Pelendones
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Pelendones
UNIVERSITAT JAUME I
LOS PELENDONES
Un pueblo en la Celtiberia
PROYECTO DE INVESTIGACIÓN
TITULADO UNIVERSITARIO SENIOR
Mayo 2009
1
Agradecimientos:
2
A don José Hernández
Que a través de sus escritos de esta zona del Moncayo hizo despertar
en mi persona, el apasionante atavismo indo-europeo que contienen.
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INDICE
Preámbulo………………………………………………………………………………...….. 5
2. Sus historiadores………………………………………………………………………...……... 8
6. Su economía…………………………………………………………………………………… 22
8. Su armamento………………………………………………………………………………. 29
14. Conclusión……………………………………………………………………….………….. 60
15. Bibliografía…………………………………………………………………..…..…………. 61
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PREÁMBULO
El desconocido pueblo de los Pelendones, en su origen celta, del que vamos a realizar un
estudio surge como un reconocimiento a su ancestral existencia en Hispania y también como una
reparación moral a un cierto olvido. Hace muchos años, en medios sorianos, intenté llamar la
atención sobre este pueblo y especialmente en los medios de comunicación escritos. En dos
colaboraciones en la Revista de Soria, de la Excma. Diputación de Soria, con la inestimable
colaboración de Ángel Almazán de Gracia, se insinuó la influencia indo-europea en las tierras
sorianas y al menos queda la satisfacción de ver como desde hace muy poco tiempo ha surgido
interés por este subyugante tema y se replantea con los pueblos celtas que habitaron estas tierras.
Debemos resaltar el esfuerzo de la Asociación de Amigos de Muro, cuya labor en dar a conocer su
Augustobriga a través de actividades dignas del mayor elogio ha contribuido al reconocimiento de
los Pelendones. También es digno mencionar La Asociación Cultural Alta Sierra Pelendona, que ha
desarrollado un digno trabajo en la recuperación y divulgación de este ancestral pueblo, desde su
sede social en Canicosa de la Sierra.
Desde la Universitat per a Majors integrada en la Universidad Jaime I de Castellón
contribuimos al conocimiento de este pueblo en un estudio donde los descubrimientos
arqueológicos, la epigrafía hallada, la filología comparada, las fuentes escritas antiguas, los estudios
de historiadores serán nuestra base para desarrollar este sencillo trabajo como un tributo más en la
divulgación y conocimiento de este ancestral pueblo celta.
También nos serviremos en el estudio comparativo con otros pueblos limítrofes con los que
compartieron su espacio histórico y con los que mantendrían el difícil equilibrio de la convivencia.
Finalmente aportaremos apreciaciones personales que se basen en documentación reconocida e
incluso nos aventuraremos, con mucha prudencia, a suscitar ciertas insinuaciones de posibilidad
histórica capaces de generar una expectativa nueva, digna de ser investigada.
Este trabajo es una visión amplia y generalizada sobre este pueblo celta, que retrasó mucho
su celtiberización; advirtiendo asumir, no profundizar, ya que cualquier aspecto de su cultura
implicaría un estudio monográfico dada su larga cronología histórica como pueblo, que a su vez
implicaría un proceso evolutivo amplio en cualquier aspecto a tratar y las múltiples influencias del
entorno socio-político-cultural propio y de pueblos limítrofes.
Nuestra intención es presentar el conocimiento de este pueblo de forma interesante y con rigor
histórico y en especial despertar la curiosidad histórica de una época de la que somos herederos y
que forma parte de nuestra estratificación cultural, filtrada y tamizada, pero que subyace en ciertas
manifestaciones etnográficas, especialmente en costumbres y fiestas.
Una vez más reiteramos que la simbiosis arévaca-pelendóna es la base de este trabajo, ya
que cierta parte de este territorio, compartido y delimitado, para unos autores se les adjudicaba
geográficamente a los arévacos, mientras que para otros autores era de los pelendones; tan solo en
el retraso de sus noticias o apreciaciones de los informadores. Para Adolf Schulten existe una
Numancia pelendona, luego una Numancia arévaca y finalmente una Numancia nuevamente
pelendona. Esto nos hace replantear hasta qué extremo, exceptuando la fase primitiva de la cultura
castreña por los pelendones, no hubo una cierta utilización conjunta de la tecnología desarrollada en
esta geografía algo común o territorialidad arévaco-pelendona.
Aceptaremos la exclusividad pelendona en la cultura castreña, luego presentaremos una
cultura arévaco-pelendona de forma común, aun aceptando su personalización en ciertas ciudades
de sus territorios porque consideramos que su utilización conjunta fue una realidad y las
ilustraciones que aportemos nos harán comprender el grado de perfección y tecnología que
alcanzaron y que compartieron.
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1. SOBRE LOS CELTAS EN GENERAL
Al hablar de los celtas, hay que dejar muy claro que es el nombre que se da a diferentes
pueblos de origen indo-europeo que desde tiempos inmemorables irrumpen por las zonas del
Cáucaso en una lenta invasión a Europa. Ahora bien, los primeros movimientos se pueden apreciar
hacia el 1.500 (a.C.) cuando de forma lenta y progresiva estos proto-celtas inician su expansión por
Europa.
Desarrollaron una cultura en el centro de Europa, la cultura del hierro, que podríamos
aceptar como una primera fase la del periodo de Hallstatt. Más tarde en los Alpes se desarrolla el
segundo periodo del hierro conocido como La Tene, que se extiende por Europa, Francia y España
Quien mejor determina este movimiento es Polibio que diferencia a los celtas cisalpinos y
los celtas transalpinos, siendo para él todos celtas. Los celtas cisalpinos antes del siglo IV (a.C.) ya
poblaban zonas de la Lombardía y en cuanto a los celtas transalpinos, más conocidos como gálatas
vivían más al norte de los Alpes, eran bastante nómadas y belicosos, siendo en la práctica el
pastoreo su principal riqueza.
Es muy aclaratorio manifestar que a partir de los siglos V al III (a.C.) las últimas oleadas
celtas serán sobre el norte de Italia, Macedonia, Grecia e incluso el Asia Menor, siendo todas ellas
más conocidas en las fuentes clásicas y en consecuencia con mejor localización territorial y
temporal.
Fueron los griegos los primeros que recibieron de forma oral, por estos pueblos su nombre,
con la forma de “keltoi”. El historiador griego Herodoto los asentaba en torno al nacimiento del rió
Istro (cerca del Danubio). Hecateo de Mileto, otro griego, escribió a finales del siglo VI (a.C.) sobre
estos pueblos y a sus territorios les llamó “Keltike” situándolos hacia el interior de la costa ligur de
la colonia de Massalia. Hay cierta coincidencia con la obra de Rufo Festo Avieno (hacia el 520
a.C.) llamada “Ora Marítima de Avieno” (para otros como un Periplo Massaliota) que los sitúa como
un pueblo vecino de los ligures, ocupando regiones más occidentales.
En general todos los autores antiguos los aceptan como pueblos septentrionales más allá del
arco alpino. Pero esta ubicación es la más arcaica, ya que progresivamente llegaron al Mediterráneo
y al Atlántico.
También podríamos aceptar la palabra celta de una forma evolutiva:
- Palabras indo-europeas "Kel-kol" que podríamos aceptar por "colonizador" o "keleto", en su
significado de "rápido" dada su enorme movilidad en sus viajes con la ayuda de caballos.
- Pudo derivar con el tiempo a la palabra griega Keltoi o Gálatas (griego Galati), que la
aceptaríamos por "invasor".
- Y al final en la forma más conocida de Galos, (Galati) de la forma latina galli y "Gaulois" en
francés.
Como hemos dicho anteriormente, son pueblos indo-europeos que se asientan en el centro
de Europa. Muchos autores quieren aceptarlos como los generadores de la Edad de los Metales y
especialmente con la cultura hallstática y en este caso serían los portadores y divulgadores del
hierro.
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También hay que resaltar que siempre que se ha hablado de los celtas, la gente ha pensado
en un gran pueblo con identidad étnica, cultural e incluso lingüística. Esto ha sido un grave error
porque como dice Gonzalo Ruiz Zapatero: “no hubo unos celtas, sino muchos celtas; y quizá el
error histórico haya sido siempre ir detrás de los celtas configurados según un modelo uniforme,
homogéneo y de contornos supuestamente bien definidos”.
No sabemos su nombre concreto y tan solo los hallazgos de sus asentamientos y el estudio
de su tecnología nos hace clasificar espacios culturales. Podríamos acepar su presencia hacia el
Bronce Final, de forma más conocida, sin descartar su anterioridad, más o menos afines a través de
la “cultura de los campos de urnas”. Es importante en esta zona soriana una cierta presencia de
Cogotas. La influencia cultural que llega de occidente (atlántica); las aportaciones desde el área del
noreste peninsular y una cierta invasión desde las Landas y Ariege, en el actual territorio francés,
van a configurar un prototipo de cultura localizada en las serranías soriano-riojanas que recibirán el
clásico tratamiento de “culturas castreñas”. Desde Blas Taracena hasta nuestros días, la inmensa
mayoría de historiadores identifica a los Pelendones como el pueblo que pobló estos castros en la
primera y segunda Edad del Hierro. Algunos más allá aceptan su presencia en el Bronce Final y hay
quien no descarta haber coincidido con los Sefes.
Tan solo podríamos aceptar su espacio temporal con el nombre de proto-celtas como una
forma de ubicación histórica, pero reconociendo típicas diferenciaciones.
Tal vez la oleada preceltica, por llamarla de alguna manera, poco conocida es la presencia de
unos pueblos llamados Beribraces, Cempsi y Sefes.
De los Sefes podemos manifestar que Avieno en su Ora Marítima los nombra y no muy
lejos de su teórico Idubeda, pero debemos recordar que su Ora Maritima está basada en fuentes más
antiguas, la principal de las cuales, aunque no la única, es un periplo masaliota o poema de unos
700 versos, del siglo VI a.C. (al parecer una fecha bastante discutible), atribuido a Eutymenes y que
Eforo utilizó ampliamente. Dada la compleja naturaleza de sus fuentes conviene utilizar las noticias
que ofrece la Ora Marítima con suma precaución, sobre todo cuando trata problemas de índole
cronológica, con el fin de contrastarlas con otras evidencias. Sin embargo, tan sólo se alude a tres
pueblos celtas los Cempsi (valle inferior del río Tajo), los Sefes (norte del Tajo) y Beribreces
(Maestrazgo) y a dos pueblos indoeuropeos preceltas, los Oestrimnios y los Cynetes. De los pueblos
celtibéricos que nos interesan para nuestro trabajo todavía no se menciona nada.
El nombre de Sefes deriva del griego “sepos” (σηπός) o también (σήπω) como serpiente
ponzoñosa y al parecer fue su símbolo o tótem, la serpiente, para este pueblo celta. Es curioso que
siendo un animal rechazado en la cultura cristiana haya sobrevivido en ciertas simbologías vascas.
Finalmente, el profesor Bosch Gimpera manifiesta que hacia el 700 (a.C.) se aprecia una
fuerte oleada céltica con la llegada de pueblos tan significativos como los berones, pelendones y
otros celtas galos. De estos pelendones trataremos más explícitamente por ser donde radica nuestro
estudio.
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2. SUS HISTORIADORES
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Apiano (en su Iberia) deja claro que tras la destrucción de Numancia por los romanos su
territorio fue repartido por Escipión entre los pueblos vecinos y los pelendones vuelven a recuperar
parte de su ancestral territorio, incluida Numancia. Sutilmente Plinio elude definirse sobre esta
realidad al igual que en esta otra cita que escribe en su libro IV, capítulo 21 de su famosa Historia
Natural cuando dice: “Durius amnis , ex maximis Hispaniae, ortus in Pelendonibus et justa
Numantia; lapsus dein per Arevacos Vaccaeosque, disterminatis ab Asturia Vettonibus, a Lusitania
Gallaecis, ibi quoque Turdulus a Bracaris arcens.” En esta cita nos dice: “El rió Duero, de los mayores
de España, nace en los Pelendones y cerca de Numancia; corre después por lo Arévacos y Vacceos, y
separa los Vetones de la Asturias, y a la Lusitania de la Galicia; donde también separa los Túrdulos de los
Brácaros”. En este caso ubica con gran exactitud parte de las tierras de los pelendones y recalca la
proximidad de Numancia con el nacimiento del Duero y la lógica aceptación de esta población
como pelendona.
Claudio Tolomeo a mediados del siglo II (d.C) escribe en Alejandría (Egipto) en su Guía
Geográfica la realidad territorial de este pueblo celtibérico, sin embargo Ángel Ocejo Herrero en el
trabajo que aporta en el III Simposio sobre Celtíberos realizado en Daroca en 1991 y que lleva por
título”: La situación geográfica de los Pelendones según Claudio Ptolomeo”. (Pág. 477-493) aporta
coordenadas geográficas, territorialidad, pueblos limítrofes e importantes ciudades.
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No debemos dejar en el olvido las aportaciones de los pioneros escritores tratando a los
celtas y sus orígenes indo-europeos como:
Georges Dumézil: (Paris, 4 marzo de 1898 - 11 octubre 1986). Está considerado un gran
filólogo, extraordinario academicista y buen historiador. Sus trabajos sobre las sociedades y
religiones indo-europeas, todavía hoy siguen siendo consultados por algunos historiadores. Ha
abierto nuevas perspectivas en numerosos investigadores de las ciencias humanas.
Christian-Joseph Guyonvarc'h: Nacido en 1926 es un filólogo y lingüista, profesor de
galés, del viejo irlandés y del mundo céltico antiguo. Es un gran especialista del mundo celta, y del
druismo.
Jean Markale: Su verdadero nombre es Jacques Bertrand, nació el 23 mayo de 1928 en
Paris, y fue un poeta, escritor, orador muy popular por sus magníficas conferencias en francés.
Desde su infancia, su abuela bretona le inicia con sus cuentos y leyendas de su tierra, y
suscita así una verdadera pasión por la cultura bretona. Comienza su carrera como profesor de letras
en Paris y un enamorado en hablar a sus alumnos de los misterios y leyendas célticas. Al mismo
tiempo, emprende el estudio e investigación sobre el ciclo arturiano y con el tiempo se especializa
enla historia y literatura celta. Retirándose de la enseñanza, se consagra íntegramente a su obra.
Tiene publicados numerosos libros sobre la civilización céltica. En particular, está
sumamente interesado en el status de la mujer en el mundo celta y el ciclo del Santo Grial. Sus
primeras obras estaban principalmente destinas a un publico erudito.
Henri d'Arbois de Jubainville: (5 de diciembre, 1827 - febrero, 1910). Fue un gran
historiador y filólogo francés.
Nació en Nancy, Francia. En 1851 dejó la Escuela de Chartes con el grado de archivero en
paleografía. Estaba encargado del control del departamento de archivos de Aube, y permaneció en
este puesto hasta 1880, hasta la fecha de su jubilación.
Más tarde concentró sus esfuerzos en el campo céltico relacionado con el lenguaje, la
literatura y el derecho, en los que pronto se convirtió en una autoridad. Nombrado en 1882 para la
nueva cátedra como profesor de celta en el Collège de France, donde finalizó su obra de literatura
céltica en 1908 en doce volúmenes. Posée entre otras obras : Introduction à l'étude de la littérature
celtique (1883); L'Épopée celtique en Irlande (1892); Études de droit celtique (1895); y Les
Principaux auteurs de l'Antiquité à consulter sur l'histoire des Celtes (1902).
En España actualmente surge un cierto renacimiento en el estudio de los celtas hispánicos y
es de destacar los realizados en Daroca (Zaragoza), bajo el nombre de “Simposio sobre los
Celtíberos”, celebrándose el VI Simposio, de fecha 27-29 de noviembre de 2009 con el lema: Ritos
y Mitos. Actúa generalmente como coordinador de estos eventos el catedrático D.Francisco Burillo
Mozota y colaboran con sus prestigiosas aportaciones los mejores profesores y catedráticos en estos
temas de los que citaremos: Alfredo Gimeno Martínez, Martín Almagro Gorbea, Francisco Marco
Simón, Alberto Lorrio Alvarado, Gonzalo Ruiz Zapatero,…
Debemos hacer constar la existencia de bibliografía a nivel personal, sobre estos temas, no
tan solo de los mencionados, sino de otros, que en este proyecto iremos citando por su académico
nivel e interesantes aportaciones.
A continuación insertamos una breve cronología histórica que nos sirva de parámetro
cronológico en los hechos que estudiamos:
-1200-1100 a.C. - Cultura de los Campos de Urnas (Protocelta/Primera fase del bronce final).
Movimiento de estos pueblos ubicados en el bajo Danubio y llanuras ucranianas que se
dirigen hacia Occidente (Alpes Orientales) llevando su cultura.
-(Principos s.IX-mediados s.VIII) Penetración de estos pueblos a través de los Pirineos en
Cataluña.
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-s. VIII a.C. - Cultura del Hallstatt/ Celta (primera Edad del Hierro).
-s. VIII-s. V a.C. - Cultura de los Castros.
-s. V a.C. - Cultura de La Tène-Civilización o Período Clásico Celta (segunda Edad del Hierro)
-350 a.C. - Fin de la Primera Edad del Hierro.
-218 a.C. - Ataque de Aníbal a Sagunto y desembarco de tropas romanas (Escipiones) en
Ampurias.
- (218 a.C.-201 a.C.) Segunda Guerra Púnica.
-206 a.C. - Los cartaginenses son vencidos en Hispania.
-(206 a.C.-197 a.C) Consolidación del poder romano en Hispania y primera organización
administrativa.
-197 a.C. - Sublevación y revuelta de una coalición de pueblos de la península contra Roma.
Se crean las provincias Citerior y Ulterior.
-195 a.C. - Catón aplasta la sublevación.
-182 a.C. - Insurrección de los celtíberos.
-180 a.C. - T. Sempronio Graco nombrado pretor de la Citerior.
-179 a.C. - Derrota de los celtíberos en Mons Chaunus, posiblemente el Moncayo.
-(178-152 a.C.) Pacificación de Graco.
-154 a.C. - Segeda amplia sus fortificaciones y Roma declara la guerra.
-(153-133 a.C) Guerras Celtíberas o Numantinas.
-153 a.C., 23 de agosto. - “Batalla de los elefantes”, el cónsul Fulvio Nobilior es derrotado ante
los muros de Numancia.
-152 a.C. - El nuevo cónsul Marcelo firma un tratado con los numantinos, que envían una
embajada a Roma.
-146 a.C. - Destrucción de Cartago por P. Cornelio Escipion.
-143 a.C. - Nueva guerra numantina.
-141-140 a.C. - Q. Pompeyo fracasa ante Numancia.
-138 a.C. - Nuevo ataque fallido a cargo de Popilio Lennas.
-138 a.C. - C. Hostilio Mancino, vencido ante Numancia, firma un pacto que no es ratificado
por el Senado.
-136 a.C. - M. Emilio Lépido ataca a los vacceos, aliados de los numantinos.
-134-133 a.C. - P. Cornelio Escipion asedia Numancia y la toma por hambre. Celtiberia es
sometida.
-(99-94 a.C) Última sublevación celtibérica aplastada por Didio y Valerio Flaco.
-0. - Nueva división administrativa de Augusto en tres provincias: Bética, Lusitana y
Tarraconense.
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3. SUS POSIBLES ORÍGENES
Su entrada a la península es tan antigua e imprecisa como su lugar de origen. Casi todos los
historiadores coinciden en aceptar a los Pelendones como uno de los pueblos más antiguo entre los
celtas e incluso no muy lejanos a la mencionada oleada precéltica.
En la Historia de España (dirigida por don Manuel Menéndez Pidal) se manifiesta que es
muy posible que el nombre de los Pelendones se halle entre los Belendi y los habitantes del valle
del Ariege en el Alto Garona, o también puedan provenir de las “landas”, según Jullian, de quien
tomarían origen por su deidad céltica llamada Belenos.
Existe la posibilidad que llegaran con los Berones y del estudio que realiza Maria Angustias
Villacampa en su libro “Los Berones según las fuentes escritas” se desprende que tuvieron como
fronteras comunes las Sierra de la Demanda, Urbión y Cebollera e incluso las sierras de Cameros.
Sin embargo, para Bosch Gimpera habría que analizar su posible vinculación al grupo
lusaciano. Es posible que hubo contacto ilirio y finalmente celta pero la realidad es que su salida del
oeste francés hacia la península pudo ser debida a los movimientos de ambrones, cirios y germanos
alrededor del 700 (a.C.) Supone Bosch Gimpera contacto ilirio por el filólogo J.Pokorny que acepta
tres capas lingüísticas indoeuropeas. La primera capa correspondería a indoeuropeos preceltas
(ilirios) y formarían los pueblos del grupo “plnn”. Pertenecerían a este grupo todos los pueblos que
conservaban la “p” inicial y en consecuencia deberíamos incluir los pelendones.
Pero tal vez Bosch Gimpera en el “Homenaje a Martín Sarmento”en Guimaraes en 1933 en
su disertación “Los celtas en Portugal y sus caminos” acepta esa invasión celta y la llegada de los
Pelendones por el paso de Roncesvalles hasta el rió Ebro. ¿Solos o acompañados? No dudo en
aceptar su acompañamiento de los berones, según Maria Angustias Villacampa en su cita anterior.
En cierta manera los haríamos entroncar con los Belendi y agrupados con otras tribus en su
llegada a la península.
Sin embargo para Jullian, fueron “pueblos de las landas”, el mismo nombre de Pelendones
me suscita la posible construcción “pen-land-anann”. En las formas antiguas galesas “pen” se
acepta por cabeza, origen,..; la palabra “land” o “landa” como territorio, país..., y finalmente
“anann” como la deidad Ana, representativa de la madre naturaleza.
También podemos aceptar el sufijo “anna” (indoeuropeo) como concepto de agua. Esta
llamada de atención filológica me predispone a la aceptación del nombre de Pelendones como
habitantes de ”tierras altas con agua”, pero si aceptamos a la deidad Anann o Danann serían
entonces el pueblo de las tierras altas de Anann y aceptando tierras altas por montañas es muy
lógico aceptar que su acertado nombre sería” el pueblo de las montañas de la diosa Anann”. A
primera vista nos crea un cierto escepticismo pero si repasamos la mitología irlandesa y galesa nos
encontramos con los “Tuatha d’Anann”, cuyo significado literal es “Pueblo de la diosa Anann”
Pero refuerza esta hipótesis el relato que existe en la Historia de los Bretones de Nennius que
manifiesta un real ciclo emigratorio saliendo de Hispania (de Galicia) a Irlanda, pasando a Gales y
finalmente a la Bretaña francesa para volver a sus antiguos aposentos hispánicos. Un verdadero
periplo no exento de posibilidad ante la realidad filológica de estas tierras pelendonas.
Si consultamos la obra de H.d’Arbois de Jubainville titulada “El Ciclo Mitológico Irlandés y la
Mitología Celta”, en el capítulo titulado Tochomlada (Emigraciones) encontraremos estos apartados:
1ª Emigración de Partolon a Irlanda. En último lugar llegaron a Irlanda los Scots que venían de
Hispania. El primero fue Partolon que llevaba consigo mil compañeros, tanto hombres como
mujeres,...
2ª Emigración de Nemed (Nimeth) a Irlanda. El segundo en venir a Irlanda fue Nimeth, hijo de un
tal Agnomen. Según se dice, navegó... Permaneció allí muchos años y luego se volvió a embarcar
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y emprendió con los suyos el regreso a Hispania (trag mar = gran ribera. La familia de Nemed fue
destruida en la matanza de la torre de Conann en contra de los Fomoré (dioses de la noche)
4ª Emigración de los Tuatha De Danann (Anann). Según la leyenda los descendientes de Nemed que
lograron escapar de la matanza de la Torre de Conann se refugiaron en las zonas septentrionales de
Europa y volvió con el nombre de Tuatha De Danann a Irlanda; otro se estableció en Gran Bretaña
dando origen a los bretones, que más tarde pasarían a Francia (Bretaña francesa) y otro grupo llegó
a Grecia .Es la época dorada de la mitología irlandesa protagonizada por los Tuath De Danann
en hazañas ,combates,...
5ª Emigración de Milé, hijo de Bile, a Hispania. Representan a los celtas europeos que desplazan a
los Tuatha De Danann del poder. Se les cosidera descendientes del dios de la muerte. La raiz “bel-”
significa morir.
6ª Emigración de los hijos de Milé de Hispania a Irlanda. La muerte de Ith es considerada como
asesinato por los Milé y parten para Irlanda para vengar su muerte.
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Hemos citado estos apartados por ser interesante la corriente migratoria entre Hispania e
Irlanda y en especial recabar sobre aquellos Tuatha De Danann que pasan a la Bretaña francesa y
que dieron origen al bretón armoricano citando similitudes filológicas que todavía podemos
encontrar hoy en estas tierras pelendonas.
Un pueblo actual llamado Trébago, que bien pudo ser Trebia o Trebacos en formas celtas,
guarda la raíz “treb-” tanto del galés como del bretón cuyo significado es casa y aldea.
Otos dos pueblos Gutur y Valdegutur son interesantes su comun estructura “gutur”. En las
raíces celtas encontramos las palabras “gutu” (palabra) y “guth” (voz); siendo más curioso que ghú-
tó-n (Dios) podríamos traducirlo por “el padre de la palabra”.Finalmente hacer resaltar las formas
actuales germanas e inglesas en sus expresiones “Gott” y “God, aceptadas como Dios.
En la sierra de Toranzo observamos la raíz irlandesa “toran” y la raíz galesa “taran”. Ambas
raíces en sus respectivas lenguas significan “trueno”. Recordemos a Taranis, señor del trueno.
Otro pueblo junto al Moncayo llamado Beratón si lo aceptamos como Bara-ton, existe la
posibilidad de aceptarlo como lugar de árboles por comparación con “nemen-ton” lugar del cielo,
que entro los celtas era como un santuario. Es curioso que el bilbilitano Marcial lo nombre como un
robledal sagrado al escribir “et sanctum Buradonis ilicetum”.
En las inmediaciones de este pueblo está el mítico valle de la Araviana, famoso por la
muerte de los Siete Infantes de Lara por pérfida traición, cuya estructura representa variaciones
interesantes.
Si aceptamos Araba-ana, surge “ara bar” = tierra alta (en vasco) y ana = agua. Debemos
hacer notar que “ara” siempre como prefijo ha significado en ibérico tierra llana de labor, pero
también debemos aceptar “ara” en su variación “are” como límite o frontera en las denominaciones
que encontremos como Arévalo, Arellano e incluso Aranda de carácter más céltico. Al final
aceptaciones comunes en lo celtibérico pero guardando sus primitivos significados.
Duruelo que debemos aceptar como Dour-ialo significaría “claro de rió”. En cuanto a los
pueblos Cornago (Cormago) y Sarnago (Sarmago) sus sufijos en “mago” se han aceptado como
llanura, pero en este caso tienen mayor acepción como mercados.
El más impactante es Bretún, cuya homofonía con bretón no necesita comentarios.
Pero si nos detenemos en el pueblo de Dévanos, descubrimos en su nombre una raíz del
sánscrito en “deva” que significa divino o sagrado. Pero tanto el sánscrito “deva” y el “deus” latino
proceden de una raíz aria “div” o “diu” que significa resplandor, luz, día, claridad; lo cual supone
que los pueblos de la raza aria consideraban a Dios, autor de la luz, un creador superior, tal como lo
concebían los celtas en su innombrable Dis-Pater con que fue concebido al traducir los romanos.
Lo más curioso es que Deva es aceptado como Bormanicus, siendo en la práctica el dios
galo Bormo o Borvo, quien para algunos autores proviene del antiguo irlandés “borbhan”
(murmullo de agua) y para colmo de coincidencia en esta localidad de Dévanos es muy conocido el
barranco de Borvolan. La afinidad mítica y la correspondencia filológica nos dejan bien clara esta
realidad ancestral.
Ahora bien, el pueblo y laguna de Añavieja (Annavieia en el medievo), y su rió Añamaza
nos hacen desarrollar interesantes teorías. El prefijo “aña” que aceptaríamos por “anna” mantendría
el concepto de agua y en consecuencia tanto la laguna como el pueblo se aceptarían como “Aguas
viejas” o más bien “Aguas ancestrales” con un valor mítico que desarrollaremos posteriormente.
Pero Añamaza tendría su origen en “anna-basa” o en”anna-baso” ambas de origen eusquera.
La estructura “anna-masa” significaría “aguas pantanosas” y la de “anna-baso” la de “bosque de
aguas”. Nuevamente aparece Marcial y en sus Epigramas cita a la laguna como lago de Turgonto y
al pueblo como Turgontium, muy significativo dada su cercanía con Turiaso (Tarazona) y la raíz
“ur” en su concepto de agua.
Un antiguo escritor de esta zona, don José Hernández, manifiesta que Añavieja y Añamaza
poseen origen védico, por la transformación de “aña” a “agni”. Debemos aclarar que el agni de los
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Vedas está relacionado con el fuego y con las aguas; dos de los principales elementos contrarios. Es
una divinidad transformativa que cambia de varón a mujer, una divinidad dualista. En otro apartado
trataremos estos aspectos míticos y antropológicos que aún perduran en estas tierras.
Muy cerca se encuentra la localidad de Magaña, que nos conduce a las aceptaciones de
“Mago-anna” (mercado de la diosa Anna) y “Mac-anna”(hijo de la diosa Anna) en formas arcaicas.
Por otra parte, si toda la raíz “anna” la aceptamos como la deidad de la Madre Naturaleza
nos encontramos con Añavieja, Añamaza, Magaña, Aravianna, que implicaría una cierta relación
con los Tuatha De Danann, que a traves de su periplo arrastraron sus estructuras gaélicas y
britónicas a estas tierras pelendonas.
El estudio de sus posibles orígenes nos llevaría a navegar por las ramificaciones de la
mitología celta donde encontraríamos una religión céltica antigua más conocida por medio de
fuentes arqueológicas que por fuentes escritas y en consecuencia encontraríamos:
a) la mitología en lengua goidélica, representada principalmente por la mitología irlandesa en la que
encontraríamos:
- Ciclo Mitológico del que hemos citado anteriormente la obra de H.d’Arbois de Jubainville y
especialmente los Tuatha De Danann
- Ciclo de Ulster (Ciclo de la Rama Roja) de los pobladores del Ulster y sus héroes
- Ciclo de Fenian está relacionado con las proezas de los héroes irlandeses, principalmente sobre
Fionn mac Cumhaill y su banda de soldados: los Fianna.
- Ciclo Histórico que trata sobre los reyes irlandeses y es el más moderno (medieval)
b) Mitología en lengua britónica, que tratará sobre la mitología galesa y pasará posteriormente a la
actual Bretaña francesa.
c) Transición de la Bretaña francesa (origen del bretón armoricano) a la península Ibérica, pasando
por las Landas francesas.
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4. SU ANCESTRAL TERRITORIO EN HISPANIA
Para determinar el territorio de los Pelendones los estudios de Blas Taracena son más
explícitos; ya en 1933 en Guimaraes en su “Homenagem a Martins Sarmento” reafirma su tesis
sobre este pueblo celta haciéndolo poblador de los castros en las montañas soriano–riojanas durante
la primera y segunda Edad del Hierro, lo que nos hace opinar ser uno de los pueblos celtas más
ancestrales en Hispania. También aportamos el mapa territorial que este historiador configuró para
los Pelendones.
Este mapa facilita la ubicación del pueblo celta de los Pelendones para quines la mayoría de
historiadores mantienen sus límites entre las sierras de Urbión, sierra Cebollera, Pineda, Hayedo de
Santiago, hasta Fitero y desde allí al Moncayo. Luego sus límites al sur presentan a lo largo de su
historia variaciones diversas que originan planteamientos discordantes entre los historiadores, hasta
dejarlos en la práctica realidad final la margen derecha del Duero y siempre acercándose a las
montañas del norte soriano.
Sin embargo Juan Santos acepta la posibilidad de que la burgalesa Sala de los Infantes fuera
pelendona, según criterios onomásticos de M. L. Albertos. Es sumamente interesante en el III
Simposio sobre los Celtíberos (que trata sobre poblamiento) que en sus conclusiones y comentarios
se manifieste: “Dos nuevos trabajos vienen a aportar nuevos planteamientos. Knappp, que piensa
que Ptolomeo refleja un itinerario, sitúa Nova Augusta en Duratón. Gimeno y Mayer con mayor
criterio identifican esta ciudad con Lara de los Infantes, partiendo para ello de la existencia de un
municipio en el área, hecho aceptado tras los análisis epigráficos de Alföldy, y de la existencia de
una inscripción que coincide en el nombre de un prefecto que, denominándose Novaugustanus,
realizó un pacto de hospitalidad.”
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Es curioso observar la elevada altitud de sus asentamientos, que oscilan alrededor de los
1.000 metros, siendo estos en su mayoría de reducida superficie, pero con sistemas defensivos muy
desarrollados para su época y cercanos a ríos, fuentes, lagunas,…
Para Blas Taracena este poblamiento castreño presenta enorme uniformidad a la hora de
construir sus defensas, algo así como homogeneidad técnica.
Pero el gran problema de los Pelendones surgirá de sus vecinos territoriales llamados
Arévacos, quienes impondrán su hegemonía y los arrinconarán hacia las zonas montañosas del
Sistema Ibérico.
Si reconsideramos al filólogo Kuno Meyer que acepta el nombre arévaco como “are-vaci”
(vacceos del extremo) implica una invasión vaccea que arrincona a los pelendones hacia las
montañas del norte soriano. Pero también es posible que los Pelendones pudieron tener algo más de
expansión hacia el valle del Duero y sus límites geográficos con la actual provincia de Burgos,
hasta la localidad burgalesa de Aranda de Duero. Y aceptando a Kuno Mayer pueda derivarse
Aranda de una forma céltica, cuyo origen sería “are-landa”. El prefijo “are” podríamos aceptarlo
por “extremo” o “límite”; y la palabra “landa” por “tierra” o “territorio”. De esta forma equivaldría
a ser aceptado como “extremo de la tierra” o “límite del territorio” y que por comodidad fonética
nos llega como “aranda”.
Trataremos en este estudio de exponer posibles teorías de esta pérdida territorial a favor de
los Arévacos e intentar establecer que posibles cambios políticos y sociales hicieron posible la
hegemonía arévaca sobre una vasta zona celtibérica.
Uno de los trabajos más sorprendente sobre la realidad geográfica de los Pelendones lo
realiza Ángel Ocejo Herrero en el trabajo que aporta en el III Simposio sobre Celtíberos realizado
en Daroca en 1991 y que lleva por título:” La situación geográfica de los Pelendones según Claudio
Ptolomeo”. (pag 477-493). En este trabajo reseña que Ptolomeo sitúa a los Pelendones debajo de los
Murbogos (Turmogos) y les concede las poblaciones de Augustóbriga (¿Muro?), Visontium
(Vinuesa) y Savia (¿ Soria ?), incluyendo las coordenadas geográficas de sus mapas. Personalmente
remito y recomiendo a cualquier lector interesado en estos temas dicho trabajo de Ángel Ocejo.
Nuevamente recabamos en la Historia Natural de Plinio cuando dice: “Durius amnis , ex
maximis Hispaniae, ortus in Pelendonibus et justa Numantia; lapsus dein per Arevacos
Vaccaeosque, disterminatis ab Asturia Vettonibus, a Lusitania Gallaecis, ibi quoque Turdulus a
Bracaris arcens.” Ubica a los Pelendones en el nacimiento del Duero y junto a Numancia. Es como
si indicara que la parte derecha del rio es de los Pelendones y la izquierda de Arévacos.
Hay una cierta contradicción entre ciertos historiadores antiguos al adjudicar las ciudades
entre Arévacos y Pelendones. Para Schulten los Pelendones formaron parte de los Arévacos y
depende de la apreciación del historiador antiguo. Sin embargo Bosch mantiene que son arrebatadas
por los arévacos ciudades pelendonas, especialmente la zona sur, en su expansión y que pudieron
ser devueltas por los romanos a los Pelendones después de las guerras sertorianas en un proceso
político de control de fronteras. Para Blas Taracena es el enfrentamiento de dos culturas: la
pelendona, más antigua, típicamente castreña y de pastores, con su arcaísmo céltico y la arévaca
más moderna, típicamente celtíbera, agrícola y dominante.
En el libro “La vida en Iberia durante el primer milenio antes de Cristo” de José R. Pellón,
manifiesta que “se ha calculado que los pelendones ocupaban una superficie de unos 4.500 Km2 en la
serranía norte de Soria y tenían una población de unos 40.000 habitantes”, prácticamente como en la
actualidad posee esta zona.
Forman parte de la cultura castreña y especialmente son sus espléndidos castros sorianos de
quienes son originarios estos pelendones. Los castros son poblados situados en lugares estratégicos
y elevados con sencillas fortificaciones.
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La mayoría de estos castros sorianos se encuentran a una altitud media de 1000 metros y tan
solo alguno se encuentra ubicado en las zonas bajas de los valles, aprovechando generalmente la
orografía defensiva natural, como en el caso de Contrebia Leukade en Inestrillas (La Rioja) junto al
río Alhama, pero con reforzada defensa artificial.
La elección de lugares altos radica en el control visual, además de ser de fácil adaptación
defensiva, por eso se buscaba que existieran espolones o escarpes en sus laderas y sobre cerros que
presentaran pequeñas llanuras o zonas planas a ser posible donde ubicar sus viviendas. Todos están
escogidos de forma minuciosa en la realidad de su seguridad, control de movimientos y capacidad
de observación de su entorno. Y a ser posible cercanos a la obtención de víveres y alimentos.
Como formas defensivas la muralla, el foso y la barrera de piedras hincadas, a veces
sustituidas por barreras de estacas eran las más conocidas.
Debemos hacer notar como decía Blas Taracena que en “el territorio pelendón hemos
encontrado profusamente ruinas de castros célticos, verdaderos ringwälle cercados del sistema
defensivo llamado abattis en Escocia e Irlanda, que corresponden a una cultura hallstática
retrasada, de los siglos VI-IV a.C.”
Como dice Almagro-Gorbea se entiende por castro todo “poblado situado en un lugar de
fácil defensa, reforzado de murallas, muros externos cerrados y/o accidentes naturales, que
defienden en su interior una pluralidad de viviendas de tipo familiar y que controla una unidad
elemental de territorio, con una organización social escasamente compleja y jerarquizada”.
Aceptación válida para esta zona castreña, sin menoscabo que algunos de estos poblados lleguen a
ser verdaderos oppida, como ocurre con Contrebia Leucade, Augustóbriga, e incluso la propia
Numancia.
Es notable que la extensión de estos poblados, (su superficie urbana, por decirlo de alguna
manera), sea en su mayoría inferior a una hectárea, en especial los de la primera Edad del Hierro.
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Posteriormente se forjan verdaderas ciudades celtibéricas con superficies considerables como Villar
del Rio (Soria) con 12 ha.; Ocenilla (Soria) con 7 ha.; Ventosa de la Sierra (Soria) con 6 ha.;
Canales de la Sierra (Soria) con 11 ha.; Numancia (Soria) con 12 ha.; y Contrebia Leucade (la
Rioja) con 20 ha.
Un poblado digno de resaltar porque tuvo que actuar como una verdadera oppida, en cierta
manera como una capital del territorial, es el de Contrebia Leucade, situada a la derecha del río
Alhama, muy cerca de Aguilar del Río Alhama, (donde se ubica el Centro de Interpretación de este
poblado) y siendo Jose Antonio Hernández Vera la persona con mayor conocimientos sobre este
poblado, hemos considerado entresacar de su interesante libro “Las Ruinas de Inestrillas. Estudio
Arqueológico”- Logroño 1982, donde manifiesta que se puede aceptar su ocupación real en la
Primera Edad del Hierro, teniendo hacia su final un cierto esplendor, siendo en la época celtibérica
cuando la ciudad toma su total estructura de espacio. Debemos añadir que para Giovenaci era una
ciudad pelendona.
Como nota curiosa se considera al historiador Joaquin Traggia como el primero en estudiar
estas ruinas. Se puede considerar a Contrebia Leucade como una de las mayores ciudades
celtibéricas con una extensión aproximada que podría alcanzar las 15 ha. y su conjunto
arqueológico de cierta grandiosidad, resulta muy impactante. En su sufijo “treb”como ya indicamos
anteriormente esta relacionada con “casa”; en cuanto al prefijo “con-” hay autores que manifiestan
sentido de pluralidad, algo así como “mucho”. Entonces aceptaríamos Con-treba equivalente a
“muchas casas” o mejor como “gran ciudad”. Finalmente Leucade, deberíamos aceptarla como una
aceptación originaria del griego “leukos” que siempre se ha aceptado por blanco. Esto nos incitaría
a aceptar que Contrebia Leucade la podríamos traducir por “La gran ciudad blanca”.
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5. PUEBLOS CELTIBÉRICOS LIMÍTROFES (hacia el siglo III a C)
N. Marín Díaz subraya que ya los autores greco-latinos –Polibio, Livio, Estrabón, Plinio y
Ptolomeo- que hablaron por primera vez de los pueblos celtíberos de la Península Ibérica y de su
territorio, la Celtiberia, no se ponen de acuerdo sobre los pueblos que fueron celtíberos y sobre los
límites geográficos de su territorio.
La moderna historiografía considera, de una manera más o menos unitaria, que los pueblos
celtíberos formaron una gran confederación tribal en la que estuvieron los lusones, titos, belos
arévacos y pelendones, aunque en ciertos momentos de su historia esa confederación pasara por
avatares diversos que introdujeran la división y el enfrentamiento entre sus miembros o, en algunas
ocasiones, su disolución, bien por causas externas o internas. De este modo, parece ser que lusones,
titos y belos fueron celtíberos citeriores, arévacos y pelendones, celtíberos ulteriores.
Las dos primeras razones van parejas y nos sugieren la existencia de dos tipos de población
con un talante diferente, aunque compartiendo una lengua y una cultura semejantes si bien en el
terreno cultural la influencia ibérica sobre los de la citerior, llegada a través de los valles del Ebro y
del Jiloca debió ser importante.
Según J. Lomas, tal división, lejos de ser arbitraria, queda justificada por la conducta de los
celtíberos citeriores hacia Roma, a la que se someten, mientras que no lo harán sino una vez
destruidos los de la ulterior, por la ordenación administrativa imperial reflejada en Plinio mediante
la cual los del citerior quedaron adscritos al convento cesaraugustano y los de la ulterior al
cluniense, en parte al menos por la diferente configuración orográfica de ambos territorios.
Uno de los pueblos limítrofes totalmente aceptado con el que compartió parte de la
cordillera Ibérica actual (la antigua Idubeda) son los Berones. De este pueblo de los Berones tiene
un estudio magnífico Mª Angustias Villacampa en su obra titulada “Los Berones según las fuentes
escritas”, donde acepta a los Pelendones como reales vecinos.
Por otra parte, desde la zona sur del territorio pelendón surgen unos nuevos vecinos que los
van arrinconando hasta dejarlos en la dureza de las serranías y que se les ha reconocido con el
genérico nombre de Arévacos. Estos Arévacos presentan contradicciones sobre su origen, también
en aceptarlos como un pueblo celta definido, o si surge de una confederación de ciudades-estado
cercanas a los Vacceos de quienes reciben su nombre por su situación geográfica o límites
territoriales como are-vacceos, e incluso de una propia expansión vaccea, y también aceptarlos
como un pueblo (escita) repelido, que se incrusta por su belicosidad en esta zona mermando la
territorialidad pelendona. Sea como fuere, la realidad es que son sus vecinos y con los que van a
compartir por necesidad y cierta sumisión, muchos objetos, armas, economía y comercio.
Hacia el noroeste también surgen problemas sobre la realidad geográfica de los límites que
compartieron con los Turmódigos. Su ubicación exacta no es conocida, la mayoría de los
historiadores, le aceptan sus fronteras al sur con el río Arlanza. El nacimiento de este río podría
limitar parte del territorio pelendón hacia el NO.
Pero donde entramos en una enorme problemática es en la posible ubicación territorial de
unos pueblos llamados Belos, Tithios y Lusones. Nadie mejor que Francisco Burillo Mozota que en
un breve estudio titulado ”Sobre el territorio de los Lusones, Belos y Titos en el siglo II a. de C”,
trata de las dificultades que entraña.
En este trabajo nos presenta las contradicciones de historiadores antiguos y especialmente
los clásicos en la determinación de ciertas ciudades y los pueblos a las que pertenecían. Ello lleva
consigo una cierta cautela y prudencia en definir la geografía de estos pueblos.
Por nuestra parte hemos confeccionado un mapa de la Celtiberia y otros pueblos cercanos,
bastante condicionado a la posible situación de estos pueblos por la mayoría de historiadores
consultados y en especial también dudamos de la realidad que hemos otorgado a Belos y Tithios,
descartando a los Lusones que siempre se les había otorgado Turiaso (Tarazona), Bursao (Borja) y
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en general esa parte derecha del Ebro hacia el macizo del Mocayo y en consecuencia con limites
con los Pelendones. Estos pueblos de Lusones, Belos y Tithios son los primeros que sufrieron el
acoso de los romanos especialmente con Sempronio Graco.
Mapa territorial de los diferentes pueblos cercanos al Idubeda (Sistema Ibérico), donde se
aprecia la ubicación de los Pelendones y sus pueblos limítrofes
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6. SU ECONOMÍA
La economía de los Pelendones era realmente de subsistencia, siendo su ganadería la que les
proporcionaba no solo su base alimentaria sino excedentes para trueque y posteriormente venta con
el fin de adquirir otros productos (sal, trigo, cebada, …) de los que eran deficitarios.
Ganadería
La ganadería ovina es la más importante en este pueblo céltico que principalmente se
aprovecha de su lana. Pero quien nos da una cierta idea de su potente realidad es Diodoro de Sicilia
al manifestar que hacia el 41 (a.C.) un tratado de Numancia y Termancia (ambos oppidum en la
provincia de Soria) con los romanos comprometiéndose en entregar a estos 9.000 mantas de lana,
3.000 pieles de bueyes y 800 caballos. Esto indica el poder económico de estas tierras en aquella
época. Esta zona será la que muchos siglos después llegue a proporcionar a la Mesta su esplendor.
A este respecto Cervantes nos recuerda a Don Quijote lancear ovejas de los yangüeses, pastores de
las Tierras de Yanguas (Soria).
Sin embargo es notorio que Diodoro aclare que las prendas de abrigo entre los celtíberos
eran negras, muy bastas y de lana parecida al pelo de las cabras.
Sobre los caballos celtíberos se ha hablado mucho de su ligereza y rapidez. Polibio cita la
docilidad, pero debida a la perfecta doma ya que entre estos celtiberos el caballo y el jinete parecía
uno solo, en una verdadera simbiosis de dependencia. Una cita de Estrabón (tomada de Posidonio)
alude que “los caballos celtíberos son de color gris, pero que, fuera del país pierden este color...”
Es verdad que en general los caballos hispanos eran célebres en la antigüedad hasta tal punto
de admiración que autores tan serios como Varrón (49 a.C) sostuvo la idea de que el viento era
quien fecundaba a las yeguas lusitanas y Plinio recoge estas fantasías como chocantes aclarando que
este viento era el Favonio (viento del oeste) al que los antiguos clásicos llamaban Céfiro.
La fábula se extendió para todo el territorio romano, por lo que fueron sumamente cotizados
y demandados. Como curiosidad Columela especifica que esto ocurría en ciertos montes sagrados y
Sílio Itálico localiza este hecho entre los vettones.
Existe un interesante trabajo de Elvira Gangutia con el título de “La Potnia Equina” (IFL-
CSIC), que recomiendo no solo en lo relacionado con el caballo sino en todo un trasfondo mítico
que nos hace recapacitar ante unas concepciones cautivadoras.
Las manadas de yeguas y caballos salvajes eran reales y sus capturas para uso propio y otras
veces como fuente de economía totalmente ciertas.
Plinio cita a los mulos como muy empleados en la apicultura y también alude al gran valor
de las burras de Celtiberia, que llegaron a cotizarse con precios de lujo, especialmente en Roma.
El ganado bovino era conocido pero no se tiene grandes datos en estas zonas castreñas. Si
existen ritos sobre el toro, propios de la cultura indoeuropea y nos hace sospechar que
prácticamente estarían semi-salvajes en las zonas lacustres y encharcadas de estas zonas, como
ancestrales “uros”. Posiblemente como recurso comunitario en manadas controladas, pero con gran
libertad.
En la práctica tenían bueyes para trabajos especialmente de arrastre y transporte; siendo
también lógica su utilidad en zonas arévacas para una agricultura muy incipiente y especialmente de
cereal.
Encontramos el toro y el caballo en estas tierras en un concepto mítico que lo refuerzan las
estelas funerarias con representaciones típicas de estos animales.
Un animal prácticamente sagrado era el cerdo, lo cual se deduce de la simbiosis existente
entre la encina, árbol sagrado y sus frutos, las bellotas, que comen los cerdos.
Incluso entre los galos había un dios llamado Moccus, de quien escarbando en el bretón
primitivo encontramos la palabra “moc’h” cuyo significado es “cerdo”.
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Caza y pesca
La caza era abundante en el territorio pelendón e incluso hasta hace bien pocos años la fauna
fue una de las riquezas de esta zona.
Fue una fuente natural para este pueblo celtibérico ya que encontró a su merced ciervos,
corzos, jabalies, tajudos, liebre y conejos junto a sus competidores naturales como los lobos, zorros,
linces, garduñas, comadrejas, etc, en el espacio terrestre y en el aéreo el águila, halcón, gavilán, el
azor, el búho y otras rapaces, siendo el buitre respetado por su concepción mítica.
Por otra parte las palomas, perdices, codornices, urogallos, eran otras aves que además de
proporcionar carne utilizaban sus huevos.
Agricultura
Su agricultura precaria, escasa por no decir nula de cereal, era sustituida por frutales propios
del entorno y según Estrabón “...viven durante dos tercios del año de bellotas, que secan y
machacan y después muelen para hacer pan de ellas y conservarlo largo tiempo”.
Por eso no podemos descartar que los molinos de piedra encontrados en sus poblados
pudieron ser utilizados para moler bellotas.
Los frutales que existirían en aquella época serían los manzanos, las endrinas, majuelos,
fresas y frutos secos, especialmente de las encinas, las bellotas. Comerían muchas raíces de plantas,
rábanos, y algunas hojas verdes de brotes tiernos.
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Mineralogía
El valor de la sal en este pueblo tuvo que ser primordial. Era necesaria para ellos a nivel
personal en sus comidas, era necesaria para su importante ganadería, era importante para conservar
sus alimentos, era importante para curtir sus pieles. Y sin embargo no se ha hecho un estudio sobre
el valor de la sal en la economía celtiberica.
En cuanto a la mineralogía de la zona es riquísima de donde obtenían sus metales. Desconocemos
sus explotaciones mineras, pero reseñaremos a consideración del lector unos datos del Minero
Español sobre esta zona como comprobación de recursos mineros que tuvieron al alcance estos
celtíberos:
- En el término de Ágreda se concede en 1630 el beneficio de minas de hierro en sitio llamado
Valdecerro y en el Carrasquillo; en 1576 una mina de oro y plata en el sitio llamado La Oliva.
- En el término de Beratón se concede en 1678 beneficio de una mina de hierro en el Cerro del
Moncayo.
- En el término de Borobia se concede 1590 beneficio para explotar minas de plata, plomo y
almagre especialmente en el lugar llamado las Peñas de Encina.
- En La Cueva de Ágreda varias minas de hierro explotadas en la antigüedad y en 1628 se
concedieron explotación de dos de ellas.
- En el término de Ólvega existen varias minas de hierro siendo mundialmente conocida la llamada
Pétrea por la calidad de su mineral.
- En el término de Vozmediano existen minas de hierro que fueron explotadas por los romanos.
- Esta relación metalúrgica se ciñe tan solo al macizo montañoso del Moncayo como clara evidencia
de su potencial, que sin duda estuvo en manos también de estos celtiberos y con otras minas que
tal vez hoy desconocemos.
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7. LAS CECAS PELENDONAS
La moneda surgió por necesidad ante la imposibilidad del trueque en algunos casos, bien
porque una de ambas partes no estuviera interesada o no necesitara del producto a cambiar de la
otra parte. El trueque estaba muy condicionado a que ambas partes pudieran compartir sus
productos. Esto condicionaba un mercado algo emergente y la realidad de compra y venta quedaba
limitada.
Surge la necesidad de dar el producto por un valor aceptado en un objeto que podrá después
ser trucado para obtener otro producto. El objeto será un trozo de metal de cobre, plata e incluso
oro, que se marcará en su acuñación, al menos la ceca originaria y surgirá la moneda. Después el
comercio valorará la cantidad de monedas según el objeto a adquirir.
Antes de centrarnos en las cecas, lugares donde se emitían las monedas, es lógico conocer el
territorio donde se ubicaba el pueblo o la etnia céltica de los pelendones para una mejor localización
de sus ciudades y un conocimiento más exacto de su realidad territorial. Aportamos este mapa
donde se ubican las cecas más conocidas.
Existen dificultades sobre las minas en concreto que utilizaron para obtener sus metales, sin
embargo esta zona rica en minerales no debieron tener dificultad en obtenerlos para llevar a cabo
no solo la acuñación de moneda sino la fabricación de armas y útiles de su época.
Antes que nada debemos especificar que a simple vista todas las monedas celtibéricas
parecen iguales, ya que en su cara o anverso aparece siempre una cabeza de varón y en su reverso
un jinete con lanza a la derecha, que todos recordamos en las monedas de 10 y 5 céntimos en el
sistema monetario de la antigua peseta.
Si nos detenemos, observaremos que no todas las cabezas son iguales. Hay rostros imberbes
y otros con barba. También hay diferencias en el pelo, por las formas de peinado.
Debemos también apreciar que en los anversos suelen aparecer en una inmensa mayoría un
delfín y un símbolo gráfico (como letras) o bien dos delfines, uno a cada lado de la cabeza.
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En la mayoría del reverso encontramos siempre el jinete con lanza a la derecha y debajo el
nombre de la ceca con grafía ibérica.
En este apartado vamos a dar a conocer varias monedas emitidas por estos pelendones. La
mayoría de ellas tiene el valor de un AS. Esta moneda era de bronce y venía a ser como la unidad
monetaria de aquella época. Una moneda de gran valor era el denario, que valía diez ases. La
moneda llamada sextercio era la cuarta parte de un denario.
A este respecto nos han servido de guía, algunos estudios de Almudena Domínguez Arranz,
así como diversos catálogos numismáticos.
AREGORATAS ( AREKORATAS)
Esta ceca no se ha podido ubicar con exactitud. Al principio se pensó que podía estar en
Luzaga (Guadalajara) al encontrase en esta localidad una placa de bronce con escritura incisa en
una de las caras y en su primera línea aparece, en grafía ibérica, un texto escrito que se interpreta
en expresión celtibérica como “AREGORATICUBOS KARUO CEMEI ...” se pensó que esta
tésera de hospitalidad que citaba a los pueblos amigos, siendo en la práctica un pacto de amistad,
debería ser del lugar del hallazgo, es decir Luzaga y en consecuencia se ubicaron aquí a los
Arekoratas. Otros autores manifiestan que debía situarse en Grávalos (La Rioja) y finalmente hay
otros que deducen por la realidad minera estar situada en los alrededores del Moncayo soriano,
siendo Ágreda la que recibe mayor posibilidad.
Personalmente, creo que Aregoraticas o Arekoraticas es muy posible que estuviera situada
en los alrededores del Moncayo.Tal vez pudo ser Muro de Ágreda (Soria) y fuera el posible nombre
primitivo pelendón, que una vez conquistada por los romanos y punto importante en su calzada
romana fue rebautizada con el nombre de Augustóbriga; o tal vez en Añavieja por deducciones que
ofrece Manuel Blasco Jiménez en su “Nomenclátor de la provincia de Soria” editado en 1909. Pero
lo mas seguro es el de un asentamiento humano alrededor de la laguna de Añavieja a quien pudiera
recaer esta nomenclatura celtiberica.
Este nombre de Augustóbriga mantiene el recuerdo del tratamiento de Augusto entre los
emperadores romanos y la forma celtibérica “briga” que se ha aceptado como “colina fortificada”.
Debemos recordar que en algunos textos históricos y entre historiadores hay ciertas dudas
entre Augustóbriga y una Nova-Augusta.
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Debemos destacar que el prefijo “ARE” de origen indoeuropeo se acepta como “cerca”,
“extremo” y las formas de “GORA” así como “GORATI” las encontramos en el eusquera
aceptándolas como “arriba”, “altura”. Podríamos concluir que “ARE-GORATI” lo podríamos
traducir por “cerca de la altura”o “extremos muy altos” y en consecuencia su localización estaría
muy cerca del Moncayo. Sea como fuere la incluimos como una ceca pelendona y detallamos
algunas de sus monedas.
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Otra moneda encontrada fue un DENARIO. Generalmente los denarios son de plata. Este
mide cerca de los 18 mm y pesa casi 4 gramos.
En su anverso cabeza viril imberbe y tan solo detrás de la cabeza observamos la grafía KU.
En su reverso el clásico jinete con lanza y debajo el nombre de la ceca A-R-E-KO-R-A-TA
EKUALAKOS
No se ha podido localizar, aunque se cree que está situada en la cuenca alta del Duero.
La moneda encontrada fue un AS y en su anverso o cara se aprecia la clásica cabeza viril.
Delante de la cabeza aparece un delfín y detrás el símbolo E. En su reverso se encuentra el
consabido jinete con lanza y debajo el nombre de la ceca.
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OKALAKOM (OCALACOM)
Está sumamente localizada, ubicándola en Oncala (Soria.Acuñó tan solo este tipo de
moneda. La moneda hallada es un AS y en su anverso se aprecia cabeza viril imberbe. Delante y
detrás de la cabeza aparecen sendos delfines. Al reverso jinete con lanza y debajo el nombre de la
ceca.
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SEKISANOS
La inmensa mayoría afirma que está situada en Canales de la Sierra (Rioja) y también de
conocer de ella tan solo las monedas ases.
La moneda es un As y en su anverso la cabeza viril tiene barba y mira a la derecha. Delante
de la cabeza hay un delfín y detrás la grafía de una S. En su reverso está el clásico jinete con lanza y
debajo el nombre de la ceca.
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TABANIU (DABANIU)
Está situada su ceca en Débanos (Soria) y emitió ases y semises.
La moneda es otra vez un AS. En el anverso una cabeza viril imberbe y a ambos lados de la
cabeza hay un delfín. Al reverso vemos el jinete con la clásica lanza y debajo el nombre de la ceca.
Otras cecas en las que los Pelendones acuñaron moneda y de las que no se han encontrado
ejemplares son:
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UARKAS: Ubicada con toda probabilidad en Rio Vargas ( La Rioja) y acuñó solo ases.
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8. SU POSIBLE ARMAMENTO
Es un hecho totalmente aceptado por los historiadores que los celtíberos alcanzaron una gran
perfección en la fabricación de armamento. Todos alababan las cualidades de sus armas que incluso
los romanos las adoptaron para sus legiones.
“Tienen un modo singular de prepararlas armas que utilizan para su defensa. Entierran láminas de
hierro y las dejan hasta que, con el tiempo la parte débil del hierro consumida por la herrumbre se
separa de la parte más dura; de esta hacen espadas excelentes y los demás objetos concernientes a
la guerra. Las armas así fabricadas cortan todo lo que le opone; ni escudo, ni casco, ni hueso,
resisten a su golpe por la extraordinaria dureza del hierro”. Diodoro de Sicilia.(siglo I a.C.)
El Moncayo (Mont Chalybs) y sus aguas excesivamente frías y oxigenadas hacían adquirir
al hierro de estas zonas una mejor calidad sobre el resto hispánico. Las armas de estos chalibinos
eran muy cotizadas. Este pueblo de los Chalybes (Χάλυβε) al parecer procedían del Ponto Euxino
(Mar Negro) y la Plafagonia, en el Asia Menor, eran de raza escita y estaban considerados hábiles
en la metalurgia del hierro. Se desconoce mucho de ellos, pero los romanos les encargan armas y
Marcial los cita en sus escritos.
El bilbilitano Marcial algo envidioso defiende en sus Epigramas las que fabrican sus
paisanos en el Jalón con estos maravillosos versos:
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Los estudios sobre el armamento celtibérico los inicia Cerralbo y Morenas de Tejada, que
pronto captaron la atención de Déchelette, Sandars y Schulten, entre otros grandes investigadores.
No es abundante en la zona castreña el material personal armamentismo que se encuentra en
otros pueblos celtíberos de forma muy abundante y en especial entre los arévacos y muy
concretamente en las necrópolis.. Intentando realizar comparación entre los encontrados en el Alto
Duero, como espacio más próximo y aceptando los más convincentes y básicos debemos aceptar
que utilizaron:
Espadas: en general oscilaban entre 30 a 50 centímetros, porque dimensiones menores las
podríamos admitir como cuchillos rectos. Las espadas poseían vainas muy sencillas, prácticamente
de sujeción. Las espadas curvas, falcatas, son muy escasas. Son muy interesantes las espadas con
antenas.
Puñales: generalmente de un spithame que equivalia a unos 23 cm, aunque en los meseteños
solían ser de unos 30cmm.
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Cascos: en su totalidad metálicos y la mayoría de bronce. Se han hallado muy pocos y
vinculados con ajuares ricos que implican la deducción que solo los llevaban personas de prestigio
o importantes guerreros.
Se considera no muy utilizada la honda, dado que no se han encontrado los típicos
proyectiles usados en estas épocas. Y no es muy lógico ya que estos pelendones se dedicaban al
pastoreo y la caza como formas más habituales de vida. En cuanto al arco, la escasez de puntas de
flecha halladas nos hace pensar que tal vez solo eran utilizados en algún tipo de caza, muy
minoritaria y en cierta manera se descartan, con reservas, como arma de guerra, al menos en esta
etapa protohistórica y estrictamente castreña.
Sin embargo, sí utilizaban las “grebas” como polainas o espinilleras que las llevaban
arrolladas a las piernas.
Las trompas de guerra son muy utilizadas entre los arévacos. Estaban hechas de barro y la
mayoría decoradas. Al final, sus bocinas, solían aparentar un fiero animal con las fauces abiertas.
Trompa de guerra
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9. ARTESANIA: cerámica y orfebrería
Cerámica
Los más numerosos son los rojos y al parecer eran los más utilizados en la vida diaria. Esta
cerámica roja decorada con pinturas negras es la más característica en estas zonas celtibéricas.
Es digno de mencionar que el arte celtibérico queda plasmado con su pintura sobre la cerámica ya
sea ésta monocroma o policroma, especialmente en la zona numantina y en contacto con el espacio
pelendón.
Consideramos sumamente revelador el trabajo realizado por Ángel Almazán de Gracia, con
el nombre ”Cosmogonía Védica del numantino Vaso de los Toros” editado en la Revista de Soria,
nº 25 (monográfico sobre los celtíberos) en donde pone de manifiesto la gran influencia indo-aria a
través del indo-europeismo con que llegan a estas tierras.
La pregunta que nos sugiere es que tan solo los pelendones con su sociedad muy ancestral
pudiera conservar estas influencias y en especial en un pueblo donde el druismo fue muy atávico.
Pero son muy interesantes las afirmaciones de Mariam Arlegui al plantear la posibilidad
que esta magnífica obra fuera pintada por un pelendón.
En otro vaso donde aparecen esvásticas, clásica representación del dios solar nuevamente
nos reconduce a los orígenes indo-europeos.
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Da la sensación de que los arévacos aportaran la tecnología y los pelendones la influencia
mítica ancestral en las manifestaciones artísticas. No lo considero así; sería más lógico admitir una
cierta interdependencia en su cohabitación histórica y aceptarlas como simples manifestaciones
culturales arévaco-pelendonas de forma generalizada que a veces enmascaramos en una parcial
realidad celtibérica.
Orfebrería
La siderurgia del bronce se inclinó por los objetos relacionados con la vestimenta y
especialmente por adornos tanto a nivel personal como de objetos. La orfebrería es muy tardía en el
mundo celtibérico.
Los adornos típicos de las fíbulas, pectorales, pulseras, brazaletes, broches de cinturón y
otros que se inicia con el bronce, evolucionan al hierro y en épocas avanzadas a la plata, llegando a
su máximo esplendor en reducidas aportaciones de oro; todo esto genera los tesorillos.
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El adorno más característico es la fíbula y las hay sin resorte, de doble resorte, de codo, de
bucle, de áncora, de pie vuelto,... su pluralismo y variedad las hacen irresistibles. La fíbula
equivaldría a nuestros imperdibles o broches de adorno. Tiene un valor práctico de sujeción y otro
valor ornamental. Como valor práctico se utilizaron durante un milenio y fueron de bronce, muy
escasos de hierro; pero su valor ornamental hizo que de plata llegaran algunos a ser de oro. Eran
utilizadas tanto por el hombre como por la mujer.
Los brazaletes de bronce con múltiples aros son los más conocidos.
Las pulseras las había de bronce y hierro siendo las más corrientes las sencillas.
Los broches de cinturón eran los más apreciados por estas tribus castreñas y en la actualidad
solo de la Meseta se tiene un recuento de más de trescientos. Estaban formados por dos piezas: la
macho, con garfios y la hembra con agujeros para insertar los garfios. Las dos piezas se unían al
cinturón mediante remaches en sus extremos libres. El cinturón era generalmente de cuero.
Unos típicos collares rígidos eran los torques que se fabricaban con una o varias varillas
generalmente de bronce que se enroscaban entre sí. Los llevaban personas de elevado rango social o
religioso.
Los collares están formados por cuentas de diversas formas y materiales. Entre el material
encontramos cuentas tan dispares como de ámbar amarillo, bronce esférico con perforación central,
de pasta vítrea o resinosa y de cuentas de cerámica.
Las sortijas se encuentran abundantemente, son sencillas y normalmente se componen de
una estrecha cinta de bronce y rara vez decorada. Los pendientes son escasos y de aro simple en su
mayoría.
Collares Pulsera
Junta de Castilla y León. Museo Numantino de Soria (Fotografías: Alejandro Plaza)
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Entre otros útiles de metal que utilizaron encontramos pinzas, tijeras, agujas e incluso
alfileres, pero lo más curioso es el hallazgo de botones de bronce, circulares y suavemente
curvados.
Los pectorales fuero realizados especialmente en bronce y no está muy clara su utilidad, por
eso la aceptaremos más como una prenda ornamental. Los hay circulares, rectangulares y a veces
mixtos.
Otros útiles también fueron las típicas fusayolas de cerámica, (aunque las mas apreciadas
fueron las de hueso) muy utilizadas en las zonas castreñas como husos para hilar la lana de sus
ganados. Eran de formas redondeadas y algo ovaladas con una perforación vertical. En esa
perforación se introducía el huso de madera (como un palito alargado) que le permitía rotar para el
hilado a mano. Una vez confeccionado el hilo, éste en madejas era pasado a un rudimentario telar
para confeccionar el tejido textil y hacer vestidos con él.
Pectoral (esperaliforme)
Junta de Castilla y León. Museo Numantino de Soria (Fotografía: Alejandro Plaza)
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10. MITOLOGÍA Y RELIGIOSIDAD
Su religión no consistía en una doctrina teológica que aprender, más bien en una forma
filosófica de vivir basada en la creencia de una cierta inmortalidad (metempsicosis), una ética
natural, una concepción panteísta y una visión animista del mundo para lo que se tenía un
ceremonial, unas fiestas y unos ritos. Diodoro Siculo manifiesta (Historias,V) que la doctrina
pitagórica existe entre ellos (refiriéndose a los galos) al aceptar que las almas de los hombres son
inmortales y que transmigran a otro cuerpo durante un número de años.
Su creencia en esta inmortalidad forjó una cierta metempsicosis, aceptando una serie de
transmigraciones del alma con ciertos tintes védicos, aunque para ellos el final es habitar una región
maravillosa, cuyas alegrías y seducciones sobrepasan las de este mundo, allá donde el Sol se oculta
la mayor parte del año. Podríamos llamar al lugar “mag-mar”(la gran llanura) o “mag-meld” (la
llanura agradable).
El testimonio más antiguo de su religiosidad nos lo cita Estrabón cuando dice: Algunos
autores afirman que los galaicos son ateos, pero que los celtíberos y sus vecinos limítrofes al norte,
bailan y disfrutan la noche entera con toda la familia, en honor a un dios desconocido o anónimo,
de noche, durante los plenilunios, delante de las puertas de sus casas.
Ese dios anónimo, que algunos quieren ver como el dis-pater, no tenía un nombre propio o era
innombrable. Tampoco tenía una representación plástica o gráfica determinada. En realidad era la
suprema divinidad panteísta que asume todo en nada. La diversidad de deidades que asumen parte
del todo, configuran la suprema divinidad anónima.
Caro Baroja quiere ver en las danzas de los plenilunios un culto a la Luna. Sin embargo Blas
Taracena nos alerta en las manifestaciones astrales encontradas en la arqueología otro indicativo
divino. Algunas de ellas (cruz esvástica); el sol, como rueda giratoria o impulso vital.
Debemos señalar la gran vivencia del dualismo como realidad única entre estos celtiberos. Su
filosofía no es de “intellectus” sino más bien de “intel-lego”, de sentir, asumir, caer en la cuenta.
Una filosofía natural y práctica. Esta vivencia dualista hace concebir la oscuridad para surgir la luz.
Subyace como indoeuropeo ese “agni védico” dual y ancestral de (fuego-agua), (muerte y vida),
(masculino y femenino), y en consecuencia se rinde culto a la Luna porque será Sol, porque sin
noche no hay día. Es el valor de los contrarios y estar equidistante sería el nihilismo. Con esta
filosofía es constante el renacer y en cierta manera nada muere y nada vive: solo se es.
Un análisis de su mitología sería un trabajo extenso, arduo, y complejo. Podríamos encontrar
deidades con diferentes nombres y características similares entre los diferentes pueblos celtas. Otras
veces se asumen ciertas deidades casi como tótem del pueblo y ejerce un “devotio” de tipo tribal.
Aparte de ese dios innombrable (dis-pater) que se corresponde con el Dagda irlandés y triadas que
surgen de las divinidades, escogeríamos como muy representativo y generalizado a Lugh (Lugus).
El interpretar el carácter representativo de esta deidad es difícil, pero en la práctica era la deidad
experta en todo. Se le ha relacionado figurativamente con el cuervo, buitre (vultúridos) por ser
animales mensajeros de la divinidad en el culto a los muertos.
Lugh es la deidad más aceptada entre los diferentes pueblos celtibéricos; es en la práctica el
dios pancéltico por excelencia. De tal manera que en los conflictos bélicos asume su carácter como
dios de la guerra. Hay una enorme toponimia consagrada a Lug en España y muy superior en
Francia. Podríamos afirmar que la Ruta Jacobea fue un itinerario de Lugh en la antigüedad.
También hay quienes defienden que las actuales ermitas a Santa Lucia (patrona de la vista), fueron
antiguos santuarios a Lugh, algo relacionado con la luz e indirectamente con el Sol.
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A veces se ha etiquetado su parentesco con Cernunos, como dios del valor (guerrero) y de
la inmortalidad; deidad que se representaba con astas de ciervo.
Como nota curiosa aportamos la legendaria versión que narra como preparados para el
combate inminente apareció en medio del campo de batalla un ciervo. Lo tomaron como un aviso
de la deidad y se retiraron de la pelea.
Las Matres eran en la práctica una triada de divinidades en un concepto unitario para el
pueblo relacionadas con el agua, la tierra, la fecundidad, y en general con sus necesidades vitales.
Estas triadas eran muy aceptadas entre los germanos porque el número tres era el número total. En
Irlanda esta triada recibía el nombre de las tres Macha. En el territorio pelendón se han encontrado
gran variedad de ellas. En la provincia de Soria en Yanguas y Muro. En las zonas burgalesas
dedicadas a la Matres Tendeiterae, Matres Gallaicae, Matres Monitueinae y otras. Es interesante la
de Canales (La Rioja) a las Matres Useae, que M.L Albertos nos la traduce como “las madres del
año” e incluso como “las madres ancianas” y aquí si podríamos aceptar un cierto culto a los
difuntos, cuya teoría comparten otros historiadores sobre las matres.
Epona era una diosa capaz de asumir la deidad local e incluso sustituir a las Matres,(según
Linduff, 1979 y Green, 1993) dado su carácter protector esencialmente de la fertilidad, de animales,
personas y tierras) e incluso una cierta aceptación en la protección de los difuntos (según Benoit
1950; Armand-Calliat 1967 y Linduff 1979). Solía aparecer acompañada de caballos e incluso se la
representaba bajo esta figura ecuestre. Para Laura Oaks (1986) pudo ser una diosa protectora del
territorio y de sus fronteras con los otros pueblos; esto implicaría que su protección de la
prosperidad y abundancia,- como diosa de la fertilidad-, también asumiría un cierto carácter militar.
Debemos resaltar que Epona es una deidad hipomorfa y esto nos recuerda que no se podía ser rey de
Irlanda sin desposarse míticamente con la diosa tutelar; se accedía a soberano en virtud de un
“hieros gamos” con la diosa de la Tierra. Este “hieros gamos” aseguraba la fertilidad del país y del
reinado y en consecuencia el rey, a la vista de sus súbditos, copulaba con una yegua blanca, que
después se mataba y era comida por el rey y sus asistentes. Así se cumplía la tradición y si mal no
recuerdo hasta el siglo XII está atestiguado.
Bormanicus es un dios más reconocido como el galo Bormo o Borvo. Es el dios relacionado con el
agua, pero más bien agua curativa, por eso las fuentes con valor curativo, medicinal y en especial
las aguas termales están relacionadas con este dios. Sus raíces filológicas nos recuerdan el hervir del
agua; más concretamente sobre “el burbujeo” y se le relaciona con el termalismo, pero no debemos
descartar el afloramiento de fuentes frías que con su fuerza al manar producen también burbujas
semejantes a la ebullición.
Teutates: dios guerrero y protector de las tribus. Se le identifica como el Dagda de los irlandeses.
Formaba parte de los "dioses de la noche" junto a Esus y Taranis, siendo un dios que recibía
muchos sacrificios por parte de los druidas. Se le adoraba sobre todo en la Galia y en la Bretaña
romana.
Taranis: dios del trueno, de la tormenta y el cielo. Era un dios temido al que para aplacar su ira se
le dedicaban sacrificios; su culto se extendía por la Galia y parte de Bretaña. Se le relaciona con
Thor por su similitud con los poderes del rayo y el trueno. Como similitud filológica aceptaríamos
la Sierra de Toranzo, al lado del Moncayo y en dicha sierra sus tormentas son espectaculares en
rayos y truenos. Será coincidencia que sus montañas sean ricas en oligisto (mineral de hierro) y en
donde la arcana mina Petra fue una de las importantes en su aportación del mencionado mineral.
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Un dios al que voy a citar con cierta reserva es Belenus. Era un dios de la agricultura y su nombre
significa "luminoso y brillante" y al parecer simplemente representa las grandes hogueras de la
fiesta de Beltaine, negándosele su categoría de deidad. Aunque hay historiadores que manifiestan
que los Pelendones y los Berones surgieron de entre los Belendi, pueblo que al parecer adoraba al
dios Belenus, de donde se generó su nombre.
Esus, algo menos venerado entre los celtíberos que los anteriores era un dios violento y
sanguinario, señor de los bosques; sin embargo era muy venerado entre los galos porque le tenían
un gran temor.
En otras ocasi0nes deidades locales asumían en cierta manera el culto de las Matres, pudiendo ser
dioses o diosas a los que se les rogaba su protección. Citaremos algunas de estas deidades por su
testimonio epigráfico especialmente en estas zonas:
Caldo Uledico: Es aceptado también por Caldos como abreviación de Calidus y se considera
Uledico adjetivo gentilicio. Un ara votiva a esta deidad apareció en El Rastrillo de Cameros (La
Rioja). M.Morestín acepta como homofonía el sentido de lo cálido o termal.
Biogena o Biogenae: Se considera su nombre de (gena = origen, grupo, estirpe) y (boio y boii =
de los pueblos) se aceptaría como “dios de los pueblos”. Sin embargo para Pokorny podría
aceptarse por “los luchadores”. Su ara votiva se encontró en Lara de los Infantes (Burgos).
Dercetio.- Es otra divinidad de difícil interpretación. Para J. M. Blázquez es una deidad solar que
habitaba las montañas. No descartamos que el culto se llevara al cabo en montañas con mucha
visibilidad desde su cumbre, actuando de verdadero kailas o monte sagrado; pudiendo existir sus
aras como signo de protección, en cualquier lugar.
Otras divinidades que aparecen en suelo soriano están muy localizadas tales como Ordaeci (dioses)
en Valdegeña; Drusune (diosa) en San Esteban de Gormaz; Peicacoma (diosa) en Hinojosa de la
Sierra; el curioso Vacoca o Vacocaburius (dios) encontrado en Alconaba y Lougesterico cuya
divinidad fue encontrada en Muro, pero con la curiosidad que a pocos kilómetros en Añavieja,
actualmente guardada en la iglesia, hay una ara votiva al dios Marte dedicada por Lougus.
Los santuarios célticos o lugares donde se produce la comunicación entre los dioses y los hombres
recibían el nombre de “nementon”. Estos lugares eran diversos, desde un claro del bosque, un lugar
elevado (kailas), grandes cavernas y otras en parajes donde el agua es su elemento fundamental.
Recordemos a Marcial cuando cita ciertos lugares sagrados diciendo: “sanctum Buradonis ilicetum”
refiriéndose al sagrado robledal de Beratón (Soria) y también cuando manifiesta:”sancrum
Uadaueronen montibus” que para Schulten alude la Sierra del Madero (Soria).
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Sin embargo, quiero dejar patente la teoría de José Hernández en un interesante trabajo titulado:
Paleolítico Superior y Neolítico de la cuenca del rió Añamaza o Estaciones Prehistóricas del término de
Dévanos y Añavieja(Soria), publicado en Zaragoza en 1925 donde manifiesta: “ Lo cierto es que la
iglesia parroquial de Añavieja está al abrigo de una peña y en una estación prehistórica, que se extiende a
los lados de la iglesia, donde se ven restos de construcciones ciclópeas, y por encima de la peña donde hallé
un hermoso ejemplar de raspador aquillado. Este conjunto de circunstancias nos da derecho a suponer que
aquí donde está la iglesia existió en los tiempos prehistóricos un megalito de los que en Francia se llaman
piedras de cazoleta porque presentan pequeñas cavidades artificiales,…”
Este monumento estaba dedicado al Sol, cuyo culto, como sabemos, estaba relacionado con el de las aguas.
Pero aquí no había ninguna fuente que le estuviese consagrada, aunque debajo a no muy gran distancia
estaba la gran laguna, el mayor de sus sagrados dominios en estas regiones occidentales, y desde allí podía
traerse el agua sagrada para ofrecérsela en la esférica o esféricas concavidades del megalito.
A este propósito es oportuno recordar lo que todavía hoy ocurre en las apartadas regiones del Indostaní.
Los sectarios de Buda organizan peregrinaciones a las montañas del Penjab, y en ellas van las mujeres a
llenar de agua sagrada del rió Ganges los huecos practicados en determinadas piedras, persuadidas de que
este rito las libra de la esterilidad. Algo parecido sucedió aquí, aunque con fin distinto. El agua que se
depositaba en el megalito de Añavieja era una ofrenda de carácter expiatorio, era una verdadera “aqua
lustralis”. Así parece que se infiere del ara...”
Esta laguna a la que se refiere José Hernández es la laguna de Añavieja (Annavieia) que forma un
río llamado Añamaza (Annabasa) y que vierte sus aguas sobre Dévanos.
Sería interesante citar la obra de Eduardo Peralta Labrador titulada Los Cántabros antes de Roma
en el capítulo V “La Diosa Madre” de donde entresacamos y resumimos sobre una estela de Monte
Cildá en Olleros del Pisuerga (Palencia) que lleva una inscripción votiva a Matri Deu(m) o Matri
Dev(ae) y la existencia de un templo consagrado a ella. Se puede deducir una deidad fluvial
emparentada con la divinidad celta Deva, siempre relacionada con ríos, lagos y en general agua; nos
recuerda el autor de este libro el origen indoeuropeo de “deywó” como divinidad y continua
añadiendo que es lógico aceptar una “Madre Divina” recordando que la irlandesa Brigit, también
llamada Dana y Ana, es recogida en Hispania en la construcción filológica de nombres celtibéricos
e incluso, asevera este autor, el nombre Dana podría derivarse de Deva (según Even 1957 y De
Vries 1988). Por simple deducción filológica nos hace José Hernández llegar a la conclusión que
esta zona está consagrada a la Diosa Madre Anna y en consecuencia en la parte superior a la actual
iglesia debió existir un espacio sagrado a esta diosa.
Al parecer existió un cierto culto o más bien reconocimiento pseudo-mítico a las ninfas de las
aguas, y en especial a la de las fuentes, no solo por beber sus aguas sino por su aceptación curativa
y protectora. Es posible que de esta realidad surgiera lanzar monedas al agua en pago a los favores
recibidos.
Sobre los ritos funerarios
Los ritos funerarios no están muy claros en estas zonas pelendonas y en consecuencia se desconoce
el ritual de enterramiento en esta cultura castreña. Entre la aceptación generalizada se cree que se
exponía el cadáver al medio natural y en lugares altos para que los buitres dieran cuenta de ellos y
no solamente como comida para estas aves pseudo-divinas, sino para ayudar al muerto a llegar al
lugar sagrado. Sin embargo no se descarta la cremación en una verdadera pira funeraria de leña y
recogida de sus cenizas para su enterramiento final.Esto nos llevaría a un estudio de ciertas
estructuras funerarias llamadas “ustrinas”.Sin embargo lo más corriente es colocar las cenizas en un
hoyo directamente o bien en una urna. A veces se colocaba una estela funeraria y en otros casos se
utilizaba la forma tumular.
Pero hay un hecho característico en el ajuar funerario, más o menos rico en ofrendas depositadas en
objetos cerámicos (vasos, cuencos, ..) que tiene que ver con la espada. Ningún celtíbero puede verse
desposeído de sus armas, es impensable. Su estatus lo valorará el armamento con el que va a ser
enterrado y en especial su espada, junto con otros elementos de adorno (brazaletes, fíbulas,)
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Todavía resulta más sorprendente que en estas estelas encontramos ciertos animales en su trasfondo
mítico. Un interesante estudio de este tipo de estelas en estas tierras pelendonas lo hizo Teógenes
Ortego y Frías bajo el titulo de Estelas funerarias inéditas, con representaciones bovinas, en
territorio arevaco-pelendón” y vamos a dejar constancia de algunas de ellas en este trabajo como la
de Vallorio oValorio done aparece una vaca dando de mamar a un ternero y la de Vizmanos (en la
ermita Nª Sª de Valdeyuso) con dos cabezas humanas y un toro; pero de las más interesantes es la
de Vellosillo en la que aparecen dos toros afrontados.
En otros estudios por la parte riojana encontramos San Vicente de Munilla una de pizarra con
representaciones humanas y bóvidos. En el Museo Arqueológico Provincial de Burgos encontramos
otras estelas con representación de bóvidos. Pero todas estas estelas son muy posteriores e incluso
aun siendo su grafía ibérica, su trascripción es latina en la inmensa mayoría.
Un trabajo de Urbano Espinosa sobre los castros soriano-riojanos ubica en las Tierras de Yanguas
una interesante epigrafía donde la homogeneidad es sorprendente. Data los ejemplares hacia la
mitad del siglo I d.C. o principios del II d.C. lo cual resulta de gran valor para nuestro estudio ya
que la nula romanización de esta zona en esa época les hace poseer un valor representativo de lo
indígena valiosísimo. Estas estelas (alrededor de 20) presentan tres zonas diferenciadas:
a) zona superior (antropomórfica) donde se sitúan siluetas humanas.
b) zona intermedia (gráfica).
c) zona inferior (zoomórfica) donde se sitúan las siluetas de animales.
Adjuntamos estos interesantes esquemas de estelas funerarias, del citado trabajo de Teógenes
Ortego y Frias y remitimos y aconsejamos leer este sorprendente trabajo por sus interesantes
aportaciones y fotografías, que pueden encontrar en “Anejos de Gerión” (p. 325-343)-1988,
(Homenaje a García Bellido).
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11. SU ESTRUCTURA SOCIAL
Según Morgan los elementos esenciales para definir el modelo de una sociedad céltica
serían:
1- Estar basados en relaciones de parentesco o consanguinidad. En consecuencia diferenciaríamos
tres grupos básicos:
a)... GENS, (familia) grupo fundamental formado por padre, madre, hijo, hermano.
b)... FRATRÍA, (clan) agrupaciones de gens o familias: abuelos, tíos, primos, sobrinos,
c)... TRIBU (agrupaciones de fratrías o clanes)
2- Aceptación comunal de las tierras.
3- Igualdad entre sus miembros.
4- Derecho a participar en asamblea: elegir jefe, ir a la guerra,…
5- Aceptar una religión (conjunto de creencias) y prácticas religiosas comunes.
Con estas características básicas en su sociedad podríamos afirmar que los pelendones se
organizaron como una sociedad tribal en la que sus creencias y la práctica de las mismas fue el eje
de su vida social y personal.
También hay que resaltar que al ser la ganadería su fuerza económica, en cierta manera este
régimen pastoril lleva consigo un régimen patriarcal de estirpes familiares hereditarias que implica
un cierto conservadurismo social y político.
Los núcleos más habitados (oppidum) de su territorio tuvieron en su religión el mejor medio
de organizarse socialmente, en ella se incluía las fiestas, el calendario, las costumbres (leyendas,
historia,..) y sus leyes.
Si aceptamos a estos Pelendones como parte de los pueblos de la diosa Dana o Anna, en su
estricto sentido de Tuatha Dé Danann y en cierta manera dimanada de su propia nomenclatura que
podríamos interpretar Pen-land-d’Anann deberíamos aceptar su sociedad organizada según las
fuentes irlandesas y estructurada de la misma manera que la divina:
- La función sacerdotal (lo sagrado) encarnado por Dagda el dios-druida.
- La función guerrera (gobierno del pueblo) representada por el dios guerrero Ogma.
- La función artesanal (el conjunto de la comunidad), figurada por Goibniu, Credne y Luchta.
Este esquema de ideología tripartita propia de los pueblos indo-europeos estaría y está de
acorde con los estudios e interpretaciones de Georges Dumézil. Lug no puede estar encuadrado en
ninguna clase en particular, porque Lugh está por encima o más bien en todas, ya que puede
asumir todas las funciones. Uno de sus sobrenombres es Samildanach, el que domina todas las
artes, todas las ciencias.
Los encargados de todo este movimiento social eran los druidas; una mezcla de mago-
sacerdote y curandero. La palabra druida nace del término “dryadas” (sacerdote de las encinas) y en
general podríamos traducir por “los grandes sabios de los árboles). En la obra “De Bello Gallico”,
Julio Caesar, nos confirma la existencia de estos druidas en múltiples funciones sociales; así como
otros escritores como Pomponia Mela (De Situ Orbis III ), Lucano (Pharsalia I ).
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Plinio, en su “Naturalis Historiae” nos confirma que “los druidas, pues así llamaban a sus
magos, nada tienen más sagrado que el muérdago y el árbol que lo porta. A causa de este árbol
solo eligen bosques de robles y no cumplen ningún rito sin la presencia de una rama de este árbol”
Para Plinio el término druida deriva del griego (δρΰς) “drus” que equivaldría a roble, encina;
es decir la familia botánica de los “quercus”. Para otros autores proviene de las formas “dru-uides”
(muy sabios o muy videntes, partiendo etimológicamente del prefijo aumentativo “dru” y del radical
“wid” que aparece en el latín como “videre” (ver), en el gótico “witan”, en el ingles “wise” y en el
aleman “wissen”.
En la vida real estos druidas, cómo sacerdotes, dirigían las ceremonias y se encargaban de
los sacrificios a sus divinidades.
Como magos les consultaban su futuro, generalmente de casos concretos, buscando más
bien el consejo y su intuición sabia que la pura adivinación. Recordemos a Diógenes Laercio
(Vitae, intro. I) que nos dice que entre los celtas y gálatas habían adivinos llamados druidas y
semnotheoi. Resulta más impactante la cita de Cicerón en su “De Divinatione” donde manifiesta
conocer personalmente a un druida.
También ejercían este poder mujeres y así nos lo refiere Lampridio cuando Alejandro
Severo fue advertido por una druida de que no esperara la victoria, ni confiase en sus soldados. Y
mujeres druidas eran a las que hace referencia Vopiscus (Numerianus, XIV) de la profecía que
recibió Diocleciano así como, nuevamente, Vopiscus nos confirma (Aurelianus, XLIII) como
Aureliano consultó a las druidas galas, sobre su corona imperial y sucesores.
Como curanderos acudían a ellos para sus remedios, por ser conocedores de las plantas y
aplicaciones terapéuticas. Recordemos que Plinio en su Naturalis Historiae nos relata la forma de
recoger ciertas plantas para que tengan posterior eficacia terapéutica y así nos habla de una planta
llamada “selago” parecida a la sabina, muy curativa y su humo para males oculares. También cita
otra llamada “samolus” de origen pantanoso y otros productos, todos ellos envueltos en un
esoterismo mágico.
También intervenían para solucionar problemas de convivencia si eran requeridos por la
asamblea como hombres justos, nunca como jueces; así como para asesorar en actos diversos:
guerras, tratados,...
Estos druidas eran como la jerarquía superior en una especie de casta sacerdotal, a los que se
les tenía tal respeto que iban sin armas y podían recorrer territorios de diferentes clanes y tribus con
plena libertad.
Vestían túnicas blancas y sus santuarios (nementon) eran de piedra, en forma circular sin
techo. En esta especie de casta sacerdotal, los estudiantes o aspirantes a ingresar eran los “amdaurs”
reconocidos por sus túnicas amarillas.
En un orden de mayor importancia, que estos aspirantes, estaban los “vates” que se
distinguían por sus vestimentas rojizas. Eran los encargados de transmitir oralmente al pueblo los
mitos, tradiciones, leyendas,... Estos “vates” pasaban muchos años de estudio y tras una compleja
ceremonia de iniciación podían vestir de azul, lo cual indicaba haber ascendido al nivel de “bardo”.
Pactos sociales
La clientela era una norma surgida del agradecimiento o favor recibido y en consecuencia el
favorecido como deudor se encontraba obligado a un respeto y poner su persona a su
consideración. Esta clientela o servidumbre libre podía existir entre personas, entre pueblos y entre
pueblos y personas.
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El hospitium es una institución característica de los pueblos celtíberos en virtud de la cual
un extraño era aceptado por la comunidad o por un grupo familiar.
De aquí surgen las téseras de hospitalidad como tarjetas de identificación, las cuales al
unirse ambas partes formaban una unidad donde se completaba la identificación.
Sin embargo el hospitium surge de la necesidad, especialmente, entre miembros de alto
rango social, político, guerrero e incluso económico para establecer pactos de protección mutua.,
sobre todo cuando se encontraban fuera de sus territorios.
De aquí surge la formación de las famosas tésseras, fundamentalmente en bronce, como si
fueran pasaportes y acreditaciones personales.
Las formas de estas tésseras eran muy diversas, pudiéndose encontrar formas zoomorfas
(delfines, jabalíes,..) formas geométricas (rectangulares, de incrustación) y formas humanas
(cabezas, manos entrelazadas,…).
Algunos opinan que estos pactos de hospitalidad estaban muy relacionados con la
trashumancia para asegurar el libre tránsito de los ganados y sus pastores; hecho que daría origen a
las cañadas pecuarias tan utilizadas en épocas romanas y medievales, así como su importancia en la
Mesta.
El deuotio (devotio) era el fiel compromiso de proteger la vida a otro a cambio de la suya
propia. Era frecuente en el campo guerrero tenía un fuerte concepto político y religioso
(ideológico); siendo en la práctica una actitud voluntaria y personal para convivir en lo bueno y en
lo malo al lado de su jefe.
Como dice Manuel Ramírez Sánchez: ”no se trata de un mero desprecio a la vida, sino la
constatación del ideal de una vida consagrada a la ética heroica, que se rige por un código de
valores similar al que encontramos en otras sociedades aristocráticas de la Antigüedad”.
La mujer y el matrimonio.
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Los tipos de matrimonio tenían pequeñas variantes de unas sociedades célticas a otras. En
todas se mantenía el sustrato de las formas indo-arias.
Estas variedades de matrimonio radican en la forma que el hombre toma a su futura esposa y a
continuación vamos a analizarlas en esa ancestral forma indo-aria, amoldadas a su realidad social,
porque con matices culturales su esencia es la misma:
Matrimonio gandharva: una de las formas más famosa y extendida, que está basada en un
matrimonio de mutuo consentimiento.
Matrimonio raksasa: es un matrimonio basado en el rapto.
Matrimonio paisaca: es el matrimonio reparador y se aplica cuando el varón ha violado a
una doncella y esta queda incapacitada (por la moral social, por quedar preñada,..) a rehacer
su vida.
Matrimonio dádiva: cuando la novia era ofrecida por el propio padre al futuro marido. Posee
variaciones de nombres si es mediante regalo, por compra, por pacto,…
Y finalmente queda el más sorprendente y es el matrimonio svayamvara: cuando es la mujer
quien escoge a su futuro compañero. Y esta forma de matrimonio era muy común entre los
celtas ya que implicaba en el hombre, para ser escogido, pasar una prueba de valor, que
pudo ser de carácter guerrero, sobre la caza de alguna fiera descomunal, un rito iniciático,...
Pero tengo mis dudas si cualquier mujer celta pudiera utilizar el “svayamvara” o más bien
quedara relegado a cierto tipo de doncellas con votos míticos, vestales de ceremonias druídicas o
de cierta casta social.
El calendario céltico
Los Pelendones, como celtas, tenían nombre para sus meses lunares y en consecuencia de
una forma muy aproximada vamos a relacionarlos en el siguiente cuadro, donde incluiremos
festividades importantes de su cultura. En este cuadro observamos la fuerte latinización de los
nombres de los meses en territorios donde estuvieron los pueblos celtas.
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Inician el año el día de Samhain, que corresponde al día uno de noviembre de nuestro
calendario. Como todos los celtas empiezan los ciclos temporales por la etapa mitad oscura, (el
otoño) y fijan el inicio del año para la mitad del tiempo que existe desde que comienza el otoño
hasta que comienza el invierno.
La festividad de Samhain comenzaba con la caída del sol y les recordaba el inicio del
invierno boreal. Es la noche en la que el cortejo de las brujas, presididas por la siniestra Samahain,
visitaban a los humanos para pedirles cobijo. Nadie puede negarles el alojamiento de esa noche, ya
que las brujas lo raptarían y se lo llevarían a la Posada de las Siete Puertas. Popularmente entre los
celtas Samhain tenía el poder de desdoblarse en tres diferentes brujas. La más terrible de este
desdoblamiento es la que solo tenia un ojo, una pierna y un brazo. Había sido mutilada por el
Dragón cuando robó el jabalí sagrado de los druidas, el cual siempre lleva sujeto debajo de su único
brazo.
Hoy en día queda una reminiscencia en el Halloween británico y en la cultura cristiana como
el Día de Todos los Santos y al día siguiente como el Día de Difuntos.
Pero esta festividad era el inicio en cierta manera al periodo de meditación hasta que llegara
Imbolc, el primer día de febrero. Se imponía vivir con una cierta quietud, un inicio al descanso, a la
permanencia en el hogar y a la reunión con la tribu.
Prácticamente se consideraba que se había recolectado y almacenado lo suficiente para hacer
frente al invierno, siendo consecuente un tiempo para dedicarlo primeramente al recuerdo de sus
antepasados, sus ancestros, y con la ayuda de los muertos a resolver problemas y sobre todo a la
práctica de la adivinación.
La noche del Samhain se comunicaban con sus familiares muertos, con sabios druidas
difuntos y con seres del Más Allá consultándoles sus problemas, sus errores, sus futuras acciones
para recibir ayuda e iluminación en una búsqueda de la perfección y acierto. Era en la práctica un
periodo de renovación que buscaba la fuerza mítica del “mag mar” la gran llanura donde vivían los
espíritus.
La festividad de Imbolc se celebraba en el mes de febrero. Se invocaba para que la fertilidad
fuera muy positiva; Rogaban a la deidad en general que las hembras de sus animales y hasta los de
la naturaleza libre tuvieran buenas crías.
Una presunción de éxito eran las ubres repletas en las hembras, por eso de cierta manera el
nombre de Imbolc procedía por derivación de una vieja palabra céltica que podríamos traducir por
“leche de oveja”. En la práctica la fiesta se celebraba por los nacimientos de los corderos.
Honraban en esta época a la diosa Brigantia (Brigit), la deidad benefactora de la fertilidad y
tenían un recuerdo para las parteras, aquellas mujeres que ayudaban al nacimiento.
Beltaine, la fiesta de las hogueras, se inicia en el mes de mayo, el fin del frío; la luz
primaveral vence totalmente a la noche invernal y se hace pasar a los ganados cerca de las hogueras
para purificarlos e iniciar el pastoreo hacia las zonas más montañosas.
La festividad de Beltaine, servía para recordar a sus héroes y en consecuencia para
prepararse para la guerra. Se invoca al dios Bel, y a Belenus, Señor de la Guerra. Tengo mis dudas
pero es probable que el “Paso de Fuego” de San. Pedro Manrique fuera en estas épocas.
Posiblemente como una iniciación guerrera. Se convocan las grandes asambleas en sus lugares
tradicionales y allí acuden las tribus y los clanes de la etnia.
Al parecer, se sacrificaba ante el altar de piedra un toro, al dios Belenus, ya que la sangre
que se desparramaba sobre la tierra la fecundaba de forma mítica para generar alimentos tanto para
los animales como para a ellos mismos.
En estas asambleas se juzga, se reforman y adaptan leyes, se fijan acuerdos, alianzas y
casamientos o divorcios, se realizaban torneos, se bebía y bailaba; surgen los ritos de la sexualidad
(entre los celtas no era un mérito o una virtud la virginidad); es decir, se impulsaba la vida del
pueblo céltico.
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Al iniciarse el mes de agosto, se encuentra la festividad más sorprendente y principal:
Lughnasadh. Es la fiesta al dios Lug; El Señor de Todas las Artes: es el mejor artesano, poeta,
mago, músico y dotado de enorme belleza; reune todas las virtudes.
Algunos autores dicen que era la época en que las mujeres celtas escogían a sus hombres.
Tengo mis dudas sobre si en esta fiesta se escogían las vírgenes para sus ritos y es muy posible que
“las móndidas”(en zonas sorianas) dentro del territorio pelendón y “mondas”(en Talavera de la
Reina) formaran parte de este ritual, eran doncellas que utilizaban los druidas para coger el
muérdago así como otros tipos de plantas. Es probable que estas doncellas tuvieran un voto
temporal, siendo razonable su término al nuevo Lughnasadh o incluso hasta la primera festividad de
Beltaine.
Sin embargo estas aportaciones de festividades muy generalizada y conocidas entre los
pueblos celtas no dejan solucionado el verdadero problema de ajustar un calendario lunar con el real
y natural calendario solar. Los druidas lo hacían perfectamente, aunque desconocemos la forma
exacta de su conversión.
Se habla de un supuesto calendario descubierto en 1897 en Coligny (Francia) que es muy
posible que fuera céltico y en cierta manera se adecuó a las épocas romanas, al aparecer con
números romanos.
El mencionado calendario está ordenado en dieciséis columnas de meses que abarcan un
espacio temporal de cinco años.
Una curiosidad de este calendario es que el mes lunar está partido en dos bloques, siendo
cada bloque correspondiente al periodo creciente y al menguante de la Luna.
El primer bloque queda cerrado en quince días y el segundo bloque es abierto pudiendo
tener catorce o quince días.
Esto nos hace pensar que hay meses lunares de 29 días y otros de 30 días. Al parecer
también influía en la corrección las constelaciones, la altitud solar y la realidad natural.
Sea como fuere el mencionado calendario de Coligny presenta 355 días para su año. Es decir
tan solo una perdida de diez días respecto al año solar de 365 días. Y encontraron una solución muy
ajustada cada dos años y medio introduciendo un mes lunar.
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12. SU ESCRITURA Y LENGUAJE
Tenemos serias dudas acerca de si estos primeros pueblos celtas conocieron la escritura
Ogam, Ogham u Ogum, un sistema de signos alfabético utilizado para representar gráficamente el
irlandés y picto sobre monumentos pétreos, entre los años 400 y 600 a.C, o al menos sus druidas.
Ante el hecho de que este tipo de escritura se originó en el norte de la península ibérica durante el
neolítico ya que se han encontrado escrituras de este tipo bajo pinturas rupestres y sabiendo que
posteriormente se propagó con la cultura megalítica y dada la realidad que fue el estilo de escritura
adoptado por los druidas de las islas británicas, es lógico nos haga sospechar de esta posibilidad.
No tenemos dudas de que estos pueblos una vez asentados en el centro de Hispania sufrieran
su celtiberización y en ese proceso de evolución cultural cambiaran de grafía, no de lengua.
A continuación insertamos el alfabeto Ogham en sus dos formas (vertical y horizontal)
copiados del Libro de Ballymote, por Dr.Barry Fell.
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El siguiente es un ejemplo de traducción de un breve texto en escritura ogham:
Estos pelendones como el resto de los celtíberos en su expresión escrita utilizaban las grafías
ibéricas. También tenemos nuestras dudas si estos pueblos tuvieron contacto con las grafías de los
alfabetos rúnicos. Existe una cierta similitud en los rasgos, pero no coincide el sonido con la grafía;
sin embargo no deja de ser prudente concebir que si fueron conocidas en tiempos arcaicos podría
existir una predisposición a utilizar una grafía de rasgos muy parecidos para un nuevo alfabeto: el
ibérico.
Aportamos el alfabeto rúnico más ancestral para comparar su grafía con la ibérica:
Aceptada la grafía ibérica por estos pueblos de origen céltico, las diferenciaciones se
encontrarían en las palabras utilizadas y su significado en las diferentes formas lingüísticas entre los
celtiberos. El desconocimiento por nuestra parte de esas lenguas por no haber recuerdo histórico
plasmado en gramáticas sencillas, ni vocabularios mínimos de los valores conceptuales de las
palabras, nos hacen establecer comparaciones filológicas intentando crear un campo semántico
mínimo por donde aventurarse o conjeturar alguna posibilidad real y siempre de forma comparativa
en la similitud de sus coetáneos.
Algunos consideraron, específicamente en el ibérico, buscar una similitud con la lengua
euskera, por eso Caro Baroja lanza una advertencia al considerar que pueda existir una raíz común
del ibero y euskera en tiempos más remotos en su sincronía, pero que ambas lenguas, al sufrir las
típicas diacronías, son diferentes y en cierta manera autóctonas. Otra cosa es encontrar palabras con
raíces euskeras por influencia histórica.
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GRAFÍA IBÉRICA UTILIZADA POR LOS CELTÍBEROS
Vocales:
a e i o U
Consonantes libres:
l m m¬ n
r ŕ s/z ś
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Formas silábicas:
ka / ga ke / ge ki / gi ko / go ku / gu
pa / ba pe / be pi / bi po / bo pu /bu
ta /da te / de ti / di to / do tu / du
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Grafía del Bronce de Luzaga
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13. POSIBLES ASPECTOS ETNOLÓGICOS ACTUALES DE SU CULTURA
Sobre los estudios etnológicos realizados sobre estas tierras sorianas debemos recordar a
Antonio Ruiz Vega, Leopoldo Torre García, Ángel Almazán de Gracia, Isabel Goig Soler y Luís
Díaz Viana, quienes con sus publicaciones personales han testimoniado una labor digna de elogio.
También un recuerdo para Caro Baroja, Elizabeth Chesley Baity, Fernando Sánchez Dragó,
Gervasio Manrique de Lara, a los Gaya Nuño y a los Perez Rioja y a tantos más que omitimos,
nuestro respeto y admiración, especialmente en aquellas publicaciones tan genuinas como Abanco y
Cuadernos de Etnología Soriana y otras más recientes como “Casos y Cosas de Soria” y a la Revista
de Soria en sus dos etapas.
De la Rioja destacaríamos a Rosa Maria Valdivieso Ovejero, Fernández de Bobadilla. F,
Elías Pastor L.V y la revista Berceo, así como muchos escritores locales que han testimoniado sus
ancestrales costumbres.
El sorteo de mozas
Se realiza en Cornago (la Rioja) durante la noche del 31 de diciembre. A la luz de las
hogueras se confeccionan una lista de mozos y otra lista de mozas. A las doce de la noche tiene
lugar el sorteo que confirmara las parejas oficiales durante el año y con un baile se confirma esta
especie de compromiso.
En el pueblo de Larriba (Rioja) se hacía el uno de enero y en el Rasillo (Rioja) también en
Nochevieja con la salvedad de que la moza a la que le correspondía el toro semental tenia el
derecho de goce y disfrute de ciertas prerrogativas muy secretas, que todavía están por conocer.
También se celebran en otros lugares de España como en León, Euskadi,.. en fechas diferentes, pero
todas radican en lo mismo: emparejamiento o apareamiento.
Algunos creen que forman parte de renovación del ciclo anual. Por nuestra parte no lo
descartamos, pero consideramos un cierto atavismo céltico.
Hay un toque de atención en las palabras de Julio Martínez Flórez cuando manifiesta que en
estas conmemoraciones no hay coincidencia de fechas y alude al proceso de cristianización de que
fueron objetos adaptándolas a las nuevas creencias.
Desde nuestro punto de vista, todas las realizadas en la zona soriano-riojana tienen en
común su celebración después del solsticio de invierno y en pleno invierno. Esto nos lleva a
recapacitar sobre si en su origen fueron después de un solsticio de verano y en pleno verano.
Estaríamos ante la posibilidad de que fuera la fiesta celta llamada Lughnasadh, en la que según
historiadores se apareaban en honor de Lugh.
No sería desdeñable aceptar el traslado de esta conmemoración pagana por parte del
cristianismo y darle un sentido lúdico y bucólico para llegar a esta forma reivindicativa de tradición
en la actualidad.
Los Peleles
Prácticamente se celebran en muchas localidades de esta zona en Semana Santa, recibiendo
la cristianizada costumbre de “el Judas”. Se le arrastra, se le cuelga, se le quema, en una palabra, se
desfogan con el pobre muñeco.
No vamos a citar los muchos pueblos soriano-riojanos que lo practican o más bien lo
practicaron. Su arcaísmo se pierde en la estratificación de las culturas y se nos presenta en la
religiosidad actual.
Para Bárbara Aiken representa la quema del año viejo, mientras que para Caro Baroja es
expulsar lo malo y destruirlo a través del fuego, encarnados por la magia en estos peleles. Gracias a
esta simbólica expulsión, nos liberamos de todo lo malo y renacemos a una nueva vida que
empieza. Un doble rito, purificación y renovación muy propio de estos ancestros célticos.
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Los Mayos
Es una manifestación de una festividad primaveral muy aceptada en Hispania. Se corta un árbol
majestuoso y se lleva al pueblo. Generalmente se coloca en la plaza o en aquel lugar más típico y
tradicional del pueblo. En las zonas interiores de España observamos tres aspectos:
- La tala y el arrastre al pueblo recae en la gente joven, en algunos casos los mozos que entran
en quinta para el servicio militar, y en general aquellos que en las no tan viejas tradiciones
eran aceptados por mozos.
- El “pingar el mayo”, que así se llama en esta zona el colocar verticalmente un árbol, una vez
podadas sus ramas laterales, dejando solo las ultimas y a veces podadas todas se le adosan
en forma de plumero en su parte mas alta. Pues bien en esta pingada colectiva suelen entrar
maduros, cuya experiencia forma parte del rito, por la enorme dificultad que conlleva.
- A veces se engalana con flores, cintas, banderitas,… Aquí son las mujeres quienes aportan
su quehacer en la fiesta.
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Hay un pueblecito en la provincia de Soria, que tenía la costumbre, entre los recién casados, de
plantar un nogal, (“nocero” en su vocabulario), hoy está perdida la costumbre en este precioso
pueblecito soriano llamado San Felices.
Las móndidas
Las móndidas son mozas ataviadas con gran boato sumamente interesantes en su análisis
etnológico. En la actualidad, las móndidas mas conocidas son las de San Pedro Manrique y Sarnago
en la provincia de Soria y las doncellas de Sorzano y Santo Domingo de la Calzada en La Rioja. Al
parecer, existen recuerdos de haberse celebrado también en los sorianos pueblos de Taniñe y
Valdemoro, y en general en las serranías soriano-riojanas, así como de forma especial en las sierras
de Cameros.
Las Móndidas de Sarnago son tres y cubren sus cabezas con unos cestos alargados y cónicos,
revestidos de cintas multicolores y que guardan en su interior una clásica hogaza circular de pan.
Las Móndidas de San Pedro Manrique, que también son tres, (nótese la influencia de las triadas
míticas) en los cestaños, que llevan sobre sus cabezas, se aprecian dos roscos y tres panecillos
alargados.
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Todas las móndidas visten de blanco y recuérdese en la ceremonia druida de recogida del
muérdago que las doncellas en las que se depositaba iban vestidas con túnicas blancas. Nos lleva a
veces a pensar si estas doncellas eran parte de un ritual de ciclo anual, que formaba parte de
ceremonias religiosas y transcurrido su periodo de vestales se les considerara lícitas para el
matrimonio, tal vez con cierto rango.
Las hogueras sustituyen por la noche al sol, tienen la magia astral y entorno a su magia
surgen los ritos adivinatorios, que se materializan de mil usos y maneras; es la fe en la noche que da
paso a la luz. Y la luz que penetra en tu interior es etérea como un espíritu, una fuerza psíquica, y
da energía, vigoriza y sana. El ser humano forma parte de esa naturaleza que vibra y de la que va a
comulgar de una forma panteísta porque también forma parte. Es un todo en uno y un uno en todos.
Es la mayor fiesta de purificación con el subconsciente humano. Es la fuerza curativa de la psiques
sobre el soma. Un solsticio en cualquier pueblo primitivo es venerado. Y entre los celtas más.
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La Barrosa
Es una fiesta típica de la localidad de Abejar (Soria). Se lleva a cabo durante el Domingo de
Quincuagésima, el lunes y el martes consecutivos.
La Barrosa no es una vaca real de carne y hueso, sino una bella representación del animal
que se construye con un armazón de madera de forma rectangular, que va a servir de soporte a una
gran sábana blanca que lo va a cubrir y va a dejar a sus lados cuatro faldones que le dan semejanza
a una gran caja.
La Barrosa (Abejar)
Junta de Castilla y León. Archivo Histórico Provincial de Soria (Fotografía: M. Moreno)
En la parte frontal se dibuja la cara de un toro, sujetando en el armazón de esa cara unos
cuernos reales de toro y una especie de borla de adorno en su frente. Sus zonas laterales van
engalanadas de policromadas cintas, de juegos simétricos y caprichosas escarapelas de adornos. En
la parte trasera se simula un rabo de bóvido y lleva insertados en el armazón unos cuantos
cencerros. Luego, en la zona superior, se hace una apertura para que el mozo saque su cabeza,
descansando el armazón sobre sus hombros y controlando con sus manos este artefacto.
Cada año se nombraban dos barroseros de los mozos que entran en quintas ese año.
Esta festividad es sumamente ancestral y presenta connotaciones mágico-religiosas de gran
influencia indo-aria, siendo también muy relacionada con Mitra y Atis.
Para otros, forma parte del Taurobolio, un rito de purificación y al mismo tiempo de
iniciación que consistía en matar un toro y bañar con su sangre a los iniciados; estos quedan
purificados y resucitados a una nueva vida.
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Las fiestas de San Juan de Soria
El principal protagonista de las fiestas es el toro. El toro es totémico y mítico, capaz de
fecundar a la Madre Tierra; su sangre purifica, su fuerza es envidiable, su cuerpo da de comer en
una eucaristía psíquica y somática, y su piel te abriga en los duros inviernos mesetarios. Es una
deidad porque las deidades se ocupan de los humanos.
Para Jacques Duchhaussoy, el toro parece representar la deidad creadora, fecundante y sobre
todo el concepto mítico del cielo. En él se reencarna la fuerza de la tormenta con sus truenos, las
fecundantes nubes con su lluvia, el poder de la luz que puede robar a los humanos con las nubes y la
niebla.; todo una deidad.
Nadie conoce un culto al toro con una organización, costumbrismo y fidelidad tan
espectacular como en la ciudad de Soria. Se vive todo un año para rendir culto a la mítica ancestral
del toro. Es en si misma la mayor herencia celtibérica, asumida genéticamente y vivida cada año
con escrupulosa dedicación.
Las Cuadrillas y sus Jurados son los mantenedores de este singular rito. Son doce y cada una
tiene su toro. Cada año se renuevan en el día del “Catapan”, se aprueban cuentas y eligen nuevo
jurado y es gratis para todos, el tradicional pan, queso y vino.
En el “Lavalenguas” se selecciona el toro. Se aproximan las fiestas y surge el día de “la
Compra” y se va al monte de Valonsadero y compra y paga cada cuadrilla su toro y se juega con él
a campo abierto. Luego viene el “Miércoles de Pregón”: ¡Viva Soria y sus Fiestas de San Juan ¡ y
salta la fiesta. Al día siguiente el “Jueves de la Saca” todos van a llevar los toros a Soria desde el
monte de Valonsadero, un espectacular encierro. Es ya “Viernes de Toros” y desde buena mañana
hasta entrada tarde, a matar toros. Hay un solemne “Sábado de Agés” donde la carne se reparte, se
sortea, se subasta. Y viene señorial el “Domingo de Calderas” donde se come del toro; doce
calderas para comulgar con el mito de la deidad inmolada en toro. Al día siguiente “Lunes de
Bailas” júbilo y regocijo; hemos reencarnado la deidad táurica en nosotros, somos fértiles y
fecundos. Y surge el proverbio soriano: la que sanjuanea, marcea.
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Las danzas de San Leonardo
Podemos aceptar que dichas danzas son en la realidad primitivos ritos guerreros. La
dificultad estriba sobre si son por sí mismas una forma lúdica, mítica e iniciática de preparación
para la lucha o simples danzas de guerreros cazadores que invocan a las deidades sus favores para
que les suministre caza.
En la actualidad, las armas reales se han trasformado en palos de acebuche y los pequeños
escudos que utilizaban estos celtas por unos más reducidos que llamaban muy apropiadamente
tapaderas.
Los vestidos actuales de los danzantes no tienen nada que ver con la vestimenta céltica a la
que representan y da la sensación de haberse adoptado muy posteriormente una vestimenta de
finales del siglo XVIII.
En la práctica han quedado reducidas a un espectáculo religioso, al ser representadas dentro
de la iglesia. Una vez más la superposición de los cultos a las deidades se estratifica y queda
generalmente adaptadas a la última realidad mítica o religiosa imperante.
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El paso del fuego en San Pedro Manrique
Se celebra la noche de San Juan, pero aquí encontramos otro carácter más sorprendente:
pasar descalzos sobre las brasas que quedaron después de la hoguera, con la que se regula una
alfombra de brasas, que oscila entre el metro y medio de longitud siendo en la práctica de siete
pasos, por un metro máximo de anchura y un espesor de unos diez a veinte centímetros.
Al principio la pasaban solo los hombres, pero en la actualidad también mujeres. A veces
solos y en algunas ocasiones los hombres con otra persona a la espalda. Solo la pueden pasar los del
pueblo y la realidad verídica ha sido siempre que el forastero que lo ha intentado recuerda su
ingreso hospitalario y prolongada recuperación.
Algunos dicen que el truco esta en saber pisar, otros en una ancestral fe como un don divino,
pero la realidad es que solo la pasan los del pueblo.
Sobre el origen de este rito hay varias opiniones, pero todas se pierden en la antigüedad.
Para Elizabeth Chesley Baity los relaciona con otros de Asia como en la India, en Balí y
otros europeos en Italia y Grecia, incluso entre los mayas del Yucatán. Con ella coincide Caro
Baroja aceptándolo como ritos de año nuevo y purificación, eliminando los males.
Mariano Iñiguez Ortiz y M. Peña García la consideran un culto solar puramente celtibérico.
Pero Luís Díaz Viana va más allá manifestando que este paso de fuego y las móndidas son parte de
un mismo ritual heliocéntrico y añade que todavía hoy la ceremonia del paso del fuego se hace
mirando al poniente.
Por nuestra parte, además de aceptarlo como un rito solar celtibérico, no descartamos ser un
rito iniciático; tal vez una de las tantas pruebas guerreras para obtener más poder, una prueba de
valor para formar parte de una casta superior, o consejo, o incluso para tener derechos de honor. Y
esto lo corrobora la ceremonia en la que reciben los “arbujuelos” y los panecillos de las móndidas
como premio al superar la prueba y que los hace algo diferentes.
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14 CONCLUSIÓN
Debemos aceptar a los Pelendones, tras el estudio empírico con referencias histórico-
académicas estudiadas, como el pueblo que generó la cultura castreña en las sierras soriano-
riojanas.
Que pobló estos castros sorianos-riojanos en la primera y segunda Edad del Hierro y que
intuimos su presencia, al menos en el Bronce Final.
Que esta Cultura Castreña ha recibido influencia de la Cultura de los Campos de Urnas
procedentes del noreste hispánico, así como influencias del oeste peninsular delimitando el
grupo de Cogotas.
Que son originarios de la Bretaña francesa y llegan a través de las landas francesas a estas
altiplanicies sorianas.
Que la presencia arévaca, que llega muy posterior, les crean enormes problemas de
territorialidad y convivencia; siendo postergados a la pura serranía soriano-riojana y sin
duda sometidos, por pacto, a respetar la soberanía arévaca.
Que los llamados arévacos consideramos más correcto recapacitar sobre:
1º) Si fue una expansión vaccea y arévacos podría aceptarse como vacceos del este, los que
están al otro lado de los originarios vacceos.
2º) De ser un pueblo los arévacos, dada su posterioridad presencia, pudo ser un grupo
indo-ario, posiblemente de influencia escita.
3º) Consideramos también y tendemos a aceptar que surge una confederación arévaca como
resultado evolutivo del surgimiento de ciudades-estado con capacidad económica y militar
en estas tierras celtibéricas y reciben el genérico nombre de arévacos (los otros vacceos).
Que está unión es también propiciada y reforzada con el tiempo ante un enemigo común: los
romanos.
Que destruido el poder arévaco se les restituye su total territorio a los Pelendones.
Que fue un pueblo integrado en la Celtiberia, pero fiel a su personalidad indo-europea que
mantuvo hasta el final de sus días.
Que su romanización no fue total, tan solo las zonas del sudeste de su territorio fueron más
romanizadas, (las que corresponden a Tierras de Ágreda, Numancia y Moncayo), dado que
por ellas se encontraba la vía romana Zaragoza-León.
Que esta resistencia a la pérdida de sus raíces motiva una atávica etnografía en la actualidad.
Que su atavismo indo-europeo genera un panteísmo en sus manifestaciones culturales a través
de la cerámica, estelas funerarias, culto de aguas y montañas, atributos divinos a animales...
Finalmente nos reservamos, por falta de una constatación formal sobre la hipótesis de que
estos pelendones formaran parte de los últimos Tuatha De Danann, pueblos de la diosa Danan
o Anna, llegados a Hispania desde las landas francesas. Su construcción pen-land-anna, será
un reto para seguir investigando y obtener resultados capaces de establecer una teoría con
mayor rigor.
Reiteramos sus raíces bretonas en las estructuras filológicas halladas en su territorio.
60
15. BIBLIOGRAFÍA
61
El doblamiento de la Edad del Hierro en el alto Duero y la necrópolis de Numancia.
(Complutum, 4,1993; pp147-156) Departamento de Prehistoria. Universidad Complutense de
Madrid. por Alfredo Jimeno Martínez y Fernando Morales Hernández...
La potnia equina
(EMERITA, Revista de Lingüística y Filología Clásica-LXX 1,2002, pp. 9-44) por Elvira Gangutia.
Revistas
Revista de Soria, nº 25 (año 1999) : CELTIBEROS (monográfico).
Haciendo MEMORIA (la Historia de cerca) nº VI. (directora:Sandra Correas).
Historia.- Nacional Geographic.-nº 42 (Los Celtas en Hispania por Javier Gómez Espelosín).
Internet:
www.cervantesvirtual.com
http://moneda-hispanica.com/pelendones.htm
http://pelendones-mariodiaz.blogspot.com/
62
16 ANEXOS
63
Valle del Arlanza
Quintanar de la Sierra, Regumiel, Canicosa, Vilvestre del Pinar, Palacios de la Sierra, Hontoria del
Pinar, Navas del Pinar, Aldea del Pinar, Rabanera del Pinar, La Gallega, Pinilla de los Barruecos,
Mamolar, Castrillo de la Reina, Hacinas y Cabezón de la Sierra.
64
Vista del Moncayo desde el puerto de El Madero (Fotografía: López Orba)
65
Llanura numantina (Fotografía: López Orba)
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Puerto de Oncala, ascendiendo la niebla (Fotografía: López Orba)
San Felices, las sierras riojanas al fondo y el valle del Alhama (Fotografía: López Orba)
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Cerca de los Picos de Urbión, la fantástica Laguna Negra (Fotografía: López Orba)
68
Este Proyecto de Investigación, dentro del programa, Universitat per a Majors, con el
69
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