La ACCION Maurice Blondel
La ACCION Maurice Blondel
La ACCION Maurice Blondel
INTRODUCCIÓN
- Lo encontraré en la acción.(1)
PARTE I
PARTE II
PARTE III
El fenómeno de la acción
(90-91.108-110.113-117)
- ...la razón del acto no puede residir más que en una libertad capaz de
sintetizar, de sacar provecho y se superar todo el determinismo del que
ella ha salido y acepta. (162)
- Dos seres no son ya más que uno, y precisamente cuando son uno
se convierten en tres –familia-. La meta del amor, no es el amor mismo
sino la familia. (301-2)
PARTE IV
El conflicto
- El hombre aspira a ser dios. El dilema es éste: ser dios sin Dios y
contra Dios, o ser Dios por Dios y con Dios. (404)
La alternativa
PARTE V
El acabamiento de la acción.
- La Revelación, para ser lo que tiene que ser si existe, debe superar a
la razón tanto en su principio como en su objeto y en su fin. Ningún
esfuerzo del hombre puramente hombre logrará penetrar su esencia.
(458) Referencia a "Trinidad".
-El conocimiento está vivo o muerto, según que el ser cuya presencia
necesaria lleva en sí reine en él, gracias al efecto de una libre
adhesión, o no sea para él más que un peso muerto. (482)
- En una sociedad que tiene, por así decirlo, una misma conciencia,
cada uno está en todos por la caridad, y todos están en cada uno por
el conocimiento y la acción. (499)
- Así, por extraña que parezca esta exigencia, es preciso que los
objetos sean aquello que parecen, y que su realidad consista, no en
una especie de trasfondo inaccesible, sino en lo que se determina con
precisión y es exactamente cognoscible. Parece que han servido de
intermediarios, y resulta que es esta relación, este papel mediador, lo
que constituye su ser y lo que establece la verdad absoluta. Para ellos,
ser es subsistir tal como son conocidos y queridos por nosotros,
independientemente de las deficiencias de la acción y del
conocimiento humano. Es necesario que el determinismo de las
apariencias científicas sea, en verdad, el orden de los objetos reales y
que su despotismo exterior se funde en la intimidad del ser. Lo que es
por nosotros, debe ser también sin nosotros o a pesar de nosotros. Y
lo que el idealismo subjetivo presenta como la verdadera expresión de
la existencia tiene que ser, en efecto, la materia de un verdadero
realismo objetivo. Las cosas no existen porque nosotros las hagamos
ser, sino que son tales como las hacemos ser, y tales que nos hacen
ser. (507)
- Las cosas son porque los sentidos y la razón las ven, y las ven en
común, sin que esta doble mirada, con que cada una por su parte
parece penetrarlas enteramente, se confunda en ellas. Conocer es ser
lo que conocemos, es producirlo, tenerlo, llegar a serlo en sí. Sumas
quod videmus. La materia tiene el ser sólo si el mismo ser se hace
materia, si lo que es verbo interior y vida en sí es realmente carne. Así
pues, lo que la abstracción distingue en la realidad sensible tiene que
permanecer indisolublemente unido. Se pueden mostrar sus aspectos
irreductibles, pero no se pueden separar sus caras solidarias. Y,
precisamente porque es imposible separarlas y reunirías, entre estas
dos apariencias conocidas subsiste lo que constituye el apoyo y el
vínculo, lo que hace a la verdad consistente. Actuamos en y sobre
ellas, ellas actúan en y sobre nosotros. El conocimiento, activo y
pasivo, que de ellas tenemos es, según lo que debemos pensar, el
doble fundamento del fenómeno, sensible y real.
Por una parte, la ciencia es una obra admirable que, a medida que
desciende de abstracción en abstracción hasta las relaciones más
simples y la unidad más universal de las leyes naturales, despoja al
mundo de sus máscaras sensibles. En la misma materia la ciencia
manifiesta lo que es inteligible, accesible a las conquistas del
pensamiento, independiente del lugar y de la duración, obediente al
espirita, lo que, al límite y para el conocimiento perfecto, no es más
que el pensamiento creativo. Tiende a reconducir el universo a la
intuición divina de su autor. Por otra parte, la ciencia es una obra
admirable que, a medida que determina con más precisión los
caracteres originales de las síntesis directamente percibidas, pone
más en evidencia la realidad definida de las cualidades y de las
especies sensibles, hasta poder decir que los hechos de experiencia
son tales como nos los revela la ciencia experimental; que tienen en
este conocimiento sensible una verdad racional; que los fenómenos
poseen, como tales fenómenos, una consistencia indudable; y, en una
palabra, que las cosas son mucho más profundas que lo que sabemos
de ellas en una segunda reflexión, ya que al mismo tiempo son
realmente tales como las conocemos sintéticamente desde la primera
mirada. Además, ambos aspectos sólo son reales en la medida en
que, irreductibles el uno al otro, están vinculados en la unidad de un
mismo acto de voluntad, en la percepción de una misma sensibilidad y
de una misma razón. (508-509)
- Ya que las cosas que no existen por sí, y que son en sí sólo por otros
capaces de percibirlas, tienen la propiedad de ser a la vez conocidas y
sentidas. Esto, es algo que les pertenece: estamos en ellas mediante
el conocimiento racional que, gracias a su carácter de universalidad,
las abarca todas y define sus relaciones según el orden inteligible de
su producción. Están en nosotros mediante la percepción sensible que,
gracias a su carácter singular, las individualiza y las califica. Tenemos,
pues, un conocimiento absoluto de lo relativo en cuanto relativo. Por
eso este relativo es. Existe, sin que haya que buscar más allá del
fenómeno una explicación que lo desnaturalizaría. Es lo que parece
ser a lo largo de toda la serie de sus manifestaciones heterogéneas
pero solidarias. Es ambiguo por la diversidad de sus aspectos, y esta
ambigüedad constituye la verdad real. Su fenómeno múltiple es su
mismo ser.
Por tanto, no basta con decir que el ser de las cosas sensibles es ser
percibido, si no se añade que el que percibe existe también por el
percibido. Ser objetivo significa, pues, ser producido y padecido por un
sujeto. Porque ser real es tener una acción real sobre un ser real. Así,
para que sean verdaderamente, es necesario que las cosas actúen, y
para que actúen, es necesario que sean percibidas y conocidas. (508-
509)
CONCLUSIÓN
Existe