ACTOS DE COMERCIO (Informe)
ACTOS DE COMERCIO (Informe)
ACTOS DE COMERCIO (Informe)
Son aquellos que tienen carácter mercantil por su propia índole e independientemente de la persona que los
realice.
Así pues será un acto de comercio toda negociación de carácter o naturaleza eminentemente comercial de acuerdo
a lo considerado por la ley, realizado por comerciantes o no comerciantes; debiendo existir en dicha negociación
un intercambio de bienes o servicios, especulación, circulación de riqueza, debiendo perseguir un fin de lucro.
Estos actos están enumerados por nuestro legislador en una larga lista en el Art. 2º del C.Co.
"Artículo 2. Son actos de comercio, ya de parte de todos los contratantes, ya de parte de algunos de ellos
solamente:
La expresiones empleadas por el legislador "otros semejantes" y "tales como" son indicadoras de que el legislador
admite las aplicaciones analógicas. La mayoría de los tratadistas defienden que se trata de una enumeración
enunciativa, en virtud de que en el cuerpo del Código se encuentran actos de comercio que no están incluidos en
la enumeración del Art. 2º.
Como consecuencia de ser una enumeración enunciativa, puede extenderse a otros actos que no estuvieren
expresamente citados, por vía de interpretación analógica.
Los Actos de Comercio se clasifican de acuerdo a lo que determina el artículo 2 del Código de Comercio, a la
cualidad de las partes intervinientes y a la naturaleza del acto en sí mismo en Actos de Comercio Objetivos,
Subjetivos y Mixtos. También se admite una clasificación en base al número de partes que se obligan en el acto de
comercio, en Unilaterales y Bilaterales, o según coexista la dualidad de la naturaleza civil y mercantil, o prive la
mercantil solamente.
El artículo 2 del Código de Comercio enumera en sus 23 ordinales los Actos de Comercio, ya de parte de todos los
contratantes, ya de parte de algunos solamente. Se les denominan Actos de Comercio Objetivos, porque están
establecidos en el Código de Comercio, bastándose a sí mismos, sin necesidad de tener que recurrir a otros
elementos de juicio para poder determinarlos; y porque se toma en cuenta la sola naturaleza del acto, que es dada
por el citado artículo y por quienes interviene en él.
Loa Actos de Comercio Objetivos pueden consistir en la mera operación mercantil, como las operaciones de Banco
y las de cambio (Ord. 14º, Art. 2 C.Com); en empresas, como organización social y de capital que realiza actividad
comercial, como las fábricas y construcciones (Ord. 5º, Art. 2 C.Com); en obligaciones de los comerciantes, como
en los casos del transporte de personas o cosas por tierra (Ord. 9º, Art. 2 C.Com.); en contratos mercantiles ,
como en el caso de compra y venta de un establecimiento de comercio (Ord. 3º, Art. 2 C.Com.); y en títulos ,
como la letra de cambio y el pagaré (Ord. 13º Art. 2 C.Com.). Y las partes intervinientes pueden ser Comerciantes
o No Comerciantes.
El artículo 3 del Código de Comercio establece "además actos de comercio, cualquiera otros contratos y cualquiera
otras obligaciones de los comerciantes, si no resulta lo contrario del acto mismo, o si tales contratos y obligaciones
no son de naturaleza esencialmente civil". Estos actos de comercio son subjetivos porque, al contrario de los
objetivos, se toma en cuenta para su determinación la cualidad de comerciante de la parte interviniente, como
requisito fundamental. Pero el acto que se reputa como de comercio por el hecho de ser parte el comerciante, no
puede resultar lo contrario del acto mismo, como ocurre con la compra de frutos para consumo del adquirente
aunque sea comerciante (Art. 5 C.Com).
Si los actos de comercio suelen ser objetivos y subjetivos; y pueden ser de comercio para una parte y no para la
otra; es posible su coexistencia con el acto de comercio a los efectos de la naturaleza de las obligaciones que
genera, y de la jurisdicción y la competencia ante la cual quedan sometidos los conflictos que se deriven. Este es el
caso de seguro de vida, que es acto de comercio para la empresa aseguradora pero no para el asegurado, aunque
sea comerciante, porque la vida no es objeto de comercio (Art. 6 C.Com). La Cuenta Corriente y el Cheque no son
actos de comercio por parte de las personas no comerciantes, a menos que procedan de causa mercantil (Art. 6
C.Com). Quiere decir, que son actos de comercio para los comerciantes pero no para quienes no los son. Por
consiguiente, puede coexistir en el acto de comercio la naturaleza dual civil y mercantil permitida por la ley, razón
por la cual se les denomina Acto de Comercio Mixto.
Aparte de la clasificación anterior, existen Actos de Comercio Bilaterales y Unilaterales. Estas dos acepciones se
han considerado, generalmente, para determinar los Contratos Unilaterales y Bilaterales y sus respectivas
consecuencias jurídicas, en cuanto a las obligaciones de las partes. El Contrato es Unilateral, cuando una sola parte
se obliga; y Bilateral, cuando se obligan recíprocamente (Art. 1134 CC). Loa Actos de Comercio no solamente son
meras operaciones mercantiles, sino obligaciones y contratos mercantiles. En este sentido, es posible su
clasificación, en Unilateral, cuando una sola parte del Acto de comercio se obliga; y Bilateral, cuando las partes se
obligan recíprocamente.
Acto de Comercio.
El regido por las leyes mercantiles y juzgado por los tribunales en arreglo a ellas. Acto realizado por un comerciante
siempre que pertenezca a la explotación de su industria mercantil. Se entiende como acto de comercio en sentido
general, como la operación producto de la actividad comercial de sus intervinientes y no solamente como
obligaciones y contratos particularmente individualizados.
Características
1.- Habitualidad.
2.- Profesionalidad.
3.- Animo de lucro
4.- Finalidad de cambio o circulación de la riqueza.
Tipos de actos de comercios.
Es necesario saber la perfecta delimitación entre un acto civil y otro comercial , el acto de comercio tiene una
competencia especial establecida por el legislador para los actos comerciales, cuya relación jurídico procesal es mas
breve, cónsona con uno de sus rasgos fundamentales, es decir que tiene un procedimiento especial establecido en el
C.Co. en sus artículos 1.097,1.109 y 1.119, además tiene una mayor amplitud en los medios probatorios establecido
en el C.Co. en sus artículos 124,125,126,127,128,1115, 129,130,38,39,42,43,1105,156,157,1105 al 1109, los cuales son
mas restringidos en las operaciones civiles; también es importante dictaminar si es un acto de comercio por la
fijación de los intereses. Si es un acto de comercio los intereses para una deuda entre comerciantes es del doce
(12%) por ciento anual (Art. 108 C.Co.), a diferencia del interés civil o convencional que es el tres (3%) anual (Art.
1746). Una de las características mas importantes son las consecuencias de diversas índole a que puede hacerse
acreedor el comerciante es cuando cesa en el cumplimiento de las obligaciones comerciales y media en ello fraude o
culpabilidad, pues aparte de la perdida de la condición de comerciante generada por la quiebra puede resultar
también la perdida de la libertad cuando involucra la comisión de un hecho calificado como delito por el
ordenamiento penal, mediante sentencia definitivamente firme de quiebra fraudulenta o apropiación indebida
calificada (Ejemplo: Mandato).. Existen leyes que regulan el ejercicio profesionales, tales como la Ley de Abogados,
Ley del ejercicio de la Ingeniería, Arquitectura, Medicina y otros. Todos los actos, obligaciones y contratos que se
realicen , nazcan o se celebren regulados por estas leyes, no son actos de comercio. Son de naturaleza civil aunque el
cliente o paciente sea comerciante. La actividad de estos profesionales, es distinta a la actividad del comerciante,
primer fundamento para establecer la presunción de comerciabilidad . De modo que no se trata de actos de
naturaleza civil simplemente, sino que carecen de la premisa mayor . del sujeto comerciante, para establecer la
presunción del acto de comercio, y por ser contrarios al acto mismo, en el sentido de ser producto de la actividad
personal y profesional. Por ejemplo una compañía de ingenieros no puede alegar la naturaleza civil de sus actos
para sustraerse de cumplimiento de obligaciones por que si la prestación personal del servicio es una cosa cuando
se presta a través de una organización de una empresa mercantil que , por su naturaleza , tiene por objeto uno o
mas actos de comercio.
Estos actos subjetivos están determinados en el Art. 3 del C.Co. que establece que también son actos de comercio,
pero el legislador en este articulo incluyó los contratos (no de bienes inmuebles) y cualquiera otra obligación de los
comerciante, “ si no resulta lo contrario del acto mismo, o si tales contratos y obligaciones no son de naturaleza
esencialmente civil” (In fine). Este articulo formula una presunción juris tantum, (acepta prueba en contrario), de
comercialidad de sus contratos y obligaciones. El Art. 10 del C.Co. establece cuales son las características de la
condición de comerciante y solo importa destacar aquí el relieve de la profesionalización mercantil; que es un
conjunto de elementos que deben llenar quines hacen del comercio su profesión habitual, las cuales podemos
enumerar:
- Realización habitual de los actos de comercio
- Propósito de obtener una fuente estable de ingresos
- Empeño del nombre y responsabilidad
- La responsabilidad debe ser principal.
Bibliografía
-Código de Comercio.
- Curso de Derecho Mercantil. Paul Valeri Albornoz. Ediciones Liber.
- Principios de Derecho Mercantil. Pedro Pineda Leon.
- Curso de Derecho Mercantil. Roberto Goldschmidt.2007
- Diccionario Enciclopédico de Derecho Usual. G. Cabanellas. Editorial Heliasta.
- Código Civil Venezolano. Emilio Calvo Baca. Comentado y concordado.
jueves, 20 de noviembre de 2008
El tema que tratamos a continuación se refiere al núcleo objetivo del Derecho Mercantil.
Leopoldo Borjas: “El acto de comercio, tal como lo concebimos hoy, aparece por vez primera en el
Código de Comercio francés de 1807. Según Ripert[1], la razón de ello fue que: “...Los redactores del
Código, al reglamentar la competencia de los Tribunales de Comercio, mantuvieron el principio de que
estos tribunales son competentes para los litigios entre comerciantes, pero, no queriendo crear una
jurisdicción profesional, añadieron que a aquellos tribunales correspondan igualmente los litigios
“relativos a los actos de comercio entre todas las personas (Art. 631). Pero entonces se encontraron
obligados a decir cuáles eran los actos de comercio y así lo hicieron en el artículo 632 para el comercio
terrestre, y en el artículo 633 para el comercio marítimo...”
“Nuestro vigente Código de Comercio, el cual sigue el sistema iniciado por el Código de Comercio
francés de 1807, también establece que a ala jurisdicción comercial corresponde, entre otras materias, el
conocimiento “...De toda controversia sobre actos de comercio entre toda especie de personas...” (artículo
1.090, n. 1.)
De aquí la necesidad de determinar y precisar el concepto y el contenido del acto de comercio, además de
que tal concepto es necesario para delimitar el ámbito de aplicación del Código de Comercio, o mejor, del
Derecho Mercantil...; y para dar, inclusive, el concepto de comerciante, (“...Son comerciantes los que
teniendo capacidad para contratar hacen del comercio su profesión habitual...” artículo 10), pues el
concepto del comerciante está íntimamente ligado al concepto del acto de comercio.”
Leopoldo Borjas: “Del acto de comercio se han tratado de dar diversas definiciones, por muchas y
variadas razones, e, inclusive, se ha llegado a sostener que científicamente es imposible dar una
definición general del acto de comercio (Cita a Vivante).
La más famosa de todas las definiciones continúa siendo la propuesta por Alfredo Rocco como “...todo
acto que realiza o facilita la interposición en el cambio...”. Rocco dio su propia definición, con el
propósito que la misma pudiese ser ampliada mediante el recurso de la analogía, pero ella misma no ha
sido aceptada, entre otras razones, por no comprender algunos actos tenidos como comerciales por el
legislador, como ocurre con la letra de cambio.”
Mármol Marquis: “La expresión “acto de comercio” quiere aludir a todas aquellas actividades del derecho
de obligaciones que están reguladas por el Derecho Mercantil. En un sistema objetivo, la mayor parte de
esas actividades se encuentran expresamente especificadas dentro de la Ley.”
III. Teorías sobre la esencia del acto de comercio:
Buscan una definición o concepción unitaria. Para lograr ese propósito, es preciso indagar qué existe de
común entre los diversos ordinales, dicho de otra manera, cuales fueron los elementos básicos de los
cuales el legislador, en su construcción del Código, tomó base para deducir que determinados actos eran
comerciales.
Crítica de Vivante y Escarra: basaron su crítica en que determinados actos no dejarían de ser comerciales
porque en los mismos se omitiera la búsqueda de ganancia.
VIVANTE se refirió a las obligaciones de favor que se adquieren cuando firmo una letra de cambio como
avalista con el fin de facilitar a un amigo su utilización.
ESCARRA a la circunstancia de que muchas veces un comerciante vende por debajo del costo (y pierde)
y sin embargo, esa venta continúa siendo mercantil.
También puede criticársele que el deseo de lucro está tácito en todas las profesiones. Si bastara el ánimo
de ganancia, para concluir en la comercialidad de un acto, habría que llamar "mercantiles" a actividades
tales la agricultura, la abogacía, o aun al trabajo asalariado del obrero o del empleado dependiente. En
definitiva , la tesis de ninguna manera delimita el Derecho Mercantil.
B) Teoría de THALLER – Francia 1910: pretendió encontrar el acento en la circulación de riqueza. Para
THALLER, el Derecho Mercantil se apoya en el negociabilidad por contraposición al consumo: es
comerciante todo aquel que ayuda a que una riqueza o valor patrimonial cambie de manos y,
consecuencialmente, es acto de comercio todo acto de circulación.
Crítica: poco avanza esta tesis sobre la anterior. Hay actos comerciales en donde la riqueza no circula, y
puede darse de nuevo como ejemplo al aval de la letra de cambio. Y además, la circulación de riqueza se
encuentra en todos los contratos de derecho civil, como el arrendamiento, el mutuo y el comodato; en
figuras del derecho de familia como el testamento; en actos de solidaridad social como el pago de
impuesto o la ayuda al desamparado.
La circulación de riqueza, por si misma, tampoco basta entonces para caracterizar al acto comercial.
C) Teoría de HAMEL y LAGARDE: conjugando las dos tesis anteriores y califican de acto de comercio a
todo aquello en donde exista una "circulación de riqueza con ánimo especulativo". No sería acto de
comercio ni la ganancia ni la circulación aisladas, sino sólo el contrato o situación que integrara ambas
características.
Crítica: De la suma de dos tesis erróneas no puede salir la verdad. Si en el aval de favor, por ejemplo, acto
de comercio indiscutible, no existe ni especulación ni circulación de riqueza, evidentemente tampoco
habrá en él una circulación de riqueza especulativa. A esta tesis híbrida cabrán todas las críticas que le
eran oponibles a los dos pensamientos matrices, y además, te cabrá la crítica nueva de su inconsistencia
lógica. Por estos caminos de síntesis no se logra el propósito que se quiere perseguir.
D) Teoría de ROCCO – Italia: trato de volver al prístino significado del comercio, en sentido económico
(“intermediación especulativa”) y busca la manera como el mismo se ha plasmado en los actos de
comercio señalados por el legislador. Enumerando y analizando los mismos, consigue en todos ellos
menos en uno, la realización de una intermediación especulativa. La excepción es la letra de cambio,
fenómeno que al parecer rehuye toda calificación. Pero la comercialidad de dicho título puede aceptarse
como una consecuencia de su cotidiana utilización por comerciantes, sin que sea preciso su inclusión en
la definición propuesta.
I.- Intermediación entre sujetos: aquellos actos en donde la intermediaci6n lucrativa consiste en el
acercamiento de un productor o vendedor original a un consumidor o comprador final. Sería el caso de
nuestros ordinales 1 y 2, en donde la intermediación consiste en comprar para revender o, en general, para
convertirse en un eslabón en el proceso circulatorio.
II.- Intermediación crediticia: actos en los cuales la intermediación se refiere a dinero o valores y se
verifica fundamentalmente en el tiempo. Es la operación bancaria de nuestro ordinal 14. El instituto
bancario se interpone entre el dinero presente del ahorrista y la necesidad futura de dinero del prestatario.
El banquero concentra créditos, posibilidades monetarios, y luego las distribuye entre quienes las
necesitan: su función se diferencia poco de la del vendedor que concentra mercancías de diverso origen
para facilitar su adquisición por el que va a consumirlas.
III.- Intermediación entre la dispersión de medios y el resultado final de su organización: actos en los
cuales se estructuran posibilidades diversas en un todo complejo que permite su aprovechamiento
integral. El intermediario recoge elementos o potencialidades disímiles: capital, trabajo ajeno, recursos
naturales. Los organiza fuego en función de un fin preciso, en una estructura que llamamos empresa. Y
esa organización le permite ofrecer al público un bien o servicio que ha sido un producto del juego de los
elementos primitivos. Es el caso de los ordinales 5, 6, 7, 8, 11 y, parcialmente del ordinal 10. Por una
razón que veremos en su lugar también podría incluirse en el supuesto el ordinal 9.
IV.- Intermediación de riesgos: actos donde se interpone el sujeto entre los peligros individuales y los
necesidades colectivos de protección. Es el caso de los seguros (ordinal 12). Acá la intermediación
consiste en reunir una serie de dispersas necesidades de protección de manera de intercambiar entre ellas
los esfuerzos individuales y lograr una sólida mutualidad que proteja colectivamente a todos sus
integrantes.
V.-Actos en donde existe conexión indiscutible entre el fenómeno regulado y alguna de las situaciones de
intermediación precedentes. La Bolsa de Comercio (ordinal 16) con ayuda a ciertas intermediaciones de
primer tipo; el corretaje del ordinal 15 es a su vez una sub-intermediación entre el comprador o usuario
final del servicio y las posibilidades de cualesquiera de las otras cuatro categorías; etc.
De ese análisis, concluye ROCCO en una sistemática que ve, en el acto de comercio, una intermediación
especulativa (realizada con ánimo de lucro) y propugna substituir las enumeraciones de actos por una
afirmación que vea comercio en toda situación especulativa de intermediación.
Crítica: La tesis parece a primera vista aceptable, y quisimos detenernos particularmente en ella, para que
sea posible detectar lo razón de su inoperancia. Cuando se definen situaciones o se utilizan criterios
clasificatorios, es necesario utilizar siempre los vocablos en un solo sentido. Si no respetamos esta norma
de lógica aristotélica tradicional, caeremos en una falacia de equívoco que repercutirá en una ambigüedad
total.
Ahora bien, en cada una, de las categorías por él creadas, ROCCO encuentra ciertamente una
intermediación lucrativa porque previamente cambio el sentido de la palabra intermediación. No es lo
mismo ser intermediario entre dos sujetos, que serlo entre una organización y un sujeto, o el presente y el
futuro, o la protección y el peligro. Si se acepta como lícito este mecanismo de ir variando paulatinamente
lo que podemos entender por intermediación, llegaremos a encontrarnos en la situación de que, paso a
paso, todos los actos humanos podrán ser considerados "intermediación lucrativa" y, a la larga, materia de
Derecho Mercantil. La misma generalidad que imputáramos a PARDESSUS y a THALLER es
consecuencia de la tesis de ROCCO. ¿Cómo evitar que el empleado remunerado sea considerado
"intermediario" entre el y el público; el maestro entre la ciencia, y el alumno; el abogado o el médico
entre la justicia o la salud y el cliente o paciente; el agricultor entre la naturaleza y el hombre común?
Todo llega a ser intermediación, todo adquiriría carácter mercantil, en resumen, no habría delimitación
propiamente dicha que permitiera definir el acto.
¿Qué hacer ante el fracaso de estas cuatro tentativas? ¿Sería posible quizás, a través de nuevos tipos de
abstracción, lograr ese punto de conexión o elemento identificador que tanto parece escapar al intérprete?
Nosotros no lo creemos. (Hugo Mármol Marquis)
Repitamos lo dicho como introducción al análisis de estas tesis. Cuando se está buscando el elemento que
sirva de definición genérica del acto de comercio, simplemente se está indagando cuales fueron los
principios básicos que existían en la mente del legislador, en función de los cuales dedujo que ciertos
actos eran comerciales. Si de esos "conceptos psicológicos dominantes" el legislador pudo descender
hasta una enumeración de actos concretos, parecería lógico pensar que el intérprete, de la enumeración,
puede por un proceso inverso inducir cuales fueron los conceptos psicológicos dominantes previos. Pero
esta tesis presupone que tales conceptos existieron realmente. Y en verdad, el análisis de los actos de
comercio demuestra que nunca los hubo.
En la enumeración misma, vemos suficientes indicios de la falta de concepción previa del legislador.
Encontramos repeticiones innecesarias: el ordinal 2 (compra de títulos de la deuda pública con ánimo de
reventa) es superabundante, si ya el ordinal 1 ha referido a toda, compra de muebles para reventa. Las
empresas de librería, del ordinal 8, sobran al recordar que el ordinal 6 se refiere a las empresas de tienda,
porque toda librería es una tienda. Las remesas de dinero de una parte a otra hechas en virtud de un
contrato de cambio, del ordinal 13, son ya acto de comercio por vía consecuencial, al serlo en el ordinal
14 toda operación de cambio. La reventa, de naves del ordinal 17 es sólo una venta en segundo grado, y la
indicación es superflua cuando ya el propio ordinal 17 considera comercial toda venta de naves. Desde
otro punto de vista: el ordinal 9 podría haber sido redactado de manera que comprendiera todo transporte
y no solamente el terrestre, lacustre y fluvial, y así no habría sido preciso citar en el ordinal 19 al
transporte marítimo. Igual podríamos decir respecto de los seguros, en el ordinal 12, porque una
redacción genérica de dicha disposición habría hecho innecesario aludir a seguros marítimos en el ordinal
20. Y el trabajo subordinado de los ordinales 22 y 23 podría haberse resumido en un solo texto.
Son numerosísimas las clasificaciones de actos de comercio que se encuentran en los textos; nos
pronunciamos por idear sin embargo "una más” en vez de aceptar alguna ya hecha porque, para los
efectos prácticos que buscamos al clasificar, ninguna de las que conocemos parece servir de mucho. No
se trata, en efecto, de agrupar los actos de comercio en tipos o categorías que permitan simplemente poner
un "orden" -arbitrario y subjetivo, por lo demás- en la enumeración legal; debe buscarse algo mucho más
importante: la visualización de caracteres comunes que permitan, hasta donde sea posible, inducir ciertos
caminos para la analogía. No ha de clasificarse para aumentar el trabajo del estudioso, sino para
facilitarlo.
VENEZUELA:
1.- PINEDA LEON: su clasificación es una mera alusión a los diversos tratamientos legales:
2.- LEOPOLDO BORJAS: El autor se basa en la enumeración que presenta el artículo 2 del Código de
Comercio: “...Son actos de comercio, ya de parte de todos los contratantes, ya de parte de alguno de
ellos...”. Con lo cual “ciertos actos son comerciales para todas las partes de la relación que se origina por
la ejecución de ese acto, y que el ejercicio profesional y habitual de ese acto atribuye a todas las partes la
cualidad de comerciante; y que ciertos actos, por el contrario, son comerciales para una sola de las partes
de la relación que se origina por la ejecución de ese acto, y que el ejercicio profesional y habitual de ese
acto atribuye a una de las partes la cualidad de comerciante, mientras que a la otra parte, aunque queda
sujeta a las normas de la ley mercantil, no adquiere la cualidad de comerciante y, por ello, no queda sujeto
a aquellas que son propias a los comerciantes, como la quiebra, etc.”
a. actos de comercio bilaterales: son aquellos declarados comerciales para todas las partes de la relación
por el legislador y su ejercicio, realizado en forma profesional y habitual, atribuye la cualidad de
comerciante a todas las partes.
A) actos mercantiles unilaterales puros: son mercantiles por sí solos, libres y exentos de toda relación con
cualesquiera otros actos.
B) actos mercantiles unilaterales por conexión: son aquellos que son conceptuados por el legislador como
actos de comercio por el hecho de estar relacionados, o bien con un comerciante (conexión subjetiva), o
bien con un acto de comercio unilateral puro o con un acto de comercio bilateral (conexión objetiva).
1) Sólo la ejecución de los llamados actos de comercio unilaterales puros o por conexión objetiva, y los
actos de comercio bilaterales, en forma profesional y habitual, atribuyen la cualidad de comerciante;
5) En las relaciones surgidas en ejecución de un acto mercantil unilateral puro o por conexión, objetivo o
subjetivo, la parte para la cual el acto no es comercial, queda sujeta a la ley y a la jurisdicción mercantil,
con excepción de las disposiciones concernientes a la cualidad de comerciantes (obligación de llevar
libros, quiebra, etc.), y salvo disposición contraria de la ley; y cuando la parte no comerciante fuese la
demandada, los lapsos judiciales no podrían acortarse sino en los casos previstos en el Código de
Procedimiento Civil.
6) A los actos mercantiles unilaterales puros o por conexión, se les aplica la prescripción ordinaria en
materia mercantil (artículo 131 del Código de Comercio); y
7) Toda acción que se derive de un acto unilateral puro o por conexión, corresponde a la jurisdicción
mercantil (artículo 1092 del Código de Comercio), con excepción de los casos contemplados en el
artículo 1091 del Código de Comercio.
3.- ROBERTO GOLDSCHMIDT: divulga la clasificación del autor italiano MARIO ROTONDI:
ROTONDI parte de:
a. actos de comercio en sentido absoluto: que siempre son mercantiles sin importar consideraciones
extrañas al acto mismo.
“Son actos de comercio en sentido absoluto aquellos que cuyo carácter mercantil es independiente del
sujeto que los realiza o del fin a que están dirigidos o de la forma particular de su ejercicio o de la
relación a que estén subordinados[1].”
“Actos de comercio en sentido absoluto son la letra de cambio, artículo 2, N° 13, y los actos de derecho
marítimo, artículo 2, Nos. 17 a 22. También pueden encuadrarse en este grupo las operaciones de Bolsa
del N° 16. Según algunos pertenecen a este grupo también las operaciones de Banco del N° 14, concepto
que no comprende, según la Corte Federal, los préstamos objeto de las operaciones de casas de empeño.
Sin embargo, la opinión de considerar las operaciones de banco acto de comercio en sentido absoluto, no
parece acertada, ya que lo que caracteriza tales operaciones, que presupone la conexión de operaciones
activas y pasivas, es el fin del sujeto de interponerse entre el crédito y el pago. También se ha querido
encuadrar en este grupo los seguros del N° 12, pero algunos, verbigracia, Vivante, sostienen que el
contrato de seguro presupone la existencia de una empresa y, desde ese punto de partida, los seguros
pertenecerían al segundo grupo de los actos de comercio en sentido relativo. En fin, se citan entre los
actos en sentido absoluto la compra y la venta de un establecimiento de comercio y de las acciones o de
las cuotas de una sociedad mercantil, artículo 2, N° 3, y también los seguros que tiene por objeto
establecimientos de comercio, artículo 6; sin embargo, otros, verbigracia, Ascarelli, afirman que estos
actos constituyen un grupo especial de los actos de comercio en sentido relativo en razón de su objeto.
[1]” , y
b. actos de comercio en sentido relativo: en donde la comercialidad depende de algún factor
concomitante.
“los actos objetivos de comercio en sentido relativo pueden dividirse en tres grupos: los actos que son
mercantiles en razón del intento especulativo del sujeto que los realiza; los actos cuya comercialidad
resulta de la forma particular de su ejercicio, y los actos que son mercantiles en razón de otro acto que es
el principal[1].”
Originan grandes dificultades, desde este punto de vista, los artesanos, verbigracia, los carpinteros,
sastres, fotógrafos, que menciona el artículo 4. Establece este artículo que los simples trabajos manuales
de los mismos ejecutados individualmente, ya sea por cuenta propia o en servicio de alguna empresa, no
constituyen actos de comercio. De manera, pues, que no constituye acto de comercio cuando el artesano
transforma el material que le ha sido entregado por sus clientes. En cambio, se ha discutido mucho acerca
de si el artesano realiza un acto de comercio, en el sentido del artículo 2, ordinal 1°, cuando compra los
materiales para realizar sus actividades, lo que puede hacer de antemano sin haber recibido todavía un
encargo, o luego de haber recibido un encargo determinado. Algunos sostienen que debe distinguirse si la
actividad principal consiste en el trabajo manual o en la enajenación de los materiales comprados y
elaborados. Este es, verbigracia, el punto de vista del Anteproyecto del nuevo Código de Comercio,
artículo 3, aparte único, según el cual el artesano no se transforma en comerciante cuando la eventual
adquisición de materiales tiene una importancia secundaria en relación con el trabajo efectuado. Según
otros, la adquisición de los materiales constituye un acto de comercio, especialmente cuando el artesano
los adquiere sin tener encargos determinados, pero a veces se afirma que incluso la compra de materiales
para realizar un encargo dado constituye acto de comercio.
Respecto de los artesanos se plantea todavía otro problema. El articulo 4 presupone que ellos trabajan
individualmente lo que no es el caso cuando constituyan una sociedad, incluso, una sociedad de personas.
De trabajo individual se puede hablar todavía cuando trabajan con un aprendiz y con la colaboración de
miembros de su familia, verbigracia, de la mujer y de los hijos. Pero en el momento en el cual se sirvan
del trabajo ajeno, ya no se tratará de actividad de un artesano, no incluida en el derecho mercantil, sino de
la de un empresario cuyas actividades caben dentro del segundo grupo de los actos de comercio en
sentido relativo.
b) Actos objetivos de comercio en razón de la forma particular del ejercicio:
Los actos de comercio cuyo carácter mercantil resulta de la forma particular del ejercicio son las
empresas mencionadas en los números 5 a 8 y 10 a 11 del artículo 2. Respecto del N° 9, relativo al
transporte, se discute si su comercialidad presupone la existencia de una empresa; veremos al estudiar los
artículos 154 y 155 del Código que esta cuestión debe ser contestada en sentido afirmativo, lo que
corresponde a la tradición proveniente del Código de Comercio francés, artículo 632. El concepto de la
empresa presupone una actividad organizada y, en mi concepto, organizada con la intervención del
trabajo ajeno. Entre las empresas mencionadas las más importantes son las empresas de fábricas o de
construcciones del N° 5.
La lista de las empresas enunciadas puede ser ampliada por vía de analogía. Verbigracia, el N° 8, se
refiere a las empresas editoras, tipográficas, de librería, litográficas y fotográficas; ese número puede ser
extendido a las empresas periodísticas. Por el contrario, no constituye acto de comercio el hecho de que
un autor edite su propia obra. Se ha sostenido que por analogía a las empresas de transporte pueden
considerarse de carácter mercantil las empresas de pompas fúnebres.
En algunos casos existen dificultades de delimitación. Así, por ejemplo, no tienen carácter mercantil los
consultorios médicos, pero un sanatorio puede tener carácter de una empresa. En principio, no constituyen
actos de comercio los institutos de enseñanza, incluso cuando vendan útiles de enseñanza; pero hasta un
instituto de enseñanza puede ser estructurado en forma de empresa. No tiene carácter mercantil la
recepción ocasional de una persona en una casa de familia; no obstante, una casa de pensión puede
constituir una empresa.
Hay sólo dos límites de la extensión analógica. No son empresas mercantiles las empresas mineras
cuando la explotación se hace por parte del dueño de la tierra que es normalmente una sociedad. Tampoco
tienen carácter mercantil las empresas agrícolas. No obstante, cuando se trata de un establecimiento
agrícola industrial, por ejemplo, con bodega, podrá afirmarse que el establecimiento constituye una
empresa de fábrica.
c) Actos objetivos de comercio en razón de otro acto que aparece como principal:
El tercer grupo de los actos objetivos de comercio en sentido relativo son aquellos cuya comercialidad
resulta de su conexión económica con otro acto que es el principal. A este grupo pertenecen la comisión y
el mandato comercial del N° 4, el depósito por causa de comercio del N° 10 y el corretaje en materia
mercantil del N° 15, incluso, lo que se ha discutido, el acto aislado de corretaje cuyo objeto sea, un acto
de comercio. También puede citarse el aparte único del artículo 6 en cuanto se refiere a la cuenta corriente
y el cheque que procedan de causa mercantil. En todos estos casos, la conexión entre el acto principal y el
accesorio no tiene carácter jurídico sino exclusivamente económico, verbigracia, el mandato es comercial
cuando lo es el acto que el mandatario se obliga a realizar. También los casos de este grupo son
susceptibles de extensión analógica, verbigracia, a la transacción con un objeto mercantil. En un caso, el
del N° 23, que concierne a los contratos entre los comerciantes y sus factores o dependientes, no hay
conexión con un acto de comercio determinado sino con la actividad del comerciante, conexión que tiene
un carácter parecido al que existe en los casos de los actos subjetivos de comercio.
Además de los casos de conexión económica hay otros en los cuales existe una conexión jurídica, así el
del artículo 544, relativo a la fianza mercantil, y el del artículo 535, concerniente a la prenda mercantil.
En este sentido, el artículo 544 establece que la fianza es mercantil, aunque el fiador no sea comerciante,
si tiene por objeto asegurar el cumplimiento de una obligación mercantil. Según el artículo 535, la prenda
es mercantil, aunque no sea dada por un comerciante, si es por acto de comercio.
c. actos subjetivos de comercio o conexos con la actividad comercial del comerciante: los actos subjetivos
de comercio que contempla el artículo 3, según el cual se reputan actos de comercio, además de los actos
señalados en el artículo 2, cualesquiera otros contratos y obligaciones de los comerciantes si no resulta lo
contrario del acto mismo y si tales contratos y obligaciones no son de carácter esencialmente civil.
4.- HUGO MÁRMOL MARQUIS: propone en primer lugar partir de la clásica “summa divitio” del
Derecho Mercantil tantas veces criticada y tan pocas veces abolida: comercio terrestre y comercio
marítimo.
1. actos individuales: pueden ser acometidos por un sujeto en su vida ordinaria. Naturalmente nada
impide que una organización realice estos actos, pero es importante recordar que los mismos no la
presuponen ni la necesitan y pueden darse en la vida real sin necesidad de tenerla. Pueden implicar una
interposición en el cambio (lucrativa o no) pueden limitarse a coadyuvar en su realización; o pueden
referirse a instrumentos documentales considerados mercantiles por la ley o a bienes afectados al
comercio. A su vez se subdividen en:
1.2. actos coadyuvantes de una interposición: ordinales 13 (segunda parte), 14 (segunda parte) y 16 del
artículo 2 del Código de Comercio. Se refieren a todos los actos de comercio que, sin significar
directamente una interposición en un cambio (primer grupo) crean condiciones favorables para que esa
interposición pueda lograrse.
1.3. actos instrumentales: ordinal 13 (primera y tercera parte) del artículo 2 del Código de Comercio.
Ciertos documentos que la ley considera mercantiles, hecha abstracción de que en casos dados y para
algunas de las especies pudiera ser posible un uso extraño a la especulación comercial. En función de la
existencia de estos actos instrumentales, podemos concluir la comercialidad de cualquier documento
elaborado o utilizado para relaciones de comercio; aunque este carácter comercial constituirá una
presunción iuris tantum.
1.4. bienes afectados al comercio: ordinal 13 del artículo 2 del Código de Comercio. Se extiende la
mercantilidad de estas operaciones sobre bienes afectados al comercio a todas las otras que puedan
hacerse sobre dichos bienes: permuta, arrendamiento, cesión, donación, constitución de usufructo o de
comodato. Y en todos los supuestos, consideramos comercial el acto para ambas partes.
2. actos que precisan de organización: requieren de una organización económica previa y de carácter
permanente, de manera tal que su realización individual significaría un contrasentido jurídico. Se incluyen
en este grupo los ordinales 5, 6, 7, 8, 9 (por interpretación), 10 (segunda, tercera y cuarta parte), 11, 12,
14 (primera parte) y 23 del artículo 2 del Código de Comercio. En los ocho nombrados en primer lugar, el
legislador emplea la palabra “empresa” bien en la enumeración misma, bien en algún otro texto. No se
habla de empresa en cambio, en la actividad bancaria (14) ni en los contratos entre comerciantes y sus
factores y dependientes (23), pero la organización empresarial está implícita en la actividad de un banco y
es la única que justifica, por otra parte, los contratos de trabajo que hace un comerciante. Por empresa
entenderemos, provisionalmente, toda actuación comercial que implique una previa organización de
capital y trabajo y asuma los riesgos.
b. actos de comercio marítimo: son todos aquellos actos enumerados entre los ordinales 17 al 22 del
artículo 2 del Código de Comercio.
“La clasificación en acto constitutivo y accesorios se rechaza porque la creación de estos últimos, con el
propósito de negar a quien los ejerza profesionalmente el carácter de comerciante, es arbitraria. Se
sostiene en efecto que en virtud de crear al comerciante está dada a todos los actos, sin distinguir entre
principales y accesorios, porque en la enumeración que hace el legislador no hay esta distinción[1].”
“objetivos son aquellos actos de comercio que en sí mismos aparejan la intermediación y el ánimo de
lucro, independientemente de las personas que intervienen en su ejecución; para Hernández Bretón en “la
clasificación de estos actos se ha hecho abstracción de la persona que los realiza; sin otra consideración
que la de que son mercantiles por voluntad de la Ley, no admitiendo investigación de carácter
interpretativo. Y pertenecen exclusivamente al régimen mercantil por el objeto en sí, por la intrínseca
naturaleza económica del acto y no tiene que tomarse en cuenta para nada que el sujeto sea o no
comerciante.[1]”
Alfredo Morles Hernández: “El sistema venezolano de actos de comercio fue incorporado por el
legislador del 15 de febrero de 1862, tomándolo del Código de Comercio francés. El acto de comercio
objetivo fue ubicado en el Libro Quinto (De la administración judicial en materias de comercio), Título I
(De los tribunales de comercio), Ley IV (De la competencia de los tribunales de comercio), artículo 1°
con el propósito de delimitar la competencia de los tribunales de comercio. En el artículo 2° fueron
colocados los actos subjetivos de comercio, a los cuales se identificó como «las obligaciones y contratos
entre comerciantes, mientras no se pruebe que tienen un objeto ajeno del comercio».
A partir de 1873 la enumeración de actos fue trasladada a los títulos preliminares del Código, en donde ha
permanecido desde entonces. El elenco de actos objetivos se amplió sensiblemente en esa oportunidad
(artículo 3°). El Código de Comercio de 1904 trasladó la materia al artículo 2° e incorporó algunos actos
objetivos mas. Por último, el Código de Comercio de 1919 (vigente) hizo ajustes de redacción en los
ordinales 1° y 2° y en el numeral 19 del artículo 2°.
La realización profesional de las actividades consideradas actos objetivos de comercio (artículo 2°)
convierte en comerciante a quien los ejecuta (artículo 10). Por otra parte, se presume (presunción iuris
tantum), que son actos de comercio cualesquiera otros contratos o cualesquiera otras obligaciones de los
comerciantes, a menos que resulte lo contrario del acto mismo o que el acto sea de naturaleza
esencialmente civil (artículo 3°). El régimen venezolano se basa en las categorías de acto de comercio y
de comerciante, por lo cual pertenece al sistema mixto. Este sistema, si bien ha existido en el país desde la
primera codificación, sustituyó al sistema subjetivo que existió mientras estuvieron en vigencia las
Ordenanzas de Bilbao.”
1° La compra, permuta o arrendamiento de cosas muebles, hecha con el ánimo de venderlas, permutarlas,
arrendarlas o subarrendarlas en la misma forma o en otra distinta; y la reventa, permuta o arrendamiento
de estas mismas cosas.
a) El bien debe ser mueble; la misma operación realizada con bienes inmuebles planteaproblemas de toda
índole...,
b) El ánimo de revender, volver a permutar, arrendar o subarrendar debe ser simultáneo con la
adquisición o arrendamiento primitivo del bien: no habrá acto de comercio (en los términos de este
ordinal) si se adquiriera para el uso o consumo y posteriormente se revendiera, pero en cambio, hay acto
de comercio si se compra para revender y posteriormente no se revende (el caso de quien compra un
artículo para reventa y le es robado antes de la segunda operación).
c) Cuando se adquiere con el ánimo (ya hay un acto de comercio) y luego se lleva a la práctica el ánimo
(y efectivamente se revende, repermuta, arrienda o subarrienda) se efectúa, en este segundo momento, un
nuevo acto de comercio. No es esencial el orden de ambos actos: yo puedo revender lo que todavía no he
adquirido.
e) El ánimo de reventa debe ser reconocible por quien compra. Se podrá identificar por una declaración
expresa, la profesión del sujeto, su conducta precedente y el volumen de lo que ha comprado. Sin
embargo, no es preciso que la intención de reventa sea conocida por el vendedor originario: basta con que
haya existido la posibilidad real de llegar a ella.
f) No hace falta la obtención de ganancias, ni siquiera el ánimo de lograrlas, (en contra de Rotondi).
2° la compra o permuta de deuda pública u otros títulos de crédito que circulen en el comercio, hecha con
el ánimo de revenderlos o permutarlos; y la reventa o permuta de los mismos títulos.
En el supuesto del ordinal 2, ha llamado indebida atención la indicación de que los títulos "deben circular
en el comercio". En verdad, la circulación comercial es inminente en el concepto de título-valor
(acciones, obligaciones societarias, bonos de la deuda pública); la documentación que carece de ella
(libreta de ahorro, pólizas de seguro) tampoco configura títulos de crédito propiamente dichos. Pero esa
inadvertencia del legislador podría llegar a la conclusión errónea de que no son actos de comercio las
compras de títulos extranjeros, que no circulen habitualmente en el comercio del país, aunque se haga con
ánimo de reventa.
Goldschmidt: “Los títulos de la deuda pública son los papeles emitidos por el Estado conforme ala Ley de
Crédito Público y constituyen en sí títulos de crédito[1].”
a) Se es especifico al indicar la “compra” como la “venta”, a pesar que el negocio contractual será en la
vida real uno solo (toda compra implica una venta y viceversa, y de allí que el contrato respectivo sea
llamado “compraventa”), para dejar claro que el acto respectivo resulta comercial tanto para quien lo
compra como para quien lo vende.
c) Los mercantilistas clásicos fundamentan la mercantilidad del acto en el hecho de quien compra o vende
un establecimiento de comercio realiza en verdad, respectivamente, su ingreso y su salida del comercio.
Mármol Marquis: “la idea parece irrelevante.”
d) En su segunda parte el ordinal alude a compra y venta de las acciones o cuotas de una sociedad
mercantil. Se entiende por sociedad mercantil aquella que tiene por objeto la realización de uno o más
actos de comercio (art. 200); por otra parte, las sociedades que adopten la forma de anónimo y de
responsabilidad limitada son reputadas mercantiles sin importar su objeto, salvo cuando se dediquen
exclusivamente a actividades agrícolas, pecuarios o mineras. Acciones o cuotas son las participaciones
del socio en una sociedad. Hay acción en la sociedad anónima y en la comandita por acciones; el término
alude a un documento negociable que es suministrado al socio (allí llamado más propiamente
"accionista”) para identificarlo como tal y, a la vez, facilitarle el traspaso de su participación. En los otros
tipos de sociedades, el carácter de socio sólo consta en los libros de la compañía, y la participación
respectiva es llamada cuota.
Mármol Marquis: “Extendemos la mercantilidad de estas operaciones sobre bienes afectados al comercio
a todas las otras que puedan hacerse sobre dichos bienes: permuta, arrendamiento, cesión, donación,
constitución de usufructo o de comodato. Y en todos, los supuestos, consideramos comercial el acto para
ambas partes.”
Se entiende por comisión el ejercicio de actos de comercio en nombre propio pero por cuenta de otro (art.
376) y por mandato comercial el mismo ejercicio en nombre y por cuenta de otro (art. 379). En la
terminología civilista, el mandato comercial sería entonces simplemente un mandato con representación
para la realización de actos de comercio. Tanto el mandatario como el comisionista operan como
intermediarios entre la persona para quien actúan (mandante o comitente) y un tercero, para la, realización
de una operación de comercio. Es decir, actúan como un eslabón interpuesto en una actuación que, a la
larga, tendrá efecto entre los dos sujetos relacionados. Y el negocio en cuestión tiene por si mismo
carácter mercantil: de otra forma, la figura realizada implicaría un mero mandato civil con o sin
representación, en los términos de los artículos 1684 y siguientes del Código Civil. Se trata entonces de
una interposición en un cambio.
LEOPOLDO BORJAS: “EN ESTA CATEGORÍA ENTRAN TODAS LAS EMPRESAS QUE TIENE
POR OBJETO LA CONSTRUCCIÓN O REPARACIÓN DE CASA Y EDIFICIOS; DE
DEMOLICIONES; DE CONSTRUCCIÓN DE PUENTES, CARRETERAS O DE CUALESQUIERA
OTRAS OBRAS IMPORTANTES ARRAIGADAS AL SUELO; E INCLUSIVE, LAS EMPRESAS DE
URBANISMO, MOVIMIENTO DE TIERRAS, ETC.”
b) Por manufactura, entenderemos etimológicamente el trabajo hecho a mano: sería el caso de los talleres
para la fabricación de ropa, o aun, talleres de reparación de automóviles, radios, televisores y otros
aparatos eléctricos, en donde predomina el trabajo manual. En realidad, las empresas que los organicen
podrán ser realmente fábricas, comerciales en virtud del ordinal 5, pero no necesariamente será así, ya que
la empresa de manufactura puede no fabricar sino prestar un servicio.
c) Almacenes, bazares y tiendas son todas empresas que venden artículos previamente adquiridos y tienen
ya carácter mercantil por el ordinal 1; distinguimos almacenes cuando se trata de venta al mayor, y
bazares y tiendas en los supuestos de venta al detal según que el vendedor abarque toda una rama de
artículos de diferente tipo (bazares) o se especialice en una sola clase de artículo.
d) Fondas eran llamadas las antiguas casas de comida y hospedaje, que hoy calificamos de hoteles. Por
cafés entenderíamos, en su sentido primitivo, los merenderos o fuentes de soda, aunque nada se opone a
que incluyamos en el término, en forma general, a todos los restaurantes sin importar su categoría.
Leopoldo Borjas: “...las empresas manufactureras, es decir, todas aquellas empresas destinadas a la
transformación de la materia prima, mediante mutación o perfeccionamiento de la substancia o la forma
de la materia prima o de un producto ya elaborado, con el propósito de hacerla apropiada a las exigencias
del consumidor. En este sentido es cómo debe entenderse como acto de producción de bienes a los
almacenes, bazares, tiendas, fondas y cafés; ya que desde el punto de vista de la reventa que ellos hacen
de los productos adquiridos, entrarían dentro de la clasificación del numeral 1 del artículo 2. Esta
categoría resulta amplísima, desde una simple lavandería o taller mecánico, hasta una empresa fabricante
de aviones.”
7° LAS EMPRESAS PARA EL APROVECHAMIENTO INDUSTRIAL DE LAS FUERZAS DE LA
NATURALEZA, TALES COMO LAS DE PRODUCCIÓN Y UTILIZACIÓN DE FUERZA
ELÉCTRICA.
El supuesto señalado es evidentemente ejemplificativo, cabría además incluir en el ordinal a las empresas
que hicieran un aprovechamiento industrial de la energía solar o atómica, cuando el desarrollo de la
tecnología así lo permita.
El artículo 38 de la Ley del Servicio Eléctrico (28/09/1999), establece que las empresas especializadas en
comercialización ejercen esta actividad bajo régimen de competencia, previa autorización de la Comisión
Nacional de Energía Eléctrica y con las limitaciones establecidas en dicha Ley. Esta entiende por
comercialización de la actividad generada por tales empresas, la compra y venta de potencia y energía
eléctrica.
a) El trabajo de estas empresas es bastante similar, en la práctica a veces se confunden un poco los
nombres. La empresa editora se ocupa de la reproducción de libros, publicaciones periódicos (prensa,
revistas); y en general, de todo tipo de material impreso; las empresas tipográficas y litográficas son en
verdad editoras que, según el sentido de las palabras, utilizan respectivamente tipos de metal o de piedra.
La empresa fotográfica se ocupa de la reproducción de imágenes en papel o cartulina.
c) Se plantean dudas algunas veces acerca de la edición hecha sin fines de lucro (obras de divulgación,
revistas profesionales, hojas parroquiales). La respuesta correcta podría ser la de considerar que tales
actos también configuran actos de comercio (porque el concepto de empresa no implica necesariamente el
de actividad lucrativa), pero no bastan para llamar comerciante a quien los realiza.
a) De la existencia de este ordinal, conjuntamente con la alusión al transporte marítimo que se encuentra
en el ordinal 19, concluimos por analogía en la comercialidad del transporte aéreo.
b) La letra de la ley no parece exigir que el transporte sea hecho "por empresa" para concluir en su
comercialidad. No obstante, ello es evidente si se advierte qué entiende por "transporte" el legislador
mercantil: en el art. 154 nos lo identifica con un contrato entre un expedidor o remitente y un empresario.
Es decir, si por definición el transporte siempre ha de implicar la empresa, parecía ocioso referirse a ella
en el ordinal 9 que comentamos.
c) La comercialidad del transporte, por analogía, puede extenderse a las empresas funerarias, las agencias
de noticias y las empresas de telecomunicaciones.
Núñez Enrique, Jorge[1]: “El acto de comercio de la empresa de transporte por tierra y por agua, se aplica
a la empresa de transporte aéreo; en relación a este último, el transporte aéreo, nuestra jurisprudencia
sostiene que si bien el artículo 56 de la Ley de Aviación Civil señala que la acción por daños y las
indemnizaciones se rigen por el Código Civil, aún en este caso la acción queda sometida a la jurisdicción
mercantil, porque se trata de una reclamación nacida de un contrato de transporte, el cual es un acto
objetivo de comercio por aplicación analógica del ordinal 9° del artículo 2° del Código de Comercio... En
conclusión, pese a que en el artículo 2°, ordinal 9° Código de Comercio, sólo se mencionan como actos
de comercio objetivos el transporte por tierra y el transporte por ríos o canales navegables, el transporte
marítimo y el transporte aéreo son actos de comercio objetivos, el primero en virtud del ordinal 19 y el
segundo en aplicación analógica del ordinal 9° del artículo 2° del mismo Código.”
a) El depósito por causa de comercio, se trata del contrato por el cual una persona recibe la cosa ajena con
obligación de guardarla y restituirla (art. 179 del Código Civil) y el cual se presenta en materia mercantil,
entre otros casos, cuando se susciten controversias respecto de la cosa transportada por diferencia o
avería, mientras las mismas se resuelven y los objetos en cuestión son reclamados por los interesados (art.
181 y 182), o, de manera más general, para facilitar el tráfico de mercancías a los comerciantes que
carecen de recursos para su custodia directa, de acuerdo con los mecanismos que establece la Ley de
Almacenes Generales de Depósito.
El depósito por causa del comercio es concebido como una situación de guarda de objetos destinados o
una operación mercantil, realizado en forma provisional mientras la operación misma se lleva a efecto. Es
decir, como una interposición en un cambio de mercancías (compra-venta o permuta) característica.
b) Las provisiones y suministros son comerciales como consecuencia del juego de los ordinales 1 y 9, sin
que en verdad fuera precisa su indicación expresa. Aunque los dos términos pueden usarse
indistintamente, preferimos hablar de provisión en el caso de que se provean bienes de consumo (por
ejemplo, los repartos de leche a domicilio y de suministros si son materias o a materias transformables o
utilizables sin su desaparición (suministro de repuestos de maquinaria).
c) Las agencias de negocios implican el acercamiento entre dos personas para la conclusión de un
negocio, y en ellos se identifican con el corretaje. Pero en el caso de la agencia, la comercialidad no la da
la materia mercantil a la cual se refiera la intermediación, sino el hecho de que la actuación ha partido de
una organización establecida. Así, siempre que la organización exista, habrá comercialidad en ciertos
actos respecto de los cuales un corredor podría alegar el carácter civil. Por ejemplo, las agencias de
colocaciones de empleo son mercantiles, pero el acto individual de buscar a, un trabajador para
determinada colocación, aunque pueda implicar corretaje, podría ser calificado de civil por no referirse a
materia de comercio.
d) Las empresas de almoneda tienen como finalidad la venta de bienes muebles en pública subasta. Son
en definitiva verdaderas tiendas (ordinal 6) a pesar de que podría sostenerse que su sistema peculiar de
venta las hace merecedoras de un calificativo distinto; de todos modos, operan fundamentalmente en los
supuestos del ordinal 1.
La organización propiamente dicha del espectáculo, por medio de la empresa, adquiere carácter
comercial, de allí que resulte en definitiva redundante el ordinal del artículo 1090 cuando señala que
corresponde a la jurisdicción mercantil la acción del empresario de un espectáculo público contra los
artistas, y de éstos contra aquél.
a) En este ordinal el legislador no utiliza la palabra "empresa" -aunque sí lo hace, en su propio título, la
ley administrativo de "Empresas de Seguros y Reaseguros". De todos modos, el carácter empresarial es de
la esencia del seguro. La estabilidad que pretende el comprador de un seguro, respecto de la protección
del riesgo, sólo la logra si se le garantiza que el asegurador sobrevivirá al riesgo mismo con posibilidad de
cumplir, luego de ocurrido el hecho, la obligación de indemnización. Muy poco me cubriría mi seguro de
vida si también el asegurador fuera como yo, un ser humano sujeto a las contingencias de morir en
cualquier instante.
b) Los seguros son terrestres y marítimos, según sea el tipo de riesgo asumido. Ambos tienen carácter
comercial, según los ordinales 12 y 20. Y la existencia de ambos permite colegir en la comercialidad de
cualquier otra rama del seguro que pueda surgir en la técnica: hoy se habla ya de seguro aeronáutico y
muy pronto podrá ser factible el seguro espacial.
c) Por seguro mutuo se entiende aquel en donde todo el grupo funge simultáneamente de protegido y de
coprotector del resto. Existe allí una "mutualidad" en donde cada integrante debe contribuir a prorrata con
los otros para la indemnización del daño que sufra alguno de los miembros y, simultáneamente, tiene
derecho a ser indemnizado por el prorrateo de todos cuando sufra él algún daño.
d) En el seguro a prima hay un tercero, llamado asegurador que previamente establece un cálculo
probabilístico con base al cual determina por adelantado el monto de las primas o cotizaciones del grupo,
las cuales percibe también por adelantado. Queda a su cargo indemnizar los daños cuando se vayan
produciendo. Hay entonces, por lo general, mutualidad espontánea, pago de cotización en el momento del
siniestro e indemnización a prorrata en el seguro mutuo, contra organización empresarial, pago previo e
indemnización contractualmente preestablecido en el seguro a prima.
e) Los seguros son contra las pérdidas si buscan indemnizar un perjuicio económico y sobre la vida si se
limitan a ofrecer un pago según la duración o las eventualidades de la vida de una persona. Técnicamente,
se habla en los primeros de "repartición” para entender que el asegurador "reparte" entre los contratantes
que cancelan una, prima el monto de los indemnizaciones previstas; en los seguros sobre la vida se alude
a la "capitalización" para dejar claro que, más que repartir el monto de su prestación entre los diversos
pagadores, el asegurador lo logra a través de la capitalización año tras año de los cobros efectuados.
a) La letra de cambio la cual es reputada siempre como acto de comercio, y en todos los aspectos a que
pueda referirse. En un sentido teleológico, las corrientes más modernas comienzan a encontrar
inconveniente esta comercialidad absoluta y, legalmente, hay una tendencia internacional a excluir las
letras de cambio de los Códigos de Comercio para regularlas por leyes especiales. En Venezuela, se hizo
un intento a tal efecto con el "Proyecto de Ley General de Títulos Valores y Operaciones Bancarias" de
Roberto Goldschmidt, de 1963, revisado y reeditado años más tarde como "Proyecto de Ley de Títulos-
Valores y Operaciones Bancarias" (1967). Sin embargo, los redactores del proyecto de Código
actualmente en preparación vuelven a la sistemática tradicional de mantener a la letra de cambio en el
texto genérico.
b) Las operaciones de cambio, entendidas por tales, no como podría pensarse a primera vista, las
permutas de bienes muebles sino, en sentido propio, el trueque de la moneda de un signo por la de otro
signo (bolívares por pesos colombianos) y, concomitantemente, la transferencia de dinero de un país a
otro con el objeto de obtener ese trueque.
c) Los pagarés a la orden entre comerciantes solamente o por acto de comercio de parte de quien suscribe
el pagaré. En el pagaré hay un sujeto (emitente) que, por medio del documento respectivo reconoce una
deuda y se compromete a pagarla (sacramentalmente, de allí el nombre del título, con la frase "Yo ...
declaro que debo y pagaré al señor...”). Un beneficiario, identificado en el título, resulta acreedor del
pago. A pesar de que un uso distorsionado frecuente de la letra de cambio ha, hecho desaparecer en la
práctica la diferencia, es característico en el pagaré la existencia de sólo dos personas, acreedor y deudor,
partiendo de la base de que el deudor, comprometido al pago, es el propio creador del documento. En la
letra de cambio típica existen un librador que prepara el instrumento o título y mediante el mismo le
ordena a un librado que efectúe el pago a un tercero beneficiario.
Se entienden por tales, aquellas realizadas por las entidades bancarias dentro de las posibilidades que les
corresponde en su organización y sistemática. Es costumbre distinguir entre operaciones activas y
pasivas, según que el banco se haga acreedor o deudor del tercero que contrata con él. Son operaciones
activas típicas el préstamo bancario y el descuento de efectos, en tanto que lo apertura de cuenta debe ser
calificada de operación pasiva, así como también el redescuento, la constitución de fideicomisos y la
emisión de tarjetas de crédito.
Será también acto de comercio cualquier otra operación que realice un Banco, y conservará su carácter
comercial toda operación bancario típica, aunque en un momento dado sea cumplida por organizaciones
no bancarias (constitución de fondos para autofinanciamiento, auto descuento de efectos, etc.). No
obstante, si la operación es hecha sin fines de lucro, el responsable de las mismas no adquirirá carácter de
comerciante, como ocurre con los llamados "Montes de Piedad" (DOMINICI).
Se entiende por corretaje la mediación que se dispensa entre dos personas para lograr la conclusión de un
contrato; este corretaje es mercantil cuando es realizado entre comerciantes (art. 66) o cuando, sin que se
cumpla dicho requisito, se refiere a un contrato con contenido mercantil por lo menos para una de las dos
partes acercadas. Habría corretaje mercantil, por ejemplo, en la actuación del corredor de seguros, aunque
resultare que el contrato respectivo sólo tuviera carácter comercial para, el asegurador por aplicación del
art. 6; o, con mayor razón, en la actuación del corredor de Bolsa, que media entre el comprador y el
vendedor de la, acción de una sociedad (la operación de compra y venta de acciones de sociedades de
comercio resulta materia mercantil por mandato del ordinal 3).
Las operaciones de Bolsa, es decir, la totalidad de los contratos y operaciones de todo tipo que a través de
los mecanismos de las Bolsas de Comercio permiten a particulares la adquisición y enajenación de
acciones y otros títulos-valores y, desde otro punto de vista, facilitan a los corredores -únicas personas
autorizadas para actuar en la Bolsa- su labor de interposición.
a) Por nave ha de entenderse todo buque destinado a traficar por el mar (art. 612); técnicamente, se habla
de buque para aludir a aquellos productos del ingenio humano que son capaces de flotar y cuentan con un
medio autónomo de propulsión.
b) La alusión a la reventa es superflua, toda venta de naves (por lo tanto, también la reventa) es ya un acto
de comercio. Se habla de compra y venta para dejar claro que el acto es comercial tanto para el
comprador como para el vendedor.
c) Por carena, se entiende la reparación de una nave: recordemos, si sirve para ayudar la memoria, el
puerto de Carenero en el Estado Mirando y la razón de donde obtuvo su nombre.
a) Por armamento se entiende equipamiento de la nave para que pueda prestar servicios (en terminología
marítimos llamamos "armador" al empresario marítimo). Aparejos son todos las pertenencias fijas (como
los mástiles) o sueltas (como los botes salvavidas) que sirven para ayudar a la navegación y que deben
incorporarse a la nave por razones evidentemente náuticas (como las anclas) o por imposición legal
(como el aparato de radiotransmisión). Vituallas alude a los alimentos que se consumirán en la travesía
("municiones de boca"). b) El ordinal deja abierta la enumeración, dado lo cual también será acto de
comercio la compra y la venta de cualquier otro artículo utilizado para armar una nave.
Los contratos relacionados con el armamento, expedición, transporte, depósito y consignación son
comerciales por el ordinal siguiente (20). Acá se quiere dar carácter comercial a las organizaciones y
asociaciones que se creen para agrupar a los comerciantes dedicados a tales actividades. En esto el
derecho marítimo es mucho más preciso que el derecho mercantil terrestre, porque las agrupaciones de
comerciantes terrestres (VG. las cámaras de comercio) pueden no tener carácter mercantil.
a) Se trata tanto de los contratos para la utilización de la nave como de aquellos que se celebran con
ocasión de su utilizaci6n. Contratos para la utilización de la nave, muchas veces confundidos en la
práctica o no perfectamente diferenciados, son el transporte, por el cual el responsable de la nave se
obliga a conducir de un puerto a otro pasajeros o carga; fletamento, en donde la nave entera es puesta a
disposición de un fletador para una expedición o travesía, pero sigue a cargo del fletante (propietario o
armador) todo lo concerniente a la náutica; arrendamiento cuando el arrendador cede la utilización total
de la nave, incluido el aspecto náutico, a un arrendatario, por un determinado lapso.
b) Roberto Goldschmidt: “la enumeración de los actos de comercio en el artículo 2 del Código tienen
carácter enunciativo... es posible considerar como actos de comercio a otros actos no mencionados, por
vía analógica.”
c) Pedro Pineda León: “El Artículo 2° del Código de Comercio encierra una enumeración ejemplificativa
de los actos de comercio objetivos, y arroja sobre ellos una presunción de comercialidad, cuando dice:
“...Son actos de comercio, ya de parte de todos los contratantes, ya de parte de alguno de ellos
solamente”.
d) Hugo Mármol Marquis: “El legislador usa esta denominación de “actos de comercio” en un sentido
totalmente practico. No se refiere a “actos jurídicos con significación comercial” –actos aislados,
perfectamente definidos que tengan un contenido mercantil- sino a todo un conglomerado de operaciones,
actividades y situaciones que están englobadas dentro de un concepto general... Como consecuencia de
este sentido amplio, hay que concluir además en que la enumeración es meramente ejemplificativa. El
legislador no pretende con ella, agotar la delimitación objetiva del Derecho Mercantil.”
“Es deducible además de los artículos 4 y 5, en cuanto los mismos señalan que determinados actos no son
de comercio. Si la enumeración del artículo 2 fuera taxativa es evidente que ningún acto excluido de ella
podría ser calificado de acto de comercio y no se requeriría que el legislador exceptuara formalmente de
la comercialidad determinadas situaciones. Y puede incluirse también el carácter ejemplificativo, de la
circunstancia de que el Código regula con el carácter de comerciales a varios contratos que previamente
no ha calificado de actos de comercio, como son la cesión o transmisión de derechos (art. 150), las cartas
de crédito (art. 495 y sigs.), la cuenta corriente (arts. 503 y sigs.), el préstamo (art. 527 y sigs.), la prenda
(art. 535 y sigs.), y la fianza (art. 544 y sigs.).”
POSICIÓN CONTRARIA:
a) El significado que la doctrina italiana atribuye a la palabra “reputa”, utilizada por el legislador en el
artículo 3 del Código de Comercio de 1882, la cual podría eventualmente considerarse implícita en el
artículo 2 de nuestro Código de Comercio, no tiene fundamento. Decir, además, que este criterio debe
aceptarse porque fue el que guió a los hombres que intervinieron en la redacción del Código, no tiene
tampoco ningún fundamento serio, porque la voluntas legis no puede asimilarse a la voluntad individual
del legislador. Hemos dicho que la palabra "reputa" podría considerarse implícita en el artículo 2 del
Código de Comercio, pero en nuestra opinión no sólo dicha palabra no está implícita en el artículo 2
citado, sino que la misma debe considerarse excluida de la norma en cuestión, puesto que nuestro
legislador ha sido categórico en ese sentido. Nuestro legislador ha dicho “...Son actos de comercio...” y
no, como el legislador italiano de 1882, " . . La ley reputa acto de comercio... " Pero es más, cuando
nuestro legislador, inmediatamente después, dispone en su artículo 3 que "... Se reputan además actos de
comercio ...” está diciendo que, además de los actos enumerados en el artículo 2, él presume actos de
comercio otra serie de actos, pero esta vez en base a una presunción y presunción, como veremos, iuris
tantum, es decir, que admite prueba en contrario.
b) La doctrina en cuestión alega que clasificando los actos de comercio en categorías o dando un concepto
general del acto de comercio, es posible ampliar por analogía la enumeración legal, con lo cual están
confundiendo el concepto del acto de comercio que da el legislador en cada caso particular, el cual puede
ser ampliado por el método lógico-extensivo, y la enumeración de esos actos de comercio particulares, la
cual no puede ser ampliada, extendida.
El concepto del acto de comercio particular, o el general, si es que podemos dar tal concepto, puede ser
extendido, como cualquier otro pensamiento expresado en palabras, a cualesquiera otros actos que tengan
los caracteres genéricos y diferenciales del pensamiento, de la voluntas legis, expresado en el concepto;
pero, se entiende que en este caso estamos aplicando el método de interpretación lógico-extensivo y no el
analógico, como pretende la doctrina criticada.
En cambio que la enumeración, como expresión sucesiva y ordenada de las partes de un todo, no puede
ser extendida, ni reducida, fuera o dentro de ese todo, porque ella está limitada por y al todo del cual es
expresión;
c) Si bien es cierto que la ley mercantil no es ley penal, ni ley de excepción, y que, por lo tanto, ella puede
ser capaz de interpretación analógica, como afirma la doctrina en cuestión, también es cierto que ese solo
hecho no autoriza al intérprete a recurrir al método analógico, sino que lo pone en la vía de poder recurrir
a dicho método cuando se den los supuestos de hecho y de derecho previstos en la norma legal que lo
autoriza a ello;
d) Decir que las normas delimitativas pueden ser ampliadas por analogía, porque ellas no tienen
existencia autónoma como reglas jurídicas, y, que, por lo tanto, ampliarlas por analogía no significa más
que una extensión del ámbito de aplicación de las normas o reglas singulares, es un contrasentido porque
las normas delimitativas fijan, precisamente, los límites del acto de comercio y si no lo fijaran, único caso
en el cual podría aplicarse la analogía, no serían normas delimitativas, sino de otra especie o naturaleza.
En consecuencia, no es válida la afirmación de esta doctrina cuando sostiene que ello demuestra la
posibilidad de la extensión analógica;
e) La clasificación de los actos de comercio por categoría o la búsqueda de un concepto general de acto de
comercio, como sistematización de la materia, es científicamente correcta; pero querer argumentar que tal
clasificación o concepto justifican, prueban o demuestran que el legislador quiso que la enumeración
misma fuese ejemplifícativa, escapa, no sólo a la función, sino al propósito del legislador; y
f) Todos los casos que, tanto la doctrina como la jurisprudencia, han considerado como actos de comercio
por una presunta ampliación analógica de los actos enumerados como tales por el legislador, se limitan a
una simple extensión del contenido de la voluntas legis, mediante la aplicación del método lógico
deductivo.
Los casos citados por Rocco," por ejemplo, así lo demuestran: la comp6 de mercancías para revenderlas
hecha por el Estado, aunque no persiga fines de lucro; la compra de acciones de sociedades de comercio,
aunque sin fines de lucro, sino por otros motivos; toda compra conexa con una actividad mercantil, y así
podríamos continuar con todos los ejemplos dados por él.
Lo mismo podemos decir de la jurisprudencia citada en páginas anteriores. Un ejemplo, no obstante, nos
bastará: nuestra Casación, en sentencia del 11 de noviembre de 1953, « confundió claramente los dos
conceptos cuando se expreso en los siguientes términos: " ... El legislador venezolano no ha dicho que el
suministro o abastecimiento de gas esté incluido en el antes dicho ordinal, sin embargo, estos actos deben
extenderse por evidentes características analógicas a aquellos otros ... " y en otra sentencia se ha
pronunciado así: " ... Entiende esta Sala que el Código de Comercio no es una Ley de excepción sino una
Ley especial, tal como se desprende de lo dispuesto en el artículo 1.140 del Código Civil; -está destinado
a regir, no sólo las obligaciones de los comerciantes en sus operaciones mercantiles,- sino también los
actos de comercio, aunque sean ejecutados por no comerciantes. En nuestro país la Constitucióngarantiza
a todos los habitantes el derecho de dedicarse a la actividad lucrativa de su preferencia, sin más
limitaciones que las previstas en la propia Constitución y las que establezcan las leyes por razones de
seguridad, de sanidad u otras de interés social, lo que revela que el Código de Comercio no rige una clase
social determinada, sino que es aplicable, al menos en cuanto a los efectos de los actos de comercio, a
todos los habitantes del país. No siendo el Código de Comercio una Ley de excepción, ni una ley de
carácter penal, ni restrictiva de derechos o libertades, cabe dar a sus disposiciones interpretación
extensiva por analogía. La enumeración de actos objetivos de comercio, contenida en el artículo 2° del
referido Código, tienen un carácter evidentemente enunciativo, tal como se desprende del ordinal 6°, que
declara actos de comercio los establecimientos semejantes a las empresas de manufacturas, almacenes,
bazares, tiendas, fondas y cafés; y el ordinal 7° que asimismo declara actos de comercio, las empresas
para el aprovechamiento industrial de las fuerzas de la naturaleza, tales como las de producción y
utilización de la fuerza eléctrica. Es evidente que el legislador en el citado articulo 2? ha ofrecido una
enunciación de las operaciones más frecuentes e importantes, de la vida mercantil, pero no ha pretendido
hacer una enumeración limitativa de los actos de comercio ...”
Mármol Marquis: “La extensión analógica, sin embargo, deberá tener sus derroteros. No estamos
autorizados a concluir que cualquier acto concebible puede adquirir significación comercial: los 23
ordinales son los únicos caminos posibles.”
“...la interpretación analógica que permita llegar a la comercialidad de un acto nuevo deberá orientarse
por alguno de los ordinales previstos –y mejor aún, por varios de entre ellos simultáneamente- y los
señalamientos que expresamente hace el artículo 2 adquirirán el carácter de pautas o rutas a tomar en
cuenta obligatoriamente.”
“...los actos de comercio objetivos, en el Código venezolano, son taxativos en cuanto a su numeración,
pero ejemplificativos respecto de su contenido.”
Alfredo Morles Hernández: “La cuestión más conocida en Venezuela alrededor de la aplicación analógica
de la enumeración comprendida en el artículo 2° del Código de Comercio es la relacionada con la
comercialidad de las operaciones inmobiliarias. René De Sola sostuvo que el ordinal 1° del artículo 2°
que se refiere a la compra, permuta o arrendamiento de cosas muebles hechas con ánimo de revenderlas,
permutarlas, arrendarlas o subarrendarlas, podía ser aplicado por analogía a la compra de inmuebles
hecha con ánimo de revenderlos. En sentido contrario se pronunció Carlos Montiel Molero. El
razonamiento de De Sola era, básicamente el siguiente:
2. los artículo 4 y 5 del Código de Comercio excluyen ciertos actos como mercantiles, entre los cuales no
están las operaciones de especulación con inmuebles;
3. hay actos objetivos de comercio que se refieren a inmuebles, como los numerales 5, 7, 10 y 12 del
artículo 2°.
Tanto Goldschmidt como Mármol han señalado que la analogía es un recurso de interpretación que sólo
se puede utilizar cuando hay silencio de la ley, que no hay posibilidades para una aplicación analógica
cuando el legislador ha manifestado su voluntad, aunque sea sólo en forma implícita. Para Goldschmidt la
razón decisiva está expresada en la voluntad del legislador venezolano de no incluir las compras y ventas
de inmuebles como acto de comercio, al contrario de lo que ocurría con el modelo que se tuvo corno
fuente, el Código de Comercio italiano de 1882. Para Mármol hay algo más: no hay tal silencio en
materia de inmuebles, porque el Código Civil la regula en forma pormenorizada a través de numerosas
disposiciones del Título V de su Libro III. Leopoldo Borjas, por su parte, piensa que en el caso de la
especulación inmobiliaria no se puede recurrir al método lógico-extensivo, «pues ni la historia ni el
término de «mueble» usado por el legislador en el numeral V del artículo 2°, así nos lo permite».
La tesis de De Sola de considerar como actos de comercio las operaciones de especulación inmobiliaria
terminó siendo acogida por la Corte Suprema de Justicia, en Sala de Casación Civil, pero en base a otro
supuesto invocado por él mismo: las operaciones sobre inmuebles pueden ser actos subjetivos de
comercio. En este fallo fue ponente el magistrado Dr. Eloy Lares Martínez.
ACEDO AMAYA, Valmore: Los depósitos bancarios. Universidad Central de Venezuela, Caracas 1955.
BORJAS H., Leopoldo A.: Una sentencia de la Corte Suprema de Justicia que declara competente a la
jurisdicción agraria para conocer un asunto mercantil; Revista de Derecho Privado, Año 1, N° 3, julio-
septiembre 1984, Caracas.
MORALES, Carlos: Comentarios al Código de Comercio Venezolano; Ediciones Garrido, Caracas 1954.
PEREZ, Néstor Luis: Tratado General de los actos de comercio, I y II; Edición Facsimilar (Libro
Homenaje del Congreso de la República de Venezuela a la memoria del autor), Caracas 1908-1974.
EN EL SISTEMA VENEZOLANO:
El sistema venezolano de actos de comercio fue incorporado por el legislador del 15 de febrero de 1862,
tomándolo del Código de comercio francés. El acto de comercio objetivo fue ubicado en el Libro Quinto (de la
administración judicial en materias de comercio), Titulo I (De los Tribunales de comercio), Ley IV (De la
competencia de los tribunales de comercio), articulo 1 º., con el propósito de delimitar la competencia de los
tribunales de comercio. En el articulo 2º. Fueron colocados los actos subjetivos de comercio, a los cuales se
identifico como “las obligaciones y contratos entre comerciantes, mientras no se pruebe que tienen un objeto ajeno
del comercio”. A partir de 1873 la enumeración de actos fue trasladad a los títulos preliminares del Código, en
donde ha permanecido desde entonces. El elenco de actos objetivos se amplio sensiblemente en esa oportunidad
(articulo 3º.). El Código de Comercio de 1904 traslado la materia al articulo2o. E incorporo algunos actos objetivos
mas. Por ultimo, el Código de Comercio de 1919 hizo ajustes de redacción en los ordinales 1º y 2º y en el numeral
19 del articulo 2º.
La realización profesional de las actividades consideradas actos objetivos de comercio (articulo 2º) convierte en
comerciante a quien los ejecuta (articulo 10). Por otra parte, se presume (presunción iuris tantum), que son actos
de comercio cualesquiera otros contratos o cualesquiera otras obligaciones de los comerciantes, a menos que
resulte lo contrario del acto mismo o que el acto sea de naturaleza esencialmente civil (articulo 3 º). El régimen
venezolano se basa en las categorías de acto de comercio y de comerciante, por lo cual pertenece al sistema
mixto. Este sistema, si bien ha existido en el país desde la primera codificación, sustituyo al sistema subjetivo que
existió mientras estuvieron en vigencia las Ordenanzas de Bilbao.