Historia de Los Derechos Humanos

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Historia de los derechos humanos

Antecedentes

En los Estados Unidos, la Constitución de Virginia de 1776 incluyó una declaración que


afirmaba la existencia de derechos inherentes las personas. En la Constitución de los
Estados Unidos, aprobada en 1787, se incluyeron varias garantías de la libertad individual.
En 1791, fueron aprobadas las diez primeras enmiendas a la Constitución, en las que sí se
enunciaban una serie de derechos.

Para la misma época, en Francia, durante revolución de 1789, se sancionó un documento


fundamental en la historia del respeto por la dignidad humana: la Declaración de los
Derechos del Hombre y del Ciudadano. Sus principios son una fuente de inspiración para
los instrumentos de derechos humanos promulgados posteriormente.

En el año 1945, al finalizar la Segunda Guerra Mundial, representantes de 50 países se


reunieron en la ciudad de San Francisco, en los Estados Unidos, y firmaron la Carta de las
Naciones Unidas, que dio origen a la Organización de las Naciones Unidas. En esta Carta,
las Naciones Unidas definen sus objetivos:

● preservar a las generaciones venideras del flagelo de la guerra,


● reafirmar la fe en los derechos fundamentales del hombre
● promover el progreso social y elevar el nivel de vida dentro de un concepto más
amplio de libertad.

Una de las primeras acciones de la Organización de las Naciones Unidas fue crear una
comisión para la redacción de una declaración de los derechos fundamentales. Concluido
el trabajo de esa comisión, el 10 de diciembre de 1948 se sancionó la Declaración
Universal de los Derechos Humanos.

En la Argentina, los primeros pasos para el reconocimiento de los derechos humanos se


remontan al Acta Capitular del 25 de mayo de 1810, que incluía algunos principios
destinados a garantizar la libertad de los individuos. Asimismo, durante los primeros
gobiernos patrios se sancionaron decretos (los del 23 de noviembre de 1811 y el 26 de
octubre de 1811) que garantizaban la seguridad individual y la libertad de imprenta.

Los antecedentes de la Constitución Nacional -el Estatuto de 1815, el Reglamento de


1817, las Constituciones de 1819 y de 1826- también tenían artículos y secciones
consagradas a los derechos individuales.

En cuanto a nuestra Constitución de 1853, en su primera parte -llamada dogmática-


establece los derechos y las garantías individuales. Durante la última reforma, en el año
1994, se incorporó un capítulo referido a nuevos derechos y garantías, además de
otorgarse jerarquía constitucional a una serie de tratados internacionales sobre derechos
humanos.
Declaración Universal de los Derechos Humanos

Esta Declaración fue adoptada y proclamada por la Asamblea General de las Naciones
Unidas el 10 de diciembre del año 1948. En la Argentina, desde el año 1994, posee
jerarquía constitucional, según lo establecido por el artículo 75, inciso 22 de la
Constitución Nacional.

En su Preámbulo se establece que la libertad, la justicia y la paz tienen como base el


reconocimiento de la dignidad y de los derechos iguales e inalienables de todos los seres
humanos. En los 30 artículos se establecen los derechos humanos esenciales que poseen
todas las personas.

Los primeros artículos establecen la universalidad de los derechos humanos:

● Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos.


● Todas las personas tienen todos los derechos y libertades que establece la
Declaración, sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión
política o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica,
nacimiento o cualquier otra condición.

Otros artículos se dedican a los derechos de las personas como miembros de


colectividades. Estas facultades se conocen como derechos civiles y políticos.

● Todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona.


● Nadie estará sometido a esclavitud ni a servidumbre.
● Ninguna persona será sometida a torturas ni a penas o tratos crueles, inhumanos o
degradantes.
● Todas las personas son iguales ante la ley.
● Todas las personas tienen derecho a igual protección de la ley.
● Todas las personas tienen el derecho de ser amparados por los tribunales
nacionales contra todo acto que viole sus derechos fundamentales, reconocidos
por la Constitución o por la ley.
● Nadie podrá ser arbitrariamente detenido, preso ni desterrado.
● Toda persona tiene el derecho a ser oída por un tribunal independiente e
imparcial, para determinar sus derechos y obligaciones, o para el examen de
cualquier acusación contra ella en materia penal.
● Toda persona acusada de haber cometido un delito tiene derecho a que se
presuma su inocencia, mientras no se pruebe su culpabilidad en un juicio público
en el que se le hayan asegurado todas las garantías necesarias para su defensa.
● Nadie será objeto de intromisiones arbitrarias en su vida privada, su familia, su
domicilio o su correspondencia, ni será atacada su honra o reputación; ante tales
situaciones todos tienen el derecho a ser protegidos por las leyes.
● Toda persona tiene derecho a circular libremente y a elegir su residencia en el
territorio de un Estado; también tendrá el derecho a salir de cualquier país, incluso
el propio, y a regresar a su país.
● En caso de persecución, toda persona tiene derecho a buscar asilo en cualquier
país.
● Toda persona tiene derecho a una nacionalidad y también el derecho a cambiar de
nacionalidad.
● Los hombres y las mujeres tienen el derecho a casarse y fundar una familia, sin
restricción alguna por motivos de raza, nacionalidad o religión.
● Toda persona tiene derecho a la propiedad, en forma individual o colectiva.
● Derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión.
● Derecho a la libertad de opinión y de expresión.
● Derecho a la libertad de reunión y de asociación pacíficas.
● Derecho a participar en el gobierno de su país, directamente o por medio de
representantes libremente elegidos.

En la Declaración también se establecen derechos sociales, económicos y culturales.

● Derecho a la seguridad social y a la satisfacción de los derechos económicos,


sociales y culturales que son indispensables para su dignidad y el libre desarrollo
de su personalidad.
● Derecho al trabajo, a condiciones equitativas y satisfactorias de trabajo, a la
protección contra el desempleo, a una remuneración equitativa y satisfactoria que
le asegure una existencia conforme a la dignidad humana.
● Derecho a fundar sindicatos para la defensa de sus intereses.
● Derecho a un nivel de vida adecuado, que implica alimentación, vestido, vivienda,
asistencia médica y servicios sociales; también el derecho a seguros de desempleo,
enfermedad, invalidez, viudez, vejez.
● La maternidad y la infancia tienen derecho a cuidados y asistencia especiales.
● Toda persona tiene derecho a la educación.
● Derecho a participar en la vida cultural de su comunidad, al disfrute de las artes y a
participar del progreso científico y sus beneficios.

Los artículos finales exponen los deberes que las personas tienen con respecto a su
comunidad y los límites de los derechos humanos:

● Toda persona tiene deberes respecto a la comunidad, ya que sólo en ella puede
desarrollar libre y plenamente su personalidad.
● Los derechos de las personas sólo serán limitados por la ley cuando se deba
asegurar el reconocimiento y el respeto de los derechos y libertades de los demás,
la moral, el orden público y el bienestar general en una sociedad democrática.
● Nada de lo establecido en la Declaración podrá ser interpretado en el sentido de
dar derechos al Estado, a un grupo o a una persona, para desarrollar actividades o
realizar actos que tiendan a la supresión de cualquiera de los derechos y libertades
proclamados.
Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre

En 1948, 21 naciones americanas del hemisferio sur suscribieron la Carta de la OEA, en la


que afirmaron su compromiso con los objetivos comunes y su respeto por la soberanía de
cada nación. Así quedó formada la Organización de Estados Americanos.

En esa reunión también adoptaron la Declaración Americana de los Derechos y Deberes


del Hombre, el primer documento de su clase. Como en el caso anterior, este documento
-desde el año 1994- posee jerarquía Constitucional en la República Argentina.

La Declaración consta de un Preámbulo y dos Capítulos: en el primero de ellos se


establecen los derechos y en el segundo los deberes que tienen las personas.

En el Preámbulo se expresa que los Derechos y los deberes se integran en toda actividad
social y política del hombre, y que también se deberá ejercer, mantener y estimular la
cultura, porque ella es la máxima expresión social e histórica del espíritu.

El Capítulo Primero, dedicado a los Derechos de las personas, reproduce lo establecido en


la Declaración Universal de los Derechos Humanos respecto de los derechos de
fundamentales de todos los seres humanos.

El Capítulo Segundo establece los siguientes deberes de las personas:

● Deberes ante la sociedad.


● Deberes para con los hijos y los padres.
● Deberes de instrucción.
● Deber de sufragio.
● Deber de obediencia a la ley.
● Deber de servir a la comunidad y a la nación.
● Deberes de asistencia y seguridad sociales.
● Deber de pagar impuestos.
● Deber de trabajar.
● Deber de abstenerse de actividades políticas en país extranjero.

En 1966 se firmaron el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, y el Pacto


Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, que reconocen que no
puede realizarse el ideal del ser humano libre a menos que se creen condiciones que
permitan a cada persona gozar de sus derechos económicos, sociales y culturales, tanto
como de sus derechos civiles y políticos. 

La Argentina los ratificó en 1986 -por ley 23.313- y les otorgó carácter constitucional en
1994.
Convención Americana sobre Derechos Humanos

La Convención Americana sobre Derechos Humanos fue suscripta en la ciudad de San


José de Costa Rica, el 22 de noviembre de 1969. Entró en vigor en el año 1978, fue
ratificada por la República Argentina en 1984, y desde 1994 posee jerarquía
constitucional, según lo establece el artículo 75, inciso 22 de la Constitución Nacional.

Para hacer efectivos los derechos establecidos en la Convención se crearon la Comisión


Interamericana de Derechos Humanos y la Corte Interamericana de Derechos Humanos.

La Comisión Interamericana de Derechos Humanos representa a todos los miembros que


integran la Organización de Estados Americanos (OEA), y está integrada por siete
miembros, elegidos por la Asamblea General de la Organización.

Sus principales funciones son:

● estimular la conciencia de los derechos humanos en toda América;


● formular recomendaciones a los gobiernos de los Estados miembros para que
adopten medidas en favor de los derechos humanos;
● solicitar de los gobiernos de los Estados miembros informes sobre las medidas
adoptadas en materia de derechos humanos;
● atender las consultas que le formulen los Estados miembros en cuestiones
relacionadas con los derechos humanos.

Se podrán presentar a la Comisión peticiones que contengan denuncias o quejas de


violación a lo establecido en la Convención por un Estado parte, por cualquier persona o
grupo de personas o por entidades no gubernamentales legalmente reconocidas en uno o
más Estados miembros de la Organización.

La Corte Interamericana de Derechos Humanos está integrada por siete jueces, que


deberán ser ciudadanos de los estados miembros de la OEA, y que son elegidos por
votación en la Asamblea General de la OEA. Solamente los Estados partes y la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos tienen derecho a someter un caso a la decisión de
la Corte, una vez que se hayan agotado las posibilidades en la Comisión Interamericana de
Derechos Humanos. El fallo de esta Corte es definitivo e inapelable.

En el año 1988, los Estados partes de la Convención Americana sobre Derechos Humanos
firmaron el Protocolo Adicional a la Convención Americana sobre Derechos Humanos en
materia de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, el “Protocolo de San
Salvador", que entró en vigor en 1995.

El Protocolo se centra en los derechos económicos, sociales y culturales -ya reconocidos


en otros documentos- para reafirmarlos y desarrollarlos en el continente americano. Así,
establece:
● El derecho al trabajo, en condiciones justas, equitativas y satisfactorias.
● Los derechos sindicales.
● El derecho a la Seguridad Social.
● El derecho a la salud, entendida como el disfrute del más alto nivel de bienestar
físico, mental y social.
● El derecho a un medio ambiente sano.
● El derecho a la alimentación.
● El derecho a la educación.
● El derecho a los beneficios de la cultura.
● El derecho a la constitución y protección de la familia.
● Los derechos de la niñez.
● La protección de los ancianos y de los minusválidos.

En Argentina, en el año 1983, con el retorno de la democracia luego de la dictadura


conocida como “Proceso de reorganización nacional”, se creó la Comisión Nacional sobre
la Desaparición de Personas, integrada por personalidades pertenecientes a diversos
ámbitos. Dicha comisión tuvo la ardua tarea de investigar lo que había sucedido durante
esa etapa, tarea que concluyó con la elaboración de un largo y minucioso informe,
publicado posteriormente en el libro "Nunca más".

Los responsables máximos de esos hechos fueron llevados a juicio y condenados. Años
más tarde recibieron los beneficios de las leyes de Punto Final y de Obediencia Debida, y
finalmente el indulto.

Es interesante pensar en la relación entre los derechos humanos definidos en sentido


limitado y el resto de la estructura de los derechos. En los años ’80, el gobierno de
Alfonsín impulsó una recuperación completa de los primeros, de la mano de una
expansión muy significativa de los derechos civiles y políticos, y una modesta ampliación
de los derechos sociales. En los años ‘90, pudo reconocerse una marcada retracción en
toda la esfera de los derechos humanos, en general. En el nuevo siglo, en cambio, el
círculo de los derechos se amplió y volvió a expandirse, aunque un ostentoso énfasis en
los derechos humanos en sentido limitado pareció servir de excusa, en muchos casos, para
postergar la realización del amplio espectro de los derechos básicos restantes, que
siguieron en líneas generales postergados, a pesar de los buenos vientos que
acompañaron el crecimiento económico. La vida de los derechos constitucionales, en este
momento, sigue mostrándose demasiado pendiente de las urgencias de la política. No ha
llegado a nuestra historia, todavía, el momento en que la política reconozca su límite en la
prioridad de asegurar los derechos humanos más básicos.
Las tres generaciones de derechos

El reconocimiento legal de los derechos humanos ha tenido una larga historia. Algunos
derechos han sido incluidos en las leyes mucho antes que otros, que sólo han sido
aceptados después de largas luchas sociales. Por eso podemos clasificar los derechos en
grupos, a los que se suele denominar las tres generaciones de los derechos humanos.

GENERACIÓN
ÉPOCA DE TIPO DE VALOR QUE FUNCIÓN
DE EJEMPLOS
ACEPTACIÓN DERECHOS DEFIENDEN PRINCIPAL
DERECHOS
Derechos
Civiles: Derecho
Limitar la a la vida, a la
acción del libertad, a la
poder. seguridad, a la
Civiles y
Primera S. XVIII y XIX LIBERTAD Garantizar la propiedad…
políticos
participación Derechos
política de los Políticos:
ciudadanos. Derecho al voto,
a la asociación, a
la huelga…

Garantizar
Derecho a la
unas
Económicos, salud, a la
condiciones
Segunda S. XIX y XX Sociales y IGUALDAD educación, al
de vida
Culturales trabajo, a una
dignas para
vivienda digna…
todos

Promover Derecho a un
Justicia, paz y relaciones medio ambiente
Tercera S. XX y XXI SOLIDARIDAD
solidaridad pacíficas y limpio, a la paz,
constructivas al desarrollo…

La primera generación incluye los derechos civiles y políticos. Estos derechos fueron los
primeros en ser reconocidos legalmente a finales del siglo XVIII, en la Independencia de
Estados Unidos y en la Revolución Francesa. Se trata de derechos que tratan de garantizar
la libertad de las personas. Su función principal consiste en limitar la intervención del
poder en la vida privada de las personas, así como garantizar la participación de todos en
los asuntos públicos. Los derechos civiles más importantes son: el derecho a la vida, el
derecho a la libertad ideológica y religiosa, el derecho a la libre expresión o el derecho a la
propiedad. Algunos derechos políticos fundamentales son: el derecho al voto, el derecho a
la huelga, el derecho a asociarse libremente para formar un partido político o un sindicato,
etc.
La segunda generación recoge los derechos económicos, sociales y culturales. Estos
derechos fueron incorporados poco a poco en la legislación a finales del siglo XIX y
durante el siglo XX. Tratan de fomentar la igualdad real entre las personas, ofreciendo a
todos las mismas oportunidades para que puedan desarrollar una vida digna. Su función
consiste en promover la acción del Estado para garantizar el acceso de todos a unas
condiciones de vida adecuadas. Algunos derechos de segunda generación son: el derecho
a la educación, el derecho a la salud, el derecho al trabajo, el derecho a una vivienda
digna, etc.

La tercera generación de derechos ha ido incorporándose a las leyes a finales del siglo XX y
comienzos del siglo XXI. Pretenden fomentar la solidaridad entre los pueblos y las
personas de todo el mundo. Su función es la de promover unas relaciones pacíficas y
constructivas que nos permitan afrontar los nuevos retos a los que se enfrenta la
Humanidad. Entre los derechos de tercera generación podemos destacar los siguientes: el
derecho a la paz, el derecho al desarrollo y el derecho a un medio ambiente limpio que
todos podamos disfrutar.
Juan Grabois
Juan Grabois es hijo del dirigente estudiantil peronista Roberto “Pajarito” Grabois y de
Olga Gismondi, médica pediatra recibida en la Universidad Católica de Córdoba. Cursó sus
estudios secundarios en el Colegio Godspell de San Isidro, del cual egresó en el año 2000.
En 2009 se graduó de licenciado en Ciencias Sociales y Humanidades de la Universidad
Nacional de Quilmes y en 2010 obtuvo su título de abogado en la Universidad de Buenos
Aires.
Es abogado de la organización "Vientos de Libertad", asociación civil sin fines de lucro, que
brinda un espacio de contención, reeducación y rehabilitación de personas y familias que
atraviesan alguna situación problemática con las adicciones.
Trabaja como docente de Teoría del Estado en la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales
de la Universidad de Buenos Aires, y dirige la Escuela Nacional de Organización
Comunitaria y Economía Popular.
Entre el año 2014 y 2016 vivió en la Patagonia, en San Martín de los Andes, provincia del
Neuquén. Allí contribuyó al desarrollo regional de la Confederación de Trabajadores de la
Economía Popular (CTEP) y abogó por los derechos del pueblo mapuche, el desarrollo local
e integral de las poblaciones marginadas y por el acceso a los servicios y bienes naturales
para todo el pueblo con la mentada causa por el acceso al Lago Escondido, privatizado por
un magnate inglés.
En 2016, fue designado por el papa Francisco consultor del Consejo Pontificio de Justicia y
Paz de la Santa Sede y coordinó las tres ediciones del Encuentro Mundial de Movimientos
Populares.
Está casado, tiene dos hijas y un hijo. Actualmente vive con su familia, en la localidad de
Villa Adelina, San Isidro. Allí fundó en abril de 2017 un taller-orquesta juvenil para integrar
culturalmente a los chicos del asentamiento popular aledaño a su hogar, barrio Santa Ana,
Boulogne.
Como abogado ha patrocinado cientos de causas vinculadas a la defensa de los derechos
humanos, sociales, económicos, culturales y ambientales de los sectores más pobres de la
Argentina. Entre ellos un caso paradigmático es la defensa de los derechos laborales de los
cartoneros. También acompaña fuertemente el trabajo de los costureros inmigrantes, de
los vendedores ambulantes, los liberados, de las comunidades campesinas y su acceso a la
tierra y los pueblos originarios.
Movimiento de Trabajadores Excluidos
En el año 2001, emerge la actividad cartonera en las calles de los grandes centros urbanos
de la Argentina. En aquel entonces la actividad de cirujear era ilegal en la ciudad de
buenos Aires y los trabajadores eran perseguidos por la policía. Junto a trabajadores
cartoneros y otros militantes, Grabois funda en el año 2002 el Movimiento de
Trabajadores Excluidos. El primer paso de la organización consistió en denunciar a las
comisarías que cobraban coimas, enfrentar a los funcionarios que tenían como única
política para el sector la represión y el negocio espurio, y dialogar con las papeleras que
abusaban de las necesidades de los trabajadores y compraban los materiales reciclables a
un valor muy inferior al real.
El 24 de noviembre de 2005 se promulgó la Ley 1.854, conocida como Ley de Basura Cero,
con un artículo de inclusión del trabajo cartonero, gracias a la intervención de Grabois.
Esta ley institucionaliza el trabajo de los recicladores urbanos y logra que las cooperativas
cartoneras sean contratadas por el gobierno de la ciudad para brindar el Servicio de
Recolección Diferenciada de residuos domiciliarios y de grandes generadores. Gracias a
esto, en pocos años se eliminó el trabajo infantil, a partir de la creación de jardines
especiales para hijos e hijas de cartoneros que funcionan en el horario nocturno. Los
trabajadores tienen ropa y herramientas de trabajo, cobran un salario complementario
que, sumado a lo que ganan por el material reciclable, les permite llegar al sueldo mínimo
vital y móvil. Son monotributistas sociales y, además de hacer aportes jubilatorios, tienen
acceso al sistema de salud a través de su propia mutual.

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