Feminismo y Pornografia
Feminismo y Pornografia
Feminismo y Pornografia
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Este artículo está basado en la tesis de maestría titulada, « Fui la puta feliz, la pornógrafa feliz, ya sabéis» Debates feministas sobre
la pornografía, Maestría en Género, Identidad y Ciudadanía de la Universidad de Cádiz (España). Recibido el 26 de febrero de 2010.
Aprobado el 12 de abril de 2010.
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Pertenece al GIEG (Grupo Interdisciplinar de Estudios de Género) de la Escuela de Estudios de Género de la Universidad Nacional
de Colombia. Tiene un Máster en Género, Identidad y Ciudadanía de la Universidad de Cádiz (España). Entre sus publicaciones cuenta
con los libros Secretos húmedos. Historias sexuales de mujeres reales (2008) y El sexo de Sofía (2007). Ha sido Becaria de la Fundación
Carolina (España, 2008-2009), y beneficiaria del programa «Becas para Estudiantes Sobresalientes de Posgrado», Universidad Nacional
de Colombia (2007-2008). E-mail: [email protected]
antropomórficas con enormes falos; el templo Los primeros son: la intención del autor de estimular
Lakshamana, en India, expone un amplio repertorio sexualmente al consumidor, las reacciones afectivas
de escenas orgiásticas, y las estampas japonesas o cognitivas del consumidor y las reacciones afectivas
ancestrales recrean imágenes de múltiples juegos o cognitivas del no-consumidor. Los criterios objetivos
eróticos. De hecho, las primeras representaciones son: los rasgos estilísticos (escenas de penetración,
iconográficas en las que se aprecian órganos genitales primeros planos de órganos genitales, etc.) y los
y prácticas sexuales de manera explícita datan de rasgos narrativos (deshumanización de los perso-
cinco mil años atrás y abundan también en lo que najes, degradación, etc.).
hoy reconocemos como historia de occidente. Los Tras su análisis, el autor muestra que los tres
primeros habitantes de Ti-n-Lalan, región de Fezzan criterios subjetivos resultan insuficientes y que, en
(Libia), dibujaron en sus piedras figuras antropo- todo caso, se trata de elementos evaluativos (la opi-
mórficas con portentosos penes realizando el acto nión del espectador frente a la imagen) y no
sexual. En el Antiguo Egipto se han encontrado descriptivos (la imagen en sí misma), de manera que
imágenes de felaciones y autofelaciones, mientras tanto «pornografía» como «erotismo» se refieren a
que la cópula entre hombres aparece con frecuencia la misma cosa y sólo enuncian una distinta posición
en la cerámica griega. Se conocen reproducciones del sujeto observador. Robbe-Grillet condensaría esta
de escenas lascivas que datan de la Edad Media (en idea al afirmar que «la pornografía es el erotismo de
las que una figura demoníaca es la principal prota- los otros».
gonista) y tampoco faltan en el Renacimiento las Hemos dicho que en las sociedades antiguas
imágenes de contenido sexual explícito, sólo que en existían ya representaciones públicas de órganos y
éstas se incluye a curas y monjas en el festín. En la actividades sexuales. De hecho, la etimología de la
Modernidad y hasta nuestros días aparecen variadas palabra «pornografía» tiene origen griego: es la unión
imágenes que exponen públicamente la desnudez del sustantivo «pornê» (prostituta) y el verbo
genital y los mecanismos del coito en fuentes que se «graphein» (acto de escribir o representar). Sin
consideran especializadas, como enciclopedias embargo, podemos entender la pornografía como una
médicas o guías conyugales. (Para una historia invención moderna.
detallada de la pornografía ver: (Frederick, 1978) y Dicha afirmación se sustenta de dos maneras: una,
(Hyde, 1973)). Sin embargo, ninguna de esas repre- mostrando que es tras la Revolución Francesa cuando
sentaciones es considerada hoy como «pornográfica» las representaciones explícitas de las actividades
Se requiere entonces una primera delimitación
delimitación de sexuales comienzan a tener como única función social
lo que se ha entendido por «pornografía» en el reconocida la estimulación visual de los consumidores.
contexto occidental: «toda representación pública En la Antigüedad estas imágenes tenían un papel
(texto, imagen, etc.) de actividad sexual explícita no religioso (exaltación de la fecundidad, etc.) y en la
es pornográfica; pero toda representación porno- Edad Media uno político (ridiculización del clero, etc.).
etc. ).
gráfica contiene actividades sexuales explícitas» Sería a finales del siglo XVIII y comienzos del XIX
(Ogien, 2005, p.49). Esta caracterización deja por cuando las representaciones sexuales explícitas
fuera los sueños, las relaciones y los órganos en sí reducirían su función a la de estímulo sexual. (Para
mismos, para centrarse solamente en sus repre- un análisis de este desarrollo ver (Hunt, 1993)). Otro
sentaciones. Por otra parte, afirma que para consi- sentido de afirmar que la pornografía es una invención
derar una imagen como «pornográfica» es necesario moderna, implica mostrar que es a partir del siglo
-pero no suficiente- que sea explícitamente sexual. XIX cuando la justificación pública del control de las
¿Qué hace falta, además del componente sexual, representaciones sexuales comienza a formularse en
para que una imagen sea considerada como «por- términos morales, lo cual permitió por primera vez
nográfica»? Ogien recoge los criterios que se han hablar de obras «indecentes» o «licenciosas». (Para
formulado como necesarios para completar la un desarrollo historiográfico de la cuestión ver:
definición, tres de ellos subjetivos y otros dos objetivos. (Corbin, Courtines, & Vigarello,
Vigarello, 2005).
10 Nanc y Pra da Pra da
Si bien en otros momentos de la historia las feminista sobre la sexualidad, debate que suma cerca
representaciones sexuales explícitas podían cen- de un siglo y que está lejos de zanjarse. El debate se
surarse por justificaciones religiosas (por ser obras ha construido sobre la tensión placer / peligro que
«blasfemas») o políticas (por ser obras «subversi- implica la sexualidad para las mujeres. Un amplio
vas»), desde mediados del siglo XIX comienzan a número de feministas, herederas conscientes o no
controlarse o prohibirse por su carácter «obsceno». del puritanismo del siglo XIX, ha insistido en el peligro,
Curiosamente, esta oposición en términos morales abogando por la necesidad de defensa ante la sexua-
aparece cuando el acceso a materiales sexualmente lidad voraz de los hombres, que ha sido utilizada
explícitos se democratiza. Antes, cuando era potestad históricamente como instrumento de dominación.
de una élite reducida, éstos contenidos no fueron Otro sector, igualmente amplio, insiste por su parte
percibidos como peligrosos. en el placer, en la importancia que tiene para la causa
Desde la historia se ha documentado cómo, de liberación de las mujeres la reivindicación y
cuando las excavaciones de Herculanum y de exploración de su sexualidad, resaltando la potencial
Pompeya en el siglo XVII sacaron a la luz una agencia que se desprendería de ella, por lo cual la
enorme cantidad de imágenes eróticas, éstas fueron defienden como un derecho y exigen respeto a su
encerradas en una cámara secreta del Museo diversidad y las distintas formas de disidencia sexual.
Borbónico de Nápoles, al cual se prohibió el acceso En su texto El placer y el peligro: hacia una
de mujeres, niños y personas pobres, hecho que política
políti ca de la sexua lidad (1989), la antropóloga
sexualidad
resulta paradigmático del manejo que se daba a tales Carole S. Vance plantea con claridad los términos
obras. Sin embargo, el desarrollo de técnicas de del debate. Efectivamente -señala Vance- la
reproducción y de difusión masiva como la fotografía, sexualidad ha sido y sigue siendo un terreno de
el cine y los periódicos, entre otros, permitió el acceso constreñimiento, de represión y peligro para las
a públicos más amplios y fue entonces cuando el mujeres, pero al mismo tiempo, es un terreno de
asunto se convirtió en «problema social», proba- exploración, placer y actuación. En el marco de este
blemente como reacción burguesa frente a su debate sobre la sexualidad, dos temas se imponen
potencial subversivo. En palabras de Ogien: como punta de lanza de las posiciones enfrentadas:
en primer lugar la prostitución y en segundo -sobre
(…) mientras es la «élite» quien consume las
el que vamos a concentrarnos- la pornografía.
representaciones explícitas de actividades
sexuales, mientras sólo son las «personas dis-
Existen dos condiciones fundamentales que
tinguidas» quienes se deleitan con éstas en sus favorecieron el acaloramiento del debate en Estados
salones privados, la «pornografía» no existe. Las Unidos, a finales de los setenta y comienzos de los
cosas comienzan a torcerse a partir del momento ochenta del siglo XX: el mayor desarrollo de la
en que, gracias a los medios de difusión modernos, pornografía en este país (y su conversión en fenó-
tales representaciones comienzan a circular fuera
meno de masas), enfrentado a las fuertes posiciones
de este pequeño círculo, y los más p obres también
pueden disfrutarlas. Entonces nace la idea de que
neo-conservadoras que comenzaron a surgir allí
hay que controlar o prohibir urgentemente la mismo en este periodo.
difusión de esas representaciones, so pretexto de Recogiendo las categorías que propone Carol
que son repugnantes, peligrosas, inmorales. ¡Se Vance, podemos decir
deci r que la vertiente proteccionista
protecc ionista
ha inventado la «pornografía»! (2005, p.73) del feminismo asumió la lucha contra la pornografía,
mientras las expansionistas encarnaron la posición
DEBATES FEMINISTAS SOBRE LA
pro-sex. Entre las primeras destacan las figuras de
PORNOGRAFÍA
Catharine MacKinnon, Andrea Dworkin, Robin
Tensión placer / peligro Morgan, Susan Brownmiller y Kathleen Barry Barry,, entre
Como en otros temas, no existe una posición otras. Entre las segundas sobresalen Gayle Rubin,
feminista única frente a la dimensión erótica de las Carole S. Vance, Alice Echols y las lesbianas
mujeres, sino que cabe hablar,
hab lar, más bien, de un debate sadomasoquistas, entre ellas Pat Califia.
¿Qué decimos las feministas sobre la pornografía?Los orígenes de un debate 11
célebres, como la protesta contra el desfile de Miss antipornógrafa, desarrolló la teoría de la «esclavitud
América en Atlantic City,
City, en 1968. En los setenta se sexual», la cual abarca un amplio número de
vincula con este grupo la escritora Robin Morgan, fenómenos, entre los que se incluyen la trata de
quien expresara la frase que llegó a convertirse en el mujeres, la prostitución, la pornografía, los malos tratos
eslogan por excelencia del movimiento: «La porno- maritales, las violaciones, etc. Todos éstos constituyen
grafía es la teoría, la violación es la práctica». violencia sexual como estrategia de dominación
Morgan, una de las activistas que había liderado patriarcal. Más allá de que exista o no consentimiento
el separatismo del Feminismo Radical (es célebre en inicial por parte de la mujer que vive estas situaciones,
este sentido su artículo «Adiós a todo esto» de 1970) lo que las determina como esclavitud es el hecho de
y que tomaría partido, en la nueva escisión, por el que las mujeres no puedan cambiar su situación si lo
feminismo cultural, escribía en 1974: desean (Barry, 1987).
A nivel individual, los culpables de la esclavitud
El acto de violación no es más que la expresión sexual de las mujeres son los proxenetas y los clientes.
de la norma, incluso alienta la fantasía masculina A nivel social, Barry (1987) identifica como
en la cultura patriarcal de la agresión sexual. Y la
responsable de este orden de cosas a la ideología y
articulación de esa fantasía en una industria de mil
millones de dólares es la pornografía […] La prácticas de lo que denomina «sadismo cultural», que
pornografía es propaganda sexista, ni más ni menos. incorpora como práctica legítima la violencia sexual.
La pornografía es la teoría: la violación es la El principal ejemplo de esta ideología es la porno-
práctica» (p. 137 - 139) grafía. La autora afirma que la pornografía -espe-
cialmente la sadomasoquista- incorpora la violencia
Siguiendo la línea del feminismo cultural y su a las relaciones cotidianas, ubicando socialmente a
exaltación de los valores femeninos, Morgan afirmaba la mujer en el lugar de objeto, modelado por las
que la mercantilización del sexo era propia de la expectativas de consumo del hombre. La pornografía
sexualidad masculina, y que en el otro polo, la sería entonces la descripción gráfica de lo que los
sexualidad femenina se caracterizaba por la búsqueda hombres exigen de las mujeres: «se trata de un acto
de relaciones y la afectividad: político de dominación, un intento de crear una imagen
de las mujeres que concuerde con la visión que los
Cada mujer de las que estamos aquí (…) siente varones quieren tener, y con el uso que de ellas
que el énfasis sobre la sexualidad genital, la quieren hacer» (Ordoñez, 2006, p.106). La conse-
cosificación, la promiscuidad, la falta de
cuencia más extrema de la pornografía sería la
compromiso emocional y la dura invulnerabilidad
eran el estilo masculino y que nosotras, como violación.
mujeres, valoramos más el amor, la sensualidad, el La conexión pornografía/violación fue elaborada
humor, la ternura, la entrega (Morgan citada en en detalle por la periodista Susan Brownmiller en su
Echols, 1989, p.97) libro Contra nuestra voluntad: hombres, mujeres
y viol
violació
ación n (1975). En él, la autora entiende la
La pornografía, en opinión de Morgan, refleja
refle ja una violación, no como un acto irracional, sino como un
sexualidad deshumanizada y basada en la dominación proceso consciente de intimidación, mediante el cual
del hombre sobre la mujer, muy distinta al erotismo, el colectivo de los hombres mantiene intimidado al
que expresa una sexualidad integrada, basada en el colectivo de las mujeres. La pornografía incitaría a
mutuo afecto y deseo entre iguales (Herrero, 1996). los hombres a pasar de la intimidación latente a la
El erotismo, entonces, estaría mucho más próximo a agresión real:
la sexualidad femenina, mientras que la pornografía
desembocaría directamente en violencia contra las Una vez que aceptamos como verdad
mujeres, al mostrar una imagen de ella según la cual fundamental que la violación no es un crimen
irracional, impulsivo, de incontrolable lujuria, sino
todas son putas, desdibujando así su respetabilidad.
un deliberado, hostil y violento acto de
En el mismo sentido, Kathleen Barry, otra célebre degradación y posesión por parte de un posible
¿Qué decimos las feministas sobre la pornografía?Los orígenes de un debate 13
vencedor, destinado a intimidar e inspirar miedo, Ambas (Dworkin y MacKinnon), son las autoras
tenemos que mirar hacia los elementos en nuestra de un proyecto de ordenanza que denunciaba la
cultura que promueven estas actitudes y les hacen
pornografía en tanto atentado contra los derechos
propaganda , que proporcionan a los hombres, y,
en particular, a los impresionables varones
civiles de las mujeres, al tiempo que brindaba a
adolescentes, la ideología y el estímulo psicológico aquellas que se sintiesen víctimas de la industria
para cometer sus actos de agresión (Brownmiller, pornográfica la posibilidad de adelantar procesos
198, p.391). legales para recibir compensaciones. El proyecto fue
aprobado por el Consejo del Ayuntamiento de la
En su artículo «Sadomasoquismo: la nueva ciudad de Minneapolis, a finales de 1983, aunque
reacción al feminismo», Barry afirma que la reacción
reacc ión posteriormente fue vetado por el Alcalde demócrata
de algunos sectores feministas frente a la campaña Donald Fraser. Pocos meses después un proyecto
antipornográfica no es otra cosa que «un cabildeo de similar fue aprobado por el Consejo
C onsejo Municipal de la
lesbianas y mujeres heterosexuales izquierdistas que ciudad de Indianápolis. Tras una demanda presentada
quieren destruir el movimiento para que los hombres por un colectivo de editores, escritores y librer os, la
izquierdistas puedan seguir abusando sexualmente de ordenanza fue declara inconstitucional, por constituir
las mujeres, sin miedo a la crítica» (Barry citada en una violación a la Primera Enmienda, decisión que
Echols, 1989, p.88) fue ratificada por la Corte de Apelaciones en agosto
De hecho la crítica de las feministas culturales se de 1985 y luego por la Suprema Corte en febrero de
extenderá no sólo a la pornografía, sino a la 1986. Iniciativas similares, aunque también sin éxito,
sexualidad masculina en general. Susan Brownmiller se produjeron en Cambridge (Massachusetts),
(1989) afirmaba que la violación (entendida como Madison (Wisconsin) y Suffolk Country (Nueva
acto político de poder y dominio) es una función de York), entre otras ciudades (Malem
( Malem Seña,1992).
la biología masculina, aunque la agresión se presenta Pese a que estos intentos de hacer aprobar leyes
sólo cuando existe un acercamiento no consentido: que permitieran a las mujeres demandar la producción
«la violación es violencia, el coito es sexualidad». y distribución de pornografía no lograron surgir en
Catherine MacKinnon irá más lejos y reprochará a Estados Unidos, fueron el antecedente y el soporte
Brownmiller que «nunca se pregunta si, bajo las teórico de iniciativas similares en otros países. En
condiciones de supremacía masculina, la noción de 1992 un proyecto de ley con las mismas carac-
‘consentimiento’
‘consentimien to’ tiene algún sentido» (citado en Rich, terísticas fue reconocido como legal por el Tribunal
1999, p.179). Supremo canadiense, siendo éste el primer
Sin lugar a dudas las dos autoras más destaca das antecedente de medidas legales contra la pornografía
de la posición antipornografía son la activista Andrea en nombre de perjuicios causados a las mujeres
Dworkin3 y la abogada Catharine MacKinnon 4. La (Ogien, 2005). Además, los trabajos de Dworkin y
primera de ellas, junto con Robin Morgan, fue una MacKinnon constituyen la base del modelo aplicado
de las organizadoras de la manifestación en Times por el gobierno de Suecia para tratar el tema de la
Square (Nueva York) en contra de la pornografía, prostitución a partir de 1999.
que contó con cerca de siete mil participantes y que En el análisis que hace Andrea Dworkin sobre la
lideraba la organización «Mujeres contra la pornografía es posible distinguir dos frentes de
Pornografía», fundada en 1979. argumentación: uno, denuncia de la situación de las
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Andrea Dworkin (1946 – 2005). Escritora y activista, líder del movimiento antipornografía en Estados Unidos. Licenciada en
Literatura, autora de una larga lista de obras de ensayo, cuento y novela. Entre sus libros de ensayo se encuentran: Pornography - Men
Possessing Women (1981), Civil Rights: A New Day for Women’s Equality (1988), Right- Wing Women: The Polit ics of Domes ticate d
Females (1991), In Harm ’s Way: The Por nogr aphy Civi l Righ ts Hear ings (1997), Heartbreak: The Political Memoir of a Feminist
Mil itan t (2002)
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Catharine MacKinnon es Abogada, doctorada en la Universidad de Yale. Actualmente es profesora de Derecho en la Universidad
de Michigan y profesora visitante en Harvard. Entre sus libros se encuentran: Toward a Feminist Theory of the State (1989), Only Words
(1993), Women’s Lives, Men’s Laws (2005), Are Women Huma n?: And Othe r Inte rnat iona l Dialo gues (2006)
14 Nanc y Pra da Pra da
mujeres que aparecen en la pornografía (el caso de expresión. Es también una realidad sexual. La
Linda Lovelace, la protagonista de la película Gar- pornografía no sólo representa a la mujer en el papel
ganta Profunda, es emblemático en este sentido), de cosa que se adquiere y se usa, sino que hace de
y dos, la crítica a las imágenes pornográficas en sí ella tal cosa. Más allá del campo de la representación,
repre sentación,
mismas, a los contenidos de la pornografía (Dworkin, en la vida real, los hombres desearán practicar el
1989). sexo con esa imagen de mujer que la pornografía les
Sobre este último Dworkin afirma, a partir de la vende.
dicotomía sexualidad femenina / sexualidad mas-
culina, que la segunda es compulsiva y es «la materia
mater ia El que uno pueda expresar la idea que la práctica
prima del asesinato, no del amor» (Dworkin citada expresa no hace de esa práctica una idea. La
pornografía no es más idea de lo que lo son la
en Echols, 1989, p.98), de manera que para los
segregación o el linchamiento, aunque ambos
hombres existe un vínculo fundamental entre violen- institucionalizan la idea de la inferioridad de un
cia y sexualidad, el cual encuentra su expresión grupo respecto a otro (MacKinnon, 1995, p.370)
cultural en la pornografía:
Dworkin (1989) lleva la idea de la violencia
viole ncia como
Los hombres creen lo que dice la pornografía,
estándar de la sexualidad masculina hasta sus últimas
en que las mujeres se resisten y dicen «no» sólo
para que los hombres las fuercen y las maltraten consecuencias, al afirmar que no es sólo la falta de
más y más (…). Los hombres creen en la consentimiento lo que caracteriza la violación, sino
pornografía y no creen a las mujeres que dicen que incluso toda relación heterosexual es e s en sí misma
«no». (Dworkin citada en Herrero, 1996, p.53). un acto de violación, aunque la mujer crea participar
voluntariamente en él, pues su voluntad está ena-
La pornografía reproduce invariablemente papeles jenada por la opresión sistémica a la que ha sido
fijos para hombres y mujeres: los primeros aparecen sometida. De esta manera, todo consentimiento es
siempre como poseedores de las segundas. Activos sólo aparentemente voluntario.
y pasivas. Dominadores y dominadas. La pornografía Esta última idea será retomada por autoras como
-toda ella- es una práctica de la política sexual, y al Susan Griffin y por la organización Women
Women Against
reproducir siempre la jerarquía de estos roles, e s una Sex – WAS
WAS (Mujeres contra
contr a las relaciones
relacione s sexuales),
institución de desigualdad entre los géneros: «El gran quienes sostendrán que «la liberación de la mujer, su
tema de la pornografía como género es el poder emancipación de la cultura patriarcal y, en una pala-
masculino» (Dworkin, 1989, p.24), y su función es bra, la revolución feminista, pasa por la eliminación
similar al que cumple la propaganda racista en una de toda actividad sexual» (Herrero, 1996, p.54). Por
sociedad racista, esto es, mantener el orden social ello, los planteamientos de Dworkin se reconocen no
establecido. sólo como feminismo antipornografía, sino también
Su análisis apunta a que la pornografía llena de como feminismo antisexo.
significado el poder sobre el que se construye la En su libro Hacia una teoría femini
feminista
sta del Estado
Estado
desigualdad genérica. En ella, las mujeres se repre- Catharine MacKinnon (1995) sitúa la sexualidad dentro
sentan como objeto de uso sexual masculino, esto de la teoría de la desigualdad entre los sexos: «la
implica que tienen un significado social que las define sexualidad (…) es una dimensión en la que el género
como utilizables sexualmente, según el deseo de los ocurre y a través de la cual se constituye socialmente
hombres. De esta manera, la pornografía crea un el género» (p.230). La sexualidad, entonces, refuerza
objeto sexual al que es posible acceder, crea a las y constituye a la vez la jerarquía social entre los
mujeres como pornografía, y a la pornografía como géneros, y en virtud de esa jerarquía la sexualidad es
lo que son las mujeres (Dworkin, 1989). construida privilegiando los intereses (deseos, fantasías,
La pornografía, entonces, no es solamente una etc.) de quienes ostentan el lugar privilegiado: «lo que
metáfora, un mensaje susceptible de ser aprendido es sexual es lo que hace que el hombre tenga una
por el espectador. No es sólo reflejo, proyección o erección» (MacKinnon, 1995, p.242).
¿Qué decimos las feministas sobre la pornografía?Los orígenes de un debate 15
hombres se sonrojan y la pornografía de si las mujeres en el mundo que crea la pornografía, «viven su mentira
sangran.» (MacKinnon, 1995, p.361). como realidad» y sienten en su cuerpo las conse-
Por lo anterior, MacKinnon advierte que la Ley cuencias, aunque, al ser constitutiva de la realidad
de Obscenidad está concebida para la protección de social, la pornografía se hace invisible como daño.
los consumidores, esto es, de los hombres (el que las Por otro lado, la Ley de Obscenidad, en atención
mujeres puedan consumir pornografía no hace que a la Primera Enmienda que reclama la protección
esté menos dirigida a ellos). Se entiende la obscenidad del ámbito privado, no toma en cuenta que también
como un mal: más pecado que delito. Es la moralidad
mor alidad lo privado es una esfera de poder social en la que
la que anima la intromisión estatal en la cuestión de tiene lugar el sexismo. Cuando sólo prohíbe la
la pornografía. Dicha moralidad liberal, su discurso exhibición pública de la pornografía «lo que protege
en términos de «bien» y «mal», no toca la desigualdad es el derecho de los hombres a imponer la pornografía
genérica que produce la pornografía, sólo prohíbe lo a las mujeres en privado» (MacKinnon, 1995, p.372).
que considera inmoral, mientras protege lo que Según MacKinnon, esa libertad de expresión, que
considera moral y esto último, con frecuencia, es se defiende a toda costa, ignora que la libertad de
dañino para las mujeres, porque la moralidad es expresión de los hombres silencia la libertad de
también una unidad de medida nacida de la visión expresión de las mujeres, aunque esto sea difícil de
masculina del mundo. demostrar empíricamente porque «el silencio no es
elocuente» (1995, p.374). Esa ignorancia ha quedado
La ley de la obscenidad trata la moral desde el en evidencia cuando, enfrentados los tribunales a
punto de vista masculino, que quiere decir el punto denuncias de mujeres inmersas en la pornografía, han
de vista del dominio masculino. La crítica feminista
aceptado que los daños existen pero han seguido
de la pornografía, en contraste, parte del punto de
vista de las mujeres, que quiere decir el punto de protegiendo la pornografía como medio de expresión,
vista de la subordinación de las mujeres a los que no puede reprimirse en virtud de la Primera
hombres (MacKinnon, 1995, p.356) Enmienda. De nuevo, se ha dado un trato moral al
tema, en vez de uno político:
En este orden de ideas, el asunto mismo de la
definición sobre lo que es y no es pornográfico resulta Los actos se convirtieron en ideas y la política
en moral cuando el tribunal transformó la coacción,
insustancial y sólo invisibiliza la dominación masculina
la fuerza, el ataque y el tráfico de la subordinación
que subyace en el fenómeno pornográfico, puesto en «control del pensamiento» y la ciudadanía de
que «la lucha por una definición de pornografía es segunda clase por razón del género en «ideas sobre
una lucha entre hombres por las condiciones del la sexualidad que pueden ser expresadas»
acceso a la mujer» (MacKinnon, 1995, p.368). Las (MacKinnon, 1995, p.387).
discusiones al respecto caen en el lugar común de
«lo que ofende a uno puede ser bueno para otro», Una última anotación sobre la crítica de Mac-
pero la revisión de las decisiones de los tribunales de Kinnon: según esta autora, el tratamiento jurídico que
censura sugiere que al final, «la obscenidad es el sexo se da en Estados Unidos a la pornografía, que se
que hace que la sexualidad masculina parezca mala» reduce a pasarla por el tamiz de la Ley de la Obs-
(MacKinnon, 1995, p.369).
p. 369). Todo
Todo lo demás, lo que no cenidad (la cual, como hemos visto, es de corte moral)
afecte la libertad sexual de los hombres, no es obedece al lugar privilegiado y con poder que ocupan
oc upan
considerado como obsceno. los pornógrafos. Cuando los tribunales asumen que
Por eso la obscenidad, la Ley de Obscenidad, no la prohibición de la pornografía significa discriminar
es un instrumento valioso para enfrentar la desi- «un punto de vista» (lo que resulta inconstitucional
inconstitucional),),
gualdad genérica que la pornografía significa. Desde desconocen el «punto de vista» contrario, el de las
la perspectiva feminista que MacKinnon asume, la mujeres que denuncian, éstas sí acalladas y
pornografía es la esencia de un orden social sexista, desconocidas sin que la Primera Enmienda parezca
«su acto quintaesencial», porque las mujeres viven temblar.. Queda en evidencia, entonces, que la libertad
temblar
¿Qué decimos las feministas sobre la pornografía?Los orígenes de un debate 17
de expresión está mediada por la jerarquía de Dworkin, por ejemplo), pues, como se ha señalado,
géneros: de dichas críticas se concluiría, más bien, la urgencia
de una legislación laboral para la industria
¿Cuándo deja un punto de vista de ser punto pornográfica, que garantice condiciones de trabajo
de vista? Cuando es el propio, especialmente favorables para las mujeres que hacen parte de ella.
cuando las propias palabras, como las de los Por otro lado, tampoco sus soportes conceptuales
pornógrafos, son palabras desde el poder. En la
hipocresía epistemológicamente hermética del han escapado a una revisión crítica de otros sectores
punto de vista masculino, prohibir los avances feministas. Éstos señalan que el movimiento antipor-
hacia la igualdad entre los sexos sirviéndose de la nográfico es una reacción frente a la ideología
ley es neutralidad estatal. (MacKinnon, 1995, p.388) cultural dominante que desarrolla la amenaza del
peligro sexual. La reacción antipornografía centra
Por eso sus iniciativas para censurar la pornografía sus esfuerzos en la seguridad, exigiendo el control
no se formulan en nombre de la Primera Enmienda de la expresión pública de la sexualidad masculina,
masculina, y
de la Constitución, que protege la libertad de con ello -aunque tal vez sin proponérselo- vuelve a
expresión, sino en nombre de la Decimocuarta establecer los principios básicos del antiguo sistema
Enmienda, que afirma la igual protección de las leyes, de género, fundado en el pacto impuesto a las mujeres:
porque en su opinión la injusticia de la pornografía seguridad a cambio de constreñimiento sexual
radica en que censura la voz de las mujeres
mujer es y el cambio (Vance, 1989).
que ellas proponen se encaminaría a liberarnos de La cruzada antipornografía crea la sensación de
esa censura política. que la seguridad de las mujeres está constante y
peligrosamente amenazada: genera aún más miedo.
Las Pro-Sexo Reconoce que ser mujer no es seguro y que los
Miremos ahora la otra cara de la moneda. Las intentos feministas de reivindicar el placer son
feministas que se mostraban en desacuerdo con la especialmente peligrosos. Afirma que las mujeres son
campaña antipornográfica se agruparon a su vez en más débiles y que están asustadas. Propone un
el grupo FACT - Feminist
Fe minist Anti-Censorship Taskforce feminismo dogmático y controlador. Frente a ello,
(Organización Feminista contra la Censura). Mientras Carole S. Vance nos recuerda que los movimientos
las antipornógrafas hicieron alianza con la derecha, sociales, entre ellos el Feminismo, se mueven gracias
las pro-sex se aliaron con la ACLU – American Civil a una visión, no pueden actuar sólo por el miedo, de
Liberties Union (Sindicato a favor de las libertades manera que: «No basta con alejar a las mujeres del
civiles americanas) e hicieron frente a los avances peligro y la opresión; es necesario moverse hacia
de las Feministas Culturales. algo: hacia el placer, la acción, la autodefinición. El
Como han mostrado varios autores, efectivamente, feminismo debe aumentar el placer de las mujeres,
en el mercado de producción y difusión de la no sólo disminuir nuestra desgracia» (1989, p.48).
pornografía pueden hallarse aspectos socialmente Además de fundarse en el miedo, la campaña
problemáticos, como sobreexplotación y misoginia, antipornográfica genera vergüenza, porque al insistir
pero no se trata de patologías sociales específicas a en la trivialización de la pulsión
pulsión erótica, las mujeres
este sector, sino que: «pueden encontrarse por todas que la sienten o la desean aparecen como ridículas:
partes, incluso en la fabricación de juguetes para existen urgencias políticas que pasan de ellas. Por
niños, lo cual, digámoslo de pasada, jamás ha esta razón Carole S. Vance (1989) se pregunta:
conducido a que se solicite la prohibición de los
juguetes» (Ogien, 2005, p.36). ¿Desconfiamos de nuestra pasión, pensando
Los argumentos más fuertes de la postura anti- que quizá no es algo nuestro, sino un montaje de
pornografía no son aquellos que señalan las condi- la cultura patriarcal? ¿Las mujeres pueden ser
agentes sexuales? ¿Podemos actuar en nuestro
ciones de trabajo de las mujeres inmersas en el propio interés? ¿O somos puramente víctimas que
negocio (denuncias en las que se extiende Andrea debemos dirigir nuestros esfuerzos hacia la
18 Nanc y Pra da Pra da
resistencia contra los ataques masculinos de una la Comisión Meese (que lleva el nombre del de l entonces
cultura patriarcal? ¿Es necesario que nuestra pasión Ministro de Justicia) un informe similar, el cual estuvo
espere a un momento más seguro para expresarse?
listo en 1986. Éste, por su parte, «comprobó» la
¿Cuándo llegará ese momento? ¿Nos acordaremos
algunas de nosotras de lo que era nuestra pasión? hipótesis de la «imitación», confirmando los efectos
(p.18) negativos de la pornografía y su papel favorecedor
de los comportamientos antisociales. No obstante,
Su respuesta y la de otras feministas pro-sex será: una revisión sociológica de este último equipo inves-
el momento es ahora. Por eso se opondrán a las tigador dejó en evidencia que sus resultados no eran
campañas antipornográficas e intentarán hacer fiables:
evidentes sus contradicciones y contraindicaciones.
Para ello señalan, en primer lugar, que quienes se Seis de los once miembros eran adversarios
declarados de la pornografía. Los testimonios eran
oponen a la pornografía -como quienes se oponen al seleccionados en función de los prejuicios de la
aborto- utilizan un lenguaje efectista: dado que nuestra mayoría de los miembros de la Comisión. Incluso
alfabetización visual es pobre, se sirven de imágenes en esas condiciones, la Comisión se vio forzada a
sobrecogedoras que vinculan -rápidamente y sin reconocer que su conclusión general no se
suficiente análisis- con argumentos retóricos, para sustentaba realmente en las investigaciones
impulsar a los espectadores hacia la conclusión que empíricas que ella misma había ordenado realizar
realizar..
Dicha conclusión dependía más del «sentido
desean obtener. Así, por ejemplo, la imagen de una común» y de las «intuiciones personales» que de
mujer encadenada será, sin más, considerada como los hechos científicos (Ogien, 2005, p.118)
señal de trato degradante, sin detenerse a considerar
lo que verdaderamente representa. Las lesbianas Otro aporte muy citado es el realizado por Dolf
sadomasoquistas, entre otros colectivos, levantarán Zillmann y Jennings Bryant ( Pornography: recents
su voz de protesta, como se verá más adelante. research interpretations and policy conside-
Otro grave problema de los argumentos anti- rations, 1989), quienes «demuestran» la tesis del
pornografía es que el vínculo que defienden entre efecto negativo por imitación de la pornografía, pues
consumo de pornografía y aumento de la violencia al exponerse a ella, el espectador aprende a com-
hacia las mujeres no está fundado. Desde la psicología portarse como los héroes masculinos de dichas
y la sociología se han adelantado múltiples inves- imágenes, interiorizando que las mujeres están
tigaciones que pretenden establecer los efectos de siempre ávidas de complacer los deseos sexuales de
la pornografía en quien la consume y sus resultados los hombres. En éste y otros estudios empíricos
están lejos de ser concluyentes, de hecho, se con- similares, el problema radica en la interpretación de
tradicen unas a otras. los datos: ¿los indicadores escogidos son indicadores
Como señala Ogien (2005), históricamente han fiables de las variables? ¿la existencia de correlación
existido dos posiciones teóricas para encarar los entre las variables prueba la existencia de un nexo
efectos de la pornografía en quien la consume. La causal?
primera es la teoría de la «catarsis», según la cual, Las iniciativas anti-pornografía se enfrentan,
cuanta más pornografía se consume, menos se pasa además, a varios problemas normativos y metodo-
a la acción. La segunda es la teoría de la «imitación
«imitación»,
», lógicos. Entre los primeros vale la pena señalar que
que supone justamente lo contrario: cuanta más quienes afirman que la pornografía afecta la psique
pornografía se consume, más se pasa a la acción. de quien la consume cometen el error de confundir
En 1967 el presidente de Estados Unidos, Lyndon «efectos psicológicos» con «efectos ideológicos». De
B. Johnson, encargó un informe (que fue concluido probarse que existe una relación causal entre
durante la administración Nixon) sobre los efectos exposición a la pornografía y cambios en la conducta,
de la pornografía. Entonces los resultados favore- sería necesario entender dichos cambios como
cieron la hipótesis de la catarsis. Más adelante, en consecuencia de una afección ideológica y no
1984, la administración de Ronald Reagan encargó a psicológica. En todo caso, los estudios empíricos no
¿Qué decimos las feministas sobre la pornografía?Los orígenes de un debate 19
han aportado hasta la fecha pruebas definitivas que las mujeres que se dedicaban al sexo ocasional, fueran
confirmen el «carácter criminógeno» (esto es, que o no pagadas, y en segundo lugar porque gene-
promueva el crimen, en términos de Ogien) de la ralizaban la coacción en la prostitución, negando a
pornografía, ni tampoco pruebas definitivas de que las prostitutas cualquier papel que no fuera el de
no lo promuevan, de manera que las razones para víctimas pasivas. En esta lógica, la prostitución era
estar en contra o a favor de ella deberían ser siempre per se algo degradante y ninguna mujer podía elegirla
normativas. libremente. El papel que se auto-asignaban las
Entre los problemas metodológicos, sobresale uno feministas era el de «rescatar» a las «mujeres
relacionado con los soportes empíricos: si se sostiene caídas», quisieran éstas ser o no rescatadas.
que la pornografía causa daños ene n el espectador, sería Dicho afán mantenía intacta la moralidad sexual
consecuente no admitir que los sujetos fueran que dividía a las mujeres en buenas y malas. Esto
incluidos en un estudio experimental, de manera que refleja, desde el análisis de Dubois y Gordon (1989),
no habría forma de confirmar la hipótesis de partida. el miedo de las mujeres «buenas» a perder su propia
Por otra parte, la idea sostenida por Dworkin y respetabilidad, la cual no era sólo un asunto imaginario,
MacKinnnon según la cual la pornografía no es sólo sino que implicaba sanciones materiales. Por eso, para
una causa de la subordinación de las mujeres sino mantener ellas mismas los privilegios de ser una buena
que es en sí misma una forma de subordinación, se mujer, debían acentuar sus diferencias con las otras.
construye con base en una distorsión de la teoría de Si bien algunas de estas activistas del siglo XIX
los actos de habla de J. L. Austin5. identificaban ya el problema de la violencia doméstica
doméstica
Dado el resurgimiento de la política proteccionista que sufrían las mujeres de bien, no se atrevieron
en Estados Unidos, asumida con especial vehemencia todavía a desafiar políticamente la institución familiar,
por el movimiento antipornografía, Ellen Carol DuBois así que se concentraron en la violencia extrafamiliar
y Linda Gordon (1989) llaman la atención sobre la de la cual la prostitución se convirtió en el chivo
necesidad de recordar la historia de la tensión placer expiatorio.
/ peligro, y rastrean sus orígenes en el siglo XIX. Tras las acciones iniciales por librar a las pros-
Dado que sólo sería a finales de ese siglo, y titutas de su condición, las feministas del movimiento
fundamentalmente en los comienzos del siguiente, de pureza social pasaron a presionar por la abolición
cuando el desarrollo técnico permitiría la aparición de la prostitución, enfrentándose a un problema
de la pornografía en su formato audiovisual (hemos mayúsculo: muchas prostitutas no querían dejar de
dicho ya algo sobre la literatura pornográfica, cuyos serlo.
orígenes son más antiguos y se remontan al siglo El problema era que las prostitutas tenían que
XVIII), el debate se concentró exclusivamente en la estar de acuerdo en que eran víctimas. La
prostitución. interpretación de la prostitución como «trata de
La tesis de Dubois y Gordon (1989) es que la blancas» (es decir, que las prostitutas se habían
opción proteccionista entroncaría con las iniciativas visto forzadas a participar) permitía a las feministas
verse a sí mismas como liberadoras de esclavas.
que denunciaban la «esclavitud blanca» entre 1860
Pero si las prostitutas no estaban arrepentidas, o
– 1870, esto es, la coacción física que obligaba a las si negaban la inmoralidad de sus actos, perdían su
mujeres a entrar en la prostitución (véase (Hunt, derecho a la ayuda y a la compasión de las
1993)), y con las brigadas que organizaron las reformistas.
reformis tas. (Dubois & Gordon, 1989, p.67)
«buenas mujeres» para «salvar» a las prostitutas en
lo que se conoce como iniciativas de «pureza social». Efectivamente existían muchas putas impenitentes
Como muestran estas autoras, ya para entonces se y la actitud de las feministas frente a ellas refleja el
exageraba la magnitud del problema, en primer lugar carácter represivo de la supuesta «hermandad» de
porque su definición de «prostitución» incluía a todas mujeres que defendían: al no estar dispuestas a
5
Existen otros problemas normativos y metodológicos, además del uso incorrecto de la teoría de actos de habla (cf. Ogien, 2005.
p.p. 121 – 131, 150 – 160).
20 Nanc y Pra da Pra da
si la diferencia entre una y otra sexualidad es bio- Desde una visión pro-sex, Echols critica la cam-
lógica o cultural, e incluso algunas recurren a paña antipornográfica porque resta importancia al
explicaciones biológicas de las diferencias de género, deseo femenino desde justificaciones netamente
lo cual es leído, desde la postura pro-sex, como un ideológicas, asumiendo una ortodoxia que contribuye
retroceso. a la heterofobia y que refuerza la barrera tradicional
Una figura importante del feminismo cultural será entre vírgenes y putas. Además, señala el grave error
Adrienne Rich, quien elaborará un análisis crítico de que cometió al vincular sus postulados con los de la
la heterosexualidad obligatoria, en tanto institución extrema derecha, la cual utiliza los mismos argu-
política que disminuye el poder de las mujeres y cuyo mentos de las antipornógrafas para arremeter, por
interés es «asegurar el derecho masculino al acceso otro lado, contra el feminismo, el aborto
abort o y los derechos
físico, económico y emocional» de las mujeres (Rich, de gays y lesbianas. Esto lleva a Echols (1989) a
1999, p.186). Según Rich, la imposición de la hetero- concluir que las mujeres de la campaña antipor-
sexualidad se hace necesaria -en la lógica patriarcal- nográfica abandonan el feminismo para dedicarse a
para garantizar lo que Kathleen Barry llamaba la la indignación moral femenina, pues: «La política
«esclavitud sexual femenina», esto es, el control que sexual del feminismo cultural en realidad no nos
ejercen los hombres sobre la sexualidad de las ofrece otra cosa que valores sexuales tradicionales
mujeres (mediante la fuerza física pero también femeninos disfrazados de valores radicales femi-
usando otras estrategias como el temprano adoc- nistas.» (p.106).
trinamiento en un tipo de amor servicial y sumiso). En este punto es importante señalar que la crítica
La autora propone, además, la idea de que existe un de Echols, y otras que afirman un sustrato moral en
continuo lesbiano , que da cuenta de una amplia la campaña antipornográfica no son del todo acer-
gama de experiencias identificadas con mujeres, y tadas. En realidad, muchos de los argumentos de las
que serviría de base para el cambio en las relaciones feministas anti-pornografía no son moralistas, en tanto
sociales entre los sexos, rescatando la fuente de poder sus iniciativas no intentan luchar contra los peligros
femenino que la institución de la heterosexualidad que la pornografía implica para la moral pública o
pretende liquidar. Por estas razones, Rich afirmaba para la familia (de hecho se insiste en que esa moral
que la pornografía perjudica «la potencialid
potencialidad
ad de amar e instituciones como la familia son injustas con las
y ser amadas por otras mujeres en una relación mujeres, y la pornografía lo que hace es afianzar esa
recíproca e íntegra» (Rich citada en Echols, p.102). injusticia estructural).
Aunque Rich no formó parte del movimiento La posición de Dworkin, MacKinnon y compañía
antipornografía, éste bebió de sus ideas que invitaban va en otra dirección. Su crítica a la pornografía se
a un exorcismo de lo masculino y una maximización funda en que ésta, con su reiteración de escenas
de la feminidad, deduciendo de ellas que la porno- degradantes, insensibiliza a sus espectadores frente
grafía era una fuerza contaminante que actualizaba al sufrimiento de las mujeres, creando con ello un
el lastre patriarcal y minaba el poder femenino, poder escenario fértil para los actos violentos hacia ella («la
emanado en buena medida de su modelo de pornografía es la teoría, la violación la práctica» como
sexualidad, que rescataba el amor romántico frente decía Morgan). Además, la imagen que proyecta la
al que tanto había luchado el feminismo radical. pornografía debilita la posición de las mujeres como
Dada la inconmensurabilidad entre sexualidad ciudadanas. Sus argumentos se fundan entonces en
femenina y sexualidad masculina sobre la que se la protección de los derechos civiles de las mujeres,
apoyan las tesis antipornografía, Echols (1989) es decir que son argumentos de justicia (no morales).
plantea una paradoja subyacente: «Su caracterización En tanto feministas radicales, las anti-pornografía no
de la sexualidad masculina es tan uniformemente defienden la familia o la sociedad –de hecho muchas
desfavorable y tan absolutamente desolada que uno de ellas eran lesbianas públicas, por ejemplo–.
se pregunta qué se lograría restringiendo o eliminando MacKinnon (1995) lo formula con precisión: «Las
la pornografía» (p.98). preocupaciones del feminismo por el poder y la
22 Nanc y Pra da Pra da
impotencia son ante todo políticas, no morales. En la antipornografía entenderán como «la representación
perspectiva feminista, la obscenidad es una idea moral más gráfica de la explotación sexual femenina»
y la pornografía es una práctica política. La obsce- (Weeks,
(W eeks, 1993, p.367).
nidad es abstracta, la pornografía es concreta» (p.353). Sin embargo, señala Weeks (1993) es necesario
Consciente del carácter político de la campaña entender que «la pornografía es simultáneamente una
antipornográfica, la antropóloga Gayle Rubin dirige definición legal, un producto históricamente formado
su crítica a la política sexual de la que participa, la y cambiante, y un fenómeno sociológico, organizado
cual reprime la sexualidad en un sentido político, no dentro de una industria particular en diversas
psicológico. Rubin6coincide con Alice Echols en localizaciones sociales» (p.368), esto es, un fenómeno
señalar la trampa en la que caen las antipornógrafas complejo, sobre cuyos efectos es difícil generalizar.
al coincidir con la derecha norteamericana. Según Concretamente sobre la concepción de las antipor-
ella, antes que con la pornografía, los movimientos nógrafas, este autor señala que la violencia contra
conservadores habían arremetido contra el sector gay, las mujeres es endémica en la sociedad, así que una
con el interés de estrechar las fronteras de la con- parte de la pornografía la reflejará, pero la pornografía
ducta sexual aceptable, pues vinculan las conductas no es la causa, sino un síntoma del problema. Por
sexuales «inmorales» con un posible declive del poder otra parte, no toda la pornografía refleja o promueve
norteamericano. Los argumentos de la derecha, en la violencia sino que existe alguna pornografía irónica
efecto, son de tipo moral, y tal vez sea por el vínculo y subversiva.
con ella, que tal calificación ha caído también sobre Rubin sigue esta misma perspectiva para mostrar
las antipornógrafas (Rubin, 1989). cómo la propaganda antiporno sugiere que la industria
Lo que Gayle Rubin propone es un análisis del sexo comercial es la causa del se xismo, y que de
progresista sobre la sexualidad en su conjunto, que allí se propaga al resto de la sociedad, lo cual no
conduzca a elaborar una teoría radical del sexo (en tiene sentido: «la industria del sexo no es ciertamente
términos sociales e históricos), en la que, como hace una utopía feminista, pero simplemente refleja el
Michel Foucault con la represión sexual, fenómenos sexismo imperante en la sociedad en su conjunto»
como la prostitución y la pornografía se entiendan (Rubin, 1989, p.173). La autora señala como causa
como parte de una dinámica más amplia, de una de esta confusión el sistema de estima erótico en el
«economía general de los discursos sobre el sexo en contexto estadounidense, en el que el sexo se toma,
las sociedades modernas» (Foucault, 2003, p.18). En incluso, «demasiado en serio»:
el desarrollo de esta teoría Rubin señala como
especialmente útiles, entre otros, los análisis No se tacha a una persona de inmoral, no se le
desarrollados por Jeffrey Weeks. envía a prisión, ni se la expulsa de su familia,
porque le guste la cocina con muchas especias.
Weeks describe la comercialización y mercan-
Pero un individuo, quizá tenga que sufrir todo esto
tilización del sexo como consecuencia del despla- y más porque le guste el cuero de un zapato. En
zamiento de la acumulación capitalista a la distribución última instancia, ¿qué posible importancia social
capitalista, desde la producción hacia el consumo, lo puede tener que a una persona le guste masturbarse
cual repercutió en los cambios de las costumbres con un zapato? (Rubin, 1989, p.188)
sexuales y en hacer del sexo algo que se podía
comprar en la prostitución y en la pornografía. La Esta sobrevaloración de la sexualidad, está aún
concentración de críticas dirigidas a la pornografía llena de reservas y sospechas: «El sexo es culpable
responde a que ésta permite ponerle cara al problema, mientras que no se demuestre su inocencia» (Rubin,
constituye un «enemigo» visible, que las feministas 1989, p.135), por lo cual el sistema erótico se cons-
6
Gayle Rubin es antropóloga y teórica feminista. Es célebre su ensayo «The Traffic in Women: Notes on the ‘Political Economy’ of
Sex» (1975), en el que se propone por primera vez la teoría del sistema sexo/ género. Otros de sus ensayos son: The Leather
Men ac e (1982); The Catacombs: A temple of the Butthole (1991); Of Catamites and Kings: Reflections on Butch, Gender, and
Boun dari es (1992); Sites, Settlements, and Urban Sex: Archaeology and the Study of Gay Leathermen in San Francisco 1955-1995
(2000); Studying Sexual Subcultures: the Ethnography of Gay Communities in Urban North America (2002).
¿Qué decimos las feministas sobre la pornografía?Los orígenes de un debate 23
truye sobre la base de jerarquías que «racionalizan expiatorio de problemas sociales que ellos no crean»
el bienestar de los sexualmente privilegiados y la (Rubin, 1989, p.167). La extensión de este discurso
adversidad de la chusma sexual» (Rubin, 1989, p.139). anti-sadomasoquismo (con cara de discurso anti-
La jerarquía sexual ubica del lado «bueno» (normal, pornografía) puede convertirse fácilmente, en opinión
natural, saludable, sagrado) al heterosexual en de Rubin, en una caza de brujas moralista, que nin-
matrimonio, monógamo y procreador, y del lado guna contribución hace a la reducción de la violencia
«malo» (anormal, antinatural, dañino, pecaminoso) a contra las mujeres.
los travestidos y transexuales, los fetichistas y sado- Pat Califia afirma que el sadomasoquismo es «un
masoquistas, los que tienen sexo por dinero o inter- ritual erótico que implica poner en práctica fantasías
generacional. Entre el lado «bueno»
«bueno » y el lado «malo» en las que un miembro de la pareja es sexualmente
un gran número de actividades se debaten la frontera dominante y el otro es sexualmente obediente»
de la aceptabilidad. (Califia, 1993, p.178). Extrapolar los juegos de
Las leyes sobre el sexo -como la que impulsan dominación – sumisión a la conducta social en
las antipornógrafas- son el instrumento por excelencia general, es un error que desconoce las causas de la
de esta estratificación sexual. Además, dichas leyes subordinación de las mujeres y ubica como chivo
no hacen desaparecer las actividades que ilegalizan, expiatorio las sexualidades no normativas:
pues «la legislación sexual no es un reflejo perfecto
de la moral sobre la conducta sexual» (Rubin, 1989, En realidad, tener fantasías S/M y tener
p.151), sino que las condenan a la marginación y el relaciones consideradas de segunda categoría en
subdesarrollo, haciendo a sus trabajadores más una sociedad machista son dos cosas muy
vulnerables a la explotación: «En sus peores extremos, diferentes. Las mujeres tienen trabajos peor
la leyes sexuales son pura y simplemente apartheid pagados porque tienen que sobrevivir y esos
trabajos son los únicos a su alcance. Una fantasía
sexual» (Rubin, 1989, p.156).
S/M es una elección hecha entre un abanico de
Rubin retoma el concepto de «pánico moral» posibles temas eróticos, decir «si, ama», complacer
desarrollado por Weeks: «los pánicos morales son el a una amante que está contigo no es, desde luego,
momento político del sexo, durante los cuales las lo mismo que decir «si, señor» a tu jefe (Califia,
actitudes difusas son canalizadas hacia la acción 1993, p.178).
política y de allí al cambio social» (Rubin, 1989, p.164).
El ataque contra la pornografía cristalizaría uno de Así, para Califia la pornografía sadomasoquista,
estos momentos de pánico moral, inventando víctimas lejos de ser un vehículo de dominación, se constituye
con stituye
para poder justificar el tratamiento de los «vicios» como «un desafío a la predisposición puritana de
como «crímenes». nuestra cultura» en tanto expone una sexualidad
Según Rubin, dado que es difícil argumentar que subversiva: «una serie de modelos antitéticos a
las imágenes de sexo oral o de penetraciones sean aquellos que ofrecen la Iglesia católica, las novelas
violentas, la campaña antipornográfica se concentró románticas y mi madre» (Califia citada en Weeks,
en una muestra muy selectiva de la imaginería sado- p.369).
masoquista, sacando las imágenes de su contexto Gayle Rubin (1989) señala otra inconsistencia del
para asustar al público. Esto presenta dos problemas: ataque contra las imágenes sadomasoquistas: las
por un lado, se dice con ello que toda la pornografía antipornógrafas cuestionan la capacidad de «consen-
es pornografía sadomasoquista (lo que está lejos de timiento» de las mujeres que participan en escenas
ser cierto), y por otro -y más grave- afirma que la sadomasoquistas, y en general en la pornografía, dado
pornografía sadomasoquista conduce a la violencia que su actuación respondería a una especie de
contra las mujeres, concretamente a la violación, con educación en la sumisión, un adoctrinamiento en la
lo cual «convierte a una minoría sexual impopular subordinación 7. Sin embargo, no se cuestiona la
[los grupos sadomasoquistas]
sadomasoquistas] y a sus lecturas en chivo capacidad para consentir en otros escenarios
7
(Jeffreys, 1996), desarrollará esta idea en su libro La herejía lesbiana .
24 Nanc y Pra da Pra da
el romance y caricias llenas de ternura (hay posporno de Estados Unidos. «También he sido prostituta
hardcore, gore, sadomasoquista, etc.). durante nueve años, casi siempre en salones de
El movimiento «posporno» se alza como alter- masaje» y añade: «Personalmente encuentro que
nativa al feminismo estatal, afirmando que «el Estado hacer pornografía es mucho más divertido y creativo
no puede protegernos de la pornografía, ante todo que ser prostituta». Nunca fue obligada y siempre
porque la descodificación de la representación es contó con buena suerte en sus negocios, gracias a
siempre un trabajo semiótico abierto del que no hay los cuales ha ganado mucho dinero: «Fui la puta feliz,
que prevenirse sino al que hay que atacarse con la pornógrafa feliz, ya sabéis» (Sprinkle citada en
reflexión, discurso crítico y acción política» (Preciado, Pheterson, 1989, p.222).
2007). Las actuales propuestas «posporno» encaran, En su intervención en tal Congreso, Sprinkle
justamente,, esa tarea de deconstrucción
justamente deconstrucción de la la imagen
imagen afirmó que para cada uno de los argumentos en
pornográfica, creando una estética feminista «hecha contra de la pornografía hay también un aspecto
de un tráfico de signos y artefactos
artef actos culturales y de la positivo. Por ejemplo: «probablemente la pornografía
resignificación crítica de códigos normativos que el confunda a la gente acerca de la sexualidad, pero
feminismo tradicional consideraba como impropios también probablemente resuelve los problemas
de la feminidad» (Preciado, 2007). sexuales de otras personas» (Sprinkle citada en
Durante la maratón «posporno» que organizó el Pheterson, 1989, p.222). Si bien existe una cantidad
Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona – de pornografía realmente horrible» -afirma- «también
MACBA en 2004, Annie Sprinkle declaraba: he hecho cosas de las que estoy orgullosa, que me
gustan realmente y que encuentro muy creativas»
Posporno es material sexual explícito, que no (Sprinkle citada en Pheterson, 1989, p.223). Frente
es necesariamente erótico, suele ser más irónico, a todo la pornografía misógina y sexista que abunda,
más político, más experimental, más espiritual, más
la propuesta de Sprinkle es siempre la misma: «si no
feminista, más alternativo, más intelectual que el
porno. El posporno también está hecho para excitar, os gusta la pornografía que existe, cread vuestro
pero no únicamente a los hombres, y también está propio porno» (Sprinkle citada en Ziga, 2009, p.162)
hecho para pensar, experimentar,
experimentar, dialogar (Sprinkle, Es célebre su performance titulado The Public
citada en Ziga, 2009, p.162) Cervix Announcement , en el que Sprinkle invita al
público asistente a examinar su vagina a través de
Annie Sprinkle es la imagen emblemática del un espéculo ginecológico. Ziga describe así aquellas
posporno, «nuestra Mamma posporno, nuestra perra –ya míticas- imágenes:
Alfa» como le llama Itziar Ziga. Según Sprinkle, «en
Annie, maquillada, escotada y divina como
resumen, creo que la gente tiene derecho a comprar, siempre sonríe con su habitual dulzura. Y las
vender y hacer pornografía; y mucha gente quiere espectadoras –de todo género- le dicen: gracias,
eliminar ese derecho. Para mejor o para peor, quiero es muy bonito. Esa sonrisa de la puta que controla
seguir expresándome en imágenes pornográficas y la situación, de la actriz porno que dice «queréis
«queré is mi
ganarme la vida haciendo algo para lo que soy buena coño, pues os lo voy a enseñar hasta el fondo», es
el paradigma de lo que yo pienso que suponemos
y que a la gente le gusta» (Sprinkle citada en
las perras sin collar en este mundo heteronormativo
Pheterson, 1989, p.223).
(Ziga, 2009, p.161)
Tal como recoge Gail Pheterson en su libro
Nosotras, Las Putas (1989) que constituye un acta Según la periodista y crítica de arte Mery Cuesta,
del II Congreso Mundial de Putas realizado en el el discurso pos-pornográfico que propone Sprinkle
Parlamento Europeo en Bruselas (octubre de 1986), «rechaza la representación clásica del sexo tal y como
Annie Sprinkle se presentaba a sí misma en aquella ha sido impuesta por la pornografía convencional (…)
ocasión declarando que había hecho unas cien y se centra en crear representaciones de la sexualidad
películas porno de larga duración, otras cincuenta de alternativas que conllevan una politización de la
ocho milímetros y que había trabajado como modelo mirada pornográfica» (Cuesta citada en Costa, 2006,
desnuda para casi todas las revistas para hombres 2006, p.153).
26 Nan cy Pra da Pra da