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condicionados

e inhibiciones
■m m

_____________
Obras Maestras
del
Pensamiento
Contemporáneo
IVAN PAVLOV

REFLEJOS
CONDICIONADOS
E INHIBICIONES

PLANETA-AGOSTINI
I Iftilo o r i g i n a l : Ht'fU \c% conditionnels ri Inhibitions ( 1923)
Prólogo; S Montserrat I si ovo
Introducción: J F, 1 o Ny
I radiicción: Ramón (íil Novales
ïraducciôn cedida por Fdiciones 62 S.A.

Directores do la colección:
Di A n t o n i o A leg ro ( P r o f e s o r d e II? Filo,s o l ia , IJ.Ii. D e c a n o d e la I a cu itad de Filosofía)
Dr. José Manuel Herminio (Profesor de Filosofía Política, U,B,)
Dirección editorial : Virgilio Ortega
Diseño do la colección: lians Komherg
('obertura gráfica; Carlos Slovinsky
Realización ed ito ria l: P r o y e c t o s E d i t o r i a l e s y A u d i o v i s u a l e s C B S , S.A. IK

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del
© Agence littéraire et artistique y Editions Gonthier, S.A.
O Por la traducción Ediciones 62 S.A. ||||îB
© Por la presente edición: gres
¡J Editorial Planeta-De Agostini, S.A. (1993)
Aribau, 185, 1? - 08021 Barcelona m as
© Editorial Planeta Mexicana, S.A. de C.V. (1993)
Av. Insurgentes Sur # 1162. México D.F.
© Editorial Planeta Argentina, S.A.I.C. (1993)
Independencia 1668 I Buenos Aires
Depósito Legal: B-40.350/92
ISBN: 84-395-2193-6
ISBN Obra completa: 84-395-2168-5
Printed in Spain ¡ Impreso en España
Imprime: Printer Industria Gráfica
PRÓLOGO

En los últimos años, y cada vez más, se tiende a po­


ner al alcance del estudioso los libros capitales de todos
los tiempos, de las más diversas ramas del saber humano.
El acceso a las fuentes originales de la ciencia no se li­
mita ya a los historiadores eruditos. No es necesario ser
un ratón de biblioteca para conocer de primera mano
obras como la de Spallanzani, por ejemplo, autor muy
famoso en su época cuando la polémica sobre la gene­
ración espontánea, pero olvidado por las generaciones
actuales — pese a su extraordinario mérito— a causa del
triunfo de Pasteur.
El hecho de poner al alcance dol gran público las
obras fundamentales no sólo permite fijar, sin las ine­
vitables deformaciones ulteriores, lo que dijeron los gran­
des clásicos y cómo lo dijeron sino que constituye, a la
vez, un homenaje póstumo y un ejemplo aleccionador.
Ahora bien, no todo son ventajas. Cualquier hito en
el desarrollo histórico de la ciencia constituye el nexo
entre unos hechos precedentes y los otros a que da lugar
como consecuencia y superación. El conocedor de la his­
toria de la ciencia— disciplina que cada vez se considera
más fecunda— puede gozar directamente con la lectura
del libro clásico, pero el no iniciado puede ser inducido
fácilmente a error si carece del comentario orientador
que le sitúe la obra y el autor en el complejo de los pro­
gresos científicos. La obra de Pávlov es una de las que
más requieren esta ayuda al lector para darle el enfo­
que adecuado, tanto porque la información rusa sobre
la misma nos ha llegado siempre fragmentaria y., con
comentarios científicos y políticos partidistas, como
porque los informes, digamos, occidentales padecen de
los mismos vicios de origen, aunque de signo contrario.

7
ÍVÁN PÁVLÜV

Entre los exegetas y los detractores se ha creado un


clima en el que resulta difícil adoptar una postura ob- Ya
jetiva, es decir, científica. càXÀ
Nos contaba un amigo y compañero de carrera, resi- 1
dente en la Unión Soviética una veintena de años, que van
—en tiempos de Stalin, por lo menos— si se quería evi- estc
tar que un trabajo sobre medicina fuese calificado de
desviacionista debía encabezarse con una introducción, T*
aunque fuese breve, en la que, por un lado, debía hacer dige
referencias a Lenin y a Stalin y, por otro, debía decla­ Est;
de i
rarse seguidor de la línea de Pávlov, aunque el trabajo
nad
tratase de un tema tan alejado de los de éste como, por
j
ejemplo, el de las fracturas del astràgalo. Al contrario,
vive
en Occidente, durante muchos años, ha habido una clara
de >
tendencia a considerar sospechosa
r de «materialismo
t dia- QIC
léctico» toda postura científica que simpatizase con las
concepciones reflexológicas. Afortunadamente, y por otros V .
motivos que examinaremos más adelante, las cosas han v
evolucionado. Será mejor, sin embargo, que avancemos
pasó a paso y que empecemos ambientando el tema a
través de la gran figura de Iván Petróvich Pávlov.
Pávlov nació en Riazan en 1849, es decir — como han ¿jne
observado algunos de sus comentaristas— el mismo año j UV
en que murió A. Filomafitski, fundador de la fisiología tení¡
experimental rusa. En 1870 entró en la Universidad de d¡ca
San Petersburgo, en la sección de historia natural. Cinco cons
años más tarde ingresó en la Academia de Medicina y sobr
Cirugía, no —como señala el propio Pávlov en su auto- ia C
biografía— para hacerse médico, sino para poseer el tí- «me<
tulo que le permitiera aspirar a una cátedra de fisiologia. r-
Realizó la tesis con Botkin, sobre los nervios centrífugos sino
del corazón. Este tema, y otros similares sobre el apara- se rr
to circulatorio, constituyeron los objetivos a que dedicó final
una buena parte de su primera época de investigador. P<
Se dedicó a ellos porque antes había, trabajado con el con
gran fisiólogo ruso Cyon, cuyo nombre acompaña el del la ci
nervio depresor. Después se trasladó al extranjero y de creci<
1884 a 1886 trabajó bajo la dirección de Heidenhain y en 19
Ludwig, de quienes conservó siempre un buen recuerdo. reflej

8
REFLEJOS C O N D I C I O N A D O S E IN H IB IC IO N ES

Ya casado y con un hijo, obtuvo finalmente, en 1890, la


cátedra que tanto deseaba.
Por aquella época, durante los dieciocho años que
van de 1879 — cuando describió la operación del pequeño
estómago— hasta 1897 — en que apareció una colección
de sus principales trabajos y de los de sus colabo­
radores sobre la secreción de las diversas glándulas
digestivas— su actividad fue muy intensa y difícil.
Esta etapa se puede considerar como la preparación
de la definitiva, es decir, de la de los reflejos condicio­
nados.
Los fisiólogos coetáneos estudiaban los organismos
vivos de forma muy elemental, al estilo de la patología
de Virchow y de los mapas de las áreas cerebrales (Flech-
sig, Brodmann, Von Economo, etc.). Investigaban, por
ejemplo, la actividad de un músculo o de un nervio ais­
lado o poco más, como en la famosa experiencia de Qal-
vani de las patas de la rana. Desde un principio, Pávlov
KuyiTde los experimentos de vivisección elemental. Quería
estudiar el animal como una totalidad, en su proceso de
vida normal. Por esto dedicó tantos esfuerzos y tanto
dinero a la operación del pequeño estómago del perro.
Tuvo que sacrificar treinta perros — en una época en que
tenía que comprarlos con sus propios recursos— y de­
dicarse a esta labor durante casi medio año antes de
conseguir una técnica depurada que permitiese al perro
sobrevivir con plena normalidad. Es curioso que tuviese
la costumbre de referirse a su técnica calificándola de
«meditación fisiológica».
No sólo partía del organismo como una totalidad,
i sino de la unidad fisiología-patología-terapéutica, a la que
; se mantuvo fiel durante más de sesenta años, hasta el
Lfinal de su ejemplar y fecunda vida científica.
Pese a los éxitos de las primeras etapas — al principio
con las investigaciones sobre la regulación nerviosa de
la circulación y después con los estudios sobre las se­
creciones digestivas— que le valieron el premio Nobel
en 1904, lo que debía consagrarlo definitivamente — los
reflejos condicionados— corresponde a una etapa pos­
9
tenor. Sin embargo, para ser exactos, cabe decir que «La el
estuvieron implícitos desde siempre en su pensamiento, homb
cuando se refería, a menudo, a los mecanismos de auto- cebir
regulación. gún ¿
En cuanto al premio Nobel — al que, por cierto, no sin tJ
hace ni la más mínima referencia en su autobiografía— esta J
es interesante señalar que en el discurso de gracias, que organ
pronunció al recibirlo, hizo constar que unos diez años tencia
antes él y el profesor Nentski, bioquímico con quien proce«
había trabajado, recibieron una carta y un importante puesta
donativo de Alfred Nobel. En la carta, Nobel no sólo había
mostraba interés por las investigaciones de Pávlov sino sor d<
que, además, le hacía algunas sugerencias sobre nuevos óptica
temas para ampliarlas. , del es
Como antecedente de la etapa más importante de la pues t
vida científica de Pávlov empezaremos recordando que mo. S<
el concepto de reflejo procede, como es sabido, de pes­ Pávlov
carles, aunque éste no utilizase exactamente eí término. duso-
'Su aparición es ^po^nbínfsígTo x v iii) y se debe a Has- lizabar
peruch Montpellier (Rubinstein). Pero el concepto equi­ Pá\
valía al de Pávlov pues explicaba que sí~Sé" azota repeti­ influer
das veces a un perro y en cada ocasión se hace coincidid del sig
¿l azóte con eljsonldQ de un violín, cuando oiga este so-'
creciói
nido empezará a ladrar y huirá aunque no se le pegue.
toria t
Algo parecido dice Lope de Vega en El capellán de la
de las
Virgen. Explica que Mendo metió unos gatos, que se le nal qu<
comían su porción, en un saco y los apaleó varias ve­
Im de
ces mientras tosía. Después, el simple sonido de su tos
dos e ¡
hacía huir a los gatos maullando y le dejaban comer tran­
que de
quilo (Colodrón). También Cervantes, cuando describe
años d
aquel extraño personaje que llevaba una piedra en la ca­ Oongre
beza y la dejaba caer sobre los perros que pasaban por périmei
su lado, constituye un antecedente literario.
tera, ai
El concepto cartesiano del reflejo involucraba la idea
te: «Si<

Í
de que la reacción del animal venía determinada por las
me pen
influencias del mundo exterior. Esto mismo sostuvo Secfae- les que
nov, el fisiólogo ruso que tanto influyó en Pávlov. Se- mi disc
chenov publicó en 1863 la obra Los reflejos del cerebro, obra de
que se tradujo al francés en 1884. El autor decía en ella:
REFLEJOS C O N D IC I O N A D O S I INHIBICIONES

«La causa primera de todo acto humano está fuera del


hombre.» Para Sechenov, el ser vivo no se puede con­
cebir sin un medio, el mundo en que vive. Por esto, se­
gún dicho fisiólogo, no se puede definir un organismo
sin tener en cuenta el medio circundante. Después de
esta primera premisa de la unidad indisoluble entre 'el
prganismo y el mundo, enunciaba una segunda: la exis-
{eqcia de la inhibición central, según la cual un estímulo
procedente del mundo exterior puede quedar sin res­
puesta, por lo menos inmediata. Por otro lado, como ya
había dicho el fisiólogo checo J. Prochaska, otro precur­
sor de Pávlov, el reflejo animal no transcurre como en
óptica, donde el rayo luminoso incidente y la posición
del espejo determinan la trayectoria del rayo reflejado,
pues todo depende del estado momentáneo del organis­
mo. Sea lo que fuere, tanto Sechenov y Prochaska como
Pávlov querían estudiar el psiquismo — el humano in­
cluso— con los mismos métodos fisiológicos que se uti­
lizaban para estudiar el resto del organismo.
Pávlov había trabajado desde el principio bajo estas
influencias, pero se hicieron más pronunciadas a finales
del siglo pasado, cuando estudió el mecanismo de la «se­
creción psíquica». La culminación de esta fase prepara­
toria tuvo por escenario Madrid, en el año 1901- En una
de las sesiones plenarias del Congreso Médico Internacio­
nal que se celebró en el mes de abril de dicho año, Páv.-
Inv H^crHhió por nripiera vez sus reflejos .condiciona­
dos e incondicionados y expuso un programa de trabajo
que debía absorberle durante los treinta y tres últimos
años de su vida. El título del trabajo que presentó al
Congreso fue «La psychologie et la psychopathologie ex-
périmentales sur les animaux». Es notable la forma aus­
tera, antirretórica, del encabezamiento. Decía literalmen- ^
r te: «Siendo el lenguaje de los hechos el más elocuente,
me permito pasar directamente a los datos experimenta­
les que me autorizan a hablar sobre el tema elegido para
mi discurso.» En este trabajo, hito fundamental en la ^
—obra de Pávlov. se pasa de la^clasica" fisiologíjtjde los sen^~

11
IVAN PAVLOV

^tidos. del estudio sensorial periférico, a su unidad in- amp]


disoluble ^on el córtex, a la fisiología cerebral. mitn
Én "estos comienzos" Pávlov califica de «reflejos a mos(
distancia» o de «reflejos señales» lo que después desig­ los 4
naría con el nombre de «reflejos condicionados o con­ rabl<
dicionales». Independientemente de él, Ch. Richet los Leni
había Bautizado como «reflejos de adquisición». de «
Después del Congreso de Madrid, Pávlov utilizó sis­ inme
temáticamente su método experimental de los reflejos de 1
condicionados, en el que casi siempre se sirvió de la Leni
fístula permanente de la glándula salival, según la téc­ enea
nica de un próximo colaborador suyo, Glinski, ya que dar
le permitía mantener al perro en buena salud física, £
durante años. El concepto de reflejo de Descartes em­ hubi
pezaba a dar frutos científicos al. cabo de dos siglos y enti
medio, pues las aportaciones de Sechenov y de Prochas- cont
ka fueron más especulativas que experimentales. la vi
Pronto empezaron a manifestarse las repercusiones, «la :
en pro y en contra, de los trabajos de Pávlov. En 1912 (Rui
se publicó en catalán la famosa obra del fisiólogo y fi­ í
lósofo Turró: Els origens del coneixement: la fam, que meni
mereció los honores de la traducción al francés y al tuch
alemán, primero, y al castellano más tarde, con un pró­ dar
logo de Unamuno, ferviente admirador de Turró. Ha­ £
ciéndose eco de los conceptos pavlovianos, expone en lov ]
este libro una concepción muy interesante y original, expe
hoy día injustamente olvidada, en gran parte porque el ñor
libro, agotado, no está al alcance del pùbico estudioso pués
actual. el tr
Con una perseverancia excepcional, Pávlov continuó W.
sus investigaciones, cada vez con mayor número de co­ gran
laboradores. |Demostró la función de análisis y de sín­ baja
tesis. de diferenciación v de generalización de la acti­ de e
vidad neiy.osa superior. Descubrió las íéves 'cte*7rradia- para
ción y concentración, de y dr iqhihirí^n_-y sació
de IaTlñducción reciproca. ción,
mulo:
Con el triunfo de la Revolución rusa, Pávlov contó con
empe
una ayuda oficial que le permitió, pese a las dificulta­
punte
des de la época, disponer de medios abundantes para

12
REFLEJOS CONDIC IONADOS E INHIBICIONES

ampliar los laboratorios y crear otros nuevos. La pri­


mitiva «torre del silencio», pagada por un comerciante
moscovita, en la que se podían estudiar aisladamente
los efectos de los estímulos, se pudo mejorar conside­
rablemente con la ayuda del Estado. En enero de 1921,
Lenin firmó el famoso decreto que lleva el calificativo
de «pavloviano». En el preámbulo hace referencia a la
inmensa importancia histórica de las investigaciones
de Pávlov «para los trabajadores de todo el mundo».
Lenin designó a Gorki como presidente de la comisión
encargada de adoptar todas las medidas necesarias para
dar efectividad al,decreto.
Esta actitud de Lenin no podía sorprender a los que
hubiesen leído su obra capital Materialismo y empirio­
criticismo, en la que ataca al monismo idealista, al que
contrapone el monismo materialista marxista, y define
la vida psíquica, la conciencia, el espíritu diciendo que es
«la función del cerebro, el reflejo del mundo exterior»
(Rubinstein).
Para los trabajos de Pávlov se creó, gracias a la
mencionada ayuda, la famosa estación biológica de Kol-
tuchi. Muchos de sus discípulos pudieron también fun­
dar y equipar laboratorios independientes.
En 1922 se publicó un conjunto de trabajos de Páv­
lov y sus colaboradores con el título de Veinte años de
experiencia en el dominio de la actividad nerviosa supe­
rior (comportamiento) de los animales. Cinco años des­
pués se publicó su obra fundamental: Lecciones sobre
el trabajo de los grandes hemisferios cerebrales.
Mientras tanto, en septiembre de 1924, tuvo lugar la
gran inundación de Leningrado, que afectó la planta
baja del pabellón donde se encontraban los animales
de experimentación. Esto supuso un gran transtomo
para el curso de las investigaciones pero, en compen­
sación, permitió estudiar los grados intensos de inhibi­
ción, las neurosis experimentales de pánico y los estí­
mulos sociales. Dos años más tarde, Bykov y Berkman
empezaron a trabajar con reflejos condicionados de
punto de partida interoceptivo.

13
IVAN PÁVLOV

A partir de la primavera de 1921. se celebraron los


famosos «miércoles pavlovianos». AT principio, Pávlov
sólo se reunía con cuatro asistentes. Pespués el número
aumentó considerablemente hasta llegar a ser muy gran­
de: además, poco a poco empezaron a acudir invitados.
No se conservan actas de las sesiones de 1921 a 1929,
pero desde finales de 1929 hasta mayo de 1933 uno de
sus colaboradores, Fedórov, tom ó notas y desde el otoño
de 1933 hasta la muerte de Pávlov (27 de febrero de
1936) las sesiones se tomaron taquigráficamente. En
1949, la Academia de Ciencias de la URSS editó en tres
volúmenes los «m iércoles pavlovianos». En las obras de
Pávlov publicadas en 1954 en Moscú bajo la dirección
de Kochto'iantz figuran algunos extractos de aquellas
sesiones, que más adelante utilizaremos para hacer al­
gunas referencias.
Como dice el compilador, Kochtoiantz, la teoría de Páv-
1oy_1io tuvo muy buena acogida entre la mayprl5‘ 'der:las
sabios «idealistas» de la época, a los que califica de
«lacayos diploiliudos de la burguesía imperialista». Por
esto — dice— Pávlov sostuvo una «lucha sistemática,
ardiente, intransigente» contra todos los defensores del
«animismo» y del «d'.ialismo».
Las encarnizadas discusiones con JLashley^ duraron
muchos años. También discutió con Sherrington, a quien
encontró en Londres en 1912. En repetidas ocasiones,
Pávlov recordó que aquél le había dicho: «N o creo que
sus reflejos condicionados tengan éxito en Inglaterra
porque son materialistas.» Kochtoiantz comenta soca­
rronamente el hecho diciendo que, algún tiempo des­
pués, un alumno de Sherrington, el famoso fisiólogo
norteamericano Fulton, se esforzó en demostrar que la
prioridad del descubrimiento de los reflejos condicio­
nados correspondía a su maestro, aunque, desvirtuan­
do su importancia, añadía que ya no tenían más que un
interés histórico.
En una de las sesiones (19-IX-1934) Pávlov llegó a
decir, comentando el libro de Sherrington El cerebro y
su mecanismo: «H e llegado a creer que Sherrington está

14
REFLEJOS C O N D I C I O N A D O S E I N H I B I C I O N E S

enfermo y que aunque no tenga más que setenta años


(él tenía entonces ochenta y cinco) presenta ya sínto­
mas de senilidad, de envejecim iento.» En la misma se­
sión insiste dos veces más en esta suposición y en otras
sesiones posteriores vuelve a arrem eter contra dichot
autor.
En la sesión del 20-11-1935 comenta el libro de Pie-
rre Janet, Les débuts de I'intelligence y reconoce que
se trata de un hombre excepcional, de gran inteligencia
como neurólogo; pero dice de él, como psicólogo: «E s­
toy en guerra contra él y haré todo lo posible para de­
rrotarlo.» En la sesión siguiente persiste en el mismo
tema y en los mismos ataques.
En otra sesión (la del 27-111-35), comenta un libro de
Claparéde y describe a su autor como un psicólogo muy
simpático y secretario general perpetuo de todos los
congresos de psicología mundial. Acto seguido arreme­
te contra él, declarando que la guerra abierta entre ellos
dos duraba desde hacía veinte años. En otras sesiones
ataca a Kretschmer, a Piéron, a W oodw orth y otros.
Pero, como decía el propio Pávlov, todas estas «gue­
rras» no fueron nada en comparación con la que sostuvo
contra los representantes de la psicología de la forma.
Las otras pugnas no pasaban de puras bromas; en cam­
bio, ésta tuvo una gran importancia por las derivacio­
nes a que dio lugar. Por eso creemos oportuno anali­
zar el caso con más detenimiento.
En 1890 Ehrenfels describió las «cualidades de la
form a» ( GestaUqiialitaten), perfeccionando ideas de Mach.
Una melodía es independiente de los elementos que la
forman. Puede ejecutarse en tonos diversos, con instru­
mentos diferentes, pero siempre se conserva. Interpretó
este hecho alegando que la forma, la totalidad es, hasta
cierto punto, independiente de la suma de las partes;
Ehrenfels se refería, precisamente, a este algo más, cuando
hablaba de la «cualidad de la forma». Después, en 1912,
Wertheimer. publicó un trabajo sobre el movimiento apa-
rente, que completahaLJgn cierto jpniq^
r^íCohle£j
- m tm t
iuQuidjGL^ox „ambos

se ------
"
trasladó a"TenenFeT3a~
--------------- ----^ . . ,,

15
IVÁN PAVLOV

trocinado por la Academia Prusiana, para investigar el


psiquismo de los chimpancés. Por haber estallado la pri­
mera guerra mundial Köhler se vio obligado a prolon­
gar su estanda en la isla durante los cuatro años que
duró la contienda. Esto le perm itió estudiar detenidamen­
te el comportamiento de nueve chimpancés y aportar a
la teoría de la Gestalt muchas yobservaciones que resulta­
ban difíciles de interpretar partiendo de las concepcio­
nes pavlovianasikoffka/com pletó la obra de JKöhler. Él y
sus seguidores atacaxQp a Pávlov com o representanté de
qna concepción1»m oton ilar»^ elementglista, f rente a sus
propine ^n^ppri^ties que calificaron deim oTaresM A esta
objeción contra el elementaüsmo añadieron varias otras
(la antíasocíaciomsta, la rélariVá á lá hipótesis de la cons­
tancia, la opuesta a considerar e l sistema nervioso como
una red d e - i nductores, etc.).
Como él mismo señala en diversas ocasiones, Pávlov
estudió concienzudamente las obras de estos autores. Lle­
gó incluso a experimentar dudas sobre si la psicología
del perro y la de los antropoides se podían o no super­
poner. En 1933 Vóronov regaló a Pávlov dos chimpancés
hermanos, macho y hembra, de seis y siete años, envia­
dos desde Francia. En la estación biológica de Koltuchi,
Pávlov repitió todas las experiencias de Köhler y realizó
otras de su propia cosecha. El mismo año que Pávlov
murió la hembra, a la que había puesto de nombre Rosa,
calificándola humorísticamente de «señora intelectual»,
por su acusado instinto de investigación. El macho, Ra­
fael, el «señor barrigudo» com o le llamaba Pávlov por su
glotonería, era menos inteligente y sobrevivió seis años a
Rosa.
De la interesantísima discusión mantenida entre Páv-_
lov y los psicólogos de la fQrma 5ála-jdiremQ^,Q^C¿^ aT~
pumento principal de aquél consistió en comparar los _
elementos moleculares y molares (con que TeÜabían ata­
cado) con los elementos químicos v sus compuestos: cier­
to que las propiedades de éstos no están* cönfenfdäs~iW
aquéllos, pero el químico Jos analiza para estudiarlos.
ParinP^nHov, los ^-ni
V____ u¡<i i---.......... oéfementoSi
im nabmnmHRK!iforman
mui «S*»a r eías ^5/a/?;
w a w w para
-Tnri To^
16
Kl I I I JOS C O N D I C I O N A D O S I I N H I B I C I O N E S

psicólogos de la forma ocurre al revés: la totalidad es


anterior a las partes ( totum est prius partibus).
" Éstas pugnas constituyeron muchas veces el tema de las
sesiones de los miércoles. Así, para referirse a Ehrenfels
(28-XI-1934) utilizó la expresión de «un cierto Ehren-
fels». En otra ocasión (23-1-1935) dijo: « Y ahora, seño­
res, pasemos de las ocupaciones pacíficas a las bélicas.
Hablemos de Köhler. Estamos en guerra con él. Es una I
lucha seria .contra los psicólogos.» En otra ocasión, h a -^ lf*
blando de K offk a y de su libro Growth oí. mind dijo que
la psicología d é la \Gestalt no sólo no aportaba nada nüé^
vo'sTño^üe ahuiabli To que ya se conocía positivamente.
Anteriormente (12-IX-1934) arremetió contra Yerkes y
Köhler diciendo: «A mi parecer, K öhler no ha visto nada
de lo que los monos le hacían ver. Puedo decir, sin exa­
gerar, que no ha visto absolutamente nada.»
En 1935, un año antes de su muerte, Pávlov alcanzó
el cénit. Aquel año se celebró en Leningrado y Moscú el
XV Congreso Internacional de Fisiología; Pávlov fue pre­
sidente del comité organizador y presidente honorario
del Congreso. En su discurso de apertura notificó a los
congresistas que se les ofrecía una medalla con la efigie
de Sechenov y las mejores obras de este autor. En aquel
Congreso, Pávlov fue proclamado « princeps physiologo-
rum mundi».
Ahora bien, Ja teoría de Pávlov había ido evolucionan­
do. Ya no era aquella reflexología elementalista de sus_
primeros tiempos, cuando, según refiere la anécdota, hi-
zo ¡Fracasar una ele sus primeras demostraciones por ha­
ber presentado sus perros ante el auditorio sin haber te­
nido en cuenta que la novedad del local y el público
constituían una unidad molar que trastornaba el curso
de los reflejos aprendidos. Ijtespnés de las discusiones
con los psicólogos. d@ ln frmroa—la reflexología se nizo~
mas «m olar», tomó en considetariórT^f rnncenTo de ti^
talidad Hpliramno el de la relación de estímulos, etc. La
clásica definición pavloviana del arco refleio. a b á s e le
coniiaérar
"" "
«el nervio aferente, ----el
"“ * * 1... ......... "
aparato central v el
“ -----■— _— -------- mnrTTBi hi ■ I M I W I■ I rrii
nervio e fe r e n t e s e m z o más compleja para poder expli-

17
IVÁN PÁVLOV

car el equilibrio deljirganteina-CQn el medio extemer


~£l propiotRilbtn^teiñ]~ representante actual del pensa
miento o fíc iS T a n r ü K S S en estas materias, dice: «La m° j
teoría de los reflejos ya no es la misma que formularon trabj
Sechenov y Pávlov, sino su generalización muy avanzada.» aiguj
Quizá por esto el citado autor, en un interesante libro que J
editado en La Habana en 1965 con el título de E l ser y dich<
Iq. conciencia, utilizaba menudo^ la palabra « refracción» ínter!
no la de «reflexión», como queriendo indicar que la elabo-"*“ ia pJ
ración de Ios-estímulos en^ej cereJbro está muy lejos del“'“* palal
primitivo concepto cartesiano. Pese a todo, la esencia de E
la refléxoÍ5gia~ perdura y adquiere cada vez más impor- ducti
taricía. •' ~ el trJ
A guisa de anécdota, cabe citar lo que dice Malaparte de la
en Kaputt. Cuenta que en la llanura de Kíev pudo pre- fie jo;
senciar como los tanques mandados por el general alemán algui
Schobert tuvieron que replegarse, durante la segunda gue- bién,
rra mundial, ante la acometida de unos perros rusos do- ñes i
tados de un reflejo condicionado que les impulsaba a E
buscar la comida debajo de los tanques, cuando'estaban la mi
hambrientos. Una carga explosiva, que llevaban en una do la
especie de mochila, hacía saltar el tanque al entrar en rapéi
contacto con él, por medio de una varilla que sobresalía traña
por encima del perro. siend
Hoy parecen confirmarse algunas de las afirmaciones dere
de Pávlov, hechas hace muchos años. Así, por ejemplo, en de ir
el Congreso Internacional de Fisiología de 1913, Pávlov come
declaró que se podía admitir que algunos reflejos condi* chaza
cionados, recientemente elaborados, pueden llegar a trans* porqi
mitirse por herencia y convertirse en incondicionados. bro.
Morgan, famoso genetista norteamericano, se pronunció URSí
en 1924 contra los experimentos de Studentsov, en este choqi
sentido. En cambio, muy recientemente se han realizado tado
experimentos de condicionamiento de planarias que pa- Ei
recen confirmar las presunciones de Pávlov. aunqi
En todo el mundo existen, desde hace años, centros de qi
que realizan investigaciones de reflexología. Así, por ejem- hubo
pío, en el Instituto Pasteur de París, Métalnikov y Chorin de Be
han estudiado los reflejos condicionados en relación con autor<

18
REFLEJOS C O N D IC I O N A D O S li INHIBICIONES

£mer la inmunidad. Con una excitación externa han provocado


ensa- modificaciones en el número de leucocitos y en la for­
«La mación de anticuerpos. En los Estados Unidos, Liddell,
laron trabajando con ovejas y cabras, ha podido observar que
ada.» algunos estímulos muy repetidos daban lugar a reflejos
libro que perduraban, más o menos, indefinidamente. Por esto,
>er y dicho autor considera que todos los reflejos se pueden
E l L interpretar como «prejuicios» neuróticos que modifican
abo- la personalidad. Propone, por consiguiente, substituir la
[_deP“ palabra condicionamiento por la de «prejuicio».
a dìe ' En Inglaterra, la behaviouríherapy (terapéutica con-
por- ductista) de la escuela de Eysenck, tan prometedora en
el tratamiento de los transtornos de la conducta sexual,
arte de las fobias, de las obsesiones, etc., se basa en los re­
pre- flejos condicionados. Las interpretaciones fisiológicas y
màn algunas aplicaciones de la hipnosis suelen basarse tam­
gue- bién, en toda América, del norte al sur, en las concepcio­
do- nes reflexológicas.
a a En la URSS la teoría de Pávlov ha polarizado toda
ban la medicina y, en especial, la psiquiatría. Dejando de la­
una do la interpretación de las entidades nosológicas, la te­
• en rapéutica ha adquirido un sello particular. No es de ex­
alia trañar que la terapéutica psiquiátrica de elección siga
siendo la cura de sueño y que la electronarcosis sé consi­
>nes dere un triunfo soviético. También se aceptan las curas
, en de insulina y con psicofármacos, en general. Pávlov re­
irlov comendaba especialmente la cafeína y los bromuros. Se re­
ndi- chaza la sismoterapia y, naturalmente, la psicocirugía,
ans- porque lesionan la parte más noble del hombre: su cere­
dos. bro. En 1953, la Academia de Ciencias Médicas de la
nció URSS decidió que sólo debían emplearse los electro-
este choques cuando todos los demás métodos hubiesen resul­
ado tado infructuosos.
pa- En cuanto a la psicoterapia, ocurre algo parecido,
aunque ésta tanto parta de Pávlov como de Bechtérev,
tros de quien conviene decir algunas palabras. Desde 1905
jem- hubo en Rusia, además de la escuela de Pávlov, la escuela
orìn de Bechtérev, rival de aquél. Kostyleff, uno de los pocos
con autores que desde el mundo occidental (Suiza) ha seguido

19
IVÁN PÁVLOV

los trabajos de Bechtérev y ha traducido sus obras al


francés, dice que las objeciones de la psicología de la
forma contra Pávlov no son aplicables a Bechtérev, por­
que éste no se limitaba a las reacciones salivales sino que
estudiaba las reacciones motoras de diferente tipo (mo­
vimientos respiratorios, reflejo plantar, etc.). Pese a todo,
Kostyleff critica a Bechtérev porque parte de dieciocho
principios, siendo así que sólo siete son de aplicación
inmediata a los «reflejos asociativos» o de «conjunción»,
como este autor denomina a los condicionados. Es in­
teresante señalar que Pávlov calificó su teoría de «ner-
vismo» y que el nombre de «reflexología» lo acuñó Bech­
térev para designar su concepción de la «psicología ob­
jetiva». Posteriormente, el uso ha extendido el nombre
de reflexología a la obra de Pávlov e incluso a la de
escuelas afines, como la de la «reactología» de Komilov.
Pues bien, podemos considerar que la moderna psico­
terapia rusa arranca casi más de Bechtérev que de Páv­
lov. Así, Platónov, autor del famoso libro La palabra co­
mo factor fisiológico y terapéutico, inició sus investiga­
ciones psicoterapèuti cas en 1910, cuando hizo su tesis en
la clínica de Bechtérev. Al principio, todos los autores
rusos criticaron a Freud (Bechtérev especialmente en
varias publicaciones de los años 1911, 1915 y 1929). Tam­
bién fueron combatidos Adler, Jung y los demás psico-
terapeutas occidentales. Pero, a partir de Gavrílov hubo
un acercamiento y hoy son numerosos los trabajos en
que se establece un paralelismo entre los conceptos de
Freud y los de Pávlov.
Platónov, Velvovsky, Chagam y Ploticher crearon
el método psicoprofiláctico para el parto sin dolor, que
llegó a París, en su versión occidental, a través de la
técnica de Lamaze. Además de los indicados, en Rusia
trabajan en otras psicoterapias de base pavloviana figu­
ras famosas como Ivánov-Smolenski, Birman, Krasno-
gorski, Davidénkov y muchos otros.
No quisiéramos terminar este prólogo, ya demasiado c
largo, sin dedicar unas palabras a la versión futura del ^
pavlovismo: la cibernética. Wiener, su fundador, nos di­

20
jo en una ocasión que al principio su ciencia chocó en
Rusia con la oposición de los científicos pero que des­
pués había alcanzado, com o era lógico, una gran difu­
sión. Una buena muestra de este auge lo tenemos en el
último Congreso . Internacional de Psicología celebrado
en Moscú, el verano de 1966. Muchos de los trabajos in­
cluidos en uno de los volúm enes de sus a ctas el dedicado
a los aspectos cibernéticos de la act’vidad integral del
cerebro, son de autores rusos.
La cibernética, unida a la reflexología, puede ampliar
mucho sus horizontes. N o lo decimos porque se hayan es­
tudiado los reflejos condicionados desde el punto de vis­
ta cibernético y se hayan construido diversos robots con
la cualidad de establecer reflejos de este tipo, sino porque
al ser la cibernética la ciencia que trata de la autorre­
gulación, su o b jetivo coincide con el de la reflexología,
aunque dif'eran en la m etodología y en los puntos de
partida. La cibernética no sólo ha com pletado el arco
reflejo de Pávlov, cerrándolo con el feed-back (genera­
lización del Gestaltkreis de V on W eizsäcker) sino que ha
introducido en él el concepto de patrón (el pattern de los
autores anglo-americanos, el Sollwert de los alemanes,
el but de los franceses), con el cual se ha establecido un
puente de un:ón entre las concepciones deterministas de
Pávlov y las teleológicas de biólogos com o Von Uexküll.*
La obra de Pávlov, pese a haber sido objeto de re­
toques, no sólo perdura, en lo esencial, treinta años des­
pués de su muerte, sino que ha adquirido mucha más di­
fusión que en vida del autor. Poco podía im ag:nárselo,
cuando un año antes de morir, a los ochenta y seis, re­
cién restablecido de una larga y grave enfermedad, de­
cía hablando del futuro: «Quiero, quiero intensamente
vivir aún mucho tiempo... Hasta los cien años... y más

* Quien se interese por este tema puede consultar la reciente


obra de G. K l a u s , Kibernetik und Erkenntnistheorie (Deutscher
Verlag der Wissenschaften, Berlin, 1966).
todavía», com o q u erien d o d a r a e n te n d e r q u e d ebía aca­
bar de im p on er al m u n d o c ie n t ífic o de fu e ra de la
URSS su teoría, p o r la qu e ta n to h ab ía lu ch ado.
S. M o n tser r a t-E steve
B arcelon a , a b ril de 1967.

22
IN T R O D U C C IÓ N

El interés de la obra de Pávlo v se am plía y precisa con


el paso de los años, ya que señala en más de un aspecto
la apertura de nuevos cam inos en el terreno científico.
Camino nuevo en fisiología, puesto que, p o r m edio de
este m étodo experim ental que, a principios del siglo xx,
comenzó a prob ar brillantem ente su e fx a c ia , se em prende
por vez prim era el estudio de un sector p rivilegiad o del
organismo, el sistem a nervioso. En varias de las obras
incluidas en el presente volum en, P á v lo v expone con
claridad este aspecto in n ovador de la conquista fis io ló ­
gica de un terreno virgen . T a l vez convenga subrayar lo
que aquí sólo aparece com o una sim ple discusión de
ideas con un colab orad or; es decir, el carácter casi re­
volucionario de esta em presa, de origen tan am bicioso:
abordar de m anera estrictam ente cien tífica, ob jetiva,
el estudio de una realidad hasta entonces reservada a
la «cien cia del a lm a », a esa p sicolo gía subjetivista y es­
piritualista que reinaba de m od o casi exclusivo, suponía
atacar muchos preju icios y resistencias.
P á vlo v fu e un in n ovad or en otros muchos aspectos.
Entre quienes se han dedicado al estudio del sistem a
nervioso y del cerebro, ocupa un lu gar aparte p o r la
im portancia que concedió a los aspectos funcionales.
C ierto es que no se desinteresa de las estructuras neuro-
lógicas y m uestra la necesidad de lig a r sus funciones,
pero el o b je to de su estudio es la actividad de un orga­
nism o intacto, considerado en su totalidad; sus reservas
con respecto a la experim entación «a g u d a », m utiladora,
caracterizan su en foqu e sobre este punto. Es interesan­
te observar que la n eu rofisiología, dotada en la actua­
lidad de técnicas más avanzadas, m uestra ren ovado in­
terés p o r el estudio «c ró n ic o » de los organism os intactos.
I VAN PAVLOV

Señalemos, por último, que Pávlov fue un innovador les, I


en psicología, hecho este que se aviene mal con las cri­ tícul
ticas a veces mordaces que dirigió contra ella, aunque en lleva
realidad se referían a su interpretación subjetivista. Sin radifl
embargo, la psicología científica, de la que sólo conoció les, ■
sus balbuceos, le reconoce hoy día como uno de sus pro­ Por I
motores, y el propio Pávlov rindió homenaje en más de de n
una ocasión a Sechenov, «a l genial Helmholtz», a Thorn­ conc
prue
dike y a otros que fueron precursores o fundadores de
gún
la psicología objetiva.
por
Las consecuencias de la obra de Pávlov son, en mu­
a|
chos aspectos, más importantes de lo que él había pre­
cond
visto. Es indudable que limitó con pleno conocimiento textc
de causa sus investigaciones experimentales a la obser­ trata
vación de uno de los órganos más modestos, la glándu­ rosis
la salivar, ya que, a través de ella, estudiaba el cerebro. de ui
Por medio del estudio de la actividad nerviosa del perro, 7“ Z1
es evidente que deseaba conocer la del hombre, obje­ ciona
tivo que demuestran no sólo cierto número de escritos, ha se
sino su trabajo clínico con los enfermos mentales, al cient]
que se dedicó ampliamente en los últimos años de su fundí
vida. No deja de ser lo menos asombroso e instructivo cías i
de la obra de este hombre su forma de aspirar al cono­ duda,
cimiento más elevado, el del espíritu, no mediante la mente
profundidad, real o fingida, de la especulación, sino por soluU
medio del estudio paciente y vulgar del babeo de los dicior
perros. Si, como ha afirmado otro gran psicólogo, la desen:
capacidad de rodeo es uno de los signos de la inteligen­ esenci
cia, resulta indudable que en nuestro autor estaban cla­
ramente manifiestas las señales de su genio científico. ínhibif
Dejando aparte las consecuencias de la investigación y con
de Pávlov, lo cierto es que el núcleo de su obra reside proces
en sus trabajos sobre el reflejo condicionado y la inhi­ meros"
bición, de los que presentamos un conjunto en el presen­ posible
te volumen. A excepción de las «Lecciones» dictadas en Sobre
1924, carecemos de una exposición sistemática de ios nervios
trabajos de Pávlov; su otra obra fundamental, intitu­ mejanti
lada Veinte años de experiencia^ sobre el estudio ob­ científii
jetivo de la actividad nerviosa superior de los anima-

24
Kl I I I JOS C O N D I C I O N A D O S I I N H I B I C I O N E S

les, está formada por una serie de conferencias y ar­


tículos, de los que reproducimos los más notables. Esto
lleva inevitablemente a ciertas repeticiones, cuyo interés
radica en que permiten abordar las nociones fundamenta­
les, nada fáciles de comprender, por caminos diferentes.
Por otra parte, esta presentación tiene también la ventaja
de mostrar la evolución del pensamiento de Pávlov; sus
concepciones jamás quedan inmóviles, sino que se com­
prueban, se transforman, se precisan y se adaptan se­
gún los datos experimentales recogidos por el autor o
por sus colaboradores.
A los escritos directamente relativos a los reflejos
condicionados y la inhibición, hemos agregado algunos
textos que dan idea de los problemas característicos
tratados más tardíamente por Pávlov: el sueño, las neu­
rosis experimentales, los tipos nerviososr~Ta~7ro^ttuT5fr~
de~üriä «füStÖ'n de Id slihjeYívcTv de lo objetivo».
^¿Es necesario indicar que TiT investigación ha evolu­
cionado desde Pávlov? N o todo lo expuesto en este libro
ha sobrevivido con la misma solidez a la comprobación
científica y práctica; aunque la mayoría de las ideas
fundamentales han quedado confirmadas por experien­
cias ulteriores, otras han sido rechazadas o puestas en
duda. |Por ejemplo, en la actualidad se acepta general-|
mente que liTexiStencla de la corteza cerebral nó es"ab­
solutamente necesaria para la fijación de un refleio-jconr ¡
aicionado, aunque no deja de ser cierto que aquélla ¡
«^em peña, en los organism osque la poseen"üuti papel r *
esencial en esa fijación. T ampoco se acepta la existen-
Ctsren él ‘Cé'rebro de «movimientos» cíe’ Excitación o de
inhibición que operan bajo la forma de Tas irradiaciones
y concentraciones im^madas^por,. PávIoxT- áuñqjuCllOS
procesos ’ de generalización y de diferenciación (los pri­
meros ño son más que una interpretación entre "otras
posibles) siguen siendo absolutamente fundamentales.
Sobre los fenómenos de «inducción», el sueño, los tipos"'*
nerviosos, etc., volverán a encontrarse problemas se­
mejantes. No hay nada de extraño en que el desarrollo
científico haya abierto, como siempre, nuevas interroga-

25
ciones y planteado nuevas cuestiones; para comprender
esta evolución baste decir que en la actualidad ningún
sabio se atrevería a dar una respuesta completa a la
pregunta: «¿Qué es exactamente un re fle jo condicionado,
dónde, cuándo y cómo se fija y funciona?»
La misma amplitud de los problem as planteados y
el hecho de que se han dedicado m iles de experiencias
en el mundo entero para intentar resolverlos, indican
la importancia de este cam po de investigación. Su fe- cié
cundí dad ha quedado dem ostrada en diversas aplica- Ga
dones^-que-abarcan una escala variada com o el adies- peí
"FrámiorUn Hp animales rlf> rirrn^ la pedagogía, la tera- el
péutica por medio del sueño, e l.m é to d o psico-profilác- coi
tico, del parto sin dolor. Ja concepción córtico-visceraT" a^
de las enfermedades psicosomaticas," la psiquiatría, fe raE
publicidad, e incluso las falsas aplicaciones* que sólo tíe-~~ ^or
nen de científico y «p avlovian o» e t nombre, se presen- ere
J g n jc o m o un homenaje deL .vicio a J a v ir tud. “e
¿No reside el valor de la obra de Pávlov tanto en sus
descubrimientos y consecuencias com o en su método arí
de trabajo, su rigor científico y su probidad intelec- J111
tual? Por esto, sus escritos, en lugar de ser una lectura ^as
árida destinada a los especialistas, resultan un testimo- va ‘
nio de humanismo. ta €
expi
J.-F. L e N y tant

1.
el ce
reuní
28 de
Diarii

tudio
racter
que a
organi
ademá
ral, la
del pn

26
* nder j Capítulo 1
“ Ato LAS C IE N C IA S N A T U R A L E S Y E L CEREBRO
a la
nado,

los y
ncias
iican ! Cabe decir con toda justicia que la marcha de las
ciencias naturales, ininterrumpida e irresistible desde
jilea- Galileo, se detiene por primera vez ante el segmento su-
dies- perior del cerebro o, dicho de manera más general, ante
tera- el órgano de las relaciones más complejas del animal
HTiSc- con el mundo exterior.1 Esta detención no es debida
:eraT~ ; al azar; las ciencias naturales se encuentran verdade-
P~T¡a i ramente en una situación crítica, ya que el cerebro, cuya
Ptie-~" formación superior es el cerebro humano, creó y sigue
»en- i creando las ciencias naturales, ha pasado a ser objeto
de la investigación de esas ciencias,
sus Examinemos la cuestión de más cerca. Desde hace
:odo ; largo tiempo, el fisiólogo somete el organismo animal a
ilec- j un estudio sistemático e incesante que sigue con rigor
tura las reglas del pensamiento naturalista científico. Obser-
mo- va los fenómenos vitales que se desarrollan ante su vis­
ta en el tiempo y en el espacio, y se esfuerza en definir
. experimentalmente las condiciones elementales y cons­
tantes de su existencia y desarrollo. Su sagacidad y domi­
nio sobre los fenómenos de la vida aumentan sin cesar.

1. La famosa conferencia sobre «Las ciencias naturales y


el cerebro» fue pronunciada por Pávlov, en Moscú, durante la
reunión general del XII Congreso de Naturalistas y Médicos, el
28 de diciembre de 1909. Se publicó por primera vez en el libro
Diario del Congreso de Naturalistas y Médicos, en 1909.
Pávlov justifica en esta conferencia la necesidad de un es­
tudio objetivo de la vida psíquica y señala una brillante ca­
racterística de los reflejos condicionados como acto biológico
que asegura un intercambio conveniente de sustancias entre el
organismo y el medio exterior. En esta conferencia formuló,
además de su interpretación del mecanismo de la unión tempo­
ral, la ley fundamental de la concentración y de la irradiación
del proceso de excitación en la corteza cerebral.

27
C a p itu lo 12
E L R E F L E J O C O N D IC IO N A D O

Reflejo condicionado: En la actualidad, térm ino f i ­


siológico preciso, que designa un fenóm eno fisiológico
determinado, cuyo estudio lleva a la form ación de un,
nuevo capítulo de la fis io lo g ía anim al: la actividad ner­
viosa superior, p rim era parte de la fisiología del segmen­
t é superior del sistem a n ervioso central. Desde hace
tiempo se habían id o acum ulando observaciones em pí­
ricas y científicas; se sabía que una lesión mecánica o
una afección del cereb ro y, principalm ente,' de los gran­
des hem isferios, provocab an trastornos en el muy com­
plejo com portam iento su perior de los animales y del
hombre, llam ado corrientem ente actividad psíquica. H oy
día, nadie que posea una preparación de carácter m édi­
co dudará que l as neurosis y las psicosis están ligadas
al debilitam iento o áe^aparición dé las propiedades fK
siológicas norm ales,,del cerebro, o a la destrucción más
q menos grande de este último.^ Se plantea un tema fun­
damental y obsesionante. ¿Cuál es la unión que existe
entre el cerebro y la actividad nerviosa del hom bre y de
los animales, y cóm o y p o r dónde com enzar su estudio?
Carece que si la actividad psíquica es el resultado de la
actividad fisiológica de una cierta masa cerebral, basta
em prender el estudio desde el punto de vista fisiológico
para que su exploración tenga el m ism o éxito que el
análisis funcional de los otros órganos. Sin em bargo, no

1. El artículo sobre «El reflejo condicionado» fue escrito por


Pávlov para la Gran Enciclopedia Médica. Profundo resumen de
excepcional envergadura sobre la teoría de los reflejos condi­
cionados. En dicho artículo, Pávlov muestra la inmensa impor­
tancia biológica general del principio de la unión temporal,
así como la del método objetivo de investigación de la activi­
dad nerviosa superior de los animales para la psicología y la
psicopatología.

203
fue así durante mucho tiem po. La actividad psíquica-es
desde hace miles de años o b je to del estudio de una cien­
cia especial: la psicología. Resulta sorprendente que has­
ta después de 1870 la psicología no obtuvo, debido a su
m étodo habitual de excitación a rtificial, los primeros
hechos precisos que se referían a una cierta función fi­
siológica de los grandes hem isferios: la función motora.
Con ayuda de otro m étodo tan habitual com o el anterior,
el m étodo de destrucción parcial, se adquirieron datos
suplementarios sobre la form ación de conexiones entre
otras partes del cerebro y los principales receptores del
organism o: o jo , oreja, etc. E sto origin ó grandes espe­
ranzas, tanto a los fisiólogos com o a los psicólogos, so­
bre la estrecha unión existente entre la fisiología y la
psicología. Los psicólogos adquirieron la costumbre de
com enzar sus tratados de psicología exponiendo la teoría
del sistema nervioso central y particularm ente de los
grandes hem isferios (órgan os dé los sentidos). Los "fi­
siólogos interpretaban de m anera psicológica los resul­
tados de la interrupción experim ental de la actividad.
•de ciertas partes de los hem isferios de los animales, por
analogía con lo que ocurriría en el m ism o caso en el mun­
do interior del hom bre (p o r ejem plo, el «ve, pero no
com prende» de Munk).* Pron to el desencanto hizo presa
en los dos campos. La fisiología de los grandes hemisfe­
rios se inm ovilizó en estas prim eras experiencias y dejó
casi de progresar. Entre los psicólogos había hombres
que, al igual que antes, se declaraban resueltamente a
favor de la independencia total del estudio psicológico
con respecto a la fisiología. Se hicieron otros intentos
para ligar las ciencias naturales triunfantes con la psi­
cología, mediante el m étodo de la evaluación numérica
de los fenómenos psíquicos. Durante cierto tiempo se
pensó en abrir en la fisiología un capítulo especial de
psicofísica, debido al feliz hallazgo de W eber y de Fech-
n e r3 (ley que lleva sus nombres) de una relación numé-

2. Véase nota 2 del capítulo V.


3. Según la ley de Weber y Fechner, que establece una de-

204
REFLEJOS C O N D I C I O N A D O S E I N H I B I C I O N E S

rica entre la intensidad de la excitación e x te rio r y la


de la sensación. P e ro el nu evo ca p ítu lo no pasó de esta
única lev. 'W undt, an tigu o fis ió lo g o que pasó a ser psicó­
logo y filósofo, in ten tó co n m ás éx ito ap licar la experi­
mentación y las m edidas num éricas a las m an ifestacio­
nes psíquicas, y fu n d ó la p s ic o lo g ía experim ental. De es­
ta forma se reu n ieron nu m erosos datos. Algunos, a im i­
tación de Fechner, dan el n o m b re de psicofísica al aná­
lisis m atem ático de los datos num éricos de la Dsicoloeía
experimental. P e ro no es ra ro en con trar entre los psicó­
logos y sobre tod o en tre los psiquiatras a desencanta­
dos de la p sicología experim en tal.
¿Qué se podía hacer, en tonces? N o obstante, un nuevo
camino com enzaba a a d q u irir fuerza, cam ino capaz de lle­
var a la solución del p rob lem a fundam ental. ¿ N o sería po­
sible encontrar un fen óm en o psíqu ico elem ental que, al
mismo tiem po, pudiera considerarse con toda razón com o
un fenóm eno puram ente fisio ló g ico , con el fin de que,
partiendo de él, con un estudio rigurosam ente ob jetivo
(como ocurre siem pre en fis io lo g ía ) de las condiciones de
su aparición, de sus com plicaciones y de su desaparición,
pudiera obtenerse el cuadro fisioló gico ob jetivo v com­
pleto de la actividad superior de los animales, del fun­
cionamiento norm al del segmento superior del encéfalo,
en lugar de las experiencias realizadas hasta entonces y
basadas en la excitación a rtificial y en la destrucción?
Por fortuna había muchos que habían observado este
fenómeno, que le habían prestado atenc:ó r i v a i g u r j p s ,
(entre los que hay que destacar sobre todo ap'horndike^
habían comenzado ya su estudio, aunque, por una raz&h
desconocida, se habían detenido al comienzo, sin hacer
de sus conocimientos la base de un método fundamental,
esencial, de exploración fisiológica sistemática de la acti­
vidad superior del organismo animal. Dicho fenómeno

pendencia numérica entre la intensidad de la excitación y la de


-IgT'seTTsactónr Ta intensidád dé ésta varía proporcionálmente al
logaritmo úe intensidad dé t r éxcifaciSn y "ño“ paralelamente a
las variaciones de su valor absoluto.
1VÁN PÁVLOV

ge una
era lo que ahora designamos con el nombre de «reflejo
tarse el
condicionado», y cuyo estudio ju stifica por completo la
realizó 1
esperanza que acabamos de citar. Hagamos dos sencillos
gundo,
experimentos al alcance de todos. Vertam os en la boca
de un perro una solución débil de cualquier ácido. Por de una
lo general provoca una reacción defensiva: el animal ción, a
rechaza la solución con bruscos m ovim ientos de la boca, el noml
segrega abundante saliva en la cavidad bucal (y, luego, tema n
fuera), que diluye al ácido y desembaraza la mucosa. conduc
Y ahora la segunda experiencia. P oco antes de introdu­ cierre j
cir el ácido en la boca del animal, sometámosle a la dujera
acción repetida de cualquier agente externo, un cierto es el i
ruido, por ejem plo. ¿Qué es lo que observamos? Basta­ unione
rá repetir éste ruido sólo para que se reproduzca la mis­ como
ma reacción: iguales m ovim ientos de la boca, la misma faetón
segregación de saliva. de la i
Estos dos hechos son exactos y constantes,. Hay que ción t
designar a los dos con el m ism o térm ino fisiológico de mo pr
reflejo. Los dos desaparecen si seccionamos los nervios lo que
motores de la musculatura bucal y los nervios secretores luto ja
de las glándulas salivares, es decir, los mandos efectivos, actiyit
o bien si extirpamos los nervios aferentes que parten de jo con
la mucosa bucal o de la oreja, o incluso si destruimos el ganisr
centro de la transmisión del flu jo nervioso (es decir, el Sacia
proceso dinánrco de excitación nerviosa) de los nervios este s
aferentes a los eferentes; para el prim er reflejo, este tas re
centro será la médula alargada y, para el segundo, los excita
grandes hemisferios. perioi
Frente a estos hechos no cabe opinión contraria a esta S&JL
conclusión fisiológica; por lo tanto, la diferencia entre mo d¡
estos reflejos es clara. En prim er lugar, sus centros son dad, <
distintos, como acabamos de ver. En segundo lugar, como cpndi'
indica la misma organización de nuestros experimentos, po es
el primer reflejo se ha reproducido sin ninguna prepa­ igual.
ración previa, sin ninguna condición, mientras que el se­ ment<
gundo se ha obtenido mediante un cierto procedimiento. céten
¿Qué significa eso? En el primer caso, el paso del flujo
de una de las vías a las otras se realizó directamente,
sin procedimiento especial. En el segundo, este paso exi-

206
REFLEJOS CONDIC IO N A D O S E IN H IB IC IO N E S

ge una preparación previa. L o más natural es represen­


•reflejo tarse el fenóm eno c o m o sigue. E n el p rim er refle jo , se
Pleto la
realizó la conducción d irecta del flu jo n ervioso; en el se­
Sencillos gundo, debió de realizarse p o r adelantado la form ación
la boca
de una vía para el paso del in flu jo nervioso. Esta no­
do. Por
ción, conocida desde hacía tiem p o en fisio lo gía, llevaba
animal
el nombre de Bahnung* Existen, p o r lo tanto, en el sis­
la boca,
tema nervioso central dos aparatos distintos: el de la
i luego,
conducción directa de la co rrien te nerviosa y el de su
nucosa.
ntrodu-
cierre y apertura. S ería extrañ o que esta conclusión p ro­
le a la dujera sorpresa. E n nuestro planeta, el sistema nervioso
cierto es el instrumento m ás c o m p le jo y fin o d e relaciones y
Basta­ uniones entre todas las partes del organ ism o y entre él,
la mis- como sistema de gran co m p lejid a d , y los innumerables
misma factores del m un do ex te rio r. S i el cierre y la apertura
de la corriente eléctrica es h o y día una habitual aplica­
ay que ción técnica, ¿cóm o ca b e o b je ta r la adm isión del m is­
»ico de mo principio en este a d m ira b le aparato? Basándose en
nervios lo que acabo de exp on er ¿s^legítimo llamar reflejo abso­
retores luto a la unión permanente del agéftie externo con la
:ctivos, actividad del organism o determinado p o r él, y refle­
*ten de jo condicionado, la unión tem poral .. C om o sistema, el o r­
mos el ganismo anim al .s ó lo »e x iste, en J.a naturaleza am biente
ecir, el gracias al eq u ilib r io constantem ente restablecido entre-
nervios este,sistema y e l m ed iq exteripx, es decir, debido a cier­
o, este tas reacciones p o r las que el sistema v iv o responde a la
do, los excitación llegada del exterior, lo que en los anim ales su­
periores se realiza principalm ente p o r el. sistema nervio-
i a esta so, a través de los reflejos.. E l equ ilibrio de un organis­
i entre mo dado o de su especie y, p o r consiguiente, su integri­
-os son dad, están asegurados p o r los más sencillos reflejo s in-
*f corno ?findicionados_ como la tos, p o r ejem plo, cuando un cuer­
po extraño se adentra en los órganos respiratorios^ ^!
nentos.
ig u al poy los más- complicados, - llamados, comun­
prep3'
mente. inslintosi alimenticio, defensivo, procreador, et-^
e el p cétera. Ip stos reflejos^ son provocados tanto por. agen-
m ie t­
4. Bahnung'. formación^ de un df rnndvr^ifoi en el
ei B
¡cisterna nervioso que facilita el flujo nervioso de una reacción
IB I refleja como consecuencia de su {repetición. '
aso
207
IVAN PAVLOV

ei
tes internos, que surgen en el p ro p io organismo, como
vivir pu^
por agentes externos, lo que garantiza la perfección del y respetar
equilibrio. Pero e l eq u ilib rio asegurado con estos refle­
el punto |
jos sólo sería p e rfecto en el caso en que el medio exte­
de unión«
rior fuera constante. C om o el m ed io exterior, además de
la unión
su extrem a diversidad, se encuentra todavía en estado
universal
de continuo m ovim iento, los refle jo s absolutos, como
mismo tie
conexiones permanentes, no bastan para asegurar dicho
cólogos 11
equilibrio y han de com pletarse con reflejos condiciona1
de combii
dos, es decir, con uniones tem porales. P o r ejemplo, no
basta que el anim al co ja sólo el alim ento que tiene ante bras o p<
él, ya que quedaría ham briento y podría m orir de inani­ tinguir, p
ción, sino que ha de ir en busca de la com ida y descu­ unión ten
brirla p or diyexsos indicios, ocasionales y temporales, contramo,
que son excitantes condicionados, estimulantes de los absorción
m ovim ientos del anim al hacia el alim ento y su aprensión, pleta. A
es decir, señales que provocan Un refle jo alimenticio píos psict
condicionado. L o m ism o ocurre con todo lo que se refie­ los expen
re al mantenimiento del bienestar del organismo y de la proporcio
especie, en sentido positivo y negativo, o sea lo que se es decir, i
ha de tom ar del m edio ambiente y lo que es preciso tQ fundar
evitar. N o es necesario tener gran imaginación para dar­ más cier
se cuenta de la innumerable cantidad de reflejos que for­ e]aborado
ma el sistema nervioso del hombre, situado en el amplio Qondicion
medio de la naturaleza y en un ambiente social que en­ perimentc
globa a toda la Humanidad. Consideremos el reflejo ali­ ferentes, ;
menticio. ¡Cuántas uniones condicionadas se requieren den pro\
para asegurar al hombre su alimento, y todo eso no es ha pasad«
a fin de cuentas más que un reflejo condicionado! ¿Son con cuya
necesarias en este caso las explicaciones detalladas? Va­ más preci
yamos más lejos y detengámonos en lo que se llama el de los gr
saber vivir, el tacto, que nos asegura una situación favo­ resultado:
rable en la sociedad. ¿Qué otra cosa es la cualidad de el presen
saber a qué atenerse con cada uno y en todas las circuns­ producirs
tancias, para que la actitud de los demás hacia nosotros
¿LajCfll
sea benevolente?;Eso obliga a adaptar el comportamien­
flejo con<
to al carácter de la gente, a su humor y a las circuns­
o varias
tancias, es decir, a actuar para con los demás teniendo en
con u í u £S
cuenta el resultado positivo o negativo de nuestros an-
za lo niáí
tenores encuentros con e llq s j N aturalm ente, este saber
vivir puede ir acom pañado o no de la dignidad personal
y respetar o no el a m or p ro p io de los otros, pero desde
el punto de vista fis io ló g ic o se trata, en los dos casos*
de uniones tem porales, de re fle jo s condicionados. Así,
la unión nerviosa tem p ora l es un fenóm eno fisiológico
universal en el m undo anim al y en la vida humana. Al
mismo tiem po es un fen óm en o psíquico; lo que los psi­
cólogos llam an una asociación, trátese de la form ación
de combinaciones de acciones, impresiones, letras, pala­
bras o pensamientos. ¿Qué razón tendríamos para dis­
tinguir, para separar lo que los fisiólogos llaman una
unión tem poral y los psicólogos una asociación? Nos en­
contramos en presencia de una fusión completa, de una
absorción total del uno en la otra, de una identidad com­
pleta. A mi entender, e sto lo han reconocido los pro­
pios psicólogos, algunos de los cuales han afirmado que
los experimentos sobre los reflejos condicionados habían
proporcionado una base sólida a la psicología asociativa
es decir, a la que considera la asociación como el elemen­
to fundamental de la actividad psíquica. Esto es tanto
más cierto cuanto que un excitante condicionado ya
elaborado puede servir para form ar un nuevo estimulante.
condicionado, y últimamente se ha demostrado con ex­
perimentos sobre los perros que dos excitaciones indi­
ferentes, repetidas una tras otra, entran en unión y pue­
den provocarse mutuamente. El reflejo condicionado
ha pasado a ser para la fisiología el fenómeno central,
con cuya ayuda se puede estudiar de manera cada vez
más precisa y concreta la actividad normal y patológica
de los grandes hemisferios. En nuestra exposición, los
resultados de este estudio, que ha proporcionado hasta
el presente enorme cantidad de hechos, no pueden re­
producirse más que en sus rasgos más generales.
1 .a condición fundamental para que se forme un re­
flejo condicionado es la coincidencia en _el tiempo, una
o varias veces seguidas, de una excitación indiferente
con un excitante inqondicionado.. E^fá formación seTreali-
za lo más rápidamente y con la menor dificultad cuan-

209
mmnmfíwxmmmumK

IVÁN PÁVLOV

superior
do el primer excitante precede de inmediato al excitan­
nados. 1
te absoluto, tal como ha quedado demostrado en el ejem­ y de cor
plo del reflejo auditivo del ácido.
Luego 1í
Cabe elaborar el reflejo condicionado sobre la base
de excit
de todos los reflejos absolutos y a partir de todos los
los hem
agentes posibles del m edio interior y exterior, tanto bajo
grupo o
su aspecto elemental como bajo las formas más com­
pidez bí
plicadas, con esta sola excepción: debe haber en los
mental,
grandes hemisferios elementos de recepción capaces de
percibir al agente en cuestión. Nos encontramos ante una guíente,
amplia síntesis realizada por esta parte del encéfalo. neraliza
Mucho más. La unión temporal condicionada llega a continu;
un extremo grado de especialización y de fragmentación santerm
de los excitantes condicionados y de las funciones del or­ medio *
ganismo, sobre todo en lo relativo a la función motora ruidos <
esquelética y a la función motora del lenguaje. Nos ha­ tos últL
llamos frente al análisis más sutil, producto de la activi­ rá final
dad de los grandes hemisferios. De ahí la enorme exten­ tono de
sión y profundidad de la adaptabilidad y del equilibrio diferent
del organismo con el medio exterior. La síntesis es un Estos t<
fenómeno de conexión nerviosa. ¿Qué es, pues, el aná­ se demi
f i s i s como fenómeno nervioso? Nos encontramos en pre­ Si, i
sencia de varios fenómenos fisiológicos distintos. El aná­ inhibid«
lisis se basa en la actividad de las terminaciones periféri­ constan
cas de todos los nervios aferentes del organismo, cada será mí
una de las cuales está especialmente capacitada para ción qu
la transformación de una especie determinada de energía ha teni
(en el interior o en el exterior del organismo) en un y desap
proceso nervioso de excitación, que es conducido lue­ go los
go a las células especiales, menos numerosas, de los seg­ clusión
mentos inferiores del sistema nervioso central, al igual paga, i
que a las innumerables células especializadas de los gran­ to m á s
des hemisferios. Desde allí, el proceso nervioso de ex­ se resti
citación se propaga, se irradia hacia otras células situa­ 3e inhil
das a una distancia mayor o menor. Por eso, cuando se en el es
elabora un reflejo condicionado a partir de un tono de­ el trabí
terminado, no sólo los otros tonos, sino también muchos nervios
otros ruidos provocan la misma reacción condicionada. con el 1
Esto es lo que en la fisiología de la actividad nerviosa hemos 1

210
REFLEJOS C O N D I C I O N A D O S E IN H IB I C IO N E S

superior se llam a generalización de los refle jo s condicio­


1ttcitañn
nados. P or consiguiente, los fenóm enos de irradiación
1«I cjem- y de conexión se realizan sim ultáneam ente en este caso.
Luego la irradiación se lim ita cada vez más; el proceso
1 Ib base
de excitación se concentra en un punto minúsculo de
iodos los
los hemisferios, probablem en te en e l correspondiente
Into bajo
grupo celular. Esta lim itación se produce con extrem a ra­
jiás cora-
r en los pidez bajo la influencia de o tro proceso nervioso funda­
paces de mental, llam ado i inhib ició n . Se realiza de la fo rm a si­
ante una guiente. P rim ero obtenem os un r e fle jo condicionado ge­
encéfalo, neralizado a p a rtir de un determ in ado tono. Después
a llega a continuamos nuestro experim en to acom pañándolo ince­
íentación santemente del r e fle jo condicionado, afianzándolo por
es del or- medio de este últim o. Paralelam ente, em pleam os otros
i motora ruidos ocasionales, que no reforzam os. En este caso, es­
Nos ha­ tos últimos pierden p o co a p o co su efecto; esto ocurri­
la activi- rá finalm ente con e l ton o m ás próxim o, p o r ejem plo, un
jne exten- tono de 500 vibraciones p o r segundo dará un resultado
equilibrio diferenciado, m ientras que o tro de 498 no dará ninguno.
sis es un Estos tonos que quedan sin efecto son inhibidos, lo que
5, el aná- se demuestra de la m anera siguiente.
)s en pre- Si, inm ediatamente después del em pleo de un tono
s. El aná- inhibido, ensayamos el efecto de un tono condicionado
s periféri- constantemente reforzado, este no actuará o su acción
mo, cada será más débil que de ordinario. P o r lo tanto, la inhibi­
ada Para ción que ha hecho cesar la acción de los tonos extraños,
ha tenido repercusión sobre él. Esta acción es fugitiva
le energfe
y desaparece si hacemos seguir con un intervalo más lar­
o) en u»
go los tonos eliminados. Se puede, pues, sacar la con­
acido Tue-
clusión de que el proceso de inhibición también se pro-,
le los s# paga, igual qué el proceso de excitación. Pero cuan­
i al W 1 to^ más frecuentes se hacen los tonos no reforzados, más
»'los se restringe la irradiación de la inhibición; el proceso
' d e * 3e inhibición se concentra cada vez más en el tiempo y
en el espacio. Por consiguiente, el análisis comienza con
el trabajo específico de los aparatos periféricos de los
nervios aferentes y termina en los grandes hemisferios
con el proceso de inhibición. El caso de inhibición que
hemos descrito se denomina inhibición diferencial. Vea­

211
mos otros ejem plos de inhibición. P or lo general, cuan­
en «1 ***
do se quiere obtener un va lor más o menos constante
va de qv
y determinado del efecto condicionado, se prolonga du­ provocai
rante cierto tiempo la acción del excitante condicionado, dor, par
al que se añade un excitante absoluto que lo refuerza. tos caso
Durante los prim eros segundos o minutos de la excita­ mos ant
ción, según la duración de aplicación aislada del excitan­ en proo
te condicionado, no se registra ningún efecto, ya que cordame
esta excitación, com o señal prematura del excitante incon- aferente;
dicionado, queda inhibida. Este es el análisis de los diver­ proceso
sos momentos de la excitación en curso. La inhibición realizars
considerada se llama inhibición del reflejo retardado. excitació
La inhibición aporta sus correctivos a la acción del ex­ favorabl
citante condicionado com o señal, y ésta pasa a ser nula Come
si no se refuerza el excitante en el momento apropiado. y de inh
Esta es la inhibición extintiva, que dura cierto tiem­ ferios, cc
po y desaparece por sí misma. E l refuerzo hace reapa­ centran «
recer más de prisa la anulada acción del excitante con­ fúndame
dicionado. Existen, por lo tanto, excitantes condiciona­ los gran
dos positivos, es decir, que provocan un proceso de ex­ vilidad y
citación en la corteza cerebral, y excitantes negativos, diciones
que producen un proceso de inhibición. En los casos de la irre
citados se trata de una inhibición especial de los gran­ la primei
des hemisferios, de una inhibición cortical. Surge, en procesos,
condiciones determinadas, donde no existía hasta en­ la conclu
tonces, varía en extensión y desaparece en otras circuns­ se produi
tancias, lo que la distingue de la inhibición más o menos concentri
estable y constante de los segmentos inferiores del sis­ ción. L o
tema nervioso central, por lo que se la llama inhibición casos de
interna por oposición a la inhibición externa. Sería más menos fr»
exacto llamarla inhibición condicionada, elaborada. La todo en 1c
inhibición toma parte en el funcionamiento de los gran­ proceso <
des hemisferios de manera tan incesante, precisa y com­ revela un
pleta como en el proceso de excitación. excitante
Los estímulos llegados de hiera a los grandes hemis­ tarse), a «
ferios pueden entrar allí en contacto con islotes de exci­
tación; los mismos estímulos pueden entrar en unión 5. E stad
temporal, según el principio de la simultaneidad, con el e x terio j
REFLEJOS C O N D I C I O N A D O S E INHIBICIONES

c estado de inhibición cortica l, si la corteza se encuentra


. en el momento dado en estado de inhibición. Esto deri­
va de que dichos estím ulos tienen una acción inhibidora,
provocan en la corteza cerebral un proceso inhibi­
nado,
dor, parten de excitantes condicionados negativos. En es­
Jerza.
tos casos, al igual que en los descritos antes, nos halla­
xcita-
mos ante una tran sform ación del proceso de excitación
citan-
en proceso de inhibición, lo cual se com prende si re­
i que
cordamos que los aparatos p eriféricos de los nervios
ncon-
diver- aferentes transform an sin cesar diversas energías en un
>ición proceso de excitación nerviosa, ¿ P o r qué, pues, no ha de
dado realizarse la transform ación de la energía del proceso de
ai ’ excitación en en ergía in h ib id ora si las condiciones son
niljft favorables?
>iado Como acabam os de ver, lo s p rocesos de excitación
tiem- y de inhibición, una vez que se desarrollan en los hemis­
eapa- ferios, com ienzan propagándose p o r ellos y luego se con­
con- centran en el punto de partida. Esta es una de las leyes
:iona- fundamentales del sistem a n ervioso central, ley que en
|e los grandes h em isferios se m anifiesta con toda la mo­
vilidad y com p lejid ad que le son propias. Entre las con­
tivos,
diciones que rigen el desencadenamiento y la marcha
casos
de la irradiación y de la concentración de estos procesos,
¡f la prim era de todas se refiere a la intensidad de los dos
¡e, en
procesos. Los datos reunidos hasta aquí permiten sacar
a en-
la conclusión de que en un proceso de excitación débil,
•cuns-
se produce la irradiación; si es de intensidad media, la
nenos
, . concentración; si es m uy fuerte, reaparece la irradia­
ción. L o m ism o ocurre en el proceso de inhibición. Los
Hcion casos de irradiación en los procesos muy intensos son
i más menos frecuentes; p o r eso son menos estudiados, sobre
L3 todo en lo referente a la inhibición. La irradiación de un
gran- proceso de excitación débil, com o fenómeno pasajero,
' com- revela un estado de excitación laten te5 debido a otro
excitante actual (aunque demasiado débil para manifes-
hemis- tarse), a una excitación reciente o, por último, a una ex-
s exci-
unión 5. Estado latente, es decir, que no se manifiesta con señales
e n el exteriores.
rio5’
citación que, después de varías repeticiones, deja tras
los1
sí una elevación de tono en un punto determinado. Por
la >>
otra parte, esta excitación aparta el estado de inhibición pueí
de otros puntos de la corteza cerebral. Esto es lo que
sueá
hemos llamado desinhibición, cuando la onda irradiante entr;
de un agente débil extraño hace de un excitante condi­
por
cionado negativo un excitante de acción opuesta, positivo.
E
Un proceso de excitación de fuerza media se concentra,
fuers
se asimila en un lugar circunscrito y se manifiesta en la
cal <
form a de un cierto trabajo. Cuando la excitación es muy
se ei
fuerte, la irradiación condiciona un tono cortical elevado
conti
y, sobre el fondo form ado p or esta excitación, todas las
en eí
otras irritaciones producen el m áxim o efecto. La irradia«,
ción del proceso de inhibición débil constituye lo que se
nan
come
llama la hipnosis, que se m anifiesta claramente en los
dos componentes, secretor y m otor, de los reflejos condi­ de q
cionados alimenticios. Cuando la inhibición se produce el qu
en las circunstancias citadas (inhibición diferencial y los p
otras), la aparición de estados particulares de los gran­ sos g
des hemisferios es un hecho muy corriente. En primer homl
lugar, y contrariamente a la regla que establece en el cjón <
estado normal un paralelismo más o menos exacto entre de inl
la intensidad física del excitante y la magnitud del efec­ mentí
to secretorio obtenido, todos los excitantes empleados con e
quedan igualados en cuanto a su efecto (fase de iguali- encue
zación). Luego, los excitantes débiles producen más sa­ se ha
liva que los excitantes fuertes (fase paradójica) y, P°r los h
último, observamos una desnaturalización completa de profui
los efectos: un excitante condicionado positivo queda por puede:
completo sin efecto, mientras que un excitante negativo drían
provoca la salivación (fase ultraparadójica). Lo mismo guiéñt
se observa en lo relativo a la reacción motora: cuando quedai
se presenta al perro un alimento (acción de excitantes petenc
condicionados naturales), vuelve la cabeza; cuando re­ tanto <
tiramos el alimento, el animal se lanza sobre él. Además, teza ce
cuando se trata de hipnosis, a veces observamos en l°s da la i
casos de reflejos condicionados alimenticios la propaga* Los p<
ción progresiva de la inhibición a la región motora de receptc
la corteza cerebral. La lengua y los músculos masticato­ llegar £
ios se paralizan prim ero, a lo que sigue la inhibición de
eja tras los músculos del cuello y del tronco. La propagación de
ido. Por la inhibición en dirección descendente, en el cerebro,
hibición
puede provocar a veces un estado cataléptico y luego el
lo que
sueño completo. El estado de hipnosis como inhibición
~adiante
entra muy fácilmente en unión condicionada temporal,
5 condi­
por simultaneidad, con numerosos agentes externos.
tosi tivo.
icentra, El proceso de inhibición se concentra cuando se re­
a en la fuerza, lo que lleva a la delimitación en la región corti­
es muy cal de los puntos en estado de excitación y de los que
elevado se encuentran en estado de inhibición. Como la corteza
das las contiene multitud de puntos extremadamente diferentes
irradia* en estado de excitación y de inhibición, y que se relacio­
que je nan tanto con el mundo exterior (visión, audición, etc.)
en los como con el mundo interior (motricidad), se despren­
; condi- de que la corteza representa un grandioso mosaico en
>roduce el que alternan puntos de diferente calidad y en el que
acial y los procesos de inhibición y de excitación están en diver­
s gran- sos grados de intensidad. El estado de actividad en el
primer hombre y en los animales consiste en una fragmenta­
5 en el ción dinámica y, al mismo, tiempo, localizada del estado
o entre de inhibición y de excitación de la corteza cerebral, frag­
el efec- mentación más o menos grande y que forma un contraste
Dleados con el estado de somnolencia, en que la inhibición se
iguali- encuentra en la cumbre de su intensidad y extensión,
nás sa- se ha propagado uniformemente por toda la masa de
y> por los hemisferios y ha alcanzado una cierta medida de
leta de profundidad. Sin embargo, ciertos_puntos de excitación
ida por pueden permanecer en vigilia en la corteza cerebral; ven­
egativo drían a ser puestos de guardia, de servicio. Por consi­
mismo guiente, en el estado de vigilia los dos procesos pueden
cuando quedar en un equilibrio dinámico, en una especie de com­
:itantes petencia. Si un gran número de irritaciones interiores
ido re- tanto como exteriores desaparecen de repente de la cor­
demás, teza cerebral, el proceso de inhibición recupera en segui­
en los da la ventaja sobre la excitación en la corteza cerebral.
ropaga- Los perros a los que se les destruyen los principales
receptores exteriores (óptico, auditivo y olfativo) pueden
tora de llegar a dormir 23 horas diarias.
.sticato-
215
ser *
Además de la ley de la irradiación y de la concentra­ lo q»
ción de los procesos nerviosos, otra ley fundamental, en el
la de la inducción recíproca, está igual y constantemente y en
en vigor; consiste en que el_efecto de un excitante con­ hibici
dicionado p ositivo aumenta, cuando éste se emplea~3T- reflej
rectamente o poco después de un agente inhibidor con­ de ii
centrado, de igual m od o que el efecto del agente inhi­ (inhil
bidor es más preciso y acusado, si sucede a un exci­ ra) c
tante p ositivo concentrado. La inducción recíproca se extinl
deja sentir tanto alrededor del punto donde se realiza ta fís
el proceso de excitación o de inhibición, mientras duran clases
estos procesos, com o en este m ism o punto, tan pronto apare
como cesa esta acción. Es evidente que la ley de la irra­ La
diación y de la concentración, al igual que la ley de la in­ tímuli
ducción recíproca, están estrechamente ligadas, se limi­ períot
tan, se equilibran y se refuerzan, condicionando así una autón
correspondencia más exacta de la actividad del organis­ cerebi
mo con el m edio exterior. Estas dos leyes se manifies­ ción <
tan en todas las esferas del sistema nervioso central: cortez
en los grandes hemisferios, en nuevos núcleos de
matizE
excitación e inhibición; mientras que en las esferas infe­ vez m;
riores se observan en puntos más o menos constantes.
tipia,
La inducción negativa, es decir, la aparición de la inhi­
circun:
bición o su refuerzo alrededor del punto de excitación
desacc
recibió en otro tiempo, en la teoría de los reflejos con­
reotipi
dicionados, el nombre de inhibición externa, cuando
el reflejo condicionado disminuía o desaparecía influido la con
por un agente ocasional extraño, que provocaba, con la El
mayor frecuencia, por parte del animal, un reflejo de sos pe:
orientación. Esto llevó a agrupar bajo el término general los sis
de inhibición interna los casos de inhibición extintiva obtenit
u otros de los descritos, que se producían sin interven­ nervios
ción de una irritación extraña. Además de estos dos di­ gos so
ferentes casos de inhibición, existe un tercero que se fúndan
manifiesta en los grandes hemisferios. Cuando los exci­ la mov
tantes condicionados son físicamente muy fuertes, la re­ estos ti
gla de proporcionalidad directa entre la magnitud de! acusad«
efecto y la intensidad física de los excitantes queda animal«
violada; no sólo no aumenta, sino que su efecto pasa a fuerte 2
r e f le jo s c o n d ic io n a d o s e inhibiciones

ser inferior al de los excitantes de intensidad media,


lo que se llama inhibición bloqueadora. Esta aparece
en el caso de un excitante condicionado supermáximo
y en el de suma de excitantes débiles p or sí solos. La in­
hibición bloqueadora pertenece a los casos de inhibición
refleja. Una sistematización más precisa de los casos
de inhibición nos da la inhibición constante, absoluta
(inhibición de inducción negativa, inhibición bloqueado­
ra) o la inhibición tem poral, condicionada (inhibición
extintiva, diferencial, retardada). Desde el punto de vis­
ta físicoquímico cabe considerar todas estas diferentes
clases de inhibición com o un solo y único proceso que
aparece en circunstancias distintas.
La repetición en condiciones uniformes de los es­
tímulos de origen interno o externo aparecidos en un
período determinado, facilita y acaba por fijar, por hacer
automático, el establecimiento y el reparto en la corteza
cerebral de zonas correspondientes en estado de inhibi­
ción o de excitación. De esta manera se forma en la
corteza cerebral una estereotipia dinámica (una siste­
matización) cuyo mantenimiento provoca un gasto cada
vez más débil de energía nerviosa; en cuanto a la estereo­
tipia, se hace inerte, difícil de romper, de superar en
circunstancias nuevas, bajo la influencia de excitaciones
desacostumbradas. La primera elaboración de una este­
reotipia es, a veces, de una dificultad muy grande según
la complejidad del sistema de excitaciones.
El estudio de los reflejos condicionados en numero­
sos perros ha planteado la cuestión de la diversidad de
los sistemas nerviosos en animales diferentes, y hemos
obtenido suficientes datos para clasificar los sistemas
nerviosos según sus rasgos fundamentales. Dichos ras­
gos son tres: la intensidad de los procesos nerviosos
fundamentales (excitación e inhibición), su equilibrio, y
la movilidad de estos procesos. Las combinaciones de
estos tres rasgos constituyen cuatro tipos más o menos
acusados de sistemas nerviosos. Por la intensidad, los
animales se dividen en animales con sistema nervioso
fuerte y débil; los fuertes se subdividen, según el equili-

217
IVAN PÁVLOV

dades <
brio de sus procesos, en animales de sistema nervioso toda la
equilibrado y desequilibrado; los equilibrados y fuertes sa del <
se dividen según sus procesos sean móviles o inertes. poy di
Aproximadamente, esto corresponde a la sistematiza­ con otr
ción clásica de los temperamentos. Hay animales fuertes, ción es
pero no equilibrados, en los que son poderosos los dos obtenid
procesos, aunque la excitación predomina sobre la inhi­
miento
bición: se trata, según Hipócrates, de los coléricos, tipos
del sisl
excitables e impulsivos. El tipo fuerte de los animales
namien
bien equilibrados, aunque inertes, calmosos y lentos, co­
por lo ¡
rresponde al de los flemáticos. El tipo fuerte, bien equili­
mo ani
brado, hábil, muy vivo y móvil, corresponde al de los
fisiólog
sanguíneos. Y, por último, el tipo débil que corresponde
a los ¡melancólicos de Hipócrates. El rasgo común que nada q
predomina en estos últimos es la facilidad de la inhi­ es raro
bición, debido a la debilidad constante de la inhibición No <
interna, que se irradia sin dificultad, y sobre todo bajo la este tra
influencia de la inhibición externa, producida por toda rior de]
clase de incitaciones externas, incluso las insignifican­ festacio
tes. En cuanto a lo demás, este tipo es menos uniforme La i
que los anteriores; se trata de animales en los que am­ do, es e
bos procesos son débiles, o animales cuya inhibición simulta
desaparece en seguida, agitados, que miran incesantemen­ nada co
te a su alrededor o, por el contrario, animales que están asociad
como paralizados, que se detienen al oír cualquier rui­ flejos ©
do. Esta diversidad se basa, naturalmente, en que los do los i
animales de un tipo débil, al igual que los de un tipo fuer­ Cuando
te, no se distinguen entre sí por la sola intensidad de hemos <
los procesos nerviosos. Pero el predominio de una de­ que ocu
bilidad excesiva ya en la inhibición sola, ya en los dos induccié
procesos nerviosos, anula toda la importancia vital de jos meo
las variaciones de los otros rasgos. La extrema facilidad que per
de la inhibición hace inválidos a estos animales en idén­ de las i
tico grado. sexual, <
Así, el tipo es el género congènito, inherente a la tiempo?
constitución y a T Í actividad nerviosa del animal: é f ge­ _ble, fácil
notipo. Però Como el animal está sometido desde su na­ peración
cimiento a las más variadas influencias del medio am­ poderose
biente, a las que se ve obligado a responder con activi­ rrespond

218
REFLEJOS C O N D I C I O N A D O S E INHIBICIONES

dades determinadas que se fijan frecuentemente para


toda la vida, la verdadera y definitiva actividad nervio­
sa del animal es una amalgama de los caracteres del ti­
po y de las modificaciones debidas al medio exterior o,
con otras palabras, es el fenotipo o carácter. Esta exposi­
ción es un conjunto de irrefutables datos fisiológicos,
obtenidos con la reproducción objetiva del funciona­
miento fisiológico normal de los segmentos superiores
del sistema nervioso central. Con. el estudio del funcio­
namiento normal debe empezar y de hecho así se hace
por lo general, el estudio de cualquier parte del organis­
mo animal, lo que no impide, sin embargo, a ciertos
fisiólogos afirmar que los hechos expuestos no tienen
nada que ver con la fisiología, caso de rutina que no
es raro en la ciencia.
No es difícil relacionar de manera natural y directa
este trabajo fisiológico, realizado por el segmento supe­
rior del sistema nervioso central, con numerosas mani­
festaciones de nuestra vida subjetiva.
La unión condicionada, tal como ya hemos indica­
do, es evidentemente lo que llamamos una asociación por
simultaneidad. La generalización de la unión condicio­
nada corresponde a lo que se designa con el nombre de
asociación por similitud. La síntesis y análisis de los re­
flejos condicionados (de las asociaciones) son en el fon­
do los mismos procesos de nuestro trabajo intelectual.
Cuando nos sumimos en una meditación o nos absor­
bemos en un trabajo cualquiera, no vemos ni oímos lo
que ocurre a nuestro alrededor, lo que es una evidente
inducción negativa. ¿Quién podría separar, en los refle­
jos incondicionados complejos (instintos), lo somático,
que pertenece a la fisiología, de lo psíquico, es decir,
de las poderosas sensaciones de hambre, de necesidad
sexual, de cólera, etc., que se experimentan al mismo
tiempo? Nuestras sensaciones de lo agradable, desagrada­
ble, fácil y difícil, alegría y sufrimiento, triunfo y deses­
peración, están ligadas a la transformación de los más
poderosos instintos y de sus excitantes en acciones co­
rrespondientes, o a su retención con todos los grados

219
IVÁN PÁ VLOV

de facilidad o dificultad en la realización de los procesos


nerviosos que se desarrollan en los grandes hemisferios, c011
como observamos en los perros capaces o no de resolver
los problemas nerviosos de un variado grado de dificul- las
tad. Nuestras emociones opuestas son fenómenos de in- de
ducción recíproca. La irradiación de la excitación nos Per
hace decir y realizar lo que no nos permitiríamos si es- de
tuviéramos en calma. Sin duda alguna, la onda de excita- ron
ción transforma la inhibición de ciertos puntos en un hon
proceso positivo. El debilitamiento de la memoria sobre en
hechos del presente, fenómeno habitual en la vejez ñor- a si
mal, es un descenso, debido a la edad, de la movilidad sesi*
del proceso de excitación, o sea su inercia. Y así todo tivii
lo demás. H proc
En la fase humana de la evolución del mundo ani- ción
mal, se ha añadido una gran ayuda a los mecanismos de Tern
la actividad nerviosa. En el animal, la realidad está se- relal
ñalada casi exclusivamente por las excitaciones y sus libri
huellas en los grandes hemisferios, conducidas directa- tora
mente por las células especiales de los receptores visua- temí
les7 auditivos y otros del organismo. Es lo que en noso- a lo:
tros corresponde a las impresiones, a las sensaciones y con
a la representaciones del medio exterior como ambiente dici<
natural y social, con excepción del lenguaje, oído o vis- te qi
to. Se trata del prim er sistema de señalización de la lent;
realidad, sistema que nos es común con los animales. Las
Pero el lenguaje es nuestro segundo sistema de seña- crór.
lización de la realidad, especialmente nuestro, que es la sé- proc
ñal de las primeras señales. Las múltiples excitaciones hibi<
por medio del lenguaje nos alejan de la realidad, de la tos,
que debemos acordamos incesantemente para no per- ceso
mitir que se deformen nuestras relaciones con dicha elab
realidad. Por otra parte, el lenguaje nos ha hecho lo resp
que somos, es decir, hombres, hecho al que no hay nece-" esto:
I sidad de referim os aquí. N o existe la menor duda de tere»
que las leyes principales establee’.das' para el Funciona- terv¡
miento del primer sistema de señalización han de regir men
el trabajo del segundo, ya que se trata del mismo tejido , / exte:
nervioso. case
REF LEJ OS C O N D I C I O N A D O S E I N H I B I C I O N E S

La mejor prueba de que el m étodo de los reflejos


cesos condicionados ha puesto en buen camino el estudio del
:rios, segmento superior del cerebro, perm itiendo identificar
Diver
las funciones de este segmento con las manifestaciones
ficul-
de nuestra vida subjetiva, nos la proporcionan los ex­
e in-
perimentos posteriores sobre los reflejos condicionados
nos
de los animales, experim entos en los que se reproduje­
i es-
cita- ron los estados patológicos del sistema nervioso del
i un hombre, neurosis y ciertos síntomas mentales. Además,
obre en ciertos casos, hemos conseguido volver al animal
nor- a su estado normal, curarlo, lo que prueba una total po­
idad sesión científica del objeto. E l estado normal de la ac­
odo tividad nerviosa consiste en el equilibrio de todos los
procesos descritos que participan en ella. La perturba­
ani- ción de este equ ilibrio es un estado patológico, una en-
s de térmedad. Ahora bien, en el estado normal, o más bien
. se- relativamente normal, asistimos ya a un cierto desequi­
sus librio. De ello se deduce que la probabilidad de tras­
cta- tornos nerviosos es claramente función del tipo de sis­
sua- tema nervioso. De nuestros animales, los que pertenecen
3 SO­ a los tipos extremos, el excitable y el débil, son los que
IS y con más frecuencia sufren desarreglos nerviosos en con­
;nte diciones experimentales demasiado laboriosas. Es eviden­
vis- te que se puede rom per con medidas excepcionales y vio­
; la lentas el equilibrio de los tipos fuertes y bien asentados.
iles'. Las difíciles condiciones que provocan una alteración
2ña- crónica del equilibrio nervioso son: el surmenage del
i se­ proceso de excitación, el surmenage del proceso de in­
ines hibición y la brutal colisión de los dos procesos opues­
i la tos, es decir, el surmenage de la movilidad de estos pro­
per- cesos. Consideremos el caso de un perro en el que se ha
ícha elaborado un sistema de reflejos condicionados, que
> lo * responden a excitaciones de intensidad física variada;
ece^-~ estos reflejos son positivos o negativos y se suscitan es­
. de tereotípicamente en el mismo orden, con los mismos in­
ana- tervalos. Vemos que los tipos extremos entran rápida­
egir~ mente en un estado patológico crónico, diferentemente
jido exteriorizado para cada uno de estos tipos, en todos los
casos en que empleamos excitantes condicionados de

221
IVAN PAVLOV

Se h
una intensidad excesiva o cuando prolongamos sensible­
activ
mente la acción de los excitantes inhibidores. El mismo
saria
efecto se produce con la elaboración de una diferencia­
el ti]
ción dem asiado sutil, con el aumento del número de los
fuert
excitantes entre los reflejo s condicionados, con la al­
vi ose
ternancia rápida de procesos de sentido contrario, con
2a !
la acción simultánea de excitantes condicionados opues­
sólo
tos o, finalm ente, con el cam bio brutal de la estereotipia
ligrai
dinámica o p o r la inversión de los excitantes condiciona­ rante
dos que actúan en un orden determinado. La neurosis, del
calmi
tipo excitable se expresa p or un debilitamiento notable ment
que llega hasta la desaparición casi total del proceso in­ efecti
hibidor que en el estado norm al es ya inferior al pro­
ment
ceso de excitación: las discriminaciones elaboradas pero
de la
aún no completam ente estables son desinhibidas, la ex­
ment»
tinción de los reflejos se retrasa con exceso, el reflejo
los d
retardado se convierte en refle jo a corto plazo, etc. El
rápid
animal pierde toda moderación, se comporta nerviosa­
les cc
mente en el curso de los experimentos en el potro: se
que r
enfurece o, lo que es más raro, cae en somnolencia,
teñid:
lo que no le ocurría antes. La neurosis del tipo débil -re­
Es
viste casi exclusivamente un carácter depresivo. La activi-
la ne
dad refleja condicionada es caótica, desaparece frecuen­
neuró
temente, el animal en el potro se encuentra casi de conti­
nuo en una de las fases del estado hipnótico>(los refle­ esta e
Tambi
jos condicionados están ausentes y el animal llega in­
cluso a rechazar el alimento que se le ofrece). rosis
Las neurosis experimentales se alargan en la mayo­ lógica,
ría de los casos y duran meses y años. Se han ensayado temas
con eficacia procedimientos curativos en los casos de neu­ compr
rosis prolongadas. Desde hacía tiempo empleábamos el r histeri
bromuro en el estudio de los reflejos condicionados, cuan­ ¡ bres ei
do tratábamos con animales impotentes para servirse de zación
la inhibición. El bromuro era de gran ayuda para ellos. y los a
Una larga serie de los más diversos experimentos sobre y de d
los reflejos condicionados en los animales ha demostrado, V. meros
sin duda alguna, que el bromuro, no se relaciona direc­ Adei
tamente con la excitación, a la que no debilita, como se estudio
creía, sino con la inhibición, a la que refuerza y tonifica. da la cl¡
222
Se jnanifestado com o regulador y restaurador de la
a c tiv id a d nerviosa turbada, pero con la condición nece­
saria y esencial de calcular exactamente sus dosis, según
el tipo y el estado del sistema nervioso. Para un tipo
fuerte y en un estado aún satisfactorio del sistema ner­
vioso, hay que sum inistrar grandes dosis que van de
2 a 5 gramos por día, m ientras que a los tipos débiles
sólo se les da dosis mínimas, centigramos o incluso mi­
ligramos. El brom uro adm inistrado de esta manera du­
rante una o dos semanas basta a veces Dara curar radi­
calmente una neurosis crónica experimental. Ultima­
mente se han realizado experimentos que prueban el
efecto curativo, aún más eficaz en los casos particular­
mente graves, de la acción combinada del bromuro y
de la cafeína, a condición de em plear dosis minuciosa­
mente calculadas y de tener en cuenta la mutua acción de
los dos componentes. A veces, aunque de manera menos
rápida y menos completa, se llegaba a curar a los anima­
les concediéndoles un descanso prolongado o corto, aun­
que regular, o dispensándolos de las tareas difíciles con­
tenidas en el sistema de los reflejos condicionados.
Es lógico relacionar estas neurosis de los perros con
la neurastenia humana, tanto más cuanto que ciertos
neurólogos insisten en la existencia de dos formas de
esta enfermedad: la neurastenia agitada y la depresiva.
También forman parte de este grupo determinadas neu­
rosis traumáticas y ciertos estados de reactividad pato­
lógica. Debemos pensar que el reconocimiento de dos sis­
temas que señalan la realidad al hombre nos permitirá
comprender la naturaleza de las dos neurosis humanas: la
C histeria y la psicastenia. Si se puede dividir a los hom­
bres en dos grupos distintos, según el sistema de señali­
zación que predomina en ellos, es decir, los pensadores
y los artistas, se comprende que en los casos patológicos
y de desequilibrio general del sistema nervioso, los pri­
meros serán psicasténicos y los segundos, histéricos.
Además de aclarar el mecanismo de las neurosis, el
estudio fisiológico de la actividad nerviosa superior nos
da la clave de ciertos aspectos y manifestaciones en el cua-

223
IVA N PAVLOV

tem
dro de las psicosis. D etengám onos en ciertas formas de
esta
mania, las variaciones de la m anía persecutoria, lo que
de i
Pierre Janet llam a sentiments d’emprise, y en las «in­
una
versiones» de K retschm er. E l en ferm o se ve persegui­
casi
do por aquello de lo que se esfuerza en huir. Le parece
casi
que sus pensam ientos secretos son descubiertos y conoci­
exp<
dos p o r todos; busca la soledad y le obsesiona la idea de
que
que, aunque esté solo en su habitación, hay alguien con
to i
él, etc. Se trata de lo que Janet llam a sentiments
la fe
d'emprise. K retschm er cita el caso de dos muchachas que
casi
al llegar a la pubertad sintieron atracción sexual por cier­
cons
tos hombres, atracción que rechazaron por una u otra
que
razón. Com enzó a atorm entarlas una idea fija : les pare­
enfei
cía que su excitación sexual se revelaba en su rostro
y que todo el m undo se daba cuenta. De repente, a una ción
de ellas le pareció — la sensación fue muy clara— que La n
^xeso&aà&l la serpiente, seductora de E va en el Paraíso, tentador medí
sexual, se había alojad o en ella, se m ovía en su cuerpo poso
&Ç&NYS&&RS meca
y subía hasta la boca; la otra creyó que estaba encinta.
Este caso es lo que K retschm er llam a inversión. Desde pondt
SSSSB^'SO&I por e
Qs&cacanfcfl el punto de vista del mecanismo es, sin duda, idéntica
al sentiment d’emprise. Se trata de un estado patoló­ da un
gico subjetivo que cabe explicar fácilm ente como una de la
0Mseçta&'
manifestación fisiológica de la fase ultraparadójica. Ba­ te añ<
ftsam&ça&l jo la influencia del estado de inhibición y de depresión, actuaj
mço£&a\*s' en el que se encontraban las dos muchachas, la idea de perjud
la virginidad, por sí misma poderoso estimulante positi­ en el
bfcmmsx® vo, se transform ó en su contrario, y llegó a ser una ver­ físioló{
nxròtai\xft£ dadera sensación; a una le parecía que alojaba en su artifici,
&^rota.sv^| cuerpo al tentador sexual, y la otra era importunada un ami
smagriteòxa por la idea del embarazo, com o resultado de relaciones dentes
jk^smsía- sexuales. Lo mismo ocurre al enfermo poseído de un menos ;
i\SKI3«àû^® sentiment d’emprise. La poderosa idea positiva de «es­
\ate.vy&\.esü Al e¡
toy solo» se transforma en condiciones semejantes en
w^cs^ocvuj afeccior
otra idea completamente opuesta: «siempre hay alguien
tas&QBL^VLv a mi lado.» ces casc
En el curso de los experimentos sobre los reflejos funciona
condicionados se observa con frecuencia, en los estados corteza <
difíciles de los sistemas nerviosos, que una inhibición reflejos ■
teCistetafc...? Se basan
224
sâc&^e&^.’Vfc
gOtTO&tofift
vaB HBBHBBi
HI i l i;JOS C O N D I C I O N A D O S I. I N H I B I C I O N E S

temporal lleva consigo una m ejora provisional de dichos


>rmas de estados; un acusado estado catatònico, observado en uno
i, !o que de nuestros perros, llevó a una considerable m ejoría de
las «in-
una afección nerviosa crónica y tenaz, a una curación
persegui-
casi completa que duró varios días. Debemos decir que
e parece
y conoci-
casi siempre vemos, en el curso de afecciones nerviosas
i idea de experimentales, m anifestaciones hipnóticas aisladas, lo
iien con que nos permite adm itir que se trata de un procedim ien­
ntiments to normal de lucha contra el fa cto r patógeno. P or eso
:has que la forma catatònica, o fase de la esquizofrenia compuesta
por cier- casi exclusivamente de síntomas hipnóticos, hay que
k u otra considerarla com o una inhibición protectora fisiológica,
es pare- que limita o suspende el funcionam iento del cerebro
x rostro enfermo, amenazado de alteración o incluso de destruc­
;, a una ción completa p or un agente nocivo aún desconocido.
a— que La medicina sabe muy bien que, en casi todas las enfer­
entador medades, la prim era m edida curativa es ordenar el re­
cuerpo poso del órgano enferm o. Que nuestra interpretación del
encinta. mecanismo de la catatonía en la esquizofrenia corres­
U Desde ponde a la realidad, queda demostrado de manera clara
idéntica por el hecho de que sólo esta form a de la enfermedad
patoló- da un porcentaje bastante elevado de curaciones, a pesar
mo una de la larga duración del estado catatònico (hasta vein­
ica. Ba- te años). Desde este punto de vista, toda tentativa de
presión, actuar con los catatónicos p or m edio de estimulantes es
idea de perjudicial. P or el contrario, cabe esperar un aumento
2 pOSiti- en el porcentaje de curaciones si añadimos al reposo
ma ver- fisiológico de estos enfermos p or inhibición, un reposo
i en su artificial que les rodee de calma, en lugar de tenerlos en
rtunada un ambiente de incesantes y violentas excitaciones proce­
laciones dentes del medio exterior, entre otros enfermos más o
» de un menos agitados.
de «es- Al estudiar los reflejos condicionados, además de las
intes en afecciones corticales generales, se observan muchas ve­
alguien ces casos extremadamente interesantes de una afección
funcional experimental, que ataca islotes aislados de la
reflejos corteza cerebral. Cojamos a un perro con un sistema de
estados reflejos variados, entre ellos reflejos condicionados que
ihibición se basan en fenómenos acústicos diferentes: tono, ruido,

225
tid a c del metrónom o, tim bre, etc., y enfermemos uno de igg
los puntos de aplicación de estos excitantes condicionados,
dejando intactos los otros. Hem os enferm ado un islote ais­
lado de la corteza cerebral con los procedimientos pato­
3
las

001
u<
génicos descritos antes. La afección tiene manifestaciones
5CT
de form a e intensidad diversas. La más ligera alteración
ma
consiste en un estado hipnótico crónico: este islote produ­
ce una fase de igualación o una fase paradójica en lugar opc
sací
de la relación normal entre la magnitud de la excitación
producida y la intensidad física del excitante, lo que, ba­ deb
sándose en lo anterior, podría interpretarse como una me­ 1
dida de protección fisiológica de la zona cortical en dificul­ sen
tad. Con el desarrollo posterior del estado patológico, el com
excitante no sólo deja de producir un efecto positivo, sino dar,
que provoca una inhibición en ciertos casos. En otros, se dad
produce lo contrario. El refle jo positivo se hace particu­ men
larmente tenaz: se extingue más lentamente que los refle­ debí
jos normales o se deja influenciar menos fácilmente por pare
la sucesiva acción inhibidora de los excitantes condicio­ cual,
nados negativos. Con frecuencia se distingue por su con- todo
siderabe intensidad entre los otros reflejos condiciona­ a ca<
dos, lo que no ocurría antes de la enfermedad. El pro­ Se si
ceso de excitación de este punto se ha hecho crónica to o
y patológicamente inerte. La excitación del islote pato­ recon
lógico puede quedar sin efecto en los puntos de la corteza cIotin
cerebral que corresponden a otros excitantes, o bien
ducir
basta tocarlo con un excitante para destruir de una u
relaci(
otra manera todo el sistema de los reflejos. Cabe admi­
tir que en las enfermedades de zonas aisladas de la Vdej,
corteza cerebral en las que predomina el proceso de in­ ’“» « o
hibición o el de excitación, el mecanismo patogénico
consiste en una ruptura de equilibrio entre los procesos
opuestos: se debilita más uno u otro de los procesos. Es
un hecho que, frecuentemente, en los casos de inercia
del proceso de excitación, el bromuro ayuda eficazmente
iSÍ
'Wo 4

a suprimir este estado al estimular la inhibición. ‘' » o


La conclusión que se deduce no se puede considerar
fantástica. Si, como hemos visto, la_jestereotipia, la ite­
ración y la perseveración se derivan naturalmente de la 5 4 ,* *

226
reflejos c o n d i c i o n a d o s e i n h i b i c i o n e s

no de inercia patológica del proceso de excitación de ciertas célu-


ados, jás motoras, el mecanismo de la neurosis de obsesión
e ais- y de Ja paranoia será el mismo. Se trata solamente de
pato- otras células y grupos celulares, ligados de una manera
iones u otra a nuestras sensaciones e imágenes. Así, una sola
ación serie de sensaciones e imágenes, ligadas a células enfer­
rodu- mas, adquiere un carácter de estabilidad anormal y se
lugar opone a la acción suspensiva de multitud de otras sen­
ación saciones e imágenes que corresponden más a la realidad
í, ba- debido al estado normal de sus células.
i me- La periodicidad cíclica * de la actividad nerviosa, ob­
ficul-
servada muchas veces durante el estudio de los reflejos
:o, el
condicionados patológicos, se relaciona de manera muy
sino clara con las psicosis y las neurosis humanas. La activi­
>s, se
dad nerviosa trastornada presenta oscilaciones más o
rticu- menos regulares. Se trata de una fase de considerable
refle-
debilitamiento (lo s re fle jo s condicionados caóticos desa­
; por
parecen con frecuencia o son m ínim os), después de la
licio-
cual, al cabo de algunas semanas, sin razón aparente,
con-
todo vuelve a quedar más o menos en orden para volver
iona-
a caer luego en una nueva fase de actividad patológica.
pro-
Se suceden de m anera cíclica períodos de debilitamien­
5nica
to o de intensificación funcional. Resulta im posible no
pato-
reconocer en estas oscilaciones una analogía con la ci-
irteza clotimia y la psicosis maniacodepresiva. Sería lógico re­
bien ducir esta periodicidad patológica a un trastorno de las
na u relaciones norm ales entre los procesos de excitación
idmi- V de inhibición. C om o los procesos opuestos no se lim i­
de la tan uno al otro en el tiem po y en la medida requeridos,
le in- y actúan en exceso e independientemente entre sí, el resul­
;énico tado de su trabajo llega al extremo, y sólo entonces se
cesos sustituyen los procesos. Entonces entra en juego otra
>s. Es excesiva periodicidad que, en lugar de la diaria, más corta
tercia y por consiguiente más fácil, dura semanas y meses. Por
nente

iderar 6. Se entiende por periodicidad cíclica un estado psíquico par­


ticular que se refleja en fluctuaciones periódicas del humor.
Uuite- Si estas oscilaciones, sobrepasan los límites normales, nos en­
de la contramos ante una enfermedad, la psicosis maniacodepresiva.

227
silencio e l V>c<* ° ® a t f d e la

I,
* 'Cbmd“V.extrema todos l o S « c^
S
pUado I
«n
n o ? « citantesroducen interrumpe ense-
dicioTiados^ P q secretorio), 1“ ¿e\ estimulante.
(„„«> mo'or dura la ac ¿ ¿el pro.
S S S S S . - t a de u n a ^ en eded e n ^
ceso de «ettacjóO' lo En ciertas condiciones
C a s a c a s de este fenómeno n o son raras en lo s

^^Todos estos síntomas nerviosos patológicos se mani­


fiestan en circunstancias apropiadas tanto en los perros
normales, indemnes desde él punto de vista quirúrgico,
como enlos animales castrados, es decir, sobre un fondo
orgánicopatológico (en este caso lo que se observa sobre
£ experimentos
trados es U extre™ d e S ^ Í , Predom ina en lo s ca s­
que, sin embargo, acaba «mr Proceso d e in h ib ic ió n ,
r ar enequüibrioc-
hasta i ué
^«do, por u o aV ^eCUVa » tenémf U s man«esta-
neuJl . ercia rjat^iA . Pnse v la • u^rai>ara/lA**
utos« obsesiVa ‘ ° )6® ca dei J ' a A v e r s ió n v 3,1'
. - wa V la paranoiaProces° de e x * t £ ióPn° r la
B IB L IO G R A F IA
servado
a de la
n. Algu-
tes con-
.ipitado
e ense-
tulante. PAvlov, I. P., Obras escogidas, Ediciones en Lenguas extran­
lel pro­ jeras, Moscú. — Los reflejos condicionados, Alean. —
ica hu- Tipología y patología de la actividad nerviosa superior,
iciones PUF. — Lecciones sobre el trabajo de los hemisferios
en los cerebrales, Cuadernos de Medicina soviética, comisión
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