El Arte de Callar en El Matrimonio

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 7

EL ARTE DE CALLAR EN EL MATRIMONIO

Eclesiastés 3:1: Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su
hora.
Callar sobre sí mismo es humildad. Muchas veces nos sentimos tentados a dejarle saber a otros
todo lo bueno que hacemos.

Es mejor que otros hablen bien de nosotros, pero no nosotros mismos.

Callar sobre los defectos de tu pareja es bondad. Jamás expongas a tu pareja al ridículo delante de
nadie. Por el contrario, cubre a tu pareja en sus debilidades. Eso no es mentir, es proteger.

Callar cuando se está sufriendo por el bienestar de tu pareja, es altruismo. Ese es el carácter del
hijo de Dios que debe estar en nosotros. Eso es verdadero amor, ocuparnos del bienestar de
nuestra pareja sin exigir nada a cambio.

Callar ante el sufrimiento de tu pareja es cobardía. Si tu pareja está sufriendo por cualquier
circunstancia, no puedes permanecer como si nada. Háblale, pídele perdón, afírmale con tu amor.

Callar ante la injusticia es falta de carácter. Si te das cuenta que están siendo injustos con tu
pareja, defiéndele con carácter, aun si los ofensores son tus hijos.

Callar mientras tu pareja habla es respeto. Dale tiempo suficiente a tu pareja para que te abra su
corazón. Escúchale con paciencia. No le interrumpas, déjale expresar lo que hay en su corazón.

Callar cuando tu pareja espera una palabra es indiferencia. Hay momentos en la vida que tu pareja
necesita que le hables, que le afirmes, que le expreses tu amor.

Callar y no hablar palabras inútiles es sabiduría. La lengua es una arma poderosa para crear o para
destruir. Las palabras vanas o inútiles generalmente provocan destrucción. Cuida tus palabras.

Callar cuando no hay necesidad de hablar es prudencia. Si no tienes nada bueno que decir,
entonces mejor no digas nada. Si estás enojado(a), mejor no hables hasta que te calmes.

Callar cuando Dios nos habla al corazón es meditación y sabiduría. Cuando lees la palabra de Dios,
toma momentos para escuchar la voz de Dios y meditar en ella. Eso te producirá sabiduría.

Callar ante el misterio que no entendemos es fe. Habrá muchas situaciones en la vida que no
entenderás. En esos momentos toma la bandera de la FE y créele a Dios aunque no entiendas. La
FE producirá frutos de bendición en su momento.

SI RECONOCES QUE DEBES CAMBIAR HÁBITOS DE COMUNICACIÓN EN TU VIDA, BUSCA UN


MOMENTO OPORTUNO, PÍDELE PERDÓN A DIOS PRIMERO Y LUEGO A TU PAREJA. LUEGO
TOMEN LA DECISIÓN DE CUIDAR MUCHO LO QUE HABLAN; Y SI FALLAN, SE APOYAN Y
CONTINÚAN FORMANDO EL HÁBITO.
Hasta Cuando Tengo Que Aguantar A Mi Cónyuge?

La Aceptación es una necesidad fundamental para tener un matrimonio saludable!

La Aceptación es una de esas necesidades y significa entender que tu cónyuge tiene una identidad
propia que está determinada por su temperamento, su cultura, su educación y el medio ambiente
en el que se desarrolló, entre otras.
 
Todos los seres humanos tenemos la necesidad de sentirnos
aceptados. Lo contrario es el rechazo e implica una manifestación de no aceptación que genera
juicio, crítica, malestar, enojo, resentimiento y baja autoestima.

En el matrimonio ambos deben aceptarse tal como son con sus virtudes y defectos. A partir de la
aceptación mutua, se puede y se debe trabajar para mejorar ayudándose mutuamente.
 
Muchos
cónyuges no recibieron esta manifestación de amor en sus hogares y se sintieron rechazados por
alguno de sus padres y muchas veces por los dos, aunque de manera generalmente inconsciente.
No obstante esta falta de aceptación la arrastran al matrimonio. Al inicio de la vida conyugal no se
manifiesta por cuanto en la etapa del enamoramiento si se sienten aceptados. El problema sale a
la luz cuando pasada esa etapa comienzan las quejas, las actitudes despectivas, la indiferencia y las
ofensas.

En el matrimonio es completamente normal que los cónyuges sean diferentes o muy diferentes.
Lo contrario es poco común, ya que en las relaciones de pareja ocurre lo mismo que en las leyes
de la física, polos opuestos se atraen y polos iguales se repelen. La idea es que sean
complementarios.
 
Entonces los cónyuges deben entender que en la relación matrimonial cada
uno tiene que aportar sus dones y virtudes que van a ayudar a su cónyuge y viceversa. Siempre
hay un cónyuge más activo que el otro y siempre hay uno más pasivo que el otro. Entonces el más
activo debe entender que ese será uno de sus aportes al matrimonio de por vida y a su cónyuge
probablemente le tocará activar la paz.

Colosenses 3: 12-15: Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable
misericordia, de bondad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia. Soportaos unos a otros y
perdonaos unos a otros, si alguno tiene queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así
también hacedlo vosotros. Sobre todo, vestíos de amor, que es el vínculo perfecto. Y la paz de Dios
gobierne en vuestros corazones, a la que asimismo fuisteis llamados en un solo cuerpo. Y sed
agradecidos.
 
Para disfrutar de un matrimonio saludable es imprescindible que nos aceptemos
mutuamente y trabajemos cada uno por nuestra parte para que nuestra respuesta a las actitudes
de nuestro cónyuge que nos molestan, sean bondadosas, humildes y pacientes. Y por otro lado
entender que nuestras fortalezas son nuestro aporte al matrimonio y nuestras debilidades son las
que necesitamos que nuestro cónyuge nos ayude a manejar.

Tómese unos minutos para meditar en esta enseñanza y luego siéntese a hablar con su cónyuge
acerca de las fortalezas y debilidades de cada uno y como se pueden complementar para ayudarse
mutuamente y lograr tener un matrimonio saludable y agradable

TÚ MATRIMONIO Y TU FAMILIA ES EL
TESORO MÁS VALIOSO QUE DIOS TE HA DADO. ! CUÍDALO


El poder de la Oración de una esposa

El poder se puede usar de diferentes formas, para el bien o para el mal, pero el poder de la
oración de una esposa, traerá maravillosos dividendos.

Amiga, no se cuál es la situación que vives con tu esposo, te animo a que uses ese poder que está
en tus manos. En la oración hay poder. Usa este recurso y se que podrás decir al final: con el
poder de Dios todo se puede.

La oración de una esposa confesando su enojo, frustración y falta de perdón.

Por tanto, os digo que todo lo que pidiereis orando, creed que lo recibiréis, y os vendrá. Y cuando
estéis orando, perdonad, si tenéis algo contra alguno, para que también vuestro Padre que está en
los cielos os perdone a vosotros vuestras ofensas. Marcos 11:24, 25.

Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios
también os perdonó a vosotros en Cristo. Efesios 4:32.

Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque todo aquel que pide, recibe;
y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá. Mt. 7:7,8.

Orando por el trabajo de Él.

¿Has visto hombre solícito en su trabajo? Delante de los reyes estará;

No estará delante de los de baja condición. Prov. 22:29.

No te afanes por hacerte rico;

Sé prudente, y desiste. ¿Has de poner tus ojos en las riquezas, siendo ningunas? Porque se harán
alas Como alas de águila, y volarán al cielo. Prov. 23:4,5.

Porque ¿qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? ¿O qué
recompensa dará el hombre por su alma? Mateo 16:26.

Por la pereza se cae la techumbre, y por la flojedad de las manos se llueve la casa.

Ecl. 10:18.

Sea la luz de Jehová nuestro Dios sobre nosotros, Y la obra de nuestras manos confirma

Sobre nosotros; Sí, la obra de nuestras manos confirma. Sal. 90:17.

Orando por sus finanzas.

Vosotros, pues, no os preocupéis por lo que habéis de comer, ni por lo que habéis de

Beber, ni estéis en ansiosa inquietud. Porque todas estas cosas buscan las gentes del

Mundo; pero vuestro Padre sabe que tenéis necesidad de estas cosas. Mas buscad el reino de
Dios, y todas estas cosas os serán añadidas. Luc. 12:29-31.

Asimismo, a todo hombre a quien Dios da riquezas y bienes, y le da también facultad


Para que coma de ellas, y tome su parte, y goce de su trabajo, esto es don de Dios.

Eclesiastés 5:19.

Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo

Jesús. Filip. 4:19.

Orando por su sexualidad.

Huid de la fornicación. Cualquier otro pecado que el hombre cometa, está fuera del cuerpo; mas el
que fornica, contra su propio cuerpo peca. ¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu
Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros? Porque habéis sido
comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales
son de Dios. 2 Cor. 6:18-20.Las viandas para el vientre, y el vientre para las viandas; pero tanto al
uno como a las otras destruirá Dios. Pero el cuerpo no es para la fornicación, sino para el Señor, y
el Señor para el cuerpo. 1 Cor. 6:13.

Orando por sus afectos o expresiones de amor.

Por tanto, si hay alguna consolación en Cristo, si algún consuelo de amor, si alguna comunión del
Espíritu, si algún afecto entrañable, si alguna misericordia, completad mi gozo, sintiendo lo mismo,
teniendo el mismo amor, unánimes, sintiendo una misma cosa. Filipenses 2:1,2.

Así también los maridos deben amar a sus mujeres como a sus mismos cuerpos. El que ama a su
mujer, a sí mismo se ama. Porque nadie aborreció jamás a su propia carne, sino que la sustenta y
la cuida, como también Cristo a la iglesia, Ef. 5:28,29.

No mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros.Fil. 2:4.

Ninguno busque su propio bien, sino el del otro. 1 Corintios 10:24.

Orando por sus tentaciones.

Cuando alguno es tentado, no diga que es tentado de parte de Dios; porque Dios no puede ser
tentado por el mal, ni él tienta a nadie; 14sino que cada uno es tentado, cuando de su propia
concupiscencia es atraído y seducido. 15Entonces la concupiscencia, después que ha concebido,
da a luz el pecado; y el pecado, siendo consumado, da a luz la muerte. Sant. 1:13-15.3No os ha
sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser
tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la
salida, para que podáis soportar. 1 Cor. 10:13.Porque los que quieren enriquecerse caen en
tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción
y perdición. 1 Tim. 6:9.

Orando por arrepentimiento.

El que encubre sus pecados no prosperará; Mas el que los confiesa y se aparta alcanzará

Misericordia. Prov. 28:13.Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; Pruébame y conoce mis


pensamientos;

Y ve si hay en mí camino de perversidad, Y guíame en el camino eterno. Sal. 139:23,24.


Su Familia Se Mete En Nuestro Matrimonio

La intervención excesiva de la familia en el matrimonio provoca muchos problemas!

Génesis 2:24: Por tanto dejará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer y serán una
sola carne.

Desde la creación del ser humano, Dios diseñó el modelo de estructura familiar, dándole una
prioridad absoluta al matrimonio por sobre todas las demás estructuras de relación humana.

O sea que de acuerdo al diseño de Dios para la humanidad, el matrimonio debe tener un nivel de
unidad tan fuerte y unida, como una sola carne. En toda la Biblia no se habla de ningún otro tipo
de relación tan sólida como el matrimonio.

Evidentemente el diseño de Dios para desarrollar la raza humana proviene de un núcleo familiar
fuerte entre un hombre y una mujer que a-través del amor desarrollarían una unidad espiritual y
emocional capaz de brindarle a los hijos el ambiente necesario para formarse como hijos
saludables espiritual y emocionalmente.

La mayoría de los padres podemos dar buenos consejos a los hijos casados, pero con mucho
amor, paciencia y sutileza, evitando en lo absoluto imponer esos consejos. Nunca presionarlos
para que tomen las decisiones que ellos quieren. Es saludable que los hijos vivan sus propios
procesos.

Sin embargo los mejores consejos vienen de nuestro Padre Celestial por medio de su palabra de
vida en la Biblia. Las sagradas escrituras son un manual de vida escrito por el diseñador y creador
de la raza humana.

Los matrimonios deben escuchar las opiniones de sus padres y los miembros de su familia, pero
deben confrontar las opiniones recibidas con la palabra de Dios, porque esta y solo esta es la
verdad absoluta. No deben permitir que ningún miembro de su familia ignore o maltrate a su
cónyuge, porque desde el momento del matrimonio, tu cónyuge se convierte bíblicamente en tu
prioridad, no tu familia.

Es entonces nuestra obligación defender y cuidar el corazón y la estabilidad emocional de mi


cónyuge antes que el de cualquier miembro de la familia. Hay madres que dicen: pero si yo lo traje
al mundo, mi hijo me debe más respeto a mí que a su esposa que conoció mucho tiempo después.
Eso es un grave error, porque de acuerdo con Gen 2:24, la prioridad no es un asunto de
antigüedad, es un asunto de principios de vida establecidos por nuestro Padre Celestial.

Es bueno y necesario que las nuevas familias compartan con sus padres, hermanos y otros
familiares, pero debe mantenerse cierta distancia en las relaciones para evitar que haya abuso o
excesos de confianza. Si unos padres ayudan a sus hijos materialmente, eso es excelente, pero eso
no les da derecho de intervenir o manipular las decisiones de sus hijos casados.

Si tu matrimonio se ve afectado por la excesiva injerencia de sus familias, ustedes deben hablar al
respecto, buscar el consejo sano de un Pastor o Ministro con conocimiento del tema y tomar la
decisión de amar a sus familiares, pero mantener una cierta distancia emocional que no influencie
sus decisiones.
Tienes un Gran Problema, Los Celos Te dominan!

Los celos son producidos por una actitud de sospecha permanente hacia el cónyuge. Se le conoce
como el vicio de la “posesión” Podríamos definirlo como un estado emotivo ansioso que padece
una persona y que se caracteriza por el miedo ante la posibilidad de perder lo que se posee-tiene.
En el ámbito sentimental, es la desconfianza y sospecha permanentes en el otro que tiñen, y
perjudican gravemente, la relación con la persona amada. La mayoría entendemos por celos ese
confuso, paralizador y obsesivo sentimiento causado por el temor de que la persona depositaria
de nuestro amor prefiera a otra en lugar de a nosotros.

Normalmente, quienes padecen preferentemente estos ataques de celos son personas muy
centradas en sí mismas, En muchas situaciones de celos hay, más que amor o miedo a la soledad,
otras causas: sentimientos de posesión del otro, de necesidad de controlarle, de inseguridad en
uno mismo, de envidia hacia la mayor riqueza de la vida emocional del otro… etc.

Todos los seres humanos tenemos algún tipo de celo, pero aquí estamos hablando de esos celos
que exceden la normalidad y ponen a la pareja en una posición de ofensa y conflicto. Este tipo de
celos enfermizos, son frecuentemente consecuencia de una ausencia de identidad y de debilidad
espiritual, que estimula las debilidades emocionales o carnales de las personas.

1 Corintios 3:3 porque aún sois carnales. En efecto, habiendo entre vosotros celos, contiendas y
disensiones, ¿no sois carnales y andáis como hombres?

Gálatas 5:19-21 (Reina-Valera 1995) Manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio,
fornicación, inmundicia, lujuria, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas,
divisiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas. En
cuanto a esto, os advierto, como ya os he dicho antes, que los que practican tales cosas no
heredarán el reino de Dios.

Cuando en una pareja surge el miedo a la separación, éste se manifiesta en forma de celos, de
persecución al cónyuge en su hipotética infidelidad, controlándole y pretendiendo obligarle a que
sea fiel. Cuanto más persigue a su pareja con celos, tanto más se siente impulsado el perseguido o
perseguida a demostrar su autonomía, esforzándose en alejarse y no dejarse obligar. Y cuanto más
lo hace, tanto más busca el celoso o celosa reclamarle como posesión propia y secuestrar su
libertad de movimientos y de sentimientos.

El celoso exige entonces a su pareja la descripción pormenorizada de su supuesta aventura y en su


mente se mezclan el miedo al ridículo, a estar en boca de todos, el sentir con dolor que la otra
persona vale más, la pérdida de autoestima, un deseo morboso de información (circunstancias de
la otra relación, quién es, dónde se ven, desde cuándo…..), un desmedido afán de control, un
sentimiento de posesión exacerbado, la agresividad para con uno mismo… Vive la situación como
si de una tortura se tratara e incluso con deseos de venganza, que van desde el encerrarse en el
silencio hasta el drama que con tanta frecuencia describen las secciones de sucesos de los medios
de comunicación.
SANTIAGO 3:15:17 No es esta la sabiduría que desciende de lo alto, sino que es terrenal, animal,
diabólica, pues donde hay celos y rivalidad, allí hay perturbación y toda obra perversa. Pero la
sabiduría que es de lo alto es primeramente pura, después pacífica, amable, benigna, llena de
misericordia y de buenos frutos, sin incertidumbre ni hipocresía.

Para vencer esa sensación de celos enfermizos, es imperativo, estrictamente necesario, fortalecer
la vida espiritual, mediante una mayor exposición a la palabra de Dios, asistiendo a los servicios a
la Iglesia, buscando apoyo profesional espiritual, asistiendo a eventos para matrimonios y
tomando la decisión de trabajar con su problema de inmediato.

El cónyuge objeto de los celos del otro (a), puede ayudar, evitando toda forma posible de
alimentar los celos de su cónyuge, afirmándolo (a) en amor y orando y bendiciéndole
constantemente, ayudándole a buscar consejería para sanar esa “enfermedad” de los celos.

Si has sufrido o sufre de “celos”, pídele perdón a Dios primero y luego a tu cónyuge. Toma el valor
para reconocer que has ofendido a tu cónyuge con celos excesivos, aun cuando haya habido
alguna razón para ellos. Toma la decisión de perdonar a tu cónyuge. Toma la decisión de no
juzgarle, de no criticarle, de no maltratarle en modo alguno.

Tu matrimonio y tu familia es el tesoro más valioso que Dios te ha dado. CUÍDALO!

También podría gustarte