Poemas de Amor 2 Pepe

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Amor eterno

Podrá nublarse el sol eternamente;


podrá secarse en un instante el mar;
podrá romperse el eje de la tierra
como un débil cristal.
¡Todo sucederá!
Podrá la muerte
cubrirme con su fúnebre crespón;
pero jamás en mí podrá apagarse
la llama de tu amor.
Gustavo Adolfo Bécquer.
Te quiero
"Te quiero como para invitarte
a pisar hojas secas de estas tardes.
Te quiero como para salir a caminar,
hablar de amor,
mientras pateamos piedritas.
Te quiero
como para volvernos chinos de risa,
ebrios de nada
y pasear sin prisa las calles.
Te quiero como para ir contigo
a los lugares que más frecuento,
y contarte que es ahí donde me
siento
a pensar en ti.

Te quiero como para escuchar tu risa


toda la noche.
Te quiero como para no dejarte ir
jamás.
Te quiero como se quiere a ciertos
amores,
a la antigua,
con el alma y sin mirar atrás".
Jaime Sabines

Corazón coraza
Porque te tengo y no porque te
pienso
Porque la noche está de ojos abiertos
porque la noche pasa y digo amor
porque has venido a recoger tu
imagen
y eres mejor que todas tus imágenes
porque eres linda desde el pie hasta
el alma
porque eres buena desde el alma a

porque te escondes dulce en el
orgullo
pequeña y dulce corazón coraza
porque eres mía
porque no eres mía
porque te miro y muero
y peor que muero
si no te miro amor
si no te miro
porque tú siempre existes
dondequiera
pero existes mejor donde te quiero
porque tu boca es sangre
y tienes frío
tengo que amarte amor
tengo que amarte
aunque esta herida duela como dos
aunque te busque y no te encuentre
aunque la noche pase
y yo te tenga
y no.
Mario Benedetti.
Gratia Plena
Todo en ella encantaba, todo en ella
atraía su mirada, su gesto, su sonrisa,
su andar... El ingenio de Francia de su
boca fluía.
Era llena de gracia, como el Avemaría.
¡Quien la vio, no la pudo ya jamás
olvidar! Ingenua como el agua, diáfana
como el día, rubia y nevada como
Margarita sin par,
el influjo de su alma celeste
amanecía...
Era llena de gracia, como el Avemaría.
¡Quien la vio, no la pudo ya jamás
olvidar! Cierta dulce y amable dignidad
la investía
de no sé qué prestigio lejano y singular.
Más que muchas princesas, princesa
parecía: era llena de gracia como el
Avemaría.
¡Quien la vio,
no la pudo ya jamás olvidar!

Yo gocé del privilegio


de encontrarla en mi vía dolorosa;
por ella tuvo fin mi anhelar
y cadencias arcanas halló mi poesía.
Era llena de gracia como el Avemaría.
¡Quien la vio, no la pudo ya jamás
olvidar! ¡Cuánto, cuánto la quise! ¡Por
diez años fue mía;
pero flores tan bellas nunca pueden
durar!
¡Era llena de gracia, como el Avemaría,
y a la Fuente de gracia, de donde
procedía,
se volvió... como gota que se vuelve a
la mar!
Amado Nervo

La niña de Guatemala
Quiero, a la sombra de un ala,
contar este cuento en flor:
la niña de Guatemala,
la que se murió de amor.
Eran de lirios los ramos,
y las orlas de reseda
y de jazmín: la enterramos
en una caja de seda.
...Ella dio al desmemoriado
una almohadilla de olor:
él volvió, volvió casado:
ella se murió de amor.
Iban cargándola en andas
obispos y embajadores:
detrás iba el pueblo en tandas,
todo cargado de flores.
: Ella, por volverlo a ver,
salió a verlo al mirador;
él volvió con su mujer,
ella se murió de amor.
Como de bronce candente,
al beso de despedida,
era su frente - ¡la frente
que más he amado en mi vida!...
Se entró de tarde en el río,
la sacó muerta el doctor;
dicen que murió de frío,
yo sé que murió de amor.
Allí, en la bóveda helada,
la pusieron en dos bancos:

besé su mano afilada,


besé sus zapatos blancos.
Callado, al oscurecer,
me llamó el enterrador;
nunca más he vuelto a ver
a la que murió de amor.
José Martí

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