Gracia Divina Contra Condena Humana
Gracia Divina Contra Condena Humana
Gracia Divina Contra Condena Humana
La gracia divina es la marca distintiva del cristianismo. El escritor cristiano, Philip Yancey, hace esta
afirmación en su libro "¿Gracia divina contra condena humana?" ("What´s so Amazing about Grace?") y
estoy convencido de que tiene razón.
A través de la gracia podemos disfrutar de la vida abundante que Dios ofrece por medio de Jesucristo. De
hecho, Jesús mismo es la personificación de la gracia (Juan 1:14). Por medio del sacrificio de Cristo, los
seres humanos recibimos la salvación de nuestros pecados y las bondades divinas. La característica básica
de la gracia es que es inmerecida y no podemos hacer algo para obtenerla.
La gracia divina es singular porque va en contra de nuestra experiencia humana. Estamos acostumbrados
a cosechar lo que sembramos, a obtener lo que merecemos y a ser los arquitectos de nuestro destino como
lo afirmaba el poeta mexicano Amado Nervo. Una frase popular en los Estados Unidos afirma que "no
existe una comida gratis" ya que siempre que alguien ofrece algo espera una retribución de algún modo.
Un valor de muchos padres es criar a sus hijos para que sean independientes y autosuficientes. El éxito
comúnmente se aprecia como resultado del esfuerzo y dedicación que uno tiene. Sin embargo, la gracia
nos recuerda que es inmerecida; que absolutamente nada se puede hacer para recibirla. La gracia es
completamente gratis. De hecho, la palabra gratis tiene su origen en la palabra gracia. La vida que Dios
ofrece es gratis. Para ser y vivir como cristianos necesitamos cambiar totalmente nuestra mentalidad y
aceptar vivir bajo la gracia divina.
El problema principal para aceptar vivir bajo la gracia es que los seres humanos nos consideramos
"buenos" de alguna manera. Solamente cuando reconocemos nuestra perdición total podemos disfrutar de
la gracia. Todos somos pecadores y el pecado tiene consecuencias que hacen que todos nosotros seamos
incompetentes de ganarnos por nuestros méritos el favor de Dios. Esta es la condición de todos los
pecadores sin Cristo y, por lo tanto, alejados de la gracia divina:
El retrato desolador de los seres humanos es tan trágico que la salvación que Dios ofrece no puede ser
catalogada sino como buenas noticias (evangelio). El apóstol Pablo nos recuerda que "por gracia somos
salvos" del pecado y sus consecuencias (Efesios 2:8).
Dios, sin embargo, no solamente nos salva del pecado sino que en Cristo nos da muchísimo más. Las
riquezas de su gracia sobreabundan sobre sus hijos (Efesios 1:7). Al momento de la salvación y sin
depender de los méritos humanos, el bondadoso Padre celestial nos regala los siguientes privilegios:
La vida cristiana es una vida bajo la gracia divina. Algunos creyentes no tienen problema con aceptar la
salvación por gracia pero piensan que su deber como cristianos es vivir por obras. Esto es incorrecto.
Todo lo que somos y hacemos tiene su origen y sustento en la gracia divina.
La gracia es la característica distintiva del cristianismo. Dele gracias a Dios esta semana por su sublime
gracia.