Gimnasio en Grecia
Gimnasio en Grecia
Gimnasio en Grecia
El gimnasio fue el complejo arquitectónico más difundido en el mundo helenístico. El gimnasio era
lugar de encuentro y centro de la vida cultural, de ocio y aprendizaje de la polis. No hubo ciudad o
poblamiento por muy humilde que fuera que no tuviese su gimnasio. Los gimnasios eran
estructuras abiertas a todos los ciudadanos y guardado por funcionarios públicos. Los edificios
solían estar rodeados de grandes jardines con paseos donde los discípulos escuchaban las charlas
de sus maetros filósofos.
El gimnasio fue sede de escuelas filosóficas y fue aqui donde se formaron las principales
tendencias de pensamiento. En Atenas existían tres gimnasios.
Otra de las más famosas escuelas de filosofía de Atenas –el Liceo de Aristóteles-, llevaba a cabo
una serie de lecturas y discusiones al aire libre en un gimnasio propiedad de un hombre llamado
Lyceus.
En el gimnasio se enseñaba todo lo que constituía entonces la cultura del espíritu entre los griegos,
particularmente la elocuencia. Se han encontrado documentos epigráficos que testimonian además
que en los gimnasios se celebraban scholài (cursos, según una interpretación dada a la palabra) y
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akroàseis (con gran probabilidad conferencias). Los tres gimnasios estaban ubicados fuera de la
ciudad, donde podían encontrarse espacios abierto lo suficientemente grandes para correr, lanzar
el disco y la jabalina, deportes imposibles de practicar en el interior de la ciudad.
Los jóvenes que acudían a la Academia no vivían allí sino que iban durante el día. Estaba situada
en un terreno de antiguas tumbas, dentro de esos terrenos se encontraban la palestra, el edificio
rectangular con columnatas, que albergaba un espacio para la lucha, habitaciones para ejercicios
generales y también lugares para beber y charlar. En los baños y en los corredores cubiertos que
rodeaban la palestra, los ciudadanos discutían de todo, desde política hasta arte y filosofía.
La educación para el debate se hacia allí mismo, intervenían algunos ciudadanos y bajo la vigilancia
de los maestros, los jóvenes eran impulsados a un debate cualquiera y el maestro indicaba como
proyectar la voz, articular las palabras con firmeza y cierta economía de movimientos.
Estos enfrentamientos verbales vinieron a sustituir el aprendizaje de memoria. Sin embargo los
muchachos aprendían a memorizar amplias partes de los poemas homéricos para utilizarlos como
referencia en los debates.
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