial y fue tan s610 de 3,1% en comparaci6n
ton la tasa mundial de 4,3%. Esto ha causado u n deterioro de la posici6n chile-
na n escala mundial y Chile pas6 a producir de 18,1% de la producci6n mundial
de cobre en 1948 a s610 algo mAs de 10% en 1973. De seguir esta tendencia hasta
lines de este siglo se produciria la misma decadencia en importalnlcia relativa
(le pioducci6n de cobre que n'os ha tocado a fines de siglo pasado. Vale decir,
1x11a recuperar nuestra importancia relativa en mercados internacioales de cobre.
Chile debe desde este momento embarcarse en una politica de enCrgica expan-
\itin en su producci6n de metal rojo. Est0 n o s61o lo aconseja'n, las buenas pers-
pcctivas del mercado de cobre sino tambiCn las necesidades nacianales de desa-
I 10110 para 10s cuales el cobre es una verdadera viga maestra.
IVI ior. Estos ahorros externos, tanto privados como estatales, requieren ciertas
o,ii;intias y son generalmente condicionados por una serie de exigencias por ser
c.inalirac1as a travCs de 10s bancos. Por lo tanto hay que tener bien claro, que las
i n r ersiones extranjeras s610 pueden cornfilementar y por ningl'ln moltivo sustitziir
10s diorros nacionales. Esto nos lleva a1 punto de que la gran parte de ahlorros
ncccsarios para expander y desarrollar nuestra industria de cobre necesaria-
i i i c n t e tleberj llegar de 10s ahowos nacionales tanto estatales como particulares.
El Estado, en las circunstancias presentes, tiene s610 minimas pasibilidades de
tlcwiar ahorros internos o ganancias en cobre haria las nuevas faenas. Por otra
pnrte, el sector privado ha demostrado siempre poco inter& de invertir en nues-
11.1industria minera por tratarse de una inversi6n arriesgada y a largo plazo y de
~ O ( O retorno. Las inversiones en la industria minera en general y en el cobre en
ticiihr por excelencia, son a largo plaio y mediano retorno y por esto necesi-
1 , i n cstimulos e incentivos especiales. Per0 si 10s extranjeros han podido durante
m i 5 de 100 aiios hacer en esta drea excelentes negocios, lpor que 10s chilenos no
;)otliinn hacer lo mismo? Es aqui donde es necesario con urge'ncia un cambio de
iiirntalidad yjo de procedimientos o de ambos.
T I cobre chileno debe ser abierto y accesible a una inversi6n nacional m a s h
t iiiestringida, pero no por procedimientos viejos y tradicionales que ya no
irispiinn confianza a nadie, sino por un mPtodo nuevo, tal vez organiiado y
,iipcivigilado por el Estado y que garantice a1 pequefio inversionista una com-
5.9
pensaci6n justa y oportuna, como por ejemplo sucede hoy en Brasil y que ha
revolucionado el concept0 de inversibn popular y masiva. Las utilidades deben
ser obligatoriamente distribuidas a 10s inversionistas cada fin de aiio y es cues-
tiivn de ellos (y no de directorios) de gastarlos, reinvertirlos o hacer cualquiel
otro USO. Es 'poco probable que un pequeiio inversionista tenga Animo y capa-
cidad de invertir en nuevos yacimientos y esperar cinco, mho 6 10 aiios a que
aparezcan 10s primeros dividendos. Per0 este papel se lo puede reservar el
Estado y la inversihn extranjera dejando para el ahorro privado nacional el
financiamiento de expansi6n de las empresas ya en operaci6n y que producen
normalmente las utilidades que sirven de atractivo para el pequeiio inversionista.
TRES
POLOS DE DESARROLLO
ti0
I ,I(I;IS posihilidades para una serie de nuestras ciudades y puertos, empezando
:Icde Kengo en el sur y hasta San Felipe y Los Andes en el norte y desde San
\ntonio liasta Quintero en la costa.
La magna tarea de expansi6n de la industria cuprifera chilena es un impera-
livo categhrico de nuestro desarrollo y superaci6n del estado de subdesarrollo
c,toni,mico que nos aflije ya por muchas decadas. Es tambidn un desafio a nues-
I I ;I inteligencia, capacidad profesional y deber patri6tico de hacer una patria
l e h , prbspera e independiente clentro de mejores tradiciones del pasaclo. Es
i,iinbikn un llamado hacer un camhio fundamental que nos garantice buena
iii;irclia econhmica en u n sistema competitivo mundial que se proyecta peli-
(;I osamente lioy dia con muchos riesgos per0 t a m b i h posibilidades.
Ha llegado la hora, que u n Chile libre con sus manos desatadas compruebe
que tiene un destino y un futuro que se puede conquistar.
61
Capitulo I1
1 IISrIORL\ SOBRE L A LEGISLACION CUPRIPERA EN CHILE
CARLOSCORREAIGLESIAS
INTRODUCCION
\tilo un chileno pudo decir esa frase de Huidobro: “Los cuatro puntos cardina-
1r\ 5011 shlo tres: el Norte y el Sur”. Porque, bien mirado, Chile tiene s6lo eso,
loite y Sur; y, a 10s lados, cordillera y mar periilan dn territorio sin anchura
qiic se yergue como m h t i l enclavado en u n pedestal de islas que se diseminan
\ \e juntan apuntando adonde nacen: el Polo Sur.
Es que nuestra tierra es una vertical a plomo, una sola linea que se proyecta
(11 Norte (0 a1 Sur). Y esto ha marcado el caricter de sus habitantes, y, por
wpiiesto, el de sus leyes.
En efecto, el chileno, apremiado por la estrechez de su territorio que cae
tlesde las alturas de 10s Andes a las profundidades del Pacific0 en unos cuantos
Ail6metros, inconscientemente busc6 el equilibrio emocional en el justo medio,
mtre altura y mar: esto es, en su estrecho valle central (central a lo largo y lo
;inrho). Asi, durante mucho tiempo su quehacer principal y tipico fue campesi-
no y agricola, identificindose (como personaje simb6lico) en el huaso, hombre
“de a caballo”, con espuelas y mantas, que recorre ese paisaje de estainpa entre
iiiuclios cerros y pocas tierras enmarcadas por rectas hileras de ilamos, tambiCn
icctos, que tanto se identifican con lo que hemos visto en todo nuestro territorio.
I’cro de esta forma el chileno olvid6 o se apart6 de las dos grandes vocaciones
n que lo llamaba el dibujo y el contenido de SII tierra: su mar y sus minas.
Smtingo, su capital busc6 10s primeros contrafuerte5 cordilleranos para asen-
t . i i w (0 encerrarse) , y la visi6n de sus hombres fue tan limitada como la del
63
1
PRIMER P E R I O D 0
PRIMERAS
LEGISLACIONES
64
,4010 avanzaclo el imperio, se determinaron norinas que establecieron la
ega en propiedad a1 primer ocupante, de 10s poms de minas antiguas o de
10s emplazamientos de nuevas, con la condici6n de emprender el trabajo en
pl,vo perentolrio y de no suspenderlo bajo sanci6n de venta en p6blica subasta
o (le nueva concesi6n a otro ocupante. Se establecieron tambikn, impuestos y
nbligaciones de entregar a1 Estado parte de 10s productos de la mina como
(ontlici6n de la concesi6n.
En terminos generales, se puede sefialar que el Derecho Romano, pese a su
iiiiportancia en la legislaci6n universal, pricticamente no se ocup6 de la mi-
ncria, por lo que no encontramos en la legislaci6n eS5pafiola mayor influencia
I omana.
iiiiniis, anticipindose asi a las modernas doctrinas que limitan el dominio mi-
t i e l o, supeilithlolo a1 inter& phblico de una cabal y efectiva explotacibn.
65
minas” (sistema del pueble y despueble) : es decir, el minero debe pr0Leg.r
su derecho por medio del trabajo activo. Es imporlante consigiiar que ya en
esta kpoca se daba indirectamente a la propiedad privada sobre el suelo un
sentido social, toda vez que se encontraba limitada por el libre derecho ajeno
de investigar, buscar minas y denunciarlas.
66
Por este motivo, nuestros primeros legisladores mineros reformaron funda-
inentnlmente las ordenanzas de Nueva Espafia en materia de denunciabilidad
c investigacih, dejando a1 margen de la lib,re constitucidn de propiedad
illinera el mayor n6mero posible de sustancias inorghicas, que pasaron a ser
tle la reserva del duefio del suelo superficial. Ad, s610 las minas de oro, plata,
robre y uno que otro metal taxativarnente enumerado, fue materia de pro-
petlad minera, pero s610 en 10s casos en que el duefio del suelo no las pidiera
p i ~ asi. (Virtualmente, lbajo el imperio de esta ley s610 podian explotarse
1.15 minas que se encontraban en terrenos eriales del Estado o de las Muni-
Cddigo de Mineria de 1888. Los numerosos vicios del anterior c6digo oca-
Annron su breve vigencia. Sin embargo, el segundo Cbdigo Nacional Minero
110 modific6 10s principios en que se inspiraba el primer0 y s610 a m e n t 6
67
Con respecto a la constituci6n de la propiedad minera se volvi6 a las (10s
etapas de la Ordenanza de Nueva Espafia: esto es, inanilfestacibn y mensura
obligatoria suprimiCndose el titulo provisional que tantos perjuicios habia
causado.
En cuanto a1 regimen de amparo se mantuvo el pago de patentes, mejoran-
do el sistema. Se legis16 tambikn, sobre concesiones para explorar y se per-
feccion6 la tCcnica juridica de esta legislaci6n.
CONSIDERACIONES
GENERALES
68
be desprende de este decreto que el gobierno ya consideraba en ese enton-
(cs a la producci6n cuprifera como uno de nuestros mis impostantes rubros
rconbmicos (“uno de nuestros principales articulos de retorno”) ’y, por ende,
tlcl)ia preocuparse de su calidad y del prestigio de esta industria nacional.
Sin embargo, fuera de 10s aspectos ya sekalados, la mineria del cobre, du-
rmte todo este periodo, se encontrb sometida a la legislaci6n minera general,
cienclo el cobre una de las tantas sustancias inorginicas de libre denuncia-
Ididad.
Rajo esta legislaci6n se asentaron e n Chile las grandes empresas cupriferas
norteamericanas que posteriormente llegaron a constituir lo que actualmente
\e llama Gran Mineria del Cobre.
A l ~Braden
i, Copper Company comenz6 a operar en Chile (Mineral de El
Tcniente) como agencia extranjera e n 1905, de conformidad a1 Decreto
Yn 1.854, de 29 de abril de ese aiio, quedando terminada su primera planta
tlr concentracidn (250 toneladas diarias) a1 afio siguiente. Su capital inicial
lue de 2,5 millones de &lares. En 1916, la Braden pas6 a ser subsidiaria de
1‘1 Kennecott Copper Company.
Chile Exploration Company, subsidiaria de la Anaconda Copper Mining
Company, comenz6 o operar en Chile (Mineral de Chuquicamata) como
.iycncia extranjera desde 1913, en virtud del Decreto NC, 878, de 3 de abril
(le ese aiio. Su capital inicial fue de u n mill6n de d6lares.
.\rides Copper Mining Company, suibsidiaria tambikn del Grupo Anacon-
t l ~ ,comenz6 a operar en Chile (Mineral de Potrerillos) como agencia extran
jein en 11920, de conformidad a1 Decreto No 1.880, de 16 de julio de dicho afio.
Durante todo este pe’riodo y hasta el afio 1932, las empresas extranjeras
tlcl cobre, estuviemn sometidas a1 regimen general de tributacibn tanto terri-
torial lcomo aduanero, existiendo libre comercio del cobre y libre conversi6n
tlc tlivisas. En cuanto a la tributacidn, era similar a la de 10s productores chile-
no?, siendo la tasa total de u n 12% sobre la renta imponible.
El rigimen de tributaci6n a la renta fue establecido en 1924 y subsisti6
h r t n 1964. En virtud de este rCgimen, la Gran Mineria qued6 afecta a la tasa
Srneral para la mineria y metalurgia (4a categoria). Ademds, a partir de 1925,
rmpeni a regir un impuesto adicional a la remesa de utilidades del 6% y, a
contar de 1939 (Ley NQ6.334), se impuso u n gravamen especial en favor de la
C.oi pomi6n de Foment0 de la Producci6n, recientemente creada.
Durante todo el periodo el Estado no se preocupb mayormente de la acti-
1 i d n d cuprifera y hubo total desconocimiento acerca del mercado del cobre,
69
porcion6 la mayor palrte de 10s ingresos de la Hacienda PGblica y permiti6
desarrollar el pais casi sin afectar con otros tributos a sus habitantes.
El primer sintoma de deterioro de esa situaci6n se produjo cuando 10s
paises participantes en la primera guerra mundial se vieron obligados it
producir izoe sintktico, quitando mercado a1 salitre chileno. Sin embargo, es-
te hecho no repercuti6 de inmediato en la economia nacional y la produccicin
de salitre y 10s precios del mismo, subiemn constantemente de 1910 a 1918
(desde 29,83 pesos de 6 peniques a 52,72 pesos de 6 peniques la tonelada).
Terminada la primera guerra mundial, la industria salitrera chilena, de-
bid0 a sus altos costos de produccihn (ademis del fuerte impuesto a la expor-
taci6n que lo gravaba) comenz6 a experimentar crecientes dificultades en la
competencia con el salitre sintbtico para satisfacer las necesidades del mercado
mundial. A pesar que entre 10s afios 1927 y 1929 hubo una situaci6n de pros-
peridad en el mundo que intensific6 la demanda del salitre chileno, esta leve
bonanza termin6 abruplamente con la crisis que se precipit6 a fines de este
Gltimo afio y cuyos efectos se sintieron ripidamente: rl cobre se vendia a me-
nos del msto (4 centavos americanos por libsa); el salitre se acopiaba en las
oficinas y puertos de la COSACH; la Bethlehem Steel renunciaba a adquirir
el mineral de Algarrobo y la cesantia as016 nuestras minas e industrias, siendo
necesario la creaci6n de albergues. Ademis, la normalidad institucional se vi0
varias veces interrumpida y la disponibilidad total de divisas del pais baj6
en un afio a ochenta millones de dblares”.
Por estos motivos, no es de extrafiar que mediante la Ley No 4.973, de
1931, se estableciera en Chile el sistema de “control tie cambios” con retorno
obligatorio del product0 total de las exportaciones realizadas. Sin embargo,
esta ley excepcion6 de sus normas a1 salitre, yodo, cobre y hierro. Ademis, se
suspendi6 la conversi6n monetaria y el servicio de la deuda externa.
En el afio 1932 se dict6 la Ley NO 5.107, en virtud de la cual se determin6
que en las exportaciones de la industria del salitre, yodo, hierro y cobre, la
Comisi6n de Cambios Internacionales estaria autorizada para exigir una cuota
del valor de esas exportaciones que, en ninghn caso, deberia ser inferior a
10s gastos de producci6n en Chile. Es decir, por primera vez se planted la
obligaci6n de que las empresas del cobre retornaran parte del valor de sus
exportaciones.
Por otra parte, la Ley NO 5.185, de 1933, dispuso que la cuota de expor-
taci6n de las industrias de salitre, yodo, cobre y hierro, seria fijada cada tres
meses por el Presidente de la RepGblica, tomando en consideraci6n el costo
de producci6n.
Sin embargo, las Gltimas disposiciones seiialadas no tuvieron ning6n efecto
prictico por cuanto, quisikranlo o no, las compafiias tenian que retornar di-
visas para cubrir su9 costos en moneda nacional. Esto es, dicha obligaci6n era
“una simple imposici6n ineludible de 10s hechos”. No obstante lo anterior,
la liquidaci6n de las divisas correspondientes a1 cost0 legal de la producci6n
sigui6 hacikndose hasta 1955 a1 precio de 19,37 pesos por dblar, e h circuns-
tancias que ese cambio fue hacikndose cada vez mis inferior, a1 vigente para
el resto de las exportaciones, a medida que la inflaci6n obligaba a subir reitera-
damente este Gltimo.
En consecuencia, la diferencia de cambio quedaba a beneficio fiscal consti-
tuyendo u n verdadero gravamen, toda vez que obligaba a las compafiias a
‘Este rhcord se vi0 superado en las postrimerias del Gobierno de Allende cuando s6I0
quedaban en arcas fiscales disponibilidades por 3.000.000 de d6lares.
70
tIc~cnibolsaruna mayor cantidad de d6lares para cubrir sus gastos de explo-
jn en Chile. Ademis, se retornaban 10s valores correspondientes a la tri-
icibn (impuesto a la renta de 12% m i s u n 6% adicional).
En lo externo, conviene destacar que desde 1935 se constituy6 nuevamente
cl Cartel del cobre respecto de las exportaciones de Chile, Rhodesia y el Congo
llclya, amalgamindose intereses anglo-americanos que influian directamente
d i e el 70% del cobre mundial.
El antecedente del Cartel lo tenemos en la ley norteamericana Webb-Pome-
i'ine (1918), cuando la Federal Trade Commisions permiti6 a las corporacio-
l i e s norteamericanas concertar convenios internacionales. De esta manera pudo
LA GUERRA
DE COREA
En 10s primeros meses de 1950 estall6 la Guerra de Corea que trajo como
consecuencia un aumento considerable de la demanda de cobre. Asi se produjo
u n alza en el precio de este metal, que lo llev6 en diciembre del mismo afio,
de poco mis de 18 centavos de d6lar por libra, a 24,5 centavos.
Por tal motivo, en junio de 1950 y en virtud de u n convenio privado entre
las Compafiias y la Comisi6n para la Estabilizaci6n Econ6mica del Gobierno
de Estados Unidos (este convenio fue ignomdo por e! Estado chileno) se fij6
como tope miximo 24,5 centavos para la producci6n interna de Estados Unidos
y 27,5 centavos para el cobre chileno, no obstante que en el mercado libre el
cobre sigui6 subiendo y lleg6 a superar 10s 55 centavos por libra. (Se estima
que Chile perdi6 por este conlcepto n o menos de 300 millones de d6lares).
Es titi1 sefialar que el acuerdo entre la Comisibn para la Estabilizaci6n Eco-
n6mica y las empresas de la Gran Mineria del Cobre, form6 parte de una gran
operaci6n iniciada por el gobierno de Truman conjuntamente con 10s gobier-
72
nos de Paris y Londres. Asi, se form6 u n “pool” comprador de ,cobre integrado
por Estados Unidos, Inglaterra y Francia, distribuykndose las cuotas de abaste-
tiniiento y fijando como precio de compra com6n 10s 24,5 centavos de d6lar
por libra. Este acuerdo fue impuesto posteriormente tambikn a 10s 18 paises del
Plan Marshall, 10s cuales no pudieron tampoco pagar mis de dicho precio.
Cey6n informe de la CEPAL, a traves del Plan Marshall se invirtieron fuertes
winas para la restauraci6n o instalaci6n de minas de cobre en Alemania Occi-
dental y Africa.
En forma paralela a esta fijaci6n unilateral de precio para el cobre, hub0
poi esta kpoca una constante alza en el valor de otras materias primas y pro-
cluctot manufacturados: el plomo subib u n SO%, la Iana u n 107y0, el caucho
tin ISO%, el estafio u n 140%, etc.
Por otra parte, el Gobierno chileno habia fijado para su cuota de libre
tligposicicin el precio minimo de 54,15 centavos por libra (que habia sido normal
.I fines de 1950 y durante gran parte del afio 1951). Desgraciadamente, 10s pre-
(ios del cobre fueron bajando en forma paulatina en el mercado libre (45,50
tentarot y despub 35 centavos), por lo que fue muy dificil para Chile soportar
rw precio rigido que se habia fijado como minimo y que le impidici concretar
rnuchos negocios. No obstante esta situacidn, Chile persisti6 en mantener el
pccio en un alto nivel con las dificultades que veremos mis adelante.
La situacicin bosquejada anteriormente era la que existia a la Cpoca de
tlictarse la Ley No 10.255. Mediante esta ley, el Banco Central de Chile qued6
f,icultado para adquirir de las compaiiias productoras, en representacicin del
I*igco,las cantidades de cobre que ellas podian ser obligadas a entregar a1 Go-
hicino de Chile para su exportacicin Q manufactura en el pais. Asimismo, se
f,icultb a ese Banco, para vender y exportar dicho cobre, sefialindosele tambien
LI forma en que debia atender las necesidades de la industria nacional. Final-
’ I o ? partidos marxistas chilenos ya n o simpatizaban con la fijaci6n de precio con que
iiiiiioitlaron durante la Za Guerra: es que ahora EE.UU. luchaba contra Corea comunista.
T n nuestro Ministcrio de Relaciones no existe el texto de dicho conlenio, lo que q u i -
I II I In loiina coin0 se manejaban estos asuntos.
73
mente, se encornend6 a1 Banco el estudio de las condiciones de produccibn,
manufactura y comercio del cobre en el pais y en el extranjerol.
El precio que debia pagar el Banco Central a las compafiias era el correv
pondiente para el cobre de produccibn interna de Estados Uniclos, menos 10s
gastos de embai-que hasta Nueva York1-2.
En el afio 1953 cesamn las hoslilidades en Corea aflojindose la tensibn
internacional y bajando en consecuencia la demanda de cobre y su precio. Ante
osta situacibn, el Gobierno de Estados Unidos dej6 de intervenir en la fijaci6n
de precio del metal3 e inmediatamente s? reajustb el mercado mundial con
graves electos para Chile.
Asi, hemos visto ya que el Gobierno de Chile habia ordenado que su cobre
no se vendiera a menos de us$ 54,5 centavos la libra. Pero, ante la baja del
precio, esa posici6n se hi20 insostenible a m 2 precios inuy inferiores y comenzb
a acumularse u n fuerte stock que no podia colocar no obstante su apremio
financiero. Por este motivo, el Banco Central de Chile sugiri6 a1 Gobierno la
realizacibn de negociaciones con el Gobierno de Estados Unidos para transferir
el stock chileno a las reservas estratkgicas de este pais, para lo cual se realizaron
negociaciones directas en las que no se lleg6 a ning6il acuerdo (noviembre de
1953), mostrando el Gobierno norteamericano (que se sabia con la sartirn por
el mango por la seria crisis econ6mica chilenia) absoluta intran~igencia~.
lLas principales disposiciones de la Ley NO 10.255 decian textualmente:
Art. 10 Por exigillo el inteiks nacional, el Presidente de la Republica filarci periddica-
mente la cantidad de cobre refinado, clectrolitico, standard y blister que podrin exportar
las empresas de la gran mineria.
Es entendido que el aprovisionamiento de cobrc para consumo interno de las industrias
nacionales a que se refiere el articulo 80 de la Ley No 7.160 incluye el que &stas neccsitan
para la exportacibn de productos elaborados o semielaborados.
Art. 2” Faciiltase a1 Banco Central de Chile para adquirir, en representacibn del Fisco,
las cantidades de cobre refinado, electrolitico y blister que las empresas productoras de
cobre Chile Exploration Co., Andes Copper Co., Braden Copper Co., o de quienes sus derc-
chos represente, deban entregar a1 Gobierno de Chile para su exportaci6n o elaboracibn
en el pais. Faciiltase igualmente a dicha institucibn para vender y exportar el cobre adquiiido
Art. 4 O El Banco Central de Chile venderi a1 extranjero el cobre en barra que adquiera
de empresas productoras, directamente o por intermedio de lis organizaciones o entidades
que estime conveniente.
%on posterioridad se dictb la Ley No 11.137 mediante la cual, se elev6 la tasa de la
Ley NO 7.160 de 50 a 60%. Tambikn en el aiio 1953 se dict6 la Ley NO 11.151 que dispnso
que para 10s efectos de la Ley No 10.255, el precio de adquisici6n del cobre seria el que
estableciera el Banco Ccntral oyendo a las compafiias. En consecuencia, la legislacibn que
afectaba a la9 compafiias de la Gran Minrria en C S gpoca
~ puede resumirse asi:
10 Retorno total en moneda americana de 10s costos de producci6n en Chile. Una parte
de estos costos se retornaban a un tipo especial de 19,37 pesos chilenos por dblar en cir.
cunstancias que el cambio libre bancario era de 110 pesos chilenos por dblar, con lo quc
se obligaba a las compafiias a retornar una mayor cantidad de dblares paia cnbrir sus
gastos en el pais.
2O Se aplicaha un impueato extraortiinario dc 60% a la renta imponiblc que obteninn
las empresas.
30 El sohrcprecio que ohtenia el Banco Ccntral en las ventas de cobre de conformiddd
a la Ley NO 10.255 pertenecia a Chile. En 1953, incluyendo las entradas por diferencia de
cambio, se calcula qne el promcdio de la tributaci6n alcanz6 el SSY0 sobre las utilidadcs.
3Es decir, cada vez que subfan la clemarida y 10s precios del cobre y Chile tenia la opor-
tnnidad de obtencr bcneficios que lo resarcieran de 10s periodos de baja, ELUU. intervino
ese precio fijrindolo en limitcs extraordinariamente bajos; y, cuando disminuia la demanda
y por ende el precio bajaba, ELUU. liberaba el mercado.
4A no ilutlarlo, EF.UU. qniso que csc stock acumnlado y las pcnurias consiguientes para
Chile fuesen iina “leccibn” por nuestras pretensiones de vender libremente el cobre. De
ahi 911 intransigcncia a1 negarse a adqnirir csa partida, no obstante rl con\cnientc prrcio
(50 ccntalos dc dblar la libra) a que se le ofrecia.
Chile se vi0 enfrentado asi a una s i t u a c i h extremadamente dificil (en lo
iiiteino se clesataba la mayor inflaci6n que habia tenido hasta entonces y &lo
wperada con posterioridad por la inflaci6n tenida duiante el gobierno marxista
tlc .\llende) , mientras su stock de cobre seguia aumentando sin poder ser colo-
( d o en 10s mercados occidentales. En forma paralela hizo crisis tambiCn la
i t t ~ i o n a lparticipaci6n que por varios conceptos percibia el Fisco en la indus-
11 1‘1 del cobre y que traia como consecuencia inmediata nuevas reducciones de
pintliicci6n, encarecimiento de costos y falta de inter& por invertir en el pais.
I lectivamente, el arbitrario tipo de cambio (19,37 pesos por d6lar) con que
1.15 compaiiias todavia debian liquidar sus d6lares para cubrir su costo de
111otluccicin en Chile significaba un verdadero tributo que encarecia sustancial-
riicnte 10s costos del cobre chileno. Este tipo de cambio discriminatorio obli-
:nln a la5 empresas a hacer la casi totaliclad de sus adquisiciones en el extranjero,
\.I que cualquier articulo que comprasen en Chile se les encarecia enorme-
inetite por el tipo de cambio a que debian vender sus divisas (esta es una
de la5 causas que impidieron tambiCn -con grave dafio para el pais-, que no
w i qieran alrecleclor de las empresas del cobre industrias anexas llamadas a satis-
I m sus requerimientos en elementos y bienes que perfectamente podrian
hnl)eice producido en Chile) .
XIientras tanto, la situaci6n chilena era angustiosa y la obligada acumula-
i i h de “stock” estaba conduciendo a la ieducci6n de faenas en la industria
75
manera como debi6 hacerlo y vendi6 esa partida a EE. uu., desahuciando la
venta ya concretadsl con la firma suiza2.
Como aspectos positivos de este ultimo tiempo, cabe notar que las ventas
totales efectuadas por el Banco Central de Chile en 1954 ascendieron a
458.746 T.M. de cobre en lingotes y 29.876 TJM. de cobre elaborado o semiela-
borado (esta ultima cifra incluye 15.935 T.M. para el consumo interno). Estas
exportaciones se desglosan asi: 90.720 T.M. (100.000 toneladas cortas) para la
reserva estradgica de Estados ,Uiniidos a U $ 30 centavos; 173.677 T.M. a1 merca-
do norteamericano a us$ 33 y 36 centavos; y, 1851.699 T.M. a Europa Occidental
(en el afio 1953 se habian vendido s610 5.659 T.M. en este ultimo mercado).
AI afio siguiente, las ventas a1 mercado europeo aumentaron a 197.400 T.M.,
en tanto que en Estados Unidos se vendieron 188.400 T.M. Es decir, en s61o
dos afios 1954-55) se logr6 en Europa ventas que superaron a las efectuadas
en el mercado norteamericano, ademis del mejor precio que esto implicaba
(us$ 44.035 centavos por libra en la Bolsa de Londres contra us$ 37.510 centa-
vos en Estados Unidos) . Por esta raz6n, tan s610 en 10s primeros cuatro meses
de 1955 se obtuvo la suma de us$ 40.967.097 por concept0 de sobreprecio a
beneficio fiscal.
Debemos agregar que este periodo h e una Cpoca financieramente excep
cional para las empresas de la gran mineria. Asi, en 1924, el capital suscrito
por la Braden Copper Co. era de us$ 2.332.030 y las utilidades Ziquidas desde
ese afio hasta 1951, ascendieron a us$ 216.025.337, habiendo retirado del pais
sin retorno us$ 324.308.081. Los beneficios de Chile fueron us$ 154.575.720.
CONSIDERACIONES
CAENEIRALESSOBRE ESTE PERWDO
t.itira que hizo recelar a 10s inversionistas respecto de Chile. Este hecho confir-
ma una vez mis que la confianza n o se desvirtca mediante firmes actitudes en
tlcfensa de 10s legitimos intereses del pais, planteadas en su debida oportunidad
iiictliante claros acuerdos y leyes o resoluciones precisas; per0 si se desvirttia, y
'Tn la dbcada siguiente hubo un repunte de nuestra mediana y pequefia miuerias, pero
(11 1961 recikn se habian alcanzado sus niveles de produccibn de 1870-80.
?Durante el solo periodo de 1940 a 1954, se dictaron las siguientes leyes tributarias que
(lc alguna forma u otra modificaban o gravaban las empresas del cobre: Ley 6.334 modifi-
r x l n por la 6.640; Ley 6.457; 7.145; 7.160; 7.750; 7.552; 8.404; 8.419; 8.758; 8.918; 8.938;
X T O ; 9.040; 9.113; 9.311; 9.363; 9.854; 10.003; 10.255; 10.257; 11.137; 11.151; 11.493 y 11.575.
77
justificadamente, si la posici6n del pais se modifica mnstantemente y se apro-
vecha de arbitrios que no pueden ser comprenclidos t n el exterior.
Esta artilicial politica cambiaria influy6 negativamente en la econoniia
interim en clos aspectos fundamentales: 1Q Dado que a las empresas no lei
convenia adquirir bienes o productos en el pais, se impidi6 la formaci6n de
una industria nacional que proveyera las necesidadcs y requerimientos de las
intlustrias del cobre y, 2 Q El arbitrario sistema de cambio ficticio distorsion6
toda nuestra economia, obligando a mantener en toda la linea las artificiales
diferencias cambiarias, haciendo excesivamente rigidas nuestras finanzas.
Finalmente, durante estos afios se cre6 conciencia que Chile no podia seguir
marginado de todo lo relacionado con su industria cuprifera. El especticulo
de misiones negociadoras chilenas en materia cuprifera, que carecian de todo
conocimiento o antecedente sobre el particular; la falta de organismos oficialeq
que contasen con 10s mis minimos datos de producci6n, precios, mercados,
destinos, etc., y que pudiesen fijar pautas o politicas; y la inexistencia de t h i -
cos o personal especializado sobre el aspect0 mis importante de nuestr,]
economia, llev6 a1 consenso de que debia hacerse algo sobre el particular.
Antes de la Ley No 10.255, hubo dos proyectos en el sentido sefialado.
Uno, que creaba la Comisi6n Nacional del Cobre, y otro, el Departamento
del Cobre. Sin embargo, esos proyectos no prosperaron y la Ley NQ 10.255,
en forma transaccional, encomend6 dichas funciones a1 Banco Central. Pero,
pese a 10s desvelos y esfuerzos de este Gltimo organismo, que no era tkcnico ni
especializado a1 respecto, y ante 10s problemas surgidos 10s afios 1953 y 1955,
se hizo mis patente aGn la necesidad de crear una instituci6n que llenara este
vacio. Sobre el particular, encontramos dos antecedentes de extraordinarin
importancia.
Asi, la Contraloria General de la RepGblica, por Oficio NQ 3.016, de 14 de
mayo de 1952, a la Cimara de Diputados, sefiala “como observaci6n de caricter
general en orden de obtener un mejor control de la producci6n cuprifera.. .
la necesidacl de ir lo antes que sea posible a la creaci6n de u n organismo que se
encargue de todo aquello que diga relaci6n con la illdustria del cobre que
en la actualidad representa para el erario fiscal la mayor fuente de divisas”.
Por otra parte, a fines de 1953, el Gobierno plante6 a1 Senado una serie
de consultas que incidian en 10s problemas cupriferos por 10s que en ese en-
ionces se atravesaba. Contestando a dicha consulta, c1 Senado expres6: “Fundn-
mental es asimismo, que el Gobierno disponga de orgmismos que Sean capacer
de conocer y de informar sobre la naturaleza de la industria y la condicicin de
10s mercados”.
TERCER PERIOD0 (1955-1965)
A Chile le habia ido mal en todo durante 10s ~ l t i m o s25 aiiosl. Asi le habian
esquilmado su riqueza a1 mis bajo precio, mientras fenia que comprar cadn
’Sobre el gobicrno de la kpoca (1952) gravitaron 10s vcinte afios antcriores: se vivid la
gucria de Corea y nuestro cobre se vendia la1 mismo precio! fijado durante la I* Guerra
Mundial, csto es, 24,5 ccntaios de una moneda que en el intertanto se habia dcpreciado
%arias veccs; la producci6n cuprifera chilena se encontraba cstagnada o dcsccndia micntias
en el reslo del mundo aumentaba considerablementc; 10s precios de 10s productos indus-
trialcs (maquinarias, elcmcntos, vehiculos y materias primas) que Chile adquiria en el
extranjero y neccsitaba para su dcsarrollo, se alzaban varias vcces por sobrc sus antcriores
valores. Paralclamcnte, el proceso d e industrializacidn nacional era s61o incipiente y pii.
mario y el pais no contaba con ningdn tipo de reservas.. . es decir, la crisis econ6mica y
la tremenda inflaci6n de esos afios fueron consecuencia directa de factores ajenos a su
responsabilidad.
78
\ i t / y, para mis reinate, inadie le tenia confianza! Es decir, habia
m ; i s caro;
Ii~(1ioel papel del tonto: a1 que le quitan todo y cuando pretende defenderse,
1i1)i' supuesto que lo hace mal y le dan vuelta la espalda.
tol)Ie, por ejemplo, en XE. UU., White Pine, San Manuel, Berkeley y Pozo
R ~ n n , y otros proyectos destinados a aumentar la producci6n -1953- en
l'rin.000 t en 3 afios; en Canadi, desarrollo de Lynn Lake, Manitoba, Gaspe,
(:Iiil)ougamau y Opemiska; Mulfulira, Chibuluma y N'Shanga en Amfrica; To-
iiq);ira y Quevalleco, Per& eran reflejo de un constante aumento de la produc-
titiii mundial (mis de 600.000 t en 3 aiios) que obedecia a la progresiva mayor
tlrrii;intln del mineral.
Chile, en cambio, iba camino abajo. Por todo ello, en 1955, la mis grande
Ictcitin que habiamos aprendido era la necesidad de fijar con claridad las
riBy1;iq del juego mediante una politica definida. Y tambiCn, el que Chile nece-
'1.m cncontrados intereses forhneos han marcado por mucho, toda nuestra evoluci6n
I)olilitn y jnridica. Por un lado, el de las empresas capitalistas extranjeras apoyadas por
\[IC soliicrnos; por otro, el del marxismo que lucha en contra del poderio de 10s primeros
li.iio I:I Ixitrita cxpansionista de la URSS. Este expansionism0 rcquiere debilitar la influencia
~ r i i i i h n i c a de las grandes potcncias occidcntales. Por eso y a1 servicio de esta politica
riil,inc:t, 10s marxistas nos apartaron durante mucho tiempo de una autkntica defensa de
1111 i n tclc~cspropiamcnte nacionales que requerian de inversiones extranjeras para si1 pro-
:.ilw. ron las limitaciones consecuen,tes a nuestra conveniencia ( t a m b i h la URSS ha nece-
kii:tilo (le e m inversiones) y nos condujeron por el engaiiado camino del ataque enconado
.I 1.1s inversiones extranjeras acusando a &as de ser la dnica fuentc de todos nuestros males.
79
sitaba contar con un organismo aut6nomo y especializado que pudiese controlar
tan importante actividad econ6mica y sefialar la politica a seguir. a1 respecto.
LEYDEL NUEVOTRATO
80
ol)jeto promover el aumento de producci6n, toda vez que aumentada la pro-
tliitcicin en un 100% sobre dicha cifra bisica desapai-ecia esta tributaci6n. En
c.imbio, si la producci6n bajaba de u n 80% de la producci6n bisica, la tasa
.ip!icable a las empresas subia automiticamente a u n SOYO.
c) Afanufactzira de cobre en el pais. La ley otorgaba estimulos a las empre-
$ < I S productoras para que elaboraran cobre dentro del pais, estableciendo la
1 I. DEPARTAMIENTO
DEL COBRE
81
la formulacidn y conduccidn de la politica del cobre, merece a1 Ejecutivo ob-
servaciones sustanciales y lamenta verse en el deber d e oponer su veto a varias
importantes disposiciones”.
“Si se considera en su significado racional 10s articulos 15, 16 y 19 del pro
yecto, se llega necesariamente a la conclusildn que, 10 que se ha pretendido
crear es un organism0 autdnomo e n el ma’s alto grado, tlotado de suiiciente
capacidad tCcnica y de amplias lacultades para ejercer 10s poderes del Estatlo
en cuanto se refiere a esta industria de importancia vital”.
“En virtud de lo dispuesto en el articulo 15, en el inciso pendltimo del ai
ticulo 16 y en el articulo 20, se consagra la personalidad juridzca y el patrzmo-
nio, la autonomia legal y el financiamiento independiente del Deportamento,
en una forma tal, que Eo sefiala como uno de 10s COJOS dr excepczcin e x i s t m t ( J
en el Derecho Pcrblico chileno”.
DespuCs de analizar las funciones del Departamento del Cobre, el Ejecutivo
agregci:
“ T a n importantes funciones deben ser ejercidas por tin organismo tdcnzco,
claramente autdnomo, que n o sea interjerido por olros, t a l f s como el Banco
Central de Chi’le que no han sido creados con estos fines”.
“No cabe duda, que la tuici6n que sobre la politica del cobre otorgh lLi
Ley NO 10.255 a1 Banco Central a pesar de haber sido ejercida por esta insti-
tuci6n con el mayor tino y con iuncionarios de cuyos desvelos debe estar agra-
decido el pais, n o produjo todos 10s frutos que de csta tuici6n debieron espe-
rarse, lo que pone de manifiesto lque cuando se trata de funciones tkcnicas no
basta la buena voluntad y el patriotismo de quienes las ejercen si no e s t h
dotados de todos 10s elementos adecuados para el cumplimiento de 10s fines
que se propone la ley que interesan a1 pais”.
“La politica del cobre es vital para nuestra economia, y, por tanto el orga-
nismo que la dirija debe estar e n todo momento bajo la tuicidn del Presidente
de la RepJblica. N o se @one el Ejecutivo para mantener la conueniente con-
tinuidad que debe existir entre este Proyecto de Ley y la Ley NP 10.255 que
el Banco Central est6 representado en el Comitk que administrard el Departo-
mento del Cobre”.
Lo anterior tuvo importancia en la determinacicin del carhcter juridic0 del
Departamento reciCn creado. Asi, la Contraloria General de la Repdblica, por
dictamen NO 42.468, de 2 de agosto de 1957, a1 analizar, a la solicitud de la CB-
mara de Diputados, 10s vinculos de dependencia que tenia el Departamento
del Cobre respecto del Banco Central de Chile, expres6 que el primer0 era
“un organismo autcinomo, pues prevaleci6 el criterio del Ejecutivo expresado
en el veto”.
La Ley NO 11.828 determin6 como principales facultades del Departamento
del Cobre reciCn creado, las siguientes:
a) Intervenir en el comercio internacional del cobre, con el objeto de man-
tener y ampliar 10s mercados del cobre chileno y evitar o contrarrestar cual-
quiera acci6n que tienda a controlar o restringir unilateralmente sus mercados;
b) Investigar, tanto en el pais como en el extranjero, las materias relacionadas
con la producci6n y venta de cobre; c) Fiscalizar y establecer las condiciones
relativas a la produccih y comercio del cabre, y d) Informar a 10s poderes p6-
blicos sobre las materias seiialadas en 10s puntos anteriores.
Las facultades anteriores fueron concedidas en forma amplisima, permitien-
do a1 Departamento aplicarlas en la forma que estimare necesario o convenien-
te para el ejercicio de sus funciones y pudiendo, para este efecto, ejecutar todos
82
10s ,I( tos y fcelebrar todos 10s contratos necesarios a1 cumplimiento direct0 o
~ I tlicha
I actividad, con perjuicio grave para Chile, el reglamento de esta ley
~)~csciibiA que toda misicin o comisi6n designada o encargada por el Gobierno
tlc Chile para representarlo ante organizaciones, reuniones, conferencias inter-
I L K ionales, econbmicas o comerciales, o para el estudio de Tratados Internacio-
n.ilec de Comercio, cuyos acuerdos o estipulaciones pudieran afectar las condi-
I ione5 del comercio internacional del cobre, deberia estar integrado por un
I I ~ I I ~ I Vencargada
I de adoptar resoluciones que pudiesen afectar a nuestra in-
t l u \ t i ia cuprifera, deberia proceder en tales materia previo informe de dicho
D c p i tamento.
Gracias a estas normas se pudo comenzar a estriicturar debidamente una
~)oliticacuprifera y Csta n o se vi0 interferida por resoluciones administrativas
iiitonwltas que la afectasen.
Durante este periodo y a fin de iomentar las invcrsiones extranjeras en el
piis, comenzci a estructurarse una legislacibn especial a fin de favorecer a estas
ultimas. No obstante que el primer texto legal que hace referencia a este tema,
lo cncontramos en la Ley NQ 7.747 (1943), que en su articulo 17 facultaba a1
I'tcsidente de la Repitblica para que otorgase a las nuevas empresas chilenas,
( u \ o objetivo fuera producir o exportar cobre, fierro o acero utiliiando mine-
I .ilcu nacionales, ciertos beneficios tributarios, el primer cuerpo legal orgknico
wbie el particular estk contenido en el D!F.L. NO 437 (1954) que creS un
( omit6 del Inversionista Extranjero encargado de conocer y resolver las solici-
r d e \ de capitalistas extranjeros que desearen acogerse a 10s beneficios de esta
Icgislncibn de excepci6nl.
Con posterioridad, el D.F.L. NQ 258 (1960) estableci6 un nuevo Estatuto
tlcl Iniersionista Extranjero. En electo, en su articulo 14 se seiiala expresa-
iiieiite que a las Empresas del Cobre sometidas a la Ley NQ 11.828, que en el
Iiituro se establecieran en el pais y que realizaran aportes de capital destinados
IJ evplotacibn de nuews yacimientos mineros, podria concedkrseles una o
I I I ~de la5 franquicias establecidas por este Estatuto, ademks de tener la ga-
tsiiiti'i de invariabilidad de la tasa del 50% de tributaci6n.
83
CONSIDERACIONES
GENERALES SOBRE EL PERIODO
La Ley No 11.828 signific6 para las empresas extranjeras del cobre innumerables
beneficios que les fueron concedidos a fin de dar estabilidad a esta industria
e incentivar u n aumento sustancial de la producci6n mediante nuevas invei-
siones, a partir de lo que se denomin6 cifra bisica de produccihn de cad'i
yacimien to.
Sin embargo, para la fijaci6n de 10s beneficios tributarios se consign6 con10
producci6n base de las empresas el 95% del promedio de produccicin de lar
mismas durante 10s afios 1949-1953 inclusive, y n o la capacidad instalada que
tenian las compafiias a1 momento de entrar en vigencia la nueva ley. Este
hecho gravit6 seriamente en contra de nuestros intereses, porque, precisamente,
el periodo elegido para determinar la cifra de producci6n bLsica correspondib
a1 de 10s menores volumenes de producci6n logrados en 10s ultimos 20 ailos
anteriores a la ley. Asi, la cifra de producci6n bbica determinada para In
Braden fue de 136.842 T.M , en circunstancias de que su capacidad efectiva
de producci6n bordeaba las 170.000 T.M. (Para las tres empresas se determinti
como cifra bisica de pmducci6n 333.353 T.M. cifra bastante inferior a In
capacidad instalada real de las minas, ascendente a 4190.000 T.M. en 1955).
Lo seiialaclo anteriormente explica que 10s beneficios tributarios conceclidos
a las empresas del cobre n o redundaron en aumentos de producci6n derivadoa
directamente de nuevas inversiones, las que en el fondo no se hicieron; y, si
hub0 aumentos de producci6n, ello se debe bisicamente a que las empresas
comenzaron a utilizar realmente la capacidad instalada con que Icontaban.
Paralelamente, 10s ingresos de Chile por tributos u otros conceptos dismi-
nuyeron porcentualmente. Asi, en el quinquenio 1950-1954 se produjeron
alrededor de 1.1755.000 T.M. y la tributaci6n fue de us$ 340.500.000; y en el
quinquenio 1956-1960, la producci6n fue de (2Q66.000 T.M. tributindose
us$ 434.426.000. Es decir, en este segundo quinquenio se extrajeron del pais
500.000 'T M mAs de cobre que en el quinquenio anterior, per0 con u n bene-
ficio para Chile de s610 us$ 94.000.000 (esta ultima cifra representa s610 un
24% del precio de exportaci6n de esas 500.0.00 T.M. a u n precio de 35 centavos
de d6lar la libra). Ademis, durante este periodo xumentaron las cifras de
valores no retornados por las empresas del cobre. En efecto, durante el quin-
quenio 1955-1959 10s valores no retornados excedieron en us$ 176.000.000 a 10s
del quinquenio anterior, de lo que se deduce que la inversi6n total realizada
durante el quinquenio analizado (s610 us$ 139.000.000) no constituy6 ning6n
sacrificio o esfuerzo para las empresas del cobre.
Este grave perjuicio para 10s intereses de Chile, se debe a que la legislacih
consagrada por la Ley No 111.828, mantuvo el vicio de poner el acento sabre el
aspect0 meramente fiscal del problema, preocupindose s610 del volumen de
las exportaciones, dejando en el olvido el problema cambiario y financier0 a1
que interesa primordialmente la recuperaci6n del valor exportado, esto es el
monto de las divisas que el pais percibe por las ventas de sus productos.
Por esta raz6n durante este periodo mmenz6 a formarse conciencia de la
importancia que revestia el problema del retorno de las empresas del cobre
y de la necesidad de innovar en esta materia, que era causa de u n empobreci.
miento continuado de Chile.
Con respecto a 10s niveles de produccih de cobre, la producci6n chilena que
habia bajado de u n 22% de la producci6n mundial en 1945, a s610 u n 9% en
1955, aument6 en u n 26% con respecto a1 decenio anterior. Sin embargo, este
84
~ulnentode produccibn, a pesar de 10s sacrificios del Estado chileno, fue infi-
tiin comparado con el alcanzado en otros paises que duplicaron o triplicaron
Ilcmos visto que 10s esfuerzos hechos hasta este periodo para conciliar 10s inte-
I C nacionales
~ con 10s intereses de las empresas extranjeras del cobre habian
t ccultado infructuosos. En realidad, este prop6sito era absolutamente imposi-
hlc de alcanzar bajo 10s conceptos e n que operaba en ese entonces la inversi6n
c \ t t anjera.
Ln efecto, dicha inversi6n se orientaba normalmente hacia actividades pri-
m i i n 5 (mineria, agricultura) constituyendo u n sector absolutamente aislado
dc' la economia nativa. Por otra parte, las exigencias que planteaba esta inver-
Lo seiialado esth lejos de ser una critica a esa forma de operar; por el
contrario, dicho actuar es el que mnvenia a 10s intereses de esos inversionistas
I .I 10s de su metrbpoli y seria absurdo esperar de rapitales que se mueven
,Piledo preguntarles, cuintos de nosotros podriamos comprar una casa a1 contado, sin
II I 11 1t.m bancarios, incluso siendo profesionales relativamente bien pagados? Dicha situacibn
I \I~III.L miichos afios de intensos sacrificios y ahorros y probablemente muchos de nosotros
iriidiinn FLI propia casa a1 final de su vida, si la tienen. Debido a 10s crkditos existentes, sin
~iiiliiip,podemos hacer dicha compra a1 principio de nuestras carreras, y por mucho que
i i m t l c q r a d e pagar intereses bancarios, de todas maneras es un trato conveniente, ya que
85
Es por eso que 10s innumerables beneficios tributarios y de otra indole
concedidos a las empresas extranjeras del cobre por la Ley NO 11.828 y por
el Estatuto del Inversionista (D.F.L. NO 258/61), no surtieron 10s efectos que
de ellos se esperaban sin0 ‘que en el fondo tan sb10 originaron mayores utili-
dades a1 capital externo; es que &os, bajo la concepcibn de dichas normas
legales, siguieron siendo islas en nuestro territorio, sin integrarse a nuestra
economia. En tal sentido, n o sirvieron para fomentar industrias nacionales que
nos incorporaran a la nueva tecnologia ni promovieron inversiones anexas o
paralelas; esto, porque todo lo relativo a1 progreso y desarrollo de la industria
cuprifera sigui6 dependiendo de decisiones y conveniencias absolutamente aje-
nas a nuestro devenir e inter&.
Lo anterior, que no era sino el reflejo de lo que tambiCn sucedia en otras
partes, produjo en el mundo a comienzos de la dCcada del 60, la crisis de las
inversiones en el “Tercer Mundo” y se inici6 una verdadera revoluci6n que
tom6 variatlos rumbos, la mayoria de 10s cuales culmin6 en drhsticas nacionali-
zaciones. Es que, bajo 10s esquemas sefialados, la inversi6n extranjera, no obstan-
te ser indispensable para 10s paies pobres, result6 absolutamente incompatible
con el sentir y la libertad econbmica de estos pueblos no impulsando el desa-
rrollo econ6mico de 10s mismos. Por el contrario, constituyendo esas inversiones
verdaderas “islas privilegiadas”, alteraban negativamente toda su estructura
econ6mica.
Pero, no todas las voces que se almron como consccuencia de ese estado tlt
cosas, fueron cargadas por el espiritu revanchista o por el extremismo. Se
abri6 paso tambikn la moderaci6n que busc6 equilibrnr 10s intereses nacionales
y 10s del capital extranjero. Nacib asi la idea de fornar sociedades de compo-
sici6n mixta, en que se asociaba el capital privado extranjero con el Estado
en que pensaba radicarse, aportando este ultimo una parte de la inversidn y
la fuente de materia prima respectiva.
hace el suefio una realidad y 10s pagos mensnales son comparables o incluso inferiores que
10s pagos niensuales por una casa arrendada”.
“La situaci6n de 10s paises subdesarrollados es la misma. Estos paiscs no tienen capital
suficicntc para desarrollar sus recursos y construir sus propias industrias. Ellos obtiencn
apenas lo suficiente para la vida e incluso n o disponen del dincro snficientc para tales
infraestructuras bisicas como educaci6n, salud, caminos, comunicacioncs, etc. La 6nica for-
ma de salir del subdesarrollo es aumcntando la capacidad productiva a traves de inver-
sioncs importadas. De otra manera, demoraria siglos el alcanzar niveles accptables a travts
de sus propios medios intcrnos. Asi el asunto de la necesidad de las inversiones extranjeras
cs un hecho obvio. La cnica pregunta es c6mo debe producirse esta inversi6n y bajo qui.
condicioncs. Esta es probablemente la medula dcl problcma”.
“Las tempranas pricticas de nacionalizacih en MCxico y Brasil fueron severas y rcstric-
tivas, pero no de inspiraci6n marxista. Las actitudes del Presidente Cirdenas, d e Mbico, y
del Presidente Getulio Vargas, en Rrasil, fueron furiosamcnte nacionalistas y dristicas en
s u aplicaci6n. Ellas dieron la muy deseada independencia econ6mica a cstos paises, pero
asimismo dificultaron su desarrollo econ6mico, y ebcntualmente debieron ser revisadas. Hay
dia, un equilibrio aparente entre la inversi6n extranjera y el inter& nacioual se ha logrado
en estos paises que fueron 10s verdaderos pioneros del nacionalismo econdjmico en AmCrica
latina.
“NACIONALISMO ECONOMICQ Y LA LIBRE EMPRESA”.
Conferencia Henry Krumb 1972 por Alexander Sutulov.
1,os convenios del cobre del afio 1964 y la llamada “chilenizaci6n” del cobre
111cinspirada bajo esta 6ltima concepci6n.
1 1 c s ~rollo
i de estas activiclades. Esto es, en tCrminos generales, el objeto pri-
iilort1i;il del articulo 10 del proyecto, el cual se hace aplicable, en cuanto co-
iic\ponda, a la Empresa Nacional de Mineria, a fin de poder coordinar debi-
il.tiiicnte la funcibn de ambas instituciones”.
“ E m disposicih permite realizar una eEectiva politica de ayuda a la pe-
cliicila y mediana minerias nacionales y colocarlas en un plano de igualdad con
lo\ Imeficios de que hasta ahora ha gozado la gran mineria y ha sido insis-
I, ti/t,rtimte solicatada por 10s mineros”.
“Potlri observarse que, en dicho articulo 10 se ContempIan ademPs, otras
Il1y)osiciones que tienen por objeto facultar a1 Departamento del Cobre para
87
actuar en representacihn del Estado en las sociedades mixtas, que mis adelante
se analizan, y para que en este tip0 de actividades pueda gozar, como repre-
sentante del inter& phblico, de exenciones tributarias especiales en 10s actos
de derecho privado que deba ejecutar. Finalmente, se contempla una facultad
especial de celebrar acuerdos y establecer organizaciones conjuntas con 10s
productores sujetas a normas especiales, para la realizaci6n del comercio de:
cobre, las cuales sin perjuicio de las facultades de fiscalizaci6n del Departa-
mento, deberin regir por todo el tiempo de vigencia de 10s sistemas de fran-
quicias y garantias que se otorguen asegurando asi a1 Estado una adecuadd
intewenci6n comercial en 10s casos en que n o prospere su asociaci6n directa
con las empresas productoras”.
El mensaje, respecto de este punto seiial6 ademis que:
“Se hace extensiva la acci6n del Departamento no s610 a1 cobre, sino tam-
b i h a 10s metales llamados generalmente “no ferrosos”. Estos son, ademis
de 10s metales preciosos y raros, asociados con el cobre mis comhnmente en
10s yacimientos mineros, el estafio, el cinc, el plomo, el aluminio, el niquel y
el magnesio. Todos estos metales por sus condiciones mineral6gicas y meta-
lhrgicas, dan origen a las inversiones mineras y a una tecnologia semejante o
comparable en magnitud y en exigencias mineras e industriales”.
b) Reactualizacidn de la legislacidn cuprifera. El segundo objetivo del pro-
yecto era el de reactualizar y coordinar en u n solo estatuto la legislacidn ac-
tualmente aplicable a las inversiones nacionales y extranjeras en nuestra mi-
neria.
c) Sociedades Wixtas. El tercer objetivo era la creaci6n de sociedades mix-
tas, estableciendo un rkgimen especial aplicable a aquellas sociedades en que
el Estado chileno, por medio del Departamento del Cobre o de otros organis-
mos o empresas estatales, fueren socios en a lo menos u n 25% del capital, sea
para la exploraci6n o explotaci6n de yacimientos cupriferos o de metales no
ferrosos.
Dada la brevedad de este estudio, escapa a su contenido el anilisis del in-
tenso debate parlamentario que se promovi6 y en el cual las distintas tesis
politicas hicieron valer las observaciones que les merecia el proyecto. En todo
caso, de dicho debate salieron sustanciales modificaciones, que no por ello
alteraron 10s basamentos ya sefialados del proyectol.
En enero de 1966, se promulgb la Ley NQ 16.425 que contenia la nueva le-
gislaci6n sobre el particular. Es de seiialar que esta ley n o derog6 la Ley
NQ 11.828, salvo en lo incompatible, por lo que se facult6 a1 Presidente de la
Rephblica para fijar el texto rdundido y definitivo de ambos cuerpos legales.
Por tal motivo, en el Diario Oficial de 15 de mayo de 1967, se public6 la
Ley NQ 16.624, que refundi6 el texto de las Leyes N.os 11.828 y 16.425.
89
explotaci6n de yacimientos mineros, o el beneficio, concentraci6n, fundici6n o
refinaci6n de productos mineros.
Se estableci6 tambiPn, u n rkgimen linico en virtud del cual 10s beneficios
ya seiialados podian ser aplicables a 10s establecimientos o faenas existentes o
en ejecucidn, de empresas ya constituidas o establecidas en el pais, cuando
se cnmpliese con todos o algunos de ciertos requisitos especiales, como un
aumento sustancial de la capacidad de produccitin. Si se trataba de empresx
con una produlccibn superior a las 75.000 T.M., s610 procedia el beneficio
Luando el aumento de la capacidad instalada fuere no inferior a1 30%; y en el
cas0 de construccibn de plantas de concentracibn, beneficios, fundkitin o refi-
nerias complementarias de otras existentes, cuando se aumentare la respectiva
capacidad instalada en no menos de un 50y0.
Se determin6 ademhs, una serie de garantias de n o aplicaci6n de nuevac
tributaciones, grav5menes o cargas de carhcter discriminatorio y la garantid
de invariabilidacl de determinadas normas legales especialmente establecidac.
Se otorgG tambiCn, la garantia del dereclio a vender las divisas provenientec
cle las exportaciones, a1 tipo de cambio vigente para t l resto de 10s exportado-
res, sin poder aplicar un tipo de cambio discriminatorio.
LA “CHILENIWCI~N”
‘ K I pro,qrama de inversiones tenia como meta aumentar la producci6n a 500 mil tone-
I h ~ l h \ 11;rtia 1972 de las Empresas de .4naconda,
incrementando tambitn la capacidad de
I ( fiii;i(iOii ;I 400 mil toneladas anuales.
‘I’w a los reiterados esfuerzos de 10s negociadores chilenos, Anaconda se neg6 a ceder
ik
ILIIII~ Ins derechos de sns subsidiarias en Chile y sblo acept6 discutir y llevar adelante
i i t i p1;iti (IC invcrsiones.
rliiiiiti~;itiietite,Sociedad Minera Andina se constiinyb con nil capital de 18 millones
111. ~lhl:iIcs,de 10s cnales el 75% correspondia a Cerro Corporation Co. y el 25% a1 Go-
1iii.ii i o tk Chile, sicndo la inversibn programada de 89 millones de dblares. Posteriormente
\<’ ilitrc.tiicnk5 el capital a 21 millones de dblares, aumentando la participacibn de Chile
.I i t t i .‘KI”;> y la inversibn programada se elevb a 156 inillones de dblares, que se obtenian
i i w ~ l i ; i i i t r crkditos del Eximbank, Sumitomo, Cerro Corporation y CODELCO. La produccibn
‘ \ Atlril.;inic In tliscasi6n clc la Ley del Nnevo Trato (1955) sc‘ critic61 que la cifra bisica de
91
3. Cia. Minera Exdtica S. A . Se le aplic6 una tasa de un 15y0 sobre las
rentas imponibles y sobre 10s dividendos a1 exterior una tasa del 30%. Ademis
de la tributacibn, el Estado chileno obtenia su participaci6n como socio. La
Sociedad Minera Andina qued6 sujeta a u n sistema tributario similar.
4. Sociedad Minera El Teniente (ex Braden Copper Co.). Esta Compaiiia
qued6 gravada con una tasa de 20% sobre su renta imponible y u n impuesto
adicional de 30y0 sobre 10s dividendos de Kennecott (por el 49% de sus accio
nes) que se retirasen del pais. Lo anterior daba una tributaci6n del 31,76%
(20yoimpuesto a la renta; 11,76% adicional) mPs 40,8070 como participaci6n
k a l , correspondiente a1 51 del 80% que restaba, deducido el impuesto a la
rental, 2,3, 4, 5 .
En generaI, todos 10s convenios antes referidos fueron aparejados por todo
tip0 de franquicias, liberaciones y garantias tributarias, a fin de promover
una efectiva inversi6n con el objeto de Iograr una mayor produccibnl.
Con ocasi6n de la negociaci6n de 10s convenios mencionados, sucedi6 algo
similar a lo ocurrido en 19515con la legislaci6n del Nuevo Trato: nuevamente
se produjo UTI alza en la cotizaci6n del cobre en el mercado internacional. Esto
motiv6 que 10s resultados financieros de 10s convenios fuesen absolutamente
diversos a 10s programados. En efecto, 10s negociadores chilenos habian partido
de la base de que el cobre chileno se iba a vender cn 10s ados siguientes a1
precio proinedio de 29,50 centavos de d6lar la libra, que era el precio de 10s
tres ados precedentes. Pero, incluso durante la tramitaci6n del Proyecto de Ley
el precio ya alcanzaba 10s 38 centavos de d6lar la libra (precio de productores
chilenos) y en la Bolsa de Metales d e Londres se empinaba a 10s 60 centavos
por libra, llegando a 80 centavos (en Londres) . Cuando el Congreso despach6
prodncci6n para calcular la sobretasa era excesitamente baja. No obstante esto, diez aAos
despuCs se mantuvo la misma cifra bisica.
De aqui que prgcticamente n o se aplicara esta sobretasa (en 1968 la empresa t m o una
tasa media total de 5 7 % ) .
'.Es decir, considerando la participacidn fiscal en su calidad de socio mayoritario, Chile
percibia en total un 72,56% de las utilidades.
2No se ha considerado como participaci6n fiscal el 5% de aporte a la Corporacibn de
la Vivienda (art. 23 de la Ley NQ 16.624), porque debia imputarse a lo invertido en construc-
ciones habitacionales.
SEl impuesto de Bienes Rakes de Zoj, sobre el valor de 10s inmuebla podia ser deducido
por las empresas del monto correspondiente a impuesto a la Renta ( N Q 1 del art. 20 de
la Ley NQ 15.564).
4A fin de fomentar la refinacih en el pais (arts. 134 y 135 de la Ley NQ 15.575) se esta-
bleci6 un impuesto de 2 centavos de d6lar por cada libra de metal de cobre exportado sin
refinar y aplicable, en general, a toda barra de cobre que n o tuviera el grado de pureza
del cobre electrolitico o del refinado a fuego.
habia pago de Royalties ni derechos de internacih por maquinarias, repuestos y
otros elementos destinados a las minas, plantas d e beneficios, fundiciones, etc. (art. 10 de
la Ley NQ 16.624).
T o d a s estas garantias y derechos, asi como Ins obligaciones que implicaban, estgn con.
tenidos en 10s llamados Decretos de Inversi6n que fueron dictados separadamente para cada
empresa (Decreto NQ 1.699 de 9 de diciembrc de 1966, en el que se autoriza a Compafiia
Minera Andina S. A. a hacer una inversibn de us$ 89.000.000; Decreto NQ 1.170, de 23 de
diciembre de 1966, por el que se autoriz6 a Andes Copper Mining Co. un aporte de capital
de US$ 10.304.000; Decreto No 1.771 de 23 d e diciembre de 1966, por el que se autoriz6 a
Chile Exploration Co. un aporte de capital de us$ 99.107.000; Decreto NQ 215, de 13 de
febrero de 1967, por el que se autoriz6 a Compafiia Minera Exbtica S. A. para hacer una
inversi6n de capital de us$ 38.000.000; Decreto NQ 516 de IQ de marzo de 1967, por el
que se autoriz6 a Sociedad Minera El Teniente S. A. para hacer un aporte de capital de
us$ 230.241.000).
92
( I pto)ecto en enero de 1966, Chile estaba eEectuando sus ventas a 42 centavos
(Ic tltilar la libra). El fuerte aumento en la cotizaci6n del cobre llev6 a1 Go-
bierno a elevar el precio de venta a 62 centavos en abril de 1966 y a 70 centavos
cI 15 de julio, para finalmente empezar a mtizarlo a1 promedio de las cotiza-
(tones vendedor contado y futuro de la Bolsa de Metales de Londres, desde el
1,;' (le agosto del mismo afio.
Lo anterior, unido a las rebajas tributarias y dem;is beneficios otorgados por
105 conienios, deriv6 en u n extraordinario incremento en 10s ingresos de las
c'tiipt esas extranjeras del cobre. En efecto, las utilidadcs liquidas de kndes Cop-
per LIining Co., subiemn de 3.270.000 d6lares en 1965 a 25 millones de dblares
('11 1968, las de Chile Exploration Co. aumentaron de 32 millones en 1965 a
74.000.000 en 1968; y la Braden Copper Co., con solamente un 4991, de 10s
tlcicchos en El Teniente, elev6 sus beneficios de 8.500.000 ddlares en 1965
J !!i millones en 1968 y a 35 millones de d6lares en 1969. Las utilidades liquidas
Con todo, la mantenci6n de 10s altos precios del cobre y el hecho cierto y
nhjetivo de las inmensas utilidades obtenidas por el capital extranjero, muy
])or encima del limite plausible de u n mAs que magnifico negocio, llev6 a1
Gobierno a plantear la necesidad de que tuviese el Estado de Chile una mayor
'En 1968, discutikndose un proyecto de reajuste de remuneraciones, se present6 la in-
dicnci6n de rcservar a1 Estado todas las sumas que se obtuvieran por la venta de nuestro
toliic a mAs de 40 centavos de ddlar la libra.
T n abiil dc 1969 se reabrid el debate de la nacionalizacidn con motivo de una denuncia
p~tlmentaria de que la Anaconda, a1 travks de su Compaiiia Sud Americana Xxploradora
(IC Minas S. A., habria efectuado manifestaciones mineras que lo convertian en dueiio de
lor inmemos salares de Atacama y Tara (Antofagasta) . Las pertenencias abarcaban una
wprtficie de 397.500 his. y eran riquisimas en sales potdsicas que por Ley NQ 6.482 (1940)
rtnlinn reservadas a1 Estado. En virtud de estas manifestaciones la Anaconda habria violado
itti acuerdo con el Estado de conipartir con Cste sus descubrimientos y exploraciones. Esta
drnuncia que tuvo muchas reacciones, reabri6 el debate sobre la expropiacibn (nacionali-
I.ici6n) de las subsidiarias de la Anaconda en Chile y fue el antecedente mds importante
de la nacionalizacibn pactada que veremos mis adelante.
93
participacih en 10s altos precios del cobre. Para ello, se iniciaron negoci,irll
nes directas con la Anaconda, Ilegindose a acuerdo el 25 de junio de 1969, o
el sentido de que Chile adquiria mediante compra el 51% de las acciones (11
Chile Exploration Co. (mineral de Chuquicamata) Andes Copper Co. (ill
n e r d de El Salvador) . Este convenio se denomiNn6 "nacionalizacih pactntli
y en 61 se incluy6 u n acuerdo de sobreprecio, en forma de dividendo acumuli
tivo y preferente a favor de Chile y que contemplaba u n beneficio adicinni
por cada centavo que el precio promedio por libra excediese de 40 centam
de d6larl.
El precio de compra del 51% de las acciones de esas empresas fue calcul'itlk
sobre la base de sus valores de libro, actualizados a1 31 de diciembre de 1!1N
llegindose a las siguientes cifras: por Chuquicamata !48.094.000 d6lares y pol
El Salvador 34.091.970 d6lares. Estas sumas debian pagarse en 24 cuotas seiiir\
trales iguales, con u n 6% de inter& anual libre de lmpuestos sobre el saltk
insoluto a la fecha de cada pago. La deuda se document6 en pagarCs extentlitlo\
a la orden de Chile Exploration Co. y Andes Copper Co., respectivamente, (0'1
vencimiento el priinero de ellos a1 30 de junio de 19702.
El adquirente de dichas acciones fue la Corporazih del Cobre, constiill
yCndose sendas sociedades mixtas (Cia. de Cobre Chuquicamata, S. A. y Sori(
dad Minera El Salvador, S. A.) que empezaron a operar el 19 de enero de 19Y
aunque Chile particip6 del 51% de las utilidades a partir del 10 de septiembit
de 1969, mediante dividendos preferidos en favor de la Corporacih del Cobi~
y distribuidos en 10s cuatro primeros meses de 1970.
Por otra parte y a partir del 31 de diciembre de 1972, la Anaconda v
comprometia vender el 49y0 restanle de las acciones de las compafiias I
CODELCO~, siempre que se hubiese dado aviso de la compra con seis mese5 (It
anticipacibn y se pagare el 60% del saldo insoluto de la adquisicih del 51',
de las acciones antes reEeridas.
En estas negociaciones se convino que el valor de cstas 6Itimas acciones s(
calcularia multiplicando la utilidad anual promedio obtenida por dicho 49",
en cada empresa, desde el 10 de enero de 1970 hasta la fecha de la venta, 1x11
un factor variable entre 8 y 6, seg6n la lecha en que se ejecutare este dereclio
La adquisici6n del 49y0 debia hacerse obligatoriamente a mis tardar en 1982
y 5u pago se efectuaria semestralmente en u n plazo de 12 aiios que comeii
7aria desde la fecha de vencimiento de la ultima cuota adeudada del saltlo (IC
precio del 51Y0 de las acciones.
La administracicin de las nuevas sociedades qued6 a cargo de directorin!
en 10s que tenia mayoria la Corporacih del Cobre. Se convino, adem&, 1111
rontrato de asesoria en virtud del cual Chile Exploration CO. y Andes C o p p
Co., aportarian sus conocimientos y tecnologias en iodos 10s campos admini\
trativos y operacionales de las nuevas empresas, incluyendo la operaci6n de lo\
yacimientos, de sus establecimientos, faenas y servicios anexos.
El sistema tributario a que estaban sometidas las empresas de la Anarontlci
con anterioridad a estos acuerdos no sufri6, en el hecho, de variaciones; coil
todo, fue necesario hacer 10s ajustes del cas0 a fin de idaptar el rCgimen tribu.
tario a la nueva realidad.
lEii octubre de 1969 se anuncid que se habia alcanzado igual acuerdo de sobrepierlo
con la Kennecott.
*E1 ultimo pagar6 vencia el 31 de diciembre de 1981.
Torporacidn del Cobre.
94
( it\\11)1 KACIONES GENERALES SOBRE IEL PlERiODo
\ line5 de 1964, Estados Unidos tenia 25.000 soldadgs en Vietnam, 10s cuales
'i,thkiti aumentado a 550.000 hombres en 1965, intemificindose la escalada de
1,1 :iie!-ra.Este confli'cto trajo aparejado un considerable incremento en el
1 lliiriiiiio de cobre, y el alza de 10s precios que ello significaba # h econtrarrestada
~~~~itti~iir;iI cuyos efectos est,An alcanzando hasta boy? y en virtud del cual 10s
i \ f i n de contcner 10s precios de las materias primas durante el primer semestre de
1'1; I . d Cobicrno estadounidense vendi6 virtualmentc la totalidad de sus reservas de cobre
I .tllttitiiiio y muchos otros "stockpile" fueron reducidos dristicamente.
'En r l hltiino trimestre de 1965 se produjo un serio conflict0 en 10s minerales chilenos
iNii(' \ignific6 una menor producci6n de 65.000 T.M. A comienzos de 1966, n n nuevo paro
, I I (,I i i i i i i r r a l El Tenientc signific6 la pPrdida d e 57.000 T.M. A ello se agregan otros paros en
/.iiiilri;i y Congo en 1966, y en 1967 una huelga masiva en 10s minerales norteamericanos que
~~,ii:ili/O Ins 9/10 de s u prodncci6n y 10s 2/3 de su capacidad de refinacidn durante 8 meses
, t ~ i \ itii;t pi.rdida de produccibn primaria de 860.000 T.M.
h i Ic.;ilitlad scilo hoy el len6meno se esti manifestando con toda su fuerza.
I,w ;ilto~precios actuales del petr6leo s610 son una cara de la crisis que comprende a
iiill,l, I;IS niaterias primas en mayor o menor medida. En 1900, se produjeron 470.000 tone-
I . I ~ I . I ~ (IC' rohre en todo el mundo; en 19i0, esa cifra aumentb a 6.683.000 toneladas, a las
II;I\ qw agregar 1.?00.000 toneladas de cobre secundario refinado y 2.100.000 toneladas
11,) (1I:ir;irra. Sc estima que el consumo de cobre proyectado para el afio 2.000 se elevarii a
:;,-moon toneladas en circunstancias de que las reservas mundiales no comnnistas de cobre
WIII r r cstiman en 237.000.0008 de toneladas. Sin embargo para satisfacer ese futuro consu-
11111 i i i t sc r d n hacicndo las inversiones necesarias que permitan semejante produccibn.
\\i, niicntras las necesidades de productos minerales crecen a un promedio annal de 4 a
irlolil;intlose cada 14 6 17 afios) no se estin haciendo inversiones en prospeccibn minera,
iiirillo y prodncci6n capaz de enfrentar a esa demanda, lo que produce el desequilibrio
~ I I I C $I' cvitlencia en 10s altos precios. Dicho cuadro se ha agudizado o tcnido su causa en
1 h coiiflicros entre las empresas o consorcios de las grandes naciones industriales y 10s
Iuiw pol)rcs en que tenian asentados sus capitales para la obtenci6n de materias primas,
1'1 ~i~tic~itlcn;indosc sncesivas nacionalizaciones o expropiaciones que han frenado nueras in-
~ui~icitic'io las han canalizado liacia lugares miis seguros, pero con fuentes m i s escasas o
!,I~III.F tlc materias primas. Esto, junto al hecho de que las armas, no son tan ficiles de
' tiipl~~~ir (por el peligro nuclear) para cautelar hegemonias econbmicas, rompi6 el esquema
7 1 ) i l i i v 'ic asentaba el poderio politico, econ6mico y militar de las grandes naciones indns-
IIIJII.\:"espansih de 10s mercados para sus produceos manufacturados y libre flujo de
111 ilt,ii:i< primas baratas" (Ver A. Sutulov, Minerales in World Affairs, Salt Lake City,
I i1ih. In?!). Para hacer frente a esa situaci6n, las potencias industriales occidentales y sus
' i t t p ~ w i ' i s6lo tienen un camino: asociarse con 10s gobiernos d e 10s paises pobres constitu-
\wide roiiipailias multinacionales en las que primaran conceptos insospechados hace veinte
I
Iiuevos niveles de precios fueron sustancialmente mbs altos que 10s que r i p ~
afios. Esto, indudablemente, sera muy car0 para las grandes potencias (la inflaci6n qiic
hoy las aflige lo est& demostrando) per0 seri la fuente del progreso del resto de la hutlii
nidad con un solo peligro, cuyo solo enunciado es parad6jico: las riquezas del mar. 111
efecto, cuando Chile, Ecuador y per^ plantearon en 1952 la tesis sobre soberania marititill
de las 200 millas, quizis no se imaginaron que iniciaban una cruzada de la que dependei
la riqueza de 10s paises pobres. No exageramos, porque en el mar encontrarAn las nacioiir
industrializadas las reservas minerales y energkticas que escasean en 10s continentes Y (1
10s derechos de 10s paises pobres no se asientan tambikn en su mar, perderin indefectible
mente 10s beneficios qne la planteada encrucijada ya les est& dando. Por esto, no es (lc
extrafiar el fracas0 de la Conferencia sobre Derecho del Mar (Naciones Unidas) de 1W
y las dificultades con que se enfrent6 la IIIa Conferencia (1974) en Caracas y en clontl~
LE.UU. y la URSS hicieron causa com6n.
IYa hemos visto que incluso durante la tramitaci6n del Proyecto de Ley que ratificah
10s convenios se produjo una sustancial modificacidn de 10s precios.
96
$1) irtl,itles Mineras Mixtas, con participacibn estatal, 1 edujo considerablem-nte
I I iii,ignitud de las canticlades no retornadas.
( o n todo, podemos decir que el saldo del period0 es positivo y refleja u n
IIOI,I~)~C xance en la toma de posiciones de nuestro pais en su principal riqueza.
I II r9te punto, no podemos olvidar que s610 10 afios antes (legislacibn del
\ I I C \ O Trato) pricticamente Chile no tenia ingerent-ia alguna en el manejo
\ tlc\cii\olvimiento de las empresas cuprileras de la Gran Mineria, ni su auto-
( I i l i i x i h del cobre.
1 j por eso que conviene, para una adecuada perspectiva y un justo anilisis,
t w l o t , i i cada uno de 10s pasos que fue dando Chile en s t a materia, sin apartarse
(lr lo\ niitecedentes que permitieron o posibilitaron darlos. Est0 nos permite
I l i t ct I‘II tambih la celeridad con que se produjeron ciertos acontecimientos
tl,itlcio tlespertar de 10s pueblos del Tercer Mundo. Los acontecimientos de las
I I i~~ ( 1 ~ 1que 5 siguieron a esa conflagracibn asi lo confirman.
Y 1‘1 historia de Chile en estos 6ltimos 20 aiios son t a m b i h reflejo de lo
1 i i i \ i i i o . Leer, analizar y estudiar lo que sucedia antes de esos afios en nuestra
11 I( itin; considerar 10s alcances de nuestras relaciones con las potencias indus-
I iiitin en las relaciones entre 10s pueblos y en ccimo tras cada bandera de kstos
t > 1.1 configurando una personalidad que antes n o existia, por lo menos en
I I I \ iiclta5 bajo el seiiuelo ideoldgico del marxismo o con 10s hltimos visos de u n
\:i(yucrnos que cl predominio econ6mico y tbcnico mnndial est5 en juego tras 10s basti-
~‘IIII\ (IC la lucha politica e ideol6gica por conquistar el Tercer Mundo. En esta lucha, cl
I i i \ i \ i i i o . h.ibil prestidigitador de conceptos, se apropi6 del nacionalismo, pasando a em-
1)11 i i l o (otiio un arma mAs en contra del “imperialismo yanqui” y en contra de la “explotaci6n
11 1 1 itne1~16n extranjera”. El garlito est5 en el imperialismo r u w y en que tra? el pase d e
111 I I I I I \ tins encontramos con otro imperialismo peor. Sin embargo, de lo anterior ha resul-
1 1 1 1 1 1 poi siinple depuraci6n hist6rica y toma de conciencia de 10s pueblos acerca de sus
‘I I I C ~ la , exacta configuracih del real alcance del concept0 de nacionalismo, y seglia
Asi, la visita a Chile del Presidente de Zambia, sefior Kaunda, en noviembic
de 1966, super6 el Ambito de lo protocolar y signific6 un paso inmenso. Tmto
es asi, que es el antecedente inmediato de CIPEC (Consejo Intergubernamentcil
de Paises Exportadores de Cobre), organismo internxional con sede en PAIP
y a1 cual pertenecen Chile, Per6, Zambia y el Congo y cuya creaci6n 10 encoii
tramos en la Conferencia de Lusaka, capital de Zambia, realizada en junio tli
1967, y en la que se estudiaron 10s problemas relaC*ionados coil el m e i c h
internacional del cobre y se acord6 la creaci6n de dicha organizacibn consult^\^^
intergubernamental.
Por otra parte, durante el periodo se efectuaron inversiones globales en tl
sector superiores a 10s 600 millones de dblares, sin considerar 10s planer tic
expansi6n y fomento a la mediana y pequeiia mineriis del cobre.
En el plano tebrim, dichas inversiones debieron haber permilido que 11
producci6n de cobre chileno alcanzase a 1.200.000 toneladas en 1972 y que en
tapacidad instalada de relinacih y funtlicihn se supeiara, en la misma Cpoc,~
el mill6n de toneladas.
Sin embargo, 10s acontecimientos posteriores que desembocaron en la e y
riencia marxista chileinla, segcn veremos mAs adelante, imposibilitaron el potlei
determinar en forma fehaciente el resultado real de dicho plan de expansitin,
dado que cn la prAlctica las cifras proyectadas estuvieron muy lejos de alcm
zarse; asi la producci6n total de la Gran Mineria del Cobre, inchyendo a lo!
nueuos yacimientos de Andina y Exdtica, fue durante 1972 de s610 592.611
toneladas mrhricas.
Durante este periodo, a las inversiones electuadas en la Gran Mineria, ha\
que agregar 10s planes de expansi6n y fomento a la Mediana y Pequefia M i -
nerias y cuyas derivaciones a corto plazo fueron extraordinarias. Efectivamente
a modo de ejemplo, la compra de productos mineros (no s610 cobre) aumento
de 399.516 toneladas en 1964, a 1.238.005 en 1969; el tratamiento en las plantas \
fundiciones de la Empresa Nacional de Minerial aument6 de 325.562 tonelxh
el cual, Cste ya n o se queda en 10s simples valores patrios, sino que tambikn compreiitle
10s intereses econ6micos. Llegamos, en consecuencia, a1 nacionalismo econ6mico que poiir
el inter& nacional por sobre toda consideraci6n ideoldgica, politica, sentimental o Ctica.
ILa industria min'era nacional se agrupa en 3 vitales: Gran Mineria (cuyo anilisis abar-
ca bisicamente el presente estudio) y la Mediana y Pequeiia Minerias. Estos grupos se en-
cuentran definidos fundamentalmente por el volumen de producci6n de las empresas qiic
10s intcgran y por el regimen tributario a que estin afectos. Ya hemos visto que las em-
presas de la Gran Mineria son aquellas que producen en el pais cobre blister, refinatlo
a fuego o electrolitico en cantidades n o inferiores a las 75.000 T.M.anuales. La Mediann
y Pequeiia Minerias agrupan a1 resto de las explotaciones mineras cupriferas del pais.
Respecto a csta bltima, 'el Decreto Supremo NQ 56, del Ministerio de Mineria, de 23 tlc
mayo d e 1967, defini6 lo que se entiende por PequeAa Mineria, diciendo que es la acti-
vidad productora q u e se realiza en minas o plantas de beneficio de minerales, cuyos ducilric
Sean personas naturales o sociedades mineras, siempre que el capital pactado en su estatiitci
social no sea superior a $0 sueldos vitales anuales ( E O 13.350.000 equivalentes a us$ 15.53025
en agosto de 1974) y n o Sean sociedades a n h i m a s . Las empresas d e la PequeAa Minerii
se encuentran regidas por una legislaci6n especial contenida en la Ley NQ 10.270, de I%2.
Por su parte, la Mediana Mineria no se encuentra definida por la Ley, per0 por eli.
minaci6n de 10s dos conceptos anterioies podemos decir quc es aquella actividad miner:i
desarrollada por sociedades a n h i m a s cualquiera sea su capital, o por sociedades no a n h i -
mas cuyos capitales excedan d e 70 sueldos vitales anuales per0 cuya producci6n (tratindosr
de cobre) no sobrepase las 75.000 T.M.anuales de cobre blister, refinado a fuego o clec.
trolitico.
El organismo estatal de fomento a la pequeiia mineria es principalmente la Empres:i
98
1711 I964 :I 1.271.744 en 1969 y 10s crkditos a pequeiios y medianos mineros
.tliliientaron de us$ 1.107.372 en 1964 a us$ 2.193.683 en 1969. Durante el perio-
[Io sc realizaron obras de envergadura tales como la Refineria Electrolitica de
\'ciitanas, las Plantas de Cabildo, Manuel Antonio Matta y las de lixiviaci6n de
1';tItnl y Osvaldo Martinez, ademis de la Fibrica de ilcido Sulf6rico de Paipote
\ LIS nmpliaciones de Illapel y Domeyko.
Q U I N T 0 P E R I O D 0 (1970-1973)
\,iiioti:il de Mineria, crcada e n virtud del D.F.L. Ng 153 de 1960 (modificado por Ley
\ ' Ili.8-10) que fusion6 la Caja de CrCdito y Fomento Minero con la Empresa Nacional de
Iliti~li(ioiies. En menor medida, contribuye tambikn a1 fomento de este sector de la econo-
iiii,i I:I Corporacibn de Fomento de la Produccibn (Leyes N.os 6.334 y 6640) que destina
i:~iouini:itlarnenteel 6% de su presupuesto a esta actividad.
1.;1 mineria nacional del cobre, que alcanz6 cifras de producci6n tan altas a nivel
miitilli:il dillante el siglo pasado, se paralogizb a fines del mismo. Esto coincidib con el
y~t:itiiictito de 10s minerales de alta ley, no siendo capaz en cse entonces de asumir el
11, ufio qttc implicaba la incorporacibn de nuevas tCcnicas que permitiesen la explotaci6n
? ( . lo( inmensos yacimientos de baja ley.
99
Chile 10s cauces normales y desembocado en la extrema demagogia que impedici
tocla cordura y diilogo sereno. En verdad, s610 existh una carrera entre quie
nes ofrecian mAs exigiendo menos trafbajo o esfuer70. E indudablemente la l l a ~ e
migica que iba a permitir desarrollar a1 pais a corto plazo y con el mennt
sacrificio era la expropiaci6n de las empresas extranjeras del cobre. Aqui esta1i.i
el “ibrete Sksamo” maravilloso que posibilitaba prometer cualquier cosa. AI-
canzada la Presidencia por la Unidad Popular, se instaur6 en el poder uii<i
verdadera vorAgine politico-demag6gica que redujo rod0 a afiches IlamatiTos,
a clichks que regalaban ilusiones y consignas de asambleas o slogans simp1ist;i)
La principal consigna era la inmediata nacionalizacicin del cobre, a fin (le
obtener “auestra Segunda Independencia Naciona1”l.
Por otra parte, la verdadera conmoci6n interna y externa que caus6 la asiiii
ci6n a1 poder del nuevo Gobierno chileno llev6 a que el Gobierno de Estadm
Unidos, convencido de que ya no podria plantear id deEensa de 10s interew
de las empresas norteamericanas a nivel publico nacional o en el Parlamento
chileno, tratase de buscar u n arreglo direct0 con el nuevo Gobierno. En tal
sentido, el embajador norteamericano, seiior Edward Korry, incluso lleg6 2
concretar u n acuerdo con el Gobierno respecto de la Cerro Corporation (Mine1.I
Andina) , que recibiria 56 millones de d6lares por sus instalaciones. Adeinh,
en cuanto a 10s intereses de Anaconda y Kennecott, la misma embajada en
iiombre del Gobierno de EE.UU. hizo ofertas extraordinariamente generosas \
convenientes2.
Esas ventajosas ofertas h e r o n desechadas por la Unidad Popular, mAs qiic
todo por la oposici6n que despert6 en su sen0 la posibilidad de nuevos come.
nios con las empresas cupriferas. Es que, en ese momento tan crucial para la
Unidacl Popular &a se encontr6 cazada por w s propios slogans. Poryue
si antes habia expresado en todos 10s tonos la vergiienza que implicaban 10s
anteriores convenios con las empresas norteamericanias haciendo de la expropia-
ci6n sin indemnizacidn de las mismas la principal plataforma electoral, mal
podia, a meses de haber asumido el Gobierno, celebrar otros convenios que
significasen pagos indemnizatorios a diJchas compaiiias, aunque kstos fuesen
insignificantes y meramente nominales3.
lEsa Gltima frase da lnces acerca del proceso que vivi6 Chile en ese entonces clado
que aquilata una fuerte dosis de ingenuidad. Porque pretender -en pleno siglo xx- qiic
habiamos obtenido una independencia por el solo hecho de expropiar unas empresas igno
rando la dependencia tecnolbgica, comercial, financiera y econirmica que subsistia respecto
de la misma nacibn de que nos habiamos “liberado”, es ignorar que la Gnica posibilidatl
de desarrollo radica precisamente en la interrelacibn de 10s pueblos por sobre fronterar
ideol6gicas frente a la realidad ineludible de una humanidad integrada y de naciones intei
dependientes pero soberanas.
2Las ofertas del gobierno norteamericano a Allende son las mAs ventajosas que haw
hecho jamas Estados Unidos a pais latinoamericano alguno y significaban afianzar defiiii
tivamente a1 gobierno marxista chileno. Incluso, 10s documentos de pago (bonos rescatahler
a 25 aiios) iban a ser respaldados por el propia gobierno de EE.UU. hasta el monto de siis
seguros, por lo que se hacian de inmediato negociables para las empresas norteamericanac
nacionalizadas. Obviamente, y, aunque fuera regalando 1as empresas a un valor meramente
nominal, EE.UU. buscaba impedir que se llevara a efecto una expropiacibn sin indemnl-
zacibn, por el funesto precedente que se asentaria a nivel internacional y que a la 1arg.t
afectaria a sus intereses en otras naciones que podrian seguir el ejemplo.
‘La frase del embajador norteamericano Edward Korry a Salvador Allcnde -“le esto\
ofreciendo una revolucibn en comodidad y paz con todo el mundo”- citada por Robeit
Moss en su extraordinario libro “Chile’s Marxist Experiment”, tienc mucho contenido
efectivamente era esa la gran oportunidad del gobierno marxista porque le permitia hacercr
100
1’01 todo lo antes indicado, el 21 de diciembre de 1970, el Gobierno dio a
pais y pus0 su firma en el Proyecto sobre Nacionalizaci6n de la Gran
t o ~ l o t e ia1
\iIncii‘1 del Cobre, que fue planteado como una reforma de la Constituci6n
I’oliiica del Estado y remitido como tal a1 Congeso Nacional. Y, el 11 de julio
tlc 1971, esto es, menos de 7 meses despuhs de remitido el Proyecto a1 Parla-
rnento, 6ste aprob6 la enmienda constitucional de la Nacionalizaci6n del Cobre,
(011 i n u y pocas modificaciones a1 texto propuesto por el Ejecutivo, como Ley
\” li.450. En realidad, el enrarecido ambiente politico existente, casi no per-
iiiiri0 un debate serio de lo que estaba en juego, dado que toda oposici6n era
iI)l,i~txlamediante orquestadas campaiias infamantes.
Dlcha ley modific6 el articulo 10, NQ 10 de la Constituci6n Politica, que
t \i,ihlecia las garantias constitucionales a1 derecho de propiedad. En su nuevo
l’c 1.1 industria del cobre sin ning6n conflicto, financiando con ello la revolucibn interna
ilttc propirgnaba. Ademis, era la 6nica forma de mantener la productividad de la Gran
\Iiiicria del Cobre a1 no producirse solucibn de continuidad en su desarrollo tecnolbgico.
Pcro Wende, no obstante su cargo, como qued6 demostrado hasta la saciedad, no tenia
tiii\nrey atribuciones que las de un simple portavoz de 10s partidos de la UP, dado que
1 1 i t . i nhtener la canclidatura a la Presidencia de estos y como exigencia del Partido Cornu-
[ iiiipntias infamantes.
101
1
a1 31 de diciembre de 1970, descontindose las revalorizaciones hechas con pos-
terioridad a1 31 de diciembre de 1964;
b) No habria lugar a indemnizaci6n por 10s dereclios sobre 10s yacimiento\
mineros, 10s que debian ser inscritos sin otro trimite a nombre del Estado;
c) Debia descontarse de la indemnizaci6n el valor de 10s bienes recibiclm
en condiciones deficientes de aprovechamiento o sin sus derechos, servicios,
titulos, planos, etc., y
d) Se facultaba a1 Presidente de la Republica para disponer que a1 calculai
la indemnizaci6n se deduciera el todo Q parte de las rentabilidades excesivas
que las empresas nacionalizadas hubieren devengado anualmente a partir (le
la vigencia de la Ley NO 11.828 (del Nuevo Trato de 1955), considerando
la rentabilidad normal que kstas hubieran obtenido en el conjunto de sug
operaciones.
Se estableci6, ademis, un Tribunal Especial encargado de conocer las apel'i-
ciones de 10s interesados a la resoluci6n que dictare e! Contralor General de 1'1
Republica fijando el monto de la indemnizaci6n. Este Tribunal debia apreciai
la prueba en mnciencia y fallar conforme a derecho en unica instancia y sin
ulterior recurso.
La misma ley determin6 tambien que 10s socios o accionistas de las empresas
nacionalizadas no tendrian otros derechos que hacer d e r que el de percihii
la cuota o parte propmcional que les correspondiera dentro de la indemniza-
ci6n que recibieren las respectivas empresas.
Finalmente, se estableci6 que el capital de las empresas nacionalizadas pasaba
a1 domini0 de la Corporaci6n del Cobre y de la Empresa Nacional de Mineria
en la proporci6n que fijare el Presidente de la Repliblica mediante Decreto
Supremo. En consecuencia, estas instituciones eran las unicas socias de las
empresas nacionalizadas, siendo las sociedades asi integradas las continuadoras
legales de aqukllas. En concordancia con lo anteriormente expuesto, con fecha
7 de julio de 1973, se dictb el D.F.L. NO 1 que determin6 el Estatuto de las
Empresas Nacionalizadas y en virtud del cual el capital de &as pas6 a perte-
nacer en u n 95% a la Corporacih del Cobre y en u n 5% a E N ~ M I .En este
Estatuto se crearon 10s Consejos de Administraci6n correspondientes en lav
distintas empresas y se constituyeron &stas bajo la forma de Sociedades Colec-
tivas del Estado, regidas por las normas del derecho com6n en lo compatible
con las disposiciones de la Ley NO 17.450 y las del Estatuto.
A1 respecto resulta interesante anotar, por razones que veremos mis adelante,
que no obstante que la concepci6n politica que inlspiraba estas medidas era mar-
xista, se conserv6 el esquema juridic0 de empresas privadas que tenian las
empresas nacionalizadas, a1 sefialarse expresamente que kstas eran sociedadev
colectivas regidas por el derecho comlin.
Con fecha 28 de septiembre de 1971, Allende dict6 el Decreto Supremo
NO 92, ordenaindo que se dedujeran las siguientes cantidades por concept0 de
rentabilidades excesivas devengadas por cada empresa nacionalizada a partir
del 5 de mayo de 1955 y hasta el 31 de diciembre de 1970:
Para estos electos se consider6 rentabilidacl excesiva toda suma que hubiere
sobrepasado una utilidad neta anual del 10% de sus rcspectivos valores librou.
102
Intlutlablemente que con tales descuentos las empresas aacionalizadas per-
tlim to& posibilidad de indemnizaci6n efectiva, toda vez que 10s montos
iii.i\imos posibles de indemnizadn, conforme a las normas sobre nacionaliza-
titin, jamis iban a permitir fijar sumas que superasen aqukllas.
,\si, por Resoluci6n NQ 29, de 11 de octubre de 1971, el Contralor General
tlc In Rep6blica determinb que el monto de las indemnizaciones que debia
li,iqnrse a las empresas nacionalizadas era el siguiente:
Ts decir, salvo las dos filtimas empresas que prhcticamente no habian opera-
(lo con anterioridad a la nacionalizacibn, el monto de la indemnizaci6n a
~ r ~ ~ nquedaba
ise reducido a cero por las deducciones derivadas de las llamadaq
2 innnrias excesivas.
lcta situaci6n llev6 a las empresas a plantear sobre la base de 10s PagarCs
itrptndos por el Gobiernio de Chile en 10s convenios sobre chilenizaci6n y en
I I 1inrionzli7acibn pactada, sendas demandas, fundamentalmente ante la Corte
tlr Distrito de Estados Unidos para el Distrito Sur de Nueva York, la que
tlrcietci 10s priineros embargos contra Chile (esto sin perjuicio de las acciones
j)r.ilinentes ante el Tribunal Especial del Cobre).
iiilni itlntl ante 10s trabajadores, siendo objeto de ataques politicos que genera-
l ~ iinn / In indisciplina; bajo supuesto sabotaje se encarcel6 a tecnicos de Chu-
cjiiirnmnta, lo que ocasion6 conflictos generalizados en las empresas que culmi-
11 t i m i (on la expulsi6n politica de muchos de ellos: se inici6 el kxodo de Chile
'17 p i ofesionales y tCcnicos chilenos que fueron reemplazados por activistas
t m l it icor; 10s esquemas de decisiones expeditas y rdpidas fueron reemplazados
103
por otros burocrhtilcos y enervantes; se acentu6 el soplonaje y la delacihn;
comenzaron a formarse milicias armadas financiadas con fondos de las empre.
sas; la destrucci6n de maquinarias y de equipos de una empresa se subsanah
desmantelando a otra; llegaron cientos de sovidticos con la evidente misi6n de
hacerse del acervo tecnol6gico existente en las empresas y para lo cual tuvieioii
todo tipo de facilidades; la solwci6n de 10s problemas cada vez mis se apaitti
de consideraciones tkcnicas; se adquirieron vehiculos, maquinarias y equipoi
sovidticos o de otros paises de su brbita, 10s que pronto fueron chatarra inutil
por su mala calidad; las protestas de 10s trabajadores comenzaron poco a poco
a acentuarse hasta culminar en serios conflictos laborales que fueron reprimi-
dos por la fuerza; el icaos administrativo, financier0 y laboral se generalizti
desbordanclo todo limite. . .
Y por supuesto, la producci6n bajb a limites increibles, mientras 10s aumen-
tos en 10s costos superaban toda previsi6n. De tal manera que, no obstante
que recikn se habian helcho inversiones que superaban 10s us$ 700.000.000 pai I
aumentar sustancialmente la producci6n y poner en marcha 10s dos nueio5
yacimientos de Andina y Exbtica, las proyecciones de producci6n del Gobieino
para 1971 fueron disminuyendo a medida que se comprobaban 10s resultadoi
de la nueva administracibn.
Asi en diciembre de 1970, para el cilculo del presupuesto de la Naci6n paia
el abo siguiente se proyectaron 821.000 T.M. dadas las naeras inversionec
En abril de 1971, en el Plan 1971 elaborado por la Oficina de Planificacihii
Nacional la cifra bajb a 720.000 1-M y en el mensaje presidencial de main
de 1971, a1 Congreso Nacional, s610 se alcanzaban las 6‘75.000 T.M.
Para colmo, la producci6n efectiva de Chulquicamata, El Teniente y El Sal-
vador, que durante 1970 habia sido de 533.000 T.M. alcanz6 sblo a 483.000 TN
durante 19711. Es decir, si durante 1971, no hubiesen entrado en funcionamien.
to la Ex6tica con 35.000 T.M. y Andina con 53.000 T.M. el colapso hubie5e
sido insostenible por las entregas comprometidas en 10s mercados externos?.
Si a lo anterior agregamos que por ejemplo en el cas0 de El Teniente, tlc
us$ 167.680.000 de utilidades liquidas durante 1969 (de 10s cuales correspon-
dieron a Chile en impuestos y utilidades u9$ 137.000.000) y de us$ 114.900.000
de utilidades durante 1970 (correspondiendo us$ 94.100.000 a Chile) se picti
a us$ 18.399.240,50 EN PERDIDAS durante 19714-5, tenemos un cuadro claro i
objetivo de lo que estaba sucediendo realmente en las empresas del cobre“
Fue la hora de las realidades.
AtrLs habian quedado 10s slogans y las frases de asamblea.
Ahora s6lo existia el desastre palpable y a la vista. En u n pais clesarliculado.
diviclido y destruido.
l-aCifras oficiales de la Corporaci6n del Cobrc.
Xifras oficiales de la Corporaci6n del Cobre.
lCifra reconocida oficialmente por el vicepresidente ejecutipo d e la sociedad de ese at
tonces en un cuadro de ganancias y perdidas presentado a la Junta Permanentc de Conci
liaci6n para la Gran Mineria.
“sto llevb a Orlando %en[, presidente de la Asociaci6n de Industriales Metal6rgicos It
decir en su discurso ante la Junta Anual que a 10s pocos meses de sentar EL PxINcIPIo de la5
UTILIDADES EXCESIVAS de la Gran Mineria del Cobre sc cierra el ejercicio con pCrdidas en I1
Teniente, y perder plata con Sewell y en s610 mcses representa una hazaiia tkcnica qiic Id
historia tendri que justipreciar debidamente porque es casi &pica.
OLa situaci6n deficitaria de El Teniente lleg6 a tales extreinos que para suq gmtos d r
operacidn, requiri6 durante este aiio dc crkditos a corto plazo del Banco Cential por i n i ~
de us$ 43.000.000.
SC Iiabia dicho que todos 10s males del pais devenian de las fabulosas ganan-
1 de las empresas extranjeras; se habia diclio que nacionalizando el cobre
I 15
I I\ iiiiiiensas utilidades de esas compafiias incrementarian 10s ingresos de Chile
\ ello podrian construirse fibricas, escuelas, caminos, aerbdromos, puertos,
(on
~)iiciites,iepresas y adquirirse maquinarias y bienes de capital y levantarse
( cii[r<ileT hidroel&ctricas, plantas, edificios, etc., es decir todo un futuro pro-
1111\01 IO.
(Iiile w habia perdido la juridicidadl. Ademis todos 10s gremios laborales del
l ) i f \ piiali/aban exigiendo la renuncia de Allende y el Congreso Nacional 5e
( . O \ W ~ R ~ O N EGENIEIRALES
S
\Iieiitlas 10s comunistas chilenos expulsaban bajo toclo tipo de epitetos a1 ca-
l ) i [ ; i l extranjero, establecido en nuestras empresas del cobre, 10s sovikticos
I \io (F, \ a no sGlo no existia un estado de derecho sino que tambii-n se habian perdido
111, ~ ~ i l o qiie
i ~ \ lo conforman.
( 1111 po\tcrioridad se encontraron (incluido en la Caja Fnertc de Allende) documcntos
qiit ~ l . i t i menta detallada de este sangriento Plan 2.
105
resultaba evidente el papel que debia asumir el Estado €rente a ella. Pein
est0 debia hacerse considerando innumerables factores que no podian dejaiw
de lado.
En tal sentido era necesario mantener el orden adininistrativo y operacion,il
de las empresas, asi como las asesorias tecnol6gicas y ]as lineas crediticias, que
posibilitasen nuevas inversiones, manteniendose una continuidad comercinl,
financiera y tecnica.
Sin embargo, con ingenuidad se ignor6 que la “nacianalizaci6n s610 nacio-
naliza 10s muros de la usina: no se expropian el saber tecnico ni la capacidad
de invenci6n”l. En cambio se pretend% que por el solo hecho de la naciona-
lizacih, Chile aseguraba su porvenir y adquiria las llaves de SII progreso. POI
ese solo hecho se crey6 que “ya eramos independientes” no considerando
nuestra dependencia tecnol6gica que obligaba a la cautela poi“ simple ra76n
de elemental superviviencia; se ignor6 que s610 en la medida que el caudal ttc
nico, financier0 y cientifico siguiera vertikndose en nuestras empresas, &as
podrian mantener sus niveles de producci6n y costos clentro de limites acep
tables y competitivos2. Es decir, antes de cualquier paso debian haberse cote-
jado 10s riesgos y dificultades, tomando en cuenta las necesarias repercusione,
; E O rompiendo con 10s conductos tecnol6gicos ni con las asesorias indispen
sables. E n cambio, lo hecho constituy6 “la reacci6n tipica de subdesarrollndo
” que no ve la naturaleza del problema.. . el Estado confunde la presa coil la
” sonibra. Porque lo que cuenta hoy en dia, n o son para una empresa ni 105
”miiros ni las msquinas, sin0 10s elementos inmaterides (que no se naciona-
”!i7an) esto es, la corriente de creaci6n continua y decisiva que brota de la
” cara matriz”3.
Nada de eso se sconsider6. Y s610 cuando devino el desastre, comenzaron al-
gurios de 10s hombres del gobierno (comienzos del afio 1973) a reconocer la
conveniencia de las olertas del embajador norteamericano Korry de que ),I
hemos hablado. Asi, se reiniciaron las conversaciones en Washington, peio
&as no pudieron ser concretadas por el gobierno por razones politicas inter-
nas: hubiera sido necesario una nueva reforma constitucional que permitiese
nuevos convenios, lo que implicaba para el gobierrio desdecirse de todo lo
que habia dicho antes. Es decir, el marxismo se encontr6 en u n callej6n sin
salida y las fuerzas politicas gobernantes quedaron colocadas cada vez m6s a
merced de fuerzas que no podian controlar y que se les escapaban de sm
manos. Cada vez m i s eran meros objetos de vendavaies nacidos de 10s propio?
vientos sembrados con inconsciencia.
Finalmente un hecho curioso: a1 conservar 10s marxistas la estructura juri-
dica de las empresas del cobre nacionalizadas, 0, por lo menos no alterar
sustancialmente sus esquemas presupuestarios y operxionales de einpresas pri-
I“El dcsafio americano”. De J. J. Servan-Schreiber.
‘Vivimos una Cpoca marcada por el signo del desarrollo tecnol6gico. El elemento motor
que dinamiza el mundo de hoy y que abre las increibles perspectivas de avance y bienestar
que se vislumbran, esti constituido por u n elemento inmaterial: la innovaci6n tecnol6gica
Y esta surge de 10s nuevos cjes de poder constituidos por 10s ccntros de investigacibn Er
la era en que el capital cede su primacia a1 saber rientifico; cs el tiempo en que las idcnr
valen m i s que las maquinarias y son 10s dias en que el hombre no se barta a si mismo paia
enfrentar la revoluci6n que todo esto significa y necesita apoyarse en 10s nervios de metal
de 10s ordenadoies (mientras la cibernktica le acerca adn mhs cl futuro) : son 10s prirneros
lustros (asi se miden hoy 10s siglos) del gran cambio que significarh el que el homhic,
motivado por el imperativo cientifico, deba romper sus fronteras limitantes, para adcntrarre
de lleno en una acci6n comdn.
qJ. J. Seiran-Sclireibcr, Ob. cit.
106
1 lcinc (5ociedades colectivas del Estado regidas por el derecho com6n) , se posi-
lltlltti que el dafio fuera menor. Est0 resulta curioso dado que dicha estruc-
I I I I J no se compadecia con la politica inarxista aplicada. A1 parecer, bien se
III( ton cuenta lo peligroso que era destruir esos esquemas juridicos sometiendo
I 1.15 cmpresas del cobre a un esquema centralizado rigido, o vulnerando la
cliic Iiirbo que afrontar. Es que, en el fondo, s610 habia habido ineEicientes
i t l i i i tnistradores y falta de direccih tecnica adecuada. Pero, lo fundamental, la
1111 p i $ .
SEXTO PERIOD0
i’:tiiil)ii.n10s alemanes orientales se habian alzado, pero nada pudieron las pie-
111 ;I\ contra 10s tanques sovikticos en Berlin; tambikn 10s hfingaros vitorearon la
!Ilic.rrntl durante unas horas, pero la locura franco-inglesa en Suez permitih a 10s
II I 1,arrer
~ sin escrfipulos la heroica resistencia de Budapest; tambiCn 10s
! t u o h x o s respiraron “su primavera” y Praga fue pisoteada bajo la mirads
107
Andina alcanL6 a 644.373 T M con un aumento de un CUARENTA Y US POR
CIENTO sobre la producci6n lograda por este sector en el mismo periodo ante.
riorl. Y, en lo que va corrido de este aiio (siete primeros meses) el aumento
de produccicin en relaci6n a1 iqual periodo anterior es de un 46y0 (437.000 'Ill
contra 299.000 T M . Para esto, incluso st? superaron 10s programas de prodnc-
ci6n en u n 4,574,) 2.
Ademis, y consideran{do que en 10s tiltimos tres afios no se habian elec
tuado inversiones de capital en la Gran Mineria del Cobre, se pus0 en
tica de inmediato un plan de inversiones de emergencia para 1974, financiado
exclusivamente con recursos internos, por mi, de us$ 193.000.000 y como p11
mera parte de u n programa de largo aliento que contempla a continuacih
otras inversiones por US$ 231.000.000.
Ahora bien, ic6mo se pudo lograr en tan poco tiempo estos resultado\;
$6mo del caos y la anarquia, se pas6 de inmediato a espectaculares aumentor
de produccihn no obstante la ialta de recursos y el desmantelamiento sicte-
mdtico de las empresas en 10s tres afios anteriores? Tres son las causas funda-
mentales que posibilitaron tan extraordinario vuelco. La primera, ya la hemop
adelantado: la estructura operacional y financiera de las empresas no f i r
modificada en lo sustancial, con lo que bast6 imponer nuevamente criteria!
t6cnicos en la conduccih de las mismas para recuperar y mejorar 10s ante
riores ritmos de trabajo y efectividad. Las otras, podemos sintetizarlas: a) Un
magnifico equipo tCcnico, netamente chileno, de antigua formaci6n en las
empresas, tom6 el mando en CODELCO y en las empresas, no escatimando e\.
luer7os y realizando una labor improba, y b) la paz social -que volvi6 a
Chile como mentis mis rotundo a las campafias con que el marxismo ter,'w e r s n
lo sucedido en el pais- posibilit6 u n esfuerzo laboral extraordinario. Precisa-
mente, 10s trabajadores, que sufrieron en carne propia la pkrdida de sus dere.
chos sindicales, la persecuci6n politica y la sistemitica eliminaci6n de todo
tipo de beneficios e incentivos bajo el marxismo (lo que 10s llev6 a iniciai
una accicin de resistencia que eulmin6 con un fuerte contingente de ellos atrin.
cherados en 10s jardines del Congreso Nacional y 10s patios de la Universidad
Catblica), fueron 10s primeros en apoyar a1 nuevo gobierno. No es una frase.
Ahi estin las cifras. Y si a6n Cstas no bastan, ahi estdn las empresas. Cualqniern
p e d e visilarlas y ver c6mo se trabaja ahora.
Ademds, en gran medicla se posibilit6 el incremento de la producci6n poi
la consolidaci6n en un solo Estatuto de todo el rkgimen salarial del Sector
Gran Mineria del Cobre. Esto se logr6 mediante la dictaci6n del Decreto
Ley No 346, de 4 de marzo de 1974, que seiial6 las normas bisicas que esta-
blecieron una politica racional de remuneraciones para todo el sector inte-
grado por la Corporacibn y las cinco grandes empresas. Desde fuera cuesta
darse cuenta de la inmensa importancia que tuvo esa medida, considerando
la anarquia que existia a1 respecto, lo engorroso del problema y la forma en
que incidia en la producci6n por depender de ello el contar con el elemento
tCcnico y laboral m5s adecuado en el sector.
NEGOCIACIONES
CON LAS EMPRESAS EXTRAN JERAS
Otro paso de importancia dado en estas materias, fueron las negociaciones di-
rectas entabladas por el Estado de Chile con las empresas extranjeras afectada
IEntre el l o de octuhre de 1972 y rl 31 da julio de 1973, se produ jeron 455.562 TM
en la Gran Mineria del Cobre. (Fuente: CODELCO).
2Fuentc: CODELCO.
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j l f ) ~ ];I narionalizaci6n de la Gran Mineria del Cobre. Ya adelantamos con
,~~iici~ioridxI, que en 1973 el propio gobierno de Allende tuvo que reco'nolcer
1.1 1icc.esitI;itl de alcanzar acuerdos en esta materi.a, para poner fin a 10s liti-
;io\ I)cii(lientes y a 10s numerosos embargos que en el extranjero paralizaban
!.I (oriiercializaci6n de nuestro cobre asi como las adquisiciones que requerian
1,1\ c'iiii)resas. Agreguemos a ello numerosas otras dificuitades, como la margi-
t i .I( i t i n de ciertos mercados tecnol6gicos, fundamentales para el adecuado des-
. a r i ( ~ l l ode nuestra industria cuprifera. Sin embargo -y como ya vikramos--
( I i ( Iiw gestiones no pudieron concretarse por razones de imagen politica in-
t~'ti1~i.
iliic, :I nombre del Estado de Chile, entablara conversaciones directas con las
~~t~ipt~es:is referidas a fin de alcanzar acuerdos sobre las materias pendientes.
1-1 primer acuerdo se alcanz6 con Cerro Corporation, propietaria, a la fecha
llr 1;i nacionalizaci6n del 707, de las acciones de Compaiiia Minera Andina
S, .I, El acuerdo fue refrendado mediante Decreto Supremo de Hacienda
S" X i , de 28 de febrero de 1974.
1-1 monto definitivo de la indemnizicibn correspondiente a Compafiia Mi-
I I ~ K I.\ndina, se cletermhxj en us$ 18.935.416', suma a la que se le dedujeron
I \C i1.971,IO por impuestos acleudados m5s reajustes y recargos, liegindose a1
trioiito liquitlo de us$ 18.862.4415,78,.
IMientras estaba en prensa este libro, mediante Contrato de Transaccih suscrito el 22 clc
octubre de 1974, aprobado por Decreto-ley NO 710, de 23 del mismo mes y aiio, se alcandi
acuerdo con la Kennecott Copper Corporation y Braclen Copper Company, por el cual pus0
tkrmino a todos 10s conflictos derivados de la nacionalizacibn de la Empresa El Teniente. En
virtud de esta transaccibn, el Zstado de Chile indemniz6 a Braden por su 49% en Societlatl
Minera Mixta El Teniente con la cantidad liquida de us$ 53.957.828 (por el 51% ya se IC
habian pagado us$ 80.000.000), niis us.$ 14.042.172 por un saldo de dividendos ordinaria
provisionales que se encontraban ya acordados y pendientes a1 19 de enero de 1971. En conse.
cuencia, el total que recibiri Braden, entre indemnizacih y dividendos pendientes llega a
us$ 68.000.000, con US$ 6.500.000 a1 contado (con cargo a 10s dividendos) y e1 saldo en
13 cuotas semestrales iguales con vencimiento a partir del 23 de abril de 1975 y hasta el 25 de
abril de 1984, con un interks del 6% anual neto, suscribikndose a1 efecto dos series de pagarCs
con el aval del Banco Central de Chile.
110
( :(lSSIDERACIONES GENERALES
i i i i e w o tlestino.
Poique nunca antes Chile estuvo mris solo; pero nLlnca antes h e mis libre,
i i i i s intlependiente, mis soberano.
I h t a ahora fuimos el flujo y reflujo de mil ideas e intereses, 10s mis de 10s
cii.ilcs no nos pertenecian. Todo lo midbamos hacia afuera. De aluera nos
\riiLt casi todo. Tanto, que ya eramos u n pueblo desarraigado de lo nacional
\ :I punto de perder nuestros valores culturales y espirituales mi5 profundos.
I odo eso es lo que requeria Chile para reencontrarse realmente con su voca-
i i ( m I i i d r i c a y si1 destino, a traves de la implantacih de u n a u t h t i c o nacio-
I I i l i w o econhmico, entendiendo como tal la doctrina que se fundamenta en
I II ninor o menor medida este fen6meno se esti dando en las otras naciones del mundo.
( ~ ~ \ ~ I \ R I M I con
o un diplomlitico africano, me dijo: ‘‘2Y estos que se regocijan revolchdose
1 I I ( I Iiniro, quieren seguir dirigikndonos?”.
111
un solo postulado: favorecer la mixima utilizaci6n de toclos 10s recursos de 1~
naci6n en el mejor inter& de la misma. Es decir, el inter& nacional y 10)
mayores beneficios econ6micos posibles, por sobre toda consideracibn politic;!,
filodfica y econOmica, constituyen la mixima y ~ n i c anorma de una doctrinn,
cuyo imico objetivo es el progreso de la n a c i h . Todo lo demis es accibn; toh
lo demis son normas pragmiticas conforme a las circunstancias, las conditione$,
posibilidades y mediosl.
Y resulta curioso sefialar que lo anterior, que pareciera ser tan simple J
perogrullesco y que ha sido aplicado por todas las caciones poderosas y pr6e
peras del mundo, Chile lo ohid6 desde fines del siglo pasado. Porque resulta
indudable que “el pais careci6 a partir de entonces, de politicas estratkgicas J
de objetivos nacionales”2.
Es la hora, en consecuencia, de fijarnos dichos objetivos determinando unci
estrategia. Para ello, en el colbre como en todas las materias, se requieren
ciertas pautas.
A1 respecto, en materia cuprifera, pueden sefialarse las siguientes pautas:
INV~ERSIONES
EXTRAN
JERAS
112
Fiente a esta nueva realidad que la fuerza de 10s hechos hace inamovible, sin
(ILK t d i e pueda pretender retrotraer las situaciones a itpocas pasadas, Chile
I I J ;ibierto sus puertas a la inversi6n extranjera mediante la dictaci6n de u n
1 +t,ituto ael Inversionista. Esto, e n el bien entendido de 10s postulados antes
wiialados y que podemos resumir asi: en Chile pueden hacerse muy buenos
iicqocios.. . siempre que para Chile tambikn Sean buenos negociosl.
Por ello, tambiCn se han determinado claras reglas del juego garantizindose
\ ( I fije7a en el tiempo y existe claridad en cuanto a la necesidad de respetar
‘El Estatuto del Inversionista fue establecido mediante Decreto Ley NQ 600, de 11 de
Iiilio de 1974, publicado en el Diario Oficial del dia 13 del mismo mes y afio.
autonomia. Testimonio de ello es la increible recuperacih de nuestra indus-
tria cuprifera inmediatamente desppuks de la experiencia marxistal.
FOMENTO
DE INDUSTRIA PARIALELA 0 ANEXA A LA CUPRiFERA
114
1 I I‘IITURO
l , 6 ~ ieservas
s de minerales de cobre de Chile son las m h grandes del mundo,
icyresentando un 21,501, del total mundial. Aim mi,, 10s nuevos descubrimien-
io\ y exploraciones seguramente elevarin dichas reservas a ,cera del 30y0 del
ior;il mundial. No obstante lo anterior, nuestra participacidn en la producci6n
tiiitntlial de cobre decay6 hasta significar s610 un 10,6y0 durante la Unidad
I’optlar.
I)e conservarse las tendencias actuales y a6n duplicando nuestra produccih
cv lo que resta del siglo, Chile Ilegaria a producir en el aiio 2.000 s610 el 7y0 de
1.1 pro(lucci6n mundial.
Por ello, la sola mantenci6n de nuestra posici6n relativa en cuanto a pro-
ilutritin cuprifera en el mercado mundial, nos obliga a aumentar nuestra capa-
( itl;itl instalada actual de 900.000 toneladas por aiio, con otras 1.400.000
ioiieladas mis, a un costo aproximado de 8 mil millones de d6lares.
Lo anterior sdlo para mantener nuestra posicidin relativa, porque una explo-
[.I( itin racional de nuestras riquezas cupriferas lconsecuente con nuestro porcen-
i.tjc (le reservas a nivel mundial, requeriria d e una inversi6n del orden de 10s
iii tnil millones de d6lares hasta fines de siglo.
Por lo seiialado, es imperativo para Chile el movilizar recursos financieros
z5ta irea, que es la 6nica que puede posibilitar el desarrollo nacional.
Los primeros pasos ya estPn dados. Con ellos construiremos nuestro futuro.
Y podremos decir: en nuestra hora m i s dificil estuvimos solos. En esa hora,
mlos nos infundimos valor, y con &e, y s610 con valor construimos &stas,
iiitestras horas mejores.
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