Los Juicios
Los Juicios
Los Juicios
LOS
JUICIOS1
Dijimos
que
la
visión
tradicional
ve
al
lenguaje
como
algo
pasivo
que
sólo
describe
la
realidad
que
ya
está
allí.
El
suponer
que
el
lenguaje
describe
la
realidad,
nos
hace
comúnmente
considerar
una
aseveración
tal
como
“Mercedes‐Benz
es
una
compañía
de
autos”
como
del
mismo
tipo
que
“Mercedes‐Benz
es
la
compañía
de
mayor
prestigio
en
la
industria
del
automóvil”.
Ambas
frases
se
parecen.
Ambas
parecen
describir
a
Mercedes‐Benz,
ambas
hablan
de
atributos
de
la
compañía.
Lo
mismo
ocurre
cuando
hablamos
sobre
las
personas.
Muchas
veces
tratamos
el
decir
“Isabel
es
una
ciudadana
chilena”
e
“Isabel
es
una
ejecutiva
muy
eficiente”
como
equivalentes.
Seguimos
suponiendo
que
ambos
hablan
de
propiedades
o
cualidades
de
Isabel
y
que,
por
lo
tanto,
la
describen.
Reconocemos
que
podemos
decir
que
la
primera
proposición
se
refiere
a
“hechos”
y
la
segunda
a
un
“juicio
de
valor”.
Sin
embargo
esto
no
es
lo
es
lo
suficientemente
profundo
como
para
diferenciar
de
manera
radical
la
forma
como
tratamos
hechos,
valores
u
opiniones.
Por
siglos
hemos
tratado
estos
enunciados
de
manera
similar.
Hemos
considerado
la
aseveración
“Juan
mide
un
metro
y
ochenta
centímetros”
como
equivalente
a
“Juan
es
bueno”.
Por
lo
tanto,
nos
hemos
dedicado
a
investigar
sobre
qué
es
bueno
(o
qué
es
justo,
sabio,
bello,
verdadero,
etc.)
de
la
misma
forma
en
que
podríamos
investigar
qué
significa
medir
un
metro
y
ochenta
centímetros
y,
por
lo
tanto,
hemos
supuesto
que
cuando
hablamos
de
valores
estamos
haciendo
referencia
a
una
medida
objetiva,
independiente
de
quien
habla.
Muchas
de
nuestras
concepciones
acerca
del
bien
y
el
mal,
acerca
de
la
justicia,
sabiduría,
belleza
y
verdad,
etc.,
están
basadas
precisamente
en
el
supuesto
de
que
podemos
tratarlas
en
forma
objetiva,
con
independencia
del
observador
que
hace
la
aseveración,
como
si
pudiéramos
saber
LA
VERDAD,
UNA
VERDAD
fija
y
obvia
para
cualquiera
que
la
observe.
Muchas
de
las
interrogantes
que
han
preocupado
a
la
filosofía
derivan,
precisamente,
del
hecho
de
que
no
siempre
estas
aseveraciones
se
han
diferenciado.
Muchos
laberintos
metafísicos
que
nos
han
confundido
por
siglos
se
han
producido
por
no
distinguir
tajantemente
estos
dos
tipos
de
aseveraciones.
Esta
confusión
afecta
nuestra
vida
diaria
y
está
presente
en
todos
los
dominios
de
nuestra
vida:
en
nuestras
relaciones
personales,
en
el
trabajo,
en
la
forma
en
que
estructuramos
y
escuchamos
las
noticias,
etc.
Comúnmente
no
separamos
del
todo
frases
como
“Carolina
ocupa
el
cargo
de
Gerente
General”
de
“Carolina
es
excelente
Gerente”,
o
“Carlos
se
atrasó
20
minutos
en
la
reunión
pasada”
de
“Carlos
es
un
impuntual”
o
“Carlos
no
es
de
fiar”.
Planteamos
la
necesidad
de
hacer
una
marcada
distinción
entre
estas
aseveraciones.
Para
ello,
debemos
abandonar
la
antigua
interpretación
de
que
el
lenguaje
describe
la
realidad.
Sólo
partiendo
por
admitir
que
el
lenguaje
es
acción
es
que
podemos
advertir
la
profunda
diferencia
entre
todas
ellas.
1
Basado
en
‘Ontología
del
Lenguaje’,
R.
Echeverría
(2004)
1
CARRERA
PSICOLOGÍA
2011
–
SEDE
PUERTO
MONTT
TALLER
DE
COACHING
ESTUDIANTIL
Sostenemos
que
estas
aseveraciones,
aunque
a
primera
vista
se
parezcan,
implican
dos
acciones
diferentes
porque
cada
uno
implica
dos
compromisos
sociales
diferentes.
1.
RECAPITULACIÓN
SOBRE
LAS
AFIRMACIONES
De
las
aseveraciones
anteriores,
las
mencionadas
en
primer
lugar
(“Carolina
ocupa
el
cargo
de
Gerente
General”,
“Carlos
se
atrasó
20
minutos
en
la
reunión
pasada”)
son
afirmaciones.
Con
las
afirmaciones
describimos
la
manera
como
observamos
las
cosas.
El
lenguaje
de
las
afirmaciones
es
un
lenguaje
que
se
somete
a
un
mundo
ya
existente.
En
este
caso,
el
mundo
dirige
y
la
palabra
lo
sigue.
Las
afirmaciones
es
el
lenguaje
que
utilizamos
para
hablar
acerca
de
lo
que
sucede:
es
el
lenguaje
de
los
fenómenos
o
de
los
hechos.
Las
afirmaciones
pueden
ser
verdaderas
o
falsas.
Si
decimos
“El
producto
le
fue
despachado
el
viernes
pasado”
y
se
nos
pregunta
“¿Por
qué
dice
usted
eso?”
no
podemos
responder
“Porque
yo
lo
digo”.
Cuando
hacemos
una
afirmación,
se
espera
que
podamos
proporcionar
evidencia
de
que
lo
que
decimos
es
verdadero.
2.
LOS
JUICIOS
De
las
aseveraciones
anteriores,
las
mencionadas
en
segundo
lugar
pertenecen
a
un
tipo
de
acción
muy
diferente
de
las
afirmaciones.
Aquí
el
compromiso
del
orador
no
es
proporcionar
evidencia.
La
formulación
de
este
tipo
de
enunciados
no
implica
que
cualquiera
que
hubiese
estado
allí
en
ese
momento
coincida
necesariamente
con
nosotros.
Aquí
aceptamos
que
se
puede
discrepar
de
lo
que
estamos
diciendo.
Alguien
puede
no
estar
de
acuerdo
con
nuestra
aseveración
y
postular
otra:
“BMW
es
la
firma
más
prestigiosa
en
la
industria
de
autos”
o
“Isabel
es
sólo
una
gerente
promedio”
o
“Creo
que
Juan
es
verdaderamente
muy
despreciable”,
etc.
Por
lo
tanto,
el
compromiso
social
que
contraemos
al
hacer
esas
aseveraciones
es
muy
diferente
del
contraído
en
las
afirmaciones.
De
la
misma
manera,
la
eficacia
práctica
de
la
palabra
es
muy
diferente
en
uno
y
otro
caso.
Ejemplo
de
los
premios:
Cuando
se
anuncia
que
Miss
Venezuela
es
la
más
bella
de
las
concursantes
se
le
confiere
el
título
de
Mis
Universo,
¿cuándo
fue
la
más
bella?,
¿Lo
fue
cuando
se
la
pronunció
como
tal,
nombrándola
Miss
Universo?
¿O
lo
era
antes
de
que
este
juicio
fuera
emitido?
Desde
el
punto
de
vista
de
las
propiedades
físicas
de
las
concursantes,
no
hay
mayores
cambios
en
ellas
antes
y
después
del
pronunciamiento.
Sin
embargo,
antes
de
que
se
emitiera
este
pronunciamiento
Miss
Venezuela
siendo
lo
que
era,
no
era
la
más
bella
de
las
concursantes.
Sólo
llega
a
serlo
cuando
alguien
emite
el
juicio
de
que
lo
es.
Y
a
raíz
de
este
juicio
el
mundo
cambia;
cambia
para
quienes
aceptan
el
juicio
emitido
y
obviamente
cambia
para
Miss
Venezuela.
De
allí
en
adelante
su
identidad,
tanto
para
sí
misma
como
para
los
demás,
es
otra.
Lo
2
CARRERA
PSICOLOGÍA
2011
–
SEDE
PUERTO
MONTT
TALLER
DE
COACHING
ESTUDIANTIL
que
hemos
visto
en
este
ejemplo
es
exactamente
lo
mismo
que
pasa
con
todas
aquellas
aseveraciones
que
hemos
colocado
en
segundo
lugar.
A
estas
segundas
aseveraciones
las
llamamos
Juicios.
Los
juicios
pertenecen
a
la
clase
de
actos
lingüísticos
básicos
que
hemos
llamado
declaraciones.
Como
sabemos,
las
declaraciones
son
diferentes
de
las
afirmaciones.
Ellas
generan
mundos
nuevos.
A
diferencia
de
lo
que
sucede
con
las
afirmaciones,
cuando
hacemos
una
declaración,
las
palabras
guían
y
el
mundo
las
sigue.
Los
juicios
son
como
veredictos,
tal
como
sucede
con
las
declaraciones.
Con
ellos
creamos
una
realidad
nueva,
una
realidad
que
sólo
existe
en
el
lenguaje.
Si
no
tuviéramos
lenguaje,
la
realidad
creada
por
los
juicios
no
existiría.
Los
juicios
son
otro
ejemplo
de
la
capacidad
generativa
del
lenguaje.
No
describen
algo
que
existiera
ya
antes
de
ser
formulados.
No
apuntan
hacia
cualidades,
propiedades,
atributos,
etcétera,
de
algún
sujeto
u
objeto
determinado.
La
realidad
que
generan
reside
totalmente
en
la
interpretación
que
proveen.
Ellos
son
enteramente
lingüísticos.
Los
juicios
NO
corresponden
a
descripciones
de
algo
que
está
allá
afuera,
sino
que
son
“armados
adentro”
de
quien
los
emite.
EL
JUICIO
SIEMPRE
VIVE
EN
LA
PERSONA
QUE
LO
FORMULA
Ejemplo:
“Esta
reunión
es
aburrida”…
¿dónde
habita
“aburrido”?
“Ingrid
es
perseverante”…
¿adónde
miro
para
ver
la
perseverancia
de
Ingrid?
Si
una
comunidad
ha
otorgado
autoridad
a
alguien
para
emitir
un
juicio,
éste
puede
ser
considerado
como
un
juicio
válido
para
esa
comunidad.
Sin
embargo,
aun
así
puedo
discrepar
de
ese
juicio.
Los
juicios
son
declaraciones,
pero
no
toda
declaración
es
necesariamente
un
juicio.
Lo
que
hace
válidas
a
las
declaraciones
es
la
autoridad
que
se
ha
entregado
a
quien
las
hace.
Si
se
nos
pregunta
por
qué
hemos
hecho
una
declaración,
podríamos
decir,
“Porque
sí
y
porque
tengo
el
poder
para
hacerla”.
Cuando
hacemos
una
declaración
nos
comprometemos
a
su
validez.
Esto
significa
que
sostenemos
tener
la
autoridad
para
hacer
esa
declaración.
La
gente,
sin
embargo,
está
continuamente
emitiendo
juicios,
aun
cuando
no
se
les
haya
otorgado
autoridad.
Cuando
comunican
sus
opiniones
a
otros,
los
que
las
escuchan
siempre
pueden
descartarlas,
basándose
en
el
hecho
de
que
no
han
otorgado
la
autoridad
para
a
aceptar
esos
juicios
como
válidos.
Por
lo
tanto,
los
juicios,
como
sucede
con
cualquier
declaración,
dependiendo
de
la
autoridad
que
tenga
la
persona
para
hacerlos,
pueden
ser:
• Válidos
• Inválidos
3
CARRERA
PSICOLOGÍA
2011
–
SEDE
PUERTO
MONTT
TALLER
DE
COACHING
ESTUDIANTIL
Además,
de
acuerdo
a
la
forma
en
que
se
relacionan
con
el
pasado,
pueden
ser:
• Fundados
• Infundados
No
hay
juicios
verdaderos
o
falsos
ya
que
no
describen
la
realidad
“allá
afuera”.
3.
COMPROMISOS
SOCIALES
DE
LOS
JUICIOS
Al
emitir
una
afirmación,
nos
comprometemos
a
proporcionar
evidencia,
un
testigo
que
observa
lo
mismo
que
nosotros.
Al
emitir
un
juicio,
nos
comprometemos
a
dos
cosas:
Primero,
a
tener
la
autoridad
para
emitir
ese
juicio
(declaración)
y
segundo,
a
proporcionar
fundamentos
para
ese
juicio.
4.
LOS
JUICIOS
Y
EL
TIEMPO
Para
entender
qué
son
los
juicios
fundados
e
infundados,
debemos
primero
entender
cómo
se
relacionan
los
juicios
con
el
tiempo
humano.
Los
juicios
intentan
capturar
información
del
PASADO,
en
el
PRESENTE,
para
predecir
el
FUTURO.
a.‐
Emitimos
los
Juicios
en
el
presente
Este
presente
hará
de
línea
de
demarcación.
La
gente
que
escuche
un
juicio
emitido
en
el
presente,
podrá
pensar
distinto.
Cuando
se
emiten
juicios
acerca
de
las
personas,
éstos
contribuyen
a
formar
su
identidad.
Los
juicios
son
un
componente
importante
de
la
identidad
de
las
personas.
Pero
esto
no
sucede
solamente
con
las
personas.
Con
nuestros
juicios
afectamos
la
identidad
de
las
empresas,
países,
etcétera.
b.‐
Los
juicios
hacen
referencia
al
pasado
Al
emitir
un
juicio
estamos
haciendo
una
referencia
al
pasado.
Esto
es
precisamente
lo
que
distingue
a
los
juicios
de
las
otras
declaraciones.
Cuando
hacemos
ciertas
declaraciones,
el
compromiso
social
implícito
involucrado
es
que
tengamos
la
autoridad
para
hacerlas.
Sin
embargo,
cuando
emitimos
un
juicio,
además
del
compromiso
de
autoridad,
las
personas
suponen
que
este
juicio
está
basado
en
observaciones
de
acciones
ejecutadas
en
el
pasado.
c.‐
Tercero,
los
juicios
también
hablan
acerca
del
futuro.
Cuando
emitimos
un
juicio
estamos
implicando
que,
sobre
la
base
de
acciones
observadas
en
el
pasado,
se
pueden
esperar
ciertas
accionas
en
el
futuro.
Los
juicios
nos
permiten
anticipar
lo
que
puede
suceder
más
adelante.
Esta
es
una
de
las
funciones
que
cumplen
los
juicios,
lo
que
pone
de
manifiesto
su
importancia
en
la
vida.
Por
medio
de
los
juicios,
particularmente
en
el
caso
de
juicios
“fundados”,
podemos
entrar
al
futuro
con
menos
incertidumbre,
4
CARRERA
PSICOLOGÍA
2011
–
SEDE
PUERTO
MONTT
TALLER
DE
COACHING
ESTUDIANTIL
con
un
sentido
mayor
de
seguridad,
sabiendo
lo
que
podemos
esperar.
Los
juicios
nos
sirven
para
diseñar
nuestro
futuro.
Nos
permiten
anticipar
las
consecuencias
de
nuestras
acciones
o
las
de
otras
personas
en
el
futuro.
La
clave
del
juicio
es
el
futuro.
Si
no
estuviésemos
preocupados
del
futuro
no
habría
necesidad
de
juicios.
Los
seres
humanos
somos
generadores
incesantes
de
juicios.
Los
hacemos
todo
el
tiempo
y
sobre
prácticamente
todo
lo
que
observamos.
Cada
vez
que
enfrentamos
algo
nuevo
comenzamos
a
emitir
juicios
casi
automáticamente.
Por
ejemplo,
cada
vez
que
nos
presentan
a
alguien
producimos
un
sinnúmero
de
juicios.
O
cada
vez
que
llegamos
a
un
nuevo
lugar.
Somos
como
máquinas
en
permanente
emisión
de
juicios.
Es
en
cuanto
suponemos
que
el
pasado
nos
puede
guiar
hacia
el
futuro
que
emitimos
juicios.
Emitimos
juicios
porque
el
futuro
nos
inquieta.
Los
hacemos
porque
hemos
aprendido
(tenemos
el
juicio)
que
lo
ya
acontecido
puede
ser
usado
para
iluminarnos
en
lo
que
está
por
venir.
Cuando
emitimos
juicios
estamos
suponiendo
que
el
pasado
es
un
buen
consejero
del
futuro.
Estamos
suponiendo
que,
porque
algo
sucedió
una
y
otra
vez
en
el
pasado,
podría
volver
a
pasar
en
el
futuro.
Sin
embargo,
todos
sabemos
que
el
pasado
es
sólo
uno
de
los
factores
que
deben
considerarse
cuando
nos
ocupamos
del
futuro.
Cualquier
cosa
que
haya
ocurrido
en
el
pasado
no
necesariamente
tiene
que
suceder
en
el
futuro.
Muchos
factores
pueden
hacer
que
el
futuro
sea
muy
diferente.
Hay
dos
circunstancias
particulares
en
las
que
nosotros
mismos,
a
través
de
nuestras
acciones,
participamos
en
hacer
que
el
futuro
sea
diferente:
• El
Aprendizaje
• La
Innovación
El
aprendizaje
nos
permite
realizar
acciones
que
no
podíamos
efectuar
en
el
pasado.
Nuestra
capacidad
de
aprender
nos
permite,
por
lo
tanto,
desafiar
aquellos
juicios
acerca
de
nosotros
mismos.
La
posibilidad
de
aprendizaje
también
nos
hace
estar
abiertos
a
revisar
los
juicios
sobre
los
demás,
dado
que
aprendemos
del
pasado
y
podemos
modificar
nuestro
comportamiento.
Además
del
aprendizaje,
tenemos
también
la
capacidad
de
inventar
nuevas
acciones,
de
introducir
nuevas
prácticas.
A
esta
capacidad
la
llamamos
innovación.
Ella
nos
permite
participar
en
la
creación
de
lo
nuevo.
Como
el
futuro
puede
ser
diferente
del
pasado,
debemos
ser
lo
suficientemente
abiertos
como
para
tratar
nuestros
juicios
como
señales
temporales
que
someteremos
a
revisiones
constantes.
Esta
capacidad
de
reexaminar
nuestros
juicios
en
forma
habitual
es
una
habilidad
fundamental
para
el
Diseño
estratégico.
Los
líderes
y
aquellos
responsables
de
diseñar
el
futuro,
saben
aprovechar
los
juicios
para
orientarse
en
medio
de
las
incertidumbres
de
los
tiempos
venideros.
Al
mismo
tiempo,
deben
evitar
convertirse
5
CARRERA
PSICOLOGÍA
2011
–
SEDE
PUERTO
MONTT
TALLER
DE
COACHING
ESTUDIANTIL
en
prisioneros
de
sus
juicios
o
del
pasado
que
esos
juicios
traen
consigo.
Deben
aceptar
que
se
pueden
producir
nuevas
situaciones.
5.
EL
LADO
OSCURO
DE
LOS
JUICIOS
Cuando
confundo
Juicios
con
Afirmaciones
sobre
una
persona,
congelo
la
capacidad
de
aprendizaje
del
otro.
Pienso
que
el
juicio
le
pertenece
al
enjuiciado
en
vez
del
enjuiciador
y
que
no
cambiará
en
el
futuro.
Cuando
digo
“Rodrigo
dirige
mal
a
la
gente”
y
tratamos
esta
aseveración
como
si
fuera
una
afirmación,
podemos
no
ver
que
“dirigir
mal
a
la
gente”
no
es
una
cualidad
de
Rodrigo
sino
un
veredicto
que
hacemos
en
el
lenguaje,
sobre
la
base
de
sus
acciones
pasadas.
Al
no
verlo
como
un
juicio,
lo
podemos
tomar
como
una
cualidad
inamovible
de
Rodrigo,
tan
sólida
como
una
afirmación.
Al
mismo
tiempo
la
proyectamos
al
futuro,
como
hacemos
normalmente
con
los
juicios.
Suponemos
que
ésta
es
la
forma
de
ser
de
Rodrigo
y
que
seguirá
siendo
así
en
el
futuro.
Lo
que
se
nos
escapa
en
este
ejemplo
es
la
conexión
entre
juicios
y
acción.
No
vemos
que
al
cambiar
nuestros
actos
permitimos
que
cambien
también
los
juicios
acerca
de
nosotros.
Al
hacer
esto
anulamos
las
posibilidades
de
aprendizaje
e
innovación.
Hemos
tomado
lo
peor
del
mundo
de
las
afirmaciones
y
de
los
juicios.
Al
hacerlo,
hemos
transferido
el
pasado
al
futuro
y
hemos
eliminado
la
posibilidad
de
modificar
el
pasado
y
de
crear
una
realidad
diferente.
Hemos
sostenido
que
no
sólo
“actuamos
de
acuerdo
a
como
somos”,
sino
que
también
“somos
de
acuerdo
a
como
actuamos”.
Hemos
dicho
que
la
acción
genera
ser
(segundo
principio
de
la
ontología
del
lenguaje).
Ahora,
agregamos
el
postulado
de
que
los
juicios
representan
el
núcleo
de
la
identidad
de
las
personas.
Acabamos
de
apuntar
que
los
juicios
se
fundan
en
las
acciones
del
pasado.
Cabe,
por
lo
tanto,
concluir
que
en
la
medida
en
que
modifiquemos
nuestras
acciones
(como
acontece,
por
ejemplo,
como
resultado
del
aprendizaje)
modificamos
nuestra
identidad:
transformamos
nuestro
ser.
6.
CÓMO
SE
FUNDAN
LOS
JUICIOS
Llamamos
fundamento
a
la
forma
en
que
el
pasado
puede
usarse
para
formular
juicios
que
nos
apoyen
efectivamente
en
tratar
con
el
futuro.
Los
fundamentos,
por
lo
tanto,
conectan
las
tres
instancias
de
la
estructura
de
temporalidad:
pasado,
presente
y
futuro.
Dividimos
el
proceso
de
fundar
un
juicio
en
CINCO
CONDICIONES
BÁSICAS.
Los
juicios
que
no
cumplen
estas
5
condiciones
básicas,
los
llamamos
juicios
infundados:
6
CARRERA
PSICOLOGÍA
2011
–
SEDE
PUERTO
MONTT
TALLER
DE
COACHING
ESTUDIANTIL
a.‐
La
acción
que
proyectamos
hacia
el
futuro
al
momento
de
emitirlo
Siempre
emitimos
un
juicio
“por
o
para
algo”.
Siempre
visualizamos
un
futuro
en
el
cual
nuestro
juicio
abrirá
ó
cerrará
posibilidades.
Según
el
juicio
que
formulemos,
algunas
acciones
van
a
ser
posibles,
otras
no.
Cuando
hacemos
juicios
de
comportamiento,
como
cuando
decimos
“Carlos
no
es
de
fiar”
o
“Isabel
es
una
ejecutiva
muy
eficiente”,
lo
hacemos
por
una
acción
que
anticipamos
en
el
futuro.
Esta
acción
le
da
sentido
al
juicio.
El
“por
o
para
algo”
es
una
dimensión
esencial
de
los
juicios.
Si
decimos,
por
ejemplo,
“Carlos
maneja
mal”,
el
juicio
será
muy
diferente
si
la
acción
que
nos
estamos
imaginando
son
las
400
millas
de
Indianápolis
o
el
reparto
de
pizzas
Dominó.
b.‐
Unos
estándares
en
relación
a
la
acción
futura
proyectada
Cada
vez
que
emitimos
un
juicio
estamos
suponiendo
que
corresponden
a
un
conjunto
de
estándares
de
comportamiento
para
juzgar
el
desempeño
de
los
individuos,
que
nos
permiten
evaluar
la
efectividad
de
sus
acciones.
Una
persona
puede
decir
“Bárbara
es
una
lectora
veloz”
y
otra
“es
una
lectora
lenta”
no
sólo
porque
sus
observaciones
de
Bárbara
sean
distintas,
sino
también
por
que
los
estándares
con
los
que
emiten
los
juicios
son
diferentes.
“Nicolás
es
delgado”,
“El
lunes
hizo
un
lindo
día”,
“Nos
encontramos
frente
a
unas
montañas
enormes”.
Todos
dependen
de
los
estándares
que
maneje
el
que
emite
el
juicio.
Sin
embargo,
muchas
innovaciones
se
generan
tan
sólo
por
examinar
los
estándares
existentes
y
explorar
la
posibilidad
de
establecer
otros
nuevos.
c.‐
El
dominio
de
observación
dentro
del
cual
se
emite
el
juicio
Cuando
emitimos
un
juicio,
generalmente
lo
hacemos
dentro
de
un
dominio
particular
de
observación.
Cuando
emitimos
un
juicio,
lo
que
normalmente
hacemos
es
dictar
un
veredicto
basado
en
ciertas
observaciones.
Este
juicio
está
limitado
al
dominio
particular
en
el
cual
se
hicieron
las
observaciones.
Por
lo
tanto,
al
fundar
nuestros
juicios,
debemos
tener
cuidado
de
restringirlos
estrictamente
al
dominio
de
observación
desde
el
cual
se
ha
emitido.
d.‐
Las
afirmaciones
que
proporcionamos
respecto
a
los
estándares
Fundamos
un
juicio
cuando
proveemos
afirmaciones
sobre
lo
que
estamos
juzgando,
afirmaciones
que
nos
permitan
medir
de
acuerdo
a
un
estándar.
Si
no
podemos
proporcionar
afirmaciones,
no
podemos
fundar
nuestro
juicio.
Si
se
nos
pregunta
por
qué
Isabel
es
una
excelente
gerente
y
respondemos
“Bueno,
porque
ella
es
una
estupenda
líder
y
ha
generado
cambios
muy
positivos
en
la
empresa”
sólo
estamos
cambiando
un
juicio
por
otro,
no
hemos
fundado
el
primer
juicio.
7
CARRERA
PSICOLOGÍA
2011
–
SEDE
PUERTO
MONTT
TALLER
DE
COACHING
ESTUDIANTIL
Cuando
juzgamos
juicios
de
comportamiento,
podemos
requerir
más
de
una
sola
afirmación
para
realmente
establecer
un
patrón
de
comportamiento.
e.‐
El
hecho
de
que
no
encontremos
fundamento
suficiente
para
sustentar
el
juicio
contrario
El
aportar
una
gran
cantidad
de
afirmaciones
que
apoyan
nuestro
juicio,
no
significa
que
esté
bien
fundado.
Podemos
encontrar
una
cantidad
igual
o
mayor
de
afirmaciones
que
apoyen
el
juicio
contrario.
7.
LA
DOBLE
CARA
DE
LOS
JUICIOS
Todo
lo
que
se
dice
lo
dice
alguien.
Cada
vez
que
decimos
algo,
revelamos
quienes
somos.
Los
juicios
siempre
hablan
de
quienes
los
emiten.
Dado
que
los
juicios
NO
son
descripciones
de
algo
que
está
allá
afuera,
no
existe
otro
acto
lingüístico
que
revele
más
mi
alma
o
mi
forma
de
ser
que
mis
juicios.
Lo
que
dice
Pedro
sobre
Juan,
dice
más
sobre
Pedro
que
sobre
Juan.
8.
JUICIOS
Y
FORMAS
DE
SER
De
lo
anterior,
surgen
aspectos
relacionados
con
los
juicios
que
tienen
un
impacto
directo
en
la
vida
personal
de
cada
uno
y,
particularmente,
en
nuestras
formas
de
ser.
Nos
referiremos
de
manera
especial
a
tres
dimensiones
particulares
que
abordaremos
a
continuación.
a.‐
Personas
que
viven
de
juicios
ajenos
Estas
son
aquellas
personas
que
se
caracterizan
por
vivir
de
juicios
ajenos
y
que,
por
lo
tanto,
no
se
constituyen
como
centro
generador
de
los
juicios
que
rigen
su
propia
existencia.
A
esto
llamamos
La
inautenticidad.
Quienes
viven
en
ella
delegan
en
los
demás
la
autoridad
para
emitir
los
juicios
que
les
importan.
Nada
los
alegra
más
que
obtener
un
juicio
positivo
de
los
otros.
Nada
los
deprime
más
que
recibir
juicios
negativos.
Sus
acciones
están
fundamentalmente
orientadas
a
complacer
a
otros,
los
que
adquieren,
casi
indiscriminadamente,
autoridad
para
emitir
sus
juicios,
juicios
que
obviamente
afectan
a
la
persona
inauténtica.
Sus
vidas,
por
lo
tanto,
pasan
a
estar
dirigidas
por
fuerzas
que
no
controlan
y
que
son
resultantes
de
los
distintos
juicios
que
reciben.
Dado
que
es
inherente
a
los
juicios
el
que
estos
puedan
ser
discrepantes
acerca
de
los
mismos
asuntos,
vivir
en
la
inautenticidad
se
traduce
frecuentemente
en
una
condena
permanente
al
sufrimiento,
en
la
medida
que
resulta
imposible
satisfacer
a
todos
alrededor.
Basta
un
solo
juicio
negativo
para
afectar
la
estabilidad
emocional
de
la
persona
inauténtica.
8
CARRERA
PSICOLOGÍA
2011
–
SEDE
PUERTO
MONTT
TALLER
DE
COACHING
ESTUDIANTIL
b.‐
Personas
que
tratan
los
juicios
como
afirmaciones
Para
aquellas
personas
que
tratan
a
los
juicios
como
afirmaciones,
sin
hacer
la
distinción
entre
ambos,
las
consecuencias
suelen
ser
la
rigidez,
la
intolerancia
y
el
cierre
de
las
posibilidades
de
aprendizaje.
Para
ellas,
los
juicios
no
representan
la
posibilidad
de
puntos
de
vista
distintos,
de
mayor
diversidad
y
de
enriquecimiento.
Un
juicio
diferente
es
tratado
como
error,
como
falsedad.
El
espacio
de
la
discrepancia
se
transforma
en
un
espacio
potencial
de
confrontación.
En
la
medida
en
que
considero
mis
juicios
como
verdaderos
y
los
ajenos
como
falsos,
relego
a
los
demás
a
la
esfera
del
mal
o
incluso
a
lo
diabólico.
Hemos
creado
el
terreno
para
el
fundamentalismo
y
la
intolerancia.
Al
tratar
a
los
juicios
como
afirmaciones
también
cierro
espacio
para
la
transformación.
Tiendo
a
tratar
los
juicios
como
rasgos
permanentes.
Clausuro
las
posibilidades
de
aprendizaje
y,
por
lo
tanto,
restrinjo
la
plasticidad
de
la
vida.
Se
vive
dentro
de
lo
que
llamamos
la
actitud
metafísica
con
respecto
a
la
existencia.
c.‐
Personas
que
no
distinguen
entre
juicios
fundados
e
infundados
Estas
personas
no
distinguen
entre
juicios
fundados
y
juicios
infundados.
Las
consecuencias,
son
la
decepción
permanente
con
respecto
a
sus
expectativas
y
una
gran
dificultad
para
diseñar
el
futuro.
No
logran
entender
por
qué
a
ellos
las
cosas
no
les
resultan
como
quisieran
y
se
comparan
con
los
demás
sin
entender
por
qué
a
ellos
el
éxito
se
les
escapa.
Viven
en
interpretaciones
mágicas
y
la
vida
les
resulta
por
lo
general
un
misterio.
Sus
propias
incapacidades
para
fundar
juicios
pueden
llevarlos
a
posturas
de
resentimiento,
dado
que
viven
como
una
injusticia
tanto
los
éxitos
de
los
demás
como
los
fracasos
propios.
Cuando
no
caen
en
el
resentimiento,
caen,
en
cambio,
en
euforias
u
optimismos
ficticios.
La
incapacidad
de
fundar
juicios,
se
traduce
en
una
forma
de
vida
infundada.
9.
MÁS
ALLÁ
DEL
BIEN
Y
DEL
MAL
Si
entendemos
la
autenticidad
como
la
condición
de
vivir
de
los
juicios
propios,
de
convertirse
en
quien
establece
la
medida
de
sus
propias
acciones,
no
basta
con
sólo
evitar
que
la
vida
se
rija
por
los
juicios
de
otros.
No
basta
sólo
con
determinar
quién
emitió
el
juicio
que
rige
nuestro
comportamiento.
La
mayoría
de
los
seres
humanos,
no
hacen
más
que
repetir
los
juicios
que
encuentran
a
la
mano,
sin
examinarlos
críticamente,
sin
«enjuiciar
el
juicio»
que
pronuncian.
Nuestros
juicios
espontáneos
poseen
la
condición
de
la
inautenticidad.
Son
juicios
automáticos.
Es
sorprendente,
sin
embargo,
la
autoridad
que
conferimos
a
nuestros
juicios
espontáneos
para
resolver
cuestiones
fundamentales
en
nuestras
vidas.
Y
aunque
podamos
vivirlos
como
juicios
nuestros,
no
somos
realmente
nosotros
los
que
los
poseemos.
Más
bien,
tales
juicios
nos
poseen
a
nosotros.
En
la
medida
en
que
ellos
rijan
nuestro
comportamiento,
estamos
todavía
cautivos
de
la
condición
de
la
inautenticidad.
No
somos
todavía
seres
humanos
efectivamente
libres,
ni
amos
de
nuestras
vidas.
9
CARRERA
PSICOLOGÍA
2011
–
SEDE
PUERTO
MONTT
TALLER
DE
COACHING
ESTUDIANTIL
El
ser
humano
que
logra
acceder
a
todo
su
potencial
de
libertad,
es
aquel
que
somete
su
existencia
al
rigor
de
la
autenticidad,
que
aprende
a
enjuiciar
los
juicios,
a
evaluar
las
evaluaciones,
a
examinar
los
valores
que
encuentra
a
la
mano.
Ello
lo
obliga,
por
lo
tanto,
a
revisar
los
juicios
heredados
sobre
el
bien
y
el
mal
y
crear
una
nueva
definición
para
sí
mismo.
El
ser
humano
libre
es
aquel
que
ha
sometido
sus
valores
a
juicio
crítico
y
puede
concluir
que
sus
juicios
le
pertenecen
a
él
y
no
él
a
sus
juicios.
10.
LOS
JUICIOS
Y
EL
SUFRIMIENTO
HUMANO
Los
juicios
son
la
raíz
del
sufrimiento
humano.
Todo
sufrimiento
está
armado
lingüísticamente
y
en
su
centro
están
los
juicios.
• Dolor
biológico
v/s
sufrimiento
El
sufrimiento
a
diferencia
del
dolor,
surge
de
las
interpretaciones
que
hacemos
sobre
lo
que
nos
sucede,
de
los
juicios
en
que
dichas
interpretaciones
descansan.
Si
el
sufrimiento
descansa
en
los
juicios
que
hago
sobre
lo
que
sucede,
significa
que
se
abre
un
inmenso
campo
de
intervención
para
tratar
el
sufrimiento
humano.
Modificando
los
juicios
que
hago
sobre
aquello
que
nos
sucede,
podemos
encontrar
un
mecanismo
efectivo
para
aliviarnos
del
sufrimiento.
Esto
no
quiere
decir
que
nos
olvidemos
de
los
otros
dominios:
el
corporal
y
el
emocional.
Ambos
están
comprometidos
de
manera
significativa,
pero
dado
que
la
raíz
del
sufrimiento
son
los
juicios,
le
damos
prioridad
al
área
lingüística.
Es
aquí
donde
aparece
la
posibilidad
del
Aprendizaje
Transformacional
y
su
capacidad
de
aliviar
el
sufrimiento
humano
y
abrir
nuevas
posibilidades
donde
no
las
habían,
dado
los
juicios
con
que
funcionamos.
10
CARRERA
PSICOLOGÍA
2011
–
SEDE
PUERTO
MONTT