Tema 2
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3. DENOTACIÓN Y CONNOTACIÓN
El significado de las palabras está constituido por muchos matices o componentes que algunos
estudiosos llaman “semas”. Se define sema como la unidad menor del significado. Esos semas son de
dos tipos: denotativos y connotativos. En el siguiente ejemplo se observa muy bien la diferencia:
“perro” y “chucho” son dos palabras que significan lo mismo, “animal doméstico canino”. Pero el
término “chucho” tiene un matiz o sema despectivo que no lo tiene “perro”. El significado
conceptual común a ambas palabras es el denotativo, el significado básico y lógico: animal
doméstico canino. El matiz despectivo que se le añade a animal doméstico canino en el caso de
“chucho” es un significado connotativo.
3.1. Denotación. Se llama denotación al tipo de significado de una palabra que solemos llamar
objetivo. Es el significado común para todos los hablantes de una comunidad, sin que exista la más
mínima discrepancia entre ellos: el que recoge el Diccionario. Propiamente dicho, se trata del
significado tal como se presenta fuera de cualquier contexto. Por ejemplo, “aurora” denota la parte
del día correspondiente a la salida del sol, tal como se define en los diccionarios. El resto de
sugerencias que pueda tener la palabra “aurora” son connotaciones.
El significado denotativo tiene las siguientes características:
- Es común a todos los hablantes de una lengua.
- No puede ser alteado por el hablante a su antojo.
- Constituye una información objetiva sobre el objeto nombrado pues no implica ninguna
valoración sobre él (aunque no coincida con la definición científica del objeto).
3.2. Connotación. Se llama connotación a esos valores de significado que aparecen en el
discurso, en el uso real de las palabras, asociados a la denotación de un término y que producen
cierta alteración en el significado. Se trata, pues, de contenidos que el hablante sugiere o evoca
intencionada o involuntariamente en la mente del oyente y que este ha de comprender para que la
comunicación tenga éxito o sea completa. La connotación puede ser producto del hablante en un acto
de habla concreto, o puede ser de uso general en una cultura dada.
Las connotaciones de las palabras pueden ser de diversa índole:
-Estilísticas: decimos can, perro o chucho según el nivel de lengua que utilicemos –culto,
estándar y vulgar respectivamente.
-Ideológicas: los términos canciller, jefe del estado o primer ministro adquieren matices
diferentes según la ideología del hablante, como las palabras rojo o facha.
-Afectivas: las palabras padre, papá y padrastro tiene matices afectivos distintos. Para un
hablante, la palabra Navidad puede significar tristeza (melancolía, soledad, recuerdos) por sus
experiencias personales, frente a la connotación positiva habitual en la sociedad (alegría, fiesta, etc.).
-Culturales: la palabra toro suele ser asociada por mucha gente con nobleza y bravura, pero no por
todo el mundo. Para Federico García Lorca verde suele significar tragedia, destino abocado la
frustración y la muerte, cuando socialmente se suele asociar a la esperanza.
Llevado al terreno textual, cuando en un texto predomina la objetividad (un texto científico o una
noticia, por ejemplo), predomina también la denotación y no hay, o hay apenas, connotación. Cuanto
más abunda la subjetividad en un texto o discurso (en una columna periodística, por ejemplo), más
connotaciones hay, aunque eso no quiere decir que predominen. Los tipos de textos en los que más
abunda la connotación son las conversaciones coloquiales y la literatura, especialmente la poesía.