Resumen Del Resumen Responsabilidad Extracontractual

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DERECHO CIVIL V

“RESPONSABILIDAD CIVIL EXTRACONTRACTUAL”

1. INTRODUCCIÓN.

El estatuto jurídico de la responsabilidad civil tiene como cuestión


principal resolver en que casos los daños sufridos por una persona
deben ser soportados por el patrimonio de otra. Además, trata de
determinar cuál regla de responsabilidad es la más justa y cuál la más
eficiente, esto es, la pregunta por el fundamento de la responsabilidad:
o la culpa (responsabilidad por culpa o aquiliana o subjetiva) o la
relación causal (responsabilidad estricta u objetiva).

Tanto el estatuto de responsabilidad civil contractual como el


extracontractual persiguen la reparación pecuniaria de los daños
sufridos por el hecho de un tercero. Sin embargo, la obligación de
indemnizar en materia contractual es de segundo grado, sólo surge una
vez que el deudor ha incumplido. En cambio, la indemnización
extracontractual no supone un vínculo obligatorio previo, su
antecedente está en el quebrantamiento de deberes generales de
cuidado1.

Según BARROS, las reglas de responsabilidad extracontractual siguen


teniendo el carácter de estatuto general de la responsabilidad civil,
porque sólo pueden ser sustituidas por cláusulas contractuales en casos
calificados. Para ABELIUK y ALESSANDRI, el régimen general de
responsabilidad es el contractual, porque éste se trata a propósito “De
los efectos de las obligaciones” (argumento exegético).

2. MODELOS DE ATRIBUCIÓN DE RESPONSABILIDAD CIVIL


Y RIESGOS.

El principio general es que la “pérdida de un accidente debe quedar


donde caiga”. Existen 3 modelos que pretenden explicar los casos en
los cuáles el daño debe ser soportado por un sujeto distinto de la
víctima:

2.1. Responsabilidad por culpa o negligencia.

La razón para atribuir responsabilidad a un tercero radica en que el


daño ha sido causado por su acción culpable, esto es, con infracción a
un deber de cuidado. Constituye la regla general, aunque (1) la
1
Para PLANIOL en la responsabilidad extracontractual también se produce el incumplimiento de una
obligación previa, cual es el deber general de prudencia. Sin embargo, difícilmente este deber pueda ser
concebido como “un vínculo jurídico entre personas determinadas”, como se concibe tradicionalmente la
obligación.

1
tendencia a la objetivación de la culpa y (2) la expansión del régimen de
presunciones de culpabilidad tienden a ampliar la responsabilidad casi
hasta los límites de la responsabilidad objetiva.

2.2. Responsabilidad estricta u objetiva.

La razón para atribuir responsabilidad a un tercero se funda en que el


daño debe ser consecuencia del ejercicio de una actividad considerada
riesgosa. Tiene como fuente la ley.

Seguro privado obligatorio.

Este no es un modelo propio de responsabilidad civil extracontractual,


porque consiste en el deber legal que recae sobre quien realiza una
actividad o sobre quien está expuesto a sufrir un accidente de contratar
un seguro y así garantizar la reparación de la víctima.

3. FINES DE LA RESPONSABILIDAD CIVIL


EXTRACONTRACTUAL.

¿Cuándo es eficiente y cuándo es correcto que un tercero soporte los


costos del daño?

3.1. Económicamente: Prevención.

La responsabilidad civil supone el establecimiento de una regla tan


rigurosa como sea necesario para evitar accidentes que causan un daño
mayor al beneficio que reporta la actividad que los genera. Para
algunos, la noción de culpa de la regla aquiliana reconduce al nivel
óptimo de cuidado, y así la regla de responsabilidad estricta sólo debe
utilizarse cuando el beneficio que genera es muy inferior al riesgo que
produce. Para otros, la responsabilidad estricta debiera ser la norma
general, porque obliga a quienes desarrollan una actividad riesgosa a
internalizar los costos de los accidentes y porque el que desarrolla la
actividad está en mejores condiciones para evitar el daño.

3.2. Desde la relación víctima-agresor: Justicia.

La responsabilidad por culpa tiene su fundamento en un principio de


justicia retributiva, por la infracción de un deber de cuidado.

La justicia correctiva aparece cuando se enfoca la reparación en la


situación de desigualdad en que se encuentra la víctima al verse

2
afectada por una pérdida injusta por acción de un tercero. Esta lógica
subyace en la responsabilidad estricta y en el sistema de presunciones
de culpabilidad. Quienes defienden la regla de responsabilidad objetiva
como una regla de justicia correctiva argumentan que el autor del daño
es quien está en mejores condiciones para asegurarse del riesgo y que
quien aprovecha las ventajas de una actividad, debe también soportar
sus costos.

La justicia distributiva hace énfasis en la posición desventajosa y


desigual en que se encuentra la persona que sufre un daño al cual están
igualmente expuestas muchas otras. El sistema que mejor parece
satisfacer la mejor distribución de los riesgos es el sistema de seguros.

4. ELEMENTOS DE LA RESPONSABILIDAD POR CULPA.

Los elementos que integran la responsabilidad civil por culpa o


negligencia son: el hecho doloso o culposo, el daño y el vínculo causal
entre los dos primeros.

5. (A) EL HECHO VOLUNTARIO: ACCIÓN U OMISIÓN.

El hecho tiene dos elementos:

- El elemento material es la conducta o comportamiento, sea


positivo (acción) o negativo (omisión). Para que la omisión sea
un elemento de responsabilidad civil debe existir un deber
especial de actuar en beneficio de otro.

- El elemento subjetivo la conducta debe ser voluntaria, esto es,


libre y realizada por un capaz. Estos son los únicos elementos
subjetivos del juicio de culpabilidad.

Capacidad

En sede extracontractual, son incapaces los menores de 7 años y los


dementes, y son capaces los mayores de 16 años. Entre los 7 y los 16
años son capaces aquellos que actúan con discernimiento.

Respecto de los dementes, el decreto de interdicción no excluye


necesariamente la capacidad, pero bien puede servir como un
antecedente para declarar la demencia en el juicio de responsabilidad.
En materia contractual, este decreto significa necesariamente
incapacidad. En materia extracontractual, es demente quien no puede
controlar su voluntad y es plenamente responsable quien teniendo
voluntad no sabe distinguir lo que es correcto.

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Respecto de los menores entre 7 y 16 años, el discernimiento puede
juzgarse desde dos perspectivas: (1) aptitud del menor para discernir
acerca de los efectos riesgosos o peligrosos de la acción, o (2)
capacidad del menor de discernir el patrón de debido cuidado, esto es,
distinguir lo correcto de lo incorrecto. La opinión más generalizada da
por sentado el segundo criterio para concentrarse en el primero.

Cuando el acto del incapaz se debe a negligencia de quien lo tiene a su


cargo, de quien tiene el deber de cuidarlo, éste responde directa,
personal y exclusivamente. Es una sola responsabilidad, no es doble
como en el caso de la responsabilidad por el hecho ajeno.

Voluntad libre

Basta que el sujeto haya tenido control sobre su conducta para que ésta
pueda serle atribuida.

En los casos en que no hay control de la voluntad no hay propiamente


una acción u omisión, sino una actuación en razón de una fuerza
irresistible. En cambio, cuando existe una decisión, aunque sea en
condiciones extremas, existe un hecho imputable. El estado de
necesidad no excluye la libertad sino la ilicitud. La responsabilidad por
culpa no supone un juicio de reproche personal al sujeto, sino que la
comparación de su conducta con un patrón general y abstracto
(objetivación de la culpa).

La pérdida de discernimiento debida a una acción originariamente


imputable al autor como beber o drogarse NO excluye la
responsabilidad (2318 CC). Esto siempre que la ebriedad sea
voluntaria. Para ALESSANDRI, no debe distinguirse entre ebriedad
voluntaria o involuntaria, porque la ley no distingue. Así, el ebrio sólo
no responde cuando se ha embriagado contra su voluntad por fuerza o
engaño.

6. (B) CULPA O DOLO.

6.1. Culpa.

A. Juicio Objetivo. En el Derecho Contemporáneo, el juicio de


culpabilidad no atiende a cómo actuó el sujeto según sus circunstancias
personales, sino que es un juicio normativo, que atiende a cómo habría
actuado cualquier persona en la misma situación. La acción u omisión
se valora en abstracto: el juicio de valor de la conducta se efectúa sobre

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la base de un patrón objetivo de comparación2. En síntesis, no es un
juicio respecto de la persona, sino respecto de la conducta.

B. Juicio normativo. La culpa es un concepto normativo, referido a la


diligencia debida, y no a un criterio estadístico de comportamiento. La
existencia de los hechos en que se funda la infracción es cuestión de
hecho, pero la calificación de éstos como culposos o dolosos, es
cuestión de derecho revisable por vía de casación en el fondo.

C. Estándar de cuidado. El grado de culpa por el cual se responde en


materia extracontractual es la culpa leve. Aplicar la regla de la culpa
levísima nos forzaría a actuar siempre con el máximo cuidado, llevando
en la práctica la responsabilidad por culpa a la responsabilidad estricta.
Lo más lógico es responder de la culpa leve, porque la idea de
diligencia ordinaria se condice de mejor manera con lo que
razonablemente podemos esperar de los demás en sus
comportamientos. Para ABELIUK es el juez quien determina el grado de
culpa en cada caso. Con todo, puede aplicarse la regla del artículo 44
inciso 3º que nos dice que la culpa sin calificación se refiere a la culpa
leve, y en los artículos 2314 y ss. la culpa siempre es tratada sin
apellidos.

D. Previsibilidad como requisito de la culpa. La culpa supone la


previsibilidad de las consecuencias dañosas. Como la culpa se aprecia
en abstracto, la cuestión es si el autor debió prever las consecuencias
de sus actos sobre la base del estándar del hombre razonable. La
previsibilidad del daño es requisito necesario, pero nunca suficiente
para establecer la culpa.

Así, para BARROS, el autor sólo responderá de los daños previsibles.


Esta posición no es compartida por la doctrina, que piensa que todo
daño debe ser reparado, en virtud del artículo 2329 CC y la
inaplicabilidad en materia extracontractual del artículo 1558 CC.

E. La culpa como ilicitud o infracción de un deber de cuidado. El autor


sólo debe responder cuando realiza un acto ilícito. Una acción es
culpable (y a la vez ilícita) cuando infringe un deber de cuidado. Existen
deberes de cuidado que provienen de la (a) ley (culpa infraccional), (b)
los usos normativos y (c) el juez

a.) La culpa infraccional es la infracción de un deber de cuidado


establecido en la LEY. Los deberes de diligencia son establecidos, en
este caso, por la Ley o por la Administración, en uso de potestades
normativas. Esta clase de infracciones se considera per se ilícita,
2
En circunstancias que el juicio de culpa es un juicio objetivo, es que resulta impropio hablar de
“responsabilidad subjetiva” como sinónimo de “responsabilidad por culpa o negligencia”.

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aunque siempre debe probarse el vínculo de causalidad entre esta
ilicitud y el daño.

b.) Lo normal es que el JUEZ construya deberes generales de cuidado.


Para PLANIOL, la culpa es “la infracción de un deber preexistente”.
Esta definición es adecuada en cuanto la culpa implica el
incumplimiento de un deber, pero se equivoca al hablar de un deber
preexistente, porque lo que en verdad sucede es que el juez construye
ex post un deber de cuidado. Este concepto se refiere a la culpa como la
ilicitud de una conducta.

Ahora, alejando la culpa de la ilicitud de la conducta y acercándola al


resultado antijurídico de la acción ésta se ha definido como “la lesión de
un derecho ajeno, sin que pueda invocarse un derecho superior”.

c.) Las prácticas o usos existentes en determinada práctica no son en


caso alguno vinculantes a la hora de determinar el deber de cuidado,
pues éstos no son necesariamente justos. Cosa distinta sucede con LOS
USOS NORMATIVOS, que son normas que por lo general emanan de
sistemas de autorregulación profesional.

F. Construcción judicial de deberes de conducta. Criterios:

1. Intensidad del daño. La gravedad del daño aumenta el indicio de


culpabilidad.

2. Probabilidad. Es el grado de posibilidad (previsibilidad). Lo propio


del hombre prudente no es rechazar absolutamente el riesgo, sino
distinguir entre aquél que es una consecuencia razonable de su
acción y el que resulta excesivo.

3. Valor social de la conducta que provoca el daño.

4. Costo de evitar el accidente.

5. Tipo de relación entre el autor del daño y la víctima.

6.2. Culpa por omisión.

- Omisión en la acción. Se omite tomar las precauciones


necesarias para la realización de una acción. En cuanto a su
tratamiento jurídico equivale a la acción (defecto de la acción).

- Omisión propiamente tal. Frente a un riesgo autónomo,


independiente de la conducta del agente, éste no actúa para
evitar el daño o disminuir sus efectos, pudiendo hacerlo.

6
- Omisión dolosa: la abstención está acompañada de la
intención positiva de dañar.

- Existencia de un deber especial de cuidado atendidas las


circunstancias: hay responsabilidad por omisión cuando el
sujeto es el único que se encuentra en condiciones de
socorrer a la víctima (víctima en despoblado) y no obstante
ello, la abandona a su propia suerte.

- Culpa infraccional por omisión: aquellos casos en que se


incumple un deber de actuar impuesto por la ley (494 Nº
12, 13, 14 CP)3.

6.3. Causales de justificación.

La culpa, en sede extracontractual, es sinónimo de ilicitud, por ello las


causales actúan sobre el ilícito, eliminando la culpabilidad.

1. Actos autorizados por la autoridad.

a. El ejercicio de un derecho elimina la ilicitud de la acción que causa


daño. El límite viene dado por el “abuso del derecho”. En sentido
amplio, comete abuso quien ejerce un derecho lesionando otro de
mayor envergadura. En sentido estricto, comete abuso quien ejerce un
derecho con el único propósito de dañar a otro (ALESSANDRI).

b. El cumplimiento de un deber legal excluye la ilicitud.

c. Actos autorizados por usos normativos, esto es, usos o prácticas


tenidos comúnmente como correctos.

2. Consentimiento de la víctima.

a. Autorizaciones para realizar un determinado acto que puede


causarle daño.

b. Convenciones sobre responsabilidad. Éstas no eximen la ilicitud del


acto, el que sigue siendo culpable, sino que eximen al autor de la
obligación de indemnizar. Estos pactos no sirven para eximir la
reparación de daños en materia laboral, ni aquellos imputables a

3
Será sancionado con multa: “12. El médico o cualquiera otro que llamado como perito o testigo se negare a
prestar una operación propia de su profesión u oficio o a prestar declaración. 13. El que encontrando perdido
o abandonado a un menor de 7 años no lo entregare a su familia o no lo recogiere o depositare en lugar
seguro, dando cuenta a la autoridad… 14. El que no socorriere o auxiliare a una persona que encontrare en
despoblado, herida, maltratada o en peligro de perecer, cuando pudiere hacerlo sin detrimento propio.”

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dolo o culpa grave (1465 CC) y aquel que es provocado a las
personas.

3. Estado de necesidad.

Estado en que una persona se ve obligada a ocasionar un daño a otra


para evitar uno a sí misma o a un tercero. Requiere que (1) el peligro
que se trata de evitar no tenga su origen en una acción culpable y (2)
que no existan medios inocuos o menos dañinos para evitar el daño.
Excluye la acción indemnizatoria de la víctima, no así la acción
restitutoria.

4. Legítima defensa.

Es una causal de eximición de responsabilidad penal, que se extiende a


la responsabilidad civil. Porque en esta circunstancia es difícil, siempre
apreciando la culpa en abstracto, exigir al hombre prudente una
actuación diferente.

6.4. Prueba de la culpa.

A. Carga. La culpa debe ser probada por quien la alega.

B. Objeto. Se debe probar (1) el hecho voluntario y (2) el deber de


cuidado infringido. El objeto varía si se trata de culpa infraccional (ley),
infracción de usos normativos (profesión o ciencia) o de un deber de
cuidado construido por el juez.

B.1. Culpa infraccional. La culpa se prueba con la sola infracción.

B.2. Infracción usos normativos. La culpa se prueba acreditando la


infracción y la existencia de estos usos.

B.3. Infracción de un deber de cuidado construido por el juez. La


víctima debe probar todas las circunstancias que permitan al juez
calificar el acto como negligente.

C. PRESUNCIONES DE CULPA.

El CC civil, invierte la carga de la prueba en tres casos: hecho propio,


hecho ajeno y hecho de las cosas.

La presunción de culpabilidad por el hecho propio se encuentra


contenida en el artículo 2329 CC. DUCCI fue el primer que entendió así
este artículo. Él concluye que la norma establece una presunción de
culpabilidad cuando el daño proviene de actividades peligrosas.

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ALESSANDRI amplía esta visión señalando que la presunción de culpa
opera cuando el daño proviene de un hecho que, por su naturaleza o
por las circunstancias en que se realizó, lo más razonable es que se
haya producido por culpa o dolo del agente. MEZA BARROS sostiene
una interpretación distinta, según ella el inciso 1º contiene el principio
general de la culpa probada y el inciso 2º enumera taxativamente
presunciones de culpabilidad.

Siendo el pensamiento de ALESSANDRI el aceptado por la mayoría de


la doctrina, ésta presunción se aplica en 3 grupos de casos:

1. Peligrosidad de la acción. Casos en los cuales el daño se


produce en actividades riesgosas.

2. Control de los hechos. Casos en los cuales los daños son


ocasionados por quien puede controlar todos los aspectos de
su actividad.

3. Rol de la experiencia. Casos en los cuales, conforme a la


experiencia, cierto tipo de accidentes se deben más
frecuentemente a negligencia que caso fortuito.

6.5. Dolo.

El artículo 44 define el dolo como la intención positiva de inferir injuria


en la persona o propiedad de otro. Este concepto es muy restringido y
se refiere sólo al dolo directo. La distinción entre dolo eventual y dolo
directo pierde interés práctico en el Derecho Civil, por la asimilación
entre dolo y culpa grave. Con todo, (1) la prueba de la culpa grave es
objetiva, la del dolo subjetiva, (2) el abuso del derecho se asimila al dolo
directo, y (3) nunca puede exonerarse el dolo futuro, prohibición que no
afecta, según BARROS, la exoneración de la culpa grave.

7. (C) DAÑO.

El daño es todo menoscabo que experimente un individuo en su persona


y bienes, la pérdida de un beneficio de índole material o moral,
patrimonial o extrapatrimonial. Para que el daño sea fundamento de la
responsabilidad debe ser significativo. El principio general en materia
de indemnización de daños es que ésta comprende todo daño, esto es,
que la indemnización debe ser íntegra, debiendo producirse una
equivalencia entre el daño generado y la indemnización pagada.

A. Daño material.

Es daño material el que afecta el patrimonio.

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A.1. Daño emergente

El daño emergente es el empobrecimiento real y efectivo que sufre el


patrimonio de una persona; la pérdida o disminución patrimonial, actual
y efectiva que sufre la víctima a causa del accidente. Incluyen pagar la
pérdida de la cosa, su deterioro y su pérdida de valor, los gastos en que
debe incurrir la víctima a causa del accidente, y los daños económicos o
puramente patrimoniales.

A.2. Lucro cesante

El lucro cesante es la pérdida del incremento neto que habría tenido el


patrimonio de la víctima de no haber ocurrido el hecho imputable; la
pérdida de una ganancia o utilidad esperada. También lo es la pérdida
del uso y goce de la cosa dañada.

B. Daño moral.

El daño moral es el que afecta los atributos o facultades morales o


espirituales de la persona.

Ahora, una vez aceptada por la jurisprudencia la reparación del daño


moral, debe desentrañarse su sentido. Aquello que se pierde o deteriora
no tiene valor de intercambio en el mercado, por lo tanto su
indemnización sólo puede tener una función compensatoria del daño
con un beneficio, reconociendo una ventaja pecuniaria a quien ha
debido soportar esa carga. Con todo, el análisis de la jurisprudencia
permite concluir que ha tenido una marcada función retributiva (pena
privada en beneficio de la víctima), al determinar la indemnización
según la gravedad de la conducta y las facultades económicas de las
partes. La duda queda planteada: ¿El estatuto de responsabilidad civil
pretende reparar o castigar?

Principios que rigen la determinación del daño indemnizable.

1. La indemnización debe ser completa.

La reparación debe incluir tanto el daño material, como el moral, más


reajustes e intereses. Los reajustes, por el daño material, se cuentan
desde que se produce el daño, y por el daño moral, desde la dictación
de la sentencia. El monto de la indemnización depende de la extensión

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del daño y no de la gravedad del hecho. La indemnización no puede ser
mayor al daño, porque habría enriquecimiento injusto.

2. La indemnización sólo comprende daños directos.

El daño es directo cuando es una consecuencia cierta y necesaria del


hecho ilícito (exigencia de causalidad).

3. El daño debe ser cierto.

4. El daño debe probarse.

El daño material puede probarse por todos los medios legales. El daño
moral no debe probarse, basta que la víctima acredite la lesión de un
bien personal para que se infiera el daño.

5. La indemnización sólo comprende daños sufridos personalmente


por la víctima.

6. La regulación del monto de la indemnización es cuestión de


hecho, no revisable por vía de casación en el fondo.

7. La indemnización sólo comprende daños significativos.

8. (D) RELACIÓN DE CAUSALIDAD.

El requisito de la causalidad exige: (1) una relación natural de


causalidad entre el hecho y el daño y (2) que el daño resulte
normativamente atribuible al hecho imputable, esto es, que exista una
razonable proximidad entre ambos.

La pregunta por la causalidad es generalmente de fácil solución. Sólo


presenta problemas en casos límite.

1. Elemento naturalístico: el hecho como condición necesaria del


daño.

Tradicionalmente, la doctrina y jurisprudencia han estimado suficiente


para dar por acreditada la causalidad que el hecho sea condición
necesaria del daño, aunque hayan intervenido otras causas. Esta es la
doctrina de la equivalencia de las condiciones (VON BURI). Para saber
si un hecho es causa del daño, basta realizar su supresión hipotética.

Esta teoría aplicada a casos concretos presenta serias dificultades. El


hecho como condición necesaria es un elemento mínimo de la

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causalidad. Para el Derecho, el daño debe ser además consecuencia
directa del hecho.
2. Elemento normativo: el daño como consecuencia directa

El daño reparable sólo es el directo, sea porque se cree aplicable el


artículo 1558 CC, sea porque es un requisito racional y lógico del
concepto de causalidad. La pregunta acerca de si el daño es directo o
indirecto supone un juicio normativo respecto de si el daño puede ser
objetivamente atribuido al hecho. El juez debe discriminar entre todas
las consecuencias dañinas del hecho aquéllas que pueden ser atribuidas
al ilícito, estableciendo así un límite a la responsabilidad (es elemento y
límite a la vez). Este juicio queda sometido al control jurídico por vía de
casación en el fondo. Doctrinas:

2.1. Razonable proximidad. El sentido común lleva a considerar


como directo el daño que tiene una razonable proximidad con
el hecho ilícito. No agrega criterios para establecer esta
proximidad.

2.2. Causalidad eficiente, adecuada o determinante. (VON


KRIES)La atribución de un daño supone que el hecho del autor
sea generalmente apropiado para producir esas consecuencias
dañosas. Desde la perspectiva de un observador objetivo, la
ocurrencia del daño debe ser una consecuencia verosímil del
hecho. Agrega un criterio de previsibilidad (el problema es que
la doctrina incluye este criterio como elemento de la
culpabilidad).

2.3. Riesgo creado por el hecho. Sólo si la acción u omisión


culpables han creado un riesgo o han aumentado la
probabilidad o la intensidad de un riesgo de daño ya existente,
hay una relación relevante entre el hecho y el daño resultante.
No presenta diferencias prácticas con la teoría de la
causalidad adecuada. El límite de la responsabilidad viene
dado porque no deben indemnizarse los daños que
objetivamente sean atribuibles a los riesgos generales de la
vida.

2.4. Conexión de ilicitud. Hay causalidad cuando el deber de


cuidado infringido tiene como objetivo evitar los daños que se
han producido.

La causalidad debe ser probada. Se admite la prueba de testigos. Por


regla general, es una prueba fácil. Excepcionalmente, en los casos
difíciles, sólo podrá ser probada mediante presunciones judiciales. Las
razones para dar por establecida una presunción legal de culpa por el

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hecho propio, de acuerdo al artículo 2329 CC, rigen también para dar
por acreditada la causalidad: si de acuerdo a la experiencia el daño
puede ser imputado objetivamente al hecho doloso o culposo de un
tercero éste resulta responsable.

Puede existir pluralidad de causas:

1. Pluralidad de responsables.

1.1. Si varias personas son responsables por el mismo hecho, todas


ellas son solidariamente responsables (2317 CC). También
existe solidaridad entre el autor del daño y aquél que lo tiene
bajo su dependencia o cuidado. En este caso el tercero tiene
acción de repetición contra el autor del daño (2325 CC). En el
primer caso, la contribución a la deuda puede dividirse
equitativamente o en forma proporcional a su participación en
el daño.

1.2. Si varias personas son responsables de distintos hechos, la


reparación se divide entre los autores según su grado de
participación en el daño.

1.3. Distintos hechos son igualmente aptos para producir el daño


(causalidad aditiva).

2. Concurrencia de la culpa de la víctima.

Si en el hecho ilícito que causa daño concurre la culpa de la víctima, se


reduce proporcionalmente el monto de la indemnización. La culpa de la
víctima puede intervenir de tal modo en el nexo causal, que el hecho
ilícito inicial resulte insignificante, y en consecuencia deje de ser
considerado como causa determinante del daño.

El caso fortuito excluye la causalidad. En responsabilidad


extracontractual, como en las obligaciones de medio, la ausencia de
culpa excluye la ilicitud. Por ello, la fuerza mayor no opera en sede de
culpa, sino de causalidad. Si el daño se debe al caso fortuito y no al
hecho imputable, no hay causalidad. Los elementos de la fuerza mayor
son la irresistibilidad, la imprevisibilidad y la exterioridad. Este último
elemento es crucial en la responsabilidad objetiva, porque sólo puede
haber caso fortuito si el daño se produce por un hecho externo al riesgo
normado por la regla de responsabilidad estricta.

9. RESPONSABILIDAD POR EL HECHO AJENO

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El principio general se encuentra en el artículo 2320, inciso 1º: “Toda
persona es responsable no sólo de sus propias acciones, sino del hecho
de aquellos que estuvieren a su cuidado”. Es un principio general,
porque se aplica a todas las hipótesis en que existe dependencia o
cuidado, y porque establecida esta relación, se presume la culpabilidad
del tercero por el hecho ajeno, siendo su única excusa válida probar
que con la autoridad y el cuidado que la respectiva calidad le confiere y
prescribe no hubiere podido impedir el hecho, lo que en la práctica
significa probar el caso fortuito.

La responsabilidad por el hecho ajeno puede construirse bajo las reglas


de la responsabilidad estricta, y en este caso toma el nombre de
“responsabilidad vicaria”, o, como en el Derecho chileno, construirse
sobre la base de un doble ilícito civil: el del dependiente (autor) y el de
quien lo tiene bajo su cuidado (guardián). La culpabilidad de este
último se presume, pero se trata de culpabilidad por el hecho propio,
por el incumplimiento de los deberes de vigilancia, organización o
cuidado.

La jurisprudencia ha tendido a expandir el régimen de responsabilidad


por el hecho ajeno hasta la responsabilidad vicaria (estricta),
expandiendo la presunción de culpa y limitando las excusas de
diligencia del guardián.

9.1. Responsabilidad por el hecho de los incapaces.

De los hechos ilícitos cometidos por los incapaces, esto es, los menores
de 7 años, los dementes y los menores de 16 años que actúan sin
discernimiento, son responsables quienes los tienen a su cargo, por el
hecho propio, y su culpa debe ser acreditada. Existe una sola
responsabilidad.

La culpa debe probarse, sin embargo el artículo 2321 establece una


presunción general de responsabilidad de los padres por los delitos o
cuasidelitos de sus hijos menores, que conocidamente provengan de su
“mala educación, o de los hábitos viciosos que les han dejado adquirir”.

9.2. Presunción general de culpa por el hecho de personas que están


bajo cuidado o dependencia.

El fundamento de la presunción del artículo 2320 inciso 1º, ya


transcrito, es el vínculo de autoridad que existe entre el guardián y el
autor del daño. Los casos que contiene este artículo son sólo ejemplos,
y no excluyen otras hipótesis:

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1. Responsabilidad de los padres por el hecho de los hijos menores
que habitan en la misma casa (inciso 2º). Debe entenderse
referido al padre que tiene el cuidado personal de sus hijos
menores.

2. Responsabilidad de los guardadores por el hecho de sus pupilos


que viven bajo su dependencia y cuidado (inciso 3º).

3. Responsabilidad de los jefes de colegios y escuelas por el hecho


de los discípulos, mientras están bajo su cuidado (inciso 4º).

4. Las indemnizaciones por los hechos ilícitos de la mujer casada


bajo sociedad conyugal se pagan con cago al haber social, sin
perjuicio del derecho a recompensa (1740 Nº 3 y 1748 CC).

5. Responsabilidad del empresario por el hecho de sus


dependientes.

Para que opere la presunción la víctima debe probar el cuasidelito o


delito del dependiente y la relación de subordinación entre éste y el
guardián. Una vez establecida esta responsabilidad por el hecho ajeno,
el ofendido puede dirigirse contra el autor del daño o el tercero, pues
según el artículo 2317 ambos son solidariamente responsables. El
tercero puede repetir contra el autor del daño.

9.3. Responsabilidad del empresario.

El artículo 2322 define más estrictamente el ámbito de responsabilidad


del empresario ya que ésta sólo se refiere al tiempo en que el
dependiente se encuentra en ejercicio de sus funciones. También
especifica la excusa del empresario: debe probar que los criados o
sirvientes han ejercido sus funciones de un modo impropio “que los
amos no tenían medio de prever o impedir, empleando el cuidado
ordinario y la autoridad competente”.

La tendencia generalizada es hacia la responsabilidad estricta de los


empresarios por los hechos de sus dependientes, porque parece justo
que quien goza de los beneficios de una actividad de sus dependientes,
asuma también sus riesgos. Nuestra jurisprudencia ha seguido la
tendencia, llevando al empresario a los límites de la responsabilidad
vicaría, ampliando el ámbito de aplicación de la presunción del inciso 4º
del artículo 2320 y siendo muy exigente con las excusas que esgrime el
empresario.

Como toda responsabilidad por hecho ajeno, requiere un delito o


cuasidelito del dependiente y una relación de subordinación, y además,

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se agrega en este punto, que el daño se haya ocasionado en el ámbito
de la dependencia o en el ejercicio de las funciones del dependiente.

9.4. Responsabilidad de las personas jurídicas.

Tradicionalmente, se ha sostenido que la persona jurídica responde por


el hecho propio cuando el ilícito ha sido cometido por un órgano en
ejercicio de sus funciones. Esta noción, un poco difusa, ha sido
extendida a todas aquellas personas que tienen permanente poder de
representación de la persona jurídica. Además, puede ser que un
defecto de la organización cause daño, y la persona jurídica responda
por el hecho propio, en aplicación de la teoría de la causa difusa. Nada
obsta a que la persona jurídica repita contra el autor material del daño.

La persona jurídica responde por el hecho ajeno en la misma forma que


el empresario.

10. RESPONSABILIDAD POR EL HECHO DE LAS COSAS.

A propósito del hecho de las cosas existen presunciones de


responsabilidad específicas de culpabilidad del dueño o custodio de
aquélla, y casos también específicos de responsabilidad estricta.

10.1. Presunción de culpa por el hecho de los animales.

El dueño o la persona que se sirve de un animal ajeno, se presume


culpable de los daños causados por éste, aún después de que se haya
soltado o extraviado (2326 CC).

10.2. Responsabilidad estricta por el hecho de animales fieros.

El que tenga un animal fiero, que no reporta utilidad para el predio,


responde por sus actos dañosos (2327 CC).

10.3. Responsabilidad del dueño por ruina de edificios.

Para prevenir el peligro que implica la obra ruinosa, el afectado tiene la


acción posesoria de querella de obra ruinosa (932 CC) y la acción
general de prevención por daño contingente (2333 y 2334 CC).

Para la reparación del daño, el afectado puede ejercer el derecho que le


concede el artículo 934, cual es la indemnización de todo perjuicio, una
vez notificada la querella posesoria. De no haberlo hecho, debe recurrir
a las normas de responsabilidad extracontractual.

16
La responsabilidad recae sobre el dueño, o dueños a prorrata de sus
cuotas dominio (no hay solidaridad), si la ruina se produce por haber
omitido las reparaciones necesarias, o haber faltado de otra manera al
cuidado de un buen padre de familia. Esta norma, contenida en el
artículo 2323 CC, ha sido interpretada por la doctrina y jurisprudencia
como una presunción de culpabilidad.

10.4. Responsabilidad del constructor, primer vendedor, arquitectos


y proyectistas.

El constructor y los demás nombrados se presumen culpables por los


daños ocasionados por la ruina de un edificio si ésta se debe a un vicio
de construcción.

10.5. Responsabilidad de las municipalidades por ruinas de edificios.

Las municipalidades responden por falta de servicio si la ruina de un


edificio se debe a sus omisiones.

10.6. Responsabilidad estricta por caída de objetos desde la parte


superior de un edificio.

Para prevenir el daño, existe una acción pública para que se remuevan
de la parte superior de un edificio u otro paraje elevado objetos que
amenacen caída y daño (2328 inciso 2º CC).

Para reparar el daño, el artículo 2328 inciso 1º establece una


presunción de culpabilidad en caso de daños causados por la cosa que
cae o se arroja de la parte superior de un edificio, respecto de todas las
partes que habitan la misma parte de aquél. Si los responsables son
varios, la indemnización se divide entre todos ellos (no hay solidaridad).

11. RESPONSABILIDAD ESTRICTA

El elemento determinante de esta responsabilidad es la causalidad.


Tiene dos fundamentos. Desde el ámbito de la prevención, tiene la
ventaja de que pone los riesgos a cargo de quien está en mejor
posibilidad de evitarlo, incentiva la inversión en actividades menos
riesgosas y la contratación de seguros de responsabilidad. Desde la
justicia, pone el riesgo a cargo de quien se beneficia con la actividad
peligrosa.

11.1. Responsabilidad estricta en el CC y leyes especiales.

1. Daños causados por animales fieros (Artículo 2327 CC).

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2. Daños ocasionados por las cosas que se arrojan o caen
desde la parte superior del edificio (2328 CC).

3. Accidentes del trabajo. En la Ley Nº 16.774 coexiste un


sistema de responsabilidad estricta con un sistema de
seguro obligatorio.

4. Daños ocasionados por culpa del conductor de un vehículo


motorizado. Además, existe responsabilidad estricta del
propietario del vehículo por los daños ocasionados por el
conductor, y un sistema de seguro obligatorio, que coexiste
con el SOAP.

5. Responsabilidad del explotador de aeronaves por daños


ocasionados en caso de accidente aéreo.

6. Daños ocasionados por aplicación de plaguicidas.

7. Daños ocasionados por derrames de hidrocarburos y otras


sustancias nocivas en el mar.

8. Daños nucleares.

9. Código de Minería: responsabilidad estricta por los daños


causados por catar y cavar en tierras de cualquier dominio.

11.2. Análisis jurídico de la responsabilidad estricta.

La responsabilidad estricta tiene como antecedente el riesgo creado por


una cierta actividad, no la culpa en que se haya incurrido en su
ejecución.

La responsabilidad por culpa es también objetiva, por ello es mejor


llamar a esta clase de responsabilidad “estricta o por riesgo”.

En este ámbito, la causalidad es el único límite de control de la


extensión de la responsabilidad civil.

La ley se encarga de enumerar en casa caso, las hipótesis de caso


fortuito que eximen de responsabilidad estricta.

Existe la responsabilidad estricta calificada, que importa comparar la


calidad de una cosa o servicio prestado, con el estándar de calidad que
el público tiene derecho a esperar. Para dar por establecida esta

18
responsabilidad se debe demostrar la existencia de un defecto en el
resultado de la acción u omisión, y que el daño es atribuible a ese
defecto.

12. RESPONSABILIDAD DEL ESTADO.

Históricamente, ha habido 4 regímenes de responsabilidad patrimonial


extracontractual del Estado: (1) Inmunidad de jurisdicción, según el
cual el Estado no responde; (2) Distinción entre actos de autoridad,
inmunes, y autos de gestión, por los cuales el Estado sí responde; (3) El
Estado asume la responsabilidad por los ilícitos de sus órganos o
funcionarios por culpa en sentido civil o por falta de servicio (defecto en
el ejercicio de la función pública); y (4) Sistema de responsabilidad
estricta del Estado.

12. 1. Responsabilidad de la Administración.

Normas legales. Según el artículo 38 CPR, cualquier persona que sea


lesionada por la Administración puede reclamar ante los Tribunales. El
artículo 4 LOCBGAE prescribe que el Estado es responsable por los
daños que causen los órganos de la Administración en el ejercicio de
sus funciones y el artículo 44 del mismo cuerpo legal agrega que estos
órganos serán responsables del daño que causen por falta de servicio.
Por su parte, el artículo 141 LOCMUN dictamina que las
municipalidades responden principalmente por falta de servicio.

Principios. La responsabilidad del Estado se basa en los siguientes


principios:

1. No hay inmunidad estatal.

2. El Estado se sujeta a un sistema de responsabilidad estricta


(vicaria), por los hechos de sus órganos o funcionarios.
Constatada la falta de servicio, el Estado responde.

3. El Estado responde además por la culpa infraccional de sus


órganos.

4. El Estado responde por falta de servicio.

5. Parte de la doctrina cree que el Estado responde estrictamente en


sentido propio, porque sólo falta la existencia de un daño para
que sea atribuido causalmente a la Administración.

6. Cuando el Estado actúa como privado, como Fisco, queda sujeto,


en principio, a las reglas generales de responsabilidad.

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Equivocidad de la noción de responsabilidad del Estado. Bajo el
concepto genérico de Responsabilidad del Estado se plantean dos
situaciones diversas:

a. Responsabilidad por falta de servicio. El sistema tiene su


fundamento en la infracción de un estándar de debido servicio,
cometida por algún órgano del Estado, cuya determinación es
cuestión de derecho. En éste, el factor determinante para dar por
establecida la responsabilidad estatal es que el acto resulte
objetivamente imputable a un “funcionamiento anormal” del
servicio.

b. Indemnización por cargas privadas impuestas en beneficio


público. El Estado puede hacerse responsable de un acto
perfectamente lícito, en consideración a los principios
constitucionales de igualdad ante las cargas públicas y de
propiedad. La carga pública da derecho a indemnización cuando:
1. tiene naturaleza aleatoria, o sea, el costo es asumido por unos
pocos (especial), 2. es desproporcionada, esto es, afecta un
derecho constitucional más allá de los límites tolerados (grave).

12. 2. Responsabilidad por error judicial.

Según el artículo 19 Nº 7 letra i) de nuestra Constitución, “una vez


dictado sobreseimiento definitivo o sentencia absolutoria, el que
hubiere sido sometido a proceso o condenado en cualquier instancia
por resolución que la Corte Suprema declare injustificadamente
errónea o arbitraria, tendrá derecho a ser indemnizado por el Estado de
los perjuicios patrimoniales y morales que haya sufrido. La
indemnización será determinada judicialmente en procedimiento breve
y sumario y en él la prueba se apreciará en conciencia”.

12. 3. Responsabilidad por actos legislativos.

La responsabilidad legislativa resulta aún inimaginable.

13. ACCIÓN DE RESPONSABILIDAD.

La acción indemnizatoria es personal, mueble, patrimonial y


transmisible.

El objeto de la acción indemnizatoria es la obtención de una


compensación en dinero por el daño causado.

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El sujeto activo es quien sufre personalmente el daño (víctima), sus
herederos o cesionarios, aunque hay casos en que un mismo daño
afecta a distintas personas:

a) Daños en las cosas. Tienen acción indemnizatoria el dueño, el


poseedor, el mero tenedor, en ausencia del dueño y en su nombre, y
todo aquel que tenga algún derecho real sobre la cosa. El mero
tenedor, a nombre propio, no puede reclamar el precio de la cosa,
porque no tiene sobre ella ningún derecho real, pero sí tiene acción
indemnizatoria como titular de un derecho personal, por el perjuicio
que experimenta el crédito.

b) Daños a las personas. Tiene acción la víctima directa y las víctimas


por rebote. Tratándose de daños patrimoniales, la doctrina y
jurisprudencia han reconocido titularidad a todo aquel que recibía
ayuda económica de la víctima. Respecto del daño moral, sólo se
concede acción a la víctima indirecta en caso de muerte, a condición
que se acredite un parentesco cercano con la víctima.

c) Acciones populares por daño contingente.

El sujeto pasivo son el autor del daño y sus herederos, sin perjuicio de
los casos de responsabilidad por el hecho ajeno. También puede ser
demandado quien se aprovecha del dolo ajeno, por el monto de su
beneficio.

La acción de indemnización se extingue, en general, por alguno de los


modos de extinguir las obligaciones. La acción prescribe, según el
artículo 2332 CC, en 4 años desde la perpetración del hecho. Con todo,
la jurisprudencia ha entendido que la responsabilidad civil no está
completa si falta el daño y así la prescripción sólo empieza a correr
desde que el daño se manifiesta en la víctima. Este plazo de 4 años se
suspende a favor de las personas que enumera el artículo 2509 CC,
porque no se trata de actos o contratos, sino de hecho jurídicos que dan
origen a responsabilidad.

En sede civil, tratándose de una acción mueble debe demandarse en el


domicilio del demandado. En sede civil, se puede interponer esta acción
indemnizatoria, siempre que se ejerza por la víctima en contra del
imputado.

14. RESPONSABILIDAD CIVIL EXTRACONTRACTUAL Y


RESPONSABILIDAD PENAL.

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Responsabilidad
Responsabilidad penal
extracontractual
Son siempre incapaces los Son siempre incapaces los
menores de 7 años y los dementes. menores de 14 años.
El deber de cuidado puede ser
establecido con posterioridad por La conducta debe ser típica.
el juez.
La culpa se aprecia en abstracto. La culpa se aprecia en concreto.
El daño no es esencial, porque se
El daño es elemento esencial. sanciona también el desvalor de la
acción.
Las personas jurídicas son Sólo son responsables las
responsables. personas naturales.
La acción es particular Por regla general, la acción penal
(renunciable). es pública.
Los tribunales penales pueden
conocer asuntos civiles (acciones
Los tribunales civiles no tienen
reparatorias, y acciones
competencia civil.
indemnizatorias de la víctima
contra el imputado)
Estándar de prueba de la duda
Estándar de prueba probabilístico.
razonable.

La sentencia penal condenatoria, por regla general, produce cosa


juzgada en sede civil, sin perjuicio de que en ésta debe siempre
acreditarse el daño. El artículo 178 CPC prescribe que “en los juicios
civiles podrán hacerse valer las sentencias dictadas en un proceso
criminal siempre que condenen al procesado”.

La sentencia absolutoria o que ordene el sobreseimiento definitivo sólo


produce cosa juzgada, según el artículo 179 CPC, cuando se funde en
alguna de las circunstancias siguientes:

“1ª. La no existencia del delito o cuasidelito que ha sido materia del


proceso. No se entenderán comprendidos en este número los casos en
que la absolución o sobreseimiento provengan de la existencia de
circunstancias que eximan de responsabilidad criminal;

2ª. No existir relación alguna entre el hecho que se persigue y la


persona acusada, sin perjuicio de la responsabilidad civil que pueda
afectarle por actos de terceros, o por daños que resulten de
accidentes… en conformidad a las reglas de responsabilidad civil
extracontractual; y

22
3ª. No existir en autos indicio alguno en contra del acusado, no
pudiendo en tal caso alegarse la cosa juzgada sino respecto de las
personas que hayan intervenido en el proceso criminal.”

La absolución en materia penal, nunca tendrá efecto de cosa juzgada en


sede civil respecto de quien tiene una obligación de restituir.

Los efectos de la cosa juzgada criminal en sede civil se limitan a dos


aspectos: (1) a lo resuelto por el tribunal en el juicio penal y (2) a los
hechos que sirven de necesario fundamento a lo resuelto. Así, el
artículo 180 CPC dice “Siempre que la sentencia criminal produzca
cosa juzgada en juicio civil, no será lícito en éste tomar en
consideración pruebas o alegaciones incompatibles con lo resuelto en
dicha sentencia o con los hechos que le sirvan de necesario
fundamento.”.
15. RESPONSABILIDAD CONTRACTUAL Y
EXTRACONTRACTUAL.

Responsabilidad Responsabilidad Contractual


Extracontractual
Son capaces los mayores de 16
Son plenamente capaces los
años y los mayores de 7 que
mayores de 18 años.
actúan con discernimiento.
Se responde en forma gradual,
Se responde de toda culpa. En
según el caso, por culpa grave,
realidad, por la culpa leve.
leve o levísima.
La obligación de indemnizar nace
La obligación de indemnizar nace
desde el momento mismo del
con la mora.
ilícito.
No opera el artículo 1558 CC. Opera el artículo 1558 CC. El dolo
Todo daño debe ser reparado. es un agravante.
Por regla general, las obligaciones
La responsabilidad de los autores
se entienden simplemente
es solidaria.
conjuntas.
La prescripción es ordinaria de 5
La prescripción es de 4 años.
años.
La culpa debe ser probada. La culpa se presume.
Nace en forma secundaria, por el
Nace en forma principal, por la
incumplimiento de una obligación
infracción de un deber de cuidado.
previamente contraída.

El cúmulo de responsabilidades.

Es la concurrencia de estatutos de responsabilidad que se produce


cuando un mismo hecho importa a la vez el incumplimiento de una
obligación contractual y un delito o cuasidelito. Es un problema que

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ocurre comúnmente en sede de responsabilidad profesional (médicos,
abogados).

Esta hipótesis contiene dos preguntas: ¿pueden acumularse? NO,


porque habría enriquecimiento injusto; y ¿puede la víctima optar entre
uno u otro estatuto? Tradicionalmente, tanto la doctrina como la
jurisprudencia han respondido negativamente a la opción, ya que la
posibilidad de la acción atentaría contra la obligatoriedad del contrato.
Además, gran parte de la doctrina considera que el estatuto general de
responsabilidad y en caso de duda corresponde aplicar éste. Sin
embargo, en seguimiento de ALESSANDRI, muchos admiten dos
situaciones en las cuales la opción es excepcionalmente permitida:

(1)Cuando así lo han estipulado las partes, y

(2)Cuando el incumplimiento del contrato constituye a la


vez la comisión de un ilícito penal.

¿Cuál es el estatuto de derecho común?

Gran parte de la doctrina considera que el estatuto de aplicación


general es el régimen de responsabilidad contractual, porque es el
único que se regula genéricamente a propósito “De los Efectos de las
Obligaciones” (ABELIUK, ALESSANDRI).

Sin embargo, muchas de sus normas se aplican indistintamente tanto


en materia contractual como extracontractual. Además, según BARROS,
la responsabilidad contractual exige un vínculo obligatorio previo, en
circunstancias que la mayoría de los deberes de cuidado a que se está
sometido en el tráfico jurídico no dan lugar a relaciones obligatorias, es
decir, no hay ningún vínculo jurídico preexistente. Por ello, el verdadero
estatuto común es el extracontractual.

Con todo, las obligaciones legales también implican la violación de una


obligación preexistente y podrían ser análogas a las contractuales.

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