Análisis de La Informalidad Empresarial Peruana
Análisis de La Informalidad Empresarial Peruana
Análisis de La Informalidad Empresarial Peruana
DOCENTE:
Teodoro Martínez Inoñan
ALUMNOS:
Piscoya Valdivieso José Javier
CURSO:
Formulación Y Evaluación De
Proyectos De Ingeniería
TEMA:
ANALISIS DE LA INFORMALIDAD
EMPRESARIAL PERUANA
FECHA:
24/07/2019
Lo que se muestra en el grafico numero 03 es que los sectores con mayor cantidad de
microempresas presentan las tasas de informalidad más altas. Entre estos se
encuentra Transporte y Telecomunicaciones, Comercio, Agro y Pesca, y Hoteles y
Restaurantes. Estos tienen tasas de informalidad de casi 80% y alrededor del 75% de
sus trabajadores trabajan en microempresas de 1 a 4 trabajadores.
¿QUÉ HACER PARA REDUCIR LA INFORMALIDAD?
Perú es un país con un nivel de renta per cápita medio (6.600 dólares, unos 12.000
dólares en paridad de poder adquisitivo), una posición también intermedia en el Índice
de Desarrollo Humano de Naciones Unidas (puesto 82 de 183 países) y un significativo
contingente de población rural poco o nada conectada con el resto del país. Todo ello
hace que la presencia de un cierto nivel de informalidad no sea en absoluto
sorprendente, según lo ya señalado.
En todo caso, atendiendo a los datos comparativos, lo esperable en una nación con
este nivel de desarrollo sería un porcentaje significativo pero moderado de actividad
económica ilegal; incluso en el contexto latinoamericano, mucho más propenso a la
informalidad, los países con niveles de renta per cápita similares a la peruana
(Ecuador, Colombia) tienen tasas notablemente menores (50-55 por cien), mientras
que los países con registros de economía sumergida similares al peruano (Honduras,
Paraguay) presentan niveles mucho menores de desarrollo. Parece confirmarse así,
que parte de la informalidad peruana se explica por factores endémicos de este país.
La apertura de la economía y la reducción de la
informalidad
Este problema es una de las preocupaciones más recurrentes de muchos países. Para
la OIT este fenómeno se encuentra no solo en el sector informal, sino también en el
sector formal y en el sector de hogares. La informalidad laboral de Perú es alta en
comparación con otros países de la región de ALyC, y junto a Paraguay, es uno de los
países con mayor informalidad dentro del sector formal (ver Gráfico 2a). No obstante,
en los últimos diez años, el empleo informal no agrícola de Perú se ha reducido de
75.0%, en 2004, a 64.0% en 2013. Sin embargo, esta reducción ha sido insuficiente
para salir del grupo de los cinco países con mayor informalidad laboral en ALyC.
Comprender cómo, a pesar de una fuerte reducción de la tasa de informalidad de Perú,
éste aún es uno de los países con mayor informalidad en la región, nos lleva a
reflexionar sobre la naturaleza de este fenómeno. Al parecer, tal y como lo señala el
Perry et al (2007), la informalidad representa no sólo la exclusión de muchos agentes
económicos (empresas, trabajadores y familias) sino que, en algunos casos, los agentes
económicos optan por la informalidad debido a la insatisfacción del desempeño del
Estado o a la inexistencia de beneficios en la interacción con el Estado. En línea con la
hipótesis de la exclusión, Tello (2015), a través de la metodología de Günther y Launov
(2012), estimó que el 73.8% de los trabajadores del Perú, en el año 2014, realizó
actividades en un segmento laboral informal de manera involuntaria y como última
alternativa de empleo.
La informalidad persiste con bajas probabilidades de tránsito hacia
un empleo formal
A pesar de que Perú tiene una elevada tasa de empleo informal en la región, en los
últimos diez años se han registrado importantes avances. Según la Encuesta Nacional
de Hogares (ENAHO), entre el 2004 y 2014, bajo distintas mediciones de la
informalidad , se evidencia una tendencia decreciente del empleo informal . Los
resultados difieren según el método de estimación elegido para medir la informalidad.
Por ejemplo, en base a la ENAHO-2014 y bajo la metodología del INEI, el empleo
informal de Perú representó el 72.8% de fuerza laboral, es decir, 11.5 millones de
peruanos tienen un empleo informal, de los cuales 8.8 millones (55.8%) laboran dentro
del sector informal y 2.7 (17.0%) millones trabajan como informales fuera del sector
informal. Operativamente, el BM (2008) cuantifica la informalidad laboral en función a
la definición productiva y a la definición legal. La definición «productiva» considera
como informales a todos aquellos trabajadores asalariados en pequeñas firmas (menos
de cinco trabajadores), personas auto empleadas no profesionales y trabajadores sin
ingresos laborales. En cambio, la definición «legal» se centra más en el cumplimiento
de los derechos de seguridad social; por tanto, se enfoca más en el bienestar de los
trabajadores (mejora de la calidad del empleo), que en la naturaleza de su empleo. Por
su parte, el INEI (2014) considera en el empleo informal a todos los patronos y
trabajadores por cuenta propia del sector informal, a los asalariados con empleo
informal tanto en el sector formal como en el sector informal y a los trabajadores
familiares no remunerados sin beneficios laborales, independientemente de si están
en el sector formal o en el sector informal.
El empleo informal tiene rostro femenino, predomina en jóvenes,
afecta más a los independientes y es elevado en los sectores de
transporte, construcción y comercio.
La evidencia revela que este fenómeno es muy heterogéneo y afecta
desproporcionalmente a determinados grupos vulnerables del mercado de trabajo.
Según la ENAHO-2014, y en base a la metodología propuesta por el INEI3 , ocho de
cada diez mujeres (76.1%), y siete de cada diez hombres (70.3%), tienen un empleo
informal. Es interesante notar que la informalidad se concentra en los grupos
etarios más jóvenes, observándose que el 79.8% de los jóvenes de 14 a 29 años de
edad tiene un empleo informal, en comparación con el 69.8% de adultos mayores
de veintinueve años. Por nivel educativo, los trabajadores con bajos niveles de
escolaridad poseen las mayores tasas de empleo informal. El 78.9% de personas
que posee nivel de secundaria tiene un empleo informal, en comparación con los
que tienen educación superior, quienes poseen una tasa de 45.2%. Por categoría
ocupacional, el 89.3% de trabajadores informales son independientes y el 21.6%
labora de manera informal en el sector público. Finalmente, las actividades
económicas con mayor tasa de informalidad laboral a parte de la agricultura son:
transportes y comunicaciones (80.5%), construcción (75.7%) y comercio (74.3%),
en donde poco más de siete de cada diez peruanos trabaja en condiciones de
informalidad.
Los trabajadores independientes son los más informales y peor
pagados en el sector informal
Si bien parte de esta diferencia se explica porque los trabajadores con mayor
educación tienden a estar empleados en el sector formal (ver Gráfico 5), una
característica que los hace naturalmente más productivos, otra parte de la
explicación puede estar vinculada con las prácticas y condiciones en las que con
frecuencia operan las unidades productivas informales. Las encuestas de INEI
muestran que las unidades productivas informales tienden a operar sin registros
contables (o cuando los tienen, consisten en anotaciones personales),
frecuentemente no tienen un local (o cuando lo tienen, este es usualmente una de
las habitaciones de la vivienda y esta habitación no solo se dedica al negocio), y
generalmente cuentan con un limitado acceso de manera exclusiva a servicios
públicos como agua potable, desagüe, electricidad, teléfono fijo, o internet (ver
Gráfico 6). En otras palabras, las unidades productivas informales no tienen las
mejores prácticas ni condiciones para operar un negocio, lo que afecta
negativamente la productividad de los trabajadores allí empleados (y de esa
manera sus ingresos) independientemente de su nivel educativo.