Misal 2020 04. Abril
Misal 2020 04. Abril
Misal 2020 04. Abril
Misal diario
LA SANTA MISA
MISAL DIARIO
Abril 2020
CICLO A
ACTIVIDAD DIOCESANA
02 de abril: Reunión del Equipo Nato de las Vicarías de: Los Santos Mártires, Zapopan, Atema-
jac, San José de Analco. Reunión Mensual de Equipo Base de la Vicaría; Centro Diocesano de
Pastoral, 10:30 a.m.
03 de abril: Parque del Perdón. Carpa Misionera; Plazas públicas.
04 de abril: Reunión Diocesana de Pastoral Vocacional; Centro Diocesano de Pastoral.
05 de abril: DOMINGO DE RAMOS. Junta de Presidentes de Sección y Cana; Templo Expiatorio.
Jornada Mundial de la Juventud; Iglesia Catedral. Misión Joven.
06 de abril: Reunión Mensual de Pastoral Social; Centro Diocesano de Pastoral.
07 de abril: Reunión de Consejo de Cole; Centro Diocesano de Pastoral, 7:00 p.m.
09 de abril: Misa Crismal y Renovación de promesas sacerdotales; Catedral, 10:00 a.m.
12 de abril: Festival de Resurrección; Andador Cultural Fray Antonio alcalde.
13 de abril: Reunión del Instituto de Formación del Laico; Casa de la Acción Católica, 6:30 p.m.
Del 13 al 19 de abril: Preseminario (6º de primaria y secundaria); Seminario Menor.
16 de abril: Paseo de preseminario; Seminario Mayor.
17 de abril: Reunión del Equipo Nato de las Vicarías de: San Pedro, Toluquilla, Ameca, Chapala
y Tlajomulco.
18 de abril: Curso Básico 1: Introducción al Año Litúrgico (7-8); San Nicolás de Bari. Reunión de
Organismos de Evangelización; Centro Diocesano de Pastoral, 05:00 p.m. Reunión de Movimien-
tos Marianos; San José de Gracia, 05:00 p.m.
19 de abril: Curso Básico 1: Introducción al Año Litúrgico (7-8); SEDEC.
25 de abril: Reunión general de coordinadores de las catequesis: parroquia, decanato, vicaría;
SEDEC, 8:45 a.m.
26 de abril: Celebración Eucarística Docesana por el día del Trabajo; Catedral, 12:00 p.m.
28 de abril: Reunión de Coordinación de la Dimensión de Pastoral Litúrgica; Parroquia La Precio-
sa Sangre de Cristo, 5:00 p.m.
Del 27 de abril al 03 de mayo: Jornada vocacional
Del 28 al 30 de abril: Reunión del Equipo Base de la Vicaría para la preparación de la Asamblea
Diocesana; Pueblo Nuevo.
Imprimátur:
+ José Francisco Cardenal Robles Ortega
Impreso en:
Creator Comunicaciones, S. de R.L. de C.V.
Isla Flores N.º 3344, Col. Jardines de San José,
Tlaquepaque, Jalisco. C.P. 45085
Tel.: (01 33) 3002 6470
[email protected]
Número de registro:
03-2009-092812352700-01
Certificado por INDAUTOR
Dirección del proyecto: Producción, Comentarios y Moniciones:
Centro Católico de Comunicaciones Año XI, N.º 127, abril de 2020 Pbro. Salvador López Rojas
Supervisión: Diseño Editorial y de Portada: Censor:
Pbro. Juan José Alvizo Camarena Creator Comunicación Gráfica Pbro. Guillermo Rodríguez Benítez
Pbro. Joaquín Aguillón Hernández Pbro. Guadalupe González Robles
miércoles 1º de abril de 2020 3
FUERA DE LA ARQUIDIÓCESIS DE GUADALAJARA *
1° miércoles
Morado
FERIA DE CUARESMA
MR pp. 240 [252] / Lecc. I p. 791
ORACIÓN COLECTA
Ilumina, Dios compasivo, los corazones de tus hijos que tratan de purificarse por la
penitencia y, ya que nos infundes el deseo de servirte con amor, dígnate escuchar pater-
nalmente nuestras súplicas. Por nuestro Señor Jesucristo.
PRIMERA LECTURA
[Dios mandó a su ángel para liberar a sus siervos.]
Del libro del profeta Daniel 3, 14-20. 91-92. 95
En aquellos días dijo el rey Nabucodonosor: “¿Es cierto, Sedrak, Mesak y Abed-
negó, que no quieren servir a mis dioses, ni adorar la estatua de oro que he mandado
levantar? Pues bien, si no es cierto, estén dispuestos para que, al oír sonar el cuerno,
la flauta, la cítara, el salterio, la chirimía y toda clase de instrumentos, se postren
y adoren la estatua que he mandado hacer. Pero si no la adoran, serán arrojados in-
mediatamente a un horno encendido. ¿Y qué dios podrá librarlos entonces de mis
manos?”. Pero Sedrak, Mesak y Abednegó contestaron al rey Nabucodonosor: “No
es necesario responder a tu pregunta, pues el Dios a quien servimos puede librarnos
del horno encendido y nos librará de tus manos; y aunque no lo hiciera, sábete que
de ningún modo serviremos a tus dioses, ni adoraremos la estatua de oro que has
mandado levantar”. Entonces Nabucodonosor se enfureció y la expresión de su ros-
tro cambió para Sedrak, Mesak y Abednegó. Mandó encender el horno y aumentar
la fuerza del fuego siete veces más de lo acostumbrado. Después ordenó que algunos
de los hombres más fuertes de su ejército ataran a Sedrak, Mesak y Abednegó y los
arrojaran al horno encendido. Pero el ángel del Señor bajó del cielo, se puso junto a
ellos, apartó las llamas y produjo en el horno un frescor como de brisa y de rocío, y
el fuego no los atormentó, ni los hirió, ni siquiera los tocó. El rey Nabucodonosor,
estupefacto, se levantó precipitadamente y dijo a sus consejeros: “¿Acaso no estaban
atados los tres hombres que arrojamos al horno?”. Ellos contestaron: “Sí, señor”. El
rey replicó: “¿Por qué, entonces, estoy viendo cuatro hombres sueltos, que se pasean
entre las llamas, sin quemarse? Y el cuarto, parece un ángel”. Nabucodonosor los
hizo salir del horno y exclamó: “Bendito sea el Dios de Sedrak, Mesak y Abednegó,
4 miércoles 1º de abril de 2020
que ha enviado a su ángel para librar a sus siervos, que confiando en Él, desobe-
decieron la orden del rey y expusieron su vida, antes que servir y adorar a un dios
extraño”. Palabra de Dios.
EVANGELIO
[Si el Hijo les da la libertad, serán realmente libres.]
Del santo Evangelio según san Juan 8, 31-42
En aquel tiempo, Jesús dijo a los que habían creído en Él: “Si se mantienen fieles
a mi palabra, serán verdaderos discípulos míos, conocerán la verdad y la verdad los
hará libres”. Ellos replicaron: “Somos hijos de Abraham y nunca hemos sido esclavos
de nadie. ¿Cómo dices tú: ‘Serán libres’?”. Jesús les contestó: “Yo les aseguro que
todo el que peca es un esclavo y el esclavo no se queda en la casa para siempre; el
hijo sí se queda para siempre. Si el Hijo les da la libertad, serán realmente libres. Ya
sé que son hijos de Abraham; sin embargo, tratan de matarme, porque no aceptan mis
palabras. Yo hablo de lo que he visto en casa de mi Padre: ustedes hacen lo que han
oído en casa de su padre”. Ellos le respondieron: “Nuestro padre es Abraham”. Jesús
les dijo: “Si fueran hijos de Abraham, harían las obras de Abraham. Pero tratan de
matarme a mí, porque les he dicho la verdad que oí de Dios. Eso no lo hizo Abraham.
Ustedes hacen las obras de su padre”. Le respondieron: “Nosotros no somos hijos de
prostitución. No tenemos más padre que a Dios”. Jesús les dijo entonces: “Si Dios
fuera su Padre me amarían a mí, porque yo salí de Dios y vengo de Dios; no he venido
por mi cuenta, sino enviado por Él”. Palabra del Señor.
* EN LA ARQUIDIÓCESIS DE GUADALAJARA
1° miércoles
Morado
Memoria,
BEATOS JOSÉ LUIS PADILLA GÓMEZ,
JORGE RAMÓN y RAMÓN VICENTE VARGAS GONZÁLEZ,
Mártires Mexicanos *
MR pp. 881 [920]
ORACIÓN COLECTA
Señor y Dios nuestro, que diste a los beatos José Luis Padilla Gómez, Jorge Ramón
y Ramón Vicente Vargas González, la gracia de llegar a la gloria del martirio, concéde-
nos, por su intercesión, el perdón de nuestros pecados y vivir libres de toda adversidad.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu
Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
2 jueves
Morado
FERIA DE CUARESMA
o SAN FRANCISCO DE PAULA, Ermitaño
MR pp. 241 y 695 [253 y 714] / Lecc. I p. 794
Nació en Calabria (provincia italiana), en 1416. Desde muy joven escuchó el llamado de Dios
para que se dedicara a la vida de ermitaño, y se fue a vivir en una cueva. Pero lo siguió toda
una multitud de personas, que acamparon cerca de su cueva. Este fue el origen de la Orden
de los mínimos (1493). Francisco murió en Francia, a donde el rey Luis XI lo había llamado.
ORACIÓN COLECTA
Dios nuestro, tú que enalteces a los humildes, y elevaste a san Francisco de Paula a la
gloria de tus santos, concédenos que por sus méritos y ejemplo, consigamos felizmente
la recompensa prometida a los humildes. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive
y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
8 jueves 2 de abril de 2020
PRIMERA LECTURA
[Serás padre de una multitud de pueblos.]
Del libro del Génesis 17, 3-9
Cuando Dios se le apareció, Abram se postró con el rostro en el suelo y Dios le
dijo: “Aquí estoy. Esta es la alianza que hago contigo: serás padre de una multitud
de pueblos. Ya no te llamarás Abram, sino Abraham, porque te he constituido como
padre de muchas naciones. Te haré fecundo sobremanera; de ti surgirán naciones y
de ti nacerán reyes. Contigo y con tus descendientes, de generación en generación,
establezco una alianza perpetua para ser el Dios tuyo y de tus descendientes. A ti y
a tus descendientes les daré en posesión perpetua toda la tierra de Canaán, en la que
ahora vives como extranjero; y yo seré el Dios de ustedes”. Después le dijo Dios a
Abraham: “Cumple, pues, mi alianza, tú y tu posteridad, de generación en genera-
ción”. Palabra de Dios.
EVANGELIO
[Su padre Abraham se regocijaba con el pensamiento de verme.]
Del santo Evangelio según san Juan 8, 51-59
En aquel tiempo, Jesús dijo a los judíos: “Yo les aseguro: el que es fiel a mis
palabras no morirá para siempre”. Los judíos le dijeron: “Ahora ya no nos cabe duda
de que estás endemoniado. Porque Abraham murió y los profetas también murieron,
y tú dices: ‘El que es fiel a mis palabras no morirá para siempre’. ¿Acaso eres tú más
que nuestro padre Abraham, el cual murió? Los profetas también murieron. ¿Quién
pretendes ser tú?”. Contestó Jesús: “Si yo me glorificara a mí mismo, mi gloria no
valdría nada. El que me glorifica es mi Padre, aquel de quien ustedes dicen: ‘Es nues-
tro Dios’, aunque no lo conocen. Yo, en cambio, sí lo conozco; y si dijera que no lo
conozco, sería tan mentiroso como ustedes. Pero yo lo conozco y soy fiel a su palabra.
Abraham, el padre de ustedes, se regocijaba con el pensamiento de verme; me vio y se
alegró por ello”. Los judíos le replicaron: “No tienes ni cincuenta años, ¿y has visto a
jueves 2 de abril de 2020 9
Abraham?”. Les respondió Jesús: “Yo les aseguro que desde antes que naciera Abra-
ham, Yo Soy”. Entonces recogieron piedras para arrojárselas, pero Jesús se ocultó y
salió del templo. Palabra del Señor.
FERIA DE CUARESMA
o NUESTRA SEÑORA DE LOS DOLORES
MR p. 792 [822] / Lecturas propias.
La santísima Virgen María estuvo íntimamente unida a la Pasión de su Hijo. Por eso está
asociada de un modo particular a la gloria de su Resurrección. La compasión de María, que
celebramos en esta fiesta, nos recuerda que al pie de la Cruz la maternidad de María se ex-
tendió a todo el cuerpo de Cristo, que es la Iglesia, es decir, a todos nosotros.
ORACIÓN COLECTA
Dios nuestro, que quisiste que junto a tu Hijo en la Cruz estuviera de pie su Madre,
compartiendo su dolor, concede a tu Iglesia que, asociada con ella a la Pasión de Cristo,
merezca participar de su gloriosa Resurrección. Él, que vive y reina contigo en la uni-
dad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
PRIMERA LECTURA
[Aprendió a obedecer y se ha convertido en autor de salvación eterna.]
De la carta a los hebreos 5, 7-9
Hermanos: durante su vida mortal, Cristo ofreció oraciones y súplicas, con fuertes voces
y lágrimas, a aquel que podía librarlo de la muerte, y fue escuchado por su piedad. A pesar
de que era el Hijo, aprendió a obedecer padeciendo, y llegado a su perfección, se convirtió
en la causa de la salvación eterna para todos los que lo obedecen. Palabra de Dios.
EVANGELIO
[Ahí está tu Hijo. – Ahí está tu madre]
Del santo Evangelio según san Juan 19, 25-27
En aquel tiempo, estaban junto a la Cruz de Jesús, su madre, la hermana de su
madre, María la de Cleofás y María Magdalena. Al ver a la madre y junto a ella al
discípulo a quien tanto quería, Jesús dijo a su madre: «Mujer, ahí está tu hijo». Luego
dijo al discípulo: «Ahí está tu madre». Y desde entonces el discípulo se la llevó a vivir
con él. Palabra del Señor.
O bien:
EVANGELIO
[Y a ti, una espada te atravesará el alma.]
Del santo Evangelio según san Lucas 2, 33-35
En aquel tiempo, el padre y la madre del niño estaban admirados de las palabras
que les decía Simeón. Él los bendijo, y a María, la madre de Jesús, le anunció: “Este
niño ha sido puesto para ruina y resurgimiento de muchos en Israel, como signo que
provocará contradicción, para que queden al descubierto los pensamientos de todos
los corazones. Y a ti, una espada te atravesará el alma”. Palabra del Señor.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN 1 Pe 4, 13
Alégrense de compartir ahora los padecimientos de Cristo, para que cuando se mani-
fieste su gloria, el júbilo de ustedes sea desbordante.
4 sábado
Morado
FERIA DE CUARESMA
o SAN ISIDORO, Obispo y Doctor de la Iglesia
MR pp. 244 y 695 [256 y 714] / Lecc. I p. 799
Isidoro de Sevilla es el gran doctor de España. Sucedió a su hermano Leandro como obispo
de Sevilla. Trabajó en la organización de la Iglesia en el reino visigodo, teniendo muy en
cuenta los concilios. La recopilación de conocimientos hecha por él sirvió como texto durante
varias generaciones (560-636).
ORACIÓN COLECTA
Escucha, Señor, las súplicas que te dirigimos al celebrar a san Isidoro de Sevilla, y
haz que tu Iglesia, iluminada por sus enseñanzas, encuentre ayuda en su intercesión.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu
Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
14 sábado 4 de abril de 2020
PRIMERA LECTURA
[Haré de ellos un solo pueblo.]
Del libro del profeta Ezequiel 37, 21-28
Esto dice el Señor Dios: “Voy a recoger de las naciones a donde emigraron, a todos
los israelitas; de todas partes los congregaré para llevarlos a su tierra. Haré de ellos
un solo pueblo en mi tierra, en los montes de Israel; habrá un solo rey para todos ellos
y nunca más volverán a ser dos naciones, ni a dividirse en dos reinos. Ya no volverán
a mancharse con sus ídolos, sus abominaciones y con todas sus iniquidades; yo los
salvaré de las infidelidades que cometieron y los purificaré; ellos van a ser mi pueblo
y yo voy a ser su Dios. Mi siervo David será su rey y todos ellos no tendrán más que
un pastor; cumplirán mis mandamientos y pondrán por obra mis preceptos. Habita-
rán en la tierra que di a mi siervo Jacob y en la que habitaron los padres de ustedes,
y ahí vivirán para siempre ellos, sus hijos y sus nietos; mi siervo David será su rey
para siempre. Voy a hacer con ellos una alianza eterna de paz. Los asentaré, los haré
crecer y pondré mi santuario entre ellos para siempre. En medio de ellos estará mi
templo: yo voy a ser su Dios y ellos van a ser mi pueblo. Las naciones sabrán que yo
soy el Señor que santifica a Israel, cuando vean mi santuario en medio de ellos para
siempre”. Palabra de Dios.
EVANGELIO
[Jesús debía morir para congregar a los hijos de Dios, que estaban dispersos.]
Del santo Evangelio según san Juan 11, 45-56
En aquel tiempo, muchos de los judíos que habían ido a casa de Marta y María,
al ver que Jesús había resucitado a Lázaro, creyeron en Él. Pero algunos de entre
ellos fueron a ver a los fariseos y les contaron lo que había hecho Jesús. Entonces los
sumos sacerdotes y los fariseos convocaron al sanedrín y decían: “¿Qué será bueno
hacer? Ese hombre está haciendo muchos prodigios. Si lo dejamos seguir así, todos
van a creer en Él, van a venir los romanos y destruirán nuestro templo y nuestra na-
sábado 4 de abril de 2020 15
ción”. Pero uno de ellos, llamado Caifás, que era sumo sacerdote aquel año, les dijo:
“Ustedes no saben nada. No comprenden que conviene que un solo hombre muera
por el pueblo y no que toda la nación perezca”. Sin embargo, esto no lo dijo por sí
mismo, sino que, siendo sumo sacerdote aquel año, profetizó que Jesús iba a morir
por la nación, y no solo por la nación, sino también para congregar en la unidad a
los hijos de Dios, que estaban dispersos. Por lo tanto, desde aquel día tomaron la de-
cisión de matarlo. Por esta razón, Jesús ya no andaba públicamente entre los judíos,
sino que se retiró a la ciudad de Efraín, en la región contigua al desierto y allí se que-
dó con sus discípulos. Se acercaba la Pascua de los judíos y muchos de las regiones
circunvecinas llegaron a Jerusalén antes de la Pascua, para purificarse. Buscaban a
Jesús en el templo y se decían unos a otros: “¿Qué pasará? ¿No irá a venir para la
fiesta?”. Palabra del Señor.
1ª. LECTURA: [Is 50, 4-7] La Primera Lectura está tomada de un pasaje
del «libro de la consolación» del profeta Isaías… En la violenta persecución
que sufre este misterioso personaje, la Iglesia ha visto siempre una prefigu-
ración del Mesías sufriente.
A la hora señalada, los fieles se reúnen en una iglesia menor o en algún otro lugar
adecuado, fuera del templo hacia el cual va a dirigirse la procesión. Los fieles llevan
ramos en las manos. El sacerdote y los ministros, revestidos con los ornamentos rojos,
se acercan al lugar donde el pueblo está congregado. El sacerdote, en lugar de casulla,
puede usar la capa pluvial, que dejará después de la procesión, y se pondrá la casulla.
Entretanto se canta la siguiente antífona u otro canto adecuado:
ANTÍFONA Mt 21, 9
Hosanna al Hijo de David. Bendito el que viene en nombre del Señor, el Rey de Is-
rael. Hosanna en el cielo.
Después de esta monición, el sacerdote, teniendo extendidas las manos, dice una de las
dos oraciones siguientes:
Oremos. Dios todopoderoso y eterno, santifica con tu bendición + estos ramos, para
que, quienes acompañamos jubilosos a Cristo Rey, podamos llegar, por Él, a la Jerusa-
lén del cielo. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos. R. Amén.
O bien:
20 domingo 5 de abril de 2020
Oremos. aumenta, Señor Dios, la fe de los que esperan en ti y escucha con bondad
las súplicas de quienes te invocan, para que, al presentar hoy nuestros ramos a Cristo
victorioso, demos para ti en Él frutos de buenas obras. Él, que vive y reina por los siglos
de los siglos. R. Amén.
Y, en silencio, rocía los ramos con agua bendita. Enseguida el diácono, o en su ausencia
el mismo sacerdote, proclama del modo acostumbrado el Evangelio de la entrada del
Señor en Jerusalén, según el evangelista correspondiente a cada Ciclo litúrgico. Si es
oportuno se usa el incienso.
EVANGELIO
[Bendito el que viene en nombre del Señor.]
Del santo Evangelio según san Mateo 21, 1-11
Cuando se aproximaban ya a Jerusalén, al llegar a Betfagé, junto al monte de los
Olivos, envió Jesús a dos de sus discípulos, diciéndoles: “Vayan al pueblo que ven allí
enfrente; al entrar, encontrarán amarrada una burra y un burrito con ella; desátenlos y
tráiganmelos. Si alguien les pregunta algo, díganle que el Señor los necesita y ensegui-
da los devolverá”. Esto sucedió para que se cumplieran las palabras del profeta: Dígan-
le a la hija de Sión: He aquí que tu rey viene a ti, apacible y montado en un burro, en
un burrito, hijo de animal de yugo. Fueron, pues, los discípulos e hicieron lo que Jesús
les había encargado y trajeron consigo la burra y el burrito. Luego pusieron sobre ellos
sus mantos y Jesús se sentó encima. La gente, muy numerosa, extendía sus mantos por
el camino; algunos cortaban ramas de los árboles y las tendían a su paso. Los que iban
delante de Él y los que lo seguían gritaban: “¡Hosanna! ¡Viva el Hijo de David! ¡Bendi-
to el que viene en nombre del Señor! ¡Hosanna en el cielo!”. Al entrar Jesús en Jerusa-
lén, toda la ciudad se conmovió. Unos decían: “¿Quién es este?”. Y la gente respondía:
“Este es el profeta Jesús, de Nazaret de Galilea”. Palabra del Señor.
Después del Evangelio, puede tenerse una breve homilía. Al iniciar la procesión, el ce-
lebrante, el diácono u otro ministro idóneo puede hacer una monición con estas palabras
u otras parecidas:
Si se cree oportuno, pueden alternarse esta dos Antífonas con los versículos de los Sal-
mos siguientes:
Salmo 23
Del Señor es la tierra y lo que ella tiene, el orbe todo y los que en él habitan, pues Él lo
edificó sobre los mares, Él fue quien lo asentó sobre los ríos. Se repite la Antífona.
¿Quién subirá hasta el monte del Señor? ¿Quién podrá entrar en su recinto santo? El de
corazón limpio y manos puras y que no jura en falso. Se repite la Antífona.
Ese obtendrá la bendición de Dios y Dios, su salvador, le hará justicia. Esta es la clase
de hombres que te buscan y vienen ante ti, Dios de Jacob. Se repite la Antífona.
¡Puertas, ábranse de par en par; agrándense, portones eternos, porque va a entrar el rey
de la gloria! Se repite la Antífona.
Y ¿quién es el rey de la gloria? Es el Señor, fuerte y poderoso, el Señor, poderoso en la
batalla. Se repite la Antífona.
¡Puertas, ábranse de par en par; agrándense, portones eternos, porque va a entrar el rey
de la gloria! Se repite la Antífona.
Y ¿quién es el rey de la gloria? El Señor, Dios de los ejércitos, Él es el rey de la gloria.
Se repite la Antífona.
ANTÍFONA 2
Los niños hebreos extendían sus mantos por el camino y aclamaban: “Hosanna
al Hijo de David, bendito el que viene en nombre del Señor”.
Salmo 46
Aplaudan, pueblos todos; aclamen al Señor, de gozo llenos; que el Señor, el Altísi-
mo, es terrible y de toda la tierra, rey supremo. Se repite la Antífona.
Fue Él quien nos puso por encima de todas las naciones y los pueblos, al elegirnos
como herencia suya, orgullo de Jacob, su predilecto. Se repite la Antífona.
Entre voces de júbilo y trompetas, Dios, el Señor, asciende hasta su trono. Cantemos
en honor de nuestro Dios, al rey honremos y cantemos todos. Se repite la Antífona.
Porque Dios es el rey del universo, cantemos el mejor de nuestros cantos. Reina
Dios sobre todas las naciones desde su trono santo. Se repite la Antífona.
Los jefes de los pueblos se han reunido con el pueblo de Dios, Dios de Abraham,
porque de Dios son los grandes de la tierra. Por encima de todo Dios está. Se repite
la Antífona.
Se pueden tomar los Himnos a Cristo Rey, en latín o en español de las pp. 253-255
[264-267].
22 domingo 5 de abril de 2020
HIMNO A CRISTO REY
¡Que viva mi Cristo,
que viva mi Rey,
que impere doquiera
triunfante su ley! (2)
¡Viva Cristo Rey,
Viva Cristo Rey!
1. Mexicanos, un Padre tenemos 3. Dios le dio el poder, la victoria;
que nos dio de la Patria la unión, pueblos todos, venid y alabad
a ese Padre gozosos cantemos a este Rey de los cielos y tierra
empuñando con fe su pendón. en quien solo tenemos la paz.
RESPONSORIO
R. Al entrar el Señor en la ciudad santa, los niños hebreos, anunciando con anticipación la
Resurrección del Señor de la vida, * con palmas en las manos, aclamaban: Hosanna en el cielo.
V. Al enterarse de que Jesús llegaba a Jerusalén, el pueblo salió a su encuentro.
R. Con palmas en las manos, aclamaban: Hosanna en el cielo.
Los fieles se reúnen ante la puerta de la iglesia o bien dentro de la misma iglesia, lle-
vando los ramos en la mano. El sacerdote, los ministros y algunos de los fieles, van a un
sitio adecuado de la iglesia, fuera del presbiterio en donde pueda ser vista fácilmente la
celebración, al menos por la mayor parte de los fieles.
ORACIÓN COLECTA
Dios todopoderoso y eterno, que quisiste que nuestro Salvador se hiciera hombre
y padeciera en la Cruz para dar al género humano ejemplo de humildad, concédenos,
benigno, seguir las enseñanzas de su Pasión y que merezcamos participar de su glo-
riosa Resurrección. Él, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es
Dios por los siglos de los siglos.
No se dice Gloria.
PRIMERA LECTURA
[No aparté mi rostro de los insultos, y sé que no quedaré avergonzado.]
Del libro del profeta Isaías 50, 4-7
En aquel entonces, dijo Isaías: “El Señor me ha dado una lengua experta, para que
pueda confortar al abatido con palabras de aliento. Mañana tras mañana, el Señor
despierta mi oído, para que escuche yo, como discípulo. El Señor Dios me ha hecho
oír sus palabras y yo no he opuesto resistencia ni me he echado para atrás. Ofrecí la
espalda a los que me golpeaban, la mejilla a los que me tiraban de la barba. No aparté
mi rostro de los insultos y salivazos. Pero el Señor me ayuda, por eso no quedaré
confundido, por eso endureció mi rostro como roca y sé que no quedaré avergonza-
do”. Palabra de Dios.
EVANGELIO
Mt 26, 14—27. 66; forma breve: 27, 11-54
Cuando la lectura se hace alternada:
C = Cronista; S = “Sinagoga”; y ╬ = Cristo
C En aquel tiempo, uno de los Doce, llamado Judas Iscariote, fue a ver a los sumos
sacerdotes y les dijo:
S “¿Cuánto me dan si les entrego a Jesús?”.
C Ellos quedaron en darle treinta monedas de plata. Y desde ese momento andaba
buscando una oportunidad para entregárselo… El primer día de la fiesta de los panes
Ázimos, los discípulos se acercaron a Jesús y le preguntaron:
S “¿Dónde quieres que te preparemos la cena de Pascua?”.
C El respondió:
╬ “Vayan a la ciudad, a casa de fulano y díganle: ‘El Maestro dice: Mi hora
está ya cerca. Voy a celebrar la Pascua con mis discípulos en tu casa’ ”.
domingo 5 de abril de 2020 25
C Ellos hicieron lo que Jesús les había ordenado y prepararon la cena de Pascua. Al
atardecer, se sentó a la mesa con los Doce, y mientras cenaban, les dijo:
╬ “Yo les aseguro que uno de ustedes va a entregarme”.
C Ellos se pusieron muy tristes y comenzaron a preguntarle uno por uno:
S “¿Acaso soy yo, Señor?”.
C El respondió:
╬ “El que moja su pan en el mismo plato que yo, ese va a entregarme. Porque el
Hijo del hombre va a morir, como está escrito de Él; pero ¡ay de aquel por quien el
Hijo del hombre va a ser entregado! Más le valiera a ese hombre no haber nacido”.
C Entonces preguntó Judas, el que lo iba a entregar:
S “¿Acaso soy yo, Maestro?”.
C Jesús le respondió:
╬ “Tú lo has dicho”.
C Durante la cena, Jesús tomó un pan, y pronunciada la bendición, lo partió y lo dio
a sus discípulos, diciendo:
╬ “Tomen y coman. Este es mi Cuerpo”.
C Luego tomó en sus manos una copa de vino, y pronunciada la acción de gracias,
la pasó a sus discípulos, diciendo:
╬ “Beban todos de ella, porque esta es mi Sangre, Sangre de la nueva alianza,
que será derramada por todos, para el perdón de los pecados. Les digo que ya no
beberé más del fruto de la vid, hasta el día en que beba con ustedes el vino nuevo
en el Reino de mi Padre”.
C Después de haber cantado el himno, salieron hacia el monte de los Olivos. Enton-
ces Jesús les dijo:
╬ “Todos ustedes se van a escandalizar de mí esta noche, porque está escrito:
Heriré al pastor y se dispersarán las ovejas del rebaño. Pero después de que yo resu-
cite, iré delante de ustedes a Galilea”.
C Entonces Pedro le replicó:
S “Aunque todos se escandalicen de ti, yo nunca me escandalizaré”.
C Jesús le dijo:
╬ “Yo te aseguro que esta misma noche, antes de que el gallo cante, me habrás
negado tres veces”.
C Pedro le replicó:
S “Aunque tenga que morir contigo, no te negaré”.
C Y lo mismo dijeron todos los discípulos.
Entonces Jesús fue con ellos a un lugar llamado Getsemaní y dijo a los discípulos:
╬ “Quédense aquí mientras yo voy a orar más allá”.
C Se llevó consigo a Pedro y a los dos hijos de Zebedeo y comenzó a sentir tristeza
y angustia. Entonces les dijo:
╬ “Mi alma está llena de una tristeza mortal. Quédense aquí y velen conmigo”.
C Avanzó unos pasos más, se postró rostro en tierra y comenzó a orar, diciendo:
╬ “Padre mío, si es posible, que pase de mí este cáliz; pero que no se haga como
yo quiero, sino como quieres tú”.
26 domingo 5 de abril de 2020
C Volvió entonces a donde estaban los discípulos y los encontró dormidos. Dijo a
Pedro:
╬ “¿No han podido velar conmigo ni una hora? Velen y oren, para no caer en
la tentación, porque el espíritu está pronto, pero la carne es débil”.
C Y alejándose de nuevo, se puso a orar, diciendo:
╬ “Padre mío, si este cáliz no puede pasar sin que yo lo beba, hágase tu voluntad”.
C Después volvió y encontró a sus discípulos otra vez dormidos, porque tenían los
ojos cargados de sueño. Los dejó y se fue a orar de nuevo, por tercera vez, repitiendo
las mismas palabras. Después de esto, volvió a donde estaban los discípulos y les dijo:
╬ “Duerman ya y descansen. He aquí que llega la hora y el Hijo del hombre va
a ser entregado en manos de los pecadores. ¡Levántense! ¡Vamos! Ya está aquí el
que me va a entregar”.
C Todavía estaba hablando Jesús, cuando llegó Judas, uno de los Doce, seguido de
una chusma numerosa con espadas y palos, enviada por los sumos sacerdotes y los an-
cianos del pueblo. El que lo iba a entregar les había dado esta señal:
S “Aquel a quien yo le dé un beso, ese es. Aprehéndanlo”.
C Al instante se acercó a Jesús y le dijo:
S “¡Buenas noches, Maestro!”.
C Y lo besó… Jesús le dijo:
╬ “Amigo, ¿es esto a lo que has venido?”.
C Entonces se acercaron a Jesús, le echaron mano y lo apresaron. Uno de los que
estaban con Jesús, sacó la espada, hirió a un criado del sumo sacerdote y le cortó una
oreja. Le dijo entonces Jesús:
╬ “Vuelve la espada a su lugar, pues quien usa la espada, a espada morirá. ¿No
crees que si yo se lo pidiera a mi Padre, Él pondría ahora mismo a mi disposición
más de doce legiones de ángeles? Pero, ¿cómo se cumplirían entonces las Escritu-
ras, que dicen que así debe suceder?”.
C Enseguida dijo Jesús a aquella chusma:
╬ “¿Han salido ustedes a apresarme como a un bandido, con espadas y palos?
Todos los días yo enseñaba, sentado en el templo, y no me aprehendieron. Pero
todo esto ha sucedido para que se cumplieran las predicciones de los profetas”.
C Entonces todos los discípulos lo abandonaron y huyeron. Los que aprehendie-
ron a Jesús lo llevaron a la casa del sumo sacerdote Caifás, donde los escribas y los
ancianos estaban reunidos. Pedro los fue siguiendo de lejos hasta el palacio del sumo
sacerdote. Entró y se sentó con los criados para ver en qué paraba aquello... Los sumos
sacerdotes y todo el sanedrín andaban buscando un falso testimonio contra Jesús, con
ánimo de darle muerte; pero no lo encontraron, aunque se presentaron muchos testigos
falsos. Al fin llegaron dos, que dijeron:
S “Este dijo: ‘Puedo derribar el templo de Dios y reconstruirlo en tres días’”.
C Entonces el sumo sacerdote se levantó y le dijo:
S “¿No respondes nada a lo que estos atestiguan en contra tuya?”.
C Como Jesús callaba, el sumo sacerdote le dijo:
S “Te conjuro por el Dios vivo a que nos digas si tú eres el Mesías, el Hijo de Dios”.
domingo 5 de abril de 2020 27
C Jesús le respondió:
╬ “Tú lo has dicho. Además, yo les declaro que pronto verán al Hijo del hom-
bre, sentado a la derecha de Dios, venir sobre las nubes del cielo”.
C Entonces el sumo sacerdote rasgó sus vestiduras y exclamó:
S “¡Ha blasfemado! ¿Qué necesidad tenemos ya de testigos? Ustedes mismos han
oído la blasfemia. ¿Qué les parece?”.
C Ellos respondieron:
S “Es reo de muerte”.
C Luego comenzaron a escupirle en la cara y a darle de bofetadas… Otros lo gol-
peaban, diciendo:
S “Adivina quién es el que te ha pegado”.
C Entretanto, Pedro estaba fuera, sentado en el patio… Una criada se le acercó y
le dijo:
S “Tú también estabas con Jesús, el galileo”.
C Pero él lo negó ante todos, diciendo:
S “No sé de qué me estás hablando”.
C Ya se iba hacia el zaguán, cuando lo vio otra criada y dijo a los que estaban ahí:
S “También ese andaba con Jesús, el nazareno”.
C Él de nuevo lo negó con juramento:
S “No conozco a ese hombre”.
C Poco después se acercaron a Pedro los que estaban ahí y le dijeron:
S “No cabe duda de que tú también eres de ellos, pues hasta tu modo de hablar
te delata”.
C Entonces él comenzó a echar maldiciones y a jurar que no conocía a aquel hom-
bre. Y en aquel momento cantó el gallo… Entonces se acordó Pedro de que Jesús había
dicho: ‘Antes de que cante el gallo, me habrás negado tres veces’. Y saliendo de ahí se
soltó a llorar amargamente. Llegada la mañana, todos los sumos sacerdotes y los ancia-
nos del pueblo celebraron consejo contra Jesús para darle muerte. Después de atarlo, lo
llevaron ante el procurador, Poncio Pilato, y se lo entregaron.
Entonces Judas, el que lo había entregado, viendo que Jesús había sido condenado a
muerte, devolvió arrepentido las treinta monedas de plata a los sumos sacerdotes y a los
ancianos, diciendo:
S “Pequé, entregando la sangre de un inocente”.
C Ellos dijeron:
S “¿Y a nosotros qué nos importa? Allá tú”.
C Entonces Judas arrojó las monedas de plata en el templo, se fue y se ahorcó.
Los sumos sacerdotes tomaron las monedas de plata y dijeron:
S “No es lícito juntarlas con el dinero de las limosnas, porque son precio de sangre”.
C Después de deliberar, compraron con ellas el Campo del alfarero, para sepultar
ahí a los extranjeros. Por eso aquel campo se llama hasta el día de hoy “Campo de
sangre”. Así se cumplió lo que dijo el profeta Jeremías: Tomaron las treinta monedas
de plata en que fue tasado aquel a quien pusieron precio algunos hijos de Israel, y las
dieron por el Campo del alfarero, según lo que me ordenó el Señor.
28 domingo 5 de abril de 2020
* Comienza la lectura breve
C Entonces el velo del templo se rasgó en dos partes, de arriba a abajo, la tierra tem-
bló y las rocas se partieron. Se abrieron los sepulcros y resucitaron muchos justos que
habían muerto, y después de la Resurrección de Jesús, entraron en la ciudad santa y se
aparecieron a mucha gente.
Por su parte, el oficial y los que estaban con él custodiando a Jesús, al ver el terremoto
y las cosas que ocurrían, se llenaron de un gran temor y dijeron:
S “Verdaderamente este era Hijo de Dios”.
30 domingo 5 de abril de 2020
Fin de la lectura breve
C Estaban también allí, mirando desde lejos, muchas de las mujeres que habían se-
guido a Jesús desde Galilea para servirlo. Entre ellas estaban María Magdalena, María,
la madre de Santiago y de José, y la madre de los hijos de Zebedeo.
Al atardecer, vino un hombre rico de Arimatea, llamado José, que se había hecho
también discípulo de Jesús. Se presentó a Pilato y le pidió el cuerpo de Jesús, y Pila-
to dio orden de que se lo entregaran. José tomó el cuerpo, lo envolvió en una sábana
limpia y lo depositó en un sepulcro nuevo, que había hecho excavar en la roca para sí
mismo. Hizo rodar una gran piedra hasta la entrada del sepulcro y se retiró…
Estaban ahí María Magdalena y la otra María, sentadas frente al sepulcro. Al otro
día, el siguiente de la preparación de la Pascua, los sumos sacerdotes y los fariseos se
reunieron ante Pilato y le dijeron:
S “Señor, nos hemos acordado de que ese impostor, estando aún en vida, dijo: ‘A
los tres días resucitaré’… Manda, pues, asegurar el sepulcro hasta el tercer día; no
sea que vengan sus discípulos, lo roben y digan luego al pueblo: ‘Resucitó de entre los
muertos’, porque esta última impostura sería peor que la primera”.
C Pilato les dijo:
S “Tomen un pelotón de soldados, vayan y aseguren el sepulcro como ustedes quieran”.
C Ellos fueron y aseguraron el sepulcro, poniendo un sello sobre la puerta y dejaron
ahí la guardia. Palabra del Señor.
Después de la lectura de la Pasión, puede tenerse, si se cree oportuno, una breve homi-
lía. También se puede guardar un momento de silencio.
1. Para que el Señor tenga piedad de los fieles que han caído en el pecado,
les dé valor para recurrir al sacramento de la penitencia y les conceda el gozo
del perdón y de la paz, reguemos al Señor.
2. Para que la sangre de Jesús –que habla más favorablemente que la de
Abel– reconcilie con Dios a los que aún están lejos a causa de la ignorancia,
la indiferencia o las propias pasiones, roguemos al Señor.
3. Para que el Señor –que en la Cruz experimentó la amargura de sentirse
triste y abandonado– se apiade de los enfermos y los oprimidos a fin que los
conforte en su aflicción, roguemos al Señor.
4. Para que el Señor –que recibió en su Reino al ladrón arrepentido– se
apiade de nosotros y nos admita, después de la muerte, en su paraíso, ro-
guemos al Señor.
lunes 6 de abril de 2020 31
Dios todopoderoso y eterno, que enviaste a tu Hijo al mundo, para que
destruyera el pecado y la muerte, y nos devolviera la vida y la felicidad, escu-
cha las oraciones de tu pueblo y haz que podamos gozar de los frutos de su
redención. Por Jesucristo nuestro Señor.
6 lunes
Morado
LUNES SANTO
MR p. 259 [272] / Lecc. I p. 802
ORACIÓN COLECTA
Te rogamos, Dios todopoderoso, que quienes desfallecemos a causa de nuestra debi-
lidad, nos recuperemos gracias a la Pasión de tu Unigénito. Él, que vive y reina contigo
en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
32 lunes 6 de abril de 2020
PRIMERA LECTURA
[No gritará ni hará oír su voz en las plazas.]
Del libro del profeta Isaías 42, 1-7
Miren a mi siervo, a quien sostengo; a mi elegido, en quien tengo mis complacen-
cias. En Él he puesto mi espíritu, para que haga brillar la justicia sobre las naciones. No
gritará ni clamará, no hará oír su voz en las plazas, no romperá la caña resquebrajada,
ni apagará la mecha que aún humea. Proclamará la justicia con firmeza, no titubeará ni
se doblegará, hasta haber establecido el derecho sobre la tierra y hasta que las islas es-
cuchen su enseñanza. Esto dice el Señor Dios, el que creó el cielo y lo extendió, el que
dio firmeza a la tierra, con lo que en ella brota; el que dio el aliento a la gente que habita
la tierra y la respiración a cuanto se mueve en ella: “Yo, el Señor, fiel a mi designio de
salvación, te llamé, te tomé de la mano; te he formado y te he constituido alianza de un
pueblo, luz de las naciones, para que abras los ojos de los ciegos, saques a los cautivos
de la prisión y de la mazmorra a los que habitan en tinieblas”. Palabra de Dios.
EVANGELIO
[Déjala. Esto lo tenía guardado para el día de mi sepultura.]
Del santo Evangelio según san Juan 12, 1-11
Seis días antes de la Pascua, fue Jesús a Betania, donde vivía Lázaro, a quien ha-
bía resucitado de entre los muertos. Allí le ofrecieron una cena; Marta servía y Lázaro
era uno de los que estaban con Él a la mesa. María tomó entonces una libra de perfume
de nardo auténtico, muy costoso, le ungió a Jesús los pies con él y se los enjugó con su
cabellera, y la casa se llenó con la fragancia del perfume. Entonces Judas Iscariote, uno
de los discípulos, el que iba a entregar a Jesús, exclamó: “¿Por qué no se ha vendido ese
perfume en trescientos denarios para dárselos a los pobres?”. Esto lo dijo, no porque le
importaran los pobres, sino porque era ladrón, y como tenía a su cargo la bolsa, robaba
lunes 6 de abril de 2020 33
lo que echaban en ella. Entonces dijo Jesús: “Déjala. Esto lo tenía guardado para el día
de mi sepultura; porque a los pobres los tendrán siempre con ustedes, pero a mí no siem-
pre me tendrán”. Mientras tanto, la multitud de judíos, que se enteró de que Jesús estaba
allí, acudió, no solo por Jesús, sino también para ver a Lázaro, a quien el Señor había
resucitado de entre los muertos. Los sumos sacerdotes deliberaban para matar a Lázaro,
porque a causa de él, muchos judíos se separaban y creían en Jesús. Palabra del Señor.
MARTES SANTO
MR p. 261 [273] / Lecc. I p. 805
ORACIÓN COLECTA
Concédenos, Dios todopoderoso y eterno, celebrar de tal modo los sacramentos de
la Pasión del Señor, que nos hagamos dignos de recibir tu perdón. Por nuestro Señor
Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios
por los siglos de los siglos.
PRIMERA LECTURA
[Te convertiré en luz de las naciones, para que llegue mi salvación hasta los últimos
rincones de la tierra.]
Del libro del profeta Isaías 49, 1-6
Escúchenme, islas; pueblos lejanos, atiéndanme. El Señor me llamó desde el vientre
de mi madre; cuando aún estaba yo en el seno materno, Él pronunció mi nombre. Hizo
de mi boca una espada filosa, me escondió en la sombra de su mano, me hizo flecha
puntiaguda, me guardó en su aljaba y me dijo: “Tú eres mi siervo, Israel; en ti manifes-
taré mi gloria”. Entonces yo pensé: “En vano me he cansado, inútilmente he gastado
mis fuerzas; en realidad mi causa estaba en manos del Señor, mi recompensa la tenía mi
Dios”. Ahora habla el Señor, el que me formó desde el seno materno, para que fuera su
servidor, para hacer que Jacob volviera a Él y congregar a Israel en torno suyo –tanto así
me honró el Señor y mi Dios fue mi fuerza–. Ahora, pues, dice el Señor: “Es poco que
seas mi siervo solo para restablecer a las tribus de Jacob y reunir a los sobrevivientes de
Israel; te voy a convertir en luz de las naciones, para que mi salvación llegue hasta los
últimos rincones de la tierra”. Palabra de Dios.
EVANGELIO
[Uno de ustedes me entregará. No cantará el gallo antes de que me hayas negado tres veces.]
Del santo Evangelio según san Juan 13, 21-33. 36-38
En aquel tiempo, cuando Jesús estaba a la mesa con sus discípulos, se conmovió
profundamente y declaró: “Yo les aseguro que uno de ustedes me va a entregar”. Los
discípulos se miraron perplejos unos a otros, porque no sabían de quién hablaba. Uno de
ellos, al que Jesús tanto amaba, se hallaba reclinado a su derecha. Simón Pedro le hizo una
seña y le preguntó: “¿De quién lo dice?”. Entonces él, apoyándose en el pecho de Jesús,
le preguntó: “Señor, ¿quién es?”. Le contestó Jesús: “Aquel a quien yo le dé este trozo de
pan, que voy a mojar”. Mojó el pan y se lo dio a Judas, hijo de Simón el Iscariote; y tras
el bocado, entró en él Satanás. Jesús le dijo entonces a Judas: “Lo que tienes que hacer,
hazlo pronto”. Pero ninguno de los comensales entendió a qué se refería; algunos supu-
sieron que, como Judas tenía a su cargo la bolsa, Jesús le había encomendado comprar lo
necesario para la fiesta o dar algo a los pobres. Judas, después de tomar el bocado, salió
inmediatamente. Era de noche. Una vez que Judas se fue, Jesús dijo: “Ahora ha sido glo-
rificado el Hijo del hombre y Dios ha sido glorificado en Él. Si Dios ha sido glorificado en
Él, también Dios lo glorificará en sí mismo y pronto lo glorificará. Hijitos, todavía estaré
un poco con ustedes. Me buscarán, pero como les dije a los judíos, así se lo digo a ustedes
ahora: ‘A donde yo voy, ustedes no pueden ir’ ”. Simón Pedro le dijo: “Señor, ¿a dónde
vas?”. Jesús le respondió: “A donde yo voy, no me puedes seguir ahora; me seguirás más
tarde”. Pedro replicó: “Señor, ¿por qué no puedo seguirte ahora? Yo daré mi vida por ti”.
Jesús le contestó: “¿Conque darás tu vida por mí? Yo te aseguro que no cantará el gallo,
antes de que me hayas negado tres veces”. Palabra del Señor.
REFLEXIÓN: • El segundo cántico del «Siervo del Señor» presenta una pro-
gresión de ideas que desemboca, de forma casi espontánea y natural, en la
misión universal que le es confiada por Dios. Este misterioso Siervo –que no
basa su actuación en el poder o en el prestigio– nos recuerda que el Altísimo
lo ha destinado, desde antes de nacer, a anunciar, no solo a Israel, sino a to-
dos los pueblos, el luminoso mensaje de la salvación. Una vez más se reafirma
aquí la voluntad salvífica de Dios, a la que nada ni nadie puede oponerse…
• En el dramático contexto de la Última Cena, la exigente misión de Jesús se
hace sentir en signos muy cálidos, muy concretos. Como el Mesías largamente
anunciado y ardientemente esperado, Él lleva inscrito en su mismo destino la
tarea de «reunir a los supervivientes de Israel» y de ser, en adelante, «luz de las
naciones». Se acerca la noche tenebrosa de la traición. Aquí dos hombres fa-
llan: Judas y Pedro. Pero su pecado tiene origen diverso: en uno es la avaricia
que odia, en otro la debilidad que ama. Y, por eso, su final es muy distinto.
36 miércoles 8 de abril de 2020
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Mira con bondad, Señor, las ofrendas de esta familia tuya y, ya que la hiciste partícipe de
tus sagrados dones, concédele obtener plenamente su fruto. Por Jesucristo, nuestro Señor.
8 miércoles
Morado
MIÉRCOLES SANTO
MR p. 262 [274] / Lecc. I p. 808
ORACIÓN COLECTA
Padre misericordioso, que para librarnos del poder del enemigo, quisiste que tu Hijo
sufriera por nosotros el suplicio de la Cruz, concédenos alcanzar la gracia de la Resu-
rrección. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del
Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
PRIMERA LECTURA
[No he sustraído mi rostro a los insultos y salivazos.]
Del libro del profeta Isaías 50, 4-9
En aquel entonces dijo Isaías: “El Señor me ha dado una lengua experta, para que pue-
da confortar al abatido con palabras de aliento. Mañana tras mañana, el Señor despierta
mi oído, para que escuche yo, como discípulo. El Señor Dios me ha hecho oír sus palabras
miércoles 8 de abril de 2020 37
y yo no he opuesto resistencia, ni me he echado para atrás. Ofrecí la espalda a los que me
golpeaban, la mejilla a los que me tiraban de la barba. No aparté mi rostro a los insultos y
salivazos. Pero el Señor me ayuda, por eso no quedaré confundido, por eso endureció mi
rostro como roca y sé que no quedaré avergonzado. Cercano está de mí el que me hace
justicia, ¿quién luchará contra mí? ¿Quién es mi adversario? ¿Quién me acusa? Que se
me enfrente. El Señor es mi ayuda, ¿quién se atreverá a condenarme?”. Palabra de Dios.
EVANGELIO
[¡Ay de aquel por quien el Hijo del hombre va a ser entregado!]
Del santo Evangelio según san Mateo 26, 14-25
En aquel tiempo, uno de los Doce, llamado Judas Iscariote, fue a ver a los sumos
sacerdotes y les dijo: “¿Cuánto me dan si les entrego a Jesús?”. Ellos quedaron en darle
treinta monedas de plata. Y desde ese momento andaba buscando una oportunidad para
entregárselo. El primer día de la fiesta de los panes Ázimos, los discípulos se acercaron
a Jesús y le preguntaron: “¿Dónde quieres que te preparemos la cena de Pascua?”. Él
respondió: “Vayan a la ciudad, a casa de fulano y díganle: ‘El Maestro dice: Mi hora
está ya cerca. Voy a celebrar la Pascua con mis discípulos en tu casa’ ”. Ellos hicieron lo
que Jesús les había ordenado y prepararon la cena de Pascua. Al atardecer, se sentó a la
mesa con los Doce y mientras cenaban, les dijo: “Yo les aseguro que uno de ustedes va
a entregarme”. Ellos se pusieron muy tristes y comenzaron a preguntarle uno por uno:
“¿Acaso soy yo, Señor?”. Él respondió: “El que moja su pan en el mismo plato que yo,
ese va a entregarme. Porque el Hijo del hombre va a morir, como está escrito de Él;
pero ¡ay de aquel por quien el Hijo del hombre va a ser entregado! Más le valiera a ese
hombre no haber nacido”. Entonces preguntó Judas, el que lo iba a entregar: “¿Acaso
soy yo, Maestro?”. Jesús le respondió: “Tú lo has dicho”. Palabra del Señor.
38 miércoles 8 de abril de 2020
REFLEXIÓN: • El tercer y desgarrador monólogo del «Siervo Sufriente»,
desarrolla el tema de su aparente fracaso, que preludia la muerte y la glo-
rificación (y que anticipa así el posterior cuarto “cántico”: Cfr. Is 52, 13-53,
12). La persecución viene aceptada por él intrépidamente –ya que mantiene
una confianza inquebrantable en el Señor– misma que está en relación con
su llamada a la fidelidad. En una visión profética, Isaías contempla y des-
cribe esta persecución desatada contra el inocente. En ella podemos entre-
ver ya, de distintas formas, las diferentes etapas de la Pasión de Jesús… •
Durante la cena, Jesús desenmascara las secretas intenciones del traidor,
ya que Él –como Señor de la vida y de la muerte– es quien dispone de su
propia «hora». Pero todavía ensaya una última oferta de amistad en espera
de su conversión. Judas, sin embargo, no dio marcha atrás. Ejemplo es-
calofriante que nos revela la profundidad del corazón humano, capaz de lo
más noble, como es el amor y la amistad, lo mismo que de lo más vil, como
son el odio y la traición.
La bendición del óleo de los enfermos, del óleo de los catecúmenos y la consagración
del Crisma las hace el Obispo normalmente el día de hoy, en una misa especial, que
se celebra por la mañana, de ordinario en la Iglesia Catedral: pp. 264-275 [276-289];
Lecc. 811.
JUEVES SANTO
MISA VESPERTINA DE LA CENA DEL SEÑOR
MR p. 279 [290] / Lecc. I p. 816
Según una antiquísima tradición de la Iglesia, en este día se prohíben todas las misas
sin asistencia del pueblo. En la tarde, a la hora más oportuna, se celebra la misa de la
Cena del Señor, con la participación de toda la comunidad local y con la intervención,
según su propio oficio, de todos los sacerdotes y ministros. La sagrada comunión se
puede distribuir a los fieles solo dentro de la misa; pero a los enfermos se les puede
llevar a cualquier hora del día. El sagrario debe estar completamente vacío. Consá-
grense en esta misa suficientes hostias, de modo que alcancen para la comunión del
clero y del pueblo, hoy y mañana.
Se dice Gloria. Mientras se canta este himno, se tocan las campanas. Terminado el can-
to, las campanas no vuelven a tocarse hasta el Gloria de la Vigilia Pascual.
ORACIÓN COLECTA
Dios nuestro, reunidos para celebrar la santísima Cena en la que tu Hijo unigénito,
antes de entregarse a la muerte, confió a la Iglesia el nuevo y eterno sacrificio, ban-
quete pascual de su amor, concédenos que, de tan sublime misterio, brote para noso-
tros la plenitud del amor y de la vida. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive
y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
40 jueves 9 de abril de 2020
PRIMERA LECTURA
[Prescripciones sobre la cena pascual.]
Del libro del Éxodo 12, 1-8. 11-14
En aquellos días, dijo el Señor a Moisés y a Aarón en tierra de Egipto: “Este mes
será para ustedes el primero de todos los meses y el principio del año. Díganle a toda la
comunidad de Israel: ‘El día diez de este mes, tomará cada uno un cordero por familia,
uno por casa. Si la familia es demasiado pequeña para comérselo, que se junte con los
vecinos y elija un cordero adecuado al número de personas y a la cantidad que cada
cual pueda comer. Será un animal sin defecto, macho, de un año, cordero o cabrito. Lo
guardarán hasta el día catorce del mes, cuando toda la comunidad de los hijos de Israel
lo inmolará al atardecer. Tomarán la sangre y rociarán las dos jambas y el dintel de la
puerta de la casa donde vayan a comer el cordero. Esa noche comerán la carne, asada a
fuego; comerán panes sin levadura y hierbas amargas. Comerán así: con la cintura ce-
ñida, las sandalias en los pies, un bastón en la mano y a toda prisa, porque es la Pascua,
es decir, el paso del Señor. Yo pasaré esa noche por la tierra de Egipto y heriré a todos
los primogénitos del país de Egipto, desde los hombres hasta los ganados. Castigaré a
todos los dioses de Egipto, yo, el Señor. La sangre les servirá de señal en las casas don-
de habitan ustedes. Cuando yo vea la sangre, pasaré de largo y no habrá entre ustedes
plaga exterminadora, cuando hiera yo la tierra de Egipto. Ese día será para ustedes un
memorial y lo celebrarán como fiesta en honor del Señor. De generación en generación
celebrarán esta festividad, como institución perpetua’ ”. Palabra de Dios.
SEGUNDA LECTURA
[Cada vez que ustedes comen de este pan y beben de este cáliz, proclaman la muerte
del Señor.]
De la primera carta del Apóstol san Pablo a los corintios 11, 23-26
Hermanos: yo recibí del Señor lo mismo que les he trasmitido: que el Señor Jesús, la
noche en que iba a ser entregado, tomó pan en sus manos, y pronunciando la acción de
gracias, lo partió y dijo: “Esto es mi cuerpo, que se entrega por ustedes. Hagan esto en
memoria mía”. Lo mismo hizo con el cáliz después de cenar, diciendo: “Este cáliz es
la nueva alianza que se sella con mi sangre. Hagan esto en memoria mía siempre que
beban de él”. Por eso, cada vez que ustedes comen de este pan y beben de este cáliz,
proclaman la muerte del Señor, hasta que vuelva. Palabra de Dios.
jueves 9 de abril de 2020 41
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Jn 13, 34
R. Honor y gloria a ti, Señor Jesús.
Les doy un mandamiento nuevo, dice el Señor, que se amen los unos a los otros,
como yo los he amado. R. Honor y gloria a ti, Señor Jesús.
EVANGELIO
[Los amó hasta el extremo.]
Del santo Evangelio según san Juan 13, 1-15
Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que había llegado la hora de
pasar de este mundo al Padre y habiendo amado a los suyos, que estaban en el mun-
do, los amó hasta el extremo. En el transcurso de la cena, cuando ya el diablo había
puesto en el corazón de Judas Iscariote, hijo de Simón, la idea de entregarlo, Jesús,
consciente de que el Padre había puesto en sus manos todas las cosas y sabiendo que
había salido de Dios y a Dios volvía, se levantó de la mesa, se quitó el manto y to-
mando una toalla, se la ciñó; luego echó agua en una jofaina y se puso a lavarles los
pies a los discípulos y a secárselos con la toalla que se había ceñido. Cuando llegó a
Simón Pedro, este le dijo: “Señor, ¿me vas a lavar tú a mí los pies?”. Jesús le replicó:
“Lo que estoy haciendo tú no lo entiendes ahora, pero lo comprenderás más tarde”.
Pedro le dijo: “Tú no me lavarás los pies jamás”. Jesús le contestó: “Si no te lavo, no
tendrás parte conmigo”. Entonces le dijo Simón Pedro: “En ese caso, Señor, no solo
los pies, sino también las manos y la cabeza”. Jesús le dijo: “El que se ha bañado no
necesita lavarse más que los pies, porque todo él está limpio. Y ustedes están lim-
pios, aunque no todos”. Como sabía quién lo iba a entregar, por eso dijo: ‘No todos
están limpios’. Cuando acabó de lavarles los pies, se puso otra vez el manto, volvió
a la mesa y les dijo: “¿Comprenden lo que acabo de hacer con ustedes? Ustedes me
llaman Maestro y Señor, y dicen bien, porque lo soy. Pues si yo, que soy el Maestro
y el Señor, les he lavado los pies, también ustedes deben lavarse los pies los unos a
los otros. Les he dado ejemplo, para que lo que yo he hecho con ustedes, también
ustedes lo hagan”. Palabra del Señor.
Inmediatamente después del lavatorio de los pies o, si este no tuvo lugar, después de
la homilía, se hace la Oración universal. Sería conveniente organizar la procesión
de ofrendas en la que, además de pan y vino, se lleven dones para los pobres. Sería
bueno cantar el Ubi caritas et amor… u otro canto apropiado. Hay que tener presente
también las variantes propias de este día en la Plegarias Eucarísticas.
No se dice Credo.
10 viernes
Rojo
El día de hoy y el de mañana, por una antiquísima tradición, la Iglesia omite por
completo la celebración del sacrificio eucarístico. El altar debe estar desnudo por
completo: sin Cruz, sin candelabros y sin manteles. El sacerdote, revestidos de color
rojo como para la misa, se dirigen al altar, y hecha la debida reverencia, se postran
rostro en tierra o, si se juzga mejor, se arrodillan, y todos oran en silencio durante al-
gún espacio de tiempo. Después el sacerdote se dirige a la sede donde, mientras todos
permanecen de rodillas, dice la siguiente oración:
No se dice “Oremos”.
ORACIÓN
Acuérdate, Señor, de tu gran misericordia, y santifica a tus siervos con tu constante
protección, ya que por ellos Cristo, tu Hijo, derramando su sangre, instituyó el misterio
pascual. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos. R. Amén.
PRIMERA LECTURA
[Él fue traspasado por nuestros crímenes.]
Del libro del profeta Isaías 52, 13–53, 12
He aquí que mi Siervo prosperará, será engrandecido y exaltado, será puesto en alto.
Muchos se horrorizaron al verlo, porque estaba desfigurado su semblante, que no tenía ya
viernes 10 de abril de 2020 45
aspecto de hombre; pero muchos pueblos se llenaron de asombro. Ante él los reyes cerra-
rán la boca, porque verán lo que nunca se les había contado y comprenderán lo que nunca
se habían imaginado. ¿Quién habrá de creer lo que hemos anunciado? ¿A quién se le re-
velará el poder del Señor? Creció en su presencia como planta débil, como una raíz en el
desierto. No tenía gracia ni belleza. No vimos en él ningún aspecto atrayente; despreciado
y rechazado por los hombres, varón de dolores, habituado al sufrimiento; como uno del
cual se aparta la mirada, despreciado y desestimado. Él soportó nuestros sufrimientos y
aguantó nuestros dolores; nosotros lo tuvimos por leproso, herido por Dios y humillado,
traspasado por nuestras rebeliones, triturado por nuestros crímenes. Él soportó el castigo
que nos trae la paz. Por sus llagas hemos sido curados. Todos andábamos errantes como
ovejas, cada uno siguiendo su camino, y el Señor cargó sobre él todos nuestros crímenes.
Cuando lo maltrataban, se humillaba y no abría la boca, como un cordero llevado a dego-
llar; como oveja ante el esquilador, enmudecía y no abría la boca. Inicuamente y contra
toda justicia se lo llevaron. ¿Quién se preocupó de su suerte? Lo arrancaron de la tierra de
los vivos, lo hirieron de muerte por los pecados de mi pueblo, le dieron sepultura con los
malhechores a la hora de su muerte, aunque no había cometido crímenes, ni hubo engaño
en su boca. El Señor quiso triturarlo con el sufrimiento. Cuando entregue su vida como
expiación, verá a sus descendientes, prolongará sus años y por medio de él prosperarán
los designios del Señor. Por las fatigas de su alma, verá la luz y se saciará; con sus sufri-
mientos justificará mi siervo a muchos, cargando con los crímenes de ellos. Por eso le
daré una parte entre los grandes, y con los fuertes repartirá despojos, ya que indefenso se
entregó a la muerte y fue contado entre los malhechores, cuando tomó sobre sí las culpas
de todos e intercedió por los pecadores. Palabra de Dios.
SEGUNDA LECTURA
[Aprendió a obedecer y se convirtió en la causa de la salvación eterna para todos los
que lo obedecen.]
De la carta a los hebreos 4, 14-16; 5, 7. 9
Hermanos: Jesús, el Hijo de Dios, es nuestro sumo sacerdote, que ha entrado en el cielo.
Mantengamos firme la profesión de nuestra fe. En efecto, no tenemos un sumo sacerdote
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que no sea capaz de compadecerse de nuestros sufrimientos, puesto que Él mismo ha
pasado por las mismas pruebas que nosotros, excepto el pecado. Acerquémonos, por
tanto, con plena confianza al trono de la gracia, para recibir misericordia, hallar la
gracia y obtener ayuda en el momento oportuno. Precisamente por eso, Cristo, durante
su vida mortal, ofreció oraciones y súplicas, con fuertes voces y lágrimas, a aquel que
podía librarlo de la muerte, y fue escuchado por su piedad. A pesar de que era el Hijo,
aprendió a obedecer padeciendo, y llegado a su perfección, se convirtió en la causa de
la salvación eterna para todos los que lo obedecen. Palabra de Dios.
No se llevan velas ni incienso para la lectura de la Pasión del Señor, ni se hace al prin-
cipio el saludo, ni se signa el Libro. La lectura la hace un diácono o, en su defecto, el
sacerdote. Puede también ser hecha por lectores, reservando al sacerdote, si es posible,
la parte correspondiente a Cristo.
EVANGELIO
Jn 18, 1— 19, 42
C En aquel tiempo, Jesús fue con sus discípulos al otro lado del torrente Cedrón,
donde había un huerto, y entraron allí Él y sus discípulos. Judas, el traidor, conocía
también el sitio, porque Jesús se reunía a menudo allí con sus discípulos.
Entonces Judas tomó un batallón de soldados y guardias de los sumos sacerdotes y
de los fariseos y entró en el huerto con linternas, antorchas y armas. Jesús, sabiendo
todo lo que iba a suceder, se adelantó y les dijo:
╬ “¿A quién buscan?”.
C Le contestaron:
S “A Jesús, el nazareno”.
C Les dijo Jesús:
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╬ “Yo soy”.
C Estaba también con ellos Judas, el traidor. Al decirles ‘Yo soy’, retrocedieron y
cayeron a tierra. Jesús les volvió a preguntar:
╬ “¿A quién buscan?”.
C Ellos dijeron:
S “A Jesús, el nazareno”.
C Jesús contestó:
╬ “Les he dicho que soy yo. Si me buscan a mí, dejen que estos se vayan”.
C Así se cumplió lo que Jesús había dicho: “No he perdido a ninguno de los que
me diste”.
Entonces Simón Pedro, que llevaba una espada, la sacó e hirió a un criado del sumo
sacerdote y le cortó la oreja derecha. Este criado se llamaba Malco. Dijo entonces
Jesús a Pedro:
╬ “Mete la espada en la vaina. ¿No voy a beber el cáliz que me ha dado mi Padre?”.
C El batallón, su comandante y los criados de los judíos apresaron a Jesús, lo
ataron y lo llevaron primero ante Anás, porque era suegro de Caifás, sumo sacerdote
aquel año. Caifás era el que había dado a los judíos este consejo: ‘Conviene que mue-
ra un solo hombre por el pueblo’.
Simón Pedro y otro discípulo iban siguiendo a Jesús. Este discípulo era conocido
del sumo sacerdote y entró con Jesús en el palacio del sumo sacerdote, mientras Pe-
dro se quedaba fuera, junto a la puerta. Salió el otro discípulo, el conocido del sumo
sacerdote, habló con la portera e hizo entrar a Pedro. La portera dijo entonces a Pedro:
S “¿No eres tú también uno de los discípulos de ese hombre?”.
C Él dijo:
S “No lo soy”.
C Los criados y los guardias habían encendido un brasero, porque hacía frío, y se
calentaban. También Pedro estaba con ellos de pie, calentándose. El sumo sacerdote
interrogó a Jesús acerca de sus discípulos y de su doctrina. Jesús le contestó:
╬ “Yo he hablado abiertamente al mundo y he enseñado continuamente en la sina-
goga y en el templo, donde se reúnen todos los judíos, y no he dicho nada a escondi-
das. ¿Por qué me interrogas a mí? Interroga a los que me han oído, sobre lo que les he
hablado. Ellos saben lo que he dicho”.
C Apenas dijo esto, uno de los guardias le dio una bofetada a Jesús, diciéndole:
S “¿Así contestas al sumo sacerdote?”.
C Jesús le respondió:
╬ “Si he faltado al hablar, demuestra en qué he faltado; pero si he hablado como
se debe, ¿por qué me pegas?”.
C Entonces Anás lo envió atado a Caifás, el sumo sacerdote. Simón Pedro estaba
de pie, calentándose, y le dijeron:
S “¿No eres tú también uno de sus discípulos?”.
C Él lo negó diciendo:
S “No lo soy”.
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C Uno de los criados del sumo sacerdote, pariente de aquel a quien Pedro le había
cortado la oreja, le dijo:
S “¿Qué no te vi yo con Él en el huerto?”.
C Pedro volvió a negarlo y en seguida cantó un gallo.
Llevaron a Jesús de casa de Caifás al pretorio. Era muy de mañana y ellos no en-
traron en el palacio para no incurrir en impureza y poder así comer la cena de Pascua.
Salió entonces Pilato a donde estaban ellos y les dijo:
S “¿De qué acusan a este hombre?”.
C Le contestaron:
S “Si este no fuera un malhechor, no te lo hubiéramos traído”.
C Pilato les dijo:
S “Pues llévenselo y júzguenlo según su ley”.
C Los judíos le respondieron:
S “No estamos autorizados para dar muerte a nadie”.
C Así se cumplió lo que había dicho Jesús, indicando de qué muerte iba a morir.
Entró otra vez Pilato en el pretorio, llamó a Jesús y le dijo:
S “¿Eres tú el rey de los judíos?”.
C Jesús le contestó:
╬ “¿Eso lo preguntas por tu cuenta o te lo han dicho otros?”.
C Pilato le respondió:
S “¿Acaso soy yo judío? Tu pueblo y los sumos sacerdotes te han entregado a mí.
¿Qué es lo que has hecho?”.
C Jesús le contestó:
╬ “Mi Reino no es de este mundo. Si mi Reino fuera de este mundo, mis servi-
dores habrían luchado para que no cayera yo en manos de los judíos. Pero mi Reino
no es de aquí”.
C Pilato le dijo:
S “¿Conque tú eres rey?”.
C Jesús le contestó:
╬ “Tú lo has dicho. Soy rey. Yo nací y vine al mundo para ser testigo de la verdad.
Todo el que es de la verdad, escucha mi voz”.
C Pilato le dijo:
S “¿Y qué es la verdad?”.
C Dicho esto, salió otra vez a donde estaban los judíos y les dijo:
S “No encuentro en Él ninguna culpa. Entre ustedes es costumbre que por Pascua
ponga en libertad a un preso. ¿Quieren que les suelte al rey de los judíos?”.
C Pero todos ellos gritaron:
S “¡No, a ese no! ¡A Barrabás!”.
C (El tal Barrabás era un bandido).
Entonces Pilato tomó a Jesús y lo mandó azotar. Los soldados trenzaron una corona
de espinas, se la pusieron en la cabeza, le echaron encima un manto color púrpura, y
acercándose a Él, le decían:
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S “¡Viva el rey de los judíos!”,
C y le daban de bofetadas.
Pilato salió otra vez afuera y les dijo:
S “Aquí lo traigo para que sepan que no encuentro en Él ninguna culpa”.
C Salió, pues, Jesús, llevando la corona de espinas y el manto color púrpura. Pilato
les dijo:
S “Aquí está el hombre”.
C Cuando lo vieron los sumos sacerdotes y sus servidores, gritaron:
S “¡Crucifícalo, crucifícalo!”.
C Pilato les dijo:
S “Llévenselo ustedes y crucifíquenlo, porque yo no encuentro culpa en Él”.
C Los judíos le contestaron:
S “Nosotros tenemos una ley y según esa ley tiene que morir, porque se ha decla-
rado Hijo de Dios”.
C Cuando Pilato oyó estas palabras, se asustó aún más, y entrando otra vez en el
pretorio, dijo a Jesús:
S “¿De dónde eres tú?”.
C Pero Jesús no le respondió. Pilato le dijo entonces:
S “¿A mí no me hablas? ¿No sabes que tengo autoridad para soltarte y autoridad
para crucificarte?”.
C Jesús le contestó:
╬ “No tendrías ninguna autoridad sobre mí, si no te la hubieran dado de lo alto. Por
eso, el que me ha entregado a ti tiene un pecado mayor”.
C Desde ese momento Pilato trataba de soltarlo, pero los judíos gritaban:
S “¡Si sueltas a ese, no eres amigo del César!; porque todo el que pretende ser rey,
es enemigo del César”.
C Al oír estas palabras, Pilato sacó a Jesús y lo sentó en el tribunal, en el sitio que
llaman “el Enlosado” (en hebreo Gábbata).
Era el día de la preparación de la Pascua, hacia el mediodía. Y dijo Pilato a los judíos:
S “Aquí tienen a su rey”.
C Ellos gritaron:
S “¡Fuera, fuera! ¡Crucifícalo!”.
C Pilato les dijo:
S “¿A su rey voy a crucificar?”.
C Contestaron los sumos sacerdotes:
S “No tenemos más rey que el César”.
C Entonces se lo entregó para que lo crucificaran. Tomaron a Jesús y Él, cargando
con la Cruz, se dirigió hacia el sitio llamado “la Calavera” (que en hebreo se dice Gól-
gota), donde lo crucificaron, y con Él a otros dos, uno de cada lado, y en medio Jesús.
Pilato mandó escribir un letrero y ponerlo encima de la Cruz; en él estaba escrito:
‘Jesús el nazareno, el rey de los judíos’. Leyeron el letrero muchos judíos, porque es-
taba cerca el lugar donde crucificaron a Jesús y estaba escrito en hebreo, latín y griego.
Entonces los sumos sacerdotes de los judíos le dijeron a Pilato:
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S “No escribas: ‘El rey de los judíos’, sino: ‘Este ha dicho: Soy rey de los judíos’”.
C Pilato les contestó:
S “Lo escrito, escrito está”.
C Cuando crucificaron a Jesús, los soldados cogieron su ropa e hicieron cuatro par-
tes, una para cada soldado, y apartaron la túnica. Era una túnica sin costura, tejida toda
de una pieza de arriba a abajo. Por eso se dijeron:
S “No la rasguemos, sino echemos suertes para ver a quién le toca”.
C Así se cumplió lo que dice la Escritura: Se repartieron mi ropa y echaron a suerte
mi túnica Y eso hicieron los soldados.
Junto a la Cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre, María la de Cleo-
fás, y María Magdalena. Al ver a su madre y junto a ella al discípulo que tanto quería,
Jesús dijo a su madre:
╬ “Mujer, ahí está tu hijo”.
C Luego dijo al discípulo:
╬ “Ahí está tu madre”.
C Y desde entonces el discípulo se la llevó a vivir con él.
Después de esto, sabiendo Jesús que todo había llegado a su término, para que se
cumpliera la Escritura dijo:
╬ “Tengo sed”.
C Había allí un jarro lleno de vinagre. Los soldados sujetaron una esponja em-
papada en vinagre a una caña de hisopo y se la acercaron a la boca. Jesús probó el
vinagre y dijo:
╬ “Todo está cumplido”,
C e inclinando la cabeza, entregó el espíritu.
C Entonces, los judíos, como era el día de la preparación de la Pascua, para que los
cuerpos de los ajusticiados no se quedaran en la Cruz el sábado, porque aquel sábado
era un día muy solemne, pidieron a Pilato que les quebraran las piernas y los quitaran
de la Cruz. Fueron los soldados, le quebraron las piernas a uno y luego al otro de los
que habían sido crucificados con Él. Pero al llegar a Jesús, viendo que ya había muerto,
no le quebraron las piernas, sino que uno de los soldados le traspasó el costado con una
lanza e inmediatamente salió sangre y agua. El que vio da testimonio de esto y su testi-
monio es verdadero y él sabe que dice la verdad, para que también ustedes crean. Esto
sucedió para que se cumpliera lo que dice la Escritura: No le quebrarán ningún hueso;
y en otro lugar la Escritura dice: Mirarán al que traspasaron. Después de esto, José de
Arimatea, que era discípulo de Jesús, pero oculto por miedo a los judíos, pidió a Pilato
que lo dejara llevarse el cuerpo de Jesús. Y Pilato lo autorizó. Él fue entonces y se llevó
el cuerpo. Llegó también Nicodemo, el que había ido a verlo de noche, y trajo unas cien
libras de una mezcla de mirra y áloe. Tomaron el cuerpo de Jesús y lo envolvieron en
lienzos con esos aromas, según se acostumbra enterrar entre los judíos. Había un huerto
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en el sitio donde lo crucificaron, y en el huerto, un sepulcro nuevo, donde nadie había
sido enterrado todavía. Y como para los judíos era el día de la preparación de la Pascua
y el sepulcro estaba cerca, allí pusieron a Jesús. Palabra del Señor.
Después de la lectura de la Pasión del Señor, el sacerdote dice una breve homilía, des-
pués de la cual puede exhortar a los fieles a orar durante un breve espacio de tiempo.
ORACIÓN UNIVERSAL:
II. Por el Papa: Oremos también por nuestro Santo Padre, el Papa Francisco,
para que Dios nuestro Señor, que lo escogió para el orden de los Obispos, lo
conserve a salvo y sin daño para bien de su santa Iglesia, a fin de que pueda
gobernar al pueblo santo de Dios. Se ora un momento en silencio. Luego prosi-
gue el sacerdote: Dios todopoderoso y eterno, cuya sabiduría gobierna el uni-
verso, atiende favorablemente nuestras súplicas y protege con tu amor al Papa
que nos diste, para que el pueblo cristiano, que tú mismo pastoreas, progrese
bajo su cuidado en la firmeza de su fe. Por Jesucristo, nuestro Señor. R. Amén.
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III. Por el pueblo de Dios y sus ministros: Oremos también por nuestro Obis-
po Francisco y sus Obispos auxiliares, por todos los obispos, presbíteros y
diáconos de la Iglesia, y por todo el pueblo santo de Dios. Se ora un momen-
to en silencio. Luego prosigue el sacerdote: Dios todopoderoso y eterno, que
con tu Espíritu santificas y gobiernas a toda la Iglesia, escucha nuestras
súplicas por tus ministros, para que, con la ayuda de tu gracia, te sirvan con
fidelidad. Por Jesucristo, nuestro Señor. R. Amén.
IV. Por los catecúmenos: Oremos también por los (nuestros) catecúmenos,
para que Dios nuestro Señor abra los oídos de sus corazones y les manifies-
te su misericordia, y para que, mediante el bautismo, se les perdonen todos
sus pecados y queden incorporados a Cristo, Señor. Se ora un momento en
silencio. Luego prosigue el sacerdote: Dios todopoderoso y eterno, que sin
cesar concedes nuevos hijos a tu Iglesia, acrecienta la fe y el conocimiento a
los (nuestros) catecúmenos, para que, renacidos en la fuente bautismal, los
cuentes entre tus hijos de adopción. Por Jesucristo, nuestro Señor. R. Amén.
V. Por la unidad de los cristianos: Oremos también por todos los hermanos
que creen en Cristo, para que Dios nuestro Señor se digne congregar y cus-
todiar en la única Iglesia a quienes procuran vivir en la verdad. Se ora un
momento en silencio. Luego prosigue el sacerdote: Dios todopoderoso y eter-
no, que reúnes a los que están dispersos y los mantienes en la unidad, mira
benignamente la grey de tu Hijo, para que, a cuantos están consagrados por
el único bautismo, también los una la integridad de la fe y los asocie el vín-
culo de la caridad. Por Jesucristo, nuestro Señor. R. Amén.
VI. Por los judíos: Oremos también por los judíos, para que a quienes Dios
nuestro Señor habló primero, les conceda progresar continuamente en el
amor de su nombre y en la fidelidad a su alianza. Se ora un momento en si-
lencio. Luego prosigue el sacerdote: Dios todopoderoso y eterno, que confias-
te tus promesas a Abraham y a su descendencia, oye compasivo los ruegos
de tu Iglesia, para que el pueblo que adquiriste primero como tuyo, merezca
llegar a la plenitud de la redención. Por Jesucristo, nuestro Señor. R. Amén.
VII. Por los que no creen en Cristo: Oremos también por los que no creen en
Cristo, para que, iluminados por el Espíritu Santo, puedan ellos encontrar el
camino de la salvación. Se ora un momento en silencio. Luego prosigue el sa-
cerdote: Dios todopoderoso y eterno, concede a quienes no creen en Cristo, que,
caminando en tu presencia con sinceridad de corazón, encuentren la verdad;
y a nosotros concédenos crecer en el amor mutuo y en el deseo de compren-
der mejor los misterios de tu vida, a fin de que seamos testigos cada vez más
auténticos de tu amor en el mundo. Por Jesucristo, nuestro Señor. R. Amén.
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VIII. Por los que no creen en Dios: Oremos también por los que no conocen
a Dios, para que, buscando con sinceridad lo que es recto, merezcan llegar
hasta Él. Se ora un momento en silencio. Luego prosigue el sacerdote: Dios
todopoderoso y eterno, que creaste a todos los hombres para que deseándote
te busquen, y para que al encontrarte descansen en ti; concédenos que, en
medio de las dificultades de este mundo, al ver los signos de tu amor y el tes-
timonio de las buenas obras de los creyentes, todos los hombres se alegren
al confesarte como único Dios verdadero y Padre de todos. Por Jesucristo,
nuestro Señor. R. Amén.
IX. Por los gobernantes: Oremos también por todos los gobernantes de las
naciones, para que Dios nuestro Señor guíe sus mentes y corazones, según su
voluntad providente, hacia la paz verdadera y la libertad de todos. Se ora un
momento en silencio. Luego prosigue el sacerdote: Dios todopoderoso y eter-
no, en cuyas manos están los corazones de los hombres y los derechos de las
naciones, mira con bondad a nuestros gobernantes, para que, con tu ayuda,
se afiance en toda la tierra un auténtico progreso social, una paz duradera y
una verdadera libertad religiosa. Por Jesucristo, nuestro Señor. R. Amén.
SEGUNDA PARTE:
ADORACIÓN DE LA SANTA CRUZ
ANTÍFONA:
Tu Cruz adoramos, Señor, tu santa Resurrección alabamos y glorificamos, pues del
árbol de la Cruz ha venido la alegría al mundo entero.
TERCERA PARTE:
SAGRADA COMUNIÓN
Como despedida el sacerdote, imponiendo las manos sobre el pueblo, dice la siguiente
oración:
SÁBADO SANTO
[Se suprime la Memoria de SAN ESTANISLAO, Obispo y Mártir]
Durante el Sábado Santo, la Iglesia permanece junto al sepulcro del Señor, meditan-
do en su Pasión y muerte, y se abstiene de celebrar el sacrificio de la misa (por lo que
conserva el altar enteramente desnudo) hasta que, después de la Vigilia solemne o
espera nocturna de la Resurrección, se desborda la alegría pascual, cuya exuberancia
inunda los cincuenta días subsiguientes. Hoy no puede darse la sagrada comunión
más que a modo de viático.
PRIMERA PARTE:
SOLEMNE INICIO DE LA VIGILIA «LUCERNARIO»
Hermanos:
En esta noche santa, en que nuestro Señor Jesucristo pasó de la muerte a la vida, la
Iglesia invita a todos sus hijos, diseminados por el mundo, a que se reúnan para velar
en oración. Conmemoremos, pues, juntos, la Pascua del Señor, escuchando su palabra
y participando en sus sacramentos, con la esperanza cierta de participar también en su
triunfo sobre la muerte y de vivir con Él para siempre en Dios.
Oremos. Dios nuestro, que por medio de tu Hijo comunicaste a tus fieles el fuego de tu
luz, santifica + este fuego nuevo y concédenos que, al celebrar estas fiestas pascuales, se
encienda en nosotros el deseo de las cosas celestiales, para que podamos llegar con un es-
píritu renovado a las fiestas de la eterna claridad. Por Jesucristo, nuestro Señor. R. Amén.
56 sábado 11 de abril de 2020
Uno de los ministros lleva el cirio pascual ante el celebrante. Este, con un punzón, graba
una Cruz en el cirio. Después, traza sobre él la letra griega Alfa y, debajo, la letra Omega;
entre los brazos de la Cruz traza los cuatro números del año en curso, mientras dice:
Después de haber trazado la Cruz y los demás signos, el sacerdote puede incrustar en el
cirio cinco granos de incienso, en forma de Cruz, diciendo al mismo tiempo.
Que la luz de Cristo, resucitado y glorioso, disipe las tinieblas de nuestro corazón y
de nuestro espíritu.
Procesión
Pregón pascual
PREGÓN PASCUAL
Alégrense, por fin, los coros de los ángeles, alégrense las jerarquías del cielo y, por la vic-
toria de rey tan poderoso, que las trompetas anuncien la salvación. Goce también la tierra,
inundada de tanta claridad, y que, radiante con el fulgor del rey eterno, se sienta libre de la
tiniebla que cubría el orbe entero. Alégrese también nuestra madre la Iglesia, revestida de
luz tan brillante; resuene este recinto con las aclamaciones del pueblo. [Por eso, queridos
hermanos, que asisten a la admirable claridad de esta luz santa, invoquen conmigo la mise-
ricordia de Dios omnipotente, para que aquel que, sin mérito mío, me agregó al número de
los ministros, complete mi alabanza a este cirio, infundiendo el resplandor de su luz.]
SEGUNDA PARTE:
LITURGIA DE LA PALABRA
En esta Vigilia se proponen nueve Lecturas, siete del Antiguo Testamento y dos del
Nuevo (la Epístola y el Evangelio). Si las circunstancias pastorales lo piden, puede
reducirse el número de Lecturas del Antiguo Testamento. Deben leerse, por lo menos,
tres Lecturas del Antiguo Testamento y, en casos muy urgentes, por lo menos dos. Pero
nunca se omita la Tercera Lectura, tomada del capítulo 14 del Éxodo. Terminado el
Pregón, todos apagan sus velas y se sientan. Antes de comenzar las Lecturas, el sacer-
dote exhorta a la asamblea con estas palabras u otras semejantes.
Oremos para que Dios lleve a su plenitud la obra de la redención realizada por el
misterio pascual.
sábado 11 de abril de 2020 59
Siguen luego las Lecturas. Un lector va al ambón y proclama la Lectura. Después el
salmista o cantor, dice el Salmo, alternando con las respuestas del pueblo. Enseguida
todos se levantan, el sacerdote dice: Oremos, y, después de que todos han orado en si-
lencio durante unos momentos, dice la oración que corresponde a la Lectura. En lugar
del Salmo Responsorial, se puede guardar un momento de silencio sagrado. En este
caso se omite la pausa después del Oremos.
PRIMERA LECTURA **
[Vio Dios todo lo que había hecho y lo encontró muy bueno.]
Del libro del Génesis 1, 1–2, 2
En el principio creó Dios el cielo y la tierra. [La tierra era soledad y caos; y las tinieblas
cubrían la faz del abismo. El espíritu de Dios se movía sobre la superficie de las aguas.
Dijo Dios: “Que exista la luz”, y la luz existió. Vio Dios que la luz era buena, y separó
la luz de las tinieblas. Llamó a la luz “día” y a las tinieblas, “noche”. Fue la tarde y la
mañana del primer día.
Dijo Dios: “Que haya una bóveda entre las aguas, que separe unas aguas de otras”. E
hizo Dios una bóveda y separó con ella las aguas de arriba, de las aguas de abajo. Y así
fue. Llamó Dios a la bóveda “cielo”. Fue la tarde y la mañana del segundo día.
Dijo Dios: “Que se junten las aguas de debajo del cielo en un solo lugar y que aparezca
el suelo seco”. Y así fue. Llamó Dios “tierra” al suelo seco y “mar” a la masa de las aguas.
Y vio Dios que era bueno.
Dijo Dios: “Verdee la tierra con plantas que den semilla y árboles que den fruto y se-
milla, según su especie, sobre la tierra”. Y así fue. Brotó de la tierra hierba verde, que
producía semilla, según su especie, y árboles que daban fruto y llevaban semilla, según su
especie. Y vio Dios que era bueno. Fue la tarde y la mañana del tercer día.
Dijo Dios: “Que haya lumbreras en la bóveda del cielo, que separen el día de la noche,
señalen las estaciones, los días y los años, y luzcan en la bóveda del cielo para iluminar la
tierra. Y así fue. Hizo Dios las dos grandes lumbreras: la lumbrera mayor para regir el día
y la menor, para regir la noche; y también hizo las estrellas. Dios puso las lumbreras en la
bóveda del cielo para iluminar la tierra, para regir el día y la noche, y separar la luz de las
tinieblas”. Y vio Dios que era bueno. Fue la tarde y la mañana del cuarto día.
Dijo Dios: “Agítense las aguas con un hervidero de seres vivientes y revoloteen sobre
la tierra las aves, bajo la bóveda del cielo”. Creó Dios los grandes animales marinos y
los vivientes que en el agua se deslizan y la pueblan, según su especie. Creó también el
mundo de las aves, según sus especies. Vio Dios que era bueno y los bendijo, diciendo:
“Sean fecundos y multiplíquense; llenen las aguas del mar; que las aves se multipliquen
en la tierra”. Fue la tarde y la mañana del quinto día.
Dijo Dios: “Produzca la tierra vivientes, según sus especies: animales domésticos, rep-
tiles y fieras, según sus especies”. Y así fue. Hizo Dios las fieras, los animales domésticos
y los reptiles, cada uno según su especie. Y vio Dios que era bueno.]
60 sábado 11 de abril de 2020
Y dijo Dios: “Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza; que domine a los
peces del mar, a las aves del cielo, a los animales domésticos y a todo animal que se
arrastra sobre la tierra”. Y creó Dios al hombre a su imagen; a imagen suya lo creó;
hombre y mujer los creó.
Y los bendijo Dios y les dijo: “Sean fecundos y multiplíquense, llenen la tierra y so-
métanla; dominen a los peces del mar, a las aves del cielo y a todo ser viviente que se
mueve sobre la tierra”.
Y dijo Dios: “He aquí que les entrego todas las plantas de semilla que hay sobre la
faz de la tierra, y todos los árboles que producen frutos y semilla, para que les sirvan de
alimento. Y a todas las fieras de la tierra, a todas las aves del cielo, a todos los reptiles
de la tierra, a todos los seres que respiran, también les doy por alimento las verdes plan-
tas”. Y así fue. Vio Dios todo lo que había hecho y lo encontró muy bueno. Fue la tarde
y la mañana del sexto día.
Así quedaron concluidos el cielo y la tierra con todos sus ornamentos, y terminada su
obra, descansó Dios el séptimo día de todo cuanto había hecho. Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL del salmo 103, l-2a. 5-6. 10 y 12. 13-14. 24 y 35c
R. Bendice al Señor, alma mía.
Bendice al Señor, alma mía; Señor y Dios mío, inmensa es tu grandeza. Te vistes de
belleza y majestad, la luz te envuelve como un manto. R.
Sobre bases inconmovibles asentaste la tierra para siempre. Con un vestido de mares la
cubriste y las aguas en los montes concentraste. R.
En los valles haces brotar las fuentes, que van corriendo entre montañas; junto al arroyo
vienen a vivir las aves, que cantan entre las ramas. R.
Desde tu cielo riegas los montes y sacias la tierra del fruto de tus manos; haces brotar
hierba para los ganados y pasto para los que sirven al hombre. R.
¡Qué numerosas son tus obras, Señor, y todas las hiciste con maestría! La tierra está
llena de tus creaturas. Bendice al Señor, alma mía. R.
Oremos. Dios todopoderoso y eterno, que en todas las obras de tu amor te muestras
admirable, concede a quienes has redimido, comprender que el sacrificio de Cristo,
nuestra Pascua, en la plenitud de los tiempos, es una obra más maravillosa todavía
que la misma creación del mundo. Por Jesucristo, nuestro Señor. R. Amén.
SEGUNDA LECTURA **
[El sacrificio de nuestro patriarca Abraham.]
Del libro del Génesis 22, 1-18
En aquel tiempo, Dios le puso una prueba a Abraham y le dijo: “¡Abraham, Abra-
ham!”. Él respondió: “Aquí estoy”. Y Dios le dijo: “Toma a tu hijo único, Isaac, a
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quien tanto amas; vete a la región de Moria y ofrécemelo en sacrificio, en el monte
que yo te indicaré”. [Abraham madrugó, aparejó su burro, tomó consigo a dos de
sus criados y a su hijo Isaac; cortó leña para el sacrificio y se encaminó al lugar que
Dios le había indicado. Al tercer día divisó a lo lejos el lugar. Les dijo entonces a sus
criados: “Quédense aquí con el burro; yo iré con el muchacho hasta allá, para adorar
a Dios y después regresaremos”. Abraham tomó la leña para el sacrificio, se la cargó
a su hijo Isaac y tomó en su mano el fuego y el cuchillo. Los dos caminaban juntos.
Isaac dijo a su padre Abraham: “¡Padre!”. Él respondió: “¿Qué quieres, hijo?”. El
muchacho contestó: “Ya tenemos fuego y leña, ¿pero dónde está el cordero para el
sacrificio?”. Abraham le contestó: “Dios nos dará el cordero para el sacrificio, hijo
mío”. Y siguieron caminando juntos.]
Cuando llegaron al sitio que Dios le había señalado, Abraham levantó un altar y
acomodó la leña. Luego ató a su hijo Isaac, lo puso sobre el altar, encima de la leña,
y tomó el cuchillo para degollarlo. Pero el ángel del Señor lo llamó desde el cielo y
le dijo: “¡Abraham, Abraham!”. Él contestó: “Aquí estoy”. El ángel le dijo: “No des-
cargues la mano contra tu hijo, ni le hagas daño. Ya veo que temes a Dios, porque no
le has negado a tu hijo único”. Abraham levantó los ojos y vio un carnero, enredado
por los cuernos en la maleza. Atrapó el carnero y lo ofreció en sacrificio, en lugar de
su hijo. Abraham puso por nombre a aquel sitio “el Señor provee”, por lo que aun el
día de hoy se dice: “el monte donde el Señor provee”.
El ángel del Señor volvió a llamar a Abraham desde el cielo y le dijo: “Juro por
mí mismo, dice el Señor, que por haber hecho esto y no haberme negado a tu hijo
único, yo te bendeciré y multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo
y las arenas del mar. Tus descendientes conquistarán las ciudades enemigas. En tu
descendencia serán bendecidos todos los pueblos de la tierra, porque obedeciste a
mis palabras”. Palabra de Dios.
Oremos. Dios nuestro, excelso Padre de los creyentes, que por medio de la gracia
de la adopción y por el misterio pascual sigues cumpliendo la promesa hecha a Abra-
ham de multiplicar su descendencia por toda la tierra y de hacerlo el padre de todas
las naciones, concede a tu pueblo responder dignamente a la gracia de tu llamada. Por
Jesucristo, nuestro Señor. R. Amén.
62 sábado 11 de abril de 2020
TERCERA LECTURA
[Los israelitas entraron en el mar sin mojarse.]
Del libro del Éxodo 14, 15—15, 1
En aquellos días, dijo el Señor a Moisés: “¿Por qué sigues clamando a mí? Diles a
los israelitas que se pongan en marcha. Y tú, alza tu bastón, extiende tu mano sobre el
mar y divídelo, para que los israelitas entren en el mar sin mojarse. Yo voy a endurecer
el corazón de los egipcios para que los persigan, y me cubriré de gloria a expensas del
faraón y de todo su ejército, de sus carros y jinetes. Cuando me haya cubierto de gloria
a expensas del faraón, de sus carros y jinetes, los egipcios sabrán que yo soy el Señor”.
El ángel del Señor, que iba al frente de las huestes de Israel, se colocó tras ellas. Y
la columna de nubes que iba adelante, también se desplazó y se puso a sus espaldas,
entre el campamento de los israelitas y el campamento de los egipcios. La nube era
tinieblas para unos y claridad para otros, y así los ejércitos no trabaron contacto du-
rante toda la noche.
Moisés extendió la mano sobre el mar, y el Señor hizo soplar durante toda la noche
un fuerte viento del este, que secó el mar, y dividió las aguas. Los israelitas entraron
en el mar y no se mojaban, mientras las aguas formaban una muralla a su derecha
y a su izquierda. Los egipcios se lanzaron en su persecución y toda la caballería del
faraón, sus carros y jinetes, entraron tras ellos en el mar.
Hacia el amanecer, el Señor miró desde la columna de fuego y humo al ejército de
los egipcios y sembró entre ellos el pánico. Trabó las ruedas de sus carros, de suerte
que no avanzaban sino pesadamente. Dijeron entonces los egipcios: “Huyamos de
Israel, porque el Señor lucha en su favor contra Egipto.
Entonces el Señor le dijo a Moisés: “Extiende tu mano sobre el mar, para que vuel-
van las aguas sobre los egipcios, sus carros y sus jinetes”. Y extendió Moisés su mano
sobre el mar, y al amanecer, las aguas volvieron a su sitio, de suerte que al huir, los
egipcios se encontraron con ellas, y el Señor los derribó en medio del mar. Volvieron
las aguas y cubrieron los carros, a los jinetes y a todo el ejército del faraón, que se
había metido en el mar para perseguir a Israel. Ni uno solo se salvó.
Pero los hijos de Israel caminaban por lo seco en medio del mar. Las aguas les ha-
cían muralla a derecha e izquierda. Aquel día salvó el Señor a Israel de las manos de
Egipto. Israel vio a los egipcios, muertos en la orilla del mar. Israel vio la mano fuerte
del Señor sobre los egipcios, y el pueblo temió al Señor y creyó en el Señor y en Moi-
sés, su siervo. Entonces Moisés y los hijos de Israel cantaron este cántico al Señor:
Oremos. Señor Dios, cuyos antiguos prodigios los percibimos resplandeciendo tam-
bién en nuestros tiempos, puesto que aquello mismo que realizó la diestra de tu poder
para liberar a un solo pueblo de la esclavitud del faraón, lo sigues realizando también
ahora, por medio del agua del bautismo para salvar a todas las naciones, concede que
todos los hombres del mundo lleguen a contarse entre los hijos de Abraham y participen
de la dignidad del pueblo elegido. Por Jesucristo, nuestro Señor. R. Amén.
CUARTA LECTURA
[Con amor eterno se ha apiadado de ti tu redentor.]
Del libro del profeta Isaías 54, 5-14
“El que te creó, te tomará por esposa; su nombre es ‘Señor de los ejércitos’. Tu re-
dentor es el Santo de Israel; será llamado ‘Dios de toda la tierra’. Como a una mujer
abandonada y abatida te vuelve a llamar el Señor. ¿Acaso repudia uno a la esposa de
la juventud?, dice tu Dios. Por un instante te abandoné, pero con inmensa misericor-
dia te volveré a tomar. En un arrebato de ira te oculté un instante mi rostro, pero con
amor eterno me he apiadado de ti, dice el Señor, tu redentor. Me pasa ahora como en
los días de Noé: entonces juré que las aguas del diluvio no volverían a cubrir la tie-
rra; ahora juro no enojarme ya contra ti, ni volver a amenazarte. Podrán desaparecer
los montes y hundirse las colinas, pero mi amor por ti no desaparecerá y mi alianza
de paz quedará firme para siempre. Lo dice el Señor, el que se apiada de ti. Tú, la
afligida, la zarandeada por la tempestad, la no consolada: he aquí que yo mismo co-
loco tus piedras sobre piedras finas, tus cimientos sobre zafiros; te pondré almenas
de rubí y puertas de esmeralda y murallas de piedras preciosas. Todos tus hijos serán
discípulos del Señor, y será grande su prosperidad. Serás consolidada en la justicia.
Destierra la angustia, pues ya nada tienes que temer; olvida tu miedo, porque ya no
se acercará a ti”. Palabra de Dios.
QUINTA LECTURA
[Vengan a mí y vivirán. Sellaré con ustedes una alianza perpetua.]
Del libro del profeta Isaías 55, 1-11
Esto dice el Señor: “Todos ustedes, los que tienen sed, vengan por agua; y los que
no tienen dinero, vengan, tomen trigo y coman; tomen vino y leche sin pagar. ¿Por qué
gastar el dinero en lo que no es pan y el salario, en lo que no alimenta? Escúchenme
atentos y comerán bien, saborearán platillos sustanciosos. Préstenme atención, vengan
a mí, escúchenme y vivirán. Sellaré con ustedes una alianza perpetua, cumpliré las pro-
mesas que hice a David. Como a él lo puse por testigo ante los pueblos, como príncipe y
soberano de las naciones, así tú reunirás a un pueblo desconocido, y las naciones que no
te conocían acudirán a ti, por amor del Señor, tu Dios, por el Santo de Israel, que te ha
honrado. Busquen al Señor mientras lo pueden encontrar, invóquenlo mientras está cer-
ca; que el malvado abandone su camino, y el criminal, sus planes; que regrese al Señor,
y Él tendrá piedad; a nuestro Dios, que es rico en perdón. Mis pensamientos no son los
pensamientos de ustedes, sus caminos no son mis caminos. Porque así como aventajan
los cielos a la tierra, así aventajan mis caminos a los de ustedes y mis pensamientos a
sus pensamientos. Como bajan del cielo la lluvia y la nieve y no vuelven allá, sino des-
pués de empapar la tierra, de fecundarla y hacerla germinar, a fin de que dé semilla para
sembrar y pan para comer, así será la palabra que sale de mi boca: no volverá a mí sin
resultado, sino que hará mi voluntad y cumplirá su misión”. Palabra de Dios.
Oremos. Dios todopoderoso y eterno, única esperanza del mundo, tú que anun-
ciaste, por voz de los profetas, los misterios que estamos celebrando esta noche,
sábado 11 de abril de 2020 65
multiplica en el corazón de tu pueblo los santos propósitos porque no podría ningún
santo anhelo alcanzar crecimiento sin el impulso que procede de ti. Por Jesucristo,
nuestro Señor. R. Amén.
SEXTA LECTURA
[Sigue el camino que te conduce a la luz del Señor.]
Del libro del profeta Baruc 3, 9-15. 32—4, 4
Escucha, Israel, los mandatos de vida, presta oído para que adquieras prudencia.
¿A qué se debe, Israel, que estés aún en país enemigo, que envejezcas en tierra ex-
tranjera, que te hayas contaminado por el trato con los muertos, que te veas contado
entre los que descienden al abismo? Es que abandonaste la fuente de la sabiduría. Si
hubieras seguido los senderos de Dios, habitarías en paz eternamente. Aprende dónde
están la prudencia, la inteligencia y la energía, así aprenderás dónde se encuentra el
secreto de vivir larga vida, y dónde la luz de los ojos y la paz.
¿Quién es el que halló el lugar de la sabiduría y tuvo acceso a sus tesoros? El que
todo lo sabe, la conoce; con su inteligencia la ha escudriñado. El que cimentó la tie-
rra para todos los tiempos, y la pobló de animales cuadrúpedos; el que envía la luz,
y ella va, la llama, y temblorosa le obedece; llama a los astros, que brillan jubilosos
en sus puestos de guardia, y ellos le responden: “Aquí estamos”, y refulgen gozosos
para aquel que los hizo. Él es nuestro Dios y no hay otro como Él; Él ha escudri-
ñado los caminos de la sabiduría y se la dio a su hijo Jacob, a Israel, su predilecto.
Después de esto, ella apareció en el mundo y convivió con los hombres. La sabidu-
ría es el libro de los mandatos de Dios, la ley de validez eterna; los que la guardan,
vivirán, los que la abandonan, morirán. Vuélvete a ella, Jacob, y abrázala; camina
hacia la claridad de su luz; no entregues a otros tu gloria, ni tu dignidad a un pueblo
extranjero. Bienaventurados nosotros, Israel, porque lo que agrada al Señor nos ha
sido revelado. Palabra de Dios.
Oremos. Dios nuestro, que haces crecer continuamente a tu Iglesia con hijos llama-
dos de todos los pueblos, dígnate proteger siempre con tu gracia a quienes has purifica-
do con el agua del bautismo. Por Jesucristo, nuestro Señor. R. Amén.
66 sábado 11 de abril de 2020
SÉPTIMA LECTURA
[Los rociaré con agua pura y les daré un corazón nuevo.]
Del libro del profeta Ezequiel 36, 16-28
En aquel tiempo, me fue dirigida la palabra del Señor en estos términos: “Hijo de
hombre, cuando los de la casa de Israel habitaban en su tierra, la mancharon con su
conducta y con sus obras; como inmundicia fue su proceder ante mis ojos. Entonces
descargué mi furor contra ellos, por la sangre que habían derramado en el país y por
haberlo profanado con sus idolatrías. Los dispersé entre las naciones y anduvieron
errantes por todas las tierras. Los juzgué según su conducta, según sus acciones los
sentencié. Y en las naciones a las que se fueron, desacreditaron mi santo nombre,
haciendo que de ellos se dijera: ‘Este es el pueblo del Señor, y ha tenido que salir de
su tierra’. Pero, por mi santo nombre, que la casa de Israel profanó entre las nacio-
nes a donde llegó, me he compadecido. Por eso, dile a la casa de Israel: ‘Esto dice el
Señor: no lo hago por ustedes, casa de Israel. Yo mismo mostraré la santidad de mi
nombre excelso, que ustedes profanaron entre las naciones. Entonces ellas reconoce-
rán que yo soy el Señor, cuando, por medio de ustedes les haga ver mi santidad. Los
sacaré a ustedes de entre las naciones, los reuniré de todos los países y los llevaré a
su tierra. Los rociaré con agua pura y quedarán purificados; los purificaré de todas
sus inmundicias e idolatrías. Les daré un corazón nuevo y les infundiré un espíritu
nuevo; arrancaré de ustedes el corazón de piedra y les daré un corazón de carne. Les
infundiré mi espíritu y los haré vivir según mis preceptos y guardar y cumplir mis
mandamientos. Habitarán en la tierra que di a sus padres; ustedes serán mi pueblo y
yo seré su Dios’ ”. Palabra de Dios.
Oremos. Dios de inmutable poder y eterna luz, mira propicio el admirable misterio
de la Iglesia entera y realiza serenamente, en virtud de tu eterno designio, la obra de la
humana salvación; que todo el mundo vea y reconozca que los caídos se levantan, que
se renueva lo que había envejecido y que, por obra de Jesucristo, todas las cosas con-
curren hacia la unidad que tuvieron en el origen. Él, que vive y reina por los siglos de
los siglos. R. Amén.
sábado 11 de abril de 2020 67
Terminada la oración de la última Lectura del Antiguo Testamento, con el responsorio
y la oración correspondiente, se encienden las velas del altar. El sacerdote entona so-
lemnemente el Gloria, que todos prosiguen. Mientras tanto se tocan las campanas, de
dentro y de fuera del templo, de acuerdo a las costumbres de cada lugar.
ORACIÓN COLECTA
Dios nuestro, que haces resplandecer esta noche con la gloria de la Resurrección
del Señor, aviva en tu Iglesia el espíritu de adopción filial, para que, renovados en
cuerpo y alma, nos entreguemos fielmente a tu servicio. Por nuestro Señor Jesucristo,
tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los
siglos de los siglos.
EPÍSTOLA
[Cristo, una vez resucitado de entre los muertos, ya nunca morirá.]
De la carta del Apóstol san Pablo a los romanos 6, 3-11
Hermanos: todos los que hemos sido incorporados a Cristo Jesús por medio del
bautismo, hemos sido incorporados a su muerte. En efecto, por el bautismo fuimos
sepultados con Él en su muerte, para que, así como Cristo resucitó de entre los muer-
tos por la gloria del Padre, así también nosotros llevemos una vida nueva. Porque, si
hemos estado íntimamente unidos a Él por una muerte semejante a la suya, también
lo estaremos en su Resurrección.
Sabemos que nuestro viejo yo fue crucificado con Cristo, para que el cuerpo del pe-
cado quedara destruido, a fin de que ya no sirvamos al pecado, pues el que ha muerto
queda libre del pecado. Por lo tanto, si hemos muerto con Cristo, estamos seguros de
que también viviremos con Él; pues sabemos que Cristo, una vez resucitado de en-
tre los muertos, ya nunca morirá. La muerte ya no tiene dominio sobre Él, porque al
morir, murió al pecado de una vez para siempre; y al resucitar, vive ahora para Dios.
Lo mismo ustedes, considérense muertos al pecado y vivos para Dios en Cristo Jesús,
Señor nuestro. Palabra de Dios.
EVANGELIO
[Ha resucitado e irá delante de ustedes a Galilea.]
Del santo Evangelio según san Mateo 28, 1-10
Transcurrido el sábado, al amanecer del primer día de la semana, María Magda-
lena y la otra María fueron a ver el sepulcro. De pronto se produjo un gran temblor,
porque el ángel del Señor bajó del cielo y acercándose al sepulcro, hizo rodar la
piedra que lo tapaba y se sentó encima de ella. Su rostro brillaba como el relámpago
y sus vestiduras eran blancas como la nieve. Los guardias, atemorizados ante él, se
pusieron a temblar y se quedaron como muertos. El ángel se dirigió a las mujeres y les
dijo: “No teman. Ya sé que buscan a Jesús, el crucificado. No está aquí; ha resucitado,
como lo había dicho. Vengan a ver el lugar donde lo habían puesto. Y ahora, vayan de
prisa a decir a sus discípulos: ‘Ha resucitado de entre los muertos e irá delante de us-
tedes a Galilea; allá lo verán’ Eso es todo”. Ellas se alejaron a toda prisa del sepulcro,
y llenas de temor y de gran alegría, corrieron a dar la noticia a los discípulos. Pero de
repente Jesús les salió al encuentro y las saludó. Ellas se le acercaron, le abrazaron
los pies y lo adoraron. Entonces les dijo Jesús: “No tengan miedo. Vayan a decir a mis
hermanos que se dirijan a Galilea. Allá me verán”. Palabra del Señor.
TERCERA PARTE:
LITURGIA BAUTISMAL
El sacerdote con los ministros se dirige a la fuente bautismal, si es que esta se encuentra
a la vista de los fieles. De lo contrario, se pone un recipiente con agua en el presbiterio.
Si hay bautizos se realizan en este momento. Si los bautizados son adultos, el obispo o,
en su ausencia, el presbítero que confirió el bautismo, adminístreles inmediatamente el
sacramento de la Confirmación en el presbiterio, como se indica en el Pontifical o en el
Ritual Romano. Si no hay bautismos ni tampoco se bendice la fuente bautismal [p. 333]
[338] el sacerdote prepara a los fieles para la bendición del agua, diciendo:
Pidamos, queridos hermanos, a Dios nuestro Señor, que se digne bendecir esta agua,
con la cual seremos rociados en memoria de nuestro bautismo, y que nos renueve inte-
riormente, para que permanezcamos fieles al Espíritu que hemos recibido.
Señor, Dios nuestro, mira con bondad a este pueblo tuyo, que vela en oración en
esta noche santísima, recordando la obra admirable de nuestra creación y la obra
más admirable todavía, de nuestra redención. Dígnate bendecir + esta agua, que tú
creaste para dar fertilidad a la tierra, frescura y limpieza a nuestros cuerpos. Tú, ade-
más, convertiste el agua en un instrumento de tu misericordia: por ella liberaste a tu
pueblo de la esclavitud y en el desierto saciaste su sed; con la imagen del agua viva
los profetas anunciaron la nueva alianza que deseabas establecer con los hombres;
por ella, finalmente, santificada por Cristo en el Jordán, renovaste, mediante el bau-
tismo que nos da la vida nueva, nuestra naturaleza, corrompida por el pecado. Que
esta agua nos recuerde ahora nuestro bautismo y nos haga participar en la alegría de
nuestros hermanos, que han sido bautizados en esta Pascua. Por Jesucristo, nuestro
Señor. R. Amén.
¿Renuncian a todas las seducciones del mal para que el pecado no los esclavice?
Todos: Sí, renuncio.
¿Creen en Jesucristo, su Hijo único y Señor nuestro, que nació de la Virgen María,
padeció y murió por nosotros, resucitó y está sentado a la derecha del Padre?
Todos: Sí, creo.
Que Dios todopoderoso, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos liberó del pecado
y nos ha hecho renacer por el agua y el Espíritu Santo, nos conserve con su gracia uni-
dos a Jesucristo nuestro Señor, hasta la vida eterna. Amén.
El sacerdote rocía al pueblo con el agua bendita, mientras todos cantan la siguiente An-
tífona o algún otro canto bautismal: Vi brotar agua del lado derecho del templo, aleluya.
Vi que en todos aquellos que recibían el agua, surgía una vida nueva y cantaban con
gozo: Aleluya, aleluya.
CUARTA PARTE:
LITURGIA EUCARÍSTICA
Las Moniciones hoy son muy especiales, puesto que el celebrante tiene la
posibilidad de elegir entre dos opciones como 2ª Lectura y entre tres op-
ciones de los Evangelios. Hay que tener el cuidado de preguntar cuál es el
esquema que se va a escoger para cada Misa según el momento del día o las
distintas circunstancias, y saber variar según el caso. En la Misa “durante
el día” se pone el Evangelio correspondiente al evangelista según los Ciclos
ABC. Se sugiere variar la 2ª Lectura según los Años pares e impares.
ENTRADA: En este día, santo por excelencia, nos reunimos para celebrar
“la fiesta de las fiestas”: la Resurrección del Señor... El tránsito de las tinie-
blas a la luz, vivido intensamente en la Vigilia Pascual, nos ha hecho recor-
dar las grandes hazañas que Dios quiere seguir realizando al pasar entre
nosotros. Que el cirio –anoche encendido del fuego nuevo– nos recuerde
que Cristo resucitado quiere seguir presente en nuestra historia para co-
municarnos su luz, su verdad y su amor.
1ª. LECTURA: [Hech 10, 34. 37-43] A partir de unos datos bastante co-
nocidos por todos sus oyentes san Pedro, en casa de Cornelio, pronuncia un
discurso memorable… A estos datos históricos él añade luego su testimonio
personal acerca de la Resurrección del Crucificado.
2ª. LECTURA: [1 Cor 5, 6-8 o Col 3, 1-4] San Pablo acentúa la impor-
tancia de la muerte y Resurrección de Cristo, como el momento decisivo de
la historia de la salvación… Como bautizados, estamos llamados a morir al
pecado y a nacer a una vida nueva.
EVANGELIO [TEMPRANO]: [Jn 20, 1-9] Como testigo ocular, san Juan
nos transmite la enorme sorpresa de María Magdalena al no encontrar al
Maestro en su sepulcro… Por ella –protagonista de tan buena nueva– Pedro
y Juan vendrán a constatar la verdad de sus palabras.
12 domingo
Blanco
DOMINGO DE PASCUA,
SOLEMNIDAD DE LA RESURRECCIÓN DEL SEÑOR
[Se omite la Memoria de SAN DAVID URIBE VELASCO, Mártir Mexicano *]
MR p. 339 [345] / Lecc. I p. 206. LH Todo propio.
Se dice Gloria.
ORACIÓN COLECTA
Señor Dios, que por medio de tu Unigénito, vencedor de la muerte, nos has abierto
hoy las puertas de la vida eterna, concede a quienes celebramos la solemnidad de la
Resurrección del Señor, resucitar también en la luz de la vida eterna, por la acción re-
novadora de tu Espíritu. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo
en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
76 domingo 12 de abril de 2020
PRIMERA LECTURA
[Hemos comido y bebido con Cristo resucitado.]
Del libro de los Hechos de los Apóstoles 10, 34. 37-43
En aquellos días, Pedro tomó la palabra y dijo: “Ya saben ustedes lo sucedido en
toda Judea, que tuvo principio en Galilea, después del bautismo predicado por Juan:
cómo Dios ungió con el poder del Espíritu Santo a Jesús de Nazaret y cómo este pasó
haciendo el bien, sanando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con
Él. Nosotros somos testigos de cuanto Él hizo en Judea y en Jerusalén. Lo mataron
colgándolo de la Cruz, pero Dios lo resucitó al tercer día y concedió verlo, no a todo el
pueblo, sino únicamente a los testigos que Él, de antemano, había escogido: a nosotros,
que hemos comido y bebido con Él después de que resucitó de entre los muertos. Él nos
mandó predicar al pueblo y dar testimonio de que Dios lo ha constituido juez de vivos y
muertos. El testimonio de los profetas es unánime: que cuantos creen en él reciben, por
su medio, el perdón de los pecados”. Palabra de Dios.
SEGUNDA LECTURA
[Tiren la antigua levadura, pues Cristo, nuestro cordero pascual, ha sido inmolado.]
De la primera carta del Apóstol san Pablo a los corintios 5, 6-8
Hermanos: ¿No saben ustedes que un poco de levadura hace fermentar toda la masa?
Tiren la antigua levadura, para que sean ustedes una masa nueva, ya que son pan sin
levadura, pues Cristo, nuestro cordero pascual, ha sido inmolado. Celebremos, pues, la
fiesta de la Pascua, no con la antigua levadura, que es de vicio y maldad, sino con el pan
sin levadura, que es de sinceridad y verdad. Palabra de Dios.
O bien:
EVANGELIO***
[Él debía resucitar de entre los muertos.]
Del santo Evangelio según san Juan 20, 1-9
El primer día después del sábado, estando todavía oscuro, fue María Magdale-
na al sepulcro y vio removida la piedra que lo cerraba. Echó a correr, llegó a la casa
donde estaban Simón Pedro y el otro discípulo, a quien Jesús amaba, y les dijo: “Se
han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo habrán puesto”. Salieron
Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. Los dos iban corriendo juntos, pero
el otro discípulo corrió más aprisa que Pedro y llegó primero al sepulcro, e incli-
nándose, miró los lienzos puestos en el suelo, pero no entró. En eso llegó también
Simón Pedro, que lo venía siguiendo, y entró en el sepulcro. Contempló los lienzos
puestos en el suelo y el sudario, que había estado sobre la cabeza de Jesús, puesto
no con los lienzos en el suelo, sino doblado en sitio aparte. Entonces entró también
el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro, y vio y creyó, porque
hasta entonces no habían entendido las Escrituras, según las cuales Jesús debía re-
sucitar de entre los muertos. Palabra del Señor.
78 domingo 12 de abril de 2020
O bien:
Se dice Credo.
Señor Jesucristo, que en el cielo eres glorificado por los ángeles y los santos
y en la tierra eres enaltecido y adorado por tu Iglesia, te pedimos que extiendas
tu diestra misericordiosa sobre este pueblo que tiene puesta en ti toda su con-
fianza. Tú, que vives y reinas, inmortal y glorioso, por los siglos de los siglos.
PREFACIO I DE PASCUA: El Misterio Pascual (en este día), p. 499 [500]. En las
Plegarias eucarísticas se utilizan los textos propios.
80 domingo 12 de abril de 2020
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN 1Cor 5, 7-8
Cristo, nuestro Cordero Pascual, ha sido inmolado. Aleluya. Celebremos, pues, la
Pascua, con el pan sin levadura, que es de sinceridad y verdad. Aleluya.
Anuncien a todos la alegría del Señor resucitado. Vayan en paz, aleluya, aleluya. O
bien: Pueden ir en paz, aleluya, aleluya. Todos responden: Demos gracias a Dios, alelu-
ya, aleluya. Esta fórmula de despedida se utiliza durante toda la octava de Pascua.
http://www.vatican.va/news_services/liturgy/saints/ns_lit_doc_20000521_uri-
be-velasco_sp.html
lunes 13 de abril de 2020 81
DURANTE LA OCTAVA DE PASCUA:
13 lunes
Blanco
OCTAVA DE PASCUA
[Se omite la Memoria de SAN MARTÍN I, Papa y Mártir
o la de SAN SABÁS REYES SALAZAR,
Mártir Mexicano * ]
MR p. 341 [347] / Lecc. I p. 854
ANTÍFONA DE ENTRADA
El Señor resucitó, como lo había predicho; llenémonos de gozo y de alegría, porque
reina eternamente. Aleluya.
ORACIÓN COLECTA
Dios nuestro, que haces crecer siempre a tu Iglesia dándole nuevos hijos, concédenos
la gracia de vivir de acuerdo con la fe que recibimos en el sacramento del bautismo.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu
Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
PRIMERA LECTURA
[A este Jesús, Dios lo ha resucitado, y de ello somos testigos.]
Del libro de los Hechos de los Apóstoles 2, 14. 22-33
El día de Pentecostés, se presentó Pedro, junto con los Once, ante la multitud, y le-
vantando la voz, dijo: “Israelitas, escúchenme. Jesús de Nazaret fue un hombre acredi-
tado por Dios ante ustedes, mediante los milagros, prodigios y señales que Dios realizó
por medio de Él y que ustedes bien conocen. Conforme al plan previsto y sancionado
por Dios, Jesús fue entregado, y ustedes utilizaron a los paganos para clavarlo en la
Cruz. Pero Dios lo resucitó, rompiendo las ataduras de la muerte, ya que no era posible
que la muerte lo retuviera bajo su dominio. En efecto, David dice, refiriéndose a Él: Yo
veía constantemente al Señor delante de mí, puesto que Él está a mi lado para que yo
no tropiece. Por eso se alegra mi corazón y mi lengua se alboroza; por eso también
mi cuerpo vivirá en la esperanza, porque tú, Señor, no me abandonarás a la muerte, ni
dejarás que tu santo sufra la corrupción. Me has enseñado el sendero de la vida y me
saciarás de gozo en tu presencia. Hermanos, que me sea permitido hablarles con toda
82 lunes 13 de abril de 2020
claridad; el patriarca David murió y lo enterraron, y su sepulcro se conserva entre noso-
tros hasta el día de hoy. Pero como era profeta y sabía que Dios le había prometido con
juramento que un descendiente suyo ocuparía su trono, con visión profética habló de la
Resurrección de Cristo, el cual no fue abandonado a la muerte ni sufrió la corrupción.
Pues bien, a este Jesús, Dios lo resucitó, y de ello todos nosotros somos testigos. Lleva-
do a los cielos por el poder de Dios, recibió del Padre el Espíritu Santo prometido a Él
y lo ha comunicado, como ustedes lo están viendo y oyendo”. Palabra de Dios.
EVANGELIO
[Vayan a decir a mis hermanos que se dirijan a Galilea. Allá me verán.]
Del santo Evangelio según san Mateo 28, 8-15
Después de escuchar las palabras del ángel, las mujeres se alejaron a toda prisa del
sepulcro, y llenas de temor y de gran alegría, corrieron a dar la noticia a los discípu-
los. Pero de repente Jesús les salió al encuentro y las saludó. Ellas se le acercaron, le
abrazaron los pies y lo adoraron. Entonces les dijo Jesús: “No tengan miedo. Vayan a
decir a mis hermanos que se dirijan a Galilea. Allá me verán”. Mientras las mujeres
iban de camino, algunos soldados de la guardia fueron a la ciudad y dieron parte a
los sumos sacerdotes de todo lo ocurrido. Estos se reunieron con los ancianos, y jun-
tos acordaron dar una fuerte suma de dinero a los soldados, con estas instrucciones:
“Digan: ‘Durante la noche, estando nosotros dormidos, llegaron sus discípulos y se
robaron el cuerpo’. Y si esto llega a oídos del gobernador, nosotros nos arreglaremos
con él y les evitaremos cualquier complicación”. Ellos tomaron el dinero y actuaron
conforme a las instrucciones recibidas. Esta versión de los soldados se ha ido difun-
diendo entre los judíos hasta el día de hoy. Palabra del Señor.
REFLEXIÓN: • Este pasaje nos ofrece una parte del discurso de Pedro el
día de Pentecostés. Aquí se afirma que Jesús de Nazaret ha realizado las pro-
lunes 13 de abril de 2020 83
mesas hechas a David y que en Él se ha inaugurado la auténtica y definitiva
“plenitud de los tiempos”. El ahora valeroso Apóstol se dirige a los habitan-
tes de Jerusalén proclamando que Jesús, «a quien ustedes han clavado en
la Cruz por mano de los paganos», ahora vive. En el origen de la Iglesia está
tal experiencia. Sin la Resurrección, los Apóstoles no hubieran tenido nada
importante que anunciar... • El pasaje evangélico contiene dos episodios re-
lacionados con la Resurrección del Señor. El primero es la sorpresiva y re-
confortante aparición de Jesús a María Magdalena y a María la de Santiago,
las primeras en visitar su sepulcro. El segundo es el que deja constancia del
pretendido “invento” sobre el «sepulcro vacío», al comprar la complicidad de
los guardias. En esta reseña –exclusiva de san Mateo– se trasluce el clima
conflictivo entre la vieja Sinagoga y la joven Iglesia. Los discípulos de Jesús,
por su parte, no cesarán de proclamar valientemente la auténtica verdad.
http://www.vatican.va/news_services/liturgy/saints/ns_lit_doc_20000521_re-
yes-salazar_sp.html
14 martes
Blanco
OCTAVA DE PASCUA
MR p. 342 [348] / Lecc. I p. 857
ORACIÓN COLECTA
Señor Dios, que nos has hecho experimentar la fuerza vivificante del misterio pas-
cual, sigue acompañando a tu pueblo con tu divina gracia, para que, conseguida la per-
fecta libertad, se convierta en gozo celestial la alegría que ahora lo inunda aquí en la
tierra. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del
Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
PRIMERA LECTURA
[Arrepiéntanse y bautícense en el nombre de Jesucristo.]
Del libro de los Hechos de los Apóstoles 2, 36-41
El día de Pentecostés, dijo Pedro a los judíos: “Sepa todo Israel, con absoluta certeza,
que Dios ha constituido Señor y Mesías al mismo Jesús, a quien ustedes han crucificado”.
Estas palabras les llegaron al corazón y preguntaron a Pedro y a los demás Apóstoles:
“¿Qué tenemos que hacer, hermanos?”. Pedro les contestó: “Arrepiéntanse y bautícense
en el nombre de Jesucristo, para el perdón de sus pecados y recibirán el Espíritu Santo.
Porque las promesas de Dios valen para ustedes y para sus hijos y también para todos
los paganos que el Señor, Dios nuestro, quiera llamar, aunque estén lejos”. Con estas y
otras muchas razones los instaba y exhortaba, diciéndoles: “Pónganse a salvo de este
mundo corrompido”. Los que aceptaron sus palabras se bautizaron, y aquel día se les
agregaron unas tres mil personas. Palabra de Dios.
martes 14 de abril de 2020 85
SALMO RESPONSORIAL del salmo 32, 4-5. 18-19. 20 y 22
R. En el Señor está nuestra esperanza. Aleluya.
Sincera es la palabra del Señor y todas sus acciones son leales. El ama la justicia y el
derecho, la tierra llena está de sus bondades. R.
Cuida el Señor de aquellos que lo temen y en su bondad confían; los salva de la muer-
te y en épocas de hambre les da vida. R.
En el Señor está nuestra esperanza, pues Él es nuestra ayuda y nuestro amparo. Mués-
trate bondadoso con nosotros, puesto que en ti, Señor, hemos confiado. R.
EVANGELIO
[He visto al Señor y me ha dado este mensaje.]
Del santo Evangelio según san Juan 20, 11-18
El día de la Resurrección, María se había quedado llorando junto al sepulcro de Je-
sús. Sin dejar de llorar, se asomó al sepulcro y vio dos ángeles vestidos de blanco, senta-
dos en el lugar donde había estado el cuerpo de Jesús, uno en la cabecera y el otro junto a
los pies. Los ángeles le preguntaron: “¿Por qué estás llorando, mujer?”. Ella les contestó:
“Porque se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo habrán puesto”. Dicho esto, miró
hacia atrás y vio a Jesús de pie, pero no sabía que era Jesús. Entonces Él le dijo: “Mujer,
¿por qué estás llorando? ¿A quién buscas?”. Ella, creyendo que era el jardinero, le res-
pondió: “Señor, si tú te lo llevaste, dime dónde lo has puesto”. Jesús le dijo: “¡María!”.
Ella se volvió y exclamó: “¡Rabuní!”, que en hebreo significa ‘maestro’. Jesús le dijo:
“Déjame ya, porque todavía no he subido al Padre. Ve a decir a mis hermanos: ‘Subo a
mi Padre y su Padre, a mi Dios y su Dios’ ”. María Magdalena se fue a ver a los discípu-
los para decirles que había visto al Señor y para darles su mensaje. Palabra del Señor.
15 miércoles
Blanco
OCTAVA DE PASCUA
MR p. 343 [349] / Lecc. I p. 860
ORACIÓN COLECTA
Dios nuestro, que cada año nos inundas de alegría por la solemnidad de la Resurrec-
ción del Señor, concédenos propicio que, por estas fiestas que celebramos en el tiempo,
merezcamos llegar al gozo de la eternidad. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que
vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
PRIMERA LECTURA
[Te voy a dar lo que tengo: en el nombre de Jesús, camina.]
Del libro de los Hechos de los Apóstoles 3, 1-10
En aquel tiempo, Pedro y Juan subieron al templo para la oración vespertina, a eso de
las tres de la tarde. Había allí un hombre lisiado de nacimiento, a quien diariamente lle-
vaban y ponían ante la puerta llamada la “Hermosa”, para que pidiera limosna a los que
entraban en el templo. Aquel hombre, al ver a Pedro y a Juan cuando iban a entrar, les
pidió limosna. Pedro y Juan fijaron en él los ojos, y Pedro le dijo: “Míranos”. El hombre
miércoles 15 de abril de 2020 87
se quedó mirándolos en espera de que le dieran algo. Entonces Pedro le dijo: “No ten-
go ni oro ni plata, pero te voy a dar lo que tengo: en el nombre de Jesucristo nazareno,
levántate y camina”. Y, tomándolo de la mano, lo incorporó. Al instante sus pies y sus
tobillos adquirieron firmeza. De un salto se puso de pie, empezó a andar y entró con
ellos al templo caminando, saltando y alabando a Dios. Todo el pueblo lo vio caminar
y alabar a Dios, y al darse cuenta de que era el mismo que pedía limosna sentado junto
a la puerta “Hermosa” del templo, quedaron llenos de miedo y no salían de su asombro
por lo que había sucedido. Palabra de Dios.
EVANGELIO
[Lo reconocieron al partir el pan.]
Del santo Evangelio según san Lucas 24, 13-35
El mismo día de la Resurrección, iban dos de los discípulos hacia un pueblo llama-
do Emaús, situado a unos once kilómetros de Jerusalén, y comentaban todo lo que había
sucedido. Mientras conversaban y discutían, Jesús se les acercó y comenzó a caminar
con ellos; pero los ojos de los dos discípulos estaban velados y no lo reconocieron. Él
les preguntó: “¿De qué cosas vienen hablando, tan llenos de tristeza?”. Uno de ellos,
llamado Cleofás, le respondió: “¿Eres tú el único forastero que no sabe lo que ha suce-
dido estos días en Jerusalén?”. Él les preguntó: “¿Qué cosa?”. Ellos le respondieron:
“Lo de Jesús el nazareno, que era un profeta poderoso en obras y palabras, ante Dios y
ante todo el pueblo. Cómo los sumos sacerdotes y nuestros jefes lo entregaron para que
lo condenaran a muerte, y lo crucificaron. Nosotros esperábamos que Él sería el liberta-
dor de Israel, ¡y sin embargo, han pasado ya tres días desde que estas cosas sucedieron!
Es cierto que algunas mujeres de nuestro grupo nos han desconcertado, pues fueron de
madrugada al sepulcro, no encontraron el cuerpo y llegaron contando que se les habían
aparecido unos ángeles, que les dijeron que estaba vivo. Alguno de nuestros compañe-
ros fueron al sepulcro y hallaron todo como habían dicho las mujeres, pero a Él no lo
88 miércoles 15 de abril de 2020
vieron”. Entonces Jesús les dijo: “¡Qué insensatos son ustedes y qué duros de corazón
para creer todo lo anunciado por los profetas! ¿Acaso no era necesario que el Mesías
padeciera todo esto y así entrara en su gloria?”. Y comenzando por Moisés y siguiendo
con todos los profetas, les explicó todos los pasajes de la Escritura que se referían a Él.
Ya cerca del pueblo a donde se dirigían, Él hizo como que iba más lejos; pero ellos le in-
sistieron, diciendo: “Quédate con nosotros, porque ya es tarde y pronto va a oscurecer”.
Y entró para quedarse con ellos. Cuando estaban a la mesa, tomó un pan, pronunció
la bendición, lo partió y se lo dio. Entonces se les abrieron los ojos y lo reconocieron,
pero Él se les desapareció. Y ellos se decían el uno al otro: “¡Con razón nuestro corazón
ardía, mientras nos hablaba por el camino y nos explicaba las Escrituras!”. Se levanta-
ron inmediatamente y regresaron a Jerusalén, donde encontraron reunidos a los Once
con sus compañeros, los cuales les dijeron: “De veras ha resucitado el Señor y se le ha
aparecido a Simón”. Entonces ellos contaron lo que les había pasado por el camino y
cómo lo habían reconocido al partir el pan. Palabra del Señor.
OCTAVA DE PASCUA
MR p. 344 [350] / Lecc. I p. 863
ORACIÓN COLECTA
Dios nuestro, que uniste a todos los pueblos diversos en la confesión de tu nombre,
concede que, quienes renacieron en la fuente bautismal, tengan una misma fe en sus
pensamientos y un mismo amor en sus obras. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que
vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
PRIMERA LECTURA
[Ustedes le dieron muerte al autor de la vida, pero Dios lo resucitó de entre los muertos.]
Del libro de los Hechos de los Apóstoles 3, 11-26
Como el paralítico curado por Pedro y Juan no se les despegaba, todo el pueblo,
asombrado, corrió hacia ellos al pórtico de Salomón. Al ver a la muchedumbre,
Pedro les dirigió la palabra: “Israelitas: ¿Por qué les causa admiración esto y por
qué nos miran de ese modo, como si por nuestro poder o nuestra virtud hubiéramos
hecho andar a este hombre? El Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, el Dios de
nuestros padres, ha glorificado a su siervo Jesús, a quien ustedes entregaron a Pi-
lato, y a quien rechazaron en su presencia, cuando Él ya había decidido ponerlo en
libertad. Rechazaron al santo, al justo, y pidieron el indulto de un asesino; han dado
muerte al autor de la vida, pero Dios lo resucitó de entre los muertos y de ello no-
sotros somos testigos. El nombre de Jesús y la fe en Él es lo que ha robustecido los
miembros de este hombre al que están viendo y todos conocen. Esta fe es la que le
ha restituido completamente la salud, como pueden observar. Ahora bien, hermanos,
yo sé que ustedes han obrado por ignorancia, de la misma manera que sus jefes; pero
Dios cumplió así lo que había predicho por boca de los profetas: que su Mesías tenía
que padecer. Por lo tanto, arrepiéntanse y conviértanse, para que se les perdonen sus
pecados y el Señor les mande el tiempo de la consolación y les envíe de nuevo a
Jesús, el Mesías que les estaba destinado; aunque Él tiene que quedarse en el cielo
hasta la restauración universal, de la que habló Dios por boca de su profeta desde
muy antiguo. En efecto, Moisés dijo: El Señor Dios hará surgir de entre sus herma-
nos un profeta como yo. Escuchen todo cuanto les diga; quien no escuche al profe-
ta, será expulsado del pueblo. Y todos los profetas, a partir de Samuel, anunciaron
igualmente estos días. Ustedes son herederos de los profetas y beneficiarios de la
alianza que Dios hizo con sus padres, cuando le dijo a Abraham: Tu descendencia
90 jueves 16 de abril de 2020
será fuente de bendición para toda la humanidad. Para ustedes, en primer lugar, ha
resucitado Dios a su siervo y lo ha enviado para bendecirlos y ayudarlos a que cada
uno se aparte de sus iniquidades”. Palabra de Dios.
EVANGELIO
[Está escrito que Cristo tenía que padecer y tenía que resucitar de entre los muertos al
tercer día.]
Del santo Evangelio según san Lucas 24, 35-48
Cuando los dos discípulos regresaron de Emaús y llegaron al sitio donde estaban
reunidos los Apóstoles, les contaron lo que les había pasado en el camino y cómo ha-
bían reconocido a Jesús al partir el pan. Mientras hablaban de esas cosas, se presentó
Jesús en medio de ellos y les dijo: “La paz esté con ustedes”. Ellos, desconcertados y
llenos de temor, creían ver un fantasma. Pero Él les dijo: “No teman; soy yo. ¿Por qué
se espantan? ¿Por qué surgen dudas en su interior? Miren mis manos y mis pies. Soy yo
en persona. Tóquenme y convénzanse: un fantasma no tiene ni carne ni huesos, como
ven que tengo yo”. Y les mostró las manos y los pies. Pero como ellos no acababan de
creer de pura alegría y seguían atónitos, les dijo: “¿Tienen aquí algo de comer?”. Le
ofrecieron un trozo de pescado asado; Él lo tomó y se puso a comer delante de ellos.
Después les dijo: “Lo que ha sucedido es aquello de que les hablaba yo, cuando aún
estaba con ustedes: que tenía que cumplirse todo lo que estaba escrito de mí en la ley de
Moisés, en los profetas y en los salmos”. Entonces les abrió el entendimiento para que
comprendieran las Escrituras y les dijo: “Está escrito que el Mesías tenía que padecer
y había de resucitar de entre los muertos al tercer día, y que en su nombre se había de
predicar a todas las naciones, comenzando por Jerusalén, la necesidad de volverse a
Dios para el perdón de los pecados. Ustedes son testigos de esto”. Palabra del Señor.
17 viernes
Blanco
OCTAVA DE PASCUA
MR p. 345 [351] / Lecc. I p. 866
ORACIÓN COLECTA
Dios todopoderoso y eterno, que estableciste el misterio pascual como alianza de la
reconciliación humana, concédenos manifestar en las obras lo que celebramos con fe.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu
Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
92 viernes 17 de abril de 2020
PRIMERA LECTURA
[Fuera de Jesús no hay salvación.]
Del libro de los Hechos de los Apóstoles 4, 1-12
En aquellos días, mientras Pedro y Juan hablaban al pueblo, se presentaron los
sacerdotes, el jefe de la guardia del templo y los saduceos, indignados porque los
Apóstoles enseñaban al pueblo y anunciaban la Resurrección de los muertos por el
poder de Jesús. Los aprehendieron, y como ya era tarde, los encerraron en la cárcel
hasta el día siguiente. Pero ya muchos de los que habían escuchado sus palabras, unos
cinco mil hombres, habían abrazado la fe. Al día siguiente, se reunieron en Jerusa-
lén los jefes del pueblo, los ancianos y los escribas, el sumo sacerdote Anás, Caifás,
Juan, Alejandro y cuantos pertenecían a las familias de los sumos sacerdotes. Hicie-
ron comparecer ante ellos a Pedro y a Juan y les preguntaron: “¿Con qué poder o en
nombre de quién han hecho todo esto?”. Pedro, lleno del Espíritu Santo, dijo: “Jefes
del pueblo y ancianos: puesto que hoy se nos interroga acerca del beneficio hecho
a un hombre enfermo, para saber cómo fue curado, sépanlo ustedes y sépalo todo el
pueblo de Israel: este hombre ha quedado sano en el nombre de Jesús de Nazaret, a
quien ustedes crucificaron y a quien Dios resucitó de entre los muertos. Este mismo
Jesús es la piedra que ustedes, los constructores, han desechado y que ahora es la
piedra angular. Ningún otro puede salvarnos, pues en la tierra no existe ninguna otra
persona a quien Dios haya constituido como salvador nuestro”. Palabra de Dios.
EVANGELIO
[Se acercó Jesús, tomó el pan y se lo dio a sus discípulos y también el pescado.]
Del santo Evangelio según san Juan 21, 1-14
En aquel tiempo, Jesús se les apareció otra vez a los discípulos junto al lago de Ti-
beríades. Se les apareció de esta manera: estaban juntos Simón Pedro, Tomás (llamado el
Gemelo), Natanael (el de Cana de Galilea), los hijos de Zebedeo y otros dos discípulos.
viernes 17 de abril de 2020 93
Simón Pedro les dijo: “Voy a pescar”. Ellos le respondieron: “También nosotros vamos
contigo”. Salieron y se embarcaron, pero aquella noche no pescaron nada. Estaba ama-
neciendo, cuando Jesús se apareció en la orilla, pero los discípulos no lo reconocieron.
Jesús les dijo: “Muchachos, ¿han pescado algo?”. Ellos contestaron: “No”. Entonces Él
les dijo: “Echen la red a la derecha de la barca y encontrarán peces”. Así lo hicieron, y
luego ya no podían jalar la red por tantos pescados. Entonces el discípulo a quien amaba
Jesús le dijo a Pedro: “Es el Señor”. Tan pronto como Simón Pedro oyó decir que era el
Señor, se anudó a la cintura la túnica, pues se la había quitado, y se tiró al agua. Los otros
discípulos llegaron en la barca, arrastrando la red con los pescados, pues no distaban de
tierra más de cien metros. Tan pronto como saltaron a tierra, vieron unas brasas y sobre
ellas un pescado y pan. Jesús les dijo: “Traigan algunos pescados de los que acaban de
pescar”. Entonces Simón Pedro subió a la barca y arrastro hasta la orilla la red, repleta de
pescados grandes. Eran ciento cincuenta y tres, y a pesar de que eran tantos, no se rompió
la red. Luego les dijo Jesús: “Vengan a almorzar”. Y ninguno de los discípulos se atrevía
a preguntarle: ‘¿Quién eres?’, porque ya sabían que era el Señor. Jesús se acercó, tomó el
pan y se lo dio y también el pescado. Esta fue la tercera vez que Jesús se apareció a sus
discípulos después de resucitar de entre los muertos. Palabra del Señor.
18 sábado
Blanco
OCTAVA DE PASCUA
MR p. 346 [352] / Lecc. I p. 869
ORACIÓN COLECTA
Dios nuestro, que, con la abundancia de tu gracia, no cesas de aumentar en todos los
pueblos el número de los que creen en ti, mira propicio a tus elegidos y haz que, rena-
cidos ya por el sacramento del bautismo, queden un día revestidos de gozosa inmorta-
lidad. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del
Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
PRIMERA LECTURA
[No podemos callar lo que hemos visto y oído.]
Del libro de los Hechos de los Apóstoles 4, 13-21
En aquellos días, los sumos sacerdotes, los ancianos y los escribas, se quedaron
sorprendidos al ver el aplomo con que Pedro y Juan hablaban, pues sabían que eran
hombres del pueblo sin ninguna instrucción. Ya los habían reconocido como perte-
necientes al grupo que andaba con Jesús, pero no se atrevían a refutarlos, porque ahí
estaba de pie, entre ellos, el hombre paralítico que había sido curado. Por consiguien-
te, les mandaron que salieran del sanedrín, y ellos comenzaron a deliberar entre sí:
“¿Qué vamos a hacer con estos hombres? Han hecho un milagro evidente, que todo
Jerusalén conoce y que no podemos negar; pero a fin de que todo esto no se divulgue
más entre el pueblo, hay que prohibirles con amenazas hablar en nombre de Jesús”.
Entonces mandaron llamar a Pedro y a Juan y les ordenaron que por ningún motivo
hablaran ni enseñaran en nombre de Jesús. Ellos replicaron: “Digan ustedes mismos
si es justo delante de Dios obedecerlos a ustedes antes que a Dios. Nosotros no pode-
mos dejar de contar lo que hemos visto y oído”. Los miembros del sanedrín repitieron
las amenazas y los soltaron, porque no encontraron la manera de castigarlos, ya que
el pueblo entero glorificaba a Dios por lo sucedido. Palabra de Dios.
sábado 18 de abril de 2020 95
SALMO RESPONSORIAL del salmo 117, 1 y t 14-15. 16ab-18. 19-21
R. La diestra del Señor ha hecho maravillas. Aleluya.
Te damos gracias, Señor, porque eres bueno, porque tu misericordia es eterna. El Señor
es mi fuerza y mi alegría; en el Señor está mi salvación. Escuchemos el canto de victoria
que sale de la casa de los justos: R.
“La diestra del Señor es poderosa, la diestra del Señor es nuestro orgullo”. No moriré,
continuaré viviendo para contar lo que el Señor ha hecho. Me castigó, me castigó el Se-
ñor, pero no me abandonó a la muerte. R.
Ábranme las puertas del templo, que quiero entrar a dar gracias a Dios. Esta es la puerta
del Señor y por ella entrarán los que le viven fieles. Te doy gracias, Señor, pues me escu-
chaste y fuiste para mí la salvación. R.
EVANGELIO
[Vayan por todo el mundo y prediquen el Evangelio.]
Del santo Evangelio según san Marcos 16, 9-15
Habiendo resucitado al amanecer del primer día de la semana, Jesús se apareció
primero a María Magdalena, de la que había arrojado siete demonios. Ella fue a llevar
la noticia a los discípulos, los cuales estaban llorando, agobiados por la tristeza; pero
cuando la oyeron decir que estaba vivo y que lo había visto, no le creyeron. Después de
esto, se apareció en otra forma a dos discípulos, que iban de camino hacia una aldea.
También ellos fueron a anunciarlo a los demás; pero tampoco a ellos les creyeron. Por
último, se apareció Jesús a los Once, cuando estaban a la mesa, y les echó en cara su
incredulidad y dureza de corazón, porque no les habían creído a los que lo habían visto
resucitado. Jesús les dijo entonces: “Vayan por todo el mundo y prediquen el Evangelio
a toda creatura”. Palabra del Señor.
ENTRADA: Con el gozo muy propio del tiempo pascual, Dios nos permite
reunirnos en un día muy especial: el Domingo de la Divina Misericordia…
Como es de todos nosotros bien conocido, así fue “bautizado” este segundo
Domingo de Pascua por el recordado san Juan Pablo II. ¡Que –fieles a nues-
tros compromisos bautismales, renovados en estas festividades– reconozca-
mos a Cristo Resucitado como nuestro Salvador!
1ª. LECTURA: [Hech 2, 42-47] Los Hechos de los Apóstoles nos ofrecen
una descripción idealizada de la naciente comunidad de Jerusalén… ¡Que
este libro –que estaremos proclamando como primera lectura en este tiempo
pascual– sea ejemplo e inspiración para todos nosotros!
EVANGELIO: [Jn 20, 19-31] Jesús vuelve a hacerse presente entre los
suyos, tal y como lo había prometido… Teniendo al Apóstol Tomás –primero
como contraste y luego como modelo– seamos del número de los «dichosos»,
al proclamarlo como nuestro “Dios y Señor”.
Se dice Gloria.
ORACIÓN COLECTA
Dios de eterna misericordia, que reanimas la fe de este pueblo a ti consagrado con
la celebración anual de las fiestas pascuales, aumenta en nosotros los dones de tu
gracia, para que todos comprendamos mejor la excelencia del bautismo que nos ha
purificado, la grandeza del Espíritu que nos ha regenerado y el precio de la Sangre
que nos ha redimido. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo
en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
PRIMERA LECTURA
[Los creyentes vivían unidos y todo lo tenían en común.]
Del libro de los Hechos de los Apóstoles 2, 42-47
En los primeros días de la Iglesia, todos los hermanos acudían asiduamente a escuchar
las enseñanzas de los Apóstoles, vivían en comunión fraterna y se congregaban para orar
en común y celebrar la fracción del pan. Toda la gente estaba llena de asombro y de temor,
al ver los milagros y prodigios que los Apóstoles hacían en Jerusalén. Todos los creyentes
vivían unidos y lo tenían todo en común. Los que eran dueños de bienes o propiedades
los vendían, y el producto era distribuido entre todos, según las necesidades de cada uno.
Diariamente se reunían en el templo, y en las casas partían el pan y comían juntos, con
alegría y sencillez de corazón. Alababan a Dios y toda la gente los estimaba. Y el Señor
aumentaba cada día el número de los que habían de salvarse. Palabra de Dios.
EVANGELIO
[Ocho días después, se les apareció Jesús.]
Del santo Evangelio según san Juan 20, 19-31
Al anochecer del día de la Resurrección, estando cerradas las puertas de la casa
donde se hallaban los discípulos, por miedo a los judíos, se presentó Jesús en medio de
ellos y les dijo: “La paz esté con ustedes”. Dicho esto, les mostró las manos y el costado.
Cuando los discípulos vieron al Señor, se llenaron de alegría. De nuevo les dijo Jesús: “La
paz esté con ustedes. Como el Padre me ha enviado, así también los envío yo”. Después
de decir esto, sopló sobre ellos y les dijo: “Reciban al Espíritu Santo. A los que les perdo-
nen los pecados, les quedarán perdonados; y a los que no se los perdonen, les quedarán
sin perdonar”. Tomás, uno de los Doce, a quien llamaban el Gemelo, no estaba con ellos
cuando vino Jesús, y los otros discípulos le decían: “Hemos visto al Señor”. Pero él les
contestó: “Si no veo en sus manos la señal de los clavos y si no meto mi dedo en los agu-
jeros de los clavos y no meto mi mano en su costado, no creeré”. Ocho días después, es-
taban reunidos los discípulos a puerta cerrada y Tomás estaba con ellos. Jesús se presentó
de nuevo en medio de ellos y les dijo: “La paz esté con ustedes”. Luego le dijo a Tomás:
“Aquí están mis manos; acerca tu dedo. Trae acá tu mano, métela en mi costado y no sigas
dudando, sino cree”. Tomás le respondió: “¡Señor mío y Dios mío!”. Jesús añadió: “Tú
crees porque me has visto; dichosos los que creen sin haber visto”. Otras muchas señales
domingo 19 de abril de 2020 101
milagrosas hizo Jesús en presencia de sus discípulos, pero no están escritas en este libro.
Se escribieron estas para que ustedes crean que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para
que, creyendo, tengan vida en su nombre. Palabra del Señor.
Se dice Credo.
Señor, Dios nuestro, que en tu gran misericordia nos has hecho nacer de
nuevo para una esperanza viva, escucha nuestra oración y acrecienta en no-
sotros la fe, para que –creyendo en tu Hijo sin haberlo visto– consigamos, la
salvación de nuestras almas. Por Jesucristo, nuestro Señor, que vive y reina,
por los siglos de los siglos.
20 lunes
Blanco
FERIA DE PASCUA
MR p. 361 [366] / Lecc. I p. 895
ORACIÓN COLECTA
Te pedimos, Dios todopoderoso, que, renovados por los auxilios pascuales que nos
han librado de la herencia del pecado, adquiramos la belleza del Creador celestial. Por
nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu
Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
PRIMERA LECTURA
[Se pusieron a orar y quedaron llenos del Espíritu Santo y anunciaron la palabra de
Dios con valentía]
Del libro de los Hechos de los Apóstoles 4, 23-31
En aquellos días, tan pronto como Pedro y Juan quedaron en libertad, volvieron a
donde estaban sus compañeros y les contaron lo que les habían dicho los sumos sacer-
dotes y los ancianos. Al oír esto, todos juntos clamaron a Dios, diciendo: “Señor, tú has
creado el cielo y la tierra, el mar y todo cuanto contiene; por medio del Espíritu Santo y
por boca de tu siervo David, nuestro padre, dijiste: ¿Por qué se amotinan las naciones
y los pueblos hacen planes torpes? Se sublevaron los reyes de la tierra y los príncipes
se aliaron contra el Señor y contra su Mesías. Esto fue lo que sucedió, cuando en esta
ciudad se aliaron Herodes y Poncio Pilato con los paganos y el pueblo de Israel, contra
tu santo siervo Jesús, tu Ungido, para que así se cumpliera lo que tu poder y tu provi-
dencia habían determinado que sucediera.
Y ahora, Señor, mira sus amenazas y concede a tus siervos anunciar tu palabra con
toda valentía. Extiende tu mano para realizar curaciones, señales y prodigios en el nom-
bre de tu santo siervo, Jesús”. Al terminar la oración tembló el lugar donde estaban re-
unidos, los llenó a todos el Espíritu Santo y comenzaron a anunciar la palabra de Dios
con valentía. Palabra de Dios.
lunes 20 de abril de 2020 103
EVANGELIO
[El que no nace del agua y del Espíritu, no puede entrar en el Reino de Dios.]
Del santo Evangelio según san Juan 3,1-8
Había un fariseo llamado Nicodemo, hombre principal entre los judíos, que fue de
noche a ver a Jesús y le dijo: “Maestro, sabemos que has venido de parte de Dios, como
maestro; porque nadie puede hacer las señales milagrosas que tú haces, si Dios no está
con él”. Jesús le contestó: “Yo te aseguro que quien no renace de lo alto, no puede ver
el Reino de Dios”. Nicodemo le preguntó: “¿Cómo puede nacer un hombre siendo ya
viejo? ¿Acaso puede, por segunda vez, entrar en el vientre de su madre y volver a na-
cer?”. Le respondió Jesús: “Yo te aseguro que el que no nace del agua y del Espíritu, no
puede entrar en el Reino de Dios. Lo que nace de la carne, es carne; lo que nace del Es-
píritu, es espíritu. No te extrañes de que te haya dicho: ‘Tienen que renacer de lo alto’.
El viento sopla donde quiere y oyes su ruido, pero no sabes de dónde viene ni a dónde
va. Así pasa con quien ha nacido del Espíritu”. Palabra del Señor.
21 martes
Blanco / Rojo
FERIA DE PASCUA
o SAN ANSELMO, Obispo y Doctor de la Iglesia
o SAN ROMÁN ADAME ROSALES, Mártir Mexicano *
Memoria donde se conserven sus reliquias.
MR pp. 698 y 910 [717 y 949] / Lecc. I p. 875
Nació en el norte de Italia. Fue monje en Bec de Normandía y después arzobispo de Canter-
bury. Durante toda su vida buscó ardientemente a Dios, el ser perfecto, investigando a la luz
de la inteligencia y de la fe. Y, aun siendo un alma contemplativa, supo combatir para defen-
der la libertad de la Iglesia (1033-1109).
ORACIÓN COLECTA
Dios nuestro, que concediste al obispo san Anselmo investigar y enseñar los secretos
de tu sabiduría, ilumina nuestra inteligencia con la luz de la fe, de manera que nuestro
corazón se deleite en lo que debemos creer. Por nuestro Sefior Jesucristo, tu Hijo, que
vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
martes 21 de abril de 2020 105
PRIMERA LECTURA
[Tenían un solo corazón y una sola alma.]
Del libro de los Hechos de los Apóstoles 4, 32-37
La multitud de los que habían creído tenía un solo corazón y una sola alma; todo
lo poseían en común y nadie consideraba suyo nada de lo que tenía. Con grandes
muestras de poder, los apóstoles daban testimonio de la Resurrección del Señor Je-
sús y todos gozaban de gran estimación entre el pueblo. Ninguno pasaba necesidad,
pues los que poseían terrenos o casas, los vendían, llevaban el dinero y lo ponían a
disposición de los Apóstoles, y luego se distribuía según lo que necesitaba cada uno.
José, levita nacido en Chipre, a quien los apóstoles llamaban Bernabé (que significa
hábil para exhortar), tenía un campo; lo vendió y puso el dinero a disposición de los
apóstoles. Palabra de Dios.
EVANGELIO
[Nadie ha subido al cielo sino el Hijo del hombre, que bajó del cielo.]
Del santo Evangelio según san Juan 3, 7b-15
En aquel tiempo, Jesús dijo a Nicodemo: “No te extrañes de que te haya dicho:
‘Tienen que renacer de lo alto’. El viento sopla donde quiere y oyes su ruido, pero no
sabes de dónde viene ni a dónde va. Así pasa con quien ha nacido del Espíritu”. Ni-
codemo le preguntó entonces: “¿Cómo puede ser esto?”. Jesús le respondió: “Tú eres
maestro de Israel, ¿y no sabes esto? Yo te aseguro que nosotros hablamos de lo que
sabemos y damos testimonio de lo que hemos visto, pero ustedes no aceptan nuestro
testimonio. Si no creen cuando les hablo de las cosas de la tierra, ¿cómo creerán si les
hablo de las celestiales? Nadie ha subido al cielo sino el Hijo del hombre, que bajó
del cielo y está en el cielo. Así como levantó Moisés la serpiente en el desierto, así
tiene que ser levantado el Hijo del hombre, para que todo el que crea en Él tenga vida
eterna”. Palabra del Señor.
REFLEXIÓN: • Este pasaje nos dibuja el modelo ideal con el que la Iglesia
de todos los tiempos debe, en algún momento, confrontarse de forma inevi-
106 martes 21 de abril de 2020
table. La caridad cristiana había transformado la primitiva comunidad de
Jerusalén en una verdadera «familia» en la que nadie pasaba necesidad. En
su seno todos los bienes eran distribuidos de acuerdo a los requerimientos
de cada uno, desterrando ofensivas distinciones. Compartir la misma Euca-
ristía los llevaba, consecuentemente, a esta caridad ferviente, manifestada
en obras concretas… • Continuamos la entrevista de Jesús con Nicodemo,
que ahora se centra en lo que constituye una especie de columna vertebral
del Evangelio de san Juan. Esto se podría resumir así: el don de la «vida
eterna» está reservado para aquellos que aceptan y creen en Jesús como Hijo
de Dios y Enviado del Padre. La fe en Cristo nos ha de llevar al ideal de una
comunión en el amor fraterno. Tal amor –que se afianza en la oración y en
las enseñanzas de los Apóstoles– se traduce en ayuda mutua e incluso en la
real participación de bienes, tanto espirituales como materiales.
ORACIÓN COLECTA
Dios y Padre nuestro, que para gloria de tu Iglesia te dignaste coronar con la vic-
toria del martirio a san Román Adame Rosales, concede, bondadoso, que así como él
imitó la Pasión de tu Hijo, así nosotros, siguiendo sus huellas, merezcamos llegar a
los gozos eternos. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en
la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
miércoles 22 de abril de 2020 107
http://www.vatican.va/news_services/liturgy/saints/ns_lit_doc_20000521_ada-
me-rosales_sp.html
22 miércoles
Blanco
FERIA DE PASCUA
MR p. 351 [356] / Lecc. I p. 877
ORACIÓN COLECTA
Dios nuestro, por defender tu honor el santo obispo Estanislao cayó bajo la espada de
sus perseguidores; concédenos que podamos permanecer como él firmes en la fe hasta
la muerte. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad
del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
PRIMERA LECTURA
[Los hombres que habían metido en la cárcel están en el templo, enseñando al pueblo.]
Del libro de los Hechos de los Apóstoles 5, 17-26
En aquellos días, el sumo sacerdote y los de su partido, que eran los saduceos, lle-
nos de ira contra los Apóstoles, los mandaron aprehender y los metieron en la cárcel.
Pero durante la noche, un ángel del Señor les abrió las puertas, los sacó de ahí y les
dijo: “Vayan al templo y pónganse a enseñar al pueblo todo lo referente a esta nueva
vida”. Para obedecer la orden, se fueron de madrugada al templo y ahí se pusieron a
enseñar. Cuando llegó el sumo sacerdote con los de su partido convocaron al sane-
drín, es decir, a todo el senado de los hijos de Israel, y mandaron traer de la cárcel a
los presos. Al llegar los guardias a la cárcel, no los hallaron y regresaron a informar:
“Encontramos la cárcel bien cerrada y a los centinelas en sus puestos, pero al abrir no
encontramos a nadie adentro”.
Al oír estas palabras, el jefe de la guardia del templo y los sumos sacerdotes se que-
daron sin saber qué pensar; pero en ese momento llegó uno y les dijo: “Los hombres
que habían metido en la cárcel están en el templo, enseñando al pueblo”. Entonces el
jefe de la guardia, con sus hombres, trajo a los Apóstoles, pero sin violencia, porque
temían ser apedreados por el pueblo. Palabra de Dios.
EVANGELIO
[Dios envió a su Hijo al mundo para que el mundo se salve por Él.]
Del santo Evangelio según san Juan 3, 16-21
Tanto amó Dios al mundo, que le entregó a su Hijo único, para que todo el que
crea en Él no perezca, sino que tenga la vida eterna. Porque Dios no envió a su Hijo
para condenar al mundo, sino para que el mundo se salvara por Él. El que cree en Él no
será condenado; pero el que no cree ya está condenado por no haber creído en el Hijo
único de Dios. La causa de la condenación es esta: habiendo venido la luz al mundo, los
hombres prefirieron las tinieblas a la luz, porque sus obras eran malas. Todo aquel que
hace el mal, aborrece la luz y no se acerca a ella, para que sus obras no se descubran.
En cambio, el que obra el bien conforme a la verdad se acerca a la luz, para que se vea
que sus obras están hechas según Dios. Palabra del Señor.
23 jueves
Blanco / Rojo
FERIA DE PASCUA
o SAN ADALBERTO, Obispo y Mártir
o SAN JORGE, Mártir
MR pp. 699 y 888 [718 y 927] / Lecc. I p. 879
Nació en Bohemia (Líbice) hacia el año 956. Hizo sus estudios en Magdeburgo. Al regresar a
su patria, se preparó para el sacerdocio, y el año 983 fue elegido segundo Obispo de Praga,
donde trabajó valientemente para extirpar las costumbres paganas. Como notaba que obte-
nía poco fruto, se dirigió a Roma y allí se convirtió en monje. Finalmente, acudió a Prusia a
conquistar almas para Cristo. Mas habiendo tenido mala acogida, fue coronado con el mar-
tirio el día 23 de abril de 997.
ANTÍFONA DE ENTRADA
Este es el varón que no fue abandonado por Dios en el día del combate; recibirá su
corona, porque cumplió fielmente los mandatos del Señor. Aleluya.
ORACIÓN COLECTA
Dios nuestro, que coronaste con el martirio al santo Obispo Adalberto, inflamado en celo
por las almas, concédenos, por su intercesión, que no falte a los pastores la obediencia de
su grey ni a las ovejas el cuidado de sus pastores. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que
vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
PRIMERA LECTURA
[Nosotros somos testigos de todo esto, y también lo es el Espíritu Santo.]
Del libro de los Hechos de los Apóstoles 5, 27-33
En aquellos días, los guardias condujeron a los Apóstoles ante el sanedrín, y el sumo
sacerdote los reprendió, diciéndoles: “Les hemos prohibido enseñar en nombre de ese Je-
sús; sin embargo, ustedes han llenado a Jerusalén con sus enseñanzas y quieren hacernos
responsables de la sangre de ese hombre”. Pedro y los otros Apóstoles replicaron: “Primero
hay que obedecer a Dios y luego a los hombres. El Dios de nuestros padres resucitó a Jesús,
a quien ustedes dieron muerte colgándolo de la Cruz. La mano de Dios lo exaltó y lo ha
hecho jefe y salvador, para dar a Israel la gracia de la conversión y el perdón de los pecados.
Nosotros somos testigos de todo esto y también lo es el Espíritu Santo, que Dios ha dado a
los que lo obedecen”. Esta respuesta los exasperó y decidieron matarlos. Palabra de Dios.
jueves 23 de abril de 2020 111
EVANGELIO
[El Padre ama a su Hijo y todo lo ha puesto en sus manos.]
Del santo Evangelio según san Juan 3, 31-36
E1 que viene de lo alto está por encima de todos; pero el que viene de la tierra
pertenece a la tierra y habla de las cosas de la tierra. El que viene del cielo está por
encima de todos. Da testimonio de lo que ha visto y oído, pero nadie acepta su tes-
timonio. El que acepta su testimonio certifica que Dios es veraz. Aquel a quien Dios
envió habla las palabras de Dios, porque Dios le ha concedido sin medida su Espíritu.
El Padre ama a su Hijo y todo lo ha puesto en sus manos. El que cree en el Hijo tiene
vida eterna. Pero el que es rebelde al Hijo no verá la vida, porque la cólera divina
perdura en contra de él. Palabra del Señor.
24 viernes
Blanco / Rojo
FERIA DE PASCUA
o SAN FIDEL DE SIGMARINGA, Presbítero y Mártir
MR pp. 699 y 888 [718 y 927] / Lecc. I p. 881
Fue abogado y entró en la Orden de los capuchinos, en Friburgo de Brisgovia. Era un religio-
so lleno de amor al prójimo y un notable predicador popular, por lo cual fue designado por
la Congregación de la Propagación de la Fe para predicar una misión entre los protestantes
de Suiza. Al poco tiempo fue asesinado (1578-1622).
ORACIÓN COLECTA
Dios nuestro, que te dignaste coronar con la palma del martirio a san Fidel de Sigma-
ringa, inflamado en tu amor para propagar la fe, concédenos, por su intercesión, que,
arraigados en la caridad y unidos a él, merezcamos experimentar el poder de la Resu-
rrección de Cristo. Él, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios
por los siglos de los siglos.
PRIMERA LECTURA
[Los Apóstoles se retiraron del sanedrín, felices de haber padecido ultrajes por el nom-
bre de Jesús.]
Del libro de los Hechos de los Apóstoles 5, 34-42
En aquellos días, un fariseo llamado Gamaliel, doctor de la ley y respetado por todo el
pueblo, se levantó en el sanedrín, mandó que hicieran salir por un momento a los Após-
toles y dijo a la asamblea: “Israelitas, piensen bien lo que van a hacer con esos hombres.
viernes 24 de abril de 2020 113
No hace mucho surgió un tal Teudas, que pretendía ser un caudillo, y reunió unos cua-
trocientos hombres. Fue ejecutado, dispersaron a sus secuaces y todo quedó en nada.
Más tarde, en la época del censo, se levantó Judas el Galileo y muchos lo siguieron. Pero
también Judas pereció y se desbandaron todos sus seguidores. En el caso presente, yo les
aconsejo que no se metan con esos hombres; suéltenlos. Porque si lo que se proponen y
están haciendo es de origen humano, se acabará por sí mismo. Pero si es cosa de Dios,
no podrán ustedes deshacerlo. No se expongan a luchar contra Dios”. Los demás siguie-
ron su consejo: mandaron traer a los Apóstoles, los azotaron, les prohibieron hablar en
nombre de Jesús y los soltaron. Ellos se retiraron del sanedrín, felices de haber padecido
aquellos ultrajes por el nombre de Jesús. Y todos los días enseñaban sin cesar y anuncia-
ban el Evangelio de Cristo Jesús, tanto en el templo como en las casas. Palabra de Dios.
EVANGELIO
[Jesús distribuyó el pan a los que estaban sentados, hasta que se saciaron.]
Del santo Evangelio según san Juan 6, 1-15
En aquel tiempo, Jesús se fue a la otra orilla del mar de Galilea o lago de Tibe-
riades. Lo seguía mucha gente, porque habían visto las señales milagrosas que hacía
curando a los enfermos. Jesús subió al monte y se sentó allí con sus discípulos. Estaba
cerca la Pascua, festividad de los judíos. Viendo Jesús que mucha gente lo seguía, le
dijo a Felipe: “¿Cómo compraremos pan para que coman estos?”. Le hizo esta pre-
gunta para ponerlo a prueba, pues Él bien sabía lo que iba a hacer. Felipe le respon-
dió: “Ni doscientos denarios de pan bastarían para que a cada uno le tocara un pedazo
de pan”. Otro de sus discípulos, Andrés, el hermano de Simón Pedro, le dijo: “Aquí
hay un muchacho que trae cinco panes de cebada y dos pescados. Pero, ¿qué es eso
para tanta gente?”. Jesús le respondió: “Díganle a la gente que se siente”. En aquel
lugar había mucha hierba. Todos, pues, se sentaron ahí; y tan solo los hombres eran
unos cinco mil. Enseguida tomó Jesús los panes, y después de dar gracias a Dios, se
los fue repartiendo a los que se habían sentado a comer. Igualmente les fue dando de
114 viernes 24 de abril de 2020
los pescados todo lo que quisieron. Después de que todos se saciaron, dijo a sus discí-
pulos: “Recojan los pedazos sobrantes, para que no se desperdicien”. Los recogieron
y con los pedazos que sobraron de los cinco panes llenaron doce canastos. Entonces
la gente, al ver la señal milagrosa que Jesús había hecho, decía: “Este es, en verdad,
el profeta que habría de venir al mundo”. Pero Jesús, sabiendo que iban a llevárselo
para proclamarlo rey, se retiró de nuevo a la montaña, Él solo. Palabra del Señor.
25 sábado
Rojo
Fiesta,
SAN MARCOS, EVANGELISTA,
[Se omite la Memoria de los BEATOS ANDRÉS SOLÁ MOLIST y
JOSÉ TRINIDAD RANGEL MONTAÑO Presbítero
y LEONARDO PÉREZ LARIOS, Laico,
Mártires Mexicanos *]
MR p. 700 [719] / Lecc. I p. 1009
Por sus lazos familiares, Marcos pertenecía a la comunidad cristiana de Jerusalén. Inicial-
mente acompañó a san Pablo en sus misiones y después a san Pedro, quien lo llamaba “su
hijo”. La tradición enseña que Marcos recogió en su Evangelio la predicación de Pedro a los
cristianos romanos y que fundó la Iglesia de Alejandría.
Se dice Gloria.
ORACIÓN COLECTA
Dios nuestro, que enalteciste a tu evangelista san Marcos con la gracia de la predi-
cación evangélica, concédenos aprovechar de tal manera sus enseñanzas, que podamos
seguir fielmente las huellas de Jesucristo. Él, que vive y reina contigo en la unidad del
Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
PRIMERA LECTURA
[Los saluda mi hijo Marcos.]
De la primera carta del Apóstol san Pedro 5, 5-14
Queridos hermanos: que en su trato mutuo la humildad esté siempre presente, pues
Dios es enemigo de los soberbios, y en cambio, a los humildes les concede su gracia.
Humíllense, pues, ante la mano poderosa de Dios, para que Él los levante y encum-
bre en el momento oportuno. Dejen en sus manos todas sus preocupaciones, pues Él
cuida de ustedes. Estén alerta y no se dejen sorprender, porque su enemigo, el diablo,
como un león rugiente, anda buscando a quien devorar. Resístanle con la firmeza
de la fe, sabiendo que sus hermanos, dispersos por el mundo, soportan los mismos
sufrimientos que ustedes. Dios, que es la fuente de todos los bienes, nos ha llamado
a participar de su gloria eterna en unión con Cristo, y después de estos sufrimientos
tan breves, los restaurará a ustedes, los afianzará, fortalecerá y hará inconmovibles.
Suyos son la gloria y el poder para siempre. Amén. Por medio de Silvano, a quien
considero hermano digno de toda confianza, les he escrito esta breve carta para que
116 sábado 25 de abril de 2020
sepan cuál es la verdadera gracia de Dios y animarlos a permanecer firmes en ella.
Los saluda la comunidad de Babilonia, a la que Dios ha elegido, lo mismo que a us-
tedes. También los saluda mi hijo Marcos. Salúdense los unos a los otros con el beso
fraterno. Les deseo la paz a todos ustedes, los que son de Cristo. Palabra de Dios.
EVANGELIO
[Prediquen el Evangelio a todas las creaturas.]
Del santo Evangelio según san Marcos 16, 15-20
En aquel tiempo, se apareció Jesús a los Once y les dijo: “Vayan por todo el
mundo y prediquen el Evangelio a toda creatura. El que crea y se bautice, se sal-
vará; el que se resista a creer, será condenado. Estos son los milagros que acompa-
ñarán a los que hayan creído: arrojarán demonios en mi nombre, hablarán lenguas
nuevas, cogerán serpientes en sus manos, y si beben un veneno mortal, no les hará
daño; impondrán las manos a los enfermos y estos quedarán sanos”. El Señor Jesús,
después de hablarles, subió al cielo y está sentado a la derecha de Dios. Ellos fueron
y proclamaron el Evangelio por todas partes, y el Señor actuaba con ellos y confir-
maba su predicación con los milagros que hacían. Palabra del Señor.
posición de san Pablo durante sus días en prisión (2 Tim 4, 11)… • San
Marcos es el evangelista que pone más de relieve a Jesús como un Mesías
humillado, hostilizado y traicionado. Este «Siervo sufriente» y crucificado
nos conduce a la profesión de fe del centurión: «Verdaderamente este era
el Hijo de Dios» (Mc 15, 39). Marcos evangelizó y estableció a la Iglesia en
Alejandría, fundando allí su famosa escuela cristiana. Murió mártir apro-
ximadamente el 25 de abril del año 68 en Alejandría y sus reliquias están
en la famosa catedral de Venecia.
OFRENDAS: Junto con Cristo, ofrezcámosle los dones del pan y del vino a
nuestro Padre Dios, que nos ama entrañablemente… Ellos serán nuestro ali-
mento, y nos darán la fuerza necesaria para superar nuestros tan frecuentes
desalientos y cansancios.
26 domingo
Blanco
III DOMINGO DE PASCUA
MR p. 355 [360] / Lecc. I p. 101. LH Semana III del Salterio.
Se dice Gloria.
ORACIÓN COLECTA
Dios nuestro, que tu pueblo se regocije siempre al verse renovado y rejuvenecido, para
que, al alegrarse hoy por haber recobrado la dignidad de su adopción filial, aguarde seguro
con gozosa esperanza el día de la Resurrección. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que
vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
PRIMERA LECTURA
[No era posible que la muerte lo retuviera bajo su dominio.]
Del libro de los Hechos de los Apóstoles 2, 14. 22-33
El día de Pentecostés, se presentó Pedro, junto con los Once, ante la multitud, y levan-
tando la voz, dijo: “Israelitas, escúchenme. Jesús de Nazaret fue un hombre acreditado por
Dios ante ustedes, mediante los milagros, prodigios y señales que Dios realizó por medio
de Él y que ustedes bien conocen. Conforme al plan previsto y sancionado por Dios, Jesús
fue entregado, y ustedes utilizaron a los paganos para clavarlo en la Cruz. Pero Dios lo re-
sucitó, rompiendo las ataduras de la muerte, ya que no era posible que la muerte lo retuviera
bajo su dominio. En efecto, David dice, refiriéndose a Él: Yo veía constantemente al Señor
delante de mí, puesto que Él está a mi lado para que yo no tropiece. Por eso se alegra mi
corazón y mi lengua se alboroza; por eso también mi cuerpo vivirá en la esperanza, porque
tú, Señor, no me abandonarás a la muerte, ni dejarás que tu santo sufra la corrupción. Me
has enseñado el sendero de la vida y me saciarás de gozo en tu presencia. Hermanos, que
me sea permitido hablarles con toda claridad: el patriarca David murió y lo enterraron, y su
sepulcro se conserva entre nosotros hasta el día de hoy. Pero, como era profeta, y sabía que
Dios le había prometido con juramento que un descendiente suyo ocuparía su trono, con
visión profética habló de la Resurrección de Cristo, el cual no fue abandonado a la muerte ni
sufrió la corrupción. Pues bien, a este Jesús Dios lo resucitó, y de ello todos nosotros somos
testigos. Llevado a los cielos por el poder de Dios, recibió del Padre el Espíritu Santo pro-
metido a Él y lo ha comunicado, como ustedes lo están viendo y oyendo”. Palabra de Dios.
SEGUNDA LECTURA
[Ustedes han sido rescatados con la sangre preciosa de Cristo, el cordero sin mancha.]
De la primera carta del Apóstol san Pedro 1, 17-21
Hermanos: puesto que ustedes llaman Padre a Dios, que juzga imparcialmente la
conducta de cada uno según sus obras, vivan siempre con temor filial durante su pere-
grinar por la tierra. Bien saben ustedes que de su estéril manera de vivir, heredada de
sus padres, los ha rescatado Dios, no con bienes efímeros, como el oro y la plata, sino
con la sangre preciosa de Cristo, el cordero sin defecto ni mancha, al cual Dios había
elegido desde antes de la creación del mundo, y por amor a ustedes, lo ha manifestado
en estos tiempos, que son los últimos. Por Cristo, ustedes creen en Dios, quien lo resu-
citó de entre los muertos y lo llenó de gloria, a fin de que la fe de ustedes sea también
esperanza en Dios. Palabra de Dios.
EVANGELIO
[Lo reconocieron al partir el pan.]
Del santo Evangelio según san Lucas 24, 13-35
El mismo día de la Resurrección, iban dos de los discípulos hacia un pueblo llama-
do Emaús, situado a unos once kilómetros de Jerusalén, y comentaban todo lo que había
sucedido. Mientras conversaban y discutían, Jesús se les acercó y comenzó a caminar
con ellos; pero los ojos de los dos discípulos estaban velados y no lo reconocieron. Él
les preguntó: “¿De qué cosas vienen hablando, tan llenos de tristeza?”. Uno de ellos,
llamado Cleofás, le respondió: “¿Eres tú el único forastero que no sabe lo que ha suce-
dido estos días en Jerusalén?”. Él les preguntó: “¿Qué cosa?”. Ellos le respondieron:
“Lo de Jesús el nazareno, que era un profeta poderoso en obras y palabras, ante Dios y
ante todo el pueblo. Cómo los sumos sacerdotes y nuestros jefes lo entregaron para que
lo condenaran a muerte, y lo crucificaron. Nosotros esperábamos que Él sería el liberta-
dor de Israel, y sin embargo, han pasado ya tres días desde que estas cosas sucedieron.
Es cierto que algunas mujeres de nuestro grupo nos han desconcertado, pues fueron de
madrugada al sepulcro, no encontraron el cuerpo y llegaron contando que se les habían
aparecido unos ángeles, que les dijeron que estaba vivo. Algunos de nuestros compañe-
domingo 26 de abril de 2020 123
ros fueron al sepulcro y hallaron todo como habían dicho las mujeres, pero a Él no lo
vieron”. Entonces Jesús les dijo: “¡Qué insensatos son ustedes y qué duros de corazón
para creer todo lo anunciado por los profetas! ¿Acaso no era necesario que el Mesías
padeciera todo esto y así entrara en su gloria?”. Y comenzando por Moisés y siguiendo
con todos los profetas, les explicó todos los pasajes de la Escritura que se referían a Él.
Ya cerca del pueblo a donde se dirigían, Él hizo como que iba más lejos; pero ellos le in-
sistieron, diciendo: “Quédate con nosotros, porque ya es tarde y pronto va a oscurecer”.
Y entró para quedarse con ellos. Cuando estaban a la mesa, tomó un pan, pronunció
la bendición, lo partió y se lo dio. Entonces se les abrieron los ojos y lo reconocieron,
pero Él se les desapareció. Y ellos se decían el uno al otro: “¡Con razón nuestro corazón
ardía, mientras nos hablaba por el camino y nos explicaba las Escrituras!”. Se levanta-
ron inmediatamente y regresaron a Jerusalén, donde encontraron reunidos a los Once
con sus compañeros, los cuales les dijeron: “De veras ha resucitado el Señor y se le ha
aparecido a Simón”. Entonces ellos contaron lo que les había pasado por el camino y
cómo lo habían reconocido al partir el pan. Palabra del Señor.
Se dice Credo.
1. Para que Cristo atraiga hacia sí el corazón de todos los fieles y fortalez-
ca sus voluntades, de manera que busquen los bienes de allá arriba, donde
Él está sentado a la derecha de Dios, roguemos al Señor. R.
2. Para que Cristo haga que todos los pueblos gocen abundantemente
de la paz que en sus apariciones Él otorgó a sus discípulos, roguemos al
Señor. R.
3. Para que Cristo se compadezca de los débiles y desdichados y aleje del
mundo el hambre, las guerras y todos los males, roguemos al Señor. R.
4. Para que Cristo salve y bendiga a nuestra comunidad, y nos conceda
la paz, la alegría y el descanso a los que hoy nos hemos reunido aquí para
celebrar su triunfo, roguemos al Señor. R.
Dios nuestro, que en este día has reunido a tu Iglesia que peregrina por
el mundo, escucha nuestra oración y abre nuestros corazones, para que
entendamos las Escrituras y reconozcamos a tu Hijo al partir el pan. Él,
que vive y reina, inmortal y glorioso, por los siglos de los siglos.
Se dice Credo.
124 lunes 27 de abril de 2020
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Recibe, Señor, los dones que, jubilosa, tu Iglesia te presenta, y puesto que es a ti
a quien debe su alegría, concédele también disfrutar de la felicidad eterna. Por Jesu-
cristo, nuestro Señor.
27 lunes
Blanco
FERIA DE PASCUA
MR pp. 357 [362] / Lecc. I p. 886
ORACIÓN COLECTA
Concédenos, Dios Todopoderoso, que, despojándonos del modo de proceder del
hombre viejo, nuestra forma de vida corresponda a la naturaleza que restauraste en no-
sotros gracias a los sacramentos pascuales. Por nuestro Señor Jesucristo.
PRIMERA LECTURA
[No podían refutar la sabiduría inspirada con que hablaba Esteban.]
Del libro de los Hechos de los Apóstoles 6, 8-15
En aquellos días, Esteban, lleno de gracia y de poder, realizaba grandes prodigios
y señales entre la gente. Algunos judíos de la sinagoga llamada “de los Libertos”,
procedentes de Cirene, Alejandría, Cilicia y Asia, se pusieron a discutir con Esteban;
lunes 27 de abril de 2020 125
pero no podían refutar la sabiduría inspirada con que hablaba. Entonces sobornaron
a algunos hombres para que dijeran: “Nosotros hemos oído a este hombre blasfemar
contra Moisés y contra Dios”. Alborotaron al pueblo, a los ancianos y a los escribas;
cayeron sobre Esteban, se apoderaron de él por sorpresa y lo llevaron ante el sanedrín.
Allí presentaron testigos falsos, que dijeron: “Este hombre no deja de hablar contra el
lugar santo del templo y contra la ley. Lo hemos oído decir que ese Jesús de Nazaret
va a destruir el lugar santo y a cambiar las tradiciones que recibimos de Moisés”. Los
miembros del sanedrín miraron a Esteban y su rostro les pareció tan imponente como
el de un ángel. Palabra de Dios.
EVANGELIO
[No trabajen por el alimento que se acaba, sino por el que dura para la vida eterna.]
Del santo Evangelio según san Juan 6, 22-29
Después de la multiplicación de los panes, cuando Jesús dio de comer a cinco mil
hombres, sus discípulos lo vieron caminando sobre el lago. Al día siguiente, la multitud,
que estaba en la otra orilla del lago, se dio cuenta de que allí no había más que una sola
barca y de que Jesús no se había embarcado con sus discípulos, sino que estos habían
partido solos. En eso llegaron otras barcas desde Tiberiades al lugar donde la multitud
había comido el pan. Cuando la gente vio que ni Jesús ni sus discípulos estaban allí, se
embarcaron y fueron a Cafarnaum para buscar a Jesús. Al encontrarlo en la otra orilla
del lago, le preguntaron: “Maestro, ¿cuándo llegaste acá?”. Jesús les contestó: “Yo les
aseguro que ustedes no me andan buscando por haber visto señales milagrosas, sino
por haber comido de aquellos panes hasta saciarse. No trabajen por ese alimento que se
acaba, sino por el alimento que dura para la vida eterna y que les dará el Hijo del hom-
bre; porque a este, el Padre Dios lo ha marcado con su sello”. Ellos le dijeron: “¿Qué
necesitamos para llevar a cabo las obras de Dios?”. Respondió Jesús: “La obra de Dios
consiste en que crean en aquel a quien Él ha enviado”. Palabra del Señor.
126 lunes 27 de abril de 2020
REFLEXIÓN: • San Lucas caracteriza al proto-mártir Esteban como testigo
intrépido de Jesús, el Señor resucitado. Él, uno de los siete diáconos, no se
limita a realizar las obras de caridad, sino que –iluminado por el Espíritu
Santo– comienza también a predicar el Evangelio a los judíos de lengua y
cultura griega. Su valiente testimonio no logra, sin embargo, la aceptación de
los poderosos, sino su violento rechazo. Es por esto que es arrestado y lleva-
do ante el sanedrín, acusado de haber hablado contra la Ley de Dios y con-
tra el Templo... • Concluida la multiplicación de los panes, Jesús despidió
a la gente y se retiró al monte a orar. Luego –durante la noche y caminando
sobre el agua– se reunió con sus azorados discípulos que se dirigían en una
barca hacia Cafarnaum. Al reencontrarlos, Cristo sufre la incomprensión de
la gente. No obstante, Él ve en esa “búsqueda” una oportunidad para orien-
tarlos a una perspectiva superior: «trabajen por el alimento que dura para la
vida eterna», el que solo les podrá dar el «Enviado», sellado por el Padre con
la marca de la divinidad.
* EN LA ARQUIDIÓCESIS DE GUADALAJARA
27 lunes
Blanco
Memoria
SANTA MARÍA GUADALUPE GARCÍA ZAVALA, Virgen
Memoria en donde se conserven sus reliquias.
MR pp. 701 y 928 [720 y 968]
Nacida en 1878 en Zapopan, México, la “Madre Lupita” fue una religiosa que con una fe
profunda y una esperanza sin límites, buscó la propia santificación desde el amor al Cora-
zón de Jesús y la fidelidad a la Iglesia. Cofundadora de la congregación de las Siervas de
Santa Margarita María y de los Pobres, se distinguió por sus obras en favor de los necesi-
tados y de los enfermos. Fue llamada a la casa del Padre celestial el 24 de junio de 1963,
y canonizada el 12 de mayo de 2013.
ORACIÓN COLECTA
Señor y Dios nuestro, que en el amor a ti y al prójimo has querido resumir tus man-
damientos, concédenos que, a ejemplo de santa María Guadalupe García Zavala, no
neguemos a nadie nuestra ayuda y merezcamos ser llamados con ella a compartir el
Reino de tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por
los siglos de los siglos.
FERIA DE PASCUA
o SAN LUIS MARÍA GRIGNION DE MONTFORT, Presbítero,
o SAN PEDRO CHANEL, Presbítero y Mártir
MR pp. 702 y 900 [721 y 939] / Lecc. I p. 888
Nació en Montfort-sur-Meu, Francia, en 1673. Fue un sacerdote que evangelizó las re-
giones occidentales de su país, anunciando el misterio de la Sabiduría eterna. Fundador
de dos congregaciones, predicó y escribió acerca de la Cruz de Cristo y de la verdadera
devoción a la santísima Virgen. Después de convertir a muchos, descansó de su peregri-
nación terrena el 28 de abril de 1716, a los cuarenta y tres años de edad, en la aldea de
Saint-Laurent-sur-Sèvre. Fue canonizado por el Papa Pío XII en 1947.
ORACIÓN COLECTA
Dios todopoderoso y eterno, que hiciste a san Luis María Grignion de Montfort, pres-
bítero, testigo insigne y maestro de la plena consagración a Cristo, tu Hijo, por manos de
su Madre santísima, concédenos que, siguiendo su mismo camino espiritual, podamos
extender sin cesar tu reino en el mundo. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y
reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
PRIMERA LECTURA
[Señor Jesús, recibe mi espíritu.]
Del libro de los Hechos de los Apóstoles 7, 51–8, 1a
En aquellos días, habló Esteban ante el sanedrín, diciendo: “Hombres de cabeza dura,
cerrados de corazón y de oídos. Ustedes resisten siempre al Espíritu Santo; ustedes son
iguales a sus padres. ¿A qué profeta no persiguieron sus padres? Ellos mataron a los
que anunciaban la venida del justo, al que ahora ustedes han traicionado y dado muerte.
Recibieron la ley por medio de los ángeles y no la han observado”. Al oír estas cosas,
los miembros del sanedrín se enfurecieron y rechinaban los dientes de rabia contra él.
Pero Esteban, lleno del Espíritu Santo, miró al cielo, vio la gloria de Dios y a Jesús, que
estaba de pie a la derecha de Dios, y dijo: “Estoy viendo los cielos abiertos y al Hijo del
hombre de pie a la derecha de Dios”. Entonces los miembros del sanedrín gritaron con
fuerza, se taparon los oídos y todos a una se precipitaron sobre él. Lo sacaron fuera de
la ciudad y empezaron a apedrearlo. Los falsos testigos depositaron sus mantos a los
pies de un joven, llamado Saulo. Mientras lo apedreaban, Esteban repetía esta oración:
“Señor Jesús, recibe mi espíritu”. Después se puso de rodillas y dijo con fuerte voz:
“Señor, no les tomes en cuenta este pecado”. Diciendo esto, se durmió en el Señor. Y
Saulo estuvo de acuerdo en que mataran a Esteban. Palabra de Dios.
martes 28 de abril de 2020 129
SALMO RESPONSORIAL del salmo 30, 3cd-4. 6ab. 7b. 8a. 17. 21ab
R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu. Aleluya.
Sé tú, Señor, mi fortaleza y mi refugio, la muralla que me salve. Tú, que eres mi fortaleza
y mi defensa, por tu nombre, dirígeme y guíame. R.
En tus manos encomiendo mi espíritu y tú, mi Dios leal, me librarás. En ti, Señor, depo-
sito mi confianza y tu misericordia me llenará de alegría. R.
Vuelve, Señor, tus ojos a tu siervo y sálvame, por tu misericordia; cuídame, Señor, y es-
cóndeme junto a ti, lejos de las intrigas de los hombres. R.
EVANGELIO
[No fue Moisés, sino mi Padre, quien les da el verdadero pan del cielo.]
Del santo Evangelio según san Juan 6, 30-35
En aquel tiempo, la gente le preguntó a Jesús: “¿Qué señal vas a realizar tú, para
que la veamos y podamos creerte? ¿Cuáles son tus obras? Nuestros padres comieron
el maná en el desierto, como está escrito: Les dio a comer pan del cielo”. Jesús les
respondió: “Yo les aseguro: No fue Moisés quien les dio pan del cielo; es mi Padre
quien les da el verdadero pan del cielo. Porque el pan de Dios es aquel que baja del
cielo y da la vida al mundo”. Entonces le dijeron: “Señor, danos siempre de ese pan”.
Jesús les contesta: “Yo soy el pan de la vida. El que viene a mí no tendrá hambre, y el
que cree en mí nunca tendrá sed”. Palabra del Señor.
29 miércoles
Blanco
Memoria,
SANTA CATALINA DE SIENA, Virgen y Doctora de la Iglesia
MR p. 703 [722] / Lecc. I p. 890
Su vida estuvo repartida entre la contemplación de Jesús crucificado y el servicio de la Iglesia, des-
garrada por facciones. Plenamente imbuida en el espíritu de santo Domingo, encontró en el amor
a Dios todas las energías necesarias para hacer regresar al Papa, de Aviñón a Roma, y para hacer
comprender a los pecadores lo que significa el llamamiento de la sangre redentora (1347-1380).
ANTÍFONA DE ENTRADA
Esta virgen sabia y prudente salió al encuentro de Cristo con la lámpara encendida. Aleluya.
ORACIÓN COLECTA
Dios nuestro, que hiciste arder en amor divino a santa Catalina de Siena, al contemplar
la Pasión de tu Hijo y al servir a tu Iglesia, concede, por su intercesión, que tu pueblo,
asociado al misterio de Cristo, se alegre siempre en la manifestación de su gloria. Él, que
vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
PRIMERA LECTURA
[Al pasar de un lugar a otro, iban difundiendo el Evangelio.]
Del libro de los Hechos de los Apóstoles 8, 1-8
El mismo día de la muerte de Esteban, se desató una violenta persecución contra la
comunidad cristiana de Jerusalén, y todos, menos los Apóstoles, se dispersaron por Ju-
miércoles 29 de abril de 2020 131
dea y por Samaría. Unos hombres piadosos sepultaron a Esteban e hicieron gran duelo
por él. Entre tanto, Saulo hacía estragos en la Iglesia: entraba en las casas para llevarse
a hombres y mujeres y meterlos en la cárcel. Los que se habían dispersado, al pasar de
un lugar a otro, iban difundiendo el Evangelio. Felipe bajó a la ciudad de Samaría y
predicaba ahí a Cristo. La multitud escuchaba con atención lo que decía Felipe, porque
habían oído hablar de los milagros que hacía y los estaban viendo: de muchos poseídos
salían los espíritus inmundos, lanzando gritos, y muchos paralíticos y lisiados quedaban
curados. Esto despertó gran alegría en aquella ciudad. Palabra de Dios.
EVANGELIO
[La voluntad de mi Padre consiste en que todo el que vea al Hijo y crea en Él, tenga
vida eterna.]
Del santo Evangelio según san Juan 6, 35-40
En aquel tiempo, Jesús dijo a la multitud: “Yo soy el pan de la vida. El que viene
a mí no tendrá hambre, y el que cree en mí nunca tendrá sed. Pero como ya les he
dicho: me han visto y no creen. Todo aquel que me da el Padre viene hacia mí; y al
que viene a mí yo no lo echaré fuera, porque he bajado del cielo, no para hacer mi
voluntad, sino la voluntad del que me envió. Y la voluntad del que me envió es que
yo no pierda nada de lo que Él me ha dado, sino que lo resucite en el último día. La
voluntad de mi Padre consiste en que todo el que vea al Hijo y crea en Él, tenga vida
eterna y yo lo resucite en el último día”. Palabra del Señor.
30 jueves
Blanco
FERIA DE PASCUA
o SAN PÍO V, Papa
MR pp. 704 y 894 [723 y 933] / Lecc. I p. 892
Durante los seis años de su pontificado (1566-1572) se dedicó a llevar a la práctica la refor-
ma decretada por el Concilio de Trento. Promulgó el Catecismo del Concilio, el Breviario y
el Misal Romanos. Reglamentó el rezo del rosario y se esmeró en propagar esta devoción.
ORACIÓN COLECTA
Dios nuestro, que en tu providencia elegiste al Papa san Pío V para defender en tu
Iglesia la fe y para darte culto más dignamente, concédenos, por su intercesión, que
jueves 30 de abril de 2020 133
podamos participar en tus santos misterios con una fe viva y una caridad operante.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espí-
ritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
PRIMERA LECTURA
[Aquí hay agua. ¿Hay alguna dificultad para que me bautices?]
Del libro de los Hechos de los Apóstoles 8, 26-40
En aquellos días, un ángel del Señor le dijo a Felipe: “Levántate y toma el camino
del sur, que va de Jerusalén a Gaza y que es poco transitado”. Felipe se puso en cami-
no. Y sucedió que un etíope, alto funcionario de Candaces, reina de Etiopía, y admi-
nistrador de sus tesoros, que había venido a Jerusalén para adorar a Dios, regresaba
en su carro, leyendo al profeta Isaías. Entonces el Espíritu le dijo a Felipe: “Acércate
y camina junto a ese carro”. Corrió Felipe, y oyendo que el hombre leía al profeta
Isaías, le preguntó: “¿Entiendes lo que estás leyendo?”. Él le contestó: “¿Cómo voy
a entenderlo, si nadie me lo explica?”. Entonces invitó a Felipe a subir y a sentarse
junto a él. El pasaje de la Escritura que estaba leyendo, era este: Como oveja fue lle-
vado a la muerte; como cordero que no se queja frente al que lo trasquila, así él no
abrió la boca. En su humillación no se le hizo justicia. ¿Quién podrá hablar de su
descendencia, puesto que su vida ha sido arrancada de la tierra? El etíope le pre-
guntó a Felipe: “Dime, por favor: ¿De quién dice esto el profeta, de sí mismo o de
otro?”. Felipe comenzó a hablarle y partiendo de aquel pasaje, le anunció el Evange-
lio de Jesús. Siguieron adelante, llegaron a un sitio donde había agua y dijo el etíope:
“Aquí hay agua. ¿Hay alguna dificultad para que me bautices?”. Felipe le contestó:
“Ninguna, si crees de todo corazón”. Respondió el etíope: “Creo que Jesús es el Hijo
de Dios”. Mandó parar el carro, bajaron los dos al agua y Felipe lo bautizó. Cuando
salieron del agua, el Espíritu del Señor arrebató a Felipe. El etíope ya no lo vio más
y prosiguió su viaje, lleno de alegría. En cuanto a Felipe, se encontró en la ciudad de
Azoto y evangelizaba los poblados que encontraba a su paso, hasta que llegó a Cesá-
rea. Palabra de Dios.