Elementos de Educación PDF

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ELEMENTOS DE EDUCAC1n'

MORAL, HIG;E;;: UJAD


y

ECON OMÍA DOMÉ STICA

PARA USO DE LAS ESCUEL1S YFAmLIAS


POR

UN AMIGO DE LOS NIÑOS.

Con Hprol!llciúu do la Anlurit!ntl cdesiLhtira.

l.JOGOTA
IMP. DE VAPOR DE ~ALA:IfEA.JillR11ANOS.

1896

©Biblioteca Nacional de Colombia


DEDI CATO RIA

Á LOS QUE Mlil fNSPIRAR ON LAS SANAS IDEAS


Y FORMARON :nn CORAZÓN,

MIS QUER IDOS PADR ES,


DEDICO IIUJIHLUE MENTE ESTE TRABAJO EN
TESTIMO NIO DE AMOR Y GRATITU D.

L !rl. CITAVES.

©Biblioteca Nacional de Colombia


ALOS SENORES MAESTROS
Y PADR ES DE FAMI LIA.
Compañer o en vuestra misi6n de enseñar, hace
tiempo que vengo ideando las formas de un libro de
educaci6n elemental para los niños, como que conoz-
co el vacío que de él hay en las escuel::.s y las fami~
lias; y aquí tenéis hoy el resultado de muchos días
de un trabajo a~id uo y laborioso; toca ahora á voso
tros hacerlo que llene su objeto en la educaci6n in.
fantii que os está encomend ada. Es verdad, digo con
Fenel6n, que no será fácil que cada uno en la prác-
tica vaya tan lejos como va el autor cuando ningún
obstáculo se le opone al escrihir su obra; pero aun.
que no sea posible alcanzar la perfecci6n en este
trabajo de la educaei6n, no es ím1tíl haberla cono.
oído y hecho todos los esfuerzos para alcanzarla.
Las lecciones de Moral, Higiene y Urbanidad han
sido acomodada s á casos pnr~:omente prácticos, que
así es más provechosa su enseñauza Otro tanto he
procurado en el tratado de EcononiÍa doméstica, ins-
pirándome para ello en los escritos de dos ilustres
colombiana~: doña Josefa Acebedo de Gómez, y doña
Soledad Acosta de Samper, en alguno~ de Fenel6n,
y en la experienci a que me ha sugerido la observa.
ción que be tenido en mi propia casa y la de mis
amigos.
Todos estos esfuerzos hechos por la gloria de Dios,
la felicidad de vuestros bogares y el engrande.
cimiento de la Patria, comprome ten vuestra gene.
rosidad para aceptar y poner eu uso esta pequeña
obra que me prometo ir mejorando con las instrnc.
cionesde quienes á este respecto quieran favorecerm e.
EL AUTOR.
©Biblioteca Nacional de Colombia
MORAL.

DIOS.

i Quién ha criado el cielo y la tierra 1


i Quién ha criado todo lo que hay en el cielo y en
la tierra 1
i Quién es, pu es, el criador de toclas las cosas?
iY quién gobierna todas las cosas 1
Dios es, pues, el criador y S eñor de todas las
cosaR.
i Hay algo tan grande como Diofl?
iY en d6nde está Dios ?
i Aquí está Dios 1
Sí, aquí está Dios pero nosotros no lo vemos por-
que El es un espíritu.
Y un espíritu es un sér que no tiene cuerpo ni
puede ser visto ni tocado.
Pero Dios sí nos ve 1
Penst.mos, pues, que estamos delante de Dios y
que El nos ve.
II
AMAR Á DIOS.

i A nosotros quién nos ha criado 1


iY Dios tenía necesidad de criarnos 1
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-8-
Entonces Dios nos ha criado solamente porque
nos ama.
Y Dios adem:ís nos ha darlo to,Jo lo que tenemos
y lo que somos.
j Cuán bueno es Dios!
iY qué debemos hacer con el que nos ama?
i Luego nosotro~ debemos amar á Dios 1
Sí, debemos amar á Dios con todo nuestro cora.
zón, con toda nuestra alma y con todas nuestras
fuerzas.
E-;te amor se lo manifestamos á Dios acordán-
donos siempre de El para alabarlo.
i Entre Caín y Abe! cuál amaba verdnderamente
á Dios?
III
OBEDECER Á DIOS.

i Quién gobierna todas la!l cosas?


i A nosotros también nos gobierna Dios?
iY nosotros debemos obenecerle?
Obedecernos á Dios guardando sus santos Manda.
mientas.
¡,Y El sabe si los guardamos?
iY qué nos ha prometido si los guardamos?
iY si no los guardamos 1
Esto nos enseña que Dios es infinitamente justo.
Guardemos, pu~s, siempre con respeto la santa
Ley de DioR.
IV

SERVIR Á DIOS.
t Quién es el que nos ha criado y nos conserva?
i Á quién pues pertenecemos nosotros 1
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-9-
P e rt.enecümdo pues á Dios debemos ocupa rnos en
servirle.
Y servi mos á Dios consagrándole todos los días
n_uestro cuer po , n u estra alma y todas nuestras ac-
Cio nes .
Y además conforruándonos con todo lo que El
disponga.
De ~sta manera tambiéu agradamos á Dios y n os
b Reemos acreedores á sns beudtcioneR.

V
TEMER Á DIOS .
i T ambién dehen1os temer á Dios 1
Y debernos temer á Dios porque El es santo y
aborrece todo lo malo y lo castiga.
Es ma lo todo pensamiento, p:dabra ú obra contra
los mandamientos.
E~to es lo que se llam~t pecAdo.
Y Dios caRtiga terriblemente el menor pecado .
Y lo castiga en eRtn. vida 6 t>n la otra.
i Por qué envió DioR un Diluvio sobre h. tierra?
iY qui'én se salvó solarnentt> en e~e Diluvio?
i Por qué se salvó ~olarnente Ncé?
P eru este temor d"'he ser pialtoso, filial y lleno de
confifl nza .
L a Sr1grada E~critum dice : ''El princi pio de la
sa biduría es el temo r de D10s. "

VI
MORAL Y DEBERE S .

i Quién es Dios 1
iN osotros tenemos deberes para con Dios 1
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-10-
i Cuáles son los deberes para con Dios?
Estos deberes nos los enseña la Moral.
Moral es la ciencia de los deberes que tenemos que
cumplir.
También tenemos deberes para con nuestros se.
mejautes y para con nosotros mismos.
Nuestros semejantes son las demás personas.
El conjunto de todas las demás personas forma la
sociedad.
En la sociedad están en primer lugar nuestros pa-
dres.
VII
DEBERES PARA CON NUESTROS "PADRES.
Tenemos deberes pant o r)l} nuestros padres porque
'á ellos, después de Dios, le:< .lebemos todo lo que te-
nemos y to que somos.
Ellos se han tomado el trabajo de criarnos, ali.
mentarnos, vestirnos y educarnos.
i Y con qué hemos pagado estos cuidados 1
i Tendr]amos con qué pagarlos 1
Ah ! no bastaría el mundo e11tero para pagar lo
que debemos á nuestros padres.
Ya que no tenernos c6mo pagarle¡¡ estos cuidados,
cumplamos, al menos, los deberes que tenemos para
con ellos
Los deberes que tenemos para con nuestros padres
son: amarlos, respetarlos, obedecerles y socorrerlos.

VIII
AMAR A LOS PADRES.
Manifestamo s el amor á nuestros padres agradán.
dolos en todo.
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-11-
i Y c6mo agradamos á nuestros padres 1
i Habrá alguno que Re atreva á hacer sufrir á sus
padres?
Este tál vendría á ser un mal hijo .
. Y un mal hijo no debe esperar tranquilidad en su
'Vtda.
Y no debe esperarla, porque los sufrimientos de
sus padres serán siempre una reconvellci6n muy
amarga.
iY si nuestros padres nos reprenden y castigan,
dllbernos amarlos?
Los qne aman de veraR á sus padres se llaman
buenos hijos.
Dios dijo á los buenos hijos:" Houra á tu padre
Y, á tu madre y vivirfÍ s largos y felices años en la
tterra prometida."
Y hay cierta fe nuiversal de que la felicid r\rl acom-
pafía á los buenos hij os.
JoRé amaba á ~>u padre y fue sabio príncipe de
Egipto por muchos años.

AMAR A LAMADRE.

(PARA LAS NIÑAS)

Todos debemo,; amar á uuestros padres, pero en


e~pecial las nifías á sn ma¡Jre.
Y deben amarla más, porque eu su m~dre tienen
l.ln ángel que custodie su al ma.
Una niña uo puede ser feliz sin los cuidados de
su madre.
Por eso deben sentir gusto las nifías en estar á su
la.do, en verla, en oírla, en hablarle.
A su madre deben confiar las niñas todos sus
llensamieutos, sus deseos, sus impresiones,
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Y luégo oír con respeto sus ar:lvertencias y seguir
sus consejos.
La niña que no lo hace a~í, es la m6s desgraciarla,
la que más 8e aleja del camino del bien.
¡Y no hay en el mundo más que una sola u.ndre!
¡Bendigamos á Dios que nos la dio y busquemos
siempre su santa compañía !

IX
RESPETAR A LOS PADRES.
Mflnifestamos el respeto á nue~tros p~dres por~
tándonos sin jugar delante de ellos, sin hacerles
burla oí re ~pooder les 6. gritos.
N uestra.s palabras pua con ellos deben ser re ve·
rentes
Y mando nos venga una mala respuesta, pense-
mos ~n el día en que hayamos de quedar hnérhnos,
y bnmillémono-; en su presencia.
Autes de irnos á dormir debemos pedir illl ben·
dición •
En sns cumpleaños debemo"l festejarlos arnoros:l·
mente.
Y cuando ellos vuelvan de nlgúu viaje, debemos
salir á encontrarlos llenos oe regocijo.
Y siempre procurar estar Íl. su lado, consolarlos Y
escuchar sus palabms con humildad filial.
Lo que más les disgusta á nueHtros padr~:s, y que
Dios castiga, es nuestra frialdau é irreverencio. paro.
con ellos.
Noé maldijo nCam porque se burló de él. .
Y Cam fue desgraciado y todos sus hijos extermi-
nados sobre la tierra.

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13-
X
OBEDECER A LOS PADRES.

i Nuestros padres tienen autoridad sobre nos.


otros ~
i Debemos, pues, obedecerles en cuanto nos
manden~
Obedecemos á nuestros padres haciendo pronto, y
con buena voluntad, lo que nos manden.
i Y debemos exigir por esto alguna recompensa?
Los niños no deben salir nunca de la casa sin el
permiso de sus padres,
Cuando les nieguen el permiso, deben resignarse
á su negativa sin murmurar.
Y cuando nos manden hacer alguna cosa difícil,
peLsemos en que ellos se están sacrificando por nos.
otros y hHgámo¡¡la prontamente.
Imitemos al Niño Jesú& que, con ser Dios, obede.
c'ía á San Jose y la Virgen en Nazaret.

XI
SOCORRER A LOS PADRES.
i A quién debemos después de Dios todo lo que
tenemos y lo que somos 1
i Podríamos negar algo á nuestros padres 1
Debemos socorrer principalmente á nuest.ros pa-
dres en sus enfermedades y en su vejez.
Y debemos socorrerlos dándoles cuanto necesitan
de nosotros. .
También debemos encomendar á Dios á nuestros
Padres en todos los días de su vida.

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Y después de ~u muerte, visitar con frecuencia su
tumba y regar flores á su lado.
Y más aún: honrar su memoria practicand o sn
buen ejelllplo y sus comejos, y haciendo su última
voluntad.
José no negó nada á su padre en Egipto, y cuando
m u rió, llevó lnto por mucho tiempo.
El hijo que hace sacrificios por socorrer á sus pa·
dreR ancianos y enfermos, revela tener un coraz6P
hidalgo y generoso.

XII
DEBERE S PARA CON LOS MAESTRO S.

i Quiénes han sido sus Maestros 1


i Ellos han hecho algo por ustdes?
Los Maestros son nuestros segundos padres.
Ellos se toman el trabajo de instruí rnos y edu.
cart~os.

Por esto debemos aten(lerlos , respetarlos y series


siern pre agradecido s.
Cnantas veces los encontrem os, debemos saludar·
los con cariño.
Cuaudo vengamos á la clase, debemos atender 6
sus enseñanza s y segui r sus correccion es.
Y en todo tiempo manifestar les nuestra gratitud
por el beneficio que nos hacen.
S6lo así los tendremos contentos y los animarern os
á llenar su tarea con gusto.
Si los Maestros nos castigan 6 corrigen, debemos
considerar que corregir nuestros defectos es su deber,
y qne esto lo hacen ellos para nuestro bien.

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XIII
DEBE RES PARA CON LOS SACE RDOT ES.

Tamb ién hacen de padre s los sacerd otes, los pa.


riente s y los gober nante s.
A todos ellos debem os tratar los con respet o y
mostr arles sumis ión.
A los ~;acerdotes con espec ialida d debem os vene-
rado;; por la misión divinn que t:jercen en medio de
nosotr os.
Ellos con~agran el Cuerp o de Nuest ro Señor Je.
sucris to y pt>rdonan los pecados en nomb re de Dios.
Por eso, uo hay nada tan grand e sobre la tierra
como un sacerd ote.
Tamb ién son nuestr os padres en lo espiri tual los
señore s Obispo~ y nuestr o Santo Padre el Papa.
A ellos le!!! debemos olJediencia y oracio nes para
que Dios los asista .
Una burla ú ofensa para con ellos sería una pro-
fanaci 6n.
En una ocasi6n cerca de Betel unos much achos se
burla ron del profet a Elí..;eo porqu e era calvo.
Y Dios los castig 6 envia ndo dos osos del bosqu e
vecino que devor aron á 111ás de cuare nta mucha chos,

XIV
DEBE RES PARA CON LA PATR IA

Y LOS GOBERNANTES.

Patria quiere decir tanto como madre .


Colom bia es nuest ra Patria , nosotr os somos co.
lornbi anos.
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-16-
Ser colombianos e;:; ser grandes, dignos.
Por eso debemos amar á Colombia y procurarle
el m.'iyor bien posible.
Le manifestamos el amor á la Patria, cumpliendo
sus leyes y respetando á sus gobernantes.
La Patria necesita de gobernantes que representen
la Ley y la Justicia.
Si no los hubiera, dviríamos en una completa
anarquía, y nuestra vi.da, nuestra familia y nuestros
intereses no tendrían garautías.
Por tanto, dfbemos acatar á ouestro'> gobernantes
y sostenerlos con nuestra palabra y nuestros ser-
vicios.
Y cuanuo la Patria sea amenazada ó per~Pguida
debemos ayudar á su defensa.
Así seremof1 bueuos ciudadanos y dignos del glo-
rioso uombre de colombianos.

XV

DEBERES PARA CON LOS HERMANOS.


i Cuántos hermanos tiene carla uno de ustedes ?
i Y cómo los tratan sieudo sus hermanos 1
Los hermanos están Jig,ulo~ por una misma san-
gre.
Además, han sido criados bajo el mismo techo y
con los cuidados de unos rni~rnos padreR,
Por esto deben amarse los hermanos y f\yudarse
mutuame[¡te.
Los hermanos envidiosos y peleadores son el azote
de las familias, como lo fue Caín de la familia de
Adán.
Y por el contrario, los buenos hermanos hacen
prosperar admirablemente su familia.
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Los hermanos mayores hacen las veces de los
Padres
Por esto los menores deben respetar y obedecer á
los mayores.
Los mayores por su parte deben tratarlos á todos
con cariño, y darles i ustruccíones, <tyuda y buen
ejemplo.
Así se hanin dignos á la e"timación de la sociedad
Yá las bendiciones del cielo.
i Entre los doce hijos de J acob, cuál cumplió mejor
sus deberes como hermano 1

XVI
DEBERES PARA CON LOS AMIGOS.
Muchos de nuestros cornpañero~ ue escuela son
nueRtros nmigos.
Ser amigos e R tauto como Sflr hermanos.
No todos los uiñoR ::;on bueJJos para. amigos.
Los uiño~ malcriados, vagabundos y peleadores
deb:•u vivir Holus, sin amigo,; ,
E,tos tales son m:J.la, couipañías y debemos huír.
les. ·
Por el contrario, á los niños decentes y virtuosos
debernos hu,.carlos como ;¡¡nigos
A une. tros an11gu~ debemo~ bac:erles todo el bien
que podamos.
Cou todo aqm~llo que pueda. perjudiearlos, debe-
lnos advertír~elo con prudencia, aúu sus propios de.
fectos Pf•ra que se enurienden.
En ~u.; días de sufrimitlutos debernos ucornpañar.
los ; y ddenlie r !!iempre Sil rep rlt<tcióu y buen nom.
bre.
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©Biblioteca Nacional de Colombia
-18 -
'
Los buenos amigos deben serlo en vida y después
de la muerte: en esto consiste la fidelidad.
iN u estro Señor Jesucristo tuvo algunos amigo
en la tierra?
El, pues santificó en las personas de Lázaro y de
San Juan, la amistad wbre la tierra.

XVII

DEBERES PARA- CON LOS POBRES.

Todas lafl fortu~;.as no son iguales sobre la tierra:


unoR son ri0os y otros son pobres.
Y Dios es quien ha querido establecer estas oi·
ferencias.
Un pobre es un semejante nnestro que sufre mil ·
cbas necesidades como el h :unbre, la desnudPz, 1
tristeza.
Y un huérfano las sufre todas con la falta de sus
padres.
Y Dios mismo nos manda aliviar las necesidades
de los que sufren.
Por eso, debemos á los pobres compasión y socorr~·
Este socorro consiste en darles una limosna, vi·
sitarlos, consolarlos y ayudarlos en cualquier tr!l'
bajo: esto es hacer una obra de misericordia.
Para hacerla, debemos poner nuestra mira efl
Dios y ver y honrar en ese pobre á Nuestro Señot
Jesucristo.
Quien así lo practica, merece las bendiciones d
Dios.
En el buen anciano Tobías tenemos un ejemplo
elocuente.
©Biblioteca Nacional de Colombia
-19-
XVIII
DEBERES PARA CON NOSOTROS MISM03.
E n nosotros ha y dos cosas distintas : el cuer po y
el a lma.
E l cue rpo lo podemos ver y toca r , es materia l.
E l a.lmfl no la podemos ver ni tocar, es espiritua l.
E l cuerpo se nutre, d uerme, auda, crece y , ien te .
E l alma pieusa, aprende y dirige toda~ nuest ras
llccioues.
El cuerpo está sujeto á las eufermechdes y á la
tn uerte, eH mortal.
El alma IIUtll!a muere, I."S iumorto.l.
El cuerpo es del lodo de la tierra., y 6. ella vuelve
~espués de algunos años de viua .
El alma es semejante á la esencia de Dios, y va á
rlo nde El Jespués de esta vida .
i Cuál eF, pueR, la parte más noble que b \Y en nos-
otros?
i A cuál deheutos miis cuidados 1
XIX
EL ALMA Y SUS POTENCIAS.

C uida mos del a lma h aciendo buen uso de s us po.


tencias.
i Cu áles son las potencias del alm a ?
H acemos buen uso del enten dimiento pen sando
~lt nue¡¡tro Crea dor, en el fin p a ra que nos crió y en
~os medios que debemos emplear para llega r á ese
ll.
Aprendemos á pensar en estas cosas, asistiendo al

©Biblioteca Nacional de Colombia


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catecismo y oyendo con atenci6n los sermones y la~
demás explicacione~ de los sacerdotes.
L a misma enseñanza nos dan loA Obi spos en sus
Pastorales y nuestro Santo Padre en sus Encí0licas.
Por eso, también debemos oírlos con respeto .
Hacemos buen uso de la memoria aprendiendo
mu chas cosas útiles. t.
Para aprenderlas, del.Jemos asistir todos los d'Ía 8 ~
la Escu<'l<l y atender á las lecciones del Muestro Y
las eusfñ tuzu.s de nuestros padres.
Ouaudo 110 ~epamos alguna cosa útil, debe:nos
preguutarla á los que la sepan.
Una nz l'lpreudida alguu l cosa, debernos e.sfot·
zurnos en r"'p tS:\rla para. ejercitar a:-íla memona.
H11cemr¡H buen uso de l. v ltl!lt·\d, \msC' udo e1
bien y practic:índolo.
XX
EL BIEN Y EL MAL.
L ~ ley de Dios, las leyes humanas y nues~ r
11

propia coucitmcia nos en~eñu1 :i distir guir el b1ell


del m:d.
Estft distinr i n se manifieRta en nosotros desde
nue,tros primeros t ños: entonce;.; Re dice que te ~te·
1110.,_ 11~0 dH raz<Ín
El bitll• lt·h. mos practicarlo por !ler !tieJJ, sin e~·
perar por u-.to 1111 placer ó 11111 rtlcompensa. del
El mal no df'bemos pru.t.:tiol;\.rlo por nada
mundo ¡
Y no debemo~ practi ca rlo, no por e! ter~1or de
cn¡;tio·o ó de h veraüenza ó amaran ra m tenor que
"' o "' ¡
prvporcioua, siuo por ser mal. .
Por el conocimiento que tenemos del bten y e
©Biblioteca Nacional de Colombia
-21-
al y la libertad para obrar e~ por lo qne somos
esponsables de nuestras acciones ante Dios y los
ornbres.

XXI

EDUCACION DE LA VOLUNTAD .

. P ara practic:>r el bien y desech.1r el mn.l, nace.


ijttamos uu acto Je la vo 1untad.
Al gunas veces este acto ex:ige ole nosotros un 8a-
Ctifi rio.
Y debemos h~cer e:;;te sacrifivio para cnmpli r
llue~tro deber
Si Rolo h'~cemos lo que nos agr;\'le lüfl sentidos,
nos volveremos débiles y fl.cjos
Entonces la voluntad dej ·• de ser el órgano del
deh!lr pnn> ser el Jel placer.
Y esta es la condición de los irmf'iowdes que
obran por lo que les dietan los Fentidos.
Oou lu oLedienci:\ e~ corno se pne,le ejercit;l r y
adiestrar la voluntad.
Obed eciendo iÍ. qnien debe mandarnos hacemos
llluchas cosas qne no nos agracian pero qne sou de
lluefltro deber.
h Y una vez educada la voluntad pata el deber, no
ay virtud que no se pueda adquirir.
No hay sacrificio que no se pueda llevar á cabo.
No hny fin que oo se pueda alcanzar.
No hay obstáculos que uo seamos capaces de
"encer.
Entonces somos lo que debemos ser.

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-22-
XXII
LA VIRTUD.
El bien que practicamos constituve la virtnd.
Y no hay narln. que iguale al mérito de la virtud.
L a bellez~, el talento, las riquezas, las habilida·
des, nada vrden si no hay virtud.
Ante DioR, el verdadero mérito de una persona
está en la virtud: así lo euseñ6 N uestro Señor J B•
sucri:-,to .
L'\ virtnd fne la ~~ne a lcauzrí {¡la Virgen Mar~a la
gracia de t-er Madre de Dios.
Y hay muehcu> virtudes muy hermosas en el alma
de los uiñr)..;, como la nie•ltd, h obe,liP.nc ia, la jus-
ticia, la humildad, la veracidad, la pacien<:Ía, el tra-
bajo, h hon rnd..z, etc.
El Niiio J e~ús las practÍc¡tba to,!as desde sus pri·
mero..; nños
Y así lo h·1u hecho mnchos niños cri~tianos, como
San Lnis Gouzrtg:\.
Y así lo podemos hacer todos mPdiante un acto de
nuestra voluutnrl y la gracia Je D tos .

XXIII
LA PIEDAD.
L'l pi edad consiste en el amor á Dios y á todo lo
que es santo.
U u niño piadoso se encomienda á Dios, á la San.
tísima Virgen y á su Angel por la mañana y les da
graciaR por la noebe. .
También se confiesa y comulga con frecuenCia Y
vhlita al Santísimo Sacramento.

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-23-
En el Templo está con reveren cia y habla con
respeto de todas las cosas santas.
E.,ta virtud es tan excelen te que nos hace entreve r
la felicidad del cielo desde la tierra.
El Ranto R ey David decía que un día pa~ado en
la casa del Señor, vale más que mil días pasados en
Cllfl lquiera otra parte.
Y Nuestro Señor Je~ncri~to la recomie nda en los
lliño!l cuando dice : " Dejad venir á mí los niños."

XXIV

LA OBEDI ENCIA .

Obedien cia debe haber para con todos los supe-


riores.
Sobmeu te en el cw;o de que se llOS mandar a al-
gun a cos\ contrar ia á la Ley de Dios, deberÍal lloS
negaruo s á obedece r.
Entonce s debe prtlferir se la obedien cia al Ori,\dor
á. la criatun•.
Eu doude debe ejercita rse con más cuidado la
obedien cia es en el seno de la familia.
Uu uiño sum iso á la volunta d ue sus padres será
lllás tarde buen ciudada no.
Y lo será porque sab rá obedece r y respetar á la
autorida d de su P atria
La obedien cia tiene además la ventaja de enseñar
á goberna r.
Asi, una niña obedien te á su madre, sabrá más
tarde goberna r su casa con acierto
Por medio de la obedien cia en la familia es, pues,
Cotno se forman los buenos ciudada nos y las buenas
~tno.s de casa.

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-24-
XXV
LA JUSTICIA.
El hombre es reRponsable por todaq sus acciones.
Y la justicia exige que cada uno reciba el premio
ó el castigo á que se haga acreedor.
E"t:~ virtud reside en Dios en grado infinito: El
es PI Juez inexorable de todos los hombres.
Y acá en la tierra nuestros padres y las antori·
dad es son los represen tu ntes de la J usticii\ di vi ua.
Las autoridades neceRitan de prudencia á fin de
distinguir con acierto lo bueno de lo malo y apre
ciar la~ cosas como son en realidad.
También necesitan de fortaleza ó firmeza de ca-
rácter para no dej <use doblegar por nada ni por
JJadie en contra de la j nstici&.
Los niños no debe u hacerse justicia por su propia
mano .
Eo ca¡;;o de una falta ú ofensa por parte de los
otros niños, deben poner la queja á sus padres 6 á
sus maestros
Si no lo hicieran así, convertirían la justicia en
venganza, la más cruel de las pasiones.

XXVI

LA HUMILDAD.

Todos, grandes y pequeños debemos ser humildes.


Ser humildes es confesar que nada valemos.
Las riquezas, los talentos, la hermosura, son do-
nes de Dios, y el que los tenga, los tieue como prtls.
tados.

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-25-
Persuadidos de esta verdad, no debemos vanaglo.
riarr.o,.¡ por nada ele lo hueno que tengamos.
Nuestro lugar debe ser el último, convencidos de
que é~te es el que nos convieue.
Y si fuéremos llevados á t.lllo mayor, bendigamos
al punto la hondad de Dios.
N un ca hablemos de nosotros nÜgmos ni para pon.
derarno~ ui para rebajarro~.
Lo primero es vanidad, lo segundo es falsa hu.
rniJ¡i:\d.
Eu tmtií.ndose de los demás, debemos nosotros con-
tribnír á honrarlos en cuauto la sencillez y h verdad
lo permitan.
RoguemoR á nue~trof'l amigos nos dén aviso de los
defectos que noten P-n nosotros y corrijúm '>DOS para
ejercitar la humildad.
Cuando ~eamos ocupado~, para algún ~ervicio,
pre~témoslo con alegría, modestia y dilige11cia.
Y si no pudiéremos, excusémonos al punto con
buen modo.
Nuestras oraciones deben ir acompañadas de pro.
fund a humillación y ue santo temor en presenci .. de
la M.•jestad de Dios.
Y por todos cuantos Lvores recibiéremos de Dios
y de los hombres, démosler-; al punto i11fi nitas gr:1eias.
N uestro Señor JG>ncristo dijo: "El que se hu.
milla, será enzalsado; y el que se enzalsa ~erá hu-
millado."
MODESTIA

(PARA LAS NIÑAS).

Hay niñas á quienes les gusta despreciar á las


demás porque no son ricas 6 bien vestidas como ellas.

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-26-
Hay otras que se creen bonitas y se incomodan
cuando se les dice feas aunque sea por chanza.
A otras les gusta que las miren y que todos las
alaben.
A todas estas pobrecitas niñas les falta la her-
mosa virtud de la modestia y merecen compasión.
L:-o ostentación, el orgullo y la vanidad que ellas
practican, son cosas que manchan el alma y Jrlñan
el corazón.
Ellas deben fijarse ~ólo en las cualidarles dela.lrnn.,
en ser buenas dentro y fuera de la casa, pero no por
parecer bien á los demás.
Su porte exterior debe ser sencillo y humilde
pero sin h3 jeza, y amable pero sin afectación.
Sus ocupaciones, las de los quehaceres de la casa
y de la escuela.
Sus amistac.les, las de niñ.>s juiciosas, que les den
luz y fortaleza.
Sns tr;~jes, sencillos y contados sus adornos.
De esta manera es corno las niñas merecen las
con~ideraciones de las gentes sensatas, que siern pre
b'-<scan el atractivo de la sencillez y de la escondida
virtud_
L"' modestia, es, pues, el más bello adorno de las
niñas.
Y ella es también la más rica joya para la corona
de ¡.,u felicidad.
En \(l. Santísima Virgen encuentran las niñas el
modelo de esta hermosa virtud.

XXVII
LA PACIENCIA.
Algunos niños son inclinados á la c61era: :i la
menor contradicci6n se ponen furiosos.

©Biblioteca Nacional de Colombia


-27-
Y un niño f urioso es ua co~a intolerable que todo
lo at ropell:t y no sabe el m al que h ace.
E st os niños deben pensar q ue es una locu ra qu e rer
qu e todas las cosas les sa lgan bien 6 como ellos las
desean .
Y que en el mundo toJos vivimos contrariados
por nuestra dehili<hd y la de los demás hombre¡¡.
Por tanto, dehemo~ ejercitar la paciencia para
soportar esas contrariedades.
Y tmbajar por domiuaf!los des<le pequeñoR, po r .
que cuauuo grandes ya es difícil, y eorremo~ peli g ro
de tornar los iubtÍt;to'> de los anirnale,; fero~es .
Las uiñas deben peusM qne na h h 'Y qne n o
pueuan conseguir por medio de In. dulzura: Ó;ta es
el arrua de la mujer.
Mientras que por la durer.:t y la cólera, so lo co n-
siguen bacer~;e temible::;.
Y cuando grandes convierten b~ paz de b hmilia
e n la desesperacicín del infierno.
Y además que ell.ts mismas pierden h clignidad,
pues Ulla mujer rubiosa es una mnjer vulgar, a nn.
q ue pertenezca á una clase elevad:t de l:t r-oL· ieda.J .
Con paciencia , muchas co~aR grandes se alc>l!lza n.
E l santo J ob fue agradabl·e á Dios por la p ráut ica
dt~ esta virt ud y me reció la glor ia .

XXVIII
EL TRABAJO.

Debt>mos trabaja r toc.loR, gra ndes y pequ eñ os, ricos


y pobres.
Y debemos trabajar para consegutr nnestro ali.
mento y para dar ocupación digna á nuestra vida.

©Biblioteca Nacional de Colombia


-28-
Dios nos impuso el trab"ljo como deber cuando
dijo á Arlán en el pr!.raíso : "Comerás el pan con el
sudor de tu frente."
De dos modos se puede trabajar: físicamente,
como aran1lo; y mentalmente, como estudiando.
"El trabajo mental es el sudo r del alma."
Los niño<; cleben trah'\ja.r haciendo <;US tareaR de
escuel a con interé~ y cuidado, y ayudando á sus pa-
dreo, en lns ocupaciones de la casa.
También deben aprender algún oficio honrado
pam cuando 8ean gran le~.
Se dehe trnbaj'l.r todos los día~ menos el domingo ,
que es el db del Señor.
Antes ¡]p e m pez·n n ue~tro trabajo deb<Jrnos ofre
cér~;e lo á Dios diciéndole: "Os ofrez~o, oh Dios
mío ! este tra b •j) á vuestra mayor gloria ; dad me,
oh Espíritu s..uto ! las gracias necesarias para ha.
cerlo hieu."
Tod a:'! ]:,s noches clebemos pedirnos cuenta de
nue ~troH trab •jos durante el dh, y así no pa~aremos
uno ~olo er la ociosidad.
Ni11gnua cosa .]~·grada y fa stidia tanto como la
ocio ~id u]: ella es la maJre ,Je todos los vicios
Imitemos al Niño Je~ús que con ser Dios traba-
jaba cou e m peño en la casa de s11s padres.

EL TRABAJO EN LAS NIÑAS.

Las niñas deben ocuparse desde sus primeros años


en las faenas de la casa, ayudando á su madre tí go.
bernur, á barrer, á asear los niños, á coPer y aún á
cocinar.

©Biblioteca Nacional de Colombia


-29-
Y aun cuanrlo las niñas sean ricas, deben prac-
ticar esto~ oficios para enseñarlos después á sus si r.
vientas y no tener que avergonzars e alguna vez de
no saberlo hacer.
Además, deben ocuparse también en hacer bor.
dados, piezas de costura y planchado.
Este trabajo parece poco productivo pero es de
granJe utilidad para las familias.
Muchas mujeres laboriosas viven hoy honrada-
mente con esta clase de trabajo.
L:1s que !lO trabajan, se lleMn de tedio y malas
costnmbfes. se vuelven murmurador as y son el es.
torho de la sociedad.
La Virgen María pasahn. laviJa dichosa en su ca.
sita de N·,z:uet biL.udo y preiJUT<mdo los alimentos.
A Ella deben imitar las niñas para vivir siempre
ocnp:u.las.
XXIX
LA. HONRADE Z.
El quitar á los otros niños, á nuestros hermanos 6
á nue~tros podr.,s los objetos de sn propieda•l, es nua
falta grn vísuna.
El re>peto á la propiedad ajeua es un Jeber de
justida que Dios puso en todas las conciencias.
P~nsemos si uo, por UD motueuto la impresión que
nos cauHa la pérdida de lo que tenemo~.
Uuá aguj:•, uu jis, UD uíkel, un huevo, 110 tienen
gran valor, pero tieueu su dueño, como lo tieuen UD
p eso Ó un caballo.
Quitando estas cosas á escondidas, faltamos pues á
la j usticia y ca rgamos con la mayor af re1.1ta q ue
pu ede ll egar á suf rir un hombre, la de ser ladr6u.

©Biblioteca Nacional de Colombia


-30-
Y es posible que hasta nos acostumbremos á quitar
mayores co~as, pues "un incendio empieza por una
chispa."
Y ¡ay de la suerte de un ladrón, que para él se
hicieron laR penitenciarías !
Tem':lmos, pues, ahon que estamos niños llegar á
ese ef>tado.
Y más que todo, temamos 6. la concienda y á la
justieia de Dios que ca~tiga terriblemente aún la más
peqn•·ña co-;a quitada á los demás.
¡ Rt:!speternos la propi~;daJ aje u a !
En uue~tras grandes nece~irlades vale más pedir,
como lo eustñú Nuestro Señor J esucrísto.
Lo~ objetos que 1 os encontn;moB debemoB eutre-
garloH á sus Judios; de uó, es robarloR, pue~to que
no huruos trabaj:~<lo houradamente para c01:segnirlos.
Y dl:ll.Jemo;; tlutregulus aun cuando no se nos pa.
gue ó no se nos dén albricias, por lo mi moque no
se uoiS ha de pagar para que cumplamos 11uestros de
bereR.
Y la houraJ~z es un deber tan grand·~ para nos.
otros, como el de aliment:Hnos y coaserVéH la viia.
Sólo en la guerra se llega á. autorizar el robo con
la fuerza de lar. armas, y por eso es tan aborrecible
una guerra.
Que no haya, pues, nunca nada er. nueetro poder
que sea ajeuo, y seremos homhres honrados.

XXX
OTRAS VIRTUDES.
Una mentira no debe decirse jamás.
Los niños mentirosos además de qne se degradan,
pierden la confianza de los demó.s.
©Biblioteca Nacional de Colombia
- 31 -
Así, la verdad debemos decirla aun cuando sepa-
m os que nos van á castigar: en esto consiste la vir-
t ud de la veracidad.
La gratitud es el reconocimiento á los beneficios
que hayamos recibido.
También las atenciones de los demá~ merecen re.
conocimient o y corresponde ncia.
Una persona ingrata revela tener un corazón de-
gradado y lleno rle orgullo.
Debemos tener compasión hasta para con los aui.
males.
Los animales son seres que sienten, y snfreu por
tanto cuando los tratamos mal.
Tratar mal á los animales es hasta una ingratitud
para con Dios que los crió bondadosam eute para
nuestro servicio.
Y como todas el'tas virtudes, hay muchas otras
que debemos practiuar.
Pero el que practica una virtud, no debe hacer
osteu tacióu de ello, porque entonces ésta pierde su
mérito y deja. por tanto de ser virtud.

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HIGIENE,

XXXI

DEBERES PARA CON NUESTRO CUERPO.

El principal deber para con nuestro cuerpo es el


de conRervar la .-alu,l,
La salud es un d6u mny estimable, mÚR impor-
tante que las riquez·ts.
Elb d:\ fuerza y vigor al cuerpo, alegría al e>;pÍ-
ritu y habilidad á la inteligencia
La falta rle S'llud por el contrario, enerva las
fuerzas del cuerpo, produce tristez., y deseoutento
en el áuirno y debilita la iuteligencia.
La higiene nos enseña á conservar In. salud.
Con la práctica de la higiene , u u;\ persona nacida.
con nua constitucí6n débil y Jelic1'd'~• puede llegar
á ser robusta y fuerte.
Es, pues, indispensable la prácti1:a de la higiene,
sobre todo en la edad de la niñez v de la juve11tud.
En esta edad ponE'!mos la hase de la ~alud que
hemo¡¡ de disfrutar en los años siguientes.
Debemos practic<.~r la higi ene en los alimentos,
en los vestidoR, en las impresiones momles y en el
método de vida que adoptemos.

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-33-

XXXII

LOS ALIMENTOS.

Para conservar la salud es indispensable tomar


1 alimentos sanos, los puramente necesarios y á horas
fijas todos los días.
El uso excesivo de la sa1, del dulce y de las frutas,
debilita la constitución de los niños y los enferma.
El uso del picat .te y los licores es malísimo, por.
que éstos no alimentan y sí. enervan las fuerzas del
cuerpo.
La bebida más recomendable para los niños y para
todos, es el agua.
No conviene mascar papeles, madera ú otras cosas
~emejantes, ni echarse á la boca monedas ó juguetes,
porque contienen rumbo y mugre .
. El uso del cigarrillo y del tabaco, además de ser
trnpropio é irrespetuoso aun en los jóvenes, es nocivo
para la salud.
El aire que respiremos debe ser puro: por eso
deben ventilarse las habitaciones diariamente y evi-
tar las causas que lo corrompen.
El aire se corrompe, además de la respiración, con
el humo del carbón y la putrefacción en los pa.nta.
llos y los muladares.
Y el aire corrompido produce dificultad en la res.
~iración, malestar ea todo el cuerpo, fiebres, y por
~ltimo la asfixia.
Esto se ha observado en los lugares donde duer.
!~len muchas personas eu un mismo cuarto.

©Biblioteca Nacional de Colombia


a
-34-

XXXII I
LOS VESTIDOS.

Los vestidos deben usarse limpios y holgado s : la


mugre puede ser causa de muchas euferme dades.
En los países fríos deben ser los vestidos de lana,
y en los cálirlos de algod6n , cáñamo 6 liuo.
Tambié n debemos variarlo s Regúu la eRtación,
u.saudo los más abrigad os y oscuros eu invierno .
La ropa sudada 6 húmedf~ es perjudic ial para le.
salnd.
Los vestidos muy apretad os son malísimos para
toda clase de personas, porque dificulta n la circula-
ción de la sangre.
A ser posible, debemos acostum brarnos >t llevar
el pie deo;calzo hasta la ed l<l de 12 años, que así se
habitúa á toda clase de intempe rie.
Dentro de la casa, y durante los trabajos , es in-
conveni ente el uso de h rnana en los niños ó del pa
:fiolón en las niñas.
XXXIV
EL DESCANSO Y EL SUEÑO. '

El cuerpo necesita. descanso, siu él no soporta ría


un trabajo continu ado.
Pero este descanso debe ser proporc ionado al tra·
bajo que tengamo s.
Dios hizo la noche principa lmente para que nos
entregá ramos al descanso y recuper ar las fuerzas
por medio del sueño.
•'
"' ©Biblioteca Nacional de Colombia
-35-
El sueño es, pues, ind ispensable pa ra conservar_
bu ena sa lu d.
P ero no debe abusarse de este medio, porque en.
to nces, por el contrario, viene á sernos perj udicia l
para la salud.
El. largo sueño tiene graver; inconvenienteP: con.
denf'" la Sflngre y embota todo el organismo.
Platón f'ostiene que hr ee más cluño el exceso en el
dormir que el exce~o en el beber.
DeLe, puef>, oh-ervarRe h costumbre ·de madru.
gar, qu rví, udeÚ1iÍs, respiramos el aire puro de la
tnañaua, que es muy Paludable.
Y debe dormirse en la uoohe y n uuca entre e l
día.
El trasnochar ó d~ rmir á b intemperie, es muy
tnalo para la salud.
XXXV
PRECAUCIONES QUE DEBEN GUARDAR LOS
NIÑOS.
No deben subirse sobre las paredes 6 árboles muy
elevados para no exponerse á caer y dañarse
Las e:>e::deras deben Rnbirlas y bajarlas CO[l cui-
dado para uo tropezar y caer.
Las armas no deben esto.r nunca eu manos de los
niño.>, por lo muy peligrosas que son; aun la misma
llavajt\ puede causarles tlaño~ graves.
El romper con los dieutes mttrarayes, pepas 6
pied ras, dafia pronto la dentad ura.
El leer con poca 1uz ó al rayo del sol, es malo
Para la vist a.
El sentar.se al rayo del sol, es causa de dolores
Permanentes de cabezti 6 de las muelas.
©Biblioteca Nacional de Colombia
-36-
El aseo es necesario para conservar la salud: de.
hemos procurárnos lo todos los días en el cuerpo, los
vestidos y la habitación.
Algn nos nifíos gustan del bafío sin permiso de
sus padres: muchos se han ahogado solos, 6 han
muerto en pocos días atacados de pulmonía por una
im prurlencia.
Debe aplicarse el bafío cuando el cuerpo está des.
acalorado y sin fatiga, y si no hay catarro ú otra no.
vedad grave.
El bafío debe ser corto, y largo el ejercicw que se
haga después de él.
Debemos procurar, además, que el cuerpo se haga
cada día máq ágil y robusto.
Para esto debemos acostumbrar nos á hacer ejer.
cicio diariamente .
Debemos también habituarnos con método y pru-
dencia á sufrir el calo1, el frío, la dureza de la
cama y á tomar toda clat>e de alimentog sanos.
Este hábito nos es muy útil pata no enfermar
cuando grandes por cualquiera incomodidad .
Pero es peligroso el paso repentino del calor al
frío, 6 uel frío al calor, lo mismo que de la oscuri.
dad á 1~ luz, 6 al contrario.

XXXVI

LA RECREACIÓN.

Es necesario también la distraccióu para reanimar


las fuerzas, abrir el apetito y dar alegría al espíritu,
Los juegos de movimiento son conveniente s, pero
sierupre que sean moderados y ti la hora de recreo.
Los niños que s6lo piensan en jugar, al fin se

©Biblioteca Nacional de Colombia


-37-
Vuelven holgazanes, y un nifío holgazán es un es.
torbo en su casa y en la escuela.
Los juegos con piedras ópalos siempre han cau-
sado muchos daños á los otros niños.
Los juegos de naipes ó de interés no son permi.
tidos en los niños.
Aun para los hombres formados ya han sido
prohibidos estos juegos, porque ellos h all arruinado
el honor y los intereses de muchas familias.

XXXVII

LAS IMPRESIONES.

Las impresiones morales ejercen mucha influen.


cia sobre nuestra salud.
Debernos acostumbrarnos desde pequeño¡;¡ á do mi.
nar la tristeza: la alegría es la sal de la vida.
Es malo quejarnos sin razón.
Los pecados capitales son malísimo~: ellos son la
ruina de las conciencias y <le 1~l salud de los hom-
bres.
El miedo á las apariciones de lor; muertos y á las
fantasmas ha ocasionado gmves accidentes á muchos
niños.
Por esto debemos desechar esé míe lo desde pe-
queños, convencidos de que tales cosas no existen.
Las abuelitas nos hablan de esas apariciones tan
s61o para obligarnos á ser buenos,
Tampooo conviene hacer caso de los sueños y de
las ilusione$ de la imaginaci6n.

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-SS-
XXXVIII
LAS ENFERMEDADES.
Si á pesar de todos nuestros cnidados nos vemos
alguna vez atacados por una enferrned:Ad, debemos
procurar librarnos pronto de ella.
Para esto hemos de tomar á tiempo, y sin repug.
nancia, todos los remedioR que se nos den.
Y, ademA~ , bn cer siu resistencia todo lo que nos
manden el médico y nu ~stros padres.
Y Jer; pués de nlent·Hlos, cuid a r con más e~ mero
la salud.
Pero tampoco ,J ebemos tocar el extre •no hacién.
demos muy delicados y flojos.

XXXIX.
LA FELICIDAD.

CONCLUSIÓN.
Todos estos deberes <l Phemos cumplirlos pura ser
felices.
Ser felices no es sentimos sati:;f,¡chos por haber
comicio, bebidG eS goza.Jo: es.to es apenas un placer
igual al de los brutos.
Ni tampoco por po~eer rr.nchas riquezas y bono.
res: éstos quizás duran poeo tiempo y halagan a pe.
nas el corazón.
Ml1chtl.S veces hacemos trn bien y se nos corres-
poncle con un mal: no nos afauernos entonces, he.
mos cumplido nuestro cleher por amor á Dios; esta
idea es la que constituye la felicidad.

©Biblioteca Nacional de Colombia


-39-

Ser felices es, pues, tener la conciencia tranquila.


por el cumplimiento del deber.
Un humilde leñador puede ser feliz acá en la tie-
rra si cumple con sus deberes y vive contento con
su suerte.
De esta felicidad pasamos á la del cielo, que con.
siste en la eterna posesi6n de Dios: para ella fuimos
criados.
Por eso Dios ha levantado nuestras miradas hacia
el cielo.
Para llegar á esta eterna felicidad ~6lo necesita.
tnos un querer de nuestra volnutad, y así cumplir
exactamente con todos nuestros deberes morales.
P11es bien, que en el cielo estén nue¡;tros •teseo~,
en el cielo 11ues~ros pensamientos y en el cielo nues .
tras esperanzas.
Y a~Í, vivamos seguros que allí encontrarP-mos al
buen Dios con los brazos abiertos para recibirnos,
como recibe á los niños buenos la a•uorosa madre al
Volver éstos de la escuela.

©Biblioteca Nacional de Colombia


URBANI DAD.
r
NOCIONES GENERALES.
Las personas decentes se conocen en su buena
crianza.
La buena crianza consiste en las buenas acciones
y palabras .
Todos debemos adquirir la buena crianza para ser
personas decentes.
Adquirimos la buena crianza imitando á las par-
lonas decentes y estudiando la Urbanidad.
La Urbanidad nos ense:ña pues, las buenas accio-
nes y palabras para con los demás.
Debe haber buena crianza en la casa, en la calle,
en el templo, en la escuela, y en fin, en todas par.
tes.
Esta buena crianza la debemos adquirir desde que
somos r:ifios.
La gente que no practica la Urbanidad se llama
gente vulgar 6 plebe.
Las nifias deben esmerarse más en la práctica de
la Urbanidad porque en ellas cualquiera falta es
más notoria y causa mayor desagrado.

II
EL ASEO.
La Urbanidad trata en primer lugar del aseo por.
que éste es el principio de la buena crianza.
©Biblioteca Nacional de Colombia
-41-
El aseo es necesario para conservar la salud y ser
uno bien recibido en la socieda<L
Una persona desaseada molesta la vista y el olfa.
to y da idea de su abandono.
Debe haber aseo en nuestro cuerpo, en nuestros
vestidos y en nuestra habitaci6n.

III

ASEO EN EL CUERPO.

Aseamos nuestro cuerpo bañándonos todas las ma.


fíanas la cara y las manos, juagándonos la boca y
peinándonos.
Y no solamente debemos bañarnos por las maña.
nas sino cada vez que no estemos bien aseado><, y
principalmente antes de las comidas.
Los pies debemos bf~ñárnoslos con frecuencia, y
todo el cuerpo de cuando en cuando.
Las uñas y el pelo (en los niños) deben estar
siempre recortados.
Las uñas se recortan con las tijeras 6 la navaja, y
nunca con los dientes.
Y mientra.<; se recortan deben teners·e completa.
mente limpias.
Los dientes debemoR limpiárnoslos por las maña.
nas y después de las comidas.
No debemos emplear los dedos para hurgamos
los dientes, los oídos 6 la naríz, esto se hace con el
pañuelo.
Tampoco debemos emplear la mano sola para so.
narno3 6 para limpiarnos los labios después de haber
comido: esto se hace también con el pañuelo.

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-42

IV

ASEO EN EL VESTIDO.

El aseo en el vestido consiste en mudarlo con fre.


cuencia y evitar todo lo que pueda ensuciarlo.
También sería falta Je aseo el llevarlo roto y po-
nérselo sin cuidade>.
Romper 6 manrbar el vestido, además del desaseo ,
es tener pocas consideraciones 6. las personas que lo
costea .
Con veRt,idos mny pobres podernos eRtar aseados
tenién ::lo los limpios y remendados.
El aseo, pues, muy bien se aviene con la pobreza;
la mngre sólo revela abandono y decidía .

PARA LOS NIÑOS.

Los llÍños deben ponerse el sombrero derecho, ocu-


pando la parte principal de la cabeza.
Los puños y el cuello de la camisa deben estar
abotonados.
La falda de la camisa por dentro de los pauta.
Ion es.
Los p:.utalones bien atados á la cintura y no tan
largos yue formen pliegues sobre el calzado.
Delante de la gente nunca deben tenerse los plln-
talones remangados.
En cuanto al calzado, la Higiene aconseja que no
lo usen los niños para acostumbrar los pies á la in-
temperie.
Y en cuanto á la ruan'l, es muy recomendable la.
costumbre de anrlar sin ella en la población : esto
facilita más cualquier trabajo, y es basta una señal
de civilizaci6n.
©Biblioteca Nacional de Colombia
-43-

El pañuelo debe tenerse siempre limpio y guar-


dado en el bolsillo.

PARA LAS NIÑAS.


El vestido de las niñ1s exige tanto cuidado como
su buen nombre ó reputación.
Por el vestido se puede juzgar del carácter de una
niña.
Por ejemplo: el vestido ~ucio revela poca digni-
dad pen10nal; el vestido Jesco,;ido, abandono; el
destrozado. locura y altanería; y nno muy adorna-
do, ostentación y pocas ocupaciones serias.
Al paRo que un vestido sencillo y limpio es la
mejor señal de la modestia y sencillez del corazón.
En cuanto al color del traje, debe preferirse uno
claro, que éste armonizado con la ::~legría de la edad
y la pureza del corazón.
El uso del delantal es nece1-ario deutro de la casa
para conservar ase1.1do el vestido; por la .calle no es
permitido usarlo.
El pañolón no debe usarse dentro de la casa si no
en caso de eufermedacl.
Y fuera ele ella ha. de cuidarse de no llevarlo mal
doblado, caido hacia atrás 6 en vuelto so lamen te en
los brazos.
Si las niñas usan alpargatas, deben tenerlas bien
atadas; de uó, es mejor no ponér>;elas.
Si usan botines, deben ttlLHJJios 1ustrados y las
tnedias bien atadas pam que JJo formen pliegues so.
bre ellos.
Las cinta~ son un bonito adorno, pero eu pasando
de- u na, ya chocan á la vista.
Joyas 6 alhajas ao deben usar las niñas.

©Biblioteca Nacional de Colombia


-44-

El pañuelo debe estar siempre limpio y guardado


en el bolsillo; en ningún caso se llevará en la mano
ni se pondrá sobre las mesas.

ASEO EN LA HABITACION.
Así como por el cuidado en el vestido se juzga
del carácter de una persona, por el de la habitaci6n
se juzga el modo de ser de la familia.
De aquí que tengamos mucho esmero en el aseo
de la habitaci6n.
Este aseo consiste en que no haya en ella mugre,
basura ni malos olores.
Y muy especialmen te en que los muebles estén
en orden y cada cosa en su lugar.
Debe, pues, barrerse la casa con frecuencia., pero
la ba&ura no debe dejarse amontonada en los rinco.
nes. porque da malos olore~ y produce graves enfer-
medades.
Flores pueden tenerse dentro de las h abitaciones,
pero esto durante el día, porque en la noche son
perjudiciale s.
En el patio principal y los corredores no debe
derramarse agu'-' porque pronto forma barro, y éste
es contra río al aseo.
Las paredes deben limpiarse de cuando en cuando
y blanqueA.rse por lo menos cada año.
Para el blanquimen to debe preferirse la cal á la
tierra blanca, porque, además de que mata los in.
sectas y purifica el aire, no se prende en los ves-
tidos.
También debe cuidarse que no aparezcan en ellas

©Biblioteca Nacional de Colombia


-45-

telarañas, rayas 6 letreros, porque esto les da malí-


11Ímo aspecto.
En cambio algunas láminas 6 dibujos colocados
en las paredes, dan idea del buen gusto de sus habi.
tan tes.
Las puertas y las ventanas estáJil más decentes
cuando están barnizadaP, y aun duran más así.
Los cuartos deben ventilarse y zahumarse diaria.
mente.
Las camas deben arreglarse desde por la mañana,
eso sí, después de haberlas tenido por algunoi'l mo-
mentos expuestas al flire libre.
La caballeriza debe limpiarse todos los días y el
empedrado con alguna frecuencia.
Las :flores deben cultivarse en tiestos 6 en el suelo,
porque ellas dan buen olor y belleza á las habita.
ciones y purifican el aire.
VI
ASEO PARA CON LOS DEMÁS.
El aseo para con los demás consiste en evitar
toda cosa que ensucie su persona, sus vestidos 6 su
habitación.
Así como también toda. palabra 6 acción que
pueda causarles asco 6 desagrado.
Al hablar, debemos estar suficientemente retira-
do& de los demás, para que no perciban nuestro
aliento ni puedan ser rociadas con nuestra saliba.
Para toser 6 estornudar, debemos volver la cara á
otro lado y aplicarnos el pañuelo á la boca. 6 á la
na.Tiz.
Para sonarnos debemos hacerlo con el mayor di.
©Biblioteca Nacional de Colombia
-46-

simulo y doblar prontamente el pañuelo y guar.


darlo .
Para eruptar, debemos volver la cara hacia arriba
6 á un lado.
No se debe escupi r delante de la gente y mucho
menos en el templo.
Al drn b mano á otra persona, debemos cuidar
qu e esté limpia: si no lo estuviere, debemos excu-
sarnos.
El asiento que ocupemos no debemos cerlérselo á
}o$ demás, hasta q ne ~e b:\ya enfriado.
Ni tampoco debemos ofrecerJ¡os frutas, comidas ó
bebidas que h·tyamos probado, aunque e;.temos se-
guros que e»to no ll:ls causa asco.
Así como brnpoco debemos mostrar ui dar á oler
á los demtí.~ objetos que les causen asco.
El aseo eH, pues, una virtud muy recomentbble
para toJo;.; y en todas P'' rtP.s.
Pero tn.m poco deb~mos llevar este deber hasta el
ridículo para hr,cer de él unestra única ocn(JacilÍn.

VII
VESTIDO QUE DEBEMOS USAR.

No debemos usar un mismo vestido en todos los


días y para todas las circunstancias.
Dentro de nuestra casa usaremos el más sencillo
y humilde.
En público el mó.s decente.
En el templo el más serio y modesto.
En los entierros traje negro todo entero.
Se debe vestir traje de 1uto en la muerte de algún
miembro de la familia.
©Biblioteca Nacional de Colombia
-47-
Este luto durd un año por la muerte del padre 6
de la madre.
Seis meses por los abuelos y los hermanos.
Tres meses por los tíos, y
Un mes por cualquier otro deudo.
Estos períodos se dividen en dos épocas de igual
dur l\cíón, en la primera de las cuales se lleva luto
riguroso, y en la segunda, medio-luto.
El medio-luto consiste en un traje en que se mez-
cla el color negro con el blanco ú otro color oscuro.
PPro á ninguno le eRtá prohibido llevar luto por
más tiempo.
L<ts personas que están de luto, deben omitir los
adornos y el lujo en sm vestidoR.
En los demás casos pueden u~arse trajes de un
mismo color 6 de diversos colores, pero armonizados
entre sí.
La moda en los vestidos debemos seguirla, siempre
qu e uo sea coutmria al buen gusto, á la decencia y
á la economía.
Los ancianos no están obligados á seguir la moda.

VIII
DEBERES EN NUESTRA CASA.
Nuestra casa es el asiento de nuestra familia.
La familia la componen los padres, los hijos y los
parientes.
Los jefes de la familia son los padres y los her ..
manos mayores.
Para con ellos debe haber obediencia y respeto, y
para con todos cariño y tolerancia.
Debe haber tolerancia para sufrir con resignación

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las contrariedades que suelen presentarse á cada
paso en el seno de la familia.
Los objetos de la casa no debemos usarlos sin el
permiso de :;;us duefio¡¡.
Pero en tratándose de los vestidos, no hemos de
pedirlos prestados, ellos son del uso exclusivo de
cada uno.
Los objetos que no nos pertenecen, debemos ·de-
jarlos en donde están, si ocupan su puesto ; de nó,
colocarlos en él y advertirlo á los demás.
Nuestra vida en la familia debemos procurar que
sea de laboriosidad y de paz.
Y también que sea una vida de cente y de buenas
costumbres.
Muchos creen que en medio de la familia puede
usarse de una amplia é ilimitada libertad.
Y por eso hay casas donde se usan vestidos sucios,
conversaciones libres y acciones que revelan poca
dignidad.
E ste es un grav1simo error, pues que la confianza
y el cariño no nos excusan para ser indelicados y
poco rel'lpetuosos con nuestra familia.
Y es que como seamos con nuestra familia, así
seremos con los extraños.
S6Io los hip6critas son lo,; que aparecen finos y
decentes ante los extraños, después de ser groseros y
malcriados en su casa.
Estos caracteres son falsos y por tanto temibles.
De la casa no debemos salir sin el permiso de
nuestros padres.
Y cuando salgamos, no vayamos á contar á los
demás lo que comemos, lo que hablamos Ó lo que
pasa en la casa.
Y no debemos hacerlo para no exponernos á que
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los demás sepan cosas que nuestros padres no que.


rrían que se supieran.
La mayor parte de las molestias entre las familias
de un pueblo, provienen de este descuido en los
ni:ños.
Las cosas desagradable s que pasen en la casa de-
bemos olvid:ula9 prontamente y no volverlas á echar
en cara cuando no sea para reprenderlas .
Las ri:ñas entre los miembros Je uua familia dan
idea de lo soez é intratable Je esos caracteres, cuando
ni con los suyos se avienen.
Por tanto, sepamos evitarlas , desde su origen, con
prudencia y moderación.
Y tengamos bien presente que nuestra familia es
acreedora á toJa clase ue con·;Íderaciouel> de nuestra
parte.
IX
EL MÉTODO.

El método consiste eu el arreglo de todas nuestras


cosas y la oportunidad de todas nuestras acciones.
En lo primero que debemos establecer método es
en el ero pleo del tiempo.
El tiempo debemos ecouomizarl o hast'l. lo po;.ihle,
y para que nos alcance para nuestros 4ueha.ceres,
dehemos destinar hora!:i distintas para cada uno de
ellos.
Debemos ser muy puntuales en concurrir á la
hora que hayamos fijado y cumplir fielmente lo que
hayamos prometido.
Las cosas que nos hayan prestado, debemos de.
volverlas oportuname nte y como nos las hayan pres.
tado.
4
©Biblioteca Nacional de Colombia
-50-
En la casa debemos destinar un lugar para cada
cosa, de tal modo que aun á oscuras podamos ha-
llarlas.
T<tmbiéu es preciso llevar uo:t cuenta exacta de
nuestras ganancias y nuestros gastos en cada día.
La mujer, con especialidad, debe esmerarse más
en guardar y hacer guardar el método en la casa.
Con método se evitarán muchos gastos inútiles, se
aprovechará mejor el tiempo y los sirvieutes se tl.cos~
tumbrarán á obedecer ~in tanto trabajo.

MANERA. DE RECIBIR EN NUESTRA. CASA


A LAS DEMÁS PERSONAS.

Nuestra casa debe ser tul lugar de alegría y bue.


nas impresiones para las personas que llegan á
ella.
As'Í, desde que llegan hasta que se despiden, deben
ser esas personas todo el objeto de nuestras atencio.
nes, obsequios y cariño.
1'an importante es este deber, que á un enemigo
mismo debemos recibirlo cortés y afectuosamente.
Al tiempo de que golpeen, no debemos preguntar
" i q uiéu 1 " sino decirles "sigan " 6 " van," míen.
tras llegamos á abrir la puerta.
Después del saludo, que será lo más afectuoso po.
sible, les llevaremos á la sala y les presentaremos el
mejor asiento.
El sombrero d'i! los caballeros y las sombrillas ó
paraguas de las sefioras, los tomaremos y los coloca-
remos sobre la mesa.

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En todas !lStas atenciones dehe so~reRalir la buena
crianza y amabilidad de un niño.
Y si nuestros padres se hallaren en otra pieza, pe-
diremos permiso á los que llegau para ir á ~tvisarles,
pero esto no se hará sino después de que se hayan
se11tado.
La palabra deben dirigirla simultáneamente unos
y otros, según su clase, para dar animación á la con-
versación.
Y si podemos obsequiar á esas personas, y son de
confianza, lo haremos, pero sin humillar su delica-
deza.
Y cuando quieran ausentarse, haremos lo posible
por detenerlas significándoles cuánto nos agrada su
compt1 ñía.
Al tiempo de despedirse, les entregaremos los
obj etos que habíamo~ coloc,tdo sobre la mes:-~, y les
Inauifes t:uemos nue~tros agradecimientos por haber
venido á nuestra casa.
Y luégo las acompañaremos hasta el portón de]._
casa ó hasta la puerta de la sala, si en ella hubiere
otras personas.
XI
DEBERES AL ACOSTARNOS, AL LEVANTAR.
NOS Y DURANTE LA NOCHE.

Es corriente que las primeras horas de la noche


las empleemos en un trato íntimo con nuestros pa
dres y los demás de la familia.
En estas horas, que deben ser de expansi6n, po-
demos habla.r de los acontecimientos más importan.
tes del día y contar algunas anécdotas.

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-52-
Los niños así educados van adquirien do poco á
poco el uso correcto del lenguaje y facilidad para
expresar sus pensamie ntos en sociedad .
Y cuando llegue la hora de sepn.rarnos, nos des-
pediremo s afectuosa mente de nuestros p·~d res y las
demás per"onas de la casa, deseándo les á todos buena
noche.
En caso de enfermed ad de algún miembro de ]a
familia, permanec eremos en pie cuanto más nos sea
posible, para prestar nuestros servicio~.
Al d~suuchrnos, lo haremos con recato, sin que-
darnos con el cuerpo enterame nte dese u bie rto.
Luégo debemos elevar nuestro corazón :í. Dios para
darle gracia!l por todos sus beneficios, y h :1ce r en
FH'gnida el recuento de nuestras obras Nl el dh.
Al entregarn os al sueño debemoR desear buena
noche á nuestros compañe ros quj se hallen en la
misma cama ó en el mismo aposento .
El ronqui<io es un mal hábito que revela una
ed ucacióu descuida da: así, desde pequeños debemos
hacer esfuerzos para corregirl o.
Con las personas que duermen evitemos , en
cuanto sea posible, llamarlas cí inquietar las rlurante
la noche.
En cuanto á las horas de sueño, bAstarán de 8 á
9 para los niño~.
Antes de las seis estaremo s ya en pie, pues el h á.
hito de madruga r es mu yrecome ndable para la salud
y los q11ehaceres de l día.
A l despertar nos, nuestro prime r pensamie nt o
debe dirigirse á Dios, invocand o su asistenci a para
el día qu e comienza .
L uégo nos vestiremo s, también con recato, y sal-
dremos de nuestro aposento sin golpear las puertas
©Biblioteca Nacional de Colombia
-53-
ni dejarlas abiertas si aún duermen otros en la
misma pieza.
Eviternos el mal bnroor al tiempo de levantarnos,
porque '~ste es un signo de mal carácter y de muy
mal a educaci6n.
En seguida iremos á saludar afectuosnmente á
nuestros pa.Jres y las demás personas de la familia,
y les preguutaremo,; por la noche que lu•yan pa.
liado.
Y por último, nos asearemos y tomaremos el de.
sayuno, para luégo emprender los quehaceres del
día.
XII
DEBERES PARA CON NUESTROS VECINOS.
Nuestro¡;; vecinos son las persona;; que viven pr6xi-
tnas á nuestm casa.
Con ellos lwruos de conservar la mPjor amistad y
ayudarlos como tÜ formáramos una sola farnilia.
Así, cu;Lfldo uo.> ocupen, debemos servirles pronto
y- con el n11•yor agrado.
Si sabernos que eu su ca¡;¡a hay algún enfermo,
debemo¡;¡ vi~ita rlo con frecuencia y contribuír en
cuanto podamos á su restablecimieut o.
Y si por desgracia muriese, entonces debemos
hacer unéstro el sentimieuto de su familia, alejando
de uue~tm cnsa toda clase de ruidos y diversiones.
No dirijamos miradas curiosas :.í la casa de nues.
tros veciuos, 11i salgamos á las ventanas á presenciar
algún suceso escandaloso que en ella ocurra.
Pero si á pesar de estas precauciones oyéremos 6
entendiéremos algo desagradable, callémosnos y ol.
Vidémoslo pronto.

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-54
Los loros y los perros debemos retirarlos á un
lugar de l:;¡, casa donde no importunen á nuestros
vecinos con el ruido que levantan.
Cuando variemos de cas'\ debemos deRpedirno~ de
nuestros vecinos y darles las gracias por las consi-
deraciones que hayan tenido con nosotros.
Y con hs nuevos vecinos, euviarles un recfl,lo,
ofreciéudol es nue~tra person'\ y nuestro~ servicios.

XIII
DEBERES EN LA ESCUELA

Lrt escuela es corno nuestra segttnda casfl, en


donrle p lh:tlllo, nuestra. niñ ~ z, iu,:;truyén,lonos v for-
mand) llllPstro corazón.
Es ver d·Ld <.J 11 e el e~ tu dio es d n ro á veces, pero
debernos someterttos á él pH\ ctunplir con .,¡ deber
de instruí rtlO~.
Debernos Cúuonrrir •Í la escnela todos lo::: día~ v á
las horas de e htnrnbre, cl<:Jbi lamente :\sea lo~ y ·¡le-
vando los Útil"~ y la t;u·ea de co,tumbre.
Por la calle nn 1\o.berno,; entretenernos ni formar
corrillos qne distr.1igrw á lo8 otros nifíos
Al ll"gar ti la escuela salndMemos atent¡j'rn e nte al
señor Diree•,or y á nuestros cornpañeroq. ,/
En segui.la no;; quitaremos el sombrero y lo co·
tocaremos t'U b perch ·1 destinada pam este n~o.
Si Re nos permite llevar ruana (ó el pañolcío) la
doblaremos cuiJadosarneute y la pon1lremos en su
lugar.
A la orden de entrar al salón, procederemos con
comedimiento, y ocuparemo3 luégo nuestro puesto,
permaneciendo de pie hasta que el sefíor Director
nos mande sentar.
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Durante las clases, guardaremo s una postura rle-
corosa y una atenci6n completa á las explicacione s
del seño r Director.
El niño que habla en la Escuela turba el orden
é inrlica que estima en poco Jo que el Maestro dice.
Las tareas debPrnos hacerlas lo mejor que nos sea
posible, pam así aco~;tnmbrarnos desde pertneños á
hacer bien todas nuestras cosas.
Para contestar al Reñor Director, debemos poner·
noR de pie, en señal de respeto, pero siu apoyarnos
sobre la mesa ni frotar ó arañar lo:-: bancos.
También nos pondremos de pie si entra alguna
person<l de re~p to, y no volvereruos á sentarnos
hasta que no se noR mande esto.
No dtlbemo~ importunar ¡Í. cada momento al Sf· ñor
Director con qnPj .1s; solamente de las f,dtas graves
q11e veamos ó ser:unos, le daremos cueL1ta.
En lns recreaciones seremos geueroRos p<tra per.
donar ií nuestro~ comp,1ñeros c•.1alquiem contr;:.rie.
dan que nos presenten.
Nuestros juegos entonces han de ser decentes y
comedido;;.
Los juegos de botones, trompos Ó mara raye~, no
son couveuientas porque no ejercitan el movimiento
sino el interéR.
Y ya se h11 dicho que el juego de iuterés Jesho~­
ra y arruina , aunque empiece por uu bc.ti\n que
nada. vale.
En nuestras conversacion es u ~:uem ' s de palabras
decentes y comedidas, sin llamar á los dem ús por
apodos 6 sobrenombre s.
N o debemos elegir como tema de conver;;aci6n en
la Escuela lo que pasa en nuestra casa ó en la calle ;
así como en nuestra casa tampoco debemos referir
las cosas desagradable s que pasan en la Escuela.
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En cuanto á los útiles de la Escuela, pensemos en
que ello'! nos han sido prestados generosamente para
nuestro servicio, y así, tratémoslos con el mayor
cuidado.
El quitar á los otros niños los objetos de su pro-
piedad, ya se ha dicho que es una falta contra la
honradez; por tanto, abstengámonos de hacerlo.
En fin: amemos el estudio y la E~cuela, y obser-
vemos en ella una conducta ejemplar: así adquirí.
mos el calificativo de buenos escolares, tan satisfac.
torio como el Je ser buenos hijos.

XIV
DEBERES EN EL TEMPLO.

El templo es la casa de Dios, lngu de recogt·


miento y de oración.
Por tanto, entraremos á él con reverencia y qui-
tándonos el sombrero.
Al pasar de In pnerta nos santigüaremos con agua
bendita, teniendo el cuidado de no derramarla
Nuest ras pisauas en el templo deben ser Fmaves,
para no distraer á las personas que hacen oración.
N uestro puesto debemos elegirlo freute á los es.
caños 6 asientos que haya con tal objeto.
Una vez colocados en él, nos arrodillaremos, nos
pen;ignaremos y rezaremos algunas oraciones.
Después de esto podemos ponernos de pie y aun
sentunos si aún no hubieren empezado los oficios
divinos.
La vista debemos tenerla fija en el Altar, sin
volver á mirar quién entra ó quién sale 6 quién está
en el coro.

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-57-
Y el pensamie nto fijo en Dios para dirigirle
nuestras oraciones.
El Señor dijo: " Mi casa es caf!a de oración ; " por
tanto, los que no tengan intención de ir al templo á
orar, no deben ir á profanar lo.
ER, pues, irreveren te el conversa r, reír, comer ó
dormir dentro del templo.
Cuando estemos arrodilla dos, debemos mantene r
juntas las rodillas, sin echar un pie sobre el otro, y
los brazoR cruzados .
Estando de pie, mantend remos el cuerpo recto,
descansa ndo en aro bos pies, y las manos en cualquie -
ra otra parte que no sea deutro de los bolRillos.
Y sentados, conserva remos una postura respetuo -
sa, sin echar la cabeza hacia atrás ni extender y
cruzar las piernaE.
La misa rezada podemo¡; oírla de rodillas y po.
niéndono s de pie solament e á lo~ do¡¡ Evangeli os ; 6
ta mbién con el miomo ceremon ial de una misa can.
tada.
La misa cantada debemos oírla arrodillá ndonos al
empez'lr la misa, al primer Sanctus y al recibir la
bendición ; de pie sólo estaremo s á los dos Evaoge.
lios y después de la Comunió n.
Y en cuanto á sentarnos , lo baremos cuando el
Celebran te se siente.
El acto más solernne de la Misa es el de la Eleva.
ción; entonces inclina remo¡. la cabeza y j u ntarernos
las manos, orando con más fervor.
En las vísperas y las exequias 6 funerales , conser-
varemos la misma postnra de los sacerdote s que ofi..
cien, esto es, arrodillá ndonos, parándon os 6 sentán-
donos cuando ellos lo hagan.
Siempre que pasemos por frente al Altar Mayor,

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debemos hacer una genuflexión, doblando la rodilla
derecha en tierra.
Pero si el Santísimo estuviere descnhierto, las do.
blaremos ambas y baremos una inclinación reve-
rente.
Si estando sentados pasa por cerCc\ á nosotros un
sacerdote, debemos ponernos de pie y hacerle una
ligera inclinación de cabeza.
Al salir del templo, debemos observar las miqmas
reglas que para entrar, cuidándonos l11égo de no
formar corrillos en la puerta <len el a trio.
El acto ele salut!ar dentro d€1 templo es imp ro-
pio; en caso de hacerlo, será sólo con un 'l ligera in -
clinnción de cabeza.
El sombrero no debem 0s colocarlo nunca ;;obre
los altares, que ellos representan el sepul 0ro del
Señor.
Y en cuanto á llevar parras al tetUplo, esto es al-
tamente irreverente.

ALGO MÁS SOBRE EL TEMPLO


(PARA LAS XIÑAS.

L ·1s niñas deben concnrri.r al templo con traje


negro, por ser éste el más serio, y ~iempre con la
cabPzu. e u bierta.
Y deben concurrir con puntualidad á las horas
que anuncien las campanas, porque una demora
causa curiosidad á los demás v los distrae. ·
E~tando ya. ocupado el terr{plo, no deben las niñas
abrirse paso por l'l fuerza ni saltar por sobre los

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-59-
concurrentes, porque esto se aviene muy mal con el
rec:üo y la cultura.
El lugar que deben elegir para colocarse, debe
ser el meno>; visible, para no llamar la atención de
los demás.
L'\s niñ'ls que piensan en ir al templo, tan sól o
para ~er vistas, deben escoger otro lugar rnás apro-
piado ¡.mm esto, por ejemplo, la plaza pública.
L:1 oración deua ser humilde y sincera, sin nada
de ostentación.
La ostentación de piedad y la compunción simu-
lada, sólo ~irven para engañarse las niñas á sí mis-
ma¡;, pnes ni Dios ni el mundo ven aquello con
agrado.
Los actos de escnpir, toser, bo.;tez'l.r Ó sonarse
con fr cuenci,,, son impropio:.; en todo lug:tr y con
rnayor razón dentro del templo.
En cnant al ceremonial durante la Misa, se ha
de perm·wecer de rorlillas: al priucipio, á los dos
Evang-t> lios, en todo el acto del Sanctus, la Elevación
Y la Comunión.
En lo~ de~t~fi~ intervalos pueden sentar.;e, siempre
que no esté desc 11bierto el Santísimo.
Al templo no deben llevarse niñol pequeños ú
obj etos que ~irvan de distracción.
Mu !.; h:\s veces ha Sllceditlo á una matlre de familia
tener qne pas<lr p0r imprudente y malcriad ,,, de.
jando por el llanto ó el juego del niño truncado un
bello sermón .
Respetemos, pue~, todos el templo, que es la casa
de Dios, lugar de recogimiento y tle oración.

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-60-

XV

DEBERES EN LA CALLE.

La c~lle es como la casa de todos y, por tanto,


doude debe hacerse COJ?OCer mejor nuestra buena
crianza.
"La educacióu de un pueblo sa juzga por el co .
medirniento que observe en las calles.
"Doncle se note falta de educación afuera, se en.
centrará también dentro de las casas."
Por tanto, debemos conducirnos con gran decencia,
tributando las debidas consideraciones á las personas
que encontremos.
Nuestro andar no debe ser ni muy lento ni muy
precipitado ; los p·.\sos, proporcionados á la estatura
de nuestro cuerpo, y las pisadas suaves.
Los movimientos del cuerpo dehen ser naturales
y propias de nuestra edad : la afectación se conoce á
primera viHta y desagrada mucho.
L::.' manos no debemos moverlas á adelante y atrás
con exageración .
La mirada debe ir dirigida hacia adelante pero
sin fijarla en las personas que pasan ó en las que-
est:íu eu sus puertas y ventanas.
Tampoco debemos detenerr.:os á mirar por las
puertas ó las ventanas al interior de las h~~obitaciones.
La acera, que es el lugar de la calle que queda
cou tra las paredes de las casas, la dejaremos ú. las
personas de respeto, les enfermos y los pobres.
También una sola persona dejará la acera á dos
que vayan juntas, á menos que ambas sean inferiores.
Dos personas dejarán la acera á tres, y así sucesi.
vamente.

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-61-
Entre dos iguales 6 dos desconocidos, conservará
la acera el que la lleve á la derecha.
Fuera d~ la acera, el inferior debe ir á la izquierda
del superior.
Si fueren tres, el superior debe ir en medio, y si
fueren señoras, las de menor edad irán adelante.
Si vemos algún peligro por la calle, debemos ad.
Vertirlo á las demás personas.
Si un anci;mo, un enfermo, una señora necesitan
de nuestro aúxilio, debemos prestárselo al momento.
"Si do!! niños riñen en la calle, debemos sepa.
rarlos, pero si son dos hombres, debemos alejarnos
para no a>iÍHtir al espectáculo de la fuerza brutal que
ofende y endurece el corazón.
"A los qne tengan alguna deformidad repug.
nante, bagámosnos como que no los vemos para no
avergonzar! os.
"A los que nos pregunten por una calle debemos
responderles con finura.
"N o miremos á nadie riéndonos, no corramos sin
necesidad, ni gritemos ni silbemos : respetemos la
calle." *-
No tiremos piedras, ni persigamos á los animales
ni rayemos las paredes.
Los niños que tal hacen, revelan completo aban-
dono de sus padres : la policía. debería entonces haoer
sus veces.
Si necesitamos á alguna persona por la calle, no
debemos gritarla, sino apurar un tanto el paso para
alcanzarla.
A. las personas de respeto no debemos detenerlas

-
por la calle; si las necesitamos, dehemos ir á su casa.

• Amicia.

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-62-

Cuando dos personas se han detenido en la calle,


corresponde al superior retirarse primero.
Los que se detienen en la calle, cuidarán de no
estorbar el paso á los demás.
Y los que van pasando, cuidarán de no hacerlo
por delante ó por enmedio de los que se hayan de-
tenido.
Cuando una persona haya de pasar por delante de
otra, el inferior cederá el paso al superior, y el que
va á caballo, al que va á pie.
Yendo á cabttllo por la calle, debemos cuidar de
no atropellar á los demás, sobre todo á los niños.
De dos personas que anden á caballo, el inferior
debe ir al lado izquierdo del superior.
Y entre un caballero y una señora, irá adelante el
caballero.
Al pasar por frente á una iglesia cuyas puertas
están abiertas, debemos quitarnos el sombre en señal
de reverencia.
Esto mismo debemos hacer al tiempo de alzar y
en los demás actos religiosos en que esto se acos-
tumbre en cada lugar.
En las procesiones, entierros ú otrns funciones re-
ligiosas que se celebren por la calle, debemos tri-
butar un profundo respeto.
Al encontrarnos con el Viático en la calle, debe-
mos quitarnos el sombrero y arrodillarnos donde
quiera que nos encontremos.
Pero si esto sucede yendo á caballo 6 en carruaje,
tomaremos inmediatamente otra calle, y si efito no
fuere posible, nos desmontaremos y nos arrodillare-
mos.
Las señoras deben permanecer en este caso á ca~
hallo y con la cabeza cubierta.

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-63-
Y en fin, por la calle no se debe pasar más tiempo
que el puramente indispensable para los distintos
quehaceres.
Durante la noche, nadie debe transitar por la ca.
lle: é~ta es la hora del descamo y la alegría del
hogar.
Las niñas deben verse rarísimas veces por la calle,
Y eso solamente de paso, nunca detenidas en co.
trillos.

XVI
DEBER DE SALUDAR Y MODO DE HACERLO.
Uno de los principales deberes que tel'lemos yendo
por la calle y al llegar á ca~a ajena, es el de saludar
á las demás personas.
El inferior debe saludar primero al superior,
aiem pre que éste lo autorice con una mirada.
Para saludar debemos ponernos de pie y mirar á
la cara de la persona á q11ien saludamos.
Y nuestro saludo debe ser más ó menos respetuoso,
tnás 6. menos cariñoso, según la categoría de la per-
sona á quien saludamos.
Para con los superiores, debemos quitarnos el
sombrero y nombrarlos segúu el tratamiento que les
corresponda.
Al señor Obispo le diremos "Ilustrísimo señor.''
Al señor Presidente '' EKcelentísimo señor Pre.
sidente.
Al señor Cura, señor Cura.
Al que sea doctor, señor doctor.
Al que sea General, señor General.
Al apellido de un caballero se le antepone la pa-
labra señor: señor Córdoba.
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-64-

Al nombre de una señora, se le antepo ne la ex.


presión " mi señora ."
En el saludo para con los iguales . solo debemo s
tocarno s el sombre ro.
Para quitarn os y tocarno s el sombre ro debemo s
emplea r la mano derecha .
A los desconocidos solame nte debemos saludar los
cuando vayan á nuestra casa, cuando estén con nues-
tros amigos y cuando los encont remos por un camino .
El .saludo para con los desconocidos debe ser bre-ve
y seno.
De lejos no debemos saludar á una persona de res·
peto; y con quien tengamos confianz , será solo con
un movim iento de la mano.
Al tiempo de saluda · se acostt. mbra dar la mano:
debe darla primer o el superio r.
Los que se dau la mano cuidará n de estrechársela.
modbra meute.
Al saludo se deben añadir ta~nbién alguna s ex.
presion es que manifiesten interés por la person a á
quien se sal u da.
Y basta es conven iente pregun tar por la s::¡,lud de
la familia , pero hemos de evitar la much<\ frecuen cia
y detenci ón en esta clase de atencio nes.
Si ocurre que nos pregun ten nuestro nombre al
tiempo de saludar , debemos decido con el apelliJ o
y agrega ndo la expresi ón "servid or de u ted."
Para despec.lirnos, hemos de emplea r más ó menos
las mismas atencio nes que para saludar .
Los niños deben acostum brarse desde pequeñ os á
vencer el encogimiento para que cuando grande s
puedan saluda r y desped irse con la natural idad con
que lo hace la gente educad a.

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-65-

XVII
DEBERES EN CASA AJENA.
Al llegar á una casa ajena, debemos golpear en el
port6n.
Tres gol pes dados con moderaci6 n serán bastantes.
Si ocurre que pregunten "i quién~" respondere.
tnos con nuestro apellido siroplementf l.
Al entrar nos quitaremos el sombrero y saluda-
temas atentamente á los dueños de casa y en seguida
á las demás personas por el orden de su categoría.
Si en este saludo noR diereu la mano los superio-
te~. se la daremo~ uosotros también .
. L1¡égo nos $eutarewos eu tJl l11g'H que se nos in.
dtque renunciándo lo si es el más honorífico.
Y teulen,Jo aden1~s el cuidado •le no quedar detrás
de otras personas ni vol viendo á alguno la espalda.
Para seut,. roo3, esperaremos á que lo hagan los
dueños de casa.
Y si se hubieren parado otra~ personas por uues.
tra llegada, les rogaremos que se sieuten.
Y si se uo5 exige que uus pongamos nuestro soro.
brero, no hemo~ de acceder si uo hay mucha con-
fianza: es mejor colocarlo sobre la mesa.
q Al sentarnos teudremos el cuerpo recto, los pies
escansando en el suelo, y las rodillas juntas.
La vista debemos fijarla en las personas con quie-
~es estemos, y nunca en las cartas, libros, pinturas,
41hajas 6
dinero que haya. sobre las mesas.
Estas cosa$ solamente las examinarem os cuando
~eantos in vi taJos á ello.
Una vez instalados, preguntarem os por la salud
5
©Biblioteca Nacional de Colombia
-66-
de la familia y por el estado de sus empresas y ne-
gocios.
Y por lfltimo del objeto de nuestra visita, procu-
rando ser .breves en esta relación.
Nuestra permanencia en una casa ajena depende
del carácter y los negocios de la persona con quiell
tratamos.
Así, nuestras visitas á los extraños deben ser cor·
tas y respetuosas.
Las de los enfermos, deben limitar~e á enterarnos
del ~~~ado de FU sa.lud, y á ofrecer 6 prestar nuestros
servtciOs.
Y las de las personas muy ocupadas, como los sa·
cerdotes, los gobernantes y los comerciantes, breví.
simas, de minutos, para tratar tau solo algún nsuoto
importante, sin emplear para ... uo cuentos, historias
ni rodeos.
Cada vez que salga de la misma pieza alguno de
los concurrente;;, nos pondremos de pie.
Las uiñas solo se pondráu de pie en el caso de que
sean señoras las que salen.
Al despedirno~, lo haremos en primer lugar de
los dueños de la casa, y luégo Je todo¡;; los demás por
su orden.
Y si se hubieren puesto de pie, les rogaremos que
Re sienten.
Cuando los dueños de casa quisieren acompañarnos
h~r;ta el port6n, les ¡,mplicáremos que no se tomen tal
molestia.
Pero si ellos insistieren, en el último port6n les
darem~s las gradas y les haremos una segunda des·
pedida muy ligera, diciéndoles: "buena tarde " 6
" buenas noches."

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-67-

XVIII
LAS VISITAS.

Son necesarias las visitas para adquirir y conser.


var las relaciones sociales.
Hay dos clases de visitas, un[J.s de atención y otras
de confianza.
Las visitas de atención debemos ha J~-'rlas á Dltes
tros amigos cuando les ocn rra algún acontecimiento
próspero ó desgraciado.
Y también, cuando varíen de casn, IIPguen de al.
gún viaje ó no~ hayan visitado primero.
A lns personas de fuera qne lleguen por primera
V'ez á nuestro pueblo, debemos visitarlas des¡més de
haber averiguado por sus condiciones morales y so.
ciales.
E~te deber se llenará dentro del primer mes, y en
ningún caso después del tercero
Tal p'níctica parece insignificante, pero es la que
da mejor idea de la cultura de una sociedad, puesto
que es la primera muestra de hospitalidad que se da
á lo~ forasteros.
Cuando ocurra algún i npedimento para hacerla
oportunam ente, se llenará en parte este deber en.
vianda á la casa un recado 6 una tarjeta en que se
ofrezcan los servicios y la amistad.
'I'ales visitas deben ser cortas, y la hora m:S.s opor.
tuna. para hacerla es la de las once de la mañana.
Cuando alguna persona desconocida nos quiera
'~'isitar, debe llevar un amigo nuestro que la pre.
Sen te.
La presentación se hace indicando el nombre de

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-68
la. perRona presentada con los títulos que tenga, á
aquella á quien se presenta, haciendo en s~guida lo
mismo respecto de ésta.
El inferior debe ser el presentado, más los dueños
de caBa no podrán ser en ella los presentados.
Pero panl. presentar una persona á otra, debe
averi¡;uar..;;e primero si su posición social y su educa·
cióu e~>táo <:!D ;,.nuonÍ<l. con las de la persona á quien
vamoH {¡, h:1etH la presentación.
L ''" visit"~ <le confianZf• son las que hac-emos á
nuestros p ,rifmtes y á nuestros amigos por motivos
de cariño.
E st:lH vtsita'! podemos hacerlas con frecuencia,
pero en rigur, uo todos los días porque lleg11ríamos
al fiu á hnl:ernos fastidiosos.
Uu;mJo hayamos de ausentarnos del lugar de
nuestra residencia, debemos despedirnos de nuestros
amigos, sólo así tendremos derecho á que nos visiten
á nu estro regreso.
Siempre que no encontremos en su casa á la per-
wna 6. quien visitamos, le dejaremos un recado 6
una tarjeta.
L :1. tarjeta la dejaremos eon la esquina derecha
doblada para dar á entende r que fuimos eu persona
á vioitarla.

XIX
LA CONVERSACION.
NL:eHt,ra couversaci6n debe ser culta y decente,
empleando palabras castizas pero siu afectación ni
estudio.
Como temas de conversación debemos elegir los
que estén al alcance de nuestros conocimientos.
©Biblioteca Nacional de Colombia
-69
La murmuración sólo es propia de los necios y
envidioRos; por esto, la reputación de los demás
nunca debe servirnos de tema de conversaci6n.
La adulación y los cumplimientos insípidos, sien.
tan muy mal en boca de una persona de juicio.
Los cuentos y los chistes solo los referiremos
cuando vengan a l caso y sean cortos y tengamos
gracia para referirlos.
L as chanzas son muy delicadas: Polo ~e permiten
con personas de intimidad y que sepamos hs reciben
bien.
Delante de personas de reRpeto, nuestra convP.r-
sación debe ser seria y respetuosa .
Las disputas acaloradas deben cortarsP al princi-
pio en una conversación, sobre todo eutre ~eñoms ,
porque esto lns ridiculiza tri st em<> nte.
L as conversacione~ de los ne t;ios y los ébrios no
son para oírla~ en sociedad; doude los hayn, no de.
beu estar las mujeres ni los uifios.
L as bufo11 r.vlas irrespetuosas, no dt>mo~ aplaudi r.
las, ni siquiera. antorizarlas; cotro C]llt> •on propias
de geutes lmj:4s y r1tiues .
Esta sanci6n es la que (h. PI ~<ello al jttic:io y rlig.
nidad de una persoua decente, y sobre todo de una
mujer.
No debemos dndar del dicho de nna persona, por.
que esto equivale á Jecirle que mieutP, y esto es in.
aultarla .
Pero si hay quien á nosotros uo 1 -~ ccefl , desprecié-
lllosle y no ocurramos á la indelicadeza rle ir á jurar.
Cuando se nos confíe un secreto, debemo~ hacernos
dignos de e~ta confianza guardándolo con cuidado.
Y con las conversaciones de nuestros amigaR, aún
cuando no sean de secreto, debemos guardar la ma.
Yor discresi6n.
©Biblioteca Nacional de Colombia
-70-
Las personas indiscretas y chismosas siempre se
ven metidas en averiguaciones desagradables, y en
donde quiera son recibidas con desconfianza.
Y en fin, acostumbrémon os á hablar siempre lo
puramente necesario y con alguna seriedau.
Las personas qne contraen el vicio de conversar,
concluyeu por hacerse intolerables en sociedad, y no
hay quien no evite encontrarse con ellas.
A las personas que no agraden por su conversa•
ci6u Rencilla, no deberuos despreciarlas; antes bien,
buscarles un tema. en que pueda discurrir con acierto
y avudarlas.
El tono de la voz debe ser uatural, ni muy alto
ni muy bajo.
El acto de gritar desluce completamente á una
perso nn
En seereto no deben h\bln.r llllDet~ dos personas
delaut\l de otras: es una falta iutolerable.
Cuando hablemos, debemos dirigir la ruin,Lla á la
persona con quien hablamos: solo la gente rú'ltica
es la que mira al suelo 6 á las puredes cuando ha.
bla.
Y si nos h·1blan á nosotros¡, Jebemos wimr ulO·
destameute á la cara de quien nos habla y manifes-
tarle "teur:ión.
N uebtm acción debe ser sencilla, natura 1 y propia
de 11uestra edad.
Nuestra risa debe ser talDbién recatada y opor·
tu un.
Una coutiuua sonrisa eu el sembln.ute, es señal de
simplicidad.
En fin, euidemos de que nuestra conversaci6n sea
en toda!:! partes la expresi6n de nuestra cultura y los
buenos sentimientos del coraz6n.

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-71-
XX
DEBERES EN LA MESA.
La mesa es uno de los lugares en donde también
da n:-_uestras de su buena educación una persona .
Concurriremos IÍ. In. mesa aseados y guardando una
com poRtn ra decente.
Los niños deben quitarse el sombrero, aun cuando
así no lo hagan lrts demás personas.
Los lugares más houoríficos en la mel'n son Joq dos
extremos de ella: éstos los ocuparán Rolamentl· los
dueños de casa, los sacenlotes ú otras persona~ de
respeto.
D¿¡;pués de los extremos de la mesa siguen la
derecha y b izquierda de los duefios de ca5a: en eFtos
puesto; se colocarán las personas más carncterizadaR.
Nosotros o~uparemos con humi ldad y buet1 modo
los últin1os puestos.
Pero no debemos ser los primeros en ¡wutarnos,
en tom:u el cnhierto y empezar á comer, sino que
esperaremos á que lo bagan los superiores.
Solamente en las pos:uhs cada cual toma asiento
en la mesa desde que llega, y empi~za á comer cn:m.
do r¡uiere.
Al ~;eotarnüF<, lo haremo~ á uua distancia propor-
cionada, cou el cuerpo recto, siu i•1clinarlo eu el
e~paldar del asiento.
LoB antebrazos se colocarán sobre la me~n, sin
apoyar en ella los codos, ui iucornodar á los que es.
lán á nuestro Indo .
Las manos se tendrán sobre la mesa, sin deja r
Caer una sobre las pieruas, en tanto que la otra se
tiene ocupada sobre la mesa .

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-72-
Las piernas Fe deben tener recogidas, sin echar
una sohre la otra, y los pies quietos.
El cubierto cousta de tres piezas: la cuchara, el
cuchillo y el teuedor.
La cuchara se coge con la mano derecha por cer•
ca del extremo del cabo, y la empleamos para tomar
los alimentos líquidos corno el caldo y la sopa.
El cuchillo se maneja también con la mano de·
recha, cogiéndolo por la parte donde principia 111
hoja, y lo empleamos pnra dividir los alimentos s6•
Jidos parn los bocados,
En ningún ca~o dtbe llevarse el cuchillo á la
boca.
El tf,nedor se coge eon la izquierda, por la mitad
del cabo, y sirve para llevar á la boca los alimentos
sólidos.
También snele manejarse el teuedor con la mano
dNHha cuaudo se toman comidus que no necesitan
ser divididas con el cuchillo, como las tortas.
Lru; ecp11s y los va~os las tomaremos con la mano
derecha, por la mitad y uunca por los bordes.
Las bottllas ¡,e toman con cualquiera mano, por
el centro de su pa1te más ancha.
La colocación de la ~ervilleta varía: unas personas
la df-jan r;obrt> la mesa, y otras la extienden sobre
la peehera apuntada con alfiler: nosotros baremos
en esto lo que hagan los superiores.
Y nos valdremos de la servilleta para limpiarno~
los lahios, antes y de8pués de beber, y los dedos si
se nos ensuciaren.
Si no hu!Jiere servilleta, esto se hará con el pa·
fiuelo, colocado de~de el p1incipio sobre las piernas,
y en ningún caso con los manteles.
Ei ¡.,an ¡,e parte con el cuchillo auxiliado del te·

©Biblioteca Nacional de Colombia


-73-
nedor, y se coloca á la izquierda para ir! o dividiendo
con esta mano en pequeños bocados.
El plato debe colocarse de modo que sin inclinar-
nos mucho, no caiga alguna cosa de la comidu por
fuera de él.
Al comer, debemos hacerlo con moderación, y ni
tan aprisa que acabemos primero que todos, ni tan
despacio que nos quedemos al fin comümdo solos.
Los bocados deben ser de un tamaño convet•iente
para uo llenar la boca y para poderlos m~•sticar y
pasar con facilidad.
Y no uos echaremos otro bocado sin h ab er pn~ado
el anterior, ni volveremos en la cuch ~Lra al plato
una parte del líquido que habíamos llevado á la
boca.
No debemos fijar la vista con interés en los platos
para ver la cantidad servida.
Tampoco debenws oler laR comidas, ni mastiua r
con chasquido. ·
Si las co¡nidns están calientes, debemos dejarla!!
enfriar, pero nunca soplarlas.
No debemos tomar los alimentos hasta raspar los
platos, siempre debe deja.r~e un;:~. pequeña parte en
ellos.
Los huesos debemo'> separarlos hacia el horde del
plato, lo mismo que las pepitas y las cortezas de las
frutas, que las tomaremos para esto en los dedos
con el mayor aseo.
Si encontramos en nuest.ro pl~to un pelo ú otra
cosa sucia, la separaremos á un lado con disimulo.
Si se nos ocurre eructar, toser ó estornudar du.
rante la comida, haremos uso del pañuelo pero cuí.
dando de apartar la cura de la mesa.
En cuanto á sonarnos y escupir, eso nunca se
verá en la mesa.
©Biblioteca Nacional de Colombia
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El cubierto y los vasos 6 platos qqe hayamos usa.
do, nunca debemos cederlos á los demás, para esto
debemos mandarlos· asear.
Para alcanzar alguna cosa en la mesa, no debe-
mos ponernos de pie, ni pasar la mano por delante
de los demás; en ese caso, nos valdremos de los cria-
do!> ó de las personas inmediatas.
Cuando una persona rebtíse tomar alguna cosa,
no debemos obligarla, puesto que pneJe tratarse de
comidas que perjudiqueu su saluJ.
El licor podemos ofrecerlo á los demás, pero en
ningún caso compromete rlos á tomar, mayormente
si son sE:ñor~s.
P<~ra beber algún licor 6 ngna, debemos esperar á
tener desocupada la boca,
Eutouces fijare111os b vi~ta al fondo del vaso ó de
la ··opn.
Eu el motnetlto en que una persona e¡;té bel>ien.
do, Do dt.bemos ,¡jrigirle h palabra, y mueho meuos
pam hacerle algnua pregnuta.
Si algún plato ó tola la con,ida estuviere mili pre.
para<lo, uo lo mauifestareu ws ui de palabra, ui por
ninguna demo~traci6n de diPgusto.
Luégo que hayamos tomauo lo bastante de unes
tro plato, dejaremos Jeutro de él lt\ cnchan, y si
fueren el cuchillo y el teueJor, Jos poudrewos cru.
zados.
Pero si estos han de coutiouar en ~ervicio, los
p011dremos fuer<L del plato ~iempre cruzado~.
Lu. conversación dttmute la comida debe ser vgm·
dable y basta jocosa, que así se Jigiere mejor.
Y nos levant1tremo s Je la mesa cuando lo haga el
dueño de casa, pero si tuviéremos necesidad de ha.
cerio antes, peJiremos permiso explicando la causa.

©Biblioteca Nacional de Colombia


-75-
No debemos enjuagarnos la boca en la mesa, ni
donde podamos ser observados; el hacer esto con el
licor 6 el agua que se tiene eu la boca para beber,
es un acto de desaseo.
Si en la ümili:l hay la costumbre de bendecir la
tnesa y de dar gracias á Dios después de In comida,
la acornpafíu.remos con mucho gwsto, manifestand o
sumo respeto por esta usanza.
Si no se pmcticare esto, acostumbrém onoil nos .
otros á levantar en 5Ílencio nuestro cornz6u á Dios,
para alabarlo por el beneficio que uos hace.

XXI
MODO DE SERVIR A LA MESA.

Es un punto muy importante de la buena e,; ur.:t.


ción el sab~r servir á los demás y servir~e ú ~í tut>.
tno de una nwnerf\ delicadn, oportuna y f.ícil.
D eb e teuerse especial cuidado en 110 servir un
plato fuera de la oportuuidad Jebida.
En primer lugar se sirve la sopa y d(·lll :t~ alirnen.
tos líquido'l que necesiten Jel uso de la c.;u~hara, lué-
go los sóliJos corno pasteles, tortas y el pnchero, y
por último, las frutas y los Jnlces.
A las señoras se les ~irve 8Íempre con preferencia.
Los platos no deben serví rse con exceso : e~to só lo
es propio de la geute rústica.
Lo'l platos deben pasarse por en medio de lae
peroonas, pero sin alargar los brazos por tlelante de
ellas, y con el mayor cuidado para no derramar su
contenido.
Al circular un plato para qne se sirvan todos, se
debe poner en él una cuchara ó un tenedor, según

©Biblioteca Nacional de Colombia


-76-
1
sea el contenido del plato, pero esto s6lo se usa en
mesas de mucha confianza.
Y los que se sirven cuidr1rÁn de no hacer pasar
la comido por la orilla del plato y de no servirse
demasiado.
Los licores y el agua no se sirven hasta los bor-
des del vaRo, es más decente dejarlos bajos.
Y cuando otro sea el que nos Hirve licor, agua,
leche 6 café, le indicaremos la cantidad que necesi-
tarnos levantando suavemente el vaso 6 la tasa.
Los nguacutes y las chirimoyas se parten con el
cuchillo eo varia:s rPbanadas y se toman en peque-
ñas ptntes con las piezas del cubierto, según el gus-
to de cadr\ u no.
Las fresafi y laR cerezas se sirven con cnchara.
El azúcar con las piuzls que acompañan al azu.
carero.
L·• sa!, con la cuchnita clel salero ó con la p•Jnta
de un cnchillo que aún no haya siüo o ~ upado.
L ··s aves se trinchan cortilndo con cubierto lim-
pio, primero h~ pechuga, luégo las alas, en seguida
los muslos, y por último el caparaz<Ín eu varias
partes
Pero las señoras no deben emplearse eu In. mesa
en esta clase de trabajos: sert.í más conveniente que
lo bagan lo; criados ó las personas que disponen la
comida.
Lo más que se practica á veces es qne las sefioras
de la casa sirvan los postres ú obsequien con frutfl.S
á los convidados.
El que trincha 6 sirve, no debe tomar para sí
hasta q\le todos estén servidos.
Terminada la comida, deben levantarse todos lo&
platos y cubiertos que hubieren quedado sobre la
mesa.
©Biblioteca Nacional de Colombia
-77-
Acostum brémono s á dar las gracias portada aten.
-ción que se no!':l haga, pero más aún cuando estemos
en la mesa.

XXII
CORRESPONDENCIA EPISTO LAR.
La correspo ndencia epistolar la constjtuy eu las
relacione s que mantener nos por rne rlio de cartas.
Las cartas son de tres clases: amistosas ó fami .
liares, comercia les y oficiales.
Las cartas amistosas ó familiare s son las que di.
rigimos á nuestros parientes y á nuestros amigos.
EstaR cartas se escriben en un pliego de paJ •el de
carh 6 billete, y nunca en una cuartilla 6 tu nu
pedacito
En la parte superior del pliego, un tanto hacia la
derecha, se escribe el nombre del lugar en donde
estamos y la fecha.
Luégo, dejando una línea en bla neo, se pone el
nombre de la persona á quien escribimo s, antepo
niéudole la palabra señor ó señora.
A.l fin de la línea siguiente y hacia la derecha se
escribe el non1bre del lugar en donue se encuentr a
la penona á quien escribimo s, 6 la palabra presente
si está en el mismo lugar.
En la otra línea se escribe u na de las expresion es
siguientes.: mi respeto.Jo y querido padre, wi que.
rido amigo, 6 muy señor mío, si no hay relacione s
de amistad.
Un inferior no debe dar nunca el título de amigo
á un superior.
Luégo, dejando una 6 dos líneas en blanco, se
©Biblioteca Nacional de Colombia
-78-
empieza el contenido de la carta, dividido en tres
apartes por lo menos.
En el primer aparte se sa luda y se le desea bien-
estar ti la persona á quien escribimos y á su familia.
En el segundo trataremos del objeto de la carta.
En el tercero volveremos á recomendar at~ncio ­
nes á la familia, y termino.remos con una de estas
expre~ion¡;os : " Su afectísimo amigo, su menor ad
mirador, el menor de sus hijos que lo ama," según
la persona :í quien escribamos.
Y por último, ponemos la firma ~~1 pie de la carta
de una manera cln.m y legible.
Las postclatas no se permiten entr.e per;;onas ele
poca cotJfiauza.
El orden anteriormente indic:ldo puede alterarse,
p~'ro 's el rná-; llCeptado por el bneu uso.
Cuaudo es0rib:tmo,. a personas de re~peto, no de-
bem os recornc n·larles que den saltt<.leH ú otms per.
so nas.
El estilo lle una c;nta debe Rer tan natuml y sen-
cillo como el de una conversación, pero >in de~ceu•
der ií frase~ afectadas y ridículas, como" me he ale.
grado tautísitno, mi queridísima amiga," etc.
L:u; cartas de pésame deben ser serias y sentimenta-
les; las de felicitacicín, cortese~:~; y las de los amigos
y los parieu tes, afectuosas é insinuantes.
L'1 letra debe ser clam, y si es posible eleg1nte,
evit11udo con el mayor cuidado los errores de orto.
grafía, los borroues y las eumendaturas.
En las cartas de las personas de respeto, debe de-
jarse un margen er. blanco á la izquierda del papel
y evitar las abreviaturas.
Ptlru cerrar una carta se dobla cuidadosamente
de manera que su tamafio coincida con el de la cu-
bierta, y en ésta se introduce sin arrugarla.
©Biblioteca Nacional de Colombia
-79-
Sobre la cubierta se escribe la dirección, dividida
en tres renglones: "Señor, D.'' y demás títulos que
tenga la persona á quien escribimos, hacia b orilla
superior izquierda.
Hacia la mitad de la cubierta, el nombre y ape.
llido de esq, persona, sin emplear ninguna alte.
ración.
Y hacia la orilla derecha inferior el nombre del
lugar donde resida.
También es costumbre escribir en la cubierta E'l
nombre rle la persona á quien se recornienda la c•H.
ta para ser entregada, pero á las personas de n•spe.
to nunca deben hacerse eRtas recomendaciones.
Cuando la cinta se recomiend:1 á una pen-,onn. de.
cente, puede dánele sin pegarla en señal de con-
fiauzn., pero es deber de la per.sona c¡ue la recibe a~í,
pegarla en preseucia del que se la da
L'1s personas qne estén de luto, deben usar para
sus cartas papel y cubiertas de luto.
Todf\ carta debe conte~tar,;e lo más pronto que sea
po,ible, y debe contestarse por medio de carta y no
con nu p:1pelito 6 un recado.
Las uiñas no deben eseribir ni contestar car-
tas sin el consentimiento y dirección de sus padres.
La ligereza de escribir cartas ha causado y causa
lllás daño á una mujer, que el que pueden causarle
todos los uefectos que pueda tener.
En este punto, pues, v•... de por medio la dignidad
y buen nombre de una mujer.

Lns cartas comerciales son las que se dirigen entre


sí los comerciantes para tratar de sus negocios.

©Biblioteca Nacional de Colombia


-80-
Estas cartas se escriben en una sola hojll. de pa-
pel ; son cortas y tratan s6lo de negocios

Las cartas oficiales son las que se dirig,m los em.


pleados públicos y toman el nombre de notas.
El señor Alcalde, el señor Director, el señor Go.
bernaclor, son empleados públicos.
Estas notas se escriben en una boja de papel gran-
de 6 de oficio, y en elb se deja un margen hacia la
izquierda, más 6 menos ancho, según la categoría
del empleado. .
Lo primero que se escribe -en una nota es el eu.
eahPzamie nto.
Esttl enc:ubezam iento tiene las líne:ts siguientes
cou In deuida separaci6n de una ó dos llueas en blan-
co: el número correspond iet1te ; República de Co
lombi&; Departam ento de .... ; el nombre de la ofi.
ciua de uonde se dirigP, como Prefectu ru dtl la
Provincia ; el 110tubre d ... l ~->mpleado tí. quien se di.
rige, como al señor Alcalde municipal , y por último
el lugar de residencia de ese empleado.
Después del eu.;abezr.uuieoto ~e escribe el conte.
nido, en términos breves y serioR, prescindie ndo de
todo sal ndo y expre,ióu u mi~tosfl.
Y a 1 fin, "Dios gnarde tí. usted," y en seguida la
firma.
Estas notas deben cerrarse tam biéu con cuidado,
ponerles cubierta y en elld. la direcci6u en mayor
tamaño que el de las cartas comunes.
Una nota también requiere contestaci6 u, y esto
dentro del menor tiempo posible.

©Biblioteca Nacional de Colombia


-81 -

XXIII

USO DE LAS TARJETAS.

A. vecas reemplaza una tarjeta á una carta, cuan.


do su contenido no es largo ni de mucha impar.
tancia.
Estas tarjetas deben ir bajo cubierta y con suco.
~'respondiente sobrescrito.
También se hace uso de tarjetas para invitacio.
lles, felicitaciones y pésames, y en las visitas cuando
llo se encuentra á la persona que se va á visitar.
Para significar estos distintos oficios, el buen uso
ha establecido la práctica de doblar las esquinas de
la.s tarjetas, así :
. La esquina superior derecha, para indicar vi.
Rlta.
La izquierda superior, para las felicitaciones.
La derecha inferior, en señal de pésame.
La izquierda inferior, en señal de despedida.
Las tarjetas de invitación deben llevar escritas el
Objeto y los términos de la invitación.
Las tarjetas que Sfl acompañen á las coronas de
~Uelo, y las que se dejen en l>ts tumbas de los ami-
~os, deben ser de luto.
El tipo que debe elegirse para el nombre y ape.
l¡¡do de las tarjetas, es el mau uscrito, llamado co-
11'••nmeute de pluma, y cnirlar que éste sea pe-
~Ueño.

6
©Biblioteca Nacional de Colombia
-82-

XXIV

CONCLUSION.
En todos los demás casos en que tengamos duda
de lo que hayamos de practicar, dirijámonos por la
idea de la dignidad personal.
El temor del "qué dirán," es malísimo guía,
porque nos acostumbra á aparecer decentes y bue·
nos sin serlo en verdad.
La dignidad personal debe ser la norma de todas
nuestras acciones, en público y en privado, estando
solos ó acompafiados, y siendo ricos 6 pobreR.
Y entiéndase que no hay dinero que pueda en·
cubrir las faltas de u na persona ru iA. y mal ed u.
cada.
Así como no hay pobreza que pueda ocultarnos
los méritos de una persona noble y generosa.
Por tanto, debemos practicar ~iempre las reglas
que uos impone la urbanidad.
Practicándolas, mejoramos nuestra condición.
Y mejorar nuestra condici6n es un deber inelu
dible, porque él tiende á nuestro perfeccionamiento
moral.
En este perfeccionamiento está el verdadero mé·
rito moral de una persona.
S6lo asi nos hacemos dignos del fin para que fui•
mos creados por Dios, cual es el de nuestro bienes~
tar y el de nuestros semejantes en esta vida, y la
felicidad en el seno ele Dios en la otra.

©Biblioteca Nacional de Colombia


ECONOMIA DOMÉSTICA.

PARA LA EDUCACION DE LAS NIÑAS.


I

PRELIMINARES.

Dios que nos ha creado, nos ha dado muchos be.


neficios para conservar la vida.
Estos beneficios son : la disposición p¡1ra el traba.
jo, el tiempo, los productos de la tierra y muchos
otros.
Del buen uso de estos beneficios depende tam-
bién el bienestar de la vida.
La economía es la ciencia que nos enseña á hacer
buen uso de estos beneficios.
La economía debe practicarse de preferencia en
la casa.
La economía que se practica en la casa se llama
economía doméstica.
Y ésta corresponde principalmente á la mujer,
por ser ella la señora de la casa.
La economía doméstica abarca tres puntos impar.
tantes: el orden, el trabajo y la economía.
Estos tres puntos son tres virtudes domésticas que
hacen la prosperidad de las familias.
©Biblioteca Nacional de Colombia
-84-

JI

EL ORDEN.

El orden es la primera necesidad de una casa:


sin orden no puede haber aseo, economía ni tran.
quilitlad.
En primer lugar, para que haya. orden, se debe
destinar un lugar para cada cosa, y cuidar de que
en él se encuentre á todas horas.
Así se conservan mejor las cosas y no están ex.
puestas á perderse ni á faltar para el servicio á la
hora oportuna.
Un vaso, por ejemplo, que ocupe su puesto, esta.
rá listo para servir y no correrá peligro de que.
brarse.
Par,~ la ropa que no está en servicio se deben des-
tinar baúles ó roperos, y en ellos se debe tener arre.
glada.
Las tijeras, las agujas, el hilo, deben estar en el
cuarto de costura.
Los útiles de escritura, en la mesa de escribir.
Para las llaves de la casa se deben destinar cla-
vos 6 ganchos apropiados para este objeto.
Eu este onlen se funda la bell~z.. de nua casa.
Pero es necesario también que cadn cosa se colo.
que limpia en su puesto, que esto contribuirá tam-
biéu á su duración y belleza.
Las uifias, por Sl1 parte, deben acostumbrarse á
no sufrir nada que esté desarreglado 6 sucio.
Y acostumbro.r á los criados al mismo cuidado
para que sirva u con prontit11d y acierto.

©Biblioteca Nacional de Colombia


~!í-

IIl
CUIDADO GENERA L DE LA CASA.
La casa que habitemos debe ser seca y de fácil
ventilació n.
Los desagües:·deben tenerse bien arreglados y co.
rrientes.
Los suelos y las paredes aseados, y cada cosa en
su lugu.
En las casas donde no hay niños, bastará barrer
una vez por semana los aposentoP y el patio
El día en que se barre debe ser el viernes, una
parte de los cuartos, y el sá br.do otra.
Pero diariamen te se deben limpiar los wuebles y
recoger del suelo las basuras, hebras y papeles.
Las janlas y pajareras nece~itan aseo y cuidados
diarios.
Las tasas de flores deben regarse todas las tardes
á la pues ti\ del Ro l.
Las barandas 6 pasama11os de las escalerns deben
limpiarse con trapos mojados y secarlos después,
una vez á lo menos en cada mes.
Las cerraduras de todas las puertas deben estar
perfectam ente arreglndas .
Las ventanas, bÍ es posible, con bastidores ó
vidrieras, y éstas deben lim piurse de cuando en
cuando.
Y para el orden y aseo de todo lo dt>más, la sefio-
ra de 1st casa debe hacer un arrt>glo general cada
dos ó tres meses.
Para esto desocupará los baúles, alacenas y arma.
ríos, los h:ná limpiar perfe'!tam ente y luégo los
arreglará de nuevo, botando ó regalaudo lo que
haya de inútil.
©Biblioteca Nacional de Colombia
-86-
En cuanto á los esterados, deben botarse los vie-
jos, no dejarse puestos para colocar encima los nue.
vos porque así no se evitarán ni las pulgas ni los
malos humores.
IV
ARREGLO PARTICULAR DE' LA SALA.
Habiendo otros aposento~ de habitación en la
casa, debe de~tinarse la sala únicamente para reci-
bo de la:> personas qne nos vi¡;itan.
El adorno y amoblado de l!t sala debe ser sencillo
pero hecho con gusto.
Eo cul-\nto iÍ los muebles, debe contener la sala
los asientos nece~r~rios y <.losó tres mesas .
En estos rnttebleH debe atenderse más á la como-
didau y duración que á la belleza y lujo de ellos.
Camas, armario~; y cómodas, no sientan bien en
la sala.
También los adornos rlebt!u estar en armonÍI\ con
el aRpecto de h sala.
Los e-;pejos de ctterpo entero, por f'jemplo, sólo
se ven bien dunrle la ;;ala está alfombrada y las pa.
redes empapeladas.
Los objeto~ fJile h ·1ya sobre las mesas deben estar
colocados en orde11 y con gusto.
Un florero renovado todos los días, da muy buena
idea del gusto de las señoras de la c~1sa.
A ser posible, la sala debe estar alfombrada, y de
nó, esterada.
Para que no se formen caminos gastados sobre
los esterados ó alfombrados, deben ponerse esteritas
que conduzcan de una puerta á otra.
Las personas que llegan á la sala deben cuidar

©Biblioteca Nacional de Colombia


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de no traer húme do 6 sucio el calzado y de no escu.
pir sobre el alfom brado .
Es muy conve niente el mo de funda s para los ca.
napés, porqu e éstas se puede n !abar, y así los mue-
bles estará n siemp re aseados.
En caso de luto en la famili a, estas funda s deben
ser negras.
Es impro pio el uso de los sofás para dormi r.
Los mueb les de mader a se limpia n con trapos sua-
Ves empapados en agua con amoníaco.
Debe cuida rse que los rayos del sol no caigan so.
bre los espejos porqu e dañ..tn la parte interi or de
ellos, produ ciendo manch as indelebles.
Los candeleros, araña s ú otros objetos de metal ,
deben limpia rse coa frecue ncia para que no Re em-
pañe su brillo .
No se debe permi tir que los niños jnegu en donde ·
haya crista les, espejos, araña s, lámin as á otros ob.
jetos que pueda n dañarse.
Las cortin as deben sacudirse con frecue ncia y ha.
cerse lavar de cuand o en cuando.
El empap elado de la sala debe ser Je un color
claro¡ el papel Je color oscuro es malo porqu e ab-
sorbe demas iada luz y le da á la habita ci6n un as-
pecto sombrío.
Este empap elado debe limpia rse una vez por se.
mana , con un plume ro suave para evitar el polvo y
las telara ñas.
Y como excele ntes adoru os para las paredes de
la sala, bastar án cuatro cuadros de mérito , colgados
co"n algun a inclinación hacia adelan te.

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88

LA ALCOBA.
Ln. alcoba debe ser espaciosa y clara en cuanto
fuere posible.
Las alcobas estrechas y cerradas, son malísimas
para todos, especialmente para los niños, porque el
aire respirable se vicia pronto.
Diariamente se debe zahumar la alcoba y abrir
las ventanns para que ventile.
Con aire puro y con limpieza en todo, se evitan
muchos médicos y medicinas.
El adorno y mueblaje de la alcoba deben ser sen·
cilios, porque siendo e5te lugar de descanso, la
sglomeraci6n de objetos parece contraria á la iJea
del reposo.
Las camas deben ser altas, y preferibles las de
madera.
Las ropas de la cama deben mantenerse en coro·
pleto a~eo, sobre todo las sábanas y las,:fundas de
las almohadas.
Para cambiarlas, no se debe esperar hasta que
estén sucias, porque en ellas, más que en cualquiera
otra parte, se depositan el sudor y los humores en·
fermizos.
Por tunto, es conveniente tener un buen acopio
de estas piezas.
Las cortinas de las camas no deben ser de lana,
porque éstas absorben más los gérmenes de las en·
fermedades.
Pero á no poderse evitar esto, deben hacerse sa·
cudir con frecuencia y tenerlaR siempre abiertas,
aun durante la noche.

©Biblioteca Nacional de Colombia


-89-
Todas las mañanas, al dejar la cama, debe expo.
llerse la ropa de ésta al aire libre, colgándola, ex.
tendiéndola, 6 poniéndola sobre dos taburetes que
casi se toquen sus respa Idos.
El día del aseo general, en cada semana, deben
sacudirse los colchones y cambiarse de posición.
Después de esta ventilación se procederá á arre-
ghr la cama, y se cuidará de que todo el día per-
manezca así arreglada.
Por la tarde, á la puestP. del sol, deben cerrarse
las ventanas de la alcoba.
Y al hacer el arreglo del cuarto, para e>ta hora,
se levantarán de un lado las cubiertas de la cama y
se pondrá vela y fósforos en su lu gar correspon-
diente.
Es impropio el prender la vela en la pared por.
que forma en ella chorreaduras y ahumados que
dan mallsimo asoecto.
En fin, como ~egla higiénica, evítese el tener ror)~
sucia, flores 6 carbón encfmdido en el cuarto de dor.
lDir, porque esto altera el aire respirable.
Y yá se ha dicho que el elemento más necesario
para la vida es el aire puro.

VI
EL COMEDOR.
El comedor debe ser claro y espacioso, de modo
que pueda darse vuelta á la mesa, y de fácil venti.
laci6n.
Uu comedor estrecho y oscuro hará que parezca
poco apetitosa la comida mejor preparada.
El orden y el aseo deben ser aquí tan esmerados
que se noten á primera vista.

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90

Las paredes deben ser de un color agrada.ble, 6,


estar empapeladas, y se adornarán con láminas de
colores.
El mueblaje del comedor comprenderá la mesa
de comer, los correspondiente s asientos, un escapa·
rate 6 estante y una mesa pequeña.
La mesa debe lavarse de cuando en cuando con
un trapo humedecido.
Lo~ manteles deben usarse limpios, y se extende·
rán en la mesa de modo que no formen arrugas.
Las servilletas se colocarán en frente de cad~
plato, ó al lado, teniendo especial cuidado de colo•
carie á cada persoua la que ha usado antes.
A la derecha de cada plato se pondrá el cuchillo
con el filo hacia el plato; hacia adelaute las cuc:ha·
1' ' 18 para la sopa y para el tlulce, y en freute Je és-
taR el vaso pam el agua y ltt copa para el vino, bÍ
F<e usa en la comida, y á la izquierda el tenedor con
las puntas hacia arriba.
El servicio para el café se colocará en frente de
la dueña de la casa, cuidando de lleu¡¡,r el azucarero
antes de p011erlo en la mesa.
Cuanuo He uoe convoy se pondrá en el centro de
la mesa, y el salero donde pueda alcanzarse con fa..
cilidad.
El pan y el agua se colocarán en línea recta ha-
cia la mitad de la mesa .
Los platos y los cubiertos de repuesto se teudráo
en la mesa pequeña.
Y por último, se adornará la. mesa con un rami.
llet~ tle flores naturales, el cual hará que la mes~
más sencilla pre~·ente un aspecto agradable.
Tocio este arreglo de la me¡;~ se hará poco antes
de cada comida.

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-91-

. Y cuando se pueda hacer por la noche á pr~>ven­


Ct6.n para el día siguiente, esto trae la ventaja de
deJarle libre la mañana á la sirvienta, en cuyo tiem-
Po tiena que dedicarse al arreglo de los cuartos.
Terminadas las comidas, no quedarán sobre la
~esa platos, vasos ni cubiertos sin lavar: todo debe
lt limpio á su reRpectivo puesto.
Y los manteles deben recogerse y doblarse para
que los animales no los trocen ó ensucien.
Los platos sucios los irá levantando la sirvienta
de dos en dos, nuo en cada mnno.
Antes ue servir los postres, yá debe haberse le.
'Vautado todo de la mesa, excepto el frutero, los va.
~os y aquello que aún sea nm:esario.
Lo¡; peuazos graudes del pan sobrante se irá u re.
Cogiendo eu un plato con un tenedor, y l<ts mi ~· 1jas
en el mismo, con nn cepillo ue mesa.
La sirvienta debe ser escrnpulmn~mente ~~-eat. a eu
su persona y en ~u traje, y mientms que ¡.;irve á la
tlles·\ uRará delantales blancos, que des pué~ e¡¡ m bia.
tá pot otros de color.
Su puesto será dO:Jtrás de la dueñ'l de la cu~a, con
la L~>udeja en la mano y siempre lista p<Ha ver lo
que necesite cada uno y atender á ello.
Nunca debe baldar, á menos que se le pregunte
algo, y evitará pre8tar atención á la conversación de
lo¡¡ que e~tá sirviendo.
Cuando la familia salga del comedor, se coloca.
báu de nuevo los asientos en su lugar para desem.
arazar el paso .
. La loza que no es del uso diario, debe guardarse
~ltnpia en el escaparat9 para no perder tiempo cuan-
o baya de usarse.
Y en cuanto á los cubiertos que no estén en uso,

©Biblioteca Nacional de Colombia


-92-

debe untárseles aceite de comer, y tenerlos envuel~


tos separadamente en papel de seda.
N un ca será demasiado el cuidado que se emplee
en el aseo y arreglo del colnedor, ni ftste será in•
fructuoso, pues que siempre irá en aumento del
bienestar y la salud.

VII
LA DESPENSA.

Eo las casas donde hay varias sefioras, éstas de•


ben distribuirse por semanas para atender al arre-
glo y manejo de la despensa.
Este lugar también nece~ita aseo y ventilación,
porque la acumulación de los víveres produce olo·
res que son perjudiciales para la salud.
L'\s di~tiutas clases de víveres deben ocupar lu·
gare~ separi>dos: el desorden en este lugar, hace
perder m ncbo tiempo y ocasiona gastos excesivoS·
Les utensilios ue la despensa debeD mantenerse
limpios y ocupando su lugar.
Y la llave, á todas horas en la faltriquera de lll
persona encargada de mnnejarla.
Esta persona debe disponer Jo¡., platos qne se h!.l'
yan de preparar en cada comiua, y entregarle eJll)
misma en persona á la sirvienta, lo necesario pM~
prepararlos.
Al fin de cada semana entregará la despensa )f)
persona que la maneja á la que baya de reernpl!l•
zarla, debidamente barrida y ordenados sus ell'
seres.
Para acostumbrar á las nifias al cuidado y bueP
manejo de la despensa, debe encomendársele s desde

©Biblioteca Nacional de Colombia


-93-
Pequefias el cuidado de alguna cosa en cada semana,
al fin de la cual se les pedirá cuenta de su adminis.
traci6n.
Así cobrarán estímulo las nifias y se irán acos
tumbrando, sin gran trabajo, á este cuidado que es
Uno de los más importantes para las amas de casa.

' VIII
r' . LA COOIN A.

r Gran parte dPl bienestar. y hasta de la salud que


Se goza en una familia, depende de una cocina en
C{ue reinen el orden y el aseo en todos sentidos.
La cocina debe ser alta y clara para que no se
Corra rie~go de que caigan mugres eu la comida .
. Y debe estar provista de chimenea que le dó fá.
Cll acceso ::.1 humo .
. El orden y aseo de la cocina corresponden á la
~lrvien ta encargada de ella, pero la sefiora de la casa
~be hacer repetidas entradas para ver si todo anda
len,
Eu primer lugar debe barrerse la cocina, una 6
dos veces al día, invariablemente.
El lugar del fog6n debe desceuizar.'le con fre.
Ctleu cía.
Las paredes y el techo deben limpiarse semana 1-
. ente para que caiga el ollín, y evitar así la. oca .
81 6u de un incendio.
~ El derramadero del agua debe mantenerse siem.
ere limpio, para lo cual se arrojará de cuando en
liando por él, un poco de agua caliente con jab6n.
Los utensilios de la cocina deben ocupar sus res.
ectivos puestos, y para más comodidad se clavarán

©Biblioteca Nacional de Colombia


-94-

en toroo de la cocina ganchos en donde puedan col·


garse algunos de ellos.
Las tinajas en que se deposita el agua deben
asearse todos los días, que así se evitarán muchos
accidentes en la salud.
La piedra de moler chocolate debe mantenerse
aseada y con la separaci6n debida para no ir á roo·
ler en ella sal ú otras cosas indebidas.
También el almirez, el cedazo, la artesa, los fue·
Hes, la escoba, deben tener su destino invariable Y
ocupar siempre su puesto.
Nunca se deben dejar las vasijas sucias, ni amon·
tonar los trastos desaseados porque los perros, Los
ratones y otros animales los rompen.
Y además, porque después se gasta más tiempo
para asearlos.
L ·os pailas, la olleta, el almirez se deben manta.
ner limpios y secos, pues si se dejan arrumb~r, el
veneno que resulta puede matar á toda la hmilia.
Estos objetos se limpian con naranja agria ó vi·
nagre y sal, y se les da lustre con un pedazo de
gamuza.
Los cuchillos de hierro ó acero se limpian con ce·
niza fiua y se dejan lustrosos con una gamuza.
Y debe de cuidarse de tener siempre bien afila·
dos los cuchillos.
Los mangos de hueso 6 marfil de los cuchillos no
se pondrán jamás en agnu caliente.
Las cucharas y efectos de plata se lavan con agua
caliente y un poquit.o de amoníaco.
Y se les da lustre frotándolos con una gamuza i
el roce con algún objeto áspero, desluce la plata más
fina y gasta lo que sólo está plateado.
Para asear los objetos de loza común y de porce·

©Biblioteca Nacional de Colombia


-95-

l~na, se usarán jr~bonaduras calientei, y agua ca.


l~ente para enjuagarlos, siendo, por tanto, uecesa.
t1as dos vasijas .
. Una jabonadura se hace tomando un pedazo de
Jabón con un tenedor, y agitándolo r6.pidamente en
el agua. .
Los platos con grasa 6 manteca deben raRpa rse
antes de fregarlos.
Después de fregados los platos se les dejará escu-
rrir el agua para luégo secarlos.
Para este aseo, y muchos otros usos, debe mante.
llerse agua caliente á todas horas.
Por la noche debe dejarse todo arreglado, con el
fin de empezar al día ~iguieute los trabajos sin tro.
pÍPZO.
Dt~he haher para. el servicio de la cocina los sufi.
cientes paños y limpiones.
Pero uo es conveniente ensuciarlos demasiado,
porq11e luégo hay casi que despedazarlos para sacar-
les la mugre, y esto va en contra de su duración .
. La cocinera debe tener cubierta la cabeza para
hbrarse de la ceniza, co •no para evitar la caída del
pelo en las comidas.
En cuanto á la preparación de los alimentos, debe
la señora de la casa vigilar esto con cuidado.
IX
EL EXCUSADO.

El excusado necesib t;\mbién de un esmerarlo


aseo, por lo mismo que es un lugar frecuentado
Por todas las personas de la casa.
Solamente en este lugar se deben satisfacer las
becesidades corporales.
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El satisfacerlas en los patios es faltar al aseo, á
la dignidad personal y al respeto debido á los
demás.
En este punto debemos tener especial vigilancia
con los niños para no permitirles el más lígero des.
cuido.
Las bacinillas deben >acarlas los criados para des-
ocuparlas en el excusado.
El desagüe del excusado se debe tener continua-
mente destapado, y corrientes las aguas que lo
laven.
Y poner de cuando en cuando algunos desinfec-
tantes.
En muchos lugares de Europa utilizan los horte-
lanos estos despojos para abonar sus huertas.
Y hacen la limpia con permiso de la policía, en.
tre la l y 3 de la mañana. ¡ Cuán útil fuera entre
nosotros la práctica de esta medida sanitaria !

X
LOSDEMAS LUGARES DE LA. CASA.
En toda casa debe haber un cuarto destinado ex-
clusivamente para las. oraciones cuotidianns de la
familia.
Este cuarto que se denomina "or:üorio," debe
estar adornado de acuerdo con su objeto, y uo se
permitirá que se desempeñen en él ninguna clase
de oficios domésticos, sino que JJerá mirado con res.
peto por todos.
La pieza Jel baño Jebe estur ¡>ro vista de u na me-
sa adecuada para colocar el plat6n y el jarro, y la
tinaja para el agua.

©Biblioteca Nacional de Colombia


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Sobre esta mesa sa tendrá el jab6n para las manos
en una caja especial, los cepillos para los dientes y
los peines.
En la pared, suspendidos en clavos, se tendrán un
espejo regular y una toalla de lienzo, que se cuida.
rá que esté siempre limpia.
El cuidado y arreglo de los demás lugares de la
casa, quedan encomendados al buen gusto de la se.
flora de la casa.
En todo caso se ter:drá el cuidado que aconsejan
también el aseo y la economía.
Pero todo esto se hará sin ostentaci6n y sin mo-
lestias.
Que procure la señora de la casa que no se vea
siempre afanada, regañando y angustiándose, por.
que todo esto mata la tranquilitlad de la vida do.
llléstica.
Y 1~ mujer está en el rieber de cuidar á todo
trance que en la casa reine la paz, el sosiego. la
tranquilidad, para que todos busquemos su amparo
como lugar de consuelo en ' las contrariedades de la
>'ida.
XI
EL TRABAJO.

Es necesario acostumbrar:\ la mujer, desde sus


primeros años, á estar siempre ocupada, preparán-
dola al trabajo según su edad y su~ facultades.
El trabajo bien dirigido, es un gran fondo de bie.
nes físicos y morales.
El conserva la stdud, ayuda al apetito y al sue.
fio, y aumenta legítimamente los bienes de for.
tuna.
7
©Biblioteca Nacional de Colombia
-98-
Además, hace los pensamie ntos dignos, las idea•
nobles y el coraz6n generoso .
La ociosidad, por el contrario , trae consigo un
número incalcula ble de males, como la pérdida de
la salud, del bienestar y de la dignidad .
Las niñas que se dejan crecer en la ocio~;idad,
como nada útil sahen hacer, y en nada quieren ocu-
parse, se acogen á la murmura ción, á la novelería y
á hH! diversion es.
Y no hallándo se nunca bien en sus casas, salen 6
buscar fuera de ellas novedade s y objetos que les
sirvan para su eutreteni miento.
Y hé aquí las mujeres perjudici ales y dañinas en
la Rociedad.
Por otra parte, los padres no pueden asegurar á
sus hijos una fortuna duradera , por muchas rique.
zas que posean, porque los bienes de la tierra son
perecede ros.
El trabajo, pues, viene á ser su mejor patrimo-
nio, tanto para ganar por sí mismos la subsisten cia,
como para sohrellev ar la orfelndad.
Son oficios propios de la mujer, el gobierno de la
casa, la costura y los bordados , la enseñanz a de los
niños, el plancha.Jo, la fabricaci ón del pan, el culti.
vo de las flores, la pintura etc.
El estudio es muy convenie nte y recomen dable,
pero no debe adoptars e como ocupaci6 n exclusiva .
La política es ajena del carácter noble, generoso
y pacífico de la mujer.
Se ha observad o que cuando la mujer intervien e
en política, convierte el hogar doméstico en un~ ho·
guero., en que su lengua es el fuego que arrasa, des·
truye y desespera .
Y la sociedad, en un semillero de discordia s Y

©Biblioteca Nacional de Colombia


-99-
escándalos, en que al fin viene á perecer la honra
de los hombres dtl juicio.
El establecimiento y prosperidad de lafl ideas cris.
tianas, no es cuesti6n de política sino de conciencia,
y como á estas ideas debe la mujer su granueza mo.
ral, es de su deber que contribuya á su mayor es.
plendor con su influjo en la familia y en la so.
ciedad.
XII
GOBIERNO DE LA CASA.
El gobierno de la casa consiste en la bnena direc-
ci6n de los quehaceres é intereses de la familia.
Bajo este concepto se comprenden la distribuci6n
de los ofi cios diarios, el gobierno de los criados, la
buena inversión de los fondos.
Y además, la dirección y vigilancia en la práctica
de la moraliuad domé~ tica.
En este gobierno de la casa debe ejercitarse la
mujer uestle sus primeros afios.
Para esto se debe encomendar á las niñas algún
trab~~jo en cada semana.
Y luégo irlas introduciendo poco á poco en los
demás queh:weres, á fin de qne vayan conociendo el
mecanismo de una casa y las necesidades de una fa-
milia.
Debe ensefiárseles á comprar barato; á conservar
en buen estado lo que se tiene; á hacer catla cos~ á
su debido tiempo, y á dirigir los trabajos de cierta
manera para que las cosas resulten bien hechas.
Y no debe permitírselas que se conformen con
tener buenas sirvientas y mandarles lo que deben
ha.cer.

©Biblioteca Nacional de Colombia


-10 0-

Sino que de cuand o en cuand o deben pract icar


,
ellas perso nalme nte toda clase de oficios domé~ticos
ndo una tasa de sopa, un guisa do, un
como hacie
choco late etc.
Así las sirvie ntas verán tamb ién que las señor as las
e lo
mand an con conoc imien to de causa , porqu
las corre ccion es
saben hacer , y sopor tarán con gusto
lirán con los traba jos que
que se les bagan y cump
se le~ impo ngan. os
Debe n tamb ién apren der á mand ar á los criad
con firme za de carác ter pero sin altan ería, y á no
famili.uiz!l.rse con ellos.
Como e~te punto del servic io doméstico es de los
más ánluo s para la muje r, convi ene que las niñas
y
sepan las reglas relati vas á la elecci6n, condu cta
dei.JereR de las sirvie ntas.
XIII
LAS SIRV IENT AS.

Una sirvie nta desconocida no debe recibi rse, si al.


guua perso na hono rable no la recom ienda .
E~to, porqu e una muje r desconocida
puede estar
al servic io de una comp añía de ladro nes y arrui nar
á la famil ia.
Al poderse escoger una &irvienta, debe prefe rirse
¡., que sea honra da y religiosa.
Una l"ez admit itla una sirvie nta, y arreg lado su
salari o, debe la señor a expli carle sus deber es y
ofi.
cios á que ;;e destin a.
Si no lo sabe haner , la señor a debe enseñ arla ya
oblig arla á que lo haga, y no ejecu tarlo ella mism
todo.
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- 101
Para esto debA calcularse el tiempo y el trabajo
qlile cada cosa exige, y los gastos que necesita.
Si al cabo de unos días la sirvienta no quiere 6
no puede cumplir con sus obligaciones, se debe Jea-
pedir y buscar otn.
Esto se debe bRear sin regaños y sin gritos, pero
también sin consideraciones tontas.
La señora debe hacerse re~ petar de sus sirvientas,
sin admitirles chanzas ni conversacional familiares.
Con ellas, nada de confianzas ni de secretos, pues
con raz6n se ha dicho que las sirvientas son las que
expiden en la calle certificados acerca de la conduc.
ta de sus amas.
Si una sirvienta de años, ti título de experiencia,
quiere imponer su voluntad, deba hacérsela saber
que la dueña de la casa es señora en su casa, y que
nadie debe quitarle sus prerrogativas, y mucho me.
nos una sirvien ti\.
Con las que griten y sean altaneras, debe arre.
glárseles prontamente su salario y despedirlas.
Pero también debe tenerse en cuenta que, yá que
contra la igualdad natural se ha establecido la ser.
vidumbre, es preciso hacerla llevadera, soportando
con paciencia las fa! tas leves.
No es conveniente tener varias sirvient .. s c11ando
los quehaceres son pocos, pues así se cou ver~l\ y se
huelga mucho, y se trabaja menos.
Ni tampoco debe pretenderse que una sola mujer
haga el HHvicio de dos 6 más.
Comuumoute ba.stau dos sirvieoLas: una para la
cociua y otra para que ~ir va á la mesa, aplanche y
arregltl los cuartos.
Como es común y corriente que en una casa se
juzga de la señora por la a pa.riencia y modales de

©Biblioteca Nacional de Colombia


- 102-
las sirvientas, deben ponerse en práctica las reglas si.
guientes:
l." Que nunca se presenten desaseadas; para la
limpieza del vestido, debe tenérselas suficiente nú-
mero de delantales, á fin de que lo~ muden con fre-
cuencia.
2." Que siempre estén peinadas modestamente,
sin capoul ni cintas de colores en la cabeza.
3." Que usen trajes s~ncillos que se puedan la.
var, sin recogidos, adornos ni arandelas.
4." Que aprendan á recibir y dar los rec::dos con
buen modo, y ú. manifestarse siempre comediJas y
respetuosas con los que visitan l.J. casa, sin entrar en
conver~ación con ellos.
5." Qne se levanten temprano de manera que an-
tes del almuerzo ytí. los cuartos y corredores estén
barridos, las camas tendidas, todo en orden y empe-
zados los demás trabajos.
6.• Qne no anden en la casa con chismes Ó habla.
durías de lo que paR I\ en la calle, ó contando en la
calle lo que pa'a en la familia.
7." Qne DO teog:\n amist1~tles íntimas con coma.
dres 6 mujl!!res de la calle, porque éstas las vuelveu
disipadas y altaneras.
8." Que respeten Ú SllSI amoS y SUB Eeñoral' 1 y ]es
den el tratamiento que les corresponde: la expresión
"niñ<\" ó "mi sí:l." para la señora de la casa es
vulgar é irrespetuosa.
9." Qtte por la calle vayan detrás de sus heñoras
y no al laJo y conver¡:;ando como do igual (L igual.
10. QLte cumplan con esmero los dtlberes que con.
traen, y ayuúen á guardar la. ecouomÍJ. en lo3 inte.
reses de la casa.
11. Q11e de cuando en cuando repasen la doctri·
na y cumplan siempre con sus deberes cristianos; 1
©Biblioteca Nacional de Colombia
-103-
12. Que economicen el dinero dEl sus salarios, 6
hagan buen uso de él.

XIV
COSTURA Y BORDADOS.
En cuanto á la costura y los bordados, no habrá
tnujer que no conozca esta profesión como ocupa.
ci6n diaria.
L:~. costura, aunque poco productiva en aparien.
cia, e~ hoy el sostén de muchas f,¡milias, que á su
amparo viven honradamente.
Las niñas deben ejercitarse desde sus primeros
años en esta clase de trab1jo~, como que ~on los que
tienen más aplicaci6o en la vida de familia.
Tan pronto cono sus facultades se lo permitan,
deben hacer ellas mismas sus trajes, que así cobra.
rán mayor gnsto y afición por la co>.turé. .
• El aprendizaje del corte y conf~::cci6n de tonas
las piezas del vestido, es indil'lpensable á la mujer.
Y le es indispensable para ahorrar muchos gastos
de modista y dejar cada pieza á gusto de quien la
hace .
. También deben aprender las niñas á coser en vie.
Jo para que compongan sus trajes y los de las niñas,
Y acomoden ropa para los pobres.
En la misma escuela pueden ejercitarse en esta
tarea, llevando sus trAjes rotos para pegarlas uu
pedazo nuevo, las medias para pedacearlas,y la ropa
Vieja para aprenderla á hacer nuev¡¡,
Así, los padres que quieran que sus hijas apren.
dan costura en realidad, deben exigir este punto á

©Biblioteca Nacional de Colombia


-104-
las maestras, aun cuando no hayan de preseni.ar ta·
les trabajos en los exámenes (1).
Las niñas ricas deben pensar para ocuparse en ]as
labores de costura, que muchas familias opulentas
han venido á la pobreza, y se han visto amarradas
por descuiJo de educación en su niñez.
Y por otra parte, que tienen el deber de velar
por el aseo y arreglo de los vestidos de In. familirl
en quE.> e~tran en juego estas labores.. .
Despues de la costura, deben ejercttarse las nJ•
fías en las varias clases de bordados y tejidos, para
practicarlos después con constancia é interés.

XV
.
ASEO Y ARREGLO DE LOS VESTIDOS.
Lo-; vestidos deben lavarse con frecuencia para
tenerlos aseados y conservar la ea 1u d.
Deben remendarse para que los buenos duren por
rntíR tiempo en buen estado.
Y deben plancbarse y arreglarse, para darles uP
aspecto más decente.
Todos estos trabajos deben irse haciendo oportu•
namente, para que presten el servicio á su debidO
tiempo, yá perfectamente arreglados.
Debe lavarse la ropa en la casa, en cuanto sea
posible, para evitar así que las lavadores la usen Ó
que la mezclen con ropa ajena.
Y deben destinarse para esta operación, los díaS
lunes y martes de cada semana.
[1] Eeto. recomendo.ci6n no carece de autoridad, pues un co-
lombiano que visitó lt1o escuela e de Alemania, eueontró 6eccioll 0'
en\erae de niñu ocupadaa en remendar á la hora de costura

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-105-
Debe 2dvertirse á la lavadora que no debe refre.
gar el jabón sobre los vestidos de franela, si no que
h~ de meterlos en la espuma en una vasija aparte,
OJalá en agua tibia .
. Después de batidos allí, se enjuagarán en agua
tibia también, y se plancharán antes de que estén
completamente secos.
Una advertencia semejante se hlfá para el lavado
de los cuellos y puños de lino, á fin de no acabarlos
refregándolos contra el lavadero.
. Las manchas de tinta pueden quitarse con lima 6
l ltnón .
. Las manchas formadas con frutas, se quitan me.
bendo la parte manchada en agt:a hirviendo.
Las chorreaduras de sebo, cera ó esperma, apli.
Cando una brasa en una cuchara de cobre 6 platino
l!obre un papel.
DeRpués de lavada la ropa debe secarse al sol,
PUes é~te mata los microbios mucho mejor que los
ácidos y el calor del fuego .
. Pero las telaB de seda y las que no tienen una
Pinta firme, no deben eJtenderse al sol porque se
dafían ó se destiñen.
Después de lavada y seca la ropa, debe remen.
darse, Fegar los broches, los botones y los cordones
que necesiten los trajes.
No debe remendarse antes, porque el asco que
cau sa. la mugre no deja ejecutar bien este trabajo.
Ni tampoco después de planchada porque se aja.
ría Y ensuciaría.
l Los remiendos no deben hacerse provisionales, ni
os cordones, botones etc., se han de pegar á medias,
Por hacer las cosas de carrera .
. Donde falta un broche, no debe abrirse un agu.
Jero, ni quitárselo á otro traje que esté en servicio.
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-106-
Todas estas cosas se harán en calma y con tiempo, 1
para lo cual debe destinarse un día de la semana,
que convendría fuera el jueves.
Las niñas deben encargarse no sólo del cuidado
de sus propios vestidos, sino también del de sus her•
manitos .
.Así, una camisa sucia y sin botones, 6 un vestidO
roto en un niño, hace juzgar muy mal del juicio 1
cuidado de sus hermanitas.
A~í como estos defectos en una persona graude,
sirven de descrédito para b persona de la casa, 011Í9
aún que para el que los lleva.
Después de remendada la ropa, debe a.lmidon:lrse
y plaucharse, señalando para esto también d(as
fijos en cada semana.
El uso de la esperma en el almid6n es convenían•
te porque da mayor lustre á la ropa, pero debe sU•
miui-;trársele en forma. de raspadums para que se
mezcle pronto y bien .
El azul en el almidón, es yá de poco gusto, roa·
yormeote si se pone en abundancia.
La economía aconseja que no Re cocine sino la
cantidad de almidón para cada día.
Cuando se guarda el sobrante, se pierde porque
se ensucia ó porque queda sin consistencia.
En Jonde sea posible se ha de destinar un cuart~
para la plancha, pero el brasero se ha de tell 0
afuera al aire libre. tl
Planchada la ropa debe doblarse y guardarse cb
aseo en un baúl 6 caja que se tendrá con tal 0 ..
jeto.
También para la. ropa sucia y para la ropa ~a-va;
da. se deben tener cajones 6 lugares especiales e
donde depositarla.

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107 -

Todos estos trabajos, ejecutados oportunam ente,


arán que los vestidos aparezcan siempre aseados y
ecentes.
El mismo cuidado se observará con las sábanas,
as fn udas de las almohadas y los sofás, las toallas,
as servilletas etc.

XVI
INDUSTR IA DOMÉSTICA.
Además de esta~ tareas, debe emprende r la mujer
n otras que sean de su competenc ia y quE'I le dejen
lguna utilidad 6. la familia .
. Pueden, por ejemplo, hflcerse para la venta. pan,
abón, chocolate, hRcer tejidos de hilo y de lana, y
ouo lo demás que permitan el tiompo, la salud y
a laboriosida d de la mujer.
Eu esto se funda la industria uotnéstica , tan útil
n las casas para ayudar al sostenimie nto de la fa.
ilia .
. 1'ambién debe ejercitarse la habilidad de la mu.
eren la utilización de los objetos que en la casa
atecen inservible s.
Los ingleses han llevado este arte á la mayor per.
~ccióo, pues entre ellos nada se tira ni se desper.
toia.
Las cosas má~ despreciab les, vienen á ser útiles y
"uelven á adquirir valor y aprecio, según las diver.
~~~s modificaci ones y formas que adquieren por la.
1lld ustria.
El cultivo de las flores y de las hortalizas en la
Casa, además de revelar buen gusto, puede servir de
llegocio á la familia.

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-108-
Las artes de la pintura, la música, la ensefianza.
de los niños, la fabricación de flores, de abrigos, dt
sombreros, etc., son otros tantos medios de ocupa'
ción útil y provechosa para la familia.
Estos trabajos son el granito de trigo que la mtl"
jer laboriosa, á semejanza de la hormiga, acurnul&
para abastecer el granero.
Debe cuidarse, no obstante, que lo3 oficios que se
emprendan guarden relaci6a con las demás ocupa•
ciones de la casa y con el carácter serio de la se•
fiora.
El arreglo de chucherías, por ejemplo, que apa·
siona á veces á las mujeres, y les proporciona gastoS
indiscretos, son pequeñeces impropias de una señorl
de juicio.
La fabric:.tci6n de sortijas de pelo, fajitas de abn·
lorio etc., emplearía dema~iado tiempo y poco prO'
duciría.
En resumen: debe convertirse, pue~, el trabllÍa
en la casa, en una oc u paci6n continuada, útil1
seria,
Pero adviértase que se debe huír del afó.n que d0"
mina á muchas mujeres por hacerlo todo á la e~ 1
emprender en muchas cosas, porqne así meuoR se
hace. .
Ni tampoco angustiarse por lo malo del serviC10
y los mil inconveuientes que á cada paso se preseJl'
tan para el trabajo en la casa, porque esto mata 1~
tranquilidad de la vida doméstica.
Los antiguos sabios decían para alabar á una m~·
trona: "l!:s modesta, y pasa la vida en su casa h1'
lando."

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-109-
XVII
ECONOMI.A..
El trabajo nos proporciona los medios de aten.
~er á nueRtras necesidades.
. Pero si por una parte se trabaja y por otra se
'1espilfarra, nun ca se tendrá lo bastante para aten.
1
' er á estas necesidades.

~
La economía es, pues, un agente indispensable
n el seno de las familias .
. "Economía es el uso prudente, met6dico y pre-
lsor de los bienes .
. "Ella establece orden en los gastos, en la admi-
~stra ción ele lo que uno tiene, y en la entendida
~lstribución del tiempo.
' "Lo que el trabajo da, la economía lo conser.
a"(l).
'Y como el trabajo corresponde en mayor escala
l hombre, tenemos que la economía corresponde
tincipalmente á la mujer.
Esta es la gran ciencia en que ella debe ejerci.
arse, para conRArvar, y aun para aumentar el ha.
er de las famili: ~.
Debe h 1her econ omía en el tiempo, en los gastos
) en el usu de toll as los bienes.

XVIII
ECONOMIA EN EL TIEMPO.
:El tiempo es el mayor bien de que podemos dis-
~oner, pero es muy breve comparado con el con-
ll) E. Alvarea.
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-110-

junto de obligaciones que debemos llenar, la medi


da de nuestros deseos y la extensión de nuestra
esperanzas.
Deduzcamos de la vida más larga lo'l afíos de )l
9
infancia, los días de enfermedade s y de diversione J
las horas de conversacion es iuútiles y las ocho
diez de sueño en cada día, i qué tiempo noFl que ~
0
para nuestros quehaceres precisos1
Pensando en este brevísimo espacio, formemos 1~
resoluci6n de. no malgastar el tiempo. .
Se malgasta el tiempo pasándolo en conversaclO'
nes inútiles, en la disipación y on la ociosidad .
Y por el contrario, lo aprovechamo s, em pleándo·
lo en cumplir con exactitud nuestros deberes, eO
ejecutar trabajos útiles y en hacer el bien. .
Cada día y cada hora trae sus ocupaciones par ti·
culare~, y no debemos aplazar éstas para otro !110'
mento que llo sea el oportuno. 9
Por tanto, debemos distribuír las horas del dÍ
para nuestros distintos quehaceres, pero como ésto
son tantos y es tan breve un día, tenemos que eu'l'
pezar!o~ desde muy temprano. .
Dtlbemos, pues, estar en pie á las cinco y roed!~
de la mañana, invariablem ente todos los días. ¡
Con madrugar, mejoran la salud, la alegría y f
despejo del entendimien to, y aun se prolonga '
vida.
Nuestro primer cuidado entonce!'l ha de ser el of~e·
cimiento de las obras del día á Dios y su bend1ll
Madre, hecho con todo recogimiento . 1
Quien así empieza el día, debe estar seguro qll
todas las obras le serán agradables á Dios, y se h~'
brá empleadv mejor el tiempo.
En seguida se destinará una hora para el arreglO
de la cama, del cuarto y de la casa.
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-111-
Y luégo, media hora para practicar el aseo y to.
blar el desayuno.
Estos primeros quehaceres son imprescindibles, y
nunca debep. empezarse los demás sin haberlos lle.
nado.
Después de esto, yá se estará en disposici6n de
emprender los oficios de la casa, contando con once
horas por lo menos.
Para la distribución de estos oficios se ha de aten.
der á que estos vayau alternados con alguna prácti.
ca piadosa, algún estudio, las comidas y el ejercicio.
A los sirvientes y demás personas de la casa se
les Reñalará su respectiva ocupación desde por la
tnañana.
Al comenzar un oficio se debe ver si todos los
IÍtiles necesarios están en su lugar, para no perder
luégo el tiempo yendo en busca de cada uno de
ellos.
Se hace una gran economía de tiempo y de tra.
bajo teniendo siempre los retazos para remendar 6
arreglar algún vestido.
Para guardar estos retazos, se hace de zaraza una
serie de sacos cosidos sobre una tela, que se cuelga
en la pared del cuarto de costura.
Cada saco debe estar rotulado expresando lo
que contiene, por ejemplo: bramante, en uno; za..
razas, en otro; telas de latla, telas de seda, pafios,
franela, medias viejas etc.
Taro bién se deben destinar algunos de estos sacos
~ara gu arda.r en orden los botones, el hilo, los cor.
c:lones, las cintas etc., con su respectivo rótulo.
Como yá se ha dicho, este arreglo evita muchas
IOolestias y pérdidas de tiempo.
La práctica piadosa en cada día puede consistir

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-112 -
en la asistenci a á la misa, la visita á un pobre 6 á
un enfarmo, y las oraciones de la noche en fa.
milia.
La lectura y el estudio son ocupacio nes gratas y
provecho sas, pero una señora debe estar pronta a
cerrar el libro cuando una ocupació n más urgente
la reclame.
La pr4ctica de la música, el canto etc., es muy
agradabl e, pero no debe dársela una atención eX•
elusiva.
L ·ts recreacio nes son indispen sables para ameni·
zar la vida, pero si se convierte n en hábito, se des-
cuidan las cosas serias, y se va por tierra el juicio
de nua mujer.
El ejercicio consiste Eln dar una hora, 6 media por
lo menos, de paseo por fuera de la población , con el
fin de robustece r los órganos y miembro s del cuerpo
y re~pimr un aire más libre y saludable .
Este ejercicio debo hacerse una ó dos veces al día
para conserva r la salud y el bienestar .
Lls personas que prescinde n del ejercicio diario,
con el fin de adelanta r más en el trabajo, hacen un
mal cálculo, porque se anticipan los achaques y las
enfermed ades de la vejez.
Después de las comidas deben Jojarse pasar tam•
bién algunos momento s de reposo ó descanso, par&
volver á empezar el trabajo.
El balcón 6 las ventanas de la casa pueden ocu•
parse, por distracció n, en las últimas horas del díu,
á cualquie ra otra hora esto es impropio de personas
ocupadas,
E o las visitas que uo su u ole cumplim iento, suele
malgasta rse el tiempo cuando 1:1e hacen en las horas
de trabajo.

©Biblioteca Nacional de Colombia


- 113-
Para estas visitas sería más conveniente destinar
la11 tres primeras horas de la noche, porq tle además
de que Re podrían prolongar sin inconveniente, se.
tían muy agrad;\bles á reinar en ellas la frauquezi:\
Yh cordialidad.
Y además, que pueden emplearse como recreación
del esp\ritn, y descanso y solaz para los que han
pasarlo el día en el trabajo.
Cuídese, no obstante, de huír del extremo en el
aprovechamiento del tiempo, para así no angustiarse
con la itlea de no desperdiciar ni un instante de
tiempo.

XIX
PUNTUALIDAD.
Todas las cosas deben arreglarse siempre de hl
manera, que lo que se ofrezca hacer á cierta hora,
se h1ga invariablemente.
Eu esta. exactitud se funda la puntualidad, tan
ne~esaria en todos los momentos de la vida.
R;ta exactitud debe empezM por la hora de le-
vantarse: cuando la señora de In casa duerme tarde,
falta la cabeza, los cri;.~dos huelgan y el desarreglo
es inmediato.
La hora de las corniuas ha de procurarse que sea
Sja en todos lo>~ días, que así se podrá disponer de
1ln tiempo mayor para los quehaceres.
Por tanto, el almuerzo y la comida deben estar
~ubre la mesa al mismo dar la hora fijada, nunca
fintes ni después.
En este punto debe ser muy dgida la señora de
la casa, tanto con la cocinera como con los que han
de cotner. 8
©Biblioteca Nacional de Colombia
-114-

Si se ocurre una visita, á la hora señalada deb


yá la señora haber dado sus 6rdeues y estar prep!l·
rada para salir.
El día en que se prometa devolver alguna co~
pre~tada, debe cumplirse estrictame nte, que fiSÍ se
adquiere mayor confianza.
Si en cierto día debe emprender se un viaje 6 uP
trah11jo en la casa, debe prepararse todo lo ueces$•
rio con anticipaci6 n para no hacer pérrlida de tienl'
po Á de gastos llegado el día.
Y en fin, llevarse la regla de hacer cada cosa á
su debido tiempo, y "no dejar nunca para mafiaOD
lo que se deba hacer hoy."
XX
ECONOM IA EN EL DINERO.

L'\ economía en el diuero no consiste en no gas•


tarlo, sino en hacer de él un uso prudente y arre·
ghrio. 0
Pi>ra hacer un uso prudeute úel dinero, se debe
tener en cuenta las entrada~, y acomodar 6. ellas JoB
0
gasto~, cuidando de que hayii siempre algún s '
Lrnnte.
Los gastos pueden clasificarse en necesarios, coll'
venientes y accesorios . .
Son gastos de primera necesidad los de los 1.1ll•
meutos, los vestidos y la habitaoi6n .
E,tos gastos deben ser proporcion ados á la rent'
y á la categoría de la familia, prefiriendo sie1Jl'
pre la comodidad á la osteutaci6 u.
Eu los gastos diarios no debe hacerse poco caso 9
un cuartillo que se economice , pues reunidos éstol
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-115-
al fin de un año, nos darán una suma que, traba.
}ando, costaría muchos sudores conseguirla.
Es un gasto necesario tambiéu, el de la consecu.
ción de los instrumentos necesarios para el oficio 6
el arte de cada cna l.
Sería vergonzoso, por ejemplo, que una modista
andnviem prestaudo un metro 6 unas tijeras, v una
plan~hadora, alquilando planchas. "'
Los gastos de medicina Rou también necesarios, y
no debemos dejar que una enfermedad tome cuerpo
quoriénriolo~ ahorrnr.
Eutre los gastos uecesarios está tarnbiéo el de una
buena educacicín.
La buena educación es indisp ausable á todos, pero
ltlúq aún ú la muj er, que es quieu con su buen co·
razóu y w ejemplo, cría y fomeut~ las virtudes de
la familia.
La mujer educada, labra la felicidad del hogar,
hace la moralidad de la sociedad y el progreso de
\tn pneblo.
De una mujer sin educaci6n, nada bueno se pne~
de esperar, menos aún la buena suerte de ¡;u fa.
tni!ia .
. Pero los padres deben elegir el grado de educa.
0~6n y de enseñanza que se deba dar á sus hij 'tS,
8lempre en armonía con su fortuna y ellugo.r que
<leben ocupar en Ja sociedad .
. Son gllstos convenientes, los que sin ser imprel!-
Cindiules, no debemos desatenderlos.
lt En primer lugar están los ga,;tos que debemos
llcer para socorrer á los de~graciados.
b En este caso están los ciegos, los inválidos los
llérfanos y los mendigo~, que no pueden proporcio.
ll."rse el alimento 6 el vestido.

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- 116-

Y debemo s ~acorrerlos aun cuando muchos de


ellos no se atrevan á pedirno s por digni.la u, 6 por
una vergüen za mal entendi da.
A los vagos ú ociosos q 11e piden limosna para sa~
ti~facer sus necesida des, se les hace un mal soco·
rriéndol os, puesto que contribu ímos á fomenta r
en elloB la holgaza nería, el vicio y la mentira .
Para estos t fdes, sólo debe haber trabajo y su cO•
rreRpou dieute salario.
La adqui. icióo de lihros es muy conveni ente, por~
que ellos instruye n y distraen como los mejores
amigos.
Pero al comprar los, debemo s hacerlo de acuerdo
con uuestro~ padres que sabrán escogerl os, y en ar•
monía con nuestras capacid ades y nuestra renta
L·l costurer a qne compra ra un libro de física, pot8
ejemplo , haría un gasto inútil; lo mismo el qu
compra ra una biblia en latín Rin saber el idioma.
Ptlro en todo easo, debe preferir se un libro que
instruya , á nno qno diviert1t; las novelas sou per·
judicial es para todos.
Sou gastos accesori os los que hacemos para unes·
tra distracc ión y divertim iento .
Los par¡¡eos, los convites , el teatro y el baile, sol1
las diversio nes más usadas hoy en LL~ socied,Ldes
cultas. .
0
Para proporc íouaroo s estaR diversio nes, debero '
estudiar primero su conveni encia b:1jo el puntO
mornl.
Y luégo calcular los gastos que puedan ocasiO'
uarrtos, y si fueren superior es á nuestra renta, 6 erfl'
bargare n los gastos necesari os, debemo s rechazarloS·91
St par~< ir al paseo hemos de contrae r una deud
para ~;ouseguir caballos y demás gastos, debemo s re·
nunciar al paseo.
©Biblioteca Nacional de Colombia
- 117-
Si para ir al baile se ha de fiar el traje, es mejor
no ir.
Si para conseguir un palco, se ha de pre¡:;tar di.
nero ó empeñar una finca, es mejor no ir al teatro,
L'ls hij11s de familia que estimen en algo la tran.
quilidad Je Bus padrel'l, deben evitarles esta clase de
ruinas, tan frecuentes hoy en la sociedad.
Valen más los puros goceq del hogar, que nad!\
cueshn, que un rato de placer comprado á costa de
tnuchas amarguras.

XXI
GASTOS SUPERFLUOS.

G:~stos superfluos son los que no consultan ni la


necesidad ni la cooveniencin.
E>tos gnstos son perjudiciales al haber de las fa.
tnilial'l, y por tanto, en ningún caso deben h'1cerRe.
A~í, no rl·~be comprarse ni un trasto de cociun. que
no sea preciso, ni un adorno pnra la mesil, ni una
cin~a etc, porque pronto se echa Je menos el dine.
o empleado en éstos.
En cuanto á comprar cosas para gnarrlarllls, por
i acaso alguna vez fneren útiles, es una toutería.
El adag10 dice: "El que quiera empobrf>eer, coro
re lo que no ha mene~ter."
Lo mismo acontece con las cosas baratas que com.
Jlramo~ sin neceRitar.
Por tanto, si nos provoca comprar alguna cosa,
que uo es indispensable, uo la compremos, y al fin
llo nos pesará.
Los gastos que se hi\Cen para wstener el lujo, 6
leer ostentación de rico~, son su perfiuos y sólo sir.

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- 118-

ven para. m:llgastar el dinero y anticipars e el ham-


bre y la miseria.
Evitemos también comprar á crédito, pues no hay
cosa má'l horrible que tener deudas; al contado se
compra más barato y mejor, y se vive más tranquilo.
Y además, es duefio uno de su persona y no teme
que le humillen cobrándol e.
A~í, que cuando no teng1.1mos dinero, no debe·
mos pensar en comprar ninguna cosa: hagámono s
como que tal cosa no existiera.
Y, en fin, abstengárn onos de contratlr neceaidade s
qufe, corr1o la de frunar, pueden ocasionarn o.> con el
tiem¡~o, cora.i•lerab les gastos supedluos .

XXII

EXCESO DE ECONOMIA EN EI. DINERO.


Todo sobrante debe guardarHe con mucho cuirJado
para el C<\So de nna enfermeda d ó de una guerra.
L" máxima dice que no enriquece Jo que se gana
sino lo que se economiza..
Pero debemos huír del exceso en la economía,
porque esto se convierte eu mi.>eria y avaricia, y la
avaricia endurece el corazón y deshonra mucho.
Ahorrar con ls~ mayor escrupulo> idad una velit3
6 uua ÜlZl de sopa, siendo necesarias , es miseria Y
hasta ruindad.
Para huír de este vicio, deben evitarse s61o Jos
gastos superfluos , no los indispensa bles y necesa•
ríos.
Los grandes lucros se deben al buen orden y mé·
todo en lo'.! gastos, y no li ciertos ahorrosm~zquiaos.

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-119-

XXIII
ECONOMIA EN LAS PROVISIONES.

No neben comprarse por junto las provisione~ en


época de baratia, sino cttando hay lugares secos y
apropiados para guardarlas .
Y cuando va ú administr arhs una persona econ6.
tnica y experimen tada.
Eu caso contrario, s61o se logrará ga~tar por jun.
to y derrochar por junto una sum:l. útil y nece~ :uia,
También debe peu sarse para hacer este acopio de
provi siones. en el tiempo en que duran sin dañ ;use.
El chocolate de azú car, por ejP.rnplo, sa conserva.
bien guardaJo por mucho tiempo, y nún así, se pone
t:nás sano y exquisito.
Oou el de panela no se puede hacer lo mis.
ll'lo porque se reviene pronto en todas partes.
Los dulces de alrn'Íbar se conservan buenos, más 6
tnenos tiempo, ¡egúu la fruti\ de que estén hechos,
La leche apenas pnede guardarse de un día. para
otro.
Huevos no deben acopiarse mu chos, donde el gas.
tono es muy considerab le, porque pronto se duñ.m
6 se secan.
Las frutas y las hortalizas son m~jores frescns.
L1, yuca y la arracacha, apenas duran bien unos
cu11.tro días.
Las papas y las abuyamas pueden guardarse por
algún tiempo, sin gran peligro.
El agua para el consumo, debe ser siempre fre11ca
'Y pura; de~pués de dos días de guardada, empieza á
Corromperse, y así yá es nociva.
El vino tinto se agria. cuando se <Yuarda.n res.
os de un día para otro. o

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-120-
La carne se conserva bien, salada y puesta al
sol.
Las carnes dañadas, ó de un animal enfermo, de-
ben botarse 6 enterrarse, sin consideraci6 n ninguna,
pues se óabe que la peste del ganado y las gallinas
b':l. matado mucha gente.
Deben evitarse las fermentacio nes del maíz, pre-
parando lo que vulgarmevte se llama piste, porque
este uso es nocivo para la salud.
El queso, la manteca y la mantequilla Fe rancian
cuando permanecen algún tiempo guardados, y por
tanto, se pierden.
El pan se endurece pronto, y así es yá de mal gus-
to; ~61o en el campo se deben hacer provibiones para
doR 6 rnás días.
Luégo, en la distribución y gastos ue estas provi-
siot1e~, se debe practicar también la economía.
Para el acierto en este pt•nto, debe la clefpensera
bflcer desde el rlía de mercado, una distribución pru·
dertte de los vfverl:'s para todos l,s día!! de la semana.
Y debe llevarse á cabo esta distribuf"ión, á fin de
evitnr la abundancia en los primeros días y la esca-
l!ez en los últimos.
Si al fin de la semana queda algún soLrante, éste
es valioso y no debe clesperdidar se.
Las provisiones para ¡;ada comida debe entregar-
las medidas á la cocinera, la misma deFpemera eJl
per~ona.

Cuaudo la despeMera permanece sentnda, mien-


traR la sirvienta saca lo que quiere, se desperdicia
mur hoy sati~facen muy poco la¡¡ comides.
Y cuando se saca más de lo 11ece~ario, por si lué·
go fuere menester, también hay desperdicio y se
ncu b~n en breve las provisiones.

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-121-
Sin economía, pues, los gastos son excesivos, no
bastando para ello el trabajo asiduo ni el mejor
caudal.

XXIV
ECONOMIA EN LOS ALIMENTOS.
Las comidas diarias deben variarse en lo posible
todos los dÍls.
Deben preferirse 11quellos platos que son de
mejor gusto para la familia, á fin de que no haya
desperdicio s.
Pero estos platos no deben repetirse demasi!luo,
porque en la monotonía está el fastidio.
No deben servirse muchos platos, ni demasiado
condiment ados, porque esto es contrario á la econo.
mía y perjudicia l para la salud,
L1s comidas tienen por obj eto mantener la vita.
lidad del cuerpo, no hartarnos ni Jeleitarnol'l.
La gula y el deleite vuelven el ánimo fl ojo, y mal
inclinado el coraz6n.
Todo el gusto de un plato debe consistir en la
lnanera de prepararlo , aseada y delicadam ente.
Los manjares deben servirse calientes á la mesa,
para no tener que cambiarlo s y hacer pérdidas, y
sin interrupci ón para no hacer esperar.
Los dulces y los postres se deben mantener cu.
biertos hasta el momento de servirlos, p:na evitar
así la caída de moscos, que tanto asco de~piertan.
Los manjares sobrantes, si no han de vol ver á la
cocina, se harán guarJar inmediata mente en la des-
pensa.
Cuando lleguen huéspedes á nuestra casa, no de.

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- 122 -

hemos obsequiarlos con ostentación, gastando cuan.


to encontremos á la mano.
El verdadero obsequio consiste en presentarles lo
que apenas sea posible, con aseo, franqueza y buena
voluntad.

XXV
ECONOMIA EN LOS VESTIDOS.
La economía en los vestillos consiste en tener los
purnmente necesarios y con servarlos con cuidado.
Vestidos i::: teriores debemos tener los sufi cientes
para alt.ernarlos con holgura, á fin de estar liiempre
aseados.
Y en cuanto á los exteriores, bastarán tres ó cua..
tro ordinMio~, para alternarlos en cada semana.
Las te las deben escogerse siempre de buena cali.
dad, porque por su duración se hace una gran eco.
nomía.
Y deben hacerse los trajes en la 'lasa para adr¡ui.
rir práctica y economizar los retazos 6 sourantes,
como para que queden al gusto de quien los hace.
Al estrenar un truje, se ha de tratar con esmero,
para lo cual no debemo~ sentarnos en el suelo, ni
alzar niños 6 animaleR que puedan ensuciarlos.
Y terminada la vi11it<L 6 función para la cual se
hizo, quitarlo, ~acudirlo, doblarlo y guardarlo en
su lugar, con cuidado.
Y coutinuar las faenas de la casa con otro traje
y á usado y ordina río.
Así 8e da iuta de Rseo, economía y agradecimien-
to á la persona que lo costeó.
Cu'lndo son los nifíos los que estrenan, debe cuí.

©Biblioteca Nacional de Colombia


''"- 123-
darse más especialmente que no ensucien ni ajen el
vestido, á fin de que puedan ponérselo como nuevo
en otros díaR de fiesta..
Para mE>jor conservarlo, convendría mndarlos de
traje por la tarde y guardar el nuevo en su pre.
sencia.
Los trajes de lujo deben ser pocos, aun entre fa.
milias acomodadas, porque como no se usan todos
los días, se quedan bien pronto arrimados por su
forma y hechura.
Una saya costosa no deb e usarse para ir todos los
días á misa, r.:i para salir al mercado, pues que á
más de hacerse común, se ajaría muy pronto.
Los trnj es que se guardan en cómodas ó en Laú.
les, deben sacarse con frecuencia al aire libre y lim-
piarse con el cepillo.
Los qne se cuelgan en perchas 6 roptHos, deben
estar cubiertos con un lienzo para evita rles la caída.
del polvo.
TamLién debe usarse a lgún preservativo que abu.
yente las polillas y demás iusectos dañinos, sobre
todo si los vestidos son de lana.
Lns arrugas y las manchas que se formen en los
vestidoq, deben quitárseles prouto para que no se
hagnn duraules, y les hagan perder así la elegan.
cia y el aseo.
Las gorras y los floreros debeu ocupar un lugar
desahogado y limpio.
Dentro de la casa debe tenerse en servicio el cal.
zado más usado, para comervar alguuo en buen es.
tado para salir á la calle.
No dtbe permitirse á las nifias la costumbre de
tirar los pnñoloneF·, las gorras y las sombrillas sobre
los a sien to1:1 al vol ver de la calle.

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-124-
Ellas deben saber desde pequeñas, que cada cosa
tiene su lugar fijo, y que nunca es permitiJo &l me-
nor desarreglo, ni por ligereza ni por descuido.
Poco nos cuidamos hoy de la economía de los pa.
fiuelos y las medias, y por esto es por lo que se
pierden con tanta frecuencia; convendría tenerlos
marcados.
Las sábanas también requieren algún cni hrlo :
cuando empiezan n adelgazarse en la mitad, y antes
de que se rompan, deben cortarse y añadirse por los
lados exteriores, y esto las hará durar el doble del
tiempo.
No deber. comprarse piezas entera¡. de tela cuyo
uso es pasajero; ni acopiar gorras, sombrilla~, pei.
netas etc., porque el color y la forma de estos obje.
tos está vari'lndo todos los días.
Respecto de las niñas pobre<> que no tienen mu.
chos vestidos, diremos que les obliga dolJlemente el
aseo y el cuidado para conservar bien los po:::os que
posean, y presentarse :;Íempre con decencia ante la
gente.

XXVI
LUJO Y MODAS.
Por rica que sea una familia, no debe hacer os-
tentaci6n de lujosos vestidos y preciosos adornos.
E~ta o~tentaci6n puede couvertirse en vanidad y
acnb<Ar con las bellas cualidades morales de una mu.
jer de juicio. .
Las mujeres entregadas al lujo viven pendientes
de sus vestidos, de sus adornos y atavíos, como asun .
tos de toda su importancia.

©Biblioteca Nacional de Colombia


-125-
Y se ve que las modas les cautivan su atenci6n,
aun cuando en ellas se deje lo serio para pasar á lo
ridículo.
Es mejor en tOllo caso la sencillez y la modestia
en el vestido, que además rJe que é~tas revelan un
gran mérito moral, son cualidades más estimadas
qu~ la gracia de un rico vestido.
También es corriente que cada persona arregle su
vestido según su poúci6n y la renta de que dispone.
Una Fefíorita, por ejemplo, no ha de avergonzarse
de usar z•Haza si sus recursos no la permiten gastar
lana, que uadie por esto dejará de apreciarla si es
digna de aprecio.
E~to deben pen>ar las niñas para no ser exigentes
con sufl padres, hasta el punto de obligarlos á hacer
sacrificios penosos para satisfacerlas.
Eilns no dtben series uua carga ó un tormento,
sino un cousuelo, un auxiliar de su industria y las
administradoras prudentes de lo que ellos trabaj11n
y Ahorran.
En cuanto á la moda, hemos de seguirla si ella.
es acert:.lda y cómoda, pues eu esto eutra el buen
gu~to de una persona.
Pero eviternos la afectación y los g.1stos impru.
deute~ qne ella trae coosigo.
Y sepalllos ejercer sanción para rechazar lo ri.
dícnlo ó inconvenieute.

XXVII
ECONOMIA EN LOS MUEBLES.
Los taburetes, las sillas, los sofás, las mesas, los
armarios, son muebles y exigen cuidado y eco.
no mía.
©Biblioteca Nacional de Colombia
-126-
Cada mueble debe ocupar RU puesto para que
haya orden y se conserve mejor, y debe estar siem-
pre aseado.
En 11inguna casa debe haber acumulación de mue.
bies inútiles; esto es contrario á la economía y la
elegancia.
Solamente la sala de recibo debe estar provista
del mayor número de asientos y de la.s mesas 6 con.
solas necesarias.
Los muebles deben mantenerse barnizados para.
que duren más tiempo, y sólo deben utilizarse para
su uso ordinario.
En los bHúle;; ó cómoda'! no deben guartlarse ob.
jeto~ que produzcan mal olor ó que ensucien á los
demás, como frutas, grasas, queso. carne eto.
Cualquier daño ocurrido en un mueble, Jebe re-
pararse pronto para no exponerse á perderlo ínte.
gramente.
Las llaves deben manejarse con especial cnidado,
porqne uua vez perdida alguna de ellas, queda sin
servicio un mueble necesario.
Con los demás enseres de la casa debe cui.lnrse de
darle~ la debida aplicación; por ejemplo: necesi.
tándosd un cedazo, no se debe ocupar un pañuelo
de linón, ú otra tela, porque despué:; yá no vuelVE' á
servir pa.m su respectivo uso.
Y deben, además, emplearse en el número nece-
sario; por ejemplo, liiÍ se pretende sembrnr flores, no
deben comprarse muchas tazas, necesitándose cuatro
6 seis, porque las sobrantes se rompen 6 pierden.
Las botellas y los frascos deben guardarse en un
lugar apropiado para este objeto.
Los pedazos de papel que sirvan para envolver,
diben doblarse con esmero y conservarlos juntos en
un lugar conven\ente.
©Biblioteca Nacional de Colombia
-127-
Las hojas en bhnco de las carta~ deben cortarse
y guardarlas para usarlas 1nás adelante.
Los ped~zos de cordel, hiladillo 6 cordón, deben
atarse y guardarse flll una caja 6 saco especial.
'fodas estas minuciosidades contribuyen á la eco.
Dornía y al buen orden de la casa.

XXVIII
ECO~OMIA EN LAS JOYAS.
Se da el nombre ele joyas á los objeto<; de valor
que usamos como adorno, como los anillos, loR re.
lojes, lo~ collares.
Estos objetos, por el mismo hecho de ser valiosos,
deben mantener <e bien guartiauos en cofres ó cajas
con cerradura.
La llrLve de estos cofres sólo debe parar en poder
de los dueños .
Para usar las joyas, debe cuidarse de no nglome.
rarlas, para no llamar mucho la atención sobre
ellas.
Mucha" veces, la belleza y las gracia~ naturales
de una señora, quedan eclipsadas con el brillo y el
valor de sus joyas.
Una mano hermosa, por ejemplo, recargada de
anillos, pierde su mérito y aun inspira risa.
Pero en los viojes no deben usarse joyas para
evitar su caída en las carreras, ó un descuido en las po.
sadas.
Al desprenderse una señora sus joyas, debe ha.
cerio en el lug:n en que hayan de guardarse, esto,
aun para ir al baño, 6 entregarse á las faenas do-
mésticas.

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-128-
A los niños no se les deben poner joyas sino en
el caso de darles un vigilante que las cuide.
A los criados uo deben coufiarse nunca las joyas,
ni por vía de confianza, ni en comisión para ven-
derlas .
Y en cuanto á prestarlas, será lo mejor no hacer-
lo RÍ se quieren conservar los amigos, pues es muy
fácil un daño 6 una pérdida, y esto ocasiona mo.
leslias.
Las personas que no 11sen sus joyas, deben con.
servarlus con cuidado, como un recurso para el caso
de un cambio Je fortuna, tan común entre las cla-
ses acomodadas.

XXIX
ECONOMIA EN LA. INSTRUCCION.
La instrucción de la mujer riebe limitarse á lo
que te~ga relación cou sus funciones; por tanto,
debe atenderse á las materias más precisas ó iodis.
pensu.bles.
La Religión debe estudiarse empezando por el ca-
teci.;mo, de modo que se aprenda y eutienda sufi-
cieutemente en todas sus parteA.
Lll Lectura f la Escritura deben aprender~e con
con la mayor perfección posible.
En los ejercicios de E~critum se debe hacer la
aplicación de la Ortografía, para así estudiarla prác.
ticamente.
La Grnmática ca~tellal:!a debe estudiarse empe·
zu1do por hacer corrt:!cciout~ de errores, y apreo-
dieudo luégo nociones sobre las partes de la. otaci6o
y las reglas generales de concordancia,

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-129-
La Aritmética debe reducirse á la práctica de las
Otlatro operaciones y al conocimiento del sistema
métrico decimal y antiguo .
. El Dibujo, trazando líneas recta!! y cnrvM, y oh.
Jetos en que entren ésta~, y cisuando figuras en gé.
nero para sns labores y bordados.
La Geografía, la Historia Sagrada y la Historia
Natural, estudiando todo aquello que se considere
de mayor int.erés relativamente á la condición de la
tnujer.
La Moral, la Urbanidad y la Economía domésti.
ca deben aprenderse por medio de reglas prácticas
que tengan aplicaci6n en la vida social y de fa.
tnilia.
La Costura., aprendiendo á coser, remendar, cor.
tar, bordar y tejer ; esto, en clistintus clases de
obras.
Las artes de coci::.a, lavado, planchado, panade.
tía, confitería y horticultura, son de necesidad para
las niñas de cualquiera condición.
También el canto forma el buen gusto y robuste.
ce los 6rgano~ de la voz.
Si á estfls materias se redujeran los estudios en
nuestras Escuelas, se evitarí~ la aversión que en mu.
chos pueblos tienen á bs Escuelas de niñas, en
donde las que Lan contemplado las maravillas rie la
Astronomía, h:1.llan indigna y baj:l. la tarea de la
cocioa 6 del lavado, por pobres que sean.
Y no se crea que con esto queramos que se dé á
las niñ ·~s una instnicción tan limitada, como sito.
das hubierau de venir ú ser sirvientas.
Co11sideramos que la iguoraucia, en el fondo de
las cieucias y de J¡¡s bellas artes, no ha de extrafiar-
ae en las mujeres, porque esto no deshonra ni causa
Pérdidas. 9
©Biblioteca Nacional de Colombia
-130-
Pero la ignorancia del gobierno de la casa y de
la dirección de los quehaceres, lo mismo que de la
costura y los bordados, del lenguaje correcto aun.
que sencillo, de las cuentas de las rentas y los gas-
tos, y de los deberes como mujer cristiana, eso sí
admira, disgusta y causa. menosprecio.
Después de la instrucción en las materias ante-
riores, debe permitirse á las niñas, sanas y edifican·
tes lecturas, empezando por la Historia patria, que
tánto entusiasmo y abnegación despierta en el co-
razón colombiano.
En cuanto á las novelas, ni el nombre, por bue.
nas que sean, pues que ellas sólo sirven para llenar
el espíritu de ilusioMs y fomentar las pasiones en
el corazón.
Luégo vienen los estudios secundarios que se ha-
cen en los colegios, entre los cuales entran, además
de un conocimiento más profundo en las ciencias,
el aprendizaje de lo11 idiomas, las ciencias físicas y
naturales etc.
La música y la pintura, son artes de adorno, y
deben aprenderse cuando los recursos y la posición
de la familia lo permitan.

XXX
ECONOMIA EN LA EDUCACION.
Para educar á la mujer con acierto, debe aten-
derse á su condición, cuidando de que no llegue á
concebir esperanzas superiores á la esfera en que
ha vivido.
Si 11e trata de una mujer que debe vivir en el
campo, ha de dirigírsela su gusto y su mente á ]as

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-131-
cosas campestres, haciéndole gu~tar las ventajas de
una vida activa y sencilla.
Se le debe enseñar el modo de dirigir las cosas de
una casa de campo, los cuidados que requieren los
frutos de la tierra y los animales etc. etc.
Si se trata de un~ mujer que debe vivir en la
ciudad, pero en el seno de la clase media, Jebe pro-
curarse encerrarla dentro de los límites de su con-
dici6n, ofreciéeudole como modelos las personas que
más Re distingan en la misma.
Dobe habituársele á las cosas que debe practicar
toda su vida, como la confecci6n de trajes, plancha.
do; las ocupaciones y negocios que constituyen el
comercio etc.
Ahora, si es una mujer de la alta sociedad, la
educación debe tender siempre á las ocupaciones
átiles, la religiosidad, la humildad, sin descuidar
aquellas usanzas de buen gusto que establecen las
sociedades civilizadas.
Para esta clase son las artes de adorno y los co.
llocimientos profundos, pero no pnra envanecer el
Coraz6n, sino para dar mayor ensanche al ingenio
femenino.
A todas las clases debe formárselas el coraz6n
para la práctica continua de la virtud, como que
ella sola es la que enaltece la condici6n de la mujer.
Pero para que la mujer sea virtuosa, es necesario
que se acostumbre á vivir siempre ocupada¡ la ocio .
aidad es un semillero de pasiones, de malos hábitos,
de hastío y de melancolía.
"La verdadera felicid:1d no se encuentra jamás
en el entorpecimiento de las bcultadeR, sino en la
actividad y en la sabia aplicaci6n de ellas.
"Lo que aniquila es la indolencia y no la acción,

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-132-
porque en ésta, por el contrario, se encuentra la
vidn, la salud, la felicidad.
"Y qne por otra parte, lo largo de los años no
prueba lo largo de la vicl11. L·\ vida de una parsor.a
débe medirse por lo que ella hace y por lo que ella
siente. Cuanto más trabajo útil produzca, cuanto
má~ piense y cuanto más bÍent<~, tanto mis vive real·
mente.
"La persona ociosa é inútil, sea cual fuere lo
largo de su existencia, no vive, sino vegeta.'' (1)

XXXI
ECONOMIA EN LA ORACION.
En la educacióc. de la mujer debe cuidarse tam.
biéo del de¡::arrollo y sabia dirección de uu sen ti.
miento nobilísimo. tan natural y espontáneo como
lo rneden ser en ell<l la ternura y la bondad.
E,te sentimiento es el de b piedad, que la hace
dirigirse á Dios aun en medio de sus más árduas
ocupaciones, que atrae sus miradas al cielo, que la
hace invocar algún nombre sagrado á cada mo-
mento.
La expresión más explícita de ese sentimiento es
la oraci6n, que es á un tiempo un movimiento del
corazón y de la mente hacia Dios, para expresarle
con palabras el amor, confesar su grandeza y soli-
citar su 1t1Ísericordia.
Sólo los que no saben orar, miran la oración como
una ocio~idad fastidiosa y como una mortificación
del espíritu ti qutl nos entregamos, mientras que ls.
imaginaci6n desvanecida se extravía.

(1) Samuel Bmilea.


©Biblioteca Nacional de Colombia
-183-
"En la oraci6n sólo se trata ne entrar dentro de
sí ndsmoll, para encontrar a111 á Dios, cuyo reino
e;;tá en nuestro interior, de h1hlar sencillamente á
Dios para coufesarle nuestras falta¡;, h·'C( rle presen.
tes nue~tras nece~i<.htdt>~, y tomar con Él las 1uedidas
necesarias pua corregir nuestros ddecto~.
"La oración debe parerer~e 1\ una conversación
de familia, tierna y ~encilla; ó más bien que ésta,
conversación franca y abierta pero tenida con Dios.
"En la oraci6n, pues, debe uno acostumbrarse á
desahogar su corazón con Dios, y ha hablarle con
confianza, del mismo modo que se habla libremente
Y sin reserva á una persona queridJJ. y de la cual se
está Aeguro de una perfecta correspoHdencia.
"Entonces Dios es para nosotros el amigo del co-
razón, el Padre en cuyo seno llora y se consuela el
niño, el esposo cou quien no formamos yó. más que
un solo y rnismo espíritu por la graci:~.
"Entonces nos humillamos sin des'!.lentarnos ¡te-
nemos una verdudera confianza en Dio..; y uua ente-
ra desconfianza de nosotros mismos; no nos descui-
damos en la enmienda de nuestros defectos, pero
nos olvidamos del todo para no escuchar los lison.
jeros consejos del amor propio." ( 1)

XXXII
CONCLUSION.
El orden, el trah~jo y la economía son, puei1, los
tres medios que, unidos á la virtu•i, forman el pro-
greso y Lieuestur de las familias.

(1) Fenel6n.

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- 184-
Practicados con celo en toda casa, rica 6 pobre,
ellos vienen á ser otras tantaR fuentes inagotables
de goces, honra y tranquilidad de espíritu, en el
seno del bogar domé.,tica.
Practiqnémoslos, y el tiempo nos sobrará; el di ..
nero se gastará con prudencia; el trabajo producirá
los resultados que deseamos, y nuestra casa, aunque
pobre, será siempre el asilo de la paz y del con·
tento.
E'il verdad que para esta. práctica se requiere un
genio más elevado y más profundo que para diver.
tirse, discurrir soure modas y conversar agradable-
mente.
Pero á ella puede llegar una mujer si tiene dig.
nidad y aspiraciones nobles, pueR que Dios le ha
dado un coraz6n delicado y una voluntad generosa
y abnegada.
En cooclusi6n: una mnjer juiciosa, diligente y
religiosa, es el alma de toda una casa y el primer
elemento de orden, no s61o para los bienes tempo.
raJes, sino aun para la salud del alma.

FIN.

ERRATAS.
P4irina. dice debe deciraa.
29. podres padres.
36. necesariO necesaria.
42. costea costean,
43. armonizado armoniza.
62, sombre sorn brero.
73, borde borde.
81, e~oritas escritos.
1' teda• lu dtmb qua' juieio dallaeter dtbm eone&'irle.
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IN DIC E.
Dedic atoria ......... ......... ......... ......... ....... a
A Jos sefíores maestros y padres de familia ... 5

MORA L.

I Dios .......... ......... ......... ..... ...... 7


II Amar á Dios... ... ...... ......... ..... 7
IH Obedecer á Dios.. ......... ......... .. 8
IV Servir á Dios.. ......... ......... ....... 8
V Temer á Dios.. ......... ...... ... . .. ... 9
VI Moral y debere s........ ......... ....... 9
VII Deberes para con nuestro s padres .. 10
VIII Amar á los padree ......... ......... ... 10
Amar á la madre (para las niñas) .. l1
IX Re~petar á los padres ......... ......... 12
X Obedecer á los padres ......... ......... 13
XI Socorr er á los padres ......... ......... 13
XII Debere s para con los maestros ....... 14
XIII Debere s para con los sacerdo tes..... 15
XIV Deberes paro. con la Patria y los
gobern antes ......... ......... ......... .... 15
XV Debere s para los herma nos.... ........ 16
XVI Deberes para con los amigos ......... 17
XVII Deberes para con los pobres ......... 18
XVIII Deberes para con nosotros mismo s... 19
XIX El alma y sus potenc ias..... .......... 19

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-136-
XX El bien y el mal.. .. .................... 20
XXI Educ!>ción de la voluntad ... ...... ... 21
XXII La virtncl. ..... ..................... .. . ... 22
XXIII L!i piedad ..................... ............ 22
XXlV La. obedienci:l .................. .......... 23
XX. V La justicia ................................ 2-J:
XXVI L:t humildad .............................. 24
Modest~a (~ara. las niñas) ............ 25
XXVII L::~. pactenc1a .............................. 26
XXVIII El trabajo ................................. 27
El trabajo en las niñas ............... 28
XXIX La honradez .............................. 29
XXX Otras virtudes ........................... 30
HIGIENE.

XXXI Deberes para con nuestro cuerpo ... 32


XXXII Los alimentos ............................ 33
XXXIII Los vestidos ............................. 34-
XXXJV El d'escanso y el sueño .................. 34
XXXV Precauciones que deben guardar los
niños ....................................... 35
XXXVI L::1. recreación ............................ 36
XXX V JI Lus impresiones .......................... 37
XXXVHI Las enf<lrrnetlades ...................... 38
XXXIX La felicidad. Conclusión ............... 38

URBANIDAD.
I Nociones generales ....................... 40
JI El aseo ......................................... 40
Il I A~eo en el cuerpo .......................... 41
IV A~eo en el vestido .......................... 42
Para los niños ................................ 42

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- 137-

Para las niñML ... ..... .... .................. 43


V Aseo en la hahit:l.CÍ<Ín ....................... 44
VI Aseo para con l o ~ ílem i~ .................. 4,-,
VII Vestido qne debemos usar ......... .... .... 46
VIII Deberes en nuestra casa .................... 47
IX El 111 ítodo ........................... ........... 49
X Manera de recibir en nuestra casa á las
demás personas ... ............................. 50
XI Deberes al acostarnos, al levantarnos y
durante la noche .................. .......... 51
XII Deberes para con nuestros vecinos ... ... 53
XIII Dilberes en la escuela........................ 54
X1 V Deberes eu el templo ........................ 56
Algo más sobre el templo (para las ni-
ñas) ............................................ 58
XV Deberes en la calle........................... 60
XVI D <lber de saludar y modo de hacerlo .. . 63
X VII Deberes en casa ajena ... .. ..... .. .. .. .. . . . 65
XVIII Las vü.it:.~.s ...................... ................ 67
XIX La. conversación ........................ . ... ... 68
XX Deberes en la mesfl ......................... 71
XXI Modo Je servir á la mesa .................... 75
XXII Correspondencia epistolar .... .............. 77
XXIII Uso de las tarjetas ........................... 81
'X rv Conclnsi6u ......................................
4
82

ECONOMIA DOMÉSTlUA.
I Prelirnina res........... ................... 83
II El orden .......... ........ ................ .. 8!
I!L Cuidado general de la casa ............. 8.')
IV Arreglo particular de In Silla . ....... .. 86
V T.Ja alcoba.......................... ... ...... 88
VI El co!lledor .... ........ , ...... ........ ..... 80
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- 138-
VII L'l. despensa.................... . ... . . . .. . 92
VIIILa cocina................................. 9~
IXEl excusado... ............. .. .. .... ... •.. 95
. XLos demá~ lugares de la caf:a........ ... 91l
XIEl trabajo................................. 97
XII Gouierno de la casa. ... .. . ... .... . . . ..• 99
XIII Las sirvienta~ ............ ............... lOt
XIV Costura y bordados ...................... 103
XV Aseo y arreglo de loA vestidos ......... 104
XVI Iudustria doméstica...................... 107
XVIl Economía ............. .................... 11)9
XVIII Economía en el tiempo.............. ... 109
XIX Puutualidad .............................. 113
XX Economía en el dinaro .................. 114
XXI Gastos Ruperfluos ..................... ... 117
XXII Exceso de econo~ía en el dinero ..... 118
XXIII Econouomb en las provisiones ........ 119
XXIV Economía en los alimeutoR ............. 121
XXV Econornb en los vestidos ................ 122
XXVI Lnjo y modas ......................... ... 12+
XXVII Ecouomít~ en los muebles ............... 125
XXVIII Economí(\ en las joyas .................. 127
XXIX Economía en la instrucci611 ............. 128
XXX Economía en la eJucaci6n . .............. 130
XXXI Economía eu la oración .................. 132
XXXII Couclusión ................................. :t3;~
Erratas ...................................... ] 34
lndice .. , ................................... , _136

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