Los Juicios

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TALLER
DE
COACHING
ESTUDIANTIL
















































LOS
JUICIOS1


Dijimos
que
la
visión
tradicional
ve
al
lenguaje
como
algo
pasivo
que
sólo
describe
la
realidad
que
ya

está
 allí.
 El
 suponer
 que
 el
 lenguaje
 describe
 la
 realidad,
 nos
 hace
 comúnmente
 considerar
 una

aseveración
 tal
 como
 “Mercedes‐Benz
 es
 una
 compañía
 de
 autos”
 como
 del
 mismo
 tipo
 que

“Mercedes‐Benz
 es
 la
 compañía
 de
 mayor
 prestigio
 en
 la
 industria
 del
 automóvil”.
 Ambas
 frases
 se

parecen.
Ambas
parecen
describir
a
Mercedes‐Benz,
ambas
hablan
de
atributos
de
la
compañía.


Lo
mismo
ocurre
cuando
hablamos
sobre
las
personas.
Muchas
veces
tratamos
el
decir
“Isabel
es
una

ciudadana
chilena”
e
“Isabel
es
una
ejecutiva
muy
eficiente”
como
equivalentes.
Seguimos
suponiendo

que
ambos
hablan
de
propiedades
o
cualidades
de
Isabel
y
que,
por
lo
tanto,
la
describen.

Reconocemos
que
podemos
decir
que
la
primera
proposición
se
refiere
a
“hechos”
y
la
segunda
a
un

“juicio
de
valor”.
Sin
embargo
esto
no
es
lo
es
lo
suficientemente
profundo
como
para
diferenciar
de

manera
radical
la
forma
como
tratamos
hechos,
valores
u
opiniones.


Por
 siglos
 hemos
 tratado
 estos
 enunciados
 de
 manera
 similar.
 Hemos
 considerado
 la
 aseveración

“Juan
mide
un
metro
y
ochenta
centímetros”
como
equivalente
a
“Juan
es
bueno”.
Por
lo
tanto,
nos

hemos
dedicado
a
investigar
sobre
qué
es
bueno
(o
qué
es
justo,
sabio,
bello,
verdadero,
etc.)
de
la

misma
forma
en
que
podríamos
investigar
qué
significa
medir
un
metro
y
ochenta
centímetros
y,
por

lo
tanto,
hemos
supuesto
que
cuando
hablamos
de
valores
estamos
haciendo
referencia
a
una
medida

objetiva,
independiente
de
quien
habla.


Muchas
de
nuestras
concepciones
acerca
del
bien
y
el
mal,
acerca
de
la
justicia,
sabiduría,
belleza
y

verdad,
 etc.,
 están
 basadas
 precisamente
 en
 el
 supuesto
 de
 que
 podemos
 tratarlas
 en
 forma

objetiva,
con
independencia
del
observador
que
hace
la
aseveración,
como
si
pudiéramos
saber
LA

VERDAD,
UNA
VERDAD
fija
y
obvia
para
cualquiera
que
la
observe.



Muchas
 de
 las
 interrogantes
 que
 han
 preocupado
 a
 la
 filosofía
 derivan,
 precisamente,
 del
 hecho
 de

que
no
siempre
estas
aseveraciones
se
han
diferenciado.
Muchos
laberintos
metafísicos
que
nos
han

confundido
 por
 siglos
 se
 han
 producido
 por
 no
 distinguir
 tajantemente
 estos
 dos
 tipos
 de

aseveraciones.

Esta
 confusión
 afecta
 nuestra
 vida
 diaria
 y
 está
 presente
 en
 todos
 los
 dominios
de
 nuestra
 vida:
 en

nuestras
 relaciones
 personales,
 en
 el
 trabajo,
 en
 la
 forma
 en
 que
 estructuramos
 y
 escuchamos
 las

noticias,
etc.


Comúnmente
 no
 separamos
 del
 todo
 frases
 como
 “Carolina
 ocupa
 el
 cargo
 de
 Gerente
 General”
 de

“Carolina
es
excelente
Gerente”,
o
“Carlos
se
atrasó
20
minutos
en
la
reunión
pasada”
de
“Carlos
es
un

impuntual”
o
“Carlos
no
es
de
fiar”.

Planteamos
 la
 necesidad
 de
 hacer
 una
 marcada
 distinción
 entre
 estas
 aseveraciones.
 Para
 ello,

debemos
abandonar
la
antigua
interpretación
de
que
el
lenguaje
describe
la
realidad.
Sólo
partiendo


por
admitir
que
el
lenguaje
es
acción
es
que
podemos
advertir
la
profunda
diferencia
entre
todas
ellas.


1

Basado
en
‘Ontología
del
Lenguaje’,
R.
Echeverría
(2004)


 1

CARRERA
PSICOLOGÍA
2011
–
SEDE
PUERTO
MONTT

TALLER
DE
COACHING
ESTUDIANTIL
















































Sostenemos
 que
 estas
 aseveraciones,
 aunque
 a
 primera
 vista
 se
 parezcan,
 implican
 dos
 acciones

diferentes
porque
cada
uno
implica
dos
compromisos
sociales
diferentes.




1.
RECAPITULACIÓN
SOBRE
LAS
AFIRMACIONES


De
las
aseveraciones
anteriores,
las
mencionadas
en
primer
lugar
(“Carolina
ocupa
el
cargo
de
Gerente

General”,
“Carlos
se
atrasó
20
minutos
en
la
reunión
pasada”)
son
afirmaciones.

Con
 las
 afirmaciones
 describimos
 la
 manera
 como
 observamos
 las
 cosas.
 El
 lenguaje
 de
 las

afirmaciones
es
un
lenguaje
que
se
somete
a
un
mundo
ya
existente.
En
este
caso,
el
mundo
dirige
y
la

palabra
lo
sigue.

Las
afirmaciones
es
el
lenguaje
que
utilizamos
para
hablar
acerca
de
lo
que
sucede:
es
el
lenguaje
de

los
fenómenos
o
de
los
hechos.

Las
afirmaciones
pueden
ser
verdaderas
o
falsas.
Si
decimos
“El
producto
le
fue
despachado
el
viernes

pasado”
 y
 se
 nos
 pregunta
 “¿Por
 qué
 dice
 usted
 eso?”
 no
 podemos
 responder
 “Porque
 yo
 lo
 digo”.

Cuando
 hacemos
 una
 afirmación,
 se
 espera
 que
 podamos
 proporcionar
 evidencia
 de
 que
 lo
 que

decimos
es
verdadero.


2.
LOS
JUICIOS


De
 las
 aseveraciones
 anteriores,
 las
 mencionadas
 en
 segundo
 lugar
 pertenecen
 a
 un
 tipo
 de
 acción

muy
diferente
de
las
afirmaciones.
Aquí
el
compromiso
del
orador
no
es
proporcionar
evidencia.


La
formulación
de
este
tipo
de
enunciados
no
implica
que
cualquiera
que
hubiese
estado
allí
en
ese

momento
coincida
necesariamente
con
nosotros.
Aquí
aceptamos
que
se
puede
discrepar
de
lo
que

estamos
diciendo.

Alguien
 puede
 no
 estar
 de
 acuerdo
 con
 nuestra
 aseveración
 y
 postular
 otra:
 “BMW
 es
 la
 firma
 más

prestigiosa
 en
 la
 industria
 de
 autos”
 o
 “Isabel
 es
 sólo
 una
 gerente
 promedio”
 o
 “Creo
 que
 Juan
 es

verdaderamente
muy
despreciable”,
etc.
Por
lo
tanto,
el
compromiso
social
que
contraemos
al
hacer

esas
aseveraciones
es
muy
diferente
del
contraído
en
las
afirmaciones.

De
la
misma
manera,
la
eficacia
práctica
de
la
palabra
es
muy
diferente
en
uno
y
otro
caso.


Ejemplo
de
los
premios:


Cuando
se
anuncia
que
Miss
Venezuela
es
la
más
bella
de
las
concursantes
se
le
confiere
el
título
de

Mis
Universo,
¿cuándo
fue
la
más
bella?,
¿Lo
fue
cuando
se
la
pronunció
como
tal,
nombrándola
Miss

Universo?
¿O
lo
era
antes
de
que
este
juicio
fuera
emitido?
Desde
el
punto
de
vista
de
las
propiedades

físicas
de
las
concursantes,
no
hay
mayores
cambios
en
ellas
antes
y
después
del
pronunciamiento.
Sin

embargo,
antes
de
que
se
emitiera
este
pronunciamiento
Miss
Venezuela
siendo
lo
que
era,
no
era
la

más
bella
de
las
concursantes.
Sólo
llega
a
serlo
cuando
alguien
emite
el
juicio
de
que
lo
es.
Y
a
raíz
de

este
juicio
el
mundo
cambia;
cambia
para
quienes
aceptan
el
juicio
emitido
y
obviamente
cambia
para

Miss
Venezuela.
De
allí
en
adelante
su
identidad,
tanto
para
sí
misma
como
para
los
demás,
es
otra.
Lo



 2

CARRERA
PSICOLOGÍA
2011
–
SEDE
PUERTO
MONTT

TALLER
DE
COACHING
ESTUDIANTIL
















































que
hemos
visto
en
este
ejemplo
es
exactamente
lo
mismo
que
pasa
con
todas
aquellas
aseveraciones

que
hemos
colocado
en
segundo
lugar.

A
 estas
 segundas
 aseveraciones
 las
 llamamos
 Juicios.
 Los
 juicios
 pertenecen
 a
 la
 clase
 de
 actos

lingüísticos
básicos
que
hemos
llamado
declaraciones.


Como
sabemos,
las
declaraciones
son
diferentes
de
las
afirmaciones.
Ellas
generan
mundos
nuevos.
A

diferencia
de
lo
que
sucede
con
las
afirmaciones,
cuando
hacemos
una
declaración,
las
palabras
guían

y
el
mundo
las
sigue.

Los
 juicios
 son
 como
 veredictos,
 tal
 como
 sucede
 con
 las
 declaraciones.
 Con
 ellos
 creamos
 una

realidad
 nueva,
 una
 realidad
 que
 sólo
 existe
 en
 el
 lenguaje.
 Si
 no
 tuviéramos
 lenguaje,
 la
 realidad

creada
por
los
juicios
no
existiría.


Los
juicios
son
otro
ejemplo
de
la
capacidad
generativa
del
lenguaje.
No
describen
algo
que
existiera

ya
antes
de
ser
formulados.
No
apuntan
hacia
cualidades,
propiedades,
atributos,
etcétera,
de
algún

sujeto
 u
 objeto
 determinado.
 La
 realidad
 que
 generan
 reside
 totalmente
 en
 la
 interpretación
 que

proveen.
Ellos
son
enteramente
lingüísticos.

Los
 juicios
 NO
 corresponden
 a
 descripciones
 de
 algo
 que
 está
 allá
 afuera,
 sino
 que
 son
 “armados

adentro”
de
quien
los
emite.


EL
JUICIO
SIEMPRE
VIVE
EN
LA
PERSONA
QUE
LO
FORMULA


Ejemplo:
“Esta
reunión
es
aburrida”…
¿dónde
habita
“aburrido”?


“Ingrid
es
perseverante”…
¿adónde
miro
para
ver
la
perseverancia
de
Ingrid?


Si
una
comunidad
ha
otorgado
autoridad
a
alguien
para
emitir
un
juicio,
éste
puede
ser
considerado

como
un
juicio
válido
para
esa
comunidad.
Sin
embargo,
aun
así
puedo
discrepar
de
ese
juicio.


Los
juicios
son
declaraciones,
pero
no
toda
declaración
es
necesariamente
un
juicio.



Lo
que
hace
válidas
a
las
declaraciones
es
la
autoridad
que
se
ha
entregado
a
quien
las
hace.


Si
se
nos
pregunta
por
qué
hemos
hecho
una
declaración,
podríamos
decir,
“Porque
sí
y
porque
tengo

el
poder
para
hacerla”.

Cuando
 hacemos
 una
 declaración
 nos
 comprometemos
 a
 su
 validez.
 Esto
 significa
 que
 sostenemos

tener
la
autoridad
para
hacer
esa
declaración.


La
 gente,
 sin
 embargo,
 está
 continuamente
 emitiendo
 juicios,
 aun
 cuando
 no
 se
 les
 haya
 otorgado

autoridad.
 Cuando
 comunican
 sus
 opiniones
 a
 otros,
 los
 que
 las
 escuchan
 siempre
 pueden

descartarlas,
basándose
en
el
hecho
de
que
no
han
otorgado
la
autoridad
para
a
aceptar
esos
juicios

como
válidos.






Por
lo
tanto,
los
juicios,
como
sucede
con
cualquier
declaración,
dependiendo
de
la
autoridad
que

tenga
la
persona
para
hacerlos,
pueden
ser:


• Válidos


• Inválidos




 3

CARRERA
PSICOLOGÍA
2011
–
SEDE
PUERTO
MONTT

TALLER
DE
COACHING
ESTUDIANTIL
















































Además,
de
acuerdo
a
la
forma
en
que
se
relacionan
con
el
pasado,
pueden
ser:


• Fundados

• Infundados

No
hay
juicios
verdaderos
o
falsos
ya
que
no
describen
la
realidad
“allá
afuera”.




3.
COMPROMISOS
SOCIALES
DE
LOS
JUICIOS


Al
 emitir
 una
 afirmación,
 nos
 comprometemos
 a
 proporcionar
 evidencia,
 un
 testigo
 que
 observa
 lo

mismo
que
nosotros.

Al
 emitir
 un
 juicio,
 nos
 comprometemos
 a
 dos
 cosas:
 Primero,
 a
 tener
 la
 autoridad
 para
 emitir
 ese

juicio
(declaración)
y
segundo,
a
proporcionar
fundamentos
para
ese
juicio.




4.
LOS
JUICIOS
Y
EL
TIEMPO


Para
 entender
 qué
 son
 los
 juicios
 fundados
 e
 infundados,
 debemos
 primero
 entender
 cómo
 se

relacionan
los
juicios

con
el
tiempo
humano.


Los
juicios
intentan
capturar
información
del
PASADO,
en
el
PRESENTE,
para
predecir
el
FUTURO.


a.‐
Emitimos
los
Juicios
en
el
presente

Este
presente
hará
de
línea
de
demarcación.
La
 gente
que
escuche
un
juicio
emitido
en
el
presente,

podrá
pensar
distinto.
Cuando
se
emiten
juicios
acerca
de
las
personas,
éstos
contribuyen
a
formar
su

identidad.
 Los
 juicios
 son
 un
 componente
 importante
 de
 la
 identidad
 de
 las
 personas.
 Pero
 esto
 no

sucede
 solamente
 con
 las
 personas.
 Con
 nuestros
 juicios
 afectamos
 la
 identidad
 de
 las
 empresas,

países,
etcétera.


b.‐
Los
juicios
hacen
referencia
al
pasado

Al
emitir
un
juicio
estamos
haciendo
una
referencia
al
pasado.


Esto
es
precisamente
lo
que
distingue
a
los
juicios
de
las
otras
declaraciones.
Cuando
hacemos
ciertas

declaraciones,
el
compromiso
social
implícito
involucrado
es
que
tengamos
la
autoridad
para
hacerlas.

Sin
embargo,
cuando
emitimos
un
juicio,
además
del
compromiso
de
autoridad,
las
personas
suponen

que
este
juicio
está
basado
en
observaciones
de
acciones
ejecutadas
en
el
pasado.


c.‐
Tercero,
los
juicios
también
hablan
acerca
del
futuro.

Cuando
 emitimos
 un
 juicio
 estamos
 implicando
 que,
 sobre
 la
 base
 de
 acciones
 observadas
 en
 el

pasado,
se
pueden
esperar
ciertas
accionas
en
el
futuro.


Los
 juicios
 nos
 permiten
 anticipar
 lo
 que
 puede
 suceder
 más
 adelante.
 Esta
 es
 una
 de
 las
 funciones

que
cumplen
los
juicios,
lo
que
pone
de
manifiesto
su
importancia
en
la
vida.
Por
medio
de
los
juicios,

particularmente
en
el
caso
de
juicios
“fundados”,
podemos
entrar
al
futuro
con
menos
incertidumbre,



 4

CARRERA
PSICOLOGÍA
2011
–
SEDE
PUERTO
MONTT

TALLER
DE
COACHING
ESTUDIANTIL
















































con
 un
 sentido
 mayor
 de
 seguridad,
 sabiendo
 lo
 que
 podemos
 esperar.
 Los
 juicios
 nos
 sirven
 para

diseñar
nuestro
futuro.
Nos
permiten
anticipar
las
consecuencias
de
nuestras
acciones
o
las
de
otras

personas
en
el
futuro.

La
clave
del
juicio
es
el
futuro.
Si
no
estuviésemos
preocupados
del
futuro
no
habría
necesidad
de

juicios.



Los
 seres
 humanos
 somos
 generadores
 incesantes
 de
 juicios.
 Los
 hacemos
 todo
 el
 tiempo
 y
 sobre

prácticamente
todo
lo
que
observamos.


Cada
 vez
 que
 enfrentamos
 algo
 nuevo
 comenzamos
 a
 emitir
 juicios
 casi
 automáticamente.
 Por

ejemplo,
cada
vez
que
nos
presentan
a
alguien
producimos
un
sinnúmero
de
juicios.
O
cada
vez
que

llegamos
a
un
nuevo
lugar.
Somos
como
máquinas
en
permanente
emisión
de
juicios.


Es
en
cuanto
suponemos
que
el
pasado
nos
puede
guiar
hacia
el
futuro
que
emitimos
juicios.


Emitimos
juicios
porque
el
futuro
nos
inquieta.
Los
hacemos
porque
hemos
aprendido
(tenemos
el

juicio)
que
lo
ya
acontecido
puede
ser
usado
para
iluminarnos
en
lo
que
está
por
venir.


Cuando
emitimos
juicios
estamos
suponiendo
que
el
pasado
es
un
buen
consejero
del
futuro.
Estamos

suponiendo
que,
porque
algo
sucedió
una
y
otra
vez
en
el
pasado,
podría
volver
a
pasar
en
el
futuro.


Sin
embargo,
todos
sabemos
que
el
pasado
es
sólo
uno
de
los
factores
que
deben
considerarse
cuando

nos
ocupamos
del
futuro.
Cualquier
cosa
que
haya
ocurrido
en
el
pasado
no
necesariamente
tiene
que

suceder
en
el
futuro.
Muchos
factores
pueden
hacer
que
el
futuro
sea
muy
diferente.

Hay
 dos
 circunstancias
 particulares
 en
 las
 que
 nosotros
 mismos,
 a
 través
 de
 nuestras
 acciones,

participamos
en
hacer
que
el
futuro
sea
diferente:


• El
Aprendizaje


• La
Innovación


El
aprendizaje
nos
permite
realizar
acciones
que
no
podíamos
efectuar
en
el
pasado.


Nuestra
capacidad
de
aprender
nos
permite,
por
lo
tanto,
desafiar
aquellos
juicios
acerca
de
nosotros

mismos.
La
posibilidad
 de
aprendizaje
también
nos
hace
estar
abiertos
a
revisar
los
juicios
sobre
 los

demás,
dado
que
aprendemos
del
pasado
y
podemos
modificar
nuestro
comportamiento.


Además
 del
 aprendizaje,
 tenemos
 también
 la
 capacidad
 de
 inventar
 nuevas
 acciones,
 de
 introducir

nuevas
prácticas.
A
esta
capacidad
la
llamamos
innovación.
Ella
nos
permite
participar
en
la
creación

de
lo
nuevo.

Como
el
futuro
puede
ser
diferente
del
pasado,
debemos
ser
lo
suficientemente
abiertos
como
para

tratar
nuestros
juicios
como
señales
temporales
que
someteremos
a
revisiones
constantes.


Esta
capacidad
de
reexaminar
nuestros
juicios
en
forma
habitual
es
una
habilidad
fundamental
para
el

Diseño
estratégico.



Los
líderes
y
aquellos
responsables
de
diseñar
el
futuro,
saben
aprovechar
los
juicios
para
orientarse

en
medio
de
las
incertidumbres
de
los
tiempos
venideros.
Al
mismo
tiempo,
deben
evitar
convertirse



 5

CARRERA
PSICOLOGÍA
2011
–
SEDE
PUERTO
MONTT

TALLER
DE
COACHING
ESTUDIANTIL
















































en
prisioneros
de
sus
juicios
o
del
pasado
que
esos
juicios
traen
consigo.
Deben
aceptar
que
se
pueden

producir
nuevas
situaciones.


5.
EL
LADO
OSCURO
DE
LOS
JUICIOS


Cuando
confundo
Juicios
con
Afirmaciones
sobre
una
persona,
congelo
la
capacidad
de
aprendizaje

del
otro.
Pienso
que
el
juicio
le
pertenece
al
enjuiciado
en
vez
del
enjuiciador
y
que
no
cambiará
en

el
futuro.


Cuando
digo
“Rodrigo
dirige
mal
a
la
gente”
y
tratamos
esta
aseveración
como
si
fuera
una
afirmación,

podemos
 no
 ver
 que
 “dirigir
 mal
 a
 la
 gente”
 no
 es
 una
 cualidad
 de
 Rodrigo
 sino
 un
 veredicto
 que

hacemos
en
el
lenguaje,
sobre
la
base
de
sus
acciones
pasadas.


Al
no
verlo
como
un
juicio,
lo
podemos
tomar
como
una
cualidad
inamovible
de
Rodrigo,
tan
sólida

como
una
afirmación.
Al
mismo
tiempo
la
proyectamos
al
futuro,
como
hacemos
normalmente
con
los

juicios.
Suponemos
que
ésta
es
la
forma
de
ser
de
Rodrigo
y
que
seguirá
siendo
así
en
el
futuro.







Lo
que
se
nos
escapa
en
este
ejemplo
es
la
conexión
entre
juicios
y
acción.
No
vemos
que
al
cambiar

nuestros
actos
permitimos
que
cambien
también
los
juicios
acerca
de
nosotros.


Al
 hacer
 esto
 anulamos
 las
 posibilidades
 de
 aprendizaje
 e
 innovación.
 Hemos
 tomado
 lo
 peor
 del

mundo
de
las
afirmaciones
y
de
los
juicios.
Al
hacerlo,
hemos
transferido
el
pasado
al
futuro
y
hemos

eliminado
la
posibilidad
de
modificar
el
pasado
y
de
crear
una
realidad
diferente.

Hemos
 sostenido
 que
 no
 sólo
 “actuamos
 de
 acuerdo
 a
 como
 somos”,
 sino
 que
 también
 “somos
 de

acuerdo
a
como
actuamos”.
Hemos
dicho
que
la
acción
genera
ser
(segundo
principio
de
la
ontología

del
lenguaje).
Ahora,
agregamos
el
postulado
de
que
los
juicios
representan
el
núcleo
de
la
identidad

de
las
personas.



Acabamos
de
apuntar
que
los
juicios
se
fundan
en
las
acciones
del
pasado.
Cabe,
por
lo
tanto,
concluir

que
 en
 la
 medida
 en
 que
 modifiquemos
 nuestras
 acciones
 (como
 acontece,
 por
 ejemplo,
 como

resultado
del
aprendizaje)
modificamos
nuestra
identidad:
transformamos
nuestro
ser.



6.
CÓMO
SE
FUNDAN
LOS
JUICIOS


Llamamos
 fundamento
 a
 la
 forma
 en
 que
 el
 pasado
 puede
 usarse
 para
 formular
 juicios
 que
 nos

apoyen
 efectivamente
 en
 tratar
 con
 el
 futuro.
 Los
 fundamentos,
 por
 lo
 tanto,
 conectan
 las
 tres

instancias
de
la
estructura
de
temporalidad:
pasado,
presente
y
futuro.


Dividimos
el
proceso
de
fundar
un
juicio
en
CINCO
CONDICIONES
BÁSICAS.


Los
juicios
que
no
cumplen
estas
5
condiciones
básicas,
los
llamamos
juicios
infundados:




 6

CARRERA
PSICOLOGÍA
2011
–
SEDE
PUERTO
MONTT

TALLER
DE
COACHING
ESTUDIANTIL
















































a.‐
La
acción
que
proyectamos
hacia
el
futuro
al
momento
de
emitirlo

Siempre
emitimos
un
juicio
“por
o
para
algo”.
Siempre
visualizamos
un
futuro
en
el
cual
nuestro
juicio

abrirá
 ó
 cerrará
 posibilidades.
 Según
 el
 juicio
 que
 formulemos,
 algunas
 acciones
 van
 a
 ser
 posibles,

otras
no.
Cuando
hacemos
juicios
de
comportamiento,
como
cuando
decimos
“Carlos
no
es
de
fiar”
o

“Isabel
es
una
ejecutiva
muy
eficiente”,
lo
hacemos
por
una
acción
que
anticipamos
en
el
futuro.
Esta

acción
le
da
sentido
al
juicio.

El
“por
o
para
algo”
es
una
dimensión
esencial
de
los
juicios.

Si
decimos,
por
ejemplo,
“Carlos
maneja
mal”,
el
juicio
será
muy
diferente
si
la
acción
que
nos
estamos

imaginando
son
las
400
millas
de
Indianápolis
o
el
reparto
de
pizzas
Dominó.


b.‐
Unos
estándares
en
relación
a
la
acción
futura
proyectada

Cada
vez
que
emitimos
un
juicio
estamos
suponiendo
que
corresponden
a
un
conjunto
de
estándares

de
 comportamiento
 para
 juzgar
 el
 desempeño
 de
 los
 individuos,
 que
 nos
 permiten
 evaluar
 la

efectividad
de
sus
acciones.


Una
persona
puede
decir
“Bárbara
es
una
lectora
veloz”
y
otra
“es
una
lectora
lenta”
no
sólo
porque

sus
observaciones
de
Bárbara
sean
distintas,
sino
también
por
que
los
estándares
con
los
que
emiten

los
juicios
son
diferentes.

“Nicolás
 es
 delgado”,
 “El
 lunes
 hizo
 un
 lindo
 día”,
 “Nos
 encontramos
 frente
 a
 unas
 montañas

enormes”.


Todos
 dependen
 de
 los
 estándares
 que
 maneje
 el
 que
 emite
 el
 juicio.
 Sin
 embargo,
 muchas

innovaciones
se
generan
tan
sólo
por
examinar
los
estándares
existentes
y
explorar
la
posibilidad
de

establecer
otros
nuevos.


c.‐
El
dominio
de
observación
dentro
del
cual
se
emite
el
juicio


Cuando
 emitimos
 un
 juicio,
 generalmente
 lo
 hacemos
 dentro
 de
 un
 dominio
 particular
 de

observación.


Cuando
emitimos
un
juicio,
lo
que
normalmente
hacemos
es
dictar
un
veredicto
basado
en
ciertas

observaciones.

Este
juicio
está
limitado
al
dominio
particular
en
el
cual
se
hicieron
las
observaciones.

Por
 lo
 tanto,
 al
 fundar
 nuestros
 juicios,
 debemos
 tener
 cuidado
 de
 restringirlos
 estrictamente
 al

dominio
de
observación
desde
el
cual
se
ha
emitido.


d.‐
Las
afirmaciones
que
proporcionamos
respecto
a
los
estándares

Fundamos
un
juicio
cuando
proveemos
afirmaciones
sobre
lo
que
estamos
juzgando,
afirmaciones
que

nos
permitan
medir
de
acuerdo
a
un
estándar.


Si
no
podemos
proporcionar
afirmaciones,
no
podemos
fundar
nuestro
juicio.

Si
se
nos
pregunta
por
qué
Isabel
es
una
excelente
gerente
y
respondemos
“Bueno,
porque
ella
es
una

estupenda
 líder
 y
 ha
 generado
 cambios
 muy
 positivos
 en
 la
 empresa”
 sólo
 estamos
 cambiando
 un

juicio
por
otro,
no
hemos
fundado
el
primer
juicio.



 7

CARRERA
PSICOLOGÍA
2011
–
SEDE
PUERTO
MONTT

TALLER
DE
COACHING
ESTUDIANTIL
















































Cuando
 juzgamos
 juicios
 de
 comportamiento,
 podemos
 requerir
 más
 de
 una
 sola
 afirmación
 para

realmente
establecer
un
patrón
de
comportamiento.


e.‐
El
hecho
de
que
no
encontremos
fundamento
suficiente
para
sustentar
el
juicio
contrario

El
 aportar
 una
 gran
 cantidad
 de
 afirmaciones
 que
 apoyan
 nuestro
 juicio,
 no
 significa
 que
 esté
 bien

fundado.
 Podemos
 encontrar
 una
 cantidad
 igual
 o
 mayor
 de
 afirmaciones
 que
 apoyen
 el
 juicio

contrario.



7.
LA
DOBLE
CARA
DE
LOS
JUICIOS


Todo
lo
que
se
dice
lo
dice
alguien.
Cada
vez
que
decimos
algo,
revelamos
quienes
somos.
Los
juicios

siempre
hablan
de
quienes
los
emiten.

Dado
que
los
juicios
NO
son
descripciones
de
algo
que
está
allá
afuera,
no
existe
otro
acto
lingüístico

que
revele
más
mi
alma
o
mi
forma
de
ser
que
mis
juicios.


Lo
que
dice
Pedro
sobre
Juan,
dice
más
sobre
Pedro
que
sobre
Juan.



8.
JUICIOS
Y
FORMAS
DE
SER


De
lo
anterior,
surgen
aspectos
relacionados
con
los
juicios
que
tienen
un
impacto
directo
en
la
vida

personal
 de
 cada
 uno
 y,
 particularmente,
 en
 nuestras
 formas
 de
 ser.
 Nos
 referiremos
 de
 manera

especial
a
tres
dimensiones
particulares
que
abordaremos
a
continuación.


a.‐
Personas
que
viven
de
juicios
ajenos

Estas
son
aquellas
personas
que
se
caracterizan
por
vivir
de
juicios
ajenos
y
que,
por
lo
tanto,
no
se

constituyen
como
centro
generador
de
los
juicios
que
rigen
su
propia
existencia.
A
esto
llamamos
La

inautenticidad.
Quienes
viven
en
ella
delegan
en
los
demás
la
autoridad
para
emitir
los
juicios
que
les

importan.


Nada
 los
 alegra
 más
 que
 obtener
 un
 juicio
 positivo
 de
 los
 otros.
 Nada
 los
 deprime
 más
 que
 recibir

juicios
negativos.

Sus
 acciones
 están
 fundamentalmente
 orientadas
 a
 complacer
 a
 otros,
 los
 que
 adquieren,
 casi

indiscriminadamente,
 autoridad
 para
 emitir
 sus
 juicios,
 juicios
 que
 obviamente
 afectan
 a
 la
 persona

inauténtica.


Sus
vidas,
por
lo
tanto,
pasan
a
estar
dirigidas
por
fuerzas
que
no
controlan
y
que
son
resultantes
de

los
distintos
juicios
que
reciben.


Dado
 que
 es
 inherente
 a
 los
 juicios
 el
 que
 estos
 puedan
 ser
 discrepantes
 acerca
 de
 los
 mismos

asuntos,
 vivir
 en
 la
 inautenticidad
 se
 traduce
 frecuentemente
 en
 una
 condena
 permanente
 al

sufrimiento,
en
la
medida
que
resulta
imposible
satisfacer
a
todos
alrededor.

Basta
un
solo
juicio
negativo
para
afectar
la
estabilidad
emocional
de
la
persona
inauténtica.



 8

CARRERA
PSICOLOGÍA
2011
–
SEDE
PUERTO
MONTT

TALLER
DE
COACHING
ESTUDIANTIL
















































b.‐
Personas
que
tratan
los
juicios
como
afirmaciones

Para
aquellas
personas
que
tratan
a
los
juicios
como
afirmaciones,
sin
hacer
la
distinción
entre
ambos,

las
consecuencias
suelen
ser
la
rigidez,
la
intolerancia
y
el
cierre
de
las
posibilidades
de
aprendizaje.


Para
ellas,
los
juicios
no
representan
la
posibilidad
de
puntos
de
vista
distintos,
de
mayor
diversidad
y

de
enriquecimiento.
Un
juicio
diferente
es
tratado
como
error,
como
falsedad.


El
espacio
de
la
discrepancia
se
transforma
en
un
espacio
potencial
de
confrontación.


En
 la
 medida
 en
 que
 considero
 mis
 juicios
 como
 verdaderos
 y
 los
 ajenos
 como
 falsos,
 relego
 a
 los

demás
a
la
esfera
del
mal
o
incluso
a
lo
diabólico.
Hemos
creado
el
terreno
para
el
fundamentalismo
y

la
intolerancia.

Al
tratar
a
los
juicios
como
afirmaciones
también
cierro
espacio
para
la
transformación.
Tiendo
a
tratar

los
 juicios
 como
 rasgos
 permanentes.
 Clausuro
 las
 posibilidades
 de
 aprendizaje
 y,
 por
 lo
 tanto,

restrinjo
la
plasticidad
de
la
vida.
Se
vive
dentro
de
lo
que
llamamos
la
actitud
metafísica
con
respecto

a
la
existencia.


c.‐
Personas
que
no
distinguen
entre
juicios
fundados
e
infundados

Estas
 personas
 no
 distinguen
 entre
 juicios
 fundados
 y
 juicios
 infundados.
 Las
 consecuencias,
 son
 la

decepción
permanente
con
respecto
a
sus
expectativas
y
una
gran
dificultad
para
diseñar
el
futuro.


No
 logran
 entender
 por
 qué
 a
 ellos
 las
 cosas
 no
 les
 resultan
 como
 quisieran
 y
 se
 comparan
 con
 los

demás
sin
entender
por
qué
a
ellos
el
éxito
se
les
escapa.

Viven
en
interpretaciones
mágicas
y
la
vida
les
resulta
por
lo
general
un
misterio.


Sus
propias
incapacidades
para
fundar
juicios
pueden
llevarlos
a
posturas
de
resentimiento,
dado
que

viven
como
una
injusticia
tanto
los
éxitos
de
los
demás
como
los
fracasos
propios.
Cuando
no
caen
en

el
resentimiento,
caen,
en
cambio,
en
euforias
u
optimismos
ficticios.
La
incapacidad
de
fundar
juicios,

se
traduce
en
una
forma
de
vida
infundada.


9.
MÁS
ALLÁ
DEL
BIEN
Y
DEL
MAL


Si
 entendemos
 la
 autenticidad
 como
 la
 condición
 de
 vivir
 de
 los
 juicios
 propios,
 de
 convertirse
 en

quien
establece
la
medida
de
sus
propias
acciones,
no
basta
con
sólo
evitar
que
la
vida
se
rija
por
los

juicios
de
otros.
No
basta
sólo
con
determinar
quién
emitió
el
juicio
que
rige
nuestro
comportamiento.


La
mayoría
de
los
seres
humanos,
no
hacen
más
que
repetir
los
juicios
que
encuentran
a
la
mano,
sin

examinarlos
críticamente,
sin
«enjuiciar
el
juicio»
que
pronuncian.


Nuestros
juicios
espontáneos
poseen
la
condición
de
la
inautenticidad.
Son
juicios
automáticos.

Es
 sorprendente,
 sin
 embargo,
 la
 autoridad
 que
 conferimos
 a
 nuestros
 juicios
 espontáneos
 para

resolver
cuestiones
fundamentales
en
nuestras
vidas.


Y
aunque
podamos
vivirlos
como
juicios
nuestros,
no
somos
realmente
nosotros
los
que
los
poseemos.

Más
 bien,
 tales
 juicios
 nos
 poseen
 a
 nosotros.
 En
 la
 medida
 en
 que
 ellos
 rijan
 nuestro

comportamiento,
 estamos
 todavía
 cautivos
 de
 la
 condición
 de
 la
 inautenticidad.
 No
 somos
 todavía

seres
humanos
efectivamente
libres,
ni
amos
de
nuestras
vidas.



 9

CARRERA
PSICOLOGÍA
2011
–
SEDE
PUERTO
MONTT

TALLER
DE
COACHING
ESTUDIANTIL
















































El
ser
humano
que
logra
acceder
a
todo
su
potencial
de
libertad,
es
aquel
que
somete
su
existencia
al

rigor
de
la
autenticidad,
que
aprende
a
enjuiciar
los
juicios,
a
evaluar
las
evaluaciones,
a
examinar
los

valores
que
encuentra
a
la
mano.


Ello
 lo
 obliga,
 por
 lo
 tanto,
 a
 revisar
 los
 juicios
 heredados
 sobre
 el
 bien
 y
 el
 mal
 y
 crear
 una
 nueva

definición
para
sí
mismo.


El
ser
humano
libre
es
aquel
que
ha
sometido
sus
valores
a
juicio
crítico
y
puede
concluir
que
sus

juicios
le
pertenecen
a
él
y
no
él
a
sus
juicios.


10.
LOS
JUICIOS
Y
EL
SUFRIMIENTO
HUMANO


Los
juicios
son
la
raíz
del
sufrimiento
humano.
Todo
sufrimiento
está
armado
lingüísticamente
y
en
su

centro
están
los
juicios.


• Dolor
biológico
v/s
sufrimiento

El
 sufrimiento
 a
 diferencia
 del
 dolor,
 surge
 de
 las
 interpretaciones
 que
 hacemos
 sobre
 lo
 que
 nos

sucede,
de
los
juicios
en
que
dichas
interpretaciones
descansan.


Si
 el
 sufrimiento
 descansa
 en
 los
 juicios
 que
 hago
 sobre
 lo
 que
 sucede,
 significa
 que
 se
 abre
 un

inmenso
campo
de
intervención
para
tratar
el
sufrimiento
humano.


Modificando
los
juicios
que
hago
sobre
aquello
que
nos
sucede,
podemos
encontrar
un
mecanismo

efectivo
para
aliviarnos
del
sufrimiento.

Esto
no
quiere
decir
que
nos
olvidemos
de
los
otros
dominios:
el
corporal
y
el
emocional.
Ambos
están

comprometidos
de
manera
significativa,
pero
dado
que
la
raíz
del
sufrimiento
son
los
juicios,
le
damos

prioridad
al
área
lingüística.

Es
 aquí
 donde
 aparece
 la
 posibilidad
 del
 Aprendizaje
 Transformacional
 y
 su
 capacidad
 de
 aliviar
 el

sufrimiento
 humano
 y
 abrir
 nuevas
 posibilidades
 donde
 no
 las
 habían,
 dado
 los
 juicios
 con
 que

funcionamos.



 10

CARRERA
PSICOLOGÍA
2011
–
SEDE
PUERTO
MONTT


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