Desmoralización y Pena
Desmoralización y Pena
Desmoralización y Pena
El término depresión se utiliza a menudo para describir un estado de ánimo bajo o de desánimo que es
consecuencia de decepciones (p. ej., crisis financieras, catástrofes naturales, enfermedades graves) o
pérdidas (p. ej., el fallecimiento de un ser querido). Sin embargo, los términos más adecuados para
estos estados de ánimo son la desmoralización y la pena.
Ocurren en oleadas que tienden a estar ligadas a pensamientos o recordatorios del evento
incitante
El estado de ánimo deprimido dura habitualmente días en lugar de semanas o meses, y los
pensamientos suicidas y la pérdida prolongada de la funcionalidad son mucho menos probables.
Sin embargo, los eventos y los factores de estrés que inducen la desmoralización y la pena también
pueden precipitar un episodio depresivo mayor , particularmente en personas vulnerables (p. ej.,
aquellas con antecedentes o antecedentes familiares de depresión mayor).
Etiología
Se desconoce la causa exacta de los trastornos depresivos, pero contribuyen factores genéticos y
ambientales.
La herencia da cuenta del 50% de la etiología (menos en la denominada depresión de inicio tardío). Por
lo tanto, la depresión es más frecuente entre los familiares de primer grado de los pacientes con este
cuadro; la concordancia entre gemelos idénticos es alta. Además, los factores genéticos probablemente
influyen en el desarrollo de las respuestas depresivas a los eventos adversos.
Otras teorías se enfocan en los cambios en las concentraciones de los neurotransmisores, que incluyen
la regulación anormal de la neurotransmisión colinérgica, catecolaminérgica (noradrenérgica o
dopaminérgica), glutamatérgica, y serotoninérgica (5-hidroxitriptamina) (1). La desregulación
neuroendocrina puede ser un factor, y se destacan 3 ejes en particular: hipotálamo-hipófisis-
suprarrenal, hipotálmo-hipófisis-tiroides y hormona de crecimiento.
También pueden estar implicados factores psicosociales. Las situaciones de estrés mayor de la vida
cotidiana, en especial las separaciones y las pérdidas, preceden habitualmente a los episodios de
depresión mayor; sin embargo, estos acontecimientos no suelen provocar depresión intensa de larga
duración, excepto en personas predispuestas a padecer un trastorno del estado de ánimo.
Las personan que han tenido un episodio de depresión mayor tienen un riesgo más alto de sufrir otros
episodios en el futuro. Las personas menos flexibles y/o con tendencias a la ansiedad muestran más
probabilidad de desarrollar un trastorno depresivo, ya que carecen de las habilidades sociales necesarias
para ajustarse a las presiones de la vida. La depresión también puede aparecer en personas que tienen
otras enfermedades mentales.
Las mujeres tienen un riesgo más alto, pero no hay ninguna teoría que explique por qué. Los posibles
factores incluyen los siguientes:
Niveles más altos de la monoaminooxidasa (la enzima que degrada los neurotransmisores se
considera importante para el estado de ánimo)
Referencia de la etiología
1. Ghasemi M, Phillips C, Fahimi A, et al : Mechanisms of action and clinical efficacy of
NMDA receptor modulators in mood disorders. Neurosci Biobehav Rev 80:555-572, 2017. doi:
10.1016/j.neubiorev.2017.07.002.
Signos y síntomas
La depresión provoca una disfunción cognitiva, psicomotora y de otros tipos (p. ej., escasa
concentración, cansancio, pérdida de deseo sexual, pérdida de interés o placer en casi todas las
actividades que anteriormente se disfrutaban, alteraciones del sueño) así como un estado de ánimo
depresivo. Las personas con un trastorno depresivo con frecuencia tienen pensamientos suicidas y
pueden intentar suicidarse. Otros síntomas o trastornos mentales (p. ej., ansiedad o crisis de pánico)
coexisten con frecuencia y a veces complican el diagnóstico y el tratamiento.
Los pacientes con cualquier forma de depresión tienen más probabilidades de padecer un abuso de
alcohol o de otras sustancias de uso recreativo, en un intento de tratar por sí mismos los trastornos de
sueño o los síntomas de ansiedad; sin embargo, la depresión es una causa menos frecuente de
alcoholismo y de abuso de sustancias de lo que se pensaba antiguamente. Los pacientes también tienen
más probabilidades de convertirse en fumadores importantes y de descuidar su salud, con lo cual
aumenta el riesgo de que se desarrollen o progresen otras enfermedades (p. ej., EPOC).
La depresión puede reducir las respuestas inmunitarias protectoras. También aumenta el riesgo de
infarto de miocardio y accidente cerebrovascular, porque durante la depresión se liberan citocinas y
otros factores que aumentan la coagulación de la sangre y disminuyen la variabilidad de frecuencia
cardíaca (todos factores de riesgo potenciales para los trastornos cardiovasculares).
Algunos pacientes con depresión descuidan su higiene personal o incluso a sus hijos, otros seres
queridos o a sus mascotas.
Para el diagnóstico de depresión mayor, ≥ 5 de los siguientes síntomas deben haber estado presentes
casi todos los días durante un período dado de 2 semanas, y uno de ellos debe ser el estado de ánimo
depresivo o pérdida de interés o placer:
Estado de ánimo depresivo la mayor parte del día
Marcada disminución del interés o placer en todas o casi todas las actividades la mayor parte
del día
Aumento o pérdida significativa (> 5%) de peso, o disminución o aumento del apetito
Agitación o retardo psicomotor observado por otros (no informado por el mismo paciente)
Los pacientes afectados pueden presentarse habitualmente negativos, pesimistas, sin sentido del humor,
pasivos, obnubilados, introvertidos, hipercríticos respecto de sí mismos y de los demás y quejumbrosos.
Los pacientes con trastorno depresivo persistente también es más probable que tengan ansiedad
subyacente, abuso de sustancias o trastornos de la personalidad (p. ej., personalidad de tipo límite).
Para el diagnóstico del trastorno depresivo persistente, los pacientes deben haber tenido un estado de
ánimo depresivo la mayor parte del día, con más días presente que ausente durante ≥ 2 años, más ≥ 2 de
los siguientes:
Falta o exceso de apetito
Insomnio o hipersomnia
Baja autoestima
Sentimientos de desesperanza
Las manifestaciones son similares a las del síndrome premenstrual pero son más intensas, causando
malestar clínicamente significativo y/o notable deterioro de la actividad laboral o social. El trastorno
puede comenzar en cualquier momento después de la menarquia; puede empeorar a medida que la
menopausia se acerca, pero cesa después de la menopausia. La prevalencia se estima en 2 a 6% de las
mujeres que menstrúan en un intervalo dado de 12 meses.
Para el diagnóstico del trastorno disfórico premenstrual, los pacientes deben presentar ≥ 5 síntomas
durante la semana anterior a la menstruación. Los síntomas deben comenzar a remitir a los pocos días
después de la aparición de la menstruación y son mínimos o nulos en la semana después de la
menstruación. Los síntomas deben incluir ≥ 1 de los siguientes:
Notables cambios de ánimo (p. ej., repentina tristeza o ganas de llorar)
Hipersomnia o insomnio
Síntomas físicos tales como hipersensibilidad en las mamas o hinchazón, dolor articular o
muscular, distensión abdominal y aumento de peso
Se incluyen los períodos recurrentes de disforia con ≥ 4 otros síntomas depresivos que duran <2
semanas en personas que nunca han cumplido los criterios para otro trastorno del ánimo (p. ej.,
depresión breve recurrente) y los períodos de depresión que duran más tiempo, pero que no incluyen
suficientes síntomas para el diagnóstico de otro trastorno depresivo.
Especificadores
La depresión mayor y el trastorno depresivo persistente pueden incluir uno o más especificadores que
describen manifestaciones adicionales durante un episodio depresivo:
Hemograma, electrolitos y tirotrofina, vitamina B 12 y folato para descartar trastornos físicos que
puedan producir depresión
El diagnóstico de los trastornos depresivos se basa en la identificación de los signos y síntomas (y los
criterios clínicos descritos anteriormente). Para poder diferenciar los trastornos depresivos de los
cambios de ánimo normales, debe existir angustia significativa o deterioro en el funcionamiento social,
laboral o en otras áreas importantes.
Varios cuestionarios breves están disponibles para la detección sistemática. Existen varios
cuestionarios breves disponibles para el examen de detección que ayudan a provocar algunos de los
síntomas de depresión, pero no pueden usarse sólo para diagnóstico. Una serie de preguntas cerradas
específicas ayudan a determinar si los pacientes tienen los síntomas que requiere el DSM-5 para el
diagnóstico de depresión mayor.
La gravedad se determina por el grado de dolor y discapacidad (fisico, social, ocupacional) y también
por la duración de los síntomas. Un médico debe preguntar delicada pero directamente a los pacientes
sobre cualquier pensamiento o planes de dañarse a sí mismos o a los otros, cualquier amenaza o intento
de suicidio previos, y otros factores de riesgo. La psicosis y la catatonía indican depresión grave. Las
características melancólicas indican depresión grave o moderada. Los problemas físicos coexistentes,
los trastornos por abuso de sustancias y de ansiedad agravan el cuadro.