La Palabra Compplementada
La Palabra Compplementada
La Palabra Compplementada
La Palabra Complementada fue creada en 1967 por R. Orin Cornett en el marco de la educación de
los niños y jóvenes sordos con el objetivo de facilitar la comprensión de los mensajes hablados.
LPC no es un sistema signado ni gestual sino que es un método eminentemente oral en el sentido
de que su objetivo es complementar la lectura labial, para ello, combina la lectura labiofacial con
ocho configuraciones de la mano que se ejecutan en tres posiciones (lado, barbilla, garganta)
respecto al rostro.
Se sabe que a partir de un cierto grado de sordera, en concreto a partirde los 90 dB de pérdida, el
equipamiento protésico no sirve para que las informaciones auditivas, que recibe el sordo, tengan
calidad suficiente para percibir de modo satisfactorio el lenguaje hablado y, como consecuencia, la
comprensión del mensaje se hace difícil y a veces imposible. El recurso a la LLF es, por tanto,
indispensable, pero insuficiente. La lectura labiofacial proporciona al sordo profundo
informaciones incompletas o ambiguas, pues muchos fonemas distintos se articulan con idénticos
movimientos labiales y otros fonemas ni siquiera pueden verse.
Las configuraciones manuales permiten identificar las consonantes a través de tres parámetros:
posición, forma y movimiento de la mano. Mientras que las vocales se corresponden con los
diferentes lugares en los que son articuladas las configuraciones. Es necesario tener presente que
LPC es un sistema fonético que representa lo que se oye y habla, y no lo que se escribe.
Ciertos sonidos, /p-b-m/ o /t-d-n/, tienen formas casi idénticas en los labios, o al menos tan
similares que la lectura labial se hace muy difícil. Esto quiere decir que si al sordo profundo se le
dice papá, mamá o baba, fuera de contexto, tendrá que adivinar qué consonante ha sido dicha con
riesgo de acertar una de cada tres veces, o sea, el porcentaje atribuido al azar.
Por esta razón, la LLF es un ejercicio muy fatigoso y ambiguo. Es por esto que no se puede confiar
en la LLF para la percepción de los estímulos lingüísticos y el posterior desarrollo de la
comprensión y producción verbal, dadas las pocas y deficientes informaciones que proporciona.
LPC ha venido a solucionar este serio problema. Una vez solucionado el problema de la
ambigüedad orofacial a edades tempranas, el niño sordo lo tiene todo mucho más fácil para
adquirir el lenguaje y el habla de forma casi natural.
Los complementos manuales de LPC están formados por tres parámetros que se perciben
simultáneamente: 1) las posiciones de la mano en relación al rostro (3 posiciones: lado, barbilla,
garganta), para representar las vocales; 2) las formas o configuraciones de la mano, que en
número de 8 representan las consonantes, y 3) el movimiento de la mano, que básicamente son
dos: movimiento adelante, que acompaña a la sílaba directa (CV) y que es un movimiento suave y
breve; y movimiento flick, movimiento breve y enérgico, que acompaña a toda consonante fuera
de la secuencia C+V.
La regla básica de LPC consiste en que todos los sonidos confundibles en los labios se
complementan con formas de la mano diferentes. Por ejemplo: /ba/, /pa/, /ma/, se ven igual en
los labios pero se diferencian en la mano. Y al revés, la forma o configuración de la mano es la
misma cuando las formas de los labios son distintas. Por ejemplo: /ma/, /fa/, /ta/. Dicho
brevemente, a igual imagen en los labios corresponden distintas formas de la mano, a igual forma
de la mano corresponden distintas formas de los labios.
La Palabra Complementada es un sistema que hace posible el desarrollo lingüístico oral en todos
sus aspectos: fonológico, semántico, morfosintáctico y pragmático. Ha de ser preferida, antes de
los tres años de edad, a otros sistemas por su capacidad de instaurar la fonología como paso
previo a otros desarrollos y manifestaciones del lenguaje. Esta indicado su empleo en estimulación
del lenguaje oral con sordos en general y con sordos profundos en particular.
Esta característica, que diferencia y distancia a LPC de cualquier otro sistema aumentativo de
representación manual, contribuye a adelantar evolutivamente el proceso de segmentación
silábica y fonémica, contribuyendo al desarrollo de la conciencia lingüística básica y facilitando el
acceso a un modelo natural de desarrollo verbal oral.
1 - Ejercicios con las
tres posiciones de la
mano.
Metodología: El maestro se
sitúa enfrente del niño para
presentarle las tres
posiciones de la mano:
Una vez que nos hemos asegurado de que el niño ha tomado conciencia de las tres posiciones
podemos proceder a enseñarles las vocales.
Objetivo: Complementar las cinco vocales, lo que equivale a practicar las tres posiciones de las
manos (lado, barbilla, garganta).
Metodología: El maestro coloca la mano abierta de forma natural con el pulgar separado del resto
de los dedos en ángulo de 60 a 90 grados y con el dorso de la mano hacia el niño, a unos cinco
centímetros de distancia de la cara en la posición correspondiente a cada una de las vocales. Al
mismo tiempo y de manera sincronizada emite el sonido correspondiente a cada vocal que se
complementa.
Vocal /a/:
Mano en la posición indicada sobre el lado derecho de la cara. Al tiempo emitimos la vocal /a/.
Vocal /e/:
Mano en la posición indicada sobre la barbilla. Al tiempo pronunciamos la vocal /e/.
Vocal /i/:
Mano en la posición indicada sobre la garganta. Al tiempo emitimos la vocal /i/.
Vocal /o/:
Mano en la posición indicada sobre la barbilla. Al tiempo pronunciamos la vocal /o/.
Vocal /u/:
Mano en la posición indicada sobre la garganta. Al tiempo pronunciamos la vocal /u/.
El maestro complementa la /a/ y le pide al niño que la repita. A continuación la /e/ y así
sucesivamente.
Luego complementa las vocales de manera aleatoria y le pide al niño que las repita.
Por último le presenta ritmos fonéticos como ea, eo, ia, io, ui, oia... y le pide ue los repita.
Contenidos:
Perfeccionamiento de la complementación de las vocales y de la figura 5 (fonema /m/).
Presentación de vocabulario relacionado: mama, mu, mi, miau, meo, momia.
Metodología:
El maestro presenta al niño una serie de dibujos relacionados con palabras cotidianas o conocidas
por el niño, como elemento de apoyo a la vez que pronunciamos su sonido y lo complementamos
según LPC. También utiliza onomatopeyas.
¿Quién es?
Ma-má
El maestro enseña el dibujo al niño, después llama su atención para que le
mire y vocaliza la palabra al tiempo que la complementa con la LPC.
Pide al niño que lo repita.
La vaca dice:
Mu - mu - mu
El maestro enseña un nuevo dibujo y procede de la misma
manera.
En este caso el sonido es una onomatopeya.
El niño observa y repite.
¿Qué es?
Mi casa
El maestro enseña un nuevo dibujo y procede de la misma
manera.
En este caso realiza un gesto con el rostro que indique
pregunta y otro que indique posesión.
El niño observa y repite.
El gato dice:
Miau
¿Qué es?
Momia
El maestro enseña un nuevo dibujo y procede de la misma manera.
En este caso realiza un gesto con el rostro que indique pregunta.
El niño observa y repite.
Duración:
El maestro complementa en LPC pero sin voz un grupo sílabas aisladas, grupos fonéticos y
algunas de las palabras que se han trabajado en la sesión y le pide al niño que las vocalice en LLB.
El maestro realiza el mismo ejercicio pero al revés, él vocaliza en LLB y le pide al niño que
complemente en LPC.
En ambos casos observa el grado de corrección.
El maestro presenta al niño los dibujos con las palabras que se han trabajado y le pide que
complemente. Observa el grado de corrección en cuanto a posición, figuras y movimientos.
Observa también el grado de sincronización entre LLB y LPC.
El maestro evalúa principalmente el aprendizaje procedimental: saber cómo se hace y hacerlo
bien.
El profesor evalúa el propio proceso de la sesión, la respuesta anímica del niño, el grado de
cansancio o desinterés por las actividades propuestas... y los resultados obtenidos, por si fuera
necesario realizar modificaciones o ajustes.