Elementos de Educación PDF
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l.JOGOTA
IMP. DE VAPOR DE ~ALA:IfEA.JillR11ANOS.
1896
L !rl. CITAVES.
DIOS.
SERVIR Á DIOS.
t Quién es el que nos ha criado y nos conserva?
i Á quién pues pertenecemos nosotros 1
©Biblioteca Nacional de Colombia
-9-
P e rt.enecümdo pues á Dios debemos ocupa rnos en
servirle.
Y servi mos á Dios consagrándole todos los días
n_uestro cuer po , n u estra alma y todas nuestras ac-
Cio nes .
Y además conforruándonos con todo lo que El
disponga.
De ~sta manera tambiéu agradamos á Dios y n os
b Reemos acreedores á sns beudtcioneR.
V
TEMER Á DIOS .
i T ambién dehen1os temer á Dios 1
Y debernos temer á Dios porque El es santo y
aborrece todo lo malo y lo castiga.
Es ma lo todo pensamiento, p:dabra ú obra contra
los mandamientos.
E~to es lo que se llam~t pecAdo.
Y Dios caRtiga terriblemente el menor pecado .
Y lo castiga en eRtn. vida 6 t>n la otra.
i Por qué envió DioR un Diluvio sobre h. tierra?
iY qui'én se salvó solarnentt> en e~e Diluvio?
i Por qué se salvó ~olarnente Ncé?
P eru este temor d"'he ser pialtoso, filial y lleno de
confifl nza .
L a Sr1grada E~critum dice : ''El princi pio de la
sa biduría es el temo r de D10s. "
VI
MORAL Y DEBERE S .
i Quién es Dios 1
iN osotros tenemos deberes para con Dios 1
©Biblioteca Nacional de Colombia
-10-
i Cuáles son los deberes para con Dios?
Estos deberes nos los enseña la Moral.
Moral es la ciencia de los deberes que tenemos que
cumplir.
También tenemos deberes para con nuestros se.
mejautes y para con nosotros mismos.
Nuestros semejantes son las demás personas.
El conjunto de todas las demás personas forma la
sociedad.
En la sociedad están en primer lugar nuestros pa-
dres.
VII
DEBERES PARA CON NUESTROS "PADRES.
Tenemos deberes pant o r)l} nuestros padres porque
'á ellos, después de Dios, le:< .lebemos todo lo que te-
nemos y to que somos.
Ellos se han tomado el trabajo de criarnos, ali.
mentarnos, vestirnos y educarnos.
i Y con qué hemos pagado estos cuidados 1
i Tendr]amos con qué pagarlos 1
Ah ! no bastaría el mundo e11tero para pagar lo
que debemos á nuestros padres.
Ya que no tenernos c6mo pagarle¡¡ estos cuidados,
cumplamos, al menos, los deberes que tenemos para
con ellos
Los deberes que tenemos para con nuestros padres
son: amarlos, respetarlos, obedecerles y socorrerlos.
VIII
AMAR A LOS PADRES.
Manifestamo s el amor á nuestros padres agradán.
dolos en todo.
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-11-
i Y c6mo agradamos á nuestros padres 1
i Habrá alguno que Re atreva á hacer sufrir á sus
padres?
Este tál vendría á ser un mal hijo .
. Y un mal hijo no debe esperar tranquilidad en su
'Vtda.
Y no debe esperarla, porque los sufrimientos de
sus padres serán siempre una reconvellci6n muy
amarga.
iY si nuestros padres nos reprenden y castigan,
dllbernos amarlos?
Los qne aman de veraR á sus padres se llaman
buenos hijos.
Dios dijo á los buenos hijos:" Houra á tu padre
Y, á tu madre y vivirfÍ s largos y felices años en la
tterra prometida."
Y hay cierta fe nuiversal de que la felicid r\rl acom-
pafía á los buenos hij os.
JoRé amaba á ~>u padre y fue sabio príncipe de
Egipto por muchos años.
AMAR A LAMADRE.
IX
RESPETAR A LOS PADRES.
Mflnifestamos el respeto á nue~tros p~dres por~
tándonos sin jugar delante de ellos, sin hacerles
burla oí re ~pooder les 6. gritos.
N uestra.s palabras pua con ellos deben ser re ve·
rentes
Y mando nos venga una mala respuesta, pense-
mos ~n el día en que hayamos de quedar hnérhnos,
y bnmillémono-; en su presencia.
Autes de irnos á dormir debemos pedir illl ben·
dición •
En sns cumpleaños debemo"l festejarlos arnoros:l·
mente.
Y cuando ellos vuelvan de nlgúu viaje, debemos
salir á encontrarlos llenos oe regocijo.
Y siempre procurar estar Íl. su lado, consolarlos Y
escuchar sus palabms con humildad filial.
Lo que más les disgusta á nueHtros padr~:s, y que
Dios castiga, es nuestra frialdau é irreverencio. paro.
con ellos.
Noé maldijo nCam porque se burló de él. .
Y Cam fue desgraciado y todos sus hijos extermi-
nados sobre la tierra.
XI
SOCORRER A LOS PADRES.
i A quién debemos después de Dios todo lo que
tenemos y lo que somos 1
i Podríamos negar algo á nuestros padres 1
Debemos socorrer principalmente á nuest.ros pa-
dres en sus enfermedades y en su vejez.
Y debemos socorrerlos dándoles cuanto necesitan
de nosotros. .
También debemos encomendar á Dios á nuestros
Padres en todos los días de su vida.
XII
DEBERE S PARA CON LOS MAESTRO S.
XIV
DEBE RES PARA CON LA PATR IA
Y LOS GOBERNANTES.
XV
XVI
DEBERES PARA CON LOS AMIGOS.
Muchos de nuestros cornpañero~ ue escuela son
nueRtros nmigos.
Ser amigos e R tauto como Sflr hermanos.
No todos los uiñoR ::;on bueJJos para. amigos.
Los uiño~ malcriados, vagabundos y peleadores
deb:•u vivir Holus, sin amigo,; ,
E,tos tales son m:J.la, couipañías y debemos huír.
les. ·
Por el contrario, á los niños decentes y virtuosos
debernos hu,.carlos como ;¡¡nigos
A une. tros an11gu~ debemo~ bac:erles todo el bien
que podamos.
Cou todo aqm~llo que pueda. perjudiearlos, debe-
lnos advertír~elo con prudencia, aúu sus propios de.
fectos Pf•ra que se enurienden.
En ~u.; días de sufrimitlutos debernos ucornpañar.
los ; y ddenlie r !!iempre Sil rep rlt<tcióu y buen nom.
bre.
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©Biblioteca Nacional de Colombia
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'
Los buenos amigos deben serlo en vida y después
de la muerte: en esto consiste la fidelidad.
iN u estro Señor Jesucristo tuvo algunos amigo
en la tierra?
El, pues santificó en las personas de Lázaro y de
San Juan, la amistad wbre la tierra.
XVII
XXI
EDUCACION DE LA VOLUNTAD .
XXIII
LA PIEDAD.
L'l pi edad consiste en el amor á Dios y á todo lo
que es santo.
U u niño piadoso se encomienda á Dios, á la San.
tísima Virgen y á su Angel por la mañana y les da
graciaR por la noebe. .
También se confiesa y comulga con frecuenCia Y
vhlita al Santísimo Sacramento.
XXIV
LA OBEDI ENCIA .
XXVI
LA HUMILDAD.
XXVII
LA PACIENCIA.
Algunos niños son inclinados á la c61era: :i la
menor contradicci6n se ponen furiosos.
XXVIII
EL TRABAJO.
XXX
OTRAS VIRTUDES.
Una mentira no debe decirse jamás.
Los niños mentirosos además de qne se degradan,
pierden la confianza de los demó.s.
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Así, la verdad debemos decirla aun cuando sepa-
m os que nos van á castigar: en esto consiste la vir-
t ud de la veracidad.
La gratitud es el reconocimiento á los beneficios
que hayamos recibido.
También las atenciones de los demá~ merecen re.
conocimient o y corresponde ncia.
Una persona ingrata revela tener un corazón de-
gradado y lleno rle orgullo.
Debemos tener compasión hasta para con los aui.
males.
Los animales son seres que sienten, y snfreu por
tanto cuando los tratamos mal.
Tratar mal á los animales es hasta una ingratitud
para con Dios que los crió bondadosam eute para
nuestro servicio.
Y como todas el'tas virtudes, hay muchas otras
que debemos practiuar.
Pero el que practica una virtud, no debe hacer
osteu tacióu de ello, porque entonces ésta pierde su
mérito y deja. por tanto de ser virtud.
XXXI
XXXII
LOS ALIMENTOS.
XXXII I
LOS VESTIDOS.
XXXVI
LA RECREACIÓN.
XXXVII
LAS IMPRESIONES.
XXXIX.
LA FELICIDAD.
CONCLUSIÓN.
Todos estos deberes <l Phemos cumplirlos pura ser
felices.
Ser felices no es sentimos sati:;f,¡chos por haber
comicio, bebidG eS goza.Jo: es.to es apenas un placer
igual al de los brutos.
Ni tampoco por po~eer rr.nchas riquezas y bono.
res: éstos quizás duran poeo tiempo y halagan a pe.
nas el corazón.
Ml1chtl.S veces hacemos trn bien y se nos corres-
poncle con un mal: no nos afauernos entonces, he.
mos cumplido nuestro cleher por amor á Dios; esta
idea es la que constituye la felicidad.
II
EL ASEO.
La Urbanidad trata en primer lugar del aseo por.
que éste es el principio de la buena crianza.
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El aseo es necesario para conservar la salud y ser
uno bien recibido en la socieda<L
Una persona desaseada molesta la vista y el olfa.
to y da idea de su abandono.
Debe haber aseo en nuestro cuerpo, en nuestros
vestidos y en nuestra habitaci6n.
III
ASEO EN EL CUERPO.
IV
ASEO EN EL VESTIDO.
ASEO EN LA HABITACION.
Así como por el cuidado en el vestido se juzga
del carácter de una persona, por el de la habitaci6n
se juzga el modo de ser de la familia.
De aquí que tengamos mucho esmero en el aseo
de la habitaci6n.
Este aseo consiste en que no haya en ella mugre,
basura ni malos olores.
Y muy especialmen te en que los muebles estén
en orden y cada cosa en su lugar.
Debe, pues, barrerse la casa con frecuencia., pero
la ba&ura no debe dejarse amontonada en los rinco.
nes. porque da malos olore~ y produce graves enfer-
medades.
Flores pueden tenerse dentro de las h abitaciones,
pero esto durante el día, porque en la noche son
perjudiciale s.
En el patio principal y los corredores no debe
derramarse agu'-' porque pronto forma barro, y éste
es contra río al aseo.
Las paredes deben limpiarse de cuando en cuando
y blanqueA.rse por lo menos cada año.
Para el blanquimen to debe preferirse la cal á la
tierra blanca, porque, además de que mata los in.
sectas y purifica el aire, no se prende en los ves-
tidos.
También debe cuidarse que no aparezcan en ellas
VII
VESTIDO QUE DEBEMOS USAR.
VIII
DEBERES EN NUESTRA CASA.
Nuestra casa es el asiento de nuestra familia.
La familia la componen los padres, los hijos y los
parientes.
Los jefes de la familia son los padres y los her ..
manos mayores.
Para con ellos debe haber obediencia y respeto, y
para con todos cariño y tolerancia.
Debe haber tolerancia para sufrir con resignación
XIII
DEBERES EN LA ESCUELA
XIV
DEBERES EN EL TEMPLO.
XV
DEBERES EN LA CALLE.
-
por la calle; si las necesitamos, dehemos ir á su casa.
• Amicia.
XVI
DEBER DE SALUDAR Y MODO DE HACERLO.
Uno de los principales deberes que tel'lemos yendo
por la calle y al llegar á ca~a ajena, es el de saludar
á las demás personas.
El inferior debe saludar primero al superior,
aiem pre que éste lo autorice con una mirada.
Para saludar debemos ponernos de pie y mirar á
la cara de la persona á q11ien saludamos.
Y nuestro saludo debe ser más ó menos respetuoso,
tnás 6. menos cariñoso, según la categoría de la per-
sona á quien saludamos.
Para con los superiores, debemos quitarnos el
sombrero y nombrarlos segúu el tratamiento que les
corresponda.
Al señor Obispo le diremos "Ilustrísimo señor.''
Al señor Presidente '' EKcelentísimo señor Pre.
sidente.
Al señor Cura, señor Cura.
Al que sea doctor, señor doctor.
Al que sea General, señor General.
Al apellido de un caballero se le antepone la pa-
labra señor: señor Córdoba.
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XVII
DEBERES EN CASA AJENA.
Al llegar á una casa ajena, debemos golpear en el
port6n.
Tres gol pes dados con moderaci6 n serán bastantes.
Si ocurre que pregunten "i quién~" respondere.
tnos con nuestro apellido siroplementf l.
Al entrar nos quitaremos el sombrero y saluda-
temas atentamente á los dueños de casa y en seguida
á las demás personas por el orden de su categoría.
Si en este saludo noR diereu la mano los superio-
te~. se la daremo~ uosotros también .
. L1¡égo nos $eutarewos eu tJl l11g'H que se nos in.
dtque renunciándo lo si es el más honorífico.
Y teulen,Jo aden1~s el cuidado •le no quedar detrás
de otras personas ni vol viendo á alguno la espalda.
Para seut,. roo3, esperaremos á que lo hagan los
dueños de casa.
Y si se hubieren parado otra~ personas por uues.
tra llegada, les rogaremos que se sieuten.
Y si se uo5 exige que uus pongamos nuestro soro.
brero, no hemo~ de acceder si uo hay mucha con-
fianza: es mejor colocarlo sobre la mesa.
q Al sentarnos teudremos el cuerpo recto, los pies
escansando en el suelo, y las rodillas juntas.
La vista debemos fijarla en las personas con quie-
~es estemos, y nunca en las cartas, libros, pinturas,
41hajas 6
dinero que haya. sobre las mesas.
Estas cosa$ solamente las examinarem os cuando
~eantos in vi taJos á ello.
Una vez instalados, preguntarem os por la salud
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©Biblioteca Nacional de Colombia
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de la familia y por el estado de sus empresas y ne-
gocios.
Y por lfltimo del objeto de nuestra visita, procu-
rando ser .breves en esta relación.
Nuestra permanencia en una casa ajena depende
del carácter y los negocios de la persona con quiell
tratamos.
Así, nuestras visitas á los extraños deben ser cor·
tas y respetuosas.
Las de los enfermos, deben limitar~e á enterarnos
del ~~~ado de FU sa.lud, y á ofrecer 6 prestar nuestros
servtciOs.
Y las de las personas muy ocupadas, como los sa·
cerdotes, los gobernantes y los comerciantes, breví.
simas, de minutos, para tratar tau solo algún nsuoto
importante, sin emplear para ... uo cuentos, historias
ni rodeos.
Cada vez que salga de la misma pieza alguno de
los concurrente;;, nos pondremos de pie.
Las uiñas solo se pondráu de pie en el caso de que
sean señoras las que salen.
Al despedirno~, lo haremos en primer lugar de
los dueños de la casa, y luégo Je todo¡;; los demás por
su orden.
Y si se hubieren puesto de pie, les rogaremos que
Re sienten.
Cuando los dueños de casa quisieren acompañarnos
h~r;ta el port6n, les ¡,mplicáremos que no se tomen tal
molestia.
Pero si ellos insistieren, en el último port6n les
darem~s las gradas y les haremos una segunda des·
pedida muy ligera, diciéndoles: "buena tarde " 6
" buenas noches."
XVIII
LAS VISITAS.
XIX
LA CONVERSACION.
NL:eHt,ra couversaci6n debe ser culta y decente,
empleando palabras castizas pero siu afectación ni
estudio.
Como temas de conversación debemos elegir los
que estén al alcance de nuestros conocimientos.
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La murmuración sólo es propia de los necios y
envidioRos; por esto, la reputación de los demás
nunca debe servirnos de tema de conversaci6n.
La adulación y los cumplimientos insípidos, sien.
tan muy mal en boca de una persona de juicio.
Los cuentos y los chistes solo los referiremos
cuando vengan a l caso y sean cortos y tengamos
gracia para referirlos.
L as chanzas son muy delicadas: Polo ~e permiten
con personas de intimidad y que sepamos hs reciben
bien.
Delante de personas de reRpeto, nuestra convP.r-
sación debe ser seria y respetuosa .
Las disputas acaloradas deben cortarsP al princi-
pio en una conversación, sobre todo eutre ~eñoms ,
porque esto lns ridiculiza tri st em<> nte.
L as conversacione~ de los ne t;ios y los ébrios no
son para oírla~ en sociedad; doude los hayn, no de.
beu estar las mujeres ni los uifios.
L as bufo11 r.vlas irrespetuosas, no dt>mo~ aplaudi r.
las, ni siquiera. antorizarlas; cotro C]llt> •on propias
de geutes lmj:4s y r1tiues .
Esta sanci6n es la que (h. PI ~<ello al jttic:io y rlig.
nidad de una persoua decente, y sobre todo de una
mujer.
No debemos dndar del dicho de nna persona, por.
que esto equivale á Jecirle que mieutP, y esto es in.
aultarla .
Pero si hay quien á nosotros uo 1 -~ ccefl , desprecié-
lllosle y no ocurramos á la indelicadeza rle ir á jurar.
Cuando se nos confíe un secreto, debemo~ hacernos
dignos de e~ta confianza guardándolo con cuidado.
Y con las conversaciones de nuestros amigaR, aún
cuando no sean de secreto, debemos guardar la ma.
Yor discresi6n.
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Las personas indiscretas y chismosas siempre se
ven metidas en averiguaciones desagradables, y en
donde quiera son recibidas con desconfianza.
Y en fin, acostumbrémon os á hablar siempre lo
puramente necesario y con alguna seriedau.
Las personas qne contraen el vicio de conversar,
concluyeu por hacerse intolerables en sociedad, y no
hay quien no evite encontrarse con ellas.
A las personas que no agraden por su conversa•
ci6u Rencilla, no deberuos despreciarlas; antes bien,
buscarles un tema. en que pueda discurrir con acierto
y avudarlas.
El tono de la voz debe ser uatural, ni muy alto
ni muy bajo.
El acto de gritar desluce completamente á una
perso nn
En seereto no deben h\bln.r llllDet~ dos personas
delaut\l de otras: es una falta iutolerable.
Cuando hablemos, debemos dirigir la ruin,Lla á la
persona con quien hablamos: solo la gente rú'ltica
es la que mira al suelo 6 á las puredes cuando ha.
bla.
Y si nos h·1blan á nosotros¡, Jebemos wimr ulO·
destameute á la cara de quien nos habla y manifes-
tarle "teur:ión.
N uebtm acción debe ser sencilla, natura 1 y propia
de 11uestra edad.
Nuestra risa debe ser talDbién recatada y opor·
tu un.
Una coutiuua sonrisa eu el sembln.ute, es señal de
simplicidad.
En fin, euidemos de que nuestra conversaci6n sea
en toda!:! partes la expresi6n de nuestra cultura y los
buenos sentimientos del coraz6n.
XXI
MODO DE SERVIR A LA MESA.
XXII
CORRESPONDENCIA EPISTO LAR.
La correspo ndencia epistolar la constjtuy eu las
relacione s que mantener nos por rne rlio de cartas.
Las cartas son de tres clases: amistosas ó fami .
liares, comercia les y oficiales.
Las cartas amistosas ó familiare s son las que di.
rigimos á nuestros parientes y á nuestros amigos.
EstaR cartas se escriben en un pliego de paJ •el de
carh 6 billete, y nunca en una cuartilla 6 tu nu
pedacito
En la parte superior del pliego, un tanto hacia la
derecha, se escribe el nombre del lugar en donde
estamos y la fecha.
Luégo, dejando una línea en bla neo, se pone el
nombre de la persona á quien escribimo s, antepo
niéudole la palabra señor ó señora.
A.l fin de la línea siguiente y hacia la derecha se
escribe el non1bre del lugar en donue se encuentr a
la penona á quien escribimo s, 6 la palabra presente
si está en el mismo lugar.
En la otra línea se escribe u na de las expresion es
siguientes.: mi respeto.Jo y querido padre, wi que.
rido amigo, 6 muy señor mío, si no hay relacione s
de amistad.
Un inferior no debe dar nunca el título de amigo
á un superior.
Luégo, dejando una 6 dos líneas en blanco, se
©Biblioteca Nacional de Colombia
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empieza el contenido de la carta, dividido en tres
apartes por lo menos.
En el primer aparte se sa luda y se le desea bien-
estar ti la persona á quien escribimos y á su familia.
En el segundo trataremos del objeto de la carta.
En el tercero volveremos á recomendar at~ncio
nes á la familia, y termino.remos con una de estas
expre~ion¡;os : " Su afectísimo amigo, su menor ad
mirador, el menor de sus hijos que lo ama," según
la persona :í quien escribamos.
Y por último, ponemos la firma ~~1 pie de la carta
de una manera cln.m y legible.
Las postclatas no se permiten entr.e per;;onas ele
poca cotJfiauza.
El orden anteriormente indic:ldo puede alterarse,
p~'ro 's el rná-; llCeptado por el bneu uso.
Cuaudo es0rib:tmo,. a personas de re~peto, no de-
bem os recornc n·larles que den saltt<.leH ú otms per.
so nas.
El estilo lle una c;nta debe Rer tan natuml y sen-
cillo como el de una conversación, pero >in de~ceu•
der ií frase~ afectadas y ridículas, como" me he ale.
grado tautísitno, mi queridísima amiga," etc.
L:u; cartas de pésame deben ser serias y sentimenta-
les; las de felicitacicín, cortese~:~; y las de los amigos
y los parieu tes, afectuosas é insinuantes.
L'1 letra debe ser clam, y si es posible eleg1nte,
evit11udo con el mayor cuidado los errores de orto.
grafía, los borroues y las eumendaturas.
En las cartas de las personas de respeto, debe de-
jarse un margen er. blanco á la izquierda del papel
y evitar las abreviaturas.
Ptlru cerrar una carta se dobla cuidadosamente
de manera que su tamafio coincida con el de la cu-
bierta, y en ésta se introduce sin arrugarla.
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Sobre la cubierta se escribe la dirección, dividida
en tres renglones: "Señor, D.'' y demás títulos que
tenga la persona á quien escribimos, hacia b orilla
superior izquierda.
Hacia la mitad de la cubierta, el nombre y ape.
llido de esq, persona, sin emplear ninguna alte.
ración.
Y hacia la orilla derecha inferior el nombre del
lugar donde resida.
También es costumbre escribir en la cubierta E'l
nombre rle la persona á quien se recornienda la c•H.
ta para ser entregada, pero á las personas de n•spe.
to nunca deben hacerse eRtas recomendaciones.
Cuando la cinta se recomiend:1 á una pen-,onn. de.
cente, puede dánele sin pegarla en señal de con-
fiauzn., pero es deber de la per.sona c¡ue la recibe a~í,
pegarla en preseucia del que se la da
L'1s personas qne estén de luto, deben usar para
sus cartas papel y cubiertas de luto.
Todf\ carta debe conte~tar,;e lo más pronto que sea
po,ible, y debe contestarse por medio de carta y no
con nu p:1pelito 6 un recado.
Las uiñas no deben eseribir ni contestar car-
tas sin el consentimiento y dirección de sus padres.
La ligereza de escribir cartas ha causado y causa
lllás daño á una mujer, que el que pueden causarle
todos los uefectos que pueda tener.
En este punto, pues, v•... de por medio la dignidad
y buen nombre de una mujer.
XXIII
6
©Biblioteca Nacional de Colombia
-82-
XXIV
CONCLUSION.
En todos los demás casos en que tengamos duda
de lo que hayamos de practicar, dirijámonos por la
idea de la dignidad personal.
El temor del "qué dirán," es malísimo guía,
porque nos acostumbra á aparecer decentes y bue·
nos sin serlo en verdad.
La dignidad personal debe ser la norma de todas
nuestras acciones, en público y en privado, estando
solos ó acompafiados, y siendo ricos 6 pobreR.
Y entiéndase que no hay dinero que pueda en·
cubrir las faltas de u na persona ru iA. y mal ed u.
cada.
Así como no hay pobreza que pueda ocultarnos
los méritos de una persona noble y generosa.
Por tanto, debemos practicar ~iempre las reglas
que uos impone la urbanidad.
Practicándolas, mejoramos nuestra condición.
Y mejorar nuestra condici6n es un deber inelu
dible, porque él tiende á nuestro perfeccionamiento
moral.
En este perfeccionamiento está el verdadero mé·
rito moral de una persona.
S6lo asi nos hacemos dignos del fin para que fui•
mos creados por Dios, cual es el de nuestro bienes~
tar y el de nuestros semejantes en esta vida, y la
felicidad en el seno ele Dios en la otra.
PRELIMINARES.
JI
EL ORDEN.
IIl
CUIDADO GENERA L DE LA CASA.
La casa que habitemos debe ser seca y de fácil
ventilació n.
Los desagües:·deben tenerse bien arreglados y co.
rrientes.
Los suelos y las paredes aseados, y cada cosa en
su lugu.
En las casas donde no hay niños, bastará barrer
una vez por semana los aposentoP y el patio
El día en que se barre debe ser el viernes, una
parte de los cuartos, y el sá br.do otra.
Pero diariamen te se deben limpiar los wuebles y
recoger del suelo las basuras, hebras y papeles.
Las janlas y pajareras nece~itan aseo y cuidados
diarios.
Las tasas de flores deben regarse todas las tardes
á la pues ti\ del Ro l.
Las barandas 6 pasama11os de las escalerns deben
limpiarse con trapos mojados y secarlos después,
una vez á lo menos en cada mes.
Las cerraduras de todas las puertas deben estar
perfectam ente arreglndas .
Las ventanas, bÍ es posible, con bastidores ó
vidrieras, y éstas deben lim piurse de cuando en
cuando.
Y para el orden y aseo de todo lo dt>más, la sefio-
ra de 1st casa debe hacer un arrt>glo general cada
dos ó tres meses.
Para esto desocupará los baúles, alacenas y arma.
ríos, los h:ná limpiar perfe'!tam ente y luégo los
arreglará de nuevo, botando ó regalaudo lo que
haya de inútil.
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-86-
En cuanto á los esterados, deben botarse los vie-
jos, no dejarse puestos para colocar encima los nue.
vos porque así no se evitarán ni las pulgas ni los
malos humores.
IV
ARREGLO PARTICULAR DE' LA SALA.
Habiendo otros aposento~ de habitación en la
casa, debe de~tinarse la sala únicamente para reci-
bo de la:> personas qne nos vi¡;itan.
El adorno y amoblado de l!t sala debe ser sencillo
pero hecho con gusto.
Eo cul-\nto iÍ los muebles, debe contener la sala
los asientos nece~r~rios y <.losó tres mesas .
En estos rnttebleH debe atenderse más á la como-
didau y duración que á la belleza y lujo de ellos.
Camas, armario~; y cómodas, no sientan bien en
la sala.
También los adornos rlebt!u estar en armonÍI\ con
el aRpecto de h sala.
Los e-;pejos de ctterpo entero, por f'jemplo, sólo
se ven bien dunrle la ;;ala está alfombrada y las pa.
redes empapeladas.
Los objeto~ fJile h ·1ya sobre las mesas deben estar
colocados en orde11 y con gusto.
Un florero renovado todos los días, da muy buena
idea del gusto de las señoras de la c~1sa.
A ser posible, la sala debe estar alfombrada, y de
nó, esterada.
Para que no se formen caminos gastados sobre
los esterados ó alfombrados, deben ponerse esteritas
que conduzcan de una puerta á otra.
Las personas que llegan á la sala deben cuidar
LA ALCOBA.
Ln. alcoba debe ser espaciosa y clara en cuanto
fuere posible.
Las alcobas estrechas y cerradas, son malísimas
para todos, especialmente para los niños, porque el
aire respirable se vicia pronto.
Diariamente se debe zahumar la alcoba y abrir
las ventanns para que ventile.
Con aire puro y con limpieza en todo, se evitan
muchos médicos y medicinas.
El adorno y mueblaje de la alcoba deben ser sen·
cilios, porque siendo e5te lugar de descanso, la
sglomeraci6n de objetos parece contraria á la iJea
del reposo.
Las camas deben ser altas, y preferibles las de
madera.
Las ropas de la cama deben mantenerse en coro·
pleto a~eo, sobre todo las sábanas y las,:fundas de
las almohadas.
Para cambiarlas, no se debe esperar hasta que
estén sucias, porque en ellas, más que en cualquiera
otra parte, se depositan el sudor y los humores en·
fermizos.
Por tunto, es conveniente tener un buen acopio
de estas piezas.
Las cortinas de las camas no deben ser de lana,
porque éstas absorben más los gérmenes de las en·
fermedades.
Pero á no poderse evitar esto, deben hacerse sa·
cudir con frecuencia y tenerlaR siempre abiertas,
aun durante la noche.
VI
EL COMEDOR.
El comedor debe ser claro y espacioso, de modo
que pueda darse vuelta á la mesa, y de fácil venti.
laci6n.
Uu comedor estrecho y oscuro hará que parezca
poco apetitosa la comida mejor preparada.
El orden y el aseo deben ser aquí tan esmerados
que se noten á primera vista.
VII
LA DESPENSA.
' VIII
r' . LA COOIN A.
X
LOSDEMAS LUGARES DE LA. CASA.
En toda casa debe haber un cuarto destinado ex-
clusivamente para las. oraciones cuotidianns de la
familia.
Este cuarto que se denomina "or:üorio," debe
estar adornado de acuerdo con su objeto, y uo se
permitirá que se desempeñen en él ninguna clase
de oficios domésticos, sino que JJerá mirado con res.
peto por todos.
La pieza Jel baño Jebe estur ¡>ro vista de u na me-
sa adecuada para colocar el plat6n y el jarro, y la
tinaja para el agua.
XIV
COSTURA Y BORDADOS.
En cuanto á la costura y los bordados, no habrá
tnujer que no conozca esta profesión como ocupa.
ci6n diaria.
L:~. costura, aunque poco productiva en aparien.
cia, e~ hoy el sostén de muchas f,¡milias, que á su
amparo viven honradamente.
Las niñas deben ejercitarse desde sus primeros
años en esta clase de trab1jo~, como que ~on los que
tienen más aplicaci6o en la vida de familia.
Tan pronto cono sus facultades se lo permitan,
deben hacer ellas mismas sus trajes, que así cobra.
rán mayor gnsto y afición por la co>.turé. .
• El aprendizaje del corte y conf~::cci6n de tonas
las piezas del vestido, es indil'lpensable á la mujer.
Y le es indispensable para ahorrar muchos gastos
de modista y dejar cada pieza á gusto de quien la
hace .
. También deben aprender las niñas á coser en vie.
Jo para que compongan sus trajes y los de las niñas,
Y acomoden ropa para los pobres.
En la misma escuela pueden ejercitarse en esta
tarea, llevando sus trAjes rotos para pegarlas uu
pedazo nuevo, las medias para pedacearlas,y la ropa
Vieja para aprenderla á hacer nuev¡¡,
Así, los padres que quieran que sus hijas apren.
dan costura en realidad, deben exigir este punto á
XV
.
ASEO Y ARREGLO DE LOS VESTIDOS.
Lo-; vestidos deben lavarse con frecuencia para
tenerlos aseados y conservar la ea 1u d.
Deben remendarse para que los buenos duren por
rntíR tiempo en buen estado.
Y deben plancbarse y arreglarse, para darles uP
aspecto más decente.
Todos estos trabajos deben irse haciendo oportu•
namente, para que presten el servicio á su debidO
tiempo, yá perfectamente arreglados.
Debe lavarse la ropa en la casa, en cuanto sea
posible, para evitar así que las lavadores la usen Ó
que la mezclen con ropa ajena.
Y deben destinarse para esta operación, los díaS
lunes y martes de cada semana.
[1] Eeto. recomendo.ci6n no carece de autoridad, pues un co-
lombiano que visitó lt1o escuela e de Alemania, eueontró 6eccioll 0'
en\erae de niñu ocupadaa en remendar á la hora de costura
XVI
INDUSTR IA DOMÉSTICA.
Además de esta~ tareas, debe emprende r la mujer
n otras que sean de su competenc ia y quE'I le dejen
lguna utilidad 6. la familia .
. Pueden, por ejemplo, hflcerse para la venta. pan,
abón, chocolate, hRcer tejidos de hilo y de lana, y
ouo lo demás que permitan el tiompo, la salud y
a laboriosida d de la mujer.
Eu esto se funda la industria uotnéstica , tan útil
n las casas para ayudar al sostenimie nto de la fa.
ilia .
. 1'ambién debe ejercitarse la habilidad de la mu.
eren la utilización de los objetos que en la casa
atecen inservible s.
Los ingleses han llevado este arte á la mayor per.
~ccióo, pues entre ellos nada se tira ni se desper.
toia.
Las cosas má~ despreciab les, vienen á ser útiles y
"uelven á adquirir valor y aprecio, según las diver.
~~~s modificaci ones y formas que adquieren por la.
1lld ustria.
El cultivo de las flores y de las hortalizas en la
Casa, además de revelar buen gusto, puede servir de
llegocio á la familia.
~
La economía es, pues, un agente indispensable
n el seno de las familias .
. "Economía es el uso prudente, met6dico y pre-
lsor de los bienes .
. "Ella establece orden en los gastos, en la admi-
~stra ción ele lo que uno tiene, y en la entendida
~lstribución del tiempo.
' "Lo que el trabajo da, la economía lo conser.
a"(l).
'Y como el trabajo corresponde en mayor escala
l hombre, tenemos que la economía corresponde
tincipalmente á la mujer.
Esta es la gran ciencia en que ella debe ejerci.
arse, para conRArvar, y aun para aumentar el ha.
er de las famili: ~.
Debe h 1her econ omía en el tiempo, en los gastos
) en el usu de toll as los bienes.
XVIII
ECONOMIA EN EL TIEMPO.
:El tiempo es el mayor bien de que podemos dis-
~oner, pero es muy breve comparado con el con-
ll) E. Alvarea.
©Biblioteca Nacional de Colombia
-110-
XIX
PUNTUALIDAD.
Todas las cosas deben arreglarse siempre de hl
manera, que lo que se ofrezca hacer á cierta hora,
se h1ga invariablemente.
Eu esta. exactitud se funda la puntualidad, tan
ne~esaria en todos los momentos de la vida.
R;ta exactitud debe empezM por la hora de le-
vantarse: cuando la señora de In casa duerme tarde,
falta la cabeza, los cri;.~dos huelgan y el desarreglo
es inmediato.
La hora de las corniuas ha de procurarse que sea
Sja en todos lo>~ días, que así se podrá disponer de
1ln tiempo mayor para los quehaceres.
Por tanto, el almuerzo y la comida deben estar
~ubre la mesa al mismo dar la hora fijada, nunca
fintes ni después.
En este punto debe ser muy dgida la señora de
la casa, tanto con la cocinera como con los que han
de cotner. 8
©Biblioteca Nacional de Colombia
-114-
XXI
GASTOS SUPERFLUOS.
XXII
XXIII
ECONOMIA EN LAS PROVISIONES.
XXIV
ECONOMIA EN LOS ALIMENTOS.
Las comidas diarias deben variarse en lo posible
todos los dÍls.
Deben preferirse 11quellos platos que son de
mejor gusto para la familia, á fin de que no haya
desperdicio s.
Pero estos platos no deben repetirse demasi!luo,
porque en la monotonía está el fastidio.
No deben servirse muchos platos, ni demasiado
condiment ados, porque esto es contrario á la econo.
mía y perjudicia l para la salud,
L1s comidas tienen por obj eto mantener la vita.
lidad del cuerpo, no hartarnos ni Jeleitarnol'l.
La gula y el deleite vuelven el ánimo fl ojo, y mal
inclinado el coraz6n.
Todo el gusto de un plato debe consistir en la
lnanera de prepararlo , aseada y delicadam ente.
Los manjares deben servirse calientes á la mesa,
para no tener que cambiarlo s y hacer pérdidas, y
sin interrupci ón para no hacer esperar.
Los dulces y los postres se deben mantener cu.
biertos hasta el momento de servirlos, p:na evitar
así la caída de moscos, que tanto asco de~piertan.
Los manjares sobrantes, si no han de vol ver á la
cocina, se harán guarJar inmediata mente en la des-
pensa.
Cuando lleguen huéspedes á nuestra casa, no de.
XXV
ECONOMIA EN LOS VESTIDOS.
La economía en los vestillos consiste en tener los
purnmente necesarios y con servarlos con cuidado.
Vestidos i::: teriores debemos tener los sufi cientes
para alt.ernarlos con holgura, á fin de estar liiempre
aseados.
Y en cuanto á los exteriores, bastarán tres ó cua..
tro ordinMio~, para alternarlos en cada semana.
Las te las deben escogerse siempre de buena cali.
dad, porque por su duración se hace una gran eco.
nomía.
Y deben hacerse los trajes en la 'lasa para adr¡ui.
rir práctica y economizar los retazos 6 sourantes,
como para que queden al gusto de quien los hace.
Al estrenar un truje, se ha de tratar con esmero,
para lo cual no debemo~ sentarnos en el suelo, ni
alzar niños 6 animaleR que puedan ensuciarlos.
Y terminada la vi11it<L 6 función para la cual se
hizo, quitarlo, ~acudirlo, doblarlo y guardarlo en
su lugar, con cuidado.
Y coutinuar las faenas de la casa con otro traje
y á usado y ordina río.
Así 8e da iuta de Rseo, economía y agradecimien-
to á la persona que lo costeó.
Cu'lndo son los nifíos los que estrenan, debe cuí.
XXVI
LUJO Y MODAS.
Por rica que sea una familia, no debe hacer os-
tentaci6n de lujosos vestidos y preciosos adornos.
E~ta o~tentaci6n puede couvertirse en vanidad y
acnb<Ar con las bellas cualidades morales de una mu.
jer de juicio. .
Las mujeres entregadas al lujo viven pendientes
de sus vestidos, de sus adornos y atavíos, como asun .
tos de toda su importancia.
XXVII
ECONOMIA EN LOS MUEBLES.
Los taburetes, las sillas, los sofás, las mesas, los
armarios, son muebles y exigen cuidado y eco.
no mía.
©Biblioteca Nacional de Colombia
-126-
Cada mueble debe ocupar RU puesto para que
haya orden y se conserve mejor, y debe estar siem-
pre aseado.
En 11inguna casa debe haber acumulación de mue.
bies inútiles; esto es contrario á la economía y la
elegancia.
Solamente la sala de recibo debe estar provista
del mayor número de asientos y de la.s mesas 6 con.
solas necesarias.
Los muebles deben mantenerse barnizados para.
que duren más tiempo, y sólo deben utilizarse para
su uso ordinario.
En los bHúle;; ó cómoda'! no deben guartlarse ob.
jeto~ que produzcan mal olor ó que ensucien á los
demás, como frutas, grasas, queso. carne eto.
Cualquier daño ocurrido en un mueble, Jebe re-
pararse pronto para no exponerse á perderlo ínte.
gramente.
Las llaves deben manejarse con especial cnidado,
porqne uua vez perdida alguna de ellas, queda sin
servicio un mueble necesario.
Con los demás enseres de la casa debe cui.lnrse de
darle~ la debida aplicación; por ejemplo: necesi.
tándosd un cedazo, no se debe ocupar un pañuelo
de linón, ú otra tela, porque despué:; yá no vuelVE' á
servir pa.m su respectivo uso.
Y deben, además, emplearse en el número nece-
sario; por ejemplo, liiÍ se pretende sembrnr flores, no
deben comprarse muchas tazas, necesitándose cuatro
6 seis, porque las sobrantes se rompen 6 pierden.
Las botellas y los frascos deben guardarse en un
lugar apropiado para este objeto.
Los pedazos de papel que sirvan para envolver,
diben doblarse con esmero y conservarlos juntos en
un lugar conven\ente.
©Biblioteca Nacional de Colombia
-127-
Las hojas en bhnco de las carta~ deben cortarse
y guardarlas para usarlas 1nás adelante.
Los ped~zos de cordel, hiladillo 6 cordón, deben
atarse y guardarse flll una caja 6 saco especial.
'fodas estas minuciosidades contribuyen á la eco.
Dornía y al buen orden de la casa.
XXVIII
ECO~OMIA EN LAS JOYAS.
Se da el nombre ele joyas á los objeto<; de valor
que usamos como adorno, como los anillos, loR re.
lojes, lo~ collares.
Estos objetos, por el mismo hecho de ser valiosos,
deben mantener <e bien guartiauos en cofres ó cajas
con cerradura.
La llrLve de estos cofres sólo debe parar en poder
de los dueños .
Para usar las joyas, debe cuidarse de no nglome.
rarlas, para no llamar mucho la atención sobre
ellas.
Mucha" veces, la belleza y las gracia~ naturales
de una señora, quedan eclipsadas con el brillo y el
valor de sus joyas.
Una mano hermosa, por ejemplo, recargada de
anillos, pierde su mérito y aun inspira risa.
Pero en los viojes no deben usarse joyas para
evitar su caída en las carreras, ó un descuido en las po.
sadas.
Al desprenderse una señora sus joyas, debe ha.
cerio en el lug:n en que hayan de guardarse, esto,
aun para ir al baño, 6 entregarse á las faenas do-
mésticas.
XXIX
ECONOMIA EN LA. INSTRUCCION.
La instrucción de la mujer riebe limitarse á lo
que te~ga relación cou sus funciones; por tanto,
debe atenderse á las materias más precisas ó iodis.
pensu.bles.
La Religión debe estudiarse empezando por el ca-
teci.;mo, de modo que se aprenda y eutienda sufi-
cieutemente en todas sus parteA.
Lll Lectura f la Escritura deben aprender~e con
con la mayor perfección posible.
En los ejercicios de E~critum se debe hacer la
aplicación de la Ortografía, para así estudiarla prác.
ticamente.
La Grnmática ca~tellal:!a debe estudiarse empe·
zu1do por hacer corrt:!cciout~ de errores, y apreo-
dieudo luégo nociones sobre las partes de la. otaci6o
y las reglas generales de concordancia,
XXX
ECONOMIA EN LA EDUCACION.
Para educar á la mujer con acierto, debe aten-
derse á su condición, cuidando de que no llegue á
concebir esperanzas superiores á la esfera en que
ha vivido.
Si 11e trata de una mujer que debe vivir en el
campo, ha de dirigírsela su gusto y su mente á ]as
XXXI
ECONOMIA EN LA ORACION.
En la educacióc. de la mujer debe cuidarse tam.
biéo del de¡::arrollo y sabia dirección de uu sen ti.
miento nobilísimo. tan natural y espontáneo como
lo rneden ser en ell<l la ternura y la bondad.
E,te sentimiento es el de b piedad, que la hace
dirigirse á Dios aun en medio de sus más árduas
ocupaciones, que atrae sus miradas al cielo, que la
hace invocar algún nombre sagrado á cada mo-
mento.
La expresión más explícita de ese sentimiento es
la oraci6n, que es á un tiempo un movimiento del
corazón y de la mente hacia Dios, para expresarle
con palabras el amor, confesar su grandeza y soli-
citar su 1t1Ísericordia.
Sólo los que no saben orar, miran la oración como
una ocio~idad fastidiosa y como una mortificación
del espíritu ti qutl nos entregamos, mientras que ls.
imaginaci6n desvanecida se extravía.
XXXII
CONCLUSION.
El orden, el trah~jo y la economía son, puei1, los
tres medios que, unidos á la virtu•i, forman el pro-
greso y Lieuestur de las familias.
(1) Fenel6n.
FIN.
ERRATAS.
P4irina. dice debe deciraa.
29. podres padres.
36. necesariO necesaria.
42. costea costean,
43. armonizado armoniza.
62, sombre sorn brero.
73, borde borde.
81, e~oritas escritos.
1' teda• lu dtmb qua' juieio dallaeter dtbm eone&'irle.
©Biblioteca Nacional de Colombia
IN DIC E.
Dedic atoria ......... ......... ......... ......... ....... a
A Jos sefíores maestros y padres de familia ... 5
MORA L.
URBANIDAD.
I Nociones generales ....................... 40
JI El aseo ......................................... 40
Il I A~eo en el cuerpo .......................... 41
IV A~eo en el vestido .......................... 42
Para los niños ................................ 42
ECONOMIA DOMÉSTlUA.
I Prelirnina res........... ................... 83
II El orden .......... ........ ................ .. 8!
I!L Cuidado general de la casa ............. 8.')
IV Arreglo particular de In Silla . ....... .. 86
V T.Ja alcoba.......................... ... ...... 88
VI El co!lledor .... ........ , ...... ........ ..... 80
©Biblioteca Nacional de Colombia
- 138-
VII L'l. despensa.................... . ... . . . .. . 92
VIIILa cocina................................. 9~
IXEl excusado... ............. .. .. .... ... •.. 95
. XLos demá~ lugares de la caf:a........ ... 91l
XIEl trabajo................................. 97
XII Gouierno de la casa. ... .. . ... .... . . . ..• 99
XIII Las sirvienta~ ............ ............... lOt
XIV Costura y bordados ...................... 103
XV Aseo y arreglo de loA vestidos ......... 104
XVI Iudustria doméstica...................... 107
XVIl Economía ............. .................... 11)9
XVIII Economía en el tiempo.............. ... 109
XIX Puutualidad .............................. 113
XX Economía en el dinaro .................. 114
XXI Gastos Ruperfluos ..................... ... 117
XXII Exceso de econo~ía en el dinero ..... 118
XXIII Econouomb en las provisiones ........ 119
XXIV Economía en los alimeutoR ............. 121
XXV Econornb en los vestidos ................ 122
XXVI Lnjo y modas ......................... ... 12+
XXVII Ecouomít~ en los muebles ............... 125
XXVIII Economí(\ en las joyas .................. 127
XXIX Economía en la instrucci611 ............. 128
XXX Economía en la eJucaci6n . .............. 130
XXXI Economía eu la oración .................. 132
XXXII Couclusión ................................. :t3;~
Erratas ...................................... ] 34
lndice .. , ................................... , _136