El Paraiso Políglota
El Paraiso Políglota
El Paraiso Políglota
Juan R am ó n Lo d a re s es D o cto r
en Filología Hispánica y profesor
de la U n iversidad A u tó n o m a de
M adrid. Ha dedicado parte de su
labor in ve stigad ora a la historia
de la lengua española. Su últim o
libro, escrito en colaboración con
el académ ico G regorio Salvador,
se titu la H isto ria de las letras
(Madrid, 1996), dond e se cuentan
las peripecias de cada una de las
v e in t is ie t e c o m p o n e n t e s d e
nuestro alfabeto.
I n d ic e
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El pensamiento supersticioso que anima al nuevo tradi to con él en sus artículos de costumbres. Como el tipismo
cionalismo ha ido a alojarse ahora en las lenguas, en las cul catalán podía molestar en su propia tierra a Piferrer o a Ma
turas, en la identidad y la razón filológicas, cuando ya casi no nuel de Cabanyes, quienes se carcajeaban de la literatura fol
cabe en ningún sitio (seguramente, a la espera de ver dónde clórica escrita en catalán. Como el tipismo gallego le podía
pueda alojarse mañana). Amparado en la aceptación que en parecer simple paletería insufrible a Juan Sieiro hace ciento
cuentra en estas parcelas, y en la ignorancia general que exis veinte años. Pero, por lo general, nadie en la España decimo
te sobre ellas, actúa políticamente de acuerdo con estos prin nónica ha considerado el tipismo como elemento erradica-
cipios de error y prejuicio con beneplácito casi general. ble en pro del interés común y nada ha ocurrido digno de su
Quienes, sin embargo, no se han acogido a tal corriente brayar en la conjunción económica o política del país que lo
tradicionalista, ni al tópico de las esencias e identidades, han liquidara más allá de los rasgos de rusticidad muy visibles.
tendido a pensar que las lenguas ni eran patrimonio natural
o esencial, ni definían a ningún pueblo o cultura —concep
tos estos ya de por sí imposibles de definir— ni eran, ni son, P in to resq u ism o d ic h o so
una riqueza en sí mismas. Las lenguas estaban más bien suje
tas a los avatares de la sociedad y a los intereses de la gente. Cuando los viajeros decimonónicos circulaban por Espa
De modo que si el interés de muchos que no lo dominaban ña, a cada paso todo les parecía singular y típico. Le sucedió al
pasaba por el español, había que facilitarles el tránsito hacia alemán Humboldt. Le sucedió al norteamericano Washing
esa lengua y su dominio genuino, aunque en el viaje segura ton Irving y al diplomático r uso que lo acompañó en sus viajes
mente se perdieran otras formas de expresarse. La ciudadanía por nuestro país, donde veían paisanos mucho más arabiza-
no estaba obligada a dar cada paso calculando si se traiciona dos que romanizados, más africanos, en su soledad y salvajis
ba, o no, a la tradición y al abolengo. Nada estaba trazado por mo, que europeos. Le sucedió a Stendhal, para quien en Es
los siglos de los siglos según una herencia lingüística, cultu paña se conservaban los últimos tipos genuinos, naturales,
ral, foral, natural y divina que pesaba como una losa caída alejados de la uniformidad y civilidad napoleónicas entre las
del cielo y con la que uno estaba identificado de la cuna a la que él mismo flotaba por el centro de Europa. Yle sucedió al
sepultura. La realidad era que, en las lenguas, los vínculos barón Davillier, viajero francés, que se despidió emocionado
económicos, el interés y la necesidad de entenderse, los asun del que, a su juicio, era el último vestigio puro del pintores
tos materiales, en suma, pesaban más que aquellos lazos gase quismo europeo. Según lo que relata en su viaje, tenía toda la
osos trazados en el vacío por el espíritu, la naturaleza y la ley razón. Éramos eso: una especie de reserva antropológica. Es
divina. más, parece que nos gustaba serlo. Todo ello sucedía por
Pero estas corrientes apenas han tenido peso. Han sido que, cuando el barón viajaba por aquí, los mismos círculos
más bien raras, como si fueran poco españolas. Antiespaño sociales que en su país llevaban adelante una decidida cen
las incluso. Traían en sí el germen de una maldición que se tralización administrativa y fomentaban afinidades cívicas en
caría los tuétanos del santuario tradicionalista y agostaría su el plano ideológico y en el material, eran los que en España
inmaculado paraíso políglota, una penitencia mucho peor se dedicaban a exaltar el valor de la tradición, el amor a la pa
que la de Babel: una penitencia que consistía en entenderse. tria chica, las virtudes del regionalismo y, aún más, del servi
El tipismo, el casticismo nacional al estilo castellano viejo, lismo aldeano. Los viajeros por Europa, hartos de ver espíri
podía molestar a gente como Larra, quien se despachó a gus tu público, estaban ansiosos de ver espíritu de campanario
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U na caja de sorpresas
El español no ha sido lengua oficial hasta la Segunda Re
pública. Su proclamación “no resulta de un proceso de auto-
afirmación o de irradiación de influencia o de ampliación de
dominios, sino de la presión en ciernes de otras lenguas pe
ninsulares que reclaman ámbitos de competencia legal hasta
entonces propios del castellano”3. Las lenguas de España na
cían a la oficialidad al tiempo. El español ha estado siendo
lengua de gobierno durante siglos sin que apareciera taxati
vamente dictado por ley. Se diga lo que se diga, era un uso
lingüístico sobre el que en ocasiones se dictaban normativas
—porque era la única lengua general del país— con el fin de
facilitar ese carácter de cosa común y facilitar de paso el tra
to de personas y la circulación de mercancías, no por prurito
de molestar a nadie que no la hablase. Cuando se recupere la
cooficialidad de las lenguas de España en la Constitución de
1978, el español va a perder tranquilamente muchos espa
cios que tenía ganados no por mandato institucional, ni por
ley, ni por fuerza impositiva, ni por nada de eso, sino por con
vención. Una convención generadora, como suele pasar, de
normas basadas en la costumbre.
3 Fernando González Ollé, 1978, p. 263.
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formador castellanista sin tener en cuenta un hecho elemen Hace quince años discutían las Cortes de Aragón la posi
tal: que el primer combate que libró la Academia lo fue con bilidad de revitalizar las fablas aragonesas y tal idea captó (y
tra el Consejo de Castilla, muy receloso éste porque aquella sigue captando) los apoyos políticos de tales o cuales grupos.
institución estaba llena de gentes que no eran castellanas ne En Asturias pasaba igual con las hablas locales: los bables.
tas. En boca de extremeños, murcianos, andaluces, america Pues bien, en esos mismas fechas había en Aragón doscientas
nos, entre gentes de herencia catalana o vasca, más otros cincuenta mil personas, mayores de diez años, completa
miembros que habían sido viajeros por media Europa, ¿qué mente analfabetas, o sin estudios de ninguna clase. Casi idén
buen castellano iba a oírse, según criterio del Consejo? Por tica cifra para Asturias. Con todo, ambas regiones no salían
extraño que parezca, perdieron los castizos y la Academia lo muy malparadas en comparación con otras zonas españolas.
fue de quienes hablaban español, vinieran de donde vinie Tener un porcentaje numeroso de gente que no sabía leer ni
ran y fueran por donde fueran. Precisamente por ese buen escribir, o que no había recibido ninguna instrucción, pare
tino en no identificarse, la autoridad de la Academia se fue cía entonces menos preocupante para algunos parlamentos
aceptando, poco a poco, sin prisa pero sin pausa. A los trein autónomos que las irrenunciables señas de identidad con fa
ta años de su fundación ya era la voz más reconocida sin que blas y bables. Y para doce mil personas que podrían malen-
nadie hubiera obligado a nadie a reconocerla, sin leyes de len tenderse en alguna de las múltiples variedades dialectales de
guas, mandatos, obligaciones ni multas: por simple deporte. la fabla aragonesa (según sus cuentas, porque un hispanista
Hace dos siglos España partía de una situación de analfa alemán que estudió aquello con detenimiento sumaba bas
betismo masivo, como la mayoría de los países de su entorno, tantes menos), junto a los que pudieran hacerlo en los diver
por cierto. Desde entonces, siempre ha ido muy por detrás sos bables, había disposición para ponerse a redactar dictá
de ellos a la hora de enseñar a leer y escribir. En 1975 sólo menes, informes, organizar debates parlamentarios, fundar
nos superaban en analfabetos, por muy poco, Portugal, Gre academias regionales y gastar dinero público, como prácti
cia y Yugoslavia. En la Francia de la Revolución sólo un trein camente nunca se había hecho para instruir a la gente en
ta por ciento de la población tenía el francés como lengua español: medio millón de aragoneses y asturianos ayuno de
materna, pero en ciento cincuenta años se había enseñado enseñanza era la prueba. Esto se llama aprovechamiento de re
francés a todo el mundo y se había acabado con el analfabe cursos humanos. Resultará que por la misma puerta por la
tismo. A finales del xvm, cerca del ochenta por ciento de los que han salido el latín y el griego, ya que estamos hablando
españoles tenía como lengua materna el español; ciento cin de lenguas, entrarán en algunas escuelas españolas hablas lo
cuenta años después todavía quedaba alrededor de un veinte cales declaradas bienes de interés cultural. Con el cambio, el
por ciento de analfabetos absolutos. Si se les suman los anal enriquecimiento de nuestras escuelas será fastuoso. Es eviden
fabetos funcionales —los que sabiendo las reglas básicas de te que las lenguas clásicas no las habla nadie; sin embargo, al
lectoescritura no son capaces de interpretar lo que leen, ni gunos bienes de interés cultural tienen unos miles de ha
escribir más allá de dos líneas con mediana coherencia—, blantes (que prefieren entenderse en español, todo hay que
“comprobamos que casi la tercera parte de la población se decirlo). Si los bienes de interés cultural no cuentan en sus fi
encuentra ante la gravísima situación de no comprender ni las con tipos como Aristóteles o Cicerón, tienen a Pachín de
interpretar la realidad”8. Melás o a Pepín de Pría, que tampoco están nada mal.
Se puede entender que haya en España quien piense que
8 Roberto Aparici, 1989, p. 20. ante las coplas baturras de Sixto Celorrio no hay Eneida de
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El. PARAÍSO POLÍGLOTA
L as paiabras d el paisaje
van a Coruña como se podían ir a Salamanca. Piensan que la Editores de Libros y Material de Enseñanza (ANELE) está
ciudad gallega ha renunciado a su tradicional artículo La. Allá preocupada por el exceso de controles que tienen que pasar
ella, al conductor no le importa: al final va a Coruña por la ca sus textos “en las comunidades autónomas con competen
rretera que siempre ha ido. Sin embargo, si usted es hablante cias educativas, sobre todo en las que tienen lengua propia,
de árabe, atraviesa La Mancha y llega a Murcia verá escritas en sin que lo requiera el rigor científico o el currículo especial
su lengua las señalizaciones a Granada, Almería, Algeciras y de la comunidad”. Uno de esos controles es, precisamente,
otros sitios como ésos. Visto este ejemplo admirable ¿sería el toponímico: “Algunas comunidades exigen que se inclu
muy imprudente solicitar de las autoridades que el colectivo yan toponimias de su región porque se han incluido las de
hispanohablante de Madrid —que es el más numeroso de la una comunidad vecina”. Por motivos como el mencionado,
ciudad, con gran ventaja sobre el que habla gallego— tuviera las editoriales deben realizar cinco ediciones del mismo tex
indicaciones en su lengua familiar con las que se le orientara to —cinco son las lenguas oficiales que hay en España—, el
hacia Galicia, o por lo menos se las pusieran en letra pequeñi- producto editorial se encarece en un treinta por ciento “y las
ta debajo de la denominación gallega? diferencias entre los currículos de cada comunidad se multi
En boca de muchos locutores parece que algunas persona plican, lo que resulta preocupante”, en palabras del presi
lidades, en sus visitas a Cataluña, pasan unos días, o unas ho dente de la asociación11.
ras, en chirona (¡buen viaje!). La placa de los automóviles ma A pesar de ello, es comprensible que el Congreso de los
triculados en la provincia gerundense, que ha cambiado de diputados decida hacer oficiales en toda España nombres
GE a GI, ya no la caracteriza, pues son algunos los conductores como A Coruña, Linda, Girona y otros tantos. Y se preste a
de Gijón que matriculan allí sus coches, para que las iniciales de ello, además, confundiéndolo todo: geografía, toponimia,
la placa coincidan con las de su ciudad... y de paso dejar con idioma, hablantes y oficialidad lingüística. Es comprensible,
dos palmos de narices a su rival de siempre, Oviedo, hasta hoy pues del Congreso han salido iniciativas muy singulares en
referencia obligada de toda matrícula asturiana. Volverían a torno al idioma. Con ésta de los nombres, por ejemplo, se
ser placas características de Gerona sólo si prosperasen las in consigue que España carezca de toponimia oficial en la úni
tenciones de llamar Xixón a Gijón. Pero si prosperan, los gijo- ca lengua común de todos los que la habitan. Imagino que
neses no podrían aprovecharse de las matrículas catalanas. ésta es una conquista moderna de la que debemos sentirnos
Grave dilema. No se crea que la toponimia privada empieza y muy orgullosos. Comprensible es también que a algunos lu
termina en las zonas de contacto lingüístico, ni mucho menos: gares, calles, estaciones de tren o metro se les otorgue, por
“Aún me acuerdo de cuando en Granada se decidió que lo ley, nombres en lenguas que casi ningún vecino las habla (a
adecuado era que el Albaicín se llamara Albayzin, con una or veces, sin casi). Y por si la señalización de carreteras no fue
tografía que a sus promotores debió de parecerles el colmo de se ya de por sí lo suficientemente confusa para los viajeros
lo políticamente nazarí”10. Si bien, la genuina pátina nazarí nacionales, que lo llevamos con resignación, es preciso con
se la hubiera dado la escritura en hispanoárabe del siglo XV. fundir también a los turistas, que en España son algunos: esos
El juguete toponímico que divierte tanto a algunos espa turistas que viajan con mapas y guías extrañas, donde Alacant
ñoles les cuesta dinero a otros. La Asociación Nacional de todavía se escribe Alicante, Xixona es Jijona, A Toxa es La Toja,
Iruña es Pamplona y Lizarra es Estella. Se puede entender
10 Antonio Muñoz Molina, “Políticamente correcto”, El País Semanal, 5 de
septiembre de 1999, p. 106. 11 El País, 14 de septiembre de 1999, p. 25.
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L etras d e q u ita y po n
de uno de ellos, que era muy curioso de consultar. Yse siguen demográficos de una lengua han ido cediendo terreno fren
comprando, por supuesto. ¿No hubiera sido más fácil, en vez te a su valor económico. Las lenguas ya son una industria, y
de prohibir los teclados sin eñe (y embrollar a los funciona muy lucrativa, por cierto. El peso de una lengua ya no de
rios de Bruselas, que ya se embrollan solos), recomendar, sin pende de su producción literaria, su legado histórico o su
más, no adquirirlos en organismos oficiales y predicar con el número de hablantes, sino de su representación económica
ejemplo, de modo que el vendedor se plegara a las necesida basada en criterios de industria, ciencia y técnica15. No hay
des de un cliente que tiene eñe en su alfabeto? Pero, claro lengua que pretenda ser internacional sin apostar fuerte en
está, váyase a saber qué intereses particulares, negocios varios esos campos. Esto no ha hecho falta explicárselo a los ha
y exigencias comerciales —que nunca se aclararon en todo lo blantes de otros dominios, que ya han tomado medidas y
que duró la polémica— habría en distribuir por doquier posiciones. Esta realidad evidente sólo necesita explicación
toda aquella chatarra informática donde Núñez era, como si en el ámbito hispanohablante en general, y en España en
gue siendo, Nú/ez. De tales intereses no se habló nunca, pero particular.
fueron los que al final triunfaron, pues en ellos estaba la cla Prácticamente la totalidad de la administración europea,
ve del asunto. y de la comunicación en organismos públicos y sociedades
A mí no me preocupa la suerte de la eñe, sobre todo des privadas, se lleva en inglés, francés y alemán. Todo indica
de que el inglés se la ha apropiado. La prestigiosa revista Na que la Unión Europea le tiene reservado al español un pues
tional Geographic, en el número correspondiente a marzo de to muy secundario. Sin embargo, es esta lengua la que les
1999 dedicado a los devastadores efectos climáticos del Niñoy está abriendo todas las puertas a las empresas españolas que
la Niña, emplea muchas más eñes de las que se gastan en al negocian en Hispanoamérica. Puertas que tradicionalmente
gunos programas de ordenador para uso de hispanoescri- abrían compañías norteamericanas ofreciendo productos en
bientes. Sí resulta un engorro que gracias a la dejadez o a los inglés, se van abriendo hoy con un producto similar pero
negocietes de alguien, siempre anónimo, no podamos infor ofrecido en español. Como los norteamericanos son listos,
matizarnos en español con todas nuestras letras, que tampo esas ofertas que vienen de Europa fructificarán hasta que
co son tantas ni tan difíciles. No sé qué hubieran hecho los ellos mismos empiecen a negociar abiertamente en español
franceses si a alguien se le hubiera ocurrido comprar para un por allí, para lo que se están preparando a marchas forzadas.
centro oficial ordenadores sin ç, es decir, sí sé lo que hubie De hecho, el valor económico de lo que el español produce
ran hecho: le hubieran obligado a comérselos crudos, servi en EEUU es superior a lo que pueda producir en cualquier
dos por un garçon, en vajilla de Luçon, con vino de Besançon. otro país hispanohablante16. Pero, claro, allí no se habla prin
cipalmente español. Esta no va a ser lengua que cultiven con
primor.
E l peso de la len gua Los peligros para una lengua no están en que los medios
de comunicación la utilicen mejor o peor, ni en que se vea
Hay otro aspecto sobre el acostumbrado tópico del respal obligada a usar préstamos dispares, en general venidos del
do legislativo al español que es el que causa más preocupa inglés (asunto este que, en realidad, no es ningún peligro).
ción porque no da lugar a absurdos, ni da lugar a anécdotas:
me refiero al valor económico de la lengua en el ámbito in 15 Francisco Marcos Marín, 1995, p. 64.
ternacional. Desde hace medio siglo los valores culturales o 16 Ibídem, p. 69.
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to, para lo que hay que prepararlos con una enseñanza aris
tocrática. Esos grupos ya hablaban español.
Considerada en sí misma, la provisión de Carlos III ni si
quiera se trata de una ley para la enseñanza del español en
las escuelas. Se trata de la recuperación de un método con-
trastivo de enseñanza del latín desde el español, parecido al
que Nebrija había propuesto a principios del siglo xvi. Aunque
leído hoy el documento nos parezca otra cosa muy distinta,
los coetáneos sí que entendieron inequívocamente que la
Real Cédula era latinizante.
Si se lee con atención el prólogo de la primera gramática
académica, publicada en 1771, se verá que no está escrita
sólo para aprender español sino porque “Los que hubiesen
de emprender carrera literaria necesitan saber la lengua lati
na, y lo conseguirán con mayor facultad llevando ya sabidos
por su gramática propia los principios que son comunes a to
das las lenguas”. También estaban preocupados los académi
cos porque “Igualmente los Alemanes, Franceses, Ingleses y
otras naciones cultas han compuesto gramáticas de su propia
lengua para facilitar el estudio de la latina”. No iban a que
darse los españoles atrás, por lo menos en las intenciones,
aunque sí se quedaron muy rezagados en los logros. En
suma, se trata de un plan de estudios para la gente de alta al
curnia, la que estudia latinidad y retórica y aprende el gran
idioma literario, de alta cultura internacional, de relación y
diplomacia que entonces era el latín4. Un plan perfectamen
te entendióle en una sociedad donde las posibilidades de
acomodo escolar están restringidas según procedencia eco
nómica.
Es interesante observar que aquellas áreas de contacto
lingüístico, como Cataluña, Valencia o Mallorca, donde el es
pañol no era por la época una lengua popular, sino más bien
patrimonio de la aristocracia urbana y los círculos mercanti
les, son las que hacen un esfuerzo pedagógico más notable
al respecto. Se publican o imprimen gramáticas, dicciona
4 Fernando Lázaro Carreter, 1985, p. 145.
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ba, o si, como en el caso de los catalanes, valencianos y mallor los notables, hablaran la lengua que hablaran, no estaban
quines, tenía la oportunidad de pertenecer a una sociedad dispuestos ni a abandonar el latín, ni a descuidar el español
con cultura letrada particular por ser una sociedad menos de si no lo tenían asegurado en casa. Tampoco se les obligaba a
sigual, con pequeños propietarios, comerciantes, industria abandonar el catalán. De hecho, la gramática latina de un
les, podía aprender a leer y escribir en catalán. Si no tenía autor catalán, Torrella, escrita originalmente en latín con no
esa oportunidad, como ocurría con las zonas rurales gallegas, tas en español en 1636, se tradujo al catalán y servía de libro
vascas, aragonesas o asturianas, el analfabetismo estaba ga de texto —como tal gramática latino-catalana— en la Uni
rantizado en lo común y en lo particular. Sobre esto ninguna versidad de Cervera, donde se educaba, básicamente en es
ley disponía nada. Ni a favor ni en contra. La instrucción de pañol, a catalanes de cierta alcurnia. El mando pedagógico
los que no eran nobles, simplemente, no se consideraba como dieciochesco no obligaba, como se dice a veces, a que todos
asunto prioritario de Estado. los niños españoles aprendieran español. A los ministros y
Quien se incorporaba a empleos de cierta categoría en el gobernadores de aquellos años estas cosas les importaban
cuerpo administrativo, aunque se abriera la mano respecto a mucho menos de lo que parece. La realidad es que, con las
etapas anteriores porque se necesitaba más gente y mejor gramáticas existentes escritas por autores catalanes, con la
preparada, no podía ser un cualquiera. Campomanes lo dijo de Torrella, con las que se habían traducido de Nebrija al
con absoluta claridad en su Bosquejo de política económica espa catalán, se podría haber estudiado el latín desde el catalán,
ñola (1750): “Preciso es en una buena república hacer que pero esta era —o por lo menos parecía serlo— una opción
los ricos tengan empleos útiles al Estado, en que empleen su con poco atractivo para aquellos grupos que iban a transitar
celo y conveniencias”. Pero en una sociedad cada vez más por medios donde el dominio del español era incontestable.
compleja, el celo y la conveniencia de los ricos, para desarro Por otra parte, las consideraciones de Sarmiento o Rei
llarse en empleos y trabajos productivos a la comunidad, te xach no iban con su época. Eran más bien abstracciones que
nían que pulirse, porque ya no bastaba con ser noble o tener tardarían muchos años en poderse materializar. El niño ga
rentas, había además que ser fino e instruido, saber latín, re llego o catalán que podía acceder a una escuela de latinidad
dactar bien en español, haber viajado por Europa, haber se y retórica, ése, era de una familia que conocía el español o es
guido algún cursillo de comercio en Milán, en Londres o Pa taba en su órbita, sólo que quería pulir el idioma. No era lo
rís, saber algún idioma moderno y otras habilidades de ese corriente que paisanos de aldea, hablantes natos de cualquier
estilo. medio dialectal, acudieran a una escuela de ese tipo. Para
Hay por aquellos años autores, como el padre Sarmiento ellos, prácticamente, no había escuelas.
en Galicia o como Baldiri Reixach en Cataluña, cuya actitud En el siglo xvm el latín tenía mucho peso en la Europa
frente a estos planes podría parecer, según las experiencias ac cultivada, y el español, proporcionalmente, tenía más del que
tuales, adelantada a su tiempo y, como tal, un propósito im tiene ahora. Entonces eran lenguas muy interesantes. En la
posible entonces: lo mejor para un niño, en su opinión, era gran potencia internacional que todavía era España daban
aprender su lengua materna. Desde ella, acceder con más fa muchas más oportunidades que otras lenguas. Pero la prue
cilidad al español. El latín podía esperar, no era lengua im ba de que las oportunidades eran para muy pocos es que,
prescindible. tras los cuarenta y cinco años de leyes uniformadoras para di
Estas ideas no eran una novedad absoluta. Otros autores fusión y privilegio del español (uniformación, difusión y privi
también reconocieron el valor de la lengua materna. Pero legio más supuestos que reales), esos años, que van de 1768
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a 1812, los analfabetos seguían siendo los mismos de antes hasta la famosa Ley Moyano de 1857 que, como quien dice, ha
de las leyes, es decir, noventa y seis de cada cien españoles. tenido vigencia hasta la época de la Segunda República.
No se puede estar de acuerdo con el repetido tópico de La Constitución de 1837 traía entre sus páginas una medi
que estas leyes educativas prohiben las lenguas minoritarias da interesante, considerada la rígida sociedad española de
o las menosprecian. Simplemente, apenas las consideran. Sí aquellos años: el derecho de todo ciudadano a ser admitido
se puede estar de acuerdo, sin embargo, en que las órdenes para cualquier cargo público. No se podría haber imagina
que instauran la nueva enseñanza crearon una división esco do una medida así si el Plan General de Instrucción Pública
lar entre ricos que se educan en latín y español, frente a no del año anterior no hubiera ratificado los acuerdos de lajun-
tan ricos que se educan, si es que llegan a educarse alguna ta de 1813, en el sentido de que una educación igualitaria y
vez, de cualquier otra manera. También, por supuesto, dejan popular pasaba por enseñar a todos los niños españoles la
una masa de rústicos que no se educa de ninguna forma. lengua común, la única posible. En un país con varias len
Pero esto no es una diferencia que establezca la lengua en la guas —donde sólo estaba normalizada una que era la gene
sociedad. Es una diferencia que establece la sociedad esta ral del país— y con analfabetismo arrollador en cualesquiera
mental —como la estableció la burguesía liberal después— de ellas, ésa era la única garantía de una civilidad sin discri
entre las lenguas, pero sobre todo, entre quienes por su cuna minaciones por razón de procedencia social o geográfica. Es
tienen o no acceso a los bienes sociales más apreciados. evidente que todo esto tenía que molestar al rancio tradicio
nalismo hispánico, apegado a los usos patrimoniales.
Pero todo fueron buenos propósitos, pues muchos de
V iejos usos para lo s n uev o s tiem po s quienes firmaron aquellos planes tampoco iban a desvivirse
por ejecutarlos. La triste realidad del debate educativo se po
Las Cortes de Cádiz quisieron acabar con esta situación. dría resumir en las palabras que el barón de Castellet dedica
De los nuevos criterios políticos que se enfrentan a la socie ba en 1809 al asunto: “Bien sé que algunos opinan que no
dad señorial, de los planes de educación que había trazado conviene instruir al pueblo y que se le ha de dejar en su rusti
Jovellanos, de la Junta de Instrucción Pública de 1813 surgi cidad e ignorancia para conservar la pública tranquilidad.
da de esas Cortes, parten los primeros golpes contra esa edu Sería de su parecer si se tratase de dar a toda clase de sujetos
cación aristocrática que impide una verdadera instrucción una educación científica, y creo que un pueblo de sabios sería
pública. Se tomó una medida interesante: “Debe ser una la un monstruo, pero conviene dar a todos los primeros princi
doctrina de nuestras escuelas, y unos los métodos de su ense pios de la instrucción y ponerlos en contacto de que puedan
ñanza, a que es consiguiente que sea también una la lengua desplegar sus talentos los que los tengan. A este fin, después
en que se enseñe y que ésta sea la lengua castellana”6. No hay de las verdades de la santa religión, se ha de enseñar a todo el
aquí tampoco proscripción de lenguas minoritarias: hay que pueblo a leer y escribir y las cuatro primeras reglas de la arit
el español desplaza al latín de las escuelas. Era de suponer mética”7. Ni siquiera estos propósitos modestos fructifica
que con tal medida la educación se agilizaría y se haría más ron: lo de enseñar a todo el pueblo, aunque fuera poco, se
igualitaria. A ese fin se destinaron los distintos reglamentos cjuedó en la inopia. Ylo peor de todo es que el barón de Cas
de enseñanza de la época, que van apareciendo desde 1821 tellet estaba, posiblemente, en lo cierto, porque la clave del
6 Fernando Lázaro Carreter, 1985, p. 182. 'Josep Fontana, 1993, V, p. 97.
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fabetos para 1880. Año este último en el que las voces regio-
nalistas van teniendo ecos.
Tampoco hay que ver todo de color negro. Algo se hizo,
por lo menos en el campo de las ideas y opiniones, sobre lo be
neficioso de la instrucción popular. Sin embargo, para cuan
do el gobierno español propone una reforma educativa que
mejore el triste panorama escolar decimonónico, con medi
das como la de Romanones (destinadas a sustraer a los maes
tros de la dependencia económica de los ayuntamientos y las
oligarquías locales), medidas muy modestas, por cierto, mu
cho más pobres de las que desde hacía cuarenta o cincuenta
años eran ya moneda corriente en varios países europeos, un
catalanismo militante, que marcará la pauta para los regiona
lismos vasco y gallego, deja en entredicho y hace mucho más
controvertidas las acciones legales que podrían haber tenido
desarrollo años antes. Pero, en la práctica, la instrucción po
pular en gallego, vasco o catalán no había preocupado gran
cosa nunca en el propio solar donde se hablaban esas lenguas.
Brotó entonces como una forma más de soltar amarras fren
te a un imperio caduco que ya tenía muy poco que ofrecer.
Aun así, podría decirse que de 1900 a 1935 se sucede la re
baja más notable de analfabetos que se ha visto en España,
considerados los antecedentes. La paradoja del caso es que
para cuando en Cataluña determinadas voces empiezan a
pedir líneas escolares públicas en catalán y hasta llegar al
compromiso alcanzado en la Segunda República, el Estado es
pañol ni ha alfabetizado a muchísimos ciudadanos que sólo
hablaban español, ni tampoco lo ha hecho con otros muchos
quienes, hablando otra lengua, hubieran estudiado con gus
to la común. En conjunto, unos doscientos años de dejación
que explican el inapelable comentario del hispanista Alain
Milhou: “En la España moderna, la historia del manteni
miento de lenguas minoritarias va unida al analfabetismo”8.
En esencia, la misma opinión que la de Antonio Tovar, citada
en el segundo capítulo.
8Alain Milhou, 1989, p. 10.
El p a r a íso p o l íg l o t a
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J u a n R a m ó n L o d a r es
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El pa r a íso p o l íg l o t a
L as apariencias engañan
En general, la leyes para difusión de las lenguas no están
basadas en mitologías. Se legisla porque interesa material
mente difundirlas; y ¿por qué interesa en la mayoría de los
casos? Se lo pueden imaginar: por el dinero. La economía,
las múltiples formas que tiene la gente de ganarse la vida, y la
consideración de la lengua como un bien que garantice esa
ganancia, están en el meollo de la difusión de cualquier len
gua y de la legislación hecha a su propósito. El español no ha
sido una excepción. Esas son las fuerzas motrices de la leyes
donde aparece el idioma (salvados los casos de guerras, dic
taduras o revoluciones donde hay otros intereses por me
dio) . En otros términos: la política lingüística eficaz y pacífica
es un apéndice de la política económica, que puede mucho
más.
Quizá no haya un campo como el de las relaciones entre
la economía y el idioma donde tan claramente se vea cómo
aquélla legisla a su arbitrio sobre éste, tácitamente, sin letra
de la ley, y hace más notable y extrema la desigualdad de las
lenguas. Por esto, si se busca el trasfondo del asunto, resulta
rá que muchas leyes que se interpretan como proscripción
de tal o cual lengua resultan ser simples disposiciones mer
cantiles del más variado estilo. Como la que paso a comentar
inmediatamente.
Place un par de siglos las compañías italianas de teatro
arrollaban en los escenarios españoles. Bien puede decirse
que el espectáculo de música, danza, canto o comedia era ita
liano. Ese era el gusto del público y, cómo no, allí iban sus di
neros. Los cómicos madrileños se quejaron ante el descalabro
económico que esa competencia arrolladora les producía. A
algún ministro de Carlos IV se le ocurrió en 1801 la siguiente
ley: “En ningún teatro de España se podrá representar, can
71
El pa r a íso p o l íg l o t a
nes no son gratuitas y mantener servicios anejos para porcen después, por Real Orden de 21 de noviembre de 1904, se
tajes mínimos de usuarios que, por otra parte, podían telegra aceptara “el uso de las variedades regionales” en conferen
fiar en español, resultaría caro. Además, ¿cómo se telegrafiaba cias telefónicas y telegramas.
en vasco en 1896? El vasco escrito común iba a venir, entre Las relaciones entre economía y lengua saltan a cada paso
polémicas, setenta años después. En 1896 lo más probable es y en ellas los hablantes suelen evitar, si pueden hacerlo, las si
que el telegrafista, el remitente y el destinatario, supuesto tuaciones de plurilingüismo, pues potencialmente son con
que los tres pudieran entenderse en vasco, quizá no se pusie flictivas, además de caras. Vamos a otro ejemplo, podría de
ran de acuerdo en qué texto escrito Uansmitir. Sin embargo, cirse que de laboratorio: el Senado español. Los senadores se
esta normativa se explica como una prohibición del vasco en entienden normalmente en español, como que es la única
el servicio telegráfico español. Pero no se prohíbe el uso del lengua que comparten. Pero en algunas comisiones, en algu
éusquera en la ley de telégrafos. Se prohíbe el uso de un fac nos debates y en algunos actos protocolarios, los senadores
tor que en 1896 encarecería inútilmente el servicio. Fuera de dan testimonio de su plurilingüismo natural y se expresan en
España pasaba exactamente lo mismo. cualesquiera de las lengua oficiales en España, que son cin
Hay que tener en cuenta el valor económico de las len co. Incluso la presidencia senatorial tiene el derecho de ha
guas: en una situación de multilingüismo la lengua con más cer uso de todas ellas, aunque se comprende que una perso
hablantes es la más barata, la que ahorra traducciones, equí na sola, todas, todas, no las pueda dominar con soltura. Nada
vocos y tiempo. Hay determinadas concepciones sobre cómo hay de extraordinario en un Senado plurilingüe, si el país al
tratar el multilingüismo que pueden hacer que un país sea que representa pretende serlo. Por ello los senadores dan
rico o sea pobre. Si en la España de 1896, en vez de primar al ejemplo en los debates autonómicos y renuncian a veces a la
español, se hubiera organizado un servicio telegráfico multi- única lengua que les une y que, salvado el caso de los catala
lingüe, con una distribución compleja para utilizarse sólo oca nes, sin ninguna duda es la que mejor hablan, entienden, leen
sionalmente, un telegrama nos podría haber costado mucho y escriben todos ellos, para dar testimonio de lo que les sepa
más que a otros europeos. Las comunicaciones nacionales ra que, aparte de separarlos, hablan, entienden, leen y escri
hubieran sido más costosas y, por tanto, menos. El desarrollo ben mucho peor que el español. Es muy posible, por otra
español en ese terreno seguramente hubiera sido más lento. parte, que separarse y malentenderse le cueste dinero a los
En suma: un buen negocio. senadores, es decir, al país que representan: el dinero que hay
La ley que liga multilingüismo y pobreza es bien conoci que pagar en trámites de traducción.
da. La formula Florian Coulmas así: “El multilingüismo es va Son circunstancias muy paradójicas, donde las mismas
rio. Puede darse en países ricos sólo si median ciertas lenguas. personas que charlan familiar y amistosamente en la cafetería
Pero en aquellos países que carecen de una lengua común de del Senado en una misma lengua, necesitan varios traducto
la que poder servirse como vehículo para regular las relacio res simultáneos cuando suben a la tribuna. Por contrasentidos
nes políticas y comerciales, el multilingüismo, habitualmente, como éste, el plurilingüismo suele ceder en las sociedades
conduce a niveles bajos de desarrollo económico”4. Como, a sin necesidad de una ley que lo liquide, sin mala voluntad de
pesar de todo, España sí ha tenido lengua común, la reorga nadie. Cede por la misma dinámica y exigencia de una co
nización del servicio telegráfico permitió que pocos años municación fácil, inequívoca y barata, que es imprescindible
para la cómoda circulación de las personas y el desarrollo de
4 Florian Coulmas, 1992, p. 26. las sociedades. En el caso de nuestro Senado quedan los valo
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El p a r a íso p o l íg l o t a
J u a n R a m ó n L o d a r es
res simbólicos, testimoniales o sentimentales de las lenguas, de la época, la comunicación y la relación entre los natura
más que ningún otro valor, para qué vamos a negarlo. De les. Así que algunas leyes de lenguas iban destinadas, esen
modo que si en tal o cual pleno, debate o comisión, se decide cialmente, a favorecer el único medio de entendimiento ge
primar esos valores frente a la comunicación eficaz y econó neral posible entonces. Que es el mismo de ahora: la lengua
mica... los senadoies estarán haciendo todo lo contrario de española. Las leyes de lenguas que se preparan en la España
lo que de forma abrumadoramente mayoritaria viene ha actual son mucho menos ahorrativas, desde luego. A largo
ciendo el resto de españoles desde hace siglos. Porque si a los plazo, van destinadas a que lo barato salga caro.
españoles y a los americanos no les hubiera interesado comu Comprendo, sin embargo, que este destino sea difícil de
nicarse y no hubieran necesitado hacerlo, por muchas leyes a prever en un país como España. Es más, entiendo que tal país
su favor con que contara, la lengua española no sería lo que disfrute de tales leyes. Pero incluso en un Estado tan diverso
es, ni en América ni en España. y rico culturalmente, esta necesidad tácita de entenderse se
Hay un capítulo que no se va a desarrollar en este libro: el ha ido abriendo camino en sitios mucho más modestos que
dedicado a calcular cuánto nos costará, en euros, nuestro paraí las cancillerías reales, de donde salían esas leyes uniformado-
so políglota. Pero el capítulo tiene fácil resumen: véase el caso ras antiguas: cuando hace más de un siglo el ayuntamiento del
de Canadá, un país genuinamente plurilingüe, con una mayo pueblo navarro de Ituren le envió un escrito al maestro de la
ría anglohablante y una significativa minoría francohablante localidad, recomendándole que dejara de enseñar vasco a los
(cada vez más pequeña) radicada en Quebec. No hay lengua niños y les empezara a enseñar español —en una época don
común propiamente dicha. La gestión y administración bilin de ninguna norma obligaba a enseñar a los niños nada regla
güe más todo lo que hay que gastar para que anglohablantes damente, ni español, ni vasco, ni matemáticas—; los de Ituren
y francohablantes no anden a la gresca— le ha venido costan no sustanciaban su petición en leyes, ni en amenazas, ni en
do al país casi cien mil millones de pesetas anuales. No tiene castigos, sino en algo simplísimo, en que el español era el úni
más remedio que gastárselos5. Considérese que en España en co idioma que entonces les convenía. Ellos sabrían por qué.
trarán en liza cinco lenguas y que las diversas leyes de normali Sin embargo, la lamentable ceguera de aquellos vecinos anti
zación afectan a unos dieciséis millones de personas, es decir, guos, gente sin ninguna visión de futuro que quería pasarse
al cuarenta por ciento de la población nacional. Nuestra inteli al español, ha hecho que, un siglo después, el gobierno vasco
gente administración de recursos puede hacer que en el fütu- ande gastándose a veces casi la mitad del presupuesto en en
ro, y si los planes de normalización lingüísúca llegan a donde señar éusquera a la gente, tanto si lo había hablado hacía cien
algunos quieren que lleguen, los españoles tengamos que pa to veinte años, como si no lo había hablado nunca6.
gar para entendernos mal. La riqueza plurilingüe no es venta
josa ni gratuita. Por eso algunos países se la ahorran. Gastan en
otros bienes y no les va mal: de los siete países más ricos del U n m ed io d e c o m u n ica c ió n general
mundo, seis son monolingües. Mientras tanto, Etiopía tiene
ciento veinte lenguas... y una renta per cápita paupérrima. Para el hispanista Rolf Eberenz la difusión del español en
Los españoles del siglo xvm sí tomaron la decisión de aho- época contemporánea, y consecuentemente, la disminución
rrai dinero y tiempo. Facilitaron, dentro de las posibilidades de las situaciones de plurilingüismo, debe buscarse, más que
5 David Crystal, 1998, p. 123. 6José Luis Uruñuela, 1983.
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El pa r a íso p o l íg l o t a J u a n R a m ó n L o d a r es
en la legislación, en “la creciente integración de las regio cios, pues la centralización, en tales términos, no traía mayo
nes en la economía nacional, la mejora de las comunicacio res ventajas para aquel reino.
nes, una espectacular difusión de la prensa, la escolarización Aunque el Memorial era retóricamente lacrimoso, Carlos III
cada vez más amplia, sobre todo de la población urbana y el tomó nota: entre 1765 y 1778 firma unas Reales Instruccio
involucramiento de catalanes, vascos y gallegos en las em nes por las que declara la libertad de comercio con América
presas de política exterior”7. En suma, un conjunto de inte que supusieron, en la práctica, el monopolio comercial de
reses que crean la necesidad de entenderse en algo común, Cataluña en buena parte de aquellas tierras. En 1768 firma
condición que sólo cumplía el español. Todo ello da pie para un decreto muy a propósito para nuestras historias y que ya
nuevas historias. he comentado en el capítulo dedicado a la escuela: manda
Entre otros muchos, hay dos motivos sobresalientes que enseñar a la “gente bien” del país latín y español; un grupo
explican la introducción del español en la Cataluña moder de autores se pone a escribir y a publicar métodos escolares,
na. El primero tiene que ver claramente con ese involucra diccionarios y gramáticas de latín, español y catalán. Más toda
miento en las empresas de política exterior. Lo contaré a gran vía: en 1778 se ordena definitivamente, tras dos siglos y medio
des rasgos: la Nueva Planta de Felipe V no fue tan lesiva para de titubeos sobre el asunto, que a los indígenas americanos
los catalanes —algunos la consideraban caída del cielo— por se les enseñe español, sin excusas, con el fin de que se agilice
que al ligarlos a una monarquía menos foral que la anterior, “la administración, trato y comercio” con lo que les va a venir
abrió a gente tan industriosa unas puertas que los Ausü ias no de España, o sea, barcos de armadores catalanes, vascos y ga
les habían franqueado del todo: el comercio con América. ditanos.
Sin él no se entiende la Cataluña moderna. Otra petición del Memorial de 1760, la de que los curas
Como sus usos económicos —mucho más ágiles y prácti rurales pudieran predicar en catalán, también pasó adelan
cos que los castellanos— se habían respetado, los producto te. En el fondo, a la inmensa mayoría de los parroquianos del
res catalanes acumularon dinero y bienes, ¿dónde invertirlos campo, a los payeses, ¿qué se les había perdido en la indus
mejor que en la carrera de las Indias? Desde mediados del si tria o en América? No le fue tan bien al catalán, claro está,
glo xvm se iban formando compañías mercantiles. Pero a la cuyo problema estribaba en ser una lengua menor para un
Cataluña industrial, no a la aristocracia urbana, todavía le fal medio mercantil e industrial grande. El interesante comer
taba el dominio pleno de algo muy importante, algo elemen cio que brindaba el Imperio español se gestionó en español,
tal, para ligarse a fondo en tan lucrativo negocio. De modo la lengua de la clientela. No es una historia sentimental, es
que, recién llegado Carlos III a España, los representantes de una simple ley de necesidad comercial: ¿en cuantos estableci
la antigua corona de Aragón le elevan un Memorial de Agra mientos españoles se ve un cartelito que dice “English Spo-
vios donde le cuentan que había quedado imperfecta la gran ken”? Otro es el que se llevaba entonces: “Se habla español”.
obra que el gobierno de Felipe V mandó establecer en aque Cuando el señor Naharro publicó su método de lectura para
llos reinos. Imperfecta porque había discriminación para niños en 1786, enumeró en el prólogo las ocho razones por
que sus naturales ocuparan cargos públicos, todavía se les te las que el público aprendía español; la primera de todas, que
nía por extranjeros, cuando salían de casa los señalaban por es un resumen de las siete restantes, era “la razón comercial”.
el acento y era obligación del nuevo rey borrar esos prejui La otra circunstancia que instaló el español en Cataluña
la resumía así el novelista Stendhal, de viaje por la Barcelona
7 Rolf Eberenz, 1992, p. 384. decimonónica, en una observación que encuentro en sus Me-
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E l, pa r a íso p o l íg l o t a
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El p a r a íso p o l íg l o t a
L as cosas cambian
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sus intereses. Y si lo que pasa dentro de unos años es que a un subtítulos. Dado que la mayoría del público no está acostum
hablante de catalán, de gallego o de vasco no le interesa aco brada a ir al cine para aprender idiomas mientras hace ejer
gerse al español y puede mantenerse en su minoritario mun cicios de lectura rápida, el gremio catalán de exhibidores
do, que así sea. Ninguna novedad, por cierto: eso ha ocurri preveía su ruina inminente. La Generalidad tuvo que dar
do durante siglos sin que nos preocupara gran cosa. Si para marcha atrás. El Estado español contribuyó asimismo a arre
salir de ese mundo prefiere, antes que el español, el inglés, el glar el entuerto y a dejar en paz a los norteamericanos. Lo
francés, el alemán, o el chino, pues... que así sea también. Hay que se van a ahorrar los yanquis en doblajes al catalán, lo pa
quien toma posiciones en tal sentido para la futura Europa: gará España. En cierto modo es comprensible, pues algunos
el diario Avui regala a sus lectores el primer curso interactivo españoles hablan catalán. Lo paradójico del caso es que los
de inglés en catalán, bajo patrocinio de la Generalidad y Gas norteamericanos hayan advertido, mucho mejor que noso
Natural. Como atractivo añadido del curso se anuncia que los tros, las posibilidades económicas de la lengua española. Para
ejercicios de gramática y vocabulario llevan equivalencias, algo Hollywood es la primera empresa exportadora de EEUU.
además de en catalán-inglés, que es de lo que se trata, en Y una de las industrias más poderosas del planeta, que le ha
francés, italiano y portugués. dado al fundamentalismo lingüístico catalán un aviso: quie
A pesar de todo, las pretensiones del nuevo tradicionalis nes en el estatuto le negaron al español la condición de len
mo español haciendo creer a la clientela que sus intereses es gua propia de Cataluña, tendrán que reconocerle la condi
tarán mejor defendidos en la nueva Europa, y en el mundo ción de lengua más rentable de dicha comunidad. No es
en general, por grupos soberanos minúsculos, de economía previsible, sin embargo, que el fundamentalismo se dé por
minúscula, que hablan lenguas minúsculas, frente a grupos aludido.
soberanos mayúsculos, de economía mayúscula, que hablan En fin, que cuando los nacionalistas, regionalistas y canto
lenguas mayúsculas, no sé si hay que interpretarlas como nalistas de toda condición —de izquierdas o de derechas,
irresponsabilidad, o como simpleza. No hay nada de extraño tanto da— hablan de profundizar las diferencias entre los es
en que cada uno quiera decidir por sí mismo. Las cosas cam pañoles y conceptos por el estilo, se comprende por venir
bian. Las naciones nacen y se deshacen. Pero sí es una con esos mensajes de donde vienen, es decir, del fondo más ran
tradicción difícil de entender el que los valores particulares cio, detentador de privilegios e inmovilista del tradicionalis
de cada cual tenga que acabar defendiéndolos un Estado de mo de toda la vida. Lo que ya se entiende peor es que alguien
todos, cuya legitimación se pone en entredicho, hoy sí y ma se tome en serio que la modernidad política, lingüística y cul
ñana también... precisamente por los cadacuales que se aco tural pase hoy en España por satisfacer aspiraciones pareci
gen a él a la mínima dificultad exterior. das, mutatis mutandis, a las que tenían los carlistas de hace si
Hace un año, los de Hollywood se enfadaron mucho por glo y medio, a las que tenía don Manuel Polo y Peyrolón con
que el gobierno de un rinconcito de Europa les quería mul su aduana para maestros, con poderes, valores, usos y cos
tar —en virtud de una curiosa “ley del idioma”— por no traer tumbres regionales rebosantes de salud, bendecidos por la
sus películas dobladas al catalán, una lengua con poco inte Iglesia y garantizados por la monarquía. Parece que la mo
rés comercial para los norteamericanos. Como la Generali dernidad en España pasa por apuntarse al Antiguo Régimen.
dad no cedía, Hollywood se planteó seriamente no distribuir Dejo estas consideraciones abstractas y retomo el hilo de
en Cataluña ninguna película doblada (ni al catalán ni al es nuestras historias, porque igual que hubo poderosas condi
pañol) . A partir del diecisiete de marzo de 1999, llevarían ciones económicas y políticas que crearon la necesidad de
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do: por las más diversas conveniencias, lo mismo ha facilitado les en sus idiomas. Era el mandato de Pentecostés: “Id y pre
la difusión del español que ha frenado su expansión y exalta dicad a cada uno en su lengua”.
do el fomento de lenguas minoritarias. Esto nada tiene de Este mandato no es que me parezca a mí una ingenuidad,
extraño pues, cuando se repasa la historia española mo sino que ya le parecía lo mismo a don Francisco Antonio Loren-
derna, es fácil advertir cómo la Iglesia ha tenido soldados en zana, Arzobispo de México, en el lejano año de 1769. Lorenza-
todos los frentes: la práctica de los jesuitas en los lejanos años na había llegado a comprender que en la evangelización se
de la revuelta catalana contra Felipe IV y su ministro, Oliva repetía una constante verdad: que el mantener el idioma de
res, de repartirse entre quienes predicaban en catalán y quie los indios era capricho de los hombres cuya ciencia y fortuna
nes predicaban en español, a la espera de los resultados de la se reducía a hablar aquellas lenguas2. Es difícil no estar de
revuelta, ha sido algo bastante regular. acuerdo con el arzobispo. Lo mismo se decía de las misiones
Al contrario de lo que ocurría en Gran Bretaña, donde la en Filipinas poco antes de 1898. Así opina Jon Juaristi de la
lengua inglesa señalaba acatamiento a una idea política, a un predicación en vasco: “En el XIX a la finalidad puramente pas
rey, a una religión, el español nunca fue índice de lealtad re toral del uso del éusquera se añadió la de preservar a los vas
ligiosa en España salvo en momentos muy concretos: cuando cohablantes de las ideas laicistas y revolucionarias, que se
se adoctrinaba a musulmanes, por ejemplo, porque parecía propagaban en español o en francés, rara vez en vasco”3. Pre
herético predicar la doctrina de Cristo en la lengua de Alá. servar también de otras ideas religiosas, las protestantes, es lo
Eso se decía entonces. Pero en la mayoría de los casos la doc que ha hecho que, de cada diez textos en vasco que se produ
trina podía predicarse en cualquier lengua, hasta en la más cen entre los siglos XVI al xvm, nueve sean literatura católica
peregrina que hablaran los indígenas americanos o filipinos. escrita por sacerdotes4. La finalidad pastoral es sólo relativa y
Había en todo esto muy complejos intereses en los que no me oculta una necesidad del clero de establecerse como rector
voy a detener. de una masa de fieles, e intermediario frente a otros grupos
Se comprende que la Iglesia no haya sido nunca una fuer sociales contaminantes. Es una situación típica de poder y
za revolucionaria y que su papel, por lo menos en España, control ejercidos a través de la lengua, que obra como cor
haya consistido normalmente en adaptarse al orden estable dón sanitario.
cido, mantenerlo a su modo y mantenerse en él. Esto explica
varios hechos que se reflejan en las lenguas y que podrían
comprenderse en una ley que, con las matizaciones que se P en teco stés vasco
puedan hacer, seguiría así: ha contribuido a formar grupos
dirigentes en español por exigencia y necesidad de esos mis En España quizá sea precisamente el caso del vasco el más
mos grupos, poniéndose a su incondicional servicio (inde sobresaliente al respecto: la sociedad tradicional lo asociaba
pendientemente de los importantes beneficios económicos y a la Iglesia católica, su gran valedora, y ésta lo asociaba a Dios,
de representación social que se derivaban de ello), mienüas a su modo de concebir el mundo y las costumbres patrimo
que ha predicado a la población rural en lenguas minorita niales de sus hijos. No en vano, el vasco había sido para algu-
rias. Una explicación que se da para esta última circunstancia
es que las necesidades de predicación hacían imprescindible 2 Francisco de Solano, 1991, p. 244.
el entendimiento con los feligreses en su propia lengua. Si 3Jon Juaristi, 1998, p. 185.
éstos sólo sabían maya, quechua o vizcaíno, había que hablar 4 Luis Michelena, 1977, p. 19.
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E l, PARAÍSO POLÍGLOTA J u a n R a m ó n L o d a r es
nos la lengua del Paraíso Terrenal. Ahora le tocaba ser la de Juan Manuel Epalza, que a comienzos de la cmerra cavu
una sociedad tradicional e inmóvil, que por la vecindad de tenía veinticinco años, hijo de la aristocracia financiera vasca
nuevos usos económicos, típicos del capitalismo industrial, que desdeñaba al nacionalismo, abrazó, sin embargo, la cau
se estaba trastornando. Todavía a finales del XIX San Sebas sa y opinaba que la lengua vasca “se mantenía viva gracias a
tián se anunciaba en los carteles turísticos para veraneantes los campesinos y a la Iglesia y era un baluarte de la religión,
ricos como “Población y costumbres patriarcales cuyo clima ya que en ella no había blasfemias”7. Blasfemo era un adjetivo
hace inútil la Ciencia Médica”. Pero ya empezaban a cambiar muy del gusto de la capilla de Arana. También para el mismo
las cosas y también allí llegaban nuevas ciencias. Cuando Sabi Sabino la lengua española era con frecuencia transmisora de
no Arana, agitador de todos los tópicos raciales y lingüísticos blasfemias.
del vasquismo, echa cuentas de esa transformación y calcula Durante la Segunda República se intentó llevar a cabo un
lo mal que le sienta a su patria, escribe: “Si en las montañas notable plan de extensión nacional de la enseñanza; pero el
de Euskeria, antes morada de la libertad, hoy despojo del ex que los gobiernos republicanos estuvieran por la separación
tranjero, ha resonado al fin en estos tiempos de esclavitud el del vínculo Iglesia-Estado y por unas escuelas laicas espantó a
grito de independencia: sólo por Dios ha resonado”5. la tradicional Iglesia vasca. De los quinientos setenta y cuatro
Es posible que Arana pensara realmente así. Como es po edificios solicitados en la zona por la República para llevar a
sible que dijese eso para granjearse las simpatías de los gran cabo su reforma, las Diputaciones de Vizcaya y Guipúzcoa
des filones de éusquera que eran entonces los seminarios, ofrecieron sólo ciento sesenta y dos. En la impresión del ul-
proveedores de ese metal precioso imprescindible para la tracatolicismo vasco la enseñanza laica amenazaba asuntos
construcción de su proyecto diferenciador de vascos y espa que, en el fondo, eran muchísimo más importantes que el vas
ñoles: los dialectos peculiarísimos de los campesinos vascos. cuence (porque el vascuence en 1931 se podía enseñar, no
En particular, el vizcaíno sobre todos los demás, no por nada tenía norma común, ni tradición de uso administrativo o es
especial, sino porque los Arana, aunque no hablaban vizcaí colar, pero estaba reconocido como cooficial). El discurso en
no, eran de Vizcaya. El caso es que veinte años después, tras español, esparcido por las áreas rurales, hubiera sido proba
las elecciones municipales de 1917, con los nacionalistas ins blemente más difícil de controlar por la Iglesia que el discurso
talados en los ayuntamientos e incluso en las Cortes españo en vasco. Por esos años el analfabetismo en España ascendía al
las, los sacerdotes deciden que es el momento de apoyar una 40 por 100 de la población adulta y la mitad de la población
doctrina política que les refuerza, tras la derrota del carlis infantil carecía de escolarización efectiva. Pero esto no pare
mo, en un caudillaje popular incontestado que la ideología cía importar tanto.
liberal había empezado fatalmente a contestar6. Desde enton Como no podía ser menos, en la posguerra la Iglesia man
ces y hasta hoy, el mito de un particularismo vasco basado en tuvo el vasco bajo su amparo. En el escrito de protesta que en
la raza, las leyes viejas y, lo que más me interesa ahora, el vas 1960 enviaron los sacerdotes a los obispos de las provincias
co —para los aranistas sólo en su modalidad vizcaína—, todo vascas, volvía a unirse la teología, la raza y la lengua: “Al de
ello otorgado por Dios y tutelado por la omnipresente Igle fender la libertad como derecho sacrosanto de todo hombre,
sia, se ha mantenido casi intacto. defendemos también la libertad a la autodeterminación de
todo pueblo, de todo grupo étnico, dentro de los cauces esta-
5 Sabino Arana, “Efectos de la invasión”, Baseritarra, n.° 11,1897.
6 Fernando García de Cortázar yjuan Pablo Fusi, 1988, p. 37. 7 Bartolomé Benassar, 1989, vol. II, p. 351.
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dominantes conservadoras, las cuales iban apostando por un derivativo que llama a la actividad popular, y sobre todo la
este regionalismo ante la crisis del sistema político español”9. de la juventud ilustrada y de la clase media, hacia un terreno
Con esta apuesta se podían evitar los peligros del republi donde naturalmente se respira un aire tradicional y cristia
canismo y el obrerismo. El sacerdote Félix Sardá i Salvany lo no”30. fin cristianismo singular, qué duda cabe: cien años
contaba todo en un libro publicado en 1884, con un título de después de haberse escrito estas palabras, la historia que le
esos que te evitan la penitencia de tener que leer siquiera la sucedió a la familia Castillo en el País Vasco se repite en Cata
primera página: El liberalismo es pecado. Por entonces, el obis luña con otra familia más. El párroco de Bagur (Gerona)
po de Barcelona Josep Morgades escribía sus pastorales so pone trabas para bautizar a la hija de Juan Antonio Segura
bre la obligación de predicar y enseñar el catecismo en cata porque “pretendíamos bautizarla en castellano y él es repre
lán. Asunto sobre el que no hubo legislación específica hasta sentante de una comunidad catalana”11. Los Segura llevaban
algunos años después, cuando un Real Decreto de 1902 or residiendo en Bagur tan sólo veinte años.
denó que el “texto para la enseñanza de la doctrina cristiana
esté escrito en castellano”. Esta disposición levantó un gran
revuelo y hasta un escrito redactado por Joan Maragall pi L a GREY INMÓVIL
diendo para el catalán la condición de lengua oficial única
en Cataluña. La polémica fue sonada. Se la podrían haber Un aire tradicional y cristiano: quizá esta concepción de
ahorrado, porque los efectos prácticos del decreto no fueron una sociedad tranquila y estática, donde los ricos y los pobres
gran cosa, básicamente por una razón muy simple: había de lo son por naturaleza (digo concepción porque trasladado al
creto pero no había escuelas. Así que, tras doce años de ley, campo material el asunto reviste otros intereses) explique la
el analfabetismo en Cataluña oscilaba, según zonas, entre un ambivalencia, muy notable, que ha seguido la Iglesia respec
41y un 61 por 100. Un éxito alfabetizador, sin duda. to a la distribución sociológica de las lenguas de España. Sin
En la concepción de la sociedad española que ha mostrado dejar de reconocer, y de actuar en tal sentido, el valor del es
tradicionalmente la Iglesia, regionalismos y nacionalismos pañol como la lengua de más capacidad, relación y peso eco
han tenido atractivo porque representaban la idealización de nómico, ha reservado las lenguas particulares, sobre todo,
una sociedad patrimonial, cerrada, sin transformaciones ve para las clases populares vascas y catalanas; en mucho menor
nidas de la industrialización, sin conflictos de clase y con obe grado para las gallegas, como explicaré enseguida. Una divi
diencia sumisa a las autoridades civiles y eclesiásticas que sión de clase o estamento social por lengua que recuerda mu
conducían a los fieles por el buen camino. De modo que las cho a los contradictorios usos de colonización virreinal, por
novedades modernas —-y la difusión de la lengua española lo menos hasta que Lorenzana abrió el debate, cuando se asi
en que circulaban normalmente— venían a cumplir aquella milaba al español a los hijos de caciques y notables, como
maldición bíblica de herir al pastor y descarriarse las ovejas. gente que estaba destinada a codearse con las autoridades es
El obispo Torras i Bages lo supo expresar muy bien en una pañolas, a mandar ella misma y a dar ejemplo, mientras se re
carta fechada en julio de 1900: ‘Yo creo profundamente que servaba el idioma particular para la masa obediente de indí
aun cuando la propagación del regionalismo discreto no lle genas. Aquello, en vez de escuelas de español, lo parecían de
vase consigo un bien positivo, lo llevaría en el sentido de ser
10Jordi Figuerola, 1998, p. 255.
9Jordi Figuerola, 1998, p. 254. 11 Abe, 6 de septiembre de 1999, p. 9.
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ción del gallego será mucho más tardía que la del vasco o el
catalán y vendrá por otras vías). No es este un capítulo donde
el gallego dé muchas lecciones, acaso las de por qué se ha
conservado con pronunciamientos tan poco favorables.
¡Q u é v er d e es m i v a lle!
talán cuando visitara Cataluña ¿por qué no van a pedir los de
más nacionalistas lo mismo cuando vaya de visita a sus casas?
Pujol se desdijo, pero a renglón seguido terció el peneuvista
Iñaki Anasagasti en estos términos: teníamos un príncipe que
no sabía hablar éusquera pero que sí sabía pilotar aviones su
persónicos (digo yo, ¿qué tendrán que ver los aviones con el
vasco si la lengua de la aeronáutica, en la práctica, está basa
da en el inglés?).
Sin embargo, si bien se considera, la petición de los nuevos
tradicionalistas es justa a su modo. Demandan lo que están
acostumbrados a oír y sentir desde todas las instancias políti
cas, culturales e institucionales: que España es muy diversa,
que tiene muchas diferencias enriquecedoras, que hay varias
naciones, culturas, lenguas diferentes que necesitan cultivo,
reconocimiento y expresión pública; que hay que integrar
las a todas en una España multinacional y multicultural, et sic
de caeteris. Les parece, pues, justo que quienes creen en eso, o
por lo menos lo dicen, se apliquen a practicar dicha España.
Si se ha asistido sin alarma a que —para tranquilidad del nue
vo tradicionalismo— se considere constitucional que haya
escolares españoles sin posibilidad clara de elegir en qué
lengua estudiar (dándose la casualidad de que esa lengua ve
dada es la lengua común), ya será posible cualquier petición
de los proyectistas de hogaño. La monarquía políglota no ha
sido la primera. Y no será la última. Lo único verdaderamen
te visible en que ha cedido algo el político, o intelectual,
amante de las tradiciones es en lo relativo a los trajes regio
nales. Todo llegará.
Esta viveza española del localismo ha representado inde
seablemente un papel protagonista en la Transición demo
crática. Muchos buscaban señas de identidad mitificadas. A
menudo pura invención. Como en Santander no hay lengua
particular, las pinturas de Altamira fueron durante una épo
ca, literalmente, el patrón de identidad nacional cántabra.
Aquello no llegó a cuajar. Una pena, hubiera sido la naciona
lidad más antigua del mundo. Doscientos diez años después
de publicadas las Cartas Marruecas, los proyectistas siguen vi
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E l tu éta n o de E spaña
Frente al filólogo o al viajero, el apologista es, por decirlo
así, un legionario del vasco. Le importa más la propaganda
que la verdad. Su guerra no es la ciencia sino la mitología. Gen
tes como Esteban de Garibay, Juan Antonio Moguel, Pablo
Pedro de Astarloa o Juan Bautista de Erro, desde el siglo xvi
en adelante, dedican sus obras a demostrar que el vasco fue
la primera lengua que habló el ser humano, la que era más
pura, natural y perfecta. Dicho con palabras del mismo Erro:
“Madié ignora que en esta región tuvo origen el género hu
mano, las ciudades, la religión, las leyes, las ciencias y las ar
tes”5. No en vano Unamuno calificaba benévolamente esta li
teratura vascófila como género carente de cualquier ciencia,
pero no exento de poesía.
Por tradición, los apologistas viejos estaban empeñados
en demostrar que lo eusquérico era la esencia de lo español.
Como los vascos habían sido los primeros pobladores de Es
paña, todos veníamos detrás y el vínculo con nuestros más re
motos abuelos era por fuerza un vínculo con los propios vas
cos. Su lengua era, por derecho, de España, radicada aquí, y
resultaba muy digna de una nación tan sabia como la españo
la. De esta línea apologética parte la curiosa noticia de que
Carlos I dominaba el éusquera. Salvada la simbologia políti
ca del caso, y aunque el emperador era ciertamente políglo
ta, la noticia es increíble.
Este apologismo mitológico, que hace de los vascos la raíz
de lo español y de la lengua española un latín o un castella
5 Ibídem, p. 131.
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L as delicias de V asconia
La Vasconia de las leyes viejas, los usos ancestrales y los
paisajes románticos no era precisamente un edén. O lo era
sólo para los propietarios rurales. Sin embargo, para los cam
pesinos, donde se concentraba la masa vascohablante, las le
yes viejas eran más bien la consagración de un mundo inmó
vil, poco menos que feudal, repartido entre propietarios y
desheredados. De modo que si un autor alaba las excelencias
de la vida campesina y de las tradiciones campesü'es se trata
rá, probablemente, de alguien acomodado en la ciudad; pro
bablemente, hablante de español; probablemente, interesa
do de forma más o menos abierta en el mantenimiento de
ese tipo de relación social. Mientras que la literatura popular
de bersolaris vascohablantes lo que canta es un tipo de vida
muy difícil de casar con ningún idilio vasco9.
Ramiro de Maeztu denunció sin tapujos el tipo de rela
ción deshumanizante, groseramente explotadora, que se
ocultaba bajo los buenos usos y costumbres vascos, junto al
papel que el conservadurismo lingüístico, la protección y
exaltación del éusquera, representaba en todo el asunto: “La
tierra de Vizcaya pertenece en el noventa y cinco por ciento
de su extensión a una minoría de capitalistas que vive ociosa
en las villas y ciudades de la provincia, con la única preocu
pación de impedir a toda costa que se alteren los buenos usos
y costumbres del país. Para que este sistema perdure es ab
9 Antonio Elorza, 1978, p. 72.
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D eseos yrealidades
En los años sesenta, la simiente de la Gran Vasconia, amal
gamada en torno a la lengua, fue creando una nostalgia por
el vasco perdido en nuevas generaciones de lengua materna
española, pero que llegaban a sentir como cosa más propia el
anhelado vasco. De modo que ser vasco se identificaba en
26AnderGurrachaga, 1988, p. 282.
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U n in terés creciente
No hacía falta darle mucho eco al español, por otra parte.
Entre los notables catalanes y valencianos quedaba claro que
conocerlo era un medio garantizado de ascenso social. Los
nobles castellanos solían ser gente muy encumbrada, pero
más guerrera que diplomática. Por lo mismo, no sabían idio
mas. Casi no sabían latín, así que sacar textos cancillerescos en
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esa lengua era todo un éxito. Era todo un éxito poderse en
tender con los holandeses, alemanes, checos. Un éxito que se
debía, en no pocas ocasiones, a gente catalanohablante que,
curtida en medios comerciales, sí dominaba lenguas. Cuando
Felipe II quiso nombrar un embajador para asuntos centroeu-
ropeos, no había Grande de Castilla capaz de hablar más que
español. Así que nombró al valenciano Juan de Boija, que no
era de la alta nobleza, pero sabía catalán, español y la lengua
que decidió el cargo: latín. Posiblemente, Juan de Borja había
aprendido latín con la gramática de Nebrija, la que se editaba
en español o la que se editaba en catalán, porque las dos reco
rrían Levante. Hombre capaz, aprendió alemán y checo en
Viena. Así que se hizo un diplomático imprescindible. Años
después, un catalán, Luis de Requesens, partiría hacia los Paí
ses Bajos como algo más que embajador. Juan de Borja y Luis
de Requesens no son casos únicos entre la gente principal de
la Valencia o la Cataluña de aquellos años.
El interés de señalados círculos de la sociedad catalana
por el español siguió creciendo. Cuando se tomaron, de Feli
pe V a Carlos III, algunas medidas para la reafirmación del
español entre dichos grupos, llovía sobre mojado. De modo
que todos esos gobernadores que, según el erudito diecio
chesco Juan Antonio Mayans, iban al Principado llevando
debajo del brazo instrucciones secretas para acabar con la
lengua de los naturales, no tenían que esforzarse mucho
para esa tarea pues, si hemos de creer al propio donjuán Anto
nio, los naturales ya se encargaban de ello (se llevaban encar
gando dos siglos). Si los naturales eran de Valencia, lo hacían
con entusiasmo. Incluso aquéllos, como el notario diecio
chesco Caries Ros, que algunos presentan hoy como adalides
de la lengua valenciana, parecen más bien personas que, ra
zonablemente, se preparaban para desarrollar sus funciones
en español, sin que nada —más allá de la necesidad y el inte
rés de sus negocios— les hubiera obligado a renunciar a la
otra lengua.
El escándalo de Cristòfor Despuig hubiera sido mayor de
haber vivido en la Cataluña, o la Valencia, del siglo xvm. Ha
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T iem po s difíciles
Veinte años después la situación cambia. Se había inde
pendizado la mayor parte del antiguo dominio colonial. La
guerra civil norteamericana limitaba seriamente el comercio
textil. Aunque la situación económica no sea preocupante,
hay malestar en los centros fabriles. Crisis que el Estado no
puede resolver. En un cambio de rumbo que se parece, aun
que con actores distintos, a lo que iba a suceder pocos años
después en Vizcaya, los mismos que habían mostrado clara
mente su tendencia unionista, abandonan la revuelta ciudad
y dirigen sus ojos al campo, a la Montaña: destapan la caja de
las tradiciones y del catalán. La situación cambia tanto que el
organizador de los Juegos Florales, Milá y Fontanals, se que
da sorprendido, no sólo porque fueran un éxito de público,
sino porque se había hablado en catalán durante tres horas y
nadie se había reído. Las nuevas generaciones de notables
quieren un cambio y agitan los signos de su diferenciación
respecto al obsoleto gobierno central. Y los cambios empie
zan a producirse. Acaso en un sentido indeseable para quie
nes los habían animado.
Poco a poco, va surgiendo un movimiento de corte fede
ralista, republicano, antimonárquico que, si muy al principio
no es visto con malos ojos por la burguesía catalana, no tarda
mucfio en tomar un cariz preocupante cuyo inicio es la Re
volución de septiembre de 1868 y el destronamiento de Isa
bel II. Las dos capitales españolas de hecho se dividen entre
la liberal centralista de Madrid y la federalista, abocada al
internacionalismo obrero, de Barcelona. Todos los datos in-
10Josep Meliá, 1970, p. 312.
E l. PARAÍSO POLÍGLOTA
cómo les suena a los demás. Acceden a ello y a todos les resul
ta muy armoniosa, suave y culta esa lengua. Ahora les piden
que hablen en español, a ver qué pasa. Hablan en español y
a todos les parece una lengua muy áspera, dura, seca, dema
siado metálica y eso que, advierte Alcover, Villá y él la han
hablado con acento catalán, que dulcifica mucho la natural
severidad que hubieran demostrado, por ejemplo, dos tipos
de Valladolid.
Hay más: precisamente al profesor Peropulos, en boca de
dos catalanes como Alcover y Villá, el español le recuerda al
turco. Explico la indirecta que Alcover pone en boca del pro
fesor griego para quien no la capte: Grecia fue una provincia
del Imperio turco desde mediados del siglo XV hasta 1829,
ese año, gracias a la intervención de Francia, Gran Bretaña y
Rusia, se declaró estado independiente. Pues sí, señor: Espa
ña era como ese Imperio otomano caduco, que durante cua
tro siglos había sometido a Cataluña, quiero decir a Grecia, a
ser mero apéndice provincial, y había acogotado al catalán,
quiero decir al griego, la refinadísima lengua de los padres
de la cultura universal, frente al bronco español, quiero de
cir frente al bronco turco. Buena comparación. Sobre todo,
muy justa.
Por aquellos años, la aristocracia del dinero había recupe
rado el catalán y se dignaba a expresarse en él, usos que los
estratos populares no habían abandonado nunca. El espa
ñol, por su parte, mantiene su rango tradicional desde hacía
generaciones. Si en 1920 de cada diez catalanes sólo cuatro
hablan español en su familia, de veinte diarios trece se publi
can en español, y son los de más tirada y lectores. El español
tiene, proporcionalmente, menos hablantes naturales pero,
por tradición, más público. Sin embargo, la normalización
del catalán sigue adelante sin obstáculos insalvables. Hacia
1930, los núcleos literarios más influyentes de Mallorca y Va
lencia aceptan en la práctica las normas ortográficas y grama
ticales del Institut d Estudis Catalans, fundado a tal efecto en
1907 por Prat de la Riba. Las mismas normas que algunos cír
culos valencianos van a rechazar treinta años después.
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ción social como no había tenido desde la Primera Repúbli —entonces se llamaban así— detuvo a Rico. Lo encerró en la
ca. No hay más que leer los periódicos: desde 1935 todos los prisión de San Elias, es decir, en el convento de San Elias he
nuevos lo son en catalán, la gran mayoría se dedica a propa cho prisión por aquellos meses. Lo llevaron a fusilar. Parece
ganda revolucionaria y acaba pasando al control de la CNT. que arengó en términos tales al piquete, que provocó dudas.
El renacimiento del catalán en aquel medio no causaba emo Algunos querían perdonarle. Los más duros alegaron que la
ción en los ciudadanos por el mero hecho de ver el catalán pluma de Estanislao Rico, o de Don Erre, o del CapitánJusticia
en la prensa. —que con esos seudónimos firmaba— se había empeñado
Quien recordaba bien aquellos años, y aquellos usos lin en unas campañas anticatalanistas y anturevolucionarias,
güísticos, era el escritor británico George Órwell, que fue siempre escritas en español. Tras un siniestro tira y afloja, a Es
combatiente del POUM en la Barcelona revolucionaria. Al lle tanislao Rico no lo perdonaron. Como no se perdonó a otros
gar al Cuartel Lenin le sorprendió la manía general por el muchos en aquella Cataluña revolucionaria de 1936.
igualitarismo: no había fórmulas de tratamiento, el señor, el us ¿Qué o quién había puesto otra vez de moda las chaqueti
ted, el buenos días, habían desaparecido. Todo era tú, salud y llas de camarero, el señor, el usted, el buenos días y había rebaja
camarada. Nadie se distinguía en la ciudad, los camareros se do la efervescencia del catalán popular en 1937? Me voy a fi
confundían con los clientes porque todos vestían monos de jar en otro caso, una anécdota sucedida cinco años antes, que
color azul. Todos creían sinceramente en la revolución. Or- el doctor Pere Gabarro contaba así: “Estaban reunidos cuatro
well traía su diccionario de bolsillo inglés-español, lo que en médicos, todos ellos catalanes y de buena cultura y hablaban,
el cuartel no le servía de mucho porque los soldados del des claro está, en catalán. De pronto se abrió la puerta y compa
tacamento —y especialmente los oficiales— siempre habla reció otro colega, tan catalán como los demás, pero que siem
ban entre ellos en catalán. En ese idioma se arengaba. En él pre se ha negado a hablar en su lengua, y como tocados por
se daban las consignas revolucionarias. Orwell se va al frente. un resorte todos abandonaron el catalán como medio de
Vuelve al cabo de un año. No ha terminado la guerra, no hay conversación para usar el castellano”15. Gabarro achacaba el
tropas franquistas en Barcelona, pero advierte que la ciudad suceso a la inercia. Lo cierto es que, al parecer, era lo normal
ha cambiado completamente: los camareros se distinguen entonces. Aunque a Gabarro le daba pena, congoja y hasta
en la ropa, el señor, el ustedy el buenos días se han recuperado, dolor. Se puede considerar qué efecto les podían producir a
el diccionario le sirve. La teoría del escritor británico para estos médicos catalanes y de buena cultura, especialmente al
explicar este sorprendente cambio es bien simple: miles de quinto, aquellas nuevas modas lingüísticas barcelonesas del
catalanes se pusieron el mono en los primeros meses de la re POUM, la CNT, la Esquerra y la “Unió de Rabassaires” que
volución, empezaron a gritar consignas revolucionarias y se colectivizaba las fincas de los terratenientes catalanes, esos
catalanizaron sólo para salvar el pellejo. que leían al Capitán Justicia en español. Qué efecto podían
Quizá el escritor británico estaba en lo cierto. Estanislao producirle a losjosés del Colegio de abogados.
Rico era un periodista barcelonés que en 1936 tenía la mis El paralelismo que se puede hacer entre la Primera y la
ma edad que George Orwell. Por los años en que al británico Segunda República respecto al uso del catalán y el español
le arengaban en catalán en el cuartel Lenin, Rico arengaba en en Cataluña es muy interesante. Xesús B. González, sindica
español desde la prensa política. Si bien, unas arengas muy lista catalán, lo hace sin querer —me parece— en el siguien-
distintas a las que se oían en el Lenin. Una imprudencia, sin
duda. El 24 de noviembre de 1936, una patrulla de control 15 Pere Gabarro, 1933, p. 3.
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Recuerdos y olvidos
Es evidente que hubo en estamentos oficiales la manía
de hacer del español la lengua de las esencias patrias. Esto
respondía muy bien a la retórica de la época: grandeza, im
perio, unidad de destino, identidad colectiva. Con esto se
disminuía a las demás lenguas. De modo que muchos dicta
dos oficiales van destinados a dar nombres en español a todo
y a borrar lo restante, a hacer del español, allí donde convi
vía con otro idioma, la lengua de la escuela y de la comuni
cación pública. Tampoco se puede negar la brutalidad in
quisitorial de gobernadores civiles y militares empeñados
en proscribir todo los que no fuera dicho o escrito en espa
ñol, en borrar incluso de la vida privada, en la comunicación
cotidiana, lo que ya es el colmo, cualquier atisbo de lo que
entonces se llamaba separatismo lingüístico. La indudable, y
muy visible, función de control social a la que iba destinada
la uniformación lingüística traspasaba con frecuencia la fron
tera entre lo público y lo privado. Todo se conoce bien, espe
cialmente en el caso del baqueteado catalán, y aparece en
unos documentos que, leídos hoy, causan vergüenza, risa y
pena, todo a la vez2.
Estas constataciones no admiten réplica. Pero, igual que
no admiten réplica, las descripciones del vejamen, las docu
mentadísimas antologías de textos, opiniones, artículos y dic
tados insultantes para las personas y para la actitud de lealtad
hacia su lengua, por sí mismas, no explican nada. Explican lo
que pasó, pero no porqué, ni mucho menos para qué pasó.
-’Josep Benet, 1979; Francesc Ferrer i Gironés, 1985; Josep María Solé i Sa
baté yJoan Villaroya, 1994.
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ñeros de Asturias (esos mismos a los que, dos años antes, ha
bía reprimido otro general catalán, Eduardo López de
Ochoa). Tras franquear el terreno a otro general barcelonés,
Fidel Dávila, que iba de paso a ocupar Vizcaya, Santander y
Asturias, Andrés Saliquet entró en Madrid. Allí saludó al ge
neral Joaquín Ríos Capapé, natural de Figueras, que había
tomado la Ciudad Universitaria. Por Madrid se paseó, a la
vera de Franco, en el primer desfile de los vencedores.
En el capítulo lingüístico, que es el nuestro, estas historias
de horribles persecuciones olvidan en general un hecho sim
plísimo: los catalanes hablan dos lenguas desde hace siglos, y
la manta de español que le cayó a Cataluña en la posguerra
no fue, en esencia, nada venido de fuera para tapar la otra
lengua de casa. En 1939 la relación de lenguas se estableció
de modo no absolutamente novedoso a como se había esta
blecido en otras épocas anteriores, cuando muchos catalanes
dieron prelación al español. Aunque las circunstancias esta
vez sí fueran, por cierto, siniestras, graves e inauditas. De
modo que si hay autores que consideran que los efectos de la
represión cultural pesan todavía sobre la sociedad catalana,
tendrán que considerar también por qué parte representati
va y numerosa de esa sociedad la promovió, la secundó, la ad
mitió o permaneció indiferente ante ella.
No todos los autores catalanes, es de justicia decirlo,
cuentan la historia a modo de martirologio patrio. Para al
gunos, seguir considerando como ejército de ocupación la
multitud de funcionarios que va a permitir el desarrollo del
nuevo régimen en Cataluña es lo mismo que esconder la ca
beza debajo del ala, porque ninguna sociedad se adapta a
cambios tan drásticos sólo por la mera represión. Tienen
que darse unas condiciones favorables que la dejen prospe
rar3. Para otros, quienes ajusticiaban a los catalanes republi
canos “no eren vencedors arribats de lluny, sinó catalans de
tota la vida que volien practicar la venjança directa, sota la
mirada cómplice de les autoritats [...]. La repressió de post
3Jaume Fabre, 1996, p. 15.
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precio hacia todo lo que no fuera francés. Del vasco que tenían
los franceses al sur, lo más suave y diplomático que se le ocu
rrió decir es que era la lengua del fanatismo. Y no dijo cosas
mucho más bonitas que ésas.
Pero la capilla de franquistas no era así. No eran revolu
cionarios. Eran muy conservadores y en el fondo considera
ban lo que Montagut, lo que Mateu i Pía, lo que el Abe de Se
villa, lo que Serrano Suñer, lo que la Subsecretaría de Prensa
y Propaganda, lo que Eduardo Aunós y lo que la Iglesia cató
lica: que las otras lenguas de España no dejaban de ser una
parte de la tradición. Eso sí, había que limpiarlas de conteni
do y connotaciones revolucionarios —esto, sobre todo para
el catalán— o de una utilización equívoca y desviada de sus
verdaderos valores populares, folclóricos y tradicionales. Bien
encauzadas no representaban ninguna amenaza. Es más, se
podían injertar en el tronco patriótico y servir, como servía
el español, hasta de propaganda.
Quizá esto explique iniciativas como la reedición en cata
lán, en 1942, de la obra de I. Casanovas Balmes. La seva vida.
El seu temps. Les serves obres. El filósofo católico y tradicionalista
Balmes (1810-1848) era catalán, había escrito en español y
parecía entonces más presentable, legible y digerible que
otros autores patrios de la misma línea, como el cardenal Ce-
ferino González o el Padre Urráburu. Aquí también se encua
draría el proyecto de un gran centro de estudios occitanos, al
gún otro de estudios mediterráneos, todo ello en Barcelona, y
otros asuntos de este tipo. La Diputación de Guipúzcoa finan
ciaba una revista para nuevos escritores nacionalistas; la de Na
varra facilitaba clases de éusquera para niños; se reeditaban las
poesías de Rosalía de Casü o, libros como el de J. Trapero Par
do Non chores, Sabelina, dramas como O chupón, de J. Rodríguez
López. Entiendo que esto no era la Atenas de Pericles, por su
puesto. Pero tampoco lo había sido antes.
La tolerancia en estos círculos se aprovechaba a modo de
fomento de la diversidad tradicional española. No se crea
que se trataba de inventos oficiales. Tenían cierta base popu
lar. En Hospitalet se creó espontáneamente, a principios de
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cía de Diego, soriano y miembro de la Real Academia. Era dad filológica y usadas preferentemente entre analfabetos,
una gramática histórica del catalán escrita hacia 1945. Un que constituían su vivero expresivo. En estos círculos propa
año antes, el Ministerio de Educación Nacional había esta gandísticos, eclesiásticos o académicos, se dejaba hacer e in
blecido como materia obligatoria la enseñanza de la asigna cluso se promovía alguna iniciativa. Y se hizo así porque el ré
tura “Filología Catalana” en todas aquellas universidades gimen, fervores patrióticos aparte, era muy amigo de lo
donde existiera la especialidad de Filología Románica: se tradicional. Pensaba que las lenguas de España eran un rico
abría una oportunidad para modernizar los materiales uni patrimonio conservable dentro de los cauces de la tradición.
versitarios para el estudio de la lengua catalana. García de Que España era así y así había que conservarla.
Diego fue pionero en esto, pero su gramática se retrasaba, al
parecer, porque la única linotipia capaz para una obra de es
tas características “estaba ocupada”, según consta en las car L a t ib ie z a d e l p u e b l o
tas del editor, Francisco Fortuny. El caso es que el editor iba
sacando libros y libros al tiempo que daba largas y largas a Sin embargo, el interés ciudadano por las lenguas minori
don Vicente por los más diversos motivos: que si la linotipia, tarias, incluso entre quienes las hablaban, no eran tanto. No
que si las pruebas de imprenta, que si las correcciones. Pasó por presión dictatorial, sino por una fuerza que es muchísi
el tiempo, aparecieron las gramáticas de Badía y de Molí. mo más potente que cualquier dictadura, muchísimo más
Don Vicente, que estaba entonces corrigiendo los últimos potente que cualquier prohibición de lenguas: el interés de
detalles de su aplazada obra —cuyo contrato de publicación la gente por un idioma mayor que, prácticamente todos los
estaba ya firmado— no la devolvió a la editorial. Tal vez con que hablaban otro, tenían en casa y lo consideraban irrenun-
sideró que tres gramáticas históricas del catalán en dos años, ciablemente propio. Pensar que ese interés lo promovió, lo
para un medio tan reducido, eran demasiadas gramáticas. encauzó, o lo facilitó el régimen franquista acallando las len
Tal vez consideró otras cosas. Fo cierto es que su texto pione guas minoritarias es una soberana simpleza. La gran fuerza
ro quedó inédito y olvidado. espontánea de la lengua española en nuestros días queda de
Dejar libre el mundo académico, o dejarlo bajo un control mostrada en que, a pesar de ser rehén de un régimen dicta
relativo, significó dejar viva la raíz de las lenguas minoritarias, torial y totalitario que la utilizó como instrumento público
dejarla en manos más diestras que las del escritor, apologista o de control político, la inmensa mayoría de los españoles en
folclorista de turno. Más diestras pero no necesariamente áreas de contacto lingüístico ha seguido reconociendo sus
más razonables a la hora de distinguir entre filología, socie valores.
dad y política. Significó, sobre todo, asociar la norma a una Cuando el político nacionalista vasco Manuel de Irujo se pre
guía autorizada frente a la dispersión de criterios tan típica guntaba en 1952 qué estaba pasando con el éusquera —se lo
del gallego y del vasco antes de 1940, y aún después. Esta dis preguntaba a propósito de la fundación de un Pen Club Vasco
persión fue cediendo ante el reconocimiento progresivo de a quien absolutamente nadie le había prestado la menor
unas Academias a las que nadie molestó en su tarea esencial: atención, salvo los fundadores, se entiende— hablaba de la
reconstruir y unificar lenguas minoritarias, que durante si “impura realidad” de esa lengua, concepto que concretaba
glos habían permanecido en estado precario, perfectamente así: “Mas en esa realidad, lo más impuro no es lo que va a car
disgregadas, desprestigiadas entre su propio público y en su go de los gobernadores civiles de Franco. Para eso los envía
propio medio, sin cultivo escrito de peso, objeto de curiosi el dictador del Pardo a Euzkadi. Lo triste, lo lamentable, lo
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tria. Sin embargo, para algunos las familias españolas eran re
calcitrantes: según el señor X. Cambre (ver pp. 207) la culpa
del decaimiento del gallego la tenían ellas, que en vez de ha
blar gallego a los niños les hablaban en español. Según el se
ñor Manuel de Irujo, lo mismo pasaba con los padres vascos.
Eran familias viciosas, sin duda, que fomentaban lazos de
unión entre niños españoles.
Pero, en realidad, no convendría acusar a nadie, ni ver ene
migos interiores, ni familias perversas. El éusquera, el gallego y
el español conviven desde hace vatios siglos y, por razones tan
evidentes como el desproporcionado número de hablantes a fa
vor del español y por el hecho de que los hispanohablantes no se
han quedado anclados en una cultura tradicional, campesina y
folclórica, sino que desde antiguo han marcado la pauta en el
desarrollo económico vasco y gallego, el español ocupa el lugar
que ocupa y el éusquera y el gallego ocupan el suyo. Es una cir
cunstancia de historia material de lo más simple. No es menos
precio, es que el éusquera y el gallego tenían, como tienen, un
ámbito de relación limitado y, por lo mismo, resultan poco atrac
tivos para aquel tipo de asuntos que hacen grandes a las lenguas.
En cierto modo, al catalán le ha pasado algo parecido.
La n u e v a t r a d ic ió n , e n m a r c h a
Bien puede decirse que, hasta los años sesenta, el fran
quismo se dedicó más que a hacer política lingüística a hacer
lingüística política. La diferencia que hay entre un campo y
otro es que en el primero se administran las lenguas para me
jor convivencia de los hablantes. En el segundo, se manipu
lan las conciencias por medio de las lenguas, sirviéndose de
éstas como si fueran un instrumento de control político más.
Pero desde mediados de esa década empezaron a cambiar las
cosas y a los acostumbrados círculos controlables de la propa
ganda, la Iglesia y la academia se empezaron a juntar otros
donde la expresión en lenguas minoritarias era menos ma
nejable para el régimen.
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La m it a d d e l a UNESCO
A todas estas ramas de la tradición diferencial española,
más o menos controladas, más o menos toleradas por el régi
men, más o menos contestatarias pero nunca amenazantes
para el sistema, vino a unirse otra por aquellos años: la UNES
CO. Mejor dicho, la vinieron a unir algunos de una forma
particular. Desde principios de los cincuenta, este organismo
había promovido un debate en torno a la conveniencia de en
señar a los niños de países con problemas de inmigración ma
siva, de segregación social o en vías de descolonización (ca
sos, salta a la vista, muy similares al de España) su lengua
materna en las escuelas, de modo que, desde ella, se pasaran
a otras lenguas de mayor relación con facilidad. La recomen
dación, en principio pensada para el Tercer Mundo, se empe
zó a aplicar en algunos países desarrollados con problemas
muy específicos. Los EEUU ya estaban practicando, ocasional
mente, ese plan desde principios de los sesenta, en un mo
mento en que contaban, debido a la emigración, con más de
cien grupos de lengua materna heterogéneos flotando entre
el inglés. Lo aplicaban, claro está, para que esos hablantes se
pasaran al inglés en un plazo razonable. El gobierno español
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dagógica. Dadas las circunstancias del país, representaban dad”30. Las distintas líneas tradicionalistas se daban un abra
en la mayoría de los casos una apuesta cultural perfectamen zo: habían mantenido una tradición española, en forma de
te inocua; no sólo no traían ecos revolucionarios sino que, al mucha gente ayuna de cualquier instrucción, o completa
contrario, podían contribuir a la tranquilidad general y al fo mente analfabeta, en la lengua común, y se abrían las puer
mento de nuestra tradicional diversidad. Sin embargo, cuan tas para recuperar otra, en forma de mapa lingüístico penin
do se repasan las historias relatadas a modo de persecuciones sular remontable, quizá, a la Baja Edad Media. No en vano
políticas de voces reprimidas que contestan y contestan hasta eran hombres del dieciocho de julio. Si en 1936 estaban dis
que el régimen cede frente a su impulso arrollador y demo puestos a molestar a la gente que en Cataluña, con toda na
crático, siempre entra la duda de cómo el dictador, entre tan turalidad, optaba por llevar a sus hijos a aprender catalán en
prolongada contestación, se murió tranquilamente en su cama la escuela, treinta años después estaban dispuestos a trazar la
tras cuarenta años de mandato. O cómo, por poner un caso, senda legal con la que molestar a los padres que, con toda
habiendo liquidado todo un sistema político republicano naturalidad también, querían el español para sus hijos, sin
que desató el entusiasmo popular en su día, es hoy España tener que rendir honores patrios a otra lengua declarada
un reino igualmente entusiasmado, donde figuras del fran propia del territorio donde habitaban.
quismo ganan elecciones por mayoría absoluta. No sucedió la reconciliación sin su punta de ironía: cuan
¿Será porque Franco se plegó a un país que era, como él, do estos hombres de aquel verano —que como tales no estu
tradicionalista en lo esencial y, en términos culturales, más vieron, ni podían estar nunca, en ninguna avanzadilla cultu
tradicionalista todavía? Quizá. El problema era que en 1936 ral— acababan de reconocer oficialmente la riqueza políglota
algunas tradiciones—señaladamente las catalanas— se habían española, nuevas líneas pedagógicas ya iban encontrando ar
salido de madre y habían empezado a transitar por extrañísi gumentos en contra del tipo de enseñanza que se había predi
mos caminos de novedad política imprevisible, incluso para cado unos años antes y que se preparaba en España. Empeza
los propios catalanes. Pero vencida aquella turbulencia y he ron las dudas a la vista de que buena parte de esa instrucción
cho el control totalitario a través del único código de comu bilingüe feliz y equilibrada, que iba a ser la redención de toda
nicación con el que se podía controlar a todos los españoles, desigualdad social y la panacea para la convivencia fraterna,
la tradición cultural podía revivir. no es ya que resultara mucho más costosa —que era compren
En un solemne discurso pronunciado ante las Cortes Es sible y asumible—, sino que también estaba creando entre las
pañolas, Antonio Rosón lo reconocía definitivamente así: clases populares a las que mayoritariamente iba destinada
“Para terminar, quiero recordar que, como hombre del die unos extraños hablantes que no dominaban ninguna lengua
ciocho de julio, como hombre perteneciente a esa tan cono en concreto. Gente destinada desde la escuela a ingresar en
cida y baqueteada generación de tan probado amor y lealtad los batallones de mano de obra barata, donde la lectura y la es
a España, comprendo, entiendo y siento, como muchos más critura a menudo sobran. Pero la tradición en España acaba
españoles, que a la altura del año 1970 el bilingüismo no es ba de reencontrar su unánime paraíso políglota y en él se po
ninguna anomalía. Lo que es una anomalía constante es el dían cultivar plantas mucho más bonitas que las pedagógicas.
no reconocimiento del bilingüismo. El bilingüismo es una Aquella lejana recomendación de la UNESCO ha acaba
riqueza, o expresándolo de otra manera quizá más correcta, do sirviendo en España para el propósito contrario al que iba
es un bien, y una Ley General de la Educación no puede ce
rrar los ojos a la realidad, a esta entrañable y hermosa reali 30 Sesión de las Cortes del 16 de abril de 1970.
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E l po rvenir de la escuela
Voy a detenerme ahora en otro ejemplo muy típico del
combate contra el realismo: la escuela, o sea, el vivero de esos
proyectos de bilingüismo masivo. Leo en un semanario un
reportaje titulado Caos a l'educació pública valenciana'ü: según
el informe, la educación pública valenciana está muy mal;
los dineros públicos se van para pagar los conciertos con co
legios privados, que cada año tienen más alumnos. No es cues
tión el aburrirnos con cifras y estadísticas pero la tendencia
parece imparable. El reportaje se interroga por las claves de
este proceso. He aquí una de ellas: cuando todos los centros
públicos ofrecen —a veces sin opción posible— líneas edu
cativas en valenciano para los niveles de infantil y primaria,
sólo una parte insignificante de los privados hace lo propio.
Esta dejadez de la escuela privada por el valenciano le pare
ce intolerable a algunos (al redactor de El Temps, por ejem
plo)... pero no caen en la cuenta de que la enseñanza priva
da es un negocio, tan digno y honroso como cualquier otro,
que ha sabido ver las necesidades de familias realistas que
huyen del valenciano y quieren que sus hijos se eduquen en
español sin ruidos regionales. Como esa opción no se la ga
rantiza plenamente la escuela pública, estas familias la aban
donan. No por nada en especial, sino porque en Valencia la
10El Temps, 25 de enero de 1999, pp. 40-45.
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J OSÉ M A R Í A B E N E Y T O
Tragedia y razón
JU A N B E N E T
La so m b ra de la guerra
M ARY NASH
Rojas
CAR LO G U A R N IE R I Y
PA T R IZ IA P E D E R Z O L I
Los jue ce s y la política
J O S É M A N U E L S Á N C H E Z RON
Cincel, m artillo y piedra
CAYETANO LÓPEZ
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CARLOS SERRANO
El n a cim ie nto de Carm en
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P en sa r en el siglo
J O H N ELLIO TT Y
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El m u n d o de los validos
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D e sp u é s de la p a sió n política
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